Gramatica Aoniken
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Abstract
This paper highlights the significance that acquires Theophilus Schmid‟s work about the
Tehuelche (1860), being the first existing grammar of this language designated Aonek’o ajen
(„southern language‟) by the ethnic group that speaks it. The linguistic studies about the
Tehuelche, initiated around the sixties by Jorge Suárez and Ema Gregores, exhibited some changes
in the structure of the Tehuelche in relation to Schmid‟s description. We will attempt to succinctly
show those changes in order to prove the need of taking into account and analyze the linguistic
data provided by this specialist to investigate the diachronic research of this language of the Chon
family.
Key words: Tehuelche, Theophilus Schmid, diachronic change, quantitative, non-finite form.
Resumen
El artículo destaca la importancia que adquiere el trabajo de Theophilus Schmid sobre el tehuelche
(1860) al ser la primera gramática existente de esta lengua, denominada aonek’o ajen („lengua
sureña‟) por el grupo étnico que la habla. Los estudios lingüísticos sobre el tehuelche, iniciados
hacia los años ‟60 por Jorge Suárez y Emma Gregores, exhiben algunos cambios en la estructura
del tehuelche en relación a lo que describe Schmid, que intentaremos mostrar en parte para
confirmar la necesidad de tener en cuenta y analizar los datos lingüísticos aportados por este
especialista, a fin de profundizar en el estudio diacrónico de esta lengua de la familia Chon.
Palabras clave: Tehuelche, Theophilus Schmid, cambio diacrónico, cuantitativo, forma no finita.
.
1. Objetivo
Theophilus Schmid (1832-1874?), misionero alemán y lingüista, fue enviado por la South
American Missionary Society, llamada anteriormente Patagonian Missionary Society, misión
anglicana fundada por Allen Gardiner en 1841, para estudiar la lengua de los indígenas
tehuelches con el fin de convertirlos al cristianismo. El misionero conocía diversas lenguas:
Correspondencia con la autora: anafgaray@gmail.com.
Ana Fernández Garay. La gramática tehuelche de Theophilus Schmid (siglo XIX) 128
alemán, inglés y español, y por ello estaba mejor preparado para llevar a cabo el estudio
descriptivo del tehuelche. Su gramática de la lengua Tsoneca, como él llamó a la lengua de
los tehuelches o aonek‟enk, fue publicada en 1910 bajo el auspicio del Congreso Internacional
de Americanistas con un prólogo de Roberto Lehmann Nitsche. En este prólogo, el autor nos
dice que Schmid llega a la Argentina en 1856 y finaliza su trabajo como misionero en 1874.
Menciona el libro de Musters, titulado At home with the Patagonians de 1871 (1964), quien
da alguna noticia sobre Schmid. Así, dice que habita un lugar cercano a Weddel Bluff, y que
ha publicado un vocabulario de la lengua Tsoneca hablada por los tehuelches del sur. Es
Musters quien también da cuenta de la publicación del vocabulario tsoneca de Schmid. Es
interesante saber que Casimiro, un cacique tehuelche que acompañó a Muster en su viaje por
Patagonia, fue uno de los que enseñó la lengua al pastor anglicano.
Malvestitti (2010: 58) ubica a Schmid en la Patagonia desde 1858 a 1864. Lehmann
Nitsche agrega que Schmid es enviado en 1867 a Fray Bentos; en 1868 pasa a Salto, Uruguay,
donde permanece hasta 1874, año en que regresa a Inglaterra por cuestiones de salud. En los
distintos lugares donde vivió enseñaba las lenguas inglesa y alemana, además de oficiar de
pastor.
Según Lehmann Nitsche, Schmid escribe dos trabajos sobre la lengua, uno que es
publicado y otro que circuló como manuscrito. El primero se titula Vocabulary and Rudiments
of Grammar of the Tsoneca language. By Theophilus Schmid. Catechist of the Patagonian
Missionary Society (Bristol: T. E. Chilcott, Steam and General Printer, Clare Street, 1860).
Constaba de 51 páginas, las primeras cuatro pertenecientes a una introducción y las 47
restantes dedicadas a presentar vocablos de las diferentes clases sintácticas del tehuelche,
sintagmas nominales y verbales. Este libro fue visto y mencionado por Musters en su libro,
aunque no ofrece el título del mismo. Lehmann Nitsche no logra encontrar una sola copia de
este pequeño volumen. Sin embargo, tiene noticias de que existen dos copias, una de las
cuales estuvo en manos de Julius Platzmann, un bibliófilo que realizó una copia facsimilar del
texto de excelente calidad, ya que cada página fue transcripta exactamente como la del
original, de tal modo que el número de hojas del original y la copia se corresponden en su
totalidad.
En 1900, Lehmann Nitsche visita a Platzmann y puede ver este libro por primera vez. El
bibliófilo no pudo recordar dónde había llevado a cabo la transcripción del volumen ni quién
era el dueño del texto original. Ante el consejo de Lehmann Nitsche de reimprimirlo,
Platzmann manifiesta sus escrúpulos por el tema de los derechos de autor o de editor. Aun
cuando descubren que la Editorial Chilcott ya no existía, esto no fue suficiente para superar
los reparos del copista. Sin embargo, accedió a reeditar los materiales lingüísticos con un
ordenamiento diferente, con el siguiente título: Julius Platzmann, Der Sprachstoff der
patagonischen Grammatik des Theophilus Schmid. Mit einer Karte des südlichen Amerika
(Lepzig, 1903, 130 páginas).
En esta versión, el material se divide en dos partes, una en patagón, alemán y latín, y otra
en alemán, español, inglés y patagón, ambas en orden alfabético, sin ninguna referencia al
original que había sido alterado de esta manera. Platzmann muere en 1902 y este trabajo
comienza a venderse a finales de 1903. La librería de Platzmann es subastada y Lehmann
Nitsche logra obtener un ejemplar del facsímil de Schmid. Es a partir de esta copia que el
investigador alemán imprime el trabajo de Schmid y puede hacerlo fácilmente accesible.
La otra copia del manuscrito fue comprada por Karl von den Steinen a la colección del
lingüista Friedrich Müller de Viena, quien la entregó al XVII Congreso Internacional de
Americanistas para que la publique y así le escribió a Lehmann Nitsche como Secretario
General de este Congreso que se realizó en Buenos Aires del 16 al 21 de mayo de 1910.
De los dos tratados publicados en 1910, el primero corresponde a la copia que había
pasado a manos de Lehmann Nitsche. El segundo tratado, escrito también por Schmid y
llamado Grammar of the Tsoneca language, que nunca había sido publicado, se encontraba en
las manos del misionero Thomas Bridges de Harberton, Tierra del Fuego, quien lo prestó a
Lehmann Nitsche. Este lo entregó al General Bartolomé Mitre, quien lo publicó en inglés y en
español. Ambos fueron editados en las Actas del Congreso Internacional de Americanistas de
1910.
3. La gramática de Schmid
Trabajaremos con los dos tratados publicados por Lehmann Nitsche, ya que el texto que
aparece editado en el Catálogo razonado de la sección lenguas americanas de Bartolomé
Mitre nos remite solo al segundo texto de Schmid.
A continuación, nos ocuparemos de algunos aspectos de la gramática para mostrar los
cambios que se han producido desde el siglo XIX a nuestros días. Trabajaremos en principio
con la clase de los cuantitativos, tal como la hemos denominado (Fernández Garay 1998),
luego nos dedicaremos a la forma no finita que llamamos infinitivo (Fernández Garay 1998:
328-332), y por último, nos ocuparemos de la marca del agente que, con su aparición en la
lengua, dará lugar a un nuevo sistema sintáctico, el nominativo-marcado (Fernández Garay
2004b, 2007).
Esta clase incluye una docena de morfemas pero se amplía con los compuestos que se
forman a partir de los primeros: Ellos son: čoče1 „uno‟, xawke „dos‟, qa:š „tres‟, qa:ge
„cuatro‟, kt'en „cinco‟, wenaqa:š „seis‟, qo:ke „siete‟, poš „ocho‟, xamaqt'en „nueve‟, oqaken
„diez‟, pataq' „cien‟, warenk „mil‟ (poš es un préstamo del mapudungun y los dos últimos son
préstamos tomados del quechua a través del mapudungun). Ahora bien, estas unidades son
seguidas por compuestos conformados por las unidades simples más el funcional -awr „sobre,
más que‟, una posposición que concuerda en género con el sustantivo que la precede por
medio de los prefijos concordantes k- y -, el primero indica que el morfema que se antepone
a la posposición es masculino o femenino, y el segundo que dicho morfema es neutro. Los
compuestos son los siguientes:
Los cuantitativos pueden adquirir el género del sustantivo al que determinan, y de este
modo si el cuantitativo es masculino o femenino la posposición concuerda con el cuantitativo
1
Los ejemplos tomados de nuestros trabajos se presentan en notación fonológica. Los fonemas del tehuelche
son: /p, t, č, k, q, p‟, t‟, č‟, k‟, q‟, , m, n, b, d, g, G, s, š, x, X, l, r, j, w, a, e, o, a:, e:, o:/.
Ana Fernández Garay. La gramática tehuelche de Theophilus Schmid (siglo XIX) 130
En (3), čočene es la forma femenina del numeral čoče que remite a la hija del sol,
personaje mítico de la historia que se narra. Ahora bien, cuando determinan sustantivos
femeninos o neutros solo čoče, xawke y qa:š cambian su forma agregando -ne o -n.
Evidentemente xawke no solo agrega -ne sino que pierde su parte final -ke. Esto nos lleva a
considerar que los restantes cuantitativos que no presentan formas femeninas y neutras se
generaron por contacto con otras lenguas. Así, poš „ocho‟, como ya dijimos, está tomado del
mapudungun pura y carece por ello de variación genérica, al igual que todos aquellos que
superan el cuantitativo tres.
Ahora bien, las posposiciones como las preposiciones sirven para relacionar dos
morfemas, pero en los cuantitativos listados no hay más que un morfema cuantitativo y la
posposición, o sea que falta otro morfema que entre en relación con el primero. Es evidente
que a fines del siglo XX ya no aparecía porque el cuantitativo se hallaba reducido. Si
examinamos los numerales en Schmid, en la página 30 del segundo tratado titulado Grammar
of the Tsoneca language, encontramos los siguientes compuestos:
2
Las abreviaturas que se utilizarán para el tehuelche a lo largo del trabajo son las siguientes: A „agente de
transitiva‟, ADP: adposición; DIR.: direccional; DU: dual; EP: especificador del predicado; F: femenino; INF.:
infinitivo; M: masculino; MNR: modo no real; MR: modo real; N: neutro; P „objeto‟, S „participante único de
intransitiva‟, SM: soporte de modalidades; SUST.: sustituto; TPL: tiempo pasado lejano; 1, 2, 3: personales de
primera, segunda y tercera persona.
3
No nos ocuparemos acá de los grafemas empleados por este misionero, que difieren de nuestra notación
fonológica.
El lexema cacen corresponde a nuestro oqaken „diez‟, con lo cual queda claro que la
forma completa del compuesto significa literalmente „diez más uno‟ y así sucesivamente,
hasta llegar a diecinueve. Estos compuestos se hallaban durante la segunda mitad del XIX en
variación con las formas reducidas, asimismo documentadas por el mismo Schmid en el
primer tratado Vocabulary and rudiments of grammar of the Tsoneca language, en cuya
página 51 presenta las formas recogidas por nosotros a fines del siglo XX. Es decir que las
formas completas coexistían con las reducidas para 1860. Hacia 1980 solo encontramos las
formas reducidas, generadas a partir del principio de economía que manifiesta la
funcionalidad de las lenguas.
Otro aspecto destacable entre los cuantitativos es la forma wame correspondiente al
número dos, que también se escuchaba en Patagonia hacia 1980, y que alternaba con xawke,
cognado de la forma sèokj del selknam. Wame puede verse también en el listado de los
compuestos cuantitativos de nuestro corpus en aquel que expresa el número doce.
Asimismo, notamos la presencia de la forma winecage „ocho‟ (Schmid 1910: 51) que
encontramos en el primer texto de Schmid y que no fue documentada por nosotros a fines del
XX. Esta forma es similar a wenaqa:š „seis‟, que significaría „dos veces tres‟. Así winecage
significaría „dos veces cuatro‟, compuesto motivado y más fácilmente recordable que poš,
tomado en préstamo del mapuzungun, y que no fue documentado por Schmid en el XIX, lo
que muestra que la influencia de esta lengua se fue acentuando hacia el s. XX.
En tehuelche hemos identificado una forma no finita (FNF) que hemos denominado
infinitivo. Este se halla formado por morfemas verbales a los que se agrega el sufijo derivativo
-n (4) o en ciertas circunstancias, el sufijo -j (5), como por ejemplo cuando determina al
proposicional predicativizado, y esto solo para algunos informantes, con el fin de
nominalizarlo. También se observó que esta FNF puede presentar un sufijo -Ø de muy baja
frecuencia (6). La FNF en cualquiera de sus variantes no puede integrarse a ninguna de las
clases existentes de la lengua, por lo tanto no existe morfema en tehuelche que presente las
mismas compatibilidades que estos infinitivos, razón por la cual conforman una clase aparte:
En lo que hace al género, suele concordar, como el sustantivo, con el lexema que le sigue,
agregando -e si es seguido por un sustantivo masculino, como se observa en los ejemplos (7)
y (8):
En un estudio anterior (Fernández Garay 1998) mostramos que comparte con el sustantivo
y con el verbo todas las compatibilidades con excepción de dos clases, los direccionales y el
tiempo, las que solo comparte con el verbo. Se observa, pues, claramente su funcionamiento
como una forma nominalizada, a medio camino entre la clase del sustantivo y la del verbo.
Con respecto a las funciones que presenta esta FNF, vemos que puede ser núcleo de
cláusulas subordinadas argumentales, adverbiales y relativas.
Argumentales
(14) al t-e- k‟et-k‟-n m-j-a:jxe-n-ote
mucho 3-1-gustar-MR-N 2-1-visitar-INF.N-DIR
„Me agrada mucho que vengas a visitarme (tu visita)‟.
Relativas
(15) a:we lamačo ma:t‟e-n k6-a:xe-š
también matra.N hacer-INF.N 3-golpear-EP
„Golpea también la matra que está laboreada‟
Adverbiales
(16) e-ma-n naon koker š e- jawč‟ le-š
1-matar-INF.N para directamente ADP 1-tabaco fumar-EP
„Fumo tabaco para matarme directamente‟
Las cláusulas subordinadas con FNF en tehuelche alternan con cláusulas que presentan
formas finitas (véase Fernández Garay 2004a).
Ahora bien, la FNF del tehuelche presenta un sufijo derivativo en -n, idéntico a una de las
FNF más frecuentes del mapudungun (véase Fernández Garay y Malvestitti 2002).
Observamos además que esta FNF del tehuelche se emplea como núcleo de cláusulas
subordinadas argumentales, relativas y adverbiales; y, asimismo, que algunos infinitivos
tehuelches son usados como sustantivos prototípicos tal como ocurre con las FNF en -n del
mapudungun. Estos datos, junto con la larga relación de contacto existente entre ambas
lenguas en territorio argentino, fueron los que nos llevaron a hipotetizar sobre la posible
influencia del mapudungun sobre el tehuelche. Además, en el selknam, lengua cercanamente
emparentada con el tehuelche, se manifiesta la presencia de una FNF marcada por un sufijo -j
(Najlis 1973) sufijo que también se observa en tehuelche –véase ejemplo (5)– con muy baja
frecuencia. Los ejemplos del selknam con FNF ocurren con verbos auxiliares como querer, ir
a, etc., o con la negación predicativizada. Esta ausencia de una FNF en –n en la lengua
selknam nos permitió corroborar nuestra hipótesis, es decir, que la lengua de los mapuches
habría ejercido una influencia considerable en esta lengua de la familia Chon al punto de
desarrollar una nominalización en -n cuando ya existía en la protolengua una FNF en -j que se
mantuvo hasta la actualidad aunque desplazada en gran medida por la forma transferida del
mapudungun (Fernández Garay 2006).
Ahora bien, si observamos los ejemplos documentados por Schmid, donde aparecen
formas no finitas del tehuelche en oraciones negativas y con posposiciones, podemos
confirmar nuestra hipótesis con datos provenientes de la misma lengua, aunque tomados con
más de un siglo de antelación. Iremos mostrando los datos de Schmid y nuestros propios datos
6
La concordancia del verbo golpear con el paciente lamačo (neutro) no es correcta, ya que debería haberse usado
la forma –y no k– que concuerda con pacientes masculinos /femeninos. Esto muestra la variación existente en
esta lengua en proceso de retracción y desgaste.
Ana Fernández Garay. La gramática tehuelche de Theophilus Schmid (siglo XIX) 134
con el objeto de comprobar el cambio producido. Solo hemos considerado los lexemas que se
hallaban registrados en ambos corpora:
Sin sufijo
shoyu „estar enfermo‟ šojo-n
cecion „tener miedo a alguien‟ -ekejo:n-Ø
jen „ir‟ č‟en-Ø
yoi „oir‟ jo:j-n jo:j-Ø
‟ē nce „estar enojado‟ enk‟e-n
ge „ver‟ k‟e-n k‟ej
ē „dar‟ e:-n e:j
thare „mentir‟ t‟a:re-n
mate „hacer‟ ma:t‟e-n
hane „llevar‟ a:ne-n
yater „estar empacado‟ ja:t‟e-n
en „decir‟ -en-Ø
ceurn „comisionar‟ -e:wn-Ø
Podemos observar que algunas de las FNF documentadas por Schmid presentan sufijo -Ø,
situación que también se observa a fines del XX aunque con baja frecuencia. De los trece
lexemas documentados, solo cinco fueron recogidos por nosotros de la misma manera, y en el
caso de joj, alternando con la forma en -n. Los demás lexemas agregan -n en nuestro corpus,
en dos casos alternando con el sufijo -j. Debemos tener en cuenta que los grafemas e / i de
Schmid no se oponen fonológicamente y además, debemos tener en cuenta que e + j suele
fusionarse en una vocal que puede percibirse fonéticamente como [i] o como [e]. Además,
algunas de las formas verbales finalizan la raíz con el fonema /n/ (-en, -e:wn) con lo cual, si
agregan una -n de infinitivo se fusionaría con la de la base; con lo cual es imposible
determinar la presencia o ausencia del sufijo de infinitivo.
Schmid recoge una FNF en -r que en realidad es el aspecto progresivo que en tehuelche se
expresa por un sufijo derivativo, con lo cual, en realidad estaríamos ante una forma no finita
con sufijo -Ø, remplazada a fines del siglo XX por una forma en -n.
Luego encontramos tres casos que finalizan en -i según la grafía de Schmid, sufijo que, sin
duda, es agregado a la raíz verbal aunque luego se fusione con la vocal e de la raíz.
En los tres casos, el sufijo fue remplazado por -n a fines del XX, aunque en el caso de pa:len
coexiste con el infinitivo que presenta sufijo -Ø.
Asimismo, encontramos veinte ejemplos de FNF con sufijo -n, que del mismo modo se
observaron en nuestro corpus.
Si consideramos las formas recogidas a fines del XX, vemos que solo dos casos presentan
sufijo en -j („dar‟ y „ver‟) en variación con las formas en -n, y otros seis casos con sufijo -Ø,
aunque también varían con formas en -n. Por lo tanto, es claro que las formas con sufijo -Ø
eran más abundantes para 1860, y que las formas en -j del infinitivo se mantenían para la
época, en tanto que las formas en -n ya habían comenzado a expandirse. Estas fueron
lentamente sustituyendo a las demás mostrando la gran influencia que sobre el tehuelche
ejerció el mapudungun. Sin embargo, para fines del siglo XX, aún sobrevivían algunas
nominalizaciones con sufijo -Ø y otras con sufijo -j, aunque en ambos casos su frecuencia de
aparición era muy baja y se hallaban en variación con las formas en -n.
(17) potar- š
hacer frío-EP
„hace frío‟
Grupo 2: los intransitivos del grupo 2 no concuerdan con el participante único por medio
de los prefijos k- ~ -/Ø-. Son verbos mayoritariamente de acción (19), y también de estado
(20):
(21) e-m-erno- š - kˀ
1-2-dejar-PS-RM
„yo te dejo‟
7
El tehuelche posee personales dependientes e independientes. Los dependientes son formas que se cliticizan a
los sustantivos, verbos, posposiciones y adverbios. Los independientes, por el contrario, no necesitan cliticizarse
a otros morfemas. Las formas dependientes son: e- „yo‟, m- „tú‟, t- „él‟, ok- ~ okw- „nosotros dos‟, mk- ~ mkm-
„ustedes dos‟, tk- ~ tkt- „ellos dos‟, oš- ~ ošw- „nosotros más de dos‟, mš- ~ mšm- „ustedes más de dos‟, tš- ~ tšt-
„ellos más de dos‟. Los independientes son: ja: „yo‟, ma: „tú‟, ta: „él‟, okwa: „nosotros dos‟, mkma: „ustedes dos‟,
tkta: „ellos dos‟, ošwa: „nosotros más de dos‟, mšma: „ustedes más de dos‟, tšta: „ellos más de dos‟. Ejemplos
(4), (5) y (6) presentan personales dependientes. El ejemplo (20) presenta un personal independiente en rol de
agente.
Grupo 2: los verbos de este grupo carecen de los prefijos concordantes k- y -/Ø-:
Ahora bien, en la oración intransitiva, el participante único se halla marcado por el mismo
funcional que marca el agente de la oración transitiva (27):
Esta superposición, hay que aclarar, se halla solo presente en los verbos del Grupo 1, porque
en los verbos del Grupo 2 el paciente no concuerda con el verbo.
Es evidente que la estructura nominativo-marcada es la vigente al momento de describir la
lengua (1983 a 1993). Si bien no siempre se observa la presencia de la adposición š ~ r ~ n
marcando el agente, lo real es que la estructura ergativa típica se emplea solamente en un
grupo de verbos, aquellos pertenecientes al Grupo 1. En cambio, la estructura “nominativo
marcada” se documenta para cualquier tipo de verbo, tanto del Grupo 1 como del Grupo 2.
En un trabajo anterior (Fernández Garay 2000) se observó, comparando nuestro corpus
con el de Suárez (Fernández Garay y Hernández 2006), recogido entre 1966 y 1968, que la
marca del agente era menos frecuente veinte años antes de nuestra recolección. Esto
contradecía nuestra hipótesis de que la marca se habría ido perdiendo por el proceso de
extinción que sufría la lengua, cuando en realidad se había ido ampliando (2000), indicando
con ello el pasaje de la construcción ergativa a la construcción nominativo-marcada, quizá por
influencia de lenguas nominativo-acusativas del área, como el mapudungun o el español. Los
resultados obtenidos entonces fueron:
Agente marcado (1983-1993)
en oraciones intransitivas: 15,77%
en oraciones transitivas: 29,66%
Agente marcado (1966-1968)
en oraciones intransitivas: 6,20%
en oraciones transitivas: 10,84%
Revisando las oraciones documentadas por Schmid durante la segunda mitad del XIX en
el primer tratado Vocabulary and rudiments of grammar of the Tsoneca language (pp. 52-56),
observamos que la marca del agente para la época, tenía aún una menor frecuencia de
aparición:
en oraciones intransitivas: 5,55%
en oraciones transitivas: 8,33%
Esto confirma que el sistema nominativo-marcado existía en ese momento y que se habría
iniciado en la oración transitiva para luego pasar a la intransitiva, como puede verse para cada
una de las tres etapas, ya que la marca en la oración transitiva es más frecuente que en la
intransitiva. Además, desde entonces, el aumento de la marca ha ido imponiéndose
lentamente hasta fines del siglo XX, aunque sin lograr que el sistema nominativo-marcado se
pueda imponer a toda la lengua por el estado de retracción que presenta.
4. Conclusiones
Bibliografía