El Sistema Tributario de Guatemala Es Polémico

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El sistema tributario de Guatemala es polémico, y es una de las

razones principales por las cuales Guatemala se sitúa en el último


lugar a nivel mundial en cuanto a gasto social. En mayo, Oxfam y
el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales
(Icefi) socializaron los informes más recientes sobre la impactante
desigualdad económica de Guatemala.

Señalaron que en Guatemala los más ricos pagan solo 1.8% de sus
ganancias en impuestos, hasta diez veces menos que lo que
muchos trabajadores del sector formal pagan de sus cheques
mensuales. Rosa Cañete de Oxfam dijo: «Estamos hablando de un
sistema fiscal que contribuye a que estas personas sigan
concentrando riqueza, que los privilegia frente a otros.»

Un informe conjunto de Oxfam y la ONU de 2016 lo enmarcó en un


contexto regional, manifestando:

«En 2014, el 10% más rico de la población de América Latina había


amasado el 71% de la riqueza de la región… Gran parte de esta
riqueza se mantiene en el extranjero, en paraísos fiscales, lo que
significa que una porción muy significativa de los beneficios del
crecimiento de América Latina está siendo acaparada por un
pequeño número de personas muy ricas, a costa de los pobres y
de la clase media. Este grado extremo de desigualdad y de
concentración del ingreso se ve confirmado por el análisis de los
datos tributarios disponibles relativos a la renta personal en
diversos países de la región.»

VEA TAMBIÉN: LOS DATOS NO MIENTEN: LA ALARMANTE DESIGUALDAD DE

GUATEMALA.

Sin embargo, muchos en Guatemala dicen que los ricos ya pagan


una porción exagerada de los impuestos recaudados por el Estado,
porque la gran mayoría de la población no paga ningún impuesto
sobre sus ingresos.

Ramón Parellada escribió en  Siglo 21 una respuesta a Cañete:

«Cuando vemos la recaudación, el 71.6% de lo recaudado lo pagan


1,089 contribuyentes, el 90.6% lo pagan 10,049 contribuyentes.
Esto quiere decir que el 90.6% de los impuestos los paga
directamente el 0.065% de toda la población de Guatemala. Lo
que podemos concluir de este estudio es que son precisamente los
empleadores los que más pagan impuestos, los que sostienen al
resto de la población. Y es que en un país con tanta pobreza urge
que atraigamos más empresas que inviertan capital para que
puedan generar valor y riqueza para todos.»

Pero Parellada está equivocado. Este artículo probará que el


sistema tributario de Guatemala favorece a los ricos, perjudica a
los pobres y no genera más inversión.

Para resolver el debate, es necesario comparar el sistema


tributario de Guatemala con los de otros países de la región.

Este gráfico del informe Panorama Fiscal de América Latina y el


Caribe 2017 de la Comisión Económica para América Latina y el
Caribe de la ONU (CEPAL) muestra que el 10% con más ingresos en
Guatemala disfrutan de una carga tributaria menor de la del 10%
con más ingresos de otros países de la región.

El informe cita:

«Un desafío que aún está pendiente en la región es la baja carga


tributaria de los contribuyentes más ricos. Como se puede apreciar
en el gráfico II.5, la tasa media efectiva del decil X [el 10% con
más ingresos] solo alcanzó un 4,8% en 2014 para el promedio de
América Latina, lo que contrasta significativamente con el
promedio de un 21,3% de los países de la Unión Europea. Uno de
los principales factores que originan este resultado es el hecho de
que los ingresos de capital en la región se gravan a tasas menores
que los ingresos laborales o, incluso, no se gravan en algunos
países. Además, son los contribuyentes más ricos los que más
pueden aprovechar la planificación tributaria agresiva con el fin de
minimizar el pago de impuestos en sus países de residencia.»

En otras palabras, las inversiones rentables que normalmente solo


hacen los más ricos tienen pocos impuestos. Además, pueden
aprovecharse de  numerosos tecnicismos y deducciones
particulares («la planificación tributaria agresiva») para pagar
menos impuestos aún.

bbDe igual manera, Oxfam explica en su presentación, «Privilegios


que niegan derechos», que por toda América Latina hay muchas
«exoneraciones o exenciones que favorecen a las rentas del
capital, ingresos no salariales, las propiedades
inmobiliarias o los beneficios empresariales de las grandes
corporaciones.»

Las bajas tasas tributarias en todos los sectores para los más ricos
significan que el sistema tributario en su conjunto hace poco por
disminuir la enorme desigualdad de Guatemala. El siguiente
gráfico de un informe de la CEPAL de 2017 muestra cuánto hace el
sistema tributario en varios países por reducir la desigualdad
(medida aquí con el coeficiente Gini). En Guatemala, hace muy
poco.
Los privilegios fiscales de los ricos perjudican los esfuerzos por
combatir la pobreza, porque el Estado tiene menos recursos para
los gastos sociales como educación, salud, o infraestructuras.

LEA TAMBIÉN SOBRE LO QUE DICEN LAS ORGANIZACIONES INTERNACIONALES SOBRE

EL GASTO PÚBLICO DE GUATEMALA: EL GASTO PÚBLICO DE GUATEMALA: ¿EL PEOR

DEL MUNDO?

El siguiente gráfico, de un informe de 2016 de Oxfam y CEPAL,


muestra la recaudación tributaria total de 2013 como un
porcentaje del PIB (una medida de la economía global de un país).
Guatemala tiene uno de los niveles de recaudación más bajos en
América Latina, un 60% por debajo del promedio de la región.
Pero Parellada y otros argumentan que los más ricos ya pagan más
de lo que debieran en impuestos. Dicen que el 10% más rico paga
más del 95% en impuestos sobre la renta. Este gráfico del estudio
de 2017 de CEPAL lo confirma.
Pero el argumento de Parellada tiene varios fallos. El primero es
que solo toma en cuenta los impuestos sobre la renta.

El mismo informe del Oxfam y CEPAL,«Tributación para un


crecimiento inclusivo», explica:

«En muchos países, el sistema tributario se apoya principalmente


en los impuestos sobre el consumo, que resultan más gravosos
para los grupos de ingresos bajos y medianos. Además, los
sistemas tributarios de la región suelen estar más orientados a los
ingresos laborales que a las ganancias de capital y a menudo
carecen de impuestos sobre bienes inmuebles y sucesiones, de
manera que se incrementa la concentración de la riqueza, que es
aún mayor que la concentración del ingreso. La recaudación del
impuesto sobre la renta personal es relativamente baja, en
particular entre los grupos con ingresos más altos.»

El sistema tributario de Guatemala depende en gran medida de los


impuestos sobre el consumo (es decir sobre las compras), más que
en la mayoría de los países de la región.

Los impuestos sobre el consumo afectan especialmente a las


familias de escasos recursos porque estas familias gastan un
porcentaje mayor de sus ingresos en compras. Las familias más
ricas gastan un porcentaje menor de sus ingresos en compras, y
pueden gastar lo demás en inversiones cuyas ganancias están
sujetas a impuestos muy bajos.

Esta gráfica del estudio de 2017, «Estadísticas tributarias en


América Latina y el Caribe 1990 – 2015», muestra el alto nivel de
recaudación que percibe el Estado de Guatemala del IVA (Impuesto
al Valor Agregado), un impuesto sobre el consumo.

Esta gráfica del estudio de 2017, «Estadísticas tributarias en


América Latina y el Caribe 1990 – 2015», muestra el alto nivel de
recaudación que percibe el Estado de Guatemala del IVA (Impuesto
al Valor Agregado), un impuesto sobre el consumo.
CEPAL y Oxfam explican en el reportaje de 2016: «cuando no se
suben los impuestos de manera progresiva sino proporcionalmente
por medio de los impuestos indirectos, las personas que se
encuentran en el nivel inferior de la distribución de ingresos
experimentan un aumento tributario que puede resultar muy
doloroso e incluso podría perjudicar su nivel de vida. El aumento
del IVA hace que se incremente todavía más la pobreza de
las clases más pobres.»

Por otro lado, el gráfico abajo, de un informe de 2015 de CEPAL,


muestra que las ganancias e ingresos son gravados a una tasa
muy baja comparada con el resto de la región, lo que favorece a
las clases más privilegiadas de Guatemala.
Es cierto que en Guatemala, las rentas más altas pagan más del
95% de los impuestos sobre la renta. Pero Parellada no menciona
que ellos pagan una tasa muy baja comparada con la de los ricos
de la región. La siguiente gráfica de un informe de 2017 de
CEPAL muestra que la tasa promedia del impuesto sobre la renta
aplicada al tramo superior en Latinoamérica es de 26.6%. En
Guatemala, es tan solo del 7%.

Por mucho, Guatemala tiene la tasa tributaria de la región más


baja para los que más ganan. Los que menos ganan pagan un 5%
y los súper-ricos pagan el 7%, casi lo mismo sobre la renta que los
trabajadores de ingresos medio y bajos.
 

El informe explica que la baja tasa tributaria para los que tienen
los ingresos más altos de Guatemala fue creada a través de:

«el generoso tratamiento en materia de deducciones personales y


ganancias no imponibles establecidos en la legislación impositiva
como con los numerosos regímenes de exención o gastos
tributarios, así como con la proliferación y permanencia de
regímenes tributarios simplificados…»

En otras palabras, la ley tributaria de Guatemala permite que los


ricos paguen poco en impuestos sobre las ganancias de sus
inversiones, sus propiedades, y su riqueza.
Además, en vez de intentar aumentar los ingresos públicos para
financiar el gasto social, la carga tributaria de Guatemala
disminuyó entre 2005 y 2014. En otro estudio de CEPAL de 2017,
«Consensos y conflictos en la política tributaria en América
Latina», se encontró que Guatemala es uno de los únicos dos
países en donde la carga tributaria cayó entre 2005 y 2014. Abajo,
la carga tributaria se mide como un porcentaje del PIB.
¿Cómo han logrado los ricos evitar más impuestos?

En una publicación del 2012 del Wilson Center, «La Imposición


Tributaria y la Igualdad en América Latina» (“Taxation and Equality
in Latin America”), Maynor Cabrera del Instituto Centroamericano
de Estudios Fiscales (Icefi) explica cómo los ricos de Guatemala
influyen en el Estado para evitar más impuestos.

Según Cabrera, los principales obstáculos para subir los impuestos


de los ricos son:

 La gran influencia de las grandes empresas:

“los actores del sector privado tienen una fuerte capacidad de


veto. Las asociaciones empresariales [como el CACIF] han
demostrado históricamente una oposición cohesiva en contra del
incremento de los impuestos y han estado dispuestos a alcanzar
acuerdos que se apliquen únicamente durante el período de
gobierno en el poder, en otras palabras, incremento tributario
temporal.”

 Aumentan su influencia gracias a:


o La falta de regulación de la financiación de las
campañas políticas, lo cual “ha probablemente
permitido influencia significativa del sector privado.”
Lea más sobre la financiación de las campañas políticas
en Guatemala.
o Campañas mediáticas y monopolios de medios de
comunicación

“El sector empresarial ha bloqueado la reforma a través de una


variedad de medios, incluyendo el uso de tácticas disruptivas
durante las negociaciones, convocando huelgas y impulsando
campañas anti-reforma a través de los medio de comunicación.”
Lea más sobre cómo los monopolios de los medios de
comunicación influyen la política del país.

 Una constitución política influenciada fuertemente por los


mas ricos “que establece limitaciones significativas en la
habilidad del gobierno para recaudar impuestos.”
 

 La debilidad de los partidos políticos

“En el sistema de partidos de Guatemala, extremadamente débil y


fragmentado, los partidos duran poco, coaliciones raramente
logran mayorías en el congreso, no hay mucha disciplina
partidaria, y los legisladores se cambian de un partido a otro
frecuentemente. Así que aprobar reformas en el congreso es muy
difícil.

A través de este tipo de influencia, los ricos de Guatemala pueden


difundir el otro argumento de Parellada, que bajas tasas tributarias
atraen inversión. Pero la CEPAL explica sobre Guatemala en su
informe «Consensos y conflictos en la política tributaria en América
Latina»:

«Si bien ha mejorado el desempeño de su economía en los últimos


cuatro años y grandes empresas guatemaltecas han tenido acceso
al mercado internacional de capitales, la inversión privada no ha
despuntado y la precaria situación fiscal ha impedido un aumento
notable de la inversión pública. Lo único que puede apreciarse es
una mejora de la IED [inversión extranjera directa] aunque, en
comparación con la región, sus niveles han sido los más bajos con
respecto al producto.

«Por otra parte, y a pesar de su efecto negativo sobre la


sostenibilidad fiscal, se siguieron realizando esfuerzos por
aumentar los incentivos fiscales, que erosionaron la base fiscal de
Guatemala y Nicaragua. En estos países aún existe la
percepción de que las exoneraciones fiscales son
importantes como medio para atraer inversión. Sin
embargo, la ausencia de una relación clara entre los
incentivos y el desempeño de la inversión no permite
definir los beneficios concretos que se derivan de su
aplicación. En los tres países analizados, las alianzas público-
privadas tampoco han jugado un papel importante en la promoción
de la inversión, aunque Guatemala cuenta con legislación sobre el
tema desde 2010.»

En resumen, no existe ninguna prueba contundente que


demuestre que las bajas tasas tributarias que favorecen a los ricos
y perjudican a los pobres hayan atraído inversión o que lo harán en
el futuro.

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