Imputacion Objetiva - Reyes (A) PDF
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HOMENAJE AL PROFESOR
DR. GONZALO
RODRÍGUEZ MOURULLO
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THOIVISON
CIVITAS '
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CAUSALIDAD y EXPLICACIÓN DEL RESULTADO
Uno de los problemas que con mayor frecuencia han enfrentado las teo-
rías del delito, tiene que ver con el adecuado tratamiento sistemático de los
delitos de omisión; R-illBRUCH, por ejemplo, se \io impelido a desdoblar su
esquema del delito, al percatarse de que el concepto ontológico de acción
sobre el que había edificado su teoría, no bastaba para explicar la punibi-
lidad del delito de omisión (1); para evitar este desdoblamiento, LrSZTmodi-
ficó su concepto de acción buscando que pudiera comprender el de la omi-
sión, definiendo ésta como una voluntaria no ejecución de la conducta espe-
rada que, de todas maneras, suponía para el autor el desarrollo de un deter-
minado comportamiento positivo (2). Con esquemas del delito fuertemente
dependientes del concepto de relación causal (como los esbozados por RAD-
BRUCH y LrszT), una de las principales dificultades que planteaba la omisión
era precisament~ la de determinar cuándo ella podía considerarse «causal-
mente» unida al resultado, cuestión que pronto fue resuelta mediante la
aplicación invertida de una fórmula que por entonces había ganado gran
aceptación entre los teóricos del delito: la conditio sine qua non (3).
En una época en la que era frecuente aludir a esa forma de determinar
la relación causal dentro de las omisiones con el nombre de «cuasi-causa-
lidad» (4),el profesor RODRÍGUEZ MOURULLO criticaba esta posición señalan-
do que, con frecuencia, «la doctrina, víctima del prejuicio metodológico de
contemplar a la omisión con la óptica instrumentada para el análisis de la
acción positiva, se afanó inútilmente en hallar en la omisión un elemento
(1) Su propuesta consistió en tener tanto sentido, por ejemplo, cfr. Enrique BACIGALU-
a la acción como a la omisión como elemen- po, «La imputación objetiva», en Revista del
tos centrales de la teoría del delito, respecto Colegio de Abogados Penalistas de Caldas,
de los cuales se predicarían las nociones de Manizales. Litografía Cafetera. S. A., 1992.
antijuridicidad y culpabilidad; cfr. Gustav p.17.
RADBRUCH, «Der Handlungsbegriff in seiner (4) Cfr.. por ejemplo, Maximilian VON
Bedeutung für das Satrafrechtssystem», BURI,Ueber Causalitat und deren Verantwor-
Darmstadt, wissenschaftliche Buchgesells- tung, Leipzig, J. M. Gebhardt's Verlag (Leo-
ghaft, 1967, pp. 70 Y 143. pold Gebhardt), 1873, p. 100; Manfred MAl-
~ (2) Cfr. FRANZVONLISZT, Lehrbuch des WALD,Kausalitat und Strafrecht, G6ttingen,
peutschen Satrafrechts, 4.a ed., Berlin; J. Verlag Otto Schwartz & Co., 1980, pp. 5, 78
puttentag Velagsbuchhandlung, 1891, Y 79; Günter SPENDEL, Die Kausalitatsformel
.pp. 122 Y 132. der Bedingugstheorie für die Handlungsdelik-
~.(3) Dicha fórmula, ya invertida frente a te, Herbom. J. M. Beck'sche Buch- und
las Omisiones, diría que es causa del resul- Kinstdruckerie, 1948, p. 10; Emst-Amadeus
tado aquella condición que no puede ser WOLF,Kausalitii1 von Tun und Unterlasen,
.entalmente introducida al curso causal Heidelberg, Carl Winter-Universitatsverlag,
;;:~sin que el resultado desaparezca; en este 1965, pp. 34y SS.
876 YESID REYES ALVARADO
/ material y una causalidad idénticos a los del hacer activo» (5). A juicio del
profesor RODRíGUEZ MOURULLO, las dificultades que plantea la relación de
causalidad frente a las omisiones provienen del influjo que sobre los pena-
listas han ejercido las ciencias de la naturaleza, especialmente a finales del
siglo XIX(6);para superar estas dificultades, propuso reemplazar el concepto
ontológico de causalidad por uno lógico-científico que tuviera validez den-
tro de las ciencias sociales: «... el concepto de causa que nosotros hemos
formulado no es el mecánico-material, específico de las ciencias de la natu-
raleza, sino el concepto lógico-científico general, que ha de ser \;aledero
también para las ciencias sociales. Causa es, conforme a este concepto, el
complejo de todas las condiciones necesarias para la verificación de un
hecho» (7).
(5) Gonzalo RODRÍGUEZ MOURCLLO, Dere- delitto tel1tata, Pado\'a, MiJani, secanda ris-
cho Penal, PC, Ed. Ciyitas S. A., Madrid, tampa, 1966, p. 25.
1978, p. 306. (9) En el actual Códi2:o Penal venezola-
(6) «También en este punto el concepto no, por ejemplo, se sanciona con prisión el
de causa!idad de los pena!istas refleja el denominado homicidio concausal: «Artícu-
influjo ejercido por las ciencias de la natu- lo 410. En los casos pre\'istos en los artículos
raleza, que habían alcanzado ya un predo- precedentes, cuando la muene no se hubiere
minio estelar a finales del siglo pasado», efectuado sin el concurso de circunstancias
Gonzalo RODR.ÍGLJEZ MOCRULLO,ed. cit., preexistemes desconocidas del culpado, o
p.306. de causas impre\'istas que no han dependido
(7) Gonzalo RODR.ÍGl'EZ MOCRULLO, ed. de su hecho, la pena será de presidio de siete
cit., p. 306. a diez años, en el caso del artículo 407; de
(8) Sobre la relación de causa]jdad como diez a quince años, en el del artículo 408; Y
fundamemo de la punibilidad de la tenta6- de ocho a doce años, en el del artículo 409».
va, cfr., por ejemplo, Biagio PETROCELLl, II
CAUSALIDAD y E,XPUCACIÓN DEL RESULTADO 877
(lO) Mirentxu CORCOY BIDASOLO, El deli- ( 11) Me refiero a la teoría que un sector
to imprude11le. Criterios de implltación del mayoritario de la docnina conoce con la
resultado, Ed. PPU, Barcelona, 1989, p. 384; denominación de "funcionalismo».
José CEREZOMIR, Curso de derecho penal (12) Cfr. Mirentxu CORCOY BIDASOLO, ed.
español, PC, Ed. Tecnos, S. A., Madrid, cit., pp. 34 Y434; Diego Manuel LUZÓN PEÑA,
1985, 3.a ed., p. 280; Wolfgang FRlSCH,Tat- «Causalidad e imputación objetiva como
bestandsmaPiges Verhalten ttnd Zurechnung categorías distintas dentro del tipo de injus-
des Erfolges, C. F. MüIler JuristischerVerIag, to», en Derecho penal de la circulación, Ed.
Heidelberg, 1988, pp. 524 Y 525; Enrique Bosch, Barcelona, 1985. p. 33; Ingeborg PuP-
GIMBERN'AT ORDEIG.Delitos cualificados por PE, «Zurechnung und Wahrscheinlichkeit»,
el resultadoy causalidad, Ed. Centro de Estu- in Zeitschrift fa; die gesamte Strafrechtswis-
dios Ramón Areces, Madrid, 1990, 1." reim- senschaft (ZStW), De Gruyter. Berlin-New
presión, p. 106; Günther JAKOBS,Lehrbuch, York, 95. Band. 1983, pp. 289, 292 y 293;
Rd. 7/29; Diego Manuel LUZÓNPEÑA,«Auto- Bernd SCHÜNEMANN,«Anmerkung zum
ría e imputación objetiva en el delito impru- Urteil des BGH v. 3. 5. 1984-4 StR 266/84».
dente: Valoración de las aportaciones causa- in Strafverteidiger (StrVert). 1985, pp. 232 y
les», en Derecho penal de la circulación, Ed. 233.
Bosch, Barcelona, 1985, pp. 90 Y91; Santia- (13) ARISTÓTELES, l'vfecafísica.Libro Pri-
go MIR.,Derecho Penal, PC, Promociones mero, capítulo 2.
Publicaciones Universitarias PPU, Barcelo- (14) «En efecto, los hombres de expe-
na, 2.a ed., 1985, p. 178; Claus ROXL'Il, Lehr- riencia saben bien que tal cosa existe, pero
buch, § 1/1 Y§ 11/10; Jesús María SILVASÁN- no saben por qué existe; los hombres de arte,
~HEZ,«Límites en la responsabilidad por por el contrario, conocen el por qué y la cau-
Imprudencia», en La Ley (1984-4), Edilex, sa. Y así afirmamos verdaderamente que los
S. A., Madrid, 1984, p. 1044; Ángel TORÍo directores de obras. cualquiera que sea el
LÓPEZ,«Naturaleza y ámbito de la teoría de trabajo de que se trate, tienen más derecho
,.. la imputación objetiva», en Anuario de dere- a nuestro respeto que los simples operarios;
.i cho penal y ciencias penales, t. XXXIX, tienen más conocimiento y son más sabios,
Madrid, 1986, pp. 35 Y41. porque saben las causas de lo que se hace:
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mientras que los operarios se parecen a esos TÚTELES.Metafísica, Libro Primero. capítu-
seres inanimados que obran, pero sin con- lo 1.
ciencia de su acción. como el fuego, por (15) ARISTÚTELES.Metafísica, Libro Pri-
ejemplo. que quema sin saberlo. En los seres mero, capítulo 2.
animados una naturaleza particular es la (16) Immanuel KfL'i, CríTica de la raZól1
que produce cada una de estas acciones; en pura.. Ed. Alfaguara, Madrid. 1995, 11.~ ed.,
los operarios es el hábito. La superioridad traducción de Pedro Ribas, p. 225.
de los jefes sobre los operarios no se debe (17) Mario BV!'GE, Causalidad, Edicio-
a su habilidad práctica, sino al hecho de nes Eudeba, Buenos Aires, 1965, 2.a ed.,
poseer la teoria y conocer las causas». ARIS- p. ]8.
CAUSALIDAD y EXPLICACIÓN DEL RESULTADO 879
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880 YESID REYES ALVARADO
(20) Cfr. Paul Johann ANSELM RITIER Anton MITTERMAIER), Geor~ Friedrich
VON FEUERBACH,Lehrbuch des Peinliches Heyer's Verlag, Giessen, 1847,~ 14, Auflage,
Rechts (herausgegeben von CarI Joseph p.71.
CAUSALIDAD y EXPLICACIÓN DEL RESULTADO 881
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(23) Cfr. Eberhard SCHMIDHACSER, Stra- ofrecen a menudo tanto un cuadro aproxi-
frecht Allgel11einerTeil-Sludiel1buch,2.a ed., mado satisfactOrio como una explicación o"
Tübingen, J. C. B. Mohr (Pau] Siebeck), adecuada del mecanismo esencial del deve-
1984, Rd. 12/49, p. 407. En el mismo senti- nir», Mario BV!\GE,ed. cir., p. 147.
do, Yesid REYES&\'ARADO. ImpUIQciól1Obje- (25) Los procesos causales suponen
tiva, Ed. Temis, Bogotá, 1994, pp. 47 Y 48. incluso la intervención del sujetO pasivo de
(24) «En suma, las líneas o cadenas cau- la conducta, como puede \Oerseen medicina
sales estrictas sencillamente no existen; cuando se pretende indagar por la causa de
pero en ciertos respectos, en dominios limi- una fiebre: «De acuerdo con la teoria clásica
tados y por bre\.es intervalos de tiempo, de los microorganismos como causantes de
CAUSAUDAD y EXPLICACIÓN DEL RESULTADO 883.
las enfermedades, toda dolencia era produ- los organismos enfermos no son pacientes
cida por una infección microbiana. sin nin- sino activos luchadores». Mario BUNGE.ed.
guna participación activa del "paciente". En cit., p. 194.
esta teoria típicamente causal no surge nin- (26) Galileo GAULEI.El ensayador, Edi-
gún conflicto de entidades opuestas. una ciones Sarpe (colección Los Grandes Pensa-
que procede del exterior y otra que se dores), Madrid. 1984, traducción de José
desarrolla en el ámbito interno: nada nuevo Manuel Revuelta. p. 123. En puridad de tér-
aparece como resultado de la invasión. salvo minos, el razonamiento de Galileo no estaba
un comportamiento cuantitativamente orientado a demostrar la imprecisión propia
anormal (aumento de temperatura, pérdida de las leyes causales. sino a sostener que las
de peso, etc.). Esta teoria causal -que. por llamadas causa per accidens no podían ser
~Upuesto representó un enorme progreso tenidas como verdaderas causas; a su juicio,
con respecto a la teoria de la enfermedad «solamente debe llamarse causa a aquella
como obra de espíritus maléficos (también cosa que puesta la cual se sigue un efecto y
~e. índole causal aunque sobrenaturalista. suprimida aquélla. se evita éste... »; estas
rruentras que la teoria microbiana es mate- últimas fueron bautizadas por Galileo cau-
tialista)- tuvo que modificarse cuando se sas per se, para distinguidas de las causas
~escubrió que al producirse la invasión per accidens, cfr. Galileo GAULEI.ed. cit.,
patógena algo nuevo surgía en el organismo p.124.
rara defenderlo, algo que no existía ni en el (27) liya PRIGO<iINE, El fin de las certi-
agente" ni en el "paciente": los anticuerpos. dumbres, Ed. Taurus, Madrid. 1997, traduc-
e modo que según la patología moderna. ción de Pierre Jacomet, p. 17.
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(28). «De acuerdo con la doctrina fatalis- de una necesidad exterior inquebrantable
ta, existe una causa primaria que es trascen- -el (atul11- que produce o dirige el curso
dental y efectos secundarios que son de este de los acontecimientos», Mario BVNGE.ed.
mundo, pero que OCUITensea cual fuere o cit., p. 115.
hubiere sido el estado de cosas imperante en (29) «...la causalidad brinda los medios
é1. La necesidad que el fatalismo afirma es para conquistar la libertad negada tanto por
ilegal y por ella sus pautas, si las tiene. se el fatalismo como por el accidentalismo; si
consideran inescrutables. Para los fatalistas nada es incondicional, nada es, en principio,
los sucesos OCUITencon independencia de inevitable: toda causa puede ser contrarTes-
las circunstancias: como lo preestablecido tada o, al menos, regulada por otra causa»,
debe acontecer, nada e\'itará que acontezca, Mario BUNGE,ed, cit., p. 129.
nada podrá interponerse en la consumación (30) liya PRlGOGL"'E, ed. cit., p. 179.
CAVSALlDAD y EXPUCACIÓN DEL RESL'LTADO 885
(31) «En consonancia con una antigua legales deben completarse con informacio-
. tradición registrada por Sexto Empírico, la nes específicas tales como las relativas a los
legalidad -es decir, la observancia de valores iniciales o los de contorno, o a unos
leyes- suele ser identificada con la causa- y otros, a la historia pasada a través de un
lidad, como si no pudiera haber otras leyes período, a los vínculos, etc.; y la limitada
científicas que las causales. Pensadores de precisión con que se obtienen estas informa-
primera categoría han caído a su vez en esta ciones es siempre fuente de error. En con-
confusión, aun después de haberse popula- secuencia la índole causal de una ley cien-
rizado el descubrimiento de leyes no causa- tífica no garantiza la certeza de las predic-
les como las llamadas leyes fenomenológi- ciones obtenidas con su ayuda», Mario BUN-
cas de la óptica geométrica y de la termodi- GE,ed. cit., p. 335.
rtámica, las leyes estadísticas de las pobla- (33) «Por más que la física estadística
piones aleatorias, las leyes teleológicas de latenga ya una anrigüedad de casi un siglo,
todavía pueden leerse juicios según los cua-
JPa~eriaviva, o las leyes dialécticas de la his-
lona humana», Mario BUNGE, ed. cit., les existe una oposición irreductible entre
P~,266. las genuinas leyes naturales y las leyes esta-
1.(32) «Se cree a menudo que las leyes dísticas, como si estas últimas no pudieran
usales, a diferen<;iade las otras clases de . ser leyes naturales y ni siquiera leyes en
:yes,permiten formulación de predicciones absoluto, sino "meras" regularidades gene-
.ctas. Esto no es verdad, pues aun supo- rales, tan solo porque no pueden predecir
endo que nuestros enunciados legales fue- con certeza sucesos individuales», Mario
'un fiel reflejo de la realidad (y nunca lo BUNGE,ed. cit., p. 268.
In)no bastarían para formular prediccio- (34) liya PRIGOGlNE, ed. cit., pp. 173 Y
es,. fuesen o no exactas: los enunciados 174.
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(35) "Sin embargo. podemos entender tras interrogantes. A igual título que el
que Einstein se negara a aceptar que única- determinismo, el puro azar es una negación
mente el azar pueda ser la respuesta a nues- de la realidad y de nuestra exigencia de
CAUSALIDAD y EXPLICACIÓN DEL RESULTADO 887
entender el mundo. Lo que hemos intentado persona (o máquina) que la aIToje, una
construir es una vía estrecha entre esas dos superficie horizontal donde la moneda pue-
concepciones que conducen tanto a la alie- da caer, un campo gravitatorio, etc.; b) lejos
nación, la de un mundo regido por leyes que de producir resultados completamente inde-
no otorgan lugar alguno a la novedad y la de terminados, arbitrarios, ilegales el juego de
un mundo absurdo, acausal. donde nada cara o cruz tan solo produce "caras" y"cru-
puede ser pre,,;sto ni descrito en términos ces", y esto, además, de acuerdo con aquella
generales», llya PRIGOGL\lE,ed. cit., p. 217. ley estadística definida según la cual. a la
(36) Ilya PRIGOGINE, ed. cit., pp. 218 Y larga, el número de "caras" será igual al de
219. "cruces" siempre que la moneda esté bien
(37) «Hasta el azar, que a primera vista equilibrada; mientras que si al arrojar la
es la negación misma de la determinación, moneda salieran unas veces "caras" y otras
tiene también sus leyes y los accidentes elefantes, periódicos, sueños u otros objetos
emergen de condiciones preexistentes. Así, cualesquiera en forma arbitraria y anárqui-
la aparición de una "cara" al aITojar una ca, sin conexión alguna con las condiciones
moneda, lejos de ser un acontecimiento ile- antecedentes, se trataria de un proceso inde-
gal y lejos también de haber surgido de la terminado», Mario BUNGE,ed. cit., p. 25.
nada, es el resultado detenninado de una (38) «Los fenómenos de azar también
determinada operación. Sólo que no se trata pueden describirse como el resultado de
~el único resultado posible, no es una con- causas fortuitas o accidentales, como suce-
secuencia única de un proceso dado o -co- dió en la antigüedad; pero una vez más, esta
mo también puede decirse- no es un resul- forma de expresión es equívoca pues desbor-
tacio bien definido. AITojar monedas a cara da la doctrina de la causalidad, que no admi-
o cruz es un proceso determinado porque te las causas fortuitas por más que conceda
.a) lejos de ser incondicionado, exige el cum- la existencia de efectos accidentales», Mano
. plimiento de condiciones definidas, tales BUNGE,ed. cit., p. 191.
Comola existencia de una moneda y de una
888 YESID REYES ALVARADO
luta de reglas, estas dos nociones deben ser reinterpretadas en tomo al con-
cepto de probabilidad. Desde esta perspectiva, la relación causal indica que
(con una determinada probabilidad) una causa puede conducir a un resul-
tado específico y que el azar, lejos de ser sinónimo de.caos, denota igual-
mente una conexión probabilística entre dos 'sucesos.
Un buen ejemplo de que el azar responde a las mismas leyes probabi-
lísticas de la causalidad, lo constituye la paciente labor de una familia espa-
ñola (los García Pelayo) que en la década. del noventa lograron «predecir»
el comportamiento de las ruletas en los casinos, a tal punto que en poco
menos de dos años pudieron obtener ganancias superiores a un millón dos-
cientos mil euros en casinos de todo el mundo. En realidad, el punto de
partida del juego de ruleta, consiste en que teniendo 36 números disponi-
bles, cada jugador tiene una entre 36 probabilidades de acertar, mientras
el casino cuenta con 35 de 36 probabilidades de ganar frente a cada apos-
tador; lo que esta familia hizo, fue examinar en cada ruleta un número
amplio de jugadas (cerca de 5.000) para establecer cuáles eran los números
que salían con mayor frecuencia y precisar la periodicidad con que lo
hacían, lo que los llevó a reducir las probabilidades teóricas con las que las
ruletas deberian funcionar; si bien jamás lograron establecer la razón por
la cual la ruleta no se comportaba como idealmente debería hacerlo, sí con-
siguieron entender que todas esas máquinas tenían pequeños defectos de
construcción o funcionamiento que rompían el equilibrio que teóricamente
deberia existir entre las probabilidades de aparición de cada uno de sus
números. El punto de partida de su método, era que esa proporción con
que las ruletas deben funcionar es solamente teórico y aplicable a máquinas
que funcionaran con una perfección absoluta, lo cual jamás ocurre en la
realidad; se trataba entonces de encontrar las reglas que regían el funcio-
namiento de cada una de las ruletas individualmente consideradas, que fue
lo que finalmente consiguieron (39).
Fue tan evidente que los García Pelayo lograron «predecir» el compor-
tamiento de las ruletas en los casinos con base en la determinación de pro-
babilidades, que les fue prohibido el ingreso a alguno de ellos. Esa prohi-
bición (posteriormente reyocada por disposición judicial) demuestra que
los dueños del casino fueron conscientes de que existía una «relación de
causalidad» entre el comportamiento de los García Pela yo (análisis estadís-
tico de los resultados en el juego de ruleta) y sus ganancias; si los propie-
tarios del casino no estuvieran persuadidos de la existencia de ese nexo cau-
sal, si pensaran que las ganancias económicas de .los García Pelayo se .1. .
¡'.
.
debían al simple azar (entendido como caos, como ausencia de reglas)
entonces habrían seguido confiando en esa noción de azar y jamás les 1...
.!'
hubieran prohibido su entrada al casino. Esa convicción de que existía una
relación causal entre el comportamiento de los García Pelayo y sus ganan-
cias en el juego de la ruleta, le permitió a los propietarios del casino, ade-
más, prever que esa familia podría seguir ganando dinero cada vez que
apostara a la ruleta, debido a que habían encontrado las reglas que gobier-
nan el funcionamiento de ese juego; y ésa fue, en el fondo, la razón que
tuvieron para prohibirles seguir jugando en su establecimiento. En defini-
tiva, lo que esta familia puso de presente es que el azar está regido por leyes
de probabilidad, Y-Aue en buena parte el. negocio de los casinos está edi-
ficado sobre el supuesto de que sus clientes desconocen esas reglas y creen
en el azar entendido como caos.
El derecho penal no ha sido ajeno a esa crisis de la certidumbre como
eje de la relación causa.L aun cuar:do no ne~esariamente haya plena. con-
ciencia sobre su contemdo. A medIados del sIglo xx, hubo en Alemama un
sonado proceso penal en el que el centro de la discusión era la eventual rela-
ción causal que existía entre un medicamento denominado Contergán (40)
(que por entonces se suministraba a mujeres en estado de embarazo) y el
nacimiento de algunos niños con malformaciones fetales. Los varios con-
ceptos técnicos sobre el efecto del Contergán en el desarrollo de los embrio-
nes, aportados por muchos de los más connotados científicos europeos, no
permitieron establecer con certeza si ese medicamento podía o no causar
las malformaciones fetales que hasta entonces se venían detectando; y la
certeza no pudo conseguirse, por la sencilla razón de que los conceptos de
los científicos se dividieron entre quienes consideraban que no era claro ese
nexo causal y quienes defendían su existencia. Frente a esta ausencia de
certeza, el Tribunal Supremo Alemán consideró que, aun cuando ello no
pudiera ser afirmado de manera categórica y objeti\'a, los jueces sí tenían
la convicción subjetiva de que existía un vínculo causal entre la ingestión
del Contergán y las malformaciones fetales y que ese convencimiento inter-
no era suficiente para dar por demostrada la causalidad (41).
En 1981 se descubrió en España un brote epidémico que produjo varios
cientos de muertos y miles de lesionados por neumonía intersticial; pronto
la investigación comenzó a girar en derredor de la posible ingestión de acei-
te de Colza desnaturalizado, cuya venta para consumo humano estaba pro-
hibida debido a que la anilina con la que se mezclaba el aceite tenía pro-
piedades venenosas; se demostró dentro del proceso que algunas personas
habían retirado por procedimientos químicos la anilina con que el aceite
de Calza se desnaturalizaba y habían procedido a venderlo para consumo
humano. Trabada la discusión procesal sobre si existía una relación causal
entre el consumo de aceite de Colza desnaturalizado v la neumonía inters-
~icial,no fue posible conseguir que los peritos afirma{an con certeza la pre-
sencia o ausencia de dicho nexo. El Tribunal Supremo Español, al reco-
nocer que no se había obtenido certeza sobre ese vínculo entre el aceite de
~olza desnaturalizado y las lesiones o muertes que se juzgaban, advirtió que
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890 YESID REYES ALVARADO
la relatividad (44) y la explicación del origen del universo a partir del big
bang; en efecto, sólo si se parte del supuesto de que la relación causal supo-
ne que con absoluta certeza un acontecimiento específico lleva en todos los
casos a una determinada consecuencia, se podrá afirmar que en caso de
duda sobre la existencia del nexo causal debe aplicarse el in dubio pro reo.
Pero, como ya se ha visto, el universo no puede ser explicado en términos
de certeza, sino de meras probabilidades, lo cual ha conducido a los físicos
a reformular el concepto de causalidad a partir de la noción de probabi-
lidad; y, así como hace ya varios siglos el derecho penal decidió servirse
del concepto newtoniano de relación causal (edificado entonces sobre la
noción de certeza), no resulta comprensible que ahora se desconozca el
replanteamiento que de ese concepto ha hecho la física teórica, para afirmar
que «en derecho pena1», la relación causal debe ser entendida de una mane-
ra distinta, esto es, andada sobre la certeza.
(42) Sobre los hechos que dieron lugar a siderada como una teoría por completo cau.
este proceso y las determinaciones judicia- sal. provee un ejemplo notable de estructura
les que dentro de él se adoptaron, cfr. José teórica fundada en elementos no causales.
Manuel PAREDES CASTA:'Ó:-':
y Teresa RODR1. Pues los axiomas básicos de esta teoría son
GUEZMONTA.'\:ES , El caso de la col~a: respon- el principio restringido de relati\'idad (que
sabilidad penal por productos adulterados o establece la invariancia de las leves físicas
defectuosos, Tirant lo Blanch. Valencia, respecto de la elección de sistem~ de refe-
1995, pp. 41 a 57. rencia inerciales) y el principio de constan-
(43) José Manuel PAREDESCASTAJ\;ÓN y cia de la velocidad de la luz en el vacío. Sólo
Teresa RODR1GCEZ MOJ\"TAStS, ed. cit., p. 129. ocasionalmente se reconoce Que ninE:uno de
(44) "Pero no necesitamos recurrir a la estos principios es una ley ca~sal; en'ó puede
física estadística para apoyar nuestra afir- verificarse comparándolos con cualquiera
mación de que la causalidad no agota la de las formulaciones del principio causaJ>"
legalidad. La teoría de la relathidad restrin- Mario BUNGE.ed. cit.. p. 275.
gida, habitualmente (y erróneamente) con-
CAlJSAUDAD y EXPLICACIÓN DEL RESULTADO 891
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892 YESID REYES ALVARADO
(46) Aun cuando para efectos de estos to de las mismas, la distancia a la que se
ejemplos no "amos a precisar más la rela- efectúa el disparo, la condición de la ,'icti-
ción causal que está en la base de los mis- ma, etc.
mos, lo cieno es que ella sólo tiene real uti- (4i) Las panicularidades de este caso,
lidad si se le incorporan todos los datos que juzgado en Alemania. pueden verse en RGSt
acompañan la ejecución de la conducta, 63-211.
como por ejemplo, la clase de arma y muni- (48) Así, por ejemplo, para autores como
ción empleadas, el estado de funcionarnien- COBa DEL ROSAL Y V]\,ES A.."TÓ~, "La previsi-
CACSAUDAD y EXPLICACIÓN DEL RESULTADO 893
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894 YESlD REYES ALVARADO
(52) «La teoría de la adecuación persi- tarse originariamente como una teoría de la
gue un propósito justificado, pero no es, causaJidad, hoy se admite como una doctri-
com.o opinaban originariamente sus defen- na que no afecta el conceptO de causa, sino
sores, una teona causaL sino una teoría de que debe operar después de constatada la
la imputación». Tampoco es, contra lo que causaJidad, para seguir comprobando la
inicialmente entendían sus partidarios, una imputación objetiva del resultado. Sobre la
alternativa a la teona de la equivalencia, base de la teona de la adecuación se halla
sino más bien su complemento. Y en ese en proceso de elaboración la actual teoría de
sentido es también entendida hoy por regla la imputación objetiva», Santiago MIR, ed.
general por sus artidarios»; Claus ROXlN, cit., p. 226.
Derecho Penal, PG, 1. 1. Fundamentos. La (53) Como con alsruna frecuencia la ha
Estructura de la Teoríadel Delito, Ed. Civitas denominado el Tribu~al Supremo Español;
S. A., 1997, p. 361. «Para restringir los resul- dr. José CEREZOMIR, Curso de Derecho
tados de la teoría de la equivalencia de las Penal Espm101, PG, Ed. Tecnos, Madrid,
condiciones hay dos posibiJidades: o bien 2004, 6.a ed., p. 181.
rechazar el concepto de causa de la teoría de (54) Por ejemplo. Hans HEINRlCHJES.
la condición y mantener otra concepción CHECK,ed. cit., § 55. pp. 628 Y629.
más restringida de la causalidad, o bien (55) Cfr. lngeborg PL'PPE,La imputación
aceptar el concepto de causa de la teoría de objetiva, Ed. Comares, Granada, 2001, tra-
la condición pero considerando insuficiente ducción de Percy García Ca\'ero, p. 57.
la relación de causalidad para permitir la (56) Corte Suprema de Justicia de
imputación objeth'a del resultado. El prime- Colombia, Sala PenaL expediente de tutela " <a.
ro ha sido el camino tradicional. Mas por N. 18.135, decisión de 13 de octubre de
dicha vía la doctrina formuló una teona, lla- 2004.
mada de la adecuación, que, pese a presen-
CAUSAUDAD y EXPLICACIÓN DEL RESL'LTADO 895
Yesid REYESALVARADO,
Imputación..., ed. cit., p. 49.
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896 YESID REYES ALVARADO
(58) Cfr. Yesid REYESALVARIDO, Imputa- el hecho de que la imputación objetiva per-
ción..., ed. cit., p. 278 Yss. mita establecer un nexo entre conducta y
(59) En similar semido señala PUPPEque. resultado penalmente re]e\'ante, no significa
«Los requisitos de la imputación objetiva, que se la pueda reducir a una simple refor-
especialmente la realización del riesgo pro- mu]ación de la relación de causalidad, pues
hibido y la \lnculación con el fin de protec- su principal apone es el de una teoría del
ción, no pueden ser otra cosa que peculia- riesgo en un plano estrictamente valorativo,
ridades precisamente del nexo causal», que permite aislar comportamientos que se
Ingeborg PCPPE,ed. cit., p, 12. consideran contrarios a deberes de actua-
(60) Debe advertirse. sin embargo. que ción,
896 YESID REYES ALVARADO
(58) Cfr. Yesid REYESALVAR!¡J)O, Imputa- el hecho de que la imputación objetiva per-
ción..., ed. cit., p. 278 Yss. mita establecer un nexo entre conducta Y
(59) En similar sentido señala PUPPEque. resultado penalmente rele\'ante, no significa
«Los requisitos de la imputación objetiva, que se la pueda reducir a una simple refor-
especialmeme la realización del riesgo pro- mulación de la relación de causalidad, pues
hibido y la \inculación con el fin de protec- su principal apone es el de una teoría del
ción, no pueden ser OtTa cosa que peculia- riesgo en un plano estrictamente valorativo,
ridades precisamente del nexo causal», que permite aislar componamientos que se
lngeborg P¡;PPE,ed. cit., p. 12. consideran contrarios a deberes de actua-
(60) Debe advertirse. sin embargo, que ción.
CAUSALIDAD y EXPLICACIÓN DEL RESLl..TADO
(61) Cfr., por ejemplo, José CEREZOMIR. SAINZCANTERO, Lecciones de Derecho hnal
Curso de Derecho Penal Español (PG), t. n, (PG), 3.a ed., Ed. Bosch, Barcelona, 1990.
Ed. Tecnos, Madrid, 1998, p. 101; José A. p.508.