Marco Teórico

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POBLACIÓN

Adulto Mayor, con un rango de edad comprendida entre los 65 años en


adelante

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

Según estudios realizados en el Reino Unido afirma Laura Ferguson, directora


de la organización Campaing to End Loneliness , que la soledad es un problema
de salud pública que debe ser tratado con urgencia influyendo severa mente en el
deterioro de la Salud mental del adulto mayor, esto atribuido al quebranto de las
relaciones sociales, separaciones, o en el mayor de los casos el abandono por
parte de los familiares, una vez que un adulto mayor atraviese por esta difícil etapa
va a ser muy vulnerable a cualquier enfermedad o vicios, olvidando la esencia de
su vida, olvidando que dentro de la sociedad ocupan un lugar muy importante, que
para muchos son fichas claves o la memoria de nuestras vidas, un libro abierto de
conocimientos y experiencias, según El ministro de Servicios de Salud del Reino
Unido, Paul Burstow, dice que la sociedad necesita enfrentar este problema para
evitar grandes daños.

Los sistemas de salud todavía no han dado una respuesta adecuada a la carga
de trastornos mentales; en consecuencia, la divergencia entre la necesidad de
tratamiento y su prestación es grande en todo el mundo, en los países de ingresos
bajos y medios, entre un 76% y un 85% de las personas con trastornos mentales
graves no reciben tratamiento; la cifra es alta también en los países de ingresos
elevados: entre un 35% y un 50%. El problema se complica aún más por la escasa
calidad de la atención que reciben los casos tratados. El Atlas de Salud Mental
2011 de la OMS aporta datos que demuestran la escasez de recursos de los
países para atender las necesidades de salud mental y señalan la distribución
inequitativa y el uso ineficiente de esos recursos.

Datos estadísticos muestran las realidades y características del envejecimiento


en el país. Indican que el 40,1% que resalta que la población colombiana entre 18
y 65 años ha sufrido o sufrirá alguna vez, problemas de trastornos mentales, en
consecuencia datos estadísticos publicados en 2015, reportó que 10 de cada 100
adultos de 18 a 44 años y 12 de cada 100 adolescentes tienen presencia de
alguna enfermedad mental, además la Organización Mundial de la Salud (OMS)
nos tiene en alerta, pues proyecta que para 2021 la depresión puede ser una
epidemia mundial si no se empieza a tratar tempranamente.

Tratando de interpretar la influencia de los cambios sociales en la vida de las


personas mayores y como el aumento de personas afecta a la sociedad. Muchos
individuos inquietos en el estudio sobre la teoría del desarrollo han enfatizado
desde sus miradas en aspectos muy importantes para lograr el mejor resultado en
el tema, sin desconocer que como estamos en un mundo que cambia todos los
días difícilmente se dirá la última palabra más aún cuando sabemos que los
procesos científicos e investigativos cada vez se están actualizando por tanto
deben estar sujetos a nuevos resultados y aceptar nuevas teorías.

Debemos entender que la vida es un proceso de desarrollo y que el concepto


de envejecimiento visto desde una perspectiva del ciclo de vida es un proceso que
se inicia con el nacimiento y termina con la muerte, a través de todo el trayecto de
la vida, abarcando todas las dimensiones del ser humano desde lo biológico,
ecológico, social, psicológico y espiritual, como también muchos factores externos
que se encargan de complementar para bien o para mal este importante proceso.
Por tanto para construir sociedades donde hayan verdaderos procesos de
integración y cambio social se deben considerar y mejorar todos los aspectos que
rodean y dignifican la vida, empezando desde los más cercanos como los grupos
familiares extendiéndose y complementándose a cada uno de los siguientes ( la
escuela, el barrio, la comunidad ) que también hacen parte del proceso de
desarrollo en la vida, resaltando además la necesidad de construir, mantener y
conservar los contextos sociales, educativos, políticos, ambientales y económicos
por nombrar los más relevantes. Para abordar el proceso de desarrollo y vivir la
vida de mejor manera en cada una de sus etapas de la vida y en nuestro caso
específico la edad adulta debemos integrar cada uno De los aspectos de los
cuales dependemos tratando siempre de mejorar cada vez las condiciones de
acuerdo a los contextos y las capacidades de los seres humanos. Datos
estadísticos demuestran la importancia de investigar las realidades y
características del envejecimiento en el país. Un estudio realizado en 2013 por el
Ministerio de Salud y Protección Social sobre envejecimiento demográfico en
Colombia, (Ministerio de Salud y Protección Social, 2013) evidencia el descenso
de la mortalidad y la disminución paulatina de la fecundidad a partir de la década
de los años 50 del siglo XX. Para el año 2015 se proyectó un crecimiento de la
población mayor en un 3.51%, y del 3.76% para el 2020. Así, el índice de
envejecimiento se ha cuadriplicado, al pasar de 12 a 49 personas de 60 años o
más por cada 100 menores de 15 años. Para el caso de Popayán existe un
estudio de la Secretaría de Salud Municipal (2016) (Popayán, 2016) que involucra
variables sociodemográficas, dirigido a la población adulta mayor, urbana y rural,
de la ciudad donde se evidencian elementos importantes que se han venido
visualizando a nivel general en estudios nacionales sobre envejecimiento, por
ejemplo, que más del 70% de la población pertenece a estratos 1 y 2, cifra que va
de la mano a nivel nacional con el hecho de la vulnerabilidad económica de las
personas, que se traduce en el hecho que, para el censo del 2010, en el Cauca
solo el 13% de la población adulta mayor recibía pensión. Por lo cual para algunos
investigadores en el tema es muy importante priorizar la superación de las
inequidades y la construcción de políticas específicas que tengan en cuenta las
particularidades contextuales y diferenciales de cada región.
Para abordar las realidades socio-culturales del adulto mayor en la región es
necesario partir del concepto de salud mental. El cual se define como un estado
dinámico que se expresa en la vida cotidiana a través del comportamiento y la
interacción de manera tal que permite a los sujetos individuales y colectivos
desplegar sus recursos emocionales, cognitivos y mentales para transitar por la
vida cotidiana, para trabajar, para establecer relaciones significativas y para
contribuir a la comunidad. (Ley 1616 de 2013) Durante este estudio se
pretendemos indagar sobre las características psicosociales de la salud mental de
los adultos mayores de la ciudad de Popayán a partir de un Enfoque Ecológico
que intenta comprender la naturaleza polifacética del ser humano analizando los
factores que influyen en la salud mental. Lo que aporta a una perspectiva
diferencial a partir de múltiples contextos regionales, étnicos, culturales,
económicos y de género. La existencia de un estudio sobre salud mental de la
población adulta mayor posibilita el desarrollo de programas y proyectos

Marco Teórico
Cuando hablamos de Salud Mental es importante destacar una de las primeras
concepciones que surgieron, como lo dice el siguiente filosofo Descartes ´´una
diferenciación fundamental entre mente (lo mental) y cuerpo (lo corporal) como
dos ámbitos ontológicos diferentes´´ citado por Héctor Lamas Rojas donde
también define Salud mental como ´´ una condición y un nivel de funcionamiento
social que conlleva dos necesidades: La necesidad de adaptación social y la
necesidad de lograr satisfacciones y realizaciones personales; se relaciona con el
bienestar psicológico´´, sin embargo esta concepción no define correctamente lo
que es la salud mental de una manera amplia, por lo tanto es necesario citar otros
autores que definan la salud mental de manera amplia como por ejemplo:

Emiliano Galende: Quien afirma que se suele pensar el concepto de salud


mental como sinónimo de enfermedad mental, de modo que el padecimiento
queda situado en el escenario individual de la existencia de las personas
afectadas. Asimismo indica que el objeto de la salud mental no es la enfermedad,
sino que se constituye en torno a un complejo constructo interdisciplinario,
intersectorial, interprofesional e interinstitucional, la multiplicidad de sentidos con
los que el término salud mental fue introducido, generó un nuevo foco desde el
cual abordar los problemas y este era el de comprender los sufrimientos mentales
del individuo en el conjunto de sus relaciones familiares, grupales, y sociales en un
sentido amplio (…) El objeto de la salud mental no es de un modo exclusivo el
individuo o los conjuntos sociales, sino las relaciones que permiten pensar
conjuntamente al individuo y a su comunidad. Entonces es posible sostener que
la salud mental depende de todos sus elementos y se encuentra históricamente
determinada e íntimamente unida a las condiciones de existencia, estilos de vida y
de convivencia, en relación inclusiva con la colectividad a que se pertenece. Por lo
tanto, la salud mental de una comunidad (...) está determinada social e
históricamente. Es un proceso resultante de las condiciones de vida, de la historia
y de los proyectos de una sociedad. Cada cultura marca a sus miembros con el
particular significado que le da a la realidad. Nadie recibe los hechos sin que
atraviesen y se tiñan de todos los símbolos, sentidos y mitos que hacen a la
individualidad de esa cultura. En este sentido la salud mental tiene que ver con la
vida diaria de todos, se refiere a la manera como cada uno se relaciona con las
actividades en general en la comunidad; comprende la manera en que cada uno
armoniza sus deseos, anhelos, habilidades, ideales, sentimientos y valores
morales con los requerimientos para hacer frente a las demandas de la vida. En
tanto, depende de cómo se siente el individuo frente a sí mismo, cómo se siente
frente a otras personas y en qué forma responde a las demandas de la vida y de
su ambiente.

Por otra parte Erich Fromm (1980), destacado psicoanalista, psicólogo social y
filósofo humanista de origen judío alemán, precursor de una visión que hoy día se
denominaría holística e integradora del hombre y de su salud, buscó
específicamente una integración de la sociología y el psicoanálisis. Adaptado esto
a la salud mental significó, entre otras cosas, que Fromm nunca perdió de vista la
sociedad detrás de cada individuo y su psicoanálisis del paciente individual
siempre fue al mismo tiempo análisis de la sociedad en la cual este vive.
Fromm ve al hombre y las necesidades básicas que se derivan de su condición
físicomental y social. Por lo tanto, lo entiende desde una perspectiva materialista y
define la salud mental desde una visión primariamente ética, es decir, se pregunta
qué es lo que hace bien al hombre y que lo daña. Señala que el hombre tiene
ciertas necesidades que si bien no pueden ser advertidas directamente, pueden
ser explicadas a partir de sus actos. Este es el corolario más importante que
extrae de su análisis y en el que cimienta finalmente su concepto de salud mental:

Producto de su situación específicamente humana con la cual el hombre llega al


mundo, esta determina en él ciertas necesidades que son insoslayables, pues
deben ser satisfechas. De qué manera estas necesidades son satisfechas es algo
que dependerá sobre todo del contexto histórico-social y natural. La forma en que
estas necesidades sean adecuadamente satisfechas o no determinarán finalmente
el grado de salud mental que el hombre pueda desarrollar.
Por consiguiente, define las necesidades básicas resultantes de la condición
humana como las siguientes: la necesidad de vínculo, de un marco de orientación,
de poder entregarse a algo, de arraigo, de identidad y de trascendencia.

Necesidad de vínculo: Necesita crear nuevos lazos, nuevos vínculos con el


mundo. La manera en la que busca relacionarse depende de muchos factores
históricos, culturales, familiares, socio-económicos y políticos.

Fromm ve al hombre en su posición primaria como ser desorientado. En


relación con las necesidades de orientación y de entrega Fromm distingue dos
planos. El primero y más importante es el existencial, el segundo define la calidad
de vida. El existencial tiene que ver con la necesidad de algún tipo de marco de
referencia. La sociedad puede darle al hombre un marco de referencia inapropiado
a sus necesidades básicas. Este primer plano determina, según Fromm, la salud o
la enfermedad mental. El segundo plano define la felicidad o la desgracia, es decir,
la calidad de vida. Fromm es de la opinión, que no basta únicamente el marco de
referencia para ser capaz de actuar. “El hombre necesita también una meta, que le
indique hacia donde tiene que ir”. Aquí se trata de la entrega, de su pasión por
algo. El entregarse de lleno a algo hace al hombre capaz de actuar, porque funde
y encauza la energía humana en una dirección determinada. A partir de ahí el
hombre supera su existencia aislada, con todas sus dudas e inseguridades y le
otorga sentido a su vida.

Necesidad de arraigo: Únicamente puede desprenderse de sus raíces


naturales, al encontrar nuevas raíces, y solo después de haber encontrado esa
nueva adaptación, puede volver a sentirse en el mundo como en casa”. El hombre
tiene una sola oportunidad, si quiere ser sano, poder realizarse y sentirse como en
casa, postula Fromm: Encontrar una nueva tierra, crearla y echar nuevas raíces.
Esto se logra relacionándose con otros.

Necesidad de identidad: Esta necesidad tiene su raíz en los principios de la


propia naturaleza humana: El hombre percibe un proceso de individualización, es
decir, se vuelve consciente de sí mismo y de su autonomía, porque ya no
conforma una unidad con la naturaleza y posee razón y también capacidad de
abstracción. Puede decir “yo” y puede también diferenciarse de otros hombres. No
obstante, en la sociedad muchos hombres manifiestan un tipo de identidad, que,
según Fromm, está fundada sobre el conformismo de masas. Esta sensación de
identidad le otorga al hombre también seguridad y una cierta protección. Sin
embargo, es una falsa percepción de identidad en la mayoría de los casos, ya que
confina la propia libertad, el desarrollo, la salud mental y la felicidad.

Necesidad de trascendencia: El hombre trasciende la naturaleza a través del


simple hecho de ser hombre. Fromm observa en esta necesidad una de las raíces
humanas del fenómeno creativo: el arte, la religión y la producción material. En
cambio el hombre que por algún motivo no puede ser creativo-productivo,
necesitará satisfacer esa necesidad de otro modo. Se le ofrece entonces otra
posibilidad: Si no puede producir vida, ni arte, ni ninguna otra cosa, entonces
puede alcanzar la satisfacción de la necesidad de trascender a través de la
destrucción de la vida y de lo vivo.

En consecuencia se establece que la adecuación a las demandas de una


sociedad determinada no son siempre el equivalente a salud mental ya que el solo
hecho de actuar en la sociedad nada dice al respecto del estado mental de sus
individuos. Como el hombre y la sociedad forman una unidad y ya que la sociedad
ejerce una gran influencia sobre el hombre, es imposible separar la salud mental
de la sociedad en cuestión.

Concepción biomédica de la salud mental: se define a partir de dos


características fundamentales: la reducción de esta a un proceso biológico (que
tiene que ver con el cerebro) y la ausencia de enfermedad como criterio de
normalidad. Otra característica de la concepción biomédica es el protagonismo
que se le otorga a la enfermedad como eje de la salud mental. Lo anterior se hace
particularmente evidente en muchas de las investigaciones que se realizan, las
cuales en la práctica, se ocupan de la epidemiología y tratamiento de los
trastornos siquiátricos, pero no de salud como tal.

Concepción conductual de la salud mental: Un elemento central de esta


concepción conductual es el ambientalismo. Los estímulos ambientales se
consideran determinantes en la explicación y modificación del comportamiento: Se
plantea que la conducta puede moldearse en la medida en que se conozcan las
leyes que rigen el comportamiento y que se modifiquen las condiciones
ambientales que lo determinan. Por otro lado, dado que uno de los principios
epistemológicos fundacionales del conductismo es el rechazo a la noción de
mente y a cualquier forma de mentalismo, en este sentido, desde la perspectiva
conductista, se redefine como salud comportamental.

Concepción cognitiva de la salud mental: en la concepción cognitivista, la


intervención tiene una orientación fundamentalmente educativa-instruccionista,
cuya finalidad es lograr que los sujetos corrijan las formas de pensamiento
disfuncionales (creencias irracionales, distorsiones cognitivas, etc.) y aprendan a
pensar y en consecuencia a comportarse de una manera adaptativa.

Concepción socioeconómica de la salud mental: La declaración de Alma Ata


constituye un aspecto central en la consolidación del modelo socioeconómico, al
reconocer que el desarrollo económico y social es fundamental para lograr el
estado máximo de salud para todos y que la promoción y la protección de la salud
de la población son condiciones indispensables para el desarrollo económico y
social, para la calidad de vida y para alcanzar la paz. Se concibe entonces la salud
mental recursivamente relacionada con la noción de capital global dentro de un
marco de derechos y desarrollo humano; como un problema de bienestar político y
económico dependiente de condiciones más generales de la sociedad, asociados
a la condición económica, al ambiente en el que viven las personas y al tipo de
recursos disponibles.

Tello-Rodríguez T et al. Rev Peru Med Exp (2016), Trastornos Afectivos en el


Adulto Mayor, El periodo del ciclo vital conocido como “adultez mayor” o
senescencia, posee probablemente características de mayor singularidad que las
de otras fases, al acumular factores y experiencias de etapas previas y afrontar
desenlaces que no por previsibles o conocidos dejan de generar ansiedad o
expectativas de duda, conflicto, pesimismo e incertidumbre. El componente
afectivo o emocional de la vida cuotidiana del adulto mayor, muchas veces privada
del calor y el apoyo del grupo familiar o de un mínimo de interacciones sociales
positivas, confiere significados diferentes a la gradual reducción de diversas
funciones biológicas, cognitivas o sensoriales y, con ella, una mayor vulnerabilidad
a variados agentes o factores patógenos. Finalmente, la psicopatología o clínica
psicogeriátrica, aun cuando utilizando etiquetas nosológicas similares a aquellas
de fases previas del ciclo vital, entraña rasgos distintivos que es conveniente
conocer y delinear claramente a fin de proveer la atención profesional más
apropiada y oportuna
Perspectivas Generales: Los trastornos afectivos, en general, cubren en los
sistemas nosológicos más recientes, hasta dos áreas fundamentales: trastornos
depresivos propiamente tales y trastornos bipolares. Queda claro que otros
cuadros psiquiátricos, tanto en adultos como en ancianos, pueden presentar un
definido componente afectivo: es el caso de trastornos ansiosos, obsesivo-
compulsivos, relacionados con trauma y estresores, trastornos neurocognitivos, de
personalidad y adictivos. Estudios neurobiológicos muestran desactivación
funcional en las regiones parietal y frontolateral del cerebro, con pérdida de
materia blanca en el giro parahipocampo . La responsabilidad del médico de
atención primaria, así como la del médico geriatra, abarca no solo la necesidad de
detectar tal componente, sino la de precisar sus rasgos de entidad clínica
autónoma (por ejemplo, depresión mayor), de manifestación comórbida (vgr.,
síntomas depresivos en un incipiente cuadro demencial), un síndrome reactivo o
una respuesta al padecimiento de un cuadro médico incipiente o más o menos
definido.

Entidades Especificas - Trastorno depresivo mayor (TDM). Se considera que


hasta un 2% de la población adulta mayor puede experimentar TDM, las mujeres
representan más de la mitad de esta cifra. Los criterios diagnósticos más
aceptados en esta categoría diagnóstica, cuando aplicada a adultos mayores,
incluyen persistentes sentimientos de tristeza, vacío emocional, desesperanza,
anhedonia, apatía, insomnia o hipersomnia, retardo psicomotor, aislamiento social
y disminución de funciones cognitivas. En ancianos así afectados, la fragilidad
física se hace más evidente, por lo que es importante atribuir correctamente a
TDM síntomas físicos tales como dolores difusos, fatiga y constipación. Muchos
ancianos con TDM permanecen en cama largas horas del día y pueden exhibir
dependencia y negativismo que, en casos, alcanza niveles psicóticos. El deterioro
funcional puede ser similar al que se observa en enfermedades médicas graves.
Anomalías estructurales que perpetúan estados de apatía al interferir con la
estimulación cortical prefrontal de la actividad límbica .

Trastorno depresivo persistente (distimia): También llamada “depresión crónica”


o “depresión menor”, la diferencia fundamental con TDM es el menor grado de
severidad, aun cuando el impacto en la vida del paciente puede ser igualmente
importante (2,19). Los síntomas pueden estar presentes por meses y hasta años y
su distinción con otros cuadros psiquiátricos o, más aun, con entidades médicas
tales como hipotiroidismo, es fundamental. La distimia puede también sobrevenir
acompañada por estrés ansioso, rasgos melancólicos o los llamados rasgos
atípicos tales como disturbios alimentarios y sueño irregular. Los ancianos son
también más propensos a cuadros de duelo prolongado cuya ocurrencia “en
ondas” y una duración mayor de 7-10 meses, con sentimientos de culpa,
desaliento, ideas de muerte o suicidio.

Conducta suicida en ancianos: Mujeres de 60 años, o más, presentan un índice


más alto de intentos suicidas que su contraparte masculina, pero la prevalencia de
suicidios consumados es más alta entre los varones, llegando a ser hasta dos
veces mayor que la de la población general. Aparte de sexo masculino, los
factores específicos de riesgo incluyen presencia de comorbilidades médicas,
contacto interpersonal pobre, duelo prolongado, muerte reciente de un ser querido,
intento suicida previo o problemas financieros. La modalidad escogida puede ser
fundamentalmente sobredosis medicamentosa, salto a abismos o autoagresión
con armas punzocortantes en poblaciones latinoamericanas y uso de armas de
fuego en Norteamérica o Europa . En muchos de estos pacientes no ha habido un
diagnóstico formal previo de depresión, pero sí se registran visitas médicas más o
menos frecuentes en semanas previas al intento suicida.

Depresión geriátrica y comorbilidades médicas: La alta mortalidad en pacientes


geriátricos con depresión concomitante es un fenómeno reconocido. En muchos
casos, médicos de atención primaria son los primeros expuestos al contacto con
estos pacientes, de modo tal que la coexistencia de depresión con diagnósticos
tales como accidentes cerebrovasculares, cáncer, enfermedades respiratorias,
diabetes y artritis, genera significativas interacciones clínicas. El infarto miocárdico
y/o enfermedad isquémica son casi inmediatamente seguidas por depresión
marcada y muerte. Trastornos neurológicos tales como enfermedad de Parkinson
y esclerosis múltiple, enfermedades endocrinas (vgr. hipotiroidismo), déficits
vitamínicos (B12, D y K), nefropatías, enfermedad cardiaca congestiva y cáncer de
páncreas pueden debutar con síntomas depresivos, demandando por ello especial
atención y alerta continua por parte de los médicos y geriatras tratantes.

Depresión y déficits cognitivos: Una depresión severa puede afectar seriamente


la función cognitiva de pacientes ancianos y acompañar incluso a trastornos
neurocognitivos mayor (demencia) o menor. Ocasionalmente, se utiliza el término
“pseudodemencia” para caracterizar estos casos. Apatía, síntoma común de
demencia, puede, sin embargo, no ser parte del cuadro de fondo y constituirse,
por lo tanto, en entidad manejable. La llamada “depresión de inicio tardío” puede
ser un indicador temprano de enfermedad de Alzheimer, aunque también ha sido
vinculada a cuadros cerebrovasculares en el contexto de la llamada hipótesis de
“depresión vascular”.

Trastorno bipolar (TB) y relacionados: De ocurrencia predominante en


poblaciones jóvenes y con edad de inicio más frecuente en la segunda o tercera
década de la vida, el TB presenta, sin embargo, otro desafío clínico en su versión
geriátrica . Se reconoce hoy una tendencia creciente de prevalencia (hasta el 10%
en algunos estudios), una lista mayor de trastornos médicos (neurológicos,
endocrinos, farmacológicos y cognitivos, en particular) como precipitantes o
comórbidos (más del 70%) y la compleja gama de entidades y características
relacionadas al llamado espectro bipolar (variedades de bipolaridad, cicladores
rápidos, presencia de catatonía, patrón estacional, rasgos atípicos o mixtos, etc.).
Predominan episodios depresivos con rasgos melancólicos y pacientes mujeres
parecen mostrar incidencia más alta durante episodios maniacos.

Trastornos del Sueño en el Adulto Mayor: Los trastornos del sueño se


consideran un problema de salud pública. Prevalencias rampantes de insomnio,
somnolencia diurna y trastornos específicos como apnea obstructiva del sueño
(SAOS).

Insomnio: La prevalencia de insomnio en adultos mayores se encuentra entre


13 a 47% . En el adulto mayor los mecanismos de hiperalerta nocturna,
relacionados con trastornos del ánimo, problemas con higiene del sueño y
condicionamiento a la hipervigilancia, son semejantes a las del adulto joven; sin
embargo los trastornos médicos adquieren mayor relevancia, destacando los
efectos secundarios de medicación y los trastornos ocultos del sueño como SAOS
y el síndrome de piernas inquietas (SPI).

Trastornos del ritmo circadiano. El adelanto de la fase de sueño que pudiera ser
observado en algunos adultos mayores, puede ser manejado con la aplicación de
luz vespertina. En pacientes con deterioro cognitivo se ha postulado el uso de
melatonina y el empleo pautado de luz.

Somnolencia diurna excesiva: La prevalencia de somnolencia diurna excesiva


es 15,4 % Causas en el AM son privación de sueño, problemas de higiene de
sueño, depresión, trastornos ocultos como SAOS o síndrome de piernas
inquietas , trastornos metabólicos como hipotiroidismo, hipocortisolismo ,
hiponatremia, encefalopatía hepática, renal o insuficiencia cardiaca, entre otros.

Síndrome de piernas inquietas (SPI): El SPI es considerado el desorden de


movimiento más frecuente, aumenta con la edad y afecta entre el 1,9 al 15% de la
población. En el AM se identifican dos fenotipos: 1) con inicio antes de los
cincuenta años, usualmente de origen genético. 2) con inicio después de los
cincuenta años, usualmente secundario a algún trastorno por investigar.
https://www.redalyc.org/pdf/363/36346797021.pdf

Henry Ey (1975) y como Mayer W. Gross (1971). En sus textos se refiere a que
el comienzo de una enfermedad psiquiátrica en el anciano puede manifestarse
por: ansiedad, tristeza, anorexia, falta de sueño, pérdida de peso, alteraciones
neurovegetativas como hipertensión arterial, temblores, trastornos digestivos,
alteraciones en el comportamiento, en la orientación y en la memoria. Dichos
conceptos aún prevalecen en nuestra época ya que el comportamiento del
síndrome depresivo depende y está influido por el tipo de diagnóstico, la
persistencia y la severidad de los síntomas, la sensibilidad y la percepción de
conflictos y síntomas, así como características sociodemográficas, factores de
personalidad, ganancia secundaria en el rol de enfermo y las formas de
enfrentamiento ante los problemas Por otro lado, los adultos mayores deprimidos
pueden malinterpretar muchos de los eventos que ocurren en el transcurso de la
vida. Esta distorsión cognoscitiva ocasiona una respuesta exagerada a los
eventos, además de la creación de expectativas no realistas y la generalización y
personalización de las situaciones adversas Asimismo la afectación cognitiva es
uno de los criterios diagnóstico en el Episodio Depresivo Mayor, así que padecer
una depresión puede significar un riesgo para sufrir demencia, por lo que
experimentar una depresión en edades tardías estaría indicando que puede haber
un aumento del riesgo del paciente de presentar un cuadro de demencia en el
curso de los siguientes dos a cinco años. El deterioro cognoscitivo es cualquier
déficit de las llamadas funciones mentales superiores que aqueje a un adulto
mayor. El más común es la queja de memoria. Múltiples causas pueden ser las
provocadoras de este tipo de problemas, es por esto que el deterioro cognoscitivo
(no la demencia) se puede caracterizar como un síndrome geriátrico, el cual debe
ser evaluado para detectar todos los componentes del mismo y hacer el
diagnóstico de demencia. Se han encontrado trastornos depresivos asociados en
estas edades al deterioro cognitivo, como también sin esa asociación. El
menoscabo cognitivo asociado con un episodio depresivo se considera
habitualmente como un indicador de mal pronóstico cuando ocurre en adultos
mayores. Otros autores han mencionado como factores de riesgo el estrés, el
hábito de fumar, la hipertensión arterial, la ingestión de bebidas alcohólicas, el
antecedente de trauma craneal, la enfermedad tiroidea, el uso de drogas y el bajo
nivel de educación, entre otros. Un factor de riesgo que debe siempre
considerarse es la depresión pues existe una estrecha asociación de ella con él.
Se ha señalado, que en el trastorno amnésico hay una fuerte asociación con la
ansiedad y la depresión más que con un deterioro funcional en las pruebas de
memoria objetivas. Las quejas de declinación de la memoria parecen estar más
fuertemente correlacionadas con el afecto y la personalidad que con las actuales
mediciones o estimaciones de su rendimiento.
https://cdigital.uv.mx/bitstream/handle/123456789/42253/OrtizVargasCristabell.p
df?sequence=1&isAllowed=y

Diane E. Papalia ( ), Desarrollo psicosocial en la adultez media Múltiples


fuerzas concurrentes que actúan sobre un sistema complejo, la salud mental no
sólo es la ausencia de enfermedad mental. La salud mental positiva involucra una
sensación de bienestar psicológico que va de la mano con un sentido saludable
del yo (Keyesy Shapiro, 2004; Ryff y Singer, 1998). Este sentido subjetivo de
bienestar, o felicidad, es la evaluación que hace la persona de su vida (Diener,
2000).
 
Teorías del Contacto Social:
De acuerdo con la teoría de la caravana social, la gente atraviesa la vida rodeada
por caravanas sociales : círculos de amigos cercanos y familiares con diversos
grados de cercanía, de los que dependen para recibir ayuda, bienestar y apoyo
social, ya cualesquiera que sean su cuidado, interés y sostén(Antonucci y
Akiyama, 1997; Kahn y Antonucci, 1980). Las características de la persona
(género, raza, religión, edad, educación y estado civil) aunadas a las
peculiaridades de su situación (expectativas de roles, eventos de la vida, estrés
financiero, complicaciones cotidianas, exigencias y recurrentes) influyen en el
tamaño y la composición de la caravana o red de apoyo, la cantidad y tipos de
apoyo social que recibe una persona, y la satisfacción derivada de dicho
apoyo. Esos factores afectados a la salud y el bienestar (Antonucci, Akiyama y
Merline, 2001). Aunque por lo regular las muestran largo plazo, su
composición puede cambiar. En un momento, los vínculos con los hermanos
pueden ser más importantes, mientras que en otro lo son los vínculos con los
amigos (Paul, 1997).En los países industrializados las personas de edad media
suelen tener las caravanas más grandes debido a que es probable que están
casadas, que tengan hijos, que sus padres vivan y que estén en el trabajo a
menos que se hayan retirado temprano (Antonucci, 2001).Las caravanas de las
mujeres, en particular el círculo interno, suelen ser másgrandes que las de los
hombres (Antonucci y Akiyama, 1997)

Teorías de la programación genética: Estas teorías sostienen que el cuerpo


humano envejece de acuerdo con un plan de desarrollo normal incorporado en los
genes. Una de esas teorías postula que el envejecimiento resulta de la senectud
programada: genes específicos se desconectan antes de que se hagan evidentes
ciertas pérdidas relacionadas con la edad (por ejemplo, en la visión, la audición y
el control motor).Estudios de gemelos han revelado que las diferencias genéticas
explican alrededor de una cuarta parte de la varianza en el ciclo de vida del ser
humano adulto. Esta influencia genética es mínima antes de los 60 años, pero se
incrementa después de esa edad. Es probable que involucre muchas variantes
raras de los genes, cada una con pequeños efectos (Christensen, Johnsony
Vaupel, 2006; Molosky et al, 2006; Willcoxet al. 2008).También pueden estar
implicados cambios epigenéticos (diferencias en los momentos en que se activan
y desactivan los genes) que depende de la herencia, las influencias ambientales y
cierto grado de azar. Los cambios epigenéticos implican cambios en la expresión
de los genes que no están codificados en el ADN. Algunos investigadores han
sugerido que la acumulación de modificaciones epigenéticas es en parte responsable del
envejecimiento (Fragaet al  2005; Skulachevetal, 2009). Sin embargo, esto tiene un lado
bueno; La naturaleza dinámica y reversible de las cámaras epigenéticos abre la posibilidad de
una intervención positiva que permite combatir los efectos del envejecimiento (Gravina y Vijg,
2010).

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