Marco Teórico
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Los sistemas de salud todavía no han dado una respuesta adecuada a la carga
de trastornos mentales; en consecuencia, la divergencia entre la necesidad de
tratamiento y su prestación es grande en todo el mundo, en los países de ingresos
bajos y medios, entre un 76% y un 85% de las personas con trastornos mentales
graves no reciben tratamiento; la cifra es alta también en los países de ingresos
elevados: entre un 35% y un 50%. El problema se complica aún más por la escasa
calidad de la atención que reciben los casos tratados. El Atlas de Salud Mental
2011 de la OMS aporta datos que demuestran la escasez de recursos de los
países para atender las necesidades de salud mental y señalan la distribución
inequitativa y el uso ineficiente de esos recursos.
Marco Teórico
Cuando hablamos de Salud Mental es importante destacar una de las primeras
concepciones que surgieron, como lo dice el siguiente filosofo Descartes ´´una
diferenciación fundamental entre mente (lo mental) y cuerpo (lo corporal) como
dos ámbitos ontológicos diferentes´´ citado por Héctor Lamas Rojas donde
también define Salud mental como ´´ una condición y un nivel de funcionamiento
social que conlleva dos necesidades: La necesidad de adaptación social y la
necesidad de lograr satisfacciones y realizaciones personales; se relaciona con el
bienestar psicológico´´, sin embargo esta concepción no define correctamente lo
que es la salud mental de una manera amplia, por lo tanto es necesario citar otros
autores que definan la salud mental de manera amplia como por ejemplo:
Por otra parte Erich Fromm (1980), destacado psicoanalista, psicólogo social y
filósofo humanista de origen judío alemán, precursor de una visión que hoy día se
denominaría holística e integradora del hombre y de su salud, buscó
específicamente una integración de la sociología y el psicoanálisis. Adaptado esto
a la salud mental significó, entre otras cosas, que Fromm nunca perdió de vista la
sociedad detrás de cada individuo y su psicoanálisis del paciente individual
siempre fue al mismo tiempo análisis de la sociedad en la cual este vive.
Fromm ve al hombre y las necesidades básicas que se derivan de su condición
físicomental y social. Por lo tanto, lo entiende desde una perspectiva materialista y
define la salud mental desde una visión primariamente ética, es decir, se pregunta
qué es lo que hace bien al hombre y que lo daña. Señala que el hombre tiene
ciertas necesidades que si bien no pueden ser advertidas directamente, pueden
ser explicadas a partir de sus actos. Este es el corolario más importante que
extrae de su análisis y en el que cimienta finalmente su concepto de salud mental:
Trastornos del ritmo circadiano. El adelanto de la fase de sueño que pudiera ser
observado en algunos adultos mayores, puede ser manejado con la aplicación de
luz vespertina. En pacientes con deterioro cognitivo se ha postulado el uso de
melatonina y el empleo pautado de luz.
Henry Ey (1975) y como Mayer W. Gross (1971). En sus textos se refiere a que
el comienzo de una enfermedad psiquiátrica en el anciano puede manifestarse
por: ansiedad, tristeza, anorexia, falta de sueño, pérdida de peso, alteraciones
neurovegetativas como hipertensión arterial, temblores, trastornos digestivos,
alteraciones en el comportamiento, en la orientación y en la memoria. Dichos
conceptos aún prevalecen en nuestra época ya que el comportamiento del
síndrome depresivo depende y está influido por el tipo de diagnóstico, la
persistencia y la severidad de los síntomas, la sensibilidad y la percepción de
conflictos y síntomas, así como características sociodemográficas, factores de
personalidad, ganancia secundaria en el rol de enfermo y las formas de
enfrentamiento ante los problemas Por otro lado, los adultos mayores deprimidos
pueden malinterpretar muchos de los eventos que ocurren en el transcurso de la
vida. Esta distorsión cognoscitiva ocasiona una respuesta exagerada a los
eventos, además de la creación de expectativas no realistas y la generalización y
personalización de las situaciones adversas Asimismo la afectación cognitiva es
uno de los criterios diagnóstico en el Episodio Depresivo Mayor, así que padecer
una depresión puede significar un riesgo para sufrir demencia, por lo que
experimentar una depresión en edades tardías estaría indicando que puede haber
un aumento del riesgo del paciente de presentar un cuadro de demencia en el
curso de los siguientes dos a cinco años. El deterioro cognoscitivo es cualquier
déficit de las llamadas funciones mentales superiores que aqueje a un adulto
mayor. El más común es la queja de memoria. Múltiples causas pueden ser las
provocadoras de este tipo de problemas, es por esto que el deterioro cognoscitivo
(no la demencia) se puede caracterizar como un síndrome geriátrico, el cual debe
ser evaluado para detectar todos los componentes del mismo y hacer el
diagnóstico de demencia. Se han encontrado trastornos depresivos asociados en
estas edades al deterioro cognitivo, como también sin esa asociación. El
menoscabo cognitivo asociado con un episodio depresivo se considera
habitualmente como un indicador de mal pronóstico cuando ocurre en adultos
mayores. Otros autores han mencionado como factores de riesgo el estrés, el
hábito de fumar, la hipertensión arterial, la ingestión de bebidas alcohólicas, el
antecedente de trauma craneal, la enfermedad tiroidea, el uso de drogas y el bajo
nivel de educación, entre otros. Un factor de riesgo que debe siempre
considerarse es la depresión pues existe una estrecha asociación de ella con él.
Se ha señalado, que en el trastorno amnésico hay una fuerte asociación con la
ansiedad y la depresión más que con un deterioro funcional en las pruebas de
memoria objetivas. Las quejas de declinación de la memoria parecen estar más
fuertemente correlacionadas con el afecto y la personalidad que con las actuales
mediciones o estimaciones de su rendimiento.
https://cdigital.uv.mx/bitstream/handle/123456789/42253/OrtizVargasCristabell.p
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