Trabajo Historiografia 4
Trabajo Historiografia 4
Trabajo Historiografia 4
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Beer, Henri, Prólogo en Febvre, Lucien “El problema de la Incredulidad en el siglo XVI- la religión de
Rabelais”. Edición traducida al español. Año: 1959 Edit: UTEHA
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Ídem.
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Bloch, Marc “Introducción a la Historia” año: 1952. Edit: Fondo de Cultura Económica. Pág: 38
ejército de Resistencia al Régimen de Vichy, donde resultó apresado por Klaus Barby y
fusilado en 1944.
Mientras se formó Fernand Braudel (1902-1985) conoció a Febvre luego de sus
estudios realizados en San Paulo, y este último lo adoptó como su heredero
intelectual. Braudel terminó de institucionalizar Annales, fue conocido como “El
constructor” e impulso los estudios annalistas de índole económica, reelegando a
segundo plano la historia cultural, la psicohistoria y la historia de las mentalidades
Las características de esta generación van a ser: el estudio del pasado a través
de grandes estructuras, sobre todo económicas, desarrollando ampliamente las
técnicas cuantitativas y utilizando datos demográficos además de una innumerable
cantidad de diversas fuentes, sintetizando todo en monografías regionales; y el
desarrollo de la pluralidad de lo temporal, el cual consiste en descomponer al tiempo
en ritmos heterogéneos: a) una larga duración o la geohistoria, que comprende los
cambios casi inmóviles en relación con el ambiente, b)media duración o tiempo
coyuntural, que atiende a procesos o ciclos más estrechos en el tiempo, y c) el tiempo
corto o acontecimental, referente a los acontecimientos de la historiografía
tradicional. Estas tres temporalidades y sobre toda la larga duración van a ser los
grandes aportes de Braudel a la historiografía, sobre todo el concepto de la geohistoria
que absorbe todo y permite la realización de la historia total desde una mirada más
espacial que temporal, puesto que como los explica Dosse (1987)“la geografía permite
valorizar la larga duración, disminuir el peso del hombre como actor de la historia,
sustituyéndolo por un sujeto espacial (…) la geografía era el medio por excelencia de la
hacer la historia más lenta”. Finalmente el mismo autor citado expresó que “el
humanismo de Marc Bloch y Lucien Febvre se desvanece, pues, ante el juego inexorable
de las fuerzas económicas y el hombre deja de ser el centro de los estudios históricos”
TERCERA GENERACIÓN
En 1968 el mundo fue sacudido otra vez con la revolución cultural de
estudiantes y trabajadores en varios epicentros mundiales, generando así un
cuestionamiento total a las estructuras culturales establecidas, y originando la
mutación en las familias, en la escuela y en la cultura en general.
Académicamente el centro y auge de la historia analista de los grandes modelos
explicativos y de las intenciones de síntesis general, con visiones globales fue
desestimado, y en su lugar surgieron múltiples nuevas formas de historiar, además de
que los nuevos historiadores ya no se formaban solo en Francia, sino que la formación
académica historiográfica se expandió por todo el mundo.
La misma corriente mutó a una generación que marcó una gran discontinuidad
con los segundos annales al promover la antropología histórica buscando acercarse
más a lo particular y a las nuevas problemáticas de la historia, ante la evidente
imposibilidad de una historia global. A diferencia de la primera generación, ya no va a
existir una orientación metodológica y una perspectiva teórica a seguir, sino que ahora
se van a perseguir fines más acotados, locales, menos monográficos para cuyo
tratamiento se van a aceptar todo tipo de perspectivas epistemológicas y teóricas
porque como afirma Aguirre Rojas (1999):“(…) los terceros Annales no tienen en
cambio ningún eje paradigmático reconocible que hubiera servido de sustento a la
construcción de una nueva política editorial, y de un sólido proyecto intelectual. Porque
las mentalidades y la antropología histórica no son paradigmas ni perspectivas teóricas
específicas, sino solo un campo problemático nuevo”
La antropología histórica propuesta va a ser un tipo de historia que recupere los
temas de la antropología para estudiarlos desde el análisis histórico, lograr
comprenderlos y “hacer comprender el universo complejos de prácticas y
comportamientos sociales”6 y la historia de las mentalidades va a ahondar más aún en
las actitudes colectivas, los universos culturales, las visiones, creencias. Todas estas
diversas cuestiones impulsaron el encuentro con otras ciencias sociales como la
etnología, la psicología social y la sociología para poder estudiar, a través de
documentos de lo imaginario, aquel contenido impersonal del pensamiento de una
época , “lo que tienen en común César y el último de sus soldados” Le Goff (1974).
El acontecimiento fue nuevamente parte de la historia, y resurgió la narración
para poder trabajar nuevos temas como el estudio sobre libros, la niñez, la vida pública
y privada, la muerte, la mujer, el trabajo. También se desarrollo la antropología
simbólica para atender creencias, supersticiones y costumbres.
LA MICROHISTORIA
La revolución cultural de 1968 no solo marcó la ruptura en Annales, sino que
indicó la crisis general de las formas de estudiar las cuestiones sociales, sobre todo en
la Historia. Ante esta crisis, una de las respuestas vino por parte de la historiografía
italiana, que durante el fascismo impuso resistencia bajo las colecciones izquierdista de
la editorial de Giulio Einaudi, y de los trabajos de Natalia y Leone Ginzburg.
En la década del 70 Edoardo Grendi propuso la reducción de escala en la
historia y la defensa del microanálisis, así como el uso del “indicio como mecanismo de
creación de un paradigma cognoscitivo” como explican Justo Serna y Anaclet Pons en
El ojo de la aguja (1993). También “elaboró la definición de <Excepcional-normal>
como un oximoró epistemológico en el cual los márgenes de la sociedad, lo anormal y
lo periférico pueden informarnos mucho incluso sobre el propio centro(…) se intentan
abordar singularidades para demostrar como esas especificidades pueden en todo caso
contradecir y deconstruir los casos globales” en palabras de Ronen Man (2012)
En los años 80 Einaudi lanzó una colección llamada “Microhistorie” dirigida por
Giovanni Levi y Carlo Ginzburg. Este último tuvo una formación heterogénea con
influencias de Annales, incluso tradujo la obra de Bloch al italiano y al igual que la
historiografía francesa de las últimas décadas, se dedicó a la historia cultural a través
de la sospecha y el paradigma indiciario, pero reduciendo la escala y atribuyendo un
gran papel a lo particular (sin olvidar lo social) centrando su interés sobre todo en los
sectores populares.
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Aguirre Rojas, C. La escuela de los Annales. Ayer, hoy, mañana. (1999) Pág. 131
La obra de la microhistoria trató de buscar una descripción más realista del
comportamiento humano, con un estudio intensivo del material documental, y con
una profunda cercanía a la antropología descriptiva, utilizando su método de
descripción densa sobre los actos simbólicos para poder discernir el discurso social y
“entresacar la importancia no evidente de las cosas” como dice Levi en <Formas de
hacer Historia> de Burke (1993) y desarrollando el relato de forma ordenada para que
el lector sea parte de la construcción del razonamiento histórico. La gran diferencia
entre la microhistoria y la antropología descriptiva es que esta última busca la
homogeneidad de símbolos y signos, mientras que la microhistoria intenta definirlos y
medirlos, teniendo siempre en cuanta la diferenciación social que permite ver las
acciones, roles, conductas y relaciones.
Según Ronen Man en su artículo de sobre microhistoria de 2012:
“las inferencias inductivas, la abducción como base científica y el empirismo
metodológico tienen la primacía en las elaboraciones investigativas (…) según Jacques
Revel (…) tres rasgos se podrían considerar: su constructivismo epistemológico, su
tratamiento experimental de los hechos históricos y el destacado lugar que se le asigna
al discurso de los microhistoriadores” (…) la premisa de la microhistoria es que
limitando el campo de observación es que emergen datos más numerosos y refinados.
CONTINUIDADES, CRITICAS Y RUPTURAS ENTRE ANNALES Y MICROHISTORIA