03 BIBLIA TORRES AMAT Vol - 5-6 PDF

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Contents.B.J BU fi: (^^ VcIvvh^*^


Versión I

Translator Fr^ Iv^Taí rY-í'J A»V^<\+


Putlisliea byvD, V; c^v.te ía^l v <C ¿hi^^

Place T^G^.rf.J

Date l^Zio
Accession ÍJ o. /,. P f 7

Accession Date Nc»^- / ^ I ? 3 2_


Vrice "^J^S?
LA

SAGRADA BIBLIA,
NUEVAMENTE TRADUCIDA AL ESPAÑOL,
É ILUSTRADA CON NOTAS

, POR

DON FÉLIX TORRES AMAT.


EDICIÓN REIMPRESA DE LA SEGUNDA DE MADRID.

TOMO V.

LIBRO CUARTO DE LOS REYES


Y LOS DOS DEL PARALIPÓMENON.

parís,
LIBRERÍA DE LOS SS. D. VICENTE SALVA É HIJO,
CALLE DE LILLE , N". J.

1836.
Imprenta de J. Smítb, calle de Montmorcncy, u. 16.
LIBRO CUARTO

DE LOS REYES.

CAPITULO PRIMERO.
Reinado de Ochózias. Elias le inlima la muer le; y hace
bajar fiíego del cielo contra los que envía el rey para
prenderle. Muere Ochozías, y succédele en el trono Joram
su hermano.

1 Después de la muerte de Acliáb rebeláronse


los moabitas contra Israel.
2 Sucedió también que Ochozías cayó desde la
ventana de un aposento alto del palacio que tenia
en Samiria , y enfermó de la caída. Y despachó
unos mensajeros, diciendoles : Id á consultar á
Beelzebub , dios de Accaron , si podré convalecer
de esta enfermedad.
3 Al mismo tiempo el Ángel del Señor habló á
Elias, thesbita , diciendo : Marcha, y sal al en-
cuentro de los mensao;eros del rey de Samaria , y
diles Pues qué ¿ no hay Dios en Israel que vais
:
,

á consultar á Beelzebub , dios de Accaron?


4 Por tanto esto dice el Señor
, De la cama :

en que te has acostado, no te levantarás , sino que


I

2 LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

morirás infaliblemente. Dicho esto , marchóse


Elias.
5 Y volviéronse mensajeros á Ochózías
los :

el cual les dijo : ¿Por qué os habéis vuelto?


6 A lo que respondieron : Hemos encontrado
un hombre y nos ha dicho Id y volved al rey
, :

que os ha enviado, y decidle Esto dice el Señor : :

¿ Acaso no hay Dios en Israel que envías á con- ,

sultar á Beelzebub , dios de Accaron ? Por lo mis-


mo pues de la cama en que te acostaste, no te
, ,

levantarás sino que morirás sin remedio.


,

7 Preguntóles el rey; ¿Qué figura y trage"


tiene ese hombre que os ha salido al encuentro,
y
dicho esas palabras ?

8 Respondieron ellos : Es un hombre cubierto


de pelo '
y que va ceñido con un cinto de cuero.
Dijo el rey : Ese es Elias, thesbita.
9 Y destacó un capitán de cincuenta soldados,
con los cincuenta que le estaban subordinados : el
cual salió en busca de él ; y hallándole sentado en
la cima del monte , le dijo : Varón de Dios ^ , el
rey ha mandado que bajes de ahí.
10 Elias en respuesta dijo al capitán de los

cincuenta : Si yo soy varón de Dios , baje fuego


del cielo , que te devore á tí y á tus cincuenta.
Descendió pues fuego del cielo , y le devoró á él

y á los cincuenta soldados que consigo tenia.

Esto es, ó de mucho cabello y barba (S. Hier. in Ezech.


1
J¿XXF), ó vestido de alguna piel de camello. Calmet.
2 O tú que te tienes por tal.
capítulo i. 3

nuevamente Ochózias contra él á


11 Destacó
otro capitán de cincuenta hombres con los cin-
cuenta el cual le dijo
;
Varón de Dios el rey '
: ,

lo manda : baja presto.


12 Respondió Elíasj: Si yo soy varón de Dios,
caiga fuego del cielo , y devórete á tí y á tus cin-
cuenta. Bajó pues fuego del cielo , y le devoró
á y á sus cincuenta.
él

13 Tercera vez destacó Ochózias otro capitán


de cincuenta hombres con sus cincuenta el cual ;

luego que llegó , se hincó de rodillas en frente


deslías y suplicóle diciendo
,
Varón de Dios, :

sálvame la vida , y salva también las de tus siervos


que me acompañan.
14 Ya sé que ha bajado fuego del cielo , y de-
vorado á los dos primeros capitanes de cincuenta
hombres, y á los cincuenta que cada'uno m.anda-
daba. Mas ahora yo te suplico que te apiades
de mí.
15 Entonces Ángel del Señor habló á Elias,
el

diciendo : Desciende y vete con él : no temas. Le-


vantóse pues , y marchó con él á encontrar al
rey,
16 al cual dijo : Esto dice Señor Por cuanto
el :

enviaste mensageros á consultar áBeelzebub dios ,

de Accaron , como si no hubiera Dios en Israel ¡ á

Habló también con tono insolente, insultando asi á.


1
Dios en la persona de su profeta. Véase fSanio Tomas 2
2ce. q. 108, a. 2.
4 LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

quien pudieras consultar , por esto de la cama,


en que te acostaste , no te levantarás ; sino que
morirás indefectiblemente.
17 Murió pues según la palabra del Señor,
pronunciada por Elias y como no tenia hijo nin- ;

guno succedióle en el trono su hermano Joram,


,

en el año segundo de el otro Joram % hijo de Jo-


saphat rey de Judá. ,

;:rl8 En orden á lo demás que hizo Ochózías,

;no está todo escrito en el libro de los anales de


los reyes de Israel ?

CAPITULO II.

Ekas es milagrosamente arrebatado deí mundo. Hereda su


espíritu Elise'o , el cual obra luego muchos milagros.

1 Y sucedió que cuando el Señor quiso arre-


batar al cielo á Elias en un torbellino de fuego^
venian Elias y Eliséo caminando de Gálgala.
2 y dijo Elias á Eliséo Quédate aqui porque :
,

el Señor me envia á Bethel. Al cual respondió


Eliséo : Te juro por
Señor y por tu vida , que el

no te dejaré. Llegados que fueron á Bethel


^
3 fueron los hijos ó discípulos de los profetas
que estaban alli, á encontrar á Eliséo, y dijéronle :

¿No sabes tú como hoy se te llevará el Señor á tu


amo ? Si que lo sé , respondió él : callad.

1 Tal vez seria como Vireij en vida de su padie.


2 Véase Profeta.
CAPÍTULO II. 5

4 X)\jo nuevami^'nte Eb'íis á Elíseo : Quédate aquí,


porque el Señor me envía hasta JeiichG. Te juro
por el Seíior y tu vida, le respondió, que no te de-
jaré. Asi que llegaron á Jerichó ,

5 acercái'onse á Eliséo los hijos de los profetas


que moraban allí y dijéronle ¿ No sabes tú que
,
:

hoy el Señor se llevará á tu amo ? Sí lo sé,


respondió él pero callad. ;

,6 Díjole otra vez Elias Quédate aquí porque :


,

el Señoj me envía hasta el Jordán. Replicó Eli-


séo : Señor y por tu vida que no
Juróte por el

me apartaré de tí. I\Xar€haron pues ambos á dos


7 y fuéronles siguiendo cincuenta de los hijos
de los profetas , los cuales se detuvieron á lo lejos

en frento de ellos , mientras que los dos se para-


roa en la orilla del Jordán.
8 Entonces Elias se quitó el manto , y doblóle,
é hirió con él las aguas , las cuales se dividieron

á uno y otro lado , y pasaron los dos á pie en-


juto.
9 Así que hubieron pasado , dijo Elias á Eli-
séo que quieres que yo haga por
: Pide lo tí , an-
tes que sea de tí separado. Y Eliséo dijo : Pido
que sea duplicado en mí tu espíritu '.
10 Cpntestó Elias Cosa difícil es : la que has

1 El don de pi'ofecía y el de ios milagros. Esto es ,


pido
que, como tu principal discípulo, reciba porción doble de los
dones que tienes ; ó que los reciba con abundancia. Vé^st
Primogénito.
6 LIBRO CUARTO DE LOS REYES.
pedido. No obstante , sí tú me vieres al tiempo
que sea arrebatado de tu lado , tendrás lo que
has pedido mas si no me vieres no lo tendrás.
:
,

11 Así proseguian su camino andando


y ha-
blando entre sí cuando hé aquí que un carro de
,

fuego con caballos también de fuego separó de


,

repente al uno del otro y Elias subió al cielo en -,

un torbellino \
12 Estaba Eliséo mirándole gritaba Padre
, y :

niio Padre mió carro ai-niado de Israel , y con-


j :

ductor suyo \ Y ya no le volvió á ver mas. En-


tonces asió sus vestidos , y rasgólos en dos partes
en señal de dolor.
13 Recogió después el manto, que se lehabia
caido á Elias y volviéndose , se paró en la ribera
,

del Jordán ;

14 y con el manto que se le cayera á Elias, hi-


rió las aguas , las cuales no se dividieron. Por lo
que dijo :
¿ Dónde está ahora el Dios de Elias ?

Hirió nuevamente las aguas , y se dividieron á un


lado y á otro ; con lo que pasó Eliséo.

I La opinión de que Ellas ha de venir al fin del mundo


para preparar los caminos del Señor antes del día terrible
del juicio, á fin de reunir con los padres , esto es
los hijos >

la Sinagoga con la Iglesia, para formar de todos un pueblo


santo y perfecto, está apoyada en las Santas Escrituras. V.
Malach. IV. v. 5.— S. Just. Dial. cum. Thriph.— TerUú.
\ib. de Anima, c. 35,50. — Nát. Alex. Hist. Eccl. Vet.
Test. Dissert. VI. — Reglas para inteligencia de la la Es-
critura.
2 Su apoyo y columna.
CAPÍTULO II. 7

15 Asi que vieron esto los hijos de los profe-


tas , que habian venido de Jerichó y estaban en ,

la orilla opuesta, dijeron : El espíritu de Elias lia

reposado sobre Elíseo ; y saliéndole al encuentro,


le hicieron profunda reverencia postrados en
tierra
16 y le dijeron : Aquí hay entre tus siervos
cincuenta hombres robustos que pueden ir en
busca de tu amo ; no sea que el espíritu del Se-
íior '
le haya arrebatado y arrojado sobre algún
monte , ó en algún valle, llespondió Eliséo : No
tenéis que enviarlos.
17 Tanto le importunaron que al cabo condes-
cendió, y les dijo Pues bien enviadlos. Envia- : ,

ron pues cincuenta hombres , que habiéndole


buscado tres dias , no le hallaron.
18 Por lo que se volvieron á Eliséo , que mo
1 aba en Jerichó ; el cual les dijo : ¿No os respon-
dí yo : No tenéis que enviarlos?
19 Por este tiempo dijeron también á Eliséo los
vecinos de la ciudad :' Bien ves que la situación
de esta ciudad es bellísima , como tú mismo , se-
ñor, lo estás conociendo ;
pero las aguas son muy
malas , v la tierra es estéril.

20 A lo que les contestó : Traedme una vasija


nueva , y echad sal en ella. Habiéndosela traido,
2 se fue al manantial de las aguas , echó en él

la sal , y dijo : Esto dice el Señor : Yo he hecho

1 Esto es, aquel torbellino impetuoso, Vénse Dios,


8 LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

saludables estas aguas ;, y nunca mas serán causa


de muerte ni de esterilidad..
22Desde entonces quedaron saludables ks

aguas hasta el día de hoy conforme á la palabra ;

pronunciada por Eliséo.


23 De aquí pasó á Bethel y cuando iba su- ,

biendo por el camino salieron de la ciudad unos


,

muchachuelos , y le motejaban , diciendo : Sube,


oh calvo calvo sube.
: ,

24 Elise'o volviéndose hacia ellos los miró y , ,

maldijo en nombre del Señor y saliendo dos osos ;

del bosque , despedazaron á cuarenta y dos de


aquellos muchachos '.

25 Partió en seguida Elise'o al monte Carmelo,


desde donde se volvió á Samaria.

CAPÍTULO III.

Reinado de Joram : úñense los reyes de Jiidá, de Israel, y


dtt Edom contra el de Moab ; y jjor la intercesión de Eli-
séo alcanzan sobre él la victoria. Evita el rey de Moab
'

la ruina de su ciudad, sacrificando á su primogénito.

í JoYáníj hijo de Acháb, comenzó á reinar so-


bre Israel en Samaria el año décimo octavo de
Josaphát, rey de Judá ; y rdinó doce años.

1Estos muchachos serian hijos de los idólatras de Be-


thel, que adoraban el becerro de oro y acaso lo harian ins- ;

tigados por sus padres. S. Chrysost. lib. III. adv. viiup.

vifce. molíost'
CAPÍTULO III. 9

2 É hizo el mal delante del Señor : mas no co-


mo su padre y madre; pues quitó las estatuas de
Baal, que había hecho su padre.
3 No obstante imit,ó los pecados de Jeroboam,
hijo de Nabath ,
que hizo pecar á Israel ; ni se
apartó de ellos,
4 Es de saber que Mesa, rey de Moab, criaba
muchos ganados y pagaba al rey de Israel cien
,

mil corderos y cien mil carneros con sus ve-


llones.
5 Pero muerto Acháb , rompió la alianza que
tenia con el rey de Israel :

6 por cuya causa rey Jorám salió entonces


el

de Samarla, y pasó revista de todo Israel.


7 Y envió á decir á Josaphat rey de Judá , :

El rey de Moab se me ha rebelado : ven conmi-


go á hacerle guerra. Respondió Josaphat Iré : :

lo que es mió, es tuyo mi pueblo es pueblo tu-:

yo, y mis caballos tuyos son


8 y añadió ¿Qué camino tomaremos?
: A lo

que respondióle Jorám El camino del desierto :

de Idumea.
9 Marcharon pues el rey de Israel el rey de ,

Judá, y el rey de Idumea *, y anduvieron rode-


ando siete dias de camino y halláronse sin agua ,

para el ejército , y para las bestias que llevaban


detras.
10 Dijo entonces el rey de Israel : [
Ay , ay,

1 Tributario de Josaphat.
ToM. V.
10 LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

ay de nosotros El Señor nos ha juntado aquí tres


!

reyes para entregarnos en poder de Moab.


1 Pero dijo Josapliat : ¿ No hay aquí alg'un
profeta del Señor ,
para implorar por medio de
él el socorro del Señor ? A esto respondió uno de
los criados del rey de Israel : Aquí está Eliséo,
hijo de Saphat ,
que daba agua-manos ó servia á
Elias.
12 Dijo Josaphat : El Señor habla por su bo-
ca '. Fueron pues á encontrarle el rey de Is-
rael, y Josaphat, rey de Judá , y el rey de Idu-
mea.
13 Mas Eliséo dijo al rey de Israel :
¿ Qué
tienes tú que verconmigo? Anda vé á los profetas ,

Je tu padre y de tu madre. Díjole el rey de Is-


rael ¿Por qué habrá juntado el Señor estos tres
:

reyes para entregarlos en manos de Bloab ?


14 Vive el Señor de los ejércitos en cuya ,

presencia estoy, respondió Eliséo, que si no res-


petara la persona de Josaphat, rey de Judá no ,

te hubiera atendido ni aun siquiera mirádote la,

cara.
15 Mas ahora traedme acá uno que taña el
harpa; y mientras este cantaba al son de la harpa ,
la virtud del Señor se hizo sentir sobre Eliséo , el

cual dijo :

16 Esto dice el Cavad en la madre de


Señor :

este torrente , haciendo fosas y mas fosas

1 Realmente es un verdadero profeta.


CAPÍTULO III. 11
17 pues el Señor dice así : No vere'is viento ,

ni lluvia , y la madre de este torrente se henchirá


de aguas , y beberéis vosotros y vuestras tropas ,

y vuestras bestias.
18 Y esto aun es lo de menos en los ojos del
Señor ;
porque ademas entregará también á Moab
en vuestras manos.
19 Y destruiréis todas las plazas fuertes , y todas
las ciudades y cortaréis todos los
principales,
árboles frutales , y cegaréis todos los manantiales
de aguas, y sembraréis de piedras todos los campos
mas fértiles.

20 Con efecto llegada mañana al tiempo que


la ,

suele ofrecerse el sacrificio ya las aguas venian


,

corriendo por el camino de Edom ; é inundóse de


agua todo aquel terreno.
21 Al mismo tiempo los moabitas todos á una , ,

oyendo que aquellos reyes habian salido á campaña


contra ellos , convocaron á todos los hombres aptos
para la guerra , y vinieron á esperarlos en las
fronteras.
22 Y habiéndose levantado al apuntar el dia ,

luego que los rayos del sol brillaron sobre las


aguas, les parecieron estas rojas como sangre.
23 Por lo cual dijeron Sangre de batalla es : :

los reyes han peleado contra sí, y se han acu-


chillado unos á otros : corre ahora , oh Moab , á
recoger la presa.

24 En efecto corrieron al campamento de Is-


rael : mas los israelitas ,
puestos sobre las armas,
12 LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

dieron contra los moabitas , y los pusieron en


fuga. Con esto fueron tras ellos los vencedores,
y destrozaron á Moab ,

25 destruyeron sus ciudades , llenaron de


piedras ,
que cada uno echaba , los campos mas
fértiles , cegaron todos los manantiales de las
aguas y cortaron todos los árboles frutales de
, ;

suerte que solamente quedaron los muros de la-


drillo ó el castillo i mas la ciudad fue' cercada por

los honderos ', y en gran parte derribada.


26 Habiendo visto pues el rey de Moab que
los enemigos prevalecian, tomó consigo setecien-
tos hombres valerosos con espada en mano , para
forzar el campo del rey de Idumea, y escaparse
pero no pudo lograr su intento.
27 y arrebatando á su hijo primogénito ,
que
debia succederle en el reino , ofrecióle en holo-
causto ^ sobre la muralla : cosa que causó grande
horror á los israelitas ; y así al punto se retiraron
de allí , volviendo á sus casas.

1 Esto es ,
por los que arrojaban con máquinas piedras
muy grandes.
2 A Moloch su Dios , para aplacarle con este horrendo
sacrificio de lo que mas amaba.
13

CAPÍTULO IV.

Elíseo multiplica el aceite de una pobre viuda : alcanza del


Señor un hijo á una muger de Sunam, le resucita despue»
de muerto , y obra otros milagros '

1 Vino aclamar á Elíseo la mus-erde uno de los


profetas ^, diciendo Mi marido siervo tuyo ha:
, ,

muerto y bien sabes que tu siervo era temeroso


;

de Dios. Pero ahora viene su acreedor para lle-


varse mis dos hijos y hacerlos esclavos suyos.
2 Dijola Eliséo : ¿Qué quieres que yo haga por
tí? Dime : ¿qué tienes en tu casa? Ella respon-
dió : No tiene tu esclava otra cosa en su casa, sino
un poco de aceite para ungirse ^.

3 A la cual dijo : Anda y pide prestadas á todos


tus vecinos vasijas vacías en abundancia ;

4 entra después en tu casa , y cierra la puerta


en estando dentro tú y tus hijos y echa de aquel ;

aceite en todas estas vasijas , y cuando estuvieren


llenas, las pondrás á parte.
5 Fuese pues la mucrer , y cerróse en casa con
sus hijos : presentábanle estos his vasijas, y ella las

llenaba.
6 Llenas ya las vasijas, dijo á uno de los hijos :

Tráeme todavía otra vasija ; y respondió él : No


tengo mas. Entonces cesó de multiplicarse el aceite.

1 Año del Mundo 3109: antes de Jesu-Christo 895.


"2 Véase Profeta.
'¿
Véase Unción.
4-
14 LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

7 Fue luego ella, y se lo contó todo al varón


de Dios , el cual dijo : Anda , vende el aceite , y
paga á tu acreedor ; y de lo restante sustentaos tú

y tus hijos.
—8 Pasaba un dia Elise'o por la ciudad de Sunam,
y habia en una señora de gran consideración,
ella

que le detuvo á comer y como pasase por allí ;

frecuentemente se detenia á comer en dicha casa.


,

9 Y dijo la señora á su marido Advierto que :

este hombre que pasa con frecuencia por nuestra


casa, es un varón santo de Dios.
10 Dispongamos pues para él un cuartito ,
y
pongamos en él una cama, y una mesa, y una silla,
y un candelero, para que cuando viniere á nuestra
casa , se recoja en él.

11 En efecto, habiendo llegado cierto dia, se


aposentó en este cuartito, y allí reposó.
12 Y dijo á su criado Giezi Llama á esa suna- :

mitis. Llamóla Giezi ; y ella se presentó '


áEliséo :

13 el cual dijo á su criado : Dile de mi parte :

Veo que nos has asistido en todo con mucho es-


mero. ¿ Qué quieres que haga por tí? ¿Tienes
algún negocio , sobre el cual pueda yo hablar al
rey ó al general del ejército? Respondió ella Yo :

y\v o felizmente en medio de mis gentes.


14 ¿Qué quiere pues , replicó Eliséo, que haga
yo por ella? Respondió Giezi : No hay que pre-

1 Paróse ante el «posento de Eliséo.


CAPÍTULO IV. 15

juntárselo, supuesto que no tiene hijos , y que su


marido es ya viejo.
15 En consecuencia mandó que la llamase otra
vez, y venido que hubo, y parándose ante la puerta
por respeto al projeta ,

16 le dijo Eliséo : El año que viene , en este


tiempo y en esta misma hora dándote Dios vida,
llevarás un hijo en tus entrañas. A lo que res-
pondió ella : No quieras , señor mió , no quieras
por tu vida, oh varón de Dios, engañar á tu sierva.
17 Mas en efecto, la muger concibió y parió ,

un hijo al tiempo y á la hora misma señalada por


Eliséo.
18 El niño fué creciendo ; y habiendo salido un
dia para ir á encontrar á su padre, que estaba con
los segadores,
19 dijo á su padre : La cabeza me duele me ,

duele la cabeza. Dijo el padre á un criado Tómale :

y llévale á su madre.
20 Habiéndole este cogido y llevado á su madre,
le tuvo ella sobre sus rodillas hasta el medio dia ,

en que murió.
21 Subió luego arriba y púsole sobre la cama
,

del varón de Dios , y cerró la puerta y habiendo ;

salido ,

22 llamó á su marido á quien dijo : Despacha


conmigo , te ruego , alguno de los criados y una
borrica , para ¡r yo corriendo al varón de Dios y
volver luego.
23 Díjole él :
¿ Por que quieres ir á visitarle ?
16 LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

hoy no es d¡a de Calendas, ni de Sábado. Blas elb


respondió : Déjame ir.

24 Hizo pues aparejar la borrica, y dijo al cria-

do :
y date priesa, no me hagas detener en
Arrea,
el camino; y haz esto que te mando.
25 Partió pues y fué á encontrar al varón de
,

Dios en el monte Carmelo ;


quien al verla venir
acia él , dijo á Giezi su criado : Mira , aquella es
la sunaraitis :

26 encuentro, y dile
sal á su ¿Lo pasáis bien :

tLi, tu marido y tu hijo? Bien, respondió ella.


27 Mas que llegó al monte y á
así la presencia
del varón de Dios se echó á sus pies , , y acercán-
dose Giezi para apartarla , díjole el varón de Dios :

Déjala; porque su alma está llena de amargura , y


elSeñor me lo ha ocultado , y no me ha revelado
nada de eso.
28 Dijo entonces ella ¿Por ventura oh señov : ,

mió te pedí yo un hijo? ¿ No te dije que no me


,

engañaras ?

29 Y él dijo Pon haldas en


á Giezi ; cinta , y
toma en tu mano mi báculo y marcha ,
: si te en -

contrares con alguno , no te pares á saludarle : si

alguno te saludare, no ie detengas á responderle; y


pondrás mi báculo sobre el rostro del niño.

30 Sin embargo la madre del niño dijo d Elíseo


Juróte por el Señor y por tu vida que no me iré
sin tí. Con esto se puso Elíseo en camino, y la fue
siguiendo.
31 Entretanto Giezi habia ¡do delante de ellos,
CAPITULO IV, IT
\ puesto el báculo sobre la cara del niño , el cual

ni hablaba ni sentía. Y así volvió en busca de Elí-


seo, y dióle parte , diciendo s El niño no ha resu-
citado.
32 Entró pues Eliséo en la casa, y halló al nmo
muerto y tendido sobre su cama.
33 Entrado que hubo, cerróse dentro Gonelniño^,
é hizo oración al Señor.
34 Subió después sobre la caina^ y echóse sobre
el niño , poniendo su boca sobre la boca de él y ,

sus ojos sobre los ojos y sus manos sobre las ma-
,

nos ; y encorvado así sobre el niño , la carne del


niño entró en calor.
35 Tras esto , levantándose dio dos vueltas por
la habitación , y subió otra vez y recostóse sobre
el niño. Entonces el niño bostezó siete veces , y
abrió los ojos.
36 Y
llamó á Giezi y díjole Avisa á esa su- :

namitis. Vino ella y se presentó á Eliseo el cual ,

la dijo : Toma á tu hijo.


37 Acercóse ella , y arrojóse á sus pies
y le ,

veneró postrándose hasta el suelo ; y tomando á


su hijo , se salió.
38 Y Eliséo se volvió á Gálgfala. Habia por
aquel tiempo hambre en de el pais ; y los hijos
los profetas habitaban en su compañía. Por lo que
dijo á uno de sus sirvientes Pon una olla grande :

y cuece un potage para los hijos de los profetas.


39 En esto uno de ellos salió al campo á coger
,

yerbas silvestres , y halló una como parra ó vid


18 LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

silvestre, de que cogió unas tueras ', cuantas


pudo llevar en la falda de su vestido ; y así que
volvió las hizo rajas , y las echó en la olla del

jtotage , sin saber qué cosa era.


los compañeros para
40 Sirviéronselas pues á
que comiesen mas luego que probaron aquel
:

potage, gritaron diciendo La muerte está en esta :

olla ^, oh varón de Dios; v no pudieron atravesar


bocado.
41 Mas él, Traedme, dijo, harina; y asi que
se la trajeron , la echó en la olla , y dijo : Vé
repartiendo polage á la gente para que coma ; y
no hubo mas rastro de armargura en la olla.

42 Vino á la sazón un hombre de Baalsalisa '

que traía para el varón de Dios panes de primicias,


veinte panes de cebada , y espigas de trigo nuevo
en su alforja. Y dijo Eliséo á su criado : Dáselo á
la gente para que coma.
43 A lo que respondió el criado :
¿ Qué es todo
eso para ponerlo delante de cien personas ? Re-
plicóEUséo nuevamente Dáselo á la gente para :

que coma porque esto dice el Señor Comerán ,


;
:

y sobrará.
44 Finalmente lo puso delante de la gente , y

1 O coloquintidas. Coloquíntida es una planta que se


parece á la del pepino sii fruto es del tamaño y figura de
:

una naranja blanca y suave por adentro pero de un gus


: ;

t'o tan amargo, que por eso se llama hiél de tierra. Calmel —
2 O, veneno mortal hay en esta olla. -i/-.
3 Ciudad de la tribu de Dan.
CAPITULO V. 19
comieron (oilos , y sobró , seguii la palnbra del
Señor.

CAPÍTULO V.

Cura Elíseo la lepra á Naaman syro ; la cual contrae Giezi^


lior haber recibido jrresenfrs de Naaman.

1 Naaman ,
general de los ejércitos del rey de
Syria , era un hombre de gran consideración y
estima para con su amo pues por su medio habla
;

el Señor salvado la Syria :


y era un varón esfor
zado y rico ;
pero leproso.
2 Hablan salido de Syria guerrillas ', y cautiva-
do en tierra de ísraél á una doncellita , que entró
después á servir á la muger de Naaman
3 la cual dijo á. su señora ; ¡
Ah , si mi amo
fuera á verse con el profeta que está en Samarla !

Sin duda curarla de la lepra.


4 Oído que hubo esto Naaman, entró á ver á su
señor, y dióle parte, diciendo Esto y esto ha :

dicho una doncella de tierra de Israel.


5 El rey de Syria le respondió : Anda en hora
buena ;
que yo escribiré al rey de Israel. Partió
pues llevando consigo diez talentos de plata , con
seis mil monedas de oro y ,
diez mudas de vestidos ;

6 y entregó la carta al rey de Israel , escrita


en estos términos Por esta carta que recibirás
:
,

1 O partidas de tropa ligera. IT. Reg. III. 22.


20 LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

sabrás que te be enviado á Naaman , mí criado ,

para que le cures de su lepra.


7 Leído que bubo la carta el rey de Israel
rasgó sus vestidos , y dijo : ¿ Soy yo por ventura
Dios, que pueda quitar y dar la vida, para que
este me envié á decir que yo cure á un bombre de
la lepra? Reparad , y veréis cómo anda buscando
pretextos contra mí.
8 Lo que babiendo llegado á notitia de Elíseo ,

varón de Dios , esto es ,


que babia el rey de
Israel rasgado sus vestidos , envió á decirle : ¿ Por
qué has rasgado tus vestidos ? Que venga ese
hombre á raí y sabrá que hay profeta en Israel.
,

9 Llegó pues Naaman con sus caballos y carro-


zas , y paróse á la puerta de la casa de Elíseo.
10 Y envióle á decir Elíseo por tercera persona :

Anda , y lávate siete veces en el Jordán , y tu


carne recobrará la sanidad , y quedarás limpio.
11 Indiofnado Naaman, se retiraba diciendo:
Yo pensaba que él hubiera salido luego á recibirme,

y que ,
puesto en pie , invocaría el nombre del
¡Señor Dios suyo , y tocaría con su mano el lugar
de la lepra , y me curaría.
12 Pues qué , ; no son mejores el Abana y el

Pharphar , ríos de Damasco


que todas las aguas ,

de Israel ,
para lavarme en ellos y limpiarme ?
Como volviese pues las espaldas , y se retírase
enojado ,

13 se llegaron á él sus criados , y le dijeron :

Padre , aun cuando el profeta te hubiese ordenado


CAPITULO V. 21

una cosa dificultosa , claro está que debieras ha-


cerla; ¿pues cuánto mas ahora que te ha dicho :

Lávate y quedarás limpio ?


,

14 Fué pues , y lavóse siete veces en el Jordán^


conforme á la orden del varón de Dios , y volvióse
su carne como la carne de un niño tierno , y quedó
limpio.
15 Volviendo en seguida con toda su comitiva
ar varón de Dios , se presentó delante de él
diciendo Verdaderamente conozco que no hav
:

otro Dios en todo el universo , sino solo el do


Israel. Ruégete pues, que admitas este presente
de tu siervo.
16 Mas él respondió :Vive el Señor Dios ante ,

cuya presencia estoy ,


que no le recibiré. Y por
mas instancias que le hizo , de ningún modo quiso
condescender.
17 Al fin dijo Naaman : Sea como tú quieres :

pero te suplico que me permitas á mí, siervo tuyo,


el llevarme la porción de tierra que cargan dos
mulos; porque ya no sacrificará tu siervo de aquí
adelante holocaustos ni víctimas á dioses acrenos .

sino solo al Sejíor '.


18 Mas una cosa hay solamente por la que has
de rogar Señor á favor de tu siervo y es que
al ,

cuando entrare mi amo en el templo de Remmoii


para adorarle apoyándose sobre mi mano si yo
, ,

me inclino en el templo de Remmon ,


para sos-

1 En el texto hebreo se lee :


niñ"''^ f^' Jchovah,
3
•¿2 LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

tenerle al tiempo de hacer él su adoración en el


mismo lugar el Señor me perdone á mí
, , siervo
tuyo este ademan.
,

19 Respondióle Eliséo t Vete en paz ". Partió


pues Naaman ; y ^ era entonces la mejor estación
del año.
20 Giezi empero , sirviente del varón de Dios ,

dijo Mi amo ha andado muy comedido con este


:

Naaman de Syrla, no queriendo aceptar nada de lo


que le ha traido. Vive Dios que he de ir corriendo
á alcanzarle, y sacar de el alguna cosa.
21 Echó pues á correr en seguimiento de
Naaman ; el cual viéndole venir corriendo acia sí,

saltóluego del coche ásu encuentro, y dijo : ¿Va


todo bien ?
22 Bien , constestó Giezi. Pero mi amo me
envia á decirte Acaban de llegar dos jóvenes de
:

la montaña de Ephralm, de los hijos de los profetas :

Según algunos expositores Jas palabras del profeta


1
Vete en paz no significan que aprobaba Eliséo que Naa-
,

man asistiese civilmente a los sacrificios con motivo de


acompañar al rey. Calmet dice que el sentido que parece
mas conforme al texto hebreo y caldeo, és que Naaraan
pide perdón de lo pasado, reconociendo su pecado de ha-
ber adorado al ídolo Remmon. Que el Señor perdone esto
á vuestro siervo, dice el texto original hebreo, cuando vaya
mi amo al templo de Remmon para adorar en él, y &e apo-
yare sobre mi brazo y yo me inclinare, etc. ,

•2 El hebreo
3¿-^,s» Hll^r Ifl^O "^S^"; Se había retirado
de él como una milla etc. ,
CAPITULO V. 23

dame para ellos un talento de'plata, y dos mudas


de vestidos.
23 Dijo Naaman : Alejor es que tomes dos ta-
lentos; y le obligó á tomarlos :
1/ poniendo y atando
en dos talcg^os los dos talentos de plata, y las dos
mudas de vestidos, hizo que dos de sus siervos car-
garan con ellos, y que los llevasen yendo delante
de Giezi.
•24 Llegado que hubo, ya al anochecer, tomólos
de sus manos, y los guardó en su casa, y despachó
los hombres, los cuales se marcharon.

25 Entró después, y púsose delante de so amo


Eliséo : el cual le preguntó :
¿ De dónde vienes,
Giezi ? Y él respondió : No ha ido tu siervo á
ninguna parte.
26 Mas Eliséo replicó ¿ Pues qué no estaba :

yo presente en espíritu cuando aquel hombre


saltó de su coche para ir á tu encuentro ? Ahora

bien, tú has recibido dinero, y has recibido ropas


para comprar olivares, y viñas, y ovejas, y bueyes,
y esclavos, y esclavas.
27 Pero también la lepra de Naaman se te
pegará á tí y á tu descendencia para siempre. En
efecto, salió Giezi de su presencia cubierto de lepra
blanca como nieve '.

I Esto es , de la peor cal.dad.


24 LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

CAPÍTULO VI.

Nuevos prodigios del profeta Elise'o Benadad, rey de :

Sijria, sitia á Sumaria, ij la reduce á una hambre horrible ;


Joram, reij de Israel manda matar á Elise'o ; pet'o no se
,

efectúa su orden.

1 Dijeron los hijos ó discípulos de los profetas


á Elíseo Bien ves que el lugar donde habitamos
:

en tu compañía es para nosotros angosto.


2 Vamos hasta el Jordán y tome cada cual ,

de nosotros maderas del bosque para edificarnos


alh' un lugar en que habitar. Respondió Eliséo :

Id en hora buena.
3 Ven pues , díjole uno de ellos , tú también
con tus siervos; y contestó el Iré. :

4 Fuese pues con ellos y habiendo llegado ;


al

Jordán se pusieron á cortar maderas.


,

5 Y acaeció que mientras uno derribaba un


árbol, se le cayó en el agua el hierro de la hacha,
y exclamó diciendo d Eliséo : Ay ! ay de mí , se-
ñor mió ay ] ! que esta hacha la habia tomado pres-
tada !

6 Y dijo el varón de Dios : ¿ Dónde ha caido ?

Y señalóle él el lugar. Cortó pues Eliséo un palo,

y "arrojóle allí , y salió nadando el hierro.


7 Y díjole : Cógele :
y alargó la mano , y le

cogió .

8 Hacia el rey de Syria la guerra á Israel ; y


tenido consejo con sus criados ó palacic(jos , dijo :

Pongamos emboscadas en tal v tal lugar.


tAPiXULü VI. 25

9 Mas el varón de Dios envió á decir al rey


de Israel : Guárdate de pasar por tal lugar, porque
emboscados
los syros están allí :

10 por lo cual el rey de Israel destacó gente


á aquel puesto indicado por el varón de Dios,
j

y ocupóle de antemano , y se resguardó allí repe-


tidas veces.
11 Turbó ánimo del rey de Sy-
este suceso el
ria ; y habiendo convocado á sus criados ú oficia-
les ^ dijo ¿Por qué no me descubrís quién es el
:

que me hace traición para con el rey de Israel?


12 A lo que uno de sus criados ú oficiales
respondió No es nada de eso , oh rey y señor
:

mió ; sino que el profeta liliséo ,


que está en Is-
rael , manifiesta al rey de Israel todo cuanto se-
creto hablas en lo mas retirado de tu gabinete.
13 Dijo él entonces : Id y averiguad dónde se
halla ,
para enviar yo á prenderle. Diéronle luego
aviso , diciendo que estaba en Dothan.
14 Con esta noticia destacó allá caballos y
carros de guerra , y las mejores tropas de su
ejército ; los cuales llegando de noche , cercaron
la ciudad.

15 Y al apuntar el dia , habiéndose levantado


el criado del varón de Dios , y salido fuera , vio

el ejército al rededor de la ciudad con los caballos


y carros , y fue á dar avi^o á su amo , diciendo :

Ay ! ay ! señor mió! ay ! ¿qué es lo que hare-


mos ?

16 Mas él respondió : iNo tienes que temer


•26 LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

porque tenemos mucha mas gente nosotros que


ellos.
17 Y después de haber hecho oración,
Elíseo ,

dijo : Señor, ábrele los ojos á este para que vea

y abrió el Señor los ojos del criado y miró y , ,

vio el monte lleno de caballos y de carros de


fuej2:o , que rodeaban á Eliséo.
18 En esto se acercaban acia él los enemigos ;

y Eliséo hizo oración al Señor , diciendo : Ciega,


te suplico , á esta gente. Señor los cegó, Y el

o deslumhró ,
para que no viesen', conforme lo
habia pedido Eliséo.
19 Entonces Eliséo , llegándose á ellos ^ les dijo:

No es este el camino , ni esta es la ciudad : se-


guidme á mí , que yo os enseñaré el hombre que
buscáis. Dicho esto los condujo á Samaria ;

20 y entrado que hubieron en Samaria dijo ,

Eliséo Señor , abre los ojos á estos


: para que ,

vean. Y Señor los ojos , y reconocie-


abrióles el
ron que estaban en medio de Samaria.
21 Así que los vio el rey de Israel;, dijo á
Eliséo : ¿ Padre mió , los haré morir ?

22 Mas él respondió: No, de ningún modo les

quitarás la vida ;
pues no los has hecho prisioneros
con tu espada, ni con tu arco, para poder privarlos
de la vida : antes bien preséntales pan y agua ^,

para que coman y beban , y se vuelvan á su señor.

1 O no reparasen el camino.
3 Esto es, alimento. Véase Pan.
CAPÍTULO VI. 2?
23 Pusiéronles pues comida en grande abun-
dancia , y comieron y bebieron ; y dióles el rey

libertad y volvieron á su señor. Desde entonces


,

no volvieron mas las guerrillas ó partidas ligeras


de Syria ájiacer correrías en las tierras de Is-
rael.
24 Alyím tiempo después de estos sucesos , Be-
nadad rey de Syria juntó todas sus tropas, y
, ,

fue á sitiar á Samaria.


25 Y padeció Samaria una grande hambre ;
y
duró tanto que llegó á venderse la ca-
el sitio ,

beza de un asno en ochenta monedas de plata, y


un cuartillo de un cabo de palomina ^ en cinco'

monedas de plata.
26 Y pasando el rey de Israel por la muralla,
clamó á una muger diciendo Sálvame so-
él , : ,

córreme, oh rey mi señor.


27 El cual respondió No te salva el Señor :
,

¿cómo puedo yo salvarte? ¿Tengo acaso trigo en


las trojes , ni vino en las bodegas ? ¿Qué es lo que

quieres ? añadió el rey. Ella respondió :

28 Esta muger me dijo : Da tu hijo para que


le comamos hoy ;
que mañana comeremos el mió.
29 Cocimos pues mi hijo y nos le comimos. ,

Al día siguiente le dije yo Da tu hijo para que :

nos le comamos mas ella le ha escondido.


;

Véase Cabo.
1
2 Legumbre despreciable ó de mal sabor se habla de :

algunas de ellas //, Reg, XV11. Véase Bochar I Según .

otros expositores era uo suplente de la sal.


28 LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

30 Oido esto , rasgó el i ej sus vestidos , y


prosiguió andando por la muralla ; y vio todo et
pueblo el cilicio ó saco que llevaba vestido á raiz
de sus carnes.
31 Dijo entonces el rey : Tráteme Dios con
todo el rigor de su justicia , si la cabeza de Eliséo,
liijo de Saphat ,
quedare hoy sobre sus hombros.
32 Estaba á la sazón Eliséo sentado en su casa,
y estaban con él los ancianos ó senadores. Des-
pachó pues rey un hombre para que fuera á
el

cortarle la cabeza^ y antes que llegase este en-


viado, dijo Eliséo á los ancianos: ¿No sabéis que
ese hijo del homicida Acháb ha enviado á cortarme
la cabeza ? Tened pues cuidado cuando llegare el
enviado ó ejecutor de tener cerrada puerta y la
«le no dejarle entrar; porque ya estoy oyendo
las pisadas de su señor que viene tras de él.

33 Aun estaba hablando con ellos, cuando com-


pareció el enviado que venia á y dijo Tú él '
,
:

ves cuántos males nos envía Dios: ¿qué tengo


ya que esperar del Señor ?

CAPÍTULO Vil.

Eliséo predice para eldia siguiente abundancia de granos en


Samaría, y se verifica: abandonan los syros el sitio.

I Respondió á eso Eliséo : Oíd la palabra del

1 En seguida llegó el rey, arrepentido ya de la orden


dada: y parece que él dijo las últimas palabras.
CAPÍTULO VII. 29
Señor : hé aquí lo que el Señor dice : Mañana á
estas horas el modlo de flor de harina se venderá
por un sido , y un sido costarán dos modlos de
cebada en la puerta de Samaria.
2 Uno de los capitanes ,
que servia de bracero
al rey , respondió al varón de Dios , y dijo :

Aunque Señor hiciese compuertas en el cielo,


el

y lloviese trigo, ¿podrá nunca suceder lo que tú di-


ces ? Contestóle Kliséo Veráslo con tus ojos, :

mas no comerás de ello.

3 Habia cuatro hombres leprosos cerca de la


entrada de la puerta de la ciudad, los cuales se

dijeron unos á otros : ¿Para qué queremos estar


aquí hasta morir ?

4 Si tratamos de entrar en la ciudad , morire-


mos de hambre si nos quedamos aquí :
, morire-
mos también: vamos pues y pasémonos al campa-
mento de los syros : si tuvieren compasión de nos-
otros , viviremos : que si nos quisieren matar,
de cualquier modo también habríamos de morir-
nos aeá.
5 Con esto al anochecer se pusieron en camino
para pasar al campamento de los syros y llega-
,

dos que fueron á la entrada del campo de los


svros , no hallaron allí á nadie.
6 Porque el Señor habia hecho resonar en los
reales délos syros estruendo de carros falcados v
<le y de un numerosísimo ejército con
caballos , ;

lo que se dijeron unos á otros : Sin duda el rey


de Israel ha asalariado contra nosotros á los reyes
30 LIBRO CUARTO DE LOS RETES.

de los héteos y de los eg^^pcios , y se han echado


sobre nosotros.
7 Por esto escaparon de noche , abandonando
sus tiendas y caballos y asnos en el campamento;
pensando solamente en salvar sus vidas con la fuga.
S Luego pues que aquellos leprosos hubieron
llegado á la entrada del campamento , entraron
en una tienda y comieron y bebieron y sacaron
, ,

de ella plata y oro , y vestidos y fueron á escon- ,

derlo. Volvieron después , y entraron en otra


tienda , y escondieron también lo que de allí pi-
llaron.
9 Pero dijéronse unos á otros : ÍSo obramos
bien ,
pues este dia es dia de albricias : si nosotros
callamos , y no damos mañana
aviso hasta la , se
nos hará de esto un crimen. Ea pues vamos ,
, y
llevemos nueva al palacio del rey.
la

10 Venidos á la puerta de la ciudad , dieron la

noticia diciendo : Hemos ido al campamento de los


syros y no hemos hallado allí á nadie sino solo
,
,

los caballos y los asnos atados y las tiendas que ,

están todavja en pie.


Fueron pues las guardias de la puerta , y
11
avisaron la novedad á los de dentro del palacio
del rey
12 el cual se levantó siendo aun de noche , y
dijo á sus criados : Yo os diré lo que han hecho
ton nosotros los syros : saben que nos morimos
de hambre , y por eso se han salido del campa-
mento , y están escondidos por los campos dicien-
CAPÍTULO \1I. M
do Cuando salgan de la ciudad , los cogeremos
:

vivos, y entonces podremos entrar en ella.


13 Mas uno de sus criados le respondió To- :

memos los cinco caballos que han quedado en l.i


ciudad ( ya que solo estos restan de todos los que
habia en Israel , por haber sido consumidos los

otros y enviemos á hacer con ellos la descubie rta


) ,

14 Trajeron pues dos caballos y envió el rey ,

dos hombres al campamento de los syros, diciendo :

Id y observad lo que hay.


15 Los cuales marcharon y fueron siguiendo a
los syros hasta el Jordán y vieron como todo el ,

camino estaba lleno de vestidos y de muebles, que


los syros habian arrojado con la precipitación de
la huida ; y volviéndose los enviados dieron parte

al rey.
IG Entonces el pueblo salió, y saqueó los reales

de los syros :
y de resultas un raodio de flor de
harina valió un siclo, y un sido dosmodiosde ce-
bada, conforme á la palabra del Señor.
17 Habia puesto el rey á la puerta de la ciudad
aquel capitán que le servia de bracero : al cual
atropello el gentío á la entrada de la puerta , y
murió conforme á lo que habia predicho el varón
de Dios, cuando fué el rey á buscarle.
18 Con eso se cumplió la palabra del varón de
Dios que habia predicho al rey : Mañana á estas
horas dos modios de cebada se venderán por un
sido, y por un siclo un modio de flor de harina
en la puerta de Samaria ;
32 LIBRO (UARTÜ DE LOS REYES.

19 en cuya ocasión replicó aquel capitán al va-


ron de Dios, diciendo : Aunque Dios abra las com-
puertas del cielo para llover trigo , ¿
podrá verifi-
carse nunca lo que tú dices ? y le respondió Elí-
seo : Lo verás con tus ojos , mas no comerás de
ello.

20 Así le aconteció , como le estaba predlcho,


pues le atropello el pueblo á la puerta, y quedó
muerto.

CAPITULO VllL
Después de una hambre de siete años , viielce la sunamiíis
á su casa y recobra los bienes. Vaticina Elíseo la muerte
de Bsnadad, ij que Hazael seria rey de Syria. Reinados
de Juram rey de Judá y de su hijo Ochózias, los cuales
,

siguen las impiedades de sus antecesores.

1 Habló ElistíO á la muger sunamüe ^ cuyo hijo


liabia resucitado , y le dijo : Márchate con tu fa-
milia , y vete fuera de tu país á habitar donde te
parezca mejor; porque Dios ha llamado la ham-
bre, y ella se apoderará de la tierra de Israel por
siete años.
2 Hizo pues la mug-er lo que le dijo el varón de
Dios , y salió con su familia fuera de su pais , v
permaneció largo tiempo en tierra de piíilisteos.
3 Terminados los siete años regresó la mu- ,

ger del pais de los phllisteos , y acudió al rey para


que se le restituyesen su casa y sus heredades.
4 Estaba entonces el rey hablando con Giezi,
CAPÍTULO VIH. :í3

criado del varón de Dios , y decíale : Cuéntame


todas las maravillas que ha heclio Eliséo
5 y mientras él estaba contando al rey cómo
habia resucitado á un muerto , compareció la mu-
^er, á cuyo hijo habia resucitado , reclamando ante
el rey su casa y sus heredades. Y dijo Oiezi :

Esta es , oh rey mi señor, aquella mu^er , y este


su hijo, á quien resucitó Eliséo.
6 Y preguntólo el rey á la muger , la cual se
lo contó. Inmediatamente el rey envió con ella

un eunuco , ó mmisiro ^ á quien dijo Haz que se :

le restituya todo lo que le pertenece y todos los ,

réditos de sus heredades , desde el dia que salió


de su tierra hasta el presente.
7 Vino asimismo Eliséo á Damasco , á tiempo
que Benadad , rey de Syria , estaba enfermo ;
y
avisáronselo á este , diciendo : El v.aron de Dios
ha llegado aquí.
8 Y dijo el rey á Hazael : Toma contigo unos
regalos , y sal á encontrar al varón de Dios , y
consulta por su medio al Señor, preguntando : ¿ Si

podré escapar de esta mi enfermedad?


9 Fué pues Hazael á encontrarle, llevando con-
sigo presentes de todas las cosas mas preciosas de
Damasco en cuarenta camellos cargados y al lle- ,

gar á su presencia dijo Tu hijo Benadad rey : ,

de Syria , rne ha enviado á tí para saber si podrá


él sanar de su enfermedad.
10 Respondió Eliséo : Vé , y dile : Tu enfer-
4
34 LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

medad no es mortal : pero el Señor me ha hetlio


conocer que él ha de morir sin remedio '.

11 Y se estuvo el varón de Dios un ?-«/o parado


con él , y se conturbó hasta demudar el semblante,
y echó á llorar,
12 Díjole entonces Hazael : ¿Por qué llora mi
señor? Porque sé , respondió, los males que has
de hacer á los hijos de Israel. Tú entregarás á las
llamas sus ciudades fuertes , y pasarás á cuchillo
sus jóvenes , y estrellarás contra el suelo sus niños,

y abrirás el vientre á las mugeres preñadas.


Pues qué, ¿soy yo, siervo
13 Replicó Hazael :

tuyo otra cosa mas que un perro muerto para


, ,

que pueda ejecutar cosas tan grandes y terribles ?


A lo que respondió Eliséo El Señor me ha mani- :

festado que tú serás rey de Syria.


14 Habiéndose separado Hazael de Eliséo, vol-
vió á su amo ; el cual le preguntó : ¿Qué te ha di-

cho Eliséo ? Respondió él : Díjome que recobrarias


la salud.

15 Llegado el dia siguiente tomó Hazael un


paño acolchado j empapóle en agua, y extendióle
sobre el rostro del rey ; el cual murió y reino ,

Hazael en su lugar.
16 Al quinto año de Joram , hijo de Acháb , rey
de Israel y de Josaphat rey de Judá enti ó á
,
, ,

reinar Joram hijo de Josaphat rey de Judá.


,

1 De otro accidente. El hebreo fi")^^ iy\f2 *>2 Cierta-


mente tnorirás no i'irirás.:
CAPÍTULO VIII* 35

Treinta y dos anos) tenia cuando empezó á


1 ?

reinar, y ocho años reinó en Jerusalem.


18 Y siguió los pasos de los reyes de Israel,
como los habla seguido la casa de Acháb
porque ;

una hija de Achab '


era su rauger, y obró el mal
en presencia del Señor.
Mas el Señor no quiso exterminar á Judá
19
por amor de su siervo David según la promesa ,

que le habia hecho de conservarle á él y á sus hi-


jos perpetuamente una lámpara ardiente ^.

20 En su tiempo se rebeló la Idumea cintra


Judá, y eligióse un rey propio.
21 Por lo que Joram marchó contra Seira con
todos sus carros de guerra , y asaltó de noche y
desbarató á los idumeos que le hablan cercado, yá
los comandantes de los carros de guerra : mas el
pueblo liuyó á sus estancias,
22 Sin embargo, la Iduraea sacudió el yugo de
Judá hasta hoy dia. En aquel mismo tiempo se
rebeló también Lobna ^.
23 Las otras cosas de Joram , y todo cuanto
hizo , ¿ no es así que se halla todo escrito en el
libro de los anales de los reyes de Judá?
24 En fin Joram durmió con sus padres , y
,

fué con ellos sepultado en la ciudad de David y ;

le succedió en el reino su hijo Ochózías.

1 Athalía.
2 Estoes, la dignidad real.

3 Ciudad de la tribu de Judá.


á6 LIBRO CUARTO DE LOS REYES-

25 El año duodécimo de Joram, hijo de Acháb,


rey de Israel entró á reinar Ocbózías hijo de
,

Joram, rey de Judá.


26 Hallábase Ocbózías en la edad de veinte y
dos años cuando comenzó á reinar y reinó un ,

año en Jerusalem llamábase su madre Athalía


:

hija de Acháb que lo era de Amri rey de Israel.


, ,

27 Y siguió los mismos pasos que la casa de


Acháb y obró el mal en la presencia del Señor
, ,

á imitación de la casa de Acháb como quien era ;

yerno de este.
28 Asocióse con Joram hijo de Acháb ,
para
hacer guerra contra Hazael, rey de Syria en
la ,

Ramoth de Galaad é hirieron los syros á Joram


; ,

29 el cual se volvió á Jezrahel á curarse de las


heridas que le habian hecho los syros en el sitio de
Ramoth cuando peleaba contra Hazael , rey de
Syria. Y Ochózias hijo de Joram, rey de Judá, pasó
á Jezrahel á visitar á Joram hijo de Acháb ,
por-
que estaba allí enfermo.

CAPITULO IX.

Eliséo envía un projela a unyir á Jehú por rey de Israel.


Finí desdichado de Joram, de Ochózias y de Jezahel , á ,

la cual comen los perros según Elias habia vaticinado.


,

1 Por este tiempo el profeta Eliséo llamó auno


de los hijos de los profetas , y le dijo : Recoge
tus faldas, y cíñete y toma esta redomita de óleo
en tu mano y vé á Ramoth de Galaad.
,
CAPÍTULO IX. 39

16 Partió luego él , y tomó el camino de Je¿-


rahel donde estaba enfermo Joram
, á quien ;

Ochózias rey de Judá habia ¡do á visitar.


, ,

17 En efecto el atalaya que estaba sobre la


,

torre de Jezrahel vio la comitiva de Jehú que, ,

venia caminando y dijo Allá veo un pelotón de


,
:

•rente. Y dijo Joram d uno de los circunstantes :

Toma un carro , y despacha alguno que les salga


al encuentro ; y el que vaya, pregúnteles ¿Va :

todo bien?
18 Con esto que mofitó en el carro, fué cor-
el

riendo al encuentro de Jehú y díjole Esto dice ,


:

el rey ¿ Está todo en paz ? Respondió Jehú


: :

¿Qué te importi á tí de la paz ó de la guerra ?


Ponte atrás , y sigúeme. Al instante el atalaya
dio aviso , diciendo : Llegó á ellos el correo , y no
vuelve.
19 Por lo que despachó Joram un segundo car-
ro de caballos, y así que llegó el rorreo íí JeAii, dijo :

Esto dice el rey : ¿Tenemos paz? IMas Jehú


respondió : Que te importa á tí si hay paz ? Ponte
atrás y sigúeme.
,

20 Luego avisó el atalaya diciendo Ha lle- , :

gado hasta ellos , y no vuelve y el modo de an- ;

dar del que viene, se parece al de Jehú , hijo de


Namsi , pues camina con atropellamiento y preci-
pitación.
21 Entonces dijo Joram: Pon el coche '
: pu-

1 O cano de guerra que usaba.


40 LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

siéronle el coche Joram, rey de , y salió Israel,


en compañía de Ochózías , rey de Judá , cada
ual en su coche y fueron al encuentro de Jehú,
,

aliáronle en el campo de Naboth jezrahelita.

¿2 Apenas vio Joram á Jehú, dijo ¿ Tenemos :

olaz , Jehú ? ¿Qué paz puede haber le respondió % ,

mientras permanecen aun en su vi^or las forni-

caciones ó idolatría de tu madre Jezabel , y sus


muchas hechicerías?
23 Al punto Joram volvió las riendas , y echó
á huir , diciendo á Ochózías : Traición , Ochózías.
24 Pero Jehú flechó su arco y atravesó á Jo- ,

ram por las espaldas de suerte que la saeta le ;

pasó de parte á parte el corazón , y de repente


cayó muerto en su coche.
25 Y Jehú dijo al capitán Cógele, y Badacer :

arrójale en el campo de Naboth jezrahelita por- ;

que me
acuerdo que cuando tú y yo sentados en
el carro de guerra íbamos sij^uiendo á Acháb,
padre de este , el Señor pronunció esta terrible

sentencia contra él , diciendo :

26 Yo juro , dice el Señor, que en este campo


tomaré veng-anza en tí de la sang;re de Naboth y
de la sangre de sus hijos ,
que te vi ayer derra-
mar. Cógele pues, y arrójale en el campo, con-
forme á la palabra del Señor.
27 Al ver esto Ochózías rey de Judá echó , ,

á huir por el camino de la casa del huerto. Y

1 Ni cómo podemos esperarla de DioS; etc.


CAPÍTULO IX. 37
2 Llegado allá irás á verte con Jehú , liijo de
Josaphat, hijo de Namsi y luego que entres le , ,

llamarás á parte de sus hermanos, y le meterás en


un aposento retirado.
3 Y cogiendo la redomita de óleo la derramarás
sobre su cabeza diciendo Esto dice el Señor , : :

Yo te he ungido rey sobre Israel. Dicho esto ,

abrirás la puerta , y huirás sin detenerte allí.


4 Marchó pues este joven ministro del proteta, ,

á Raraoth de Galaad ,

5 y entrando en el lugar de la ciudad donde


estaban sentados los príncipes del ejército , dijo :

Una palabra tengo que decirte, oh principe. Pre-


guntó Jehú :
¿ A quién de todos nosotros? Y' res-
pondió él : A tí ;,
oh príncipe.
6 Al punto se levantó , y entró en un aposento,
y el otro derramó el óleo sobre su cabeza , di-
ciendo : Señor Dios de Israel
Esto dice Yo te
el :

he ungido rey del pueblo mió de Israel :

7 y exterminarás la casa de Acháb tu señor ,

y yo tomaré venganza de la sangre de mis siervos


los profetas , y de la sangre de todos los siervo»

del Señor derramada por Jezabel


, :

8 y extirparé toda la familia de Acháb, y ma-


taré de la casa de Acháb hasta los perros ; desde
lo mas estimado hasta lo msisvili/ desechado en
Israel
9 y trataré á la casa de Acháb, como á la casa
de Jeroboam , hijo de Nabath , y como á la casa
de Baasa , hijo de Ahia ;
38 LIBRO CUARTO DE LOS REVÉS.

10 y á Jezabel la comerán los perros en el


campo de Jezrahel, sin que haya quien la entierre.
Dicho esto , abrió la puerta , y echó á correr.
11 Mas Jehú donde estaban los oficiales
salió á
de su señor los cuales le preguntaron ¿ Va todo
; :

bien ? ¿ A qué ha venido á tí ese mentecato ? Res-


pondióles Jehíi Vosotros conocéis á ese hombre,
:

y lo que puede haber dicho '.


12 No es la verdad , replicaron ellos ;
pero sea
lo que fuere , cuéntanoslo. Jehú les dijo
Tal y :

tal cosa es lo queme ha dicho y ha añadido Esto ;


:

dice el Señor Yo te he ungido {5or rey de Israel.


:

13 Levantáronse ,
y enió ices á toda priesa
tomando cada uno su propio manto pusiéronle ,

debajo de los pies de Jehú en forma de tribunal:


y á son de trompeta le proclamaron diciendo , :

Jehú es nuestro rey.


14 Por tanto se conjuró Jehú, hijo de Josaphat,
hijo de Namsi contra Joram después que este
, ;

con todo Israel tenia sitiada la plaza de Ramoth


de Galaad contra Hazael , rey de Syria ,

15 y se hdbia retirado á Jezrahel para curarse


de las heridas que los syros le hablan hecho en el
combate contra Hazael, rey de Syria, Dijo enton-
ces Jehú Si os parece , nadie salga ni huya de la
:

ciudad, para que n o vaya á dar la noticia en Jez-


rahel.

] Otros traducen : 1 a habéis visto el j)ersonage qiie ei'a,.y

podéis discurrir lo que me habrá hablado.


CAPÍTULU IX. 41
corrió Jehú tras de él , diciendo : Matad tam-
bién á este dentro de su coche. \ le hirieron en
la cuesta de Gaver junto á Jeblaam ; y siguió hu-
yendo hasta Mageddo donde murió. ,

28 Y pusiéronle sus criados dentro de su


coche ', y lleváronle á Jerusalem, y le sepultaron
en la ciudad de David en el sepulcro de sus padres.
29 Ochüzías habia comenzado á reinar sobre
Judá el año undécimo de Jorám hijo de Acháb.
30 Entró pues Jehú en Jezrahel Jezabel em- :

pero informada de su llegada, se pintó los ojos


,

con alcohol y adornóse la cabeza , y púsose en


,

una ventana á mirar


cómo entraba Jehú por la puerta de la ciu-
31
dad , y dijo ¿Es posible que pueda tener paz ó
:

prosperidad este que como Zambri ha muerto, ,

á su señor ? '.

32 Alzó Jehú la cabeza acia la ventana , y


preguntó ¿ Quién es esa ? Y dos ó tres eunucos
:

hicieron á Jehú una profunda reverencia :

33 á los cuales dijo él ; Arrojadla de ahí abajo.


Arrojáronla, y quedó la pared salpicada con su
sangre ; y holláronla con sus pies los caballos.
34 Y después que Jehú entró en el palacio para
comer y beber, dijo á sus gentes Id á ver aque- :

lla maldita y dadle sepultura que al fin es hija


, ;

de un rey.
35 Y habiendo ido para darle sepultura no ,

1 O carro de guerra.
42 LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

hallaron sino la calavera , y los pies , y las extre-


midades de las manos.
36 Volviendo á Jehii con la noticia, dijo este :

Eso es aquello mismo que pronunció el Señor por


medio de su siervo Elias thesbita cuando dijo , :

En el campo de Jezrahel comerán los perros las

carnes de Jezabel
37 y estarán las carnes ó huesos de Jezabel en
el campo de Jezrahel, como está el estiércol sobre
la haz de la tierra : de suerte que los pasageros
dirán : ¡Y esta es aquella Jezabel

CAPITULO X.

Acaba Jehú con el linage de Acháh , y con los sacerdotes de


Baal, cityo temiólo destruye. Con todo eso , persevera en
la idolatría ocasionando muchos males á Israel. Succé-
dele en el trono su hijo Joachdz.

1 Quedaban de Acháb setenta hijos en Sama-


ría. En consecuencia escribió Jehú una carta , y
envióla á Samaria á los magnates de la ciudad , y
á los ancianos , y á los ayos de los hijos de Acháb.
Decia en ella :

2 Luego que recibáis esta carta los que tenéis


á vuestra disposición los hijos de vuestro señor,
y los carros de guerra , y los caballos , y las ciu-

dades fuertes , y armas


las ,

3 elegid al mejor y que mas os agradare entre


los hijos de vuestro señor , y colocadle sobre el

trono de su padre , y combatid por la casa de


vuestro señor.
CAPITULO X. 43

4 Intimidáronse ellos sobremanera


y dijeron ,
:

No han podido dos reyes hacerle frente ¿cómo :

podremos resistirle nosotros ?


5 Enviaron pues los mayordomos de palacio y
magistrados de la ciudad , y los ancianos y los

ayos á decir á Jehú : Vasallos tuyos somos , ha-


remos cuanto mandares ; pensamos en elegir
ni

rey sobre nosotros : haz todo lo que bien te pa-


reciere.
6 Mas él les volvió á escribir segunda caria,
en la cual les decia : Si sois de los mios , y me
prestáis obediencia , tomad las cabezas de los hijos
de vuestro señor y venid á veros conmigo ma-
,

ñana á estas horas en Jezrahel. Eran los hijos del


rey en número de setenta ; los cuales se criaban
en las casas de los magnates de aquella ciudad '.

7 Luego que recibieron esta carta , cogieron


á los setenta hijos del rey y los mataion y me- ;

tieron sus cabezas en unas banastas y se las re- ,

mitieron á Jezrahel.
8 Llegó pues un mensagero Jehú el , y dio á
aviso diciendo : Han traido las cabezas de los hi-
jos del rey, A lo que respondió Jehú Ponedlas ;

en dos montones á la entrada de la puerta hasta ,

la mañana.

9 Y luego que amaneció salió él , y puesto ,

en pié dijo á todo el pueblo : Vosotros que sois

justos, decidme: Si yo he conspirado contra nú

i A esta práctica alude Isaías cap. XLIX. v. 23.


44 LIBRO tUARTO DE LOS REYES.

señor , y le he quitado la vida ,


¿quién ha dego-
llado á todos estos '
?

10 Por tanto considerad ahora cómo no ha


caído en tierra una sola palabra de las que habló
elSeñor contra la casa de Acháb y cómo ha eje- ,

cutado el Señor lo que predijo por medio de


Elias su siervo.
Hizo pues matar Jehó á cuantos hablan
11
quedado de la familia de Acháb en Jezrahel y á ,

todos sus magnates , y familiares , y sacerdotes,


sin dejar ninguno en vida.
12 De aquí partió para Samarla , y al llegar á
la Casa esquileo ^ que está junto al camino ,

^
13 se encontró con los hijos de los hermanos
de Ochózias, rey de Judá, y preguntóles : ¿Quién
sois vosotros ? Los cuales respondieron : Somos
hermanos de Ochózias ; y venimos á saludar á los
líijos del rey
y á los hijos de la reina.
14 Dijo Jehú Prendedlos vivos. Presos que fue-
:

ron vivos, los degollaron junto á una cisterna vecina


á la Casa esquileo , en número de cuarenta y dos
hombres, sin perdonar á ninguno.

1 ¿No los han degollado sus amigos los rousejeros y

magnates? Preciso es pues que confeséis que Dios me


favorece en esta empresa. No puede darse señal mas
clara de la perversa astucia y negra política de Jehú. II-
ParaLXXI. v. 17.-^XXII. v. 8.
2 Créese que este es nombre propio de un lugar.
3 ÍI Paral. XXI. v. U. XXTI, v. 8. Véase Herma- —
nox.
CAPÍTULO X. 45
15 Pasando adelante halló á Jonadab, hijo de
Recháb, que le salia encuentro; y Jehú le
al

saludó, y dijo :
¿ Es tu corazón recto y propenso
acia mí, como lo es mi corazón acia el tuyo ?
Sí por cierto, respondió Jonadab. Si lo es, replicó
Jehú, dame tu mano; y él le dio la mano. É hízole
Jehú subir en su coche,
16 diciéndole : Ven commio^o, y verás mi zelo
por el Señor. Y así que le tuvo en el coche,
17 llevóle á Samarla, donde acabó de matar á
cuantos habian quedado allí de la casa de Acháb,
sin dejar uno siquiera ; conforme á la palabra del
Señor pronunciada por Elias.
18 Juntó también Jehú todo el pueblo, y le
dijo Acháb tributó algún culto á Baal; pero yo
:

se lo tributaré mayor.
19 Ahora pues convocadme á todos los profetas
de Baal, y á sus adoradores todos, y á todos sus
sacerdotes ninguno deje de venir porque voy á
:
;

hacer un sacrificio grandioso á Baal todo aquel que


:

faltare, morirá. Mas Jehú trazaba astutamente todo


esto para acabar con todos los adoradoresde Baal.
•20 Y así es que dijo Promulgad una fiesta :

solemne á Baal y echó un bando, ;

21 y le hizo publicar en todos los términos de


Israel. Con esto acudieron todos los ministros de
Baal : no quedó niuno siquiera que no asistiese.
Y entraron en el templo de Baal, y llenóse la casa
de Baal de cabo á cabo.
22 Dijo también á los que tenian el cargo de
ToM. V. 5
46 LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

las vestiduras : Sacad vestiduras para todos los


ministros de Baal, y sacáronles las vestiduras.

23 Después de esto, entrando Jehú con Jonadab


hijo de Recliáb en el templo de Baal, dijo á los
oradore de Baal : Registrad bien , y mirad
«^ue no haya con vosotros ninguno de los siervos
del Señor, sino solos los siervos de Baal.
24 Entraron pues para ofrecer las víctimas y
holocaustos. Mas Jehú tenia dispuestos á fuera
ochenta hombres, á quienes habia dicho Cual- :

quiera que dejare escapar alguno de estos hom-


bres que yo entrego en vuestras manos, pagará
con su vida la vida del que escapare.
25 Concluido que fué el holocausto, dijo Jehú á
sus soldados y capitanes: Entrad dentro, y matad-
los que ninguno escape. Y los soldados y capita-
;

nes los pasaron á cuchillo, arrojando fuera los

cadáveres '. De aquí marcharon á la ciudad del


templo de Baal,
•i6 y sacaron fuera del templo la estatua de
Baal, y la quemaron y redujeron á cenizas.
27 Destruyeron asimismo el templo de Baal, é

hicieron en su lugar letrinas, que permanecen


hasta hoy dia.
28 Así Jehú exterminó del pais de Israel á Baal.
29 Mascón todo eso no se apartó de los pecados
de Jerohoam hijo de Nabath, que hizo pecar á

I Para pasto át las lleras. San Agustín llama impía esta


lucion
CAPÍTULO X. 47

Israel, ni abaiidonü los becerros de oro que sub-


sistían en Betliel y en Dan.
30 Por lo demás el Señor dijo á Jehú : Pot
cuanto lias que era justo y
ejecutado con zelo lo

agradable á mis ojos y cumplido todo lo que


,

tenia resuelto en mi corazón contra la casa de


Acháb, tus hijos, hasta la cuarta generación, ocu-
parán el trono de Israel.
Empero Jehú no tuvo cuidado de caminar
31
ron todo su corazón por la Ley del Señor Dios de
Israel ;
puesto que no se apartó de los pecados de
Jeroboara, el cual habia hecho pecar á Israel.
32 En aquellos dias comenzó el Señor á in-

difi^narse contra Israel ; y así Hazael '


le derrotó,

V devastó en todos sus confines ,

33 desde el Jordán acia el Oriente, arndnando


toda de Galaad, de Gad, y de Rubén, y de
la tierra

Manassés: desde Aroer, situada junto al torrente


de Arnon, hasta Galaad y Basan.
34 Las otras cosas de Jehú, y todo cuanto hizo,
y sus proezas de valor, ¿ acaso no están ya escritas,
en el libro de los anales de los reyes de Israel ?

35 Al fin durmió Jehú con sus padres^ y fue


sepultado en Samaria, y su hijo Joacház le sucre-
dio en el reino.
36 El tiempo que remó Jehú sobre Israel en
Samaria, fue de veinte y ocho años.

1 Rey de Syria.
48 Libro cuarto de los reyes.

CAPITULO XI.

AthaUa hace matar toda la succesion real de Judá por


reinar sola ;
pero se
Joas que pasados seis
libra el niño ,

años es proclamado rey por medio del Sunio sacerdote


Joiada, quien manda matar á Alhalia^.

Por otra parte Athalía, madre de Ochózías


1

viendo muerto á su hijo , se alzó con el mando y ,

mató toda la prosapia real.


2 Bien que Josaba, hija del rey Joram , her-
mana de Oehozías, sacando á Joas hijo de Ochózías
de en medio de los demás hijos del rey, al tiempo
que los iban matando, le robó, sacándole del dor-
mitorio con su ama de leche, y le escondió de la

furia de Athalía para que no fuese muerto.


3 Y estuvo por espacio de seis años oculto con
su ama de leche en la Casa del Señor : mientras
tanto reinó Athalía en el pais de Judá.
4 Pero á los siete años Joiada, convocando á los
centuriones y soldados, los introdujo consigo en el
Templo del Señor é hizo liga con ellos y jura-
, ;

mentándolos en la Casa del Señor, les mostró el

hijo del rey


5 y dióles orden diciendo : He aquí lo que de-
béis hacer :

6 la tercera parte de vosotros que entra de se-


mana, esté atenta en centinela /.f/a la habitación

I Año 31*20 del Mundo.


CAPÍTULO XI. 4d
del rey : otra tercera parte g^narde la puerta de
Sur, y la última tercera parte cuide de la puerta
que cae detras de la habitación de los escuderos
ó guardias^ y haréis la guardia á la casa de Messa.
7 Finalmente de todos los que saliereis de se-
,

mana , dos toreras partes estaréis de guardia en


la Casa del Sefíor, cerca de la persona del rey ,

8 y le rodearéis teniendo las armas en vuestras


manos j
que si alguno intenta entrar en el recinto
del Templo para insultarle^ sea muerto ; y estaréis
al lado del rey, ora entre, ora salga.
O Ejecutaron los centuriones puntualmente
todo lo que les habia ordenado el Sumo sacerdote
Joiada,y tomando cada uno sus gentes, así los que
entrabao de semana, como los que salian, se pre-
sentaron al Sumo sacerdote Joiada
10 el cual les y armas ó escudos
dio las lanzas
del rey David ,
que se guardaban en la Casa del
Señor.
11 Y apostáronse todos con las armas en la

mano desde la derecha del Templo ó dtr'w, hasta


la izquierda del altar y del Templo, al rededor del
rey.
12. Entonces Joiada sacó fuera al hijo del rey,

y púsole la diadema sobre la cabeza , y el libro de


la Ley, é luciéronle rey y le ungieron y dando
, ;

palmadas le proclamaron, diciendo : Viva el rey.


13 En esto oyó Athalía las voces del pueblo que
corria, y acudiendo al tropel de gente que estaba
en el Templo del Señor,
50 LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

14 vio al rey colocado sobre el trono, según se


acostumbraba y á los cantores y trompetas junto
,

á él, y á toda la gente del pais llena de regocijo ,

tocando los clarines por lo que rasgó sus vestidos


:

y gritó : Traición, traición.


15 Mas Joiada dio orden á los centuriones que
mandaban la tropa, diciéndoles: Sacadla fuera del
recinto del Teaiplo, y cualquiera que la siga, sea
pasado á cuchillo. Pues habia dicho el Sumo sa-
cerdote : No sea muerta en el Templo del Señor.
16 Con esto se apoderaron de ella,y la llevaron
á empellones por la calle de la entrada de los ca-
ballos % junto al palacio, y allí fue muerta.
17 Después asentó Joiada el pacto del Señor
con rey y con el pueblo
el de que sería pueblo ,

del Señor y asimismo un tratado entre el rey y el


;

pueblo \
18 E imriediatamente entró todo el pueblo de
la tierra templo de Baal, y derribaron sus
en el

aras, é hicieron añicos sus imágenes, y delante del


mismo altar mataron á Mathan, sacerdote de Baal.
Y el Sumo sacerdote puso guardias en la casa del
Señor.
19 Y capitaneando á los centuriones y á las

1 O
de las caballerizas.
2 El primer cuidado del Sumo pontífice Joiada fué que
se renovara la s.^.grada alianza entre Dios y su pueblo es-
cogido; y en seguida la otra entre el rey y el pueblo, á
lin de que el rey gobernase con justicia, y el pueblo le obe-

deciese con todo amor y respeto. Véase Exodi XIX. v. 5.


CAPÍTULO XII. 51

legiones de ceretlieos y plieletliéos, y á toáo el pue


blo de la tierra, condujeron al rey desde el Tem-
plo del Señor , y por el camino de la puerta de
los escuderos le llevaron á palacio, donde se sentó
sobre el trono de los reyes de Judá.
20 Y todo el pueblo de la tierra se regocijó,
y
fjuedó en reposo la ciudad ; después que Athalía
pereció áfilo de espada en la casa del rey.
21 Siete años tenia Joas cuando entró á reinar.

CAPÍTULO XII.

Joas restaura el Templo, y por librarse de Hazael, le da sus


tesoros , y es muerto á traición •.

1 El año séptimo del remado de Jehú en Israel


entró á reinar Joasy reinó cuarenta años en Je-
,

rusalem. Llamábase su madre Sebia y era de ,

Bersabée,
2 Procedió Joas rectamente delante del Señor
todo el tiempo que tuvo por director al Sumo sa-
cerdote Joiada.
3 Verdad es que no quitó el sacrificar d Dios en
los lugares altos ; porque todavía el pueblo sacri-
ficaba y ofrecia incienso en las alturas.
4 Y Joas habia dicho á los sacerdotes : Todo el
dinero de cosas consagradas que fuere presentado
en el Templo del Señor por los forasteros que pa-
saren, y el que se ofrece por rescate de la per-

1 Año del Mundo 3126: 878 antes de JesüChristo.


52 LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

sena ,
que voluntariamente y al arbitrio
y el ilé

su corazón trae cada cual al Templo del Señor


5 lo han de recibir los sacerdotes seffun su turno
para reparar las quiebras de la Casa del Señor ,

según vieren que necesite repararse alguna cosa.


6 Sin embargo los sacerdotes no habian cuidado
hasta el año veinte y tres del reinado de Joas , de
hacer los reparos del Templo.
7 Entonces llamó el rey Joas al pontífice Joiada
y á los sacerdotes, y les dijo ¿ Por qué no habéis :

hecho los reparos en la fábrica del Templo? No


tenéis pues que recibir de aquí en adelante el di-
nero, en vuestros turnos ó semanas , sino dejadle
para reparar el Templo
8 y así se prohibió á los sacerdotes el conti-
nuar recibiendo del pueblo el dinero , y el cuidar
de la fábrica y reparos de la Casa.
9 Entonces el pontífice Joiada mandó hacer una
arca, y abrir encima de ella un agugero y colo- ;

cóla cerca del altar , á mano derecha de los que


entraban en la casa del Señor '. Y los sacerdotes
que estaban de guardia en las puertas, echaban en
ella todo el dinero que se ofrecía al Templo del
Señor.
10 Y cuando veian que habia mucho dinero en
el arca, venia un secretario del rey, y con el pon-

Después, para mayor comodidad de los oferentes, fue


1
colocada fuera del atrio de los sacerdotes. Paral. XXIV.
V. 8.
CAPÍTULO XII. 53

tífice sacaban y contaban el dinero ,


que se hallaba
en la Casa del Señor,
11 y entregábanle con su cuenta y razón en
mano de los sobrestantes de los obreros de la Ca-
sa del Señor : quienes pagaban con él á los car-
pinteros y albañiles qne trabajaban en la Casa del
Señor,
12 y y álos que labraban
hacían los reparos ,

las piedras y asimismo compraban con él la ma-


:

dera y piedra que se labraba; á fin de que fuese


perfectamente restaurada la Casa del Señor en to-
das las partes que necesitaban de algún gasto para
repararla.
13 Pero de este dinero, que se ofrecía alTem-
- pío del Señor , no se hacian los cántaros ó vasijas
ni los tridentes ó arrejaques , ni los incensarios, ni

las trompetas, ni vaso alguno de oro y plata ;

14 porque todo era empleado en los que traba-


jaban en restaurar el Templo del Señor :

15 ni se tomaban cuentas á aquellos hombres


que recibian el dinero para distribuirle á los obre-
ros , sino que le manejaban sobre su buena fé.
16 Es de advertir que no se metia en el Tem-
plo del Señor el dinero ofrecido por los delitos ó ,

por los pecados , pues este era propio de los sa-


cerdotes.
— 17 En aquel tiempo Hazael, rey de Syria, salió

á campaña , y poniendo sitio á Geth la tomó , y


enderezó su mira contra Jerusalem.
18 Por cuya razón Joas , rey de Judá , tomó
54 LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

todas las ofrendas sagradas que hablan ofrecido


Josaphat y Joram y
, ,
Ocliózías , reyes de Judá.
sus mayores, y las que él mismo habia ofrecido, v
toda la plata que se pudo hallar en los tesoros del
Templo del Señor, y en el palacio real, y enviólo
al rey de Syria Hazael ,
que con eso se retiró de
Jerusalem.
19 Las demás cosas de Joas, y todos sus hechos,
; no es así que están escritos en el libro de los
anales de los reyes de Judá ?

20 Por último subleváronse unos criados ú ofi-


ciales de Joas , y formando entre sí una conjura-
ción , le mataron en la casa ó palacio de Mello , á
la bajada de Sella.
21 Los criados que le quitaron la vida, fueron
Josachár hijo de Semaath , y Jozabad hijo de So-
mer, y muerto que fue, sepultáronle con sus pa-
dres en la ciudad de David , succediéndole en el

reino su hijo Amasias.

CAPITULO XIIL
Reinados de Joacház rey de Israel y de su hijo Joas.
Muere Elíseo, cuyo cadáver resucita á un muerto,

El año veinte y tres del reinado de Joas hijo


1

de Ochózías, rey de Judá, reinó Joacház hijo de


Jeliíi sobre Israel en Samaria por espacio de diez
V siete años.

2 E hizo el mal en la presencia del Señor y ,

siguió los pecados de Jeroboam hijo de Nabath


CAPITULO XIII. 5;>

( el cual hizo pecar á Israel ) , y no se arrepintió


íle ellos.
3 que se encendió el furor del Señor
Con lo

contra Israel y entrególe por mucho tiempo eti


,

poder de Hazael rey de Syria, y en poder de Be-


nadad hijo de Hazael.
4 Mas Joacház hizo sus plegarias ante la pre-
sencia del Señor , y oyóle el Señor , vista la an-
gustia de Israel , destrozado por el rey de Syria;
5 Señor á Israel un salvador
y envió el que '

le libró del podar del rey de Syria de suerte que ;

los hijos de Israel pudieron vivir en sus habita-

ciones ro7i tranquilidad como en los tiempos an-,

teriores.
6 Mas no por eso se desviaron de los pecados
con que la casa de Jeroboam hizo pecar á Israel,
'*

sino que los imitaron : tanto que aun el bosque


de Samaria quedó en pié.
7 A Joacház no le hablan quedado de la gente
de guerra mas que cincuenta soldados de á caballo
y diez carros de yuerra y diez mil hombres de a
,

pié; porque el rey de Syria los habla pasado á


cuchillo, y deshecho como al polvo de la era en qne
se trilla.
8 Las otras cosas de Joacház , y todos sus he-
chos , y su valor, ¿no está escrito todo esto en el
libro de los anales de los reyes,de Israel?

I-Cree Calmet que este salvador fue el rey Joas.


2 Consagrado á los ídolos por Achab. III. Rrq. XVI. v.

33.
56 LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

9 En fin Joacház durmió con el sueño de la

muerte con sus padres , y le sepultaron en Sama-


ría ; succediéndole en el trono su hijo Joas.
10 El año treinta y siete del reinado de Joas,
rey de Judá, comenzó á reinar, asociado d su pa-
dre Joas hijo de Joacház sobre Israel en Sama-
,

ría, y reinó por espacio de diez y seis años.

11 E hizo el mal en la presencia del Señor ; ni

se apartó de ninguno de los pecados de Jeroboam


hijo de Nabath (
que hizo pecar á Israel ), sino que
los imitó.
12 Las demás cosas de Joas, y todos sus hechos,
y su valor , y cómo hizo guerra contra Amasias
rey de Judá ,
¿no está todo escrito en el libro de
los anales de los reyes de Israel?
13 Joas fue á descansar en el sepulcro con sus
padres ; y Jeroboam ocupó su trono , después que
fue Joas sepultado en Samarla con los demás reyes
de Israel.
14 Y sucedió antes que estando Eliséo enfermo
de enfermedad de que murió pasó á visitarle
la ,

Joas rey de Israel y llorando delante de él, decia


;
:

Padre mió ,
padre mió , carro armado de Israel y
conductor suyo '.

15 Y Trae acá un arco y unas


díjole Eliséo :

flechas y habiéndole traido un arco y flechas ,


;

16 dijo al rey de Israel Pon tu mano sobre :

1 Su do-feusa y apoyo.
CAPÍTULO Xlll. 57
el arco.Cuando tuvo puesta la mano puso Eliséo ,

sus manos sobre las del rey,


17 y dijo Abre la ventana que cae al Oriente.
:

Luego que la abrió, dijo Eliséo Dispara una sae- :

ta : disparóla. Y dijo Eliséo : Saeta es esta de sal-


vación por el Señor , y saeta de salvación contra
la Syria ,
porque tú derrotarás la Syria en Aphec
hasta consumirla.
18 Dijo mas : Toma saetas y habiéndolas to-
;

mado , díjole de nuevo : Hiere la tierra con un


dardo ; y habiéndola herido tres veces , cesó de
tirar.

19 E irritóse contra él el varón de Dios, y dijo :

Si hubieses tirado cinco , ó seis , ó siete veces ,

hubieras herido á la Syria hasta exterminarla :

mas ahora la vencerás por tres veces.


20 Murió al fin Eliséo , y sepultáronle. Aquel
mismo año entraron por el pais los guerrilleros ó
tropas ligeras de Moab.
21 Y unos hombres que iban á enterrar á un
muerto , viendo á los guerrilleros , echaron el ca-
dáver en el sepulcro de Eliséo , y al punto que
tocó los huesos de Eliséo, el muerto resucitó y se
puso en pié '

22 Hazael pues rey de Syria tuvo acosado á


Israel en todo el reinado de Joacház.
23 Mas al cabo el Señor se compadeció de ellos.

1 Véase ei » logio de Elíseo en el c. XLVÍII, v. 13 del


Eclesiástico.
58 LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

y volvió acia ellos sus ojos, á causa del pacto que


tenia hecho con Abraham é Isaac y Jacob y no
, , ;

quiso enteramente perderlos, ni abandonarlos del


todo hasta el tiempo presente.
24 Finalmente murió Hazael rey de Syria
,
, y
succedióle Benadad su hijo.
25 Entonces Joas hijo de Joacház recobró del
poder de Benadad hijo de Hazael las ciudades ó
plazas que habia este tomado á su padre Joacház
por derecho de guerra. Tres veces le derrotó Joas,
y restituyó á Israel aquellas ciudades.

CAPITULO XIV.

Reinado de Amasias , rey de Judá : es abatido por Joas ,

rey de Israel, cuyo hijo Jeroboam II acaba de libertar á


Israel. ..

1 En
segundo ano de Joas , hijo de Joacház,
el

rey de Israel, entró á reinar Amasias , hijo de cL


otro Joas, rey de Judá,
2 Veinte y cinco años tenia cuando comenzó á
reinar y reinó veinte y nueve años en Jerusalem.
:

Llamábase su madre Joadan, natural de Jerusalem.


3 E hizo lo que era justo en la presencia di I

Señor mas no como David .su padre. En todo


,

imitó el proceder de su padre Joas :

4 aunque tampoco quitó los lugares excelsos :

pues todavía sacrificaba el pueblo y quemaba in-


cienso en las alturas.
CAPITULO XIV. 59

5 Luego que entró en posesión del reino , hizo


quitar la vida á sus criados, que habian muerto al

rey su padre :

6 aunque no mató á los hijos de los que le ha-


blan muerto , conforme á
que se halla escrito lo

en el libro de la Ley de Moysés, según el precepto


del Seiior, que dice No morirán los padres por
:

los hijos, ni los hijos por los padres sino que cada ;

uno morirá por su pecado personal.


"i Este mismo derrotó diez mil iduméos en el
valle de las Salinas, y tomó á viva fuerza á Petra,
á la cual llamó Jectehel , nom.bre que conserva
hasta hoy dia.

8 Entonces envió Amasias embajadores á Joas,


hijo de Joacbáz , hijo de Jebú , rey de Israel, di-

tiendo : Ven y veámonos las caras,


9 Y Joas rey de Israel envió á Amasias rey de
Judá esta respuesta : El cardo del Líbano envió á
decir al cedro que está en el Líbano : Da tu hija por
rauger á mi hijo. Mas las bestias salvages que ha-
bitan en el Líbano, pasaron y pisotearon al cardo
orgulloso ',

10 Como tú has vencido y derrotado á los


iduméos ,
por esto se ha engreido tu corazón.
Conténtate con esa gloria , y estáte quedo en tu
casa :
¿ á qué fin quieres acarrearte males para per-
derte tú y Judá contigo ?
11 Pero Amasias no quiso aquietarse. Por lo

1 Véase Hehrahmos.
60 LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

cual Joas rey de Israel salió á campaña, y encon-


trádose y Amasias, rey de Judá, junto áBethsa-
él

mes , ciudad de Judá,


12 fue el ejército de Judá derrotado por el de
Israel y cada cual huyó á su casa
;
'

13 Y Joas rey de Israel hizo prisionero en


, ,

la batalla de Bethsaraes á Amasias rey de Judá,


hijo de Joas, hijo de Ochózías, y llevóle á Je-
rusalem; y abrió una brecha de cuatrocientos
codos en la muralla de Jerusalem desde la puer-
ta de Ephraim hasta la puerta de la esquina.
14 Y tomó todo el oro y plata y todas las al- ,

hajas que se hallaron en el Templo del Señor


y ,

en los tesoros del rey , y los rehenes :


y vol-
vióse á Samaria.
15 Las demás acciones de Joas, y el valor con
que peleó contra Amasias rey de Judá , ¿todo
eso no está escrito en el libro de los anales de los
reyes de Israel ?

16 Finalmente , Joas pasó á descansa^ con sus


padres , y fue sepultado en Samaria con los reyes
de Israel , succediéndole en el reino su hijo
Jeroboam segundo,
17 Mas Amasias , hijo de Joas rey de Judá ,

vivió quince años después de la muerte de Joas ,

hijo de Jocház rey de Israel.


18 Lo restante empero de las acciones de Araa-

1 Véase //. Paral. XXV. v. 14, 20.


CAPITULO xir. 61
sías ,
no está todo escrito en el libro de los
¿

anales de los reyes de Judá ?


19 Contra este se suscitó una conjuración en
Jerusalem ,
por causa de la cual se huyó á La-
chís ; pero destacaron gentes á Lachís , y allí le

mataron.
20 Trasportáronle después de allí en un carro
tirado de caballos , y fué sepultado en Jerusalem
con sus padres en la ciudad de David.
21 Luego todo pueblo de Judá cogió á Aza-
el

rías que era de diez y seis años, y proclamóle


,

rey en lugar de Amasias su padre.


22 Este reedificó áElath, y la restituyó á Judá,
después que el rey pasó á. descansar con sus pa-
dres.
23 El año décimo quinto del reinado de Amasias
hijo de Joas, rey de Judá, entró á reinar en Sa-
maria Jeroboam hijo de Joas rey de Israel, y rei-
nó cuarenta y un años.
24 Y obró el mal delante del Señor : en nada
se apartó de todos los pecados de Jeroboam hijo
de Nabath ,
que hizo pecar á Israel.

25 Restableció en el primitivo estado los lími-


tes del reino de Israel , reconquistando desde la

entrada de Emath hasta el mar del Desierto ;

conforme á la palabra del Señor Dios de Israel


pronunciada por su siervo el profeta Joñas hijo ,

de Amathi , natural de Geth ciudad situada en ,

Opher.
26 Porque vio el Señor la amarguísima aflic-
62 LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

cien de Israel , y que habían perecido áfilo de


espada hasta los que estaban en la cárcel y los .

mas desvalidos , y que no había quien socorriese


á Israel.
27 ISi había decretado el Señor borrar el nom-
bre de Israel de debajo del cielo ; y así los liber-

tó por mano de Jeroboam hijo de Joas.


28 Las demás cosas de Jeroboam, y todo cuanto
hizo, y el valor con que combatió , y cómo resti-
tuyó á Israel las ciudades de Damasco y Emath
que habían sido de Judá % ¿no está todo eso es-
crito en el libro de los anales de los reyes de
Irrael
29 En fin Jeroboam fue á reposar con sus pa-
dres los reyes de Israel, y succedióle en el reino
su hijo Zachárías.

CAPITULO XV.
A Azarias rey de Judá le succede su hijo Joalhatn. En el

reino de Israel á Zachárías succede Sellúin : á este ,

Manahem á este , Phaceia; y después Phacée , en cuyo


:

tiempo son llevados á Syria prisioneros muchos israelitas.

El año veinte y siete del reinado de Jeroboam


1

rey de Israel entró á reinar Azarias ^, hijo de


Amasias rey de Judá.
2 Diez y seis años tenia cuando comenzó á rei-

1 II. Reg. VIII. V. 6, 14 — /. Paral XVIll v


2 Llamado también Ozíaa.
CAPÍTULO XV. 63

nar y reinó cincuenta y dos años en Jeiusalem.


,

Llamábase su madre Jechélía natural de Jeru- ,

salem.
3 E hizo lo que era agradable al Señor , imi-
tando en todo y por todo á su padre Amasias.
4 Verdad es que no demolió los lugares ex-
celsos': pueblo sacrificaba y que-
pues todavia el

maba inciensos á Dios en las alturas.


5 Blas el Señor castigó al rey '
; el cual estu-

vo leproso hasta el dia de su muerte , y habitó


separado en una casa aislada ^. Mientras tanto
Joatham , hijo del rey ,
gobernaba el palacio ,
y
administraba justicia al pueblo de aquella tierra.
G Las demás cosas de Azarías , y todos sus
hechos, ¿no están escritos en el libro de los anales
de los reyes de Judá ?

.7 Pasó en fin Azarías á descansar con sus pa-


dres y fue sepultado con sus antepasados en la
,

ciudad de David succediéndole en el reino su


,

hijo Joatham.
8 El año treinta y ocho del reinado de Azarías
rey de Judá reinó Zachárias hijo de Jeroboam
,

sobre Israel en Samarla por espacio de seis meses


9 é hizo el mal delante del Señor , así como lo
hablan hecho sus padres. No se desvió de los pe-
cados de Jeroboam , hijo de Nabath ,
que hizo
pecar á Israel.

1 Por usurpador del sacerdocio. //. Paral. XXPl.


2 Según lo mandado por la Ley. Lev. XIII. v. 46.
64 LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

10 Conjuróse contra él Sellúm, hijo de Jabes,


y acometiéndole en público , le mató , y reinó en
su lugar.
1 Las demás cosas de Zachárías no están
, ¿

todas escritas en el libro de los anales de los


reyes de Israel ?

12 Esta es la palabra que dio el Señor á Jehú,


diciendo : Tus hijos hasta la cuarta generación se
sentarán en el trono de Israel ; y así se cumplió.
13 Sellúm pues , hijo de Jabes , se apoderó
del reino el año trigésimo nono de Azarías rey
de Judá , y reinó un solo mes en Samaria.
14 Porque Manahera , hijo de Gadi % marchó
desde Thersa, y fue á Samaria é hiriendo á Se- ,

llúm hijo de Jabes , le mató , y reinó en su lu-


gar.
15 Las demás acciones de Sellúm , y la conju-
ración que tramó engañosamente , ¿ no está ya
escrito esto en el libro de los anales de los reyes
de Israel
16 Entonces fue cuando Manahem se apoderó
de Thapsa y mató á todos sus moradores , y de-
vastó su territorio desde Thersa porque no qui- ;

sieron abrirle las puertas , y mató á todas las mu-


geres preñadas , á las cuales hizo rasgar el vientre,

17 El año trigésimo nono del reinado de Aza-


rías rey de Judá , comenzó á reinar pacijicamen-

1 Era general del ejército de Zachárías. Véase Oseas


X. V. 6.
CAPÍTULO XV. 05

ie^ en Samaría sobre Israel Maiiahem hijo dcGadi,


y reinó diez años;
19 é hizoque era malo delante del Señor
lo :

no se apartó de los pecados de Jeroboara hijo de


Nabatli , que hizo pecar á Israel todo el tiempo
de su reinado.
19 Phul rey de , los asyrios , vino entonces á
esta tierra , y dio Manahem á Phul mil talentos
de plata ^ para que le ayudase , y le asegurase
en el trono.

20 E hizo pagar Manabera este dinero á todos


los poderosos y ricos de Israel , á razón de cin-
cuenta sidos * de plata por cabeza ,
para darlo al

rey de los asyrios. Con eso el rey de los asyrios


se retiró y no se detuvo en el pais.
SI Las demás cosas de Manahem y todas sus
acciones , ¿ no están ellas escritas en el libro de
los anales de los reyes de Israel ?

22 En fin Manahem fue á descansar con sus


padres ; y su hijo Phaceia entró á reinar en su
lugar.
23 El' año quincuagésimo del remado de Aza-
rfas rey de Judá, comenzó á reinar Phaceia hijo
de Manahem , sobre Israel en Samaría , y reinó
dos años.
24 E hizo lo que era malo á los ojos del Se-

1 Onéas X. i\ 6.
2 Véase Talento,
3 Véase Sido.
66 LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

ñor: no se apartó de los pecados de Jeroboam,


hijo de Nabath, que hizo pecar á Israel.
25 Conjuróse contra él Phacée hijo de Rome-
lia ,
general suyo el cual le acometió con cin-
;

cuenta hombres naturales de Galaad , en Samarla


en la torre de la casa real , cerca de Argob y
de Alie ; y quitóle la vida , y reinó en su lu-
gar.
26 Las demás cosas de Phaceia , y todas sus
acciones , ¿ no están ya escritas en el libro de los
anales de los reyes de Israel ?

27 El año quincuagésimo segundo del reinado


de Azarías rey de Judá , ocupó el trono Phacée
hijo de Romelia , el cual reinó sobre Israel en
Samarla por espacio de veinte años ;

28 é hizo lo malo en la presencia del Señor :

no se apartó de los pecados de Jeroboam hijo de


IS'abath ,
que hizo pecar á Israel.
29 En el reinado de Phacée , rey de Israel,
vino Teglathphalasar , rey de Assur , y se apo-
deró de Aiony de Abel- casa de Maachá, y de
,

Janoé, y de Cedes, y de Asor y de Galaad y , ,

de Galilea, y de todo el pais de Nephtali, y tras-


portó sus habitantes á la Asyria.
30 Mas Osee formó una conju-
, hijo de Ela ,

ración contra Phacée hijo de Romelia y armóle ,

asechanzas é hirióle , y le, mató , y reinó en su


,

lugar, en el año vigésimo de Joatham hijo de


Ozías.
31 Las demás cosas de Phacée , y todo cuanto
CAPÍTULO XV. 67
hizo , ¡,
no está todo escrito en el libro de los ana-
les de los reyes de Israel ?

32 El año segundo de Phace'e hijo de Romelia,


rey de Israel, ocupó el trono Jonatham , hijo de
Ozías, rey de Judá.
33 Veinte y cinco años tenia cuando comenzó
á reinar y reinó diez y seis años en Jerusalem.
;

Llamábase su madre Jerusa hija de Sadoc. ,

34 Hizo lo que era agradable á los ojos del


Señor y se condujo en todo conforme se había
;

conducido su padre Ozías.


35 Verdad es que no arruinó los lugares ex-
celsos todavía siguió el pueblo sacrificando y
:

ofreciendo incienso d Dios en las alturas '. Edi-


ficó la puerta mas alta de la casa del Señor.
36 Las demás cosas de Joatham , y todos sus
hechos , ¿ no están ya escritos en el libro de los
anales de los reyes deJudá ?
37 En aquellos dias comenzó el Señor á enviar
contra Judá á Rasin rey de la Syria , y á Phacée
hijo de Romelia.
38 Pasó Joatham á descansar con sus padres,
y fue sepultado con ellos en la ciudad de David
su padre succediéndole en el reino su hijo
;

Acház.

1 Véase Lugares alias.


68 LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

CAPITULO XVI.

Acliúz , idólatra rematado , profana el Templo del Señor ^

Conspiración de los reyes de Israel y de Syria contra


este príncipe •

El año décimo séptimo de Phacée


1 hijo de ,

Romelia subió al trono Acház , hijo de Joatham,


,

rey de Judá.
2 Veinte años tenia Acház cuando comenzó á
reinar, y diez y seis años reinó en Jerusalem. No
hizo lo que era agradable á los ojos del Señor
Dios suyo , como David su padre
3 sino que siguió las huellas de los reyes de
Israel y ademas de eso consagró su propio hijo,
;

haciéndole pasar por el fuego , según la idolatría


de las naciones que disipó el Señor delante de los
hijos de Israel.
4 Asimismo sacrificaba víctimas y quemaba in-
cienso en las alturas y en los collados , y debajo
,

de cualquier árbol frondoso.


5 Entonces Rasin , rey de Syria , y Phacée
hijode Romelia, rey de Israel, subieron á sitiar
á Jerusalem y después de haber tenido cercado
:

á Acház no pudieron vencerle ^.


,

1 Año del Mundo 3262; antes de Jesu Christo 742.


2 Esto acaeció en el año primero del reinado de Acház;
pero al año siguiente se apoderaron del reino de Acliaz.
En tiempo del sitio profetizo Isaías el nacimiento del Me-
CAPÍTULO XVI. 69
6 Por aquel tiempo Rasln rey de Syria volvió á
incorporar á Aila ' con la Syria; y arrojó de Aila
á los judíos ^; y vinieron los iduméos á ocuparla,
y
han habitado en ella hasta el dia de hoy.
7 Entonces Acház despachó embajadores á Te-
glathplialasar rey de los asyrios ,
para que le di-

jesen Siervo tuyo soy, y tu hijo ven y sálvame


: :

de las manos del rey de Syria y de las manos del


rey de Israel ,
que se han coligado contra mí.
8 Y habiendo recogido cuanta plata y oro pudo
hallarse en la Casa del Señor, y en los tesoros del
rey, remitióselo como un presente al rey de los
asyrios ;

9 el cual condescendió con sus deseos. Marchó


pues el rey de los asyrios contra Damasco y , des-
truyóla. Trasportó sus moradores á Cyrene ; y á
Rasin le quitó la vida.

10 Entonces el rey Acház fue á Damasco á re-


cibir áTeglathphalasar rey de los asyrios ; y viendo
el altar de Damasco envió el rey Acház al Sumo
,

sacerdote Urías un modelo de él, que representaba


exactamente todas sus labores :

1 y el Siano sacerdote Urías fabricó un altar,


conforme en todo á las órdenes que le habia co-

sías ó del Emmanuel, que naceiia de una Virgen. Isai, VIL


V. 12. et seq. Véase //. Paralip. XXVIII. v. 5.
1 Llamada también Eiath^ cap. XIV. v. 22.
2 Esta es la primera vez que la Escritura da este nom-
'bre á los hijos de Israel. Véase Judá.
7
70 LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

municado el rey Acház desde Damasco. Hízolo


esto el Sumo sacerdote Urías , ínterin que el rey
Acház volvia de Damasco.
12 Y el rey, llegado que Imbo de Damasco,
vio aquel y le veneró y subió á ofrecer en
altar , ,

él holocaustos y su sacrificio. ,

13 É hizo las libaciones y derramó la sangre de


las víctimas pacíficas sacrificadas sobre el altar.
14 Trasladó el altar de bronce ,
que estaba en
la presencia del Señor, desde la fachada del Tem-
plo , y de su sitio y lugar propio en el Templo
del Señor , y colocóle á un lado de aquel altar,
al Septentrión.
15 Ademas dio el rey Acház al Sumo sacer-
dote Urías esta orden : Ofrecerás sobre este altar
grande el holocausto de la mañana
y el sacrificio ,

de la tarde , y el holocausto del rey con su sa-


crificio , y el holocausto de todo el pueblo de la

tierra con sus sacrificios y libaciones ; y has de


derramar sobre este altar toda la sangre de los ho-
locaustos , y toda la sangre de las víctimas : en
cuanto al altar de bronce estará pronto á dispo-
sición mia.
16 Hizo pues el Sumo sacerdote Urías todo
cuanto el rey Acház le habia mandado.
17 Quitó también el rey Acház las basas en-
talladas , y las conchas puestas encima de ellas ,

y la gran concha ó mar la quitó igualmente de


encima de los bueyes de bronce que la sostenían ,

y dejóla sobre el pavimento enlosado.


CAPÍTULO xvri. 71

18 Asimismo quitó el Musacli '


del sábado ,

fabricado en el Templo y por causa


;
del rey de
los asyrios ^, hizo en la parte interior del Templo
del Señor el pasadizo para ir á él desde su palacio^
que antes estaba en la parte de afuera.
19 Las otras cosas que hizo Acház , ¿ no están
ellas escritas en el libro de los anales de los re-
yes de Judá ?

20 En fin , Acház pasó á descansar con sus pa-


dres, y fue sepultado con ellos en la ciudad de
David , succediéudole en el reino su hijo EzechiaSc

CAPÍTULO XVIL
Salmanasar apodera de todo el pais de Israel , y se lleva
se
cautivas á Asyria las diez tribus, enviando á Sumaria co'
Ionios de asyrios, origen de los samaritanos.

1 El año duodécimo del reinado de Acház rey de


Judá comenzó á reinar pacificamente sobre Israel
,

en Samaria Osee hijo de Ela , y reinó nueve años*


2 E hizo el mal delante del Señor aunque no ;

tanto como los reyes de Israel sus predecesores.


3 Contra este vino Salmanasar rey de los asy-
rios , y Osee se hizo su feudatario , y le pagaba
tributo.

1 O trono en que se sentaba el rey aquel día. San Geró-


aimo conservó la voz hehera '^D'tO wusach, que los Setenta
tradugeron to ^ifjLtKiov rnc -KA^'ipctS, el fundamento de
la cátedra.
2 A quien temía desagradar adorando á Dios.
72 LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

4 Mas como descubriese el rey de los asyríos


que Osee había enviado embajadores á Sua rey
de Egypto con intención de rebelarse contra el
,

rey de los asyrios , y no pagarle el acostumbrado


y anual tributo habiéndole cogido prisionero, le
;

encerró en una cárcel.


5 Porque Salmanasar comenzó haciendo corre-
rías por todo el pais y al fin acercándose á Sa-
,

marla la tuvo sitiada tres años ;

6 hasta que el año nono del reinado de Osee


fué tomada Samaria por el rey de los asyrios, y
trasladados á Asyrialos israelitas, los cuales colo-

có en Hala y en Habor , ciudades de la Media


junto al rio Gozan.
7 La causa fue porque los hijos de Israel hablan
pecado , adorando dioses ágenos , contra el Señor
Dios suyo que los habia sacado de la tierra de E-
gypto, del poder de Pharaon rey de Egypto ;

8 y siguiendo los ritos ó prácticas de las nacio-

nes que elSeñor habia destruido delante de los


hijos de Israel, y los ritos ó costumbres de los re-
yes de Israel, que hablan hecho lo mismo.
9 Hablan pues los hijos de Israel ofendido al

Señor Dios suyo con su mal proceder ; y habían-


se erigido altares en los lugares altos en todqs sus
ciudades , desde las torres de guardas hasta la

plazas fuertes o grandes ciudades,


10 Y hablan plantado bosques ó arboledas y,

levantado estatuas en todo collado alto , y debajo


de todo árbol frondoso ;
CAPÍTULO XVI r. 73
11 quemando allí incienso sobre los altares, á
imitación de las naciones que habia dispersado el
Señor así que entraron en aquella y ha- tierra ;

bian cometido acciones muy criminales provocando


la ira del Señor.
12 Adoraron las inmundicias ó Ídolos contra el
precepto con que se lo habia prohibido el Se-
ñor.
13 Sobre lo cual no cesó Señor de amones-
el

tarlos, así en Israel como en Judá, por medio de


todos los profetas y veyentes, diciendo : Conver-
tios de vuestras pésimas costumbres , observad
mis preceptos y ceremonias, conforme a todas las
leyes que promulgué á vuestros padres^ y como
os lo he enviado á decir por medio de mis siervos
los profetas.
14 Mas no dieron oidos
ellos antes endure- ;

cieron su cerviz 6 se obstinaron, imitando la dureza


de sus padres, los cuales no quisieron obedecer al
Señor Dios suyo.
15 Y desecharon sus leyes y el pacto que habia
concertado con sus padres despreciando las amo-
;

nestaciones con que los reconvino y siguiendo las :

vanidades ó ídolos se infatuaron, é imitaron á las


naciones circunvecinas, sobre las cuales les habia
prevenido el Señor que no hicieran lo que ellas
hacian.
16 Y abandonaron todos los preceptos del
Señor Dios suyo, y formáronse dos becerros de
74 LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

fundición, y bosques y adoraron á toda la milicia


',

ó constelaciones del cielo y dieron culto á Baal


; :

17 y consagraron á sus hijos é hijas por medio


del fuego y se ocuparon en advinaciones y agüe,
;

ros ; en suma^ se abandonaron á toda maldad de-


lante del Señor, provocándole á ira.
18 Por tanto el Señor se indignó altamente
contra Israel, y le arrojó de delante de sí, y no
quedó sino la sola tribu de Judá.
19 Mas ni aun la misma tribu de Judá observó
los mandamientos del Señor Dios suyo; antes
bien imitó los extravíos ó errores en que habia
incurrido Israel.
20 Y así el Señor desechó á todo el linage de
Israel, y castigóle y entrególe en manos de sus
opresores, hasta oue le arrojó enteramente de su
presencia :

21 enojado ya desde aquel tiempo en que Israel,


separándose de la casa de David, eligió por rey
suyo á Jeroboam hijo de Nabath ;
pues Jeroboam
apartó del Señor á Israel, y le hizo cometer el

pecado grande de idolatría.


22 Imitaron los hijos de Israel todas las malda-
des de Jeroboam, jamas se apartaron de ellas,
ni

23 hasta tanto que el Señor arrojó de su pre-


sencia á Israel, como lo tenia predicho por medio
de todos los profetas sus siervos. Y fue Israel

1 O arboledas consagradas á ios ídolos.


'
CAPÍTULO XVII. 75

traspüitado de su tierra á la Asyria, en donde se


halla hasta hoy día.

24 Y en lugar de los hijos de Israel hizo venir

el rey de los asyrios gentes de Babylonia , y de


Cutha, y de Avah, de Emath, y de Sepharvaim,
y
las puso en las ciudades de Samaría, y estas gen-

tes poseyeron la Samaria, y habitaron en sus ciu-


dades.
25 Mas cuando comenzaron á morar en ellas, no
temían al Señor ni le adoraban : por lo que el Se-
ñor envió contra dichas gentes leones que las iban
despedazando.
26 Dieron aviso de esto al rey de los asyrios y
le dijeron Las gentes que tú has trasportado pa-
:

ra poblar las ciudades de Samaria, ignoran el culto


del Dios de aquel país; y el Señor ha enviado
contra ellas leones, que las van despedazando, por
cuanto no saben ellas el culto del Dios de aquella
tierra.
27 En consecuencia el rey de los asyrios dio
orden, diciendo: Llevad allá uno de los sacerdotes
que se han traído de allí cautivos, y vaya á habi-
tar con ellas, y enséñeles el culto del Dios de aquel
país.
28 Habiendo pues ido uno de los sacerdotes
que habían sido traídos cautivos de Samaria ha- ,

bitó en Betheíí, y les enseñaba la manera de hon-


rar al Señor.
29 Con todo eso, cada uno de dichos pueblos se
fabricó su dios que colocaron en los adoratorios
,
76 LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

tle las que hablan erigido los de Samaría :


alturas ,

cada nación puso el dios suyo en las poblaciones


donde habitaba.
30 Porque los babylonios pusieron á su dios So-
cothbenoth, y los cuthéos á Nergel, y los de Emath
á Asima.
31 Los hevéos pusieron á Nebahaz^ y á Thar-
thac. Mas los que eran de Sepharvaim quemaban
sus hijos en honor de Adramelech , y de Aname-
lech , dioses de Sepharvaim ;

32 y no obstante todos estos pueblos adoraban al


Señor. Crearon del bajo pueblo sacerdotes para
los lugares altos, y colocábanlos en los adoratorios
de las alturas.

33 Y adorando al Señor , servian juntamente á


sus dioses , según el rito de las naciones de donde
liabian sido trasportados á Samarla '.

34 Hasta el dia presente perseveran en la cos-


tumbre antigua ; no temen al Señor , ni observan
sus ceremonias, ni los ritos, leyes , ni mandamien-
tos intimados por el Señor á los hijos de Jacob , á
quien puso el sobrenombre de Israel ;

35 con quienes habia firmado el pacto, y á quie-


nes habia dado este precepto diciendo No te- , :

máis, ni reverenciéis á dioses ágenos: no los adoréis,


ni les deis culto ninguno , ni les ofrezcáis sacrifi-
cios :

36 sino al Señor Dios vuesfro que os sacó de la

1 Véase Samaritano.
CAPÍTULO XVIII. 77

tierrade Egypto con grande fortaleza y con el po-


der de su brazo, á ese habéis de tenier, á ese ado-
rar y á ese ofrecer sacrificios.
,

37 Observad asimismo y cumplid constante-


mente las ceremonias y los ritos y leyes y man-
damientos que os dio por escrito, y no temáis á los
dioses estrangeros.
38 Y no echéis en olvido el pacto que hizo con
vosotros, ni tributéis culto á dioses ágenos;
39 sino temed Señor Dios vuestro, y él os li-
al

brará de las manos de todos vuestros enemiofos.


40 Mas ellos no hicieron caso de eso , sino que
procedieron según su antigua costumbre.
41 Recibieron pues dichas gentes el culto del
Señor; pero continuaron como antes en servir á
sus ídolos y lo que hicieron sus padres eso mis-
; ,

mo hacen hasta hoy dia sus hijos y nietos.

CAPÍTULO XVIII.

El santo rey Ezechías restablece el culto puro del Señor :

se vé muy estrechado por el tirano Sennachérib rey de


Asyria, cuyo general Rabsaces vomita mil amenazas con-
tra Ezechías , y blasfemias contra Dios '.

1 El año tercero del remado de Osee hijodeEla,


re;^ de Israel , comenzó á reinar Ezechias hijo de
Acház, rey de Judá.

1 Año 3277 del Mün'do : 727 antes de Jesü-Christo.


7S LIBRO CUARTO DE LOS REYES.
t

2 Veinte y cinco años tenia cuando subió al


trono, y reinó veinte y nueve años en Jerusalem.
Llamábase su madre Abi hija de Zacbárías.
,

3 Hizo Ezechias lo que era bueno y agradable


á los ojos del Señor, imitando en todo á su padre
David.
4 Destruyó los lugares altos ,
quebró las es-

tatuas^ taló los bosques de los ídolos^ é hizo pedazos


la serpiente de bronce que habia hecho Moysés;
porque hasta aquel tiempo le quemaban incienso
los hijos de Israel y llamóla Nohestan
,
'

Puso su esperanza en el Señor Dios de Israel;


5
y así no tuvo semejante en todos los reyes de
Judá sus suecesores , como ni tampoco en los
que le precedieron ^.

6 Mantúvose unido Señor, y no se apartó


al

de sus sendas; sino que observó los mandamien-


tos que el Señor dio á Moysés.
7 Por eso también el Señor estaba con él ' y ,

portábase Ezechias sabiamente en cuanto empren-


dia. Asimismo sacudió el yugo del rey de los asy-
rios, y no quiso ser tributario suyo.
8 Arruinó á los philistéos hasta Gaza, y taló todo
su pais desde las torres ó atalayas de los guar-
das , hasta las ciudades fuertes.
9 El año cuarto del reinado de Ezechias ,
que

1 inii^nO ^^^^ es^ pedacito de bronce.


2 Desde el cisma de Jeroboam.
3 O dábale acierto en todas las empresas.
CAPÍTULO XVIII. 79

era el séptimo del reinado de Osee hijo de El a ,

rey de Israel, vino Salmanasar rey de los asyrios

contra Samaría y la sitió, ,

10 y se apoderó de ella. Pues Samaria fue to-


mada después de un sitio de tres años el año ,

sexto del reinado del rey Ezechias, esto es, el nono


del de Osee rey de Israel,
11 Y el rey de los asyrios trasportó á los is-
raelitas á Asyria, y colocólos en Hala y en
la

Habor , ciudades de la Media , junto al rio Gozan :

12 porque no quisieron obedecer á la voz del


Señor Dios suyo que violaron el pacto y
, sino ,

no escucharon ni practicaron nada de cuanto les


tenia mandado Moysés, siervo del Señor.
13 El año décimo cuarto del reinatlo del rey
Ezechias, subió Sennachérib rey de los asyrios á
la conquista de todas las ciudades fuertes de Judá ,

y seapoderó de ellas.
rey de Judá envió á
14 Entonces Ezechias , ,

decir por medio de embajadores al rey de los


asyrios, que se hallaba en Lachis : He faltado á lo
que debia ; pero retínate de mis tierras , que yo
sufriré todo lo que me impusieres. En vista de esto
el rey de los asyrios echó de contribución á Eze-
chias rey de Judá trescientos talentos de plata
y treinta talentos de oro.
15 Dióle -pues Ezechias toda la plata que se
hallaba en la Casa de Señor , y en los tesoros
reales ;

16 y entonces fue cuando Ezechias mandó ar-


80 LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

ranear de las puertas del Templo del Señor las


planchas de oro con que el mismo las habia^guar-
neciJo , y diólas al rey de los asyrios.
17 Mas el rey de los asyrios /a/¿anfZo a lo pro-
metido , envió desde LacLis á Jerusalera contra el
rey Ezechias á Thartan. y á Rabsaris, y á Rab-
saces con mucha tropa los cuales poniéndose en :

camino vinieron á Jerusalem , é hicieron alto cerca

del acueducto del estanque superior , situado so-


bre el camino del campo del Batanero,
18 y llamaron al rey. Pero salieron á verse
con ellos Eliacim hijo de Helcías , mayordomo
mayor ^ Sobna, secretario ó doctor de la Ley , y
Joahe , hijo de Asaph canciller. ,

19 A los cuales dijo Rabsaces: Decida Eze-


chias : Esto dice el gran rey , el rey de los asy-
rios: ¿ Qué confianza es esa en que estáis?
20 ¿ Has acaso formado el designio de prepa-
rarte para el combate? ¿En qué apoyas tu espe-
ranza para que así te atrevas á oponerte á mí ?

21 Por ventura esperas en Egypto que es


¿ ,
un
bastón de caña quebrada , sobre el cual si un
hombre se apoyare rompiéndose se le hincará , en
la mano y se la horadará? Tal es Pharaon rey de
Egypto para todos los que confian en él.

22 Que si me decís : Nosotros la esperanza la

tenemos en el Señor Dios nuestro


no es ese el :
¿

mismo Dios cuyos lugares altos y altares ha des-


truido Ezechias intimando á Judá y Jerusalem
,
CAPÍTULO XVII r. 8 I

esta orden : Desde hoy liabaisde adorar á Dios


en Jerusalem , y solo delante de este altar?
23 Ahora pues , venid á donde está el rey de
los asyrios mi señor, y yo os daré dos mil caballos,

y ved si taii siquiera podéis hallar quien los monte.


24 Mas ¿ cómo podréis resistir ni á uno de los
mas pequeños sátrapas ó capitanes que sirven á
mi señor? ¿Conñas acaso en el Egypto por sus car-
ros armados y su caballería ?
25 Pues qué, ¿ no es por orden del Señor que
yo he venido á este pais para arruinarle ? March;i,
contra ese pais, rae dijo el Señor, y arrásale.
26 Entonces Eliaclm hijo de Helzías, y Sobna y
Joahe dijeron á Kabsaces Rogárnoste que nos :

hables á nosotros tus siervos en syriaco, pues


entendemos esa lengua, y no en lengua hebrea,
ia cual entiende el pueblo qae está sobre la mu-

ralla.

27 Respondióles Rabsaces, diciendo: Pues qué


¿ acaso mi señor me ha enviado para deciros
estas cosas á tu señory á tí, y no mas bien á de-
cirlas á esas gentes que están sobre el muro,
expuestas á tener que comer junto con vosotros
'

sus excrementos , y á beber sus propios orines ?


28 En seguida puesto en pié gritó en alta voz,
diciendo en hebreo Oid las palabras del gran
:

rey , del rey de los asyrios :

29 Esto dice el rev : Cuidado no os eno-aae

J Si se empeñan en resistir.

ToM. V. 8
82 LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

Ezechías ;
pues él no lia de poder libraros de mis
manos.
30 Ni os inspire confianza en el Señor, dicién-
doos : Sin falta nos librará el Seiior v no caerá
esta ciudad en poder del rey de los asyrios.

31 No queráis dar oidos á Ezechías ; porque hé


aquí lo que os dice el rey de los asyrios : Capi-
tulad commigo lo que os tiene cuenta, y salid á
rendiros á mí y con esto comerá cada cual el fruto
;

de su viña y de su higuera , y beberéis del agua


de vuestras cisternas ;

32 hasta tanto que yo vaya y os traslade á un


pais semejante al vuestro, auna tierra fructífera

y abundante de de pan llevar y de


vino, tierra
viñas, y de olivares, tierra de aceite y de miel '.
Con eso viviréis en paz y no moriréis. No queráis
escuchar á Ezechías, que os engaña diciendo El :

Señor nos librará.


33 ¿ Por ventura los dioses de las gentes han
libertado su tierra del poder del rey de los asy-
rios ?

34 ¿ Dónde Emath y de Arphad


está el dios de ?

¿ dónde el dios de Sepharvaim, de Ana y de Ava


¿ Libraron acaso á Samaría de caer en mi poder ?

35 ¿ Cuáles son entre todos los dioses de la

i erra los que han salvado su región de caer en mis

I Senoachérib os mudará de pais como hace con otros


pueblos vencidos ; pero si os rendís,
sacaréis mejor partido.
CAPÍTULO XIX. 83

manos, para que el Señor pueda librar á Jerusa-


lem de caer en las mismas .''

36 A todo esto calló el pueblo, y no le res-


pondió palabra : pues habian tenido orden del rey
de no dar ninguna respuesta.
37 Después de esto Eliacira hijo de Helcías,
mayordomo mayor de palacio^ y Sobna, secreta-
rio, y Joahe hijo de Asaph, canciller, volvieron á
Ezechias, rasgados sus vestidos, y refiriéronle las
palabras de Rabsaces.

CAPITULO XIX.

Ezechias envia á llamar al profeta Isaías, y acuden ambos


al Señor, el cual envia un ángel que mata á ciento y
ochenta y cinco mil asyrios. Profecía de Isaías ; y muerte
de Sennachérib.

1 Así que lo oyó el rey Ezechias, rasgó sus


vestiduras, y cubrióse de un saco ', y se fue á la
Casa del Señor.
2 Y envió á Eliacim su mayordomo mayor j y á
Sobna, su secretario, y á los mas ancianos de los
sacerdotes cubiertos de sacos, d hablar á Isaías
profeta, hijo de Amos,
3 los cuales le dijeron : Esto dice Ezechias :

Dia es este de tribulación y de amenazas y de


blasfemias llegaron los hijos liasta el punto de
:

1 Véase Saco.
84 LIBRO CUARTO DE LOS RETES.

uacer; pero la que está de parto; no tiene fuerzas


para darlos á luz,
4 Mas el Señor Dios tuyo habrá sin duda oído
todas las palabras de Rabsaces , enviado de su
amo el rey de los asvrios á ultrajar al Dios vivo, y
á llenarle de denuestos con las palabras que acaba
de escuchar Señor tu Dios haz pues oración
el :

por estos pocos israelitas que han quedado.


5 Fueron pues con este mensage los ministros
del rey Ezechias á Isaías.
6 Y díjoles Isaías : Esto diréis á vuestro amo :

Así habla el Señor : No tienes que intimidarte por


las palabras que has oido , con las cuales han
blasfemado contra mí los criados del rey de los

asyrios.
7 Yo voy á enviarle cierto espíritu , y oirá una
nueva, y se volverá á su pais, donde le haré pe-
recer al filo de la espada.
8 Entretanto Rabsaces , habiendo sabido que
el rey de los asyrios se había ido de Lachis , vol-
vióse y que estaba batiendo á Lobna.
hallóle
9 Mas Sennad.érib habiendo oido que Tha- ,

raca , rey de Ethiopia , habia salido á campaña


contra él , al tiempo de m.arcbar contra este rey
envió embajadores á Ezechias , diciéndole :

10 Esto diréis á Ezechias rey de Judá : No te

dejes engañar del Señor Dios tuyo , en quien po-


nes tu confianza :
y no digas : Jerusalem no será
entregada en poder del rey de los asyrios :

1 ya que tú mismo has oido lo que han hecho


CAPÍTULO XIX. 85
los reyes de los asyrios en todos los demás paises,
y cómo los han asolado. ¿Seráspor ventura tú solo
el que podrás librarte ?

12 ¿Acaso los dioses de las naciones libraron


á alo^una de aquellas que fueron exterminadas por
mis padres es á saber á Gozan y Harán y Re-
, ,

seph y á los hijos de Edén que estaban en The-


,

lassar ?

13 ¿Dónde está el rey de Emath , y el rey de


Arphad, y el rey de la ciudad de Sepharvaira, y de
Ana, y de Ava ?
14 Lueg-o que Ezechias recibió la carta de ma-
no de los embajadores , y la hubo leido , se fue
al Templo del Señor, y extendióla delante del
Señor
15 y oró en su acatamiento, diciendo Señor :

Dios de Israel^ que estás sentado sobre los que-


rubines , tú eres el solo Dios de todos los revés
<le la tierra ; tú criaste el cielo y la tierra:
16 inclina tus oidos, y escucha abre, oh Señor, :

tus ojos y mira oye todas las palabras blasfemas


,
:

de Sennachérib , el cual ha enviado á blasfemar


entre nosotros del Dios vivo.
17 Cierto es , Señor, que los reyes de los asy-
rios han desolado gentes y todas sus tierras, las

18 y han arrojado al fuego á sus dioses y des- ,

truídolos porque no eran dioses, sino obras de la


;

mano hombre hechas de madera y de piedra.


del ,

19 Ahora pues, olí Señor Dios nuestro, sálva-


nos de la mano de este j
para que sepan todos
86 LIBRO CUARTO DE LOS REYES.
los reinos de la tierra que tú eres el Señor, el so-
lo Dios.

20 Entonces Isaías , hijo de Amos , envió á de-


cir á Ezechías Señor Dios de Israel
: Esto dice el

He oido la plegaria que me has hecho acerca de


Sennachérib rey de los asyrios.
21 Hé aquí la sentencia que contra él ha pro-
nunciado el Señor : La virgen hija de Sion '
te ha
menospreciado y escarnecido detras de : tí ha
meneado su cabeza la hija de Jerusalem ^.
22 ¿ A quién piensas que has insultado tú , y de
quién has blasfemado ? ¿ Contra quién has levau -
tado la voz , y alzado en alto tus ojos insólenles ?
Contra el Santo de Israel '.

23 Por la boca de tus siervos has denostado al

Señor, y has dicho Con la muchedumbre de mis :

carros armados he subido sobre los montes en-


cumbrados , á la cima del Líbano , y he cortado
sus altos cedros y sus mejores abetos ó hayas :

he penetrado hasta sus últimos extremos , y las

frondosas selvas de su Carmelo


24 yo las he cortado. Yo he bebido las aguas
agenas , y con mi tránsito he agotado todas las

aguas encerradas.
25 Pues qué¿ no has oido decir tú lo que yo

1 Véase Hijo.
2 Haciendo burla de tus aineuazas y dicterios.
3 Esto es, contra el Señor Dios que salva á Israel naodo :

de hablar de que usó Isaías varias veces. — Isai, XLVII.


t'. ^.—XLVIIL V. 17. etc .
CAPÍTULO XIX. 8,y

hice desde el principio ^ ? Desde antes de los


siglos primeros tengo yo ideado esto para castigo
suj/Oj y ahora lo ejecuto : las ciudades fuertes por
sus valerosos combatientes, quedarán reducidas á
unas colinas desiertas.
26 Y los que las habitaban, quedando faltos de
fuerza en sus brazos, temblaron y se amilanaron ;

y vinieron á quedar como el heno del campo y


como la yerba verde de los tejados, que se seca
antes de llegar á sazón.
27 Yo desde el principio previ también tu habi-
tación, tus salidas y tus entradas, y tu marcha, y
el furor con que te alzarlas contra mí :

28 tú has enloquecido contra mí, ha llegado


hasta mis oidos el ruido de tu soberbia. Yo te pon-
dré pues un anillo en tus narices ^, y una mordaza
en tus labios, y te haré volver por el camino por
donde veniste.
29 Empero átí, ohEzechias, te doy esta señal
Come este año lo que hallares, y el año siguiente
lo que por sí mismo naciere pero al tercer año :

sembrad y segad plantad viñas y comed sus


;

frutos.
30 Y todo lo que restare de la casa de Judá,
echará otra vez hondas raices, y á fuera producirá
frutos ;

31 porque de Jerusalem saldrán unos restos

1 Para sacar de Egypta á mi pueblo.


2 Como se hace con algunos animales para sujetarlos.
88 LlliRO CljAllTO DE LOS REYES.

(U pueblo y de ese monte Sion saldrá la gente


',

que se ha de salvar -. Esto es lo que liará por su


pueblo el zelo del Señor dé los ejércitos.
32 Por lo cual hé aquí lo que acerca del rey
de los asyi'los dice el Señor No pondrá el pié en
:

esta ciudad, ni disparará contra ella saeta alguna,


ni el soldado cubierto con su broquel la asaltará, ni

la cercará con trinclieras :

83 por el camino que ha venido, se volverá, y


no entrará en la ciudad, dice el Señor.
34 Pues yo ampararé á esta ciudad, y la salvaré
por amor de mí, y por amor de David, siervo
mió.
3.5 En efecto aquella noche vino el Ángel del
Señor, y mató en el campamento de los asyrios
á ciento y ochenta y cinco mil hombres. Y levan-
tándose muy de mañana el rey de los asyrios
Sennachérib, vio todos aquellos cuerpos muertos,
y levantó el campo, y se marchó ;

36 y volvióse á Ninive, donde fijó su asiento.


37 Y mientras que estaba adorando en el templo
á su dios Nesroch, le mataron á puñaladas sus
hijos Adramclech y Sarasar, y huyéronse á tierra
de los armenios, reinando en su lugar su hijo
Asarhaddon.

1 Como semillas de otro.


9 Otros traducen; Y se sahará la genie de Sion.
89

CAPITULO XX.

A Ezechias, enfermo de muerte, le prolonga el Señor la vida.

La sombra del sol retrocede milagrosamente. Reprende


Isaías la vanidad del rey. al cual succede en el trono su
hijo el impío Manassés.

1 Por aquel tiempo enfermó de muerte Eze-


cliias, y vino á visitarle Isaías profeta, hijo de
Amos, y díjole : Esto dice el Señor Dios : Dispon
tus cosas ;
porque vas á morir, va á tener fin tu
vida.
2 Entonces Ezecliias volvió su rostro acia la

pared, é hizo oración al Señor diciendo :

3 ¡
Ah Ssñor ¡ acuérdate, te suplico, que yo
lie andado delante de
con sinceridad y rectitud tí

de corazón, haciendo lo que es agradable á tus


ojos. Y
derramó Ezechías abundancia de lágrimas.
4 Mas antes que Isaías hubiese pasado la mitad
del atrio, hablóle el Señor, diciendo :

5 Vuelve, y di á Ezechías, caudillo de mi pue-


blo : Esto dice el Señor Dios de tu padre David ;

Oido he tu oración, y visto tus lágrimas yo te :

doy la salud de aquíá tres dias subirás al Templo


:

del Señor.
6 Y alargaré quince años tu vida : ademas de
eso te libraré del poder del rey del los asyrios á
tíy á esta ciudad á la cual protegeré por amor ;

mió, y por amor de David mi siervo.


7 Y dijo Isaías : Traed me una masa de higos :
«o ' LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

traída que fue, y aplicada sobre la úlcera del rey,


quedó este curado.
8 Habla dicho antes Ezechias á Isaías ¿Cuál :

será la señal de que el Señor me dará la salud y ,

de que dentro de tres días he de subir al Templo


del Señor ?
9 Respondióle Isaías : Hé aquí la señal que
dará el Señor de que cumplirá la palabra que ha
pronunciado : ¿quieres que la sombra en ese relox
solar se adelante diez líneas, ó que retroceda otros
tantos grados ?

10 A lo cual respondió Ezechias : Fácil esque


la sombra se adelante diez líneas : no deseo yo
que suceda esto , sino que vuelva atrás diez gra-
dos.
11 Entonces el profeta Isaías invocó al Señor,
é hizo retroceder la sombra de línea en línea por
los diez grados que habla ya andado en el relox
de Acház.
12 En aquel tiempo Berodach Baladan, hijo de
Baladan rey de Babylonia, envió cartas y pre-
,

sentes á Ezechias, por haber entendido que habia


estado enfermo '.

13 Tuvo gran contento Ezechias con la venida


de los embajadores, y mostróles la casa ó fábrica
de los perfumes, y el oro y la plata y las varias ,

confecciones aromáticas, y los ungüentos ó aceites

1 Y tal vez para saber la causa del prodigio sucedido


en el relox.
CAPÍTULO XX. 91

de olor ^ la y armas y todo


pieza de sus alhajas ,

cuanto tenia en sus tesoros. No hubo cosa en su


palacio, ni de cuanto poseia, que Ezechías no se
la mostrase.
14 Mas el profeta Isaías vino á ver al rey Eze-
chías y le preguntó
, ¿ Qué han dicho esos hom- :

bres? ¿Y de dónde han venido á verte? Al cual


contestó Ezechías : Han venido á mí de lejas tier-
ras , de Babylonia.
15 Díjole Isaías : ¿Qué han visto en tu casa?
Respondió Ezechías todo cuanto hay : Han visto
en palacio nada hay en mis tesoros que no les
:

haya yo mostrado.
16 Dijo entonces Isaías á Ezechías Escucha la :

palabra del Señor :

17 Hé aquí que vendrá tiempo en que todas


esas cosas que hay en tu casa, y cuantas han ate-
sorado tus padres hasta el dia presente , serán
trasportadas á Babylonia : no quedará cosa algu-
na, dice el Señor :

18 y aun que saldrán de tí


tus mismos hijos
engendrados, serán llevados cautivos, y vendrán á
ser eunucos ó cortesanos en el palacio del rey de
Babylonia.
19 Respondió Ezechías á Isaías : Justa es la

sentencia del Señor pronunciada por tu boca :

reine á lo menos durante mi vida la paz y la ver-


dad.
20 En orden á los demás hechos de Ezechías,
y su gran fortaleza, y cómo fabricó el estanque,
92 LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

y el acueducto con que introdujo las a^uas en la

ciudad ¿no está todo esto escrito en


,
el libro de
los anales de los reyes de Judá ?
21 En fin Ezechías fue á reposar con sus pa-
dres '
; succediéndole en el reino su hijo Ma-
nassés.

CAPITULO XXI.

Reinado ahominahh del impío Manassés, á quien succede é


imita su hijo Amon. Muerto este j^or sus criados reina ,

en Judá el piadoso Josías su hijo,

1 De doce años era Manasses cuando comenzó


á reinar, y cincuenta y cinco años reinó en Jeru-
salem llamábase su madre Haphsiba.
:

2 E hizo el mal en la presencia del Señor, ve-


nerando los ídolos de las naciones que el Señor
exterminó en presencia de los hijos de Israel.

3 Y volvió á reedificar los lugares excelsos ,

derribados por su padre Ezechias, y erigió altares


á Baal, y plantó bosques en honor suyo, como ha-
bia hecho Acháb rey de Israel , y adoró todos los

astros del cielo, y les rindió culto.

4 Y erigió altares profanos en la Casa del Se-


ñor, de la cual el Señor habia dicho : Estableceré
mi nombre en Jerusalem;

1 Véase su elogio en el libro del Eclesiástico, c. XLVIII,


v,\9.—XLlX, 1.5.
CAPITULO XXI. 93
5 y en los dos atrios del Templo del Señor edi-
ficó altares á todos los astros del cielo.
6 E hizo pasar por el fuego á su propio hijo
y se dio á adivinaciones y á observar los agüe-
,

ros , y estableció py Ibones ó nigrománticos


, v '
,

multiplicó los adivinos haciendo el mal delante


del Señor, é irritándole.
7 Ademas el ídolo del bosque que habia plan-
tado , le colocó en el Templo del Señor Tem- ;

plo del cual el Señor dijo á David y áaSalomon su


hijo : En este Templo y en Jerusalem , ciudad que
tengo escogida entre todas la tribus de Israel, esta-
bleceré mi nombre ^ para siempre;
8 y no permitiré que en adelante haya de mo-
ver Israel su pié de la tierra que di á sus padres
con que guarde todos mis mandamientos , y la
tal

Lev toda que le intimó mi siervo M03 sés.


9 Él empero no quiso obedecer sino que se ,

dejó engañar de Manassés para obrar el mal ó ,

idolatrar , aun mas que las naciones exterminadas


por el Señor á la vista de los hijos de Israel.
10 Y así habló el Señor por boca de sus siervos
los profetas , diciendo :

1 Por cuanto Manassés , rey de Judá , ha co-


metido estas horrendas abominaciones ,
que sobre-
pujan á todas cuantas hicieron antes de él los

1 Véase Moloch, Pylhon , Adivino, etc.


2 Véase JSomhre.
9
94 LIBRO CUARTO DE LOS REYES. ^

amorréos hecho también pecar á Judá con


, y lia

sus inmundicias ó idolatrías , ,-

12 por tanto, esto dice el Señor Dios de Israel :

Sabed que yo lloveré sobre Jerusalem y Judá ta-


les calamidades que á cualquiera que las oyere
,

contar , le retiñirán de terror arabas orejas

13 V mediré á Jerusalem con la misma cuerda


que he medido á Samaría, y con la misma plomada
que á la casa de Acháb ; y raeré á Jerusalem '

como suelen raerse ó borrarse las tablillas de es-


cribir pasando y repasando el manyo del punzón
,

repetidas veces por encima de ellas á fin de que ,

nada quede.
14 Abandonaré los restos de mi heredad , en-
tregándolos en manos de sus enemigos , y serán
saqueados y hechos presa de todos sus adversarios,
15 por haber obrado el mal en mi presencia, y
haberse obstinado en irritarme desde el dia en que
salieron sus padres del Egypto hasta el día de hoy.
IG Ademas de esto Manassés derramó arroyas
de sanorre inocente hasta inundar á Jerusalem :

sin contar los otros pecados con que indujo á pecar

á Judá para que hiciera lo malo delante del Señor.


17 Las demás acciones de Manassés , y todo
cuanto hizo y el pecado que cometió, ¿todo esto
,

no está escrito ya en el libro de los anales de los


reyes de Judá ?
18 Al fin pasó Manassés á descansar con sus pa-

1 Véase Cuerda. Esto es , la tratare con e! mismo rioor.


CAPITULO XXII. 9d
tires , y fue sepultado en el jardín de su casa lla-
mado jardín de Oza; y succedióle en el reino su
hijo Amon.
19 Veinte y dos años tenia Amon cuando co-
menzó á reinar, y reinó dos años en Jerusalem.
Llamóse su madre Messalemech , hija de Harús
de Jeteba.
20 E hizo lomalo en la presencia del Señor ,

como lo habla hecho Manassés su padre,


21 y siguió en todo y por todo el proceder de
su padre y sirvió á los ídolos inmundos , como los
habla servido su padre y los adoró.
22 Y abandonó al Señor Dios de sus padres , y
no anduvo por las sendas del Señor.
23 Unos criados suyos le armaron asechanzas,
y asesináronle en su casa.
24 Mas el pueblo del país mató á todos los que
se habían conjurado contra el rey Amon;
y pro-
clamaron por rey en su lugar á Josias hijo suyo.
25 Las demás acciones de Amon ¿no están ya ,

escritas en el libro de los anales de los reyes de


Judá?
26 Y fue sepultado en su sepulcro en el huerto
de Oza, y succedióle en el trono su hijo Josias.

capítulo xxil
Comienza Josias á restaurar el Templo y culto divino ; tj

aplaca con su piedad la cólera de Dios.

I De edad de ocho años era Josias cuando en-


96 LIBRO CUARTO DE LOS REYKS.
tro á reinary reinó treinta y un años en Jerusa-
,

lem. Llamóse su madre Idida bija de Hadaia, de ,

Besecath.
2 E hizo lo que era agradable á los ojos del

Señor y siguió,
las sendas de David su padre, sin
desviarse á la derecha ni á la siniestra.
3 Y en su año décimo octavo envió el rey Jo-
sías á Saphan hijo de Assia hijo de Messulam,
, ,

escribano ó secretario del Templo del Señor, dán-


dole esta orden :

Vé á Helcías Sumo sacerdote y dile que


4 ,

mande recoger el dinero que ha entrado en el


Templo del Señor, que han recibido del pueblo los
porteros del Templo,
5 y se dé á los obreros por mano de los sobres-
tantes de la Casa del Señor ; á fin de que vayan
pagando á los que trabajan en el Templo del Se-
ñor para repararle :

6 es á saber , á los carpinteros y albañiles , y


á los que recomponen lo que ya gastado
se halla
ó destrozado ; y para que se compren maderas y
piedras de cantería , á fin de reparar el Templo
del Señor.
TPero no se les pida cuenta del dinero que re-
ciban sino que le tengan á su disposición y sobre
,

su conciencia.
8 Con esta ocasión dijo el Sumo pontífice Hel-
cías á Saphan secretario He hallado en el Tem-
, :

plo del Señor el libro déla Ley '. Y entregó Hel-

1 El original escrito por Moysés ; ó, segun oíros expo-


CAPÍTULO XXIU 97
cías aquel volumen á Saphan ; el cual le levó.
9 Volvió el secretario Saphan al rey , y (lióle

cuenta de lo que había hecho en cumplimiento de


las órdenes recibidas, diciéndole : Tus siervos han
recogido todo el dinero que se ha hallado en la

Casa del Señor, y le han entre^aJo á los sobres-


tantes de la fábrica del Templo del Señor para que
le distribuyan entre los obreros.
10 El secretario Saphan dijo ademas al rey : El
pontíBce Helcías rae ha dado este libro. Y leyóle
Snphan en presencia del rey ;

11 quien al oir las palabras del libro de la Ley


del Señor, rasgó sus vestiduras,
12 y dio esta orden al pontífice Helcías , y á
Ahicam hijo de Saphan, y á Achóbor hijo de Micha,
y á Saphan secretario , y á Asaías ministro del
rey :

13 Idy consultad al Señor acerca de mí y


,

acerca del pueblo y de todo Judá sobre las pala-


bras de este libro que se ha hallado ; porque
grande es la cólera del Señor que se ha encendido
contra nosotros ; visto que nuestros padres no es-

sitores, la acia de renovación de la alianza entre el Señor


y su pueblo^ que hizo Moysés poco antes de su muerte en
las llanuras de Moab, después de haber sido el mediados-
de la primera hecha en el monte Horeb : acia que hizo po-
ner á un lado del Arca del Señor; y en la que se contienen
aquellas terribles amenazas , cuya lectura tanto espantó á
Josías. Deitt. XXXI. 26. —//. Paralip. XXXIV. 14.
98 LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

cucharon las palabras de este libro, ni pusieron en


ejecución lo que nos estaba prescrito.
14 Fueron pues el pontífice Helcías, y Ahicam,
y Achóbor, y Saphan y Asaías á casa de Holda ,

profetisa muger de Sellúm hijo de Thecua, y


,

nieto de Araas yeje del guardavopa, la cual habi-


taba en Jerusalem en la parte llamada segunda ',
y hablaron con ella.
15 Y Holda les respondió : Esto es lo que dice
el Señor Dios de Israel : Decid al varón que os ha
enviado á mí
16 Esto dice el Señor : Hé aquí que yo descar-
garé sobre este lugar y sobre sus habitantes las
calamidades que el rey de Judá ha leído en ese
libro de la Ley :

17 porque me
han abandonado á mí, y ofrecido
sacrificios á los dioses ágenos provocándome á ,

ira en todas sus obras ; y encenderáse mi furor


contra este lugar y no se apagará.
,

18 y al rey de Judá que os ha enviado á con-


sultar al Señor , diréisle así : Esto dice el Señor
Dios de Israel ; Por cuanto has escuchado las pa-
labras de este libro ,

19 y ha atemorizado tu corazón y te has


se ,

humillado delante del Señor oidas las amenazas ,

contra este lugar y sus moradores, es á saber, que

en aquella parte de la ciudad , qne cercó coa


I Esto es ,

un nuevo muro Ezechias, ó mas bien Manassés. //. ParaL


XXXIII. V, 14. — S, Hier. in cap. I. So'phonice.
CAPITULO XXIII. 1)9

vendrían á ser objeto de pasmo y execración y ;

rasgaste tus vestidos y lloraste en mi presencia


,

yo también te be escucbado dice el Señor. ,

20 Por eso yo te reuniré con tus padres, y haré


que vayas á descansar en paz en tu sepulcro ', á
'
fin de que no vean tus ojos todos los males que

yo voy á llover sobre este lugar.

CAPÍTULO XXII.

Lee Josias el Deuteronomio delante del pueblo : renueva la


alianza con el Señor, y esmerase en todo lo restante de sxi
corta vida en la observancia de la Ley , y destrucción de
la idolatría =.

1 Volvieron pues á referir al rey lo que babia


dicho la profetisa. El cual dio luego orden , y se
congregaron en su presencia codos los Ancianos
de Judá y de Jerusalem.
2 Y subió el rey al Templo del Señor, acompa-
ñado de todos los varones de Judá y de los mora-
dores de Jerusalem, de los sacerdotes y profetas,
y de todo pueblo, chicos y grandes, y leyó de-
el

lante de ellos todas las palabras del libro de la


alianza hallado en la Casa del Señor.
3 y puesto el rey en pié sobre su tribuna ó
trono , hizo pacto u alianza delante del Señor de

1 Esto es, durante tu vida no descargaré contra mi pue-


blo las calamidades predicbas.
2 Año del Mundo 3380 : antes de Jesu-Christo 624,
loo LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

que todos seguirían al Señor y guardarían sus pre»


ce-ptos y amonestaciones y ceremonias con todo

el corazón y con toda el alma , y restablecerían


en su observancia las palabras de esta alianza escri-
tas en aquel libro; y ratificó el pueblo este pacto
o promesa.
4 Al mismo tiempo mandó el rey al pontífice

Helcías yá los sacerdotes de segundo orden, y á


los porteros que arrojasen del Templo del Señor
todos los vasos ó alhajas consagradas á Baal, y al

¿dolo del Bosque , y á todos los astros del cielo, y


ios quemó fuera de Jerusalem en el valle de Ce-
drón, é hizo llevar las cenizas á Betliel.
5 y exterminó los agoreros, instituidos por los
revés de Judá en de Judá y alrede-
las ciudades»

dores de Jerusalem para sacrificar en los lugares


altos ; y á aquellos que quemaban incienso á Baal
y al Sol, á la Luna y á los doce signos del zodiaco,
y á todos los astros del cielo.

6 Hizo también sacar el Bosque de


ídolo del la

Casa del Señor , y llevarle fuera de Jerusalem, al

valle de Cedrón , donde le quemó , y redujo á


cenizas , que hizo esparcir sobre los sepulcros del
pueblo '.

7 Asimismo destruyólas casillas ó pabellones de


los afeminados ,
que se hablan formado en la Casa

1 Esto es, (Jel vulgo que adoraba al ídolo. Los pobres


q-.ie no podian costearse sepulcro, se enterraban enTopheth
en el valle Cedton. Véase Sepukrc.
CAPÍTULO XXIIÍ. 101

del Señor; para quienes las mug-eres tejían unos


como pabellones al servicio del ídolo del Bof^que '.

8 Recogió también á todos los sacerdotes de las


ciudades de Judá, y profanó ^ los lugares altos ,

donde sacrificaban los sacerdotes , desde Gabaa


hasta Bersabée :
y derribó los altares de las puer-
tas de Jenisalem ', situados á la entrada de la casa
ó puerta de Josué, príncipe de la ciudad ,
que ha-
bitaba á mano izquierda de la puerta de la ciudad :

9 ni de allí en adelante los sacerdotes que ha-


bían sacrijicado en las alturas, subieron al altar del
Señor en Jerusalem : solo se les permitía el co-
mer los panes ázymos en compañía de sus herma-
nos '*.

10 Profanó^ «asimismo el lugar deTopheth, si-

tuado en el Valle del hijo deEnnon; á fin de que


nadie consagrara su hijo ó su hija á Moloch , ha-
ciéndolos pasar por el luego ^.

11 Quitó también los caballos que los reyes de


Judá tenian consagrados al Sol á la entrada del ,

Templo del Señor junto á la vivienda del eunuco


,

r^thanmelech la cual estaba en Pharurim y los


;
j

carros del Sol los entregó á las llamas.

1 O del impuro ídolo Astharthe.


2 O destioó á usos comunes. Véase
Profano.
3 Isaiai LVII. v. 8. Véase Altar.
4 Lev. XXI. V. \7, 22.
.5 Véase Profano.

ó Eu honor de este ídolo. Véase Molock.


102 LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

12 Destruyó igualmente el rey los altares colo-


cados sobre el terrado del cuarto ó habitación de
Acház, erigidos por los reyes de Judá ; como tam-
bién los altares puestos por Manassés en los dos
atrios del Templo del Señor ; y desde aquí fue
corriendo á esparcir la ceniza de ellos en el tor-
rente de Cedrón.
13Ademas profanó el rey los lugares altos de
junto á Jerusalem que estaban á la derecba del
,

monte Olívete llamado del Escándalo, erigidos por


Salomón , rey de Israel , al ídolo de los sidonios
Astaroth , y á Chámos , escándalo de Bloab , yá
Melchóm, oprobrio de los hijos de Aramon '

14 y destrozó las estatuas , y taló los bosques


sacrilegos , y llenó aquellos lugares de huesos de
muertos ^.

15 A mas de esto el altar que habia en Bethel,

y el lugar excelso , formado por Jeroboam hijo


de Nabathj el que hizo pecar á Israel , uno y otro
lo destruyó, y abrasó, y redujo á cenizas ; y que-
mó también el bosque.
16 Y volviendo los ojos Josfas, vio los sepulcros
que habia en monte, y envió á sacar los huesos
el

de los sepulcros, y quemólos sobre el altar, con lo


que le profanó, según la palabra del Señor, pro-
nunciada por el varón de Dios que habia predicho
estas cosas.

1 ///. Reg. XI. V. 7. V. Mddiom. Chámos.


2 Véase Cadáver.
CAPÍTULO XXIII. 10:i

17 Y añadió : ¿De quién es aquel túmulo ó

monumento que veo ? Respondiéronle los vecinos


de aquella ciudad Es el sepulcro del varón de
:

Dios que vino de Judá y profetizó estas cosas que


acabas de ejecutar sobre el altar de Bethel.
18 Y dijo el rey : Dejadle , ninguno mueva sus
huesos ; y así quedaron intactos sus huesos con los
del profeta venido de Samaria.
19 Finalmente quitó Josías todos los adoratorios
de las alturas que habia en las ciudades de Sama-
ria, fabricados por los reyes de Israel para irritar
alSeñor y ejecutó con
,
ellos lo mismo que habia
hecho en Bethel.
20 Y degolló á todos los sacerdotes de las altu-

ras, que estaban encargados de los altares, y


allí

quemó sobre estos altares huesos humanos , y vol-


vióse á Jerusalem.
21 Por último dio esta orden á todo el pueblo :

Celebrad Señor Dios vuestro


la Pascua al con- ,

forme se halla escrito en este libro de la Alianza.


22 Jamas se celebró Pascua ig^ual desde el
tiempo de los jueces que gobernaron á Israel ni ,

en todo el tiempo de los reyes de Israel y de los ,

reyes de Judá,
23 como fue esta Pascua que se celebró en ho-
nor del Señor en Jerusalem^ el año décimo octavo
del rey Josías.
24 Extirpó igualmente Josías á los pythones ó
magos^ y á los adivinos, y las figuras de ídolos y ,

las inmundicias y abominaciones que hablan que


Í04 LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

dado en de Judá y de Jerusalem á fin de


el pais :

restablecer en su vio^or las palabras de la Ley es-


critas en aquel bbro hallado por Helcías Sumo su-
cerdoie, en el Templo del Señor.
25 No hubo entre sus predecesores ningún rey
que del modo que este se convirtiese al Señor con
todo corazón y con toda su alma y con todas sus
el

fuerzas , siguiendo en todo la ley de Moysés , ni


después de él nació otro que le fuese semejante.
26 Sin embarg-o de eso no depuso el Señor su
terrible enojo y grande indignación contra Judá,
por los ultrages con que le habia provocado Ma-
iiasses.

27 Y Señor Yo arrojaré de mi pre-


asi dijo el :

sencia también á Judá , como arrojé á Israel


y ;

desecharé á Jerusalem esa ciudad que yo habia


,

escogido, y el Templo del cual dije Aquí es don- :

de mi nombre será invocado.


28 En cuanto á las demás acciones de Josías v
todas las cosas que hizo ¿no está todo esto escrito
,

en el libro de los anales de los reyes de Judá ?


29 En su reinado Pharaon INecháo
, rey de ,

Egypto, se puso en marcha acia el rio Euphra-


tes para batir al rey de los asyrios, y salió contra

él el rey Josías, que al primer encuentro quedó

muerto en Mageddo.
30 Y sus criados lleváronle muerto desde Ma-
geddo y le trasportaron á Jerusalem , y sepultá-
,

ronle en su sepulcro. Entonces el pueblo de la

tierra tomó á Joacház hijo de Josías , al cual un-


capítulo xxíh. 105

gleron y proclamaron rey en In^ar de su padre.


31 Veinte y tres años tenia Joacliáz cuando
comenzó á reinar, y reinó tres meses en Jerusa-
lem su madre se llamaba
: Araital, hija de Jere-
mías , de Lobna.
32 E hizo Joacház el mal en presencia del
Señor, imitando todo el proceder de sus padres.
33 Y el rey Pharaon Nechao le puso en cadenas
en Rebla , situada en tierra de Emath ,
privtándole
del reino de Jerusalem una con-
; y echó al pais
tribución de cien talentos de plata y un talento
de oro.
34 Después de esto Pliaraon Necháo estableció
rey á Eliacim , hijo de Josías , en lugar de Josías
su padre, mudándole el nombre en el de Joakim.
Pero á Joacház se lo llevó consigo y condújole ,

á Eg-ypto donde murió.


,

35 Joakim dio la plata y el oro á Pharaon ,

habiendo impuesto á todo un tributo perso-


el pais

nal para sacar la suma ordenada por Pharaon ,


exigiendo de cada uno de sus vasallos así la plata

como el oro , de su posibilidad


á proporción
para dárselo á Pharaon Necháo.
3G Veinte y cinco años tenia Joakim cuando
comenzó á reinar, y reinó once años en Jerusalem :

llamábase su madre Zebida, y era hija de Phadaia


natural de Ruma.
37 E hizo el mal delante del Señor, á imitación
de todo lo que habian hecho sus padres , ó abuelos.

10
lÜü LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

CAPITULO XXIV.
Rebelase Joakim contra el rey de Bahylonia \ y le succede
su hijo Joachín. Nabuchódonosor se apodera de Jerusa-
leniy y se lleva presos á Babylor.iu á Joachín y á sus prin-
cipales vasallos ; y pone por rey á Mattham'as , llamado
también Sededas '

1 En tiempo de este vino Nabuchódonosor


rey de Babylonia ^; y Joakim estuvo sujeto á él

por tres años , después de los cuales se le rebeló.


*2 Entonces el Señor envió contra él ^ cuadri-
llas de tropa Tigrera decháldéos, cuadrillas de syros,
V cuadrillas de moabitas , y cuadrillas de ammo-
nitas : á los cuales envió contra Judá, á fin de
destruirle, conforme lo habia predicho el Señor
por boca de sus siervos los profetas.

3 Esto sucedió en cumplimiento de la palabra


que áeñor habia pronunciado de que arrojarla
el

de su presencia á Judá, á causa de todos los peca-


dos cometidos por Manassés,
4 y de la sangre inocente que derramó , inun-
dando á Jerusalem con la sangro de personas
inocentes; por cuya razón no quiso el Señor
aplacarse.

1 Año del Mundo 3397 antes de Jesl-Chhisto 607.


:

2 Y después de haberse apoderado de Jerusalem, y de


Joakim. repuso á este en su trono con la condición de que ;

e pagase cierto tributo anual. //. Par. VXXVT- v. 6. —


Jn-em. UI. v. 28.
3 Por medio de Nabuchódonosor,
capítulo XXIV. lOT

5 Las otras cosas tle Joakim , v todos sus


liedlos ¿ no está todo escrito en el libro de los ása-

les de los reyes de Judá ? En fin Joakim pasó á des-


cansar con sus padres ;

6 y succedióle en el reino Joacliín su hijo '.


7 Ni de allí en adelante intentó el rev de

ligypto salir de su tierra ,


por cuanto el rey de
Kabylonia se habla alzado con todo lo que había
sido del rey de Egypto , desde el rio de Egypto
hasta el rio Euplirates.
y ocho años tenia Joachín cuando co-
8 Diez
menzó á reinar, y reinó tres meses en Jerusalem :

llamábase su madre Nohesta hija de Elnathan ,


,

de Jerusalem.
9 E hizo Joachín lo malo delante del Señor,
singuiendo en todo el proceder de su padre.
10 Por aquel tiempo vinieron contra Jerusalem
los capitanes de Nabuchódonosar rey de Babylo-
nia, y cercaron la ciudad con trincheras.

1 Llamado también Jeconlas. Matk. I. v. 2. — En el he-


breo, y /. Par. III. v. 16, el nombre del padre ee escriba
de esta forma CI}%"P^'in^ y en el griego de esta luxyLÍ/u.
El del hijo de esta ^^ hebreo, y en griego de esta
i^^"»*))"!'
l«4tp(^»v. En donde se ve que la diferencia de un nombre á

otro es tan notable como las dos letras p palatina y 12 labial


que constituyen el primero, se distinguen y diferencian de
la 3 aspirada, y J) dental que constituyen al segundo. El
hijo Joachín fue despojado del reino al cabo de tres mese^i
cumpliéndose la profecía de Jeremías (c. XXXVl. v. 39).

de que ningmi hijo de Joakim íc seitlaria ó afirmaría en el

trono.
108 LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

11 Vino también Nabucliódonosor, rey de Ba-


bylonia^ al sitio de la ciudad con sus oficiales para
batirla.
12 Entonces Joachín, reyde Judá, salió áver-
se con el reyde Babylonia en compañía de su ma-
dre y criados, y de sus príncipes y de sus eunu- ,

cos ó validos; y recibióle el rey de Babylonia el


año octavo de su reinado
13 Y tomó Nabuchódonosor todos los tesoros
del Templo del Señor , y los tesoros de la casa
real , é hizo pedazos todos los vasos de oro , que
habia hecho Salomón rey de Israel para el Tem-
plo del Señor, como el Señor lo tenia predicho.
14 Y llevóse cautiva toda la corte de Jerusa-
lem , todos sus príncipes , y toda la fuerza del
ejército , en número de diez mil , y á todos los
artífices y maquinistas , sin dejar mas que la ín-
fima plebe.
15 Trasportó asimismo á Babylonia á Joachin,
y á su madre y á sus mugeres y á los eunucos
, ,

¿validos; y llevó igualmente cautivos de Jerusa-


lera á Babylonia á los jueces del pais.
Ademas á
16 todos los varones robustos , en
número de siete mi! y mil artífices é ingenie-
,

ros en suma
'
; , todos los hombres valerosos y

1 La palabra hebrea es ""I^DD que viene de


^fi-^t^guer,

~)^D sagur, clausit, encerró. S. Gerónimo cree qne se habla


de los plateros ó (Uamaníisias f los cuales eucierran dentro
del oro ó plata las piedras preciosas. Otros opinan qne signi-
CAPÍTULO XXV. 109

aguerridos ; y condújolos el rey de Babylonia


cautivos á dicha ciudad.
17 y en lugar de Joachin puso á Mattbanías
su tio paterno , á quien impuso el nombre de Se-
déelas.
18 Veinte y un años tenia Sedecías cuando
comenzó á reinar , y reinó once años en Jerusa-
lem llamábase su madre Amital
: hija de Jere- ,

mías , de Lobna.
19 E hizo el mal en la presencia del Señor ni
mas ni menos que Joakim.
20 Porque la ira del Señor iba creciendo con-
tra Jerusalem y contra Judá hasta tanto que los ,

arrojara de su presencia. Y rebelóse Sedecías con-


tra el rey de Babylonia '.

CAPÍTULO XXV.
Ruina de Jerusalem y de su Templo: trasmigración univer-
sal de los judíos á Babylonia; excepto unos pocos á
quienes dejaron para cultivar la tierra.

Pero el noveno año del reinado de Sedecías,


1

el mes décimo á los diez dias del mes


, vino el ,

mismo Nabuchódonosor rey de Babylonia con ,

todo su ejército sobre Jerusalem , y la puso sitio,

y levantó trincberas al rededor de ella.

fica los ingenieros por ser su oficio el


, dirigir ó formar el
cerco de las ciudades que se sitiabau : lo cual parece mas
verosímil.
1 El año octavo de su reiuado.
lio LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

2 Con ciudad quedó cerrada y cir-


lo que la

cunvalada hasta el año undécimo del reinado de


Sede cías ,

3 y dia nueve del tnes cuarto y fue crecien- '


;

do el hambre en la ciudad , de modo que faltó el


pan ó alimento á la gente del pueblo '.

4 Al cabo quedó abierta una brecha en la ciu-


dad ; y toda la gente de guerra huyó de noche
por el camino de la puerta ,
que está entre los

dos muros ,
junto al jardin del rey ; mientras los
cháldéos estrechaban el cerco de la ciudad. Huyó
pues Sedecías por el camino que va á las llanu-

ras del Desierto.


5 Mas el ejército de los cháldéos fue persiguién-
dole , y le alcanzó en la llanura de Jerichó , y to-
dos los soldados que le acompañaban fueron dis-
persados , y le abandonaron.
6 Hecho prisionero el rey , le condujeron á
Reblatha al rey de Babylonia ; el cual pronunció
•sentencia contra él.
7 É hizo matar á los hijos de Sedecías á la pre-
sencia de este , y después sacarle los ojos , y ata-
do con cadenas le llevó consigo á Babylonia.
8 El mes quinto , á los siete del raes , corrien-
do año diez y nueve del rey de Babylonia,
el

Nabuzardan vasallo de este rey y general de su


,

ejército entró en Jerusalem.


,

1 Véase Mes.
2 Véase Jerem. Thren. IV. r. \Q.—Bamch, II. i. 3 •—
Ezech. V. i'. 10.
CAPÍTULO XXV. 111

9 Y puso fuego al Templo del Señor


y ,
al p;i-

lacio del rey , y á las casas de Jerusalem , y en-


tregó á las llamas todos los edificios.
10 Y todo el ejército de los cháldéos que seguia
á su general , arrasó por todos lados los muros de
Jerusalem.
1 Al resto del pueblo que habia quedado en la

ciudad , y á los desertores que se habian pasado


al rey de Babylonia , y á la ínfima plebe los tras-
portó Nabuzardan ,
general del ejército , á otra
parte
12 dejando solamente gentes pobres del pais
para cultivar las viñas campos.
y los
13 Mas los cháldéos haciendo trozos las colum-
nas de bronce que habia en el Templo del Señor,
las basas y el mar ' de bronce colocado en la Ca-
sa del Señor, trasladaron todo este metal á Ba-
bylonia.
14 Asimismo se llevaron las ollas de cobre ,
y
las jarras , y los tridentes , y las copas
y ,
los
morterillos , y todas las vasijas de cobre que se
usaban en el ministerio.
15 Llevóse también el general del ejército los
incensarios y las ampollas ^, tanto los vasos de oro
como los de plata

1 O la gran concha.
2 La palabra hebrea f^p'Tflin *1*^'^ ^l aator de la Vul-
gata traduce i:)hialas,y Arias Montano pelves, puede signi-
ficar también aguamanilea, picheles, jarroneí*, palancanas
etc.
112 LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

16 juntamejite con las dos columnas, el maro


la concha y las bases que había hecho Salomón
para el Templo del Señor el peso del bronce de
:

todos los vasos era inmenso.


17 Cada una de columnas tenia diez y ocho
las

codos de altura, y un chapitel de bronce encima,


de tres codos de alto y en torno del chapitel de
;

la columna una como red, con granadas, todo de


bronce el adorno de las demás columnas era el
:

mismo.
18 Ademas se llevó el general del ejército á
Saraías primer sacerdote, y á Sophonías segundo
sacerdote % y á tres porteros.
19 y también á un eunuco de la ciudad , bajo
cuya inspección estaba la gente de guerra, yá
cinco señores del servicio doméstico del rey ,

hallados en la ciudad ; y á Sopher ^ inspector del


que amaestraba á los soldados bisónos del
ejército,
pueblo que se hallaron en la ciudad :

20 todos los cuales condujo consigo Nabuzar-


dan, general del ejército, á Reblatha á presencia
del rey de Babylonia ;

21 el cual en la misma Reblatha, territorio de


Emath, les hizo quitar la vida. Y la tribu de Judá
fue trasportada fuera de su tierra.

1 Que Sumo sacerdote en caso


ejercía las funciones del
de enfermedad del Pontífice.
2 En el hebreo "^^D sopher, se pone por secretario y ,

DO por nombre propio.


CAPÍTULO XXV. 113
22 Para gobernar la gente que habia quedado
en el país de Judá, por disposición de Nabuchó-
donosor, rey de Babylonia, nombró á Godolías,
hijo de Ahicam, hijo de Saphan.
23 Lo que sabido por todos los oficiales del
ejército y la gente que estaba con ellos, esto es,

que el rey de Babylonia habia dado el gobierno


á Godolías ; acudieron luego á este en Maspha ,

Ismahel hijo de Nathanías, y Johanan hijo de Ca-


ree y Saraías hijo de Thanehumeth Nethopathita,
;

y Jezonías hijo de Maacháti , así ellos como sus


compañeros.
24 Y Godolías les aseguró conjuramento á ellos
y á sus compañeros, diciendo : No temáis de estar
sujetos á los cháldeos : quedaos en elpa¡s,y obede-
ced rey de Babylonia, y lo pasaréis bien.
al

25 Pero al séptimo mes sobrevino Ismahel,


hijode Nathanías, y nieto de EUsama, de la estir-
pe real, acompañado de diez hombres ; los cuales
hirieron á Godolías, que murió de las heridas,
juntamente con los judíos y cháldeos, que estaban
con él en Maspha,
26 De resultas de esto, todo el pueblo, chicos

y grandes, y los oficiales del ejército huyeron á


Egypto por temor de los chaldéos '.
27 A los treinta y siete años de la trasmigra-
ción de Joachín rey de Judá, el dia veinte y siete

1 Jer. XXXV111. v. 2, 17— XL. v. 9. — XLI.—


XLIII.
114 LIBRO CUARTO DE LOS REYES.

tlelmes duodécimo, sucedió que Evilmerodach "

rey de Babylonia % el mismo año en que comen-


zó á reinar, levantó á Joachín del estado de abati-
miento en que yacia, y sacóle déla cárcel
28 y hablóle con amor y le puso un trono ó
,

asiento superior al de los demás reyes subyuga-


dos que tenia consigo en Babylonia ^,

29 y le hizo mudar los vestidos que habia usado


en su prisión, y comia siempre á su mesa todo el

tiempo que vivió.


30 Señalóle asimismo alimentos para siempre
en adelante ; los cuales le daba el rey diariamente
todos los dias de su vida.

1 Se cree que es el mismo que Balthasar, Lijo y sacce-


8or de Nabuchódonosor. Z)a?2. V,v. I. Ba'uch. J. r. 11.
2 Para hacer mas magestuosa su corte. Yé&se Judie. I.
V. 7. Y lo mismo leemos que hacia Alejandro Magno coa los»

reyes Poro y Taxile, etc.

FIN DEL LIBRO CU.VRTO DE LOS REYES.


ADVERTENCIA
SOBRE

LOS DOS LIBROS DEL PARALIPOMFNON.

PaRáLIPÓMENON, 'TrtíLpaXUTrOfxe'iceV, VOZ griega,


es un genitivo de plural que significa de las
cosas omitidas y por lo mismo se llamaron
;

así dos libros históricos del Antiguo Testa-


mento, que son como un suplemento á los

cuatro libros de los reyes, y contienen algu-


nos hechos y circunstancias que no se leen en
otra parte. Los antiguos hebreos los com-
prendian en un solo libro que llamaban nü"'"
CDT. Dibré haiamini, Las palabras de los
dias; porque asi comienzan estos anales , o
thrónicas, como las llamó San Gerónimo.
En este primer libro del Paralipómenon se
refiere sucintamente la descendencia del pue-
blo de Israel desde Adam hasta que volvió de
la cautividad de Babylonia y después se
:

describe el reinado de David hasta Salomón ;


esto es, hasta el año 2990 del Mundo.
i 16 ADVERTENCIA.

En el segundo libro recorre el historiador

los sucesos del pueblo de Israel desde el año


299o del Mundo hasta el 3A68; en el cual j
cumplidos los setenta años del cautiverio,
dio Ciro la libertad al pueblo de Israel. No
se sabe de cierto el autor de estos dos libros.
Comunmente se cree que fueron escritos por
EsdraSy ayudado de los profetas Aggeo y
Zachdrías y después de la cautividad de Ba-
bylonia. Algunas cosas que se refieren pos-

teriores cíEsdras, pudieron ser añadidas des-


pués : al modo que Esdras añadió noticias
que no habian publicado los escritores ante-
riores á él^ copiándolas de memorias conser-
vadas en los archivos , 6 por tina constante

tradición. Asi vemos que cita á menudo los

Anales o Diarios de Judá y de Israel. Al-


gunas noticias que copió el autor, parece á
veces que no concuerdan exactamente con al-
gún pasage de los otros libros ;
pero no es
porque haya oposición real, sino porque des-
pués de tantos y falta de conocimien-
siglos,

tos particulares de aquellos hechos y tiem-


pos, no aparece ahora la ligazón ó unión de
las especies que se refieren. Estas dificulta-
AOVKRTENCI^. 117

des se han procurado desvanecer con algunas


7iotas ó palabras que se añaden de letra cur-

siva en esta traducción. Los judíos j aínas


dudaron ni dudan de la autenticidad de estos
libros : los cuales^ según advierte san Geró-
nimo, sirven mucho para entender las demás
Escrituras Sagradas.

To.^i. V. 1
LIBRO PRIMERO

DEL PARALIPOMENON,

CAPITULO PRIMERO.
Genealogía desde Adam hasta Abraham: hijos de este, y
descendencia de Ismahel y de Esaú.

1 Adam , Seth , Enos


2 Cainan , Malaleel , Jared ,

3 Henoch Mathusalé Lamech


,
'
, ,

4 Noé , Sera , Chám y Japhet. ,

5 Hijos de Japhet Gomer y Magog y Ma- :


, ,

dal y Javan Thubal Mosoch Thiras.


, , , ,

6 Hijos de Gomer Ascenez y Rlphath y :


, ,

Thog^orma.
7 Hijos de Javan : Elisa , y Tharsis , Cetlilm

y Dodanira.
8 Hijos de Chám : Chus , y Mesraim , y Phiit

y Chánaan.
9 Hijos de Chus : Saba y He'vlla ; Sabatha , y
Regma y ,
Sabathachá. Hijos de Regma Saba y :

Dadan.

I El mismo que Mathusalem. Véase T^ombre.


LAFÍTULO I. 119

10 Chus ensrendró también á Nemrod : el cual


'.
empezó á ser poderoso en la tierra
11 Mesraim engendró á Ludim , y á Anamim ,

y á Laabim, y á Nephthuim,
12 y también á Phetrusim y Cassuim de , los

cuales salieron los philisthéos y caphtoréos.


13 Chánaan tuvo por su primogénito á Sidon ,

y después engendró al Hethéo ,

14 y al Jebuséo y al Amorréo, y ,
al Gergeséo,
15 y al Hevéo , y al Aracéo, y al Sinéo :

16 como también al Aradlo y ,


al Samaréo , y
al Hamathéo.
17 Hijos de Sem Elam :
y Assur y Aarpha-
, ,

xad , y Lud , y Arara , y Hus y Huí y Gether


, , ,

y Mosoch.
18 Arphaxad engendró á Salé , el cual engen-
dró después á Heber.
19 A Heber le nacieron dos hijos: el nombre
del uno es Phaleg ^
,
porque en su tiempo fue di-
vidida la tierra '
, y el nombre de su hermano
era Jectan.
20 Jectan engendró á Elmodad y á Saleph , ,

y á Asarmoth y á Jare , ;

21 como también á Adorara y á Huzal y á , ,

Decía.
22 Y asimismo á Hebal , y Abimael , y á Saba

1 Estableciendo la primera moiuírqiiía.


2 Que significa división
•i En naciones y lenguas diferentes.
120 LIBRO PRIMERO DEL PARALIPÓMENOPC.
23 y á Ophir , y á Hévila , y á Jobab : todoiS

estos fueron hijos de Jectan.


24 Descendientes de Sem Arpbaxad
: , Salé ,

25 Haber Phaleg , , Ragau ,

26 Serug Nacbór Thare , , ,

27 Abram , el mismo que Ahraham.


28 Hijos de Abrabam , Isaac , é Ismahel;
29 y estos son sus descendientes El primo- :

génito de Ismael fue Nabajoth , después Cedar ,


y Adbeel y Mabsam , ,

30 y Blasma, y Duma, Massa , Hadad, y


Thema
31 Jetur , Naphis , y Cedma. Estos son los hijos

de Ismael.
32 Los hijos de Cetura muger de segundo
,

orden de Abraham '


, fueron Zamran Jecsan
: , ,

Madan Madian Jesboc y Sué. Hijos de Jec-


, , ,

san Saba, y Dadan. Los de Dadan Assurim, y


: :

Latussim y Laomim. ,

33 Los hijos de Bladian fueron Epha Epher , ,

Henoch Abida y Eldaa todos estos descendian


, :

de Cetura,
34 Abraham engendró asimismo á Isaac de ,

quien fueron hijos Esaú é Israel.


35 Hijos de Esaú Eliphaz, Rahuel Jehús : , ,

Iheloni , y Coré.

1 Gen. XXXVl. v. 1. es llamada Vxor, muger. Véase


Concubina.
CAPITULO I. 121

3G Hijos de EUpliaz Theman Ornar Sephi :


, ,

Gatban , Cenez: de Thamna tuvo á Amalee '.


37 Hijos de Rahuel : Nahath , Zara , Samma ,

y Meza.
38 Hijos de Seir Lotaii : , Sobal , Sebeen
Ana Dison Eser Disan.
, , ,

39 Hijos de Lotan : Hori, Homam : hermana


de Lotan fue Tliamna.
40 Hijos de Sobal : Alian y Manahatb, y Ebal,
Sephi y Onam. Hijos de Sebeon : Aja y Ana. Hijo
de Ana : Dison.
41 Hijos de Dison : Haniram, y Eseban, y Je-
thran, y Cháran.
42 Hijos de Eser : Balaan y Zavan, y Jacan.
Hijos de Disan : Hus y Aran.
43 Estos que siguen son los reyes que reinaron
en el pais de Edom ó Idumea, antes que los hijos
de Israel tuviesen rey : Balé hijo de Beor ; y el

nombre de su ciudad ó corte fue Denaba.


44 Muerto Balé, succedióle en el reino Jobab>
hijo de Zaré, natural de Bosra.
45 Después demuerte de Jobab entró á reinar
la

en su lugar Husam, del pais de Theman.


46 Muerto que fue Husam, le succedió en el
reino Adad, hijo de Badad, el que deshizo á los

madianitas en la tierra de I\íoab : su ciudad fue


Avith.

i Gen. XXXFI. v. 12.


122 LIBRO PRIMERO DEL PARALlPOiMENON.

47 Muerto Adad, reinó en su lugar Semla, de


Masreca,
48 Murió asimismo Semla, y succedióle Saúl de
Rohoboth, ciudad situada junto al rio Euphraies.
49 Muerto también Saúl, reinó en su lugar
Balanán, hijo de Achóbor.
50 Vino también morir este, y tuvo por
á
succesor en el trono á Adad, cuya ciudad fue
Phau, y su muger llamóse Meetabel, hija de Ma-
tred, que lo era de Mezaab.
51 Luego que murió Adad, comenzaron á regir
la Idumea gobernadores ó jueces en lugar de
reyes : el gobernador Thamna , el gobernador
Alva y el gobernador Jetheth,
52 el gobernador Oolibama , el gobernador
Ela, el gobernador Phinon,
53 el gobernador Cenez, el gobernador The-
man, el gobernador Mabsar,
54 el gobernador Magdiel, el gobernador Hi-
ram. Estos fueron los gobernadores de Idumea.

CAPITULO U.

Descendencia de Isaac por la linea de Jacob ó Lracl, padre


de Judd, has la Isai padre de David.

1 Los hijos de Israel fueron Rubén , Simeón,


Levi'í Judá, Issachár y Zabulón,
2 Dan, Joseph, Benjamín, Nephtali, Gad,
y
Aser.
3 HiJQs de Judá ; Her, Onan y Sela. Estos
CAPÍTULO ir. 12

tres le nacieron de la chananea, hija de Sué. Mas


Her, primogénito de Judá, fue hombre malo de-
lante del Señor ', y quitóle el Señor la vida.
Judá tuvo de Thamar, su nuera, á Phares y
4
á Zara así pues todos los hijos de Judá fueron
:

cinco.
Hesron y Hamul.
5 Hijos de Phares :

6 Hijos de Zara: Zamri, y Ethan, y Eman,


Chalchál también y Dará, en todos cinco.
7 Hijo de Chármi Achár ^, el que turbó a
:

Israel por haber pecado en el hurto de las cosas


consag-radas á Dios '.

8 Hijo de Ethan, Azarías.


9 Los hijos que le nacieron á Hesron , fueron
Jerameel, y Ram '*, y Calubi ^.
10 Ram engendró á Aminadab : Aminadab en-
gendró á Nahasson, príncipe de los hijos de Judá.
11 Nahasson engendró á Salraa^, de quien pro-
cedió Booz.
12 Booz engendró á Obed , el cual engendró
á Isaí.

13 É Isaí tuvo por primogénito á Eliab ; su hijo


segundo fue Abinadab, el tercero Simniaa,

I O muy malvado.Véase Dios.


*2 O también
Achdn. Josué Vil. v. \.
3 En el botín de Jerichó.
4 Llamado también ^m/«.
5 Llamado también Caleb.
lilamado también Sulnioii onel libro de Ruth
t)
, y en el
Evangelio.
124 LIBRO PRIMERO DEL PARALIPOMENON.

14 el cuarto Nathanael, el quinto Raddai,


15 Asom, el séptimo David ".
el sexto
16 Hermanas de estos fueron Sarvia y Abigail.
Hijos de Sarvia, tres Abisaí, Joab y Ásael.
:

17 Abigail fue madre de Amasa, cuyo padre


fue Jether , ismahelita.
18 Caleb, hijo de Hesron, casó con Azuba, de
la cual tuvo á Jerioth : y fueron hijos de ella Ja-
ser y Sobab y Ardon.
19 Muerta que fue Azuba casó Caleb con E- ,

phrata, la cual le parió á Hur.


20 Hur fue padre de Uri y Uri lo fué de Be- ,

zeleel.
21 Después Hesron casó , á la edad de sesenta
años , con la hija de Machír padre de Glalaad, la

cual le parió á Segub.


22 Este Segub engendró á Jair, el cual fue se-

ñor de veinte y tres ciudades en tierra de Ga-


laad ;

23 pero Jesur y Aram tomaron las ciudades ó


villas de Jair y de Canatli con sus sesenta aldeas,

que todas eran del hijo de Machír padre de Ga-


laad.
24 Siendo ya muerto Hesron , Caleb su hijo

1 Isaí teuia ocho hijos, según se le lee /. Reg. XVI. v.

10. Los rabinos y muchos intérpretes creen que uno de los

hijos era adoptivo; suponiendo que Simmaa murió muy


joven, dejando á Jonathan su hijo, al cual adoptó por tal su
*hiielo Isaí.
CAPÍTULO II. 125

casó con Ephrata.Hesron tuvo también por muger


á Abia , la cual le parió á Ashur , fundador de
Thecua.
25 Al primogénito de Hesron, Jerameel, le na-
cieron estos bijos : Ram primogénito, y Buna, y
Aram y Asora, y Achia.
,

26 Otra muger tuvo también Jerameel, llama-


da Atara , que fue madre de Onam,
27 Los bijos de Ram, primogénito de Jerame-
el, fueron Moos, Jamin y Acbár.

28 De Onam fueron bijos Semei y Jada. Hijos


de Semei Nadab y Abisur.
:

29 Llamóse Abibail la muger de Abisur la ,

cual le parió á Abobban y Molid.


30 Los bijos de Nadab fueron Saled y Ap-
pbaim. Saled murió sin hijos.

31 Appbaim tuvo por hijo á Jesí , el cual en-


gendró á Sesan, y Sesan á Obolai,
32 Los bijos de Jada, hermano de Semei, fue-
ron Jetber y Jonatban mas Jether murió sin
:

bijos.
33 Jonatban empero engendró á Pbaletb y á
Ziza. Estos fueron los descendientes de Jera-
meel.
34 Sesan no tuvo bijos sino bijas, y /orno un
,

esclavo egypcio, llamado Jeraa,


35 á quien dio una bija por muger, la cual le
parió á Etbei.
36 Etbei engendró á Natban , y Natlian á
Zabad.
126 LIBRO PRIMERO DEL PARALIPÓMENON.

37 Zabad engendró á Ophlal , y Ophlal á


Obed.
38 Obed engendró á Jebú, y Jehú á Azarías.
39 Azarías engendró á Helles , y Helles á E-
lasa.
40 Elasa engendró á Sisamoi , y Sisamoi á

Sellúm.
41 Sellúm engendró á Icamías , é Icamías á
Elisama.
42 Hijos de Caleb, hernaano de Jerameel : Me-
sa su primogénito,y padre de Zipb y los descen- ;

dientes de Maresa, padre de Hebron.


43 Hijos de Hebron Coré, y Tapbua, y Re-
:

cem y Samma.
,

44 Samma engendró á Raham padre de Jer- ,

caam, y Kecem á Sammai.


45 Hijo de Sammai Maon y Maon padre
,
; ,

de Betbsur.
46 Epha , muger secundaria '
de Caleb ,
parió
á Harán, y á Mosa, y á Gezez. Harán engendró á
Gezez.
47 Hijos de Jabaddai : Regom , y Joathan , y
Jesan y , y Epba y Saaph.
Phalet , ,

48 Maachá, muger de segundo orden de Caleb,


parió á Saber y Tharana.
49 Saaph , príncipe de Madmena engendró á ,

Sué, que fue príncipe de Bíachbena y príncipe de


(labbaa. Hija de Caleb fue asimismo Achsa.

1 Véase Poligamia.
CAPÍTULO II. 127

50 Hijos de Caleb , hijo de Hur ,


primogénito
de Epiiíatlia, fueron también estos : Sobal ,
prín-
cipe ó fundador de Cariathiarira :

51 Salma príncipe de Bethlehem


, : Hariplí
príncipe de Bethgader.
52 Y Sobal, príncipe de Cariatliiarim , el cual

poseia la mitad del lugar del Descanso ' , tuvo tam-


bién hijos ;

53 y de su familia en Cariathiarim descienden


los jethréos , y aphuthéos , y semathéos , y mase-
réos : de los cuales salieron aun los saraítas v
esthaolitas.
54 Hijos de Salma, ó Salmón Bethlehem y :

Netophathi cabezas de la casa de Joab y la mi-


,
;

tad del territorio llamado del Descanso fue de los


descendientes de Sarai.
55 Hay también familias de doctores de la

Ley ^
,
que habitan en Jabes , y viven en tiendas,
cantando y tañendo. Estos son los cincos , que
descienden de Camath ', padre de la casa ó U-
nage de Recháb ^^

1 O del país llamado Menucot. Véase Josué XX. v. 43,

2 Scriba significa también Juriscohsulto. V. Mariana.


3 Que significa calor. Véase Vulgala.
4 Los rechábitas de que se habla en este verso, y en
otros lugares de la Escritura, [Jerem. XXXV. v. 6, 7.) se
dedicaban mucho al estudio y meditación de la Ley, y a
conservarla y propagarla : muchos de ellos cantaban al son
J'2H LIBRO PRIMERO DEL PARALIPÓMENON.

capítulo lll.

Descendencia del rey David.

1 Estos son los hijos que tuvo David nacidos


en Hebron : Amnon el primog-énito , de Achinoam
la jezrahelita; el segundo Daniel '
, de Abi^ail
del Carmelo
2 el tercero Absalom , hijo de Maachá ,
que
era hija de Tholmai , rey de Jesur : el cuarto
Adonías , hijo de Aggith:
3 El quinto Saphatia , hijo de Abital : el sexto
Jethraham de su mugrer Eo^Ia.

4 Estos seis le nacieron en Hebron, donde rei-


nó siete años y seis meses. Reinó después treinta
y tres años en Jerusalem.
5 Los hijos que le nacieron en Jerusalem, son
Simmaa y Sobaab , y Nathan y Salomón
, , todos
cuatro de Bethsabee , hija de Ammiel.
6 Ademas Jebaar y Elisama
, ,

y Eliphaleth
7 , y Noge y Nepheg , , y Japhia.
8 Otro Elisama , y Eliada , y Elipheleth , en
todos nueve.
9 Estos son todos los hijos de David sin contar

de iustriinientos músicos las alabanzas de Dios. Tal vez


estos rechábitas son los cinéos descendientes de Recháb
[Jud. IV, V- H.), que parece estaban en algún modo agre-
gados á los levitas para algunos ministerios del Templo.
1 Llamado también Chékab. II. Reg. III. v. 3.
CAPITULO III. 129

los hijos de las raugeres de segundo orden :


y
hermana llamada Thamar
tuvieron una '

10 Hijo de Salomón fue Roboam cuyo , hijo


Abia ensrendró á Asa. De este nació también Jo-
sapbat
1 padre de Joram ; el cual Joram engendró
á Ochózías , de quien nació Joas.
12 Amasias , hijo de este , engendró á Azarías.
De Azarías fue hijo Joathan ,

13 padre de Acház ,
que lo fue de Ezechías,
del cual nació Manassés.
14 Manassés fue padre de Amon ,
que lo fue

de Josías.
15 Los hijos de Josías fueron Johanan el pri-

mogénito , el segundo Joakim , el tercero Sede-


cías , el cuarto Sellúra.
16 De Joakim nacieron Jechónías ^
, y Sede-
cías.

17 Hijos de Jechónías fueron Asir, Salathiel,


18 Melchirara , Phadaia , Senneser , y Jece-
mías, Sama, y rsadabías.
19 De Phadaia nacieron Zorobabel \ y Se-

1 En el libro segundo (lelos Reyes, cap. V. v. 14. se cuen-


tan once hijos de David (con inclusión de los cuatro habi-
dos con Bersabce) porque probablemente no se incluye-
ron dos que murieron en la infancia.
2 Llamado también Joachin. IV. Reg. XXW. v. 6.
3 Es diferente este del que se señala en la genealof^ía
de Jesu-Christo por san Matheo, pues no tiene el mismo
12
130 LIBRO PRIMERO DEL PARALIPQIVIENON.

niel : Zorobabel fue padre de Mosollaní , de Ha-


nanías '
, y de Salomith ,hermana de estos ,

20 y de otros cinco , es á saber Hasaban


y :
,

Ohol y Baracbias y Hasadías , y Josabhesed.


, ,

21 Hijo de Hananías fue Phaltfas , padre de


Jeseías , de quien fue h'jo Raphaías de este Ra- :

phaías fue hijo Arnan , de quien nació Obdia,


cuyo hijo fue Sechénías.
22 Hijo de Sechénías fue Semeia, del cual na-
cieron Hattus y Jegaal Baria Naaría y Saphar, , ,

que son seis , confado el padre.


23 De Naaría fueron hijos les tres, Elioenai,
y Ezechias y Ezricara. ,

24 De Elioenai fueron hijos los siete, Odvía,


y Eliasub, y Pheleia, y Accub, y Johanan, y Da-
laia , y Anani.

CAPÍTULO IV.

Otros descendientes de Judá, y de Simeón; y lugares donde


habitaron. Destruyen los hijos de este el linage de Chdm,
y destrozan á los amalecitas.

1 Hijos ó descendientes de Judá : Phares su hijo ,

Hesron , y Chárrai , y Hur , y Sobal.


2 Raías , hijo de Sobal , engendró á Jahatli,

padre ni el mismo hijo. Otros creen que Salathiel y Abiud


tuvieron dos nombres, como sucede en otros pasages de la
Escritura.
1 Uno de los dos llamado también Abiud.
CAPÍTULO IV. 131

del cual nacieron Ahumai , y Laad. De estos des-


cienden los sarathéos,
3 Esta también es la estirpe de Etam : Jezra-
hel y Jesema , y Jedebós , que tuvieron una
,

hermana llamada Asalelphuni.


4 Phanuel fue padre de los habitantes de Gedor,
y Ezer fue padre de los de Hosa. Estos fueron
los descendientes de Hur , primogénito de Ephra-
tha ', padre de la ciudad de Bethelehem , llamada
antes Ephratha,
5 Assur fundador de Thecua
^, padre tuvo
ó ,

dos mugeres Halaa y Naara.


6 INaara le parió á Oazara á Hepher, á The- ,

maní , y á Ahastharí , todos estos hijos de Naara.


7 Hijos de Halaa y Ethnan.
: Sereth , Isaar
8 Cos fue padre de Anob y Soboha y de la , ,

familia de Aharehel hijo de Arum. ,

9 Pero Jabes fue el mas ilustre entre sus her-


manos al cual le puso su madre el nombre de
,

Jabes que significa dolor diciendo Le he parido


,
, :

con dolor.
10 Este Jabes invocó al Dios de Israel , di-
ciendo :
¡
Oh, si me llenases de bendiciones ! ¡Si
dilatases mis términos mano me protegiese,
, y tu

y me librases de todo mal Y otorgóle Dios lo !

que pidió.

1 Los padres Mariana y Sá lo traducen así Príncipe de :

Belhlehem por su madre Ephratha, muger de Caleb.


"2 Hijo postumo de Hesion.
132 LIBRO PRIMERO DEL PARALIPÓMENON.

11 Caleb , hermano de Sua, engendró á Maliir,


el cual fue padre de Esthon.
12 Esthon engendró á Betrapha , y á Phesse,
y Tehinna padre ó fundador de la ciudad de
á ,

Naas estos son los pobladores de Rechá.


:

13 Hijos de Cenez Othoniel , y Saraia : hijos :

de Othoniel y Maonathi.
, Hathatli ,

14 Maonathi engendró á Ophra; y Saraia en-


gendró á Joab , príncipe del valle de los Artífi-
ces porque allí habitaban los artesanos.
;

15 Hijos de Caleb, hijo de Jephone, fueron Hir,


y Ela y Naham. Hijo de Ela , Cenez.
,

16 Asimismo hijos de Jaleleel Ziph y Zipha, :

Thiria y Asrael.
17 Hijos de Ezra , Jether, y Mered , y Ephor,
y Jalón ; engendró también á María , y á Sam-
mai y j
á Jesba padre de los habitantes de Es-
,

thamo.
18 Muger suya fue también Judaia, que parió
á Jared, padre ó fundador de la ciudad de Gedor,
y á Heber, padre de la de Sochó , y á Icuthiel,
padre de la de Zanoe. Estos son los hijos de Be-
thia , hija de Pharaon Mered. , con la cual casó

19 Hijos de su muger Odaia hermana de Na- ,

ham padre ó fundadoi^ de Ceila fueron Garmi ,

y Esthamo que fue de Macháthi.


,

20 Hijos de Simón Amnon y Rinna hijo de , ,

Hanan y Thilon. Hijos de Jesi Zohelh y Ben-


,
:

zoheth.
21 Hijos de Sela , tercer liijo de Judá : Her pa-
CAPÍTULO IV. 133
(Ire de Lecliá , y Laada padre de Maresa , y las
familias de los que labra» lino fino en la casa del
Juramento '.

22 Y JoaJcim , ciii/o nombre significa aquel que


hizo parar el Sol , y los habitantes de Cozeba , esto
es , hombres de la Mentira y Joas y Saraph,
los ,

esto es el Desesperado y el Abrasador, que fue-


,

ron príncipes en I\loab y volvieron después á La-


hem ó Bethlehem. Estas son memorias antiguas.
23 Los tales son los que hacian vasijas de tier-
ra , los alfareros que habitaban en los plantíos
y
en los cercados , en las casas pertenecientes al
rey , ocupados en sus obras , y allí se estable-
cieron.
24 Los hijos de Simeón fueron Namuel y Ja-
min , Jaríb , Zara y Saúl.
25 De este fue hijo Sellúm que engendró á ,

Mapsan del cual nació Masma.


,

26 Hijo de Masma fue Hamnel hijo de este, ;

Zachúr é hijo de Zachúr, Semei.


;

27 Semei tuvo diez y seis hijos y seis hijas :

mas sus hermanos no tuvieron muchos hijos, y


toda su posteridad no pudo igualar el número de
los descendientes de Judá.
28 Su habitación fue en Bersabée, y en Molada,
y en Hasarsuhal,
29 y en Bala, y en Asora, y en Tholad,

1 En Belhasbeaj y^íi'N H^D? • voz hebrea, nombre


propio, que significa casa del Juramento. Véase Vulgata.
134 LIBRO PRIMERO DEL PARALIPOMENON.

30 y en Bathuel, y en Horma, y en Siceleg,


31 y en Bethmarcháboth, y en Hasarsusim, y
en Bethberai, y en Saarim. Estas fueron sus ciu-
dades hasta el reinado de David.
32 También fueron pueblos suyos Etam y Aen,
Remmon y Thochén , y Asan , cinco ciudades.
,

33 Ademas todas las aldeas del contorno de es-


tas ciudades hasta Baal , 6 Baalaih : esta es su ha-

y la distribución de sus mansiones.


bitación
34 Mosobad igualmente y Jemlech, y Josa hijo
de Amasias,
35 y Joel, y Jehú hijo de Josabías hijo de Sa-
raia, que lo fue de Asiel;
36 y Elioenai, y Jacoba, é Isuhaia _, y Asaia y ,

Adiel , é Ismiel, y Banaia.


37 Ademas Ziza hijo de Sephei, hijo de Allon ,

que lo fue de Idaia , hijo de Semri , hijo de Sa-


maia.
38 Estos son los gefes famosos de las parente-
las ó linages de la tribu Simeón , cuyas familias se

multiplicaron sobremanera.
39 En consecuencia partieron á fin de ocupar á
Gador hasta la parte oriental del valle en busca ,

de pastos para su ganado


40 y encontraron dehesas abundantes y de
muy buena calidad un terreno espaciosísimo,
:

tranquilo y fértil , donde antes habían habitado


los del linage de Chám.
41 Estos pues que hemos señalado arriba por
sus nombres , sobrevinieron en tiempo de Eze-
CAPITULO V. 135
cbías rey de Judá , y arrasaron las cabanas de
aquellos, y á los moradores que hallaron allí, los

aniquilaron , según aparece hasta el dia de hoy ;

y entraron á habitar en su lugar ,


por haber ha-
llado allí abundantísimos pastos.
42 Asimisíno quinientos hombres de los hijos
de Simeón pasaron también al monte Seir , lle-
vando por caudillos á Phalthías y á Naarías , y á
Raphaías y á Oziel , hijos de Jesí
,

43 y acabaron con las reliquias de los amale-


citas que hablan podido salvarse , y habitaron allí

en lugar de ellos hasta hoy dia.

CAPÍTULO V.

Descendencia de Rubén y de Gad, y de la inedia tribu de


Manasse's ; y cómo al Jin por su idolatría fueron llevados
. cautivos á Asyria.

1 He' aquí los hijos de Rubén ,


primogénito de
Israel.(En efecto fue este su primogénito ; mas
por haber violado el tálamo de su padre , los de-
rechos de primogenitura '
se dieron á los hijos de
Joseph , hijo también de Israel , y aquel no fue
reputado como primogénito.
2 De Judá ^, el cual era el mas poderoso entre
todos sus hermanos , descendieron los príncipes

1 En cuanto á la doble porción de tierra. Véase Primo-


génito.
2 Que obtuvo la preeminencia de primogénito,
136 LIBRO PRIMERO DEL PARALIPÓMENON.

pero los derectios de la primogenitura fueron ad-


judicados á Joseph.)
3 Los hijos pues de Rubén ,
primogénito de
Israel fueron Enoch y Phallú ,
, Esron y Carmi»
4 Hijo de Joel fue Samia hijo de Samia, : Gog :

hijo de Gog , Semei.


Semei Micha
5 Hijo de , : de Micha fue hijo
Reja de Reja Baal.
: ,

6 De este fue hijo Beera , uno de los príncipes

de la tribu de Rubén , y á quien llevó cautivo


Thelgathphalnasar , rey de los asyrios.
Sus hermanos y toda su parentela , cuando
7
fueron contadas sus familias ', tenian por prínci-
pes á Jehiel y á Zachárías.
8 En cuanto á Bala , hijo de Azaz , hijo de Sam-
ma , hijo de Joel , este habitó en Aroer , exten-
diéndose hasta Nebo y Beelmeon.
9 Habitó también acia el lado oriental hasta
la entrada del Desierto y el rio Euphrates ; por
cuanto poseían gran número de ganados en la

tierra de Galaad.
10 Y en tiempo de Saúl pelearon contra los
agarenos pasaron á cuchillo, y ocuparon las
, los

tiendas en que estos habitaban por todo el pais


que cae al Oriente de Galaad.
11 Pero los hijos de Gad habitaron en frente
de ellos en la tierra de Basan hasta Selchá

1 En im censo que se hizo.


CAPÍTULO V. 137
12 cuyo gele era Joel y Saphau el segundo.
,

Janai y Saphat estaban mandando en Basan.


13 Siete fueron los hermanos de estos, reparti-
dos en sus familias y linajes Micháel, y Mosollam,
:

y Sebe , y Jorai y Jachan y Zie y Heber.


, , ,

14 Estos son los hijos de Abihail hijo de Hurí,


hijo de Jara, hijo de Galaad, hijo de Micháel, hijo
de Jesesi, hijo de Jeddo, hijo de Buz.
15 Asimismo sus hermanos hijos de Abdiel ,

hijo deGuní, cabezas de sus familias y paren-


telas :

16 los cuales habitaron en Galaad, y en Basan,


y en sus aldeas, y en todos los arrabales de Saron
de extremo á extremo.
17 Todos estos y sus descendientes se hallan en
el censo hecho en tiempo de Joathan rey de Judá,
y en el del tiempo de Jeroboam rey de Israel.
18 Los hijos de Rubén, y de Gad, y de la me-
dia tribu de IManasses, hombres aguerridos, ar-
mados de broqueles y espadas, que manejaban el
arco y estaban experimentados en el arte de la
,

guerra eran cuarenta y cuatro mil setecientos y


,

y sesenta, cuando salían á campana.


19 Tuvieron guerra con los agarenos : á los
cuales los itureos de Naphis y de Nodab
, los
20 vinieron á socorrer. Con todo eso fueron
entregados en su poder los agarenos y todos los
demás confederados suyos; porque en el trance
de la batalla invocaron á Dios ,
que los oyó, por
haber confiado en él.
138 LIBRO PRIMERO DEL PARALIPOMENON.

21 Y se apoderaron de todo cuanto poseían :

de cincuenta mil camellos de doscientas y cin-


,

cuenta rail ovejas, de dos mil asnos, con cien mil


prisioneros.
22 De los heridos murieron muchos : porque de
su cuenta habia tomado Dios aquella batalla '.

Los vencedores habitaron en el pais de los venci-


dos hasta la trasmigración á Babilonia,
23 Asimismo los hijos demedia tribu de Ma-
la

nassés ocuparon el terreno que hay desde los con-


fines de Basan hasta Baal Hermon , Sanir y el
monte Hermon, pues eran en gran número.
24 Los príncipes ó cabezas de sus familias fue-
ron estos Epher, y Jesí, y Eliel, y Ezriel, y Jere-
:

mías , y Odoías , y Jediel , varones esforzados y


poderosos , y caudillos muy celebrados en sus
familias.
25 Mas abandonaron al Dios de sus padres , é
idolatraron yendo en pos de los dioses de aquellas
naciones á las cuales el mismo Dios habia des-
,

truido después que llegaron.


26 Por tanto el Dios de Israel movió el ánimo
de Phul rey de los asyrios ^ , y después el de
Thelgathphalnasar, rey de Asur y trasportó las :

tribus de Rubén y de Gad y la media tribu de


Manassés, y las condujo á Lahela, y á Habor, y á

1 Otros traducen: Porque la batalla fue sangrienta.


Véase Dios.
2 IV. Reg. XV. v. 19.
CAPÍTULO VI. 139

Ara, y á las riberas del rio Gozan, donde perma-


necen hasta hoy dia.

CAPÍTULO VI.

Genealogía de los hijos de Leví: familias, ministerios y ciu-


dades de los levitas : ciudades de refugio.

1 Hijos de Leví : Gerson, Caath y Merari.


2 Hijos de Caath : Amram , Isaar , Hebron y
Oziel.
3 Hijos de Amram : Aaron , Moysés y María.
Hijos de Aaron : Nadab y Abiu, Eleazar, é Itha-
mar.
4 Eleazar engendró á Phinees , y Phinées á A-
bisué.
5 Abisué engendró á Bocci, y Bocci á Ozi.
6 Ozi engendró á Zaraia y Zaraia á Meraioth.
,

7 Meraioth engendró á Amarías y Amarías á ,

Achítob.
8 Achítob engendró á Sadoc , y Sadoc á Achí-
maas.
9 Achímaas engendró á Azarías , y Azarías á
Johanan '.

10 Johanan engendró á Azarías : este es aquel


que ejerció las funciones del sacerdocio en el
Templo edificado porSalomón en Jerusalem.
1 Azarías engendró á Amarías , y Amarías á
Achitob.

1 //. Paralip. XXVI. v. 17.


140 LIBRO PRIMERO DEL FARALIPÓMENON.

12 Acliitob engendró áSadoc, Sadoc á Sellúm.


13 Sellúm engendró á Helcías , y Helcías á
Azarías.
14 Azarías engendró á Saraías , y Saraías á
Josedec.
15 Josedec djjó su Señor patria cuando el
trasladó al pueblo de Judá y de Jerusalem por
medio de Nabuchódonosor.
16 Los hijos pues de Le^í fueron Gerson
y Merari.
Caatli
17 Los nombres de los hijos de Gerson fue-
ron Lobni y Semei.
18 Los hijos de Caath fueron Amram é Isaar,
Hebron y Oziel.
19 Hijos de Merari Moholi y Musi. Y estos
:

son los descendientes de Leví según sus fa-


milias.
20 De Gerson fue hijo Lobni : Jahath lo fue

de este. De Jahath lo fue Zarama.


21 De Zamma fue hijo Joah. De Joah lo fne

Addo ; de Addo, Zara ; y de Zara , Jetrai.


22 Hijos de Caath : Aminadab hijo suyo : Coré
lo fue de Aminadab : Asir , de Coré.
23 De Asir fue hijo Elcana de Ekana Abia- :

saph: de Abiasaph lo fue Asir.


24 De Asir Thahath , de Thahath fue hijo :

Uriel : de este , Ozías : de Ozías lo fue Saúl.

25 Hijos de Elcana Amasai y Achimoth :


,

26 y Elcana. De Elcana fue hijo Sophai : de


este , rsahath
CAPÍTULO VI. 141

27 y de Nahath , Eliab. De este , Jeroham, y


de Jeroham , Elcaua.
28 Hijos de Samuel : Vasseni su primogénito,
y Abia '.

29 Hijos de Merari Moholi de quien fue : ,

hijo Lobni de este , Semei de Semei Oza.


: : ,

80 De Oza lo fue Sammaa de Sammaa, Hag- ;

gia ; y de Hag-gia , Asaia.


31 Estos son los que constituyó David prefec-
tos de los cantores del Templo del Señor , des-
pués que se hizo la colocación del Arca en Jeni-
salem,
32 Y ejercitaban su ministerio , cantando de-
lante del Tabernáculo del Testimonio , hasta que
Salomón hubo fabricado el Templo del Señor en
Jerusalem y servían su ministerio según el turno
:

de sus familias,
33 He aquí los nombres de los que servían
juntamente con sus hijos : de los hijos de Caath,
Heraam , era cantor, hijo de Johel, hijo de Sa-
muel ,

34 hijo de Elcana , hijo de Jeroham, hijo de


Eliel , hijo de Thohu ,

1 El primogénito de Samuel es llamado Johel {1. Reg.


VIII. r.2.) y así, ó tuvo dos nombres, ó hay algún error de
;

los copistas. ''^íií'^ Vascheni quiere áecir segundo, y vemos

que los Sententa traducen: ¿ Tr^aoTOTOXof atiírí I«»\, xsí/

o* StuTipoí fiQic¿, El primogénito de Samuel Johel, y el

segundo Abia.
13
142 LIBRO PRIMERO DEL PARALIPÓMENON.

35 hijo de Suplí , hijo de Elcana , hijo de Ma-


hath , hijo de Amasai
36 hijo de Elcana, hijo de Johel , hijo de Aza-
das , hijo de Sophonías ,

37 hijo de Thahath , hijo de Asir, hijo de


Ablasaph hijo de Coré , ,

38 hijo de Isaar, hijo de Caath , hijo de Leví,


hijo de Israel.
39 Ademas Asaph , hermano , ó pariente de
Eman que estaba á su derecha. Era Asaph hijo
,

de Barachías, hijo de Samaa ,

40 hijo de Micháel hijo de Basaia hijo de , ,

Melchía ,

41 hijo de Athanai , hijo de Zara , hijo de


Adaia ,

42 hijo de Ethan , hijo de Zamma , hijo de


Semei
43 hijo de Jeth hijo de Gerson hijo de Leví.
, ,

44 Y sus hermanos, hijos de IMerarí estaban ,

á la izquierda , Ethan, hijo de Cusi , hijo de Ab-


di , hijo de Maloch ,

45 hijo de Hasabías , hijo de Amasias , hijo de


Helcías ,

46 hijo de Amasai , hijo de Boni , hijo de So-


mér,
47 hijo de Moholi^ hijo de Musí, hijo de Me-
rari , hijo de Leví.
4S Los demás levitas, hermanos de estos, fue-
ron destinados á todo el restante servicio del Ta-
bernáculo de la Casa del Señor.

CAPÍTULO VI. 143
49 Pero Aaron y sus hijos puniaii á quemar
las víctimas sobre el altar de los holocaustos ,
y
el incienso sobre el altar de los perfumes ; emple-
ándose en todo lo concerniente al Santa-Santo-
rum y en hacer oración por Israel, conforme á
,

todo lo mandado por IMoyses siervo de Dios. ,

50 Los descendientes de Aaron son estos Ele- :

azar su hijo; Planees, hijo de Eleazar; Abisué,


hijo de Phinées
51 Bocci , de Abisuc , Ozi , hijo de Bocci
Zaraia, de Ozi
52 Meraioth , hijo de Zaraia ; Amaria de Me-
raioth ; Achítob, de Amaria j

53 Sadoc, de Achítob; Achímaas, de Sadoc.


54 Y he aquí los parages en donde habitaron
estos hijos de Aaron , es decir, los lugares y tér-
minos que les tocaron por suerte ,
principiando
por las familias de Caath.
55 Señalóseles pues á estos á Hebron en tierra
de Judá^ y sus ejidos al contorno :

56 mas los campos de la ciudad , y las aldeas


fueron de Caleb, hijo de Jephone.
57 Dieron pues á los hijos de Aaron estas ciu-
dades : Hebron (ciudad de refugio), y Lobna
y sus ejidos
58 y asimismo Jether, y Esthemo con sus eji-
dos, y también Helon y Dabir con los suyos :

59 é igualmente Asan , y Bethsemes , y sus


ejidos.
60 De la tribu de Beiíjamin les dieron Gabtíe
144 LIBRO PRIMERO DEL PARALIPÓMENüN.

y SUS ejidos, y Almath con sus ejidos, y Anathoth


con sus ejidos '
: en todo trece ciudades , repar-
tidas entre sus familias.
61 A los restantes descendientes de Caath y á
sus familias , diéronles diez ciudades de la media
tribu de Blanassés.
62 Asimismo á los hijos de Gersom , divididos
en sus familias, les dieron trece ciudades de las

tribus de Issachár , y de Aser , y de Nephtali , y


de la media tribu de Manassés ,
que estaba en el

territorio de Basan.
63 Igualmente á los bijos de Merari divididos
en sus familias , diéronles por suerte doce ciuda-
des de la tribu de Rubén, y de la tribu de Gad
y de la tribu de Zabulón.
64 Dieron también los hijos de Israel á los le-
vitas varias ciudades con sus ejidos :

65 diéronles por suerte estas ciudades de la

tribu de los hijos de Judá, de la tribu de los hijos


de Simeón, y de la tribu de los hijos de Benjamín :

ciudades que llamaron de sus propios nombres.


66 Igualmente los descendientes de los hijos
de Caath fueron dueños de varias ciudades de la

tribu de Ephraim
67 y así les dieron Sichém (ciudad de refugio)
con sus ejidos en el monte Ephraim, y Gazer con
sus ejidos :

1 Y Jeta {Josué XXI. v. 16.) y Gabaon con los suyos.


Véase Nombre.
CAPITULO VI, 145

68 también Jecmaam con sus ejidos, y asimis-


mo Betborom
69 y Helon con sus ejidos, y Getbremmon del
mismo modo.
70 Así como en la media tribu de Manassés fue
señalada Anercon sus ejidos, yBaalamcon los su-

yos, á los restantes de linage de los hijos de Caatb.


71 A los hijos empero del linage de Oersora les
tocó en la media tribu de Manassés : Gaulon en
Basan con sus ejidos, y Astharoth con los suyos.
72 En la tribu de Issachár Cedes con sus eji-
:

dos,y Dabereth con los suyos :

73 Asimismo Ramoth con sus ejidos , y Anem


con los suyos.
74 En la tribu de Aser: Masal con sus ejidos ,

y Abdon con los suyos :

75 como también Hucac con sus ejidos, y Ro-


hob con los suyos.
76 En la tribu de Nephtali Cedes en la Ga- :

lilea con sus ejidos , y Hamon con los suyos , y


Cariathaim con los los suyos.
77 A demás del linaje de Merari les dieron
los
en la tribu de Zabulón Remmono con sus ejidos,
y Thabor con los suyos.
78 Y de la otra parte del Jordán enfrente de
Jerichó al Oriente del Jordán , en la tribu de
Rubén Bosor en el desierto con sus ejidos , y
,

Jasa con los suyos.


71) Asimismo Cademoth y sus ejidos , y Me-
phaat con los suyos.
146 LIBRO PRIMERO DEL PARALIPÓMENON.

80 Demás de esto eu la tribu de Gad Ramoth ,

en Galaad con sus ejidos , y Manaim con los


suyos.
81 Y también Hesebon con sus ejidos , y Jezer
con los suyos.

CAPITULO Vil.

Descendientes de Issacháv y de Benjamín, de Nepktali , de


Manassés, de Ephraim y de Aser.

1 Hijos de Issachár , cuatro : Thola y Phua,


Jasub y Simeron.
2 Hijos de Thola y Raphaia y Jeriel,
: Ozi , ,

y Jem.ai y Jebsem y Simuel cabezas de va-


, , ,

rias parentelas y familias. De la estirpe de Thola

se contaron en tiempo de David veinte y dos mil


y seiscientos varones muy valerosos.
3 Hijo de Ozi Israhía del cual nacieron
: ,

Micháel y Obadía y Johel y Jesía


, , todos , ,

cinco príncipes ó cabezas de varias familias.


4 Y con ellos había en sus ramas y familias
treinta y hombres muy esforzados y adies-
seis mil

trados en el manejo de las armas porque tuvie- ;

ron muchas mujeres é hijos :

5 y de sus hermanos esparcidos por toda la


tribu de Issachár se contaron hasta ochenta y
siete mil valerosísimos combatientes.
6 Hijos de Benjamín , tres : Bela , Bechór y
Jadihel»
CAPÍTULO VII. 147

7 Hijos de Bela : Esbon , y Ozi , y Oziel ,


y
Jerimoth , y Urai , todos cinco cabezas de fami-
lias de valerosos combatientes el número de los ;

cuales fue de veinte y dos mil treinta y cuatro.


8 Hijos de Bechór Zamira, y Joas, y Eliezer, :

y Elloenai y Arari , y Jerimoth y Abia y Ana-


, , ,

thoth y Almath todos hijos de Bechór.


,
;

9 Y el número de estos seg-un sus familias, ,

de donde procedieron varias parentelas fue de ,

veinte mil y doscientos combatientes valerosos.


10 Hijo de Jadihel fue Balan : hijos de Balan :

Jehús , y Benjamin , y Aod , y Chánana , y Ze-


than , y Tharsis , y Ahisahar :

11 todos estos fueron descendientes de Jadi-


hel, cabezas de sus familias , en que se contaron
diez y siete mil y doscientos varones , valerosos
combatientes.
12 También lo fueron Sepham y Hapham, hi-
jos de Hlr , y Hasim hijo de Aher.
13 Los hijos de Nephthali fueren Jasiel , y
Guni , y Jeser , y Sellúm : estos son los hijos ó
nietos de Bala '.

14 Fue hijo ó descendiente de Manassés, Esriel


y una syra , rauger suya de segundo orden , le
parió á Machír padre de Galaad :

15 Machír dio mugeres á sus hijos Happhim y


Saphan y tuvo una hermana llamada Maachá
;
:

I Mnger secundaria de Jacob. Véase Gen. XXX. v. B.

17. XLri V. 24
148 LIBRO PRIMERO DEL PARALIPOMENON.
SU nieto se llamó Salphaad , que solamente tuvo
hijas.

16 Otra Maacliá , segunda muger de Machír,


parió un hijo que llamó Phares ,
quien tuvo un
liermano llamado Saras ; cuyos hijos fueron ülam
y Recen,
1 Hijo de Ulam fue Badán : estos son los des-
cendientes de Galaad , hijo de Machír , hijo de
Manassés.
18 Su hermana Regina parió d Ishod, que sig-
nifica el Varón hermoso , y á Abiezer , y á Mo-
hola.
19 Hijos de Semida eran Ahin, y Sechéra , y
Leci 5 y Aniam.
20 Hijos de Ephraim , Suthala , Bared su hijo,
Thahath su hijo , Elada su hijo , Thahath su hijo,
Zabad su hijo
21 y Suthala hijo de este , cuyos hijos fueron
Ezer y Elad pero los habitantes del pais de Getb
;

los mataron ,
porque habian bajado á invadir sus
posesiones.
22 Por esto Ephraim su padre los lloró por
mucho tiempo , y vinieron sus hermanos á con-
solarle.
23 Después estuvo con su muger, la cual con-
cibió y parió un hijo á quien puso el nombre de
Beria '
,
por haber nacido en medio de las aflic-

ciones de su casa.

1 Estos es. Aflicción.


CAPITULO vir. 149
24 Hija suya fue Sara que reedificó á Bethoroii
la de abajo y de arriba, y á Ozensara.
la

25 También fueron sus hijos Rapha, y Reseph,


y Thale, de quien nació Thaan ;

26 el cual engendró á Laadan , cuyo hijo fue


Ammiud, que fue padre de Elizama
27 de quien nació Nun , que tuvo por hijo á
Josué.
28 La posesión y habitación de ellos fue Be-
thel con sus aldeas y Noran acia el Oriente, y al
,

Occidente Gazer con sus aldeas , y asimismo Si-


chém con las suyas , hasta la ciudad de Aza con
las suyas.
29 y junto á la tribu de los hijos de Manassés
tuvieron á Bethsan con sus aldeas , á Thanach con
las suyas , á IVIageddo con las suyas , á Dor con
las suyas. En estos lugares habitaron los hijos de
Joseph hijo de Israel.
Jemna, y Jesua y Jessuí
30 Hijos de Aser :
,

y Baria, y Sara hermana de estos.


31 Hijos de Baria Heber y Blelch^el este :
,
:

es el padre de Barsahith.
32 Heber engendró á Jephlat, y á Somer, y á
Hotham, y á Suaa hermana de estos.
33 Los hijos de Jephlat : Phosech y Chámaal
y Asoth estos son los hijos
: de Jephlat.
34 Hijos de Somer Ahí, y Roaga, y Haba, y :

Aram,
35 Y los hijos de Helera su hermano Supha :

y Jemna, y Selles, y AraaL


150 LIBRO PRIMERO DEL PARALIPOMENON.

36 Hijos de Supha : Sué , Harnapher , y Sual


y Beri, y Jamra,
37 y Bosor, y Hod, y Sarama, y Salusa, y Je-
thran, y Bera.
38 Hijos de Jether ó Jethran Jephone y Phas- :

pha, y Ara.
39 Hijos de Oila Aree, y Haniel, y Resia.
:

40 Todos estos son descendientes de Aser, ca-


bezas ó troncos de familias, y principales gefes, los
mas escogidos y esforzados el número de los :

que estaban en edad de tomar las armas era de


veinte y seis mil.

CAPÍTULO VIH.

De otros descendientes de Benjamín hasta Saúl^ y de los


hijos de este.

1 El primogénito de Benjamín fue Bale , Asbel


el segundo, y el tercero Abara ;

2 el cuarto Nobaa, y Rapba el quinto.

3 Los bijos de Bale fueron Addar, y Gera, y


Abiud,
4 con Abisué, y Naaman , y Aboé;
5 y ademas otro Gera, y Sepbupban, y Hu-
rara.
6 Estos son los bijos de Abod , cabezas de las

familias de los babitantes de Gabaa ,


que fueron
trasladados á Manabatb,
7 es á saber , Naaman , y Acbia , y Gera , el
CAPÍTULO VIH. 151

mismo que los trasladó ; y de quien nacieron Oza


y Ahiud.
8 Y Saliaraim, después que repudió á sus mu-
geres Husim y liara, tuvo hijos en el pais de
Moab.
9 Y
de su muger Hodes tuvo á Jobab, y á Se-
bia, y á Mosa, y á Molchóm ;

10 y asimismo á Jehus, y á Sechía, y á Mar-


ma. Estos son sus hijos , cabezas de sus fami-
lias.

1 Mehusim engendró á Abitob y á Elphaal.


12 Hijos de Elphaal Heber, y Misaam, y Sa-
:

mad este edificó á Ono, y á Lod y á sus aldeas,


:

6 dependencias,
13 Baria y Sama fueron cabezas de las familias
habitantes en Ajalon estos arrojaron á los mora-
:

dores de Geth.
14 Ahio, y Jerimoth,
y Sesac,
15 y Zabadía, y Arod, y Heder,
16 y también Micháel, y Jespha, y Joha des-
cendientes de Baria.
17 Y Zabadía, y MosoUam , y HezecI, y He-
ber ,

18 y Jesamari, y Jezlia, y Jobab, hijos de El-


phaal.
19 Y Jacim, y Zechri, y Zabdi,
20 y Ehoenai, y Selethai, y Eliel
21 y Adaia , y Baraia , y Samarath , hijos de
Semei.
22 Y Jespham, y Heber, y Eliel,
152 LIBRO PRIMERO DEL PARALIPÓMENON.

23 y Abdon, y Zechri, y Hanan,


24 y Hananía, y Elarn, y Anathothía,
25 y Jephdaia y Phanuel, hijos de Sesac.
26 Y Sarasari, y Sohoría, y Otholía,
27 y Jersía , y Elía y Zechri , hijos de Je-
,

rohara.
28 Estos son los patriarcas y príncipes ó tron-
cos de las familias que habitaron en Jerusalem '
:

29 En Gabaon habitaron Abigabaon, (cuya mu-


ger se llamó Maachá,)
30 y su hijo primogénito Abdon, y Sur, y Cis,

y Baal,y Nadab ;

31 como también Gedor , y Ahio, y Zachér, y


Macelloth.
32 Macelloth engendró á Samaa :
y estos ha-
bitaron con sus hermanos en Jerusalem, frente á
hermanos suyos.
los otros
33 Ner engendró á Cis , y Cis á Saúl , y Saúl
engendró á Jonathas y á Melchísua, y á Abina-
,

dad, y á Esbaal,
34 Hijo de Jonathas fue Meribbaal , de quien
lo fue Micha.
35 Hijos de Micha fueron Phithon , y Melech,
y Tharaa, y Ahaz.
36 Ahaz engendró á Joada, y Joada á Alamath,
y á Azmoth, y á Zamri y Zamri engendró á Me-
;

sa.

1 En la parte septentrional, que pertenecía á la tribu de


Benjamin.
CAPITULO IX. 15S

37 Mosa engendró á Banaa '


, cuyo hijo fue
iíaplia , tlel cual iiació Elasa ,
que engendró á
Asel.
38 Asei tuvo seis hijos , cuyos nonnbres son
Ezricam, Bocru, Ismahel, Saria, Obdía, y Hanan :

todos estos hijos de Asel.


30 Los hijos de Esec su hermano fueron Ulam
el primogénito , Jehus el segundo , Eliphalet el
tercero.
40 Los hijos de Ulana fueron varones robustí-
simos y de gran valor , hábiles flecheros , padres
de muchos hijos y nietos , hasta llegar á ciento y
cincuenta. Todos estos fueron descendientes de
Benjamín.

CAPITULO IX,

Primeros moradores de Jerusaiem después del cautiverio ;


en especial los sacerdotes y levitas. Repítese la descen-
dencia de Saúl.

1 Hízose pues el censo de todo Israel cuya


;

suma se halla escrita en el libro de los reyes de


Israel y de Judá. Y fueron los israelitas traspor-
tados á Babylonia por sus pecados.
2 Los que después habitaron los primeros en
sus posesiones y ciudades fueron de cuatro clases :

Israelitas, Sacerdotes, Levitas y los Nathine'os ^.

1 En el texto hebreo p|T¿^3 Bintsah.


2 O Gnbaoniías , los cuales servían para las faenas pe-
ToM. V. 14
154 LIBRO PRIMERO DEL PARA.LIFÓMENOÍÍ.

3 Se establecieron en Jerusalem varios de los


kiios de Judá y de los de Benjamín como también ,

de los hijos de Ephraim y de Manassés.


4 De la tribu de Judá Othei hijo de Ammiud ,

hijo de Arari , hijo de Omraí, hijo de Bonni, uno


de los descendientes de Phares, hijo de Judá.
o Y de la linea de Siloni : Asaia el primogénito

y sus hijos.
6 De los descendientes de Zara : Jehuel, y sus
hermanos y noventa.
ó parientes, seiscientos

7 De la tribu de Benjamín Salo hijo de : , Mo-


sollam, hijo de Odvia, hijo de Asana;
8 y Jobanía hijo de Jeroham , y Ela hijo de
Ozi, hijo de Mochóri; y Mosollam hijo de Sapha-
tías, hijo de Rahuel, hijo de Jebanías
9 con sus hermanos ó parientes, que divididos
en sus familias eran novecientos cincuenta y seis.
Todos estos fueron cabezas ó troncos de varias fa-
milias de su linage.
10 De los sacerdotes empero fueron Jedaia ,

Joiarib y Jachin :

11 asimismo Azarías hijo de Helcías, hijo de


Mosollam, hijo de Sadoc , hijo de Maraioth , hijo

de Achitob ,
pontífice de la Casa de Dios.
12 Ademas Adaías hijo de Jeroham , hijo de
Phassur , hijo de Melchias , y Mahasai , hijo de

sadas del Templo, como cortar leña, conducir agna, etc.,


siendo como criados de los levitas. Ci^^n^D J^athinéos.

IPj Nalhan significa entregado ó donado. V. Josué IX.


CAPÍTULO IX. 155

Adiel, hijo de Jezra, bljode iMosollam, liijo deMo-


sollamith , hijo de Emmer ;

13 juntamente con los parientes de estos prín-


cipes de sus familias, en número de mil setecien-
tos y sesenta , hombres robustos y vigorosos pa-
ra soportar las fatigas del ministerio de la Casa
de Dios.
14 De los Levitas '
fueron Semeia hijo de Has-
sub , hijo de Ezricam , hijo de Hasebia, uno de
los hijos de Merari;
15 y Bacbacar carpintero y Galal y Matha- , ,

nías hijo de Micha hijo de Zechri, hijo de Asaph


, ;

16 y Obdías hijo de Semeia hijo de Galal hijo , ,

de Idithun y Barachia hijo de Asa hijo de El-


,
,

cana, que habitó en las aldeas de Netophati.


17 Los gefes de los porteros eran Sellúm ,
y
Accub , y Telmon , y Abimam : su hermano Se-
llúm era el principal.

18 Hasta este tiempo ,


parte de los Levitas ha-
cían por su turno la guardia en la puerta del
Templo , llamada del rey , sita al Oriente ^.

19 Sellúm , hijo de Coré , hijo de Abiasaph,


hijo del viejo Coré , asistía alli con sus hermanos
y la familia de su padre ; esto es, los coritas ,
que
tienen la superintendencia de las obras concer-
nientes al ministerio , y guardan los patios del
Tabernáculo , y cuyas familias hacen por turno

1 Que se establecieron en Jerusalem.


2 YésiselF.Reg. XVL v. 18
156 LIBRO PRIMERO DEL PAlULlPOIWENüN.

ía guardia en la entrada del campamento ó mora-


da del Señor.
20 Phinees , hijo de Eleazar , era su gefe en
el servicio del Señor.
21 Zacbárías hijo de Mosollamia era el por-
tero de la puerta del Tabernáculo del Testi-
monio.
t2 Todos estos elegidos para ostiarios ó guar-
das de las puertas
eran doscientos y doce , y
,

estaban empadronados en el censo de sus propias


villas : á los cuales David y el profeta Samuel por
6U fidelidad establecieron,
23 tanto á ellos como á sus hijos ,
para guardar
por sus turnos las puertas del Templo del Señor,
y las del Tabernáculo '.
24 Estaban los gefes de los ostiarios colocados ,

según la dirección de los cuatro vientos , esto es,


al Oriente y al Poniente , al Norte y al Me-

diodía:
25 pero sus hermanos los otros parteros vivían
en las aldeas , y venian los sábados por su turno
de semana en semana.
26 A dichos cuatro levitas estaban subordina-
dos todos los ostiarios y cuidaban de las viviendas
,

V de los tesoros ó alhajas del Templo del Señor.


27 Por esto tenian cada uno su habitación al

rededor del Templo del Señor^ y abrian á su


tiempo las puertas por la mañana.

1 An(es que hubiera el Templo.


CAPÍTULO IX. .
157
28 Del linage de estos eran los que g-uarda-
bati las cosas destinadas al servicio del Templo ;

porque todas ellas se metian y sacaban por


cuenta.
29 De estos mismos ,
que tenian á su cargo los
utensilios del Santuario , algunos cuidaban de la
ílor de harina , y del vino , y del aceite , y del
incienso, y de los aromas.
30 Pero eran los hijos de los sacerdotes los
que hacian la confección de los perfumes con las
especies aromáticas.
31 El levita Mathathías ,
primogénito de Se-
llara , corita , cuidaba de las cosas que se freían
en sartén *.

32 De los hijos de Caath , hermanos de estos,


habia algunos que estaban encargados de los pa-
nes de la proposición ,
para renovarlos cada sá-
bado.
33 Estos €ran los principales ó los gefes de los
cantores entre las familias de los levitas , los cua-
les moraban en las habitaciones unidas al Templo,
á fin de poder aplicarse incesantemente dia y
noche á su ministerio.
34 Los gefes de los levitas ,
príncipes en sus
familias , estaban siempre en Jerusalem :

35 en Gabaon se estableció Jehiel , restaurador


de Gabaon : llamábase su muger Maachá :

1 Y 6e ofietidn dtspues en ¡bacrificio, Lcvü 11. v. 5.-


Víl V. 12.
158 LIBRO PRIMERO DEL PARALIPo31ENON.

36 SU hijo primogénito fue Abdon , y fueion


también hijos suyos Sur, y Cis , y Baal , y INer, y
Nadab :

37 asimismo Gedor , y Ahio , y Zacliárías , y


Blacelloth.
38 IMacelloth engendró á Samaan : estos y sus
hermanos habitaron en Jerusalem , en frente de
otros hermanos suyos.
39 Ner después engendró á Cis Cis á Saúl, ,

y Saúl á Jonathas y á Melchisua y á Abinadab»


, ,

y á Esbaal.
40 Hijo de Jonathas fue Meribbaal : de Me-
ribbaal lo fue Micha,
41 Hijos de Micha fueron Phiton , y Melech^
y Tharaa y Abaz. ,

42 Abaz engendró á Jara , y Jara engendró á


Alamath y á Azmoth y á Zamri. Zamri engen-
, ,

dró á Idiosa.

43 Mosa engendró á Banaa , cuyo hijo Raphaia


engendró á Elasa del cual nació Asel.
,

44 Asel tuvo seis hijos cuyos nombres fue-


,

ron Ezricam , Bocru Ismael , Saria , Obdía ,


,

Hanan : estos son los hijos de Asel.

CAPÍTULO X.
Muerte infeliz de Saúl y de sus hijos , y su sepultura eñ
Jabes de Galaad.

1 Peleando los philisthéos contra Israel, fuerou


CAIMTULO X. 159

ids israelitas puestos en fuga por los palestinos ',

y cayeron muchos heridos de muerte en el monte


Gelboé.
Y avanzando los philisthéos en üeoruimiento
2
de Saúl y de sus hijos mataron á Jonathas , y ,

á Abinadab , y á Melchisua , hijos de Saúl.


3 Y arreciada la batalla al rededor de Saúl,
dieron con él los flecheros , y le hirieron con sus
flechas.
4 Por lo que dijo Saúl á su escuderoDesen- :

vaina tu espada, y mátame ,


para que no vengan
estos incircuncisos y hagan escarnio de mí. Mas
el escudero , sobrecogido de temor y respeto no ,

quiso hacerlo. Entonces Saúl arrancó su espada,


y se arrojó sobre ella.
5 Lo que visto por su escudero , y como Saúl
era muerto , arrojóse también él sobre su espada,

y murió.
6 Feneció pues Saúl con sus tres hijos ; y toda
su familia tuvo la misma suerte.
7 En vista deque habita-
lo cual los israelitas

ban en las campiñas, echaron á huir y muertos ;

ya Saúl y sus hijos abandonaron sus ciudades y,

se desparramaron por varias partes. Y entonces


vinieron los philisthéos y habitaron allí.

8 Al dia siguiente los philisthéos despojando á.

los muertos , hallaron á. Saúl y á sus hijos tendi-


dos en el monte Gelboé.

1 O philislhe'os. Véase Philisthéos-


166 LIBRO PRIMERO DEL PARALIPOMENON.

9 Y habiéndole despojado , y cortado la cabeza,

y quitádole las armas , le llevaron á su tierra para


conducirle por todas partes , y exponerle en los
templos de sus ídolos á la vista del pueblo.
10 Sus armas las consagraron al templo de su
(5ios , y su cabeza la clavaron en el templo de
Dagon '.
11 Cuando oyeron los vecinos de Jabes de
Galaad todo lo que los philisthéos babian ejecu-
tado con el cuerpo de Saúl,
12 los' mas esforzados de marcharon á
ellos
una , y cogieron los cadáveres de Saúl y de sus
hijos , y los trageron á Jabes , y sepultaron sus
huesos debajo de una encina que había en Jabes :

y aj'^unaron siete dias.


13 Murió pues Saúl en pena de sus maldades,
por haber desobedecido el mandamiento que le
liabia intimado el Señor y no haberle guardado ;
,

y ademas por haber consultado con la pythonisa,


14 y no haber puesto su esperanza en el Se-
ñor el cual por lo mismo le quitó la vida
:
y ,

trasladó su reino á David , hijo de Isaí.

\ J. Reg. XXXL v. 10.


161

CAPITULO XI.

David rey de todo Israel en Jerusalem. Hazañas de sus


valientes; y heroica acción de David en no beber el agua

tan deseada.

1 Congregóse al fin toJo Israel * al rededor de


David en Hebron, diciéndole Somos tu carne y :

hueso ^.
2 Aun antes de ahora , cuando Saúl reinaba to-
davía tú eras el que sacabas á Israel á campaña,
,

y le volvías á conducir á casa ;


porque á tí te dijo

el Señor Dios tuyo : Tú serás el pastor de mi


pueblo de Israel, y tú serás su príncipe.
3 Vinieron pues todos los Ancianos de Israel
al rey en Hebron , é hizo David alianza con ellos,
en presencia del Señor y ungiéronle por rey de
;

Israel conforme á la palabra del Señor promul-


gada por ministerio de Samuel.
4 Y marchó David con todo Israel á Jerusalem:
esta es Jebus , donde tenian su asiento los jebu-
séos , moradores del pais.
5 Y los que de estos habitaban en Jebus di- ,

jeron á David : No entrarás aquí. Pero David


conquistó la fortaleza de Sion , la cual fue después
llamada Ciudad de David.
6 Habia dicho antes : El que fuere el primero

1 A los siete años de muerto Saúl.


2 Esto es , hermanos tuyos somas.
162 LIBRO PRIMERO DEL PARALIPÓMENON.
en vencer á los jebuséos , será hecho príncipe y
general del ejército.Acometió pues el primero
Joab , hijo de Sarvia, y quedó constituido prín-
cipe.
7 Y habitó David en el alcázar , que por esto
fue llamado Ciudad de David ;

8 y edificó al rededor la ciudad , desde el valle

de Mello hasta el otro extremo ; y Joab reparó el


resto de la ciudad.
9 David iba haciendo progresos y cobrando vi-
gor, y estaba con él el Señor de los ejércitos.
— 10 Estos son los principales entre los valientes
de David ayudaron para que fuese reco-
,
que le

nocido rey de todo Israel según la palabra del ,

Señor anunciada á Israel.


11 Y esta es la lista de los campeones de Da-
vid : Jesbaan hijo de Hachámoni caudillo de ,

treinta que vibró su lanza contra trescientos


, , á
quienes hirió en un solo combate.
12 Después de este , Eleazar (hijo de sutio pa-
terno) ahohita '
, el cual era uno de los tres prin-

cipales campeones.
13 Este, con Semma ^ , acompañó á David en
Phesdomim , cuando los philisthéos se juntaron
en aquel sitio para dar batalla , y los campos de
aquel pais estaban llenos de cebada , y el pueblo
habia huido á vista de los philisthéos.

1 //. Reg. XXIII. 1.9


2 Véase //. Reg. XXIIl
CAPÍTULO XI. 163

14 Mas estos, Eleasar y Semrna, se mantuvie-


ron k pié firme en medio del campo, y le defendie-
ron, habiendo desbaratado á los pbilistbéos : con lo
que Señor hizo un gran beneficio á su pueblo.
el

15 Estos tres délos treinta caudillos


, son los ,

que bajaron á la peña en que se hallaba David jun-


to á la cueva de OdoUam cuando los philisthéos ,

se habían acampado en el valle de Raphaim.


16 Estaba pues David en su puesto fortificado,
y los philisthéos tenian una guarnición en Beth-
lehem.
17 Vínole entonces á David un deseo , y dijo :

¡ Oh quién me diera agua de la cisterna que está


junto á la puerta de Bethlehem !

18 Al punto estos tres capitanes pasaron por


medio de los reales de los philisthéos y sacando ,

agua de la cisterna que está contigua á la puerta


de Bethlehem la llevaron á David para que la
,

bebiese el cual no quiso sino que la ofreció como


, ,

libación al Señor '


,

19 diciendo: Lejos de mí el hacer tal cosa en


presencia de mi Dios que yo beba la sangre de
,

estos hombres que con riesgo de sus vidas me


han traído esta agua. Por cuya causa no quiso
bebería. Esto hicieron aquellos tres esforzadísi-
mos varones.
20 Asimsimo Abisai , hermano de Joab era el ,

principal de otros tres. También este enristró su

1 Derramándola eu su obsequió. Véase Libación.


164 LIBRO PRIMERO DEL PARALlPÓlVIENON.

lanza contra trescientos , á los cuales mató ; y él

era el mas famoso entre los tres


21 y entre los tres del segundo ternario el
mas esclarecido y principal de ellos pero nunca :

igualó á los tres primeros.


22 Banaias , hijo de Joiada , varón foríísimo,
que habia hecho muchas hazañas era natural de ,

Cabseel él mató á los dos árleles ó grandes leo-


:

nes de Moab ; y es el mismo que se metió dentro


de una cisterna , y mató en medio de ella á un
león, en ocasión de una nevada *.
23 Mató también él mismo á un egypcio, cuya
estatura era de cinco codos una lanza , y que tenia
semejante al enjullo de un telar: arremetió pues
contra él con un palo y le arrebató la lanza que
,

tenia en la , y
mano
con esta misma lanza le mató.
24 Estas cosas hizo Banaias hijo de Joiada, que
era el de mayor nombradla entre los tres va
lientes
25 principal entre los treinta : mas no igualaba
á los tres primeros ó del primer teimario : y David
le escogió por su íntimo consejero.
26 En el ejército los mas valientes eran Asahel
hermano de Joab y Elchánan que era de Beth-
,
,

lehem hijo de Dodo su tío paterno.


,

27 Sammoth de Arori , Helles de Phalon ,

28 Ira de Thecua hijo de Acces , Abiezer de


Anathoth ,

1 //. Reg. XXIII. V. 20.


CAPÍTULO XI. 1G5

29 Sobbocliái de Husath , Ilai de Ahoh


30 Maharai de Netophath , Heled de Neto-
phath , hijo de Baana
31 Ethaí Iñjo de Ribaí , deGabaath , de los hijos

ó tribu de Benjamín , Banaia de Pharathon ,

32 Hurai del torrente Gaas , Ablel de Arbath ,

Azmoth de Bauram Eliaba de Salabon. ,

33 Los hijos de Assem gezonita, Jonathan, hijo


de Sage de Arari
34 Ahiam , hijo de Sachar de Arari,
35 EUphal , hijo de Ur,
36 Hepher de Mechérath Ahia de Phelon , ,

37 Hesro del Carmelo , Naarai hijo de Asbai , ,

38 Joel , hermano de Nathan , Mibahar, hijo de


Agarai
39 Selec ammonlta , Naarai de Beroth , escu-
dero de Joab hijo de Sarvia ,

40 Ita jethréo, Gareb jethréo ,

41 Urías hethéo, Zabad , hijo de Oholí,


42 Adina , hijo de Siza , de la tribu de Rubén ,

príncipe de los rubenitas , y con él otros treinta :

43 Hanan , hijo de Maachá , y Josaphat raatha-


nita ,

44 Ozías astarothita , Samma , y Jehiel , hijos ,

de Hotham , de Aror,
45 Jedihel , hijo de Samri , y Joha su hermanO;,
de Thosa,
46 Ehel de Mahumi y ,
Jerlbai , y Josaia , hijos
de Elnaem :
y Jethma de Moab , Eliel , y Obed
y Jasiel de M asebia.
15
160 LIBRO PRIMERO DEL PARALIPOMENON.

CAPÍTULO XÍI.

Cuáles fueron los que siguieron á David antes y después de


la muerte de Saúl.

1 Estos son los que vinieron á juntarse con


David en Siceleg , cuando aun andaba huyendo de
Saúl, hijo de Cis : los cuales eran fortísimos y
excelentes guerreros ,

2 hábiles tiradores de arco , y que se servian


igualmente de ambas manos para arrojar piedras
con honda, y asestar las flechas j parientes de
la

Saúl y de la tribu de Benjamín.


,

3 El principal era Ahiezer, y después Joas hi- ,

jos los dos de Sammaa de Gabaath y Jaziel y , ,

Phalleth , hijos de Azraoth , y Barachá , y Jehú ,

de Anaíhoth'.
4 Asimismo Sámalas , dé Gabaon , el mas va-
liente de y cabeza de treinta Jere-
los treinta , ;

mías , y Jeheziel y Johanan , y Jezabad de Gade-


,

roth :

y Jerimuth
5 Eluzai , , y Baalia , y Samarla y ,

Saphatia de Haruph.
6 Elcanay Jesía , , y Azareel , y Joezer, v
Jesbaam de Carehim.
7 Joela, y Zabadía, hijos de Jeroham de Gedor.

1 Véase //. Reg. XXill, v.S, 13. Estos valientes,' ofi-

cialas se llainabaD los Treinta, prescindiendo del núaiero


de los que contenia aqu*^) escogido cuerpo. Maríini,
CAPÍTULO XII. 167

8 Ademas de mien-
estos se pasaron c-i David ^

tras estaba escondido en el desierto, hombres muy


valientes y bravos campeones de la tribu de Gad
armados de broquel y lanza sus caras como caras :

de leones, y ligeros como cabras monteses.


9 Ezer era el principal , Obdías el segundo
Eliab el tercero
10 Masmana el cuarto , Jeremías el quinto,

11 Ethi el sexto , Eliel el séptimo ,

12 Johanan el octavo , Elzebad el nona ,

13 Jeremías el décimo j Machbanai el undé-


cimo.
14 Estos eran de la tribu de Gad
y caudillos ,

del ejército '


; y el que menos mandaba cien sol-
dados , y mil el que mas.
15 Estos son los que pasaron el Jordán el mes
primero, cuando suele salir de madre, inundando
las riberas ;
y pusieron en fuga á todos los que
moraban en los valles, así al Oriente como al

Poniente.
16 Vinieron también varios de la tribu de Ben-
jamin y de Judá á la fortaleza en que se hallaba
David.
17 Y salióles David al encuentro , y dijo : Si
habéis venido á raí de paz , con ánimo de socor-
rerme , mi corazón se unirá con el vuestro ; mas
si me armáis asechanzas favoreciendo á mis con-

I Luego que David reinó, los hizo tribunos ó centurio-


nes : ó ya lo eran antes»
168 LIBRO PRIMERO DEL PARALIPÓMENON.

trarios ,
puesto que yo tengo mis manos limpias
de todo pecado , el Dios de nuestros padres sea
testigo y juez.
18 Entonces Amasaí, caudillo de los treinta,
movido del espíritu superior ó divino dijo Tuyos , :

somos, oh David y contigo estamos, oh hijo de


,

Isaí : paz, paz á tí , y paz á tus defensores ;


ya
que á tí te defiende tu Dios. Recibiólos pues Da-
vid, y los hizo oficiales principales de su ejército.
19 También de la tribu de Manassés se pasaron
á David, cuando iba este con los philisthéos al

combate contra Saúl (si bien no peleó con ellos ;

porque los príncipes de los philisthéos tenido ,

consejo le hicieron volver, diciendo A costa de


, :

nuestra vida se reconciliará con Saúl su señor)


20 Así pues cuando regresó á Siceleg se pa-
,

saron á él de los de Manassés, Ednas, y Jozabad,


y Jedihel y Micháel y Ednas , y Jozabad y
, , ,

Eliú, y Salathi, comandantes de rail hombres de


Blanassés.
21 Estos ayudaron á David contra las guer-
rillas *
: pues eran todos hombres muy valerosos
y dióles mando en el ejército.

22 Y á este tenor cada dia acudian gentes á


David para prestarle auxilio hasta juntarse en ,

gran número, como un ejército de Dios ^

1 De los amalecitas que saquearon á Siceleg. /. Reg.


XXX. 1.

2 Estoes, poderoso y formidable. Véase Dios.


CAPÍTULO Xíi.' 169
•23 Este es igualmente el número de los prin-
cipales del ejército que vinieron á encontrar á
David , cuando estaba en Hebron ,
para trasladar
á él el reino de Saúl , según la palabra del Señor.
24 De los hijos de Judá , armados de broquel
y lanza , y prontos para la batalla , seis mil y
ochocientos.
25 De los hijos de Simeón , varones fortísimos
para la guerra , siete mil y ciento.
26 De los hijos de Leví cuatro mil y seiscientos.
27 Asimismo Joiada caudillo de los del linage
,

de Aaron, tenia consigo tres mil y setecientos.


28 Vino también Sadoc joven de excelente ,

mdole, con veinte y dos cabezas de familia , des-


cendientes de la casa de su padre.
29 De los hijos de la tribu de Benjamin , pa-
rientes de Saúl , vinieron tres mil; porque una
gran parte de ellos estaba todavía por la casa de
Saúl.
30 Pero de los hijos de Ephraim eran veinte
mil y ochocientos , varones esforzadísimos , y de
gran reputación en sus parentelas :

31 y de la media tribu de Manassés eran diez


y ocho mil todos alistados por sus nombres
, , los
que vinieron á alzar por rey á David.
32 De los hijos de Issachár vinieron taríibien

doscientos de los principales hombres instruidos, ;

que sabian discernir cada uno de los tiempos , á


íiu de prescribir lo que debia practicar Israel
y :

todo el resto de la tribu se.guia su consejo.


lio LIBRO PRIMERO DEL PARALIPüMENON.

33 Igualmente de Zabulón vinieron en su ayu-


da con un corazón sincero cincuenta mil pron- ,

tos á salir á campaña , y bien provistos de todas


armas.
34 Y de Nephthali mil de los principales , con
treinta y siete mil hombres armados de broquel y
lanza.
35 Asimismo de Dan veinte y ocho mil y seis-
cientos preparados para dar batalla.
36 Y de Aser , á punto de guerra y prontos
para acometer, cuarenta mil.
37 Finalmente , de las tribus de Rubén , y de
Gad y de la media tribu de Manasse's á la otra
,
,

parte del Jordán ciento y veinte mil bien arma-


,

dos.
38 Todos estos varones guerreros j prontos á
pelear , se reunieron en Hebron con un corazón
sano y sincero , para alzar á David por rey de
todo Israel del mismo modo todos los demás is-
:

raelitas estaban de común acuerdo sobre hacer rey


á David.
39 Mantuviéronse allí con David por espacio de
tres dias, comiendo y bebiendo porque sus her- ;

manos les hablan preparado víveres,


40 Ademas los pueblos vecinos hasta los de Is-
sachár, y Zabulón, y Nephthali les traian en asnos,
y camellos y mulos, y bueyes panes ó víveres
, ,

para su sustento harina, panes de higos, pasas,


;

vino , aceite vacas y carneros en grande abun-


, ,

dancia: porque reinaba el gozo en Israel.


171

CAPITULO XIIÍ.

Traslación del Arca del Testamento desde Cariathiarim á


la casa de Obededom : castigo de Oza.

1 Tuvo después David consejo con los tribunos


;y centuriones , y con todos los principales,

2 y dijo á toda la asamblea de Israel : Si os pa-


rece bien, y el asunto que voy á proponer, es ins-
pirado del Señor Dios nuestro, enviemos á llamar
á todos los demás hermanos nuestros esparcidos ,

por todas las regiones de Israel, y á los sacerdo-


tes y levitas que viven en los ejidos ó contornos de
las ciudades, para que se reúnan con nosotros,
y traslademos á nuestra morada el Arca de
3
nuestro Dios ya que no lo hemos procurado ha-
;

cer en tiempo de Saúl.


4 A lo que respondió toda la asamblea, que asi
se ejecutase : porque á todo el pueblo habia pa-
recido bien la propuesta.
5 Con eso David convocó á todo Israel desde
el rio Sihor de Egypto hasta la entrada de Emath,

para trasladar el Arca de Dios desde Cariathiarim


á Jerusalem.
6 Y subió David, acompañado de todo Israel, al

collado de Cariathiarim , situado en la tribu de


Judá, para trasladar de allí el Arca del Señor Dios
que está sentado sobre los querubines, en donde
se invoca su sayiio Nombre.
' 7 Y lleváronse de la easa de Abinadab , en un
172- LIBRO PRDIERO DEL PARALIPÓMENON.

carro nuevo , el Arca de Dios ; y Oza y su her-


mano guiaban el carro.

8 Entretanto David y todo Israel expresaban su


júbilo delante del Arca de Dios, cantando con to-
do esfuerzo, y tañendo y salterios, y pan-
cítaras,
deros, y címbalos ó platillos, y trompetas.
9 Mas llegados á la era de Chidon ó Nacon, ex-
tendióOza su mano para sostener el Arca por- ;

que un buey retozando la habia hecho ladear un


poco.
10 Irritóse por esto el Señor contra Oza , y le
hirió mortalmente por haber tocado, no siendo sa-
cerdote , el Arca , y cayó allí muerto delante del
Señor.
11 Y contristóse David por haber separado el
Señor á Oza ', y llamó aquel lugar Separación de
Oza ^, nombre que conserva hasta hoy dia.
12Y tuvo entonces como miedo á Dios, y dijo :

; Cómo puedo yo meter en mi casa el Arca de


Dios?
13 Y por esta razón no la condujo á su casa ,

es á saber, á la ciudad de David ; sino que la hi-

zo llevar á casa de Obededom de Oeth.


14 Estuvo pues el Arca de Dios tres meses en
casa de Obededom :
y el Señor bendijo dicha ca-
sa y todas sus cosas.

1 O quitádole de en medio.

2 Por haber separado su alma de su cuerpo


173

CAPITULO XIV.
Prosperidad de David en yaz y en guerra.

1Asimismo Hiram, rey de Tyro, envió emba-


jadores á David; y ademas maderas de cedro, ar-
quitectos y carpinteros para que le fabricasen un
palacio.
2 Y reconoció David que el Señor le liabia con-
firmado rey de Israel , y que su reino habia sido
ensalzado para bien de Israel, pueblo suyo.
3 Tomó también David por esposas otras mu-
geres en Jerusalem, de que tuvo hijos é hijas.
4 Estos son los nombres de los hijos que le
nacieron en Jerusalem : Samua, y Sobad , y Na-
than, y Salomón,
5 y Jebahar, y Elisua, y Eliphalet,
6 y ISoga, y Napheg-, y Japhia,
7 y Elisama, y Baaliada, y Eliphalet.
8 Mas así que oyeron los philisthéos que David
habia sido ungido rey de todo Israel, salieron to-
dos á campaña para embestirle : lo que saJjido por
David, fue á su encuentro.
9 Los philisthéos siguiendo su marcha, exten-
dieron sus tropas por el valle de Raphaira.
10 Entonces consultó David al Señor, diciendo :

¿ Acometeré yo á los plilisthéos, y los entregarás


tu, oh Señor, en mis manos? Respondióle el Se-
ñor : Acomete; que yo los pondré en tus ma-
nos.
174 LIBRO PR13IER0 DEL PARALIPOIMENON.

1 Y habiendo avanzado ellos hasta Baalphara-


sina , allí los derrotó David y dijo
,
Ha disipado :

Dios por mi mano á los enemigos como se disi- ,

pan ó se derraman las aguas *


:
y por esto se lla-
mó aquel lugar Baalpharasim.
12 Y los philisihéos dejaron allí sus dioses, los
cuales David mandó entregar á las llamas *.

— 13 Otra vez hicieron los philisthéos una irrup-


ción, y se derramaron por el valle.
14 Y David consultó de nuevo á Dios y Dios ^ ;

le dijo No vayas tras de ellos


: retírate é irás á : ,

acometerlos por enfrente de los perales ;

15 y cuando oyeres el ruido de uno que anda


por la copa de los perales , entonces darás la ba-
talla. Porque Dios '^
va marchando delante de tí

para desbaratar el campo de los philisthéos.

16 Hizo pues David lo que Dios le habia man-


dado y fue derrotando las tropas de los philis-
,

théos desde Gabaon hasta Gazera.


17 Con lo que se divulgó la fama de David por
todas las regiones y el Señor le hizo formidable
,

á todas las gentes.

1 De un qne sale de madre.


rio
2 Deuter. Vil. v. 25.
3 Por medio de uq ángel. Véase Mariana, Sá, etc.
4 Estoes, el ángel.
175

CAPITULO XV.
Traslación (leí Arca desde la casa de Obededum al Taber-
náculo de Sion y demostraciones de júbilo que hace
;
Da-
vid, de que se burla Michól su esposa.

1 Fabricó también casas para sí ó su familia en


la ciudad de David :
y edificó para el Arca de
Dios un lugar propio , y formóle un Taberná-
culo.
2 Entonces dijo David : No es lícito que el Ar-
ca de Dios sea llevada por otros que por los de la

tribu de Leví , escogidos por el Señor para lle-


varla, y para ser sus ministros perpetuamente.
3 En consecuencia congregó á todo Israel en
Jerusalem ,
para trasladar el Arca de Dios al lu-

gar propio que le tenia preparado.


4 Y convocó también á los hijos de Aaron y á
los levitas.
5 De los hijos de Caath el principal era Uriel
que tenia consigo ciento y veinte hermanos '.
6 De los hijos de Merari era el principal A-
saia , y tenia consigo doscientos y veinte her-
manos.
7 De de Gersom era cabeza Joel
los hijos y ,

tenia consigo ciento y treinta hermanos.


8 De los hijos de Elisaphan era Semeias el prin-
cipal, y doscientos sus hermanos.

1 O parientes del mismo linage. \ . Hennann


176 LIBRO PRIMERO DEL PARALIPOMENON.

9 De los hijos de Hebron el principal era


Eliel , y ochenta loshermanos que tenia consisco.
10 De los hijos de Oziel era Aminadab el prin-
cipal, y tenia consigo ciento doce hermanos.
1 Y llamó David en particular á los sacerdotes
Saüoc y Abiathar, y á los levitas Uriel, Asaia,
Joel, Semeia, Eliel y Aminadab,
12 y díjoles Vosotros que sois los principales
:

délas familias levíticas, purificaos junto con vues-


troshermanos los demás levitas, y trasportad el
Arca del Señor Dios de Israel al lugar que le está
preparado :

13 no sea que como antes nos castigó el Señor


porque vosotros no estabais presentes acontezca ;

ahora lo mismo, si hacemos alguna cosa que no


nos es permitida.
14 Purificáronse pues los sacerdotes y levitas
para trasportar el Arca del Señor Dios de Israel
15 y de modo los hijos de Leví llevaron
este

sobre sus hombros con las varas el Arca de Dios,


según lo habia ordenado j^loysés conforme al man-
damiento del Señor.
16 Mandó también David á los gefes de los le-

vitas que señalasen de entre sus hermanos canto-


res y tocadores de instrumentos músicos es á sa- :

ber, de nablos ó salterios, de liras, y de címbalos ;

á fin de que resonasen hasta el cielo los sonidos de


júbilo.
17 Señalaron pues de los levitas á Hemam hijo

de Joel, y de los hermanos de este á Asaph, hijo


CAPÍTULO V. ITi

de Harachias, y tle los hijos de Merari, hermanos


suyos, á Ethan hijo de Casaia
18 con sus hermanos. En el segundo orden ó

coí'o á Zachárías, á Ben, á Jaziel, á Semiramoth,

y Jahiel, y Ani : á Eliab, y Banaias, y Maasías, y


Mathathías, y Eliphalú, yMacenías,y Obededora,

y Jehiel, que eran porteros.


19 Los cantores Hemam, Asaph y Ethan toca-
ban los címbalos de bronce :

20 Zacbárias, y Oziel, y Semiramoth, y Jahiel,


y Ani, y Eliab, y Maasías, y Banaias cantaban a^
son de nablos ó salterios himnos misteriosos.
21 Mathathías, Eliphalú, y Blacenías, y Obe-
dedom, y Jehiel, y Ozaziú cantaban cánticos triun-
fales con cítaras de ocho cuerdas ;

22 pero Chónenías, gefe de los levitas, era el


maestro de capilla para regir la salmodia ', por
ser en ella muy inteligente.
23 Barachias y Elcana hacían de porteros ó

ugieres del Arca.


24 Y y Josaphat, y ISathanael, v
Sebenías,
Amasaí, y Zachájías, y Báñalas, y Eliezer, sacer-
dotes, tocaban las trompetas ó clarines delante del
Arca de Dios : Obededom y Jehías eran asimismo
porteros del Arca.
25 De este modo David y todos los Ancianos
de Israel, y los tribunos ^ fueron á trasladar el

1 Véase Profeta.
2 Militares principales.
16
178 LIBRO PRniER-O DEL PARALIPÓ^IENON,

Arca del Testamento del Señor de la casa de Obe-


dedom á Jerusalcm con fiestas y regocijos.
26 Y por haber Dios asistido ó mostrddose pro-
picio con los levitas que llevaban
Arca del Testa- el

mento del Señor, fueron inmolados siete toros y


siete carneros.
David vestido de una ropa talar de
27 Iba
byso', como también todos los levitas que llevaban
el Arca, y los cantores, y Chónenías su maestro de
capilla mas David estaba también revestido de un
:

epbod de lino.
28 Y todo Israel acompañaba el Arca del Testa-
mento del Señor con voces de júbilo, y al son de
clarines, y trompetas, y timbales ^, y iiablos ó
salterios, y cítaras.
29 Así que el Arca del Testamento del Señor
llegó á la ciudad de David, Michól, hija de Saúl,
asomándose á mirar desde una ventana, vio al
rey David que saltaba y bailaba delante del Arca,
y le despreció en su corazón.

capítulo XVI.
Colocada el Arca en el Tabernáculo , y ofrecidas las victi-
mas se celebra un convite : señálanse los ministros para
el servicio del Arca, y se entona un cántico en alabanza
del Señor.

1 Condujeron pues el Arca de Dios, y colocá-

l_^De lino fiuo :^quizá era una especie de seda.


2 Así traduce el P. Mariana.
CAPÍTULO xvr. 179

ronla en medio del Tabernáculo que le había eri-


gido David, y ofrecieron holocaustos y víctimas
pacíficas á la presencia de Dios.
2 Y luego que David hubo acabado de ofrecer
los holocaustos y las hostias pacíficas , bendijo al
pueblo en el nombre del Señor ;

y distribuyó
3 uno por uno, á hombres
á todos

y mugeres, una torta de pan y una ración de


carne de vaca asada, y flor de harina frita en
aceite '.

4 Y señaló de entre los levitas los que hablan


de ejercer el ministerio delante del Arca del Se-
ñor, y hacer conmemoración de sus obras ó ma-
ravillas,
y glorificar y alabar al Señor Dios de
Israel.

5 Nombró á Asaph su principal ó gefe, y por su


segundo á Zachárías seguían después Jahiel, y
:

Semiramoth, y Jehiel, y Mathathías, y Eliab, >


Banaias,y Obededom : á Jehiel para los instru-
mentos de salterios y liras ó haifas •
y á Asaph
para tocar los címbalos.
6 Pero Banaias y Jaziel, sacerdotes, tenias la
incumbencia de tocar en todos los tiempos scñi-
lados las trompetas delante del Arca del Testa-
mento del Señor.
7 En aquel dia eligió David á Asaph por pri-

1 La voz ní¿^^íi^*N haschischa, que se lee en el hebreo,


significa flor de harina, y también lagena, cántaro , ó jarro
de vino.
180 LIBRO PRIMERO DEL PARALIPOMENON.

mer cantor, para que cantara las alabanzas al Se-


ñor, con sus hermanos, diciendo:
8 Alabad al Señor, é invocad su nombre : pu-
blicad sus obras entre las gentes :

9 cantadle himnos al son de los instrumentos,


y anunciad todas sus maravillas.
10 Alabad su santo Nombre : alégrese el cora-
zón de los que buscan al Señor.
11 Id en busca del Señor, y de la fortaleza que
de él viene : buscad en todo tiempo estar en su
presencia.
12 Traed álamemorialas maravillas que hizo, los
prodigios que obró, y las leyes salidas de su boca.
13 Hijos somos de Israel su siervo: hijos de
Jacob su escogido.
14 Él es el Señor nuestro Dios : él es quien juzga

y gobierna todo el universo.


15 Acordaos eternamente de su pacto, de su
promesa anunciada á todas las generaciones ve-
nideras ;

16 promesa ó pacto que él estipuló con Abra-


ham : del juramento que hizo á Isaac,
17 y que confirmó á Jacob como un estatuto
inviolable, y á Israel como un pacto sempiterno,

18 diciendo: Yo te daré la tierra de Chánaan,


la cual será vuestra herencia.
19 y decia esto, siendo los iaraeliías pocos en
número, pobres y extrangeros en ella.
20 Y mientras andaban peregrinando de una
nación en otra, v de un reino á otro reino
CAPÍTULO XVI. 181

21 no permitió que nadie les ofendiese; antes


por amor de ellos castigó á los reyes.
22 Guardaos bien (dijo) de tocar á mis ungidos
ni de hacer daño á mis profetas.
23 Cantad pues, oh criaturas todas déla tierra,
himnos al Señor, anunciad todos los dias la salva-
ción que él jios envia ',

24 Publicad su gloria entre las naciones, y sus


maravillas entre todos los pueblos.
25 Porque grande es Señor, y digno de ser
el

infinitamente alabado. Es sobre todos los dioses


formidable ;

26 pues todos los dioses de las gentes son unos


simulacros vanos: mas el Señor es el que ha cria-
do los cielos.
27 Circuido está por todas partes áe gloria y de
grandeza. La forteleza y el gozo están donde él se
muestra.
28 Tributad, oh pueblos, con todas vuestras
familias, tributad al Señor la gloria y el poder.
29 Tributad al Señor la gloria debida á su santo
Nombre ;
presentadle sacrificios , y venid á su
presencia, y adorad al Señor en su magnífico
Santuario.
30 Conmuévase delante de él la tierra toda :

puesto que él es el que fundó el universo sobre


inmobles cimientos.
31 Alégrense los cielos, y salte de gozo la

1 Y la libertad qne nos ha concedido. Véase Salud.


182 LIBRO PRIMERO DEL PARALTPÓMENON.
tierra; y publíquese éntrelas naciones : El Señor
Dios es el rey.
32 Resuene el mar ', y cuanto en sí contiene ;

alborózense los campos y cuanto en ellos hay.


,

33 Entonces será cuantío los árboles del de-


sierto entonarán las alabanzas al Señor ;
porque
ha venido á juzgar la tierra.
34 Glorificad al Señor por su bondad inmensa ,•

porque es eterna su misericordia.


35 Y decid : Sálvanos^ oh Dios, Salvador nues-
tro : reúnenos , sacándonos de entre las gentes,
para que demos gloria á tu santo Nombre, y nos
regocijemos cantando tus alabanzas.
36 Bendito sea el Señor Dios de Israel para siem-
pre eternamente :
y diga todo el paeblo Amen ;

y tribute loores al Señor.


—37 Dejó pues David allí delante del Arca de^
Testamento del Señor á Asaph con sus hermanos,
para que de continuo ejerciesen su ministerio
delante del Arca todos los dias, y por sus turnos.
38 También dejó á Obededom con sus lierma-
nos, que eran sesenta y ocho y puso por porteros
;

á Obededom, hijo de Idithun y á Hosa.


,

39 Al mismo tiempo destinó al pontífice Sadoc,


y á los sacerdotes sus hermanos al servicio del
Tabernáculo del Señor, que se conservaba en el

lugar excelso en Gabaon ,

1 Con sus hinchadas oJas


CAPÍTULO xvir. 183

40 para que ofreciesen continuamente holo-


caustos al Señor mañana y tarde , sobre el altar

de los holocaustos , conforme á todo lo dispuesto


en la Ley del Señor prescrita á Israel.
41 Después de Sadoc segiiian Hernán é Idlthun,
y demás escogidos y señalados cada cual por
los

su nombre para alabar al Señor diciendo Que es :

eterna su misericordia.
42 El mismo Heman é Idithun sonaban las trom-
petas, y tocaban los címbalos ó platillos
y todos ,

los instrumentos músicos, cantando himnos al Se-


ñor. A los hijos de Idithun los destinó para guar-
dar las puertas.
43 Después volvióse todo el pueblo cada cual
á su casa , y David á la suya para bendecirla '

CAPITULO XVII.

Promete üios a David un hijo que edificará el Templo que


meditaba él fabricar; por lo cual tributa al Seiior accio-
nes de gracias , celebrando la misericordia que con él usa.

1 i\Iorando ya David en su palacio, dijo al pro-


feta Nathan : Hé aquí que yo habito en una casa
de cedro, mientras Arca del Testamento delSe-
el

ñor está debajo de una cubierta de pieles.


^
^

2 Respondió Nathan á David Haz todo cuanto :

te inspira tu corazón : porque Dios está contigo.

1 O celebiar un festín ron su familia.


2 Todavía en una tienda de campaña.
184 LIBRO PRIMERO DEL PARALIPOMENON.

3 Mas aquella, misma noche habló Dios á Na-


than, diciendo :

Vé y di á mi siervo David Esto


4 : dice el Se-
ñor No me edificarás tú la Casa ó el
: Tem;jZo para
mi habitación.
5 En
verdad que yo no he tenido casa fija desde
el tiempo en que saqué á Israel de Egypto hasta
el dia de hoy, sino que he andado siempre mu-

dando el lugar de mi residencia , y alojándome


debajo de una tienda
6 como todo Por ventura, ¿hablé yo
Israel.

jamás una palabra á ninguno de los Jueces de


Israel á quienes encargué el gobierno de mi
,

pueblo diciéndoles ¿ Por qué no me habéis edi-


, :

ficado una Casa de cedro?


7 Dirás pues ahora tú á mi siervo David Mira :

lo que dice el Señor de los ejércitos Yo te escogí^ :

cuando tú apacentabas los rebaños ,


para que fue-
ses caudillo del pueblo mió de Israel ,

8 y contigo he andado en todas tus marchas , y


en tu presencia he derrotado á todos tus enemi-
gos , y te he dado nombradla , cual puede tenerla
uno de los magnates que son famosos sobre la

Tierra.
9 He dado también habitación fija á mi pueblo
de Israel, en la cual se arraigará y permancerá, y
de donde no será jamas removido , como me
obedezca; ni los hijos de la iniquidad le oprimirán
fomo antes,
10 desde aquel tiempo en que di Jueces á mi
CAPITULO XVII. Ig5
pneblo de Israel, y humillé á todos tus enemigos.
Te hago pues saber, que el Señor te ha de lundar
á tí una casa estable,

11 Y cumplidos que sean tusdias, así que hayas


ido á reunirte con tus padres, yo alzaré después de
tí á uno de tu linage, á uno de tus hijos, y le daré
un reino estable.
12 Ese me edificará la Casa, y yo aseguraré su
trono para siempre '.
13 Yo le seré padre, y él me será hijo ; y no
apartaré de él mi misericordia, como la aparté de
Saúl tu antecesor.
14 Y le daré el gobierno de mi casa y de mi
reino para siempre ; y su trono será inmoble
eternamente.
15 Nathan expuso á David todas estas palabras,
y toda esta visión.
16 Y habiendo entrado dentro el rey David,
puesto en presencia del Señor Quién ^, dijo :
¿

soy yo, oh Señor Dios, y qué es mi casa para que


hayas hecho por mí tales cosas ?

1 Literalmente se entienden estas palabras de aquel gran


rey, hijo de David según la carne, que es el objeto prin-
cipal de las promesas de Dios, y de la esperanza de los
judíos, á quien se refieren todas las Sagradas Escrituras.
Así nos lo enseña san Pablo., Hebr. I. v. 5,
2 Parece que el profeta Nathan fue á ver á David en sti

palacio para manifestarle la visión que tuvo. Y así tal vez


se traduciría mejor, diciendo : Y habiéndose retirado d
rey David en lo nms interior de su palacio, etc.
186 LIBRO PRIMERO DEL PARALIPOMENON.

17 Y aun esto ha parecido poco á tus ojos, que


todavía has hablado sobre la casa de tu siervo,
aun para tiempos venideros, y me has hecho
los

esclarecido sobre todos los hombres, oh Señor


Dios mió,
18 ¿ Qué mas
queda que desear á David,
le

habiendo tú ensalzado tanto átu siervo, ydádole


tales muestras de aprobación ?
19 Oh Señor, por amor de tu siervo hasobr ado
ííegun tu beneplácito, con toda esta magnificencia,
y has querido manifestarle todas tus grandezas.
20 Señor, no hay semejante á tí ni hay otro :

Dios sino tú entre todos los que han llegado á


nuestra noticia.
21 Porque qué otro pueblo hay como el pue-
¿

blo tuyo de Israel, esta nación única sobre la


tierra, á la cual vino Dios para libertarla y ha-
cerla su pueblo, arrojando con su poder y á fuerza
íle prodigios espantosos las naciones todas de
delante de este pueblo, librado por él de la es-
clavitud de Egypto?
22 Y estableciste por pueblo tuyo para siem-
pre á tu pueblo de Israel; y tú, Señor, has ve-
nido á ser su Dios.
23 Ahora pues, oh Señor, confirmada quedé
para siempre promesa que has hecho á tu siervo»
la

y en orden á su casa, y haz lo que tienes dicho,


24 y llévese á efecto en Israel á fin de que sea
;

eternamente ensalzado tu nombre, y se diga siem-


pre El Señor de los ejércitos es el Dios de Israel
í
CAPITULO XVIII. 187

y la casa de su siervo David permanece estable de-


lante de éí.

25 Puesto que Señor Dios mió, revelaste al


tú,

oido de tu siervo que quieres fundarle una casa; y


por eso tu siervo se atreve á presentar delante de
tí esta súplica.
26 Ahora pues, oh Señor, tú eres Dios m/aZ/We,
y tú has prometido á tu siervo tan grandes fa-
voresj
27 y has comenzado á bendecir la casa de tu
siervo , á fin de que ella subsista siempre delante
de tí ;
porque bendiciéndola tú , oh Señor , será
perpetuamente bendita.

CAPÍTULO XVIII.

Nuevas victorias de David; tribuios impuestos á las na-


ciones. Ministros y generales suyos.

1 Pasadas estas cosas, David derrotó á los phi-


listhéos, y humillólos, y recobró del poder de
ellos áGeth y sus aldeas.
2 Derrotó también á los moabitas, y quedaron
sujetos á David, al cual pagaban tributo.
3 Por este mismo tiempo venció también Da-
vid á Adarezer rey de Soba, en el país de He-
math, cuando este salió á campaña para extender
su imperio hasta el rio Euphrates.
4 En consecuencia David le cogió mil carros de
guerra de á cuatro caballos, y siete mil soldados
de caballería, y veinte mil de infantería, y des-
188 LIBRO PRIMERO DEL PAR\LIPOMENON.

jarretó todos los caballos de los carros, cá excep-


ción de cien tiros de cuatro caballos, que reservó
para sí.

5 Y habiendo sobrevenido los syros de Damasco


para socorrer á Adarezer rey de Soba, les roató

David veinte v dos mil hombres.


6 Y puso guarnición en Damasco para que tara-
bien la Syria le estuviese sujeta y le pagase tri-
buto. En todas sus empresas le asistió el Señor con
su auxilio.
7 Fuera de esto cogió David las aljabas de oro
que habian sido de los siervos ú oficiales de Ada-
rezer, y trájolas á Jerusalem ;
8 y también grandísima cantidad de bronce de
Thebath y de Chun, ciudades de Adarezer, de cuyo
metal hizo Salomón el mar ó gran concha de bron-
ce,y las columnas y demás utensilios de bronce.
9 Habiendo pues oido Thou, rey de Hemath,
como David habia deshecho todo el ejército de
Adarezer rey de Soba,
10 envió á Adoram su hijo al rey David para
pedirle la paz,y congratularse con el por haber
vencido y subyugado á Adarezer, porque era Thou
enemigo de Adarezer.
11 Consagró también el rey David al Señor to-
dos los vasos de oro, y de plata, y de bronce, con
la plata y el oro que habia recogido de todas las

gentes, de Idumea, y de Moab, y de los ammo-


así

nitas, como de los pliilisthéos y de los amalecitas.

12 Por otra parte Abisaí. hijo de Sarvia, der-


CAPÍTULO XIX. 189

roto en el valle de las Salinas á diez y ocho mil


iduméos.
13 y puso fiTuarnicion en la Idumea , á fin de que
estuviese sujeta '
á David ; y salvó el Señor á
David en todas las expediciones que emprendió.
14 Reinó pues David sobre todo Israel; y juz-
gaba con rectitud, y administraba justicia á todo
su pueblo.
15 Joab hijo de Sarvia era el general de los
ejércitos;y Josaphat hijo de Ahilud era canciller :

16 Sadoc hijo de Achítob, y Achimelec hijo de


Abiathar, eran Sjimos sacerdotes y Susa', secre- ,

tario.

17 Banaias hijo de Joiada era comandante de


las legiones de los cerethéos y pheletéos. Pero los
hijos de David eran los principales en el servicio
del rey.

CAPITULO XIX.
Manon, rey de las ammoniías, insidia á los embajadores de
David; el cual vence a Hanon y a S2is aliados los syros.

1 Sucedió que murió Naas rey de los ammoni-


tas, en cuyo lugar reinó su hijo.
2 Y dijo David : Mostraré mi compasión ó sen-
amiento á Hanon hijo de Naas ;
pues recibí favo-

1 Los descendientes de Esaú quedaron sujetos á David,


ilescendiente de Jacob, sesíun aquella profecía: El mayor
Gen. XXt^. r. 23.
servirá al menor.
2 Llamado también Saraias.
To.M. y. 17
190 LIBRO PRIMERO DEL PARALIPÓMENON.

res de su padre. En consecuencia envió David


embajadores para consolarle en la muerte de su
padre. Luego que estos llegaron al pais de los ara-
monitas con el fin de consolar á Hanon,
3 dijeron á Hanon los príncipes de los ammo-
nltas : Tú que David por honrar
quizá piensas
la memoria de tu padre ha enviado á consolarte ;

y no echas de ver que estos criados suyos han ve-


nido á explorar, y examinar, y escudriñar el esta-
do de tu pais.
4 Oido esto, hizo Hanon raer la cabeza y la

barba á los enviados de Davitl, y que les cortasen


las túnicas desde medio cuerpo abajo, y así los des-

pachó.
5 Los cuales habiéndose retirado y dado par-
te á David del suceso , envió este quien les saliese
al encuentro (atenta la grande afrenta quehabian
recibido) , y ordenóles que se detuviesen en Je-
richó , y no volviesen hasta que les hubiese creci-
do la barba.
6 Pero considerando los ammonitas, así Hanon
como todo el pueblo que habian hecho
, la injuria

íi Daviil, enviaron mil talentos de plata para to-


mar á sueldo tropas de las que iban en carros de
guerra j y gente de á caballo de la Mesopotamia,
y de la Syria de IMaachá y de Soba. ,

7 En efecto condujeron á su sueldo treinta


y
dos mil hombres en carros armados, y al rey de
JMaachá con su gente. Y reunidos que fueron
estos , se aí^amparon frente de Medaba, Al mismo
CAl'lfULO XIX. 191

tiempo ammonitas congregados de sus elúdales


los

salieron á campaña.
8 Sabido todo esto por David despachó á Joab ,

con todas sus mejores tropas


9 y haciendo movimiento ammonitas se
los

formaron en batalla junto á la puerta de la ciudad :

mientras que los reyes venidos á su socorro hi-


cieron alto separadamente en la campiña.
10 Joab pues conociendo que querían atacarle
de frente y por la espalda, escogió los mas vallen -

tes de todo Israel , y se dirigió contra los syros.


11 Y dio el mando de las demás tropas á su
hermano Abisaí , las cuales marcharon contra los
ammonitas ,

12 y dijo : Si los syros prevalecieren contra


mí, tú vendrás á socorrerme ;
pero si los ammo-
nitas te llevaren á tí de vencida , vo acudiré á tu
socorro.
13 Ten buen ánimo, y peleemos valerosamente
por nuestro pueblo, y por las ciudades de nuestro
Dios; y el Señor hágalo que mas sea de su agrado.

14 Marchó pues Joab y la gente que con él

estaba , al combate contra los syros , y púsolos en


huida.
15 Viendo los ammonitas que los syros hablan
huido , huyeron ellos también de Abisaí hermano
de Joab y se metieron en
,
la ciudad. Y volvióse
también Joab á Jerusalera.
IG Mas viéndose los syros vencidos por Israel,
/^lespacharon mensageros é hicieron venir á los
192 LIBRO PRIMERO DEL PARALIPÓMENOJí.

syros que habitaban á la otra parte del rio Eiiphra-


tes ; y Sophach, general de las tropas de Adarezer»
era su comandante.
17 Luego que David lo supo, juntó á todo
Israel , y pasó el Jordán , y los cargó de frente
con su ejército formado en batalla , sosteniendo
ellos por so parte este choque con valor.
18 En fin volvieron los syros las espaldas á Is-
rael, y mató David á siete mil hombres de los que
iban montados en carros , y cuarenta mil de á pié,

y á Sophach, general de este ejército.


19 Entonces los vasallos de Adarezer, viéndose
vencidos por Israel, se pasaron á David, y se su-
jetaron á su imperio. Con eso la Syria nunca mas
quiso dar socorro á los ammonitas.

CAPÍTULO XX.
Triunfa David de los ammonitas y 'philisthéos, y mueren
varios gigantes de estos '.

1 Al cabo de un año, en la estación en que suelen


los reyes salir á campaña, juntó Joab el ejército,

y la flor de las tropas , y taló el país de los am-


monitas, y avanzando puso sitió á Rabba^. David,
empero , quedó en Jerusalem
se , cuando batió
Joab á Rabba, y la destruyó '.

1 Año del Mundo 2969: antes de Jesü-Christo 1035.


2 Su capital.
3 Completando después David la ruina.
CAPÍTULO XX* IfjS

2 Mas David tomó la corona de Melchóm de


encima de su cabeza '
, y halló en ella el peso de
un talento de oro^y piedras preciosísimas, de que
se hizo para sí una diadema, cogiendo ademas
muchísimos despojos de la ciudad.
3 A cuyos habitantes los hizo salir fuera, é hizo
pasar por encima de ellos trillos y rastras, y carros
armados de cortantes hoces ; de manera que que-
daban hechos piezas y añicos : otro tanto hizo
David con todas las ciudades de los ammonitas ; v
concluido esto , volvióse con todo su ejército á Je-
rusalem.
4 Comenzó después la guerra contra los philis-
théos en Gazer; durante la cual Sobochái de Hu-
sathi mató íi Saphai del linage (jigantesco de Ra-
'ihalm ; con lo que los dejó abatidos.
5 Otra guerra hubo también contra los philis-
théos, en la cual Adeodato, hijo de Salto ^, natural
de Bethleliera , mató á un hermano de Goliath de
Geth, que traia una lanza, cnyo astil era como un
enjuHo de tejedores.
6 Hlibo ademas otra guerra en Geth, donde se
halló un hombre de grandísima estatura, con seis
dedos en pies y manos , esto es , veinte y cuatro

1 La palabra hebrea r~^"^Sn Melchóm significa idob


como la interpreta san Gerónimo. Era un ídolo de los
ammonitas, y equivale al rey de ellos, ó i su rey. II. Reg.
XII V SO.
2 Sallus significa Bosque.
1«)4 LIBRO PRWIERO DEL PARALIPÓMENON.

dedos en todo ; el cual descendía también de la


raza gigantesca de Rapha.
7 Insultaba este á Israel ; pero le mató Jona-
tlian hijo de Samaa, hermano de David. Estos son
los hijos de Rapha , ó gigantes de Geth ,
que mu-
rieron á manos de David y de sus tropas.

CAPÍTULO XXI.

Casliya Dios la vanidad de David en hacer el censo de su


pueblo, enviando la joesle , hasta tanto que David aplaca
con sus oraciones la ira del Señor.

1 Pero se levantó Satanás contra Israel , é ins-


tigó á David á que hiciese el censo de Israel ',
2 Por lo que dijo David á Joab y á los prínci-

pes del pueblo : Id y contad á Israel desde Ber


sabée hasta Dan , y traedme la suma ,
que quiero
saberla.
3 A lo que respondió Joab : Aumente el Señor
su pueblo cien veces mas de lo que es. Pero ¿no
es así, oh mi rey y señor que todos son siervos ,

tuyos? ¿A qué fin pretende mi señor hacer una


cosa, que será perniciosa y acarreará el castigo á
Israel?
4 Sin embargo prevaleció el parecer ó antojo
del rey ; y Joab hubo de salir, y anduvo girando
por todo Israel , y volvió después á Jerusalem ,

I jy. Reg. c. XXIIJ. v. 13.


CAPÍTULO XXI. 195
b y entregó á David la lista de los lugares que
liiibia recorrido j y hallóse ser toda la suma de Is-
raelun millón y cien mil hombres de armas to-
mar, y de la tribu de Judá cuatrocientos y setenta
mil
G si bien Joab no hizo el censo de las tribus de
Leví y de Benjamín ; por cuanto ejecutaba de
mala gana la orden del rey.
7 En efecto desagradó á Dios lo mandado , y
por ello castigó á Israel.
8 Y dijo David á Dios : He
pecado gravísima-
mente en hacer esto : perdona, oh Señor la ini- ^

quidad de tu siervo ,
porque he procedido necia-
mente.
9 Habló después el Señor á Gad ,
profeta de
David , diciendo :

10 Anda, vé á David, y dile Esto dice el Se- :

ñor Tres cosas te doy á escoger, escoge una, la


:

que quisieres recibir de mí.


11 Viniendo pues Gad á David díjole Esío , :

dice el Señor Escoge lo que quieras


: :

12 ó hambre por tres años ó andar huyendo ;

de tus enemigos por tres meses, sin poder librarte


de su espada ó que por tres días descargue sus
;

golpes la espada del Señor cundiendo la peste ,

por el país, y haciendo estragos el ángel del Se-


ñor en todos los términos de Israel. Ahora bien ,

mira tú que es lo que he de responder al que me


ha enviado.
13 Respondió David á Gad ; Poi todas partea
196 LIBRO PRIMERO DEL PÁRALIPOMENON,

me hallo atajado de angustias : pero al fin , mas


cuenta me manos del Señor, cono-
tiene el caer en
ciendo su gran misericordia, que no en manos de
los hombres.

14 Envió pues el Señor la peste á Israel y ,

murieron de Israel setenta mil hombres.


15 Asimismo envió su ángel á Jerusalem para
que la castigase : pero cuando se hallaba en la

mayor desolación Señor sobre ella una


, echó el

mirada, y tuvo compasión de tanto estrago, é in-


timó al ángel exterminador esta orden Basta, :

retiraya tu mano. Estaba á la sazón el ángel


del Señor sobre la era de Ornan jebuséo. ,

16 y alzando David los ojos vio al ángel del


Señor, que estaba en el aire, con una espada des-
envainada en su mano, vuelta contra Jerusalem;
V íi su vista, tanto él como los ancianos, vestidos

de cilicios , se postraron rostro por tierra.


17 Y dijo David á Dios : ¿ Por ventura no soy
yo quien mandó hacer el censo del pueblo ? Yo
soy que he pecado yo el que he cometido la
el ;

maldad. Esta grey ¿qué culpa tiene? Señor Dios


mío , descargue , te suplico , tu mano contra mí
y contra la casa de mi padre mas no sea casti- :

gado tu pueblo.
18 Y al punto el ángel del Señor mandó á Gad,
que dijese á David que subiese á erigir un altar
,

al Señor Dios en la era de Ornan jebuséo. ,

19 Subió pues David según el mandato que le ,

iiabia dado Gad en nombre del Señor.


CAPÍTULO XXÍ. 197

20 Entretanto Ornan y cuatro hijos suyos que


con él estaban , habiendo alzado los ojos y visto al
ángel , fueron á esconderse : estaban á la sazón
trillando el trigo en la era.
21 Pues como David viniese acia Ornan, al-
canzóle á ver este desde la era' , y le salió al en-
cuentro, é inclinándose hasta el suelo, le hizo una
profunda reverencia.
22 Díjole David : Dame el sitio de tu era , re-
cibiendo su valor en dinero contante ,
para edifi-

car en ella un altar al Señor ; á fin de que cese el

azote del pueblo.


23 Respondió Ornan á David : Tómela, y haga
de ella el rey mi señor lo que bien le pareciere.
Y aun doy los bueyes para el holocausto , y los
trillos para hacer el fuego, y el trigo para el sacri-

ficio : todo lo daré con gusto.


24 Replicóle el rey David : No ha de ser así

sino que te pagaré en dinero todo su valor ;


por-
que no debo yo quitártelo á tí y ofrecer así al ,

Señor holocaustos que no me cuesten nada.


25 Dio pues David á Ornan en pago del sitio, ,

seiscientos sidos de oro de peso muy cabal ^.

26 Con eso Señor, y ofre-


edificó allí un altar al
ció holocaustos y víctimas pacíficas , invocando al
Señor ; el cual le oyó, enviando fuego del cielo
sobre el altar del holocausto.

1 Oonde ya estaba otra vez.

2 Véase Sido.
19S LIBRO PRIMERO DEL PARALIPOMENON.

27 Y dando el Señor orden al ángel , envainó


este su espada.
28 Inmediatamente David , viendo que el Señor
habia oído su oración en la era de Ornan ,
jebu-
séo , ofreció allí sacrificios.

29 Verdad es que á la sazón el Tabernáculo del


Señor, fabricado por Moysés en el Desierto y el ,

altar de los holocaustos estaban en la altura de


Gabaon :

30 mas David no tuvo aliento para ir entonces


á aquel altar á orar allí á Dios : porque habia que-
dado muy aterrado de espanto , al ver la espada
del ánofel
13
del Señor.

CAPÍTULO XXII.

Prepara David los materiales para la fábrica del Templo :


manda á Salomón que le construya; y exhorta á los ¡anti-
cipes de Israel á que le ayuden.

1 En seguida dijo David : Aquí está la Casa de


Dios y este es
,
el altar de los holocaustos de Israel.
2 Y mandó juntar todos los prosélitos de la

tierra de Israel '


, y entresacó de ellos canteros
para cortar y pulir las piedras para la fabricado la
Casa de Dios.
3 Preparó también muchísimo hierro para la

clavazón de las puertas , y para la trabazón de las

junturas -; y cantidad inmensa de bronce.

1 Ebto es, los cháaanéos destinados a! servicio público


2 De las maderas y piedras.
CAFÍTULO XXII. 199
Era igualmente inestimable el acopio de ma-
4
deras de cedro que los sidonios y tjrios liabian
,

traido á David.
Porque dijo David Mi hijo Salomón es toda-
5 :

vid un joven tierno y delicado y la Casa que ;

quiero que se edifique al Señor, debe ser tal, que


sea celebrada en todas la naciones iré pues yo :

preparando lo necesario. Por esta razón hizo antes


de su muerte, con anticipación, todos los gastos.
G Y y le mandó que
llamó á su hijo Salomón ,

edificase la Casa ó Templo al Señor Dios de Israel.


7 Añadió David á Salomón Hijo mió mi vo- : ,

luntad fue el edificar Casa al Nombre de mi Señor


Dios '
;

8 pero Señor me habló y dijo Tú has der-


el ,
:

ramado mucha sangre y hecho muchas guerras , ;

y asi no puedes edificar la Casa ó. mi Nombre ,


habiendo derramado tanta sanorre delante de mí.
í) Tú tendrás un hijo , el cual será hombre de
paz pues yo haré que no sea perturbado de nin-
:

guno de sus enemisos en todos los alrededores


por cuya causa será llamado el Pacífico, ó Salo-
mon ^
; y paz y sosiego daré yo á Israel todo el
tiempo de su vida.
10 El edificará la casa á mi Nombre y él me ,

será hijo , y yo le seré padre y estableceré el


;

solio de su reino sobre Israel para siempre.

1 En algunas Biblias falta Dei,


'i
¡^l'PÍ^* csaíom en hebreo significa paz.
200 LIBRO PRIMERO DEL PARA.LIPOMENON.

11 Ahora, pues^ hijo mió , el Señor sea con-


tigo ; y y edifica la Casa ó Templo
seas feliz ,
al
Señor Dios tuyo, como lo tiene predicho de tí.
12 Concédate asimismo Señor sabiduría y el

prudencia para poder gobernar á Israel y guar- ,

dar la Lev del Señor Dios tuvo.


13 Porque entonces podrás medrar y ser feliz,
si observares los mandamientos y las leyes inti-

madas por el Señor á Moysés para que las ense-


ñara á ísraél. Esfuérzate , y pórtate varonilmente :

no temas , ni te acobardes.
14 Ya
que yD en mi pobreza he preparado
ves '

para los gastos de la Casa del Señor cien mil ta-


lentos de oro y un millón de talentos de plata -
,
:

el bronce y el hierro es en tanta cantidad ,


que es
incalculable : tengo prevenida mucha madera y
piedra para todas las obras necesarias '.

15 Tienes también muchísimos obreros, can-


teros, y albañiles , y carpinteros, y artífices de
toda especie , muy hábiles en todo género de la-
bores ,

16 en oro ,
plata , bronce , ó hierro , cuya suma
es incalculable. Anímate pues, y manos á la obra,

y el Señor será contigo.


17 Al mismo tiempo mandó David á los prín-

1 David, humillado ante el Señor, miraba como pobreza


í^nanto los hombres pueden ofrecer al Criador.
2 Véase Talento.
3 Enel hebreo se añade Y tü acopiarás mas. :
CAPÍTULO XXIII. ¿01

cipes de Israel ,
que ayudasen á su hijo Salomón.
18 Ya veis , les dijo que el Señor Dios vues-
,

tro está con vosotros , y que os ha dado paz por


todos lados , y entregado en vuestras manos todos
vuestros enemigos , y que el pais está sujeto al
Señor y á su pueblo.
19 Disponed pues vuestros corazones, preparad
vuestras almas y buscad al Señor Dios vuestro.
,

Ea, manos á la obra, y edificad el Santuario al


Señor Dios ,
para que el Arca de la Alianza del
Señor, y los vasos á él consagrados , seaii trasla
dados á la Casa que va á edificarse al Nombre del
Señor.

CAPITULO xxin.
David, ya anciano , después de haber declaroíh rey á Salo-
món, señala los oficios de los levilas entre los cuales son ,

contados los hijos de Moysés.

1 Siendo ya David anciano v lleno de dias ,

constituyó á Salomón , su hijo ,


por rey de Israel.
2 Y convocó á todos los principes de Israel , y
á los sacerdotes y levitas.

3 Y contados los levitas de treinta años arriba ,

se hallaron treinta y ocho mil hombres.


4 De estos fueron escogidos, y distribuidos en
el servicio de Casa del Señor veinte y cuatro
la

mil : para prefectos y jueces seis mil


5 cuatro mil porteros; y otros tantos para sal-
mistas, que cantaban las alabanzas del Señor al
18
202 LIBRO PRIMERO DEL PARA.LIPOMENON.

son de los instrumentos ,


que á este fin habla man-
dado hacer.
6 Y repartiólos David en sus turnos , según las
familias de los hijos de Leví ,
que son Gerson ,

Caath y Merari.
7 Los hijos de Gerson fueron Leedan y Semei.
8 Hijos de Leedan tres el primogénito Ja- , :

hiel y Zethan , y Joel.


,

9 Hijos de Semei tres , : Salomith , y Hosiel,


y Aran. Estos eran los príncipes de las familias
de Leedan.
10 Hijos de otro Semei, Leheth , y Ziza , y
Jaíis , y Baria : estos cuatro son los hijos de Se-
mei.
11 Entre ellos Leheth era el primogénito ; Zi-
za el segundo Jaús y Baria no tuvieron muchos
:

hijos ;
y por eso fueron contados como una sola
familia y casa.
12 Hijos de Caath , cuatro : Amrara, é Isaar,
Hebron y Oziel.
13 Los hijos de Amram : Aaron y Moysés.
Mas Aaron fue destinado para el ministerio del
Santa-Santorum así él como sus hijos perpetua-
,

mente, para quemar el incienso al Señor según '

rito y bendecir su Nombre para siempre.


,

14 Los hijos de Moysés varón de Dios, fue- ,

ron alistados en la tribu de Leví.

1 Martini: Para quemar incienso en honor de él perpé-


tnaniente.
CAPÍTULO XXllí. 203
15 Hijos de Moysés: Gersom '
y Eliezer.
16 Hijo de Gersom : Subuel , primogénito.
17 De Eliezer fue hijo Rohobías , cabeza de fa-

milia ; y no tuvo Eliezer otros hijos. Pero los hi-

jos de Rohobías fueron muchísimos.


18 Hijos de Isaar : Salomith, primogénito.
19 Hijos de Hebron , Jeriau , primogénito,
Amarías el segundo , Jahaziel el tercero , y el

cuarto Jecmaam.
20 Hijos de Oziel : Micha el primero , Jesfa el
segundo.
21 Hijos de Merari : Moholi y Musí. Hijos de
Bloholl Eleazar y CIs.
:

22 Murió Eleazar y no tuvo hijos sino hijas


,

por lo que se casaron con ellas los hijos de Cis


sus primos hermanos ^.
23 Hijos de Musi , tres : Moholi , Eder , y
Jerlmoth.
24 Estos son los hijos de Leví , cabezas de sus
llnages , y familias , contados uno por uno ; los
cuales ejercían por turno las funciones de sa mi-
nisterio en la Casa del Señor , desde veinte años
arriba.
25 Porque David dijo El Señor Dios de Israel :

ha dado descanso á su pueblo , y morada estable


en Jerusalem para siempre.
26 Y así no tendrán ya los levitas el trabajo de
. .
- -

1 O
Gersam.
2 Véase Hermano.
204 LIBRO PRIMERO DEL PARALIPOMENON.

llevar el Tabernáculo , y todos los utensilios de


su ministerio.
— Asimismo según las últimas disposiciones
'21

de David el número de los hijos de Leví debe


,

contarse de veinte años arriba


28 y estarán sujetos á los hijos de Aaron ó sa-
cerdotes , en lo concerniente al culto de ía Casa
del Señor , así en los atrios como en las vivien-

das y en el lugar de la purificación, y ea el San-


,

tuario y en todas las funciones del ministerio del


,

Templo del Señor.


29 Los sacerdotes cuidarán de los panes de la
proposición de la ofrenda de flor de harina, de
,

las tortas sin levadura y de lo que se fríe , y de ,

lo que se tuesta para ser ofrecido al Señor , y de


todos los pesos y medidas.
30 Y los levitas han de asistir por la mañaTia á
cantar las alabanzas del Señor , é igualmente por
la tarde ;

31 tanto en la oblación de los holocaustos del


Señor , como en los dias de sábado y en las ca- ,

lendas , y en las demás festividades, según el nú-


mero prescrito , observando constantemente de-
lante del Señor las ceremonias particulares á cada
eosa. i

32 Y seguirán guardando las regiafs del Ta-


bernáculo del Testamento y los ritos del Santua-
rio , y las órdenes de los hijos de Aaron sus her-
manos ,
para ejercer sus funciones en la Casa del
Señor.
205

CAPÍTULO XXFV.

David en veinte y cuatro chtses las familias de


dislribitye
Eleazar é Ilhamar para el ministerio del Señor : del mis-
mo modo son distribuidas por suerte las familias de Jos
otros levitas.

1 En cuanto á los hijos de Aaion , fueron di-


vididos en estas clases. que tuvo Aaron,
Los hijos

fueron INadab y Abiú , y Eleazar é Ithamar


, , :

2 mas Nadab y Abiú murieron antes que su


padre, sin dejar hijos ; y ejercieron las funciones
del sacerdocio Eleazar é Ithamar.
3 Y David los dividió , esto es, distribuj/ó la fa-
milia de Sadoc , hijo ó descendiente de Eleazar, y
la de Ahimelech '
de la rama de Ithamar , fijando
los turnos de su ministerio.
4 Pero hallóse que eran en mucho mayor nú-
mero las cabezas de familias descendientes de
Eleazar , que las de Ithamar. Por eso á los des-
cendientes de Eleazar dividiólos en diez y seis fa-
milias conuna cabeza para cada familia , yá los de
Ithamar en ocho familias.
5 La repartición de los oficios entre ambas fa-
milias la hizo por suertes ;
porque así los descen-
dientes de Eleazar como los de Ithamar, eran
príncipes del Santuario y príncipes de Dios '.

1 Llamado también Abiaihar.


2 Es de saber que cada una de las veinte y cuatro fami-
206 LIBRO PRIMERO DEI* PARALIPÓMENON.
6 Semeias , hijo de Nathanael , de la tribu de
Le vi , secretario ó canciller^ formó la lista de ellos
en presencia del rey, y de los magnates j y de
Sadoc Sumo sacerdote , y de Ahimelech hijo de
Abiathar , como también de las cabezas de las
familias sacerdotales tomando alter-
y levíticas ;

nativamente de la casa de Eleazar que era sobre ,

las otras y de la casa de Ithamar que tenia tam-


, ,

biat otras bajo de sí.


7 El primer turno tocó á Joiarib , el segundo
á Jedei,
8 el tercero á Harim , el cuarto á Seorim
9 el quinto á Melchía , el sexto á Maiman ,

10 el séptimo á Accos , el octavo á Abia,


11 el nono á Jesua el décimo á Sechénías,
,

12 el undécimo á Eliasib, el duodécimo á Jacira,


13 el decimotercio áHoppha, el decimocuarto
á Isbaab
14 el decimoquinto á Belga , el decimosexto á
Emmer ,

15 el decimoséptimo á Hezir , el décimooctavo


á Aphses ,

16 el decimonono á Pheteia , el vigésimo á


Hezechiel,
17 el vigésimoprimo á Jachín , el vigésimo se-
cundo á Gamul

lias sacerdotales tenia su cabeza que era como el pontífice

ó Sumo sacerdote en su clase. Y estos son los pontífices, ó


p^ncipes de los Sacerdotes, de que se habla en el Evangelio,
CAPÍTULO XXIV. 20'í

18 el vigésimotercio á Dalaiau , el vigesimo-


tuarto á Blaazlau.
19 He aquí su distribución , según sus ministe-
rios , á fin de que entren en la Casa del Señor ,

según su turno , conforme las órdenes de Aaron


su padre , según habia prescrito el Señor Dios de
Israel.

20 Los otros hijos deLeví '


eran Subael de los
hijos de Amram , y Jehedeia de los hijos de Su-
bael.
21 De los hijos de Rohobíis era cabeza Jesías.
22 De Isaari era hijo Salemoth y de este ,

Jaath.
23 De Jaath fue hijo primogénito Jerlan , el

segundo Amarías , el tercero Jahaziel , el cuarto


Jecmaan.
24 Hijo de Oziel Micha , : hijo de Micha ,

Samir :

25 hermano de Micha, Jesía : Zachárías , hijo

de Jesía,
26 Hijos de Merari Moholi y Musi hijo de : :

Oziau Benno.
,

27 Hijo también de Merari fue Oziau que ,

tuvo á Soam , y Zachúr, y Hebri.


28 Hijo de Moholi Eleazar el cual no tuvo :
,

hijos.
29 Hijo de Cis Jerameel. :

30 Hijos de Musi: Moholi, Eder, y Jerimoth.

1 Que no eran sacerdotes.


208 LIBRO PRIMERO DEL PARALIPOMENON.

Estos son hijos de Leví , según las raraificacÍDííes

de sus fanailias.

31 Y estos también echaron suertes á imita-


cioa de sus hermanos los hijos de Aaron , á pre-
sencia del rey David , y de Sadoc , y de Ahime-
lech , y de los príncipes ú cabezas de las familias

sacerdotales y levíticas : desde el mayor hasta el


ra>€nor, todos igualtnente fueron distribuidos por
suerte , en veinte y cuatro clases de levitas.

eAPlTULO XXV.
De los cantores, salmistas y tañedores de instrumentos, dis-
tribuidos igualmente por suerte en veinte y cuatro clases.

1 Asimismo David y las cabezas óprincipes de la


multitud, entresacaron á los hijos de Asaph, y de
Fieman, y de Idithun para el ministerio de cantar
las alabanzas de Dios al son de las cítaras, y sal-

terios, y címbalos, sirviendo en número conve-


niente en el oficio á que se les habia destinado.
2 De los hijos de Asaph fueron Zachúr, y Jo-
seph, y Nathanías, y Asarela.^ bajo la dirección de
su padre Asaph, el cual cantaba cerca del rey.
3 Hijos de Idithun, seis : Idithun, Godolías,
Sori, Jeseías, y Hasabías, y Mathathías, bajo la

dirección de su padre Idithun, el cual cantaba al


son de la cítara ó harpa^ puesto al frente de los
que celebraban y alababan al Señor.
4 Asimismo Hernán, cuyos hijos eran Bocciau,
Mathaniau,Oziel, Subuel, y Jerimoth, Hananfas,
CAPÍTULO XXV. Sfé§

Hanani, Efiatba, Geddelthr, y Rornemthiezer, y


Jesbacassa, Mellothl, Otliir, IMahazioth r

5 todos hijos de Hernán, que era profeta '


del
rey en los cánticos de Dios para ensalzar so poder :

y le díó Dios á Heman catorce hijos y tres hijas.


O Todos ios referidos estaban distribuidos^
bajo la dirección de sus padres, esto es, de Asaph,
y de Iditliun, v de Heman, para cantar en el
Templo del Señor con címbalos, y salterios, y cita-
ras, en servicio de la Casa del Señor cerca del
rey.
7 El número de estos, junto con sus hermanos,
maestros todos que enseñaban á cantar los cánticos
del Señor, fue de doscientos ochenta y ocho, doce
de cada familia,
8 Todos igualmente echaron suertes, clase por
clase, entrando tanto los mayores como los meno-
res, tanto los maestros como los discípulos ^.
9 La primera suerte salió á Joseph, el cual era
de la La segunda á Godolías, á él
casa de Asaph.
y á sus hijos y hermanos, en número de doce.
10 La tercera salió á Zachúr, ásus hijos y her-
manos, en número de doce.
11 La cuarta á Isarij con sus hijos y l>erínaTios,
doce.

1 O maestro
de capilla. Véase Profeta.
2 También eu veinte y cuatro clases.
3 Así el texto hebreo. Pnede traducirle : toa líáÓiles co-
mo los menos hábiles.
210 LIBRO PRIMERO DEL PARALIPÓMENON.

12 Laquinta á Nathanías, con sus hijos y ber-


manoSj doce.
13 La sexta á Bocciau, con sus hijos y hernaa-
nos, doce.
14 La séptima á Isreela , con sus hijos y her-
manos, doce.
15 Laoctava á Jesaías, con sus hijos y herma-
nos, doce.
16 La nona á Mathanías, con sus hijos y herma-
nos, doce.
17 La décima á Semeías, con sus hijos y herma-
nos, doce.
18 La undécima a Azareel ,con sus hijos y her-
manos, doce.
19 La duodécima á Hasabías, con sus hijos y her-
manos, doce.
20 La décimatercia á Subael, con sus hijos y her-
manos, doce.
21 La décimacuarta á Matbatbías, con sus hijos
y hermanos, doce.
22 La décimaquinta á Jerimotb, con sus hijos y
hermanos, doce.
23 La décimasexta á Hananias, con sus hijos y
hermanos, doce.
24 La décimaséptima á Jesbacassa, con sus hijos
y hermanos, doce.
25 La décimaoctava á Hanani, con sus hijos y
hermanos doce.
,

26 La décimanona áMellotbi, con sus hijos y


hermanos, doce.
CAPITULO XXVI. 211
27 La vigésima á Eliatha, con sus hijos y her-
manos, doce.
28 La vigésimaprima á Othir, con sus hijos y
hermanos, doce.
29 LavlgésiraasegundaáGeddelthi,consus hijos

y hermanos, doce.
30 La vigésimatercia á Mahazioth^, con sus hi-
jos y hermanos^ doce.
31 La vigésimacuarta á Romemthiezer, con sus
líijos y hermanos, doce '.

CAPÍTULO XXVL
Se señalan los porteros del Templo, y que' puerta debía guar-
dar cada familia : asimismo quines debían guardar los
tesoros y vasos sagrados.

1 Estas fueron las clases ó divisiones de los ostia-


rios ó porteros. De la casa de Coré : Meselemías,
descendiente de Coré, de la familia de los hijos
de Asaph.
2 Hijos de JMeselemías : Zachárías primogénito,
Jadihel, el segundo, Zabadías el tercero, Jathanael
el cuarto,

3 Elam el quinto, Johanan el sexto, Elioenai el

séptimo.
4 Hijos de Obededom : Semeías primogénito,
Jozabad el segundo, el tercero Joalia, el cuarto
Sachar, Nathanaei el quinto,

1 Eran doce en cada turno los maestros del canto ó


música.
212 LIBRO PRIMERO DEL PÍRALÍPÓJIENON.

5 Ammielel sextx), Issachár el séptimo, Pholia-


thi el octavo: porque bemlijo el Señor á Obede-
dora '.

6 Y Semei, o Semeías, su hijo, tuvo hijos que


fueron cabezas de otras tantas familias de ostiarios ;

porque eran varones de gran fuerza ^.

7 Hijos de Seraeías Othni, y Raphael, y Obed^


:

y Elzabad, y sus hermanos, hombres robustísimos ;

como también Eliú y Samachías.


8 Todos estos eran de la familia de Obededom :

así ellos como sus hijos y hermanos^ 6 parientes,


varones de la mayor robustez para su ministerio
en todos, sesenta y dos de la casa de Obededom.
9 Los hijos de Meselemías, con sus hermanos,
muy robustos, eran diez y ocho.
10 De Hosa, esto es, del linage de IMerari,
Semrl fue cabeza de una clase (porque su padre no
tenia el primogénito *,
y por eso le habia puesto á
él por principal).
11 Helcías el segundo. Tabellas el tercero,
Zachárías el cuarto. Todos estos hijos de Hosa,
junto con sus hermanos, eran trece.
12 Entre estos fue distribuido el oficio de por-

1 Por haber tenido el Arca en su casa. II. Reg. VI. i\

11.
2 Los porteros era menester que fuesen muy robustos }'

fuertes, pues las puertas del Templo eran muy grandes y


pesadas, y se necesitaban veinte hombres para abrirlas y
cenarlas.
3 Capaz de este destino.
CAPITULO XXVI. 213
tero, de tal suerte, que los capitanes de las guar-
dias, como también sus hermanos, servían siempre
en la Casa del Señor.
13 Echáronse pues las suertes por familias, con
igualdad, sin distinción de chicos ni grandes, para
cada una de las puertas.
14 Según esto la portería oriental tocó á Sele-
mías, ó Meselemias j y á Zacharías su hijo , varón
muy prudente é instruido, la del lado septentrio-
nal.
15 A Obededom y sus hijos tocó por suerte la
del Mediodía ; en cuya parte de la Casa ó Templo
estaba el consejo de los Ancianos ó sala del Sa7ie-
drim.
16 A Sephim y á Hosa la de Occidente, junto á
la puerta que conduce al camino de la subida del
palacio al Templo guardia y contraguardia.
:

17 La puerta del Oriente la guardaban seis le-


vitas ; la del Norte cuatro, que se mudaban cada
dia ; y la del Mediodía cuatro igualmente todos
los dias ; y allí donde estaba el consejo, de dos eu
dos.
18 Al Occidente, en las viviendas ó celdas de
los porteros, cuatro en el camino á palacio^ y dos
en los aposentos.
19 Así fue distribuida la guardia de las puertas
entre los hijos de Coré y de Merari.
— 20 Por otra parte Achias tenia la superintenden-
cia de los tesoros de la Casa de Dios y de los va-
sos sagrados.
19
214 LIBRO PRIMERO DEL PARALIPÓMENON.

21 Hijos de Ledan, hijo de Gersonni, ó Gci^som,


hijo de Levi : de Ledan, descienden estas cabezas
de familias : Ledan, Gersonni y Jehieli.
22 Y los hijos de Jehieli Zathan y Joel, su
:

hermano , guardas de los tesoros de la Casa del


Señor,
23 juntamente con los de la familia de Amram,
de Lsaar, de Hebron, y de Ozihel.
24 Pero Subael, descendiente de Gersom, hijo
de ftloysés, era tesorero mayor.
25 Asimismo su hermano Eliezer, de quien fue
hijo Raiiabías, y de este Isaías, de Isaías, Joram,
del cual lo fue Zechri, y de este Selemith.
26 Selemith pues con sus hermanos tenian la
custodia de los tesoros del Santuario ,
que habian
consagrado á Dios rey David y los príncipes
el
de las familias, y los tribunos, y centuriones y ,

(lemas capitanes del ejército ,

27 esto es , de las co^as tomadas en la guerra


y de los despojos de las batallas, que habian con-
sagrado para la conservación del Templo del Seiior
y de sus utensilios.
28 Todas estas cosas las habian consagrado al
Señor Samuel profeta y Abner
, Saúl hijo de Cis ,

hijo de Ner, y Joab hijo de Sarvia. Todos los que


consagraban dones, los ponimí en manos de Sele-
mith y de sus hermanos.
29 Los descendientes de Isaar tenian por cabeza
á Chónenías con sus hijos ; y cuidaban de las cosas
CAPÍTULO XXVII. 215

(le afuera concernientes á Israel, de instruir y juz-


gar al pueblo '

30 Hasabías , de la familia de los hebronitas ,

V sushermanos en número de rail y ,


setecientos,
hombres muy valerosos gobernaban ,
la parte de
Israel que está al otro lado del Jordán acia el Po-
niente, en todos los negocios concernientes al ser-
vicio del Señor y del rey.
31 Jerías fue cabeza de los hebronitas, dividi-
dos en sus familias y casas. El año cuarenta del
reinado de David fueron numerados en Jazer de
Galaad ; de estos varones fortísimos ,

32 y de sus hermanos en el mayor vigor de la


edad se hallaron dos mil setecientas cabezas de
,

familia. Y el rey David les dio el mando sobre


los rubenitas
y gaditas , y la media tribu de Ma-
nasses en todo lo tocante al servicio de Dios y del
rey.

CAPÍTULO XXVII.
Refiérense los doce cdiidiltus , rada uno de los cuales tenia
en su mes el mando de i>einie y cuatro mil soldados : asi-
tnhmo los prefectos de las tribas , de los tesoros, y demás
posesiones del rey.

1 Los hijos de Israel , que bajo sus gefes de

Cuidaban de que se cultivasen las tierras pertene-


1

cientes al Templo, y de las demás obras concernientes al


servicio y conservación de esfe. //. Esdras XI. v. 16. Ins-
truir al pueblo, y juzgar las causas, eran dos d'e los cargo»
de los levitas.
216 LIBRO PRIMERO DEL PARALIFQMENON.

familias , tribunos , y centuriones , y prefectos


servian al rey , remu-
repartidos en escuadrones ,

dándose todos los meses del año, eran en número


de veinte y cuatro mil hombres mandados por sus
respectivos capitanes.
2 El primer cuerpo de veinte y cuatro mil para
el primer mes , tenia por capitán á Jesboam, hijo
de Zabdiel
3 del linage de Phares , y el primer gefe de
todos los comandantes del ejército durante el
primer raes.

4 Al cuerpo del segundo mes le mandaba Du-


día de Ahohi , y tenia á sus órdenes otro llamado
Macelloth que mandaba una parte de los vein-
,

te y cuatro mil hombres.


5 El comandante del tercer cuerpo en el mes
tercero eraBanaias, sacerdote ',hijo de Joiada
con veinte y cuatromil hombres á su mando.
h, 6 Este es aquel Banaias , el mas vahente entre
los treinta , y caudillo de treinta : capitaneaba sus
tropas , como su segundo , Amizabad hijo suyo.
7 El cuarto capitán para el cuarto mes era
Asabel , hermano de Joab y después de él Zaba-
,

días su hijo : su cuerpo era de veinte y cuatro mil


hombres.
8 El quinto capitán en el mes quinto era Sa-

1 A Báñalas (dicen algunos expositores) se le llama sa-


cerdote, entendiéndose lo mismo que consejero, así como en
el Libro TI. Reg. VIII. v. 18, significa príncipe.
CAPITULO XX Vil. 217
inaotlíde Jezer, y en su división contaba veinte y
cuatro mil hombres.
9 El sexto para el sexto mes era Hira , hijo de
Acces de Thecua : su división era de veinte y cua-
tro mil.
10 El séptimo para el séptimo mes era Helles
de Phalloni , de la tribu de Ephraim , el cual tenia
á su mando veinte y cuatro mil.
11 El octavo para el octavo mes era Sobochái
de Husathi , del linage de Zarahi , y su cuerpo
era de veinte y cuatro mil hombres.
U 12 El nono para el nono mes , Abiezer de Ana-

thoth, de los hijos de Jemini ó Benjamin : su divi-


sión era de veinte y cuatro mil,
13 El décimo para el décimo raes , Marai de
Netophath , del linage de Zarai ; y su división era
de veinte y cuatro mil.
14 El undécimo para undécimo mes Banaias
el

de Pharathon , de la tribu de Ephraim; y su divi-


sión era de veinte y cuatro mil.
15 El duodécimo pava el duodécimo mes ,
Holdai de Nethophath del linage de Gothoniel
su cuerpo también de veinte y cuatro milhombres.
16 Asimismo las tribus de Israel tenian sus ge-
fes. De la de Rubén era caudillo Eliezer hijo de Ze-
chri. De la de Simeón Saphatías hijo de Maacká. ,

17 De la de Leví Hasabías hijo de Camuel, ;

pero Sadoc era gefe de los descendientes de


Aaron.
18 De la tribu de Judá era caudillo EUú , her-
2t» LIBRO PRIJVfERO DEL PARALIPÓMNON.

mano de David. De la de Issacíiár, Amri hijo de


Micliáel.
19 De la de Zabulón, Jesmaías hijo de Abdía.
De la de Nephthali , Jeriraoth hijo de Ozriel.
20 De la de Ephraim, Osee hijo de Ozaziu. De
la media tribu de Manassés Joel hijo dePhadaia. ,

21 De la otra media tribu de Manassés en Ga-


laad, Jaddo hijo de Zachárías. De la tribu de
Benjamin Jasiel hijo de Abner.
,

22 De la de Dan , Ezrihel hijo de Jeroham :

estos eran los príncipes de los hijos de Israel '.

23 Verdad es que David no quiso contar los de


V^einte años abajo : por cuanto el Señor habia dicho
que raultiplicaria á Israel, como las estrellas del
cielo.

24 Joab hijo de Sarria habia comenzado el en-


cabezamiento : pero no le finalizó porque esta' ;

empresa habia acarreado la ira de Dios sobre Israel;

y por lo mismo el número de los que fueron con-


tados, no fue escrito en los fastos del rey David.
25 El superintendente de los tesoros del rey
fue Azmoth hijo de Adiel. Pero de aquellos teso-
ros ó almacenes que habia en las ciudades, y en
las aldeas, y en los castillos, era superintendente
Jonathan hijo de Ozías.
26 De la labranza, y de los labradores que

1 Sin contar las tribus de Gad y Aser, cuyo censo no aca-


bó Joab. II Reg. XXIV.
CAPÍTULO XXVII. 219
cultivaban la tierra, estaba encargado Ezri hijo de
Chélub :

27 de los que cultivaban las viñas , Seraeías


romatblta y de las bodegas, Zabdías apbonlta.
;

28 Balanam gederlta cuidaba de los olivares é


higuerales que habia en las campiñas y Joas de ;

los almacenes de aceite,


29 De los ganados mayores que pastaban en
Saron, cuidaba Setrai de Saron. De las vacas que
pastaban en los valles , Saphat hijo de Adll.
30 De los camdlos , Ubll , ismaheUta : de los

jumentos, .ladaías de Meronath.


31 De las ovejas, Jariz agareiio : todos estos
eran administradores de la hacienda del rey David.
32 Empero Jouathan , tío paterno de David
varou instruido y prudente , era su consejero. El
y Jahlel hijo de Hachámoni estaban de ayos con
los hijos del rey.
33 Asimismo era consejero del rey Achito-
phel ', y Chúsai arachita, amigo del rey.
34 Después de Achitophel lo fueron Jolada,
hijo de Banaias , y Abiathar. El generalísimo del
ejército del rey era Joab.

1 //. Reg. cap. XVJ. y XV11


•220 LIBRO PRIMERO DEL PARALIPOMENON.

CAPITULO XXVilI.

Juntas generales 'del reino, en las cuales David exhorta á


Salomón y á todos los principales de Israel d ser fieles al
Señor ; y 'prescribe la forma del Templo.

1 Finalmente el rey David convocó en Jerii-


salem todos los príncipes de Israel , los gefes de
las tribus y los comandantes de
,
los cuerpos ele

ejército que servian al rey , como también á los


tribunos y centuriones , y á los administradores
de hacienda y posesiones del rey, y á sus
la

hijos, con los eunucos ó cortesanos, y á los mas


poderosos y á los mas valientes del ejército.
2 Y levantándose el rey, puesto en pié , dijo :

Escuchadme, oh hermanos mios, y pueblo mió:


yo tuve intención de fabricar un Templo en que
fuese colocada el Arca del Testamento del Señor,
que es como la tarima de los pies de nuestro Dios ,

y tengo preparados todos los materiales que he po-


dido para la fábrica.
3 Pero Dios me dijo : No edificarás tú la Casa
á mi Nombre]; por ser un varón guerrero, y haber
derramado saníjre.
4 Verdad es que el Señor Dios de Israel me
escogió á mí de entre toda la familia de mi padre,
para que fuese rey de Israel perpetuamente :

porque de Judá ha escogido los príncipes ó sobera-


nos : de las familias de Judá la famiha de mi pa-
CAPÍTULO XXVIII. 221
dre y entre los hijos de mi padre
; le plugo ele-
girme á mí por rey de todo Israel '

5 Asimismo entre mis hijos (puesto que me ha


dado el Señor muchos) ha elegido á mi hijo Salo-
món ,
para que ocupase el trono del reino del
Señor sobre Israel
6 y me ha dicho á mí Tu hijo Salomón ha de :

edificar mi Casa y mis atrios, porque yo me le he


escogido por hijo mió, y yo he de serle padre
7 y afirmaré su reino eternamente , si perse-
verare en cumplir mis mandamientos y leyes
como lo hace al presente.
8 Ahora pues , en presencia de toda la congre-
gación de Israel , delante de nuestro Dios ,
que
escucha Guardad y estudiad todos los
, os digo :

mandamientos del Señor Dios nuestro , á fin de


que poseáis esta buena tierra y la dejéis á vues- ,

tros hijos en herencia perpetua.


9 Y tú , Salomón
mió conoce al Dios de hijo ,

tu padre , y sírvele con un corazón perfecto y ,

de buena voluntad porque el Señor escudriña


;

todos los corazones , y penetra todos los pensa-


mientos del entendimiento. Si le buscares, le ha-
llarás ; pero si le abandonares , te desechará para
siempre.
10 Ahora bien ,
por cuanto el Señor te ha es-

1 Aquí David hablaba mirando principalmente á aquel


rey de Judá, ó Mesías prometido en la profecía de Jacob.
Gen. XLIX. v. 10.
222 LIBRO PRIMERO DEL PARALIPÓMENON.

cogido para que edifiques la Casa de su Santuario,


esfuérzate, y llévala al cabo.

11 Y dio David á su hijo Salomón el diseño del


pórtico , y del Templo, y de las recámaras, y de
los cenáculos \y de ios aposentos interiores , y
del lugar del Propiciatorio %
12 y aun de todos los atrios que habia ideado ,
y de las habitaciones al rededor para los tesoros
de la Casa del Señor, y para los depósitos de las

cosas consagradas al Templo ,

13 y las divisiones de los sacerdotes y levitas


para todas las funciones de Casa del Señor, y
la

para todos los vasos que debían servir en el


Templo del Señor.
14 Dióle el oro , según el peso que habia de
tener cada uno de los vasos del ministerio : asi-
mismo la plata ,
pesada según la diversidad de los
vasos y de las hechuras.
15 Ademas para los candeleros de oro y sus
mecheros dio el oro correspondiente á la medida de
cada candelero , y de los mecheros : é igualmente
eí peso necesario de plata para los candeleros de
plata y sus mecheros , á proporción de su tamaño.
16 Dióle también oro para las mesas de los panes
de proposición , según la diversidad de las mesas ;

y asimismo plata para otras mesas ó aparadores de


plata.

1 Ú saílaa altas destinadas para los comités sagrados.


2 O Santa- Santoruní,
x^PÍTüLO xxviii. 223
17 Del mismo modo para los arrejaques ó tri-
(lentes^ y las palancanas ', y los incensarios de oro
purísimo, y para los leoncillos ^ ó navetas de ojo,
según sus tamaños destinó el peso del oro para
,

uno y otro ieoncillo ó naveta. Y de la misma ma-


nera para los leoncitos ó navetas de plata des-
tino y separó una cantidad proporcionada de
plata,
18 Para el altar en que se ofrece el incienso,

dio del oro mas fino ; y para hacer del mismo los

cuatro querubines que formasen la figura de una


carroza ' , los cuales extendiendo sus alas cubrie-
sen con ellas al Arca del Testamento del Señor.
19 Todas estas cosas , dijo , se me han enviado
delineadas por la mano del Señor ;
para que yo
comprendiese todas las obras del diseño.
20 y añadió David á su hijo Salomón : Pórtate
con valor y esfuerzo , y manos á la obra no te- :

mas ni te acobardes ;
porque el Señor Dios mió
estará contigo , y no te desamparará , ni abando-
nará hasta que concluyas todas las obras necesa-
rias para el servicio de la Casa del Señor.

1 Véaseelmp.XA'F.r. 18.

2 En texto original se lee ^111^^ quefori, que significa


el

tazones ó navetas; y tazones se traduce en la versión de


Valera. Tal vez en algún ejemplar hehreo se puso qitefirim
que significa leones ó quizá habría en la taza alguna figura
:

ó cabeza de león.
3 III. Req. VJU V. 7. Ps. XVII. [v. U. — Ezech. —
X. V. 8, 9.
224 LIBRO PRIMERO DEL PARALIPÓMENON.

21 Aquí tienes los sacerdotes y levitas distri-


buidos en sus clases dispuestos y prontos á todo ,

lo que conviene al ministerio de la Casa del Se-


ñor ; y así los príncipes , ó gefes , como el pueblo
sabrán ejecutar todas tus órdenes.

CAPITULO XXIX.
Sumas expendidas por David en la fábrica del Templo á :

que se añadieron muchísimas ofrendas de los magnates


y del pueblo. Ultimas encomiendas de David; el cual
'
muerto, reina Salomón.'

Habló después así el rey David á toda la


1

asamblea Dios ha escogido entre todos los demás


:

á mi hijo Salomón que es aun jovencito y tierno


,
:

y la empresa es grande ; porque no se trata de


disponer habitación para un hombre sino para ,

Dios.
2 Yo por mi parte he preparado con todas mis
fuerzas todos los materiales para la Casa de mi
Dios : oro para los utensilios de oro , y plata para
los de plata , bronce para los de bronce , hierro
para los de hierro , madera para los de madera,

y piedras de onique '


, y semejantes al alcohol,

y otras de varios colores , y toda suerte de pie-


dras preciosas , y mármol de Paros ^ en grandí-
sima cantidad.

1 O cornerinas ,
piedras relucientes.
2 Los 6Wen/<z añadieron Wpísv pfl?-joMn ,
para denotar
que era mármol muy precioso.
CAPÍTULO XXIX. 225
3 Y ademas de que tengo destina-
estas cosas
das para la Casa de mi Dios, doy de mi peculio
*

oro y plata para el Templo de mi Dios ademas ,

de aquello que he puesto á parte para el San-


tuario ,

4 tres mil talentos de oro de Ophir , y siete

mil talentos de plata finísima para dorar ó cubrir

de oro las paredes del Templo :


«
5 de suerte que donde quiera que sea menester,
puedan hacer de oro lo que se haya
los artífices
de hacer de oro y de plata lo que se haya de
,

hacer de plata. Mas si alguno quiere hacer espon-


táneamente oferta ,
preséntela hoy por su mano,
y ofrezca al Señor que gustare. lo

6 Los príncipes pues de las familias y los ,

maofnates de las tribus de Israel con los tribunos


y centuriones , y administradores de la hacienda
del rey ,
prometieron
7 y dieron para las obras de la Casa de Dios
cinco mil talentos de oro , y diez mil sueldos ó

dracmas de oro , y diez rail talentos de plata , y


diez y ocho mil de cobre , con cien mil talentos
de hierro ^.

8 Y todos cuantos tenían piedras preciosas


las entregaron ,
para ponerlas en los tesoros de
^
la Casa del Señor , á Jahiel gersonita , tesorero .

1 O bolsillo secreto.
2 Véase Talento.
3 Cap. XXVI. V. 22.
ToM. V. 2í)
226 LIBRO PRIMERO DEL PARALTPOMErfOr?.

9 Y el pueblo mostró su alegría al prometer es-


tas ofrentJas voluntarias ;
porque las liacfa al Sé-^

ñor de todo su coraron : por lo cual el mismo rey


David se llenó de gozo ,

y 10 bendijo al Señor en presencia de toda la


muchedumbre , y dijo : Bendito eres , Señor
Dios de Israel nuestro padre ,
por los siglos de"
lo»siglos.
11 Tuya es , Señor, la magnificencia, el poder,
la gloria , y la victoria :
y á tí se debe la alaban-
za, porque todas las cosas que liay en el cielo y en
la tierra, tuyas son : tuj'o , oh Señor, es el reino ,

y tú eres sobre todos los reyes.


12 Tuyas son las riquezas, y tuya es la gloria :.
tú eres el Señor de todo en tu mano está la :

fuerza y el poder : en tu mano la grandeza y el

imperio de todas las cosas.


13 Ahora pues , oh Dios nuestro, nosotros te
glorificamos , y alabamos tu esclarecido Nombre.
14 ¿Quién soy yo , y quién es mi pueblo , para
que nos atrevamos á ofrecerte todas estas cosas ?

Tuyas son todas las cosas '


; y lo que hemos re-'
cibido de tu mano , eso te hemos dado.
i 5 Porque nosotros somos peregrinos y adve-
nedizos delante de tí,como todos nuestros pa-
dres. Nuestros dias pasan como sombra sobre la
tierra ; sin que haya consistencia alguna ^.

I De tu mano hemos hemos dado. recibido cnaoto te


Q Pues toda nuestra vida pasa en on momento, Segnn el
CAPÍTULO XXIX. á'áf

i6 ¡Oh Señor Dios nuestro! toda esta abun


daiicia de cosas preparada por nosotros para eri-
una Casa ú Templo á tu santo Nombre, de tu
<rir

mano ha venido, y tujas son todas las cosas.


17 Bien sé , Dios mió ,
que tú sondeas los co-

razones y que amas la sencillez ; y por eso con


sencillez de corazón he ofrecido gozoso todas
estas cosas , y he visto como tu pueblo
que está ,

aquí congregado , te ha ofrecido sus dones con


grande alegría.
J8 j Oh Señor Dios de Abraham de Isaac y ,

de Israel nuestros padres conserva eternamenle


.'

este afecto áe su corazón , y dure para siempre


esta devoción á tu culto.
19 Da Salomón un corazón
también á mi hijo
¿lerfecto , para que gu:uxle tus mandamientos y ,

tus leyes y tus


,
ceremonias y lo ponga todo por ,

obra, y edifique la Casa, cuyos materiales tengo


yo prevenidos.
20 Después dijo David á toda la asamblea :

Bendecid Señor Dios nuestro. Y toda la asam -


al

blea bendijo al Señor Dios de sus padres y pos- :

trándose adoraron á Dios , y rindieron en segui-


da su homenage al rey.
2 Y sacrificaron víctimas al Señor ; y al dia

siguiente ofrecieron en holocausto rail toros , rail

hebreo : y sin esperanza. Porque esto significan las palabrata

n\T'0 VN1 y laAoz griega wVo/xovh» ypomonéc, que usaB


los Setenta.
228 LIBRO PRIMERO DEL PARALIPÓMENON.

carneros, mil corderos, con sus libaciones, según


el rito ; lo que sirvió abiindantísimamente para
todo Israel.
22 Con lo cual comieron y bebieron aquel dia
en presencia del Señor con grande alegría. Un-
gieron después por segunda vez á Salomón hijo
de David. Y ungiéronle por rey por orden del
Señor y á Sadoc por pontífice.
'
;

23 Y Salomón se sentó como rey sobre el tro-

no del Señor en lugar de su padre David , y fue


del agrado de todos :
y todo Israel le prestó obe-
diencia.
24 Al mismo tiempo todos los príncipes y mag-
nates, y todos los hijos del rey David le juraron
fidelidad y se sometieron al rey Salomón.
,

25 Y el Señor ensalzó á Salomón sobre todo


Israel :colmó de tanta gloria en el reino,
y le
cual no la tuvo antes de él ningún rey de Israel.
26 Reinó pues David hijo de Isaí sobre todo
Israel.
27 El tiempo que reinó sobre Israel, fue de
cuarenta años : en Hebron reinó siete años , y
treinta y tres en Jerusalem.
28 Murió al fin en dichosa vejez , lleno de dias,

1 De suerte que con aquella unción quedaba como con-


sagrado al servicio del Señor, en honor del cual debia ejer-
cer la soberana autoridad, que al fin siempre viene el

misino Dios, Rom. XIIJ, v, 1, 2.


C'J'ÍXÜLO XXIX. 22S
de riquezas y de gloria ; y le succedió en el trono
su liijo Salomón.
29 Todos los hechos de David, así los prime-
ros como los últimos , están escritos en el libro de
Samuel profeta , y en el libro de Natban profeta_,
y en el de Gad profeta ;

30 con la historia de todo su reinado , y de las

empresas de valor y acontecimientos que ocurrie-


ron en su tiempo tanto en Israel como en los
,

demás reinos de las tierras vecinas.

fin del libro primero del


paralifÓmenon.

I
LIBRO SEGUNDO

DEL PARALIPOMENON.

CAPITULO PRIMERO.
Después de haber ojvccido Salomón mil vtclimuSf se le apa-
rece el Señor, y le da la sabiduría que había pedido, aña-
diéndole riquezas y gloria.

1 Quedó pues Salomón, hijo de David, asegu-


rado en su reino, y el Señor Dios suyo estaba con
él, y le engrandeció en sumo grado.

2 Entonces Salomón convocó á todo Israel, á


los tribunos, y centuriones, y comandantes, y jue-
ces de todo Israel, y á las cabezas de las familias;
3 y marchó con toda esta multitud al alto de
Gabaon, donde estaba el Tabernáculo del Testa-
mento de Dios, que Moysés siervo de Dios fabricó
en el Desierto.
4 En cuantoArca de Dios, David la habia
al

conducido de Cariathiarim al lugar que le habia


preparado ', donde le hábia erigido un Taberná-
culo, esto es, á Jerusalem.

1//. Reg. VL
Lkintvho I. 231
5 Mas el dhnx de bronce, hecliu poi Beseleel,
hijo de Uri , hijo de Hur, estaba allá en Gabaotí
delante del Tabernáculo del Señor ; y Salomón,
con todo aquel congreso, fue allí á presentarse*
ante dicho altai'.

6 Subió pues Salomón al altar de bronce, delante


del Terbernáculo de la Alianza del Señor, y ofre-
ció en el mil víctimas.
7 Y he aquí que aquella misma noche se le apa-
reció Dios, diciendo : Pídeme lo que quieras que
te conceda '.

Salomón á Dios Tú usaste de


8 Respondió :

gran misericordia para con David mí padre, y á


raí me has constituido rey en su lugar.
9 Ahora pues, oh Señor Dios, cúmplase la pro-
mesa que hiciste á David mi padre; y pues que
tú me lias hecho rey de este pueblo tuyo tan
crecido, tan innmuerable como las parliculas del
polvo de la tierra,
10 dame sabiduría é inteligencia para poder
gobernar bien k este pueblo tuyo porque ¿ quién :

podrá gobernar dignamente á este tu pueblo,


siendo como es tan grande ?
11 Dijo entonces Dios á Salomón : Ya que
esto es loque ha agradado mas á tu corazón, y no
has pedido riquezas, ni hacienda, ni gloria ni la ,

muerte de aquellos que te odian , ni tampoco una


larga vida ; sino que has pedido sabiduría y ciencia

1 /// Rcg III V. 5.


232 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPOMENON.

para poder gobernar á mi pueblo, del cual yo te


lie hecho rej ;

12 te son otorgadas sabiduría y ciencia y ade- ;

• mas te daré riquezas y hacienda, y gloria en tanto


grado, que ninguno de los reyes ni antes ni des-
pués de tí te igualará.
13 Volvióse después Salomón á Jerusalem des-
de el lugar alto de Gabaon de ante el Taberná-
culo del Testamento :
y reinó sobre Israel.
14 Y juntó carros de guerra, y gente de á ca-
ballo '
, y vino á tener hasta mil y cuatrocientos
carros armados, y doce mil soldados de á caballo *>

y los alojó en las ciudades destinadas para los


carros de guerra, y en Jerusalem cerca de su
persona.
15 E hizo el rey que la plata y el oro en Jeru-
salem fuese tan común como las piedras, y los
cedros como los cabrahigos que con tanta abun-
dancia se crian en los campos.
16 Conducíanle caballos de Egypto y de Coa
los comisarios regios, que iban á comprarlos por

su justo precio :

1un tiro de cuatro caballos en seiscientos si-


dos de plata, y un caballo en ciento y cincuenta ;

y del mismo modo se hacian semejantes compras


en todos] los reinos de los hethéos, y de los reyes
de Syria.

1 III. Reg. X. V. 26.

2 Para su servicio y guardia.


233

CAPÍTULO II.

Salomón hace un ajuste con el rey Hiram para que le emñe


un artífice hábil, y las maderas necesarias para la fábrica
del Temí) lo.

1 Resolvió pues Salomón edificar el Templo


al Nombre del Señor y un palacio para sí.
,

2 A este fin destinó setenta mil peones para


traer á hombros lascargas, y ochenta mil para
cortar t/ labrar las piedras en el monte y les puso ,

tres mil y seiscientos sobrestantes.


3 Y envió á decir á Hiram rey de Tyro : Así
como lo hiciste con David mi padre , remitiéndole
maderas de cedro para la fábrica de la casa, donde
él habitó

4 hazlo commig-o ,
para que yo pueda edificar
una Casa al Nombre del Señor Dios mió y consa-
,

grársela para ofrecer incienso en su presencia y ,

esparcir el humo de los aromas , y tenerle pre-


sentados perpetuamente los panes , y ofrecerle los
holocaustos por la mañana y por la tarde y en ,

los sábados y en los novilunios y en las solemni- ,

dades del Señor Dios nuestro para siempre como ,

está mandado á Israel.


5 Porque la Casa que yo deseo edificar ha de ,

ser g-rande : pues grande es nuestro Dios sobre


todos los dioses.
6 Mas ¿quién será capaz de edificarle una Casa
que sea digna de él ? Si el cielo, si los cielos de los
234 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPO.^IENOJS.

cielos pueden abarcarle, ¿quién soy yo para po-


110

der fabricarle una Casa ? Mas no la hago para otra


cosa , sino para ofrecer en ella incienso en su aca-
íanuento.
7 Envíame pues un hombre inteligente, dies-
tro en trabajar el oro , y la plata , y el bronce , y
el hierro, y la púrpura , y la escarlata , y el ja-
cinto, y que sepa esculpir molduras^ para que (va-
haje juntamente con estos artífices mios que he
tomado de la Judea y de Jer«salem escogidos ,

por mi padre David.


8 Envíame asimismo maderas de cedro y de ,

enebro , y de pino del Líbano porque sé que tus


, ;

siervos son pi'ácticos en el corte de las maderas


del Líbano, y mis siervos trabajarán con los tuyos ,

9 para proveerme de maderas en abundancia.


Pues la Casa que yo deseo edificar, ha de ser muy
grande y suatuosa.
10 Eo orden á los obreros siervos tuyos , que
han trabajar en la madera , yo aprontaré para su
sustento veinte mil coros ó cargas de trigo , y
otras tantas de cebada , y veint-e mil metretas ó

cántaras de vino , y asimismo veinte mil satos de


aceite '.

11 Hiram
rey de Tyro en la carta con que
, ,

contestó á Salomón, decia Por lo mucho que ama :

el Señoi' á su pueblo ,
por eso te ha puesto á tí

para que reines sobre él

1 Véase MeLreta, Salo, etc.


CAPÍTULO lí. 23^
12 y anadia : Bendito sea
Señor Dios de Is- el

rael, que lilzo


el cielo y la tierra el cual ha dado ,

al rey David un hijo sabio entendido juicioso


y ,
,

prudente á fin de que edificara nn Templo al Se-


,

ñor , y un palacio para sí.

13 Envióte pues un hombre inteligente


y peri-
tísimo, que es Hiram , d quien honro como d mi
padre ',

14 hijo de una muger de la tribu de Dan de ,

padre natural de Tyro el cual sabe trabajar en


,

oro y en plata, en bronce, y en hierro, y en


,

mármol y en maderas y asimismo en púrpura ,


, ,

y en jacinto , y en lino fino , y en escarlata, y que


sabe igualmente hacer toda obra de entalladura , é
inventar ingeniosamente cuanto es menester en
todas labores y estará en compañía de tus artífi-
,

ces , y con aquellos de mi señor David tu padre.


15 En vista de esto remite, señor mió para , ,

tus siervos el trigo , la cebada , el aceite , y el


vino que has prometido :

16 que nosotros haremos cortar maderas del


Líbano , cuantas necesitares , y las conduciremos
juntas en armadías por mar hasta Joppe , y tú
cuidarás de trasportarlas á. Jerusalem.
17 Con esto Salomón hizo tomar nota de todos
Vos varones prosélitos ^, que había en tierra de Is-

rael , después del encabezamiento que había man-

1 Véase Padre.
'2 V^éase Prosélito.
236 LIBRO SEGUNDO DEL PARA.LIPÓMENON.

dado hacer su padre üavid , y se hallaron ciento

y cincuenta y tres mil y seiscientos :

18 de los cuales destinó setenta rail para traer


las cargas á hombros , y ochenta mil para cortar
y labrar las piedras en los montes , y tres mil
seiscientos para sobrestantes de los trabajos de esta
gente.

CAPITULO 111.

Sucinta descripción de la fábrica del Templo, con el pór-


tico, y velo , y las dos columnas de delante de sus puertas.

Dio pues Salomón principio á la fábrica del


1

Templo del Señor en Jerusalem en^el monte Moria,


señalado expresamente ya á David su padre, en el
lugar que tenia David preparado en la era de Or-
nan ,
jebuséo '

2 y empezó el edificio el mes segundo del año


cuarto de su reinado.
3 Y estas son las riiedidas de los cimientos echa-
dos por Salomón para el edificio de la Casa de
Dios : la longitud era de sesenta codos de la an-
tigua medida ^ ; la latitud de veinte codos.
4 En cuanto al pórtico ,
que estaba en frente
tenia de longitud veinte codos , conforme á la

medida de la anchura del Templo : mas la altura

1 //. Reg. XXIV. v. 25. — ///. Reg. VI. v. 1. /.

Paral. XXL v. 15, 26, 28. XXII. v. 1, 2.

2 Usada en tiempo de Moysés, - -


CAPÍTULO III. 237
era de ciento y veinte codos :
y Salomón le hizo

cubrir todo por dentro de oro finísimo.


5 La parte mayor delTemplo, llamada el Santo,
cubrióla con tablas de madera de abeto , clavando
por todas partes planchas de oro acendrado , é hizo
esculpir en ella , eyi el artesonado ,
palmas , y unas
como cadenillas enlazadas unas con otras.
6 El pavimento del Templo le enlosó de már-
moles preciosísimos , con gran primor.
7 El oro con cuyas láminas cubrió
, el Templo
y sus vigas y los pilares y paredes y las puer-
, , ,

tas , era sumamente fino. En las paredes hizo en-


tallar querubines.
8 Edificó asimismo la casa ó el lugar áe\ Santa-
Santorum cuya longitud era de veinte codos ,
;

como la anchura del Templo, y su anchura igual-


mente de veinte codos; y cubrióla con planchas de
oro ,
que pesaban al pié de seiscientos talentos :

9 aun los clavos los hizo hacer de oro, cada uno


de los cuales pesaba cincuenta sidos ; é igualmente
cubrió de oro los artesonados del techo.
10 Hizo asimismo en la casa del Santa-Santo-
rum dos estatuas de querubines , las que cubrió
de oro.
11 Las alas de los querubines se extendían
veinte codos ; de manera que una ala tenia cinco
codos , y tocaba la pared del Templo , y la otra ,

también de cinco codos , tocaba el ala del otro


querubín.
12 Del' mismo modo el ala del otro querubín
21
238 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPOMENON.

tenia cinco codos y tocaba la pared ; y la otra ala


suya de cinco codos, tocaba el ala del primer
querubin :

13 de manera que las aías de ambos querubines


estaban extendidas cogiendo el espacio de veinte
codos. Estaban ellos de pié derecho , y sus ros-
tros '
mirando con dirección acia la parte exterror
del Templo ^.

14 Hizo también un velo * de jacinto , de púr-


pura , de escarlata , y de lino finísimo , é hizo
bordar en él querubines.
15 Ademas, delante de las puertas del Templo
erigió dos columnas ,
que tenian treinta y cinco
codos de altura entre las dos "*,
y cuyos chapiteles
eran de cinco codos.
16 También hizo unas cadenillas , como las del
Santuario, que colocó sobre los chapiteles de las
columnas , con cien granadas mezcladas con las
cadenillas.
17 Estas columnas las colocó en el atrio del
Templo, una á la derecha y otra á la izquierda : á

1 O postura
de sus cuerpos.
2 O acia el
Santo y el atrio. Exodi XXV. v. 20. Esto
es, la postura ó situación de sus cuerpos se dirigía acia
la parte anterior del Templo, queera'el lugar llamado San-
to, y el atrio : pero los rostros estaban vueltos uno acia el

otro.
3 Math. XXVII.v.bl.
4 Cada columna tenia 18 codos ///. Reg. VII. , v. 15 ;

pero el chapitel cubría medio codo de cada una.


CAPÍTULO IV. 239

la de la derecha la llamó Jachin , y á la de la iz-

quierda Booz '.

CAPITULO IV.

Del altar de bronce , de las conchas j de los candeleras , me-


sas, y otras alhajas'y utensilios del Templo.

1 Hizo asimismo un altar de bronce de veiute


codos de largo , veinte codos de ancho , y diez de
alto.
2 Y
una gran concha ó pila de bronce fundido,
que tenia die? codos de diámetro redonda per- ,

fectamente : cinco codos tenia de profiuMlidad , y


un cordoncillo de treinta codos abrazaba toda su
circunferencia :

3 debajo de la concha ^ habia figuras de bueyes,

y por diez codos en lo exterior, algunas escultu-


ríis , .que divididas en dos órdenes , daban vuelta
por lo mas ancho del mar ^ : estaban los bueyes
fundidos junio con la concha»

1 Jachin y Booz son dos voces hebreas <]ue siguifican


Estabilidad y Fortaleza, como si Salomón hubiese querido
indicar que nunca dejaria de darse allí culto á Dios.
2 O de la orla ó cordón de ella,
3 El señor arzobispo Martini traduce Occupavano t al- :

i€zza del mare Parece que ademas de los doce bueyes, de


.

que se hablará después, sobresalian diez cabezas de buey


en cada codo, pero distribuidas en dos órdenes, cinco arri-
madas al borde, y otras cinco en el fondo de manera que ;

eran 300..Véase ///. Reg. Vil. v. 24.


240 LIBRO SEGUNDO DEL FARALIPÓMENON.

4 Y el mismo mar, ó concha , estaba asentado


sobre doce bueyes ; de los cuales tres miraban al
Norte , otros tres al Occidente, tres otros al Me-
diodía, y los restantes tres al Oriente; soste-
niendo el mar , el cual cargaba sobre ellos : las

espaldas de los bueyes estaban acia dentro , de-


bajo del mar.
5 El grueso de este era de la medida de un
palmo y su borde era como el labio de un cáliz,
;

ó de un lirio abierto y cabian en él tres mil :

metretas '.

G Hizo también diez conchas, de las cuales puso


cinco á la mano derecha , y las otras cinco á la
siniestra ,
para lavar en ellas todo lo que debia
ofrecerse en holocausto : los sacerdotes se lavaban
en la concha grande ó mar.
7 Hizo asimismo diez candeleros de oro, según
la forma prescrita y colocólos en el Templo, cin-
;

co á la derecha , y cinco á la izquierda.


8 Ademas diez mesas , y púsolas en el Templo
cinco á la derecha , y cinco á la izquierda; é hizo
igualmente cien tazas de oro.
9 Fabricó también el atrio de los sacerdotes, y
el gran pórtico ^, y en el pórtico las puertas, las

cuales cubrió de bronce.

1 lll. Reg. VIL v. 26. Véase Melreia. Cabian tres mil


llenándole hasta rebosar el agua, lo cual nunca se hacia.
2 O atrio del pueblo.
CAPÍTULO IV. 241
10 El mar le colocó al lado derecho, al Medio-
día mirando acia el Oriente.
, ^;

11 Hizo asimismo Hiram calderas, y tridentes,

y jarras y concluyó todas las obras que el rey


;

mandó hacer en el Templo de Dios :

12 es á saber, las dos columnas con sus frisos


y
chapiteles, y unas como mallas , con tal arte que
abrazaban los chapiteles de sobre los frisos.
13 Igualmente cuatrocientas granadas , y dos
mallas , en que se juntaban dos
tal disposición ,

órdenes de granadas á cada una de las mallas que


abrazaban los chapiteles y frisos de las columnas.
14 Hizo también las bases y conchas , las cuales
asentó sobre las bases :

15 el mar y los doce bueyes de debajo del mar


16 las calderas , y tridentes ó garfios , y las
jarras. Todo* los utensilios hizo de bronce finísi-

mo á Salomón, Hiram su padre ', para la Casa del


Señor.
17 Mandólos fundir el rey en la ribera del
Jordán , en una tierra gredosa , entre Sochóth y
Saredatha.
18 La multitud de vasos era innumerable, de
suerte que no se sabia la cantidad de bronce em-
pleada.
19 E hizo Salomón todos estos vasos de la Casa

1 O su director ó arquitecto mayor. Véase Padre. Cap.


II. V. 23.
242 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPOMENON.

d€ Dios , y el altar de oro , y las mesas , sobre las


cuales se ponían los panes de la proposición :

20 asimismo los caudeleros con sus mecheros


de oro purísimo para que luciesen ante
, el Orá-
culo , según el rito ;

gl y ciertos florones, y las lamparillas, y des-


pabiladeras de oro todo se hizo de oro el mos :

puro.
22 Así como también eran de oro purísimo los
braserillos de los perfumes, y los incensarios, y
'

las navetas, y los morterillos. Las puertas del Tem-


plo interior esto es , del Santa-Santorura, las hizo
cincelar, y las puertas del Templo estaban cubier-
tas de oro por defuera. De este suerte quedaron
acabadas todas las obras que hizo Salomón en la

Casa del Señor.

CAPÍTULO V.
Solemnísima colocación del Arca del Señor en el Templo. ]

Salomón, pues, hizo traer y guardar en los


1

tesoros de la Casa de Dios todo lo que su padre


David habia ofrecido : la plata y el oro y todos los
vasos.
2 Después de esto convocó á los Ancianos de
Israel, y á todos los príncipes de las tribus, y ca-
bezas de familia de los hijos de Israel, en Jerusa-
Jem, para trasladar el Arca del Testamento del

I Según el hebreo : Salterios, palancanas, y braseriiios.


CAPÍTULO V. 243
Señor desde la ciudad áe David, por otro nombre
Siou.
3 Vinieron pues al rey todos los varones de
Israel el dia solemne del mes séptimo.
4 Y estajido juntos todos los Ancianos de IsrOiél,

llevaron el Arca los levitas,


5 y la introdujeron en el Templo, con todo el
aparato del Tabernáculo. Los vasos del Santuario
que Labia ea el Tabernáculo, los llevaron los sa-
cerdotes con los levitas.
"6 Entretanto el rey Salomón y toda la congre-
gación de Israel, y todos los que se hablan reuni-
do delante del Arca, sacrificaban carneros y bueyes
sin número : tan grande era la multitud de las víc-
timas.
7 En fin los sacerdotes metieron el Arca del
Testamento del Señor en su lugar, esto es, en el
Oráculo del Templo, en el Santa-Santorura bajo
ks alas de los querubines :

' 8 de tal suerte, que los querubines tenian ex-


tendidas sus alas sobre el lugar en que descansaba
el Arca y cubrían la misma Arca y sus vaias
, ;

9 bien que como las varas, con que se llevaba


el Arca, eran algo mas largas, se descubriaa sus

remates delaute del Oráculo ; aunque el que es-


tuviese un poco afuera, ya no podía verlas. Así
queáó el Arca allí, basta el dia de hoy.
10 No habia otra cosa en el Arca '
sino las dos

1 lU. Reg. Vin.iK Q.^Hebt.JX, v, 4. VÚBiSt Arca.


244 LIBRO SEGUNDO DEL t»ARALlPÓMENON.

tablas puestas por Moysés en Horeb , cuando el


Señor dio la Ley á los hijos de Israel, después que
salieron de Egypto.
— 11 Salidos del Santuario los sacerdotes (pues
todos los sacerdotes que pudieron hallarse allí,

se santificaron ' ; no estando entonces hecho ó


puesto en práctica el repartimiento entre ellos de
los turnos, y orden de sus funciones),
12 tanto los levitas como los cantores , esto
es, que estaban á las órdenes de Asaph, y
los
los que estaban á las de Eman, y los que estaban
á las de Idithun, sus hijos y hermanos, vestidos
de lino finísimo, tañian címbalos, y salterios, y
cítaras, puestos en pié á la parte oriental del al-
tar ; y con ellos ciento y veinte sacerdotes que
tocaban sus trompetas ó clarines.

13 Así pues formando todos un concierto con


el canto y el sonido de
trompetas, y címbalos,
las

y órganos, y toda especie de instrumentos músi-


cos, y alzando en alto la voz, se percibia el sonido
á lo lejos. Y sucedió que cuando hubieron comen-
zado á cantar y decir Alabad al Señor, porque es
:

bueno porque es eterna su misericordia la Casa


;
:

de Dios se llenó de una nube,


14 de suerte que los sacerdotes no podían estar
allí: ni ejercer sus funciones, á causa de la' densa

niebla. Porque la gloria del Señor habia llenado la


Casa de Dios.

1 O purificaron, para ejercer su ministerio. Véase Santo.


245

CAPITULO VI.

Oración devotísima de Salomón en la dedicación del Templo.

1 Entonces Salomón dijo : El Señor ha prome-


tido que pondría su mansión en la niebla ü obscu-
ridad ';

2 y yo he erigido una Casa ásu Nombre, para


que habite en ella perpetuamente ^.

3 Luego volviéndose el rey acia toda la mul-


titud de Israel (pues toda la gente estaba en pié,
atenta) bendijola, y habló así :

4 Bendito sea el Señor Dios de Israel, que ha


llevado á efecto la promesa que hizo á David mi
padre, cuando le dijo :

5 Desde el dia en que saqué á mi pueblo de la


tierra de Egypto, no me escogí de todas las tri-

bus de Israel ninguna ciudad donde se edificara ,

una Casa á mi Nombre; ni elegí tampoco ningún


otro hombre, para que gobernase establemente á
mi pueblo de Israel :

6 sino que escogí á Jerusalem para que se in-


voque en ella mi nombre, y elegí á David para
constituirle rey de mi pueblo de Israel.
7 Y como mi padre David desease edificar una
Casa al Nombre del Señor Dios de Israel

1 ///. Rcg. FUL V. 12


2 Y ya veis las señales de su presencia.
246 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPÓMENON.
8 díjole Señor En haber tú tenido esa vo-
el :

luntad de edificar Casa á mi Nombre, ciertamente


has hecho bien ha sido bueno tu deseo.
:

9 Mas no serás tú el que fabricarás esa Casa;


sino que hade ser tu hijo nacido de tí, quien ha de
«dificar la Casa á mi Nombre.
10 El Señor, pues, ha cumphdo la palabra que
habia dado, y yo he venido á succeder á mi padre
David, y me he sentado en el trono de Israel,
como lo dijo el Señor y edificado ; la Casa al

Nombre del Señor Dios de Israel,


11 y colocado eu ella el Arca, dentro de la

cual está el pacto que hizo el Señor con los hijos


de Israel.
12 Dicho esto, púsose en pié Salomón delante
del altar del Señor, á vista de todo el concurso de
Israe'l, y extendió sus manos,
13 (Es de advertir que Salomón habia hecho
una peana ó estrado de bronce, de cinco codos de
largo, cinco de ancho,y tres de alto, la cual ha-
bia hecho colocar en medio del atrio grande del
Templo, y estaba en pié sobre ella.) Y arrodillán-
dose después en presencia de todo el concurso de
Israel, y alzando las manos al cielo,
14 habló de esta manera : Señor Dios de Is-
rael , no hay Dios semejante á tí , ni en el cielo ni

en la tierra ; á tí que guardas el pacto y usas de


misericordia con tus siervos, con los que siguen
de todo su corazón tus caminos :

15 tú que has cumplido todas las promesas que


CAPÍTULO VI. 247
liabias hecho á tu siervo David mi padre ; pues lo

que de palabra le ofreciste, lo has puesto por


obra, como se demuestra hoy dia :

16 cumple también ahora, oh Señor Dios de


Israel, todo aquello que anunciaste á mi padre
David tu siervo, diciendo No faltará de tu linage
:

quien se siente en mi presencia sobre el trono de


Israel ; con tal empero que tus hijos velen sobre
sus acciones,caminando según mi Ley, como tú
has andado delante de mí.
17 Ahora bien, oh Señor Dios de Israel, sea
confirmada tu palabra, dada por tí á David siervo
tuyo.
18 Pero, ¿ y es realmente creíble que Dios
habite con los hombres sobre la tierra ? Si el cie-

lo, si los cielos de los cielos no pueden abarcarte,


¿cuánto menos esta Casa que yo he edificado ?

19 Verdad es que ella solamente se ha hecho


para que tú, Señor Dios mió, atiendas á la ora-
ción y súpUcas de tu siervo, y escuches los ruegos
que expone tu siervo ante tu presencia :
20 para que tengas abiertos los ojos de dia y
de noche sobre esta Casa sobre este lugar en que
;

has prometido que sería invocado tu Nombre,


21 y otorgarlas la petición hecha aquí por tu
siervo, y despacharlas las súplicas de tu siervo
y
de Israel pueblo tuyo. A todo aquel que orare en
este lugar, escúchale desde tu morada, esto es,
desde los cielos, y muéstratele propicio.
22 Si alguno pecare contra su prójimo , y vi-
248 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPÓMENON.

niere dispuesto á jurar contra él, y se obligare con


maldición delante del altar de esta Casa
23 tú le escucharás desde el cielo , y harás jus-
ticia á tus siervos haciendo caer sobre la cabeza del
inicuo su misma iniquidad , y vengando al justo

y remunerándole según su justicia.


24 Si tu pueblo de Israel fuere vencido por sus
enemigos (porque pecará algiin dia contra tí ) y ,

convertido hiciere penitencia invocando tu Nombre


y pidiendo perdón en este lugar
25 tú le escucharás desde el cielo , y perdona-
rás el pecado de tu pueblo de Israel ; y le volve-
rás ala tierra que le diste á él y á sus padres.
26 Si , cerrado el cielo , faltare la lluvia por
causa de los pecados del pueblo , y te suplicaren
en este lugar , y dando gloria á tu Nombre se con-
virtierende sus pecados cuando los habrás afligido,
27 escúclialos , oh Señor, desde el cielo y per- ,

dona los pecados de tus siervos y de Israel pueblo


tuyo , y enséñales el buen camino que han de se-
guir, y envia la lluvia á la tierra cuya posesión diste
á tu pueblo.
28 Si sobreviniere hambre en el pais , ó peste
ó tizón , ó añublo , ó langosta, ú oruga ; si los ene-

migos, después de haber talado los campos, tu-


vieren sitiada la ciudad ; ó en cualquier otro azote
ó enfermedad que los apure ,

29 cualquiera de tu pueblo de Israel que con- ,

siderando sus plagis y enfermedades, te rogare ,


y alzare á tí sus manos en esta Casa :
CAPÍTULO ri. 249

30 tu le oirás desde el cielo , desde esa tu excelsa


morada y le serás propicio remunerando á cada
, ,

uno según sus procederes, y conforme aloque des-


cubras en su corazón (
pues solo tú conoces los
corazones de los hombres)
31 á fin de que te teman , y sigan tus caminos
todo el tiempo que vivieren sobre la tierra, dada
por ti á nuestros padres.
32 Aun al extrangero que no es de tu pueblo de
Israel , si viniere de lejas tierras , atraído de tu
Nombre grande , y de tu poderosa mano y de tu
brazo fuerte , y te adorare en este lugar
33 tú le oirás desde el cielo , firmísima morada
tuya , y otorgarás todas las cosas que te pidiere
aquel forastero j á fin de que tu Nombre sea cono-
cido de todos los pueblos de la tierra y te teman
,

estos como hace tu pueblo de Israel y conozcan


j ,

que tu Nombre es invocado en esta Casa que yo


he edificado,
34 Si saliendo tu pueblo á campaña contra sus
enemigos , y andando por el camino por donde tú
le habrás enviado , te adorare vuelto acia este si-
tio en que se halla esta ciudad por tí elegida
,
, y
la Casa que he edificado á tu Nombre ,

35 tú oirás desde el cielo sus plegarias y rue-


gos , y le vengarás de sus enemigos.
36 Que si los hijos de tu pueblo pecaren contra
tí (pues no hay hombre que no peque) , y enojado
tú contra ellos los entregares en manos de los
22
250 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPÓMENON.

enemigos % los cuales los llevaren cautivos lejos ó


cerca
37 y en el pais á donde fueren llevados cauti-
vos , se convirtieren de corazón é hicieren peniten-
cia y en la tierra de su cautiverio te pidieren
,

perdón diciendo ,Pecamos procedido hemos : :

inicuamente injustamente hemos obrado


: :

38 y convertidos á tí de todo su corazón y con


toda su alma en el pais de su cautividad á que
,

fueron llevados, te adoraren vueltos acia el ca-

mino de su tierra ,
que diste á sus padres , y á la

ciudad que tú escogiste, y á la Casa que he fabri-


cado á tu Nombre :

'-'
39 tú oirás desde el cielo , desde esa firmísima
morada , sus súplicas , y harás su causa , y perdo-
narás á tu pueblo, aunque pecador.
40 Puesto que tú eres mi Dios , suplicóte que
tengas abiertos tus ojos , y atentos tus oidos á las

oraciones que se harán en este lugar.


41 Ahora pues, levántate, oh Señor mi Dios,
y ven al lugar fijo de tu morada , tú y el Arca
por medio de la mal ostentas tu poderío ^. Experi-
menten tu socorro y protección oh Señor Dios , ,

tus sacerdotes y gocen los santos con alegría tus


,

beneficios.
42 Oh Señor Dios ! no apartes tu rostro de

1 ///. Reg. VIII V. 4Q.-EccL FU. v. 21. — /. Joan.


I. V. 8.
2 Psalm. CXXXL r. 8, 9, 10.
CAPÍTULO VII. 251

este ungido tuyo '


: acuérdate de las misericordias
6 piedad de David siervo tuyo.

CAPÍTULO VII.

Desciende un fuego celealial que consume las victimas ofre-


cidas á Dios : queda el Templo lleno de la gloria del Se-
ñor ; y se celebra por siete dias la gran fiesta de la dedi-
cación del Templo. El Señor revela á Salomón que le ha
otorgado lo que pedia.

1 Luego que Salomón acabó de hacer sus fer-


vorosas plegarias , bajó del cielo fuego que devoró
los holocaustos y las víctimas ; y la magostad del
Señor llenó toda la Casa'
2 Ni podian los sacerdotes entrar dentro del
Templo del Señor : por cuanto la magostad del
Señor habia llenado su Templo*
3 Asimismo todos los hijos de Israel estaban
viendo bajar fuego y la gloria del Señor sobre
el

la Casa, y postrándose rostro por tierra sobre el


pavimento enlosado adoraron y bendijeron al ,

Señor, repitiendo Porque es bueno, y porque :

es eterna su misericordia^.
4 Entretanto el rey y todo el pueblo inmo-
laron víctimas delante del Señor.

Dejándole confuso y avergonzado.


1 .^ í

2 //. Mach. 11 V. 8.
3 Por medio de la nube.
4 Y bendijeron al Señor, como aquel que es bueoo^ y
cuya misericordia es eterua. Martini.
¿52 LIBRO SEGUNDO DEL PAHALIPOMENOK.

5 El rey Salomón ofreció en sacrificio veinte


y
(los mil bueyes , y ciento y veinte mil carneros
de esta manera celebró rey con todo
el el pueblo
la dedicación de la Casa de Dios '.
6 Al mismo tiempo atendían los sacerdotes á
sus ministerios ; y los levitas , al son de sus instru-
mentos cantaban los salmos que habia compuesto
,

el rey David para alabar al Señor , repitiendo

Porque es eterna su misericordia. Cantaban estos


ios himnos de David al son de sus instrumentos;

y los sacerdotes en frente de ellos , sonaban las


trompetas , y todo Israel estaba en pié.
7 Santificó también Salomón el medio del atrio
de los sacerdotes , frente del Templo del Señor
porque habia ofrecido allí holocaustos , y la gro-
sura de las víctimas pacíficas por cuanto el altar :

de bronce que habia hecho no podia ser sufi- ,

ciente para tantos holocaustos y sacrificios y gro-


sura de las víctimas pacíficas.
8 Conchada esta fiesta celebró Salomón en- ,

tonces por otros siete dias solemne de los la fiesta

Tabernáculos y con él todo Israel


,
congregado ,

en grandísimo número , desde la entrada de


Emath hasta el arroyo de Egypto.
9 El dia octavo hizo la fiesta de la asamblea ó

reunión solemne por haber hecho durante siete


,

dias la dedicación del altar , y celebrado por otros


siete dias la solemnidad de los Tabernáculos^.
.__ I

i ///. Reg. VIH. V. 63.


2 ///. Reg. VI 11. i 1 , 2.
CAPÍTULO Vil. 253
10 lin fin , el dia veinte y tres del mes séptimo
envió á sus casas todas las gentes , alegres y lle-
nas de júbilo por los beneficios que el Señor habla
hecho á David y Salomón, yásu pueblo de Israel.
11 Así acabó Salomón el Templo del Señor, y
el palacio real , y cuantas cosas se habia propuesto
en su corazón hacer en la Casa del Señor, y en su
propia casa ; y fue feliz '.

12 Apareciósele después el Señor de r.oche por


segwida vez , y le dijo : He y me
oido tu oración ,

he escogido este lugar para Casa de sacrificio y


oración.
13 Si cerrare yo y no lloviere , si
el cielo

mandare y diere orden á la langosta que devore


la tierra, si enviare la peste á mi pueblo ;

14 y mi pueblo sobre el cual ha sido invocado


,

mi Nombre^ convertido me pidiere perdón y ,

procurare aplacarme , haciendo penitencia de su


mala vida yo también desde el cielo le escucha-
;

ré y perdonaré sus pecados , y libraré de los


,

males su país.
15 Y mis ojos estarán abiertos y atentos mis ,

oídos á la oración del que rae invocará en este


lugar :

16 porque este lugar le he escogido yo y san-


tificado , para que mi Nombre sea invocado en él

para siempre , y estén fijos sobre él mis ojos y mi


corazón en todo tiempo.

1 ni, Reg. IX. V. 1.


§54 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPÓMENON.

17 TÚ también , si anduvieres en mi presencia,


como anduvo David tu padre y practicares en
,

todo que yo te
y por todo lo he ordenado y ob- ,

servares mis mandamientos y leyes ,

18 yo afirmaré el trono de tu reino , como se


lo prometí á David tu padre , diciendo : No fal-

tará jamas quien de tu linage tenga el reino de


Israel.
19 Mas si me volviéreis las espaldas y aban-
donareis mis mandamientos y mis preceptos que
os he intimado y fuereis á servir á dioses age-
,

nos , y los adorareis ;

20 os arrancaré de esa tierra mia que os di:


y ese Templo, que he consagrado á mi Nombre,
le arrojaré de mi presencia, y haré que sirva de

fábula y de escarmiento á todas las gentes.


21 Y será esta Casa el escarnio de todos los
pasageros ; los cuales dirán asombrados :
¿ Por qué
motivo ha tratado así el Señor á este pais y á es-
ta Casa?
22 Y les responderán Porque abandonaron :

al Señor Dios de sus padres que los sacó de la ,

tierra de Egypto y han abrazado dioses ágenos^


,

y adorádolos y dádoles culto por eso han caido :

sobre ellos todos estas calamidades.


25S

CAPITULO VIH.

Salomón reilaura varias ciudades. Ordena los minisierios


de sacerdotes y levitas , conforme b dipuesto por David.
Envía una flota á Ophir.

1 Pasados ya veinte años después que Salomón


edificó la Casa del Señor, y la suya propia
2 restauró las ciudades que Hiram le habia da-
do ó vuelto '
, é hizo que las habitasen los hijos
de Israel.

3 Marchó también á Emath de Suba , y se apo-


deró de ella
4 y reedificó á Palmira en el Desierto , y en el

pais de Emath otras ciudades muy fuertes.


5 Restauró asimismo á Bethoron la de arriba
y á Bethoron de abajo, ciudades muradas, y con
puertas , barras y cerraduras :

6 como también á Balaath y á todas las ciuda-


des fortísimas ^ que tenia Salomón y todas las
,

ciudades de los carros de guerra y las de la ca-

ballería. Ejecutó Salomón todo cuanto quiso é


ideó , así en Jerusalem , como en el Líbano , y en
todo el pais de su dominio.

1 77/. Reg. IX. v, 11.


2 Donde se guardaban los tesoros. En el texto hebrea,
se lee r^^33DOn núsquenot , que significa tesoros I y así^
traducen Casiodoro de Reina, y otros»
2á6 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPÓMENON.

7 A toda la gente que habia quedado de los


hethéos, y amorrhéos, y pherezéos, y hevéos, y
jebuséos , los cuales no eran del linage de Israel
esto es ,

'8 á los hijos y descendientes de aquellos á quie-


nes los israelitas habian salvado la vida , Salomón
los hizo tributarios , ó siervos , hasta el dia de
hoy.
9 Mas no echó mano de los hijos de Israel pa-
ra trabajar en las obras del rey ;
porque estos ser-
vían en la milicia , y de ellos eran los primeros
oficiales , y los comandantes de los carros auna-
dos , y de la caballería.
10 Todos los gefes del ejército del rey Salo-
món eran doscientos y cincuenta; los cuales adies-
traban al pueblo.
11 A la hija de Pharaon la mudó de la -ciudad
de David á la casa que edificó para ella. Porque
dijo e\ rey : No habitará mi muger en la casa de
David , rey de Israel : pues quedó esta casa san-
tificada ,
por haberse hospedado en ella el Arca
del Señor,
12 Entonces Salomón ofreció al Señor holo-
caustos sobre el altar del Señor ,
que habia eri-
gido delante del pórtico
13 con el fin de que se sacrificase en él , se-
gún el mandamiento de Moysés todos los , días,

en los sábados , en las neomenias , y en las tres


festividades del año , esto es , en la solemnidad
de los Azymos , y en la solemnidad de las Sema-
CAPÍTULO VIH. 257

ñas ó de Pentecostés , y en la solemnidad de los


Tabernáculos '.

14 Distribuyó también , según las disposiciones

<le su padre David, las funciones de los sacerdotes


ensus ministerios; y estableció el orden que debían
guardar los levitas respecto al canto y al cumpli-
miento de sus oficios delante de los sacerdotes
según el rito de cada dia ; y el repartimiento de
los porteros en cada una de las puertas : porque
así lo habia ordenado David, varón de Dios.
15 Y tanto los sacerdotes como los levitas ob-

servaron puntualmente todas cuantas órdenes les


dio el rey sobre esto , y sobre la custodia de los
tesoros.
16 Salomón tuvo prevemdos todos los gastos ,

desde el que echó los cimientos de la Casa


dia en
del Señor, hasta el dia en que la acabó.
17 Entóiices fue Salomón á Asiongaber y á
Ailath, á la ribera del Mar rojo, que pertenece á
Idumea :

18 á donde el rey Hiram !e remitió, por me-


dio de sus siervos, naves y marineros prácticos
del mar, que fueron con la gente de Salomón á
Ophir, y trajeron de allí cuatrocientos y cin-
cuenta talentos de oro al rey Salomón.

1 Véase Fiestas.
258 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPOMENON.

CAPITULO IX.

La reina de Soba queda pasmada de la sabiduría y grandeza


de Salomón: le hace, y recibe de él magníficos presentes;
y se vuelve. Inmensidad de las riquezas de Salomón \ el

cual muere á los cuarenta años de su reinado , succedién-


dole su hijo Roboam.

Habiendo oído la reina de Sabá la fama de


1

Salomón, vino á Jerusalem á fin de hacer prueba


de él por medio de preguntas difíciles y enigmá-
ticas trayendo consigo grandes riquezas, y ca-
;

mellos cargados de aromas , y muchísimo oro y


piedras preciosas, Y llegada que fue á la presencia
de Salomón , le propuso todas cuantas dificultades

tenia en su corazón.
2 Mas Salomón le descifró todas las cosas que
le propuso hubo punto que no se lo declarase.
: ni

3 Habiendo pues ella visto la sabiduría de Sa-


lomón , y la casa que habia fabricado ;
4 y la manera con que era servida su mesa, y
las habitaciones de sus cortesanos, y las diferentes

clases de los que le servían , y la magnificencia de

sus vestidos, y los coperos con sus ricos trages, y


las víctimas que se inmolaban en el Templo del
Señor, quedó atónita y como fuera de sí
5 y dijo al rey Verdadera es la fama que yo
:

habia oido en mi tierra de tus virtudes y de tu


sabiduría :

6 yo no acababa de creer á los que lo contaban,


CAPÍTULO IX. 259
hasta tanto queyo misma he venido, y visto con
mis propios ojos y palpado con mis manos que ,

apenas se me habia dicho la mitad de tu sabiduría :

tus virtudes exceden á lo que de tí publica la


fama.
7 Dichosas tus gentes , y felices tus criados ,

que están siempre al rededor de tí , y escuchan


tu sabiduría.
8 Bendito sea el Señor Dios tuyo ,
que te ha
colocado sobre su trono para reinar en lug-ar del
Señor tu Dios '. Como
Dios ama á Israel, y quiere
conservarle para siempre por eso te ha consti- ;

tuido rey suyo ,


para que le gobiernes y admi-
nistres justicia.
9 Después regaló al rey ciento y veinte talen-
tos de oroy una cantidad increible de aromas y
,

de preciosísimas piedras. No se vieron jamas aro-


mas tales como estos que dio la reina de Sabá al
,

rey Salomón.
10 Los vasallos de Hiram con los de Salomón, ,

trajeron también de Ophir oro y maderas de


thino y piedras de gran valor.
11 De cuya madera de thino mandó el rey
hacer la gradería ^ del Templo del Señor y del
palacio real, como también las cítaras y los sal-
terios para los cantores. No se vio nunca en el
pais de Judá madera como esta.

1 V como su vicario ó teniente.


2 Por la que se subia desde el palacio.
260 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPOMENON.

12 El rey Salomón por so parte dio ala reina


de Sabá todo cuanto quiso ó pidió, y muchas mas
preciosidades que las que ella le habia presentado :

la cual se volvió , y regresó á su reino con sus


criados.
13 Y pesaba el oro que traían á Salomón de año
en año, seiscientos sesenta y seis talentos,
14 sin contar la suma con que solian contribuir
los diputados de diferentes naciones, y los comer-
ciantes, y todos los reyes de Arabia, y los sátrapas
de las provincias, los cuales conducían oro y plata
cáSolomon.
15 Hizo pues el rey Salomón doscientas picas de
oro, cada una de las cuales llevaba de peso seis-
cientos sidos de oro ;

16 y asimismo trescientas rodelas ó adargas de


oro, cubierta cada una de trescientos sidos de oro ;

lo que puso rey en la armería, que estaba situa-


el

da en el palacio llamado del Bosque '

17 Hizo también el rey un gran trono de mar-


fil, y le revistió de finísimo oro :

18 asimismo seis gradas por las que se subía al

trono, y una tarima de oro, y dos brazos, uno por


cada parte, y dos leones arrimados á los brazos :

19 ademas de otros doce leoncillos puestos so-


bre gradas del uno y otro lado.
las seis En ningún
otro reino hubo un trono semejante.
20 Asimismo toda la vajilla de la mesa del rey

I ///. Reg, X. V. 16, 17.


CAPÍTULO IX. 261

era de oro, y era también de oro finísimo la vajilla

(le la casa ó -palacio del Bosque del Líbaíio ; porque


la plata en aquel tiempo era reputada por nada.
21 Pues la flota del rey iba de tres en tres años
á Tharsis con los siervos de Hiram, y traía de ,*llí

oro, y y marfil, y monas, y pavos.


plata,
22 Salomón pues sobrepujó á todos los reyes
(le la tierra en riquezas y en gloria :

23 de suerte que todos los reyes de la tierra


deseaban ver la cara de Salomón, para oir la sabi-
duría que Dios liabia infundido en su corazón :

24 y le llevaban presentes todos los años, vasos


de oro y de plata, y ropas preciesasy y armas, y
aromas, y caballos, y mulos.
25 Y tuvo Salomón en sus caballerizas cuarenta
mil caballos y doce rail carros, y doce mil bom-
bres de caballería, y los tenia en las ciudades des-
tinadas á su alojamiento, y en Jerusalem dond^ él

residía.

26 Y extendióse su poderío sobre todos los re-


yes desde el rio Eupbrates hasta la tierra de los
philisthéos, y los confines de Egypto, ^
27 é hizo abundar tanto la plata en Jerusalem
como las piedras, y los cedros como los cabrahigos
que se crian en los campos.
28 Y traíanle caballos de fígvpto y ¿e todas las

provincias.
29 Las demás acciones de Salomón, así las prí-

iveras como las postreras, están escritas en los li-

bros de Nathan profeta, y en los de Ahías silonita,


ToM. V. 23
262 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPOMENON.

y también en la visión tle Addo,que profetizó con-


tra Jeroboam, hijo de Nabat.
30 Reinó Salomón en Jernsaiem sobre todo Is-
rael cuarenta años.
31 Y fue á descansar con sus padres, y le se-
pultaron en la ciudad de David ; succediéndole en
el reino su hijo Roboam.

CAPITULO X.

Las diez tribus de Israel se rebelan contra Roboam por


haberse este á consejado mal; y eligen por rey á Jeroboam.

1 En consecuencia Roboam partió á Sicbém ;

porque habia concurrido allí todo Israel para re-


conocerle por rey.
2 Lo que oído por Jeroboam, hijo de Nabat,
que se hallaba en Eg^ypto (á donde se habia refu-
giado, huyendo de Salomón), al punto dio la
vuelta.
3 Y le enviaron á llamar ; y uniéndose con
Israel, fueron y hablaron á Roboam en estos tér-
minos:
4 Tu padre nos oprimió con un yugo durísimo :

sea tu gobierno mas suave que el de tu padre, el.

cual nos impuso una pesada esclavitud ; alivíanos


un poco la carga, si quieres que te sirvamos.
5 Respondió Roboam Volved á mí de aquí
:

á tres dias. Retirado el pneblo ,

6 tuvo consejo con los ancianos que habian es-


tado al rededor de su padre Salomón mientras
CAPITULO X. 263
vivia, y les dijo : ¿Que me aconsejáis «jue respon-
da al pueblo /
7 Los ancianos le contestaron ; Si acaricias áeste
pueblo, y le aplacas con palabras dulces, ellos serán
tus vasallos perpetuamente.
8 IMas Roboam no hizo caso del consejo de los
ancianos ; y comenzó á tratar la cosa con los jó-
venes que se habían criado con él , y le hacian la

corte
9 y les dijo ;
Qué os parece ? y ¿qué debo yo :

responder á este pueblo , que me ha venido á de-


cir : Aligéranos el yugo que nos impuso tu pa-
dre ?

10 Pero ellos , como mozos y criados con él

entre delicias , le respondieron , diciendo : A ese


pueblo que te ha dicho : Tu padre agravó nuestro
yugo , aligéranosle tú ; le has de hablar así y darle
esta respuesta : Mi dedo meñique es mucho mas
grueso que los lomos de mi padre.
11 Mi padre cargó sobre vosotros un yugo pe-
sado ; pues yo os añadiré mayor peso : mi padre
os azotó con varas , y yo os azotaré con escorpio-
nes '.

12 Volvió pues Jeroboam con todo el pueblo


al tercer dia á Roboam , como este se lo habla
mandado.
13 Y el rey , desechado el consejo de los an-
cianos , les respondió con dureza ;

«M I — " . -III — II. -I».. — I


yi—^..- ^.— „ I. . . I . I II I
II, I

1 O disciplinas de hierro.
264 LIBRO SEGUNDO DEL FARALlPüMENON.

14 y les dijo, conforme al parecer de los jó-


venes Mi padre cargó sobre vosotros un yugo
:

pesado y yo le agravare mas mi padre os azotó


,
:

€on varas , mas yo he de azotaros con escorpio-


nes.
1& Y no qaiso condescender con los ruegos del
pueblo, por ser voluntad de Dios que se cumpliese
su palabra , anunciada por boca de Ahía silonita á
Jeroboam , hijo de Nabat.
16 Entonces todo el pueblo, al oiría respuesta
tan dura del rey, le habló así : Nosotros nada te-
nemos que ver con la casa de David ; ni nada que
esperar del hijo de Isaí. Retírate , oh Israel j k
tus habitaciones :
y tú, Roboam , hijo de David ,

rige tu casa* Y retiróse Israel á sus habitaciones.


17 Y Roboam quedó reinando sobre los hijos
de Israel que moraban en las ciudades de la tribu
de Judá.
18 Envió después Roboam á Adoram el rey ,

superintendente de los tributos '. Mas los hijos de


Israel le apedrearon, y fue muerto. En vista de lo
cual el rey Roboam montó apresuradamente en
su carroza y huyóse á Jerusalem.
,

19 Desde entonces se separó Israel de la casa

de David , como lo está en el dia de hoy.


< — - -^- I
, — ^— — - ,.. — .1- -I

1 Para recaudar los de los hijos de Israel.


265

CAPÍTULO XI.

Manda Dios á Roboatn que no haga la guerra á Israel.


Edifica muchas fortalezas y acuden á él muchos sacer-
:

dvies y levitas, desterrados jjor Jeroboam.

1 Vuelto Roboam á Jerusalem, convocó de toda


la tribu de Benjamín ciento y
de Judá y de la
ochenta mil combatientes escogidos , para pelear
contra Israel , y reducirle á su dominio.
2 Pero el Señor habló á Semeías , varón de
Dios , diciéndole :

3 Díle á Roboam , hijo de Salomón , rey de


.luda y á todo
, Israel ,
que se halla en Judá y en
Benjamin :

4 Esto dice el Señor : No marcharéis , ni pe-


learéis contra vuestros hermanos vuélvase cada :

uno á su casa ; pues se ha hecho esta división por


voluntad mia. Así que oyeron ellos la palabra del
Señor, se retiraron y no pasaron adelante con-
,

tra Jeroboam.
5 Y Roboam habitó en Jerusalem , y edificó
ciudades para servir de fortalezas en el pais de
Judá ;

6 y fortificó á Bethlehem , y á Etham , y á


Thecué
1i y Sochó y Odollam
y á Bethsur , ,

8 como también á Geth y Maresa y Ziph , , ,

9 y Aduram y Lachís , y Azeca ,,

10 é igualmennte á Saraa, y Ajalon, y Hebron,


266 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPOMENüN.

que estaban parte en el pais de Jada, y parte en el


de Benjamín, todas ciudades muy fuertes.
11 Y habiéndolas cercado de muros, puso en
ellas gobernadores, y almacenes de víveres, esto

es,de aceite y vino.


12 Hizo ademas de esto en cada una de las ciu-

dades una arraería de escudos y de picas, y la


fortificó con sumo esmero y reinó sobre las tribus
;

de Judá y de Benjamin.
13 Por otra parte los sacerdotes y levitas que
habia por todo Israel, se vinieron á Roboam de
todos los luírares de su residencia,
14 abandonando sus ejidos y todos sus bienes,

y pasándose á la parte de Judá y Jerusalem, por


haberlos echado Jeroboam y sus succesores, para
que no ejerciesen las funciones del sacerdocio del
Señor.
15 É instituyóJeroboam sacerdotes de los lu-
gares altos, y de los demonios ', y de los becer-
ros que habia fabricado.
16 Pero de todas las tribus de Israel vinieron á

Jerusalem á ofrecer sus sacrificios delante del


Señor Dios de sus padres, cuantos habían resuelto
en su corazón seguir al Señor Dios de Israel.
17 Con lo que fortificaron el reino de Judá, y
afianzaron el trono de Roboam, hijo de Salomón,

Tal vez se traduciría mejor: sátiros ó ídolos, en vez


1
de demonios; por ser mas conforme con el original hebreo,
que dice D^~|^i'l£^'?T Ulaacgidim.
CAPiTUliO XI. 2G7
por treb años ; porque solamente por tres años si-
guieron los caminos de David y de Salomón '.
18 Roboam se casó con Mahalath, hijade Jerí-
motli, hijo de David, y también con Abihail, hijade
Eliab, hijo de Isaí :

19 de la cual tuvo á Jehús, y á Somorías, y á


Zoom. ^

20 Después de esta se casó con Maachá, hija de


Absalom, la cual le parió á Abia, á Ethai^ á Zi-
za, y á Salomith.
21 Amó Roboam á Maachá, hija ó nieta de Ab-
salom, mas que á todas sus mugeres principales,
y de segundo orden siendo así que tuvo diez y
;

ocho esposas, y sesenta mugeres secundarias, y de


ellas veinte y ocho hijos y sesenta hijas.

22 Pero dióle á Abia hijo de Maachá la prefe-


rencia, poniéndole por cabeza de todos sus herma-
nos ;
por cuanto tenia el designio de darle el
reino ;

23 pues era el mas sabio y el mas valeroso de


todos sus hijos : á cuyo Jin esparció ¿i estos ^oy los
términos de Judá y de Benjamín, en todas las
ciudades fortificadas donde les dio alimentos en
;

abundancia, y les procuró muchas mugeres.

1 Desviándose después del culto de Dios.


'¿G8 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPOMENON.

CAPITULO XII.

Invaswn del rey de Egypto en Jerusakm por los pecados


de Rohoam y de su pueblo. Saquea á Jerusalem, y se lleva
los tesoros del Templo. Muere Roboam, y le sicccede sti

hijo Abia.

1 Fortalecido Roboam, y asegurado en el reino,


abandonó la Ley del Señor é hizo lo mismo todo
Israel á su ejemplo.
2 Por tanto, el año quinto del reinado de Roboam
(por haber pecado los israelitas contra el Señor),
vino Sesac, rey de Egypto, contra Jerusalem,
3 con mil y doscientos carros armados, y se-
senta mil hombres de á caballo ; siendo ademas
innumerable la gente que le seguia desde el

Egypto, es á saber, los de Lybia y los troglody-


tas, y los ethfopes.
4 Y se apoderó de las cuidades mas fuertes de
Judá, y se adelantó hasta Jerusalem.
5 Entonces Semeías, profeta, se presentó ante
Roboam, y los príncipes de Judá, que se habian
congregado en Jerusalem huyendo de Sesac, y les
dijo Esto dice el Señor Vosotros me abandonas-
: :

teis pues yo también os abandono á vosotros en


:

poder de Sesac.
6 A lo que respondieron consternados, así el

rey como los príncipes de Israel : Justo es el Se-


ñor.
T Pero viendo el Señor que se habian humilla-
CAPITULO XII. 269
do, habló á ÍJemeías, diciendo : Ya que se han
humillado, no los acabaré, antes bien les daré tin

poquito de socorro, y no se derramará mi furor so-


bre Jerusalem por mano de Sesac.
8 Sin embargo quedarán sujetos á él, para que
conozcan la diferencia que Yá entre servirme á
mí y serrir á los reyes de la tierra.
9 Así pues Sesac , rey de Egypto , se retiró de
Jerusalem , llevándose consigo los tesoros del
Templo del Señory del palacio real y los bro-
, ,

queles de oro hechos por Salomón :

10 en lugar de los cuales mandó el rey hacer


otros de bronce , entregándolos á los capitanes de
los guardias que guardaban el atrio , ó las puertas

de palacio
11 y cuando el rey habia de ir al Templo del
Señor, venian guardias, y tomaban los bro-
los
queles, y los volvian después á poner en la ar-
mería.
12 Mas en fin por haberse humillado , calmó la
ira del Señor contra ellos , y no fueron entera-
mente destruidos; á causa de que aun se hallaron
buenas obras en Juda'.
Roboam y continuó rei-
13 Con esto se alentó ,

nando en Jerusalem. Cuarenta y un años tenia


cuando comenzó á reinar, y reinó diez y siete
años en Jerusalem , ciudad escogida por el Señor
entre todas las tribus de Israel ,
para establecer en

1 O gente piadosa y temerosa de Dios.


270 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPÓMENON.

ella el culto de su INombre. Llamábase su madre


Naama y era ammonita '.
,

14 Roboam obró el mal; y no dirigió su cora-


zón en busca del Señor.
15 Sus acciones primeras y postreras están es-
critasen los libros de Semeías profeta , y del pro-
feta Addo , que las refieren exactísimamente. Ro-
boam y Jeroboam tuvieron entre sí perpetua
guerra,
16 Al fin pasó Roboíim á descansar con sus pa-
dres, y le enterraron en la ciudad de David ; suc-
cediendole en el reino su hijo Abia.

CAPÍTULO XllL

Abia pone su conjianza en Dios , y vence a Jeroboam : tiene


muchísimos hijos.

1 El año décimo octavo del reinado de Jeroboam,


entró á reinar en Judá Abia.
2 Tres años reinó en Jerusalem. Su madre se
llamó Micaia^, hija de Uriel de Gabaa. Y había
guerra entre Abia y Jeroboam.
3 Saliendo pues Abia á campaña con cuatro-
cientos mil hombres ,
gente muy valerosa y esco-
gida , se le opuso Jeroboaní; presentando ocho-

1 ///. Reg. XIV. V. 21.


2 O
Maachd. En el ca^. XI. v. 20, se llama hija de
Absaloiu. Véase Hijo.
CAPÍTULO XIII. 271

cientos mil hombres escogidos también, y de grnu


valor para pelear.
4 Abialiizo alto sobre monte Semcron, situa-
el

do en la tribu de Eplu^aim y dijo í Escucha tú,


,

oh Jeroboam , con todo Israel :

5 ¿ Ignoráis acaso que el Señor Dios de Israel


dio para siempre el reino de Israel á David y á sus
hijos con pacto perpetuo '
?

6 y que Jeroboam
,: hijo de Nabat , siervo de
Salomón hijo de David , se levantó y se rebeló
contra su señor ?

7 ¿y que se coligaron con él unos hombres va-


nísimos, é hijos de Belial, y prevalecieron contra
Roboam , hijo de Salomón por cuanto era Ro- ;

boam inexperto, y de corazón medroso , y no pudo


resistirles?
8 Ahora bien , vosotros decis que tenéis fuerza
para resistir al reino del Señor qne posee él ó
,

fjobiema por medio de los hijos de David y tenéis ;

una gran muchedumbre de gente , y los becerros


de oro que os ha hecho Jeroboam para que sean
dioses vuestros
9 y habéis echado los sacerdotes del Señor , hi-
jos de Aaron , y los levitas , y os habéis instituido
otros sacerdotes á la manera de los demás pueblos
de la tierra : cualquiera que se presente y con-

1 El pacto de sal, que pone el texto hebreo, denota per-


petuidad , ó una alianza so-lemne consagrada con el sacri-
ñcio. Véase Sal.
272 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPÓMENON.

sagre su mano inmolando un novillo y siete car-


neros, queda hecho sacerdote de aquellos que no
son dioses.
10 Pero el Señor nuestro es el Diosj.'evdadero,

á quien nosotros no hemos abandonado :


y los
sacerdotes del linage de Aaron son los que sirven
al Señor, -como también los levitas ea sus minis-
terios ;

11 y los que ofrecen holocaustos al Señor cada


día, mañana y tarde y perfumes preparados se-
,

gún lo prescrito en la Ley, y ponen los panes en-


cima de la mesa limpísima y está en nuestro po-
:

der el candelero de oro con sus mecheros, que se


encienden siempre á la tarde en suma nosotros : ,

observamos los mandamientos del Señor Dios


nuestro, á quien vosotros habéis abandonado.
12 Por tanto el caudillo de nuestro ejército es
Dios , y sus sacerdotes les que tocan loss clarines

y dan la señal contra vosotros. Oh hijos de Israel,


no queráis pelear contra el Señor Dios de vuestros
padres porque no os tiene cuenta,
,

13 Mientras él hablaba así Jeroboam le ar- ,

maba asechanzas por la espalda. Y manteniéndose


al frente de los enemigos , iba cercando con sus
tropas á Judá", sin que este lo advirtiese.
14 Mas volviendo Judá los ojos , vio que le

acometían de frente y por las espaldas , y clamó


al Señor, y los sacerdotes empezaron á tocar las

trompetas.
1 Alzaron el grito todos los soldados de Ju-
CAPÍTULO xirr. 273
dá ; y hé aquí que al estruendo de sus voces aterró
Dios k Jeroboara y á todo Israel, que tenían cer-
cados á Abia y á Judá.
16 Y los hijos de Israel volvieron las espaldas
á Judá, en cuyas manos los abandonó Dios.
17 Con esto Abia y su g^ente hicieron en ellos
gran destrozo tanto que cayeron heridos qui-
:

nientos mil valientes por parte de Israel.


18 Así quedaron entonces abatidos los hijos de
Israel ; y los de Judá cobraron grandísimos brios,
por haber puesto su esperanza en el Señor Dios
de sus padres.
19 Abia fue persiguiendo á Jerobam en su fu-
ga, y le tomó varias ciudades , á Bethel con sus
aldeas , á Jesana con las suyas, y á Ephron tam-
bién con las suyas.
20 Ni pudo Jeroboam alzar ya cabeza mientras
vivió Abia; é hirióle el
Señor, y murió.
21 Después que se aseguró Abia en el trono
tomó catorce mugeres , y de ellas tuvo veinte y
dos hijos y diez y seis hijas.
22 Las demás acciones de Abia , su proceder,
y sus obras están escritas exactísimamente en el
libro del profeta Addo.

•i 4
274 LIBRO SEGUNDO DEL PA.EAL1PÓ.MENON.

CAPÍTULO XIV.
Felicidad de Asá en paz y en guerra por su zelo de la reli-
gión y confianza en Dios con cuyo auxilio vence á Zara,
:

rey de los eihiopes, y á un millón de soldados.

1 Pasó en fin Abia á descansar con sus padres,


y fue sepultado en la ciudad de David ; succe-
diéndole en el reino su hijo Asá, en cuyo tiempo
estuvo el pais en paz por diez años.
2 Hizo Asá lo que era bueno y agradable á
los ojosde su Dios, y derribó los altares de culto
extranjero y los culoratorios profanos de los lugares
altos ,

3 y quebró las estatuas, y taló los bosques sa-


crilegos ,

4 y ordenó á Judá que siguiese al Señor Dios


de sus padres , y practicase la Ley y todos los
mandamientos,
5 y quitó de todas las ciudades de Judá los

altares, y los adoratorios ; y reinó en paz.


G Restauró también las ciudades fuertes de
Judá porque vivia con sosiego, y no se movió
:

guerra ninguna en su tiempo, concediéndole el


Señor la paz.
7 Entonces dijo á Judá Reparemos estas ciu- :

dades y cerqnémoslas de muros y fortifiquémos- ,

las con torres, y puertas y cerraduras ahora , ,

que por todas partes respiramos libres de guerras,


por íiaber buscado al Señor Dios de nuestros pa-
CAPÍTULO XIV. 275
dres, y habernos dado él paz por todo el contorno.
Pusieron pues manos á la obra sin que hubiese ,

ningún estorbo que impidiese la restauración.


8 Tenia Asá en su ejército trescientos mil
hombres de Judá, armados de broqueles y picas,
y de Benjamín doscientos y ochenta mil de ro-
dela y gente valerosísima.
aljaba, todos ellos
9 Contra estos salió á campaña Zara, rey de
Ethiopia con su ejército de un millón de hom-
bres y trescientos carros de guerra, y avanzó has-
ta Maresa.
10 Asá empero marchó contra él , y le pre-
sentó la batalla en el valle de Sephata , que está
junto á Maresa
11 é invocó al Señor Dios , diciendo: Señor,
para tí mismo es dar socorro por medio de po-
lo

cos ,
que de muchos ayúdanos oh Señor Dios
: ,

nuestro, pues que confiados en tí y en tu nom-


,

bre hemos venido contra esta muchedumbre de


gente. Señor, tú eres nuestro Dios : no preva-
lezca el hombre contra tí.
12 Con electo el Señor aterró á los ethíopes
á la vista de Asá y de Judá y echaron á huir.
j

13 Persiguiólos Asá con su gente hasta Gerara,


y fueron los ethíopes destrozados hasta no que-
dar hombre con vida exterminados por el Señor
;

que los heria y por su ejército que peleaba. Co-


gieron pues un gran botin ;

14 y destruyeron todas las ciudades al contorno


de Gerara ; porque se habia apoderado de todos
276 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPOMENON.

un grande terror, y las ciadades fueron saquea-


das, y se sacaron de ellas muchos despojos.
15 Asimisnao destruyeron las majadas de las
o?ejas , y se llevaron infinita multitud de ganado
menor , y de camellos y regresaron á Jeru-
;

salem.

CAPÍTULO XV.
Azarías profetiza que Israel estoica poi' mucho tiempo sin,
Dios, sin sacerdote, y sin Ley. Con este motivo el rey
Asá concibe mayor zelo por la religión ; y jara el pueblo
sertir á Dios.

1 Entonces Azarías hijo de Oded , movido del


espíritu de Dios
2 fue cá encontrar á Asá , y le dijo : Escu-
chadme tú, oh Asá y pueblos todos de Judá y de
Benjamín El Señor ha estado con vosotros en la
:

batalla, porque vosotros habéis permanecido adic-


tos á él. Si vosotros le buscareis le hallaréis mas
, :

si le abandonareis , os abandonará.
3 Mucho tiempo pasará Israel sin el verdadero
Dios , sin sacerdote , sin doctor, y sin Ley.
4 Y cuando en medio de su angustia se conver
tiran al Señor Dios de Israel y le buscaren le ,

hallarán.
5 Durante aquel tiempo no habrá seguridad
para ir y venir , sino que por todos lados asalta-
rán terrores á todos los habitantes de la tierra:
6 porque una nación se levantará contra otra,
CAPITULO XV. 277

y una ciudad contra otra ciudad , pues el Señor


los conturbará con toda suerte de aflicciones.
7 Vosotros entretanto armaos de valor , y no
desmayen vuestros brazos puesto que habéis de ;

recibir la recompensa de vuestras fatigas '

8 Oyendo Asá las palabras y profecía de Aza-


rías, hijo de Oded profeta, cobró aliento , y quitó
los ídolos de todo de Judá y de Benjamin,
el pais

y de las ciudades que habia conquistado en la mon-


taña de Epbraim ; y dedicó ó restableció el altar

del Señor, que estaba colocado ante el pórtico deí


Templo del Señor.
9 Y convocó á todo Judá y Benjamin , y con
,

ellos á los forasteros de Ephraim y de Manasses,


y de Simeón ;
pues se iban acog^iendo á él mu-
chos de Israel, viendo cuanto le favorecia el Señor
su Dios.
10 Y venidos á Jerusalem el raes tercero del
año de'cimo quinto del reinado de Asá
11 inmolaron al Señor en aquel dia setecientos
bueyes y siete mil carneros , de los despojos y
botin que hablan traído.
12 Entró después según costumbre á ratifi-
, ,

1 No solamente se refiere este vaticinio al reinado de


Jeroboam y de sus succesores en cuyo tiempo dominó la
,

impiedad^ sino también al estado actual de los judíos. Esta


profecía es muy semejante á la de Oseas, cap. III. v. 4.
la cual comunmente se refiere al infeliz estado de los judíos

después de Christo.
'278 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPOMENON.

car el pacto ó promesa de que seguirian al Señor


Dios de sus padres con todo el corazón y con
toda su alma.
13 Que si alguno , dijo , no siguiere al Señor
Dios de Israel muera sin excepción , sea pequeño
,

ó grande , varón ó muger.


14 Y juraron al Señor en alta voz y con júbilo,
y al son de trompetas y clarines
15 todos los que estaban en Judá , echándose
imprecaciones : pues hicieron este juramento de
todo su corazón , y buscaron al Señor con plena
voluntad, y así es que le hallaron y dióles el Se- ;

ñor paz con todos sus vecinos.


16 Depuso también el rey á su madre Maachá
de la augusta autoridad que gozaba % porque ha-
bia colocado en un bosque el ídolo de Priapo ; el

cual rompió Asá, haciéndole mil pedazos, y le

quemó en el torrente Cedrón.


17 No obstante quedaron lugares altos en Is-
rael ^ : si bien el corazón de Asá fue perfecto todo
el tiempo de su vida.
18 Entregó también al Templo del Señor las

cosas que su padre y él tenian ofrecidas con voto,


el oro y la plata , y diferentes especies de vasos ó
tdensilíos.

1 ///. Reg. Xy. V, 13.

3 Aunque dedicados al Dios verdadero. Véase Lugares


altos.
capítulo XVI. f)^i^

19 Finalmente no hubo guerra hasta el año


treinta y cinco del reinado de Asá.

CAPITULO XVI.
Baasa rey de Israel mueve giierra á Asá rey de Jiidá.
Pierde este la confianza en Dios , de quien es castigado
por su crueldad ; y muere el año cuarenta y uno de su
reinado.

1 Pero
año treinta y seis del reinado de Asá,
el

entró Baasa rey de Israel en el pais de Judá , y


empezó á fortificar á Rama ', para que ninguno
del reino de Asá pudiese entrar y salir libre-
mente ^.

2 Entonces sacó Asá la plata y el oro de los


tesoros del Templo del Señor y de los tesoros del

rey ; y Benadad rey de Syria que te-


envióselo á ,

nia su corte en Damasco diciéndole , :

3 Hay alianza entre mí y tí al modo que la ;

hubo entre mí padre y el tuyo por tanto te re- :

mito ese oro y plata para que rompiendo el tra-


,
,

tado que tienes hecho con Baasa rey de Israel le ,

obligues á retirarse de mi pais.


4 En vista de esta demostración despachó Be- ,

nadad los generales de sus ejércitos contra las ciu-


dades de Israel ; los cuales batieron las ciudades

'
1 Ciudad situada en
paso de un pais á otro.
el
2 Esto es , para impedir la comunicación, y así la emi-
gración de sus vasallos al reino de Judá. Cap. 15. v. 9.
280 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPOMENON.

de Ahion , de Dan , de Abelmain , y todas las ciu-


dades muradas de Nephthali.
5 Lo que sabido por Baasa , cesó de fortificar
á Rama , y dejó la obra sin acabar.
6 Entre tanto el rey Asá tomó consigo toda la

gente de Judá , y trajeron de Rama todas las pie-

dras y maderas acopiadas por Baasa para la fábri-


ca, y con ellas fortificó á Gabaa y á Maspha.
7 En aquel tiempo se presentó el profeta Ha-
nani á Asá rey de Judá , y le dijo : Por cuanto lias

puesto la confianza en el rey de Syria y no en el


,

Señor tu Dios ; por eso el ejército del rey de Sy-


ria ha escapado de tus manos,
'
se
8 Pues qué ¿no eran en mucho mayor número
los ethíopes y los de la Lybia , con sus carros de
ffuerraj y caballería, y tropas innumerables y 7W ,

obstante los entregó el Señor en tus manos , por


haber puesto en él tu confianza ?

9 Ello es así que los ojos del Señor están con-


templando toda la tierra , y dan fortaleza á loé
que creen en él con perfecto corazón. Luego tú
has procedido neciamente ; y por eso desde aoui
adelante se levantarán guerras contra tí.

10 Airado Asá contra el profeta mandóle po- ,

ner en un cepo , indignado sebremanera de esto


que le liabia dicho : y en aquel tiempo quitó la vida
á muchísimos del pueblo.
11 Mas los hechos de Asá, desde el principio

1 A quien hubieras lencido; como ai de Israel,


CAPÍTULO XVII. 281
hasta el fin, se hallan escritos en el libro de los
anales de los reyes de Judá y de Israel.
12 Cayó finalmente enfermo Asá el año treinta ,

y nueve de su reinado , de un dolor de pies agu-


dísimo y ni aun en su dolencia recurrió al Se-
'
;

ñor , sino que confió mas en el saber de los me'di-


cos.
13 Fue pues á descansar con sus padres ; ha-
biendo muerto el año cuarenta y uno de su rei-
nado :

14 y le sepultaron en el sepulcro que habia


mandado abrir para sí en la ciudad de David ; y
pusiéronle sobre su lecho cubierto de aromas , y
de ungüentos exquisitos, preparados con arte por
los perfumeros, y quemáronlos sobre él con pom-
pa extraordinaria.

CAPÍTULO XVII.

Principias gloriosos del reinado del piadoso Josaphat , hijo


de Asá.

1 Succedióle en el reino Josaphat sa hijo, el

cual prevaleció siempre contra Israel.


2 Y estableció compañías de soldados en todas
las ciudades de Judá, cercadas de murallas ; y puso
guarniciones en tierra de Judá, y en las ciudades
de Ephraim conquistadas por su padre Asá.
3 Y el Señor estuvo con Josaphat, porque si-

1 De gota terrible.
282 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPOMENON.

guió los pasos primeros de David su padre ; y no


puso su confianza en los ídolos,
4 sino en el Dios de su padre, siguiendo el ca-
mino, de sus mandamientos, y apartándose de los
pecados de Israel.
5 Con esto le aseguró el Señor en la posesión
del reino, y todo Judá ofrecía presentes á Josa-
phat: de suerte que vino á tener inmensas rique-
zas, y mucha gloria.
6 Y encendido su corazón en zelo por la obser-
vancia de las leyes del Señor ,
quitó del pais de
Judá también los adoratorios de los lugares excel-
sos,y los bosques profanos,
7 Asimismo el año tercero de su reinado dio co-
misión entre los magnates de su corte á Benhail,
y á Obdías, y á Zacbárías, yáNathanael; y á Mi-
chéaspara que enseñasen en las ciudades de Judá :

8 enviando con ellos á los levitas Semeías, y


Nathanías, y Zabadías, y Asael, y Semiramoth, y
Jonathan, y Adonías, y Thobías, y Thobadonías,
levitas todos, acompañados de los sacerdotes Eli-
sama y Joram ;

9 los cuales adoctrinaban al pueblo en Judá,


llevando consigo el libro de la Ley del Señor ; y
recorrían todas las ciudades de Judá, instruyendo
al pueblo.
10 Con esto el terror del nombre del Señor se
derramó por todos los reinos circunvecinos de
Judá, y no se atrevían á mover guerra contra Jo-
saphat.
CAPITULO XVII. 283
11 Y aun los mismos pliilisthéos ofrecían pre-
sentes á Josaphat, y le pactaban un tributo en di-
nero : los árabes también le traían g-anados, sifite

mil y setecientos carneros, y otros tantos machos


cabríos.
12 Fue pues Josaphat haciéndose poderoso, y
creciendo en grandeza hasta ló sumo y edificó ;

en Judá alcázares á manera de torres, y ciudades


muradas,
13 é liizo muchas obrasen las ciudades de Jndá.
Tenia también en Jerusalem varones aguerridos
y esforzados
14 de los cuales esta es la enumeración, según
sus casas y familias : En Judá los gefes del ejér-
cito eran, el general Ednas, que tenia á sus órde-
nes trescientos mil hombres de gran valor :

15 y á este se seguia Johanan, gefe que man-


daba doscientos y ochenta mil hombres.
16 Después venia Amasias hijo de Zechri, con-
sagrado al Señor, que tenia bajo su mando dos-
cientos mil valientes.
17 Inmediato á este venia el valiente campeón
Eliada, que tenia á sus órdenes doscientos mil ar-
mados de arco y broquel.
18 Tras este venia Jozabad, y á sus órdenes
ciento y ochenta mil soldados de tropa ligera.
19 Todos estos estaban prontos á las órdenes
del rey ; sin contar aquellos que habia puesto de
(juarnicion en las ciudades muradas por todo elpais
de Judá.
284 LIBRO SEGUNDO DEL PARALTPÓIVÍENON.

CAPÍTULO XVIII.

Josaphat se vé en peligro de muerte por su alianza con el


impío Acháb; el cual muere infelizmente, según había
predicho el projeta Michéas.

1 Fue pues Josaphat muy rico, y adquirió mu-


cha gloria :
y emparentó con Acháb ',

2 Al cabo de algunos años pasó á visitar á este


en Saraaria : por cuya llegada hizo matar Acháb
muchísimos carneros y bueyes para él y para la
gente que con él habia venido y persuadióle ó. ;

que fuese con él contra Ramoth de Galaad.


3 Dijo pues Acháb rey de Israel á Josaphat rey
de Judá Ven conmigo á Ramoth de Galaad. Res-
:

pondióle Josaphat : Tú y yo somos una misma


cosa ; y una misma cosa tu pueblo y el mío y ;

asi iremos contigo á la guerra.


4 Añadió Josaphat al rey de Israel Ruégote :

que consultes en este lance , que es lo que dice el


Señor.
5 Juntó pues el rey de Israel cuatrocientos
profetas, y les dijo : ¿Debemos ir á atacar á
Ramoth de Galaad, ó estarnos quedos? Respon-
dieron ellos Marcha :
;
que Dios entregará esa
ciudad en poder del rey.
6 Replicó Josaphat : ¿ No hay aquí algun pro-

1Con cuya hija Athalia casó á Joram su hijo. IV. Reg,


VllL V. 18. Infra XXI. v. 6.
CAPÍTULO XVIII. -285

feta del Señor ,


para que también le consul-
temos ?

7 Dijo el rey de Israel á Josaphat : Aquí hay


un hombre por quien podemos inquirir la voluntad
del Señor mas yo le aborrezco
: porque nunca ,

me profetiza cosa buena sino siempre desdichas , :

este tal es Michéas hijo de Jemla. Y respondió


i Josaphat : No hables , olí rey , de esa manera.
8 Llamó pues el rey de Israel á uno de los eu-
nucos ó camareros , y díjole : Llama luego á Mi-
chéas hijo de Jemla.
9 Entretanto el rey de Israel , y Josaphat rey
de Judá , vestidos de trage real, estaban entram-
bos sentados en tronos : donde estaban, era
el sitio

una plaza junto á ,


la puerta de Samarla; y todos
~
aquellos profetas iban vaticinando en su presencia.
10 Sedecías empero, hijo de Chánaana, se hizo
unas astas de hierro , y dijo : Esto dice el Señor :

Con estas voltearás tú á la Syria , hasta hacerla


añicos.
11 1 todos aquellos profetas vaticinaban del
mismo modo , diciendo : Sal contra Ramoth de
Galaad , y tendrás próspero suceso : el Señor la
entregará en poder del rey.
12 Por lo que el mensagero que habia ido á
llamar á Michéas ,
previno á este : Mira que todos
los profetas á una voz anuncian al rey felices su-
cesos : por lo que te ruego que tu lenguage sea
conforme suyo, y atmncies cosas favorables.
al

13 Respondióle Michéas Vi/e el Señor, que :

25
tfi6 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPÓMENON.

todo aquello que mi Dios me dijere , eso hablaré.


14 Presentóse pues al rey ; el cual le dijo : Mi-
cbéas, debemos mover guerra contra Ramoth
¿

de Galaad ó estarnos quietos? Respondióle Mi-


,

chéas : porque todo os saldrá felizmente , y


Id ;

los enemigos serán entregados en vuestras ma-


nos.
15 Replicó el rey : En nombre del Señor te
conjuro una y otra vez ,
que no me hables sino la
verdad.
16 Entonces dijo Michéas : He visto á todo Is-
rael disperso por los montes , como ovejas sin
pastor y ha dicho el Señor Estos no tienen quien
;
:

los mande que se vuelva cada uno en paz á su


:

casa.
17 Y dijo el rey de Israel á Josaphat : ¿No te

dije yo que este no me anunciaria cosa buena


sino solo desdichas?
18 Pero Michéas replicó Pues oid aun la pa-
:

labra del Señor : he visto yo al Señor sentado en


su trono, y á toda la milicia celestial en torno de
él á la diestra y á la siniestra.

19 Y ha Señor: ¿Quién engañará á


dicho el
Acháb rey de Israel, á fin de que salga á campa-
ña y perezca en Ramoth de Galaad? Y^ diciendo
quién una cosa, y quién otra;
20 sobrevino cierío espíritu y presentándose ,

ante el Señor , dijo : Yo le engañaré. Preguntóle


el Señor :
¿ Cómo le engañarás tú ?

21 Iré , respondió él , y seré un espíritu mentí-


CAPÍTULO XVIII. 28?
roso en la boca de todos sus profetas. Y el Señor
le contestó : Le engañarás, y te saldrás con ello
anda, y hazlo así'.
22 En consecuencia ya ves cómo el Señor ha
puesto ó permitido el espíritu de mentira en la

boca de todos tus profetas ; y el Señor mismo ha


pronunciado contra tí desastres.
23 Entonces Sedecías , hijo de Chánaana , se
acercó y dio á Michéas un bofetón, diciendo ¿Por :

qué camino se ha ido de mí el Espíritu del Señor


para ir d hablarte á tí ?

24 Respondió Michéas : Tu mismo lo verás en


aquel dia , en que irás huyendo de aposento en
aposento para esconderte.
25 Pero rey de Israel dio una orden dicien-
el

do : Prended á Michéas , y conducidle á Amon


gobernador de la ciudad , y á Joas hijo de Ame-
lech ,

26 y les diréis Esto manda el rey Metedle


: :

en la cárcel, y dadle un pedazo de pan y un po-


quito de agua, hasta mi feliz regreso.
27 A lo que dijo Michéas Si regresases tú fe- :

lizmente , no será verdad que el Señor haya ha-


blado por mi boca. Y añadió : Oidlo ,
pueblos
todos.
28 Sin embargorey de Israel y Josaphat reyel
de Judá marcharon contra Ramoth de Galaad.

I Y'o te lo permito , en castigo de los dos reyes. Véase


Causa, Parábola.
288 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPOMENON.

29 Mas el rey de Israel dijo á Josaphat : Yo


mudaré de trage y entraré de este modo en ba-
:

talla tú lleva tus vestidos. En efecto el rey de


;

Israel entró disfrazado en el combate.


30 Habia dado el rey de Syria esta orden á
los capitanes de su caballería No peleéis contra :

nadie chico ni grande sino tan solamente contra


, ,

el rey de Israel.
31 Y
luego que los comandantes de la ca-
así

ballería vieron á Josaphat dijeron El rey de , :

Israel es ese :
y rodeándole cargaron sobre él.

Pero él invocó á gritos al Señor, el cual le socor-


rió , y los desvió de su persona.
32 Porque habiendo visto los capitanes de la

caballería que no era el rey de Israel , le de-


jaron.
33 Entretanto sucedió que uno de la tropa,
tirando sin objeto particular una saeta , hirió al
rey de Israel entre el cuello y la espalda : por lo
que dijo el rey á su cochero Vuelve atrás y y :

sácame del combate porque estoy herido. ,

34 Con esto se acabó en aquel dia la guerra.


El rey de Israel se mantuvo en su coche , hasta
la tarde , en frente á los syros , y murió al po-
nerse el sol.
289

CAPÍTULO XIX.

Josaphat es reprendido por el profeta Jehú por haber auxi-


liado á Achdb : esmérase en la extirpación de la idola-

tría, y en promover el culto de Dios y la instrucción del


pueblo.

1 Pero Josaphat , rey de Jiidá , regreso á su


palacio en Jerusalem , sano y salvo :

2 á cuyo encuentro vino Jehú ,


profeta , hijo
(le Hanani j y le dijo : Tú das socorro á un impío,

y te estrechas en amistad con gente que aborrece


al Señor ; por tanto merecias experimentar la ira

del Señor.
3 Mas se han hallado en tí buenas obras ;
pues
arrancaste los bosques idolátricos de la tierra de
Judá; y has convertido tu corazón en busca del
Señor Dios de tus padres.
4 Habitó pues Josaphat en Jerusalem y salió ,

de nuevo á visitar á su pueblo desde Bersabée


hasta montaña de Ephraim
la y redujo sus va- ,

sallos al Señor Dios de sus padres.


5 Puso ademas jueces en todas las ciudades
fuertes de Judá , y en todas partes.
6 Y dando sus órdenes á los jueces Mirad, '
:

1 En este lugar se da una importantísima instrucción á


los reyes y jueces de la tierra. En el verso 10 y en el 11 se
vé la distinción de las dos jurisdicciones civil y eclesiástica
esta la ejercía Amarías, Sumo sacerdote ; y aquella Zaba-
2í)0 LIBRO SEGUNDO DEL PARALlPO.MENON.

les (lijomirad lo que hacéis porque ejercéis las


, ;

veces no de un hombre , sitio del Señor, y cual-


,

quiera sentencia que die'reis recaerá sobre vos- ,

otros.
7 Esté con vosotros el temor del Señor y ha- ;

ced todas las cosas con exactitud : pues en Dios


nuestro Señor no cabe injusticia , ni acepción de
personas , ni codicia de dones,
8 Josaphat estableció también en Jerusalem
levitas , y sacerdotes , y príncipes ó cabezas de
las familias de Israel , para que hiciesen justicia
á sus moradores y juzgasen las causas del Señor ;
9 é intimóles sus órdenes, y dijo Debéis por- :

taros con fidelidad , y con sincero corazón en el


temor del Señor.
10 En cualquier pleito entre familia y familia
de vuestros hermanos que habitan en sus ciudades
que viniere á vuestro tribunal siempre que se ,

trate de la Ley, de los mandamientos de las ce- ,

remonias, ó de los preceptos, los instruiréis, para


que no pequen contra el Señor ; á fin de que no
descargue su ira sobre vosotros y sobre vuestros
hermanos: obrando así, no pecaréis.
11 A este fin Amarías vuestro sacerdote y pon-
tífice presidirá en todo aquello que concierne á
'

días, príncipe de la tribu de Jada ,el cual hacia como de


virey, ó lo que entre los romanos hacia el prefecto del
pretorio.

; 1 O tendrá jurisdicción.
CAPITULO XX. 291

Dios V Zabadías hijo de Isnaahel príncipe de la


; ,

casa de Judá, presidirá en todos los negocios per-


tenecientes al servicio del rey tenéis también :

entre vosotros los levitas , los cuales os servirán

de maestros cobrad ánimo y cumplid exacta-


:

mente vuestros deberes , que el Señor os colmará


de bienes.

CAPÍTULO XX.
Jusaphai triunfa milagrosamente de todos sus enemigos, y es
castigado por haber hecho amistad con el imjno Ochozías.

1 Después de esto se coligaron los hijos de


Moab y los hijos de Ammon y ,
con ellos algunos
ammonitas ', contra Josaphat para hacerle guerra»
2 Y llegaron unos mensageros á avisar á Josa-
phat, diciendoViene contra tí una gran muche-
:

dumbre de gente de los paises de la otra parte


del mar muerto , y de la Syria ; y ahora están
acampados en Asasonthamar ,
por otro nombre
Engaddi.
3 Con esto Josaphat , atemorizado , se dedicó
todo á suplicar al Señor, é intimó un ayuno á todo
el pueblo de Judá.
4 y juntóse el pueblo de Judá para implorar el

1 En varios manuscritos, y aun en algunas edicionesi de


nuestra Vulgata en vez de ammonitas se lee idume'os y
,
;

(íectivameote estos Be hallaron en esta guerra. Véanse


versos 10 y 22.
292 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPOMENON.

socorro del Señor, y toda la gente venia desde sus


ciudades á presentarle sus ruegos.
5 Y puesto Josapliat en medio del concurso de
Judá y de Jerusalem en , el Templo del Señor
delante del atrio nuevo ,

6 dijoSeñor Dios de nuestros padres, tú eres


:

el Dios del cielo y el dueño de todos los reinos


,

de las naciones en tus manos están la fortaleza y


:

el poder, y nadie puede resistirte.

7 ¿ No es así que tú oh Dios nuestro, acabaste,

con todos los moradores de esta tierra delante de


Israel tu pueblo , y se la diste para siempre á los
descendientes de tu amigo Abraham ?

8 Los cuales la han habitado , y erigido en ella

un Santuario á tu Nombre, diciendo :

9 Si descargaren males sobre nosotros , la es-

pada vengadora , ó peste ó hambre nos presen- , ,

taremos en tu acatamiento dentro de esta Casa en


que ha sido invocado tu Nombre y clamaremos á ,

tí en nuestras tribulaciones , y tú nos oirás y nos


salvarás.
10 Ahora pues los hijos de Ammon y los de
Moab , y los de la montaña de Seir ', por cuyas
no permitiste que pasase Israel al salir de
tierras
Egypto antes se desvió Israel de ellos , y no los
,

mató ^ :

\\ he aquí que proceden al contrarío , y hacen

1 Después vemos 22 y 23. Joel 11. v. 16.

2 Deiii. II. V. 1.
CAPÍTULO XX. 293

todo esfuerzo para arrojarnos del pais , cuya po-


sesión nos diste.
12 ¡ Oh Dios nuestro !
¿ y no castigarás tú esas
gentes ? En nosotros ciertamente no hay tanta
fuerza que podamos resistir á esa multitud que nos
acomete. IMas no sabiendo que debemos hacer, lo

no nos queda otro recurso que volver á tí nuestros


ojos.
13 Estaba á la sazón todo Judá delante del Se-
ñor con los niños , mugeres , é hijos '.

14 Hallábase allí Jahazíel , hijo de Zachárías


hijo deBanaias, hijo de Jehiel, hijo de Mathanías,
levita , de la familia de Asaph , y entró en él el

Espíritu del Señor^ en medio de aquel concurso,


15 y dijo: Atención, oh pueblo de Judá, y
vosotros habitantes de Jerusalem y tú , oh rey ,

Josaphat : Señor No tenéis que


esto os dice el :

temer ni acobardaros á vista de esa muchedum-


bre porque el combate no está á cargo vuestro,
,

sino de Dios.
16 Mañana marcharéis contra ellos ,
pues han
de subir por la cuesta llamada Sis , y los encon-
traréis en la extremidad del torrente que corre
acia el desierto de Jeruel.

1 Solian los hebreos en las públicas calamidades juntar


á sus oraciones y plegarias el llanto y gemidos de los niños,
como para hacer una agradable violencia á Dios por me-
dio de aquella inocente muchedumbre violencia grata ;

al Seño7', como dice Tertuliano. Vcase Judith IV. v. 9.


Joel II. c. 16.
294 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPOMENON.

17 No tendréis vosotros que pelear ; manteneos


solamente á pié firme con confianza , y veréis , oh
de Judá y Jerusalem , el socorro del
l>ab¡tantes
Señor sobre vosotros no tenéis que temer ni
:

acobardaros ; mañana saldréis contra ellos , y el


Señor estará con vosotros.
18 Al oir esto Josaphat , y el pueblo de Judá ,

y los habitantes todos de Jerusalem , se postraron


rostro por tierra ante el Señor, y le adoraron.
19 Al mismo tiempo los levitas del linage de
Caath y del linage de Coré cantaban alabanzas ,

al Señor Dios de Israel con grandes voces que ,

11egaban hasta el cielo.


20 Y á la mañana siguiente poniéndose en mo-
vimiento tomaron el camino del desierto de
,

Thecué, y comenzada la marcha, Josaphat puesto


en medio de ellos, dijo Oidme oh varones de: ,

Jada , y vosotros habitantes todos de Jerusalem :

Confiad en el Señor Dios vuestro , y estaréis


seguros : creed á sus profetas, y todo irá fe-
lizmente.
21 Hizo después sus advertancias al pueblo ,

y señaló cantores del Señor ,


para que distribuidos
en coros cantasen sus alabanzas ,
y precediendo
al ejército, dijesen todos á una voz: Glorificad al
Señor, porque es eterna su misericordia.
22 Luego que dieron principio al canto , con-
virtió el Señor contra sí mismos las estratagemas
délos enemigos, es decir, délos ammonitas ,
CAPITULO XX. f95

y de los moabitas , y de los pueblos de la mon-


taña de Seirque habían venido para pelear contra
,

.?ndá y quedaron derrotados.


,

^3 Porque los ammonitas y moabitas se le-


vantaron contra los moradores de la montaña de
Seir , y los destrozaron y acabaron con ellos :

y ejecutado esto , volviendo luego las armas con-


tra sí mismos , se mataron unos á otros á cu-
chilladas.
24 Los de Judá , así que llegaron á la altura
desde donde se descubre el desierto, vieron á lo
lejos todo aquel espacioso campo cubierto de ca-
dáveres , y que ni uno siquiera habia escapado de
la mortandad.
25 Llegó pues Josaphat con todo su ejército pa-
ra coger los despojos de los muertos y hallaron :

éntrelos cadáveres muchas alhajas, y vestidos,


y vasos preciosísimos , y lo cogieron todo : sien-
do tanto que no sabian cómo llevarlo, ni
el botin ,

pudieron en tres dias recoger todos los despojos.


26 Finalmente, el cuarto dia se reunieron en el

valle de Bendición : pues por haber ellos bendecido


aUí al Señor , dieron á aquel lugar nombre de
el

valle de Bendición , que conserva hasta hoy dia.


27 Desde donde toda la tropa de Judá, y los

habitantes de Jerusalem regresaron á esta ciudad ,

precedidos de Josaphat, alegres sobremanera por


haberles concedido el Señor el triiuifar de sus
enemigos.
"28 Y entraron en Jerusalem y en la Casa del
296 LIBRO SEGUNDO DEL PARA.L1PÓMEN0N.

Señor al son de salterios , y de cítaras , y de


trompetas.
29 Y derramóse el terror del Señor sobre
todos los reinos comarcanos, así que oyeron como
el Señor habia peleado contra los enemigos de
Israel.
30 Con esto quedó en paz el reino de Josaphat,
y dióle el Señor traníjuilidad por todas partes.
31 De esta suerte reinó Josaphat sobre Judá
siendo de treinta y cinco años cuando comenzó á
reinar y reinó veinte y cinco años en Jerusalem:
:

su madre se llamó Azuba hija de Selahi. ,

32 E imitó á su padre Asá sin degenerar de ,

él en cosa alguna haciendo lo que era acepto á


,

los ojos del Señor.


33 Aunque no quitó los lugares excelsos ',
y
el pueblo no habia aun enderezado bien su cora-

zón Señor Dios de sus padres.


al

34 Los demás hechos de Josaphat desde el prin-


cipio al ñn están escritos en el libro de Jehú, hijo
de Hanani, que los insertó en el Übro de los reyes
de Israel ^.

1 Consagrados al verdadero Dios. Toleró Josaphat que


el pueblo ofreciera sacrificios á Dios en los lugares ex-
celsos, tal vez por no poder lograr separarle de la costum-
bre de frecuentarlos.
2 Por reyes de Israel se entienden aquí y mas adelante
c. XXI. V. 2. XXIII. V. 2. XXIF. v. 16. etc., los que
gobernaban el de Judá al cual se habian unido los restos
;

del reino de Israel , ya destruido. El autor de este libro


CAPÍTULO XXI. 291
35 Al cabo Josaphat , rey <le Judá , miierlo A-
cháh , contrajo amistad con Ocliózías , rey de Is-
rael, cuyas obras fueron sumamente impías.
36 Y se unió con él para construir naves que
hiciesen el via^e á Tliarsis, v formaron una ar-
mada en Asiongaber.
37 Mas Eliezer hijo de Dodau de Maresa ,

profetizó á Josaphat , diciendo : Por cuanto has


hecho liga con Ochózías , el Señor ha destruido
tus designios. En efecto las naves dieron al tra-
vés, y no pudieron hacer el viage á Tharsis '.

CAPITULO XXI.

Joram Josaphat idólatra y cruel fratricida es


, hijo de . ,

acümetido de una horrible enfermedad, y muere mala-


mente , como .se lo habia ^redicho Elias.

1 Pasó en fin Josaphat á descansar con sus pa-


dres , y fue sepultado con ellos en la ciudad de
David ; succediéndole en el reino su Injo Joram :

2 cuyos hermanos , hijos de Josaphat , fueroi:


Azadas , y Jahlel , y Zachai ías, y Azarías, y Mi-
cháel , y Sapliatías ; todos hijos de Josaphat , rev
de Judá.

escribió cuando ya no existia el reino de Israel, y por lo


mismo no era equivoco este nombre.
1 ///. Rn,. XX I L vs. 45, 19, 50,
To.M. V. 20
298 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPÓMENON.

3 Y (lióles su padre muchas sumas de oro y de


plata, y preciosidades, y ciudades muy bien per-
trechadas en Judá; pero el reino entregósele á
Joram, por ser el primoge'nlto.
4 Tomó pues Jorara posesión del reino de su
padre y asegurado en su trono pasó á cuchillo
; ,

á todos sus hermanos y á algunos de los princi-,

pales de Israel.
5 Treinta y dos años tenia Joram cuando co-
menzó á reinar ; y reinó ocho años en Jerusalem :

6 y siguió los pasos de los reyes de Israel , co-


mo lo habla hecho la casa de Acháb pues tenia ;

por muger á una hija de este , y asi hizo lo malo


en la presencia del Señor.
7 Mas el Señor no quiso destruir la casa de Da-
vid, á causa del pacto hecho con él,y por haberle
prometido que le dejaría á él y á sus hijos una
lámpara en todo tiempo.
'

8 Por aquellos dias se rebeló la Idumea , sacu-


diendo elyugo de Judá y creóse rey propio.
,

9 Y pasando á ella Joram con sus capitanes y


con toda la caballería que consigo tenia , salió de
noche y derrotó á los idumeos, y á rodos los ca-
pitanes de su caballería, que le hablan cercado.
10 Con todo eso la Idumea se mantuvo rebelde,
sustrayéndose del dominio de Judá, como está hoy
día. También en este tiempo se separó la ciudad

1 O succesor en su linage. Véase Lámpara.


CAPÍTULO XXI. 299
de Lobua , negándole la obediencia '
: por haber
Joram abandonado al Señor Üios de sus padres
11 ademas de que erigió adoralorios en los lu-
gares altos de las ciudades de Judá, é hizo idola-
trar á los habitantes de Jerusalena , y prevaricar á
Judá.
12 Entonces le entregaron una carta del pro-
feta Elias, en la cual estaba escrito : Esto dice el

Señor Dios de tu padre David : Ya que tú no has


seguido las pisadas de Josaphat tu padre, ni las

pisadas de Asá rey de Judá,


13 sino que has andado por el camino de los

reyes de Israel, y has hecho idolatrar á Judá, y


á los habitantes de Jerusaleni , imitando la impie-
dad de la casa de Acháb, ademas de haber muer-
to á tushermanos estirpe de tu padre
, harto ,

mejores que tú
14 hé aquí que te castigará el Señor con un ter-
rible azote á tí y á tu pueblo, y á tus hijos y mu-
geres, y á todas tus cosas.
15 Tú en particular enfermarás de una dolencia,
de vientre tan maligna ,
que irás echando las en-
trañas poco á poco un dia tras otro.
16 Suscitó pues el Señor contra Joram el espí-

ritu de los philistheos y de los árabes , confinan-


tes con los ethíopes.
17 Y entraron en la tierra de Judá , y la de-
vastaron , y saquearon cuanto habia en el palacio

1 Permitiendo Dios esto en castigo de Joram,


300 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPOMENON.

del rey , llevándose ademas sus hijos y mugeres ;

sin que le quedase otro hijo que Joacház ', el cual


era el menor de todos,
18 Y ademas de esto , hirióle el Señor con una
enfermedad incurable de vientre.
19 De esta suerte, succediéndose unos á otros
los dias y estaciones , se pasaron dos años ; hasta
que consumido lentamente de la podredumbre ,

tanto que arrojaba sus mismas entrañas acabó ,

juntamente de penar y de vivir. Muerto que fue


de una tan horrible enfermedad el pueblo no le ,

celebró las exequias quemándole perfumes, como


,

á sus antecesores, seg^un costumbre.


20 Treinta y dos años tenia cuando comenzó á
reinar, y ocho años reinó en Jerusalem. Su pro-
ceder no fué recto. Le sepultaron en la ciudad de
David ; mas no en el sepulcro de los reyes.

capítulo xxu.

jehü quila impío Ochózías hijo de Joram y á


la vida al ,

Joram rey de Israel. AÚialia madre de Ochózías hace


,

morir á los hijos de este; pero Josabelh salva á Joas el


irías pequefio de lodof.

1 Los habitantes de Jerusalem alzaron luego


por rey, en lugar de Joram , á Ochózías ^
, el

1 Llamado también Ochózías y Azarías, cap. XXII. v.

3., y en el texto hebreo^ v. 6.

"2 Llamado también Joacház.


CAPÍTULO XXII. 30

menor de porque los mayores en edad


sus hijos :

hablan sido todos muertos por las guerrillas ára-


bes que habían invadido el campamento reinó :

pues Ochózías , hijo de Joram rey de Judá.


2 Cuarenta y dos años contaba Ochózías '

cuando entró á reinar y un año reinó en Jeru- ,

salem llamábase su madre Athalía hija de Acháb


: ,

hijo de Amri.
3 Pero también este comenzó luego á seguir los
pasos de la casa de Acháb ;
porque su madre le

precipitó á la impiedad.
4 Hizo pues lo malo en la presencia del Señor,
como la casa de Acháb ; de la cual escogió sus
consejeros después de la muerte de su padre,
para perdición suya.
5 Y se gobernó por sus consejos. Y salió con Jo-
ram hijo de Acháb, rey de Israel, á la guerra con-
tra Hazael rey de Syria , enRamoth de Oalaad
donde los syros hirieron á Joram :

6 el cual se retiró á Jezrahel para curarse de


sus heridas pues fueron muchas las que recibió
;

en aquella batalla. Por lo que Ochózías hijo de


Joram rey de Judá bajó á visitar á Joram hijo
, ,

de Acháb que se hallaba enfermo en Jezrahel


,

1 En algunos códices de los Setenta , en nuestra Biblia


regia , en el texto syrlaco y en el árabe , se lee veinte y
dos, como se dice IV. Reg.FIII. v. 26. y así puede sos-
:

pecharse que en vez de la letra, C, 3 caph, que vale veinte,


los amanuenses pusieron M, ^ mein, que se le parece , y
vale cuarenta.
30á LIBRO SEGUNDO DEL PARA.LIPÓMENON,

7 porque fue voluntad de Dios irritado contra


Ocliózías que este pasase á visitar á Joram
, y ;

que después de llegado , saliese con él contra


Jelm hijo de Namsi á quien ungió el SeíLor para
,

exterminar la casa de Acbáb.


8 Estando pues Jelm destruyendo la casa de
Acháb, se encontró con varios príncipes de Judá,
y con los hijos de los hermanos de Ochózías que
estaban á su servicio , y les quitó la vida.
9 Y andando en busca del mismo Ochózías , que
se habia escondido en Samarla , se apoderó de él

y traido á su presencia, le hizo quitar la vida :


y
le dieron sepultura en Jenisalem ,
por ser hijo ó
7iieto de Josaphat , el cual habia seguido al Señor
con todo su corazón : ni quedó ya esperanza al-
guna de que pudiese reinar nadie de la estirpe

de Ochózías ;

10 porque Athalía su madre , viendo muerto


á su hijo , se alzó con el reino , y mató toda la

estirpe real de la casa de Jorara.


11 Pero Josabeth, hija del rey, cogió á Joas
hijo de Ochózías , robándole de entre los demás
hijos del rey , cuando los mataban , y le escon-
á\ó juntamente con su nodriza en el Templo , en la

estancia del dormitorio de los sacerdotes y levitas.

Esta Josabeth que le escondió y evitó que Atha- ,

lía le matase era hija del rey Joram


, muger del ,

pontífice Joiada, y hermana de Ochózías '.

1 IF. Reg. XI, v. 12.


CA:PÍ TULO XXIH. 303

12 Conservóse pues escondido en su compañía,


en el Templo del Señor, los seis años que duró
el reinado de Athalía sobre el pais.

CAPITULO XXlll.

El pontífice Joiada tinge á Joas por rey de Judá , y hace


malar á Alhalia. Restablécese el culto de Dios,

1 Pero al séptimo año animóse Joiada ; y ur


niéiido se con los centuriones, es á saber, con Aza-
rías bijo de Jeroham, é Ismabel bijo de Jobanan, y
Azarías bijo de Obed , y Maasías bijo de Adaías,
y Elisapbat bijo de Zecbri , bizo liga con ellos.
2 Los que recorriendo el pais de Judá ,
jun-
taron los levitas de todas sus ciudades , y los prín-

cipes de las familias de Israel, y vinieron á Je-


rusalem.
Y todo este congreso se coligó con el rey
3
en el Templo del Señor y díjoles Joiada Ved
,
:

aquí al bijo del rey ^ él es el que reinará como ,

el Señor lo tiene predicbo de los bijos de David.

4 Lo que vosotros debéis ejecutar, es :

5 la tercera parte de vosotros así sacerdotes ,

y levitas como porteros que entráis de semana,


estará en las puertas : otra tercera parte en la ba-
bitacion del rey ; y la otra en la puerta llamada
del Fundamento el resto de
: la gente esté en los.

patios del Templo del Señor.


6 Nadie entre en la Casa del Señor sino los sa-
304 LIBRO SEGUNDO DEL PARáLIPÓMENON.

cerdotes y levitas que están de servicio estos so- :

los entren por estar consagrados, y todo el resto


,

de la gente esté de centinela ante la Casa del


Señor.
Los levitas estarán al rededor del rey, todos
7
armados (á cualquier otro que entre en el Templo,
quítesele la vida) y acompañen al rey cuando
,

entre y salga.
8 Los levitas pues y todo Judá ejecutaron pun-
tualmente las órdenes del pontífice Joiada. Y
tomó cada uno los hombres que tenia á su man-
do , así los que venian según el turno para hacer
la semana , como los que cumplida su semana de-
bían salir : porque el pontífice Joiada no habia
permitido que se marchasen las compañías de le-

vitas ,
que al fin de la semana se succedian unas
á otras.
9 Y dio luego el Sumo sacerdote Joiada á los
centuriones las lanzas y escudos y rodelas , con-
sagradas al Templo del Señor por el rey David ;

10 y apostó toda la gente , armada de dagas,


desde la parte derecha del Templo hasta la iz-
quierda delante del altar y del Templo, al rede-
dor del rey.
11 En seguida sacaron al hijo del rey; y le
eiñeron la corona, y el testimonio '
, y le pusie-
ron en mano el libro de la Ley
la , y le procla-
maron rey. Y el pontífice Joiada, asistido de sus

1 O El Íeslimo7iio seria un pergami-


las insignias reales.

no en que estaba escrito algún documento de la Ley.


CAPITULO XXIII. 305
hijos , le un^ió ; y aclamáronle , diciendo : Viva
el rev.

12 Mas habiendo oido Athah'a el alborozo del


pueblo que iba corriendo y vitoreando al rey, se
,

presentó al pueblo en el Templo del Señor


13 y viendo, así que entró, al rey puesto
sobre el estrado ¿ trovo, y á los príncipes y tro-
pas que le rodeaban , y al pueblo todo hacien-
do y tocando las trompetas y cantando al
fiesta , ,

son de varios instrumentos y oidas sus aclama- ;

ciones , rasgó sus vestiduras , y dijo : Traición,


traición.
14 Pero el pontífice Joiada, acercándose á los
centuriones y comandantes del ejercito, les dijo :

Sacadla de dentro del recinto del Templo, y allá


fuera degolladla con lo que precavió el Sumo;

sacerdote que fuese muerta dentro de la Casa del


Señor.
15 Ellos asiéronla del cuello ; y así que hubo
entrado por la puerta de los caballos de la casa
real , allí la mataron.
16 Hizo después Joiada pacto entre él, y el

pueblo todo con el rey, de que serian pueblo del


Señor.
17 Por lo que todo el pueblo entró en el tem-
plo de Baal, y le destruyeron, é hicieron pedazos
sus altares y simulacros ; y á Matlmn, sacerdote
de Baal , le degollaron ante sus aras.
18 Joiada estableció prefectos de la Casa del
Señor, los cuales estaban subordinados á los sa-
306 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPOMENON.

cerdotes y levitas, que hablan sido distribuidos por


David para el servicio del Templo del Señor, para
ofrecer Señor los holocaustos, según está escrito
al

en la Ley de Moysés, con cánticos de alegría,


conforme á lo dispuesto por David.
19 Puso asimismo porteros en las puertas del
Templo del Señor, para que no entrase en él nin-
guno que por cualquiera causa fuese inmundo.
20 Y juntando consigo á los centuriones, y á los
soldados mas valientes, y á los príncipes del pue-
blo, y toda la gente del país, dispusieron que ba-
jase el rey de la Casa del Señor, y le introdujeron
por la puerta superior en el palacio del rey, y colo-
cáronle en el real solio.
21 Con eso todo el pueblo del pais celebró Qes-
tas, y la ciudad quedó sosegada : habiendo pere-
cido Athalía al filo de la espada.

CAPÍTULO xxiy.
Joas ,
pervertido después de la muerte de Juiada , hace ma-
tar á Zachárías hijo de este. Irrupción de los syros , y
muerte violenta de Joas.

1 De siete años era Joas cuando comenzó á


reinar y cuarenta años reinó en Jerusalem lla-
;
:

mábase su madre Sebia, y era natural de Ber-


sabée.
2 E hizo Joas lo que es bueno delante del Se-
ñor, mientras vivió el sacerdote Joiada :
CAPITULO XXIV. 307
3 quien le casó con dos mugeres, de quienes
tuvo hijos é liijas.

Después de esto quiso Joas restaurar el Tem-


4
plo del Señor :

5 á cuyo fin, convocando los sacerdotes y levitas,


díjoles Salid por las ciudades de Judá, y recoced
:

de todo Israel el dinero para los reparos anuales


del Templo de vuestro Dios; y hacedlo presto.
Pero los levitas obraron con negligencia.
6 Por lo que llamó el rey al príncipe de los sa-
cerdoles Joiada, y lé dijo :
¿ Cómo no has tenido
cuidado de obligar á los levitas á que recogiesen
de Judá y de Jerusalem la contribución impuesta
por Moysés, siervo del Señor, á todo el pueblo
de Israel para la fábrica del Tabernáculo de la

alianza ?

7 Porque laimpiísima Atbalía y sus hijos hablan


arruinado la Casa de Dios, y se sirvieron de todas
las cosas consagradas al Templo del Señor para
adornar el templo de Baal.
8 Mandó pues el rey que se hiciese una arca ';

la que colocaron junto á la puerta del Templo del


Señor, por la parte de afuera
9 pregonó en Judá y en Jerusalem, que
y se
cada cual trajese al Señor la contribución señalada

Arca, ó caja, que debía servir para echar en ella cada


1

uno contribución, como ahora los cepillos para recoger


la

las limosnas de los fieles á las puertas de las iglesias.


308 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPOMENON.

por Movsés, siervo de Dios, á todo Israel en el


Desierto.
10 Alegráronse de esto todos los príncipes, y
el pueblo todo y acudieron á echar en el arca del
;

Señor el dinero, de suerte que la llenaron.


11 Así que llegaba el tiempo de llerar el arca
á la presencia del rev por manos de los levitas
(cuando veian que habia mucha cantidad de di-
nero), venia el secretario del rey con un comisio-
nado elegido por el Sumo sacerdote, y sacaban el

dinero que habia en el arca, la cual volvian á su


sitio. Así lo hacian todos los dias ; v se recoffió in-
finito dinero.
12 El cual entregaron el rey y Joiada á los
sobrestantes de las obras del Templo del Señor :

y estos pagaban con


á los canteros, y á los va-
él

rice artífices que trabajaban para reparar la Casa

del Señor ; é igualmente á los que trabajaban en


hierro y en bronce, para asegurar lo que amena-
zaba ruina.
13 Y estos obreros trabajaron con esmero ;
y
repararon las hendldurajf de las paredes, restituyen-
do el Templo del Señor á su antiguo estado, y
consolidándote perfectamente.
14 Acabadas todas las obras ,
presentaron a!

rey y á Joiada el sobrante del dinero , del cual


se hicieron los vasos para el servicio del Tem-
plo, y para los holocaustos, como las tazas y demás
vasos de oro y de plata. Y mientras vivió Joiada
LAPITULO XXIV. 309

se olVe cían continuamente holocaustos en la Ca-


sa del Señor.
15 Pero Joiadaenvejecido y cargado de dias,
,

vino á morir, siendo de edad de ciento y treinta


años
16 y fue sepultado en la ciudad de David con
los reyes ,
por el bien que habia hecho á Israel y
á su casa.
17 Mas después de muerto Joiada entraron los
príncipes de Judá á postrarse á los pies del rey ;

el cual , halagado con sus obsequios i/ lisonycras


razones , se dejó llevar de ellos.
18 Y mi fue que abandonaron el Templo del
Señor Dios de sus padres y dieron culto á los ,

simulacros y bosques á ellos consagrados : peca-


do que acarreó la ira sobre Judá y Jerusalem.
19 Entretanto el Seíior les enviaba profetas pai'a
que se conviítiesen á él; pero por mas intimacio-
nes que les hacian no eran escuchadas.,

"20 Por último revistió Dios de su espíritu al

Sumo sacerdote Zacharías de Joiada; y pre- , hijo


sentándose delante del pueblo , les habló de esta
manera : Esto dice el Señor Dios : ^Por qué bus-
cáis vuestra ruina traspasando los mandamientos
del Señor,y le habéis abandonado para ser de él
abandonados ?

21 Mas ellos aunados contra Zacharías, le ape-


drearon por orden del rey , en el atrio del Tem-
plo del Señor.
22 Y no se acordó el rey Joas de los beneficios
27
310 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPÓMENON.

que le había liecho Joiada , padre de Zachárías ,

sino que mató á este hijo suyo el cual dijo al ;

morir Véalo el Señor, y haga justicia.


:

23 Al cabo de un año salió á campaña contra él


el ejército de la Syria : entró en el pais de Judá
y en Jerusalem , y mató á todos los príncipes del
pueblo y remitieron todos los despojos á su rey,
;

á Damasco.
24 A la verdad aunque los syros habían venido
en cortísimo número el Señor entreg-ó en sus ma- ,

nos una multitud inmensa de hijos de Israel por ,

haber abandonado al Señor Dios de sus padres.


También Joas fue maltratado por ellos de un modo
lornommioso ;

25 y al partírsele dejaron en grandes dolores :

finalmente sus propios cria<los se conjuraron con-


tra él para vengar la sangre del hijo de Joiada ,

Sumo sacerdote, y le asesinaron en su misma ca-


ma y quedó muerto
,
:
y le enterraron en la ciu-

dad de David, mas no en los sepulcros de los reyes.


26 Los que se conjuraron contra él fueron ,

Z:ibad hijo de Semmaath , ammonita, y Jozabad


hijo de Semarith , moabita.
27 En orden á sus hijos, yá la suma del dinero
que se recogió en su reinado y al modo con que ,

fue restaurada la Casa de Dios todo esto está es- ,

crito por menor en el libro de los reyes '. Succe-


dióle en el reino su hijo Amasias.

1 No es este libro citado ninguno de los cuatro que te-


311

CAPITULO XXV.
Amasias vence á los idumeos ; pei'o por su idolatría y obs-
iinacion es derrotado, y muerto d traición.

1 Dey cinco años era Amasias cuando


veinte
comenzó á reinar y veinte y nueve años reinó en
,

Jeiusalem llamóse su madre Joadan natural de


: ,

Jerasalera.
2 Y obró lo que es bueno en la presencia del
Señor; mas no con un corazón perfecto.
3 Y luego que vio asegurado su imperio , hizo
degollar á los criados que babian asesinado al rey
su padre;
4 pero no mató á sus hijos , conformándose con
lo que está escrito en el libro de la Ley de Moy-
sés , donde el Señor mandó expresamente : No
morirán los padres por los hijos , ni los hijos por
los padres , sino que cada uno morirá por su pe-
cado personal.
5, Congregó después Amasias y según á Judá ,

la distribución de familias puso tribunos y centu- ,

riones en todo Judá y Benjamín é hizo el censo ;

de su población desde veinte años arriba , y halló


trescientos mil mozos hábiles para Li guerra, y
el manejo de lanza y broquel.

nemos eutre los canónicos. Puede ser que fuese el libro del
profeta Addo, de que se lia liablado en el cap. XIII. v.
22. Véase IF. Reg. c. XII. v. 19.
31'2 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPOMENON.
6 Tomó también á su sueldo cien mil valientes
de Israel , por cien talentos de piala.
Entonces vino á encontrarle un varón de
7
Dios, y le dijo : Oh rey, no vaya contigo el ejercito
de porque
Israel, el Señor no está con Israel ',

ni con ninguno de los hijos de Ephraim ^ :

8 que si piensas que en las guerras pende todo


de la fuerza del ejército , Dios hará que tú seas
vencido de enemigos porque en mano í/eDios
los ,

está el dar auxilio ó poner en fuga.


9 Respondió Amasias al varón de Dios ¿ Pues :

y que he dado á los soldados de


los cien talentos

Israel? Replicóle el varón de Dios Tiene el Se- :

ñor de donde poder darte mucho mas que eso.


10 Separó pues Amasias el ejército que le habia
venido de Ephraim para que se volviese á su
,

pais , y regresaron estas tropas á su tierra , muy


irritadas contra Judá.
11 Amasias lleno de confianza puso en movi-
miento su gente , y se dirigió al valle de las Sali-
nas , donde derrotó á diez mil de los hijos de Seir
ó idumeos.

Habia Dios hecho conocer varias veces qne le desa-


1
graba que el reino de Judá tuviese corauoicacion cou el de
Israel, después que este se habia entregado á la impiedad.
Cap. XV. V. 2.— XVI. V. 7.— XIX v. '2 -XX. v. 37. etc.
2 Esto es los que sou del otro reino, separado del
, con
de Jad:í, cuya capital Samaría y su rey son de la tribu de
Ephraim.
CAPÍTULO XXV. 313
12 Los hijos de Judá hicieron prisioneros á
otros diez mil hombres , y los condujeron á la ci-

ma de un despeñadero, desde cuya altura los pre-


cipitaron , rebentando todos ellos.

13 Pero aquel ejército que habia despedido


Amasias por no llevarlo consigo á la guerra , se
derramó por las ciudades de Judá, desde Samaria
hasta Bethoron; y habiendo pasado á cuchillo á
tres mil personas , recogió mucho botin.
14 Empero Amasias después de la derrota de
los idumeos trayéndose consigo los dioses de los
,

hijos de Seir los tomó por dioses suyos , y los ,

adoraba y ofrecía incienso.


15 Por lo enal enojado el Señor contra Amasias,
envióle un profeta que le dijese :
¿ Cómo has ado-
rado tú á unos dioses ,
que no han podido librar á
su pueblo de tus manos '!

16 Y diciéndole esto el profeta , le respondió


Amasias ; ¿ Eres tú por ventura consejero del rey?
Calla , si no quieres te mande quitar la vida. Mas
el profeta dijo al partirse : Sé que Dios ha decre-
tado hacerte morir á ti por esa maldad que has co-
metido ,
y porque ademas no has dado oidos á mis
consejos.
17 Tomó pues Amasias rey de Judá una pésima
resolución y envió á decir á Joas hijo de Joa~
; ,

cház hijo de Jehú rey de Israel , como desafian-


,

dolé: Ven y nos veremos las caras. ,

18 Mas este le volvió á enviar los mensageros,


diciendo : El cardo que se cria en el Líbano , en-
314 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPÓjMENON.

vio á decir al cedro del Líbano : Da tu hija por


muger á mi hijo ; y hé aquí que las bestias que
habia en los bosques del Líbano pasaron y hollaron
el cardo.
19 Tú has dicho: Yo he derrotado á los idu-
meos :
y con esto se ha engreído y ensoberbecido
tu corazón : estáte quieto en tu casa ¿á qué pro-
:

pósito provocas contra tí los desastres para per-


derte tú y Judá contigo ?
20 No quiso escuchar Amasias ;
porque era
disposición del Señor que fuese entregado en ma-
nos de sus enemigos , á causa de los dioses de
Edom que adoraba.
21 Con esto campaña Joas rey de Is-
salió á

rael y se hallaron los dos uno en frente del otro.


,

Estaba acampado Amasias rey de Judá en Bethsa-


mes de Judá :

22 y se amilanó Judá á la vista de Israel y ,

huyó á sus estancias.


23 Y Amasias rey de Judá hijo de Joas hijo de ,

Joacház fue hecho prisionero en Bethsames por


,

Joas rey de Israel ,


quien le llevó á Jerusalem :

tuya muralla derribó por espacio de cuatrocientos


codos desde la puerta de Ephraim hasta la puerta
,

del Ángulo.
24 Y llevóse á Samaría todo oro y la plata
el

y cuantos vasos halló en la Casa de Dios, y en la


habitación de Obededom ', y en los tesoros de la

\ Te sorel o del Templo.


CAPÍTULO XX\I. 31 &

casa real, y asimismo los hijos de los que estaban


en rehenes.
25 Vivió Amasias rey de Judá hijo de Joas , ,

quince años después de la muerte de Joas rey de


Israel , hijo de Joacház.
26 Las demás acciones de Amasias , desde el
principio al fin , están escritas en el libro de los
reyes de Judá y de Israel.
27 Después que se apartó del Seiior , tramaron
una conjuración contra él y habién-
en Jerusalem ;

dose huido á Lachis, despacharon gentes para que


allí le asesinasen, como lo hicieron,

28 Y trasportando el cadáver en caballos le ,

sepultaron con sus padres en la ciudad de David.

CAPITULO XXVI.
Acciones loables de Ozias, hijo de Amasias; y sus victorias.
Castigo de sil engreimiento. Muere, y le succede su hijo
Joathatn.

1 Después todo el pueblo de Judá proclamó


por rey en lugar de Amasias á su hijo Ozías ', de
edad de diez y seis años.
2 Este reedificó á Ailath , habiéndola restituido
al dominio de Judá, después que el rey Amasias
fue á descansar con sus padres.
3 Diez y seis años tenia Ozías cuando comenzó
á reinar, y reinó cincuenta y dos años en Jerusa-

1 Llamado tambieu ^zíí/íaíf. IV, Reg. XIK. v. 21.


316 LíBRO SEGUNDO DEL PARALIPOMENON.

lem : llamábase su madre Jechélia, natural de Je-


rusalem.
4 E hizo lo que era recto en los ojos del Señor,
imitando en todo á su padre Amasias,
5 Buscó con ansia al Señor mientras vivió Za-
cbárías, varón prudente, y profeta del Señor y ;

el Señor, á quien él buscaba, le encaminó bien en


en todas las cosas.

6 En campaña, y peleó contra los phi-


fin salió á
listheos, y derribó los muros de Getb y los de Jab-
nia, y los de Azoto edificó asimismo castillos en
;

Azoto, y en tierra de los philistheos ;

y ayudóle Dios contra los philistheos , y con-


7
tra los árabes habitantes en Gurbaal, y contra
los ammonitas.

8 Los ammonitas pagaban tributo á Ozías, cuyo


nombre se hizo célebre, á causa de sus continuas
victorias, hasta la entrada de Eg-ypto.
—9 Edificó también Ozías torres en Jerusalem so-
bre la puerta del Ano^ulo, y sobre la puerta del
Valle, y otras en el mismo lado del muro, y las

fortificó.

10 Levantó también torres y cortijos en el De-


sierto , é hizo muchísimas cisternas ,
pues tenia
muchos ganados , así en las campiñas , como ei\
el vasto país del Desierto. Tuvo igualmente vi-
ñas y viñadores en los montes y especialmente en ,

el Carmelo porque era hombre mvy dado á la


;

agricultura.
11 El ejército fie sus guerreros, que salía á
CAPÍTULO XXVI. 317
campaña, estaba bajo el mando de Jebiel, secre-
tario, y de Maasías, doctor de la Lcy^ y de H ana-
nías, uno de los generales del rey.
12 El número total de los príncipes ó ge/es de
familia, varones esforzados, ascendia á dos mil y
seiscientos.
13 Estos tenian á su mando todo el ejército)
compuesto de trescientos siete mil y quinientos
hombres bábiies para la guerra, y que combatian
contra los enemigos del rey.
14 A todo este ejército proveyó Ozías de
le

broqueles, y lanzas, y de yelmos; y corazas, y de


arcos, y de hondas para tirar piedras.
15 Ademas construyó en Jerusalem máquinas
de varias especies, que colocó en las torres, y en
losángulos de los muros para disparar saetas y
piedras grandes ; y extendióse muy lejos la gloria
(te su nombre, porque el Señor le asistia y daba
vigor.
16 Mas al verse tan poderoso, engrióse su co-
razón para ruina suya, y despreció á su Señor
Dios y habiendo entrado en el Templo del Se-
:

ñor, quiso ofrecer all¿ incienso sobre el altar de


los perfumes.
17 Al instante entró en pos de él Azarías, Sumo
pontífice,acompañado de ochenta sacerdotes del
Señor, hombres de gran firmeza
18 y se opusieron al rey, y le dijeron Oh :

Ozías, no te pertenece á tí el ofrecer incienso al


Señor, sino á los sacerdotes, esto es, á los hijos
318 LIBRO SEGUJNDO DEL PARALIPÓMENON.

lie Aaron que han sido consagrados para este


ministerio '. Sal del santuario no quieras des-
:

preciar nuestro consejo ; porque no será esa ac-


ción gloriosa para tí delante del Señor, sino crimi-
nal.
19 Pero Ozías, arrebatado de cólera, y^teniendo
en la mano el incensario para ofrecer el incienso,

amenazaba á los sacerdotes ; y de repente apare-


ció la lepra en su frente, á vista de los sacerdo-
tes, en la Casa del Señor, junto al altar de los
perfumes.
20 Y habiéndole mirado AzaríaSj Sumo sacer-
dote, y todos los demás sacerdotes, echaron de
ver la lepra en su frente, y á toda priesa le hicie-
ron salir fuera. Y él mismo, despavorido, se apre-
suró á porque habia sentido de repente el
salir,

castigo que le habia enviado el Señor.


21 Estuvo pues el rey Ozías leproso hasta su
muerte, y habitó en una casa separada, cubierto
de lepra, por motivo de la cual habia sido echado
del Templo del Señor. Entretanto su hijo Joa-
tham tomó el gobierno de la casa real, y adminis-
traba justicia al pueblo.
22 Los demás hechos primeros y postreros de
Ozías los escribió el profeta Isaías, hijo de Araos.
23 Al fin fue Ozías á descansar con sus padres,
le sepultaron en el campo de los reales sepul-
y

1 Exod. XXX. V. 7
CAPÍTULO XXVII. 319
cros,/tíerrt de ellos, porque era leproso '. Succe-
dióle en el reino su hijo Joatliam.

CAPÍTULO XXVII.

Virtudes y prosperidades de Joatham , á quien succede su


impío hijo Achdz.

1Veinte y cinco años tenia Joatham cuando


comenzó á reinar, y diez y seis años reinó en Je-
rusalem : llamábase su madre Jerusahlja de Sadoc.
2 Y procedió con rectitud á la presencia del
Señor, conforme á todo lo que liabia liecho su pa-
dre Ozías ; salvo que no se entrometió en el Tem-
plo del Señor: pero el pueblo seguia todavía en los
desórdenes '.

3 Joatham fue que fabricó la puerta altísima


el

del Templo del Señor, é hizo muchas obras en los


muros de la torre Ophel '.
4 También edificó cuidades en las montañas
de Judá, y castillos y torres en los bosques.
5 Este hizo guerra al rey de los ammonitas, á
los cuales sujetó : por lo que diéronle por enton-
ces los ammonitas cien talentos de plata, y diez
mil coros ó earyas de trigo, y otros tantos de ce-

1 Tal era el horror con que se miraba entre los judíos


la lepra.
2 Sacrificaudo en las alturas.
3 O ¿>/íe/era una torre jontoal Templo. IT. E d. in.v:26.
320 LIBRO SEGUNDO DEL PABA.L1PÓMEíN0N.

bada : esio mismo le dieron los ammonitas el se-


gundo y tercer ailio.
6 Joatham pues se hizo poderoso, por haber
procedido rectamente en los ojos del Señor Dios
suyo.
7Los demás hechos de Joatham, y todas sus
batallas y empresas están escritas en el libro de
Ips reyes de Israel y de Judá.
8 De veinte y cinco años era cuando entró á rei
nar , y y seis años en Jerusalem.
reinó diez
9 Finalmente Joatham fue á descansar con sus
padres, y ie sepultaron en la ciudad de David ;

succediéndole en el trono su hijo Acház.

CAPITULO XXVIH.
Maldades de Acház y desastres que acarrea á Judá ;/ á
, :

pesar de lodo se obstina en su impiedad. Succe'dek su hijo


el piadoso Ezechias.

1 Veinte años '


tenia Acház cuando comenzó á
reinar; v diez v seis años reinó en Jerusalem. No
se portó bien en la presencia del Señor, como su
padre David,
. 2 sino que siguió los senderos de los reyes de
Israel ; y ademas fundió estatuas á los Raales 6

ídolos, ¿
3 Este es aquel que ofreció mcienso en el valle

1 Véase TF. Reg. Xfl. v. 2.


CAPITULO XXVIll. - 321

de Benennom, é hizo pasar sus hijos por el fuego


según el rito idolátrico de las naciones, externni-
nadas por el Señor al arribo de los hijos de
Israel.
4 Asimismo ofrecía sacrificios, y quemaba per-
fumes en las alturas, y en los collados y debajo ,

de todo árbol frondoso.


5 Por eso el Señor Dios suyo le entregó en po-
der del rey de Syria, el cual le derrotó, y cogió
un gran botin de su reino, y se lo llevó á Da-
masco. También fue entregado en manos del rey
de Israel, que hizo gran destrozo en su gente.
6 Pues Phacee hijo de Romelia mató en un solo
dia ciento veinte mil hombres de Judá, todos ellos
bravos soldados ;
porque hablan abandonado al

Señor Dios de sus padres.


7 Por el mismo tiempo Zechri, hombre pode-
roso de Ephraim, mató á Maasías hijo del rey,
y
á Ezrica su mayordomo, como también á Elcana,
que tenia el segundo lugar después del rey.
8 Y los hijos de Israel hicieron cautivos de sus
hermanos doscientos mll^ mugeres, niños y niñas,
y cogieron infinitos despojos, y los condujeron á
Samaría.
9 Habla allí en aquella sazón un profeta del
Señor, llamado Oded, el cual, saliendo al encuen-
tro del ejército que venia á Samarla les dijo , :

Habéis visto que el Señor Dios de vuestros pa-


dres , irritado contra los hijos de Judá, los ha en-
tregado en vuestras manos ; mas vosotros les
28
32? LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPOMENON.

habéis quitado la vida atrozmente : tanto que vues-


tra crueldad lia subido hasta el cielo.
10 Ademas de esto queréis subyugar á los hijos
de Judá y de Jerusalem, como á esclavos y á es-
clavas, cosa que de ninguna manera debéis ha-
cer : pues en esto pecáis contra el Señor Dios
vuestro.
11 Oid, pues, ahora mi consejo : volved á en-
viar á sus casas esos prisioneros hermanos vues-
tros, que habéis traido acá^ porque el furor grande
del Señor está para caer sobre vosotros.
12 Con esto algunos de los príncipes de los hi-
jos de Ephraim, ó de Israel, Azarías hijo de Joha-
iian, Barachías hijo de IMosollamoth, Ezechías hijo
de Sellúm, y Amassa hijo de Adali se opusieron á
pié firme á los que venian de la batalla,
13 y les dijeron : No introduciréis acá esos cau-
tivos ;
porque pecaríamos contra el Señor. ¿Cómo
pretendéis aumentar nuestros pecados , y colmar
lamedida de los antiguos delitos ,
puesto que es
ese un gran pecado, y la terrible ira del Señor va
á descargar sobre Israel ?
14 Con eso los soldados soltaron los despojos y
y todo cuanto habian cogido, delante de aquellos
príncipes y de todo el pueblo ;

15 y los varones antes mencionados, tomando á


los cautivos y á todos los desnudos, los vistieron
de los despojosy después de haberlos vestido y
;

calzado, y confortado con comida y bebida, y un-


cido para aliviarlos del cansancio, y cuidádolos
CAPÍTULO XXVIII. 3*23

con mucho esmero montaron en jumentos á


; los
que no {iodiitn andar y eran de cuerpo débil, y los
condujeron á Jericbó, ciudad de las palmas, á
sus hermanos; y después se volvieron á Samaría.
— 16 En aquel tiempo envió el rey Acház á pedir
socorro al rey de los assyrios-
17 Entretanto entraron los idumeos en el pais
de Judá, y mataron mucha gente, y cogieron un
gran botin.
18 Asimismo los philistheos se derramaron por
las ciudades de y por la parte meridio-
la llanura,

nal de Judá, y se apoderaron de Bethsames y de


Ayalon, y de Gaderoth, como también de Socchó
y de Thamnan, y de Gamzo con sus aldeas, y se
establecieron en ellas.
19 Porque Señor habia humillado á Judá por
el

los pecados de Acház, rey de Judá, á quien dejó


sin amparo por su desprecio del Señor.
20 El cual hizo mover contra él á Thel£:ath-
phalnasar, rey de los assyrios , que también le
afligió, y taló el pais sin hallar resistencia alguna.
21 Acház pues despojando el Templo del Se-
ñor, y el palacio real, y las casas de los príncipes,
ofreció dones al rey de los assyrios, y sin embargo
de nada le sirvió.
22 Sobre todo e.sto, en el mismo tiempo de su
angustia aumentó las ofensas contra el Señor; de
sitcrie que el mismo rey Acház en persona
23 inmoló víctimas á los dioses de Damasco
que creía sus enemigos, diciendo : Los dioses de
'¿'¿A LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPOMENON.

los reyes de Syria son los que los protegen : yo


los aplacaré pues con sacrificios, y se pondrán de
mi parte cuando al contrario ellos fueron
: la causa
de su ruina y de la de todo Israel.
24 Acház, pues, habiendo quitado todos los va-
sos de la Casa de Dios, y hécholos pedazos cer- ,

ró las puertas del Templo de Dios, y erigióse al-


tares en todas las esquinas de Jerusalem.
25 Asimismo los erigió en todas las ciudades de
Judá para quemar sobre ellos provo-
incienso ,

vocando la indignación del Señor Dios de sus


padres.
26 Las demás cosas suyas y todas sus obras,

primeras y postreras, están escritas en el libro de


los reyes de Judá y de Israel.
27 En fin pasó Acliáz á descansar con sus pa-
dres y le sepultaron en la ciudad de Jerusalem
, ;

pues no quisieron colocarle en los sepulcros délos


reyes de Israel ó Judá. Succedióle en el reino su
hijo Ezechías.

CAPÍTULO XXIX.

Ezechías resUmra con fervor el cullo divino y ofrece lleno ;

de gozo gran número de holocaustos y de sacrificios.

1 Comenzó pues á reinar Ezechias á la edad


de veinte y cinco años y reinó veinte y nueve en
;

Jerusalem su madre se llamó Abia, hija de Za-


:

tliárías.
CAPÍTULO XXIX. 325
'2 É hizo lo que era acepto á los ojos del Señor,
siguiendo en todo el proceder de su padre David.
3 En primer año y mes de su reinado abrió
el

las puertas del Templo del Señor, y las renovó.


4 E hizo volver los sacerdotes y levitas,
y juu -
tándolos en la plaza oriental,
5 les dijo Escuchadme, oh levitas Purificaos
: :
;

limpiad la Casa del Señor Dios de vuestros pa-


dres y quitad del Santuario toda inmundicia.
,

6 Pecaron nuestros padres, y cometieron la


maldad en presencia del Señor Dios nuestro, aban-
donándole apartaron sus rostros del Tabernáculo
:

del Señor, y volviéronle las espaldas.


7 Cerraron las puertas del atrio ,y apagaron
las lámparas : dejaron de quemar el incienso y de ,

ofrecer los holocaustos en el Santuario al Dios de


Israel.

8 Por eso la ira del Señor se ha encendido con-


tra Judá y Jerusalem , y los ha abandonado á la
turbación y á la ruina y al escarnio ; como vos-
, ,

otros mismos lo estáis viendo con vuestros ojos.


9 Ved cómo nuestros padres han perecido al

íilo de la espaday nuestros hijos é hijas y nues-


; ,

tras mugeres han sido llevadas cautivas por esa


maldad.
10 Ahora pues yo deseo que hagamos alianza
,

con el Señor Dios de Israel á fin de que aparte ,

de nosotros el furor de su ira.

1 Hijos míos , no seáis negligentes ; á voso-


tros os ha escogido el Señor para que asistáis en
326 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPOMENON.

SU presencia , y le sirváis y deis culto , y le ofrez-


cáis incienso.

12 Al punto se presentaron los levitas : del li-

nage de Caath Mahath hijo de Amasai y Joel


, ,

liijo de Azarías del linag-e de Merari, Cis hijo de


:

Abdi y Azarías hijo de Jalaleel del linage de


,
:

Gersom, Joah hijode Zemraa,y Edenihijo deJoah:


13 del linage de Elisaphan Samri y Jahiel ,
:

del linage de Asaph Zachárías y Mathanías. ,

14 Asimismo del linage de Heman Jahiel y ,

Semei y del linage de Idithun Semeías y OzieL


; ,

15 Los cuales congregaron á sus hermanos y ,

se purificaron y entraron conforme á la orden


;

del rey y al mandamiento del Señor en la Casa de


Dios para purificarla.
16 Igualmente los sacerdotes habiendo entrado
en el Sayituario del Templo del Señor para purifi-
carle , sacaron al atrio de la Casa del Señor todas
las inmundicias que hallaron dentro , y de allí

las cogieron los levitas , y lleváronlas fuera al


torrente de Cedrón.
17 El dia primero del primer mes , llamado
Nisan ,
principiaron á limpiar ; y el día octavo del
mismo mes entraron en el pórtico del Templo del

Señor y por ocho dias estuvieron purificando el


,

Templo y á los diez y seis del dicho mes acaba-


;

ron la obra comenzada.


18 Presentándose luego al rey Ezechías, le di-

jeron : Hemos purificado toda la Casa del Señor,

y el altar de los holocaustos y sus instrumentos,


CAPITULO XXIX. 327
íonio también la mesa de la proposición con to-
dos sus utensilios ,

19 y todas las alhajas del Templo ,


profanadas
por el rey Acház durante su reinado , después
que prevaricó y hé aquí que están todas puestas
;

en orden delante del altar del Señor.


20 En consecuencia el rey Ezechías , levantán-
dose muy de mañana , congregó á todos los prín-
cipes ó magnates de la ciudad, y subió al Templo
del Señor
21 y ofrecieron todos juntos siete toros y,

siete carneros , y siete corderos , y siete machos


cabríos por la expiación de el pecado ,
por el rei-

no ó delitos del rey ,


por la profanación de el San-
tuario , y por los pecados de todo Judá ; y dijo á
los sacerdotes hijos de Aaron ,
que los ofreciesen

sobre el altar del Señor.


22 Sacrificaron pues los sacerdotes los toros,
y recibieron la sangre , y derramáronla sobre el

altar; como también los carneros


y asimismo los ;

corderos , cuya sangre derramaron igualmente


sobre el altar.

23 En cuanto á los machos cabrÍQS ofrecidos


por el pecado , los hicieron arrimar delante del
rey y de todo el pueblo , y pusieron sus manos
sobre ellos ',
24 é inmoláronlos los sacerdotes , y con su
sangre rociaron el altar por la expiación de los

1 Lev. IV. V. J"5í/24.


328 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPOMENON.

pecados de todo Israel ;


porque el rey había man-
dado que se ofreciese holocausto por todo Israel,

y por el pecado.
— 25 Estableció también levitas en el Templo del
Señor con sus címbalos y salterios, y cítaras se-
, ,

gún la disposición del rey David y de Gad pro- ,

feta y del profeta Nathan porque este fue un


,
:

mandamiento del Señor intimado por medio de ,

sus profetas.
26 Y estos levitas asistieron con los instru-
mentos músicos de David , y los sacerdotes con
las trompetas.
27 Entonces ordenó Ezechías que se ofrecie-
sen los holocaustos sobre y mientras que el altar ;

los holocaustos se ofrecian, comenzaron á cantar

las alabanzas del Señor y á tocar las trompetas, ,

y acompañar el canto con los varios instrumentos


músicos , dispuestos por David rey de Israel.
28 Entretanto mientras todo el pueblo ado-
,

raba al Señor los cantores y los que tenían las


,

trompetas hacían su oficio , hasta que fue consu-


mido el holocausto.
29 Concluida la ofrenda , el rey y todos los que
con el estaban ,
postrándose , adoraron al Señor.
30 En Ezechías y los príncipes mandaron
fin ,

á los levitas que alabasen al Señor con los cánti-


cos de David y del profeta Asaph é hiciéronlo ;

con grande alegría , y dobladas las rodillas en


tierra adoraron al Señoi\
31 Añadió todavía Ezech'as ; Vosotros habéis
CAPÍTULO XXX. a29
sido consagrados al Señor : venid jau^A-, y ofreced
víctimas y alabanzas en la Casa del Señor. Y toda
la muchedumbre ofreció víctimas, y alabanzas, y
holocaustos con devoto corazón.
82 El número de los holocaustos ofrecidos por
el pueblo fue este : setenta toros , cien carneros,
y doscientos corderos.
33 Ademas consag-raron al Señor seiscientos
bueyes y tres mil ovejas.
,

34 Pero los sacerdotes eran pocos y no basta- ,

ban por sí solos para desollar las reses de los ho-


locaustos ; por cuyo motivo les ayudaron los le-
vitas sus hermanos , hasta que se acabó la fun-

ción , y se hubieron purificado mas sacerdotes :

porque los levitas se purifican con menos cere-


monias que los sacerdotes.
35 Así fueron muchísimos los holocaustos , y
las grosuras de las víctimas pacíficas , y las liba-

ciones de los holocaustos ;


y quedó restablecido
el culto del Templo del Señor.
36 De loque manifestaron gran gozo Ezechias
y todo el pueblo, viendo la restauración del culto
del Señor. Porque semejante resolución habia si-

do tomada de improviso.

CAPÍTULO XXX.
Celebra Ezechias una pascua solemnísima en Jerusatem,
convocando para ella á todo Israel y Judá.

1 Envió después Ezechias por todo Israel y


330 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPÓMENON.

Judá , y en particular escribió cartas á Epliraim y


á i\Ianassés '
, convidándolos á venir al Templo
del Señor en Jerusalem para celebrar la pascua
al Señor Dios de Israel.
2 Pues habiendo tenido consejo el rey con los
príncipes ó magnates y con toda la synagoga de
Jerusalem , determinaron celebrar la pascua en
el mes secundo -

que no habiau podido celebrarla á su


3 visto
tiempo, por cuanto no estaban purificados bastan-
tes sacerdotes , y el pueblo no se habia podido
reunir todavía en Jerusalem,
4 Fue esta resolución muy del agrado del rey
y de toda la muchedumbre.
5 Por lo que determinaron enviar mensageros
por todo Israel desde Bersabée hasta Dan , con-
vidando á los pueblos á venir á celebrar la pascua
al Señor Dios de Israel en Jerusalem ; pues mu-
chos no la hablan celebrado tiempo habia , á pesar
de lo ordenado por la Ley.
6 En efecto salieron correos de orden del rey
y sus magnates , con cartas circulares para todo
Israel y Judá ; en las cuales , conforme á lo man-

1 Reinaba en Israel Osee, el cual no era tan impío como


sus predecesores; y Ezechias , rey de Jnda, se aprovechó
de la aflicción en que estaba el reino de Israel por causa
de las invasiones de los asayrios, para exhortarle á conver-
tirse á Dios, y á buscar en el su auxilio.

2 Num. IX. vs. 10 1/ 11. Véase íTAíí.


CAPÍTULO XXX. 831

(lado por elrey, se decía; Hijos de Israel, con-


vertios al Señor Dios de Abraham y de Isaac, y .

de y él acogerá las reliquias que


Israel ,
lian esca-

pado del poder del rey de los assyrios.


7 No queráis imitar á vuestros padres y her-
manos que se alejaron del Señor Dios de sus pa-
,

dres , y el Señor los abandonó á la perdición, co-


mo vosotros mismos estáis viendo.
8 No endurezcáis vuestros corazones , como
vuestros padres : rendios al Señor , y venid á su
Santuario ,
que santificó para siempre servid al :

Señor Dios de vuestos padres , y se apartará de


vosotros su furor é indignación.
Porque si vosotros os convertís al Señor,
9
vuestros hermanos é hijos hallarán compasión eu
sus amos que los llevaron cautivos
, y volverán ,

á esta tierra: puesto que piadoso y clemente es


el Señor vuestro Dios, y no ha de torcer su ros-

tro , si os volvierais á él.

10 Iban pues corriendo los correos de ciudad


en ciudad por el pais de Ephraim y de jManassés
hasta el de Zabulón ; mas estos pueblos se reían
y mofaban de ellos.
11 Sin embargo algunos varones de Aser , de
Manassés y de Zabulón, abrazando el consejo, vi-

nieron á Jerusalem.
12 Al contrario , en Judá obró la mano del Se-
ñor , dándoles á todos un mismo corazón para
obedecer la palabra del Señor , conforme á la in -

limación del rey y de los príncipes.


3:í2 libro segundo del paralipómenon.

13 Con esto se congregaron en Jernsalem mu-


chos pueblos para celebrar la fiesta de los ázy-
mos ó la pascua , en el mes segundo :

14 é inmediamente destruyeron los altares que


habla en Jerusalem ; y todos los parages donde
se ofrecia incienso á los ídolos , los arruinaron,

y arrojáronlo todo en el torrente Cedrón.


15 Y sacrificaron el cordero pascual el dia ca-

torce del mes segundo. También los sacerdotes


y
levitas , que por fin se habian ya purificado , ofre-
cieron holocaustos en el Templo del Scilor
16 y ejercieron sus funciones conforme á lo
dispuesto en la Ley de Moysés, varón de Dios.
Recibian los sacerdotes de mano de los levitas la
sangre que se debía derramar :

17 porque como muchísima gente no estaba


todavía purificada, por eso los levitas degollaron
elcordero pascual por aquellos padres de familia
que no habian acudido á tiempo para purificarse
delante del Señor.
18 Y aun gran parte del pueblo de Ephraim, y
de Manassés, y de Issachar, y de Zabulón, que no
estaba purificada, comieron el cordero, no según
la Escritura. Mas Ezechias hizo oración por ellos,
diciendo : El Señor, que es itifinilamenie bueno,
se apiadará

19 de todos aquellos que de todo corazón bus-


can al Señor Dios de sus padres ; y no les impu-
tará la falta de no estar bien purificados.
CAPÍTULO XXX. 333
•20 Con efecto ovóle benigno el Señor, y per-
donó al pueblo.
il De esta manera los hijos de Israel, que se
hallaron en Jerusalem, celebraron con grande ale-
o^ría la solemnidad de los áz_ymos por espacio de
siete dias, cantando cada dia alabanzas al Señor, y
asimismo los levitas y sacerdotes con los instru-
mentos músicos correspondientes á su oficio.
22 Ezechías por su parte dio las gracias á todos
los levitas, los cuales tenían mucho conocimiento
en las cosas del Señor, y los alentó : y los siete
dias que duró la solemnidad, comieron de las víc-
timas pacíficas que ofrecian, alabando al Señor
Dios de sus padres,
23 Y todo aquel concurso acordó hacer fiesta
aun otros siete dias : como lo ejecutaron con sumo
gozo.
24 Porque Ezechías , reydeJudá, habia dado
para aquel gentío mil toros, y siete mil ovejas ;

para el cual los príncipes ó magnates habían aña-


dido mil toros y diez mil ovejas por
, : lo que se
purificó un gran número de sacerdotes.
25 Así pues, rebosaba de alegría toda la gente
de Judá, junto con los sacerdotes y levitas, no
menos que todo el concurso que había acudido de
Israel , como también los prosélitos, tanto los del
país de Israel, como los que habitaban en tierra

de Judá '.

1 EjcocIí XII ". 4S.

To',j. V. 29
334 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPoMENON.

26 En suma, fue grande esta solemnidad que


se celebró en Jerusalem, y cual no se habia visto
semejante en aquella ciudad desde el tiempo de
Salomón hijo de David, rey de Israel.

27 Finalmente, los sacerdotes y levitas ', pues-


tos en pié, bendijeron al pueblo y fue oida su voz
;

por el Señor; y su oración penetró hasta la morada


santa del cielo.

CAPITULO XXXI.

El 2'>ueblo destruye los ídolos y sus bosques en Judá y en


Ephraim. Distribuye Ezechías los ministerios de los
sacerdotes y de los levitas. Hace el pjieblo ofrendas co-
piosas.

1 Concluidas todas las ceremonias de la fiesta ,

salieron todos los israelitas, que moraban en las

ciudades de Judá, é hicieron pedazos los ídolos, y


cortaron los bosques á ellos dedicados, y derribaron
los adoratorios de los lugares altos, y destruyeron
los altares, no solo en todo el pais de Judá y de
Benjamín, sino también de Ephraini y Manasses ;

ni pararon hasta no dejar rastro de ellos y des- ;

pués de esto se volvieron todos los hijos de Israel á


sus posesiones y ciudades.
—2 Y Ezechias restableció las clases de los sacer-

1 En el hebreo dice :
Q^l^n D^JHm Hecohenim
lialevim, los sacerdotes levitas ^ ó deLevi.
CAPITULO xxxr. 335
(.lotes y levitas según sus turnos, poniendo á cada,
uno, así de los sacerdotes como de los levitas, en
su propio oficio ,
para que ofreciesen los holocaus-
tos y las víctimas pacíficas^ á fin de que sirviesen y
glorificasen á Dios , y cantasen en las puertas del
campamento ó atrios de la Casa del Señor.
3 Corria de cuenta del rey suministrar el holo-
causto perpetuo, que siempre se ofrece por mañana
y tarde ; como también los que se ofrecen en los
sábados, y calendas, y demás fiestas solemnes,
como está escrito en la Ley de JMoysés,
4 Mandó asimismo al pueblo avecindado en
Jerusalem que diese á los sacerdotes y levitas sus
porciones, á fin de que pudiese ocuparse en las
cosas de la Ley del Señor.
5 Promulgado el edicto al pueblo , al instante
los hijos de Israel ofrecieron gran cantidad de
primicias de trigo de vino y de aceite y también
, ,

de miel ; y ofrecieron el diezmo de cuanto pro-


duce la tierra,

6 Del mismo modo los hijos de Israel y de


Judá, que habitaban en las ciudades de Judá ,

ofrecieron el diezmo de los bueyes y de las ovejas,


y el diezmo de las cosas consagradas que tenian ,

ofrecidas con voto al Señor Dios suyo y tra- ;

yendo todas estas cosas formaron de ellas grandes ,

acopios.
7 El raes tercero comenzaron á formar estos
acopios , y acabaron el séptimo :

8 y entrando allí Ezecliías y sus cortesanos


336 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPOMENON.

al ver los montones , bendijeron al Señor, y elo-


ffiaron al pueblo de Israel.
9 Y preguntó Ezechías á los sacerdotes y le-
vitas, por qué estaban allí por tierra aquellos
montones.
10 Respondióle Azarías , del linage deSadoc ,

primer sacerdote, diciendo : Desde que comenza-


ron á ofrecerse las primicias en la Casa del Señor,
hemos comido de ellas hasta saciarnos ;
pero es
muchísimo lo que ha sobrado ,
porque el Señor
ha echado la bendición sobre su pueblo ; y esta
abundancia que ves que sobró. , es de lo
11 Mandó pues Ezechías que dispusiesen al-
macenes en la Casa del Señor; lo cual ejecutado ,
12 metieron en ellos fielmente , tanto las pri-

micias como los diezmos , y las ofrendas por voto.


Encargóse la superintendencia ó custodia de todo
e¿to á Chónenías levita , y en segundo lugar á
Semei , su hermano ;

13 y después de y á Azarías este á Jahlel , ,

y á Nahath y á Asael y á Jerimoth y á Joza-


, , ,

bad y á Eliel y á Jesmachías y á Mahath y á


, , , ,

Banaias que fueron los administradores bajo laS


,

órdenes de Chónenías, y de Semei su hermano,


por mandado del rey Ezechías y de Azarías ,

pontífice de la Casa de Dios , á quienes se daba


cuenta de lodo.
— 14 Por otra parte Coré, hijo de Jemna, levita

y ostiario de la puerta oriental , estaba encargado


de los dones que se ofrecian voluntariamente al
CAPITULO XXXI. 337
Señor , y de las primicias para uso del Santa-
Santorum.
15 Estaban bajo sus órdenes Edén , y Benja-
111 in , Jesué , y Semeías , y Amarías , y Seché-
nías en las ciudades sacerdotales para distribuir
fielmente las porciones á sus hermanos , así pe-
queños como grandes ;

16 y (ademas de los varones de tres años ar-


riba ' ) á todos aquellos que tenian entrada en el
l'emplo del Señor ; y en fin para proveer diaria-
mente de todo lo conducente á los diferentes
ministerios y oficios según sus clases.
11 lofualmente á los sacerdotes v levitas de
veinte años arriba, según sus familias , clases , y
número,
18 y á toda la multitud, así de sus mugeres
como de sus hijos de ambos sexos , se suminis-
traban fielmente alimentos de las cosas que ha-
blan sido ofrecidas.
19 Asimismo de los hijos de Aaron habla algunos
que estaban distribuidos por la campiña y arra-
bales de cada ciudad para repartir las raciones á
todos los hijos varones de la estirpe sacerdotal
y levítlca.

20 Hizo pues Ezechías todas estas cosas que


hemos dicho, en todo el reino de Judá y obró lo ;

1 Puede traducirse según el hebreo : Y dejándoles la

obligación de in-uhar su linagc á los varones de (res años


arriba, etc.
338 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPÓMENON.

que era bueno, recto y justo delante del Señor


Dios suyo,
21 en todo aquello que exigía el ministerio de
la Casa del Señor, según la Ley y las ceremonias,
deseoso de complacer á su Dios con todo su cora-
zón : hízolo así ,
y todo le salió prósperamente.

CAPITULO XXXIL
El blasfemo Sennachérib es derrotado por el ángel del
Señor, y muerto infelizmente por sxis mismos hijos. Eze-
chías se arrepiente de su engreimiento. Le succede su hijo
el impío Manasse's.

1 Después de estas cosas , y de tanta fidelidad


de Ezechías, sobrevino Sennachérib rey de los as-
syrios ; y entrándose por las tierras de Judá
puso sitio á las ciudades fuertes para apoderarse
de ellas.

2 Lo cual visto por Ezechias, es á saber, que


Sennachérib se acercaba, y que todo el ímpetu de
la guerra se dirigia contra Jerusalem ,

3 celebrado consejo con sus magnates, y con


los hombres mas valerosos , y conviniendo todos
en el dictamen de ce^ar los manantiales de las

fuentes, que habia fuera de la ciudad ,

4 reunió grandísimo número de gente , y ce-


garon todas las fuentes y el arroyo Cedrón que
corria por medio del territorio, diciendo Con eso :

si vienen los reyes de los assyrios, no hallarán


abundancia de agua.
5 Al mismo tiempo reparó con gran diligencia
CAPITULO XXXII. 33í>

todas las partes del muro que estaban ya arruina-


das, y fabricó torres encima y otro muro exte- ,

rior; y restauró la fortaleza de IMello en la ciudad


de David, ó monte Sion , é hizo provisión de todo
ge'nero de armas '
y escudos :

6 nombró también generales de las tropas, y


convocólos á todos en la plaza de la puerta de la
ciudad ; y hablóles al alma , diciendo :

7 Portaos con valor , y cobrad brios : no te-


máis , ni hayáis miedo del rey de lo^ assyrios, ni
de todo el gentío que viene con él; porque mu-
chos mas están por nuestra parte que por la suva ^.

8 Pues él tiene consigo un brazo de carne ;


pero
cow nosotros está el Señor Dios nuestro , el cual
es nuestro defensor, y pelea por nosotros. Al oir
el pueblo estas palabras de Ezechias rey de Judá,
cobró gran aliento.
9 Pasadas estas cosas , Sennachérib rey de los
assyrios (estando con todo su ejército sitiando á La-
mensageros á Jerusalem á decir á
chís) envió sus
Ezechias rey de Judá, y á todo el pueblo que se
hallaba en la ciudad :

10 Esto dice Sennachérib rey de los assyrios :

¿En quién ponéis vnestra confianza para mantene-


ros así cercados en Jerusalem?
11 ¿Acaso os tiene engañados Ezechias para
dejaros morir de hambre y de sed , con asegura-

1 Ofensivas y defensivas.
2 IF. Rrg. VI. vs. 16 y 17
340 LIBRO SEGUNDO DEL PARA.LIP03IEN0I\.

ros que el Señor vuestro Dios os librará de las


manos del rey de los assyrios ?

12 Pues qué ¿no es ese Ezechias el que destruvó


sus adoratorios en las alturas, y sus altares é ; in-
timó á los habitantes de Judá y de Jerusalem, di-
ciendo : Delante de un solo altar habéis de adorar,
y en él solo quemar el incienso?
13 ¿ Ignoráis por ventura lo que yo y mis pa-
dres hemos hecho con todos los pueblos déla tier-
ra ? ; Acaso los dioses de las naciones v de todos
los paises han tenido poder para librar de mis ma-
nos á sus reo^iones?
14 ¿Cuál es el dios entre todos los dioses de las

naciones, exterminadas por mis padres, que haya


podido salvar á su pueblo de mis manos, para que
creáis que pueda también libraros vuestro Dios?
15 No os dejéis pues engañar de Ezechias, ni
seducir con vanas persuasiones, y no le deis cré-

dito ; porque si ninguno de las dioses de las na-


ciones , pudo librar á su
ni de los otros reinos,
pueblo de mis manos, ni de las manos de mis pa-
dres , es consiguiente que tampoco vuestro Dios
podrá Ubertaros de caer en las mias.
16 Otras muciías cosas hablaron también los
mensageros de Sennachérib contra el Señor Dios,
V contra Ezechias su siervo.
17 Escribió igualmente unas cartas llenas de
blasfemia contra el Señor Dios de Israel , dicien-
do contra él : Así como los dioses de las demás na-
ciones no pudieron librar á sus pueblos de caer en
CAPÍTULO XXXII. 341

mis manos tampoco podrá el Dios de Ezechias


,

salvar a su pueblo del poder mió.


18 Sobre todo á grandes voces gritaba en len-
gua hebrea contra el pueblo que estaba sobre los
muros de Jerusalem á fin de aterrarle y apode-
,

rarse de la ciudad.
19 Y hablaba del Dios de Jerusalem, como de
los dioses de las otras naciones de la tierra, que
son obra de las manos del hombre.
20 Pero el rey Ezechias , y el profeta Isaías
hijo de Amos, hicieron oración contra este blasfe-
mador, y alzaron sus clamores hasta el cielo :

21 y envió el Señor un ángel, que mató á todos


los hombres fuertes y belicosos, y al general del
ejército de Sennachérib rey de los assyrios -,; el
cual se volvió á su tierra cubierto de ignominia.
Y habiendo entrado en el templo de su dios , le
atravesaron con la espada sus propios hijos.
22 De Señor á Ezechias, y
esta suerte salvó el
á los habitantes de Jerusalem, de las manos de
Sennachérib rey de los assyrios, y de las manos de
los demás enemigos^ y dióles paz por todas partes.

23 Y muchos ofrecian también víctimas para los


sacrificios del Señor en Jerusalem
y presentes ,

á Ezechias rey de Judá el cual de allí en adelan-


;

te gozó de gran consideración entre las naciones


todas.
— 24 Por aquel tiempo cayó Ezechias enfermo

1 lí . Reg. XIK. v. 35.


342 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPÓMENON.

íle mnerte^ e hizo oración al Señor ; el cual le oyó.

y una señal de ello.


dióle
25 Pero Ezechias uo correspondió á los bene-
ficios recibidos, porque su corazón ''se envaneció :

por lo cual la ira del Seíior se encendió contra él,


y contra Judá, y contra Jerusalem.
26 Blas después se humilló arrepentido de ha-
berse ensoberbecido en su corazón^ tanto él como
los habitantes de Jerusalem ,
por cuya razón no
descargó sobre ellos la ira del Señor, mientras
vivió Ezechias.
27 Como quiera Ezechias fue muy
y es- rico
clarecido, y juntó grandes tesoros de plata y oro,

y piedras preciosas, y aromas, y todo género de


armas, y de alhajas de gran valor.
28 Formó asimismo almacenes de granos, de
vino, y de aceite, y establos para toda especie de
jumentos, y apriscos para ganados j

29 y edificó para sí ciudades ó poblaciones: por-


que tenia innumerables rebaños de ovejas y gana-
dos mayores por haberle dado el Señor bienes
;

inmensos.
30 Este es aquel Ezechias, que tapó el manan-
tial ó fuente alta de las aguas de Gihon, y las en-

caminó por un conducto subterráneo acia el Po-


niente de la ciudad de David. En todas sus em-
presas salió felizmente, á medida de su deseo.
31 Verdad es que de resultas de haberle sido
enviados por embajadores magnates de Babylo-
nia para que se informaran del prodigio, que por
CAPÍTULO XXXIII. 343
ocasión sifi/a había acaecido en la tierra '
; el Se-
ñor le dejó de su mano , á fin de probarle, y hacer
patente todo cuanto tenia en su corazón.
32 Por que toca á las otras acciones de Eze-
lo

chías, y sus obras de misericordia, se hallan escri-


tas en la Vision del profeta Isaías hijo de Amos,

y en el libro de- de reyes de Judá y de Israel.


33 Al fin Ezechías fue á descansar con sus pa-
dres, y le sepultaron en wi hic/ar elevado sobre los
sepulcros de los hijos de David sus predecesores ;

y celebró sus exequias todo el reino de Judá, con


todos los moradores de Jerusalem :
y succedióle
en el reino su hijo Manassés.

CAPITULO XXXIÍI.

Manassés , después de sus impiedades , se convierte ¿ Dios


en su cautiverio de Babylonia, y es restituido á su reino.
Succe'dele su impío hijo Amon ; y i este, asesinado luego
por los suyos, el piadoso Josías su hijo.

1 Doce años tenia Manassés cuando entró á rei-


nar, y reinó cincuenta y cinco en Jerusalem.
2 Pero obró el mal en la presencia del Señor ,

imitando las abominaciones de las gentes extermi-


nadas por el Señor al arribo de los hijos de Israel;
3 y restableeió otra vez los adoratorios en los

1 IV. Reg, XX. v. 8. Del retroceso de la sombra del


reloj.
344 LIBRO SEGUNDO DET^ PARALIPOMENON.
lugares altos , demolidos por su padre Ezechías ; y
erigió altares á los Baales ó ídolos , y plantó arbo-
ledas en honor suyo , y adoró á toda la milicia del

cielo , y rindióle culto.


4 Fabricó también altares en la Casa del Señor ,

de la cual tenia el Señor dicho : En Jerusalem se


invocará mi Nombre eternamente.
5 Y estos altares los erigió á todo el ejército
'

del cielo en los dos atrios del Templo del Señor.


6 E hizo pasar por el fuego á sus hijos en el
valle de Benennom ^. Observaba los sueños, con-
sultaba agüeros , valíase de artes mágicas , y tenia
consigo hechiceros y encantadores , y cometió
muchos pecados delante del Señor ,
provocándole
á ira.
asimismo un ídolo de fundición en la
7 Colocó
Casa del Señor ', de la cual habló Dios á David y
á Salomón su hijo diciendo En esta Casa y en
, :

Jerusalem , elegida por mí de entre todas las

tribus de Israel , estableceré mi Nombre eterna-


mente.
8 Y haré que Israel no mueva el pié de la tierra

que yo di á sus padres con tal empero que pro- :

cure cumplir lo que le tengo mandado toda la ,

Ley, y ceremonias y ordenanzas publicadas ó


,

promulgadas por medio de IMoysés.

1 O muchedumbre de los astros.


2 Eu honor del ídolo ¡Vloloch. Véase Mohch.
3 /r. lleg. XXL V 7.
CAPITULO xxxiii. :í45

9 Manasses ,
pues , sedujo á Jnilá y á los habi-
tantes de Jerusaiem ,
para que hicieran mayores
males , que todas las gentes que habia el Señor
exterminado de la presencia de los hijos de Israel.
10 Y amonestóle el Señor así á él como á su
pueblo ; mas no quisieron escucharle :

11 por eso hizo que viniesen sobre ellos los ge-


nerales del ejército del rey de los assyrios ; los
cuales hicieron prisionero á Manasses , y atado
con cadenas y grillos le llevaron á Babylonia.
12 Donde viéndose en la opresión oró al Señor ,

su Dios , y concibió un vivísimo arrepentimiento


delante del Dios de sus paJres,
13 y le rogó y suplicó intensamente , y el Se-
ñor oyó su oración y le restituyó á Jerusaiem en ,

su reino ; y acabó de conocer IManassés que el

Süñor es el solo Dios.


14 Después de esto edificó el muro exterior de
la ciudad de David Occidente de Gihon en el
al

valle , desde la entrada de la puerta del Pescado


al rededor hasta Ophel , y alzóle muy alto :
y puso
comandantes del ejército en todas las ciudades
fuertes de Judá :

15 y quitó del Templo del Señoríos dioses ex-


trangeros, y el simulacro, como también los alta-
res que habia erigido en el monte Sion de la Casa
del Señor , y en Jerusaiem , y lo hizo arrojar todo

fuera de la ciudad.
16 Y restableció el altar del Señor, é inmoló
sobre él víctimas , y hostias pacíficas y de acción
30
346 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPOMENON.

(le gracias ; y mandó á Judá que sirviese al Señor


Dios de Israel.
17 Sin embargo el pueblo ofrecía aun sacrificios
alSeñor su Dios en los luchares altos.
18 Los demás hechos de Manasse's y la súplica ,

que hizo á su Dios como también las palabras de ,

los profetas ,
que le hablaban en nombre del Señor
Dios de Israel , se contienen en los libros de los
reyes de Israel.
19 Asimismo su oración , y como fue oido , y
todos sus pecados , y apostasía : los lugares altos
que fundó', los bosques ó arboledas profanas que
plantó , y las estatuas que levanto antes de hacer
penitencia, se describen en los libros de Hozai.
20 Pasó en fin Manassés á descansar con sus
padres , y fue sepultado en su casa ^ ; succedién-
dole en el reino su hijo Amon.
21 Veinte y dos años tenia Amon cuando co-
menzó á reinar , y dos años reinó en Jerusalem.
22 Emalo en la presencia del Señor
hizo lo
como lo habia hecho Manassés su padre y sacri- ;

ficó y dio culto á todos los ídolos que habia fa-


,

bricado Manassés.
23 Y no se humilló en la presencia del Señor,
como lo hizo Manassés su padre , antes bien co-
metió delitos mucho mayores.

1 Véase Lugares altos.


2 IF. Reg. XXI. V. 18.
CAPÍTULO XXXI V. 347
24 Pero conjurados contra él sus criiidos , le
quitaron la vida en su casa.
25 Entonces todo el resto del pueblo ajusti- ,

ciados aquellos que liabian muerto á Amon pro- ,

clamo por rey en su lugar á Josías su iiijo.

CAPITULO XXXIV.
Josías , extirpado!' de la idolatría y restaurador del Tem-
plo, halla el Código ó libro de la Ley ; y aterrado con-
voca al pueblo, y renueva la alianza con Dios.

1 Ocho años tenia Josías cuando entró á rei-


nar ; y reinó treinta y un años en Jerusalem.
2 E hizo lo que era recto á los ojos del Señor,
y siguió los pasos de su padre David , sin torcer
ni á la derecha ni á la izquierda.

3 Al octavo año de su reinado , siendo todavía


jovencito comenzó á buscar al Dios de su padre
,

David; y al año duodécimo de reinar limpió el ,

pais de Judá y á Jerusalem de los lugares altos y


bosques profanos , y de los ídolos y simulacros.
4 E hizo destruir en presencia suya los altares
de Baal y hacer pedazos los ídolos colocados en-
,

cima; quitó también sus bosques y desmenuzó las ,

estatuas , cuyos pedazos esparció sobre los sepul-


cros de los que solían ofrecerles sacrificios.
Ademas los huesos de los sacerdotes de los
5
¿dolos los quemó sobre los altares de los mismos
ídolos ; y purificó á Judá y á Jerusalem.
6 Igualmente destruyó todas estas cosas abO'
S48 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPOMENON.

minables en las ciudailes de las tribus de Manasses,


y Epliraim y Simeón hasta Nephthali.
,

7 Destruidos los altares y los bosques , y lie-

ciios pedazos los ídolos , y demolidos todos los


templos por todo el pais de Israel , regresó á Je-
rusalem.
8 Con lo que elaño diez y ocho de su reinado,
purificado ya el pais y el Templo del Señor, en-
vió á Saphan hijo de Eselia y á IMaasías prín-,

cipe ó magnate de la cuidad y al canciller Joha


,

hijo de Joacház, para que cuidasen de la restau-


ración del Templo del Señor Dios suyo :

9 los cuales vinieron á Helcías Sumo sacerdote,


y recibiendo de él el dinero depositado en la Ca-
sa del Señor y que los levitas y porteros habían
,

recogido de las tribus de Manasses , y Ephraim ,

y de todo el resto de Israel como también de ,

todo Judá y de Benjamín , y de los moradores


,

de Jerusalem ;

10 le entregaron en manos de los sobrestantes


de los que trabajaban en la Casa del Señor para
la restauración del Templo , y reparación de to-
das sus quiebras.
11 Estos le dieron á los artífices y albañiles
para comprar piedras de cantería , y madera
para las trabazones de la obra
, y
para el tablage
de los edificios destruidos por los reyes de Judá.
12 Ejecutábanlo estos todo fielmente. Los so-
brestantes de los obreros eran Jahat y Abdías de
los descendientes de Dlerarí, Zachárías y Moso-
CAPITULO XXXIV, 349
liam de la estirpe de Caath ; los cuales daban prie-
sa á la obra : todos levitas diestros en tañer ins-
trumentos.
13 Sobre los que acarreaban lo necesario para
diferentes usos , invigilaban los escribas , y los
porteros mayores de entre los levitas.
— 14 Al tiempo de sacar el dinero depositado en
el Templo Señor
del encontró , el pontífice Hel-
cías el Libro de la Ley del Señor escrita por mano
de Moysés ;

15 y dijo á Saphan secretario : He hallado e n


Casa del Señor Libro de Ley -
la el la ; y entre
góselo.
16 Llevó este el libro y dándole cuen-
al rey ;

ta, dijo ; Todo lo que has encargado al cuidado


de tus siervos, se va concluyendo.
17 La plata encontrada en la Casa del Señor
se ha fundido, y se ha entregado á los sobres-
tantes de^ los artífices y obreros de diferentes
labores
18 Ademas de esto me ha entregado Helcías
Sumo sacerdote este libro. Y habiéndole él leido

en presencia del rey ,

19 y oido este las palabras de la Ley' , rasgó


sus vestiduras ;

20 y dio orden á Helcías , y á Ahicara hijo de


Saphan y á Abdorn hijo de Micha y á Saphan
, ,

1 Deulcr. XXVIII.
350 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPOIMENON.

secretario , y á Asaas criado ó ministro del rev ,

diciendo :

21 Id, y orad, 6 consultad^ al Señor por raí y


por las reliquias de Israel y de Jndá , acerca de
todas las palabras de este libro que se ha encon-
trado porque grande es el furor ó azote del Se-
:

ñor que está para descarorar sobre nosotros ; por


cuanto no han guardado nuestros padres las pa-
labras del Señor ni cumplido todo cuando está ,

escrito en este libro.


22 Fue pues Helcías, junto con los enviados
del rey , Oída profetisa muger de
á encontrar á ;

Sellúm hijo de Thecuath


, hijo de Hasra guar- ,

daropa; la cual moraba en Jerusalem en la Se- ,

gunda ciudad, y le refirieron las palabras que ar-


riba mencionamos.
23 Ella les respondió : Señor Dios
Esto dice el
de Israel : Decid á la persona que os ha enviado
á mí :

24 Así ha ^hablado el Señor : que yo


He' aquí
enviaré sobre este luofar y sobre sus moradores
las calamidades y todas las maldiciones escritas
en ese libro que se ha leido delante del rey de
Judá ;

25 por cuanto me han abandonado


á mí y han
ofrecido sacrificios á los dioses extrangeros , pro-
vocándome á ira con todas las obras de sus ma-
nos ; por cuyo motivo lloverá mi furor sobre este
lugar, y no cesará.
26 Empero al rey de Judá que os ha enviado
CAPITULO XXXIV. 351
para que yo niegue al Señor, le diréis : Ksto di-
ce el Señor Dios de Israel : Yaque por haber oído
las palabras del Libro.
27 se ha enternecido tu corazón , y te has
humillado en el acatamiento de Dios , con mo-
tivo de lo que en él hav escrito contra este lugar ,

y contra los habitantes de Jerusaiem , y temblando


de mi Mag-estad , has rasgado tus vestiduras ,
y
llorado en mi presencia ;
yo también te he oido ,

dice el Señor.
28 Porque bien presto te reuniré con tus pa-
dres y serás colocado en paz en tu sepulcro y no
,
:

verán tus ojos todos los males que yo dascargaré


sobre este lugar , y sobre sus habitantes. Volvié-
ronse pues , y dieron cuenta al rey de todo cuanto
ella habia dicho.
29 Entonces convocando á todos los
el rey ,

Ancianos ó senadores de Jndá y de Jerusaiem , ,

30 subió al Templo del Señor acompañado de ,

todos los varones de Judá y de los moradores de ,

Jerusaiem , de los sacerdotes y levitas y de todo ,

el pueblo ,
grandes y pequeños. Y estando todos
con atención en el Templo del Señor , leyó el rey
el Libro palabra por palabra
31 y puesto en pié en su estrado ó solio hizo ,

pacto ó prometió delante del Señor de caminar en


pos de y de observar sus preceptos y leyes
él ,

y ceremonias con todo su corazón y con toda


, ,

su alma y de hacer todas las cosas escritas en el


,

Libro ,
que acababa de leer ;
3a-¿ LIBRO SEGUNDO DEL PARALIFOMENON.

32 é hizo jurar lo mismo á todos los que se


hallaban en Jerusalem y en Benjamín ; y los

habitantes de Jerusalem confirmaron el pacto de^


Señor Dios de su padres.
33 Extirpó pues Josías todas las abominaciones
de todo el país de los hijos de Israel ; é hizo que
cuantos quedaron habitando en .Israel sirviesen
ai Señor Dios suyo. Mientras él vivió , no aban-
donaron al Señor Dios de sus padres.

CAPÍTULO XXXV.
Pascua celebrada con grandísima solemnidad por Josías.
Herido morlalmente en la el rey de Egyp-
guerra contra
to,muere llorado de todos, y especialmente de Jeremías.

\ Celebró asimismo Josías en Jerusalem la

Pascua del Señor , la cual fue inmolada en el día


tatorce del mes primero.
2 Para lo cual hizo que los sacerdotes ejercie-
sen sus funciones , y los exhortó al cumplimiento
de su ministerio en la Casa del Señor.
3 Dijo también á los levitas, por cuyas instruc-
ciones se santificaba todo Israel para el culto del
Señor Colocad otra vez el Arca en el santuario
:

del Templo, ediQcado por Salomón, hijo de David


rey de Israel porque ya no la tendréis que llevar
:

mas de una á otra parte. Ahora pues servid al Se-


ñor Dios vuestro, y á su pueblo de Israel
4 y estad apercibidos casa por casa y familia ,
CAPITULO XXXV. 353

por familia, según la distribución hecha de cada


uno de vosotros, así como lo ordenó David rey de
Israel, y dejó por escrito su hijo Salomón.
5 Y ejerced vuestras funciones en el Santuario ,

observando la distribución de familias y de las


clases levíticas
6 y después de haberos santificado, inmolad el
Cordero pascual , y disponed también á vuestros
hermanos purificándolos^ para que le puedan inmo-
molar conforme mandó el Señor por boca de
,

ftloysés.
— 7 Demás de esto Josías dio á todo el pueblo
que se halló allí en la solemnidad de la Pascua
corderos y cabritos de los rebaños, y otras reses ,

hasta treinta mil y asimismo tres mil bueyes


,
:

todo esto lo dio el rey de su hacienda.


8 También sus oficiales <3 magnates presentaron
lo que espontáneamente hablan ofrecido , tanto al
pueblo como á los sacerdotes y levitas. Ademas
Helcías Sumo sacerdote , y Zachárías y Jahiel ,
principales de la Casa del Señor, dieron á los sa-
cerdotes para celebrar la Pascua, entre unas
,
y
otras dos mil y seiscientas reses menores , y tres-
cientos bueyes.
9 Igualmente Chonenías, y Semeías , y Natha-
nael con sus hermanos , y Hasabías y Jehiel , y ,

Jozabad ,
príncipes de los levitas , dieron á los
otros levitas para la celebración de la Pascua cinco
mil reses menores y quinientos bueyes,
— 10 Preparado todo lo necesario para la fun-
354 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPOMENON.

eion, los sacerdotes estuvieron prontos á su oficio ;

é igualmente los levitas divididos en sus compañías,


conforme mandato del rey.
al

11 Inmolóse pues la Pascua y los sacerdotes '


;

derramaban con sus manos la sangre , y los levi-


tas desollaban las víctimas ^.

12 Separáronlas lueg-o para repartirlas casa por


casa y familia por familia, á fin de que fuesen ofre-
cidas al Señor , del modo que está escrito en el

Libro de Moysés ; é hicieron lo mismo con los


bueyes.
13 Y asaron los corderos pascuales al fuego ,

conforme está escrito en Ley. En cuanto á las


la

víctimas pacíficas, las cocieron en calderos, mar-


mitas y ollas é inmediatamente las distribuían á
;

toda la plebe.
14 Y para sí
y para los sacerdotes las hicieron
cocer después porque los sacerdotes estuvieron
;

ocupados hasta la noche en la ofrenda de los ho-


locaustos, y de las grosuras por cuyo motivo los ;

levitas no las prepararon para sí


y para los sacer-

dotes hijos de Aaron, hasta después de todos.


15 Entretanto los cantores hijos de Asaph esta-
ban en su coro, conforme á lo dispuesto por Da-
vid,
y por Asaph, y Heman, é Idithun profetas del
rey; y los porteros estaban de guardia en cada

1 O los corderos pascuales.


2 No bastando para hacerlo los sacerdotes, que eran en
corto número. Antes c. XXIX. v. U—XXX. v. 17.
CAPITULO XXXV. 355
una (Je las puertas, sin apartarse ni por un instante
de su ministerio por eso sus hermanos
: los levitas
les aparejaron también la comida,

16 De esta suerte se cumplió, según rito, con


todo el culto del Señor en aquel dia, celebrando
la Pascua, y ofreciendo los holocaustos sobre e]
altar del Señor, conforme á la orden del rey Jo-
sías.

17 Así pues los hijos de Israel que se hallaron


allí, celebraron entonces la Pascua y la fiesta de
los ázymos por siete dias.
18 No hubo Pascua semejante á esta en Is-
rael desde el tiempo del profeta Samuel ; ni hubo
ninguno de todos los reyes de Israel que como Jo-
sías celebrase una tal Pascua con los sacerdotes
y
levitas y con todo Judá, y cuantos se hallaron allí
,

de Israel, y con los habitantes de Jerusalem.


19 Celebróse esta Pascua el año décimo octavo
del reinado de Josías.
20 Después de haber Josías restaurado el Tem-
plo, Necháo rey de Egypto salió á campaña para
sitiar á Chárcamis ', contigua al Euphrates ; y Jo-
sías marchó contra él.
"

21 Pero Necháo envió á decirle por sus emba-


jadores ¿ Qué motivo hay de disensión entre nos-
:

otros dos , oh rey de Judá ? Yo no vengo ahora


á pelear contra tí, sino contra otra casa, contra la

1 Ciudad de los assyrios.


2 Tal vez sin coasnltar á Dios.
35G LIBRO SEGUNDO DEL PARALlPoMENO.X.

la cual Dios me ha mandado salir á toda jjries.i :

deja pues de oponerte á Dios , el cual está con-


migo ; no sea qwe el Señor te quite la vida.
22 ¡So quiso Josías retirarse, sino qne se pre-
paró para darle batalla, sin querer escuchar las
palabras de Necháo, qne eran de Dios ; y avanzó
para venir á las manos en el campo de iMageddo.
23 Allí fue herido por los flecheros, y dijo á sus
criados : Sacadme fnera del combate, pues estoy
gravemente herido.
24 Ellos le pasaron de su coche á otro, que le
seguia según estilo de los reyes, y le llevaron á
Jerusalem, donde murió ; y fue sepultado en el
panteón de sus padres. Lloráronle todo Judá y
Jerusalem ;

25 sobre todo Jeremías, ciivas lamentaciones

sobre Josías repiten todos los cantores y cantoras


hasta hov dia : tanto que ha venido á ser este uso
como una lev en Israel. Sj hallan escritas estas

cosas entre las lamentaciones.


26 Las demás acciones de Josías y sus buenas
obrasj según lo que está prescrito en la Ley del
Señor.
27 sus hechos, diffo, desde el principio al fin,

está todo escrito en el libro de los reyes de Judá


V de Israel.
357

CAPÍTULO XXXVl.
Joacház , Joakim, Joachín, y Sedecías, ídthnos reyes de
Ju(lá,y sií cautiverio. Nabuchódonosor destruye á Jeru-
salein.Cyro permite que los judíos vuelvan á ella.

1 Entonces el pueblo de la tierra tomó á Joa-


cház , cuarto liljo de Josías , y le alzó por rey en
Jerusalem en lugar de su padre.
2 De veinte y tres años era Joacház cuando co-
menzó á reinar y tres meses reinó en Jerusalem.
;

3 Porque el rey de Egypto viniendo á Jerusa-


lem le depuso y multó el país en cien talentos
,

de plata y un talento de oro ;

4 y en lugar de él estableció por rey sobre


Judá y Jerusalem á su hermano Eliakim primo- ,

f/énito ele Josias cambiándole el nombre en el de


,

Joakim y se llevó consigo á Joacház y le con-


; ,

dujo á Egypto.
5 Veinte y cinco anos tenia Joakim cuando en-
tró á reinar, y once años reinó en Jerusalem é ;

hizo el mal en la presencia del Señor su Dios.


6 Contra este vino Nabuchódonosor rey de los
cháldeos , y le condujo atado con cadenas á Baby-
lonia'
»..i.— -.i-i^. .111.1 . 11. ^. ...^ — — I
fM

1ñebreo Atóle con dos cadenas -pava llevarle etc.


: ,

Quiza volvió á Jerusalem, y se rebeló otra vez. IV. Reg.


XXIV. Jerem. XXII. y. 19. Acaso uo llegó á Babylonia
Ó volvió luego á Jerusalem hecho tributario ; y rebelándose
31
358 LIBRO SEGUNDO DEL PARALIPOMENON.

7 á donde trasportó también los vasos del Se-


ñor, y los colocó en su Templo.
8 Las otras acciones de Joakira y las abomi- ,

naciones que cometió y las maldades que se ha-


,

llaron en él, se contienen en el libro de los reyes


de Judá y de Israel. Succedióle en el reino su
hijo Joachín.
9 De ocho años *
era Joach;n cuando entró á
reinar, y meses y diez dias reinó en Jerusa-
tres
lem ; é hizo el mal en la presencia del Señor.
10 Corriendo el año , envió el rey Nabuchó-
donosor sus gentes á prenderle y le conduje- ,

ron á Babylonia trasportando al mismo tiempo


,

los vasos mas preciosos del Templo del Señor. E


hizo rey de Judá y de Jerusalem á Sedéelas su tio

paterno.
11 Veinte y un años tenia Sedecías cuando
empezó á reinar y once años reinó en Jeru-
,

salem.
12 É hizo el mal delante de los ojos del Señor
su Dios : ni respetó la persona de Jeremías pro-
feta que le hablaba de parte del Señor.
,

13 Rebelóse ademas contra el rey Nabuchó-

fue muerto y arrojado su cadáver fuera de la ciudad. IF.


Rcg. XXIV. v.\. Nota.
1 En el libro IV de los reyes cap. XXIV. v. 8, se dice,
que era 18 flñoí. Crée.se que á los 8 años fue asoci'ído al
¿fe

trono,y que á los 18 comenzó á reinar solo, por muerte de


su padre. Véase Chronología Vulgala etc. , ,
CAPÍTULO XXXVI. 359

tlüiiosor ,
que le había hecho prestar juiamento
de fidelidad en el nombre de Dios :
y endureció
su cerviz y su corazón ,
para no convertirse al

Señor Dios de Israel,


14 Igualmente todos los príncipes de los sa-
cerdotes y el pueblo prevaricaron también im-
píamente , imitando todas las abominaciones de
los gentiles , y profanaron el Templo del Señor,
que el se habia consagrado para sí en Jerusalem.
15 Entretanto el Señor Dios de sus padres les
hacia hablar por medio de sus enviados los profe-
tas, amonestándolos de dia y de noche ;
sin cesar

pues quería perdonar á su pueblo y á la mansión


suya.
16 Masmofaban de los
ellos se enviados de
Dios , ni hacían caso alguno de sus palabras , é
insultaban á los profetas hasta que , descargó el
furor del Señor sobre su pueblo y ,
no hubo Y'^^

remedio.
17 Porque trajo contra ellos al rey de los chál-
deos, que pasó á cuchillo á sus jóvenes en la casa
de su Santuario. No tuvo compasión del mancebo,
ni de la virgen , ni del anciano , ni aun del decré-
pito : á todos los entregó Dios en sus manos
18 Y trasportó á Babylonia todos los vasos de
la Casa del Señor , tanto los grandes como los
pequeños , y los tesoros del Templo , y del rey ,

y de los magnates.
19 Los enemigos pegaron fuego á la Casa de
Dios , y demolieron los muros de Jerusalem : que-
360 LIBRO SEGÜÍS'DO DEL PARALIPOMLNON.

marón todas las torres y destruyeron todo cuan-


to había precioso.
20 Si alguno pudo escapar del cuchillo , lle-
vado á Babylonia^ fue esclavo del rey y de sus hi-
jos, hasta que tuvo el imperio C¡^ro e! rey de los
persas ,

21 y llegó el cumplimiento de la palabra del


Señor pronunciada por Jeremías , y la tierra hubo
celebrado sus sáb¿idos '
; pues todo el tiempo de
su desolación estuvo en un sábado ó descanso con-
tinuo , hasta que se cumplieron los setenta años.
22 Mas el año primero de Cyro rey de los
persas, en cumplimiento de la palabra del Señor
pronunciada por boca de Jeremías, movió el Se-
ñor el corazón de Cyro rey de los persas ; el cual

mandó publicar en todo su reino , también por


escrito , este decreto :

23 Esto dice Cyro rey de Persia : El Señor


Dios del cielo me ha dado todos los reinos de la
tierra , y él mismo una
rae ha mandado edificarle
Casa en Jerusalem ciudad de Judea ¿quién hay
, :

entre vosotros que pertenezca á su pueblo ? El


Señor Dios suyo sea con él, y póngase en camino
parct su tierra.

1 O hubierou descansado los campos , los cuales habían


quedado sin cultivo.

fin del libro segundo del


paralipÓmenon.
LA

SAGRADA BIBLIA,
NUEVAMENTE TRADUCIDA AL ESPAÑOL ,

Ü ILUSTRADA CON NOTAS


POR

DON FÉLIX TORRES A3IAT.

EDICIÓN REIMPRESA DE LA SEGUNDA DE MADRID.

TOMO VI.

LOS DOS LIBROS DE ESDRAS Y LOS DE ,

TOBÍAS, JUDITH, ESTHÉR Y JOB.

parís ,

LIBRERÍA DE LOS SS. D. VICENTE SALVa' K HIJO,


CALLE DE LILLE , N°. 4.

1836.
Imprenta de J, Smith, calle de Moutuiüreucy, u, Ifi.
ADVERTENCIA
SOBRR

EL LIBRO PRIMERO DE ESDRAS.

Este libro ha sido venerado siempre por la


Iglesia como Escritura sagrada y canónica.
Como tal lia sido también respetado por la
Synagoga, lacualsolia itnirle en ítn solo vo^

lumen con el de Nehemías, llamado por eso


libro II de Esclras. Aunque hay cuatro libros

con el nombre de Esdras, la Iglesia solamente


ha reconocido como canónicos los dos prime-
ros. La iglesia griega reconoce también por
canónico el tercero; pero 7io consta la auten-
ticidad de los dos líltimos, ni que hayan sido

inspirados por Dios. Fue Esdras de la estir-


pe sacerdotal , nieto ó descendiente del pon-
tí/ice Saraias, que fue muerto por J^abuchó"
donosor , como se refiere en el libro IV de
los reyes c. XX F. v. iS, 21. Siendo joven
ToM. Vi. 1
2 ADVERTENCIA.

fue llevado Ésdras á Babylonia con todos los

demás cautivos después de haber sido toma-


,

da Jerusalem, é incendiado el Templo. Por


su grande estudio en la Ley del Señor y en
las prácticas del pueblo judaico, mereció ser
llamado Escriba veloz f/. Esdr. Vil. v. Q.J,

esto es , doctor insigne y venerando. Créese


que Esdras volvió d Jerusalem con Zoroba-
bel ;
pero habiendo logrado los enemigos del
pueblo hebreo impedir la restauración del
Templo^ se restituyó á Babylonia, donde
habitó hasta que obtuvo de Artajerjes ,
por
sobrenombre Longimano, el permiso de vol-
ver d Judea con cuantos quisiesen seguirle,
y muchas gracias y privilegios á favor de los
hebreos. Tuvo la principal autoridad en Je-

rusalem, hasta que llegó Nehemias, enviado


por Artajerjes , en calidad de gobernador de
la Judea , el cual se dirigió siempre por los

consejos de Esdras. Es tenido generalmente

por autor de este Libro.


En los seis primeros capítulos se refiere

como Cyro concedió la libertad á los Jiebreos^

la llegada de Zorobabel á Jerusalem) la reno-


ADVERTENCIA. 3

vacion de los sacrificios ; la restauración del

Templo, la cual luego se suspendió por orden


de Artajerjes ; las exhortaciones de los dos

profetas Zachdrías y Aggeo cuando animaban


al pueblo á continuar la obra del Templo ; y
finalmente el permiso de Darío para termi-
narla. Después de esto, leemos que animado
de un santo zclo, emprendió corregir los abu-

sos que podian de nuevo provocar la indigna-

ción divina contra el pueblo; y con sus ple-


garias y lágrimas de penitencia alcanzó del
Señor que el rey se convirtiese , y que toda la
nación se obligase , con un nuevo y solemne
pacto^ d la observancia de la Ley. En el libro
II. 6 de Nehemías , vemos al mismo Esdras
ocupado en leer y complicar al pueblo la Ley
del Señor, y que se hace mención de el como
de uno de los principales apoyos de la nueva
república. Nehem. VIII.

Este libro I. de Esdras comprende la his-

toria de ochentay dos años : desde el año 3A68


en que Cyro, por muerte de su padre Cambyses
y de Ciaxar su suegro rey de la
rey de Persia
Media, reunió en si la monarquía de Oriente;
4 ADVERTENCIA.

hasta el ano 555o, que era el XX del rei-

nado de Artajerjes por


,
otro nombre Longi-
mano.
LIBRO PRIMERO

DE ESDRAS.
iga »

CAPITULO PRIMERO.

Cyro, inspirado de Dios, acabados los setenta años del cau-


tiverio del pueblo de Israel, le da la libertad, y le restituye
los vasos sagrados ; y permite que sea reedificado' el
Templo de Jerusalem '

1 El año primero del imperio de Cyro , rey de


los persas ,
para que se cumpliese la palabra del
Señor pronunciada por Jeremías , movió el Señor
el ánimo de Cyro, rey de los persas , el cual hizo

publicar por todo su reino , aun por escrito , el

siguiente decreto '

2 Esto dice Cyro, rey de los persas : El Señor


-" - _____ ^ _ ^^

1 Año del Mundo


3468 ; antes de Jesu-Christo 536,
2 Habia reinado ya Cyro veinte años en Persia. Tomada
después Babylonia, reunió el imperio de los medos, de los
asyrios, y de los cháldeos, fundando la gran monarquía per-
siana, que fue después sojuzgada por Alejandro. Refiere el
historiador Josepho hebreo, que se hizo leer á Cyro lo que
Isaías tanto tiempo antes habia vaticinado de él, de sus con-
quistas, y de lo que haría á favor de Jerusalem y del Tem-
plo [Imas XHV, 28.), Al ver Cyro el cunoplimieuto de
|B LIBRO PRIMERO DE ESDRAS.

Dios del cielo es el que me ha dado todos los rei-


nos de la tierra , y él me ha mandado edificarle
Casa ó Templo en Jerusaleai , ciudad de la Judea.
¿Quién de entre vosotros pertenece á su pue-
3
blo? Su Dios sea con él. Vava á Jerusalem ciudad ,

de la Judea, y edifique la Casa del Señor Dios de


de Israel. El Dios verdadero es aquel que está en
Jerusalem.
4 Y todos los demás que se quedaren , donde
quiera que habiten , ayúdenle desde el lugar de su
residencia con plata y oro y otras cosas y con
, ,

ganados , ademas de lo que voluntariamente ofrez-


can al Templo de Dios que está en Jerusalem. ,

5 Con esto se pusieron en camino los príncipes


de de Judá y de Benjamin y los sa-
las familias ,

cerdotes y levitas y todos aquellos cuyo corazón


,

movió Dios para ir á reedificar el Templo del Se-


ñor ,
que está en Jerusalem.
6 Y todos aquellos que vivían en la comarca, les
ayudaron ,
poniendo en sus manos vasos de plata
y oro , hacienda y alhajas, ademas de
,
jumentos ,

otras ofrendas voluntarias que habian hecho.


7 El mismo rey Cyro hizo sacar los vasos del
Templo del Señor, que Nabuchódonosor habia
traído de Jerusalem, y colocado en el Templo de
su Dios.

dichas profecías, no pudo menos de admirarse y de favo- ,

recer á una nación tan visiblemente privilegiada de Dios.


//. Paral XXXVI. v. 22. — Jerem. \XXV. i\ 12. s/

XXIX. V. 10. — /*. XLV. V. 13. XLVI. v. 11.


CAPITULO II. 7

8 Hízolos sacar Cyro , rey de los persas, por


mano de Mitlirúlates, liijo de Gazabar, tesorero,
que se los entregó por cuenta á Sassabasar, ó Zo-

robabel ^
príncipe de Jada.
9 Hé aquí el número de ellos : treinta copas de

oro , miUopas de plata, veinte y nueve cuchillos ,

treinta tazas de oro ,

10 cuatrocientas y diez tazas de plata de segun-


da magnitud , y mil otros vasos '.
1 vasos de oro y de plata
La suma de todos los

ascendia á cinco mil y cuatrocientos todos estos :

los llevó Sassabasar al tiempo que volvian á Je •

rusalera los que habian sido trasportados cautivos


á Babylonia.

CAPÍTULO IL :

Lista de los. que volvieron del cautiverio de Babylonia a


Jerusalem.

1 Estos son los hijos de la provincia de Judea ,

que , del cautiverio de Babylonia á que habian si-

do, conducidos por rsabuchódonosor rey de Baby-


lonia, se pusieron en camino, y regresaron á Je-
rusalem y á Judá , cada cual á su pueblo :

2 los cuales vinieron con Zorobabel , y con Jo-


sué , Nehemías , Saraías , Rahelaías , Mardochái
Belsan , Blesphar, Beguai , Rehum , y Baana. Hé
aquí la suma de los varones del pueblo de Israel

1 Es decir, los otros vasos pequeños y menos apreciables


fueron á millares.
^ LIBRO PRIMERO DE ESDRAS.

3 Hijos de Pharós ' , dos mil ciento setenta y


dos.
4 Hijos de Sephatía , trescientos setenta y dos.
5 Hijos de Área, setecientos setenta y cinco.
6 Hijos de Phahath Moab , de la estirpe de Jo-
sué : de Joab
dos mil ochocientos y doce.
,

7 Hijos de Elam, mil doscientos cincuenta y


cuatro.
8 Hijos de Zethúa , novecientos cuarenta y
cinco.
9 Hijos de Zachái , setecientos sesenta.
10 Hijos de Bani , seiscientos cuarenta y dos.
11 Hijos de Bebai . seiscientos veinte y tres.
12 Hijos de Azgad , mil doscientos veinte y
dos.
13 Hijos de Adonicam , seiscientos sesenta y
seis.

14 Hijos de Beguai, dos mil y cincuenta y


seis.

15 Hijos de Adin , cuatrocientos cincuenta y


cuatro,
16 Hijos de Atber, que descendían de Ezechias,
noventa y ocho.

1 La palabra hijos, cuando se junta alnombre de algún


lionibre , significa sus descendientes ; cuando se junta al
nombre de una ciudad, significa ciudadanos, rcoradores ú
oriundos de tal ciudad. En este y otros caiJitulos no sieni •

pre es fácil determinar la calidad de los nombres. Véase


Hijo,
CAPÍTULO 11. í)

17 Hijos de Besai , trescientos veinte y tres.


18 Hijos de Jora , ciento y doce.
19 Hijos de Hasum , doscientos veinte y tres.
20 Hijos de Gtíbbar, noventa y cinco.
21 Hijos, /i oriundos, de Bethlehem, ciento vein"
te y tres.

22 Varones de Netupha , cincuenta y seis.


23 Varones de Anathoth , ciento veinte y ocho.
24 Hijos de Aznciaveth , cuarenta y dos.
25 Hijos de Cariatliiarim , de Cepliira , y de
lieroth , setecientos cuarenta y tres.
26 Hijos de Rama , y de Gabaa , seiscientos
veinte y uno.
27 Varones de Machmas , ciento veinte v dos.
28 Varones de Bethel y de Hai , doscientos
veinte y tres.

29 Hijos de Nebo , cincuenta y dos.


30 Hijos de Blegbis ciento cincuenta y seis.
,

31 Hijos del otro Elam , mil doscientos cin-


cuenta y cuatro.
32 Hijos de Harim , trescientos y veinte.
33 Hijos de Lod , de Hadid , y de O no , sete-
cientos veinte y cinco.
34 Hijos de Jerichó , trescientos cuarenta y
cinco.
35 Hijos de Senaa , tres mil seiscientos treinta.
— 36 Sacerdotes qiie volvieron á Jcriisalcm : los
bijos de Jadaia de la familia de Josué , novecien-
tos setenta y tres.

37 Hijos de Emmer , mil cincuenta y dos.


10 LIBRO PRIMERO DE ESDRAS.

3S Hijos de Phesliur , rail doscientos cuarenta

y siete.
39 Hijos de Harim , mil diez y siete.
— 40 Levitas : los hijos de Josué , y de Cedmi-
liel , de los descendientes de Odovías , setenta y
cuatro.
— 41 Cantores : los hijos de Asaph, ciento veinte
V ocho.
42 Hijos de los porteros: los liijos de Sellúm,
los hijos de Ater , los hijos de Telmon , los hijos

de Aecub , los hijos de Hatita , los hijos de Sobai ;

todos ciento treinta y nueve.


43 Nathineos '
: los hijos de Siha , los hijos de
Hasupha , los hijos de Tabbaoth ,

44 los hijos de Ceros, los hijos de Siaa , los

hijos de Phadon ,

45 los hijos de Lebana , los hijos de Hagaba,


los hijos de Accub ,

46 los hijos de Hagab , los hijos de Semlai,


los hijos de Hanan ,

47 los hijos de Gaddel, los hijos de Gaher, los


hijos de Raaia ,

48 los hijos de Rasin , los hijos^de Necoda , los


hijos de Gazam ,

49 los hijos de Aza , los hijos de Phasea , los


hijos de Besee ,

1 O gabaouitas, que estaban al servicio del Templo, Jo-


sué' IX. V. 21 —1 Pamlip. IX. v.2.
CAPÍTULO II. 1 I

50 los hijos de Aseua , los hijos de Munim,


los hijos de Nephusim ,

51 los hijos de Tíacbuc , los liijos de Harn|»ha,


los hijos de Haihur,
52 los hijos de Besluth , los hijos de Mahida,
los hijos de Harsa
53 los hijos de Bercós , los hijos de Sisara , los

hijos de Thema
54 los hijos de Nasía , los hijos de Hatipha.
55 Hijos de los siervos de Salomón '
: los hi-

jos de Sotai , ios hijos de Sophereth , los hijos de


Pharuda,
56 los hijos de Jala , los hijos de Dercon , los
hijos de Geddel ,

57 los hijos de Saphatías , los hijos de Hatil.


los hijos de Phochéreth,rjue eran oriundos de Ase-
baim , los hijos de Ami.
58 Todos los nathineos , y los hijos de los sier-

vos de Salomón , trescientos noventa y dos.


— 59 Y estos son los que partieron de los d/'slri-

tos de Thelmala , Tlielharsa , Chérub y Adon.


,

y Eraer ; y no pudieron señalar la familia y estir-


pe de sus padres en prueba de ser oriundos de
Israel.

(50 Los hijos de Dalaia , los hijos de Tobía , los


hijos de Necoda , seiscientos y cincuenta y dos,
(31 Y de los hijos de los sacerdotes : los hijos
de Hobia , los hijos de Accos , los hijos de Ber-

1 ///. Reg. rX. V. 20. 24.


12 LIBRO PRIMERO DE ESDRAS.

zelíai , el una de las hijas de Ber-


cual se casó con
zellai de Galaad y tomó su nombre:
'
,

62 estos tales buscaron la escritura de su ge-


nealog-ía y no la hallaron, por lo que fueron ex-
,

cluidos del sacerdocio.


63 Y diñóles Athersatha
"^
que no comiesen de
las ofrendas santificadas , hasta tanto que se pre-
sentase un pontífice docto y perfecto ^.

— 64 Toda esta muchedumbre, unida como si

fuese un hombre solo , era de cuarenta y dos mil


trescientos y sesenta,
65 sin contar sus esclavos y esclavas ,
que eran
siete mil trescientos treinta y siete ^ ; y entre
ellos doscientos cantores y cantoras.

1 Descendientes de aquel viejo Berzellai, tan afecto á


David. //. Reg. XVIII. r. 28 XIX. v. 31.
2 Esto es, Nehemías. //. Esd. VIH. v. 9.
3 En la versión de los Setenta están en dativo las pala-
bras que corresponden á docto y sabio, toíí (pcer/^ci/í-/ xct.)
Tois TíKíloi;, y con esto se acerca mas al original hebreo,
donde se dice :
u^DH'^T ü^n^N? leürim , velelhúmim.
Sabido es que estas dos palabras iirim y lliumim forman la
frase de las considtas que el Sumo pontífice hacia a Dios,
entrando en el Santa-San'orum á la presencia del Arca,
,

donde recibia las respuestas. Lo mismo ocuiTe en el libro


II. de Esdras cap. Vil. v. 65.

4 Entrañen esta suma no solólos de las tribus de Judá ,


de Benjamin y de Le^í, sino los de las otras trihus que
aquí no se expresan y ron los siervos y siervas compon-
;

drían el número total de los cincuenta mil ó poco menos


CAPÍTULO Ilí. 13

66 Tenían setecientos treinta y seis caballüs,


y iloscier.tos cuarenta y cinco mulos,
G7 cuatrocientos treinta y cinco camellos, seis
mil setecientos y veinte asnos.
68 Y algunos príncipes ó primeras cabezas de
familias , al llegar al luyar del Templo del Señor
en Jerusalem , hicieron espontáneamente ofren-
das para reedificar la Casa de Dios en su mismo
sitio.

69 Dieron , según las facultades de cada uno ,

para los gastos de la fábrica sesenta y un mil


sueldos ó (hacinas de oro , cinco mil marcos de
plata , y cien vestiduras sacerdotales.
70 Finalmente los sacerdotes y levitas , y los

del pueblo , y los cantores , y los porteros , y los

nathineos se avecindaron en sus ciudades ; y de


cuantos israelitas volvieron , se fue cada cual á su

pueblo.

CAPÍTULO 111.

Convocado el puehlo en Jerusalem , es erigido el altar, en


el cual se ofrecen sacrificios. Celébrase la fiesta ds los
Tabernáculos, y pónense los cimientos del Templo.

1 Llegado ya el mes séptimo , los hijos de


Israel que estaban en sus ciudades , se reunieron

que volvieron á la Judea. S. August, ¡ib. XVIII. De Civil.

Dei, c. XXV I.

2
14 LIBRO PRIMERO DE ESDRAS.

todos, como si fuesen un solo hombre . en Jeru-


salem.
2 Donde el pontífice Josué, hijo de Josedec, con
sus hermanos los y Zorobabel hijo
sacerdotes ,

de Salathiel , con sus hermanos emprendieron el ,

edificar el altar del Dios de Israel para ofrecer en


él los holocaustos , según está escrito en la Ley
de Moysés varón de Dios.
3 Colocaron pues el altar de Dios sobre sus
basas, á pesar del temor en que los ponian los
pueblos idólatras de las regiones circunvecinas
y sobre este altar ofrecieron al Señor el holocaus-
to de la mañana y el de la tarde.

4 Celebraron asimismo la solemnidad de los

Tabernáculos conforme está prescrito


, y ofre^ ,

cieron el holocausto diario según está mandado


,

hacer todos los dias ;

5 y ademas el holocausto perpetuo , tanto en


las calendas , como en todas las solemnidades con-
sagradas Señor, y siempre que se ofrecía espon-
al

táneamente ofrenda al Señor.


G Desde el mes séptimo em-
primer dia del
pezaron á ofrecer holocaustos al Señor, aunque
todavía no se hablan echado los cimientos del Tem-
plo de Dios.
Pero distribuyeron dinero á los canteros y
7 ,

albañiles y asimismo dieron de comer y beber,


;

y aceite á los sidonios y tyrios, puraque tras-

portasen madera de cedro desde el Líbano al mar


CAPÍTULO III. 15

de Joppe , set^un se lo habla ordenado Cyro , rey


(le Persla.
8 Al segundo año de su arribo al luijar del

Templo de Dios en Jerusaleni en el mes segundo, ,

pusieron mano á la obra Zorobabel hijo de Sa-


lathiel y Josué hijo de Josedec
,
con los otros ,

hermanos suyos sacerdotes y levitas y todos los ,

(jue habían venido del cautiverio á Jerusalem v ,

destinaron á los levitas de veinte años arriba para


dar priesa á la obra del Señor.
9 Josué pues, y sus hijos, y hermanos, y Ced-
mihel con sus hijos , y iodos los hijos de Judá ,
unidos como si fuesen un solo hombre , estaban
dando priesa á los que trabajaban en la fábrica del
Templo de Dios; y lo mismo hadan los hijos de
Henadad y los hijos de estos y sus hermanos los
, ,

levitas.

10 Echados que fueron los cimientos del Tem-


plo del Señor por los albañiles , se presentaron
los sacerdotes revestidos de sus ornamentos , con
las trompetas , y los levitas hijos de Asaph con los
címbalos ,
para cantar las alabanzas de Dios con
salmos de David rey de Israel
11 y cantaban himnos y alabanzas al
á coros
Señor, repitiendo: Que es bueno, y que es
eterna su misericordia para con Israel. Al mismo
tiempo todo el pueblo prorumpia á grandes voces
en alabanzas al Señor ,
por ver echados los fun-
damentos del Templo del Señor.
12 Muchísimos de los sacerdotes y levitas , y
IG LIBRO rRI^iiERO DE ESDRAS.

de los príncipes de faaiiUas , y de los ancianos


que habian visto el primer Templo, viendo echar á
sus ojos fundamentos de este segundo llo-
los ,

raban con grandes gemidos: al paso que muchos


alzaban la voz gritando de alearla.
13 Ni se podian distinguir los gritos de alegría,
de los clamores de aquellos que lloraban ;
porque
todo el pueblo gritaba confusamente á grandes
voces, cuyo eco se oía de muy lejos.

CAPÍTULO IV.

Lo*' samarilanos impiden la reedificación del Templo y ciu-


dad; y consiguen que se interrumpa la obra hasta el se-
gundo año de Darío.

1 Entretanto entendieron los enemigos de Judá


y de Benjamin que estos que habian vuelto del
cautiverio, edificaban el Templo del Señor Dios de
Israel
2 y vinieron á encontrar á Zorobabel y á los

príncipes de las familias, diciendo : Permitidnos


cooperar con vosotros á la fábrica ;
puesto que
seguimos del mismo modo que vosotros á vuestro
Dios, y le ofrecemos sacrificios desde el tiempo
que Asor Haddan rey de Asyria, nos envió acá '.
,

1 Que no habian visto la magnificencia del primero.


I En el libro IV. de los reyes c. XVII. v. 24, se refiere
que el rey de Asyria envió colonos al pais de las diez tri-
bus ; los cuales, infestados de leones y otras bestias fieras,
CAPÍTULO iV. 17

3 Mas Zorobabel y Josué con los demás prín-


cipes de las familias de Israel les respondieron :

No podemos unirnos con vosotros para edificar la


Casa á nuestro Dios sino que nosotros solos
;
la

edificaremos al Señor Dios nuestro torao nos ,


lo

tiene mandado Cyro, rey de los persas.

4 De aquí resultó que la gente de aquella tierra


inquietaba á los obreros del pueblo de Judá, y
les estorbaba la fábrica.
5 Ademas sobornaron contra ellos consejeros
del rey ,
que les frustraron su designio durante la

vida de Cyro rey de los persas, y hasta el reinado


de Darío rey de Persia.
6 Luego que entró á reinar Assuero ', escri-
bieron una acusación contra los moradores de Ju-
dá y de Jerusalem.
7 Y en el reinado de Artajerjes, Beselam Mi-
tlirídates,yThabeel y los demás de su partido en-
viaron al rey de los persas Artajerjes una carta
llena de acusaciones, escrita en lengua syriaca y
con caracteres syriacos.
8 Reum Beelteem ^ v Samsai secretario escri-

coraenzaron á adorar al Dios de Israel, pero sin dejar del

todo el culto de sus ídolos. De


y de varios
estos colonos ,

judíos se formó el pueblo samaritano que desde este tiem- ,

po fue enemigo irreconciliable de los judíos. Véase Sama-


ritano.
1 El mismo que Cambyses , hijo de Cyio.
2 Esto es, gobenuidor. Beelteem es nombre de oficio ó
i 8 LIBRO PRIMERO DE ESDRAS.
bieron sobre Zas cosas de Jerusalem una carta al

rey Artajerjes del tenor siguiente :

9 Reum Beelteera y Sarasai secretario, y los


tiernas consejeros suyos, los dineos y apharsatha-
chéos, los terphaleos, apharseos, erchúeos, baby-
lonios, susanechéos, dievos y los elamitas,
10 y los otros de las demás naciones que tras-
portó el grande y glorioso Asenaphar, y condujo
á habitar pacíficamente en las ciudades de Samarla,
y en las otras regiones de la otra parte del rio,
11 (tal es la copla de la carta que le enviaron)
aire}' Artajerjes, tus siervos , los habitantes de la

otra parte del rio, salud.


12 Sepas, oh rey, que los judíos que partieron
de ahí para acá, han llegado á Jerusalem, ciudad
rebelde y malvada, la cual están reedificando, y
levantando sus murallas y reparando las paredes.
13 Advierte pues, oh rey, que si esta ciudad se
reedifica y se reparan sus muros, no pagarán ya
mas tributo, ni alcabalas, ni rentas anuales, y el

daño este llegará hasta los reyes.


14 Nosotros pues, teniendo presente la saló el

pan '
que hemos comido en palacio, y porque cree-

dignidad. Algunos le traducen gobernador, tesorero, can-


ciller, etc.

I De la palabra sal viene el nombre de como


salario
(

dice Plínio lib. XXXI. c. 7.) comida que


para significar la
se daba á los que servían á los principes, y después aun
aquello que se les daba en dinero para que ellos se la com-
prasen.
CAPÍTULO IV. 10

raos ser una maldad el estarnos contemplando los

perjuicios del rey ,


por eso enviamos á dar parte
al rey ;

15 á ün de que tú, Scuor, hagas registrar los


libros de las historias de tus predecesores, en cuyos
anales hallarás escrito y verás,que la tal ciudad es
una ciudad rebelde y enemiga de los reyes y de
las otras provincias, y como ya de tiempos anti-

guos se fraguan en ella las rebeliones, por lo cual

dicha ciudad fue ya arruinada.


16 Nosotros aseguramos al rey que si esta ciu-
dad se reedifica y vuelven á levantarse sus muros,
no tendrás dominio alguno á la otra parte del
rio.

17 Respondió el rey á Ueum Beelteem y á


Samsai secretario , y á los otros habitantes de Sa-
maría que eran del consejo de ellos , y á los demás
de la otra parte del rio ^ diciéndoles , después de
saludarlos :

18 La acusación que me habéis enviado, se ha


leido palabra por palabra en mi presencia,
19 He
dado luego mis órdenes para que se re-
gistrasen los anales y se ha hallado que esa ciu-
,

dad ya de tiempos antiguos se rebela contra los


reyes v levanta sediciones y guerras.
,

20 Porque hubo en Jerusalera reyes poderosí-


simos que han dominado á todo el pais de la otra
,

parte del rio Euphrates, los cuales exigían tribu-


tos y alcablas , y otros derechos.
21 Ahora pues , oid nuestra decisión : Prohibid
20 LIBRO PRIMERO DE ESDRÁS.

á esa gente la reedificación de dicha ciudad, hasta


tanto que yo quizá mande otra cosa.
22 Mirad que no seáis negligentes en ejecutar
esto ; no sea que poco á poco vaya cundiendo el

mal en perjuicio de los reyes.


23 Con esto fue leido el traslado del edicto del
rey Artajerjes en presencia de Reura Beelteem
y de Samsai secretario y de los de su consejo
, ,

y á toda priesa pasaron á Jerusalera y de mano ,

armada hicieron desistir a los judíos,


24 Interrumpióse entonces la fábrica de la Casa
del Señor en Jerusalem y no volvió á empren-
,

derse hasta el año segundo del reinado de Darío ,

rey de los persas.

CAPITULO V.

A las exhortaciones de los profefasAggeo y Zachárias vuel-


ve á emprenderse la fábrica del Templo , á 2)esai' de los

enemigos.

1 En este tiempo profetizaron el profeta Aggeo,


y Zachárias hijo de Addo predicando á los judíos
,

que habitaban en la Judea y en Jerusalera en nom-


bre del Dios de Israel.

2 Entonces Zorobabel hijo de Salathiel , y Jo-


sué hijo de Josedec se pusieron de nuevo á conti-
nuar la fábrica del Templo de Dios en Jerusalem,
y estaban con ellos los profetas de Dios que los
ayudaban.
CAPÍTULO V. 21

3 Eli aquel mismo tiempo vinieron á encontrar-


los Thatlianai ,
gobernador de la otra parte del
rio y Stharbuzanai
,
con sus consejeros y les , ,

dijeron ¿ Quién os ha aconsejado que edificaseis


:

este Templo , y muros ?


restauraseis sus
4 A lo que respondimos, nombrando los auto-
res de esta reedificación.
5 Rías el ojo de su Dios , ó su providencia , miró
favorablemente á los Ancianos de los judíos , y así

no pudieron impedirles la fábrica. Convinieron al

finen que se diese parte á Darío, y que satisfacie-


sen entonces á aquella reconvención.
— 6 Copia de la carta que escribió al rey Darío Tba-
thanaigobernador del país de la otra parte del rio,
juntamente con Stharbuzanai, y sus consejeros los
arphasachéos. que moraban á la otra banda del rio.
7 La carta que le enviaron, decia así : Al rey
Darío y toda suerte de prosperidad.
, salud
8 Sepas oh rey, que nosotros hemos ido á la
,

provincia de la Judea á la Casa del Dios grande ,

que se fabrica de piedras no labradas ', fijando


vigas en las paredes ; y la obra se hace con toda
diligencia y va creciendo entre sus manos.
,

9 Hemos pues preguntado á aquellos Ancia-


nos, y les hemos dicho :
¿ Quién os ha dado fa-
cultad para edificar esta Casa , y restaurar estos
muros ?

10 Asimismo hemos querido saber sus nombres

1 Pero muy grandes y escogidas.


2'2 LIBRO PRIMERO DE ESDRAS.

para dar parte á tí , y así te ponemos por escrito


los nombres de los varones que son los principales
entre ellos.
1 La respuesta que nos han dado ha sido esta:
Nosotros somos siervos del Dios del cielo y de la
tierra y reedificamos un Templo que ya muchos
,

años antes habia sido fabricado , el cual levantó y


construyó un gran rey de Israel.
12 Pero habiendo nuestros padres provocado la

ira del Dios del cielo , los entregó él en manos


de Nabuchódonosor el cháldeo , rey de Babylo-
nia , el cual destruyó también esta Casa , y tras-
ladó su pueblo á Babylonia.
13 Mas el año primero de C^n'o , rey de Baby-
lonia , el rey Cyro dio un decreto para que esta
Casa de Dios fuese reedificada
14 pues aun los vasos de oro y de plata del
Templo de Dios, que Nabuchódonosor habia qui-
tado del Templo de Jerusalem y trasportado al ,

templo de Babylonia , los sacó el rey Cyro del


templo de Babylonia , y fueron entregados á uno
llamado Sassabasar ó Zorobahel á quien ademas
,

constituyó príncipe ú gobernador de los judíos ;

15 y le dijo : Toma estos vasos , y vé á repo-


)ierlos en el Templo de Jerusalem , haciendo que
la Casa de Dios sea reedificada en su anliguo sitio.

16 Entonces pues el tal Sassabasar , viniendo


acá , echó los cimientos del Templo de Dios en
Jerusalem , y desde aquel tiempo hasta ahora se
va edificando , v todavía no está concluido.
CAPÍTULO vr. -23

17 Ahora pues , s¡ parece bien al rey , haga


buscar en el archivo real ,
que está en Babvlonia,
si es ver(hitl que el rey Cyro mando reedificar la
Casa de Dios en Jerusalem, y háganos saber sobre
esto su real voluntad.

CAPÍTULO VI.

Darío confirma el decreto de Cyro : concliiyexe la Jábrica


del Templo-^ y ae celebra con grande alegría su dedica-
ción y la Pascua.
,

1 Entonces el rey Darío despachó sns ordenes,


y registráronse los libros que se guardaban en los

archivos de Babyíonia
2 y se halló en el cíe Ecbátana , fortaleza situa-
da en la provincia de Media , un volumen donde
estaba escrita la siguiente memoria :

3 Año primero del rey Cyro, El rey Cvro ha


decretado que se reedifique la Casa de Dios en su
sitio de Jerusalem , á fin de que se ofrezcan allí

sacrificios;y que se echen los cimientos correspon-


dientes á una elevación de sesenta codos v otros ,

tantos de anchura ó extensión ,

4 con tres órdenes de piedras sin labrar ,


y
otros órdenes de maderos nuevos :
y que los gas-
tos se suministren de la casa del rey.
Que ademas de esto se restituyan y repongan
5
en el Templo de Jerusalem en el lugar en que ,

antes estaban en el Templo de Dios, ¡os vasos


24 LIBRO PRIMERO DE ESDRAS.

de oro y de plata quitados por Nabucliódonosor


del Templo de Jerusalem, y trasladados á Baby-
lonia.
6 Ahora pues tú , Thathanai ,
gobernador del
territorio de la otra parte del rio, y tú , Stharbu-
zanai , con vuestros consejeros los apiiarsachéos,

que habitáis en el otro lado del rio , retiraos lejos


de ellos ,

7 y dejad fabricar el Templo de Dios al cau-


dillo de los judíos , y á sus Ancianos , y que reedi-
fiquen aquella Casa de Dios en su lugar :

8 sobre lo cual tengo también mandado cómo


debe precederse para con aquellos Ancianos de
los judíos á fin de que sea edificada la Casa de
,

Dios y es que del erario del rey esto es de


; , , ,

los tributos que paga el territorio del otro lado

del rio , se les suministren con puntualidad cau-


dales á dichos varones ,
para que no se retarde la

obra :

9 y que si fuere necesario , se les den cada


dia becerros y corderos , y cabritos para los ho-
,

locaustos al Dios del cielo , y trigo , sal , vino y


aceite , según el rito de los sacerdotes que están
en Jernsalem , de modo que no haya motivo al-

guno de queja :

?- 10 y de esta manera ofrezcan oblaciones al


Dios del cielo , y rueguen por la vida del rey y de
sus hijos.
Yo pues he decretado que cualquiera que
11
contravenga á esta orden se tome un madero de ,
CAPÍTULO VI. 25

SU casa y se plante en tierra , y sea en él clavado


el tal hombre , y confiscada la casa.

r¿ Disipe Dios , que estableció allí su sanio


Nombre todos los reinos y pueblos que extendie-
,

ren la mano para oponerse , ó destruir aquella


Casa de Dios que está enJerusalem. Yo Darío
,

he firmado este decreto que quiero se cumpla ,

puntualmente.
— 13 Thathanai pues ,
gobernador del país de
la otra parte del rio , y Stharbuzanai con sus con-
sejeros , ejecutaron exactamente la orden del rey-

Darío.
14 Los Ancinnos de los judíos por su parte
llevaban adelante la fábrica , saliéndoles todo con
felicidad , según la profecía de Aggeo profeta ,

y de Zachárías hijo de Addo y con esto erigie- ;

ron y construyeron el edificio por mandado del


Dios de Israel, y de orden de Cyro, y de Darío ,

y de Artajerjes reyes de Persia ,

15 y concluyeron la obra de esta Casa de Dios


el dia tres del mes de Adar ', en el año sexto del

reinado del rey Darío.


16 Entonces los hijos de Israel , y los sacerdo-
tes y levitas , y cuantos hablan vuelto del cauti-
verio , celebraron con gozo la dedicación ó consa-
gracion de la Casa de Dios ;

17 para cuya dedicación ofrecieron cien becer-


ros , doscientos carneros , cuatrocientos corderos,

1 O luna de febrero. V^éase Mes.


•26 LIBRO PRIMERO DE ESDRAS.

y doce machos cabríos por el pecado de todo Is-


rael, según el número de sus tribus :

18 y los sacerdotes fueron distribuidos por


sus órdenes y los levitas por sus turnos para
,

servir al culto de Dios en Jerusalem , como está


escrito en la Ley de Moysés.
— 19 Celebraron asiaiismo los hijos de Israel
venidos de su cautiverio la Pascua el dia catorce
del mes primero.
20 Porque los sacerdotes y levitas se hablan
purificado desde el primero al último ; estando
todos limpios , á fin de inmolar la Pascua por to-
dos los israelitas venidos del cautiverio y por sus
hermanos los sacerdotes , y por ellos mismos.
21 Y comiéronla los hijos de Israel vueltos de
la trasmigración , con todos aquellos que , sepa-
rándose^de la inmundicia 6 idolatría de las gentes
del pais , se habian agregado á ellos para seguir
al Señor Dios de Israel
22 y celebraron con alegría la solemnidad de
los ázymos durante siete dias ;
por haberlos el
Señor consolado , y por haber trocado á favor de
ellos el corazón del rey de Asyria para que les
ayudase , y diese la mano en la fábrica de la
Casa del Señor Dios de Israel.
•27

CAPÍTULO Vil.

Venida de Esdras á Jerusalem per comisión del rey Arta-


jerjea para instruir y gobernar al pueblo.

1 Después de estos sucesos, reinando Artajer-


jes rey de Persia, Esdras hijo de Saraías , hijo de
Azarías , hijo de Helcías ,

2 hijo de Sellúm , hijo de Sadoc , hijo de


Achitob ,

3 hijo de Amarías , hijo de Azarías , hijo de


Maraioth ,

4 hijo d-e Zarahías , hijo de Ozi , hijo de


Bocci
5 hijo de Abisué , hijo de Phinées , hijo de
Eleazar, hijo^de Aaron, que fue el primer sacer-
dote :

6 este Esdras jdigo , vino deBabylonia, el cual


era un escriba ó doctor muy diestro en la Ley de
Moysés, dada por el Señor Dios á Israel ; y ortor-
góle el rey todas sus peticiones, pues le protegí»
la mano del Señor Dios suyo.
7 y con el vinieron á Jerusalem varios de los
hijos de Israel , y de los hijos de los sacerdotes,

y de los hijos de los levitas , y cantores , y por-


teros , y nathineos , en el año séptimo del reina-
do de Artajerjes
8 y lleg-aron á Jerusalem el mes quinto del
dicho año séptimo de aqi'.el rey.
28 LIBRO PRIMERO DE ESDRáS.

9 Porque primero del primer raes em-


el dia
prendió su viage desde Babylonia y el primer ,

dia del mes quinto asistido de la benéfica mano


,

de su Dios , arribó á Jerusalem :

10 por cuanto habia Esdras dirigido su cora-


zón á la investigación de la Ley del Señor , y á
cumplir y á enseñar en Israel sus preceptos y
documentos.
11 Esta es la copia de la carta en forma de de-
creto ,
que dio el rey Artajerjes á Esdras sacer-
dote 5 escriba ó maestro muy instruido en las

palabras y mandamientos del Señor , y en las ce-


remonias prescritas por él á Israel.
12 Artajerjes, rey de los reyes, á Esdras sacer-
dote , escriba sapientísnuo de la Ley del Dios del
cielo , salud.
13 Ha sido decretado por mí que cualquiera
del pueblo de Israel , y de sus sacerdotes y levi-
tas, residentes en mi reino ,
que quisiere ir á Je-
rnsálem , vaya contigo :

14 puesto que tú eres enviado de parte del rey


y de sus siete consejeros 6 ministros '
á visitar la
Judea y Jerusalem ,
para arreglarlo todo conforme
á la Ley de tu Dios , en la cual estás tan versado:
15 y á llevar la plata y el oro, que así el rey
como sus consejeros han ofrecido espontánea-
mente al Dios de Israel, cuyo tabernáculo está
en Jerusalem.

1 Esther I. r. 10, 14.


CAPÍTULO Vil. 20

16 Ademas toda la plata y oro que recogieres


en toda la provincia de Babylonia de ofertas vo-
luntarias del pueblo , y lo que espontáneamente
ofrecieren los sacerdotes para la Casa de su Dios
que e?tá en Jerusalem ,

17 tómalo libremente, y cuida de comprar con


este dinero becerros , carneros , corderos y hos- ,

tias ú ofrendas con sus libaciones, y ofrece estas

tosas sobre el altar del Templo de vuestro Dios


que está en Jerusalem.
18 Y si á tí y á tus hermanos os pareciere bien
hacer alguna otra cosa del remanente de la plata

y del oro , ejecutadlo conforme á la voluntad de


vuestro Dios.
19 Asimismo los vasos que se te dan para ser-
vicio de la Casa de tu Dios , los presentarás de-
lante de Dios en Jerusalem.
20 En orden á lo demás que fuere menester
para la Casa de tu Dios, todo cuanto necesites
gastar, se te dará del tesoro y del fisco real
21 y por mí'. Yo el rey Artajerjes mando y
ordeno á todos los tesoreros del erario público,
existentes á la otra parte del rio ,
que cuanto os
pidiere Esdras sacerdote, escriba de la Ley del
Dios del cielo , se lo deis sin dilación
22 hasta la cantidad de cien talentos de plata
y de cien coros de trigo , y de cien batos '
de

1 O de mi bolsillo secreto.

3 Véase Bato , Coro.


30 LIBRO PRIMERO DE ESDRAS.
vino, y otros tantos de aceite; mas la sal , sin

medida.
23 Todo lo perteneciente al culto del Dios del
cielo se ha de suministrar puntualmente á la Casa
del Dios del cielo : no sea que se irrite contra el
reino del rey y de sus hijos.
24 También os notificamos que no tenéis po-
testad de imponer alcabala ni tributo, ni otras ,

cargas á ninguno de los sacerdotes', y levitas, y


cantores , y porteros , y nathineos , y sirvientes
de la Casa de este Dios.
25 Finalmente tú , Esdras , según la sabiduría
de tu Dios , en la cual estás versado , establece
jueces y presidentes para que administren justicia
á todo el pueblo que está al otro lado del rio , es-
to es , á todos aquellos que reconocen la Ley de
tu Dios ; y enseñadla libremente también á los
que la ignoran.
26 Y cualquiera que no cumpliese exactamente
la Ley de tu Dios , y la ley ó decreto del rey, se-
rá condenado á muerte, ó á destierro , ó á una
multa pecuniaria, ó á menos á cárcel.
lo

27 Bendito sea el Señor Dios de nuestros pa-


dres , el cual puso este pensamiento en el corazón
del rey para gloria de la Casa del Señor que está
en Jerusalem

1 Obsérvese cuáo antiguo es el eximir de los tributos y


cargas públicas á los ministros de la Religión. Véase Gen.
c. XLVÍI. V. 22.
CAPÍTULO VIH. 31
28 y me dio prendas de su luisericoidia para
delante del rey y de sus consejeros, y de todos
losgrandes y cortesanos del rey. Y confortado yo
por la mano del Señor mi Dios que ,
me asistía

junté á los principales de Israel para que se vi-


niesen conmigo.

CAPITULO VIH.
Catálogo de los que volvieron con Esdras de Bahylonia;, y-

su llegada á Jermalem. .5

1 Estos son pues los príncipes de, las familias,


y la genealogía de los que vinieron conmigo de
Babylonia en el reinado del rey Artajerjes.
2 De los hijos de Phinées, Gersom. De los hi-

jos de Ithamar, Daniel. De los hijos de David,


Hattus.
3 De los hijos de Sechénías, hijos de Pharos,
Zachárías, y con él se contaron ciento y cincuenta
hombres.
4 De los hijos de Phahath Moab, Elioenai hijo
d^ Zarehe, y con él doscientos hombres.
5 De los hijos de Sechénías, 'el hijo deEzechíel,

y con él trescientos hombres.


6 De los hijos de Adán, Abed hijo de Jona-
than, y con él cincuenta hombres.
7 De los hijos de Alara, Isaías hijo de Athalía,
y con él setenta hombres.
8 De los hijos de Saphatías, Zebedía hijo de
IMicháel, y con él ochenta hombres.
85¿ LIBRO PRIMERO DE ESDRÁS.

9 De los hijos de Joab, Obedía hijo de JahieK


y con él doscientos diez y ocho hombres.
10 Délos hijos de Selomith, el hijo de Josphías,
V con él ciento y sesenta hombres.
11 De los hijos de Bebai, Zachárías hijo de
Bebai, y con él veinte y ocho hombres.
12 De los hijos de Azgad, Johanan hijo de Ec-
cetan, y con y diez hombres.
él ciento
13 De los hijos de Adonicam, que fueron los
últimos, son estos los nombres Elipheleth, y Je-
-.

hiel y Saraaías, y con ellos sesenta hombres.


14 De los hijos de Begui, Uthai y Zachúr, y
con ellos setenta hombres.
15 Los congregué pues junto al rio, que desa-
gua en Ahava, y nos detuvimos allí tres dias y
el ;

iiabiendo buscado entre el pueblo y entre los sa-


cerdotes algunos hijos de Leví, no hallé allí nin-
guno.
16 Por tanto despaché áEliezer, y Ariel, y Se-
meías, y Elnathan, y Jarib, y otro Elnathan, y á
Nathan,y Zachárías, y Mosollam, personas princi-
j>ales, y á Joiarib y Elnathan, hombres sabios;

17 y enviélos á Eddo, judio que era el que ^

gozaba mayor reputación en el lugar de Chásphia,


y puse en su boca las palabras que habian de decir
á Eddo, y á sus hermanos los nathineos en el lugar
de Chásphia, para que nos trajesen ministros de la

Casa de nuestro Dios.


18 y, por bondad de nuestro Dios sobre no-
la

fíOtros, nos trajeron un varón doctísimo de los hi-


CAPÍTULO VIII. 33

JOS de Moholi, hijo de Leví, hijo de Israel, y á


Sarabías con sus hijos y hermanos, en número de
diez y ocho :

19 asimismo á Hasabías, y con él á Isaías de los


hijos de Merari, y á sus hermanos é hijos, que
eran veinte :

20 de los nathineos, destinados por David y los


príncipes al servicio de los levitas, doscientos vein-
te nathineos , todos los cuales se distinguian por
sus propios nombres.
21 Allí Ahava intimé un ayuno, á fin
junto al rio

de humillarnos en el acatamiento del Señor Dios


nuestro, y pedirle feliz viaje para nosotros, y pa-
ra nuestros hijos , y para todos nuestros haberes.
22 Pues tuve vergüenza de pedir al rey escolta
de soldados de á caballo, que nos defendiera de
los enemigos en el viaje; porque habíamos dicho
al rey : La mano de nuestro Dios asiste á todos
aquellos que le buscan con sinceridad ; y su im-
perio, y su poder, y su indignación se hacen sentir
de todos los que le abandonan.
23 A este fin pues ayunamos, é hicimos oración
á nuestro Dios, y todo nos sucedió prósperamente.
24 Y escogí doce de los principales sacerdotes,
á Sarabías y Hasabías, con otros diez de sus her-
manos ;

25 y les entregué por peso oro y la plata y los


el

vasos consagrados á la Casa de nuestro Dios, ofre-


cidos por el rey, y sus consejeros, y magnates,
y por todos los israelitas que se habian hallado alU*
m LIBRO PRIMERO DE ESDRAS.

26 Y puse en sus manos seiscientos y cin-


cuenta talentos de plata , y cien vasos de plata
con cien talentos de oro
27 y ademas veinte tazones d^ oro^ de mil
dracmas de peso y dos vasos de bronce acica-
,

lado , y muy fino , ta7i vistosos como los de


oro.
28 Y díjeles -.Vosotros sois santos ó consagra^
dos Señor, y santos son los vasos, y la plata
al

y el oro, ofrecido espontáneamente al Señor Dios


de nuestros padres
29 custodiad con vigilancia todo eso, hasta
que lo entreguéis por su peso en el tesoro de la
casa del Señor en Jerusalem ante los príncipes
de los sacerdotes y levitas , y gefes de las fami-
lias de Israel.
30 Recibieron pues los sacerdotes y levitas por
peso la plata y el oro , y los vasos ,
para llevarlo
á Jerusalem á la Casa de nuestro Dios.
31 Partimos en fin de la ribera del rio Ahava el
dia doce del mes primero , camino de Jerusalem
y la mano de nuestro Dios nos protegió y nos
,

libró de caer en las manos de los enemigo? y sal-


teadores , durante el viaje.

32 Por último llegamos á Jerusalem donde


descansamos tres días.

33 Al cuarto dia se hizo la entrega por peso


del oro, y de la plata, y de los vasos en la Casa de
nuestro Dios, por mano de Bíerernoth hijo de
Urias, sacerdote, estando presente Eleazar hijo
rAPÍTüLo IX. 35

ñe Phinées , en compañía tle los levitas Jozabed


liljo de Josué , y Noadaia hijo de Bennoi
34 todo fue contado y pesado, y de todo se
hizo entonces inventario.
35 Asimismo los hijos de la trasmigración,
venidos del cautiverio , ofrecieron holocaustos al
Dios de Israel: doce becerros por todo el pueblo
israelítico noventa y seis carneros
, setenta y ,

siete corderos doce machos cabríos por el pe-


,

cado , todo en holocausto al Señor.


36 En fin presentaron los edictos del rey á los
sátrapas de su corte y á los gobernadores de la

otra parte del rio, los cuales favorecieron al pue-


blo y á la Casa de Dios.

CAPÍTULO IX.

Sentimiento de Esdras por el nuevo desorden y flecados de


los judíos, ,

1 Cumplidas estas cosas, acudieron á mí los


príncipes de las familias , diciendo : Ni el pueblo
de Israel, ni los sacerdotes y levitas, se han man-
tenido segregados de los pueblos de estos paises
y de sus abominaciones ; es á saber , de los chá-
naneos, hetheos y pherezeos, de los jebuseos,
y aramonitas , y moabitas y egypcios y amor-
, ,

rheos
2 porque han tomado de sus hijas esposas para

y para sus hijos , y han mezclado el linage
santo con las naciones del pais ; habiendo sido los
3G LIBRO PRIMERO DE ESDRAS.

príncipes y magistrados los primeros cómplices


en esta transgresión.
3 Al oir estas palabras ,
penetrado de dolor
rasgué mi manto y la túnica y mesé los cabellos ,

de mi cabeza y de mi barba, y sentéme lleno de


tristeza.

4 Entonces acudieron á mí todos los temerosos


de la palabra del Dios de Israel , en vista de la
prevaricación de aquellos que babian venido del
cautiverio antes de nos.otros , y yo permanecí sen-
tado y poseído de angustias hasta el sacrificio de
la tarde

5 y al tiempo del dicho sacrificio vespertino ,

salí de la consternaaion en que habia estado; y


rasgados manto y la túnica, arrodilléme, y alcé
el

mis manos al Señor Dios mió,


6 diciendo Oh Dios mío estoy lleno de con-
: ,

fusión y me avergüenzo de levantar acia tí mi


,

rostro, porque nuestras maldades se han mul-


tiplicado sobre nuestra cabeza, y nuestros delitos
han subidlo hasta el cielo

7 desde de nuestros padres; y ademas


los dias

nosotros mismos hemos pecado gravemente hasta


este dia, y por nuestras iniquidades hemos sido
abandonados nosotros y nuestros reyes y nuestros
,

sacerdotes en manos de los reyes de la tierra, y


al cuchilloy á la esclavitud y al saqueo
, y , ,

á los oprobios como se ve aun en este dia,


,

8 Si bien ahora por un poco, y como por un


momento, han sido admitidos nuestros ruegos por
CAPÍTULO IX. 37

elSeñor Dios nuestro, áíin de í|ne tueseti pne<>tos


en libertad los restos de nuestro pueblo, y se nos
diese estabilidad ú morada scgnra en su iug"ar santo,

y alumbrase Señor üios nuestro nuestros ojos, y


el

nos concediese respirar algún tanto en nuestra


esclavitud
9 porque esclavos éramos mas en medio de
;

nuestra esclavitud no nos ba desamparado nuestro


Dios, antes bien ha inclinado á misericordia para
con nosotros al rey de Persia, á fin de que este nos
diese la vida concediéndonos la libertad, y ensalzase
laCasa de nuestro Dios, y reparase sus ruinas, y
nos diese acogida segura en Judáy en Jerusalem.
10 Y ahora, oh Dios nuestro, ¿ qué diremos
después de tales cosas? Nosotros que hemos des-
preciado de nuevo tus mandamientos,
11 intimados por medio de tus siervos los pro-
fetas, diciéndonos : La
cuya posesión vais
tierra en
á entrar, es una tierra inmunda (como son inmun-
dos los otros pueblos y demás países), por causa
de las abominaciones é inmundicias de los ídolos,
que la han inundado de un cabo á otro ;

12 por tanto, no daréis vuestras hijas á sus


hijos, ni tomaréis sus hijas por esposas de vues-
tros hijos, ni procuraréis jamas su amistad ni su
prosperidad, queréis haceros poderosos, y comer
si

de los bienes de esta tierra, y dejarla á vuestros


hijos en perpetua herencia '.

1 El Señor habla proliibido á su ¡pueblo de ísraél el te^

To>T.VI. }
38 LIBRO PRIMERO DE ESDRAS.

13 Y después de todos los desastres que lian


caído sobre nosotros por nuestras pésimas obras,

y por nuestro gran pecado, tú, ob Dios nuestro,


nos has librado de la pena de nuestra iniquidad,
y nos has salvado, como
hoy dia; se ve
14 con la condición empero de que no volva-
mos atrás, ni violemos tus mandamientos, ni em-
parentemos con los pueblos reos de semejantes
abominaciones. ¿ Por ventura estás irritado contra
nosotros hasta querer nuestro total exterminio, de
suerte que no dejes salvos ni aun los restos de
nuestro pueblo ?
15 Justo eres tú, oh Señor Dios de Israel ; nos-
otros hemos quedado para que seamos salvados
j)or ti, como se ve en este dia. Aquí estamos delan-

te de tí con nuestro delito, para que le perdones


porque no se puede sostener 6 excusar en tu
presencia tal atentado.

CAPITULO X.

Esdras manda que sean disueltos los matrimonios ilegítimos.

1 Mientras así oraba Esdras, pidiendo miseri-


cordia y llorando, postrado ante el Templo de

ner amistad y alianza con los chánaneos, para que no fuese


pervertido , y no cayese en la detestable idolatría y vicios
de aquella nación perversa. Deut. cap. XXIII. v. 6. Te-
nemos obligación de amar al prójimo, aunque sea enemigo
nuestro, y hacerle el bien que podamos, Véase Leyes,
CAPÍTULO X. 39
Dios, reunióse al rededor de él un concurso gran-
dísimo de hombres ymugeres y niños de Israel, y
prorumpió el pueblo en un deshecho llanto.
2 Y tomando la palabra Sechénías hijo de Je-
hiel del linage de Elam, dijo á Esdras : Nosotros
hemos prevaricado contra nuestro Dios, y tomado
por esposas mugeres extrangeras, de los pueblos
de esta tierra mas ahora ya que Israel se arre-
;

piente de ello,
3hagamos pacto con el Señor Dios nuestro de
despedir todas estas mugeres y los hijos nacidos
de ellas, conforme á la voluntad del Señor y de
los que respetan el mandamiento del Señor Dios

nuestro ' ejecútese lo que la Ley ordena.


:

4 Levántate pues: á tí toca el dar disposiciones:


nosotros te apoyaremos : esfuérzate, y manos á la
obra.
5 Entonces Esdras se levantó , y juramentó á
los príncipes de los sacerdotes y de los levitas y ,

á todo Israel que lo ejecutarian del modo dicho;

y así lo juraron.
6 Partióse pues Esdras de delante del Templo
de Dios, y fuese al aposento de Johanan, hijo de

1Quiere Sechénías qne se proceda guardando toda jus-


ticia, según DioSj y el dictamen de personas timoratas: de

donde se hace creíble que se proveyó alsustento de las ma-


dres y de los hijos á pesar de que los
;,
matrimonios se con-
sideraron, no solo como ilícitos, sino como nulos; por ha-
berse hecho contra la expresa ley del Señor.
40 LIBRO PRIMERO DE ESDRAS.

Eliasib , pontífice; y entrado allí no comió ni be-


bió porque no cesaba de llorar la prevaricación
,

de los que habían venido del cautiverio.


7 Y publicóse un bando en Judá y en Jerusa-
lem para que todos los que hablan vuelto de la

cautividad , se juntasen en Jerusalem ;

8 y que á todo que no compareciese dentro


el

de tres dias , según el acuerdo de los príncipes y


Ancianos , se le confiscarla toda su hacienda, y él
mismo seria echado de la congregación de los que
volvieron del cautiverio*
Según esto se juntaron á los tres dias todos
9
los hombres de Judá y de Benjamín en Jerusa-
lem el dia veinte del mes nono y compareció
, ;

todo el pueblo en la plaza del Templo de Dios


temblando á causa de sus pecados, y de las llu-

vias '.

10 Entonces Esdras , sacerdote ,


puesto en pié
les dijoVosotros habéis prevaricado y tomado
:

mugeres extrangeras , añadiendo este pecado á


los delitos de Israel.
11 Ahora bien, dad gloria
Señor Dios de al

vuestros padres pidiéndole perdón y haced su vo-


, ,

luntad y separaos de los pueblos del pais


, y de ,

las muíjeres extrang-eras.


12 A lo que respondió todo aquel gentío , di-
ciendo en alta voz : Hágase como tú has dicho;

I O terribles acf naceros ,


que miraban como castigo de
Dios.
CAPÍTULO X. 41

13 mas como la gente es mucha, y el tiempo


está lluvioso , podemos
ni estar al descubierto , y
no es este negocio de un dia ni de dos (por ser
tan grande y de tantos el pecado que liemos come-
tido ),
14 señálense entre todo el pueblo algunos prin-
cipales y cuantos se hubieren casado de nuestras
;

ciudades con mugeres extrangeras comparezcan ,

en tiempos determinados juntamente con los An-


tianos de cada ciudad, y sus jueces, hasta que
se aplaque el enojo de nuestro Dios irritado con-
tra nosotros por este pecado.
15 Fueron pues diputados para esto Jonathan
hijo de Azahel
y Jaasía hijo de Thecué, y los
,

levitas Blesollam y Sebethai por adjuntos ;

i6 y así lo cumplieron los que volvieron del


cautiverio. Con esto el sacerdote Esdras y los ge-
tes de l'amilias pasaron á las casas de sus padres

y notando á todos por sus nombres , se sentaron


en su tribunal el dia primero del mes décimo para
inquirir sobre esta cosa.
17 Y no se acabó de formar el catálogo de todos
los que se liabian casado con mugeres extrangeras,
hasta el primer dia del mes primero,
18 Y de los hijos de los sacerdotes casados con
mugeres extrangeras se hallaron los siguientes :

de los hijos de Josué : los hijos de Josedec , y


í^tís hermanos Maasía, y Eliezer , y Jarib , y Go-
doiía :

19 los cuales prometieron extendiendo su raa-


42 LIBRO PRIMERO DE ESDRAS.
no ' despedir á sus raugeres , y ofrecer por su
delito un carnero de los rebaños.

20 De los hijos de Emer : Hanani, y Zebedía.


21 De los hijos de Harim : Maasía, y Elía , y
Seraeía, y Jehiel, y Ozías.
22 Y de los hijos de Pheshur : Elioenai, Maa-
sía , Ismael , Natlianael , Jozabed , y Elasa.
23 De los hijos de los leyitas : Jozabed', y Se-
mei , y Celaia llamado también Calita , Phataia ,
,

Judá y Eliezer. ,

24 De los cantores Eliasib y de los porteros: :


;

Sellúm , y Telem , y Uri.


25 Y de las otras tribus de Israel : de los hijos

de Pharós : Remeia
y Jezía, y Melchía, y Mia- ,

min y Eliezer y Melchía y Banea.


, , ,
.

26 De los hijos de Elam Mathanía , Zachárías :


,

y Jehiel , y Abdi
y Jerimoth y Elía. , ,

27 De los hijos de Zethúa Elioenai, Eliasib :


,

Mathanía y Jerimuth, y Zabad, y Aziza.


,

28 De los hijos de Bebai Johanan Hananía : ,

Zabbai, Athalai.
29 Y de los de Bani : MosoUam , y Melluch , y
Adaia, Jasub, y Saal, y Ramoth.
30 De los hijos de Phahath Moab : Edna, y
Chálal , Banaias , y Maasías , Mathanías , Beseleel,
Bennui y Manassé.

1 mano en semejantes ocasiones era señal de jura-


Alzarla
mento^ como se vé á cada paso en la Escritura. Véase
Mano,
CAPITULO X. 43

31 De los liijos de Herem : Eliezer , Josué,


Melchías , Semeías , Simeón ,

32 Benjamín , Maloch Samarías.


,

33 De los hijos de Hasom : Mathanai , Matlia-


tha, Zabad , Eliphelet, Jermai , Manassé , Semei.
34 De los hijos de Bani : Maaddi, Amram, y
Vel,
35 Baneas, y Badaias Chéliau , ,

36 Vanía , Marimuth y Eliasib , ,

37 Mathanías Mathanai, y Jasi,,

38 y Bani, y Bennui y Semei, ,

39 y Salmías, y Nathan y Adaias^ ,

40 y Mechnedebai, Sisai, Sarai,


41 Ezrel, Selemiau, Semería,
42 Sellúm, Amaría, Josepli.
43 De los hijos de Nebo : Jehiel, Malhathías ,

Zabad Zahina, Jeddu, y Joel , y Banaia.


,

44 Todos estos se habian casado con miigeres


extranjeras , y algunas de ellas habian tenido
hijos.

FIN DEL LIBRO PRIMERO DE ESDRAS,


ADVERTENCIA
SOBRE EL LIBRO DE NEHEMÍaS

LLAMADO COMUNMENTE SEGUNDO DE ESDRAb.

Nehemías, reconocido camimmente por au-


tor de este libro f fue uno de los principales
restauradores del pueblo de Israel después de
la cautividad de Babylonia. La grandeza de
ánimo^ la generosidad de corazón, el espíritu
de piedad y religión , y un tiernisimo amor
d sus hermanos los judíos, son las bellas cua-
lidades con que le dotó Dios para que fuese

un verdadero Consolador de su pueblo, como


denota su mismo nomhre. Véase su elogio en

el Eclesiástico capitulo XLJX. v. i5.

La dignidad de copero del rey Artajerjes,

por ta cual en el libro anterior y en este es


llamado kÚi^iüdiÚvA , estoes, copero, le pro-

porcionó el poder ir á Jerusalem revestido de


ADVERTENCIA. 45

gran autoridad, y reedificar sus muros, d


despecho de las asechanzas , amenazas y va-
rios estorbos que le pusieron los enemigos de
Israel. Verificada en pocas semanas tan
grande empresa, celebró la conclusión de los
muros con una fiesta suntuosísima, y con un
gozo inea^plicable de los judíos; y halló luego
medios para volver á poblar aquella desolada
ciudad. Ayudado de la sabiduría y zelo de
Esdras, estableció el buen orden , extirpó los

abusos , proveyó al sustento de los ministros


del Señor, arregló las funciones sagradas; y
á fin de asegurar el nuevo estado de cosas
renovó la alianza del pueblo con el Señor
haciendo jurar fidelidad á la divina Ley, á
los sacerdotes y principales del pueblo. —En
el libro II. de los Machdbeos, cap. I. vs. 20^

ZB, Z6, y capít. II. v. id , se refieren otros

hechos qne hacen mucho honor á la fe y pie-


dad de Nehemías; en cuya persona, cotno di-
cen san Gerónimo y otros, se ve una hermosa
figura de Christo enviado del eterno Padre á
consolar á los afligidos de Sion , según la
profecía de Isaías, cap. LXI , vs. 2,5; y á
40 AUVERTENCIA.

restaurar la antigua Sion, y tras/brntarla en


lina Iglesia nueva f santa, sin mancha, ydig-
na deun tal Salvador.
Este libro contiene la historia de unos
treinta aiios: esto es , desde el año ohh^ del

Mundo, que era el XX del reinado deJlrta^


jerjes hongimano , hasta eldeZhSi, en que

reinaba ya Darío Notho , su hijo.

El que lea con rejleoeion los veinte y seis

versos del cap. XII y , algunos otros lugares


de este libro y no mirará como inverosímil la
opinión de que esté escrito por otro autor ; el
cual copió las Memorias ó Diario que dejó
escrito Nehemias : y que el Esdras que fue á
Jerusalem en tiempo de Cyro, quizá es dis^
tinto del que fue en tiempo de LéOnginiano.
Antiguamente iba este libro unido al primero
de Esdras.
LIBRO DE NEHEMIAS,
LLAMADO COMUNMENTE

SEGUNDO DE ESDRAS.

CAPITULO PRLMERO.
Nehemías , copera de Artajerjes , oyendo los tribulaciones
de los judíos, implora la misericordia de Dios con ayunos
y oraciones '.

1 Palabras 6 sucesos de Nehemías, hijo de Hel-


cías. El año vigésimo ^, en el mes de Casleii, ha-
llábame yo con el reí/ en el alcázar de Susa.
2 Y uno de mis hermanos, con
llegó Hanani,
otros varones de Judá
y pregúnteles por los ju-
;

díos que hablan quedado, y vivían después del


cautiverio, y acerca de la ciudad de Jerusalem.
3 A lo que me respondieron : Los que queda-
ron del cautiverio, y fueron dejados allí en la pro-
vincia, viven en grande aflicción y oprobio ; y los
muros de Jerusalem están aun por tierra, y sus
puertas consumidas por las llamas.

1 Año del Mundo 3550: an<--° '•'" Jrsii-Christo ^ñX.


2 Del reinado de Artajerjes
48 LIBRO SEGUNDO DE ESDRAS.

4 Al yo semejantes palabras, sentencie, y


oír
coraenzé á lamentarme, y lloré durante muchos
(lias ayunaba y hacia oración en presencia del
:

Dios del cielo,

5 y decía : Snplícote , Señor Dios del cielo , el

fuerte, grande y terrible, que guardas el pacto y


la misericordia con aquellos que te aman y obser-
van tus mandamientos :

6 escúchenme tus oidos y ábranse acia mi tus


,

ojos, y oye la oración que yo siervo tuy oestoy


haciendo en tu presencia de noche y de dia por
los hijos de Israel tus siervos, confesando los pe-
cados de los hijos de Israel, con que te han ofen-
dido : yo y la casa de mi padre hemos pecado
7 la vanidad de los ídolos nos seduja, y no he-
mos observado tus mandamientos, y ceremonias,
y preceptos, que Moysés tu siervo.
intimaste á.

8 Acuérdate de la palabra que diste á Moysés


siervo tuyo, diciendo Cuando prevaricareis, yo
:

os desparramaré éntrelas gentes :

9 mas si os convertís á mí y observáis mis pre-


ceptos y los practicáis ; aunque hubiereis sido
trasportados al cabo del mundo, de allí os reuniré

y os volveré á traer al lugar que escogí para que


sea en él invocado mi Nombre '.

10 Ellos, Seíior^ son tus siervos,y pueblo


tuyo, á quien redimiste con tu gran poder y ro-
busto brazo.

I Deut. AXX. rs. 1.2 3.4.


CAPÍTULO 11. 49
11 Ruégfote, Señor, que prestes atención á la
oración de tu siervo, yá las súplicas de tas siervos;
los cuales están temer y venerar tu
resueltos á
nombre; ydiriore hoy á tu siervo, y haz que halle
misericordia en los ojos de este varón insigne. Era '

yo el copero del rey.

CAPÍTULO II.

Nehemías con el favor del rey va á Jerusalem , y comienza


. la reeclificalion de los muros , á pesar de la opofticion de
los enemigos.

1 Sucedió pues en el mes de Nisan ' , el año


vigésimo del reinado de Artajerjes, que traido el
vino delante del rey, tomé yo la copa, y se la

serví : mas estaba yo como descaecido en su pre-


sencia.
2 Y díjome ¿Porqué está melancólico
el rey :

tu semblante, no estando como no estás enfermo?


No es esto sin motivo ; tú maquinas alguna cosa
mala en tu corazón. Apoderóse entonces de mí un
temor grande,
3 y respondí al rey : Oh rey, sea tu vida eter-
na : ¿ cómo no ha de estar melancólico mi sem-
blante cuando la ciudad, lugar de los sepulcros de

1 O principe á quien sirvo.


2 Véase Mes.
50 LIBRO SEGUNDO DE ESDRA.S,

mis padres, está desierta y consumidas sus puer-


tas por las llamas ?

4 Y díjome el rey :
¿ Qué es lo que pretendes?
Y yo , encomendándome al Dios del cielo ,

5 respondí al rey : Si el rey lo tiene á bien,

y si tu siervo ha hallado gracia en tus ojos , en-


víame á Judea á la ciudad en donde está
, el se-
pulcro de mi padre y yo la reedificaré. ,

G A lo que rae dijeron el rey , y la reina , la


cual estaba sentada á su lado : ¿En cuánto tiempo
harás tu viage y podrás volver ? Díjele el tiempo j

y mostró el rey contentarse y dióme licencia. ,

Mas yo dije al rey Si es del agrado


7 : del rey,
déme cartas para los gobernadores del país deí
otro lado del rio ,
para que me concedan paso
hasta llegar á Judea :

8 y también otra carta para Asaph ,


guarda de
los reales bosques , á fin de que me suministre
maderas para construir las puertas de la torre
del Templo , y los muros de la ciudad , y la casa
en que habré de habitar. Otorgómelo el rey,
porque estaba á mi favor la benéfica mano de
Dios.
9 Con eso llegué á los gobernadores del ter-
ritorio de la otra parte del rio , y díles las cartas

del rey. Habia el rey enviado conmigo oficiales

de guerra y gente de á caballo.


10 Luego que lo supieron Sanaballat horonita,
y Tobías ammonita criado del rey tuvieron , ,

grandísimo pesar de que hubiese llegado unhom-


tAI'lTULü II. 51

bre que procurase la prosperidad de los hijos de


JsraéI.

1 Llegué en fin á Jerusalem , donde descansé


tres dias

12 y rae levanté de noche , con algunos pocos


iiombres , sin declarar á nadie lo que Dios me
labia inspirado hacer en Jerusalem ; ni llevaba
conmigo otra caballería , fuera de la que yo mon-
taba.
13 Salí pues de noche por la puerta del Valle
de Cedrón , y por delante de la fuente del Dra-
f^on , y acia la puerta del Estiércoly contem- ,

plaba la muralla de Jerusalem arruinada y sus ,

puertas consumidas de las llamas.


f 14 De allí Fuente de
pasé á la puerta de la

Siloé , y al acueducto del rey ; y ya no había


'

camino por donde pudiese pasar la caballería en


que iba.
15 Y siendo todavía de noche , subí por el
torrente , y registraba el muro , y dando la vuel-
ta , llegué otra vez á la puerta del Valle , y me
volví d mi casa.
16 Entre tanto los magistrados no sabían á
dónde había ido yo , ni lo que me hacía y hasta :

entonces nada había yo declarado á los judíos ni ,

á los sacerdotes, ni á los magnates, ni á los ma-


gistrados , ni á los demás destinados para cuidar
de las obras.

1 //. Paralip. XXXll vs. 3. 30.


52 LIBRO SEGUNDO DE ESDRAS.

17 Díjeles pues : Bien veis el lastimoso estado


en que nos hallamos : Jerusalem está desierta , y
sus puertas hechas ceniza ; venid y reedifiquemos
los muros de Jerusalem , y no vivamos mas en
estado de tanta ignominia.
18 Al mismo tiempo les hice ver como estaba
á favor mió la benéfica mano de mi Dios , y les

referí las palabras que el rey me habia dicho, y


concluí : Ea, vamos y emprendamos la obra. Con
esto ellos cobraron vigor para ponerla en eje-
cución.
19 Noticiosos empero Sanaballat horonita, y
Tobías ammonita , criado del rey , y Gosem el
árabe , nos silbaron y escarnecieron diciendo :

¿Qué es esto que hacéis ? ¿ Os queréis acaso re-


belar contra el rey?
20 Pero yo les respondí y dije : El Dios del
cielo es quien nos ayuda : nosotros somos sus
siervos ; é iremos adelante , y proseguiremos la

obra : pues vosotros no tenéis parte , ni derecho,


ni se os mienta para nada en Jerusalem.

capítulo III.

Nombres de los principales que tuvieron parte en la reedifi-


cación de Jenisalem.

1 Entonces Eliasib Sumo sacerdote , y los sa-

cerdotes sus hermanos pusieron manos á la obra,

y reedificaron la puerta del Ganado : consagra-


CAPÍTULO III. 53
ronla con especiales bendiciones , y asentaron sus
puertas , y la consagraron ' hasta la torre de
Cien-codos , y hasta la torre de Hananeel.
2 A continuación de Eliasib, á un lado fabrica-
ron los ciudadanos de Jerichó , y al otro fabricó
Zachúr , hijo de Amri.
3 Pero la puerta del Pescado la fabricaron los
hijos de Asnaa cubrieron, y asentaron
, y ellos la

sus puertas , y cerrojos y barras. A continuación


de ellos fabricó Marimuth hijo de Urías , hijo de ,

Accús.
4 Cerca de este fabricó Mosollaníi hijo de Bara-
chías, hijo de Mesezebel; y al lado de estos Sa-
doc , hijo de Baana.
5 A continuación de estos fabricaron los de
Thecua; pero los mag-nates de entre ellos no ar-
rimaron sus hombros para trabajar en la obra de
su Señor.
6La puerta Vieja la reedificaron Joiada hijo de
Phasea y Mosollam hijo de Besodía
,
ellos la :

cubrieron , y asentaron las puertas , y cerrojos y


barras.
7 Junto á estos edificaron Meltías gabaonita , y
Jadon meronathita varones de Gabaon y de Mas- ,

pha por el gobernador del pais que estaba á la


,

otra parte del rio.

1 Estoes, restauraron el muro haatd; etc. Sanclificaue-


tuiít se pone aquí por inslauraverunt.
54 LIBRO SEGUiNDO DE ESDRAS,

8 Cerca de este fabricó Eziel , hijo de Araias


platero j y al lado de él fabricó Ananías hijo de
un perfumero :
y dejaron miada la -parte de Je-
rusalem que va hasta el muro de la plaza mayor.
9 Junto á este muro fabricó Raphaia hijo de
Hur, príncipe ó prefecto de un cuartel de Jeru-
salem.
10 Al lado de este fabricó Jedaia hijo de Haro-
math, en frente de su casa; y junto á este edificó
Hattús hijo de Hasebonías.
11 Melchias hijo de Herem y Hasub hijo de ,

Phahath Moab fabricaron la mitad del muro de


,

un cuartel y la torre de los Hornos.


,
J

12 Junto á estos fabricó Sellúm hijo de Alohés,


príncipe ó prefecto de la mitad de un cuartel de
Jerusalem , él y sus hijas.
13 La puerta del Valle la edificó Hanún con los
habitantes de Zanoé : los mismos la concluyeron
y asentaron las puertas , y cerrojos , y barras y ,

edificaron mil codos de la muralla hasta la puerta


del Estercolero.
14 La puerta del Estercolero edificóla Melchias
hijode Recháb prefecto del cuartel ó barrio de
,

Bethacháram este la concluyó, y asentó sus puer-.


:

tas , y cerraduras y barras. i

15 La puerta de la Fuente la fabricó Sellúm


hijo de Chólhoza ,
prefecto del cuartel de Maspha:
él la concluyó y puso sus arquitrabes , y asentó
las puertas y cerrojos, y barras, y reedificó \ñ

muralla desde la piscina de Siloé hasta el huerto


CAPITULO III. 55

del rey y hasta la gradería por


,
la cual se baja de
la ciudad de David '.
16 A continuacio:i de este fabricó Nehemías hijo
de Azboc ,
prefecto de la mitad del cuartel de
Bethsúr hasta en frente del Sepulcro de David
y hasta la piscina magníficamente construida ^,

y hasta la casa de los Valientes de David.


17 Después de este fabricaron los levitas, Re-
húm hijo de Benni : inmediato á él Hasebías, pre-
fecto de la mitad del cuartel de Ceila , fabricó el

•muro sHo frente su cuartel.


18 En seguida fabricaron sus hermanos levitas,

Bavai Jiijo de Enadad ,


prefecto de la otra mitad
del cuartel de Ceila.
19 Contiguo á este fabricó Azer hijo de Josué ,

prefecto del cuartel de Maspha , la segunda parte


del muro en frente de la subida del ángulo fortifi-
cado.
20 Cerca de este en el monte de Sio7i edificó

Baruch de Zachái otra porción igual de muro


hijo
desde dicho ángulo hasta la puerta de la casa de
filiasib Sumo sacerdote.
21 A continuación Merimuth, de ürías
hijo

hijo de Haccus, edificó la porción siguiente desde


!a puerta de la casa de Eliasib , cuanto se extendía
dicha casa.

1 A la parte inferior de la ciudad.


2 Por el rey Ezediias. IV. Reg. XX. v.'2.
56 LIBRO SEGUNDO DE ESDRAS.
22 Después de este fabricaron los sacerdotes
habitantes de las campiñas del Jordán.
23 A
su lado edificaron Benjamin y Hasub en
frente de su casa; y junto á estos Azarías hijo de
Maasías, hijo de Ananías, delante de su casa.
24 En seguida Bennui hijo de Henadad fabricó
otra porción igual desde la casa de Azarías hasta
la vuelta, y hasta la esquina,
25 Phalel hijo de Ozi edificó en frente de la

vuelta, y de la torre, que se eleva por encima de


la casa alta del rey , esto es, edijicó lo largo del pa-
tio de la cárcel : después de este Phadaias hijo de
Pharós.
26 Los nathineos vivian en Jerusalem en el cuar-
tel de Ophel , hasta frente la puerta de las Aguas
al Oriente, y hasta la torre que sale acia fuera.
27 En seguida edificaron los de Thecua otra
porción igual en frente, desde la torre grande que
sale hasta la cerca del Templo.
28 Mas arriba desde la puerta de los Caballos '

fabricaron los sacerdotes , cada cual en frente de


su casa.
29 Después de estos edificó Sadoc hijo de Em-
mér en frente de su casa. Inmediato á él edificó
Sernaia hijo de Sechénías ,
guarda de la puerta
oriental del Templo.
30 A continuación Hananía hijo de Selemías,
y
Hanun sexto hijo de Seleph, edificaron otra igual

1 ly. Rcg. XI i . Í6.


CAPITULO IV. 57
porción : después de estos edificó Mosollam hijo de
Barachía en frente de sa tesorería. Tras este ,

Melchias hijo de un platero fabricó hasta la casa ó

cuartel de los nathineos y de los mercaderes co-


merciantes , en frente la puerta de los Jueces, y
hasta la sala de la esquina ;

31 y á lo largo de la sala de la esquina, en la


puerta del Ganado edificaron los plateros y los co-
merciantes.

CAPÍTULO IV.

Los judíos, animados por Nehennas, prosiguen la obra, stn


dejar la espada de sus fílanos para defenderse de los su-
marilanos.

1 Entretanto , habiendo oido Sanaballat que


reedificábamos las murallas, montó en gran cóle-
ra :
y enfurecido en extremo, hizo mofa de los ju-
díos,

2 y dijo en presencia de sus hermanos, y de un


gran concurso de samaritanos ¿Qué pretenden :

hacer esos miserables judíos? ¿Por ventura se lo

permitirán estas naciones ruernas? ¿Piensan poder


ofrecer sacrificios , concluyendo tocia la obra en
un dia? ¿Podrán acaso restaurar las piedras de
los montones reducidos á cenizas?

3 A
que añadió Tobías anmionita, que estaba
lo

á su lado Déjalos que fabriquen, que si va una


:

raposa saltará de un lado á otro sus muros de pie-


dra y los derribará.
58 LIBilO SEGÜ.NDO DE ESDKAS.
4 Oh Dios nuestro, oye cómo se mofan de nos-
otros : haz recaer sobre su cabeza estos escar-
nios y que ellos sean el blanco de los desprecios
,

allí donde sean llevados cautivos.

5 No encubras no disimules su maldad ni sea


, ,

borrado su pecado de delante de tu vista, ya que


lian escarnecido á los que reedifican tu ciudad
sania,
6 Nosotros pues reedificamos las murallas, res-
taurándolas enteramente hasta la mitad de su al-
tura antigua : el pueblo cobró brios para seguir
el trabajo.

7 Mas así que supieron Sanaballat , y Tobías


y los árabes, ammonitas, y y los los de Azoto que
estaban reparadas las brechas de los muros de Je-
rusalem, y que comenzaban á cerrarse los porti-
llos, se irritaron sobremanera,
8 y todos de mancomún se coligaron para venir
á pelear contra Jerusalem, y armarnos asechanzas.
9 Nosotros nos encomendamos á nuestro Dios,

y pusimos contra ellos centinelas dia y noche en las

murallas.
10 Y Los
algunos de Za tribu de Judá dijeron :

mas robustos que acarrean los materiales^ están ya


sin aliento, y queda aun muchísima tierra que sa-

car ; de suerte que no nos es posible acabar de re-


edificar el muro '.

11 Y han dicho nuestros enemigos : No han de

1 Antes (jue a en¿a el enemigo.


CAPITULO IV. 5';)

saber nada hasta que rompamos por medio Je


ellos, y los matemos, y hagamos cesar la obra.
12 Y viniendo los judíos f¡ue habitaban cerca de
ellos,y diciendo esto mismo por diez¿/ mas veces,
recibiendo el propio aviso de todas parte» de donde
acudían á nosotros
13 puse luego en orden al pueblo, apostado
detras del muro al rededor con sus espadas , y
lanzas, y ballestas
14 y pasada revista de todo, fui y dije á los
magnates y magistrados , y al resto del pueblo :

rs'o tenéis que temer de sus fieros : acordaos del


Señor grande y terrible y pelead por vuestros ;

hermanos por vuestros hijos é hijas y por vues-


, ,

tras mugeres , y por vuestras casas.


15 Mas habiendo entendido nuestros enemi-
gos que se nos habia dado aviso , disipó Dios
como el humo los designos que habian formado.
Con lo que nos volvimos todos á los muros cada
,

cual á su tarea.
16 Y desde aquel dia la mitad de la gente
moza trabajaba en la obra , y la otra mitad estaba
sobre las armas , con lanzas , y escudos y ba- ,

llestas, y lorigas, y detras de ellos los capitanes


en toda la familia de Judá.
17 Los que trabajaban en el muro, los que
llevaban cargas ^ y los que las cargaban, trabaja-
ban con una mano , y en la otra tenian la espada ':

1 Es una locución metafórica para dar á entender que


60 LIKRO SEGUNDO DE ESDRAS.

18 porque cada uno de los trabajadores llevaba


ceñida al lado la espada y así trabajaban y el ; :

que tocaba alarma con la trompeta, estaba siempre


á m¡ lado.
19 Y magnates, y á los magistrados,
dije álos

y al resto del pueblo La fábrica es grande y de


:

mucba extensión , y nosotros estamos separados


en el muro lejos uno del otro el
20 donde quiera que oyereis el sonido de la
trompeta, corred allí todos acia nosotros, que
nuestro Dios peleará á favor nuestro.
21 Entretanto vamos continuando la obra, y la
mitad de nosotros tenga empuñadas las lanzas
desde que apunte la aurora hasta que salgan las

estrellas.
¿ 22 En esta misma ocasión dije también al pue-
blo Cada uno con su criado quédese á doi-mir
:

dentro de Jerusalem , y nos relevaremos unos


á otros para trabajar dia y noche.
23 Yo pues, ni mis hermanos, ni mis criados,
ni las guardias que me seguian , no nos desnudá-
bamos : ninguno se quitaba los vestidos , sino para
alguna purificación ó lavatorio,

I
- — I. — -- i
.
i-i .1 - .^

toda la gente estaba pronta á defenderse de los enemigos.


61

CAPÍTULO V.

JMfhfimas en una gran caresiia reprende á los ricos, y pro-


hibe las usuras, dándoles ejemplo de compasión y de li-
beralidad.

1 Sucedió entonces que se levantó un gran cla-


mor del pueblo y de sus mugeres contra sus
hermanos los judíos.
2 Algunos decían Nuestros hijos y nuestras
:

hijas son en número muy excesivo vendámoslos, :

y compremos con su precio trigo para poder co-


mer y vivir '
.

3 Otros decian : Empeñemos nuestros campos


y viñas , y nuestras casas , y tomemos trigo para
snatar la hambre.
4 Otros en fin decian : Tomemos dinero pres-
tado para pagar los tributos reales, y empeñe-
mos nuestras heredades y viñas.
5 Ahora bien , nuestra carne es ni mas ni menos
como la carne de estos ricos que son nuestros
hermanos ; y nuestros hijos valen tantocomo los
suyos; y con todo nosotros les vendemos por
esclavos nuestros hijos y nuestras hijas, ni tene-
mos con qué poder rescatar nuestras hijas de la
esclavitud , y nuestros campos y viñas están en
poder de otros.

1 Exod. XXI V. 1. 7.—Deufer. XV. v. 12.

6
62 LIBRO SEGUNDO DE ESD RAS.

6 Al oir yo estos clamores y tales espresiones,


me sobremanera
irrité

7 y después de una madura reflexión, re-


prendí ásperamente á los magnates y á los ma-
gistrados diciéndoles ¿ Con qué vosotros cobráis
, :

usuras de vuestros bermanos? Y convoqué contra


ellos una gran asamblea,
8 ylesdije: Nosotros, como sabéis, hemos res-
catado según nuestra posibilidad á nuestros her-
manos los judíos vendidos á las naciones; ¿y
vosotros habéis de vender de nuevo vuestros her-
manos, para que nosotros los rescatemos otra
vez? Callaron á esto , ni supieron qué responder.
9 Y les dije : No es bien hecho lo que hacéis.
¿Cómo no vivís en el sanio temor de nuestro Dios,
para que no vengamos á ser el escarnio de las gen-
tes enemigas nuestras?
10 Yo, y mis hermanos, y mis criados hemos
prestado á muchísimos dinero y trigo convengá- :

monos todos en no volvérselo á pedir, condoné-


mosles la deuda :

11 restituidles en el dia de hoy sus campos, y


sus viñas, y sus olivares, y sus casas ; y aun tam-
bién eluno por ciento mensual del dinero, del
trigo, del vino, y del aceite que soléis exigirles,
condonádsele^ ó pagadle vosotros por ellos.
12 A lo que respondieron : Se lo volveremos,
y nada les exigiremos ; y lo haremos así, como tú
diees. Llamé entonces á los sacerdotes, y les tomé
CAI'ÍTULO V. 63
juramento de que lo harían conforme lo que yo
habia dicho.
13 Ademas de esto sacudí mi vestido de encima
de mi seno, y dije : Así sacuda Dios de sus casasy de
sus haciendas á todos los que no cumplieren esta
palabra : sean sacudidos, y queden sin nada.
así

Y respondió todo efconcurso: Amen. Y alabaron


á Dios. En suma todo el pueblo se conformó con lo
dicho.
14 Por lo que hace á mí, desde el dia aquel en
me mandó el rey que fuese gobernador de la tierra

de Judá, desde el año veinte hasta el treinta y dos


del rey Artajerjes, por espacio de doce años, ni
yo ni mis hermanos hemos recibido los alimentos
ó salarios debidos á los gobernadores ;

15 siendo así que los primeros gobernadores


antecesores mios cargaron al pueblo , y recibie-
ron de ellos en pan, vino y dinero cuarenta sidos
cada dia; y que también sus ministros oprimían al
pueblo. Mas ^'O, temiendo á Dios, no me porté así
16 antes bien trabajé en la fábrica del muro, y
no compré ni una heredad, y acudían todos mis
criados á la obra.
17 Añádase á esto que ciento y cincuenta per-
sonas de entre los judíos y magistrados, y los que
venian á nosotros de los paises circunvecinos, co-
mían á mi mesa :

18 á cuyo fin se mataban cada dia en mi casa un


buey, y seis carneros escogidos, sin contar las
aves, y cada diez dias se servian diferentes vinos,
64 LIBRO SEGUNDO DE ESDRAS.

7 distiibuian otras muchas cosas y añádase :

á esto que no cobré los estipendios de mi gobier-


no, por estar el pueblo reducido á la mayor mi-
seria,
19 Acuérdate de mí, oh Dios mió, para ha-
eerme bien, á medida de los beneficios que yo he
hecho á este pueblo.

CAPÍTULO VI.

Valor y prudencia de Nehetmas en deshacer las tramas de


sus enemigos : los cuales entran al fin en temor.

Mas habiendo oído Sanaballat, y Tobías, y


1

Gosem árabe y los demás enemigos nuestros que ,

yo habla reedificado ya la muralla, y que no que-


daba en ella ningún portillo (aunque no se habían
puesto todavía las hojas de las puertas) ,

2 Sanaballat y Gosem me enviaron á decir


Ven, y haremos alianza entre nosotros eo alguna
de las aldeas campo de Ono. Pero
del ellos ur-
dían una trama contra mi persona.
3 Envicies pues á decir por mis mensajeros :

Traigo entre manos una obra de importancia, y


no puedo ir allá, no sea que se atrase, si yo me
separo para ir á vosotros.
4 Por cuatro veces enviaron á decirme lo mis-
mo, y siempre les respondí como la vez primera.
5 Finalmente Sanaballat me despachó por la

íjuinta vea con la misma comisión un criado suyo,


CAPÍTULO VI. 65
el cual traía en su mano una carta escrita en los
siofuientes términos :

6 Se lia (.liviilgado entre las g'cntes , y Gosem


lo dice públicamente, que tú y los judíos inten-

táis rebelaros, y que á este fin reedificas las mura-


llas,
y pretendes alzarte rey sobre ellos : por cuyo
motivo
7 tienes destinados profetas que ensalcen tu
nombre en Jerusalem, y digan : El es el rey de
Judea. Estas cosas llegarán á oidos del rey : por
lo mismo ven pronto, para que consultemos jun-
tos sobre el asunto.
8 Pero yo l«s contesté : No hay nada de eso
que tú dices ; sino que son cosas que tú te for-
jas de tu propia cabeza.
9 La verdad es que todos ellos tiraban á meter-
nos miedo, imaginándose que alzaríamos la mano
de la obra , y la abandonaríamos. Pero yo por lo

mismo cobré mas aliento.


10 Fui después ocultamente á casa de Semaias,
sacerdote '
, liijo de Dalias j hijo de Metabeel ; 'ei

cual me dijo : Vamonos los dos) á conferenciar


en Casa de Dios en medio del Templo, y cer-
la

remos sus puertas porque han de venir á ma-


;

tarte , y por la noche vendrán á quitarte la

vida.
11 Mas yo respondí: ¿Y un hombre en el
puesto en que yo me hallo , ha de huir ? ¿ Y qué

1 /. Paral. XXIV. v. 18.


66 LIBRO SEGUNDO DE ESDRAS.

hombre como yo ' puede entrar en el Templo


para salvar su vida ? No quiero ir.

12 Por aquí comprendí que él no era enviado


ó inspirado de Dios , sino que habia hablado con-
migo haciendo del profeta ; y que Tobías y Sana-
ballat le habían sobornado :

13 porque realmente habia recibido dinero para


amedrentarme y hacerme pecar con lo cual tu- ;

viesen esta maldad que echarme en cara.


14 Acuérdate de mí oh Señor , considerando
,

semejantes tramas de Tobías y de Sanaballat y ,

asimismo de iSoadías profeta , y de los demás


profetas que procuraban atemorizarme.
15 Al fin se acabaron las murallas el veinte y
cinco del mes de Elulen cincuenta y dos dias.
^ ,

16 Así que supieron esto todos nuestros ene-


migos , de temor todas las naciones
se llenaron
circunvecinas y cayeron de ánimo y conocieron
,

ser Dios el autor de esta obra.


17 Sin embargo,aun por aquellos dias iban
y venian muchas cartas de varios magnates judíos
á Tobías y de Tobías á ellos
,
:

18 porque en Judea habia muchos que le ha-


blan jurado amistad; pues era yerno de Sechénías
hijo de Áreay Johanam su hijo estaba casado
,

con una hija de Mosollam hijo de Barachias


19 y lo que mas es , le alababan en presencia

1 Qne no soy sacerdote.


2 O luna de agosto. Véase Mes.
CAPÍTULO
UAI'ITUIjO VII.
vil. 67
Di

raia , y participábanle cuanto yo decia ; y Tobías


escribía después cartas para intimidarme.

CAPÍTULO Vil.

Recítenlo de los que volvieron de Bahylonia á Jerusalem.


Ofrendas hechas para la fábrica.

1Después que se acabaron las murallas, y hu-


be asentado las puertas y pasado la lista de los ,

porteros cantores y levitas ;


,

2 di mis órdenes sobre Jerusalem á mi her-


mano Hanani y á Hananía príncipe de la Casa
,

del Señor (como quien era reputado por hombre


sincero y mas temeroso de Dios que los otros) ,

3 y les dije No se han de abrir las puertas de


:

Jerusalem hasta que el sol callente. Y estando aun


ellos presentes cerraron y atrancaron las
, se
puertas , y puse de guardia ciudadanos de Jeru-
salem , que se relevaban por su turno , cada cual
en frente de su casa.
4 Era la ciudad muy ancha y capaz y la gen- ,

te^que la habitaba ,
poca no estando reedificadas
;

las casas.

5 Pero Dios inspiró en mi corazón que convo-


case á los magnates y á los magistrados , y al

pueblo para hacer una revista ó censo , y hallé un


libro del empadronamiento de aquellos que hablan
vuelto los primeros de Bahylonia , en el cual se
encontró escrito lo siguiente :
S8 LIBRO SE6ÜNDO DE ESDRAS,

6 Estos son los naturales de la provincia de


Judea que han vuelto del cautiverio
,
á donde ,

hablan sido llevados por Nabuchódonosor rey de


Babylonia, y han regresado á Jerusalem y á la
Judea , cada uno á su ciudad.
7 Los cuales han venido con Zorobabel , co«
Josué, Nehemías Azarías, Raamías Nahamani,
, ,

Mardocheo Belsam , Mespharath, Begoai Na-


, ,

hum Baana. Hé ahí el número de los varones


,

del pueblo de Israel.


8 Hijos de Pharós , dos mil ciento setenta y
dos.
9 Hijos de Saphatía trescientos setenta y dos.
,

10 Hijos de Área i seiscientos cincuenta y dos.


1 Hijos de Phahath Pdoab de los descendientes
de Josué y de Joab , dos mil ochocientos y diez y
ocho.
12 Hijos de Elam , mil doscientos cincuenta y
cuatro.
13 Hijos de Zethúa, ochocientos cuarenta y
cinco.
14 Hijos de Zachái, setecientos sesenta.
15 Hijos de Bannui, seiscientos cuarenta y ocho.
16 Hijos de Bebai, seiscientos veinte y ocho.
17 Hijos de Azgad, dos mil trescientos veinte y
ílos.

18 Hijos de Adomcam, seiscientos sesenta y


siete.
19 Hijos de Begiial, dos mil y sesenta y siete.
20 Hijos de Adin, seiscientos cincuenta y cinco.
CAPÍTULO Vli. 69
21 Hijos de Ater, hijo de Hezecías, noventa y
ocho.
'¿2Hijos de Hasem, trescientos veinte y ocho.
23 Hijos de Besai, trescientos veinte y cuatro.
24 Hijos de Hareph, ciento y doce.
25 Hijos de Gabaon , noventa y cinco.
26 Hijos de Bethlehem y de Netnpha, ciento y
ochenta y ocho.
27 Varones de Anathoth, ciento veinte y ocho.
28 Varones de Bethazmoth, cuarenta y dos.
29 Varones de Cariathiarim , de Cephira, y de
Beroth, setecientos cuarenta y tres.
30 Varones de Rama y de Geba , seiscientos
veinte y uno.
31 Varones de Machinas, ciento veinte y dos.
32 Varones de Bethel y de Hal, ciento veinte
y tres.

33 Varones de la otra Nebo , cincuenta y dos.


34 Varones de la otraElam, mil doscientos cin-
cuenta y cuatro.
35 Hijos de Harem, trescientos veinte.
36 Hijos de Jerichó, trescientos cuarenta y cinco.
37 Hijos de Lod, de Nadid, y de Ono , sete-
cientos veinte y uno.
38 Hijos de Senaa, tres mil novecientos treinta.
39 Sacerdotes hijos de Idaia en la familia de
:

Josué, nuevecientos setenta y tres.


40 Hijos de Emmer, mil cincuenta y dos.
41 Hijos de Phashur, mil doscientos cuarenta
y
siete.
10 LIBRO SEGUNDO DE ESDRAS.

42 Hijos de Arem, mil y diez y siete. Levi-


tas :

43 los hijos de Josué y de Cedmihel , hijos ó


descendientes
44 de Odvías, setenta y cuatro. Cantores :

45 los hijos de Asaph , ciento cuarenta y ocho.


46 Porteros los hijos de Sellúna, los hijos de
:

Ater los hijos de Telmon , los hijos de Accub los


, ,

hijos de Hatita , los hijos de Sobai , ciento treinta

y ocho.
47 Nathlneos : los hijos de Soha, los hijos de
Hasupha , los hijos de Tebbaoth
48 los hijos de Ceros, los hijos de Siaa, los hijos

de Phadon , los hijos de Lebana , los hijos de Ba-


gaba, los hijos de Selmai,
49 los hijos de Hanan , los hijos de Geddel , los
hijos de Gaher
50 los hijos de Raaia , los hijos de Rasin , los

hijos de rsecoda,
51 los hijos de Gezem , los hijos de Aza, los
hijos de Phasea,
52 los hijos de Besai , los hijos de Munim, los

hijos de Nephusim,
53 los hijos de Bacbuc , los hijos de Hacupha ,

los hijos de Harhur,


54, los hijos de Besloth , los hijos de Mahida,
los hijos de Harsa
55 los hijos de Bercos , los hijos de Sisara, los

hijos de Thema
56 los hijos de Nasia, los hijos de Hatipha,
CAPITULO VII. 71

57 los hijos de los siervos de Salomón, los hijos

de Sothai , los hijos de Sophereth , los hijos de


Phai ida
58 los hijos de Jahala , los hijos de Darcon ,

los hijos de Jeddel


59 los hijos de Saphatía y los hijos de Hatil ,

los hijos de Phochéreth , nacido de Sabaim , hijo


de Amon.
60 Todos los nathineos con los hijos de los sier-
vos de Salomón eran trescientos noventa y dos.
61 Y hé aquí los que vinieron de Thclmela,
Tlielharsa , Chérub, Addon yEmmer, ciudades de
Chaldca , y no pudieron hacer constar la familia

de sus padres, ni sulinage, ni si eran del pueblo


de Israel.
62 A saber los hijos de Dalaia , los hijos de To-
bía, los hijos de Necoda , seisciisntos cuarenta y
dos.
63 Asimismo entre los sacerdotes , los hijos de
Había, los hijos de Accos , los hijos de Berzellai,
el que casó con una de las hijas de Berzellai el
Galaadita, y tomó su apellido.
64 Estos buscaron su genealogía en el censo ,

y no la hallaron ;
por lo que fueron excluidos del
sacerdocio.
65 Y díjoles Athersatha, esto es, Nehemias^ que-
no comiesen de las carnes santificadas, hasta tanto
que hubiese un pontífice docto y perfecto ,
que
decidiese el punió.

66 Toda esta gente , avenida como si fuera un


72 LIBRO SEGUNDO DE ESDRA^S.

solo hombre , ascendía á cuarenta y dos mil tres-


cientos y sesenta ,

67 sin contar sus siervos y siervas , que eran


siete mil trescientos treinta y siete y : liabia entre
ellos doscientos cuarenta y cinco cantores y can-
toras.
68 Sus caballos eran setecientos treinta y seis :

los mulos doscientos cuarenta y cinco :

69 sus camellos cuatrocientos treinta y cinco :

'.
los asnos seis mil setecientos y veinte
Hasta aquí se ha referido lo que se hallaba
ESCRITO EN EL LlBRO DEL CeNSO : DE AQUÍ EN ADE-
LANTE SIGUE LA Historia de Nehemías.
70 Contribuyeron pues á la fábrica algunos de
los gefes de las familias. Athersatha ^ puso en el

tesoro mil dracmas de oro , cincuenta tazas y qui-


nientas treinta túnicas sacerdotales.
71 Y varios gefes de familias dieron para el te-
soro de la obra veinte mil dracmas de oro , y dos
mil doscientas minas de plata.
72 Lo que dio el resto del pueblo, fueron veinte
mil dracmas de oro , y dos mil minas de plata, y
sesenta y siete túnicas sacerdotales,
73 Después los sacerdotes y los levitas , los por-

1 La nota que sigue á este verso, ni se halla en el texto


hebreo, ni en el griego, ni aun en varios manuscritos de la
Vulgata : por lo cual algunos traductores la ponen al mar-
gen. Se cree que la añadió el traductor latino.

2 El mismo que Nehemías.


CAPÍTULO viir. 73
teros y cantores y todo el pueblo y los nathi-
, ,

neos y todo Israel liabitaron cada uno en su ciu-


dad.

CAPÍTULO VIH.

Esdras lee y explica la Ley alpueblo á quien consuela Ne-


,

hemias; y celébrase la fiesta de los Tabernáculos.

Era ya Ueg-ado el mes séptimo


1 y los hijos '
;

de Israel que estaban cada uno en su ciudad con- ,

gregáronse todos unánimes, y de común acuerdo,


en la plaza que cae en frente de lá puerta de las
Aguas y pidieron á Esdras escriba ó doctor^ que
, ,

trajese el libro de la Ley de Moyse's que había


dado el Señor á Israel.
2 Presentó pues Esdras , sacerdote , la Ley á
la multitud de hombres y mugeres , y de cuantos
eran capaces por su edad de poder entenderla , el
primer dia del mes séptimo.
3 Y leyó en aquel libro , con voz clara, en la

plaza situada delante de la puerta de las Aguas


desde la raañina hasta el medio dia, en presencia
de los hombres y de las mugeres y de los sabios

y todo el pueblo tenia sus oidos atentos á la lec-

tura del libro.


4 El escriba Esdras se puso en pié sobre una
tribuna ó pulpito de madera ,
que habia mandado

1 Véase Mes.
ToM. VI. 7
1'4 LIBRO SEGUNDO DE ESDRAS.

hacer para este y á su la-


fin de hablar al pueblo;

do estaban Mathathías y Semeia y Anía y , , ,

Uría y Helcía y Maasía á la derecha y á la iz-


, , ;

quierda Phadaia , Misael, y Melchias, y Hasura,


y Hasbadana, Zachárías y Mosollam.
5 Abrió pues Esdras el libro á vista de todo el
pueblo , como que se hallaba en un lugar mas
elevado que todos ; y así que le abrió púsose en ,

pié toda la gente '.

6 Entonces Esdras bendijo al Señor Dios gran-


de , con una oración que hizo ; y todo el pueblo
alzando sus manos , respondió : Así sea ! así sea !

y se arrodillaron todos , y postrados rostro por


tierra , adoraron á Dios.
7 Los levitas empero Josué , Bani y Serehia,
,

Jamin , Accub , Sephthai , Odia , Maasía, Celita,


Azarías, Jozabed , Hauan , y Phalaia cuidaban de
hacer guardar silencio al pueblo ,
para que oyese
la Ley ; y estaba la gente en pié , cada uno en
su lugar.
8 Y leyeron el libro de la Ley de Dios clara

y distintamente ' , de modo que se entendiese :


y
en efecto entendieron cuanto se iba leyendo.
9 Y Nehemías (que es el mismo Athersatha 6
capero del rey) y Esdras sacerdote y escriba,
,
,

y los levitas que interpretaban la Ley á todo el

pueblo , dijeron : Este dia está consagrado al Se-

1 En serial de reverencia á la palabra de Dios.


2 En el hebreo y se la explicaron.
:
CAPITULO VIII, 75

íioi' Dios nuestro : no gimáis , ni lloréis. Porque


todo el pueblo lloraba oyendo las palabras de la
Ley '.

10 Y díjoles Neh€7rtías • Id , y comed carnes


gordas 1/buenas, y bebed del vino dulce y exqui'
sito , y enviad porciones á aquellos que nada tie-
nen dispuesto *
; pues este es el dia santo del Se-
ñor ; y no estéis tristes ,
porque el gozo del Señor
es nuestra fortaleza*.
11 Asimismo los levitas exhortaban :i todo el
pueblo al silencio, diciendo: Callad; pues el dia
este es santo y no debéis estar tristes.
,

12 Con eso se retiró toda la gente á comer


y
beber , y á repartir porciones y celebrar una ,

grande fiesta ,
por haber entendido las palabras
que se les habían explicado *.

13 Al segundo dia se juntaron ios príncipes de


las familias de todo el pueblo , los sacerdotes
y
levitas , delante de Esdras escriba , para que les
interpretase las palabras de la Ley ^.

14 Y hallaron escrito en el libro de la Ley ^

1 Es de creer que se señalaron varios sugetos para ha-


cer dicha lectura al pueblo.
2 Deuter. XVI. v. 14.—/. Cor. XI. v. 21.
3 O excita nuestro vigor para servirle.
4 Y reconocido cuan bueno es el Seítor para con los que
se convierten á él de corazón.
5 Acerca de la fiesta de los Tabernáculos.
6 Leo. XXIII. V. 34. — Deuter. XVL v. 13.
16 LIBRO SEGUNDO DE ESDRAS.

que el Señor habia mandado por medio de Moy-


sés que los hijos de Tsraél habitasen en tiendas
en solemne del mes séptimo
el dia :

15 y que se predicase y pregonase por todas ,

sus ciudades , y en Jerusalem este bando Salid :

al monte y traed ramos de olivo y ramos de


, ,

los árboles mas hermosos ramos de mirto y , ,

ramos de palmas y ramos de árboles frondosos


,

para formar tabernc-ículos ó cabanas , conforme


está escrito.
16 Salió pues el pueblo , y los trajo ; y cada
uno se hizo su tabernáculo ó cabana sobre el ter-

rado de su casa % y en sus patios, y en los atrios

de la Casa de Dios , y en la plaza de la puerta de


las Aguas, y en la deEphraim.
plaza de la puerta
17 De esta suerte toda la multitud de los que
habían vuelto de la cautividad, hicieron sus taber-
náculos , y habitaron en ellos que nunca lo ha-
:

bian practicado los hijos de Israel como ahora con


tanto gozo ^ desde el tiempo de Josué hijo deNun.
Su regocijo fue sin igual.
18 Y Esdras leyó todos los dias en el libro de
la Ley de Dios , desde el dia primero al último ;

y celebraron la fiesta por siete dias , y en el oc-


tavo ^ la colecta ' , según el rito '*.

1 Deuter. XXII. v. 8.
2 Levit. XXIII. V. 36.
3 O reunión del pueblo en el Templo.
4 Entonces se cree haber sucedido el prodigio del fuego
77

CAPÍTULO IX.

Hace eL pueblo penilencia , y abandona los falsos dioses.


Confiesan los levitas los beneficios de Dios , y los pecados
del pueblo. Oran por él, y se renueva la alianza con el

Señor.

1 Mas y cuatro de dicho mes ',


el día veinte
se jumaron los'hijos de Israel, observando el ayu-
no y vestidos de sacos ^, y cubiertos de polvo y
,

ceniza.
2 Y el linage de los hijos de Israel habíase ya
separado de todos extranjeros; y presentán-
los

dose delante del Señor confesaban sus pecados y


las maldades de sus padres.
3 y pusiéronse en pié y se hizo la lectura en
,

el libro de la Ley del Señor Dios suyo cuatro


veces al dia,y otras tantas alababan y adoraban al

Señor su Dios.
4 A este fin subieron á la tribuna de los levitas
Josué, y Bani, y Cedmihel , Sabanía , Bonni,
Sarebías , Bani , y Chánani , y clamaron en voz
alta al Señor su Dios.
5 Y los levitas Josué y Cedmihel Bonni Ha- , ,

sebnía , Serebía Odaia Sebnía Phathahía di-


, , ,

jeron : Levantaos , bendecid al Señor Dios vuestro

sagrado. //. Mach. IX. v. 9—11. Esd. V.


I. v. 18. v. 4.

1 Dos dias después de acabada la fíesta.

2 Véase Saco.
*
78 LIBRO SEGUNDO DE ESDRAS.
que existe ab eterno y por toda la eternidad
sea, oh Señor y bendito tu excelso y glorioso
nombre , con toda suerte de bendiciones y ala-
banzas.
6 Tú mismo, oh Señor, tú soto hiciste el
cielo , y el cielo de los cielos donde habitas , y
toda su milicia celestial , la tierra , y cuanto ella

contiene, y los mares y todo lo que hay en ellos,


y tú das vida ó conservas todas estas cosas , y á tí

te adora el ejército ó milicia celestial.

7 Tú fuiste, oh Señor Dios, el que elegiste á


Abram y ,
le sacaste Ur de los de cháldeos , y le

pusiste el nombre de Abraham *


;

8 y hallaste fiel su corazón en tu presencia , y


pactaste con él que le darias la tierra del chána-
neo, del heteo, del amorrheo, y del pherezeo ,

y del jebuseo y del gergeseo entregándosela


, ,

á sus descendientes; y cumpliste tu palabra, pues


eres justo.
9 Y miraste la aflicción de nuestros padres en
Egypto , y escuchaste sus clamores junto al Mar
rojo.
10 obraste milagros y portentos contra Pha-
y
raon, y contra todos sus criados, y contra todo
el pueblo de aquella tierra porque sabias que ,

ellos nos habían tratado con soberbia é insolencia;

y te adquiriste el nombre de Dios grande ^ que con-


servas aun hoy dia

1 Genes. XI. v. 31. — AT//. v. 5.


CAPÍTULO IX. 7^
11 y dividiste el mar ante nuestros padres,
que pasaron por medio de él , enjuto el suelo ; y
arrojaste al profundo á sus perseguidores, como
piedra que cae en un abismo de aguas,
12 Fuiste entre dia su conductor desde una
columna de nube y por la noche desde una co-
,

lumna de fuego para mostrarles la senda por


,

donde hablan de caminar.


13 Tú asimismo descendiste al monte Slnaí y ,

hablaste con ellos desde el cielo ; y les diste pre--

ceptos y la Ley de la verdad


de justicia , , y,
ceremonias, y mandamientos buenos.
14 Y les enseñaste á consagrar á tí el sábado;
y les promulgaste tus instrucciones, y ceremonias,.
y la Ley por ministerio de IMoysés tu siervo.
15 También les diste pan del cielo , estando
hambrientos; y cuando tuvieron sed, hiciste bro-
tar agua de una peña; y dijísteles que entrasen á
poseer la tierra, que alzada tu mano^ 6 con jitra-
mento^ hablas prometido darles.
como nuestros padres obra-
16 Pero así ellos
ran con soberbia y altanería, y endurecieron sus
cervices, y no obedecieron tus mandamientos.
17 No quisieron escuchar/e, ni acordarse de
)as maravillas ,
que á favor de ellos hiciste ; antes
endurecieron sus cervices, y como rebeldes, qui-
sieron elegirse un caudillo para volverse á su
esclavitud de Ef/ypfo ". Pero tú, oh Dios pro-

l Quisieron elegirse caudillo para dejar á Moysés. y


80 LIBRO SEGUNDO DE ESDRAS.

picio,clemente y misericordioso, de largfa espera


y de mucha benignidad, no los abandonaste,
18 ni aun cuando se forjaron un becerro de fun-
dición , y dijeron : Este , oh Israel , es tu Dios , el
que te ha sacado de Egypto , y cometieron horri-
bles blasfemias.
19 Tú no obstante por tu g-ran misericordia
no los abandonaste en el Desierto no se apartó :

de ellos entre día la columna de nube que les


mostraba el camino , ni de noche la columna de

fuego para enseñarles la senda que habian de


seguir.
20 Dísteles tu espíritu bueno que los instruyese
por medio de Mojjsés .
y no quitaste tu maná de su
boca, y cuando sedientos, les diste agua.
21 Por cuarenta años los alimentaste en el De-

volverse á Egypto, lugar de su servidambre. Niim. XIV.


V. 4. Algunos traducen la frase latina clare capul ,
que usa
la Vulgata,y se encapricharon, ó se obstinaron : sin embar-
go ios Setenta al traducir íi''í<~)~(jn') vaitenú rosch del
original, entendieron el ti'XI rosch {capul) por principio
y dijeron KstilS^cey.etv dpxiiv ('TTíg-pi-^oLi^ y dieron principio
á quererse volver, ó principiaron á volverse. La traduccioD
castellana de Proops dice y dieron capilan para tornarse
:

á su servidumbre por su rebeldía ; porque su autor leyó


Q^")^2 bemiriam, como se lee actualmente en el hebreo:
mas los Setenta leyeron D^~IH^D2 bemilsraim, y tradu-
jeron ív Aiyv'Trra, en Egypto.
CAPÍTULO IX. 8\

sierto , y nada les faltó : sus vestidos no se gasta-


ron, ni se lastimaron sus pies.
22 Y les hicistedueños de reinos y pueblos y ,

se los repartiste por suertes, y asi poseyeron el


pais de Sehon , el pais del rey de Hesebon , y el

pais de Og rey de Basan.


23 Y multiplicaste sus hijos como las estre-
llas del cielo , y los trajiste á la tierra, de la cual
hablas dicho á sus padres que entrarían á pose-
erla.
24 En efecto vinieron los hijos , y poseyeron-
la; y tú abatiste delante de ellos á los chánaneos
que la habitaban , y los entregaste en su poder
con sus reyes y pueblos del pais, para que hicie-
sen de ellos lo que quisiesen.
25 Apoderáronse pues de las ciudades fuertes,
y de una tierra pingüe, y ocuparon casas llenas
de toda suerte de bienes : hallaron cisternas ya
fabricadas por otros , viñas , y olivares , y muchos
árboles frutales; y comieron, y se saciaron, y
engrosáronse, y nadaron en delicias , merced á tu
gran bondad.
26 Ellos empero te provocaron á ira , apartán-
dose de tí, y echando tu Ley trenzado, y ma-
al

taron á tus profetas que los conjuraban para que


se convirtiesen á tí , y cayeron en grandes abo-
minaciones.
27 Por lo cual los entregaste en poder de sus
enemigos ,5 que los oprimieron. Mas en su tribu-
lación clamaron á tí y tú desde el cielo los es-
,
82 LIBRO SEGUNDO DE ESDRAS.

euchaste , y por tu raucha misericordia les diste


salvadores ', que los libertasen del poder de sus
enemigos.
28 Así que estuvieron en reposo ', volvieron á
cometer la maldad en tu presencia y tú los aban-
;

donaste en manos de sus enemigos que los escla-


,

vizaron. De nuevo se convirtieron y clamaron á tí,

y tú desde el rielo los escuchaste » y por tu gran


misericordia los libertaste repetidas veces.
29 Y los exhortaste vivamente á volver á tu
Ley pero ellos procedieron con altivez, y no obe-
;

decieron tus mandamientos y pecaron contra tus ,

leyes, en cuya observancia halla el hombre la vi-


da y rezonglones sacudieron la
;
carga del hombro^
y endurecieron su cerviz), y no hicieron caso.
30 Sin embargo tú los aguantaste por muchos
años y los amonestaste por medio de tu espíritu,
,

hablándoles por boca de los profetas pero no ,

quisieron escuchar; y los entregaste en poder de


los pueblos de las naciones.
31 Si bien por tu grandísima e infinita miseri-
cordia no acabaste con ellos', ni los abandonaste :

porque tú eres un Dios de benignidad , y de cle-


mencia.

1 Judie. III. V. 9.

2 Apenas estuvieron libres,


3 La frase hebrea, y su traducción latina, están tomadas
de los siervos rezonglones , que levantan, ó bien encogen
el hombro, cuando rehusan la carga.
32 Ahora pues , oh Dios nuestro , Dios grande,
fuerte y terrible ,
que guardas el pacto , y la mi-
sericordia , no apartes los ojos , compadécete de to-
dos los trabajos que han llovido sobre nosotros,
sobre nuestros reyes , y nuestros príncipes , y
nuestros sacerdotes, y nuestros profetas y nues- ,

tros padres , y sobre tu pueblo todo , desdo el


tiempo del rey de Asyria '
,
que nos llevó cautivos,
hasta el dia de hoy.
33 Justo eres tú en todos estos males que han
llovido sobre nosotros : porque tú has cumplido
fielmente las promesas, mas nosotros hemos pro-
cedido inicuamente.
34 ¡Nuestros reyes, nuestros magnates, nues-
tros sacerdotes, y nuestros padres no han guarda-
do tu Ley, no han atendido á tus mandamientos
ni á las amonestaciones con que los reconvenias.

35 Al contrario, mientras reinaban, gozaban de


los muchos beneficios que les hacias, y de esta
espaciosa y feraz tierra que hablas entregado á
su disposición, ni te sirvieron, ni se apartaron de
sus pésimas inclinaciones.
36 Y hé aquí que nosotros mismos somos hoy
esclavos ^; y en esta tierra que diste á nuestros
padres para que comiesen el pan y los frutos de
ella, en ella misma nos hallamos siervos del rey
de Babi/lonia.

1 IV. Reg. XV. v. 29. — Paral. V.


/. v. 26.

. 2 /. Esd. VIL V. 24. — /X 9.-11. v. Esd. V, v. 4.


S4 LIBRO SEGUNDO DE ESDRAS.

37 Multiplícanse sus frutos en pro de los reyes,


á los cuales nos sujetaste por nuestros pecados :

ellos son los dueños de nuestros cuerpos , y de


nuestras bestias , según su antojo : con loque vivi-
raos en gran tribulación.
38 Consideradas pues todas estas cosas noso- ,

tros mismos prometemos alianza ó fidelidad^ y la


ponemos por escrito , y la firman nuestros prínci-
pes de las familias , nuestros levitas , y nuestros
sacerdotes.

CAPÍTULO X.

Catálogo de los que firmaron la alianza con Dios , y las


condiciones á que se obligaron.

1 Los que firmaron, fueron : Nehemías, Ather-


satha ó copero . hijo de Hachélai ó Helcias , y Se-
déelas ,

2 Saraias , Azarías , Jeremías


3 Phespliúr, Amarías , Melchias ,

4 Hattús, Sebenías, Mellucli,


5 Harem Merimuth Obdías,
, ,

6 Daniel, Genthon, Baruch,


7 Mosollam , Abía, Miamin ,

8 Maazía , Belgai , Semeia : todos ellos sacer-

dotes.
9 Los levitas fueron : Josué hijo de Azanía ,

Bennui de los descendientes de Henadad , Ced-


mihel . .
CAPÍTULO X. 85
10 y sus hermanos Sebenía, Ociaia , Ceuta,
Phalaia , Hanan ,

11 Micliá , Roliob, Hasebíi ,

12 Zacbur, Serebía , Sabanía


13 Odaia, Banl , Banltiu.
14 Cabezas ó principales del pueblo : Pharós ,

Phahatb Moab , Elam , Zethu , Bani


15 Bonn!, Azgad , Bebaí,
16 Adonía, Beg-oal , Adir)

17 Ater , Hezecía, Azur ,

18 Odaia , Hasum , Besaí


19 Hareplí , Anathotb , Nebai
20 Mecrpliías , MosoUam , Hazír ,

21 Mesizabel , Sadoc , Jeddúa ,

22 Pheltía , Hanan , Anaía ,

23 Osee , Hananía , Hasub ,

24 Alobes , Plialea, Sobec ,

25 Rebum , Hasebna Maasía , ,

26 Echaía, Hanan , Anan ,

27 Mellucli , Harán , Baana.


28 En cuanto á los demás del pueblo , sacerdo-
tes , levitas ,
porteros y cantores , natbineos , y
todos cuantos se liabian separado de las otras na-
ciones, y abrazado la Ley de Dios , y asimismo
sus mugeres y sus hijos é hijas :

29 todos que eran capaces de discernir y


los
entender lo prometieron por medio de sus herma-
,

nos viniendo los principales ó magnates entre


;

ellos á prometer
y jurar, que procederían seg-nn
la Ley de Dios promuls^ada por medio de Moy-
8
86 LIBRO SEGUNDO DE ESDRAS.

sés siervo de Dios y que guardarían y cumpU-


,

rian todos los mandamientos del Señor Dios nues-


tro ,y sus preceptos y ceremonias , :

30 y que no daríamos nuestras hijas á varones


de otra nación , ni tomaríamos sus hijas para nues-
tros hijos.
31 Asimismo que cuando los gentiles traen
mercadurías v comestibles en dia de sábado , no
se lascompraremos en sábado ni en ningún otro ,

dia de fiesta; que dejaremos holgar la tierra el


año séptimo ni exigiremos en él deuda ninguna
, ;

32 y que nos impondremos la ley de contribuir


todos los años con la tercera parte de un siclo pa-
ra los gastos de la Casa de nuestro Dios,á saber :

33 para los panes de la proposición , y para el


sacrificio perpetuo , y para el holocausto que
siempre se ofrece en todos los sábados , en las ca-
lendas, y en las fiestas solemnes para los sacri- ;

ficios pacíficos, y los que se ofrecen por el pecado,

á fin de que Dios sea propicio á Israel , y para todo


el servicio de la Casa de nuestro Dios.
34 Echamos también suertes, entre los sacerdo-
tes y levitas , y el pueblo , sobre la leña que se
debia ofrecer , y conducir á costa de las familias
de nuestros padres á la Casa de nuestro Dios á ,

sus tiempos de un año para otro para quemar


,
,

sobre el altar del Señor Dios nuestro, según está


escrito en la Ley de Moysés.
35 Asimismo prometimos traer cada año á la

Casa del Señor las primicias de nuestra tierra, y


cAPíruLü X. 87

las primicias de todos los frutos de cualquier ár-


bol ' :

36 como también los primerizos de nuestros Li-


jos, y de nuestros ganados, conforme está escrito
en la Ley, y los primerizos de nuestros bueyes,
V de nuestras ovejas ,
para ofrecer todas estas
cosas en la Casa de nuestro Dios á los sacerdotes
que están ejerciendo sus funciones en el Templo
del Dios nuestro.
37 Y que traeríamos á los sacerdotes para el

tesoro de la Casa de nuestro Dios las primicias de


nuestros alimentos, y de nuestros licores, y de las
frutas de todo árbol, y de la vendimia, y del acei-
te ; y el diezmo de nuestras tierras á los levitas.

Los mismos levitas recibirán en todas las ciudades


el diezmo de nuestras labores.
38 También los sacerdotes hijos de Aaron en-
trarán con los levitas á la parte de los diezmos de
los levitas, pues etos ofrecerán el diezmo de su
diezmo en el Templo de nuestro Dios, para ser de-
positado en las cámaras ó almacenes del Templo :

39 puesto que, así los hijos de Israel como los


levitas han de llevar las primicias del tiigo, del
vino y del aceite al depósito ; donde han de estar
los vasos sagrados, y los sacerdotes, y cantores,
y porteros, y ministros por su turno \ y no descui-
daremos nosotros el Templo de nuestro Dios.

1 Exod. XXm. L\ 19.- Levil. XIX v. 23.


88 LIBRO SEGUNDO DE ESDRAS.

CAPÍTULO XI.

Nota de lus pobladores de Jerusalem y de otras ciudades ,

de,<pues de la restauración.

1 Los príncipes 6 magnates del pueblo fijaron su


habitación en Jerusalem : mas del resto de la gente
se sacó por suerte la decima parte, para que se es-"

tableciese en Jerusalem, ciudad santa, y las otras


nueve en demás ciudades.
las

2 Y el pueblo llenó de bendiciones á todos


aquellos que se hablan ofrecido espontáneamente
á morar en Jerusalem '.
3 Estos son pues los principales de la Judea re-
ducid! á provincia, que se avecindaron en Jerusa-
lem y en las ciudades de Judá. Cada uno habitó
en su posesión, y en su ciudad, así el pueblo de
Israel, como los sacerdotes, y levitas, y nathineos,
y los hijos de los siervos de Salomón.
4 En Jerusalem se avecindaron parte de los hi-
jos de Judá, y parte de los hijos de Benjamín.
De los hijos de Judá Athaías hijo de Aziam, hijo
:

de Zachárías, hijo de Amarías, hijo de Saphatías,


hijo de Malaleel. De los hijos de Piíares :

5 BJaasía hijo de Baruch, hijo de Chólhoza, hijo


de Hazía, hijo de Adaia, hijo de Joiarib, hijo de
Zachárías, hijo de un silonita '.

1 Que era un montou de ruinas.


2 O descendiente de Sela^ hijo de Judá. /. Paralip. IX.
V. 5.
CAPÍTULO XI. 89

6 Todos estos hijos de Phares que se avecinda-


ron en Jerusalem, fueron cuatrocientos sesenta y
ocho varones esforzados.
Los hijos empero de Benjamin
7 fueron es- '

tos Sellúm hijo de Mosollanti, hijo de Joed, hijo


:

de Phadaia, hijo de Colaia, hijo de Masía, hijo de


Etheelj hijo de Isaía ;

y después de él Gebbai,
8 Sellai, en todos no-
vecientos veinte y ocho.
9 Y Joel, hijo de Zechri, era su prefecto, y
Judas hijo de Senua ocupaba el se^^undo puesto
en la ciudad.
10 De los sacerdotes fueron Idaia hijo de Joa-
rib, Jachin,

11 Saraia ^ hijo de Helcías, hijo de MosoUam,


hijo de Sadoc, hijo de Meraioth, hijo de Achitob,
príncipe de la Casa de Dios,
12 con sus hermanos empleados en los ministe-
Templo, eyi todos ochocientos veinte y dos.
rios del
Asimismo Adaia hijo de Jeroham, hijo de Phele-
lía, hijo de Amsi, hijo de Zachárías, hijo de Phes-
hur, hijo de Melchías,
13 con sus hermanos príncipes de familias,
doscientos cuarenta y dos. Y Amassai hijo de
Azreel, hijo de Ahazi, hijo de MosoUamoth, hijo
de Emmer,

1 Que se avecindaron en Jerusalem.


2 O Azarías : primer sacerdote después del pontífice.
/. Paral IX. r. 11. Véase Sacerdotes.
90 LIBRO SEGUNDO DE ESDRAS.
14 con SUS hermanos qtie eran rauy poderosos,
ciento veinte y ocho ; y su caudillo Zabdiel , hijo
de uno de los magnates.
15 De los levitas : Semeia hijo de Hasub, hijo
de Azaricam, hijo de Hasabía, hijo de Boni.
16 Y Sabathai, y Jozabed principales entre los
levitas , tenian la superintendencia de todas las
obras exteriores de la Casa de Dios.
17 Y i^Iathanía hijo de Micha , liijo de Zebedei,
hijo de Asaph ,
primer cantor en los salmos é
himnos en tiempo de la oración ü fíficio divino^y
Becbecía el seg-undo entre sus hermanos, y Abda
hijo de Samúa, hijo de Galal , hijo de Idithum
18 todos los levitas en la ciudad santa eran en
número de doscientos ochenta y cuatro.
19 Los porteros Accub Telraon y sus herma- , ,

nos ,
que guardaban las puertas , eran ciento se-
tenta y dos.
20 El resto de los sacerdotes y levitas de Israel
estaban esparcidos por todas las ciudades de Jada,
cada cual en su posesión.
21 Y los nathineos habitaban en Ophel; y
Siaha, y Gaspha eran cabezas de los nathineos.
22 Y el inspector ó ge/e de los levitas en Je-
rusalem era Azzi hijo de Bani , hijo de Hasabfa,
hijo de Mathanías , hijo de Micha. Los cantores
que servían en la Casa de Dios , eran de la es-

tirpe de Asaph
23 porque Labia acerca de ellos un reglamento
CAPÍTU¡>0 XI. 91

del rejr ' David, y cataba Jijado dia por dia el


orden que debia observarse entre los cantores.
24 Y Phatbatbía hijo de Mesezebel, dellinage
de Zara hijo de Judá, tenia del rey Artajerjes la

autoritad para arreglar todos los negocios del


pueblo ^,

25 y para todos los lugares donde se hallaban


establecidos. De los hijos de Judá parte se ave-
cindaron en Cariatharbe y sus aldeas, y en Dibon
y sus aldeas y en Cabseel y su comarca
,

26 y en Jesué y en Blolada y en Bethphaletb,


27 y en Hasersual y en Bersabée y sus aldeas ,

28 y en Siceleg y en Mochóna y sus aldeas,


29 y en Remmon y en Saráa y en Jerimuth,
30 en Zanoa, Odollara y sus aldeas en La- , ;

chís y su territorio ; y en Azeca y sus aldeas. Y


avecindáronse en Bersabée hasta el valle de En-
nom.
31 Mas los hijos de Benjamin se establecieron
desde Geba, hasta Mechmas y Hai, y ,
Bethel, y
sus aldeas,
32 Anathoth , Nob , Ananía,
33 Asor, Rama , Gethalm,
34 Hadid, Seboim, y Neballat, Lod,
35 y Ono, valle de los artífices.

1 Cap. XII. V. 24.


'2 Como asesor de Neheuiías eii los asuntos públicos y
particulares.
92 LIBRO SEGUNDO DE ESDRAS.

3G Tenían también los levitas sus posesiones


en Judá y en Benjamín.

CAPÍTULO XII.

Nombres y oficios de los sacerdotes y levitas que vinieron con


Zorohabel. Celébrase con gran solemnidad ta dedicación
de los muros de Jerusalem.

1 Estos son los sacerdotes y los levitas que


vinieron con Zorobabel hijo de Salathiel, y coa
Josué : Saraía, Jeremías, Esdras.
2 Amaría j Blelluch, Hattus,
3 Sebenías, Rheum, Merimuth,
4 Addo, Genthon, Abía,
5 Miamín, Madía, Belga,
6 Semeía, y Joiarib, Idaia, Sellúm, Amoc, Hel-
ciasj

7 Idaia. Estos son los príncipes de los sacer-


dotes ó familias sacerdotales j que vinieron con sus
hermanos en los días ó -pontificado de Josué.
8 Los levitas fueron Jesúa, Bennuí, Cedmi-
hel, Sarebía Judá, Malhanías, que con sus her-
,

manos cantaban y dirigían los himnos


9 y Becbecía y Hanni con sus hermanos , ca-
,

da cual en su ministerio.
10 Josué, Sumo sacerdote ^engendró á Joacira,
Joacím engendró á Eliasib, y Eliasib engendró á
Joiada.
1 Joiada engendró á Jonathan , JonatUau en-
gendró á Jeddoa ó Jciddo^-
CAPÍTULO XII. 93

12 Y en el tiempo de Joaclm , los sacerdotes

cabezas de las familias sacerdotales eran : De la de


Saraias , Maraia : de la de Jeremías , Hananía :

13 de la de Esdras , Mosollam : de la de Ama-


rías , Johanan :

14 de la de Milicho ó Melluc ^ Jonathan : de la

de Sebenías , Joseph :

15 de la de Haram , Edna : de la de Maraiotli,


Helci :

16 de la de Adaia , Zachárías : de la de Geu-


thon , MossoUam
17 de la de Abía , Zechri : de la de Miamin,
y de Moadías , Phelti :

18 de la de Belga, Saramúa: de la de Semaia,


Jonathan :

19 de la de Joiarib , Mathanai : de la de Jo-


daia, Azzi
20 de la de Sellai ó Sellúm , Celai : de la de
Amoc, Heber :

21 de la de Helcías , Hasebía : de la de Idaia,


Nathanael.
22 En cuanto á los levitas que vivieron en los
tiempos de Eliasib , y de Joiada , y de Johanan,
y de Jeddoa, fueron escritas las cabezas de aque-
llas familias leviticas como las de los sacerdotes en

el reinado de Darío rey de Persia.


23 Los hijos de Leví príncipes ó cabezas de las

familias, se hallan también escritos en el libro de


los anales hasta el tiempo de Jonathan hijo de

Eliasib.
94 LIBRO SEGUNDO DE ESDRAS,

24 Los príncipes pues de los levitas eran Ha-


sebía y Josué hijo de Cedraihel
, Serebía ,
con ,

sus hermanos empleados en cantar himnos y sal-


mos por sus turnos, conforme á la disposición

de David '
, varón de Dios , observando igual-
mente el orden establecido^
25 Mathanía y Becbecía Obedía MosoUara, , ,

Telmon Accub eran guardas de las puertas y


, ,

de los vestíbulos de delante de ellas.

26 Vivian estos en tiempo de Joacim , hijo de


Josué , hijo de Josedec y en tiempo de Nehe-
;

mías gobernador , y de Edras sacerdote y es-


2
criba
27 Para la dedicación de los muros de Jeru-
salem buscáronse por todos los lugares los levi-
tas ,
para hacerlos venir á Jerusalem á celebrar
la dedicación y fiestas en acción de gracias con
cánticos címbalos, salterios y cítaras.
y
28 Juntáronse pues los cantores de la campiña
de Jerusalem y de las aldeas de Nethuphati
29 y de la casa de Galgal , y de los territorios
deGeba, yAzmaveth ;
pues los cantores se hablan
fabricado granjas en la comarca de Jerusalem.
30 Purificáronse pues los sacerdotes y levitas,

y purificaron después al pueblo , y las puertas y


los muros.
31 Yo hice subir á los magnates de Judá sobre

1 Véase /. Paral. XXIIl cap. A'XF. etc.


2 O doctor de la Ley.
t'APlTULO Xlí. 95

la y formé tambicn dos grandes coros


muralla ,

de gente que cantaba. Y se encaminaron á la de-


recha sobre el muro acia la puerta llamada del
Estercolero.
32 Y detras ibanOsaías y la mitad de los mag-
nates de Judá ,

33 y Azarías , Esdras , y IMosollam , Judas y


)5enjamin , y Semeia y Jeremías.
34 De los sacerdotes iban con sus trompetas
Zacbárías , hijo de Jonathan de Semeías, , hijo
hijo de Mathanías , hijo de IMicháias , hijo de
Zechúr Asaph
, hijo de ,

35 y sus hermanos Semeia, Azareel Mela- ,

lai Galalai Maai INathanael y Judas y Hananí,


, , ,
,

con los instrumentos músicos de David varón de ,

Dios; y Esdras escriba, de'ante de ellos, hasta


la puerta de la Fuente.

36 En frente de estos subieron los otros ', por


las gradas de la ciudad de David ó monte Sion^
donde se alza el muro sobre la casa de David,
hasta la puerta de las Aguas , al Oriente.
37 Y de esta suerte el segundo coro de que
los

cantaban á Dios acciones de gracias , marchaba


por la parte opuesta
y yo detras de él con la ,

otra mitad del pueblo por encima de la muralla ,

y de la torre de los Hornos hasta la parte mas ,

ancha del muro ;

38 pasando por sobre la puerta de Ephraim, y

1 Que hablan tirado acia la izqnierda.


96 LIBRO SEGUNDO DE ESDRAS,

sobre la puerta Antigua, y sobre la puerta del


Pescado y sobre la torre de Hananeel, y
, la tor-

re de Emath, hasta la puerta del Ganado ; y vi-


nieron á parar sobre la pnerta de la Cárcel.
39 Y juntáronse los dos coros de cantores en la

Casa de Dios, estando yo y la mitad de los magis-


trados conmiofo.
40 y los sacerdotes Eliacbím, IMaasía, Mia-
min, Michéa Elioenai , Zacháría, Hananía con
,

sus trompetas ó clarines,


41 y Maasía, y Semeia, y Eleazar, y Azzi, y
Jobanan, y Melcliia, y Elam, y Ezer. É hicieron
resonar su voz los cantores, y Jezraia su prefecto
ó maestro de capilla
42 é iimioláronse en aquel dia grandes vícti-
mas, y hubo gran regocijo, por el consuelo de
que los colmaba Dios alegráronse igualmente sus
:

mugeres é hijos, y el alborozo de Jerusalem se


oyó de lejos.
43 Escogiéronse también en aquel mismo dia
de entre sacerdotes y levitas algunos para cui-
los

dar de las cillas del tesoro á fin de que por sus


,

manos los magnates de la ciudad presentasen en


honorífico tributo de acción de gracias las ofer-
tas de los licores , y de y de los
las primicias ,

diezmos: porque el pueblo deJudá quedó suma-


mente satisfecho de los sacerdotes y levitas que
asistieron á las funciones ;
44 y estos por su parte cumplieron exacta-
mente con el culto de su Dios, y con las ceremo-
€AP1TÜL0 XIÍI. 9í

nias de la expl.icioíí : como también los cantores y


porteros, conforme á lo prescrito por David y por
su hijo Salomón.
45 Porque desde el principio, en tiempo de
David y de Asaplí, habia establecidos ge fes de los
cantores que enconaban himnos y alabanzas á
Dios.
46 Y
en tiempo de Zorobabel, y en el de
así

Nehemías todo Israel daba diariamente sus racio-


nes á los cantores y porteros, y presentaba la
oblación santa de los diezmos á los levitas, y estos
la presentaban también á los hijos de Aaron.

CAPÍTULO XIIL
Desórdenes de los judíos corregidos por Nehemiíis.

Por aqnel tiempo se hacia en presencia del


1

pueblo la lectura del libro de la Ley de Moysés ;

y hallóse escrito en él que ningún ammonita, ni

moabita debe jamas entrar en la congregación del


pueblo de Dios '
:

2 por cuanto no socorrieron á los hijos de Is-


rael con pan y agua ; antes bien sobornaron con
dinero contra ellos á Balaam para que los maldi-
jera ; aunque nuestro Dios convirtió la maldición
en bendición.
3 Así que hubieron oido la Ley, separaron del
pueblo de Israel á todo extrangero.

I Deuter. XXIII. v. 3.

9
98 LIBRO SEGUNDO DE ESDRAS.

4 Estaba esto al cuidado del sacerdote Eliasib,


el cual tenia la superiütendencia del tesoro de la

Casa de nuestro Dios ; y habia emparentado con


Tobías, ammonüa ;

5 y fabricó para una gran habitación, allí


donde antes se guardaban las ofrendas, y el in-


cienso, y los vasos, y los diezmos del trigo, del
vino y del aceite, que eran las porciones de los
levitas y de los cantores, y porteros , y las primi-
cias sacerdotales.
6 Dnrante este tiempo yo no estaba ya en Je-
rusalem; porque año treinta y dos de Artajer-
el

jes rey de Babylonia, volví al rey desde Jerusalem ;

y al 0n del año pedí licencia al rey '.

Vine pues á Jerusalem


7 y entendí lo mal ,

que babia obrado Eliasib por amor de Tobías,


haciéndole una habitación en los atrios del Templo
de Dios.
8 Lo cual me disgustó sobremanera ; y arrojé
los muebles de la casa de Tobías fuera de aquella
estancia,
9 y mandé purificar las piezas ó salas, y volví
á llevar allí los vasos de la Casa de Dios, las ofren-
das y el incienso.
10 Supe también que no se habían dado á los
y que por eso los levitas, así
levitas sus porciones,

los cantores, como los demás que servían en el


Templo, se hablan retirado cada cual á su pais:

1 Para ir á descansar, y morir en mi patria.


CAPITULO XIII. 99
11 de lo cual me querellé contra los oiagistra-

(Jos , Por qué hemos abandonado el


diciendo :
¿

Templo de Dios ? Convoqué después á los levitas,


é hice que cada cual volviese á su destino.
12 Y todo Judá traia el diezmo del trigo , del
vino y del aceite á las trojes :

13 cuya superintendencia dimos á Selemías sa-


cerdote , y á Sadoc escriba , y á Phadaias del nú-
mero de los levitas ; y por su ayudante á Hanan
hijo de Zachúr, hijo de JMathanías : por cuanto se
tenían experimentados por fieles ,y por lo mismo
se confió á estos el repartir las porciones entre sus
hermanos.
14 Acuérdate por esto de mí, oh Dios mío , y
no borres de tu memoria el bien que yo hice en la
Casa de mi Dios , y por su culto.
— 15 En aquellos dias observé en Judá algunos
que pisaban uva en los lagares el dia de sábado ,
y que en este dia traian también haces de leña , y
cargaban sobre asnos vino higos y toda , uvas ,

suerte de cosas, y lo entraban en Jerusalem. Y


mándeles expresamente que vendiesen solamente
en los dias en que era lícito vender.
16 Habitaban asimismo en la ciudad gentes de
Tyro que introducían pescado y todo género de
,

mercancías y vendíanlas en sábado á los hijos de


,

Judá en Jerusalem :

17 por lo que reprendí á magnates de Judá,


los

y les dije : ¿Cómo hacéis una maldad como esta


profanando el dia de sábado ?
300 LIBRO SEGUNDO DE ESDRAS.
18 ¿No hicieron esto mismo nuestros padres,
jy nuestro Dios descargó sobre nosotros y sobre
esta ciudad todas estas calamidades ? ¿ Y ahora
vosotros provocáis mas la ira contra Israel , vio-
lando el sábado ?

19 Sucedió pues que al comenzar el sábadx>,


cuando al anochecer quedaron como en reposo las
puertas de Jerusalem , di la orden , j quedaron
estas cerradas , y mandé que no se abriesen hasta
después del sábado y puse de guardia en ellas
,

algunos de mis criados, á fin de que nadie entrase


4;argas en dia de sábado.

20 Y los negociantes y vendedores de toda es-


pecie , se quedaron fuera de Jerusalem por una

j dos veces.
21 Pero yo les amenaze , y dije : ¿Por qué os
quedáis así delante de las murallas ? Si otra vez lo
hiciereis , enviaré gente á prenderos. Con esto
desde entonces no volvieron mas en sábado.
22 Dije también á los levitas ,
que se purifica-
sen , y viniesen á guardar las puertas , y santifi-

casen ó También por


zelasen el dia del sábado.
esto acuérdate de mí oh Dios mió y perdóname
, ,

según la muchedumbre de tus misericordias»


23 Vi asimismo en aquellos dias á alg^unos ju-
díos casados con mugeres de Azoto , de Ammon ,

y de Moab
24 y así sus hijos hablaban medio azoto y no ,

sabian hablar judío , sino que hablaban un lengua-


ge misto de ambos pueblos.
(APÍTULO XIíl. 101

25 Por tanto los reprendí , y los excomulgué.


E hice azotar algunos y mofarles los ca-
tle ellos ,

bellos y que jurasen por Dios que no darian sus


,

hijas á los hijos de los tales, ni tomarian de las


hijas de ellos para sus hijos ni para sí mismos '.
Y dije :

26 ¿ No pecó en esto mismo Salomón rey de


Israel ? Y ciertamente que entre las muchas na-
ciones no habia rey semejante á y era el que-
él ;

rido de su Dios, y Dios le constituyó rey sobre


todo Israel : pues aun á este le arrastraron al pe-
cado mugeres extrangeras.
las

27 ¿Con qué nosotros también desobedientes


cometeremos esa tan grande maldad de prevaricar
contra nuestro Dios, tomando mugeres extran-
geras?
28 Uno de los hijos de Joiada, hijo de Eliasib,
Sumo sacerdote , era yerno de Sanaballat horo-
nita ^, por cuyo motivo le aparté lejos de mí '.

29 Acuérdate '', Señor Dios mió, de castigar


los que profanan el sacerdocio, violando el derecho
sacerdotal y levítico
30 Los purifiqué pues ó separé de todas las mu-
geres extrangeras, yrestablací las clases de los sa-
cerdotes y levitas, cada cual en su ministerio :

1 Deufer. XXV. v. 2.

2 Gobernador de los moabitas.


3 Echándole de Jerusalem.
4 Para escarmiento de todos. Véase Dios t Cuuaa,
102 LIBRO SEGUNDO DE ESDRA.S.

31 y para que cuidasen de la ofrenda de la le-


ña, y de las primicias en los tiempos señalados.
Acuérdate de mi , oh Dios mió ,
para mi consuelo.
Así sea.

FIN DEL LIBRO SEGUNDO DE ESDRAS,


Ó DE NEHEMÍAS.
ADVERTENCIA
SOBRE EL LIBRO DE TOBÍAS.

Tobías, varón santisimo, judio de la tribu

y ciudad de Nephtali fue ,


llevado cautivo á
J^inive con los demás israelitas por Salma-
nasar , rey de Asyria, unos setecientos años
antes de Jesu-Christo. Casi todos los exposi-
tores convienen en que los dos Tobías ^ padre
é hijo, son los que dejaron escrito este Libro:

al cual por complemento de la historia ana-


dió Esdras (
como opinan algunos ) , tí otro,

los dos últitnos versos. Como en el antiguo

Canon de los Libros sagrados , que tenían


los judíos f no se comprendían sino los Libros
santos escritos en hebreo , y esta historia fue
escrita en lengua chdldea , que era la del pais
en que vivia Tobías , y de la cual la tradujo
al latin san Gerónimo (Epist. ad Crom.)
por eso no estaba este libro en el antispuQ cu-
J04 ADVEHTENCIÁ.

tdlogo de las Escrituras sagradas que te-


nían los jtcdios. Y de aquí tomaron pretexto
algunos protestantes para mirarle como apó-
crifo ^ d pesar de que genera l?n ente judíos y
cristianos de todos tiempos U han tenida
iodos por una y de grande
historia verdadera

edificación. Citábanla ya como Escritura


santa ña n Policarpo discípulo de los t/ípós-

toles, san Jreneo, Clemente Alejandrino,


Orígenes , san Cypriano , san Basilio , san
Ambrosio i
san Hilario, san Gerónimo, san
Agustín , y otros : y desde el siglo IV la

vemos puesta en el catdlago de los Libros


mgrados por un concilio de Híppona , y por
el tercero de Carthago.
En los dos Tobías tenemos ítn perfecto re-
trato de dos justos. Hijos de ^braham , aim
mas según el espíritu que según la carne , se
hicieron dignos por su fe y por sus costum-
bres de ser contados entre los santos, que
antes de la vellida del Mesías vivieron ya
como sí perteneciesen d la Ley nueva.
En Tobías el padre brilla extraordinaria-
mente la fe en las divinas promesas , el espí-
ADVERTENCIA.. 105

ritu de oracio^i , el desprendimiento de los

bienes terrenos, la mas tierna caridad para

con el prójimo^ una paciencia herbica en las


aflicciones , firme esperanza en Dios, y
la

un sanio anhelo de agradarle en todas las


acciones, •atribulado por Dios con el des-

tierro, con la pobreza, y con la pérdida de la


vista, teniendo que sufrir de sus mismos anii-
goSy y hasta de su propia muger , perse-
guido de muerte por un príncipe crttel y vio-
lento, nunca se disminuye su fe , ni su

constancia j y por eso le premia Dios reve-


lándole sucesos futuros, que le llenan del
iuas suave consuelo. Ve en espíritu aque-
lla nueva Jerusalem de , la cual era ya ciU'
dadano, y en la cual debiati reunirse gentes
de todas las naciones, y ante cuyo Rey do-
blarían la rodilla los reyes de la tierra : ve
la gloria que tendrá en este mundo la nueva
Sion, y suH eternos triunfos en el cielo, donde

unida para siempre d su divina cabeza Jesu-


Christo , le cantará eternas aleluyas. Adoc-
trinado por tal padre el joven Tobías, y ani-
mado con tales ejemplos^ se hace luego un
106 ADVERTENCIA.

completo y acabado modelo de un buen hijo^


un dechado de piedad, de castidad y de todas
las virtudes. Y ¿ que diremos de la joven
Sara, probada por Dios con tan terribles é
inauditas tribulaciones ? ¡
Qué sentimientos
de sólida piedad \
\
qué pureza de corazon\
¡
qué inocencia de costumbres !
¡
qué viva fe^
y qué esperanza tan firme se manifiesta en
su tisrnisima oración Digna era por cierto
!

de ser guardada para esposa deljoven Tobías;


conforme d aquella sentencia del Sabio : De
los padres vienen la casa y los bienes ; pero
Dios es muy especialmente el que da la mu-
ger prudente. (Prov. XIX. v. lA) Los cris-

tianos , al leer en este libro los documentos y


ejemplos de la mas sublime perfección evan-
gélica , deben acordarse que , según dice san
Pablo : Todo cuanto se halla escrito en las

Escrituras, fue escrito para su enseñanza;

y por lo mismo, después de haber alabado á


Dios porque les preparó este tesoro de ins-
trucciones, deben pedirle humildemente la

gracia de saber aprovecharse de ellas.


LIBRO DE TOBÍAS.

CAPÍTULO PRIMERO.

Tobías en sit cautiverio es Jiel á la Ley de Dios y da


,
á su
hijo una santa educación. Es bien visto del rey Salmana-
sar , y consuela y socorre á sus hermanos cautivos. Persi-
gúele después Sennachérib,porque daba sepultura á los que
él hacia matar ».

1 Tobías de la tribu y de la ciudad de Neph-


tali (situada en la Galilea superior, sobre Naas-
son , detras del camino que va acia Poniente , y
tiene á la izquierda la ciudad de Sepbet),
2 babiendo sido cautivado en tiempo de Salma-
nasar rey de los asyrios , sin embargo de bailarse
en cautiverio, no abandonó la senda de la ver-
dad = :

3 de suerte que de todo lo que podia liaber ,

daba cada dia parte á los hermanos concautivos


de su linaje ó nación :

4 y siendo de los mas jóvenes entre todos los


de la tribu de Nephtali, nada mostró de pueril
en sus acciones.

1 Año del Mundo 3283 721 antes de Jesu


: - Christo.
2 IF. Reg. XVU. v. 6. — XVIII. v. 10.
108 LÍÜRO DE TOBÍAS.

5 En fin , cuando todos '


iban « adorar los be-
cerros de oro que habia hecho Jeroboam rey de
Israe'l, solo él huía la compañía de los demás;
6 y se iba á Jerusalera al Templo del Señor
donde adoraba al Señor Dios de Israel , ofrecien-
do fielmente todas sus primicias y sus diezmos
7 de suerte que cada tercer año daba álos pro-
sélitos y á los forasteros toda la décima á ellos

destinada ^.

8 Estas y otras cosas semejantes al tenor de la

Ley de Dios observaba desde jovencito.


9 Cuando fue ya hombre hecho se casó con ,

una muger de su tribu llamada Anna de la cual ,

tuvo un hijo, á quien puso su mismo nombre


10 y le enseñó desde la niñez á temer á Dios
y á guardarse de todo pecado.
— 11 Cuando fue después llevado cautivo con su
muger é hijo y toda su tribu á la ciudad de Ní-
nive,
12 aunque todos los demás comian de las vian-
das de los gentiles , Tobías guardó pura su alma
sin contaminarse jamas con sus manjares prohi-
bidos.
13 Y porque tuvo presente al Señor y le amó
con todo su corazón , hízole Dios grato á los ojos
del rey Sal m anas ar ;

1 Antes de la cautividad,

2 Deiif. XIV. V. 2d.—XXFI. v. 15,


CAPÍTULO I. lOlí

14 el cual le dio permiso para irá donde qui-


siese y hacer cuanto gustase.
,

15 Con eso salia á visitar a todos los cautivos,

y dábales consejos saludables.


16 Como pues hubiese llegado á Ragés ciudad
de la Media, y se hallase con diez talentos de
plata, procedentes de los gajes y dádivas que
habia recibido del rey '
;

17 viendo entre la mucha gente de su nación á


Gabelo de su misma tribu, el cual padecía ne-
cesidad . le dejó prestada , mediante un recibo
de su mano, la susodicha suma de dinero.
18 Al cabo de mucho tiempo, muerto el rey
Salmanasar , habiéndole sucedido en el reino su
hijo Sennachérib ,
que aborrecía de muerte á los

israelitas

19 visitaba Tobías cada dia á los de su paren-


tela, consolaba; y repartia á cada uno, se-
y los

gún alcanzaban sus fuerzas, una porción de sus


bienes :

20 daba de comer á los hambrientos , vestia á


los desnudos , y tenia mucho cuidado de dar se-
pultura á los que habían fallecido ó hablan sido
,

muertos.

I El texto griego parece que alude á que el rey le ha- lo

bía dado en recompensa de sus servicios, y que estos eran


por haber provisto la casa real de algunas cosas. La Media,
y la Syria, cuya capital era Nínive, eran dos provincias ve-
cinas.
ToM. VI. 10
lio LIBRO DE TOBÍAS.

21 Finalmente, al volver fugitivo de Judea, el


rey Sennachérlb ,
por causa del azote que habia
Dios descargado sobre él por sus blasfemias, como
enfurecido matase á muchos de los israelitas, To-
bías sepultaba sus cadáveres.
! 22 Lo que habiendo llegado á noticia del rey,
mandó quitarle la vida, y confiscarle todos los
bienes.
23 Tobías empero, despojado de todo, huyen-
do con su muger é hijo, se estuvo oculto, porque
habia muchos que le querian bien.
24 Pasados cuarenta y cinco dias asesinaron ,

al rey sus propios hijos :

25 con lo que Tobías volvió á su casa, y reco-


bró todos sus bienes.

CAPÍTULO IL

Tohias i fatigado de dar sepultura á los muertos, queda ciego


para prueba de su virtud; é injuriado por su muger y ami-
gos , sufre sus insultos , á imitación de Job , con suma pa-
ciencia.

Después de esto, un dia festivo del Señor,


1

en que estaba dispuesta una buena comida en ca-


sa de Tobías
2 dijo este á su hijo : Anda y tráete acá algunos

IV. Reg.
1 XIX. v. 37. -IL Paralip. XXXIl v. 21.

—Isaías XXXVIL v. 38.— IL Mach. VIH. v. 19.


CAPITULO II. 111

de nuestra tribu , temerosos de Dios ,


para que
coman con nosotros.
3 Habiendo él ido , le contó á la vuelta como
uno de los hijos de Israel, que habia sido dego-
llado , estaba tendido en la plaza. Y al instante

levantándose de la mesa, dejada la comida, corrió,


antes de probar bocado, donde estaba el cadáver;
4 y cargando con él, le llevó secretamente á
su casa ,
para darle sepultura á escondidas , des-
pués de puesto el sol.

5 Ocultado el cadáver, se puso á comer lloran-


do y temblando
6 al acordarse de aquellas palabras que dijo el
Señor por el profeta Amos ' : Vuestros dias fes-
tivos se convertirán en lamentos y lloros,
7 Puesto ya el sol , fue y le dio sepultura.
8 Reprendíanle todos sus parientes, diciendo:
Ya por esta causa se dio la orden de quitarte la
vida, y á duras penas escapaste de la sentencia de
muerte; ¿y vas nuevamente á enterrar los cadá-
veres?
9 Pero Tobías temiendo mas á Dios que al rey,
robaba los cadáveres de los que habian sido muer-
tos, y escondíalos en su casa, y á media noche los
enterraba.
10 Sucedió pues que un dia volviendo á su ca-
sa fatigado de enterrar, se echó junto á la pared ,

y quedóse dormido ;

1 Amos FUI. V. 10.


112 LlüRÜ DE TOBÍAS.
11 y estando durmiendo, le cayó de un nido de
golondrinas estiércol caliente sobre los ojos; de
que ceg'ó.
12 Mas el Señor permitió que le sobreviniese
esta prueba ó ofiiccion^ con el fin de dar á los ve-
nideros un ejemplo de pajiencia^ semejante al del
santo Job.
13 Porque, en efecto^ como desde su niñez vivió
siempre en temor de Dios, y guardó sus manda-
mientos, no se quejó contra Dios por la desgracia
de la ceguedad que le envió;
14 sino que permaneció firme en el temor de
Dios, dándole gracias todos los dias de su vida.
15 Y al modo que los reyes ó poderosos insul-
taban al santo Job ' , así á Tobías le zaherían su
modo de vivir los parientes y deudos, diciendo :

16 ¿ Dónde está tu esperanza, por la cual hacias


limosnas y entierros?
17 Tobías empero los reprendia, diciendo: No
habléis de esa manera :•

18 puesto que nosotros somos los hijos de los


Fantos patriarcas y esperamos aquella vida que
,

ha de dar Dios á los que siempre conservan en


él su fe.
— 19 Entretanto Anna su mnger iba todos los

Se habla aquí de los tres amigos de Job. Los hombres


1

poderosos entre los idumeoií árabes, etc. eran llamados


,

reyes.
CAPÍTULO líl. 113
(lias á tejer , y traia el sustento que podía ganar
con el trabajo de sus manos '
:

20 y así fue que recibiendo un cabrito de le-


che , le trajo á su casa
21 cuyo balido, como le oyese su marido , di-
jo Mirad que no sea acaso hurtado restituidle
: ;

á sus dueños porque no nos es lícito el comer


:

ni tocar cosa robada.


22 A
que su muger , irritada
lo respondió ,

Bien claro es que ha salido vana tu esperanza, y


ahora se ve el fruto de tus limosnas.
23 Y con estas y semejantes palabras le za-
hería.

CAPÍTULO lll.

Oración que hizo á Dios el afligido Tobías. Sara hija de


Ragüel ova y ayuna tres (lias. Oye Dios estas oraciones , y
es enviado pura consolarlos el ángel Raphael.

1 Entonces Tobías prorumpió en gemidos ;


y
empezó á orar con lágrimas ,

2 diciendo : Justo eres , Señor , y justos son


todos tus juicios; y todas tus sendas no son mas
que misericordia , y verdad y justicia.,

3 Ahora ,
pues , Señor , acuérdate de mí , y

Aquí se ve ya á Tobías reducido á la pobreza; lo que


1

la muger {v. 22.) parece atribuye á las grandes limosnas


que hacia antes pero provendría seguramente de cuando
:

Senuachérib le confiscó los bienes.


114 LIBRO DE TOBÍAS.

no tomes venganza de mis pecados , ni refresques


la memoria de mis culpas , ni de las de mis pa-
dres.
4 Porque no obedecimos á tus mandamientos,
por eso hemos sido saqueados y conducidos á la
,

esclavitud y á la muerte , y hemos venido á ser


la fábula y el escarnio de todas las naciones, en-
tre las cuales nos has desparramado.
5 Grandes son al presente
y terribles
, Señor ,

tus juicios ,
porque nosotros no ponemos en obra
tus preceptos , ni procedemos sinceramente de-
lante de tí.

6 Y ahora, oh Señor, haz de mí loque fuere de


tu agrado ; y manda que sea recibido en paz
mi espíritu : porque ya mejor me es morir que
vivir.
— 7 En aquel mismo dia sucedió que Sara hija de
Ragüel, que estaba en Ragés '
ciudad de la Me-
dia, se oyó ultrajar de una de las criadas de su
padre ,

8 porque habia tenido siete maridos , y un de-


monio, llamado Asmodeo, les habia quitado la vida

al tiempo de querer acercarse á ella.

9 Reprendiendo pues á muchacha por algu-


la

na falta, esta le replicó, diciendo: INunca jamas


veamos entre nosotros sobre la tierra hijo ni hija
nacida de tí homicida que has , sido ó ahogadora
de tus maridos.

1 En el texto griego se lee Ecbálana en vez de Ragés,


CAPÍTULO llí. 115

10 ¿Quieres tú acaso matarme también á raí,

como ya has hecho con siete marlilos ? A estas


voces se retiró Sara al cuarto mas alto de su
casa; y pasó tres (lias y tres noches sin comer ni
beber
11 sino que perseverando en oración suplicaba
á Dios con lágrimas, que la librase de esta in-
famia.
12 Al fin pues de tres dias , concluida su ora-
ción, bendiciendo al Seiíor,
13 dijo : Bendito sea tu nombre, oh Dios de
nuestros padres ,
que después de tu enojo usas de
misericordia , y en el tiempo de la tribulación
perdonas los pecados á. los que te invocan.

14 A tí , Señor, vuelvo mi rostro , en tí fijo mis


ojos.
15 Ruégote , oh Señor ,
que me desates ó li-

bertes del lazo de esta ignomiíiia , ó á lo menos


me saques de este mundo.
16 Tú sabes , Señor que nunca he deseado
,

ningún hombre , y que he conservado mi alma


limpia de toda concupiscencia.
17 Jamas me acompañé con gente licenciosa,
ni tuve trato con los que se portan livianamente.
18 Que si consentí en tomar marido , fue en
tu santo temor , y no por un afecto sensual y li-

viano.
19 Así que , ó yo fui indigna de ellos, ó ellos
quizá no fueron dignos de mí : porque tal vez 1ú
me has reservado para otro esposo.
1Í6 LIBRO DE TOBÍAS.

, 20 Porque no está al alcance del hombre el

penetrar tus designios.


•21 Lo que tiene por cierto cualquiera que te
adora ^ sirve, es que si su vida saliere aprobada ,

será coronado :
y si estuviere en tribulación , será
librado ; y si el azote del castigo descargare sobre
él , podrá acogerse á tu misericordia.
22 Porque tú no te deleitas en nuestra perdi-
ción : puesto que después de la tempestad das
Ivego la bonanza, v tras de las lágrimas y suspiros
infundes el júbilo ó alegría.
23 Oh Dios de Israel , bendito sea eternamente
tu sanio nombre.
— 24 A un mismo tiempo fueron oídas las plega-
rias de ambos (de Tobías y Sara) en la presencia
de la majestad del soberano Dios :

y así fue despachado por el Señor el santo


2.T

ángel Raphael ', para que los libertase á ambos :

las oraciones de los cuales habian sido presentadas


á un tiempo en el acatamiento del Señor.

CAPÍTULO IV.

Cornejos de Tobías á su hijo. Demuéstrale la eficacia de la


limosna, y le da nolicia de los diez talentos de plata presta-
dos á Gabelo.

1 Pensando pues Tobías que Dios habría oido


la oración que le habia hecho para que le sacase

1 Raphael significa en hebreo medicina de Dios,


CAFÍTLLU IV. 117

de este mundo '


, llamó cerca de sí á su hijo To-
bías ,

2
y le dijo : Escucha , hijo mío , las palabras
de mi boca, y asiéntalas en tu corazón , como por
cimiento.
3 Luego que Dios recibiere mi alma, entierra
mi cuerpo: y honrarás á tu madre todos los dias
de su vida :

4 porque debes tener presente lo que padeció,

y á cuantos peligros se expuso por tí llevándote


en su vientre.
5 y cuando ella habrá también terminado la

carrera de su vida , la enterrarás junto á mí.


t 6 Tú empero mente todos los
ten á Dios en tu
dias de tu vida; y guárdate de consentir jamas en
pecado y de quebrantar los mandamientos del
,

Señor Dios nuestro.


7 Haz limosna de aquello que tengas, y no vuel-
vas tus espaldas á ningún pobre que así conse- :

guirás que tampoco el Señor aparte de tí su rostro.


8 Sé caritativo según tu posibilidad.
9 SI tuvieres mucho , da con abundancia : si

poco ,
procura dar de buena gana aun de esto
poco que tuvieres :

10 pues con eso te atesoras una gran recom-


pensa para el dia del apuro ^.

1 O acabara sus dias.


2 Esto es, para el día de tu muerte , que necesariamente
debe llegar. Mariana.
lis LIBRO DE TOBÍAS.

11 Por cuanto la limosna libra de todo pecado


y de la muerte eloma , y no dejará caer el alma
en las tinieblas ckl infieimo:

12 sino que será la limosna motivo de gran con-


fianza delante del soberano Dios para todos los
que la hicieren.
13 Guárdate, hijo mió, de toda fornicación ó
impureza '
; y fuera de tu muger, nunca cometas
el delito de conocer otra.
14 No permitas jamas que la soberbia domine
en tu corazón ó en tus palabras : porque de ella to-

mó principio toda especie de perdición.


15 A cualquiera que baya trabajado algo por
tí , dale luego su jornal , y por ningún caso reten-
gas en tu poder el salario de tu jornalero.
16 Guárdate de hacer jamas á otro lo que no
quisieras que otro te hiciese á tí.
17 Come tu pan partiéndole cou los hambrientos

y menesterosos , y con tus vestidos cubre á los


desnudos.
18 Pon tu pan y tu vino sobre la sepultura del
justo ^, y no comas ni bebas de ello con los peca-
dores.

1 De toda impureza. Martini.


2 Los hebreos solian poner comida y bebida sobre el se-
pulcro en que ponían sus muertos lo mismo practicaban :

otras naciones tan antigua y general es la idea de la in-


:

mortalidad del alma á que aludia semejante ceremonia.


Los cristianos siguieron este uso, y celebraban ciertos con-
vites al rededor del sepulcro, destinados principalmente á
CAPÍTULO V. 1 lü

19 Pide siempre consejo al hombre sabio.


20 Alaba al Señor en todo tiempo ;
y pídele
que dirija tus pasos ,
y que estén fundadas en él

todas tus deliberaciones.


21 Te liag-o saber también, hijo mió, como pres-
té , siendo tú aun niño, diez talentos de plata á
Gabelo, residente en Ragés ciudad de los medos ,

y conservo en mi poder el recibo firmado de su


mano :

22 por tanto procura buscar modo como vayas


allá , y recobres de él la sobredicha cantidad de
dinero , devolviéndole su recibo.
23 No temas , hijo mió , no te aflijas ver-
: es
dad que pasamos una vida pobre ; pero tendremos
muchos bienes , si temiéremos á Dios , y huyérc-
raos de todo pecado, y obráremos bien.

CAPÍTULO V.

Viage del joven Tobías á Ragéa de la Media, en compañía


del ángel Raphael.

1 Entonces respondió Tobías á su padre , di-


ciendo Haré •.
, oh padre mió , todo lo que me has
mandado.

dar de coraer á los pobres, en sufragio de las almas de los


difuntos. Pero
abusos y práclicas supersticiosas que
los
se introdujeron movieron á la Iglesia á prohibir semejante
,

ceremonia; aunque los santos Padres exhortaban á no


dejar por eso de socorrer á los pobres en alivio de los di- ,

funtos. -S. Agust. ¡ib. VI. ConJ. c. S.—Epist. XXII.


120 LIBRO DE TOBÍAS.

2 Mas no sé cómo he de ir á recobrar ese di-


nero: él no me conoce á yo le conozco á
raí , ni

él: ¿qué señas le daré? cuanto mas que ni aun


el camino sé para ir allá.

3 A lo que su padre le contestó diciendo : Ten-


go en mi poder el recibo de su mano : así que se
lo mostrares , te pagará al instante.
4 Mas ahora anda , y haz diligencia de algún
hombre fiel que vaya contigo, pagándole su sala-
rio, para que hagas esta cobranza mientras vo
vivo todavía.
5 Saliendo pues Tobías de casa, encontró un
gallardo joven ,
que estaba ya con el vestido ce-
ñido y como á punto de viajar.
,

6 Y sin saber que era un ángel de Dios le sa- ,

ludó, y dijo ¿De dónde eres buen mancebo?


: ,

7 A lo que respondió De los hijos de Israel. :

Replicóle Tobías ¿Sabes el camino que va al pais


:

de los medos ?
8 Sí que le sé respondió y muchas veces he
,
,

andado todos aquellos caminos y heme hospe- ,

dado en casa de Gabelo nuestro hermano que ,

mora en Ragés ciudad de los medos situada en ,

las montañas de Ecbátana.

9 Díjole Tobías: Aguárdame , te ruego, mien-


trasdoy avlsu de todo esto á mi padre,
10 Entró pues Tobías en casa y contóselo ,

todo á su padre. De lo cual admirado el padre,


envió á rogarle que entrase en su casa.
CAPITULO V. 121

11 Entrado que hubo saludó á Tobías , , di-


ciendo Sea siempre contigo la alegaría.
:

12 Respondió Tobías: ¿Qué alegría puedo yo


tener viviendo en tinieblas y sin ver la luz del
cielo ?
13 Replicó el joven : Buen ánimo, que no tar-
dará Dios en curarte.
14 Díjole entonces Tobías ¿Podrás acaso lle- :

var á mi hijo á casa de Oabelo en Ragés ciudad ,

de los medos ? Yo te pagaré tu salario á la


vuelta.
15 Respondió el ángel: Yo le llevaré, y te le

volveré á traer acá.


16 Replicóle Tobías : Dime , le iTjego ,
¿de
qué familia y tribu eres tú ?
17 Y díjole el ángel Raphael : ¿Buscas tú et

linage del jornalero , ó la persona del jornalero


que vaya con tu hijo ?

18 Mas por no ponerte en cuidado , yo soy


Azarías '
, hijo de Ananías el grande.
19 Respondió Tobías : Tú eres de una gran
familia, Ruégote que no te ofendas de que haya
querido saber tu linage.

1 Azaria significa el socorro de Dios y el ángel tomó la ;

figura de Azaria, hijo de Ananías, en cuyo nonabre hablaba,


y á quien podemos atribuir lo demás que dice el ángel. En
todo eso no hay uingnn designio de engañar sino de encu- ;

brir lo que no convenia por entonces declarar. Véase A'.

Orrgor. M. Hom. XXXIY.


11
122 LIBRO DE TOBÍAS.

20 Díjole el ángel : Yo llevaré sino á tu liijo,

y sano te le restituiré.
21 Y tomando la palabra Tobías , dijo : Id en
buen hora , y Dios os asista en vuestro viage , y
su ángel os acompañe.
22 Con esto ,
prevenido todo lo necesario para
el viage , despidióse Tobías de su padre y de su
madre y echaron á andar los dos juntos.
,

23 Apenas partieron, cuando comenzó su madre


á llorar , y decir : Nos has quitado y enviado lejos

de nosotros el báculo de nuestra vejez.


24 Ojalá que nunca hubiese habido en el mun-
do tal dinero ,
que ha sido la causa de que ale-
jases á nuestro hijo.
25 Porque nosotros estábamos contentos con
nuestras probreza y teníamos por una gran ri- ,

queza el ver á nuestro hijo. I

; 26 Díjole Tobías : No llores : nuestro hijo lle-


gará salvo, y salvo volverá á nosotros y tus ojos ,

le verán :

27 porque creo que el buen ángel de Dios le


acompaña '
, y cuida bien de todo lo pertene-
ciente á él , á fin de que vuelva con gozo á nues-
tra casa.
28 A estas palabras cesó la madre de llorar, y
se aquietó.

1 Véase aquí la tradición que conservaba la Iglesia ju-

daica sobre los ángeles de nuestra guardia : tradición con-


firmada en el Evangelio. Maih. XVIII. v, 10.—AcL XII.
123

CAPÍTULO Vi.

Alentado Tobías por el ángel, mata un pez que le asaltaba,


I y del cual
guarda el corazón tj el hígado. Hospédase en ca-
sa de Ragüel, y por consejo del ángel le pide para esposa
á su hija Sara, á la cualel demonio habia muerto siete ma-
ridos.

1 Partió pues Tobías , al cual fue siguiendo el


perro :
y paró en la primera posada junto al rio

Tigris :

y habiendo salido para lavarse los pies hé


2 ,

aquí que saltó un pez disforme para tragársele',


3 á cuya vista Tobías despavorido dio un , ,

gran grito diciendo Señor que me embiste


, : ! !

4 Díjole el ángel : Agárrale de las agallas,


y
tírale acia tí : lo que habiendo ejecutado, sacóle
arrastrando á lo seco , y empezó á palpitar á sus
pies.
5 Dijole entonces el ángel : Desentrañ a ese
pez , y guarda su corazón , y la hiél , y el hígado:
pues son estas cosas necesarias para útiles me-
dicinas.
6 Hecho lo cual , asó parte de la carne del

1 Varios expositores creen que sería el pez llamado /uc-


cio , palabra gríega qvie significa pez lobo ; cuya especie
abunda mucho en el rio Tigris, en el cual se ven algunos
de enorme magnitud. Bochart observa que su hiél, mezcla-
da con miel, se aplica para remedio de varias enfermedades
de ojos.
124 LIBRO DE TOBÍAS.

pez , deque llevaron para el camino; y salaron


el resto para que les sirviese hasta llegar á Ra-
gés , ciudad de los medos.
7 Entonces Tobías preguntó al ángel, dicien-
do : Dime , te ruego , hermano mió Azarías
¿ para qué remedio serán buenas estas partes del
pez, que me has mandado guardar ?
8 A lo que respondió el ángel , y le dijo : Si
pusieres sobre las brasas un pedacito del corazón
del pez, su humo ahuyenta todo género de de-
monios '
,
ya sea del hombre ,
ya de la muger ,

con tal eficacia que no se acercan mas á ellos.

9 La hiél sirve para untar los ojos que tuvie-


ren alguna mancha ó nube; con lo que sanarán.
— Le preguntó Tobías al ángel durante el
10
viar/e: ¿ Dónde quieres que posemos?

11 Y respondióle el ángel: Aquí ^ hay un hom-


bre llamado Ragüel, pariente tuyo, de tu tribu,
el cual tiene una hija llamada Sara , ni tiene otro
varón ni hembra fuera de esta.
12 A tí toca toda su hacienda , y tú debes to-
marla por muger •

cuándo y cómo le parece, hace que las mas míni-


1 Dios,

mas cosas sirvan de instrumentos para sus milagros. Jesu-


Christo con un poco de tierra que mezcló con su saliva,
curó á un ciego de nacimiento el agua en el santo Bau- :

tismo expele al demonio, etc.


2 Según el texto griego Ragüel vivía en Ecbátana po- :

blación llamada quizá también iíff^re'.y, como la ciudad don-


de vivia Gabelo.
3 De estas palabras y de las del verso anterior se deduce
CAPÍTULO VI. 125
13 pídesela pues ú su padre, y te ia dará por
esposa.
14 Replicó entonces Tobías, y dijo: Tengo
entendido que se ha desposado con siete maridos ,

y que han fallecido todos; y aun he oido decir,


que un demonio los ha ido matando.
15 Temo pues, no sea que también me suceda
á mí lo mismo v que siendo yo hijo único de mis
;

padres ,
precipite su vejez al sepulcro con la aflic-
ción que les ocasionaré,
16 Díjole entonces el ángel Raphael : Escúclia-
me, que yo te enseñaré cuáles son aquellos sobre
quienes tiene potestad el demonio.
17 Los que abrazan con tal disposición el ma-
trimonio, que apartan de sí y de su mente á Dios,
entregándose á su pasión, como el caballo y el

mulo que no tienen entendimiento ; esos son sobre


quienes tiene poder el domonio.
18 Mas tú cuando la hubieres tomado por es-
posa, entrando en el aposento, no llegarás á ella
en tres dias, y no te ocuparás en otra cosa sino en
hacer oración en compañía de ella.
19 En aquella misma noche, quemando el hí-

gado del pez, será ahuyentado el demonio.

que Tobías debía casarse cod Sara, ó renunciar la herencia


de Ragiiel, según lo dispuesto por la Ley. Num. XXVII.
V. 8. y XXXVI. V. 8 En el griego se lee -porque tú salo :

has quedado de su linage.


126 LIBRO DE TOBÍAS.

20 En la segunda noche serás admitido en la

unión de los santos patriarcas.

21 En la tercera alcanzarás la bendición para


que nazcan de vosotros hijos sanos.
22 Pasada la tercera noche, te juntarás con la
doncella, en el temor del Señor, llevado mas bien
del deseo de tener hijos, que de la concupiscencia
á fin de conseguir en los hijos la bendición propia

o de
del linaore Abraham.

CAPÍTULO VIL
Ragüel por consejo del ángel Raphael da por esposa á To-
bías su hija Sara ; y hecha la escritura del matrimonio , se
celebran las bodas.

1 Entraron pues en casa de Ragüel, el cual los

recibió con alegría.


2 Así que Ragüel puso sus ojos en Tobías, dijo
á Anna su muger Cuan parecido :
; es este joven
á mi primo hermano Tobías!
3 Dicho esto ,
preguntóles :
¿ De dónde sois,
oh jóvenes hermanos nuestros? Somos, le respon-
dieron, de la tribu de Nephthali, de los cautivos
de Nínive.
% Ragüel
Díjoles ¿ Conocéis á Tobías raí :

primo hermano ? Le conocemos respondieron ,

ellos.

5 Y diciendo él muchas alabanzas de Tobías, el

ángel dijo á Ragüel : Ese Tobías de quien hablas^


es el padre de este.
CAPÍTULO Vil. 127
6 Entonces Ragüel le echó los brazos, besóle
con lágrimas; y sollozando sobre su cuello,
7 dijo Bendito seas tú, hijo mió, que eres hijo
:

de un hombre de bien, de un hombre virtuosísimo.


8 Asimismo Anna su rauger, y Sara hija de
ambos, prorumpieron en llanto.

9 Después que hubieron conversado, mandó


Ragüel matar un carnero y disponer un convite.
E instándoles á sentarse en la mesa,
10 dijo Tobías : Yo no comeré ni beberé hoy
aquí, si primero no 'me otorgas mi petición, pro-
metiendo darme á Sara tu hija.
H
Oida esta propuesta, se conturbó Ragüel,
sabiendo lo acaecido á los siete maridos que se
habian casado con ella; y comenzó á temer no le
acaeciese á este la misma desgracia. Estando pues
perplejo y sin darle ninguna respuesta ,

12 el ángel le dijo : No temas dársela ;


por-
que á este que teme á Dios, es á quien debe darse
tu hija por muger que por eso ningún otro ha
:

merecido tenerla.
13 Entonces dijo Ragüel : No dudo que Dios
liaacogido mis oraciones y lágrimas en su acata-
miento ;
14 y creo que por esto os ha traido á mi casa,
á fin de que esta reciba esposo de su parentela,
según la ley de Moysés. Por tanto no dudes ya de
que te la daré.

15 Y cogiendo la mano derecha de su hija, la

juntó con la derecha de Tobías, diciendo ; El


r¿8 LUIRO DE TOBÍAS.

Dios de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios


de Jacob sea con vosotros, y él os junte, y cumpla
en vosotros su bendición.
16 En seguida tomando papel 6 un pergamino,
hicieron la escritura matrimonial.
17 Y después celebraron el convite, bendi-
ciendo á Dios.
18 Llamó en fin Rag-üel á Anna su rauger, y
mandóle que preparase otro aposento ;

19 en el cual introdujo Anna á su bija Sara,


que echó á llorar.
20 Mas Anna le dijo : Ten buen ánimo, hija
raía : el Señor del cielo te llene de gozo, después
de tantos dissrustos
& como has sufrido.

CAPÍTULO VIH.
Tobías y Sara , inslriiidoa por el ángel , pasan la noche en
oración, sin recibir ningún daño. Celébrase el convite de
boda, ij los padres de Sara señalan á esta sic dote.

1 Después de haber cenado , condujeron al

joven al aposento de la esposa.

2 Y Tobías , teniendo presentes las adverten-


cias del ángel, sacó de su alforjilla el pedazo de
hígado í/ corazón, y púsole sobre unos carbones,
encendidos.
3 Entonces el ángel Raphael cogió al demonio ,

y le confinó en el desierto del Egypto superior'.

1 Es esta una locuciou metafórica para indicar que y&.


CAPÍTULO VIII. 120

4 Al mismo tiempo Tobías exhorto á la don-


cella, y le dijo: Levántate, Sara, y hagamos ora-
ción á Dios hoy y mañana y después de maña- ,

na porque estas tres noches las pasaremos uni-


;

dos en oración con Dios y pasada la tercera noche ,

haremos vida maridable


5 pues nosotros somos hijos de santos , y no
podemos juntarnos á manera de los gentiles
que no conocen á Dios.
6 lin efecto alzándose ambos , oraban á una
con mucho fervor, para que se dignase Dios con-
servarlos salvos.
7 Y dijo Tobías : Oh Señor Dios de nuestros
padres , bendígante los cielos , y la tierra , y el

mar , y las fuentes , y los rios , y todas tus


criaturas que hay en ellos.

8 Tú formaste á Adam del lodo de la tierra,

Y le diste á Eva por ayuda suya y compañera.


9 Ahora pues, Señor, tú sabes que no movido
de concupiscencia tomo á esta mi hermana por
esposa , sino por el solo deseo de tener hijos que
bendigan tu sanio nombre por los siglos de los
sifflos.

lio pudo el demonio dañar mas á una casa^ de la cual la vir-


tud y castidad de los dos esposos le arrojaron para siempre.
Y aquel espíritu impuro fue constreñido por Dios á morar
en los desiertos de la Tebaida ; donde su furor estaba como
pncadenado. Desterrar al demonio, dice S. Agustín, no sig-
nifica otra cosa que impedirle Dios el tentar ó seducir á los
hombres. De Civil. Dei, lib. XX, c, VII. VIH.
130 LIBRO DE TOBÍAS.

10 Asimismo Sara dijo : Ten misericordia de


nosotros oh Señor, ten misericordia de nosotros,
,

y haz que ambos á dos lleguemos sanos á la


vejez.
— 11 Ragiiel empero, estando cerca e\ pi-imer
cauto de los gallos, mandó llamar á sus criados,
y fueron con él á abrir una sepultura.
12 Porque decia : Le habrá sucedido lo mismo
que á los otros siete maridos que se acercaron
á ella.

13 Abierta la fosa, volvió Ragiiel á casa, y dijo


a su muger
14 Envia una de tus criadas á ver si ha muer-
to ,
para enterrarle antes que amanezca.
15 Envió luego ella una de sus criadas; la cual

entrando en el aposento,
encontró sanos y les sal-

vos ,
que estaban durmiendo arabos á dos
16 y volvió á dar la buena noticia : con lo

que alabaron á Dios, tanto Ragiiel como Anna


su muger,
17 y dijeron: Te alabamos y damos gracias^
oh Señor Dios de Israel ,
porque no ha sucedido
lo que temíamos

18 sino que has hecho que experimentásemos


tu misericordia , y has expelido lejos de nosotros
el enemigo que nos perseguía,
19 compadeciéndote de los dos hijos únicos de

sus padres.Haz, Señor, que te bendigan ellos


mas cumplidamente y te ofrezcan el sacrificio de
,

la alabanza por su perfecta salud ,


para que eonoz-
*
CAPITULO IX. 131

ca el mundo todo oue tu eres el solo y único Dios


en toda la tierra.

20 Al instante mandó Ragüel á sus siervos,


que antes que amaneciese terraplenasen la fosa
que habían abierto
21 y dijo á su muger que dispusiese un con-
vite, y que preparase todas las provisiones nece-
sarias para los caminantes '

22 Hizo también matar dos vacas gordas


y
cuatro carneros , y convidar á todos sus vecinos
y amigos.
23 Después Ragiiel hizo jurar á Tobías que se
detendría con él dos semanas.
24 De todos sus bienes dio Rag-üel la mitad á
Tobías, y de la otra mitad declaró , haciendo
escritura , heredero para después de muertos él

y su muger , al mismo Tobías.

CAPITULO IX.

E/ ángel Raphael, á ruegos de Tollas , va á cobrar el di-


^
Itero de Gabelo ; á quien trae consigo á las bodas.

Entonces Tobías llamó á parte al ángel á


1 ,

quien tenia él por un hombre , y díjole Hermano :

mió Azarías, pídote que oigas mis razones.


2 Aun cuando yo me diese á tí por esclavo, no
podria pagar tus buenos oficios.

f
I Que querían pasar después á ver á Gabelo y recoger
el dinero.
132 LIBRO DE TOBÍAS.

3 Este lio obstante , sujDlícote, que tomando ca-


balleríasy criados vayas á Ragés , ciudad de los
medos á encontrar á Gabelo
, y '
; le devuelvas su
recibo recobrando de él el dinero , y le convides
á venir á mis bodas.
4 Porque bien sabes que mi padre está con-

tando los dias uno por uno y si tardo un dia mas,
,

tendré en continua aflicción su alma.


5 Ves asimismo como me ha hecho jurar Ra-
güel cuyo juramento no puedo yo menospre-
,

ciar.

6 Entonces Raphael tomando cuatro criados ,

de Ragüel y dos camellos pasó á Ragés ciudad ,


,

de los medos y hallando á Gabelo le volvió su


,
,

recibo , cobrando de él todo el dinero.


7 Y contóle todo lo que había sucedido con To-
bías , hijo de Tobías ; é hfzole venir consigo á las
bodas.
8 Al lleofar á casa de Raquel, encontró á To-
bías sentado á la mesa ; el cual levantándose al
punto de ella, se besaron mutuamente; y lloró
Gabelo , y alabó á Dios

1 Ragüel Y su hija babiau vivido en la misma ciudad de


Ragés_, según el texto de la Volgata cap. III. v. ?•; pero de
este verso se infiere que Tobías los halló que estaban en
algún otro lugar, tal vez del mismo pais de Ragés y quizá ;

del mismo nombre. Tal vez en Ecbatana, según lo que se


lee en el texto griego del cap. III. v. 7.

2 Cap. V. V. 8 Ciudad situada junto á los montes de Ec-


bátana.
CAPÍTULO X. 13»
y y dijo: Bendígate el Dios de Israel, pues
eres hijo de un hombre muy de bien ,
jnsto , y
temeroso de Dios , y limosnero ;

' 10 que su bendición se extienda sobre tu es


posa y sobre vuestros padres
, ;

11 y que veáis á vuestros hijos y á los hijos de


vuestros hijos hasta la tercera y cuarta genera-
,

ción y sea vuestra descendencia bendita del Dios


;

de Israel el cual reina por los siglos de los si-


,

glos.
12 Y habiendo todos respondido Amen, asi sea,
se pusieron á la mesa ; y celebraron también con
sanio temor de Dios el convite de las bodas.

CAPÍTULO X.

Angustias ae loOias y de Anua por la tardanza de sii hijo.


Instrucciones que da Ragüelá su hija antes de partir, pa-
ra que sea una buena madre de familias.

1 Mas como se detuviese Tobías, por razón de


las bodas , estaba su padre Tobías con cuidado ,

y decia : ¿ Cuál será el motivo de la tardanza de


mi hijo , ó por qué se habrá detenido allí ?

2 ¿Sí habrá muerto tal vez Gabelo , y no hay


quien le vuelva el dinero ?

Con esto empezó á afligirse sobremanera


3 ,

tanto él como su mugfer Anna. Y ambos á dos co-


menzaron juntos á llorar, visto que su hijo no vol-
vía al tiempo señalado.
4 Sobre todo su madre inconsolable llorab.i
12
134 LIBRO DEL TOBÍAS.

amargamente , y detia Ay de raí ay hijo raio


:
[ ;

¿
para qué te hemos enviado á lejas tierras lum- ,

brera de nuestros ojos , báculo de nuestra vejez,


consuelo de nuestra vida, esperanza de nuestra
posteridad ?

5 Teniendo en tí solo juntas todas las cosas, no


debíamos alejarte de nosotros.
6 Tobías empero le decia : Calla , no te inquie-
tes , que nuestro hijo lo pasa bien : es rauv fiel el

varón aquel con quien le enviamos.


7 Mas ella no admitía consuelo alguno ; antes
saliendo cada dia/iíej-a, miraba ácla todas partes .

é iba recorriendo todos los caminos por donde se


esperaba que podia volver ; á fin de verle venir
si posible fuese, desde lejos.
—8 Entretanto Ragüel decia á su yerno : Qué-
date aquí ,
que yo enviaré á tu padre Tobías noti-
ciasde tu salud.
9 Pero Tobías le respondió Yo sé que mi pa- :

dre y mi madre están ahora contando los dias, y


que está su espíritu en continua tortura.
10 Y después de haber hecho Ragüel repeti-
das instancias á Tobías, no queriendo este con-
descender de ningún modo á sus ruegos, entre-
góle su hija Sara con la mitad de la hacienda en
,

esclavos y esclavas en ganados en camellos y , , ,

en vacas, y en una gran cantidad de dinero, y le


dejó ir de su casa sano y gozoso ,

1 diciendo El santo ángel del Señor os guie


:

en vuestro viaje , y os conduzca sanos y salvos , y


CAPÍTULO XI. 135

halléis en prospero estado ú vuestros padres y


todas sus cosas y puedan ver mis ojos antes que
,

muera, á vuestros hijos.

12 Dicho esto , abranzado los padres á su hija ,

la besaron y dejaron ir;

13 amonestándola que honrase á sus suegros,


amase al marido , cuidase de su familia , gober-
nase la casa , y se portase en un iodo de un modo
irreprensible.

CAPÍTULO XI.

Tobías y Raphaei ae adelantan , y son recibidos con sumo


gozo por bs padres de Tobías. Uuge el hijo los ojos de su
padre con la hiél del pez , y recobra la vista. Dando todos
las gracias á Dios, y llegada Sara, se celebran las bodas
por espacio de siete dias.

1 Poniéndose pues en camino, llegaron en once


dias á Cháran , la cual está en medio del camino
que va á Nínive.

2 Aquí dijo el ángel: Hermano mió Tobías,


bien sabes en qué estado dejaste á tu padre.
3 Por lo mismo , si te parece , adelantémonos ,

y vengan siguiendo detras poco á poco los criados


con tu esposa y los animales y (janados.
,

4 Determinando pues caminar asíj dijo Raphaei


á Tobías : Trae contigo la hiél del pez ,
porque
será necesaria. Tomó Tobías aquella hiél, y mar-
charon.
5 Iba Anna todos los dias á sentarse cerca del
130 LIBRO DE TOBÍAS.

camino , en la cima de una colina , tlesde donde


podía mirar á larga dislancia.
6 Atalayando pues una vez desde allí á ver si

venia su hijo, le vio de lejos, y le conoció inme-


diatamente, y corrió á dar la noticia á su esposo
diciendo Mira que viene tu hijo.
:

7 Asimismo dijo Raphael á Tobías: Al punto


í}ue entrares en tu casa, adora en seguida al Se-
ñor Dios tuyo y después de haberle dado gra-
;

cias, acércate á tu padre y bésale ,


:

8 é inmediatamente unge sus ojos con esta hiél


del pez que traes contigo porque has de saber
, ;

que luego se le abrirán y verá tu padre la luz ,

del cielo, y se llenará de júbilo con tu vista.


9 En esto el perro que les habia seguido en el
viaje , echó á correr delante ; y como si vinese á
traer una buena nueva , se alegraba y hacia fies-
tas meneando su cola.
'
10 Al instante Tobías el padre , ciego como
estaba empezó á correr , exponiéndose á caer á
,

cada paso mas dando la mano á un criado salió


: ,

á recibir á su hijo ,

11 y abrazándole le besó haciendo lo mismo ,

la madre y echando ambos á llorar de gozo.


,

12 Y después de haber adorado áDios y dádole


gracias , se sentaron.
13 Entonces Tobías, tomando de la hiél del pez,
ungió los ojos de su padre
14 el cual estuvo así esperando casi media
hora , cuando hé aquí que empezó á desprenderse
CAPÍTULO X!. 13Í

de sus ojos una nube ó piel blanca , semejante á la

telilla de un huevo
15 y asiendo de ella Tobías se la sacó de los
ojos , y al punto recobró la vista.

I 16 Y glorificaron á Dios tanto él como su mu-


ger, y todos sus conocidos.
17 Y decia Tobías: Bendígote , oh Señor Dios
de Israel ,
porque tú me has castigado , y tú me
has curado ;
y yo veo ya á mi hijo Tobías.

18 Después de siete dias '


llegó también Sara,
esposa de su hijo , con toda la familia , en buena
salud con los ganados, y camellos, y una gran
,

suma de dinero de su dote, ademas del dinero


cobrado de Gabelo.
19 Y contó Tobías á sus padres todos los be-
neficios que habia recibido de Dios por medio de
aquel varón que le habia guiado.
20 Vinieron después Achíor y Nabath primos ,

hermanos de Tobías, á alegrarse y congratularse


con él por todos los favores de que Dios le habia
colmado.
21 Y teniendo convites por espacio de siete
dias, se regocijaron todos con la mayor alegría.

1 Andarían nniy poco^ á canga del muclio ganado que en


dote llevaba Sara.

T
138 LIBRO DE TOBÍAS.

capítulo XII.

Discurriendo Tobías y su hijo cómo recompensar á Raphael,


les declara esle ser ángel de Dios ; y se eleva al cielo. To-

bías y su hijo bendicen á Dios.

1 Entonces Tobías llamó á parte á su hijo , y


(lijóle :
¿ Qué podemos dar á este varón santo
que te ha acompaíiado ?

2 A que respondiendo Tobías


lo , dijo á su pa-

dre : Padre mió ¿ qué recompensa . le daremos ?

¿ O cómo podremos corresponder dignamente á


sus beneficios?
3 El me ha llevado y traido sano y salvo : él

mismo en persona cobró el dinero de Gabelo : él

me ha proporcionado esposa , y ahuyentó de ella

al demonio , llenando de consuelo á sus padres :

asimismo rae libró del pez que me iba á tragar ;

teha hecho ver á tí la luz del cielo y hemos sido ;

colmados por medio de él de toda suerte de bie-


nes. ¿ Qué podremos pues darle que sea propor-
cionado á tantos favores ?

4 Mas yo te pido ,
padre raio ,
que le ruegues
si por ventura se dignará tomar para sí la mitad
de todo lo que hemos traido.
Con esto padre é hijo le llamaron á parte
5 , ,

y empezaron á rogarle que se dignase aceptar la


mitad te todo lo que hablan traido.
6 Entonces díjoles él en secreto : Bendecid al

Dios del cielo , y glorificadle delante de todos los


CAPÍTULO XII. 139

vivientes, porque lia hecho brillar en vosotros su


misericordia.
7 Porque así como es bueno tener oculto el

secreto confiado por el rey ', es cosa muy loable


el pubUcar y celebrar las obras de Dios.
8 Buena es la oración acompañada del ayuno ;

y el dar limosna , mucho mejor que tener guar-


dados los tesoros de oro -

9 Porque la limosna libra de la muerte , y es la

que purga los pecados , y alcanza la misericordia


Y la vida eterna.
10 Mas los que cometenpecado y el la iniqui-

tad , son enemigos de su propia alma.


1Por tanto voy á manifestaros la verdad v ,

no quiero encubriros mas lo que ha estado oculto.


12 Cuando tú orabas con lágrimas y enterra- ,

bas los muertos y te levantabas de la mesa á


,

medio comer, y escondías de dia los cadáveres en


tu casa, y los enterrabas de noche ,
yo presentaba
al Señor tus oraciones.
13 Y por lo mismo que eras acepto á Dios , fue
necesario que la tentación ó aflicción te probase'.
14 Y ahora el Señor me envió á curarte á
y tí,

á libertar del demonio á Sara esposa de tu hijo-


15 Poique yo soy el ángel Raphael uno de los ,

Por ser útil é importante la reserva.


1

2 Mas vale la oración coi) ayuüo y limosna, que etc. Así


el V. Granada.

3 Ad Hebr. XII v. 6. 8.
146 LIBRO DE TOBÍAS.

siete espirUus principales que asistimos delante


del Señor '.

16 Al oir estas palabras , se llenaron de turba-


ción^y temblando cayeron en tierra sobre su rostro.
17 Pero el ángel les dijo La paz sea con voso- :

tros no temáis.
,

18 Pues que mientras he estado yo con vosot


tros, por voluntad ó disposición de Dios he estado*
bendecidle pues , y cantad sus alabanzas.
19 Parecía á verdad que yo comia y bebia
la

con vosotros; mas yo me sustento de un manjar


invisible y de una bebida que no puede ser vista
,

de los hombres.
20 Ya es tiempo de que me vuelva al que me
envió vosotros empero bendecid á Dios y anun-
:
,

ciad todas sus maravillas.


21 Dicho esto desapareció de su vista, y no
pudieron ya verle mas.
22 Entonces ,
postrados en tierra sobre su ros-
tro por espacio de tres horas , estuvieron bendi-
ciendo á Dios; y levantándose de allí, publicaron
todas sus maravillas.

CAPÍTULO XIII.

El viejo Tobías bendice al Señor, y exhorta á todos á hacer


lo mismo. En un cántico profe'tico inedice la restauración
y felicidad venidera de Jeriisalem.
1 Y abriendo su boca el viejo Tobías , bendijo

1 Apoc. I. V. 4. 2 Para dispensaros sus beneficios.


CAPÍTULO XIII. 141

al Señor , diciendo : Grande eres tú , oh Señor ,

desde la eternidad , y tu reino chira por todos los


sig-los.

Porque tú hieres y das la salud tú condu-


2 ,
:

ces al hombre hasta el sepulcro y le resucitas ,


:

sin que nadie pueda sustraerse de tus manos.

3 Bendecid al Señor, oh hijos de Israel , y ala-


badle en presencia de las naciones :

4 pues por eso os ha esparcido entre las gentes


que no le conocen ,
para que vosotros publiquéis
sus maravillas y les hagáis conocer que no hay
,

otro Dios Todo-poderoso fuera de él. .

5 El nos ha castigado á causa de nuestras ini-


quidades y él mismo nos salvará por su miseri-
:

cordia.
6 Considerad pues lo que ha hecho con nos-
otros; yglorificadle con temor y temblor, y ensal-
zad con vuestras obras al Rey de los siglos,
7 Yo asimismo le glorificaré en la tierra de mi
cautiverio ;
porque ha hecho ostensión de su poder
y magestad sobre una nación pecadora '.
8 Convertios pues, oh pecadores, y sed justos
delante de Dios, y creed que usará con vosotros
de su misericordia.

1 En Israel^pueblo ingrato é infiel á su Dios y manifes- :

tará sn clemencia perdonándole. Pero según Mariana y


y otros , se alude á la milagrosa destrucción del ejército de
Sennachérib , y á la muerte de su rey. H. Paral. XXXII.
V. 21.
142 LIBRO DE TOBÍAS.

9 Entretanto 30 me regocijaré en él , y éi será


la alearía de mi alma.
10 Bendecid al Señor todos vosotros sus escoffi-
dos , tened días alegres , y tributadle alabanzas.
11 Oh Jerusalem , ciudad de Dios , el Señor te
ha castigado '
por causa de tus malas obras.
12 Glorifica al Señor por los beneficios que te
ha hecho, y bendice al Dios de los siglos, para
que reedi6que en tí su Tabernáculo y te resti- ;

tuya todos los cautivos , y te goces por los siglos


de los siglos.

13 Brillarás con luz resplandeciente ; y serás


adorada en todos los términos de la tierra.

14 Vendrán á tí las naciones lejanas : y trayen-


do dones , adorarán en tí al Señor, y tendrán tu
tierra por santa ^.

15 Porque dentro de tí invocarán ellas el nom-


bre grande del Señor.
16 Malditos serán los que te despreciaren ,
y
condenados todos los que te blasfemaren ; y aque-
llos que te reedificaren , serán benditos de Dios.
17 Tú te regocijarás en tus hijos ,
porque todos
serán benditos , y se reunirán con el Señor en
una misma fe.

1 En el texto griego se lee : fÁstfTÍÍ^ovsi ve , te castigará.

2 IV. Reg. V. v. 17. — Isaías LX. v. 5.— S. Aug. de


Civit. Dei XXII. c. 8. Esta veneración á la tierra santa de
ía Palestina ha sido imitada por los cristianos con mucho
mayor motivo.
CAPITULO XIV. 143

18 Bienaventurados todos los que te aman, v


se regocijan por tu paz y felicidad,
19 Oh alma mia , bendice al Señor : porque el

Señor Dios nuestro ha librado '


á su ciudad de
Jerusalem de todas sus tribulaciones.
20 Dichoso seré yo , si algunas reliquias de mi
descendencia lograren ver el esplendor y la gloria
venidera de Jerusalem ^.

21 De zaGros y de esmeraldas serán entonces la-

bradas las puertas de Jerusalem , y de piedras


preciosas todo el circuito de sus muros.
22 Todas sus calles serán enlosadas de piedras
blancas y relucientes :
y en todos sus barrios se
oirán cantar aleluyas.
23 Bendito sea el Señor que la ha ensalzado ;

y reine en ella por los siglos de los siglos ^.

Amen.

CAPÍTULO XIV.
Lliimas encomiendas de Tobías á su hijo.Cumple este las
insíruccione.'i de ¡.u padre
y se : vaporjin á la casa de sus
suegros , en donde muere de 99 años de edad.

1 Así acabó Tobías su cántico. Cuarenta y dos

1 O librará.
2 Apoc. XXI. V. 10 y sig.
3 Ei coman de los expositores refiere esta grandiosa pro-
fecía á la espiritual Jerusalem ó iglesia cristiana. Véase
,

el capítulo siguiente , especialmente los versos 8 y 9.


144 LIBRO DE TOBÍA.S.

años vivió Tobías después de recobrada la vista

y vio los hijos de sus nietos.


2 Cumplidos pues ciento y dos años, fue sepul-
tado honoríficamente en Nínive.
3 Porque de cincuenta y seis años perdió la

vista, y de sesenta la recobró.


4 Todo el resto de la vida le pasó con aleg-ría

y habiendo adelantado muchísimo en el temor de


Dios, vino á descansar en paz.
5 A la hora de su muerte llamó a sí á su hijo
Tobías y á los siete mancebos hijos de este, nie-
tos suyos, y les dijo :

6 Presto sucederá la ruina de Nínive ; pues la

palabra del Señor no puede faltar :


y nuestros
hermanos que están dispersos fuera de la tierra
de Israel , volverán á ella ;

7 y será repoblado todo aquel pais desierto, y


reedificada de nuevo la Casa de Dios que fue allí

entregada á las llamas, '


y volverán allá todos los
que temen á Dios :

8 y las gentes 6 gentiles abandonarán sus ídolos,


y vendrán á Jerusalem para morar en ella ;

1 Casa de Dios, entregada allí á lafi


Tal vez mejor y : la

/lamas será reedificada de nuevo. Donde la Vulgala dice


,

gua incensa est segiin se lee en el griego puede traducirse :


,

qtiíe comhuretur. Puesta pues la frase en participio e»/re-


(jada allí á las llamas , equivale al pretérito y al futuro, que
fue incendiada, ó que será incendiada. Parece cierto que el

incendio fue después de la muerte de Tobias,


CAPITULO XXTV. 145
9 y allí se regocijarán todos los reyes Je la

tierra, adorando al Christo rey de Israel.

10 Ahora bien, liijos mios, escuchad á vuestro


padre : Señor con sincero corazón, y
servid al
estudiad cómo hacer lo que le es agradable
11 y enconnendad á vuestros hijos que hagan
obras de justicia, y den limosnas que tengan :

presente á Dios, y le bendigan en todo tiempo


con sincero corazón y con todo esfuerzo.
12 Ea pues, hijos mios, escuchad lo que os
digo, y no queráis permanecer aquí ; sino que el
dia en que hubiereis enterrado á vuestra madre
junto á mí en la misma sepultura , en ese mismo
dia disponed vuestro viaje para salir de aquí.
13 Porque yo estoy viendo que los vicios y mal-
dades conducen esta ciudad á su exterminio.
— 14 En efecto Tobías, después de la muerte de
su madre, se retiró de Nínive con su muger y
sus hijos y nietos, y se fue á vivir con sus suegros ;

15 á los cuales halló sanos y salvos, en di-


chosa vejez, y cuidó de ellos, y él mismo les cerró
los ojos y entró en toda la herencia de la casa de
:

Ragiiel :
y vio á los hijos de sus hijos hasta la

quinta generación.
16 Finalmente cumplidos noventa y nueve anos
en el temor del Señor, le sepultaron con gloria y
alegría '.

1 En el texto griego se lee el adverbio íJJo^af que sigrui-

ToM. VI. 13
146 LIKRO DE TOBÍAS.

17 Toda su parentela y todos sus descendien-


tes perseveraron en el bien vivir y en el ejercicio

de obras santas ; de manera que fueron gratos


tal

así á Dios como á los hombres, y á todos los mo-


radores del pais.

fica con gloria, ó gloriosamente. La gloria, el consue-


lo , y aun la alegría, que inspiran la viva fe, y la espe-
ranza cristiana en el corazón de los justos es lo que se
,

observa en la muerte de estos : cuando en la de los impíos


reina solamente el horror y la desesperación. Mas aun ate-
niéndose á la letra de laVulgata, traducen algunos: Cum-
plidos noventa y nueve anos en el temor del Señor con ah'
gría , le dieron sepultura.

FIN DEL LIBRO DE TOBÍAS,


ADVERTENCIA

SOBUE EL LIBRO DE JÜDITH.

No consta quien sea el autor de este libro


ó historia de Judith. Jlunque varios eA'posi-

lores han sido de parecer que la escribió el

pontífice Joacim ó Eliachim, de quien se ha-


hla en ella, debemos confesar que no alegan
ninguna razón convincente.
Los incrédulos de nuestros dias ponderan
mucho las dificultades de chrónologia que
ofrecen asi esta historia cotno otras que se
leen en las sagradas Escrituras. Pero á mas
de que la semejanza que tienen entre si los

caracteres hebreos, puede haber dado ocasión


á que en las copias se haya equivocado algún
nombre ; el trascurso de tantos siglos, y la
ignorancia en que estamos de los sucesos de
aquellos tiempos , es causa de que á primera
vista parezcan obscuros ó contradictorios al-
148 ADVERTENCIA.

gunos datos chrotiológicos , y varios hechos


que realmente no lo son. Mayores embarazos
se ofrecen aun en las historias de Herodoto ,

de Jenophonte^ de Diodoro de Sicilia, etc j

¿ y acaso por eso dudan los incrédulos de la


verdad del fondo de los hechos que referen ?
Es cosa que asombra el leer los impíos sar-
casmos con que algunos que pretenden ser
tenidos por filósofos , ponderan hasta la tnas

tninima dificultad que presentan los Libros


sagrados^ á pesar de ser muchísimo mas an-
tiguos que aquellas historias : y no se aver-

güenzan de oponer á los anales del pueblo


hebreo el caos ininteligible de la chronología
de los chinos.

Para despreciar y desvanecer cuantas di-

ficultades se objetan sobre la historia de


JiJDiTH, basta tener presente que desde el rei-

nado de JManassés rey de Judá ,


fueron los

judíos en cuatro diferentes veces echados de


su pais, y llevados esclavos por los asyrios

y que hubo muchos reyes en ^dsyria del nom-


bre de Nabiichódonosor. La historia de
JuDiTH la colocamos en el año X del reinado
ADVERTENCIA. 14U

de Maiiassés <i
que fue hecho prisionero con
una parte de sus tropas (II. Paral. XXXIII. )
por los generales de un rey de Jlsyria que

en el libro de Jüdith se llama Nabuchódo-


iiosor, llamado también Saosduchin, nieto
mismo que habia vencido
de Sennachérib ; el
y muerto á Arphaxad rey de los medos ^

(Judith I. V. 45* ) cuando este, orgulloso con


sus conquistas, se dirigia contra Ninive. Tal
fue la suerte que tuvo Phaorte rey de los

medos, cerca de ninive [dice Herodoto lib.

I. ) cuando quiso conquistar esta ciudad,


echando los asyrios que dominaban en ella.
Véase la conformidad de lo referido en el li-

bro de JüDiTH, con lo que cuenta Herodoto, y


con lo que leemos en el Paralipómenon.
Este libro de Jüdith ha sido venerado como
sagrado desde los primeros siglos de la Igle-
sia. Los judíos, dice San Gerónimo, le tenían
entre los Libros hagiógrafos , ó Escrituras

santas; y como tal le citaron ya san Cle-


mente papa^ en su primera carta á los de
Corinto, el autor de las Constilucíoiies apos-

tólicas, Clemente Alejandrino , Orígenes,


150 ADVERTENCIA.

Tertuliano, san Ambrosio, y muchos otros

Padres *. Todos los Padres de la Iglesia ce-

lebran la fortaleza, la constancia, la piedad,

y la firme espe^^anza en Dios , de que dio


JuDiTH tantas pruebas. La modestia ^ la hu-
mildad, y el admirable tenor de vida que
observó antesy después hasta la muerte, nos
hacen ver que su empresa fue inspirada por
Dios; y que si se e¿cpuso d varios peligros,
no lo hizo sino armada de la fé , cot)W dice
san Gerónimo, y escudada con la confianza
y protección de Dios, dueño del corazón de
los hombres. Y por eso después decia ella que
elángel del Señor la habia guardado en su
ida, estancia , y vuelta del campamento : no
habiendo permitido Dios que su castidad su-
friese la mas mínima ofensa.

1Clem. Alex. Strom. lib. IV. Orig. Hom. XIX. in Je-


rem. Tertul. De monog. cap. 17. S. Arabr. De ojie. lib. 3-
LIBRO DE JUDITIL

CAPITULO PRIMERO.

Nabuchudonosor, vencido el rey de los tnedos, quiere aharss


con la soberanía, de otras muchas naciones : á cmjojin en-
vía embajadores , que son desjJreciados ;
por lo cual jura
vengarse \

1 Arphaxad pues ^ rey de los medos habla su-


jetado á su imperio muchas naciones ; y edificó
una ciudad sumamente fuerte?, que llamó Ecbá-
tana
2 cuyos muros construyó de piedras labradas á
escuadra , los cuales tenian setenta codos de an-
chura , y treinta de altura ; y levantó sus torres
hasta cien codos de elevación :

3 eran estas cuadradas , y tenia cada lado la


extensión de veinte pies ; é hizo sus puertas á pro-
•porcion de la altura de las torres.

4 De-spues de esto jactábase de su poder ' por


v~— —
'

1 Año del Mundo 3347 : antes de Jesu Christo 657.


2 La partícula pues que algunas veces es redundante ó
,

de mero adorno tal vez aquí indica que esta hísíoría cstcá
,

sacada de las antiguas Chrónicas del pueblo hebreo en ;

las cuales iría unida con otros sucesos anteriores.


3 Teniéndose por invencible.
152 LIBRO DE JUÜITH.

la fuerza de sus ejércitos , y por sus famosos car-


ros de guerra.
5 Pero Nabuchódonosor rey de los asyrios ,

que reinaba en la gran ciudad de Nínive , el año


duodécimo de su reinado entró en batalla contra
Arphaxad y le venció ,,

6 en la espaciosa llanura , llamada Ragau


cerca del Eupbrates , y del Tigris, y de Jada-
son , en tierras de Erioch , rey de los élicos.
7 Entonces adquirió gran pujanza el reino de
Nabuchódonosor y engrióse su corazón , y des-
;

pachó mensageros á todos los habitantes de la Ci-


licia de Damasco y del Líbano,
, ,

8 y á los pueblos que están en el Carmelo y ,

en Cedar y á los moradores de la Galilea en la


,

vasta campiña de Esdrelon ,


9 y á todos los de Samarla , y de la otra parte
del Jordán hasta Jerusalem , y á toda la tierra de
Jessé hasta tocar los términos de la Etbiopia.
10 A todos estos envió embajadores Nabuchó-
donosor rey de los asyrios :

11 mas todos de común acuerdo se negaron á


lo que les pedia , remitieron los enviados con las

manos vacías', y los echaron de sí con desprecio.


12 Indignado con esto el rey Nabuchódonosor
contra todas aquellas naciones ,
juró por su trono

y por su reino que se habia de vengar de todas


ellas.

1 O siu coacedcrles nada.


153

CAPÍTULO 11.

Nabuchódonosor envia á Hubjérnes á conquistar lodos los

reinos, con im poderoso eje'rcito, que devasta y llena de ter-

ror las naciones.

1 El año décimo tercio del reinado de Nabu-


chódonosor, á veinte y dos del mes primero se ,

celebró consejo en el palacio de Nabuchódonosor


vey de los asyrios , sobre la manera de tomar ven-
ganza de las naciones,

2 Convocó á todos los Ancianos ', y á todos sus


capitanes y campeones ; y propuso en consejo se-

creto su determinación.
3 Díjoles que su designio era subyugar toda la
tierra á su imperio.
4 La cual propuesta siendo aprobada de todos,
el rey Nabuchódonosor llamó á Holoférnes gefe
de sus ejércitos ,

5 y díjole : Sal á campaña contra todos los rei-


nos de Occidente, y principalmente contra aque-
llos que menospreciaron mis órdenes.

G No mirarás con compasión á reino ningu-


no , y sujetarás á mi dominio todas las ciudades
fuertes.
7 Entonces Holoférnes convocó á los capitanes

y oficiales del ejército y escogió


de los asyrios ;

para la expedición el número de hombres señala-

1 A los senadores ó priucipules de su reino.


154 LIBRO DE JUDITH.

dos por el rey, íi saber, ciento y veinte mil solda-


dos de infantería , y doce mil flecheros de caba-
llería.

8 Despachó delante de sus tropas una innume-


rable muchedumbre de camellos con abundantes
provisiones para el ejército ,
juntamente con ga-
nado vacuno , y rebaños de ovejas sin cuento.
9 Mandó asimismo acopiar trigo en toda la

Syria ,
para cuando él pasase.
10 Y tomó también del erario del rey grandí-
simas sumas de oro y plata.
1 Con esto se puso en marcha seguido de to-
do el ejército , con los carros de guerra , y caba-
llería , y flecheros , cubriendo á manera de lan-
gosta la superficie de la tierra.

12 Y habiendo pasado los confines de Asyria ,

llegó á las grandes montañas de Ange , situadas


á la izquierda de la Cilicia , y escaló todos sus cas-
tillos , V se apoderó de todas las plazas fuertes.

13 Arruinó también la famosísima ciudad de


Melothi, y saqueó á todos los habitantes de Thár-
sis , y á los ismaelitas que moraban en frente
,

del Desierto , al Mediodía del pais de Cellon.


14 Habiendo pasado el Euphrates , entró por
la Mesopotamia , y batió todas las ciudades fuer-
tes que habla allí desde el arroyo de Mambre ,

hasta el mar de Tiberiades.


15 É hízose dueño de todo el pais desde la Ci-
licia hasta los términos de Japheth ,
que está al

IMediodía,
CAPÍTULO iir. 155

16 y se llevó toda la gente de Madiaiij roban-


do todas sus riquezas, y pasando h cuchillo á cuan-
tos le resistían.
17 Después se dejó caer sobre los campos de
Damasco, al tiempo de la siega, é hizo pegar fu ego
<á todas las mieses, y talar todos los árboles y vi ñas.
18 Con lo cual sobrecogió de terror <á todos los
habitantes de la tierra.

CAPÍTULO III.

Sujeíanse reyes y jn'ovincias enteras i Holofe'rnes. Au-


los

menta este sic ejército con la gente que saca de ellas ; y


destruye las ciudades y templos á fin de que solo , Na-
buchódonosor sea tenido por Dios.

1 Entoncesreyes y príncipes de todas las


los
ciudades y provincias , es á saber de la de Sy- ,

ria de Mesopotamia , y de la Syria de Sobal , y '

de la Lybia, y de la Cilicia, enviaron sus embaja-


dores ; los cuales presentándose á Holofe'rnes, le
dijeron :

2 Cese tu cólera contra nosotros : porque vale


mas vivir sirviendo al gran rey Nabuchódonosor,
y depender de que morir casi todos y sufrir
tí, los

(lemas los trabajos de la esclavitud.


3 Están á tu disposición todas nuestras ciuda-
des, todas nuestras posesiones, todos los montes y
collados , y los campos , y las vacadas , y los re-

1 O de Soba. ///. Reg. XI. v. 23.


156 LIBRO DE .rUDITH.

baños de ovejas y de cabras , y los caballos ,


y
los camellos todas nuestras facultades , y todas
;

)iuestras familias :

4 queden á tu arbitrio todas nuestras cosas.


5 Nosotros somos tus esclavos
y nuestros hijos :

6 ven á nosotros como dueño pacífico, y em-


pléanos en tu servicio como gustares.
7 Entonces bajó de montañas
las con la ca-
'

ballería y un ejército numeroso, y tomó posesión


de todas las ciudades, y de todos los pueblos del
pais.

8 Y de todas las ciudades se llevaba para tro-


pas auxiliares á los hombres robustos y aptos para
las armas.
9 Fue tan grande el espanto que se apoderó
de aquellas provincias, que los mas principales y
distinguidos moradores de todas las ciudades, lue-
go que se acercaba, le salian al encuentro junto
con los pueblos,
10 recibiéndole con coronas y lámparas ó ha-
chas encendidas, formando danzas al son de tam-
'.'
boriles y flautas. •

11 Pero por mas que hicieron, no pudieron


amansar la ferocidad de aquel corazón.
12 Porque no por eso dejó de destruirles las

ciudades, y de talarles los bosques sagrados:


13 por cuanto el rey Nabuchódonosor le habia
dado orden de exterminar todos los dioses de la

I Que separan la Syria de lo Pheiiicia y Palestina.


CAPÍTULO IV. 157

tierra ; con el fin de que él solo fuese tenido por

dios de aquellas naciones que pudiese subyugar


el poder de Holoférnes.
14 El cual, atravesada Syria de Sobal, y
la

toda Apamea, y toda la


la IMesopotamia, llegó á
los iduraeos al pais de Gabaa;
15 y ocupó sus ciudades, y se detuvo allí por
espacio de treinta días, en cuyo intermedio man-
dó que se reuniese toda la fuerza de su ejército.

CAPÍTULO IV.

Amonestados los israelitas por el Sumo sacerdote Eliachím ó


Joacim imploran el auxilio de Dios contra Holojérnes
,

con oraciones y ayunos.

1 Habiendo sabido pues todo esto los hijos de


Israel que habitaban la tierra de Judea, temieror»
sobremanera su llegada.
2 Apoderóse de sus corazones el terror y el

horror, temerosos de que hiciese con Jerusalem


y con el Templo del Señor, lo que habia ejecu-
tado con las otras ciudades y sus templos.
3 Por lo que enviaron gente á toda la frontera
de Samarla hasta Jerichó, y ocuparon de antema-
no todas las cimas de los montes ;
4 y cercaron de muros sus aldeas , y almacena-
ron granos ,
preparándose para la guerra.
5 Asimismo el Sumo sacerdote Eliachím ó Joa-
cim , escribió á todos los que habitaban acia
Esdrelon ,
que está frente á la gran llanura contí-
14
158 LIBRO DE JÜDITH.

gna á Dotliain y á todos los lugares que estaban


,

en los caminos por donde podía pasar Holofémes ;

6 á fin de que ocupasen las alturas de los


montes por los cuales podía abrirse camino para
,

Jerusalem y guarneciesen los pasos estrechos ó


,

desfiladeros que hubiese entre los montes.


7 Ejecutaron los hijos de Israel puntualmente
las disposiciones de Eliachím , Sumo sacerdote del
Señor.
8 Al mismo tiempo todo el pueblo clamó al
Señor con grandes instancias y humillaron sus ,

almas con ayunos y oraciones así ellos como sus ,

mugeres.
9 Los sacerdotes se vistieron de cilicio y á los ,

niños los postraron por tierra delante del Templo


del Señor , cuyo altar cubrieron también de cilicio^
10 Y todos á una voz clamaron al Señor Dios de
Israel que no fuesen arrebatados sus hijos , ni ro-

badas^ sus mugeres , ni exterminadas las ciudades,

ni profanado el Santuario , ni reducidos ellos á


ser el oprobio de las naciones.
11 Entonces Eliachím, Sumo sacerdote del
Señor , recorrió todo el pais de Israel , y les

hablaba ,

12 diciendo : Tened por cierto que oirá el

1 O ropa de luto y penitencia.


2 Esto quiere decir la frase de la Vulgata in divisionem.
Porque llevadas cautivas , quedaban divididas ó separadas
de sus maridos. También puede aludir á la presa que se
dilidian entre sí los vencedores.
CAPÍTULO V. 159
Señor vuestras plegarias, si perseverareis cons-
tantemente en su presencia ayunando y orando. ,

13 Acordaos de Moysés siervo del Señor el , ,

cual no por medio de las armas sino suplicando ,

con santas oraciones , derrotó á los amalecitas ,

que confiaban en su fuerza , y en su poder , y en


sus ejércitos , y en sus broqueles , y en sus carros
de guerra , y en su caballería.
14 Lo mismo sucederá á todos los enemigos de
Israel , si perseverareis en hacer lo que habéis
comenzado.
15 Movidos pues con estas exhortaciones ,
per-
severaban todos encomendándose al Señor , sin

apartarse de ante su acatamiento ;

16 de manera tal ,
que aun los que ofrecían
holocaustos al Señor, le presentaban las víctimas
ceñidos de ciUcios , y cubiertas de ceniza sus
cabezas.
17 Y todos suplicaban de todo su corazón á
Dios , que visitase y consolase á su pueblo de
Israel.

CAPÍTULO V.

Achior , capitán de los ammonilas , aconseja á Holofernes


que no haga la guerra á Israel : de lo que se irritan los
principales capitanes del ejército.

1 Avisaron pues á Holofernes ,


generalísimo del
ejército de los asyrios, que los hijos de Israel se
160 LIIÍRO DE JUDITH.
preparaban para resistirle , y que tenian tomados
los pasos de los montes.
2 Y montando en cólera , convocó , encendido
en saña , á todos los príncipes de Moab , y á los

capitanes de los ammonitas,


3 y hablóles manera Decidme qué de esta :

casia de pueblo es ese que tiene ocupados los


desfiladeros de los montes ó qué ciudades son las :

suyas , cuáles y cuan grandes : cuál sea también


su valor , cuánta su gente , y quién es el que
gobierna sus tropas :

¿y por qué solos estos entre todos los que


4 ,

moran acia el Oriente^ nos han menospreciado, y


no nos han salido al encuentro para recibirnos
como amiffos ?

5 Entonces Achíor ,
gefe de todos los ammoni-
tas, le respondió en estos términos : Si te dignas de
escucharme , yo diré , oh señor mió , la verdad en
tu presencia , acerca de ese pueblo que habita en
las montañas, y no saldrá de mi boca palabra falsa.
6 Ese pueblo desciende de los cháldeos".
7 Habitó primeramente en la Mesopotaraia,
porque no quisieron seguir los dioses de sus
padres, que habitaban en el pais de la Cháldea.
8 Abandonando pues las ceremonias de sus
padres ,
que adoraban muchos dioses
9 dieron culto al solo Dios del cielo ; el cual

1 De Abraham. oriundo de la ciudad de Ur.


CAPÍTULO V. 161

por lo mandó salir de allí y pasar á vivir


mismo les

en Cháran'. Mas como después sobreviniese una


gran carestía en todo aquel pais, bajaron á Egyp
to donde por espacio de cuatrocientos años se
;

multiplicaron en tanto grado, que resultó un pue-


blo innumerable.
10 Por tanto, tratándolos con dureza el rey
de Egypto , y forzándolos á trabajar en barro y
hacer ladrillos para edificar ciudades , clamaron
á su Señor y Dios , el cual hirió con varias pla-
gas á toda la tierra de Egypto.
11 Al fin arrojáronlos de sí los egypcios.
Pero viendo que habian cesado ya las plagas ,

quisieron de nuevo cautivarlos , y reducirlos á


la anterior servidumbre ^.

Mas ellos huyeron y el Dios del cielo les


12 ,

abrió el mar de tal manera que de un lado y


, ,

otro se cuajaron las aguas formando como una ,

muralla y de este modo caminando á pié enjuto


,

atravesaron el fondo del mar'.


13 Al mismo tiempo un ejército innumerable
de egypcios que iba tras de ellos persiguiéndolos
por mismo paso, fue de tal suerte sumergido
el

por las aguas que ni uno siquiera quedó para


,

poder referir el suceso á los venideros.


14 Salidos del Mar rojo , hicieron alto en los

1 Y en seguida á Chánaan.
2 Y salieron á perseguirlos.
3 O aquella lengua del Mar rojo.
162 LIBRO DE JUDITH.

desiertos del monte Sina, donde jamás hombre nin-


guno pudo habitar, ni descansar ninguna persona.
15 Allí las fuentes amargas se les convirtieron
en dulces, á fin de que pudiesen beber^ypor
espacio de cuarenta años recibieron el alimento
del cielo.
16 Do quiera que pusieron el pié , sin arco ni
saeta , sin escudo ni espada ,
peleó por ellos su
Dios , y fue siempre vencedor.
17 Ni hubo quien pudiese hacer daño á este
pueblo, sino cuando él se desvió del culto del
.Señor su Dios.
18 Y así siempre que , fuera de su Dios, ado-
raron á otro , fueron entregados al saqueo , y á
la muerte, y al oprobio.
19 Mas cuantas veces se arrepintieron de
haber abandonado el culto de su Dios, el Dios
del cielo les dio fuerzas para defenderse.
20 Así es que ellos abatieron á los reyes chá-
naneos, y jebuseos, y pherezeos, y hetheos, y
heveos, y amorrheos, y á todos los potentados
de Hesebon, y poseen al presente sus tierras y
ciudades ;

21 y mientras no han pecado contra su Dios,


les ha ido bien, porque su Dios aborrece la
iniquidad.
22 Y aun pocos años hace, habiéndose des-
viado del camino que Dios les habia enseñado
para que anduviesen 'por él, fueron derrotados y
CAPITULO y. 16*3

batidospor varias naciones, y llevados cautivos


muchísimos de ellos á tierras extrañas.
23 Pero últimamente, habiéndose convertido
poco ha al Señor su Dios, regresaron todos de
los lugaresen que habían sido esparcidos; y han
repoblado todas estas montañas, y son nueva-
mente dueños de Jerusalem, donde está su
Santuario.
24 Ahora pues infórmate , oh Señor mió , si

son ellos reos de algún delito en presencia de su


Dios ; y en tal caso marchemos contra ellos, por-
que iududablemente los entregará su Dios en tus
manos, y quedarán snbyugados á tu dominio.
25 Pero si este pueblo no ha delinquido contra
su Dios, no podremos resistirle ;
porque le de-
fender4 su Dios, y vendremos á ser el escarnio
de toda la tierra.
26 Luego que acabó Achior de hablar estas
palabras, indignáronse todos los magnates de
Holoférnes, y trataban de quitarle la vida, di-
ciéndose unos á otros :

27 ¿Quién es este que dice que al rey Nabuchó-


donosor y á sus ejércitos le pueden hacer frente
los hijos de Israel , unos hombres sin armas.
sin valor, ni pericia en el arte militar ?

28 Pues para que Achior conozca como nos


engaña , subamos á las montañas y hechos ,

prisioneros los mas valientes de aquella nación,


entonces será pasado él á cuchillo juntamente
con ellos;
164 tlBRO DE JUDITH.

29 á fin de que sepa todo el mundo que Nabu-


chódonosor es el dios de la tierra y que fuera ;

de él no hay otro ninguno.

CAPITULO VI.

Sentencia de Holoférnes contra AcMor , al cual acogen los


israelitas , e invocan entos el auxilio de Dios.

1 Así que acabaron ellos de hablar, Holoférnes


enfurecido sobremanera dijo á Achior :

2 Ya que has hecho de profeta , diciéndonos


que el pueblo de Israel es defendido por su Dios
para hacerte ver que no hay otro dios fuera de
ÍNabuchódonosor
3 después que los habremos pasado á cuchillo
á todos ellos, como si fuesen un solo hombre,
entonces perecerás tú también al filo de la espada
de los asyrios , y todo Israel será enteramente
extermidado contigo -4

4 y sabrás por experiencia que Nabuchódonosor


es el señor de toda la tierra. Entonces la espada
de mis soldados atravesará tu costado, y caerás
traspasado entre los heridos de Israel, sin poder
ya respirar mas , pereciendo con ellos.
5 Ahora bien si tú tienes por cierta tu profe-
,

cía no mudes el color del rostro


, y esa palidez ,

que cubre tu semblante échala lejos de tí si cre-


, ,

es que no tendrán efecto estas palabras mias.


6 Mas para que sepas que has de sufrir junta-
CAPÍTULO VI. 165

mente con ellos todo lo dicho , lié aquí que desde


ahora serás agregado á aquel pueblo ; á fin de que
cuando mi espada les dé á ellos el castigo mere-
cido , seas tú también envuelto en la venganza.
7 En seofuida Holoférnes mandó á sus criados
que prendiesen á Achíor, y le llevasen á Bethulia,
entregándole en manos de los hijos de Israel.

8 Cogiendo pues los criados de Holoférnes á


Achíor, partieron por la llanura : pero en llegan-
do á la montaña , salieron contra ellos los honde-
ros de la ciudad^
9 por lo que declinando acia un lado del
monte , ataron á Achíor de pies y manos á un
árbol; y así atado con cordeles le dejaron, y vol-
viéronse á su señor.
10 Mas los hijos de Israel bajando de Bethu-
lia, fueron á él, y desatándole , le condujeron á
Bethulia, y poniéndole en medio del pueblo , le
preguntaron cuál era la causa de haberle de-
jado atado alli los asyrios.

11 En aquel tiempo los príncipes ó gobernado-


res de aquel distrito eran Ozías hijo de Michas
de la tribu de Simeón , y Chármi , llamado tam-
bién Gothoniel.
12 Estando pues Achíor en medio de los Ancia-
nos, y á vista de toda la gente, refirió todo cuan-
to habia respondido á las preguntas de Holofér-
nes y cómo la gente de Holoférnes le habia que-
;

rido matar por haber hablado de aquella manera;


13 y que indignado el mismo Holoférnes le ha-
166 LIBRO DE JUDITH.

bia mandado entregar á los israelitas , con el fin


de hacerle perecer á fuerza de varios suplicios ,
luego que estos fuesen vencidos , por haber dicho
á Holofémes : El Dios del cielo es el defensor de
los hijos de Israel.
— 14 Declaradas todas estas cosas por Achíor ,

todo el pueblo se postró en tierra sobre su rostro,


adorando al Señor, y con gemidos y llanto uni-
versal derramaron unánimes sus plegarias ante
el Señor,
15 diciendo : Señor Dios del cielo y de la tier-

ra , mira la soberbia de estos , y vuelve los ojos

á nuestra humillación y considera el semblante,


,

ó la situación de tus santos % y haz ver que no

desamparas á los que confian en tí y que abates ;

á los que presumen de sí mismos , y se jactan de


su poder.
16 Luego que cesó el llanto, y concluida que
fue la oración del pueblo, que duró todo el dia,
consolaron á Achíor
17 diciendo : El Dios de nuestros padres , cuyo
poder has publicado ese mismo trocará tu suerte
,

de tal manera que veas tú antes la ruina de los


,

enemigos.
18 Mas cuando el Señor nuestro Dios hubiere
así puesto en libertad á sus siervos , sea él tara-
bien tu Dios en medio de nosotros ,
para que del

1 Esto es, de tu pueblo santificado. Véase Santo.


CAPÍTULO \II. IG7

modo que mejor te parezca, mores con todos los

tuyos en nuestra compañía.


19 Entonces Ozías, despedida la junta, le hospe-
dó en su casa y le dio una gran cena.
,

20 A la cual convidados todos los Ancianos,


después de haber ayunado todo el dia , tomaron
juntos su alimento.
21 Después fue convocado todo el pueblo ,
y
pasaron en oración toda la noche dentro de la

iglesia, pidiendo socorro al Dios de Israel.

CAPÍTULO VII.

Holoférnes pone á Bethulia y corla el acueducto : los


sitio

de Bethulia apretados por la sed quieren rendirse ; mas a


ruegos de Ozías , uno de sus príncipes, esperan cinco dias.

1 Al dia siguiente Holoférnes mandó á sus tro-


pas que avanzasen contra Bethuha.
2 Componían un de ciento y viente mil
ejército
soldados de infantería, y veinte y dos mil de caba-
llería ', sin contar los que habia hecho alistar de

entre los cautivos , y toda la juventud que se ha-


bia llevado por fueza de las provincias y ciudades.
3 Todos á un tiempo se pusieron á punto de pe-
lear contra los israelitas , y avanzaron por la la-

dera del monte hasta la altura que domina sobre

1 La caballería de Holoférnes habia tenido el aumento


de diez mil caballos de los asyrios.
168 LIBRO DE JUDITH.

Dothain , desde el lugar llamado Belma hasta


Chélmon , situado en frente de Esdrelon.
4 Mas los hijos de Israel viendo aquel inmenso
gentío, postráronse en tierra, echando ceniza sobre
sus cabezas, rogando unánimes al Dios de Israel
que mostrase su misericordia para con su pueblo;
5 y tomando las armas para pelear se apostaron ,

en los parages por donde se entra en un sendero


estrecho en medio de los montes y los estaban ;

guardando de día y de noche.


6 Holofe'rnes por su parte, mientras andaba
registrando los alrededores , observó que la fuen-
te que corria dentro de la ciudad , venia por un
acueducto que tenian fuera acia el Mediodía , y
así mandó cortarle.
7 Quedaban no obstante á poca distancia de los
muros , de donde
algunos pequeños manantiales ,

se veia que iban á sacar á escondidas un poco de


agua mas para aliviar la sed que para apagarla.
,

8 Pero los ammonitas y los moabitas fueron y


dijeron á Holoférnes : Los hijos de Israel no po-
nen su confianza en sus lanzas ni en sus flechas ,

sino que su defensa y fortificaciones son los mon-


tes y los collados escarpados.
9 Para que puedas pues vencerlos sin venir á
las manos pon guardias en los manantiales á fin
,
,

de que no cojan agua de ellos , y asi los matarás


sin sacar la espada ó á lo menos apurados de la
,

sed entregarán su ciudad , que por estar situada


,

en los montes creen inexpugnable. ,


CAPÍTULO Vlt. IGS
iO Estas razones parecieron bien á Holofér-
nes y á sus oficiales por lo que apostó cien lioin-
;

bres de g-uardia al rededor de cada manantial.


11 Y después de veinte dias que se bacía esta
guardia , llegaron á agotarse todas las cisternas y
depósitos de agua de todos los habitantes de Betbu-
lia, de manera que no tenian dentro de la ciu-
dad ni agua bastante para saciar la sed un solo
dia, por lo que diariamente se repartia á los veci-
nos el agua por medida.
12 Entonces acudiendo todos de tropel á Ozías,
hombres y mugeres ,
jóvenes y niños, todos á
una voz
13 dijeron: Sea Dios el juez entre tí y noso-
tros ;
pues tú eres el causador de estos males ,
por
no querer tratar de paz con los asyrios , y por
eso Dios nos íia abandonado en sus manos :

14 y por lo mismo no hay quien nos socorra


en esta ocasión en que nos hallamos abatidos á
vista y por una suma miseria.
de ellos por la sed,

15 Ahora pues convocad á todos los que se


hallan en la ciudad y entreguémonos todos vo-
,

luntariamente al ejército de Holoférnes


16 poique mas vale vivir cautivos y bendecir al

Señor que morir y ser el oprobio de todo el


,

mundo, después de haber visto espirar á nuestros


ojos nuestras esposas y nuestros niños.
17 Os requerimos boy, poniendo por testigos
al cielo y á la tierra y al Dios de nuestros padres,
,

el cual nos castiga conforme á nuestros pecados ,

15
170 LIBRO DK JUDITH.

para que entreguéis luego la ciudad en poder del


ejército de Holoférnes , y acábese en breve al filo
de la espada nuestro penar que se prolonga mas ,

y mas con el ardor de la sed,

18 Así que dijeron esto ,


prorumpió todo el

concurso en grandes llantos y alaridos; y por es-


pacio de muchas horas estuvieron clamando á Dios
á una voz , y diciendo :

19 Hemos pecado nosotros y nuestros padres :

hemos sido malos , hemos cometido mil maldades.


20 Tú , Seíior, pues eres piadoso, ten miseri-
cordia de nosotros ^ ó á lo menos castiga tú mismo
nuestros delitos mas no quieras abandonar en
:

poder de un pueblo que no te conoce á los que ,

te honran i/ reconocen por su Dios ;

21 no sea que digan las naciones :


¿ Dónde está

el Dios de estos ?

22 Y después que fatigados de tanto clamar y


llorar ,
quedaron en silencio ,

23 levantándose Ozías bañado en lágrimas , dijo:

Tened buen ánimo hermanos mios , , y esperemos


aun durante cinco dias la misericordia del Señor :

24 que quizá aplacará su enojo , y hará brillar

la gloria de su santo Nombre.


25 Mas si pasados los cinco días no viene nin-
gún socorro , haremos lo que habéis dicho.
171

CAPITULO VIII.

Judith amonesta y anima á los Ancianos de Belhulia, y los


exhorta á que inculquen al pueblo la paciencia. Les en-
carga que rueguen á Dios por ella , sin pretender saber el
designio que tiene.

1 Llegaron estas palabras á oídos de la viuda


Judith ; la cual era hija de Merarí , hijo de Idox ,

hijo de Joseph , hijo de Ozías , hijo de Elai , hijo


de Jamnor , hijo de Gedeon , hijo de Raphaim ,
hijo de Achítob , hijo de Melchías , hijo de Enan,
hijo de Nathanías , hijo de Salatiel , hijo de
Simeón , hijo de Rubén '
:

2 y fue su marido Manassés ,


que murió en los
dias de la siega de las cebadas
3 pues mientras iba dando priesa á los que ata-
ban los haces en el campo , cayó un bochorno
sobre su cabeza , del que vino á morir en Bethulia
su patria donde fue sepultado con sus padres.
,

4 Tres años y medio eran ya pasados , desde


que Judith habia quedado viuda de Manassés :

5 y en lo mas alto de su casa se habia hecho

1 En el texto griego en lugar de Rubén se lee Israel, wío«


lo-f a«\, esto es, Jacob de quien era hijo Simeón, Lo mismo
se ve en el texto syriaco; y así parece que debe leerse; y
lo denota Judith llamando padre suyo al patriarca Simeón
en el capítulo siguiente v. 2. Otros creen que el Simeón de
que se habla, no era el hijo de Jacob, sino otro varón ilustre,

descendiente de Rubén.
ÍH2 LIBRO DE JUDIXn.

una vivienda separada , donde estaba recogida con


sus criadas :

6 y ceñida de un cilicio ' , ayunaba todos los


días de su vida , menos los sábados , y novilunios ,

y otras festividades de la casa de Israel.


7 Era Jndith hermosa en extremo , y habíale
dejado su marido muchas riquezas y numerosa ,

familia , y posesiones llenas de vacadas y de re-


baños de ovejas :

8 y todos tenian de ella un grandísimo concep-


to ; porque era muy temerosa de Dios ni habla ,

quien hablase la mas mínima palabra en disfavor


suyo.
9 Esta ,
pues , cuando entendió que Ozías había
prometido que pasados cinco dias entregaría la

ciudad 5 envió á llamar á los ancianos Chábri y


Chármi
10 los cuales vinieron á ella, y les dijo ¿ Qué :

demanda es esa en que ha consentido Ozías de


entregar la ciudad á los asyrios , si dentro de
cinco dias no tenéis socorro ?

11 ¿Y quién sois vosotros, que asi tentáis al


Señor ?

12 No es ese el medio de atraer su misericor-


flia; antes bien lo es de provocar su ira y encen-
der su furor.
13 Vosotros habéis fijado plazo ala mlserlcor-

1 O saco de penitencia. Véase Sítco


CAPITULO VIII. 173
dia del Señor, y le habéis señalado día conforme
á vuestro arbitrio.
14 Pero pues que el Señor es sufrido, arrepin-
támonos de esto mismo y bañados en lágrimas,

imploremos su indulgencia
15 porque no son las amenazas de Dios como
las de los hombres , ni e'l se enciende en cólera
como los hijos de los hombres.
16 Por tanto humillemos ante su acatamiento
nuestras almas, y poseidos de un espíritu de com-
punción , como que somos
siervos suyos ,

17 pidamos con lágrimas al Señor, que del mo-


do que sea de su agrado, nos haga sentir los efec-
tos de su misericordia para que así como la so-
:

berbia de los enemigos ha llenado nuestro corazón


de turbación y espanto ^ así nuestra humillación
venga á ser para nosotros un motivo de gloria :

18 puesto que nosotros no hemos imitado los


pecados de nuestros padres, que abandonaron á su
Dios y adoraron dioses extrangeros ,
19 por cuya maldad fueron entregados á la es-
pada y al saqueo , y al oprobio de sus enemigos :

nosotrosempero no conocemos otro Dios que á él.


20 Esperemos pues con humildad su consola-
ción : que él vengará nuestra sangre de la opresión
en que nos tienen los enemigos , y abatirá todas
las naciones que se levantan contra nosotros,
y
las cubrirá de ignominia el Señor Dios nuestro.

21 Ahora pues, hermanos jnios^ ya que voso-


tros sois los Ancianos ó mayores en el pueblo de
174 LIBRO DE JUDITH.

Dios, y está de vosotros pendiente su alma, alen-


tad con vuestras palabras sus corazones, represen-
tándoles como nuestros padres fueron tentados,
para que se viese si de veras honraban á su Dios.
22 Deben acordarse cómo fue tentado nuestro
padre Abraham, y cómo después de probado con
muchas tribulaciones llegó á ser el amigo de
,

Dios.
23 Así Isaac, Jacob, así Moysés y todos los
asi

que agradaron á Dios, pasaron por muchas tribu-


laciones, manteniéndose siempre fieles.

24 Al contrario, aquellos que no sufrieron las


tentaciones con temor del Señor , sino que ma-
nifestaron su impaciencia, y prorumpieron en in-
juriosas murmuraciones contra el Señor,
25 fueron exterminados por el higel' extermi-
nador, y perecieron mordidos de las serpientes.
26 Por tanto no nos desfoguemos con quejas y
tnwmuraciones por que padecemos;
los trabajos
27 antes bien, considerando que estos castigos
son todavía menores que nuestros pecados, crea-
mos que los azotes del Señor, con que, como es-
clavos,somos corregidos, nos han venido para en-
mienda nuestra, y no para nuestra perdición.
28 A esto le dijeron Ozías y los Ancianos To- :

do lo que has dicho, es mucha verdad , y no hay


cosa que reprehender en cuanto has hablado.

1 Nüm. XI. v.\— XIV. V. 12. -~ XXI v. 6. — /. Cor,


X. V. 10.
CAPÍTULO IX. 1T5
29 Ahora, pues, rueo^a por nosotros, puesto
que eres una muger santa y temerosa de Dios.
30 Respondióles Judith : Así como conocéis
ser de Dios lo que acabo de decir,
31 así sabréis por experiencia que es de Dios
lo que tengro determinado ejecutar : y entretanto
haced oración á Dios para que realice mi designio.
32 Vosotros esta noche estare'is á la puerta de
la ciudad, y yo saldré fuera con mi doncella. \
orad Señor á
al , fin de que dentro de los cinco

dias que vosotros dijisteis, vuelva benigno los ojos


acia su pueblo de Israel.
33 Mas no quiero que pretendáis indagar lo

que voy á hacer y hasta que vuelva yo á avisa-


;

ros, no se haga otra cosa, sino orar por mí á Dios


nuestro Señor,
34 Díjole Ozías príncipe de Judá Vete en paz, :

y el Señor sea contigo para vengarnos de nuestros


enemigos. Con esto, despidiéndose, se retiraron.

CAPITULO IX.

Oración fervorosa de Judith para alcanzar la salvación de


Su pzieblo , y abatir al orgulloso Holoférnes.

1 Retirados que fueron estos, Judith entró en


su oratorio, y vistiéndose de cilicio, esparció ceniza
sobre su cabeza, y postrada ante el Señor, clamaba
á él diciendo :

2 Señor Dios de mi padre Simeón, á quien pu-


276 LIBRO DE JUDíTH.

siste la espada enmanos para castigar aquellos


las

extrangeros que por una infame pasión violaron y


desfloraron una virgen, llenándola de afrenta ';
3 por cuyo motivo hiciste que sus mugeres fue-
sen robadas, y cautivadas sus hijas ; y dividiste
todos los despojos entre tus siervos que ardieron
en zelo de tu honor : socorre, te suplico, oh Se-
ñor Dios mió, á esta viuda '.

4 Puesto que tú eres el que obraste antigua-


mente aquellas cosas estupendas, y tienes resuelto
ejecutar otras después á su tiempo ; habiéndose
hecho siempre lo que has querido :

5 pues todos tus caminos están aparejados des-


de la eternidad, y has fundado tus juicios en tu
infalible providencia.

6 Vuelve pues ahora la vista sobre el campa-


mento de los asyrios, como te dignaste en otra
ocasión volverla sobre el de los egypcios, cuando
corrían sus tropas en pos de tus siervos, confiando
en sus carros armados, y en su caballería, y en la

muchedumbre de sus guerreros.


7 Pero tú tendiste la vista sobre su campamen-
to,
y quedaron envueltos en tinieblas :

1 Alaba Jadith el zelo de Simeón, y la permisión de Dios


en el castigo de los violadores de Dina; pero no los exce-
sos á que arrebató á Simeón su furor excesos que sir-
:

vieron de instrumento para el justo castigo que tomó Dios


de los sichimitas. Véase Genes. XXXIF, v. 25 y sig.

2 Que pone en ti toda su confianza.


CAPÍTULO IX. 177

8 el abismo detuvo sus pasos, y las aguas los


anegaron.
9 Así suceda con estos, Señor, que ponen la

confianza en su gran número, y en sus carros de


guerra, y se glorían en sus picas, y en sus escu-
dos, y en sus saetas, en sus lanzas ;
10 y no conocen que tú eres nuestro Dios, que
de tiempo antiguo desbaratas los ejércitos, y tienes
por nombre el Señor, esto es, Jehovah.
11 Levanta tu brazo, como ya otra vez hiciste,

y con tu poder infinito estrella su fuerza : caiga por


tierra todo el poder de ellos al golpe de tu ira, ya
que presumen violar tu Santuario, y profanar el
tabernáculo dedicado á tu Nombre santo^ y derri-
bar con su espada el cornijal ó la gloria de tu altar.
12 Haz, Señor, que la cabeza de ese soberbio
sea cortada con su propio alfanje,
13 Sean sus ojos, fijados en mí, el lazo en que
quede preso, y hiérele tú, oh Señor, con las afec-
tuosas palabras que salgan de mi boca.
14 Infunde constancia en mi corazón para des-
preciarle, y valor para destruirle :

15 porque será un monumento de tu


(/lorioso

Nombre, el que sea derribado al suelo por mano


de una muger.
16 Que no consiste, Señor, tu poder en la mul-
titud de esci(adro7ies, ni te complaces en la fuerza

de la caballería : desde el principio dffl mundo te


han desagradado los soberbios, habiéndote sido
siempre acepta la oración de los humildes y mansos.
178 LIBRO DE JUDITH.

17 Oh Dios de los cielos, criador de las aguas,


y señor de todas las criaturas, oye benigno á esta
miserable que recurre á tí, y lo espera todo de tu
misericordia.
18 Acuérdate, Señor, de tu alianza, y ponme
tú las palabras en la boca, y fortifica mi corazón
en esta empresa ; á fin de que tu Templo se man -

tenga siempre consagrado á tu culto,


19 y reconozcan las naciones todas que tú eres
el Dios, y que no hay otro fuera de tí.

CAPÍTULO X.

Judithj vestida de sus mas preciosas galas, pasa á los reales


de Holoférnes. Es presentada por las centinelas avanza-
das á este, quien al punto quedó prendado de su hermo-
sura.

Acabado que hubo de clamar al Señor, levan-


1

tóse del lugar en que estaba postrada delante del


Señor.
2 Y llamó á una doncella suya , y bajando del
oratorio á su habitación, se quitó el cilicio, y des-

nudóse de los vestidos de viuda


3 y lavó su cuerpo , y ungióse con ungüento
precioso , y repartió en trenzas el cabello de su
cabeza , sobre la cual se puso una riquísima cofia'

ó bonetilloy atavióse con sus vestidos de gala ,


;

calzóse sus sandalias púsose ios brazaletes , y,

1 Véase Mitra.
CAPÍTULO X. 179

las y los zarcillos


inanlllas , , y las sortijas , sin

umltir adorno ninguno.


4 Añadióle ademas el Señor nueva belleza :

porque toda esta compostura no provenia de las-


civa pasión , sino de un fin santo y por tanto el ;

Señor dio mayor realce á su hermosura, de suerte


que á los ojos de todos parecía de una incompa-
rable belleza.
5 Hizo llevar por su criada una botella de vino,
y una redoma de y trigo tostado é higos aceite , ,

secos y panes , y queso , y marchó con etla. ,

6 Al llegar á la puerta de la ciudad , hallaron


á Ozías y á los Ancianos de la ciudad ,
que la

estaban aguardando.
Los cuales , así que la vieron quedaron en
7 ,

extremo asombrados de su hermosura


8 pero sin preguntarle palabra la dejaron pasar ,

diciendo El Dios de nuestros padres te dé su


:

gracia y con su virtud esfuerzo todos los de-


,

signios de tu corazón para que Jerusalem se ,

gloríe de tí y sea colocado tu nombre en el nú-


,

mero de los santos y justos.


9 Y todos los que allí estaban dijeron á una ,

voz : ¡ Así sea ! así sea !

10 Judlth empero orando al Señor, salió fuera


de las puertas con su doncella.
11 Y bajando por el monte casi al rayar del
dia, saliéronle al encuentro las centinelas de los
asyrios , y detuviéronla diciendo : ¿De dónde
vienes ?
¿ y á dónde vas ?
180 LíBRO DE JÜDITIÍ.

12 Soy una de las hijas de los hebreos , res-


pondió y he huido de ellos
,
porque sé que han ,

de ser presa de vuestras manos por cuanto me- :

nospreciándoos no han querido entreojarse vo-


,

luntariamente , y con esto ser tratados por voso-


tros con misericordia'.
13 Por cuyo motivo pensé , y dije para conmigo :

Iré á presentarme al príncipe Holoférnes ,


para
descubrirle los secretos de los hebreos , y darle un
medio para sorprenderlos sin perder ni un hombre
siquiera del ejército.
14 Así que oyeron aquellos soldados sus pala-
bras ,
quedaron contemplando su cara , y se les
ieia en los ojos el pasmo : tan encantados estaban
de su rara belleza.
15 Y le dijeron : Has salvado tu vida con ese
designio de venir á presentarte á nuestro principe
y señor
16 pues ten por cierto que al comparecer de-

1 Tomadas á la letra estas palabras y otras, que se leen

dichas por Jiidith en los capítulos siguientes, parece que no


pueden excusarse de ficción ó mentira. En tal caso esta
hubiera sido de Judith que pudo equivocadamente creerla
,

lícita en tan apurado lance ; y de Dios solamente el designio

de la empresa. Pero como Judith pidió á Dios que pusiese


en su corazón las jmlabras, parece mas sencillo y razonable
creer que Judith habló misteriosamente como Jacob cuando
respondió á Isaac : Yo soy tu hijo mayor. Gen. XXVII.
V. 19. Y es menor inconveniente confesar que no alcanza-
mos el sentido profético de ciertas expresiones , que atri-
Iniir á uua tan santa matrona un tejido de ficciones.
CAPÍTULO XI. 181
iante de él , te tratará bien, y ganarás su corazón.
Con esto la condujeron al pabellón de Holoférnes,
declarando quién era.
17 Apenas estuvo ella en su presencia, quedó
Holoférnes inmediatamente preso de sus ojos.
18 Y dijéronle sus oficiales : ¿Quién habrá que
tenga en poca estima al pueblo de los hebreos ,

teniendo como tienenmugeres tan bellas? ¿No


merecen estas que hagamos la guerra contra ellos
para adquirirlas?
19 Viendo pues Judlth á Holoférnes sentado
bajo de su dosel ó pabellón '

,
que era de púr-
pura , entretejido de oro , con esmeraldas y otras
piedras preciosas
20 después de haber echado una mirada sobre
él , le hizo una profunda reverencia, postrándose
en tierra mas los criados de Holoférnes
: la levan-
taron por mandado de su señor.

CAPÍTULO XI.

Holoférnes se deja engañar de las palabras artificiosas de


Judith.

1 Entonces Holoférnes le dijo : Cobra aliento ,

1 Según la Vulgata deberla traducirse mosquitero ; pues


esto significa la voz KoavooTTitov de que usa y eramuy co-
:

mún entre los orientales el cubrir sus camas ó sillas con


mosquitero ,
por ser mayor la molestia que causan los in-
sectos en los paises cálidos,
Toivi. VI. 16
182 LIBRO DE JUDITH.

y temor porque yo
destierra de tu corazón todo ;

jamas he maltratado á nadie que haya querido su-


jetarse al rey Nabuchudonosor.
2 Que si tu pueblo no me hubiese desprecia-
do , no hubiera empuñado mi lanza contra él.

3 IMas ahora díme :


¿ por qué causa los has
abandonado á ellos, y resuelto venirte entre nos^
otros ?
4 Respondióle Judith ; Atiende á las palabras
de tu sierva ;
porque si siguieres los consejos de
tu esclava , el Señor dará cumplimiento á tu em-
presa.
5 Viva Nabuchódonosor rey de la tierra , y
viva su poder, que reside en tí para castigar á to-
dos los que van errados : pues no solamente los
hombres por tu valor le sirven sino que hasta las ,

bestias del campo le obedecen.


6 Porque la prudencia de tu ánimo es celebra-
da en todas las naciones , y por todo el orbe se
sabe que tú solo eres el bueno y el poderoso en
todo su reino , y en todas las provincias es ala-
bada tu pericia militar.
7 iSi se ignora lo que habló Achíor : ni menos
lo que tú has dispuesto acerca de su persona.
! 8 Lo cierto es que nuestro Dios está tan indig-
nado por nuestras maldades, que ha enviado á de-
cir al pueblo por medio de sus profetas , que
,

le abandona en pena de sus pecados.

9 Y como los hijos de Israel saben que tienen


ofendido á su Dios , están temblando de tí.
CAPÍTULO XI. 183

10 Ademas de esto la hambre los acosa , y fal-

tos de aofua están va como muertos.


1 Por lo cual han resulto matar sus bestias ,

para beberse la sangre '.

12 Asimismo las cosas consagradas al Señor


üios suyo ,
que les mandó Dios no tocaran , co-
mo trigo , vino y aceite , han pensado valerse de
ellas, y quieren consumirlas, aunque no debian
tocarlas ni aun con las manos j y así siendo tal su
proceder, no hay duda que serán abandonados de
Dios y que perecerán.
,

13 Lo que conociendo yo , sierva tuya, huí de


ellos , y el Señor me ha mandado darte aviso de
todo lo dicho :

14 pues esta tu sierva adora á Dios, aun ahora


que está en tu poder ; y así saldrá tu sierva /tíerft
á hacer oración á Dios ,

1 Contra la prohibición de Dios. Genes. IX. v. 4.— Lev.


XVII. V. 10. Todo
que sigue, tomado á la letra, parece
lo
que no deja lugar para excusar á Judith de ficción ó menti-
ra. Y si no se toman sus expresiones en sentido figurado ó

profe'tico, como hizo el antiquísimo autor de las Constitución


nes apostólicas lib. XVII. c 2, y varios Padres diremos ,

con santo Tomas que debe ser alabada Judith, no por haber
con falsas palabras inducido á error á Iloloférnes; sino por
la gran caridad con que se movió á procurar la salvación dts

su pueblo, destituido ya de toda esperanza de humano so-


corro, y apunto de abandonarse en poder de un cruel é im-
pío tirano ó, como dice S. Ambrosio, jior haber librado las
;

rirr/eiies puras, las respelahlfi viudas y las castas matro-

nas de ser víctimas de una bá.bara insolencia.


184 LItíUO DE JüDITH.
15 el cual me dirá cuándo querrá castíg-arlos
por su pecado, y yo vendré á avisártelo de suer- :

te que yo misma te conduciré por medio de Je- '

rusalem y verás en tu presencia á todo el pue-


,

blo de Israel como ovejas sin pastor, sin que ni


un perro siquiera ladre contra tí :

16 puesto que todo lo dicho, rae ha sido revela-


do por la providencia de Dios ;

17 el cual indignado contra ellos, me ha en-


viado para anunciarte estas cosas.
Todo este
18 discurso agradó en extremo á Ho-
loférnes y á sus cortesanos ; y maravillados de la

sabiduría de Judith, decíanse unos á otros :

19 No hay en el mundo muger semejante á esta


en la gentileza, en la hermosura de rostro, ni en
el hablar discretamente.
20 En fin Holoférnes le dijo : Bien ha hecho
Dios, que te ha enviado delante de ese pueblo,
para que le pongas en nuestras manos ;

21 y pues tu promesa es tan apreciable, si tu


Dios me la cumple , será también él mi Dios , y tú
serás grande en la casa de INabucliódonosor , y ce •

lebrado tu nombre por todo el orbe.

I El texto griego dice Kct/ a^a» as Sid fÁta-H rUs lov-


^¡ttciíy ms T8 iX^s'tv ¿TTÍvctVTi Iff «<raX«/>t : Y te conduciré
por medio de la Judea hasta llegar al frente de Jerusalem.
185

CAPÍTULO XII.

Obsequia Holojernes a Judilh y leda permiso de comer de


,

la provisión que habia iraido , y de salir por la noche á


hacer oración, A los cuatro dias es introducida al convite
de Holoférnes , el cual se embriaga hasta el extremo.

1 Entonces mandó que la condujesen donde se


guardaban sus tesoros, y que se quedase allí, y
señaló lo que debia dársele de su mesa.
2 Judith le respondió y dijo No podré ahora
,
:

comer de esas cosas que mandas darme, por no


acarrear contra mí la indignación de Dios ; sino
que comeré de que he traido conmigo.
lo

: 3 Replicóle Holoférnes ¿ Y qué haremos cuan-:

do ya te lleguen á faltar las provisiones que has


traido ?

4 Yo juro por tu vida , oh mi señor , respon-


dió Judith, que no consumirá tu sierva todo lo
que trae consigo , antes que cumpla Dios por mi
medio lo que he pensado. En seguida los criados
de Holoférnes la acompañaron al alojamiento que
habia mandado.
5 Donde así que entró pidió el permiso de sa-
,

lir fuera por la noche y antes de amanecer para ,

hacer oración é invocar al Señor.


6 Dio pues Holoférnes orden á sus camareros
que la dejasen salir y entrar cómo quisiese , du-
rante tres dias , á adorar á su Dios.
T Con esto salia por las noches al valle de Be-
186 LIBRO DE JüDITH.

thulia, y ayites de orar se lavaba '


en una fuente de
agua.
8 Y al volver oraba al Señor Dios de Israel,
para que dirigiese sus pasos para lograr la liber-

tad de su pueblo.
9 Y volviéndose á su pabellón purificada ,
per-
manecía allí hasta que al anochecer tomaba su ali-

mento.
10 A los cuatro dias celebró Holoféines una
cena ó convite con sus domésticos , y dijo á Vagao,
su eunuco : Anda y persuade á esa hebrea que de
su voluntad se resuelva á cohabitar conmigo.
11 Porque es cosa vergonzosa entre asyrios
que una muger se burle de un hombre logrando ,

saUr libre de sus manos.


12 Entonces Vagao fue á donde estaba Judith ,

y le dijo : No tengas reparo , oh hermosa dama ,


de venir á casa de mi señor ,
para ser honrada de
él , y comer en su compañía , y beber vino y ale-

grarte.
13 Respondióle Judith :
¿ Quién soy yo para
que ose contradecir á mi señor ?
14 Haré todo lo que él guste y mejor le parez-
ca , y cuanto sea de su agrado eso será para mí ,

lo mejor en todos los dias de mi vida ^.

Cara, manos y pies, según rito ó costumbre.


1
2 La respuesta de Judith es puramente un respetuo-
so cumplimiento á tan gran personage en el cual aparentó ;

que uada sospechaba de malo; mirando el convite como


táPiTüLo xm. 18?
15 Levantóse pues, y" adornándose con todas
sus galas, entró á presentarse delante de el.

16 Conmovióse el corazón de Holoférnes asi


que la vio ; porque , ardía en deseos de poseerla :

17 y díjole Bebe ahora, y ponte á comer


:

alegremente porque me has caido en gracia.


18 Contestóle Judith: Beberé, oh señor pues ,

que recibo yo en este dia mayor gloria que en to-


dos los demás de mi vida.
19 Tomó después de lo que su doncella le La-
bia dispuesto , y comió y bebió de ello en su pre-
sencia.
20 Por su causa rebosaba Holoférnes de con-
tento : el cual bebió vino sin medida , mas de lo
que nunca en su vida habia bebido.

CAPITULO Xlll.

Judilh, estando embriagado H'jloférnes , le corta la cabeza


con cual vuelve triunfaiüe á Bethulia, y deja asombrado
la

á Ackíor.

1 Haciéndose ya tarde, retiráronse prontamen-


de Holoférnes á sus alojamientos, y
te los criados
Vagao cerró la puerta de la cámara ó gabinete^
y se fue.
2 Es de advertir que todos estaban tomados del
vino.

un medio que le preparaba Dios para cumplir sa arriesga-


do desigoio. •
188 LIBRO DE JUDITH.

3 Quedó pues Judith sola en el gabinete.


4 Y Holoférnes estaba tendido en la cama, dur-
miendo profundamente á causa de su extraordi-
naria embriaguez.
5 Entonces dijo Judith á su doncella, que es-
tuviese fuera en observación, á la puerta de la

cámara.
6 Y púsose Judith en pié delante de la cama,
y orando con lágrimas, y moviendo apenas los la-

bios,
7 dijo : Dame valor, oh Señor Dios de Israel,

y favorece en este trance la empresa de mis ma-


nos, para que sea por tí ensalzada, como lo tienes

prometido, tu ciudad de Jerusalem ; y ejecute yo


el designio que he formado, contando con tu asis-

tencia para llevarle á cabo.


8 Dicho esto se arrimó al pilar que estaba á la

cabecera de la cama de Holoférnes, y desató el al-

fange que colgaba de él,

9 y habiéndole desenvainado, asió á Holofér-


nes por los cabellos de la cabeza, y dijo : Señor
Dios mio¡ dame valor en este momento ;
10 y dióle dos golpes en la cerviz, y cortóle
la cabeza, y desprendiendo délos pilares el corti-
nage ', volcó al suelo su cadáver hecho un tronco.
11 De allí á poco salió y entregó la cabeza de
Holoférnes á su criada, mandándole que la metiese
en su talego.

1 O lina parte de él'


CAPÍTULO Xlll. 189
12 Y saliéronse afuera las dos según costumbre,
como para ir á la oración ; y atravesado el cam-
pamento y dada la vuelta al valle, llegaron á la

puerta de la ciudad.
13 Judith desde lejos gritó á los centinelas de
la muralla : Abrid las puertas, porque Dios es con
nosotros, y ha obrado una maravilla en Israel.
14 Así que los centinelas reconocieron su voz,
llamaron á los Ancianos de la ciudad.
15 Y vinieron corriendo á ella todos, chicos y
grandes ; como que ya estaban desesperanzados
de su vuelta :

16 y encendiendo luminarias, pusiéronse todos


al rededor de ella. Judith subiendo á un sitio ele-
vado, mandó guardar silencio; y así que todos ca-
llaron,
17 habló de manera Alabad al Señor
esta :

Dios nuestro, que no ha desamparado á los que


han puesto en él su confianza ;

18 y por medio de mí, esclava suya, ha dado


una muestra de aquella misericordia que prome-
tió á la casa de Israel ; y ha quitado la vida esta

noche por mi mano al enemigo de su pueblo.


19 Y sacando del talego la cabeza de Holofér-
nes, se la mostró, diciendo : Mirad la cabeza de
Holoférnes ,
general del ejército de los asyrios, y
este es el cortinage ó mosquitero dentro del cual
yacía sumergido en la embriaguez, y donde Dios
nuestro Señor le ha degollado por mano de una
muger.
190 LIBRO DE JUDITH.
20 y OS juro por el mismo Señor que su ángel
me ha guardado, así al ir de aquí, como estando

allí, y al volver acá : ni ha permitido el Señor que


yo su sierva fuese violada sino que me ha res- ;

tituido á vosotros sin mancha de pecado, colmada


de gozo al ver que mi Dios queda victorioso, que
yo he me escapado, y que vosotros quedáis liber-
tados.
21 Alabadle todos por su bondad, y porque es
eterna su misericordia.
22 Entonces todos, adorando al Señor, dijeron
á Judith : El Señor ha derramado sobre tí sus
bendiciones, comunicándote su poder; pues por
medio de tí ha aniquilado á nuestros enemigos.
23 En especial Ozías, cabeza del pueblo de Is-
rael, le dijo : Bendita eres del Señor Dios altísi-

mo tú, oh hija m/a, sobre todas las mugeres de la

tierra.
24 Bendito sea el Señor , criador del cielo y de
la tierra . que dirigió tu mano para cortar la cabeza
del caudillo de nuestros enemigos :

25 porque hoy ha hecho tan célebre tu nombre,


que no cesarán jamás de publicar tus alabanzas
cuantos conservaren en los siglos venideros la me-
moria de los prodigios del Señor; pues no has
temido exponer tu vida por tu pueblo , viendo las

angustias y la tribulación de tu gente , sino que


has acudido á nuestro Dios para impedir su ruina.
26 A lo que respondió todo el pueblo : ;
Así sea!
así sea
CAPITULO XIV. 191

27 Después , llamado Acliíor , compareció , y


(Jijóle Juditli : El Dios de Israel , de quien tú tes-
tificaste que sabe tomar venganza de sus enemigos,
él mismo ha cortado esta noche por mi mano la

cabeza del caudillo de todos los incrédulos.

28 Y para que conozcas la verdad délo que digo,


mira la cabeza de Holoférnes, el que con su or-
gulloso desprecio vilipendió al Dios de Israel, y te
amenazó con la muerte, diciendo Cautivado que :

haya yo al pueblo de Israel mandaré atravesarte ,

el costado con la espada.


29 Mas Achíor al mirar la cabeza de Holofér-
nes, sobrecogido de pavor , cayó sobre su rostro
en tierra , y quedó sin sentido.

30 Pero luego que recobrando el aliento volvió

en sí , se arrojó á los pies de Judith , y adorándola,


dijo :

31 Bendita tú eres de tu Dios en todos los ta-


bernáculos ó posteridad de Jacob ;
pues en todas
las naciones que oyeren mentar tu nombre , será
glorificado por causa de tí el Dios de Israel.

CAPÍTULO XIV.
Cuelgan los judíos la cabeza de Holofernes en los muros de
Bethidia , y se arrojan sobre los asyrios que hallando ,

muerto á Holofernes quedan poseídos de un terror pá-


,

nico.

Entonces Judith dijo á todo


1 el pueblo : Escu-
chadme hermanos mios, :
M LIBRO DE JüDITH.

colgad esa cabeza en lo alto de nuestros muros


2 y así que apunte el sol , tome cada uno sus
armas , y salid con gran ruido , no para descender
realmente abajo , sino aparentando que vais á aco"
meterlos.
3 Al momento irán las avanzadas á despertar á
su comandante para el combate.
4 Y cuando los capitanes corran al pabellón de
Holoférnes , y bailen á este sin cabeza , revolcado
en su propia sangre ,
quedarán poseidos de pa-
vor.
5 Vosotros empero advirtiendo que huyen cor- ,

red á su alcance sin ningún temor, porque el Se-


ñor bará que los bolléis con vuestros pies.
6 Entretanto Achior, viendo el prodigio que obró
Dios á favor de Israel, abandonados los gen-
ritos

tílicos , creyó en Dios , y circuncidóse , y quedó


incorporado en el pueblo de Israel , como lo está

toda su descendencia basta hoy dia.


7 Así pues que amaneció , colgaron la cabeza
de Holoférnes en lo alto de los muros , y cogiendo
cada cual sus armas , salieron fuera con grande
estruendo y algazara.
8 Al ver esto las avanzadas , corrieron al pabe-
llón de Holoférnes.
9 Los que estaban allí de guardia acercándose á
la puerta de la cámara , hacian ruido para desper-
tarle, procurando adrede interrumpirle el sueño ,

á fin de que sin ser llamado se despertase con el

ruido :

I
CAPÍTULO XIV. 193
10 y es que nadie osaba abrir, ni llamar á la

puerta de la cámara del caudillo de los asyrios.


11 Pero habiéndose reunido allí los capitanes,

y tribunos , y todos los oficiales generales del


ejército del rey de los asyrios , dijeron á los
camareros :

12 Entrad y despertadle ,
porque han salido los
ratones de sus agujeros , y tienen la osadía de
provocarnos á batalla.
13 Entonces Vagao, entrando en cámara, se la

paró delante de la cortina y dio palmadas con sus ,

manos pues se imaginaba que Holoférnes estaba


;

durmiendo con Judith.


14 Pero aplicando el oido y no percibiendo ni ,

el mas leve movimiento cual suele hacer una ,

persona dormida , se arrimó mas á la cortina de la


puerta , y alzándola , y viendo el cadáver de Ho-
loférnes sin cabeza, tendido en tierra, y bañado
en su propia sangre ,
prorumpió en grandes gritos
y lágrimas, y rasgó sus vestidos.
15 Y habiendo entrado en el alojamiento de
Judith , no la encontró. Con esto salió corriendo

fuera á la gente ,

16 y dijo : Una muger hebrea ha cubierto de


afrenta la casa del rey Nabuchódonosor ; porque
ahí tenéis á Holoférnes tendido en tierra y sin
cabeza.
17 Al oír esto los gefes del ejercito de los a-
syrios, lodos rasgaron sus vestidos, y se apoderó
17
191 LIBRO DE JUDITU.

de ellos un excesivo temor y temblor, y una gran-


dísima perturbación de ánimo.
18 Y movióse luego una gritería espantosa por
todo el campamento.

CAPÍTULO XV.
El ejército de los asyrios hiiije de los hebreos, abandonándolo
iodo en poder de estos. El pontífice y todo el pueblo lie-

nan de bendiciones á Judiíh.

1 Así que supo todo el ejército que Holoférnes


íiabia sido degollado perdieron todos el seso
, , y
quedaron sin saber qué hacerse : y agitados de
solo el terror y el miedo, no hallaron otro reme-
dio que la fuga :

2 por manera que ninguno consultaba ni siquie-


ra con su compañero, sino que cabizbajos, aban-
donándolo todo, se daban priesa á escapar de los
hebreos, que oian venir armados contra ellos, y
á huir por las sendas de los campos y veredas de
los collados.
3 Viéndolos pues huir los israelitas , siguieron
su alcance. Y así bajaron del monte tocando las

trompetas, y dando grandes gritos en pos de ellos.

4 Y como los asyrios iban desparramados , hu-


yendo precipitadamente los israelitas formados , ,

en buen orden, los perseguían destrozando á cuan-


tos encontraban.
5 Al mismo tiempo Ozías despachó mensageros
á todas las ciudades y provincias de Israel :
CAPÍTULO XV. 195

6 con lo que de todas las provincias y ciudades


salióarmada en pos de los enemigos la juventud
mas escogida que los ,
fue persiguiendo y acu-
chillando hasta llegar á los últimos términos del
pais.
7 Entretanto los vecinos que quedaron en Be-
thulia, entraron en el campamento de los asyrios,

y cogieron los despojos que estos abandonaron al

huir, de que volvieron bien cargados.


6 Asimismo los que victoriosos del enemigo
regresaron á Bethulia , trajeron consigo todo lo
que habian tomado á los asyrios, en tanta abun-
dancia que no podian contarse los ganados y bes -
tias, y las alhajas y así es que todos quedaron ri-
;

cos con este botin desde el menor hasta el mayor,


—9 En seguida Joacim el Sumo pontífice vino de
Jerusalem á Bethulia con todos sus Ancianos ó

senadores para ver á Judith


10 y habiendo salido ella á recibirle , todos á
una voz la bendijeron, diciendo Tú eres : la glo-
ria de Jerusalem tú la alegría de Israel
: : tú la
honra de nuestra nación.
11 Porque te has portado con varonil esfuerzo,
y has tenido un corazón constante porque has ;

amado la castidad y no has conocido otro varón


,

que á tu dijunto marido por esto también la ma- :

no del Señor te ha confortado y por lo mismo ,

serás bendita para siempre.


12 A lo que respondió todo el pueblo : ¡ Así
sea ! así sea !
196 LIBRO DE JUDITH.

— 13 Apenas bastaron treinta dias para que el

pueblo de Israel acabase de recoger los despojos


de los asyrios.
14 Pero todas las cosas que se conoció haber
sido propias de Holoférnes, así oro como plata,

y vestidos, y pedrería, y toda suerte de muebles,


se las dieron á Judith ; todo se lo entregó el pue-
blo.
15 Y todos, así hombres como mugeres, don-
cellas,
y jóvenes, estaban llenos de regocijo, can-
tando al son de órganos '
y de cítaras.

CAPITULO XVI.
Cántico de Judith en acción de gracias por la victoria. El
pueblo va ¿ Jerusalem á ofrecer holocaustos. Muere Ju-
dith después de una dichosa vejez.

1 Entonces Judith cantó al Señor este cántico ,

diciendo
2 Entonad las alabanzas del señor al son de
panderos y címbalos ó salterios cantad en honor
, :

suyo un nuevo i/ armonioso salmo ensalzad é , ,

invocad su santo Nombre.

1 Los órganos de que y en otros muchos


se habla aquí
,

lugares de la Escritura no eran como los que ahora se


,

usan en las iglesias. Eran instrumentos músicos^ tal vez


muy semejantes á las sinfonias ó zHórganos que ^'emos que
tocan algunos ciegos.
CAPITULO XVI. 19T
3 El Señor es el que derrota los ejércitos : su
jiombre es Jehovah , el Señor.
4 El asentó sus reales en medio de su pueblo ,

para librarnos de las manos de todos nuestros ene-


migos.
5 Vino de los montes el asyrio , por el lado del
Aquilón , con sus nuníierosas fuerzas ; cuya mu-
chedumbre secó los arroyos , y su caballería cu-
brió los valles.
6 Juró abrasar todo mi país y pasar á cuchi-
,

llo mi juventud , robarme mis niños y llevarse ,

esclavas las vírsfenes.


7 Blas el Señor todopoderoso le ha castigado
y le ha entregado en poder de una muger , que
le ha cortado la cabeza.

8 Porque no ha sido^su campeón derribado por


jóvenes <5fMírrero.s, ni han sido Titanes ', ni cor-
pulentos gigantes los que han hecho frente y
le le
han herido, sino que es Judith , hija de Merari, la

que le ha derribado con el atractivo de su rostro.

1 Los Titanes son unos famosos gigantes , de quienes se


cuenta en las historias griegas y latinas que quisieron esca-
lar el cielo y hacer guerra á Júpiter. Fábula que trae orí-
gen de lo que dice la Escritura en el Génesis cap. VI. v. 4.

Y así el nombre de Titán, aunque propio de la fábula , se


hizo común para denotar á cualquier gigante. Por eso dice
S. Gerónimo (In Amos IX.) que no podemos entender mU'
chas cosas sino por medio de voces que el uso nos enseña
y que adoptamos con ideas hijas del error ó ficción.
198 LIlJRü DE JUDITH.

9 Pues se quitó el trage de viuda , y vistióse de


gala para llenar de júbilo á los afligidos hijos de
Israel.

10 Ungió su rostro con odoríferos perfumes , v


ajustó sus rizados cabellos con la cofia ó bonetillo^

y púsose un nuevo vestido para engañarle con es-


ios adornos.
11 Arrebatóle los ojos con lo gracioso ele su cal-
zado : cautivóle el corazón con la hermosura de su
rostro ; y cortóle la cabeza con su mismo alfanje.
12 Estremeciéronse los persas de su firmeza, y
los medos de su osadía.
13 Entonces resonó en alaridos el campamento
de los asyrios , cuando mis pobres conciudadanos
abrasados de sed , se presentaron contra ellos,
14 Aunque hijos de madres jóvenes , acuchilla-
ron á mataron sin resistencia ,
los asi/rios , y los

como á muchachos que huyen perecieron en la ;

batalla , luego que apareció el Señor mi Dios.


15 Cantemos un himno al Señor : cantémosle á
nuestro Dios un himno nuevo.
16 Oh Adonai , Señor mió , tú eres el grande
y el muy glorioso por tu poder , y nadie puede
sobrepujarte.
17 Obedézcante todas tus criaturas ,
pues fue-
ron hechas con un solo decir tuyo : enviaste tu es-
púñtu , y fueron criadas : ninguna puede resistir á,

tu voz.
18 Los montes con las aguas que oicienan , se-
rán desquiciados desde los cimientos : derretí-
CAPÍTULO XVI. 190

ránse las peñas en tu presencia , como si fuesen


de cera.
19 IMas aquellos que te temen , serán grandes
delante de tí en todas las cosas.

20 ¡ Ay de la nación que se levante contra mi


pueblo ! porque el Señor todopoderoso ejercerá
en [ella su venganza ,y la visitará en el dia del
juicio.
21 Enviará fuego y gusanos sobre sus carnes,
para que se abrasen y sufran penas eternas.
— 22 Después de esto pasó todo el pueblo , con-
seguida la victoria , á Jerusalem , á fin de adorar
al Señor : é inmediatamente que se purificaron ,

ofrecieron todos holocaustos, y cumplieron sus vo-


tos y promesas.
23 Y Judith ofreció, por anatema de olvido ',

todas las armas y arneses de Holoférnes ,


que el

pueblo le habla dado , y aquel rico cortlnage ó mos-


quüero que ella quitó del lecho de aquel.
24 Entretanto el pueblo se entregaba al re-
gocijo á la vista del Santuario, y por espacio de
tres meses se celebró con Judith el gozo de esta
victoria.

25 Pasados estos dias, volvióse cada uno á su


casa y Judith fue muy celebrada en Bethulia, y
;

era la mas esclarecida de todo el pais de Israel.


26 Porque á su valor juntaba la castidad de :

suerte que después que falleció su marido Ma"»

1 O voto de perpetua mcuioiia.


200 LIBRO DE JUDITH.

iiassés, 110 conoció otro varón en toda su vida.


27 En los dias de fiesta salía en público , llena

de gloria.
28 Mantúvose en la casa de su marido hasla los

ciento y cinco años ; habiendo dado la libertad á


su esclava ó doncella. Murió al Jin, y fue sepul-
tada con su marido en Bethulia :

29 é hízole todo el pueblo las exequias por


espacio de siete dias.
30 Durante toda su vida no hubo quien turbase
á Israel, ni después de su muerte en muchos
años,
31 El dia de la fiesta de esta victoria es seña-
lado por los hebreos entre los dias santos, y le

honran los judíos desde aquel tiempo hasta el

presente.

FIN DEL LIBRO DE JÜDlXa


ADVERTENCIA

SOBRE EL LIBRO DE ESTHER.

)Oc~i»

EsTHER, doncella judia ^ cautiva en Persia.,


elevada por su hermosura á esposa del rey
Asstcero , y que libró d los judíos de la pros-

cripción general que Aman había hecho fir-


mar al rey , de quien era ministro y favo-
rito) forma todo el objeto de este libro. As-
suero es llamado Artajérjes por los griegos.
No consta de cierto quien es el autor de
esta historia . San Agustín, san Epiphanio,
san Isidoro y otros la atribuyen d Esdras :

algunos á Joacim , Sumo sacerdote de los

judíos , nieto de Josedec ; otros d la Syna-


goga; la cual la compuso de las cartas de
Mardochéo. Pero la mayor parte de los ex-

positores hacen autor de ella al mismo Mar-


docJiéo^ fundándose eri el cap. IX. v. 20 del
202 ADVERTENCIA.

mismo libro, en donde se dice que Mardo-


chéo escribió estas cosas , etc.

Aunque los judíos tienen este libro en su


antiguo canon de los Libros sap'ados, no le

vemos en los primeros catálogos de los Libros


santos que tenian los cristianos, tal vez

por hallarse comprendida esta historia en los

libros de Esdras. Pero ya en el año 566 le

vemos en el catálogo que reconoció el concilio


de Laodieea : y citan el libro de Esther como
sagrado san Clemente de Boma y Clemente
,

de Alejandría , que vivieron mucho antes


del concilio. San Gerónimo tuvo por dudo-
sos los seis últimos capítulos , por no haber-
los hallado en el texto hebreo de que se ser-
via; y hasta Si¿cto V. siguieron muchos
católicos esta opinión. Pero el concilio de
Trento reconoció por auténtico todo el libro.

Los protestantes solamente admiten, como


san Gerónimo , los nueve capítulos, y el dé-

cimo hasta el verso 3.


'
La verdad de la historia de Esther está
bien patente en la fiesta que los judíos ins-
tituyeron en memoria de aquel suceso , lla^
ADVERTENCIA. 203

mada Furim , ó de las suertes ; fiesta pa cé-

lebre en tiempo de Judas Machdheo fll.


Mac. XV. V. B7).

De ella hablan Josepho ( Antiq. lib. XI.


c. (S) , y el emperador Teodosio en su Códi-
go; y la celebran aun hoy dia los judíos.
LIBRO DE ESTHER.

CAPITULO PRIMERO.
Convite del rey Assuero : repudio de la reina Vastlii; y edic-
to para que las mugeres respeten a sus maridos.

1 En tiempo de el rey Assuero ', que reinó des-


de la India hasta la Etbiopia sobre ciento veinte y
siete provincias;

2 al sentarse en el trono de su reino , fue Su-


san la ciudad escogida para capital de su imperio."
3 Al tercer año pues de su reinado, dio un es-
pléndido convite ,
que honró con su'presencia , á
todos los principes de su corte , á todos sus oficia-
les, á los mas valientes de los persas, y á los mas
señalados entre los medos, y á los gobernadores
de las provincias,

4 (todo para ostentar y magnificen-


las riquezas
cia de su reino, y la grandeza
y pompa de su po-
derío); convite, cuya celebración duró mucho tiem-
po, á saber, ciento y ochenta dias^.

1 Año del Mundo' 3383 antes de Jesu-Christo 621.


:

2 Semejantes fiestas y convites de larga duración se leen


también en las historias profanas. Atheneo lib. VIH y XII.
— Cicerón, Tusad, y Valerio Máximo lib. IX. cap. 2. —
Suet. in Jul 38. in Tib. 20.
CAÍ' ¡TUL o I. 2t)5

5 Estando va pai\T. acabarse, convidó á todo. el


pueblo que se hallaba en Susan, grandes y cliicos,
y mandó se les dispusiese un banquete de siete
dias, en el cercado del jardin, y del bosque, qtie
habia sido plantado de mano de los reyes , y con
reffia magnificencia.
6 Habíanse tendido por todas partes toldos de
color azul celeste y blanco, y de jacinto 6 cárdeno^
sostenidos de cordones de finísimo lino,
y de púr-
pura que pasaban por sortijas de marfil , y se
,

ataban á unas columnas de mármol. Estaban tam-


bién dispuestos canapés ó tarimas de oro y plata,
sobre pavimento enlosado de piedra de color
el

de esmeralda, ó de pórjido, y de mármol de Paros,


formando varias figuras á lo mosaico , con admi-
rable variedad.
7 Bebian los convidados en vasos de oro, y los
manjares se servian en bajilla siempre diferen-
te : presentábase asimismo el vino en abundan-
cia, y de exquisita calidad, como correspondía á la
magnificencia del rey.
8 Ninguno forzaba á beber al que no queria
sino que cada cual tomaba cuanto gustaba , con-
forme lo habia mandado el rey : el cual á este fin

dio la presidencia de cada mesa á uno de sus mag-


nates.
9 Al mismo tiempo la reina Vasthi dio un con-
vite á las mugeres en el palacio donde solia re-
,

sidir el rey Assuero.


10 Y el dia séptimo estando el rey mas alegre
18
¿íJíi LIBRO DE ESTHEK.

de lo acostumbrado, y por el demasiado beber re-


calentado del vino, mandó á Maumam, y Bazatlia,

y Harbona, y Bagatba , y Abgatba, y Zetbar, y


Cliárcbás , siete eunucos fjue estaban de servicio
ai rededor de él

11 que condujesen á su presencia á la reina


Vastlii con la corona puesta en la cabeza, para
líacer ver su bermosura á todo el pueblo y seño-
res pues era de extremada belleza.
;

12 La cual lo rebusó, y por mas que los eunu-


cos le bicieron presente la orden del rey, no qui-
so comparecer. Por lo que indignado el rey, y
ardiendo todo en saña,
13 consultó á los sabios, que según el estilo de
los reyes tenia siempre á su lado, y por cuyo con-
sejo lo bacia todo , pues estaban instruidos de las
leyes y costumbres de sus mayores.
14 (Entre ellos eran los principales y mas alle-
gados, Cbársena, y Setbar, y Admatba, y Tbár-
sis, y Mares, y Marsana, y Mamucbán, siete
magnates de los persas y medos, que tenian en-
trada libre al rey, y ocupaban los primeros
asientos después de él.)
15 Pregimiólcs pues el rey qué pena merecía la
reina Vastlii, por no haber querido obedecer la

orden que le babia enviado el rey por medio de


los eunucos.
16 A
que respondió Mamucbán en presencia
lo

del rey y de los Grandes La reina Vastbi no solo


:

ha ofendido al rey, sino también á todos los pue-


CAPÍTULO I. 207
blos y señores de todas las provincias del rey As-
suero.
17 Porque la repulsa de la reina llegará á no-
ticia de todas las mugeres ; por tanto harán estas
poco caso de sus maridos, diciendo : El rey Assue-
ro mandó venir á su presencia á la reina Vasthi ,

y ella no quiso.
18 Con cuyo ejemplar todas las mugeres de los

magnates persas y medos harán poco caso de los


mandatos de sus maridos y así la indignación del ;

rey es TTziíy justa.


19 Si te parece bien ,
promulgúese por tí un
edicto,y escríbase al tenor de las leyes de los per-
sas y medos que no es lícito traspasar ó revocar ',
para que la reina Vasthi no vuelva á parecer ja-
más en la presencia del rey, y se dé su corona á
otra mas digna que ella. \

20 Y hágase saber esto por todas las provincias


de tu vastísimo imperio , á fin de que todas las

mngeres así de los grandes como de los pequeños


tributen el debido honor á sus maridos,
21 Pareció bien al rey y á los Grandes el con-
sejo de Mamuchán , y conformándose el rey con
este dictamen ,

22 despachó cartas á todas las provincias de su


imperio , en diversas lenguas y caracteres ,
para

1 Había entre los persas edictos ó leyes hechas con tale.-;

formalidades, qne se tenían por irrevocables aun por el mis-

mo rey. Véase Dan. Vf v 8, 15.


"
208 LIBRO DE ESTHER.

que cada nación las pudiera entender y leer, di-


ciendo en ellas que los maridos debían tener todo
el poder y autoridad en sus respectivas casas ; y
que esto se publicase por todos los pueblos.

CAPÍTULO II.

Eslher es escogida de Assuero para reina en lugar de Vadhi.


Celébrase un gran convite. Mardochéo , tio oculto de Es-
iher , descubre al rey una traición.

1 Pasadas así estas cosas , luego de calmada la

cólera del rey Assuero , acordóse este de Vasthi


y de lo que habla hecho , y de su castigo.
2 Por lo cual los criados y ministros del rey
dijeron: Búsquense para el rey jovencitas ,
que
sean vírgenes y hermosas ;

3 enviando por todas las provincias personas


que escojan doncellas vírgenes y de buen pare-
cer , y las traigan á la ciudad de Susan al palacio

de mugeres ', entregándolas al cuidado del


las

eunuco ^ Egeo , superintendente y guarda de las


mugeres del rey, y déseles allí cuanto sea nece-
sario para su ornato mugeril y lo demás que hu- ,

bieren menester ;

1 Esto es, al palacio, llamado entre los persas harem,


donde están guardadas las doncellas de extraordinaria her-
ínosiira; entre las cuales escoge el rey para esposas y mu-
geres de segundo orden. Véase Poligamia.
2 Véase Eunuco.
CAPÍTULO II. 209
4 y la que entre todas será mas del agrado del
rey, esa sea la reina en lugar de Vasthi. Pareció
bien al rey la proposición , y mandó que se ejecu-
tase así como se lo habían sugerido.
— 5 Moraba en la ciudad de Susan cierto varón
judío llamado Mardocliéo , bijo de Jair , hijo de
Seraei , hijo de Cis , del linage de Jémini ',

a el cual habia sido llevado de Jerusalem^ cuan-


do Nabuchódonosor rey de Babylonia llevó cau-
tivo á Jechónías rey de Judá.
7 Habia Mardochéo criado á Edisa, hija de un
hermano suyo , llamada por otro nombre Estber ,

huérfana de padre y madre , en extremo hermosa


y de lindo parecer, á la cual , así que se le murie-
ron los padres , adoptó por hija suya.
8 Divulgada la orden del rey, como fuesen
conducidas según muchas her-
la real disposición

mosas vírgenes á Susan y entregadas al eunuco ,

Egeo, fuele también entregada entre las demás


doncellas Esther, para ser guardada con las otras.
9 Esta se llevó las atenciones de Eyeo , y cayó
en gracia á sus ojos ; y asi mandó á otro eunuco
que le aprontase luego los adornos mugeriles , y
le diese lo que la correspondía con siete mucha- ,

chas de las mas bien parecidas de la casa leaXpara


servirla;
y que cuidase del adorno y buen trato ,

así de ella como de sus criadas.

1 O de la tribu de Beojamin,
210 LIDRO DE ESTHEK.

10 Esther empero no le descubrió su nación,


ni patria ;
pues Mardochéo le había prevenido que
por ningún caso hablase de eso,
11 Paseábase este todos los días por delante del
patio de la casa , en la que se custodiaban las vír-

genes escogidas, cuidadoso de la salud de Esther,


y deseoso de saber lo que le sucedería.
12 Al llegar el tiempo en que cada una de las

doncellas, por su orden, debia ser presentada al

rey, después de haber practicado todo lo que se


requería para su adorno raugeril, corría ya el mes
duodécimo ;
porque durante seis meses se ungían
con óleo de mirra, y por espacio de otros seis
usaban de ciertos afeites y perfumes.
13 Y cuando habían de ser presentadas al rey,
se les daba todo cuanto pedían para su adorno
y engalanadas como mejor les parecía pasaban ,

del convictorio de las mugeres á la cámara del


rev '.

14 Y la que había entrado por la tarde, salía


por la mañana ; y de allí era conducida á otro
departamento, de que cuidaba el eunuco Susa-
gazi, que tenia elmugeres secun-
gobierno de las

darias del rey ; ni podía ya ella volver mas al


rey, si el rey no la deseaba, y no la mandaba
venir expresamente.
15 Pasado pues im cierto tiempo, acercábase

1 Esto es , del harem ó casa de damas á la cámara del


rey.
CAPITULO II. 211

ya el ilia en que debía ser preseulatla al rey üb-


tlier liija de Abihail, herinano de Mardoclico, quien
se la liabia prohijado. No pidió Esther adornos
mujeriles, sino que el eunuco Egeo, á cuyo cui
dado estaban las doncellas, le dio para adornarse
lo que el quiso. Porque era de extremada hermo-

sura, é increíble belleza, y así parecía graciosa


y
amable á los ojos de todos.
Fue pues conducida á la cámara del rey
16
Assuero, el mes décimo, llamado Tebeth, el sép-
timo año de su reinado.
lí Y el rey quedó prendado de ella mas qutí

de todas mugeres, y cayóle Eslhcr en


las oti-as

gracia, y obtuvo su favor sobre todas las demás j

y púsole en la cabeza la corona real, declarándola


reina en lugar de Vasthi '.

18 Mandó en seguida disponer un esplendidísi-


mo Grandes y cortesanos
convite para todos los
suyos con motivo del matrimonio y bodas con Es-
ther y concedió alivio de algunos tributos á todas
;

las provincias; y distribuyó dones con una mag-


nificencia digna de tal príncipe.
— 19 Mientras por segunda vez se buscaron y

1 El tuatrimonio de esta virgen hebrea con un "rey in-


fiel que fue obra de {la divina Providencia y
es evidente ;

los sentimientos de humildad , la fe viva, y exacta obser-


vancia de la Ley del Señor que se vio en Esther, demues-
tran que consintió en tal matrimonio movida del espíritu
,

del Señor.
•21á LIRBO DEL ESTHER.

reunieron vírgenes para el rey, estaba Mar Jocheo


continuamente á la puerta del rey ',

20 Esther^ siguiendo la prevención de Mardo-


chéo no habia descubierto todavía ni su patria, ni
su nación. Porque ella haciaL puntualmente cuanto
le prescribía Mardocbéo ; y se portaba en todo
como habia acostumbrado siendo niña, cuando su
tiü la educaba.
21 En aquel tiempo pues en que Mardochéo
estaba en puerta del rey, Bagathan y Thares,
la

dos eunucos del rey que tenian á su cuidado la


custodia de la puerta, y mandaban en la primera
entrarla del palacio, mal contentos del rey, pen-
saron en levantarse contra él, y matarle ;

22 que entendido por Mardochéo, comuni-


lo

cólo inmediatamente á la reina Esther, la cual


dio parte al rey en nombre de Mardochéo, por
quien habia sido informada de la conjuración.
23 Hízose la pesquisa, y averiguóse ser cierta
la cosa : con lo que ambos á dos fueron colgados
exi un patíbulo. Este suceso fue registrado en las

historias y escrito en los anales, á presencia del rey.

1 En esta segunda vez que se hizo la reunión de varias


doncellas , fue escogida entre todas Esther para ser reina^

y ocupar el lugar de Vasthi. Mardochéo su , tic, ansioso de


saber el resultado , estaba continuamente junto á la puerta
del palacio.
213

CAPÍTULO lll.

Aman , elevado á la mas alia gloria, viendo que Mardochéo


no quiere adorarle como a un Dios, hace que el rey expida
órdenes para que sean muertos los judíos en todas las
provincias.

1 Después de esto el rey Assnero ensalzó á Aman


liljo de Amadathi que era del linage de Agag ',
,

y dlóle asiento superior al de todos los grandes se-


ñores que tenia cerca de su real persona -,
,
"^

2 Todos los criados del rey que ^frecuentaban


las puertas de palacio , doblaban la rodilla , y ado-
raban á Aman ;
pues así lo había mandado el sobe-
rano : solo Mardocbéo no dobUba la rodilla , ni le

adoraba ^.

1 En el cap. XVI. qne Aman era mace-


v. 10. se dice
djnio por origen é inclinación y aquí que era del línage;

de Agag , y por consiguiente amalecita. Pero el erudito


M. Clemence opina que el traductor griego en lugar de
leer couihiin, esto es, cutheos leyó cetlihn, esto es, mace-
,

donios porque es constante que cuando los amalecitas fue-


:

ron destruidos por Saúl, las reliquias del pueblo se retiraron


á vivir entre los cutheos y babylonios. /. Reg. XV. v. 7 y
aiguientes.
2 Cap, I. V. U.—IV. Reg. XXV. v. 28.
3 Nadie debe admirar que Mardochéo rehusase arrodi-
llarse delante de Anian. Un crítico hábil observó ya que en
el texto hebreo la genuflexión que se exigía á Mardochéo

se llama constantemente ^^'"j^ Cízra/ti/n , de la palabra

y'lZ' ^''^''^^j «nWí7/«/se , como término consagrado para


'214 LIBRO DE ESTHER.

3 Dijéronle pues los criados del rey, que man-


daban en las puertas del palacio : ¿Cómo es que
no observas la orden del rey, distinguiéndote entre
todos los demás ?
4 Y como se lo repitiesen varias veces , y él no
quisiese hacer caso , dieron aviso á Aman , desean-
do probar si persistiría siempre en su resolución ;

porque les habla dicho que él era judío '.

5 Aman , recibido el aviso , y certificado por la

experiencia que Mardochéo ni le doblaba la rodi-


lla , ni le adoraba , montó en gran cólera.
Pero reputó por nada el vengarse de solo
6
Mardochéo pues habia oido ser judío de nación
: :

y quiso mas bien exterminar toda la nación de ju-


díos que vivían en el reino de Assuero.
7 Asi en el mes primero , llamado Nisan , el

año duodécimo del reinado de Assuero , echáronse


delante de Aman en una urna las suertes , llama-
das en hebreo Phur para saber el dia y mes en ^

que debia ser entregada á la muerte la nación de


los judíos y salió el mes duodécimo llamado Adar.
,

designar el respeto debido á la Divinidad que por eso dice


;

el mismo Mardochéo que no le era lícito. Vcase el cap.


Xlll. V. 14 de este mismo libro. La inclinación proñmda
que se hacia á los reyes y grandes señores, se llamaba
D^InDl^'O mislachavim, del verbo ri)riD'X/r\ hislacha-
hah .i inclinarse , encorvarse , etc. Véase Adorar.
1 Y que así no podia hacerlo.
2 O Ptir.
CAPÍTULO III. 215
S Entonces Aman fue y dijo al ie_y Assnero :

Hay un pueblo esparcido por todas las provincias


de tu reino ,
gentes separadas unas de otras ,
que
observan leyes y ceremonias desconocidas, y lo que
es mas , desprecian las órdenes del rey y tú sabes ;

muy bien no ser conveniente á tu reino el tolerar


su insolencia.
9 Si te parece bien , decreta que perezcan : que
yo entraré , en dinero contante , diez mil talentos
en las arcas de tu tesorería '

'
10 Entonces el rey se quitó del dedo el anillo

de que se servia para sellar, y se le entregó á


Aman liijo de Amadathi , del linage de Agag , ene-
migo de los judíos

11 y díjole : Ese dinero que prometes, sea para


tí. Por lo que toca á ese pueblo , haz lo que te
parezca.
12 Fueron pues llamados los secretarios del rey
el primer mes llamado Nisan , el dia trece del
mismo mes ; y escribieron en nombre del rey As-
suero , según la orden de Aman , á todos los sátra-
pas del rey, y á los jueces de las provincias , y de
las diversas naciones según la variedad de len- ,

guas ,
para que cada nación pudiese leer el edicto y

1 Con producto de los bienes que se confiscarán.


el
Aman con el pretexto del interés del real erario cubre su
espíritu de venganza,
2 Véase Anilh,
216 LIBRO DE ESTHER.

y entenderle y : las cartas , selladas con el anillo


del rey,
13 fueron despachadas por sus correos reales á
todas las provincias ,
para que matasen y extermi -

nasen á todos los judíos y , mozos y viejos, 'niños


mugeres en un mismo dia esto es , el trece del
, ,

mes duodécimo llamado Adar y saqueasen sus


, ,

bienes.
14 Y esto es lo que contenían las cartas ', para
que los sugetos de todas las provincias quedasen in-
formados , y estuviesen apercibidos para el dia
susodicho.
15 Los correos expedidos fueron á toda priesa á
cumplir la orden del rey ; y fijóse luego en Susan
el edicto , á tiempo que el rey y Aman celebraban
un banquete , y mientras todos los judíos que ha-
bía en la ciudad, se deshacían en lágrimas.

CAPÍTULO IV.

Esiher , avisada del peligro por Mardochéo , resuelve pre-


sentarse para impedir la ruina de los judíos':
al rey
encargando antes á estos que ayunen y hagan oración por
tresdias , y practicando ella lo mismo.

1 Habiendo sabido esto Mardochéo , rasgó sus


vestidos y vistióse de un saco ó cilicio , espar-
,

ciendo ceniza sobre su cabeza y en medio de la :

1 Véase el cap. XIH,


OAPITULO IV. 217
plaza de la ciudad clamaba en alta voz , manifes-
tando la armaro^ura de su corazón
2 y con estos alaridos iba hasta las puertas de
palacio. Porque no era lícito que uno vestido de ci-

licio entrase dentro del palacio real.


3 Asimismo en todas las provincias , ciudades v
pueblos , á donde habla llegado el cruel edicto del
rey , era grande la consternación de los judíos :

ayunaban prorumpian en alaridos y lamentos ,


,

usando muchos de cilicio y ceniza en lugar de


cama.
4 Y las camaristas de Esther , y los eunucos ,

entraron á darle parte '. La cual


quedó , al oirlo ,

consternada y envió un vestido á Mardochéo


, ,

para que quitándose el saco, se le vistiese '; pero


Mardochéo no quiso recibirle.
5 Entonces ella llamó á Atiíach , eunuco que el
rey le habia dado para servirla , y le mandó ir á
Mardochéo á fin de informarse de él por qué ha-
cia tales cosas.
6 Salió pues Athach y fue á encontrar á Mar-
,

dochéo ,
que estaba en la plaza de la ciudad, de-
lante de la puerta de palacio ;

7 el cual le informó de todo lo ocurrido , y có-


mo Aman habia prometido meter una (jran suma
de dinero en el tesoro del rey por la mortandad
de los judíos.

1 De lo que hacia Mardochéo.


2 Y pudiese entrar á verla.

ToM. VI. 19
218 LTBRO DE ESTHER.

8 Dióle también copia del edicto fijado en Su-


san , á fin de que le mostrase á la reina , y la ex-
hortase á presentarse al rey, para interceder por
su pueblo.
9 Vuelto Athacli , refirió á Esther todo lo que
Mardocbéo le habia dicho.
10 Y mandóle ella que llevase la siguiente res-
puesta á IMardochéo :

11 Todos los criados del rey , y todas las pro-


vincias sujetas á su imperio , saben que cualquier
hombre ó muger que , sin ser llamados , entraren
en el cuarto interior del rey , al punto sin remi-
sión alguna deben ser muertos : á no ser que el
rey extienda acia ellos su cetro de oro en señal
de clemencia, salvándoles así la vida '. Esto su-
puesto , ¿ cómo podré yo entrar al rey , habién-
dose ya pasado treinta dias que no he sido llama-
da á su presencia ?

12 Lo que oyendo Mardochéo ,

13 envió todavía á decir esto á Esther : No pien-


ses que por estar en el palacio del rey ,
podrás
tú sola salvar la vida entre todos los judíos :

14 porque si ahora callares , los judíos se salva-

rán por algún otro medio ; mas tú y la casa de tu


padre pereceréis. ¿ Y quién sabe si por eso has

1 Costumbre que vemos en otros reinos del Oriente, es-


pecialmente en Asia. Herod. lib. I. Xenojyh. Cyrop. I, c.

2. — Plutarco , Vida de Ariajerjes . etc.


CAPITULO V. 219
llegado á ser reina ,
para que pudieses servirnos
en este trance ?

15 Esther entonces envió esta respuesta á Mar-


docliéo :

16 Anda en hora buena , y junta todos los judíos


que hallares en Susan , y haced oración por mí :

no comáis ni bebáis en tres dias ', y en tres no-


ches que yo con mis criadas ayunaré igualmen-
,

te y en seguida me presentaré al rey contravi-


. ,

niendo á la ley pues entraré sin ser llamada y


, ,

exponiéndome y á la muerte.
al peligro

17 Con esto Mardochéo se retiró , é hizo todo


lo que Esther le habia ordenado.

CAPÍTULO V.

Esther se présenla al rey , y le sitplica que aaista á un con-


vite, y lleve consigo á Aman. Manda este preparar una
horca para Mardochéo

1 Al tercer dia vistióse Esther las vestiduras


reales , y presentándose en la habitación interior

del rey , se paró en la antecánaara de la sala en


que estaba el rey sentado en su trono , colocado
en el fondo de 4a sala frente de la puerta.
- 2 Y habiendo visto á la reina Esther paraxla,
la miró con agrado, y alargó 4cla ella el cetro

2 Tres dias, no enteros, sino uno entero y parte de dos.


Véase Dia.
220 LIBRO DE ESTHER.

de oro, que tenia en la mano. Acercóse Estber,


y besó la punta del cetro real.
3 Díjole entonces el rey : ¿Qué es lo que
quieres, reina Esther? ¿Qué petición es la tuya?
Aun cuando me pidieres la mitad del reino, se
te dará.
4 A
que respondió ella Si place al rey, su-
lo :

plico que venga hoy á mi habitación al convite


que tengo preparado, y lleve consigo á Aman»
5 Al instante dijo el rey Llamad luego á :

Aman^ para que cumpla lo que dispone Estber.


Fueron pues el rey y Aman al convite que les
habia dispuesto la reina.
6 Y el rey, después que bebió vino con abun-
dancia, dijo á Esther: ¿Qué cosa quieres que te
mande dar? ¿cuáles tu pretensión? Aunque pi-
dieres la mitad del reino, te la otorgaré.
7 Respondió Esther : IMi petición y mis ruegos
son estos
8 si yo be hallado gracia delante del rey, y
si el rey tiene á bien concederme lo que pre-
tendo, y el condescender á mi súplica, venga el
rey, y con él Aman, á otro convite que les he
dispuesto, y mañana expondré al rey mis deseos.
9 Con esto salió aquel dia Aman muí/ conten-
to y alegre. Mas como viese á Mardochéo sen-
tado ante las puertas de palacio , y que no solo
no se habia levantado para hacerle el acata-
miento, pero ni siquiera se habia movido del
fAl'ÍTULü V. 221
asiento en que estaba, irritóse sobremanera'.
10 Pero disimulando la ira, vuelto á su casa,
convocó á sus amigos y á Zares su esposa
11 hízoles presente cuan grandes eran sus ri-
quezas, la multitud de sus hijos, y el alto grado
de gloria á que el rey le habia elevado sobre los
demás Grandes y cortesanos suyos.
12 Y añadió después: Aun la reina Esther á
ningún otro ha llamado al convite que da al rey,
sino á mí; y también mañana he de comer en su
cuarto con el rey.
13 Mas aunque gozo de todas estas satisfac-
ciones, nada me parece que tengo , mientras vie-
re al judío Rlardochéo sentado á la puerta de
palacio.
14 Y respondiéronle Zares sn esposa, ylos ami-
gos : Manda preparar una gran viga de cincuen-
ta codos de alto,mañana al rey que sea en
y di
ella colgado Mardochéo y con eso irás con-
,

tento con el rey al convite. Agradóle el consejo,

y mandó preparar un gran madero '.

1 Este modo de portarse Mardochéo parece á primera


vista un efecto de cierta fiereza intempestiva. Mas era so-
lamente un acto de su heroico respeto á Dios y un raro ;

ejemplo de aquella humilde fortaleza de ánimo que , ele-


vando al hombre sobre lo mas alto que hay en la tierra, le
hace obedecer ciegamente las leyes y preceptos de Dios
aun á costa de su propia vida. Véase el cap. XIII.
2 Las cruces ó patíbulos mas altos eran mas isi'nominio.
sos. Véase Sitelon. Galbo, c. 9.
á22 LIBRO DE ESTH£R.

CAPITULO VI.

Mardochéo es honrmlo por Aman de orden del rey como la


segunda persona del reino.

1 ^asó el rej aquella noche sin dormir por : lo

que mandó que le trajesen las historias y los ana-


les del tiempo pasado. Leyéndoselos
2 llegraron alluffar donde se hallaba escrito co-
«10 Mardochéo habia descubierto la conjuración de
los eunucos Bagathan y Thares, que querian de-
gollar al rey Assuero.
Oido lo cual, dijo el rey: ¿Qué premio ú
3
honor ha recibido Mardochéo por tanta lealtad?
Respondiéronle sus criados y cortesanos : No ha
recibido recompensa ninguna'.
4 Inmediatamente dijo el rey : ¿Quién está en
la antecámara? Habia entrado Aman en la ante-
cámara mas inmediata al cuarto del r-ey, para
sugerirle que mandase colgar á Mardochéo en el
patíbulo ya preparado.
5 Respondieron los criados : Amaneé; eigueestá
en la antecámara. Que entre , dijo el rey.

6 Entrado que hubo , díjole Qué debe liacer»se


:
¿

con un hombre á quien «1 rey <lesea homar ? -Y


Aman pensando
,
dentro de sí y creyendo que el

rey á ningún otro queria honrar sino á él,

2 Que sea proporcionada á tan gratide servicio. Cap.


XII. V. 5.
CAPÍTULO VI. í*¿3

K respondió : La persona á quien el rey desea


honrar ,

6 debe ser vestida con vestiduras reales y salir ,

montada en un caballo de los que e\ rey monta ,

y llevar sobre su cabeza la real corona :

9 y el primero dey Grandes de la los príncipes

corte lleve asido deldiestro el caballo, y marcban-


do por la plaza de la ciudad, publique en alta voz
y diga : Así se honra al que el rey quiere honrar.
10 RepUcóle el rey : Date priesa y tomando;

el manto real , y el caballo , todo eso que has


dicho , ejecútalo con el judío Mardochéo , el que
está á la puerta del palacio. Guárdate de omitir
nada de todo cuanto has dicho.
11 Tomó pues Aman
manto real y el caballo, el

y habiéndosele vestido á Mardochéo en la plaza de


la ciudad y héchole montar en el caballo iba
, ,

caminando delante de él y gritaba De tal honor ,


:

es digno aquel á quien el rey quiere honrar.


12 Después volvióse IMardocliéo á la puerta del
palacio d su destino y Aman se retiró á toda priesa
;

á su casa , sollozando y cubierta la cabeza ,


'
;

13 y contó á Zares su esposa y á los amigos


todo cuanto le habia sucedido. A lo que los sabios
que tenia por consejeros , y su esposa le contes-
taron : Si Mardochéo, delante de quien has comen-
zado ácaer , es del linage de los judíos , no podrás

1 Eu señal de dalor. //. Raí. Xy v. 'Á^.—Ezecfi. Xf^


V. 6.
224 LIBRO DE ESTHER.

contrarestarle , sino que acabarás de caer precipi-


tadamente en su presencia'.
14 Todavía estaban ellos hablando , cuando
llegaron los eunucos del rey , y le obligaron á ir

inmediitamente al convite que tenia la reina dis-


puesto.

CAPÍTULO VII.

Esíher inlercede por su pueblo y Aman es ajusticiado ;


eii el
patíbulo que él habia preparado para Mardochéo.

1 Entró pues el rey , acompañado de Aman , al

convite de la reina.
2 A la cual dijo también el rey en este segundo
dia , después de recalentado con el vino :
¿ Qué
petición es la tuya, Esther, y qué quieres que se
te conceda ? Aunque pidieres la mitad de mi
reino , la alcanzarás.

3 Esther le respondió : Si yo he hallado gracia


en tus ojos, oh rey mio^ y si es de tu agrado, sál-
vame la vida, por la cual te ruego, y la de mi pue-
blo, por quien imploro tu clemencia.
4 Porque así yo como mi nación estamos con-
denados á la ruina, al degüello , al exterminio.
Ojalá que á lo menos fuésemos vendidos por es-

1 Aquellos sabios se acordarían de lo sucedido á Senna-


chérib, á Holoférnes y de otras pruebas de la particular
,

protección' de Dios á favor de los judíos.


CAPÍTULO VII. 225
clavos y esclavas ; el mal sería tolerable , y me
contentaría con gentilr en silencio : mas ahora
tenemos por enemigo un hombre cuya crueldad ,

redunda contra el rey.


5 A lo que respondiendo el rey Assuero dijo , :

¿Quién es ese y qué poder es el suyo para que


, ,

tenga osadía de hacer tales cosas?


6 Dijo entonces Esther : Nuestro perseguidor
y enemigo es ese perversísimo Aman. Al oir esto
Aman , se quedó yerto de repente , no pudiendo
sufrir las terribles miradas del rey y de la reina.
7 Al mismo tiempo el rey lleno de cólera, se ,

levantó del lugar del convite , y pasó á un jardin


inmediato plantado de árboles. Levantóse igual-
mente Aman para rogar á la reina Esther que le
salvase la vida ;
pues conoció que el rey habia
resuelto su castigo.
S Vuelto Assuero del jardin plantado de árbo-
les , y entrando en el lugar del convite, halló á
Aman postrado ó caido sobre el lecho ó tarima '
en
que Esther estaba recostada^ , y dijo : ¿Aun á la

reina quiere violentar delante de mí , en mi pro-

1 Habla de la tarima en que se ponían recostados para


comer,'como usan aun hoy dia muchos pueblos del Oriente.
Aman se habia arrojado á los pies de Esther para implorar
su clemencia; pero atendido el rigor con que se prohibía
el tocar, y hasta el acercarse á las mugeres de los monar-

cas orientales no es de admirar el enojo de Assuero con-


,

tra Aman.
'^ Durante la comida.
2*26 LIBRO DE ESTHER.

[)ia casa? No bien había el rey pronunciado estas


palabras, cuando al instante le cubrieron á Aman
la cara '.

9 Entonces Harbona , uno de los eunucos que


servían al rey, dijo : Sábete, oh rey , que en casa
de Aman liay un patíbulo de cincuenta codos de
alto ,
que él había mandado preparar para Mar-
dochéo , el que descubrió la conspiración contra
el rey. Respondióle el rey : Coleadle luego en él.

10 Fue pues Aman colg-ado en el patíbulo que


tenia preparado para Mardochéo :
y con eso se
apaciguó la Ira del rey.

CAPÍTULO VIII.

Esíher , exaltado Mardochéo , afianza la seguridad de los


judíos.

1 En aquel mismo dia el rey Assuero dio á la


reina Esíher la casa i/ bienes de Aman el enemi-
go de los judíos , y Mardochéo fue presentado al

rey ^ : por cuanto Esther le declaró que era su tío


paterno.
2 Y tomó el rey el anillo ó sello que habia man-
dardo recoger de Aman y entregósele á Mardo-
,

clieo, al cual hizo Esther mayordomo mayor de su


casa ó palacio.

1 Como ácrinainal, c indigno de ver la cara del rey. Job


IX. V. 2i.-Isai. XXir. V. 17.

2 Reconocido ya como pariente de la reina.


CAPITULO VIH. 227
3 Mas no contenta con e&o ., echóse á los pies
del rey, y con láfTilmas en los ojos le habló, y su-
plicó que mandase no tuviesen efecto los malicio-
sos designios de Aman de Agag-, y las inicuas
hijo
tramas que liabia urdido contra los judíos.
4 Entonces Assuero, según la costumbre, alar-
gó con la mano el cetro de oro acia ella ; lo cual
era la señal de favor y clemencia ; y levantándose
Esther, se puso en pié delante del rey,
5 y dijo :agrado del rey, y si he ha-
Si es del
llado gracia en sus ojos, y mi súplica no le pare-
ce injusta, ruego encarecidamente que con nue-
vas cartas del rey sean invalidadas las precedentes
cartas de Aman, perseguidor y enemigo de los
judíos, con las cuales habia mandado acabar con
ellos en todas las provincias del reino.

6 Porque ¿ cómo podré yo soportar el degüello


y la mortandad de iodo mi pueblo ?

7 El rey Assuero respondió á la reina Esther y


al judío Mardochéo en estos términos : Yo he dado
á Esther la casa de Aman y ;
á este le he mandado
crucificar, por la osadía de querer perder á los
judíos.
8 Escribid pues á los judíos en nombre del rey,
como mejor os pareciere, sellando las cartas con
mi anillo.Porque era uso y costumbre que á car-
tas remitidas en nombre del rey, y selladas con
su anillo, nadie osaba oponerse.
9 Con esto, llamados los secretarios y escri-
bientes del rey, corriendo el mes tercero llamado
228 LIBRO DE ESTHER.
Slban,el dia veinte y tres, fueron escritas las car-
tas del modo que quiso Mardochéo,á los judíos, y a
los príncipes, y á los gobernadores, y jueces que
mandaban en las ciento veinte y siete provincias,
desde la India hasta la Ethiopia ;
provincia por
provincia, pueblo por pueblo, según sus lenguas

y como también á los judíos, para que


alfabetos,
todo el mundo pudiese leerlas y entenderlas.
10 Estas mismas cartas, escritas en nombre del
rey, fueron selladas con su anillo y remitidas por
correos; los cuales recorriendo con celeridad toadas

las provincias, precaviesen por medio de las nue-


vas órdenes el efecto de las cartas primeras.
11 Mandóles también el rey que en cada ciudad
fuesen á estar con los judíos, y les ordenasen el
unirse todos para defender sus vidas, y matar y
acabar con todos sus enemigos, sin perdonar á las

mugeres, ni á los hijos, ni á las casas, saqueando


sus bienes.
12 Y señalóse en todas las provincias un mismo
dia para la venganza; es á saber, el dia trece del

duodécimo mes llamado Adar.


13 La sustancia de las cartas era notificar á to-
das las tierras y pueblos sujetos al imperio del rey
Assuero que los judíos estaban dispuestos y auto-
,

rizados á vengarse de sus enemigros.


14 Partieron pues los correos en posta con las
nuevas cartas ; y el edicto del rey se fijó en Su-
san.
15 Entretanto Mardochéo^ saliendo del palacio
CAPITULO IX. 229

y de la audiencia del rey, iba rozagante ; vestido


á la manera del rey, esto es, de color de jacinto ,

y de azul celeste , llevando en la cabeza una co-


rona de oroy cubierto de un manto de seda y de
,

púrpura. Y toda la ciudad hizo fiestas y regocijos.


16 A los judíos les pareció que les nacia una
nueva luz, por el gozo, la honra, y holganza que
les venia.

17 Asimismo en todos los pueblos, en las ciu-

dades, y provincias, dó quiera que llegaban las


órdenes del rey, se recibian con extraordinaria
alegría,y habia banquetes, y convites y fiestas ,
:

en tanto grado que muchos de otras naciones y


sectas abrazaban la religión y ceremonias de los

judíos. Tan grande era el terror que habia infun-


dido á todos el nombre judaico.

CAPÍTULO ÍX.

Los judias toman venganza de sus enemigos, y son ajusii-


íiciados los diez hijos de Aman. Instituyese la fiesta de
Phurim , ó de las suertes.

1 En efecto , á los trece dias del mes duodéci-


mo, que como hemos dicho arriba, se llama Adar,
cuando estaba dispuesta la mortandad de todos los
judíos y sus enemigos ardian en sed de su san-
,

gre trocada la suerte ', comenzaron los judíos á


,

»-- -—. ..--. . ^

1 Por las nnevas órdenes y protección del rey á favor de


los judíns.

20
230 LIBRO DE ESTHER.

prevalecer, y á tomar venganza de sus contrarios.


2 Juntáronse pues en todas las ciudades villas ,

y lugares para acometer á sus enemigos y perse-


guidores y nadie osó resistirles porque estaban
: :

todos los pueblos poseídos del miedo de su poder


y valimiento.
Pues aun los magistrados de las provincias, los
3
gobernadores, é intendentes, y todos los consti-
tuidos en dignidad que en cada lugar presidian á
,

las obras ', daban la mano á los judíos por temor


de Mardochéo
4 que sabian ser el valido de la corte ,
y gozar
de extraordinaria privanza ;
por lo que la fama de
su nombre iba creciendo cada dia , y andaba vo-
lando de boca en boca por todas partes.
5 Con eso los judíos bicieron un grande estrago
y mortandad en sus enemigos; ejecutando aquello
mismo que tenian estos tramado contra el pueblo
judaico ^
;

6 tanto ,
que en Susan mismo mataron á qui-

. 1 O eran ralDÍstros del rey.


2 Algunos opinan que el edicto que Aman había hecho
expedir á Assuero para matar á todos los judios, era de
«•-
la especie de decretos que entre los persas se tenian por
revocables-, y que así el segundo decreto favorable con-
sistió en mandar á los gobernadores de las provincias que
defendiesen á los judíos contra sus enemigos, para que pu-
diesen superar á estos en caso de que quisiesen matar á
,

los judíos, según el primer decreto, en el dia trece del mes


duodécimo. Cap. XVI v. 20.
CAPÍTULO IX. -231

nieiitoshombres, sin contar diez hijos de Aman ,


descendiente de Aga^ el enemigo de los judíos,
,

cuyos nombres son estos :

7 Pharsandatha , y Delphon , y Esphatha ,

8 y Phoratha y Adah'a y Aridatha


, ,

9 y Phermesta, y Arisai, y Arldai y Jezatha. ,

10 Después de haberles quitado la vida, no


quisieron saquear ni tocar nada de sus bienes.
11 Inmediatamente dieron cuenta al rey del
número de los que hablan sido muertos en Susan.
12 El cual dijo á la reina : En la ciudad de Su-
san los judíos han muerto á quinientos hombres ,

ademas de los diez hijos de Aman :


¿ cuan grande
pues juzgas que será la mortandad que habrán he-
cho en todas ¿Qué mas
las provincias? pides, ó qué
otra cosa quieres que yo mande ?
13 Si es del agrado del rey, respondió ella, dése
facultad á los judíos para que hagan también ma-
ñana lo que han hecho hoy en Susan '
:
y que loa
cadáveres de los diez hijos de Aman sean colgados
en patíbulos.
14 Y mandó el rey que así se hiciese : é inme-
diatamente se fijó en Susan el edicto , y fueron
colgados los diez hijos de Aman.

1 A de acabar con nuestros capitales enemigos. Que-r


fin

darían todavía en Susan nn gran número de enemigos, prin-


cipales ó públicos, de los judíos, y partidarios de Aman.
Por eso desea Ebther precaver toda nueva tentativa con-
tra su pueblo.
232 LIBRO DE ESTHER.

15 Reunidos los judíos el d¡a catorce del mes


de Adar, mataron en Susan hasta trescientos hom-
bres mas tampoco saquearon sus bienes.
;

16 Asimismo en todas las provincias sujetas al

dominio del rey, los judíos pelearon por defender


sus vidas matando á sus enemigos y persegui-
',

dores, en tanto número que llegó á setenta y cin-


co mil el de los muertos sin que nadie tocase cosa
,

alguna de sus bienes.


17 El dia trece del mes de Adar fue el primero
de la mortandad en todas partes y el dia catorce
,

cesó el estrago ; el cual dia determinaron que


fuese dia de fiesta solemne , y se celebrase de allí

en adelante perpetuamente con banquetes ^ regoci-


jos , y convites.
18 Los que ejecutaron la mortandad en la ciu-

dad de Susan , emplearon en ella los dias trece y


catorce de dicho mes , y cesaron de matar el dia
quince :
y por eso establecieron que este dia se
solemnizase con banquetes y regocijos.
19 Mas los judíos que moraban en villas sin
muros y en aldeas, señalaron el dia catorce del
,

mes de Adar para los convites y alegrías de modo ;

que hacen en él gran fiesta , y se regalan recípro-


camente platos de viandas y manjares.
20 Cuidó pues Mardochéo de escribir todas es-

1 Esto indica que fueron acometidos por sus enemigos,


según las órdenes del rey enviadas por Aman, que miraron
covno irrevocable».
CAPÍTULO IX. 23^3

tas cosas en una carta ó libro , rjue envió á los ju-


díos (]ue habitaban en todas las provincias del rey
así vecinas como remotas ,

21 para que observasen como dias festivos el


catorce y el quince del mes de Adar, y los cele-
brasen siempre cada año con solemne honor;
22 por cuanto en tales dias los judíos tomaron
venganza de sus enemigos » y el llanto y tristeza

se les convirtieron en júbilo


y alegría y así estos :

dias eran dias de banquetes y regocijos en que ,

debían enviarse mutuamente parte de los manja-


res , y regalar algo á los pobres.
23 Establecieron pues una fiesta so-
los judíos

lemne , conforme á lo que hablan comenzado á


practicar en este tiempo, y les habla prescrito Mar-
dochéo en su carta :

24 en memoria de que Aman hijo de Amadathl,


del llnage de Agag enemigo y perseguidor de ,

los judíos, maquinó contra ellos el atentado de

matarlos y exterminarlos; y echó para eso el Phur,


que es lo mismo que suerte en nuestra lengua.
25 Mas después Esther se presentó al rey, su-
plicando que ^desbaratase los designios de Aman ,

mediante una carta ú orden de! rey, y que el mal


que habla tramado contra los judíos, recayese so-
bre su cabeza. Y al fin así á Aman como á sus
^hijos los pusieron en una cruz.
26 Desde entonces se llaman estos dias Phurím,
esto es, de las suertes por cuanto el Phur, esto :

es , la suerte , fue echada en la urna. Todos estos


•234 LIBRO DE ESTHER.

strcesos se contienen en el volumen de aquel es-


(TÍto , es á saber, de este libro :

27 y en memoria de lo qae padecieron y de la ,

feliz mudanza qae sobrevino ^ oblig'áronse los ju-


díos por sí
y por sus descendienteís , y por todos
los que quisieren agregarse á su religión , á no
permitir que ninguno pase estos dos dias sin so-
lemnizarlos según aparece de este escrito
, , y lo

pide el tiempo señalado de año en año.


28 Estos son dias que jamás serán puestos en
olvido , y que se celebrarán de generación en ge-
neración en todas las provincias del orbe : ni hay
ciudad alguna en que los dias de Phurim, esto es,
de las suertes, no sean guardados por los judíos,

y por la descendencia de los que se obligaron á


estas ceremonias.
29 Y la reina Esther hija de Abihail, y Mar-
*dochéo judío, escribieron todavía una segunda
carta, á ñn de que con el mayor esmero quedase
establecido este dia solemne para lo succesivo
30 y enviáronla á todos los judíos que moraban
en las ciento viente y siete provincias del rey As-
suero, para que viviesen en dichosa paz, y fuesen,
Jlieles en la promesa,
31 observando los dias de las suertes , y cele-
brandólos á su tiempo con demostraciones de go-
zo. Obligáronse pues los judíos, conforme á lo

prescrito por Mardochéo y Esther, á observar e--


líos y sus descendientes los ayunos y clamores íL

Dios y demás ceremonias de los dias de las suertes^


CAPÍTULO X. «35
S*¿ y todo cnanto contieíie la historia en este
libro, <|oe se titula Esther,

CAPITULO X.

Sueño de Mardochéo acerca de la libertad concedida á ha


judíos.

1 Empero el rey Assiiero liabia hecho tributaria


toda la tierra con todas las Islas del mar ';
2 y en los libros ó anales de los medos y per-
sas se halla escrito cuál fue su poder y dominio
y á cuan alto grado de grandeza suhlimó á Mar-
dochéo,
3 y cómo este Mardochéo, judío de nación,
vino á ser segunda persona después del rey As-
la

suero y cómo fue eminente entre los judíos ^ y


;

universalmente querido de todos sus hermanos,


como quien procuraba el bien de su pueblo, y se
interesaba en todo lo perteneciente á la prospe-
ridad de su nación.
* He traducido con toda, fidelidad lo que se

halla en el hebreo. lo que se sigue, lo he ha-


llado escrito en la ediciojí vulgata ^, co]vlü se

1 Ijasgrandes conquistas que hizo este rey, pnedeu leer-


se en Herodoto lib. 4 y 6, cap. 7, 33, 34, 49, 91.
* Nota de S. Gerónimo.

2 Así llama S. Gerónimo a(juclla versión en lengua vul-


gar, deque entonces usaban comunuiente los fieles en la
Iglesia latina.
236 LIBRO DE ESTHER.

CONTIENE EN LOS EJEMPLARES GRIEGOS : DONDE AL


FIN DEL LIBRO ESTABA PUESTO ESTE CAPÍTULO ; EL
CUAL, SEGÚN NUESTRA COSTUMBRE, HEMOS DISTIN-
GUIDO CON UNA VÍRGULA.
4 Entonces Mardochéo '
dijo : Esto es obra de
Dios.
5 Aiicuerdome de un sueño que tuve, el cual
significaba estas mismas cosas, y ninguna de ellas
ha quedado sin cumplirse.

6 Vi una pequeña fuente que creció hasta ha-


cerse un rio : después se convirtió en una luz
y
en un sol ; y salió de madre por la abundancia de
sus aguas. Esta fuente es Esther, á quien el rey
tomó por muger, y escogió por reina.
7 Los dos dragones que i'/, somos yo y Aman '.
8 Las gentes que se coligaron, son aquellos
que intentaron borrar el nombre judaico.
9 Mi gente es Israel, la cual clamóSeñor, yal

el Señor salvó á su pueblo ; librándonos de todos


los males, y obrando grandes milagros
y porten-
tos entre los grentiles :

10 y mandó que se pusiesen dos suertes, una


para el pueblo de Dios, y otra para las demás na-
ciones ;

11 y ambas suertes salieron fuera delante del


Señor para todas las gentes, en el dia señalado ya
desde aquel tiempo.

1 Reflexionando en lo ocurrido.

2 Véase Hebraísmo a.
CAPÍTULO XI. 231
12 Y acordóse el Señor de su pueblo, y tuvo
compasión de su herencia.
13 Por lo que los dias catorce y quince del
mes de Adar deben solemnizarse con toda devo-
ción y júbilo por todo el pueblo congregado en
cuerpo, mientras haya descendencia del pueblo
de Israel.

CAPITULO XI.

Descripción circunstanciada del sueño de Mardochéo.

El año cuarto del reinado de Ptolemeo y de


1

Cleopatra, Dositheo, que se decia sacerdote y de


la estirpe de Leví, y Ptolemeo su hijo, trajeron
esta carta del Phurim, la que aseguraron haber
sido traducida en Jerusalem por Lysimaclió hijo
de Ptolemeo.
*
Este era el principio del hibro de Esiher en
LA CITADA EDICIÓN VULGATA PERO NO SE HALLA NI
;

EN EL HEBREO NI EN NINGUNO DE LOS OTROS TRA-


,

DUCTORES.
2 El año segundo del reinado del muy grande
Artajérjes', el primer dia del mes de INisan tuvo

un sueño Mardochéo hijo de Jalr , hijo de Semei


hijo de Cis , de la tribu de Benjamin.
3 Era Mardochéo de nación judío , habitaba en

* Nota de 8. Gerónimo.
\ Llamado también Assuero.
238 LIBRO DE ESTílER.

la ciudad de Siisan , y llegó á ser un hombre po-


deroso y de los primeros de la corte del rey
4 y era del número do los cautivos que Nabu-
chódonosor rey de Bab}'lonia trasladó de Jerusa-
,

leni con Jecliónfas , óJoachin^ rey de Judá'.


5 Su sueño fue este : Parecióle que sentia voces,
y alborotos j y truenos , y terremotos , y turbación
.sobre la tierra ;

6 y aparecieron dos dragones descomunales en


acto de entrar en batalla uno contra otro ;

7 á cuyos grandes silbidos todas las naciones se albo-


rotaron para pelear contra la nación de los justos.
8 Dia fue aquel de tinieblas y de peligros , de
tribulación y de angustias , y de grande espanto
para la tierra.

9 La nación de los justos , temerosa de los de-


sastres que la ameiiazaban , conturbóse extraordi-
7iame7ite , considerándose destinada á la muerte.
10 Clamaron empero á Dios y á sus gritos una :

fuente pequeña creció hasta hacerse un grandísimo


rio que por las muchas aguas salió de madre.
,

Apareció una luz y un sol; y los humildes


11
fueron ensalzados , y devoraron k los grandes ó
soberbios.
12 Así que Mardochéo tuvo esta visión, levan-
tándose de la cama , púsose á pensar qué es lo que
Dios querría hacer ; y tenia fijo el sueño en su
meiite , deseoso de saber su significación.

'2 IV. Reg. XXIV. r. 6. 15.


239

CAPITULO XII.

Aiayov declaración de lo que se ha referido en el capitulo se-


gundo sobre la conspiración de los dos eunucos contra el
re?j, descubierta por Mardochéo.

1 Estaba entonces Mardockco en el palacio del


rey con Bagatlia y Thara eunucos del rey á caro;o ,

de los cuales estaban las puertas de palacio ;

2 y como entendiese las tramas de estos ,


y
hubiese averiguado bien sus designios , compren-
dió que atentaban contra la vida del rey Artajér -
jes, y avisóselo al rey.
3 El cual, hecho el proceso á ambos, confe-
sando ellos el delito , los mandó ajusticiar.

4 Hizo el rey escribir en los anales este suceso :

é igualmente lo puso por escrito Mardochéo ,


para
conservar su memoria.
5 Y mandóle el rey que morase en el palacio ;

después de haberle gratiGcado por dicho descu-


brimiento '

fi Pero Aman, hijo de Amadathi, Bugeo, gozaba


de gran favor con el rey , y quiso perder á Mar-
dochéo y á su pueblo , á causa de los dos eunucos
del rey, ajusticiados.
'^
Hasta aquí el principio del Libro : lo que

1 Quizá Aman frustró, ó disminuyó el premio. Véase c.

VI. V. 3.

Nota de S. Gerónimo.
240 LIBRO DE ESTHER.

SIGUE, ESTABA PUESTO EN AQUEL LUGAR DEL LIBRO


DONDE ESTA ESCRITO :
y Ics saquearoii sus bienes

y haciendas. Lo cual solo en la edición vulgata


LO HEMOS hallado. El tCHor de la carta de Aman
contra los judíos era este.

CAPÍTULO XIIL

Copia de la carta del rey contra los judíos , de que se habla


en el capitido tercero ; y la oración que hizo á Dios Mar-
dochéo, implorando su misericordia.

1 El muy grande rey Artajérjes que reina desde


la India hasta la Ethiopia, á los príncipes y go-
bernadores de las ciento y veinte y siete provin-
cias que están sujetas á su imperio , salud.
2 Siendo yo emperador de muchísimas nacio-
nes y habiendo sometido á mi dominio toda la
,

tierra no he querido abusar de ningún modo de


,

la grandeza de mi poderío , sino antes bien gober-


nar mis vasallos con clemencia y mansedumbre ,
íi

para que pasando la vida con sosiego sin temor ,

alguno ,
gozasen la paz deseada de todos los mor-
tales.

3 E informándoncie de mis consejeros del modo


que uno de ellos llama-
esto podría conseguirse ,

do Anclan que aventajaba á los demás en sabidu-


,

ría y fidelidad y tenia el segundo puesto en el


,

reino ,

4 me significó estar esparcido por toda la tler-


CAPÍTULO XIIÍ. 241
ra un pueblo <|ue se gobernaba con leyes nuevas ';

y portándose contra la costumbre de todas las

gentes, menospreciaba las órdenes de los reyes


y con sus disensiones turbaba la concordia de
todas la naciones.
5 Lo cual entendido por Nos, viendo que una
sola nación se opone á todo el género humano,
usa de leyes perversas , y desobedece nuestros
decretos, y perturba la paz y concordia de las
provincias que nos están sujetas:
6 hemos decretado que todos cuantos fueren
designados por Aman (el cual tiene la superinten-
dencia de todas y es el segundo
las provincias ,

después de Nos, y á quien honramos como á pa-


dre) sean exterminados por sus enemigos, jun-
tamente con las mugeres é hijos, el dia catorce del
mes duodécimo llamado Adar , del presente año ,

sin que nadie los perdone :

7 á fin de que esos hombres malvados , bajando


al sepulcro en un mismo dia, restituyan á nues-
tro imperio la paz que le habian quitado.
* Hasta aquí la copia de la carta. Lo que si-

gue, LO HALLÉ escrito DESPUÉS DE AQUEL LUGAR


(^aljin del cap. 4.°) donde se lee: Retirándose
pues Mardochéo, hizo todo que Esther le habla lo

ordenado. Mas esto no se halla en el texto he-


breo NI EN NINGUNO DE LOS TRADUCTORES.
,

1 O desusadas y desconocidas en el mundo.


* Nota de S, Gerónimo.
21
é42 LIBRO DE ESTHER.

8 Hizo piiesMadocliéo oración al Señor, y repre-


sentándole todas las maravillas que habia obrado,
'
9 dijo : Señor , ob Señor , rey omnipotente : de
tu potestad dependen todas las cosas, ni bay quien
pueda resistir á tu voluntad , si lias resuelto sal-
var á Israel.
10 Tú biciste el cielo y la tierra, y todo cuan-
to el ámbito de los cielos abraza.

11 Tú eres el Señor de todas las cosas, ni bay


quien resista á tu tnagestad.
12 Tú lo sabes todo, y por consiyidente sabes que
no por soberbia, ni por desden, ni por ambición
de gloria, be becbo esto de no adorar al soberbí-
simo Aman :

13 (porque para salvar á Israel, estaría pronto


á besar de buena gana aun las buellas de sus pies)
14 pero yo be temido trasladar á un bombre el ^

lionor debido á mi Dios , y adorar á ningún otro


que al Dios mió.
15 Por tanto abora , ob Señor, rey de reyes ,
ob Dios de Abraliam , apiádate de tu pueblo pues ;

nuestros enemigos quieren perdernos , y acabar


con tu beredad.
16 No
menosprecies tu posesión , este pueblo
rescatado por tí de Egypto.
17 Ecucba mis súplicas, y mue'strate propicio
á una nación que bas escogido por berencia tuya .

y convierte nuestro llanto en gozo , para que vi-


viendo alabemos, ob Señor tu santo Nombre ,
; y
CAPÍTULO XIV. 243

ue cienes '
lus bocas de los t'oücoa que cantan tus
alabanzas.
18 Al mismo tiempo todo Israel orando unáni-
memente clamó al Señor , viéndose amenazados
todos de una muerte irremediable.

CAPITULO XIV.
CM ación que la reina Esilher hizo á Dios á favor de xu
pueblo.

1 Asimismo la reina Esther , aterrada del peli-


gro inminente , recurrió al Señor
2 y depuestas sus vestiduras reales , tomó uu
traje propio del tiempo de llanto y de luto ; y en
vez de varios perfumes , cubrió su cabeza de ce-
nizay de basura j y mortlGcó su cuerpo con ayu-
nos y esparcia los cabellos que se arrancaba
, ,

por todos aquellos sitios en que antes acostum-


braba divertirse :

3 y hacia oración al Señor Dios de Israel, di-


ciendo Oh Señor mió, tú que eres el único rey
:

nuestro, socórreme en el desamparo en que me


hallo, pues no tengo otro protector fuera de tí,

4 Mi peligro es inminente.
5 Yo oí contar á mi padre como tú, oh Señor,
escogiste á Israel de entre todas las naciones, y á
nuestros padres de entre todos sus antepasados,

1 Con permitir la ruina de tu pueblo escogido.


2a LllMlO DE ESTÍÍER.
pura poseerlos eternamente como herencia tuya,
y te portaste con ellos como liabias prometido.
6 Nosotros pecamos en tu presencia, y por eso
ii'ós has entregado en manos de nuestros ene-
migos ;

"i porque liemos adorado sus dioses. Justo eres,


oh Señor.
8 Mas ahora no se contentan de tenernos opri-
midos con durísima esclavitud, sino (|ue^ atribu-
yendo al poder de los ídolos la fortaleza de sus
brazos,
9 presumen desbaratar tus promesas, y des-
truir tu heredad, y tapar la boca de los que te

alaban, y extinguir la gloria de tu Templo y de ta


altar

10 á fin de que abran los gentiles sus bocas


1/ desaten sus lewjuas en alabanzas del poder de
los ídolos, y celebren perpetuamente la gloria de

un rey de carne í/ sangre,


11 No entregues, oh Señor, tu cetro á los que
nada son, para que no se rían de nuestra ruina:
antes bien vuelve contra ellos sus tramas, y der-
riba al soberbio Aman, que ha empezado á encrue-
lecerse contra nosotros.
12 Acuérdate, Señor, de nosotros, y mue's-
tranos t« rostro en tiempo de nuestra tribu-
el

lación, y dame á mí firme esperanza, oh Señor, rey


de los dioses, y de todas las potestades.
13 Pon en mi boca palabras discretas, así que
me presente al león A asnero, y «ítrda sti corazón
CAPITULO XIV, 245
á que aborrezca á nuestro enemigo, para que pe-
rezca este con todos sus cómplices.
14 Y líbranos con tu mano poderosa; y asísteme
á mí, oh Señor, tú que eres mi único auxilio, tú
que conoces todas las cosas,
15 y sabes que aborrezco la gloria de los

inicuos, lecho de los incircuncisos, y


y detesto el

de cualquier extranjero'.
16 Tú
conoces mi necesidad, y que abomino ei
soberbio distintivo de mi gloria que llevo sobre mi
cabeza en los dias de gala y lucimiento, y que
antes bien me da asco, cual paño de una niens-
truosa, y que nunca me le pongo en los dias de mi
retiro j/ vida privada.
17 Sabes que nunca he comido en la mesa de
Aman, ni me han deleitado los convites del rey, ni
he bebido vino de libaciones^ ;

18 y que desde el dia en que fui trasladada acá


hasta el presente, jamás ha tenido esta tu sierva
contento sino en tí, oh Señor Dios de Abraham.
19 Oh Dios poderoso sobre todos, escucha las

voces de aquellos que no tienen otra esperanza


sino en tiy y sálvanos de las manos de los mal-
vados, y líbrame á mí de mis temores.

1 Aquí se confirma que la providencia particular de Dios


fue la que proporcionó el matrimonio de Eáther con As-
snero; y que Esther siguió en esto la inspiración divina
para ser la salvadora de su nación.
2 U ofrecido ú los ídolos.
246 LIBRO DE ESTilER.

CAPÍTULO XV.
Se refieren algunas particularidades omitidas en el capitulo
quinto de cuando la reina Eather se presentó á Assuero.

'' * También hallé estas adiciones en la edición


\ULGATA.
1 Y envióle á decir (sin duda que sería Mar-
dochéo á Esther) que se presentase al rey, é in-
tercediese por su pueblo y por su patria.
2 Acuérdate, le dijo, del tiempo en que te ha-
llabas en estado humilde, y cómo fuiste criada en-
tre mis brazos; porque Aman, el segundo después
del rey, ha hablado contra nosotros para que se
nos quite la vida.
'
3 Por tanto invoca tú
Señor, y habla por nos-
al

otros al rey, y líbranos de la muerte.


* Asimismo hallé lo siguiente :

4 Al tercer dia dejó Esther los vestidos '


que
llevaba y se adornó de todas sus galas
,

5 y brillando con el esplendor de los aderezos


de reina, después de haber invocado á Dios, que
es la guia y el salvador de todos tomó consigo dos ,

de sus camaristas ;

* Nota de S. Gerónimo.
* Nota de S. Gerónimo.
1 De luto, en griego 7rty3^«f ; y así los Sfleiita. Pero tu
el texto griego de la edición romana se lee '¡^(fÁTtíictij esto
•s, de ijue usaba ordinariamente.
capítulo XV. 247
6 sobre una de las cuales se iba apoyando, como
que no podía por Ja sunaa delicadeza y debilidad
sostener su cuerpo
7 la otra camarista iba detras de su señora
llevándole la falda que arrastraba por el suelo.
8 Entretanto ella, con el color de rosa en su
semblante , y con la gracia y brillo de sus ojos ,

encubría la tristeza de su corazón , comprimido de


un excesivo temor.
9 Pasadas pues de una en una todas las puer-
tas, llegó á ponerse en frente del rey, que esta-
ba sentado en su real solio , vestido con el regio
manto resplandeciendo con el oro y pedrería : su
aspecto empero causaba terror.
10 Y habiendo él alzado la vista, y manifesta-
do en sus ojos encendidos el furor de su pecho ,

la reina se desmayó , y demudado el color en pa-


lidez, reclinó su vacilante cabeza sobre la cama-
rista.

11 Entonces Dios trocó el corazón del rey, in-


clinándole á la dulzura; y apresurado y temeroso
saltó del trono , y cogiendo á Esther entre sus
brazos hasta que volvió en sí , la acariciaba con es-
tas palabras :

12 ¿Qué tienes, Esther? Yo soy tu hermano ',

no temas :

1 Palabra que á \eces se usa para significar ua tierno


Amov. Piov. VIL V. i.~Cant. Vlll. v, 1.
248 LiBko r>E esther.

18 no morirás ,
porque esta ley no fue puesta
para tí ' , sino para todos los demás :

14 arrímate pues , y toca el cetro.

i 5 Como ella no hablase , tomó él el cetro de


oro, y púsole sobre de Esther, y
el cuello la be-
só, diciendo : ¿Por qué no me hablas?
16 La cual respondió : Te he visto, Señor, como
á un ángel de Dios y con el temor de tu mages-
,

tad se ha conturbado mi corazón.


'
l7 Porque tú, oh Señor, eres en extremo ad-
mirable , y está tu rostro lleno de gracias.
18 Diciendo esto, desmayóse de nuevo, y que-
dó casi sin sentido :

19 con lo que
rey se acongojaba, y todos el

sus ministros consolaban á Esther ^.

CAPITULO XVL

Carla de Assuero , llamado lambien Arlajcrjes, á favor del


pueblo de los judíos,

* Copia de la carta del rey artajérjes, que


escribió a todas las provincias de su t3wper10 a
favor de los judíos : la cual tampoco se halla
en el texto hebreo .

1 El grande Artajérjes , rey desde la India hasta

1 No coiupifciidre á la reina.
2 O procuraban confortarla.
* Nota de S. Gerónimo.
CAPÍTULO XVI. 249

la Ethiopia , á loS gobernadores , y príncipes de


las ciento y veinte y siete provincias que obedecen
á nuestro imperio, salud.
2 Muchos han abusado de la bondad de los prín-

cipes, y de los honores que se les han conferido,


para ensoberbecerse :

á ni se contentan con oprimir á los vasallos de


los peyes ; sino que no siendo capaces de mantener
con moderación la gloria recibida , maquinan trai-
ciones contra los mismos qué se la dieron.
4 Ni les basta el ser ingratos á los beneficios ,

y el violar mismos los derechos de la huma-


en sí

nidad, sino que presumen también poder sustra-


erse al juicio de Dios que todo lo ve :

5 y ha llegado á tal punto su desvarío que con ,

los ardides de sus mentiras han intentado arruinar


á los que cumplen exactamente los cargos que les

han sido confiados , y que se portan en todo de tal


manera, que se hacen dignos del común aplauso:
6 éno-añando con astutas mañas los oidos senci-
líos de los príncipes ,
que juzgan de los otros por
su buen natural.
7 Lo cwal se comprueba ,
ya con las historias

antiguas ,
ya también con lo que sucede cada dia
donde se ve que por las malas sugestiones de los
tales se pervierten las buenas inclinaciones de los
reyes.
8 Por tanto es necesario proveer á la paz de
todas las provinciis.
9 Mas no penséis que si variamos nuestras ór-
250 LIBRO DE ESTIIER.

(lenes ,
jjroviene esto de ligereza de áuuuo , skia
que la mira del bien de la república nos obliga á
arreo^lar nuestras determinaciones conforme á la
condición y necesidad de los tiempos.
10 Y para que conozcáis mejor que decimos, lo
sabed que Aman , hijo de Amadathi macedonio de ,

corazón y de origen , y que nada tiene de común


con la sangre de los persas ; el cual con su cruel-
dad amancillaba nuestra clemencia , extrangero
como era , fue acogido por Nos
11 y le dimos tantas muestras de benevolencia,
que era llamado nuestro padre, y venerado de to-
dos como el segundo después del rey.
12 Mas llegó á tan alto grado la hinchazón de
su arrogancia ,
que maquinó, privarnos del reino
y de la vida.

13 Puesto que con nuevos y nunca oídos artifi-

cios tramó la muerte de Mardochéo , á cuya leal-


tad y buenos servicios debemos la vida^ y de Es-
ther esposa nuestra y compañera en nuestro reino,
y de toda su nación :

14 teniendo la mira ,
quitada la vida á estos , y
quedando así Nos de armar asechanzas á
solo ,

nuestra vida , y trasladar á los macedonios el rei-


no de los persas.

15 Nos empero hemos hallado exentos de todq,


culpa á los judíos , á quienes había destinado á la
muerte el peor de los hombres , y que antes bien
se gobiernan con leyes justas ;

16 y que son hijos del Dios altísimo, máximo ,


'
CAPÍTULO XVÍ. 251

y siempre viviente ,
por cuyo beneficio lúe dado
el reino á nuestros padres , y á Nos ', y conser-
vado hasta el día de lioy.

17 Por tanto, sabed, que son nulas las cart.ís

expedidas por él en nuestro nombre.


18 Por cuya maldad, así el, que la fraguó,
como toda su parentela, están colgados en patíbu-
los ante las puertas de esta ciudad de Susan ; no
siendo nosotros , sino Dios , el que le ha dado su
merecido.
19 Y este edicto, que ahora enviamos, publí-
quese en todas las ciudades ,
para que sea permi-
tido á los judíos el vivir según sus leyes :

20 á los cuales debéis vosotros dar auxilio , á


fin de que el dia trece del duodécimo raes llamado
Adar, puedan acabar con la vida de aquellos que
estaban 6 estén prevenidos para darles á ellos la

muerte '
;

21 pues este dia de aflicción y de llanto, el Dios


todopoderoso ha hecho que se les convirtiese en
dia de gozo.

22^Por lo que también vosotros contaréis 'este


dia entre los demás días festivos ; v le celebraréis

// Par. XXXVI. V. 23.— I. Esd. I. v. 2.— /y. XLV.


1

V. 1. Dan. II. V. 37, etc.


2 Debe siempre supoDerse que jMardochéoy Esther eran
como unos instrumentos de Dios, que á veces obra de un
modo y fuera de las reglas ó
superior á nuestros alcances ,

curso ordinario de su Providencia. Cap. IX. v. IG. Ñola.


Véase Dios Justicia etc , ,

'••
252 LIBRO DE ESTIIER.

con toda suerte de regocijos, para que la poste-


ridad sepa,
23 que todos los que son subditos fieles de los

persas reciben la recompensa digna de su lealtad,


al paso que los conspiradores contra su reino pe-
recen en pena de su traición.
24 Cualquier provincia empero , ó ciudad, que
no quisiere tener parte en esta solemnidad ,
pe-
rezca á fuego y á sangre , y sea de tal manera ar-
rasada que quede para siempre intransitable , no
solo á los hombres , sino aun á las bestias ,
para
escarmiento de los despreciadores y desobedientes
ii las órdenes reales.

FIN DEL LIBRO DE ESTHER


ADVERTENCIA

SOBRE EL LIBRO DE JOB.

ha Jnstoria de Job, que forma uno de los

libros canónicos , se ha tenido siempre en la

antigua Sinagoga, como dice san Gerónimo^


por una historia verdadera } y por tal la ve-
nera toda la Iglesia cristiana. En Ezechíel
(c. XIV. V. lU.J se hace mención de Job y
juntamente de Noé y de Daniel , á quienes
propone el mismo Dios como selectos modelos
de santidad , cada uno en sic siglo , y dignos
por sus virtudes de alcanzar de Dios cíianto
le pidiesen. Se hace también memoria de Job
en el libro de Tobías (cap. II. v. i2.) y par-
ticularmente en la carta de Santiago , donde
el santo apóstol le propone como un ejem-
plar perfectisimo de paciencia , y digno de
ser una imagen del mismo Jesv-Christo.
Hállase el nombre de Job en los Martirolo-
ToM. VI. -22
254 ADVERTENCIA.

gios mas antiguos con el dictado de santo,


de profeta, de máilir, y por tal le honran
las Iglesias latina y griega. De donde se
ve cuan neciamente algunos judíos y liere-

ges se lian atrevido á mirar este libro como


una 7iovela, ó historia fabulosa.

Según la antigua y común opinión de los

Padres de la Iglesia, griegos y latinos ^ y de


los intérpretes sagrados, era Job del linage

de Esaú y ;
vivia en la Idmuea oriental, co-

nocida con el nombre de Arabía desierta,


adorando al verdadero Dios con uncultopuro
y y ejercitándose en toda suerte
sencillo ,

de virtudes. Según una antiquísima nota,


que se lee al fai de este libro en la versión
de los Setenta , es el mismo que se llama Jo-

bab en el lib. I. del Paralipómenon (c. /.

V. hrh.) y en el Génesis {c. XXXVI. v. 33.J;


habiendo sido hijo de Zare, como Zare lo fue

de Rahuel, y este de Esaú, Siendo así , Job


viene á ser contemporáneo de Moyse's ; y la

historia que se refiere puede, fijarse para po^

codespues que el pueblo de Israel pasó el


ADVERTENCIA. 255

Marrojo, d cuyo grande acontecimiento tal

vez aludiría Job en el cap. XXVI. v. 12,,

cuando dijo de Dios : A la fuerza de su po-


der fueron reunidos en un momenlo los

mares y su sabiduría domeñó


;
al orgulloso.^

•/lunqiie , como observa san Gregorio Mag-


no hablando de los libros dictados por el Es-
píritu santo, no sea de grande irnportancict

el averiguar la mano que los escribió , no

podemos dejar de notar aqui ser muy antigua


y comunmente recibida la opinión de que
este libro fue escrito por 3Ioyscs con las me-
morias que de su vida dejaria escritas el mis-
mo Job ; en cuya admirable historia quiso
Moysés presentar al pueblo hebreo un ejem-
plo de paciencia y de resignación, durante
su larga y penosa peregrinación en el Desierto.'
Pero hablando ya del objeto de este admi-
rable libro, se ve luego que un antiguo error,

que dominaba en los amigos de ^o^ , dio mo-


tivo d que discutieran con este la importan-
tísima y útilísima cuestión de si , supuesta
la providencia paternal que tiene Dios Utf
256 ADVERTENCIA.

todas la cosas humanas , los justos deben es-


perar de él no solamente premios en la otra
vida, sino tambieti cansuelos 1/ felicidad en
estq. O bien , si envia el Señor los bienes y
mates de esta vida indiferentemente á los

buenos y malos, según sus ocultos y divinos


juicios, y las siempre adorables y sabias
disposiciones de sít, inefable providencia.

La primera proposición la sostenian te--

nazmente los amigos de Job; pero este in-

signe y religioso varón , mas ilustrado que

ellos en las cosas de Dios y de la religión,


asegura y demuestra, que la verdadera y só"
lida recompensa del justo se halla en la vida
venidera y eterna : al paso que en esta ca-^

ducay deleznable, y casi momentánea ,fre-


cuentememte permite Dios que los impíos
prosperen, y sean afligidos los justos. De todo
conckiye que yerran sus amigos al inferir
contra él que es %m gran pecador, porque pa-
dece grandes tribulaciones. En la historia

del santo Job se ve cómo el Señor hizo brillar


de un modo heroico la paciencia y fortaleza
ADVERTENCIA. 257

y demás virtudes de aquel justo ; y se mant"


fiesta que cuando Dios quiere engrandecer la
recompensa preparada d sus amigos, es lihe^

ral, por decirlo asi, en proporcionarles oca-


siones de padecer, para que sto virtud se
acrisole como el oro en elfuego , se fortifique
mas su esperanza en Dios, y se inflame su
caridad. Doctrina es esta que enseña el •após-
tol, diciendo (Rom, V. v. 5. 4. 5.). Sepa-
mos que la tribulación ejercita la paciencia,
la paciencia sirve ala prueba de nuestra
fé;
y la prueba produce la esperanza, esperanza
que no burla , etc.

Tuvo ademas el Señor otra mira en permi-


iir que Job fuese [tan gravemente afligido
que fue el presentar á los hombres un ejem-
plar de paciencia y de consuelo en las aflic-
ciones. Pues hablándose de las tribulaciones

que padeció Tobías , dice la Escritura, que


permitió el Señor que le sobreviniesen ta-
les aflicciones , con el fin de dar á los ve-
nideros un ejemplo de paciencia , seme-
jante al del santo Job, [Tob. II. v. 12 J Y
238 ADVERTENCIA.

sobre todo del Justo por excelencia nos dice

san Pedro ^ que padeció por nosotros, de-


jándonos este ejemplo para que sigamos sus
pisadas : el cual no cometió pecado, etc. etc.

(I Pet. II.V.2.) Mas quien considere atenta-


mente el retrato de Job, hallará mía confor-
midad grande con la imagen de Jesu-Chris-
to; pudiendo dudar muchas veces si es la

pintura de Job , ó mas bien la de Jesús la que


se hace en este libro. Y si el conocer á Jesu-
Christo, y la eficacia de su resurrección,
y el participar de sus penas , co7no dice el

apóstol, {Philip, lll.v. 10.) es el grari fruto


de la justicia ó virtudes cristiatias , ningún
libro puede servirnos mas para eso que el pre-

sente : libro lleno de la mas sublime teologia,

en el cual con altísimas ideas se e¿vpresa la

grandeza magestad y poder de Dios, su sa-


,

biduría , justicia y providencia, los premios

y castigos de la otra vida, y la resurrección

universal de los hombres: libro en que abun-


dan los ínas y saludables documentos
útiles

morales, para arreglar cada uno santamente


ADVERTKNriA. 2b9

SU vida, y hacer hucn uso de los bienes del

mundo ; y en que se enseiía el amor de los

enemigos , la castidad , la pureza del cora-


zón y de los pensamientos, y toda laperfeccion
evangélica. De esta gran muchediimhre de
gravísimas materias que se tratan en el libro

rf(? Job, nacen las dificultades de entender al-

gunos pasages Pero así como


. la clara y fácil

inteligencia de los demás satisface la hambre


del que lee este libro , la obscuridad de aque-
llos otros sirve para alejar del lector el fasti-

dio, como dice san Agustín (De Doct. Glirist.

II c. 6.). Ya notó san Gerónimo que algunas


expresiones de Job tienen un sonido áspero
para algunos lectores poco instruidos ;
porque
no saben tomar en el verdadero sentido las
palabras de los santos atribulados ,
pomo re-

vestirse de la disposición de ánimo en que


aquellos se hallaban. Y debe asimismo tenerse
presente^ que sobre las dificultades casi insu-

perables que ofrece la traducción de ciertas


frases, ó modismos peculiares de las lenguas
orientales , y aun de ciertos paisas y iiempo§^
200 ADVERTENOA.

se hallan en este libro muchas exprssio^ics

hiperhülicas ^y sentencias como cw tudas ,

que suelen ser comunes en las personas que


hallan, si están dominadas de alguna vehe-
inente pasión. Véase Hebraísmos,
LIBRO DE JOB.

CAPITULO PRIMERO.

Job, varón santo y rico, ofrece sacrificios á Dios por sus


hijos : el Señor permite á Satanás que haga prueba de su
virtud, quitándole de golpe todos sus bienes é hijos.

1 Habla en el país de Hus ' un varón célebre


llamado Job , hombre sencillo y recto y temeroso
de Dios , y que se apartaba del mal.
2 Tenia siete hijos y tres hijas ;

3 y poseia siete mil ovejas , y tres mil camellos,


quinientas yuntas de bueyes, y quinientas asnas,
y muchísimos criados por lo cual era ; este varón
grande entre todos orientales ^.
4 Sus hijos solian reunirse y celebrar convites
en sus casas , cada cual en su día ; y enviaban á
llamar á sus tres hermanas ,
para que comiesen y
bebiesen con ellos.

5 Concluido el turno de los días del convite ,

1 Territorio de Idnmea.
2 Casi todos padres griegos y los mas de la Iglesia
los
latina son de parecer que Job era rey ó príncipe de un pe-
queño territorio; y así lo indica lo qne leemos en el cap.
XXIX V. 7. al 25, y antes en el cap. XIX. v. 9. ^\a.
26-2 LIBRO DE JOB.

enviaba Job á llamarlos y los santificaba y ie- , ' ,

vantándose de madrugada, ofrecía holocaustos ó.


Dios por cada uno de ellos. Porque decia No sea :

que mis hijos hayan pecado y desechado á Dios


en sus corazones. Esto hacia Job en todos aque-
llos dias.
—6 Pero cierto dia concurriendo los hijos de
Dios , esto es los ángeles , á presentarse delante
del Señor , compareció también entre ellos S.a-
tanás ^.

7 Al cual dijo el Señor : ¿ De dónde vendrás


tú? El respondió : Vengo de (^ar la vuelta por la
tierra , y de recorrerla toda,
8 Replicóle el Señor Has parado tu atención
:
¿

en mi siervo Job ,
que no hay otro como él en la
tierravarón sencillo, y recto, y temeroso de Dios ,
,

y ageno de todo mal obrar ?


9 Mas Satanás le respondió ¿Acaso Job teme :

ó sirve á Dios de balde ?

10 ¿No le tienes tú á cubierto de todo mal por


todas partes , así á él como á su casa , y á toda su
hacienda? ¿ No has echado la bendición sobre todas
las obras de sus manos , con lo que se han multi-
plicado sus bienes en la tierra ?

1 Esto es hacia qtie se piiiificasen.


,

2 Parábola es esta con que se nos explica la paternal


providencia de Dios, el oficio de los ángeles buenos, la
walicia de Satanás etc. Yé^ne Hebraisinos, y III. Reg. ,

XXa. V. 21. nota.


CAPÍTULO I, -¿63

il Mas extiende un poquito tu mano, y toca


á sus bienes y verás cómo te desprecia en tu cara.
,

12 Dijo pues el Señor á Satanás Ahora bien , :

todo cuanto posee, lo dejo á tu disposición ; solo


que no extiendas tu mano contra su persona. Con
esto se salió Satanás de la presencia del Señor á
ejecutar sus designios,
13 En efecto, mientras los hijos é hijas de Job
se hallaban un dia todos junios comiendo y bebiendo
vino en casa delhermano primogénito ,
14 llegó á Job un raensagero que le dijo Esta- :

ban los bueyes arando, y las asnas paciendo cerca


de ellos

15 cuando hé aquí que han hecho una excursión


los sábeos, y lohan robado todo, y han pasado á
cuchillo á los mozos y he escapado solo yo para
,

que pueda darte la noticia.

16 Estando aun este hablando, llegó otro hom-


bre , y dijo : Fuego de Dios ha caido del cielo, y
ha reducido á cenizas las ovejas y los pastores , y
he escapado solo yo para que pueda traerte la

noticia.
17 Todavía estaba este con la palabra en la boca,
y entró otro diciendo : Los cháldeos , divididos en
tres cuadrillas , se han arrojado sobre los camellos,

y se los han llevado , después de haber pasado á


cuchillo á los mozos , y he escapado solo yo para
darte el aviso.

18 No habia este acabado de hablar, cuando


llegó otro que dijo ; Estando comiendo tus hijos é
264 LIBRO DE JOB.

y bebiendo vino en
hijas la casa de su hermano
mayor
19 ha venido de repente un huracán de la parte
del desierto ,
que ha conmovido las cuatro esquinas
de la casa, la cual ha caído , cogiendo debajo á tus
hijos que han quedado muertos y me he salvado
, ;

solo yo para poder avisártelo.


20 Entonces Job se levantó y rasgó sus vesti-
dos, y habiéndose hecho cortar á raiz el pelo de
la cabezas', postróse en tierra y adoró al Seíior,
21 y dijo : Desnudo salí del vientre de mi ma-
dre, y desnudo volveré á ella '. El Señor me lo
dio todo; el Señor me lo ha quitado se ha hecho :

lo que es de su agrado : bendito sea el nombre


del Señor.
22 En medio de todas estas cosas no pecó Job
en cuanto dijo, ni habló una palabra inconsiderada
contra Dios.

CAPITULO II.

Segunda prueba de la virtud de Job en los lormenlos de to-


do i7í cuerpo llagado ; insúltale su muger y , visi'tank tres
amigos.

1 Y sucedió que otro dia comparecieron los

hijos de Dios á la presencia del Señor, y asimismo

i /. Esd. IX. V. 3.
2 A /« tierra ,
que también es nnesira madre.
CAPÍTULO lí. 265
Satanás se halló entre ellos, y se puso en su pre-
sencia.
2 Y díjole el Señor á Satanás : ¿De dónde ven-
drás tú? El cual respondió : He dado la vuelta por
la tierra, y la he recorrido toda.
3 Replicóle el Señor :
¿ Pues no has observado
á mi siervo Job como no tiene semejante en la
tierra,varón sencillo y recto, y temeroso de Dios,
y muy ageno de todo mal obrar, y que aun con-
serva la inocencia? Y eso que tú me has incitado
contra él, para que yo le atribulase sin mere-
cerlo '.

4 A esto respondió Satanás, diciendo : El hom-


bre dará siempre la piel de otro por conservar la

suya propia, y abandonará de buena gana cuanto


posee por salvar su vida :

5 y si no, extiende tu mano y toca á sus hue-


sos y carne, y verás cómo entonces te menosprecia
cara á cara.
6 Dijo pues el Señor á Satanás : Ahora bien,
«?>í/a, en tu mano está ;
pero consérvale la vida.

7 Con eso partiendo Satanás de la presencia


del Señor, hirió á Job con una úlceía horrible des-
de la planta del pié hasta la coronilla de la cabeza
8 de suerte que sentado en un estercolero "^^
se
raia la podredumbre con un casco de teja.

1 Y ya ves la firmeza de su virtud. Habla el Señor según


frase de los hombres , como observa S. Gregorio. Véase
///. Reg. XXII. v. 21.

2 Fuera de la ciudad por no inficionarla población. =

23
266 LIBRO DE JOB.
9 Y díjole su miiger : ¿ Todavía permaneces tú
en tu estúpida simplicidad ? Sí : bendice á Dios, y
raue'rete.

10 Respondióle Job : Has hablado como una


de las mujeres sin seso'. Si recibimos los bienes
de la mano de Dios ^,
¿ por qué no recibiremos
también los males * ? En medio de todas estas co-
sas no pecó Job en cuanto dijo.

11 Entretanto tres príncipes amigos de Job,


habiendo oido todas las desgracias que le habian
sobrevenido, partieron cada cual de su casa p es-
de Theman, Baldad de Suba, y So-
tados. Eliphaz
phar de Naamath porque habian concertado entre
:

sí de venir juntos á visitarle y consolarle.


12 Y cuando desde lejos alzaron los ojos para
mirarle^ le desconocieron; y asi exclamando, pro-
rumpieron en lágrimas, y rasgando sus vestidos,
esparcieron polvo por el aire sobre sus cabezas *,
13 y estuvieron con él sentados en el suelo siete
dias y siete noches, sin hablarle palabra ^i al ver
que su dolor era tan vehemente *. i^

1 Sin piedad ni religión.

2 Sin haberlos merecido.


3 Que tenemos merecidos.
4 Josué VII. V. Q.— Thren. II. v. 10. Véase Vestidos,
5Se dice que una persona ha asistido ranchos dias á un
enfermo, sin apartarse de su lado, aunque realmente haya
salido del cuarto ó de la casa para comer y descansar al-
gunas horas.
6 O que no admitiría consuelo alguno.
267

CAPÍTULO 111.

Desahoga Job su 'angustiado corazón, lamenlándose de


sus males con enérgicas expresiones , y mostrando la infe-

licidad de los mortales.

1 Después de esto abrió Job su boca, y eclió la

maldición al dia de su nacimiento ',

2 hablando de esta manera:


3 Perezca, mal haya el que nací, y la
dia en
noche en que se dijo por mí: Concebido queda un
varón.
4 Conviértase aquel dia en tinieblas : no haga
Dios cuenta de el desde lo alto ; ni sea con luz
alumbrado
5 obscurézcanle las tinieblas, y la negra sombra
de la muerte ; cúbrale densa niebla, y sea envuelto
en amargura.

] Semejantes expresiones se hallan Jeretn. XX. v. 14.


— Habac^ y pudieron muy bien decirse sin per-
I. v. 2. etc.;
der la resignación á la voluntad divina y solo para mani- ,

festar la amargura de su situación. Es de notar que en el


original hebreo toda esta conferencia de Job con sus ami-
gos está escrita en el lenguage poético. Y nadie ignora que
es propio de la poesía usar ciertas expresiones hiperbólicas,
que no deben entenderse á la letra. Por otra parte, Job po-
dia temer que hubiese cometido alguno de aquellos ocultos
pecados que atraen la justa indignación de Dios, y sentir
por eso el haber nacido. Téngase presente que el apóstol ,

Santiago le compara en la paciencia á nuestro divino Re-


dentor. Véase lo que dice Dios c. XLIT.v. 7,
268 LIBRO DE JOB.

6 Corra en aquella noche un tenebroso tor-


bellino ; no se mencione ella entre los dias del
año, ni se cuente entre los meses.
7 Sea la tal noche solitaria ó estéril^ ni sé re-
pute dij^na de cantares ó regocijos.
8 IMaldíganla los que aborrecen el dia en que
nacieron y que están prontos á provocar á Levia-
than '

9 Obscurezcan sus tinieblas las estrellas de esta


noche : espere la luz, y nunca jamas la vea, ni el

albor de la naciente aurora;


10 ya que no cerró el claustro del vientre que
me llevaba, y no apartó de mis ojos la vista de
estos males ^.
11 ¿Porqué no morí yo en las entrañas de mi ma-'

dre ; ó salido á luz, no perecí luego?


12 ¿Para qué al nacer me acogieron en el re^
gazo? ¿Para qué me arrimaron al pecho á fin de que
mamase ?
13 Pues yo ahora estaria durmiendo en el si-
lencio cíe la muélate; y en este mi sueño lograría
reposo
14 juntamente con los reyes y potentados de

1 Algunos creen qae Job indicaba con estas palabras las


naciones feroces, que no temían ni á los cocodrilos , mons-
truos del Nilo y que solían maldecir al sol por el excesivo
:

calor del clima en que vivían.


2 Impidiendo ó malogrando'mi uacíraiento. Lenguage
enérgico para denotar sa acerbo dolor.
CAPITULO Ili. 26»

la tierra, que fabrican para sí edificios en lugares


solitarios;
15 ó con los príncipes que amontonan oro, y
llenan de plata sus casas :

16 ó bien como un aborto, que Zmí-í/o le es-


conden y apartan de la vista, yo no subsistiera, ó
como los que después de concebidos no llegaron á
ver la luz.

17 Allá en el sepulcro cesa por Jin el grande


ruido que mueven los impíos; allí es donde vienen
á descansar los de las fuerzas cansadas '
,

18 y allí están sin sufrir ya molestia alguna, ni


oir la voz del cruel sobrestante, aquellos que en
otro tiempo estaban juntos con grillete.
19 Allí están el chico y el grande: allí el es-
clavo libre ya de su amo ^.

20Por qué razón fue concedida la luz á un


¿

desdichado, y la vida á los que la pasan, como yo,


en amargura de ánimo ?

21 los cuales están esperando la muerte, la

que no acaba de llegar, como esperan los que ca-


van en busca de un tesoro
22 y se sienten trasportados de gozo al hallar

el sepulcro*.
23 iPoí' qué se concedió la vida á un hombre

1 O los que están consumidos de fatigas , ó hartos de


cometer violencias.
2 Todos son allí iguales.
3 O al ver cercana la muerte.
2T0 LIBRO DE JOB.
como yo que no ve ^ camino por donde anda;
el
hable'ndole Dios cercado todo de tinieblas?
24 Suspiro antes de tomar alimento y suenan :

mis rugidos como las aguas que rompen los diques


é inundan.
25 Por cuanto me ha sucedido lo que yo me
temia se han verificado mis recelos.
:

26 ¿Acaso no disimulé, no callé, no aguanté con


paciencia? Y sin etnbargo la indignación de Dios
ha descargado sobre mí.

CAPÍTULO IV.

Eliphaz acma á Job de impaciencia , y quiere persuadirle


que sus males son en castigo de sus pecados ; suponiendo
que los inocentes nunca tienen adversidades. «

1 Entonces Eliphaz de Theman, rompiendo el

silencio, dijo
2 Si empezamos á razonar contigo, quizá no te
gustará lo que diremos; pero ¿quién podrá con-
tener las palabras que ahora le vienen á la boca?
3 Tú eras antes el que amaestrabas á muchos '
:

til dabas viffor á los agobiados :

4 tus palabras eran el sosten de los vacilantes,

y tú fortalecías las trémulas rodillas de los débiles.


5 Mas ahora que el azote ha descargado sobre
tí, estás abatido : te ha tocado el ScíioVj y te has.

conturbado todo.

1 Con saludables documentos.


CAPÍTULO IV. 271
6 ¿ Donde está aquel tu temor de Dios ? ¿ Dónde
tu fortaleza, tu paciencia, y la perfección de tu con-
ducta antigua ?
7 Considera, te ruego, si pereció jamas ningún
inocente, ó cuándo los buenos han sido extermi-
nados.
8 Al contrario, lo que yo he visto es que los
que han cultivado el vicio, han sembrado males,
y males han cogido,
9 y han perecido á un soplo de Dios, y han
quedado consumidos al aliento de la indignación
divina.
j 10 Asi perecióque rugia, y la leona que
el león

bramaba; y fueron desmenuzados los dientes de


los leoncillos,
1 Pereció de hambre el tigre por falta de pre-
sa, y los leoncillos se fueron cada uno por su
lado '.

12 Díjoseme en cierta ocasión una palabra re-


cóndita, y mi oido, así como á hurtadillas, perci-
bió algo de aquel blando zumbido.
13 En el horror de una visión nocturna, cuando
suele el sueño rendir los hombres^,
14 quedé 'sobrecogido de pavor, y todo tem-
blando, y estremeciéronse todos mis huesos ;

'
1 Tal es la suerte de los impíos. No , no te tengas por
Justo.

f
2 Y ocasionarles una confusa multitud de ideas.
272 LIBRO DE JOB.

15 y pasando por delante de raí un espíritu, se

me erizaron los cabellos.


16 Aparecióseme uno, cuyo semblante no pude
conocer ; un espectro delante de mis ojos, y per-
cibí una voz delicada como de un airecillo suave,
quejne decia :

17 ¿ Acaso un hombre, parangonado con Dios,


será tenido por justo, ó podrá creerse mas puro
que su Hacedor ?
18 Mira que no han sido firmes sus mismos mi-
y que
nistros, halló culpa hasta en sus ángles '.

19 ¡ Cuánto mas serán consumidos ', y como


roídos de la polilla, aquellos que habitan casas de
barro, cimentadas sobre el polvo !

20 De la noche á la mañana quedarán aniqui-


lados ;
y por cuanto ninguno considera estas ver-
dades^ perecerán para siempre.
21 Los restos que quedaren, serán arrancados :

morirán en medio de su locura.

CAPÍTULO V.

Prosigue Eliphaz acusando á Job de iniquidad, exhortan •

dolé á que se convierta á Dios, cuya providencia aplaude.

1 Llama pues algún defensor tuyo, si es que hay

1 Puede traducirse tambieu : Sábele que los que le sirven^


no son estables ; y en sus mismos ángeles halla él defectos,
Martini.
2 Por la justicia divina.
capítulo V. t73
quien te responda , y vuelve tu vista á alguno de
los santos '.

2 Verdaderamente que al necio le mata la có-


lera, y al apocado le quita la vida la envidia.

3 Yo vi al necio bien arraigado ; pero al ins-


tante maldije su aparente lozanía.
4 Estarán sus hijos muy lejos de la salud, ó/e-
licidad'^, y serán hollados en las puertas % sin que
haya quien los deíienda ni ampare,
5 Sus mieses las devorará un hambriento; y
gente armada echará mano de él, y se le llevará
cautivo, y hombres sedientos se sorberán sus ri-
quezas.
6 Ninguna cosa sucede en el mundo sin motivo :

que no brotan del suelo los trabajos ^,


7 Porque el hombre ^ nace para trabajar i/ p^c-
decer , como el ave 'para volar.
8 Por tanto yo rogaré al Señor, y enderezaré
á Dios mi oración ;

9 hace cosas grandes é inescrutables, y


el cual

maravillas sin cuento :

10 que derrama la lluvia sobre la haz de la

tierra , y todo lo riega con sus aguas :

1 A ver si Dios los ha tratado así.

2 No llegarán sus hijos á disfrutar de los bienes.


3 De la ciudad^ ó en los tribunales,
4 Sino que son disposiciones de la sabia providencia de
Dios.
. -5 Después del pecado original.
'^74 LIBRO DE JOB.

11 que ensalza á los humildes, y alienta con


prosperidades á los atribulados :

12 que disípalas maquinaciones de los malignos,


para que sus manos no puedan completar lo que
comenzaron :

13 que prende á los sabios con las mismas redes


de ellos , y desvanece los designios de los mal-
vados ;

14 de suerte que en pleno dia se encontrarán en


tinieblas , y á medio dia andarán á tientas como
si fuese de noche.
15 Entretanto el Señor salvará al desvalido de la

espada de sus lenguas , y al pobre de las manos del


hombre violento*
16 No y no quedará frustrada la esperanza del
mendigo , y los inicuos no osarán desplegar sus
labios.
17 Dichoso el hombre á quien el mismo Dios
corrige : no desprecies pues la corrección del
Señor ;

18 porque él mismo hace la llaga y la sana :

hiere , y cura con sus manos.


19 A las seis tribulaciones', te libertará , y á
la séptima ya no te tocará el mal.
20 El te salvará de la muerte en tiempo de
hambre , y en la guerra del golpe de la espada.
21 Estarás á cubierto del azote de lenguas
malignas j y no temerás la calamidad cuando vinierCo

1 Que. por ejemplo , haya resuelto enviarte. _:^


ÍAPITULO VT. 275
22 En m'euio de la desolación y de la carestía
general tú te reirás ; no temerás las bestias sal-

vajes ;

23 antes bien estarán en alianza contig-o hasta


las piedras de los campos '
, y las bestias ^era* del
pais serán para tí mansas ,

24 y verás reinar la paz y ahimdaneia en tu


morada; y no cometerás falta en el gobierno de tu
dichosa casa*
25 Verás también multiplicarse tu linage y ,

crecer tu descendencia como la yerba del prado.


26 En Jin lleno ele años entrarás en el sepul-
,

cro; al modo que el montón de trigo se recoge en

las trojes á su debido tiempo.


27 Mira que que acabañóos de exponerte, es
lo
así como lo decimos reílexiónalo pues
:
y medí- ,

talo para contigo mismo.

CAPÍTULO VI.

Job justifica sus quejas : se lamenta de que sus amigos le ha-


yan abandonado , y los reprende con energía.

1 Pero Job respondió


y dijo ,
:

2 Pluguiese á Dios que mis pecados, por los


¡

que be merecido la ira se pesaran en unas ba- ,

lanzas con la calamidad que padezco !

1 Quizá se alude aquí al crimen llamado scopelismo, que


consistía en sembrar de piedras el campo del enemigo de- :

lito frecuente entre los árabes. Véase el Digesto.


276 LIBRO DE JOB.

3 Se vería que mis males pesan tanioy mas que


la arena del mar *
: de aquí es que mis palabras
están llenas de dolor.
4 Porque parece que todas las saetas del Señor
están clavadas en mí ; el veneno de ellas va cor-
royendo mi espíritu y terrores del Señor
, , ó

terribles espectros, combaten contra mi.

Por ventura rebuzna el asno montes tenien-


5 ¿
do 3'erba? ¿ó brama el buey teniendo delante
un pesebre bien provisto ?
6 ¿O podrá comerse ua manjar insípido, no
sazonado con sal? ¿ó habrá quien coma con gusto
aquello que probado causa la muerte ?
7 Las cosas que antes hubiera yo rehusado
tocar^, ahora en la estrechez en que rae hallo, son
mi alimento.
8 Quién me diera que fuese otorgada mi pe-
¡

tición , y me concediese Dios que tanto deseo


lo !

9 y que el
¡
que ha comenzado á herirme , acabe
conmigo deje caer su mano, y corte mi vida!
,

10 Y mi consuelo seria que sin perdonarme ,

fuese afligiéndome con dolores y que yo no me ,

opusiese á los decretos del Santo por esencia,


11 Porque ¿cuáles son mis fuerzas para poder
sobrellevar tantos males? ¿ó cuándo tendrá fin mi
padecer, para prometerme el perseverar en la

paciencia ?

1 Y así que no son excesivas mis quejas.


2 O que yo no hubiera querido siquiera tocar.
1CAI>ÍTUL0 vt. -277

i2 que no es mi firmeza como la de las peñas,


ni es de bronce mi carne.
13 Mirad cómo yo por mí no puedo valer me y ,

cómo hasta los mas allegfados míos me han aban-

donado.
14 Quien nó tiene compasión de su amigo ,

abandona temor de Dios.


el sayito

15 Mis hermanos han pasado de largo por de-


'

lante de raí como pasa un rápido torrente perlas


,

cañadas.
16 Pero á veces los que temen la escarcha, son
abrumados de la nieve.
17 Como los torrentes, al mismo tiempo que se
desparramen, se perderán :
y como la nieve en ca-
lentando el sol y se derretirán ^.

18 Tortuosas son las sendas por donde cami-


nan : quedarán reducidos á y perecerán. la nada ,

19 Contemplad las veredas de Thema los ca- ,

minos deSaba, y esperad un poquito '.


20 Se han confundido á vista de im firme espe-
ranza : hanse llegado junto á mí , y quedan cu-
biertos de rubor.
21 En efecto y acabáis ahora de llegar, y luego
que veis mis males, tembláis de miedo.
22 ¿ Acaso yo os he dicho Traedme y dadme :

algo de vuestros bienes ?

1Esto es, mis parientes y amigos.


2 Sin dejar de sí rastro ninguno.
3 Para ver los consoladores que me llegan.

24
S78 LIBRO DE JOB,

23 ¿O bien , libradme del poder del enemigo '

y sacadme de las manos de los poderosos ?


24 Enseñadme , que yo callaré y si en algo he ;

sido Ignorante ó he pecado , instruidme.


25 ¿Por qué razón pues habéis contradicho á
las palabras de verdad que he hablado j siendo así

que ninguno de vosotros puede redargüirme de


pecado ?
26 Vuestros estudiados razonamientos solo ti-

ran á zaherirme , y no hacéis mas que hablar al

aire.

27 Os arrojáis sobre un huérfano, y os esfor-


záis en acabar de perder á vuestro amigo.

28 Como quiera, concluid el discurso comenza-


do y prestadme después atención y ved si digo
, ,

mentira '.

29 Respondedme , os ruego , sin porfía , y pro-


nunciad la sentencia conforme á justicia :

30 que no habéis de hallar falsedad en mi len-


gua , ni de mi boca oiréis necedad alguna '.

CAPITULO VIL
Job continúa su defensa ; y pide á Dios que le libre de las
tnisei'ias, y le perdone.

1 La vida del hombre sobre la tierra es una

1 O de la tribulación.
2 En lo que alego para defensa niia.
3 Contra Dios por causa de mis calamidades.
CAl'ÍTULO VII. 279
perpetua guerra '
; y sus días son como los de un
infeliz jornalero.

2 Como el s'ievvo fatigado suspira por la som-


bra , y al modo que el jornalero aguarda con ansia
el fin de su trabajo ;

3 así he pasado yo meses sin sosiego , y estoy


contando las noches trabajosas.
4 Si estoy acostado, digo ¿Cuándo será de dia, :

y me levantare? y XxjLtgo dé levantado^ deseo que lle-


gue la tarde y quedo en un mar de dolores hasta
;

comenzar otra noche.


5 Mi carne está cubierta de podre , y de costras
de inmundo polvo : toda mi piel está seca y arru-
gada.
6 Mis días han corrido mas velozmente de lo

que el tejedor corta la urdimbre acabada la tela *y

y han desaparecido sin esperanza de retoitio.

7 Acuérdate , oh Dios mió ,


que mi vida es im
soplo , y que no volverán á ver mis ojos la felici-
dad perdida
8 ni me verá mas humana vista ;
porque tú has
echado sobre mí una terrible mirada, y ya no pue-
do subsistir mas,
9 Como se disipa y desvanece una nube , así el

que desciende al sepulcro, no subirá


10 ni volverá otra vez á su casa , ni le conocerá
mas el lugar donde habitaba.

1 Así traducen el V. Granada y otros.


2 O , de lo que corre la lanzadera del tejedor.
2Sd LIBRO DE JOB.
11 Por tanto daré libertad á mi lengua ^jara
lamentarse ^ hablaré de las angustias de mi espíri-
tu ; discurriré acerca de las amarguras de mi alma,
12 2/ diré al Scíior : ¿ Soy yo acaso un mar em-
brayeciclo , ó alguna ballena ó monstruo , para que
me teñeras encerrado como en una cárcel ?
13 Si yo digo : Puesto en mi lecho hallare con-
suelo, y experimentaré alivio en mi cama, hablan-
do y discuniendo conmigo mismo ;

14 tú me aterrarás con sueños espantosos, y me


harás estremecer con horribles visiones.
15 Por cuya causa mi alma quisiera mas un pa-
tíbulo , y cualquiera muerte ó paradero mis
huesos '.

IG Perdí las esperanzas de poder vivir mas :

ten lástima de mí, Smor^, yaque mis dias son nada.


17 ¿ Qué es el hombre para que tú hagas de
él tanto caso, ó para que se ocupe de él tu cora-
zón ?

18 Visitaste al rayar el alba, y de repente le

atribulas.
19 ¿ Hasta cuándo me has de negar tu compa-
sión, sin permitirme el respirar ó tragar siquiera
mi saliva ?
20 Pequé, Señor; mas ¿qué haré yo para apla-
earte^ oh observador de los hombres ? ¿ Por qué

1 Que el excesivo dolor que padezco.


2 Y sácame de esta vida.
CAPÍTULO VIÍÍ. 281
me has puesto por blanco de tus enojos, tanto
que ya me he hecho intolerable á
mismo ? raí

21 ¿ Por que' no perdonas todavía mi pecado,


'

y por qué no borras mi iniquidad ? Mira que ya


voy á dormir en el polvo del sepulcro, y cuando ma-
ñana me busques ^, ya no existiré en el mundo,

CAPÍTULO VIH.

Baldad defiende que las calamidades de Job son pena de sus


culpas. Le exorta á que se convierta ; y habla contra los
hipócritas.

1 Tomando entonces la palabra Baldad de Su-


ba, dijo :

Hasta cuándo has de hablar de ese modo,


2 ¿

y han de ser como un torbellino las palabras de


tu boca ?
Por ventura tuerce Dios el juicio ? ¿ ó el
3 ¿

Omnipotente trastorna la justicia ?


4 Aunque tus hijos hayan pecado contra él, y
los haya abandonado al poder de su iniquidad, y^
castigado severamente ^
5 esto no obstante, si tú recurres solícito á
Dios, y humilde ruegas al Todopoderoso ;

6, procedes con inocencia y rectitud al pun-


si ,

to punto volverá á tí los ojos para socorrerte ,,

1 Después de tanto castigo.


2 Para darme algún alivio.
282 LIBRO DE JOB.

y restituirá la paz 1/
felicidad á la morada de tu ino-
cencia ;

7 en tanto grado que tus principios habrán si-


do pequeños en comparación del último estado de
grandeza á que te ensalzará.
8 Pregunta generaciones pasadas, y
si no á las

escudriña atentamente las memorias de nuestros


padres ;

9 (porque nosotros nacimos ayer, y somos unos


ignorantes pasándose nuestros dias sobre la tierra
;

como una sombra)


10 y ellos te instruirán, hablarán contigo, y de
dentro de su corazón sacarán sentencias.
11 ¿ Por ventura puede el junco conservarse
verde sin humedad? ¿ ó crecer sin agua uu car-
rizo?
12 Estando todavía en flor, y sin que mano nin-
guna le toque, se seca primero que todas las yer-
bas.
13 Tal es la suerte de todos los que se olvidan
de Dios; y así parará en humo la esperanza del
hipócrita.
14 A él mismo no le contentará ya su estolidez
ó impiedady toda su confianza en
;
las criaturas se

desvanecerá como telaraña


15 querrá apoyarse sobre su casa, y se hun-
dirá : péndrale puntales, mas no se mantendrá'.

1 En estos cuatro versos que siguen, después de la com-


paración del impío á uo árido juDco , se compara el hombre
CAPÍTULO VIH. 283
16 Pero el justo es uua planta que se muestra
fresca y lozana antes de venir el sol, y en na-
ciendo '
arroja su pimpollo.
17 Sus raices se aiultiplican , y se abren camino
aun por entre los pedregales, y ella vive en me-
dio de peñascos.
18 Si atíjuno la arrancare de su sitio , ella re-
nunciará á él , y dirá : Nada tengo que hacer con-
tigo.
19 Pues la naturaleza de esta planta es de tan
feliz condición ,
que brotarán nuevamente otros
renuevos de la misma tierra.

20 Dios no abandona al hombre de bien , ni

alarga su mano á los malvados


21 Algún dia tu boca rebosará de risa, y tus
labios de júbilo.

justo á un árbol siempre verde; comparación que concluye


en los versos 20, 21 y 22.
1 En lugar de in ortu suo que se lee en la Vulgata , en el
texto hebreo, y aun en varias versiones latinas se lee in
horto suo. Y
donde se lee antequam venial sol, el hebreo
dice delante del sol , y así S. Agustín traduce debajo del
sol. El justo pues es como una planta, ó árbol frondoso,
que recibe de lleno el vivificante calor del sol , y que
ahonda sus raices aun en lugares ásperos y pedregosos
esto es, aun en medio de las adversidades se sostiene, y
crece en la virtud árbol que , aunque sea cortado a raiz
:
,

de modo que no se conozca dónde estuvo, renacerá siem-


pre de nuevo, no faltándole jamas la virtud vivificadora del
Sol de justicia.
284 LIBRO DE JOB.
j 22 Entonces los que te aborrecen , serán cubier-
tos de confusión :
y no quedará en pié la casa de
los impíos.

CAPÍTULO IX.

Ensalza Job aun mas que sus amigos el poder , la sabiduría


.
y justicia de Dios; y muestra que no se opone á estos atri-
butos el afligir en este mundo á los inocentes.

1 Replicando á esto Job , dijo :

Yo sé verdaderamente que así es y que no


2
hay hombre justo, si se compara con Dios.
3 Si Dios quisiere entrar en juicio con él, no po-
drá responderle de rail cargos ,
que le hará, á uno
solo.

4 El es el sabio de corazón y y po-


el fuerte

deroso. ¿ Quién jamás le resistió que quedase e^


paz ?

5 Él traslada los montes de una á otra parte

y sin que lo perciba^n , son abatidos i/ alla,nados

por su furor.
6 Él conmueve la tierra de su sitio , y hace
bambolear sus columnas.
7 Él manda al sol, y no nace, si asi lo manda:
y encierra , si quiere , las estrellas como bajo de
sello '.

' 1 Puede traducirse :?/ 2^oM£?r¿ , si gusta, un sello sobre


las estrellas para que no luzcan.
capítulo IX. 285
8 El solo extendió los cielos , y camina sobre las
ondas del mar.
9 Él hizo el arcturo '
, y el orion , hya-
y las

das , y las partes escondidas acia el Mediodía^.


10 Él hace cosas grandes é incomprehensibles
y maravillosas ,
que no tienen guarismo.
f 11 Si viene á mí , yo no le veo : si se retira ,

tampoco le conozco.
}'2 Si el súbitamente pregunta ^,¿ quién podrá
responderle , ó quién podrá decirle : Por qué ha-
ces eso ?

13 Él es el Dios verdadero , á cuyo enojo nadie


puede y ante cuyo acatamiento se pos-
resistir ,

tran los ángeles que mueven los cielos ó el orbe ^,


14 ¿ Quién soy yo pues para poder contestarle,
y hablar con él bocaá boca?
15 Aun cuando tuviere yo alguna cosa que ale-
gar por mi parte , no la alegaré sino que implo- ,

raré la clemencia de mi juez:


16 y aun cuando prestare oidos á mis súplicas ,

no acabaré de creer que haya hecho mérito de mis


voces ^.

17 Porque él puede oprimirme con un torbelli-

1 O estrella del Norte.


2 O las cabrillas y ,
las constelaciones australes.
3 O llama á juicio.
4 Puede traducirse : Y debajo del cual se encorvan ó ar-
rodillan los que llevan sobre si el peso y dirección del orbe
entero.
5 Sino de sola su infinita bondad y clemencia.
286 LIBRO DE JOB.
no de males , y multiplicar mis llagas aun sin ma-
nifestar el motivo.
18 Él no concede reposo ninguno á mi espíritu,
y me llena de amarguras.
19 Si se trata de poder , es poderosísimo ; si de
la equidad en el juzgar, nadie osa dar testimonio
en favor mío '.

20 Si yo quisiere justificarme , me condenará


mi propia booa * : si yo me quisiere manifestar
inocente , él me convencerá de reo.
21 Aun cuando yo fuese inocente , eso mismo
lo ignorará mi alma , y me será siempre fastidio-
sami vida.
22 Una sola cosa lie afirmado y es que el Se^ ,

ñor consume con trabajos así al inocente como al


impío.
23 Ya que me azota , quíteme de una vez la vi-

da :
y no dirán que se ríe de las penas de los ino-
centes.
24 La tierra comumnente es entregada en ma-
nos del impío , el cual con las riquezas venda los
ojos de los jueces que la gobiernan. Y si no es el

Señor quien lo dispone , decidme , ¿


quién es ' ?

25 Mis diashan corrido mas velozmente que


una posta : huyeron sin dejarme ver cosa buena :

1 Contra el juicio de Dios.


2 Como presuntuoso y soberbio.
3 Puede traducirse: ¿ Y quiénes, decidme, sÍ7io el Señor
el que lo dispoue ?
CAPÍTULO IX. 28?
26 pasaron como naves cargadas de frutas ' :

como el águila volando que se deja caer sobre la

presa.
27 Que si yo digo : No hablaré mas asi ^ , se
altera mi semblante, y el dolor me despedaza.
28 De todas mis obras tenia yo recelo, sa-
biendo que tú no perdonas al delincuente*.
29 y si aun viviendo así, soy tratado como un
impío, ¿para qué habré trabajado en balde toda mi
vida ?
30 Por mas que me lave con aguas de nieve,
y
reluzcan mis manos de puro limpias
31 sin embargo me harás y me ten-perecer,
drás como sumergido en inmundicias, y hasta mis
vestidos harán asco de mí.
32 Porque no habré de dar mis descargos á otro
hombre como yo, ni á quien puede igualmente
ser citado conmigo á juicio.
33 Tampoco hay quien pueda redargüir á en-
trambos, ni interponerse como mediador entre nos-
otros dos.
34 Aparte de sobre vara de su justicia; y
raí la

no me asombre con el terror que rae causa ^


35 entonces hablaré sin que rae amedrente su
vista; pues estando con tanto temor, no puedo
responder eyi mi defensa.

1 Esto es, con mucha velocidad.


2 Ni me lamentaré de mis males.
3 O no le dejas sin castigo.
4 O infunde su tremenda magestad.
288 LIBRO DE JOB.

CAPÍTULO X.

Job, en medio de sus asombrosas tribulaciones, pide al Señor


que ó le quite la vida, ó le alivie de sus males.

1 Tedio me causa ya elmi len- vivir. Soltaré

giii, aunque sea contra mí hablaré en medio de la


:

ftmarffura de mi alma.
2 Le diré á mi Dios No quieras condenarme de
:

este modo manifiéstame por qué me juzgas de esta


:

suerte.
¿Podrá acaso jamás ser de tu agrado el que
3
me entregues á la calumnia, y el oprimirme,
siendo yo la obra de tus manos y el cooperar á ;

los designios de los impíos?


4 ¿Por ventura son tus ojos ojos de carne?
¿'O, miras tú las cosas solo por afuera como las mira
el hombre'
5 ¿ Son acaso tus dias como hombre,
los dias del
ó tus años semejantes á los años humanos,
6 para que hayas de ir inquiriendo mis mal-
dades, y averiguando mis pecados*?
7 sabiendo como sabes que no he cometido mal-
dad alguna, y que no hay nadie que pueda li-

brarme de tus manos.


8 Tus manos, Se/lor, me formaron: ellas coor-

1 Puede traducirse : ¿ O juzgas de las cosas como juzgan


los hombres ?
2 Como si no lo supieses todo.
CAPÍTULO X. 289

ílinaron todas las partes de mi cuerpo, ¿y tan de


repente quieres despenarme?
9 Acuérdate, te ruego, que me formaste como
de una masa de barro, y que me has de reducir á
polvo,
10 ¿No es así que tú me formaste, como de la
leche cuajada y exprimida se forma el queso?
11 Vestísteme de piel y carne, y con huesos y
ii-ervios me orcranizaste.

12 IMe diste vida, y usaste conmigo de miseri-


cordia ; y tu protección ha conservado mi es-
píritu.

13 Aunque encubras estas cosas en tu corazón *

yo sé bien que todas las tienes presentes.


14 Si pequé, y entonces me perdonaste, ¿por
qué ahora no permites que yo me vea limpio de
mi iniquidad ?

15 Que si yo fuere un impío, ¡ay desdichado de


mí! y si justo, no levantaré cabeza, estando como
estoy agobiado de aflicciones y de miserias.
16 Y me aprisionarás por la soberbiacomo la
leona' ; y volverás á atormentarme de un modo
portentoso.
17 Reproducirás tus testigos contra mí, y re-

1 Y aparentes haberlas olvidado.


2 Si me tengo por justo, me aprisionarás por K¡i soberbia
como la leona agarra su presa. En el texto hebreo se dice s

como el lean la presa. -^

To.M. VI. 23 -
290 LIBRO DE JOü.

doblarás contra mí tu enojo, y me hallare com-


batido de un ejercito de penas.
Por qué me sacaste del vientre de mi madre ?
18 ¿

Ojalá hubiera yo perecido antes que ojo mortal


me viera.
19 Me habrían trasladado del seno materno al
sepulcro , como si no hubiese existido'.
20 ¿ Por ventura no se acabará en breve el cor-
to número de mis Déjame pues lamentarme
días?
de mi dolor por un momento ;

21 antes que yo me vaya allá de donde no vol-


veré, á aquella tierra tenebrosa, y cubierta de las
negras sombras de la muerte :

22 tierra de miseria y de tinieblas, en


ó región

donde tiene su asiento la sombra de la muerte y ,

donde todo está sin orden , y en un caos ú horror


sempiterno.

CAPÍTULO XI.

Sophar afirma injustamente que Job es castigado de Dios


por su soberbia y 'presunción y otros pecados ; y en
,

lugar de probar su acusación, exalta la grandeza de Dios,


que Job no niega.

1 Aquí Sophar de Naaraath, tomando la palabra,


dijo :

2 Pues que, ¿el que mucho habla, no escuchará

1 Agobiado Job de tantas penas , habla según el apetito

inferior de su alma , y con el leiig\iage propio de nn acerbo


dolor.
CAPÍTULO XI. 291

también? ¿O bastará al hombre ser gran parlador

para justificarse ?

3 ¿Por tí solo habrán de callar los demás hom-


bres? ¿Y después de haberte mofado de los otros,
no habrá nadie que te confunda ?
4 Lo cierto es que tú has dicho á Dios : Mi doc-
trina, ó la vida que llevo, es pura; y yo estoy lim-
pio en tu presencia'.
5 Mas ojalá Dios se dignase responderte , y
abrir sus labios para hablar contigo ,

6 y te hiciese ver los secretos de su sabiduría


y la multiplicidad de sus leyes con lo que cono- :

cerías que te castiga menos de lo que tu maldad


merece.
7 ¿ Acaso puedes tú comprender los caminos de
Dios , ó entender al Todopoderoso hasta lo sumo
de su perfección?
8 Es mas alto que los cielos : ¿qué harás pues?
Es mas profundo que los infiernos : ¿cómo has de
poder conocerle ?
9 Su dimensión es mas larga que la tierra , y
mas ancha que el mar.
10 Si trastornare todas las cosas^ olas amonto-
nare en un lugar ^
,
¿quién podrá oponérsele?
11 El conoce la vanidad ó iniquidad de los hom-
bres ; y viendo sus maldades, ¿ ha de pasarlas por
alto sin castigarlas?

1 Nunca dijo Job tal cosa. Véase c. IX. v. 20. X. v, 14.

2 Coafuudiéndolas en un caos.
^í^2 LIBRO DE JOB.

12 El hombre necio se engríe con altanería ; v


se cree nacido para no tener freno ', como el po-
llino del asno montes.
13 Yo veo que tú lias endurecido tu corazón ;

y levantas , osado , acia el Señor tus manos.


14 Si arrojares de tí la iniquidad que hay en
tus obras , y no consintieses que more en tu casa
la injusticia

15 entonces sí que podrás, limpio de toda má-


cula, alzar tu rostro á Dios, y con su auxilio per-
manecer firme y sin temor alguno ;

16 y aun te olvidarás de tus trabajos , ó solo te


acordarás de ellos como de un turbión de aguas
que ya pasó.
17 y en la tarde ^ amanecerá para tí una luz
como de medio dia y cuando te creerás consu-
,

mido renacerás brillante como la estrella de la


,

mañana.
18 La esperanza qiie se te propondrá de la vida
eterna , te llenará de confianza ; y dormirás en
plena seguridad estando rodeado como de un pro-
fundo foso^.
19 Reposarás , y no habrá quien te amedrente ;

y muchísimos poderosos acudirán á tí con súplicas ^.

1 Y vivir á su libertad.
2 O último tercio de tu vida.
3 Esto es, defendido y guardado por la protección de
Dios.
^ 4 Tan grande será tu poder.
CAPÍTULO Klí. 20tl

20 Mas los ojos de los impíos se secarán de en-


vidia :
y no habrá guarida para y ellos ;
sus mis-
mas esperanzas causarán abominación y tormento
á su alma.

CAPÍTULO XII.

Job redarguye á sus amigos ,y confunde su jactancia , ha-


ciéndoles ver que no hablan al caso.

1 Replicando Job á esto , dijo :

2 ¿ Con que vosotros solos sois hombres enten-


didos y con vosotros morirá la sabiduría?
,

3 Pues también tengo yo seso como vosotros ,

ni os concedo ventaja sobre mí; porque eso que


sabéis ,
¿quién hay que lo ignore ?

4 Quien sufre como yo ser escarnecido de su


propio amigo, invoque á Dios, que le oirá; ya que
se hacemofa de la sencillez del justo.
5 Es este una antorcha de ninguna estima , se-
gún el concepto de los ricos , bien que prevenida

para brillar en el tiempo señalado jjor Dios»


6 Las casas de los ladrones abundan de bienes ,

y ellos osadamente provocan á Dios , siendo así


que él es quien les ha puesto en las manos todo lo

que tienen '.

1 Puede traducirse siendo asi que todos los bienes se los


:

da Dios. Dios prospera muchas veces las miras de los lo-


greros y ladrones permitiendo que huelguen y gocen en
,

este mundo porque


;
tieue reservado su castigo para la otra
294 LIBRO Dii JOB.

7 Pregunta si no á las bestias, y te lo enseña-


rán ; y á las aves del cielo ^ y te lo declararán :

8 habla con la tierra , y te responderá ; y te lo

referirán los peces del mar.


9 ¿Quién no sabe que la raano del Señor hizo
todas estas cosas ?

10 En su mano tiene Dios el alma de todo vi-


viente , y el espíritu de toda carne humana.
11¿ No es el oido el que discierne las palabras;

y el paladar del que come, los sabores?


12 En los ancianos se halla la sabiduría , y en
los muchos años la prudencia.
13 En el ^eñor Dios residen la sabiduría y la

fortaleza : suyo es el buen consejo y suya la inte-


ligencia.
14 Lo que él destruyere, nadie podrá reedifi-
carlo. Si tuviere encerrado á un hombre , nadie
podrá abrirle.
15 Si detuviere las aguas , todo se secará ; y si

las soltare , sumergirán la tierra.

16 En él están esencialmente la fortaleza y la


sabiduría : él conoce igualmente al engañador y al

engañado.

vida. Y así está claro que la felicidad temporal no siempre


viene de la virtud, ni las desgracias temporales provienen
siempre de las culpas ó pecados del hombre. Dios suele
premiar con bienes temporales algunas obras bueuas que a
veces hacen los malos y castigar con aflicciones y penas
;

de esta vida las culpas ó defectos en que incurren los que


le sirven.
CAPÍTULO XII. -¿95

17 Conduce los hombres de consejo á un resul-


tado necio y vuelve estólidos los jueces.
,

18 Despoja de la faja á los reyes, y '


les ciñe

los lomos con una soga ^.

19 A los sacerdotes los priva de toda su gloria ,

y á los grandes los derriba por el suelo.


20 Trueca las palabras en la boca de los hom-
bres veraces ',
y quita el saber á los ancianos.

21 Hace caer á los príncipes en desprecio , y,


vuelve á ensalzar á los abatidos.

22 El descubre lo que está en lomas profundo


de las tinieblas , y saca á luz la sombra misma de
la muerte.
23 Multiplica las naciones
y las destruye , ;
y
destruidas , las vuelve á su primer estado.
24 Cambia el corazón de los soberanos de los
pueblos de la tierra , y los ciega para que des-,
caminados anden divag-ando :

25 irán á tientas como si fuera de noche y no


de dia ; y les hará perder el tino como á borra-
chos.

1 O de toda autoridad. El bálteo ó faja era el distintivo


de los generales. Véanse Homero y Virgilio.
2 A manera de esclavos.
3 Abandonándolos á la mentira.
206 LIBRO DE JOB.

CAPÍTULO XIII.

Desea Job que sea juzgada su causa en el tribunal divino ;


pues sus amigos sotí jueces incompetentes. Anhela saber
de Dios por qué pecados le castiga tan severamente.

1 Todas mis ojos y


estas cosas '
las han visto

escuchado mis ordos, y una por una las tengo


comprendidas
2 y asi lo que vosotros alcanzáis con vuestra
ciencia , también lo alcanzo yo ; no soy inferior á
vosotros.
3 Con todo eso hablaré al Todopoderoso , y
deseo razonar con Dios ^

4 haciendo antes ver que vosotros sois unos


¿urcidores de mentiras, y secuaces de perversos
dogmas.
5 Y ojalá callarais, para que fue'seis tenidos por
sabios .
6 Oid pues mi refutación *, y estad atentos aí

juicio que pronunciarán mis labios.


7 ¿ Acaso tiene Dios necesidad de vuestras
mentiras ,
para que defendáis su conducta con so-
fismas ?

1 De Dios, que antes habéis alegado.


2 £1 cua] es la misma sabiduría y á pesar de que soy
;

polvo y ceniza.
3 Proierb. XVIL v. 28.

4 De lo que habéis dicho.


LAFÍTULO XIII. 297
8 ¿ Por ventura queréis prestar favor á Dios,
y os esforzáis por su respeto á patrocinar su causa ' ?

9 ¿ Agradará eso á Dios á quien nada se


, le

puede ocultar ? ¿O será engañado, como lo seria

un hombre, con vuestras supercherías í/ lisonjas ?


10 Él mismo os condenará, porque solapada-
mente os ponéis de su parte \
11 Lo mismo será moverse él en defensa mia^
que os llenará de espanto, y el terror suvo ó de su
nombre caerá sobre rosotros.
12 Vuestra memoria será esparcida y disipada
como ceniza, y vuestras aliivas cabezas reducidas
á lodo.
13 Callad por un poco, á fin deque hable yo to-
do lo que la razón me sugiere.
1 ¿ A qué propósito he de lacerar mis carnes con
mis dientes, y he de traer mi alma en las manos ' ?

15 No ; aun dado que el Seíior me quitare la

vida, en él esperaré : en todo caso yo expondré


ante su acatamiento mi conducta :

16 y él será mi salvador ; y en verdad qii€ no


se presentará delante de sus ojos hipócrita nin-
guno.
17 Oid mis razones, y aplicad vuestra atención
á los enigmas ^ que voy á deciros» ^

1 O
á sentenciar á favor suyo ?
2 Para atropellar mi ¡noreocia.
3 Como si deseara perderla ?
4 O verdades ocultas.
2í)8 LIBRO DE JOB.

18 Si yo fuere juzgado, sé que seré declarado


inocente.
19 ¿ Quién es el que quiere entrar conmigo en
juicio '
? que venga. ¿ Por qué me he de consu-
mir callando ?

20 Dos cosas solamente te pido, Dios mió, que


hagas conmigo ; y entonces no me esconderé de
tu presencia :

21 retira tu mano de sobre mí, cesando de afli-

girme, y no me asombres con el terror tuyo ^.

22 Llámame d juicio, que yo te responderé ó ;

si no, permite que yo hable, y respóndeme tú.


23 Muéstrame, Señor, cuántas maldades y pe-
cados tengo cuáles son mis crímenes y delitos.
;

24 Por qué me ocultas tu rostro, y me consi-


¿

deras como enemigo tuyo ?


25 Contra una hoja que lleva el viento, haces
alarde de tu poderío, y persigues una paja seca :

26 puesto que decretas contra mí tan amargas


penas, y quieres consumirme por los pecados de
mi mocedad.
27 Has metido mis pies como en un cepo : has
observado todas mis acciones y notado mis pisa-
das ó procederes
28 siendo así que he de quedar reducido á po-
dre, y ser como una ropa roida por la polilla.
-|-
I I - I UBI I
I ! I IIIIB. I lili ! .. I I III I I

1 Para disputarme esa verdad.


2 O de tu magestad.
299

CAPITULO XIV.
Pinta Job las miseriashumanas, y en particular las suyas.
Admira la providencia de Dios acerca del hombre ; y pro-
fetiza la resurrección de los cuerpos.

1 El hombre nacido de muorer vive corto tiem-


po, y está atestado de miserias.
como una flor, y luego es cortado sr
2 El sale i/

marchita ; huye y desaparece como sombra y ja- ,

más permanece en un mismo estado.


3 ¿ Y tú te dignas de abrir tus ojos sobre un
ser semejante, y citarle á juicio contigo ?

4 i
Quien podrá volver puro al que de impura
simiente fue concebido '
? quién sino tú solo ' ?

5 Breves son los dias del hombre : tú tienes


contado el número de sus meses : señalástele los
términos de su vida, mas allá de los cuales no
podrá pasar.
6 Retírate ;«<e5 un poquito de él ', para que re-
pose mientras llega su dia deseado , como el día
de descanso al jornalero.
7 El árbol tiene esperanza de reverdecer, aun-
que sea cortado ; y en efecto brotay echa sus re-
nuevos.
8 Aun cuando sus raices estuvieren envejecidas

1 V salió manchado desde su origen?


2 Que eres puro y santo por esencia ?
3 Deja de afligirle.
300 LIBRO DE JOB.

en la tierra , y su tronco amortecido en el polvo ó

sequedad ,

9 al olor del agua retoñará, y echará /rowíZosas


ramas como la primera vez que fue plantado.
10 Pero el hombre una vez muerto y descarna-
do y consumido díme , ,
¿qué se hizo de él?
H
A la manera que si se retirasen ó enjugasen
las aguas del mar, y se agotasen los rios, queda-
rían en seco ;

12 así el hombre . cuando durmiere el sueño de


la muerte , no resucitará. Hasta tanto que el cielo

sea consumido y renovado , no despertará , ni vol-

verá en sí de su sueño '.

13 ¡ Oh quién me diera que me guarecieses y


escondieses en el sepulcro hasta que pase tu fu-
ror, y me señalases el plazo en que te has de
acordar de mí
14 Mas ¿ acaso ha de volver á vivir un hombre
ya muerto ' ? S/ y por eso en la guerra continua
,

en que me hallo estoy esperando siempre aquel


,

día feliz en que vendrá mi mudanza ó gloriosa re-


novaeion.
15 Entonces rae llamarás, y yo te responderé :

alarg-arás la diestra á la obra de tus manos. '.

1 Rom. Fin. V. \9.—Heb. 1. v. 11.— 77. Petri III. v. 7.

2 Mas l y será verdad que reviva un, etc. Luc. XX. v.


27.-7. Cor. XV. v. 42 y 52. 7 Thes. IV. v. 15. 16. —
3 En señal de tu benevolencia.
CAPITULO XV. 301

Es verdad qne tú
16 tienes contados todos mis
pasos mas perdóname
; , Se/7or, mis pecados.

17 Tú tienes sellados y guardados como en una


arquilla mis delitos ; pero has curado ja mi ini-
quidad '.

18 Los montes van cayendo á pedazos y des-


liaciéndose , y cambian de sitio los peííascos :

19 las ao^uas cavan peñas, y la tierra batida


las

con las inundaciones poco á poco se va consu-


miendo ; del mismo modo vas tú acabando con el
hombre.
20 Le diste vigor por un poco de tiempo, para
que pasase para siempre á la eternidad : demuda-
rás su semblante antes de morir, y le harás salir

de este mundo.
21 Que sus hijos sean esclarecidos, ó viles , él

no lo sabrá ^

22 pero mientras viviere , su cuerpo sufrirá


dolores , y su alma deplorará su triste estado.

CAPÍTULO XV.
Eliphaz acusa calumniosamente á Job de jactancia , de j/n-

paciencia y de blasfemia contra Dios , y le compara á los

impíos y tiranos.

1 Entonces Eliphaz de Theman , lomando la

palabra , dijo :

1 Con el hierro de la tribulación.


2 Como tú no se lo reveles.

26
302 LIPRO DE JOH.

2 ¿ Es posible que un hombre sabio respondiese


como tú , echando palabras al aire , y encendien-
do el fuego de la ira en su pecho ?

3 Tú con tus palabras redarguyes al Señor,


que no es ningún igual tuyo , y hablas de un mo-
do que no puede serte provechoso.
4 Cuanto es de tu parte, has desterrado el temor
de Dios , y las oraciones que deben hacérsele.
5 Porque la iniquidad tuya ha dirigido tu len-
gua , y vas imitando la habla de los blasfemos :

6 de suélate que serán tus propias palabras y no ,

yo , las que te condenarán ; y por aquello mismo


que han proferido tus labios , serás redargüido.
7 ¿ Naciste tú por ventura el primer hombre
del mundo , y fuiste formado antes que los mon -

tes? :

8 ¿ Has entrado acaso en el consejo de Dios ',

ó será inferior á la tuya su injinita sabiduría?


Qué es lo que sabes tú, que nosotros igno-
9 ¿

remos ? ¿Qué alcanzas, que no sepamos ?


10 También hay entre nosotros hombres de
mucha edad , y ancianos respetables , mucho mas
avanzados en dias que tus padres.
11 ¿ Acaso sería difícil á Dios el consolarte?
Pero lo estorban tus perversas palabras.
12 ¿ Por qué se engríe tu corazón , y como
hombre que atónito medita grandes cosas , tienes
inmobles los ojos ?

1 Para saber sus secretos.


CAPÍTULO XV. 303
13 ¿ Porqué tu ánimo está hinchado contra Dios,

hasta proferir tu boca tales expresiones ?

14 ¿ Qué es el miserable hombre' para que ^


pueda ser inmaculado ; y cómo siendo nacido de
muger', ha de aparecer justo ?
15 Mira como ni aun entre sus mismos santos *

ninguno es acá inmutable , y ni los cielos están

limpios á sus ojos.


16 ¿ Cuánto mas un hombre inútil y abomina-
ble, que se bebe como agua la maldad ?

17 Óyeme pues, yo te convenceré : te contaré


aquello que he visto.
18 Los sabios publican lo que saben, ni ocul-
tan lo que han aprendido de sus padres ó ma-
yores :

19 á los cuales solos fue dada esta tierra, y


nunca los extranjeros hallaron paso por medio de
ellos.

20 Al impío toda su vida acompaña y engríe le

la soberbia : bien que sea tan incierto el número


de años que durará su tiranía.
21 Siempre suena en sus oidos un estruendo

1 La voz hebrea í^^'n^N enochs denota el hombre ya des-


pués del pecado ;
porque aquella palabra significa también
olvido, torpeza, etc. Y asi usó de ella el escritor sagrado
para formar aquí una enérgica contraposición.
2 A los ojos de Dios.
3 O de raiz ya infecta por el pecado original.

4 O fieles siervos.
304 LIBRO DE JOB.
que le aterra ; y en el seno de la paz él sospecha
siempre traiciones.
22 Cuando está entre las tinieblas de la noche ,

no cree que pueda volver á ver la luz , imaginán-


dose rodeado de espadas '.

23 Si se mueve para buscar alimento ^, cree


que el negro dia de la muerte está en el becado que
tiene en su mano.
24 El temor de la tribulación le llena de terfor

y desastres imaginarios le rodean^ desasosiegan ,

como á un rey que se dispone á dar una batalla.


25 Y es que alzó su mano contra Dios y se ere - ,

yó bastante fuerte contra el Todopoderoso.


26 Corrió contra él erguido el cuello y armado
de inflexible soberbia %
27 Tiene llena de gordura su cara ,
*y rebosa
la grasa en sus hijares ^.

28 Vino á morar en ciudades asoladas y en ca- ,

sas desiertas , que estaban reducidas á montones


de piedras.
29 No se enriquecerá ; y aun los bienes que
tenga, no durarán ; ni echará raices en la tierra,

30 Estará siempre en tinieblas : sus descendien-

1 Y puñales para matarle.


2 O se sienta á la mesa.
3 Co.'no de impenetrable broquel.
4 Como víctima que ha de ser sacrificada á la justicia

divina. Deul. XXXIÍ. v. J5.


CAPÍTULO XVÍ. 303
'
tes serán consumidos por el fiieo^o ;
y perecerá
con el aliento sulo de la boca del Todopoderoso.
31 Flngañado de un vano error, no creerá que
pueda ser redimido por ningún rescate.
32 Antes que llegue el término de sus dias , mo-
rirá y se secarán sus manos
,
^.

33 Le sucederá lo que á la vid , cuyos racimos


se pierden estando en cierne ; y como al olivo ,

cuya flor cae en tierra.


34 Porque la familia del liipócrita será estéril,

y el fuego devorará la morada de aquellos que se


dejan ganar por regalos*.
35 Concibió penas y parió maldades, y su co-
razón está urdiendo fraudes.

CAPÍTULO XVL
Quéjase Job de la injusticia de sus amigos en condenarle
sin pruebas; y pone al Señor por testigo de su inocencia,
y de que no son sus pecados la cansa de sus crueles
dolores»

1 Y respondiendo Job , dijo :

2 Muchas veces he oido esas mismas cosas : con-


soladores bien pesados sois todos vosotros.
¿Cuándo tendrán fin esas palabradas?
3 ¿ Hay
cosa mas fácil que hablar como hablas ^ ?

1 De la justicia de Dios.
*} O perderá todo su poder.
3 Y venden la justicia.
4 Dirige Job estas palabras á Eliphaz.
306 LIBRO DE JOB.

4 Bien pudiera yo hablar como vosotros. Mas


en verdad que si vuestra alma se hallara en el
estatlo de la mia
5 yo sé que os consolaría , y que compasivo in-
clinaría acia vosotros mi cabeza
6 os alentaría con mis palabras , y os expresa-
rían míos labios mi compasión.
7 Mas ahora ¿ qué haré ? Por mas que hable no ,

se mitigará mí dolor ; y si guardo silencio no por ,

eso me dejará.
8 Al presente me ha oprimido el dolor , y están
aniquilados todos mis miembros'.
9 Las arrugas de mí piel dan testimonio contra
mí ^
; y lo que es mas cruelj cierto hombre ^ se vuel-
ve contra mí, contradicléndome cara á cara con fal-

sos^?/ calumniosos discursos.


Reúne todo su furor contra mí, y amena-
10
zándome rechina sus dientes hecho enemigo mío :

me mira con ojos terribles.


11 Todos mis amigos han abierto contra mí su
boca , y zahiriéndome con oprobios me han abo-

1 Las expresiones con que pinta Job sus penas y dolores,


particularmente en este capítulo, convienen perfectamente
á JesQ-Christo, á quien el santo Job tenia presente, y de
quien era figura, como dice el apóstol Santiago. Véase
también el salmo 21.
2 Según dicen mis calumniadores.
3 Que se tenia por amigo mió.
CAPÍTULO XVI. 307
feteado '
: se han saciado con el placer de ver mis
penas.
12 Dios me ha puesto encerrado, á disposición
del inicuo , y me ha entregado en manos de los
impíos.
13 Yo aquel, tan opulento y dichoso algún dia ,

de repente he sido reducido á la nada : asióme de


la cerviz el Señor ,
quebrantóme , y púsome como
por blanco de sus tiros :

14 dejóme hecho un erizo con sus dardos : cubrió


de heridas mis costados sin piedad alguna , hasta
esparcir por el suelo mis entrañas.
15 Me ha despedazado con heridas sobre heri-
ridas : cual gigante se ha arrojado sobre mí.
16 Yo llevo cosido ó pegado á mi piel el cüicio^,

y he cubierto de ceniza mi cabeza,


17 De tanto llorar está entumecido mi rostro ,

y se han cubierto de tinieblas las pupilas de mis


ojos.
18 Todas estas cosas he sufrido , sin que la
iniquidad haya manchado mis obras , antes bien
ofreciendo puras á Dios mis súplicas.

1 Según SS. Padres, son estas palabras como una


los
profecía de lo que habían de hacer después con nuestro
dulcísimo Redentor. Entendidas de Job, parece que la
expresión de abofetear, y las palabras latinas, y aun las d 1
texto griego , indican en general que le llenaron de opro-
bios y baldones.
2 O saco de penitente.
308 LrBRO DE J03.

19 j Oh tierra! no cubras mi sangre, ni sofá-

ques en tu seno mis clamores.


20 IMira que el testioro de mi inocencia está en
el cielo 5 y allí arriba reside el que me conoce á
fondo.
21 Mis amigos son unos habladores y calunmia-
clores : á Dios es á quien recurren deshechos ea
lágrimas mis ojos.
22 ¡Y ojalá que se tratase la causa del hombre
con Dios , tan públicamente como se trata la de un
hijo del hombre con su competidor !

23 Pues se van pasando á toda priesa mis cortos


años y yo sigo una senda por
,
la cual no volveré
¡/a mas,

CAPITULO XVI!.

Prosigue Job sus la»u:níos: acusa ¿sus amigos de necios


2)o¡que solo admiten remuneración en esta vida.

1 Mi espíritu se va extenuando : acórtanse mis


dias y solo rae resta el sepulcro,
,

2 Yo no he delinquido y con todo mis ojos no ,

ven sino amarguras.


3 Líbrame , oh Señor , y ponme á tu lado , y
pelee contra mí la mano de quien quiera.
4 Tú has alejado la sabiduría del corazón de
estos *
: por tanto no serán ensalzados ^.

Que me calumoiau.
1

2 En el último dia.
CAPÍTULO XVII. 300

5 El uno '
promete ya los despojos de la victoria
á sus compañeros : mas los ojos de sus hijos se
consumirán".
6 Él me ha hecho la fábula del vulgo , y soy á
sus ojos un escarmiento ^.

7 Por el gran pesar ^ he perdido la luz de mis


ojos , y los miembros de mi cuerpo han quedado
casi aniquilados.

8 Pasmaránse los justos de esto que me pasa,


y el inocente se irritará contra el hipócrita.
9 Como quiera, el justo proseguirá su camino,

y el que obra bien , se fortalecerá mas en el bren


obrar.
10 Por tanto arrepentios todos vosotros, y venid
y veréis que no hallaré entre vosotros ninguno
verdaderamente sabio.
11 3Ias ¡ai/ 1 huyéronse mis dias felices: disi-

páronse como humo iodos mis designios, dejando


en tormento mi corazón.
12 Ellos han convertido para mí la noche en
dia; y después de las tinieblas espero ya de
nuevo con ansia que venga la luz

1 Se lisonjea tanto de vencerme con sus discursos,


que etc.
2 Al ver la ruina de sus padres,
3 Y objeto de horror. En el hebreo se lee : Yo soy un
nSn tofelh delante de ellos. nSH Tofelh significa tam-
bién uniambor. Véase Injíemo.
4 Que he recibido de mis amigos.
310 LIBRO DE JOB.

13 aun cuando yo sufra con paciencia, el se-


pulcro será luego mi casa, y tengo ya preparado
mi lecho en las tinieblas.

14 He dicho á lapodredumbre: Tú eres mi


padre ; y á los gusanos Vosotros sois mi madre
:

y mi hermana.
1 Según esto, ¿
qué esperanza es la que me que-
da? ¿y quién es el que toma en consideración mi
paciencia?
16 Todas mis cosas tendrán fin , y descenderán
á mas hondo del sepulcro': ¿crees
lo tú que á lo
menos allí tendré yo reposo?

CAPÍTULO XVUI.

Baldad interrumpe a Job : le como á impío y


zahiere ;
cotí'

cluye que padece castigado por sus pecados.

1 Entonces Baldad de Suhá tomó la palabra,

y dijo:
2 ¿Cuájido acabaréis, oh Job ^ de hablar vacie--
dadesl Haceos cargo délo que os decimos j antes
que respondáis, y después hablemos.
3 Pero ¿por qué nos reputáis por bestias, y so-
mos como basura á vuestros ojos?
4 Oh tú que te quitas la vida por tu furor,
¿piensas que por tí quedará abandonada la tierra

y serán los peñascos trasladados de su sitio?

I Véase Infierno.
ÍAPÍTULO XVIII. 311
5 ¿No es cierto que la luz ó prosperidad áe\ Im-
pío se ha de apagar? ¿y que no dará resplandor la

llama de su fuego?
6 En su casa la luz se convertirá en tinieblas,
y
apagaráse la lámpara que está colgada sobre él '.

7 Sus largos y briosos pasos quedarán corta-


dos^, y su mismo consejo le llevará al precipicio.
8 Porque ha metido sus pies en la red ', y anda
enredado entre sus mallas.
9 Su pié quedará cogido en el lazo, y el ca-
zador arderá de sed por pillarle.

10 Escondido está en el suelo el lazo^ y ar-


madas en las sendas las redes.
1 De todas partes le aterrarán espantos y te-

mores^ y le embarazarán sus pies.


12 Aunque robusto, caerá en debilidad por
causa de la hambre, y la falta de alimento descu-
brirá sus costillas.
13 Acerbísima muerte * devorará la belleza de
sus carnes y consumirá la fuerza de sus brazos.
14 Arrancado será de su habitación el objeto
de sus esperanzas, y la muerte como soberana le

pondrá el pié sobre la cernz^.

1 Se desvanecerá toda su gloria.


2 Se le quitarán los medios para conseguir su fin.

3 Que preparaba á los otros.


4 Que le ha de aprisionar,
5 Véase Primogénito.
6 Josué X
V. 24. Ahide á la costumbre délos vencedores

acerca de los vencidos.


312 LIBRO DE JOB.
15 Sus compañeros vendrán á morar en su ha-
bitación luego que muera', y será perfumada la
casa con azufre ^.

16 Por abajo se secarán sus raices, y por ar-


riba serán cortadas sus ramas.
17 Será borrada de la tierra su memoria, y no
se hará honrosa mención de su nombre en las
plazas.
18 De la luz será arrojado á las tinieblas,
y
desterrado fuera del mundo.
19 No quedará de él hijo ni nieto en su pueblo,
ni rastro ninguno de sus reliquias en todo el pais

en que habitaba.
20 En este su dia terrible quedarán atónitos los
que vendrán después, y horrorizados sus coe-
táneos.
21 Tal será la ruina de la casa del Impío,
y
este es el paradero de aquel que no conoce ni teme
á Dios.

CAPÍTULO XIX.
Job acusa de crueldad a sus amigos : expone lo acerbo de sus
dolores y se consuela con la esperanza de la resurrección.

1 Replicando Job á esto, dijo :

2 ¿ Hasta cuándo habéis de afligir mi alma, y


molerme con esos discursos ?

1 Y á apoderarse de sus bienes.


2 Antes de ser habitada.
CAPÍTULO XIX. 313
'3 Ya por la décima ó milésima vez os empe-
ííais en confundirme '; ni os avergonzáis de opri-
mirme ^.

4 Demos en hora buena que yo haya errado


ea mis respuestas : el yerro mío contra mísera*.
5 Pero vosotros os erguís contra mí, y me re-
dargüis por las humillaciones que padezco.
6 A los menos entended de una vez, que Dios
no me atribula, ni descarga sobre mí sus azotes,
según tela de juicio ''.

7 Mas ¡ ay ! Si en la violencia de los dolores

que padezco, clamo altamente, nadie me escucha :

voceo, y no hay quien me haga justicia *.


8 El Señor ha cerrado por todas partes la senda
de dolor por la cual ando :
y no hallo por donde
salir, pues ha cubierto de tinieblas el camino que
llevo.

9 Despojóme de mi gloria, y me quitó la co-


rona de la cabeza ^.

10 Arruinóme del todo, y asi perezco, y como


á un árbol arrancado de raiz, me ha privado de
toda mi esperanza.

1 Como á un iuipio.
2 \ fuerza de injurias.
3 Yá mí solo dañará.
4 O como juez sino que ; lo hace como padre, para mayor
bien mió.
5 \' me tenga por ¡nocente.
6 Esto es, hijos, riquezas y honores.
•27
314 LIBRO DE JQB.

11 Su furor está encendido contra nu', y me


trata como á enemlg"o.
12 Vinieron de tropel sus tvopris de gastadores
y abriéronse un camino para pasar por encima de
mí y hollarme y sitiaron con cerco mi morada.
,

13 A mis hermanos los alejó de mí y los co- ;

nocidos mios se retiraron de mí, como si fuesen


extraños.
14 Los parientes me han abandonado, y los que
me conocían, se han olvidado de mí.
15 Los que moraban en mi casa, y mis propias
criadas me han tratado como á extrafío, y he pa-
recido á sus ojos como un hombre nunca visto.
, 16 He llamado á mi siervo, y no me ha res-
pondido, por mas plegarias que le hacia con mi
propia boca.
17 Mi muger ha tenido asco de mi hálito, y
he tenido que presentar súplicas á los hijos de mis
entrañas.
18 Aun los tontos me despreciaban, y á espal-
das mías murmuraban de mí.
19 Los que en otro tiempo eran mis conseje-
ros, niG abominan; el amigo á quien mas amaba,
ese me ha vuelto las espaldas.

20 jMls huesos, consumidas ya las carnes, están


pegados á mi piel, y solo me han quedado los la-

bios en torno de mis dientes.


21 Compadeceos de mí, á menos vosotros
lo

que sois mis amigos, compadeceos de raí ya que la ;

mano del Señor me ha herido.


CAPÍTULO XIX. 315
22 ¿ Por qué me perseguís vosotros como si

estuvieseis en lugar de Dios ', y os cebáis en mis


carnes * ?

23 ; Oh !
¿ quién me diera que las palabras que
voy á proterir, se conservasen escritas ? ¿ Quién
me diera que se imprimiesen en libro, ó (ablilla,
24 con puiízon de hierro, y se esculpiesen en
planchas de plomo, ó con el cincel se grabasen en
pedernal * ?

25 Porque yo sé que vive mi Redentor, y que


yo he de resucitar í/c¿ polvo de la tierra en el últi-
mo dia,

26 y de nuevo he de ser revestido de esta piel


mia, y en esta mi carne veré á mi Dios "*
:

27 á quien he de ver yo mismo en persona y


no por medio de otro, y á quien contemplarán ios
mismos ojos mios. Esta es la esperanza que en mi
pecho tengo despositada.
28 Pues ¿ por qué decís ahora vosotros : Per-
sigámosle, y agarrémonos de algún dicho princi-
pal SU1/0 para acusarle j/ calumniarle ?
29 Huid del filo de la espada de Dios;, porque

1 O pudieseis tener las benéficas miras que él tiene.


2 Como perros rabiosos.
3 Con tales expresiones manifiesta que va á descubrir uu
gran misterio, cual es el de la resurrección. Como profeta,
hablaba ya de Jesu-Christo mirándole presente.
4 Con este propio cuerpo.
316 Litóllü DE JOB.
hay una espada vengadora de las injusticias y ca-
lumnias : y tened entendido que hay un juicio '.

CAPITULO XX.
A Sophar parece que le hacen fuerza las razones de Job;
pero luego vuelve á la misma idea de que Dios no castiga
á un inocente.

1 Tomó la palabra Sophar de Naanaath , y


dijo ?

2 Por eso me vienen unos tras otros varios pen-


samientos 5 y mi ánimo es arrebatado á diversas
reflexiones.
*3 Escucharé por lanío la doctrina con que me
arguyes ; mas el espíritu que tengo de inteligen-
cia , responderá por mí.
4 Una cosa sé y ,
es ,
que desde el principio ,

desde que el hombre fue puesto sobre la tierra,

5 la gloria de los impíos dura poco, y el gozo


de los hipócritas no mas que un momento.
6 Aunque se remonte hasta el cielo su altivez,
y su cabeza toque con las nubes ,

7 al fin será arrojado fuera como basura y los ;

que le habian visto , dirán :


¿ Qué se hizo de él?
8 Cual sueño que volando se desvanece , no pa-
recerá : pasará como una visión nocturna.
9 Los ojos que le vieron , no le verán mas : ni

el lugar donde moró, le reconocerá ^.

1 Y un juez para todos los hombres.


2 Ni volverá á ver.
CAPÍTULO XX. 317
10 Sus hijos andarán consumidos de laceria, y
sus mismas manos ó acciones inicuas le pagarán con
el dolor merecido.
11 Sus huesos estarán impregnados de los vi-
cios de su mocedad : los cuales yacerán con él en
el polvo del sepulcro.
12 Pues cuando la maldad se habrá hecho ya sa-
brosa á su paladar, meterá debajo de su lengua,
la

13 se saboreará en ella, y no la tragará, sino


que la detendrá en su paladar '.

14 Mas este pan de iniquidad se convertirá den-


tro de su vientre en hiél venenosa de áspides. '

15 Vomitará las riquezas que hubo devorado ,

V se las arrancará Dios de su vientre :

16 chupará la cabeza ó ponzoña de los áspides^

y le quitará la vida una lengua de víbora.


17 No verá, wo , las corrientes de delicias, los
rios y torrentes de miel y de manteca '.
18 Pagará la pena de todo el mal que hizo; mas
no por eso será consumido : á proporción de la

muchedumbre de sus dehtos serán sus tormentos.


19 Por cuanto oprimió y desnudó á los pobres ,

y usurpó casas que no habia ediBcado.

Saboreándose con ella.


1

La cabeza de la serpieute se toma aquí por ccuenu, por


'¿

estar allí su povzoña. ^*{<~) rosch, ademas de cabeza,

higiiifica también veneno. Deutev. XXXII. v. 33.

3 Que hace correr Dios para los justos.


318 LIBRO ]Ji£ JOB.

20 Su apetito fue insaciable; y cuando llegare


á tener cuanto codiciaba, no podrá 2:ozar de ello»
21 Nada dejó de su comida para , y los pobres
por lo mismo nada de sus bienes será permanente.
22 Luego que se hubiere hartado sentirá con- ,

gojas , se abrasará, y se verá acometido de toda


suerte de dolores.
23 Acabe de llenar su vientre de viandas : que
Dios descargará su furioso i/ terrible enojo, y llo-
verá sobre él sus venganzas.
24 Haiik por un lado de armas de hierro, y
las

caerá por otro en las saetas del arco de bronce.


25 La espada empuñada y desen vainada jt?orZ}/os,
será vibrada contra él, para que sienta las amar-
guras de la muerte : horribles espectros irán y
vendrán contra él continuamente. \

26 Todo es tinieblas allá donde él se esconde :

un fuego que no alumbra', le abrasará : si que-


dare todavía en su casa ^, vivirá lleno de miserias.
27 Los cielos descubrirán sus injusticias , y la

tierra se levantará contra él.


28 Quedarán abandonados los renuevos ó pim-
pollos de su familia , serán arrancados de cuajo en
el dia de la ira de Dios.
29 Tal es la suerte que al impío tiene Dios des-
tinada , y tal la recompensa que recibirá por sus
obras.

1 Que no se euciende, sino que de suyo arde.


2 O viviere alguü tiempo uias.
3iD

CAPITULO XXI.
Desea Juh que sus amigos le escuchen con paciencia. Les
demuestra con ejemplos y razones que de las dichas ó des-
dichas de los hombres en este mundo no se pueds colegir
quien es justo y quien es impío.

1 Replicando á esto Job , dijo :

2 Escuchad por vida vuestra mis palabras ^ y


arrepentios de vuestro error '.
3 Sufrid que yo también hable , y después, si

os pareciere , burlaos de mis razones.


4 Por ventura mi causa ó disputa es con algún
¿

hombre para que no tenga yo razón de entriste-


,

cerme ?
5 Miradme atentamente ^ y os pasmaréis , y
pondréis el dedo sobre vuestra boca :

6 que aun yo mismo , cuando lo reflexiono ',

me asombro y me tiemblan,
las carnes.

7 ¿ Cómo es que viven los impíos , y son ensal-


zados y colmados de bienes ?
,

8 Ellos contemplan al rededor suyo su numero-


sa descendencia : míranse rodeados de una multi-
tud de parientes y de nietos.
9 Sus casas están seguras y en paz , ni descarga
sobre ellos el azote de Dios :

1 Según el hebreo : F sea este el consuelo que me deis.


2 La situación en qiie me hallo.
3*iü LlBmO DE JOB.
10 no son estériles sus vacas, ni abortan : pa-
ren , y no malogran sus crias :

11 sus chiquillos salen de sus casas como á ma-


nadas , y brincan y juguetean
alegres :

12 tocan el pandero y la vihuela , y bailan [al

son de los Instrumentos músicos '


:

13 pasan en delicia los dias de su vida, y en un


momento bajan al sepulcro ^.

14 Estos son losque dijeron á Dios Apártate :

de nosotros ;
que no queremos saber nada de tus
mandamientos.
15 ¿Quién es ese Omnipotente para que nos
empleemos en su servicio? ¿ ni qué provecho he-
mos de sacar de implorar su auxilio?
16 Pero en medio de eso , los impíos no tienen
la prosperidad en su mano ' : por tanto lejos de
mí su modo de pensar.
17 ¡ Oh cuan á menudo se apag-a de un golpe la
antorcha ó prosperidad de los impíos , y viene so-
bre ellos un diluvio de males j y Dios en el furor

de su Ira les reparte buena porción de dolores ^ I

18 Serán entonces como pajas expuestas al soplo


del viento , y como pavesas que esparce un torbe-
llino.

1 Como quieu dice, al son de la gaita.


2 Sin haber padecido nada.
3 Sino que siempre pende de Dios.
I Correspondiente á sus pecados.
CAFÍllTLa XXI. 321

19 Hará Dios padecer también á los hijos las

penas del padre *


:
y cuando Dios les diere su me-
recido , entonces él caerá en la cuenta.
20 Verá el impío con sus propios ojos su total
ruina y beberá
^, el furor del Todopoderoso.
21 Porque de otro modo ^ ¿ <í"c cuidado le da-
ría ¿a suerte de su casa después de muerto; aun
cuando fuese cortado por medio el número de sus
meses ó años ?
22 ¿ Habrá quizás alguno que presuma enseñar
á Dios ,
que es el que juzga y gobiei-na á los sabios

y potentados ?
23 Uno muere robusto y sano, rico, y feliz
24 teniendo sus entrañas cubiertas de grosura,
y llenos sus hwesos del jugo de los tuétanos.

25 Otro empero muere con el alma llena de


amarguras , y falto de toda suerte de bienes.
26 Y sin embargo entrambos dormirán juntos
en el polvo del sepulcro , y quedarán cubiertos de
gusanos.
27 Sin duda y© estoy penetrando vuestros pen-
samientos y los juicios temerarios que hacéis con-
tra mí.
28 Porque vosotros decis ew vuestro interior :

¿Qué se hizo de la casa y familia de este Job que


era antes un príncipe ? ¿y dónde están los pabello-

nes de los impíos?

1 A quien imitarou.
'í En la otra vida.
32'2 LI-BRO DE JOB.

29 Preguntad á cualquiera viagero , y hallaréis

que piensa lo mismo que yo ;

30 y es, que el impío está reservado para el dia

de la venganza , y será conducido al día de la ira

del Señor.

31 ¿Quién hasta entonces osará darle en cara


con su mala conducta? ¿ ni quién le dará el pngo
del mal que hizo ?

32 Mas al cabo será llevado al sepulcro , y


quedará yerto é inmoble^ entre montones de cadá-
veres.

1 Se me pregunta porque doy al verbo in'gilahit'la. signi-

ñcacion de quedará yerto é inmoble. Lo que me movió


á esto, es el ver que hablándose aquí de la ocasión en que
el impío, reservado para el dia de la venganza divina, será
arrebatado de este mundo y llevado al sepulcro, no podía
de ningún modo traducir, velará entre los muertos. Porque
elverbo hebreo "Hp*^^ schacad , c^ne en la Vulgata se tra-
duce vigilabit, no admite, traducido al castellano velará, la
metáfora con que dicho verbo ~]pii'' schacad significa ó
se toma á veces por permanecer, estar Jijo en algún puesto
iassiduum esse) al modo de un centinela qne está inmoble
ó íijo siempre en el puesto donde le han dejado , sin que
pueda moverse de él. De aquí es que en la antigua versión
castellana de Ferrara se traduce : Y e'lá cuevas será lleva-
do , y cerca mies continuará. Y Ca8Íodoro de la Keyua
traduciendo mas claramente, dice Porque él ya será lleva-
:

do á los sepulcros , y en el montón permanecerá. Y en


una nota á la palabra montón pone en el osario. Del mismo
modo traducen Cipriano de y otros. Y el ilustrísimo
Valera
Scio da una traducción semejante en la nota a este verso.
CAPÍTULO XX^f. 823
33 Se gozarán en poseerle las arenas delCocyto';
y arrastrará tras sí á todos los hombres , y tendrá
adelante otros infinitos que le precedieron,
34 ¿ Cómo pues me consoláis tan en vano
cuando está demostrado que vuestras razones son
contrarias á la verdad ?

diciendo : Él al caho será conducido al sepulcro, y quedará


para siempre entre los muertos, ó en el osario. Que sea este
el sentido literal , comprueba no solamente por lo que
se
precede , sino también por lo que sigue inmediatamente :

Se gozarán en poseerle las arenas del Cocyto. En el hebreo


se lee '^,"1 J najal que significa torrente ó arroyo, y así los
,

Setenta tradujeron j¿fí//it^^8, que significa lo mismo. Pe-


Vulgata se tomó la justa libertad de mudar
ro el autor de la
la frase hebrea , y traducir con la voz Cocyto, que es el
nombre de un rio de la Arcadia que nace de la laguna
Esiygia célebre en las fábulas de los poetas los cuales
, ,

fingieron que era un rio del infierno, por ser sus aguas
muy corrosivas ó mordaces ; por cuyo motivo solían aque-
llos pueblos enterrar sus muertos en la orilla para que los ,

cadáveres quedasen consumidos prontamente. El Mtro.


León tradujo Adulzáronse á él terrones de arroyo; en
:

atención á que solían hacer las sepulturas en los valles


á la orilla de los arroyos. Pero lo dicho prueba la exacti-
tud de la versión que hice del verso anterior, dando una
significación mas clara al verbo vigilare al modo que el :

intérprete latino, para explicar bien el sentido literal del


autor sagrado, y no dejarle tan oscuro, sustituyó la pa-
labra Cocytus á torrens , que exigían el texto hebreo origi-
nal, y la versión griega de los Setenta.
1 O del torrente donde está el cementerio.
íí'24 LIBRO DE JOB.

CAPÍTULO XXII.

Eliphaz enfurecido calumnia á Job de delitos enormes; y le

exhorta á que haga "penitencia.

1 Aquí tomando la palabra Eliphaz de Theman,


dijo :

2 Pues qué, ¿puede acaso el hombre comparar-


se con Dios , aun cuando fuese de una ciencia con-
sumada ?

3 ¿Qué utilidad trae á Dios el que tú seas justo?


I ó qué le das á él, si tu proceder es sin tacha ?
4 ¿Será por algún temor que tenga él de ti , el

castigarte y el venir contigo á juicio ?

5 ¿Y no lo hace mas bien por causa de tu gran-


dísima malicia, y de tus infinitas iniquidades?
6 Pues que tú sin razón quitaste ó retuviste la

prenda á tus hermanos, y á los desabrigados des-


pojaste de sus únicos vestidos :

7 al sediento no le diste agua y negaste pan al ,

hambriento :

8 con la fuerza de tu brazo te pusiste en pose-


sión de la tierra íZe/ vecino, y por ser mas podero-
so, te alzaste con ella.
9 A las viudas las despachabas con las manos va-
cías , y quebrantabas los brazos á los huérfanos'.

1 Destruj'endo sii apoyo.


CAPÍTULO XXIÍ. 325
iO Por esto te hallas cercado de lazos, y con-
turbado de repentinos terrores.
1 ¿Y pensabas tú que jamas caeri;.s eii las tinie-

blas de la calamidad , ni serias oprimido del tor-


rente impetuoso de recias avenidas ?

12 ¿ No es así que, pensando tú que es Dios mas


alto que el cielo ,
y que sobrepuja la mayor eleva-
ción de las estrellas ,

13 dices para contigo : ¿Qué puede saber Dios


desde tan lejos ? El juzga de nosotros como á
oscuras :

14 está escondido allá entre las nubes : ni hace


alto en nuestras cosas, y anda paseándose de uno
á otro polo del cielo.
15 ¿Quieres tú acaso seguir aquel antiguo ca-
mino que siguieron los impíos ?

16 Los cuales fueron arrebatados de la muerte


antes de tiempo , y á quienes una avenida impe-
tuosa ó diluvio asoló hasta los cimientos ;

17 que decian á Dios : Apártate de nosotros', y


juzgaban del Todopoderoso como si nada pudiese ;

18 siendo así que él les habia llenado sus casas


de bienes. Lejos de mí el modo de pensar de estos
blasfemos,
19 Los justos los verán perecer , y se alegrarán
de su ruina ^, y el inocente se burlará de ellos.
20 ¿ Por ventura no fue derribado por tierra su

1 Cap. XXL V. 14.

2 O del triunfo de la causa de Dios,


ToM. VI. 28
*J20 LIüRO DE JOB.

erg'uiíiiltíiito , y no devoró el íueg'O de Dios ludas


sus restos '
í*

21 Sométete pues á Dios, y tendrás paz, y así

recogerás los mejores frutos.


22 Recibe de su boca la ley,
y graba en tu co-
razón sus palabras.
23 Si te convirtieres Todopoderoso, serás
al

1 eí^tablecido, y alejarás de tu morada la culpa ^.


24 En vez de dará pedernal, y ar-
tierra ^ te

royos qite llevaríín oro, en lugar de piedras.

25 El Todopoderoso te protegerá contra tus


enemigos, y la plata entrará en tu casa á montones.
26 Entonces, en brazos del Todopoderoso ,

abundarás en delicias, y lleno de confianza alzarás

á Dios tn rostro.
27 Kogarásle, y te oirá, y cumplirás tus votos.
28 Proyectarás una cosa, y la efectuarás, v en
tus empresas te alumbrará siempre la luz da\na.
29 Porque quien se humilla, será glorificado ;

y el que confuso no levanta sus ojos '*, ese se sal-


vará.
30 Salvaráse el inocente, y se salvará por la
pureza de sus manos ^.

j 1 Como sucedió allá en Sodoma.


2 Y el castigo me»ec¡do.
.3Para levantar tu casa.
4 Avergonzado de sus jiecados.
5 O de su proceder; así como el pecador se salvar¿í pu-
rificando las suvas.
¿27

CAPITULO XXUI.

Job apela del juicio de sus falsos amigos al de Dios de cuya ;

incomprensible providencia tiene rectas ideas.

1 Replicando á esto Job, dijo :

2 Todavía mi lenfruage está lleno de amarffu-


ra :
y aun la mano ó violencia de mi dolor sobre-
puja mis gemidos.
3 ¡
Oh, quién me diera el saber cómo encon-
trar á Dios, y poder llegar hasta su trono !

4 Expondría ante él mi causa, y llenaria mi


boca de amorosas reconvenciones ;

5 á fm de oir lo que me responderia, y enten-


der sus razones '

6 No quisiera que contendiese conmigo con todo


el poder i/ rigor de su justicia, ni que me abru-

mase con la mole de su grandeza.


7 Proponga i/ emplee contra raí su equldiid,
que entonces yo ganaré mi causa ^.
8 Si voy acia el Oriente, no se deja ver ; si

íícia el Poniente, tampoco le hallaré :

9 si me vuelvo al Norte, nada adelanto, ¿ que


haré ? no podré dar con él : si al I\Iediodía, ni
aun allí le veré.
10 El empero tiene conocidos mis pasos, y me

1 O la causa para afligirme de esta manera.


3 ¿Mas dónde podré presentarme ante mi Dios?
32S LIBRO DE JüíJ,

lia acrisolado con trabajos, como se hace con ei

oro que pasa por el fuego.


11 Mis pies han seguulo sus huellas : he añila-
do por sus caminos, sin desviarme nunca de ellos.

12 He observado siempre los preceptos que


han salido de sus labios, depositando en mi co-
razón las palabras de su boca.
13 Mas él es el solo qUe subsiste por si ; y nadie
puede trastornar sus designios, y como Señor uni-
versal, cuanto le plugo, eso hizo.
14 Cuando habrá hecho de mí aquello que
liaya querido, aun tiene á mano otras muchas co-
sas semejantes.
15 Y por esto yo rae estremezco en su pre-
sencia ; y cuando pienso en él, me siento agitado
de temor.
IG Dios ha ablandado mi corazón, i/ hécJiole dó-
cil ; y el Todopoderoso me ha conturbado :

17 pues no por las tinieblas ó calamidades que


tengo sobre mí, me doy por perdido ni ; la den-
sa niebla de males me ha tapado el rostro '.

CAPÍTULO XXIV.
Prueba Job por la expeñencia que Dios dilata el castigo de
muchos pecadores hasta después de su fatal muerte.

1 Al Todopoderoso están presentes los tiem-

1 Sino el temor de la magestad de mi juez.


CAPÍTULO XXIV. 329
pos '
: mas los hombres^ aun los que le conocen y
sírveyi, ignoran cuáles son sus dias.
2 Unos traspasaron los lindes ^ : robaron gana-
dos y los llevaron á apacentar ^.
,

3 Apoderáronse del asno que tenian los huér


fanos , y á las viudas les sacaron en prenda el

buey ^.

4 Cortaron el cannino á los pobres ^, y opri-


mieron de mancomún á los mansos y humildes del
pais.

5 Otros , como asnos salvages en el desierto ,

salen á su tarea de robar: vigilantes en busca de


la presa , aprontan asi de comer á sus hijos.
6 Siegan el campo ageno , y vendimian la viña
del que han oprimido con violencia.
7 Dejan desnudos á los hombres ,
quitando los
vestidos aun á aquellos que no tienen otros con
que defenderse del frió
8 los cuales quedan bañados con la lluvia de los
montes^, y no teniendo con que cubrirse, se abri-
gan y guarecen en los huecos de las peñas.
9 A viva fuerza saquearon á los huérfanos ,
y
despojaron á la gente pobre.

1Así del juicio particular como del universal.


2 De sus posesiones para entrarse en las del vecino. Deu-
íer. XIX. V. U.—XXVU. v. 17.

3 Con todo descaro.


4 Que era lo único que les quedaba para ganar su alimento.
5 Trastornándoles sus designios.
6 En cuyas cuevas se guarecen.
4>
330 LIBRO DE JOB.

10 Arrebataron las espigas, recogidas una por


una, á los desnudos que andan sin vestido y están
hambrientos.
1 Pusiéronse á sestear y holgar entre los mon-
tones de los frutos de los infelices ,
que después
de haber pisado las uvas en los lagares , han de
sufrir la sed.
12 En las ciudades hicieron gemir á los vecinos,

y la sangre de los inocentes que han sido muertos,


está clamando ; y Dios no deja tales cosas sin
castjofo.

13 Ellos fueron rebeldes á luz de la razón : no


conocieron los caminos de Dios , ni volvieron á
entrar por sus senderos.
14 Levántase el homicida al rayar el alba :

mata menesteroso y
al al pobre y por
;
la noche se
ocupa en robar.
15 El ojo del adúltero está aguardando la os-
curidad de la noche , diciendo : Nadie me verá ;

y embózase para que no sea conocido su rostro.


16 Fuerza de noche las casas, según lo acor-
dado por entrambos entre dia, y huyen de la luz.
'

17 Si los sorprende la aurora"-, míranla como


sombra de muerte y así andan de noche tan agi-
:

tados como de dia.


18 Es eí impío mas móvil é inconstante que la

1 Con su impúdica amante


2 Eu sus infames placeres.
CAPÍTULO XXIV. 331
superficie del ngua : malditi sea su heredad en la

tierra : jamas ande él el camino de sus viñas , 7i¿

disfrute de ellas.
19 Desde aguas de nieve pasará á calores exce-
sivos : ya que el pecado será su compañero hasta
el infierno.

20 Se olvidará de él la misericordia divina :

serán los gusanos sus delicias': no quedará me-


moria de él , sino que será hecho astillas , como
árbol infructuoso.
21 Porque ha alimentado á la muger estéril ó
mala , la cual no da hijos ; y no socorrió á la viuda.
22 Ha derrocado á los fuertes con su poder ó
prepotencia ; mas aunque él ha quedado en pié ,

no dará por segura su vida.


23 Dale Dios lugar de penitencia , y él abusa
de esto para ser mas soberbio : pero el Señor tiene
fijos los ojos en sus descarriados pasos.
24 Se ven los impíos elevados por un poco de
tiempo mas no subsistirán, sino que serán abatidos
;

y arrebatados como todos los oíros: serán cortados


como las cabezas de las espigas.
25 Y si esto no es así como lo digo ,
¿quién de
vosotros podrá convencerme de haber mentido, ó
acusar ante Dios de falsas mis palabras?
' ' " ' - — - III —— i-i I. — ^ I M — .Mi^ I .1 -—.I >a

1 Serán los gnsanos roedores el premio de sus infames


placeres.
332 LIBRO DE JOB.

CAPÍTULO XXV.
Baldad quiere convencer á Job que no debe creerse puro é
inocente á los ojos de Dios.

1 Entonces Baldad de Suhá habló á Job en es-


tos términos :

2 Poderoso y terrible es aquel qite mantiene


la concordia y annonía en sus altos cielos.
3 ¿ Por ventura puede contarse el número de
su celestial milicia? Y ¿quién es el que no parti-
cipa de su luz ?

4 ¿Cómo se puede justificar el hombre compa-


rado con Dios , ó aparecer limpio el nacido de
muo-er ?

5 Ni aun la misma luna tiene resplandor en su


presencia , y las estrellas no están limpias á sus
ojos ;

6 ¿ cuánto me'nos el hombre, que es todo podre-


dumbre ; el hijo del hombre ,
que no es mas que
un gusano?

CAPÍTULO XXVI.
Job muestra que conoce mas que Baldad las grandezas de
Dios.

1 A esto replicó Job , diciendo :

2 i A quién quieres tú auxiliar? ¿Acaso á un dé-


bil '
? ¿ó tal vez quieres sostener el brazo de
quien no tiene bastante fuerza?

1 Que 00 puede defenderse.


(Al'ÍTULO XXVI. 33:1

3 ¿ A quién das consejo tú? ¿ Acaso al que no


tiene sabiduría ? ¿ Quieres tú ostentar una grandí-
sima prudencia?
4 ;A quién has querido tú enseñar? ¿ No ha
sido á aquel que crió los espíritus •'

5 3Iira como los oriorantes ^ ofimen oi tos abismos


debajo de las aguas ,
juntamente con los otros que
están encerrados con ellos ^.

G El infierno está patente á sus ojos, y está


descubierto á su vista el abismo de la perdición.
7 Él es quien extendió sobre el vacío el Septen-
trión ^, y tiene suspendida la tierra en el aire ^.

8 El es quien contiene las aguas en sus nu-


bes '^
para que no se precipiten de golpe acia
abajo :

9 el que impide la vista de su trono '


, y le cu-
bre con las nieblas que forma :

10 el que puso términos ó lindes á las aguas del


mar para mientras duren en el mundo la luz y las

tinieblas.

11 Las columnas del cielo se estremecen y


tiemblan á una mirada suya.

1 O todo cnanto respira.


2 Que se rebelaron contra él.

3 Sap. XIV. V. \ñ.

4 O el hemisferio celeste.
5 Sin punto de apoyo. Ptiede traducirse : Y fundó la
tierra sobre la nada.
6 El es el que recoge y ala ó prende las aguas.
7 Con la brillante cortina del firmamento.
334 LIBRO DE JOB.

12 A la fuerza de su poder fueron reunidos en


un instante los mares y su sabiduría domeñó ,
al

orgulloso mar.
7 á Su espíritu hermoseó los cielos y con la
'
;

virtud de su mano fue sacada á luz la tortuosa cu-


lebra ^,

14 Todo lo dicho hasta aquí es nna2jequeña par-


te de sus grandes obras mas si esto que hemos : oi-

do , es solamente una pequeñísima muestra de las

infinitas cosas ^ que pueden decirse de él, ¿quién

podrá sostenerse firme al trueno de su grandeza?

CAPÍTULO XXVII.
Inaide Job en su defensa, y describe el infeliz paradero de
los impíos,

1 Prosiguió todaviá Job su parábola y dijo ^, :

2 Vive Dios , el cual parece que ha abandonado

1 Criaudo la celestial milicia.

2 Algunos opinan que Job habla aquí de la creacioo de


los ángeles, que son el adorno principal de los cielos ; y pol-
la culebra entienden el dragón infernal Luzbel. Apoyan esta

opinión eu la versión de los Setenta^ en la cual se lee que :

el dragón apóstata fue muerto por disposición de Dios. Pero


los que entienden literabnente este textoj creen que se ha-
bla de una de las principales constelaciones, como la via
láctea ó la llamada dragón, que tuerce entre el Norte y la
,

constelación llamada Osa mayor; ó bien de todo el Zodiaco.


3 Es como una gotita respecto del mar inmenso de los
prodigios y maravillas que ha obrado.
4 O sentencioso razonamiento.
CAriruLü xxvii. 335
mi causa ', y el Todopoderoso, que iia sumergido
•ni alma en la alliccion :

3 que mientras liaya aliento en mí, y me con-


serve Dios la respiración
4 no lian de pronunciar mis labios cosa injusta,
ni saldrá de mi boca dolo ni mentira.
5 Lejos de mí el teneros por justos ^ : hasta que
fallezca , no desistiré de defender mi inocencia.
6 No abandonaré la justificación que he comen-
zado á hacer de mi conducta ;
puesto que nada me
remuerde mi conciencia en todo el discurso de mi
vida.
Sea tenido por un impío mi enemigo', y por
7
un injusto mi adversario.
8 Porque ;
qué esperanza queda al hipócrita
después de sus avarientas rapiñas, si Dios no sal-
va su alma?
9 ¿Es acaso que Dios ha de escuchar sus cla-
mores, cuando le sobrevenga la tribulación ?

10 -O podrá hallar consuelo en el Todopode-


roso, é invocar á Dios en todo tiempo? "No por
cierto.

1 Yo con el favor de Dios os enseñaré las dis-

posiciones del Omnipotente '^


: no os ocultaré
nada.

1 Al juicio de los hombres.


2 Y veraces en los juicios qne hacéis.
3 Y'a que contradice la doctrina de la verdad.
4 Acerca de los hipócriías.
336 LIBRO DE JOB.

12 Bien veo que todos vosotros las sabéis : mas


¿ por qué gastáis el tiempo inútilmente en vanos
discursos ?

13 Oid cuál será la suerte que Dios destina al


impío , y la herencia que los hombres violentos
recibirán del Todopoderoso.
14 Si se multiplicaren sus hijos , caerán al filo

de espada, y sus nietos nunca se verán hartos


la

de pan.
15 Los que quedaren de su linag^e, serán sepul-
tados luego de muertos ', ni harán duelo sus viu-
das.
16 Aunque haya amontonado plata como tier-
ra, y preparado vestidos tan fácilmente como se
hace el barro
17 él en efecto los tendrá de prevención; mas
elque se vestirá de ellos será , el justo , y el ino-
cente disfmdará y distribuirá la plata.
18 Edificó su casa como hace la polilla^ , y co-
mo la cabana que suele formar el guarda '.

19 En muriendo el rico, nada llevará consigo ;

abrirá los ojos de sualma y se hallará sin nada. ,

20 Sorprenderále una avenida de miserias;


quedará oprimido por la tempestad nocturna.

1 Puede traducirse : los sepultará la muerte. O porque


su muerte será desastrosa, ó porque ella tnisma será su se-
pultura sin que los cubra la tierra.
2 La cual cuanto mas roe, mas destruye.
3 De una viña ó melonar.
CAPÍTULO XXVIH. 337
21 Un viento abrasador le arrebatará y arran-
cará de cuajo ; y á manera de un huracán le lie-'
vara •
lejos de su sitio.

22 Y Dios descargará su ira sobre él, ni le per-


donará : tentará mil medios para escaparse de sus
manos.
23 Quien se pusiere á mirar el sitio en que el

vv]:io estaba , dará palmadas * sobre su suerte ,


y
le silbará.

CAPÍTULO XXVIII.
Pinta Jub el desvelo de los hombres en buscar riquezas , y el
poco aprecio que hacen de la sabiduría , la cual viene

del cielo , y se comunica por medio del temor de Dios.

1 La plata tiene sus veneros ó vetas en las mi-


nas, y el oro tiene un lugar donde se forma.
2 El hierro se saca de la tierra , y la piedra
mineral derretida con el fuego se convierte en
cobre '.

3 El llega á determinar lo que han de durar


las tinieblas é indaga el fin de todas las cosas
,
,
y
también la piedra metida en la oscuridad y som-
bras de su muerte ^,

1 Como á una paja.


2 En tono de mofa y escarnio.
3 Por la industria del hombre.
4 Aunque santo Thomas , san Gregorio y otros varios
graves expositores entienden que es Dios,de quien se dice
29
338 LIBRO DE J()H.

4 Un torrente separa de los viajeros estas pie-


dras , y no se acerca á elias el pié del pobre , es-
tando como están en liioares inaccesibles '.
5 Una tierra en cuyo suelo nacia el pan , está
desolada por el fuego.
6 Hay un lugar en que casi todas las piedras
son zafiros, y sus terrones están llenos de oro.
7 Su senda no la conoció ave ninguna, ni vista
de buitre llegó á discernirla.
8 No la pisaron hijos de negociantes, ni pasó
por ella leona ^.

9 El extendió su raano contra la peña viva % y


trastornó de raiz los montes :

10 socavando peñascos ha sacado rios "*


, y sus
ojos descubrieron todo lo precioso que habia ^.

11 Hubo también quien registró los fondos de


los ríos , y sacó á luz lo precioso que estaba allí

escondido.
12 Mas ¿en dónde se halla la sabiduría? ¿y
cuál es el lugar en que reside la inteligencia?

aquí que liega á determinar el fin de las tinieblas, indaga el


finde todas las cosas, etc.; á mí me parece mas verosímil
que aquí se habla del hombre según lo entienden también
,

otros Padres y expositores,


1 Al hombre desvalido.
'2 Ni otra bestia fiera. Mas allí penetrará el hombre.
3 Y llegó á introducirse por ella.
4 Del seno de la tierra.
5 Algunos opinan que se habla aquí de la América.
CAPÍTULO XXVIII. 339
13 El hombre no conoce su valor; ni ella se
halla en la tierra de los que viven en delicias.

14 El abismo de la tierra dice: No está dentro


de mí: y el mar afirma INi conmio^o.
:

15 No se compra con oro finísimo, ni se cambi.i

á peso de plata.
16 No pueden parangonarse con ella los colo-

ridos mas ricos de la India, ni la piedra-sardónica


mas preciosa, ni el zafiro.
17 No se le igualará ni el oro, ni el cristal de
roca; ni será cambiada por vasos de ovo puro,
18 Las cosas mas excelsas y apreciadas no son
dig-nas de mentarse en su cotejo pero la sabi- ;

duría trae su origen de partes muy recónditas


19 no tendrán comparación con ella el tan esti-

mado topacio de Ethiopia, ni los mas brillantes


coloridos.
20 ¿Pues de dónde viene la sabiduría? y ¿cuál
es la morada de la inteligencia?
21 Escondida está á la vista de todos los vi-
vientes de la tierra; y también se oculta á las aves
del cielo '.

22 La perdición y la muerte dijeron ^ : A nues-


tros oidos lleofó la fama de ella.
23 El camino para hallarla Dios le sabe, y él

es quien tiene conocida su morada.


24 Porque su vista alcanza á los extremos del

1 Aun á las que mas se remontan.


2 Por boca de los reprobos.
3-10 LIBRO DE JOB.

mundo, y están patentes á sus ojos cuantas cosas


hay debajo del cielo.

25 El es quien arregló el peso ó fuerza de los


vientos, y pesó las aguas disíribiii/éndolas con
medida.
26 Caando prescribía leyes á las lluvias,
y
señalaba el camino á las fulminantes tempestades
27 entonces la contempló Dios', y la mani-
festó ^
, y la estableció ' , y descubrió sus arcanos.
28 Y dijo al hombre : Mira, la verdadera sabi-
duría consiste en temer al Señor i/ honrarle, y la

inteligencia en apartarse de lo m:ilo.

CAPÍTULO XXIX.
Jub describe su antigua felicidad, durante la cual estuvo
muy ageno del mal obrar que le imputaban sus tres a-
migos.

1 Añadió también Job, continuando su pará-


bola \ y dijo :

2 ¡
Quién me diera volver á ser como en los

tiempos pasados, como en aquellos dias venturosos


en que Dios me tenia bajo de su custodia i/ am-
paro !

1 Como un eterno modelo de toda perfección, nacido de


su sustancia.
2 A los ángeles y al primer hombre.
3 Como guia de ellos.
4 O razonamiento.
CAPÍTULO XXIX. 341

3 Entonces que su antorcha' resplandecía sobre


mi cabeza, y guiado por esta luz caminaba 1/0 se-
guro entre las tinieblas
como fui en los dias de mi mocedad, cuando
4
Dios moraba secretamente en mi casa
5 cuando Todopoderoso estaba conmigo, y
el

al rededor de mí toda mi familia


6 cuando lavaba, por decirlo así, mis pies con
la nata de la leche, y hasta las peñas me brotaban
arroyos de aceite
7 cuando salia á las puertas de la ciudad^, y
allí en la plaza' me disponían un asiento (lístm-
giddo,
8 En viéndome jóvenes se retiraban^, y
los los

ancianos se levantaban y mantenían en pié.


9 Los magnates no hablaban mas, y cerraban
sus labios con e! dedo.
10 Quedaban sin osar hablar los capitanes, y
con la lengua pegada al paladar^.
11 Bienaventurado me llamaba todo el que oía
mis palabras ; y decía bien de mí cualquiera que
me miraba;
12 pues yo había librado al pobre que gritaba

1 De su divina luz.
2 O al lugar del juzgado.
3 Esto es], en la reunión ó consistorio de los senadores.
4 Por reverencia.
5 Eu tiempos antiguos estaba dividida la Idumea entre
muchos pequeños príncipes de los cuales parece que era
,

uno Job. Getu XXXV


í. t\ 33.—/. Paral cA.v. 44.
342 LIBRO DE JOB.

porsocojTo; y al huérfano que no tenia defensor.


13 Me llenaba de bendiciones el que hubiera
perecido sin mi auxilio :
y yo confortaba el co-
razón de le viuda desolada,
14 Porque siempre me revestí de justicia, y
mi equidad me ha servido como de regio manto y
diadema.
15 Era yo ojos para el ciego, y pies para el
cojo.
16 Era el padre de los pobres; y me informa-
ba con la mayor diligencia délos pleitos de los des-
validos , de que no estaba enterado.
17 Quebrantaba las quijadas á los malvados, y
les sacaba las presa de entre sus dientes.
18 Con este tenor de vida decia yo : Moriré en
paz en mi nido '; y como la palma multiplicaré mis
dias.

19 Está mi raíz extendida junto á la coiTieyíte

de las aguas , y el rocío descansará sobre mis


ramos.
20 Se irásiempre renovando mi gloria, y mi
arco , ó el poder mió será de cada dia mas fuerte
,

en mis manos.
21 Los que me escuchaban , estaban aguardan-
do mi parecer , y atendían silenciosos mi con-
sejo :

22 ni una palabra se atrevían á añadir á las

1 O lugar de mi reposo.
CAPITULO XXX. 343
mías ; y como rocío , así caian sobre ellos mis
discursrí.
23 Aguardábanme como á la lluvia los campos
y abrían su boca como hace la tierra seca á las

aguas tardías ó del otoño '

24 Si alguna vez me les mostraba risueño , de


f/ozosos apenas lo creían ;
pero no quedaba sin
fruto la alegría de mi semblante.
25 Si quería ir á sus juntas, rae sentaba en el
primer lugar ; y estando sentado como un rey
rodeado de sus guardias, no por eso dejaba de
ser el consolador de los afligidos.

CAPÍTULO XXX.
Deplora Jub la mudanza de su antiguo feliz estado en la las-
timosa situación en que se halla por permisión de Dios.

1 Blas ahora hacen burla de mí unos mozalbe-


tes , á cuyos padres me hubiera desdeñado de
ponerlos con los mastines de mis rebaños ^ :

cuya fuerza y trabajo de sus manos estimaba


2
yo en nada y eran reputados por indignos aun de
,

la misma vida ' :

3 muertos de necesidad y de hambre que an-


,

daban buscando por el desierto algo que poder


roer , traspillados de pura calamidad y miseria ;

1 Deuter. XI. v. U.—Jucobi V. v. 7.

2 O de encargarles sii cuidado.


.3 O aire que respiraban.
344 LIliRO DE JOH.
4 y comían yerbas y cortezas de árboles, y se
sustentababan con raices de enebro.
5 Semejantes cosas iban buscando por los va-
lles, y en hallando alguna, corrían á cogerla con
algazara.
6 Habitaban en los barrancos de los torrentes .

y en las cavernas de la tierra, y entre las breñas.


7 En tales cosas hallaban su alegría , y tenían
por delicia el vivir al abrigo de las zarzas.

8 Hijos de gente insensata y grosera, y que no


se atreven á parecer en el mundo.
9 Pues yo he venido á ser ahora el asunto de
sus cantares, y el objeto de sus escarnios.
10 Abominan de mí; al verme se apartan le-
jos , y no reparan en escupirme en la cara.

11 Porque abrió Dios su aljaba, y me asae-


teó y puso el freno en mi boca
'
,

12 En la flor de mi prosperidad se levantó luego


contra mí un tropel de calmidades ,
que me derri-
baron por tierra, y echándoseme encima ^ como
una inundación , me han oprimido.
13 Me han cortado todos y armán-
lo caminos ,

dome asechanzas han prevalecido contra mí sin ;

que haya habido quien me ayudase.


14 Como sitiadores Juriosos j muro y
roto el ,

forzada la puerta , así se han arrojado sobre mí ,


y cebado en mis miserias.
15 He quedado reducido á la nada: tú, oh

1 Tratándome como á jumeuto.


CAPÍTULO XXX. 345
Dios mío , tomo viento o lorhcllinu^
has arrebatado ,

todo lo que yo mas amaba y mi prosperidad lia


,

pasado como una nube.


16 Y ahora está mi ahiia derritiéndose de con-
«joja dentro de sí misma, viendo que los desastres

se han apoderado de raí.

17 Durante la noche taladran mis huesos los


dolores :
y los yusanos que me roen, no duer-
men ni descansan.

18 Es tanta la muchedumbre de estos, que van


consumiendo hasta mi vestido :
y me ciñen y ro-
dcajiy como al cuello el cabezón de la túnica.
19 Soy reputado como lodo, y asemejado al

polvo y á la ceniza.
20 Clamo á tí, oh Dios mió, y tú no me oyes :

estoy en tu presencia, y ni siquiera me miras.


21 Te portas conmigo como si fueras cruel ;

y me tratas con mano tan pesada como si fueses


im enemigo.
22 Me y como que me pusiste sobre
ensalzaste,
el aire para estrellarme mas reciamente '.
23 Bien sé que me has de entregar en poder
de la muerte, la cual es el paradero de todos los
vivientes.
24 Verdad es que tú no extiendes tu mano
para consumirlos enteramente pues cuando estu- ;

vieren derribados, tú mismo los salvarás^.

1 Contra el ^suelo.

2 Tal es mi esperanza.
346 LIBRO DE JOB.

2? Yo otro tiempo lloraba con el que se ha-


lliba atribulado, y mi alma se compadecía del
pobre.
26 Esperaba por eso bienes, y me han sobre
vellido males: aguardaba luz, y he quedado cu«
bierto de tinieblas,
27 Se están abrasando mis entrañas sin de-
jarme reposo alguno : sorprendido me han los

tiias de ano-ustia.
28 Ando melancólico, pero sin enfurecerme:
levantóme á veces^ y doy gritos en medio de lu
g'ente.
29 Soy como hermano de los dragones, y com-
pañero de los avestruces'.
30 Mi piel se ha vuelto negra, y mis huesos
se han desecado, á causa del ardor excesivo que
padezco.
31 Mi ha convertido en llanto, y en
cítara se
voces lúorubres mis instrumentos músicos.

CAPÍTULO XXXI.
Vida inocenle de Job , y las vv ladea á que estaba habituado
desde niño.

1 Desde jóvenh'xce^dLcio con mis ojos de no mi-


rar, ni siquiera pensar conmaljin en una virgen -.

1 En lo lúgubre y espantoso de mis alaridos. Mich. I.


V. 8.

2 EccL IX. V. 5 7. — Matth. V. v. 28. Aquí se ve que


CAPÍTULO XXXI. 347

2 Porque de otra suerte ,


¿qué conuiiilcacioii

tendría conmigo desde arriba Dios ', ni qué parte


me daría Todopoderoso de su celestial herencia?
el

3 Pues qué ¿ acaso no está establecida la per-


dición para los malvados, y el desheredamiento
¡>ara los que cometen el pecado ?
4 ¿No es así que está el Señor observando mis
caminos, y contando todos mis pasos?
5 Si creéis que he seguido el camino de la va-
nidad, y que han corrido mis pies k urdir fraudes
contra el prójimo ;

6 péseme Dios en su justa balanza, y él dará á


conocer mi sencillez-'.

7 Si desvié mis pasos del camino recto^ y si mi


corazón se fue trtis de mis ojos, y si se apegó al-
guna mancha á mis manos
8 siembre yo, y cómase otro el fruto, y sea
desarraigado mi linao^e.
9 Si mi corazón se dejó seducir del amor de mu-
ger, y si anduve acechando á la puerta de mi amigo;
10 sea mi muger manceba de otro, y sirva á
otros de prostituta.
11 Porque es el adulterio un crimen enorme y ,

una iniquidad ó injusticia horrenda.

aun en la ley natural, idumeo Job^ guarda-


en que yí\ ¡a el

ba la doctrina evangélica, que en tiempo de Jesu-Christo


üo querían entender muchos de los judíos por su obstinación»
, 1 Que es la misma pureza.
2 Y rectitud de corazón.
348 LIBRO DE JOB.

12 Es un fuego que consume hasta el exterminio,


y que desarraiga todos los retoños '.

13 Si me
desdeñe de entrar en juicio con mi
siervo y con mi slerva, cuando tenían que pedirme
alguna cosa en justicia;
14qué será de mí, cuando Dios habrá de venir
¿

á juzgar? ¿ni qué podré responderle, cuando me


pregunte ?

15 ¿ Acaso el que me crió á mí en las entrañas


de mi madre, no es el mismo Dios que le ha cria-
do á él ? ¿No fue él el que nos formó á ambos en
el seno materno?
16 Si negué á los pobres lo que pedian; si bur-
lé Jamás la esperanza de la viuda
17 si comí solo mi bocado, y no comió también
de él el huérfano ;

18 (pues desde la infancia creció conmigo la mi-


sericordia, habiendo saUdo conmigo del vientre de
mi madre)
19 si no hice caso del que iba á perecer de frió
por no tener ropa, ni del pobre que estaba des-
nudo ;

20 si no me llenaron de bendiciones los miem-


bros de su cuerpo, al verse abrigados con la lana
de mis ovejas
21 si alzé mi mano contra el huérfano, aun vién-
dome superior en el tribunal

1 Acabando enteramente los Hnages.


CAPÍTULO XXXI. 349
22 despréndase mi Itombro de su coyuntura, y
quiébrese mi brazo con todos sus huesos.
23 Porque yo siempre temí á Dios, consideran-
do su enojo como olas hinchadas ' contra mí, y nun-
ca pude soportar el peso de su magestad.
24 Si yo creí que consistiese en el oro mi po-
der, y si dije al oro mas acendrado : En tí pongo
mi confianza
25 si puse mi consuelo en mis grandes riquezas,
y en los muchos bienes que adquirieron mis manos
20 si mirando al sol cuando brillante nacia, ó la
luna en su mayor claridad
27 se regocijó interiormente mi corazón , y
apliqué mi mano á la boca ^,
28 lo cual es nn delito grandísimo, y un rene-
gar del altísimo Dios
29 si me holgué de la ruina del que me abor-
recia, y celebré con aplauso el mal que le vino :

castigúeme Dios.
30 Mas no fue asi : porque no permití que mi
lengua pecase , demandandocon maldiciones su
muerte
31 ¿Y las gentes de mi casa no llegaron á pro-
rumpir ^ ; Quién nos diera que pudiésemos saciar-
'*?
nos de sus carnes

1Que ibau á reventar.


2Ka señal de adoración. Véase Adorar, y III. Rt(j.
XIX. V. 18.
3 Ciegos de araor por tní.

4 De semejante frase se iisa en nuestra lengua para de-


30
350 LIBRO DE JOB.

:í2 Jamas el peregrino se quedó al ilescubler-

to : siempre estuvo mi puerta abierta al pasagero.


33 Si , como hombres encu-
suelen hacer los ,

brí mi pecado, y oculté en mi pecho mi maldad :

34 si me intimidó el mucho gentío ', ó me ate-


morizó el desprecio de los parientes; y no mas
bien callé y snfvi, y me estuve quieto en mi casa
sea yo castigado de Dios.
35 Oh, quién me diera uno que desapasionada
¡
-

•mente me oyese, y que el Todopoderoso otorgase


rai petición, y escribiese el proceso el mismo que

juzga,
36 para que yo pudiese llevarle sobre mis hom-
bros y ceñírmele como una diadema
^, !

37 A cada paso mió le iría recitando^, y se le

presentarla á Dios como á mi príncipe.


38 Finalmente si la tierra que poseo clama con-
tra mí, y los sulcos se lamentan con ella'^
39 si he comido sus frutos sin pagar el precio %
y he apremiado las personas de los cultivadores

notar nn amor excesivo


y la Igles'a se sirve de las pa-
;

labras de Job, para expresar el ardiente deseo de sus hijos


por alimentarse con el adorable cuerpo ó carne sacratísima
del Salvador. Véase el Chrysost. horn. XXV. in cap. X.
Epist. I ad Cor.
Para dejar de defender la justicia.
1

2 Como un triunfo mío.


3 Delante de todos.
4 De mi injusto dominio.
5 O sin pascar á los que la cultivan.
< Ai'íruLO xxxii. '.i 5

40 názcanme abrojos en vez de trigo y espi-


nas en lugar de cebada.
Fin de las palabras de Job.

CAPITULO XXXII.

EUü ,
jactándose de su sa¿>er , desaprueba las razones asi de
Job como de sus amigos , á los cuales habia Job dejado
sin tener que replicarle.

1 En fin aquellos tres hombres cesaron de res-


ponder á Job , viéndole tan resuelto en tenerse
por justo '.

2 Entonces Ellú, hijo de Barachél, Buzita, del


linage de Ram^ montó , en cólera, y llenóse de
indignación : irritóse contra Job , porque afirmaba,
que él era justo aim á los ojos de Dios
3 indignóse también contra sus tres amigos
porque no habian discurrido refutación razonable,
contentándose solamente de haber condenado á
Job.
4 Eliú pues estuvo aguardando á que Job aca-
base de hablar, atento que eran de mas edad los
que habian hablado antes.
5 Pero viendo que los tres no podian replicar
á Job, se indignó sobremaneía.
ü Y así tomando la palabra Eliú hijo de Bara-

1 A pesar de cuanto le habian dicho.

2 El cual habia oido toda la disputa.


352 LIBRO DE JOB.

cliél, Buzita, dijo Yo soy el mas mozo todos vos-


: :

otros sois de mayor edad que yo por cuyo moti- :

vo he bajado mi cabeza, sin atreverme á propo-


ner mi dictamen.
7 Porque yo esperaba que la edad mas madura
habria liabJado sólidamente,
y que los muchos años
enseiiarian sabiduría.
8 I\IaSj según veo, hay en iodos \o% hombres
una alma , y la inspiración del Todopoderoso es
la que da la inteligencia.

9 No es lo mismo ser viejo que sabio, ni el te-


ner mucha edad hace tener buen juicio.
10 Por tanto yo voy á hablar : escuchadme, que
también os mostrare que yo alcanzo. lo

11 Puesto que he dado lugar á vuestros discur-


sos; y he escuchado atento vuestras razones, mien-
tras ha durado la disputa
12 y en tanto que creí que podriais decir algo ,

estaba atento. J^ias á lo que veo, no hay entre vos~


otros quien pueda convencer á Job , ni responder
á sus razones.
13 Y no tenéis que replicarme, diciendo : Nos-
otros hemos hallado la razan de sabiduría para
convencerle •
y es que Dios es quien le ha desecha-
do , no alffun hombre.
14 Ninguna palabra me ha dicho él á mí ; pero
yo no pienso responderle al tenor de vuestros dis-
cursos.
Ib Hé aquí tres hombres que se han acobardado,
CAPITULO XXXIII. 353
n' saben ya qué replicar, y lian quedado como
mudos.
16 Supuesto pues que yo lie estado esperando
á que hablasen, han hecho, y que se han
y no lo

parado, y no añaden nada mas,


17 entraré yo también á liablar por mi parte,
y mostraré mi saber
18 pues estoy lleno de conceptos, y no caben
ya en mi pecho :

19 al modo que el mosto, cuando no tiene por


donde respirar, rompe aun las vasijas nuevas, así
sucede en mi seno.
20 Hablaré pues á fin de respirar algún tanto ;

abriré mis labios, y responderé'.


21 No haré acepción de personas, ni igualaré
un hombre á Dios :

22 porque no sé yo cuánto tiempo existiré aun,


ni si dentro de poco me llevará mi Criador^.

CAPÍTULO XXXIII.
Niega Eliü que Job sea justo : dice que Dios habla á los
hombres de diferentes maneras, y que es propicio al que se
convierte á él.

1 Oye
pues, oh Job, mis palabras, y está aten-
to á todas mis razones.

1 A lo que ellos no han sabido.


2 O me quitará la ^ida ni¡ Criador,
354 LlUPxO DE JOB.

2 Hé aquí que abro mi boca : formará ia lengua


palabras en mi garganta '.

3 JMis discursos saldrán de un corazón sencillo,


y mis labios proferirán sentimientos de verdad.
4 El espíritu de Dios me crió y el soplo del ,

Omnipotente me dio la vida.


5 Respóndeme pues, si puedes; y opon tus ra-
zones á las mias ^.

6 Bien sabes que Dios me crió á mí así como á


tí y que fui yo formado del mismo barro que tú
,

7 y así no verás en mí cosa maravillosa que te


espante ni te será molesta mi elocuencia.
;

8 Aljora bien , tú bas dicho oyéndolo yo y yo ,

mismo percibí estas palabras tuyas :

9 Yo estoy limpio y sin culpa inocente, y no


,
:

hay en mí iniquidad.
10 Pero porque ha hallado pretextos contra mí,
por eso me ha mirado como á enemigo suyo.
11 Ha puesto mis pies en un cepo', y estuvo
observando todos mis pasos ^
.

12 En esto, oh Job , no te has mostrado justo :

yo te responderé que Dios es mayor ^ que el

honibre.
13 ¿Y quieres tú entrar en contienda con él,
porque no te ha respondido á todas tus palabras ?

1 Para explicarte lo que concibo.


2 Con entera libertad.
3 Como para asegurarme.
4 Para hallar de qué castigarme.
5 Aun en bondad y justicia.

J
CAPÍTULU XXXIII. 355
'-
14 Dios habla una vez , y po vuelve á repetir
una misma cosa.
15 Entre sueños, con visiones nocturnas, cuando
los hombres rendidos del sueño están descansando
en sus camas ',

16 entonces les abre Dios los oídos , y los ins-

truye y corrige
17 para retraer á cada uno del mal que hace ,

y hbrarle de la soberbia ^,

18 salvando su alma de la corrupción \ y su


vida del filo de la espada.
19 Asimismo le corrige con dolores en el lecho,

y hace que se le sequen todos sus huesos.


20 En tal estado le causa horror el mismo pan
ó alimento, y el manjar antes sabroso á su apetito.
21 Vase consumiendo su carne; y los huesos ,

antes bien cubiertos, aparecen desnudos^.


22 Está para espirar, y desahuciada su vida.
él

23 Si entonces algún
O án^el
o escogido
O entre mi-
llares instruye á este hombre, y le hace conocer
sus obligaciones
24 Dios se apiadará de él, y dirá : Líbrale para
que no descienda á la corrupción del sepulcro : lie

hallado motivo para perdonarle.


25 Su carne ha sido consumida con las penas :

1 Ntim. XXII. V. 8. 20. — Dan. II. — IV. Joel. II.


V. 28.
2 Origen de todo pecado,
3 Esto es , de la perdición ó del pecado.
4 y pueden contarse. »
356 LIBRO DE JOB.

que vuelva como estaba en los días de su mocedad.


26 Implorará el hombrela. misericordia de Dios ;

el cual se aplacará , y le mirará con rostro alegre,


y le restituirá su justicia '.

27 El vuelto á ios demás hombres, dirá : Pequé,


y verdaderamente fui prevaricador , y no fui cas-
tig-ado según merecia.
28 Con eso salvó su alma de caer en la muerte,
y vivirá , y gozará de la luz.

29 Así es que Dios obra todas estas cosas tres y


mas veces con cada uno ,

30 para retirar sus almas de la corrupción del


pecado, y alumbrarlas con la luz de los vivientes.
3 Atiende , oh Job , y escúchame , y calla

mientras yo hablo :

32 que si tienes algo que replicar, propónmelo,


dílo libiamente; pues yo deseo que aparezcas justo.
33 Mas si nada tienes que responder, escúchame,
guarda silencio, y aprenderás de mí la sabiduría^.

CAPÍTULO XXXIV.
Eliü mas fuñoso que los otros tres en calumniar las palabras
y el 'proceder del pacientisimo Jub^ acusa á este de bla.<'fe-

mia y de otros delilos.

1 Continuando Eliú su discurso, añadió lo si-

guiente :

1 O le dará sn gracia.
2 O lo que te couviene hacer.
CAPÍTULO xxxiv. 357
2 Oid, oh sabios, mis palabras; y vosotros,
prudentes ,
prestadme atención :

3 puesto que el oído atento juzga de los razona-


mientos, como el paladar discierne por el gusto
los manjares.
4 Examinemo,': bien entre nosotros el punto y ,

ve? mos de común acuerdo lo que sea mas verda-


dero y acertado.
5 Es así que Job ha dicho : Yo soy justo , y
Dios ha abandonado ' mi causa ^ :

6 pues hay error en el juicio que de mí se ha


hecho : violenta es la saeta que tengo atravesada,
sin que haya en mí pecado alguno. Así ha hablado.
¿Que hombre h^y pues semejante á Job que
7
insulta ^, como quien bebe un vaso de agua?
8 ¿Que se asocia con los que obran la iniquidad,
y sigue las sendas de los impíos ?

9 Pues ha dicho : No será el hombre grato á Dios,


por mas que corra por los caminos del Señor "*.

10 Por tanto vosotros que sois varones cuerdos,

1 O ha arruinado {cap. XXVII. v. 2.). Se dolia Job de


que Dios agravando sus penas, daba un pretexto á los ene-
migos para acusarle de pecador. Pero Eüú interpretaba ea
mal sentido las expresiones de Job.
2 Dando pábulo á mis enemigos.
3 A Dios descaradamente.
4 Esto es, no por eso quedará exento de los males de
esta vida. Ei que Dios envié tribulaciones a los hombres
ó bien felicidades temporales no pende precisamente de
,

las buenas ó malas obras de estos , sino de los altísimos


designios de la Providencia.
358 LllJKO DE JOlí.

estadme atentos : Lejos de Dios toda impiedad


, y

del Todopoderoso toda injusticia.


11 Porque el lia de dar á las obras del hombre
su pago merecido y los ha de remunerar seguu
;

la conducta de cada uno :

12 siendo como es verdad que Dios no condena


sin razón ni el Omnipotente trastorna jamás la
;

justicia.

13 ¿ Ha cedido el á algún otro sus veces sobre


la tierra? ¿O á quién ha encargado gobernar el

mundo que fabricó ?

14 Si con su corazón curado se pusiese él á mi-


rarle, se atraería oíra re:: á sí el espíiitu y el alien-
to que le dio,

15 Toda carne perecería de un golpe, y el hom-


bre se tornaria en polvo.
16 Ahora bien, si tú tienes entendimiento, atien-
de á que se dice, y escucha mis palabras.
lo

17 ¿Por ventura puede ser capaz de curación


el que no ama la justicia? ¿ Pues cómo tú condenas
tanto' á aquel Señor que es el justo por esencia?
18 á aquel que condena y castiga como preva-
ricadores á los jnismos reyes , y como impíos á
los grandes :

19 que no repara en que sean príncipes, ni

hace caso de que sean tiranos ó poderosos , cuando


pleitean contra el pobre : porque todos igualmente
son hechura de sus manos.

1 V tan descaradamente.
CAPITULO xxxiv. 359
•20 IMorlrán de repente
y los pueblos á medi;i ,

noche se alborotarán y andarán de una parte á


otra y acabarán sin el menor esfuerzo con los
,

tiranos.
21 Porque los ojos de Dios observan los cami-
nos de los hombres , y tiene él contados todos sus
pasos.
22 No hay tinieblas , no hay sombras de muer-
te , que basten para ocultar á los que obran la

iniquidad.
23 Pues no está en poder del hombre el dejar
de comparecer á juicio ante Dios.
24 El cual quitará de en medio á una multitud
innumerable , y sustituirá otros en su lugar :

25 porque conoce bien sus fechorías; y por


tanto prepara la noche en que serán aniquilados.
26 Castigólos como á impíos , á la vista de todo
el mundo.
27 Porque , como de propósito , se alejaron de
él, y no quisieron saber nada de todas sus dispo-
siciones ;

28 de suerte que hicieron subir hasta él los

clamores de miserables y el grito de los pobres.


los

29 Porque al que él concede la paz ó le perdona , ,

¿quién le condenará? Y ¿quién amparará al que él

abandonna ,
ya sea nación ó bien un particular' ?
,

30 El es el que permite que entre á reinar un

1 Ad Rom. VIH 33, 34.


3<)ü LIURO DE JOB.

hipócrita' ó firano, por causa de los pecados del


pueblo.
31 Ahora pues ya que yo he hablado de Dios
,

y en su defensa^ no estorbaré el que hables tú tam-


bién lo que quiei^as.
32 Si he errado, enséñame el error : si me prue-
bas que he hablado la iniquidad, no diré nada mas.
33 ¿Acaso te ha de pedir Dios á tí cuenta de mi
<liscurso que tanto te desagrada é inquieta? El
,

hecho es que tú comenzaste á discurrir, y no yo :

mas si sabes tú alguna cosa mejor, habla^


34 Pero yo quisiera escuchar á hombres de
entendimiento, y hablar con r¡-eníe sabia.

35 Porque Job ha hablado neciamente, y sus


palabras no suenan buena doctiina.
36 Por lo mismo, oh Padre mio^, sea Job atri-

bulado hasta el fin : no dejes en paz á ese mal


hombre,
37 Porque él anadea sus deraas pecados la blas-

femia : nosotros entretanto le estrecharemos'*, y


entonces apele en sus discursos al juicio de Dios^.

1 Isai. III. V. i.— Jerem. XV. v. 4..

2 No te detengas.
3 Eliú se dirige á Dios, á quien llama Padre. Así se
llama también por razón de su amorosa providenoia. Sap.
AIV. V. 3.—3Iallh. VI. V. 32.

4 Y
le confiindircuios con nuestros argninentos.
5 Con quien quiere pleitear.
3G1

CAPITULO XXXV.
Siguen las calumnias de Eliú contra Job.

1 Prosiguiendo Eliú su razonamiento, dijo:


2 ¿ Te parece á tí puesto en razón el pensa-
miento aquel que proferiste, diciendo : Mas justo
soy JO que Dios '
?

3 Porque tú dijiste á Dios ^ : No te agrada aque-


llo que es recto ó bueno : ¿ ó que se te da de que yo
peque?
4 Por tanto voy á responder á tus razones^ y
á tus amigos contigo '
5 Levanta esos ojos al cielo, y mira y con-
templa la región etérea, cuánto roas elevada está
que tú.

r 6 Si pecares, ¿qué daño le harás? y si multi-


plicares tus delitos, ¿qué habrás hecho contra él?
7 Si obrares bien, ¿qué es lo que le das, ó qué
recibe él de tu mano ?

8 A un hombre semejante á tí es á quien da-


ñará tu impiedad, y al hijo del hombre le será
provechosa tu justicLi '^.

1 No dijo eso Job; pero tal vez Eliú pretendía que di-
cha proposición ó blasfemia era consecuencia de las repe-
tidas protestas que haciaJob de su inocencia^ y de las
amargas quejas con que desahogaba su pecho en medio de
sus cruelísimos dolores. ^

2 Cap. XXXIF. V.9.


3 Puesto que callan como si estuviesen convencidos por tí.
4 O rectitud pero no á Dios.
;

ToM. VL 31
362 LIBRO DE

9 Clamaron los oprñiiidos por causa de la mu-


chedumbre de los calumniadores, y se lamentaron
por la violenta dominación de los tiranos.
10 Mas ninguno de ellos '
dijo: ¿Dónde está
el Dios que me crió, el cual inspira cánticos de
alegría en medio de la noche de la tribulación :

11 que nos ilustra mas que á los animales de la

tierra, y nos da maj'or inteligencia que á las aves


del cielo ?

12 Allí será el gritar por causa de la soberbia


6 prepotencia de los malos ; mas él no los escu-
chará.
13 Con todo, no en vano lo oirá Dios, y el Om-
nipotente considerará las causas de cada uno.
14 Aun cuando hayas dicho : No atiende Dios ^
:

examínate á tí mismo en presencia suya, y espera


en su misericordia.
15 Porque no es ahora en esta vida cuando
descarga su furor, ni castiga con rigor los deUtos.
IG Luego en vano ha
Job su boca^, yabierto
ha amontonado palabras propias de un ignorante.

capítulo xxxvl
Eliú da instrucciones y consejos á Job fuera de propósito.
Exhórtale á que se arrepienta, y le promete toda felicidad.

1 Continuó Eliú hablando, y dijo :

1 Recurrió á Dios.
2 A las cosas de los hombres.
3 Para quejarse de Dios.
CAPÍTULO XX.WI. 3G3
2 Aguántame todavía un poco, y me explicaré
contigo ; porque tengo aun que hablar en defensa
de Dios.
3 Sacaré mi conclusión dé sus principios, pro-
bando que mi Criador es justo :

4 supuesto que mis palabras son agenas de toda


falsedad,
y que te haré ver que mi doctrina es
sólida ^
5 Dios no desecha á los poderosos, siendo tara-
bien él mismo, como es, poderoso :

6 mas no salva á los impíos ^


, y hace siempre
justicia á los pobres.

7 No apartará nunca su vista del justo : él es


quien coloca sobre firme trono á los reyes,
y por
él son ensalzados.

S Que siencadenados y aprisionados


se vieren
con cordeles de pobreza',
9 les reconvendrá con sus obras y maldades,
pues ejecutaron violencias.
10 Asimismo les abrirá los oídos, para corre-
girlos con fruto, y los amonestará para que se ar-
repientan de su iniquidad.
11 Si obedecieren y fueren dóciles, acabarán
sus dias felizmente, y sus años con gloria ;

12 mas no
escucharen, serán pasados á cu-
si

chillo, y perecerán en su necedad.

1 Y no la tuya.
2 Qire abusan del poder.
3^ Y otros trabajos.
364 LIBRO DE JOB.

. 13 Los hipócritas y de corazón doble provo-


can la ira de Dios, y no clamarán á él sinceramen-
te cuando se vean aprisionados.
14 Morirán de muerte violenta, y acabarán su
vida entre hombres afeminados y sodomüicos.
Ib Al contrario al pobre le libertará Dios de su
angustia, y en la tribulación le hablará al oido.
16 Así que , oh Job ', te salvará del abismo es-
trecho é insondable ele miserias : y volverás á sen-
tarte en tu opípara mesa ^.

17 Tu causa está juzgada ya como causa de un


impío : has de recibir la ejecución de la sentencia.
18 No te dejes vencer mas de la cólera, para
oprimir á nadie , ni en adelante te doblen los mu-
chos dones.
19 Depon tu orgullo sin que sea necesaria la tri-

bulación, y reprime á todos los que se hacen fuer-


tes por la prepotencia.
20 No alargues la noche ' ; á fin de que los
pueblos puedan acudir á ti para sus negocios.
21 Guárdate de declinar acia la iniquidad '*
;

pues has comenzado á seguir esa mala vida des-


pués de la miseria en que te ves.
22 Mira que Dios es soberano en su fortaleza
y ninguno de los legisladores es semejante á él.

1 Si te convirtieres.
2 Colocado en la anchura de tu antigua prosperidad.
3 Levántate temprano.
4 O blasfemia contra Dios.
CAPÍTULO XXXVI. 365
23 ¿ Quien podrá rastrear sus caminos? ¿ O
quién puede decirle Has hecho una injusticia ?
:

24 Reflexiona que tú no llegas á comprender la


obra suya ' que fue celebrada en sus cánticos por
los varones 7nas insignes,
25 Todos los hombres le ven en sus criaturas :

cada cual le contempla como desde lejos.;


26 i
Oh, y cuan grande y cuánto sobre-
es Dios,
puja á nuestra ciencia ! Inapeable es el número de
sus años.

27 El atrae ^ las gotitas de agua, derramando


después las lluvias, á manera de torrentes ',

28 que se desgajan de las nubes, de que está


cubierta toda la región de arriba.
29 Cuando él quiere, extiende las nubes á ma-
nera pabellón ,

30 y relampaguea con sus rayos desde lo alto ,

oscureciéndolo todo de mar á mar :

31 como que por estos medios castiga y ejerce


sus juicios sobre los pueblos, y provee de alimento
al grande número de los mortales.

32 El esconde como en sus manos, y


la luz des-

pues manda que salga de nuevo.


33 A quien él ama , le declara como esta luz es

posesión suya, y que puede subir á ella y poseerla»

1 La obra grande de la creaciou del mundo.


% Y detiene en alto.

3 Fecundando la tierra.
366 LIBRO nE JOB.

CAPITULO XXXVII.
C incluye Eliú su discurso, ponderando las perjecciones de
Dios y sunoniendo que Job ha injuriado á todos estos a-
;

tributos divinos , le exhorta á humillarse.

1 Por esto se estremeció mi corazón , y fowia


que saltó de su lugar.
2 Escuchad atentamente su voz terrible cuando
truena , y el sonido espantoso que sale de su boca.
3 El está observando todo cuanto hay debajo del
cielo, y su luz penetra y resplandece por todos los
términos de la tierra.

4 Detrás del relíimpayo seguirá, un estruendo


como de un rugido espantoso^ y tronará con la voz
de su magostad, y oida que sea, no podrá com-
prenderse lo que es.
5 Retumbará maravillosamente el sonido de la
voz de Dios , de üios que hace cosas grandes é
inescrutables.

G El manda á la nieve que "descienda sobre la

tierra, y hace caer las lluvias abundantes del in-


vierno, y los aguaceros del verano:
7 él pone como un sello en las manos de todos
los hombres á fin de que reconozcan todos que
' ,

sus obras penden de lo alto.

1 Haciendo que por el frió dejen de trabajar la tierra du-


rante el invierno. También puede aludir á que solamente el
hombre, como dijo (jaleno [De usu parí. XIII. v 2.)
,

recibió de Dios unas manos, que son un instrumento convc-


GAPÍTULO XXXVII. 36

8 La fiera se mete en su cueva , y estará queda


en su guarida.
9 Levántase la tempestad de los recónditos lu-
gares' , y el frió viene del Septentrión.
10 Al soplo de Dios ^ se forma el hielo, y * se
derraman nuevamente las aguas por todas partes.
11 Apetecen los trigos el cujua de las nubes y ;

las nubes al darla esparcen sus brillos ó rclátii-

pagos.
12 Van las nubes girando por todas partes , dó
quiera que las guia la voluntad del que las gobier-
na, prontas á ejecutar sus órdenes en toda la re-
dondez de la tierra

13 ya en una tribu cxlranyera ,


ya en tierr.i

suya, ya sea en cualquier lugar que su misericor-


dia disponga que se hallen.
14 Escucha, oh Job, estas cosas : párate á re-
flexionar las maravillas de Dios.
15 ¿Sabes tú por ventura cuándo ha mandado

nieníisimo al animal dotado de sabiduría , insíruinenlo pro-


piísimo del hombre; y que, como dijo Anaxágoras, citado
por Aristóteles , equivale á muchos , y aventaja á todos lo^
demás.
1 Del Mediodía. Cap. IX. v. 9. De allí suelen venir en
la Idiiniea, Palestina, etc. las tempestades y los vientos.
Véase salmo LXXVIl. v. 26. Jerem. I/, v. 11. Za-
char. IX.v.li.
2 O viento del Norte.
3 AI soplo del Mediodía.
308 LIBRO DE JOB.
Dios á las lluvias que hiciesen aparecer la luz en
sus nubes '
?

16 ¿ Has tú averio^uado los varios canainos de


esas nubes , y aquella grande y perfecta ciencia
del que las gobierna ?
17 ¿ No que se ponen calientes tus ves-
es así
tidos cuando sopla el Mediodía sobre la tierra ^ ?
18 ¿Acaso tú fabricaste junto con él los cielos,
que son tan sólidos y estables como si fueran va-
ciados de bronce ?
19 Si es asi , enséñanos qué es lo que le he-
mos de responder á quien nos pregunte, ya que nos-
otros estamos envueltos en tinieblas.
20 ¿Quién podrá darle razón de lo que yo di-
go ? Por mas que el hombre razone ,
quedará co-
mo abismado.
21 Ahora no ven los hombres la luz ,
porque el

aire se condensa repentinamente en nubes : mas


un viento que atraviese, las ahuyentará y disipará,
22 Del Septentrión viene el oro '. Démosle ,

pues , á Dios respetuosa alabanza.

23 Nosotros no somos dignos de alcanzarle. h\


es grande en su poder y en sus juicios y en su ,

justicia y verdaderamente inefable.


,

24 Por tanto los hombres le temerán y respeta-


rán y ninguno de los que se precian de sabios se
,

atreverá á contemplarle con curiosidad.

1 Esto es, el arco írk. Ecli. XLIII. v. 12.

2 Sin qne sepas la razón de esta y otras muchas cosas,


3 O la dorada serenidad.
369

CAPITULO XXXVIII.
El mismo Dios se introduce en la disputa : manda callar á
Eliú , y reprende á Job ¡jor algunas inconsideraciones.

1 Entonces el Señor desde un torbellino '


ha-
bló á Job , diciendo *:

2 ¿Quién es ese que envuelve ú obscurece precio-


sas sentencias con palabras de ¡g:norante?
3 Ciñe pues ahora tus lomos '
,
prepárate como
varón que entra á pelear : yo te interrogaré, y tú
respóndeme.
4 D/'me ¿ dónde estabas cuando yo echaba
los cimientos de la tierra ? Dímelo ya que tanto
sabes.
5 ¿ Sabes tú quién tiró sus medidas ? ¿ó quién
extendió sobre ella la primera cuerda ?

1 Exod. XXIX. y Ezech. I. se pinta á Dios como mo-

rando entre espesas tinieblas ó torbellinos.


2 Dios , ó mas bien el ángel que le representa, viene á
terminar la disputa. Están divididos los intérpretes sobre
si es Job ó Elíú, de quien el Señor profiere estas palabras.
Es verosímil que se pueden entender de ambos. Eliú es
evidente que se excedió en lo que dijo contra Job este pu- :

do faltar en cierta demasía de palabras, á que le llevó quizá


la molesta porfía de sus amigos. Véase cap. XXXIX. v. 34.
3 Los orientales, como usaban de ropas talares, tenian
que recogerlas y atarlas á la cintura para caminar , traba-
jar, etc. Es lo mismo que decir -.prepárale, disponte, etc.
V. Vestido.
370 LIBRO DE JOB.

6 ¿ Qué apoyo , di , tienen sus basas ? ¿ ó quién


asentó su piedra angular
7 entonces que me alababan los nacientes astros,

y prorumpianen voces de júbilo todos los ángeles ó


hijos de Dios '
?

Quién puso diques al mar cuando se der-


8 ¿ ,

ramaba por fuera, como quien sale del seno de su


madre ?

9 ¿ cuando le cubría yo de nubes como de un


vestido , y le envolvia entre tinieblas como á un
niño entre los pañales ^ ?

10 Encerréle dentro de los límites fijados por mf,

y púsele cerrojos y compuertas


11 y dije Hasta aquí llegarás, y no pasarás
:

mas adelante y aquí quebrantarás tus hinchadas


;

olas ^
12 ¿ Acaso después que estás en el mundo diste
leyes á mañana y señalaste á la auro-
la luz de la ,

ra el punto por donde debe salir ?


13 ¿Has cogido con tus manos los polos de la
tierra, y sacudídola, á fin de limpiar y expeler de
ella á los impíos ?

14 Volverá á ser lodo ó polvo el sello ^, y du-


rará como un vestido que está consumiéndose.
15 Quitaráse á los impíos su esplendor, y será
aniquilado su poder excelso.

1 Agradecidos por el ser que yo les habla dado,


'
2 Gen. I. v. 2.
3 Ps CIII V. 9.—Jerem. V. v. 22.
4 O el hombre, imagen del (Jriadov.
CAPÍTULO XXXVIII. :i?i

16 ¿Has entrado tú en las honduras del mar, y


te lias paseado por lo mas profundo del abismo?
17 ¿ Se te han abierto acaso las puertas de la
muerte, y has visto aquellas entradas tenebrosas''
18 ¿Has averiguado la anchura de la tierra?
Díme, si todo lo sabes,

19 en qué parte reside la luz ; y cuál es el


lugar ó depósito de las tinieblas
20 á fin de que puedas tú conducir á en -
trambas cosas á sus propios lugares, como quien
está enterado del camino que lleva á sus habita-
ciones.
21 ¿ Sabias tú entonces '
que hubieses de nacer.
y estabas instruido del número de tus dias ?
22 ¿Por ventura has entrado en los depósitos
de la nieve, y has visto los otros donde está
amontonado el granizo,
23 los cuales tengo yo prevenidos para usar
de ellos contra el enemigo en el dia del combate
y del conflicto ?
24 Explícame , ¿por qué camino se propaga la

luz, y cómo se reparte el calor sobre la tierra?

25 ¿Quién señaló la carrera á un aguacero


impetuosísimo, y el camino al sonoroso trueno,
26 para llover sobre una tierra desierta, donde
no hay hombre ninguno, donde no habita ningún
mortal

1 Cuando yo criaba el mundo.


372 LIJÍRO DEL JOB.
27 fecundándola, aunque inhabitable y yerma,
para que produzca la verde yerba?
28 ¿Quien es el padre de la lluvia? ¿ó quién
engendró las gotas del rocío ?

29 ¿ De qué seno salió el hielo ?


¿ y quién pro-
duce la helada ó escarcha que cae del aire ?

30 Las aguas se endurecen como piedras, y la


superBcie del mar se congela'.
31 ¿Podrás tú por ventura atar ó detener las
brillantes estrellas de las Pléyadas ? ¿ ó desconcer-
tar el giro del Orion ^ ?

32 ¿Eres tú acaso el que haces aparecer á su


tiempo el lucero de la mañana, ó resplandecer el
de la tarde sobre los habitantes de la tierra ?

32 ¿Entiendes tú el orden ó movimientos de los


cielos, y podrás darla razón de su influjo sobre la

tierra?
34 ¿Alzarás por ventura tu voz alas nubes,
para mandarles que se deshagan en lluvias abun-
dantes ?

35 ¿Despacharás rayos, y estos marcharán, y


te dirán á la vuelta Aquí estaraos á tu mandar ' ?
:

36 ¿Quién puso en el corazón del hombre la

sabiduría? ¿ ó quién dio al gallo el instinto '^


1

1 El mar llamado por eso glacial.


2 O del Norte. Los Setenta dicen Orion,
3 Martini Siamo ai tuoi cenni.
:

4 Para arreglar sus cantos.


CAPITULO XXXIX. 373
37 ¿Quién podrá explicar la disposición de los
cielos, ó hacer cesar sus armoniosos movimientos?
" 38 ¿ Dónde estabas cuando '
se formó en masa
el polvo de la tierra, y se endurecieron sus ter-
rones ?

39 Andarás tú por ventura á coger caza para


¿

la leona, y saciarás la hambre de sus cachorros,


40 cuando están echados en sus cuevas , y
acechando desde sus cavernas ?

41 ¿Quién prepara al cuervo su alimento,


cuando sus pollitos levantan sus graznidos acia
Dios, yendo de un lado á otro del nido ^, por no
tener nada que comer?

CAPÍTULO XXXIX.

Continíta el Señor mostrando á Job cuánto va de lacríatu-


í'ft al Cñador. Job reconoce que ha hablado inconsidera-
damente.

¿Por ventura, oh Job , tienes noticia del


1

tiempo en que las cabras monteses paren entre las


breñas, ó has observado las ciervas al tiempo de
su parto?

1 Al retirarse las aguas.


2 Puede traducirse cuando sus polluelos gritan 6 alzan
:

sus chillidos á Dios, 2ñando y bullendo de un lado á otro del


nido. Salm. CXLl I. v. 9. Es de notar que de Kopct^, cuervo
viene el verbo Yiof 0,700, que significa pedir con ansia.

32
374 LIBRO DE JOB.
•2 ¿Tienes contados los meses de su preñez, y
sabes el tiempo de su parto?
3 Encórvanse para dar á luz su cria , y paren
dando grandes bramidos.
4 Sepáranse muy proyito de ellas sus hijos,
y
van á pacer: salen, y no vuelven á verlas mas.
5 ¿ Quien dejó en libertad al asno montes, y
quién soltó sus ataduras?
6 Yo le di casa en el desierto, y albergue en
una tierra estéril.

7 El desprecia el gentío de las ciudades ; no


oye los gritos de un amo duro.
8 Tiende su vista al rededor por los montes
donde pace, y anda buscando todo lo verde.
9 Dime : ¿ querrá servirte á tí el rinoceronte ,

ó permanecerá en tu pesebre ?

10 ¿Podrás tú uncirle con la coyunda para


que are ? ¿ ó romperá en pos de tí los terrones de
tus campos?
11 ¿Te fiarás por ventura de su gran fuerza
para dejar á su cuidado la labranza de tus tierras ?

12 ¿ Crees tú que él te ha de volverlo que has


sembrado, y que te llenará de trigo la era?
13 La pluma del avestruz es semejante á las

plumas de cigüeña y del gavilán


la '

1 Cuando pues esta ave abandona sus huevos


en tierra, ¿ por ventura serás tú quien los calen-
tará ó empollará debajo del polvo?

1 Pero con todo, no cobija con ella sus huevos.J^


CAPÍTULO XXXIX. 37 5

15 No precave ella que ningún pié los pise, ni

que los huellen las bestias del campo.


16 Es insensible y dura para con sus hijos,

como si fuesen ágenos; inutiliza su trabajo', sin


verse forzada á ello por temor ninguno :

17 smo porque le negó el Señor /jara eío el ins-


tinto, y no le dio el discernimiento.
18 Sin embargo, cuando llega la ocasión de
verse perseguida , ayuda con las alas sus pies , y
deja burlados al caballo y al caballero^.

19 Díme : ¿ sabrías dar tú al caballo la va-


lentía que tiene , ó llenar de relinchos su erguido
cuello ?

20 ¿ Le harás tú brincar 3/ volar ^ como langos-


ta? Causa terror el fogoso bufido de sus narices.
21 Escarba la tierra con su pesuña : encabri-
tase con brio : corre con ardor al encuentro de los
enemigos armados.
No conoce el miedo, ni se rinde á la espada»
22
23 Oye sobre sí el ruido de la aljaba, el vibrar
de la lanza, y el manejo del escudo ;

24 y lejos de asustarse^ espumando y tascando


el freno, parece que quiere sorberse la tierra , ni

aguarda el sonido de la trompeta.

1 Abandonando frecuentemente sus huevos y sus hijos.

2 No se puede decir que corre ó qne vuela, pues hace


ambas cosas á un tiempo y usando de sus alas como de
,

velas, huye con grandísima velocidad. Véase Xenofonte ea


\vk ('yropedia , Claudiano, etc.
376 LIBRO DE JOB.

25 En oyendo el clarin, como que dice con sus


relinchos : Ea, vamos allá. Huele de lejos la ba-
talla percibe la exhortación de los capitanes
, 1/ , y
la gritería del ejército'

Es acaso efecto de tu sabiduría el modo


26 ¿

con que renueva cada año sus plumas el gavilán


extendiendo sus alas acia el Mediodía?
27 ¿Es por tu orden que se remonte el águila,
y coloque su nido en lugares elevados ?

28 Ella mora entre breñas, y tiene su habita-


ción en peñascos escarpados y riscos inaccesibles.
29 Desde allí está acechando la presa, pues sus
ojos atisban desde muT/ lejos ^.

30 Sus aguiluchos chupan la sangre, y do quie-


ra que hay carne muerta, al punto está encima.
— 31 Añadió después el Señor, y dijo á Job:
¿

32 ¿ Cómo el que se pone á altercar con Dios,


tan fácilmente lo deja, y enmudece ? A la verdad
que quien arguye á Dios, debe hallarse en estado
de responderle.
33 Job entonces respondiendo al Señor, dijo :

34 Yo que he hablado taii inconsideradamente,


qué es lo que puedo ahora responder ? Nada.
;,

Cerraré mi boca con mi mano ^.

1 Al entrar en combate.
2 Las águilas descubren ó alcanzan á ver desde muy le-
jos. Véase Plinio y Bufón, etc.
3 O también ¿ Qué puedo responder al Señor yo frágil
:
y

criatura ? Yo le adoro, y enmudezco. Demaniado he hablado :

no quiero aumentar mis faltas.

i
CAPÍTULO XL. 377

35 Una cosa lie dicho ,


que ojalá nunca la hu-
biese dicho , y aun otra todavía , á las cuales no
añadiré mas palabra.

CAPITULO XL.
Continúa Dios en moitrar á Juh la distancia de la criatura
al Criador , y le hace ver mi divino poder en las dos bes-
tias descomunales Bchemoth y Levia'han.

1 Y habló el Señor desde el torbellino á Job ,

diciendo :

2 Ciñe otra vez tus vestidos en tus lomos '


, con:io

hombre valiente yo voy : á preguntarte, tú empero


respóndeme ^
3 ¿Pretendes tú acaso invalidar mi juicio, y
condenarme á mí por justificarte á tí mismo ?

4 Si tienes pues un brazo fuerte como el de Dios,


y si el tono de tu voz es semejante á su trueno ,

5 revístete de resplandor, y súbete á lo alto, y


haz alarde de tu gloria, y adórnate de magníficos
vestidos.
6 Disipa con tu furor á los soberbios, y con una
sola mirada abate á todos los altaneros.
7 Clava tus ojos en todos los soberbios ú orgu-

1 O ponte haldas en cinta. Véase Vestidos.

2 Reprende Dios á Job por haberse explicado en tér-


minos algo fuertes, y que pudieron otros interpretar mala-
mente, creyendo que por justificarse á sí^ qncria oponerse
ó corregir los altos juicios de Dios.
378 LIBRO DE JOB.
liosos, y confúndelos; y aniquila á los impíos dó
quiera que estén.
8 Sepúltalos á todos juntos debajo del polvo, y
abisma sus cabezas en la fosa :
9 entonces confesaré que tu diestra podrá sal-
varte.
10 Mira á Behemoth ' ó al elefante^ á quien crié
cuando á tí : él se alimenta de heno como el buey :

11 su fortaleza está en sus lomos , y su vigor en


el ombligo de su vientre:
12 endurece, y levanta su cola como cedro : los
nervios de sus muslos están interiormente entre-
lazados uno con otro :

13 son sus huesos como pilares de bronce : como


planchas ó barras de hierro sus ternillas :

14 él es el principal de los animales entre las


obras de Dios : aquel que le crió hará uso de la
espada de él ^.

15 Los montes le producen yerba para su pas-


to; y allí jwito ¿i él retozarán todas las bestias
del campo.
16 Ll duerme ásombra en la espesura de
la

los cañaverales y en lugares húmedos.

Algunos opinan que se habla del hipopótamo ó caballo


1

de y del cocodrilo, que eran los dos animales mas mons-


rio,

truosos y feroces del Nilo, en cuyas riberas hacían grandes


destrozos. V^éase su descripción en Aristóteles De Part.
Anim. lib. IV. cap. II. en Plinio, Claudiano, y en Bochart
De Anim. Sac. Part. II. lib. V.
2 O del furor del elefante, cómo y cuándo le parezca.
CAPÍTULO XL. 37t>

Los árboles sombríos cubren su morada


1 *
,

rodéanle los sauces de los arroyos.


18 Mira cómo él se sorbe un rio, sin que le
parezca haber bebido mucho -
: aun presume poder
agotar el Jordán entero.
19 Parece que se le quiere tragar con los ojos^
y absorbérsele con sus narices *.

20 Podrás tú tampoco pescar y sacar fuera con


¿

anzuelo á Leviathan ó la ballena y atar con una ,

cuerda su lengua ^ ?

1 O lugar donde sestea.


2 O sin que le cause impresión alguna. Expresión hiper-
bólica.
3 A algunos les parece que en este verso no se habla de
rio ninguno que se quiera sorber el elefante con ojos y nari-
ces: porque las palabras quasi hamo capiet eum, dan idea
de que se. trata aquí del modo de cazarle; y así traducen el
versículo 19 de esta manera
El será preso por sus ojos
: ,

como el pez con anzuelo y con un palo agudo serán tras-


;

pasadas sus narices para enfrenarle. Alégase como funda-


mento de esta traducción el texto hebreo, y el que los ca-
zadores ponen, la hembra del elefante á la vista de este y le
hacen caer así en una hoya ó fosa encubierta con algunas
ramas y allí le domestican á fuerza de hambre y le ho-
, ,

radan la nariz para ponerle en ella un anillo que sirva como


de freno.
4 Puede traducirse : y tirar de su lengua con el cordel del
anzuelo que la tiene agarrada. Algunos entienden por le-

vialhan al cocodrilo de este dicen los naturalistas que des-


:

pués que está mucho tiempo debajo del agua con el aliento
detenido por precisión, cuando sale afuera y se echa sobre
la presa con la boca abierta, lo arroja tan encendido y con
380 LIBRÓ DÉ JOB.

21 ¿Podrás echar acaso una argolla en sus na-


rices, ó taladrar con un garfio sus quijadas?
22 ¿ Acaso te hará muchas súplicas , ó te dirá
palabras tiernas ?

23 ¿ó hará quizá pacto contigo , y le recibirás


por tu perpetuo esclavo ?
24 ¿Por ventura juguetearás con él como con un
pajarillo , ó le atarás con un hilo para diversión de
tus siervas ?

25 ¿Partiránle en trozos en un convite tus ami-


gos, ó repartíránsele entre sí los negociantes ' ?

26 ¿Harás caber acaso su cuerpo en las redes


de los pescadores, ó meterás su cabeza en el gar-
lito ó nasa de los peces ?

27 Pon tu mano sobre él, tócale solamente^ y te


quedará memoria eterna de tal pelea , ni volverás
á hablar mas de ella ^.
28 Quien espera prenderle, se hallará burlado,
yá vista de todos será por él precipitado al mar.

tal violencia que parece respira fuego envuelto en huuao.


1 Para salarle y venderle.
2 Pondérase aquí la gran dificultad de pescar la ballena,

pesca que entonces el vulgo creía imposible , como real-


mente lo es a un pescador solo y que solamente hace
;

unos cuatro siglos que se practica , reuniéndose para ello


una gran multitud de hombres.
381

CAPITULO XLI.

Explícase mas difusamente la fiereza de Leviathon con la,

descripción de sus miembros , y de su dureza y soberbia.

1 No le despertaré como cruel; pues ¿quién


puede resistir á mi semblante '
?

2 Quién me ha dado algo primero, para que


¿

yo deba restituírselo ? Mió es todo cuanto hay


debajo del cielo.
3 No tendré miramiento por él, ni á la efica-
cia de sus palabras dispuestas á propósito para
mover á compasión. ,
4 ¿ Quién de los mortales le quitará á Leviathaíi

la piel que le cubre ? ¿ ó quién entrará en medio de


su espantosa boca ?

5 Quién abrirá las puertas de esta boca ó sus


¿
agallas ? Espanta el ver solo^mente el cerco de sus
dientes.
6 Su cuerpo es impenetrable como los escudos
fundidos de bronce , y está apiñado de escamas
entre sí apretadas
7 la una está trabada con la otra, sin que quede
ningún resquicio por donde pueda penetrar ni el

aire.

1 No tengo necesidad de provocarle contra los hombres


como cruel que es. Porque ¿ quién puede resistir tan sola-

mente a mi semblante airado ?


382 LIBRO DE JO

8 Está la una tan pegada á la otra , y tan asi-


das entre sí ,
que de ningún modo se separarán.
9 Cuando estornuda, parece que arroja chispas
de fuego , y sus ojos centellean como los arreboles
de la aurora '.

10 De su boca salen llamas como de tizones


encendidos.
11 Sus narices arrojan humo como la olla hir-

viente entre llamas.


12 Su aliento enciende los carbones , y su boca
despide llamaradas.
13 En su cerviz reside la fortaleza ; y va de-
lante de él la miseria '.

14 Los miembros de su cuerpo están perfec-


tamente unidos entre sí : caerán rayos sobre él,

mas no por moverá de su sitio.


eso se
15 Tiene el corazón duro como piedra y apre- ,

tado como yunque de herrero golpeado de martillo^


16 Cuando él se levanta sobre las olas , tienen

1 El erudito expositor y sabio agiistiniano P. Diego Es-


túnica cree que en este y siguientes versos se habla efec-
tivamente de fuego producido con el movimiento vehe-
mente del estornudo y añade que semejantes cetáceos son
:

muchos en el Océano boreal, donde se ven lucir desde muy


lejos sus grandes ojos , de manera que parecen dos fuegos ,

y sirve esto de señal á los navegantes para apartarse de


ellos.

2 O la devastación, pues todo lo destroza por donde


pasa.
CAPITULO XLI. 383
miedo los ángeles mismos \ y amedrentados pro-
curan puriOcarse j/ aplacar al cielo.

17 Si alguno quiere embestirle, no sirven con-


tra él ni espada , ni lanza , ni coraza

18 pues el hierro es para él comopaja , y el


bronce como leño podrido.
19 No le hará huir el mas diestro flechero : pa-
ra él las piedras de la honda son hojarasca.
20 Reputará el martillo como una arista ' ; y
se reirá de la lanza enristrada.
21 Debajo de él quedarán ofuscados los rayos
del sol , y andará par encima del oro ^, como so-
bre lodo.
22 Con sus bufidos hará hervir el mar profundo
como una olla , y hará que se parezca al caldero
de ungüentos, cuando hierven á borbollones.
23 Deja en pos de un sendero reluciente ^,

y hace que el mar se agite y tome el color canoso


,

de la vejez.

24 En Jin no hay poder sobre la tierra que


pueda comparársele pues fue criado para no te-
,

ner temor de nadie.


25 Mira debajo de si cuanto hay de grande '
;

1 Esto es , los mas esforzados varones. En el hebreo la

voz D^^X ^'*'" significa también hombre de gran fuerza.


2 Como una estopa ó paja seca.
3 O se tenderá encima del oro ó riquezas del fondo del ,

mar.
4 O snlco de blanca espuma.
5 Y sublime éntrelos demás vivientes. Otros trnducen:
384 LIBRO DE JOB.

como quien es el rey de todos los mas soberbios


animales '.

CAPITULO XLII.

Sentencia el Señor á favor de J^jh contra sus tres amigos.


Rueya Job, por ellos ; y habiendo] recibido doblados bie-
nes, descansa en paz.

1 Entonces Job , respondiendo al Señor, dijo :

2 Yo sé que todo
puedes^ y que no se te ocul-
lo

ta ningún pensamiento.

3 ¿Quién es aquel, has dicho iú. que envuelve


.sentencias juiciosas con palabras de ignorante^?
Por tanto confieso^ Señor, que be hablado indiscre-
tamente , y de cosas que sobrepujan infinitamen-
te mi saber.
4 Mas dígnate escuchar ,
y yo hablaré con mas
juicio: te preguntaré' , y tú tendrás la bondad de
responderme.
5 Ya, Señar, te conocía de oidas; pero ahora
parece que te veo con mis propios ojos.
6 Por eso yo me acuso á mí mismo '^, y hago
penitencia envuelto en polvo y ceniza.

Todo lo desprecia, como que él es el rey de todos los hijos de

la soberbia. . . ,

1 O monstruos del mundo,


2 Puede traducirse: ¿ Quie'n es pues aquel que' neciamente
ó falto de juicio , oscurece ó presume ocultar los consejos de
la Providencia'í
3 Sobre mis penas.
4 De haber hablado neciamente.
CAPÍTULO xLir. 385
— 7 Después que el Señor hubo acabado de ha-
blar de aquel modo á Job, dijo á Eliphaz the-

manita Estoy altamente indignado contra tí y


:

contra tus dos amigos porque no habéis hablado


,

con rect'úxiá 2/ justicia en mi presencia, como mi


siervo Job.
8 Tomad pues siete toros y siete carneros ,

id á mi siervo Job y ofrecedlos en holocausto


,

por vosotros. Y Job siervo mió hará oración por


para
vosotros , y yo aceptaré su intercesión ,

que no se os impute vuestra culpa ; ya que no


habéis hablado de mí rectamente, como mi sier-
vo Job.
9 En consecuencia fuéronse Eliphaz themanita,
y Baldad suhita , y Sophar naamatita, y ejecu-
taron cuanto les habia mandado el Señor v el ,

Señor se aplacó en gracia de Job.


— 10 Asimismo movióse el Señor á compasión de
Job mientras hacia oración por sus amigos, y vol-
vióle el Señor doblados bienes de los que antes
poseía.
; 11 Vinieron luego á verle todos sus hermanos

y todas sus hermanas '. y cuantos antes le hablan


conocido y trufado: y comieron con él en su casa,
y diéronle muestras de su tierna compasión ^, con-
solándole de todas las tribulaciones que el Señor

1 Todos sus parientes los cuales antes le abandonaron,


;

como se lamentaba Job cap. XIX. v. 13. 14.


2 Por lo que habia padecido.
33
386 LliíRO DE JOB.
le l;abia enviado ; y dióle cada uno de ellos, é mo-
do de presente^ una oveja y un zarcillo de oro.
12 1 el Señor echó su bendición sobre Job en
su último estado, mucho mas aun que en el pri-
mero. Y llegó á tener catorce mil ovejas , y seis
mil camellos, y mil yuntas de bueyes, y mil asnas.
13 Tuvo también siete hijos y tres hijas :

14 de las cuales á la primera puso por nombre


Dia' , á la segunda Cassia^, y á la tercera Cor-
nustibia^.
15 No hubo en toda la tierra mujeres tan her-
mesas como las hijas de Job ; é hízolas su padre
entrar á la parte de la herencia como á sus her-
manos.
17 Después de estas cosas vivió Job ciento y
cuarenta años en que vio á sus hijos y nietos
,

iiasta la cuarta generación :


y murió ya muy vie-
jo, y lleno de dias.

1 En hebreo (|0''D"' I^^^^>nah, por ser bella como la lu2


del dia.
*2
rni/''iíp Quetzijah, por ser preciosa como la canela
olorosa. '

3 *1^£'nT~lp Querenliajuj , á cansa de su brillante colo-


rido. Véase Vulgaia.

FIN DEL LIBRO DE JOB.


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