Sagol Cecilia Aulas Aumentadas

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Aulas aumentadas, lo mejor de los dos mundos


Fecha: 09/02/2013 Autor(es): Cecilia Sagol

Más allá de los debates sobre lo virtual y lo real, las TIC pueden ayudarnos a integrar y potenciar diferentes

instancias del proceso enseñanza-aprendizaje. En tiempos de la ubicuidad, de los dispositivos móviles

(netbooks, celulares, etc.) y del aprendizaje en red, podemos complementar diferentes recursos y herramientas

digitales para ampliar la comunicación y el intercambio de saberes.

«La mitad de los chicos no se pudieron conectar a internet, otros no podían abrir el archivo y muchos no

lo habían recibido. Media clase se perdió tratando de tener todo el material para trabajar».

Esta situación puede plantearse habitualmente en el uso de computadoras en el aula y dificulta cualquier

tipo de trabajo; puede evitarse con algunas previsiones más o menos prácticas como que los chicos

descarguen el material antes o distribuirlo a través de pendrives.

Pero más allá de las cuestiones prácticas, una situación como esta muestra una subutilización de la

potencialidad de un modelo 1 a 1 porque se está anulando una propiedad básica del modelo: la ubicuidad.

Característica propia de las computadoras portátiles, la ubicuidad es central para el cambio de los

procedimientos, objetos y roles de la didáctica áulica tradicional.

La forma en que consumimos y producimos información, la forma en la que nos conectamos y comunicamos con

otros cambió desde que hay computadoras e internet, pero volvió a cambiar desde que los dispositivos —

computadoras, tabletas, celulares— pueden llevarse con facilidad de un lado a otro. La web móvil ha producido

una verdadera transformación de la comunicación y la información. No es lo mismo intercambiar mensajes o

consumir información cuando se está en un lugar fijo, durante parte del día, que tener el dispositivo en todas

partes y poder conectarse casi

continuamente; no es lo mismo utilizar una

máquina compartida de un laboratorio que

tener un dispositivo personal donde se

guardan, llevan y traen los propios archivos.

Una de las posibilidades didácticas que

permite la ubicuidad es trabajar con un aula aumentada. Utilizando la misma metáfora de la realidad aumentada

—definida como la combinación de elementos del mundo real con elementos virtuales—, hablamos de aula

aumentada como el uso de un espacio virtual complementario del espacio presencial por parte de los

alumnos y los docentes y una propuesta de enseñanza aprendizaje que combine elementos de los dos

entornos.
¿Cómo se crea un aula aumentada? Puede tener múltiples formatos de poca complejidad técnica: un blog, una

carpeta compartida en la red de la escuela, un aula virtual, una carpeta en Dropbox, un grupo en una red social,

son algunas de las herramientas que un docente puede elegir para generar este espacio de intercambio. Son

herramientas fáciles de usar, hay múltiples opciones gratuitas en

internet y los alumnos pueden incluso ayudar en su configuración y

mantenimiento. Cualquier entorno puede servir mientras tenga un

espacio para publicar materiales y otro de intercambio de mensajes.

Entonces cada docente dispone de un aula presencial, un espacio

físico de fuerte impronta interpersonal, fijo en el tiempo y en el espacio, y un espacio virtual donde se genera otro

tipo de comunicación asincrónica, mediada por tecnologías, fuera del horario de clase, más horizontal, etc.

Lo mejor de los dos mundos, sin duda.

El aula aumentada amplía los límites físicos de la clase: esta no empieza cuando se encuentran alumno y

profesor, sino que hay posibilidades de intercambio permanente. La situación del principio de esta nota podría

evitarse porque el profesor podría publicar los materiales en el aula aumentada y pedirles a los chicos que ya los

tengan en la clase presencial, o pedirles que los lean en el aula aumentada y no conectarse durante la clase.

Además, el aula aumentada genera tráfico de contenidos digitales, nos obliga a trabajar con archivos: las

cosas no se dicen, ni se escriben en el pizarrón, se convierten en

archivos digitales. ¿Por qué esto es mejor? Los archivos digitales se

pueden mejorar, se pueden intercambiar en gran escala, publicar,

compartir. No es lo mismo escribir las consignas de un trabajo

práctico en el pizarrón, ni entregar la resolución en manuscrito. Tener

ambos productos en archivo digital los convierte en objetos de aprendizaje digitales, los jerarquiza y pone a

docentes y alumnos en el lugar de productores de contenido.

Asimismo, el aula ampliada inaugura un nuevo espacio comunicativo y de circulación de saberes, tiene que

ver con las formas de consumo de las que los jóvenes están a la vanguardia en sus momentos de ocio: descarga

de archivos a demanda; lectura en pantalla, producción y consumo de multimedia, colaboración, redes.

¿Qué puede aportar en su espacio digital, para qué puede usar su aula aumentada más allá de tener los

materiales de la clase? Por ejemplo:

oPoner guías de trabajos y de lectura de bibliografía.


oPublicar enlaces y textos con más material de lectura sobre el tema.
oPublicar videos.
oGrabar videos propios con explicaciones.
oCompartir material sobre temas vinculados indirectamente a temas curriculares de las clases
presenciales, o de interés general y no obligatorios.
oConsignas para los trabajos prácticos para que estén siempre disponibles.
oFotografías de los chicos trabajando en el aula.
oAutoevaluaciones o evaluaciones que se corrijan entre el grupo.
oMensajes.
oConsignas para debatir.
oContestar preguntas en todo momento en forma unidireccional o alentar las respuestas
colaborativas.
oAlentar publicaciones por parte de los alumnos sobre materiales interesantes ligados o no a lo
curricular.

La comunicación es multidimensional; el docente es creador de condiciones de posibilidad de circulación de


saberes más que transmisor. Puede suceder que en el aula aumentada los alumnos tengan un comportamiento
diferente al de la clase, que aquel que no habla en público se anime a participar.

Dolors Reigh define sociedad aumentada como la


recuperación de una conexión con otros —de una sociabilidad
que habíamos perdido en el siglo XX— gracias a las nuevas
tecnologías que permiten una comunicación multidireccional;
en el mismo sentido, el aula aumentada genera también un
espacio público en las aulas —rompe el circuito más individual
docente alumno docente—, todos ven a todos, convierte al aula en una red. También deja abierta la puerta para
tener materiales para compartir en otras redes.

No se trata entonces de solucionar problemas prácticos de introducción de materiales en el aula, sino de


construir un nuevo modelo de conocimiento a través de las posibilidades que brindan las TIC y las conexiones
entre sujetos que aprenden y enseñan en un mundo en el que conocer se ha convertido en una actividad
constante, ubicua y múltiple.

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