Respuesta Metabolica Al Estres
Respuesta Metabolica Al Estres
Respuesta Metabolica Al Estres
NUTRICIÓN BÁSICA
RESUMEN
Nuestro organismo necesita y gasta energía de forma continua, mientras que la ingesta es un
proceso intermitente. Después de una comida aumenta las reservas energéticas en forma de
triglicéridos y glucógeno y se incrementa la síntesis de proteína. La respuesta al ayuno depende de
la magnitud de reservas, de la duración del mismo, y de la presencia o no de una situación de
estrés. En un individuo sano con peso normal y sin estrés metabólico la supervivencia del ayuno
completo es aproximadamente de unos 2 a 3 meses como máximo.
INTRODUCCIÓN
El estrés influye en todas estas funciones: de hecho, de acuerdo con un número creciente de
estudios, el estrés causado por cualquier factor, desde una simple falta de sueño a una amenaza
grave, puede afectar a la velocidad del metabolismo.
Nuestro cuerpo está programado para responder ante las situaciones de estrés a través de
respuestas llamadas “de lucha o huida”.
Durante un evento estresante, las glándulas suprarrenales situadas encima de los riñones
segregan una serie de hormonas entre las que destaca el cortisol, esta hormona es la encargada
de liberar azúcar en el torrente sanguíneo en forma de glucosa. La glucosa es la principal fuente de
energía para el cerebro y los músculos; de hecho, permite el movimiento rápido de los músculos y
nos ayuda a que los pensamientos rápidos tengan lugar.
Al mismo tiempo, la liberación de cortisol desencadena otra serie de respuestas para ayudar a
superar la situación de estrés, entre las que se encuentran la supresión temporal de respuestas del
sistema inmunológico y la ralentización de las funciones digestivas.
Esto explica por qué somos más propensos a coger un resfriado en épocas de estrés o por qué
sufrimos de digestiones pesadas cuando nuestros nervios se disparan.
Los niveles elevados de cortisol también pueden conducir al insomnio, la depresión, incluso al
sobrepeso y a la obesidad.
ASPECTOS METABÓLICOS
La fase ebb (precoz) se caracteriza por situación de hipovolemia (shock), hipotensión e hipoxia
tisular. La fase flow (tardía) tiene dos respuestas secuenciales: la aguda y la adaptativa. Se
desarrolla posreanimación y su fin es conseguir la estabilidad hemodinámica y un correcto
transporte de O2. Se asocia con incrementos en el gasto energético (GE), consumo de oxígeno
(VO2), producción de carbónico (VCO2 ) y gasto cardiaco (GC) y con disminución de las resistencias
vasculares sistémicas (RVS). El hipermetabolismo está mediado por aumento en los niveles
circulantes de hormonas contrarreguladoras, citocinas, mediadores lipídicos y fragmentos del
complemento. Presenta un pico entre los días 3-4 y persiste hasta los días 7-10 si no se presentan
complicaciones que perpetúen el hipermetabolismo y/o no se aportan catecolaminas exógenas
(agentes adrenérgicos o dopaminérgicos) que afecten al metabolismo de forma directa o de forma
secundaria a través de alteraciones en el flujo de nutrientes y/o por inhibición del eje pitutario-
adrenal.
Las causas del estrés crónico pueden ser numerosas, pero básicamente puede decirse que
son aquellas situaciones no resueltas que se mantienen durante semanas, meses e incluso
años sin tratar de buscar una solución al problema que lo genera. Lo peor, es que si no se
controla, el estrés se llega alcanzar un nivel de ansiedad patológico que ocasiona
importantes trastornos en el organismo:
Aumento de la frecuencia cardiaca.
Hipertensión arterial.
Diabetes.
Obesidad.
Eczemas.
Problemas menstruales.
Alteraciones del sueño.
Estreñimiento.
Diarrea.
Dolores de cabeza.
Disfunciones sexuales.
Irritabilidad.
Cambios de humor.
Fatiga.
Sensación de debilidad.
Dificultad para respirar.
Problemas de memoria.
Cansancio.
Ataques de pánico.
Debilitamiento del sistema inmune y, por tanto, facilidad para contraer infecciones.
En definitiva, el estrés crónico produce un desgaste físico y emocional que puede llevar a sufrir
enfermedades graves, tales como accidentes cardiovasculares, ictus, depresión e incluso cáncer,
como evidencian recientes estudios realizados en Estados Unidos. En el caso de la depresión, la
tendencia suicida o la violencia son dos posibilidades que pueden estar presentes si no se trata
adecuadamente.
El organismo reinicia la jerarquía del aporte de los sustratos energéticos priorizando a los tejidos
vitales sobre los órganos insulín-dependientes (grasa y músculo). Por este motivo, la resistencia a
la insulina (periférica) se considera un mecanismo de adaptación enfocado a proporcionar
suficientes cantidades de glucosa a unos órganos vitales que son incapaces de emplear otro tipo
de energía en el contexto de una situación de agresión que se caracteriza tanto por su incapacidad
en suprimir la producción hepática de glucosa (central) como por reducir la captación periférica de
glucosa mediada por la insulina. La magnitud de la resistencia a la insulina se correlaciona con el
grado de agresión y es secundaria a alteraciones tanto en los posreceptores como en el
transportador (GLUT-4), en musculo esquelético y tejido graso. La alteración en la disponibilidad
de glucosa no oxidativa condiciona una reducción en la síntesis de glucógeno en el músculo
esquelético. A pesar de la reducción en la captación de glucosa mediada por la insulina, se objetiva
un incremento precoz en la captación total de glucosa, eminentemente debido a una
sobrerregulación de la GLUT-1 mediada por las citocinas. Algunos factores externos, pero
comunes, afectan la respuesta metabólica a la agresión. Aunque los más frecuentes son la
obesidad y el tipo de terapia nutrometabólica que aportamos, más o menos precoz y
adecuadamente (infranutrición y sobrenutrición), no debemos olvidar al sangrado, la
hemofiltración y el ayuno preoperatorio entre otros.
En la fase precoz postestrés el GE suele ser más bajo que el previo a la agresión y va
incrementándose en las fases más tardías superando al basal, aunque se desconoce lo que sucede
en el particular caso del PCC. Debido a esos cambios temporales, el GE actual es extremadamente
difícil de predecir en la enfermedad crítica, pues no está solo influenciado por las alteraciones
fisiológicas (hipotermia, fiebre, agitación, escalofríos, etc.), sino también por las intervenciones
terapéuticas (sedo-analgesia, inotropos/ catecolaminas exógenas, betabloqueantes no selectivos,
terapia nutricional, hipotermia terapéutica, etc.); por ello consideramos que la determinación
directa del GE por calorimetría indirecta (aún a pesar de sus limitaciones) no puede ser
reemplazada por ecuaciones, aunque alguna de ellas, como la PennState, sea de gran fiabilidad en
el paciente (no anciano ni obeso mórbido) ventilado mecánicamente. La situación de estrés se
caracteriza por la pérdida de control en el empleo de sustratos en relación con una alterada
biodisponibilidad. En la agresión el empleo de los sustratos energéticos está más bien dictado por
el empleo (más o menos errático) de los depósitos endógenos. Como estereotipo, podemos decir
que en las fases precoces predomina la oxidación de los hidratos de carbono sobre la de lípidos y
proteínas; ulteriormente aumenta el empleo de grasas, objetivándose pérdida de proteínas
musculares y viscerales con balances nitrogenados negativos. Solo en la fase de recuperación se
recupera una síntesis proteica eficaz.
PROTEÍNAS
El empleo de glutamina en la agresión parece ser de primordial interés ya que en ella disminuyen
las concentraciones plasmáticas e intracelulares de este AA.
Los principales órganos y células que están ávidos de Gln son el hígado, los linfocitos y macrófagos
y las células de división rápida.
la Gln es fundamental en la sepsis para el funcionamiento de las células del sistema inmune y
aquellas implicadas en la reparación de los tejidos, dado que se produce un incremento por parte
de los linfocitos y macrófagos de sus necesidades como substrato energético por oxidación parcial
de la misma y a que aumentan tanto el número como la actividad de estas células.
LÍPIDOS
El empleo de grasas como sustratos energéticos está limitado en la fase aguda de la agresión,
debido al déficit relativo de oxígeno y a un defectuoso funcionamiento mitocondrial que limita la
conversión de lípidos en ATP entre otras razones. La síntesis de colesterol (tanto total como HDL)
se reduce. Por otra parte, los triglicéridos endógenos almacenados en el tejido adiposo y los
triglicéridos liberados desde los quilomicrones y otras lipoproteínas se hidrolizan rápidamente,
liberando ácidos grasos libres y glicerol independientemente del aporte de lípidos exógenos. La
oxidación de los ácidos grasos libres puede aumentar en los tejidos periféricos donde son
convertidos en cuerpos cetónicos o reesterificados a triglicéridos y liberados al torrente sanguíneo
como VLD-lipoproteínas, que presentan un dificultoso aclaramiento. Además, se incrementa la
producción de lipoperóxidos que perpetúan el daño orgánico. La incrementada lipólisis no se
inhibe eficientemente con la administración de hidratos de carbono o lípidos.
HIDRATOS DE CARBONO
CONCLUSION
La respuesta al estrés agudo o agresión está relacionada con la gravedad o intensidad de la noxa.
Se caracteriza, habitualmente, por un patrón proinflamatorio o patrón SRIS que se asocia a una
mortalidad asumible entre el 7% y el 17%, dependiendo del número de criterios empleados en su
definición. En algunas raras circunstancias, los pacientes desarrollan un patrón compensatorio
entre la proinflamación y la contra inflamación (patrón MARS), lo que se asocia a muy baja
mortalidad (< 5%). Finalmente, en otras circunstancias, los enfermos desarrollan una respuesta
contra inflamatoria o CARS en la que predomina la disfunción inmune, lo que se correlaciona con
una elevada mortalidad (> 50%).
BIBLIOGRAFÍA
1. https://www.redalyc.org/pdf/3092/309249952035.pdf
2. https://www.sanitas.es/sanitas/seguros/es/particulares/biblioteca-de-salud/estilo-
vida/estres-cronico.html