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Lectura fundamental
Contenido
1 El derecho civil
2 Derechos individuales
3 Principios fundamentales
Palabras clave:
Derechos individuales, principios fundamentales, personas, bienes, sucesiones, obligaciones
1. El derecho civil
El derecho civil es el que regula y gobierna todo lo referente a las personas y los vínculos que ellas
establecen entre sí, es decir los llamados vínculos privados. Dichos vínculos pueden ser personales o
patrimoniales, en otras palabras, aquellas relaciones entre personas cuyo propósito puede ser valorado
en términos de valor material, que puede ser dinero o cualquier medio de intercambio económico. El
Código Civil Colombiano es una recopilación de preceptos normativos ordenados sistemáticamente
cuya finalidad es la preservación y protección de los derechos personales, patrimoniales y morales
de las personas, tanto en términos individuales como en lo que tiene que ver con las relaciones, o
interacciones de las personas entre sí. De acuerdo con el Código Civil en su Artículo 1°, “El Código
Civil comprende las disposiciones legales sustantivas que determinan especialmente los derechos de los
particulares, por razón del estado de las personas, de sus bienes, obligaciones, contratos y acciones civiles.”
El objetivo del derecho civil es, entonces, proteger a los individuos o personas, ya sean naturales o
jurídicas, cuya diferencia ya establecimos en la primera Unidad de este módulo, a nivel patrimonial
o moral, porque son sujetos de derecho, es decir, poseen unos derechos que la ley debe preservar
y salvaguardar sin hacer distinción alguna en cuanto a su origen o condición. De acuerdo con las
normas, toda persona, por el solo hecho de serlo, tiene derecho a que el Estado proteja sus intereses
de tipo personal, patrimonial y moral.
2. Derechos individuales
Los derechos de los individuos tienen una larga historia de luchas y reivindicaciones, pero en general,
podemos decir que es la Declaración de los Derechos del Hombre, una recopilación de máximas
o preceptos primeramente enunciados y publicados en Francia como consecuencia directa de su
famosa Revolución, lo que constituye la base fundamental de los derechos del hombre y el ciudadano
que hoy en día forman la columna vertebral en la que se apoyan las legislaciones al redactar sus
normas y que se pueden resumir en los siguientes: la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia
a la opresión, punto de partida para su posterior desarrollo. Estos derechos son facultades que se le
otorgan a todas las personas para que logren alcanzar sus metas y objetivos vitales.
Así, la rama del derecho que se encarga de desarrollar y proteger esos derechos de orden personal y
patrimonial inherentes al individuo es el derecho civil, a través de una normatividad, o recopilación de
normas o codificaciones, que en Colombia se traduce en el Código Civil y demás leyes y normativas
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que lo complementan, lo modifican o que invalidan alguna de sus partes. Desde la adopción
del Código Civil en Colombia, muchos de sus preceptos han sufrido tales complementaciones,
modificaciones o anulaciones, ya sea porque han ido quedando desactualizadas a causa de la
modernización de la vida en sociedad o por decisiones de tipo político, social o económico a fin de
que se vayan ajustando a diferentes ideologías, pero su estructura primigenia, la concepción filosófica
y práctica que le dio origen, sigue intacta y es, en términos generales la misma hoy que cuando
Andrés Bello, inspirado en diferentes escuelas históricas del pensamiento, siendo la más importante el
derecho francés, lo redactó para ser adoptado en varios países de América Latina.
3. Principios fundamentales
El jurista Arturo Valencia Zea en su obra Derecho Civil expresa que, en su concepción filosófica, el
Código Civil es una manifestación de varios principios fundamentales, a saber:
3.1. La igualdad
La Igualdad de todas las personas. En varias disposiciones, el Código Civil plasma y protege la
concepción de que todas las personas son iguales, es decir, que sus normas no hacen
distinciones entre los individuos por razón de origen, condición, sexo, edad, etc. (Código Civil,
Art. 74): “Son personas todos los individuos de la especie humana, cualquiera que sea su edad, sexo,
estirpe o condición”. Esta disposición es desarrollo de la Constitución Nacional, que expresa la
igualdad de todas las personas ante la ley.
A pesar de esto, en sus comienzos, el Código Civil hizo eco de los prejuicios imperantes en la época,
hoy en día por fortuna superados a través de la modificación al régimen matrimonial en 1932, y
establecía que la mujer era incapaz y su esposo era su representante legal, lo que significaba que
no podía tener bienes propios y debía seguir al marido a donde éste decidiera ir por las razones que
tuviera, lo cual violaba flagrantemente este principio de igualdad.
La Monogamia y la Libertad Nupcial. Este principio significa que en Colombia es ilegal que una
persona tenga dos o más cónyuges al mismo tiempo, ya sea que convivan o tengan moradas
separadas. Al mismo tiempo, plasma la libertad que tienen las personas de contraer, o no contraer,
nupcias de acuerdo con su voluntad, es decir que no se puede obligar a nadie a casarse, a no hacerlo,
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o a hacerlo con una persona determinada según la voluntad de personas diferentes a la directamente
interesada. En sus artículos 113 y 115 el Código Civil desarrollan estos principios, el primero habla de
que el matrimonio es una manifestación de la voluntad personal por la cual “un hombre y una mujer
se unen para vivir juntos” y el segundo reglamenta que “el contrato de matrimonio se constituye y
perfeccione por el libre y mutuo consentimiento de los contrayentes.”
Continuando con las manifestaciones constitucionales, la propiedad es “una función social que
implica obligaciones”. De nuevo, esta protección a ultranza de la propiedad privada tiene detractores
y defensores, pues puede dar lugar a que la concentración de la propiedad en una parte de la sociedad
origine las llamadas “clases sociales”, donde la clase alta es quien posee la riqueza y la baja quien no
la tiene. Karl Marx definió a la clase alta como “propietaria de los medios de producción”, con el
derecho de comprar la fuerza de trabajo necesaria para hacer funcionar dichos medios, la cual viene
a ser los integrantes de la clase baja, sin posibilidades de subsistencia diferentes a vender su esfuerzo
al capitalista. Para muchos, este desequilibrio genera, una vez más, un flagrante incumplimiento del
principio de igualdad que debe regir la normatividad civil.
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3.4. Libertad contractual
Este principio da continuidad y desarrollo ulterior al principio de la propiedad privada individual, pues
teniendo todas las personas plena libertad de disponer a su voluntad de los bienes que adquiera
legalmente, están en capacidad de celebrar cualquier negocio, o acto jurídico, en ejercicio de esa libre
disposición que la Ley prescribe y protege.
De acuerdo con el Código Civil, lo único que necesita un individuo para ejercer esa facultad de
disponer de su propiedad es manifestar que lo hace por su propia y libre voluntad, sin que alguna
persona lo hubiere coaccionado, es decir obligado, a hacerlo, y dentro de los parámetros de licitud
propios de la legalidad, lo cual significa que no puede cometer actos ilícitos al disponer de sus
bienes. La voluntad individual se manifiesta tanto al adquirir la propiedad como al transferirla, ya sea
entregándola en venta o donación, dándola en alquiler o a cualquier otro título; si dicha voluntad no se
ha expresado claramente, el acto de disposición no es válido, pues se presume que no ha sido el deseo
de esa persona.
¿Y de qué manera se expresa esa libre voluntad? Mediante un acuerdo de voluntades con otra
persona, una para entregar el dominio, o para obligarse, ya sea permanente o temporalmente, y la
otra para recibirlo y dar una contraprestación – un precio, un pago en especie o en dinero, otro bien,
una obligación, etc. – que se denomina Contrato. El Código Civil plasma lo referente a los contratos
fundamentalmente en dos artículos, el 1602 y el 1618: (Código Civil, Art. 1602) “Los Contratos son
ley para las partes. Todo contrato legalmente celebrado es una ley para los contratantes, y no puede
ser invalidado sino por su consentimiento mutuo o por causas legales.” Este artículo no solamente
desarrolla la libertad contractual sino la obligación que tienen las partes de cumplir estrictamente
lo estipulado en el contrato que suscriben libre y espontáneamente. (Código Civil, Art. 1618)
“<Prevalencia de la intención>. Conocida claramente la intención de los contratantes, debe estarse a
ella más que a lo literal de las palabras.” Esto significa que, aunque las palabras con las que se redactó
el contrato puedan ser interpretadas de varias formas y tal situación de lugar a confusiones, malos
entendidos o intento de una de las partes de aprovecharse de ello, debe prevalecer la intención, o
voluntad que tenía el contratante en el momento de suscribir el acuerdo.
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3.5. Libertad testamentaria
Además de los contratos, las personas pueden disponer libre y espontáneamente de sus bienes a
través de un instrumento legal por el cual se transfiere el dominio de esos bienes a ciertos y
determinados individuos una vez que el propietario de tales bienes fallece. (Código Civil, Art. 1055)
“Definición de Testamento. El testamento es un acto más o menos solemne, en que una persona
dispone del todo o de una parte de sus bienes para que tenga pleno efecto después de sus días,
conservando la facultad de revocar las disposiciones contenidas en
él mientras viva.” La persona que otorga el testamento tiene plena libertad, no solamente para
disponer de sus bienes al momento de su fallecimiento, sino para cambiar cuantas veces lo desee las
disposiciones de su testamento como manifestación de su voluntad.
¿Cómo se protegen entonces los derechos y principios que conforman el derecho civil plasmado en
el Código y sus normas complementarias? ¿Cómo puede tener un individuo la seguridad de que está
amparado por la Ley en el evento que otra persona incumpla los preceptos y le cause un perjuicio?
La respuesta es sencilla, estableciendo que todas y cada una de las normas deben cumplirse
estrictamente y el individuo que las incumpla y, como consecuencia de ello, causare un daño a otra
persona, debe resarcir, o reparar, tal daño para restablecer el desequilibrio generado con su acción u
omisión. Para tal fin, el Código Civil reglamenta extensamente una serie de consecuencias de orden
sancionatorio para quien incumpla lo que debe cumplir, es decir la obligación de reparar los daños
que su incumplimiento cause a los demás.
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el Código – en especial es de notar la definición que hace de la presunción, (Código Civil, Art. 66):
“Se dice presumirse el hecho que se deduce de ciertos antecedentes o circunstancias conocidas.”
Esto quiere decir que, tomando como base unos hechos o circunstancias conocidas – por ejemplo,
el momento de nacimiento de una persona – se puede deducir el momento de su concepción, o sea
que se puede “presumir” la época en que fue concebida una persona contando hacia atrás un tiempo
determinado de gestación.
En síntesis...
Actualmente ha surgido un fuerte y extenso debate originado en la
obvia discrepancia de opiniones de las personas homosexuales que ven
en esta norma una flagrante violación de su derecho a la igualdad por el
hecho de limitar el matrimonio a la unión entre un hombre y una mujer.
Esta discusión ha tenido un desarrollo un tanto vago y sujeto a múltiples
interpretaciones que han generado confusión y descontento para las
partes interesadas.
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Referencias bibliográficas
Valencia, A., y Ortiz, A. (2016). Derecho Civil, 14ª Ed. Editorial Temis, Bogotá.
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Universidad del Rosario.
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INFORMACIÓN TÉCNICA
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