Jorge Sábato
Jorge Sábato
Jorge Sábato
· Ya había comenzado a considerarse a la concentración de la propiedad territorial como un obstáculo para lo que
en la época se denominaba “el progreso”.
· La clase terrateniente era descripta por la literatura de la época como reveladora de una economía de
características señoriales, anudada fuertemente al pasado, obstaculizando e impidiendo el desarrollo capitalista
autónomo y armónico de las sociedades nacionales.
· La concepción de Sábato es distinta a la comúnmente aceptada acerca del rol de los grandes terratenientes como
clase dominante, en lugar de suponer la tierra como elemento exclusivo, coloca en un mismo plano la pertenencia
de la tierra y el manejo de actividades comerciales y financieras por parte de un grupo social considerando que ese
grupo habría emergido como clase dominante gracias a su habilidad para disponer, con un alto grado de
concentración, del control conjunto de esas actividades económicas.
· 1870/80 se inicia el proceso que forma a la Argentina moderna y que respondía a dos condicionamientos
convergentes:
1) Externo: la expansión del capitalismo industrial en Europa que provocó una demanda creciente de materias
primas y alimentos y que, a su vez, liberó una enorme masa de trabajadores en condiciones de migrar. Estos sucesos
fueron precedidos por una revolución tecnológica en los transportes y en las comunicaciones que permitió
aproximar los continentes y constituir un mercado unificado a escala mundial.
2) Interno: las ventajas comparativas ofrecidas por la pampa húmeda, la escasez de mano de obra compensada
con la fuerza de trabajo inmigrante y las condiciones políticas logradas hacia 1880 (régimen federal que fue un
acuerdo entre sectores bonaerenses y determinados grupos del interior del país).
· 1857-1914: ingresan al país 3.300.000 inmigrantes provenientes en su mayoría de España e Italia, que se instalan
en la pampa húmeda: Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba.
· Argentina pasa a ser en esos años uno de los mayores abastecedores de maíz, lino, carnes enfriadas, congeladas y
en conserva, avena y trigo del mundo.
· Los capitales extranjeros que entran se invierten principalmente en ferrocarriles, transportes, servicios urbanos y
frigoríficos.
· El rápido crecimiento dio lugar a la mayor acumulación de toda la historia económica argentina.
· El elemento básico y fundamental que habría producido el desarrollo económico argentino en ese período está
constituido por las “ventajas comparativas” de la región pampeana para la producción de bienes agrícolo-ganaderos
en el contexto mundial, lo que se habría expresado en una “renta diferencial” de la tierra pampeana dentro del
mercado internacional en el que había quedado integrada.
· Sábato dice que la idea de que la clase de los grandes terratenientes fue realmente la dominante se basa en dos
supuestos:
1
– la supuesta de una perfecta correlación entre el poder económico proveniente de la propiedad sobre la tierra,
el poder social y el poder político que automáticamente provoque la apropiación de la parte sustancial de la renta
diferencial
– la ignorancia de la posible existencia de otros sectores poderosos que podrían “interferir” las relaciones
económicas creadas
· A los supuestos anteriores Sábato agrega que si bien pueden haber sido los beneficiados por las transformaciones
no implica necesariamente que los grandes terratenientes hayan sido los propulsores del proceso. Además nombra
otra posible postura: la idea de que la verdadera clase dominante, la mayor beneficiaria y la real impulsora de las
transformaciones de la economía y la sociedad no estaba en el país sino en el extranjero, en las economías
capitalistas centrales, actuando a través de sus diversos agentes en Argentina, por lo que la clase dominante local no
sería más que subordinada a aquella.
· Con respecto a la suposición de que hubo una división del trabajo tácita en la que los nativos se habrían quedado
con el control de la tierra y los extranjeros con el control del comercio, Sábato muestra la existencia de familias
como los Anchorena, quienes tenían la habilidad de jugar simultáneamente a varias fuentes de acumulación. Esto
pone en duda la hipótesis de los puros terratenientes como clase dominante.
– favorecer un librecambio que atentaría contra la expansión de una industria incipiente, cuyos mayores costos
de producción hubieran requerido alguna forma de protección aduanera para crecer y madurar,
– malgastar una gran parte del excedente apropiado en un consumo ostentoso, suntuario e improductivo,
cuando no en operaciones especulativas rurales y urbanas que tampoco contribuían al desarrollo productivo de la
economía.
· En las condiciones anteriores, la industria estaría sujeta a una doble restricción. Su desarrollo dependería de
inversiones extranjeras acordes a la situación dependiente del país y, por otra parte, se generaría una pequeña clase
de industriales nacionales colocados en una posición totalmente subordinada a la clase terrateniente incapaz de
expandirse frente al desarrollo obtenido por los países centrales y por el librecambio impuesto por el modelo
agroexportador.
· Según Sábato, las industrias no estaban en una posición secundaria respecto del agro, sino, quizás, no existía un
clivaje social que correspondiera a la especialización económica sectorial.
· Según Sábato la clase dominante no responde necesariamente al “patrón tierra”, sino que junto a la cuestión de la
tierra las actividades comerciales y financieras constituyen la clave de la consolidación y comportamiento de dicha
clase en Argentina a fines del siglo XIX.
2
· Los sucesivos “booms” de los cueros, del tasajo, de la lana, habrían creado ciertos mecanismos (comportamientos
empresariales) con dos rasgos sobresalientes:
– el nexo de estos fenómenos con necesidades contingentes y variables de las economías centrales, y
– FLEXIBILIDAD: esa capacidad de adaptarse rápidamente a las nuevas condiciones fue encontrada sólo por un
sector empresario pequeño (por la naturaleza de sus actividades y la diversificación de sus capitales), ya que muchos
encontraban límites en su capacidad individual y en el tipo de características de sus unidades productivas.
– ESPECULACIÓN: con la afluencia de capital extranjero y la extensión del ferrocarril se desató una especulación
con las tierras y la suba de los valores inmobiliarios. Esta fiebre de los negocios, de la ganancia rápida y de la toma de
beneficios en un sector económico para colocar en otro, fue generadora de fortunas y también de la ruina de ciertos
sectores que no supieron jugar o no tuvieron el conocimiento de los riesgos de una economía mutante. Gracias a la
multiplicidad de sus negocios, los comerciantes estaban en condiciones de dispersar riesgos sin dejar de usufructuar
por eso los beneficios que ofrecían las oportunidades especulativas.
· El desarrollo de la agricultura provocó el aumento de la población rural cuyos consumos y necesidades fueron
generando un creciente y multiplicado eslabonamiento de actividades económicas cuyos efectos se extendieron a
diversos ámbitos. Por fin, el desarrollo de una ganadería refinada, fenómeno estrechamente ligado al empuje de la
agricultura, y el frigorífico serán los últimos eslabones de una cadena de actividades económicas firmemente
enlazadas que darán la fisonomía definitoria a la clase dominante durante este período de formación. Esta segunda
etapa puede ser denominada como de NETO DESARROLLO CAPITALISTA en Argentina.
· A diferencia de otros países en los que el sector industrial había constituido la actividad económica líder del
desarrollo capitalista, en Argentina es el sector agropecuario no sólo el que impulsa la transformación sino, además,
el que la domina.
· Pero, este sector agropecuario, dentro de una economía capitalista liberal presenta, entre otras, una peculiaridad
muy importante: la de estar sujeto a rigideces de producción y riesgos de mercado comparativamente mayores que
la producción industrial. Además, la actividad agropecuaria está sometida a las contingencias naturales. Y si es ese
sector el que impulsa y difunde la expansión del desarrollo capitalista, toda la economía se encontrará sometida a
contingencias y riesgos comparativamente mayores que en un país en el que es la industria la actividad promotora.
· Por ese motivo, adquiere una crucial importancia la formación de mecanismos y comportamientos adaptados a
funcionar en condiciones de riesgo, tanto para aprovechar oportunidades como para amortiguar perjuicios.
3
· Si la clase dominante se encuentra implantada en el comercio y las finanzas, dispone de grandes posibilidades de
dispersar riesgos entre distintas actividades productivas y de aprovechar con gran rapidez coyunturas favorables. La
mentalidad con la que se está dispuesto a actuar dentro de una gran empresa agropecuaria es más la de un
comerciante o financista que la de un productor agropecuario.
· El terrateniente pampeano no se ajustaba a la figura típica del gran propietario rural en otros lugares de
Latinoamérica. A menudo no eran dueños de una sola y grande propiedad sino que poseían una serie de campos de
tamaño variable distribuidos en diversos lugares con lo que disminuían los riesgos de las contingencias locales y que
a largo plazo compensaban los mayores costos operativos y gerenciales que eventualmente acarrea la división de las
explotaciones.
· Lejos de ser la principal preocupación de los empresarios la producción, tenían una vocación comercial muy alerta
para aprovechar las oportunidades de un mercado internacional cambiante en rápida evolución.
· Si, entonces, los grandes propietarios eran al mismo tiempo comerciantes y financistas o seguían el rumbo
marcado por estos, la clase dominante habría resultado mucho menos conservadora en el momento de la
incorporación de lo que la concepción tradicional sugiere. Al contrario, esa clase se habría encontrado en
condiciones más que propicias, por esas posibilidades y por su mentalidad, para aprovechar y acelerar enormemente
la transformación de la economía argentina en ese momento. Pero serían esas mismas características las que más
tarde frenarían el desarrollo capitalista del país.