Interpretación de La Norma Procesal Penal Clase

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Interpretación de la norma procesal penal

Necesidad de interpretar.
Resulta inimaginable una legislación que pueda prever la totalidad de las acciones
humanas posibles, de allí que las normas revisten el carácter de "general", es decir que
prevén hipótesis abstractas y generales, las que deben ser bajadas al caso concreto. Es por
ello que una vez sancionada la ley, resulta necesario entender qué es lo que dice la ley de
modo neutro para que sea aplicada al caso concreto, ese proceso intelectual se denomina
interpretación, este paso también es conocido como hermenéutica jurídica.
Ahora bien, la palabra interpretar de conformidad con la Real Academia Española,
significa explicar o declarar el sentido de una cosa y principalmente el de textos faltos de
claridad. De este modo se puede afirmar que la interpretación de la ley es una herramienta
puesta en manos del intérprete para explicar una correcta armonía entre la situación,
abstracta y general, que prevé la ley y las innumerables situaciones que presenta la vida
diaria en cada caso concreto. Consiguientemente, queda claro que la interpretación tiene
por objeto a la ley escrita y que ella no es un fin, sino un método, un camino que tiende a
hacer entendible lo que la ley dice.

Límites a la interpretación de la ley.


No obstante que la historia refleja posturas que prohibían la interpretación de la ley,
actitudes que hoy se encuentran superadas, es menester señalar que la potestad de
interpretar la ley no es totalmente libre, sino que existen una serie de principios que
constituyen una valla al arbitrio del intérprete, en su proceso de exégesis.

Principios que constituyen una valla al arbitrio del intérprete.


1. Principio jerárquico derivado de la supremacía de la Constitución: el artículo 18 de
la Constitución de la Nación manda que "ningún habitante de la Nación puede ser penado
sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho de proceso" principio recogido por la
doctrina como de "legalidad". A su vez el artículo 31 de la Constitución de la Nación
ordena que “La Constitución, las leyes de la Nación que en su consecuencia se dicten por
el Congreso y los tratados con potencias extranjeras, son la ley suprema de la Nación ...".
De las mencionadas normas se desprende que en el Estado Argentino existe un orden legal
que tiene a la Constitución de la Nación y a los Tratados Internacionales como la ley
suprema de la Nación. Consiguientemente, cualquier interpretación que se practique de la
ley no puede exceder el marco de garantías contenidas en las mencionadas normas legales,
es más debe ajustarse necesariamente a las previsiones en ella contenidas.
2. Principio de unidad: el derecho en nuestro país no es un conjunto de normas, sino un
sistema jurídico, es decir que existe un orden fundado en una gradación de normas, donde
las inferiores deben ajustarse a las superiores. De allí que, cualquier interpretación de una
norma no debe conformarse, de manera aislada, sólo a ella, sino que debe ser confrontada
con el resto de las normas, en base a la dependencia que tiene dentro del sistema jurídico.
3. Principio de taxatividad: este principio es una derivación del principio de legalidad,
habida cuenta que este mandato establece que el juicio debe ser sustanciado conforme a la
ley, es decir que el exégeta por vía de interpretación no puede ni debe ampliar el campo
fijado por la ley.
Por otra parte, resulta necesario remarcar, como una derivación del principio de
legalidad, que en materia procesal penal cuando se trata de interpretar normas vinculadas a
garantías constitucionales del imputado, ella debe ser practicada de manera restrictiva.
Como por ejemplo el artículo 1, letra e del C.P.P. de nuestra provincia.
4. Principio de razonabilidad: la actividad de interpretar la ley no es una conducta
mecánica, por el contrario, como toda actividad jurisdiccional debe ceñirse a una acción
basada en la razón y que deje de lado la arbitrariedad. Además, es necesario tener en cuenta
el tiempo en el que fue dictada la norma y el tiempo en el que se aplica, ya que la
interpretación no tiene como fin favorecer o perjudicar, sino desentrañar el sentido que
contiene la norma.

Clases de interpretación.
I. Según el intérprete:

I.a. Auténtica: es aquella que ejecuta el propio órgano que la dictó la ley, es por ello que
resulta indiscutiblemente obligatoria.

La interpretación puede ser concomitante a la ley, ello ocurre cuando la propia ley
contiene la interpretación de los preceptos, o bien posterior, si la interpretación se halla en
un ordenamiento derivado de la ley interpretada.

Finalmente, cabe subrayar que los dichos contenidos en la exposición de motivos


de la una ley, como la discusión parlamentaria no constituyen interpretación auténtica de la
ley.

I.b. Judicial: es aquella que realizan los jueces al momento de aplicar la ley en el caso
concreto. Cuando la interpretación es concordante y sostenida en el tiempo, da lugar a la
aparición de la jurisprudencia del caso.
I.c. Doctrinal: es aquella que formulan los estudiosos del derecho, ella por sí sola no tiene
más que la relevancia de una mera opinión, sin embargo, adquiere preeminencia cuando los
legisladores, que deben hacer una interpretación auténtica, o los jueces que deben hacer una
interpretación judicial, la hacen suya.

II. Según el medio empleado.

II.a. Gramatical: a esta modalidad de interpretación, también, se la puede llamar


interpretación filológica o literal y consistente en esclarecer la ley, a partir del sentido
estrictamente literal de la disposición.

II.b. Histórica: este modo de interpretación vincula el proceso de exégesis de la norma con
el momento en el que se originó. Es por ello que se pregunta del por qué y para qué de su
creación, o sea de las causas que motivaron la necesidad del dictado de la ley que se
interpreta.

II. c. Teleológica: los intérpretes que siguen este método buscan conocer la voluntad de la
ley en relación al fin perseguido, razón por la que, en materia penal, resulta preponderante
el conocimiento del bien jurídico a proteger. Es decir, que en este caso la interpretación de
la norma excede el simple texto escrito de la ley, toda vez que la búsqueda del sentido de la
ley demanda descubrir la finalidad que se tuvo en cuenta al momento de su dictado. Cabe
destacar que la búsqueda del designio no es de carácter subjetivo, es decir el fin del
legislador, sino el fin objetivo que es aquella realidad o circunstancia que determinó la
necesidad de la existencia de una norma que regule esa situación.
II. d. Sistemática: las normas no existen de manera aislada, sino que forman parte de un
ordenamiento jurídico, así por ejemplo el mencionado artículo 378 del C.P.P. que define
"La flagrancia" forma parte del cuerpo normativo C.P.P. De modo que el sentido de una
norma no puede ser el resultado exclusivo del contenido de la norma en cuestión, sino que
debe ser analizada dentro del contexto de normas al que pertenece. En efecto, ocurre que
muchas veces la interpretación de una norma, se ve completada por otras pertenecientes al
mismo cuerpo legal o bien a otro distinto.
Reglas para evitar antinomias en una interpretación sistemática: la interpretación de
una norma, al formar parte de un sistema jurídico, no puede generar contradicciones entre
ellas, de modo que la exégesis debe ser realizada en forma sistemática, es decir respetando
todo el ordenamiento jurídico. Es por ello, que para evitar antinomias se debe seguir
determinadas reglas que permiten resolverlas:
1. Criterio jerárquico: permite discernir que la norma superior prevalece frente a la
inferior;
2. Criterio cronológico: según esta regla la norma posterior prima sobre la norma anterior
y
3. Criterio de especialidad: permite establecer que la norma especial o específica del tema
tiene primacía respecto de la norma general.
II. e. Progresiva o dinámica: una de las características de la ley es la permanencia en el
tiempo. Ahora bien, sabido es que la vida del hombre es dinámica, producto de la evolución
de la vida moderna, la tecnología y los cambios de paradigmas vinculados a la cultura y la
ética, razón por la que existen variaciones de circunstancias, en tanto ellas no sean
determinantes para generar el dictado de una nueva norma, este método permite adecuar la
norma al presente en el que se la debe aplicar, cabe mencionar que este tipo de
interpretación no puede ni debe ser extremadamente elástica, ya que puede dar lugar a la
analogía.

III. Según el resultado obtenido.

III.a. Declarativa: este tipo de interpretación se da cuando no surge discrepancia entre lo


objetivo de la norma interpretada y el fondo encontrado, es decir que hay coincidencia entre
lo que dice la letra de la ley y el resultado obtenido con la interpretación que se hizo de ella.

III.b. Restrictiva: en este caso la interpretación permite inferir que lo que aparentemente
surge de la letra de la ley no tiene la amplitud que se pretende. Este medio gobierna la
interpretación de todas las normas que restringen derechos, conforme lo dispone el artículo
1 inciso e del C.P.P.

III.c. Extensiva: cuando el resultado excede a lo que surge de la letra de la ley. Con este
método, por ejemplo, se permite interpretar que la participación del cónyuge en un hecho
delictivo es una causa de excusación, aun cuando el artículo 53 del C.P.P. no lo mencione
de manera específica. Finalmente, cabe aclarar que este método de interpretación es
receptado de forma expresa por el artículo 1 inciso e del C.P.P. mientras resulte a favor de
libertades del imputado.
Analogía.
Concepto.
De acuerdo al diccionario de la Real Academia Española el término "analogía"
significa relación de semejanza entre dos cosas distintas y en derecho método por el que
una regla de ley o derecho se extiende, por semejanza, a casos no comprendidos en ellas.

La analogía en realidad es un procedimiento utilizado para salvar las lagunas de la


ley, razón por la que no constituye un método de interpretación sino una forma de
integración de la ley, consiguientemente supone una verdadera creación de derecho, cuya
razón radica en la falta de previsión legal de ese caso. De esta manera la analogía permite
llevar la solución de un caso legalmente regulado por la ley a otro caso distinto, pero
semejante, que no fue incluido en su texto.

No es lo mismo analogía que interpretación extensiva, toda vez que la primera


implica la aplicación de la ley a un caso similar al legislado, pero no comprendido en su
texto; en tanto la segunda importa la aplicación más amplia de la ley, hasta donde lo tolera
el sentido literal de ella.

Analogía en el Derecho Procesal penal.

En primer lugar, es menester poner de manifiesto que en el derecho penal la


analogía no tiene cabida en razón del principio de legalidad. En cambio, en materia
procesal penal es necesario hacer una distinción entre una analogía “in malam partem”, es
decir, aquella cuya aplicación resulta de manera perjudicial al imputado; de la analogía “in
bonam partem”, que sería la produce un resultado a favor del imputado. De estas dos
formas la primera queda excluida, en cambio la segunda resulta aplicable en el ámbito
Derecho Procesal penal.
En relación a lo expresado en la última parte del párrafo anterior, es conveniente
poner de manifiesto que el artículo 1 inciso e del C.P.P. en su último apartado autoriza de
manera expresa la analogía en tanto y en cuanto favorezca la libertad o el ejercicio de
facultades del imputado.

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