C. G. Jung - La Vida Simbólica I PDF
C. G. Jung - La Vida Simbólica I PDF
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EDITORIAL TROTTA
LA VIDA SIMBOLICA
Escritos diversos
C . G. JUNG
Traducci6n de Jorge Navarro P6rez
EDITORIAL T R O T T A
T ~ T U L OORIGINAL: DAS SYMBOLISCHE LEBEN
DlSEfiO DE COLECCION
GALLEGO
& PEREZ-ENCISO
ISBN: 9 7 8 - 8 4 - 8 1 6 4 - 2 9 8 - 8 (obra completa, edicidn e n rdstica)
ISBN: 9 7 8 - 8 4 - 9 8 7 9 - 0 4 1 - 2 (volumen I ~ / I ,edicidn en rdstica)
DEPOSIT0 LEGAL: S - 6 6 7 / 2 0 0 9
C. G. Jung:
2 Sefioras y sefiores, ante todo me gustaria subrayar que mi len-
gua materna no es el inglCs. Por tanto, si mi inglCs no es demasia-
" Esta traducci6n espafiola de las Tauistock Lectures esti realizada a partir del
original ingl6s. (N.del T.)
do bueno tengo que pedirles disculpas por todos 10s errores que
pueda cometer.
3 Como ustedes saben, mi intenci6n es exponerles un breve re-
sumen de algunas concepciones fundamentales de la psicologia. El
hecho de que mi exposici6n se centre en mis propios principios o
en mi propio punto de vista no significa que yo desprecie el valor
de las grandes contribuciones de otras personas que trabajan en este
mismo campo. No pretend0 situarme injustificadamente en primer
plano, pero puedo suponer que ustedes conocen 10s mCritos de
Freud y Adler tan bien como yo.
4 En cuanto a nuestra manera de proceder, me gustaria empezar
dindoles una breve idea de mi programa. Tenemos que abordar
dos temas principales: por una parte, 10s conceptos relatives a la
estructura de la mente inconsciente y a sus contenidos; por otra
parte, 10s nze'todos usados para investigar 10s contenidos que sur-
gen en 10s procesos psiquicos inconscientes. El segundo tema tiene
tres partes: el mCtodo de asociaci6n de palabras, el mCtodo de an5.-
lisis de 10s sueiios y el mCtodo de la imaginaci6n activa.
s Por supuesto, sC que soy incapaz de exponerles todo lo que
hay que decir sobre temas tan dificiles como, por ejemplo, 10s pro-
blemas filos6ficos, religiosos, Cticos y sociales propios de la cons-
ciencia colectiva de nuestra Cpoca, o sobre 10s procesos de lo in-
consciente colectivo y las investigaciones de mitologia e historia
comparada que son necesarias para elucidarlos. Estos temas, aun-
que nos parezcan remotos, son 10s factores m5.s potentes a la hora
de hacer, regular y perturbar el estado mental personal, y ademds
conforman la raiz del desacuerdo en el campo de las teorias psico-
16gicas. Aunque soy un mCdico y, por tanto, me ocupo ante todo
de psicopatologia, estoy convencido de que esta rama de la psico-
logia no puede sino beneficiarse de que profundicemos considera-
blemente y ampliemos nuestro conocimiento de la psique normal
en general. En especial, el mCdico no deberia olvidar que las en-
fermedades son procesos normales perturbados y no entia per se
[seres por si mismos] con una psicologia propia. Similia similibus
curantur [Lo similar se cura mediante lo similar] es una importan-
te verdad de la vieja medicina; y como es una gran verdad, puede
convertirse en un gran disparate. Por consiguiente, la psicologia
mCdica deberia procurar no volverse insana. La parcialidad y la
estrechez de miras son peculiaridades neur6ticas bien conocidas.
6 Lo que yo sea capaz de decirles no serh miis que un fragment0
lamentablemente inacabado. Por desgracia, no les traigo muchas
teorias nuevas, pues a mi temperamento empirico le interesan m5.s
10s hechos nuevos que las especulaciones que podamos elaborar
S O B R E L A T E O R ~ AY L A P R A C T I C A D E L A P S ~ C O L O G ~AAN A L ~ T I C A
sobre ellos (aunque tengo que reconocer que esto 6ltimo es un pa-
satiempo intelectual muy entretenido). Para mi, cada caso nuevo
es casi una teoria nueva, y no estoy seguro de que este punto de
vista sea completamente malo, en especial si pienso en la extrema
juventud de la psicologia moderna, que en mi opini6n todavia no
ha salido de la cuna. SC, por tanto, que todavia no ha llegado el
tiempo de las teorias generales. A veces tengo incluso la impresi6n
de que la psicologia no ha comprendido todavia la magnitud gi-
gantesca de su tarea o la naturaleza desconcertantemente comple-
ja de su materia: la psique. Pienso que nos estamos despertando a
este hecho y que la madrugada todavia es demasiado oscura para
que comprendamos qut significa que la psique sea no s610 el obje-
to de la observaci6n y del juicio cientificos, sino a1 mismo tiempo
su sujeto, el instrumento mediante el que hacemos esas observa-
ciones. La amenaza de un circulo tan formidablemente vicioso me
ha llevado a una precauci6n y a un relativism0 extremos que a
menudo han sido malentendidos por completo.
7 No voy a interrumpir mi exposici6n con argumentos criticos
inquietantes. S610 10s menciono como una especie de disculpa an-
ticipada por unas complicaciones que puedan parecer innecesa-
rias. No me preocupan las teorias, per0 si 10s hechos; asi que les
ruego que recuerden que el poco tiempo de que dispongo no me
permite presentarles todas las pruebas en que se basan mis conclu-
siones. Me refiero en especial a las complejidades del andisis de
10s suefios y a1 mCtodo comparativo de investigaci6n de 10s proce-
sos inconscientes. En pocas palabras: depend0 en gran medida de
su buena voluntad, y comprendo que mi primera tarea es hacer las
cosas lo mis sencillas posibles.
s La psicologia es ante todo una ciencia de la consciencia. En
segundo lugar, es la ciencia de 10s productos de lo que nosotros
llamamos .la psique inconsciente,,. No podemos explorar directa-
mente la psique inconsciente por la sencilla razdn de que lo in-
consciente es inconsciente y no tenemos relaci6n alguna con 61.
Lo 6nico que podemos hacer es estudiar 10s productos conscientes
cuyo origen suponemos que se encuentra en el campo denomi-
nado %loinconsciente~~, ese campo de (<representacionesoscuras.
del que el fil6sofo Kant dice en su Antropologia que ocupa me-
dio mundo". Lo que digamos sobre lo inconsciente siempre seri
lo que la mente consciente diga sobre 61. La psique inconsciente,
cuya naturaleza desconocemos por completo, siempre se expresa
mediante la consciencia y en tCrminos de consciencia, y esto es
'' Kant, Antropologia en sentido pragma'tico, 1798, parte I, libro I, $ 5 .
todo lo que podemos hacer. No podemos ir mis alli de esto, y
siempre deberiamos tenerlo en cuenta corno una critica filtima de
nuestro juicio.
9 La consciencia es una cosa peculiar. Es un fendmeno intermi-
tente. La quinta parte, o tal vez la tercera parte o incluso la mitad
de nuestra vida humana la pasamos en estado inconsciente. Nues-
tra primera infancia es inconsciente. Cada noche nos sumergimos
en lo inconsciente, y s610 en las fases que transcurren entre que
nos despertamos y nos dormimos poseemos una consciencia m4s
o menos clara. Hasta cierto punto se puede incluso preguntar si
esa consciencia es clara. Por ejemplo, suponemos que un nifio o
una nifia de diez afios es consciente, per0 es ficil dernostrar que
esa consciencia es muy peculiar, pues podria carecer de conscien-
cia del yo. Conozco varios casos de nifios de once, doce y catorce
afios (o incluso rnayores) que de repente se dan cuenta de que (<yo
soy,). Por primera vez en su vida saben que ellos mismos estin vi-
viendo, que est4n volviendo la vista a un pasado en el que pueden
recordar que sucedian cosas, per0 no que ellos estaban en ellas.
10 Tenemos que admitir que, cuando decimos <<yo),, no poseemos
un criterio absoluto de si tenemos una experiencia plena de (<yo)).
Es posible que nuestro conocimiento del yo todavia sea fragmen-
tario y que en el futuro la gente sepa mucho mis que nosotros
sobre lo que el yo significa para el hombre. De hecho, no podemos
ver d6nde acabari este proceso.
11 La consciencia es corno una superficie o una pie1 sobre una vas-
ta Area inconsciente de extensi6n desconocida. No sabemos hasta
d6nde manda lo inconsciente, pues no sabemos nada de 61. No po-
demos decir nada de una cosa de la que no sabemos nada. Cuan-
do decimos *lo inconscienten, a menudo creemos que nos estamos
refiriendo a algo, per0 en realidad simplemente estamos diciendo
que no sabemos quC es lo inconsciente. S6lo tenemos pruebas in-
directas de que hay una esfera mental subliminal. Tenemos alguna
justificaci6n cientifica de nuestra conclusi6n de que esa esfera exis-
te. A partir de 10s productos que la mente inconsciente produce
podemos llegar a ciertas conclusiones sobre su posible naturaleza.
Pero tenemos que procurar que nuestras conclusiones no sean de-
masiado antropom6rficas, pues en la realidad las cosas pueden ser
muy diferentes de lo que nuestra consciencia Cree.
12 Si, por ejemplo, miramos nuestro mundo fisico y estudiarnos lo
que nuestra consciencia hace de 61, encontramos todo tip0 de im5-
genes mentales que no existen corno hechos objetivos. Por ejemplo,
vemos colores y oimos sonidos, per0 en realidad son oscilaciones.
De hecho, necesitamos un laboratorio con aparatos muy complejos
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LA V l D A S I M B ~ L I C A
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LA VlDA S I M B ~ L I C A
miramos con atencibn, vemos que 10s ejes de sus ojos tienden a
converger en un punto. Si estudiamos la expresi6n o 10s ojos de las
personas intuitivas, vemos que s610 echan un vistazo a las cosas,
no las miran, sino que las irradian, pues acogen su plenitud, y en-
tre las muchas cosas que perciben agarran un punto de la periferia
de su campo visual, y eso es la corazonada. A menudo podemos
decir si una persona es intuitiva o no mirando sus ojos. Si tienes
una actitud intuitiva, no sueles observar 10s detalles. Siempre in-
tentas captar la situacidn en conjunto, y de repente algo se destaca
en ese conjunto. Si eres un tip0 sensitivo, observas 10s hechos tal
como son, per0 no tienes intuicibn, simplemente porque estas dos
cosas no se pueden hacer a1 mismo tiempo. Es demasiado dificil
porque el principio de una funcidn excluye a1 de la otra. Por eso
las present0 como opuestos.
31 A partir de este simple diagrama podemos llegar a muchas con-
clusiones importantes sobre la estructura de la consciencia de las
personas. Por ejemplo, si el pensamiento est6 muy diferenciado, el
sentimiento no lo est5 en absoluto. ?QuC quiere decir esto? ?Quiere
decir que esas personas no tienen sentimientos? No, a1 contrario.
Esas personas dicen: ((Yotengo unos sentimientos muy fuertes. Es-
toy lleno de emoci6n y temperamento,,. Esas personas est6n domi-
nadas por sus emociones, est6n atrapadas por sus emociones, es-
t6n sojuzgadas por ellas en determinados momentos. Por ejemplo,
estudiar la vida privada de 10s profesores es muy interesante. Si
queremos saber c6mo se comporta un intelectual en casa, pregun-
temos a su esposa, que nos contar6 muchas cosas.
32 En el tipo sentimental sucede todo lo contrario. El tip0 senti-
mental, si es natural, no tolera ser molestado por el pensamiento;
per0 si se vuelve sofisticado y neurbtico, es molestado por pensa-
mientos. Entonces, el pensamiento aparece de manera compulsi-
va, la persona no puede apartarse de ciertos pensamientos. Es muy
simpiitica, per0 tiene unas convicciones e ideas extraordinarias, y su
pensamiento es de un tip0 inferior. Estii atrapada por este pensa-
miento, enredada en ciertos pensamientos; no puede desenredar-
se porque no sabe razonar, porque sus pensamientos no son m6-
viles. Por otra parte, un intelectual atrapado por sus sentimientos
dice: <(Mesiento ash, y no hay argumentos contra esto. S610 una
vez que haya ardido por completo en su emocibn, saldrii de ella.
No puede salir de su sentimiento razonando; si pudiera, seria una
persona muy incompleta.
33 LOmismo sucede con 10s tipos sensitivo e intuitivo. El intuiti-
vo siempre estii incomodado por la realidad de las cosas; fracasa
desde el punto de vista de las realidades; siempre estii buscando
nuevas posibilidades de vida. Es esa persona que planta un cam-
po y, antes de que haya dado fruto, se pone de camino hacia un
nuevo campo. Siempre tiene campos cultivados tras de si y nuevas
esperanzas ante si, per0 no obtiene nada. Por su parte, el tip0 sen-
sitivo tiene que ver con las cosas, se queda en una realidad dada.
Para 61, una cosa es verdadera si es real. Piensen quC significa para
un intuitivo que algo sea real: lo real es lo err6neo; no deberia ser,
sino que otra cosa deberia ser. Por el contrario, un tip0 sensitivo
se pone enfermo si no tiene una realidad dada (cuatro paredes en-
tre las que vivir). Denle a1 tip0 intuitivo cuatro paredes entre las
que vivir, y lo dnico que le preocuparii es c6mo salir de ahi, pues
para 61 una situaci6n dada es una prisibn que hay que abandonar
lo antes posible para buscar nuevas posibilidades.
34 Estas diferencias son muy importantes para la psicologia priic-
tica. No piensen que yo me dedico a met? a la gente en una u otra
caja y a decir: ((Este es un intuitivo,, c<Estees un pensadorw. La
gente a menudo me pregunta: ((?Fulanitono es un intuitivo?.. Yo
contesto: c<Nuncahe pensado sobre eso)>,y es verdad. No sirve de
nada meter a la gente en cajones con etiquetas diferentes. Pero si
tienes un material empirico muy amplio, necesitas principios criti-
cos de ordenamiento que te ayuden a clasificarlo. Espero no estar
exagerando, per0 para mi es muy importante ser capaz de crear
algdn tip0 de orden en mi material empirico, sobre todo si la gen-
te estii inquieta y confundida o si tengo que explicar una persona a
otra. Si, por ejemplo, tengo que explicarle a una mujer su marido
(0 a un hombre su esposa), a menudo es muy dtil recurrir a e s t y
criterios objetivos, pues de lo contrario no vamos miis all5 de: <<El
dijon, <<Ella dijo,,.
35 Por principio, la funcidn inferior no posee las cualidades de una
funci6n consciente diferenciada. La funcidn consciente diferenciada
SOBRE LA T E O R ~ AY L A PRACTICA DE L A P S I C O L O G ~ AA N A L ~ T I C A
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funciones diferenciadas somos civilizados y se supone que tenemos
voluntad libre; per0 la voluntad libre no existe cuando pasamos a la
funci6n inferior. Ahi tenemos una herida abierta, o a1 menos una
puerta abierta por la que puede entrar cualquier cosa.
37 Paso ahora a las funciones endopsiquicas de la consciencia. Las
funciones de las que acabo de hablar gobiernan o ayudan a nues-
tra orientaci6n consciente en nuestras relaciones con el entorno,
per0 no se aplican a la relaci6n con las cosas que, por decirlo asi,
estAn por debajo del yo. El yo s6lo es un pedacito de consciencia
que flota en un ocCano de cosas oscuras. Esas cosas oscuras son
las cosas interiores. En ese lado interior hay una capa de aconteci-
mientos psiquicos que forma una especie de franja de consciencia
alrededor del yo. Voy a ilustrar esto con un diagrama:
Figura 2: El yo
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den mencionar. A menudo, el cuerpo es la personificaci6n de esa
sombra del yo. A veces es el cadiver que ocultamos en un armario,
y naturalmente todo el mundo quiere librarse de eso. Pienso que
ahora ya esti claro quC entiendo por ((componentes subjetivos;,.
Normalmente son una especie de disposici6n a reaccionar de una
manera determinada, y normalmente la disposici6n no es muy fa-
vorable.
41 Hay una excepci6n a esta definici6n: una persona que, a1 con-
trario de lo que pensamos de nosotros mismos, no vive en el lado
positivo, no hace las cosas bien, etc. En nuestro dialect0 suizo lla-
mamos Pechvogel [malasombras] a las personas que continuamen-
te se meten en lios y causan problemas porque viven su propia som-
bra, su propia negaci6n. Son ese tip0 de personas que llegan tarde
a un concierto o a una conferencia y, como son muy humildes y no
quieren molestar a nadie, entran a hurtadillas y tropiezan con un
silla, lo cual hace mucho ruido y todo el mundo las mira.
42 Llegamos asi a1 tercer componente endopsiquico. No puedo
considerarlo una funcibn. En el caso de la memoria podemos ha-
blar de una funcibn, si bien la memoria s61o es hasta cierto punto
una funci6n voluntaria o controlada. A menudo es muy compli-
cada, como un caballo a1 que no hay manera de dominar. Muchas
veces nos deja en la estacada de una manera embarazosa. Esto su-
cede en especial con 10s componentes y reacciones subjetivos. Y
ahora las cosas empiezan a ponerse feas, pues aqui es donde las
emociones y 10s afectos entran en acci6n. Es evidente que Cstos ya
no son funciones, sin0 simplemente acontecimientos, pues en una
emoci6n (corno dice la palabra) somos movidos hacia fuera, so-
mos expulsados, nuestro simpitico yo es echado a un lado, y otra
cosa ocupa su lugar. Decimos: .Est% fuera de sh, ((Tieneel demonio
en el cuerpo,,, etc., pues es como si esa persona estuviera poseida.
El primitivo no dice que se ha enfadado muchisirno, sin0 que un
espiritu se ha metido dentro de Cl y lo ha cambiado por completo.
Algo asi sucede con las emociones; simplemente, estis poseido, ya
no eres th mismo, y tu control ha descendido pricticamente hasta
cero. En esta situaci6r1, el lado interior de una persona se aduefia
de ella sin que ella lo pueda evitar. Puedes apretar 10s pufios y man-
tenerte en silencio, per0 estis en su poder.
43 El cuarto factor endopsiquico importante es lo que yo llamo
invasi6n. Aqui, el lado sombrio o inconsciente tiene todo el con-
trol, por lo que puede irrumpir en el estado consciente. El control
consciente esti ahora en su nivel mis bajo. Estos momentos de una
vida humana no hay que considerarlos necesariamente patol6gicos;
s610 lo son en el viejo sentido de la palabra, cuando la patologia
S O B R E L A T E O R ~ AY L A P R A C T I C A DE L A P S I C O L O G ~ AA N A L ~ T I C A
DISCUSI~N
Dr. J. A. Hadfield:
44 ?En quC sentido usa usted la palabra c<emoci6n))?Usted ha usa-
do la palabra <(sentimientonen el sentido en que mucha gente usa
aqui la palabra cremoci6n)). ?Da usted a la palabra (<emoci6n))un
significado especial?
C. G. Jung:
45 M e alegro de que me haya preguntado esto, pues suele haber
grandes errores y malentendidos en relaci6n con el uso de la pala-
bra r<emoci6n)).Naturalmente, cada cual es libre de usar las palabras
como mejor le parezca, per0 en el lenguaje cientifico tenemos que
establecer ciertas distinciones para que todo el mundo sepa de
quC estamos hablando. Usted recordar5 que he explicado el <<sen-
timiento. como una funcidn de valoraci6n, y n o atribuyo un signi-
29
ficado particular a1 sentimiento. Pienso que el sentimiento es una
funcidn racional si est5 diferenciado. Si n o lo esti, simplemente
sucede, y en ese caso tiene todas las caracteristicas arcaicas que se
resumen en la palabra ((irrational),. Pero el sentimiento consciente
es una funci6n racional de discriminaci6n de valores.
46 A1 estudiar las emociones, descubrimos invariablemente que
usamos la palabra ~emocionalspara referirnos a un estado que se ca-
racteriza por inervaciones fisiol6gicas. Por tanto, podemos medir las
emociones hasta cierto punto, no su parte psiquica, per0 si su parte
fisiolbgica. Usted conoce la teoria de James-Lange sobre el afecto".
Yo entiendo la emoci6n como un afecto, es lo mismo que ((alga te
afectan. La emocidn te hace algo, interfiere contigo. La emocidn es
lo que te exalta. Te expulsa de ti mismo; estQ fuera de ti, como si
una explosidn te hubiera sacado de ti y te hubiera dejado a tu lado.
En ese momento se puede observar un estado fisiol6gico muy tan-
gible. Por tanto, la diferencia consistiria en esto: el sentimiento no
tiene manifestaciones fisicas o fisiolbgicas tangibles, mientras que
la emocidn se caracteriza por un estado fisiol6gico alterado. Usted
sabe que la teoria del afecto de James-Lange dice que una perso-
na s610 se vuelve realmente emocional cuando es consciente de la
alteraci6n fisioldgica de su estado general. Esto se puede observar
cuando te encuentras en una situacidn en la que es muy probable
que te enfades. Sabes que te vas a enfadar, y entonces sientes que la
sangre sube a tu cabeza, y entonces te enfadas de verdad, per0 no
antes. Antes s610 sabias que te ibas a enfadar, per0 en cuanto la san-
gre sube a tu cabeza est& atrapado por tu propio enfado y tu cuerpo
se ve afectado; y como te das cuenta de que te est6s exaltando, te
enfadas el doble de lo que deberias. Entonces te encuentras en una
emoci6n real. Pero cuando tienes un sentimiento, tienes el control.
Dominas la situacidn, y puedes decir: ((Tengo un sentimiento muy
bueno o rnuy malo sobre esto*. Todo estii tranquil0 y no pasa nada.
Puedes decir educadamente a alguien: ((Te odio*. Pero si dices esto
con rencor, tienes una emoci6n. Decirlo tranquilamente no causarii
una emocidn, ni en ti mismo ni en la otra persona. Las emociones
son muy contagiosas, son 10s portadores del contagio mental. Si, por
ejemplo, te encuentras en una multitud cuyo estado es emocional,
no puedes evitar estar en ese estado y te ves atrapado por esa emo-
cibn. Pero 10s sentimientos de otras personas no tienen nada que ver
contigo, y por esta raz6n observarhs que el tip0 sentimental diferen-
ciado suele ejercer un efecto refrigerante sobre ti, mientras que la
* Esta teoria fue propuesta por William James y el fisi6logo danis C. G. Lange
con independencia uno del otro, y suele recibir el nombre de ambos.
S O B R E L A T E O R ~ AY L A P R A C T I C A DE L A P S I C O L O G ~ AA N A L ~ T I C A
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LA VlDA S I M B ~ L I C A
C. G. Jung:
52 Si, se podria decir esto en terminologia filos6fica. N o tengo
nada que objetar.
Dr. Howe:
53 ZPuedo preguntar otra cosa? Tengo la impresi6n de que la cla-
sificacibn en cuatro funciones (sensacibn, pensamiento, sentimien-
to e intuici6n) corresponde a la clasificaci6n en una, dos, tres y
cuatro dimensiones. Usted mismo ha hablado de tres dimensiones
a1 referirse a1 cuerpo humano, y ademhs ha dicho que la intuici6n
se diferencia de las otras tres funciones en que incluye el tiempo.
Entonces, zcorresponde la intuici6n a la cuarta dimensi6n? En ese
caso, sugiero que ((sensaci6nncorresponde a unidimensional, ((cog-
nici6n perceptivan a bidimensional, cccognici6n conceptual)) (que tal
vez corresponda a lo que usted llama ((sentimiento*) a tridimen-
sional, y por 6ltimo ((intuici6nn a cuatridimensional en este siste-
ma de clasificaci6n.
C. G. Jung:
54 Usted puede decirlo asi. Ya que a veces la intuici6n parece fun-
cionar como si n o existiera el espacio, y otras veces como si n o
existiera el tiempo, usted podria decir que yo afiado una especie de
cuarta dimensi6n. Pero yo no iria tan lejos. El concept0 de la cuar-
ta dimensi6n no produce hechos. La intuici6n es algo asi como
la mhquina del tiempo de H. G. Wells. Usted se acordarh de la
mhquina del tiempo, ese peculiar motor que, cuando te sientas en
61, te lleva consigo por el tiempo, en vez de por el espacio. Estg
formada por cuatro columnas, tres de las cuales siempre son visi-
bles, mientras que la cuarta $10 es visible de manera imprecisa,
pues representa el elemento temporal. Lo siento, per0 la intuici6n
se parece a esta cuarta columna. Existe la percepci6n inconscien-
te, o la percepci6n por medios de 10s que no somos conscientes.
SOBRE LA T E O R ~ AY LA P R A C T I C A D E L A P S I C O L O G ~ AA N A L ~ T I C A
C. G. Jung:
56 Si, sin duda. Mi idea se basaba en el hecho de que, si yo sC que
la otra persona no sabe, todo es mucho mAs agradable para mi;
per0 si yo sC que ella tambiCn lo sabe, la situaci6n es muy diferen-
te y muy desagradable. En la vida de todo medico hay casos que
son mhs o menos dolorosos si un colega 10s conoce, y yo estaba
casi completamente seguro de que, si yo le insinuaba a mi profesor
que yo sabia de quC se trataba, 61 explotaria como una mina. Y asi
fue. Por esta raz6n actuC de esa manera.
33
--
que 10s sentimientos no estin acompafiados por un cambio fisio-
16gic0, mientras que las emociones si lo esthn. Unos experimen-
tos dirigidos por el profesor Freudlicher" en Berlin han mostrado
claramente, en mi opinibn, que 10s sentimientos simples (como el
placer, el dolor, la tensidn y la relajaci6n) e s t h acompaiiados por
cambios fisiol6gicos (en la tensi6n arterial, por ejemplo) que aho-
ra podemos registrar con unos aparatos muy precisos.
C. G. Jung:
s8 Es verdad que 10s sentimientos, si tienen un caricter emocio-
nal, estin acompafiados por efectos fisiol6gicos; per0 hay senti-
mientos que no cambian el estado fisiol6gico. Estos sentimientos
son muy mentales, no son de naturaleza ernocional. ~ s t esa la dis-
tinci6n que he establecido. El sentimiento es una funci6n de va-
lores, y usted comprenderi que esto no es un estado fisioldgico.
Puede ser algo tan abstracto como el pensamiento abstracto. To-
dos estamos de acuerdo en que el pensamiento abstracto no es un
estado fisiol6gico. El pensamiento abstracto es lo que ese tCrmino
denota. El pensamiento diferenciado es racional; y por tanto el
sentimiento puede ser racional pese a que mucha gente confunde
la terminologia.
59 Hemos de tener una palabra para la daci6n de valores. Hemos
de designar esa funci6n particular para distinguirla de las otras, y
c(sentimiento,, es un buen tkrmino. Por supuesto, usted puede ele-
gir cualquier otra palabra que le guste, per0 tiene que decirlo. No
tengo nada que objetar si la mayoria de la gente que piensa lle-
ga a la conclusi6n de que (csentimiento~es una palabra muy mala
para eso. Si ustedes dicen: ~Preferimosusar otra palabra),, tienen
que elegir otra palabra para designar la funci6n de valorar, pues el
hecho de 10s valores persiste y hemos de tener un nombre para
61. Por lo general, el sentido de 10s valores se expresa mediante el
tCrmino ccsentimiento~.Pero yo no me aferro a este tCrmino. Soy
muy liberal en relaci6n con 10s tkrrninos, per0 doy su definici6n
para poder decir lo que quiero decir cuando uso este o aquel tCr-
mino. No tengo nada que objetar si alguien dice que ((sentimien-
ton es una emoci6n o que ccsentimienton es una cosa que provoca
un ascenso de la tensi6n arterial. S610 digo que yo no uso la pala-
bra en ese sentido. No tengo nada que objetar si la gente decide
prohibir el uso de la palabra ccsentimiento))en la manera en que yo
" Debe de tratarse de Jakob Freundlich, que llev6 a cabo experimentos con elec-
trocardiograrnas; vCase su articulo en Deutsches Archiu fur klinische Medizin (Berlin),
17714 (1934), pp. 449-457.
S O B R E L A T E O R ~ AY L A P R A C T I C A D E L A P S I C O L O G ~ AA N A L ~ T I C A
Dr. E. A. Bennet:
60 ?Piensa usted que en el caso de una persona maniaco-depresi-
va la funcidn superior sigue siendo consciente durante el period0
de depresibn?
C. G. Jung:
61 Diria que no. A1 estudiar el caso de la demencia maniaco-
depresiva, encontramos a veces que en la fase maniaca prevalece
una funcibn, mientras que en la fase depresiva prevalece otra. Por
ejemplo, personas que son vivaces, alegres, amables y simpiticas
en la fase maniaca y que no piensan demasiado se vuelven de re-
pente muy pensativas cuando comienza la depresibn, y entonces
tienen pensamientos obsesivos, y viceversa. Conozco varios casos
de intelectuales que tienen una disposici6n maniaco-depresiva.
En la fase maniaca piensan con libertad, son productivos y muy
claros y abstractos. Entonces comienza la fase depresiva, y tienen
sentimientos obsesivos; estAn obsesionados por estados de inimo
terribles, no por pensamientos. Por supuesto, todo esto son deta-
lles psicol6gicos. Estas cosas se ven con la mixima claridad en 10s
casos de hombres de cuarenta afios que han llevado un tip0 parti-
cular de vida, una vida intelectual o una vida de valores, y de re-
pente esa cosa se viene abajo y emerge la contraria. Hay casos muy
interesantes de este tipo. Tenemos ejemplos literarios muy famo-
sos, como Nietzsche. Este autor es un ejemplo impresionante del
cambio de una psicologia en su contrario a1 llegar a la madurez. El
joven Nietzsche era un aforista a1 estilo francis; a 10s 38 afios es-
cribi6 Asi hablb Zaratustra, donde manifiesta un estado de inimo
dionisiaco que es lo contrario de todo lo que habia escrito antes.
35
Dr. Bennet:
62 ?La melancolia no es extravertida?
C. G. Jung:
63 NO se puede decir eso, pues son dos cosas inconmensurables.
La melancolia podriamos considerarla un estado introvertido, per0
no es una de las actitudes preferidas. Cuando decimos de alguien
que es introvertido, queremos decir que esa persona prefiere 10s
hAbitos introvertidos, per0 tambiCn tiene su lado extravertido. To-
dos tenemos estos dos lados; de lo contrario no podriamos adap-
tarnos, no tendriamos influencia, estariamos fuera de nosotros
mismos. La depresidn siempre es un estado introvertido. Los me-
lanc6licos se hunden en una especie de estado embrionario, por lo
que se produce esa acumulaci6n de sintomas fisicos peculiares.
C. G. Jung:
65 A veces experimentamos lo que llamamos emociones epato-
16gicas~,y entonces observamos unos contenidos muy peculiares
que se presentan como emoci6n: unos pensamientos que no ha-
biamos pensado antes, a veces unos pensamientos y unas fantasias
terribles. Por ejemplo, hay personas que a1 enfadarse no tienen 10s
sentimientos habituales de venganza, etc., sino la fantasia terrible
de que matan a su enemigo, le cortan 10s brazos y las piernas, etc.
Esto son fragmentos invasores de lo inconsciente; y una emoci6n
patol6gica completamente desarrollada es en realidad un estado
de eclipse de consciencia: la gente se vuelve loca durante un rato y
hace unas cosas disparatadas. Esto es una invasi6n. Ese caso seria
patol6gic0, per0 las fantasias de este tip0 tambiCn pueden ocurrir
dentro de 10s limites de lo normal. He oido a personas inocentes
decir: <<Podriadescuartizarlo miembro a miembron, y esas perso-
nas tienen en verdad estas fantasias sangrientas; le ccromperian 10s
sesosn a ciertas personas, se imaginan haciendo algo que en condi-
ciones normales s610 dicen como una metifora. Cuando estas fan-
tasias se vuelven intensas y las personas empiezan a tener miedo
de si mismas, hablamos de invasi6n.
Dra. Luff:
66 ?ESOes lo que usted llama ccpsicosis de confusi6n,,?
C. G. Jung:
467 NO tiene por qu6 ser una psicosis. N o tiene por qu6 ser algo
pato16gico; estas cosas las podemos observar en las personas nor-
males cuando est5n dominadas por una emoci6n particular. Una
vez vivi un terremoto muy fuerte. Era la primera vez en mi vida
que me encontraba en esa situaci6n. Fui simplemente asaltado por
la idea de que la tierra no es sdlida, sino que es la pie1 de un animal
enorme que acababa de sacudirse, como hacen 10s caballos. Du-
rante un rat0 estuve dominado por esa idea. Entonces sali de esta
fantasia recordando que eso es exactamente lo que 10s japoneses
dicen sobre 10s terremotos: que la gran salamandra que carga con
la Tierra se ha dado la vuelta o ha cambiado de posici6n". M e sen-
ti satisfecho de que una idea arcaica se hubiera metido en mi cons-
ciencia. Pens6 que era interesante, no que fuera algo patol6gico.
Dr. B. D. Hendy:
68 Profesor Jung, ?diria usted que el afecto, tal como usted lo de-
fine, es causado por un estado fisiol6gico caracteristico?, ? o diria
usted que esta alteraci6n fisiol6gica es el resultado de, digamos,
una invasibn?
C. G. Jung:
69 La relaci6n entre el cuerpo y la mente es una cuesti6n muy di-
ficil. Usted sabe que la teoria de James-Lange dice que el afecto es
el resultado de una alteracidn fisiol6gica. La cuesti6n de si el fac-
tor predominante es el cuerpo o la mente siempre ser6 contestada
de acuerdo con diferencias de temperamento. Quienes prefieran
por temperamento la teoria de la supremacia del cuerpo dir6n que
10s procesos mentales son epifen6menos de la quimica fisiol6gica.
Quienes crean m5s en el espiritu dir5n lo contrario; para ellos, el
cuerpo es el ap6ndice de la mente y la causaci6n corresponde a1 es-
piritu. Esto es una cuesti6n filosbfica, y como yo n o soy un fil6so-
fo, no puedo pretender tomar una decisi6n. Todo lo que podemos
saber empfricamente es que 10s procesos del cuerpo y 10s procesos
de la mente suceden conjuntamente de una manera que para no-
sotros es un misterio. Por culpa de nuestra lamentable mente, no
podemos pensar el cuerpo y la mente como una sola cosa; pro-
bablemente son una sola cosa, per0 somos incapaces de pensarla.
C. G. Jung:
72 NO hay ninguna diferencia entre la inspiraci6n artistica y la in-
vasi6n. Es exactamente lo mismo, y por eso evito la palabra (<pato-
El presidente:
73 Sefioras y sefiores, pienso que tenemos que dejar descansar a1
profesor Jung por hoy, y le damos las gracias.
39
SEGUNDA CONFERENCIA
C. G. Jung:
75 Sefioras y sefiores, ayer estudiamos las funciones de la conscien-
cia. Hoy quiero acabar el problema de la estructura de la mente.
El estudio de la mente humana no seria completo si no incluyCra-
mos la existencia de procesos inconscientes. Permitanme repetir
brevemente las reflexiones que hice ayer.
76 NO podemos abordar directamente 10s procesos inconscientes,
pues no est6n a nuestro alcance. No 10s aprehendemos directamen-
te; s610 aparecen en sus productos, y a partir de la peculiar natu-
raleza de esos productos postulamos que tiene que haber algo por
detrhs de ellos que sea su origen. Llamamos a esta oscura esfera <<la
psique inconsciente>>.
S O B R E L A T E O R I A Y L A P R A C T I C A D E L A P S I C O L O G ~ AA N A L ~ T I C A
41
-
Los motivos mitol6gicos aparecen en forma pura en 10s cuentos, 10s
mitos, las leyendas y el folclore. Algunos de 10s motivos mPs cono-
cidos son: las figuras del Htroe, del Redentor, del Drag6n (siempre
conectado con el Htroe, que tiene que derrotarlo), de la Ballena
o del Monstruo que devora a1 HCroe". Otra variaci6n del motivo
del HCroe y del Drag6n es la catdbasis, el descenso a la caverna, la
nkkyia [evocacibn de 10s muertos]. Ustedes recordarin el pasaje de
La odisea en que Ulises desciende ad inferos para consultar a Tire-
sias, el adivino. Este motivo de la nkkyia se encuentra por doquier
en la Antigiiedad, y pricticamente en todo el mundo. Expresa el
mecanismo psicol6gico de la introversidn de la mente consciente
hacia las capas mis profundas de la psique inconsciente. De estas
capas se derivan 10s contenidos de caricter impersonal, mitol6gi-
co, con otras palabras: 10s arquetipos, y por eso las denomino lo
inconsciente impersonal o colectivo.
81 SC muy bien que s61o puedo exponerles un resumen muy bre-
ve de esta cuesti6n de lo inconsciente colectivo. Pero voy a poner
un ejemplo de su simbolismo y de c6mo procedo para distinguirlo
de lo inconsciente personal. Cuando fui a Arntrica para investigar
lo inconsciente de 10s negros, me centrt en este problema: ies-
tos patrones colectivos son una herencia racial o son c<categorias
a priori de la imaginaci6n,,, como 10s han llamado dos franceses
(Hubert y Mauss)";' con independencia de mi propia obra? Un negro
me cont6 un suefio en el que aparecia la figura de un hombre cru-
cificado en una rueda*"". No voy a contarles todo el suefio, pues no
nos importa. Por supuesto, contenia tanto un significado personal
como alusiones a ideas impersonales, per0 s610 entresaqut ese mo-
tivo. Se trataba de un negro muy inculto del sur, no especialmente
inteligente. Dada la conocida religiosidad de 10s negros, era muy
probable que ese hombre sofiara con un hombre crucificado en
una crux. La cruz habria sido una adquisici6n personal. Pero era
muy improbable que ese hombre sofiara con una crucifixi6n en una
rueda. Esta imagen es muy rara. Por supuesto, no puedo demos-
trar que por alguna extraiia casualidad ese negro no hubiera visto
un dibujo o no hubiera oido algo de ese tip0 y que a continuaci6n
sofiara con eso; per0 si no habia tenido ning6n modelo para esta
idea, se trataba de una imagen arquetipica, pues la crucifixi6n en
la rueda es un motivo mitolbgico. Es la antigua rueda solar, y la
crucifixi6n es el sacrificio a1 dios-Sol para obtener su favor, igual
43
que se encuentra en un suefio simplemente para que se hagan una
idea de lo inconsciente colectivo. Por supuesto, un ejemplo no es
una prueba concluyente. Pero no podemos suponer que aquel ne-
gro habia estudiado mitologia griega, y es improbable que hubie-
ra visto alguna representacidn de personajes mitol6gicos griegos.
AdemBs, las representaciones de Ixi6n son muy escasas.
83 Podria darles pruebas concluyentes y muy elaboradas de la pre-
sencia de estos patrones mitol6gicos en la mente inconsciente.
Pero para presentar mi material necesitaria muchas conferencias
mas. Primero tendria que explicarles el significado de 10s suefios y
de las series de suefios; despuCs les presentaria 10s paralelos histb-
ricos y les explicaria su importancia, pues el simbolismo de estas
imBgenes e ideas no lo ensefian en la universidad, y ni siquiera
10s especialistas suelen conocerlo. Yo tuve que estudiarlo duran-
te muchos afios y buscar el material por mi mismo, y no puedo
siquiera esperar que una audiencia muy culta estC a1 corriente
de estas abstrusas materias. Cuando les hable de la tCcnica del
andlisis de 10s suefios, me verC forzado a adentrarme en parte
del material mitol6gic0, y ustedes podran hacerse una idea de en
quC consiste este trabajo de buscar paralelos con 10s productos
inconscientes. De momento tengo que conformarme con afirmar
que hay patrones mitol6gicos en esa capa de lo inconsciente, la
cual produce contenidos que no se pueden atribuir a1 individuo y
que pueden estar incluso en contradicci6n con la psicologia perso-
nal del sofiante. Por ejemplo, es asombroso observar a una per-
sona completamente inculta producir un sueiio impropio de ella,
pues contiene las cosas mds maravillosas. Y a menudo 10s suefios
de 10s niiios nos hacen pensar tanto que tenemos que tomarnos
unas vacaciones para recuperarnos del shock, pues estos simbo-
10s son muy profundos y hacen que nos preguntemos c6mo es
posible que un nifio tenga un suefio asi.
84 En realidad, es muy Mcil de explicar. Nuestra mente tiene su
historia, igual que nuestro cuerpo tiene la suya. TambiCn podria-
mos asombrarnos, por ejemplo, de que el ser humano tenga un
apCndice. tSabe por quC lo tiene? Simplemente naci6 con 61. Mi-
llones de seres humanos no saben que tienen la glandula timo, per0
la tienen. No saben que por ciertas partes de su anatomia pertene-
cen a la especie de 10s peces, y sin embargo es asi. Nuestra men-
te inconsciente, a1 igual que nuestro cuerpo, es un almacCn de
vestigios y recuerdos del pasado. El estudio de la estructura de la
mente inconsciente colectiva revelaria 10s mismos descubrimientos
que conocemos por la anatomia comparada. No hay por quC supo-
ner que esto es algo mistico. Pero me han acusado de oscurantismo
SOBRE LA T E O R ~ AY L A P R A C T I C A DE L A P S I C O L O G ~ AA N A L ~ T I C A
45
servado 10s mismos casos que yo, habrian descubierto la idea de lo
inconsciente colectivo.
87 La capa mis profunda a la que podemos llegar en nuestra explo-
raci6n de la mente inconsciente es aqutlla en que el ser humano
ya no es un individuo distinto, sino que su mente se ensancha y se
funde con la mente de la humanidad (no con la mente consciente
de la humanidad, sin0 con su mente inconsciente, donde todos
somos uno). Asi como el cuerpo tiene su conformidad anat6mica
en sus dos ojos, sus dos orejas, su corazbn, etc., con pequeiias
diferencias individuales, la mente tambitn tiene su conformidad
b5sica. En este nivel colectivo ya no somos individuos separados,
sin0 que todos somos uno. Esto es ficil de comprender si estudia-
mos la psicologia de 10s primitivos. El hecho mis destacado de
la mentalidad primitiva es la falta de distinci6n entre 10s indivi-
duos, la unidad del sujeto con el objeto, la participation mysti-
que, como LCvy-Bruhl la llama". La mentalidad primitiva expre-
sa la estructura bdsica de la mente, esa capa psicol6gica que en
nosotros es lo inconsciente colectivo, ese nivel subyacente que es el
mismo en todos. Como la estructura bisica de la mente es la misma
en todas las personas, no podemos establecer distinciones cuando
nos encontramos en ese nivel. Ahi no sabemos si algo te ha pasa-
do a ti o a mi. En el nivel colectivo subyacente hay una totalidad
que no se puede dividir. Si reflexionamos sobre la participacidn
como un hecho que significa que fundamentalmente somos idtn-
ticos a todas las personas y a todas las cosas, nos vemos conduci-
dos a unas conclusiones te6ricas muy peculiares. N o deberiamos
ir mis all5 de esas conclusiones, pues estas cosas son peligro-
sas. Pero deberiamos e x ~ l o r a ralgunas de las conclusiones, pues
pueden explicar muchas cosas peculiares que nos suceden a las
personas.
8s Para resumir, les he traido un diagrama (figura 4). Parece muy
complicado, per0 en realidad es muy sencillo. Supongamos que
nuestra esfera mental tiene el aspect0 de un globo iluminado. La
superficie de la que emana la luz es la funci6n mediante la cual nos
adaptamos biisicamente. Si eres una persona que se adapta bisica-
mente mediante el pensamiento, tu superficie es la superficie de
una persona que piensa. Abordaris las cosas con tu pensamiento,
y lo que le mostrarhs a la gente ser5 tu pensamiento, u otra fun-
ci6n si eres de otro tipo"".
"
Les fonctions mentales dans les socitftbs infirieures.
:
Para una descripci6n general de 10s tipos y las funciones, viase Tipos psicol6gi-
cos [OC, 6,1], cap. X.
Figura 4: La psique
7 s
esfera ectopsiquica esfera endopsiqu~ca
"
Cf. Terencio, Heauton Timorumenos, 1, 1,25: <<Soyun ser hurnano, y no con-
s i d e r ~ajeno a rnf nada hurnanos.
S O B R E L A T E O R ~ AY L A P R A C T I C A DE L A P S I C O L O G ~ A A N A L ~ T I C A
49
un ser humano de otra raza, ten& 10s mismos arquetipos, igual que
ambos ten& ojos, corazhn, higado, etc. No importa que su pie1
sea negra. Sin duda, esto importa hasta cierto punto, 61 tiene pro-
bablemente una capa hist6rica menos que tti. Los diferentes estra-
tos de la mente corresponden a la historia de las razas.
94 Si ustedes estudian las razas como yo he hecho, podrin hacer
unos descubrimientos muy interesantes. Por ejemplo, analizando
a 10s norteamericanos. Debido a que vive en un suelo virgen, el
americano tiene a1 pie1 roja dentro de si. El pie1 roja, aunque el ame-
ricano no haya visto ninguno, y el negro, aunque estC excluido
y 10s tranvias estCn reservados a 10s blancos, se han metido den-
tro del americano, y ustedes se darin cuenta de que el americano
pertenece a una naci6n parcialmente coloreada*. Estas cosas son
completamente inconscientes, y de ellas s610 se puede hablar con
personas muy ilustradas. Es tan dificil como hablar con 10s fran-
ceses o 10s alemanes para decirles por qut estin tan enfrentados.
9s Hace poco tiempo pas6 una velada rnuy agradable en Paris.
Unas personas muy cultivadas me habian invitado, y mantuvimos
una conversaci6n muy interesante. Me preguntaron por las dife-
rencias nacionales, y penst que iba a meter la pata, asi que dije:
.Lo que ustedes valoran es la clartt latine, la clartt de l'esprit latin.
Esto se debe a que su pensamiento es inferior. El pensador latino
es inferior en comparaci6n con el pensador aleminn. Ellos aguza-
ron sus oidos, y yo dije: ((Per0 su sentimiento es insuperable, esti
completamente diferenciado,). Ellos dijeron: ((ZY c6mo es eso?)).
ContestC: (Wayan a un cafC, o a un vodevil o a un sitio en el que
se puedan escuchar canciones y obras de teatro, y verin un fen6-
meno muy peculiar. Hay muchas cosas grotescas y cinicas, y de
repente sucede algo sentimental. Una madre pierde a su hijo, hay
un amor perdido, o algo maravillosamente patribtico, y te echas
a Ilorar. Para ustedes, la sal y el azticar tienen que ir juntos. Por
el contrario, un alemin puede soportar una velada entera s61o de
azticar. El franc& necesita un poco de sal en el azticar. A ustedes
les presentan una persona y dicen: Enchante' de faire votre con-
naissance. Pero ustedes no estin encantados de haberla conocido;
en realidad estin pensando: "iQue se vaya a1 infierno!". Pero esto
no les inquieta, y a esa persona tampoco. Pero no le digan a un
alemin: Enchante' de faire votre connaissance, pues 61 se lo creeri.
Un alemin te vende unos calcetines y no espera ~610,como es na-
tural, que le pagues, sino tambiCn que lo ames por esto,.
sencilla, que hasta 10s niiios conocen, y resulta que una persona muy
inteligente no contesta. ?Par quC? Esa palabra ha dado con lo que
yo llamo a n complejo)), una conglomeraci6n de contenidos psi-
quicos que se caracteriza por un tono sentimental peculiar o inclu-
so doloroso, algo que normalmente estP escondido a la vista. Es
como si un proyectil atravesara la gruesa capa de la persona* hasta
llegar a la capa oscura. Por ejemplo, alguien con un complejo de
dinero serP afectado por palabras como <(comprar,, (<pagar))o (<di-
nero,). Esto es una perturbaci6n de la reacci6n.
100 Tenemos doce o mPs categorias de perturbacibn, y voy a men-
cionar unas pocas para que ustedes puedan hacerse una idea de
su valor prPctico. La prolongaci6n del tiempo de reacci6n tiene
una importancia pr5ctica enorme. Decidimos si el tiempo de reac-
ci6n es demasiado largo calculando el tiempo medio de reacci6n
del sujeto de experimentaci6n. Otras perturbaciones caracteristicas
son: reacci6n con mPs de una palabra, contra las instrucciones;
errores en la reproducci6n de la palabra; reacci6n expresada me-
diante gestos de la cara, risas, movimientos de las manos, de 10s
pies o del cuerpo, toses, tartamudeo, etc.; reacciones insuficien-
tes, como ~ s ob (<no%; ausencia de reacci6n a1 significado real de
la palabra-estimulo; uso habitual de las mismas palabras; uso de
lenguas extranjeras (de lo cual no hay mucho peligro en Inglate-
rra, per0 en mi pais puede ser un gran problema); reproducci6n
defectuosa cuando la memoria empieza a fallar en el experirnento
de reproducci6n; ausencia total de reacci6n.
101 Todas estas reacciones estiin fuera del control de la voluntad.
Si te sometes a1 experimento, estPs perdido; y si no te sometes a1
experimento, tambiCn estPs perdido, pues estP muy claro por quC
no quieres hacerlo. Si le proponemos el experimento a un crimi-
nal, 61 puede negarse, y esto es grave porque sabemos por quC se
niega. Si el criminal acepta, se ahorca a si mismo. Los tribunales
de Zfirich me llaman cuando tienen un caso dificil; yo soy el filti-
mo recurso.
102 LOSresultados del test de asociacidn se pueden ilustrar muy
bien con un diagrama (figura 5 ) . La altura de las columnas repre-
senta el tiempo de reacci6n del sujeto de experimentacibn. La linea
de puntos horizontal representa el tiempo medio de reacci6n. Las
columnas no sombreadas son las reacciones que no muestran sig-
nos de perturbaci6n. Las columnas sombreadas muestran reacciones
perturbadas. Por ejemplo, en las reacciones 7, 8, 9 y 10 observa-
Tiempo medio 1
Palabras-estimulo
7: cuchillo 13: lama 16: golpear 18: puntiagudo 19: botella
55
casarse
7
I it
querido w
m
I Ic
A
esnipido
dinero
rico
w
N
N
N
m
N
malvado N
N
t
m
obstinado
Angel
hijo mayor (una nifia de cuatro afios). No pude averiguar nada mAs
sobre la etiologia del caso. El test de asociaci6n me confront6 con
una serie extrafiisima de reacciones que n o consegui ensamblar.
Ustedes se encontrarin a menudo en esta situacibn, en especial si
no tienen mucha prfictica en este tip0 de diagn6stico. Entonces
preguntamos a1 sujeto de experimentacibn por las palabras que
no van directamente a1 nficleo. Si le preguntiramos directamente
por las perturbaciones mAs fuertes, obtendriamos unas respuestas
equivocadas, asi que es mejor comenzar por unas palabras relativa-
mente inofensivas y obtener una respuesta sincera. Dije a mi pacien- .
te: <<?QuCpasa con la palabra dngel? ?Significa algo para usted?)).
Ella contest6: ~ P o supuesto,
r el Angel es la hija que he perdido)). Se
ech6 a llorar. Cuando se recuper6, le preguntC: <?QuC significa
obstinado para usted?)).Ella dijo: .No significa nada para m t . Pero
yo dije: <<Hub0una gran perturbaci6n con esta palabra, y esto quie-
re decir que hay algo conectado con ella)). No pude averiguar quC
era. Pas6 a la palabra malvado y no pude sacar nada de la paciente.
Habia una reacci6n muy negativa que mostraba que ella se negaba
a contestar. Le preguntt por azul, y ella dijo: <<As{ eran 10s ojos de
la hija que he perdido.. Dije: <<?Esosojos le causaban una impre-
si6n particular?)).Ella dijo: {{Par supuesto. Eran maravillosamente
azules cuando la nifia naci6s. Not6 la expresi6n de su cara y dije:
<<?Par quC esti usted disgustada?.. Ella contest6 ccBueno, mi hija
no tenia 10s ojos de mi marido)). Por fin sali6 todo a la luz: la nifia
tenia 10s ojos de un antiguo amor de ella. Dije: <(?QuCle disgusta
en relaci6n con ese hombre?)).Y consegui sacarle toda la historia.
lo8 En la pequefia ciudad en que esta mujer creci6 habia un joven
rico. Ella pertenecia a una familia pudiente, per0 no tenian grande-
za. El joven pertenecia a la aristocracia adinerada, era el hCroe de
la ciudad, y todas las chicas sofiaban con 61. Ella era guapa y creia
que podia tener una oportunidad. Entonces descubri6 que no tenia
nada que hacer con 61, y su familia le dijo: <<?Par quC piensas en
Cl? Es un hombre rico y no piensa en ti. Ahi tienes a1 sefior X, un
hombre agradable. ?Por quC no te casas con Cl?,). Se casaron, y ella
fue muy feliz hasta el quinto afio de matrimonio, cuando un viejo
amigo de su ciudad natal acudi6 a visitarla. Cuando su marido sali6
de la habitacibn, su amigo le dijo: c<Lehas hecho mucho dafio a
cierto caballero)>(refirikndose a1 hiroe). Ella dijo: c?QuC? ?Yo le he
hecho dafio?)).~1 contest6 <<?No sabias que 61 estaba enamorado de
ti y que le dolid que te casaras con o t r o ? ~Ella
. se emocion6, per0 lo
reprimi6. Unos dias despuCs estaba bafiando a su hijo de dos aiios y
a su hija de cuatro afios. El agua de la ciudad no era de buena cali-
dad, estaba infectada con fiebre tifoidea (esto no sucedi6 en Suiza).
Ella se dio cuenta de que la nifia estaba chupando una esponja. Pero
no se lo impidi6; y cuando el nifio le dijo que queria beber agua,
ella le dio el agua posiblemente infectada. La niliia enferm6 de fiebre
tifoidea y muri6, mientras que el nifio se salvb. Ahora ella ya tenia
lo que queria (o lo que queria el dernonio en ella): la negaci6n de su
matrimonio para casarse con el otro hombre. Con este fin habia co-
metido el asesinato. Ella no lo sabia; s61o me cont6 10s hechos y no
lleg6 a la conclusi6n de que ella era responsable de la muerte de su
hija, pues sabia que el agua estaba infectada y que suponia un peli-
gro. Tuve que decidir si debia decirle a mi paciente que habia come-
tido un asesinato o si seria mejor guardar silencio. (S61o era cuesti6n
de decirselo a ella, n o se trataba de un caso criminal.) Pens6 que, si
se lo decia, su estado empeoraria, per0 el pron6stico ya era malo,
por lo que ella tal vez podria mejorar si se daba cuenta de lo que
habia hecho. Asi que tom6 la decisi6n de decirle a quemarropa:
((Usted mat6 a su hija~.Se emocion6 mucho, pero a continuaci6n
se cifi6 a los hechos. Tres semanas despub le dimos el alta, y nunca
volvi6. Segui su desarrollo durante quince afios, y no recayb. Esa de-
presidn correspondia psicol6gicamente a su caso: era una asesina, y
en otras circunstancias se habria merecido la pena capital. En vez de
ir a la circel, la ingresaron en un manicomio. La salv6 del castigo
de la locura poniendo una carga enorme sobre su conciencia. Pues
una persona que acepta su propio pecado puede vivir con 61. Pero si
no lo acepta, sufriri las inevitables consecuencias.
Pregunta:
10s Profesor, quiero preguntarle una cosa sobre lo que dijo ayer. Ha-
cia el final de su conferencia, usted habl6 de las funciones superior
e inferior y dijo que el tipo pensador usa de una manera arcaica su
funci6n sentimental. Me gustaria saber si tambi6n se puede decir lo
contrario: ?el tip0 sentimental piensa de una manera arcaica cuan-
do intenta pensar? En otras palabras, tdebemos entender siempre
el pensamiento y la intuici6n como funciones superiores en compa-
raci6n con el sentimiento y la sensacibn? Le pregunto esto porque
yo habia oido decir que la sensaci6n es la rnis baja de las funciones
conscientes y que el pensamiento es una funcidn alta. Sin duda, en
la vida corriente el pensamiento parece ser lo miximo. Un profesor
(no usted) que piensa en su despacho se ve a si mismo y es visto por
lo dernis como el tip0 mis alto, rnis alto que el campesino que dice:
((A veces me siento y pienso, y otras veces simplemente me sientou.
S O B R E L A T E O R ~ AY L A PRACTICA D E L A P S I C O L O G ~ AA N A L ~ T I C A
C. G. Jung:
110 Espero no haberles hecho creer que yo prefiero una de las fun-
,-iones. La funci6n dominante en un individuo concreto siempre es
la m5s diferenciada, y Csta puede ser cualquiera de ellas. No tenemos
ning6n criterio para decir que esta o aquella funci6n es la mejor.
S610 podemos decir que la funci6n diferenciada en una persona
es la mejor para que esa persona se adapte, y que la funci6n m5s
excluida por la funci6n superior es inferior porque ha sido des-
cuidada. Algunas personas modernas dicen que la intuici6n es la
funci6n miis alta. Los pretenciosos prefieren la intuici6n, ies muy
refinada! El tip0 sensitivo Cree que,los dem5s son muy inferiores
porque no son tan reales como 61. El es real, mientras que 10s de-
m5s son fant5sticos e irreales. Todo el mundo ensalza su funci6n
superior. A este respecto, todos estamos expuestos a cometer unos
errores garrafales. Para comprender el orden de las funciones en
nuestra consciencia hace falta una rigurosa critica psicol6gica. Mu-
chas personas creen que 10s problemas del mundo 10s resuelve el
pensamiento. Pero no se puede establecer una verdad sin las cua-
tro funciones. Si has pensado el mundo, has hecho la cuarta parte
de tu tarea; las otras tres pueden estar contra ti.
Dr. Eric B. Strauss:
111 Profesor, usted ha dicho que el test de asociacidn de palabras
es una herramienta para estudiar 10s contenidos de lo inconscien-
te personal. Pero en 10s ejemplos que usted nos ha presentado 10s
asuntos revelados se encontraban en la mente consciente de 10s
pacientes, no en su inconsciente. Si quisikramos buscar material in-
consciente, tendriamos que ir un paso m6s all5 y conseguir que
el paciente asociara libremente sobre las reacciones an6malas. Es-
toy pensando en la asociaci6n con la palabra ((cuchillo)>,cuando
usted averigu6 tan inteligentemente la historia del desafortunado
incidente. Eso estaba en la mente consciente del paciente; ahora
bien, si la palabra ~<cuchillo)>
tenia asociaciones inconscientes, po-
driamos haber supuesto (en caso de que fuCramos freudianos) que
estaba asociada con un complejo inconsciente de castraci6n o con
otra cosa de ese tipo. N o digo que sea asi, per0 n o entiendo quC
quiere decir usted cuando afirma que el test de asociaci6n sirve
para alcanzar lo inconsciente del paciente. Sin duda, en el ejemplo
que usted ha puesto es usado para alcanzar la consciencia, o lo que
Freud tal vez llamaria <<lapreconsciencia..
C. G. Jung:
112 Me encantaria que usted prestara m5s atenci6n a lo que digo.
He dicho que las cosas inconscientes son muy relativas. Cuando soy
59
inconsciente de una cosa, s610 soy relativamente inconsciente de
ella; desde otros puntos de vista puedo conocerla. Los contenidos
de lo inconsciente personal son perfectamente conscientes desde
ciertos puntos de vista, per0 no 10s conocemos desde un punto dg
vista particular o en u n momento particular.
113 ?C6mo podemos establecer si una cosa es consciente o incons-
ciente? No tenemos mis que preguntar a la gente. No hay otro cri-
terio para establecer si algo es consciente o inconsciente. Pregun-
tamos: ((?Ustedsabe si vacil6?>. El paciente dice: *No, no vacilC;
por lo que yo sC, el tiempo de reacci6n fue el mismo)).(<?Esusted
consciente de que algo le perturb6?~.NO, no lo soy,,. ((?Nore-
cuerda usted lo que contest6 a la palabra ''cuchi11o"?~~.<<No.. Este
desconocimiento de hechos es muy comdn. Cuando me preguntan
si conozco a cierta persona, puedo decir que no porque no la re-
cuerdo, porque no soy consciente de conocerla; per0 si me dicen
que me la presentaron hace dos aiios, que es el seiior tal, que ha
hecho esto y aquello, yo digo: ((iClaro que lo conozco!)). Lo co-
nozco y no lo conozco. Todos 10s contenidos de lo inconsciente
personal son relativamente inconscientes, incluso 10s complejos de
castraci6n y de incesto. Son perfectamente conocidos desde cier-
tos puntos de vista, per0 son inconscientes desde otros puntos de
vista. La relatividad del ser consciente de algo esti muy clara en
10s casos de histeria. A menudo sucede que las cosas que parecen
inconscientes s610 lo son para el mCdico, per0 tal vez no para la
enfermera o para 10s parientes.
114 En cierta ocasi6n tuve que ver un caso muy interesante en una
famosa clinica de Berlin, un caso de sarcomatosis mdltiple de la
mCdula espinal; como el diagn6stico lo habia hecho un neur6logo
muy famoso, casi me asustC, per0 pedi la anamnesis y me entre-
garon una muy elaborada. PreguntC cuindo habian empezado 10s
sintomas, y me dijeron que fue la tarde del dia en que el 6nico hijo
de la mujer la habia abandonado para casarse. Ella era viuda, es-
taba claramente enamorada de su hijo, y yo dije: ((Esto no es sar-
comatosis, sin0 una histeria comdn, y esto es fiicil de demostrar),.
El profesor se horroriz6 ante mi falta de inteligencia, de tacto y
no s6 de cuintas cosas miis, y tuve que marcharme. Pero alguien
vino corriendo hasta mi en la calle. Era la enfermera, que me dijo:
((Doctor, quiero darle las gracias por haber dicho que era histeria.
Yo siempre lo he creido),.
C. G. Jung:
116 Me gustaria que el doctor Graham Howe no fuera tan impru-
dente. Usted tiene raz6n, per0 no deberia decir esas cosas. Tal como
he explicado, he intentado empezar por las propuestas rnis sua-
ves. Pero usted mete la pata y habla de cuatro dimensiones y de
la palabra ccmistica),, y me dice que todos tendriamos un tiempo
de reacci6n larga ante esas palabras-estimulo. Usted tiene raz6n,
todo el mundo se sentiria escocido porque no somos rnis que prin-
cipiantes en nuestro campo. Estoy de acuerdo con usted en que es
muy dificil conseguir que la psicologia sea algo vivo y que no se
disuelva en entidades estiticas. Naturalmente, hay que expresarse
en tCrminos de la cuarta dimensi6n al introducir el factor tiempo
en un sistema tridimensional. A1 hablar de dinimica y de proce-
sos, necesitamos el factor tiempo, y entonces tenemos todos 10s
prejuicios del mundo contra nosotros, pues hemos usado la pala-
bra ~ccuatridimensional*.Esta palabra es un tab^ que no se deberia
mencionar. Tiene historia, y hay que ir con mucho tacto al usar las
palabras que tienen historia. Cuanto rnis avanzamos en la compren-
si6n de la psique, mAs cuidado hemos de tener con la terminologia,
pues esti acufiada y prejuzgada histbricamente. Cuanto rnis pe-
LA V l D A S I M B O L I C A
Dr. Howe:
117 A este auditorio le gustaria que usted fuera provocador. Voy a
decir una cosa imprudente. Ni usted ni yo vemos la forma del yo
como una linea recta. Estamos preparados para ver la esfera como
la verdadera forma del si-mismo en cuatro dimensiones, una de
las cuales es el trazado tridimensional. Si es asi, me gustaria pre-
guntarle: <<?Quk alcance tiene ese si-mismo que, en cuatro dimen-
siones, es una esfera en movimiento?a. Sugiero que la respuesta
es: ((Eluniverso mismo, que incluye el concept0 de lo inconsciente
colectivo racial,>.
C. G. Jung:
118 Le estaria muy agradecido si me repitiera la pregunta.
Dr. Howe:
119 ?QuC tamafio tiene esa esfera que es el si-mismo cuatridimen-
sional? N o he podido evitar dar la respuesta y decir que es tan
grande como el universo.
C. G. Jung:
120 Esto es una pregunta filosbfica, y para responderla hay que re-
currir a la teoria de la cognici6n. El mundo es nuestra imagen. S61o
las personas ingenuas se imaginan que el mundo es como nosotros
pensamos que es. La irnagen del mundo es una proyecci6n del mun-
do del si-mismo, igual que b t e es una introyecci6n del mundo. Pero
s610 la especial rnente del fil6sofo i r i mis alli de la imagen ordinaria
del mundo, en la que hay cosas estiticas y aisladas. Si usted fuera
rnQ all5 de esa imagen, causaria un terremoto en la mente ordinaria,
el cosmos entero se estremeceria, las convicciones y esperanzas mis
sagradas se vendrian abajo, y no veo por quC hemos de desear tras-
tornar las cosas. No es bueno para 10s pacientes ni para 10s mkdicos;
tal vez sea bueno para 10s fil6sofos.
C. G. Jung:
122 Tengo que repetir una vez m6s que mis mCtodos no descubren
teorias, sin0 hechos, y les digo quC hechos descubro con estos mt-
todos. No puedo descubrir un complejo de castracibn, un incest0
reprimido ni nada por el estilo; s610 encuentro hechos psicol6gi-
cos, no teorias. Me temo que ustedes confunden demasiado la teoria
con 10s hechos y que ustedes tal vez estCn decepcionados porque 10s
experimentos no revelan un complejo de castracibn ni nada pare-
cido, per0 un complejo de castraci6n es una teoria. Lo que encon-
tramos con el mCtodo de asociaci6n es hechos que no conociamos
antes y que el sujeto de experimentaci6n tampoco conocia en esta
luz particular. No digo que no 10s conociera en otra luz. Conoce-
mos muchas cosas cuando estamos en el trabajo que no conocemos
cuando estamos en casa, y en casa conocemos muchas cosas que no
conocemos en nuestra posici6n p6blica. Las cosas las conocemos en
un sitio, per0 en otro sitio no las conocemos. A esto lo llamamos
((10 inconsciente.. Tengo que repetir que no podemos investigar lo
inconsciente empiricamente y descubrir, por ejemplo, la teoria freu-
diana del complejo de castraci6n. El complejo de castraci6n es una
idea mitolbgica, per0 no se encuentra en tanto que tal. Lo que en-
contramos es ciertos hechos agrupados de una manera especifica, y
10s denominamos de acuerdo con paralelos mitol6gicos o histbricos.
No podemos encontrar un motivo mitol6gic0, s610 podemos encon-
trar un motivo personal, y esto nunca aparece en forma de teoria,
sin0 como un hecho vivo de la vida humana. Podemos abstraer una
teoria a partir de 61, freudiana, adleriana o de cualquier otro tipo.
Podemos pensar lo que nos plazca sobre 10s hechos del mundo, y a1
final habrP tantas teorias como cabezas que piensen sobre ellos.
Dr. Suttie:
123 iProtesto! A mi no me interesa esta o aquella teoria, ni quC he-
chos encontramos, sin0 tener una herramienta de comunicaci6n
gracias a la cual podamos saber quC piensan 10s otros, y pienso que
para conseguirlo tenemos que definir nuestras concepciones. Tene-
mos que saber quC quiere decir la otra persona cuando habla, por
ejemplo, de lo inconsciente de Freud. Pues la palabra (cinconscien-
ten ya la conoce casi todo el mundo. Por tanto, tiene un valor ilus-
trativo o social, per0 usted, profesor Jung, se niega a reconocer la
palabra (<inconsciente,,en el sentido que Freud le da y la usa de
una manera que parece coincidir con lo que Freud llama <<elello*.
C. G. Jung:
124 La palabra <<inconsciente,,no se la invent6 Freud. Era conoci-
da en la filosofia alemana mucho antes, por Kant, Leibniz y otros,
y cada uno de ellos dio su definici6n del tCrmino. Ya sC que hay
muchas concepciones diferentes de lo inconsciente, y lo que he
intentado humildemente hacer es decir quC pienso yo sobre lo in-
consciente. No menosprecio 10s mCritos de Leibniz, Kant, Hart-
mann y otros grandes hombres (incluidos Freud y Adler). S610 he
explicado quC entiendo yo por lo inconsciente, y supongo que
ustedes saben c6mo lo entiende Freud. Mi propcisito no es expli-
car las cosas de tal manera que quienes esttn convencidos de la
teoria de Freud y prefieran su punto de vista sientan tambalearse
su fe. No pretend0 destruir sus convicciones y sus puntos de vista.
Me he limitado a presentar mi punto de vista; y me doy por satis-
fecho si alguien se siente tentado a pensar que mi punto de vista
tambiCn es razonable. Me resulta completamente indiferente todo
lo que se piensa sobre lo inconsciente en general; de lo contrario
habria realizado una larga disertacidn sobre el concept0 de lo in-
consciente en Leibniz, Kant y Hartmann.
Dr. Suttie:
125 El doctor Strauss le ha preguntado quC relaci6n hay entre las
concepciones de lo inconsciente de Freud y de usted. ?Es posible
establecer una relaci6n precisa entre ambas?
C. G. Jung:
126 El doctor Howe ha contestado a esa pregunta. Freud ve 10s pro-
cesos mentales de una manera estiitica, mientras que yo hablo en
tCrminos de diniimica y relaci6n. Para mi todo es relativo. No hay
nada categbricamente inconsciente; que una cosa sea inconsciente
significa simplemente que la mente consciente no la ve en una luz
determinada. Podemos tener ideas muy diferentes sobre por quC
conocemos una cosa de una manera y no de otra. La h i c a ex-
cepci6n que hago es el patr6n mitol6gic0, que es profundamente
inconsciente, como puedo demostrar mediante 10s hechos.
Dr. Strauss:
127 Sin duda hay una diferencia entre usar su test de asociaci6n
como un detector de criminales o para encontrar, digamos, la cul-
S O B R E LA T E O R I A Y L A P R A C T I C A DE LA P S l C O L O G l A A N A L I T I C A
~l presidente:
128 Esa rnujer no era consciente de su culpa aunque habia permi-
tido que su hija chupara la esponja.
C. G. Jung:
129 Voy a mostrarles la diferencia experimentalmente. En la figu-
ra 7 tenemos una breve ilustraci6n de la respiraci6n durante el test
de asociaci6n. Hay cuatro series de siete respiraciones registradas
tras las palabras-estimulo. Estos diagramas resumen las respiracio-
nes que se han producido tras palabras-estirnulo indiferentes y cri-
ticas en un gran ndmero de sujetos de experimentacibn.
130 <<A,,muestra las respiraciones tras palabras-estimulo indiferen-
tes. Las primeras inspiraciones tras las palabras-estimulo son pe-
quefias, mientras que las siguientes inspiraciones son de un tama-
fio normal.
131 En <<Bn, donde la palabra-estimulo era critica, el volumen de
la respiracidn es muy pequefio, a veces menos de la mitad del ta-
mafio normal.
132 En c<Crtenemos el comportamiento de la respiraci6n tras una
palabra-estimulo relativa a un complejo que era consciente a 10s su-
jetos de experimentacibn. La primera inspiraci6n es casi normal, y
s61o miis adelante encontramos una restricci6n.
133 En <<D,,la respiraci6n sigue a una palabra-estimulo relativa a
un complejo que era inconsciente a 10s sujetos de experimentacibn.
En este caso la primera inspiraci6n es rnuy pequefia, y las siguien-
tes est6n por debajo de lo normal.
134 Estos diagramas ilustran con mucha claridad la diferencia de
reacci6n entre 10s complejos conscientes y 10s complejos incons-
cientes. En <<C,,,por ejernplo, el complejo es consciente. La pala-
bra-estimulo golpea a1 sujeto de experimentaci6r1, y se produce una
inspiraci6n profunda. Pero cuando la palabra-estimulo da en un
complejo inconsciente, el volumen de respiraci6n se reduce, como
vemos en <<D,,-I.Se produce un espasmo en el t6rax, y la persona
apenas respira. Esto es una prueba empirica de la diferencia fisiol6-
gica entre la reaccidn consciente y la reacci6n inconsciente".
C. G. Jung:
136 Usted toca una vez rnbs el controvertido problema del parale-
lismo psicofisico, para el que no tengo respuesta, pues est5 rnbs
all6 del alcance del conocimiento humano. Como intent6 explicar
ayer, ambas cosas (el hecho psiquico y el hecho fisiol6gico) se
refinen de una manera peculiar. Suceden a la vez, y en mi opini6n
son dos aspectos diferentes s610 para nuestra mente, per0 no en
la realidad. Los vemos como dos porque nuestra mente es incapaz
de pensarlos juntos. Debido a esa posible unidad de las dos cosas,
tenemos que esperar encontrar suefios que estbn rnbs en el lado
fisiol6gico que en el lado psicol6gic0, igual que otros suefios estbn
rnbs en el lado psicol6gico que en el lado fisico. El suefio de que
usted habla era claramente la representacidn de un desorden or-
gbnico. Estas .representaciones orginicas~son muy frecuentes en
la literatura antigua. Los mtdicos de la Antigiiedad y de la Edad
Media usaban suefios para sus diagn6sticos. Yo no llevt a cab0 un
examen fisico de este hombre. S610 escuchC su historia y me con-
taron su suefio, y di mi opini6n sobre 61. He tenido otros casos, por
ejemplo uno muy dudoso de atrofia muscular progresiva en una
mujer joven. Pregunti por sus suefios, y result6 que tenia dos muy
pintorescos. Un colega, un hombre que sabia algo de psicologia,
67
pens6 que podria ser un caso de histeria. Habia muchos sintomas
hist6ricos, y no estaba claro que se tratara de una atrofia muscular
progresiva; per0 a la vista de 10s suefios lleguC a la conclusidn de
que tenia que tratarse de una enfermedad orgAnica, y a1 final se con-
firm6 mi diagn6stico. Se trataba de un trastorno org6nic0, y 10s
suefios se referian a1 estado orginico*. De acuerdo con mi idea de
la comunidad de la psique y el cuerpo vivo, deberia ser asi, y seria
maravilloso que no lo fuera.
Dr. Bion:
137 ?Hablar%usted de esto cuando hable de 10s suefios?
C. G. Jung:
138 Me temo que no podrC entrar en estos detalles; es algo dema-
siado especial. Es un asunto de experiencia especial, y presentarla
seria un trabajo muy dificil. No seria posible describirles breve-
mente 10s criterios mediante 10s que juzgo esos suefios. El sueiio
que usted ha mencionado era, como usted recordad, el suefio del
pequefio mastodonte. Explicar quC significa ese mastodonte desde
el punto de vista org6nico y por quC entendi ese suefio como un
sintoma orginico s610 seria el principio de una argumentacibn por
la que ustedes me acusarian del oscurantismo m6s terrible. Estas
cosas son en verdad oscuras. He tenido que hablar en tQminos de
la mente bisica, la cual piensa con patrones arquetipicos. Cuando
hablo de patrones arquetipicos, quienes conocen estas cosas saben
lo que quiero decir, per0 quien no las conoce piensa: ((Este tipo
est6 completamente loco porque habla de mastodontes y de su di-
ferencia respecto de las serpientes y 10s caballos,). Para que ustedes
pudieran apreciar lo que les he dicho, primer0 tendria que impar-
tirles un curso de simbologia de unos cuatro semestres.
139 ~ s t es
e el gran problema: hay una brecha entre lo que habi-
tualmente se conoce de estas cosas y lo que yo he trabajado duran-
te todos estos afios. Si tuviera que hablar de esto ante un auditorio
mCdico, mencionaria las peculiaridades del niveau mental (por ci-
tar a Janet), y esto les sonaria a chino. Por ejemplo, diria que en
cierto caso el abaissement du niveau mental descendi6 a1 nivel del
manipura chakra"*, es decir, a1 nivel del ombligo. Los europeos
no somos 10s tinicos habitantes del planeta. No somos m6s que
una peninsula de Asia, y en ese continente hay viejas civilizacio-
nes en las que la gente ha ejercitado sus mentes en la psicologia
'' <La aplicabilidad prictica del anilisis de 10s suefios., OC 16,11, $343 ss.
"" Cf. supra, S 17, nota.
intr0spectiva durante miles de afios, mientras que nosotros hemos
e m p e z a d ~con nuestra psicologia ni siquiera ayer, sino esta mafia-
na. Esos pueblos tienen unos conocimientos que son simplemente
fabulosos, y yo he tenido que estudiar cosas orientales para com-
prender ciertos hechos de lo inconsciente. H e tenido que estudiar
el simbolismo oriental. Estoy a punto de publicar un librito sobre
un motivo simb6lico", y ustedes lo encontrarPn espeluznante. He
tenido que estudiar no s610 las literaturas china e india, sino tam-
bitn la sPnscrita y manuscritos medievales en latin que ni siquie-
ra 10s especialistas conocen, por lo que hay que ir a1 British Mu-
seum para consultarlos. S610 una vez que posees este aparato de
paralelismos puedes empezar a hacer diagn6sticos y a decir que
este suefio es orgPnico y aquCl no. Mientras la gente no adquiera
ese conocimiento, yo sere un brujo. Dicen que esto es un tour de
passe-passe [un juego de manos]. Ya lo decian en la Edad Media.
Decian: cctC6mo puede usted ver que Jfipiter tiene satClites?n. Si
respondes que tienes un telescopio, 2quC es un telescopio para un
auditorio medieval?
140 NO me enorgullezco de esto. Siempre me quedo perplejo cuan-
do mis colegas me preguntan: ~ZC6moestablece usted ese diag-
nbstico?, k 6 m o llega a esas conclusiones?s. Suelo responder: ((Se
lo explicarC si usted me permite que le explique todo lo que usted
deberia saber para poder comprenderlo)). Yo mismo hice esta ex-
periencia cuando el famoso Einstein era profesor en Zfirich. Yo lo
veia a menudo, y esto era en la Cpoca en que 61 empezaba a traba-
jar en su teoria de la relatividad. Einstein venia a mi casa a menu-
do, y yo le preguntaba sobre su teoria. N o domino las matemPti-
cas, y ustedes tendrian que haber visto 10s esfuerzos que el pobre
hacia para explicarme la relatividad. N o sabia c6mo hacerlo. Yo
me sentia muy pequefio cuando veia c6mo 61 se esforzaba. Pero un
dia me pregunt6 algo de psicologia, y me venguC.
141 El conocimiento especial es una desventaja terrible. Te conduce
en cierto sentido demasiado lejos, por lo que ya no puedes explicar
nada. Discfilpenme si hablo de unas cosas a1 parecer elementales,
per0 si las aceptan comprenderiin por quC he llegado a mis conclu-
siones. Lamento que no tengamos mPs tiempo y que yo n o pueda
decirles todo. Cuando hablo de suefios, me entrego por completo
y me arriesgo a que ustedes piensen que estoy loco, pues n o puedo
"
Cf. I Ching. El libro de 10s cambios.
71
TERCERA CONFERENCIA
C. G. Jung:
147 Sefioras y sefiores, ayer deberia haber acabado mi exposici6n
10s tests de asociaci6n, per0 n o tuve tiempo. Asi que ten-
drin que disculparme si vuelvo una vez rnis a la misma cosa. No
estoy particularmente enamorado de 10s tests de asociaci6n. S610
10s uso cuando es estrictamente necesario, per0 son el fundamen-
to de ciertas concepciones. Ayer les hablC de las perturbaciones ca-
racteristicas, y creo que seria una buena idea resumir brevemente
todo lo que hay que decir sobre 10s resultados del experimento, en
concreto sobre 10s complejos.
148 Un complejo es una aglomeraci6n de asociaciones (una especie
de imagen de naturaleza psicol6gica rnis o menos complicada), a
veces de caricter traum6tic0, otras veces simplemente de caricter
doloroso y con un tono sentimental intenso. Todo lo que tiene un
tono sentimental intenso es dificil de tratar. Si, por ejemplo, algo es
muy importante para mi, vacilare cuando intente hacerlo, y ustedes
probablemente habrin observado que, cuando me plantean pregun-
tas dificiles, yo no puedo contestar de inmediato porque ese asunto
es importante y mi tiempo de reacci6n es largo. Me pongo a tarta-
mudear, y mi memoria no me proporciona el material necesario.
Estas perturbaciones son perturbaciones de complejos, aunque lo
que yo diga no proceda de un complejo personal mio. Simplemente,
es un asunto importante, y todo lo que tenga un tono sentimental
intenso es dificil de tratar porque esos contenidos estin asociados de
alguna manera con reacciones fisiol6gicasYcon 10s procesos del co-
raz6n, con la tensi6n arterial, con el estado de 10s intestinos, con la
respiraci6n y con la inervaci6n de la piel. Cuando el tono es alto, es
como si ese complejo particular tuviera un cuerpo propio, como si
estuviera localizado en mi cuerpo hasta cierto punto, y esto lo vuel-
ve dificil de manejar, pues algo que irrita a mi cuerpo no es f6cil de
eliminar porque tiene sus raices en mi cuerpo y empieza a atacar a
rnis nervios. Algo que tiene poco tono y poco valor emotional es fi-
cil de expulsar porque no tiene raices. No es adherente ni adhesivo.
149 Sefioras y seiiores, esto me conduce a algo muy importante:
a1 hecho de que un complejo, con su tensi6n o su energia, tiene la
tendencia a formar una pequeiia personalidad propia. Tiene una es-
pecie de cuerpo, cierta cantidad de fisiologia propia. Puede afectar
a1 est6mago. Afecta a la respiracibn, a1 coraz6n; en pocas palabras:
I se comporta como una personalidad parcial. Si, por ejemplo, quie-
1 ro decir o hacer algo y por desgracia un complejo interfiere con
esta intencibn, dig0 o hago algo diferente de lo que queria. Sim-
plemente, me han interrumpido, y mi buena intenci6n es echada
I a perder por el complejo, igual que si una persona o una circuns-
1
tancia exterior me hubiera interferido. Asi las cosas, no tenemos
mAs remedio que decir que 10s complejos tienen la tendencia a
actuar como si poseyeran cierta cantidad de fuerza de voluntad.
Naturalmente, a1 hablar de fuerza de voluntad tenemos que pre-
guntar por el yo. iD6nde esth el yo que pertenece a la fuerza de
voluntad de 10s complejos? Conocemos nuestro propio complejo
I de yo, que se supone que posee por completo a nuestro cuerpo. No
I
es asi, per0 supongamos que el complejo de yo es un centro que
posee por completo a1 cuerpo, que hay un foco a1 que llamamos
((elyos y que el yo tiene una voluntad y puede hacer algo con sus
I componentes. El yo tambiCn es una aglomeraci6n de contenidos
con un tono sentimental alto, por lo que en principio no hay di-
ferencia entre el complejo de yo y 10s demhs complejos.
lso Como 10s complejos tienen una fuerza de voluntad, una es-
pecie de yo, en el estado esquizofrCnico se emancipan del control
I consciente hasta el punto de que se vuelven visibles y audibles.
Aparecen como visiones, hablan en voces que son como las vo-
ces de personas concretas. En si misma, esta personificaci6n de
10s complejos no es necesariamente un estado patol6gico. En 10s
suefios, por ejemplo, nuestros complejos aparecen a menudo en
una forma personificada. Y una persona puede entrenarse para que
sus complejos tambiCn sean visibles o audibles durante la vigilia.
Forma parte de un ejercicio de yoga disolver la consciencia en sus
componentes, cada uno de 10s cuales aparece como una personali-
dad especifica. En la psicologia de nuestro inconsciente hay figu-
ras tipicas que tienen vida propia".
15 1 Todo esto se explica por el hecho de que la ~(unidadde la cons-
ciencia,) es una ilusi6n. Es un sueiio desiderativo. Nos gusta pensar
que somos uno; per0 no lo somos, decididamente no. No somos
seiiores en nuestra propia casa. Nos gusta creer en nuestra fuerza
'' Por ejemplo, las figuras del Bnima y el inimus. Cf. Las relaciones entre el yo y
lo inconsciente, OC 7,2, $ 296 ss.
de voluntad, en nuestra energia, en lo que podemos hacer; per0
cuando las cosas se ponen serias, descubrimos que s610 hasta cier-
to punto podemos hacer lo que queremos, pues somos saboteados
par esos pequefios demonios que son 10s complejos. Los comple-
jos son grupos autdnomos de asociaciones que tienen la tenden-
cia a moverse por si mismos, a vivir su propia vida a1 margen de
nuestras intenciones. Pienso que nuestro inconsciente personal,
asi como lo inconsciente colectivo, estP formado por un n6mero
indefinido (ya que desconocido) de complejos o personalidades
fragmentarias.
152 Esta idea explica muchas cosas. Por ejemplo, explica el senci-
110 hecho de que un poeta tenga la capacidad de dramatizar y per-
sonificar 10s contenidos de su mente. Cuando crea un personaje
sobre el escenario, o en un poema, o en un drama o en una nove-
la, el escritor piensa que ese personaje es un product0 de su ima-
ginacidn; per0 en secret0 ese personaje se ha hecho a si mismo.
Cualquier novelista o escritor negar5 que sus personajes tengan un
significado psicoldgico, per0 ustedes saben igual que yo que lo tie-
nen. Por tanto, podemos leer la mente de un escritor estudiando
10s personajes que ha creado.
153 Asi pues, 10s complejos son personalidades parciales o frag-
mentarias. Cuando hablamos del complejo de yo, suponemos de
manera natural que tiene consciencia, pues la relacidn de 10s diver-
sos contenidos con el centro (en otras palabras: con el yo) se llama
<<consciencia,,.Pero tambien en otros complejos hay una agrupa-
cidn de contenidos en torno a un centro, una especie de n6cleo.
Asi que podemos plantear esta pregunta: ?los complejos tienen una
consciencia propia? Si estudiamos el espiritismo, tenemos que ad-
mitir que 10s ccespiritus))que se manifiestan en la escritura auto-
miitica o a travCs de la voz de un medium tienen una especie de
consciencia propia. De ahi que las personas sin prejuicios tiendan
a creer que 10s espiritus son 10s fantasmas de una tia difunta o de
un abuelo, etc., pues en estas manifestaciones se puede descubrir
una personalidad mPs o menos distinta. Por supuesto, a1 tratar un
caso de locura ya no tendemos a suponer que nos encontramos
ante fantasmas. Entonces hablamos de patologias.
154 Hasta aqui 10s complejos. Insisto en este punto particular de
la consciencia dentro de 10s complejos s610 porque 10s complejos
desempefian una funcidn muy importante en el anhlisis de 10s sue-
fios. Ustedes recordarPn mi diagrama (figura 4) de las diferentes
esferas de la mente y el centro oscuro de lo inconsciente. Cuan-
to m5s nos acercamos a1 centro, mPs experimentamos lo que Ja-
net denomina abaissement du niveau mental: nuestra autonomia
LA V l D A S I M B O L I C A
" <<Laconstelaci6n familiar. [OC 2,111 y <'El significado del padre para el desti-
no del individuo~[OC 4,14, $698-7021.
S O B R E L A T E O R ~ AY L A P R A C T I C A D E L A P S I C O L O G ~ AA N A L ~ T I C A
Figura 9 II
I I
Figura 10
Figura 11
I\
78
ven, aqui hay una armonia perfecta; per0 no cometan el error de
pensar que esta armonia es un paraiso, pues estas personas no tarda-
rAn en pelearse precisamente porque son demasiado armoniosas. En
la familia, una armonia demasiado buena basada en la participaci6n
no tarda en conducir a intentos furiosos por parte de 10s c6nyuges
de echar a patadas a1 otro, de liberarse, y entonces inventan temas
irritantes de discusi6n para tener una raz6n para sentirse malenten-
didos. A1 estudiar la psicologia ordinaria del matrimonio, descubri-
mas que la mayor parte de 10s problemas se derivan de la hibil in-
venci6n de temas irritantes que no tienen fundamento alguno.
159 La figura 11tambiCn es interesante. Estas dos mujeres son unas
hermanas que viven juntas; una es soltera, la otra esti casada. Su
pic0 se encuentra en el n6mero V La esposa de la figura 10 es la
hermana de estas dos mujeres; probablemente, las tres eran a1 prin-
cipio del mismo tipo, per0 la de la figura 10 se cas6 con un hom-
bre de otro tipo; su pic0 esti en el n6mero I11 de la figura 10. El
estado de identidad o participaci6n que sale a la luz en el test de
asociaci6n se puede demostrar mediante experiencias completa-
mente diferentes, como la grafologia. La letra de muchas viudas,
en especial si son jbvenes, se parece a la de sus respectivos mari-
dos. N o sC si esto sigue siendo asi en nuestros dias, per0 supongo
que la naturaleza humana no cambia ripidamente. A veces sucede
lo contrario, pues el ((sex0 dCbil,, tiene en ocasiones mucha fuerza.
160 Sefioras y sefiores, vamos a cruzar la frontera y a entrar en 10s
suefios. No voy a presentarles una introducci6n particular a1 anilisis
de 10s suefios". Pienso que la mejor manera es mostrarles c6mo pro-
cedo con un suefio, y entonces no harin falta muchas explicaciones
tebricas, pues ustedes podrin ver cuiles son mis ideas subyacentes.
Por supuesto, recurro mucho a 10s suefios, pues son una fuente obje-
tiva de informaci6n en el tratamiento psicoterapCutico. Cuando un
mCdico tiene un caso, apenas puede evitar tener ideas sobre 61. Pero
cuanto mis sabe de 10s casos, mis deberia esforzarse heroicamente
por n o saber, dando asi una oportunidad a1 paciente. Yo siempre
intento no saber y no ver. Es mucho mejor decir que eres estfipido
o hacerte el estfipido, y dar a1 paciente la oportunidad de presentar
su propio material. Esto no quiere decir que tengas que esconderte.
161 Este caso corresponde a un hombre de cuarenta afios de edad,
casado y que nunca habia estado enfermo. Tenia muy buen aspec-
to; era el director de una gran escuela pfiblica, un hombre muy in-
" <<Laaplicabilidad prdctica del andlisis de 10s suefios., OC 16,lO. VCase tambien
.Puntos de vista generales acerca de la psicologia de 10s suefiosa, OC 8,9; .De la esencia
de 10s suefios~~,
OC 8,lO.
LA V l D A s I M B ~ L I c A
* Epos psicolcjgicos (OC, 6,1), definici6n 48. VCase tambiCn Dos escritos sobre
psicologia analitica (OC 7, 296 ss., asi como Aicjn, OC 912, cap. 3).
LA V l D A S I M B ~ L I C A
91
cia1 10s centros inferiores del cerebro y particularmente la mCdula
oblongada y la midula espinal. Por otra parte, el cangrejo s610 tie-
ne sistema simpitico, por lo que representa el simpitico y el para-
simpitico del abdomen; es una cosa abdominal. Por consiguiente,
podriamos traducir de la siguiente manera el texto del suefio: ((Si
sigues asi, tu sistema cerebroespinal y tu sistema simpitico se rebe-
larin contra ti)). Esto es en efecto lo que esti sucediendo. Los sinto-
mas de la neurosis del sofiante expresan la rebeli6n de las funciones
simpiticas y del sistema cerebroespinal contra su actitud consciente.
195 El cangrejo-lagartija expone la idea arquetipica del hCroe y el
drag6n como enemigos mortales. Pero en ciertos mitos encontra-
mos el interesante hecho de que el hCroe no estii conectado con
el drag6n s61o por la lucha. A1 contrario, hay indicios de que el
propio hCroe es un drag6n. En la mitologia escandinava, el hiroe
es reconocido por el hecho de que tiene ojos de serpiente. Y tiene
ojos de serpiente porque es una serpiente. Hay muchos otros mitos
y leyendas que contienen esta misma idea. CCcrope, el fundador de
Atenas, era un hombre por arriba y una serpiente por debajo. A
menudo, las almas de 10s hiroes aparecen despuCs de su muerte en
forma de serpiente.
196 En nuestro suefio, el cangrejo-lagartija se mueve primer0 hacia
la izquierda, y yo le pregunto a1 sofiante por este lado izquierdo.
~1 dice: ((El cangrejo parece no conocer el camino. La izquierda es
el lado desfavorable, la izquierda es siniestrav. En efecto, la palabra
<<siniestronsignifica ((izquierdan y (<desfavorablen.Pero el lado de-
recho tampoco es bueno para el monstruo, pues al ir a la derecha
es tocado por el bast611 y muere. Ahora es cuando el sofiante se
encuentra en el ingulo del movimiento del monstruo, una situa-
ci6n que a primera vista es interpretada como incesto. El sofiante
dice: (<Mesentia rodeado por 10s dos lados como un hiroe que va
a luchar con un drag6n.. El mismo capta el motivo del htroe.
197 Pero a diferencia del hCroe mitico, el sqiiante no lucha con el
drag6n con un arma, sino con un bast6n. El dice: (<Ala vista del
efecto que produce sobre el monstruo, se diria que se trata de un
bast6n migico*. Sin duda, el sofiante se deshace del cangrejo de
una manera migica. El bast6n es otro simbolo mitol6gico. A me-
nudo contiene una alusi6n sexual, y la magia sexual es un medio
de proteccidn contra el peligro. Podemos recordar tambiCn que
durante el terremoto de Messina" la naturaleza produjo ciertas
reacciones instintivas contra la destrucci6n total.
93
I LA V l D A S I M B O L I C A
C. G. Jung:
203 Tenga en cuenta que es muy dificil y no muy elegante comen-
tar 10s suefios de una persona que no conozco; per0 le voy a decir
todo lo que se puede ver mediante el simbolismo. En mi opini6n7
el escarabajo tiene que ver con el sistema simpAtico. Por tanto, yo
concluiria a partir de ese sueiio que en su hija est6n sucediendo
ciertos procesos psicol6gicos peculiares que afectan a su sistema
simpStico, lo cual puede provocar algtin desorden intestinal o ab-
dominal. Lo mds prudente que se podria decir es que hay una acu-
mulaci6n de energia en el sistema simp6tico que causa unas leves
perturbaciones. Esto lo confirma el simbolo de la rueda de fuego.
En el suefio de su hija, la rueda parece ser un simbolo del Sol, y
en la filosofia thtrica el fuego corresponde a1 manipura chakra,
que se localiza en el abdomen. A veces, en 10s sintomas prodr6-
micos de la epilepsia encontramos la idea de una rueda que gira
S O B R E LA T E O R ~ AY LA P R A C T I C A D E LA P S I C O L O G ~ A N A L ~ T I C A
Dr. Browne:
208 tTuvo usted alguna prueba de que 10s sintomas del ma1 de mon-
taiia se habian curado?
C. G. Jung:
209 El paciente perdi6 su neurosis a1 descender por la vida. Ese
hombre no tenia su lugar a 2000 metros de altura, sin0 m6s abajo.
Dej6 de ser neur6tico y se volvi6 inferior. En cierta ocasidn hablt
con el director de una gran instituci6n de educaci6n de nifios cri-
minales en 10s Estados Unidos, y me cont6 una experiencia muy
interesante. Ellos tienen dos categorias de nifios. La mayoria se
sienten mucho mejor cuando ingresan en la instituci6n, por lo que
se desarrollan muy bien y superan su maldad original. Los nifios de
la otra categoria, que es minoritaria, se vuelven histiricos cuando
intentan ser buenos y normales. Son 10s criminales natos que no
podemos carnbiar. Son normales cuando hacen el mal. Nosotros
tampoco nos sentimos bien cuando nos comportamos a la perfec-
ci6n, nos sentimos mucho mejor cuando hacemos algo un poco
malo. Esto es asi porque no somos perfectos. Los hindties, cuando
construyen un templo, dejan una rinc6n sin acabar; s61o 10s dioses
hacen cosas perfectas, el ser humano no puede. Es mucho mejor
saber que no somos perfectos, pues entonces nos sentimos me-
jor. Esto mismo sucede con esos nifios y con nuestros pacientes. Es
un error sacar a la gente de su destino y ayudarles air m6s all6 de su
nivel. Si una persona se puede adaptar, ayiidale con todos tus me-
dios; per0 si su tarea es no adaptarse, ayiidale con todos tus medios
a no adaptarse, pues eso es lo correct0 para ella.
210 tC6mo seria el mundo si todas las personas estuvieran adap-
tadas? Seria insoportablemente aburrido. Tiene que haber algunas
personas que se comporten de la manera incorrecta; son las ca-
bezas de turco y 10s objetos de interts para las personas normales.
S O B R E LA T E O R ~ AY LA P R A C T I C A D E LA P S I C O L O G ~ AA N A L i T l C A
Pregunta:
211 Me gustaria plantear una pregunta sobre las funciones psi-
co16gicas7si esto no nos hace retroceder demasiado. Ayer usted
dijo a1 responder a una pregunta que no hay criterio para deci-
dir si alguna de las cuatro funciones es superior en si misma, asi
como que las cuatro funciones deberian estar igualmente dife-
renciadas para obtener un conocimiento pleno y adecuado del
mundo. Por tanto, ?piensa usted que es posible que las cuatro
funciones estCn diferenciadas por igual o que se llegue ahi me-
diante la educacibn?
C. G. Jung:
212 No creo que sea posible humanamente diferenciar las cuatro
funciones por igual, pues en ese caso seriamos perfectos como
Dios, y esto no es probable que suceda. Siempre habr6 un defec-
to en el cristal. N o podemos alcanzar la perfecci6n. Por otra par-
te, si pudiCramos diferenciar las cuatro funciones por igual, las
convertiriamos en funciones utilizables conscientemente. Perde-
riamos la valiosisima conexidn con lo inconsciente mediante la
funci6n inferior, que siempre es la m6s dCbil; s610 nuestra debili-
dad e incapacidad nos conecta con lo inconsciente, con el mun-
do inferior de 10s instintos y con nuestros pr6jimos. Nuestras
virtudes nos permiten ser independientes. Ahi no necesitamos
a nadie, ahi somos reyes; per0 en nuestra inferioridad estamos
conectados con la humanidad y con el mundo de nuestros ins-
tintos. No seria una ventaja que todas las funciones fueran per-
fectas, pues esto nos aislaria por completo. Yo no tengo la mania
de la perfecci6n. Mi principio es: no se6is perfectos, por el amor de
Dios, per0 intentad por todos 10s medios ser completos.
Pregunta:
213 Me gustaria preguntar quC significa ser completo. ?Podria us-
ted extenderse a1 respecto?
97
-
C. G. Jung:
214 Tengo que dejar algo a su propio esfuerzo mental. Seguro que
es una empresa muy entretenida pensar de camino a casa quC puede
significar ser cornpleto. No deberiamos quitarle a la gente el placer
de descubrir cosas. Ser cornpleto es un problema enorme, y hablar
1 de esto es entretenido, per0 lo mhs importante es serlo.
Pregunta:
21s X 6 m o integra usted el misticismo en su esquema?
I C. G. Jung:
216 ?En quC esquema?
Pregunta:
217 En el esquema de la psicologia y de la psique.
C. G. Jung:
218 Por supuesto, usted deberia definir quC entiende por ccmisticis-
mo.. Supongamos que usted se refiere a las personas que tienen
experiencias misticas. Los misticos son unas personas que tienen
I una experiencia especialmente intensa de 10s procesos de lo incons-
ciente colectivo. La experiencia mistica es la experiencia de 10s ar-
I: quetipos.
I
Pregunta:
219 ?Hay alguna diferencia entre las formas arquetipicas y las for-
mas misticas?
C. G. Jung:
220 YO no establezco ninguna distinci6n entre ellas. A1 estudiar la
fenornenologia de la experiencia mistica nos encontramos con unas
cosas muy interesantes. Por ejemplo, todos ustedes saben que nues-
tro cielo cristiano es un cielo masculino y que el elemento feme-
nino s610 es tolerado. La Madre de Dios no es divina, sin0 s610 la
archisanta. Ella intercede por nosotros ante Dios, per0 n o forma
parte de la deidad. No pertenece a la Trinidad.
221 Pero algunos misticos cristianos tienen una experienci? diferen-
te. Por ejemplo, el mistico suizo Niklaus von der Fliie". El experi-
ment6 un Dios y una Diosa. Tambitn hay un mistico del siglo XIII,
Guillaume de Digulleville, que escribio P2lerinage.s de la vie humai-
ne, de l'dme et de Jdsus Christ". A1 igual que Dante, tuvo una vi-
si6n del paraiso como le ciel d'or, y alli, en un trono mil veces mPs
brillante que el Sol, estaba sentado le Roi, que es Dios mismo, y a
su lado estaba sentada la Reine (presumiblemente la Tierra) en un
trono de cristal de color pardusco. Esto es una visi6n fuera de la
idea de la Trinidad, una experiencia mistica de naturaleza arque-
tipica que incluye el principio femenino. La Trinidad es una idea
dogmhtica basada en un arquetipo de naturaleza exclusivamente
masculina. La Iglesia de 10s primeros tiempos declar6 una herejia
a la interpretaci6n gn6stica del Espiritu Santo como femenino.
222 Las imPgenes dogmPticas, como la Trinidad, son arquetipos que
se han convertido en ideas abstractas. Pero dentro de la Iglesia hay
una serie de experiencias misticas cuyo carkter arquetipico toda-
via es visible. Por tanto, a veces contienen un elemento herktico o
pagano. Recuerden, por ejemplo, a San Francisco de Asis, que s610
pudo ser asimilado en la Iglesia gracias a la gran habilidad diplo-
mPtica del papa Bonifacio vn~.No tenemos mPs que pensar en su
relacidn con 10s animales para comprender la dificultad. Los ani-
males, a1 igual que el conjunto de la naturaleza, eran un tab^ para
la Iglesia. Sin embargo, hay animales sagrados, como el cordero, la
paloma y, en 10s primeros tiempos, el pez, que son venerados.
Pregunta:
223 ?Podria exponernos su visidn de las diferencias psicol6gicas en-
tre la disociaci6n en la histeria y la disociaci6n en la esquizofrenia?
C. G. Jung:
224 En la histeria, las personalidades disociadas todavia mantienen
una especie de interrelacibn, por lo que siempre tenemos la im-
presi6n de una persona completa. Con un caso histkrico puedes
establecer una relacitin, obtienes una reacci6n sentimental de la
persona completa. S61o hay una divisi6n superficial entre ciertos
compartimentos de la memoria, per0 la personalidad bPsica siem-
pre esth presente. Esto no sucede en el caso de una esquizofrenia.
Ahi s610 te encuentras fragmentos, no hay un todo. Por tanto, si
tienes un amigo o un pariente a1 que conoces bien y que se vuelve
esquizofrCnico, te producirh un shock tremendo verte confronta-
do con una personalidad fragmentaria que e s d completamente
dividida. S610 puedes relacionarte con un fragment0 cada vez; es
como una astilla de vidrio. Ya no percibes la continuidad de la per-
sonalidad. Mientras que en un caso de histeria piensas: <<Siyo pu-
" s
Psicologi'a y alquimia, OC 12, 3 15 ss.
99
-
diera eliminar esa especie de oscurecimiento o de sonambulismo,
tendriamos la totalidad de la personalidad,,. Pero la esquizofrenia
es una disociaci6n profunda de la personalidad; 10s fragmentos ya
no se pueden reunir.
Pr egunta:
22s ?Hay concepciones mAs estrictamente psicol6gicas para expre-
sar esa diferencia?
C. G. Jung:
226 Hay ciertos casos limite en que podemos reunir las partes si so-
mos capaces de reintegrar los contenidos perdidos. Voy a contarles
un caso que tuve. Una mujer habia estado dos veces en una clinica
con un ataque tipico de esquizofrenia. Cuando me la trajeron, ya
estaba mejor, per0 todavia en estado de alucinaci6n. Vi que era
posible acceder a las partes separadas. Entonces ernpeck a recorrer
con ella todos 10s detalles de las experiencias que ella habia tenido
en la clinica; recorrimos todas las voces y todas las ilusiones, y yo
le fui explicando cada hecho para que ella pudiera asociarlos con
su consciencia. Le mostrC quC eran esos contenidos inconscientes
que salian a la luz durante su enfermedad; y como ella era una
persona inteligente, le di unos libros para que 10s leyera: de este
mod0 adquiri6 una gran cantidad de conocimiento (sobre todo mi-
tol6gico), gracias a1 cual ella misma pudo reunir las partes. Por su-
puesto, las lineas de rotura todavia estaban ahi, y le dije que cada
vez que tuviera una nueva ola de desintegraci6n dibujara o pintara
una imagen de esa situaci6n particular para que tuviCramos una
imagen del conjunto de ella misma que objetivara su estado. Asi
lo hizo. Me trajo un n6mero bastante grande de dibujos que ella
habia hecho y que le habian ayudado cada vez que tenia la sensa-
ci6n de que volvia a disgregarse. De este mod0 la mantuve a flote
durante unos doce afios, y ella no volvi6 a tener ataques que hicie-
ran necesario ingresarla en una clinica. Siempre consigui6 rechazar
10s ataques objetivando sus contenidos. AdemAs, me dijo que tras
dibujar una imagen leia en sus libros un capitulo sobre alguno de
sus elementos principales para conectarlo con la humanidad, con
lo que la gente sabe, con lo inconsciente colectivo, y que entonces
volvia a sentirse bien. Me dijo que se sentia adaptada y que ya no
estaba a merced de lo inconsciente colectivo.
227 Como ustedes comprenderAn, no todos 10s casos son tan ac-
cesibles como Cste. Yo no puedo curar la esquizofrenia. A veces,
y con mucha suerte, puedo sintetizar 10s fragmentos. Pero no me
gusta hacerlo, pues es un trabajo terriblemente dificil.
CUARTA CONFERENCIA
C. G. Jung:
229 La interpretaci6n de un suefio profundo, como el tiltimo de 10s
que vimos ayer, no puede quedarse en la esfera personal. Este sue-
fio contiene una imagen arquetipica, lo cual siempre es un indicio
de que la situaci6n psicol6gica del sofiante se extiende m5s all5 de
la mera capa personal de lo inconsciente. El problema del sofian-
te ya no es simplemente un asunto personal, sino que alude a 10s
problemas de la humanidad en general. El simbolo del monstruo
es un indicio de esto. Este simbolo saca a la luz el mito del hCroe,
y adem5s la asociaci6n con la batalla de Sankt Jakob (que se des-
prende de la localizaci6n de la escena) tambiCn apela a un inter&
general.
230 Poder aplicar un punto de vista general tiene gran importan-
cia terapkutica. La terapia moderna no acaba de comprenderlo,
per0 la medicina antigua si sabia que el ascenso de una enfermedad
personal a un nivel superior y mds impersonal tiene un efecto cu-
rativo. En el antiguo Egipto, por ejemplo, cuando un hombre era
mordido por una serpiente llamaban a1 mCdico-sacerdote, el cual
tomaba de la biblioteca del templo el manuscrito sobre el mito de
Ra y su madre Isis y lo recitaba. Isis cre6 un gusano venenoso y lo
escondi6 en la arena; el dios Ra pis6 la serpiente y fue mordido
por ella, de mod0 que sufri6 un dolor terrible y corri6 peligro de
muerte. Los dioses pidieron a Isis que creara un hechizo que ex-
pulsara el veneno de Ral. La idea era que el paciente se quedaria
tan impresionado por esta historia que se curaria. A nosotros esto
nos parece imposible. No podemos imaginarnos que, por ejem-
plo, leer uno de 10s cuentos de Grimm pueda curar la fiebre tifoi-
dea o la neumonia. Pero s610 tenemos en cuenta nuestra moderna
psicologia racional. Para comprender el efecto, hay que tener en
cuenta la psicologia de 10s antiguos egipcios, que era muy diferente
de la nuestra. Y sin embargo esas personas no eran muy diferen-
tes de nosotros. Ciertas cosas tambiCn pueden obrar milagros en
nosotros; a veces, el consuelo espiritual o la influencia psicol6gica
puede curar por si mismo una enfermedad, o a1 menos ayudar6
a curarla. Y por supuesto esto sucede en especial con una persona
que se encuentre en un nivel primitivo y que tenga una psicolo-
gia mis arcaica.
31 En Oriente, gran parte de la terapia prictica se basa en este
principio de elevar la mera enfermedad personal a una situacibn
vilida de manera general, y tambikn la medicina de la antigua Gre-
cia empleaba este metodo. Por supuesto, la imagen colectiva o su
aplicacibn tiene que concordar con el estado psicol6gico particu-
lar del paciente. El mito o la leyenda brota del material arquetipi-
co que est6 constelado por la enfermedad, y el efecto psicol6gico
consiste en conectar a1 paciente con el significado humano gene-
ral de su situaci6n particular. Por ejemplo, la mordedura de una
serpiente es una situaci6n arquetipica que encontramos en muchos
cuentos. Si conseguimos expresar de la manera correcta la situa-
ci6n arquetipica que esti a la base de la enfermedad, el paciente
est6 curado. Si no encontramos una expresi6n adecuada, el indi-
viduo es devuelto a si mismo, a1 aislamiento de estar enfermo;
esti solo, sin conexi6n con el mundo. Pero si le mostramos que su
enfermedad no es s61o suya, sino general (la enfermedad de un
dios), esti en compaiiia de hombres y dioses, y este conocimien-
to tiene un efecto curativo. La terapia espiritual moderna usa el
mismo principio: el dolor o la enfermedad es cornparado con 10s
sufrimientos de Cristo, y esta idea trae consuelo. El individuo es
107
-- 1
LA V l D A S I M B O L I C A
masiado alto. Soii6 con un Brbol enorme que crecia hasta el cielo y
arrojaba su sombra sobre toda la Tierra. Pero entonces un vigilan-
te, un santo baj6 del cielo y orden6 que talaran ese Brbol, cortaran
sus ramas y esparcieran sus frutos, de mod0 que s610 quedara el
toc6n; y que viviera con las bestias y le quitaran su coraz6n huma-
no y le pusieran el de una bestia.
246 Por supuesto, 10s astr6logos, 10s sabios y 10s inttrpretes de 10s
suefios aseguraron que no entendian este suefio. Su significado s610
lo comprendi6 Daniel, que en el capitulo segundo ya habia demos-
trado ser un analista valiente (tuvo una visidn de un sueiio que
Nabucodonosor no podia recordar). Daniel recomend6 a1 rey que
se arrepintiera de su avaricia y de su injusticia, pues de lo contra-
rio el sueiio se realizarfa. Pero el rey sigui6 comportBndose como
siempre, muy orgulloso de su poder. Entonces, una voz del cielo
lo maldijo y repiti6 la profecia del suefio. Y sucedid lo que se ha-
bia predicho. Nabucodonosor fue expulsado a las bestias y vivi6
como un animal. Comi6 hierba como 10s bueyes, y su cuerpo se
mojaba con el rocio del cielo; su pelo creci6 como las plumas de
las iguilas, y sus ufias como las garras de las aves. Volvi6 a ser un
hombre primitivo y perdi6 toda su razdn consciente, pues habia
abusado de ella. Retrocedi6 incluso m%sall%de 10s primitivos y se
volvi6 completamente inhumano, hasta llegar a ser Humbaba, el
monstruo. Todo esto simbolizaba una degeneraci6n regresiva com-
pleta de un ser humano que habia ido demasiado lejos.
247 SUcaso, como el de nuestro paciente, es el problema eterno del
hombre de 6xito que ha ido demasiado lejos y a1 que su incons-
ciente le contradice. La contradicci6n se muestra primer0 en 10s
suefios; si no es aceptada, serB experimentada desastrosamente en
la realidad. Como cualquier otro suefio, estos suefios hist6ricos
tienen una funci6n compensatoria: son un indicio (o un sintoma,
si ustedes prefieren decirlo asi) de que el individuo estB refiido
con sus condiciones inconscientes, de que en algiin lugar se ha
desviado de su senda natural. En algiin lugar ha sido victima de
su ambici6n y de sus ridicules prop6sitos; si no presta atencibn,
el agujero se ensanchars y 61 se caerB dentro, como le sucedi6 a
nuestro paciente.
248 Quiero subrayar que no es seguro interpretar un suefio sin estu-
diar cuidadosamente su contexto. No apliquen teorias, sino pregun-
ten siempre a1 paciente quC piensa 61 de sus imigenes oniricas. Pues
10s sueiios siempre tratan de un problema particular de un indivi-
duo sobre el cual 61 tiene un juicio consciente err6neo. Los suefios
son la reacci6n a nuestra actitud consciente, del mismo mod0 que
el cuerpo reacciona cuando comemos de mis o de menos o cuando
lo maltratamos de otra manera. Los suefios son la reaccibn natu-
ral del sistema psiquico autorregulador. Esta formulacidn es lo mis
cerca que puedo llegar a una teoria de la estructura y la funci6n de
10s suefios. Pienso que 10s suefios son tan variados, im~redecibles
e incalculables como una persona que podamos observar durante
el dia. Si observamos a un individuo en dos momentos diferentes,
veremos y oiremos las reacciones rnis variadas, y exactamente lo
mismo sucede con 10s suefios. En nuestros suefios tenemos tantos
aspectos como en nuestra vida cotidiana; y asi como no podemos
elaborar una teoria de 10s numerosos aspectos de la personalidad
consciente, tampoco podemos elaborar una teoria general de 10s
suefios. De lo contrario tendriamos un conocimiento casi divino
de la mente humana, cosa que no sucede. Sabemos muy poco de
ella, por lo que denominamos <<loinconsciente. a las cosas que n o
conocemos.
249 Per0 voy a contradecirme a mi mismo y voy a romper todas
mis reglas. Voy a interpretar un suefio suelto, no uno de una serie;
ademis, no conozco a1 sofiante y no poseo las asociaciones. Por tan-
to, voy a interpretar este suefio arbitrariamente. Este procedimien-
to tiene una justificaci6n. Si un suefio esti formado claramente por
material personal, necesitamos las asociaciones individuales; per0
si un suefio es biisicamente una estructura mitolbgica (esta diferen-
cia salta inmediatamente a la vista), habla un lenguaje universal,
y ustedes o yo podemos proporcionar 10s paralelos con que cons-
truir el contexto, siempre que poseamos el conocimiento necesa-
rio. Si, por ejemplo, un suefio presenta el conflict0 hCroe-drag61-1,
todo el mundo tiene algo que decir a1 respecto, pues todos hemos
leido cuentos y leyendas y sabemos algo de hiroes y dragones. En
el nivel colectivo de 10s suefios no hay prActicamente diferencias
entre 10s seres humanos, mientras que en el nivel personal hay todo
tip0 de diferencias.
250 La sustancia fundamental del suefio del que les voy a hablar
es mitol6gica. Esto plantea la pregunta: ?en quC condiciones una
persona tiene suefios mitol6gicos? Entre nosotros son miis bien ra-
ros, pues nuestra consciencia esti separada en buena medida de
la mente arquetipica subyacente. De ahi que sintamos 10s suefios
mitol6gicos como un elemento muy extrafio. Pero esto no le pasa
a una mentalidad mAs cercana a la psique primordial. Los primi-
tivos prestan mucha atenci6n a estos suefios y 10s llaman ~suefios
grandesn para distinguirlos de 10s suefios ordinarios. Saben que esos
suefios son importantes y que contienen un significado general. Por
tanto, en una comunidad primitiva el sofiante se siente obligado
a comunicar un suefio grande a la asamblea de 10s hombres, y se
LA V l D A S I M B O L I C A
celebra una discusi6n sobre 61. Estos suefios tambiCn eran comu-
nicados a1 Senado romano. Hay una historia de la hija de un sena-
dor en el siglo I a. C. que sofi6 que la diosa Minerva se le aparecia
y se quejaba de que 10s romanos estaban descuidando su templo.
1 Esta seiiora se sinti6 obligada a comunicar su suefio a1 Senado, el
cual decidi6 destinar cierta suma de dinero a la restauraci6n del
templo. Un caso similar se cuenta de S6focles: una valiosa vasija
de oro fue robada del templo de Heracles, y el dios se le apareci6
a S6focles en un suefio y le dijo el nombre del ladr6n". Tras la ter-
cera repetici6n del suefio, S6focles se sinti6 obligado a informar a1
Are6pago. El hombre en cuestidn fue arrestado, y en el curso de la
investigaci6n confes6 el crimen y devolvi6 la vasija. Estos suefios
mitol6gicos o colectivos tienen un carhcter que obliga instintiva-
mente a la gente a contarlos. Este instinto es muy correcto, pues
estos suefios no pertenecen a1 individuo; tienen un significado co-
lectivo. Son verdaderos en si mismos en general, y en particular
spn verdaderos para las personas en determinadas circunstancias.
Esta es la raz6n por la que en la Antigiiedad y en la Edad Media
10s suefios eran muy apreciados. La gente sentia que 10s suefios
expresaban una verdad humana colectiva.
2s 1 Ahora voy a contarles el suefio. Me lo envi6 hace afios un co-
lega con unas observaciones sobre el sofiante. Mi colega era alie-
nista en una clinica, y el paciente era un distinguido joven francis
de veintid6s afios de edad, muy inteligente y muy estitico. Ha-
bia hecho un viaje por Espafia y habia vuelto con una depresi6n
diagnosticada como una enfermedad maniaco-depresiva de forma
depresiva. La depresi6n no era muy mala, per0 lo suficiente para
ingresarlo en una clinica. A 10s seis meses le dieron el alta, y pocos
meses desputs se suicid6. Ya no estaba deprimido, su depresi6n es-
taba prhcticamente curada; aparentemente, se suicid6 en un esta-
do de razonamiento tranquilo. El suefio nos permitirh compren-
der por quC se suicid6 este joven. El suefio ocurri6 a1 principio de
la depresibn, y dice lo siguiente: Bajo la gran catedral de Toledo
hay una cisterna llena de agua que estd conectada subterrdneamente
con el rio Tajo, que rodea la ciudad. Esta cisterna es una habita-
ci6n pequefia y oscura. E n el agua hay una serpiente enorme cuyos
ojos brillan como joyas. Cerca de ella hay u n cuenco de oro que
contiene u n pucal de oro. Este pufial es la llave de Toledo, y su
duefio tiene todo el poder sobre la ciudad. El sofiante sabe que la
serpiente es la amiga y protectors de B. C., u n joven amigo suyo
"
Hasta aqui, el suefio e s d documentado en Life of Sophocles, secci6n 12, en
Sophoclis Fabulae, ed. Pearson, p. xrx.
SOBRE LA T E O R ~ AY L A P R A C T I C A DE L A P S I C O L O G ~ A N A L ~ T I C A
111
!I
LA V l D A S I M B ~ L I C A
"
Cf. Tipos psicol6gicos, OC 6, $ 430 ss.
el bafio bautismal, salian transformados quasi modo geniti, como si
hubieran vuelto a nacer. Por tanto, podemos suponer que la crip-
ta o fuente bautismal tiene el significado de un lugar de terror y
muerte y tambiCn de renacimiento, un lugar en el que se producian
oscuras iniciaciones.
257 La serpiente en la cueva es una imagen muy frecuente en la
Antigiiedad. Es importante comprender que en la Antigiiedad clP-
sica (a1igual que en otras civilizaciones) la serpiente no era s610 un
animal que daba miedo y representaba un peligro, sin0 que tambikn
significaba curaci6n. Por eso, Asclepio (el dios de 10s medicos) esti
conectado con la serpiente; todos ustedes conocen su emblema, que
a6n se usa. En 10s templos de Asclepio, 10s asklepieia, que eran 10s
hospitales de la Antigiiedad, habia un agujero en el suelo cubierto
por una piedra, y en ese agujero vivia la serpiente sagrada. En la
piedra habia una ranura a travCs de la cual las personas que iban
a1 lugar de curaci6n arrojaban 10s honorarios de 10s mCdicos. La
serpiente era a1 mismo tiempo la cajera del hospital y la recolec-
tora de 10s obsequios que la gente arrojaba a su cueva. Durante
la gran peste en tiempos de Diocleciano, la famosa serpiente del
asklepieton de Epidauro fue llevada a Roma como antidoto contra
la epidemia. Representaba a1 dios mismo.
258 La serpiente no es s610 el dios de la curaci6n; tambien tiene la
cualidad de la sabiduria y la profecia. La fuente de Castalia en Del-
fos estaba habitada originalmente por una pit6n. Apolo luch6 con
ella y la derrot6, y desde ese momento Delfos fue la sede del famo-
so oriculo y Apolo su dios, hasta que dej6 la mitad de sus poderes
a Dioniso, que lleg6 mis adelante desde el Este. En el mundo sub-
terrPneo, donde viven 10s espiritus de 10s muertos, las serpientes
y el agua siempre estin juntos, como podemos leer en Las ranas
de Arist6fanes. En muchas leyendas la serpiente es sustituida por
el drag6n; la palabra latina draco significa simplemente werpien-
tea. Un paralelo especialmente sugerente con el simbolo de nuestro
suefio es una leyenda cristiana del siglo v sobre san Silvestre": ha-
bia un terrible drag6n en una cueva bajo la roca Tarpeya en Roma
a1 que se sacrificaban virgenes. Otra leyenda dice que el drag6n
no era real, sin0 artificial, y que un monje baj6 a demostrar que no
era real, y entonces descubri6 que el drag6n tenia una espada en la
boca y que sus ojos eran unas joyas relucientes.
2s9 Muy a menudo, estas cuevas contienen fuentes, como sucede
con la cueva de Castalia. Estas fuentes desempefiaban una funci6n
115
LA VlDA S I M B ~ L I C A
lanza, y que ambos van juntos; son 10s principios masculino y fe-
menino que forman la uni6n de 10s opuestos. La cueva o el mundo
subterrineo representa una capa de lo inconsciente en la que no
hay discriminacibn, ni siquiera la distinci6n entre lo masculino y
lo femenino, que es la primera diferenciaci6n que 10s primitivos
hacen. Los primitivos distinguen 10s objetos de esta manera, como
nosotros todavia hacemos ocasionalmente. Algunas Ilaves, por
ejemplo, tienen un agujero en la parte anterior, y otras son s61i-
das; a menudo se les llama <(machoy hembra,. Ustedes conocen
10s tejados italianos. Las tejas convexas estin situadas arriba, y las
tejas c6ncavas abajo; a las superiores se les llama ((monjes*,y a las
inferiores ((monjas)).Para 10s italianos esto no es una broma inde-
cente, sino la quintaesencia de la discriminacibn.
262 Cuando lo inconsciente refine lo masculino y lo femenino, las
cosas no se pueden distinguir y no podemos decir si son masculi-
nas o femeninas, igual que Ctcrope vino desde una distancia tan
mitica que no se podia decir si era un hombre o una mujer, un ser
humano o una serpiente. En nuestro sueiio vemos que el fondo de
la cisterna se caracteriza por una uni6n completa de 10s opuestos.
~ s t es
e el estado primordial de las cosas, y a1 mismo tiempo es una
meta ideal, pues es la uni6n de elementos que estin opuestos eter-
namente. El conflict0 se apacigua, y todo esti tranquil0 o ha vuel-
to a1 estado original de armonia indistinguible. Esta misma idea se
encuentra en la antigua filosofia china. El estado ideal recibe el
nombre de <(tao., y consiste en la armonia completa entre el cielo
y la tierra. La figura 13 representa el simbolo del tao. En un lado
es blanco con un punto negro, y en el otro lado es negro con un
punto blanco. El lado blanco es el principio caliente, seco, igneo,
el sur; el lado negro es el principio frio, hfimedo, oscuro, el norte.
El estado del tao es el comienzo del mundo, donde nada ha empe-
zado a h , y tambikn es el estado a alcanzar por la actitud de la sabi-
duria superior. La idea de la uni6n de 10s dos principios opuestos,
Figura 13 : Tao
de lo masculino y lo femenino, es una imagen arquetipica. En cier-
ta ocasi6n tuve un ejemplo muy bonito de la pervivencia de su for-
ma primitiva. Durante la guerra yo formaba parte de la artilleria
de montafia, y 10s soldados tenian que cavar un agujero profundo
para situar un cafi6n muy pesado. El suelo era muy refractario, y
10s soldados maldecian mientras extraian 10s pesados bloques. Yo
estaba sentado escondido tras una roca, fumaba mi pipa y escu-
chaba lo que ellos decian. Uno dijo: *Maldita sea, hemos cavado
hasta llegar a las profundidades de este viejo valle en que vivian 10s
antiguos habitantes del lago y donde el padre y la madre todavia
duermen juntos)). Se trata de la misma idea, expresada con mucha
ingemidad. Un mito negro dice que el hombre primordial y la mu-
jer primordial dormian juntos en la calabaza; fueron inconscientes
hasta que descubrieron que se habian separado y que entre ellos
estaba su hijo. El ser humano estaba en medio, y desde ese momen-
to ellos estuvieron separados, y entonces se conocieron el uno al
otro. El estado original de inconsciencia absoluta es presentado
como una situacidn de descanso pleno en la que no pasa nada.
263 Cuando el sofiante llega a estos simbolos, alcanza la capa de
inconsciencia completa, la cual es representada como el tesoro mis
grande. El motivo central en el Parsifal de Wagner es que la lanza
sea devuelta a1 Grial porque ambos han de estar juntos eternamen-
te. Esta unidn es un simbolo de la plenitud: eternidad antes y des-
puCs de la creaci6n del mundo, un estado inactivo. Probablemente
esto sea lo que el deseo del ser humano esti buscando. Por esta
raz6n se aventura en la cueva del dragbn, para encontrar el estado
en que la consciencia y lo inconsciente estin unidos de una manera
tan completa que el ser humano no es ni consciente ni inconscien-
te. Cuando ambos estin demasiado separados, la consciencia in-
tenta unirlos de nuevo bajando a las profundidades en que fueron
uno. Asi, encontramos en el yoga tintrico o en el yoga-kundalini un
intento de alcanzar el estado en que Siva esti unido eternamente a
Sakti. Siva es el punto inextendido eternamente, y esti rodeado en
forma de serpiente por el principio femenino, por Sakti.
264 Podria poner muchos mis ejemplos de esta idea. Desempefi6
una funci6n muy importante en la tradici6n secreta de la Edad Me-
dia. En 10s textos de alquimia medieval hay imigenes del proceso
de uni6n de Sol y Luna, 10s principios masculino y femenino. Te-
nemos huellas de un simbolismo anilogo en 10s relatos cristianos
sobre 10s misterios de la Antigiiedad. Un relato del obispo Aste-
rios sobre Eleusis dice que cada afio el sacerdote hacia la katdbasis,
el descenso a la cueva. Y el sacerdote de Apolo y la sacerdotisa de
DemCter, la madre tierra, celebraban la hierogamia, la boda sagrada,
para fecundar la tierra. Esto es una afirmaci6n cristiana que no estd
demostrada. Los iniciados de 10s misterios eleusinos juraban guar-
dar secreto; si revelaban algo, eran castigados con la muerte. Asi
que pricticamente no sabemos nada de sus ritos. Por otra parte,
sabemos que durante 10s misterios de DemCter tenian lugar ciertas
obscenidades porque se pensaba que eran buenas para que la tierra
fuera fCrtil. Las distinguidas sefioras de Atenas se reunian bajo la
presidencia de la sacerdotisa de DemCter; tomaban una buena co-
mida y mucho vino, y a continuaci6n llevaban a cab0 el rito de la
aiskrologia. Es decir, tenian que contar chistes indecentes. Esto se
consideraba un deber religioso porque era bueno para la fertilidad
de la pr6xima estaci6n". Un rito similar tenia lugar en Bubastis
(Egipto) durante 10s misterios de Isis. Los habitantes de 10s pue-
blos del Alto Nilo bajaban en grupos, y las mujeres de las barcas
se mostraban a las mujeres que estaban en las orillas del rio. Pro-
bablemente, esto lo hacian por la misma raz6n que la aiskrologia:
para asegurar la fertilidad de la tierra. Herodoto habla de esto"".
En el sur de Alemania, todavia durante el siglo xrx, para aumentar
la fertilidad del suelo el campesino se llevaba a su mujer a1 campo
y tenia relaciones sexuales con ella en un surco. A esto se le llama
ccmagia por simpatiap.
265 El cuenco es un receptdculo que recibe o contiene, por lo que es
femenino. Es un simbolo del cuerpo que contiene el anima, el hilito
y el liquid0 de la vida, mientras que el puiial tiene cualidades cortan-
tes, penetrantes, por lo que es rnasculino. El puiial corta, discrimina
y divide, por lo que es un simbolo del principio rnasculino logos.
266 Nuestro suefio dice que el puiial es la llave de Toledo. La idea
de la llave va asociada a menudo con 10s misterios de la cueva. En
el culto de Mithra hay un tip0 peculiar de dios, el dios-llave Ai6n,
cuya presencia nadie se explica; pero yo pienso que es muy com-
prensible. Lo representan con el cuerpo alado de un hombre y la
cabeza de un le6n, y en torno a 61 se enrosca una serpiente que sobre-
sale por encima de su cabeza"'"". Podemos ver una imagen de Ai6n
en el British Museum. Ai6n es Tiempo Infinito y Duraci6n Larga,
* Cf. Psicologia y alquimia, OC 12, 105, n. 35, citando a Foucart, Les mysdres
d'Eleusis. De acuerdo con 10s estudiosos de la Antigiiedad, el relato de Asterios se refiere
a rituales de Demkter celebrados en Alejandria en 10s que un sacerdote (no de Apolo) y
una sacerdotisa llevaban a cab0 la hierogamia. La narracidn de la aiskrologia para corn-
placer a Demtter tenia lugar durante la Thesmophoria, un festival de otofio en su honor,
la Stenia, que celebraba su retorno, y la Haloa de mediados de invierno, dedicada a
DemCter y Dioniso. Cf. Harrison, Prolegomena, cap. esp. pp. 136, 148 s.
"" Herodoto, Historia, 2, 60.
,):> ?,
Cf. Ai6n, OC 912, frontispicio, y Simbolosde transformaci6n, OC 5, indice, s. u.
el dios supremo de la jerarquia mitraica; crea y destruye todas las
cosas, es la dure'e cre'atrice de Bergson. Es un dios-Sol. Leo es el
sign0 del zodiaco en que el Sol reside durante el verano, mientras
que la serpiente simboliza el invierno o el tiempo htimedo. De este
modo, Ai6n (el dios con cabeza de le6n y una serpiente alrede-
dor del cuerpo) representa la uni6n de 10s opuestos, de la luz y
la oscuridad, de lo masculine y lo femenino, de la creaci6n y la
destrucci6n. Este dios es representado con 10s brazos cruzados y
una llave en cada mano. Es el padre espiritual de san Pedro, que
tambiCn tiene Ilaves. Las llaves de Ai6n son las llaves del pasado
y del futuro.
267 LOScultos mistCricos de la Antigiiedad siempre estdn conec-
tados con deidades que guian a1 alma. Algunas de estas deidades
estdn equipadas con las llaves del mundo subterrdneo, pues son
10s guardianes de la puerta que vigilan el descenso de 10s iniciados
a la oscuridad e introducen en 10s misterios. HCcate es una de estas
deidades.
268 En nuestro sueiio, la llave es la llave de la ciudad de Toledo,
por lo que tenemos que estudiar el significado simbdlico de Tole-
do y de la ciudad. Siendo la antigua capital de Espafia, Toledo era
una fortificacibn, el ideal de ciudad feudal, un refugio y fortaleza
que no era fdcil atacar desde fuera. La ciudad representa una tota-
lidad cerrada en si misma, un poder que no se puede destruir, que
ha existido durante siglos y que seguir5 existiendo durante mu-
chos siglos m&. Asi pues, la ciudad simboliza la totalidad del ser
humano, una actitud de completud que no se puede disolver.
269 La ciudad como sin6nimo del si-mismo, de la totalidad psiqui-
ca, es una imagen antigua y muy conocida. Por ejemplo, leemos en
10s logia de Oxyrhynchus de Jestis: ((Una ciudad edificada sobre la
cumbre de un alto monte y fortificada no puede caer ni estar escon-
dida,,. Y tambiC?: ~ Q u i e nconozca a Dios lo encontrard porque,
conociCndolo a El, os conocerCis a vosotros mismos y entendereis
que sois hijos del Padre, el Perfecto, y a la vez os darkis cuenta de
que sois ciudadanos del cielo. Vosotros sois la ciudad de Dies,)".
Hay un tratado copto en el Codex Brucianus en el que encontra-
mos la idea del monogenb, del tinico hijo de Dios, que tambiCn
es el dnthropos, el ser humano''". Lo llaman (<laciudad de cuatro
* New Sayings of Jesus and Fragments of a Lost Gospel, ed. Grenfell y Hunt
[pp. 36 y 15; trad. esp. de Aurelio de Santos Otero, Los evangelios ap6crifos, Biblioteca
de Autores Cristianos, Madrid, 1979, pp. 90-91,941.
** MS. Bruce, 96, Bodleian Library, Oxford. Cf. Psicologfa y alquimia, OC 12,
138 s.
puertas,,. La ciudad de cuatro puertas simboliza la idea de totali-
dad; es el individuo que posee las cuatro puertas del mundo, las
cuatro funciones psicoldgicas, y de este mod0 esti contenido en el
si-mismo. La ciudad de cuatro puertas es su completud indestruc-
tible: la consciencia y lo inconsciente unidos.
270 Asi pues, esas profundidades, esa capa de inconsciencia total
en nuestro sueiio contiene a1 mismo tiempo la llave de la comple-
tud individual, con otras palabras: de la curaci6n. El significado
de cccompleto,>o cccompletud,) [whole, wholeness] es cchacer s a n t o ~
o Ncurar,, [to make holy, to heal]. Descender a las profundidades
traeri la curaci6n. Es el camino hacia el ser total, hacia el tesoro
que la humanidad doliente busca sin cesar y que esti escondido
en un lugar guardado por un peligro terrible. Se trata del lugar
de la inconsciencia primordial, y a1 mismo tiempo del lugar de la
curacidn y la redencidn, pues contiene la joya de la completud. Es
la cueva en que vive el dragdn del caos, y tambiCn es la ciudad in-
destructible, el circulo migico o tLmenos, el recinto sagrado donde
todas las partes separadas de la personalidad estin unidas.
271 El uso de un circulo migico o c<rnindalan(como lo llaman en
Oriente) con fines curativos es una idea arquetipica. Cuando una
persona cae enferma, 10s indios pueblo de Nuevo Mexico dibujan
en la arena un mindala con cuatro puertas. En el centro constru-
yen la cccasa de sudars, el c(1ugar de medicinan, donde el paciente
tiene que someterse a una cura de sudor. En el suelo de ese edificio
pintan otro circulo migico (situado, por tanto, en el centro del
gran mindala), y en medio de Cste colocan un cuenco con agua
curativa. El agua simboliza la entrada a1 mundo subterrineo. El
proceso de curaci6n de esta ceremonia es claramente anilogo a1
simbolismo que encontramos en lo inconsciente colectivo. Es un
proceso de individuacidn, una identificacidn con la totalidad de
la personalidad, con el si-mismo. En el simbolismo cristiano, la to-
talidad es Cristo, y el proceso de curaci6n consiste en la imitatio
Christi. Las cuatro puertas estin reemplazadas por 10s cuatro bra-
zos de la cruz.
272 La serpiente en la cueva de nuestro sueiio es el amigo de
B. C., el hCroe de infancia del sofiante, a1 que proyectaba todo lo
que queria llegar a ser y todas las virtudes a las que aspiraba. Ese
joven amigo esti en paz con la serpiente. Es un nifio sin maldad,
es inocente y no conoce 10s conflictos. Por tanto, tiene la llave de
Espafia y el poder sobre las cuatro puertas".
"
El anilisis completo de este sueiio se encuentra en Jung, L'homme d la ddcou-
uerte de son &me,pp. 214 ss.
Dr. David Yellowlees:
273 NO necesito decir que no voy a intentar discutir nada de lo que
hemos oido hoy. Todos nos alegramos de que el profesor Jung nos
haya expuesto de una manera tan extraordinariamente fascinante
sus puntos de vista en vez de dedicar su tiempo a controversias.
Pero pienso que algunos de nosotros le agradeceriamos que reco-
nociera que nos acercamos a la psicologia y a la psicoterapia por
lineas que tal vez no sean exclusivamente freudianas, per0 que con-
cuerdan con ciertos principios fundamentales que estin asociados
con el nombre de Freud aunque 61 no 10s haya originado. Agrade-
cemos a1 profesor Jung que nos haya expuesto lo que creemos que
es un punto de vista mis amplio. Algunos de nosotros prefieren ese
punto de vista, y tal vez 10s freudianos podrian explicarnos por
quC. Pero el otro dia se plante6 la cuesti6n de la relaci6n entre el
concepto de lo inconsciente que el profesor Jung nos ha presen-
tad0 y el concepto freudiano de lo inconsciente, y pienso que el
profesor Jung seri tan amable de ayudarnos un poco en esta di-
recci6n. St que puedo estar malinterpretindolo, per0 el martes me
pareci6 que decia que 61 se ocupa de hechos, mientras que Freud se
ocupa de teorias. El profesor Jung sabe tan bien como yo que esta
afirmacidn tan escueta requiere explicaciones, y me gustaria que
nos dijera, por ejemplo, qu6 debemos hacer desde un punto de
vista terapCutico con un paciente que produce espontiineamente
lo que yo llamaria ccmaterial freudiano,, y si a la vista de la eviden-
cia que puede proporcionar un material como la fijaci6n infantil
de la libido (oral, anal, fiilica, etc.) debemos considerar simplemen-
te teorias a las teorias de Freud. Profesor Jung, le estariamos muy
agradecidos si nos dijera algo que nos diera algdn tip0 de corre-
laci6n.
C. G. Jung:
274 Ya les dije a1 principio que no quiero ser critico. S610 quiero
exponerles mi punto de vista, c6mo entiendo el material psicol6-
gico; y supongo que, tras oir lo que yo tengo que aportar, ustedes
podrin organizar sus ideas sobre estas cuestiones y decidir hasta
quC punto quieren seguir a Freud, a Adler, a mi o a cualquier otro.
En todo caso, me alegro de poder esclarecer la cuesti6n de la co-
nexi6n con Freud. Yo comencC enteramente en la linea de Freud,
e incluso se me consideraba su mejor discipulo. Mi relaci6n con 61
fue excelente hasta que tuve la idea de que ciertas cosas son simb6-
licas. Freud no estaba de acuerdo con esto, e identific6 su mCtodo
con la teoria y la teoria con el mCtodo. Esto es imposible, no se
puede identificar un mCtodo con la ciencia. Le dije que, asi las co-
sas, no podia seguir dirigiendo el Jahrbuch* y dimiti.
275 Per0 conozco a la perfecci6n 10s mCritos de Freud y no quiero
disminuirlos. SC que lo que Freud dice vale para muchas personas,
y supongo que esas personas tienen exactamente el tip0 de psico-
logia que 61 describe. Adler, cuyo punto de vista es completamente
diferente, tambiCn tiene muchos seguidores, y estop convencido
de que muchas personas tienen una psicologia adleriana. Yo tam-
biCn tengo seguidores (no tantos corno Freud), presumiblemente
personas que tienen mi psicologia. Pienso que mi contribuci6n a
la psicologia es mi confesidn subjetiva. Mi psicologia personal, mi
prejuicio, es ver 10s hechos psicol6gicos tal como yo 10s veo. Ad-
mito que veo las cosas de una manera determinada. Pero espero
que Freud y Adler hagan lo mismo y confiesen que sus ideas son su
punto de vista subjetivo. Al admitir nuestro prejuicio personal, es-
tamos contribuyendo realmente a aproximarnos a una psicologia
objetiva. No podemos evitar estar prejuzgados por nuestros antepa-
sados, que veian las cosas de una manera determinada, y por eso
tenemos instintivamente unos puntos de vista determinados. Yo se-
ria un neur6tico si viera las cosas de otra manera que como mi ins-
tinto me dice que las vea; mi serpiente, como dicen 10s primitivos,
estaria contra mi. Cuando Freud decia ciertas cosas, mi serpiente
no estaba de acuerdo. Y yo tom0 la ruta que mi serpiente me pres-
cribe, pues eso es bueno para mi. Pero tengo pacientes a 10s que
les tengo que hacer un anilisis freudiano y entrar en todos 10s
detalles que Freud describid correctamente. Tengo otros pacientes
que me obligan a adoptar el punto de vista de Adler, pues tienen
un complejo de poder. Las personas que son capaces de adaptarse
y que triunfan tienden a tener una psicologia freudiana, pues una
persona que se encuentra en esa posici6n busca la gratificaci61-1de
sus deseos, mientras que una persona que no ha triunfado no tiene
tiempo para pensar en sus deseos. S61o tiene un deseo: triunfar, y
tendri una psicologia adleriana porque una persona que siempre
queda en segundo lugar desarrollari un complejo de poder.
276 YO no tengo un complejo de poder en ese sentido porque he
tenido bastante Cxito en casi todos 10s aspectos en que he sido ca-
paz de adaptarme. Me daria completamente igual que todo el
mundo discrepara de mi. Estoy muy a gusto en Suiza, me lo paso
muy bien, y disfruto mucho con mis libros, aunque nadie m5s dis-
122
frute con ellos. No conozco nada mejor que estar en mi biblio-
teca; y si consigo hacer a l g h descubrimiento en mis libros, eso
es maravilloso. No tengo una psicologia freudiana porque nunca
he tenido dificultades en relaci6n con 10s deseos. De nifio vivia en
el campo y tomaba las cosas con mucha naturalidad, y las cosas na-
turales e innaturales de que Freud habla no me interesaban. Hablar
del complejo de incest0 me aburre hasta llorar. Pero sC exactamen-
te quC tengo que hacer para convertirme en un neur6tico: decir o
creer algo que no soy yo mismo. Digo lo que veo; si alguien esti de
acuerdo conmigo, me alegro; si nadie esti de acuerdo conmigo,
me da igual. No puedo adherirme ni a la confesi6n adleriana ni a
la confesi6n freudiana. S610 puedo estar de acuerdo con la con-
fesidn junguiana porque veo las cosas de esa manera aunque no
haya una sola persona en la Tierra que comparta mi punto de vista.
Mi 6nica esperanza es darles algunas ideas interesantes y mostrar-
les c6mo abordo las cosas.
277 Siempre me ha parecido interesante ver c6mo trabaja un arte-
sano. Su talent0 da encanto a su oficio. La psicoterapia es un ofi-
cio, y yo trato a mi manera individual (una manera muy humilde
que no tiene nada especial que mostrar) las cosas de las que me
ocupo. No creo ni por un momento que yo tenga raz6n en todo.
Nadie tiene raz6n absolutamente en cuestiones psicol6gicas. No
olvidemos que en la psicologia el medio con el que juzgamos y ob-
servamos la psique es la psique misma. ?Han oido ustedes alguna
vez que un martillo se dC golpes a si mismo? En la psicologia el
observador es lo observado. La psique no es s61o el objeto, sino
tambiCn el sujeto de nuestra ciencia. Como ven, aqui hay un circu-
lo vicioso y tenemos que ser muy modestos. Lo mejor que pode-
mos esperar en psicologia es que cada cual ponga sus cartas sobre
la mesa y admita: .Yo trato las cosas de esta manera, y las veo asi,,.
Entonces podremos discutir seriamente.
278 Siempre he comparado mis ideas con las de Freud y Adler. Tres
discipulos mios han escrito otros tantos libros para exponer una
sinopsis de 10s tres puntos de vista:. Ustedes nunca habrin oido
algo parecido desde el otro lado. Este es nuestro temperamento
suizo. Somos liberales e intentamos ver las cosas en todas sus ver-
tientes. Desde mi punto de vista, lo mejor es decir que obviamente
hay miles de personas que tienen una psicologia freudiana y mi-
les de personas que tienen una psicologia adleriana. Unas buscan
la gratificacihn del deseo; otras, el cumplimiento del poder; per0
tambiCn hay personas que quieren ver el mundo tal como es y de-
jar a las cosas en paz. No queremos cambiar nada. El mundo est6
bien tal como es.
279 Hoy existen muchas psicologias diferentes. Una universidad de
10s Estados Unidos publica cada afio un volumen sobre las psicolo-
gias de 1934, 1935, etc. Hay un caos total en la psicologia, por
lo que no deberiamos tomar demasiado en serio las teorias psico-
16gicas. La psicologia no es un credo religioso, sino un punto de
vista; y si somos humanos en relacidn con ella, seremos capaces de
comprendernos unos a otros. Admito que algunas personas tienen
problemas sexuales y que otras personas tienen problemas de otro
tipo. Yo tengo b6sicamente otros problemas. Ustedes tienen ahora
una idea de c6mo veo las cosas. Mi problema es luchar con el gran
monstruo del pasado histbrico, con la gran serpiente de 10s siglos,
con la carga de la mente humana, con el problema de la cristian-
dad. Todo seria mucho m6s sencillo si yo no supiera nada; per0
sC demasiado, gracias a mis antepasados y a mi propia educaci6n.
Otras personas no se preocupan por estos problemas, no se inte-
resan por las cargas hist6ricas que la cristiandad ha amontonado
sobre nosotros. Pero hay personas que se preocupan por la gran
batalla entre el presente y el pasado o el futuro. Es un problema
humano tremendo. Unas personas hacen historia, y otras constru-
yen una casita en las afueras. El caso de Mussolini no lo podemos
despachar diciendo que tiene un complejo de poder. Mussolini se
ocupa de la politica, y eso es su vida y su muerte. El mundo es enor-
me y no hay una sola teoria para explicar todo.
280 Para Freud, lo inconsciente es b6sicamente un recept6culo para
cosas reprimidas. Lo mira desde el 6ngulo del cuarto de 10s nifios.
Para mi, lo inconsciente es un gran almacCn hist6rico. Reconoz-
co que yo tambi6n tengo un cuarto de 10s nifios, per0 es pequeiio
en comparaci6n con 10s vastos espacios de la historia, que desde
mi infancia me han parecido m6s interesantes que el cuarto de 10s
nifios. Hay muchas personas como yo, soy optimista a este res-
pecto. En una ocasi6n pens6 que no habia nadie como yo; temi
que pensar como yo fuera megalomania. Pero entonces conoci a
muchas personas que encajaban en mi punto de vista, y me senti
satisfecho a1 representar tal vez a una minoria de personas cuyos
hechos psicol6gicos b6sicos 10s expresa mi formulaci6n de una ma-
nera m6s o menos feliz; cuando analicen a estas personas, ver6n
que no concuerdan con 10s puntos de vista de Freud o Adler, sino
con el mio. Me han reprochado mi ingenuidad. Cuando no estoy
seguro sobre un paciente, le doy libros de Freud y Adler y le digo:
~iElija!,,,esperando que sigamos la pista correcta. A veces seguimos
la pista equivocada. Por lo general, las personas que han alcanza-
do cierta madurez, que tienen una mentalidad filos6fica, que han
triunfad~lo suficiente en el mundo y no son demasiado neur6ti-
cas concuerdan con mi punto de vista. Pero no saquen de aqui la
conclusi6n de que yo siempre pongo mis cartas sobre la mesa y les
dig0 a mis pacientes todo lo que he mencionado aqui. El tiempo
no me permitiria entrar en todos estos detalles de la interpreta-
ci6n. Pero algunos pacientes necesitan adquirir una gran cantidad
de conocimiento y estin agradecidos si ven un camino para am-
pliar su punto de vista.
281 No sC c6mo voy a encontrar puntos comunes con Freud si de-
nomina ((el ellon a cierta parte de lo inconsciente. 2Por quC le da
un nombre tan gracioso? Es lo inconsciente, y eso es algo que no
conocemos. 2Por quC llamarlo ((el ellop? Por supuesto, la diferen-
cia de temperamento produce un punto de vista diferente. Yo nun-
ca he conseguido interesarme mucho por 10s casos sexuales. Estos
casos existen, hay personas con una vida sexual neur6tica y tene-
mos que hablar de sex0 con ellas hasta que se harten y nosotros
nos libremos de esas cosas tan aburridas. Naturalmente, a la vista
de mi temperamento espero, por el amor de Dios, que podamos
finiquitar este material lo mis ripidamente posible. Es un material
neurbtico, y ninguna persona razonable normal habla de Cl durante
mucho tiempo. No es natural demorarse en estas cuestiones. Los
primitivos son muy reticentes a hablar de ellas. Aluden a las rela-
ciones sexuales con una palabra que equivale a cichis!),. Las cosas
sexuales son un tabti para ellos, y tambiCn lo son para nosotros si
somos naturales. Pero las cosas y 10s lugares tabties siempre estin
listos para ser el recepticulo de todo tip0 de proyecciones. Y muy a
menudo el problema real no se encuentra ahi. Muchas personas se
crean unas dificultades innecesarias en relaci6n con el sex0 cuan-
do sus problemas reales son de una naturaleza muy diferente.
282 En cierta ocasi6n, un joven acudi6 a mi consulta con una neu-
rosis compulsiva. Me trajo un manuscrito de ciento cuarenta pigi-
nas con un completo anilisis freudiano de su caso elaborado por 61
mismo. Este anilisis era muy bueno de acuerdo con las reglas, lo
podrian haber publicado en elJahrbuch. El paciente me dijo: ((?Lee-
r i usted esto y me diri por quC no estoy curado pese a haber hecho
un psicoanilisis completo?~.ContestC: ((Yotampoco lo comprendo.
Usted deberia estar curado de acuerdo con todas las reglas del arty;
per0 si usted dice que no esti curado, yo tengo que creerle,,. El
repiti6: ((2Por quC no estoy curado si tengo un conocimiento com-
pleto de la estructura de mi neurosis?),. Le dije: ((No puedo criticar
su texto. Todo esti demostrado maravillosamente. Pero falta una
cuesti6n, tal vez ridicula: usted no menciona de d6nde procede y
quienes son sus padres. Usted dice que pas6 el filtimo invierno en la
Riviera y el filtimo verano en Sankt Moritz. ?Suspadres son ricos?)).
.No)). ((iUstedtiene un negocio excelente y esth ganando mucho di-
n e r ~ ? ) )((No,
. no gano dinero)). ((Entonces, ?ha heredado usted una
fortuna de su tie?)). ((NOD.((Entonces, ?de d6nde sale su dinero?~.
81 contest6: ((Tengo un acuerdo. Un amigo me da el dinero~.Dije:
((Tiene que ser un amigo maravilloso,), y 61 replic6: ((Enrealidad es
una amiga),. Ella era mucho mayor que 61, tenia treinta y seis aiios,
era una maestra en una escuela elemental, ganaba poco dinero y se
enamor6 del chico, que tenia veintiocho afios. S610 se alimentaba
con pan y leche para que su amigo pudiera pasar el invierno en la
Riviera y el verano en Sankt Moritz. Le dije: (ciY usted se pregunta
por qu6 esti enfermo!,). 81 dijo: ((Oh, usted es un moralista, eso no
es cientifico)). Le dije: ((Eldinero gue hay en su bolsillo es el dinero
de la mujer que usted explota,). El dijo: .No, hemos llegado a un
acuerdo. Tuvimos una conversaci6n seria y ya no hay nada que dis-
cutir: ella me da dinero)). Le dije: ((Usted finge que no es el dinero
de ella, per0 usted vive de ese dinero, y eso es inmoral. ~ s esa la
causa de su neurosis compulsiva. Su neurosis es una compensaci6n
y un castigo por una actitud inmoral),. Por supuesto, este punto de
vista n o es cientifico, per0 estoy convencido de que ese paciente
se merece su neurosis compulsiva y la tendrh hasta el 6ltimo dia
de su vida si sigue comporthndose como un cerdo.
Dr. T. A. Ross:
283 iEso n o habia salido a la luz en el anAlisis?
C. G. Jung:
284 El paciente se march6 como si fuera un dios y pensando: ((El
doctor Jung es un moralista, n o un cientifico. Cualquier otra per-
sona se habria quedado impresionada por este interesantisimo caso
en vez de buscar cosas sencillas)). Este tip0 comete un crimen y le
roba 10s ahorros de toda su vida a una mujer honrada para poder
pasirselo bien. Deberia estar en la chrcel, y su neurosis compulsiva
ya lo ha metido ahi.
Dr. I? W L. Camps:
285 Yo soy un humilde m6dico general, no un psic6log0, y aqui se
me puede considerar un intruso. El primer dia pens6 que no tenia
derecho a estar aqui; el segundo dia volvi; el tercer dia me alegr6
de haber venido; y el cuarto dia me encuentro en un laberinto de
mitologia.
286 Me gustaria preguntar algo sobre lo de ayer. Nos marchamos
a casa con la idea de que ser perfecto es una cosa indeseable y que
ser completo es la meta de la existencia. Anoche dormi muy bien,
per0 tenia la impresi6n de que habia sufrido un shock Ctico. Tal
vez yo no estt dotado de mucho intelecto y tambiCn haya sido un
shock intelectual. El profesor Jung dice ser un determinista o fata-
lists. Tras haber analizado a un joven que se march6 decepcionado
y a continuaci6n sucumbi6, el profesor Jung pens6 que era correc-
to que ese joven hubiera sucumbido. Quiero pensar que ustedes,
10s psic6logos, intentan curar a la gente y que ustedes tienen un
prop6sito en la vida, no simplemente disfrutar de sus intereses, ya
sean la mitologia o el estudio de la naturaleza humana. Ustedes
quieren llegar a1 fondo de la naturaleza humana y mejorarla.
287 H e escuchado con el mayor interCs 10s sencillos tCrminos in-
gleses del profesor Jung y he disfrutado con ellos. La terminolo-
gia nueva me confunde. Oir hablar de nuestra bensaci6n, nuestro
pensamiento, nuestro sentimiento y nuestra intuici6n (a 10s que se
podria afiadir una X para algo m5s) ha sido muy iluminador para
mi en tanto que individuo ordinario.
28s Pero creo que no hemos oido d6nde se desarrolla la conscien-
cia o lo inconsciente del nifio. M e temo que el profesor Jung no
nos ha hablado lo suficiente sobre 10s nifios. Por eso, me gustaria
preguntarle d6nde lo inconsciente del nifio se convierte en la cons-
ciencia.
289 Tambitn me gustaria saber si esta multitud de diagramas, barre-
ras, yos, ellos y otras cosas que nos han presentado no nos despistan,
si no se podrian mejorar estos diagramas graduando 10s niveles.
290 Como ha subrayado el profesor Jung, hemos heredado caras,
ojos y orejas y hay una multitud de caras, y tambiCn en la psico-
logia hay una multitud de tipos. ?No es razonable suponer que en
esa herencia hay una posibilidad enorme de variedades que forman
una especie de red, algo asi como un tamiz que recibir5 impre-
siones y las seleccionar5 en 10s primeros afios inconscientes de la
vida y las transmitir6 m5s adelante a la consciencia? M e gustaria
preguntar a1 profesor Jung si estos pensamientos han pasado hoy
por la mente de un psic6logo eminente como t l (el psic6logo m6s
grande en mi opinibn).
C. G. Jung:
291 Tras este severo reproche de inmoralidad estoy obligado a ex-
plicar mis observaciones cinicas de ayer. N o soy tan malo como
parece. Naturalmente, intento dar lo mejor de mi a mis pacientes,
per0 en psicologia es muy importante que el mtdico no busque la
LA V l D A s I M B ~ L I C A
Cf. I Ching,hexagrama 4.
jorar~,le quito el coraje. El paciente tiene que arar su campo con
un arado que tal vez no sea bueno; el mio tal vez sea mejor, per0
<de qut le sirve? El paciente no tiene mi arado, yo si y no se lo
puedo prestar; 61 tiene que usar sus propias herramientas (tal vez
muy incompletas) y trabajar con las capacidades que ha hereda-
do, sean las que fueren. Yo le ayudo, por supuesto, puedo decirle
cosas como: (~Ustedpiensa muy bien, per0 tal vez podria mejorar
en otro sentido)). Si el paciente no quiere escucharme, no insistire
porque no quiero que se desvie.
C. G. Jung:
Si, es la misma ttcnica. Si yo le dijera a un paciente: (;No se
vaya., no volveria jam&. Yo tengo que decirle: (;Tome su propio
camino,,. Entonces, el paciente confiar6 en mi.
Por cuanto respecta a 10s nifios, durante las 6ltimas decadas se
han dicho tantas cosas sobre ellos que en muchas reuniones me
rasco la cabeza y me pregunto: c<?Todaesta gente son comadronas
y nifieras?n. ?No esti formado el mundo b6sicamente por padres y
abuelos? Son 10s adultos quienes tienen problemas. Dejemos solos
a 10s nifios. Yo tiro de las orejas a la madre, no a su hijo. Los pa-
dres crean las neurosis de sus hijos.
Sin duda, es interesante investigar el desarrollo de la conscien-
cia. El comienzo de la consciencia es un estado inestable, y no
se puede decir cu6ndo el nifio se ha vuelto realmente conscien-
te y cuindo no lo es todavia. Pero esto pertenece a un capitulo
completamente diferente: a la psicologia de las edades. Hay una
psicologia de la infancia, que a1 parecer consiste en la psicologia
de 10s padres; una psicologia desde la infancia a la pubertad; una
psicologia de la pubertad, del joven, del adulto de treinta y cin-
co afios, del hombre en la segunda mitad de la vida, del anciano.
Esto es una ciencia aparte, y no puedo exponerla entera. Ya tengo
bastantes problemas con ilustrar un suefio. La ciencia es amplia.
Es como si alguien esperara que un fisico que esti hablando de la
teoria de la luz explique a1 mismo tiempo toda la fisica mec6nica.
Simplemente, no es posible. La psicologia no es un curso de intro-
ducci6n para nifieras; es una ciencia muy seria, y esti formada por
muchisimos conocimientos, asi que no esperen demasiado de mi.
C. G. Jung:
300 El caso a1 que usted se refiere me lo envi6 el doctor Davie, que
despuCs lo public6 sin mi conocimiento"". No deseo decir nada mis
sobre esta correlacibn, pues no me siento en un suelo muy seguro.
Las cuestiones de diagn6stico diferencial entre la enfermedad or-
ginica y 10s simbolos psicol6gicos son muy dificiles, y de momen-
t o prefiero no decir nada a1 respecto.
Dr. Strauss:
301 2Pero el diagn6stico que usted llev6 a cab0 se basaba en 10s he-
chos del sueiio?
C. G. Jung:
302 Si, pues el problema orginico perturbaba el funcionamiento de
la mente. Habia una depresi6n seria, y ~resumiblementeuna per-
turbaci6n profunda del sistema simp5tico.
Dr. H. Crichton-Miller:
303 Mafiana celebraremos el tiltimo seminario, y hay un punto que
nos interesa y del que el profesor Jung todavia no ha hablado. Es
el dificil problema de la transferencia. Me pregunto si a1 profesor
Jung le parece bien exponernos maiiana su punto de vista sobre
la transferencia y su tratamiento (sin discutir necesariamente con
otras escuelas).
* LC l 8 , l S .
'" VEase supra, $ 135, nota.
QUINTA CONFERENCLA
C. G. Jung:
305 Sefioras y sefiores, ustedes recordarh que ayer empecC a pre-
sentarles el material que pertenece a este suefio. Ahora me encuen-
tro en medio de Cl y todavia queda mucho. Pero a1 final de la se-
si6n el doctor Crichton-Miller me pidi6 que hablara del problema
de la transferencia. Esto me mostr6 algo que parece tener inter&
prictico. Cuando analizo cuidadosamente un suefio como Cse y le
dedico mucho esfuerzo, sucede a menudo que mis colegas se pre-
guntan por quC recopilo todo ese material erudito. Ellos piensan:
((Sf, es verdad que eso demuestra su celo y su buena voluntad de
sacar algo de ese suefio. Pero ?de quC sirven en la prictica todos
esos paralelos?~.
306 Estas dudas no me preocupan. Pero ayer estaba a punto de de-
cir algo relativo al problema cuando el doctor Crichton-Miller me
atrap6 en ese intento y me plante6 la pregunta que todo mtdico
prictico plantearia. A 10s mCdicos pricticos les interesan 10s pro-
blemas pricticos, no las cuestiones te6ricas; de ahi que se impacien-
ten cada vez que se producen elucidaciones te6ricas. En especial
les preocupan 10s problemas de la transferencia, que son semidiver-
tidos y semidolorosos, o simplemente tr5gicos. Si ustedes hubie-
ran tenido un poco mAs de paciencia, habrian visto que yo esta-
ba presentindoles el material mediante el cual podemos analizar la
transferencia. Pero como la cuesti6n ha surgido, pienso que deb0
seguir sus deseos y hablar sobre la psicologia y el tratamiento de
la transferencia. Son ustedes quienes deben tomar la decisi6n. Mi
impresi6n era que el doctor Crichton-Miller dijo lo que la mayor
-parte de ustedes piensan. ?Tengo raz6n a1 suponer esto?
Los asistentes:
307 Si.
C. G. Jung:
308 Creo que han tomado la decisidn acertada, pues hablar de la
transferencia me darii la oportunidad de volver a lo que yo preten-
dia hacer con el aniilisis de ese sueiio. Me temo que no tendremos
tiempo para acabarlo, per0 pienso que es mejor empezar por sus
problemas reales y por sus dificultades reales.
309 Yo no me habria visto obligado a estudiar cuidadosamente el
simbolismo de 10s paralelos si no me hubiera preocupado mucho
el problema de la transferencia. Por eso, a1 discutir la cuesti6n de
la transferencia se abririi una avenida hacia el tip0 de trabajo que
intent6 describirles en mi conferencia de ayer. El primer dia les
dije que mis conferencias iban a ser un fragment0 lamentable. Soy
simplemente incapaz de exponerles en cinco sesiones (aun compri-
miendo las cosas) un sumario completo de lo que tengo que decir.
310 Para hablar de la transferencia hay que empezar definiendo el
concept0 de tal mod0 que comprendamos realmente de quC esta-
mos hablando. Ustedes saben que la palabra (<transferencia*,acu-
fiada originalmente por Freud, se ha convertido en una especie de
tCrmino coloquial; se ha abierto camino hasta el gran ptiblico. La
gente suele referirse con ella a una dependencia desagradable, a
una relaci6n adhesiva.
311 El t6rmino atransferenciau es la traducci6n del alemiin ~ b e r -
tragung, que literalmente significa: llevar algo de un sitio a otro.
La palabra Ubertragung tambi6n se usa en sentido metaf6rico con
el significado de: llevar algo de una forma a otra. Por tanto, en
alemiin es un sin6nimo de ~bersetzung,<(traducci6nn.
312 El proceso psicol6gico de la transferencia es una forma espe-
cifica del proceso general de la proyecci6n. Es importante reunir
estos dos conceptos y comprender que la transferencia es un caso
especial de la proyecci6n; a1 menos, yo la entiendo asi. Por supues-
to, cada cual es libre de usar este t6rmino a su propia manera.
313 La proyeccidn es un mecanismo psicol6gico general que tras-
lada a1 objeto contenidos subjetivos de todo tipo. Si, por ejemplo,
digo: (<Elcolor de esta habitaci6n es amarillo)>,eso es una proyec-
,i6n7 pues en ese objeto no hay nada amarillo; lo amarillo s610 estd
en nosotros. El color es nuestra experiencia subjetiva, como us-
tedes saben. Lo mismo sucede cuando oigo un sonido, eso es una
proyecci6n, pues el sonido no existe en si mismo; es un sonido en
mi cabeza, un fen6meno psiquico que yo proyecto.
314 La transferencia suele ser un proceso que sucede entre dos
personas, n o entre un sujeto humano y un objeto fisico, aunque
hay excepciones; el mecanismo general de la proyeccidn puede
extenderse tambiCn, como hemos visto, a 10s objetos fisicos. El me-
canismo de la proyecci6n, mediante el cual 10s contenidos subjeti-
vos son trasladados a1 objeto y aparecen como pertenecientes a 61,
nunca es un act0 voluntario, y la transferencia (en tanto que forma
especifica de la proyecci6n) no es una excepci6n a esta regla. No
puedes proyectar de manera consciente y deliberada, pues enton-
ces sabrias todo el tiempo que estis proyectando tus contenidos
subjetivos, no podrias colocarlos en el objeto, pues sabes que en
realidad te pertenecen. En la proyecci6n, el hecho aparente con el
que el objeto te confronta es en realidad una ilusi6n; per0 supones
que lo que observas en el objeto no es subjetivo, sino que exis-
te objetivamente. Por consiguiente, una proyecci6n queda abolida
cuando descubres que 10s hechos aparentemente objetivos son en
realidad contenidos subjetivos. Entonces, estos contenidos quedan
asociados con tu propia psicologia y ya no puedes atribuirlos a1
objeto.
315 A veces, una persona parece conocer bastante bien sus pro-
pias proyecciones, aunque no sabe exactamente hasta d6nde se ex-
tienden. Y esa porci6n que no conoce permanece inconsciente y
todavia aparece como perteneciente a1 objeto. Esto sucede a me-
nudo en el andlisis prdctico. Un medico puede decir: &he, usted
simplemente proyecta la imagen de su padre a ese hombre, o a mi,,,
y supone que esta explicaci6n es perfectamente satisfactoria y que
basta para disolver la proyecci6n. Tal vez sea satisfactoria para el
mCdico, per0 no para el paciente. Pues, si hay algo mis en esa pro-
yeccibn, el paciente seguiri proyectando. No depende de su volun-
tad; simplemente, es un fen6meno que se produce a si mismo. La
proyecci6n es un hecho automdtico, espontdneo. Estd ahi sin mis;
no sabes c6mo ha sido. Simplemente te lo encuentras ahi. Y esta
regla, que vale para la proyecci6n en general, tambiCn vale para la
transferencia. La transferencia es algo que simplemente estd ahi. Si
existe, esti ahi a priori. La proyecci6n siempre es un mecanismo
inconsciente, por lo que la consciencia la destruye.
316 Como ya he dicho, la transferencia es sensu stricto una proyec-
ci6n que sucede entre dos individuos y que por lo general es de
LA V l D A S I M B ~ L I C A
de agresi6n y se defienden mds a6n. Asi que tienes que dejar que
estos pacientes se recreen en sus problemas hasta que estCn satis-
fechos y salgan voluntariamente de su fortaleza. Por supuesto, se
quejardn de tu falta de comprensi6n, etc., per0 lo 6nico que pue-
des hacer es tener paciencia y decir: (~Bueno,usted estd dentro, no
ensefia nada, y yo no puedo hacer nada mientras usted no ensefie
algo~.
339 En 10s casos de este tip0 la transferencia puede llegar casi a1
punto de ebullicibn, pues s610 un incendio obligari a la persona a
salir de su castillo. Por supuesto, esto significa una gran explosi6n;
per0 la explosi6n tiene que ser soportada en silencio por el mCdi-
co, y despuCs el paciente le estard muy agradecido por n o haberlo
tomado a1 pie de la letra. Recuerdo el caso de un colega (y pue-
do hablarles tranquilamente de este caso porque ya ha muerto),
una mujer de 10s Estados Unidos que vino a mi consulta en unas
circunstancias muy complicadas. A1 principio ella se daba infulas.
Como ustedes saben, en 10s Estados Unidos hay unas instituciones
peculiares llamadas cuniversidades para mujeres,,; en nuestro len-
guaje tCcnico las llamamos ((incubadoras de 5nimusv, y cada afio
producen un n6mero enorme de personas terribles. Mi paciente
era una de ellas. Era ccmuy competente*, y se habia metido en una
situaci6n de transferencia muy desagradable. Era analista y trataba
a un hombre casado que se enamor6 de ella, Fn apariencia. Por
supuesto, eso n o era amor, sino transferencia. El proyect6 en ella
que ella queria casarse con 61, per0 que nunca admitiria que esta-
ba enamorada de 61, por lo que CI le regalaba flores, bombones y
joyas, hasta que la amenaz6 con un rev6lver. Asi que ella tuvo que
salir de viaje y vino a verme.
340 Qued6 claro muy pronto que mi paciente no tenia ni idea de la
vida sentimental de las mujeres. Era estupenda como mCdico, per0
todo lo que tocaba la esfera de un hombre le resultaba completa-
mente extrafio. Ignoraba todo sobre la anatomia del hombre, pues
en la universidad donde ella estudi6 s61o diseccionaban cuerpos de
mujer. Ya pueden imaginarse a quC situaci6n me enfrentaba yo.
341 Naturalmente, comprendi lo que habia pasado y por quC ese
hombre habia caido en la trampa. Ella era totalmente inconsciente
de si misma en tanto que mujer; era una mente masculina con unas
alas por debajo, y todo su cuerpo de mujer no existia, 7 su pacien-
te fue obligado por la naturaleza a llenar ese hueco. El tuvo que
demostrarle a ella que 10s hombres existen y que un hombre tiene
una exigencia, que ella era una mujer y tenia que responderle. Fue
su inexistencia femenina lo que tendi6 la trampa. Por supuesto,
61 tambiCn era inconsciente, pues no se dio cuenta de que ella no
existia en tanto que mujer. Ya ven, 61 tambiCn era una,especie de
p6jar~,n o tenia m5s que la cabeza y unas alas debajo. El tampoco
era un hombre. A menudo descubrimos que 10s americanos son
tremendamente inconscientes de si mismos. A veces cornprenden
de repente quiCnes son, y entonces se producen esas interesantes
historias de chicas decentes que se escapan con un chino o un ne-
gro, pues para el americano esa capa primitiva que a nosotros nos
causa algunos problemas es decididamente desagradable, pues se
encuentra mucho m5s abajp. Es el mismo fen6meno que el going
black o el going native en Africa.
342 Pues bien, estas dos personas entraron en esa horrible situa-
ci6n de transferencia, y se podia decir que 10s dos estaban com-
pletamente locos, por lo que a1 final la mujer tuvo que marcharse.
Por supuesto, el tratamiento estaba clarisimo. Ella tenia que tomar
consciencia de si misma en tanto que mujer, y una mujer nunca
se vuelve consciente de si misma si no puede aceptar el hecho de
sus sentimientos. Por tanto, su inconsciente organiz6 una rnara-
villosa transferencia hacia mi, que naturalmente ella no acept6, y
yo tampoco la obligui. Ella era un caso de aislamiento completo,
y confrontarla con su transferencia s610 habria servido para que
ella adoptara una posici6n defensiva que habria arruinado todo el
prop6sito del tratamiento. Asi que no le hablC de la transferencia
y dejC que las cosas siguieran su curso, y mientras tanto trabajC
con sus suefios. Como siempre sucede, 10s suefios nos informa-
ban constantemente del progreso de su transferencia. Vi acercarse
el climax y supe que algfin dia se produciria una explosi6n re-
pentina. Por supuesto, la explosi6n seria un poco desagradable y
de naturaleza muy emocional, como tal vez ustedes sepan por su
propia experiencia, y previ una situaci6n muy sentimental. Bue-
no, simplemente hay que soportarla, no se puede evitar. Tras seis
meses de trabajo perseverante, ella no pudo aguantarse m6s y de
repente exclam6: ((Zeroyo te amo!)>,y se puso de rodillas y se ech6
a llorar.
343 Un momento asi hay que soportarlo, simplemente. Tiene que
ser horrible llegar a 10s treinta y cuatro afios de edad y descubrir de
repente que eres humano. Pues esto te llega como un gran men-
drugo que a menudo es indigestible. Si seis meses antes yo le hubie-
ra dicho que llegaria un mornento en que ella haria declaraciones
de amor, habria salido corriendo. Su estado era de aislamiento
auto-erbtico, y el incendio galopante de sus emociones acab6 por
derribar la muralla y todo salid como una especie de erupci6n or-
g6nica. Ella mejor6 gracias a esto, y en ese momento hasta desapa-
reci6 la situacidn de transferencia en 10s Estados Unidos.
344 Probablemente ustedes piensen que aqui hay demasiada sangre
fria. De hecho, s61o puedes abordar decentemente esta situaci6n
si no te comportas como si fueras superior. Tienes que acompa-
fiar el proceso, reducir tu consciencia y acomodarte a la situaci6n
para no ser demasiado diferente de tu paciente; de lo contrario,
el paciente se sentirii a disgust0 y tendrii despues un resentimiento
terrible. Asi que es bueno que tengas una reserva de sentimientos a
la que puedas permitir actuar en esa situaci6n. Por supuesto, hace
falta experiencia y rutina para tocar la nota correcta. No siempre
es fiicil, per0 hay que superar estos momentos dolorosos para que
la reacci6n del paciente no sea demasiado mala.
345 Ya he mencionado otra causa de la transferencia: la inconscien-
cia mutua y la contaminacibn". El caso que les acabo de contar es
un buen ejemplo de esto. La contaminaci6n mediante la incons-
ciencia mutua sucede por lo general cuando el analista tiene una
falta de adaptaci6n similar a la del paciente; con otras palabras:
cuando el analista es neur6tico. Si el analista es neur6tic0, ya sea
su neurosis buena o mala, tiene una herida abierta, en alg6n lugar
hay una puerta abierta que 61 no controla, y el paciente entrarii
por ahi y el analista quedarii contaminado. Por consiguiente, es un
postulado importante que el analista se conozca lo mejor posible.
346 Recuerdo el caso de una joven que habia consultado a dos ana-
listas antes que a mi; y cuando vino a mi consulta, tuvo el mismo
sueiio que habia tenido cuando estuvo con esos dos analistas"".
Cada vez, nada miis comenzar su anhlisis, esta joven habia tenido
este suefio: Llegaba a la frontera y queria cruzarla, pero no conse-
guia encontrar la aduana, donde habria tenido que declarar todo lo
que llevaba. En su primer suefio buscaba la frontera, per0 no lle-
gaba a ella. Este suefio le hizo pensar que no iba a poder establecer
una buena relaci6n con su analista; per0 como tenia sentimientos
de inferioridad y no se fiaba de sus opiniones, sigui6 con ese ana-
lista, per0 el resultado fue nulo. Trabaj6 con 61 durante dos meses
y entonces lo dej6.
347 A continuaci6n acudi6 a otro analista. De nuevo sofi6 que lle-
gaba a la frontera; la noche era muy oscura, y lo unico que podia
ver era una lucecita. Alguien le dijo que eso era la luz de la aduana,
y ella intent6 acercarse. De camino baj6 por una colina y cruz6
un valle. En las profundidades del valle habia un bosque oscuro y
ella tenia miedo a adentrarse en 61, pero lo hizo y de repente sinti6
que alguien la agarraba en la oscuridad. Intent6 liberarse, pero esa
* Sabre la opini6n de Jung en sus Gltimos afios sabre este problema, vCase La
psicologia de la transferencia, OC 16,12.
: :
Las relaciones entre el yo y lo inconsciente, OC 7,2, $ 374 ss.
nes que el paciente ha tenido antes. Si, por ejemplo, tienes un caso
que ha estado en muchos balnearios con 10s tipicos mCdicos que
hay en esos sitios, el paciente proyectarii estas experiencias a1 ana-
lists; asi que primer0 tienes que recorrer las figuras de todos esos
colegas en balnearios y sanatorios, con sus enormes honorarios y
todo su teatro, y el paciente presupone con toda naturalidad que
tfi eres como ellos. Tienes que recorrer toda la serie de personas
que el paciente ha conocido: 10s mCdicos, 10s abogados, 10s maes-
tros, sus tios, sus primos, sus hermanos, su padre. Y cuando llegas
al final de la procesi6n y conoces a la nifiera, piensas que ya has
a c a b a d ~per0
, no es asi. Es como si detris del padre hubiera algo
m h , y empiezas a sospechar que el abuelo esti siendo proyectado.
Eso es posible; no me ha sucedido nunca que un bisabuelo haya
siclo proyectado en mi, per0 un abuelo si. Cuando has llegado a
la nifiera, pricticamente te encuentras a1 otro lado de la existen-
cia, y entonces has agotado las posibilidades de la consciencia; si la
transferencia no acaba ahi, pese a todos tus esfuerzos, es conse-
cuencia de la proyeccidn de contenidos impersonales. Reconocemos
la existencia de proyecciones impersonales por la peculiar natu-
raleza impersonal de sus contenidos: por ejemplo, el complejo de
redentor o una imagen arcaica de Dios. El cariicter arquetipico
de estas imigenes produce una ccmagia,,, es decir, un efecto avasa-
llador. Con nuestra consciencia racional no podemos comprender
por quC sucede esto. Dios, por ejemplo, es espiritu, y para noso-
tros el espiritu no es algo sustancial o diniimico. Pero si estudiamos
el significado original de estos tkrminos, captamos la naturaleza
real de la experiencia subyacente y comprendemos c6mo afectan
a la mente primitiva y, de una manera similar, a la psique primitiva
que hay en nosotros mismos. Espiritu (spiritus, pneuma) significa
ccaire., ~viento)),<<respiraci6n)); spiritus y pneuma son en su caric-
ter arquetipico agentes dinimicos y semi-sustanciales; nos mueven
igual que nos mueve el viento, 10s aspiramos, y entonces estamos
inflados.
360 Las figuras arquetipicas proyectadas tambiCn pueden tener ca-
r k t e r negativo, como las im5genes del hechicero, del diablo, de
10s demonios, etc. Ni siquiera 10s analistas estiin a salvo de este
peligro. Conozco a colegas que producen unas fantasias maravi-
llosas sobre mi y que creen que he hecho un pacto con el diablo
y que llevo a cab0 magia negra. Y a personas que no creen que
exista el diablo se les aparecen unas figuras increibles en la trans-
ferencia de contenidos impersonales. La proyecci6n de imiigenes
de influencia paterna se puede disolver con 10s recursos ordinarios
del razonamiento y el sentido comfin; per0 no podemos destruir
LA V l D A S I M B ~ L I C A
* <<Wotans,OC 10,lO.
"' Acto 111, mon6logo de Don Juan.
gente, y la multitud entera se mover6 como un solo hombre, nadie
podri resistirse.
373 Debido a este tremendo poder dinimico de las imigenes arque-
tipicas, no podemos eliminarlas razonando. Lo 6nico que podemos
hacer en el tercer estadio de la terapia de transferencia es distinguir
la relacidn personal con el analista de 10s factores impersonales. Es
perfectamente comprensible que al paciente le caigas bien si has
trabajado cuidadosa y honradamente con 61, y a ti tambitn te
cae bien el paciente (ya sea hombre o mujer), pues has trabajado
mucho con 61. Esto es una obviedad. Seria completamente anti-
natural y neur6tico que no hubiera un poco de reconocimiento
personal por parte del paciente hacia lo que t6 has hecho por 61.
Una reacci6n humana personal hacia ti es normal y razonable, por
lo que tenemos que aceptarla, se merece vivir; ya no es transferen-
cia. Pero esa actitud hacia el analista s610 es posible en una forma
humana y decente si no esti viciada por valores impersonales no
reconocidos. Esto significa que tiene que haber en el otro lado
un reconocimiento pleno de la importancia de las imigenes arque-
tipicas, muchas de las cuales tienen caricter religioso. No importa
que supongamos o no que la tormenta nazi en Alemania tiene va-
lor religioso. Lo tiene. Tampoco importa que pensemos o no que
el Duce es una figura religiosa, pues lo es. Hace unos dias hemos
podido leer la afirmaci6n de esto en un peri6dico que citaba este
verso sobre un emperador romano: c<EcceDeus, deus ille, Menal-
ca,,". El fascism0 es la forma latina de la religibn, y su cardcter
religioso explica por quC ejerce una fascinaci6n tan tremenda.
374 La consecuencia de este reconocimiento de la importancia de
10s valores impersonales puede ser que el paciente se integre en
una Iglesia, en un credo religioso o en cualquier otra cosa. Las di-
ficultades comienzan si el paciente no puede alojar su experiencia
de lo inconsciente colectivo dentro de una forma religiosa dada.
Entonces, 10s factores impersonales no tienen un recepticulo, por
lo que el paciente recae en la transferencia y las imigenes arque-
tipicas estropean la relaci6n humana con el analista. Entonces, el
analista es el redentor, y ma1 asunto si no lo es. Pues s610 es un ser
humano; no puede ser el redentor ni ninguna otra imagen arqueti-
pica que estt activada en lo inconsciente del paciente.
3 75 A la vista de este problema enormemente dificil e importante,
he elaborado una tCcnica para restaurarle a1 individuo 10s valores
impersonales proyectados. Es una tCcnica bastante complicada, y
:
Cf. Virgilio, ~ ~ l o ~\5a64:
s , aipsa sonant arbusta: "deus, deus ilk, Menalca!"~
[cclos Brboles proclaman: "Menalcas es un diosVn].
ayer estuve a punto de mostrarles algo de ella en relaci6n con aquel
suefio. Pues lo inconsciente no miente cuando dice que bajo una
iglesia cristiana hay una c6mara secreta con un cuenco de oro y
un pufial de oro. Lo inconsciente es naturaleza, y la naturaleza no
miente nunca. El oro existe, el tesoro y el gran valor existen.
376 Si hubiera tenido tiempo, habria continuado y les habria con-
tado algo sobre ese tesoro y la manera de obtenerlo. Y entonces
ustedes habrian visto la justificaci6n de este mCtodo que le permi-
te a1 individuo mantenerse en contacto con sus imhgenes imper-
sonales. Pero por desgracia s610 puedo aludir a esto y remitirles a
mis libros, donde encontrarsn mQ material".
377 Llamo (<laobjetivaci6n de las imhgenes impersonales,, a este
cuarto estadio de la terapia de transferencia. Es una parte esencial
del proceso de indi~iduaci6n'~". Su meta es separar a la conscien-
cia del objeto, de mod0 que el individuo deje de situar la garan-
tia de su felicidad o incluso de su vida en factores exteriores a 61
(ya se trate de personas, ideas o circunstancias) y comprenda que
todo depende de si consigue el tesoro o no. Si el individuo posee
el oro, el centro de gravedad est6 en 61 y ya no en un objeto del que
61 depende. Alcanzar esta separaci6n es la meta de las prhcticas
orientales, asi como de Ias enseiianzas de la Iglesia. En las diversas
religiones, el tesoro est6 proyectado en figuras sagradas, per0 esta
hip6stasis ya no es posible para la mente ilustrada moderna. Mu-
chos individuos ya n o pueden expresar sus valores impersonales
en simbolos hist6ricos.
378 Por tanto, necesitan encontrar un mCtodo individual con el que
dar forma a las imigenes impersonales. Pues estas imhgenes tie-
nen que tomar forma, tienen que vivir su vida caracteristica, ya
que de lo contrario el individuo se separa de la funci6n b6sica de
la psique, se vuelve neurbtico, se desorienta y entra en conflict0
consigo mismo. Pero si es capaz de objetivar las imhgenes imper-
sonales y relacionarse con ellas, esth en contacto con esa funci6n
psicol6gica vital de la que la religi6n se viene ocupando desde el
alba de la consciencia.
379 Me resulta imposible entrar en 10s detalles de este problema,
no s610 porque se ha acabado el tiempo de mi conferencia, sino
tambiCn porque las concepciones cientificas no son capaces de dar
'' VCanse en especial &ornentario a1 libro El secreto de la Flor de Oro* (OC 13,l)
y <<Metasde la psicoterapiaa (OC 16,4).
"" VCanse Tipos psicol6gicos (OC 6), definici6n 29, y Las relaciones entre el yo y
lo inconsciente (OC 7,2, 266 ss., asi coma ~Acercade la empiria del proceso de indivi-
duaci6nn, OC 9/1,11).
una expresi6n adecuada a una experiencia psiquica viva. Todo lo
que podemos decir racionalmente sobre este estado de separaci6n
es definirlo como una especie de centro dentro de la psique del in-
dividuo, per0 no dentro del yo. Es un centro no egoico. Me temo
que necesitaria una larga conferencia sobre religiones comparadas
para explicarles quC entiendo por ((centro no egoicon''. Lo 6nico
que puedo hacer es mencionar la existencia de este problema. Es
en verdad el problema esencial de muchas de las personas que vie-
nen a1 anilisis, por lo que el psicoterapeuta tiene que buscar un
mCtodo para ayudarles a solucionarlo.
380 Si adoptamos ese mCtodo, retomamos la antorcha que fue aban-
donada por nuestros viejos colegas del siglo XVII cuando se convir-
tieron en quimicos. En la medida en que 10s psic6logos estamos
emergiendo de las concepciones quimicas y materiales de la psique,
estamos retomando esa antorcha y continuando un proceso que co-
menz6 en Occidente en el siglo rn, pues la alquimia fue obra de
unos mCdicos que se ocupaban de la mente.
Pregunta:
381 Me gustaria preguntarle a1 profesor Jung una cosa elemental:
?Podria darnos una definici6n de la neurosis?
C. G. Jung:
382 Una neurosis es una disociacidn de la personalidad debida a la
existencia de complejos. En si mismo, tener complejos es normal;
per0 si 10s complejos son incompatibles, esa parte de la persona-
lidad que es demasiado contraria a la parte consciente se escinde.
Si la escisi6n alcanza a la estructura orginica, la disociacicin es una
psicosis, un estado esquizofrCnico, como indica el propio tCrmino.
Entonces, cada complejo vive una existencia propia, sin que una
personalidad 10s redna.
383 Como 10s complejos escindidos son inconscientes, s610 encuen-
tran un medio indirect0 para expresarse: 10s sintomas neur6ticos.
En vez de sufrir un conflict0 psicol6gic0, la persona sufre una neu-
rosis. Cualquier incompatibilidad de caricter puede causar una di-
sociaci6n; por ejemplo, una escisi6n demasiado grande entre las
funciones de pensar y de sentir ya es una neurosis ligera. Si no es-
Dr. H. G. Baynes:
384 Usted ha dicho que la transferencia no tiene valor prActico para
el andlisis. ?No es posible darle un valor teleol6gico?
C. G. Jung:
385 YO no lo he dicho con tantas palabras, per0 el valor teleol6-
gico de la transferencia se desprende del andlisis de sus conteni-
dos arquetipicos. TambiCn se muestra en lo que he dicho sobre la
transferencia en tanto que funci6n de compensacidn por la falta
de rapport entre el analista y el paciente (a1 menos si presupone-
mos que es normal que 10s seres humanos estCn en rapport unos
con otros). Por supuesto, puedo imaginarme que un filbofo intro-
vertido tienda a pensar que la gente no tiene contactos. Por ejem-
plo, Schopenhauer dice que el egoism0 humano es tan grande que
un hombre puede matar a su hermano para limpiarse 10s zapatos
con su grasa.
C. G. Jung:
387 Si.
Dr. Dicks:
388 Entiendo, entonces, que el estallido de una enfermedad neu-
r6tica es algo favorable desde el punto de vista del desarrollo hu-
mano.
C. G. Jung:
389 Asi es, y me alegro de que usted mencione esta idea. Eso es
realmente mi punto de vista. Yo no soy pesimista sobre la neuro-
sis. En muchos casos tenemos que decir: eGracias a Dios, se ha
decidido a ser neur6tico,,. La neurosis es un intento de auto-cu-
racibn, igual que cualquier enfermedad fisica es en parte un intento
LA VlDA S I M B ~ L I C A
Dr. J. A. Hadfield:
390 ?Podria exponernos brevemente la tCcnica de la imaginaci6n
activa?
C. G. Jung:
391 Esta es la materia de la que tenia intenci6n de hablarles hoy
como consecuencia del anilisis del sueiio de Toledo, por lo que
me alegra poder retomarla ahora. Como ustedes comprendergn,
no voy a poder presentarles material empirico, per0 tal vez con-
siga darles una idea del metodo. Pienso que la mejor rnanera serii
contarles un caso en que result6 muy dificil enseiiarle a1 paciente
el metodo.
392 YO estaba tratando a un joven artista que tenia grandes dificul-
tades para comprender lo que yo entendia por cimaginaci6n acti-
va*. Intent6 todo tip0 de cosas, per0 no habia manera. El proble-
ma era que este paciente no sabia pensar. A menudo 10s mfisicos,
10s pintores, 10s artistas de todo tip0 no saben pensar en absoluto,
pues nunca usan su cerebro intencionalmente. El cerebro de este
hombre trabajaba por su cuenta; tenia sus imaginaciones artisti-
cas, y el paciente no podia usarlo psico16gicamente7por lo que no
podia entender. Le di muchas oportunidades para intentarlo, y 61
prob6 todo tip0 de trucos. No puedo contarles todas las cosas que
hizo, per0 voy a decirles c6mo consigui6 a1 final usar su imagina-
ci6n psicol6gicamente.
393 YO vivo fuera de la ciudad, y el paciente tenia que tomar el tren
para llegar a mi consulta. Salia de una estaci6n pequeiia, y en la
pared de esa estaci6n habia un cartel. Cada vez que esperaba su
tren, 61 miraba ese cartel. Se trataba de un anuncio de la localidad
de Miirren, en 10s Alpes de Berna, una imagen pintoresca de las
cascadas, un valle verde y una colina en el medio, y en esa colina
habia varias vacas. Asi que el paciente miraba el cartel y pensaba
que nunca podria averiguar quC entendia yo por ~irnaginaci6nac-
tiva)).Pero un dia pens6: c<Talvez yo podria empezar teniendo una
fantasia sobre ese cartel. Por ejemplo, podria imaginarme que me
encuentro en el cartel, que la escena es real y que puedo subir por
la colina entre las vacas para ver quC hay detriis de la colinas.
394 Asi que mi paciente acudi6 a la estaci6n con esta intencidn
y se imagin6 que estaba en el cartel. Vio el valle y la carretera y su-
bib por la colina entre las vacas, y entonces lleg6 a la cumbre y
rnir6 abajo, y ahi estaba otra vez el valle, y abajo habia una cerca
con un seto. Mi paciente baj6, y habia un pequefio sender0 que
rodeaba un barranco. TambiCn habia una pefia; cuando la dej6
atrhs, vio una pequeiia capilla, cuya puerta estaba entreabierta.
Pens6 que le gustaria entrar, abri6 la puerta y entr6, y sobre un
altar decorado con hermosas flores habia una figura de madera
de la Madre de Dios. Mir6 su rostro, y en ese momento algo con
orejas puntiagudas desaparecid tras el altar. Mi paciente pens6:
<<Bien, todo esto es absurdo,,, y a1 instante su fantasia desapare-
ci6.
395 Se march6 y dijo: ccEsta vez tampoco he comprendido qut es
la imaginaci6n activa,,. Pero de repente tuvo esta idea: <<Bueno,
tal vez todo eso estaba ahi; tal vez, esa cosa con orejas puntiagudas
detrh de la Madre de Dios que desapareci6 de repente sucedid
de verdad,,. Asi que mi paciente se dijo a si mismo: c(Voy a vol-
ver a intentarlo como un test,,. Se imagin6 que habia vuelto a la
estacidn y que estaba mirando el cartel, y de nuevo fantased que
subia por la colina. Y cuando lleg6 arriba del todo, se preguntd
quC veria en el otro lado. Y ahi estaban el valle y la cerca con un
seto. Dijo: <(Est% bien. A1 parecer, las cosas no se han movido,,.
Dej6 atrhs la pefia, y ahi estaba la capilla. Dijo: c<Aquiesth la capi-
Ila, que no es una ilusi6n. Todo esth en orden,,. La puerta estaba
entreabierta, lo cual le agrad6. Dud6 un momento y dijo: C u a n -
do abra la puerta y vea a la Virgen en el altar, esa cosa con orejas
puntiagudas pasarh por detrhs de la Virgen; de lo contrario, todo
esto serh un disparate,,. Asi que abri6 la puerta y mir6: ahi esta-
ba todo, y la cosa pasd, como antes, y mi paciente se convenci6.
Desde entonces tuvo la llave y supo que podia fiarse de su imagi-
nacibn, y aprendi6 a usarla.
396 NO tengo tiempo para hablarles del desarrollo de las imAge-
nes de este paciente y de c6mo otros pacientes llegan a1 mCtodo.
Pues, por supuesto, cada uno llega a su manera. S610 puedo men-
cionar que la imaginaci6n activa tambiCn podria partir de un suefio
o de una impresi6n hipndtica. Prefiero el tCrmino ~imaginacidn,,a1
tCrmino <<fantasia.,pues hay una diferencia entre 10s dos que 10s
viejos mCdicos tenian en mente cuando decian que nuestra obra
(opus nostrum) hay que hacerla <<perveram imaginationem et non
phantasticam,,, mediante la imaginacidn verdadera y no median-
te una fantistica". Con otras palabras: si tomamos el significado
correct0 de esra definicibn, la fantasia es algo absurdo, un fantas-
ma, una impresi6n efimera, mientras que la imaginaci6n es activa,
creaci6n intencional. Y esto es exactamente la distinci6n que tam-
biCn yo establezco.
397 Una fantasia es mis o menos la invenci6n de un individuo, y per-
manece en la superficie de las cosas personales y las expectativas
conscientes. Pero la imaginaci6n activa significa, tal como indica el
tCrmino, que las imigenes tienen vida propia y que 10s aconteci-
mientos sirnb6licos se desarrollan de acuerdo con su propia ldgica
(suponiendo, por supuesto, que tu raz6n consciente no interfiera).
Empiezas concentrindote en un punto de partida. Voy a darles un
ejemplo de mi propia experiencia. Cuando era pequefio, tenia una
tia soltera que vivia en una casa pasada de moda. Estaba llena de
viejos grabados de colores. Uno de ellos representaba a mi abuelo
materno. Era una especie de obispo, y el grabado lo mostraba
de pie en una pequefia terraza de su casa. Unas escaleras bajaban
de la terraza, y un sender0 conducia a la catedral. Mi abuelo lle-
vaba todas sus insignias. Todos 10s domingos por la mafiana me
dejaban visitar a mi tia, y yo me subia en una silla y miraba ese
grabado hasta que mi abuelo bajaba por las escaleras. Y cada vez
mi tia decia: (Carifio, el abuelo no se mueve, esti ahi quieto*. Pero
yo sabia que lo habia visto bajar.
398 Ya ven c6mo sucedi6 que la imagen empez6 a moverse. Del mis-
mo modo, cuando te concentras en una imagen mental empieza a
temblar, se enriquece con detalles, se mueve y se desarrolla. Natu-
ralmente, cada vez desconfias y piensas que te lo has inventado t6.
Pero tienes que superar esa duda porque no es verdad. En realidad
podemos producir muy pocas cosas con nuestra mente conscien-
te. Todo el tiempo dependemos de las cosas que literalmente caen
en nuestra consciencia; por eso, en alemin las llamamos Einfalle
[<(ocurrenciasr,literalmente <<caerdentro))].Si, por ejemplo, mi in-
consciente prefiriera no darme ideas, yo no podria seguir hablan-
do, pues no sabria inventarme el prdximo paso. Todos conocemos
la experiencia de querer mencionar un nombre o una palabra que
conocemos muy bien, per0 que simplemente no se presenta; sin
embargo, a l g b tiempo despuCs cae en nuestra memoria. Depen-
demos por completo de la benevolente cooperaci6n de nuestro
inconsciente. Si lo inconsciente no coopera, estamos completamen-
te perdidos. Por tanto, estoy convencido de que no podemos lle-
" Este caso proporciond el material para la segunda parte de Psicologia y a[-
quimia.
403 La doctora le dijo que observara sus suefios, y 61 10s anot6 cui-
dadosamente, del primer0 a1 iiltimo. Ahora tengo una serie de unos
mil trescientos suefios suyos. Es una serie maravillosa de imigenes
arquetipicas. Y con toda naturalidad, sin pedirle que lo hiciera, el
paciente empez6 a dibujar las imigenes que veia en sus suefios,
pues tenia la sensaci6n de que eran muy importantes. Trabajando
asi con sus suefios y con estas imigenes, el paciente hizo exacta-
mente el tip0 de trabajo que otros pacientes hacen mediante la
imaginaci6n activa. Incluso invent6 la imaginaci6n activa por si
mismo para elaborar 10s problemas m6s intrincados que sus sue-
fios le planteaban, por ejemplo: c6mo equilibrar 10s contenidos de
un circulo. Elabor6 el problema del perpetuum mobile, n o de una
manera demencial, sino de una manera simb6lica. Trabaj6 todos
10s problemas que la filosofia medieval consideraba importantes y
de 10s que nuestra mente racional dice: .Todo eso es absurdo~.Esta
afirmaci6n muestra s610 que nosotros no comprendemos. Ellos si
que comprendieron; 10s est6pidos somos nosotros, no ellos.
404 En el curso de este anilisis, que se extendi6 durante aproxima-
damente 10s primeros cuatrocientos sueiios, no vigil6 a1 paciente.
Tras la primera entrevista n o lo volvi a ver en ocho meses. Estuvo
cinco meses con esa doctora, y luego durante tres meses hizo el
trabajo por su cuenta, continuando minuciosamente la observaci6n
de su inconsciente. Tenia mucho talent0 para esto. A1 final, se en-
trevist6 varias veces conmigo durante dos meses. Pero n o tuve que
explicarle muchas cosas sobre el simbolismo.
405 La consecuencia de este trabajo con su inconsciente fue que el
paciente se volvi6 una persona perfectamente normal y razonable.
Dej6 de beber, se adapt6 por completo y se volvi6 una persona
completamente normal desde todos 10s puntos de vista. La raz6n
de esto es bastante obvia: este hombre (no estaba casado) habia vivi-
do de una manera s610 intelectual, per0 naturalmente tenia ciertos
deseos y necesidades. N o habia tenido suerte con las mujeres, pues
carecia de la diferenciaci6n de 10s sentimientos. Asi que hacia el
ridiculo con ellas, que por supuesto no tenian paciencia con 61. Y
se volvi6 muy desagradable con 10s hombres, de mod0 que estaba
terriblemente solo. Pero ahora habia encontrado algo que lo fas-
cinaba; tenia un nuevo centro de interis. N o tard6 en descubrir
que sus suefios aludian a algo muy importante, y todo su inter&
intuitivo y cientifico despert6. En vez de sentirse como una oveja
descarriada, pens6: ccEsta tarde, cuando acabe de trabajar, irk a mi
despacho y verC quC pasa. TrabajarC con mis suefios, y descubri-
re cosas extraordinarias*. Asi fue. Por supuesto, el juicio racional
diria que el paciente se habia obsesionado con sus fantasias. Pero
LA VlDA SIMBOLICA
El presidente:
415 Seiioras y seiiores, ustedes han expresado mediante su aplauso
algo de lo que sienten por el profesor Jung. Esta charla es la fi1-
tima de la serie que hemos tenido el honor, el placer y el privile-
gio de escuchar. S610 tenemos maneras inadecuadas de expresarle
nuestro agradecimiento por estas conferencias tan estimulantes, tan
provocadoras, que nos han dado tantas cosas sobre las que pensar
en el futuro, cosas enormemente sugerentes para todos nosotros,
y en especial para quienes practicamos la psicoterapia. Profesor,
pienso que esto es lo que usted ha querido hacer por nosotros y lo
que ha hecho. Los miembros del Instituto estamos muy orgullosos
de que usted haya estado aqui, hablgndonos, y pienso que todos
nosotros abrigamos la esperanza de que usted no tardari en volver
a Inglaterra para hablarnos de nuevo y hacernos pensar mAs sobre
estos grandes problemas.
" Este ensayo fue redactado en inglCs y acabado poco antes de la muerte de Jung
en junio de 1961. Sin titulo, servia de introducci6n a1 volumen colectivo Man and His
Symbols (Aldus Books, London, 1964), que est6 formado por una serie de ensayos de
Jung y cuatro colegas m6s y que fue dirigido por Jung y, despuCs de su muerte, por Ma-
rie-Louise von Franz con la colaboracidn de John Freeman. Este volumen pretendia ser
una presentaci6n popular de las ideas de Jung, por lo que con el consentimiento de 10s
autores sus contenidos heron reelaborados por John Freeman con la colaboraci6n de
Marie-Louise von Franz. El ensayo de Jung fue reescrito y reorganizado, en particular
por cuanto respecta a las primeras secciones; se eliminaron varias cosas, se afiadieron
varios pasajes explicativos y se le puso a1 ensayo el titulo Abordando lo inconsciente.
La versi6n que publicamos aqui es el texto original de Jung, revisado lingiiisticamente
por R. F. C. Hull; a excepci6n de algunas transposiciones menores, se ha preservado
la disposicidn original. Las 122 ilustraciones de la edici6n publicada en 1964 han sido
omitidas. Hemos introducido la divisi6n en capitulos y 10s titulos tras consultar con la
doctora Von Franz. Agradecemos a Aldus Books y a Doubleday and Co. que nos hayan
permitido incorporar algunas mejoras estilisticas de la versi6n de 1964. (N. de 10s E.)
La presente traducci6n espafiola est6 realizada a partir del original inglis. Del libro
Man and His Symbols hay traduccidn espafiola de Luis Escolar, El hombre y sus simbo-
~ O S ,Paid& Barcelona, 1995. (N. del T )
416 Mediante su lenguaje, el ser humano intenta designar las cosas de
tal manera que sus palabras transmitan el significado de lo que 61
pretende comunicar. Pero a veces emplea unos ttrminos o unas
imAgenes que no son estrictamente descriptivos y que s61o se pue-
den comprender en determinadas condiciones. Pensemos, por ejem-
plo, en las numerosas abreviaturas (ONU, UNESCO, OTAN, etc.)
de las que estAn plagados nuestros peribdicos, o en las marcas re-
gistradas y en 10s nombres de 10s medicamentos. Aunque no poda-
mos ver qut significan, tienen un significado precis0 para quien lo
conoce. Estas designaciones no son simbolos, sino signos. Lo que
llamamos esimbolon es un ttrmino, un nombre o una imagen que
en si mismo puede resultarnos familiar, per0 cuyas connotaciones,
cuyo uso y cuya aplicaci6n son especificos o peculiares y aluden a
un significado oculto, vago o desconocido. Tomemos como ejem-
plo la imagen de la doble azuela que se encuentra en muchos mo-
numentos de Creta. Conocemos el objeto, per0 no su significado
1 especifico. Otro ejemplo: un hind^ que habia visitado Inglaterra
cont6 a sus amigos que 10s ingleses adoran a 10s animales, pues ha-
, bia visto gguilas, leones y toros en sus viejas iglesias y catedrales;
no sabia que estos animales son 10s simbolos de 10s evangelistas.
Muchos cristianos no saben que estos simbolos se derivan de la
visi6n de Ezequiel, que a su vez es un paralelo del Horus egipcio y
sus cuatro hijos. Otros ejemplos son la rueda y la cruz, unos obje-
tos conocidos universalmente y que en determinadas condiciones
son simb6licos y significan algo que sigue dando pie a controver-
sias especulativas.
417 Un tirmino o una imagen es simb6lico si significa m5s de lo
que denota o expresa. Tiene un amplio aspect0 sinconsciente,, que
I
LA V l D A S I M B ~ L I C A
Cf. Nietzsche, Mds alld del bien y del mal, 68: -"Yo he hecho eso", dice
mi memoria. "Yo no puedo haber hecho eso", dice mi orgullo y permanece inflexible.
A1 final, la memoria cede. [trad. esp. de Andres Sinchez Pascual, Mds alld del bien y del
mal, Alianza, Madrid, 19721.
directamente a la consciencia. Estos fen6menos son frecuentes en
la vida cotidiana, per0 suelen pasar inadvertidos.
454 Un fen6meno relativamente raro, per0 asombroso, que perte-
nece a la misma categoria es la criptomnesia, el c<recuerdooculto*.
Consiste en que de repente, por lo general en el flujo de la escritura
creativa, aparece una palabra, una frase, una imagen, una metifora o
una historia completa que tiene un caricter extrafio o singular. Si le
preguntamos a1 autor de ddnde procede ese fragmento, nos diri que
no lo sabe, y esti claro que no se ha dado cuenta de que es peculiar.
Voy a citar un ejemplo de este tip0 del libro de Nietzsche Asi hub16
Zaratustra. El autor describe el <<descensoa1 infierno. de Zaratustra
con unos detalles caracteristicos que coinciden casi literalmente con
el relato de un cuaderno de biticora de 1686.
455
' Segunda parte, xDe 10s grandes acontecimientoss [trad. esp. de Andres Sinchez
Pascual, Asi hub16 Zaratustra, Alianza, Madrid, 1972, pp. 192-1931. V6ase la discusi6n
en Acerca de la psicologia y patologi'a de 10s llamados fendmenos ocultos, OC 1,1, 140
ss. y 180 ss.
2. Vol. p. 57 [el titulo es Tenorifico extract0 del cuaderno de bita'cora de1 barco
Esfinge en el alio 1686, en el Mediterrdneo].
Y L A I N T E R P R E T A C I ~ NDE LOS S U E N O S
LO5 s ~ M B O L O S
't
Henry Rider Haggard vivid entre 1856 y 1912, y public6 She en 1887; Pierre
Benoit vivid entre 1886 y 1962, y public6 L'Atlantide en 1919. Finalmente, el novelista
francis fue absuelto por 10s tribunales. (N.
del T )
no hubiera sido una elaboraci6n de una repre'sentation collective,
como LCvy-Bruhl denomina a ciertas ideas generales que son ca-
racteristicas de las sociedades primitivas. (HablarC de ellas mis ade-
lante.)
458 Lo que he dicho sobre lo inconsciente dari a1 lector una idea
aproximada del material subliminal en que se basa la producci6n
espontinea de simbolos oniricos. Evidentemente, este material
debe su inconsciencia sobre todo a1 hecho de que ciertos conteni-
dos conscientes tienen que perder su energia (es decir, la atenci6n
que se les presta o su tono emocional especifico) para dejar espa-
cio a nuevos contenidos. Si pudieran conservar toda su energia,
esos contenidos conscientes quedarian por encima del umbra1 y
no podriamos librarnos de ellos. Es como si lo inconsciente fuera
una especie de proyector que arroja su luz (de atenci6n o inter&)
sobre nuevas percepciones que acaban de llegar y sobre las hue-
llas de percepciones anteriores que estin dormidas. Ya que es un
act0 consciente, podemos entender este proceso como un aconte-
cimiento intencional y voluntario. Pero con la misma frecuencia la
consciencia se ve forzada por la intensidad de un estimulo externo
o interno a encender su luz.
459 Esta observacidn no es superflua, pues muchas personas sobres-
timan la funci6n de la fuerza de voluntad y piensan que en sus
mentes no puede suceder nada que ellas no hayan pretendido.
Pero en consideraci6n a la comprensi6n psicol6gica deberiamos
aprender a discriminar cuidadosamente entre contenidos intencio-
nales y contenidos no intencionales. Los primeros se derivan de la
personalidad de yo, mientras que 10s dltimos brotan de una fuente
que no es idCntica a1 yo, es decir, de una parte subliminal del yo,
de su ccotro ladon, que en cierto mod0 es otro sujeto. La existencia
de este otro sujeto no es en absoluto un sintoma patol6gic0, sino
un hecho normal que se puede observar en cualquier momento y
en cualquier lugar.
460 En cierta ocasi6n tuve una discusi6n con un colega sobre otro
mCdico que habia hecho una cosa que para mi era xcompleta-
mente idiota,,. Este medico era un amigo personal de mi colega,
y ademis era partidario de un credo algo fanitico a1 que mi cole-
ga tambitn se adheria: eran abstemios. Mi colega respondi6 im-
pulsivamente a mi critica: <<Par supuesto que es un burron, per0
se detuvo y afiadi6: a n hombre muy inteligente, quiero decir~.
AnotC tranquilamente que primer0 habia dicho <<burro., y 61
negd airadamente haber dicho eso sobre su amigo, mucho menos
ante un infiel. Ese hombre era muy respetado como cientifico,
per0 su mano derecha no sabia quC hacia su mano izquierda.
LOS S I M B O L O S Y L A I N T E R P R E T A C I ~ NDE LOS S U E N O S
* Cf. William James, The Principles of Psychology, 1890, cap. IX. (N.del T )
LOS S ~ M B O L OYS L A ~ N T E R P R E T A C I ODNE LOS s U E ~ O S
* V6ase tambiin .La aplicabilidad prictica del anilisis de 10s suefiosz, OC 16,11,
$323 s.
que considerar el intermediario entre 10s contenidos inconscientes
y 10s contenidos conscientes, o el puente que supera el abismo en-
tre la consciencia y 10s fundamentos fisiol6gicos de la psique. Es
dificil exagerar la importancia prhctica de este puente. Es el eslab6n
indispensable entre el mundo racional de la consciencia y el mun-
do del instinto. Cuanto mis influida estC nuestra consciencia por
prejuicios, fantasias, deseos infantiles y el sefiuelo de 10s objetos
externos, mis se ensanchari el abismo ya existente hasta conver-
tirse en una disociaci6n neur6tica y conducirh a una vida artificial
muy alejada de 10s instintos saludables, la naturaleza y la verdad.
Los suefios intentan restablecer el equilibrio restaurando las imh-
genes y emociones que expresan el estado de lo inconsciente. Es
pr5cticamente imposible restaurar la condici6n original mediante
el discurso racional, que es demasiado plano y pilido. Pero, como
han mostrado mis ejemplos, el lenguaje de 10s sueiios nos propor-
ciona las imigenes que apelan a 10s estratos mhs profundos de la
psique. Podriamos decir incluso que la interpretaci6n de 10s suefios
enriquece la consciencia hasta tal punto que Csta vuelve a apren-
der el lenguaje olvidado de 10s instintos.
475 En la medida en que son irnpulsos fisiol6gicosY10s instintos
son percibidos por 10s sentidos, y a1 mismo tiempo se manifiestan
como fantasias. Pero en la medida en que no son percibidos por
10s sentidos, s610 revelan su presencia en imigenes. Sin embargo,
la gran mayoria de 10s fen6menos instintivos consiste en imhgenes,
muchas de las cuales son de una naturaleza simb6lica cuyo signifi-
cad0 no es reconocible de inmediato. Las encontramos sobre todo
en ese imbito ambiguo entre la consciencia dCbil y el trasfondo
inconsciente del suefio. A veces, un suefio es tan importante que
su mensaje llega a la consciencia aunque sea desagradable o espan-
toso. Desde el punto de vista del equilibrio mental y de la salud
fisiol6gica, es mucho mejor para la consciencia y para lo incons-
ciente estar conectados y moverse por lineas paralelas que estar
disociados. A este respecto, la producci6n de simbolos se puede
considerar una funci6n valiosisima.
476 Naturalmente, hay que preguntar de quC sirve esta funci6n si
sus simbolos pasan inadvertidos o son incomprensibles. La falta
de comprensi6n consciente no significa que el suefio no tenga con-
secuencias. El propio hombre civilizado puede observar ocasional-
mente que un suefio que no puede recordar modifica ligeramente
su estado de inimo para mejor o para peor. Los suefios se pueden
flcomprender,, hasta cierto punto de manera subliminal, y esto es
lo que suele suceder. S61o cuando un suefio es muy impactante o
se repite a menudo, la interpretaci6n y la comprensi6n consciente
se vuelven deseables. Pero en 10s casos patol6gicos la interpreta-
ci6n es imperativa y conviene llevarla a cab0 si no hay contrain-
dicaciones, como la existencia de una psicosis latente, que esti
esperand~a un agente desencadenante adecuado para estallar con
su fuerza. No es recomendable emplear sin inteligencia ni ta-
l e n t ~el aniilisis y la interpretaci6n de 10s suefios, en especial si hay
una disociaci6n entre una consciencia unilateral y un inconsciente
irrational 0 ~ ~ o c o * .
477 Debido a la enorme variedad de contenidos conscientes y a su
desviaci6n de la linea media ideal, la cornpensacidn inconsciente
es igualrnente variada, por lo que no es ficil decir si 10s suefios y
sus simbolos son clasificables o no. Aunque hay suefios y ocasio-
nalmente simbolos (a 10s que en este caso es mejor llamar <<moti-
vos.) que son tipicos y ocurren a menudo, la mayor parte de 10s
suefios son individuales y atipicos. Motivos tipicos son: caer, vo-
lar, ser perseguido por animales o personas peligrosos, estar vesti-
do de una manera insuficiente o absurda en lugares ptiblicos, tener
prisa, estar perdido en una multitud, luchar con armas intitiles o
estar indefenso, correr para no llegar a ninguna parte, etc. Un mo-
tivo infantil tipico es el suefio de volverse infinitarnente pequefio o
infinitamente grande, o pasar de un extremo a otro.
478 Un fen6meno interesante es el suefio recurrente. Hay casos de
sueiios que se repiten desde la infancia hasta una edad avanzada.
Norrnalmente, estos suefios compensan un defect0 de la actitud
consciente de la persona, o proceden de un momento traumiiti-
co que ha dejado en herencia un prejuicio especifico, o anticipan
un acontecimiento futuro de cierta importancia. Yo mismo sofit un
motivo que se repiti6 muchas veces durante varios afios. Se trataba
de que yo descubria una parte o un ala de mi casa cuya existencia
desconocia. A veces era el lugar donde mis padres vivian (hacia
ya mucho tiempo que habian muerto); para mi gran sorpresa, mi
padre tenia ahi un laboratorio en el que estudiaba la anatomia com-
parada de 10s peces y mi madre dirigia un albergue para hutspedes
fantasmales. Normalmente, el ala o la casa de huCspedes indepen-
diente era una edificio hist6rico de varios centenares de afios, olvi-
dado aunque fuera mi propiedad. Contenia unos muebles antiguos
muy interesantes, y hacia el final de esta serie de suefios recurren-
tes descubri una vieja biblioteca cuyos libros me resultaban desco-
nocidos. Por fin, en el filtimo suefio abri uno de 10s voltirnenes y
encontrt en 61 una gran cantidad de irniigenes simb6licas maravi-
llosas. Cuando me despertt, mi coraz6n latia emocionado.
479 Algtin tiempo antes yo habia encargado a una libreria de vie-
jo del extranjero uno de 10s cliisicos latinos de la alquimia, pues
LA V l D A S I M B ~ L I C A
queria verificar una cita que creia que podria estar conectada con
la alquimia bizantina antigua. Varias semanas despuCs de mi sue-
fio recibi un paquete con un volumen en pergamino del siglo xvr
que contenia muchas imiigenes simb6licas fascinantes. A1 in,ctante
record6 la biblioteca de mi suefio. Como el redescubrimiento de
la alquimia es una parte importante de mi vida como pionero de la
psicologia, podemos entender el motivo del anexo desconocido
de mi casa como una anticipaci6n de un nuevo campo de interCs e
investigaci6n. Sea como fuere, en ese momento (hace treinta aiios)
el suefio recurrente lleg6 a su fin.
480 A1 igual que 10s sueiios, 10s simbolos son productos naturales,
per0 no tienen lugar s61o en 10s suefios. Pueden aparecer en mu-
chas manifestaciones psiquicas: hay pensamientos y sentimientos
simb6licos, actos y situaciones simb6licos, y a menudo se diria que
no s610 lo inconsciente, sin0 tambiCn algunos objetos inanimados
estiin participando en la organizaci6n de modelos simb6licos. Hay
muchas historias autentificadas de un reloj que se para en el mo-
mento de la muerte de su propietario, como el pCndulo de Fede-
rico el Grande en Sanssouci; o de un espejo que se rompe, o de
una cafetera que hierve hasta explotar justo antes de una crisis o
durante ella, etc. Aunque el escCptico no acepte estos informes,
las historias de este tip0 se renuevan sin cesar y son contadas una
y otra vez, lo cual es una prueba contundente de su importancia
psicol6gica, aunque la gente ignorante niegue su existencia.
481 Sin embargo, 10s simbolos mis importantes no son individua-
les, sin0 colectivos por su naturaleza y origen. Se basan princi-
palmente en las religiones. El creyente supone que son de origen
divino, que han sido revelados. El escCptico piensa que son un in-
vento. Los dos se equivocan. Es verdad, por una parte, que esos
simbolos han sido durante siglos objeto de una cuidadosa elabo-
racidn y diferenciaci6n consciente, como sucede con 10s dogmas.
Pero, por otra parte, son reprksentations collectives que se remon-
tan a Cpocas remotisimas, y s610 son ccrevelaciones* en el sentido
de que son unas imiigenes cuyo origen se encuentra en sueiios y en
fantasias creativas. Estas dltimas son manifestaciones involuntarias
y espontineas, y no invenciones arbitrarias e intencionales.
482 NO ha habido nunca un genio que se haya sentado con un bo-
ligrafo o un pincel y haya dicho: (Woy a inventar un simbolo~.
Nadie puede tomar un pensamiento miis o menos racional a1 que
haya llegado como una conclusi6n 16gica o que haya elegido de-
liberadamente y a continuaci6n disfrazarlo de una fantasmagoria
((simb6lican.No importa que esas galas puedan parecer fantisticas;
seguiremos encontriindonos ante un signo que alude a un pensa-
LO5 S ~ M B O L O S
Y L A I N T E R P R E T A C I O N D E LOS S U E ~ J O S
488
Comprendi pronto que Freud estaba buscando un deseo mio
incompatible. Asi que le sugeri que las calaveras podrian referirse
a ciertas personas de mi familia cuya muerte yo podria desear por
alguna razbn. Freud aprob6 esta propuesta, per0 a mi no me satis-
facia esta falsa soluci6n.
489 Mientras buscaba una respuesta adecuada a las preguntas de
Freud, de repente me confundi6 una intuici6n sobre la funci6n que
el factor subjetivo desempefia en la comprensidn psicol6gica. Mi
intuici6n era tan avasalladora que s610 podia pensar en c6mo salir
de ese lio imposible, y tomi el fdcil camino de mentir. Esto no era
ni elegante ni defendible moralmente, per0 de lo contrario me ha-
bria arriesgado a pelearme con Freud, y por muchas razones pre-
feri evitarlo.
490 Mi intuici6n consistia en el conocimiento repentino e inespe-
rado de que mi suefio se referia a mi mismo, a mi vida y a mi mun-
do, a toda mi realidad como contraria a una estructura te6rica que
otra mente habia erigido por razones y prop6sitos propios. N o se
trataba de un suefio de Freud, sino de un suefio mio; y de repente
comprendi quC queria decir mi suefio.
491 Tengo que disculparme por esta larga narraci6n del apuro en
que me meti a1 contarle a Freud mi suefio. Pero es un buen ejem-
plo de las dificultades a las que nos enfrentamos en el curso del
anAlisis de 10s suefios. Pues las diferencias personales entre el ana-
lista y el analizando son muy importantes.
492 En este nivel, el andlisis de 10s suefios es menos una ticnica que
un proceso dialictico entre dos personalidades. Si lo entendemos
como una ticnica, queda excluida la peculiaridad del sujeto en tan-
to que individuo, y el problema terapiutico se reduce a la simple
pregunta: ZquiCn dominard a quiCn? Yo habia renunciado a1 trata-
miento hipn6tico por esta misma raz6n, pues no queria imponer mi
voluntad a otras personas. Yo queria que 10s procesos de curaci6n
se desarrollaran a partir de la personalidad del paciente, no a partir
de unas sugerencias mias que s610 tendrian un efecto pasajero. Yo
queria proteger y preservar la dignidad y libertad de mi paciente
para que pudiera vivir su vida mediante su propia voluntad.
493 YO no podia compartir el interCs casi exclusivo de Freud por el
sexo. Sin duda, el sexo es uno de 10s motivos humanos mds impor-
tantes, per0 en muchos casos es secundario respecto del hambre, el
ansia de poder, la ambicidn, el fanatismo, la envidia, la venganza o
la devoradora pasi6n del impulso creativo y del espiritu religioso.
494 Vi claro por primera vez que antes de construir teorias generales
sobre el ser humano y su psique tenemos que aprender muchas co-
sas sobre el ser humano real, no la idea abstracta del homo sapiens.
EL PROBLEMA DE LOS TIPOS
EN LA INTERPRETACION DE LOS SUENOS
1. Esta palabra procede de 10s tirminos griegos arche' (~origenn)y typos (c<gol-
pe,,, cimprontaa).
rechazado el concept0 de arquetipo como una mera supersticidn.
Pero si 10s arquetipos fueran ideas que se originan en nuestra men-
te consciente o que son adquiridas por ella, 10s comprenderiamos
sin m6s y no nos quedariamos estupefactos cuando aparecen en
la consciencia. Recuerdo muchos casos de personas que me han
consultado porque sus propios suefios o 10s suefios de sus hijos las
desconcertaban. La raz6n era que esos suefios contenian imige-
nes que no guardaban relaci6n alguna con nada que esas personas
recordaran, por lo que no se explicaban de d6nde podian haber
tomado sus hijos esas ideas extrafias e incomprensibles. Se trataba
de personas muy cultas, incluso de psiquiatras. Una de ellas era un
catedrhtico que habia tenido una visi6n y pensaba que se habia
vuelto loco. Vino a verme en un estado de phnico. Asi que tom6
de la estanteria un libro de hace cuatrocientos afios y le mostrt
un viejo grabado que mostraba su visi6n. ((Usted no estA locon,
le dije. .Su visi6n ya se conocia perfectamente hace cuatrocien-
tos afiosn. Mi paciente se sent6 completamente agotado, per0 de
nuevo normal.
s2s Recuerdo en especial el caso de un psiquiatra que me trajo un
cuaderno escrito a mano por su hija de diez afios, que se lo ha-
bia regalado en Navidades. Contenia una serie completa de suefios
que ella habia tenido a 10s ocho afios de edad. Era la serie mAs
extrafia que yo habia visto en toda mi vida, y podia entender por
qut el padre de la nifia estaba mis que desconcertado ante estos
~~
I suefios. Aunque eran infantiles, resultaban un poco inquietantes,
pues contenian im6genes cuyo origen era completamente incom-
prensible para el padre. Los motivos principales de estos suefios
eran 10s siguientes":
1. El *animal malo*: un monstruo con aspect0 de serpiente
y muchos cuernos que mata y devora a 10s demhs animales. Pero
Dios llega por las cuatro esquinas (en realidad son cuatro dioses) y
hace renacer a 10s animales.
2. Ascenso a1 cielo, donde se celebran unas danzas paganas, y
descenso a1 infierno, donde 10s Angeles hacen buenas acciones.
3. Una horda de animales pequefios asusta a la sofiante. Los
animales crecen hasta alcanzar un tamafio enorme, y uno de ellos
la devora.
4. Un pequefio rat6n es ~enetradopor gusanos, serpientes, pe-
ces y seres humanos. De este modo, el rat6n se vuelve humano.
Este es el origen de la humanidad en cuatro etapas.
" Gerard Darn, un mCdico y alquimista del siglo xvn que vivi6 en Frdncfort.
LA V l D A S I N B ~ L I C A
mitivas o 10s koans del budismo Zen. Esta instrucci6n se parece rnis
a1 pensamiento primitivo que a la doctrina cristiana ortodoxa. Su
origen tiene que encontrarse fuera de la tradici6n histbrica, en la
matriz que desde tiempos ~rehistdricosha nutrido a las especula-
ciones filos6ficas y religiosas sobre la vida y la muerte.
539 En el caso de esta nifia, fue como si 10s acontecimientos fu-
turos arrojaran de antemano su sombra estimulando formas de
~ensamientoque, aunque normalmente esttn dormidas, estin des-
tinadas a describir o acompaiiar la aproximaci6n de un desenlace
fatal. Se encuentran por todas partes y en todas las tpocas. Aunque
la forma concreta en que esas formas de pensamiento se expre-
san es m4s o menos personal, su patr6n general es colectivo, del
mismo mod0 que 10s instintos animales varian mucho en especies
diferentes y sirven empero a1 mismo propdsito general. No supo-
nemos que cada animal recitn nacido crea sus propios instintos
como una adquisici6n individual, y tampoco podemos suponer que
cada ser humano que nace inventa y produce sus modos de reac-
cibn especificamente humanos. A1 igual que 10s instintos, 10s pa-
trones colectivos de pensamiento de la mente humana son innatos
y hereditarios; y cuando la ocasidn se presenta, funcionan rnis o
menos de la misma manera en todos nosotros.
540 Las manifestaciones emocionales se basan en patrones similares,
y son reconocibles en toda la Tierra. Las comprendemos hasta en
10s animales, y 10s animales se comprenden unos a otros a este res-
pecto aunque pertenezcan a especies diferentes. ?Y quC decir de
10s insectos, con sus complejas funciones simbibticas? La mayor
parte de ellos ni siquiera conocen a sus padres y no tienen a nadie
que 10s instruya. Entonces, tpor quC deberiamos suponer que el
ser humano es el finico ser vivo que carece de instintos especi-
ficos o cuya psique esti privada de las huellas de su evoluci6n?
Naturalmente, quien identifique la psique con la consciencia su-
cumbiri ficilmente a la idea err6nea de que la psique es una tabu-
la rasa, completamente vacia en el momento del nacimiento y que
mis adelante s610 contiene lo que ha aprendido mediante la ex-
periencia individual. Pero la psique es rnis que la consciencia. Los
animales tienen poca consciencia, per0 muchos impulsos y reaccio-
nes que denotan la existencia de una psique, y 10s primitivos ha-
cen muchas cosas cuyo significado desconocen. Hay muchas per-
sonas civilizadas a las que no vale la pena preguntarles la raz6n y el
significado del irbol de Navidad o de 10s huevos de Pascua, pues
no tienen la rnis remota idea del significado de estas costumbres.
Hacen las cosas sin saber por qu6 las hacen. Yo tiendo a creer que
por lo general primer0 se hicieron las cosas y s61o mucho tiempo
despuCs alguien pregunt6 por ellas y tal vez descubri6 por quC se
hacian. El psic6logo medico esti confrontado constantemente con
pacientes inteligentes que en cierto respecto se comportan de una
manera peculiar y no saben quC estin diciendo o haciendo. Tene-
mos sueiios cuyo significado se nos escapa por completo aunque
estemos firmemente convencidos de que el suefio tiene un signi-
ficado preciso. Sentimos que es un sueiio importante o aterrador,
per0 tpor quC?
541 La observaci6n constante de estos hechos ha reforzado la hi-
p6tesis de una psique inconsciente, cuyos contenidos parecen ser
aproximadamente tan variados como 10s de la consciencia. Sabe-
mos que la consciencia depende en buena medida de la colabora-
ci6n de lo inconsciente. Cuando una persona pronuncia un discur-
so, la pr6xima frase se estB preparando mientras habla, per0 esta
preparaci6n suele ser inconsciente. Si lo inconsciente no colabora
y retiene la pr6xima frase, el orador se detiene. A veces quieres
decir un nombre o un tCrmino que conoces perfectamente, pero
no lo encuentras. Lo inconsciente no te lo proporciona. Quieres
presentar a una persona que conoces bien, per0 su nombre ha des-
aparecido, como si nunca lo hubieras conocido. Asi que dependes
de la buena voluntad de tu inconsciente. Siempre que quiera, lo
inconsciente puede derrotar a tu buena memoria o poner en tu
boca algo que no querias decir. Puede producir unos estados de
Bnimo y unos afectos impredecibles e irrazonables, causindote asi
todo tip0 de problemas.
542 Superficialmente, estas reacciones e impulsos parecen ser de
una naturaleza muy personal, por lo que se suele creer que son
completamente individuales. Pero en realidad se basan en un siste-
ma instintivo preformado y siempre listo, con sus propias formas
de pensamiento, sus propios reflejos, sus propias actitudes y !us
propios gestos caracteristicos y comprensibles universalmente. Es-
tos siguen un patr6n que qued6 establecido mucho tiempo antes
de que hubiera alguna traza de consciencia reflexiva. Podria ser in-
cluso que la consciencia reflexiva tenga su origen en violentos gol-
pes emocionales y en sus desastrosas consecuencias. Pensemos en
el caso del salvaje que, enfadado por no haber pescado nada, es-
trangula a su queridisimo hijo y a continuaci6n toma en sus brazos
el pequefio cuerpo muerto y siente un remordimiento inmenso.
Es muy probable que ese hombre recuerde siempre la angustia de
este momento. Aqui puede estar el comienzo de una consciencia
reflexiva. En todo caso, a menudo hace falta el shock de una ex-
periencia emocional para que la gente despierte y preste atenci6n
a lo que esti haciendo. MencionarC el cClebre caso del hidalgo es-
L O S S ~ M B O L O SY L A I N T E R P R E T A C I ~ N D E L O S S U E R O S
pafiol Ram611 Llull, que tras una larga persecuci6n consigui6 que
su dama le diera una cita secreta. Ella abri6 en silencio sus ropas y
le mostr6 su pecho, devorado por el ciincer. Este shock cambi6 la
vida de Llull, que se convirti6 en un santo.
543 En muchos de estos casos de transformaci6n repentina se puede
demostrar que un arquetipo ha estado trabajando durante mucho
tiempo en lo inconsciente, disponiendo hiibilmente las circunstan-
cias que conduciriin inevitablemente a una crisis. No es raro que
el desarrollo se manifieste con tanta claridad (por ejemplo, en una
serie de suefios) que se pueda predecir la catiistrofe con una segu-
ridad razonable. A partir de estas experiencias podemos llegar a
la conclusi6n de que las formas arquetipicas no son patrones estii-
ticos, sino factores diniimicos que se manifiestan en impulsos es-
pontiineos, igual que hacen 10s instintos. Algunos suefios, visiones
o pensamientos pueden aparecer de repente, y no averiguamos
qut 10s ha causado aunque 10s estudiemos con cuidado. Esto no
significa que no tengan causa; seguro que la tienen, pero es tan re-
mota u oscura que no podemos verla. Tenemos que esperar a que
el suefio y su significado esttn suficientemente comprendidos o a
que ocurra un acontecimiento externo que explique el suefio.
544 A menudo, nuestros pensamientos conscientes se refieren a1 fu-
turo y sus posibilidades, y lo mismo sucede con lo inconsciente y
sus suefios. Estii extendida por todo el mundo la creencia de que la
principal funci6n de 10s suefios es pronosticar el futuro. En la An-
tigiiedad, y todavia en la Edad Media, 10s suefios formaban parte
del pron6stico mtdico. Puedo confirmar a partir de un suefio mo-
derno el pron6stico o, mejor, la precognici6n de un suefio antiguo
citado por Artemidoro de Daldis, en el siglo 11 d. C. Artemidoro
cuenta que un hombre sofi6 que veia a su padre morir en el incen-
dio de una casa. No mucho tiempo desputs, ese hombre muri6 de
phlegmone' (fuego, fiebre alta), presumiblemente neumonia". Pues
bien, sucedi6 que un colega mio padecia una fiebre gangrenosa
mortal: phlegmone'. Un antiguo paciente suyo, que no conocia la
naturaleza de la enfermedad de su mtdico, sofi6 que su mtdico
moria en un incendio. El suefio ocurri6 tres semanas antes de
que el mtdico muriera, en el momento en que acababa de ingresar
en el hospital y la enfermedad apenas estaba empezando. El sofian-
te s61o sabia que el mtdico estaba enfermo y que habia ingresado
en el hospital.
545 Como muestra este ejemplo, 10s suefios pueden tener un aspec-
to anticipador o pronosticador, y su intCrprete hari bien en tomar
en consideraci6n este aspecto, en especial si se trata de un sue-
fio que indudablemente tiene significado, si bien no nos propor-
ciona un context0 suficiente para explicarlo. A menudo, un suefio
como Cste surge de la nada, y uno se pregunta quC puede haberlo
causado. Por supuesto, la causa estaria clara si conociCramos el
resultado 6ltimo del suefio. Nuestra mente consciente no lo cono-
ce, mientras que lo inconsciente parece estar informado y haber
sometido el caso ya a un examen prondstico cuidadoso, rnis o
menos como la consciencia habria hecho si hubiera conocido 10s
hechos relevantes. Pero, precisamente porque eran subliminales,
10s hechos fueron percibidos por lo inconsciente y sometidos a una
especie de examen que anticipa el resultado final. Por lo que pode-
mos saber gracias a 10s sueiios, lo inconsciente procede en sus <<de-
liberaciones)) rnis de una manera instintiva que siguiendo lineas
racionales, Esta filtima manera es la prerrogativa de la conscien-
cia, que selecciona con raz6n y conocimiento. Pero lo inconsciente
es guiado bisicamente por tendencias instintivas, que estin repre-
sentadas por las correspondientes formas de pensamiento, por 10s
arquetipos. Es como si un poeta y no un mCdico racional hubiera
estado trabajando; mientras que el medico hablaria de infeccibn,
fiebre, toxinas, etc., el sueiio describe el cuerpo enfermo como la
casa terrenal de un hombre, y la fiebre como el calor de un incen-
dio que esti destruyendo la casa y sus habitantes.
546 Como muestra este suefio, la mente arquetipica ha abordado
la situaci6n de la misma manera que en tiempos de Artemidoro.
Una situacidn de naturaleza rnis o menos desconocida ha sido cap-
tada intuitivamente por lo inconsciente y sometida a un tratamiento
arquetipico. Esto muestra claramente que, en lugar del razona-
miento que la consciencia habria empleado, la mente arquetipica
ha asumido aut6nomamente la tarea de pronosticar. Los arque-
tipos tienen su propia iniciativa y su propia energia, lo cual les
permite no s610 producir una interpretaci6n significativa (en su
propio estilo), sin0 ademis intervenir en una situaci6n dada con
sus propios impulsos y sus propias formas de pensamiento. A este
respecto, 10s arquetipos funcionan como 10s complejos, que tam-
biCn disfrutan de cierta autonomia en la vida cotidiana. Entran y
salen a su gusto, y a menudo interfieren con nuestras intenciones
conscientes de una manera embarazosa.
547 Podemos percibir la energia especifica de 10s arquetipos cuan-
do experimentamos el peculiar sentimiento de numinosidad que
10s acompafia, la fascinacidn o el encanto que emana de ellos. Esto
L O S S ~ M B O L O SY L A I N T E R P R E T A C I ~ ND E L O S S U E ~ O S
564 La triste verdad es que la vida real del ser humano consiste en
opuestos inexorables: el dia y la noche, el bienestar y el sufrimien-
to, el nacimiento y la muerte, el bien y el mal. No estamos segu-
ros de que uno prevaleceri sobre el otro, que la buena voluntad
derrotari a1 mal, que la felicidad eliminari el dolor. La vida y el
mundo son un campo de batalla, siempre lo han sido y siempre lo
serin; de lo contrario, la existencia no tardaria en acabar. Por esta
raz6n, una religi6n superior como la cristiandad esperaba el pron-
to fin de este mundo, y el budismo acaba con 61 dando la espalda
a 10s deseos. Estas respuestas categ6ricas serian suicidas si no es-
tuvieran ligadas a las ideas y pricticas morales que constituyen el
cuerpo de ambas religiones.
565 Menciono esto porque en nuestros dias innumerables personas
han perdido la fe en una u otra de las grandes religiones. Ya no
las entienden. Mientras la vida transcurre suavemente, esta pCrdida
apenas se nota. Pero cuando llega el sufrimiento, las cosas cam-
bian muy r5pidamente. La persona busca una salida y empieza
a reflexionar sobre el significado de la vida y sobre sus descon-
certantes experiencias. Es significativo que, seg6n las estadisticas,
el psiquiatra es consultado mis por 10s protestantes y 10s judios
que por 10s cat6licos. Esto era de esperar, pues la Iglesia cat6li-
ca todavia se siente responsable de la cura animarum, de la cura
de almas. Pero en nuestra Cpoca cientifica a1 psiquiatra se le pre-
guntan cuestiones que en otras Cpocas pertenecieron a1 terreno del
te6logo. Las personas saben que las cosas serian muy diferentes
si tuvieran una fe positiva en una vida con sentido o en Dios y
la inmortalidad. A menudo, el espectro de la muerte cernikndose
sobre nosotros es un incentivo poderoso para estos pensamientos.
Desde tiempos inmemoriales, 10s seres humanos han tenido ideas
sobre un Ser Supremo (uno o varios) y sobre el Mis Alli. S61o el
hombre modern0 piensa que puede salir adelante sin ellas. Como
no puede descubrir el trono de Dios en el cielo con un telescopio
o un radar ni demostrar que su querido padre o su querida ma-
dre todavia existen en una forma mis o menos corporal, supone
que esas ideas no son ccverdaderas>>. Yo diria que no son bastante
ccverdaderasn. Han acompafiado a la vida humana desde tiempos
prehist6ricos y todavia estin listas para irrumpir en la consciencia
ante la menor provocaci6n.
566 Podemos lamentar la pCrdida de esas convicciones. Ya que se
trata de cosas invisibles e incognoscibles (Dios esti mis all5 del
entendimiento humano y la inmortalidad no se puede demostrar),
2por quC deberiamos preocuparnos por la evidencia o la verdad?
Supongamos que no conociCramos o comprendiCramos la necesidad
Y L A I N T E R P R E T A C I ~ ND E L O S
LOS S ~ M B O L O S SUENOS
CURANDO LA ESCISION
critics. Nosotros hemos sido esa mente, per0 nunca la hemos co-
n o c i d ~ .Nos hemos desprendido de ella antes de comprenderla.
Sali6 de su cuna y se quit6 sus caracteristicas primitivas como si
fueran c6scaras molestas y sin valor. Se diria que lo inconsciente
es el dep6sito de estos restos. Los suefios y sus simbolos se refie-
ren continuamente a ellos, como si quisieran recuperar todas las
cosas primitivas de las que la mente se ha liberado en el curso
de su evoluci6n: las ilusiones, las fantasias infantiles, las formas
arcaicas de pensamiento, 10s instintos primitivos. Esto es lo que
sucede en realidad, y explica la resistencia o incluso el miedo y el
horror que experimentamos a1 abordar lo inconsciente. Nos asus-
ta menos el primitivism0 de sus contenidos que la emocionalidad
de 10s mismos. Los contenidos inconscientes no son neutrales ni
indiferentes, sino que est6n tan cargados de afecto que a menudo
resultan muy inc6modos. Pueden llegar a causar p6nico; y cuanto
m6s 10s reprimimos, m6s se extienden por toda la personalidad en
forma de neurosis.
592 Sin embargo, es precisamente su emocionalidad lo que hace tan
importantes a 10s contenidos inconscientes. Es como si una perso-
na que ha vivido en estado de inconsciencia durante un period0
de su vida se diera cuenta de repente de que hay un hueco en su
memoria, que parecen haber sucedido acontecimientos importan-
tes que no puede recordar. Si esa persona supone que la psique
es un asunto exclusivamente personal (y esto es lo que se suele
suponer), intentar5 recuperar 10s recuerdos infantiles aparentemen-
te perdidos. Pero esos huecos en sus recuerdos infantiles s61o son
10s sintomas de una pCrdida mucho mayor: la pCrdida de la psi-
que primitiva, de la psique que vivia y funcionaba antes de que la
consciencia reflexionara sobre ella.
593 Asi como la evoluci6n del cuerpo embrionario repite su pre-
historia, la mente crece a travCs de la serie de sus estadios prehis-
t6ricos. Los suefios parecen considerar su tarea principal recupe-
rar una especie de recuerdo tanto del mundo prehist6rico como
del mundo infantil, hasta llegar a1 nivel de 10s instintos m6s pri-
mitivos, como si esos recuerdos fueran un tesoro valiosisimo. De
hecho, esos recuerdos pueden tener un efecto curativo notable en
ciertos casos, como Freud vio hace mucho tiempo. Esta observa-
ci6n confirma la idea de que un hueco en la memoria infantil (una
((amnesia.) es una pCrdida y que rellenarlo incrementa la vitalidad
y el bienestar. Como juzgamos la vida psiquica de un nifio por la
escasez y simplicidad de sus contenidos conscientes, no aprecia-
mos las complejidades de la mente infantil, que se derivan de su
identidad original con la psique prehist6rica. Esa <<mente original,
LA V l D A S I M B ~ L I C A
esti presente y funciona en el nifio, igual que sucede con 10s esta-
dios evolucionarios en el embri6n. Si el lector recuerda lo que he
dicho antes sobre la nifia que regal6 sus suefios a su padre, se hara
una idea de lo que quiero decir.
594 En la amnesia infantil encontramos extrafias afiadiduras de frag-
mentos mitolbgicos, que a menudo tambiCn aparecen en las psi-
cosis posteriores. Las imigenes de este tip0 son muy numinosas y,
por tanto, muy importantes. Si estos recuerdos reaparecen en la
vida adulta, pueden llegar a causar en ciertos casos perturbacio-
nes psicolbgicas profundas, mientras que en otras personas pue-
den producir curaciones asombrosas o conversiones religiosas. A
menudo recuperan un pedazo de vida que habia estado perdido
durante mucho tiempo, lo cual enriquece la vida de un individuo.
59s La recuperaci6n de recuerdos infantiles y la reproduccidn de
modos arquetipicos de funcionamiento de la psique crean un hori-
zonte mas amplio y una extensi6n mayor de la consciencia, con la
condici6n de que la persona consiga asimilar e integrar 10s conte-
nidos perdidos y recuperados. Como esos contenidos no son neu-
trales, su asimilaci6n modificarii la personalidad, igual que ellos
mismos tendran que experimentar ciertas alteraciones. En esta par-
te del proceso de individuaci61-1,la interpretaci6n de 10s simbolos
desempefia una importante funci6n prictica; pues 10s simbolos son
intentos naturales de reconciliar y reunir opuestos que a menu-
do estin muy separados, como muestra la naturaleza contradicto-
ria de muchos simbolos. Seria un error gravisimo en este trabajo
de asimilaci6n que el intirprete s610 aceptara como ((verdaderos.
o ((reales))10s recuerdos conscientes y entendiera 10s contenidos
arquetipicos como representaciones meramente fantisticas. Los sue-
150s y sus ambiguos simbolos deben sus formas, por una parte, a
contenidos reprimidos y, por otra parte, a arquetipos. Por consi-
guiente, tienen dos aspectos y nos permiten interpretarlos de dos
maneras: poniendo el Cnfasis o en su aspecto personal o en su
aspecto arquetipico. El primer0 muestra la influencia m6rbida de
la represi6n y de 10s deseos infantiles, rnientras que el segundo
sefiala a la sana base instintiva. Por mbs fantisticos que 10s conte-
nidos arquetipicos puedan ser, representan poderes emocionales
o <<numinosidades)). Si intentiramos dejarlos de lado, s610 queda-
rian reprimidos y crearian el mismo estado neur6tico que antes.
Su numinosidad da a 10s contenidos una naturaleza autbnoma.
Esto es un hecho psicoldgico que no se puede negar. Si empero lo
negamos, aniquilaremos 10s contenidos recuperados, y 10s inten-
tos de sintetizarlos serin intitiles. Pero ese camino parece ser muy
tentador, por lo que muchos lo eligen.
LOS S ~ M B O L O S
Y LA I N T E R P R E T A C I O N DE LOS S U E ~ O S
' La parte de la casa de religiosos donde no pueden entrar las personas del
otro sexo.
persona, puede ser curada. Si el ritual y el dogma no expresan por
compl~tola situaci6n psicol6gica de esa persona, no puede ser cu-
rada. Esta es la raz6n por la que existe el protestantismo y por la
que el protestantismo es tan inseguro y se divide una y otra vez.
Esto n o es una objecidn contra el protestantismo; es exactamente
lo mismo que sucede con el C6digo Napole6nico.
623 Cuando el C6digo Napole6nico ya llevaba un afio en vigor, el
hombre encargado de ejecutar las 6rdenes de Napole6n se presen-
t6 ante 61 con una carpeta de enormes dimensiones. Napole6n lo
mir6 y le pregunt6: .Mais comment? Est-ce que le Code est mart?),
(<<?QuC sucede? ?El c6digo se ha muerto?,)), pues aquel hombre que-
ria hacer muchas propuestas. Pero el hombre contest6: <<Aucon-
traire, Sire, il vit!)>(<<A1
contrario, sefior, el c6digo vive~).
624 La fragmentaci6n del protestantismo en nuevos grupos (hay
mis de cuatrocientos) es un signo de vida. Pero para una Iglesia no
es un signo muy agradable de vida, pues no hay dogmas ni ritua-
les. N o existe la vida simb6lica tipica.
625 El ser humano necesita una vida simbblica, y la necesita urgen-
temente. S61o vivimos cosas banales, ordinarias, racionales o irra-
cionales (que naturalmente forman parte del racionalismo, pues de
lo contrario n o podriamos denominarlas eirracionales~).Pero no
tenemos vida simb6lica. ?D6nde vivimos simb6licamente? S610
donde participamos en el ritual de la vida. Pero ?quitn participa
realmente en el ritual de la vida? Muy pocos. Y si miramos la
vida ritual de la Iglesia protestante, prActicamente no existe. La pro-
pia comuni6n ha sido racionalizada. Digo esto desde el punto de
vista suizo: en la Iglesia zwingliana suiza la comuni6n no es comu-
ni6n, sino una comida conmemorativa. Tampoco existe la misa;
tampoco hay confesi6n; no hay vida ritual, simb6lica.
626 ?Tienen ustedes en su casa un rinc6n en el que llevar a cab0
10s ritos, como sucede en la India? Alli, hasta las casas mis senci-
llas tienen a1 menos un rinc6n separado por una cortina en el que
10s miembros de la familia pueden llevar a cab0 la vida simbblica,
en el que pueden hacer sus nuevos votos o meditar. Nosotros no
tenemos ese rinc6n. Tenemos nuestra propia habitaci61-1, por su-
puesto, per0 en ella hay un telCfono que puede sonar en cualquier
momento, por lo que hemos de estar preparados permanentemen-
te. No tenemos tiempo ni lugar. ?D6nde tenemos las imigenes dog-
miticas o misteriosas? iEn ninguna parte! Tenemos museos, don-
de matamos a 10s dioses a millares. Hemos robado a las iglesias sus
imigenes misteriosas, sus imigenes migicas, y las hemos llevado
a 10s museos. Esto es peor que el asesinato de trescientos nifios en
BelCn; es una blasfemia.
LA VlDA S I M B ~ L I C A
mos nuestra alma: .Oh, estoy atado a mi madre por una fijaci6n;
y en cuanto vea que tengo todo tip0 de fantasias imposibles sobre
mi madre, me liberart de esa fijaci6n)). Si el paciente tiene Cxito,
ha perdido su alma. Cada vez que alguien acepta esa explicaci6n,
pierde su alma. No ha ayudado a su alma, sino que la ha sustituido
por una explicaci6n, por una teoria.
634 Recuerdo un caso muy sencillo". Se trataba de una mujer muy
inteligente, estudiante de filosofia. Fue a1 principio de mi carrera.
Yo era un joven mCdico, y no conocia nada m8s all&de Freud. Era
un caso de neurosis no muy importante, y yo estaba completamen-
te seguro de que se podia curar; per0 no se habia curado. Esa mu-
jer habia desarrollado una terrible transferencia paterna hacia mi,
habia proyectado la imagen de su padre sobre mi. Le dije: .Mire,
iyo no soy su padre!>. iYa sC que usted no es mi padre)), contest6,
gpero siempre tengo la sensaci6n de que lo es)). Ella se comport6
en consonancia y se enamor6 de mi, y yo era su padre, su hermano,
su hijo, su amante, su marido, por supuesto tambiin su hCroe y su
Salvador, itodo lo que ustedes se puedan imaginar! <<Todoesto es
completamente absurdo)),le dije. Ella respondi6: <<Per0 yo no pue-
do vivir sin esto)). 2QuC podia hacer yo? Una explicaci6n despec-
tiva no le habria ayudado. Ella dijo: *Digs lo que quiera; las cosas
e s t h ash. Estaba atrapada por una imagen inconsciente. Enton-
ces tuve una idea: .Si alguien sabe quC esti pasando, tiene que ser
lo inconsciente, que ha producido esta lamentable situaci6n~.Asi
que empecC a observar sus suefios en serio, no simplemente para
detectar ciertas fantasias, sino para entender c6mo reaccionaba su
sistema psiquico ante esa situaci6n anormal (o ante esa situaci6n
normalisima, como ustedes prefieran decirlo, pues esta situacidn es
habitual). Ella producia suefios en 10s que yo aparecia como su
padre. DespuCs aparecia como su amante y como su marido: todo
esto iba en la misma direcci6n. Entonces empecC a cambiar de ta-
mafio: era mucho m& grande que un ser humano normal; en al-
gunas ocasiones lleguC a tener atributos divinos. PensC: <<Vaya, esto
es la vieja idea del salvadorn. Y entonces adopt6 las formas miis cu-
riosas. Por ejemplo, yo aparecia con el tamafio de un dios, de pie
en medio de un campo y sosteniCndola a ella en mis brazos como
si fuera un bebC, y el viento soplaba sobre el trigo y el campo tenia
unas ondas como si fuera el mar, y del mismo mod0 yo la mecia en
mis brazos. Al ver esta imagen pensC: <Zaveo quC esti intentando
lo inconsciente: quiere convertirme en un dios. Esa mujer necesi-
: Cf. Mt 25,40.
268
Can6nigo H. England:
640 En el ritual de la Iglesia de Inglaterra decimos esto tras la co-
muni6n: cTe presentamos y ofrecemos, Sefior, a nosotros mismos,
a nuestras almas y ? nuestros cuerpos, como un sacrificio razona-
ble, santo y vivon. Este es el sacrificio y Cste es el ritual que satisfa-
rian las condiciones que usted exige, ?no es asi?
Profesor Jung:
641 POI supuesto. La Iglesia de Inglaterra tiene en esto una gran
ventaja. Pero la Iglesia de Inglaterra no es todo el mundo protes-
tante, y en Inglaterra no es muy protestante.
Obispo de Southwark:
642 La cuesti6n es si hay un mundo protestante.
Profesor Jung:
643 YO pienso que la Iglesia de Inglaterra es una autCntica Iglesia.
En si mismo, el protestantismo no es una Iglesia.
Obispo de Southwark:
644 Hay otras partes del mundo protestante que tienen Iglesias.
Los luteranos de Suecia son un ejemplo de Iglesia reformada. Sus
condiciones se parecen a las nuestras. ?Conoce usted el ritual or-
todoxo? ?Tiene el ritual ruso el mismo efecto?
Profesor Jung:
645 Me temo que debido a 10s acontecimientos hist6ricos todo
eso se ha interrumpido. He visto a unos cuantos ortodoxos, y me
temo que ya no eran muy ortodoxos.
Obispo de Southwark:
646 YO conoci a un nfimero considerable de exiliados rusos en Pa-
ris, en una colonia, e intentaban mantener viva la vieja vida reli-
giosa rusa con el menor nfimero posible de cambios.
Profesor Jung:
647 NO he visto nunca a un miembro real de la Iglesia ortodoxa,
per0 estoy convencido de que la vida simb6lica que viven en esa
Iglesia es correcta.
Obispo de Southwark:
648 LOSanglicanos tenemos mucho mas contact0 con 10s ortodoxos
que con 10s catblicos, y nos parecen demasiado simb6licos: no to-
man el camino recto, no miran directamente a 10s hechos de que
deberian ocuparse. Tienen la psicologia del exilio, viven en un mun-
do propio, y no me gusta nada que esa psicologia se dC en algunos
de 10s nuestros, que parecen querer refugiarse en el simbolismo
para evitar las responsabilidades de la vida.
Profesor Jung:
649 ES posible engafiar hasta con la mejor verdad; se puede enga-
iiar con cualquier cosa, y por eso hay personas que se refugian
ilicitamente en el simbolismo. Por ejemplo, 10s monasterios estdn
llenos de personas que huyen de la vida y de sus obligaciones y
se dedican a la vida simbblica, a la vida simb6lica de su pasado.
Estos engafios siempre son castigados, per0 es un hecho peculiar
que esas personas salgan adelante sin volverse demasiado neur6ti-
cas. La vida simb6lica tiene un valor peculiar. Es un hecho que 10s
primitivos australianos le sacrifican dos tercios de su tiempo, del
tiempo en que son conscientes.
Obispo de Southwark:
650 El rey Alfredo el Grande hizo algo parecido.
Profesor Jung:
651 Si, Cse es el secreto de las civilizaciones primitivas.
Obispo de Southwark:
652 Ese rey era un hombre civilizador muy prktico.
Profesor Jung:
653 Si, porque el hecho de vivir la vida simb6lica tiene una extraor-
dinaria influencia civilizadora. Estas personas son mucho mas ci-
vilizadas y creativas gracias a la vida simb6lica. Las personas que
s610 son rationales ejercen muy poca influencia; lo dnico que ha-
cen es hablar, y hablando no se llega a ninguna parte.
Can6nigo England:
654 Per0 10s simbolos pueden apelar a la raz6n, a una raz6n ilus-
trada.
Profesor Jung:
655 Pueden, en efecto. A menudo, 10s simbolos intensifican extraor-
dinariamente la vida mental, incluso la vida intelectual. Si estudia-
mos la literatura patristica, encontramos montafias de emoci6n,
todas envueltas en simbolismo.
Profesor Jung:
657 Disculpe, ustedes todavia tienen muchos simbolos. ?Ustedes ha-
blan de Dios, de Jestis? iPues ahi lo tiene! ?QuC podria ser miis
simb6lico? iDios es un simbolo de simbolos!
Reverend0 Morgan:
658 Hasta ese simbolo se convierte en una contradiccibn. Y en nues-
tras iglesias hay muchas personas que pueden creer en Jesucristo,
per0 no en Dios.
Profesor Jung:
659 Si, y en la Iglesia cat6lica hay muchas personas que creen en la
Iglesia, per0 n o en Dios ni en nada mis.
Obispo de Southwark:
660 tTiene esto algo que ver? La Iglesia catdlica romana n o s610
tiene un sistema simb6lico muy complejo, sino que ademas lo com-
bina con la profesi6n de certidumbre absoluta: el dogma de la infa-
libilidad. Esto tiene que guardar una relaci6n directa con el valor
de 10s simbolos.
Profesor Jung:
661 Muy importante. La Iglesia tiene raz6n, toda la raz6n en in-
sistir en esa validez absoluta, pues de lo contrario abre la puerta
a la duda.
Profesor Jung:
663 Por supuesto. De a l ~.extra
i ecclesiam nulla salus,,.
Obispo de Southwark:
664 ?Son todas las formas de conflict0 neurosis?
LA V l D A S I M B ~ L I C A
Profesor Jung:
665 S610 si el intelecto se separa de esa observancia simbblica. Cuan-
do el intelecto no est6 a1 servicio de la vida simbblica, es el diablo;
nos vuelve neur6ticos.
Reverendo Morgan:
666 ?Hay una transici6n, un movimiento desde un sistema a1 otro?,
?y no podria eso ser neurbtico?
Profesor Jung:
667 La neurosis es una fase transitoria, la inquietud entre dos po-
siciones.
Reverendo Morgan:
668 Le pregunto esto porque tengo la impresi6n de que el elevado
nhmero de neurosis que se da entre 10s protestantes es el precio
que hay que pagar por moverse de un estado a otro.
Profesor Jung:
669 ESOes lo que yo digo: ccextra ecclesiam nulla salusu. Quien
abandona la Iglesia se adentra en una situaci6n terrible; por eso,
yo no deseo que la gente lo haga. Subrayo la validez de la Iglesia
primaria.
Obispo de Southwark:
670 ?QuC podemos hacer con la gran mayoria de personas que no
pertenecen a ninguna Iglesia? Dicen que est6n en la Iglesia de In-
glaterra, per0 no pertenecen a ella de ninguna manera.
Profesor Jung:
671 Me temo que ustedes no pueden hacer nada con esas per-
sonas. La Iglesia est6 ahi y es vAlida para quienes est6n dentro.
Quienes e s t h fuera de 10s muros de la Iglesia no pueden ser re-
incorporados a ella por 10s medios habituales. Pero me gustaria
que el mundo clerical entendiera el lenguaje del alma y que el
clCrigo fuera un director espiritual. ?Por quC tengo que ser yo un
director espiritual? Yo soy un medico, no estoy preparado para
eso. Eso es la vocaci6n natural del clerigo, 61 deberia hacerlo.
Por tanto, me gustaria que surgiera una nueva generaci6n de clC-
rigos que hicieran lo que la Iglesia cat6lica ya hace: intentar tra-
ducir el lenguaje de lo inconsciente, el lenguaje de 10s suefios, a
un lenguaje preciso. Por ejemplo, st! que ahora existe en Alema-
nia el Circulo de Berneuchen", un movirniento litfirgico; y uno
de sus principales representantes es un hombre que conoce rnuy
bien el simbolismo. M e ha permitido exarninar muchos ejemplos
en 10s que ha traducido con gran Cxito las figuras de 10s suefios
al lenguaje dogmAtico, y estas personas volvieron sin hacer ruido a1
orden de la Iglesia. N o tienen derecho a ser neur6ticas. Pertene-
cen a una Iglesia; y si podemos ayudarles a volver a la Iglesia, les
hemos ayudado. Varios de mis pacientes se han vuelto cat6licos,
otros han regresado a la organizaci6n de la Iglesia. Pero ha de ser
algo que tenga sustancia y forma. No es en absoluto verdad que
una persona, a1 ser analizada, d t necesariamente un salto a1 futuro.
Tal vez esa persona estC destinada a una Iglesia; y si puede regresar
a una Iglesia, eso tal vez sea lo mejor que le puede suceder.
Reverend0 Morgan:
672 ?Y si no puede?
Profesor Jung:
673 Entonces tendrA un problema; tendri que empezar a buscar;
tendri que averiguar quC dice su alrna; tendri que experimentar la
soledad de un pais que no ha sido creado. H e publicado un ejem-
plo de esto en mis conferencias:"'; se trata de un gran cientifico,
un hombre muy famoso que todavia vive""". Este hombre decidi6
averiguar quC le decia lo inconsciente, que a su vez lo gui6 muy
bien. Recuper6 el orden porque acept6 gradualmente 10s datos sim-
b6licos, y ahora lleva una vida religiosa, la vida del observador
cuidadoso. La religi6n es la observaci6n cuidadosa de 10s datos.
Ahora, 61 observa todas las cosas que sus sueiios le presentan; Csta
es su 6nica guia.
674 Esto nos lleva a un mundo quevo; somos exactamente como
10s primitivos. Cuando estuve en Africa oriental, visit6 una pequeiia
tribu en el monte Elgon y preguntC a1 curandero por sus sueiios. El
curandero dijo: NSCa quC se refiere, mi padre todavia tenia suefiosn.
Le preguntC: ((?Ustedno tiene sueiios?n. El curandero se ech6 a
llorar y contest6: ((No, ya no tengo sueiiosn. Le preguntC por quC.
Respondi6: ((Desde que 10s brithicos estin aquix. cc?C6mo? ?QuC
quiere decir?~.El curandero contest6 ((Elcomisario de distrito sabe
't
Un movirniento protestante de renovaci6n litdrgica fundado en Berneuchen
en 1923.
"" Cf. iTraumsymbole des Individuationsprozesses~,en Eranos-Jahrbuch 1935.
Este material fue incorporado despuis a Psicologia y alquimia, parte 11.
''*'t
Wolfgang Pauli (1900-1958), fisico suizo, obtuvo el Premio Nobel en 1945.
cuindo habri guerra; sabe cuindo hay enfermedades; sabe d6nde
tenemos que vivir, no nos permite movernosr. La direccibn politi-
ca esti representada ahora por el comisario de distrito, por la inte-
ligencia superior del hombre blanco; por tanto, ?para quC necesita
esta tribu 10s suefios? Los suefios fueron la guia original del ser
humano en la gran oscuridad. Lean el libro de Rasmussen sobre
10s esquimales", que describe c6mo un curandero se convirti6 en
el lider de su tribu gracias a una visi6n. Cuando una persona se
encuentra en un lugar inhbspito, la oscuridad le trae 10s suefios
(somnia a Deo missa [ccsuefios enviados por Dies))]) que la guian.
Siempre ha sido asi. A mi no me ha guiado ning6n tip0 de sabi-
duria; me han guiado 10s sueiios, como a cualquier primitivo. Me
avergiienza decirlo asi, per0 yo soy tan primitivo como cualquier
negro, pues yo no sC. Cuando est5s en la oscuridad, recurres a lo
primer0 que te encuentras, y eso es un suefio. Y puedes estar se-
guro de que el suefio es tu mejor amigo; el suefio es el amigo de
quienes ya no son guiados por la verdad tradicional, de mod0 que
estin aislados. Asi sucedi6 con 10s viejos fil6sofos alquimicos, y
en el Tractatus Aureus de Hermes Trimegisto podemos leer un pa-
saje que corrobora lo que les he dicho sobre el aislamiento. Dice
asi: cc(Deus) in quo est adiuvatio cuiuslibet sequestrati)) (c<Dios,en
quien hay ayuda para 10s que est5n aislados)))"".A1 mismo tiempo,
Hermes era un lider real de almas y la encarnacidn de la inspira-
cibn, representaba lo inconsciente que se manifiesta en 10s suefios.
Como ven, quien camina solo y sin guia tiene 10s somnia a Deo
missa; no tiene un comisario de distrito. Por supuesto, quien tiene
un comisario de distrito no necesita 10s suefios, per0 quien est5
solo se encuentra en una situaci6n diferente.
Obispo de Southwark:
675 El sacerdote cat6lico tiene un comisario de distrito, una auto-
ridad, y no necesita 10s suefios.
Profesor Jung:
676 De acuerdo, per0 en la Iglesia hay personas que tienen somnia
a Deo missa, y la Iglesia aprecia la importancia de estos suefios. No
niega el hecho de que hay somnia a Deo missa; la Iglesia se reserva
el derecho a juzgar, per0 10s toma en cuenta.
Cf. Knud Rasmussen, Across Arctic America, cap. 111: aA Wizard and His
Householdn.
"" Cf. Psicologia y alquimia, OC 12, 5 385; La psicologia de la transferencia,
OC 16,12, 450.
Teniente coronel H. M. Edwards:
677 ?LOSsacerdotes cat6lico-romanos est6n siendo instruidos como
psicoterapeutas?
Profesor Jung:
678 sf.
Teniente coronel Edwards:
679 ?NOen este pais?
Profesor Jung:
680 NO, se trata de 10s jesuitas. Por ejemplo, el principal confesor
de Jena es un jesuita formado en la psicoterapia.
Dr. A. D. Belilios:
681 2De la escuela junguiana?
Profesor Jung:
682 De todas las escuelas. Me temo que 61 no va tan lejos como yo.
Le preguntk cuil era su actitud ante 10s sueiios y me dijo: .Ahi he-
mos de tener cuidado, y ya resultamos un poco sospechosos. Noso-
tros tenemos 10s medios de gracia de la Iglesiar. ((Tieneusted raz6n,),
le dije, eustedes no necesitan 10s suefios. Yo no puedo impartir la
absoluci6n, no tengo medios de gracia, por eso tengo que recurrir
a 10s sueiios. Yo soy un hombre primitivo, usted es un hombre ci-
vilizado)); En cierto sentido, ese hombre es mucho m6s maravilloso
que yo. El puede ser un santo, yo no, yo s610 puedo ser un negro,
muy primitivo, recurro a lo m6s cercano, y soy supersticioso.
Profesor Jung:
684 Todavia n o he estado conscientemente ahi. Cuando muera,
dirk: ccBueno, ivamos aver!,). De momento soy en esta forma y digo:
ccBueno, 2quC hay aqui? Hagamos todo lo que podamos a q u t . Si
a1 morir descubrimos que hay una vida nueva, dirk: aVivamos una
vez mis, encore une fois)). N o sC, per0 puedo decirle esto: lo in-
consciente no tiene tiempo, en lo inconsciente el tiempo no es un
problema. Una parte de nuestra psique n o esti en el tiempo ni en
el espacio. El espacio y el tiempo s610 son una ilusibn, y por eso
en cierta parte de nuestra psique el tiempo no existe.
Sr. Derek Kitchin:
685 Usted ha escrito en alg6n lugar que para muchas personas creer
en una vida futura es una necesidad de su salud psicol6gica.
Profesor Jung:
686 Si. Desentonariamos si no reflexioniramos sobre la inmorta-
lidad cuando nuestros sueiios nos confrontan con este problema;
entonces tenemos que tomar una decisi6n. Si 10s suefios no nos con-
frontan con este problema, podemos dejarlo de lado. Pero si te
confrontan con 61, tendrAs que decir: (<?Joya ver c6mo me siento.
Supongamos que la inmortalidad no existe, que no hay vida des-
puCs de la muerte: ic6mo me siento entonces? iC6mo funciono
con esa convicci6n?s. Entonces, tu est6mago tal vez se averie. Asi
que te dices: ccSupongamos que soy inmortal)), y empiezas a fun-
cionar. Y te dices: ((Esotiene que ser verdad)). iC6mo lo sabemos?
iC6mo sabe un animal que el trozo de hierba que acaba de comer
no es venenoso?, k6mo saben 10s animales que algo es venenoso?
Se ponen malos. Asi es como nosotros conocemos la verdad: laver-
dad es lo que nos ayuda a vivir, a vivir con propiedad.
Profesor Jung:
688 LO que funciona realmente. No tengo un criterio estricto so-
bre estas cosas. ?Cbmo podria? S610 sC que, si vivo de cierta ma-
nera, vivo errbneamente, no tengo salud. Y si vivo de otra manera,
estoy bien. Por ejemplo, si 10s indios pueblo creen que son 10s hi-
jos del Padre Sol, estiin bien. Asi que yo digo: ((Me gustaria poder
ser un hijo del Sol)).Pero no puedo, no puedo permitirme ese lujo,
mi intelecto no me lo permite. Asi que tengo que encontrar otra
forma. Pero 10s indios pueblo estin bien. Seria un error enorme
decir a esas personas que no son 10s hijos del Sol. Yo probe con
el argument0 de San Agustin": c&on est Dominus Sol factus, sed
per quem Sol factus est,, ((~Diosno es el Sol, sin0 quien hizo el
Sol))).Pero mi indio se horroriz6, p e n d que eso era la peor de las
blasfemias. Dijo: ((Esto es el Padre; no hay un Padre detris de 61.
?C6mo podemos pensar un Padre a1 que no podemos ver?n. Y esto
es verdad en la medida en que ellos viven en esta creencia. Todo lo
que vive sobre la Tierra es verdad. El dogma cristiano es verdad,
mucho m5s de lo que creemos. Pensamos que nosotros somos mu-
Obispo de Southwark:
689 ?Diria usted lo mismo del nazi o del musulmhn: que hacen bien
en seguir con su fe?
Profesor Jung:
690 Dios es terrible; el Dios vivo es un miedo vivo. Pienso que eso
es un instrumento, igual que Mahoma lo fue para su pueblo. To-
das las personas, por ejemplo, que tienen ese poder extraordinario
son muy desagradables para 10s dem%s.Estoy convencido de que
algunos de 10s personajes del Antiguo Testamento eran unas perso-
nas muy desagradables.
Reverendo W Hopkins:
691 Obviamente, hay y siempre ha habido un conflicto entre la cien-
cia y la religi6n. Ahora no es tan agudo como en otros tiempos.
?C6mo podriamos conseguir la reconciliaci6n7 que es el tip0 de
cosa que necesitamos?
Profesor Jung:
692 NO hay conflicto entre la religi6n y la ciencia. Eso es una idea
anticuada. La ciencia tiene que estudiar lo que existe. La religi6n
existe, y es una de las manifestaciones m%sesenciales de la mente
humana. La religi6n es un hecho, y la ciencia no tiene nada que
decir sobre ella; simplemente, tiene que confirmar que ese hecho
existe. La ciencia siempre va detr%sde estas cosas; no intenta ex-
plicar 10s fen6menos. La ciencia no puede establecer una verdad
religiosa. Una verdad religiosa es esencialmente una experiencia,
no una opini6n. La religi6n es una experiencia absoluta. Una ex-
periencia religiosa es absoluta, no se puede discutir. Si, por ejem-
plo, alguien ha tenido una experiencia religiosa, ha tenido esa ex-
periencia, y nadie se la podr%quitar.
Reverendo Hopkins:
693 En el siglo XIX 10s cientificos eran mucho miis dogm%ticosque
ahora. Despacharon la religi6n como una ilusi6n. Pero ahora la ad-
miten e incluso la experimentan ellos mismos.
LA VlDA SIMBOLICA
Profesor Jung:
694 Nuestra ciencia es una fenomenologia. En el siglo XIX la cien-
cia trabajaba bajo la ilusi6n de que podia establecer una verdad.
Pero la ciencia no puede establecer una verdad.
Reverend0 Hopkins:
695 Per0 la gente normal de hoy tiene la ciencia del siglo xnt. 6ste
es nuestro problema.
Profesor Jung:
696 Sf, ustedes tienen que hacer frente a este problema. La ciencia
del siglo XIX se ha filtrado hasta las capas m8s bajas de la pobla-
ci6n, donde ha hecho ,much0 dafio. Es horrible que 10s asnos se
aduerien de la ciencia. Estas son las grandes epidemias mentales de
nuestra Cpoca; la multitud entera est8 loca.
IV
SOBRE EL OCULTISMO
" Todos 10s textos de esta secci6n estin traducidos directamente del original ale-
min. (N.
del T.)
SOBRE LOS FENOMENOS ESPIRITISTAS"
" El poeta escocCs James Macpherson (1736-1796) public6 entre 1760 y 1763
unos poemas en inglCs que present6 como traducci6n de unos poemas del mitico bardo
celta del siglo III Ossian, per0 que en realidad eran suyos. Estos poemas fueron traduci-
dos en seguida a1 alemdn, y tuvieron mucho exit0 en esta lengua. (N. del T.)
menu;" habl6 de estas cosas en varios pasajes de El mundo como
voluntad y representaci6n. Incluso su concept0 de (csantidad~es
un ideal mistico-ascetic0 exagerado. TambiCn en la Iglesia cat6lica
surgieron tendencias similares, que se condensaron en la peculiar
figura de Johann Joseph von Gorres (1776-1848)"". A este respecto
es especialmente significativa su obra en cuatro voltimenes La mis-
tjca cristiana [Ratisbona, 1836-18421. Una tendencia similar esti
presente en un libro anterior: Emanuel Swedenborg, sus visiones
y su relaci6n con la Iglesia [Speyer, 18271. Por su parte, el pfibli-
co protestante se entusiasmaba por la poesia exaltada de Justinus
Kerner y su vidente, Friederike Hauffe'"'", mientras que algunos
tedlogos dieron expresidn a su tendencia catolizante invocando
a 10s espiritus. De esta Cpoca tenemos muchas biografias y des-
cripciones psicol6gicas de personas extiticas (sonhmbulas, sensiti-
vas). Se buscaban por doquier estas anormalidades nerviosas para
cultivarlas. Un buen ejemplo es la sefiora Hauffe, la vidente de
Prevorst, con el circulo de admiradores que reuni6 en torno a si.
El equivalente catdlico es Katharina Emmerich, la monja exthtica
de Diilmen:k :k 't 'k .De personalidades de este tip0 hablaun an6nimo
erudito en el voluminoso libro Las virgenes exta'ticas del Tirol, es-
trellas en el oscuro territorio de la mistica [Ratisbona, 18431.
701 En estas asombrosas personas (((sensitivas))o <sonAmbulas)),
como se les llamaba por entonces) se solian observar 10s siguientes
procesos suprasensibles:
1)fen6menos ccmagnCticos*, 2) clarividencia y profecia, y 3) vi-
siones.
702 1. A principios del siglo XIX se entendia por magnetismo animal
un imbito impreciso de fen6menos fisiol6gicos y psicol6gicos que se
creia poder explicar de manera .magnCtica,,. Se empez6 a hablar de
gmagnetismo animal)) a partir de 10s geniales experimentos de Franz
Anton Mesmer""""". Mesmer descubri6 el arte de hacer dormir a una
persona tocindola ligeramente con las manos. En unos casos, este
suefio se parecia a1 natural, mientras que en otros casos las personas
" Cf. Ammianus Marcellinus, Res gestae, XXIX, 1, 7, 28, 35; XXXI, 14, 8.
(N.del T.)
704 LOSexperimentos habituales con 10s movirnientos automhticos
de la mesa, de la varita de zahori y del pCndulo n o son tan extra-
50s como el primer ejernplo que he mencionado ni tan peligrosos
como el segundo. Justinus Kerner escribi6 sobre 10s diversos fen6-
rnenos que pueden producirse durante las mesas giratorias un trata-
do que lleva el significativo titulo Las mesas sondmbulas. Historia
y explicaci6n de estos fen6menos2. El profesor Thury, de Ginebra,
que ha fallecido recientemente, tarnbiCn escribi6 un libro sobre es-
tos acontecimientos: Les tables parlantes au point de vue de la
physique gknkrale3.
70s 2. La clarividencia y la profecia son otras dos caracteristicas de
10s sonhmbulos. Los casos de clarividencia en el tiempo y el espacio
siernpre ocupan un lugar irnportante en las biografias de 10s mejores
sonhmbulos. En la bibliografia hay muchos relatos mhs o menos
creibles. (La mejor fuente es el libro de E. Gurney, F. W. H. Myers
y F. Podmore Phantams of the Living, que Feilgenhauer ha tradu-
cido a1 alemin con el atractivo titulo Los fantasmas de personas
vivas v otros fen6menos tele~dticos.)~.
706 UL . de clarIvidencia lo encontramos en la literatu-
buen kiemvlo
,
ra filos6fica; es especialmente interesante porque Immanuel Kant
le afiadi6 observaciones versonales. Kant escribe lo siguiente
- so-
bre el visionario Swedenborg en una carta de datacidn imprecisa
dirigida a Charlotte von Knobloch:
707 El siguiente suceso me parece que es el de mayor fuerza probatoria
y
de todos deja sin pretext0 a toda duda imaginable.
708 Corria el afio 1756 cuando el sefior Von Swedenborg, hacia finales del
mes de septiembre, un s6bado a las 4 de la tarde, desembarc6 en Gote-
borg proviniente de Inglaterra. El sefior William Caste1 le invit6 a su casa
junto con otras quince personas. Alas 6 de la tarde, el sefior Swedenborg,
que habia salido, regres6 a la habitacidn donde estaban reunidos, p6lido y
consternado. ~ e c l a r 6que en ese mismo momento se producia un pavoro-
so incendio en Estocolmo, en Siidermalm (Goteborg dista m h de 50 millas
de Estocolmo) y que el fuego se propagaba con fuerza alrededor. Sweden-
borg se mostraba inquieto y salia a menudo. Dijo que la casa de uno de
sus amigos, a quien nombr6, ya estaba reducida a cenizas y que su propia
casa corria peligro. A las 8, tras haber vuelto a salir, declard con alegria:
xiAlabado sea Dios, el incendio se ha extinguido a tres puertas de mi
casa!.. Esta noticia conmocion6 profundamente a toda la ciudad, en es-
pecial a 10s reunidos, y esa misma noche se le notific6 a1 gobernador. El
doming0 por la mafiana Swedenborg fue llamado por el gobernador,
"
I. Kant, Zaume eines Geistersehers erlautert durch Triiume der Metaphysik, 1766,
apCndice 1 (Los suelios de un visionario explicados por 10s suetios de la metafisica, trad.
de Pedro Chac6n e Isidoro Reguera, Alianza, Madrid, 1987, pp. 119-120).
da, con dolores de cabeza y sofocos, y s610 recuerda vagamente lo
que ha sucedido. En otras ocasiones, su segunda consciencia tiene
un caricter sombrio: ella ve fantasmas que profetizan desgracias,
procesiones de espiritus, caravanas con unos animales extraiios y
aterradores, ve su propio entierro, e t ~ . ~ .
713 TambiCn el Cxtasis del visionario suele transcurrir de acuerdo
con este tipo. La historia nos ofrece muchos ejemplos, como 10s
profetas del Antiguo Testamento. De San Pablo se cuenta la visi6n
en el camino de Damasco; fue seguida por una ceguera que des-
apareci6 en un momento psicol6gico". Esta ceguera recuerda vi-
vamente a la que se puede provocar mediante la sugesti6n, asi como
a la que surge espontineamente en algunos enfermos de histeria
y que desaparece en un momento psicoldgico apropiado. Las vi-
siones m%shermosas y psicol6gicamente m8s transparentes se en-
cuentran en las hagiografias, que presentan las apariciones de la
manera mis pintoresca cuando las santas se desposan con el cie-
lo. Un tip0 visionario sobresaliente es la doncella de OrlCans, que
a1 parecer fue copiada inconscientemente por el piadoso sofiador
Thomas-Ignace Martin en tiempos de Luis XVIII~.
714 Un visionario de fecundidad impar es Emanuel Swedenborg
(1689-1772),un hombre culto y de gran nivel espiritual. Su signi-
ficado se nos muestra en el hecho de que ejerci6 una influencia no
desdeiiable sobre Kant7.
715 LO que he dicho hasta ahora no es algo concluyente, sino que
simplemente bosqueja a grandes rasgos el conocimiento y la ten-
dencia mistica de aquella Cpoca y menciona las premisas psicol6gi-
cas que explican la ripida acogida que el espiritismo angloamerica-
no tuvo entre nosotros. El espiritismo cay6 en el continente sobre
un suelo fCrtil. Ya he mencionado la epidemia de mesas giratorias
de 10s afios cincuenta del siglo XIX. El punto ilgido lo alcanz6 en
10s afios sesenta y setenta. En la corte de Napole6n nI se celebra-
ban sesiones de espiritismo. Triunfaban 10s cClebres (en parte, tris-
temente) mCdiums Cumberland, 10s hermanos Davenport, Home,
Slade y la seiiorita Cook; con ellos comenz6 la Cpoca dorada del
espiritismo, pues sucedian milagros, cosas extraordinarias que re-
basaban tan claramente 10s limites humanos que cualquier perso-
5 . Krafft-Ebing,Lehrbuch der Psychiatric [libro 111, parte 111, cap. 3, obs. 681.
't
C f . Hch 9, 1-9. (N.
del T.)
6. C f . Kerner, Die Geschichte des Thomas Ignaz Martin, Landmann zu Gallar-
dolov, ijber Frankreich und dessen Zukunft im Jahre 181 6 geschaut, Heilbronn, 1835.
7 . Sobre su vida, vease Ballet, Swedenborg. Histoire d'un visionnaire au XVIIP siicle,
Paris, 1899.
na capaz de pensar y que n o hubiera sido testigo s610 podia ser es-
ckptica. Sucedi6 lo imposible: surgieron cuerpos humanos y partes
de cuerpos donde antes n o habia habido nada mAs que aire. Estos
cuerpos delataban una inteligencia propia y se presentaban como
espiritus de difuntos. Contestaban con sensatez a las dudas de las
de este mundo e incluso se sometian a experimentos: a1
desaparecer, 10s espiritus dejaban en el mAs ac6 trozos de sus blan-
cos ropajes, huellas de sus pies y sus manos, palabras escritas por
ellos en el interior de dos planchas de pizarra pegadas, e incluso se
dejaban fotografiar.
716 Todos esios hechos empezaron a causar una impresi6n realmen-
te profunda cuando el celebre fisico inglCs William Crookes publi-
c6 en su Quarterly Journal of Science un informe sobre las obser-
vaciones que habia llevado a cab0 durante tres aiios, las cuales lo
habian convencido de la realidad de 10s fen6menos en cuesti6n.
Como se trata de observaciones en las que ninguno de nosotros ha
participado y cuyas condiciones ya n o podemos controlar, n o nos
queda m6s remedio que escuchar de boca del propio observador
c6mo se reflejaron aquellas observaciones en su cerebro. Su mane-
ra de expresarse nos permite intuir quC sentimientos acompaiia-
ron a la redacci6n del informe. Por eso, cito literalmente un pasaje
del informe de Crookes sobre las investigaciones que llev6 a cab0
entre 1 8 7 0 y 1873:
717 Clase VI: La levitacidn de seres humanos. En mi presencia, esto ha su-
cedido cuatro veces en la oscuridad. Las condiciones experimentales en
que esto sucedi6 eran satisfactorias por cuanto respectaba a1 juicio; pero
la demostracidn ocular de este hecho es tan necesaria para alterar nuestra
opini6n preconcebida sobre .lo posible e imposible por naturalezan que
s610 voy a mencionar 10s casos en 10s que las deducciones de la raz6n
fueron confirmadas por el sentido de la vista.
718 En una ocasi6n vi cdmo una silla en la aue estaba sentada una sefio-
ra se levantaba varios centimetros por encima del suelo. En otra ocasidn
la sefiora se arrodill6 sobre la silla para eliminar la sospecha de que ella
misma habia causado esto, de mod0 que podiamos ver las cuatro patas
de la silla. La silla se elev6 unos siete centimetros, se qued6 suspendida
durante unos diez segundos y volvi6 a bajar lentamente. En otra ocasibn,
dos nifios se elevaron del suelo con sus sillas a plena luz del dia, en unas
condiciones que para mi eran plenamente satisfactorias, pues estaba arro-
dillado junto a las patas de las sillas y podia observar que nadie las estaba
tocando.
719 Los casos de levitacidn m b impresionantes de 10s que he sido testigo
son 10s del sefior Home. En tres ocasiones diferentes lo vi alzarse Dor com-
pleto del suelo. La primera vez estaba sentado en un sill6n; la segunda vez
estaba de rodillas sobre una silla; la tercera vez estaba de pie sobre una
sills. En cada ocasibn tuve la oportunidad plena de observar el proceso
rnientras tenia lugar.
720 Hay a1 menos cien casos conocidos de las levitaciones del sefior Home,
en res sen cia de otras tantas personas diferentes, y he escuchado de labios
de tres testigos de 10s casos m6s impresionantes (el conde de Dunraven,
lord Lindsay y el capitin C. Wynne) sus propios relatos de lo que sucedib.
Rechazar las pruebas aportadas sobre este asunto equivaldria a rechazar
todo testimonio hurnano; pues ni en la historia sagrada ni en la historia
profana hay un hecho que se apoye en una serie mis fuerte de pruebas.
721 Los testirnonios que confirman las levitaciones del sefior Home son
abrumadores. Seria muy deseable que alguien cuyo juicio sea considerado
decisivo en el rnundo cientifico (si es que hay una persona cuyo juicio a
favor de estos fenbmenos sea aceptado) examine con seriedad y paciencia
estos hechos. La mayor parte de 10s testigos oculares de estas levitaciones
todavia viven y aceptarin sin duda declarar su testimonio. Pero dentro
de unos aiios ser6 muy dificil o incluso imposible obtener este testimonio
directo".
722 El tono de esta cita deja claro que Crookes estaba completamen-
te convencido de la realidad de sus percepciones. No voy a citar
otros pasajes, pues no nos ensefiarian nada nuevo. Baste con ano-
tar que Crookes vio prgcticamente todo lo que les puede suceder a
estos grandes mediums. No hace falta subrayar que, si estas cosas
inauditas son reales, el mundo y la ciencia se han enriquecido con
un Bmbito de experiencia de significado inmenso. Criticar desde el
punto de vista alienista la capacidad de Crookes para comprender
hechos psicol6gicos y la fidelidad de su exposici6n es una empre-
sa imposible por muchas razones. S610 sabemos que entre 1870
y 1873 Crookes no padecia ninguna enfermedad mental manifiesta.
Crookes y sus observaciones son para nosotros un enigma psico-
16gico irresuelto. Lo mismo se puede decir de otros observadores
cuya inteligencia e inregridad no tenemos razones para poner en
cuesti6n. No digo nada de 10s numerosos observadores cuya par-
cialidad, carencia de espiritu critic0 e incultura saltan a la vista:
simplemente, no 10s tom0 en consideraci6n.
723 Para sentirse impresionado humanamente por el testimonio in-
equivoco de un gran cientifico no hace falta estar corroido por
la duda de si el conocimiento del mundo del siglo xx habrB as-
cendido realmente hasta la cima mBs alta. Podemos dejar de lado
la cuestidn fisica de la realidad de esos fen6menos y dirigirnos a
esta cuesti6n psicol6gica: Z 6 m o es posible que un ser humano
pensante que ha dado prueba en muchas ocasiones de su sensatez
" <<Notesof an Enquiry into the Phenomena called Spiritual, during the years
1870-1873~,Quarterly Journal of Science (London) XI (n. s. IV) (1874), pp. 85 s.
LA VlDA S I M B ~ L I C A
" Los astr6nomos del siglo XIX todavia creian que 10s meteoritos son de origen
terrestre, mientras que el fisico alemdn E. F. F. Chladni (1756-1827) defendi6 la teoria
del origen extraterrestre.
' Cuando en 1835 se inaugur6 la primera linea ferrea alemana entre Ndremberg
y Fiirth, 10s medicos advirtieron que la velocidad de 10s trenes podria causar mareos a
10s viajeros y a 10s espectadores y cuajar la leche de las vacas que pastaban en las proxi-
midades de las vias.
PROLOGO AL LIBRO DE C. G. JUNG
PHENOMANESOCCULTES*
* Este libro, traducido a1 francis por E. Godet e Y.Le Lay, se public6 en Paris
en 1939. Incluye Acerca de la psicologia y patologfa de 10s llamados fen6menos ocultos
(OC 1,1), <Almay muerten (OC 8,17) y *Los fundamentos psicol6gicos de la creencia
en 10s espiritusn (OC 8,ll).
son para la psicologia moderna seres, igual que 10s animales y las
plantas. El metodo de la psicologia moderna es la descripci6n de la
naturaleza. Todas las representaciones mitoldgicas son esenciales
y mucho rnis antiguas que cualquier filosofia. A1 principio eran
percepciones y experiencias, exactamente igual que 10s conoci-
mientos de la naturaleza fisica. Como estas representaciones estin
difundidas por doquier, son sintomas o rasgos o expresiones nor-
males de la vida animica que est6n presentes de manera natural y
que no precisan de ninguna prueba de su ((verdadi).La 6nica cues-
ti6n discutible es si estin presentes de manera universal o no. Si lo
estin, forman parte de 10s componentes naturales y de la estruc-
tura normal del alma. Y si por casualidad no se encuentran en una
consciencia individual, estin presentes inconscientemente y ese
caso es anormal. Cuantas rnis ideas generales de este tip0 faltan en
la consciencia, rnis se encuentran en lo inconsciente, con lo cual
aumenta la influencia de lo inconsciente sobre la consciencia. Este
estado ya se parece a una perturbaci6n neur6tica del equilibrio.
743 ES ilormal pensar la cinmortalidad)i, y es anormal no hacerlo o
no saberlo. Si todos 10s seres humanos comen sal, es normal hacer-
lo, y es anormal no hacerlo. Esto no implica que sea correct0 co-
mer sal o creer en la inmortalidad. Sensu stricto, esta cuesti6n no
concierne a1 psic6logo. N o se puede demostrar la inmortalidad,
como tampoco la existencia de Dios, ni por medio de la filosofia
ni por medio de la ciencia empirica de la naturaleza. De la sal sabe-
mos que es im~rescindiblepara nuestro bienestar fisiol6gico. Pero
no tomamos sal como consecuencia de este conocimiento, sino por-
que la comida condimentada con sal siempre ha sabido mejor. Es
ficil imaginarse que 10s seres humanos encontraron instintivamen-
te, antes de toda filosofia, las ideas que eran necesarias para que
su alma funcionara normalmente. Una inteligencia un poco torpe
querri ir mAs all&y se arrogar6 la capacidad de averiguar si la in-
mortalidad existe o no. Sobre esta pregunta no se puede discutir,
por lo que no se puede plantear. Ademis, deja de lado lo esencial,
que es la existencia funcionalmente importante de la idea.
744 Si alguien no (<Creeen la sal)),el medico le explicari que la sal es
necesaria desde el punto de vista fisiol6gico. Igualmente -pienso-,
el medico del alma no debe hacer las estupideces de moda, sino
recordar a1 enfermo cuiles son 10s elementos estructurales normales
de su alma. Asi pues, por razones de higiene animica seria mejor
no olvidar las ideas originarias y universales, sino reconstruirlas
tan ripido como sea posible donde hayan desaparecido por falta
de atenci6n o por cortedad intelectual, sin preocuparse de si hay o
no pruebas ((filosbficasi)a favor o en contra (que son imposibles). En
general, el coraz6n parece poseer un recuerdo m5s fiable de lo que
le viene bien a1 alma que la cabeza, que siempre tiene una tendencia
algo insana a la existencia ((abstractas y olvida que su conscien-
cia se apaga en cuanto el coraz6n se niega a trabajar.
745 Las ideas no son sblo fichas con las que juega la inteligencia
calculadora, sin0 adem5s 10s recepticulos dorados del sentimiento
vivo: la alibertadn no es s610 un nombre abstracto, sin0 tambiCn
una emoci6n. La raz6n se convierte en algo absurd0 cuando se se-
para del corazbn, y una vida animica sin ideas generales padece
de desnutrici6n. Buddha dijo: ccEstas cuatro sustancias alimenticias
sirven para sostener a 10s seres que ya han nacido o para ayudar a
10s seres que intentan renacer ... La primera es el aliment0 comes-
tible, basto o sutil; el contact0 es la segunda; la actividad de pensa-
miento del espiritu es la tercera; la consciencia es la cuarta*".
299
P S I C O L O GY
~ ~ESPIRITISMO"
746 NO dejen de leer este libro cuando descubran que trata de 10s ((in-
visible~),,es decir, de 10s espiritus, y que pertenece a la categoria
de la literatura espiritista. Pueden leerlo sin esta hip6tesis o teoria,
corno un informe psicol6gico o corno una serie de comunicacio-
nes de lo inconsciente, pues bisicamente trata de esto dltimo. Los
espiritus son ante todo fen6menos psiquicos que tienen su funda-
mento en lo inconsciente. En todo caso, 10s (<invisiblesnque son la
fuente de informaci6n de este libro son personificaciones sombrias
de contenidos inconscientes, en conformidad con la regla de que
las partes activadas de lo inconsciente adoptan caricter de per-
sonalidad cuando se hacen notar a la percepci6n consciente. Por
esta razbn, las voces que 10s enfermos mentales perciben parecen
pertenecer a personalidades que a menudo son identificadas, o se
les atribuyen intenciones personales. Si el observador consigue re-
copilar un buen ndmero de frases alucinadas (lo cual no siempre
es ficil), podri reconocer en ellas algo asi corno motivos e inten-
ciones de caricter personal.
747 LO mismo se puede decir, a mayor escala, de 10s ((controles,)
de 10s midiums espiritistas que hacen posible las cccomunicaciones,).
Todo en nuestra psique tiene en principio caricter personal, y la
't
Publicado primer0 corno pr6logo al libro de Stewart Edward White, Uneinge-
schranktes Weltall, Ziirich, 1948 (que es la traducci6n alemana de The Unobstructed
Universe, New York, 1940, que no lleva un pr6logo de Jung), y rnis adelante corno ar-
ticulo en la revista Neue Schweizer Rundschau, XVI/7 (1948), pp. 430-435. El escritor
americano White (1873-1946) redact6 historias de aventuras, y en 10s 6ltimos afios de
su vida se ocup6 del espiritismo. Jung conoci6 sus libros en 1946 gracias a1 psicotera-
peuta americano Fritz Kunkel; vCase su extensa carta a Kunkel del 10 de julio de 1946
sobre The Unobstructed Universe (C. G. Jung - Briefe I, ed. de A. Jaffi).
investigaci6n tiene que haber avanzado mucho para dar con elemen-
tos que no tengan este caricter. El ((yono el ((nosotros))de las comu-
nicaciones tiene un significado meramente gramatical y no demues-
tra la existencia de un espiritu, sino s61o la presencia personal del
midiurn o de 10s mCdiums. Si se trata de ~pruebasde identidad)),
como las que contiene este libro, hay que recordar que esa prueba
parece ser imposible a1 menos desde el punto de vista tebrico, pues
]as fuentes de error son numerosisimas. Sabemos con toda seguridad
que lo inconsciente percibe subliminalmente y alberga el tesoro de
10s recuerdos perdidos. Hay suficientes pruebas experimentales
de que el espacio y el tiempo son para lo inconsciente magnitudes
relativas, que la percepci6n inconsciente no es obstaculizada nece-
sariamente por las barreras del espacio y el tiempo, sino que puede
hacer adquisiciones que a la consciencia le resultarian completa-
mente inaccesibles. A este respecto, remito a 10s experimentos que
Rhine ha llevado a cab0 en la Duke University y en otros lugares".
748 Asi las cosas, la prueba de identidad parece ser una empresa
desesperada, a1 menos desde el punto de vista te6rico. Pero en la
prictica la situaci6n es diferente, pues 10s casos que impresionan
y apabullan a 10s testigos hasta el punto de convencerlos no son
simplemente posibles, sino que se dan realmente. Aunque nues-
tros argumentos criticos pongan en cuesti6n todos 10s casos, no
pueden demostrar que 10s espiritus no existen. Por tanto, tenemos
que conformarnos con un non liquet [{(noesti claro~].Quien estC
convencido de que 10s espiritus son reales deberia comprender que
se trata de una decisi6n subjetiva, atacable por muchas razones.
Quien no estC convencido de esto deberia evitar la ingenua supo-
sici6n de que el problema esti resuelto y que todas las manifesta-
ciones de este tip0 son un embuste y un disparate. Pues no es asi.
Estos fendmenos existen a1 margen de las interpretaciones, y no
cabe la menor duda de que se trata de manifestaciones genuinas
de lo inconsciente. Las comunicaciones de 10s ccespiritusn son en
todos 10s casos afirmaciones sobre la psique inconsciente, suponien-
do que sean realmente espont6neas y no hayan sido inventadas por
una consciencia impostora. Estas afirmaciones tienen una cosa en
com6n con el sue60: tambiCn Cste dice algo sobre lo inconsciente,
y por esta raz6n la psicoterapia lo utiliza como una fuente de in-
formaci6n de primera fila.
749 Asi pues, podemos leer el libro de E. S. White como una fuente
de informaci6n sobre lo inconsciente y su esencia. Estas comunica-
h e , N e w Frontiers of the Mind, 1937; The Reach of the Mind, 1947; Tyrrell,
The Personality of Man, 1945.
ciones se distinguen ventajosamente de la literatura espiritista ha-
bitual en que carecen del tono edificante y de las fantasias banales,
gracias a lo cual pueden concentrarse en ciertos aspectos e ideas ge-
nerales. Esta diferencia tan beneficiosa como notable es mCrito de la
mCdium Betty, la esposa (por entonces ya fallecida) del autor. Su ees-
piritu)) reina en el libro. Conocemos su actuacidn y su personalidad
gracias a libros anteriores de White* y sabemos que la influencia de
su personalidad sobre su entorno fue enorme, que Betty educd a las
almas y que de este mod0 prepard en lo inconsciente de su entorno
todo lo que sale a la luz en las comunicaciones del libro.
750 La intencidn educativa de la actividad de Betty no se distingue
de la tendencia general de la literatura espiritista: 10s ~(espiritus~
(o
factores inconscientes personificados) quieren desarrollar la cons-
ciencia humana y unirla con lo inconsciente. Betty confiesa perse-
guir esta misma meta. Es interesante que el surgimiento del espiritis-
mo americano (pronto trasplantado a Europa) coincida a mediados
del siglo xnt con el apogeo del materialism0 cientifico. De ahi que
el espiritismo (en todas sus formas) tenga un significado compensa-
dor. Es importante saber que muchos cientificos, mCdicos y fil6so-
fos cuya competencia es indiscutible han defendido la verdad de 10s
fendmenos en cuestidn, 10s cuales demuestran una influencia muy
peculiar de la psique sobre la materia. Puedo mencionar a Fried-
rich Zollner, William Crookes, Alfred Richet, Camille Flammarion,
Giovanni Schiaparelli, Sir Oliver Lodge y a nuestro psiquiatra de
Ztirich Eugen Bleuler, per0 hay muchos mis nombres. Por mi parte,
no he llevado a cab0 ninguna investigacidn original en este terreno,
per0 no tengo inconveniente en declarar que he observado tantos
fendmenos de este tip0 que estoy plenamente convencido de su rea-
lidad. Me resultan inexplicables, por lo que no puedo decidirme por
ninguna de sus interpretaciones habituales.
751 NO voy a anticipar el contenido de este libro, per0 si voy a su-
brayar unos puntos. Ante todo, me parece digno de mencidn (ya
que el autor desconoce por completo la psicologia moderna) que
10s (<invisibles),preconizan una comepci6n energe'tica de la psique
que se aproxima a ciertas ideas recientes de la psicologia. La ana-
logia se encuentra en el concept0 de <cfrecuencia)).Pero hay una
diferencia que no podemos pasar por alto: la psicologia piensa que
en la consciencia hay una tensi6n energCtica superior que en lo
inconsciente. Por el contrario, 10s ~(invisibles))atribuyen a1 espiritu
de un difunto (es decir, a un contenido inconsciente personifica-
The Betty Book, 1937; Across the Unknown, 1939; The Road I Know, 1942.
SOBRE E L O C U L T I S M O
757 Voy a cumplir con mucho gusto el deseo de la autora de que escri-
ba unas palabras de introducci6n a su libro, pues todavia recuerdo
vivamente su obra anterior sobre el ocultismo"", que estaba escrita
con mucho tacto y conocimiento del material. Aplaudo la publi-
caci6n de este libro, que es una colecci6n muy documentada de
acontecimientos parapsicol6gicos, pues representa un valioso en-
riquecimiento de la bibliografia psicol6gica. Las historias extraor-
dinarias y misteriosas no son siempre mentiras y fantasias. En el
pasado hub0 numerosas <<historiasingeniosas, curiosas y placente-
rasn que contenian algunas observaciones que a continuaci6n han
sido confirmadas por la ciencia. La moderna descripci6n psicol6-
gica ~integralndel ser humano tiene sus modelos en las numero-
sas biografias de personas peculiares (como 10s son%mbulos)de
principios del siglo XIX. Debemos incluso el descubrimiento de lo
inconsciente a estas viejas observaciones precientificas. La investi-
gaci6n de 10s fen6menos parapsicol6gicos apenas acaba de empe-
zar. Ni siquiera sabemos hasta ddnde se extiende el territorio en
cuesti6n. De ahi que tenga mucho mtrito recopilar observaciones
y un material lo m%sfiable posible. El recopilador ha de tener el
coraje y la determinaci6n inquebrantable de no dejarse intimidar
por las dificultades, las deficiencias y las posibilidades de error que
acechan a esta empresa, y por su parte el lector ha de aportar el
interts y la paciencia necesarios para acoger objetivamente y sin
prejuicios este material a menudo chocante. En este territorio tan
vasto y crepuscular, en el que todo parece posible y nada resulta
" [Los fantasmas: Luna fe falsa o una fe verdadera?] Publicado en Baden en 1950.
'"" Fanny Moser, Okkultismw: Tauschungen und Tatsachen, 1935. (N. del T )
creible, quien quiera elaborar un juicio minimamente s6lido tiene
que haber observado y tiene que haber oido, leido y examinado
muchas historias.
758 Pese a ciertos progresos, como la fundaci6n de la British y de
la American Society for Psychical Research y la existencia de una
I
bibliografia considerable y en parte bien documentada, hoy siguen
imperando (y precisamente en 10s circulos de las personas capa-
citadas para juzgar) un prejuicio y una desconfianza contra las in-
formaciones de este tip0 que s61o en parte estin justificados. A1
parecer, Kant seguiri teniendo raz6n durante mucho tiempo tras
haber escrito hace ya casi doscientos aiios: ((Y asi, las historias de
este tip0 siempre tendrin s610 creyentes secretos, per0 en piiblico
serin rechazadas por la moda imperante de la incredu1idad.l. El
propio Kant se reserva su juicio con estas palabras: <<Estamisma
ignorancia hace que no me atreva a negarles del todo verdad a las
diversas historias sobre espiritus, sin embargo con la reserva, ha-
bitual per0 singular, de poner en duda cada una de ellas, otorgin-
doles no obstante cierto crCdito a todas tomadas en conjunt~,,~.
Estaria muy bien que muchos de 10s que tienen prejuicios tomaran
nota de esta sabia actitud de un gran pensador.
759 Per0 me temo por ciertas razones que no seri ficil que esto
suceda, pues el prejuicio racionalista se basa (crlucus a non lucen-
do,,)" no en la raz6n, sino en algo mucho mis profundo y origi-
nario, en un instinto del que Goethe habla en Fausto: ((Nomen-
ciones a ese tropel bien conocido...*"". En cierta ocasi6n tuve la
valiosa oportunidad de observar este efecto en vivo, en una tribu
del monte Elgon, pocos de cuyos miembros habian tenido contac-
to con el hombre blanco. Durante una conversaci6n utilicC sin
pensar la palabra selelteni, que significa ccespiritus,,. De repente,
un silencio se~ulcralse apoder6 de aquella reuni6n de hombres.
Apartaron sus miradas de mi, miraron en todas direcciones y algu-
nos se marcharon. Mi headman y el jefe de la tribu cuchichearon,
1. Triiume eines Geistersehers, erlautert durch Traume der Metaphysik, 1766, ed.
Kehrbach, p. 45 [Los suerios de un visionario explicados por 10s suerios de la metafisica,
trad. de Pedro Chac6n e Isidoro Reguera, Alianza, Madrid, 1987, p. 801.
2. Ibid., p. 42 [p. 741.
:' La expresidn lucus a non lucendo significa que en latin a1 bosque se le llama
lucus porque no es luminoso. Esta etimologia por antifrasis se basa en Quintiliano (De
institutione oratoria, I, 6, 34).
:'" Cf. Goethe, Fausto I, escena .Ante la puerta de la ciudad.. A Fausto, que dice:
aSi en el aire hay espiritus que se mueven entre el cielo y la tierra, bajad de vuestra nube
dorada y llevadme a una vida nueva y variopinta>>,Wagner le replica: .No menciones a
ese tropel bien conocido que se despliega por toda la atm6sfera y que desde todos 10s
puntos cardinales confronta a1 ser humano con mil peligrosn.
SOBRE EL O C U L T I S M O
:
Todos 10s textos de esta secci6n estdn traducidos directamente del orininal -
alemdn, salvo el pr6logo a1 libro de John K Perry, que estd traducido del original inglCs.
(N.del T.)
LA SITUACION ACTUAL DE LA PSICOLOG~AAPLICADA
EN LOS DIVERSOS PA~SESDE CULTURA"
LA SUIZA ALEMANA
* Se trata del comentario de Jung a1 informe de Otto Rank sobre el Primer Con-
greso Internacional de Psicologfa (Salzburgo, 2 7 de abril de 1908), publicado en la revis-
ta Zentralblatt fir Psychoanalyse (Wiesbaden), 113 (1910), p. 128. El manuscrito parece
haberse perdido. Cf. FreudIJung Briefwechsel, 85 J4.
I
~ 3 23
RESENA DEL LIBRO DE ISIDOR SADGER
KONRAD FERDINAND I1IEYER:
EINE PATHOGRAPHISCH-PSYCHOLOGISCHE STUDIE ''
795 El nuevo arte de escribir una biografia desde el punto de vista psi-
col6gico ha producido ya una serie de productos mis o menos afor-
tunados. PiCnsese en 10s trabajos de Mobius sobre Goethe, Scho-
penhauer, Schumann y Nietzsche*", en el trabajo de Lange sobre
~ o l d ~ ~ l i ~ :,"etc.
t : bEl libro de Sadger ocupa un lugar muy particular
en la serie de estas apatografiasfi. No sobresale por la sofisticaci6n
del diagn6stico ni intenta meter la patologia del escritor en un
marco clinic0 concreto, como Mobius (por ejemplo) ha hecho con
Goethe de una manera reprobable. Lo que Sadger intenta es cap-
tar psicol6gicamente el desarrollo de la personalidad completa, es
decir, comprenderla interiormente. No importa que esto impida
la categorizaci6n psiquiitrica del (Ccaso.. Pues saber con seguridad
cu5l es el tCrmino medico que corresponde a un estado n o implica
que hayamos avanzado en la comprensi6n. Asi, saber que Schu-
mann padecia de demencia precoz y K. F. Meyer de melancolia
peri6dica no nos ayuda lo m5s minimo a comprender sus almas.
Lo m5s habitual es conformarse con el diagndstico y creerse dis-
pensado de seguir estudiando. Pero aqui comienza propiamente
la tarea del patbgrafo, que debe y quiere comprender m5s que el
1. Un sabio ha escrito esto: xSi usted tiene una nueva visibn, una idea original, si
usted describe 10s seres humanos y las cosas desde un punto de vista inesperado, sorpren-
derl a1 lector. Y a1 lector no le gusta que le sorprendan. En una historia s610 busca las
tonterias que ya conoce. Si usted intenta instruirle, lo humillarl y enfadari. No intente
iluminarlo, porque gritarl que usted ofende a su fe. [Anatole France, r i l e des pingouins,
prefacio, p. IV].
ro pais de lo incomprendido un amplio territorio para agregarlo
a lo comprensible. Quien haya aprendido algo de 10s escritos de
Freud leer5 con gran inter& cdmo la sensible alma de Meyer se li-
berd poco a poco de la gravosa presidn del amor materno y de sus
inevitables conflictos sentimentales, y cdmo a1 mismo tiempo em-
pez6 a manar la fuente secreta de la fecundidad poCtica. Debemos
estar muy agradecidos a1 autor por habernos permitido conocer
mejor la vida de este artista tan incomprensible en su desarrollo. A
quien no tenga conocimientos previos, este libro puede animarle
a adquirirlos.
RESENA DEL LIBRO DE LOUIS WALDSTEIN
DAS UNBEWUSSTE ICH UND SEIN V E ~ T N I S
ZUR GESUNDHEIT UND ERZIEHUNG"
797 Por varias razones hay que celebrar que el libro de Waldstein The
Subconscious Self haya sido arrebatado a1 olvido y puesto a1 al-
cance de un pfiblico amplio mediante una traducci6n excelente.
El contenido del libro es bueno e incluso importante en algunos
pasajes. El doctor Veraguth"" (Zfirich) anota en su introducci6n a
la edici6n alemana que este libro, escrito hace m5s de una dCcada,
tiene en principio el valor de un documento hist6rico. Por desgra-
cia, esto es verdad, pues en ningfin otro lugar el presente es m%s
breve y el pasado comienza antes que en la literatura mCdica. La
edici6n inglesa se public6 en una Cpoca en la que en 10s territo-
rios de lengua alemana se acababa de consumar un giro secular de
la espiral por la que asciende el conocimiento cientifico. Se habia
vuelto a1 punto a1 que se habia llegado ochenta afios antes. Por
entonces vivia el memorable Franz Anton Mesmer""", que fue el
primer0 en nuestra esfera cultural que se dio cuenta de que cual-
quier persona que posea la seguridad personal necesaria puede imi-
tar las curaciones milagrosas de 10s lugares de peregrinacicjn, de
10s sacerdotes, de 10s reyes de Francia y de 10s curanderos con pie1
de corder0 (piCnsese en el pastor Ast, que aliger6 a su entorno de
' Philipp Heinrich Ast (1848-1921), un pastor que empez6 curando animales y
acab6 curando a millares de personas con metodos tradicionales. (N. del 1)
" Sobre Justinus Kerner (1786-1862), escritor alemin e investigador de lo ocul-
to, cf. Jung, Acerca de la psicologia y la patologia de 10s llamados fen6menos ocultos
(OC1,l). Joseph Ennemoser (1787-1854), Karl August Eschenmayer (1768-1852) y
Georg Conrad Horst (1767-1838) escribieron sobre magia, mesmerismo, etcetera.
:* ,* Auguste Ambroise Liibeault (1823-1904), medico e hipnotizador, public6 en
1866 Du sommeil et des &tatsanalogues consid&r&essurtout au point de vue de ['action
du moral sur la physique.
que sus redescubridores son celebrados como grandes benefacto-
res de la humanidad).
798 En su infinita sabiduria, la casta vio en seguida el peligro que
se cernia sobre la humanidad y declar6 1) que la terapia de su-
gesti6n es embustera e ineficaz, 2) que es extremadamente peli-
grosa, 3) que 10s conocimientos obtenidos mediante mCtodos
hipn6ticos son product0 de la invencibn, la imaginaci6n y la su-
gesti6n, 4) que las neurosis son trastornos org6nicos del cerebro.
Pero tambitn se habia redescubierto que nuestra consciencia no
ocupa todo el espacio de nuestra alma, sino que lo animico existe
y es eficaz incluso donde la consciencia no alcanza. A esta parte
de lo animico que est6 m b all6 de la consciencia se le denomin6
((10 subconsciente,,, o ((elsegundo yow, o <<lapersonalidad incons-
ciente,,, etc. En Alemania 10s herejes fueron Dessoir, Forel, Moll,
Vogt, Schrenck-Notzing y otros"; en Francia Binet, Janet y sus dis-
cipulos. Cuando este movimiento habia llegado en Alemania a su
punto culminante, se public6 el libro de Waldstein sobre el yo
((subconsciente,,.Este auge, saludado con emoci6n por todo inves-
tigador honrado, fue entendido por la casta (con razbn) como un
obst6culo para el desarrollo del pensamiento 16gico; asi que sus
principales representantes declararon que lo subconsciente 1)no
existe, 2) no es psiquico, sino fisiol6gic0, por lo que es inescruta-
ble, 3) es consciente muy de'bilmente, es decir, tan dtbilmente que
ya no somos conscientes de que somos conscientes de ello. Desde
entonces, 10s investigadores de lo <(inconsciente>> no son cientificos
y lo einconsciente~no existe, sino que es algo consciente de una
manera demasiado dtbil. 0 es fisiolbgico, que es lo contrario de
psicol6gic0, de mod0 que no le importa nada a1 psic6logo ni a na-
die. Asi ha quedado protegido a la perfecci6n de la investigaci6n.
799 Y sin embargo la siembra no se perdi6 esta vez. Hubo quien
sigui6 trabajando infatigablemente, y en 10s 6ltimos diez afios he-
mos avanzado mucho. Pero este progreso s610 existe para unos po-
cos que no se han dejado derrotar y que siguen esforz6ndose en
mostrarle a la consciencia 10s abismos del alma humana. A estos
pocos, el libro de Waldstein no les aporta nada nuevo, mientras
que para todos 10s dem6s contiene muchas cosas nuevas y bue-
nas. Dice muchas cosas inteligentes sobre la impresi6n estttica y
I el surgimiento de la obra de arte. Mejor todavia es su concepci6n
psicol6gica de las neurosis, la cual se deberia difundir lo m6s po-
t
Max Dessoir, autor de Das Doppel-Ich, 1890; August Forel, cf. S 921, nota;
Albert Moll, cf. $ 893; Oskar Vogt (1870-1959); Albert von Schrenck-Notzing (1862-
1929): todos son psiquiatras.
LA V l D A S I M B O L I C A
" Secta religiosa fundada en 1879 por Mary Baker-Eddy y que sigue existiendo
hoy, uno de cuyos aspectos fundamentales es la curaci6n por el espiritu. (N.
del T.)
330
UNA MIRADA AL ALMA DEL CRIMINAL"
*
II Publicado en Wiener Journal, X/84 (1933), pp. 1-2.
331
en el colegio, se levant6 en medio de la clase y se agarr6 a1 maestro
dando muestras de pinico. En casa, a menudo dejaba sus juegos y se
escondia en la buhardilla sin raz6n alguna. Preguntado por las cau-
sas, no decia nada. Cuando examin6 a1 niiio, me dijo que a menudo
tenia espasmos. Y a continuaci6n se desarroll6 este diilogo:
- @or quC tienes siempre miedo?
El nifio no contest6 Vi que no queria hablar. Asi que insisti y
finalmente dijo:
-No puedo decirlo.
- iPor quC no?
Insisti. El nifio respondi6 una y otra vez que no me lo podia
decir. Finalmente dijo:
- Ese hombre me da miedo.
- ?QuC hombre?
N o me contest6 Por fin, tras mucho hablar ganC su confian-
za. Y entonces el nifio me cont6 que cuando tenia siete afios se le
apareci6 la figura de un hombrecito con barba y otros detalles que
el nifio describid minuciosamente. Este hombre le hizo una serial,
y el nifio se asust6. Por eso se agarr6 a su maestro, se escondi6 en
casa y abandon6 sus juegos.
- iQuC queria de ti ese hombre? - preguntC a1 nifio.
- Queria pasarme la culpa.
- 2QuC significa ((la c u l p a ~ ?
El nifio no contest6, per0 hablaba una y otra vez de (<laculpan.
El hombrecito se le acercaba m5s cada vez, en especial la 6ltima
vez, y entonces el nifio le clav6 las tijeras a su hermana. Esta apa-
rici6n del hombrecito no era otra cosa que la personificaci6n del
impulso criminal, y lo que el nifio llamaba (<laculpa), n o era otra
cosa que un simbolo de ese segundo yo que lo impulsaba a come-
ter un crimen.
El nifio sufri6 ataques de epilepsia tras su crimen. N o volvi6
a hacer nada parecido. Como en tantos otros casos, la epilepsia era
en 61 una manera de evitar el crimen, una represi6n del impulso
criminal. Hay muchos casos similares: personas que buscan incons-
cientemente una salida de una presi6n interior hacia el crimen y
huyen a la enfermedad.
En otros casos podemos ver que personas que en apariencia son
buenas transfieren a otras personas sus instintos malvados, que es-
t i n ocultos bajo esa apariencia y mueven inconscientemente a esas
personas a cometer crimenes que ellas mismas tienen la tendencia
a cometer, per0 que no quieren cometer.
Un ejemplo: hace cierto tiempo un asesinato caus6 sensacidn
en Alemania. Un hombre de conducta hasta entonces irreprocha-
ble mat6 a todas las personas que vivian en su casa, incluso a su
perro. Nadie,conocia la causa, nadie habia notado nada raro en
ese hombre. El me cont6 que habia comprado un cuchillo sin sa-
ber para quC. una noche se quedd dormido en el sal61-1, donde
habia un reloj de pCndulo. Oy6 el tictac del reloj, y fue como si
I un batalldn de soldados estuviera desfilando. El ruido era cada vez
m6s dCbil, el batall6n se alejaba. Y cuando ya no oia nada, el hom-
bre tuvo de repente la sensaci6n: ((Tieneque suceder ahora,,. Y en-
tonces cometi6 10s asesinatos. A su mujer le dio once cuchilladas.
818 De acuerdo con mis investigaciones, la mayor parte de la cul-
pa correspondia a la mujer. Pertenecia a una secta, y este tip0 de
personas suelen pensar que quienes no rezan con ellas son unos
demonios, mientras que ellas son santas. Esta mujer transfiri6 a
I
su marido la maldad que habia en ella, tal vez inconscientemen-
te, per0 con gran determinaci6n. Le convenci6 de que era malo,
mientras que ella era buena, y verti6 el impulso criminal en su sub-
consciente. Era significativo que el hombre acompafiara cada cu-
chillada que daba a su mujer con una sentencia de la Biblia, lo cual
identifica con toda claridad el origen de su sentimiento hostil.
819 En el alma del ser humano suceden cosas mucho m5s inquie-
tantes, crueles y criminales que en la realidad del mundo exterior.
El alma del criminal, que se manifiesta en 10s hechos, nos permite
a menudo mirar las profundidades de lo que sucede en el alma del
ser humano. A menudo es muy interesante ver quC hay detr5s de un
asesinato y c6mo las personas son impulsadas a acciones que no
ejecutarian en otro momento ni motu proprio.
820 Un domingo, un panadero sali6 a dar un paseo. DespuCs no se
pudo creer que estuviera atado de pies y manos en una celda. No
I tenia la menor idea de quC le habia pasado. Habia matado a tres
personas y habia herido gravemente a dos m h . Cometi6 estos cri-
I
menes sofiando. Su paseo dominical tom6 un giro completamente
diferente a1 que 61 habia previsto. TambiCn la mujer de este hom-
bre formaba parte de una secta, era una ({santa., y la analogia de
las causas de 10s crimenes nos devuelve a1 caso antes descrito.
821 Cuanto peor es una persona, m b intenta endosar a otros la
maldad que no quiere exhibir. El panadero y el asesino alem5n
eran personas honradas. Antes de cometer sus crimenes se habrian
asombrado si alguien 10s hubiera considerado capaces de matar.
Nunca pensaron en cometer un crimen. Esta idea tal vez les fue ins-
pirada inconscientemente por sus esposas mediante la abreacci6n
de impulsos malvados. El ser humano es muy complicado y sabe
mucho de muchas cosas, per0 de si mismo sabe muy poco.
Nota de la redaccidn: El doctor Medard Boss"" dictd una conferencia en
la 66.a Asamblea de Psiquiatras del Sur de Alemania (celebrada en Baden-
weiler) en la que expuso desde el punto de vista del andlisis existencial el
caso de un travestido. El tratamiento concluy6 con la castraci6n total del
paciente, incluida la arnputaci6n del pene y la implantaci6n artificial de 10s
labios. Esta manera de proceder provoc6 la critica de uno de nuestros co-
laboradores""" (viase Psyche, IV/4, pp. 229 ss.). El doctor Boss crey6 haber
sido malentendido por esta critica. Replic6 de una manera que a noso-
tros nos pareci6 dirigida mgs ad personam que ad rem (vtase Psyche, IV/4,
pp. 394 ss.). Como su critic0 es un buen amigo del doctor Boss y estamos
interesados en que el problema planteado, que tiene una importancia de-
cisiva para la solidaridad en la relaci6n midico-paciente, no se quede en
el plano de una controversia personal, hemos pedido a 28 investigadores
(incluidos 10s que el doctor Boss nos ha propuesto) que respondan a estas
dos preguntas:
1. ?Considera usted aceptable desde el punto de vista general de la
medicina una intervenci6n como la del doctor Boss?
2. iconsidera usted aceptable desde el punto de vista de la psicotera-
pia la intervenci6n que el doctor Boss ha llevado a cabo?
C. G. Jung (Kiisnacht-Zfirich):
822 Para empezar, tuve que abrirme paso por la exposici6n del caso.
La superflua marafia existencialista complica innecesariamente la
situaci6n y hace que la lectura sea una tarea desagradable. Esti
claro que el paciente estaba empefiado en convertirse en una mu-
"
&a psicologia compleja y el sintoma corporal] Este libro se public6 en Stuttgart
en 1955.
LA V l D A S I M B ~ L I C A
cia que ha tomado miis cosas prestadas de otros campos del saber.
Para la medicina ha sido imprescindible entrar en contact0 con la
fisica, la quimica y la biologia; y si esto le ha sucedido a la medi-
cina somAtica, la psicologia de las neurosis no podr5 salir adelante
sin tomar cosas prestadas de las ciencias humanas.
840 Para la etiologia y la terapia de las neurosis es muy importante
la actitud individual; a1 someterla a un andisis cuidadoso, descu-
brimos que se basa en ciertas premisas espirituales personales y co-
lectivas, las cuales pueden ser tanto un factor pat6geno como un
factor curativo. Igual que la medicina moderna ya no se conforma
con constatar que un paciente se ha infectado de tifus, sin0 que se
preocupa tambikn por la conducci6n de agua que ha causado la
infeccibn, la psicologia de las neurosis no puede conformarse con
una etiologia que s610 habla de traumas y de fantasias infantiles.
Sabemos desde hace mucho tiempo que las neurosis de 10s niiios
dependen en gran medida de la situaci6n psiquica de sus padres.
Tambien sabemos que las <(situacionespsiquicas))no se derivan sim-
plemente de defectos personales, sin0 tambiCn de condiciones psi-
quicas colectivas. Esto seria raz6n suficiente para que el especialis-
ta en neurosis se preocupara por estas condiciones generales. No
se combate una epidemia de tifus diagnosticando y tratando cui-
dadosamente un caso individual. La medicina del pasado tuvo que
conformarse con emplear a l g h bebedizo que ayudara un poco. La
medicina moderna ha obtenido gracias a sus ciencias auxiliares 10s
instrumentos necesarios para conocer la naturaleza de sus propios
remedios. Pero iquC cura una neurosis? Para contestar realmente
a esta pregunta, la psicologia de las neurosis tiene que ir mucho
mAs alli de su marco meramente medico. Algunos mkdicos ya lo
presienten. TambiCn a este respecto el autor se ha atrevido a abrir
una u otra ventana.
Textos relacionados con el volumen 4
de la Obra completa"
" Todos 10s textos de esta secci6n est6n traducidos directamente del original ale-
min, salvo el 6ltimo de ellos (~Respuestasa preguntas sobre Freud.), que est6 traducido
del original inglks. (N. del T )
SIGMUND FREUD, SOBRE EL SUENO
25 DE ENERO DE 1901"
:
Manuscrito de una conferencia encontrado en el legado de Jung. A1 parecer se
trata de un informe para sus colegas de la clinica Burgholzli (donde Jung habia empeza-
do a trabajar el 10 de diciembre de 1900 como medico asistente) sobre el texto de Freud
Sobre el suerio, que se acababa de ~ublicary era un resumen del libro La interpretaci6n
de 10s suerios (cf. Grenzfragen des Nerven- und Seelenlebens, ed. Lowenfeld y Kurella,
Wiesbaden, 1901, pp. 307-344; [S. Freud, Obras completas, ed. J. Strachey, trad. de
J. L. Etcheverry, Amorrortu, Buenos Aires, 1979, vol. 5, pp. 613-6681).
'" Gotthilf Heinrich von Schubert (1780-1860), medico, autor de El simbolismo
del suerio (1814), Historia del alma (1830) y Enfermedades y trastornos del alma huma-
na (1845). (N. del T )
*sib
Karl Albert Scherner public6 en 1861 La vida del suefio; Johannes Immanuel
Volkelt (1848-1930) public6 en 1875 La fantasia onirica. (N. del T )
LA VlDA SIMBOLICA
"
Francis Galton (1822-1911), psic610go, antrop610go y explorador. (N. del T )
":' Trad. esp., pp. 635-636. (N. del T.)
~ 5 5 Esta compleja situaci6n explica buena parte de la confusi6n e
incomprensibilidad del suefio, per0 no toda. Hasta ahora s610 he-
mos hablado de la parte visual del suefio. Todavia no hemos men-
cionado la parte de 10s sentimientos y 10s afectos, que desempefia
una funcidn muy importante.
856 A1 analizar un suefio llegamos mediante la asociaci6n libre a
pensamientos que hace mucho o poco tiempo fueron importantes
para nosotros, por lo que estin provistos de un sentimiento de valor.
El proceso de condensaci6n y reinterpretacibn lleva a1 escenario del
suefio unas ideas cuyo peculiar caricter podria mover a1 sofiante a
la critica y a la opresibn, como de hecho sucede en la consciencia
despierta. Pero esto lo impide la parte afectiva del suefio, la cual
provee a 10s elementos oniricos de unos sentimientos que son un
contrapeso eficaz contra la critica; tenemos aqui una analogia per-
fecta con las ideas obsesivas, por ejemplo con la agorafobia, que se
presenta con un imperioso sentimiento de miedo, gracias a1 cual
afirma frente a la consciencia su posici6n usurpada.
857 Freud supone que 10s afectos se desplazan desde 10s compo-
nentes del material onirico latente a 10s elementos del suefio ma-
nifiesto, con lo cual contribuyen a completar la desemejanza entre
el suefio latente y el suefio manifiesto. Freud denomina a este pro-
ceso edesplazamiento onirico,) o, dicho de una manera moderna,
transvaloraci6n de las valencias psiquicas.
ass Mediante estos dos principios el autor Cree poder explicar su-
ficientemente la oscuridad y la confusi6n de 10s suefios que se
mueven dentro de un material sencillo, visual. Estas dos hipdtesis
arrojan una nueva luz sobre la cuestidn de lo que provoca el sue-
fio y de la conexi6n entre suefio y vigilia. Hay suefios en que la
relaci6n con la vigilia es evidente y una impresi6n fuerte del dia
asume la funci6n de provocar el sueiio. Pero en mis casos lo que
provoca el suefio es un acontecimiento indiferente o incluso ridi-
culo, que pese a no tener importancia puede dar pie a unos suefios
largos y cargados de afecto. En estos casos el anilisis nos hace vol-
ver a complejos de ideas que a menudo son insignificantes, per0
que estin asociados mediante aspectos secundarios a impresiones
importantisimas del dia. En el suefio las cosas secundarias se pre-
sentan de una manera imponente, mientras que lo importante esti
sustraido por completo a la consciencia onirica. Lo que en reali-
dad provoca el suefio no es el momento indiferente, secundario,
sin0 el poderoso afecto que se encuentra en segundo plano. 2Por
quC abandona el afecto las ideas que estin ligadas a Cl y las sustitu-
ye en la consciencia por lo que no tiene entidad ni valor? 2Por quC
se dedica el intelecto sofiante a buscar por todos 10s rincones de
LA V l D A S I M B ~ L I C A
miento, una dramatizacidn que a menudo sigue todas las reglas del
arte: exposicidn, nudo y desenlace. De este modo, el suefio obtiene
(en palabras del autor)" una fachada que no cubre todo su contenido.
Seglin Freud, esta fachada es el colmo del malentendido, pues con
ella el juego engafiador de 10s elementos oniricos es sistematizado y
perpetuado. Freud Cree encontrar la razdn de esta 6ltima configura-
cidn del contenido onirico en la blisqueda de la comprensibilidad;
Freud entiende a1 productor del suefio como un demonio bromista
que intenta hacerle plausibles sus planes a la persona dormida.
862 Aparte de esta liltima prestacidn del trabajo del suefio, lo que
el sueiio crea no es nuevo, no es intelectualmente superior. Todas
las cosas buenas y correctas que se encuentran en la imagen onirica I
ya se pueden descubrir mediante el analisis en el material latente.
Y la composicidn onirica podria ser una prestacidn directa de la
consciencia rebajada, a la manera de una fugaz mania de explicar
las alucinaciones oniricas. I
863 Llegamos asi a la liltima pregunta: Zpor quC lleva a cab0 el sue-
fio estos trabajos? A1 analizar sus suefios, el autor encontrd sobre
todo pensamientos olvidados ra~idamentey pensamientos inespe-
rados o incluso desagradables que habian estado cerca de la cons-
ciencia diurna para ser oprimidos en seguida. Freud denomina
arepresidnn al estado de estos pensamientos.
352
Para explicar el concept0 de represibn, el autor supone dos
instancias diferentes de formaci6n del pensamiento, una de las
cuales tiene acceso direct0 a la consciencia, mientras que la otra
s610 puede llegar a ella a travis de la primera. Dicho con m6s
claridad, en el limite entre lo consciente y lo inconsciente hay
una censura activa durante la vigilia que regula la afluencia de
pensamientos a la consciencia: cierra el paso a 10s pensamientos
secundarios, ma1 vistos por alguna raz6n, y s61o deja que pase a
la consciencia lo que es de su agrado. Cuando dormimos, pre-
domina momentgneamente lo que durante el dia est6 reprimido,
la censura tiene que aflojar y aceptar un compromiso: el suefio.
El autor no se oculta que esta teoria es demasiado esquemitica y
antropom6rfica, per0 se consuela con la esperanza de que algiin
dia se encontrar6 su correlato objetivo en alguna forma organica
o funcional.
A menudo son pensamientos exquisitamente egoistas 10s que
consiguen superar, mientras dormimos, la fatigada censura de 10s
sentimientos Cticos y de la critica. Pero la censura no ha desapa-
recido por completo, s610 ha reducido su actividad, y aiin posee
cierta influencia sobre la configuraci6n de 10s pensamientos oni-
ricos. El suefio es la reacci6n de la personalidad a la invasi6n de
pensamientos sin duefio. Su contenido son pensamientos reprimi-
dos que, desfigurados y velados, consiguen exponerse.
El ejemplo de 10s suefios comprensibles y con sentido nos mues-
tra que su contenido suele ser un deseo realizado. La situaci6n es
similar en 10s suefios dificiles de comprender, confuses, 10s cuales
tambien contienen la realizaci6n de deseos reprimidos.
Desde este punto de vista, 10s suefios se pueden dividir en tres
clases:
1. 10s que exponen sin tapujos un deseo no reprimido, el ((tip0
infantiln;
2. 10s que exponen con tapujos un deseo reprimido, que s e g h
Freud son la mayoria de 10s suefios;
3. 10s que exponen sin tapujos un deseo reprimido. Estos sue-
fios est6n acompafiados por el miedo, que sustituye a la desfigura-
ci6n del suefio.
Mediante la interpretaci6n del sueiio como un compromiso
llegamos a la explicaci6n del suefio. La consciencia de vigilia, al
quedarse dormida, reduce la energia de 10s frenos que le pone a
la esfera de lo reprimido. Pero asi como el sujeto dormido presta
todavia un poco de atenci6n a 10s estimulos sensoriales que le lle-
gan de fuera, gracias a lo cual puede suprimir mediante suefios
disimuladores y ocultadores las influencias que podrian impedirle
LA V l D A S I M B ~ L I C A
Freud. El sueho
fndice
8 70 Introducci6n
1. Ejemplo del anilisis. Seguimiento acritico de las asocia-
ciones
a. contenido manifiesto del suefio
b. contenido latente del suefio
2. Clasificaci6n de 10s suefios
a. con sentido y comprensibles
b. con sentido e incomprensibles
c. confusos
3. Suefios infantiles
4. Adultos: suefios de comodidad y sueiios desiderativos
5 . Causas de la extrafieza del suefio:
a. condensaci6n
I) mediante lo comtin natural
11) mediante una comunidad creada por el propio
suefio
b. desplazamiento del suefio, desfiguraci6n del suefio,
desfiguraci6n de pensamientos ma1 vistos
c. exposici6n visual de ideas inadecuadas, de ahi las me-
tdforas
metamorfosis sensoriales de conexiones 16gicas
causal: transformaci6n o mera yuxtaposici6n
alternativa: = y
semejanza, comunidad, concordancia
contradiccibn, burla, mofa = absurdidad del suefio
manifiesto
d. composicibn onirica para mejorar la comprensibilidad
e. exposicibn de deseos y pensamientos reprimidos
6. Interpretacibn teleolbgica: el sueiio, guardiin del dormir.
RESENA DEL LIBRO DE WILLY HELLPACH
GRUNDLINIEN EINER PSYCHOLOGIE DER HYSTENE"
"
[Lineas fundamentales de una psicologia de la histeria] Publicada en la revista
Zentralblatt fur Nervenheilkunde und Psychiatrie (Berlin) XXVIII (1905), pp. 318-321.
El libro se habia publicado en 1904; su autor vivi6 entre 1877 y 1955. C f . FreudiJung
Briefwechsel, 230 J 6 .
872 De diversas alusiones se desprende que el autor tiende a supo-
ner rnalas intenciones tras las criticas desfavorables. Por eso, quie-
ro dejar bien claro que no tengo ningfin prejuicio contra Hellpach.
Al contrario, he leido su libro con atenci6n y sine ira, esforziindo-
me sincerarnente por comprenderlo y hacerle justicia. El texto que
va hasta la pdgina 146 se puede considerar una introducci6n. Se
trata de discusiones de conceptos y de andlisis de teoria e historia
de la ciencia que se extienden por todos 10s campos del saber
y que en principio no tienen nada que ver con la histeria. Con el
terna s610 guardan alguna relaci6n unos cuantos aforismos sobre
la historia de la teoria de la histeria (bhicamente, valoraciones de
I 10s rnCritos de Charcot y de otros investigadores). No me consi-
dero competente para criticar las generalisirnas discusiones sobre
~
~ la teoria de la ciencia y de la investigacibn. Los fragmentos de la
historia de la investigaci6n de la histeria no son exhaustivos como
exposici6n ni aportan nada nuevo a la investigaci6n. A la psicolo-
gia no le aportan nada.
873 El tratamiento propiamente dicho del terna comienza en la p b
gina 147. Primero hay una discusi6n sobre la szkgestibilidad. Hay
que alabar el punto de vista y el seguro sentimiento de Hellpach:
aqui aborda uno de 10s aspectos miis dificiles de la teoria de la his-
I teria. Que el concept0 actual de sugestibilidad es impreciso y por
tanto insatisfactorio es evidente. Hellpach intenta adentrarse en el
problema de la determinaci6n de la voluntad analizando la orden
y la sugesti6n. El andlisis le conduce a estudiar el hecho de la meca-
nizaci6n y la desmotivacidn: la emancipaci6n del act0 de voluntad
respecto del motivo. A continuaci6n, unas intrincadas argumenta-
ciones nos llevan a1 problerna de la apercepci6n (en el sentido de
Wundt), que estd relacionado estrechamente con el problema
de la voluntad. Hellpach atribuye una irnportancia especial a una
propiedad de la apercepci6n: la cancelacidn de la sensacibn. En
determinadas circunstancias, 10s estimulos que se encuentran en
el lirnite de la perceptibilidad son captados por el carnpo visual
periferico, per0 a1 ajustar el punto de vista desaparece la fuente
del estimulo (estrellas pequeiias, etc.). Esta observaci6n es exten-
dida anal6gicamente a la apercepcibn, de mod0 que la c<situaci6n
activa de apercepci6n~adopta la funci6n del punto de vista. Se
atribuye asi a la apercepcidn la capacidad de cancelar la sensaci6n.
Hellpach habla largo y tendido de esta idea, per0 por desgracia de
una manera hficil de comprender y sin aportar razones suficientes.
La cancelaci6n de la sensacibn parece ser en opini6n de Hellpach
algo habitual y normal. Pero en realidad es una excepci6n, pues
la apercepci6n no cancela la sensacidn, a1 contrario. La exposici6n
sobre la apercepci6n culmina en las frases: <<Elcontrol que en la
situaci6n pasiva de apercepci6n se extiende por todo el campo de
la consciencia y hace posible la activaci6n mAs rica de la voluntad
desaparece con la creciente tensi6n de la apercepci6n activa. En-
tonces surgen las acciones distraidas*.
874 Hellpach encuentra otra (csituaci6n de apercepci6n,, en el wacio
de la consciencia),; aqui emprende, entre otras cosas, una pequeiia
expedici6n por 10s desiertos de la demencia precoz y obtiene en el
vacio de la consciencia del catat6nico el botin del negativism0 en
tanto que manifestaci6n de la sugestibilidad; icomo si supiCramos
quC sucede con la consciencia de 10s catat6nicos!
875 El resultado final del anhlisis de la sugestibilidad se resume en
esta frase: ~Instaurola falta total de sentido o la falta total de me-
dida como criterios de todos 10s efectos psiquicos a 10s que se puede
denominar "sugesti6n"n. Por desgracia, no sC quC significa esto.
En el curso de las cincuenta piginas de su anilisis, el concept0 de
sugestibilidad se ha hundido en lo impreciso, no se sabe exacta-
mente c6m0, y tampoco se sabe quC ha sido de 61. A cambio te-
nemos a nuestra disposici6n dos extraiios criterios de sugesti6n7
cuyo comienzo y final son inconcebibles.
876 A continuaci6n hay un capitulo sobre uno de 10s mil sintomas
histCricos, la ataxia-abasia. Lo esencial de este capitulo es subrayar
la conceptualidad de la parilisis histCrica. Otro capitulo trata la
conceptualidad del trastorno sensorial histCrico. Hellpach conside-
ra a la apraxia Blgera histCrica una enfermedad aut6noma. Pero no
presenta pruebas. TambiCn considera a las hiperestesias histiricas
un problema fisiol6gico y no psicol6gico. Pero tambiCn aqui faltan
las razones convincentes. Y precisamente en la histeria no convie-
ne multiplicar 10s principios explicativos si no es estrictamente
necesario. Para explicar la anestesia, Hellpach utiliza la cancela-
ci6n aperceptiva de la sensaci6n7ese fen6meno parad6jico que es
cualquier cosa menos un hecho claro, sencillo, seguro. Es verdad
que 10s histCricos dejan de sentir cuando deberian sentir, per0 no
podemos explicar este curioso hecho a partir de una observaci6n
mAs oscura todavia y peor constatada todavia.
877 Hellpach piensa que el intelecto histirico se caracteriza por la
apercepcidn fanthtica y la ductilidad. La apercepcidn fantAstica es
un estado psicol6gico en el que <<laactividad de la fantasia tiene
una tendencia a la pasivaci6n de la apercepcibnn. Podemos barrun-
tar a quC se refiere Hellpach con esta complicada frase. Pero me
declaro completamente incapaz de formarme una idea clara de eso.
Pienso que aqui Hellpach no ha pensado nada claro, pues de lo
contrario habria sabido comunicArselo a1 lector atento.
878 Hellpach define la ductilidad de la siguiente manera: ((Unaper-
sona es dfictil si satisface las exigencias que se le plantean de bue-
na gana o con indiferencia psiquica, o a1 menos sin tener que su-
perar resistencias interiores.. La sugestibilidad, que en un capitulo
anterior ha desaparecido bajo una marea de juegos psicol6gicos
de palabras y de conceptos, reaparece aqui inocente e inesperada-
mente como (cductilidad),.
879 En el capitulo ((El cerrojo psicol6gico ante la psicologia de la
histeria,, llegamos a1 ((fen6meno radical de la histerian. La ~ d e s -
proporci6n entre la nimiedad de la causa afectiva y la fortaleza
del fen6meno de expresi6nn es el ndcleo de la anomalia espiritual
histtrica.
1 880 La dltima parte del libro trata de la ampliaci6n y aplicacidn de
10s principios establecidos y de la exposicibn de la doctrina freu-
diana sobre la genesis de la histeria. Es un mCrito de Hellpach
comprender a Freud y limitar y equilibrar ciertas parcialidades
y exageraciones de su doctrina. Por cuanto respecta a la genesis,
Hellpach no va en ningdn lugar mis all5 de Freud. Pero en clari-
dad se queda muy por detris de 61.
881 De vez en cuando Hellpach lanza invectivas contra lo ((incons-
cienten. Intenta explicar ciertos gestos expresivos histtricos sin la
hip6tesis de lo inconsciente. Este intento merece ser leido en el
original (pp. 401 ss.). No me parece ni claro ni convincente. Ade-
m5s, 10s gestos expresivos no son 10s fen6menos inconscientes por
excelencia. Como se sabe, la hipdtesis de lo inconsciente psicol6-
gico se basa en hechos completamente diferentes, que Hellpach no
menciona. Pese a todo, Hellpach emplea varias veces el concept0
de lo inconsciente, probablemente porque no tiene nada mejor que
poner en su lugar.
882 LOSintentos de Hellpach (en 10s dltimos capitulos) de clarifi-
car 10s aspectos sociol6gicos e histdricos del problema de la histe-
ria merecen ser saludados como tendencia; muestran que el autor
tiene una concepci6n inusual o incluso grandiosa de su materia.
Pero por desgracia siempre se detiene en 10s conceptos mis gene-
rales e inseguros. Por eso, el resultado global de su gran esfuerzo
es desproporcionadamente pequeiio. La ganancia psicol6gica se re-
duce a la proclamaci6n de una gran intencidn y a unas cuantas
observaciones e ideas inteligentes. La culpa de este fracas0 la tiene
en buena medida el desafortunado estilo de Hellpach: cuando el
lector ha comprendido por fin una frase o un planteamiento y es-
pera encontrar en la siguiente frase su desarrollo y su respuesta, se
encuentra una y otra vez con una digresi6n sobre c6mo el autor
ha llegado a esa primera frase y qut se podria decir sobre ella. En
consecuencia, el pensamiento avanza a golpes, lo cual resulta ago-
tador a la larga: es sorprendente la cantidad de veces que Hellpach
se extravia. Pero 61 mismo enumera cudntas veces mis se habria
podido extraviar. Por eso, a menudo tiene que explicar que esti
volviendo a1 tema. Debido a esta circunstancia, su libro es inusual-
mente confuso y resulta muy dificil orientarse en 61.
883 El autor comete un grave pecado de ornisi611 porque n o pone
ejemplos. Este defect0 es especialmente sensible cuando habla de
fen6menos patol6gicos. Quien quiere enseiiar algo nuevo tiene que
empezar por enseiiar a su pfiblico a ver. Esto no es posible sin ejem-
plos. La teoria de Hellpach tal vez podria aportar algo bueno y
nuevo si se dignara descender a la esfera inferior de la casuistica
y del experimento. Si Hellpach quiere hablar a1 cientifico empiri-
co, considerar5 justificado este consejo.
JUNG (Burgholzli)
884 Ludwig Bruns, Die Hysterie im Kindesalter [La histeria en la in-
fancia], segunda edici6n corregida, Halle, 1906. Este conocido
autor, que ha prestado grandes servicios a la investigaci6n de la
sintomatologia y la terapia de la histeria, publica aqui la segunda
edici6n de su libro sobre la histeria infantil, que la mayor parte de
10s mkdicos conocen. Tras una breve introducci6n hist6rica, Bruns
expone una panoriimica de la sintomatologia, centriindose en lo
esencial desde el punto de vista empirico y dejando de lado las
rarezas y las curiosidades, lo cual es de agradecer. Asi, el autor des-
cribe brevemente y con la ayuda de casos claros las diversas for-
mas y localizaciones de las pariilisis y 10s espasmos, de 10s tics y las
afecciones coreiformes; por el contrario, del sonambulismo y de 10s
estados de letargia y obsesi6n s610 habla de manera concisa, como
corresponde a su presencia menos frecuente. Los sintomas doloro-
sos (las neuralgias, etc.) y 10s trastornos de la vejiga, asi como 10s
fen6menos psiquicos (que son importantisimos en la histeria) son
tratados con excesiva brevedad. A1 exponer la etiologia, el autor
defiende frente a Charcot la tesis de que no hay que atribuir un
significado demasiado grande a la herencia. MAS importantes le pa-
recen, y seguramente con raz6n, las causas psiquicas (en concreto,
las que pertenecen a la psicologia individual), en especial la imi-
taci6n del ma1 ejemplo, las influencias de una educaci6n deficiente,
* Ibid.,101F3.
'" Studien uber Hysteric, 1895.
,,*:+ Freud&ng Briefwechsel, 11 F3.
s :b
X
. sb
Der Hypnotismus. Handbuch der Lehre uon der Hypnose und der Suggestion.
(19s Albert Knapp, Die polyneuritischen Psychosen [Las psicosis po-
lineuriticas], Wiesbaden, 1906. Se trata de una monografia sobre el
complejo psic6tico polineuritico. Las primeras ochenta y cinco pigi-
nas exponen detalladamente historias clinicas y sus epicrisis. Las si-
guientes cincuenta piginas contienen una exposicidn bien articulada
de 10s sintomas, en la que es ficil orientarse. La nomenclatura esti
muy influenciada por Wernicke, lo cual no ser6 aprobado por mu-
chos. No entiendo por quC hay que denominar (cpsicosis acinitica de
motilidad* a la catatonia, etc., pues esta expresi6n s610 designa un
estado que a continuaci6n puede cambiar por completo de aspecto.
Este libro serfi bienvenido especialmente por 10s psiquiatras.
JUNG (Burgholzli)
904 Georg Lomer, Liebe und Psychose [El amor y la psicosis], Wies-
baden, 1907. Este libro de Lomer es una orientaci6n mis literaria
que cientifica sobre la sexualidad y sus derivados psicol6gicos. La
mayor parte del libro se dedica a exponer 10s procesos psicosexua-
les normales e intenta hacerlos comprensibles a un pitblico culto.
Quien quiera profundizar tendri que recurrir a Havelock Ellis y a
Freud. Lo patol6gico s610 es tratado en un apCndice, y es de agra-
decer (por comparaci6n con otros libros) que el autor se reprima
a1 exponer casuistica picante. En el campo de la patologia psico-
sexual, donde las investigaciones de Freud han abierto el camino,
habria sido deseable una profundizaci6n mayor en el problema.
JUNG (Burgholzli)
913 Max Dost, Kurzer Abriss der Psychologie, Psychiatrie und gerich-
tlichen Psychiatrie [Breve compendio de psicologia, psiquiatria y
psiquiatria judicial], Leipzig, 1908. Este librito es un nuevo tip0 de
compendio de psiquiatria que presta especial atenci6n a 10s mCto-
dos de examen de la inteligencia. De la psicologia habla demasiado
poco. Por el contrario, 10s capitulos de psiquiatria ofrecen todo lo
que se puede esperar de un compendio. Al psiquiatra le agradari
especialmente la exposici6n de 10s diversos mCtodos psiquicos de
investigaci6n. N o es probable que haya otra exposici6n tan mane-
jable de 10s numerosos mCtodos defendidos en la bibliografia.
JUNG (Kiisnacht, Z6rich)
I
914 Alexander Pilcz, Lehrbuch der speziellen Psychiatrie fur Studie-
rende und Arzte [Manual de psiquiatria especial para estudiantes
y mCdicos], segunda edici6n corregida, Leipzig y Viena, 1909. No
todas las disciplinas medicas se encuentran en un nivel tan infantil
de desarrollo como la psiquiatria, en la que un manual que deberia
valer para todos apenas tiene significado local. Si tenemos en cuen-
ta que la demencia precoz es una enfermedad que, por ejemplo, en
Zfirich provoca casi la mitad de 10s ingresos, mientras que desde
hace unos afios desciende significativamente en M6nich (gracias
a nuevas teorias), en Viena no es frecuente, en Berlin es rara y en
Paris no se da, a1 reseiiar un manual de psiquiatria hay que dejar
de lado la lamentable confusidn bab6lica de las lenguas y 10s con-
ceptos y adoptar el punto de vista de ese manual. Asi, la obra de
Pilcz, cuya segunda edici6n se publica ahora, es un libro excelente
por su brevedad y manejabilidad y cumple realmente su objetivo.
Su estructura es muy buena, el material est6 agrupado de una ma-
nera clara, y la exposici6n es concisa, precisa y contiene todo lo
esencial. Por eso, este libro hay que recomendarlo sin reservas.
JUNG (Kiisnacht, Zfirich)
1 911 TZ! von Bechterew', Psyche und Leben [La psique y la vida], se-
gunda edicibn, Wiesbaden, 1908. Este libro trata, sobre la base de
un gran conocimiento de la bibliografia, no problemas psicolbgi-
cos, como cabria esperar de acuerdo con el titulo, sino proble-
mas psicofisiol6gicos e incluso la cuesti6n filos6fica de qu6 hay
entre el alma y la fisica, asi como la energktica en relaci6n con la
psique y finalmente las relaciones entre la psique, la fisiologia y
la biologia. El estilo de la exposici6n es aforistico, y 10s diversos
capitulos (que son 3 1)apenas estin conectados entre si. El princi-
pal valor de este libro consiste en 10s numerosos comentarios sobre
las ideas de 10s investigadores m6s variados y en las referencias
bibliogriificas. No hay que buscar aqui una clarificaci6n sint6tica
o critica del problema psicofisiol6gico. Por el contrario, hay que
recomendar este libro a quien quiera orientarse de una manera
estimulante en este interesante campo y en la compleja y dispersa
bibliografia sobre 61.
JUNG (Kiisnacht, Zkich)
* Vladimir M. Bekhterev vivi6 entre 1857 y 1927; fue uno de 10s autores de la
teoria de 10s reflejos condicionados. A1 parecer, fue asesinado por orden de Stalin tras
haberse atrevido a diagnosticar a1 dictador una paranoia aguda. (N. del T.)
de todos 10s que dudan del rigor del diagn6stico de Kraepelin y se
oponen a que lo que hasta ahora era catat6nico se convierta en
maniaco-depresivo. Las piginas 125-372 contienen historias clini-
cas, lo cual es una exageraci6n a la vista de que este libro se dirige
a un pfiblico especializado.
JUNG (Kiisnacht, Zfirich)
"
Alfred E. Hoche, Handbuch der gerichtlichen Psychiatrie, 1901.
"* Auguste Henri Fore1 (1848-1931), director del Burgholzli antes de Eugen Bleu-
ler. Cf. Freudoung Briefwechsel, indice s. v .
SOBRE EL SIGNIFICADO DE LA DOCTRINA DE FREUD
PARA LA N E U R O L O G Y
~ LA PSIQUIATR~"
923 Este libro ofrece una exposici6n de 10s estados de ansiedad nerviosa
provista de un rico material casuistico. La prirnera parte trata de la
neurosis de ansiedad; la segunda parte, de la histeria de ansiedad.
Los limites clinicos que el autor fija para ambos grupos son muy am-
plios, en todo caso mucho mis que 10s que la clinica les ha fijado
hasta ahora. Especialmente en el caso de la neurosis de ansiedad
se aiiaden muchisirnos grupos de enfermedades cuyos sintomas el
autor entiende como equivalentes de la ansiedad. De acuerdo con
su naturaleza, la histeria de ansiedad tiene unos limites clinicos
inseguros y se confunde con otras formas de histeria. La tercera
parte estudia el diagn6stico general de 10s estados de ansiedad, asi
como la terapia general y en especial la tCcnica de la psicoterapia.
Lo que confiere a1 libro su encanto particular es la circunstancia de
que Stekel (un discipulo de Freud) ha sido el primer0 en acorneter
el valiosisimo intento de explicar a un p6blico medico amplio la
estructura psicoldgica de las neurosis. Al contrario de lo que es ha-
bitual, Stekel no presenta en su casuistica simplemente la superficie
de sus casos, sino que a1 hilo de las sensaciones del enfermo expo-
ne detalladamente la gCnesis psicol6gica del caso y su transcurso
ulterior durante la terapia psicoanalitica. Stekel analiza muchos ca-
sos con gran destreza y mucha rutina, mientras que de otros s610
da un armazdn psicol6gico que no seri muy ficil de cornprender
para 10s legos en psicologia. Por desgracia, este laconismo, que pue-
de dar pie a malentendidos y a1 reproche de que el autor se preci-
pita a1 interpretar, es inevitable si el libro no ha de alcanzar unas
dirnensiones descomunales. Sobre la base de este mCtodo, que se
detiene en cada individualidad, Stekel demuestra que 10s estados
de ansiedad nerviosa se derivan sin excepci6n de conflictos psico-
sexuales de naturaleza individualisima, lo cual confirma la tesis de
Freud de que la ansiedad neur6tica no es otra cosa que un deseo
sexual modificado.
1
I
sin Hasta ahora habiamos echado mucho de menos la casuistica del
anilisis freudiano. El libro de Stekel llena este hueco en parte. Es
muy estimulante y esti escrito con gran frescura, por lo que hay
que recomendarlo a todos 10s medicos pricticos, no s610 a 10s es-
pecialistas, pues las neurosis manifiestas y encubiertas son legi6n y
todos 10s medicos tienen que contar con ellas.
NOTA DE LA REDACCION"
"
Publicada en la revista Jahrbuch fur psychoanalytische undpsychopathologische
Forschungen (Lelpziflien) 111 (1909), cuyos directores eran Bleuler y Freud y cuyo
jefe de redacci6n era Jung. Sobre la fundaci6n y la historia de esta revista, cf. Freudhng
Briefwechsel, indice s. v. El nfimero V/2 (1913) contiene la dimisi6n de Jung y Bleuler;
cf. Freudhng Briefwechsel, 357 J del27 de octubre de 1913.
ANOTACIONES MARGINALES AL LIBRO
DE FRITZ WITTELS DIE SEXUELLE NOT"
926 Este libro esti escrito con tanta pasi6n como inteligencia. Habla
del aborto, de la sifilis, de la farnilia, de 10s hijos, de las mujeres
y del trabajo femenino. Su lema dice: (~Losseres humanos tienen
que vivir plenamente su sexualidad, pues de lo contrario se defor-
man,,. De acuerdo con el sentido de esta frase, Wittels alza su voz a
favor de la liberaci6n de la sexualidad. El lenguaje que emplea no
se oye muy a menudo: es el lenguaje de la veracidad sin concesio-
nes, casi fanitica, que es desagradable de oir e intenta quitarle la
mascara a las apariencias y a las mentiras culturales. No es asunto
mio juzgar las tendencias Cticas del autor; la ciencia s610 tiene que
escuchar la voz y constatar en silencio que, como siernpre, quien
clarna no esti solo, sino que es un guia para rnuchas personas que
se disponen a tornar ese camino, que nos encontramos ante un mo-
vimiento cuyas fuentes son invisibles y cuya corriente es cada dia
mas alta. La ciencia tiene que exarninar el contenido de verdad de
las pruebas, ponderarlo ... y comprenderlo.
927 El libro esti dedicado a Freud y se basa en la psicologia fun-
dada por Freud, que en su n6cleo es la racionalizaci6n cientifica de
este movimiento de nuestra kpoca. Pero no hay que confundir las
dos cosas: este movirniento es para el psic6logo social un proble-
ma intelectual, mientras que para el Ctico social es una exhortaci6n
a la que Wittels responde a su manera, igual que otros lo intentan
de otra manera. Tenemos que escucharlos a todos. En ning6n otro
lugar es mis oportuna la advertencia de abstenerse del aplauso en-
' [La miseria sexual] Publicadas en la revista Jahrbuch fur psychoanalytische und
psychopathologische Forschungen (LeipziglWien) 1111 (19 lo), pp. 312-315. El libro de
Wittels (1880-1950) se habia publicado en 1909. Cf. FreudJung Briefwechsel, 209 F2.
381
j tusiasta y de la oposici6n ciega; lo que tenemos que hacer es com-
prender sin apasionamiento que aquello sobre lo que la gente se
pelea fuera tambiCn es una lucha en nuestro interior. Pues ya va
11 siendo hora de que nos enteremos de que la humanidad no es una
acumulaci6n de individualidades separadas, sin0 que posee un gra-
do tan alto de comunidad psicol6gica que a su lado lo individual
s61o parece una ligera variaci6n. iC6mo vamos a juzgar correcta-
mente sobre esta cuesti6n si no reconocemos que tambiCn es nuestra
cuestibn? Quien sea capaz de reconocer esto buscari la soluci6n
/I primero en si mismo, y de este mod0 se abren camino las grandes
I 928
soluciones.
LOSseres humanos demuestran tener todavia muchas ganas de
especticulos circenses cuando estin ansiosos por saber y decidir en
seguida quiCn tiene razdn definitivamente. Cuando estudiamos 10s
fundamentos y 10s trasfondos de nuestro pensamiento y de nuestra
actuacidn y obtenemos una impresi6n profunda de que 10s fines
I
1,
biol6gicos inconscientes doblegan a nuestra 16gica, se nos pasan las
ganas de contemplar peleas de gladiadores y discusiones pbblicas;
1 sus contempordneos si asurnen esa horrible inmoralidad que es la moral futura. h t o s son
10s obstdculos para investigar el future>> (Sur la pierre blanche, pp. 188 s.).
383
do por el querer, en que (como dice Nietzsche) somos dueiios no
s610 de nuestros vicios, sin0 tambiCn de nuestras virtudes. En la
medida en que el psicoanilisis es racional (y lo es por completo),
no es ni moral ni antimoral, no da preceptos ni mandamientos. La
enorme necesidad de direcci6n de la masa obligari a muchos a re-
nunciar al punto de vista psicoanalitico y a dedicarse a ((recetar~.
Uno recetari moral; otro, placer. Los dos estin a1 servicio de la
masa y obedecen a las corrientes que mueven a la masa. La ciencia
esti por encima de eso y presta la fuerza de sus armas tanto a1 cris-
tiano como a1 anticristiano. La ciencia no es confesional.
931 NO conozco otro libro sobre la cuesti6n sexual que desgarre
con tanta dureza y crueldad la moral actual y sin embargo sea tan
verdadero en 10s puntos principales; por eso, Wittels merece ser
leido, per0 tambiCn muchos otros autores que escriben sobre lo
mismo, pues lo importante no es uno de estos libros, sin0 el pro-
blema que tienen en c o m h .
RESENA DEL LIBRO DE ERICH WULFFEN
DER SEXUALVERBRECHER"
932 Wulffen ofrece una descripci6n detallada del delito sexual que no
se limita a la casuistica criminol6gicaYsino que ademis analiza 10s
fundamentos psicoldgicos y sociales del crimen. Unas 250 p5gi-
nas est5n dedicadas a la biologia sexual, la psicologia sexual, la
caracterologia sexual y la patologia sexual. En el capitulo sobre
la psicologia sexual el propio autor lamentar5 la falta de 10s pun-
tos de vista psicoanaliticos. Los capitulos criminol6gicos son muy
interesantes, entre otras razones porque 10s ha escrito un experto
crimin6log0, y estiin llenos de alicientes para el investigador en
este campo. Las ilustraciones son muy buenas, y algunas tienen un
gran valor psicol6gico.
933 Este libro de Wulffen puede ser, junto a las colecciones de Pita-
val*", una fuente valiosa para la futura investigacidn psicoanalitica
de este campo.
JUNG
" [El criminal sexual] Publicada en la revista Jahrbuch fur psychoanalytische und
psychopathologische Forschungen, 1112 (1910), p. 747. La segunda parte del titulo de
este libro es Un manual para juristas, funcionarios y me'dicos. Con numerosas fotografias
criminol6gicas originales (Berlin, 1910).
"' Fransois Gayot de Pitaval (1673-1743), jurista franc&, recopil6 veinte volfi-
menes de Causes ce'libres et intkressantes, 1734-1743.
RESENAS DE TRABAJOS PSICOLOGICOS
DE AUTORES SUIZOS (HASTA FINALES DE 1909)''
934 Esta colecci6n contiene, entre otros, todos 10s trabajos de la Escuela
de Zfirich que se ocupan directamente del psicoan5lisis o lo tocan
esencialmente, per0 deja de lado 10s trabajos de esa escuela con
otro contenido clinic0 o psicol6gico. Los trabajos de Abraham'"',
incluidos 10s que redact6 en Zfirich, han sido reseiiados en el Jahr-
buch, 1909. Algunos trabajos de autores alemanes que se aproxi-
man a 10s resultados de 10s Estudios diagnbsticos de asociacibn
son mencionados de pasada. Por desgracia, es imposible tomar en
consideracidn la bibliografia critica y opositora mientras la critica
ponga en cuesti6n la cientificidad de 10s principios de nuestra in-
vestigaci6n.
935 Bezzola (castillo de Hard, Errnatingen)l, c<ZurAnalyse psy-
chotraumatischer Symptome))[Acerca del analisis de 10s sintomas
psicotraum6ticos], Journal fur Psychologie und Neurologic, VIII
(1907). El autor todavia defiende la teoria del trauma. Su manera
de proceder corresponde hasta en 10s detalles a1 mCtodo de Breuer
959 - ~ b e die
r Psychologie der Dementia praecox. Ein Versuch [So-
bre la psicologia de la dementia praecox. Un ensayo; OC 3,1], Ha-
lle, 1907. Este libro consta de cinco capitulos:
1. Exposici6n critica de las teorias sobre la psicologia de la
demencia precoz defendidas hasta 1906 en la bibliografia. La con-
clusi6n dice que por lo general se supone una perturbaci6n cen-
tral a la que cada autor da un nombre diferente; ademhs, algunos
autores mencionan la ~fijaci6nny la <<escisi6nde series de repre-
sentaciones~.Freud ha sido el primer0 en clarificar el rnecanismo
psic6geno de una demencia paranoide.
2. El complejo con carga sentimental y sus efectos generales
sobre la psique. El autor distingue entre el efecto agudo y el efecto
cr6nico del complejo, entendidos (respectivamente) como la ela-
boraci6n inmediata y la elaboraci6n prolongada de 10s contenidos
del complejo.
3. La influencia del complejo con carga sentimental sobre la
valencia de la asociaci6n. El autor describe detalladarnente la in-
fluencia del complejo sobre la asociaci6n, subrayando el problema
biol6gico de la elaboraci6n de 10s complejos en su relaci6n con la
adaptaci6n psicol6gica a1 entorno.
4. La dernencia precoz y la histeria; un paralelo. Este capitulo
ofrece una descripci6n lo mhs detallada posible de las similitudes
y las diferencias entre las dos enfermedades. La conclusi6n dice
lo siguiente. La histeria contiene en su interior un complejo que
no se ha podido superar por completo. Sin embargo, en potencia
existe la posibilidad de superarlo. Por supuesto, la demencia pre-
coz contiene un complejo que no se puede superar, por lo que se
fija de manera permanente.
5. Andisis de un caso de demencia paranoide como paradig-
ma. Se trata del caso tipico de una persona anciana y <<alelada)),con
neologismos masivos que se pudieron explicar satisfactoriamente
de manera analitica y que confirman el contenido de 10s capitulos
precedentes.
960 Este libro ha sido traducido a1 inglCs por Peterson y Brill, con
una amplia introducci6n de 10s traductores. El titulo de la edici6n
inglesa es: C. G. Jung, The Psychology of Dementia praecox. Au-
thorized translation with an introduction by Frederick Peterson,
M. D., andA. A. Brill, Ph. B., M. D., NuevaYork, 1909.
961 -DiagfiostischeAssoziationsstudien. Beitrage zur experimentel-
len Psychopathologie [Estudios diagn6sticos de asociaci6n. Contri-
buciones a la psicopatologia experimental], ed. C. G. Jung, vol. I,
Leipzig, 1906". Este volumen contiene una antologia de trabajos de
la clinica de Ztirich sobre la asociaci6n y el experimento de aso-
ciaci6n que con anterioridad se habian ido publicando en la revis-
I ta Journal fur Psychologie und Neurologie. A1 margen del punto de
I
vista psicol6gic0, estos trabajos tienen tambiCn un inter& mCdico
priictico, pues a partir de estas investigaciones se ha desarrollado
I el Experiment0 Diagn6stico de Asociaci6n, que nos revela con ra-
pidez y seguridad 10s complejos miis importantes. Esta aplicaci6n
diagn6stica es lo principal; el experimento tiene un significado diag-
n6stico secundario (y en muchos casos todavia inseguro) a1 apli-
I carlo como herramienta clinica para el diagn6stico diferencial.
962 Pr6logo del profesor Bleuler < < ~ bdie
e r Bedeutung von Asso-
! ziationsversuchenn [Sobre el significado de 10s experimentos de aso-
" Por encargo de Alfred Binet, Jung tambien present6 el volumen I de Diag-
nostische Assoziationsstudien en la revista L'amtke psychologique (Paris) XIV (1908),
pp. 453-455. Omitimos ese texto en esta edicidn porque es un resumen del que tenemos
aqul. Cf. FreudlJung Briefwechsel, 59 J.
ciaci6n1, pp. 1-6. La asociacidn linguistica es una de las pocas que
podemos captar experimentalmente. El fruto de estos experimen-
tos permite albergar rnuchas esperanzas, pues en la actividad de
asociaci6n se refleja todo el ser psiquico del pasado y del presente, ,
con todas sus experiencias y esfuerzos. Es un ((indicede todos 10s
procesos psiquicos que no tenemos mis que descifrar para cono-
cer por completo a1 ser humanon.
* Vivid entre 1878 y 1938; se separd de Freud con Jung. (N. del T )
396
96s Segundo texto: Kurt Wehrlin (Zfirich), cc~berdie Assoziatio-
nen von Imbezillen und Idioten,, [Sobre las asociaciones de imbC-
ciles e idiotas], pp. 146-174. El autor expone 10s resultados de sus
experirnentos de asociaci6n con trece imbCciles. Las asociaciones
de la mayor parte de 10s dCbiles mentales muestran un tip0 deter-
minado, el cctipo de definici6nn. Reacciones caracteristicas de este
tip0 son:
invierno formado por nieve
cantar formado por notas y partituras
padre junto a la madre
cereza una cosa del jardin
966 Por tanto, 10s imbCciles muestran una actitud dirigida por com-
pleto a1 significado intelectual de la palabra-estimulo. Es caracte-
ristico que este tip0 se dC precisamente en personas dCbiles inte-
lectualmente. (VCase infra el trabajo de la doctora Fiirst.)
t
Vivi6 entre 1882 y 1971; se separ6 de Freud con Jung. (N.
del T.)
FREUD Y EL P S I C O A N A L I S I S
"
[La teoria de la neurosis de Freud] Publicada en la revista Jahrbuch fur psychoa-
tzalytische und psychopathologische Forschungen, 11111 (19 11).El libro se habia publica-
do ese mismo afio. Su autor, un estrecho colaborador de Freud, vivi6 entre 1871 y 1957.
Cf. Freudoung Briefwechsel, 194 F3.
INFORME ANUAL DEL PRESIDENTE
DE LA UNION PSICOANAL~TICA INTERNACIONAL
SOBRE EL CURS0 1910/1911*
1027 Una vez que hace afio y medio, en el congreso celebrado en Nti-
remberg, se decidi6 fundar una asociaci6n internacional, tuvieron
lugar las fundaciones en Viena, Berlin y Zcrich. La secci6n de Ber-
lin se constituy6 en marzo de 1910, con nueve miembros presididos
por el doctor Abraham":'. Le sigui6 en abril la secci6n de Viena, con
veinticuatro miembros presididos por el doctor Adlei-"*:'. Ztirich se
constituy6 en junio con diecinueve miembros presididos por el doc-
tor Binswanger"""". Quedaron puestos asi 10s cimientos de nuestra
Uni6n Psicoanalitica Internacional, que con sus cincuenta y dos
miembros repartidos por tres paises era una planta muy delicada.
Puedo constatar con gran alegria y satisfacci6n que durante el afio
pasado nuestra asociaci6n ha desarrollado una vida muy vigorosa.
En febrero de 1911 germin6 la simiente sembrada en el suelo de
America. En Nueva York se constituy6 una secci6n con veintitin
miembros presididos por el doctor Brill*"*"*.Ypor tiltimo se haincor-
porado el sur de Alemania: en marzo se ha constituido en Mtinich
una secci6n con seis miembros presididos por el doctor Seif"""""".
* Esta alusidn se refiere a1 abandon0 del grupo de Viena en junio par Adler y
varios de sus partidarios.
* * El primer nhmero se public6 en octubre de 1910, dirigido par Freud y con
Adler y Stekel coma jefes de redacci6n.
"""
Imago. Zeitschrift fur Anwendung der Psychoanalyse auf die Geisteswissenschaf-
ten; director: Freud; jefes de redacci6n: Otto Rank y Hanns Sachs. Se public6 par pri-
mera vez en 1912.
1033 LOSzuriqueses hemos sufrido el afio pasado una pCrdida que
es especialmente dolorosa para nuestras esperanzas cientificas: la
muerte de nuestro amigo Honegger, cuya inteligente conferencia
en Niiremberg lo dio a conocer a 10s dem5s rniembros de nuestra
asociaci6n".
II 17 de enero de 1912
'1 que nosotros entendemos por ((sexualidadn todas las fuerzas im-
pulsoras que van m5s all5 del ((instinto de autoconservaci6n)).Aqui
no puedo exponer la justificacidn cientifica de esta manera de en-
tender el concepto, sin0 que remito a 10s escritos de Freud y a 10s
mios. Naturalmente, confundir el concepto vulgar de sexualidad con
nuestro concepto bioldgico conduce a grandes malentendidos.
I1 1040 Por otra parte, me gustaria decir que no se nos puede hacer car-
gar con cualquier intento inmaduro acometido por personas poco
cualificadas. Nosotros s610 podemos responsabilizarnos de lo que
nosotros escribimos, no de 10s numerosos pecados de otras perso-
nas que escriben. Empleando ese principio tan sumario, tambiCn
se le podrian achacar a1 cristianismo 10s crimenes de la Inquisi-
11 cidn. En todo caso, no me estoy refiriendo a las valiosas investiga-
ciones del doctor Riklin, que tengo que confirmar, sin0 a1 libro de
Michelsen""" que mencionami critico, el sefior F. M."""", asi como a
I otros libros cuyo estilo y cuyo punto de vista no puedo aprobar.
Dr. Jung
421
UNA OBSERVACION SOBRELA CR~TICADE TAUSK
AL TRABAJO DE NELKEN't
" Herbert Silberer (1882-1922), aijber die Syrnbolbildung,, Uahrbuch, 11111 [1911])
y [Won den Kategorien der Syrnbolikr (Zentralblatt fur Psychoanalyse, IV4 [1912]).
vida actual de una manera extraordinariarnente molesta. Podernos
encontrarla por doquier. Pero nos equivocariamos si la consider&
ramos una fuente de energia, ya que es rnis bien una limitaci6n y
un obst8culo. Debido a su innegable existencia, es un rnedio anilo-
go de expresi6n necesario, pues las profundidades de la fantasia no
ofrecen otro material con que comparar. Por consiguiente, tambiin
estudiamos de manera analitica las imagines prirnitivas: no nos con-
forrnamos con la reduccidn y la constataci6n de su obvia existencia,
sin0 que rnediante la comparaci6n con un material semejante inten-
tamos construir 10s problernas actuales que conducen a1 ernpleo de
estos esquernas primitivos e intentan expresarse en ellos. En este
sentido hernos entendido el incest0 en prirnera linea corno un sim-
bolo, corno un medio de expresi6n (a1 igual que Adler).
1062 Por tanto, no puedo dar la razdn a Tausk cuando Cree que la
comparaci6n con material anglogo cierra el camino a un cono-
cimiento mis profundo,. Sacar a la luz una fantasia anal n o nos
parece un conocimiento que se pueda cornparar por su importan-
cia con el conocimiento que obtenernos mediante la comprensi6n
del motivo de castraci6n. Por consiguiente, tengo que defender la
intenci6n de Nelken, que intent6 establecer nexos generales. Ape-
nas podemos esperar que la demostraci6n de la presencia obvia
de fantasias infantiles nos perrnita comprender mejor el problema
general del sacrificio, el cual se sirve (entre otros) del motivo de
castraci6n. Que Nelken ve asi las cosas se desprende claramente
de la nota a pie de p5gina en que habla de la serpiente y el escor-
pi6n corno animales hist6ricos de castraci6n.
1063 Me he tomado la libertad de detenerrne en una observaci6n de
Tausk porque pienso que ofrece una buena ocasi6n para exponer
nuestra manera de ver las cosas, que es diferente. No negamos la
posibilidad de la reduccidn de Tausk, per0 ni en esta ni en las demis
reducciones sirnilares encontrarnos una explicaci6n satisfactoria.
Por el contrario, pensamos que una explicaci6n satisfactoria tiene
que aclarar cud es el sentido teleoldgico del motivo de castraci6n.
Como se sabe, en el campo de la psicologia no se va muy lejos con la
explicaci6n basada en deterrninantes puramente causales, pues gran
ncmero de fen6menos psiquicos s610 se pueden explicar de manera
teleol6gica. Esto no cambia nada ni quita nada en las valiosas ave-
riguaciones de la escuela de Freud. Sirnplemente, afiadimos a lo ya
existente el punto de vista teleol6gico. He dedicado a este esfuerzo
un trabajo especial que se publicarg pr6xirnarnente en el Jahrbuch*.
" Jung escribi6 en inglCs esta respuesta a las preguntas de Hoffman el 7 de agos-
to de 1953. A1 parecer, el New York Times no las public6. Fueron publicadas par prime-
ra vez en Spring, 1968.
1068 3. ES obvio que el instinto sexual desempefia una funci6n con-
siderable en todos 10s imbitos de la vida, y por tanto tambiCn en
la neurosis, y es igualmente obvio que el impulso de poder, las
diversas formas del miedo y las necesidades individuales tienerl la
misma importancia. Lo tinico que no admito es que la sexualidad
sea el finico factor, como Freud pensaba.
1069 4. Sin duda, la contribuci6n de Freud a nuestro conocimiento
de la psique es importantisima. Nos proporciona un conocimien-
to de 10s sectores oscuros de la mente humana y del caricter hu-
mano que s610 se puede comparar con La genealogi'a de la moral
de Nietzsche. A este respecto, Freud fue uno de 10s grandes criti-
cos de la cultura del siglo XIX. Su resentimiento especifico explica
la unilateralidad de su principio explicativo.
1070 No se puede decir que Freud haya descubierto lo inconsciente
(C. G. Carus y Eduard von Hartmann fueron anteriores a 61, y Pie-
rre Janet era su contemporineo), per0 61 mostr6 un camino hacia
lo inconsciente y una posibilidad precisa de investigar sus conteni-
dos. A este respecto, su libro sobre la interpretaci6n de 10s sueiios
fue de mucha ayuda, aunque desde un punto de vista cientifico se
le puedan plantear muchas objeciones.
1071 5. La cuestidn de la terapia psicol6gica es muy compleja. Sa-
bemos con toda seguridad que cualquier metodo, procedimiento
o teoria, si se Cree seriamente en 61, se aplica conscientemente y se
basa en una comprensi6n congenial, puede tener un efecto tera-
pCutico notable. La eficacia terapeutica no es en absoluto prerro-
gativa de un sistema particular; lo que cuenta es el car5cter y la
actitud del terapeuta. Por esta raz6n les digo a mis alumnos: ((Us-
tedes tienen que conocer lo mejor que puedan la psicologia de 10s
individuos neur6ticos y su propia psicologia. Si es lo mejor, Cree-
rin en ello, y entonces ustedes podrin ser lo suficientemente se-
rios para aplicar lo que conocen con dedicaci6n y responsabilidad.
Pero si s610 es lo mejor que ustedes conocen, siempre albergarin
una duda razonable sobre si alguien tendri un conocimiento me-
jor, y por compasi6n con su paciente se asegurarin de no llevarlo
por ma1 camino. Por tanto, no olviden investigar si su paciente esti
de acuerdo o no con ustedes. Si no lo est5, la situaci6n se estanca;
y si este hecho se pasa por alto, tanto el medico como el paciente
estin perdiendo el tiempo~.
1072 La teoria es importante en primer lugar para la ciencia. En la
prictica se pueden aplicar tantas teorias como individuos hay. Si
eres honrado, predicaris tu propio evangelio, aunque no lo co-
nozcas. Si tienes raz6n, tu evangelio ser5 lo bastante bueno. Si no
tienes raz6n, hasta la mejor teoria ser5 un error. No hay nada peor
FREUD Y EL PSICOANALISIS
A. OBRA COMPLETA"
1.
Volumen 1. ESTUDIOS P S I Q ~ T R I C O S
Volumen 4. FREUD Y EL P S I C O A N ~ I S I S
DE TRANSFORMACION(1952)
Volumen 5. S~MBOLOS
Volurnen 8. LA D I N ~ ~ I CDE
A LO INCONSCIENTE
RELIGION ORIENTAL
Paracelso (1929)
Paracelso como mCdico (194111942)
Sigmund Freud como fen6meno hist6rico-cultural (1932)
Sigmund Freud. Necrologia (1939)
En memoria de Richard Wilhelm (1930)
Sobre la relaci6n de la psicologia analitica con la obra de arte
poCtica (1922)
Psicologia y poesia (193011950)
Ulises. Un mon6logo (1932)
Picasso (1932)
Volumen 16. LA P ~ C T I C A
DE LA PSICOTERAPIA
D. EPISTOLARIO
Cartas I [1906-19451 (1972)
Cartas I1 [1946-19551 (1972)
Cartas I11 [1956-19611 (1973)
Correspondencia FreudlJung (1974)
E. ENTREVISTAS