La Senoitica

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La semiótica se define como el estudio de los signos, su estructura y la relación entre

el significante y el concepto de significado. Los alcances de la semiótica, de la misma manera


que su relación con otras ciencias y ramas del conocimiento, son en extremo amplios.[1]

Semiótica

Introducción.

Lo que es la Semiótica.

El actual término “semiótica” remite a una muy larga historia de búsquedas y exploraciones en
torno al complejo fenómeno de la significación o de las situaciones significantes, que han
desembocado en as actuales prácticas de desmontaje, de la más diversa índole, aplicadas a
distintas configuraciones culturales, interesadas en los sistemas y mecanismos de la
significación.

En efecto, hoy en día circulan varias definiciones de semiótica que, de hecho, corresponden a
otros tantos proyectos, diversos entre sí. Para Pierre (Collected Papers) semiótica es “la
doctrina de la naturaleza esencial de las variedades fundamentales de toda posible semiosis”;
para De Saussure (Curso), se trata de “una ciencia que estudie la vida de los signos en el seno
de la vida social” a la que propone que se dé el nombre de “semiología”. Para Erik Buyssens (La
comunicación et l´articulación linguistique), en cambio, se trata del “estudio de los procesos de
comunicación, es decir, de los medios utilizados para influir a los otros y reconocidos como
tales por aquel a quien se quiere influir”, la llama semiología. Mientras Ch. Morris (Signos,
lenguaje y conducta) define la semiótica como una “doctrina comprehensiva de los signos”;
para Umberto Eco “es una técina de investigación que explica de manera bastante exacta
como funcionan la comunicación y la significación”.

Este patente desacuerdo sobre lo que debe entenderse por semiótica, independientemente de
los acuerdos que conlleve, plantea de entrada un serio problema de terminología. Por lo
pronto, el nombre: unos llaman semiótica lo que otros llaman semiología. En segundo lugar,
más allá del nombre, nos interesa la semiótica como una práctica analítica. Una cuestión
importante, de acuerdo con esto, es qué significa en concreto, para cada uno de estos
proyectos, la expresión “hacer semiótica”: qué significa saber, realizar un “análisis semiótico”
de un determinado texto, sea verbal o no, según la idea que cada uno de ellos se hace sobre la
disciplina. Por lo general, parece existir un acuerdo en que el análisis semiótico no es un acto
de lectura, sino, más bien, un acto de exploración de las raíces, condiciones y mecanismos de
la significación. Cómo está hecho el texto para que pueda decir lo que dice. “Hacer semiótica”
significa no sólo identificar los distintos componentes de la semiosis, sino clasificar los distintos
tipos de signos y analizar su funcionamiento en sus diferentes niveles.
La disciplina que tiene por objeto estudiar los sistemas de signos se ha desarrollado, como
antes se vio, bajo dos nombres: semiología y semiótica. Por principio de cuentas, el uso del
término semiótica o semiología remite a un diferente ámbito de origen: la disciplina emanada
de Peirce y desarrollada especialmente en Estados Unidos prefirió el nombre de semiótica;
mientras la engendrada en por Ferdinand de Saussure, más ligada al universo europeo,
prefería el de semiología.

Pero, en general, se puede decir que durante una parte del siglo XX se mantuvieron los dos ya
usándose indistintamente, ya dividiéndose civilizadamente en el campo. Así, se dio en llamar
“semiología”, sobre todo en Francia, tanto a la disciplina que tenía por objeto el estudio de los
signos en sistemas verbales, como a la corriente europea (sausurreana) de la semiótica. En
cambio, se llamó semiótica ya a la disciplina que se ocupaba de los sistemas de signos no
verbales, ya a la corriente anglosajona de base lógico-filosófica (Peirce, Frege, Russell Odgen y
Richards, Morris, Carnap, Wittgenstein, Tarski, etc).

En resumidas cuentas, la semiótica se ocupa de signos, sistemas sígnicos, acontecimientos


sígnicos, procesos comunicativos, funcionamientos lingüísticos y cosas así. Es decir, la
semiótica se ocupa del lenguaje entendido tanto como la facultad de comunicar que como el
ejercicio de esa facultad. La semiótica, por tanto, se ha ocupado de las más variadas cosas:
arquitectura, cine, teatro, las modas, las señales de tránsito, la publicidad, la literatura, el arte,
los juegos, las normas de cortesía, la televisión, los gestos, y demás de esa índole.

La parte de la semiótica que estudia las relaciones entre significantes y significados es la


semántica. Se llama así a la rama de la lingüística que se ocupa de estudiar el significado tanto
de las palabras, como de los enunciados y de las oraciones. Dentro de un ámbito todavía más
específico, hay la onomasiología y la semasiología: la primera se ocupa en general de la tarea
de dar nombres a los objetos y en concreto de las denominaciones que se dan a un mismo
referente. La semasiología, en cambio, es la actividad inversa.

A la parte de la semiótica que se encarga de estudiar las relaciones entre significantes y


usuarios se le llama pragmática y, en efecto, estudia el empleo de los signos por los seres
humanos en sus diferentes maneras de relacionarse. Sin embargo, dentro de este ámbito, se
pueden distinguir al menos tres direcciones en la actual pragmática. Se la puede entender y se
la entiende, en efecto, tanto como una doctrina del empleo de los signos, que como una
lingüística del diálogo y, finalmente, como una teoría del acto del habla.

Finalmente, se llama sintaxis a la parte de la semiótica que estudia las relaciones de los
significantes entre sí. Se puede decir, por tanto, que de acuerdo con el modelo saussureano, la
semiótica “está por encima” de los objetos particulares de cada una de estas disciplinas que se
ocupan de alguno de los componentes del proceso semiótico.
Hay toda una corriente de una semiótica que bien podría llamarse filosófica, heredera de
Pierce, de corte anglosajón, que cobija los trabajos de la corriente lógico-analítica de Frege,
Wittgenstein, Carnap, Quine, Odgen y Richards, Moore, Russell y, sobre todo, Charles
Jakobson, el verdadero comienzo de la semiótica se dio en los territorios de la lógica.

Saussure
Dos definiciones de semiótica: Ferdinand de Saussure y
Charles Sanders Peirce.

Por tratarse de dos pioneros de la semiótica contemporánea, Umberto Eco propone


considerar las definiciones clásicas proporcionadas por Ferdinand de Saussure y
Charles Sanders Peirce.

La definición de semiótica de Saussure.

Según Saussure “la lengua es un sistema de signos que expresan ideas y, por esa
razón, es comparable con la escritura, el alfabeto de los sordomudos, los ritos
simbólicos, las formas de cortesía, las señales militares, etc. Simplemente es el
más importante de dichos sistemas. Así, pues, podemos concebir una ciencia que
estudie la vida de los signos en el marco de la vida social; podría formar
parte de la psicología social y, por consiguiente, de la psicología general; nosotros
vamos a llamarla semiología (del griego σ η μ ε ι ο ν, “signo”). Podría decirnos en
qué consisten los signos, qué leyes los regulan. Como todavía no existe, no
podemos decir cómo será; no obstante, tiene derecho a existir y su lugar está
determinado desde el punto de partida”. La definición de Saussure es muy
importante y ha servido para desarrollar una conciencia semiótica. Su definición de
signo como entidad de dos caras (signifiant y signifié) ha anticipado y
determinado todas las definiciones posteriores de la función semiótica. Y en la
medida en que la relación entre significante y significado se establece sobre la base
de un sistema de reglas (la lange), la semiología saussureana puede parecer una
semiología rigurosa de la significación.

(Curso de lingüística general, -Título original: Cours de linguistique générale - ,


Editorial Losada, Buenos Aires, 1970, p. 60. Citado por Umberto Eco. Tratado de
semiótica general. Editoriales Nueva Imagen y Lumen. Traducción de Carlos
Manzano. Título original: A theory of semiotics. México, 1978, pp. 43 y 45).

La definición de semiótica de Peirce

“Que yo sepa, soy un pionero, o, mejor, un explorador, en la actividad de aclarar e


iniciar lo que llamo semiótica, es decir, la doctrina de la naturaleza esencial y de las
variedades fundamentales de cualquier clase posible de semiosis (…) Por semiosis
entiendo una acción, una influencia que sea, o suponga, una cooperación
de tres sujetos, como, por ejemplo, un signo, su objeto y su interpretante,
influencia tri-relativa que en ningún caso puede acabar en una acción entre
parejas”

http://www.elabedul.net/San_Alejo/Fichas_Bibliograficas/dos_definiciones_de_semiot.php
Charles William Morris
Para otros usos de este término, véase Charles W. Morris (boxeador).

Charles William Morris (23 de mayo de 1901 Denver, Colorado~ † 15 de


enero de 1979 en Gainsville, Florida) Ha sido un filósofo ysemiótico estadounidense.

Vida
Según la mayoría de las fuentes su segundo nombre era William aunque en varios sitios
aparece Williams, según la mayoría de las fuentes la fecha de su nacimiento fue el 23 de mayo
de 1903, aunque otras fuentes suponen esto en 1901.

Morris recibe su título de ingeniero (B.S.)de la Northwestern University. Allí, intrigado por los
problemas de cálculo que enfrentó en sus cursos, se interesa por el "significado" de
los símbolos. Uno de sus profesores lo pone en contacto con la terminología
delpsicoanálisis freudiano y la obra de George Herbert Mead en torno a la naturaleza y función
de los símbolos en el lenguaje.

Por ello, decide estudiar en la Universidad de Chicago bajo la dirección del pragmatista Mead,


donde recibe su título de doctorado en filosofía en 1925 con su tesis titulada Symbolism and
Reality, resultado de esta etapa de su vida. Allí también conoce la obra de C.K. Ogden e I.A.
Richards, publicado en 1923. Su posterior modelo triádico del signo tiene un gran parecido con
el Modelo de Ogden-Richards.

nfoque
Desde el punto de vista filosófico, Morris es pragmático y positivista. En consecuencia,
reconoce la ciencia experimental como fuente exclusiva de conocimiento.

Su trabajo semiótico está fuertemente influenciado por la lógica y semiótica de Charles


Sanders Peirce, al punto que muchos seguidores de Peirce consideran que la obra de Morris
constituye una reelaboración superficial y distorsionada de éste. Mientras Peirce imaginaba una
filosofía semiótica basada en las categorías universales de la percepción y la opinión de que
«todo pensamiento es signo», Morris quería desarrollar una ciencia de los signos «sobre una
base biológica y específicamente con el marco teórico de la ciencia del comportamiento».

Así, el enfoque filosófico de Morris determina su enfoque semiótico. Fusiona el modelo triádico
del signo de Peirce con la propuesta de la caja negra del conductismo, una corriente filosófica
de base biológica aún muy impregnada por un paradigma mecanicista, para desarrollar su
teoría semiótica.
Morris concibe la semiótica como una ciencia de dos caras. Por una parte, es una ciencia en sí
misma. Afirma que la semiótica puede ser la disciplina unificadora de las ciencias humanas en
general. Por la otra, es un instrumento de la ciencia, por cuanto toda ciencia utiliza y se expresa
con signos. De esta manera, la semiótica se ubica como parte fundamental de
una metaciencia (ciencia de las ciencias). Por su relación con Carnap pudo aproximarse
al positivismo lógico del Círculo de Viena desarrollando de tal modo una forma original de
pragmatismo aplicado principalmente a la semiótica.

En su dedicación a la semiótica, Morris, enfatiza el tema en una tricotomía, la de la sintaxis,


la semántica y la pragmática (enlingüística se entiende principalmente como pragmática a la
relación concreta de los signos con los hechos reales a los que se refieren).
Coherentemente con la anterior tricotomía, Morris también plantea una tripartición del signo
lingüístico en «tres dimensiones»: la delvehículo sígnico, la del designatum y la
del interpretante; tal estructura aparece por primera vez en su libro Fundamentos de una teoría
de los signos. En efecto, Charles W. Morris es considerado uno de los fundadores de la
llamada teoría de los signos siendo considerado el suyo el primer proyecto completo de
una semiótica, ha de tenerse en cuenta que su obra ha sido, en primera instancia, una filosofía
del lenguaje.

[editar]Signo

Para Morris el ser humano es esencialmente un animal simbólico, idea tomada de Cassirer. Por
lo tanto, considera que un estudio sistemático y exhaustivo de los signos constituye requisito
fundamental para la comprensión del hombre. Pero también reconoce que los animales usan
signos, aunque de una naturaleza menos compleja y elaborada.

La semiosis es el proceso que permite que algo pueda operar como signo. Con ello, a Morris le
interesa determinar cuáles son las condiciones para la existencia del signo.

Siguiendo un modelo triádico, que aparece primero en su libro "Fundamentos de la teoría de


los signos", Morris define el signo como algo que alude a algo para alguien. Esto implica al
menos tres componentes: vehículo sígnico, designatum e interpretante. El vehículo sígnico (S)
es la manifestación material del signo, lo que actúa como signo; el designatum (D) es lo
designado por dicho vehículo sígnico, aquello a que el signo alude; y el interpretante (I) es la
conducta observable que desencadena en el receptor, el efecto que produce en determinado
intérprete.

Cabe hacer tres observaciones. En primer lugar, Morris, por economía, suele nombrar al
vehículo sígnico como signo. En segundo lugar, introduce un elemento de naturaleza distinta,
el intérprete, que es el individuo que recibe e interpreta el signo (no debe confundirse el
intérprete con el interpretante). Finalmente, para evitar la introducción de ámbitos metafísicos,
recurre a un elemento adicional, el denotatum (O), para dar cuenta de aquellos designata sin
referente real.

A partir de estos elementos, se pueden evidenciar al menos tres dimensiones semióticas.


Cuando el signo entra en relación con su designatum (S-D), se habla de una
dimensión semántica. El signo en relación con su interpretante (S-I) constituye una
dimensiónpragmática. El signo en relación con otros signos (S-S) forma la dimensión sintáctica.
La relación entre el signo y el denotatum (S-O) haría parte también de la dimensión semántica,
aunque de naturaleza distinta. Por supuesto, estas mismas relaciones y dimensiones se
manifiestan en el lenguaje (language).

Ahora bien, para referirse a estas relaciones sugiere restringir ciertos términos. La dimensión
semántica designa o denota, la dimensión sintática implica y la dimensión pragmática expresa.

La existencia del signo exige tres grandes condiciones (según la lectura que Juan Magariños
de Morentín hace de Morris): presencia, ausencia y eficacia. La presencia es la condición de
que algo aluda a otra cosa (la cosa no puede ser signo de sí misma). La ausencia es la
condición de que haya algo aludido (que debe tener existencia real, aunque no necesariamente
concreta). La eficacia es la condición de producir un efecto (que en Morris es el
comportamiento evidente).

Charles Sanders Peirce

Charles Sanders Peirce (pronunciado /ˈpɜrs/ purse en inglés1 ) Cambridge, Massachusetts,


(10 de septiembre de 1839) - Milford, Pennsylvania, (19 de abril de 1914) fue
un filósofo, lógico ycientífico estadounidense. Es considerado el fundador del pragmatismo y el
padre de lasemiótica moderna

Sus padres fueron Sarah y Benjamin Peirce, profesor


de astronomía y matemáticas enUniversidad Harvard. Aunque se graduó en química en
la Universidad Harvard, nunca logró tener una posición académica permanente a causa de su
difícil personalidad (tal vez maniaco-depresiva), y del escándalo que rodeó a su segundo
matrimonio después de divorciarse de su primera mujer, Melusina Fay. Desarrolló su carrera
profesional como científico en la United States Coast Survey (1859-1891), trabajando
especialmente en astronomía, engeodesia y en medidas pendulares. Desde 1879 hasta 1884
fue profesor de lógica a tiempo parcial en la Universidad Johns Hopkins. Tras retirarse en 1887,
se estableció con su segunda mujer, Juliette Froissy, en Milford, donde murió de cáncer
después de 26 años de escritura intensa y prolífica. No tuvo hijos.

Charles Sanders Peirce: Concepción triádica del signo


Frente a la concepción dualista que tiene su origen moderno en el
lingüista Ferdinand de Saussure, para Peirce las palabras, los
signos, no son sólo lo que está en nuestro discurso en lugar de
las cosas, sino que, sobre todo, signo es «lo que al conocerlo nos
hace conocer algo más» (CP, 8.332, 1904). Esto supone un
contraste con los filósofos de la Edad Moderna, pues tanto
racionalistas como empiristas sostuvieron que tenemos un
conocimiento directo e infalible de nuestros propios
pensamientos, y en ese conocimiento fundaron tanto la ciencia
como la autonomía moral del individuo.
Desde sus primeros escritos Peirce rechazó tajantemente tanto el
dualismo cartesiano como la tesis de Locke de que todo
pensamiento era percepción interna de ideas. El ariete de toda su
reflexión es la comprensión de la estructura triádica básica que
conforma la relación lógica de nuestro conocimiento como un
proceso de significación. La función representativa del signo no
estriba en su conexión material con el objeto ni en que sea una
imagen del objeto, sino en que sea considerado como tal signo
por un pensamiento. En esencia, el argumento es que toda
síntesis proposicional implica una relación significativa, una
semiosis (la acción del signo), en la que se articulan tres
elementos:
1) El signo o representamen (que es el nombre técnico que
emplea Peirce), es «algo que está para alguien en lugar de algo
bajo algún aspecto o capacidad. Se dirige a alguien, esto es, crea
en la mente de esa persona un signo equivalente o quizá un
signo más desarrollado. Ese signo creado es al que llamo
interpretante del primer signo. Este signo está en lugar de algo,
su objeto. Está en lugar de algo no en todos sus aspectos, sino
sólo en relación con alguna idea a la que a veces he llamado la
base (ground) del representamen» (CP 2.228, c.1897).
2) El objeto es aquello por lo que está el signo, aquello que
representa.
3) El interpretante es el signo equivalente o más desarrollado que
el signo original, causado por ese signo original en la mente de
quien lo interpreta. Se trata del elemento distintivo y original en la
explicación de la significación por parte de Peirce y juega un
papel central en toda interpretación no reduccionista de la
actividad comunicativa humana. Este tercer elemento convierte a
la relación de significación en una relación triádica —frente a todo
dualismo cartesiano o estructuralista post-saussureano—, pues el
signo media entre el objeto y el interpretante, el interpretante
relaciona el signo y el objeto, y el objeto funda la relación entre el
signo y el interpretante.
Todo signo es un representamen. Representar es la operación
más propia del signo, es estar en lugar del objeto «como el
embajador toma el lugar de su país, lo representa en un país
extranjero». Representar es «estar en una relación tal con otro
que para un cierto propósito es tratado por una mente como si
fuera ese otro. Así, un portavoz, un diputado, un agente, un
vicario, un diagrama, un síntoma, una descripción, un concepto,
un testimonio, todos ellos representan, en sus distintas maneras,
algo más a las mentes que los consideran» (CP 2.273, 1901).
Pensar es el principal modo de representar, e interpretar un signo
es desentrañar su significado. El representamen no es la mera
imagen de la cosa, la reproducción sensorial del objeto, sino que
toma el lugar de la cosa en nuestro pensamiento. El signo no es
solo algo que está en lugar de la cosa (que la sustituye, con la
que está en relación de «equivalencia»), sino que es algo
mediante cuyo conocimiento conocemos algo más. Al conocer el
signo inferimos lo que significa. El representamen amplía así
nuestra comprensión, de forma que el proceso de significación o
semiosis llega a convertirse en el tiempo en un proceso ilimitado
de inferencias. Por ello los signos no se definen sólo porque
sustituyan a las cosas, sino porque funcionan realmente como
instrumentos que ponen el universo al alcance de los intérpretes,
pues hacen posible que pensemos también lo que no vemos ni
tocamos o ni siquiera nos imaginamos.
Las personas o intérpretes son portadores de interpretantes, de
interpretaciones. El signo crea algo en la mente del intérprete, y
ese algo creado por el signo, ha sido creado también de una
manera indirecta y relativa por el objeto del signo. En este
sentido, puede decirse que la aportación capital de Peirce
consiste en poner de manifiesto que, si se acepta que los
procesos de significación son procesos de inferencia, ha de
aceptarse también que la mayor parte de las veces, esa
inferencia es de naturaleza hipotética («abductiva» en
terminología de Peirce), esto es, que implica siempre una
interpretación y tiene un cierto carácter de conjetura. Nuestra
interpretación es siempre falible, esto es, puede ser siempre
mejorada, corregida, enriquecida o rectificada.

La Semiotica De Peirce - Presentation Transcript

La Semiótica de Charles Peirce

“ Un signo o representamen es algo que, para alguien, representa o se refiere a a algo en algún
aspecto o carácter. Se dirige a alguien, esto es, crea en la mente de esa persona un signo
equivalente, o, tal vez, un signo aún más desarrollado. Este signo creado es lo que yo llamo
interpretante del primer signo. El signo está en lugar de algo, su objeto . Está en lugar de ese
objeto, no en todos los aspectos sino solo con referencia a una suerte de idea, que a veces he
llamado el fundamento del representamen.

Objeto Representamen Interpretante Partes del signo

Clasificación de signo

Ícono

Índice

Símbolo

Un ícono es un signo que se refiere al objeto al que denota meramente en virtud de caracteres
que les son propios , y que posee igualmente, exista o no exista tal objeto.

Un índice es un signo que se refiere al objeto que denota en virtud de ser realmente afectado
por aquel Objeto

Un símbolo es un signo que se refiere al Objeto que denota en virtud de una ley , usualmente
una asociación de ideas generales que operan de modo tal que son la causa de que el símbolo
se interprete como referido a dicho objeto.

Signo lingüística
CARACTERÍSTICAS DEL SIGNO LINGÜÍSTICO

LA ARBITRARIEDAD DEL SIGNO LINGÜÍSTICO

 La arbitrariedad del signo lingüístico es, pues, uno de los ejes fundamentales de la Lingüística
contemporánea. Ferdinand de Saussure la expuso así:

Observa el gráfico y observa el sentido de la arbitrariedad

 El signo lingüístico es arbitrario porque entre el significado y el significante no existe ningún lazo
natural que los asocie. Así, la idea de “tiza” no está vinculada intrínsicamente en modo absoluto
a la serie /t/ /i/ /z/ /a/ que le sirve de significante.

 El signo lingüístico es arbitrario porque no existe una relación de necesidad recíproca entre el
significado y el significante; muy bien puede escogerse otra serie de elementos fónicos como
“chalk” para corporizar el significado “pequeño objeto cilíndrico de yeso que sirve para escribir
sobre la pizarra”

 Es, pues, arbitrario el signo lingüístico porque no existe ninguna razón para que el significado
“tiza” esté unido al significante /tiza/. Nada hay en esta secuencia que la predisponga para
significar “tiza”. Al contrario, se la ha escogido libre, arbitraria y convencionalmente.

 El axioma lingüístico de la arbitrariedad se pone en manifiesta evidencia cuando tenemos


presente que a un mismo significado le corresponde innumerables significantes en las más de
mil lenguas que se hablan en el mundo.

CARACTERÍSTICAS DEL SIGNO

EL CARÁCTER LINEAL DEL SIGNIFICANTE

 LA LINEALIDAD: este principio niega la posibilidad de que en un enunciado puedan aparecer


dos significantes al mismo tiempo, ya que los signos se presentan obligatoriamente unos tras
otros:

/ ojos / + / mentirosos /

 Ferdinand de Saussure la planteó así:

Y como dice Saussure: “Este principio es fundamental”

“Todo el mecanismo de la lengua depende de ello”

 LA LINEALIDAD, pues, se fundamenta en la sucesión temporal del habla frente a la


simultaneidad de los signos en el sistema de la lengua.

CARACTERÍSTICAS DEL SIGNO

LA INMUTABILIDAD Y LA MUTABILIDAD

Estas dos características del signo lingüístico, aparentemente contradictorias, se entienden así:

o LA INMUTABILIDAD

Si con relación a la idea que representa, el significante aparece como libremente elegido; con relación a la
comunidad lingüística que lo emplea, no es libre sino impuesta. Esto quiere decir que la lengua se
presenta como algo que es impuesto y que el hablante individual, en el momento en que la recibe y
aprende, no la puede modificar a su criterio; más bien, la debe aceptar tal cual es porque la lengua se
presenta como una herencia social de la generación precedente. En este punto sincrónico, la lengua
es inmutable y no cabe la posibilidad de que el hablante la modele a su antojo, pues su capacidad
comunitaria ya sería nula.

o LA MUTABILIDAD

Pero la lengua, a pesar de lo anteriormente dicho, es mutable en el tiempo (diacrónicamente) ya que,


como fenómeno social, está sujeta a cambios, a modificaciones, a evolución, tanto de sus
significantes como de sus significados. Según Ferdinand de Saussure, el tiempo, que asegura la
continuidad de la lengua, tiene otro efecto, en apariencia contradictorio: el de alterar, más o menos, los
signos lingüísticos; y, con ello, posibilita la evolución de las lenguas.

CARACTERÍSTICAS DEL SIGNO

LA DOBLE ARTICULACIÓN

 Por el carácter articulado del lenguaje entendemos que los signos lingüísticos están compuestos
por unidades más pequeñas y que, por ende, se pueden descomponer (desarticular) en dos
niveles; por eso, se dice que es doblemente articulado. Este es, pues, el carácter que diferencia
el lenguaje humano del “lenguaje” de los animales. Por la DOBLE ARTICULACIÓN en su
estructura interna los signos contienen:

 LA PRIMERA ARTICULACIÓN

Aquí, la emisión se desagrega en unidades o componentes llamados MONEMAS, las unidades


lingüísticas más pequeñas que tienen significación. Los monemas pueden combinarse con otros para
formar nuevas emisiones. Ejemplo:

JUAN PARECÍA ENFERMO

EL OBRERO TRABAJÓ ENFERMO

ENFERM -O HERMAN -O

OBRER -O DIVIN -O

Perr -o
Est -aba
Enferm -o
LEXEMA MORFEMA

Los MONEMAS pueden ser de dos tipos:

 LEXEMA: tiene significación plena.

 MORFEMA: sólo tiene significación gramatical.

 LA SEGUNDA ARTICULACIÓN

Aquí, la emisión se desagrega en unidades irreductibles llamados FONEMAS, que son unidades fónicas
inmateriales más pequeñas CARENTES DE SIGNIFICACIÓN; éstos pueden combinarse con otros para
formas monemas y sintagmas. Del significantes: /e/ /s/ /t/ /a/ /b/ /a/ escogemos el fonema /t/ y lo
combinamos en:

/t/ iza

Plá /t/ ano


“EL LAZO QUE UNE EL SIGNIFICANTE AL SIGNIFICADO ES ARBITRARIO”, O EN FORMA MÁS
CONCRETA: “EL SIGNO LINGÜÍSTICO ES ARBITRARIO”.

Significante

/KASA/

Significante

/HOUSE/

Significante

/MAISON/

Significado

“CASA”

“Como se ve, estos signos no aparecen de manera simultánea ya que se desarrollan en el tiempo;
el oído los percibe como una sucesión en el decurso del habla”

“El significante, por ser de naturaleza auditiva, se desenvuelve en el tiempo únicamente y tiene los
caracteres que toma del tiempo:

 representa una extensión

 esa extensión es mensurable en una sola dimensión, es una línea…”

“Sus elementos se presentan unos tras otros, formando una cadena. Este carácter se destaca
inmediatamente cuando los representamos por medio de la escritura, en donde la sucesión del tiempo es
sustituido por la línea espacial de los signos gráficos”.

El signo lingüístico

Primeramente ¿Qué es un signo? “Una cosa que por su naturaleza o por convenio evoca la idea de otra
en el entendimiento”....Según esto se utiliza algo para referirse a otro algo. Los signos pueden ser de
varios tipos:

 Indicios: Son aquellos signos que sin parecerse al objeto significado, mantienen con él alguna
relación de dependencia.Por ejemplo el humo es indicio de que hay fuego, la palidez de una
persona es un indicio de enfermedad, etc. Muy frecuentemente el emisor no es un ser humano, y
aunque lo sea el signo no necesita ser interpretado para existir, ya que se conserva aunque
desaparezca el objeto interpretado.

 Iconos: Son signos intencionados que se caracterizan por una gran similitud entre el objeto entre
el objeto representado y la representación.Al igual que en los indicios, el carácter significativo del
icono permanece aunque el objeto representado haya dejado de existir.la fotografía de una
persona es un ejemplo de icono.Una representación gráfica de un animal, un dibujo, etc. son
otros ejemplos. En ocasiones, el usuario debe tener ciertos conocimientos arbitrarios para
entender la semejanza entre el objeto y su representación; por ejemplo, en un mapa hay que
conocer una serie de datos arbitrarios (la escala, las curvas de nivel o los significados de los
colores ) para interpretar la información.

 Símbolos: Son signos intencionados que basan la relación con lo representado en una
convención totalmente arbitraria, en la que no hay ninguna semejanza ni parecido. Por su
carácter convencional el símbolo sólo existe mientras haya un interprete capaz de asociarle un
significado utilizando un codigo aprendido. La lengua está formada se símbolos.la asociación
entre una palabra y su concepto es simbólica y esto se puede demostrar diciendo que para el
mismo concepto cada lengua ha inventado un símbolo distinto; así tenemos, por ejemplo, paz,
pau, peace, pace, paix, fred, frieden, etc.



 Pero en lingüística ¿Qué es ese algo? “Una unidad lingüística constituida por la asociación
arbitraria de un significante(forma sonora o gráfica) y de un significado(contenido conceptual)”...y
¿Por qué no utilizar directamente el objeto referido en cuestión? Pues porque supongo es difícil
cargar un caballo, un camión etc... a cuestas.


 Pero el signo en si, si no va acompañado de otros símbolos carece de utilidad. Es solo una parte
de un código (junto con unas determinadas reglas) que hace posible la comunicación:



 hhhhhhhh


 hhhhhhhh



 SITUACION


 El emisor es quien produce o cifra el mensaje y lo emite.
 El receptor es quien lo recibe y descifra.
 El código son un conjunto de signos y de reglas para combinarlos.
 El mensaje compuesto o cifrado por el emisor ajustándose al código.
 El canal es la vía por la que circula el mensaje: la escritura, el cable telegráfico o telefónico, el
aire(en los mensajes sonoros);el papel
 donde se escribe, se dibuja o imprime, etc.
 La situación en que se transmite el mensaje

 Caracteres del signo lingüístico


 La lingüística, dice Saussure, no es en realidad sino un parte de una ciencia general más vasta,
a la que se propone llamar semiología y que estudia "la vida de los signos en el seno de la vida
social". Su fin es reconocer las reglas que gobiernan su generación, producción, transmisión etc.
La lingüística es, pues, solo una parte de semiótica, ya que trata un tipo particular de signos.
Dentro de la semiótica se distinguen 3 disciplinas: la sintaxis, la pragmática y la semántica. Estas
tres ciencias estudian las relaciones entre los signos desde tres puntos de vista:

 - La sintaxis estudia las posibilidades de combinación de los signos, el orden
 entre ellos, las interdependencias... etc.

 - La pragmática estudia las condiciones en que se usan los signos en un sistema y
 las relaciones entre ellos y los interpretes o usuarios.

 - La semántica estudia la relación entre los signos y los objetos que representan.











 LA ARBITRARIEDAD DEL SIGNO LINGÜÍSTICO
 Es importante proceder antes que nada al análisis del signo. Saussure declara que éste es
arbitrario. La idea de "boeuf" ("buey") no esta ligada por ningún nexo interior a la sucesión de
sonidos b-ö-f que le sirven en francés de significante; igualmente podría ser representada por
cualquier otra: Como prueba, las diferencias entre las lenguas y la existencia misma de lenguas
diferentes: el significado "bueuf" tiene por significante b-ö-f a un lado de una frontera, y o-k-s
(ochs) al otro.
 La palabra arbitrario no sugiere la idea de que el significante dependa de la libre elección del
sujeto parlante, sino que quiere decir "que es inmotivado, es decir, arbitrario con relación al
significado". El lazo que une el significante con el significado es una convención. Y aunque las
onomatopeyas parecerían indicar que la elección del signo no siempre es arbitraria, pero las
onomatopeyas nunca son elementos orgánicos de un sistema lingüístico; por otra parte son
escasas y su elección ( glu-glu, tic-tac…) ya es arbitraria en cierta medida, pues no constituye en
realidad más que la "la imitación aproximada y ya medio convencional de ciertos ruidos ( francés
ouaoua, alemán wauwau, español guau-guau, inglés woof-woof ). Además una vez introducidas
en la lengua, quedan más o menos engranadas en la evolución fonética, morfológica, etcétera,
que sufren las otras palabras ( pigeon, del latín vulgar pípió, derivado de una onomatopeya):
prueba evidente de que han perdido algo de su carácter primero para adquirir el signo lingüístico
en general, que es inmotivado".
 No obstante, en el mecanismo de la lengua se dan ciertos casos en que "el signo puede ser
relativamente motivado". Así veinte es inmotivado, pero diecinueve no lo es en el mismo grado,
porque evoca los términos de que se compone y otros que le están asociados, por ejemplo, diez,
nueve, veintinueve, etcétera". Se trata aquí de una motivación morfológica y semántica que
aparece en diversos grados según los sistemas lingüísticos.


 Carácter lineal del signo lingüístico

 El carácter lineal del Signo Lingüístico se debe a la naturaleza fonética del lenguaje humano, que
necesita desenvolverse en el tiempo, por lo cual los fonemas no pueden ser simultáneos, si no
que deben formar una cadena. Este carácter destaca inmediatamente cuando se representan los
signos gráficamente en la escritura donde la sucesión de sonidos parece sustituida por una línea
espacial de signos gráficos.Por esta razón, los signos no solo tienen valor en si mismos si no que
es fundamental también el contraste con los que le preceden y los que le siguen, siendo estas
relaciones las que dan significados mayores a los grupos de signos.




 Contenido y expresión

 Hjelmeslev, el creador de la teoría global semántica, también distingue en el signo lingüístico dos
planos o niveles: Expresión y contenido, que se corresponden con el significante y significado
saussurianos. Sin embargo, en cada uno de estos componentes se pueden distinguir a su vez
dos aspectos: una forma y una sustancia.

o La sustancia de contenido es lo designado, la masa amorfa de contenido, igual en todas


las lenguas.

o La forma de contenido es la organización particular que cada lengua adopta para dar
cuerpo a lo designado, para delimitar la sustancia de contenido común a todas las
lenguas.

o La sustancia de Expresión es el conjunto de movimientos articulatorios que pueden


darse en todas las lenguas.

La forma de expresión es la manera en que cada lengua ordena sus movimientos


articulatoriamente.

La lingüística estudia solamente las formas de expresión y de contenido. La sustancia de


contenido son los universales, cuyo estudio pertenece a la filosofía, ciencia no lingüística.La
sustancia de expresión es la sustancia acústica, los sonidos, estudiados por la física acústica.
El signo lingüístico es para Hjelmeslev, la asociación de una forma de expresión con una forma
de contenido, las cuales se presentan simultáneas e interrelacionadas: no hay forma de
expresión sin forma de contenido y viceversa; y no hay signo lingüístico si no se dan las dos
cosas al mismo tiempo.

http://html.rincondelvago.com/signo-linguistico.html

http://html.rincondelvago.com/el-signo-linguistico.html

UMBERTO ECO

 
Biografía U. Eco Nubiola: "Recensión de U. Eco: Semiótica y filosofía del lenguaje".  
Anuario Filosófico XXIV/2, (1991), pp. 375-377. 
ECO, Umberto: Semiótica y filosofía del lenguaje, Editorial Lumen, Barcelona, 1990,
355 págs. 

Como explica el propio autor, el libro es una reelaboración de cinco voces preparadas
entre 1976 y 1980 para la Enciclopedia Einaudi, a las que añade en enero de 1984 una
breve pero muy interesante introducción sobre la relación entre la semiótica y la
filosofía del lenguaje. "Cada vez estoy más convencido escribe Eco (p. 8) de que, para
comprender mejor muchos de los problemas que aún nos preocupan, es necesario
volver a analizar los contextos en que determinadas categorías surgieron por primera
vez". 

Fiel a este empeño, Umberto Eco realiza una valiosa arqueología de cinco conceptos
fundamentales: signo, significado, metáfora, símbolo y código, tomándolos en
consideración desde el punto de vista histórico y en el contexto del marco teórico
esbozado en sus obras anteriores Tratado de semiótica general (1975) y Lector in
fabula (1979), a las que remite con frecuencia. El modelo de "arqueología" que sigue
"sin ánimo de incordiar a Foucault" es el que propuso Aristóteles en la Metafísica:
"Una vez establecida la necesidad de determinar un objeto de la filosofía primera y
que ese objeto es el ser, se procede a examinar lo que han dicho de él quienes lo
abordaron antes. ¿Todos han hablado de él de la misma manera? Si la respuesta fuese
negativa, ¿por qué entonces ese objeto de un saber antiguo, y en cada caso diverso, se
ha percibido siempre como si de alguna manera fuera el mismo?" (p. 11). Este es el
acto de coraje filosófico y semiótico que en palabras de Umberto Eco hace posible la
Metafísica: "¿Qué es el ser, puesto que se dice de muchas maneras? Precisamente lo
que se dice de muchas maneras. Cuando reflexionamos sobre esta solución,
advertimos que todo el pensamiento occidental se apoya en una decisión arbitraria.
Pero qué arbitrariedad más genial" (p. 12). 

En esta perspectiva, Eco establece un sólido y en mi opinión fecundo campo de


encuentro entre la semiótica general y la filosofía del lenguaje capaz de revitalizar a
ambas, al tiempo que se avanza decisivamente en una comprensión multidisciplinar
del lenguaje. La semiótica general es para Eco "la forma más madura de una filosofía
del lenguaje tal como lo fue en Cassirer, en Husserl o en Wittgenstein" (p. 14). El
filósofo contemporáneo del lenguaje si logra superar cierta barrera de algunos
términos técnicos de la semiótica que, en ocasiones, no se introducen con suficiente
explicación: "catacresización", "actancial", "funtivo", etc. descubre a lo largo de las
páginas de Eco tanto la anchura como la profundidad histórica de su disciplina,
atrofiada quizá por la filosofía analítica de origen británico. Los filósofos más
apreciados y citados en este libro son, entre los antiguos, Aristóteles, San Agustín y
Santo Tomás de Aquino, y, entre los modernos, Charles S. Peirce. Eco estudia
detenidamente, con rigor y admiración, algunos de sus textos, para enfrentarse con la
tradición contemporánea estructuralista y deconstructivista, proporcionando un marco
más vivo en el que reinterpretar tanto los viejos conceptos como las más recientes
aportaciones de las diversas disciplinas lingüísticas. Como ha escrito W. Castañares,
se trata de realizar una relectura de la historia de la filosofía sub specie semioticae
(Revista de Occidente, 118, III/91, p. 142). En cierta medida, Eco relee también sus
obras precedentes al enfrentarse en algunos pasajes con "la tradición estructuralista":
en particular, el capítulo quinto sobre el uso intensivo y equívoco de la noción de
código en la semiótica de las últimas décadas puede considerarse como "una auto-
crítica aplicable también a muchos otros autores" (p. 290). 

Dos son, a mi juicio, las claves conceptuales de este libro. La primera es el


descubrimiento de que la idea originaria de signo "no se basaba en la igualdad, en la
correlación fija establecida por el código, en la equivalencia entre expresión y
contenido", sino que siguiendo de cerca a Peirce la idea más básica de signo es la de
inferencia, interpretación, semiosis: el signo no es sólo algo que está en lugar de otra
cosa, sino que es siempre lo que nos hace conocer algo más; el signo es instrucción
para la interpretación. A su vez, el significado es el interpretante del signo y el proceso
de significación llega a ser un proceso de semiosis ilimitada. 

La segunda clave es la superación del modelo estructuralista y semiótico de código y


de diccionario y su reemplazamiento por el de enciclopedia "como único modelo
capaz de expresar la complejidad de la semiosis en el plano teórico, y también como
hipótesis reguladora en los procesos concretos de interpretación" (p. 289). El modelo
enciclopédico adopta la forma de rizoma siguiendo a Deleuze como consecuencia
directa de la inconsistencia del árbol de Porfirio. La enciclopedia es un postulado
semiótico; es el conjunto registrado de todas las interpretaciones, concebible
objetivamente como la biblioteca de las bibliotecas; la actividad textual transforma
con el tiempo la enciclopedia misma y además la enciclopedia, como sistema objetivo
de sus interpretaciones, es poseída de diferentes maneras por sus distintos usuarios (p.
133). Así, en el proceso de semiosis ilimitada los significados se trocan en unidades
culturales interrelacionadas unas con otras. 

La exposición de algunas de las voces resulta, a veces, alambicada y farragosa para el


filósofo, que puede dudar ocasionalmente incluso de su pertinencia, pero el libro está
escrito con innegable maestría, precisión y acierto. La traducción española a cargo de
R. P. es discreta y las erratas son pocas. Se echa de menos un índice onomástico y que
se incluyan todas las obras citadas en las referencias bibliográficas finales. 

Por último, formularé tres observaciones de carácter menor: a) es una pena que Eco no
aborde apenas la influencia de los medios de comunicación social en la configuración
de nuestra enciclopedia contemporánea; b) la interesante discusión de la Bedeutung
fregeana (pp. 81-84) se habría enriquecido notablemente con el estudio de la
interpretación de Angelelli en términos de "importancia"; c) la resistencia de Eco para
aceptar la teoría causal de la referencia ("nosotros consideramos más oportuno
reemplazar esta metafísica del origen por una física de la enciclopedia" (p. 164) se
alimenta de la casi exclusiva atención a nombres de personajes históricos quizá porque
son mucho más "enciclopédicos", pero pienso con Donellan y Kripke que el uso de
esos nombres es parasitario del uso corriente de los nombres propios para la demás
gente. 

Jaime Nubiola 

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1997 Wired Magazine versión original online en the world according to Eco 
Traducido al castellano por Julio F. De León 

El mundo según Eco 

Marshall: usted dice que con el nuevo proyecto Multimedia Arcade se trata de
asegurar que la cibersociedad sea un lugar democrático para vivir 

Eco: existe el riesgo de podamos encaminarnos hacia un 1984 en línea, en el que las
"proles" de Orwell están representadas por las masas pasivas que se alimentan de
televisión y que no tienen acceso a esta nueva herramienta, y además no sabrían usarla
si lo tuvieran. Sobre ellos, por supuesto, habrá una pequeña burguesía de usuarios
pasivos oficinistas, empleados de aerolíneas. Y finalmente, veremos a los dueños del
juego, la nomenklatura en el sentido soviético del término. No tiene nada que ver con
las clases en el sentido tradicional, Marxista la nomenklatura sería algo que iría desde
los hackers de las zonas urbanas deprimidas hasta los ricos ejecutivos. Pero tendrán
una cosa en común: el conocimiento que proporciona control. Tenemos que crear una
nomenklatura de las masas. Sabemos que los modems último modelo, las conexiones
RDSI, y el hardware moderno están fuera del alcance de la mayoría de los usuarios
potenciales sobre todo cuando hay que actualizarse cada seis meses. Así que le damos
acceso gratis a la gente, o por lo menos por el precio de la necesaria conexión
telefónica. 

Marshall: ¿Por qué no dejar la democratización de la Red al mercado quiero decir, a


que se produzca la caida de los precios debida a una fuerte competencia? 

Eco: considerelo de esta manera: cuando Benz y otros inventaron el automóvil, no


tenían ninguna idea que un día el mercado de las masas se abriría por modelo T de
Henry Ford eso acaecio sólo 40 años después.Así que ¿cómo persuadir a la gente de
que comiencen a usar un medio de transporte que estaba más allá de los medios de
todos menos del muy rico? Fácil: alquilelo por minutos, con un chófer, y llamemos
taxi al resultado. Esto dió acceso a la gente a la nueva tecnología, pero también
permitió que la industria se expandiese hasta el punto en el que el modelo T de Ford
fuera concebible. En Italia, el comercio en la Red es todavía diminuto: hay sólo
alrededor de 300.000 usuarios regulares que son como cacahuetes en este juego. Pero
si tienes una red de puntos de acceso municipales - donde cada uno de los cuales tiene
el compromiso de mantener los sistemas más poderosos y modernos para sus usuarios
- entonces se está hablando sobre una producción respetable que puede reconvertirse
en darle a las masas el modelo T de harware, conexiones y ancho de banda. 
Marshall: ¿Cree usted en serio que los mecánicos y las amas de casa van a entrar a
raudales en el Multimedia Arcade? 

Eco: No, para nada. Cuando Gutenberg inventó su imprenta, las clases obreras no
solicitaron inmediatamente copias de la Biblia de 42 líneas; pero ellos estaban
leyéndola un siglo más tarde. Y no se olvide de Lutero. A pesar del analfabetismo de
la época, su traducción del Nuevo Testamento circuló a través de todos los estratos de
la sociedad alemana del siglo 16. Lo que nosotros necesitamos es un Lutero de la
Red. 

Marshall: ¿Pero por qué es tan especial el Multimedia Arcade? ¿No es sólo un
cybercafé estatal? 

Eco: no quiera convertirlo al completo en la sala de espera de un ministerio


gubernamental italiano. Pero tenemos la ventaja de ser una cultura mediterránea. El
cybercafé anglosajón es una experiencia de echar una ojeada porque el bar anglosajón
es un lugar donde las personas van a alimentar su propia soledad en la compañía de
otros. En Nueva York, usted podría decir "¡Hola hace un día encantador!" a la persona
más próxima de la barra del bar - pero entonces volvería a pensar en la mujer que le
acaba de abandonar. Por otro lado, el modelo para el Multimedia Arcade, es eso del
bar/restaurante mediterráneo. Esto se reflejaría en la estructura del lugar - sería bueno
tener una pantalla comunitaria gigante por ejemplo, donde los navegantes individuales
pudieran anunciar sitios interesantes que ellos simplemente han descubierto. 

No le veo la gracia a tener 80 millones de personas en línea si al final todo lo que


hacen es hablar a los fantasmas en los zonas residenciales. Esta será una de las
funciones principales del Multimedia Arcade: sacar a la gente de casa y - ¿por qué no?
- incluso de los brazos de otros. Quizás podríamos llamarlo "PlugnFuck" en lugar del
Multimedia Arcade. 

Marshall: ¿No viola esta visión comunitaria el principio de "un usuario, un


ordenador"? 

Eco: Yo soy un usuario y poseo ocho ordenadores. Como puede ver hay excepciones a
la regla. En tiempos de Leonardo, recuerde, la regla era un usuario, una pintura. Lo
mismo cuando se fabricaron los primeros gramófonos. ¿Tenemos pocas oportunidades
comunitarias de mirar pinturas hoy, o de escuchar a música grabada? Dele tiempo. 

Marshall: Desde cualquier perspectiva de los distintos debates sobre cibercultura, la


mayoría de los americanos estarían de acuerdo en que el modem es un punto de
entrada en una nueva fase de la civilización. Los europeos parecen verlo más como un
electrodoméstico, al mismo nivel que un lavavajillas o una maquinilla electríca. Parece
haber un "diferencia de entusismo" entre los dos continentes. ¿Quién tiene razón esta
vez? ¿Los americanos asumiendo como es habitual que todo el mundo juega a béisbol
o los europeos siendo tan frios e irónicos de forma que al final se perderán el
fenómeno de la Red? 

Eco: Lo mismo pasó con la televisión que alcanzó una masa crítica en Estados Unidos
bastantes años antes que ocurriera aquí. Lo que es más interesante es el hecho del
triunfo de la cultura y los modos americanos de producción americanos en las
películas y la televisión - el factor Disney que tanto incomoda a los franceses eso no
va a pasar con la Red. 

Hace un año, había muy pocos sitios que no estuvieran en inglés. Ahora siempre que
yo empiezo una búsqueda en el World Wide Web, AltaVista propone sitios noruegos,
sitios polacos, incluso los sitios lituanos. Y esto va a tener un efecto curioso. Los
americanos no van a apuntarse a un curso intensivo de noruego si hay información allí
que realmente necesitan - bien, pero van a empezar pensar. Empezarán a sensibilizarse
que necesitan abrazar otras culturas, otros puntos de vista. Este es uno de los pilares de
la naturaleza anti-monopolista de la Red: controlar la tecnología no significa controlar
el flujo de información. 

En cuanto a la "diferencia de entusiasmo" - ni siquiera estoy seguro de su existencia.


Pero hay tanta crítica, ironía y desilusión en los Estados Unidos que los medios de
comunicación han decidido no recogerlo. El problema es que nosotros sólo
conseguimos oír a Negroponte y a los otros ayatolas de la Red. 

Marshall: usted apoyó publicamente la nueva coalición de centro-izquierda en la


campaña electoral en abril de 1996. Después de la victoria, se rumoreó en la prensa
italiana sobre su papel como nuevo Ministro de Cultura pero volvió a su trabajo antres
de que incluso se le ofreciara. ¿Por qué? 

Eco: Porque antes de que usted empiece hablando sobre un Ministro de Cultura usted
tiene que decidir lo que significa "cultura." Si se refiere a los productos estéticos del
pasado - las pinturas bonitas, los edificios viejos, los manuscritos medievales -
entonces yo estoy a favor de una protección estatal para todos; pero ese trabajo ya se
realiza desde el Ministerio de la Herencia. Así que "cultura" se reduce al sentido de
trabajo creativo continuado y me temo que no puedo apoyar los intentos de animar y
subvencionar eso. La creatividad solo puede ser anárquica, capitalista, Darwiniana. 

Marshall: En 1967 usted escribió un influyente ensayo titulado "Hacia la Guerra de


guerrillas Semiológica" donde defendió que el objetivo importante para cualquiera
comprometido en la guerrilla cultural no era el estudio de la televisión, pero sí los
sillones de audiencia televisiva. En otras palabras: si se puede dar a la gente
herramientas que les ayuden a ser críticos con los mensajes que están recibiendo, estos
mensajes pierden su potencial como apoyos políticos subliminales. 
¿Pero a qué tipo de herramientas críticas se refería - a las mismos que ayuda a leer una
página sobre Flaubert? 

Eco: estamos hablando acerca de un rango de habilidades simples. Después de años de


práctica, yo puedo caminar en una librería y entender su esquema en unos segundo.
Clavar la mirada en el dorso un libro y hacer una buena suposición sobre sus
contenidos en base a varias señales. Si veo las palabras la Harvard University Press, sé
que probablemente no será un romance barato. En la Red no tengo esas habilidades. 

Marshall: Y encima tiene el problema de que está paseando por una librería donde
todos los libros yacen en montones tirados en el suelo. 

Eco: Exactamente. ¿Así que como puedo orientarme en el enredo? Intento aprender
algunas normas básicas. Pero también hay problemas aquí: si yo pulso sobre un URL
que acaba con .indiana.edu pienso, Ah - esto debe tener algo que ver con la
Universidad de Indiana. Falso como el mismísimo infierno: el indicador es engañoso,
dado que hay personas que usan ese dominio para anunciar todos tipo de material, y la
mayoría de ellos tiene poco o nada que ver con la educación. Tienes que buscar tu
camino a través de los signos. Tienes que reciclar las habilidades semiológicas que te
permiten distinguir un poema pastoral de un sketch satírico, y aplicarlos al problema,
por ejemplo, de discernir los sitios filosóficos serios de los delirios lunáticos. 

Estaba mirando sitios neonazis el otro día. Si se confía en lógica buscador, se podría
llegar a la conclusión de que los sitios más fascitas de todos son aquellos donde la
palabra Nazi puntua más alto. Pero de hecho resultar pertenecer a un organismo
antifascista. 

Se pueden aprender estas habilidades por ensayo y error, o puedes pedir consejo a
otros usuarios de la Red. Pero el método más rápido y efectivo es estar en un lugar
rodeado de gente, cada una con distintos niveles de competencia, y cada una con
experiencias en línea que puedan poner en común. Es como el novato en que se vuelve
uno. Los folletos universitarios no dicen "No vayas a las clases del profsor Fulanito,
porque es un viejo aburrido" pero los estudiantes de segundo año que se encuentran en
el bar estarán felices de echarle una mano.

http://www.rrppnet.com.ar/eco.htm

Contenido:

Introducción, Marcel Danesi

1. El estudio de los signos


2. Seis especies de signos
3. Signos sintomáticos
4. Signos indexicales
5. Signos icónicos
6. Signos fetiches
7. Signos del lenguaje
8. ¿La lengua como un sistema de modelización?

Bibliografía
Índice analítico
Nos cuenta Umberto Eco que, en 1984, el gobierno de los Estados Unidos
(Office of Nuclear Waste Isolation) se encontró con un problema añadido al
construir un vertedero nuclear: la vida activa de los residuos era de diez mil
años. ¿Cómo señalizar de forma duradera y efectiva algo que escapaba a
cualquier previsión? Durante el tiempo de radioactividad podían desaparecer
las sociedades y culturas existentes y ser sustituidas por otras que no
comprendieran el significado de las señales de aviso. El gobierno encargó al
investigador semiótico Thomas A. Sebeok la resolución de este problema. Se
estudiaron todo tipo de señalizaciones, pero ninguna garantizaba la duración
necesaria. La propuesta final de Sebeok fue la siguiente:

instituir una especie de casta sacerdotal, formada por científicos nucleares,


antropólogos, lingüistas y psicólogos, que se perpetuara a través de los siglos
por cooptación y mantuviera viva la conciencia del peligro, creando mitos,
leyendas y supersticiones. Con el tiempo, éstos se verían obligados a
transmitir algo cuyo conocimiento exacto habrían perdido, de modo que en el
futuro, incluso en una sociedad humana que hubiera regresado al estado de
barbarie, pudieran sobrevivir oscuramente tabúes imprecisos, pero eficaces.
(U. Eco, La búsqueda de la lengua perfecta, Madrid, Grijalbo-Mondadori,
1996, p. 152)

Eco no nos cuenta lo que el gobierno de los Estados Unidos decidió hacer con
la propuesta, pero el hecho nos dice mucho sobre la forma de pensar de
Sebeok.

Signos: una introducción a la semiótica es lo que su título anuncia: una


introducción. Sin embargo, los enfoques de Sebeok difieren de aquellos a los
que estamos acostumbrados en este terreno. Sebeok se mueve, dentro de su
concepción de la semiótica, en un terreno próximo a la biología.
Tradicionalmente, estamos acostumbrados a que la semiótica se aplique (y
explique) en mayor grado a los fenómenos de significación humanos, pero en
esta obra son otros los derroteros. Como señala Marcel Danesi, el introductor
de la obra:

Sebeok ha transformado la semiótica en una ciencia de la vida, al haberla


devuelto a sus raíces de la biología médica. En otras palabras, ha arrancado la
semiótica del terreno filosófico, lingüístico y hermenéutico en el que ha sido
cultivada durante siglos y la ha trasladado al dominio de la biología, de donde
procedía originalmente. La aproximación biológica de Sebeok es inherente a
una perspectiva que pretende investigar cómo todos los animales están
dotados genéticamente de la capacidad de utilizar las señales básicas y los
signos para sobrevivir, y cómo la semiosis humana es al mismo tiempo similar
y diferente de esta capacidad (p. 20)
Sebeok lleva la investigación semiótica a sus principios orgánicos, es decir, no
se limita a considerar los mensajes como intercambios de signos entre unos
organismos y otros, sino que entiende que la semiosis afecta a la
representación del mundo que tiene cada especie. Los enfoques tradicionales
se ocupan de las estructuraciones de los mensajes y pierden de vista la
profundidad del fenómeno semiótico. Sebeok parte de los trabajos del biólogo
alemán Jakob von Uexküll (quizá el más citado en la obra junto con Peirce, lo
que nos revela el maridaje del autor):

La distinción inicial entre objeto (O) y el signo (S) suscita profundas


cuestiones sobre la anatomía de la realidad, e incluso sobre su mera existencia,
pero no hay nada que aproxime a un consenso sobre estos enigmas a los
físicos, dejando, de esta forma, solos a los filósofos. Una implicación obvia de
esta postulada dualidad es el hecho de que la semiosis requiere como mínimo
dos actores: el observador y el observado. Nuestra intuición de la realidad es
consecuencia de una interacción mutua entre ambos: el mundo privado de
sensaciones elementales de Jakob von Uexküll (Merkzeichen, "signos
perceptuales") asociado a sus transformaciones significativas en impulsos
activos (Wirkzeichen, "signos operativos") y el mundo fenomenal (Umwelt),
es decir, el mundo subjetivo que cada animal presenta como modelo de su
entorno "verdadero" (Natur, "realidad") que únicamente se revela a sí mismo
a través de signos. Las reglas y leyes a las que aquellos procesos relacionados
con el signo -a saber, la semiosis- están sujetos, constituyen las únicas leyes
auténticas de la naturaleza. "Así como la actividad de nuestra mente es el
único fragmento de la realidad conocida por nosotros", argumentaba en su
gran trabajo, Theoretical Biology, "sus leyes son las únicas que tienen el
derecho a ser llamadas leyes de la naturaleza" (Uexküll 1973 [1928], pág. 40)
(p. 27)

Como puede apreciarse, Sebeok llega hasta la concepción básica de la


semiosis: la que relaciona a los organismos con su entorno. Lo que los
organismos crean es una representación, su propia versión de la realidad. De
ahí se sigue que la "realidad" no sea algo constante para todas las especie, sino
algo "conocido" según las propias características y posibilidades cognitivas de
cada una de ellas. De la célula al ser humano, cada especie tiene su propia
"realidad" construida a partir de los datos del entorno. Sebeok señala que el
propio Uexküll consideraba su formulación "como una teoría científica de la
intuición kantiana" (p. 136).

Sobre este escenario, es más fácilmente comprensible la definición de


"semiótica" a la que llega Sebeok:

la semiótica no versa en absoluto sobre el mundo "real" sino sobre modelos


reales complementarios o alternativos de él, y -como Leibniz pensaba- sobre
un número infinito de posibles mundos antropológicamente concebibles. De
este modo, la semiótica no revela nunca qué es el mundo, sino qué
circunscribe lo que podemos conocer de él; en otras palabras, lo que un
modelo semiótico representa no es la "realidad" como tal, sino la naturaleza
descubierta por nuestro método de investigación (p. 20)

Moviéndose en este terreno, Sebeok perfila campos de investigación como la


"biosemiótica" o la "zoosemiótica". Para el autor es necesario comprender
estos fenómenos para entender que la semiosis no es un proceso únicamente
humano, sino que está en la base misma de la vida.

Como ya señaló el zoologo inglés R.J. Pumphrey, hay dos escuelas de


pensamiento en relación al desarrollo de la lengua. Una de ellas afirma que el
habla humana es diferente de las de los otros animales en cuestiones
materiales, pero que ambas están unidas por el nexo de la evolución (teoría de
la continuidad). La otra postura defiende que el habla es un atributo
específicamente humano, una función de novo, distinta en clase de la que
cualquier otro animal pueda ejercitar (teoría de la discontinuidad). Sin estar a
favor ni de una ni de otra, hay algo que deberíamos enfatizar por encima de
todo: es esencial adoptar una estrategia de investigación que compare los
sistemas de comunicación humana y animal para así adquirir una visión más
significativa sobre la naturaleza y ubicuidad de la semiosis (p. 56)

La cuestión del lenguaje humano es motivo de reflexión en el último de los


capítulos, uno de los de mayor interés. Se abordan en él, revisando las
propuestas de la Escuela Moscú-Tartu, las capacidades de la lengua como
"sistema de modelización": "la lengua evoluciona como una adaptación,
mientras que el lenguaje se desarrolla como una «exaptación»
derivativa sobre un período sucesivo de aproximadamente dos millones de
años" (p. 139). Sebeok utiliza, siguiendo a Gould y Vrba (1982), estos
términos "adaptación" y "exaptación" para señalar "la distinción entre génesis
histórica y utilidad actual". Se separan así dos elementos, cognición y
comunicación.

De acuerdo con esto, es preferible pensar que las lenguas -que constan de un
conjunto de características que estimulan las capacidades- han sido contruidas
mediante selección para la función cognitiva de modelización y que, como el
filósofo Popper y el lingüista Chomsky habían insistido, no lo han sido para la
función de intercambio de mensajes de la comunicación. Esta última
concepción era rutinariamente sostenida por el recurso a medios no verbales,
como en el caso de los animales, y así sigue siendo en el contexto de la mayor
parte de las interacciones de los seres humanos en la actualidad.
Algunos millones de años más tarde, sin embargo, la lengua llegó a estar
«exaptada» para la comunicación, primero en forma de habla (y más tarde de
escritura, etc.) Este relativamente breve lapso de tiempo era necesario para un
verosímil ajuste mutuo de la codificación con la capacidad de descodificación
(pp. 139-140)

Sebeok señala el efecto perjudicial que ha tenido para la investigación la


inferencia practicada por las teorías evolucionistas del origen de las lenguas
("contaminó de manera importante toda la investigación del siglo XIX") al
intentar explicar el origen a partir del uso comunicativo actual.

La lengua pasa a ser definida como "un sistema de modelización secundario"


gracias a que posee un elemento original no detectado en otros sistemas: la
sintaxis. Esta no sólo permite a los homínidos la representación de la
"realidad", sino también "que estructuren un número indefinido de mundos
posibles" (p. 141). Es este sistema de modelización secundario el que permite
la aparición de sistemas terciarios (la cultura).

Un visión sintética de los procesos semióticos es aportada, partiendo también


de Uexküll, en el capítulo Signos indexicales:

La naturaleza (el mundo, el universo, el cosmos, la verdadera realidad, etc.) se


revela a sí misma a través de los procesos de los signos o semiosis. Estos son
de tres tipos distintos:

 semiosis de la información que emana del entorno inanimado;


 semiosis de la sintomatización en la que la fuente está viva (ésta
es equivalente a los unintelligent gestures de George Herbert
Mead);
 semiosis de la comunicación (intelligent gestures de Mead).

Los tipos primero y segundo constituyen etapas complementarias e


indispensables en cada biosemiosis (p. 92)

Otros capítulos de interés en la obra son el dedicado a las relaciones entre la


semiótica y la lingüística y los varios apartados dedicados a los orígenes
médicos de la semiótica en el mundo antiguo. 

http://www.ucm.es/info/especulo/numero4/sebeok.htm

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