La Bendición Del Sol

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LA BENDICIÓN DEL SOL – BIRKAT HAJAMÁ

Galeinai
Su Significado Profundo
Basado en una conferencia brindada en Erev Rosh Jodesh Nisán, 5769 en Ierushalaim
Introducción
El 14 de Nisán de este año, 8 de abril de 2009, tendremos la oportunidad de recitar una
de las bendiciones más extrañas del judaísmo, la “bendición del sol” o
birkathajamá, 1. ‫ברכת החמה‬ Se recita una vez cada 28 años, cuando de acuerdo al cálculo
astronómico de Shmuel, un sabio talmúdico del siglo III, el sol regresa al lugar exacto
respecto a la tierra donde fue creado el cuarto día de la creación.
Los Cuatro Ciclos de Hakhel
La bendición del sol siempre se recita en el año de Hakhel, el año de congregación, que
sigue al año sabático o de Shmitá. Se llama Hakhel porque la Torá ordena que en ese
año el pueblo judío se congregue el último día de la festividad de Sukot:2
“Y Moshé les ordenó diciendo: al final de cada siete años, en el año de Shemitá, durante
la festividad de Sukot. Cuando todo Israel viene a ser visto por Dios en el lugar que Él
elegirá, leerás esta Torá ante todo Israel, que ellos escucharán. Congrega al pueblo,
hombres, mujeres y niños y el extranjero que viva dentro de tus fronteras, para que
oigan y aprendan a temer a Dios, tu Dios, y ellos observarán y cumplirán todas las
palabras de esta Torá.”
¿Cuál es el significado de que esta bendición se recite cada cuatro ciclos de Hakhel?
Cuando analizamos más detenidamente el verso que describe este precepto de la
congregación del pueblo, vemos que la Torá enumera cuatro tipos diferentes:
 el hombre
 la mujer
 los niños y
 los extranjeros
Así, el Hakhel reúne a cuatro tipos de judíos, y efectivamente, su guematria ( ‫הקהל‬ ) es
140, o 4 veces 35, el valor numérico de “judío”, ‫יהודי‬ , iehudí. Como tiene cuatro letras,
entonces el valor promedio de cada una es un “judío”! por lo que cada año hace
hincapié en uno de ellos. En el primer ciclo el hombre, en el segundo la mujer, en el
tercero los niños y en el cuarto los extranjeros, es decir, los conversos (y los residentes
extranjeros3).
Por supuesto, estos cuatro tipos de judíos tienen su paralelo en las cuatro letras del
Nombre esencial de Dios, Havaiá, como sigue:

tipo letra partzuf


hombre iud Aba (padre)
mujer hei Ima (madre)
niños vav Zeer Anpín
Nota
Los niños son pequeños, como el Pequeño Semblante es un reflejo diminuto de lo que
está en lo alto.
Corresponde a la Presencia Divina. El converso es aceptado dentro del pueblo judío
bajo las alas, como si fuera, de la Presencia Divina (Shejiná), la imagen arquetípica de
lo femenino.
Entonces, cuando la bendición del sol es recitada en el cuarto año de Hakhel, es como si
las almas de toda la congregación se unieran en esta ocasión especial para actuar como
una carroza o vehículo de la Presencia Divina. Las cuatro partes del pueblo judío se
vuelven una, tal como las cuatro letras del Nombre de Dios, Havaiá, forman un todo
completo. Por cierto, también el sol, que bendecimos juntos en esta ocasión especial,
está conectado al Nombre de Dios Havaiá, como lo dice el verso: “El sol y su escudo
son [como] Havaiá y Elokim”.4
Las Bendiciones del Sol y de la Luna
Lo que llamamos la “bendición del sol”, o de cualquier otro fenómeno natural, es en
realidad la bendición del Creador, no de la naturaleza. Es de hecho la misma que
recitamos cuando vemos cualquiera de las maravillas extraordinarias y los eventos de la
naturaleza que nos inspiran respeto y temor, como por ejemplo cuando vemos un
relámpago o los extensos desiertos del mundo, o las grandes cadenas de montañas como
la del Himalaya, etc. Las palabras de la bendición son:
“Bendito eres Tu, Dios, nuestro Dios, Amo del universo, que realiza la obra de la
creación.”
‫ עֹושֵׂ ה מַ עֲ שֵׂ ה בְּ ֵראשִׁ ית‬,‫ֹלהֵ ינּו מֶ לֶ ְך הָ עֹולָ ם‬- ֱ‫בָּ רּוְך אַ תָּ ה ה’ א‬
Baruj Atá Hashem, Elokeinu Melej haolam, osé maasé Bereshit
Por supuesto no hay una mención explícita del sol, porque este es otro evento natural.
A este respecto, la bendición del sol es diferente a la de la luna. Una vez al mes, después
del nacimiento de la luna (se acostumbra hacerlo el motzaei Shabat siguiente al séptimo
día del nuevo mes, antes de la mitad del mes) recitamos una bendición especial cuyas
palabras son:
“Bendito eres Tu, Dios, nuestro Dios, Rey del universo, quien con Su palabra creó los
cielos, y con el aliento de Su boca a todas sus huestes. Les dio una ley y un tiempo para
que no alteren su tarea. Con regocijo y alegría de ejecutar la voluntad de su Creador, El
verdadero hacedor, cuya obra es verdad. Y le dijo a la luna que se renueve como una
corona de gloria para aquéllos que son sostenidos [por Él], porque ellos también están
destinados renovarse como ella [la luna], y a glorificar a su Creador por el Nombre de la
gloria de Su reinado. Bendito eres Tú, Dios, que renueva los meses.”
La razón de esta diferencia es que la luna representa al pueblo judío, que crece y decae
como ella. Y como dice la bendición: “Porque ellos [el pueblo judío] también están
destinados a ser renovados como ella [la luna]”. Pero el sol representa a las naciones del
mundo, y específicamente es considerado un objeto de idolatría, por cuya razón su
calendario (particularmente el cristiano) está basado en su movimiento. De hecho, hay
sabios que opinan5 que está prohibido decir una bendición sobre el sol, porque da la
apariencia de conducirse como las falsas religiones. Como se sabe, el error de la
idolatría es que se le pide al instrumento en vez de al artesano.
Consagración de la Naturaleza
Con esto en mente, el significado de la bendición del sol adquiere una nueva dimensión.
Al describir a Dios como El que “renueva las obras de la creación”, estamos
proclamando que el sol es como todo en la naturaleza y como todas sus las leyes, que
todo es recreado a cada momento de nuevo por la voluntad de Dios y todo está
gobernado únicamente por Él. Al recitar la bendición en el momento (teórico6) de la
creación del sol, estamos reclamando efectivamente el dominio sobre el sol como una
parte más de las creaciones de Dios, consagrado (separado para lo sagrado) a través de
nuestro servicio.
En el contexto de la bendición del sol, el verso que mejor describe esta transferencia del
dominio sobre el significado y el propósito de la naturaleza es: 7
“el poder de Sus acciones ha declarado a Su pueblo,
para darle la herencia de las naciones”.
En hebreo, la guematria de la primera palabra de este verso “el poder” ( ‫ כח‬, coaj) es 28,
aludiendo a los 28 años del ciclo del sol, al final del cual vuelve a estar en su ubicación
inicial en el cielo. Más aun, el valor del verso completo:
‫כח מעשיו הגיד לעמו לתת להם נחלת גוים‬
Coaj maasav haguid leamó latet lahem najalat goim
es 2074, que es la guematria de las palabras de la bendición del sol, 1709: “que realiza
la obra de la creación”, osé maasé Bereshit, más 365, los días del año solar! El elevar la
“herencia de las naciones” a la santidad es lo que está descripto en Cabalá como la
elevación de las chispas sagradas atrapadas en la realidad mundana.
La Elevación Final de las Chispas
Este verso se conecta con nuestra observación de que la bendición del sol es recitada
una vez que se incluyen las cuatro partes del pueblo judío, como dijimos arriba.
Específicamente, después del cuarto ciclo de 7 años, que corresponde a “los
extranjeros”, es decir a los conversos al judaísmo.8 Los conversos y los justos gentiles
que se han asociado al pueblo judío en el servicio a Dios, son las chispas sagradas por
excelencia que han encontrado su camino de retorno al Todopoderoso.9 Como dicen los
sabios: “El pueblo judío fueron enviados al exilio con el sólo propósito de recibir a los
conversos”.10
Como se dijo, recitamos la bendición cada 28 años, cuando el sol retorna a la ubicación
en la cual fue creado. Esto representa el estado prístino del sol antes de las naciones del
mundo lo transformen en un objeto de idolatría. Como explica Maimónides,11 la
idolatría empieza por la adoración del sol (y los planetas). Para convertirse en el primer
creyente en el Dios Uno, Abraham tuvo primero que rechazar la adoración del sol (y
luego de la luna, etc.). El valor numérico de las letras iniciales de las palabras “herencia
de las naciones”, ‫נ חלת ג וים‬ , najalat goim, es igual a “sol”, ‫חמה‬ , jamá.
Entonces, la mejor forma de transferir la herencia de las naciones del mundo al pueblo
judío es a través de nuestra capacidad de incluir al sol y recitar dentro de nuestro
servicio una bendición a Dios por su creación. Al contrario de su asociación tradicional
con un objeto de idolatría, nuestra habilidad de recitar una bendición por el sol
representa la mayor victoria sobre las falsas religiones del mundo. A través de ella
liberamos todas las chispas sagradas de su esclavitud y nos brinda una oportunidad
única de completar el servicio de purificación ( ‫עבודת הבירורים‬ , avodat habirurim)
acompañándonos a una nueva era en la cual nuestro único propósito será conocer a Dios
a través del estudio de la Torá, una forma de servicio espiritual conocida como el
servicio de la unificación ( ‫היחודים‬ ‫עבודת‬ , avodat haijudim).
Luces del Caos en Recipientes Rectificados
En nuestra generación, el Rebe de Lubavitch12 enseñó que para que podamos cumplir
con nuestra parte en traer la redención al mundo, debemos capturar las grandes luces del
caos y colocarlas en recipientes maduros de rectificación. Esta descripción está basada
en reconocer que las tremendas luces del caos, como las chispas sagradas (que cayeron
del Mundo del Caos) son súper energéticas y sólo ellas pueden abastecer la energía
suficiente para producir el cambio necesario para llegar a la era Mesiánica. Pero
justamente por su origen no rectificado (es decir, su alto contenido energético), esas
luces/chispas necesitan ser presentadas y utilizadas de una manera normal y aceptable
(es decir, dentro de recipientes de rectificación).
Las luces del caos son asociadas con Esav, el hermano mayor de Iaakov. Dice la Torá
acerca de él: “El primero en salir, fue rojo…”13 Específicamente en el mes de Nisán,
que es llamado “el primer mes”14 se nos brinda el poder de lograr esta directiva –
enjaezar las luces del caos dentro de recipientes/acciones dirigidas a servir a Dios y traer
al Mashíaj. En la Biblia, el Mashíaj está comparado con una planta15 que en la
primavera, el mes de Nisán, retoña y crece nuevamente.
Los sabios describen la historia del mundo dividiéndola en 3 períodos de 2.000 años
cada uno. Los primeros 2.000 son descritos como los años del caos, el segundo período
los años de la Torá y el último la era del Mashíaj. Esto significa que en estos 2.000 años
últimos se nos otorgó el poder de llevar al mundo a la época de la redención y la paz.
Entonces, la era mesiánica llega cuando logramos controlar la tremenda energía creativa
de los primeros 2.000 años del caos, poniéndole el arnés de las vestimentas placenteras
y pacíficas16 de la Torá.
La Bendición y el Reinado
La bendición del sol está asociada intrínsecamente con el oficio del rey judío, una
conexión que puede ser reconocida a partir de los siguientes puntos:
El tremendo potencial y la energía que se encuentra en las luces del caos, que la
bendición del sol tiene el poder de rectificar y poner bajo el dominio de la Torá,
proviene de la corona, que es la realidad más allá de nuestro entendimiento y
conocimiento. A diferencia de las otras sefirot, la de la corona tiene mucha luz pero
pocos recipientes. El propósito final de las luces de la corona se logra con el precepto de
designar un rey. Buscar y designar a un rey, un individuo ejemplar que pueda liderar
verdaderamente al pueblo judío, es quizás la tarea más difícil (y más necesaria) a la que
nos enfrentamos hoy en día.
En una realidad tan llena de políticos abusivos y auto engrandecidos que persiguen sus
propios intereses mezquinos, es difícil de creer que existe un tipo de líder diferente, que
puede decir como el rey David: “soy insignificante a mis ojos” y cuyo único propósito
es el de servir al Todopoderoso. Como Eisav, el rey David era de una complexión
rubicunda y por eso ilustraba físicamente cómo las luces del caos pueden estar
contenidas en recipientes rectificados.
Como dijimos, la bendición del sol es recitada cada cuatro ciclos de Hakhel,
fortaleciendo su conexión con la parte cuarta del pueblo judío, los conversos. El
precepto de Hakhel, de congregar al pueblo judío entero, hombres, mujeres, niños y
conversos, requiere que el rey lea de la Torá ante la congregación.17 Por cierto, el
propio rey David, que está destinado a ser el Mashíaj, fue el bisnieto de Rut, la princesa
moabita que se convirtió al judaísmo. Rut es considerada la madre de todos los justos
conversos y los sabios aprenden de ella muchas leyes de la conversión.
La conexión entre la bendición del sol y la designación de un rey judío se hace más
profunda cuando recordamos que el mes de Nisán es también el mes del Año Nuevo de
los Reyes Judíos.18 En la relación entre el pueblo y el rey, que es verdadero el líder, el
pueblo simboliza la luna que recibe su luz del sol, simbolizado por el rey. Entonces, la
intención más profunda que tenemos que meditar al bendecir por el sol esta semana es
que tengamos el mérito de ver el cumplimiento de la profecía: “Y entonces, el pueblo
judío volverá a buscar a Dios su Dios y a David, su rey”.19
La demanda existencial y el nombramiento de un rey, de un verdadero líder judío,
representa las luces del caos, mientras que la reunión de las muchas facetas de nuestro
pueblo, ya sea para el precepto de Hakhel o de la bendición del sol, representa a los
recipientes rectificados. Cuando el rey nos lidera leyendo de la Torá el Libro de
Deuteronomio en Hakhel o recitando la bendición del sol, esto representa a las luces del
caos dentro de recipientes rectificados.
Finalizamos con una bendición para que este año, cuando recitemos la bendición del sol
la víspera de Pesaj, la festividad de nuestra libertad, tengamos el mérito de ver a los
sabios vueltos a la vida diciendo que el “rostro de Moshé se parece al sol”20 de quien
también dijeron: “él es el primer redentor, él es el redentor final”.21 De esta manera, la
extensión de Moshé Rabeinu dentro de nuestra generación, encarnado por el líder
actual, también se asemeja al sol.
Junto con la bendición del sol, se acostumbra agregar la bendición del tiempo, conocida
como “shehejeianu”:
“Bendito eres Tu, Dios nuestro Dios, Rey del universo, que nos ha dado la vida, nos ha
mantenido y nos ha permitido llegar a esta ocasión.”
Que se recita para expresar nuestra gran alegría por habernos otorgado la oportunidad
de atestiguar y tomar parte de esta rara ocasión. Además, para poder cumplir con todos
los requerimientos, es una costumbre vestir una vestimenta importante nueva, o colocar
frente nuestro un fruto nuevo que habremos de comer, y tenerlo en mente cuando
recitamos la bendición. Pero por sobre todas las cosas, qué maravilloso sería si la
bendición del tiempo también incluya la ocasión trascendental de ver el rostro del
Mashíaj, el rey y redentor de Israel.
Que aparezca inmediatamente, a tiempo para bendecir al sol, y entonces bendeciremos
realmente a Dios por que “nos ha dado la vida, nos ha mantenido y nos ha permitido
llegar a esta ocasión”.
Pesaj Kasher Vesameaj
Harav Itzjak Ginsburgh

1 En hebreo, hay tres sinónimos para el sol: ‫ שמש‬, shemesh , ‫ חמה‬, jamá , y ‫ חרס‬, jeres
(ver Rashi en Jueces 24:30). Como se explica en otro lugar, estos tres sinónimos
corresponden al sol tal como aparece en los tres Mundos inferiores de Creación,
Formación y Acción, respectivamente.
2 Deuteronomio 31:10-12.
3 Ver Ibn Ezra sobre Deuteronomio 31:12..
4 Salmos 84:12. La correspondencia entre el sol y su escudo y los dos Nombres Havaiá
y Elokim es tratado en extenso en nuestro próximo libro sobre la fotosíntesis.
5 Rabí Iehuda en el ToseftaBerajot 6:6
6 Explicaremos esto en un artículo sobre los cálculos astronómicos acerca del momento
adecuado para realizar las bendiciones.
7 Salmos 111:6.
8 O como ya vimos, los justos gentiles, que recibieron el estatus de residentes
extranjeros en la Tierra de Israel.
9 Como veremos en otro artículo sobre este tópico, la cuenta del ciclo de 28 años
comienza desde el primer año de la creación, que incluye (en el reino revelado) sólo 5
días, desde el 25 hasta el 29 de Elul. Ese año es llamado el Año del Caos ( ‫ שנת תהו‬,
Shanat Tohu) y está asociado con el Mundo del Caos, de donde cayeron las chispas
sagradas al mundo material.
10Pesajim 87b.
11HiljotAvodáZará 1:1.
12 El Rebe de Lubavitch introdujo esta terminología y la confió a nosotros el 28 de
Nisán de 5751, aludiendo nuevamente a “poder” (coaj) que equivale a 28 y aparece en
el verso “El poder de Sus acciones ha hablado a Su pueblo, para darle la herencia de las
naciones”.
13 Génesis 25:25. El color rojo simboliza el ardor de la sangre deseosa, la energía del
alma animal. Aunque este deseo lleva en general a acciones negativas, tiene el potencial
de ser utilizado también de una manera positiva.
14 Éxodo 12:2
15 Zejariá 6:12. Ver en extenso en el próximo libro de fotosíntesis.
16 Como lo declara el verso: “Sus senderos [de la Torá] son placenteros y todos sus
caminos son paz”. Proverbios 3:17.
17 Ver en extenso en la conferencia del 24 de Tevet 5769.
18 Ver también nuestro artículo sobre el año Nuevo de los Reyes.
19 Hoshea 3:5.
20Bava Batra 75a
21MidrashShmuel 14.
Birkat Hajamá [La bendición del Sol]

Extraído de Nosotros y el tiempo. Por el Rab Eliahu Kitov

Birkat HaJamá puede ser recitado únicamente en Nisán; sin embargo, no se recita todos los
años, sino cada veintiocho años, al comienzo del nuevo ciclo solar, la tekufá [como
explicaremos más adelante].
Nuestro Sabios enseñaron: «Quien ve el sol en [el comienzo de] su ciclo, la luna en su
esplendor, los astros en sus órbitas, y las constelaciones en su respectivo orden, debe decir:
Bendito Quien restablece la obra de la Creación. ¿Y cuándo [se encuentra el sol en el
comienzo de su ciclo]? Abaié dijo: cada 28 años» (Talmud, Berajot 59b).

Sin embargo, hoy en día acostumbramos a recitar esta brajá solamente cuando el sol comienza
su nuevo ciclo y no en los demás casos, puesto que su ciclo es fijo y puede ser conocido por
cualquier persona, mientras que los movimientos de la luna, los astros y las constelaciones los
conocen sólo los expertos y no el común de la gente.
Maimónides escribe (Leyes de Berajot 10:18): «Cuando el sol se encuentra en su tekufá en
Nisán, al comienzo del ciclo de veintiocho años -y ésta ocurre al comienzo de la noche del
martes-, al ver el sol en la mañana del miércoles se debe recitar la siguiente bendición: Bendito
eres Tú, Di-s nuestro Señor, Rey del universo, que restablece la obra de la Creación».
Esta brajá debe ser dicha luego de que el sol ha salido y puede divisarse su disco completo,
mas no cuando sus rayos apenas comienzan a despuntar sobre el horizonte.
El tiempo para el recitado de esta bendición se extiende hasta la tercera hora del día. Sin
embargo, si uno no pudo recitarla en ese lapso, puede hacerlo hasta el mediodía. No obstante,
algunas autoridades sostienen que sólo puede ser recitada hasta la tercera hora, y pasado este
tiempo se debe decir únicamente: «Bendito Quien restablece la obra de la Creación»
[omitiendo el Nombre y Reinado de Di-s].

Si el sol se encuentra oculto por nubes existe discrepancia de opiniones entre las autoridades
rabínicas respecto de si se debe recitar la brajá o no. De acuerdo al Jatám Sofer, si puede
observarse el rastro del sol entre las nubes se debe decir la bendición completa, pero si no se
ve en absoluto, no se recita.
Preferiblemente esta bendición debe ser recitada junto a la mayor cantidad de personas
posible. Pero si se teme que por esperar a que se congreguen las personas el sol pueda verse
ocultado por las nubes, debe recitarse en forma individual.

Las mujeres no recitan esta brajá. Algunos Sabios explican que ello se debe a que en la época
del Profeta Jeremías las mujeres solían ofrecer incienso al «rey de los cielos» y de recitar ellas
esta bendición podría parecer que también en el presente continúan con la práctica de rendir
homenaje al sol.
En la noche anterior se acostumbra hacer un anuncio público recordando a la gente que debe
levantarse temprano para orar con el amanecer –vatikín– y recitar Birkat HaJamá. Una vez
culminada la plegaria de Shajarit, la congregación toda sale al aire libre y recita esta bendición
con gran alegría y júbilo. La misma se acompaña con salmos y poemas litúrgicos que se recitan
antes y después, y el servicio se completa recitando una plegaria especial de agradecimiento a
Di-s por habernos dado vida.
El ciclo solar
Aunque comúnmente se dice que desde nuestro sitio de observación, la Tierra, el sol «sale»
por el este y «se pone» por el oeste, todo aquel que haya observado realmente la salida y
puesta del sol sabe que estos lugares varían de acuerdo a la época del año. En tekufat
Tamuz  [el solsticio de verano], la salida y puesta del sol se encuentran en su punto norte
máximo (trópico de Cáncer); desde tekufat Tamuz hasta tekufat Tevet [el solsticio de invierno],
el sol sale y se pone un poco más hacia el sur (trópico de Capricornio) cada día; mientras que
desde tekufat Tevet  hasta tekufat Tamuz la salida y puesta del sol se mueven hacia el norte. El
punto medio del trayecto del sol hacia el sur es tekufat Tishrei [el equinoccio de otoño], y el
punto medio de su trayecto hacia el norte es tekufat Nisán  [el equinoccio de primavera]. El
intervalo entre una fase de este ciclo y la fase correspondiente del siguiente -por ejemplo, entre
una tekufat Nisán  y la próxima- constituye, por supuesto, el año solar de [aproximadamente]
365 días y 6 horas, que representan 52 semanas completas, y un día y cuarto adicional.
Debido al día y cuarto adicional, el momento de las tekufot se modifica de año en año. Por
ejemplo, si en un año determinado tekufat Nisán  -no el día entero del equinoccio, sino el
momento exacto en que el sol se encuentra en el medio de su trayectoria hacia el norte- tiene
lugar al mediodía del domingo, al año siguiente ello ocurrirá a las 6 de la tarde del lunes, y al
siguiente en la medianoche del martes, y así sucesivamente. Si cada año tenemos un sobrante
de 30 horas (1 día y 6 horas) es fácil calcular que luego de 28 años, las tekufot  habrán
avanzado exactamente 35 días (28 años x 30 horas [= 840 horas] / 24 = 35), es decir, cinco
semanas completas, y tendrán lugar a la misma hora y día de la semana que en el primer año.
En el Talmud (Rosh HaShaná 10b) existe una controversia respecto de si la Creación ocurrió
en el mes de Nisán o en el de Tishrei, y la halajá de recitar la bendición del sol en Nisán se
basa en la opinión de Rabí Iehoshúa, quien sostiene que la Creación tuvo lugar en Nisán. Sin
embargo, todos los Sabios concuerdan en que el sol fue colocado en el firmamento, durante el
Génesis, en la primera hora de la noche del cuarto día de la semana [martes por la noche] y no
brilló sobre la Tierra de Israel sino luego de 12 horas, al comenzar el período diurno del
miércoles. Según Rabí Iehoshúa, esa fue la primera tekufat Nisán; de modo que cada 28 años
a partir de entonces, en la primera hora de la noche del miércoles [que en la tradición judía
precede al día miércoles] el sol se encuentra exactamente en el mismo lugar en que fue
colocado al ser creado, desde donde vuelve a comenzar un nuevo ciclo, y como brilló sobre la
Tierra de Israel recién 12 horas más tarde, en la mañana del miércoles, es entonces cuando
recitamos su bendición –Birkat HaJamá-.
El comienzo del ciclo solar siempre tiene lugar en el mes de Nisán, y en el mismo día de la
semana [martes por la noche], aunque no siempre en el mismo día del mes. A veces ocurre al
principio del mes, otras en la mitad, y otras hacia el final del mes. Sólo una vez cada 541 años
el ciclo comienza en el mismo día del mes tal como ocurrió en la Creación. Sin embargo, este
hecho no es relevante para la recitación del Birkat HaJamá, pues el cálculo de los días del mes
depende únicamente [del ciclo] de la luna, mientras que el sol sólo determina las horas, los días
y los años. Por lo tanto, una vez transcurridos 28 años, ha comenzado un nuevo ciclo solar, y
es nuestro deber alabar al Creador como si hoy mismo lo hubiera creado.
El año hebreo 5769 (2009) marcará la finalización de 206 ciclos solares, y en el mes de Nisán
de ese año tendremos una vez más el privilegio de recitar esta bendición. Aunque 206 veces
28 es igual a 5768, nuestros Sabios explicaron que el orden natural del mundo fue suspendido
durante el año en que tuvo lugar el Diluvio.

Rab Eliahu Kitov

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