ÉRIC LAURENT - El Nombre y La Causa
ÉRIC LAURENT - El Nombre y La Causa
ÉRIC LAURENT - El Nombre y La Causa
El nombre y la causa
Editora
Mariana Gómez
Comité editorial
Alejandro Willington
Perla Drechsler
Eugenia Destefanis
Florencia Mina
Victoria Tomasetti
Diseño
Gonzalo Zabala
Laurent, Eric
El nombre y la causa / Eric Laurent ; editado por Mariana Gómez. - 1a ed. - Córdoba: IIPsi -
Instituto de Investigaciones Psicológicas [CONICET y UNC], 2020.
ISBN 978-987-47803-0-0
CDD 150.195
11
En una época en donde impera la urgencia, la evaluación,
la lógica del mercado, el empuje a la felicidad, que esta
universidad le entregue tal reconocimiento a un referente
fundamental de una teoría y una práctica que se sostiene en la
pregunta, en la reflexión, en el respeto por la singularidad y el
deseo subjetivo, como es el Psicoanálisis, no resulta menos que
conmovedor.
12
prójimo.”2 Por eso se trata, según su perspectiva, no solamente
de una política de los derechos, sino además de una política
del síntoma: “la orientación por el síntoma permite proponer
un modo de goce suficientemente fuera del cuerpo para no
identificarse en un repliegue comunitario y narcisista.”3
3 Ibídem.
13
El Dr. Laurent ha obtenido los títulos académicos de
Master en Psicología por la Universidad de París VII, Diploma
en Estudios Avanzados del Campo Freudiano y el Doctorado de
Postgrado del Departamento de Psicoanálisis, París VIII, entre
otros.
14
Psicoanalíticas Internacionales Jacques Lacan”, organizadas
por el Ateneo Psicoanalítico, o el Seminario Preparatorio para
las Jornadas de la Fundación del Campo Freudiano en 1987.
Finalmente, su intervención sobre la dirección de la cura en el
Colegio Freudiano de Córdoba, en 1992. Estaban allí algunos
de los colegas que hoy se encuentran en esta sala. Ese primer
tiempo del psicoanálisis en Córdoba.
15
me enseñó sobre la pasión, su pasión por la formación de los
analistas, su detenimiento para darle a cada uno un lugar y un
tiempo de escucha, el necesario para la transferencia de trabajo,
que es lo que sostiene y hace perdurar una Escuela de analistas.
16
Esta Universidad tiene una marca singular. La marca del
reforma de 1918. A partir de ese momento, un nuevo discurso
logró subvertir el anterior: clerical, dogmático y segregatorio.
Hoy esta Universidad le entrega el título máximo a un referente
de una teoría y una clínica que se reconoce como capaz de
subvertir lo que está fijo, lo que no funciona. Lo que se repite
sin fin. La teoría psicoanalítica, iniciada por Freud, continuada
por Lacan y elucidada por Miller.
17
Conferencia
El nombre y la causa
Éric Laurent
19
Sé también que recibir un honor implica agradecer. Por
lo tanto agradeceré, además de a la Dra. Mariana Gómez, a las
autoridades universitarias que me han atribuido este título. Al Dr.
Pedro Yanzi Ferreira, Vicerrector de la Universidad Nacional de
Córdoba; a la Mgter. Patricia Altamirano, Decana de la Facultad
de Psicología; al Honorable Consejo Superior de la Universidad
Nacional de Córdoba, al Honorable Consejo Directivo de la
Facultad de Psicología.
20
de quien firma los textos merecen el nombre de autor? Todas
las producciones discursivas que pude firmar se inscriben,
en efecto, en el marco de un discurso que los engloba, el del
psicoanálisis.
8 Ibíd., p. 336
21
“fundadores de discursividad” tienen una doble particularidad.
Por un lado, “establecieron una posibilidad indefinida de
discurso” y, contrariamente a lo que ocurre en la ciencia, el acto
de instauración no puede olvidarse. Por otra parte, se “encuentra
como una necesidad inevitable, en esas discursividades, la
exigencia de un retorno al origen”.9 Esta necesidad no se refiere
a una disparidad en la exactitud entre el momento fundacional
y el momento actual, sino a la verdad de la brecha existente,
en el origen fundacional del discurso, con los otros discursos
establecidos. Restaurar esa brecha en otro momento requiere de
la invención de conceptos nuevos. Se trata, por lo tanto, de otra
cosa que de la fidelidad. Lacan, presente en aquella conferencia
y recordando de qué modo él había promovido el “retorno a
Freud”, no veía nada que objetar a la presentación de Foucault,
salvo la de agregar su nombre propio a las consideraciones
generales.
9 Ibíd., p.347
22
inscribo en lo que fue no el “retorno a Lacan” sino lo que resultó
ser el “comentario razonado”, como el índice de los Escritos,
cuya redacción emprendió J.-A. Miller en 1974 en Vincennes.
Continuando con ese trabajo, luego de la muerte del maestro,
J.-A. Miller definió así una “orientación lacaniana” haciendo
aparecer el “Otro Lacan” que había sido opacado por el triunfo
de la primera enseñanza de Lacan. Este oscurecimiento permitía
a algunos dejar de lado las consecuencias de aquello que Lacan
había llamado “su invención” en el psicoanálisis, el objeto (a),
y las de todos los desarrollos en relación al goce haciendo una
profunda revisión de la herencia freudiana de la libido y del
más allá del principio del placer.
23
e incluso con frecuencia rechazada. Como dice muy bien
la profesora Mariana Gómez en un texto que conmemora el
aniversario de la Reforma Universitaria de 1918 en Córdoba:
“La Universidad reformada ha subvertido el discurso del amo
de ayer, pero sigue enlazada al de hoy que, como sabemos, se
sostiene en una ideología de la evaluación, de la estadística y
de la evidencia objetiva. Por eso, es que el psicoanálisis molesta
allí, conmueve defensas y toca un real. Como lo dijo Jacques-
Alain Miller, la Universidad solo acoge a los saberes que el amo
permite y es por ello que el psicoanálisis puede generar rechazo
por su orientación hacia lo no reglamentado”10.
10 Gómez M., (2018) “La reforma universitaria de 1918, sobre la subversión
de un discurso y los ‘dolores que quedan’”, en Revista Enlaces. Psicoanálisis y
Cultura N° 24, Instituto Clínico de Buenos Aires, octubre 2018.
24
países vienen a formarse aquí y cuán felices son de hacerlo.
Los estudiantes y los profesores circulan entre Córdoba, Buenos
Aires y París. Y que un estudiante de Córdoba llegue a ser
profesor en París no sorprende a nadie. Esta vez, el viaje se hace
en sentido inverso.
25
Este uso del cero de posición, el cipher, del árabe sifr,
adaptado del hindú sunya (vacío) traducido por cifra, para
multiplicar el Uno, es muy oportuno para abordar la cuestión
del nombre y del lugar que éste recubre. Pero es necesario
todavía, para verdaderamente hacer infinito el agradecimiento,
no multiplicarlo por el cero, sino dividirlo, puesto que el
matemático hindú Bhaskara ha establecido desde el siglo XII
que 1/0 = infinito. En esta multiplicación del agradecimiento
que pone en valor Shakespeare, se revela algo de la naturaleza
del gracias que Jacques-Alain Miller había despejado en su
discurso de Honoris Causa: “Gracias, para decirlo tan solo lo
suficiente, hay que decirlo varias veces. Incluso con variaciones.
Hay una cierta desproporción entre la significación como
producto finito, que no admite nada más que ‘gracias’, y la
cantidad de significantes que hay que tomar y encadenar para
que esta significación se produzca efectivamente”11.
26
interrogar, desplazar, del lazo del nombre y de la causa, aislando
a través de su operación, lo que causa para cada sujeto.
27
Para Freud, la interpretación es actualización y traducción
de nominaciones que el inconsciente efectúa. Sin embargo, él
distingue detenidamente el nivel de la traducción del nivel de
la significación y el uso. Una vez hecha la traducción, queda
por saber el lugar y la función que tiene este enunciado en
el discurso del sujeto. “La interpretación de un sueño se
descompone en dos fases, su traducción y su apreciación o
valoración [...]. Es como cuando se está frente a un capítulo de
un autor en lengua extranjera, por ejemplo Tito-Livio; primero
uno quiere saber lo que Tito-Livio cuenta en ese capítulo, y sólo
después viene el examen para averiguar si lo leído es un informe
histórico o una leyenda o una digresión del autor”13. Freud nota
que la dificultad reside en el uso que es posible hacer de la
interpretación. Este uso prohíbe hacer conclusiones generales,
o sea, automatizar la traducción.14 La lectura del inconsciente,
y de las nominaciones que opera, presenta muchas paradojas.
Siempre hay que rehacerla y el texto del inconsciente, durante
la experiencia analítica, no cesa de deformarse de un modo
constante. Las lecturas son múltiples y siempre renovadas en
función de los diferentes lugares ocupados por el sujeto, que
puede hacer del mismo texto digresión, luego leyenda, como lo
dice Freud, para llegar al relato fantasmático y a la historia de
un encuentro fallido con el goce.
14 Ibid., p. 115 “no es sencillo pronunciar decisiones universales acerca del
valor de sueños rectamente traducidos”.
28
propios particulares, “significantes amos” dirá Lacan, que
se apoderaron del destino del sujeto sucesivamente, hasta el
momento en que surge un nombre que no es amo de nadie,
un nombre paradójico, un nombre del encuentro fallido. El
“texto” debe entonces estar provisto de una topología que
autorice la constante deformación, y que permita la renovación
de la interpretación. Una significación no remite más que a
otra significación, la palabra no remite a la cosa.15 El efecto
de significación se produce a través del deslizamiento de
significantes, anterior a todo confinamiento de la significación.16
15 Lacan J., (1984) “La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde
Freud” en Escritos 1. Buenos Aires: Siglo veintiuno, p.477
16 Ibíd
17 .Lacan J., (2016) “Hacia un significante nuevo”, texto establecido por J.-A.
Miller, Revista Lacaniana XXV, Buenos Aires: EOL, p.19
29
Lacan sitúa, por lo tanto, en el origen del inconsciente una
metáfora fundamental y no una designación, que permanece
imposible. La metáfora hace fracasar la nominación, remite
siempre al deslizamiento de una nominación por venir en una
metonimia siempre renovada. El inconsciente utiliza los tropos.
Sin embargo, no se trata de creación artística o poética: no se
trata de arte sino de razones.19
19 Lacan, J. (2012) “Radiofonía” en Otros Escritos, Buenos Aires: Paidós, p.440
21 Según la ortografía poética de Francis Ponge que Lacan toma para su uso. [N.
de la T.: el vocablo réson cruza razón ( raison) y resonar (résonner)]
30
las homofoniza, las hace equívocas de un modo cada vez más
particular. Luego de escuchar a un sujeto durante un tiempo, es
posible lograr discernir hasta qué punto cada uno de nosotros
no habla la lengua común, el francés, el castellano, el inglés, etc.
Habla en su lengua, aquella con la que se las arregla, inventando
un modo particular de hacer escuchar su dolor singular de existir
y las modalidades en las que el encuentro fallido con el goce
se manifestó para él. Una vez atravesadas las identificaciones,
lo que se revela es una relación del sujeto purificada, separada
de sus identificaciones con un uso fundamental del fantasma,
concebido como programa de goce, en un encuentro marcado
siempre por el goce como causa.
31
las nominaciones fallidas de sus encuentros contingentes con el
goce. Ciertamente, Joyce ha, aparentemente, logrado disponer
la cosa en círculo. Finnegans Wake se abre y se cierra con
“riverrun”22, pero no hay que engañarse, se trata de un esfuerzo
constante, que no cesa. Joyce-el-Síntoma es el tipo de nombre
que un sujeto en análisis puede terminar por encontrar. Su
nombre propio, se complementa precisamente con el esfuerzo
que no cesa de identificarse con su síntoma. Es otro nombre de
su causa. Despejar esta causa se acompaña también de un adiós
al amor de las idealizaciones que la velaban o la recubrían,
verdadero velo de Maia. El saber obtenido en la experiencia
analítica del lazo entre el nombre y la causa de goce repercute
sobre los personajes clave del drama subjetivo de cada uno y de
los nombres que ellos portan. Ya no es posible considerarlos a
partir del ideal sino a partir del goce particular que lo causa. Y
esto vale especialmente para el Nombre de Padre, el Nombre
de Madre, que son más que nombres comunes, más allá de sus
nombres propios.
El Nombre-de-Padre y su causa
32
padre porque el niño contemporáneo se confronta con formas
precoces de goce adictivo. El niño se confronta con aquello que
no cesa de repetirse tanto desde la vertiente de lo demasiado
pleno como desde la del vacío, con aquello que involucra a
los circuitos pulsionales: el oral (anorexia, bulimia, junk-food,
sustancias), el anal (retención/expulsión, agresividad), el
escópico (video-juegos y pantallas) y el invocante (intolerancias
a los mandamientos de la ley). Añadamos la clínica ligada a la
imposibilidad de habitar un cuerpo y de fijarlo a una imagen.
Agreguemos también la imposibilidad de habitar un sexo
que convenga al género asignado. Estos síntomas involucran
directamente al goce y forman una serie difícil de considerar
como neurótica, sin por ello poder ser calificada de psicótica.
33
se hace, por lo tanto, al padre del amor, clave de todas las otras.
Lacan procede por reducción, despejando la causa de goce de
un padre. Es decir la mujer de cuyos hijos él se ocupará. El padre
no se define más a partir del ideal sino a partir de su goce, su
père-version:23 “Poco importa que él tenga síntomas, si añade a
ellos el de la père-version paterna, es decir que su causa sea una
mujer, que esté por él para hacerle hijos, y que a éstos, lo quiera
o no, les brinde un cuidado paternal”.24
23 [N. de la T.: père -version, literalmente padre-versión, término que Lacan
acuña, homofónico al de perversión].
24 Lacan, J. El seminario, libro 22, “RSI”, clase del 21 de enero 1975, Ornicar? n°3
París, mayo 1975, p.107 texto establecido por J.-A. Miller, en castellano inédito.
[N. de la T.: Tomo aquí la traducción gentilmente sugerida por Antoni Vicens,
a quien agradezco]
25 Ibíd.
34
del síntoma, de la particularidad de su goce.26 Si cada padre
ordinario se tomase por Dios, por el guardián de los ideales,
o por el padre de la norma ideal, es entonces allí donde se
produce el efecto psicotizante.27 Ese padre no garantiza el
acceso al goce, como el padre-Dios del modelo freudiano, que
lo hacía para todas las mujeres. Es por ello que Lacan insiste en
el “sin garantía” del que se trata ahora de hacerse de una mujer,
la causa de la perversión paterna. A través de esta demostración
particular el padre puede dar al sujeto un acceso al real del goce
en juego.
26 Miller, J.-A. El Uno solo, clase del 6 abril de 2011, inédito.
27 Lacan J., El seminario, libro 22, “RSI”, clase del 21 de enero 1975, Ornicar?
n°3 París, mayo de 1975, texto establecido por J.-A. Miller. p.107.
28 Lacan J., (2012) El seminario, libro 19,...o peor. Buenos Aires: Paidós, p.204
35
es obligatorio que sea el padre carnal, siempre hay uno que
impactará a la familia”.29
29 Lacan, J. Ibíd. [N. de la T.: el término épater significa tanto impresionar,
deslumbrar, impactar, desconcertar, pasmar como así también “tener carisma”,
como lo definió Éric Laurent en la conferencia que impartió en la UBA en el
2018, Los niños de hoy y la parentalidad contemporánea. Epater es homofónico
con el e privativo y el pater de padre en latín].
30 Lacan J., (2012) El seminario, libro 19, ...o peor. Buenos Aires: Paidós, p. 200
36
justa represión es lo opuesto de la prohibición que no hace más
que indicar las vías de la transgresión, otro modo de preservar
el deseo. En la familia contemporánea busquemos aquello
que haga suficientemente oficio de excepción para poder
definir aquello que deslumbra a la familia. Puede ser bajo dos
vertientes, femenina o masculina. A medida que la extensión
del derecho a la paternidad se hace mas allá de los ideales y
de las normas establecidas, y que el derecho a la paternidad
se abre a las comunidades LGBT, por ejemplo, es aún más
importante separar el Nombre-de-padre del amor ideal, de des-
teologizarlo, y de ubicarlo en su causa.
37
viene a encontrarse. Que el sujeto se pierda en la relación sexual
puede relacionarse con uno de los aforismos más conocidos de
Lacan: “La mujer no existe”. No hay una descripción definida de
La mujer que diga qué es una mujer. Lo que sí existe, aquello
que tiene una existencia lógica, son las mujeres, una por una,
en tanto que ellas escapan a la definición común, a un todo. La
madre, en cambio, sí tiene una definición común. Se sabe qué
es, y el amor madre-hijo, especialmente madre-niño, le parecía
a Freud la más incondicional de las relaciones. El otro punto de
anclaje en Freud, sólido en la experiencia analítica, era la libido
masculina, el goce fálico.
38
negativiza y que escapa a la castración.
39
Del lado hombre, el goce fálico auto-erótico se
produce fuera del cuerpo, sobre el órgano fálico. Del otro
lado, la localización distinta del goce femenino se representa
en función del no-todo. El lugar del goce no es el punto de
excepción del cuerpo, se produce en el cuerpo femenino, con
la salvedad de que este cuerpo no constituye una unidad, no
hace de todo. Es la deslocalización del goce femenino cuyas
manifestaciones son múltiples. Es manifiesto que en el goce, el
cuerpo femenino mismo se otrifica. Lacan tiene esta fórmula:
“la mujer es Otro para sí misma”31. La consecuencia es que,
en la relación de pareja, “la mujer es llevada a fetichizarse, a
sintomatizarse y aún a velarse, a enmascararse y a acentuar sus
semblantes”.32 En este punto, tanto Oriente como Occidente,
independientemente de las divergencias en las elecciones del
uso del velo y de lo descubierto, convergen en la acentuación
de todos los fetichismos. Los malls de Dubaï y Abbou Dhabi, la
clientela de firmas de lujo, son un ejemplo de ello. Aunque a las
mujeres les cueste decirlo, este otro goce no deja de estructurar
todo el campo de la sustancia gozante. Es como la materia negra
del universo, es esencial, aun cuando no se sepa bien qué decir
al respecto.
32 Miller, J.-A. (1998) .El hueso de un análisis. Buenos Aires: Tres Haches, p.84
40
Si Lacan pudo decir en Aún “que lo que suple a la relación sexual
es el amor” en el que las mujeres ponen el acento, teniendo un
acceso privilegiado, no se trata, sin embargo, de una receta de
acceso a la felicidad. Esta demanda de amor es una demanda
de que el partenaire les hable y descifre esa parte de enigma
que ella encarna para sí misma. Esta demanda puede cobrar la
forma de una exigencia apremiante con una nota de ilimitación.
Se revela entonces el giro al estrago. Aquí es donde la mujer
se convierte en un síntoma del hombre, parlêtre33 a descifrar,
donde se anudan el goce-sentido y el amor.
33 [N. de la T. parlêtre, término que Lacan acuña formado por parler (hablar)
y être (el ser)]
41
cabo todo tipo de comunidades. Sin embargo, no es menos cierto
que lo que propone el psicoanálisis es una nueva psicología de
las masas. Es posible, despejando el nombre ideal del esfuerzo
de nominación de la causa, transponer a nivel social una
identificación no segregativa. Una identificación que no divida
en bloques separados a la sociedad del individualismo de masas.
Los mejores sociólogos insisten en hablar de multiplicidad en
las identificaciones que no pueden reducirse a una identidad
manipulable. Determinados discursos políticos apuntan por el
contrario a reducir las identificaciones a un rasgo, permitiendo
en última instancia definir dos campos, únicamente dos. Estás
con nosotros o estás en contra.
42
y señores, han hecho de mi nombre un índice de vacío y de
plenitud al mismo tiempo.
Una vez más y por última vez, les estoy muy agradecido.
43
Seminario
Las escrituras del
Inconsciente - La carne
de la interpretación
Presentación a cargo de Eugenia Molina
47
Máster en Psicología de la Universidad de París VII, Doctorado
del Posgrado del Departamento de Psicoanálisis de París VIII,
Profesor del Departamento de Psicoanálisis de la Sección
Clínica de París VIII. Ha ejercido en Sainte-Anne y continúa
ejerciendo como psicoanalista en la ciudad de París.
48
Parte I
Las escrituras del Inconsciente
Éric Laurent
49
partir de examinar las consecuencias de su materialidad como
instrumento de la poética del goce.
50
las particularidades de la relación entre escritura y palabra en
japonés y en chino. Podremos así concluir sobre la experiencia
de la literalidad en la sesión y la interpretación analítica,
que ponen de relieve la dimensión de “lo que no cesa de no
escribirse”.
El inconsciente y la letra
51
Cada uno de estos términos elegidos por Lacan para
definir la letra -soporte material, discurso concreto, lenguaje-,
tendrán acepciones diversas a lo largo de su enseñanza. Pero,
subrayamos de entrada, algunas propiedades que esto enfatiza.
52
proverbiales de “Árbol” nos son evocados. Si un sujeto en
análisis sueña con un árbol, en un primer momento del análisis
podría reenviarlo al amor por la naturaleza, lo cual resulta
tranquilizador para el soñante. Luego, en el curso del análisis,
a medida que las represiones se levantan, podemos descubrir
que ese amor por la naturaleza viene a velar el recuerdo de
momentos que conciernen al sujeto, a la manera del barón
rampante de Italo Calvino, quien se refugia en los árboles
para huir de lo insoportable de las depresiones maternas y de
la impotencia del padre para hacerle frente. Un árbol puede
esconder otro. Un árbol, curiosamente asignado por su nombre
aprendido en un sueño, puede encontrarse en otro momento
del análisis su nombre vulgar de “árbol triste” cuando el sujeto
finalmente se aproxima a experiencias de desconcierto que lo
reencuentran con este afecto.
53
lenguaje otro, otro de la lengua común, sino más bien como
hiancia y ruptura en el discurso concreto. Lacan también va a
oponer el lenguaje concreto a las tentativas de sus alumnos que,
en algunos momentos, trataban de esencializar el inconsciente
como metalenguaje. Lo dice él, “el lenguaje es la lengua y hay
una sola clase de lengua: la lengua concreta —el inglés o el
francés por caso— que la gente habla. Lo primero que se puede
decir en este contexto es que no existe un metalenguaje.”42. Así,
ni una lengua esencializada otra, ni un metalenguaje que podría,
por ejemplo, definir una técnica de interpretación.
42 Lacan, J. (1966 [2017]). “De la estructura como inmixión de una alteridad
previa a un sujeto cualquiera. Conferencia de Baltimore”, en El Psicoanálisis, nº
30/31, Revista de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis del Campo Freudiano,
octubre 2017.
44 Ibid.
54
Metáfora y metonimia, hermanas del goce
45 Lacan, J. (1970 [2012]). “Radiofonía” en Otros escritos. Buenos Aires: Paidós.
p. 439.
55
sirve de la estructura de la lengua para escabullirse entre líneas.
El inconsciente no es poeta, no hace arte, el inconsciente hace
escuchar su razón. “En lugar del arte poético, lo que operan
aquí son razones”46. La razón del inconsciente es el goce. Sea
lo que Freud diría, goce fálico, sea el goce generalizado por la
castración, o los goces en su conjunto incluyendo los objetos
pulsionales, quedando más allá el Otro goce.
48 Starobinski, J. (1966). Les Mots sous les mots: Les anagrammes de Ferdinand
de Saussure. París: Gallimard. La traducción es nuestra.
50 Starobinski, J. (1966). Les Mots sous les mots: Les anagrammes de Ferdinand
de Saussure. París: Gallimard. p. 79.
56
investigaciones. Fue prudente, no las publicó. Pero Jakobson51,
refiriéndose a esos textos, lejos de reducirlos a una locura
saussureana, dice que es la esencia misma de la función poética,
que hace vibrar la sustancia fónica en una resonancia polifónica.
Jakobson hará de esas referencias anagramáticas el fenómeno
propiamente poético, eso que Jacques- Alain Miller ha puesto
de relieve como eco generalizado de la sustancia fónica, a la vez
presencia de la sustancia fónica y de la resonancia polifónica.
Es sobre la base de estos anagramas que Lacan articulará razón
y résons, según la palabra de Francis Ponge, resonancia a nivel
fónico donde se escribe el goce. “Lo que le falta a Saussure
aquí es la hipótesis del inconsciente en cuanto se formularía
de este modo: las palabras juegan solas. Para decir que lo que
falta es la hipótesis del inconsciente, es necesario no concebir
al inconsciente sólo como una sintaxis. Sin embargo, ese es el
acento que Lacan pone al comienzo [...] Aquí, el inconsciente
está en el nivel mismo de esta materia significante fónica”52.
Al leer esos Anagramas en 1966, año de la publicación de los
Escritos, Lacan se alegra y los completa por la hipótesis del
inconsciente.
57
Podríamos añadir, por ejemplo, la literatura de Manzoni en
italiano o, más banalizada, de Tom Wolfe en el inglés, el inglés
de América. El lazo hecho por Maupassant entre la ostra que
come Bel-Ami, que es un tipo que hace su camino en la vida
seduciendo a las mujeres, y la cena en la cual invita a una pareja,
donde él quiere seducir a una mujer. Él insiste en mirar a la
esposa del hombre gozando de comer estas deliciosas ostras.
Maupassant hace un desliz entre la forma de la ostra y la forma
de la oreja de la mujer que él quiere seducir. Entonces subraya,
él quiere gozar de ella y ella quiere hacer de su goce a él la
causa de su deseo. No es suficiente seducir, hay que también
testimoniar de una hermosa voracidad que apunta a ella. La
conexión metonímica hace al lazo fálico, que hace pasar el goce
a la contabilidad del deseo. “En su momento señalé que la ostra
a sorber que se evoca con la oreja que Bel-Ami trata de cautivar
entrega el secreto de su goce de chulo. Sin la metonimia que
hace mucosa de este caracol, no hay nadie de su lado que pague
el tributo que la histérica exige, a saber, que él sea la causa de
su deseo para ella, mediante este goce mismo”53. Estamos en
este uso de la metonimia y la manera con la cual puede cernir
la literalidad de la transmisión del goce de este circuito entre él
y ella. Estamos muy lejos del sueño de la hermosa carnicera, en
el cual de lo único de lo que se trata es de ausencias. En esto,
tenemos de manera muy concreta la puesta de relieve por la
metonimia del circuito del goce.
58
el texto subyacente del goce, que se escribe en la ruptura del
discurso concreto, cuestiona la articulación lineal del sujeto a
la temporalidad de su enunciación. Freud había enfatizado este
aspecto al decir que el inconsciente no conoce tiempo. Es la
manifestación del inconsciente como “memoria intempestiva
que se evoca en los momentos de ruptura de la enunciación.
Es necesario entonces agregar que el uso de los tropos de la
literalidad del inconsciente, en la experiencia psicoanalítica,
pone en valor el hecho de que la lengua no encuentra apoyo en la
referencia, pero sí en el modo particular de la escritura que viene
a recoger las marcas del goce. Lacan examinará esta sustitución
de la referencia utilizada por la lingüística apoyándose en la
escritura de Joyce, en la escritura japonesa y china.
59
igualmente poco para leer”54. Lacan hace de esta dificultad el
principio que comanda la lectura de Joyce. La relación entonces,
entre lectura y escritura se complica. La escritura no es un doble
de la palabra, que inscribe sólo a esta palabra. Se separa de ella
en un modo distinto del de la imprenta y este es el modo que
Lacan va a llamar apoyo. Especialmente con la escritura de
los nudos, cito: “este nudo es un apoyo para el pensamiento,
pero, curiosamente, para obtener algo de él, hay que escribirlo,
mientras que, solo con pensarlo, no es fácil representárselo”55.
60
refracciones, da un nuevo lugar al sujeto. Lacan se sirve de la
oposición entre dos modos de lectura y de pronunciación de
caracteres chinos para enfatizar que la escritura, a diferencia de
la pronunciación fonética, adquiere una nueva función, a saber,
una función de apoyo para el significante fonético: “un efecto
de escritura, lo importante es que permanece vinculado a la
escritura y que lo que es portador del efecto de escritura sea
en ella una escritura especializada en tanto que en japonés ella
puede leerse con dos pronunciaciones diferentes […]es la letra
como tal que da apoyo al significante según su ley de metáfora
[…] en otro términos, el sujeto está dividido como por doquier
por el lenguaje, pero uno de sus registros puede satisfacerse
con la referencia a la escritura y el otro con la de la palabra. Es,
probablemente, lo que le dio a Roland Barthes ese sentimiento
embriagado de que con todas sus maneras el sujeto japonés no
envuelve nada. Titula su ensayo El Imperio de los signos, lo que
quiere decir: imperio de los semblantes”57.
61
incluso a nivel del eso, ese famoso eso que sería el reducto de
lo particular, de lo individual. No podemos olvidar que es un
hecho de lenguaje decir Eso. Lo que acabo de designar como
eso no es mi cigarro. Lo es cuando fumo, pero cuando lo fumo,
no hablo”58. Lacan formula así de manera concisa el principio
de la indeterminación de la traducción propuesto por el lógico
Willard Van Orman Quine. En su libro Palabra y objeto59 él señala
que la indeterminación de la traducción comienza a partir del
aprendizaje de la lengua materna60.
58 Lacan, J. (1971 [2009]). “De un discurso que no fuera del semblante” en El
Seminario de Jacques Lacan. Libro 18. Buenos Aires: Paidós. p. 43.
60 Ibid.
61 Lacan, J. (1971 [2009]). “De un discurso que no fuera del semblante”. Op.
cit., p. 43.
62
¿qué más-verbo, más verbo activo que actuar? - se transforman
corrientemente en menudas conjunciones. De todos modos, me
ayudó mucho a generalizar la función del significante”62. Lacan
destaca el equívoco del verbo “actuar” (wei)63 que puede también
leerse como una conjunción vinculada a una metáfora64. De la
palabra creacionista Lacan pasa a la literalidad como un hacer,
“quizás el im Anfang war die Tat, al comienzo era el actuar,
como dijo uno, sea exactamente lo mismo que decir en arjé, al
comienzo, era el verbo. Quizá no haya más actuar que ese”65.
63 Ibid.
64 Ibid.
63
la escritura, como eso que reenvía a un referente imposible.
68 Ibid.
64
La literalidad de la sesión analítica
69 Miller, J. (2004). La erótica del tiempo y otros textos. Buenos Aires: Tres
Haches.
65
sido siempre así”. En este punto el pasado se actualiza sobre el
presente del efecto de significación. El punto de capitón puede
dar una dimensión de reverso entre la intensión de decir y el
sentimiento del ya escrito.
70 Ibid.
66
La ilusión del Sujeto Supuesto Saber es una ilusión ligada
a la cadena significante como tal en su materialidad.
72 Ibid.
67
rectificación de la lectura del supuesto Saber”73.
73 Miller, J. (2003). La erótica del tiempo y otros textos. Op, cit., p. 40.
68
La literalidad de la interpretación
74 Lacan, J. (1976-1977 [2006]). “Hacia un significante nuevo”. Op. cit., p. 36.
69
reflexionan”75. Es una formulación más que precisa de eso que
Lacan señaló anteriormente a propósito de la performance
psicoanalítica cuando estableció sus principios: “ese tiempo
consiste en hacer olvidar al paciente que se trata únicamente
de palabras, pero que esto no justifica que el analista lo olvide
a su vez”76. Este olvido del inicio no puede sostenerse más que
de la performance del analista sostenido a lo largo del análisis
hasta que el olvido ya no sea necesario y que el sujeto soporte
de encontrarse “a merced de la contingencia”77 sin el soporte
de los significantes amos y sabiendo de manera suficiente
desenvolverse con los discursos establecidos para no olvidar
su particularidad subjetiva tal como ella se devela por résons
sucesivas. Se funda sobre el apoyo de la escritura y de la réson
de la substancia fónica en el cuerpo para escribir el goce, para
regularlo y de esta manera separarse de los últimos prestigios
de la garantía del Nombre del Padre que asegura el apoyo de
la significación fálica por el Otro. La interpretación deviene
entonces puntuación, epifanía en el texto del sujeto haciendo
un agujero en el sentido. Es una puntuación que se guía por
la sola razón del goce y no sobre los discursos establecidos
que garantizan una significación. Por tanto, para llegar a este
punto, es necesario primero la instalación de la ficción del
Sujeto Supuesto Saber, que supone el Nombre del Padre. Si el
75 Lacan, J. (1971 [2009]). “De un discurso que no fuera del semblante”. Op.
cit., p. 45.
76 Lacan, J. (1958 [2010]). “La dirección de la cura y los principios de su poder”
en Escritos 2. Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores. p.560.
70
analista, al fin de la experiencia opera entonces sobre el “goce
opaco por excluir el sentido (…) no hay despertar sino por ese
goce desvalorizado por el hecho de que el análisis, al recurrir
al sentido para resolverlo, no tenga ninguna otra posibilidad
para lograrlo más que haciéndose incauto…del padre como
ya lo indiqué…”78. Lacan, en el Seminario 23, lo dice de una
manera particularmente clara y nosotros realizamos en Roma
en 2006 un congreso memorable de la AMP sobre ese tema.
“Por eso si el psicoanálisis prospera, prueba además que se
puede prescindir del Nombre del Padre. Se puede prescindir
de él con la condición de utilizarlo”79. Eso que permite
esta operación, es puesto en consideración en la literalidad
misma del inconsciente. Esta se apoya sobre el estatuto fuera
de sentido del sujeto que se escabulle entre los discursos
establecidos en función de la escritura de su síntoma, en
tanto que ella designa el lugar donde, lógicamente, “eso no
cesa de no escribirse”80.
78 Lacan, J. (1976 [2012]). “Joyce el síntoma” en Otros escritos. Buenos Aires:
Paidós. p. 596.
71
Preguntas del público
72
del congreso de la AMP sobre el sueño hoy.81
73
una ideología cientista que es un problema. Porque las ciencias
siempre se acompañan de una ideología cientista. Cuando
surgió la física en el mundo en el siglo XVII inmediatamente
se constituyó una idea del universo como un gran reloj, como
una gran maquina física. Pero eso era una ilusión, el universo
no funciona como un reloj. Lo hemos aprendido, pero durante
un tiempo era una metáfora fundamental. Mala metáfora pero
surgió, como en la época de Huygens, el gran reloj parecía la
cosa fundamental.
74
necesita un comentario continuo para poder ver la fecundidad
que hay en decir “nada en común”. Decir “nada en común”
no significa que debemos ignorar esto, como algo malo, de no
sé qué. No, sería una posición obscurantista. Hay que sacar
provecho cuando se demuestra algo de verdad, o de real, y no
cuando se utiliza como ilusión cientista.
75
preguntas, porque va a ser mejor escuchar el segundo desarrollo.
76
- ¿Cómo se vincula la idea de que la escritura reenvía al referente
con lo imposible, con lo imposible de escribir la relación sexual?
77
Parte II
La carne de la interpretación
79
la instancia de la letra, metáfora o metonimia. Pero el apoyo
de la palabra, sobre el referente construido de la escritura, se
opone a la ausencia de escritura de la relación sexual, vacío
fundamental de la referencia. En última instancia, eso que se
devela, es la dimensión de la escritura, como eso que permite
señalar el hueso de lo imposible de la relación sexual84.
84 Ibid.
80
ese vacío, la interpretación se lleva a cabo desde un lugar de
“Ya-nadie”, como un “decir que se diga sin que uno [on] sepa
quién lo dice”86.
86 Lacan, J. (1967 [2012]). “La equivocación del sujeto supuesto saber” en Otros
escritos. Buenos Aires: Paidós. pp. 354-355.
81
definición de síntoma como acontecimiento de cuerpo. La
interpretación deviene entonces acontecimiento del decir, que
puede elevarse a la dignidad del síntoma o, según la expresión
críptica de Lacan, apagarlo.
88 Ibid.
90 Diény J-P. Paul Demiéville (1894-1979) in : Ecole pratique des hautes études,
4ème section, Livret 2. Rapport sur les conférences des années 1981-1982. Pp.
23-29. Disponible sur www.persee.fr/doc/ephe.
82
Lacan según el cual la interpretación debe apuntar al objeto, y
especialmente bajo el disfraz del vacío. Lacan puede decir todos
sabemos que un ejercicio Zen mantiene una relación de no se sabe
qué, con la realización subjetiva de un vacío91. La interpretación
analítica tiene en cuenta la heterogeneidad centrándose no
solamente en la palabra, el significante, por la significación.
Más allá de su variedad de soporte, tiene que ser guiada por la
búsqueda de un efecto de verdad concebido como ruptura. Ese
vacío, ese punto de relámpago, lo encontramos también en el
rayo heiddegeriano, basado en el aforismo de Heráclito: “el rayo
gobierna todas las cosas”92. Tengamos en cuenta al menos una
cosa: el rayo no forma parte de “todos”. El rayo no es un ser. No se
cuenta en el ser, ni se le agrega nada. Es la luz la que le permite
distinguirse. En el horizonte de un análisis, esto es lo que permite
discernir cada cosa en su singularidad. El “cualquier cosa vale”
no es asimilable a cualquier intervención del analista. Se necesita
que el analista quiera producir el efecto de ruptura de la verdad,
que no es adecuación ni producción de sentido, teniendo en
cuenta las aporías de su quehacer. Fue la razón por la cual Lacan
se interesó primero por las consideraciones del psicoanalista
inglés heterodoxo Edward Glover que, en los años ´30 pensaba
los efectos de la interpretación inexacta, considerando que eran
efectos valiosos a pesar de ser inexactos93. Glover es sensible a
91 Lacan, J. (1965-1966). “El objeto del psicoanálisis”. Seminario 13. Inédito.
Clase del 1 de diciembre de 1965.
92 Cf. Heidegger M., Logos, trad. Jacques Lacan, op. cit. p. 59-79.
83
las aporías de los caminos de la interpretación, pero no tiene en
cuenta el poner en funcionamiento el lugar de la verdad como
tal. El fluido flogístico en cuestión es de hecho el sentido, tal
que se presenta como escapando de la relación entre los seres
humanos espontáneamente, sin algún soporte o principio. “La
interpretación así concebida se convierte en una especie de
flogisto: manifiesta en todo lo que se comprende con razón o
sin ella”94.
94 Lacan, J. (1958). “La dirección de la cura y los principios de su poder”. Op.
cit., p. 567.
95 Lacan, J. (1967). “La lógica del fantasma”. Seminario 14. Inédito Clase del
21 de junio de 1967.
84
la verdad, es la respuesta, interpretación interpretativa, quien
representa la verdad. Interpretación como siendo posible,
aún si no hay lugar que oriente este discurso. El discurso que
encomendamos como discurso libre tiene por función hacerle
un lugar, tiende a instaurar un lugar de reserva para que se
inscriba ahí la interpretación y pueda preservar la verdad. Es
el lugar que ocupa el analista. Les hago notar que él lo ocupa
pero que no es donde el paciente lo pone, es el interés de la
definición que les he dado de la transferencia...está ubicado en
posición de Sujeto Supuesto Saber”96.
96 Ibid.
97 Ibid.
85
combustión. Antes bien habría que hablar de ella como de la
combinación de la vida con el átomo 0 del signo”98.
98 Lacan, J. (1958 [2010]). “La dirección de la cura y los principios de su poder”.
Op. cit. p. 567.
99 Ibid.
86
podrá repetirse con el fracaso de un encuentro fallido. Es esta la
versión psicoanalítica del vacío budista y de la vacuidad que se
trata de producir en la experiencia.
87
sólo rompiendo con las ilusiones, no solamente de la
intersubjetividad, sino también del diálogo. Es la razón por la
cual, en este mismo texto de La interpretación al revés, Jacques-
Alain Miller hace valer lo que Lacan reemplaza de la palabra por
la apalabra, con L y apostrofe. L´apalabra es una mezcla entre
aparato y palabra y dice: “L´apalabra es un monólogo”. Este
tema del monólogo acompaña al Lacan de los años 70 donde
nos recuerda que la palabra es esencialmente monólogo. Miller
propone entonces l´apalabra como el concepto que responde
a eso que Lacan plantea en El Seminario Aún al interrogarse
retóricamente si la lengua sirve primero para el diálogo. “Nada
es menos seguro”102.
102 Miller, J.-A. (1996 [2000]). “El monólogo de la apalabra” en El lenguaje,
aparato del goce. Buenos Aires: Colección Diva. p.109.
88
del placer, al lustprinzip, y en este nivel hay una satisfacción
de la palabra105 como tal, lo que Lacan llamó la satisfacción del
bla bla. Es a este nivel que no se encuentra un real, solo está
la palabra que rodea en sus circuitos y se desarrolla sin que
haya un punto de gravitación. Entonces, se trata de dar un nuevo
propósito a la interpretación, sacar al sujeto del régimen del
principio de placer, introduciendo el imposible como límite106.
105 Ibid.
106 Ibid.
108 Ibid.
89
dado que una gran parte de la enseñanza de Lacan los opone.
Esto da cuenta de que Lacan viene de oponer la interpretación
y la palabra. “La interpretación analítica [...] cuenta con una
parte que va más allá de la palabra. La palabra es un objeto de
elaboración para el analizante, pero qué pasa con los efectos de
lo que dice el analista -Porque él dice. No es poca cosa decir que
la transferencia allí juega un rol, pero eso no aclara nada. Sería
una cuestión de explicar cómo se lleva a cabo la interpretación,
que no necesariamente implica una enunciación”109.
Lo asemántico y lo escrito
90
del “estaba escrito”. Una nueva concepción de la interpretación
emerge: “la interpretación, cuya esencia es el juego homofónico
de palabras, es el reenvío de la palabra a la escritura, el reenvío
de cada enunciado presente en su inscripción”111.
91
La interpretación como jaculación
117 Lacan, J. (1965-1966). “El objeto del psicoanálisis”. Seminario 13. Inédito.
92
contrario, él hace del Poordjeli de Serge Leclaire, formalización
fuera de sentido de diferentes elementos del fantasma, “una
jaculación secreta, una fórmula jubilatoria, una onomatopeya”118,
como hace del Ford Da una jaculación. En el Seminario sobre El
objeto del psicoanálisis, retoma las primeras frases del primer
seminario sobre la acción del maestro zen: “[...] cada uno sabe
que un ejercicio zen, todavía tiene cierta relación, aunque no
se sepa bien qué quiere eso decir, con la realización subjetiva
de un vacío...el vacío mental que se trata de obtener y que se
obtendría, ese momento singular después de la espera, se realiza
a veces por una palabra, una frase, una jaculación, incluso una
grosería, un desaire, una patada en el culo. Es cierto que este
tipo de disparates o payasadas solo tienen sentido a la luz de
una larga preparación subjetiva [...]”119. Ahora podemos agregar
que Linji fue en el zen el inventor, y que él sabía cómo practicar
eso que Demiéville tradujo como eruptación. “Una eruptación
es un procedimiento inimitable de la mayéutica Chan; Linji si
no es su más reconocido virtuoso, fue su inventor”120.
93
jaculación es implicación de la voz como tal y no sólo de una
enunciación, como vinculada a la pareja enunciación-enunciado.
Es más, la voz que atrapa el significante como tal, separado de
su significación. Cito a Jacques-Alain Miller: “La vociferación (…)
es enunciado y enunciación como indivisible; que, a diferencia
del enunciado, la vociferación no se suspende, no se distancia
de quien la pronuncia, incluso cuando no hay semejante quien,
no se distancia de donde se pronuncia, es decir que incluye su
punto de emisión”121.
De la verdad a la escritura
94
axioma. Cualquier cosa que viene a escribirse sobre él, no hay
gran cosa que decir. Lo dice todo. Es el efecto «eso dice todo»
que es como un axioma. En la experiencia analítica podemos
seguir el trabajo del texto que reduce la abundancia del sentido
a la inscripción de una letra, y al gancho del significante que
se produce. El testimonio de pase de Clotilde Leguil122 se
termina por un sueño que condensa diferentes relatos sobre las
relaciones de las aguas, la vida y la muerte. La última serie de
asociaciones recordaban una historia transmitida en la familia
sobre la muerte de un niño por un agua contaminada. Estas
diferentes significaciones se condensan en una letra O. La O
puede equivocarse con el agua que no se bebe, con las aguas de
nacimiento, con el O del grupo sanguíneo, que viene a marcar
la filiación reducida a una letra. La letra O puede también, por
su simple adición, registrar la brecha entre un sentimiento de
indigencia, al momento donde ella se separa del analista, y la
urgencia del desenlace. Una letra hace cambiar el sentido. Pero
en un sueño suplementario, el padre muerto regresa al ingresar
un número de teléfono. Solo quedan dos cifras de ese número
de móvil, el 0 y el 1. Esta oposición inscribe, sobre la forma
más recopilada, todo eso que se jugó alrededor del hecho de
ser la primera hija, transformada en la exigencia superyoica de
ser la primera. Aquí aparece esta significación reducida a una
escritura. El 0 en el que se redujeron los efectos de sentido de
los relatos sobre la muerte, se reduce aún más. No es más el 0
de una letra, es el 0 de una cifra. Más profundamente, en el
95
sueño, en el cual el padre muerto deja un número para llamar,
el mensaje se reduce a 0#1. Es la oposición fundamental entre
la nada y el “cualquier cosa”, alternancia mínima de lo que
puede llegar a ser. Eso cobra valor para Lacan, bajo el nombre
de la letra y su instancia, mucho más que el grafema, viene la
cifra, la letra matemática.
96
La escritura topológica deviene la excelencia de la letra
para Lacan. El hace una topología, a su manera, como lo hizo
con su lingüística. Su topología es el modo de escritura que se
aprovecha de un cierto número de propiedades de superficies
no orientadas y de los nudos, para escribir el lenguaje en el
campo del goce, y no simplemente en el campo de la lingüística.
123 Miller, J-A. (2002). Biología lacaniana y acontecimiento de cuerpo. Op. cit.
97
por Lacan en su texto “La subversión del sujeto” en los años 60,
donde hacía equivaler desaparición del yo y presencia del goce.
Cito el inicio de la cita para que recuerden la música: “¿qué soy
yo [Je]? Soy en el lugar desde donde se vocifera que `el universo
es un defecto en la pureza del No-Ser (…) Se llama el Goce, y es
aquello cuya falta haría vano el universo”126.
126 Lacan, J. (1960 [2010]). “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo” en
Escritos 2. Buenos Aires: siglo veintiuno editores. p. 780.
98
fantasma, del goce del fantasma de una paciente de Ella Sharpe.
“Se supone que se manifiesta como otro, se torna ausente, se
expulsa a sí mismo del dominio de la palabra, se torna animal,
literalmente naturalizado. Nadie irá a verificar que él está allí,
porque perfectamente se habrá hecho presentar, articular, por
medio de un significante, el más elemental. No es No hay nada
aquí, sino, literalmente, No hay nadie. Es en verdad lo que nos
anuncia el sujeto en su fantasma: en la medida en que estoy en
presencia del Otro, no soy nadie. Es el ¿Dónde está? de Ulises
frente al cíclope”128.
99
añadir otro significante, hay que irrumpir. Entonces, Lacan se ha
planteado la pregunta, y nos dice hay que plantear la pregunta
de saber si el psicoanálisis no es un autismo de a dos; es decir,
cada uno en su monólogo. Dice que no, ya que hay una cosa que
permite forzar este autismo, y es que precisamente lalengua es
un asunto común129.
129 Lacan, J. (1977). “ L’insu qui sait de l’une-bévue s’aile à mourre”. Seminario
24. Inédito. Clase del 19 de abril de 1977.
100
manera que, al inicio, que era el todo vale de la interpretación.
Utilizar todos los recursos para poder hacer irrupción y hacer
resonar la materia fonética como tal. Esta resonancia permite
transformar el decir a la altura de un acontecimiento, como el
síntoma acontecimiento. Y dice, “No he dicho la palabra, he
dicho el decir, porque toda palabra no es un decir, sino toda
palabra sería un acontecimiento, lo que no es el caso. Un decir
sólo es del orden del acontecimiento”130.
130 Ibid.
101
Podría desarrollar un poco más la generación del equivoco más
allá del juego homofónico? ¿Qué se le puede ocurrir, o no, a un
analista en particular?
Traducción y edición:
Eugenia Destefanis – Florencia Mina – Victoria Tomasetti
Revisión:
Alejandro Willington – Mariana Gómez
102