El Relativismo

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EL RELATIVISMO

Es la posición filosófica de que todos los puntos de vista son igualmente válidos, y de que toda la verdad
es relativa al individuo. Esto significa que todas las posiciones morales, todos los sistemas religiosos,
todas las formas de arte, todos los movimientos políticos, etc., son verdades que son relativas a los
individuos. Bajo la sombrilla del relativismo, todos los grupos de perspectivas son categorizados. En
términos obvios, algunos son:

Relativismo cognitivo (Verdad): El relativismo cognitivo afirma que toda la verdad es relativa. Esto
significaría que ningún sistema de verdad es más válido que otro, y que no existe ningún objetivo
estándar de verdad. Naturalmente, esto negaría la existencia de un Dios de verdad absoluta.

Relativismo moral/ético: Toda moral es relativa al grupo social dentro del cual ésta se construye.

Relativismo situacional: Las éticas (correctas y equivocadas) son dependientes de la situación.

Desafortunadamente, la filosofía del relativismo es dominante en nuestra cultura actual. Con el rechazo
de Dios, y el Cristianismo en particular, la verdad absoluta está siendo abandonada. Nuestra sociedad
pluralista quiere evitar la idea de que realmente existe un bien y un mal. Esto se evidencia en nuestro
sistema judicial deteriorado que tiene más y más problemas para castigar a los criminales, en nuestros
medios de entretenimiento el cual continúa empujando el sobre de la moralidad y la decencia, en
nuestros colegios los cuales enseñan la evolución y la “tolerancia social”, etc. Además, la plaga del
relativismo moral está animando a las personas a aceptar la homosexualidad, la pornografía en la
televisión, la fornicación, y una serie de otros “pecados” que una vez fueron considerados equivocados
pero que ahora están siendo aceptados, penetrando en nuestra sociedad. Cada vez es tan penetrante
que si Usted habla en contra de los relativismos morales y su filosofía de que “todo vale”, Usted es
señalado como un fanático intolerante. Claro está, esto es increíblemente hipócrita por parte de aquellos
que profesan que todos los puntos de vista son ciertos, rechazando aún aquellos que profesan los
absolutos en moralidad. Parece ser que lo que significa realidad para los relativistas morales es que
todos los puntos de vista son verdaderos, excepto los puntos de vista que enseña los absolutos
morales, un Dios absoluto, o lo absoluto de lo correcto y de lo equivocado.

Algunas expresiones típicas que revelan una presuposición subyacente del relativismo son comentarios
tales como: “Esa es su verdad, no la mía.” “Esto es verdad para Usted, pero no para mí.” “No existen las
verdades absolutas.” Claro está, estas declaraciones son ilógicas, lo cual demostré en el artículo
“Refutando el relativismo”. El relativismo está invadiendo nuestra sociedad, nuestra economía, nuestros
colegios y nuestros hogares. La sociedad no puede florecer ni sobrevivir en un ambiente donde todo lo
que una persona hace es correcto ante sus propios ojos, donde la situación determina las acciones, y si la
situación cambia por mentir o engañar es aceptable—en la medida en que Usted no sea capturado. Sin
un fundamento común de la verdad y de los absolutos, nuestra cultura será débil y se quebrará.

El relativismo en la posición filosófica de que todos los puntos de vista son igualmente válidos y que toda
la verdad es relativa al individuo. Pero si miramos hacia adelante, vemos que esta proposición no es
lógica. De hecho se contradice en sí misma.

Toda la verdad es relativa


Si toda la verdad es relativa, entonces la declaración “Toda la verdad es relativa” sería absolutamente
verdadero. Si es absolutamente verdadero, entonces, no todas las cosas son relativas y la declaración de
que “Toda la verdad es relativa” es falsa.

No existen verdades absolutas

La declaración “No existen verdades absolutas” es una declaración absoluta la cual está supuesta a ser
verdad. Por lo tanto, es una verdad absoluta y “No existen verdades absolutas” es falsa.

Si no existen verdades absolutas, entonces, Usted no puede creer en absolutamente nada, incluyendo el
hecho de que no existen verdades absolutas. Por lo tanto, nada podría realmente verdad para Usted:
incluyendo el relativismo.

Lo que es verdadero para Usted no lo es para mí

Si lo que es verdad para mí es que el relativismo es falso, entonces, ¿es verdad que el relativismo es
falso?

Si Usted dice no, entonces, lo que es verdad para mí no es verdad y el relativismo es falso.

Si Usted dice sí, entonces, el relativismo es falso.

Si Usted dice que es verdad que el relativismo sólo es falso para mí, entonces:

Estoy creyendo algo diferente al relativismo; a saber, que el relativismo es falso. Si es verdadero,
entonces, ¿cómo puede ser el relativismo verdadero?

¿Estoy creyendo una premisa que es verdadera, falsa o ninguna?

Si para mí es verdad que el relativismo es falso, entonces el relativismo (dentro de mí) sostiene la
posición de que el relativismo es falso. Esto es contradictorio.

Si para mí es falso que el relativismo es falso, entonces, el relativismo no es verdad porque lo que para
mí es verdad no se dice que es verdad para mí.

Si Usted que ni es verdadero ni falso, entonces, el relativismo no es verdad ya que declara que todos los
puntos de vista son igualmente válidos; y no por ser, al menos, cierto, se demuestra que el relativismo es
incorrecto.

Si creo que el relativismo es falso, y que es cierto que es falso sólo para mí, entonces, Usted debe admitir
que es absolutamente verdadero que yo creo que el relativismo es falso.

Si Usted admite que es absolutamente cierto que creo que el relativismo es falso, entonces, el
relativismo es derrotado ya que Usted admite que algo es absolutamente verdadero.

Si estoy creyendo en algo diferente a que el relativismo es verdadero, entonces, hay algo diferente al
relativismo que es verdad; aún si esto sea solamente para mí.

Si existe algo diferente a que el relativismo es verdad, entonces, el relativismo es falso.

Nadie puede saber algo con seguridad


Si esto es verdad, entonces, podemos saber que no podemos saber algo con seguridad, lo cual es
contraproducente.

Esa es su realidad. No la mía.

¿Es mi realidad realmente real?

Si mi realidad es diferente a la suya, ¿cómo puede mi realidad contradecir su realidad? Si la suya y la mía
son igualmente reales, ¿cómo pueden dos posibilidades opuestas que se excluyen entre sí existir al
mismo tiempo?

Todos percibimos lo que queremos.

¿Cómo sabe que esa declaración es verdadera?

Si todos percibimos lo que queremos, ¿qué está queriendo percibir?

Si Usted dice que quiere percibir la verdad, ¿cómo sabe que no está engañado?

Desear la verdad simplemente no es prueba de que Usted la tiene.

Usted no puede usar la lógica para refutar el relativismo.

¿Por qué no?

¿Puede darme una razón lógica del por qué no se puede usar la lógica?

Si Usted usa el relativismo para refutar la lógica, entonces, ¿de qué manera puede el relativismo (de que
nada es absolutamente verdadero) refutar la lógica, la cual está basada en la verdad?

Si Usted usa el relativismo para refutar la lógica, entonces, el relativismo ha perdido su estatus relativo
ya que es usado para refutar absolutamente la verdad de algo más.

Sólo estamos percibiendo aspectos diferentes de la misma realidad.

Si sus percepciones son contradictorias, ¿se puede creer en cualquier percepción?

¿Es la verdad en sí misma contradictoria?

Si fuera, entonces no sería verdad porque en sí misma, se refutaría. Si algo se refuta en sí mismo,
entonces, no es verdad.

Si es cierto que estamos percibiendo aspectos diferentes de la misma realidad, entonces, ¿estoy
creyendo algo que es falso ya que creo que su realidad no es cierta? ¿Cómo puede ser entonces la misma
realidad?

Si Usted simplemente está diciendo que mi percepción no es cierta, entonces, el relativismo es refutado.

Si estoy creyendo que algo es falso, entonces, el relativismo no es cierto ya que este sostiene que todos
los puntos de vista son igualmente válidos.

Si mi realidad es que su realidad es falsa, entonces, ambas no pueden ser verdad. Si ambas no son
verdad, entonces, uno de nosotros—o ambos—está en un error.
Si uno o ambos estamos en un error, entonces, el relativismo no es verdadero.

El relativismo en sí mismo está excluido de la crítica que es absoluta y es refutada en sí misma.

¿Sobre qué base Usted simplemente excluye el relativismo de la crítica de la lógica?

¿Es un acto arbitrario? Si es así, ¿justifica su posición?

Si no es arbitrario, ¿qué criterio usó para excluirlo?

Para excluirlo desde el principio es admitir los problemas lógicos inherentes en su sistema de
pensamiento.

EL REINO PRESENTE
Estos enseñan que “el reino de los cielos” en su sentido final ya existe en la tierra y ofrece según ellos,
opciones que no concuerda con la Palabra de Dios. Hablan de la “teocracia” como modelo para hoy y
presentan conceptos del reino que, en verdad, pertenezcan a la edad venidera. Ya están llegando
directamente a los pastores evangélicos y pentecostales los escritos de los que interpretan la Palabra de
Dios en formas cada día más equivocadas.

Aquellos que abogan por la “Teología del Reino Presente” o como otros lo llaman “el Reino Ahora”, han
invadido, por así decirlo, las iglesias evangélicas y pentecostales con una doctrina que se opone a los
principios básicos de nuestra fe. Esta enseñanza engañosa procura trasladar al presente las bendiciones
prometidas de Dios para una edad futura. Aquellos que aceptan esta doctrina no esperan ya el
inminente retorno de Cristo y el fin cataclísmico del mundo; procuran en cambio hacer perfecto este
mundo presente. En parte, tienen la esperanza de crear un orden político dominado por los cristianos.
Buscan así mismo abolir la enfermedad del cuerpo, y hasta la muerte. Creen que mediante la obtención
de este orden perfecto apresurarán el retorno de Jesucristo. Si dejamos que germine esta doctrina en
nuestras iglesias, ¿cómo afectará a nuestra obra misionera esta enseñanza contraria a la Biblia?

La última novedad que arrasa a las colectividades pentecostales y carismáticas es la ideología


denominada “Reino Presente”. Como su nombre lo insinúa, esta teología afirma que el reino de Dios
existe ya en la tierra.

Esta nueva ola, como las viejas olas de la lluvia tardía, la expulsión de demonios de los creyentes y la
confesión positiva, está destinada a ser exportada a tierra extranjera. Pero la aceptación de la teología
del Reino Presente por las iglesias provocará siete significativos y desastrosos resultados:

1. Toda la enseñanza bíblica relativa al cumplimiento literal de acontecimientos profetizados será


abandonada: el Arrebatamiento o Rapto de la Iglesia, la Gran Tribulación, el gobierno del Anticristo, la
salvación nacional de Israel y el milenio. En resumen, todos los mensajes proféticos tanto en el Nuevo
Testamento como en el Antiguo serán descartados, en el sentido de que se han cumplido ya o se están
cumpliendo simbólicamente. Sólo el retorno final de Jesucristo en algún futuro distante quedará intacto,
y algunos de los adherentes al Reino Presente abandonan hasta esta esperanza.

2. La Iglesia tendrá una misión más amplia que la proclamación de la salvación personal por medio de
Cristo. Repentinamente la Iglesia descubrirá que tiene que ayudar al ser humano a recobrar el dominio
sobre la tierra que fue perdido en el Edén. Será necesario “cristianizar” los sistemas políticos, sociales y
económicos de las naciones y culturas. Los creyentes no deberán perder el tiempo esperando el
Arrebatamiento o Rapto de la Iglesia. En cambio, la Iglesia necesitará demostrar ante el mundo que es un
paraíso de Dios para la solución de los problemas que corrompen el mundo. A su vez, el mundo esperará
que la Iglesia ejerza su liderazgo y controle los sistemas mundiales.

3. La Iglesia no podrá más proclamar el inminente retorno del Señor Jesucristo; en cambio, tendrá que
enseñar que Jesús no puede venir hasta que la Iglesia haya preparado al mundo para su venida. La
Iglesia necesitará ser reeducada a fin de comprender que la enseñanza del Arrebatamiento o Rapto de la
Iglesia es una doctrina que le ha sido suministrada por Satanás para adormecerla a fin de que acepte una
mentalidad escapista. Sólo cuando la Iglesiahaya terminado de “cristianizar” (ejercer dominio) sobre el
mundo, podrá finalmente llamar al Señor para que retorne desde los cielos. Hasta esa época,la Esposa
no se habrá preparado para el Esposo.

4. La Iglesia no podrá depositar su confianza en la Palabra escrita para la doctrina. Tendrá que
desarrollar un ministerio quíntuple de apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros, de
quienes la Iglesia derivará el liderazgo. Las palabras de estos nuevos apóstoles y profetas serán
obedecidas y no serán puestas a prueba por la Iglesia. La puerta quedará abierta para una revelación
continua mediante la cual Dios revelará aspectos de su voluntad y caminos que no se encuentren en la
Biblia.

5. La Iglesia echará una nueva mirada a la adoración. La adoración tendrá que convertirse en algo más
que el rendir culto a Dios; se convertirá también en un otorgamiento de poder espiritual a fin de
restaurar a la Iglesia y elevarla a la perfección. La capacidad de la Iglesia de “gobernar” o “ejercer
dominio” brotará de su vida de adoración – el tabernáculo de David vivo y espiritualmente restaurado.

6. La Iglesia reavivada, prevista por los que proponen el Reino Presente, demandará un nuevo tipo de
creyentes: superhombres y supermujeres. A los creyentes se les enseñará que son más que seres
humanos.

Algunos maestros del Reino Presente aceptarían el ser “pequeños dioses”. “Los perros engendran
perros, los gatos engendran gatos, y Dios engendra dioses” es su divisa. La enseñanza relativa a “los
pequeños dioses” completa el énfasis iniciado por la confesión positiva, que promueve salud y riquezas
ilimitadas. “Los pequeños dioses” poseen aún más: dominio ilimitado y divinidad.

Algunos adherentes al Reino Presente llevan más lejos la idea de ser “pequeños dioses” aferrándose a la
posibilidad de que somos “la manifestación de los hijos de Dios”, los Enocs y Elías del Reino Presente.
Constituyen la raza de creyentes cuyos cuerpos serán transformados, no por la venida del Señor
Jesucristo, sino por su secreta manifestación interior, que procede de sí mismos.

7. Finalmente, la Iglesia en todas partes será llamada a la “unidad”. Puesto que los maestros del Reino
Presente no quieren que nadie desafíe sus enseñanzas, procuran reducir a silencio a sus críticos
sugiriendo que los creyentes dejen de lado sus diferencias y se plieguen a un testimonio común. El
principal proponente de esta teología ha extendido su invitación a la unidad hasta a los mormones, a
quienes denomina “hermanos y hermanas”.

¿A QUÉ CONCLUSIÓN DEBEMOS LLEGAR RESPECTO A TODO ESTO?


Primero, debemos insistir que los vocablos “Reino” y “Presente” no deben emplearse hasta el abuso. El
“Reino” es un gran vocablo bíblico, como lo es “Presente”. Sin embargo, estos falsos profetas modernos
han contaminado sus significados, a fin de que les sirvan para sus propios fines.

Segundo, debemos recobrar la comprensión bíblica del Reino. El Reino actual es el reino o gobierno de
Jesús en el corazón humano que lo recibe (Lucas 17:21); es espiritual e interno. El Reino futuro
(Apocalipsis 12:10) es literal y externo; el diablo y la muerte misma serán destruidos (Apocalipsis
20:10,14).

Los proponentes del Reino Presente yerran cuando procuran trasladar las bendiciones del reino futuro a
la edad presente. Arriban a conclusiones totalmente erróneas respecto de la misión de la Iglesia y la
naturaleza de los redimidos. Eliminan asimismo la necesidad de la fe y la esperanza.

Según la enseñanza bíblica relativa al reino futuro, los creyentes disfrutarán del control político del
mundo, prosperidad universal y salud, y el fin de la injusticia y la muerte. Pero los proponentes del Reino
Presente no quieren afrontar la enseñanza bíblica en el sentido de que estas bendiciones son de la edad
presente.

Tercero, debemos oponernos vigorosamente a la enseñanza del Reino como la que acabamos de definir,
de lo contrario la Iglesia caerá en un grave error. Tal error conducirá al creyente a separarse de Cristo, y
motivará que el individuo finalmente caiga en la desilución cuando descubra que es un ser mortal,
después de todo, que carece de dominio, y no es un “pequeño dios”. La enseñanza típica de la teología
del Reino Presente consiste en que Cristo es disminuido y el hombre magnificado. Este énfasis, común en
todas las sectas, constituye una trampa mortal para los creyentes que son cautivos por él.

¿Recuerda el lector al accidente del vuelo 007 de las Aerolíneas Coreanas el 31 de octubre de 1983? El
avión había partido del aeropuerto de Anchorage, en Alaska, con dirección a la ciudad de Seúl en Corea.
Es evidente que antes de la partida, el piloto había marcado números equivocados en la computadora
del avión. Al parecer, dos números habían sido invertidos, resultando en un error de navegación de un
grado y medio. Al principio el error fue imperceptible. Después de haber recorrido unas 100 millas, el
vuelo 007 apenas se había desviado de su ruta. Pero aquel vuelo equivocado lo internó finalmente en
Rusia. Aunque el error era mínimo al principio, la consecuencia final fue un desastre de mayores
proporciones.

Yo trato el error de una herejía en la misma forma que trato el error de este vuelo. Analizo su punto de
partida, y al parecer se ha desviado de su curso solamente un poquito. Pero mientras avanza, se desvía
cada vez más y finalmente arriba a un punto muy distante del que se proponía.

El concepto del Reino Presente comienza con divergencias solamente sutiles respecto de las enseñanzas
tradicionales de la Biblia. Pero cuando llega a los “pequeños dioses” y la “manifestación de los hijos de
Dios” se ha apartado de tal manera de su ruta que ya no se la reconoce como doctrina cristiana.

La mejor regla práctica para determinar si una doctrina es sana no es preguntándose “¿Qué tiene de
nuevo?” sino más bien “¿Qué tiene de viejo?” Debemos contender ardientemente por la fe que ha sido
una vez dada a los santos (Judas 3) y no por la fe que fue entregada recientemente según la experiencia
espiritual subjetiva de algún supuesto profeta. Cuando recalcamos la sana doctrina, nuestra gente y
nuestras iglesias serán espiritualmente sanas. Tenemos la sagrada obligación de guardar el depósito de
la verdad que Dios ha puesto a nuestro cuidado.

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