Consejo de Estado 08001-23-31-000-1997-12087-01 (41363)
Consejo de Estado 08001-23-31-000-1997-12087-01 (41363)
Consejo de Estado 08001-23-31-000-1997-12087-01 (41363)
[L]a Sala encuentra que además de los daños causados en 1991 a los habitantes
de la vereda Las Nubes, respecto de los cuales operó la caducidad de la acción,
existe un menoscabo adicional, de carácter patrimonial, que ocurrió en el mes de
noviembre de 2005, y que solo está probado que afectó al señor Juan Martínez
(ver infra párr. 41 y ss), quien perdió un criadero de peces. Como respecto de
este daño –el cual tiene un carácter cierto– no ha operado la caducidad de la
acción ya que ocurrió con posterioridad a la fecha de presentación de la demanda,
la Sala analizará si el mismo resulta imputable a las entidades demandadas, no
sin antes advertir que dicha circunstancia no es óbice para la realización del juicio
de responsabilidad en este caso porque no comporta el desconocimiento de los
principios de congruencia y de jurisdicción rogada en la medida en que la
pretensión que constituye el objeto de la demanda es que se indemnicen los
perjuicios materiales causados a los actores como consecuencia del daño
ambiental generado por la operación del relleno sanitario, los cuales se concretan,
entre otras cosas, en la pérdida de sus animales (…) [S]e presentó una falla del
servicio imputable a la entidad demandada, que dejó de atender las obligaciones
emanadas de la ley y de los actos administrativos proferidos por la autoridad
ambiental, relativas al diseño y construcción de una infraestructura adecuada para
el manejo de los lixiviados y de las aguas de escorrentía del relleno sanitario El
Henequén. Esta falla del servicio ocasionó que las aguas se desbordaran e
inundaran el terreno que era ocupado por el señor Juan Martínez, causando con
ello la pérdida de su cultivo de peces.
[A] juicio de la Sala, existen razones para afirmar que en este caso los habitantes
de la vereda Las Nubes solo empezaron a experimentar los efectos nocivos de la
entrada en operación del relleno sanitario tiempo después de que este hecho tuvo
lugar, y de no de manera inmediata. Por tal razón, el término de caducidad de la
acción de reparación directa debe empezar a contabilizarse, como bien lo señaló
el Tribunal Administrativo del Atlántico, a partir del momento en que el daño
adquirió notoriedad o, en otras palabras, que los actores se percataron de su
existencia (…) [A]unque los daños generados a los habitantes de la vereda Las
Nubes no se presentaron de forma concomitante con la puesta en funcionamiento
del relleno sanitario, sí adquirieron notoriedad y fueron cognoscibles para los
demandantes, durante los primeros años de la década de los noventa. Esto
significa que le asistió razón al Tribunal Administrativo del Atlántico cuando
declaró la caducidad de la acción, pues es evidente que cuando se presentó la
demanda de reparación directa, el 17 de febrero de 1997, ya había expirado el
término de dos años previsto en el artículo 136 del C.C.A. (…) Distinto es que
existan daños impuros sucesivos, causados en fechas o momentos diferentes por
la misma acción contaminante que se atribuye a las entidades aquí demandadas,
respecto de los cuales puede no haber operado el término de caducidad, pues
éste debe contarse de forma independiente para cada uno de ellos.
CONSEJO DE ESTADO
SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO
SECCIÓN TERCERA
SUBSECCIÓN B
ANTECEDENTES
I. Lo que se demanda
2.2. Con base en los resultados de la visita, los cuales permitieron establecer el
inadecuado manejo del relleno sanitario, el DADIMA expidió el auto n.º 000035 de
27 de septiembre de 1995, por el cual se requirió a la Sociedad de Acueducto y
Alcantarillado y Aseo de Barraquilla E.P.S. Triple A, para que diera observancia a
unas obligaciones, las cuales debían cumplirse algunas de forma inmediata y otras
en un término de 20 a 40 días hábiles.
3.1 Falta de legitimación en la causa por activa porque los actores no probaron su
calidad de propietarios o poseedores de los predios localizados en la vereda Las
Nubes, ni demostraron que su actividad económica fuera la crianza y la venta de
animales.
3.4. Falta de integración del litis consorcio necesario en razón a que la demanda no
se dirigió contra la Sociedad de Acueducto, Alcantarillado y Aseo de Barranquilla
E.P.S. TRIPLE A, que es –de acuerdo con los actores– la responsable del daño por
haber manejado inadecuadamente el relleno sanitario.
7.1. La parte actora explicó que la instalación del relleno sanitario El Henequén “ha
traído miseria, hambre y contaminación ambiental” a los habitantes de la vereda
La Nube, quienes han perdido sus animales, sus árboles frutales y maderables y
han sufrido la contaminación de los suelos y las fuentes hídricas. Agregó que el
relleno está ubicado apenas a 50 metros de la comunidad, cuando lo aconsejable
es que entre ambos puntos exista una distancia de por lo menos 500 metros.
Indicó que dentro del relleno sanitario no existen filtros que permitan la salida de
los gases, circunstancia que se agrava por el hecho de que aquel se construyó sin
tener en cuenta la dirección de los vientos, lo cual ocasiona que todos los olores y
partículas que emanan de allí caigan en los predios de los campesinos (f. 557-563
c. 2).
10. Dentro del término para alegar de conclusión en segunda instancia intervino
la llamada en garantía Sociedad Equipo Universal S.A. para reiterar los
argumentos expuestos a lo largo del proceso en punto a la caducidad de la acción,
la falta de legitimación en la causa por activa y la ausencia de responsabilidad (f.
640-643 c. ppl.).
CONSIDERACIONES
I. Competencia
10. El Consejo de Estado es competente para conocer del asunto, en razón del
recurso de apelación interpuesto por la parte demandante, en un proceso con
vocación de segunda instancia dado que la cuantía de la demanda, determinada
por la sumatoria de todas las pretensiones, supera la exigida por la norma para el
efecto2.
11. En relación con las pruebas obrantes en el presente asunto, cabe señalar lo
siguiente:
1
El recurso fue admitido mediante auto del 29 de septiembre de 2011 (f. 638 c. ppl.).
2
En atención a la fecha de presentación del recurso de apelación, la norma aplicable es el artículo 3º de la Ley
1395 de 2010, que establece que la cuantía de la demanda se determina por la sumatoria de todas las
pretensiones, las cuales fueron estimadas en más de cien millones de pesos, que es una cifra superior a los 500
smlmv, exigidos por el artículo 132 del Código Contencioso Administrativo para los procesos iniciados en
ejercicio de la acción de reparación directa en 1997.
11.1. Los documentos aportados en copia simple serán valorados de acuerdo con
el criterio establecido por la Sala Plena de Sección Tercera que informa que
cuando las reproducciones informales de documentos han obrado en el plenario a
lo largo del proceso y han sido susceptibles de contradicción por las partes sin que
éstas las tacharan de falsas, pueden ser valorados y son idóneos para determinar
la convicción del juez frente a los hechos materia de litigio, pues de lo contrario se
desconocerían el principio constitucional de prevalencia de lo sustancial sobre lo
formal y el derecho fundamental de acceso a la administración de justicia, lo que a
su vez iría en contra de las nuevas tendencias del derecho procesal3.
11.3. En contraste, las declaraciones extraproceso que fueron aportadas por los
demandantes con el fin de acreditar que son poseedores u ocupantes de los
terrenos aledaños al relleno sanitario El Henequén (f. 3 y ss c. 4) no serán
valoradas porque no fueron ratificadas dentro del trámite contencioso
administrativo, tal como lo exige el artículo 229 del C.P.C., además de que
tampoco se configura alguna de las situaciones previstas en el artículo 228 del
C.P.C. para la admisibilidad de esta prueba en una actuación judicial 7.
6
[69] Es importante advertir que esta regla que el Consejo de Estado, Sala Plena Contenciosa, expuso en la
providencia de 2012, es la misma que ha defendido la Corte Interamericana de Derechos Humanos desde
1988, en las decisiones reseñadas en otros apartes de esta providencia.
7
La ley restringió esa clase de declaraciones, como medio de prueba en actuaciones judiciales, a dos
situaciones, a saber: i) cuando la persona que declara está enferma y ii) cuando la declaración tiene como
propósito servir de prueba sumaria en determinado asunto para el cual la ley autoriza esta clase de prueba.
12. De conformidad con las pruebas válida y oportunamente aportadas al
proceso, se tienen probados los siguientes hechos relevantes:
DESCRIPCIÓN DE LO ENCONTRADO
(…)
B. RESIDUOS SÓLIDOS
8
El DADIMA fue creado por el Acuerdo 045 del 12 de diciembre de 1994 del concejo distrital de
Barranquilla. Tenía las mismas funciones asignadas a las corporaciones autónomas regionales por la Ley 99
de 1993, en particular las siguientes: (1) ejercer la función de máxima autoridad ambiental en el distrito de
Barranquilla; (2) adelantar el control de los vertimentos y emisiones contaminantes, disposición de residuos
sólidos, residuos peligrosos y desechos tóxicos; y (3) imponer y ejecutar a prevención, y sin perjuicio de las
competencias atribuidas en la ley a otras autoridades, las medidas de policía y las sanciones establecidas en la
ley, en caso de violación de las normas de protección ambiental y de manejo de los recursos naturales
ambientales, y exigir con sujeción a las regulaciones pertinentes la reparación de los daños causados (f. 1-7 c.
6, foliatura irregular).
C. EMISIONES ATMOSFÉRICAS
D. RECURSO HÍDRICO
12.3. Con base en los hallazgos anteriores, el DADIMA expidió el auto n.º 000035
del 27 de septiembre de 1995, mediante el cual dispuso lo que se transcribe a
continuación (copia del auto de 27 de septiembre de 1995, proferido por el
DADIMA –f. 42-46 c. 3–):
2.1. Cumplir con los requisitos que establecen los artículos 70, 72 y
76 del Decreto 2104 de 1983 para los sitios de disposición de
basuras.
2.3. Adecuar el encerramiento del lote con mallas que tendrán una
altura total de 2.2 mts. e incluirá un cimiento de concreto armado
de 0.40 mts de profundidad por 0.20 mts de espesor, aislamiento
con arena de 0,10 mts en ambos lados en todo el trayecto y un
levante en ladrillo de 0,5 mts de alto con espesor de 0.2 mts por
último tendrá columnas cada 15 de 0,2 x 0,2 x 2,2 mts = 0,080
m3 cada una. El cerramiento de las celdas de trabajo con mallas
móviles será de 4 mts de altura.
3. En lo atinente a emisiones atmosféricas deberá:
(…).
- A un lado de la vía interna principal, continuaba la disposición de
desechos sólidos a cielo abierto, lo que daba mal aspecto al relleno.
- Incumplimiento de los numerales 1.3; 1.4; 2.1; 2.2; 2.3; 3.1; 3.2; 4.1
y 4.2 del auto n.º 000035 de fecha 25 de septiembre de 1995.
12.11. Durante los años 1998 a 2006 el señor José Siervo Bejarano Hernández,
presidente de la Asociación Campesina Vereda Las Nubes9, formuló nuevos y
distintos derechos de petición, ante diferentes autoridades del orden nacional y
territorial, en los que expuso la situación de contaminación ambiental y los daños
generados por la operación del relleno sanitario El Henequén y en los que solicitó
que se adoptaran medidas para remediar tal situación (copia de los derechos de
petición –f. 363-364, 395-396, 399-400, 408-410, 413-416, 422, 434 c. 2–).
13. En esta oportunidad son varios los problemas jurídicos que corresponde a
la Sala resolver:
9
La Asociación Campesina Vereda Las Nubes tiene por objeto “definir los intereses colectivos de la
comunidad integrar socialmente a los habitantes, procurar el desarrollo económico, cultural, social y
espiritual de los integrantes de la misma”. Cuenta con personería jurídica reconocida por el gobernador del
departamento del Atlántico mediante resolución 000506 de 1992 (f. 54 c. 5).
es un daño continuado, como lo afirma la parte demandante, si se trata de un
daño instantáneo o inmediato, como lo sostienen las entidades que conforman el
extremo demandado o si, por el contrario, se presentan varios daños sucesivos,
como parece indicarlo el material probatorio aportado al proceso.
10
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de 4 de septiembre de 1997, exp. 10285, C.P. Ricardo
Hoyos Duque. En el mismo sentido, véase las sentencia del 11 de febrero de 2009, exp. 23067, C.P. Enrique
Gil Botero, y del 22 de julio de 2011, exp. 17646, C.P. Danilo Rojas Betancourth.
11
Ver, por ejemplo, Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, sentencia
de 22 de noviembre de 2001, exp. 13356, C.P. María Elena Giraldo Gómez; sentencia de 28 de abril de 2005,
exp. 14178, C.P. Germán Rodríguez Villamizar; sentencia de 23 de abril de 2009, exp. 16837, C.P. Mauricio
Fajardo Gómez.
fondo sobre el petitum de la demanda, comoquiera que la aludida legitimación
constituye un elemento de la pretensión y no de la acción, en la medida en que
se trata de
12
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, sentencia de 1° de marzo de
2006, exp. 13764, C.P. Alier E. Hernández Enríquez.
13
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, sentencia de 23 de abril de
2009, exp. 16837, C.P. Mauricio Fajardo Gómez.
14
A propósito de la falta de legitimación en la causa material por activa, la Sección ha sostenido que “si la
falta recae en el demandante, el demandado tiene derecho a ser absuelto pero no porque él haya probado un
hecho nuevo que enerve el contenido material de las pretensiones sino porque quien lo atacó no es la
persona que frente a la ley tiene el interés sustantivo para hacerlo —no el procesal—”. Consejo de Estado,
19. Sin embargo, de estos demandantes, solo los señores José Bejarano
Hernández, Guido Alfonso Caballero Corrales, Luis Felipe Rodríguez, José
Domingo Mauri, Bienvenido Cárdenas Rojas y Juan Evangelista Martínez García
se encuentran materialmente legitimados en la causa por activa porque
demostraron, a través de las actas de las visitas realizadas a la vereda Las Nubes
por la Corporación Autónoma Regional del Atlántico (CRA) y por la Defensoría del
Pueblo (f. 371, 423 c. 2), que habitaban los terrenos aledaños al relleno sanitario
El Henequén.
Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, sentencia del 20 de septiembre de 2001, exp. 10973,
C.P. María Elena Giraldo Gómez.
Departamento Administrativo del Medio Ambiente, y por la otra, la Corporación
Autónoma Regional del Atlántico, ambas dotadas con personería jurídica,
autonomía administrativa y patrimonio propio e independiente (Acuerdo n.º 045 de
1994; Ley 99 de 1993, artículo 23).
V. La caducidad de la acción
26. Para la aplicación de esta regla basta, en la mayoría de los casos, con
constatar la fecha en la cual ocurre el hecho, la ocupación o la operación
imputable a la administración pues ésta, por lo general, coincide con la producción
del daño. No obstante, existen eventos en los cuales el daño no se agota o se
produce en un preciso momento, sino que se extiende a través del tiempo.
Cuando ello ocurre, el término de caducidad debe empezar a contabilizarse a
15
Al respecto la Sala ha señalado: “Es por lo anterior que se da aplicación a la máxima latina "contra non
volenten agere non currit prescriptio”, es decir que el término de caducidad no puede ser materia de
convención, antes de que se cumpla, ni después de transcurrido puede renunciarse.// Dicho de otro modo, el
término para accionar no es susceptible de interrupción, ni de renuncia por parte de la Administración. Es,
que el término prefijado por la ley, obra independientemente y aún contra voluntad del beneficiario de la
acción”. Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 11 de mayo del 2000, exp. 12200, C.P. María
Elena Giraldo Gómez.
partir de que éste se deja de producir, con independencia de que sus efectos se
mantengan o extiendan hacia el futuro. Así lo ha establecido la jurisprudencia de
esta Corporación:
17
[95] RICARDO DE ANGEL YAGÜEZ al respecto señala: “El plazo (de la caducidad) añade el artículo
1968 (del Código Civil español), se computa “desde que lo supo el agraviado”. Debe entenderse: Desde que
la víctima conoció la existencia del daño y estuvo en condiciones de ejercitar la acción.”. Tratado de
Responsabilidad Civil. Madrid, Civitas y Universidad de Deusto, 1993. p. 943. Esta Sección de lo
contencioso administrativo del CONSEJO DE ESTADO, en múltiples oportunidades, ha señalado la
importancia en muchos casos, de identificar, antes que el momento en que el daño se causó, el momento en
que se tuvo noticia del mismo; a título de ejemplo se puede referir el siguiente pronunciamiento: Sala de lo
contencioso administrativo. Sección tercera. Sentencia de 10 de noviembre de 2000. Expediente No. 18805.
Consejera Ponente: María Elena Giraldo Gómez. Y en época más reciente: Auto de 19 de julio de 2007.
Expediente 31.135. Consejero Ponente: Enrique Gil Botero.
18
[96] El ya citado autor RICARDO DE ANGEL YAGÜEZ distingue los daños duraderos de los continuados,
entendiendo por los primeros, no en estricto sentido “daños” sino efectos de estos que se extienden en el
tiempo, mientras que refiere a los segundos como los ocurridos con ocasión de una “conducta normalmente
omisiva – que comienza y permanece, produciendo daños continuados a lo largo de toda su duración” como
se observa, en esta conceptualización de daño, se confunde a éste entendido como circunstancia material,
con la conducta que lo produce, aspectos estos diferenciados, como se dijo, por el derecho positivo
colombiano, con ocasión de lo previsto en el artículo 47 de la Ley 472 de 1998.
ocasión de una fuga de sustancias contaminantes, el término de
caducidad se contaría desde el momento en que el daño continuado
(la contaminación) deja de producirse, a menos que se tenga noticia
de éste, tiempo después de su cesación, caso en el cual, el término
de caducidad se contará a partir del momento en que se tuvo noticia
del mismo. Si en cambio, esta noticia se tuvo antes de la cesación
del daño, este aspecto no interesa para efectos del término de la
caducidad, ya que éste solo comenzará a contar, como se dijo, a
partir del momento en que el daño (continuado) se extinga.
19
[97] Sobre la diferencia entre el daño y la agravación del mismo, puede consultarse: CONSEJO DE
ESTADO. Sala de lo contencioso administrativo. Sección tercera. Sentencia de 28 de enero de 1994.
Expediente No. 8610. Consejero Ponente: Carlos Betancur Jaramillo.
20
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de 18 de octubre de 2007, rad. 25000-23-27-000-2001-
00029-01(AG), C.P. Enrique Gil Botero.
21
La aplicación del principio pro-damato “implica un alivio de los rigores de la caducidad con respecto a las
víctimas titulares del derecho a resarcimiento”. Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de abril 10 de
1997, exp. 10954, C.P. Ricardo Hoyos Duque, y auto de marzo 7 de 2002, exp. 21189, C.P. Ricardo Hoyos
Duque.
22
En este sentido se pronunció la Sala en providencia del 7 de septiembre de 2000, exp. 13126. C.P. Ricardo
Hoyos Duque. En el mismo sentido, véase la sentencia de septiembre 13 de 2001, exp. 13392, C.P. Ricardo
Hoyos Duque.
23
Sobre el particular, pueden consultarse, entre otras, las siguientes providencias proferidas por la Sección
Tercera del Consejo de Estado: sentencia de abril 30 de 1997, exp. 11350, C.P. Jesús María Carrillo; sentencia
28. En efecto, comoquiera que la acción de reparación directa pretende el
resarcimiento o indemnización de un daño, no resultaría ajustado a derecho que el
lapso de tiempo para presentar la demanda correspondiente se contabilice cuando
dicho daño no se genera o no se hace visible de manera concomitante con
cualquiera de los eventos establecidos en el artículo 136 del C.C.A., motivo por el
cual, ha sostenido la jurisprudencia de esta Corporación que en dichos casos, el
tiempo para la configuración del fenómeno procesal de la caducidad inicia para
quien se encuentra llamado a acudir a la jurisdicción, desde el momento en que
tuvo conocimiento del daño aludido o, en otras palabras, desde que éste se le hizo
advertible24:
de mayo 11 de 2000, exp. 12200, C.P. María Elena Giraldo; sentencia de marzo 2 de 2006, exp. 15785, C.P.
Maria Elena Giraldo; auto de marzo 7 de 2002, exp. 21189, C.P. Ricardo Hoyos Duque; sentencia de 30 de
enero de 2013, exp. 27152, C.P. Danilo Rojas Betancourth.
24
“Como el derecho a reclamar la reparación del daño sólo surge a partir del momento en que este se
produce, resulta razonable considerar que el término de caducidad en los eventos de daños que se generan o
manifiestan tiempo después de la ocurrencia del hecho dañino, solamente deba contarse a partir de dicha
existencia o manifestación fáctica, “pues el daño es la primera condición para la procedencia de la acción
reparatoria.” (nota n.° 5, de la sentencia en cita: “En este sentido se pronunció la Sala en providencia del 7
de septiembre de 2000, exp. 13126”)”. Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 4 de febrero de
2010, exp. 17631, C.P.(E) Mauricio Fajardo Gómez.
25
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 10 de marzo de 2011, exp. 21200, C.P. Hernán Andrade
Rincón.
30. No obstante, a juicio de la Sala, existen razones para afirmar que en este
caso los habitantes de la vereda Las Nubes solo empezaron a experimentar los
efectos nocivos de la entrada en operación del relleno sanitario tiempo después de
que este hecho tuvo lugar, y de no de manera inmediata. Por tal razón, el término
de caducidad de la acción de reparación directa debe empezar a contabilizarse,
como bien lo señaló el Tribunal Administrativo del Atlántico, a partir del momento
en que el daño adquirió notoriedad o, en otras palabras, que los actores se
percataron de su existencia.
31.1. El informe técnico n.º 041 del 14 de junio de 1991, que recogió las
conclusiones de la inspección ocular realizada al lugar el 12 de junio anterior por
funcionarios de la Unidad Ambiental Regional Atlántico a raíz de las quejas
presentadas por el sindicato de pequeños agricultores de la vereda Las Nubes, da
cuenta de las afectaciones generadas en los predios de algunos particulares por el
funcionamiento del relleno sanitario (f. 57-58 c. 5):
31.3. La petición para que se adoptaran medidas con el fin de evitar que las
bolsas plásticas llegaran hasta las parcelas de la vereda y continuaran
menoscabando la vida de los animales fue reiterada por el presidente de la misma
asociación en escrito radicado el 10 de febrero de 1992 ante las Empresas
Públicas Municipales de Barranquilla, donde además solicitó que se diera
respuesta a su comunicación anterior (f. 284-285 c. 7).
31.4. Tan enterados estaban los demandantes de que la operación del relleno
sanitario les generaba afectaciones de carácter subjetivo, que interpusieron una
acción de tutela para la protección de sus derechos a la vida, a la integridad física
y a la salud, la cual fue fallada el 27 de abril de 1993 por el Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Barranquilla, en el sentido de amparar de forma transitoria los
derechos invocados, mientras los interesados ejercían las acciones procedentes26
(f. 36-41, 97 c. 5).
26
Esta información se desprende de la providencia proferida el 21 de noviembre de 1995 por el Tribunal
Superior de Barranquilla, mediante la cual resolvió el incidente de desacato propuesto por el personero
delegado en asuntos jurisdiccionales del distrito de Barranquilla.
27
En los términos del artículo 194 del Código de Procedimiento Civil, la confesión judicial espontánea es “la
que se hace en la demanda y su contestación o en cualquier otro acto del proceso sin previo interrogatorio”.
de la deficiente operación del relleno sanitario El Henequén, “a partir del año 1994
empezaron a morir animales de propiedad de la vereda Las Nubes, tales como
ganado vacuno, gallinas, patos, entre otros, y a deteriorarse la fertilidad de las
tierras y aguas, agrandando (sic) en grandes proporciones el factor de
subsistencia de estos moradores, y que actualmente son los que están
demandando” (f. 29, 30 c. 3).
32. Lo anterior pone en evidencia que, aunque los daños generados a los
habitantes de la vereda Las Nubes no se presentaron de forma concomitante con
la puesta en funcionamiento del relleno sanitario, sí adquirieron notoriedad y
fueron cognoscibles para los demandantes, durante los primeros años de la
década de los noventa. Esto significa que le asistió razón al Tribunal
Administrativo del Atlántico cuando declaró la caducidad de la acción, pues es
evidente que cuando se presentó la demanda de reparación directa, el 17 de
febrero de 1997, ya había expirado el término de dos años previsto en el artículo
136 del C.C.A.
11.1. Así las cosas, los daños irrogados a un interés colectivo afectan a
la comunidad, pues el menoscabo se materializa sobre derechos de
corte inmaterial cuya titularidad pertenece a toda la colectividad.
28
Exp. 29028, C.P. Ramiro Pazos Guerrero.
29
[18] Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, sentencia de mayo 16 de 2011, rad. 52835-3103-
001-2000-00005-01, M.P. William Namén Vargas.
30
[19] Ibid.
31
[20] Para ilustrar esta situación se podría suponer el caso de un derrame de petróleo en mar abierto, en
cuyo caso se suscitaría una afectación ambiental de carácter ambiental; no obstante, los perjuicios causados
a los particulares, por la contaminación del agua, diferentes de la afectación ambiental en sí misma, y que se
concretan con la muerte de animales de fincas que bebieron el líquido o la muerte de peces de criaderos, son
lesiones que resultan como consecuencia de los efectos de un daño ambiental puro. Así, se tiene que subsisten
perjuicios concretos y particulares, diferentes al perjuicio de interés colectivo o difuso como el ambiente, que
merecen ser indemnizados en la medida que cumplan las condiciones del débito resarcitorio.
32
[21] Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, sentencia de mayo 16 de 2011, rad. 52835-3103-
001-2000-00005-01, M.P. William Namén Vargas.
público, cuyo titular exclusivo es la colectividad, y cuya reparación
versa sobre éste, sin mirar al interés individual sino al de toda la
comunidad, así en forma indirecta afecte a cada uno de sus
integrantes.
33
[22] Cfr. BRICEÑO CHAVES, Andrés Mauricio. “Aproximación a los conceptos de daño ecológico y de
daño ambiental. Dos daños en un mismo esquema de responsabilidad” en Daño ambiental, Universidad
Externado de Colombia, T. II, 2009, p. 71.
34
Ibíd.
35
[23] Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, sentencia de mayo 16 de 2011, rad. 52835-3103-
001-2000-00005-01, M.P, William Namén Vargas.
36
[24] Ley 1437 de 2011, art. 140: “Reparación directa. En los términos del artículo 90 de la Constitución
Política, la persona interesada podrá demandar directamente la reparación del daño antijurídico producido
por la acción u omisión de los agentes del Estado” [se destaca].
37
[25] Ley 1437 de 2011, art. 145: “Reparación de los perjuicios causados a un grupo. Cualquier persona
perteneciente a un número plural o a un conjunto de personas que reúnan condiciones uniformes respecto de
una misma causa que les originó perjuicios individuales, puede solicitar en nombre del conjunto la
declaratoria de responsabilidad patrimonial del Estado y el reconocimiento y pago de indemnización de los
perjuicios causados al grupo, en los términos preceptuados por la norma especial que regula la materia
[…]” [se destaca].
38
[26] El derecho colectivo se contrapone al concepto tradicional de derecho subjetivo, porque no es posible
exigir en sede judicial, a quien se demanda, la demostración de legitimación en la causa para accionar. El
interés que se exige para poner en movimiento al aparato judicial no se identifica con la lesión a un
patrimonio individual, sino que se viabiliza bajo la premisa de que cada sujeto, en cuanto integrante de la
colectividad, puede pretender la defensa de valores comunes, de forma tal que más que un demandante se
daño puede no estar presente y el juez contencioso podrá en sede de
acción popular evitar el daño contingente, hacer cesar el peligro, la
amenaza, la vulneración de aquellos o la restitución del statu quo
anti39.Así las cosas, en materia de daños ambientales puros, el riesgo
desplaza la noción de certidumbre de los “daños consecutivos”, pues
es irrelevante la exigencia de la lesión efectiva y necesita simplemente
la presencia de una señal objetivamente razonada de amenaza, peligro
o riesgo del derecho colectivo al ambiente.
12.5. Por tal razón, cuando se trata de un daño ambiental puro sin
pretensiones indemnizatorias, que pone en cuestión los derechos
colectivos, la acción popular es la vía procesal idónea para su
protección, mientras que en lo relativo a los daños ambientales
impuros, daños que se suscitan como consecuencia de las
repercusiones de las lesiones ambientales, la acción de grupo y la
ordinaria de reparación directa (medio de control de conformidad con el
art. 140 de la Ley 1437 de 2011) son los mecanismos procesales
idóneos para que un individuo o un sujeto colectivo los ejercite en aras
de instaurar sus pretensiones de indemnización41 (negrillas originales).
36. En estos términos, el daño que se mantiene en el tiempo y que, por ello,
adquiere carácter continuado es el generado al medio ambiente por la mala
operación del relleno sanitario, el cual no es susceptible de ser indemnizado por la
vía de la acción de reparación directa o de la acción de grupo desarrollada en la
transforma en un representante legítimo del grupo social que actúa mediante cauces procesales que se
caracterizan por ser públicos”. GIL BOTERO, Enrique y RINCON, Jorge Iván, ob.cit., p. 35.
39
[27] Art. 1º de la Ley 472 de 1998.
40
[28] Cfr. MEJIA, Henry. La responsabilidad por daños al medio ambiente.
http://www.henryamejia.site11.com/docs/obras%20autor/responsabilidad.pdf (consultado el 15 de enero de
2014).
41
[29]“Lo importante es dejar en claro que el daño ambiental en su forma pura se presenta sólo cuando se
vulnera un derecho colectivo. En nuestro ordenamiento jurídico, gracias a la existencia de las acciones
populares, se garantiza su defensa. Sin embargo, no se excluye que al presentarse un daño ambiental puro,
también si violen al tiempo derechos individuales, lo cual permite de igual manera la utilización de acciones
que pretendan sólo la reparación del daño individual. Por ejemplo, en el daño sobre una laguna en donde
mediante la acción popular se busca la reparación del ecosistema y por medio de las acciones individuales se
pretende resarcir a los pescadores que perdieron la posibilidad de sus ganancias”. HENAO, Juan Carlos.
“Responsabilidad civil por daño ambiental”, en Revista Zero, Universidad Externado de Colombia, n°. 6,
2001, pp. 25 y 26. Al respecto, ha precisado la Corte Suprema de Justicia: “Las acciones populares tienden a
la “protección de los derechos e intereses colectivos", su finalidad es la evitación del daño contingente, la
cesación de un peligro, amenaza, vulneración o el agravio de aquellos o, la restitución de las cosas al statu
quo anti (artículo 2º, Ley 472 de 1998), su función preventiva e indemnizatoria atañe al derecho o interés
colectivo comprometido, más no a derechos e intereses particulares. […] Per differentiam, la acción
ordinaria de responsabilidad civil tiene por finalidad la reparación del daño directo y personal causado a
uno o varios sujetos determinados o determinables, se dirige contra el agente o los varios autores in solidum
(artículo 2344, Código Civil), y salvo disposición legal in contrario, exige demostrar a plenitud todos sus
elementos constitutivos, conforme a su especie, clase y disciplina normativa”. Corte Suprema de Justicia,
Sala de Casación Civil, sentencia del 16 de mayo de 2011, rad. 52835-3103-001-2000-00005-01, M.P.
William Namén Vargas.
Ley 472 de 199842, como sí lo es el daño que afecta los intereses patrimoniales
de los demandantes, y que se verifica o produce en un momento determinado.
42
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencias de 29 de agosto de 2014, exp. 30541 y de 2 de mayo de
2016, exp. 36357, ambas con ponencia del suscrito magistrado.
uno de los daños derivados de esos sucesivos eventos43.
39. En el caso concreto, la Sala encuentra que además de los daños causados
en 1991 a los habitantes de la vereda Las Nubes, respecto de los cuales operó la
caducidad de la acción, existe un menoscabo adicional, de carácter patrimonial,
que ocurrió en el mes de noviembre de 2005, y que solo está probado que afectó
al señor Juan Martínez (ver infra párr. 41 y ss), quien perdió un criadero de peces.
40. Como respecto de este daño –el cual tiene un carácter cierto– no ha
operado la caducidad de la acción ya que ocurrió con posterioridad a la fecha de
presentación de la demanda, la Sala analizará si el mismo resulta imputable a las
entidades demandadas, no sin antes advertir que dicha circunstancia no es óbice
para la realización del juicio de responsabilidad en este caso porque no comporta
el desconocimiento de los principios de congruencia y de jurisdicción rogada en la
medida en que la pretensión que constituye el objeto de la demanda es que se
indemnicen los perjuicios materiales causados a los actores como consecuencia
del daño ambiental generado por la operación del relleno sanitario, los cuales se
concretan, entre otras cosas, en la pérdida de sus animales.
41.3. El concepto técnico n.º 00382 del 5 de diciembre de 2005, elaborado por la
CRA, regional Atlántico, en las que se consignan, en los términos que se
transcriben a continuación, las conclusiones de la visita realizada el 17 de
43
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de 10 de marzo de 2011, exp. 20109, C.P. Hernán Andrade
noviembre de ese mismo año a la vereda Las Nubes, con el fin de verificar los
hechos que fueron denunciados en los derechos de petición a que se refiere el
punto anterior (f. 371 c. 2):
42. Los señores José Bejarano Hernández, Guido Alfonso Caballero Corrales,
Luis Felipe Rodríguez, José Domingo Mauri y Bienvenido Cárdenas Rojas, si bien
probaron que habitaban en los terrenos aledaños al relleno sanitario El Henequén,
no acreditaron haber sufrido un menoscabo individual por causa de su operación,
de manera que sus pretensiones resarcitorias no están llamadas a prosperar. En
efecto, aunque en el derecho de petición radicado el 17 de noviembre de 2005
ante la Corporación Autónoma Regional del Atlántico (CRA), el señor José
Bejarano Hernández denunció que el desbordamiento de las lagunas de oxidación
había inundado las parcelas de los referidos demandantes, junto con la del señor
Juan Martínez, lo cierto es que en la visita de inspección realizada por la CRA al
relleno sanitario este hecho no quedó demostrado pues allí solo individualizó a
este último como uno los afectados con el desbordamiento de la piscina de
lixiviados. Sobre los restantes demandantes no se dijo en particular, por lo que no
existe ninguna evidencia del daño que alegaron (f. 371 c. 2).
Rincón, reiterada en la sentencia de 26 de febrero de 2016, exp. 36231, C.P. Ramiro Pazos Guerrero.
que le sean imputables, causados por la acción o la omisión de las autoridades
públicas”.
44
[45] Ahora bien, la Sala advierte que “en aplicación del principio del iura novit curia se analiza el caso
adecuando los supuestos fácticos al título de imputación que se ajuste debidamente, sin que esto implique una
suerte de modificación o alteración de la causa petendi, ni que responda a la formulación de una hipótesis
que se aleje de la realidad material del caso, ni que se establezca un curso causal hipotético arbitrario. De
manera que es posible analizar la responsabilidad patrimonial del Estado bajo un título de imputación
diferente a aquel invocado en la demanda, en aplicación al principio iura novit curia, que implica que frente
a los hechos alegados y probados por la parte demandante, corresponde al juez definir la norma o el régimen
aplicable al caso, potestad del juez que no debe confundirse con la modificación de la causa petendi, esto es,
de los hechos que se enuncian en la demanda como fundamento de la pretensión”.
45
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de 10 de noviembre de 2016, exp. 34091, C.P. Jaime
Orlando Santofimio.
c. Contar con los servicios mínimos de suministro de agua, energía
eléctrica, conexión telefónica, sistema de drenaje para evacuación de
sus residuos líquidos, de acuerdo con la complejidad de las
actividades realizadas;
49. La Sala constata, entonces, que se presentó una falla del servicio
imputable a la entidad demandada, que dejó de atender las obligaciones
emanadas de la ley y de los actos administrativos proferidos por la autoridad
ambiental, relativas al diseño y construcción de una infraestructura adecuada para
el manejo de los lixiviados y de las aguas de escorrentía del relleno sanitario El
Henequén.
50. Esta falla del servicio ocasionó que las aguas se desbordaran e inundaran
el terreno que era ocupado por el señor Juan Martínez, causando con ello la
pérdida de su cultivo de peces. Así consta en el concepto n.º 000382 del 5 de
diciembre de 2005, elaborado por la CRA (f. 368-373 c. 2):
▪ Manejo de lixiviados:
La piscina n.º 1: Recoge los lixiviados de la primera etapa del relleno.
Esta piscina se encontraba completamente llena y con claros indicios de
haberse realizado movimientos de tierra recientes para retener del
desbordamiento de ésta.
51. Por esta razón, la Sala considera que el daño sufrido por el señor Juan
Martínez es imputable a la Sociedad de Acueducto, Alcantarillado y Aseo de
Barranquilla E.S.P. ocasionó que las aguas se desbordaran e inundaran el terreno
que era ocupado por el señor Juan Martínez, causando con ello la pérdida de su
cultivo de peces, que en consecuencia será condenada a repararlo por haber sido
negligente y descuidada en el manejo del relleno sanitario y en la adopción de las
medidas necesarias para el control de los lixiviados y de las aguas de escorrentías.
VII. Perjuicios
53. Para la liquidación del perjuicio la parte actora deberá demostrar, mediante
los medios de prueba que considere pertinentes y conducentes, el porcentaje de
pérdida de los mismos, el costo de los insumos empleados para el mantenimiento
del cultivo, y el precio de venta en el mercado. La suma que arroje la liquidación
deberá actualizarse de conformidad con el índice de precios al consumidor.
55. Es decir que para que proceda el llamamiento en garantía debe existir entre
el llamante y la persona natural o jurídica llamada en garantía, una relación
sustancial que haga procedente el reintegro del valor de la indemnización que la
46
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de 25 de septiembre de 1997, exp. 11514, C.P. Daniel
Suárez Hernández. En similar sentido, véanse los autos de 26 de marzo de 2007, exp. 32.723, y de 19 de julio
de 2007, exp. 33.226, ambos con ponencia de Ruth Stella Correa Palacio.
demandada llegue a cancelar a la víctima del daño en razón de la condena 47.
56. En el caso concreto, está probado que entre la Sociedad Equipos Universal
S.A. y la Empresa de Acueducto, Alcantarillado y Aseo de Barranquilla E.S.P.
existió una relación contractual, originada en el contrato n.º 000107 del 5 de julio
de 1994, que tenía por objeto “la prestación del servicio de relleno sanitario:
disposición final y tratamiento de basuras mediante el sistema de relleno sanitario,
todo ello dentro de los términos establecidos en los pliegos de condiciones de la
licitación privada n.º 010 de 1993” (f. 186 c. 3).
57. Sin embargo, la Sala no tiene certeza de que esa relación contractual
estuviera vigente al momento en que se produjo la inundación que ocasionó la
pérdida del cultivo de peces del señor Juan Martínez. Lo anterior por cuanto al
expediente solo se aportaron los siguientes documentos: (i) el contrato n.º 000107
del 5 de julio de 1994, el cual tenía un plazo de ejecución de cinco años, contados
a partir de su perfeccionamiento, que ocurrió el 8 de julio siguiente; y (ii) el contrato
adicional n.º 1 que extendió el término de ejecución del anterior por cinco años
más, esto es, hasta el 9 de julio de 2004 (f. 131, 155 c. 3).
58. Esta falta de certeza obliga a denegar las pretensiones derivadas del
llamamiento en garantía pues no está probado que al momento en que se produjo
el daño que motivó la declaratoria de responsabilidad de la Triple A existiera un
vínculo contractual vigente entre esta entidad y la Sociedad Equipos Universal que
obligara a esta última a servir de garante de la obligación resarcitoria impuesta a
cargo de la primera.
IX. Costas
47
Ver al respecto las sentencias de 31 de agosto de 2006, exps. 17482 y 28448, ambas con ponencia de Ruth
Stella Correa y que se refieren a las distintas relaciones derivadas del llamamiento en garantía de servidores
FALLA
públicos.
SÉPTIMO: Sin condena en costas.