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Pedagogía de La Liberación

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PEDAGOGÍA DE LA LIBERACIÓN

La pedagogía de la liberación es un movimiento educativo cuyo principal


representante es el pedagogo brasileño Paulo Freire (1921-1997). La educación
liberadora es un proceso de renovación de la condición social del individuo,
considerando al sujeto como un ser pensante y crítico, reflexionando de la realidad
que vive. En este proceso la liberación se contrapone a la pedagogía bancaria, la
cual limita la posibilidad de creación de nuestros propios conocimientos,
fomentando la reproducción sin análisis ni comprensión de los temas que se nos
están enseñando.
La perspectiva de la educación de la liberación se ubica en una horizontalidad de
las relaciones humanas, y que, por tanto, implica el diálogo y la continua reflexión
acerca de la propia realidad a lo largo del proceso educativo. Se
considera liberación porque pretende una suerte de reencuentro de los seres
humanos con su dignidad de creadores y participantes activos en la cultura que
los configura. Por todo esto, en el método pedagógico freiriano, al mismo tiempo
que una persona adulta aprende a leer y escribir, recupera el dominio de la
propia vida y analiza, mediante una reflexión en común con otros seres humanos,
su realidad. En este análisis, se buscan las causas que inciden en un estado
determinado de la cultura, y se detectan las inercias y fuerzas que impiden la
expresión y realización de las personas. Se dice, entonces, que la persona en
cuestión ha tomado conciencia, o se ha concientizado. Es importante resaltar que
esto jamás puede ser producto de un adoctrinamiento o manipulación por
parte de otros, sino que el sujeto debe hallar por sí mismo su camino en
la vida.
La que Freire llamó educación bancaria nos aleja de la comprensión de nuestras
circunstancias sociales y genera pasividad y fatalismo en los sujetos. No en vano
decidió utilizar un término procedente del ámbito económico, pues la educación
bancaria ve en todo momento al alumno como una inversión la cual tarde o
temprano deberá entregar retribuciones, ya sea como mano de obra barata o
como sujetos productores y poco pensadores. Además de eso el proceso
educativo es reducido al grado de pesar en los estudiantes como cajas de
depósito, dejando de lado todos los procesos cognitivos y reflexivos que suceden
cuando de educación se habla. Esto ocurre debido a una escuela concebida
según una relación unidireccional (vertical) en la que uno enseña y otro aprende,
sin que los roles cambien. Se adquiere entonces la falsa idea de que hay sabios
absolutos e ignorantes también absolutos.
La educación liberadora parte de las ideas del constructivismo: con este tipo de
educación el educando aprende a comprender el mundo en su interacción con él,
es un sujeto consciente del mundo en evolución constante, su aprendizaje es más
duradero ya que propicia la reflexión y la crítica. La razón de ser de este tipo de
educación radica en su impulso conciliador educador-educando, ambos
simultáneamente educadores y educandos; esto permite que ambas partes logren
crear conocimiento. Y sobre todo que ambos busquen ser liberados de la
opresión.
Para que exista liberación, Freire (1972) informa que es necesario que tanto el
educador como el educando sean liberados en su pensamiento auténtico, ya que
los hombres se educan entre sí y si un educador no está liberado no podrá
promover la liberación de sus educandos.
La educación liberadora propicia la reflexión de la conciencia sobre sí misma, de
ahí que este tipo de educación sea un acto cognoscente que permite la superación
de educador-educando gracias al diálogo, el pensamiento y la acción. Gracias al
diálogo en este tipo de educación los educandos y el educador tienen la
posibilidad de expresar sus creencias, opiniones, y conocimiento; contribuyendo
con la discusión al pensamiento crítico que permite tener una posición frente a
diferentes temas. Es a partir del diálogo que tanto educandos como educadores
logran conocer las ideas de cada uno, respetándolas, pero teniendo derecho a
criticarlas y cuestionarlas de forma respetuosa e inteligente.
Este tipo de educación parte de la historia de los hombres reconociéndolos como
seres inacabados con una realidad inacabada, implica la negación del hombre
abstracto, aislado del mundo, ya que propone una relación hombre-mundo
simultáneamente, que permite al hombre la comprensión del mundo en evolución.
Por ende, el educador debe propiciar espacios donde todos los educandos estén
incluidos en las actividades escolares, se reconozcan y se relacionen con su
realidad y con la sociedad en la que están inmersos. La educación no se basa ya
en la transmisión de postulados abstractos, indiscutibles y exactos, sino en la
creación de conocimiento basado en la historia de los sujetos, en su presente, los
cambios que se deben realizar para la contribución al mejoramiento de este y la
creencia en un mejor futuro.
Además, la educación liberadora no acepta la existencia de un futuro
preestablecido sino que es futuridad revolucionaria, de ahí que se identifique con
los seres más allá de sí mismos —como proyectos— para quienes el mirar atrás
es la mejor manera de conocer lo que está siendo. Esto con la intención de
construir un mejor futuro. En este tipo de educación esto es posible cuando se
propone a los hombres su situación como problema; son capaces de apropiarse
de ella y de transformarla.
La tarea del educador en este tipo de educación no es otra que la de proporcionar,
conjuntamente con los educandos, las condiciones para que se dé el conocimiento
verdadero, el que se da a nivel de la acción (empirismo). La educación liberadora
implica un acto permanente de descubrimiento de la realidad y busca la emersión
de las conciencias de la que resulta su inserción crítica en la realidad. El educando
en este tipo de educación debe creer en los educandos y en la capacidad de estos
de crear conocimiento, debe concebir el error como algo natural en los procesos
educativos y no penalizarlo como falta grave. En este tipo de educación el
educador estaría al servicio de la liberación. Este tipo de educación se fundamenta
en la creatividad, no aceptando la suposición de un futuro preestablecido, sino que
es futuridad revolucionaria.
Del carácter problemático de los desafíos a los que los educandos sean expuestos
depende qué tan desafiados se sientan como seres en el mundo y con el mundo, y
cuanto más desafiados estén más obligados se ven a responder a los desafíos
que se les presenten, pues de esa forma comprenden los desafíos por medio de la
acción, reconociendo su compromiso. Por ende, se entiende que la educación
liberadora implica la negación del hombre abstracto, aislado, suelto, desligado del
mundo, y de la suposición de un mundo como realidad ausente de los hombres.
Entonces, este tipo de educación propone la relación hombre-mundo
simultáneamente, relación que permite al hombre la comprensión del mundo en
evolución.
En conclusión, por medio de la educación liberadora, tanto educandos como
educadores aprenden a percibir de forma crítica cómo están siendo en el mundo
con el que y en el que están. La educación liberadora se fundamenta en la
creatividad viendo en ella una forma auténtica de propiciar el conocimiento; el
diálogo como acto desvelador de la realidad. Para este tipo de educación, en tanto
quehacer humanista y liberador, la importancia de la educación radica en que los
hombres sometidos a la dominación luchen por su emancipación superando la
falsa conciencia del mundo; por ende, este tipo de educación no puede servir al
opresor.

Bibliografía
Freire, P .(1969) La educación como práctica de la libertad . España: Siglo
Veintiuno editores
Freire, P. (1979) Pedagogía del oprimido. España: Siglo Veintiuno editores

Citas importantes de Freire, abrir enlace

https://yosoytuprofe.20minutos.es/2017/07/17/30-citas-de-paulo-freire/

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