EP Modulo 1

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MAESTRAS Y MAESTROS CONSTRUIMOS IGUALDAD

CURSO EN LÍNEA PARA DOCENTES DE EDUCACIÓN PREESCOLAR

Módulo 1

Mujeres y hombres: diferentes pero iguales

Introducción

El presente módulo tiene como objetivo que, las y los participantes comprendan
cómo la construcción de la feminidad y masculinidad genera desigualdad y
discriminación entre los sexos y la importancia del papel docente en la
transformación de estas creencias, conductas y actitudes.

Para tal fin se revisarán dos temas. En el primero, veremos cómo a partir de las
características biológicas con que nace un ser humano, la sociedad lo clasifica como
mujer u hombre y le asigna una serie de particularidades, cualidades, espacios y
tareas que los van diferenciando y que derivan en tratos desiguales, principalmente
hacia las mujeres y las niñas, lo cual repercute en su desarrollo integral, el acceso
y goce a sus derechos humanos.

El segundo tema presenta información sobre las desigualdades que experimentan


mujeres y hombres a partir de este trato diferenciado y cómo afectan todos los
ámbitos de su vida. Pues a pesar de que las mujeres son quienes experimentan en
mayor medida, los efectos de la desigualdad, también es cierto que los hombres
ven limitado su desarrollo.. De ahí la importancia del papel de las y los docentes en
la transformación de las creencias, actitudes y conductas propias y de las y los
estudiantes de sus grupos para construir ambientes en los que niñas y niños se
sientan valorados e impulsados a desarrollar todas sus capacidades humanas de
tal forma que accedan y gocen plenamente de todos los derechos que tienen por el
solo hecho de ser humanos.

El abordaje de estos temas implica revisar algunos conceptos y ejemplos que


ayuden a reflexionar situaciones cotidianas de la experiencia personal y profesional
con el fin de deconstruir todas aquellas creencias y prejuicios sobre lo que significa
ser mujer y hombre en nuestra sociedad y que limitan el crecimiento propio y el de
las y los estudiantes.

Preguntas de reflexión

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Antes de iniciar le invitamos a que tome unos momentos para reflexionar sobre las
siguientes preguntas:

o ¿A qué se debe que las diferencias biológicas entre las mujeres y los
hombres generan desigualdad?
o ¿Qué condiciones son menos favorables para las niñas y cuáles para los
niños?
o ¿Cuál es el papel del personal docente en la construcción de relaciones de
género basadas en la igualdad entre mujeres y hombres?

1. La construcción social del género

Cuando un ser humano nace, tiene un potencial muy amplio de posibilidades para
desarrollarse. Sin embargo, en ese mismo instante comienza el proceso de
socialización en el que las personas asignan una serie de características,
cualidades y tareas al bebé dependiendo de si se le clasifica como mujer u hombre,
lo que invariablemente limita ese potencial inicial.

Aun cuando hay muchas evidencias que muestran que mujeres y hombres no
nacemos con las particularidades asociadas a lo femenino o masculino, existe una
tendencia a pensar que mujeres y hombres nos comportamos de cierta forma
porque es parte de nuestra naturaleza; “porque nacimos así”.

Piense en cuántas veces ha escuchado que los hombres son racionales y las
mujeres más emocionales o que los niños son más inquietos y las niñas más
tranquilas; que los hombres tienen más iniciativa y las mujeres son más pasivas o
que los niños son más agresivos y las niñas más pacíficas. Como si todas estas
características dependieran de su sexo y no fueran potencialidades humanas.

Entonces, ¿a qué se debe que no se reconoce que ser mujeres y hombres es más
un producto del aprendizaje social que el resultado determinado por las
características biológicas y se sigue tratando a las personas de manera diferente y
esperando cosas distintas de ellas en función de su sexo?

La respuesta se encuentra en la dificultad que tenemos para separar el cuerpo


biológico del deber ser masculino o femenino que nos mandata la sociedad. Por
ello, es de suma importancia comenzar por aclarar la diferencia entre los conceptos
de sexo y género.

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1.1 Sexo, género y estereotipos de género

El sexo se refiere al “conjunto de las características biológicas que definen como


hembras y machos al espectro de los seres humanos” (OPS y OMS, 2000, p. 7).
Dichas características aluden no sólo a que son observables a primera vista, por
ejemplo, sus órganos sexuales externos; es mucho más que eso. De acuerdo con
Corona y Ortíz (2003) la determinación del sexo conlleva diferentes niveles:

1. Sexo cromosómico: Los hombres poseen un cromosoma sexual XY,


mientras que en las mujeres es XX.
2. Sexo gonadal: Los hombres poseen testículos, mientras que las mujeres
tienen ovarios.
3. Sexo hormonal: La hormona principal, en el caso de los hombres, es la
testosterona; mientras que en las mujeres son los estrógenos y la
progesterona.
4. Sexo genital interno: Los hombres se caracterizan por presentar el conducto
deferente, la vesícula seminal y el conducto de eyaculación; y las mujeres,
las trompas uterinas, el útero y la vagina.
5. Sexo genital externo: Los órganos sexuales externos de los hombres son el
pene y el escroto; en las mujeres, el clítoris, los labios mayores y menores.
6. Sexo de asignación social: Es la categorización de la persona cuando nace
como niña o niño.

Debido al origen biológico del sexo, hasta hace pocos años se pensaba que estas
características no podían cambiar. Sin embargo, la ciencia ha confirmado que lo
único que no se puede modificar en un cuerpo humano es el sexo cromosómico.

También se creía que las características sexuales eran las que determinaban las
cualidades y conducta de mujeres y de hombres, sin embargo, los aportes de la
investigación psicológica, social, antropolígica, etc., muestran la influencia de la
educación y la cultura en la construcción de la identidad y el comportamiento de las
personas a partir de la designación social del sexo.

Para reflexionar:

Antes de continuar, le invitamos a pensar en todas las veces que ha deseado


expresar o hacer algo y se limita porque le hicieron pensar que no es propio de
su sexo.

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Por ejemplo, si es hombre, cree que no puede llorar para expresar su tristeza. Si
es mujer, no se atreve a acercarse a alguien que le atrae, o tomar la inciativa para
iniciar una relación con esa persona.

Repase cuántas veces, en su labor docente, quizá ha impuesto límites


semejantes a las niñas y los niños a partir de las mismas creencias. Por ejemplo,
limitar a las niñas a expresar su enojo con furia o a realizar tareas que impliquen
la fuerza física y a los niños a utilizar juguetes, ropa o accesorios considerados
de niñas.

Las personas no somos ajenas a las construcciones de género y las reproducimos


en todos los espacios en los que vivimos cotidianamente. De ahí la importancia
de identificar qué ideas, creencias y valores tenemos en torno a lo que significa
ser mujer y ser hombre y transformar todas aquellas que limiten el desarrollo
integral y el de las niñas y niños con quienes trabaja en preescolar, así como
también el nuestro.
Ahora piense

 ¿Qué cambios podría hacer en la forma en que trata a niñas y niños para
evitar la reproducción de estereotipos y roles de género?

En el proceso de socialización una vez que una persona es categorizada como


mujer u hombre, comienza un proceso complejo que da lugar a la construcción de
la feminidad para ellas y la masculinidad para ellos, es decir, las cualidades y tareas
que les son impuestos de acuerdo con la cultura a la que pertenecen.

A este sistema o red de creencias, actitudes, valores, formas de comportamiento y


manera de ver el mundo que se aprenden desde el nacimiento y que son diferentes
dependiendo de la etiqueta que se le ponga de mujer u hombre, se le conoce como
género (OPS y OMS, 2000). Es por ello que se puede afirmar que el género es el
resultado de una construcción social e histórica que toma como base algunos
aspectos del sexo para clasificar a los seres humanos en dos grupos: masculino y
femenino.

En nuestra cultura aún se espera que las mujeres sean sensibles, dependientes,
serviciales y que se dediquen a tareas relacionadas con las labores domésticas y el

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cuidado de otros integrantes del grupo familiar o de la sociedad. En contraste, de
los hombres se espera que sean fuertes, propositivos, con capacidad de tomar
decisiones y que se dediquen a actividades económico productivas o también,
políticas.

Para reflexionar:

Antes de continuar le invitamos a pensar en la idea que usted aprendió sobre lo


que significa ser mujer o ser hombre y que la analice con base en las siguientes
preguntas:

- ¿Es igual a lo que su abuela o abuelo creían? ¿En qué se parecen? ¿En
qué son diferentes?
- ¿Es igual a la que tienen sus hijas/os, sobrinas/os? ¿En qué se parecen?
¿En qué son diferentes?
- ¿Qué tanto su propia experiencia de vida se parece a esa idea de mujer u
hombre que le enseñaron? ¿En qué ha cambiado?
- ¿Qué le llevó a ese cambio y qué efectos ha tenido para su vida?
Ahora piense:

 ¿Qué cambios podría hacer para ayudar a niñas y niños a transformar el


significado de ser mujer y hombre?

Un aspecto central de la construcción de género es que producen una serie de


pautas que determinan cómo se debe organizar el mundo, las cuales comprenden
prácticas, símbolos, representaciones, normas y valores de los grupos sociales que
dan sentido a la forma en que las personas se relacionan dependiendo del momento
histórico y social en que se desarrollan, y que es conocido como orden de género
(Barbieri, 1993).

Dicho ordenamiento se refleja en la distribución de cualidades, conductas, tareas y


papeles que responden a esta separación en femenino y masculino y determina en
gran medida la organización de la sociedad, la cual se ha caracterizado por que los
hombres dominan los espacios y recursos, frente a la subordinación de las mujeres,
lo que conlleva a una distribución desigual de bienes, recursos, derechos y poder.

Sabía que:

5
Datos de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los
Hogares 2016 (ENDIREH 2016), con información de mujeres de 15 años o más
de edad que viven en el país, muestran cómo algunas creencias refuerzan el
orden de género:
- El 69.6% están de acuerdo en que las mujeres deben ser igual de
responsables que los hombres de traer dinero a casa y de cuidar a niñas,
niños y personas ancianas o enfermas; mientras que el 47.6% opina que
las mujeres que trabajan descuidan a sus hijas e hijos.
- El 47% considera que las mujeres no deben tener derecho a salir solas en
la noche a divertirse y el 32.2% opina que las mujeres deben vestir sin
escotes para no ser molestadas por los hombres.
- El 14.3% está de acuerdo en que los hombres deben ganar más salario
que las mujeres.
- El 12.7% no está de acuerdo en que los hombres deben encargarse –al
igual que las mujeres– de las tareas de la casa, así como de cuidar a niñas,
niños y personas enfermas o ancianas.
- El 10.4% considera que los hombres deben tener mejores puestos que las
mujeres en los trabajos.
- El 8% señaló que las mujeres casadas deben tener relaciones sexuales
con su esposo cuando él quiera.

Por su parte, la Consulta Infantil y Juvenil 2018 (INE, 2018), captó la percepción
de la realidad cotidiana de niñas, niños y adolescentes en torno a varios temas,
entre estos, los relacionados con la igualdad de género:
- El 70% de niñas y niños manifestaron que las tareas del hogar las pueden
desempeñar ambos sexos por igual. Sin embargo, existe un 12.3% de
niñas que opinan que es una actividad que sólo pueden realizar las mujeres
frente al 21.3% de los niños.

Fuente: Inmujeres (2020). Los estereotipos de género en la infancia. En Boletín Desigualdad en


cifras (6). Extraído el 9 de enero desde https://bit.ly/3oFcH3s

La socialización del género incluye diferentes mecanismos. Entre ellos destacan los
estereotipos y roles de género:

● Los estereotipos de género son el conjunto de ideas, creencias y


expectativas simples, pero arraigadas en la conciencia social, mediante las
que se atribuyen características y conductas a las personas dependiendo de
su sexo. Estos patrones pueden identificarse cuando se emiten opiniones
sobre las características específicas, el uso exclusivo de algún objeto o

6
desarrollo de alguna actividad por el hecho de ser mujer u hombre
(Inmujeres, 2020).
● Los roles de género, por su parte, son las responsabilidades asignadas
socialmente a las personas según su sexo, en las que a los hombres les son
asignadas las tareas que se encuentran en el espacio público; mientras que
las mujeres se encargan de aquellas que se realizan en el espacio doméstico
o privado (Inmujeres, s/f).

Se puede decir que estos mecanismos funcionan como los “guardianes del orden
de género” y, por tanto, limitan las aspiraciones, capacidades y anhelos que unas y
otros puedan desarrollar.

Este video es ilustrativo de lo que suele ocurrir con las niñas:


“La brecha de sueños”
https://www.youtube.com/watch?v=C7vhVEPvnoU

Ahora piense:
 ¿Qué cambios podría hacer para favorecer un autoconcepto positivo entre
las niñas y para motivarlas a seguir sus sueños?

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Entre los estereotipos y roles de género más comunes se observan en nuestra
cultura son los siguientes:

Mujer Hombre
Estereotipos Coqueta Conquistador
Subordinada Poderoso
Sensible Independiente
Delicada Valiente
Dependiente Brusco
Sumisa Práctico
Tierna Dominador
Obediente Rebelde
Torpe Inteligente
Pasiva sexualmente Activo sexualmente
Emocional Racional
Roles Administrar los recursos Generar los recursos
Acatar y obedecer Tomar decisiones y mandar
Ser madres, esposas, amas Ser proveedores, jefes de
de casa, profesoras, familia. políticos, líderes.
enfermeras, responsables de Realizar trabajos remunerados.
los trabajos domésticos.
Realizar trabajos no
remunerados, voluntarios o
complementarios.

Los estereotipos y roles de género promueven la jerarquización de los sexos, que


se caracteriza por la más alta valoración de los hombres, en comparación con la
poca o nula valoración de las mujeres lo que favorece la discriminación y
desigualdad social que viven.

Para reflexionar:
Comprender mejor cómo se incorporan los estereotipos en la vida de las personas
tiene mucho que ver con los mensajes que se reciben. Por ello le invitamos a ver
el siguiente video:
- ¿Qué significa hacer algo #Comoniña?
https://www.youtube.com/watch?v=wA3_ziP3n-U

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Ahora, procure responder a las siguientes preguntas:
- ¿Ha escuchado esta expresión? En su caso, ¿en dónde la escuchó por
primera vez?
- ¿Alguna vez la ha ocupado?
- ¿Algunas de las ideas sobre “lo que significa hacer algo como niña” que
presenta el video le resultan familiares?
- ¿En su contexto qué significa “hacer algo como niña”?
- ¿Por qué cree que “hacer algo como niña” se asocia con ideas negativas
o asociadas a la inferioridad?
- ¿Cómo cree que estas ideas y mensajes afectan a las niñas al
escucharlas reiteradamente a lo largo de su vida?

Como puede observar, los mandatos de género que se expresan en los


estereotipos y roles afectan negativamente el libre desarrollo, principalmente de
las mujeres; pero también dichos mandatos limitan a los hombres, aunque en
menor medida, al ser ellos quienes ostentan el poder.

Ahora piense:
 ¿Qué cambios podría haría para que el “hacer algo como niña” sea
sinónimo de bien hecho y no de descalificación?

Particularmente en la infancia, los estereotipos de género pueden afectar el


desarrollo de las niñas limitando la confianza en sus acciones, su autoestima y la
capacidad de ser autónomas, lo que ocasiona que se les coloque como personas
dependientes y con poca capacidad de decidir por sí mismas. Esta situación
produce marginación y menor éxito en las mujeres en todas las áreas de su vida,
particularmente en la laboral y la pública (Subirats, 2003).

Las diferentes instituciones sociales en que se desarrollan niñas y niños, la familia,


escuela, religión, etc. inculcan en ellas y ellos las normas y valores de la sociedad
a la que pertenecen, incluyendo los estereotipos y roles de género.

En el ámbito escolar, los estereotipos de género tienen una influencia determinante


en la distribución de tareas y beneficios. Según los estereotipos preponderantes, los
hombres serán más aptos para los deportes y las ciencias como la biología, las
matemáticas o la física; mientras que las mujeres tendrán una “propensión natural”
a los conocimientos más sociales y tareas que impliquen ocuparse y cuidar de los
demás. Así, ciertas competencias o destrezas como la delicadeza, la ternura, la
habilidad manual, la empatía, etc, no se consideran adquiridas por medio de la

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formación y la experiencia, sino como atributos femeninos. Asimismo, se genera
una doble forma de valorar a las mujeres y a los hombres ante una misma situación
en los espacios escolares. Por ejemplo, en el caso de los hombres, el éxito suele
atribuirse a sus habilidades y competencias, mientras que en el caso de las mujeres
son el esfuerzo y la abnegación o compromiso.

Bajo esta lógica, los estereotipos reproducen esquemas de desigualdad y


discriminación en menoscabo de las mujeres pues, aunque siguen destacando en
los aspectos escolares, debido a su sexo se les desalienta para realizar ciertas
actividades, interesarse en ciertos temas o problemáticas y participar en ciertas
iniciativas. Todo esto resulta de las relaciones asimétricas de poder derivadas del
orden de género que otorga mayor valor y poder a los hombres y todo lo masculino
frente a la posición de subordinación asignada a las mujeres y lo femenino.

También suele ocurrir que una misma actitud o comportamiento dé lugar a


apreciaciones distintas si quien los tiene es un hombre o una mujer. Así, por
ejemplo, cuando las mujeres son competitivas, frecuentemente se les califica como
agresivas o impositivas; mientras que en los hombres, se elogia por como muestra
de ambición de logro y voluntad de destacar.

Sabía que:
A pesar de que muchos de los estereotipos de género persisten entre niñas, niños
y adolescentes mexicanos, existen avances hacia la igualdad como lo revelan los
resultados de la Consulta Infantil y Juvenil 2018 (INE, 2018):

- Los datos muestran que seis de cada diez niños y niñas de México opinan que
las mujeres son las que pueden jugar con muñecas, aunque el resto consideran
que es una actividad que pueden realizar ambos.
- Al preguntarles a niñas y niños sobre habilidades como ser fuerte o inteligente,
arriba del del 80% de las niñas y los niños considera que ser más inteligente es
igual para ambos sexos. No obstante, los niños encuentran que ellos son más
fuertes en 31% y sólo el 3% de ellas piensa que las niñas lo son.
Por ello, el papel de la educación es fundamental para combatir la discriminación
y estigmatización relacionados con los estereotipos de género, lo que permitirá
seguir dando pasos en la construcción de una sociedad que favorezca la igualdad
entre mujeres y hombres.
Fuente: Inmujeres (2020). . Los estereotipos de género en la infancia. En Boletín Desigualdad en
cifras (6). Extraído el 9 de enero desde https://bit.ly/3oFcH3s

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1.2 La división sexual del trabajo: lo público y lo privado

Otro de los mecanismos relevantes en la construcción de género es la división


sexual del trabajo, ya que determina en gran medida las relaciones que se
establecen entre mujeres y hombres y los espacios que ocupan en la sociedad.

Este concepto se refiere a la organización de las tareas en productivas (trabajo) y


reproductivas (cuidado) a partir del criterio de la pertenencia a uno u otro sexo y al
tipo de rol de las mujeres y los hombres en las familias.

A los hombres se les asigna el trabajo productivo que comprende las actividades
realizadas para generar bienes o servicios destinados a terceras personas y por las
que se recibe un pago. Mientras que a las mujeres se les establece el trabajo
reproductivo que se refiere a las actividades destinadas a atender las necesidades
físicas y/o de bienestar de quienes integran el hogar y que no implican una
remuneración (Inegi, 2019).

Para reflexionar:

A veces no percibimos cómo la valoración desigual del trabajo de mujeres y


hombres nos afecta. Le invitamos a ver el siguiente video:
● Niños, niñas y salarios desigual entre hombres y mujeres
https://www.youtube.com/watch?v=uPoSnWupFxM

Ahora, pregúntese:
● ¿Cómo se sintió al ver el video?
● ¿Ha vivido u observado situaciones similares?
● ¿Qué ideas sobre las mujeres, los hombres y las tareas que realizan se
utilizan para justificar la desigualdad en las remuneraciones?
● ¿Cómo afecta a las niñas y los niños este trato diferenciado?

Ahora piense:
 ¿Qué cambios puede hacer para evitar el trato injusto entre niñas y
niños?

Como se puede observar, esta división sexual del trabajo implica un reconocimiento
y valoración desigual del trabajo debido a que las tareas que históricamente han
sido realizadas por las mujeres no cuentan con remuneración económica, ya que
se considera que les corresponden debido a su naturaleza; si ellas se embarazan
son ellas quienes deben cuidar de las hijas y los hijos. Por otra parte, a las labores

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que realizan regularmente los hombres y que implican la transformación de los
recursos socialmente disponibles en productos, bienes y servicios se les otorga un
valor y, por lo tanto, merece una remuneración porque, además de esfuerzo,
implican conocimientos y habilidades que deben desarrollarse.

Esta división de tareas se reproduce en todos los ámbitos en que se desarrollan las
personas mediante el reparto diferenciado de labores y de espacios. Comienza
desde la infancia cuando, por ejemplo, a las niñas se les encargan las tareas de
limpieza del hogar y el cuidado de sus hermanas o hermanos más pequeños;
mientras que a los niños se les pide regularmente, salir a los comercios cercanos a
comprar lo necesario.

Un claro ejemplo de ello lo podemos ver en el reparto de tareas al interior del hogar.
De acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional del Uso del Tiempo (ENUT,
2019), elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), las
mujeres de 12 años y más dedican un promedio de 39.7 horas a la semana a realizar
trabajos no remunerados en el hogar (TNRH), en contraste con los hombres que
dedican 15. 5 horas a este tipo de labores.

Cuando se revisa el desglose de horas por tipo de tareas se observa mejor la


división sexual como lo muestran las siguientes gráficas:

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Fuente: Inegi (2020). Encuesta Nacional del Uso del Tiempo 2019. Resultados. Extraído el 6 de
enero desde https://bit.ly/38E5MBT

Esta división sexual se expresa también en la forma como mujeres y hombres se


apropian y desenvuelven en los espacios. La diferenciación entre lo público y lo
privado delimita de manera tajante la apreciación social de los lugares en los que
mujeres y hombres deben y pueden estar y desarrollarse. Mientras que a los
hombres se les alienta a estar fuera del hogar, a las mujeres se les designa el hogar
como el lugar más adecuado para su estancia.

Incluso, en el caso de las mujeres, se les educa para sentirse inseguras en el


espacio público con razones que refuerzan la idea de que ellas son débiles, que no
son capaces de defenderse por sí mismas y justificando las violencias que puedan
experimentar ahí. Por ejemplo, cuando una mujer es víctima de algún delito o
violencia muchos de los comentarios son “¿Qué andaba haciendo fuera de su
casa?”, “¿Por qué andaba sola a esas horas?” o “¿Cómo ibas vestida?”, como si
ella fuera la responsable de lo que está viviendo y no la persona que la agredió.

Esta idea tan arraigada de que el espacio público no es para las mujeres las
convierte en un blanco de la violencia, lo que inhibe gravemente su capacidad para
disfrutar de los derechos y las libertades en un plano de igualdad con los hombres.

Datos de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad


Pública (ENVIPE, 2019), del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi),

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muestran que las mujeres se sienten más inseguras que los hombres en cualquier
espacio público, principalmente en lugares como el cajero automático (86.9%), el
banco (78.2%), el transporte público (75%) y la calle (74.6%).

La escuela no es un espacio neutro al género, por lo que reproduce esta división en


su forma de organización y de reparto de las tareas. Así encontramos diferencias
en el tipo de uniforme que se les permite portar a niñas y niños, se establece que
hay actividades o juegos propios para ellas y ellos, se hacen comparaciones
sexistas como “lo hace como niña” o “parece niño”, o en determinada materia, se
esperan mejores resultados de aprendizaje en unos u otras.

También se ha observado que las áreas escolares asociadas al aula se relacionan


con las ideas de orden, pasividad y recogimiento, mientras que todos aquellos
espacios dedicados al esparcimiento representan lo no ordenado y lo activo. Es
común ver que el área principal del patio sea ocupada por los niños, mientras que
las niñas ocupan la periferia para que “no las lastimen”.

Para reflexionar:
Sobre la forma como la división sexual del trabajo es evidente, le invitamos a
pensar en las siguientes preguntas:
- ¿Cuáles son las razones por las que, en educación preescolar el personal
docente está integrando mayormente por mujeres?
- ¿A qué se debe que se hagan filas de niñas y niños?
- ¿A las niñas se les involucra más en tareas de limpieza y se les observa
con mayor rigurosidad que a los niños?
- ¿Qué roles de cuidado observa que se reproducen en las interacciones
en el aula?
- ¿Por qué si una niña o niño no va limpia o limpio a la escuela se tiende a
pensar que la mamá no hace bien su tarea de cuidado y no se juzga al
papá de la misma forma?
- ¿A qué se debe que no se incentiva de la misma forma la participación de
los padres en las reuniones escolares que de las madres de familia?

Como se puede apreciar, en la organización escolar en general, y del aula en


particular, se sigue reproduciendo la división sexual del trabajo a pesar de que
nuestro contexto ha cambiado y de que cada día se reconoce que mujeres y
hombres tienen la capacidad de incursionar exitosamente en las tareas
productivas y reproductivas por igual.

Las mujeres se han incorporado exitosamente en el ámbito público. Aunque, a la


vez, debe decirse que los hombres no lo han hecho en la misma medida en el

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ámbito privado. Esto representa sobrecarga y desigualdad principalmente para
las mujeres porque, si se analiza detenidamente, el que los hombres no se
involucren en el ámbito privado limita sus capacidades, por ejemplo, para cuidarse
y cuidar a sus seres queridos. De ahí la importancia de identificar estos sesgos
de género y transformarlos de manera que mujeres y hombres tengan la
oportunidad de desarrollarse integralmente.

Ahora piense:
 ¿Qué puede hacer para favorecer que las niñas y los niños se apropien del
espacio privado y público de manera igualitaria?

1.3 Las instituciones socializadoras del orden de género

La reproducción y reforzamiento de la construcción del género se da mediante el


proceso de socialización, el cual implica que cada persona dependiendo de su sexo
interiorice las pautas sobre qué pensar o hacer para cumplir con las expectativas de
género.

Para reflexionar:
Antes de revisar este contenido, le invitamos a elaborar una lista de todos aquellos
mensajes que ha recibido sobre lo que significa ser mujer o ser hombre, según
sea su caso, durante la infancia, la adolescencia, la juventud y la adultez. Incluya
tanto las características o las conductas o tareas que le tocaba hacer.
Posteriormente, identifique quién le dio ese mandato: alguien de su familia, su
grupo de amigas o amigos, algún profesor o profesora, un sacerdote, los medios
de comunicación a través de anuncios, imágenes, canciones, películas, etc.
Cuando tenga la lista, compare si hay diferencias entre los mensajes que recibió
en cada etapa o por parte de quién se los dio.
Reflexione qué tanto su identidad como mujer u hombre concuerda o difiere de
los mandatos recibidos y en su caso, qué le llevó a modificarlos.
Como podrá observar, las ideas sobre el significado de ser mujer u hombre no
son estáticas en su propio desarrollo, pero incluso compárelo con las que
crecieron sus abuelas, abuelos, padre o madre o con las que viven niñas y niños
de su escuela y notará diferencias importantes.

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Ahora piense:
 ¿Qué idea de mujer y de hombre promovería entre las niñas y los niños
para favorecer su desarrollo integral?

El proceso de la socialización del género inicia en la familia con las expectativas


que tienen madres, padres y demás personas responsables de la crianza sobre la
forma de educar y lo que se espera de ese bebé, dependiendo de si es niño o niña,
y que se basan en esquemas que responden a la cultura en la que se desarrolla esa
persona.

En las familias, la niña o niño encuentra los primeros modelos de feminidad y


masculinidad y puede aprender cómo se relacionan. A través de esas experiencias
las niñas y los niños aprenden cómo ser mujeres y cómo ser hombres. Por ejemplo,
cómo se viste mama y papá, quién se hace cargo del cuidado de las hijas y los hijos,
cómo se les trata a hijas y a hijos, quién realiza trabajo fuera de casa, qué
actividades se les asignan a niñas y niños, quién administra los diferentes recursos
de los que dispone el grupo familiar, quién toma las decisiones, quién tiene el poder,
etc.

Este proceso de socialización de género no se limita a la infancia y a la familia. La


persona refuerza la conformación de su identidad de género a lo largo de toda su
vida mediante la interacción que experimenta en los diferentes contextos en los que
se desarrolla, tales como la escuela, las redes de amistades, el grupo religioso al
que pertenece, los espacios de convivencia o esparcimiento, los medios de
comunicación, el lugar de trabajo, etc. Revisaremos dos instancias que nos parecen
de particular importancia en la infancia.

La escuela debido a su papel en la formación de las personas, la transformación y


desarrollo de las sociedades tiene un papel primordial en el proceso de la
socialización de género. De ahí la relevancia de que el personal docente tenga
claridad de lo que implica el proceso de socialización de género para mostrar que
las diferencias entre mujeres y hombres no se dan sólo por las diferencias
biológicas, sino también por las diferencias culturales y que no existe un modelo
único de feminidad y masculinidad y que incluso algunos de los que la sociedad nos
ha enseñado dañan a las personas.

Los medios de comunicación también juegan un papel relevante en el proceso de


socialización del género en la infancia por los modelos de feminidad y masculinidad

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que muestran. De acuerdo con la investigación de Espinar (2007), en los medios
persiste una oferta infantil caracterizada por rasgos estereotipados de género. Por
ejemplo, en los programas de televisión hay mayor presencia de hombres en los
protagonistas y cuando las mujeres aparecen es mayor la probabilidad de que
representen edades tempranas, lo que se considera como la infantilización y que se
les caracterice como poseedoras de poderes mágicos o sobrenaturales; mientras
que los protagonistas hombres tienen mayor probabilidad de ser presentados como
inteligentes, con más habilidades físicas que verbales, y con una expresión limitada
de sentimientos. En cuanto a la publicidad se observó que a las niñas se les
presentan juguetes y accesorios asociados con el cuidado de otras personas y la
belleza, mientras que a los niños se les presentan juguetes electrónicos,
videojuegos o juegos de manipulación. Asimismo, la publicidad enfocada en los
niños se caracteriza por un ritmo rápido y dinámico e, incluso, por una mayor
presencia de comportamientos violentos. Todo ello contribuye a reforzar una
imagen estereotipada de las niñas-princesas y los niños-héroes.

Para comprender mejor cómo se da el proceso de socialización del género en los


primeros años de vida es importante considerar además de las instancias
responsables, que el medio para la apropiación de la identidad de género es
primordialmente el juego. Esta actividad refleja los significados y representaciones
de lo que significa el ser mujer y ser hombre, pero también, con ella las personas
adultas refuerzan o desalientan conductas, intereses, valores y creencias
dependiendo de si se pertenece a uno u otro sexo.

Por lo anterior, para conocer y transformar las ideas de lo que significa ser mujer y
ser hombre entre las niñas y los niños, es importante observar sus interacciones
lúdicas y hacer propuestas que ayuden a cambiar los roles y estereotipos que
refuercen ideas o conductas discriminatorias.

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2. Expresiones de la desigualdad y cómo transformarlas

2.1 Desigualdad de género a nivel social y en el aula

La desigualdad como producto de la asignación diferenciada de características,


espacios y tareas con base en el sexo afecta principalmente a las mujeres porque
se otorga menos valor a todo lo asociado con lo femenino. Dicha desigualdad se
manifiesta en todos los ámbitos de la vida y afecta el desarrollo pleno de las mujeres
y niñas.

Una de las expresiones más graves de la desigualdad de género es la


discriminación, que afecta sobre todo, a las mujeres, debido a que genera prejuicios
que se traducen en actitudes y prácticas que niegan o limitan sus derechos.

En nuestro país la discriminación es considerada una conducta indeseable en las


relaciones entre las personas y entre los grupos sociales y que debe ser erradicada
por su orientación contraria al principio de igualdad establecido en la Constitución,
y a la no discriminación como un valor fundamental y universal. En ese sentido, la
Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación (2003), la define en su
artículo 4 como:

Toda distinción, exclusión o restricción que, basada en el origen étnico o


nacional, sexo, edad, talla pequeña, discapacidad, condición social o
económica, condiciones de salud, embarazo, lengua, religión, opiniones,
preferencias sexuales, estado civil o cualquier otra, tenga por efecto impedir
o anular el reconocimiento o el ejercicio de los derechos y la igualdad real
de oportunidades de las personas.

La discriminación daña a las personas porque limita sus derechos y oportunidades


e implica una relación desigual basada en una valoración negativa de aquellas
personas a las que se considera inferiores a otros por su sexo, raza, discapacidad,
etcétera (Rodríguez, 2006).

Por lo anterior, ha sido necesario reconocer que existe una discriminación específica
contra las mujeres y niñas. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) (1979)
a través de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés) la define como:

Toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo, que tenga por


objeto o por resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o
ejercicio por la mujer, independientemente de su estado civil, sobre la base

18
de la igualdad del hombre y la mujer, de los derechos humanos y las
libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural
y civil o en cualquiera otra esfera.

Es importante mencionar que la discriminación puede ser de dos tipos: la directa y


la indirecta.
La discriminación directa se ejerce cuando existen reglas o prácticas explícitas para
señalar o excluir a las personas por alguna condición específica afectando sus
derechos. Por ejemplo, cuando a una niña no se le permite realizar una actividad
que implica fuerza física.
Por su parte, la discriminación indirecta comprende las reglas o procedimientos que,
en apariencia, son neutrales pero resultan en una exclusión o lesión de las
personas. Por ejemplo, no existe ninguna regla que impida a las niñas destacar en
áreas de conocimiento como las matemáticas. Sin embargo, en nuestro país existen
estudios que mostraron que cuando las escuelas están conformadas
exclusivamente por niñas, sus calificaciones son mejores en cuanto al
aprovechamiento, la comprensión y el saberse con habilidades para esa materia;
mientras que en la modalidad mixta, las matemáticas no representan mayor interés
por parte de las alumnas (González, 2004) debido al trato diferenciado que reciben
del personal docente y las expectativas que tiene sobre ellas.

La discriminación que viven las mujeres y niñas por razones de género se puede
observar en todos los ámbitos de su vida. Para muestra los siguientes datos:

- Educación: De acuerdo con la Encuesta intercensal 2015:


o La proporción de población femenina analfabeta era de 6.5% y en la
masculina era 4.4%. El analfabetismo en la población femenina de 15
años y más era de 22.3%, mientras que el de la población era de 13.0
por ciento.

- Salud reproductiva: De acuerdo con la Encuesta Nacional de la Dinámica


Demográfica (ENADID, 2018):
o El 50.6% de las mujeres embarazadas de 15 a 49 años de edad que
tienen dos o más hijas/os sobrevivientes, no deseaban su embarazo.
o De las mujeres que han tenido relaciones sexuales, el 59.4% declararon
que no utilizaron algún método anticonceptivo en su primera relación
por las siguientes razones:
• 28.4% no tenía planeado sostener relaciones sexuales
• 24.1% desconocía métodos anticonceptivos

19
• 24.4% deseaba embarazarse
• 11.0% otra razón
• 11.0% confiaba en no quedar embarazada

- Trabajo: Los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo


(ENOE), para el segundo trimestre de 2019 muestran que:
o La tasa de participación económica de las mujeres de 15 años y
más es de 44.9%, mientras que para los hombres de 77.1%.
o Según el índice de discriminación salarial, para lograr la igualdad
salarial se requiere incrementar en promedio 6.6% el salario que se
les paga a las mujeres.

- Violencia: Los resultados de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de


las Relaciones en los Hogares (ENDIREH, 2016) muestran que:
o Dos terceras partes de las mujeres de 15 años y más (66.1%)
reconocieron haber experimentado por lo menos un incidente de
violencia a lo largo de su vida por parte de cualquier agresor: 49%
ha sufrido violencia emocional; 29% ha padecido violencia
económica o patrimonial; 34% ha sido víctima de violencia física y
41.3% de violencia sexual.
o El 43.9% de las mujeres de 15 años y más han sido víctimas de
violencia por parte de sus parejas en algún momento de su actual o
más reciente relación (sea por matrimonio, convivencia o noviazgo).
o Los datos de 2016 del Sistema de Justicia Penal muestran que
alrededor del 50% de los delitos cometidos contra niñas, niños y
adolescentes se relacionan con actos que atentan contra su
integridad física (lesiones, abusos sexuales, violaciones,
homicidios) y patrimonial (robos simples o en la vía pública). Al
observar las diferencias por sexo, las mujeres fueron
preponderantemente víctimas de abuso sexual, amenazas y
violación; los hombres de lesiones, robos y homicidio.

Fuente: INMUJERES. (2020). Tarjetas temáticas: Sistema de indicadores de género. Extraído el 10


de enero desde https://bit.ly/3bGjgz1

La discriminación contra las mujeres y las niñas se ha justificado a partir de una


condición determinada por sus características biológicas. Pero como vimos en el
primer tema, son las sociedades, la cultura, la historia y no los genes ni la herencia,
los que fomentan la discriminación sistemática, limitando sus oportunidades de
desarrollo integral.

20
Un aporte fundamental en este sentido es la perspectiva de género, la cual nos
ayuda a comprender cómo hombres y mujeres se construyen y relacionan entre sí
a partir de los mandatos sociales y culturales, así como a aceptar que esto puede
modificarse en la medida que no se encuentran determinadas biológicamente, lo
que permitirá identificar caminos para lograr el libre desarrollo de todas las personas
y relaciones de género más igualitarias y equitativas.

Una perspectiva o enfoque refiere a un punto de vista a partir del cual se analizan e
interpretan los hechos. Por ejemplo, una persona que necesita anteojos se percata
que sin ellos observa su entorno de forma diferente, incluso borrosa, pues no
alcanza a observar las particularidades de los objetos, o simplemente no puede
verlos; mientras que, al usarlos, distingue claramente rasgos, características y
detalles que antes no lograba identificar con claridad.

De la misma manera, la perspectiva de género posibilita mirar la realidad desde otro


lugar, pues proporciona herramientas (teóricas y metodológicas) para cuestionar lo
aprendido a través del tiempo y asumido de forma natural, en este caso, la forma
en que se relacionan mujeres y hombres. En este curso le invitamos a reaprender
a observar el mundo para identificar las desigualdades que afectan a las personas,
específicamente en el ámbito escolar y principalmente, a las mujeres y niñas.

Por ello es importante que, como docente, pueda incorporar esta forma de
aproximación al mundo con la finalidad de cuestionar todas aquellas creencias,
valores y prácticas que limitan el desarrollo integral y el pleno ejercicio de los
derechos de las y los estudiantes en razón de su sexo.

Cabe señalar que este cambio de mirada es un proceso gradual que debe ser
constante, pues implica cambiar muchas de las cosas que se han aprendido a lo
largo de la vida, por lo que puede resultar confrontativo. Por consiguiente, el primer
paso es hacer una reflexión honesta y profunda sobre la concepción de mujer y
hombre que se tiene para identificar todos aquellos mandatos de género que se han
internalizado a lo largo de la vida para evitar dejarse llevar por ellos o reproducirlos
en el trato con las y los estudiantes.

2.2 El papel docente en la promoción de la igualdad entre niñas y niños

Nadie elige nacer siendo hombre o mujer. Las personas nacemos con
características sexuales biológicamente diferentes, pero ello no tendría que
traducirse en un trato desigual. Sin embargo, como hemos revisado a lo largo del
módulo, la construcción social del género organiza de manera diferenciada el

21
mundo para mujeres y hombres y otorga una jerarquía superior a todo lo masculino
en menoscabo de lo clasificado como femenino, lo que origina el sexismo y la
discriminación contra las mujeres, disminuyendo sus posibilidades de desarrollarse
de manera integral y ejercer sus derechos plenamente.

Si se reconoce el mundo en su diversidad, incluyendo a las personas, las diferencias


no tendrían por qué generar desventajas para unas en relación con las otras. La
diversidad debe ser un valor social y no un obstáculo a superar. En la medida que
aprendamos a valorarla como una oportunidad, nos enriqueceremos y creceremos
como personas y como sociedad.

Incorporar el valor de la diversidad en la cotidianidad sucederá en la medida que los


principales agentes de socialización como la familia y la escuela, le otorguen un
significado positivo. Es en la familia que niñas y niños reciben la herencia cultural
integrada por tradiciones, costumbres, afinidades, aversiones, formas de pensar,
creencias, etc., lo que les permitirá integrarse paulatinamente a la sociedad y
comenzar a manifestar su comportamiento (Pinto, 2016).

Si bien se reconoce la influencia de este primer contacto con los valores en las niñas
y los niños, no siempre son positivas las expresiones de valores que manifiestan.
De ahí que la escuela tenga un papel importante en la formación de valores, dado
que es intencionada y sistemática.

Para reflexionar:

La escuela y en particular usted como docente, tienen el papel de educar en


valores que favorezcan la deconstrucción de los estereotipos de género para
construir ambientes escolares más igualitarios. Por ello le invitamos a reflexionar
en las siguientes preguntas:

1. ¿Organiza actividades en las que separa a niñas y niños? ¿Cuáles son


las razones de que los separe?
2. ¿Favorece que niñas y niños dirijan por igual los debates, los juegos o las
actividades?
3. ¿Promueve que todos los espacios escolares sean utilizados por niñas y
niños por igual?
4. ¿Se dirige a las niñas o los niños con expresiones que refuerzan
estereotipos de género como “princesa” y “campeón”?

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5. ¿Utiliza elementos decorativos como colores que refuerzan la separación
de géneros (rosa-niñas, azul-niños, flores y muñecas para niñas, motivos
de acción para niños)?
6. ¿Permite que los niños tengan más participaciones que las niñas?

Ahora piense:
 ¿Qué haría diferente para generar condiciones más igualitarias entre
niñas y niños?

La educación escolar debe formar y permitir a las niñas y los niños desenvolverse
como personas dentro de la sociedad, tomando en cuenta los valores que se
fomentan desde el hogar. De ahí la importancia de eliminar tanto de la planeación
de las actividades como de la disposición del aula y en el trato con las y los niños
algunos sesgos de género que persisten y generan un trato desigual en la
trayectoria escolar y formativa, sobre todo hacia las mujeres y que se expresa, entre
otros aspectos en (Martínez, 2012):

- Segregación de habilidades por sexo: a las niñas se les encamina hacia


labores tradicionalmente asociadas a su sexo y se les aleja de tareas
asociadas a los hombres. Existe una tendencia a limitar a las niñas a no
involucrarse en actividades que requieren fuerza o exploración.
- Distribución desigual del poder: los hombres son quienes habitualmente
toman las decisiones y ocupan los lugares de autoridad en la estructura
escolar, mientras que las mujeres se mantienen en un lugar subordinado.
Existe una tendencia a que sean los niños quienes organicen, representen o
dirijan los equipos.
- Participación: A los niños se les estimula a ser más participativos y
propositivos, a tener opiniones y expresarse sin inhibiciones incluso si eso
significa interrumpir; mientras que a las niñas se les fomenta ser reservadas
y participar de forma discreta, a esperar a que se les de su turno, mostrarse
poco en público y a temer la crítica.
- Disciplina: la forma y tipo de restricciones para mantener la dinámica en el
aula depende del sexo del destinatario. Por ejemplo, existen estudios en los
que se identificó que un mayor número de mujeres tiende a participar en el
orden de la clase, por lo que con los niños se invierte más tiempo en moderar
sus conductas disruptivas.
- Uso del espacios: es común que a los niños se les priorice en la utilización
de los patios principales o áreas abiertas y a las niñas se les designen áreas
periféricas o espacios más cerrados como las aulas.

23
- Tolerancia a la violencia. el personal docente puede mostrar valores, ideas
o prácticas de violencia hacia las y los estudiantes, o bien se puede observar
entre los propios grupos de estudiantes con origen en creencias asociadas
al género. Por ejemplo, es común observar manifestaciones de violencia
psicológica hacia las niñas y mujeres por medio de descalificaciones o acoso,
entre otras.

Por lo anterior, es necesario romper los límites del conocimiento delimitados por los
roles y estereotipos de género con el objetivo de:

- Modificar la forma de abordar los contenidos para que se incluya la mirada


de género.
- Seleccionar materiales que permitan construir nuevos modelos de feminidad
y masculinidad, versiones más incluyentes y en las que niñas y niños se
valoren por igual.
- Cambiar esquemas de participación en el aula mediante la estimulación de
formas diferentes de interrelación en los que los aportes de las niñas y
mujeres sean tomados en cuenta.
- Promover el uso indistinto de colores tanto en la ropa, los materiales y la
decoración de los espacios de trabajo.
- Mostrar respeto por las decisiones respecto a su imagen personal, como el
uso de las diferentes prendas falda, pantalón, shorts; el largo del cabello, el
uso de accesorios, etc.
- Ayudar a reconocer las diferencias físicas entre mujeres y hombres sin que
ello justifique la discriminación o la desigualdad.
- Propiciar la interacción de niñas y niños en todos los espacios y actividades,
dando la misma oportunidad de desenvolverse en cada una de ellas
independientemente de su sexo.
- Respetar los intereses que exprese el niño o la niña para facilitar su
desarrollo integral.

Por ejemplo, evitar reforzar en los hombres formas de ser y conductas de


manifestación de la fuerza física, la indiferencia emocional, la seguridad, el control,
la individualidad, la competitividad y la racionalidad y, en las mujeres, los valores de
belleza, sentimentalismo, recogimiento, servicio y cuidados.

Además, es necesario hacer notar que las características femeninas y masculinas


son construcciones socioculturales en constante cambio y que se pueden expresar
de formas muy diversas dependiendo del contexto en el que se desarrollen.

24
Este cambio debe verse reflejado también en el lenguaje porque a través de él se
interactúa con el mundo, y el habla lo recrea de manera constante. Son las palabras
las que dan vida o presencia, ocultan o invisibilizan, otorgan valor o demeritan a las
personas, los colectivos, las situaciones o las cosas y la forma en que se les conoce.

Por consiguiente, es importante que cuide los mensajes que manda al grupo, tanto
verbales como no verbales, para:
- Evitar reforzar los mandatos de género.
- No descalificar a las niñas o los niños que se comporten de formas no
apegadas a los estereotipos de mujer u hombre impuestos socialmente.
- Otorgar valor a las características, tareas y valores asociadas a lo femenino
y masculino por igual.
- Incluir a las mujeres, es decir, evitar dirigirse al grupo sólo en masculino.

Para reflexionar:

Le invitamos a ver le siguiente video:


 El libro de los cerdos: https://www.youtube.com/watch?v=oYOK1FMT-js

Ahora conteste las siguientes preguntas:


 ¿Qué ideas sobre los roles y estereotipos de género identifica en el
cuento?
 ¿Cómo trabajaría esta historia con las niñas y los niños de su grupo?
 ¿Qué preguntas les plantearía para que identifiquen el valor del trabajo
doméstico y de cuidado? Y ¿Cuáles para que reconozcan los efectos
negativos de los roles y estereotipos?
 ¿Qué ejemplos usaría para ayudarles a identificar los cambios en relación
con los roles y estereotipos en su contexto?
 ¿Qué haría para que ellas y ellos propongan formas nuevas de
redistribuir las labores domésticas y de cuidado entre todas la personas
que integran el grupo familiar?

El siguiente video contiene algunos ejemplos de preguntas que podrían darte


ideas de cómo trabajarlo:
 https://www.youtube.com/watch?v=AQtc3z5KFqo

Por ejemplo:
 ¿Qué nos quiere decir la imagen?
 ¿Cómo se sentirá la señora de la cerda?

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 ¿Se dan cuenta cómo todo cambió cuando toda la familia se involucró en
las tareas de la casa?

Seguramente las ideas que propusiste se pueden enriquecer con estos


ejemplos.

Conclusiones
● La distinción entre sexo y género es necesaria para reconocer que, si bien
existen diferencias anatómicas y fisiológicas entre mujeres y hombres, son
las cualidades, atributos y tareas asignadas socialmente a lo femenino y
masculino los que determina la forma de ser mujer y hombre en una cultura
determinada.
● Los roles y estereotipos de género son el conjunto de ideas, creencias y
expectativas sobre las características, conductas y responsabilidades de
mujeres y hombres que se construyen sobre la base de un modelo en el que
ellas son ubicadas en el espacio privado (la casa) y ellos en el espacio
público.
● Esta división se refleja en la división sexual del trabajo, que es el eje principal
en el que se articula la desigualdad al condicionar las oportunidades, los
derechos y el poder de unos sobre otras.
● Estas diferencias asignadas a las mujeres y los hombres generan
desigualdad que afecta todos los ámbitos de la vida de las personas,
principalmente de las mujeres. Existe una serie de datos que dan cuenta de
que ellas viven desventajas importantes para desarrollarse plenamente,
acceder y disfrutar sus derechos.
● La perspectiva de género es una herramienta que ayuda a aproximarse para
comprender mejor la vida de mujeres y hombres y las relaciones que
establecen entre ambos en un contexto determinado, así como para
identificar aquellos aspectos que afectan negativamente tanto a las mujeres
como a los hombres aceptar que pueden modificarse y propiciar su
transformación.
● El papel de las comunidades educativas en general y del personal docente
en particular, es fundamental para transformar la desigualdad entre mujeres
y hombres mediante el cambio de los estímulos sociales y ambientales a fin
de que niñas y niños reconozcan que no existe una sola forma de ser mujer
u hombre y que, además, ninguna es más valiosa que otra. Esto puede
parecer sencillo, pero implica cambiar la forma de ver el mundo, cuestionar
la forma como nos comportamos y adoptar la mirada de género, lo que
permitirá planificar las actividades y el espacio escolar de manera que el
género no sea un tema que se aborda por separado, sino que constituya una

26
mirada transversal de todos los contenidos e interacciones que se lleven a
cabo diariamente.

Para profundizar

Con la finalidad de complementar la comprensión de los temas le invitamos a


revisar los siguientes textos:
1. Martínez, Dolores M. (2012). Práctica docente con equidad de género. Una
guía de trabajo. Universidad de Guadalajara. Centro de Estudios de
Género. Guadalajara, Jalisco. México. Disponible en: https://bit.ly/3nR8Xuj

2. Piñones, Patricia (2005), La categoría de género como dispositivo analítico


en la educación, en Memoria del Primer Foro Nacional Género en
Docencia, Investigación y Formación Docentes, México, INMUJERES,
septiembre; reproducido en Inmujeres y Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo (pnud) (2006), Prevención de la violencia desde la
infancia, México, INMUJERES/PNUD: https://bit.ly/38DPtFq

3. Secretaría de Educación Pública, Universidad Nacional Autónoma de


México y Programa Universitario de Estudios de Género. (2009). Equidad
de género y prevención de la violencia en preescolar. Disponible en:
https://www.uv.mx/rmipe/files/2016/08/Equidad-de-genero-y-prevencion-
de-la-violencia-en-preescolar.pdf

4. Subirats, Marina. (2003). La educación como perpetuadora de un sistema


de desigualdad: la transmisión de estereotipos en el sistema escolar, en
Construyendo la equidad de género en la escuela primaria, en
Construyendo la equidad de género en la escuela primaria. México,
Inmujeres, reproducido en Inmujeres y Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo (PNUD) (2006), Prevención de la violencia desde la
infancia, México, INMUJERES/PNUD, págs. 137-143. Disponible en:
https://bit.ly/38DPtFq

También puede ver las siguientes películas y videos:


- Estereotipos de género.
https://www.youtube.com/watch?v=wGc1J64PFo0
- Inspirando el futuro sin estereotipos
https://www.youtube.com/watch?v=pJvJo1mxVAE

27
- ¿Qué son los roles de género?
https://www.youtube.com/watch?v=0d4y8pfSNiA
- Caro, N. (2003), La leyenda de las ballenas, South Pacific Pictures
- Daldry, S., (2000), Billy Elliot, Universal Pictures.
- Bradbeer, H., (2020), Enola Holmes, Legendary Pictures, PCMA
Productions, Warner Bros. Pictures. Disponible en Netflix.

Referencias
Barbieri, T. (1993). Sobre la categoría de género: una introducción teórico-
metodológica. Debates en Sociología (18), 145-169. https://bit.ly/3irrHzN
Cámara de Diputados. (2003) Ley Federal para Prevenir y Eliminar la
Discriminación. Extraído el 8 de enero desde https://bit.ly/2NUbIPz
Corona, E. y Ortiíz, G. (Coords.). (2003). ¡Hablemos de salud sexual! Manual para
profesionales de atención primaria a la salud. Información, herramientas y
recursos. Instituto Mexicano del Seguro Social. México.
Espinar, E. (2007). Estereotipos de género en los contenidos audiovisuales
infantiles. Comunicar, (29),129-134. Huelva, España. Extraído el 20 de
febrero desde: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=15802922
González, R. (2004). Género y Matemáticas. Balanceando la ecuación, Porrúa -
Universidad Pedagógica Nacional. México.
Inegi. (2019). Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad
Pública (ENVIPE) 2019. Resultados. Extraído el 22 de febrero desde:
https://www.inegi.org.mx/contenidos/programas/envipe/2019/doc/envipe201
9_presentacion_nacional.pdf
Inegi. (2020). Encuesta Nacional del Uso del Tiempo 2019. Resultados. Extraído el
6 de enero desde https://bit.ly/38E5MBT
Inmujeres. (s/f). Glosario para la igualdad.
https://campusgenero.inmujeres.gob.mx/glosario/terminos/roles-de-genero
Inmujeres. (2020). Los estereotipos de género en la infancia, en Sistema de
indicadores de género. Extraído el 20 de febrero de 2021 desde
http://cedoc.inmujeres.gob.mx/documentos_download/BA6N03.pdf
Martínez, Dolores M. (2012). Práctica docente con equidad de género. Una guía de
trabajo. Universidad de Guadalajara, Centro de Estudios de Género.
Guadalajara, Jalisco. México. Extraído el 7 de enero desde
https://bit.ly/3nR8Xuj
Pinto-Archundia, R. (2016). La importancia de promover los valores del hogar hacia
las escuelas primarias. Ra Ximhai, (3), 271-283. Universidad Autónoma
Indígena de México. El Fuerte, México. Extraído el 5 de enero desde
https://bit.ly/2LLCCbl

28
ONU. (1979). Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer. Extraído el 9 de enero desde
https://bit.ly/3oWej9f
Organización Panamericana de la Salud (OPS) y Organización Mundial de la Salud
(OMS). (2000). Promoción de la salud sexual, recomendaciones para la
acción. Guatemala. Extraído el 5 de enero desde:
https://iris.paho.org/bitstream/handle/10665.2/51672/ReunionSaludSexual2
000_spa.pdf?sequence=1&isAllowed=y
Rodríguez, J. (2006). Un marco teórico para la discriminación. Consejo Nacional
para Prevenir la Discriminación. México. Extraído el 15 de enero desde:
https://www.conapred.org.mx/documentos_cedoc/E0002(1).pdf
Subirats, M. (2003). La educación como perpetuadora de un sistema de
desigualdad: la transmisión de estereotipos en el sistema escolar, en
Construyendo la equidad de género en la escuela primaria, reproducido en
Inmujeres y Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (pnud)
(2006), Prevención de la violencia desde la infancia, México, Inmujeres/pnud.
Extraído el 8 de enero desde: https://bit.ly/38DPtFq
Vaca, I. (2019). “Oportunidades y desafíos para la autonomía de las mujeres en el
futuro escenario del trabajo”, serie Asuntos de Género, (154), Santiago,
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Extraído 24
de febrero desde:
https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/44408/4/S1801209_es.
pdf

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