2 Jacobo Arminio Tomo 2

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Las obras de James Arminius, vol. 2

Autor (es): Arminius, James (1560-1609)

Editorial: Biblioteca Ethereal de Christian Classics, Grand Rapids, MI

Descripción: Jacobus Arminius, un teólogo reformado holandés del siglo XVI.


gian, tuvo un profundo impacto en John y Charles Wesley,
y consecuentemente el protestantismo contemporáneo. Pero Arminio
es quizás mejor conocido como el padre del arminianismo, una teo-
posición lógica que desafía al calvinismo. Sin embargo, Arminio
A menudo se descuida el propio trabajo. Este conjunto de tres volúmenes, el
Obras de James Arminius , intenta arreglar ese abandono. Eso
reúne algunas de las obras más importantes de Arminio,
como las "Declaraciones de sentimiento" (volumen I), su
comentario sobre Romanos 7 (volumen II), sus cartas (volumen
III) y "Nueve preguntas" (volumen I). También contiene una variedad
de tratados interesantes, pero menos conocidos también. Como un todo,
estos volúmenes desafiarán su forma de creer; ellos con
contienen más que simples críticas al calvinismo, sino también sutiles
e ideas teológicas instructivas. Las obras de James
Arminio muestra que Arminio debe estudiarse junto con
otros grandes teólogos como San Agustín, San Anselmo,
Santo Tomás de Aquino y Calvino. Ideal para cualquier persona interesada en la
reforma o arminianismo, las obras de James Arminius
es un texto instructivo e importante.
Tim Perrine
Redactor de CCEL

Temas: denominaciones cristianas


protestantismo
Posreforma
Otras denominaciones protestantes
Arminianos. Protestas

yo
Página 3

Contenido

Las obras de James Arminius Vol. 2. 1

Contenido 2

Sección I 6

DISPUTACIÓN I SOBRE TEOLOGÍA 6

DISPUTACIÓN II SOBRE LA FORMA EN QUE DEBE SER LA TEOLOGÍA 7


ENSEÑÓ

DISPUTACIÓN III SOBRE LA BENDICIÓN, FIN DE LA TEOLOGÍA 8

DISPUTACIÓN IV SOBRE RELIGIÓN 9

DISPUTACIÓN V SOBRE EL REGLA DE RELIGIÓN, LA PALABRA DE DIOS Y 10


LAS ESCRITURAS EN PARTICULAR

DISPUTACIÓN VI SOBRE LA AUTORIDAD Y CERTEZA DEL SANTO 12


Escrituras

DISPUTACIÓN VII SOBRE LA PERFECCIÓN DE LAS ESCRITURAS 14

DISPUTACIÓN VIII SOBRE LA PERSPICUIDAD DE LAS ESCRITURAS I. 15

DISPUTACIÓN IX SOBRE EL SIGNIFICADO E INTERPRETACIÓN DEL dieciséis


ESCRITURAS SAGRADAS

DISPUTACIÓN X SOBRE LA EFICACIA DE LAS ESCRITURAS 18

DISPUTACIÓN XI SOBRE RELIGIÓN EN SENTIDO MÁS ESTRICTO 19

DISPUTACIÓN XII SOBRE LA RELIGIÓN CRISTIANA, SU NOMBRE Y 21


RELACIÓN

DISPUTACIÓN XIII SOBRE LA RELIGIÓN CRISTIANA, EN RELACIÓN CON 22


EL ASUNTO EN GENERAL

DISPUTACIÓN XIV SOBRE EL OBJETO DE LA RELIGIÓN CRISTIANA: Y, 23


PRIMERO, SOBRE DIOS, SU OBJETO PRINCIPAL, Y LO QUE DIOS ES YO.

XV DISPUTACIÓN SOBRE LA NATURALEZA DE DIOS 25

DISPUTACIÓN XVI SOBRE LA VIDA DE DIOS I. 27

DISPUTACIÓN XVII SOBRE LA COMPRENSIÓN DE DIOS I. 28

DISPUTACIÓN XVIII SOBRE LA VOLUNTAD DE DIOS 30

ii

Página 4

XIX DISPUTACIÓN SOBRE LAS DISTINCIONES DE LA VOLUNTAD DE 31


DIOS

DISPUTACIÓN XX SOBRE LOS ATRIBUTOS DE DIOS QUE VIENE A SER 33


CONSIDERADO BAJO SU VOLUNTAD Y, PRIMERO, SOBRE LOS QUE TIENEN
UNA ANALOGÍA DE LAS AFECCIONES O PASIONES EN EL RACIONAL
Criaturas
DISPUTACIÓN XXI SOBRE LOS ATRIBUTOS DE DIOS QUE TIENEN ALGUNOS 36
ANALOGÍA DE LAS VIRTUDES MORALES, Y CÓMO ACTÚAN COMO
MODERADORES DE LAS AFECCIONES, CONSIDERADAS EN LOS ANTERIORES
DISPUTA.

DISPUTACIÓN XXII SOBRE EL PODER O LA CAPACIDAD DE DIOS I. 38

DISPUTACIÓN XXIII SOBRE LA PERFECCIÓN, BENDICIÓN Y GLORIA 39


DE DIOS

XXIV DISPUTACIÓN SOBRE LA CREACIÓN 40

XXV DISPUTACIÓN SOBRE LOS ÁNGELES EN GENERAL Y EN PARTICULAR 43

XXVI DISPUTACIÓN SOBRE LA CREACIÓN DEL HOMBRE DESPUÉS DE LA IMAGEN 46


DE DIOS

DISPUTACIÓN XXVII SOBRE EL SEÑORÍO O DOMINIO DE DIOS 49

DISPUTACIÓN XXVIII SOBRE LA PROVIDENCIA DE DIOS 51

XXIX DISPUTACIÓN SOBRE EL PACTO EN EL QUE ENTRÓ DIOS 53


CON NUESTROS PRIMEROS PADRES

DISPUTACIÓN XXX LA FORMA EN QUE SE CONDUCTA EL HOMBRE 55


MISMO POR CUMPLIR EL PRIMER PACTO, O SOBRE EL PECADO DE
NUESTROS PRIMEROS PADRES

DISPUTACIÓN XXXI SOBRE LOS EFECTOS DEL PECADO DE NUESTRO PRIMERO 57


Padres

DISPUTACIÓN XXXII SOBRE LA NECESIDAD DE LA RELIGIÓN CRISTIANA 59

XXXIII DISPUTACIÓN SOBRE LA RESTAURACIÓN DEL HOMBRE 61

DISPUTACIÓN XXXIV SOBRE LA PERSONA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO 63

DISPUTACIÓN XXXV SOBRE EL OFICIO SACERDOTAL DE CRISTO 64

DISPUTACIÓN XXXVI SOBRE EL OFICIO PROFÉTICO DE CRISTO 66

DISPUTACIÓN XXXVII SOBRE LA OFICINA REGAL DE CRISTO 68

DISPUTACIÓN XXXVIII SOBRE LOS ESTADOS DE HUMILIACIÓN DE CRISTO 70


Y EXALTACION

iii

Página 5

DISPUTACIÓN XXXIX SOBRE LA VOLUNTAD Y MANDATO DE DIOS EL 73


PADRE Y DE CRISTO, POR LOS CUALES QUIEREN Y MANDAN QUE
LA RELIGIÓN SEA REALIZADA POR EL HOMBRE PECADOR

DISPUTACIÓN XL SOBRE LA PREDESTINACIÓN DE LOS CREYENTES 75

DISPUTACIÓN XLI SOBRE LA PREDESTINACIÓN DE LOS MEDIOS AL 77


ALETA

DISPUTACIÓN XLII SOBRE LA VOCACIÓN DE HOMBRES PECADORES A CRISTO, 79


YA UNA PARTICIPACIÓN DE SALVACIÓN EN ÉL

DISPUTACIÓN XLIII SOBRE EL ARREPENTIMIENTO POR EL QUE RESPONDEN LOS HOMBRES


81
A LA VOCACIÓN DIVINA

DISPUTACIÓN XLIV SOBRE LA FE EN DIOS Y CRISTO 83

XLV DISPUTACIÓN SOBRE LA UNIÓN DE LOS CREYENTES CON CRISTO 85


XLVI DISPUTACIÓN SOBRE LA COMUNIÓN DE LOS CREYENTES CON CRISTO, 87
Y EN PARTICULAR CON SU MUERTE

DISPUTACIÓN XLVII LA COMUNIÓN DE LOS CREYENTES CON CRISTO 88


EN CUANTO A SU VIDA

XLVIII DISPUTACIÓN SOBRE JUSTIFICACIÓN 89

DISPUTACIÓN XLIX SOBRE LA SANTIFICACIÓN DEL HOMBRE 91

DISPUTACIÓN L SOBRE LA IGLESIA DE DIOS Y DE CRISTO: O SOBRE LA 93


IGLESIA EN GENERAL DESPUÉS DE LA CAÍDA

DISPUTACIÓN SOBRE LA IGLESIA DEL ANTIGUO TESTAMENTO O BAJO 95


LA PROMESA

DISPUTACIÓN LII SOBRE LA IGLESIA DEL NUEVO TESTAMENTO, O 97


BAJO EL EVANGELIO

DISPUTACIÓN LIII SOBRE LA CABEZA Y LAS SEÑALES DE LA IGLESIA 99

DISPUTACIÓN VIVA SOBRE LA IGLESIA CATÓLICA, SUS PARTES Y 101


RELACIONES

DISPUTACIÓN LV SOBRE EL PODER DE LA IGLESIA PARA ENTREGAR 103


DOCTRINAS

DISPUTACIÓN LVI SOBRE EL PODER DE LA IGLESIA EN ACTUAR 105


LEYES

DISPUTACIÓN LVII SOBRE EL PODER DE LA IGLESIA EN 107


ADMINISTRA LA JUSTICIA O SOBRE LA DISCIPLINA ECLESIÁSTICA

DISPUTACIÓN LVIII SOBRE CONSEJOS 110

iv

Página 6

DISPUTACIÓN LIX SOBRE LAS MINISTRACIONES ECLESIÁSTICAS DEL 113


NUEVO TESTAMENTO Y DE LA VOCACIÓN A ELLOS

DISPUTACIÓN LX SOBRE SACRAMENTOS EN GENERAL 116

DISPUTACIÓN LXI SOBRE LOS SACRAMENTOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO, 118


EL ÁRBOL DE LA VIDA, LA CIRCUNCISIÓN Y EL CORDERO PASCUAL

DISPUTACIÓN LXII SOBRE LOS SACRAMENTOS DEL NUEVO TESTAMENTO 120


EN GENERAL

DISPUTACIÓN LXIII SOBRE BAUTISMO Y PEDO-BAUTISMO 122

DISPUTACIÓN LXIV SOBRE LA CENA DEL SEÑOR 124

DISPUTACIÓN LXV SOBRE LA MASA PAPA 125

DISPUTACIÓN LXVI SOBRE LOS CINCO SACRAMENTOS FALSOS 126

DISPUTACIÓN LXVII SOBRE LA ADORACIÓN DE DIOS EN GENERAL 127

DISPUTACIÓN LXVIII SOBRE LOS PRECEPTOS DEL CULTO DIVINO EN 128


GENERAL

DISPUTACIÓN LXIX SOBRE LA OBEDIENCIA, OBJETO FORMAL DE TODOS LOS 130


PRECEPTOS DIVINOS

DISPUTACIÓN LXX SOBRE LA OBEDIENCIA A LOS MANDAMIENTOS DE DIOS EN 131


GENERAL

Ó
DISPUTACIÓN LXXI SOBRE EL OBJETO MATERIAL DE LOS PRECEPTOS DE 133
LA LEY EN GENERAL

DISPUTACIÓN LXXII EL AMOR, MIEDO, CONFIANZA Y HONOR QUE SON 134


DEBIDO DEL HOMBRE A DIOS

DISPUTACIÓN LXXIII SOBRE ACTOS PARTICULARES DE OBEDIENCIA O DE ESOS 135


QUE ESTÁN PRESCRITOS EN CADA PRECEPTO O RELATIVOS A LA
DECALOGO EN GENERAL

DISPUTACIÓN LXXIV SOBRE EL PRIMER MANDO DEL DECÁLOGO 137

DISPUTACIÓN LXXV SOBRE EL SEGUNDO MANDO DEL DECÁLOGO 139

DISPUTACIÓN LXXVI SOBRE EL TERCER PRECEPTO DEL DECÁLOGO 142

DISPUTACIÓN LXXVII SOBRE EL CUARTO MANDO DEL DECÁLOGO 143

DISPUTACIÓN LXXVIII SOBRE EL QUINTO MANDO DEL DECÁLOGO 145

DISPUTACIÓN LXXIX SOBRE EL SEXTO PRECEPTO 147

COROLARIO 148

Página 7

Una disertación sobre el verdadero y genuino sentido del séptimo capítulo de St. 149
Epístola de Pablo a los Romanos por el famoso Divino Rev. James Arminius,
DD Un nativo de Oudewater, Holanda

Contenido 150

Dedicación 152

Dedicación 152

UNA DISERTACIÓN SOBRE EL VERDADERO Y GENUINO SENTIDO DEL SÉPTIMO 164


CAPÍTULO DE LA EPÍSTOLA A LOS ROMANOS. POR JAMES ARMINIUS, DD

PRIMERA PARTE 167

I. LA TESIS QUE SE DEBE PROBAR 168

LA CONEXIÓN DEL CAPÍTULO SÉPTIMO CON EL SEXTO 174

LA PROPUESTA DEL APÓSTOL Dehortatorio.— 176

VERSO EL DECIMOCUARTO 1. 184

Verso el decimoquinto 189

Verso dieciséis. 192

Verso diecisiete 194

LOS VERSÍCULOS OCTAVO Y XIX 199

VERSO EL VIGÉSIMO 210

VERSO EL VIGÉSIMO PRIMERO 211

VERSÍCULOS VIGÉSIMO SEGUNDO Y VIGÉSIMO TERCERO 212

LOS ANTIGUOS PADRES CLEMENT DE ALEJANDRIA. 217

VERSO VIGÉSIMO CUARTO 233

VERSO VIGÉSIMO QUINTO 236

EL HOMBRE SOBRE EL QUE EL APÓSTOL ESTÁ TRATANDO AQUÍ, HAZ LEJOS 241
TAL COMO ES: BAJO LA LEY.
LA GRACIA DE DIOS A TRAVÉS DE JESUCRISTO. 245

LA CONEXIÓN ENTRE EL SÉPTIMO Y EL OCTAVO 247


Capítulos

SEGUNDA PARTE 253

I. LA OPINIÓN QUE DEBE SER CORROBORADA POR TESTIMONIOS 254

II. EL MÁS ANTIGUO Y MÁS RESPETABLE DEL CRISTIANO 255


LOS PADRES APRUEBAN LA INTERPRETACIÓN QUE DAMOS A
ESTE CAPÍTULO

vi

Página 8

III. LA OPINIÓN DE ST. AGUSTÍN 262

NUESTRA OPINIÓN ESTÁ APOYADA POR VARIOS ESCRITORES DEL MEDIO 268
SIGLOS

V. LOS TESTIMONIOS FAVORABLES DE DIVINOS MÁS RECIENTES 272

TERCERA PARTE 275

I. ESTA OPINIÓN NO ES HERÉTICA NI ALIADA A NINGUNA HERESÍA 276

NUESTRA OPINIÓN SE OPONE DIRECTAMENTE A LA HEREJÍA PELAGIANA 282

CUARTA PARTE 287

PARTE QUINTA 296

I.LA OPINIÓN OPUESTA ES PERJUDICIAL PARA LA GRACIA Y DOLOR 297


A LA BUENA MORAL

DIVERSAS OBJECIONES A FAVOR DEL COMÚN 302


INTERPRETACIÓN RESPONDIDA

LA CONCLUSIÓN AN Examen y comparación de cada uno de los tres 309


Interpretaciones de este capítulo.

CARTA DIRIGIDA A HIPPOLYTUS COLLIBUS, Embajador de la 319


Príncipe ilustre, El elector Palatino, Federico IV, A los Siete Unidos
Provincias holandesas: POR LA REV. JAMES ARMINIUS, DD DE OUDWATER ES
HOLANDA Un eminente profesor de sagrada teología, igualmente, CIERTAS
ARTÍCULOS Ser sometido a un examen diligente, porque alguna controversia
sobre ellos ha surgido entre los profesores de la religión reformada:
Arminio declara más plenamente sus sentimientos sobre el

Contenido 320

Carta al lector 321

carta al lector 321

UNA CARTA, POR LA REV. JAMES ARMINIUS, DD & c. &C. UN SU 323


EXCELENCIA, EL NOBLE SEÑOR, HIPPOLITO COLIBUS,
EMBAJADOR, DEL PRÍNCIPE MÁS ILUSTRE, EL ELECTOR
PALATINE, A LAS SIETE PROVINCIAS HOLANDESAS UNIDAS, JAMES
ARMINIUS DESEA SALUD Y ÉXITO MÁS NO NUESTRO SEÑOR:

LA DIVINIDAD DEL HIJO DE DIOS. 325

LA PROVIDENCIA DE DIOS 329

PREDESTINACIÓN DIVINA 331


GRACIA Y LIBRE ALBEDRÍO 333

JUSTIFICACIÓN 334

vii

Página 9

DETERMINADOS ARTÍCULOS QUE DEBEN SER EXAMINADOS Y PESADOS DILIGENTEMENTE.


337
PORQUE HA SURGIDO ALGUNA CONTROVERSIA CON RESPECTO A ELLOS
ENTRE LOS QUE PROFESAN LA RELIGIÓN REFORMADA

ESCRITURAS Y TRADICIONES HUMANAS 338

II. SOBRE DIOS CONSIDERADO SEGÚN SU NATURALEZA 339

III. SOBRE DIOS, CONSIDERADO SEGÚN LA RELACIÓN ENTRE 340


LAS PERSONAS EN LA TRINIDAD

IV. SOBRE EL DECRETO DE DIOS 341

SOBRE LA PREDESTINACIÓN A LA SALVACIÓN Y LA CONDENACIÓN 342


CONSIDERADO EN EL GRADO MÁS ALTO

SOBRE LA CREACIÓN, Y PRINCIPALMENTE LA DEL HOMBRE 343

SOBRE EL DOMINIO DE DIOS SOBRE LAS CRIATURAS, Y PRINCIPALMENTE 345


SOBRE EL HOMBRE

SOBRE LA PROVIDENCIA DE DIOS 1 346

SOBRE LA PREDESTINACIÓN, CONSIDERADA EN EL ESTADO PRIMITIVO DE 347


HOMBRE

SOBRE LA CAUSA DEL PECADO UNIVERSALMENTE 348

DE LA CAIDA DE ADÁN 349

SOBRE EL PECADO ORIGINAL 350

SOBRE LA PREDESTINACIÓN DEL HOMBRE CONSIDERADA PARCIALMENTE EN SU351


ESTADO PRIMEVAL, Y PARCIALMENTE EN EL OTOÑO

SOBRE LA PREDESTINACIÓN CONSIDERADA DESPUÉS DE LA CAÍDA 352

SOBRE LOS DECRETOS DE DIOS RELATIVOS A LA SALVACIÓN DE 353


HOMBRES PECADORES, SEGÚN SU PROPIO SENTIDO

EN CRISTO 354

SOBRE LA VOCACIÓN DE LOS PECADORES A LA COMUNIÓN CON CRISTO, 355


YA LA PARTICIPACIÓN DE SUS BENEFICIOS

DE PENITENCIA 357

EN LA FE 358

SOBRE LA REGENERACIÓN Y EL REGENERADO 359

SOBRE LA PERSEVERANCIA DE LOS SANTOS 360

SOBRE LA SEGURIDAD DE LA SALVACIÓN 361

SOBRE LA JUSTIFICACIÓN DEL HOMBRE COMO PECADOR, PERO AÚN CREYENTE,362


ANTE DIOS

viii
Página 10

SOBRE LAS BUENAS OBRAS DE LOS CREYENTES 364

EN ORACION 365

SOBRE LOS LACTANTES DE CREYENTES CUANDO SE LOS OFRECEN POR 366


BAUTISMO

EN LA CENA DEL SEÑOR 367

SOBRE MAGISTRADO 368

SOBRE LA IGLESIA DE ROMA 369

Carta a Uytenbogard 370

Índices 388

Índice de referencias bíblicas 389

ix

Página 11
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Las obras de James Arminius Vol. 2.

Las obras de James Arminius Vol. 2.

Las disputas privadas de James Arminius, DD sobre los artículos principales


De La Religión Cristiana. Comenzado por el autor principalmente con el propósito
De formar un sistema de divinidad
1

Página 13

Contenido

• Sobre teología

• Cómo enseñar teología

• Sobre la bienaventuranza, el fin de la teología

• Sobre religión

• Regla de religión: la palabra de Dios

• Autoridad y certeza de las Sagradas Escrituras

• La perfección de las Escrituras

• La claridad de las Escrituras

• La interpretación de las Sagradas Escrituras

• La eficacia de las Escrituras

• Sobre la religión en un sentido más estricto


• La religión cristiana, su nombre y relación

• La religión cristiana en general

• El objeto del cristianismo: Dios

• La naturaleza de Dios

• La vida de Dios

• Sobre la comprensión de Dios

• La voluntad de Dios

• Varias distinciones de la voluntad de Dios

• Los atributos de Dios: desde el punto de vista de su voluntad

• Los atributos de Dios: relacionados con las virtudes morales

• Sobre el poder o la capacidad de Dios

• La perfección, la bendición y la gloria de Dios

• Creación

• Ángeles en general y en particular

Página 14

Contenido

• La creación del hombre a imagen de Dios

• El señorío o dominio de Dios

• La Providencia de Dios

• El primer pacto entre Dios y el hombre

• Manera de nuestros primeros padres en el primer pacto

• Sobre los efectos del pecado de nuestros primeros padres

• Sobre la necesidad de la religión cristiana

• Sobre la restauración del hombre

• Sobre la persona de nuestro Señor Jesucristo

• Sobre el oficio sacerdotal de Cristo

• Sobre el oficio profético de Cristo

• Sobre el oficio real de Cristo

• Humillación y exaltación de Cristo

• Dios el Padre y la voluntad y el mandato de Cristo

• La predestinación de los creyentes

• La predestinación de los medios hasta el final

• La relación de los hombres pecadores con Cristo y los medios de salvación


• Verdadero arrepentimiento hacia Dios

• Sobre la fe en Dios y en Cristo

• Sobre la unión de los creyentes con Cristo

• La comunión de los creyentes con Cristo con respecto a su muerte

• La comunión de los creyentes con Cristo con respecto a su vida

• Justificación

• La santificación del hombre

• La Iglesia de Dios y de Cristo

Página 15

Contenido

• La Iglesia del Antiguo Testamento

• La Iglesia del Nuevo Testamento

• La cabeza y las marcas de la Iglesia

• La Iglesia Católica, sus partes y relaciones

• El poder de la iglesia para impartir doctrinas

• El poder de la iglesia para promulgar leyes

• El poder de la Iglesia para administrar justicia

• En consejos

• Las ministraciones eclesiásticas del Nuevo Testamento

• Sobre los sacramentos en general

• Los sacramentos del Antiguo Testamento

• Los sacramentos del Nuevo Testamento en general

• Sobre el bautismo y el pedobautismo

• En la Cena del Señor

• Sobre la misa papista

• Sobre los cinco falsos sacramentos

• Sobre la adoración de Dios en general

• Sobre los preceptos del culto divino en general

• Sobre la obediencia, objeto de todos los preceptos divinos

• La obediencia a los mandamientos de Dios en general

• El objeto material de los preceptos de la ley

• Amar, temer, confiar y honrar a Dios


• Sobre actos particulares de obediencia

• En el primer comando del Decálogo

• En el segundo mandato del Decálogo

Página 16

Contenido

• Sobre el tercer precepto del decálogo

• Sobre el cuarto mandato del Decálogo

• Sobre el quinto mandato del Decálogo

• Sobre el sexto precepto

5
Página 17

Sección I

DISPUTACIÓN I SOBRE TEOLOGÍA

Como estamos a punto de comenzar de nuevo nuestro curso de disputas teológicas bajo el
auspicios de nuestro Dios misericordioso, trataremos previamente un poco sobre la teología misma. II. Por el
palabra "teología" no entendemos una concepción o un discurso de Dios mismo, del cual
lo que significa que lo admitiría correctamente; pero entendemos por ella, "una concepción" o "un discurso
sobre Dios y las cosas divinas ", según su uso común. III. Puede definirse,
doctrina o ciencia de la verdad que es conforme a la piedad, y que Dios ha revelado
al hombre para que conozca a Dios y las cosas divinas, crea en él y pueda
la fe le realiza los actos de amor, temor, honor, adoración y obediencia, y obtiene
bendición de él a través de la unión con él, para la gloria divina. IV. El próximo y
El objeto inmediato de esta doctrina o ciencia no es Dios mismo, sino el deber y el acto del hombre.
que está obligado a realizar ante Dios. En teología, por tanto, Dios mismo debe ser considerado
como objeto de este deber. V. Por esta razón, la teología no es una ciencia o doctrina teórica,
sino práctica, que requiere la acción de todo el hombre, según todos y cada uno de sus
partes - una acción de la descripción más trascendente, responsable de la excelencia de la
objeto hasta donde la capacidad humana lo permita. VI. De estas premisas se desprende que este
La doctrina no se expresa siguiendo el ejemplo de las ciencias naturales, por las que Dios se conoce a sí mismo,
pero siguiendo el ejemplo de esa noción que Dios ha concebido voluntariamente dentro de sí mismo
toda la eternidad, sobre la prescripción de ese deber y de todas las cosas necesarias para ello.

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DISPUTACIÓN II SOBRE LA FORMA EN QUE SE DEBE ENSEÑAR LA TEOLOGÍA


DISPUTACIÓN II SOBRE LA FORMA EN QUE LA TEOLOGÍA
DEBE SER ENSEÑADO

Ha sido durante mucho tiempo una máxima para aquellos filósofos que son los maestros del método y
orden, que las ciencias teóricas deben impartirse en un orden sintético, pero el
práctica en un orden analítico, por lo que, y debido a que la teología es una ciencia práctica,
de ello se deduce que debe tratarse según el método analítico. II. Nuestra discusión de
esta doctrina debe, por tanto, comenzar con su fin, del que debemos tratar previamente,
con mucha brevedad, tanto en su naturaleza o lo que es, como en sus cualidades; entonces debemos enseñar,
a lo largo de todo el discurso, los medios para alcanzar el fin, para lo cual la obtención de
el final debe estar unido y, en este momento, toda la discusión debe terminar. III. Para, ac-
De acuerdo con este orden, no sólo toda la doctrina en sí, sino también todas sus partes, serán
tratado desde su fin principal, y cada artículo investigado el lugar que le
según la relación principal que tiene con su total y con el fin del todo. IV. Pero
aunque nos satisfacemos fácilmente con todos los tratados en los que se explica el cuerpo de la divinidad,
siempre que estén de acuerdo con la verdad, al menos en lo principal y fundamental,
con la Escritura misma; y aunque voluntariamente les damos a todos alabanzas y elogios
ción; sin embargo, aunque sólo sea a causa de la investigación de la orden, y por el bien de tratar el tema
con mayor precisión, es posible que se nos permita analizar nuestras opiniones y deseos. V. En
En primer lugar, el orden en que la teología se adscribe a Dios ya las acciones de Dios,
se trata, parece ser un inconveniente. Tampoco nos agrada la división de la teología
en lo patológico y lo terapéutico después de un prefacio de la doctrina sobre los principios,
el final y el eficiente; ni con eso, por muy complaciente que sea, en apariencia,
en el cual, después de establecer como premisas la palabra de Dios, y Dios mismo, como causas
de nuestra salvación, y por lo tanto las y efectos de Dios, y el hombre que es su sujeto es
colocado como parte de él. De modo que tampoco recibimos satisfacción de la partición de
ciencia en el conocimiento de Dios y del hombre; ni de aquello por lo que se dice que la teología
ejercitarse sobre Dios y la iglesia; ni aquél por el cual se determina previamente que
debemos tratar de Dios, el movimiento de una criatura racional para él, y de Cristo; ni
hace lo que nos prescribe un discurso sobre Dios, las criaturas, y principalmente sobre
hombre y su caída, sobre su reparación por Cristo, y sobre los sacramentos y un futuro
vida.

Página 19

DISPUTACIÓN III SOBRE LA BENDICIÓN, FIN DE LA TEOLOGÍA

DISPUTACIÓN III SOBRE LA BENDICIÓN, FIN DE LA TEOLOGÍA

El fin de la teología es la bienaventuranza del hombre; y eso, no animal ni natural, sino


espiritual y sobrenatural. II. Consiste en la fructificación, cuyo objeto es un perfecto, jefe,
y bien suficiente, que es Dios. III. El fundamento de esta fruición es la vida, dotada de
comprensión y con sentimiento intelectual. IV. La causa conectiva o coherente de la fruición
es la unión con Dios, por el cual esa vida es tan grandemente perfeccionada, que obtienen esta unión
se dice que son "participantes de la naturaleza divina y de la vida eterna". V. El medio de la fruición
es comprensión y emoción o sentimiento: comprensión, no por especie o imagen, sino por
visión clara, que se llama la del cara a cara; y sentimiento, correspondiendo con esta visión.
VI. La causa de la bienaventuranza es Dios mismo, uniéndose con el hombre; es decir, entregándose
para ser visto, amado, poseído y, por tanto, disfrutado por el hombre. VII. El antecedente o único
La causa motriz es la bondad y la justicia remunerativa de Dios, que tienen la sabiduría
de Dios como su precursor. VIII. La causa ejecutiva es el poder de Dios, por el cual el alma
se agranda según la capacidad de Dios, y el cuerpo animal se transforma y transfigura
en un cuerpo espiritual. IX. El final, evento o consecuencia es doble, (1.) una demostración
de la gloriosa sabiduría, bondad, justicia, poder e igualmente la perfección universal de
Dios; y (2.) su glorificación por los beatificados. X. Sus propiedades adjuntas son, que es eterno,
y lo sabe quien lo posee; y que a la vez satisface todos los deseos,
y es un objeto de deseo continuo.

Página 20

DISPUTACIÓN IV SOBRE RELIGIÓN

DISPUTACIÓN IV SOBRE RELIGIÓN

Omitiendo toda disputa acerca de la pregunta "si es posible que Dios haga que el hombre
feliz por una unión consigo mismo sin la intervención del hombre, "afirmamos que ha
agradó a Dios no bendecir al hombre excepto por algún deber cumplido según la voluntad de Dios,
que Dios ha decidido recompensar con eterna bienaventuranza. II. Y esto de lo más equitativo
La voluntad de Dios descansa sobre el fundamento de la justicia y la equidad según parece
lícito y propio, que el Creador exigiera a su criatura, dotada de razón,
acto tendiente a Dios, mediante el cual, a cambio, una criatura racional tiende a tender hacia
Dios, su autor y benefactor señor y amo. III. Este acto debe ser uno de todo el hombre,
según cada una de sus partes, según su alma, y eso enteramente, y cada uno de sus
facultades, y de acuerdo con su cuerpo, en cuanto es el instrumento mudo del alma,
poseer una capacidad de felicidad por medio del alma. Este acto debe ser igualmente el más
excelente de todas aquellas cosas que pueden proceder del hombre, y como un acto continuo; de modo que
cualesquiera otros actos, aquellos que sean realizados por el hombre a través de alguna intervención
de la voluntad, deben realizarse de acuerdo con este acto y su regla. IV. Aunque esto
deber, de acuerdo con toda su esencia y todas sus partes, apenas puede ser designado por un nombre,
sin embargo, no lo denominamos indebidamente cuando le damos el nombre de Religión Esta palabra,
en su acepción más amplia, abarca tres cosas: el acto mismo, la obligación del
acto, y la obligación con respecto a Dios, a causa de quien ese acto debe realizar.
Por lo tanto, estamos obligados a honrar a nuestros padres a causa de Dios. V.La religión, entonces, es ese acto
que nuestra teología pone en orden; y por eso se llama justamente "el objeto de la teo-
doctrina lógica ". VI. Su método está definido por el mandato de Dios, y no por el
elección; porque la palabra de Dios es su regla y medida. Y como en estos días tenemos esta palabra
solo en las Escrituras del Antiguo y Nuevo Testamento, decimos que estas Escrituras son el
canon según el cual la religión debe conformarse. Pronto trataremos con más detalle sobre
las Escrituras hasta qué punto se requiere que las consideremos como el canon de la religión.
VII. Los opuestos a la religión son la impiedad, es decir, el abandono y el desprecio de Dios, y
eqeloqrhskeia voluntad-adoración, o superstición, es decir, un modo de religión inventado por el hombre.
La hipocresía no se opone a toda la religión, sino a su integridad o pureza; por eso
en el que todo el hombre debe estar comprometido, es realizado sólo por su cuerpo.

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DISPUTACIÓN V SOBRE EL ESTADO DE RELIGIÓN, LA PALABRA DE DIOS Y EL


ESCRITURAS ...

DISPUTACIÓN V SOBRE EL ESTADO DE RELIGIÓN, LA PALABRA


DE DIOS, Y LAS ESCRITURAS EN PARTICULAR

Como la religión es un deber del hombre para con Dios, es necesario que así se prescriba
Dios en su palabra segura para hacer evidente al hombre que está obligado por esta prescripción como
procede de Dios; o, al menos, puede y debe ser evidente para el hombre. II. Esta palabra es
ya sea endiaqeton, [un razonamiento interno o mental,] o wroforikon, [un hablado o entregado
discurso] el primero de ellos está injertado en la mente del hombre por una inscripción interna,
ya sea un incremento o una superinfusión; este último se pronuncia abiertamente. III. Por
la palabra injertada, Dios ha prescrito la religión al hombre, primero persuadiéndolo interiormente
que Dios debía, y que era su voluntad, ser adorado por el hombre; luego, por universalmente dis-
cerrar a la mente del hombre el culto que le agrada y que consiste en la
amor a Dios y al prójimo; y, por último, escribiendo o sellando una remuneración en su
corazón. Esta manifestación interior es el fundamento de toda revelación externa. IV. Dios tiene
empleó la palabra externa, Primero, que él podría repetir lo que había sido injertado - podría
recuérdelo para recordarlo y podría instar a que lo ejercite. En segundo lugar, para que pudiera prescribir
él otras cosas además, que parecen estar colocadas en una diferencia de cuatro veces. (1.) Para ellos
son cosas que son homogéneas a la ley de la naturaleza, que fácilmente podrían plantearse
sobre las cosas injertadas, o que el hombre no podría deducir con igual facilidad de ellas. (2.)
O pueden parecer cosas como estas, pero que a Dios le agradó circunscribir,
no sea que, de las cosas injertadas, deban extraerse conclusiones que fueron universalmente, o en
menos por ese tiempo, repugnante a la voluntad de Dios. (3.) O son meramente positivos, sin tener
comunión con estas cosas injertadas, aunque descansan en el deber general de la religión.
(4) O, por último, según algún estado del hombre, le son adecuados, particularmente para ese
en el que el hombre fue llevado por la caída de su condición primordial. V. Dios se comunica
esta palabra externa al hombre, ya sea oralmente o por escrito. Porque, ni con respecto al conjunto
religión, ni con respecto a sus partes, Dios está confinado a cualquiera de estos modos de comunicación
nicación; pero a veces usa uno ya veces otro, y en otras ocasiones ambos
ellos, según su propia elección y placer. Primero empleó la enunciación oral en su
la entrega, y luego la escritura, como un medio más seguro contra la corrupción y el olvido.
También lo ha completado por escrito; de modo que ahora tenemos la infalible palabra de Dios en ningún
en otro lugar que no sea en las Escrituras, que por lo tanto se denominan apropiadamente
de religión ". VI. Estas Escrituras están contenidas en los libros del Antiguo y del
Nuevo Testamento que se llaman "canónicos": Consisten en los cinco libros de Moisés; la
libros de Josué, Jueces y de Rut; el primero y segundo de Samuel; el primero y segundo
de Reyes; el primero y segundo de Crónicas; los libros de Esdras y de Nehemías, y los
primeros diez capítulos del de Ester; quince libros de los profetas, es decir, los tres principales y
los doce profetas menores; los libros de Job, los Salmos, Proverbios, Eclesiastés, los Cánticos,

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DISPUTACIÓN V SOBRE EL ESTADO DE RELIGIÓN, LA PALABRA DE DIOS Y EL


ESCRITURAS ...

Daniel, y de las Lamentaciones de Jeremías: Todos estos libros están contenidos en el Antiguo
Testamento. Los del Nuevo Testamento son los siguientes: Los cuatro evangelistas; un libro
de los Hechos de los Apóstoles; trece de las epístolas de San Pablo; la Epístola a los Hebreos; la de
San Jaime; los dos de San Pedro; los tres de San Juan; el de San Judas; y el Apocalipsis de
San Juan. Algunos de ellos se consideran auténticos sin dudarlo; pero sobre otros de ellos
Ocasionalmente se han albergado dudas. Sin embargo, el nmero es bastante
que nunca se permitieron dudas. VII. La causa principal de estos libros es Dios, en su
Hijo, por el Espíritu Santo. Las causas instrumentales son los santos hombres de Dios, quienes, no en
su propia voluntad y placer, pero como fueron impulsados e inspirados por el Espíritu Santo, escribieron
estos libros, ya sea que las palabras les hayan sido inspiradas, dictadas o administradas
por ellos bajo la dirección divina. VIII. La materia u objeto de las Escrituras es la religión,
como ya se ha mencionado. La forma esencial e interna es la verdadera insinuación o
significación de la voluntad de Dios respecto a la religión. Lo externo es la forma o el carácter de
la palabra, atenta a la dignidad del hablante y acomodada a la naturaleza
de las cosas ya la capacidad de los hombres. IX. El fin es la instrucción del hombre, para su propia salvación.
vación y la gloria de Dios. Las partes de toda la instrucción son doctrina, reprensión, instigación
tución o instrucción, corrección, consuelo y amenaza.
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DISPUTACIÓN VI SOBRE LA AUTORIDAD Y CERTEZA DE LAS SANTAS ESCRITURAS

DISPUTACIÓN VI SOBRE LA AUTORIDAD Y CERTEZA DE


LAS SANTAS ESCRITURAS

La autoridad de la palabra de Dios, que está comprendida en las Escrituras del Antiguo y
Nuevo Testamento, radica tanto en la veracidad de toda la narración como en todas las declaraciones,
ya se trate de cosas pasadas, de cosas presentes o de cosas que van a ser
vengan, y en el poder de los mandamientos y prohibiciones, que están contenidos en la divina
palabra. II. Ambos tipos de autoridad no pueden depender más que de Dios, quien es el
autor principal de esta palabra, tanto porque es verdad sin sospecha de falsedad, como
porque es de poder invencible. III. Por esta razón, solo el conocimiento de que esta palabra
es divino, es obligatorio en nuestra fe y obediencia; y tan fuertemente es vinculante, que este
La obligación no puede ser aumentada por ninguna autoridad externa. IV. De qué manera o respeto
la iglesia puede ser contemplada, ella no puede hacer nada para confirmar esta autoridad; porque ella también
está en deuda con esta palabra por toda su propia autoridad; y ella no es una iglesia a menos que tenga
previamente ejercieron fe en esta palabra como divina, y se comprometieron a obedecerla.
Por tanto, de cualquier forma suspender la autoridad de las Escrituras sobre la iglesia, es negar
que Dios tiene suficiente veracidad y poder supremo, y que la iglesia misma es una iglesia.
V.Pero está probado por varios métodos, que esta palabra tiene un origen divino, ya sea por signos
empleado para la enunciación o declaración de la palabra, como milagros, predicciones y
apariciones divinas - por argumentos injertados en la palabra misma, tales como las materias que
contiene, el estilo y el carácter del discurso, los acuerdos entre todas las partes
y cada uno de ellos, y la eficacia de la palabra misma; y por el testimonio o testimonio interior
de Dios mismo por su Espíritu Santo. A todo esto, agregamos una prueba secundaria: el testimonio
de aquellas personas que han recibido esta palabra como divina. VI. La fuerza y eficacia de este
El último testimonio es enteramente humano, y es de importancia igual al cuanto de sabiduría,
probidad y constancia de los testigos. Y en esta cuenta la autoridad del
La iglesia no puede hacer otra clase de fe que la humana, pero que puede ser preparada.
teoría de la producción de la fe divina. El testimonio de la iglesia, por lo tanto, no es el
única cosa por el cual se nos confirma la certeza de las Escrituras; de hecho no es el
cosa principal; es más, es el más débil de todos los que se aducen en confirmación. VII.
No se pueden inventar argumentos para establecer la divinidad de una palabra que no pertenezca
por la más justa razón a esta palabra; y, por otro lado, es imposible cualquier argumento
puede idearse que pueda conducir incluso por una razón probable a destruir la divinidad de este
palabra. VIII. Aunque no es absolutamente necesario para la salvación creer que tal o cual
libro es la obra del autor cuyo título lleva; sin embargo, este hecho puede ser establecido por
argumentos que son aquellos que reclaman la autoría de cualquier otra obra para el escritor. IX.
Las Escrituras son canónicas de la misma manera que son divinas; porque contienen el
regla de fe, caridad, esperanza y de todas nuestras acciones internas y externas. Por tanto, no

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DISPUTACIÓN VI SOBRE LA AUTORIDAD Y CERTEZA DE LAS SANTAS ESCRITURAS

requiere autoridad humana para ser recibidos en el canon, o como


canónico. Es más, la relación entre Dios y sus criaturas requiere que su palabra
sea la regla de vida de sus criaturas. X. Afirmamos que, para el establecimiento de la divinidad de
Escrituras del Antiguo y Nuevo Testamento, esta proposición disyuntiva es de irrefutable
validez: O las Escrituras son divinas, o (¡lejos de ser una blasfemia de la expresión!)
son los más tontos de todos los escritos, ya sea que se diga que proceden del hombre o
del espíritu maligno. COROLARIOS I. Afirmar "que la autoridad de las Escrituras depende
sobre la iglesia, porque la iglesia es más antigua que las Escrituras, "es una falsedad, una
discurso tonto, una implicación de múltiples contradicciones y blasfemia. II. La autoridad
del pontífice romano para dar testimonio de la divinidad de las Escrituras, es menor que la de cualquier
obispo que es más sabio y mejor que él, y que posee una mayor constancia.

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DISPUTACIÓN VII SOBRE LA PERFECCIÓN DE LAS ESCRITURAS

DISPUTACIÓN VII SOBRE LA PERFECCIÓN DE LAS ESCRITURAS

Denominamos aquello que comprende todas las cosas necesarias para que la iglesia sepa,
creer, hacer y esperar, para la salvación, "LA PERFECCIÓN DEL SAGRADO
ESCRITURAS. "II. Ya que estamos a punto de participar en la defensa de esta perfección, contra la inspiración
aciones, visiones, sueños y otras cosas novedosas y entusiastas, afirmamos, que, desde la época
cuando Cristo y sus apóstoles residieron en la tierra, no hubo inspiración de nada necesario para
la salvación de cualquier hombre individual, o de la iglesia, ha sido dada a una sola persona
oa cualquier congregación de hombres, lo cual no está en un completo y perfecto
manera comprendida en las Sagradas Escrituras. III. Afirmamos igualmente, que en las últimas edades
de estas Escrituras no se ha deducido ninguna doctrina necesaria para la salvación que no
explícitamente conocido y creído desde el comienzo mismo de la iglesia cristiana. Por,
Desde el momento de la ascensión de Cristo al cielo, la iglesia de Dios estaba en un estado adulto, being
capaz de aumentar en el conocimiento y la creencia de las cosas necesarias para la salvación,
pero no capaz de recibir adhesiones de nuevos artículos; es decir, fue capaz de incrementar
en esa fe por la cual se creen los artículos de la religión, pero no en esa fe que es la
sujeto de creencia. IV. Cualesquiera que sean las adiciones que se hayan hecho desde entonces, solo obtienen el rango
de interpretaciones y pruebas, que en sí mismas no deben estar en desacuerdo con la Escritura
tures, pero para ser deducido de ellos; de lo contrario, no se les debe ninguna autoridad, pero deben
más bien ser considerado como aliado del error; para la perfección, no sólo de las proposiciones, sino
Asimismo, de las explicaciones y pruebas que se encuentran comprendidas en las Escrituras, es muy grande.
V.Pero la forma más compendiosa de formarse un juicio sobre cualquier enunciación o propuesta
es decir, discernir si su sujeto y predicado son expresamente o con igual fuerza
contenida en ellos, esa proposición puede ser rechazada al menos por no ser necesario para la salvación,
sin detrimento de la propia salvación. Pero el predicado puede ser de tal clase que, cuando
adscrito a este tema, no puede recibirse sin detrimento de la salvación. Por ejemplo,
"El pontífice romano es el jefe de la iglesia". "La virgen María es la mediadora de la gracia".

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DISPUTACIÓN VIII SOBRE LA PERSPICUIDAD DE LAS ESCRITURAS I.

DISPUTACIÓN VIII SOBRE LA PERSPICUIDAD DEL


ESCRITURAS I.

La claridad de las Escrituras es una cualidad que concuerda con ellas como con una señal, según.
a qué cualidad se adaptan claramente para revelar las concepciones, cuyos signos son las palabras
comprendido en las Escrituras, a aquellas personas a quienes se administran las Escrituras según
según la benevolente providencia de Dios. II. Esa claridad es una cualidad que concuerda
con las Escrituras, se prueba desde su causa y su fin. (1.) En la causa, consideramos la sabiduría
y bondad del autor, que según su sabiduría supo, y según su
la bondad quiso, clara y bien enunciar o declarar los significados de su propia mente. (2.)
Al final, es el deber de aquellos a quienes se dirigen las Escrituras y que, a través de la
decreto de Dios, no se puede alcanzar la salvación sin este conocimiento. III. Esta perspicacia viene
claramente para ser considerado tanto en lo que respeta a su objeto como a su sujeto. Para todas las cosas [en
las Escrituras] no son igualmente perspicuas, ni todo es igualmente perspicuo para todas las personas;
pero en la epístola de San Pablo, ocurren algunas cosas que "son difíciles de entender"; y el
El evangelio está escondido u oculto a los perdidos, en quienes el dios de este mundo cegó
las mentes de los que no creen "IV. Pero esos sentidos o significados, el conocimiento y
creencias que son simplemente necesarias para la salvación, se revelan en las Escrituras con tales
claridad, que pueden ser percibidos incluso por el más simple de la humanidad, siempre que
poder ejercer debidamente su razón. V. Pero son evidentes para aquellos que, siendo
iluminado por la luz del Espíritu Santo, tener ojos para ver y una mente para comprender y
discernir. Porque cualquier color, aunque esté suficientemente iluminado por la luz, no se ve
excepto por el ojo que está dotado con el poder de ver, como con una luz interior. VI. Pero
incluso en aquellas cosas que es necesario conocer y creer para la salvación,
la ley debe distinguirse del evangelio, especialmente en la parte que se relaciona con Jesús
Cristo crucificado y resucitado. Porque incluso los gentiles, que son ajenos a Cristo, han
"la obra de la ley escrita en su corazón", aunque esto no es salvador, excepto por la adición
de la iluminación e inspiración internas de Dios; sino "la doctrina de la cruz, que es
necedad y piedra de tropiezo para el hombre natural, "no se percibe sin la revelación
del Espíritu. VII. En las Escrituras, algunas cosas pueden resultar tan difíciles de entender,
que los hombres del genio más rápido y perspicaz, al llegar a un entendimiento
de esas cosas, tienen un tema al que dedicar sus labores durante todo el curso de
sus vidas. Pero Dios ha atemperado tan finamente las Escrituras, que ni se pueden leer.
sin lucro, ni, después de haber sido examinados y repasados innumerables veces, pueden
ser dejado a un lado por aversión o disgusto.

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DISPUTACIÓN IX SOBRE EL SIGNIFICADO E INTERPRETACIÓN DEL SANTO


ESCRITURAS ...

DISPUTACIÓN IX SOBRE SIGNIFICADOS E INTERPRETACIÓN


DE LAS SANTAS ESCRITURAS

El sentido legítimo y genuino de las Santas Escrituras es lo que el Espíritu Santo,


el autor de ellos, intencionado, y que se recopila de las palabras mismas, ya sea
sean recibidos en su sentido propio o figurado; es decir, es la gramática
sentido ical, como se le llama. II. Sólo de este sentido pueden buscarse argumentos eficaces para
la prueba de doctrinas. III. Pero, a causa de la semejanza analógica de corporal, carnal,
cosas naturales y terrenales, y las pertenecientes a la vida presente, a las cosas espirituales,
celestial, futuro y eterno, sucede que un doble sentido, cada uno de ellos cierto y
intencionada por el autor, se encuentra bajo las mismas palabras en las Escrituras, de las cuales la única
Se llama "el típico", el otro "el significado prefigurado en el tipo" o "el alegórico". UN
este sentido alegórico, también nos referimos al analógico, en oposición de manera similar a ese
que es típico. IV. De estos significados, lo que se llama "el etiológico" y "el
tropológico "no difieren, ya que el primero de ellos hace que la causa de la gramatical
sentido, y el ltimo contiene una acomodacin a las circunstancias de las personas, el lugar,
tiempo, etc. V.La interpretación de la Escritura tiene respeto tanto por sus palabras como por su sentido o
sentido. VI. La interpretación de sus palabras es de una sola palabra o de muchas palabras.
conjunto; y ambos métodos constituyen una traducción de las palabras en
otro idioma, o una explicación [o paráfrasis] a través de otras palabras del mismo idioma.
VII. Sea la traducción tan restringida que, si la palabra original tiene alguna ambigüedad, la palabra
al que se traduce puede retenerlo: o, si eso no se puede hacer, déjelo tener algo
equivalente al anotarse en el margen. VIII. En la explicación [o paráfrasis] que
debe hacerse con otras palabras, se deben hacer palabras para que se busquen explicativas
de las Escrituras mismas. Para ello, atención a la sinonimia y fraseología
será sumamente útil. IX. En la interpretación de los significados de las palabras, debe
tratar con diligencia tanto para hacer que el sentido esté de acuerdo con la regla o
y acomodarlo al alcance o intención del autor en ese pasaje. Aleta para tal,
además de una concepción clara de las palabras, una comparación de otros pasajes de la Escritura,
si son similares, es propicio, al igual que una búsqueda diligente o una institución en su
contexto. En esta labor, la ocasión [de las palabras] y su fin, la conexión de aquellos
cosas que preceden y siguen, y las circunstancias, también, de personas, tiempos y
lugares, serán principalmente observados. X. Como "las Escrituras no son de ex-
planeamiento ", un intérprete de ellos se esforzará por" ejercitar sus sentidos "en ellos; que el
interpretación de las Escrituras, que, en esos escritos sagrados, entra en la denominación
de "profecía", puede proceder del mismo Espíritu que inspiró principalmente a la
profecía de las Escrituras. XI. Pero la autoridad de nadie es tan grande, ya sea la de
un individuo o de una iglesia, como para poder imponer su propia interpretación a la gente

dieciséis

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DISPUTACIÓN IX SOBRE EL SIGNIFICADO E INTERPRETACIÓN DEL SANTO


ESCRITURAS ...

como el auténtico. Sin embargo, a partir de esta afirmación, a modo de eminencia,


profetas y apóstoles. Porque tal interpretación siempre está sujeta al juicio de
a quien se propone, en esta medida, que está obligado a recibirlo, sólo en la medida en que
se confirma por la fuerza de los argumentos. XII. Por este motivo, ni el acuerdo del
padres, que con dificultad puede demostrarse, ni la autoridad del pontífice romano,
debe ser recibido como regla de interpretación. XIII. No deseamos introducir unboun-
ded licencia, por la cual puede ser permitido a cualquier persona, si un intérprete público de
Escritura o un particular, para rechazar, sin causa, cualquier interpretación,
ya sea por un profeta o por más; pero deseamos la libertad de profetizar [o
exposición pública] para ser conservado íntegro e intacto en la iglesia. Esta libertad, en sí misma,
sin embargo, estamos sujetos al juicio de Dios, como poseedores del poder de vida y muerte, y
a la de la iglesia, o de sus prelados que están dotados con el poder de obligar y
perdiendo.
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DISPUTACIÓN X SOBRE LA EFICACIA DE LAS ESCRITURAS

DISPUTACIÓN X SOBRE LA EFICACIA DE LAS ESCRITURAS

Cuando hablamos de la fuerza y eficacia de la palabra de Dios, ya sea hablada o escrita,


siempre le añadimos la eficacia principal y concurrente del Espíritu Santo. II. El objeto
de esta eficacia es el hombre, pero debe ser considerado como el sujeto en el que la eficacia
opera, o como el objeto sobre el que se ejerce esta eficacia. III. El tema de este
eficacia en quien opera, es el hombre según su entendimiento y sus pasiones, y
como dotado de una capacidad, ya sea activa o pasiva. (1.) Según su entendimiento
ing, por el cual es capaz de comprender los significados de la palabra, y aprehenderlos
como verdadero y bueno para sí mismo: (2.) Según sus pasiones, por las que es capaz de ser
llevado por sus apetitos a algo verdadero y bueno que se señala, a abrazarlo, y
reposar en ella. IV. Esta eficacia no es solo preparatoria, por la cual la comprensión y
las pasiones están preparadas para aprehender algo más que es aún más verdadero y bueno, y
que no está comprendido en la palabra externa; pero es igualmente perfectivo, por lo que el humano
El entendimiento y los afectos están tan perfeccionados, que el hombre no puede alcanzar una perfección ulterior.
en la vida presente. Por tanto, rechazamos [la doctrina de] aquellos que afirman que las Escrituras
son letra muerta, y sólo sirven para preparar al hombre y hacerlo capaz de recibir
otra palabra interior. V.Esta eficacia está bellamente circunscrita en las Escrituras por tres
actos, cada uno de los cuales es doble. (1.) El de enseñar la verdad y de refutar lo que es
falso. (2) El de exhortar al bien, disuadir del mal y reprender
si se ha hecho algo más allá o en contra de su deber. (3.) El de administrar
consuelo a un espíritu contrito, y de denunciar amenazas contra un espíritu sublime. VI. El objeto
de esta eficacia, sobre la que se ejercita, es el mismo hombre, puesto ante el tribunal
de la justicia divina, para que, según esta palabra, él [reportero] pueda llevar de ella una sentencia
ya sea de justificación o de condenación.
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DISPUTACIÓN XI SOBRE RELIGIÓN EN SENTIDO MÁS ESTRICTO

DISPUTACIÓN XI SOBRE RELIGIÓN EN SENTIDO MÁS ESTRICTO

Hemos tratado la religión en general, y sus principios tal como se comprenden.


en las escrituras del Antiguo y Nuevo Testamento. Ahora debemos tratarlo de una manera más estricta.
significación. I.Como la religión contiene el deber del hombre hacia Dios, debe necesariamente ser
fundada en la relación mutua que subsiste entre Dios y el hombre. Si sucede que esto
La relación es variada, el modo de religión también debe variarse, los actos pertenecientes a la sustancia
de todas las religiones que permanecen siempre, que son conocimiento, fe, amor, miedo, confianza, pavor y
obediencia. II. La primera relación entre Dios y el hombre es la que fluye de la creación.
del hombre a imagen divina, según la cual la religión le fue prescrita por el
prensiva ley que ha sido impresa en la mente de los hombres, y que
repetido por Moisés en los diez mandamientos. Para probar la obediencia del hombre, Dios
agregado a esto una ley simbólica, acerca de no comer el fruto del árbol del conocimiento de
Bien y mal. III. Por el pecado del hombre, se introdujo otra relación entre él.
y Dios, según el cual, el hombre, sujeto a la condenación de Dios, necesita la
gracia de la restauración. Si Dios concede esta gracia al hombre, la religión que se prescribirá
para el hombre ahora también debe basarse en ese acto, además de la creación. Dado que este acto [en el
parte de Dios] requiere del hombre un reconocimiento del pecado y una acción de gracias por la liberación,
es evidente que, en esta nueva relación, el modo de la religión debe ser igualmente variado, ya que,
a través del nombramiento de Dios, en realidad ha sido variado. IV. Fue el placer de dios
para administrar esta variación, que no debe exhibir inmediatamente esta gracia en una completa
manera, sino que debe retener al hombre por un tiempo bajo el dominio sellado de la culpa, pero
con la adición de una promesa de gracia para ser exhibida en su propio tiempo. De ahí surge el
diferencia de la religión que fue prescrita por Moisés a los hijos de Israel, y que
que fue entregado por Cristo a sus seguidores, de los cuales el primero se llama "la religión
del Antiguo Testamento y de la promesa, "y la última", la del Nuevo Testamento y
del evangelio; "la primera también se llama la religión judía; la segunda, la cristiana. V. La
uso de la ley ceremonial bajo Moisés, y su abrogación bajo Cristo, enseñan más claramente
que esta religión o modo de religión difiere en muchos actos. Pero a medida que prevalece la religión cristiana
en este momento, y como [sus obligaciones son] a cargo de nosotros, trataremos más sobre
sin embargo, para intercalar, en sus lugares apropiados, algunos mencionan, tanto de la religión primitiva
y de los judíos, por lo que son capaces, y deben servir para explicar la
religión. VI. Pero no es nuestro deseo que esta diferencia se extienda hasta el punto de tener la
mantenimiento de la salvación, sin la intervención de Cristo, atribuida a los que sirvieron a Dios
bajo la pedagogía del Antiguo Testamento y por la fe en la promesa; para los afines subjuntos
firmación siempre ha obtenido desde el momento en que se promulgó la primera promesa: "Hay
No hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, que el de nuestro Señor Jesucristo, por
que los hombres deben ser salvados. "VII. De esto se desprende que la siguiente afirmación, que
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DISPUTACIÓN XI SOBRE RELIGIÓN EN SENTIDO MÁS ESTRICTO

fue utilizado por uno de los antiguos, es falso y no teológico: "Los hombres fueron salvados al principio por el
ley de la naturaleza, después, por la de Moisés, y finalmente, por la de la gracia. "Esto, también, es
más evidente, que tal confusión de las religiones judía y cristiana como se introdujo
inducida por ella, se opone completamente a la dispensación o economía de Dios.

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XII DISPUTACIÓN SOBRE LA RELIGIÓN CRISTIANA, SU NOMBRE Y RELACIÓN

XII DISPUTACIÓN SOBRE LA RELIGIÓN CRISTIANA, SU NOMBRE


Y RELACION

Comenzando ahora a tratar más sobre la religión cristiana, primero declararemos lo que es
el significado de este término, y luego consideraremos el asunto de esta religión, cada
en su orden. II. La religión cristiana, que los judíos llamaron "la herejía de los nazarenos",
obtuvo su nombre de Jesús de Nazaret, a quien Dios ha designado como nuestro único maestro,
y le ha hecho Cristo y Señor. III. Pero este nombre concuerda con él de dos maneras.
- de la causa y del objeto. (1.) De la causa; porque Jesucristo, como "el
Maestro enviado por Dios ", prescribió esta religión, tanto con su propia voz, cuando se detuvo en
tierra, y por sus apóstoles, a quienes enviaron por todo el mundo. (2.) Del objeto; porque
el mismo Jesucristo, el objeto de esta religión, según la piedad, se exhibe ahora,
y manifestado total o perfectamente; mientras que, anteriormente fue prometido y predicho por Moisés
y los profetas, sólo como por venir. IV. Fue, de hecho, un maestro que trascendió mucho
todos los demás maestros: Moisés, los profetas e incluso los ángeles mismos, ambos en el modo
de su percepción, y en la excelencia de su doctrina. En el modo de su percepción; porque,
existente en el seno del Padre, admitido íntimamente para contemplar todos los secretos de la
Padre, y dotado de la plenitud del Espíritu, vio y oyó las cosas que
habla y testifica. Pero otros maestros, estando dotados, según cierta medida
con el Espíritu, han percibido ya sea por una visión, por sueños, por conversar "cara a cara",
o por la intervención de un ángel, aquellas cosas que tenían el deber de declarar a los demás;
y este Espíritu mismo se llama "el Espíritu de Cristo". V.En la excelencia de su doctrina, también,
Cristo fue superior a todos los demás maestros, porque se revelan a la humanidad, juntos y en
una vez, la plenitud de la misma Deidad, y la completa y última voluntad de su Padre respecto
ing la salvación de los hombres; de modo que, ya sea en lo que se refiere al asunto o en lo caro de la exposición
ition, no se le puede agregar, ni es necesario que deba hacerlo. VI. De su creencia
en esta religión, y su profesión de ella, los profesores fueron llamados cristianos. ( Hechos xi. 26;
1 mascota. iv. 16. ) Que la excelencia de este nombre pueda realmente pertenecer a una persona, no es suficiente
para que reconociera a Cristo como maestro y profeta divinamente llamado. Pero también debe
reconocerlo y adorarlo religiosamente como el objeto de esta doctrina, aunque el conocimiento anterior
y la fe precede a esto, y aunque solo a partir de ella, a veces se dice que ciertas personas tienen
creyó en Cristo.

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DISPUTACIÓN XIII SOBRE LA RELIGIÓN CRISTIANA, EN RELACIÓN CON EL ASUNTO


EN GENERAL…

DISPUTACIÓN XIII SOBRE LA RELIGIÓN CRISTIANA, CON


CON RESPECTO AL ASUNTO EN GENERAL
Dado que Dios es el objeto de toda religión, en sus diversas modificaciones, también debe ser
el objeto de esta religión. Pero Cristo, en referencia a Dios, es también un objeto de ella, ya que tiene
Dios el Padre, Rey y Señor del universo, y la Cabeza de su
Iglesia. II. Por esta razón, en un tratado sobre la religión cristiana, los siguientes temas
vienen, en el debido orden, bajo nuestra consideración: (1.) El objeto mismo, hacia el cual la fe y
el culto religioso debería tender. (2.) La causa por la cual la fe y el culto pueden
y debe realizar al objeto. (3.) El acto mismo de fe y adoración, y el
método de cada uno, según el mandato de Dios y de Cristo. (4.) La salvación misma, que,
como prometido y deseado, tiene el poder de una causa impulsora, que, cuando se obtiene,
es la recompensa de la observancia de la religión, y de la cual surge la gloria eterna de
Dios en Cristo. III. Pero el hombre, por quien [los deberes de] esta religión deben ser ejecutados, es un
pecador, pero para quien ahora se ha obtenido la remisión de los pecados y la reconciliación. Por
esta marca, debe distinguirse de la religión de los judíos, que Dios también
prescrito a los pecadores; pero fue en un momento en que no se había obtenido la remisión de los pecados,
que cuenta, el modo de religión era igualmente diferente, particularmente con respecto a la ceremonia
dinero. IV. Esta religión, con respecto a todas aquellas cosas que hemos mencionado como
siendo considerado en él, es, de todas las religiones, el más excelente; o, mejor dicho, es el
modo de religión más excelente. Porque, en ella, el objeto se propone de la manera más
excelente; de modo que no hay nada en este objeto que la mente humana sea capaz de
percepción, que no se exhibe en la doctrina de la religión cristiana. Porque Dios tiene con
muestra toda su propia bondad y la ha dado para ser vista en Cristo. V. La causa, en
de lo cual, la religión puede y debe realizar un este objeto, es, en todos los sentidos,
el más eficaz; para que nada se pueda imaginar, por qué la religión puede y debe ser
realizado a cualquier otra deidad. que no se comprende en la eficacia de esta causa, en un
manera preeminente. VI. El mismo acto de fe y adoración es requerido, y debe ser realizado.
formado, de la manera más señalada y particular; y la salvación que surge de
este acto, es el más grande y glorioso, tanto porque Dios proporcionará una más plena y más
vista perfecta de sí mismo, que si la salvación se hubiera obtenido a través de otra forma de religión,
y porque aquellos que lleguen a ser partícipes de esta salvación, tendrán a Cristo eternamente como
su cabeza, que es el hermano de los hombres, y siempre lo contemplarán. En esta cuenta, en
el logro y posesión de la salvación, de ahora en adelante nos convertiremos, en cierta medida,
superior a los ángeles mismos.

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DISPUTACIÓN XIV SOBRE EL OBJETO DE LA RELIGIÓN CRISTIANA: Y, PRIMERO,


ACERCA DE…

DISPUTACIÓN XIV SOBRE EL OBJETO DEL CRISTIANO


RELIGIÓN: Y, PRIMERO, ACERCA DE DIOS, SU OBJETO PRIMARIO,
Y QUE DIOS ES YO.

El objeto de la religión cristiana es aquello hacia lo que la fe y el culto de un


el hombre religioso debe atender. Este objeto es Dios y su Cristo - Dios principalmente, Cristo
subordinadamente bajo Dios - Dios per se, Cristo como Dios lo ha constituido el objeto de este
religión. II. En Dios, que es el objeto principal de la religión cristiana, surgen tres cosas
en orden bajo nuestra consideración: (1.) La naturaleza de Dios, de la cual la excelencia y
la bondad es tal que se le puede practicar la religión de manera honorable y útil. (2.) Los actos
de Dios, por lo que se le debe practicar la religión. (3.) La voluntad de Dios,
por el cual quiere que la religión se le practique a sí mismo, y que quien la practica sea recompensado
ded; y, por el contrario, que su negligencia sea castigada. III. A cada tratado sobre el
naturaleza de Dios, debe anteponerse este axioma principal y principal de toda religión: "Hay un
Dios. "Sin esto, toda indagación sobre la naturaleza de Dios es vana; porque, si la naturaleza divina
Si no tuviera existencia, la religión sería un mero fantasma de la concepción del hombre. IV. Aunque el
La existencia de Dios ha sido insinuada a toda criatura racional que percibe su voz, y
aunque esta verdad es conocida por todo aquel que reflexiona sobre tal insinuación; sin embargo, "que hay
es un Dios ", puede ser demostrado por varios argumentos. Primero, por ciertos axiomas teóricos;
y porque una vez entendidos los términos en que se expresan,
se sabe que son verdaderas, merecen recibir el nombre de "ideas implantadas". V. El primero
axioma es: "¿Nada es o puede ser de sí mismo? Porque así sería al mismo tiempo,
y no ser, sería tanto anterior como posterior a sí mismo, y sería tanto la causa como
efecto de sí mismo. Por lo tanto, algún ser debe ser obligatoriamente preexistente, de quien, como
de la causa primaria y suprema, todas las demás cosas derivadas de su origen. Pero este ser es
Dios. VI. El segundo axioma es: "Toda causa primaria eficiente es mejor o más excelente
que su efecto. "De esto, se sigue que, como todas las mentes creadas están en el orden de los efectos,
alguna mente es suprema y más sabia, de la cual el resto tiene su origen. Pero esto
la mente es Dios. VII. El tercer axioma es: "Ninguna fuerza finita puede hacer algo de la nada;
y la primera naturaleza ha sido hecha de la nada ". Porque, si fuera de otra manera, tampoco podría
ni debe ser cambiado por un eficiente o anterior; y así, no se pudo hacer nada de
eso. De esto se sigue que todas las cosas que existen han sido desde la eternidad y son
ser primario, o que hay un ser primario. Pero este ser es Dios. VIII. lo mismo
la verdad es probada por el axioma práctico, o la conciencia, que tiene su asiento en todo
criaturas. Excusa y regocija al hombre por sus buenas acciones; y, en estos que son malos,
acusa y atormenta - incluso en aquellas cosas [de ambas clases] que no han venido, y
que nunca llegará al conocimiento de ninguna criatura. Esto se erige como una indicación manifiesta
que hay algún juez supremo que instituirá una investigación estricta y dictará sentencia.

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DISPUTACIÓN XIV SOBRE EL OBJETO DE LA RELIGIÓN CRISTIANA: Y, PRIMERO,


ACERCA DE…

Pero este juez es Dios. IX. La magnitud, la perfección, la multitud, la variedad y la


acuerdo, de todas las cosas que existen, nos proporciona el quinto argumento, que proclama en voz alta
que todas estas cosas proceden de un mismo ser y no de muchos seres. Pero
este ser es Dios. X. El sexto argumento es del orden perceptible en las cosas, y de
la ordenada disposición y dirección de todos ellos hacia un fin, incluso de aquellas cosas que,
desprovistos de razón, ellos mismos, no pueden actuar a causa de un fin, o al menos, no pueden pretender un
aleta. Pero todo orden proviene de un ser, y la dirección hacia un fin proviene de un ser sabio y bueno.
Pero este ser es Dios. XI. La preservación de la sociedad política, eclesiástica y económica
entre la humanidad, proporciona nuestro séptimo argumento. En medio de tanta perversidad y locura
Satanás y los hombres malvados, la sociedad humana nunca podría alcanzar ninguna estabilidad o firmeza, excepto
fue preservado sano y salvo por Uno que es supremamente poderoso. Pero este es Dios.
XII. Tomamos nuestro octavo argumento de los milagros que creemos que se han hecho,
y que percibimos que está hecho, cuya magnitud es tan grande como para causarles mucho
exceder toda la fuerza y el poder del universo creado. Por tanto, debe existir una causa
que trasciende el universo y su poder o capacidad. Pero esta causa es Dios. XIII. los
predicciones de cosas futuras y contingentes, y su terminación precisa y estricta, suministran
el noveno argumento como cosas que no pueden proceder de nadie sino de Dios.
XIV. En último lugar, se agrega el acuerdo perpetuo y universal de todas las naciones, que
el consentimiento general debe considerarse equivalente a una ley, no a un oráculo divino. COROL-
LARY A causa de las disensiones de hombres muy sabios, permitimos que se discuta esta cuestión.
maldijo, "por el movimiento que es aparente en el mundo, y por el hecho de que cualquier
se mueve es movido por otro, ¿se puede concluir que hay un Dios?

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XV DISPUTACIÓN SOBRE LA NATURALEZA DE DIOS

XV DISPUTACIÓN SOBRE LA NATURALEZA DE DIOS

En cuanto a Dios, el objeto principal de la teología, deben conocerse dos cosas, (1.) Su
naturaleza, o qué es Dios, o más bien qué cualidades posee? (2.) Quién es Dios, o párr.
a quien debe atribuirse esta naturaleza. Estos deben ser conocidos, no sea que nada tonto o
venida sea atribuida a Dios, o no sea que otro, o uno extraño, sea considerado como el verdadero Dios.
Sobre el primero de ellos, trataremos ahora en algunas disputas. II. Como no somos capaces de saber
la naturaleza de Dios, en sí misma, podemos, en cierta medida, obtener algún conocimiento de la analogía
de la naturaleza que está en las cosas creadas, y principalmente en lo que está en nosotros, que somos
creado una imagen de Dios; si bien siempre agregamos un modo de eminencia a esta analogía,
según qué modo se entiende que Dios excede, infinitamente, las perfecciones de las cosas
creado. III. Como en toda la naturaleza de las cosas, y en el hombre, que es el compendio o
resumen de la misma, solo dos cosas pueden ser esenciales, ya sea que estén separadas
en sus sujetos, o, en un cierto orden, conectados entre sí y subordinados en el
mismo tema, hacer dos cosas son Esencia y Vida; también contemplaremos la naturaleza de
Dios según estos dos impulsos de su naturaleza. Para los cuatro grados, que se proponen
por varios teólogos - ser, vivir, ser. sentir y comprender - se limitan a estos dos
causas del movimiento; porque la palabra "vivir" abarca en sí misma tanto el sentimiento como la comprensión
en pastel. IV. Decimos que la esencia de Dios es el primer impulso de la naturaleza divina, por el cual
Dios es pura y simplemente entendido. V.Como se distribuye toda la naturaleza de las cosas
según su esencia, en cuerpo y espíritu, afirmamos que la esencia divina es espiritual,
y de esto, que Dios es un Espíritu, porque no podría suceder que la primera
y el ser principal debe ser corpóreo. A partir de esto, uno no puede hacer otra cosa que admirar con justicia
la fuerza trascendente y la plenitud de Dios, por la que es capaz de crear incluso las cosas
corporales que no tienen nada análogo a sí mismo. VI. A la esencia de Dios ningún atributo
puede agregarse, ya sea que se distinga de él en realidad, por relación o por una mera concepción
de la mente; pero sólo se le puede atribuir un modo de preeminencia, según el cual
Se entiende que comprende en sí mismo y supera todas las perfecciones de todas las cosas. Esta
El modo puede declararse en esta única expresión: "La esencia divina no tiene causa y no tiene
comienzo ". VII. De ahí se sigue que esta esencia es simple e infinita; de esto,
que es eterna e inconmensurable; y, por último, que es inmutable, intransitable e intransitable.
corruptible, en la forma en que lo hemos probado en nuestras tesis públicas sobre este
tema. VIII. Y puesto que la unidad y la bondad se corresponde con el ser, y como los afectos o
las pasiones de todo ser son generales, también afirmamos que la esencia de Dios es una, y que
Dios es uno de acuerdo con ella, y es, por lo tanto, bueno, no, el bien principal, por la participación.
ación de la cual todas las cosas tienen tanto su ser como su bienestar. IX. Como esta esencia es
ella misma pura de toda composición, por lo que no puede entrar en la composición de nada. Nosotros
Permitir que se convierta en un tema de discusión, ya sea que esto sea designado en las Escrituras por

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XV DISPUTACIÓN SOBRE LA NATURALEZA DE DIOS

el nombre de "santidad", que denota separación o estar separado. X. Estos modos de


preeminencia no son transmisibles a nada, desde la misma circunstancia de su ser
tal. Y cuando estos modos se contemplan en la vida de Dios y en las facultades de su
vida, son de infinita utilidad en teología, y no se encuentran entre los cimientos más pequeños
de la verdadera religión.
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DISPUTACIÓN XVI SOBRE LA VIDA DE DIOS I.

DISPUTACIÓN XVI SOBRE LA VIDA DE DIOS I.

La vida es aquello que está bajo nuestra consideración, en el segundo impulso del divino
naturaleza; y que pertenece a Dios, no sólo es evidente por su propia naturaleza, sino que también es
conocido, per se, por todos aquellos que tienen alguna concepción de Dios. Porque es mucho mas increible
que Dios es algo insensato y muerto, que no hay Dios. Y la vida de Dios es
probado fácilmente. Porque, como todo lo que está al lado de Dios es de él, también debemos atribuirle la vida,
porque entre sus criaturas hay muchas cosas que tienen vida; y afirmamos que Dios es un
sustancia viva, y que la vida le pertenece, no sólo eminentemente sino también formalmente, ya que
la vida es simplemente perfección. II. Pero, como se quita la vida, ya sea en el segundo acto, y se le llama
ación ", o en el primer acto principal y radical, y por tanto es la naturaleza y forma misma de un
ser vivo, esto lo atribuimos, por sí mismo, primaria y adecuadamente a Dios; para que sea el
vida de sí mismo, no tenerla de Su unión con otra cosa; (porque esa es la parte de im-
perfección), pero existiendo de la misma manera que él, siendo la vida misma y viviendo por el primer acto,
pero dando vida por el segundo acto. III. La vida de Dios, por tanto, es sumamente sencilla, de modo que
en realidad, no se distingue de su esencia; y según la capacidad confinada
de nuestra concepción, por lo que se distingue de su esencia, puede, en cierto grado, ser
descrito como "un acto que fluye de la esencia de Dios", por lo que se insinúa que
es activo en sí mismo; primero, por un acto reflejo sobre Dios mismo, y luego sobre otros objetos, a causa de
de la abundancia más abundante y la actividad más perfecta de la vida en Dios. IV. La vida
de Dios es el fundamento y el principio próximo y adecuado no sólo de ad intra et
ad extra, un acto interior y exterior, pero igualmente de todo fruto por el cual se dice que Dios
sea bendito en sí mismo. Esta parece ser la causa por la que Dios se deseaba a sí mismo, principalmente en
referencia a la vida, para distinguirse de los dioses falsos y los ídolos muertos, y por qué deseaba que los hombres
para jurar por su nombre, en una forma compuesta así: "El Señor vive". V.Como la esencia de Dios
es infinito y sumamente simple, eterno, intransitable, inmutable e incorruptible, debemos
asimismo, considerar su vida con estos modos de ser y de vida; en que cuenta atribuimos
para él la inmortalidad per se, y un deseo más rápido, poderoso, infatigable e insaciable,
fuerza y deleite para actuar y gozar, y en la acción y goce, si es lícito, así
para expresarnos. VI. Por dos facultades, el entendimiento y la voluntad, esta vida es activa
hacia Dios mismo; pero hacia otras cosas es activo por tres facultades, poder o capacidad
habilidad, que se suma a las dos anteriores. Pero las facultades del entendimiento y la
la voluntad se acomoda a su fruto, y esto principalmente cuando pedir a Dios mismo; segundo-
y porque así le agrada su abundante bondad, ya que ofrecen a
las criaturas.

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DISPUTACIÓN XVII SOBRE LA COMPRENSIÓN DE DIOS I.

DISPUTACIÓN XVII SOBRE LA COMPRENSIÓN DE DIOS I.

El entendimiento de Dios es esa facultad de su vida que es primera en naturaleza y orden,


y por el cual el Dios viviente comprende claramente todas las cosas y cada una, que, en
de cualquier manera, ya sea que tenga, tenga, haya tenido, pueda tener o pueda tener hipotéticamente una
ser de cualquier tipo, por el cual también comprende claramente el orden, la conexión y la relación
de todos y cada uno de ellos entre sí, y las entidades de la razón, aquellos seres que
existen, o que pueden existir, en la mente, la imaginación y la enunciación. II. Dios sabe todas las cosas
ni por representaciones inteligibles, ni por semejanza, sino por su propia y única esencia;
con la excepción de las cosas malas, que conoce indirectamente por las cosas buenas opuestas a
ellos, como la privación se conoce por habernos acostumbrado a cualquier cosa. III. los
modo por el cual Dios entiende, no es por composición y división, no por argumentos graduales.
mentación, sino por intuición simple e infinita, según la sucesión del orden y
no de tiempo. IV. La sucesión del orden, en los objetos del conocimiento divino, es en este
manera: Primero. Dios se conoce a sí mismo completa y correctamente, y este entendimiento es su
propia esencia o ser. En segundo lugar. Él sabe todas las cosas posibles, en la perfección de su propia
esencia y, por tanto, todas las cosas imposibles. En la comprensión de las cosas posibles, este
es el orden: (1.) Él sabe qué cosas pueden existir por su propio acto primario y único. (2.) Él
sabe qué cosas, de las criaturas, llegarán a existir o no,
puede existir por su conservación, movimiento, asistencia, concurrencia y permiso. (3.) Él
sabe lo que puede hacer sobre los actos de las criaturas de forma coherente consigo mismo o
con estos actos. En tercer lugar. Conoce todas las entidades, incluso de acuerdo con el mismo orden
que acabamos de demostrar en su conocimiento de las cosas posibles. V. La comprensión de
Dios es cierto e infalible; de modo que ve con certeza e infaliblemente, incluso, cosas futuras y
contingente, ya sea que los vea en sus causas o en ellos mismos. Pero esta infalibilidad
dependencia de la infinidad de la esencia de Dios, y no de su voluntad inmutable. VI. El acto
la comprensión de Dios no es ocasionada por una causa externa, ni siquiera por su objeto; aunque
si luego no hay un objeto, tampoco habrá ningún acto del entendimiento de Dios
sobre eso. VII. Por seguros que sean los actos del entendimiento de Dios, esta
no impone ninguna necesidad a las cosas, sino que las establece como contingencia. Por,
como conoce la cosa misma y su modo, si el modo de la cosa es contingente, debe
conocerlo como tal, y, por lo tanto, permanece contingente con respecto al conocimiento divino.
VIII. El conocimiento de Dios se puede distinguir según sus objetivos. Y, primero, en
el teórico, por el que entiende las cosas bajo la relación de entidad y verdad; y
en lo práctico, por el cual considera las cosas bajo la relación de bien, y como objetos
de su voluntad y poder. IX. En segundo lugar. Una [cualidad del] conocimiento de Dios es la simple
inteligencia, por la cual se comprende a sí mismo, todas las cosas posibles, y la naturaleza y esencia
de todas las entidades; otro es el de la visin, mediante el cual contempla su propia existencia y la de

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DISPUTACIÓN XVII SOBRE LA COMPRENSIÓN DE DIOS I.

todas las demás entidades o seres. X. El conocimiento por el cual Dios conoce su propia esencia y
existencia, todas las cosas posibles, y la naturaleza y esencia de todas las entidades, es simplemente necesaria,
como perteneciente a la perfección de su propio conocimiento. Pero aquello por lo que conoce la existencia
presencia de otras entidades, es hipotéticamente necesaria, es decir, si ahora tienen, ya han tenido,
o después tendrá alguna existencia. Porque cuando se deposita cualquier objeto, sea cual sea,
debe, por necesidad, caer dentro del conocimiento de Dios. El primero de estos precede a cada
acto libre de la voluntad divina; este último sigue a cada acto libre. Los escolares; por lo tanto, denom-
inate el primero "natural" y el segundo "conocimiento libre". XI. El conocimiento por el cual Dios
sabe algo si es o existe, es intermedio entre los dos [tipos] descritos en las tesis
9 y 10; De hecho, precede al acto libre de la voluntad con respecto a la inteligencia. Pero sabe
algo futuro según la visión, solo a través de su hipótesis. XII. Conocimiento libre, o
el de la visión, que también se llama "presciencia", no es la causa de las cosas; pero el conocimiento
que es práctico y de inteligencia simple, y que se denomina "natural" o "necesario
sary, "es la causa de todas las cosas por el modo de prescribir y dirigir al que se añade
la acción de la voluntad y de la capacidad. El [tipo de] conocimiento medio o intermedio
debe intervenir en las cosas que dependen de la libertad de elección o placer creado. XIII.
De la variedad y multitud de objetos, y de los medios y modos de inteligencia
y visión, es evidente que el conocimiento infinito y la omnisciencia se atribuyen justamente a
Dios; y que son tan propios o peculiares de Dios de acuerdo con sus objetos, medios y
modo, como para no ser capaz de pertenecer a ninguna cosa creada.

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DISPUTACIÓN XVIII SOBRE LA VOLUNTAD DE DIOS

DISPUTACIÓN XVIII SOBRE LA VOLUNTAD DE DIOS

Se habla de la voluntad de Dios de tres maneras: Primero, la facultad misma de querer. En segundo lugar,
el acto de querer. En tercer lugar, el objeto quería. El primer significado es el principal y
propiamente dicha, las otras dos son secundarias y figurativas. II. Puede describir así: es
la segunda facultad de la vida de Dios, que fluye a través del entendimiento de la vida que
tiene una tendencia ulterior; por cuya facultad Dios es llevado hacia un bien conocido, hacia
un bien, porque este es un objeto adecuado de toda voluntad, hacia un bien conocido, no solo
con respecto a ella como ser, pero también como bien, ya sea en la realidad o sólo en el acto de
el entendimiento divino. Ambos, sin embargo, se muestra por el entendimiento. Pero el mal
lo que se llama culpabilidad, Dios no lo hace simple y absolutamente. III. Lo bueno es
doble. El bien principal y lo que proviene del principal. El primero de ellos es el principal,
objeto inmediato, principal, directo, peculiar y adecuado de la voluntad divina; el último es
secundaria e indirecta, hacia el cual no tiende la voluntad divina, excepto por medio de
el bien principal. IV. La voluntad de Dios se dirige hacia sus objetos en el siguiente orden: (1.)
Él mismo quiere. (2.) Quiere todas aquellas cosas que, de infinitas cosas posibles para él
él, por el juicio final de su sabiduría, ha decidido ser hecho. Y primero, quiere
hazlos ser; entonces se ve afectado hacia ellos por su voluntad, según posean
alguna semejanza con su naturaleza, o algún vestigio de ella. (3.) El tercer objeto de la voluntad de Dios
son aquellas cosas que él juzga adecuadas y equitativas para ser realizadas por criaturas que están dotadas
con entendimiento y con libre albedrío, en el que se incluye una prohibición de lo que él
no se hará. (4.) El cuarto objeto de la voluntad divina es su permiso, que principalmente
que permite a una criatura racional hacer lo que ha prohibido y omitir lo que
ha mandado. (5.) Quiere las cosas que juzga según su propia sabiduría
hacer con respecto a los actos de sus criaturas racionales. V. No hay fuera de Dios interiormente
causa conmovedora de su voluntad; ni de él hay fin. Pero la criatura, y su accin o
pasión, puede ser la causa que se mueve hacia afuera, sin la cual Dios reemplazaría u omitiría
esa volición o acto de voluntad. VI. Pero la causa de todas las demás cosas es Dios, según Su entendimiento.
ing y voluntad, por medio de Su poder o capacidad; sin embargo, cuando actúa a través de
sus criaturas, con ellas o en ellas, no quita el modo peculiar de actuar, ni
del sufrimiento, que él ha colocado divinamente dentro de ellos; y que los padece, según
a su modo peculiar, para producir sus propios efectos, y para recibir en ellos mismos los actos
de Dios, ya sea necesario, contingente o libremente. Como esta contingencia y libertad no
hacer que la presciencia de Dios sea incierta, para que sean destruidos por la voluntad de Dios,
y por el cierto futuro de los acontecimientos con respecto al entendimiento de Dios.

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DISPUTACIÓN XIX SOBRE LAS DISTINTAS DISTINCIONES DE LA VOLUNTAD DE DIOS

XIX DISPUTACIÓN SOBRE LAS DISTINCIONES DE LOS


VOLUNTAD DE DIOS

Aunque la voluntad de Dios sea una y simple, sin embargo, se puede distinguir de diversas maneras, de
sus objetos, en referencia al modo y orden según el cual es llevado hacia su
objetos. De estas distinciones, el uso es importante en la totalidad de las Escrituras, y en ex-
aclarando muchos pasajes en ellos. II. La voluntad de Dios se dirige hacia su objeto, ya sea de acuerdo
ing al modo de la naturaleza, o el de la libertad. En referencia al primero, Dios tiende a
su propio objeto primario, propio y adecuado, es decir, hacia sí mismo. Pero, de acuerdo con el
modo de libertad, tiende hacia otras cosas - y hacia todas las demás cosas por la libertad
de ejercicio, y hacia muchos por la libertad de especificación; porque no puede odiar las cosas,
en la medida en que tengan alguna semejanza con Dios, es decir, en la medida en que sean buenos; aunque el no es
necesariamente obligado a amarlos, ya que podría reducirlos a la nada cuando pareciera
bueno consigo mismo. III. La voluntad de Dios se distingue de aquella por la que él quiere absolutamente
hacer cualquier cosa o prevenirla; y en aquello por lo que quiere que se haga algo o
omitido por sus criaturas racionales. El primero de estos se llama "la voluntad de su beneplácito",
o más bien "de su agrado"; y el segundo, "el de su abierta insinuación". Este último se revela,
pues esto es requerido por el uso al que se aplica. El primero se revela en parte, en parte
secreto u oculto. El primero emplea un poder que es irresistible o que es tan
adaptado al objeto y al sujeto para obtener o asegurar su éxito, aunque era posible
para que suceda de otra manera. A estos dos géneros de voluntad divina, se opone la remisión
de la voluntad, es decir, un doble permiso, el que se opone a la voluntad de la insinuación abierta,
la otra a la del buen gusto. La primera es aquella por la que Dios permite que algo
el poder de una criatura racional al no circunscribir algún acto por una ley; lo último es que
por el cual Dios permite algo a la voluntad y capacidad de la criatura, al no colocar
un impedimento en su camino, por el cual el acto puede en realidad ser obstaculizado. IV. Anything
Dios quiere hacer, los quiere (1.) ya sea por sí mismo, no por otra causa
colocado más allá de él, (ya sea sin la consideración de ningún acto perpetrado por
la criatura, o únicamente con motivo del acto de la criatura,) (2.) o con motivo de un
causa precedente proporcionada por la criatura. En referencia a esta distinción, se dice algún trabajo
ser "propio de Dios", algún otro "ajeno, extraño y ajeno". Pero hay un doble
diferencia en las cosas que desea que se hagan; porque son agradables y aceptables para
Dios, ya sea en sí mismos, como en el caso de las obras morales; o por favor accidentalmente y en
cuenta de alguna otra cosa, como en el caso de las cosas ceremoniales. V. La voluntad de Dios es
perentorio, o con una condición. (1.) Su voluntad perentoria es la que estricta y rígidamente
obtiene, como las palabras del evangelio que contienen la última revelación de Dios: "La ira
de Dios permanece en el que no cree; "" El que cree, será salvo "; también las palabras
de Samuel a Saúl: "El Señor te ha rechazado para ser rey sobre Israel". (2.) Su voluntad,

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DISPUTACIÓN XIX SOBRE LAS DISTINTAS DISTINCIONES DE LA VOLUNTAD DE DIOS

con una condición, es lo que tiene una condición anexa, ya sea tácita, como,
"Aún cuarenta días, y Nínive será destruida". "Maldito todo el que no persevera
en todas las cosas que están escritas en el libro de la ley para hacerlas "es decir, a menos que sea
vivido de esta maldición como se expresa en Gal. iii. 13. Ver también Jer. xviii. 7-10. VI. Una voluntad
de Dios es absoluto, otro respectivo. Su voluntad absoluta es aquella por la que quiere cualquier cosa
simplemente, sin tener en cuenta la voluntad o el acto de la criatura, como es el de la salvación
de los creyentes. Su respectiva voluntad es aquella por la que quiere algo con respecto a la volición
o el acto de la criatura. También es antecedente o consecuente. (1.) El antecedente es
aquello por lo que quiere algo con respecto a la voluntad o acto posterior de la criatura,
como, "Dios quiere que todos los hombres se salven si creen". (2.) El consecuente es aquello por lo que
quiere algo con respecto a la voluntad o acto antecedente de la criatura, como, "¡Ay de
ese hombre por quien el Hijo del hombre es traicionado! Mejor hubiera sido para ese hombre si
nunca había nacido! Ambos dependen de la voluntad absoluta, y según ella cada uno de ellos es
regulado. VII. Dios quiere algunas cosas, en la medida en que sean buenas, cuando se consideren absolutamente
según su naturaleza. Así quiere dar limosna y hacer el bien al hombre en la medida en que está
su criatura. También desea algunas otras cosas, en la medida en que, consideradas todas las circunstancias,
se entienden buenos. Según este testamento, le dice al impío: "¿Qué has
¿Qué debes hacer, para que tomes mi pacto en tu boca? ”Y le habla así a Elí:
"Esté lejos de mí que tu casa, y la casa de tu padre, deben caminar delante de mí por
nunca; para los que me honran honraré, y los que me desprecian serán ligeramente despreciados.
"Esta distinción no difiere mucho de la voluntad anterior de Dios, que ha
ya se ha mencionado. VIII. Dios quiere algunas cosas per se o per accidens. De ellos mismos,
quiere aquellas cosas que son simplemente relativamente buenas. Así quiere la salvación de ese hombre
que es obediente. Accidentalmente, aquellas cosas que, en cierto sentido, son malas, pero tienen un buen
unido a ellos, lo que Dios quiere más que las respectivas cosas buenas que se oponen
a los malvados. Así quiere los males del castigo, porque elige que el orden de
la justicia sea preservada en el castigo, en lugar de que una criatura pecadora deba escapar del castigo
ishment, aunque esta impunidad podría ser para el bien de la criatura. IX. Dios quiere algunos
las cosas en sus causas antecedentes, es decir, él quiere sus causas relativamente, y las coloca en
tal orden que ellos puedan derivar efectos; y si siguen, quiere que ellos, de
ellos mismos, sean agradables a él. Dios quiere otras cosas en sí mismo. Esta distinción no
no difiere sustancialmente de aquello por lo que la voluntad divina se distingue en absoluta y
selectivo. COROLARIOS I. ¿Es posible que dos voliciones de Dios afirmativamente contrarias
¿hacia un objeto que es el mismo y uniforme? Respondemos negativamente. II. lata
¿Una voluntad de Dios, es decir, formalmente, tiende hacia objetos contrarios? Respondemos, puede
actuar hacia objetos físicamente contrarios, pero no hacia objetos moralmente contrarios. III. Hace
Dios quiere, como fin, algo que está más allá de él, y que no procede de
su libre albedrío? Respondemos negativamente.

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DISPUTACIÓN XX SOBRE LOS ATRIBUTOS DE DIOS QUE LLEGAN A SER CONSIDERADOS


DEBAJO…

DISPUTACIÓN XX SOBRE LOS ATRIBUTOS DE DIOS QUE


VEN A SER CONSIDERADO BAJO SU VOLUNTAD Y, PRIMERO,
DE LOS QUE TIENEN ANALOGÍA DE LAS AFECCIONES
O PASIONES EN CRIATURAS RACIONALES

Deben considerar aquellos atributos de Dios, que son propia o figurativamente


atribuido a él en las Escrituras, según cierta analogía de los afectos y virtudes
en criaturas racionales. II. Aquellos atributos divinos que tienen la analogía de los afectos, pueden
referirse a dos clases principales, de modo que la primera clase pueda contener aquellas afecciones que
están simplemente familiarizados con el bien o el mal, y que pueden denominarse afectos primitivos
ciones; y el segundo puede comprender aquellos que se ejercen sobre el bien y el mal en
referencia a su ausencia o presencia, y que pueden denominarse afecciones derivadas del
primitivo. III. Los afectos primitivos son el amor, (lo opuesto al odio) y
bondad; y con estos están conectados la gracia, la benignidad y la misericordia. El amor es anterior a la bondad
hacia el objeto, que es Dios mismo; la bondad es anterior al amor hacia ese objeto que
es otro que Dios. IV. El amor es un afecto de unión en Dios, cuyos objetos no son sólo
Dios mismo y el bien de la justicia, pero también la criatura, imitando o emparentada con Dios ya sea
según la semejanza, o sólo según la impresión, y la felicidad de la criatura. Pero esto
el afecto nace para gozar y tener o para hacer el bien; el primero se llama
"el amor a la complacencia"; el segundo, "el amor de la amistad", que cae en la bondad, Dios
se ama a sí mismo con complacencia en la perfección de su propia naturaleza, por lo que también
disfruta. También se ama a sí mismo con el amor a la complacencia en sus efectos producidos
externamente; tanto en actos como en obras, que son ejemplares e indicaciones evidentes e infalibles
de esa perfección. Por lo que se puede decir, en cierto grado, que también disfruta de estos actos
y funciona. Incluso el derecho o la justicia que realiza la criatura le agrada;
por tanto, su cariño se extiende para conseguirlo. V. El odio es un afecto de separación en
Dios, cuyos muchos objetos son la injusticia o la injusticia; y lo secundario, la miseria de
la criatura. El primero proviene del "amor a la complacencia"; el último, de "el amor de
amistad. "Pero dado que Dios se ama propiamente a sí mismo y al bien de la justicia, y por el mismo
el impulso detesta la iniquidad; y como en segundo lugar ama a la criatura y su
bienaventuranza, y en ese impulso odia la miseria de la criatura, es decir, quiere que sea
quitado de la criatura; por tanto, sucede que odia a la criatura que perpetra
corta con injusticia, y ama su miseria. VI. El odio, sin embargo, no es una garantía
amar, pero necesariamente fluyendo de él; ya que el amor no tiende ni puede tender a todos
esas cosas que se vuelven objetos para el entendimiento de Dios. Le pertenece, por tanto,
en el primer acto, y debe colocarse en él antes de cualquier existencia de algo digno de odio,
cuya existencia se establece, el acto de odio surge de ella por una necesidad natural, no
por la libertad de la voluntad. VII. Pero como el amor no llena perfectamente toda la voluntad de Dios, ha

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Página 45

DISPUTACIÓN XX SOBRE LOS ATRIBUTOS DE DIOS QUE LLEGAN A SER CONSIDERADOS


DEBAJO…

bondad unida a ella; que también es un afecto en Dios de comunicar su bien. Sus
el primer objeto externamente no es nada; y esto es tan necesario primero, que, cuando se elimine, no
la comunicación se puede realizar externamente. Su acto es la creación. Su segundo objeto es la criatura
como criatura; y su acto se llama conservación o sustentación, como si fuera una continuación de
creación. Su tercer objeto es la criatura que cumple con su deber de acuerdo con el mandato de
Dios; y su acto es la elevación a una condición más digna y feliz, es decir, la
comunicación de un bien mayor que el que la criatura obtuvo por creación. Ambos estos
los avances de la bondad también pueden denominarse apropiadamente "benignidad" o "bondad".
Su cuarto objeto es la criatura que no cumple con su deber, o peca, y por esta razón es responsable
a la miseria según el justo juicio de Dios; y su acto es una liberación del pecado a través de
la remisión y la mortificación del pecado. Y este progreso de la bondad se denomina
misericordia, que es un afecto por dar socorro a un hombre en la miseria, el pecado no presenta obstáculo.
VIII. La gracia es un cierto adjunto de bondad y amor, por el cual se significa que Dios se ve afectado
comunicar su propio bien y amar a las criaturas, no por mérito o por deuda, no
por cualquier causa que impulse desde fuera, ni que algo pueda ser agregado al mismo Dios, sino
que le vaya bien a aquel a quien se concede el bien y al que es amado, que pueda
También reciben el nombre de "liberalidad". Según esto, se dice que Dios es "rico en bondad,
misericordia ", etc. IX. Los afectos que brotan de carne, y que se ejercen sobre el bien
o mal, ya que cada uno está presente o ausente, se considera que tienen una analogía en esas cosas
que están en la parte concupiscible de nuestras almas, o en lo irascible. X. En el contexto
La parte cupiscible son, en primer lugar, el deseo y aquello que se le opone; en segundo lugar, alegría y dolor. (1.)
El deseo es un afecto por obtener las obras de justicia de criaturas racionales, y
de otorgar una recompensa remunerativa, así como de infligir un castigo si son contuma-
cious. A esto se opone el afecto según el cual Dios execra las obras de
justicia, y la omisión de una remuneración. (2.). La alegría es un cariño desde la presencia
de una cosa que es conveniente o agradable, como el fruto de sí mismo, la obediencia del
criatura, la comunicacin de su propia bondad, y la destruccin de sus rebeldes y
enemigos. El dolor, que se opone a él, surge de la desobediencia y la miseria del
criatura, y en la ocasión dada por su pueblo para blasfemar el nombre de Dios
entre los gentiles. A esto, el arrepentimiento tiene cierta afinidad; que no es más que un
cambio de la cosa querida o hecha, a causa del acto de una criatura racional, o, más bien,
un deseo de tal cambio. XI. En la parte irascible están la esperanza y su opuesto, la desesperación, la confianza
e ira, también miedo, que se opone afirmativamente a la esperanza. (1.) La esperanza es una seria expectativa.
ación de un bien, debido a la criatura, y ejecutable por la gracia de Dios. No puede fácilmente
reconciliaos con la presciencia cierta de Dios. (2.) La desesperación surge de la pertinaz
la maldad de la criatura, oponiéndose a la gracia de Dios y resistiendo al Santo
Espíritu. (3.) La confianza es aquello por lo que Dios con gran animación persigue un bien deseado,
y repele el mal que es aborrecido. (4) La ira es un afecto de rechazo en Dios, a través de la

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DISPUTACIÓN XX SOBRE LOS ATRIBUTOS DE DIOS QUE LLEGAN A SER CONSIDERADOS


DEBAJO…

castigo de la criatura que ha transgredido su ley, mediante la cual inflige a la criatura


el mal de la miseria por su injusticia, y toma la venganza que le es debida, como
una muestra de su amor por la justicia y de su odio al pecado. Cuando este cariño es
vehemente, se llama "furia". (5.) El miedo proviene de un mal inminente al que Dios se opone. XII.
De la segunda clase de estos afectos derivados, (Ver Tesis 11) algunos pertenecen a Dios por
sí, ya que simplemente contienen en sí mismos la perfección; otros, que parecen tener algo
de imperfección, se le atribuyen a la manera de los sentimientos de los hombres, a causa de
de algunos efectos que produce análogos a los efectos de las criaturas, pero sin ninguna
pasión, como es simple e inmutable y sin ningún desorden y repugnancia al derecho
razón. Pero sometemos el uso y ejercicio de la primera clase de esos afectos (Ver Tesis
10) a la infinita sabiduría de Dios, cuya propiedad es anteponer a cada uno de ellos su objeto,
medios, fin y circunstancias, y decretar al que, con preferencia a los demás, se
concedido la provincia de actuar.

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DISPUTACIÓN XXI SOBRE LOS ATRIBUTOS DE DIOS QUE TIENEN ALGUNA ANALOGÍA
ALABAMA…
DISPUTACIÓN XXI SOBRE LOS ATRIBUTOS DE DIOS QUE
TENGO ALGUNA ANALOGÍA CON LAS VIRTUDES MORALES, Y
QUE ACTUEN COMO MODERADORES DE LAS AFECCIONES,
CONSIDERADO EN LA DISPUTACIÓN PRECEDENTE.

Pero estos atributos presiden generalmente todos los afectos, o se relacionan especialmente con algunos
de ellos. Lo general es justicia, o rectitud, que se llama "universal" o "legal", y
de lo que decían los antiguos, que contiene, en sí mismo, todas las virtudes. los
especiales son, la justicia particular, la paciencia, y aquellos que son los moderadores de la ira, y
de castigos y castigos. II. La justicia de Dios, considerada universalmente, es una virtud
de Dios, según el cual administra todas las cosas correctamente y de manera adecuada,
de acuerdo con lo que su sabiduría dicta como apropiado para él. Junto con la sabiduría,
presidir todos sus actos, decretos y hechos; y según él, se dice que Dios es "justo
y derecho, "su camino" igual ", y él mismo ser" justo en todos sus caminos ". III. La justicia particular
de Dios es aquello por lo que constantemente rinde a cada uno lo suyo, al mismo Dios que
lo que es suyo, ya la criatura lo que le pertenece. Lo consideramos tanto en el
palabras de Dios y en sus obras. En esto, el método de los decretos no es diferente; porque,
todo lo que Dios hace o dice, lo hace o dice según su propio decreto eterno. Esta
la justicia también contiene un moderador en parte de su amor por el bien de la obediencia, y en parte
de su amor por la criatura y de su bondad. IV. La justicia en los hechos puede considerarse en
el siguiente orden: Que el primero sea en la comunicación del bien, ya sea según
a la primera creación, o según la regeneración. El segundo está en la prescripción del deber,
o en la legislación, que consiste en la requisa de una escritura y en la promesa de una recompensa,
y la amenaza de un castigo. El tercero es juzgar los hechos, que es retributivo,
ser comunicativo de una recompensa y reivindicativo. En todos estos, la magnanimidad de
Dios debe ser considerado. En la comunicación, en la promesa y en la remuneración, su liberalidad
y la magnificencia también serán consideradas; y pueden ser apropiadamente
ferred en parte a la justicia distributiva y en parte a la justicia conmutativa. V. La justicia en palabras también es
triple. (1.) Verdad, por la que siempre enuncia o declara exactamente como es la cosa, para
que se opone a la falsedad. (2.) Sinceridad y sencillez, por las que siempre declara como
concibe interiormente, de acuerdo con el significado y el propósito de su mente, a los que se oponen
hipocresía y duplicidad de corazón. Y (3.) Fidelidad, por la cual es constante en mantener
promesas y en la comunicación de privilegios, a los que se oponen la inconstancia y la perfidia.
VI. Paciencia es aquello por lo que soporta pacientemente la ausencia de ese Bien, es decir, de la
la obediencia prescrita que ama, desea y espera, y la presencia de
ese mal que prohíbe, perdonando a los pecadores, no sólo para ejecutar los actos judiciales de
Su misericordia y severidad a través de ellos, pero que también puede conducirlos al arrepentimiento, o que
puede castigar a los contumaces con mayor equidad y severidad. Y este atributo parece

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DISPUTACIÓN XXI SOBRE LOS ATRIBUTOS DE DIOS QUE TIENEN ALGUNA ANALOGÍA
ALABAMA…

para templar el amor [que Dios tiene] por el bien de la justicia. VII. Mucho sufrimiento
la mansedumbre o la indulgencia, la clemencia y la disposición al perdón, son los moderadores de la ira, la persecución
tisements y castigos. VIII. La paciencia es una virtud con la que Dios suspende su ira,
no sea que se apresure instantáneamente a la expulsión del mal, tan pronto como la criatura haya
los pecados lo merecían. IX. La mansedumbre o la indulgencia es una virtud por la cual Dios preserva la moderación
acerca de la ira al tomar venganza, no sea que sea demasiado vehemente, no sea que los setenta de
la ira debería debería corresponder con la magnitud de la maldad perpetrada.
X. La clemencia es una virtud por la cual Dios atiende los castigos y castigos de
la criatura, incluso en el mismo momento en que los inflige, que, por su peso y continuidad
Ances, pueden no igualar la magnitud de los pecados cometidos; de hecho, para que no
exceder la fuerza de la criatura. XI. La disposición a perdonar es una virtud por la cual Dios muestra
ser exorable para su criatura, y que fija una medida hasta los límites de la ira, no sea que
debe perdurar para siempre, agradablemente al demérito de los pecados cometidos. COROLARIOS
¿Le permite la justicia de Dios destinar a la muerte eterna a una criatura racional que ha
nunca pecaste? Respondemos negativamente. ¿Permite la justicia de Dios que una criatura deba
¿Ser salvo el que persevera en sus pecados? Respondemos negativamente. ¿No pueden la justicia y la misericordia, en
¿Algún sentido acomodado, ser considerado, en cierto sentido, opuesto? Respondemos en
lo afirmativo.

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DISPUTACIÓN XXII SOBRE EL PODER O LA CAPACIDAD DE DIOS I.

DISPUTACIÓN XXII SOBRE EL PODER O LA CAPACIDAD DE DIOS


YO.

Al entrar en la consideración del poder o capacidad de Dios, ya que negamos el


poder pasivo que no puede pertenecer a Dios que es un acto puro, así también omitimos lo que
se ocupa de actos internos por necesidad de la naturaleza; y en la actualidad exhibimos por ejemplo
aminación ese poder único que consiste en la capacidad de acciones externas, y por el cual
Dios no solo es capaz de operar más allá de sí mismo, sino que en realidad opera siempre que
es su propio placer. II. Y es una facultad de la vida divina, por la cual, (posteriormente a
el entendimiento de Dios que muestra y dirige, ya su voluntad que manda,) él es
capaz de operar externamente todo lo que pueda libremente querer, y por lo que hace
operar lo que quiera libremente. III. La medida de la capacidad divina es el libre albedrío de
Dios, y esa es verdaderamente una medida adecuada; de modo que el objeto de la capacidad pueda ser, y,
de hecho, debería estar circunscrito y limitado más apropiadamente del objeto de la
libre albedrío de Dios. Porque todo lo que no puede caer bajo su voluntad, no puede caer bajo su capacidad;
y todo lo que está sujeto al primero, también está sujeto al segundo. IV. Pero la voluntad de Dios
sólo puede querer aquello que no se opone a la esencia divina, (que es el fundamento tanto
de Su entendimiento y de su voluntad, es decir, no puede querer nada más que lo que existe, es
verdadero y bueno. Por tanto, su capacidad tampoco puede hacer ninguna otra. De nuevo, ya que, bajo la frase
"lo que no se opone a la esencia divina", se comprende en todo lo que es simple y ab-
absolutamente posible, y dado que Dios puede querer todo esto, se sigue que Dios es capaz de
todo lo que es posible. V. Aquellas cosas que son imposibles para Dios que involucran una
tradición, como hacer otro Dios, ser mutable, pecar, mentir, causar algo a la vez
ser y no ser, haber sido y no haber sido, etc., que esta cosa sea y
no sea, que sea ella y su contrario, que un accidente sea sin su sujeto, que
una sustancia debe transformarse en una sustancia preexistente, el pan en el cuerpo de Cristo,
que un cuerpo debe poseer ubicuidad, etc. Estas cosas pertenecen en parte a la falta de poder para
ser capaz de hacerlos, y en parte a la falta de voluntad para hacerlo. VI. Pero la capacidad de
Dios es infinito, y esto no solo porque puede hacer todas las cosas posibles, que, de hecho, son
innumerables, de modo que no se pueden enumerar tantos como es capaz de hacer, [o después de todo
que se puede numerar, es capaz de hacer aún más]; ni se pueden calcular cosas tan grandes
sin que pueda producir mucho más, pero también porque nada se le resiste. por
todas las cosas creadas dependen de él, como del principio eficiente, tanto en su ser como en
en su conservación. Por tanto, se le atribuye justamente la omnipotencia. VII. Esto puede ser com
comunicada a ninguna criatura.

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DISPUTACIÓN XXIII SOBRE LA PERFECCIÓN, BENDICIÓN Y GLORIA DE DIOS

DISPUTACIÓN XXIII SOBRE LA PERFECCIÓN, BENDICIÓN


Y GLORIA DE DIOS

A continuación en orden, sigue la perfección de Dios, result del circuito simple e infinito
de todas aquellas cosas que ya hemos atribuido a Dios, y consideradas con el modo
de preeminencia, no esa perfección por la que tiene cada cosa individual más perfectamente,
(porque este es el oficio de la simplicidad y el infinito), pero aquel por el cual tiene todas las cosas simplemente
denotando algo de perfección de la manera más perfecta. Y puede describirse apropiadamente
así: Es la posesión interminable y, al mismo tiempo, entera y perfecta de la esencia.
y vida. II. Y esta perfección de Dios trasciende infinitamente toda perfección creada, en
de varias formas: (1.) Porque tiene todas las cosas. (2.) Los tiene de la manera más perfecta.
Y (3.) No los deriva de ninguna otra fuente. Pero como lo han hecho las criaturas,
participación, una perfección de Dios, vagamente ensombrecida después de su arquetipo,
secuencia, no tienen toda la perfección, ni de una manera la más perfecta; sin embargo, algunos
las criaturas tienen una perfección mayor que otras; y cuanto más poseer, más cerca
son para Dios, y más como él. III. De esta perfección de Dios, por medio de algunos
acto interno, su bienaventuranza tiene su existencia; y por medio de alguna relación ad extra,
su gloria existe. IV. La bienaventuranza es un acto de Dios, por el cual disfruta de su propia perfección, que
es plenamente conocido por su entendimiento, y supremamente amado por su voluntad, con una deliciosa satisfacción
isfacción en él. Es, por tanto, a través del acto del entendimiento y de la voluntad; del
comprender, de hecho, llegar a la esencia del objeto, pero cuyo acto no
ser un acto de felicidad, a menos que lo tuviera, siendo un acto de felicidad [sic.], de la voluntad que
desea perpetuamente contemplar el objeto beatificado y se siente complacido con él. V. Pero
esta bienaventuranza es tan peculiar de Dios que no se puede comunicar una criatura. Todavía
él mismo es, con respecto al objeto, el bien beatificado de las criaturas dotadas de
comprensión, y el efector del acto que tiende al efecto, y que es deliciosamente
satisfecho en ella. De estos, consiste la bienaventuranza de la criatura. VI. La gloria es la excelencia divina
lencia sobre todas las cosas, que manifiesta mediante actos externos, de diversas maneras. VII. Pero
Los modos de manifestación, que se nos declaran en las Escrituras, son principalmente dos
- el uno, por un resplandor de luz y esplendor inusuales, o por el opuesto a él, un denso
oscuridad y oscuridad; el otro, por la producción de obras que concuerden con su perfección
y excelencia. VIII. Esta descripción de la naturaleza divina es el primer fundamento de toda religión.
Porque se concluye, de esta perfección y bienaventuranza de Dios, que el acto de religión puede
ser exhibidos digna y útilmente a Dios, a cuyo conocimiento se nos lleva,
a través de la manifestación de la gloria divina. El lector sincero podrá, en este lugar,
para suplir de las disputas públicas precedentes, las tesis sobre el Padre y el Hijo, y
los del Espíritu Santo, la Santa e indivisa Trinidad.

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XXIV DISPUTACIÓN SOBRE LA CREACIÓN

XXIV DISPUTACIÓN SOBRE LA CREACIÓN

Hemos tratado de Dios, que es el primer objeto de la religión cristiana. Y lo haríamos


ahora tratemos de Cristo, quien, junto a Dios, es otro objeto de la misma religión; pero debemos
premisa algunas cosas, sin las cuales Cristo no sería objeto de religión, ni
¿Se entendería la necesidad de la religión cristiana? De hecho, la causa debe ser Primera
explicado, debido a lo cual Dios tiene derecho a exigirle al hombre cualquier religión; LUEGO
la religión, también, que se prescribe en virtud de esta causa y derecho, y, POR ÚLTIMO, el evento
resultante, de lo cual ha surgido la necesidad de constituir a Cristo nuestro salvador, y el
La religión cristiana, empleada por Dios, por su propia voluntad, que no ha, por el pecado del hombre,
ha perdido el derecho que obtiene sobre él por la creación, ni ha abandonado por completo su afecto.
para el hombre, aunque pecador y miserable. II. Y dado que Dios es el objeto del cristiano
religión, no sólo como el Creador, sino también como el Creador de nuevo, (en cuyo último respeto,
Cristo, también, según lo constituido por Dios para ser el salvador, es el objeto de la religión cristiana)
Es necesario que primero tratemos de la creación primitiva y de aquellas cosas que son
unido a él según su naturaleza, y, posteriormente, sobre los que resulten de la conducta
del hombre, antes de empezar a tratar sobre la nueva creación, en la que la consideración primaria
es la de Cristo como Mediador. III. La creación es un acto externo de Dios, mediante el cual produjo
todas las cosas de la nada, para sí mismo, por su Palabra y Espíritu. IV. La principal causa eficiente
es Dios el Padre, por su Palabra y Espíritu. La causa impulsora, que hemos indicado en
la definición de la partícula "porque" es la bondad de Dios, según la cual se inclina
para comunicar su bien. El que ordena es la sabiduría divina; y el ejecutante, o ejecutante,
es el poder divino, que la voluntad de Dios emplea a través de una inclinación de bondad, ac-
según el prescrito más equitativo de su sabiduría. V. La materia a partir de la cual Dios creó
todas las cosas, deben ser consideradas en tres formas: (1.) La primera de todas es aquella de la cual todas las cosas
en general fueron producidos, en los que, también, todos, por esta razón, pueden recaer y ser
reducido; no es nada en sí mismo, que nuestra mente, mediante la eliminación de toda entidad, considera como la primera
importar; pues, solo eso, es capaz de la primera comunicación de Dios ad extra; porque, dios
tampoco tendrá derecho a introducir su propia forma en la materia coetánea [consigo mismo],
tampoco sería capaz de actuar, ya que entonces sería materia eterna, y, por tanto, desagradable.
ious a ningún cambio. (2.) La segunda materia es aquella de la que todas las cosas corporales son ahora
distinguidos, según sus propias formas separadas; y este es el caos rudo y la indiferencia
masa gestada creada al principio. (3.) El tercero consiste en estos simples y secretos
elementos, y de ciertos cuerpos compuestos, de los cuales todos los demás se han producido, como
de las aguas han salido cosas que se arrastran y vuelan, y peces; de la tierra, todos
otros seres vivos, árboles, hierbas y arbustos - de la costilla de. Adán, la mujer, y de
semillas, la perpetuación de la especie. VI. La forma es la producción misma de todas las cosas
de nada, cuya forma preexistía ya enmarcada, de acuerdo con el arquetipo en la mente

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XXIV DISPUTACIÓN SOBRE LA CREACIÓN

de Dios, sin ninguna entidad propia, para que nadie finja un mundo ideal. VII. Desde un
inspección de la materia y la forma, es evidente, Primero, que la creación es el acto inmediato de
Dios, solo, tanto porque una criatura, que es de un poder finito es incapaz de operar sobre
nada, y porque tal criatura no puede dar forma a la materia en formas sustanciales. En segundo lugar.
La creación fue producida libremente, no necesariamente, porque Dios no estaba obligado a
nada, ni desprovisto de formas. VIII. El fin, no lo que movió a Dios a crear, porque
Dios no es movido por nada externo, sino por aquello que incesante e inmediatamente resulta
desde el acto mismo de la creación, y que, de hecho, está contenido en la esencia de este acto -
este fin es la demostración de la sabiduría, la bondad y el poder divinos. Para los divinos
propiedades que concurren a actuar, brillar y mostrarse en su propia naturaleza acción
- bondad, en la comunicación misma - sabiduría, en el modo, orden y variedad - y
poder, en esta circunstancia, que tantas y tan grandes cosas se producen de la nada.
IX. El fin, que se llama "con qué propósito", es el bien de las criaturas mismas, y
especialmente del hombre, a quien se indica la mayoría de las otras criaturas, como útiles para él, de acuerdo con
ing a la institución de la creación divina. X. El efecto de la creación es este mundo universal,
que, en las Escrituras, obtiene los nombres del cielo y la tierra, a veces, también, de
el mar, como los extremos dentro de los cuales se abrazan todas las cosas. Este mundo es un
algo que es perfecto y completo, que no tiene defecto de ninguna forma, que puede tener relación
al todo o sus partes; ni es redundante en ninguna forma que no tenga relación con el conjunto
y sus partes. Es, también, un algo único o unido, no por una unidad indivisible, sino ac-
de acuerdo con la conexión y la coordinación, y el afecto de la relación mutua, que consiste
de partes distinguidas, no sólo según el lugar y la situación, sino también según
naturaleza, esencia y existencia peculiar. Esto era necesario, no solo para esbozar, en algunos
medida, la perfección de Dios en variedad y multitud, sino también para demostrar que la
El Señor omnipotente no creó el mundo por una necesidad natural, sino por la libertad de su
será. XI. Pero todo este universo está, según las Escrituras, distribuido de la mejor manera
manera posible en tres clases de objetos, (1.) En criaturas puramente espirituales e invisibles;
de esta clase son los ángeles. (2.) En criaturas meramente corporales. Y (3.) En naturalezas que
son, en una parte, corporales y visibles, y en otra parte, espirituales e invisibles;
los hombres pertenecen a esta última clase. XII. Creemos que este fue el orden observado en la creación: espiritual
criaturas, es decir, los ángeles, fueron creadas primero. Las criaturas corporales fueron creadas a continuación,
según la serie de seis días, no juntos y en un solo momento. Por último, el hombre fue creado,
que consiste tanto en cuerpo como en espíritu; su cuerpo fue, de hecho, formado por primera vez; y luego su
el alma fue inspirada creando y creado inspirando; que como Dios comenzó la creación
en un espíritu, para que pudiera terminarlo en un espíritu, siendo él mismo el inconmensurable y eterno
Espíritu. XIII. Esta creación es el fundamento de ese derecho por el cual Dios puede exigir la religión.
del hombre, que es un asunto que se comprenderá con mayor certeza y plenitud, cuando lleguemos
más especialmente para tratar sobre la creación primitiva del hombre; porque el que no es el creador de todo

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XXIV DISPUTACIÓN SOBRE LA CREACIÓN

cosas, y quien, por tanto, no tiene todas las cosas bajo su mando, no se puede creer, ni
¿Se puede depositar en él alguna esperanza y confianza seguras, ni se puede temer sólo a él? Sin embargo, todos estos
son actos que pertenecen a la religión. COROLARIOS I. El mundo tampoco fue creado a partir de
toda la eternidad, ni podría ser así creado; aunque Dios fue, desde la eternidad, provisto con ese
capacidad por la cual pudo crear el mundo, y luego lo creó; y aunque no
momento del tiempo puede ser concebido por nosotros, en el que el mundo no podría haber sido creado.
II. Aquel que forma una concepción precisa, en su mente, de la creación, debe, además de la
plenitud de sabiduría divina, bondad y poder, o capacidad, conciben que hubo un
doble privación o vacuidad: la Primera, según esencia o forma, que llevará alguna
semejanza con una nada infinita que es capaz de formas infinitas; el SEGUNDO, según
colocar, que será como un vacío infinito que es capaz de ser el receptáculo de
mundos merosos. III. Por lo tanto, de esto también se sigue que el tiempo y el lugar no son Criaturas separadas,
sino que se crean con las cosas mismas, o, más bien, que existen juntas en la creación de
cosas, no por una entidad absoluta sino relativa, sin la cual ninguna cosa creada puede ser pensada
sobre o concebido. IV. Esta creación es el primero de todos los actos divinos externos, tanto en el
intención del Creador, y de hecho o en realidad; y es un acto perfecto en sí mismo, que no sirve
otro más primario, como su medio; aunque Dios ha hecho algunas criaturas, que,
además del hecho de haber sido hecho por el acto de la creación, son aptos para ser adaptados
avanzó aún más y será elevado a una condición aún más excelente. V. Si algo es
representado como el objeto de la creación, parece que nada puede establecerse más adecuadamente
que esas cosas que, de todas las cosas posibles, han sido producidas por el acto de la creación
de la no existencia a la existencia.

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XXV DISPUTACIÓN SOBRE LOS ÁNGELES EN GENERAL Y EN PARTICULAR

XXV DISPUTACIÓN SOBRE LOS ÁNGELES EN GENERAL Y EN


ESPECIAL

Los ángeles son sustancias meramente espirituales, creadas a imagen de Dios, no solo eso
pueden reconocer, amar y adorar a su Creador, y pueden vivir en un estado de felicidad
con l, sino que también podría desempear ciertas obligaciones con respecto al resto de
las criaturas según el mandato de Dios. II. Las llamamos "sustancias", contra el
Saduceos y otros, que sostienen que los ángeles no son más que el bien o el mal.
movimientos de los espíritus, o bien ejercicios de poder para ayudar o herir. Pero esto está completamente en
variación con toda la Escritura, como las acciones, (que son las de seres supuestos)
las apariencias, y los nombres que les atribuyen, más que suficientemente
demostrar. III. Agregamos que son "meramente espirituales", para que podamos separarlos de
hombres, la especie opuesta a ellos, y puede dar a entender su naturaleza. Y aunque la composición
de la materia y la forma no pertenece a los ángeles, sin embargo, afirmamos que son absolutamente
sustancias compuestas, y que están compuestas, (1.) De ser y esencia. (2.) De acto
y poder, o capacidad. (3.) Por último, de sujeto y accidente hereditario. IV. Pero porque ellos
son criaturas, son finitas, y las medimos por lugar, tiempo y número. (1.) Por
LUGAR, no que estén en él corporalmente, es decir, no que ocupen y llenen un determinado
espacio local, acorde con su sustancia; pero están en ello intelectualmente, es decir, ellos
existen en un lugar sin la ocupación y plenitud de ningún espacio local, que los escolásticos
denominan a modo de definición, "estar en un lugar". Pero, como no pueden estar en varios lugares
a la vez, pero a veces están en un lugar ya veces en otro, por lo que no se mueven
sin tiempo, aunque apenas perceptible. (2.) Los medimos por TIEMPO, o por duración
o edad, porque tienen un comienzo de ser, y toda la edad en la que
tinue tienen en sucesión, por partes del pasado, presente y futuro; pero todo esto no es
presentarles en el mismo momento y sin distancia alguna. (3.) Por último. Medimos
ellos por NÚMERO, aunque este número no está definido en las páginas del volumen sagrado,
y, por tanto, es desconocido para nosotros, pero conocido por Dios; sin embargo, es muy grande, porque no es ni
disminuido ni aumentado, porque los ángeles no son engendrados ni mueren. V. Decimos que
fueron "creados una imagen de Dios"; porque se les denomina "los hijos de Dios". Esta
La imagen, decimos, consiste en parte en las cosas que pertenecen a su naturaleza, y en parte en
esas cosas que son de dotación sobrenatural. (1.) A su naturaleza, pertenecen tanto sus
esencia espiritual y la facultad de comprender, de querer y de actuar con poder. (2.)
A la dote sobrenatural, pertenece a la luz del conocimiento en el entendimiento, y, siguiendo
rebajándolo, la rectitud o santidad de la voluntad. La inmortalidad en sí misma es de dote sobrenatural.
ment; pero es lo que Dios ha resuelto preservarles, de cualquier manera
pueden conducirse hacia él. VI. El final adjunto es doble: que,
de pie alrededor del trono de Dios como sus aparadores o mensajeros, para la gloria de la divina

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XXV DISPUTACIÓN SOBRE LOS ÁNGELES EN GENERAL Y EN PARTICULAR

Majestad, los ángeles pueden alabar y celebrar [las alabanzas de] Dios perpetuamente, y que
puede, con la mayor prontitud, ejecutar, a instancias de Dios, los oficios de ministerio que
les ordena. VII. Se nos informa en las Escrituras mismas, que hay un
cierto orden entre los ángeles; porque mencionan ángeles y arcángeles, y atribuyen incluso a
el diablo sus ángeles. Pero ignoramos voluntariamente esa distinción en órdenes y diversas
grados, y qué es lo que constituye tal distinción. También pensamos que si [la existencia
de] ciertas órdenes de ángeles, es más probable que Dios emplee ángeles de diferente
diferentes órdenes para los mismos deberes, que el que designa órdenes distintas para cada
ministerio; aunque permitimos que aquellos que tienen otros sentimientos, piensen así con alguna razón.
VIII. Para el desempeño de los ministerios que se les han encomendado, los ángeles han
perecieron vestidos de cuerpos, cuyos cuerpos no han formado y asumido para ellos mismos
de la nada, sino de la materia preexistente, de una unión ni esencial ni personal, sino
locales, (porque no estaban entonces más allá de esos cuerpos) y, según un instrumento
propósito, que puedan utilizarlos para la debida ejecución de los actos prescritos. IX. Estas
Los cuerpos, por tanto, no han estado vivos, ni los ángeles, a través de ellos, han visto, oído,
probado, olido, tocado, concebido fantasmas o imaginaciones, etc. a través de los órganos de
estos cuerpos, produjeron sólo los actos que podrían realizar un ángel que habita
ellos, o, mejor dicho, existiendo en ellos, como el motor según el lugar. Por esta razón, tal vez,
No se afirma indebidamente que los cuerpos, verdaderamente humanos, que están habitados por un ser vivo y
espíritu rector, puede ser discernido, por juicio humano, de estos cuerpos asumidos. X. Dios
prescribió una cierta ley a los ángeles, por la cual también podrían ordenar su vida de acuerdo con
a Dios, y no según ellos mismos, y por la observancia de la cual podrían ser
bendecido, o, al transgredirlo, podría ser eternamente miserable, sin ninguna esperanza de perdón.
Porque fue el buen placer de Dios actuar con los ángeles de acuerdo con la estricta justicia, y
no mostrar toda su bondad al llevarlos a la salvación. XI. Pero no decidimos
si un solo acto de obediencia fue suficiente para obtener la bienaventuranza eterna, como un acto de
la desobediencia merecía la destrucción eterna. XII. Algunos de los ángeles transgredieron la
ley bajo la cual fueron colocados; y esto lo hicieron por su propia culpa, porque por esa gracia
con el que fueron provistos, y por el cual Dios los ayudó, y estaba preparado para ayudar
ellos, fueron capacitados para obedecer la ley y permanecer en su integridad. XIII. Por lo tanto, es
la división hecha de los ángeles en buenos y malos. Los primeros se denominan así, porque
porque continuaron firmes en la verdad y preservaron "su propia morada". Pero el
Estos últimos son llamados "ángeles malignos", porque no continuaron en la verdad y "abandonaron su
propia morada ". XIV. Pero los primeros son llamados" ángeles buenos ", no sólo según un
hábito fusionado, pero también según el acto que realizaban y según su
confirmación en la bondad habitual, cuya causa colocamos en el aumento de la gracia, y
en su santo propósito, que concibieron en parte al contemplar el castigo que
fue infligida a los ángeles apóstatas, y en parte a través de la percepción de una mayor gracia.

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XXV DISPUTACIÓN SOBRE LOS ÁNGELES EN GENERAL Y EN PARTICULAR

[Si se le pregunta,] ¿No hicieron también ellos, por perfecta bienaventuranza, a la que nada
podría añadirse ?, no lo negamos, por el acuerdo de los sabios, aunque
Parece posible aportar razones en contrario. XV. Estos últimos (Tesis 13) se denominan "malvados
ángeles, "Primero, por la maldad real, y luego por la maldad habitual y la obstinación obstinada
stinacy en él; por lo tanto, se deleitan en hacer todo lo que suponen que puede ayudar a
Proclamación de Dios y destrucción de su prójimo. Pero esta obstinación fija en el mal parece
derivar su origen en parte de una intuición de la ira de Dios y de una mala conciencia
que surge de eso, y en parte de su propia maldad. XVI. Pero, en cuanto a
especie de pecado que perpetraron los ángeles, no nos atrevemos a afirmar cuál fue. Sin embargo, lo decimos
puede afirmarse con cierta probabilidad, que fue el crimen del orgullo, a partir de ese argumento
que solicitó al hombre pecar por el deseo de la excelencia. XVII. Cuando es la voluntad de dios
para emplear la ayuda de ángeles buenos, se puede decir que emplea no sólo esos poderes
y facultades que les ha conferido, pero igualmente aquellas que son aumentadas por
él mismo. Pero creemos que es contradictorio con la verdad, si se dice que Dios proporcionó a los demonios, cuyos
servicio que usa, con mayor conocimiento y poder del que tienen a través de la creación y
su propia experiencia. COROLARIOS I. Permitimos que esto se convierta en un tema de discusión:
¿Se puede decir a veces que los ángeles buenos compiten entre sí, con la reserva de que
caridad que deben a Dios, a los demás ya los hombres? II. ¿Los ángeles necesitan un mediador?
¿Y es Cristo el mediador de los ángeles? Respondemos negativamente. III. Son todos ángeles de uno
¿Especies? Creemos que esto es más probable que lo contrario.

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XXVI DISPUTACIÓN SOBRE LA CREACIÓN DEL HOMBRE A IMAGEN DE DIOS

XXVI DISPUTACIÓN SOBRE LA CREACIÓN DEL HOMBRE DESPUÉS DEL


IMAGEN DE DIOS

El hombre es una criatura de Dios; que consta de un cuerpo y un alma, racional, bueno y creado
según la imagen divina, según su cuerpo, creado a partir de materia preexistente, es decir,
tierra mezclada y rociada con humedad acuosa y etérea, - según su alma,
creado de la nada, por la respiración del aliento en sus fosas nasales. II. Pero ese cuerpo lo haría
han sido incorruptibles y, por la gracia de Dios, no habrían sido susceptibles de muerte, si
los hombres no existían pecado y, por ese hecho, no se había procurado la necesidad de morir.
Y como iba a ser el receptáculo futuro del alma, fue proporcionado por el sabio Creador.
ator con varios y excelentes órganos. III. Pero el alma es enteramente de una naturaleza admirable,
si se tiene en cuenta su origen, sustancia, facultades y hábitos. (1.) Su origen; porque es de la nada,
creado por infusión, e infundido por la creación, un cuerpo debidamente preparado para su recepción,
para que pueda modelar la materia como con forma, y, unida al cuerpo por un vínculo nativo,
podría, con él, componer una ufisamenon, producción. Creado, digo, por Dios en el tiempo, como él
todavía crea diariamente una nueva alma en cada cuerpo. IV. Su sustancia, que es simple, inmaterial,
e inmortal. Simple, digo, no con respecto a Dios; porque consiste en acto y poder o
capacidad, de ser y esencia, de sujeto y accidentes; pero es simple con respecto a
cosas materiales y compuestas. Es inmaterial, porque puede subsistir por sí mismo y, cuando
separado del cuerpo, puede operar solo. Es inmortal, no por sí mismo, sino por
la gracia sustentadora de Dios. V. Sus facultades, que son dos, el entendimiento y la voluntad,
ya que de hecho el objeto del alma es doble. Porque el entendimiento aprehende la eternidad y
verdad universal y particular, por un natural y necesario, y por tanto por un uniforme
Actuar. Pero la voluntad tiene inclinación al bien. Sin embargo, esto es, de acuerdo con el modo de su
la naturaleza, al bien universal y al bien principal; o, según el modo de
libertad, a todos los demás [tipos de] bien. VI. Por ultimo. En sus hábitos, que son, primero, sabiduría, por
que el intelecto comprendió clara y suficientemente la verdad y la bondad sobrenaturales
tanto de felicidad como de rectitud. En segundo lugar. La justicia y la santidad de la verdad, por
que la voluntad era adecuada y estaba lista para seguir lo que esta sabiduría mandaba que se hiciera, y
lo que demostró ser deseado. Esta justicia y sabiduría se llaman "originales", ambas por
porque el hombre los tuvo desde su mismo origen, y porque, si el hombre hubiera continuado en su integridad,
también habrían sido comunicados a su posteridad. VII. En todas estas cosas, la imagen
de Dios resplandeció maravillosamente. Decimos que esta es la semejanza por la que el hombre se asemejaba
su Creador, y lo expresó según el modo de su capacidad, en su alma, según
a su sustancia, facultades y hábitos, en este cuerpo, aunque esto no puede decirse correctamente
han sido creados a imagen de Dios que es espíritu puro, sin embargo, es algo divino, tanto
de la circunstancia de que, si el hombre no hubiera pecado, su cuerpo nunca hubiera muerto, y
porque es capaz de una incorruptibilidad y gloria especiales, de las que el apóstol trata en 1

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XXVI DISPUTACIÓN SOBRE LA CREACIÓN DEL HOMBRE A IMAGEN DE DIOS

Corintios 15, porque muestra cierta excelencia y majestad más allá de los cuerpos de otros
criaturas vivientes y, finalmente, porque es un instrumento bien preparado para acciones admirables y
operaciones - en toda su persona, de acuerdo con la excelencia, la integridad y el dominio
sobre el resto de las criaturas, que le fueron conferidas. VIII. Las partes de esta imagen
pueden distinguirse así: algunos de ellos pueden llamarse naturales al hombre, y otros super-
natural; algunas, esenciales para él, y otras accidentales. Es natural y esencial para el alma.
ser un espritu, y estar dotado del poder del entendimiento y del querer, ambos ac-
según la naturaleza y el modo de libertad. Pero el conocimiento de Dios y de las cosas
a la salvación eterna, es sobrenatural y accidental, como también lo son la rectitud y la santidad
de la voluntad, según ese conocimiento. La inmortalidad es tan esencial para el alma, que
no puede morir a menos que deje de ser; pero es por este motivo sobrenatural y accidental, porque
es a través de la gracia y la ayuda de la preservación, que Dios no está obligado a otorgar al
alma. IX. Pero la inmortalidad del cuerpo es enteramente sobrenatural y accidental; porque puede
ser quitado del cuerpo, y el cuerpo puede volver al polvo, del cual fue tomado.
Su excelencia sobre otras criaturas vivientes y su peculiar aptitud para producir diversos efectos,
son naturales y esenciales. Su dominio sobre las criaturas que pertenece al conjunto
el hombre como compuesto de cuerpo y alma, puede ser considerado en parte como perteneciente a
a la excelencia de la naturaleza, y en parte como le ha sido conferido por un don de gracia, del cual
dominio esto parece ser una evidencia, que nunca se quita por completo del alma,
aunque sea variado y aumentado y disminuido según grados y partes. X.
Así fue creado el hombre, para que pudiera conocer, amar y adorar a su Creador, y vivir
con él para siempre en estado de bienaventuranza. Por este acto de la creacin, Dios ms manifiestamente dis-
jugó la gloria de su sabiduría, bondad y poder. XI. De esta descripción del hombre,
parece, que ambos están capacitados para realizar el acto de religión ante Dios, ya que tal acto
exigido de él - que es capaz de la recompensa que puede adjudicarse adecuadamente a
los que realizan [actos de] religión a Dios, y del castigo que puede ser justamente
infligido a los que descuidan la religión; y por tanto que la religión pueda, por un derecho merecido,
exigirse al hombre de acuerdo con esta relación; y esta es la relación principal, según
a lo que debemos, en sagrada teología, tratar la creación del hombre a imagen de
Dios. XII. Además de esta imagen de Dios, y esta referencia a lo sobrenatural y espiritual
cosas, entra en nuestra consideracin el estado de la vida natural, en el que el primer hombre
fue creado y constituido, según el apóstol Pablo, "lo natural fue primero,
y después, lo espiritual ".1 Cor. xv. 46. ) Este estado se basa en la naturaleza
unión de cuerpo y alma, y en la vida que el alma vive naturalmente en el cuerpo; a partir del cual
unión y vida es lo que el alma procura para su cuerpo, cosas que le son buenas; y en
por otro lado, el cuerpo está listo para los oficios que son congruentes con su naturaleza y deseos.
Según este estado o condición, existe una relación mutua entre el hombre y el bien.

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XXVI DISPUTACIÓN SOBRE LA CREACIÓN DEL HOMBRE A IMAGEN DE DIOS

cosas de este mundo, cuyo efecto es que el hombre puede desearlas y, al obtenerlas
por sí mismo, puede otorgar el trabajo que considere necesario y conveniente.
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DISPUTACIÓN XXVII SOBRE EL SEÑORÍO O DOMINIO DE DIOS

DISPUTACIÓN XXVII SOBRE EL SEÑORÍO O DOMINIO DE


DIOS

A través de la creación, el dominio sobre todas las cosas que él mismo ha creado, pertenece
al Creador. Es, por tanto, primario, al no dependder de ningún otro dominio o de ese
de ninguna otra persona; y es, por esta razón, principal porque no hay ninguno más grande; si
absoluto, porque está sobre toda la criatura, según el todo, y según todos
y cada una de sus partes, ya todas las relaciones que subsisten entre el Creador y el
criatura. En consecuencia, es perpetuo, es decir, mientras exista la propia criatura. II. Pero el
el dominio de Dios es el derecho del Creador y su poder sobre las criaturas; de acuerdo a
que los tiene como su propia propiedad, y puede ordenarlos y usarlos, y hacer
ellos, cualquiera que sea la relación de creación y la equidad que descansa sobre ella, lo capacitado. III. por
el derecho no puede extenderse más allá de lo permitido por la causa de la cual todo
oleada, y de la que depende. Por esta razón, no es conforme con este derecho de Dios,
o que entregue su criatura a otra que pueda dominarla, en
su placer arbitrario, para que no se vea obligado a rendir cuentas a Dios del ejercicio
de su soberanía, y poder, sin ningún demérito por parte de la criatura, infligir
todo mal en una criatura capaz de dañar o, al menos, no para bien de esta criatura; o
que él [Dios] ordene un acto a ser realizado por la criatura, para cuya ejecución él
no tiene ni puede tener los poderes suficientes y necesarios; o que emplee a la criatura
introducir el pecado en el mundo, para que, castigándolo o perdonándolo, promueva su
propia gloria; o, por último, hacer con respecto a la criatura todo lo que pueda, según su
poder absoluto, hacer con respecto a él, es decir, castigarlo o afligirlo eternamente, sin
[su haber cometido] pecado. IV. Como se trata de un poder sobre las criaturas racionales, (en referencia a
a quien tratamos principalmente sobre el dominio y poder de Dios,) se puede considerar en dos
visiones, ya sea como despóticas, como regias o patriarcales. El primero es el que emplea
sin ninguna intención de bien que pueda ser útil o salvadora para la criatura; ese último es
lo que emplea cuando también pretende el bien de la criatura misma. Y este último es
usado por Dios a través de la abundancia de su propia bondad y suficiencia, hasta que considera
que la criatura sea indigna, a causa de su perversidad, de que dios presida
él en su autoridad paterna y real. V. Por tanto, es que, cuando Dios está a punto de mandar
algo a su criatura racional, no exige todo lo que con justicia podría hacer,
y emplea persuasiones a través de argumentos que tienen en cuenta la utilidad y la necesidad
de esas persuasiones. VI. Además de esto, Dios entra en un contrato o pacto con
su criatura; y lo hace con el propósito de que la criatura pueda servirle, no tanto
"de deuda", como de una obediencia espontánea, libre y liberal, según la naturaleza de
confederaciones que consiste en estipulaciones y promesas. Por esta razón, Dios con frecuencia
distingue su ley por el título de PACTO. VII. Sin embargo, esta condición siempre se anexa

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DISPUTACIÓN XXVII SOBRE EL SEÑORÍO O DOMINIO DE DIOS

a la confederacin, que si el hombre ignora el pacto y desprecia su


regla agradable, siempre puede ser impulsado o gobernado por esa dominación que
señorial, estricto y rígido, y en el que, quien se niega a obedecer a la otra [especie de regla],
cae justamente. VIII. De ahí que surja un doble derecho de Dios sobre su criatura racional. La primera,
que le pertenece a través de la creación; el Segundo, por contrato. El primero descansa sobre
el bien que la criatura ha recibido de su Creador; este último descansa sobre el alambique
mayor beneficio que la criatura tuvo de Dios, su preservador, promotor y glorificador.
más ardiente. IX. Si la criatura peca contra este doble derecho, por ese mismo acto, le da
a Dios, su Señor, Rey y Padre, el derecho de tratarlo como una criatura pecadora, y de
infligirle el debido castigo; y este es un TERCER derecho, que descansa sobre el acto perverso
de la criatura contra Dios.

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DISPUTACIÓN XXVIII SOBRE LA PROVIDENCIA DE DIOS

DISPUTACIÓN XXVIII SOBRE LA PROVIDENCIA DE DIOS

No solo la naturaleza misma de Dios, y de las cosas mismas, sino también la Escritura
Evidentemente, las experiencias y la experiencia mostraron que la providencia pertenece a Dios. II. Pero providencia
denota alguna propiedad de Dios, no una cualidad, capacidad o hábito; pero es un acto, que
no es ad intra ni interno, sino ad extra y externo, y que trata de un objeto
diferente de Dios, y que no está unido a él desde toda la eternidad, en su entendimiento,
pero como algo separado y realmente existente. III. Y es un acto de comprensión práctica, o de
la voluntad que emplea el entendimiento, no completada en un solo momento, sino continuada
a través de los momentos de la duración de las cosas. IV. Y se puede definir el solícito,
en todas partes poderosa y continua inspección y supervisión de Dios, según el cual
ejerce un cuidado general sobre el mundo entero, y sobre cada una de las criaturas y sus
acciones y pasiones, de una manera que le conviene y conviene a sus criaturas,
para su beneficio, especialmente para el de los hombres piadosos, y para una declaración de la perfección divina
ción. V. Hemos representado el objeto de la misma como tanto el mundo entero como una sola cosa.
que consta de muchas partes que tienen cierta relación entre sí, y que poseen
orden entre unos y otros, y cada una de nuestras criaturas, con sus acciones y pasiones. Nosotros
preservar la distinción de la bondad que hay en ellos, (1.) Según su naturaleza,
a través de la creación; (2.) Según la gracia, mediante la comunicación de dones sobrenaturales,
y elevación a dignidades; (3.) Según el uso correcto tanto de la naturaleza como de la gracia; sin embargo nosotros
atribuye también los dos últimos al acto de la providencia. VI. La regla de la providencia, según
que produce sus actos, es la sabiduría de Dios, demostrando lo que es digno de Dios,
según su bondad, su severidad o su amor por la justicia o por la criatura, pero siempre
según equidad. VII. Los actos providenciales que pertenecen a su ejecución, son - preservando
vación, que parece estar ocupada por esencias, cualidades y cantidades - y gobernanza
que preside acciones y pasiones, y cuyos actos principales son el movimiento,
asistencia, concurrencia y permiso. Los tres primeros de estos actos se extienden
al bien, ya sea natural o moral; y el último de ellos pertenece solo al mal. VIII. los
El poder de Dios sirve universalmente y en todo momento para ejecutar actos, con la excepción de
de permiso; especialmente, ya veces, estos actos son ejecutados por las propias criaturas.
Por lo tanto, un acto de la providencia se llama inmediato o mediato. Cuando emplea [el
agencia de] las criaturas, entonces les permite conducir sus movimientos de manera agradable a su
su propia naturaleza, a menos que sea un placer para él hacer algo fuera de lo normal. IX. Entonces, esos
Los actos que se realizan de acuerdo con cierto curso de la naturaleza o de la gracia, se llaman
ordinario; aquellos que se emplean más allá, arriba o también en contra de este orden, son
estilo extraordinario; sin embargo, siempre se concluyen con los términos debidos e idoneidad,
de los cuales hemos tratado en la definición. (Tesis 4.) X. Los grados se enrollan en la providencia,
no según la intuición o el descuido mismo, ni según la presencia o la continuidad,

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DISPUTACIÓN XXVIII SOBRE LA PROVIDENCIA DE DIOS

pero según la solicitud y el cuidado, que sin embargo están libres de ansiedad, pero que son mayores
acerca del hombre que acerca de los bueyes, también mayor acerca de los creyentes y piadosos
personas, que con respecto a los impíos. XI. El fin de la providencia y de todos sus
actos, es la declaración de las perfecciones divinas, de sabiduría, bondad, justicia, severidad y
poder, y el bien de todos, especialmente de aquellos hombres que son elegidos o elegidos. XII.
Pero como Dios no hace nada, o permite que se haga a tiempo, lo cual no ha decretado desde
toda la eternidad, ya sea para hacer o para permitir ese decreto, por lo tanto, se coloca antes de la providencia y
sus actos como acto interno es anterior a uno externo. XIII. El efecto, o mejor dicho, el
la secuencia, que pertenece a Dios mismo, es su presciencia; y en parte se llama natural y
necesario, y en parte libre - LIBRE, porque sigue el acto del libre albedrío divino, sin
que no sería su objeto - Natural y Necesario, en la medida en que, (cuando este objeto
está establecido por el acto de la voluntad divina), no puede ser desconocido por el entendimiento divino.
XIV. La predicción a veces sigue a esta presciencia, cuando a Dios le agrada dar insinuaciones
a sus criaturas de los problemas de las cosas, antes de que sucedan. Pero ni predicción ni
cualquier presciencia induce la necesidad de cualquier cosa que sea después, ya que están [en
la mente divina.] posterior en naturaleza y orden a lo que es futuro. Porque una cosa hace
no sucederá porque haya sido previamente conocido o predicho; pero es conocido y predicho
porque aún está por suceder. XV. Tampoco el decreto mismo, por el cual el Señor
los ministros de la providencia y sus actos, inducen cualquier necesidad sobre las cosas futuras; porque, ya que
decreto, (§ 12) es un acto interno de Dios, no establece nada en la cosa misma. Pero cosas
suceder y suceder ya sea necesario o contingentemente, de acuerdo con el modo de poder,
que agradó a Dios. para emplear en la administración de asuntos.

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XXIX DISPUTACIÓN SOBRE EL PACTO EN EL QUE DIOS ENTRÓ CON NUESTRO


PRIMEROS PADRES ...

XXIX DISPUTACIÓN SOBRE EL PACTO EN EL QUE DIOS


ENTRADA CON NUESTROS PRIMEROS PADRES

Aunque, de acuerdo con Su derecho y poder sobre el hombre, a quien había creado después de su
Su propia imagen, Dios podría prescribirle obediencia en todas las cosas para cuya ejecución
poseía poderes adecuados, o, por la gracia de Dios, los tener en ese estado; todavía,
para obtener del hombre la obediencia voluntaria y libre, que, por sí sola, le es agradecida,
era su voluntad entrar en un contrato y pacto con él, por el cual Dios requería
obediencia, y, por otro lado, prometió una recompensa, a lo que agregó la denuncia
de un castigo, que la transacción no parezca ser enteramente una entre iguales,
y como si el hombre no estaba completamente atado a Dios. II. Por esta razón, la ley de Dios es muy
a menudo llamado Pacto, porque consta de esas dos partes, es decir, una obra encomendada,
y una recompensa prometida, a la que se une la denuncia de un castigo, para significar
el derecho que Dios tenía sobre el hombre y que no ha entregado por completo, y
incitar al hombre a una mayor obediencia. III. Dios prescribió esta obediencia, primero, por una ley colocada en
e impreso en la mente del hombre, en el que está contenido su deber natural hacia Dios
y su prójimo, y, por tanto, hacia él también; y es el del amor, con miedo,
honor y adoración hacia un superior. Porque, como la verdadera virtud consiste en el gobierno o
ordenamiento correcto de los afectos (de los cuales el primero, el principal, y el
pend, es Amor), toda la ley está contenida en el correcto orden del amor. Y, como no obediencia
parece estar cedido en el caso de un hombre que ejecuta toda su propia voluntad sin
cualquier, incluso la menor resistencia, por lo tanto, para probar su obediencia, esa cosa debe ser prescrita,
a lo que, por cierto sentimiento, el hombre aborrecía; y eso iba a estar prohibido, hacia
que fue atraído por una cierta inclinación. Por lo tanto, el amor a nosotros mismos debe ser registrado.
uladas o bien ordenadas, que es la primera y próxima causa por la que el hombre debe vivir en
sociedad con su especie, o según la humanidad. IV. Para esta ley, fue el placer de
Dios para agregar otro, que era simbólico. Una ley simbólica es aquella que prescribe o prescribe
prohíbe algún acto que, en sí mismo, no es agradable ni desagradable para Dios, es decir, uno
eso es indiferente; y sirve para este propósito que Dios pueda probar si el hombre está dispuesto
rendirle obediencia, únicamente por esto, porque ha sido el placer de Dios
requerir tal obediencia, y aunque era imposible idear cualquier otra razn
Dios impuso esa ley. V.Que la ley simbólica era, en este caso, prohibitiva de algún acto,
a lo cual el hombre estaba inclinado por alguna propensión natural, (es decir, a comer del árbol del
conocimiento del bien y del mal), aunque "era agradable a los ojos y bueno para comer". Por
el mando de un acto indiferente, no parece haber sido posible intentar la
obediencia del hombre con igual ventaja. VI. Esta parece ser la diferencia entre cada
[de este tipo de] obediencia, que la primera (Tesis I) es verdadera obediencia y, en sí misma, agradable
un Dios; y se dice que el hombre que lo practica vive de acuerdo con la piedad; pero eso

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XXIX DISPUTACIÓN SOBRE EL PACTO EN EL QUE DIOS ENTRÓ CON NUESTRO


PRIMEROS PADRES ...

la última (Tesis 4 y 5) no es tanto la obediencia, en sí misma, como la profesión externa de


rendir obediencia voluntariamente; y por lo tanto es un reconocimiento, o la muestra de un
conocimiento, por el cual el hombre profesa estar sujeto a Dios, y declara que
está voluntariamente sujeto. Exactamente de la misma manera, un vasallo rinde obediencia a su señor, porque
habiendo luchado contra sus enemigos, obediencia que confiesa que cumple alegremente
a él, presentándole anualmente un obsequio de pequeño valor. VII. De esta comparación,
Parece que la obediencia que se rinde a una ley simbólica es muy inferior a la que
está cedida a una ley natural, pero que la desobediencia manifestada a una ley simbólica no es
el menos grave, o que sea aún más grave; porque, por este mismo acto, el hombre profesa
que no está dispuesto a someterse a sí mismo y, de hecho, a no rendir obediencia en otros asuntos,
y los de mayor importancia, y de labor más difícil. VIII. La recompensa que correspondencia
estanques con obediencia a esta ley principal, cuya ejecución es, en sí misma, agradable para
Dios, (la analogía y la diferencia que existe entre Dios y el hombre being fiel
servido,) es la vida eterna, la satisfacción completa de la totalidad de nuestra voluntad y deseo. Pero el
recompensa que responde a la observancia de la ley simbólica, es el libre disfrute de la
frutos del Paraíso, y el poder de comer del árbol de la vida, por el cual el hombre era
siempre restaurado a su fuerza prístina. Pero este árbol de la vida era un símbolo de la vida eterna, que
el hombre hubiera disfrutado si, al abstenerse de comer el fruto, hubiera profesado obediencia,
y verdaderamente había realizado tal obediencia a la ley moral. IX. Opinamos que, si nuestro
Los primeros padres permanecido en su integridad por la obediencia realizada a ambas leyes,
Dios hubiera actuado con su posteridad por el mismo pacto, es decir, por su
obediencia a la ley moral inscrita en sus corazones, ya algunos símbolos o ceremoniales
ley; aunque no nos atrevemos a hacer especialmente una afirmación similar, respetando el árbol del
conocimiento del bien y del mal. X. Así, igualmente, si hubieran persistido en su obediencia a ambos
leyes, pensamos que es muy probable que, en ciertos períodos, los hombres hubieran sido trasladados
de esta vida natural, por el cambio intermedio de lo natural, mortal y corruptible
cuerpo, en un cuerpo espiritual, inmortal e incorruptible, para pasar una vida de inmortalidad y
bienaventuranza en el cielo. COROLARIO Permitimos que esto sea un tema de discusión: ¿Eva
recibir este mandamiento simbólico sobre el árbol del conocimiento del bien y del mal, inmediatamente
¿De Dios oa través de Adán?

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DISPUTACIÓN XXX LA FORMA EN QUE EL HOMBRE SE CONDUCIÓ


CUMPLIENDO ...

DISPUTACIÓN XXX LA MANERA EN QUE EL HOMBRE


SE CONDUCIÓ PARA CUMPLIR EL PRIMERO
PACTO O SOBRE EL PECADO DE NUESTROS PRIMEROS PADRES

Cuando Dios entró en este pacto con los hombres, era parte del hombre perpetuamente
para formar y dirigir su vida de acuerdo con las condiciones y leyes prescritas por este pacto,
porque entonces habría obtenido las recompensas prometidas mediante la realización de
ambas condiciones, y no habría incurrido en el castigo debido y denunciado
a la desobediencia. Ignoramos la cantidad de tiempo en que el hombre cumplió con su parte; pero
las Sagradas Escrituras testifican que no perseveró en esta obediencia. II. Pero decimos que la vi-
La aprobación de este pacto fue una transgresión de la ley simbólica impuesta sobre su
no comer del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal. III. La causa eficiente de
que la transgresión era el hombre, determinando su voluntad a ese objeto prohibido, y aplicando su
poder o capacidad para hacerlo. Pero la causa externa, conmovedora, per se y principal fue la
diablo, quien, habiendo abordado a la mujer, (a quien consideraba ms dbil que el hombre, y
que cuando se persuadiera a sí misma, fácilmente lo persuadiría) empleó argumentos falsos para
persuasión. Uno de sus argumentos se deduce de la utilidad del bien que
resultan de este acto; otro se dedujo del hecho de apartar a Aquel que había prohibido
es decir, mediante la negación del castigo que seguiría. La causa instrumental fue
la serpiente, de cuya lengua abusó el diablo para proponer los argumentos que eligió. El accidente
causa dental era la propia fruta, que parecía buena para comer, agradable en su sabor y
sirable a los ojos. La causa ocasional fue la ley de Dios, que circunscrita por su interdicto
acto que era indiferente en su naturaleza, y por el cual el hombre poseía inclinación y
para que sea imposible que este delito se perpetra sin pecado. IV. los
La única causa móvil o antecedente fue una doble inclinación en el hombre, una superior para la
semejanza de Dios, y uno inferior para el fruto deseable, "agradable a la vista, y bueno
como alimento ". Ambos fueron implantados por Dios a través de la creación, pero iban a ser used
en un determinado método, orden y tiempo. La causa inmediata y próxima fue la voluntad de
el hombre, que se aplicó al acto, el entendimiento precediendo y mostrando el camino; y
estas son las causas que concurrieron a efectuar este pecado, y todas las cuales, como, a través de la imagen
Dios, pudo resistir, por lo que era su deber, mediante la imposición de esa ley, tener
resistido. Ninguno de estos, por tanto, ni otros, si se concede en el género de las causas,
impuso al hombre cualquier necesidad [de cometer ese pecado]. No fue una causa externa, si
consideras a Dios, o algo de Dios, el diablo o el hombre. 5. (1.) No era Dios; paraca
como es el bien principal, no hace más que el bien; y, por tanto, se le puede llamar
ni la causa eficiente del pecado, ni la causa deficiente, ya que ha empleado cualquier
las cosas eran suficientes y necesarias para evitar este pecado. (2.) Tampoco fue algo en Dios;
no fue ni su entendimiento ni su voluntad, que manda las cosas que son justas,

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DISPUTACIÓN XXX LA FORMA EN QUE EL HOMBRE SE CONDUCIÓ


CUMPLIENDO ...

realiza lo bueno y permite lo malo; y este permiso es


sólo una cesación de tal acto que en realidad habría obstaculizado el acto del hombre, al efectuar
nada más allá de sí mismo, sino suspendiendo cierta eficiencia. Este, por tanto, no puede ser el
porque. (3.) Ni fue el diablo la causa; porque él solo infundió consejo; él no impulsó, o
fuerza por necesidad. (4.) Eva no fue la causa; porque solo pudo preceder con su ejemplo,
y para atraer con algún argumento, pero no para obligar. VI. No fue una causa interna -
si se considera la naturaleza común o general del hombre, que sólo se inclinaba a
un bien, o su naturaleza particular, que correspondía exactamente con lo general;
ni fue nada en su naturaleza particular, porque esto habría sido el entendimiento;
pero podría actuar por persuasión y consejo, no por necesidad. El hombre, por tanto, pecó por su
libre albedrío, su propio movimiento propio permitido por Dios, y él mismo persuadido por el diablo.
VII. El asunto de ese pecado fue comer del fruto del árbol, un acto indiferente, de hecho,
en su naturaleza, pero prohibido por la imposición de una ley, y retirado del poder de
hombre. Mentir también podría encontrar abstenido fácilmente de él sin ninguna pérdida de placer. En esto, se ap-
padre la admirable bondad de Dios, que trata de que el hombre esté dispuesto a someterse a la
mandato divino en un asunto que tan fácilmente podría evitarse. VIII. La forma era la
la transgresión de la ley impuesta, o el acto de comer como prohibido; porque como tenía
prohibido, había ido más allá del orden de los actos lícitos y buenos, y se había tomado
lejos del poder [permisible] del hombre, para que no pueda ser ejercido sin pecado. IX.
Este pecado no tuvo fin; porque siempre asumió la forma o el hábito del bien. Un final,
Sin embargo, fue propuesto for the man, (pero no se obtuvo, para que pudiera satisfacer sus dos su-
propensión perior hacia la imagen de Dios, y su inferior hacia el fruto de la
árbol. Pero el fin del diablo fue la aversión del hombre a su Dios y, a través de esto, su
más seducción al exilio, y la sociedad del maligno. Pero el permiso de Dios había
respecto a la condición antecedente de la creación, que había hecho a los hombres poseedores de libre albedrío,
y por [la realización de] actos gloriosos a Dios, que podrían surgir de ella. X. El serio
La enormidad de ese pecado se manifiesta principalmente a partir de los siguientes detalles: (1.) Porque
fue una transgresión de tal ley que se había impuesto para probar si el hombre estaba dispuesto a
estar sujeto a la ley de Dios, y llevó consigo muchos otros pecados graves. (2.) Be-
porque, despus de que Dios carg al hombre con tales dones notables, tuvo la audacia de perpetrar
este pecado. (3.) Porque, cuando hubo tanta facilidad para abstenerse de pecar, sufrió
ser inducido tan fácilmente, y no satisfizo su inclinación en una abundancia tan copiosa
de cosas. (4.) Llegó a cometer ese pecado en un lugar santificado que era un tipo del
Paraíso celestial, casi bajo los ojos de Dios mismo, que se reunió con él en una
manera miliar.

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DISPUTACIÓN XXXI SOBRE LOS EFECTOS DEL PECADO DE NUESTROS PRIMEROS PADRES

DISPUTACIÓN XXXI SOBRE LOS EFECTOS DEL PECADO DE NUESTRO


PRIMEROS PADRES

El primer e inmediato efecto del pecado que cometieron Adán y Eva al comer
el fruto prohibido, fue la ofensa de la Deidad, y la culpa - Ofensa, que surgió de
la prohibición impuesta - La culpa, desde la sanción que se le suma, pasando por la denuncia
de castigo, si descuidaron la prohibición. II. De la ofensa de la Deidad, surgió
su ira a causa del mandamiento violado. En esta violación, ocurren tres causas
de la ira justa: (1.) El menosprecio de su poder o derecho. (2.) Una negación de eso hacia
que Dios tenía una inclinación. (3.) Un desprecio de la voluntad divina insinuada por la orden.
III. El castigo fue consecuencia de la culpa y la ira divina; la equidad de este castigo
es por culpa, la imposición de ella es por ira. Pero es precedido tanto por la herida del
conciencia, y por el temor de un Dios enojado y el temor al castigo. De estos, hombre
dio una muestra por su subsiguiente huida, y por "esconderse de la presencia del Señor
Dios, cuando lo escuchó caminar en el jardín al fresco del día y llamar a Adán ".
IV. La causa asistente de este vuelo y escondite [de nuestros primeros padres] fue una conciencia
de su propia desnudez, y vergüenza por aquello de lo que no ha sido
avergonzado. Esto parece haber servido para atormentar la conciencia y para excitar o aumentar
ing ese miedo y pavor. V. El Espíritu de gracia, cuya morada estaba dentro del hombre, no podía
consiste en la conciencia de haber ofendido a Dios; y, por tanto, sobre la perpetración
del pecado y la condenación de sus propios corazones, el Espíritu Santo partió. Por tanto, el
Asimismo, el Espíritu de Dios dejó de conducir y dirigir al hombre, y de dar testimonio interior de su
corazón del favor de Dios. Esta circunstancia debe considerarse en lugar de una fuerte
castigo, cuando la ley, con conciencia depravada, acusó, dio su testimonio [contra
ellos], los condenó y los condenó. VI. Además de este castigo, que fue instantáneamente
infligidos, se hicieron responsables de otros dos castigos; es decir, un temporal
muerte, que es la separación del alma del cuerpo; ya la muerte eterna, que es la
separación del hombre entero de Dios, su principal bien. VII. La indicación de ambos
Los castigos fue la expulsión de nuestros primeros padres del paraíso. Fue una señal de muerte
temporal; porque el Paraíso era un tipo y figura de la morada celestial, en la que consumado
y la dicha perfecta florece siempre, con el esplendor traslúcido de la Majestad divina. Eso
fue también una señal de muerte eterna, porque, en ese jardín fue plantado el árbol de la vida, el
fruto del cual, cuando se comía, era adecuado para continuar la vida natural del hombre sin
vention de la muerte. Este árbol era un símbolo de la vida celestial de la que el hombre estaba privado,
y de la muerte eterna, que vendría después. VIII. A estos se puede agregar el castigo
culiarly infligido en el hombre y la mujer - en el primero, que debe comer pan a través de
"el sudor de su rostro", y que "la tierra, maldita por su causa, le produzca
espinas y cardos; "en este último, que debería estar expuesta a varios dolores en la concepción

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DISPUTACIÓN XXXI SOBRE LOS EFECTOS DEL PECADO DE NUESTROS PRIMEROS PADRES

y maternidad. El castigo infligido al hombre tuvo en cuenta su cuidado para preservar


los individuos de la especie, y el de la mujer, a la perpetuación de la especie.
IX. Pero debido a que la condición del pacto en el que Dios entró con nuestros primeros padres
era esto, que, si continuaban en el favor y la gracia de Dios mediante la observancia de este
mando y de otros, los dones conferidos a ellos deben transmitir a su posteridad,
por la misma gracia divina que ellos mismos han recibido; pero que si por desobediencia
se hicieron indignos de esas bendiciones, su posteridad, igualmente, no debería
poseerlos, y debe estar sujeto a los machos contrarios. Esta fue la razón por la que todos los hombres,
que iban a ser propagados a partir de ellos de forma natural, se volvió detestable hasta la muerte temporal
y muerte eterna, y desprovista de este don del Espíritu Santo o justicia original. Esta
El castigo generalmente recibe el apelativo de "una privación de la imagen de Dios" y "ori-
pecado ". X. Pero permitimos que esta cuestión sea objeto de discusión: ¿Deben algunos
cualidad contraria, además de la ausencia de la justicia original, constituirse como otra parte
del pecado original? aunque pensamos que es mucho más probable, que esta ausencia de derecho original-
eousness, solamente, es pecado original, en sí mismo, como lo que es lo único que es suficiente para cometer y
producir cualquier pecado real. XI. La discusión, si el pecado original se propaga
por el alma o por el cuerpo, nos parece inútil; y por tanto el otro, sea o
que el alma no sea por traducción, también parece apenas ser necesario para este asunto.

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DISPUTACIÓN XXXII SOBRE LA NECESIDAD DE LA RELIGIÓN CRISTIANA

DISPUTACIÓN XXXII SOBRE LA NECESIDAD DEL CRISTIANO


RELIGIÓN

Sin religión, el hombre no puede tener unión con Dios; y sin el mando y
institución de Dios, ninguna religión puede subsistir, la cual, puesto que le pertenece, ya sea por
el derecho de creación, o por el derecho adicional de restauración, puede variarlo según
su propio placer; para que, de cualquier manera que designe a la religión, el siempre obliga
hombre para observarlo, ya través de esta obligación, le impone la necesidad de observar
eso. II. Pero el modo de religión no cambia, excepto con un cambio de la relación entre
Dios y hombre, que debe unirse a él; y cuando se cambia esta relación, la religión es
variada, es decir, en el supuesto anterior de que el hombre aún no se ha unido a Dios; porque, en cuanto a su
sustancia (que consiste en el conocimiento de Dios, la fe, el amor, etc.) la religión es siempre el
mismo, excepto que parece referirse a la sustancia, que Cristo entra en el
la religión como su objeto. III. La primera relación, y la que fue el primer fundamento de la
religión primitiva, era la relación entre Dios y el hombre, entre Dios como Creador,
y el hombre creado según la imagen y en un estado de inocencia; por lo que la religión construyó
sobre esa relación estaba la de la justicia rígida y estricta y la obediencia legal. Pero eso
La relacin fue cambiada, por el pecado del hombre, quien despus de esto ya no era inocente y
aceptable a Dios, pero transgresor y condenado a condenación. Por lo tanto, después de [el
comisión de] pecado, cualquiera de los dos no podría haber tenido ninguna esperanza de acceso a Dios ya una unión
con él, ya que había violado y abrogado el culto divino; o una nueva relación del hombre
a su Creador iba a ser fundado por Dios, a través de su graciosa restauración del hombre, y un
se iba a instituir una nueva religión sobre esa relación. Esto es lo que Dios ha hecho, al
alabanza de su propia gloriosa gracia. IV. Pero, como Dios no es el restaurador de un pecador, excepto en un
mediador, que expía los pecados, apacigua a Dios y santifica al pecador, lo repito, excepto en
que "un solo Mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre", no era la voluntad de nuestro
Dios más glorioso y misericordioso, solo y sin este Mediador, ni que haya
debería haber algún fundamento entre él y el pecador restaurado por él, o que debería haber
ser objeto de la religión, que, al honor del restaurador ya la eterna felicidad
de los restaurados, construiría sobre esa relación. Porque agradó al Padre,
Cristo, para reconciliar todas las cosas consigo mismo, y por él para restaurar ambas cosas que son
en el cielo y en la tierra. También agradó al Padre "que todos los hombres honren la
Hijo, así como honran al Padre; "para que todo aquel que no honra al Hijo, no
honra al Padre. V.Por tanto, después de la entrada del pecado, no ha habido salvación de
hombres por Dios, excepto a través de Cristo, y ninguna adoración salvadora de Dios, excepto en el nombre de
Cristo, y con respecto a aquel que es el Ungido por los pecadores, pero el salvador de ellos
que creen en él; de modo que todo aquel que está sin Dios, está sin Cristo; y el que es
sin Cristo, está sin la fe, el culto y la religión de Cristo; y sin el

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DISPUTACIÓN XXXII SOBRE LA NECESIDAD DE LA RELIGIÓN CRISTIANA

fe y esperanza de este Cristo, ya sea prometido y representado en tipos, o exhibido y


anunciado claramente, ni los antiguos patriarcas fueron salvados, ni nosotros podemos ser salvos. VI. En
este relato, ya que la transgresión del primer pacto contiene la necesidad de constituir
otra religión, y como esto no hubiera existido si ese primer pacto no hubiera sido
hecho, parece que. esas cosas de las que tratan las Escrituras, concernientes a la primera
pacto, y su transgresión por parte de los primeros seres humanos, contienen la ocasión
de la restauración que Dios iba a hacer por medio de Cristo, y que, por lo tanto,
ser tratado así en la religión cristiana. Esta conclusión se extrae fácilmente de la misma forma
de la narración de Moisés. VII. Dios es también el objeto de la religión cristiana, tanto
como Creador y Restaurador en Cristo, el Hijo de su amor; y estos títulos contienen la razón
por qué Dios puede exigir la religión del hombre, que ha sido formado por su CREADOR en una criatura,
y por su Restaurador una nueva criatura. En este objeto, también, debe considerar cuál es la voluntad
del Glorificador del hombre, que lo saca del demérito del pecado y de la miseria a
felicidad eterna. Estos tres nombres, Creador, Restaurador y Glorificador, contienen los
poderosos argumentos por los cuales el hombre es persuadido a la religión. VIII. Pero debido a que era el
buena voluntad de Dios para hacer esta restauración a través de su Hijo, Jesucristo, el Mediador,
por tanto, el Hijo de Dios, constituido por el Padre Cristo y Señor, es igualmente un objeto
de la religión cristiana subordinada a Dios; aunque él en la tierra, como el Verbo de su Padre,
ambos pueden ser y deben ser considerados como existentes en el Padre desde toda la eternidad.

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XXXIII DISPUTACIÓN SOBRE LA RESTAURACIÓN DEL HOMBRE

XXXIII DISPUTACIÓN SOBRE LA RESTAURACIÓN DEL HOMBRE

Dado que Dios es el objeto de la religión cristiana, no solo como Creador, sino también y
apropiadamente como el Restaurador, de la raza humana, y como hemos terminado nuestro tratado sobre el
creación, ahora procederemos a tratar sobre la restauración de la humanidad, porque es eso lo que
contiene, en sí mismo, otra causa por la cual Dios por derecho merecido puede requerir la religión de un hombre
y un pecador. II. Esta restauración es la restitución, y la nueva o la segunda creación, de
hombre pecador, odioso por el pecado hasta la muerte temporal y eterna, y el dominio de
pecado. III. La causa antecedente o única causa es la misericordia de Dios, por la cual fue
su placer de perdonar el pecado y de socorrer la miseria de su criatura. IV. El asunto sobre
que [se ejerce] es hombre, un pecador, y, a causa del pecado, aborrecible a la ira de
Dios y la servidumbre del pecado. Este asunto contiene en sí mismo la causa externa de
su misericordia bondadosa, pero accidentalmente, por esta circunstancia, que Dios se deleita en misericordia;
porque en todos los demás aspectos el pecado es per se y propiamente la causa externa y meritoria de
ira y condenación. V.En efecto, podemos concebir la forma, bajo la noción general de
restitución, reparación o redención; pero no nos atrevemos a dar una explicación de ello,
excepto bajo dos actos particulares, el primero de los cuales es la remisión de los pecados, o la
recibido a favor; la otra es la renovación o santificación del hombre pecador según la imagen
de Dios, en el que está contenida en su adopción en un hijo de Dios. VI. El primer final es la alabanza
de la gloriosa gracia de Dios, que brota y existe al mismo tiempo con la mismísima
acto de restitución o redención; el otro extremo es que, después de que los hombres hayan sido así reparados,
ellos "deben vivir sobria, justa y piadosamente, en este mundo presente", y deben alcanzar
a una dichosa felicidad en el mundo venidero. VII. Pero a Dios le agradó no ejercer esta
misericordia para restaurar al hombre, sin la declaración de su justicia, por la cual ama la justicia
y odia el pecado; y, por lo tanto, ha designado que el modo de realizar esta restauración
debe ser a través de un mediador que interviene entre él y el hombre pecador, y que esta restauración
La acción debe realizar de modo que sea cierto y evidente que Dios odia el pecado y ama
justicia, y que es su voluntad no remitir nada de su propio derecho, excepto después de su justicia
había estado satisfecho. VIII. Para el cumplimiento de esta mediación, Dios ha constituido su único
Hijo engendrado el mediador entre él y los hombres, y de hecho un mediador a través de su propio
sangre y muerte; porque no era la voluntad de Dios que, sin el derramamiento de sangre y el
intervención de la muerte del propio Testador, debe haber alguna remisión, o una
firmación del Nuevo Testamento, que promete la remisión y la inscripción de la ley
de Dios en los corazones [de los creyentes]. IX. Esta es la razón por la que el segundo objeto de la
La religión cristiana, en subordinación a Dios, es Jesucristo, el Mediador de esta restauración,
después de que el Padre lo hizo Cristo [el Ungido] y lo forman en Señor
y la Cabeza de la iglesia, de modo que debemos, a través de él, acercarnos a Dios con el propósito
de realizarle [actos de] religión; y el deber de la religión debe serle cumplido,

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XXXIII DISPUTACIÓN SOBRE LA RESTAURACIÓN DEL HOMBRE

con Dios Padre, de cuyo deber no excluimos en modo alguno al Espíritu del Padre y
el hijo.
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DISPUTACIÓN XXXIV SOBRE LA PERSONA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

DISPUTACIÓN XXXIV SOBRE LA PERSONA DE NUESTRO SEÑOR JESÚS


CRISTO

Debido a que nuestro Señor Jesucristo es el objeto secundario de la religión cristiana, debemos
tratar más sobre él, como tal, en algunas disputas. Pero lo consideramos necesario, en la primera
lugar, para considerar a la persona, de qué tipo es, en sí mismo. II. Decimos que esta persona es
el Hijo de Dios y el hijo del hombre, que consta de dos naturalezas, la divina y la humana,
unidos inseparablemente sin mezcla o confusión, no sólo de acuerdo con la habitabilidad o morada
ing, pero igualmente por esa unión que los antiguos han denominado correctamente hipostática.
III. Tiene la misma naturaleza con el Padre, por comunicación interna y externa. IV.
Él tiene su naturaleza humana de la virgen María a través de la operación del Espíritu Santo,
que vino sobre ella y la eclipsó fecundando su semilla, para que de ella el
el Mesías prometido debería nacer de una manera sobrenatural. V. Pero, de acuerdo con su
naturaleza, se compone de un cuerpo verdaderamente orgánico y de un alma verdaderamente humana que aceleró o
animó su cuerpo. En esto, es similar a otras personas o seres humanos, así como en todos los
las propiedades esenciales y naturales tanto del cuerpo como del alma. VI. De esta unión personal
surge una comunicación de formas o propiedades; tal comunicación, sin embargo, no fue
real, como si algunas cosas que son propias de la naturaleza divina se derramaran en la
naturaleza; pero era verbal, sin embargo, se basaba en la verdad de esta unión, e insinuaba el más cercano
conjunción de ambas naturalezas. COROLARIO La palabra autoqeov "verdadero Dios", en la medida en que
significa que el Hijo de Dios tiene la esencia divina de sí mismo, no puede atribuirse a la
Hijo de Dios, según las Escrituras y los sentimientos de las iglesias griega y latina.

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DISPUTACIÓN XXXV SOBRE EL OFICIO SACERDOTAL DE CRISTO

DISPUTACIÓN XXXV SOBRE EL OFICIO SACERDOTAL DE CRISTO

Aunque la persona de Cristo es, debido a su excelencia, sumamente digna de ser honrada
y adoró, sin embargo, para ser, según Dios, el objeto de la religión cristiana,
otras dos cosas, por voluntad de Dios, eran necesarias: (1.) Que debe emprender
algunos oficios por el bien de los hombres, para obtener la salvación eterna para ellos. (2.) Que Dios debería
concédele dominio o señorío sobre todas las cosas, y pleno poder para salvar y condenar,
con un mandato expreso, "que todos honren al Hijo como honran al
Padre ", y que" ante él se doble toda rodilla, para gloria de Dios Padre ". II. Ambos
estas cosas se comprenden juntas bajo el título de salvador y mediador. Él es un
Salvador, en la medida en que comprende el fin de ambos, y un Mediador, ya que denota el método
de realizar el final de ambos. Porque el acto de salvar, en la medida en que se le atribuye a Cristo, denota
la adquisición y comunicación de la salvación. Pero Cristo es el Mediador de los hombres antes
Dios al solicitar y obtener la salvación, y el Mediador de Dios con los hombres al impartir
eso. Ahora trataremos el primero de estos. III. El Mediador de los hombres ante Dios, y su
salvador a través de la solicitud y la adquisición de la salvación, (que también es llamado, por el
ortodoxo, "por la modalidad del mérito") ha sido constituido sacerdote, por Dios, no según
según el orden de Leví, pero según el de Melquisedec, que era "sacerdote del Altísimo
Dios "y al mismo tiempo" rey de Salem ". IV. A través de la naturaleza de un verdadero y no de un
sacerdote típico era a la vez sacerdote y víctima en una sola persona, lo cual [deber], por lo tanto,
no podía realizar sino a través de una verdadera y sustancial obediencia hacia Dios que impuso
la oficina sobre él. V. En el sacerdocio de Cristo, debe considerar la preparación para
la oficina, y el desempeño de la misma. (1.) La preparación es la del sacerdote y de la víctima;
el sacerdote fue preparado por vocación o imposición del oficio, por la santificación y
consagración de su persona por el Espíritu Santo, y por su obediencia y sufrimientos,
e incluso en cierto sentido por su resucitación de entre los muertos. La víctima también estaba preparada
por separación, por obediencia, (porque era necesario que la víctima también fuera de santa)
y siendo asesinado. 6. (2.) La Alta de este cargo consiste en la ofrenda o presentación
del sacrificio de su cuerpo y sangre, y en su intercesión ante Dios. Bendición o
bendición, que, también, pertenecía al oficio sacerdotal en el Antiguo Testamento, será, en este
En este caso, sería más apropiado referirse a la comunicación misma de la salvación, como leemos en
el Antiguo Testamento que los reyes, también, dispensaron bendiciones. VII. Los resultados del cumplimiento
del oficio sacerdotal son, la reconciliación con Dios, la obtención de la redención eterna,
la remisión de los pecados, el Espíritu de gracia y la vida eterna. VIII. De hecho, a este respecto, la
el sacerdocio de Cristo fue propiciatorio. Pero, porque también nosotros, por su beneficencia, hemos sido
sacerdotes constituidos para ofrecer acción de gracias a Dios por medio de Cristo, por lo tanto, él también es un
sacerdote eucarístico, en la medida en que ofrece nuestros sacrificios a Dios Padre, que, cuando sean
ofrecidos por sus manos, el Padre puede recibirlos con aceptación. IX. Es evidente, desde

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DISPUTACIÓN XXXV SOBRE EL OFICIO SACERDOTAL DE CRISTO


esas cosas que se han adelantado ahora, que Cristo, en su oficio sacerdotal, no ha
cualquier sucesor, vicario o asociado, ya sea que consideremos la oblación, tanto de su propiciatorio
sacrificio que ofreció de lo que le pertenecía y de su sacrificio eucarístico
que ofreció también de los que nos pertenecían, o si consideramos su intercesión.
COROLARIOS I.Negamos que la comparación entre el sacerdocio de Cristo y ese
de Melquisedec, consistió principalmente o de alguna manera en esto, que Melquisedec
ofreció pan y vino cuando se encontró con Abraham que regresaba de la matanza de los reyes.
II. Que el sacrificio propiciatorio de Cristo sea incruenta implica una contradicción, según
a las Escrituras. III. El Cristo vivo se presenta al Padre en ningún otro lugar que en
cielo. Por tanto, no se le ofrece en la misa.

sesenta y cinco

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DISPUTACIÓN XXXVI SOBRE EL OFICIO PROFÉTICO DE CRISTO

DISPUTACIÓN XXXVI SOBRE LA OFICINA PROFÉTICA DE


CRISTO

El oficio profético de Cristo se considera en dos puntos de vista, ya sea como él


lo ejecutó en su propia persona mientras era un peregrino en la tierra, o mientras lo administraba
sentado en el cielo, a la diestra del Padre. En la presente disputa,
tratarlo de acuerdo con la primera de estas relaciones. II. El objeto propio de la prof-
El oficio ético de Cristo no era la ley, aunque [él descrito o] cumplió eso, y lo liberó
de corrupciones depravadas; tampoco fue epaggelia la promesa, aunque confirmó que
que se había hecho a los padres; pero fue el evangelio y el Nuevo Testamento mismo, o
"el reino de los cielos y su justicia. III. En este oficio profético de Cristo debemos
Se considerará tanto la imposición del cargo como la descarga del mismo. 1. La imposición
tiene santificación, instrucción o equipamiento, inauguración y promesa de asistencia.
IV. La santificación es aquello por lo cual el Padre lo santificó para su oficio, desde el mismo
momento de su concepción por el Espíritu Santo, (de donde, él dice, "Con este fin nací,
y por esta causa vine al mundo, para dar testimonio de la verdad ") y,
de hecho, de una manera mucho más excelente que aquella por la que se dice que Jeremías y Juan
han sido santificados. V. La instrucción, o el suministro, es el otorgamiento de los dones que son
necesario para el desempeño de los deberes del oficio profético; y consiste en una copiosa
efusión del Espíritu Santo sobre él, y en su permanencia en él - "el Espíritu de sabiduría y
entendimiento, consejo y poder, conocimiento y temor del Señor; "por el cual
Espíritu, sucedió que era su voluntad enseñar conforme a la piedad todas esas cosas.
que iban a ser enseñados, y que tenía el coraje de enseñarlos: su mente y sus afectos,
tanto concupiscible como irascible, habiendo sido instruido o instruido suficiente y abundantemente
amueblado contra todos los impedimentos. VI. Pero la instrucción en las cosas necesarias para ser conocidas
Se dice en las Escrituras que se imparte por visión y oído, por un conocimiento familiar de
los secretos del Padre, que se insinúa en la frase en la que se dice que está en el
seno del Padre y en los cielos. VII. Su inauguración se hizo con el bautismo que
Juan le confirió, cuando vino una voz del Padre que está en los cielos, y el Espíritu, "en un
forma corporal, como una paloma, descendió sobre él ". Eran como cartas credenciales, mediante las cuales
el poder de la enseñanza fue afirmado y reclamado para él como embajador del Padre.
VIII. A esto, debe unirse a la asistencia perpetua prometida del Espíritu Santo, descansando
y permaneciendo sobre él en esta misma señal de paloma, para que pudiera administrar con espíritu
una oficina tan ardua. IX. En la Alta de este cargo, se considerarán los proponiendo
de la doctrina, su confirmación y el resultado. X. La proposición de la doctrina fue
hecho de una manera adecuada, tanto a las cosas mismas como a las personas, a su propia
persona, ya las personas a quienes enseñó con gracia y autoridad, aceptando
la persona de ningún hombre, cualquiera que sea su estado o condición. XI. La confirmación

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DISPUTACIÓN XXXVI SOBRE EL OFICIO PROFÉTICO DE CRISTO

fue dada tanto por la santidad que responde exactamente a la doctrina, como por milagros, pre
dicciones de cosas futuras, la revelación de los pensamientos de los hombres y de otros secretos, y por
su muerte más amarga y contundente. XII. El resultado fue doble: el primero fue uno que
estaba de acuerdo con la naturaleza de la doctrina en sí: la conversión de algunos hombres a él, pero
sin el conocimiento de él que requería la doctrina; porque sus pensamientos estaban comprometidos
con la noción de restaurar el reino externo. El Segundo, que surgió de la
la maldad alabada de sus oyentes, fue el rechazo de la doctrina, y de aquel que enseñó
eso, su crucifixión y asesinato. Por tanto, se queja de sí mismo, en Isa. xlix. 4
"En vano he trabajado, en balde he gastado mis fuerzas". XIII. Como Dios supo de antemano que
esto sucedería, es cierto que quiso que este oficio profético sirviera, para la consagración
ración de Cristo, a través de los sufrimientos, para emprender y administrar el orden sacerdotal y regio
oficina. Y así el oficio profético de Cristo, en la medida en que fue administrado por él a través de
sus apóstoles y otros de sus siervos, fue el medio por el cual su iglesia fue llevada a
la fe, y fue salvo. COROLARIO Permitimos que esta cuestión se convierta en tema de discusión.
duda: ¿Recibió el alma de Cristo algún conocimiento inmediatamente del Logos operando
sobre ella, sin la intervención del Espíritu Santo, ¿qué se llama el conocimiento de la unión?

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DISPUTACIÓN XXXVII SOBRE LA OFICINA REGAL DE CRISTO

DISPUTACIÓN XXXVII SOBRE LA OFICINA REGAL DE CRISTO

Como Cristo, consagrado por sus sufrimientos, fue hecho autor de salvación para todos
que le obedecen; y en cuanto a este fin, no solo la solicitación y la obtención de bendiciones
requeridos, (a los que se dedicó el oficio sacerdotal), sino también la comunicación de
ellos, era necesario que se le investiera con la dignidad regia, y que se constituyera
Señor sobre. todas las cosas, con pleno poder para otorgar la salvación, y todo lo que sea necesario
para ese propósito. II. El oficio real de Cristo es una función mediadora, por la cual, el
Padre, habiéndolo constituido Señor de todas las cosas que están en el cielo y en la tierra, y
peculiarmente el Rey y la cabeza de su iglesia, él gobierna todas las cosas y la iglesia, para ella
la salvación y la gloria de Dios. Veremos esta oficina en el alojamiento a la iglesia,
porque estamos principalmente interesados en esta consideración. III. Las funciones pertenecientes a
este oficio parece ser el siguiente: Vocación a la participación en el reino de Cristo,
legislación, el conferir las bendiciones en esta vida necesaria para la salvación, la
los males que se les oponen, y el juicio final y las circunstancias relacionadas con él.
IV. La vocación es la primera función del oficio real de Cristo, por el que llama a los hombres pecadores
arrepentirse y creer en el evangelio, una recompensa que se propone con respecto a la participación de
el reino, y una amenaza añadida de destrucción eterna de la presencia del Señor.
V.La legislación es la segunda función del oficio real de Cristo, por la que prescribe
creyentes su deber, que, como sus súbditos, están obligados a cumplir con él, como su cabeza
y Prince - una sanción que se agrega a través de recompensas y castigos, que adecuadamente
de acuerdo con el estado de este reino espiritual. VI. Entre las bendiciones que el tercero
función del oficio real de Cristo sirve para comunicar, contamos no sólo los remis-
sión de pecados y el Espíritu de gracia testificando interiormente con nuestro corazón que somos el
dren de Dios, pero igualmente todas aquellas bendiciones que son necesarias para el cumplimiento de la
oficina; como iluminación, la inspiración de buenos pensamientos y deseos, fuerza contra la tentación
ciones, y, en resumen, la inscripción de la ley de Dios en nuestro corazón, además de estos, como
muchas de las bendiciones de esta vida natural, como Cristo sabe, contribuirán a la salvación de
los que creen en él. Pero los hombres sobre cuya evitación presiden esta función,
debe entenderse como contrario a estas bendiciones. VII. El juicio es el último acto del
oficio real de Cristo, por el cual, con justicia y sin respeto de personas, pronuncia sentencia
concerniente a todos los pensamientos, palabras, hechos y omisiones de todos los hombres, que han sido previamente
convocado y puesto ante su tribunal; y por el cual ejecuta irresistiblemente esa sentencia
a través de una entrega justa y amable de recompensas, ya través de la debida retribución del castigo
ishments, que consiste en otorgar la vida eterna, y en infligir la muerte
eterno. VIII. Los resultados o consecuencias que corresponden a estas funciones, son, (1.)
La colecta o reunión de la iglesia, o la construcción del templo de Jehová;
esta reunión consiste en la llamada de los gentiles, y el traer de regreso o la

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DISPUTACIÓN XXXVII SOBRE LA OFICINA REGAL DE CRISTO

restauración de los judíos, mediante la fe que responde a la vocación divina. (2.) Obediencia
cumplido a los mandamientos de Cristo por aquellos que han creído en el Señor, y que
por la fe, han sido hechos ciudadanos del reino de los cielos. (3.) La obtención de la
remisión de los pecados y del Espíritu Santo, y de otras bendiciones que conducen a la salvación,
así como una liberación de los machos que acosan [a los creyentes] en la vida presente. (4.) Por último.
La resurrección de entre los muertos y la participación de la vida eterna. IX. Los medios por los cuales
Cristo administra su reino, y que son principalmente objeto de nuestra observación en
considerando la iglesia, son la palabra y el Espíritu Santo, que nunca deben separarse
de cada uno. Porque este Espíritu trabaja emplea la palabra, o el significado de la palabra,
en su predicación externa; y la palabra sola, sin la iluminación y la inspiración
del Espíritu Santo, es insuficiente. Pero Cristo nunca separa estas dos cosas, excepto a través de
culpa de los que rechazan la palabra y resisten al Espíritu Santo. X. El resultado opuesto a
estas consecuencias son, el desechar el yugo [de Cristo], la imputación del pecado, la
la negación o el retiro del Espíritu Santo, y la entrega al poder de Satanás
a una mente reprobada, ya la dureza de corazón, con otros males temporales, y, por último, la muerte
eterno. XI. De estas cosas, parece que el oficio profético, por el cual una iglesia es
recopilado a través de la palabra, debe ser una reserva o accesorio para el cargo real; y,
por tanto, que sus administradores se denominan con razón "los apóstoles y los siervos
de Cristo, "como de aquel que los envía al mundo entero, sobre el cual tiene el
poder, y que pone palabras en sus bocas, cuya asistencia continua es igualmente necesaria
sary, que la palabra pueda producir el fruto que esté de acuerdo con su naturaleza. XII. Esta oficina real
es tan peculiar de Cristo, bajo Dios el Padre, que no admite a ningún hombre, ni siquiera subordinadamente,
en una participación de él, como si fuera a emplear a uno como jefe ministerial. Para esto
razón, decimos, que el pontífice romano, que se llama a sí mismo la cabeza y el esposo, aunque bajo
Cristo, es el Anticristo.
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DISPUTACIÓN XXXVIII SOBRE LOS ESTADOS DE HUMILIACIÓN DE CRISTO Y


EXALTACIÓN…

XXXVIII DISPUTACIÓN SOBRE LOS ESTADOS DE CRISTO


HUMILIACIÓN Y EXALTACIÓN

Respetando la imposición y la ejecución de los oficios que pertenecen a Cristo, dos


sus estados generalmente son considerados, siendo ambos requeridos para este propósito
- - para que pueda llevar el nombre de salvador según la voluntad de Dios, y, en
realidad, para realizar la cosa significada bajo este nombre. Uno de estos estados es el de su
miliación, y es, según la carne, natural; el otro es el de la gloria, según el
Espíritu, y es espiritual. II. Al primer estado, el de su humillación, pertenecen los siguientes
artículos de nuestra fe: "Sufrió bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado;
descendió a los infiernos ". A este último estado, el de su exaltación, pertenecen estos artículos:" Se levantó
de nuevo de entre los muertos; ascendió a los cielos y está sentado a la diestra de Dios el
Padre Todopoderoso; de allí vendrá a juzgar a vivos y muertos. "III.
Los fermentos de Cristo contienen toda clase de reproches y tormentos, tanto del alma como del cuerpo,
que le fueron infligidos en parte por la furia de sus enemigos, y en parte por la inmediata
castigo de su Padre. Decimos que estos últimos no son contrarios al bien de lo natural
vida, sino a la de la vida espiritual. Pero deducimos el comienzo de estos sufrimientos
desde el momento en que fue detenido; porque consideramos aquellas cosas que previamente
le sobrevino, más bien para haber sido precursores de sus sufrimientos, por lo que podría ser puesto a la
probar, si, con la presciencia de las cosas que iban a ser soportadas, y, en verdad,
a través de un conocimiento experimental, todavía estaría listo por la obediencia voluntaria para soportar
otros sufrimientos. IV. La crucifixión tiene el modo de asesinato, por el cual se nos enseña,
que Cristo fue hecho maldición por nosotros, para que nosotros, a través de su cruz, seamos librados del
maldición de la ley; porque esta parece haber sido la única razón por la que Dios lo pronunció
maldito que colgaba de un madero o de una cruz, para que entendamos que Cristo, habiendo sido
crucificado más por designación divina que por medios humanos, fue contado como
por nuestro bien, por Dios mismo. V.La muerte de Cristo fue una verdadera separación de su alma del
cuerpo, tanto según sus efectos como según el lugar. De hecho, habría resultado de
crucifixión, y especialmente por la rotura de sus piernas; por lo cual, se dice con justicia
haber sido asesinado por los judíos; pero la muerte fue anticipada, o emprendida previamente, por
Cristo mismo, para declarar que ha recibido poder de Dios Padre.
a entregar su alma y su vida, y que murió voluntariamente. El primero de estos parece
para relacionarse con la confirmación de la verdad que había sido anunciada por él como profeta,
y este último, a las circunstancias de su oficio sacerdotal. VI. El entierro de Cristo tiene relación
a su muerte segura; y su permanencia en la tumba significa que estaba bajo el dominio
de la muerte hasta la hora de su resurrección. Este estado, pensamos, fue denotado por la existencia
de Cristo entre los muertos, del cual su descenso a los infiernos [o hades] fue el comienzo,
como su entierro fue el de su permanencia en la tumba. Esta interpretación se confirma,
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DISPUTACIÓN XXXVIII SOBRE LOS ESTADOS DE HUMILIACIÓN DE CRISTO Y


EXALTACIÓN…

tanto por el segundo capítulo de los Hechos de los Apóstoles, como por el consentimiento de los antiguos
iglesia, que, en el símbolo de su creencia, tenía solo una u otra de estas expresiones,
o "Descendió a los infiernos" o "Fue sepultado". Sin embargo, si alguien piensa en el significado de
este artículo - "Descendió a los infiernos" - para ser diferente de lo que le hemos dado,
no contradecirá su opinión, siempre que sea conforme a las Escrituras ya la analogía
de la fe. VII. Este estado [de humillación] era necesario, tanto para que pudiera obedecer
a su Padre, y que, habiendo sido tentado en todas las cosas sin pecado, pudiera
simpatizar con los que son tentados y, por último, que pueda, por el sufrimiento, consagrarse
calificado como sacerdote y rey, y podría entrar en su propia gloria. VIII. Pero este estado de gloria y
exaltacin contiene tres grados: su resurreccin, ascensin al cielo y sentarse en
la diestra del Padre. IX. El comienzo de su gloria fue su liberación de
las ataduras de la tumba, y su resurrección de entre los muertos, por lo que su cuerpo, que estaba muerto
y fue puesto en el sepulcro, después de que los efectos de la muerte hubieran sido destruidos en él, fue
reunido a su alma, y devuelto a la vida, no a esta vida natural, sino a una vida espiritual;
aunque, gracias a la fuerza desbordante de la vida natural, pudo realizar sus funciones como
mientras le fue necesario permanecer con sus discípulos en la vida presente, después de haber
"resucitado de entre los muertos", para dar credibilidad a su resurrección. Atribuimos este resurgimiento
no sólo al Padre por medio del Espíritu Santo, sino también al mismo Cristo, quien
tenía el poder de retomar su vida. X. La asunción de Cristo al cielo contiene
el progreso de su exaltación. Porque, como había terminado, en la tierra, el oficio ordenaba y había
meta un cuerpo, no un cuerpo natural, terrenal, corruptible, carnal e ignominioso, sino uno
espiritual, celestial, incorruptible y glorioso, y como otros deberes, necesarios para obtener
la salvación de los hombres, debían realizar en y con respecto al cielo, era correcto y
apropiado que se levante y sea exaltado al cielo, y permanezca allí hasta que venga
al juicio. A partir de estas premisas, el dogma de los papistas sobre la transubstanciación,
y la de los ubiguitarianos sobre la consubstanciación, o la presencia corporal de Cristo
en, con y, debajo del pan, se refutan. XI. La exaltación de Cristo a la diestra de
el Padre es el grado supremo de su exaltación; porque contiene la gloria consumada y
poder que ha sido comunicado a Cristo mismo por el Padre - gloria, en su ser
sentado con el Padre en el trono de majestad, tanto porque el oficio real ha sido
sobre él, con pleno dominio, y sobre todo en la tierra y sobre todas las cosas creadas, y
porque se le confirió la dignidad de seguir desempeñando [los deberes de] los sacerdotes
oficio, en esa accin que iba a ser realizada en el cielo por un Sumo Sacerdote ms sublime
constituido en el cielo mismo. XII. En relación al sacerdocio, el estado de humillación fue
necesario; porque era parte de Cristo aparecer en el cielo ante el rostro de su Padre,
rociado con su propia sangre, e interceder por los creyentes. También era necesario, en relación
a su oficina real; porque, (y en esto he aquí la administración del oficio profético
puesto en subordinación al regio!) porque era su deber enviar la palabra y la

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DISPUTACIÓN XXXVIII SOBRE LOS ESTADOS DE HUMILIACIÓN DE CRISTO Y
EXALTACIÓN…

Espíritu del cielo, y para administrar desde el trono de su majestad todas las cosas en el nombre
de su Padre, y especialmente de su iglesia, al conferir a los que le obedecen, las bendiciones
prometido en su palabra y sellado por su Espritu, y al infligir males a los desobedientes despus de
han abusado de la paciencia de Dios mientras su justicia pudo soportarla. De esta administra-
ción, el último acto será el juicio universal, que ahora estamos esperando. "Ven, Señor
¡Jesús!"

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DISPUTACIÓN XXXIX SOBRE LA VOLUNTAD Y MANDATO DE DIOS PADRE Y


DE CRISTO, ...

DISPUTACIÓN XXXIX SOBRE LA VOLUNTAD Y MANDATO DE


DIOS PADRE Y DE CRISTO, POR EL CUAL SERÁN
Y ORDENES QUE LA RELIGIÓN SEA REALIZADA A ELLOS
POR EL HOMBRE PECADOR
Además de las cosas que Dios ha hecho en Cristo, y Cristo ha hecho a través del
mandato del Padre, para la redención de la humanidad, que se perdió por el pecado, por
que ambos han merecido que les rindan homenaje religioso
hombre pecador - y además del hecho de que el Padre ha constituido a Cristo salvador
y Jefe, con pleno poder y capacidad de salvar mediante la administración de su
y oficios regios, por cuyo poder, Cristo es digno de ser adorado con
honores, y capaz de recompensar a sus adoradores, para que no sea adorado en vano, fue
requisito que la voluntad de Dios el Padre y de Cristo se unan, por lo que ellos
quiso y ordenó que se les ofreciera el culto religioso, para que no
de religión debería ser "adoración a la voluntad" o superstición. II. Fue la voluntad de Dios que este
El mandato debe proponerse a través de la modalidad de un pacto, es decir, a través de la
estipulación y promesa de las partes contratantes - de un pacto, de hecho, que nunca es
ser anulado o perecer, que se denomina, por tanto, "el nuevo pacto", y es
ratificado por la sangre de Jesucristo como Mediador. III. Por este motivo, y porque Cristo
ha sido constituida por el Padre, príncipe y Señor, con la plena posesión de todos los
bendiciones necesarias para la salvación, también se le llama "un testamento" o "voluntad"; por tanto, él también
como Testador, ha muerto, y con su muerte ha confirmado la promesa testamentaria que
había hecho previamente, en relación con la obtención de la herencia eterna por el remis-
sión de pecados. IV. La estipulación de parte de Dios y Cristo es que Dios será Dios y
Padre en Cristo [para un creyente] si en el nombre y por mandato de Dios, reconoce
Cristo como su Señor y salvador, es decir, si cree en Dios por medio de Cristo y en Cristo,
y si les entrega a ambos amor, adoración, honor, temor y completa obediencia como
escrito. V.La promesa, de parte de Dios el Padre y de Cristo, es que Dios será
el Dios y Padre, y que Cristo será el salvador, (a través de la administración de su
oficios sacerdotales y reales,) de aquellos que tienen fe en Dios el Padre, y en Cristo, y
quienes, por la fe, les rinden obediencia; es decir, Dios el Padre y Cristo darán cuenta
el cumplimiento del deber religioso para ser agradecido, y lo coronará con una recompensa. VI. Sobre el
Por otro lado, la promesa del hombre pecador es que creerá en Dios y en Cristo, y
a través de la fe dará cumplimiento o rendirá obediencia. Pero la estipulación es que Dios sea
dispuesto a estar atento a su compacta y santa declaración. VII. Cristo interviene entre
las dos partes; por parte de Dios, propone la estipulación y confirma la promesa
con su sangre; Asimismo, obra una persuasión en los corazones de los creyentes, y le pone su
sello que acredite que la promesa será ratificada. Pero, por parte del hombre pecador, promete

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DISPUTACIÓN XXXIX SOBRE LA VOLUNTAD Y MANDATO DE DIOS PADRE Y


DE CRISTO, ...

[al Padre] que, por la eficacia de su Espíritu, hará que el hombre realice las cosas
que ha prometido a su Dios; y, por otro lado, requiere del Padre, que,
consciente de su propia promesa, se dignará otorgar a quienes respondan a esta descripción,
o creyentes, el perdón de todos sus pecados y la vida eterna. También interviene,
Presentando a Dios el servicio realizado por el hombre, y haciéndolo agradecido y aceptable.
a Dios a través del olor de su propia fragancia. VIII. Los sellos externos o tokens también son em-
a los que los antiguos padres latinos han dado el apelativo de "sacramentos", y
que, por parte de Dios, sella la promesa que él mismo ha hecho; pero, por parte
de los hombres, son "la escritura a mano", o vínculo de esa obligación por la que se comprometido
ellos mismos que nada puede faltar en ningún aspecto que parezca en absoluto capaz de
contribuyendo a la naturaleza y relación del pacto y pacto en el que las partes
han entrado mutuamente. IX. De todas estas cosas, se desprende la perfección más suficiente
de la cristiana y su incomparable excelencia religión por encima de todas las demás religiones, aunque
también se supone que son ciertas. Su suficiencia consiste en esto - tanto que demuestra
la necesidad de que el deber que debe cumplir el hombre pecador, sea completamente absoluto,
y de ninguna manera ser remisible, por lo que se cierra el camino a la seguridad carnal -
y que fortalece más carbonatado contra la desesperación, no solo contra los pecadores, para que puedan ser conducidos a
arrepentimiento, sino también a los que cumplen el deber, para que, mediante la esperanza segura
de bendiciones futuras, perseveren en el curso de la fe y de las buenas obras sobre las que han
ingresó. Estos dos [la desesperación y la seguridad carnal] son los mayores male que deben evitarse
en toda la religión. X. Esta es la excelencia de la religión cristiana por encima de todas las demás,
que todas estas cosas son tramitadas por la intervención de Cristo nuestro mediador, sacerdote y
rey, en el que se nos proponen argumentos argumentos, tanto para el establecimiento del
necesidad de su ejecución, y para la confirmación de la esperanza, y para la eliminación de la desesperación,
que no se puede mostrar en ninguna otra religión. Por esta razón, por lo tanto, no es maravilloso
que se dice que Cristo es la sabiduría de Dios y el poder de Dios, manifestado en el evangelio
para la salvación de los creyentes. COROLARIO Sin oraciones ni deberes, realizados por un pecador,
están agradecidos a Dios, excepto con referencia a Cristo; y, sin embargo, la gente ha actuado correctamente en
deseando y suplicando a Dios, que se complaciera en bendecir al Rey Mesías y al
progreso de su reino.

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DISPUTACIÓN XL SOBRE LA PREDESTINACIÓN DE LOS CREYENTES

DISPUTACIÓN XL SOBRE LA PREDESTINACIÓN DE LOS CREYENTES

Como hemos tratado hasta ahora sobre el objeto de la religión cristiana, es decir, sobre Cristo
y Dios, y sobre las razones formales por las que la religión puede ser útil para ellos, y
debe ser, entre las razones, la última es la voluntad de Dios y su mandato que prescribe
religión por las condiciones de un pacto; y como será necesario ahora unir a esto un
discurso sobre la vocación de los hombres a la participación en esa alianza, no será impropio
para nosotros, en este lugar, insertar uno sobre la Predestinación, por el cual Dios determinó tratar
con los hombres según ese prescrito, y por el cual decretó administrar esa vocación,
y los medios para ello. Primero, con respecto al primero de estos. II. Que la predestinación es el decreto
del beneplácito de Dios, en Cristo, por el cual determinó, en sí mismo, de todos
la eternidad, para justificar a los creyentes, para adoptarlos y para dotarlos de vida eterna, "al
alabanza de la gloria de su gracia ", e incluso por la declaración de su justicia. III.
La tinación es evangélica y, por tanto, perpetua e irrevocable; y, como el evangelio es
puramente misericordiosa, esta predestinación es también misericordiosa, según la inclinación benevolente
de Dios en Cristo. Pero esa gracia excluye toda causa que posiblemente pueda imaginarse
capaz de haber procedido del hombre, y por el cual Dios puede ser movido a hacer este decreto.
IV. Pero colocamos a Cristo como el fundamento de esta predestinación, y como el meritorio
causa de esas bendiciones que han sido destinadas a los creyentes por ese decreto. Por el amor
con la que Dios ama absolutamente a los hombres hasta la salvación, y según la cual
tiene la intención de conferirles la vida eterna, este amor no existe sino en Jesucristo, el
Hijo de su amor, que, tanto por su eficaz comunicación como por sus más dignos méritos,
es la causa de la salvación, y no solo el dispensador de la salvación recuperada, sino también el
procurador, obtentor y restaurador de la salvación que se perdió. Por tanto, no es suficiente
atribuido a Cristo, cuando se le llama albacea del decreto que había sido previamente
hecho, y sin la consideración de él como [la persona] en quien se basa ese decreto.
V.Ponemos un asunto doble para esta predestinación: las cosas divinas y las personas
a quien ha sido predestinada la comunicación de ellos. (1.) Esas cosas divinas hijo
las bendiciones espirituales que generalmente reciben los apelativos de gracia y gloria. (2.) El
las personas son los fieles o creyentes; es decir, creen en Dios que justifica al impío,
y en Cristo resucitado de entre los muertos. Pero la fe, es decir, la fe que está en Cristo, el medio
entre Dios y los hombres, presupone el pecado, e igualmente el conocimiento o el reconocimiento
de ella. VI. Colocamos la forma de esta predestinación en el acto interno mismo de Dios, que
preordena a los creyentes esta unión con Cristo su Cabeza, y una participación en sus beneficios.
Pero ponemos el final en "la alabanza de la gloria de la gracia de Dios"; y como esta gracia es la
causa de ese decreto, es justo que se celebre con gloria, aunque Dios, por
usarlo, lo ha hecho ilustre y glorioso. También en este lugar se produce la mención de
la justicia misma, como aquella por cuya intervención Cristo fue dado como mediador, y la fe en

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DISPUTACIÓN XL SOBRE LA PREDESTINACIÓN DE LOS CREYENTES

él fue requerido; porque, sin este mediador, Dios no ha querido tener misericordia,
ni para salvar a los que no tienen fe en él. VII. Pero, como este decreto de predestinación es conforme
a la elección, que necesariamente incluye la reprobación, también debemos advertirla. En contraposición
a la elección, por lo tanto, definimos la reprobación como el decreto de la ira de Dios o de su severo
voluntad, por la cual, desde toda la eternidad, determinó condenar a muerte eterna a todos los incrédulos
y personas impenitentes, por la declaración de su poder e ira; sin embargo, los incrédulos
reciben este castigo, no sólo a causa de la incredulidad, sino también a causa de
de otros pecados de los que podrían haber sido liberados mediante la fe en Cristo. VIII. UN
ambos se unen solidariamente a la ejecución de cada uno; cuyos actos se realizan en
ese orden en el que han sido ordenados por Dios en el propio decreto; y los objetos,
tanto del decreto como de su ejecución, son completamente iguales y uniformes, o son
investidos con la misma razón formal, aunque se considera en el decreto, como en el
mente de Dios, a través del entendimiento, pero, en la ejecución de la misma, como tal, realmente en
existencia. IX. Esta predestinación es el fundamento del cristianismo, de la salvación y del
certeza de la salvación; y San Pablo lo trata en su epístola a los Romanos, (viii, 28-30)
en los capítulos noveno y siguientes de la misma epístola, y en el primer capítulo
los Efesios.
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DISPUTACIÓN XLI SOBRE LA PREDESTINACIÓN DE LOS MEDIOS HASTA EL FIN

DISPUTACIÓN XLI SOBRE LA PREDESTINACIÓN DE LOS MEDIOS


HASTA EL FINAL

Después de haber terminado nuestra discusión sobre la predestinación por el cual Dios ha determinado
indo la necesidad de la fe en sí mismo y en Cristo, para obtener la salvación, según
a la cual se prescribe que la fe se cumpla como el deber ineludible del hombre para con Dios y Cristo;
De ello se deduce que tratamos de la predestinación por la cual Dios determina administrar la
significa a la fe. II. Porque, como ese acto de fe no está en el poder de un natural, carnal, sensual,
y hombre pecador, y como nadie puede realizar este acto si no es por la gracia de Dios, sino como
toda la gracia de Dios se administra de acuerdo con la voluntad de Dios, la voluntad que él ha
ha tenido en su interior desde toda la eternidad, porque es un acto interno, por lo tanto,
El destino debe estar preconcebido en la mente y la voluntad de Dios, según la cual él dis-
piensa esa gracia, o los medios para ella. III. Pero podemos definir esta predestinación, que es el
eterno decreto de Dios, por el cual ha resuelto sabia y justamente, dentro de sí mismo, administrar
ister los medios que son necesarios y suficientes para producir fe en [los corazones de] pecadores
hombres, de tal manera que sepa comportarse con su misericordia y con su severidad,
para gloria de su nombre y salvación de los creyentes. IV. El objeto de esta predestinación
es, tanto el medio de producir esta fe, como los hombres pecadores a quienes ha creído
Dar o no dar esta fe, como objeto de la predestinación discutida en el párrafo anterior.
la disputa era la fe misma, que existía en la preconcepción de la mente de Dios. V. La ante-
causa cedente, o única conmovedora, que impulsa a hacer el decreto, no es solo la misericordia de Dios,
pero también su severidad. Pero su sabiduría prescribe el modo en que administra su justicia, que
lo que justamente se debe a la misericordia se le puede atribuir, y que, mientras tanto, la consideración puede
ser tenida a severidad, según la cual Dios amenaza con enviar una hambruna de la palabra
en la tierra. VI. El asunto es la dispensación concedida o negada de los medios. los
forma es la dispensación ordenada en sí misma, según la cual se concede a algunos hombres y
negado a otros, o se concede o se niega en esta y no en esa condición. VII. El fin
por el cual, y con el fin de lo cual, se unen a la propia administración en el
mismo momento, y son la declaración de la misericordia de Dios, y de su severidad, sabiduría
y justicia. El fin para el que estaba destinado, y que se desprende de la administración,
es la salvación de los creyentes. Los resultados son la condenacin de los incrédulos y la
condenación más dolorosa de algunos hombres. VIII. Pero los medios propios y peculiares propuestos,
son la palabra y el Espíritu; a lo cual, también, se pueden unir las cosas buenas y malas de este
vida natural, que Dios emplea con el mismo fin, y cuya naturaleza y eficacia
trataremos en la disputa sobre Vocación, donde se utilizan. IX. A estos medios, nosotros
atribuir dos epítetos, "necesidad" y "suficiencia", (§ 3,) que les pertenecen según
a la voluntad y naturaleza de Dios, y que también unimos. (1.) La necesidad está en ellos;
porque, sin ellos, el pecador no puede concebir la fe. (2.) Suficiencia también está en ellos; porque
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DISPUTACIÓN XLI SOBRE LA PREDESTINACIÓN DE LOS MEDIOS HASTA EL FIN

se emplean en vano, si no son suficientes; sin embargo, no lo consideramos necesario


situar esta suficiencia en el primer momento en que comenzó a utilizar, pero en todo el
progreso y finalización. X. Dios no destina estos medios a ninguna persona por razón o
según sus propios méritos, pero por mera gracia; y no se las niega a nadie,
excepto justamente, una causa de transgresiones anteriores.

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DISPUTACIÓN XLII SOBRE LA VOCACIÓN DE HOMBRES PECADORES A CRISTO YA UN


PARTICIPACIÓN…

DISPUTACIÓN XLII SOBRE LA VOCACIÓN DE HOMBRES PECADORES A


CRISTO, YA UNA PARTICIPACIÓN DE SALVACIÓN EN ÉL

La vocación o llamado a la comunión de Cristo y sus beneficios, es el acto de gracia


de Dios, por el cual, por la palabra y su Espíritu, llama a hombres pecadores, sujetos a
condenación y puesto bajo el dominio del pecado, desde la condición de vida natural,
y de las impurezas y corrupciones de este mundo, para obtener una vida sobrenatural en
Cristo mediante el arrepentimiento y la fe, para que estén unidos en él, como su cabeza destinada
y ordenado por Dios, y puede disfrutar de la participación de sus beneficios, para la gloria de Dios
ya su propia salvación. II. La causa eficaz de esta vocación es Dios y el Padre en
el hijo; el Hijo, también, él mismo, como Mediador y Rey constituido por Dios Padre, llama
hombres por el Espíritu Santo, ya que él es el Espíritu de Dios dado al mediador, y el Espíritu de
Cristo, Rey y Cabeza de Su iglesia, por quien el Padre y el Hijo "obran
hasta ahora. "Pero esta vocación es administrada de tal manera por el Espíritu, que él también, es propiamente denominada
Informó al autor de la misma. Porque nombra obispos en la iglesia, envía maestros, proporciona
les da dones, les concede la ayuda divina, e imparte fuerza y autoridad a la palabra. III.
La causa antecedente o única conmovedora es la gracia, la misericordia y la filantropía de Dios, por la cual
se inclina a socorrer la miseria de los hombres pecadores y otorgarle bendiciones. Pero
la causa de disposición es, la sabiduría y la justicia de Dios, por las cuales él conoce el método
por el cual conviene administrar esta vocación y por el que quiere dispensar
lo como es debido y luchar. De ahí surge el decreto de su testamento sobre su administración.
y modo. IV. La causa instrumental de la vocación es la palabra de Dios administrada por el
ayuda del hombre, ya sea predicando o escribiendo; y este es el instrumento ordinario; o es
la palabra divina propuesta inmediatamente por Dios, interiormente a la mente y la voluntad, sin
ayuda o esfuerzo; y esto es extraordinario. La palabra empleada, en ambos casos, es que
tanto de la ley como del evangelio, subordinados entre sí en sus servicios separados. V.
El asunto de la vocación son los hombres constituidos en su vida sensual, como mundanos, naturales, sensuales,
y pecaminoso. VI. El límite desde el que se les llama es, tanto el estado de sensualidad como
la vida natural, la del pecado y la miseria a causa del pecado; es decir, de condena y
culpa, y luego de la esclavitud y dominio del pecado. VII. El límite al que
se llaman, es decir, la comunicación de la gracia, o del bien sobrenatural, y de todo espíritu
bendición original, cuya plenitud reside en Cristo - también su poder y fuerza, así como
como la inclinación a comunicarlos. VIII. El fin próximo de la vocación es que los hombres
que amen, teman, honren y adoren a Dios ya Cristo, que en justicia y verdadera santidad,
según el mandato de la palabra de Dios, obedezcan al Dios que los llama,
y puede, por este medio, asegurar su vocación y elección. IX. El extremo remoto es el
salvación de los llamados, y gloria de Dios y de Cristo que llama; Uno de cada uno
se colocan en la unión de Dios y el hombre. Porque así como Dios se une al hombre y declara

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DISPUTACIÓN XLII SOBRE LA VOCACIÓN DE HOMBRES PECADORES A CRISTO YA UN


PARTICIPACIÓN…

él mismo para estar dispuesto a unirse a él, hace ilustre su gloria propia; Y Como
el hombre se une a Dios, obtiene la salvación. X. Esta vocación es tanto externa como interna.
La vocación exterior es por el ministerio de hombres que proponen la palabra. La vocación interna
es a través de la operación del Espíritu Santo iluminando y afectando el corazón, esa atención
que se pague por las cosas que se digan, y que se dé crédito a la palabra.
De la concurrencia de ambos, surge la eficacia de la vocación. XI. Pero esa distribucion
no es de un género en su especie, sino de un todo en sus partes; es decir, la distribución de la
toda la vocación en actos parciales que concurren juntos a un resultado, que es la obediencia
a la vocación. Por tanto, la compañía de los que son llamados y responden al llamado, es
denominada "una Iglesia". XII. La cuestión accidental de la vocación es el rechazo de la doctrina
de gracia, desprecio del consejo divino y resistencia manifestada contra el Espíritu Santo,
cuya causa propia y per se es la maldad y dureza del corazón humano;
ya esto no pocas veces se suma el justo juicio de Dios, vengando el desprecio
mostrado a su palabra, de la cual surgen la ceguera de la mente, el endurecimiento del corazón y una liberación
errando a una mente reprobada, y al poder de Satanás.

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DISPUTACIÓN XLIII SOBRE EL ARREPENTIMIENTO POR EL QUE LOS HOMBRES RESPONDEN A LO DIVINO
VOCACIÓN…

DISPUTACIÓN XLIII SOBRE EL ARREPENTIMIENTO DE LOS HOMBRES


RESPUESTA A LA VOCACIÓN DIVINA

Como, en el asunto de la salvación, le agradó a Dios tratar con el hombre por el método de una
pacto, es decir, por una estipulación, o una exigencia y una promesa, y como incluso la vocación ha
gard a una participación en el pacto; se instituye en ambos lados y por separado, que
el hombre puede realizar la requisa u orden de Dios, mediante el cual puede obtener [el cumplimiento
de] su promesa. Pero esta es la relación mutua entre estos dos: la promesa es
equivale a un argumento, que Dios emplea, para obtener del hombre lo que
él exige; y el cumplimiento de la demanda, por otro lado, es la condición,
sin el cual el hombre no puede obtener lo prometido por Dios, ya través de [el
formación de] de la que con toda seguridad obtiene la promesa. II. Por tanto, es evidente que el
ante todo, lo que acepta esta vocación es la fe, por la cual un hombre cree que, si cumple
con la requisa, gozará de la promesa, pero que si no la cumple,
no será puesto en posesión de las cosas prometidas, es más, que los male contrarios serán en
sobre él, según la naturaleza del pacto divino, en el que no hay promesa
sin un castigo que se le oponga. Esta fe es el fundamento sobre el que descansa la obediencia
que debe ser entregado a Dios; y es, por tanto, el fundamento de la religión. III. Pero teólogos
generalmente coloque tres partes en esta obediencia. El primero es el arrepentimiento, porque es el llamado de
pecadores a la justicia. El segundo es la fe en Cristo y en Dios por medio de Cristo; para voca-
se hace por medio del evangelio, que es la palabra de fe. El tercero es la observancia de
Los mandamientos de Dios, en los que consiste la santidad de vida, a los que están llamados los creyentes, y sin
que nadie ve a Dios. IV. El arrepentimiento es dolor o tristeza a causa de pecados conocidos
y reconocido, la deuda de muerte contraída por el pecado, y por la esclavitud del pecado,
con el deseo de ser entregado. Por tanto, es evidente que en la penitencia concurren tres cosas:
el primero como antecedente, el segundo como consecuencia, y el tercero como propia y más
que comprende plenamente su naturaleza. V.Lo que equivale a un antecedente es el conocimiento
o reconocimiento del pecado. Consiste en un conocimiento doble: (1.) Un conocimiento general
por el cual se conoce lo que es pecado universalmente y según lo prescrito por la ley. (2.) A
conocimiento particular, por el cual se reconoce que el pecado ha sido cometido, tanto desde
un recuerdo de las malas acciones perpetradas y de las buenas omitidas, y del examen
función de ellos según la ley. Este reconocimiento tiene, unido a él, una conciencia
de un doble demérito, de condenación o muerte, y de la esclavitud del pecado; "por la paga del pecado
es muerte; "y" el que peca es esclavo del pecado ". Este reconocimiento es interno, y
hecho en la mente, o es externo, y recibe el apelativo de "confesión". VI. Ese
que comprende íntimamente la naturaleza del arrepentimiento es, el dolor a causa del pecado cometido,
y de su demérito, que es tanto más profundo cuanto más claro es el reconocimiento del pecado,
y más copioso. También se produce a partir de este reconocimiento por medio de un doble

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DISPUTACIÓN XLIII SOBRE EL ARREPENTIMIENTO POR EL QUE LOS HOMBRES RESPONDEN A LO DIVINO
VOCACIÓN…

miedo al castigo: (1.) Un miedo no solo al castigo corporal y temporal, sino también
de lo espiritual y eterno. (2.) El temor de Dios, por el cual los hombres temen a la
juicio de un ser tan bueno y justo, a quien han ofendido con sus pecados. Este miedo
puede llamarse correctamente "inicial"; y creemos que tiene algo de esperanza anexa. VII.
Lo que sigue como consecuencia es el deseo de liberación del pecado, es decir, del
condenación del pecado y de su dominio, cuyo deseo es tanto más intenso, por
cuánto mayor es el reconocimiento de la miseria y el dolor a causa del pecado. VIII.
La causa de este arrepentimiento es Dios por su palabra y Espíritu en Cristo. Porque es un arrepentimiento
tendiendo no a la desesperación, sino a la salvación; pero tal no puede ser, excepto con respecto a Cristo,
en quien, solo, el pecador puede obtener la liberación de la condenación y el dominio
del pecado. Pero la palabra que él usa al principio es la palabra de la ley, pero no bajo el
condición jurídica propia de la ley, pero bajo la que se anexa a la predicación del
evangelio, cuya primera palabra es, que se declara la liberación a los penitentes. El espiritu de dios
puede, no indebidamente, se denomina "el Espíritu de Cristo", ya que él es Mediador; y es primero
insta al hombre por la palabra de la ley, y luego le muestra la gracia del evangelio. La estafa-
negación de la palabra de la ley y la del evangelio, que así se hace hábilmente, elimina
toda seguridad en uno mismo, y prohíbe la desesperación, que son las dos plagas de la religión y de las almas. IX.
No reconocemos la satisfacción, que los papistas hacen que sea la tercera parte del arrepentimiento.
ance, aunque no negamos que el hombre que es un verdadero penitente se esforzar en hacer
satisfacción a su prójimo contra el cual reconoce que ha pecado, ya la iglesia
que ha lesionado por la infracción. Pero la satisfacción no puede ser dada a Dios de ninguna manera, en
la parte del hombre, por el arrepentimiento, el dolor, la contrición, la limosna o por la suscepción voluntaria
e imposición de castigos. Si tal curso fuera prescrito por Dios, las conciencias de
los hombres deben ser necesariamente atormentados con la angustia continua de un infierno amenazante, no
menos que si no se hubiera hecho ninguna promesa de gracia a los pecadores. Pero Dios considera este arrepentimiento,
que hemos descrito, si es cierto, como digno de una liberación misericordiosa del pecado y
miseria; y tiene fe como consecuencia, de la que trataremos en la posterior disputa.
COROLARIO El arrepentimiento no es un sacramento, ni con respecto a sí mismo ni con respecto a
sus tokens externos.

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DISPUTACIÓN XLIV SOBRE LA FE EN DIOS Y CRISTO

DISPUTACIÓN XLIV SOBRE LA FE EN DIOS Y CRISTO

En la disputa anterior, hemos tratado en la primera parte de esa obediencia que


se entrega a la vocación de Dios. La segunda parte sigue ahora, que se llama "la obediencia
de fe. "II. La fe, en general, es el asentimiento dado a la verdad; y la fe divina es lo que es
dado a la verdad divinamente revelada. El fundamento sobre el que descansa la fe divina es doble:
el uno externo y fuera de o más allá de la mente; el otro interno y en la mente. (1.)
El fundamento externo de la fe es la misma veracidad de Dios que hace la declaración, y
que no puede declarar nada falso. (2.) El fundamento interno de la fe es doble:
tanto la idea general por el cual sabemos que Dios es verdadero - como el conocimiento por el cual
sepa que es la palabra de Dios. La fe también es doble, según el modo de la revelación,
siendo tanto legales como evangélicos, de los cuales este último viene bajo nuestra consideración actual,
y tiende a Dios ya Cristo. III. La fe evangélica es un asentimiento de la mente, producido por el
Espíritu Santo, por el evangelio, en los pecadores, quienes, por la ley, conocen y reconocen
sus pecados, y se arrepienten de ellos, por lo que no sólo están plenamente persuadidos
en sí mismos que Jesucristo ha sido constituido por Dios el autor de la salvación para
los que le obedecen, y que él es su propio salvador si han creído en él, y por
que también creen en él como tal, y por él en Dios como el Padre benevolente
en él, para la salvación de los creyentes y para la gloria de Cristo y Dios. IV. El objeto de
La fe no es solo el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, sino también el mismo Cristo.
quien es aquí constituido por Dios autor de salvación para los que le obedecen. V. La forma
es el asentimiento que se da a un objeto de esta descripción; cuyo asentimiento no es adquirido por un
curso de razonamiento a partir de principios conocidos por la naturaleza; pero es un asentimiento infundido por encima del
orden de la naturaleza, que, sin embargo, es confirmado y aumentado por los ejercicios diarios de oraciones y
mortificación de la carne y por la práctica de buenas obras. El conocimiento es antecedente de
fe; porque se ve al Hijo de Dios antes que el pecador crea en él. Pero confianza o confianza
es consecuente a ella; porque, por la fe, la confianza se pone en Cristo, y por él en
Dios. VI. El autor de la fe es el Espíritu Santo, a quien el Hijo envía del Padre, como su
defensor y sustituto, que puede gestionar su causa en el mundo y contra ella. El instrumento
ment es el evangelio, o la palabra de fe, que contiene el significado concerniente a Dios y Cristo
que el Espíritu propone al entendimiento, y del cual obra persuasión.
VII. El sujeto en el que reside, es la mente, no sólo como reconoce este objeto para
sea veraz, pero igualmente bueno, lo que declara la palabra del evangelio. Por lo que pertenece
no sólo a la comprensión teórica, sino también a la de las afecciones, que es
práctico. VIII. El sujeto al que [se dirige], o el objeto sobre el que [se ocupa],
es un hombre pecador, que reconoce sus pecados y se arrepiente de ellos. Porque esta fe es
necesario para la salvación del que cree; pero es innecesario para quien no es pecador;
y, por tanto, nadie, excepto un pecador, puede conocer o reconocer a Cristo como su salvador, porque

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DISPUTACIÓN XLIV SOBRE LA FE EN DIOS Y CRISTO

él es el salvador de los pecadores. El fin, que pretendemos para nuestro propio beneficio, es la salvación en
su naturaleza. Pero el fin principal es la gloria de Dios por medio de Jesucristo. Era COROLARIO "
la fe de los patriarcas bajo los pactos de la promesa, la misma que la nuestra bajo el Nuevo
Testamento, ¿en cuanto a su sustancia? ”Respondemos afirmativamente.
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XLV DISPUTACIÓN SOBRE LA UNIÓN DE LOS CREYENTES CON CRISTO

DISPUTACIÓN XLV SOBRE LA UNIÓN DE CREYENTES CON


CRISTO

Como Cristo es constituido por el Padre el salvador de los que creen, quienes, siendo exaltados.
en el cielo a la diestra del Padre, comunica a los creyentes todas esas bendiciones
que ha solicitado al Padre, y que ha obtenido por su obediencia y
súplica, pero como la participación de las bendiciones no puede ser a través de la comunicación, a menos que
donde previamente ha existido una unión ordenada y adecuada entre quien comunicó
nicados y aquellos a quienes se realizan dichas comunicaciones, es, por tanto, necesario para
tratar, en primer lugar, de la unión de Cristo con nosotros, por ser el
efecto primario e inmediato de esa fe por el cual los hombres creen en él como el único salvador.
II. La verdad de esto, y la necesidad de esta unión, son insinuadas por los nombres con
que Cristo se distingue significativamente en cierta relación con los creyentes. Tales son las apelaciones
ciones de cabeza, cónyuge, fundación, vid y otras de naturaleza similar; de la cual, en el
Por otro lado, los creyentes son llamados miembros de su cuerpo, que es toda la iglesia de creyentes,
la esposa de Cristo, piedras vivas edificadas sobre él y brotes o ramas tiernas. Por estos
epítetos, se significa la unión más cercana e íntima entre Cristo y los creyentes. III.
Podemos definirlo o describirlo como espiritual y más estricto y, por lo tanto, místicamente
conjunción esencial, por la cual los creyentes, inmediatamente conectados, por Dios el Padre
y Jesucristo por el Espíritu de Cristo y de Dios, con Cristo mismo, y por
Cristo con Dios, hágase uno con él y con el Padre, y sea hecho partícipe de todo
sus bendiciones, para su propia salvación y la gloria de Cristo y de Dios. IV. El autor de
esta unión no es solo Dios el Padre, que ha constituido a su Hijo como cabeza de la iglesia,
lo investió con el Espíritu sin medida, y une a los creyentes con su Hijo; pero también cristo,
que comunica a los creyentes ese Espíritu que obtuvo del Padre, que,
para él por fe, pueden ser un solo Espíritu. Los administradores son profetas, apóstoles y otros
dispensadores de los misterios de Dios, que ponen a Cristo como fundamento y traen a su esposa
un él. V.Las partes que deben unirse son, (1.) Cristo, a quien Dios Padre ha constituido
la cabeza, la esposa, el fundamento, la vid, etc., ya quien ha dado toda la perfección,
con pleno poder y mando para comunicarlo; (2.) Y el hombre pecador, y por tanto
desprovisto de la gloria de Dios, pero creyente, y dueño de Cristo como su salvador. VI. El vínculo
La unión debe ser considerada tanto por parte de los creyentes como por parte de Dios y Cristo.
(1.) Por parte de los creyentes, es la fe en Cristo y Dios, por lo que Cristo es dado a morar.
en nuestros corazones. (2.) De parte de Dios y de Cristo, es el Espíritu de ambos, que fluye de
Cristo como cabeza constituida, en creyentes, para que pueda unirlos a él como miembros.
VII. La forma de unión es una compactación y unión, que es ordenada, armoniosa,
y en todas partes acordando consigo mismo por juntas bien abastecidas, según la medida de
los dones de Cristo. Esta conjunción recibe varias denominaciones, según las distintas

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XLV DISPUTACIÓN SOBRE LA UNIÓN DE LOS CREYENTES CON CRISTO

similitudes que ya hemos aducido. Con respecto a una fundación y una casa construida
sobre él, es un ser edificado en [una casa espiritual]. Con respecto a un esposo y una esposa,
es una participación de carne y hueso; o, es carne de la carne de Cristo, y hueso de su
huesos. Con respecto a la vid y sus ramas, o al olivo y sus ramas, es un
injerto e implantación. VIII. El fin próximo e inmediato es la comunión de
las partes unidas entre sí; esto, también, es un efecto consecuente de esa unión, pero
activamente entendido, como fluye de Cristo, y positivamente, como fluye hacia los creyentes, y es
recibido por ellos. La causa de esto es, que la relación es la de discapacidad, donde la
El fundamento es Cristo, que posee todas las cosas y no necesita nada; el término, o
límite, es el creyente en carencia de todas las cosas. El extremo remoto es la salvación externa de
creyentes, y la gloria de Dios y Cristo. IX. Pero no solo Cristo comunica su
bendiciones para los creyentes, que están unidos a él, pero él también considera, a causa de
esta unión más íntima y cercana, que las cosas buenas otorgaron y los hombres infligieron
sobre los creyentes, también se hacen a sí mismo. De ahí que surja la conmiseración por sus hijos, y
cierto socorro, pero ira contra los afligidos, que permanece sobre ellos a menos que
arrepentimiento y beneficencia hacia aquellos que han dado incluso un trago de agua fría, en el
nombre de Cristo, a uno de sus seguidores.

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DISPUTACIÓN XLVI SOBRE LA COMUNIÓN DE LOS CREYENTES CON CRISTO, Y


PARTICULARMENTE ...

XLVI DISPUTACIÓN SOBRE LA COMUNIÓN DE CREYENTES


CON CRISTO, Y EN PARTICULAR CON SU MUERTE

La unión de los creyentes con Cristo tiende a la comunión con él, que contiene, en
en sí, todo fin y fruto de la unión, y fluye inmediatamente de la unión misma. II. Commu-
unión con Cristo es aquello por lo que los creyentes, cuando se unen a él, tienen en común con
él mismo todas las cosas que le pertenecen; sin embargo, se conserva la distinción, que existe
entre la cabeza y los miembros, entre el que se comunica y los que son
hecho partícipes, entre el que santifica, y los que son santificados. III. Esta com
La munición debe, según las Escrituras, ser considerado en dos puntos de vista, ya que es una
comunión de su muerte, o de su vida; porque Cristo debe ser considerado así en dos relaciones
ciones, ya sea de acuerdo con el estado en el cuerpo de su carne, que fue crucificado, muerto y
enterrado, o, según su estado glorioso y la nueva vida a la que fue resucitado.
IV. La comunión de su muerte es aquella por el cual, siendo plantados juntos a semejanza de
de su muerte, participamos de su poder y de todos los beneficios que se derivan de su muerte. V.
Esta siembra conjunta es la crucifixión, la muerte y el entierro de "nuestro viejo", o de
"el cuerpo de pecado", en y con el cuerpo de la carne de Cristo. Estos son los grados por los cuales
el cuerpo de la carne de Cristo es abolido; que también puede, en su propia medida, llamarse "el
cuerpo de pecado, "en la medida en que Dios ha hecho que Cristo sea pecado por nosotros, y le ha dado para que lleve nuestro
pecados, en su propio cuerpo, en el madero. VI. La fuerza y la eficacia de la muerte de Cristo consiste
en la abolición del pecado y la muerte, y de la ley, que es "la escritura que es contraria
nosotros; "y la fuerza o fuerza del pecado es aquello por lo que el pecado nos mata. VII. Los beneficios eficaces
de la muerte de Cristo que los creyentes disfrutan a través de la comunión con ella, son principalmente
siguiente: El primero es la eliminación de la maldición que merecíamos por el pecado. Esta
incluye, o se ha relacionado con él, nuestra reconciliación con Dios, la redención perpetua, la
misión de pecados y justificación. VIII. El segundo. es la liberación del dominio
y esclavitud del pecado, para que el pecado ya no ejerza su poder en nuestros crucificados, muertos y enterrados
cuerpo de pecado, para obtener sus deseos por la obediencia que usualmente le hemos cedido en nuestro
cuerpo de pecado, según el anciano. IX. El TERCERO es la liberación de la ley, tanto como
es "la escritura que estaba en contra nuestra", que consiste en instituciones ceremoniales, y como
es el rígido exactor de lo que se nos debe, e inútil e ineficaz como es a cuenta
de nuestra carne, y el cuerpo de pecado, según el cual fuimos carnales, aunque espiritual,
y como el pecado, por su maldad y perversidad, abusó de la ley misma para seducirnos y matarnos.

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DISPUTACIÓN XLVII LA COMUNIÓN DE LOS CREYENTES CON CRISTO RESPECTO


UN SU ...

DISPUTACIÓN XLVII LA COMUNIÓN DE CREYENTES CON


CRISTO EN RELACIÓN CON SU VIDA

La comunión con la vida de Cristo es aquella por la cual, being injertado en él por un
conformidad con su vida, nos convertimos en partícipes de todo el poder de su vida y de todo el
nefits que fluyen de ella. II. Nuestra conformidad con la vida de Cristo, es la del presente
vida, o de lo que es futuro. (1.) Lo de la vida present es la elevación de nosotros a una nueva
vida, y que estemos sentados, con respecto al Espíritu, "en los lugares celestiales" en Cristo, nuestra cabeza.
(2.) La de la vida venidera es nuestra resurrección a una nueva vida según el cuerpo, y
nuestro ser elevado a lugares celestiales con respecto a todo el hombre. III. Por tanto, nuestra conformidad
a Cristo está de acuerdo con la misma relación doble: en esta vida, es nuestra resurrección para
novedad de vida espiritual y nuestra conversación en el cielo según el Espíritu; después de la
vida presente, es la resurrección de nuestros cuerpos, su conformidad con el glorioso cuerpo de
Cristo y el fruto de la bienaventuranza celestial. IV. Las bendiciones que fluyen de la vida
de Cristo, caen en parte dentro de los límites de esta vida, y en parte dentro de la duración continua
de la vida por venir. V. Los que caen dentro de los límites de la vida presente son, adopción
en hijos de Dios, y la comunicación del Espíritu Santo. Esta comunicación compone
dentro de sí tres beneficios particulares: Primero. Nuestra regeneración, a través de la iluminación de
la mente y la renovación del corazón. En segundo lugar. La ayuda perpetua del Espíritu Santo para
entusiasmar y cooperar. En tercer lugar. El testimonio del mismo Espíritu con nuestro corazón, que
son los hijos de Dios, por lo que se le llama "el Espíritu de adopción". VI. Aquellos
que caen dentro de la duración ilimitada de la vida por venir, son nuestra preservación del futuro
ira, y el otorgamiento de vida eterna; ' aunque esta preservación de la ira puede parecer
ser un acto continuo, iniciado y llevado a cabo en este mundo, pero consumado en el período de
el juicio final. VII. Bajo la preservación de la ira, tampoco es inadecuadamente comprensible
buscó la continua justificación de los pecados por medio de la intercesión de Cristo, quien, en su
propia sangre, es la propiciación por nuestros pecados, y nuestro abogado ante Dios.

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XLVIII DISPUTACIÓN SOBRE JUSTIFICACIÓN

XLVIII DISPUTACIÓN SOBRE JUSTIFICACIÓN

Los beneficios espirituales que los creyentes disfrutan en la vida presente, de su unión con
Cristo, por medio de la comunión con su muerte y su vida, puede ser propiamente referido al de la justicia.
tificación y santificación, ya que en estos dos se comprende toda la promesa de la nueva
pacto, en el que Dios promete que perdonará los pecados y escribirá sus leyes en el
corazones de los creyentes, que han hecho pacto con él. II. La justificación es una justa y
acto de gracia de Dios como juez, por el cual, desde el trono de su gracia y misericordia, absuelve
de sus pecados, hombre, un pecador, pero que es un creyente, a causa de Cristo, y la obediencia
y justicia de Cristo, y lo considera justo, para salvación de los justificados
persona, y para la gloria de la justicia y la gracia divinas. III. Decimos que "es el acto de
Dios como juez, "quien aunque como legislador supremo podría haber dictado rules
acerca de su ley, y de hecho las emitió, pero no ha administrado esta dirección
a través de la plenitud absoluta del poder infinito, pero se contuvo dentro de los límites
de justicia que demostró por dos métodos, Primero, porque Dios no justificaría,
excepto que la justificación fue precedida por la reconciliación y la satisfacción hechas por Cristo
en su sangre; En segundo lugar, porque no justificaría a nadie excepto a los que reconocieron
sus pecados y creyeron en Cristo. IV. Decimos que "es un acto de gracia y misericordia", no con
Respeto a Cristo, como si el Padre, por la gracia a diferencia de la justicia estricta y rígida,
había aceptado la obediencia de Cristo por justicia, pero con respecto a nosotros, tanto porque
Dios, por medio de su misericordia para con nosotros, ha hecho que Cristo sea pecado por nosotros y justo.
para nosotros, para que seamos justicia de Dios en él, y porque ha puesto
comunión con Cristo en la fe del evangelio, y ha presentado a Cristo como una propiciación
a través de la fe. V.La causa meritoria de la justificación es Cristo mediante su obediencia y
justicia, que, por tanto, puede ser llamada justamente la causa principal o que mueve hacia fuera.
En su obediencia y justicia, Cristo es también la causa material de nuestra justificación, así que
hasta donde Dios nos concede a Cristo por justicia, e imputa su justicia y
obediencia a nosotros. En cuanto a esta doble causa, es decir, la meritoria y la material,
se dice que somos constituidos justos mediante la obediencia de Cristo. VI. El objeto de
La justificación es el hombre, un pecador, reconociéndose a sí mismo, con dolor, como tal, y
un creyente, es decir, creer en Dios que justifica al impío, y en Cristo como habiendo sido
entregado por nuestras ofensas, y resucitado para nuestra justificación. Como pecador, el hombre necesita
la justificación por la gracia y, como creyente, obtiene la justificación por la gracia. VII.
La fe es la causa instrumental, o acto, por el cual aprehendemos a Cristo que nos propone
Dios por propiciación y justicia, según el mandato y la promesa de
el evangelio, en el que se dice: "El que cree será justificado y salvo, y el que engendró
si no cree, será condenado. "VIII. La forma es la gracia de Dios, por la cual él
nos imputa la justicia de Cristo, y nos imputa la fe por justicia; es decir,

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XLVIII DISPUTACIÓN SOBRE JUSTIFICACIÓN

Él nos remite nuestros pecados a los creyentes, por causa de Cristo aprehendido por la fe, y
en él nos considera justos. Esta estimación o ajuste de cuentas, se ha unido a ella, adopción
en hijos, y la concesión de un derecho a la herencia de la vida eterna. IX. El final, para el
por el cual es la salvación del justificado; porque ese acto se realiza para el bien
del hombre mismo que es justificado. El fin que fluye de la justificación sin ningún
La ventaja para Dios que justifica es la gloriosa demostración de la justicia y la gracia divinas.
X. Los efectos más excelentes de esta justificación son la paz con Dios y la tranquilidad de
conciencia, regocijándose bajo las aflicciones en la esperanza de la gloria de Dios y en Dios mismo, y
una expectativa segura de vida eterna. XI. El sello externo de la justificación es el bautismo; la
sello interno es el Espíritu Santo, testificando junto con nuestro espíritu que somos los niños
de Dios, y clamando en nuestros corazones: ¡Abba, Padre! XII. Pero todavía tenemos que considerar la justificación,
tanto sobre el comienzo de la conversión, cuando todos los pecados precedentes son para, dados y por
toda la vida, porque Dios ha prometido la remisión de los pecados a los creyentes, aquellos que han
hizo un pacto con él, tan a menudo como se arrepienten y huyen por fe verdadera a Cristo su
propiciador y expiador. Pero el final y la culminación de la justificación será al final de
vida, cuando Dios concederá a aquellos que terminen sus días en la fe de Cristo, encontrar su misericordia,
absolviéndolos de todos los pecados que han sido perpetrados a lo largo de su
vive. La declaración y manifestación de justificación será en el futuro juicio general.
XIII. Lo opuesto a la justificación es la condenación, y esto por una contrariedad inmediata,
de modo que entre estos dos no se puede imaginar ningún medio. COROLARIOS I. Que la fe y
las obras concurren a la justificación, es una cosa imposible. II. La fe no se denomina correctamente
inactó la causa formal de justificación; y cuando reciba esa denominación de algunos
teólogos de nuestra profesión, entonces se llama así incorrectamente. III. Cristo no ha obtenido por su
merece que seamos justificados por la dignidad y el mérito de la fe, y mucho menos que
Debemos ser justificados por el mérito de las obras: Pero el mérito de Cristo se opone a la justificación.
por obras; y, en las Escrituras, la fe y el mérito se oponen entre sí.

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DISPUTACIÓN XLIX SOBRE LA SANTIFICACIÓN DEL HOMBRE

DISPUTACIÓN XLIX SOBRE LA SANTIFICACIÓN DEL HOMBRE

La palabra "santificación" denota un acto por el cual cualquier cosa se separa de lo común.
uso, y está consagrado al uso divino. II. Uso común, sobre cuya santificación [para
propósitos divinos] que estamos tratando ahora, es según la naturaleza misma, por la cual el hombre vive
una vida natural; o es de acuerdo a la corrupción del pecado, por la cual vive para pecar y obedece
en sus concupiscencias o deseos. El uso divino es cuando un hombre vive conforme a la piedad, en conformidad
a la santidad y justicia en que fue creado. III. Por tanto, esta santificación,
con respecto a la frontera de la que procede, es del uso natural, o de
el uso del pecado; el límite al que tiende, es el uso sobrenatural y divino. IV. Pero
cuando tratamos al hombre, como un pecador, entonces la santificación se define así: Es un acto de gracia
de Dios, mediante el cual purifica al hombre que es pecador y, sin embargo, creyente, de las tinieblas del
ignorancia, de la morada del pecado y de sus concupiscencias o deseos, y lo imbuye con el Espíritu
de conocimiento, justicia y santidad, que, estando separados de la vida del mundo
y hecho puede conforme a Dios, el hombre vivir la vida de Dios, para alabanza de la justicia
y de la gloriosa gracia de Dios, y para su propia salvación. V. Por tanto, esta santificación
consiste en estas dos cosas: En la muerte de: el anciano "que es corrupto según el
concupiscencias engañosas ", y en el avivamiento o avivamiento del" hombre nuevo, que, según Dios, es
creado en justicia y santidad de verdad ". VI. El autor de la santificación es Dios,
el mismo Santo Padre, en su Hijo, el Santo de los Santos, por el Espíritu de santidad.
El instrumento externo es la palabra de Dios; el interno es fe cedida a la palabra
predicado. Porque la palabra no santifica, solo como se predica, a menos que la fe sea añadida
por el cual se purifican los corazones de los hombres. VII. el objeto de la santificación es el hombre, un pecador,
y sin embargo un creyente - un pecador, porque, being contaminado por el pecado y adicto a un
vida de pecado, no es apto para servir al Dios vivo - un creyente, porque está unido a Cristo
por la fe en él, en quien se funda nuestra santidad; y se planta junto con
Cristo y se unió a él en conformidad con su muerte y resurrección. Por lo tanto, muere
al pecado, y se emociona o se levanta a una nueva vida. VIII. El tema es, propiamente, el alma de
hombre. Y, primero, la mente, que está iluminada, las oscuras nubes de la ignorancia son impulsadas
lejos. A continuación, la inclinación o la voluntad, por la que se libera del dominio de la morada
ing pecado, y está lleno del espíritu de santidad. El cuerpo no cambia, tampoco en su esencia.
o su califica interior; pero como es parte del hombre, que está consagrado a Dios, y es un
instrumento unido al alma, habiendo sido removido por el alma santificada que habita
de los propósitos del pecado, es admitido y empleado en el servicio de Dios, "que nuestro
todo espíritu, alma y cuerpo se conserven sin mancha hasta el día de nuestro Señor Jesús
Cristo. "IX. La forma está en la purificación del pecado, y en una conformidad con Dios en el
cuerpo de Cristo a través de su Espíritu. X. El fin es que un hombre creyente, estando consagrado a
Dios, como sacerdote y rey, le sirva en novedad de vida, para gloria de su divino nombre,

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DISPUTACIÓN XLIX SOBRE LA SANTIFICACIÓN DEL HOMBRE

ya la salvación del hombre. XI. Como, en el Antiguo Testamento, los sacerdotes, al acercarse
para rendir culto a Dios, estaban acostumbrados a ser rociados con sangre, por lo que,
La sangre de Jesucristo, que es la sangre del Nuevo Testamento, sirve para este propósito:
rocíanos, constituidos por él como sacerdotes, para servir al Dios vivo. En este sentido,
la aspersión de la sangre de Cristo, que sirve principalmente para la expiación de los pecados, y
que es la causa de la justificación, pertenece también a la santificación; porque en justificación, esto
rociar sirve para lavar los pecados que se han cometido; pero en la santificación, sirve
para santificar a los hombres que han obtenido la remisión de sus pecados, para que puedan ser más capacitados
para ofrecer adoración y sacrificios a Dios, a través de Cristo. XII. Esta santificación no es
completado en un solo momento; pero el pecado, de cuyo dominio hemos sido liberados por
la cruz y la muerte de Cristo, se debilita cada vez más por las pérdidas diarias, y el interior
El hombre se renueva cada día más, mientras llevamos con nosotros en nuestro cuerpo, la
muerte de cristo, y el hombre exterior perece. COROLARIO Permitimos esta pregunta
ser objeto de discusión: ¿La muerte del cuerpo trae la perfección y
consumación de la santificación - ¿y cómo se produce este efecto?

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DISPUTACIÓN L SOBRE LA IGLESIA DE DIOS Y DE CRISTO: O SOBRE LA IGLESIA


EN GENERAL…

DISPUTACIÓN L SOBRE LA IGLESIA DE DIOS Y DE CRISTO:


O EN LA IGLESIA EN GENERAL DESPUÉS DE LA CAÍDA

Como, a través de la fe, que es la primera parte de nuestro deber para con Dios y Cristo, hemos
Obtuvimos las bendiciones de la justificación y santificación de nuestra unión y comunión.
con Cristo, por el cual somos beneficios, de hijos de ira y esclavos del pecado, no solo
constituidos hijos de Dios y siervos de justicia, (por lo que se
conveniente que rindamos obediencia y adoración a nuestro Padre y nuestro Señor,) ya medida que
igualmente han obtenido poder y confianza para el desempeño de tal obediencia y
adoración, se seguiría que ahora deberíamos tratar la obediencia y la adoración como en otra
parte de nuestro deber. II. Pero como hay multitud de personas que, gracias a estos beneficios,
hechos hijos y siervos de Dios, y que se han unido entre sí,
por la misma fe y el Espíritu de Cristo, como miembros de un cuerpo, que se llama iglesia,
y del cual las Escrituras hacen mención frecuente, parece ser el curso más apropiado
tratar, en primer lugar, de esta iglesia, porque, como ella deriva su origen de esta fe,
prehendiendo dentro de ella abraza a todos aquellos a quienes la realización del culto a Dios y
Cristo debe ser prescrito. III. Y como ha agradado a Dios instituir ciertos signos por los cuales
puede ser sellado o testificado, tanto la comunión de los creyentes con Cristo como entre ellos-
a sí mismos, y una participación de estos beneficios, y, por otro lado, su servicio de gratitud
hacia Dios y Cristo, consideraremos apropiado, A CONTINUACIÓN, tratar estos signos o señales,
antes de proceder a la adoración, en sí misma, que se debe a Dios ya Cristo. Primero, entonces, permítanos
considere la iglesia. IV. Esta palabra, en su aceptación general, denota una empresa o empresa.
de los hombres que son llamados, y no sólo el acto y el mandato de aquel que
los llama, pero también la obediencia obediente de los que responden al llamado; de modo que
el resultado o efecto de ese acto está incluido en la palabra "iglesia". V. Pero así se define: A
compañía de personas llamadas a salir de un estado de vida natural y de pecado, por Dios y Cristo,
a través del Espíritu de ambos, a una vida sobrenatural que se gastará según Dios y Cristo en
el conocimiento y la adoración de ambos, para que mediante la participación de ambos, puedan ser eternamente
bendito, para gloria de Dios por medio de Cristo, y de Cristo en Dios. VI. La causa eficiente de
esta evocación, o clamor, es Dios Padre, en su Hijo Jesucristo, y Cristo mismo,
por el Espíritu, tanto del Padre como del Hijo, ya que es Mediador y Cabeza del
iglesia, santificándola y regenerándola a una nueva vida. La causa impulsiva es la gracia
el beneplácito de Dios Padre, en Cristo, y el amor de Cristo hacia aquellos a quienes
ha adquirido para sí mismo por su propia sangre. VII. La causa ejecutiva de este generoso bien
placer de Dios en Cristo, que también puede, a este respecto, según su distribución, ser
llamada "la causa administrativa", es el Espíritu de Dios y de Cristo por la palabra de ambos; por
que requiere exteriormente una vida según Dios y Cristo, con la adición de la
promesa de recompensa y amenaza de castigo; e ilumina interiormente el

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DISPUTACIÓN L SOBRE LA IGLESIA DE DIOS Y DE CRISTO: O SOBRE LA IGLESIA


EN GENERAL…
mente al conocimiento de esta vida, nos imparte los sentimientos de amor y deseo por esta vida,
y otorga a todo el hombre fuerza y poder para vivir tal vida. VIII. El asunto sobre
que [se ocupa], o el objeto de las vocaciones, son hombres naturales y pecadores, que, en efecto,
según la naturaleza, son capaces de recibir instrucción del Espíritu a través de la palabra,
pero que están, según la vida del mundo presente y el estado de pecado, oscurecidos en su
mentes y alienados de la vida de Dios. Este estado requiere que el comienzo de la predicación
ser hecho de la predicación de la ley, ya que reprende el pecado y convence del pecado, y así ese progreso
sea hecho a la predicación del evangelio de la gracia. IX. La forma de la iglesia reside en el
relación mutua de Dios y Cristo que llama, y de la iglesia que obedece ese llamado, según
a lo cual, Dios en Cristo, por el Espíritu de ambos, infunde en su vida sobrenatural, sentimiento o
sensación y movimiento; y ella, por otro lado, siendo acelerada y bajo la influencia
de sentimiento y movimiento, comienza a vivir ya caminar según la piedad, y en expectación
de las bendiciones prometidas. X. El final de esta evocación, que también contiene el bien principal
de la iglesia, es la bienaventuranza perfeccionada y consumada mediante la unión con Dios en
Cristo. De aquí resulta la gloria de Dios, que une a la Iglesia consigo mismo y beatifica
ella, cuya gloria se declara en el acto mismo de unión y beatificación - también la gloria de la
mismo bendito Dios, cuando la iglesia en sus cantos triunfantes le atribuye alabanza, honra
y gloria por los siglos de los siglos. XI. Desde el acto de esta evocación y desde la forma del
iglesia que surge de ella, parece que debe hacerse una distinción entre los hombres o
gregation, ya que son hombres, y como son llamados y obedecen el llamado; y deben ser asi
distinguió que la empresa a la que perteneció el nombre de "la iglesia" en cualquier momento,
puede declinar tanto de esa obediencia como para perder el nombre de "la iglesia", quitando Dios
su candelero fuera de su lugar, "y enviando una carta de divorcio a sus desobedientes y adul-
esposa atroz. Por tanto, es evidente que la gloria de los papistas es en vano en este punto, que
la iglesia de Roma no puede errar y caer

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DISPUTACIÓN SE ENCUENTRA EN LA IGLESIA DEL ANTIGUO TESTAMENTO, O BAJO EL


PROMESA

DISPUTACIÓN SOBRE LA IGLESIA DEL ANTIGUO TESTAMENTO,


O BAJO LA PROMESA

Como Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre, como él es el principal o más profundo
piedra angular, sobre la que se levanta la superestructura de la iglesia, construida tanto por
profetas y apóstoles, y como él es la cabeza de todos los que participarán de la salvación,
toda la iglesia, por tanto, puede, en este sentido, ser llamada "cristiana", aunque bajo este
pelación, peculiarmente, viene la iglesia cuando ella comenzó a reunirse después de la actual
ascenso de Cristo al cielo. II. Pero aunque la iglesia sea una con respecto a su fundamento,
y de aquellas cosas que conciernen todavía a la sustancia misma, porque ha agradado a Dios
gobernarla de acuerdo con diferentes métodos, en referencia a esto la iglesia puede, en la mayoría de los casos
manera adecuada, distinguirse en la iglesia que existió en los tiempos del Antiguo
Testamento antes de Cristo, y en lo que floreció en los tiempos del Nuevo Testamento
y después que Cristo apareció en la tierra. III. "La iglesia, antes del advenimiento de Cristo, bajo
la dispensación del Antiguo Testamento, "es lo que fue llamado, (por la palabra de
promesa acerca de la simiente de la mujer y la simiente de Abraham, y acerca de la
Mesías que vendría posteriormente,) del estado de pecado y miseria, a una participación
de la justicia de la fe y la salvación, ya la fe puesta en esa promesa, y por
la palabra de la ley, rendir culto a Dios con la confianza de obtener misericordia en este
Bendita Simiente y el Mesías prometido, de una manera adecuada a la edad infantil del
iglesia misma. IV. La palabra de la promesa se propuso, al principio, de una manera muy
manera general y con mucha oscuridad, pero en edades sucesivas, más especialmente y con
mayor distinción, y aún más, a medida que los tiempos del advenimiento del Mesías en la carne
se acercaban. V. La ley que contribuyó a esta vocación fue tanto la moral como la ceremonial.
monial (pues, en este lugar, el forense no entra en consideración;) y ambos de
como entregados oralmente, y como comprendidos y propuestos por escrito por Moisés, en cuyo último
respeto, la ley se trata principalmente en las Escrituras del Antiguo y del Nuevo Testamento.
ment. VI. La ley moral sirve a este oficio de dos maneras: primero, demostrando
la necesidad de la misericordiosa promesa, que hace convenciendo [a los hombres] de los pecados contra el
ley, y de la debilidad [del hombre] para cumplir la ley. Con este fin se ha
y estrictamente propuesto; y se considera así propuesto, según estos pasajes:
"El hombre que las hace, vivirá en ellas", y "Maldito todo el que no persevera.
en todas las cosas que están escritas en el libro de la ley para hacerlas ". En segundo lugar, por ewieikwv
moderadamente, o con clemencia, exigiendo la observancia de la misma a quienes fueron partes
al pacto de la promesa. VII. Aunque la observancia de la ley ceremonial no sea, de
en sí mismo, y por sí mismo, agradable a Dios, sin embargo, su observancia fue prescrita para
dos propósitos: (1.) Que pueda convencer de la culpa de los pecados y de la maldición, y pueda
declara así la necesidad de la misericordiosa promesa. (2.) Y para sostener a los creyentes

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DISPUTACIÓN SE ENCUENTRA EN LA IGLESIA DEL ANTIGUO TESTAMENTO, O BAJO EL


PROMESA

por la esperanza de la promesa, esperanza que fue confirmada por la presignificación típica de
cosas futuras. En el primero de estos dos aspectos, la ley ceremonial era el sello de los pecados;
pero en el segundo, fue el sello de gracia y remisión. VIII. La iglesia de aquellos tiempos debe,
por lo tanto, debe considerar, tanto como se le llama heredero, como como infante, ya sea según
a su sustancia, o según la dispensación y economía adecuada a esos tiempos. CALIFORNIA-
Según el primero de estos aspectos, la iglesia estaba bajo la promesa o el pacto.
de promesa; y de acuerdo con el último respecto, ella estaba bajo la ley y bajo el Antiguo
Testamento, con respecto al cual, ese pueblo es llamado servil, o en servidumbre, y el infante
heredero "que no difiere en nada de un siervo", ya que, con respecto a la promesa, las mismas personas son
denominada libre, nacida de una mujer libre, y según Isaac "contada por la simiente" para
a quien se hizo la promesa. IX. Según la promesa, la iglesia era un pueblo dispuesto
- según el Antiguo Testamento, un pueblo carnal; según la relación anterior, el
heredero de bendiciones espirituales y celestiales; según este último, el heredero de la espiritualidad y
bendiciones terrenales, especialmente de la tierra de Canaán y de sus beneficios. Según el primero
relación, la iglesia fue dotada con el Espíritu de adopción; según este último, ella
había este Espíritu mezclado con el de la esclavitud mientras la promesa continuara. X. El
consideración abierta de estas relaciones, y una comparación comparación y oposición entre
el pacto de la promesa, y la ley o el Antiguo Testamento, contribuyó mucho a la [correcta]
interpretación de varios pasajes de la Escritura, que, de lo contrario, difícilmente pueden
aclarado, o al menos con gran dificultad COROLARIOS I. Porque el Antiguo Testamento fue
obligado a ser abrogado, por lo tanto, debe ser confirmado, no por la sangre de un testador o
mediador, sino de animales brutos. II. "El Antiguo Testamento" nunca se usa en las Escrituras para
el pacto de gracia. III. La confusión de la promesa y del Antiguo Testamento es
produce mucha oscuridad en la teología cristiana, y es la causa de más de una
error.

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DISPUTACIÓN LII SOBRE LA IGLESIA DEL NUEVO TESTAMENTO, O BAJO EL


EVANGELIO

DISPUTACIÓN LII SOBRE LA IGLESIA DEL NUEVO


TESTAMENTO O BAJO EL EVANGELIO

La Iglesia del Nuevo Testamento es aquella que, desde el momento en que ese Testamento
fue confirmado por la sangre de Cristo, el mediador del Nuevo Testamento, o de la
período de su ascensión al cielo, comenzó a ser llamado a salir de un estado de pecado que fue
manifiesto claramente por la palabra del evangelio, y por el Espíritu adecuado a los herederos
que alcanzó la edad de adultos - a una participación de la justicia de la fe y
de salvación, a través de la fe puesta en el evangelio, y rendir culto a Dios ya Cristo
en la unidad del mismo Espíritu; y esta iglesia continuará siendo llamada en el mismo
camino hasta el fin del mundo, para alabanza de la gloria de la gracia de Dios y de Cristo.
II. La causa eficiente es el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien ahora tiene más
se manifiesta claramente como Jehová y el Padre de nuestro Señor Jesucristo; si
Cristo mismo, elevado a la diestra del Padre, investido de pleno poder en el cielo
y en la tierra, y dotados de la palabra del evangelio y del Espíritu sin medida.
La causa antecedente o única que lo mueve es la gracia y la misericordia de Dios Padre y de Cristo,
e incluso la justicia de Dios, a la cual, por la buena voluntad del Padre, la
ahora se ha obtenido satisfacción en Jesucristo, y esto se manifiesta claramente en el evangelio.
III. El Espíritu de Cristo es la causa administradora, según la economía, como él es el
sustituto de Cristo y recibe de lo que es de Cristo, para glorificar a Cristo por este llamado
en su iglesia, con solo un poder pleno para administrar todas las cosas de acuerdo con su propio
Placer. El Espíritu usa la palabra del evangelio puesta en boca de sus siervos, que
inmediatamente ejecuta esta vocación, y la palabra de la ley, ya sea escrita o implantada
en la mente; el evangelio sirve a ambos antes para que se haga un lugar para esta vocación,
y, en consecuencia, cuando ha sido recibido por fe. IV. El objeto de esta evocación es, no
sólo judíos, pero también gentiles, la pared intermedia de separación que antes separaba a los gentiles
de los judíos arrebatados por la carne y la sangre de Cristo; es decir, el objeto son todos los hombres
general y promiscuamente sin ninguna diferencia, pero todos los hombres son realmente pecadores,
ya sean los que se reconocen como tales ya quienes la predicación de
el evangelio se exhibe constantemente, o aquellos que aún no han sido llevados al reconocimiento
de sus pecados. V. Porque esta iglesia es mayor de edad, y porque ya no requiere
tutora y gobernadora, está libre de la esclavitud económica de la ley, y se rige por
el espíritu de plena libertad, que de ninguna manera se mezcla con el espíritu de esclavitud; y,
por lo tanto, está libre del uso de la ley ceremonial, en la medida en que sirvió para testificar de
pecados, y como era "la escritura que estaba contra nosotros". VI. Esta iglesia, también, con
rostro velado o descubierto, contempla la gloria del Señor como en un espejo, y tiene la misma imagen expresa
de las cosas celestiales, y Cristo, la imagen del Dios invisible, la imagen expresa del
La persona del Padre, y el resplandor de su gloria, y el mismo conjunto de cosas por venir que

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DISPUTACIÓN LII SOBRE LA IGLESIA DEL NUEVO TESTAMENTO, O BAJO EL


EVANGELIO

es de Cristo. Ella, por tanto, no necesita la ley, que tiene la sombra de las cosas buenas para
ven; por lo cual, ella está libre de la misma ley ceremonial, por la cual típicamente
prefiguraba a Cristo y las cosas buenas por venir. VII. La iglesia del Nuevo Testamento no ha
experimentado, no experimenta ahora, y no experimentará, hasta el fin del mundo, en
todo su curso, cualquier cambio en lo que respeta la palabra misma o al espíritu; Por,
en estos últimos tiempos, Dios nos ha hablado en su Hijo y por aquellos que le han oído. VIII.
Esta misma iglesia se llama "católica", en un sentido peculiar y distinto en oposición a la
iglesia que estaba bajo el Antiguo Testamento, en la medida en que ha sido difundida a través de la
mundo entero, y ha abarcado dentro de sus límites a todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas.
Esta universalidad no se ve obstaculizada por el rechazo de la mayor parte de los judíos, como
también se agregará a la iglesia, dentro de algún tiempo, en una gran multitud, y como un ejército formado
en columnas. IX. Podemos denominar, no inapropiadamente o inapropiadamente, el estado de la
iglesia, tal como existió desde el tiempo de Juan hasta el asentimiento de Cristo al cielo, "un tiempo
porario o intermedio "entre el estado de la promesa y del evangelio, o el de
el Antiguo Testamento y el Nuevo. X. Por lo que colocamos el ministerio de Juan
entre el ministerio de los profetas y el de los apóstoles, y claramente, y en todos los
spect, conforme a ninguno de ellos. Por lo tanto, también a Juan se le llama "un profeta mayor", y
se dice que es "menor que el más pequeño en el reino de los cielos. COROLARIO El bautismo de
Juan era tan parecido al de Cristo, que después no hubo necesidad de que fuera
restaurado.
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DISPUTACIÓN LIII SOBRE LA CABEZA Y LAS SEÑALES DE LA IGLESIA

DISPUTACIÓN LIII EN LA CABEZA Y LAS MARCAS DEL


IGLESIA

Aunque la cabeza y el cuerpo sean de una naturaleza, y aunque, de acuerdo con la naturaleza,
constituyen propiamente una subsistencia, sin embargo, quien, de acuerdo con la naturaleza, es la cabeza de la
iglesia, no puede tener comunión de la naturaleza con ella, porque ella es su criatura. II. Pero tiene
ha sido el beneplácito de Dios, quien es tanto la cabeza de la iglesia según la naturaleza, como
su creador, para conferir a su iglesia su Hijo Jesucristo, hecho hombre, como su cabeza, por quien,
Asimismo, ha sido su voluntad crear su iglesia, es decir, una nueva criatura, que la unión
entre la iglesia y su cabeza podría estar más cerca, y la comunicación más libre y
confiado. III. Pero existe una relación triple entre la iglesia y su cabeza: (1.) Que
la cabeza contiene en sí mismo, de una manera más perfecta, todas las cosas que son necesarias
y suficiente para la salvación. (2.) Que está convenientemente unido a la iglesia, su cuerpo, por "las articulaciones
y ligaduras "del Espíritu y de la fe. (3.) Que la cabeza pueda infundir la virtud de su
perfección en ella, y ella puede recibirla de él de acuerdo con el orden de preordenación
y subordinación que se corresponde adecuadamente con él según la diferencia de ambos. IV. Pero
estas tres cosas pertenecen solo a Cristo; no, ninguno de los tres está de acuerdo con ninguna persona
o cosa excepto con Cristo. Por lo tanto, él, solo, es el jefe de la iglesia, a quien ella
inmediatamente coherente según su esencia interna y real. V. Pero nadie puede, según
a esta relación, ser vicario o suplente de él; ni el apóstol Pedro, ni ningún romano
pontífice; es más, Cristo no puede tener a nadie entre los hombres como su vicario, según el abogado externo.
ministerio de la iglesia; y, lo que es más, no puede tener un ministro universal,
cuyo término es menor que el de vicario. VI. Sin embargo, no negamos que esas personas que son
constituidos por este jefe como sus ministros, desempeñan las funciones que le corresponden; ser-
porque ha sido su placer reunir su iglesia para él y gobernarla por humanos
medio. VII. Pero, de acuerdo con su esencia interna, esta iglesia no es conocida por nadie excepto
a su cabeza. Asimismo, se la da a conocer a otros mediante signos e indicaciones que tienen su
origen de su verdadera esencia interna misma, si son reales, y no falsos y engañosos
en su apariencia. VIII. Estos signos son, la profesión de la verdadera fe y la institución
o conducir la vida de acuerdo con la dirección e instigación del Espíritu - un
materia que pertenece a actos externos, sobre los cuales, solo, un juicio puede formarse
humanidad. IX. Decimos que estas son las marcas de una iglesia que se conduce exteriormente
con decoro. Pero puede suceder que una mera profesión de fe pueda obtener en este
iglesia a través de la predicación pública y el oído de la palabra, a través de la administración
y el uso de los sacramentos, y mediante oraciones y acciones de gracias; y sin embargo en su totalidad
vida que puede degenerar de la profesión; y, finalmente, puede negar a Cristo con sus obras,
a quien profesa conocer de palabra, en cuyo caso, no deja de ser una iglesia como
mientras sea el placer de Dios y de Cristo soportar sus malos modales, y no enviarla
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DISPUTACIÓN LIII SOBRE LA CABEZA Y LAS SEÑALES DE LA IGLESIA

una carta de divorcio. X. Pero ha ocurrido que en su propia profesión, empieza a


termix falsedades con la verdad, y adorar, al mismo tiempo, a Jehová ya Baal. Luego,
de hecho, su condición es muy mala, y "cercana a la destrucción", y todos los que se adhieren a ella
se les ordena que la abandonen, al menos hasta ahora, para no ser partícipes de sus abominaciones,
y contaminarse con las contaminaciones de su idolatría; no, se les ordena
acusar a su madre de ser una ramera y de haber violado el pacto matrimonial con
su marido. XI. En una deserción como ésta, los que la abandonan no son la causa de la
disensión, pero la que está justamente abandonada, porque primero se apartó de Dios y de Cristo,
a quien todos los creyentes, y cada uno de ellos en particular, deben adherirse por una relación inseparable
conexión. XII. El pontífice romano no es el jefe de la iglesia; y porque se jacta
de ser esa cabeza, el nombre de "Anticristo" en esta cuenta más merecidamente le pertenece.
XIII. Las marcas de la iglesia de la que se jactan los papistas: antigüedad, universalidad, duración,
amplitud, la sucesión ininterrumpida de maestros y el acuerdo en la doctrina, se han
inventado más allá de los que hemos establecido, porque se acomodan a la
estado actual de la iglesia de Roma.

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DISPUTACIÓN VIVA SOBRE LA IGLESIA CATÓLICA, SUS PARTES Y RELACIONES

DISPUTACIÓN VIVA SOBRE LA IGLESIA CATÓLICA, SUS PARTES


Y RELACIONES

La iglesia católica es la compañía de todos los creyentes, llamados de todos los idiomas,
tribu, pueblo, nación y vocación, que han sido, son ahora y serán llamados por los salvadores
vocación de Dios de un estado de corrupción a la dignidad de los hijos de Dios,
la palabra del pacto de gracia, e injertados en Cristo, como miembros vivos de su
cabeza a través de la fe verdadera, para alabanza de la gloria de la gracia de Dios. De esto, parece
que la iglesia católica se diferencia de las iglesias particulares en nada que pertenezca al
sustancia de una iglesia, pero únicamente en su amplitud. II. Pero como la llaman "la iglesia católica"
en referencia a su asunto, que abarca a todos los que alguna vez fueron, son ahora y
ser, sin embargo, partícipes de esta vocación, y recibidos en la familia de Dios, así también es
ella denominó "la única y santa iglesia", de su forma, que consiste en el mutuo
relación de la iglesia, que por la fe, abraza a Cristo como su cabeza y esposo, y de Cristo,
que une tan estrechamente a la iglesia consigo mismo, como su cuerpo y esposa, por su Espíritu, que el
la iglesia vive de la vida de Cristo mismo, y se hace partícipe de él y de todos sus beneficios.
III. La Iglesia Católica es "UNA", porque, bajo un solo Dios y Padre, que está sobre todos
personas, ya través de todas las cosas, y en todos nosotros, ella ha estado unida como un cuerpo a un
cabeza, Cristo el Señor, por un solo Espíritu y por una fe puesta en la misma palabra,
por una esperanza similar de la misma herencia, y por la caridad mutua, ha sido
"convenientemente enmarcado y construido para un templo santo y morada de Dios por el Espíritu".
Por tanto, toda esta unidad es espiritual, aunque aquellos que así se han unido a
gether consiste en parte de cuerpo y en parte de espíritu. IV. Ella es "SANTA"; porque por la bendición
del Lugar Santísimo, ha sido separado del mundo inmundo, lavada de sus pecados
por Su sangre, embellecido con la presencia y la gracia de Dios, y adornado
con verdadera santidad por la santificación del Espíritu Santo. V. Pero aunque esta iglesia es una,
sin embargo, se distingue según los actos de Dios hacia ella, en la medida en que se ha convertido en
el destinatario de cualquiera de esos actos, o de algunos de ellos. La iglesia que ha recibido
sólo el acto de su creación y preservación, se dice que está en el camino, y se llama "el
militante de la iglesia ", como la que aún debe luchar con el pecado, la carne, el mundo y Satanás.
La iglesia que, además de esto, se hace partícipe de la consumación, se dice que está en
su tierra natal, y es llamada "la iglesia triunfante"; pues, después de haber conquistado toda ella
enemigos, ella descansa de sus labores y reina con Cristo en el cielo. A esa parte que
sigue militante en la tierra, se le atribuye igualmente el título de "católica", en la medida en que abraza
dentro de sus límites todas las iglesias militantes particulares. VI. Pero la iglesia católica se distribuye
Según sus partes, en muchas iglesias particulares, ya que ella consta de muchas
congregaciones muy distantes entre sí, con respecto al lugar, y bastante distintas. Pero como
estas iglesias en particular tienen individualmente el nombre de "una iglesia", por lo que también tienen la

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DISPUTACIÓN VIVA SOBRE LA IGLESIA CATÓLICA, SUS PARTES Y RELACIONES

cosa significada por el nombre y la definición completa como partes similares que participan en
el nombre y la definición del todo; y la iglesia católica se diferencia de cada particular
uno únicamente en su universalidad, y en ninguna otra cosa que pertenezca a la esencia
de una iglesia. Por tanto, se aprende fácilmente de qué manera se puede entender que, como soltero,
las iglesias particulares pueden equivocarse, pero la iglesia universal no puede equivocarse; es decir, en este sentido, que
nunca habrá un tiempo futuro en el que no existan algunos creyentes que no se equivocan en el
fundamento de la religión. Pero a partir de esta interpretación, es evidente que no se puede concluir
de la circunstancia de la iglesia católica, habiéndose dicho en este sentido libre de error,
que cualquier congregación, por numerosa que sea, está exenta de error, a menos que
hay en él una persona, o más, que están tan guiadas a toda la verdad que son incapaces de
vagabundo. VII. Por tanto, puesto que la evocación de la iglesia se hace interiormente por el Espíritu, y
exteriormente por la palabra predicada, y puesto que los llamados, interiormente responden por fe,
y exteriormente por la profesión de fe, ya que los que son llamados tienen el interior y el
hombre exterior, por lo tanto, la iglesia, en referencia a estas personas llamadas, se distingue
en la iglesia visible e invisible, desde el accidente externo subjunto - invisible,
como ella "cree de corazón para justicia", y visible, como "la confesión se hace con
su boca para salvación. "Y esta visibilidad o invisibilidad pertenece ni más ni menos
a toda la iglesia católica, que a cada iglesia en particular. VIII. Entonces, dado que la iglesia
es recogido de este mundo, "que yace en el maligno", ya menudo por ministros que,
al lado de la palabra de Dios, predique otra palabra, y puesto que esta iglesia se compone de hombres
ser engañados y caer, no, de hombres que han sido engañados y caídos, por lo tanto, el
La iglesia se distingue con respecto a la doctrina de la fe, en una ortodoxa y herética.
iglesia - con respecto al culto divino, en una iglesia idólatra, y en una que es una
adorador justo de Dios y de Cristo, y con respecto a la moral prescrita en el segundo
tabla de la ley, en una iglesia más pura o más impura. En todos estos, también se deben observar
los grados según los cuales una iglesia es más herética, idólatra e impura que
otro; sobre todas estas cosas debe formarse un juicio correcto de acuerdo con las Escrituras.
Así, de la misma manera, la palabra "católica" se usa con respecto a aquellas iglesias que ni trabajan
bajo ninguna herejía destructiva, ni son idólatras.

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DISPUTACIÓN LV SOBRE EL PODER DE LA IGLESIA PARA ENTREGAR DOCTRINAS

DISPUTACIÓN LV SOBRE EL PODER DE LA IGLESIA EN


ENTREGANDO DOCTRINAS

El poder de la iglesia se puede considerar de diversas maneras, de acuerdo con varios objetivos; paraca
se ocupa de la entrega de doctrinas, la promulgación de leyes, la convocatoria
de asambleas, el último nombramiento de ministros o, por, de jurisdicción. II. En la institucion
de doctrinas, o en la primera entrega de ellas, el poder de la iglesia es una mera nulidad,
si se la considera en general o según sus partes; porque ella es la esposa de cristo,
y, por tanto, está obligada a escuchar la voz de su marido. Ella no puede recetarse a sí misma
la regla de querer, creer, hacer y esperar. III. Pero todo su poder, concerniente
doctrinas, radica en la dispensación y administración de las que han sido entregadas
por Dios y Cristo - necesariamente anterior a la cual es la aceptación humilde y piadosa de
doctrinas divinas, cuya consecuencia es que conserva justamente el nombre que ha
una vez recibido. IV. Como la aceptación y la preservación de doctrinas pueden ser consideradas
considerado de acuerdo con las palabras, o de acuerdo con el sentido correcto, así,
de las doctrinas recibidas y conservadas deben distinguirse bien con respecto a la
palabras, o con respecto a su significado correcto. V. La entrega o tradición de doctrinas
segn las palabras, es cuando la iglesia declara o publica las mismas palabras que ella
ha recibido, (después de que Dios le haya entregado, ya sea por escrito o verbalmente,)
sin ninguna adición, disminución, cambio o transposición, ya sea de los repositorios
en la que ha ocultado los escritos divinos, o de su propia memoria, en la que ha
conservó cuidadosa y fielmente las cosas que han sido entregadas oralmente. Al mismo
tiempo, ella testifica solemnemente que esas mismas cosas que ha recibido de arriba son
[cuando se transmite a través de ella] puro y sin adulterar, (y está preparado incluso por la muerte
sí mismo para confirmar este su testimonio,) en cuanto a las variaciones de copias en los idiomas originales
permitir que un traductor a otros idiomas [testifique así]; sin embargo, no conciernen al
fundamento tanto como para poder producir dudas al respecto debido a estas
variaciones. VI. La entrega o tradición según el significado, es la explicación más amplia
ación y aplicación de las doctrinas propuestas y comprendidas en las palabras divinas,
en cuya explicación, la iglesia debe contenerse dentro de los términos de la misma palabra
que ha sido entregado, sin publicar ninguna interpretación particular de una doctrina o de un pasaje,
que no descansa sobre todo el fundamento, y que no puede probarse plenamente a partir de otros
pasajes. Esto lo evitará con la mayor diligencia si se adhiere tanto como sea posible a la expresión
de la palabra pronunciada, y si se abstiene, en la medida de sus posibilidades, del uso de
palabras o frases. VII. A esta facultad se anexa el derecho de examinar y constituir un
juicio sobre las doctrinas, en cuanto al tipo de espíritu con el que han sido propuestas; en esto,
También empleará la regla de la palabra que da evidencias seguras de que es divina, y
ha sido recibido como tal; y de hecho, emplearán la regla de esta palabra solamente, si ella

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DISPUTACIÓN LV SOBRE EL PODER DE LA IGLESIA PARA ENTREGAR DOCTRINAS

desear instituir un examen adecuado y formarse un juicio correcto. Pero si ella


Emplee cualquier escrito humano, como regla o guía, la luz de la mañana no brillará.
sobre ella, y, por tanto, andará a tientas en la oscuridad. VIII. Pero la iglesia debería ser
protegido contra tres cosas: (1.) No ocultar a nadie las palabras que han sido divinamente
entregados a ella, o para impedir que cualquier hombre los lea o medite en ellos. (2.)
Cuando, por ciertas razones, declara doctrinas divinas con sus propias palabras, no para obligar
cualquiera para recibirlos o aprobarlos, excepto en esta condición, en la medida en que sean. Consentimiento
eous con el significado comprendido en las palabras divinas. (3.) Y no prohibir ninguna
hombre que desea examinar, de manera legítima, las doctrinas propuestas en el
palabras de la iglesia. Cualquiera de estas cosas que haga, no puede, en ese caso, evadir
la acusación criminal de haber arrogado un poder y de abusar de él más allá de toda ley,
derecho y equidad. COROLARIO Es una de las fabulosas historias de los papistas que el Santo
El Espíritu asiste a la iglesia de tal manera, en la formación de su juicio sobre la auténtica
Escrituras, y en la interpretación correcta de los significados divinos, que ella no puede errar.
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DISPUTACIÓN LVI SOBRE EL PODER DE LA IGLESIA PARA APLICAR LEYES

DISPUTACIÓN LVI SOBRE EL PODER DE LA IGLESIA EN


APROBAR LEYES

Las leyes que pueden ser prescritas a la iglesia, o que pueden considerar
prescrito, son de dos clases, que se distinguen entre sí por una notable diferencia
y por una doctrina notable - según la materia, es decir, los actos que se prescriben
- según el fin para el que se prescriben y, por último, según
la fuerza y necesidad de la obligación. 2. (1.) Porque algunas leyes se utilizan a la esencia misma de la or-
Derivar la vida según la piedad y el cristianismo, y los actos necesarios de fe, esperanza
y caridad; y estos pueden ser llamados las leyes necesarias y primarias o principales, y son
como las leyes fundamentales del reino de Dios mismo. (2.) Pero otros de ellos tienen respeto
a ciertos actos secundarios y sustitutivos, y las circunstancias de los actos principales, todos
lo que conduce a la más cómoda y fácil observación de esos primeros actos. En este
cuenta que merecen ser llamadas leyes positivas y concomitantes. III. 1. La iglesia tampoco tiene
un derecho, ni está obligado por ninguna necesidad, a promulgar las leyes necesarias, y aquellas que deben ser
se referidos a los actos de fe misma, de esperanza y de caridad. Porque esto pertenece más propiamente a Dios
y Cristo; y ha sido tan plenamente ejercido por Cristo, que nada puede pertenecer
a los actos de fe, esperanza y caridad, que no ha sido prescrito por él de una manera
más copioso. IV. Por lo tanto, todo el poder de la iglesia está puesto en promulgar leyes de
el segundo tipo; sobre la elaboración y la observación de la cual ahora debemos hacer algunas observaciones
variaciones. V.Al prescribir leyes de este tipo, la iglesia debe volver los ojos y mantener
ellos fijados, en los siguientes detalles: Primero. Que los actos que ella ordenará o
Prohibido ser de tipo medio o indiferente, y en su propia naturaleza ni buenos ni malos;
y, sin embargo, que pueden ser útiles, para la cómoda observancia de los actos [divinamente] pre
escrito, según las circunstancias de las personas, tiempos y lugares. VI. En segundo lugar. Que leyes
de esta descripción no sean adversas a la palabra de Dios, sino que más bien sean conformes
a ella, ya sea que se deduzcan de aquellas cosas que, de manera general, están prescritas
en la palabra de Dios, según las circunstancias ya enumeradas, o si
ser considerado como un medio adecuado para ejecutar aquellas cosas que han sido prescritas en
la palabra de Dios. VII. En tercer lugar. Que estas leyes se refieran principalmente al buen orden y
la administración decorosa de la política exterior de la iglesia. Porque Dios no es el autor
de confusión; pero es a la vez autor y amante del orden; y el respeto está en cada lugar
pagar al decoro, pero principalmente en la iglesia, que es "la casa de Dios", y en la que
es sumamente impropio tener algo, o hacer algo, que sea indecoroso
o fuera de servicio. VIII. Por cuartos. Que ella no asuma la autoridad de obligar,
por sus leyes, las conciencias de los hombres a los actos prescritos por ella misma; porque ella así invadirá
el derecho de Cristo, al prescribir cosas necesarias, e infringirá la libertad cristiana, que
debe estar libre de trampas de esta descripción. IX. En quinto lugar. Que, por cualquier hecho,

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DISPUTACIÓN LVI SOBRE EL PODER DE LA IGLESIA PARA APLICAR LEYES

por una simple promesa o por un juramento, ya sea verbalmente o por la suscripción de la mano, ella hace
no quitarle el poder de abrogar, agrandar, disminuir o cambiar
las leyes mismas. No sería una labor inútil si la iglesia entrara en su protesta,
al final de las leyes, sobre la duración perpetua de este su poder, en una cláusula adjunta,
como el que suele emplear el magistrado civil en las leyes políticas positivas. X. Pero con
respecto a la observancia de estas leyes; como ya están promulgados, todos y cada uno de esos
los que están en la iglesia están sujetos a ellos hasta ahora, que no es lícito transgredirlos
por desprecio y escándalo ajeno; y la iglesia misma no estimará el
observancia de ellos a un valor tan bajo como para permitir que sean violados por desprecio
y al escándalo ajeno; pero ella marcará, amonestará, reprenderá y culpará a tales transgresores
agresores, como comportarse de una manera desordenada e indecorosa, y ella en-
devorar para traerlos de vuelta a una mente mejor. COROLARIO ¿No es útil para el propósito
de dar testimonio del poder y la libertad de la iglesia, ocasionalmente para hacer algunos
cambio en las leyes eclesiásticas, no sea que su observancia sea perpetua, y sin
cualquier cambio, ¿debería producir una opinión de la [absoluta] necesidad de que sean observados?
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DISPUTACIÓN LVII SOBRE EL PODER DE LA IGLESIA EN LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA,


O ...

DISPUTACIÓN LVII SOBRE EL PODER DE LA IGLESIA EN


ADMINISTRA LA JUSTICIA, O SOBRE EL ECLESIÁSTICO
DISCIPLINA

Como ninguna sociedad, por bien constituida y provista de buenas leyes, puede mantener
juntos a menos que los que pertenecen a él estén restringidos dentro de su deber por un cierto método
jurisdicción o disciplina, o estar obligado a cumplir con su deber, por lo que, en el
iglesia, que es la casa, la ciudad y el reino de Dios, disciplina del mismo tipo
debe florecer y ejercitarse. II. Pero es correcto que esta disciplina se adapte a
la vida espiritual, y no a la natural; y que sea útil para edificar,
confirmando, ampliando y adornando la iglesia como tal, y para dirigir las conciencias,
sin [emplear] ninguna fuerza dañina en ninguna parte del cuerpo o de la sustancia, y para
la condición de la vida animal; a menos que, tal vez, sea el agrado del magistrado, en virtud
del poder otorgado por Dios, para forzar al ofensor al arrepentimiento por algún otro
método. Sin embargo, no prejuzgamos tal procedimiento. III. Pero la disciplina eclesiástica
es un acto de la iglesia, por el cual, de acuerdo con el poder instituido por Dios y Cristo, y
le fue otorgada, y para ser empleada a través de la conciencia del cargo impuesto, ella
reprende a todos y cada uno de los que pertenecen a la iglesia, si han caído al descubierto
pecado, y les exhorta a que se arrepientan; o, si perseveran pertinazmente en sus pecados, ella
los excomulga, en beneficio de toda la iglesia, la salvación del mismo pecador,
para beneficio de los que están afuera, y para gloria de Dios mismo y de Cristo. IV. los
objeto de esta disciplina son todos y cada uno de los que, habiendo sido injertados en la iglesia
por el bautismo, son capaces de esta disciplina para la corrección de sí mismos. La causa o
condición formal por la que se debe ejercer disciplina sobre ellos es, los delitos cometidos por
ellos, si se refieren a la doctrina de la fe, y son herejías perniciosas y destructivas,
o si tienen respeto a la moral y al resto de los actos de la vida cristiana. V.
Pero es requisito que estos pecados sean externos y manifiestos, es decir, conocidos y correctamente.
conocido, a aquellos por quienes se administrará la disciplina; y que sea evidente, que
son pecados de acuerdo con las leyes impuestas por Cristo a la iglesia, y que han actuado
comprometido. Porque sólo Dios juzga los pecados internos. VI. Deja que la forma de
administrar las leyes sea con toda amabilidad y discreción, también con celo, y ocasionalmente
con severidad y cierto grado de rigor, si la ocasión lo requiere. Pero la intencion
es, la salvación del que ha pecado, y la de todo el cuerpo de la iglesia, al
gloria de Dios y de Cristo. VII. La ejecución de esta disciplina radica tanto en amonestación
y en el castigo o el castigo, o en la censura, que se transmite sólo en palabras, a través de
reprensión, exhortación y comunicación, o que se da por la privación de algún
de aquellas cosas que exteriormente pertenecen a la comunión de los santos, y al edificio salvífico
ficación o edificación de cada creyente en el cuerpo de Cristo. VIII. Las amonestaciones se acompañan

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DISPUTACIÓN LVII SOBRE EL PODER DE LA IGLESIA EN LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA,


O ...

En primer lugar, a las personas que han pecado, en las que debe observarse la diferencia
de edad, sexo y condición, con toda prudencia y discreción. En segundo lugar. Están acomodados
a los pecados que se han cometido; porque algunos son más penosos que otros. En tercer lugar.
Al modo en que se han perpetrado los pecados, modo que se incluye ahora en nuestro
consideración. IX. Porque algunos pecados son clandestinos, otros son públicos, ya sean delitos
sólo contra Dios, o si tienen, en unión con tal ofensa, daño a un hombre
vecino. Según este último respecto, se denomina "pecado privado", es decir, una ofensa.
cometido por un particular contra otro, tal como lo insinúa la palabra de
Cristo, en Matt. xviii. 7-18, en cuyo pasaje también se prescribe el modo de reprobar
una ofensa. X. Pecado clandestino es aquel que se comete en secreto, y con la comisión
del cual muy pocas personas conocen; a esto pertenece una reprensión secreta, para ser infligido
por aquellos que lo conocen. Uno de los principales ministros de la iglesia, sin embargo,
podrá impartir autoridad a la reprensión; sin embargo, no puede, de ninguna manera, referirse a su
colegas; pero será su deber entregar esta reprensión en secreto. XI. Un pecado público es que
que se comete cuando varias personas lo conozcan. Permitimos que se convierta en un
tema de discusión, si un pecado debe recibir el apelativo de uno público, cuando
se ha cometido en secreto, pero se ha dado a conocer a muchas personas, ya sea a través del
culpa de quien lo perpetró, o por el oficio de quienes lo divulgaron sin
necesidad. XII. Pero todavía hay alguna diferencia en los pecados públicos; porque son conocidos por
alguna parte de la iglesia, o la totalidad, o casi toda ella; de acuerdo con esta diferencia
Por lo tanto, la amonestación debe ser variada. Si el pecado fuera conocido por parte del
iglesia, es suficiente que el pecador sea amonestado y reprendido ante el consistorio,
o en presencia de más personas de las que había sido conocido. Si es conocido por todos
iglesia, el pecador debe ser reprendido ante todos los miembros; para esta práctica conduce
tanto para vergüenza del que ha pecado, como para disuadir a otros de pecar conforme a su ejemplo.
Sin embargo, se puede tener alguna consideración para la vergüenza de cualquier infractor, y un grado de
mostrar moderación; es decir, si no está profundamente versado en prácticas pecaminosas, pero si un pecado ha
lo tomó por sorpresa, o "es sorprendido por una falta". XIII. Como esta reprensión tiene la tendencia
para inducir al ofensor a desistir de pecar, si este fin no se obtiene por la primera amonestación
ition, es necesario repetirlo ocasionalmente, hasta que el pecador quede corregido, o haga una
declaración abierta de su contumacia. Pero existe alguna diferencia de opinión sobre este punto.
entre los teólogos: "¿Es útil castigar a un ofensor cuando, después de haber
esperanzas de enmienda, no las cumple según el juicio y el
deseos de la iglesia? "Pero no parece posible determinar esto tanto por
reglas, como dejar el asunto a discreción de los gobernadores de la iglesia. XIV. Pero si
el ofensor desprecia todas las amonestaciones, y persevera contumamente en sus pecados, después de la
la iglesia ha ejercido la paciencia necesaria hacia él, debe proceder al castigo;
que es la excomunión, es decir, la exclusión del contumaz del santo

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DISPUTACIÓN LVII SOBRE EL PODER DE LA IGLESIA EN LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA,


O ...

comunión e incluso de la propia iglesia. Esta exclusión pública irá acompañada


evitando toda relación sexual y familiaridad con la persona excomulgada, a [la
Cumplimiento de] lo cual, cada miembro de la iglesia debe prestar atención en la medida de lo permitido.
por los deberes relativos necesarios que todos los miembros le deben según su
vocación general, o algunos de ellos adeudan según su obligación particular. [Para un tema
no está libre de su obligación para con su príncipe, a causa de la excomunión de
el príncipe; ni, en tales circunstancias, la esposa es liberada del deber que está obligada
actuar con su marido; ni los niños son liberados de su deber para con sus padres; y así en
otros casos similares.] XV. Algunas personas suponen que esta excomunión es únicamente
del privilegio de celebrar la Cena del Señor. Otros suponen que es de dos clases,
el menor y el mayor - el menor es una exclusión parcial de la asistencia en algunos de los
oficios sagrados de la iglesia - el mayor, una exclusión de todos ellos juntos, y totalmente
de la comunión de los creyentes. Pero otros, rechazando la excomunión menor, accedieron
conocimiento no otro que el mayor; porque les parece que no hay causa por la cual
un pecador contumaz debe ser rechazado de esta comunión más que de eso,
ya que se ha hecho indigno de obtener un lugar en la iglesia y la asamblea
de los santos. No interponemos nuestra opinión; pero dejamos este asunto para que lo discuta el
juicio de hombres sabios y piadosos, que de común acuerdo se puede concluir de
las Escrituras lo que más les agrada y mejor se adapta a la edificación de la iglesia.
COROLARIOS Debe evitarse la excomunión cuando exista un temor manifiesto de cisma.
"¿No debería hacerse esto también, cuando existe el temor de que pueda producirse persecución en
relato de la excomunión? "Pensamos, que, en este caso, igualmente, la excomunión
debería ser evitado.

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DISPUTACIÓN LVIII SOBRE CONSEJOS

DISPUTACIÓN LVIII SOBRE CONSEJOS

Un concilio eclesiástico es una asamblea de hombres reunidos en el nombre de Dios,


consultar y definir o decidir, según la palabra de Dios, sobre aquellas cosas que
pertenecen a la religión y al bien de la iglesia, para la gloria de Dios y la salvación del
Iglesia. II. El poder de nombrar una asamblea de este tipo reside en la iglesia misma.
Si está bajo el dominio de un magistrado cristiano, que hace una profesión religiosa abierta,
o quién lo tolera públicamente, entonces transferimos este poder a tal magistrado, sin cuyo
convocatoria, aquellas personas que protestaron ante la iglesia por la nulidad de la
El concilio de Trento ha sostenido que un concilio es ilegítimo. Pero si el magistrado tampoco
un creyente, ni tolera públicamente la religión, pero es un enemigo y un perseguidor, entonces aquellos que
presidir en la iglesia desempeñará ese cargo. III. Se brindará una ocasión para convocar
una asamblea de este tipo, ya sea por algunos hombres malvados que son una molestia para la iglesia,
ya sea en la iglesia o fuera de ella, o incluso en la constitución perpetua de la iglesia
mientras ella continúa en la tierra. Porque como ella es propensa al error, la corrupción y la deserción
de la verdad de la doctrina, de la pureza del culto divino, de la probidad moral y de
Concordia cristiana, a herejías, idolatría, corrupción de modales y cismas, es útil para
que se instituyan asambleas de este tipo. Sin embargo, pueden instituirse, no sólo para corregir cualquier
corrupción si manifiestamente parece que ha entrado, pero también para preguntar si
algo por el estilo no ha entrado; porque el enemigo siembra cizaña mientras los hombres duermen,
a quien se confía la custodia segura del campo del Señor. IV. Decimos que esto es una asamblea
de hombres; porque, "Que una mujer. guarde silencio en la iglesia, a menos que tenga un extraordinario y
llamado divino; y decimos, estos hombres deben distinguirse por las siguientes marcas: Primero.
Que sean poderosos en las Escrituras y ejerciten sus sentidos en ellas. En segundo lugar.
Que sean piadosos, graves, prudentes, moderados y amantes de la verdad divina y de la paz.
de la Iglesia. En tercer lugar. Que sean libres y no estén atados a ninguna persona, iglesia o confesión
escrito por hombres, pero solo para Dios y Cristo, y para su palabra. V. Son hombres, ya sea de
el eclesiástico o de la clase política - en primer lugar, el mismo magistrado supremo,
y aquellas personas que desempeñen algún cargo público en la Iglesia y la República. Luego,
también, los particulares, incluso aquellas personas no excluidas que mantienen alguna otra
[doctrina] que la que es la opinión corriente, siempre que se les proporcione el
dotaciones que él describe. (Tesis 4.) Y opinamos que tales personas pueden
pronunciar no sólo una sentencia deliberativa sino también decisiva. VI. El objeto sobre el cual
el consejo se comprometerá es, las cosas que pertenecen a la religión y al bien de la
iglesia como tal. Estos se componen bajo dos encabezados principales: el primario, que comprende
la doctrina, en sí misma, de la fe, la esperanza y la caridad, y la secundaria, el orden y la política de
la Iglesia. VII. La regla según la cual debe instituirse la deliberación y la decisión
debe formarse, es esa única y única: la palabra de Dios, que tiene el dominio absoluto

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DISPUTACIÓN LVIII SOBRE CONSEJOS

en la iglesia. Pero en las cosas que pertenecen al buen orden y eutaxian la disciplina de
iglesia, se permite que los miembros consideren atentamente el estado actual de la
mancomunidad y de la iglesia, y ejercer la deliberación y tomar decisiones de acuerdo con
a las circunstancias de los lugares, tiempos y personas, siempre que se proteja una cosa contra:
para determinar nada contrario a la palabra de Dios. VIII. Pero, porque todas las cosas en asambleas
de este tipo debe hacerse en orden, es requisito que alguien presida todo el
Consejo. Si el magistrado jefe está presente, este cargo le pertenece; pero el puede devolver esto
acusar a otra persona, ya sea eclesiástico o laico; no, puede cometer esto
asunto del propio consejo, siempre que se encargue de que todos y cada uno de los miembros
forzado dentro de los límites de su deber, no sea que sus juicios se concluyan en un tumultuoso
conducta. Pero es útil que se nombre algún obispo, que pueda desempeñar los oficios de
oración y acción de gracias, puede proponer que se tramite el negocio, y puede preguntar y
recoger las opiniones y votos; de hecho, hasta ahora, él, como eclesiástico, es el más adecuado para
Cumpliendo con estos deberes. IX. Se debe designar un lugar para reuniones de este tipo, que
puede ser más cómodo para todos los que vendrán al sínodo, a menos que sea el placer
del magistrado jefe para elegir el lugar que le resulte más conveniente. Eso
debe ser un lugar a salvo de emboscadas o sorpresas hostiles; y un salvoconducto es necesario
para todas las personas, para que lleguen y vuelvan a partir, sin perjuicio personal, hasta donde
es permitido por la misma ley de Dios, contra la cual la autoridad de ningún concilio, sin embargo
grande, es de la menor utilidad. X. La autoridad de los consejos no es absoluta, sino que depende de la
autoridad de Dios; por esta razón, nadie está simplemente obligado a asentir a aquellas cosas que
han sido decretados en consejo, a menos que estén presentes, como miembros, aquellas personas que no pueden
err, y que tienen las indudables marcas y testimonios del Espíritu Santo sobre este hecho. Pero
Todo el mundo puede, no, está obligado a examinar, por la palabra de Dios, las cosas que han
concluido en el consejo; y si encuentra que están de acuerdo con la palabra divina, entonces
él puede aprobarlos; pero si no es así, entonces puede expresar su desaprobación. Todavía
debe tener cuidado de no rechazar fácilmente lo que ha sido determinado por la unanimidad
consentimiento de tantos hombres piadosos y eruditos; pero debe considerar diligentemente si
tiene las Escrituras pronunciando a su favor con suficiente claridad; y cuando este es el
caso, puede ceder su asentimiento, en el Señor, a su acuerdo unánime. XI. La necesidad
de concilios no es absoluto, porque la iglesia puede ser instruida respetando las cosas necesarias
sin ellos. Sin embargo, su utilidad es muy grande si, instituidos en el nombre del Señor,
examinar todas las cosas de acuerdo con su palabra, y nombrar lo que, de común acuerdo,
de acuerdo con esa regla, los miembros han considerado conveniente pronunciarse como su decisión. Por,
como muchos ojos ven más de un ojo, y como el Señor está acostumbrado a escuchar las oraciones
de un número que está de acuerdo entre ellos en la tierra, es más probable que el
la verdad será descubierta y confirmada a partir de las Escrituras por algún consejo que
muchos hombres eruditos y piadosos, que por los esfuerzos de un solo individuo que

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DISPUTACIÓN LVIII SOBRE CONSEJOS

mismo negocio en privado por sí mismo. A partir de estas premisas decimos también que la autoridad de
cualquier consejo es mayor que el de cualquier hombre que esté presente en tal consejo, incluso el de la
Romano Pontífice, a quien no atribuimos otro derecho en ningún concilio, que el que le damos
a cualquier obispo, incluso en el momento en que desempeñaba con fidelidad los deberes de un verdadero obispo.
Hasta ahora, ¿no estamos dispuestos a creer que ningún consejo puede ser convocado y celebrado sin su
mando, presidencia y dirección. XIII. Ningún consejo puede prescribir a sus sucesores que
no pueden volver a deliberar sobre lo que se ha negociado y determinado en
concilios precedentes; porque el tema de la religión no entra dentro de la denominación
de una cosa que se prejuzga; ni ningún consejo puede obligarse, mediante juramento, a la observancia
de cualquier otra palabra que no sea la de Dios; mucho menos puede hacer leyes positivas, a las que puede
vincularse a sí mismo, oa cualquier hombre, mediante un juramento. XIV. También es admisible para una posterior ecuménica o
consejo general para poner en duda lo que había sido decretado por un consejo general anterior,
porque es posible que incluso los consejos generales se equivoquen; ni se sigue de estos
premisas de que la iglesia católica yerra; es decir, que todos los fieles yerran universalmente.
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DISPUTACIÓN LIX SOBRE LAS MINISTRACIONES ECLESIÁSTICAS DEL NUEVO


TESTAMENTO…

DISPUTACIÓN LIX SOBRE LO ECLESIÁSTICO


MINISTRACIONES DEL NUEVO TESTAMENTO Y DEL
VOCACIÓN A ELLOS

Por la palabra "ministerio", designamos una oficina o deber público auxiliar, subordinado a un
superior, quien, en este caso, es Dios y Cristo como es el Señor y Cabeza de la iglesia.
Recibe la denominación de "eclesiástico" por su objeto, que es la iglesia; y nosotros
distinguirlo de un ministerio político, que se ejercita en los asuntos civiles de la
monwealth. II. Pero es el deber público que Dios ha encomendado a ciertos hombres, recolectar
una iglesia, para atenderla cuando se reúna, y llevarla a Cristo, su Cabeza, ya través de él
a Dios, que [los miembros de] pueden alcanzar una vida de felicidad, para la gloria de Dios y
Cristo. III. Pero como iglesia se compone de hombres que viven una vida natural y están llamados a vivir mientras
en el cuerpo, una vida espiritual, que es superior y debe ser como el fin del otro, hay
Es un oficio doble que se debe realizar en la iglesia de acuerdo con las exigencias de ambos
natural y de la vida espiritual: El primero es lo que es propiamente, per se, e inmediatamente
ocupado por la vida espiritual, su comienzo, progreso y confirmación; el segundo
es aquello por lo que se sustenta la vida natural y, por tanto, pertenece, sólo por accidente y
mediatamente, a la iglesia. La Primera es siempre necesaria per se. El segundo no es necesario
[en la iglesia] excepto por hipótesis; porque hay quienes necesitan un mantenimiento de
otros, y no lo obtienen a través de algún orden establecido en la comunidad, en
cuyo caso, siempre debería durar; pero donde se establece tal orden, es innecesario-
sary. Sobre el primero de estos estamos tratando ahora; sobre esto último no tenemos más comentarios
para hacer. IV. El oficio acomodado a la vida espiritual, consta de estos tres actos:
Primero está la enseñanza de la verdad que es conforme a la piedad; el segundo es la intercesión
ante Dios; el tercero es el régimen o gobierno acomodado a esta institución o
enseñando. V.Institución o docencia consiste en proponer, explicar y confirmar
de la verdad, que contiene las cosas que se deben creer, esperar y realizar,
en la refutación de la falsedad, en la exhortación, la reprensión, el consuelo y la amenaza,
todo lo cual se cumple por la palabra tanto de la ley como del evangelio. A esta función,
agregamos la administración de los sacramentos, que sirven para el mismo propósito. VI. Enterrar-
La cesión consiste en oraciones y acciones de gracias ofrecidas a Dios por la iglesia y cada una de sus
miembros, por Cristo nuestro único abogado e intercesor. VII. El gobierno de la
iglesia se utiliza para este fin, que, en toda la iglesia, todas las cosas se pueden hacer decentemente, en
orden y edificación; y que cada uno de sus miembros pueda mantenerse en su deber, el
los holgazanes pueden ser incitados, los débiles confirmados, los que se han apartado del camino
devueltos, castigados los contumaces y recibidos los penitentes. VIII. Estas oficinas
no siempre se imponen de la misma manera, ni se administran por los mismos métodos. Por lo
el comienzo de la iglesia cristiana naciente, se impusieron a algunos hombres inmediatamente

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DISPUTACIÓN LIX SOBRE LAS MINISTRACIONES ECLESIÁSTICAS DEL NUEVO


TESTAMENTO…

diariamente por Dios y Cristo, y fueron administrados por aquellos a quienes han sido
impuesta, sin vincularlos a ciertas iglesias; por eso, también, los apóstoles fueron llamados
"ministros", como embajadores de Cristo para toda criatura en todo el mundo. UN
fueron añadidos los evangelistas, como colaboradores. Posteriormente [las mismas oficinas fueron
impuesto] inmediatamente a los que fueron llamados pastores y maestros, obispos y sacerdotes,
y quienes fueron colocados sobre ciertas iglesias. El primero de estos [los apóstoles y evangelistas]
continue solo por una temporada y no tuvo sucesores. Los últimos [pastores, etc.] permanecerán en
sucesión perpetua hasta el fin del mundo, aunque no lo negamos, cuando una iglesia
es el primero en ser recogido para cualquiera, un hombre puede recorrer toda la tierra en la enseñanza. IX. Estas
los despachos están ordenados de tal manera que una persona pueda desempeñarlos todos al mismo tiempo; aunque,
Si la utilidad de la iglesia y la diversidad de dones así lo requiere, pueden distribuirse de diversas maneras.
uted entre diferentes hombres. X. La vocación a tales oficios eclesiásticos es inmediata
o mediar. Vocación inmediata de la que ahora no hablaremos. Pero lo que es mediato es divino
acto, administrado por Dios y Cristo a través de la Iglesia, por el cual se consagra a sí mismo
un hombre separado de las ocupaciones de la vida natural y de las que son comunes,
y lo traslada a los deberes del oficio pastoral, para la salvación de los hombres y de los suyos.
gloria. En esta vocación, debemos considerar la vocación misma, su eficacia y su objeto.
XI. El acto de vocación consiste en examen, elección y confirmación previos. (1.)
El examen es una investigación y un juicio diligentes, si la persona de quien se ocupa
estar bien preparado para cumplir con los deberes de la oficina. Esta aptitud consiste en el conocimiento
y aprobación de las cosas verdaderas y necesarias, en probidad de vida, y una facilidad de comunicación
a los demás aquellas cosas que él mismo conoce (cuya facilidad contiene el lenguaje y la libertad
al hablar,) en la prudencia, la moderación de la mente, la paciente perseverancia de los trabajos, las enfermedades,
lesiones, etc. XII. Elección, o elección, es la ordenación de una persona que es legítimamente ex-
aminado y encontrado bueno y adecuado, por lo que se le impone el cargo de ser destituido.
A esto, no es raro agregar alguna inauguración pública, mediante oraciones y la imposición de
manos, y también por ayuno previo y es como una admisión a la administración de la
oficina en sí, que se denomina exclusivamente "confirmación". XIII. El principal eficiente
es Dios y Cristo, y el Espíritu de ambos como conducción de la causa de Cristo en la iglesia,
de cuya causa depende toda la autoridad de la vocación. El administrador es la iglesia
sí mismo, en el que contamos al magistrado cristiano, maestros, con el resto de los presbíteros,
y la gente misma. Pero en aquellos lugares en los que no residen ningún magistrado que esté dispuesto
para atender este asunto, allí, obispos o presbíteros, con el pueblo, pueden y deben
realizar este negocio. XIV. El objeto es la persona a ser llamada, en quien se requiere, para
por el bien de la Iglesia, esa aptitud o idoneidad de la que ya hemos hablado,
y por ello, el testimonio de una buena conciencia, por la que aprueba modestamente
el juicio de la iglesia, y es consciente de que entra en este oficio en el
sincero temor de Dios, y con un intenso deseo sólo de edificar la iglesia. XV. Lo esencial

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DISPUTACIÓN LIX SOBRE LAS MINISTRACIONES ECLESIÁSTICAS DEL NUEVO


TESTAMENTO…

forma de la vocación es que todas las cosas se pueden hacer de acuerdo con la regla prescrita en el
Palabra de dios. Lo accidental es que todos pueden hacerse de manera decente y adecuada, de acuerdo con
a las relaciones particulares de personas, lugares, tiempos y otras circunstancias. XVI.
Dondequiera que se observe todas estas condiciones, la llamada es legítima, y en todos
reciente; pero si alguien es deficiente, el acto de la vocación es imperfecto; sin embargo, la llamada es para
ser considerado ratificado y firme, mientras que la vocación de Dios está unida por algunos
testimonio de ella que, por ser variada, no podemos definir COROLARIO Las vocaciones
o los llamamientos en la iglesia papal no han sido nulos, aunque contaminados e imperfectos; y
los primeros reformadores tuvieron una llamada ordinaria y mediadora.

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DISPUTACIÓN LX SOBRE SACRAMENTOS EN GENERAL

DISPUTACIÓN LX SOBRE SACRAMENTOS EN GENERAL


Hasta ahora hemos tratado sobre la iglesia, su poder y el ministerio de la palabra; eso
De ello se deduce que ahora discutimos los signos o marcas que Dios añade a su palabra, y por
que sella y confirma la fe que se ha producido en la mente de su pacto
personas. Porque estos signos se denominan "exclusivos sacramentos", un término, de hecho, que no es
empleado en las Escrituras, pero que, relato del acuerdo al respecto en la iglesia,
no debe ser rechazado. I. Pero esta palabra, "sacramento", se transfiere del uso militar a ese
de cosas sagradas; porque, como los soldados se dedicaban a su general por un juramento, como por un solemne
atestación, así, de la misma manera, aquellos en el pacto están vinculados a Cristo por la recepción de estos
signos, como por juramento público. Pero debido a que la misma palabra se toma en una aceptación relativa,
(y esto propiamente para un signo, o por metonimia para la cosa significada) o en un absoluto
aceptación, (y esto por sinécdoque para ambos) trataremos sobre su significado propio.
II. Un sacramento, por tanto, es un signo o señal y sello sagrado y visible instituido por Dios,
por el cual ratifica a su pueblo del pacto la misericordiosa promesa propuesta en su palabra, y
los une, por otro lado, al cumplimiento de su deber. Por tanto, ninguna otra
Estas señales nos proponen promesas que las que se manifiestan en la palabra.
III. Lo llamamos "una señal o señal y un sello, ambos del uso de las Escrituras en Génesis xvii. 11,
y Rom. iv. 11,y de la naturaleza de la cosa en sí, porque estas señales, además de la
apariencia externa que presentan a nuestros sentidos, hacen que algo más le ocurra al
pensamientos. Tampoco son solo tokens desnudos significativos, sino sellos y promesas, que control
no sólo la mente, sino también el corazón mismo. IV. Lo llamamos "sagrado" en un doble sentido:
(1.) Porque ha sido dado por Dios; y (2.) Porque se le da para un uso sagrado. Lo llamamos
"visible", porque tiene la naturaleza de un signo que sea perceptible para los sentidos; por eso que
no es tal, no puede llamarse signo. V. El autor de estos signos es Dios, quien es el único
Señor y legislador de la Iglesia, y cuya competencia es dictar leyes, hacer promesas,
y sellarlos con aquellas señales que le hayan parecido bien; sin embargo, son tan ac-
acomodado a la gracia de ser sellado, como, por cierta analogía, para ser significativo de ella.
Por tanto, no son signos naturales que, por su propia naturaleza, significan todo aquello de lo que
son importantes; pero son signos voluntarios, cuyo significado entero depende
por voluntad u opción de quien las instituye. VI. La materia es el propio elemento externo
creado por Dios, y, por tanto, sujeto a su poder, y adaptado para sellar lo que,
según su sabiduría, Dios quiere ser sellado por ella. VII. Como forma interna del sacramento
El ment es ek twn prov ti de las cosas a su relacin, consiste en relacin, y es lo adecuado
analogía y semejanza entre el signo y la cosa significada que se refiere tanto a
la representación, y al sellado o testimonio, y la exhibición de la cosa significada
por la autoridad y la voluntad de quien lo instituye. De esta analogía más cercana de
el signo con la cosa significada, varias expresiones figurativas se emplean en las Escrituras

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DISPUTACIÓN LX SOBRE SACRAMENTOS EN GENERAL

y en los sacramentos: como, cuando el nombre de la cosa significada se atribuye al signo, así,
"Y mi pacto estará en vuestra carne"; ( Gen. xvii. 13; ) y, por el contrario, en 1
Corintios v. 7, "Cristo, nuestra pascua, es sacrificado por nosotros". O, cuando la propiedad del
La cosa se atribuye al letrero, como "Quien beba del agua que yo le daré,
nunca tener sed. "( Juan IV. 14. ) Y, por el contrario," Tomad, comed: esto es mi cuerpo "( Mateo xxvi.
26.) VIII. El fin de los sacramentos es doble, próximo y remoto. El final próximo es
el sellamiento de la promesa hecha en el pacto. El extremo remoto es, (1.) la confirmación
de la fe de aquellos que están en el pacto, y por consecuencia la salvación de la iglesia
que consiste en esos miembros convenidos; y (2.) la gloria de Dios. IX. Aquellos para quienes
Los sacramentos han sido instituidos por Dios, y por quiénes deben ser usados, son aquellos
con quienes Dios hizo pacto, todos ellos, y solo ellos. Para ellos el uso de
los sacramentos deben ser concedidos, siempre y cuando sean contados por Dios en el número de
los que están en pacto; aunque por sus pecados merecieron ser desechados y divorciados.
X. Pero estos sacramentos deben considerar según las diversas condiciones de los hombres; paraca
o han sido instituidos antes de la caída, y son del pacto de obras; o después
la caída, y son del pacto de gracia. Solo había un sacramento del pacto
de obras, y que el árbol de la vida. Los del pacto de gracia están en la medida en que
tener en cuenta el pacto prometido, y pertenecer a la iglesia mientras aún está en su infancia
y puesto bajo pedagogía [siendo la ley su maestro de escuela] como los de la circuncisión
y de la pascua; o en la medida en que ahora tienen en cuenta el pacto confirmado, y pertenecen
a la iglesia cristiana que es mayor de edad, como son los del bautismo y la cena del Señor.
Los puntos de acuerdo y diferencia entre cada uno de estos serán los más convenientemente
percibido en la discusión de cada uno. COROLARIO Aunque en algunas cosas, los sacrificios y
los sacramentos concuerdan entre sí, pero de ninguna manera deben confundirse; porque en muchos
Respecto a los segundos difieren de los primeros.

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DISPUTACIÓN LXI SOBRE LOS SACRAMENTOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO, EL ÁRBOL DE


VIDA,…

DISPUTACIÓN LXI SOBRE LOS SACRAMENTOS DE LOS ANTIGUOS


TESTAMENTO, EL ÁRBOL DE LA VIDA, LA CIRCUNCISIÓN Y EL
CORDERO PASCUAL

El árbol de la vida fue creado e instituido por Dios para este fin: ese hombre, siempre que
permaneció obediente a la ley divina, podía comer de su fruto, tanto para la conservación como para
continuación de esta vida natural contra todo defecto que pudiera ocurrirle a través de
edad, o cualquier otra causa, y para designar o señalar la promesa de una mejor y más
vida dichosa. Respondió al propósito anterior, como un elemento creado por Dios; y este último,
como sacramento instituido por Dios. Fue adaptado para lograr el primer propósito por el
fuerza natural y capacidad que le fue impartida; estaba preparado para este último, a causa de
de la semejanza y analogía que subsisten entre la vida natural y la espiritual. II. Circuncisión
es la señal del pacto en el que Dios entró con Abraham para sellar o presenciar la
promesa acerca de la simiente bendita que nacería de él, acerca de todas las naciones que
bendito en él, y por constituirlo en padre de muchas naciones y heredero de
el mundo por la justicia de la fe; y que Dios estaba dispuesto a ser su Dios y
el Dios de su simiente después de él. Este signo debe administrarse en ese miembro que es el
instrumento ordenado de generación en el sexo masculino, por una adecuada analogía entre el signo
y la cosa significada. III. Por ese signo todos los descendientes varones de Abraham, en
el mandato expreso de Dios, de ser marcado, al octavo día después de su nacimiento; y un
Se agregó amenazante, que suceda que el alma de aquel que no estaba circunscrito
cised en ese día debería ser cortado de su pueblo. IV. Pero aunque las mujeres no estaban circunscritas
en sus cuerpos, sin embargo, mientras tanto, eran partícipes del mismo pacto y
obligación, porque fueron contados entre los hombres, y fueron tratados por Dios como
circunciso. Por tanto, no era necesario que Dios instituyera ningún otro remedio
por quitar a las mujeres la corrupción nativa del pecado, como los papistas tienen la audacia
afirmar, más allá y en contra de las Escrituras. V. Y esta es la primera relación de circunstancias
cisión perteneciente a la promesa. La otra es que las personas circuncisas estaban obligadas a
la observancia de toda la ley, entregada por Dios, y especialmente de la ley ceremonial.
Porque estaba en el poder de Dios prescribir una ley a los que estaban en pacto con él.
a su gusto, y para sellar la obligación de su observancia mediante un signo del pacto como
había sido instituido y empleado previamente; y en este sentido la circuncisión pertenece a
el antiguo Testamento. VI. El cordero pascual era un sacramento, instituido por Dios para señalar
la liberación de Egipto, y para renovar el recuerdo de ella en un momento determinado en cada
año. VII. Además de este uso, servía típicamente para esbozar a Cristo, el verdadero Cordero, que era
para soportar y quitar los pecados del mundo; por lo que, además, se abrogó su uso
por los sufrimientos y [el sacrificio de Cristo en la cruz, en lo que se refiere a la derecha; pero fue
luego, de hecho y realidad, abrogado con la destrucción de la ciudad y el templo.

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DISPUTACIÓN LXI SOBRE LOS SACRAMENTOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO, EL ÁRBOL DE


VIDA,…

VIII. El sacramento del árbol de la vida fue incruento; en los otros dos, hubo
derramamiento de sangre - ambos adecuados a la diversidad del estado de que estaban en el pacto
con Dios. Porque el primero fue instituido antes de la entrada del pecado en el mundo; pero el
dos últimos, después de la entrada del pecado, el cual, según el decreto de Dios, no es expiado sino
por sangre; porque la paga del pecado es muerte, y la vida natural, según las Escrituras, ha
su asiento en la sangre. IX. El pasaje bajo la nube ya través del mar, el maná y el
el agua que brotaba de la roca, eran signos sacramentales; pero fueron extraordinarios,
y como una especie de preludio de los sacramentos del Nuevo Testamento, aunque de un significado
y el testimonio el ms oscuro, ya que las cosas significadas y presenciadas por ellos fueron
no declarado en palabras expresas. COROLARIOS I.Es probable que la iglesia, desde el
promesa primitiva y reparación después de la caída, hasta los tiempos de Abraham, tuvo su sacramento
menciones, aunque no se hace mención expresa de ellas en las Escrituras. II. Sería un acto
de demasiada osadía para afirmar eran esos sacramentos; sin embargo, si alguien dijera que
el primero de ellos fue la ofrenda del infante recién nacido ante el Señor, en el mismo día
día en que la madre se purificó de la maternidad, y que otro fue, el comer
de los sacrificios y el rociado de la sangre de las víctimas; su afirmación no sería del todo
desprovisto de probabilidad.
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DISPUTACIÓN LXII SOBRE LOS SACRAMENTOS DEL NUEVO TESTAMENTO EN GENERAL

DISPUTACIÓN LXII SOBRE LOS SACRAMENTOS DEL NUEVO


TESTAMENTO EN GENERAL

Los sacramentos del Nuevo Testamento son aquellos que han sido instituidos para dar
testimonio del pacto, o el Nuevo Testamento confirmado por la muerte y sangre de su
mediador y testador. II. Por tanto, era necesario que fueran los adecuados
dispuesto a dar significado y testimonio a la confirmación ya hecha; es decir, que ellos
debe declarar y testificar que la sangre ha sido derramada y que la muerte del mediador
había intervenido. III. Por tanto, no debe haber derramamiento de sangre en los sacramentos.
del Nuevo Testamento; ni deben consistir en algo como es o ha sido
participante de la vida que está en la sangre; porque como el pecado ya ha sido expiado, y la remisión
obtenido por completo a través de la sangre y la muerte del mediador, no más derramamiento de sangre
fue necesario. IV. Pero debían ser instituidos antes de la confirmación del nuevo pacto.
fue hecho por la sangre del mediador y la muerte del testador mismo; ambos porque
la institución y el sellado o! el testamento debe preceder incluso a la muerte del
ator; y porque el mismo mediador debe participar de estos sacramentos,
segregarlos en su propia persona, y sellar con más fuerza el pacto que está entre
nosotros y él. V.Pero como la comunión de un sacrificio para muerte, ofrecido por los pecados, se significa
y testificado por nada más apropiado que por el rociado de la sangre y el
comer del sacrificio mismo y beber de la sangre, (si en verdad fuera permitido
beber sangre), por lo tanto, igualmente, ningún signo era más apropiado que el agua, el pan y el vino,
ya que no se pudo rociar su propia sangre ni comer su cuerpo, y,
además, no debe beberse su sangre. VI. La virtud y eficacia de la
Los sacramentos del Nuevo Testamento no van más allá del acto de significar y testificar.
No puede existir ni imaginarse realmente ninguna exhibición de la cosa significada
ellos, excepto el que se completa con estos actos intermedios mismos. VII. Y por lo tanto,
los sacramentos del Nuevo Testamento no difieren de los usados en el Antiguo Testamento;
porque los primeros exhiben gracia, pero los segundos la tipifican o prefiguran. VIII. Los sacramentos
del Nuevo Testamento no tienen la proporción de sacramentos más allá de ese mismo uso por el bien de
que fueron instituidos, ni beneficiarios a quienes los usan sin fe y arrepentimiento.
ance; es decir, aquellas personas que son mayores de edad, y de quienes la fe y el arrepentimiento
quired. Respecto a los infantes, el juicio es diferente, a quienes les basta que sean
la descendencia de padres creyentes, para que sean contados en el pacto. IX. El saco
Se han instituido los vestigios del Nuevo Testamento para que duren hasta el fin de
hora; y permanecerán hasta el fin de todas las cosas. COROLARIO La diversidad de sectas en
la religión cristiana no excusa la omisión del uso de los sacramentos, aunque
la vehemencia de los líderes de cualquier secta puede proporcionar una causa legítima y suficiente a la

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DISPUTACIÓN LXII SOBRE LOS SACRAMENTOS DEL NUEVO TESTAMENTO EN GENERAL

que las personas se abstengan justamente y sin pecado del uso de los sacramentos de los que tales hombres
tienen que convertirse en partícipes con ellos.

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DISPUTACIÓN LXIII SOBRE BAUTISMO Y PEDO-BAUTISMO

DISPUTACIÓN LXIII SOBRE BAUTISMO Y PEDO-BAUTISMO

El bautismo es el sacramento inicial del Nuevo Testamento, por el cual el pueblo del pacto
de Dios son rociados con agua, por un ministro de la iglesia, en el nombre del Padre, de
el Hijo y del Espritu Santo - para significar y testificar la ablucin espiritual que se
afectado por la sangre y el Espíritu de Cristo. Por este sacramento, los que son bautizados en Dios
Padre, y son consagrados a su Hijo por el Espíritu Santo como un tesoro peculiar, pueden tener
comunión con ambos, y servir a Dios todos los días de su vida. II. El autor de la
institución es Dios Padre, en su Hijo, mediador del Nuevo Testamento, por la eterna
Espíritu de ambos. El primer administrador fue John; pero cristo fue el confirmador, tanto por
recibirlo de Juan, y luego administrarlo a través de sus discípulos. III. Pero como
El bautismo es doble con respecto al signo y la cosa significada: uno es agua,
el otro de sangre y del Espíritu: el primero externo, el segundo interno; entonces el asunto
y la forma también debe ser doble: lo externo y terrenal del bautismo externo, el
interno y celestial de lo interno. IV. El asunto del bautismo externo es elemental
agua mental, adecuada, según la naturaleza, para purificar lo inmundo. Por lo tanto, es
también apto para el servicio de Dios para tipificar y testimoniar la sangre y el Espíritu de Cristo;
y esta sangre y el Espíritu de Cristo es lo que se significa en el bautismo externo, y la
materia de lo interior. Pero la aplicación tanto de la sangre como del Espíritu de Cristo,
y el efecto de ambos, son lo que significa la aplicación de esta agua, y el efecto
de la aplicación. V.La forma de bautismo externo es aquella administración ordenada, según
a la institución de Dios, que consta de estas dos cosas: (1.) Que el que es bautizado,
ser rociado con esta agua. (2.) Que esta aspersión se haga en el nombre del Padre, de
el Hijo y del Espíritu Santo. Análogo a esto, es el rociado interior y la comunicación.
ación tanto de la sangre como del Espíritu de Cristo, que es hecha solo por Cristo, y que
puede llamarse "la forma interna del bautismo interno". VI. El fin principal del bautismo es,
para que sea confirmación y sellamiento de la comunicación de la gracia en Cristo, según
al nuevo pacto, en el que Dios Padre ha entrado con nosotros en ya causa de
Cristo. El fin secundario es que puede ser el símbolo de nuestra iniciación en lo visible.
iglesia, y una marca expresa de la obligación por el cual hemos estado ligados a Dios el
Padre, ya Cristo nuestro Señor. VII. El objeto de este bautismo no es real, sino personal;
es decir, todo el pueblo del pacto de Dios, ya sean adultos o infantes, siempre que
los bebés nacen de padres que están en el pacto, o si uno de sus padres es
entre el pueblo del pacto de Dios, tanto porque la ablución en la sangre de Cristo ha sido
prometido a ellos; y porque por el Espíritu de Cristo son injertados en el cuerpo de
Cristo. VIII. Como este bautismo es un sacramento iniciático, debe repetirse con frecuencia;
porque es un sacramento del Nuevo Testamento, no debe cambiarse, sino que continuará
hasta el fin del mundo; y porque es una señal que confirma la promesa y la sella, es

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DISPUTACIÓN LXIII SOBRE BAUTISMO Y PEDO-BAUTISMO


imprudentemente afirmó que, a través de ella, se confiere la gracia; es decir, mediante algún otro acto de conferir
que lo que se hace mediante la tipificación y el sellado: porque la gracia no puede ser inmediatamente
conferido por el agua.

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DISPUTACIÓN LXIV SOBRE LA CENA DEL SEÑOR

DISPUTACIÓN LXIV SOBRE LA CENA DEL SEÑOR

Como en la disputa anterior, hemos tratado del bautismo, sacramento de la iniciación,


de ello se deduce que ahora hablamos de la Cena del Señor, que es el sacramento de la confirmación.
II. Lo definimos así: La cena del Señor es un sacramento del Nuevo Testamento inmediatamente.
instituido por Cristo para el uso de la iglesia hasta el fin de los tiempos, en el cual, por el legítimo
distribución externa, toma y disfrute del pan y del vino, la muerte del Señor es una
sustantivo, y la recepción interior y el disfrute del cuerpo y la sangre de Cristo son sig-
nificado y esa unión o comunión más íntima y cercana, por la que estamos unidos a
Cristo, nuestra Cabeza, está sellado y confirmado a causa de la institución de Cristo, y la
relación analógica del signo con la cosa significada. Pero con esto, los creyentes profesan su
gratitud y obligación hacia Dios, comunión entre ellos y una marcada diferencia
de todas las demás personas. III. Constituimos a Cristo el autor de este sacramento; porque el solo
está constituida, por el Padre, Señor y Cabeza de la iglesia, que posee el derecho de insti-
impartir los sacramentos, y de realizar eficazmente esta misma cosa que se significa y
sellados por los sacramentos. IV. El asunto es pan y vino; que, con respecto a su esencia
sentido, no se cambian, pero siguen siendo lo que eran antes; tampoco lo son, con respecto
colocar, unido junto con el cuerpo o la sangre, de modo que el cuerpo esté en, debajo o con
el pan, etc. ni en el uso de la Cena del Señor se puede separar el pan y el vino, que,
cuando se les ofrece el pan a los laicos, no se les niega la copa. V. Ponemos el
forma en la relación y la unión más estricta, que existen entre los signos y la cosa
significado, y la referencia de ambos a los creyentes que se comunican, y por los que
Están hechos por analogía y semejanza algo unido. De esta conjunción de relación,
surge un doble uso de signos en este sacramento de la cena del Señor: el primero, que estos
los signos son representativos - el segundo, que, aunque representan, nos sellan a Cristo con
sus beneficios. VI. El final es doble: el primero es que nuestra fe debe ser cada vez más
fortalecidos hacia la promesa de la gracia que ha sido dada por Dios, y
la verdad y certeza de nuestro injerto en Cristo. El segundo es, (1.) que los creyentes
que, por el recuerdo de la muerte de Cristo, testifiquen su gratitud y obligación de
Dios; (2.) que puedan cultivar la caridad entre ellos; y (3.) que por esta marca
puede distinguirse de los incrédulos.

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DISPUTACIÓN LXV SOBRE LA MASA PAPA

DISPUTACIÓN LXV SOBRE LA MASA PAPA

Omitiendo los diversos significados de la palabra "Misa" que pueden aducirse,


Considere, en esta ocasión, lo que los papistas declaran ser externo y propiamente
llamado "sacrificio expiatorio", en el que los sacrificadores ofrecen a Cristo a su Padre en nombre del
vivos y muertos, y que afirman haber sido celebrados e instituidos por Cristo
él mismo cuando celebró e instituyó su última cena. II. Primero. Decimos, este sacrificio es
atribuido falsamente a la institución de la Cena del Señor; porque Cristo no instituyó un sacrificio,
sino un sacramento, que se desprende de la propia institución, en el que no estamos
mandado a ofrecer cualquier cosa a Dios, al menos nada externo. Sin embargo, concedemos que en el Señor
La cena, como en todos los actos, está ordenada, o debería existir, ese sacrificio interno por el cual se
los fieles ofrecen a Dios oraciones, alabanzas y acción de gracias. En este punto de vista, la cena del Señor es
llamada "la eucaristía". III. En segundo lugar. A este sacrificio se oponen la naturaleza, la verdad y la ex-
cellence del sacrificio de cristo. Porque, como el sacrificio de Cristo es único, expiatorio, perfecto,
y de valor infinito; y como Cristo fue ofrecido una vez, y "por esa única oblación ha perfeccionado
para siempre los que una vez fueron santificados ", como testifican las Escrituras, indudablemente ningún lugar ha
dejado para cualquier otro sacrificio, o para una repetición de este sacrificio de Cristo. IV.
En tercer lugar. Además, es erróneo suponer que Cristo puede ser o debe ser ofrecido por los hombres,
o por cualquier otra persona que no sea él mismo; porque él, solo, es la víctima y el sacerdote, como
siendo el único que es verdaderamente "santo, inofensivo, sin mancha y apartado de los pecadores". V.
De todos estos detalles resulta suficientemente evidente que no es necesario, es más, que es
impío, para que cualquier sacrificio expiatorio sea ahora ofrecido por los hombres por los vivos y los muertos.
Además, es una tonta ignorancia suponer que los muertos requieren alguna obla-
ción; o que pueden por ella obtener la remisión de los pecados, que no han obtenido el perdón antes
Muerte. VI. Además de estos tres enormes errores cometidos en la masa, con respeto
al sacrificio, al sacerdote ya aquellos por quienes se ofrece el sacrificio, hay un cuarto,
que es una de las mayores depravaciones de todas, y se comete junto con la idolatría
- que este mismo sacrificio es adorado por quien lo ofrece y por aquellos por quienes se ofrece,
y se lleva de un lado a otro con solemne pompa. COROLARIO En estas palabras, "la misa es expiatoria,
sacrificio representativo y conmemorativo, "hay una oposición en la aposición y
una contradicción manifiesta,

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DISPUTACIÓN LXVI SOBRE LOS CINCO SACRAMENTOS FALSOS

DISPUTACIÓN LXVI SOBRE LOS CINCO SACRAMENTOS FALSOS

Dado que se requiere tres cosas para constituir la esencia de un sacramento:


institución divina, signo exterior y visible, y promesa de la gracia invisible que
pertenece a la salvación eterna - se sigue que lo que es deficiente en uno de estos
quisites, o en el que falte alguno de ellos, no puede caer bajo la denominación de
Sacramento. II. Por lo tanto, la confirmación papista no es un sacramento, aunque la firma externa
de la cruz en la frente del cristiano, y la unción del crisma, se emplean;
porque estos signos no han sido instituidos por Cristo; ni han sido santificados para tipificar
o para sellar cualquier cosa de gracia salvadora; ni se anexa la gracia prometida al uso o
aceptación de estos signos. III. La penitencia, en verdad, es un acto prescrito por el Señor a todos los que
han caído en pecado, y tienen la promesa de remisión de pecados. Pero porque no hay
existe en ella, por mandato divino, cualquier signo externo, por el cual la gracia es insinuada y
sellado, no puede, por esta razón, recibir el apelativo de "un sacramento". Por el acto de un
el sacerdote, que absuelve al penitente, pertenece al anuncio del evangelio; como hace igualmente
el mandato de aquellas obras que los papistas erróneamente calificaron satisfactorias, que
es, ayuno, oraciones, limosnas, afligir el alma, etc. IV. Eso se llama extremaunción, por el
papistas, que no se concede a nadie excepto a los que están en sus últimos momentos; pero
entonces no tiene el menor poder o virtud; ni fue instituido por cristo para significar el
premisa de la gracia espiritual. Por tanto, no se puede obtener el apelativo de "sacramento". V.
Tampoco podrá la orden o institución, confirmación o inauguración de persona alguna a la of-
El desempeño oficial de algunos deberes eclesiásticos, viene bajo la denominación de un sacramento
- tanto porque pertenece a la vocación particular y pública de algunas personas en el
iglesia, y no a la vocación general de todos; y porque, aunque haya sido instituido
Cristo, sin embargo, cualquiera que sean los signos externos que se empleen en él, no pertenecen al
el sellado de esa gracia que hace al hombre agradable [a Dios] o que es salvador, pero sólo para
lo que se da gratuitamente, como dicen a modo de distinción. VI. Aunque el matrimonio entre
marido y mujer coinciden en cierta semejanza con los esponsales espirituales que subsisten
entre Cristo y la iglesia; sin embargo, no fue instituido por el Señor para significar esto,
ni se le ha anexado ninguna promesa de gracia espiritual.

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DISPUTACIÓN LXVII SOBRE LA ADORACIÓN DE DIOS EN GENERAL

DISPUTACIÓN LXVII SOBRE LA ADORACIÓN DE DIOS EN GENERAL

La primera parte de nuestro deber para con Dios y Cristo fue el verdadero significado de Dios y
Cristo, o verdadera fe en Dios y Cristo; la segunda parte es, el culto correcto que se debe rendir
a ambos. II. Esta parte recibe varias denominaciones. Entre los hebreos, se llama
hrwk [y µ yhwlatady el honor o la adoración y el temor de Dios. Entre el
Griego, se llama piedad de Eusebeia; Qesebeia piedad, o adoración de Dios; Qrhskeia
religión; Latreia servicio prestado a Dios; Homenaje religioso a Douleia; Culto divino qerapeia;
Timh honor; Miedo fobov; Agaph tou Qeou el amor de Dios. Entre los romanos se le llama,
pietas, cultus o cultura dei, veneratio, honos, observantia. III. Puede definirse generalmente
ser una observancia que debe ser entregada a Dios ya Cristo con una fe verdadera, una buena
conciencia, y por caridad no fingida, según la voluntad de Dios que ha sido
manifestado y dado a conocer a nosotros, para la gloria de ambos, para la salvación del
adorador y edificación de los demás. IV. Expresamos el género con la palabra "observancia",
porque contiene la intención expresa de nuestra mente y de nuestra voluntad hacia Dios y su voluntad,
cuya intención en parte inspira vida en esta parte de nuestro deber hacia Dios. V. El objeto
es el mismo que el de toda la religión, y de la primera parte de ella, que es la fe; sí a
El objeto es Dios y Cristo, en el que se consideran las mismas razones formales, como
los que explicamos al tratar en general sobre religión. VI. En el eficiente o el
adorador, a quien declaramos ser un hombre cristiano, requerimos verdadera fe en Dios y en Cristo,
buena conciencia, santificada y purificada por la fe por la sangre y
Espíritu de Cristo y caridad sincera; porque, sin estos, ningún culto que se rinde a
Dios puede serle agradecido y aceptable. VII. El asunto es, aquellos actos particulares en los que
el culto a Dios consiste; pero la misma voluntad y mandato de Dios le da forma; para ello
no es la voluntad de Dios ser adorado a opción de una criatura, sino según el
placer y prescripción de su propia voluntad. VIII. El fin principal es la gloria de Dios y Cristo.
El menos principal es la salvación del adorador y la edificación de otros, tanto que
pueden ser ganados para Cristo, y que, habiendo sido traídos a Cristo, puedan más
aumentar y crecer en devoción. IX. La forma es la observancia misma, que se enmarca
desde el adecuado acuerdo de todas estas cosas a la dignidad, excelencia y méritos de la
objeto que ha de ser adorado - a partir de tal disposición del adorador de acuerdo con
tal prescripción, y de la intención de este fin. Si uno de estos quiere la observancia
está viciada y, por tanto, desagrada a Dios. X. Sin embargo, el culto prescrito por
Dios no debe, por esta razón, ser omitido, aunque el hombre, a quien está prescrito, no puede
sin embargo, hazlo, desde tal mente, con este fin.

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DISPUTACIÓN LXVIII SOBRE LOS PRECEPTOS DEL CULTO DIVINO EN GENERAL

DISPUTACIÓN LXVIII SOBRE LOS PRECEPTOS DE DIVINO


ADORACIÓN EN GENERAL

Para aquellos que están a punto de tratar sobre la adoración de Dios, la forma más cómoda y
El método parece ser este: seguir el orden de los mandamientos de Dios en el que esta adoración
está prescrito, y considerar todos y cada uno de ellos. Porque instruyen e informan a los trabajadores
shiper, y prescriben el asunto, la forma y el fin del culto. II. En los preceptos que
prescriben la adoración de Dios, generalmente se toman en consideración tres cosas: (1.) Su
fundamento, sobre el cual descansan el derecho y la autoridad del que manda, y la equidad
de su mando. (2.) El comando en sí. (3.) La sanción, mediante promesas y amenazas-
enings. El primero de ellos puede llamarse "el prefacio del mandato"; el tercero, "el apéndice
a él "; y el segundo es la esencia misma del precepto. III. El fundamento o prefacio,
conteniendo la autoridad de Aquel que manda, y, por medio de ella, la equidad del precepto,
es el fundamento común de toda religión y, por ello, también es el fundamento de
fe; por ejemplo, "Yo soy el Señor tu Dios", etc. "Yo, el Dios omnipotente o todo suficiente,
sea tu gran recompensa. "" Yo soy tu Dios, y el Dios de tu simiente. "De estas expresiones,
no solo se puede sacar esta conclusión: "Amarás, pues, al Señor tu Dios",
"Por tanto, anda delante de mí y sé perfecto" - pero también lo siguiente: "Por tanto
cree en mí ". Pero no debemos tratar este tema en esta ocasión, ya que
discutido en las páginas anteriores. IV. Digo que los otros dos son, el precepto y el
sanción o anexo del precepto. Porque debemos suponer que hay dos partes de un pre
excepto, el primero de los cuales requieren la ejecución o la omisión de un acto, y el segundo
exige castigo. Pero debemos tener en cuenta que la última parte, que se llama "el ap-
pendix, "sirve para este propósito, que, en el primero, Dios disfruta de lo que deseaba,
dispensar bendiciones si obtiene su deseo, e infligir castigos si no obtiene
eso. V. Con respecto a los preceptos, antes de llegar a cada uno de ellos, primero debemos mirar
por lo general en lo que se considera en cada precepto. VI. En primer lugar, el
El objeto de todo precepto es doble, uno formal, el otro material; o el primero formalmente
requerido, el segundo materialmente. De ban, el primero es uniforme en todas las circunstancias y
en cada precepto, pero este último es diferente o distinguible. VII. El objeto formal, o que
que se requiere formalmente, es la obediencia pura en sí misma sin respeto de lo particular
o acto en el que, o sobre el cual, se debe realizar la obediencia. Y puede que se nos permita
llamar a tal obediencia "ciega", con esta excepción, que está precedida únicamente por el conocimiento
por el cual un hombre sabe que esto mismo fue prescrito por Dios. VIII. El material
objeto, o lo que se requiere materialmente, es el acto especial o particular en sí mismo, en el
forma u omisión de la cual radica la obediencia. IX. Del objeto formal, se deduce
que el acto en el que es voluntad de Dios que se le rinda obediencia por su ejecución,
es de tal naturaleza que hay algo en el hombre que es aborrecible de su ejecución;
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DISPUTACIÓN LXVIII SOBRE LOS PRECEPTOS DEL CULTO DIVINO EN GENERAL

y que el acto, cuya omisión es ordenada por Dios, es de tal naturaleza que hay
hay algo en el hombre que se inclina a realizarlo. Si fuera de otro modo, ni el per-
la formación del primero, ni la omisión del segundo, podría llamarse "obediencia". X. De
estas premisas, se deduce además que la ejecución y la omisión de este acto proceden
de una causa que vence y refrena la naturaleza del hombre, que se inclina hacia la
acto prohibido, y es aborrecible de lo prescrito.

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DISPUTACIÓN LXIX SOBRE LA OBEDIENCIA, OBJETO FORMAL DE TODO LO DIVINO
PRECEPTOS ...

DISPUTACIÓN LXIX SOBRE LA OBEDIENCIA, EL OBJETO FORMAL


DE TODOS LOS PRECEPTOS DIVINOS

La obediencia que es el objeto formal de todos los preceptos divinos, y que


en todos ellos, se prescribe propia y adecuadamente a la voluntad que se
según el modo de libertad; es decir, como es libre, que puede regular la voluntad que conduce
de acuerdo con la modalidad de la naturaleza, es decir, que puede regular la inclinación de acuerdo con
a la obediencia prescrita. II. Esta libertad es la de la contradicción o el ejercicio, o
el de contrariedad o especificación. Según la libertad de ejercicio, la voluntad regula
la inclinación a realizar algún acto en el lugar de abstenerse de él, o al contrario.
Según la libertad de especificación, la voluntad regula la inclinación, que, por tal
acto, puede tender hacia esto más que hacia ese objeto. III. De este objeto formal de
todos los preceptos, y su relación así considerado, surge la primera distribución y que una
uno, de todos los preceptos, en los que mandan y los que prohíben; es decir, esos
en el que se prescribe la comisión o la omisión [de un acto]. IV. Un precepto que
prohíbe es tan vinculante, como para no permitir que un hombre cometa lo que está prohibido. Porque no debemos
perpetra la maldad para que venga el bien; sin embargo, esta es la única razón por la que podríamos
poder realizar lo que ha sido prohibido. V. Un precepto que manda es
no igualmente rígidamente vinculante, de modo que requiera en cada momento el rendimiento
de lo que se manda; porque esto no se puede hacer, aunque el período en que el hombre lo hará o lo hará
no realizarlo, no se deja a su opción; pero su ejecución debe administrarse de acuerdo con
a las ocasiones y exigencias que ofrece. Por tanto, no le era lícito a Daniel abstenerse
tres días después de invocar a su Dios. VI. Cuando un precepto que prohíbe y otro que
mandamientos, son directamente contrarios, ya sea de acuerdo con el acto, "Amarás a Dios,
y no lo odiarás, "" Odiarás al mundo y no lo amarás; "o, si es de acuerdo
al objeto, "Amarás a Dios, y no amarás al mundo"; "Odiarás al mundo, pero
no aborrecerás a Dios; "entonces la transgresión de la ley que prohíbe, es más grave que
lo que manda, porque se aleja más de la obediencia, y porque la comisión
sión de un mal que ha sido prohibido incluye en ella la omisión de un bien que ha sido
ha sido ordenado.

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DISPUTACIÓN LXX SOBRE LA OBEDIENCIA A LOS MANDOS DE DIOS EN GENERAL

DISPUTACIÓN LXX SOBRE LA OBEDIENCIA A LOS MANDOS DE


DIOS EN GENERAL

Porque ceder la obediencia es deber de un inferior, por lo tanto, para el desempeño


de ello, la humildad es un requisito. Esto, generalmente considerado, es una cualidad por la cual cualquiera se vuelve
dispuesto a someterse a otro, a cumplir sus órdenes y ejecutarlas; y,
en este caso, someterse a Dios. II. La obediencia tiene respeto en parte a un
acto, y en parte a uno que es externo. La ejecución de ambos es necesaria para todo,
obediencia verdadera y sincera. Porque Dios es Espíritu, inspector de corazones, que exige
la obediencia de todo el hombre, tanto del hombre interior como del exterior, la obediencia de
los afectos del corazón y de los miembros del cuerpo. El acto externo sin el
interna es hipocresía; lo interno, sin lo externo, es incompleto, a menos que el hombre sea obstaculizado
de la realización del acto externo sin su propia culpa inmediata. III. Con este,
casi coinciden con la expresión de los teólogos escolásticos "para ejecutar una orden ya sea ac-
según el fondo del acto únicamente, o también según la calidad y modalidad exigidas, "
en cuyo sentido, igualmente, Lutero parece haber pronunciado esa expresión: "Los adverbios salvan y
maldición. "IV. La gracia y la concurrencia especial de Dios son necesarios para la realización de
obediencia total, verdadera y sincera, incluso para la del hombre interior, de los afectos del
corazón, y de modo lícito. Pero permitimos que sea un tema de discusión, si
revelación, y esa asistencia de Dios que se llama "general", y que se opone a esta
ayuda especial, y se distingue de ella, baste sólo para realizar el acto externo del
cuerpo y sustancia del acto. V. Aunque esa gracia especial que mueve, excita, impulsa
e insta a obedecer, mueve físicamente el entendimiento y la inclinación del hombre, de modo que
él no puede ser afectado de otra manera con la percepción de ello, sin embargo, no afecta ni provoca
el consentimiento excepto moralmente, es decir, por el modo de persuasión, y por la intervención del
libre albedrío del hombre, que no sólo excluye la coacción, sino también todos los antecedentes
necesidad y determinación. VI. Pero esa concurrencia especial o ayuda de la gracia, que
también se llama "gracia cooperante y acompañante" no difiere ni en clase ni en eficacia
de esa gracia emocionante y conmovedora que se llama prevenir y operar, pero es la
la misma gracia continúa. Se le llama "cooperante" o "concomitante", sólo por la
concurrencia de la voluntad humana que la gracia que opera y previene ha
voluntad del hombre. Esta concurrencia no se le niega a aquel a quien se aplica la gracia excitante, a menos que
el hombre ofrece resistencia a la gracia excitante. VII. A partir de estas premisas, concluimos que
un hombre regenerado es capaz de realizar más bien de lo que realmente realiza, y puede
omite más mal del que omite; y, por tanto, que ni en el sentido en que se recibe
por San Agustín, ni en aquello en lo que algunos de nuestros teólogos lo entienden, es la gracia eficaz
necesaria para el desempeño de la obediencia, una circunstancia que es muy agradable con
la doctrina de San Agustín. COROLARIO Coacción sólo circunscribe la libertad de un

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DISPUTACIÓN LXX SOBRE LA OBEDIENCIA A LOS MANDOS DE DIOS EN GENERAL

agente, no lo destruye ni lo quita; y tal circunscripción no se hace, excepto


por medio o intervención de la inclinación natural; la inclinación natural,
por lo tanto, se opone más a la libertad que a la coacción.
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DISPUTACIÓN LXXI SOBRE EL OBJETO MATERIAL DEL PRECEPTO DE LA LEY


EN GENERAL…

DISPUTACIÓN LXXI SOBRE EL OBJETO MATERIAL DEL


PRECEPTOS DE LA LEY EN GENERAL

Como la mera obediencia, considerada en abstracto, es el objeto formal de todos los preceptos
de la ley divina, por lo que los actos en los que se prescribe la obediencia que debe realizar,
son los objetos materiales de los mismos preceptos. II. Por esta razón, estos actos serán a la larga
se dice que es conforme a la ley, y se realiza de acuerdo con la ley, cuando la obediencia ha dado
formarles; que cuando se han realizado por obediencia, o por intención
y deseo de obedecer. Este deseo de obedecer está necesariamente precedido por un cierto conocimiento.
que esos actos han sido prescritos por Dios, según esta expresión del apóstol:
"Todo lo que no es de fe, es pecado". III. Por tanto, es evidente que una buena intención no
baste para justificar un acto, a menos que esté precedido por un mandato de Dios y un conocimiento de
comando tal; aunque, sin una buena intención, ningún acto, incluso cuando es mandado por Dios,
puede en sí mismo agradarle. Pero es nuestro deseo que, bajo el término "acciones", la omisión
también se entiende comprendido. IV. Un buen trabajo, por tanto, requiere universalmente
estas condiciones: (1.) Que sea prescrito por Dios. (2.) Ese hombre ciertamente sabe que tiene
ordenado por Dios. (3.) Que se realice con la intención y el deseo de obedecer
Dios, lo cual no se puede hacer sin fe en Dios. A estos debe agregarse un especial
condición, que pertenece a Cristo ya su evangelio, que se haga mediante la fe en Cristo,
porque ninguna obra es agradable a Dios después de la comisión del pecado en estado de gracia, excepto
en Cristo y por la fe en él. V.Pero los actos prescritos en la ley son
indiferentes por sí mismos y por su propia naturaleza; o tienen en ellos. alguna cosa
por qué agradan o desagradan a Dios, por qué hijo prescrito por él o prohibidos.
La ley, que prescribe el primero de estos, [los actos indiferentes,] se llama "positiva",
"simbólico" y "ceremonial". Lo que prescribe este último se denomina "la ley moral".
y "el decálogo"; también se le llama "la ley de la naturaleza". Sobre estos últimos, luego
tratar con mayor profundidad. VI. Los actos materiales, en los que se prescribe la obediencia.
por la ley moral, son generales y pertenecen a la observancia de toda la ley y
de todos y cada uno de sus preceptos; o son especiales y peculiarmente prescritos en cada uno de los
preceptos del decálogo. VII. Los actos generales son el amor, el honor y el temor de Dios, y
confía en él. Los actos especiales serán tratados en la explicación particular de cada uno de los
preceptos.

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DISPUTACIÓN LXXII EL AMOR, EL MIEDO, LA CONFIANZA Y EL HONOR QUE SE DEBEN DE


HOMBRE…

DISPUTACIÓN LXXII EL AMOR, EL MIEDO, LA CONFIANZA Y EL HONOR


QUE SE DEBEN DEL HOMBRE A DIOS

Estos actos generales pueden ser considerados en el primer acto o en el segundo. En el primero,
vienen bajo la denominación de afectos; en el segundo, se retienen
el nombre apropiado de los actos. Pero como consecuencia de la estrecha unión y el acuerdo de la naturaleza
entre un cariño y un segundo acto, amor, miedo, confianza y honor, reciben la misma denominación
inación de "un afecto" y "un acto". II. El amor de Dios es un acto obediente del hombre, por el cual
Prefiere consciente y voluntariamente, antes que todas las demás cosas, la unión de sí mismo con Dios.
y obediencia a la ley divina, a la que se une el odio a la separación ya la desobediencia
ence. III. El temor de Dios es un acto obediente del hombre, por el cual teme consciente y voluntariamente
ante todas las cosas y evita el desagrado de Dios, (que se coloca en la transgresin de
sus órdenes,) su ira y reprensión y cualquier estimación [siniestra] desfavorable de
él no sea que se separe de Dios. IV. La confianza en Dios es un acto obediente del hombre, mediante el cual
reposa consciente y voluntariamente en Dios solamente, esperando con seguridad y esperando de
él todas las cosas que son saludables o salvadoras para él; en el que también comprendemos el
eliminación de machos. V. El honor de Dios es un acto obediente del hombre, por el cual, consciente y
devuelve voluntariamente a Dios la recompensa debida por sus excelentes virtudes y actos. VI. El primario
el objeto de todos estos actos, tal como los prescribe la ley y el hijo del deber del hombre, es Dios mismo;
porque, para cualquier otra cosa que se deban realizar estos actos, deben realizar
por causa de Dios y por su mandato, de otro modo nadie puede llamarlos verdaderamente "buenos".
VII. La razón formal del objeto, es decir, por qué estos actos pueden y deben realizarse
a Dios, es la sabiduría, la bondad, la justicia y el poder de Dios, y los actos realizados por él
según ya través de ellos. Pero permitimos que esto sea objeto de un debate piadoso.
sion, Cual de estos, al requerir actos simples, obtiene la precedencia, y cual de ellos
¿Seguir? VIII. La causa inmediata de estos actos es el hombre, según su entendimiento y
inclinación, y la libertad de su voluntad, no como el hombre es natural, sino como es espiritual, y
formado de nuevo después de la vida de Dios. IX. La causa principal es el Espíritu Santo, que infunde
en el hombre, por el acto de regeneración, los afectos del amor, el miedo, la confianza y el honor; por emocionante
gracia, lo excita, lo mueve y lo incita a segundos actos, y por la gracia cooperante, concurre
con el hombre mismo para producir estos segundos actos. X. La forma de estos actos es que se realicen
por la fe y según la ley de Dios. Su fin es que se realicen al
salvación de los mismos trabajadores, para gloria de Dios, y para beneficio y confirmación
de otros.

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DISPUTACIÓN LXXIII SOBRE ACTOS PARTICULARES DE OBEDIENCIA, O AQUELLOS QUE


ESTÁN PRESCRITOS ...

DISPUTACIÓN LXXIII SOBRE ACTOS PARTICULARES DE OBEDIENCIA,


O LOS QUE ESTÁN PRESCRITOS EN CADA PRECEPTO, O
SOBRE EL DECÁLOGO EN GENERAL

Los actos especiales de obediencia se prescriben en el decálogo y en cada uno de los


mandmentos. El decálogo, por tanto, en sí mismo, debe ser considerado por nosotros en orden. II. Una contra
La distribución conveniente del decálogo es la de un prefacio y preceptos. El prefacio es
contenida en estas palabras: "Yo soy el Señor tu Dios, que te he sacado de la tierra
de Egipto, fuera de la casa de servidumbre ". Porque somos de opinión que este prefacio pertenece a
todo el decálogo, en lugar del primer mandamiento; aunque no lo consideramos
Es aconsejable discutir sobre un asunto tan pequeño y sin importancia. III. El prefacio contiene un
argumento general de persuasión, por qué los hijos de Israel deben obedecer a Jehová
- y este doble - el primero extraído del derecho de confederación o pacto - el
en segundo lugar, de un beneficio particular y destacado que se ha concedido recientemente. El primero de estos
está contenido en las palabras, "el Señor tu Dios"; este último, en la expresión, "que han traído
de la tierra de Egipto ", de la cual se da un gran elogio en la descripción
que se agrega - que Egipto era para los israelitas "la casa de servidumbre" que por
sufriendo la miseria de esa servidumbre, podrían recordar aquellas cosas que están disponibles
les sucedió. IV. Aunque este argumento, "tu Dios", también puede tener respecto a la creación
ación, y puede comprender ese beneficio, sin embargo, es más probable que tenga una referencia especial
hasta la conclusión de un pacto con este pueblo. V. De este prefacio, convenientemente
deducirse aquellos actos generales de los que hemos tratado en la disputa anterior -
el amor, el temor, la confianza y el honor de Dios; porque, como Jehová es su Dios, que los libró
de Egipto, por lo tanto, de la manera más justa y provechosa, debe ser amado, temido y honrado
y debe depositarse la confianza en él. VI. Pero algunas cosas generalmente deben observarse
para el correcto cumplimiento de todos los preceptos juntos. Hijo de cuentos, VII. La ley de Dios
requiere toda la obediencia de la boca, el corazón y el trabajo, es decir, hacia adentro y hacia afuera
obediencia - porque Dios es el Dios de todo el hombre, del alma y del cuerpo, y mira principalmente
sobre el corazón. VIII. La explicación de los preceptos del decálogo debe buscarse en
Moisés y los profetas, de Cristo y sus apóstoles; y puede adquirir en suficiente
abundancia, de modo que no se pueda imaginar nada necesario, que no se pueda extraer de la
escritos del Antiguo y Nuevo Testamento. IX. Se debe tomar el significado de cada precepto
desde el fin por el cual fue dado; y todas esas cosas deben considerarse como
incluido en él, sin el cual el precepto no se puede realizar. Por tanto, uno y el mismo
el trabajo puede referirse a diferentes preceptos, en la medida en que se refiera a diferentes multas. X. En
afirmación, su opuesto negativo parece estar comprendido; y, en negativo, la afirmación
que se opone a ella; porque Dios no sólo requiere abstenerse del mal, sino también
realización del bien, aunque se puede dar una razón por la cual Dios indicó algunas cosas negativas
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DISPUTACIÓN LXXIII SOBRE ACTOS PARTICULARES DE OBEDIENCIA, O AQUELLOS QUE


ESTÁN PRESCRITOS ...

ivamente, y otros afirmativamente. XI. Los actos homogéneos y afines se ordenan o se


prohibido en el mismo precepto; y un género comprende su especie; y una especie comprende,
en el mismo mandato, otras especies aliadas a él, a menos que exista una ley justa por qué debe ser otra
sabiamente determinado. XII. Un efecto en su causa, o una causa en su efecto, (si la conversión es
necesario y de acuerdo con la naturaleza,) no está ordenado y prohibido por accidente.
XIII. Cuando de aquellas cosas que tienen relación entre sí, una está prescrita o prohibida,
el otro también está ordenado o prohibido, porque se entregan mutuamente y
quitarse. XIV. Si sucede que la observancia de dos preceptos no se puede pagar al
al mismo tiempo para ambos, debe tenerse en cuenta lo que es de mayor importancia,
y para cuya realización existen más y más justas causas.

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DISPUTACIÓN LXXIV SOBRE EL PRIMER MANDO DEL DECÁLOGO

DISPUTACIÓN LXXIV SOBRE EL PRIMER MANDO EN EL


DECÁLOGO

Los diez preceptos del decálogo se distribuyen convenientemente en los del primer
y los de la segunda mesa. A la primera tabla se le atribuyen los preceptos que inmediatamente
prescribir atentamente nuestro deber para con Dios mismo; de este tipo, hay cuatro. La segunda mesa
reclama aquellos preceptos que contienen los deberes de los hombres hacia sus semejantes; ya eso
se atribuyen los últimos seis. II. Esta es la relación que subsiste entre las órdenes de
cada mesa - que, desde el amor a Dios y en referencia a él, manifestamos amor, y los oficios
de amor al prójimo; y si sucediera que por necesidad debemos renunciar
ya sea nuestro deber para con Dios o nuestro prójimo, Dios debe ser preferido a nuestro prójimo. Dejar
Esta relacin, sin embargo, debe entenderse en cuanto a aquellos preceptos que no son de
el culto ceremonial; de lo contrario, [respetando las ceremonias] esta declaración es válida: "Yo
tendrá misericordia, y no sacrificio. "III. El primer mandamiento es" No tendrás
otro dios ante mi cara "o" contra mi cara ". IV. Es muy cierto que, en esta negativa
precepto, el afirmativo subjunto se incluye o presupone como algo que precede
y prerrequisito: "Me tendrás a mí, que soy Jehová, por tu Dios". Esto es igualmente importante
mediatamente consecuente con el prefacio, "Yo soy el Señor tu Dios"; por lo tanto, "déjame ser el
Señor tu Dios; "o, lo que es lo mismo," Por tanto, me tienes a mí, el Señor, por Dios tuyo ". V.
Pero "tener al Señor por Dios nuestro, es parte tanto del entendimiento como de la inclinación
o el testamento; y, por último, de un efecto procedente de ambos o de cada uno de ellos. VI. "Otro
dios "es cualquier cosa que la mente humana invente, a la que atribuye la divinidad que es adecuada
y apropiado para el Dios verdadero solamente - si tal divinidad es esencia y vida, o
propiedades, obras o gloria. VII. O si aquello a lo que el hombre atribuye divinidad
algo existente o creado, o si es algo inexistente y meramente imaginario
y una invención del cerebro, es igualmente "otro dios" para toda la divinidad de ese otro
dios radica radical, esencial y virtualmente en la adscripción humana, y de ninguna manera en que
que se le atribuye tal divinidad. De ahí el origen de esta frase, en las Escrituras, "Ir a
prostituirse según su propio corazón ". VIII. Pero este" otro Dios "puede ser concebido bajo un
pliegue la diferencia, según las Escrituras. Para aquellos que lo tienen, tengan (1.) o ellos-
ellos mismos han sido los primeros inventores de él, (2.) lo han recibido de sus padres, o (3.) de
otras naciones, cuando ni ellos ni sus padres lo conocieron; y esto último lo hace
la fuerza, la persuasión o la elección libre y espontánea de la voluntad. IX. Por esta razón,
ese "otro dios" es verdaderamente llamado "un ídolo"; y el acto por el cual se le considera otro dios,
es idolatría; si esto se comete en la mente, por estimación, reconocimiento y
creencia, o por los afectos, el amor, el miedo, la confianza y la esperanza, o por algún efecto externo del honor,
culto, adoración e invocación. X. La enormidad de este pecado es evidente por el hecho de
se le llama "una deserción de Dios", "un abandono de la fuente viviente" y "una excavación

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DISPUTACIÓN LXXIV SOBRE EL PRIMER MANDO DEL DECÁLOGO

de cisternas rotas que no retienen agua "," una pérfida deserción del santo matrimonio "y" un
violación del pacto conubial. "No, se dice que los gentiles sacrifican a los demonios lo que sea
suponen que ofrecen a Dios, en esta ignorancia de Dios y alejamiento de la vida
de Dios. XI. La causa por la que se dice que los hombres sirven a los demonios, aunque tienen
ellos mismos otros pensamientos, es este: porque Satanás es la fuente y el origen de todos los ídolos
un intento; y es el autor, persuasor, impulsor, aprobador y defensor de todo el culto que
se gasta en otro dios. Por tanto, igualmente, es el grado más alto de idolatría cuando cualquier
uno considera divino o atribuye divinidad a Satanás como Satanás, mostrándose a sí mismo como Satanás y
jactándose de sí mismo por Dios. XII. Pero aunque los gentiles adoraban a ángeles o demonios, no como
Dios supremo, pero como deidades menores y sus ministros, por cuya intervención podrían
tener comunicación con el Dios supremo; sin embargo, el culto que les rindieron fue
idolatría, porque este culto no se debe a nadie excepto al Dios verdadero. pero no
pertenecen a la definición de idolatría, que cualquiera debe pagar a otro, como a Dios, que
adoración que se debe únicamente al Dios verdadero; porque es suficiente si lo considera Dios, por
atribuyéndole adoración divina, aunque, en su mente, puede considerar que no es el
Dios supremo. No es una paliación del crimen, sino una agravación, si alguien a sabiendas
rinde culto divino a quien sabe que no es Dios. XIII. Y puesto que Cristo debe
ser honrado como el Padre, porque ha sido constituido por su Padre REY y
SEÑOR, y ha recibido todo juicio, ya que ante él se le debe doblar toda rodilla, y puesto que
ser invocado como Mediador y Cabeza de su iglesia, para que la iglesia pueda rendir este honor
a nadie más que a él, sin incurrir en el crimen de idolatría; por tanto, los papistas, que
adorar a María, a los ángeles oa los santos, y que los invoquen como administradores y administradores
de dones, o como intercesores por sus propios méritos, son culpables del crimen de idolatría. XIV.
Además, cuando adoran el pan en la Cena del Señor, y reciben y rinden cuentas al Papa
porque ese personaje que se jacta de ser, comete el pecado de la idolatría.

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DISPUTACIÓN LXXV SOBRE EL SEGUNDO MANDO DEL DECÁLOGO

DISPUTACIÓN LXXV SOBRE EL SEGUNDO MANDO EN EL


DECÁLOGO

El segundo precepto consiste en un mandamiento y su sanción, a partir de una descripción de Dios,


que es rápido y poderoso para castigar al transgresor, y que está muy inclinado a bendecir
el que es obediente. En esto se incluyen en consecuencia una amenaza de castigo y un
promesa de recompensa. II. Este mandamiento es negativo: una acción que desagrada a Dios es
prohibido con estas palabras: "No te harás imagen tallada ni semejanza alguna
de cualquier cosa que esté abajo en la tierra, o que esté en el agua debajo de la tierra; deberás
no te inclines ante ellos, ni les sirvas. "III. La suma del precepto es que nadie
debe adorar u ofrecer culto divino a cualquier imagen esculpida, fundida o pintada, o una
hecho de cualquier otra manera, ya sea que tenga por arquetipo una cosa realmente existente o algo
ficticio, Dios o una criatura, o si se parece a su arquetipo de acuerdo con alguna
conformidad, o solo por institución y opinión, o, lo que es lo mismo, que no
en oa cualquier imagen adorar o adorar lo que él considera en el lugar de una deidad y
adora como tal, ya sea verdadera o falsamente. IV. Como, de una comparación de este precepto,
con otros pasajes de la Escritura en los que Dios ordena que se hagan ciertas imágenes,
pera que no está prohibida la mera formación de cualquier tipo de imagen, siempre que
que no se prostituyan para adorar; así, de una comparación de este mismo precepto con
otros que le sean análogos o colaterales, es evidente que no se debe hacer ninguna imagen
representar a Dios, porque este mismo acto no es más que un cambio de la gloria de la
Dios corruptible a imagen o semejanza de una cosa corruptible. Por lo que pueda ser
modelado o enmarcado es visible, por lo tanto, corruptible. No tenemos miedo de hacer de esta
afirmación general bajo la sanción de las Escrituras, aunque con ellas y de ellas
sepan que ahora, según el cuerpo, Cristo es incorruptible. V. Una doble distinción es
aquí empleado por los papistas, de un arquetipo y su imagen; y también de una imagen en sí misma como
está formado por tales materiales, y como es una imagen, es decir, calculado y ajustado para representar
el arquetipo. De estos, deducen además la distinción de la intención en la adoración;
por el cual el adorador mira el arquetipo solo, no su imagen; o, si incluso
mira la imagen, no la ve porque está hecha de tales materiales, ni principalmente en ella,
pero en referencia a su arquetipo. No intentamos negar que la mente del hombre pueda enmarcar
una distinción de este tipo. VI. Pero cuando los que caen ante una imagen intentan, por
tal distinción, para excusarse de la transgresión de este precepto, acusan
Dios mismo de una falsedad, y se burla de su mandato. (1.) Lo acusan de falsedad;
porque, cuando Dios declara que el que se postra ante una imagen, le dice a la madera y
a la piedra, "¡Tú eres mi Padre!" afirman, que el postrado no dice esto
a la madera y la piedra, pero a su arquetipo, es decir, a Dios. (2.) Se burlan de Dios y
su mando; porque por esta distinción sucede que ningún hombre en ningún momento, aunque

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DISPUTACIÓN LXXV SOBRE EL SEGUNDO MANDO DEL DECÁLOGO

rendir adoración a cualquier tipo de imágenes, puede ser acusado de haber violado esta
precepto, a menos que, según su propia opinión, haya juzgado que esa madera es realmente Dios,
y por lo tanto que él mismo ha formado verdaderamente y en realidad un dios, que no puede
entrar en la concepción de quien usa su razón. VII. Pero aniquilan en parte su
propia excusa que se basa en esta distinción, cuando dicen que el mismo honor y culto
(ya sea de latria, de dulia o de hiperdulia) debe darse a una imagen en cuanto a su
arquetipo. Tampoco esto prolonga su existencia por tal distinción, cuando representan
Dios mismo por una imagen, porque eso simplemente está prohibido. VIII. Afirmamos,
por lo tanto, que, según el juicio de Dios, y expresan pasajes de la Escritura, el
los papistas están correctamente acusados de dar un retrato de la esencia de Dios, cuando
representarlo en la forma de un anciano, adornado con una amplia barba gris, y sentado en
un trono - aunque en palabras expresas dicen que saben que Dios no tiene un cuerpo, y aunque
ellos protestan que han creado esta forma, no con el propósito de representar su esencia,
pero que estado instituido esta semejanza para representar la apariencia que ocasionalmente
hecho a sus profetas, y para significar su presencia. Porque la protesta es contraria a los hechos;
ya que los hechos son, por naturaleza, no lo que los fingimos ser, sino lo que Dios, el legislador, declara
que sean. Pero dice que esos hechos son, que ha sido asimilado, que una [supuesta] semejanza
de sí mismo ha sido formado, y que ha sido [falsamente] engastado en una talla de oro o plata
imagen. IX. Afirmamos que todas esas imágenes de las que hemos hablado, tanto las de Dios,
colocados sólo para representación, y los de otras cosas (verdaderas o ficticias) expuestas
para la adoración - se llaman correctamente "ídolos", no solo de acuerdo con la etimología de la palabra,
pero igualmente de acuerdo con el uso de las Escrituras, y que la distinción que se
utilizado por los papistas entre ídolos y semejanzas o imágenes se ha producido a partir de
la cueva oscura de la horrible idolatría. X. En el mismo precepto en el que está prohibido modelar
o hacer imágenes para el culto divino, también se ordena eliminar otras, si
han sido previamente hechas y expuestas para el culto, siendo estas dos advertencias siempre
servido, (1.) Que se haga, cuando esté precedido de una enseñanza adecuada y suficiente. (2.) Eso
sea el trabajo de aquellos que están en posesión de la autoridad suprema en la mancomunidad
y la iglesia. XI. Aunque el honor exhibido a tales imágenes, oa la deidad a través de
tales imágenes, reprochen al Dios verdadero mismo; sin embargo, también él, que se derrama contumentemente sobre
las imágenes que él considera correctamente formadas y legítimamente propuestas para el culto,
derrama contumely sobre la deidad misma, a quien presume adorar, y se declara
ser ateo. XII. Aquí la afirmación parece oponerse estricta y directamente a la
todo precepto negativo, para que adoremos a Dios, porque es un Espíritu, con un puro pensamiento
ación de la mente y abstraído de toda imaginación. XIII. La sanción del precepto,
que incluye la amenaza, es esta: "Porque yo, el Señor tu Dios, soy un Dios celoso que visita
la iniquidad de los padres sobre los hijos, hasta la tercera y cuarta generación de ellos
que me odian; es decir, a menos que obedezcas este, mi precepto, sentirás que tengo celos de

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DISPUTACIÓN LXXV SOBRE EL SEGUNDO MANDO DEL DECÁLOGO

mi honor, y que no dejaré impunemente que se lo dé a otro, ni a mi gloria


para ser comunicado a imágenes esculpidas. XIV. La otra parte de la sanción contiene un
promesa en estas palabras: "Yo soy el Señor tu Dios, que tengo misericordia de miles de ellos
que me amen y guarden mis mandamientos; "[Es decir, si obedecen este mi precepto,
siente que mostraré misericordia hacia ti y hacia tus hijos hasta la milésima
generación, siempre que ellos también me amen.] XV. Pero se hace mención de la posteridad, que
Los hombres pueden ser, por tanto, más incitados a la obediencia, ya que su cumplimiento futuro de la
precepto resultará beneficioso, no solo para ellos mismos, sino también para su posteridad o su futuro
la transgresión será perjudicial para ellos y su descendencia. XVI. De una comparación de la
precedente con este mandato, parece que hay una idolatría doble: una, por la cual
se adora a una deidad falsa y ficticia; otro, por el cual se adora a una deidad verdadera o falsa
en una imagen, por una imagen o en una imagen. Sin embargo, esta misma imagen a veces se llama "una falsa
y otro dios ", que el Señor Dios también parece insinuar en este lugar, cuando se esfuerza
nuestro para disuadir a los hombres de una violación de este precepto con un argumento extraído de sus celos.
COROLARIO Sin exageración, la idolatría de los papistas puede situarse en un
igualdad con los judíos y gentiles. Si se instara como excepción, que tengan
ni hicieron pasar a sus hijos por el fuego, ni ofrecieron hombres vivos en sacrificio
- respondemos, la horrenda tiranía que los papistas han ejercido en el asesinato de tantos
mil mártires, con el propósito de confirmar la idolatría que florece entre ellos,
puede compararse equitativamente con hacer pasar a sus hijos por el fuego, y la oblación
de hombres vivos en sacrificio, si no según la apariencia del hecho, al menos según
a la naturaleza grave del crimen.
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DISPUTACIÓN LXXVI SOBRE EL TERCER PRECEPTO DEL DECÁLOGO

DISPUTACIÓN LXXVI SOBRE EL TERCER PRECEPTO DEL


DECÁLOGO

Este precepto, al igual que su antecesor, consiste en un mandato y en su sanción.


mediante la amenaza de un castigo. El precepto es negativo y prohíbe un
hecho que desagrada a Dios, en estas palabras: "No tomarás el nombre del Señor
tu Dios en vano. "II. La razón, y el final del precepto es este: Porque Dios es enteramente santo,
y debido a que su nombre está lleno de majestad, debemos usarlo de una manera santa y reverente, y
no debe, en modo alguno, considerarlo común ni contaminarlo. III. "El nombre de Dios" está aquí
recibido en su noción más general, para cada palabra que, según el propósito de Dios,
se usa para significar Dios y las cosas divinas. IV. "Asumir" o "tomar el nombre de Dios",
apropiadamente, tomar esa palabra en nuestra boca y pronunciarla con nuestra lengua. Si, bajo este
frase, cualquiera, por una sinécdoque, está deseoso, igualmente, de comprender los hechos, en
que Dios y las cosas divinas reciben un trato menos religioso, tiene nuestro pleno permiso; y nosotros
piensa, no se aparta del sentido del precepto. Pero seguimos en la explicación
ación de la aceptación adecuada. V. La partícula, "en vano", se recibe de diversas formas, porque
que se hace precipitadamente y sin causa justa, porque lo que se hace en vano y sin utilidad
fin - por lo que se hace con mentira, disimulo, falsamente, inadvertidamente, etc. Por lo tanto,
esta prohibición también se difunde ampliamente en todas direcciones. VI. Pero, tal vez con
alguna propiedad, cada "tomar el nombre del Señor en vano" puede reducirse a dos
cabezas o géneros principales: El primer género comprende el uso del nombre de Dios cuando
no debe hacerse mención alguna de ella; es decir, en una palabra o hecho, en el que se ha
la voluntad de Dios de que la mención de su nombre no intervenga, ya sea porque la palabra
o acto no es lícito, o porque es de poca importancia. VII. Pero el segundo género comprende
el uso incorrecto del nombre de Dios; es decir, cuando no se utiliza realmente en ninguno de nuestros deberes
en el que puede ser utilizado legalmente, o en el que también debe ser utilizado debidamente de acuerdo con
la dirección divina. VIII. Los deberes de esta clase son, la adoración e invocación de Dios,
la narración y predicación de su palabra o de cosas divinas, juramentos, etc. en estos, el nombre
de Dios se toma en vano, de tres maneras: (1.) Hipócritamente, cuando no se usa con sinceridad desde
todo el corazon. (2.) Con una conciencia dudosa, cuando se usa con una creencia incierta
que es lícito ser utilizado en ese deber. (3.) Contra la conciencia, como cuando se emplea para
dar testimonio de una falsedad. IX. La amenaza se expresa en estas palabras: "Para el Señor
no dejará sin castigo al que tome su nombre en vano ". Con esto se esfuerza por cumplir
persuadir a los hombres de que nadie se atreva a usar su nombre; de que persuasión hay tanta
mayor necesidad, ya que la atrocidad de este delito no se considera suficientemente entre
hombres.
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DISPUTACIÓN LXXVII SOBRE EL CUARTO MANDO DEL DECÁLOGO

DISPUTACIÓN LXXVII SOBRE EL CUARTO MANDO EN EL


DECÁLOGO

Este precepto contiene dos partes, un mandato y una razón para ello. Pero el comando es
propuesto por primera vez en pocas palabras; luego se explica más ampliamente. La proposición está en
estas palabras: "Acuérdate del día de reposo para santificarlo". La explicación se expresa así:
"Seis días trabajarás y harás toda tu obra", etc. Pero la razón está comprendida en
las siguientes palabras: "Porque en seis días el Señor hizo los cielos y la tierra, los mares", etc. II. En
la proposición del precepto, tres cosas son dignas de observación: (1) el acto prescrito,
que es santificación. (2.) Una preocupación ansiosa y solícita por no omitir este acto, que
se expresa en las palabras "recuerda" y "no olvides". (3.) El objeto, que se llama
"el sábado" o "el séptimo día"; es decir, el séptimo en el orden de los días en que el
la creación se inició y se perfeccionó. También se le llama "el sábado", por la circunstancia
de que Dios había descansado en ese período, y se requería que el hombre reposara. III. La explicación
contiene dos cosas: (1.) Una concesión o subvención, que los hombres pueden pasar seis días en labores
pertenencia a la vida natural y su sustento; esta concesión contiene el patrimonio de la
mando. (2.) Un mandato sobre descansar de esas obras en el séptimo día, con una
enumeración de las personas cuyo deber es descansar: "No sólo tú, sino también tu hijo, tu
el siervo tuyo, tu sierva, tu ganado y tu forastero descansarán; es decir, tú
Haz descansar a todas las personas que estén bajo tu poder. IV. La razón contiene, en sí misma, dos
argumentos: El primero es el ejemplo de Dios mismo, que descansó de sus obras en el séptimo
día. El segundo es la bendición y santificación de Dios, por lo que fue su placer
que el séptimo debería estar separado del resto de los días, y dedicado a sí mismo y
una su adoración. V. "Santificar el séptimo día" es separarlo del uso común, y
de los que pertenecen a la vida natural y consagrarla a Dios ya los actos que pertenecen
a Dios, a las cosas divinas ya la vida espiritual. Esta santificación consta de varios actos.
VI. Creemos que puede ser un punto de consideración muy útil, hasta qué punto debe abstenerse
¿Se extenderá la diferencia de aquellas obras que pertenecen a la vida natural? Y aunque prescribamos
absolutamente nada, sin embargo deberíamos desear que la libertad de realizar tal trabajo
restringirse tanto como sea posible, y limitarse a muy pocas cosas necesarias. Para nosotros
No tengo ninguna duda de que el sábado se viola de diversas maneras entre los cristianos, al no abstenerse
de las cosas que se pueden hacer en otros días. VII. Pensamos que los actos
que pertenecen a la santificación del sábado pueden incluirse en dos clases: (1.) Algunas
per se y principalmente pertenecen al culto de Dios, y son en sí mismos
aceptable para Dios. (2.) Otros están subordinados a los actos que se van a realizar, y
responden al propósito de que esos actos puedan, de la mejor manera posible, ser realizados para
Dios por los hombres; tales son los que pertenecen a la instrucción de los creyentes en su deber. VIII.
Pero este tipo de santificación no solo debe ser privada y doméstica, sino también pública.

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DISPUTACIÓN LXXVII SOBRE EL CUARTO MANDO DEL DECÁLOGO

y eclesiástico. Porque es la voluntad de Dios, no solo que sea reconocido,


enviado, invocado y elogiado por cada individuo en privado, pero igualmente por todos unidos juntos
en la gran iglesia; para que pueda, por este medio, ser reconocido como Dios y Señor, no sólo
de cada individuo, pero también de toda su familia universal. IX. Pero porque el
el descuido de Dios y de las cosas divinas se arrastra fácilmente sobre el hombre, que está demasiado
esta vida natural, era, por tanto, necesario que los recuerdos de los hombres sean refrescados por
esta palabra "Recuerda", etc. X. Pero ahora, con respecto al séptimo día, que se ordena
para ser santificado. En él, esto es moral y perpetuo: que el séptimo día, es decir, uno de cada
los siete, dedicarse al culto divino, y que sea ilegal para cualquier hombre, en cualquier momento,
después de haber gastado seis días en las labores de la vida natural, para continuar el séptimo día
en todos los mismos trabajos, o de la misma manera. XI. Pero con respecto a ese día entre los
siete que siguieron a los seis días en los que Dios completó la creación, su santificación
no es de institución perpetua y necesidad; pero podría cambiarse a otro día, y
en su propio tiempo era lícito cambiarlo, es decir, en el día que se llama "el
Día del Señor; "porque la nueva creación fue entonces perfeccionada en Cristo nuestra cabeza, por su resurrección
cion de los muertos; y era justo y equitativo que la gente nueva entrara en un
nuevo método de guardar el sábado. XII. Esa razón que se tomó del ejemplo
de Dios que descansó en el séptimo día, (es decir, cuando se completó la creación), soportó
al tiempo de la nueva creación; y, por tanto, cuando cesó, o al menos cuando un segundo
la razón le fue añadida desde la nueva creación, no es de extrañar que los apóstoles
lo cambió al día siguiente, en el cual ocurrió la resurrección de Cristo. Para cuando
Cristo ya no camina en la carne, y no es conocido según la carne, todas las cosas son nuevas.
XIII. Pero la bendición y la santificación de Dios se entienden transferidas
desde el día de reposo hasta el día del Señor; porque toda la santificación que pertenece al nuevo
tierra, se perfecciona en Jesucristo, quien es verdaderamente el Lugar Santísimo, y en quien todas las cosas
son santificados para siempre. XIV. Porque la razn por la cual Dios despus persuad a los
gente a observar el sábado, era una señal entre él y su pueblo de que Dios
participar en el acto de santificarlos; también puede adaptarse a los tiempos del
Nuevo Testamento, y puede persuadir a los hombres a la observancia del [nuevo] sábado. XV. Si alguna
se supone que el día del Señor no se distingue en modo alguno del resto del
días de la semana]; o si, por declarar la libertad evangélica, esta persona ha cambiado
en otro día, ya sea en lunes o martes; creemos que al menos debe ser
considerado un cismático en la iglesia de Dios.

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DISPUTACIÓN LXXVIII SOBRE EL QUINTO MANDO DEL DECÁLOGO


DISPUTACIÓN LXXVIII SOBRE EL QUINTO MANDO EN EL
DECÁLOGO

I. Este precepto es el primero de la segunda tabla. Contiene el precepto mismo, y el


promesa adjunta. El fin del precepto es que debe existir un cierto orden entre
hombres, según el cual unos son superiores y otros inferiores, y que consiste en la
desempeño mutuo de los deberes de mandar y obedecer que son necesarios para el
defensa de la sociedad. II. El precepto prescribe un acto y añade un objeto al que ese acto
se debe realizar. El acto está contenido en la palabra "honor"; el objeto en estas palabras:
"tu padre y tu madre". De esto se desprende, según la naturaleza de las relaciones, que
esta ley está prescrita para todos aquellos que se oponen relativamente al padre ya la madre [como son
hijos e hijas]. III. La palabra "honor" no se emplea apropiadamente para significar eminencia
ence; porque el honor es la recompensa de la excelencia y su desempeño es un signo de reconocimiento;
y esta palabra comprende, ya sea en el amplio espectro de su significado, todos los deberes
que se deben de un inferior a un superior; o, como fin, comprende todas las cosas necesarias
sary a la rendición de tal honor. IV. Tres cosas están contenidas principalmente en este
palabra: (1.) Que se muestre reverencia a las personas de nuestros padres. (2.) Que la obediencia sea
realizado a sus órdenes. (3.) Que se manifiesta gratitud al conferirles a todos
cosas necesarias para la preservación de la vida presente, con respeto a la dignidad de su
personas y de su cargo. V. La reverencia consiste tanto en la realización de esos actos
que contienen, [de nuestra parte] una confesión de su preeminencia y de nuestra sumisión
bajo ellos, y en la resistencia de sus faltas y modales, en connivencia con ellos, en
un modesto ocultamiento de ellos, y amables excusas para ellos. VI. La obediencia radica en el
ejecución pronta y libre de las cosas que prescriben, y en la omisión de
aquellos que prohíben. Esta obediencia debe realizar no sólo "para la ira", o el
miedo al castigo, sino también "por motivos de conciencia", y esto, no tanto para que podamos obedecer
ellos, como Dios mismo, cuyos vicegerentes son. VII. Gratitud, que contiene el
trasladar las cosas necesarias para ellos a los usos de la vida de acuerdo con su dignidad, debe
se extiende no sólo al momento en que cumplen este deber, sino también a
toda la vida, aunque puede suceder que, por la vejez o por alguna otra causa, sean
incapacitado para desempeñar el cargo de paternidad. VIII. Los deberes de los superiores son análogos
a los de los inferiores - que se conduzcan con moderación, seriedad y
corum, en toda su vida, tanto pública como privada, que observen la justicia y
equidad en la emisión de sus mandamientos, y que, al exigir gratitud, no transgredan
los límites de la moderación. Pero estos puntos serán discutidos más particularmente en la disputa.
tación sobre la magistratura. IX. El objeto se enuncia en las palabras "padre" y "madre",
en el que, igualmente, se comprenden todos aquellos que se sitúan por encima de nosotros en la sociedad humana,
ya sea la sociedad política, eclesiástica, escolástica o doméstica, ya sea en el tiempo

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DISPUTACIÓN LXXVIII SOBRE EL QUINTO MANDO DEL DECÁLOGO

de paz o de guerra, tanto si esas personas desempeñan las funciones de un ordinario como de un
oficina extraordinaria, o si están investidos con este poder, ya sea constantemente, o solo
por una temporada, por corta que sea. X. Pero todas estas personas en autoridad están, en este mandamiento,
oportunamente, y no sin justa causa, expresado bajo el nombre de "padres", que es una entrañable
y delicioso apelativo, y el más apropiado tanto para significar el sentimiento que es correcto
para que los superiores se complazcan con los inferiores, y de manera más eficaz para lograr una persuasión en
inferiores de la equidad de cumplir con su deber hacia sus superiores. Se puede agregar
que la primera asociación entre los hombres es la de la sociedad doméstica, y de ahí se sigue la
descansa por el crecimiento de la humanidad. XI. Los superiores no pierden grado de esta eminencia por ningún pecado,
o por cualquier corrupción propia; por tanto, este deber de honor, reverencia, obediencia y
la gratitud debe realizarse a los superiores, incluso cuando son malvados y abusan de su poder;
siempre que se tenga cuidado de que el interés de Dios sea siempre más poderoso con nosotros, y
no sea que mientras lo que es del César se le da al César, lo que es de Dios, sea tomado
de él, o no se le dará. XII. A esto, necesariamente se debe unir otra triple
precaución - (l.) Que nadie cometa un error de juicio, por lo que se persuade a sí mismo
esto o aquello pertenece a Dios y no al César. (2.) Que él discierne correctamente entre eso
lo que se le ordena hacer o tolerar; y, si debe hacerlo, si es o no un
actuar sobre una cosa u objeto que está sujeto a su poder. (3.) Que bajo el nombre de la libertad,
nadie se arroga el derecho de superior, de no obedecer en esto o aquello, ni a la
poder de levantarse contra su superior, ya sea con el propósito de quitarle la vida, o sólo
su gobierno y dominio. XIII. La promesa que se añade a este precepto está contenida en el
siguientes palabras: "para que tus días se alarguen en la tierra que el Señor tu Dios lanzará
te "en el que se promete, (1,) a los creyentes judíos que cumplen este precepto, longitud
de días en la tierra de Canaán; (2,) y también a los creyentes gentiles que realizan esta misión.
mand, la duración de la vida presente; (3,) típicamente, a tales personas se les promete la
vida eterna o celestial, de la cual la tierra de Canaán era un tipo.

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DISPUTACIÓN LXXIX SOBRE EL SEXTO PRECEPTO

DISPUTACIÓN LXXIX SOBRE EL SEXTO PRECEPTO

El orden en la sociedad humana es designado por el quinto mandamiento, a través del


deberes reales de superiores e inferiores al mandar y obedecer, Dios ahora manifiesta su
cuidar de todas aquellas cosas que, para pasar la vida en esta sociedad, son necesarias para
la vida de cada persona, por la propagación de la especie, por las bendiciones necesarias para la vida,
y por reputación, al final del cual Dios añade el décimo mandamiento, en el que el
la codicia de ciertas cosas está prohibida. II. Con estas palabras, "no matarás", el sexto
precepto analizar la preservación de la vida natural y diseña la seguridad de los hombres
cuerpos para que se conservan intacto. III. La suma del precepto tampoco es en realidad
dañar la vida de otra persona, y poner en peligro su seguridad, ni siquiera la nuestra, ya sea
utilizamos el fraude o la violencia, ni para desear su perjuicio por nuestra voluntad, a lo que hay que añadir que
no insinúes este tipo de deseo por ninguna señal externa. IV. De esto, parece que el
accidente no debe recibir el apelativo de "homicidio", si, como dice la Escritura, cualquier
uno que entra en un bosque con su vecino para cortar madera, y la cabeza de su hacha resbala
del mango y golpea a su vecino para que muera, ni, si, por la defensa de los suyos
vida, cualquiera sea obligado, a riesgo de su vida, a repeler la fuerza empleada contra él
por otra. V. Pero en este precepto, se nos ordena esforzarnos por todos los medios legítimos
y métodos, para salvar la vida de nuestro prójimo, así como la nuestra, y defenderlos de
toda lesión. VI. Pero la causa de este precepto, que es universal y siempre, y en todo lugar,
válido, es el siguiente: porque el hombre fue creado a imagen de Dios, que, en este lugar,
principalmente denota inmortalidad. A esto, puede agregarse la similitud de la naturaleza, y porque
todos derivamos nuestro origen de una sangre. Pero pueden aducirse varias causas particulares,
que concuerdan con el estado espiritual de los hombres, por ejemplo, porque han sido redimidos por
Cristo con un precio - porque sus cuerpos son una habitación para el Espíritu Santo - porque
todos son miembros de un cuerpo místico bajo una sola cabeza, etc. VII. Pero mientras tanto,
Dios se reserva el derecho de disponer de la vida de cada hombre según su
Placer. Por lo tanto, se han emitido órdenes a los magistrados sobre la matanza de transgresores,
y se le dio una orden a Abraham acerca de matar a su hijo.

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COROLARIO

COROLARIO

La perpetración de un homicidio no puede consistir en buena conciencia, a menos que el perdón de


sea buscado y obtenido por el arrepentimiento particular,
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Disertación sobre el verdadero y genuino sentido del séptimo capítulo de San ...

Una disertación sobre el verdadero y genuino sentido del séptimo capítulo de St.
Epístola de Pablo a los Romanos por el famoso Divino Rev. James Arminius,
DD Un nativo de Oudewater, Holanda

Disertación del séptimo capítulo de Romanos


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Contenido

• Dedicación

• Disertación

• Primera parte

• La tesis a probar

• La conexión entre el sexto y séptimo capítulo

• Romanos 7:14

• Romanos 7:15

• Romanos 7:16

• Romanos 7:17

• Romanos 7:18, 19

• Romanos 7:20

• Romanos 7:21

• Romanos 7:22, 23

• Los Padres Antiguos

• Divinos modernos

• Romanos 7:24

• Romanos 7:25

• Recapitulación

• La conexión entre los capítulos 7 y 8

• Segunda parte

• La Opinión Corroborada por Testimonios

• Los padres cristianos aprueban nuestra interpretación

• La Opinión de San Agustín

• Escritores de la Edad Media apoyan nuestra opinión

• Testimonios favorables de teólogos recientes

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Contenido

• Tercera parte

• Esta opinión no es herética

• Nuestra opinión se opone a la herejía pelagiana

• Cuarta parte

• Los médicos de la antigua iglesia no aprobaron la opinión opuesta

• Quinta parte

• La opinión opuesta es perjudicial para la gracia y la buena moral

• Respuesta a interpretación común

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Dedicación
DEDICACIÓN.
AL MÁS HONRADO Y NOBLE WILLIAM BARDESIUS, TENIENTE:
HORMIGA DE WARMENHUYSEN, UN NOBLEMA QUE ES NUESTRO PATRÓN Y QUE, EN
MUCHAS CUENTAS DEBEN SER HONRADAS POR NOSOTROS. EL MÁS HONORABLE Y
SEÑOR NOBLE:
ESA expresión del apóstol Pablo, por la que designa la doctrina del evangelio
como "la verdad que es conforme a la piedad" (Teta. yo. 1) es muy notable y digno de
consideración perpetua. De este sentimiento, con el permiso de todos los buenos hombres, podemos recoger
que esta "verdad" no consiste en una teoría desnuda y una especulación necia, ni en esas cosas
que, pertenecientes al mero conocimiento abstracto, sólo juegan sobre el cerebro del hombre, y que
nunca se extienda a la reforma de su voluntad y afectos. Pero consiste en esas cosas
que imbuyen la mente de un sincero temor a Dios, y de un verdadero amor a la piedad sólida, y
que hacen a los hombres "celosos de buenas obras". Otro pasaje, no menos famoso y notable:
capaz, en la misma epístola y por el mismo apóstol, tiende mucho a confirmar e ilustrar esta
vista del asunto; así se expresa: "Porque la gracia de Dios que trae la salvación ha
apareció a todos los hombres, enseñándonos que, negando la impiedad y los deseos mundanos, debemos vivir
sobria, justa y piadosamente en este mundo presente "( Tit. ii. 11,19.) Quienes sean,
por lo tanto, que profesan ser heraldos de esta "verdad" divina, deben dar más
diligencia que, dejando de lado todas las preguntas curiosas y espinosas, y esas sutilezas ociosas
que tienen su origen en la vanidad humana recomiendan a sus oyentes éste y
sólo "piedad", y que les instruyan seriamente en la fe, la esperanza y la caridad. Y en
volver, aquellos de sus auditores que están enamorados de esta "verdad", están fuertemente atados
conformarse a este curso de conducta - pasar por alto y despreciar todas las demás cosas
que pueden encontrarse en su camino, y constantemente apuntar a esta "piedad" solamente, y mantener
sus ojos atentos a ello. Porque tanto el clero como el laicado pueden recibir esto como un principio, que
son todavía groseros y completos extraños en la verdadera teología, a menos que hayan aprendido a teologizar,
para que la teología lleve ante sí la antorcha de esa piedad y santidad que con diligencia
y perseguir con sinceridad. Si alguna vez fue necesario esta advertencia, es indudable que
necesario en este momento; porque vemos la impiedad desbordarse en todas direcciones, como un mar embravecido
y agitado por torbellinos. Sin embargo, en medio de toda esta tormenta, tal es el estupor y la insensibilidad
de los hombres, que no pocos que siguen siendo exactamente las mismas personas que antes, y que,
de hecho, no han cambiado la menor partícula de la forma de su vida impura, todavía imaginen
ellos mismos para estar en la clase de los primeros cristianos, y se prometen el favor de los
Dios supremo, la posesión del cielo y de la vida eterna, y de la compañía de Cristo
y de los ángeles benditos, con tan grande y presuntuosa confianza, y con tanta serenidad
curiosidad de la mente, que se considera atrozmente heridos por aquellos que, juzgando
que sean engañados en esta su auto-persuasión, deseen que de alguna manera alberguen dudas
sobre eso. En un estado de cosas tan deplorable, ningún esfuerzo parece ser más loable,

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que instituir una investigación diligente sobre las causas de un mal tan pernicioso, y, empleando
un remedio salvador, para despertar a las almas descarriadas de este letargo diabólico, e inducirlas a
alterar sus vidas, bajo los felices auspicios del evangelio y el Espíritu de Cristo, para dedicar
sus energías a una sólida modificación de los modales, y así, en fin, de la palabra divina,
prometer a sí mismos, al respondedor a esta descripción, gracia con Dios y gloria eterna.
Las causas de este mal son diversas, y la mayoría de ellas consiste en ciertas causas erróneas y falsas.
concepciones que, impresas en sus mentes, algunos hombres llevan consigo,
o sus propias invenciones, o se les proporcionó de algún otro lugar; sin embargo, ya sea en
general o en particular, ya sea directa o indirectamente, tales concepciones erróneas
piedra de tropiezo y un impedimento para el verdadero y serio estudio de la piedad y la
búsqueda de la virtud. No introduciremos, en este lugar, ninguna mención a las concepciones impías
de unos hombres que no creen ni que haya una vida eterna, ni que, si realmente existe,
es de una excelencia tan grande y sublime como se describe en las Sagradas Escrituras, quien
ya sea la desesperación de la misericordia de Dios hacia los pecadores arrepentidos, o quienes la consideran im-
posible entrar en ese camino de piedad y nueva obediencia que ha sido prescrito por el
príncipe de nuestra salvación. No decimos nada de estas personas, porque no solo se relajan
las aseveraciones y las promesas de Dios, que son los verdaderos fundamentos del cristiano
religión, pero también los derriban por completo, y así, con un esfuerzo, arrancan,
de raíz, toda piedad, y todo deseo y amor por ella, del corazón de los hombres. Ahora comenzamos
hacer algunas observaciones sobre hipótesis, secretas o declaradas, que son perjudiciales
devotos a la piedad, y que se obtienen entre los cristianos mismos, ya sea
defendido o de otra manera. Entre ellos, el primero que se enumera es el dogma
de la predestinación incondicional, con los que dependen de ella por una conexión necesaria;
y, en particular, la perseverancia tan ensalzada de los santos, en una confianza en la que
Algunas personas dicen cosas que tememos recitar, porque son completamente indignas
de entrar en el oído de los cristianos. No es un pequeño impedimento que estos dogmas colocan
en el camino de la piedad. Cuando, después de una lectura diligente y repetida de las Sagradas Escrituras,
después de largas meditaciones y ardientes oraciones a Dios, con ayuno, padre nuestro, de bendita memoria,
pensó que había hecho un descubrimiento seguro de la tendencia nefasta de estos dogmas, y
reflexionó sobre ellos en su propio pecho, y que, por muy enérgicamente que podrían
ser instados por ciertos teólogos, y generalmente inculcados en la mente de los estudiantes por los escolásticos
ejercicios, sin embargo, ni la iglesia antigua ni la moderna, después de un examen legal previo
de ellos, alguna vez los obtuvieron o les vendrán pasar a asuntos que obtuvieron madurez
adjudicación. Cuando percibió estas cosas, comenzó gradualmente a proponer sus dificultades.
acerca de ellos, y sus objeciones contra ellos, con el fin de mostrar que no eran
tan firmemente fundamentados en las Escrituras como generalmente se supone que están; y, en proceso de
tiempo, siendo aún más carbonatado confirmado en el conocimiento de la verdad, especialmente después de la
conferencia que tuvo con el doctor Francis Junius, y en la que vio la debilidad

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de sus respuestas, comenzó a atacar esos dogmas con mayor audacia; sin embargo, en ninguna ocasión
¿Se olvidó de la modestia que tan eminentemente se convirtió en él? Pero, de los argumentos con
que atacó esos dogmas, esto [en el capítulo séptimo de la epístola de San Pablo a la
Romanos] en el que ahora nos hemos comprometido, no fue el último, es decir, tal fue la naturaleza de
estas doctrinas que fueron calculadas para relajar el estudio de la piedad, y así extinguir
eso. En ese trabajo también empleó ocasionalmente sutilezas. y razones que no están en
una vez obvio para la multitud; pero eran distinciones sutiles, necesarias para revertir
dogmas que, a su juicio, eran muy funestos. Y, sin duda, como el amor no es
conquistado excepto por otro amor, de modo que la sutileza, que es la inventora y
mentira, difícilmente puede ser conquistada y revertida sin la sutileza que supone
sertor de la verdad y convicto de falsedad. Por lo tanto, las sutilezas que em-
empleadas en esa ocasión, [su conferencia con Junius,] fueron útiles y necesarios, no insig-
significativo, insignificante e inventado por placer, ostentación o exhibición. Pero con respecto a otros
cosas, es conocido por todos aquellos que estaban en términos de familiaridad con él, especialmente durante
los últimos años de su vida, cuando estuvo muy involucrado en las escuelas, en las que es un establecimiento
Usó principalmente la costumbre de perseguir sutilezas; qué enemigo rígido era de todas las sutilezas
y de elevado lenguaje; e incluso aquellos que tuvieron entre sus estudiantes que diferían en
algunos otros puntos de él, podrían testificar, si relataran conscientemente la verdad,
que refirió todas las cosas para el uso y la práctica de una vida cristiana; y así esa piedad
y el temor de la divina Majestad se respiraba uniformemente en sus conferencias, en sus disputas,
(tanto públicos como privados) en sus sermones, discursos y escritos. Pero no es necesario
para nosotros, en este lugar, ensayar el método por el cual demostró el genio del incondicional
la predestinación y sus dogmas adjuntos a ser adversos a la piedad; porque sus escritos sobre
este tema existe en parte, y el resto, bajo los auspicios divinos, pronto será
publicado. Es mejor que los lectores prudentes lo escuchen pronunciar sus propias palabras, que
a nosotros que somos balbuceadores sobre él. Más dulce es el agua que probamos en la fuente,
que lo que bebemos a distancia del manantial. Varias son las otras hipótesis
que operan como obstáculos a la piedad, y la totalidad de las cuales no podemos ahora mencionar;
pero discutiremos brevemente un judío de los que ocurren, para que no produzcamos cansancio
en usted, noble señor, por nuestra prolijidad. Un error capital que se presenta primero y que
se adhiere estrechamente al núcleo más íntimo ya las fibras de casi toda la humanidad, es por eso que
imaginen en silencio en sus propias mentes que la misericordia ilimitada existe en Dios; y de esto ellos
opinan que no serán rechazados, aunque se han complacido demasiado
en persecuciones viciosas, pero que, por el contrario, seguirán siendo queridos por Dios y amados.
Este error está en realidad unido a una notoria incredulidad y, en gran medida, destruye
la religión cristiana, que se basa en la sangre de Cristo. Porque, de esta manera, se quita
toda necesidad de una vida piadosa, y se da una contradicción manifiesta a la declaración de la
apóstol, en el que afirma que "sin santidad nadie ve a Dios". ( Hebreos XIII 14) Pobre de mí

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por la locura de los hombres, que tienen la audacia de bendecirse cuando son maldecidos por
¡Dios! Esto es sucedido por la falsa hipótesis de otros, quienes, dando vueltas en sus mentes
designios, la moral y la vida de los mortales, y reflexionando sobre la multitud, entre los hombres de
todas las órdenes, de aquellos que están errando en el error, concluyen que la misericordia de Dios no
Permitir eternamente perecer tantas y tantas miríadas infinitas de criaturas racionales, formadas
según la imagen divina. La consecuencia es que, en lugar de cumplir con su deber de acuerdo con
al tenor del cristianismo, al oponerse al torrente de la impiedad, ellos, por el contrario, sufren
dejarse llevar por el impulso de tales puntos de vista y asociarse con las multitudes
de los que son taimados en el error. Parecen olvidar que muchos andan por el camino ancho,
cuyo fin, según la verdad de Dios, será "destrucción de la presencia de la
Señor. "Una multitud no salvará a ningún hombre de la perdición. Infeliz y miserable
consuelo, tener muchos compañeros para soportar el castigo eterno. Deja que la fuerza de esto
Engaño, igualmente, debe considerar que los vicios se dignifican con el nombre de virtudes, y,
por otro lado, las virtudes reciben el apelativo de vicios contaminantes. El efecto de esto es que
hombres, que son por sí mismos, propensos a las indulgencias viciosas, las persiguen con mayor
avidez cuando se esconden bajo la máscara de las virtudes y, por el contrario, se aterrorizan
en las virtudes, en cuya consecución entraña cualquier dificultad, como si estuvieran vestidos
con el monstruoso atuendo de los más horribles vicios. Así, entre la humanidad, la embriaguez alcanza
el nombre de la hilaridad; y el hablar sucio, el de la alegre libertad; mientras que la sobriedad en la comida y
la bebida y la sencillez en la vestimenta son hipocresías de estilo oprobioso. Esto es realmente para "llamar bien
mal y mal bien ", y buscar una ocasión por el cual un hombre pueda dejar de practicar
de virtud, y se dedicó a cursos viciosos, no sólo sin ninguna desgana de con-
ciencia, pero también por impulso e instigación de su conciencia [cauterizada]. Dentro de esto
enumeración, debe venir ese razonamiento vergonzoso y falso por el cual los hombres insensatos infieren,
de aquellos pasajes de la Escritura en los que se dice que somos justificados por la fe sin obras,
que no es necesario, por tanto, atender a las buenas obras, siendo estas de tal naturaleza que
sin ellos podemos ser justificados y, por tanto, salvos. Nunca advierten el hecho de que,
en otros pasajes, se registra: La fe verdadera, es decir, la fe por la cual somos justificados, debe
sé eficaz por la caridad; y que la fe, sin obras, está muerta y se asemeja a un
cuerpo. Esta vana idea también, en ningún grado insignificante, consuela a los hombres que tratan de halagarlos.
en aquellos vicios a los que tienen una propensión constitucional, que no se les da
hasta todos los vicios, no se han topado con todos los excesos de maldad, pero, aunque adictos a
ciertos vicios propios de ellos mismos, sienten aborrecimiento por todos los demás. Como los hombres son la mayoría
ingeniosos en la invención de excusas para sí mismos, en apoyo de esta visión incorrecta son
Generalmente citó estas frases comunes: "Ningún hombre vive sin pecado"; "Todo hombre está cautivado
por lo que él encuentra agradable para sí mismo. "Tales hombres, por lo tanto, se considera
para ser verdaderos cristianos, y que, por esta razón, les irá eternamente bien, cuando, como
tontamente se persuaden a sí mismos, se abstienen de la mayoría de los males y, en cuanto a los demás,

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Aprecie sólo un vicio, una Herodías sola. ¡Un invento de lo más absurdo! ya que nadie
es, nadie puede ser, adicto a todos los vicios a la vez; porque algunos de ellos son diametralmente
opuesto a otros, y son expulsores mutuos. Si se permite esta presunción, ningún mortal tampoco
será o puede ser impío. El pasaje adjunto en la epístola de Santiago debería recurrir a
el recuerdo de estas personas: "Cualquiera que ofende en un punto, se hace culpable de todos".
(ii, 10.) También se nos ordena "dejar de lado", no a alguien, sino "toda malicia, astucia e
pocresía, "1 mascota. ii. 1,) para que así podamos dedicarnos más plenamente a Dios. Otros suponen
que, si en cierto grado sus afectos se dirigen en parte hacia Dios y la bondad,
han cumplido adecuadamente con su deber, aunque en alguna otra parte de sus afectos
están dedicados al servicio del príncipe de este mundo y del pecado. Estos hombres seguramente tienen
olvidado, que Dios debe ser adorado y amado con todos los afectos del corazón, que
el Señor Dios del cielo y el príncipe de este mundo son amos opuestos y, por lo tanto,
que es imposible prestarles servicio a los dos a la vez, como nuestro salvador ha
declarado con prensa. No muy diferente de esto es la invención por la que algunas personas dividen
su tiempo en porciones, y cuando hayan señalado una parte para Dios y Cristo, y
otra parte para la carne y los afectos, se imaginan que tienen excelentemente
cumplió con su deber. Pero estos hombres, sean quienes sean, nunca reflejan que toda nuestra vida,
y todo el tiempo de que están compuestos, debe ser consagrado a Dios, y que debemos
perseverar en los caminos de la piedad y la obediencia hasta el final de la vida; y por esta breve obediencia
de un tiempo que es corto como mucho, Dios, por gracia, se ha comprometido a otorgar
obediente, esa gran recompensa de la vida eterna. Indudablemente, si en cualquier momento un hombre cae, no puede
volver al favor de Dios hasta que no sólo haya deplorado esa caída por un sincero arrepentimiento,
y se convierte de nuevo en su corazón a Dios, con estas determinaciones, que se dedicará
los días restantes de su vida a Dios. No hay que olvidar a esos hombres que están en este
herejía - que todas aquellas cosas que no están unidas con la blasfemia a Dios, y con notorios
daño y violencia al prójimo, y que, con respecto a otras cosas, llevan la
apariencia de caridad y benevolencia, no se cuentan entre la multitud de pecados.
De acuerdo con su doctrina, tienen la libertad de complacer su gusto natural por la tierra.
cosas, para servir su vientre, para cuidarse especialmente, para gratificar su sensual y
propensiones a la borrachera, a vivir la vida corta y alegre que recomienda Epicuro, ya
haced todo lo que un corazón inclinado al placer ordene; siempre que se abstengan
de la ira, el odio, el deseo de venganza, la amargura y la malicia, y las otras pasiones
que están armados para la fuerza y la herida. Si seguimos a estos maestros, seguramente descubriremos
un camino mucho más fácil y rápido al cielo, que el que nos ha enseñado el
embajador divino del gran Dios, cuya única ocupación era señalar el camino a
cielo. También se concede ocasión a las concepciones injustas respecto al extremo de la piedad, por
el modo en que se tratan algunos temas teológicos, y por algunas frases eclesiásticas
que no se ajustan lo suficiente a las Escrituras, o que no son correctamente

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entendido. Debemos, brevemente, y sin prestar mucha atención al orden, animadvertir sobre algunos
estos, por el bien de ejemplo. Cuando nuestras buenas obras están investidas con la relación de gratitud
hacia Dios, es un hecho bien comprobado, que los hombres recogen de esto que ahora son
los herederos y propietarios de la vida eterna, y están en estado de gracia y salvación eterna,
antes de que comiencen a realizar buenas obras. Este engaño les hace pensar que es conveniente
también para seguir la hipótesis de que la realización de buenas obras no es absolutamente necesaria.
En este caso, debe mantenerse de las Escrituras, que una verdadera conversión y la
La realización de buenas obras constituye una condición previa a la justificación, según
este pasaje de San Juan, "Pero si caminamos en la luz, como él está en la luz, tenemos comunión
unos con otros, y la sangre de Jesucristo, su Hijo nos limpia de todo pecado. "( 1 Juan
yo. 7) Esto está en consonancia con el célebre pasaje de Isaías, en el que el Señor promete
a los judíos la limpieza y la destrucción de sus pecados, incluso los que eran del
tipo más agravado, después de que se volvieron a él y corrigieron sus caminos. (Es un.
yo. 15-20.) Cuando los sacramentos se considera solo a la luz de sellarnos las promesas
y la gracia de Dios, pero no como una obligación para el cumplimiento de nuestro deber y amonestación
nos de ella, la discusión de ellos no sólo es defectuosa, sino que también puede, a través de tal defecto,
ser considerado perjudicial para la obra de piedad personal. "Los creyentes y los regenerados todavía están
propenso e inclinado a todo mal; "y" los más santos entre ellos tienen sólo los pequeños
ginnings de la obediencia que se requiere ". Estas son frases que describen, de una manera
demasiado baja y débil, la eficacia de la nueva creación, y son, por lo tanto, kata ton rhton
en realidad extremadamente peligrosa. Porque la primera de estas frases parece eliminar por completo
toda distinción entre el regenerado y el, mientras que el último parece colocar tales minucias
de obediencia en el regenerado, como inducirá a un hombre, que ha estado acostumbrado a bendecir
él mismo si percibe el más mínimo pensamiento o movimiento sobre la realización de
obediencia, inmediatamente para concluir que es un participante de la verdadera regeneración. Cuando
la continua imperfección de los regenerados, y la imposibilidad de guardar la ley en
esta vida, se instan fuera de temporada y sin medida, sin la adición de lo que puede ser
hecho por hombres santos mediante la fe y el espíritu de Cristo, el pensamiento tiende a sugerirse
a la mente incluso de los más piadosos de sus oyentes, que no pueden hacer nada que sea en absoluto
bueno. A través de esta visión errónea, sucede que a veces se atribuye mucho menos a la
regenerarse de lo que los regenerados no son capaces de realizar. La antigua iglesia hizo
No contamos la cuestión de la imposibilidad de ejecutar la ley entre las que
son mayúsculas: Esto se desprende del mismo San Agustín, quien expresa el deseo de que Pelagio
reconocería que puede ser realizado por la gracia de Cristo, y declara que
entonces se concluiría la paz. Los mismos apóstoles de Cristo estaban ocupados en esfuerzos
nuestro deseo de convencer a los hombres, cuando están fuera de la influencia de la gracia, de su incapacidad para
realizar obediencia. Pero sobre la imperfección y la impotencia del regenerado,
apenas los encuentro empleando una sola expresión. Al contrario, atribuyen a los creyentes
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la crucificación de la carne y los afectos, la mortificación de las obras de la carne, un


resurrección a una nueva vida y andar según el Espíritu; y no tienen miedo abiertamente
para protestar, que por la fe vencieron al mundo. El reconocimiento de su imperfección
no era más que un asunto menor, porque era algo anterior al cristianismo. Pero la gloria de
Los cristianos mienten en esto: que el poder de la resurrección de Cristo y, siendo
guiados por el Espíritu de Dios, viven de acuerdo con la luz más pura del evangelio. La distribución
de la teología en Dios, y los actos de Dios, nos introduce una religión especulativa, y no es
suficientemente bien calculado para instar a los hombres a cumplir con su deber. A esto puede ser
Agregó que una disquisición demasiado sutil, que es una invención no autorizada por las Escrituras, sobre
las relaciones de aquellos actos que realizamos. Como inadecuado para la promoción de
piedad, parece igualmente esa deducción o dispensación de nuestra religión, por la cual todas las cosas son
dirigida a la seguridad de una misericordia especial como parte principal de nuestro deber, ya la
la soledad que se obtiene de ella contra la desesperación que se le opone, pero en la que todo
las cosas no están dirigidas a la necesaria ejecución de la obediencia en oposición a la seguridad.
Deriva su origen de la idea de que debe albergar un mayor temor respecto a la desesperación.
que respetar la seguridad, cuando la verdad es lo contrario. Porque en toda la historia de
el Antiguo y Nuevo Testamento, que comprende un período de tantos miles de años, sólo un
ocurre un solo caso de una persona desesperada, y ese fue Judas Iscariote, el
trazador de su salvador - el caso de Caín está completamente fuera de discusión; mientras, en el
al contrario, como antes era el mundo, así está ahora, muy lleno de personas en estado de seguridad,
y negligente con el deber divinamente impuesto sobre ellos; sin embargo, estos hombres, mientras tanto, dulcemente
bendecir sus almas, y prometerse a sí mismos gracia y paz de Dios en plena medida. UN
seguir adelante: a estos ya todos los delirios de naturaleza similar, debemos oponernos a
alma verdaderamente piadosa y firmemente arraigada en la fe de Dios y de Cristo, ejerciendo mucho
una precaución solícita sobre esto: no dejarse apartar del estudio serio y sólido de la piedad,
y no entregarnos a los pecados ni deleitarnos en ellos, ni por medio de engaños
fuerza de cualquier presunción, como las que ahora se han enumerado o cualquier otra, o por los incautos
uso de cualquier frase y la siniestra distorsión de temas particulares; pero por el contrario,
negando toda impiedad, caminemos diligente y constantemente por las sendas de la virtud; y deja
Tengamos siempre presente la muy seria amonestación que el apóstol Pablo propone a
los efesios; habiéndolos deshojado de caer en la impureza y otros crímenes, dice:
"Nadie os engañe con palabras vanas" o razones; "porque por estas cosas viene
la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia ". (Versículo 6) Es digno de observación,
cuán significativamente las hipótesis y argumentos de los que dependen los hombres cuando bendicen
ellos mismos en sus vicios, son designados como "discursos vanos"; Porque "vanos" realmente son; es decir,
falsas y engañosas son las razones con las que los hombres son engañados mientras están en servidumbre
a sus concupiscencias, y persuadirse a sí mismos de que están en un estado de gracia y salvación, cuando,
al contrario, están en estado de ira y perdición eterna; que el cual, ningún otro

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se puede producir más impostura o engaño de capital. Pero, además de aquellas cosas de las que
han hecho menciones anteriores, y que ponen obstáculos al progreso de la piedad, otra
también ocurre, que pertenece particularmente al tema que ahora estamos tratando; es decir,
la interpretación depravada y pervertida de ciertos pasajes de la Escritura, por la cual, en
En general, o se reemplaza toda la atención a las buenas obras, o, en particular, parte de ella se
debilitado. Este tipo de obstáculo, sin duda, debe contarse entre los que
son los más grandes; porque así o el mal mismo parece estar establecido por la autoridad divina, o un
búsqueda más negligente del bien, que, de los dos, es sin excepción el mayor mal.
Por tanto, como merecen alabanza todas aquellas personas que se esfuerzan por anular todo tipo de
hipótesis que es perjudicial para la piedad, por lo que aquellos entre ellos son dignos de la más alta competencia
mendacin que tratan de dar una interpretación correcta, y que est de acuerdo con "la forma de
palabras sólidas ", de esos pasajes que, a través del abuso común, generalmente se explican así
como, por tal exposición, directa o indirectamente para tolerar un curso desordenado de
vida - para liberarlos de una interpretación tan depravada, y para actuar como portadores de la antorcha, en un
algo tan útil y necesario para el pueblo cristiano y principalmente para los pastores de la iglesia.
Muchos son esos pasajes que usualmente están distorsionados para injuria a la piedad; y de
que en este lugar seleccionaremos sólo los tres siguientes. (1.) En los Proverbios de Salomón
se dice: "El justo cae siete veces". Esta frase está en boca de todos, con
esta glosa se agregó, "en un día", que es una interpolación que se encuentra en la Vulgata latina.
Este pasaje debe entenderse como caer en la desgracia; sin embargo, es de la manera más perversa
terpretado para significar una caída en el pecado, y por lo tanto contribuye a alimentar los vicios. (2.) En la profecía
de Isaías, cuando la iglesia judía, después de haber sido contaminada por múltiples idolatrías, por su
la deserción de Dios, y por otros innumerables crímenes, fue severamente castigado por todos estos
sus viles transgresiones; en tono de lamentación, quejándose de la pesadez de su
ishment, y al mismo tiempo haciendo humilde confesión de sus pecados, ella reconoce,
entre otras cosas, que "su justicia es como el paño de una mujer menstruante",
designando con esta frase la mejor de las obras que había realizado durante su
deserción pública. Este pasa, por una perniciosa contorsión, es corrompido; para ello es
citado muy constantemente, como si el sentido a inferir de él fuera, que cada uno de los excelentes
obras de los cristianos ms eminentes, y por tanto que las oraciones ms ardientes
en el nombre de Cristo, las obras de caridad realizadas con un corazón verdadera e interiormente
movido con misericordia, y el fluir de la sangre de los mártires hasta la muerte por causa de
Cristo, que todos estos son como el paño de una mujer menstruante, inmundos, detestables y horribles.
cosas, y por lo tanto meras abominaciones a los ojos de Dios. Y como este nombre es, en las Escrituras,
otorgada sólo a los crímenes flagrantes y las mayores transgresiones, se sigue [de
este modo de razonamiento] que las mejores y más excelentes obras no difieren en ningún aspecto de las
la más terrible maldad. Cuando un hombre haya absorbido una vez completamente esta presunción, ¿podrá
¿No aleja al oriente todo cuidado y respeto por la piedad? ¿No lo considerará de poca importancia?

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Dedicación

si lleva una vida buena o mala? ¿Y no se entregará, mientras tanto, a la


persuasión, de que puede, a pesar de todo esto, ser un verdadero discípulo de Cristo Jesús? los
La razón, sin duda, parece evidente, ya que, según esta hipótesis, los mejores trabajos
están igualmente inmundos con los peores crímenes a los ojos de Dios. (3.) En este número de abusados
pasajes se incluye el séptimo capítulo de la epístola de Pablo a los Romanos, desde el
decimocuarto versículo hasta el final del capítulo; es decir, si se entiende al apóstol, en ese capítulo,
estar hablando de un hombre que es regenerado. Pues entonces seguirá que un hombre renovado
sigue siendo "carnal y vendido al pecado", es decir, esclavo del pecado; que "quiere hacer el bien, pero no
No; pero el mal que no quiere, lo hace; "no, que es vencido y" traído
en cautiverio a la ley del pecado ", es decir, bajo el poder y la eficacia del pecado. Desde este punto de vista
se deduce además, que, si alguien es regenerado, es suficiente para él "querer lo que
es bueno ", aunque con una voluntad que es incompleta y que no es seguida por la acción; y" no
querer lo que es malo ", aunque él en realidad lo perpetra. Si este punto de vista de ese capítulo
entonces toda la atención a la piedad, toda la nueva obediencia y, por tanto, toda la nueva
creación, se reducirá a límites tan estrechos que no consistirá en efectos, sino sólo en
ciones o sentimientos. Todo hombre, a primera vista, percibe cuán lánguido, frío y descuidado
La creencia nos convertirá a todos, tanto en nuestra abstención del mal como en la realización de ese
lo que es bueno. Los que, en efecto, defienden esta opinión tienen sus subterfugios y paliativos;
pero son de tal clase, que el comentario generalmente repugna al texto sobre el que
está fundado. Con respecto al ejercicio de la piedad, es peligroso para los hombres tener este
presunción previamente impresa en sus mentes: "Este capítulo debe entenderse sobre la
generar personas; "porque quienes lo sostienen como fundamento, en otras cosas, vagan dondequiera que
se dejan llevar por sus sentimientos y nunca recuerdan las glosas propuestas por sus maestros. Esta
efecto fue observado por San Agustín, y temiendo ofender, en los primeros tiempos
período de su carrera cristiana, interpretó el pasaje como aplicable a un hombre bajo el
ley, pero en sus últimos días la aplicó a un hombre bajo la gracia; pero mantuvo esta opinión en un
forma mucho más suave de lo que ahora se mantiene, y casi sin ningún daño a la piedad.
Porque "el bien" que dice el apóstol "quiso pero no quiso", San Agustín interpreta en
"abstenerse de la concupiscencia"; y "el mal" que el apóstol declara "no quiso
y sin embargo lo hizo ", interpreta como" una indulgencia en la concupiscencia ", aunque esta novela
La interpretación implica una maravillosa mezcla de las partes preceptiva y prohibitiva de la ley.
Los intérpretes modernos [entre los calvinistas] lo entienden como relacionado con el bien real y
maldad, ¡una distinción muy notable! Pero como nuestro venerado padre trabajó con toda diligencia en
quitando los otros estorbos de la piedad, por lo que principalmente gast mucho trabajo e incansable
estudio en la búsqueda del verdadero significado de los pasajes de las Escrituras que eran imperfectamente
entendido, sobre todo si pusieron una piedra de tropiezo en el camino de los que estaban
estudioso de la piedad. Si, en esa especie de trabajo, alguna vez tuvo un éxito eminente, debe
dudoso confesar que fue en sus intentos en este séptimo capítulo de la epístola a

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Dedicación

los romanos; porque escribió un comentario sobre él de gran extensión, que, con la mayor precisión
acy, que preparó y terminó, y que ahora publicamos. Cuando regresó de Ginebra
para su país natal, entendió este mismo capítulo como ahora se explica;
habiendo sido instruido en ese punto de vista por sus maestros, cuya autoridad era tan grande entre
los estudiantes, que ninguno de estos últimos se atrevió siquiera a preguntar por nada de lo que decían.
Pero cuando, en el ejercicio de su ministerio en la iglesia de Amsterdam, tuvo después
tomado epístola a los Romanos como tema de una serie de discursos desde el púlpito, y cuando
había llegado a la explicación del capítulo séptimo, concerniente a la interpretación recibida
de lo cual había comenzado a concebir escrúpulos en su mente, porque parecía que ambos
menospreciar la gracia de la regeneración y disminuir todo celo y atención a la piedad; él dili-
consideró suavemente el capítulo desde el principio hasta la conclusión con buena conciencia,
como era apropiado que hiciera, y como requería la naturaleza de su función pública; él
lo comparó con los pasajes que lo precedieron y siguieron; los giró todos, en
sus varios detalles, como en la presencia de Dios; leyó todos los diversos comentaristas
sobre ella que pudiera conseguir, ya sea entre los antiguos, los de la Edad Media, o
entre los modernos; y, finalmente, después de haber invocado con frecuencia el nombre y la ayuda de
Dios Todopoderoso, y habiendo obtenido su principal ayuda humana de los comentarios de
Bucer y Musculus en esa parte de la Sagrada Escritura, descubrió que la interpretación recibida
no podía soportar el escrutinio de la verdad, pero que el pasaje debía entenderse completamente en
referencia a un hombre que vive bajo la ley, en quien la ley ha desempeñado su función, y que,
por lo tanto, sintiendo verdadera contrición en su alma a causa de los pecados, y convencido de la
incapacidad de la ley para salvarlo, pregunta por un libertador, y no es, de hecho, un regenerado
hombre, pero se encuentra en el grado más cercano a la regeneración. Esta explicación del capítulo que
entregado públicamente desde el púlpito; porque pensaba que tal curso era permitido por
la libertad de profetizar, que siempre debe tener un lugar en la iglesia de Cristo.
Aunque esta diligencia en elucidar las Escrituras y el candor que mostró,
merecía singular elogio y elogio, especialmente de todas las personas de la Iglesia
orden, sin embargo, por algunos fanáticos, en quienes tal conducta era lo menos conveniente, fue recibido
de una manera que mostraba que el autor no estaba más alto entre ellos que como alguien que,
en lugar de recibir una recompensa, debería ser acusado de maldad y demencia. Tal es el
resultado de emplear un cuidado diligente en la investigación de las Escrituras, y de cultivar
la libertad de profetizar; y se estima un servicio preferible, prestar a los sirvientes de
Cristo, los esclavos de ciertos hombres que vivieron poco antes que nosotros, y casi
canonizar su interpretación de las Escrituras como la única regla y guía para nosotros en nuestra
pretación. Cuando nuestro padre percibió estas cosas, comenzó a escribir este comentario,
que finalmente llegó a una conclusión. Si Dios le hubiera concedido una vida más larga,
haber corregido su producción con mayor precisión, como ya había comenzado a hacer; pero como
fue impedido por la muerte y, por lo tanto, incapaz de darle un pulido final, y sin embargo

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como, a juicio de muchos grandes hombres, es una obra digna de ver la luz, tenemos
ahora se aventuró a publicarlo. Aquí entonces, en primer lugar, el autor propone sus propios sentimientos, y
los prueba por deducciones de todo el capítulo, así como de la conexión en la que
coinciden con los capítulos anteriores y siguientes. En segundo lugar. Él muestra que esta interpretación
ación nunca ha sido condenada, pero siempre ha tenido el mayor número de seguidores.
En tercer lugar. Lo defiende de la acusación negra del pelagianismo, y demuestra que es
directamente opuesto a ese error. Por cuartos. Sostiene que la interpretación ahora generalmente
recibido es bastante nuevo, y nunca fue aceptado por ninguno de los antiguos, pero rechazado por muchos
de ellos. Por ultimo. Y que es perjudicial para la gracia y perjudicial para las buenas costumbres. Luego entra
en una comparación de la opinión de San Agustín, y de la que ahora se recibe generalmente
con su propia interpretación; y concluye el trabajo con un discurso amistoso a sus compañeros
ministros. Era nuestro deseo, noble Bardesius, dedicar y dirigir este trabajo a su
poder; para este deseo, hubo varias razones. Desde la primera entrada a su ministerio,
subsistía una amistad sagrada entre nuestro venerado padre y ese noble de honrado
recuerdo, su excelente padre, una amistad que siguió hasta que nuestro venerable padre llegó
hasta la tumba, llena de años y cargada de honores. Tú, como legítimo heredero de
las posesiones de su padre, también han triunfado en su lugar como heredero de sus amistades; y
esta es la razón por la que se formó la intimidad más cercana entre usted y nuestro buen padre,
Inmediatamente después de su regreso de sus viajes, que había realizado con ese fin.
de proseguir sus estudios y visitar países extranjeros. Estabas acostumbrado a colocar un
alta estima en sus dotes, y lo consultaba con frecuencia sobre cuestiones de teología,
y muy a menudo actuó de acuerdo con sus consejos, como él también lo con los suyos. Pero después de haber reflexionado
en su mente, que no era esclavo de los hombres, sino siervo de Jesucristo, y que
estaba bajo juramento [a la observancia de] sus palabras solamente, cuando, por esta razón, había
Comenzó a investigar libremente los sentimientos inventados por los hombres, y su verdad y necesidad.
y, después de compararlos con las Escrituras, había propuesto ocasionalmente, con
gran modestia, sus dudas acerca de ellos y sus animadversiones hacia ellos, cuando por
Por esta razón, muchos de los que antes eran sus conocidos y amigos íntimos, se volvieron
alienados de él como de alguien que había quitado las antiguas marcas de sus lugares;
y cuando algunos de ellos, poco a poco, tanto en público como en privado, empezaron a tomar
o hacer uno, hacer circular informes siniestros sobre él, mientras que otros, con suficiente
ciente sencillez, renunció abiertamente a toda amistad con él; y cuando todo el coro de
los fanáticos eclesiásticos se excitado mutuamente para levantarse contra él; sin embargo, en medio de todos estos
cosas, no se ofendió, pero, habiendo sopesado el asunto en el justo equilibrio de su
juicio, persististe en apreciar un amor constante por él. Cuando estaba debilitado por un
enfermedad lenta y constante, tan pronto como la suavidad del tiempo y los intervalos en su
desorden permitiría su remoción, lo invitó a su casa de la manera más
amistoso, y, a su llegada, lo recibiste como el ángel del Señor; y una amistad,

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Dedicación

así puro y refinado, te cultivaste con él, hasta que salió de esta vida y ascendió
a Cristo, su Señor y Maestro. Además, después de su muerte, por tu conducta hacia nuestros afligidos
familia, te mostraste a ti mismo como se convirtió en ese hombre que no era un pretendido
amigo a los sobrevivientes de su amigo fallecido, exist, with words and hechos, tan sustancial
pruebas de su bondad y beneficencia hacia su viuda afligida y afligida
huérfanos, que superan con creces la debilidad de nuestras expresiones. Por lo tanto, a menos que queramos
sólo para ser el más ingrato de los mortales, pero también para ser representado generalmente como tal,
era sumamente apropiado en nosotros, mientras que los escritos póstumos de nuestro venerado padre
ocasionalmente de la prensa, para inscribir una parte de ellos a su muy honorable
y nombre más amistoso, y por este método, como por un documento público, para testificar de inmediato
ante el mundo entero nuestro agradecimiento para usted, así como nuestras obligaciones vastas. A estas consideraciones
eciones, podemos agregar que nuestro padre había determinado dentro de sí mismo, si Dios había concedido
vida y ocio, escribir un sistema de toda la religión cristiana, sin sacarlo de
los lagos estancados de Egipto, sino de las fuentes puras de Israel, y para inscribirlo en tu
poder. Como no pudo ejecutar su propósito, en parte debido a la multiplicidad de sus
compromisos, y en parte debido a la naturaleza persistente de su desorden, tienes aquí, en el
lugar del otro mundo, el presente comentario; porque de ninguna otra manera que esta, puede el
el designio de nuestro padre ahora se cumpla. Esperamos que el tema en sí, que se trata en este
comentario, no será desagradable para usted; porque es uno que es excelentemente acorde
con tu genio y disposición. Es un hecho bien conocido por todos los que están ac-
conocido con usted y que no desea que se considere un secreto, pero que
profese abiertamente, tan a menudo como la ocasión lo exija, que no se deleita en esas espinosas
putaciones y discusiones que no aportan nada a la práctica de la vida cristiana; pero
que coloque la parte principal de la religión en la búsqueda de una piedad real y sólida. Como nuestro honrado
padre también muestra en este trabajo que sus deseos y propósitos eran a este respecto similares a
el tuyo, hemos pensado que nada podría ser más apropiado que dedicarlo a un hombre
de aprendizaje extenso, que también está profundamente apegado a los intereses de la religión, una obra
que es muy propicio para la promoción de la piedad. Acepta, por tanto, con corazón alegre
y semblante sereno, este pequeño obsequio que nosotros y nuestra querida madre deseamos
comprometerse con la posteridad, para que permanezca perpetuamente como un monumento sin fin de ese sagrado
amistad que subsistió entre usted y James Arminius, nuestro venerado padre, y,
al mismo tiempo, de nuestras grandes obligaciones para con usted. Para ti, que has estado bajo la influencia
fluidez de misericordia hacia nuestra afligida familia, que el Señor Dios a cambio muestre misericordia; y
que os enriquezca a vosotros ya vuestra muy honorable familia con toda clase de bendiciones celestiales,
para la gloria de su nombre y para la salvación de todos nosotros. Amén. Así que reza por los que más
apegado a tu poderío,
LOS NUEVE HIJOS HUÉRFANOS DE JAMES ARMINIUS, DE AGUA DE AGUA.
LEYDEN, 13 de agosto de 1612. & lt; / div2 & gt;

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UNA DISERTACIÓN SOBRE EL VERDADERO Y GENUINO SENTIDO DEL SÉPTIMO CAPÍTULO


DEL…

UNA DISERTACIÓN SOBRE EL VERDADERO Y GENUINO SENTIDO DEL SÉPTIMO


CAPÍTULO DE LA EPÍSTOLA A LOS ROMANOS. POR JAMES ARMINIUS, DD
INTRODUCCIÓN 1. ¿Cuál es el tema de investigación sobre el significado de este
¿Capítulo? 2. La forma en que esta cuestión es objeto de controversia; anteriormente, un lat-
Se encontró una gran cantidad de sentimiento respecto a ella. 3. Aquellos que explican este pasaje como relacionado
a un hombre bajo la ley, son acusados imprudentemente de tener alguna afinidad con el pelagiano
herejía. 4. Distribución de los temas a tratar en este Comentario. 1. El tema
de indagación acerca del significado del capítulo séptimo de la epístola a los Romanos, y
particularmente de la última parte de la misma, que se trata desde el comienzo del decimocuarto
o el versículo quince al final del capítulo, es este: "¿Se trata el apóstol allí de sí mismo,
tal como era entonces? "O, que es casi la misma pregunta," Bajo su propia persona, ¿
trata de un hombre que vive en posesión de la gracia de Cristo, o se personifica allí
¿Un hombre sometido a la ley? "Esta pregunta también se suele plantear en otras palabras, así:
"¿Trata el apóstol de un hombre que todavía no ha sido regenerado, o de uno que está
ya regenerado por el Espíritu de Cristo? "La última pregunta difiere un poco en su
significado de la primera, (1.) porque la palabra "no regenerado" tiene un significado más extenso
ficación, abrazando incluso a aquellos que están bajo la ley, y en cuyo estado el apóstol ha
También eché un vistazo breve en el versículo noveno de este capítulo, y (2.) porque la misma palabra, con
algunas personas, denota no sólo la mera ausencia de regeneración, sino también de todas aquellas
cosas que son necesariamente anteriores a la regeneración; y estas cosas anteriores están tan lejos
de ser excluido por las palabras, "bajo la ley", que, por el contrario, una gran parte de
ellos es necesariamente comprendido en el amplio compás de ese estado en el que estas palabras
describir. Esto no debe pasarse por alto sin animadversión; porque esta noción
acerca de la palabra "no regenerado" que muchas personas han formado previamente, no es poca
por qué piensan que deben rechazar la opinión, que declara que este pasaje de
La Escritura se refiere a un hombre no regenerado, es decir, a uno no solo desprovisto de regeneración,
pero igualmente de todas aquellas cosas que generalmente preceden a la regeneración; y por qué suponen
que deben aprobar el contrario a esto, sin ninguna otra consideración atenta
eración de las palabras y de las cosas significadas. 2. Pero esta pregunta se ha convertido ahora en una
tema de disputa, no como uno de aquellos sobre los que los escritores que tratan la doctrina católica
se le puede permitir mantener diferentes sentimientos, pero como si fuera uno de tanta importancia
y peso a la verdad de la fe, que, sin gran detrimento de la verdad y manifiesta herejía,
no se puede hacer ninguna determinación al respecto, excepto de una manera, que es la afirmación
que el apóstol está tratando de un hombre que vive bajo la gracia y es regenerado. Esta
El juicio sobre la pregunta me parece nuevo, y es uno que nunca se escuchó en el
iglesia antes de estos nuestros tiempos. En esos mejores días, se concedió la libertad a los teólogos del
iglesia para mantener una opinión sobre una parte de esta cuestión o sobre la otra, siempre que
no produjeron una explicación de su significado que estaba en desacuerdo con los artículos
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UNA DISERTACIÓN SOBRE EL VERDADERO Y GENUINO SENTIDO DEL SÉPTIMO CAPÍTULO


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y doctrinas de fe. La cosa misma mostrar que es posible hacerlo en este asunto,
y tal fue la persuasión que abrigaron sobre el tema quienes concedieron
esta libertad de sentimiento, porque nadie supuso jamás que se tolerara alguna opinión
en la iglesia que no podía admitir una explicación que estaba de acuerdo con las doctrinas
y artículos de fe. 3. Aquellos que explican este pasaje en referencia a un hombre que vive bajo
la ley, están acusados de sostener una doctrina que tiene alguna afinidad con la herejía doble
de Pelagio, y se dice que atribuyen al hombre, sin la gracia de Cristo, algunos verdaderos y salvadores
bueno, y quitando la contienda entre la carne y el espíritu que se lleva a cabo en
se dice que los regenerados mantienen una perfección de justicia en la vida presente. Pero yo
Confieso ingenuamente que detesto, de corazón, las consecuencias que aquí se deducen;
mientras tanto, no percibo cómo pueden fluir de tal opinión. Si alguien quiere
Si me digné probar esto, abjuraré instantáneamente de una opinión que así conduzca a la herejía; conocimiento
que nada puede ser verdad, de lo cual se pueda concluir una falsedad como consecuencia.
Pero si esto no se puede demostrar, y si puedo hacer evidente que ninguna de estas herejías,
ni ninguna otra, se derivan de esta opinión cuando se explica adecuadamente, entonces, bajo estos
circunstancias, parece que puedo exigir, por derecho propio, que no se cometan
ofrecido a mí, oa cualquier otra persona, a causa de esta opinión. Si confirma esta opinión
por argumentos que no sólo son probables, sino también incapaces de refutar, o que
tienen al menos una mayor apariencia de probabilidad que aquellos por los cuales la opinión contraria
es compatible, entonces permítame solicitar que, al menos por un derecho igual, este sentimiento
puede obtener un lugar con el otro en la iglesia. Si, por último, demuestro que la otra opinión
como es en estos días explicado por la mayoría de los teólogos, no puede, sin la mayor dificultad, ser
reconciliado con muchos de los pasajes más claros de la Escritura, que es en gran medida perjudicial
a la gracia del Espíritu que mora en nosotros, que tiene un efecto dañino en las buenas costumbres, y que
nunca fue aprobado por ninguno de los antiguos padres de la iglesia, sino que, por el contrario, desapareció
probado por algunos de ellos, e incluso por el mismo San Agustín; Entonces, ¿puedo permitirme un
derecho más merecido a amonestar a los defensores de ese otro sentimiento, que reflejan
frecuente y seriamente, ya sea que deseen excitar la ira de Dios contra ellos-
a sí mismos por una injusta condena de esta mejor opinión y de quienes son sus defensores.
4. Habiendo planteado estas cosas, entremos ahora en el asunto en sí, que será tratado
por nosotros después de ser distribuido en las siguientes partes: I.Mostraré que, en este pasaje, el
apóstol no habla de sí mismo, ni de un hombre que vive bajo la gracia, sino que ha
transfirió a sí mismo la persona de un hombre sometido a la ley. II. Lo haré evidente
que esta opinión nunca ha sido condenada en la iglesia como herética, pero que siempre ha
tenía algunos defensores entre los teólogos de la iglesia. III. Mostraré que no hay herejía, ni
la de Pelagio, ni ninguna otra, puede derivarse de esta opinión, pero que es más evidentemente
opuesto al pelagianismo, y que de la manera más distinguida y deliberadamente refuta
la gran falsedad de Pelagio. Confinándome dentro de los límites de la defensa necesaria,

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UNA DISERTACIÓN SOBRE EL VERDADERO Y GENUINO SENTIDO DEL SÉPTIMO CAPÍTULO


DEL…

Después de haber explicado estos tres puntos, podría concluir este tratado, a menos que parezca
a alguien conveniente y útil refutar con argumentos iguales a la opinión contraria, especialmente
cialmente como se explica en estos días. Esto lo intentaré en otros dos capítulos, adjuntos a
los tres anteriores, que luego serán análogos y aparecerán como paralelos a los dos últimos.
IV. Por lo tanto, probaré que el significado que algunos de nuestros teólogos modernos atribuyen
al apóstol en esto no fue aprobado por ninguno de los antiguos padres de la iglesia, ni siquiera
por el mismo San Agustín, pero que fue repudiado y refutado por él y algunos otros.
VY, por último, demostraré, que esta opinión, tal y como han explicado en estos días muchos
personas, no sólo es perjudicial para la gracia, sino también adversa a las buenas costumbres. Dios conceda eso
Puedo meditar y escribir nada más que lo que esté de acuerdo con su sagrada verdad. Sin embargo, si alguna
cosa de un tipo contrario debería escapar de mí, lo cual es una falta de fácil ocurrencia para uno
que "conoce pero en parte y profetiza en parte"; Deseo que ninguno sea [considerado como]
hablado ni escrito. Hago esta protesta previa contra tal cosa; y será, en
realidad, declare aquellas cosas que poseen mayor verdad y certeza, cuando alguien ha
me las enseñó.

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PRIMERA PARTE

PRIMERA PARTE
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I. LA TESIS QUE SE DEBE PROBAR

I. LA TESIS QUE SE DEBE PROBAR


Una descripción de los términos contenidos en la Tesis. 2. El motivo por el que la descripción
del apóstol se omite aquí. 3. ¿Qué se entiende por "estar sujeto a la ley? 4. Qué es ser
"bajo la gracia". 5. ¿Qué se entiende por "hombre regenerado"? 6. ¿Quién es "un no regenerado"? LA
apóstol, en este pasaje, no trata ni de sí mismo, como era entonces, ni de un
hombre que vive bajo la gracia; pero se ha transferido a sí mismo la persona de un hombre puesto bajo
la Ley. O como lo expresan otras personas: El apóstol, en este pasaje, no está tratando
acerca de un hombre que ya ha sido regenerado por el Espíritu de Cristo, pero ha asumido la
persona de un hombre que aún no se ha regenerado. 1. Para la prueba de la tesis, debe tener como premisa
y definiciones o descripciones prefijadas de los temas que lo componen. Los sujetos
hijo: el apóstol mismo, un hombre puesto bajo la gracia, un hombre bajo la ley, un hombre
generar por el Espíritu de Cristo, y un hombre aún no regenerado. 2. He apartado al apóstol
de aquellos que son regenerados y puestos bajo la gracia, no porque yo lo quitaría
del nmero de personas regeneradas, entre las cuales ocupa una posicin conspicua, pero
porque algunas personas han creído oportuno deducir, a partir de la descripción del apostolado
perfección, argumentos con los que prueban, que el apóstol no podía, en este pasaje, ser
hablando de sí mismo, como era entonces; porque las cosas que aquí atribuye
consigo mismo están en desacuerdo con algunas cosas que, en otros pasajes, escribe sobre sí mismo,
y porque son una vergüenza para su eminente estado de gracia y para su progreso en la fe
y novedad de vida. Pero puesto que es cierto que el apóstol no ha tratado en este capítulo
de sí mismo personalmente, a diferencia de todos los demás hombres de cualquier condición u orden
pueden ser, pero que él, bajo su propia persona, describió un cierto tipo y orden de hombres,
ya sean los que están bajo la ley y aún no se han regenerado, o los que están regenerados
erado y puesto bajo la gracia, omitiendo la descripción del apóstol, primero veremos qué
se entiende por estar bajo la gracia y bajo la ley, y por ser regenerado, y no
aún regenerarse o no regenerarse; sin embargo, haremos esto en un hombre así, que, en el siguiente
establecimiento de nuestra propia opinión, podemos presentar argumentos extraídos de la descripción
dado por el apóstol. 3. La expresión, por tanto, estar sujeto a la ley, no significa
meramente que el hombre está obligado a realizarlo, o que está obligado a obedecer las órdenes del
ley; en cuyo sentido todos los hombres en general, tanto los que se dicen en el versículo noveno de este
capítulo están "sin ley", se considera que están bajo la ley por derecho de creación, y aquellos
También los que están bajo la gracia, son tratados bajo la ley por la lucha posterior de la redención.
y santificación, y sin embargo de tal manera que no esté bajo su rigor, porque
están bajo la ley de Cristo, que libera a su pueblo del rigor de la ley. Pero porque
El oficio de la ley concerniente a los pecadores es doble: uno, concluir a los pecadores bajo el
culpa del castigo que la ley denuncia contra los transgresores, y
condenarlos por su sentencia, el otro, primero para instruir a los pecadores y darles seguridad
sobre su equidad, justicia y santidad, y luego acusarlos de pecado, instarlos a

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I. LA TESIS QUE SE DEBE PROBAR

obediencia, para convencerlos de su propia debilidad, para aterrorizarlos con el temor al castigo,
para obligarlos a buscar la liberación y, en general, para dirigir, gobernar y activar a los pecadores
según su eficacia. Por tanto, con respecto al primer oficio de la ley, todos los pecadores univer-
Se dice que sally están bajo ella, incluso aquellos que están sin ley y han pecado sin ella; "paraca
también perecerán sin leyROM. ii. 12) sin embargo, no deben ser condenados sin un
justa sentencia de la ley. En relación con el segundo oficio de la ley, se dice que están bajo
su dominio, gobierno, señorío y tutela (pedagogía), que son gobernados y activados
por la eficacia y dirección de la ley, en quien ejerce su poder, y ejerce estas su
operaciones, ya sean algunas de ellas o todas, sean más o menos, en cuyo sentido puede haber
ser, y realmente son, diferentes grados y órdenes de aquellas personas que se dicen, en este segundo
vista, estar bajo la ley. Pero en este pasaje, definimos a un hombre bajo la ley como "alguien que
está bajo toda su eficacia y todas sus operaciones; "el designio del apóstol requiriendo esto, como
luego lo percibiremos. 4. Esta frase "estar bajo la gracia" responde en oposición a
el otro de estar "bajo la ley", ya que el efecto de esta gracia es doble. La primera es
absuelve al hombre pecador de la culpa del pecado y de la condenación; el segundo es, dotar
hombre con el Espíritu de adopción y de regeneración, y por ese Espíritu para vivificar o avivar,
para liderarlo, actuar y gobernarlo. Por lo tanto, no sólo se dice que están "bajo la gracia" quienes están
libres de culpa y condenación, pero también los que son gobernados y accionados por el
guía de la gracia y del Espíritu Santo. Pero como estamos en este lugar discutiendo, no
propiamente la condenación del pecado, pero la tiranía y el dominio que ejerce violentamente
sobre aquellos que son sus súbditos, obligándolos con su fuerza propia a rendirla
obediencia, ya los que se oponen en vano la eficacia y el poder de la ley; y desde
ahora estamos tratando, no sobre la remisión de los pecados, sino sobre esa gracia que inhibe o
refrena la fuerza de este tirano y señor, y que lleva a los hombres a rendirle la debida obediencia;
por lo tanto, debemos restringir las expresiones "estar bajo la ley" y "estar bajo la gracia",
a la última significación - que él está "bajo la ley" quien es gobernado y accionado por el
guía de la ley, y que él está "bajo la gracia", quien es gobernado y accionado por el
guía de la gracia. Esto se hará evidente a partir del decimocuarto verso del sexto
capítulo, cuando se compara con precisión con los versículos anteriores y siguientes del mismo
capítulo, y de los versículos 17 y 18 del capítulo quinto de la epístola a los Gálatas,
cuando se aplique debidamente a este asunto. Sin embargo, si alguien deseara extender estos
pasajes a la doble significación de cada una de las expresiones, él tiene mi libre permiso
extensión para tal; porque no puede probar el menor obstáculo en la investigación y el descubrimiento de
la verdad del asunto que es el tema de nuestra presente discusión. 5. Veamos ahora
sobre el hombre regenerado y no regenerado. Para que lo definamos con rigor,
como conviene hacer en oposiciones y distinciones, decimos que un hombre regenerado es uno
que se llama así, no por el acto u operación comenzada del Espíritu Santo, aunque este
es la regeneración, sino del mismo acto u operación cuando se perfecciona con respecto a su

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I. LA TESIS QUE SE DEBE PROBAR

partes esenciales, aunque no con respecto a su cantidad y grado; él no es uno "que fue
una vez iluminado, y ha probado el don celestial, y se hizo partícipe del Santo
Espíritu, y que ha gustado la buena palabra de Dios y los poderes del mundo venidero ";
( Heb. Vi. 4,5) porque la explicación dada por la mayoría de nuestros teólogos a este pasaje, se aplica
sólo para personas no regeneradas. Tampoco es aquel que "ha escapado de las contaminaciones del mundo
mediante el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, y que conoció el camino
de justicia; "(2 mascotas. ii. 20,21) o explican este pasaje también como aplicable únicamente a
los no regenerados. Tampoco es un hombre que "oye la ley, y tiene escrita la obra de la ley
en su corazón, cuyos pensamientos se acusan o se excusan mutuamente, que descansa en el
la ley, se jacta de Dios, conoce su voluntad y aprueba las cosas más excelentes,
siendo instruidos por la ley. "( Rom. Ii. 13-18.) Tampoco es aquel que "ha profetizado en
el nombre del Señor, y en su nombre echa fuera demonios "( Mateo vii. 22 ) y quien" tiene toda la fe,
para que él pudiera remover montañas. "(1 Cor. xiii. 2 ) Ni el que se reconoce a sí mismo
ser un pecador, se lamenta a causa del pecado, y es afectado por el dolor de Dios, y quién es
cansado y "cargado" bajo la carga de sus pecados; ( Mateo xi. 28 ) para personas como
Cristo vino a llamarlos, y este llamado precede a la justificación y santificación, es decir, la regeneración.
eración. (ROM. viii. 30.) Tampoco es el que "se sabe miserable y miserable,
y pobre, y ciego y desnudo; "porque este es el hombre a quien Cristo" aconseja que compre "de él
las cosas necesarias para él. (Rev. iii. 17,18.) Esta interpretación no es invalidada por
el hecho de que se dice que la iglesia de Laodicea no se conoce a sí misma; por el "consejo" o consejo
otorgado nunca la persuadirá de comprar esas cosas de Cristo, a menos que haya
conocida a sí misma como tal como se describe allí. Ni es el que sabe que un hombre
no puede ser justificado por las obras de la ley, y quien, por esta misma circunstancia, se
lanzado a huir a Cristo, para que en él pueda obtener la justificación. ( Gálatas ii. 16) Tampoco es un hombre,
quien, reconociéndose indigno de levantar los ojos al cielo, y quien,
golpeando su pecho, ha exclamado: ¡Dios, ten piedad de mí, pecador! Esto ha estado bien
observado por Beza en su Refutación de las calumnias de Tilman Heshusius, donde hace
una hermosa distinción entre "las cosas que preceden a la regeneración" y "la regeneración
sí mismo "y así se expresa:" Una cosa es indagar por qué métodos prepara Dios
para el arrepentimiento o la vida nueva, y es otra para tratar sobre el arrepentimiento mismo. Dejemos, pues,
el reconocimiento del pecado y la tristeza según Dios sea el comienzo del arrepentimiento, pero en la medida en que
Dios comienza así a prepararnos para la novedad de vida, en cuyo sentido era la práctica
de Calvino merecidamente para llamar a este miedo inicial. Además, en la descripción de la penitencia estamos
no tan acostumbrados como algunas personas, para llamar a estos espantosos escrúpulos de conciencia el
mortificación de la carne o del anciano; aunque sabemos que la palabra de Dios es
pegado a una espada, que, de alguna manera, nos mata, para que podamos ofrecernos a nosotros mismos en sacrificio
un Dios; y San Pablo en alguna parte llama a las aflicciones la muerte de Cristo que cargamos
con nosotros en el cuerpo. Porque es muy evidente que, por la mortificación o muerte de la carne y

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I. LA TESIS QUE SE DEBE PROBAR

del anciano, o de nuestros miembros, San Pablo quiere decir algo muy diferente: quiere decir no
esa puede eficacia del Espíritu de Cristo que aterrorizarnos, pero que puede santificarnos,
destruyendo en nosotros esa muerte naturaleza corrupta que dio fruto para. Además, también
difieren de algunas personas en este punto, no con respecto a la cosa en sí, sino en el
método o forma de enseñarlo, que desean que la fe sea la segunda parte de la penitencia, pero
decimos que la metanoia [un cambio de opinión para mejor], por qué término entendemos, ac-
Según el uso de las Escrituras, la renovación de la vida o la novedad de la vida es el efecto de la fe ", etc.
(Opuscula, tom. I, fol. 328.) Tales son los sentimientos de Beza; pero cómo exactamente están de acuerdo
con las cosas que he adelantado, serán muy evidentes para cualquier hombre que
comparará el uno con el otro. En consonancia con estos es lo que dice Juan Calvino
sobre el miedo inicial, en las siguientes palabras: "Probablemente hayan sido engañados por esto, que
algunas personas son domesticadas por los escrúpulos o terrores de la conciencia, o son preparadas por ellos
por obediencia, antes de que hayan sido imbuidos del conocimiento de la gracia, no, antes de que
lo he probado. Y este es ese miedo inicial que algunas personas cuentan entre las virtudes,
porque disciernen que se acerca casi a una verdadera y justa obediencia. Pero esto no es
el lugar para discutir las diversas formas en que Cristo nos atrae hacia él, o nos prepara
nosotros para la búsqueda de la piedad ", etc. Pero un hombre regenerado es aquel que comprende dentro de sí mismo
todos los detalles que enumeraré aquí: "ha desanimado al anciano con sus obras, y
se ha revestido del hombre nuevo, que se renueva en conocimiento, que concuerda con la imagen de él
quien lo creó. "(Col. iii. 9,10.) ha recibido de Dios "el Espíritu de sabiduría y revelación
a través del conocimiento de Él, los ojos de su entendimiento son iluminados "o abiertos.
( Efesios i. 18.) Ha pospuesto ", en relación con la conversación anterior, el anciano, que es
corrompe según los deseos engañosos; y ha sido renovado en el espíritu de su mente, y ha
vestíos del nuevo hombre, que, según Dios, ha sido creado en justicia y santidad verdadera ”( Efesios.
iv. 22-24 ) Él, "con el rostro abierto, contemplando, como en un espejo, la gloria del Señor, es cambiada
en la misma imagen de gloria en gloria, nosotros por el Espíritu del Señor "( 2 Cor. iii. 18 ).
Él está "muerto al pecado; su anciano es crucificado con Cristo, para que el cuerpo del pecado pueda ser destruido".
troyed, que de ahora en adelante no debe servir al pecado; está libre del pecado y está vivo para Dios
por Jesucristo nuestro Señor? "( Rom. Vi. 2,6, 7,11) "está crucificado con Cristo; sin embargo
él vive, pero no él; pero Cristo vive en él; y la vida que ahora vive en la carne, él
vive por la fe del Hijo de Dios. "( Gálatas ii. 20. ) Siendo uno de los seguidores de Cristo," ha
crucificó la carne con sus pasiones y concupiscencias, y ahora vive en el Espíritu "(v. 24,25)" Por
nuestro Señor Jesucristo, el mundo le es crucificado para él, y él para el mundo "(vi, 14).
Cristo Jesús el Señor, también está circuncidado con la circuncisión hecha sin manos, en
despojándose del cuerpo de los pecados de la carne por la circuncisión de Cristo ".Col. ii. 11. ) "En

É
a él, Dios obra tanto el querer como el hacer ".Phil. ii. 13.) "Él no está en la carne, sino en el
Espíritu; el Espíritu de Cristo habita en él; mediante el Espritu, mortifica las obras del
cuerpo; es guiado por el Espíritu de Dios, y no anda según la carne, sino según el Espíritu ".

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I. LA TESIS QUE SE DEBE PROBAR

( Rom. Viii. 4,9 , 13,14) Uniendo brevemente, todas las partes y frutos de la generación en
un resumen: un hombre regenerado es aquel que tiene una mente libre de la oscuridad y la vanidad
del mundo, e iluminado con el conocimiento verdadero y salvador de Cristo, y con la fe,
que tiene afectos mortificados y liberados del dominio y la esclavitud del pecado,
que se inflaman con tales nuevos deseos que concuerdan con la naturaleza divina, y que están preparados
y apto para la novedad de vivir, que tiene una voluntad reducida al orden y conforme a la voluntad
de Dios, que tiene poderes y facultades capaces, mediante la asistencia del Espíritu Santo, de
luchar contra el pecado, el mundo y Satanás, y obtener la victoria sobre ellos, y traer
dar fruto para Dios, que es digno de arrepentimiento, quien también realmente lucha contra el pecado,
y habiendo obtenido la victoria sobre él, ya no hace las cosas que agradan a
la carne y los deseos ilícitos, pero hace los que están agradecidos a Dios; es decir, en realidad
desiste del mal y hace el bien, no de manera perfecta, sino según la medida de la fe
y del don de Cristo, según el pequeño grado de regeneración que, comenzada en el
vida presente, debe mejorarse o aumentarse gradualmente, hasta que finalmente se perfeccione después de este
la vida corta termina, no con respecto a las partes esenciales, sino con respecto a la cantidad, como
ya ha declarado, no siempre sin interrupción (porque a veces tropieza, cae,
vaga por mal camino, comete pecado, contrista al Espíritu Santo, ac.,) pero en general, y para la mayoría
parte, lo hace bien. 6. Pero un hombre no regenerado es, no solo el que es completamente ciego, ignorante
de la voluntad de Dios, contaminándose consciente y voluntariamente por los pecados sin
morse de conciencia, afectado sin sentido de la ira de Dios, aterrorizado sin remordimiento
visitas de conciencia, no oprimido por la carga del pecado, e inflamado sin deseo
de liberación, pero también es el que conoce la voluntad de Dios pero no la conoce,
con el camino de la justicia, pero se aparta de él, quien tiene la ley de Dios escrita en su
corazón, y tiene pensamientos que se acusan y se excusan mutuamente: quién recibe la palabra
del evangelio con alegría, y por un tiempo se regocija en su luz, quien viene al bautismo,
pero o no recibe la palabra misma de buen corazón, o, al menos, no da a luz
fruto: quien se ve afectado por un doloroso sentido del pecado, está oprimido por su carga, y quien
dolores según el tipo de Dios, ¿quién sabe que la justicia no puede adquirir por la ley,
y que, por tanto, se ve obligado a huir a Cristo. Para todos estos detalles, de qué manera
sean cuales sean, no pertenecen a la esencia ni a las partes esenciales de la regeneración,
penitencia o arrepentimiento, que son mortificación, vivificación y vivificación; pero ellos
son sólo cosas que preceden, y pueden tener algún lugar entre los comienzos, y, si tal es
el placer de cualquiera, pueden ser las causas de la penitencia y la regeneración, como
Calvino las ha explicado con conocimiento y nerviosismo en sus Institutos Cristianos. (Lib. 3, cap.
3.) Además, incluso la fe verdadera y viva en Cristo precede estrictamente a la regeneración, y
consistente en la mortificación o muerte del anciano, y la vivificación del nuevo,
como Calvino, en el mismo pasaje de sus Institutos, declaró abiertamente, y de una manera que
está de acuerdo con las Escrituras y la naturaleza de la fe. Porque Cristo se hace nuestro por la fe, y nosotros

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I. LA TESIS QUE SE DEBE PROBAR

están injertados en Cristo, son hechos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos, y,
plantados así con él, nos unimos o estamos unidos, para que podamos extraer
él el poder vivificante del Espíritu Santo, por el cual el anciano es mortificado y
nos levantamos de nuevo a una nueva vida. Todas estas cosas se unen entre sí en un cierto
orden, y por lo tanto también debe ser considerado, si alguien desea conocerlos no
fusionados pero claramente, y de explicarlos bien a los demás. Pero no estamos en este lugar
tratando sobre todos los no regenerados en general, pero solo sobre aquellos en quienes la ley ha
ejerció toda su eficacia, y que, por ello, recíprocamente se dice que están sujetos a la ley.
II.

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LA CONEXIÓN DEL CAPÍTULO SÉPTIMO CON EL SEXTO


LA CONEXIÓN
1. El DELenCAPÍTULO
diseño del Apóstol SÉPTIMO
el capítulo sexto. CON
2. Una breve EL SEXTO
disposición de este argumento.
3. Cuatro enunciados del mismo. 4. Esta distribución se trata en orden [en el capítulo séptimo].
5. Los dos enunciados anteriores están contenidos en conjunto. 6. Lo que por tanto se prueba
por ellos. 7. La tercera y cuarta enunciados se proponen en los versos quinto y sexto. 8.
En la tercera enunciación reside la parte principal de la controversia; su deducción consiste en
la proposición de la enunciación y su método de tratamiento. 9. La propuesta
de la enunciación. 10. La investigación de la proposición, que consiste en una explicación más amplia,
y la rendición de la causa. 11. Una explicación más amplia del séptimo capítulo, del
séptimo verso al decimocuarto. 12. La interpretación de la causa, del decimocuarto verso.
hasta el final del capítulo séptimo. 13. El decimocuarto verso contiene la traducción de dos
doblar la razón. 14. La prueba de esto está contenida en el versículo quince. 15. Y una más amplia
explicación de ello. 16. De donde se deducen dos consectarios, el primero del siglo XVI.
verso, y el segundo en el decimoséptimo. 17. A partir de esto, el apóstol vuelve a la traducción
de la causa, en el versículo dieciocho, ya la prueba de ella. 18. Su explicación más amplia
sigue en el verso diecinueve, de donde se deduce el segundo consectary en el vigésimo
verso. 19. La conclusión de la cosa pretendida, en el versículo veintiuno, y la prueba de
se da en los versículos veintidós y veintitrés. 20. Una exclamación votiva por el
la liberación de un hombre que está bajo la ley, ocurre en el versículo veinticuatro. 21. Una respuesta
o una referencia de acción de gracias a esa exclamación, se da en la primera parte del siglo XX.
quinto versículo, y la conclusión de toda la investigación, en la que el estado de un hombre que
está bajo la ley se define brevemente en la última parte del versículo veinticinco. 22. Una breve reseña
capitulación de la segunda parte. 1. Tener, por necesidad de la cosa y de orden, así
Con base en estas cosas, procedamos ahora a tratar la cuestión y la tesis misma. Pero
Será útil, brevemente, poner ante nuestros ojos la suma de todo el capítulo, su disposición
y distribución; que, después de haber considerado el designio del apóstol, y esas cosas
que conducen a ese diseño, y que han sido presentado por el apóstol como sub-
sirviente a su propósito, su mente e intención, sea más claro
nos. Para que esto pueda hacerse de la manera más apropiada, el asunto debe rastrearse un poco más.
hacia atrás. En los versículos 12 y 13, así como en los versículos anteriores del capítulo sexto
de la epístola a los Romanos, el apóstol había exhortado a todos los creyentes en Roma a contender
enérgicamente contra el pecado, y no permitir que el pecado los domine o gobierne, o
autoridad en su cuerpo mortal; sino dedicarse a Dios y entregar sus miembros
como instrumentos de justicia a Dios; y demostró y confirmó la
equidad de su exhortación por muchos argumentos, especialmente por los que se deducen de
la comunión de los creyentes con Cristo. Pero, para animarlos con más fuerza
a esta contienda espiritual, la persuasión para entrar en la que iba a ser forjada no sólo por
una demostración de su equidad, pero también por la promesa de su feliz y exitosa publicación, en

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LA CONEXIÓN DEL CAPÍTULO SÉPTIMO CON EL SEXTO

el versículo 14 del mismo capítulo, les propuso la esperanza segura de la victoria, declarando
"el pecado no se enseñoreará de ti". Porque nada puede incitar tan fuertemente a los hombres a comprometerse
valientemente y con espíritu en esta guerra, ya que esa cierta confianza de obtener la victoria
que el apóstol promete en estas palabras. Pero fundamenta su promesa, en el versículo 14,
en una razón extraída de ella, y en el poder y la habilidad de esa [gracia] bajo la guía
y auspicios de los que estaban a punto de luchar contra el pecado, o de ese estado en el que
luego fueron colocados, y por medio de Cristo, cuando dice: "Porque no estáis bajo la ley
pero bajo la gracia ", exaltando así los poderes de la gracia a expensas de la debilidad contraria
de la ley, como si hubiera dicho: "Empleo estas exhortaciones continuas para inducirlo
para participar enérgicamente en el conflicto contra el pecado; y hago esto, no solo porque considero
Es sumamente equitativo que entres en esa guerra, mientras yo tengo en cuenta tu compromiso.
comunión con Cristo, sino también porque llego a una esperanza segura, mientras veo tu presente
condición, que por fin disfrutarás de la victoria sobre el pecado, a través de aquello bajo cuya
pices peleas; y de ninguna manera puede suceder, que el pecado se enseñoree de ti,
como lo había hecho anteriormente; porque estás bajo la gracia, bajo el gobierno y la guía del
Espíritu de Cristo, y ya no bajo la ley. si todavía estuvieras en ese estado en el que estabas
antes de la fe en Cristo, es decir, si todavía estuvieras bajo la ley, podría caer en la desesperación por
declarando una victoria para ti, puesto bajo el dominio del pecado. Tal victoria sobre el
poder del pecado conteniendo dentro de ti, no podrías obtenerlo por la fuerza o
poder de la ley, que sabe mandar, pero no ayuda para el desempeño
de las cosas ordenadas, cuán grandes sean los esfuerzos que hiciste para ganar
la batalla bajo los auspicios de la ley ". Pero este razonamiento, en primer lugar, poseía
validez para probar la necesidad de la gracia que fue ofrecida y que se recurso en Cristo
solo, en oposición a los que eran los patrocinadores de la causa de la ley contra el evangelio,
y quien instó a ese pacto, la ley de obras, contra el pacto de gracia y la ley
de la fe. Este razonamiento también contribuyó en gran medida al diseño que propuso el apóstol
a sí mismo en la parte principal de esta epístola. Su diseño era enseñar eso, no la ley, sino
"El evangelio es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree", tanto porque por
la ley, y por las obras de la ley, nadie puede ser justificado de los pecados que ha cometido.
cometido, y porque, por el poder y la ayuda de la misma ley, nadie puede oponerse a sí mismo
al poder del pecado para sacudir su yugo y, después de haber sido liberado de su yugo, para servir
Dios, ya que inmediatamente cae en el conflicto. Pero en Cristo Jesús, como se nos ofrece
a través del evangelio, y aprehendidos por fe podemos obtener ambas bendiciones: la
la entrega de los pecados mediante la fe en su sangre, y el poder del Espíritu de Cristo, por el cual,
siendo liberados del dominio del pecado, podemos, a través del mismo Espíritu, ser capaces de resistir
pecado, para ganar la victoria sobre él, y para servir a Dios "en novedad de vida". Estas cosas en el
El sexto capítulo se puede percibir de un vistazo cuando se coloca ante los ojos en el siguiente
orden:

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LA PROPUESTA DEL APÓSTOL Dehortatorio.—

LA PROPUESTA DEL APÓSTOL Dehortatorio.— "


Ni entregáis al pecado vuestros miembros como instrumentos de iniquidad ".
ory .— "Pero presenta tus miembros como instrumentos de justicia a Dios". LA RAZÓN
"Porque el pecado no se enseñoreará de ti". Por tanto, un entimema, cuyo antecedente
es: "El pecado no se enseñoreará de ti". Su consecuente: "Por lo tanto, ni cedas tu
miembros como instrumentos de iniquidad para el pecado, sino entregados a Dios ", etc.
LA PRUEBA DEL ANTECEDENTE O DE LA RAZÓN "Porque estáis bajo la gracia;
por tanto, el pecado no se enseñoreará de ti. "UNA ILUSTRACIÓN DE LA PRUEBA
DE SU CONTRARIO Porque no estáis sujetos a la ley. "BREVE EXPLICACIÓN DEL
PRUEBA Y DE SU ILUSTRACIÓN "Si, en verdad, todavía estaba bajo la ley, como
antes, el pecado tendría dominio sobre ti como antes; y, habiendo seguido
sus órdenes e impulsos, no podría hacer otra cosa que ceder a sus miembros
como instrumentos de iniquidad para el pecado. "Pero como ya no estás bajo la ley,
pero bajo la gracia, el pecado no tendrá dominio sobre ti, sino por el poder de
gracia fácilmente resistirás el pecado y entregarás tus miembros como instrumentos de justicia
a Dios ". Desde el versículo 14, el apóstol persevera en la misma exhortación
el resto del sexto capítulo, con un ligero intermedio de este argumento, pero habiendo
refutó previamente la objeción que pudiera deducirse de ella; estar a punto de reanudar
el mismo argumento, y para tratarlo más ampliamente, en todo el capítulo séptimo, y
en la primera parte del octavo, ya que, como ya hemos percibido, la persecución de este
El argumento contribuye muy materialmente a su diseño. 2. Pero el apóstol trata este tema en
orden y mtodo exigidos por la razn misma y por la necesidad de
cussion. Porque había dicho: "El pecado no se enseñoreará de vosotros, porque no estáis bajo el
ley, pero bajo la gracia ". 3. En estas palabras, están contenidas las cuatro siguientes enunciaciones: (1.)
Los cristianos no están sujetos a la ley. (2.) Los cristianos están bajo la gracia. (3.) El pecado tendrá dominio
sobre los que están bajo la ley. (4.) El pecado no se enseñoreará de los que están bajo
gracia. De estas cuatro enunciaciones, la segunda y la cuarta son necesarias y suficientes para
persuadir un favor de esta exhortación; pero se aducen el primero y el tercero, tanto para el
en aras de la ilustración, y porque fueron requeridos por el diseño principal de todo el
epístola. El primero de estos [pares de enunciados conjuntos] es bien conocido por todos los que comprenden
destacan la naturaleza de un axioma separado y la relación mutua que existe entre sus partes;
pero el último de ellos se hará muy evidente por la deducción de la epístola misma,
y en una diligente inspección de su conformación. 4. El apóstol, por tanto, pensó que estos
cuatro axiomas deben ser tratados por él en orden, y de hecho siempre con la mención de la
conclusión que deseaba inferir de ellos como de premisas; y en el que el
La suma de la exhortación consistió. 5. Pero el apóstol trata esos dos enunciados anteriores
Continuamente, tal curso es requerido por su naturaleza. Porque da una cosa a aquellos
de la cual toma otra, y esto muy propiamente; porque existe uno y el

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LA PROPUESTA DEL APÓSTOL Dehortatorio.—

misma causa por la que uno debe ser atribuido y el otro quitado, por qué están bajo
gracia y no bajo la ley. Esta causa se expresa en el cuarto versículo del séptimo
capítulo, en las siguientes palabras: "Vosotros también habéis muerto a la ley en el cuerpo de Cristo,
para que os casarais con otro. "6. Pero en los primeros cuatro versículos, el apóstol prueba que
Los cristianos o los creyentes no están bajo la ley, sino bajo la gracia; que prueba puede estar compuesta
en este silogismo: Los que están muertos a la ley, y esto en el cuerpo de Cristo, para que puedan
estar casados con otro, incluso con Cristo, ya no están bajo la ley, pero ahora están bajo la gracia;
Pero los cristianos están muertos a la ley, que deben casarse con otro, sí, con Cristo;
Por tanto, los cristianos ya no están bajo la ley, sino bajo la gracia. La primera parte del
proposición: "Los que están muertos a la ley, ya no están bajo la ley", se expresa en
el primer versículo del capítulo séptimo en estas palabras: "La ley se enseñorea del hombre como
mientras viva. "La última parte de ella", Los que son hechos de Cristo están bajo la gracia, - es
incluido en el cuarto verso, del cual se puede deducir. Pero una confirmación de la primera
parte de la proposición se agrega, en el primer verso, a partir del testimonio de las conciencias de
los que son expertos en el conocimiento de la ley; y la misma parte de la proposición es
ilustrado, en el segundo y tercer versículo, por un símil, el del matrimonio, en el que la mujer
ya no está sujeta a la ley de su marido que "mientras viva"; pero cuando este muerto,
está libre de la ley de su marido, de modo que se le permite trasladarse a
otro hombre sin cometer el delito de adulterio. La aplicación de esta comparación
Es evidente, sólo se observa la diferencia, que el apóstol ha declarado, por un cambio en
el modo de hablar, que los cristianos están muertos a la ley, y no que la ley es
convertido en muerto para ellos. Algunas personas atribuyen este cambio de habla a la prudencia
del apóstol, que deseaba evitar el uso de una frase que previamente sabía que sería
ofensivo para los judíos. Otros lo transfieren a la naturaleza de la cosa, en la que dicen
que el pecado, y no la ley, sostuvo la parte o la persona del marido, porque en el sexto
se dice que el pecado del verso está muerto; pero esto no contribuye en nada a nuestro propósito actual. La suposición,
en el cuarto versículo, está en estas palabras: "también nosotros hemos muerto a la ley en el cuerpo de
Cristo, que os casareis con otro, sí, con Cristo ". Esta suposición se ilustra,
Primero, por la causa eficiente de esa mortificación o muerte, que es la crucifixión y la
resurrección del cuerpo de Cristo, y la comunión de los creyentes con Cristo en ese
crucifixión y en la resurrección de Su cuerpo. En segundo lugar. Esta suposición está ilustrada por
la causa final de la liberación, que contiene el alcance o diseño de la exhortación apostólica
ción, es decir, "llevar fruto para Dios". Pero persevera en el mismo fin en los dos
versos posteriores, el sexto y el séptimo, tratándolo a través de una comparación de cosas
similar, como también lo había hecho en el versículo diecinueve del capítulo sexto. El paralelo es que
servimos a Dios, y como no estamos ahora en la vejez de la letra, sino en la novedad de
Espíritu, y somos librados de la ley, estando muerta esa cosa en la que estábamos retenidos, es
equitativo que demos fruto para Dios; porque cuando estábamos en la carne, el movimiento

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LA PROPUESTA DEL APÓSTOL Dehortatorio.—

de los pecados, que existen por medio de la ley, obraron en nuestros miembros para llevar fruto para muerte.
La conclusión no se infiere abiertamente, pero se entiende, que es un modo de ocurrencia frecuente.
rencia, porque la proposición, o cuestión a tratar, no difiere de la conclusión
en el asunto, pero sólo en el modo de posición. 7. Pero aunque estos dos versículos, el quinto y el
sexto, tienen tal relación con las cosas que precedieron como ya se ha explicado,
sin embargo, también deben referirse a los que siguen. Para el tercer y cuarto enunci-
En estos dos versículos, se proponen algunas de las variaciones: el tercero en el quinto versículo y el cuarto en el
sexto. Porque, esta expresión, "Los movimientos de los pecados, que son por la ley, son vigorosos, o
operar en los miembros de los hombres que todavía están en la carne "(versículo 5) tiene un significado equivalente
a estas palabras: "El pecado tiene dominio sobre los que están bajo la ley". Estas palabras
así mismo, "Pero ahora somos librados de la ley, habiendo muerto aquel en que estábamos retenidos,
para que sirvamos con novedad de espíritu, y no con la vejez de la letra "(vers.
sexto) concuerda bien con lo siguiente: "El pecado no se enseñoreará de los que son
bajo la gracia. "Esto se hará evidente si alguien traduce la partícula wse como un antiguo
intérprete ha hecho, por las palabras "para que", y no lo entiende del fin o intento,
sino del asunto o evento, como requiere el uso casi perpetuo de esa partícula. Por el sentido
es esto: "Cuando todavía estábamos en la vejez de la letra y bajo la ley, entonces estábamos retenidos
bajo el pecado; y cuando ahora somos liberados de la ley y puestos en novedad de espíritu,
somos capaces de servir a Dios con justicia y verdadera santidad ", de acuerdo con este estado de nuestra
novedad de vivir. 8. Pero examinemos ahora más de cerca cómo se trata esta tercera enunciación,
ya que en él se establece la parte principal de la controversia. La exposición de todo el asunto
consiste en proponer la enunciación y en su investigación, la última de las cuales es
en parte una explicación y en parte una aplicación de la causa. Ambos se unen brevemente
a la proposición, como se establece en el quinto versículo de este capítulo; por lo que son
más abundantes y mejor acomodados a la investigación más prolija, que como son
propuesto desde el versículo catorce del sexto capítulo. 9. Porque esa proposición es "pecado" o,
como se expresa más enérgicamente, "Los movimientos de los pecados tienen el dominio sobre aquellos
que están bajo la ley ". Este atributo también se expresa con más nerviosismo por este método
del habla, por el cual se dice que los movimientos de los pecados tienen existencia por la ley misma. Dos efectos
de este dominio, por lo tanto, se añaden a la proposición en aras de la explicación. Uno
es, su vigor y su trabajo en los miembros; el otro es, que produce frutos para
Muerte. La causa por la cual, en los hombres bajo la ley, "los movimientos de los pecados obran en sus miembros
dar fruto para muerte ", se traduce en estas palabras," cuando estábamos en la carne ".
la referencia al tiempo anterior se toma del estado carnal, estado que comprende el
porque, en tiempos pasados, "los movimientos de los pecados obraron en nuestros miembros". Como si el apóstol
había dicho: "No es maravilloso que los movimientos de los pecados hayan tenido dominio sobre nosotros, y
han trabajado en nuestros miembros para llevar a cabo fruto para muerte; porque estamos en la carne; y el
La ley misma está tan lejos de poder obstaculizar este dominio y restringir el vigoroso

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LA PROPUESTA DEL APÓSTOL Dehortatorio.—

crecimiento del pecado, que estos movimientos son por la ley mucho más fervientes y vehementes, no por
culpa de la ley, sino a través de la iniquidad y obstinación del pecado que tiene el dominio
y abusa de su poder ". 10. Esta proposición, por lo tanto, se explica más ampliamente, a partir de la
séptimo verso al decimocuarto; y su causa se trata en su totalidad desde el verso catorceavo en
clusive, hasta el final del capítulo. La explicación se centra en este doble efecto: el
obra del pecado, y su fructificación por el cual da fruto para muerte. La representación
de la causa está continuamente atento a lo que se dice en el quinto versículo, "Cuando estábamos en el
carne ". Pero en ambos puntos, debemos cuidarnos cuidadosamente de no someter la ley al
sospecha de culpa, como si fuera en sí misma la causa de deseos depravados en nosotros, y de
muerte; cuando es sólo la ocasión en la que el pecado se apodera violentamente de ella y la usa para producir
estos efectos en hombres que viven bajo la ley. En la explicación, ambos efectos se eliminan
de la ley, y se atribuyen al pecado en cuanto a su propia causa; sin embargo, esto se hace en tal
una forma, que se agrega al mismo tiempo, que el pecado abusa de la ley para producir estos efectos. 11.
(i) El primero de estos efectos se elimina de la ley, en el versículo séptimo, con estas palabras:
"¿Qué, pues, diremos? ¿Es pecado la ley? Dios no lo quiera". Es decir, como si hubiera dicho: "¿Puede,
por lo tanto, debe atribuirse a la ley que es ella misma, o la causa de los deseos depravados en nosotros, porque
¿Porque se llama en el quinto versículo, los movimientos del pecado que son por la ley? "El apóstol
responde, que es muy incorrecto entretener incluso la mera idea de tal cosa
la Ley. Adjunta una prueba de esta eliminación del primer efecto, del efecto contrario que
la ley tiene; porque la ley es el índice del pecado, o aquello que lo señala; por lo tanto, no es ni
el pecado ni la causa del pecado. Luego ilustra esta prueba con un ejemplo especial: "Porque debería
No habréis conocido la concupiscencia, a menos que la ley dijera: No desees ni codicias.
Pero el mismo efecto se atribuye, en el octavo versículo, al pecado, con estas palabras: "Pero el pecado obró
en mí todo tipo de concupiscencia ", pero de modo que abusa de la ley como ocasión para producir
este efecto. Esto se insinúa en las palabras que siguen inmediatamente:. "Pecado, aprovechando la ocasión
por el mandamiento, obrado en mí ", etc. El último efecto [la fructificación del pecado] es
probado en el versículo siguiente, con estas palabras: "Porque sin la ley, el pecado está muerto; pero, en el
acercamiento de la ley, el pecado revivió ", que es ilustrado por sus privativas opuestas", porque yo estaba
vivo cuando el pecado estaba muerto; pero cuando el pecado revivió, entonces yo morí; "pero, como esto fue hecho por la ley,
es evidente que el pecado abusó de la ley para producir este efecto. Pero el apóstol aquí se une al
segundo efecto al primero, (porque se unen por naturaleza, y el primero es el
causa de este último,) y así en los versículos décimo y undécimo, atribuye la muerte al pecado, que
abusa de la ley, pero para excusarla también del efecto de la muerte, como se expresa en
el décimo verso, "el mandamiento que era para vida"; la causa de la muerte se transfiere
al pecado, en la expresión, "por el pecado, aprovechando el mandamiento", etc. Pero el sigue
subraya su exculpación de la ley, en el versículo duodécimo, mediante una descripción de la naturaleza de la ley,
que "es santo, justo y bueno" y, por tanto, de ninguna manera la causa de la muerte, un
pecado contra la ley que rechaza indignado en la primera parte del decimotercer

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LA PROPUESTA DEL APÓSTOL Dehortatorio.—

versículo, diciendo: "No allow Dios que lo bueno me sea hecho muerte". Pero
En la última parte de este versículo, atribuye el mismo efecto al pecado, con la adición de dos
final, ambos incluidos al menosprecio del pecado mismo, en estas palabras: "Ese pecado
puede parecer pecado, obrando muerte en mí por lo que es bueno; ese pecado, por el mandamiento,
podría llegar a ser sumamente pecaminoso ". Como si hubiera dicho:" El pecado, por este abuso de la ley para
seducirnos y matarnos, ha producido el efecto, eso. a cambio, su propia depravación y perversidad
ser manifestada por la ley. Esta perversa depravación consiste en el pecado que obra la muerte por el
ley que es buena, y en ser sumamente pecaminoso por el mandamiento que es
justo y santo, y que sólo pudiera llegar a ser como si fuera un pecador sin medida por su propia
maldad, sino que también podría declararse como tal por indicación de la ley, que ha
tan vergonzosamente abusado para producir estos efectos. "Pero es evidente de la totalidad de este ex-
planificacin, que el apstol ha intentado tanto su estilo como para sacar una conclusin de la necesidad
de la gracia de Cristo, de la eficacia del pecado y de la debilidad de la ley. Esta voluntad
ser aún más perspicuo, si comprendemos brevemente esta explicación del apóstol en la siguiente
forma: "El pecado tiene dominio sobre los que están bajo la ley, al obrar en todos ellos
forma de concupiscencia a través de la ley misma, y también matándolos a través de ella, sin embargo,
que la ley está libre de toda culpa en ambos casos, ya que, es santa y buena, índice del pecado,
y fue dado de por vida. Pero el pecado es tan poderoso en los hombres que todavía están bajo la ley, que abusa
la ley para producir esos efectos en el hombre sometido a ella; por el cual abuso de
la ley, el pecado, por otro lado, quita la recompensa de la ley, que su propia perversidad
y la disposición y tendencia nocivas pueden manifestarse por indicación de la ley. Delaware
En estas circunstancias, un hombre que está bajo la ley se ve obligado a huir a la gracia, para poder
por su benéfica ayuda serás liberado de la tiranía de un amo tan malvado e injurioso ".
12. La interpretación de la causa sigue desde el versículo catorce hasta el final del capítulo;
en el que, como ya hemos observado, se pone el máximo cuidado en no imponer ninguna ignominia
a la ley, ni atribuirle ninguna culpa; y toda la travesura se atribuye al poder
del pecado, y de la debilidad del hombre que está bajo la ley. Pero la causa se da brevemente
en el verso catorce, con estas palabras: "Porque sabemos que la ley es espiritual, pero yo soy carnal,
vendido bajo el pecado. "Pero para que esta interpretación de la causa pueda entenderse con precisión,
debemos considerar nuevamente esa proposición, cuya causa el apóstol determina en este
lugar para explicar, y cuál es este: "El pecado se enseñorea de los que están bajo la ley";
o, "Las mociones de los pecados que son por la ley, obran en los hombres que están bajo la ley". 13.
Para que la causa de esto sea completa y perfectamente explicada, debe demostrarse por qué la ley
no puede debilitar la fuerza y la tiranía del pecado en aquellos que están bajo la ley, y por qué el pecado
sujeta a los que están sujetos a la ley y los odia a sí mismo como por algún derecho de su
propio. Por tanto, esta interpretación de la causa consta de dos partes: la primera está contenida en
estas palabras: "Porque en verdad la ley es espiritual, pero yo soy carnal". Que la partícula "de hecho" o
"Verdaderamente" debe añadirse, se prueba tanto por su relativo de, "pero", así como por el propio sujeto.

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LA PROPUESTA DEL APÓSTOL Dehortatorio.—


El segundo está contenido en estas palabras: "Porque estoy vendido al pecado"; es decir, estoy bajo el
dominio del pecado, como uno que se constituye en un siervo comprado por el derecho de venta, y como
uno que se convierte en esclavo del pecado. Como si el apóstol hubiera dicho: "Que la ley es
incapaz de obstaculizar la fuerza y la operación del pecado en los hombres que están bajo la ley,
De aquí surge que los hombres sometidos a la ley son carnales; en quien, pues, la ley, aunque es
espiritual, no posee tanto poder como para permitirle contener la fuerte inclinación
de la carne a cosas malas y contrarias a la ley. Y desde el pecado, por cierto derecho
por sí misma, ejerce dominio sobre aquellos hombres que están bajo la ley, por lo que viene
para pasar que han sido esclavizados al pecado, y están atados y "encadenados como un
servil comprado. "14. El apóstol inmediatamente adjunta una prueba, en el versículo quince, no
tanto del hecho de que un hombre bajo la ley es carnal, como de que es esclavo del pecado. Pero el
La prueba se toma del adjunto o efecto peculiar de un sirviente comprado, en estas palabras:
"Porque lo que hago, no lo permito". Porque un siervo no hace lo que le parece bien,
pero lo que su amo quiera prescribirle; porque así es la palabra "yo permito"
usado en este pasaje, para "apruebo". Pero si alguien piensa que aquí se usa en su debido
significación, el argumento será el mismo, e igual su validez; "porque", como Cristo ha dicho
nosotros, "el siervo no sabe lo que hace su señor"; ( Juan XV. 15;) ni su Señor está atado,
ni está acostumbrado a dar a conocer a su siervo toda su voluntad, excepto en lo que parece
propio de él para emplear los servicios de su sirviente a través del conocimiento de esa voluntad.
15. Pero el primer significado de la palabra se adapta mejor a este pasaje, y parece
ser requerido por las cosas que siguen; para una explicación más amplia de este argumento
se produce con las siguientes palabras: "Porque lo que quiero, no lo hago; pero lo que odio, que
lo hago ", que es una muestra evidente de una voluntad que está subyugada y sujeta a la voluntad de otro;
es decir, a la voluntad del pecado. Por tanto, es siervo y esclavo del pecado. 16. El apóstol ahora
deduce de esto dos consectarios, por el primero de los cuales excusa la ley, y por el
segundo, echa al pecado toda la culpa respecto a este asunto, como también lo había hecho
viosa parte del capítulo. El primer consagrado es, "si, entonces, hago lo que no haría, no
consiento a la ley que es buena ". (16.) Es decir," si hago de mala gana lo que el pecado prescribe
para mí, ahora, en verdad, doy mi consentimiento a la ley de que es bueno, por ser aquello contra lo cual el pecado es
comprometido. Doy mi consentimiento a la ley que ordena, sin embargo, mientras estoy bajo el dominio
del pecado, soy incapaz de realizar lo que prescribe. "El segundo consagrado es", Ahora bien
ya no soy yo el que lo hace, sino el pecado que habita en mí ". (17.) Es decir," por lo tanto,
hacer lo que yo hago, no a mi propia elección, sino a la de otro, es decir, de mi amo, que
es pecado; De esto se sigue que no soy yo quien lo hace, sino el pecado que habita en mí, tiene la
dominio sobre mí, y me impulsa a hacerlo ". 17. Habiendo tratado estos temas en el
ahora dicho, el apóstol vuelve a la misma interpretación de la causa y la prueba de
eso. El verso dieciocho contiene la traducción de la causa, en estas palabras: "Porque yo sé
que en mí (es decir, en mi carne) no mora el bien: "Por tanto, no es de extrañar que

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LA PROPUESTA DEL APÓSTOL Dehortatorio.—

la ley, aunque es espiritual, no puede quebrantar el poder del pecado en un hombre que está bajo
la Ley; porque lo bueno no habita, es decir, no tiene dominio, en un hombre carnal
que está bajo la ley. La prueba de esto se adjunta en el mismo verso: "Porque el querer está presente
conmigo pero cómo realizar lo que es bueno no lo encuentro ". O," no encuentro cómo puedo
realizar cualquier cosa buena ". 18. La explicación más amplia de ello se da en el siglo XIX.
verso: "Porque el bien que quiero, no lo hago; pero el mal que no quiero, eso hago"; cual es
una prueba evidente de que nada bueno habita en mi carne. Porque si algo bueno habitara en mi
carne, entonces debería ser realmente capaz de realizar aquello a lo que mi mente y voluntad
inclinado. Luego deduce una vez más el segundo consectario, en el vigésimo verso: "Ahora
si hago lo que no quiero, ya no soy yo el que lo hace, sino el pecado que habita en mí ". 19. Pero de
todos estos argumentos, en el verso veintiuno concluye lo que pretendía: "Encuentro entonces
una ley, [que se impone de esta manera,] que, cuando quiero hacer el bien, el mal está presente en mí ".
Es decir, en realidad, por tanto, encuentro a partir de la circunstancia de "estar presente conmigo",
pero de no ser capaz de hacer el bien, que el mal o el pecado está presente en mí, y
no solo tiene un lugar en mí, sino que también prevalece. Esta conclusión no difiere en
significado de la traducción de la causa que está comprendida en el verso catorce, en este
expresión: "Pero yo soy carnal, vendido al pecado". Pero en los dos versos siguientes, los veinte
segundo y vigésimo tercero, el apóstol prueba la conclusión que precede inmediatamente;
y, al probarlo, explica más claramente de dónde y cómo sucede, que un hombre que está
bajo la ley no puede tener dominio sobre el pecado, y que, ya sea que esté dispuesto o no, tal
una persona se ve obligada a satisfacer los deseos del pecado; y él dice, "porque me deleito en la ley de Dios
después del hombre interior; pero veo otra ley en mis miembros, luchando contra la ley de mi
mente, y llevándome cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. "20. En el
cerrar, de una consideración del estado miserable de aquellos hombres que están bajo la ley, un
se levanta una exclamación votiva por su liberación de esta tiranía y servidumbre del pecado, en
los siguientes términos: "¡Miserable de mí! ¿Quién me librará (o me arrebatará) del
cuerpo de esta muerte? "Es decir, no de este cuerpo mortal, sino del dominio del pecado, que
aquí llama al cuerpo de la muerte, como también lo llama en otros pasajes, el cuerpo del pecado. 21. Párr.
a esta exclamación, le agrega una respuesta: "la gracia de Dios, por Jesucristo nuestro Señor,
librarte "—o una acción de gracias, en la que el apóstol insinúa, en su propia persona, de dónde
la liberación debe buscarse y esperarse. En último lugar, se adjunta una conclusión a la
toda la investigación, en la última parte del versículo veinticinco, en la que se define brevemente
la condición completa de un hombre bajo la ley, que había sido previamente y en gran medida
descrito; "Así que, con la mente, yo mismo sirvo a la ley de Dios, pero con la carne, la ley
del pecado. "Y de esta manera se concluye el capítulo séptimo. 22. Pero para que estos
Los argumentos, después de haber sido reducidos a una pequeña brújula, pueden percibirse en un solo
A simple vista, recapitulamos brevemente esta segunda parte igualmente, de la siguiente manera: "
Ya he declarado que el pecado se enseñorea de los hombres que están bajo la ley.

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LA PROPUESTA DEL APÓSTOL Dehortatorio.—

La causa de esto es que, aunque la ley misma es espiritual, y aunque los hombres que están bajo
consiente en que es bueno, y aunque quieran lo bueno y se deleiten en la ley
de Dios según el hombre interior; sin embargo, estos mismos hombres que están bajo la ley son carnales, sold
bajo el pecado, no tienen nada bueno que more en su carne, sino que el pecado more en ellos, y
el mal está presente con ellos; tienen igualmente una ley en sus miembros que no sólo guerrea
contra la ley de su mente, pero que también los hace cautivos de la ley del pecado que
está en sus miembros. De este asunto es una prueba cierta y evidente, que el bien que
cuentos hombres lo harían, no lo hacen; pero el mal que aborrecen, lo hacen; y que cuando ellos
voluntad de hacer el bien, no obtener la capacidad. De ahí que sea indudablemente evidente que
no son ellos mismos dueños de sus propios actos, sino el pecado que habita en ellos; a la que
También debe atribuirse principalmente a la culpabilidad del mal cometido por estos hombres que
son como los reacios perpetradores de ella. Pero en esta cuenta, estas personas, desde el shewing
de la ley, habiendo conocido su miseria, se ven obligados a gritar ya
imploro la gracia de Jesucristo ".
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VERSO EL DECIMOCUARTO 1.

VERSO EL DECIMOCUARTO 1.
Una investigación más detallada de esta cuestión y una demostración extraída del texto mismo,
que el apóstol trata aquí acerca de un hombre que caminaba bajo la ley y no bajo la gracia. 2.
La forma en que lo carnal y lo espiritual se oponen entre sí en las escrituras. 3.
Una objeción tomada de 1 Corintios iii. 1,2; y una respuesta. 4. El significado de la frase,
vendido bajo el pecado. Las opiniones de Calvino y Beza sobre este verso. 1. Habiendo, en el anterior
manera, considerando la disposición y la economía de todo el capítulo, veamos ahora algo
investigar más estrictamente la pregunta propuesta por nosotros, que es la siguiente: "¿Son aquellas cosas que
están registrados, desde el versículo catorce hasta el final del capítulo séptimo, para ser entendidos
sobre un hombre que está bajo la ley, o sobre uno que está bajo la gracia? "En primer lugar,
que se preste cierta atención a la conexión del versículo catorceavo con los que
lo precedió; porque la partícula racional gar "para" indica su conexión con lo anterior.
Esta conexión muestra que el mismo tema se discute en este versículo, como en los anteriores.
eso; y el pronombre egw I, debe entenderse como relativo al mismo hombre, como se ha
significada en los versos anteriores por el mismo pronombre. Pero la investigación en el primero
parte del capítulo estaba respetando a un hombre que está bajo la ley, y el pronombre "yo" tenía
anteriormente denotaba al hombre que estaba bajo la ley: Por lo tanto, en este versículo catorce también,
en el que se da una causa de lo que se ha explicado antes, un hombre bajo la ley es
sigue siendo el tema. Si es de otra manera, todo es nada menos que un razonamiento vago; ni,
En este caso, ¿hemos podido percibir alguna vez alguna conexión probable, según
que estas consecuencias que siguen pueden estar en coherencia con las cuestiones precedentes, y
que ha sido aducido por quienes suponen que, en los primeros trece versos de este séptimo
capítulo, el discurso se refiere a un hombre bajo la ley, pero que en el versículo catorce y
los que siguen, el tema del discurso es un hombre bajo la gracia. Si alguien niega esto,
que intente distinguir la conexión [entre las dos partes del capítulo que
se acaba de especificar]. Algunos de los que han albergado esa opinión, percibiendo la
dificultad de tal empresa, interprete este verso decimocuarto así como los que
lo precedió, en relación con un hombre bajo la ley, pero el decimoquinto y siguientes versos como
aplicable a un hombre bajo la gracia. Esto también lo percibiremos de aquí en adelante. En segundo lugar. En el
mismo decimocuarto versículo, ese hombre de quien el apóstol trata bajo su propia persona, es
se dice que es carnal; pero un hombre que es regenerado y puesto bajo la gracia no es carnal, sino
espiritual. Por tanto, es un asunto de la mayor certeza, que el tema del apóstol en
este versículo no es un hombre puesto bajo la gracia. Pero el hombre que está bajo la ley es carnal; por lo tanto,
está claro que el tema del discurso en este versículo es un hombre sometido a la ley. Demuestro que un
El hombre regenerado, uno que está bajo la gracia, no es carnal, ni así designado en el
Escrituras. EnRomanos viii. 9,se dice "pero vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu". Y en
el versículo que precede, se dice, "así que los que viven en la carne no pueden agradar a Dios".
El hombre regenerado, que está bajo la gracia, agrada a Dios. EnRomanos viii. 5, se dice

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VERSO EL DECIMOCUARTO 1.

"Los que son de la carne piensan en las cosas de la carne", pero [como se expresa en el
mismo versículo] un hombre bajo la gracia "piensa en las cosas del Espíritu". EnGalón. v. 24,se dice, "Ellos
que son de Cristo han crucificado la carne, con los afectos y concupiscencias; "y los que" han
crucificado la carne "no es carnal. Pero los hombres que son regenerados y puestos bajo la gracia" son
De Cristo y han crucificado la carne. "Por lo tanto, los hombres que responden a esta descripción son
no carnal. En Romanos viii. 14,se dice: "Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son
los hijos de Dios ". Por lo tanto, son" guiados por el Espíritu de Dios ", pero esas personas son espirituales.
2. Pero aquí se objeta, "el mismo hombre puede, en un aspecto diferente, ser llamado carnal y
espiritual - 'espiritual', en la medida en que es regenerado por el Espíritu - 'carnal' en la medida en que es
no regenerado; porque, mientras el hombre esté en este cuerpo mortal, no está completamente regenerado. De esto
surge un significado doble de la obra 'carnal': uno denota un hombre puramente carnal, en quien
el pecado tiene el dominio; el otro denota un hombre en parte carnal y en parte espiritual ". Respuesta:
Concedo, según las Escrituras, que el hombre no se regenerará completa y perfectamente durante tanto tiempo.
como es en la vida presente. Pero esta admisión debe ser aprehendida correctamente, es decir, que
tal perfección debe entenderse como relacionado no con la esencia y partes esenciales de la regeneración.
en sí misma, sino en el grado y medida de la cantidad. Para el negocio de la regeneración
no se lleva a cabo de tal manera que un hombre sea regenerado o renovado con respecto a alguna
de sus facultades, pero permanece con respecto a otras de ellas completamente en la vejez de la
naturaleza alabada. Pero este segundo nacimiento está ordenado de la misma manera que nuestro primer nacimiento, por
que nacemos seres humanos, es decir, participando enteramente de la naturaleza humana, pero no en
la perfección de la edad adulta. As tambin, el poder de la regeneracin impregna todos los
facultades del hombre, ninguna de ellas exceptuada; pero no los impregna perfectamente al principio
momento; porque se lleva a cabo gradualmente, y con avances diarios, hasta que se expande o dibuja
a una edad plena y madura en Cristo Por lo tanto, se dice que el hombre entero es regenerado,
conforme a todas sus facultades, mente, afectos y voluntad; y lo es, por tanto, con respecto a
estas, sus facultades regeneradas, una persona espiritual. Pero como en las Escrituras, un hombre espiritual
y un hombre carnal se oponen entre sí en todas sus definiciones, [porque el primero de
ellos es el que camina según el Espíritu, y este último es el que camina según la carne,
y como el uno se menciona por el opuesto del otro,) a este respecto de hecho, el mismo
No se puede decir que el hombre sea espiritual y carnal a la vez. Y así rechazo, según
las Escrituras, esta distinción de personas carnales, por la cual algunos de ellos son llamados carnales,
en quien el pecado tiene dominio sobre la parte predominante, y por el cual otros reciben la apelación
lación de los hombres carnales, en quienes la carne contiende contra el Espíritu en la parte que es menos
poderoso; para el rechazo de esta distinción, tengo el permiso de la Escritura, que es
no acostumbrado a considerar la última de estas dos clases en el número de personas carnales.
Esto lo expresa de manera muy significativa Leo, sobre la resurrección de nuestro Señor, en
las siguientes palabras: "Aunque somos salvos por la esperanza, y todavía soportamos la corrupción
y carne mortal, sin embargo, se dice correctamente que no estamos en la carne si los afectos carnales no han

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VERSO EL DECIMOCUARTO 1.

dominio sobre nosotros, y merecidamente dejamos a un lado y descartamos el nombre de esa cosa cuyo
ya no seguiremos. "'Pero si esta, su distinción, permitida, aún, eso aún no está probado
que intentan, a menos que se demuestre que este hombre es llamado carnal, no en la primera
de estos aspectos o sentidos, pero en el segundo, no porque el pecado tenga dominio en él,
sino porque la carne contiende contra el Espíritu, que es un resultado que nunca se puede deducir
del texto mismo: Porque es evidente que, en el hombre a quien el apóstol llama aquí carnal, el pecado
tiene el dominio, y el partido de la carne es más poderoso en él que el Espíritu.
Porque "el pecado habita en él, hace el mal que no quiere y no hace el bien
lo que él haría; hacer lo bueno, no halla; pero el pecado, que habita en él, perpetua
valora lo que es malo; es llevado cautivo a la ley del pecado, o está cautivo bajo
la ley del pecado. ”Todas estas son señales ciertas y manifiestas del pecado, que tiene el dominio.
Tampoco es ninguna objeción válida que el hombre se vea obligado, aunque no quiera y sea reacio, a
obedecer al pecado; porque el dominio del pecado es doble: ya sea con el consentimiento del que peca, o
contra su conciencia, y su consentimiento que surge de su conciencia. Por si un sirviente
obedece a su Señor de buena o mala gana, sigue siendo el sirviente de aquel a quien se rinde
obediencia. Esta es una verdad tan cierta, que nadie puede salir de la servidumbre del pecado.
a la libertad, excepto por este camino, camino de este odio a la servidumbre, y de este deseo
de obtener liberación. 3. Pero alguien dirá: "Incluso los que están bajo la gracia son
llamado carnal en " 1 Corintios iii. 1,2. Respuesta: La pregunta no se relaciona con la palabra en sí;
sino a su verdadero significado y lo que significa. Debemos intentar, por tanto, si este
La palabra tiene el mismo significado en este pasaje que en el séptimo capítulo de la epístola.
a los romanos. Pero ellos [en Corinto] son llamados carnales con respecto al conocimiento, y en
referencia al sentimiento o inclinación. En este sentido, ser poco hábil e inexperto en el
doctrina de la piedad y el conocimiento del evangelio, se les llama carnales en oposición a
los que son espirituales, que saben cómo "juzgar todas las cosas" ( 1 Cor. ii. 15, ) y que también son
llamadas "que son perfectos", en ( 1 Cor. ii. 6, ) y, en este sentido, "niños en Cristo", y los que
tienen necesidad de ser alimentados con leche se llaman carnales. Pero con respecto al sentimiento o inclinación,
aquellos hombres son llamados carnales en quienes dominan y dominan los afectos humanos y carnales.
prevalecerán, y de quienes se dice, en otros pasajes, que están en la carne y que caminan según la
carne, en oposición a los que son espirituales, que, "por el Espíritu, han mortificado el
hechos de la carne y han crucificado la carne con sus afectos y deseos ". Pero el apóstol
parece conceder aquí esta denominación a los corintios, oa algunos de ellos, con este
referencia doble; porque dice que, con respecto al conocimiento, son "niños en Cristo",
es decir, torpe e inexperto en la doctrina de la piedad, que tenía que ser "alimentado con leche,
y que no puedan soportar alimentos sólidos ". Pero respecto a los afectos, dice que
"Son carnales y andan como hombres", debido a las contiendas y divisiones que prevalecieron
entre ellos, de lo cual se evidenció que, en ellos, la carne predominó sobre
el espíritu. Pero en cualquier sentido o manera que se use la palabra en este pasaje, no trae
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VERSO EL DECIMOCUARTO 1.

ventaja para la causa de aquellos que declaran que el apóstol se llama a sí mismo un hombre carnal en
Romanos vii. 14. Porque si no se usa la misma palabra en1 Corintios iii. 1,en un sentido similar a
lo que lleva en Romanos vii. 14, luego se aduce de manera indocta e inútil
en el esclarecimiento de esta cuestión; porque el equívoco es el padre fecundo del error. Si la palabra
debe ser recibido en el mismo sentido en ambos pasajes, entonces estoy en libertad de concluir firmemente
de esto, a favor de mi opinión, que el apóstol no puede ser llamado carnal en Romanos 7 ,
porque bajo esa denominación él reprende severamente a los corintios porque él "no pudo
para hablarles como a personas espirituales, "ya que eran los que todavía eran carnales;
lo habría hecho sin una causa justa, si él mismo estaba también comprendido bajo
ese título cuando se entiende con el mismo significado. 4. En tercer lugar. El mismo hombre de quien
el apóstol está tratando aquí, también se dice, en este versículo catorce, ser vendido bajo el pecado,
o, (que es lo mismo,) el esclavo del pecado, y convertirse en su sirviente por compra, que
El título no puede, en ningún sentido, adaptarse a hombres puestos bajo la gracia: una apropiación indebida
de epíteto, contra el cual las Escrituras reclaman abiertamente en muchos pasajes: "Si el Hijo,
por tanto, os harán libres, seréis verdaderamente libres. "( Juan viii. 36. )" Porque el que ha muerto "
está justificado, es decir, "está libre del pecado" (ROM. vi. 7.) "Pero gracias a Dios que fuisteis el
siervos del pecado; habiendo sido entonces liberados del pecado, os convertisteis en siervos de la justicia ", o
aquellos que están completamente sujetos a ella. (ROM. vi. 17,18.) Pero que las dos cosas aquí especificadas
[el servicio del pecado y el de la justicia] son tan opuestos entre sí, que no pueden
reunirse a la vez en el mismo individuo, es evidente en el vigésimo verso de la
mismo capítulo: "Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres de la justicia". Pero
que la misma observación se aplica a un hombre que está sujeto a la ley, se desprende de una comparación
de 2 Corintios iii. 17,"Donde está el Espíritu del Señor, hay libertad", con Gal. v. 18,
"Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley"; por tanto, los que son del Espíritu son
gratis. Pero esas personas no están bajo la ley; por tanto, los que están sujetos a la ley no son
libres, pero son los siervos del pecado. Porque, si alguien de mala gana y obligado por el
fuerza del pecado, lo obedece, o si lo hace voluntariamente - si alguien se convierte en esclavo del pecado por
la obra de sus primeros padres, o si, además de esto, "se ha vendido a sí mismo para hacer el mal
a los ojos del Señor ", como se relata acerca de Acab en 1 Reyes xxi. 20. En cada uno de estos
casos es el hombre verdaderamente y merecidamente llamado siervo del pecado. "Para quien un hombre es superior-
ven, del mismo es puesto en cautiverio ".2 mascotas. ii. 19. ) Y "todo aquel que comete
el pecado es siervo del pecado ".Juan viii. 34.) "¿No sabéis que a quien os prestáis servicio
Para obedecer, sois sus siervos a quien obedecéis, sea del pecado de muerte o de obediencia
a la justicia? "( Rom. Vi. 16. ) Porque el modo diferente de servidumbre no exime ni
libera [al sujeto de ella] de la servidumbre, pero es concluyente que está bajo ella. ¿Debería alguno
una respuesta, sobre el hombre mencionado en Romanos vii. 14,"que no se llama simplemente
el siervo del pecado, pero que se le denomina así con esta restricción, que es el siervo
del pecado con respecto a la carne, y no con respecto a la mente, como se desprende de la

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VERSO EL DECIMOCUARTO 1.

último versículo del mismo capítulo, que es una explicación de este versículo, "Me vuelvo a unir que este hombre
es simplemente llamado el siervo del pecado, pero de la descripción de aquellos que de mala gana y con
una conciencia renuente sirve al pecado. Pero con respecto a la manera en que el último verso de
el capítulo ha de entenderse, percibiremos lo que es cuando lleguemos a esa parte. Pero
la mayor parte de los teólogos de nuestra profesión reconocen que este verso catorceavo debe
entenderse como una relación con un hombre no regenerado, con uno que no está bajo la gracia.
Así, Calvino observa en el versículo: "El apóstol ahora comienza a traer la ley y la naturaleza de
el hombre un poco más en contacto hostil entre sí ". Y en el versículo siguiente
dice: "Ahora desciende al ejemplo más particular de un hombre ya regenerado".
Así también, Beza, contra Castellio, en la refutación del primer argumento a la decimotercera
y decimocuarta calumnia, (fol. 413,) dice: "San Pablo exclama que no es suficiente ni siquiera para
piensa en lo bueno; y en otro pasaje, considerándose a sí mismo no dentro del
límites de la gracia, dice, pero yo soy carnal, vendido al pecado ".

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Verso el decimoquinto

Verso el decimoquinto
1. No aprueba lo que hace, ni hace lo que quisiera,
pero hace lo que odia. 2. La naturaleza del concurso llevado a cabo en el hombre. 3. El
opinión de San Agustín y Pedro Mártir, respetando el conflicto en los hombres que no nacen
otra vez. 1. El verso decimoquinto contiene una prueba de la afirmación del verso anterior, que
es decir, que el hombre de quien se trata el apóstol, está "vendido al pecado" o es el esclavo
del pecado. Porque el argumento se toma de la oficina y el efecto propio de un sirviente comprado,
y de uno que no tiene control legal sobre sí mismo, pero que está sujeto al poder de un
otro. Porque es propiedad del siervo, no ejecutar su propia voluntad, sino la de su señor,
si lo hace de buena gana y con pleno consentimiento, o lo hace con el juicio de su
propia mente exclamando contra ella, y con su voluntad resistiéndola. Esto se expresa en ningún torpe
manera de San Agustín, en sus retracciones (lib. I, cap. i,) "el que por la carne que desea
contra el Espíritu, hace las cosas que él no quiere, en verdad desea de mala gana; y en
esto no hace lo que quisiera; pero si es vencido [por la carne codiciosa contra el
Espíritu] consiente voluntariamente a sus concupiscencias, y en esto no hace nada más que lo que ha querido,
es decir, desprovisto de justicia y siervo del pecado ". Esto es confirmado por Zanquio, en
las obras de la redención: (lib. I, cap. iii,) "Indudablemente, Pedro, por tanto, negó a Cristo
porque lo haría, aunque no lo hizo con plena voluntad, sino de mala gana ". Pero la prueba
[que el apóstol aduce en el versículo quince] se acomoda a la condición del
hombre de quien trata, es decir, de un hombre que está bajo la ley, y que es el sirviente
pecado hasta el punto de servirlo no con pleno consentimiento, sino con una conciencia clamando contra
eso. Porque estas son las palabras del apóstol: "Porque lo que hago, no lo permito", es decir, no
aprobarlo. Este sentimiento, explica y demuestra más ampliamente en las palabras que
siguen mediatamente en el mismo verso: "Porque lo que quiero, no lo hago; pero lo que odio, lo
hacer ", a partir del cual enmarcamos este silogismo. El que no aprueba lo que hace, ni
hace lo que quiere, es esclavo de otro, es decir, del pecado; Pero el hombre de quien
el apóstol está tratando, no aprueba lo que hace, ni hace lo que quisiera, pero
hace lo que odia: Por lo tanto, el hombre que es en este lugar el tema de discusión,
es esclavo de otro, es decir, del pecado; y por lo tanto el mismo hombre no es regenerado, y no
puesto bajo la gracia. 2. Pero tal vez dirás: "En este pasaje se describe un concurso en el
hombre de quien trata el apóstol, cuya contienda no puede tener lugar en un hombre que está
no regenerado. ”Respuesta. En este pasaje, no se describe la contienda entre este hombre y el pecado;
pero el dominio del pecado, y la servidumbre del hombre mismo bajo el pecado, se mostrar
del efecto propio de un sirviente por compra, efecto que, en realidad, no es producido por
este hombre sin mucha renuencia de conciencia y grandes luchas mentales, que preceden
la propia producción del acto; pero este acto no es cometido excepto por una mente que es
conquistado y vencido por la fuerza del pecado. Entonces niego la afirmación anterior de que,
en un hombre no regenerado, cualquiera que sea su descripción, no se descubre ninguna competencia

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Verso el decimoquinto

de la mente o conciencia con las inclinaciones y deseos de la carne y del pecado. No yo


afirmar y afirmar además, que, en un hombre que está bajo la ley, hay necesariamente un conflicto
entre la mente y la conciencia, por una parte, que prescriben aquellas cosas que son justas
honesto y honesto, y las inclinaciones o movimientos del pecado, por otro, que impulsan al hombre a
cosas que son ilegales y prohibidas. Porque las Escrituras nos describen un conflicto doble
contra el pecado: el primero, el de la carne y el de la mente o la conciencia, el segundo, que
de la carne o del pecado y del Espíritu. El primero de estos se obtiene en todos aquellos que tienen un
conocimiento de lo que es justo e inicuo, de lo que es justo e injusto, "en cuyos corazones
está escrito obra de la ley, y cuyos pensamientos, mientras tanto, acusan o excusan
unos a otros ", como está registrado en Romanos ii. 15,"que retienen la verdad con injusticia" (yo,
18) que conciencias aún no están cauterizadas como con un hierro candente, que aún no han "pasado todo sentimiento",
( Efesios IV 19,) y que conocen la voluntad de su Señor, pero no la hacen. ( Lucas xii.47) 3. Esta vista
Nos lo confirma san Agustín en su libro "La exposición de ciertos
proposiciones de la Epístola a los Romanos "(cap. 3) en las que dice:" Antes de la ley, que
es, en el estado o grado ante la ley, no peleamos; porque no solo codiciamos y pecamos,
pero los pecados también tienen nuestra aprobación. Bajo la ley luchamos, pero somos vencidos; porque confesamos
que las cosas que hacemos son malas; y, al hacer tal confesión, damos a entender que
no los haríamos. Pero, como todavía no tenemos ninguna gracia, somos conquistados. En esto
condición se nos muestra, en qué situación nos encontramos; y mientras estamos deseosos de levantarnos,
y aún caer, somos los más afligidos ", etc. Esto también se reconoce
por Peter Martyr, quien observa, en Romanos v. 8, "No negamos que ocasionalmente hay
alguna contienda de este tipo en hombres no regenerados; no porque sus mentes no sean carnales y
inclinado a actividades viciosas, sino porque en ellas todavía están grabadas las leyes de la naturaleza, y
porque en ellos brilla alguna iluminación del Espíritu de Dios, aunque no sea
justificarlos, o puede producir un cambio salvador ". Este último concurso, que entre la carne y
el Espíritu, se obtiene solo en los regenerados. Porque en ese corazón en el que el Espíritu de Dios no
es ni habita, no puede haber competencia, aunque se dice que algunas personas "resisten al Santo
Espíritu "y" pecar contra el Espíritu Santo ", expresiones que tienen otro significado.
La diferencia entre estos dos concursos es muy manifiesta por la diversidad del tema o
consecuencia de cada uno: Porque, en el primero, la carne vence; pero, en el último, el Espíritu suele
gana la victoria y se convierte en vencedor. Esto puede verse mediante una comparación de este
pasaje con Galón. v. 16,17 - una comparación que emprenderemos más adelante. Pero de donde
los efectos propios de la propia ley, se puede demostrar con toda certeza que un concurso
contra el pecado se lleva a cabo dentro de un hombre que está tan bajo la ley que ha cumplido
su oficio hacia él, y ha ejercido todos sus poderes en él. Porque es efecto de la ley
convencer a un hombre, ya convencido de pecado, de la justicia de Dios, para incitarlo a la obediencia
para convencerlo de su propia debilidad, para inflamarlo con el deseo de ser liberado,
y para obligarlo a buscar la liberación. Sin embargo, es bien sabido que estos efectos

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Verso el decimoquinto

no se puede completar sin una contienda contra el pecado que mora en nosotros. Pero ya hemos dicho que
acerca de un hombre como éste, el apóstol trata en este pasaje, uno que está de esta manera bajo
la Ley. Si alguien quiere sostener obstinadamente, que todas las personas no regeneradas en general
perpetrar aquello a cuya comisión persuaden el pecado y la carne, con pleno consentimiento
y sin ninguna reticencia, que no lo vea como un agravio si exijo pruebas para su afirmación.
sertion, ya que se hace contra testimonios expresos de la Escritura, y dado que muchos ejemplos
puede aducirse en prueba de lo contrario, como la de Balsam, quien, contra su propia
conciencia, obedeció al rey de Moab, la de Saúl, quien, contra su propia conciencia, persiguió
curó a David, el de los fariseos que, por obstinada malicia, resistieron al Espíritu Santo,
&C. Pero incluso esa distinción muy común, cuyos pecados se distinguen en los de ignorancia
la enfermedad, la enfermedad y la malicia, es igualmente destruida por este método, si todas las personas no regeneradas
comete pecado con pleno consentimiento y sin ninguna lucha o desgana. Yo también estoy deseoso de
En esta ocasión, para recordar a la parte adversa, los pasos o grados por los cuales
Dios está acostumbrado a convertir a sus hijos a sí mismo de la maldad de la vida, y que, si
considerarán diligentemente y sin prejuicio, percibirán que la contienda entre
la mente y la carne, que es excitada por la ley, deben ser colocadas necesariamente entre los
principios y precursores de la regeneración.
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Verso dieciséis.

Verso dieciséis.
1. Consiente en la ley que es buena; un consectario deducido. 2. Respuesta a una objeción.
3. Una segunda objeción. 1. De lo que ha precedido, se deduce un consectario o consecuencia
con la excusa de la ley, en las siguientes palabras: "Si, pues, hago lo que no quiero,
consentir a la ley que es buena. "En este versículo no se dice nada, que no pueda, en el
de la mejor manera posible y sin controversias, acuerde con alguien que esté sujeto a la ley.
Porque a menos que un hombre sometido a la ley dé su asentimiento a ella de que es bueno, no está en absoluto bajo
la ley: Porque este es el primer efecto de la ley en aquellos a quienes se someterá a sí misma: convencer
ellos de su equidad y justicia; y cuando se hace esto, surge necesariamente dicho consentimiento. Es
también es evidente en el primer y segundo capítulo de la epístola a los Romanos, y en el
capítulo décimo, en el que "un celo de Dios por la ley" se atribuye a los judíos, que este
consentimiento no es peculiar de un hombre regenerado, ni es el efecto apropiado de la regeneración
Espíritu. 2. Si alguien dice: "El tema de este pasaje es el asentimiento por el cual un hombre asiente
a toda la ley de Dios, y que no puede estar en aquellos que no comprenden la totalidad
ley, pero ninguno entre los no regenerados comprende toda la ley de Dios ", respondo, PRIMERO,
nunca se puede afirmar con verdad que "ninguno entre los no regenerados comprende la
toda la ley ", mientras que los siguientes pasajes exclaman contra tal afirmación:" Ese siervo
quien conoció la voluntad de su Señor y no la hizo, será azotado con muchos azotes ".
( Lucas xii. 47 ) "Aunque tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y
conocimiento, y aunque tengo toda la fe, para poder mover montañas, y no he
caridad, de nada me aprovecha; "(1 Cor. xiii. 2) "El conocimiento envanece, pero la caridad edifica";
( 1 Cor. VIII. 1 ) "Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia,
que, después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado ".
( 2 Pedro II 21.) En segundo lugar. Tampoco se puede hacer verdaderamente esta afirmación en todos los casos: "Nadie
acepta toda la ley a menos que la comprenda en su totalidad; "porque asiente a toda la
ley que sabe que es de Dios y que es buena, aunque no entienda particularmente
todas las cosas prescritas y prohibidas por la ley. Y donde, entre los regenerados,
¿Se encontrará ese hombre que se atreva a reclamar para sí tal conocimiento de toda la ley?
En tercer lugar. Lo que está apropiadamente subordinado a este propósito, es una negación de que este pasaje
tiene alguna referencia a ese consentimiento por el cual un hombre asiente a todos los preceptos de la ley como
ser especialmente entendido; porque tampoco las palabras mismas indican tal cosa,
tampoco lo permite la analogía de la conexión. Porque se concluye a partir de las circunstancias
postura de hacer lo que no haría, que "consiente en la ley que es bueno" que
No se puede deducir una conclusión de este hecho si se dice que esta expresión se refiere a la
consentimiento que surge de un conocimiento especial y una comprensión de todos los
conceptos de la ley. Porque lo que este hombre aquí dice que hace, es un hecho particular; es,
por tanto, prohibido por algún precepto especial de la ley, el conocimiento y aprobación de
que es la causa por la que el que lo hace lo hace con desgana. Por tanto, a partir de un

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Verso dieciséis.

consecuente, se concluye de este acto así realizado, (que se comete con una mente
clamando y luchando contra ello,) que quien comete el acto de esta manera, consiente
a la ley que es bueno. 3. Pero alguien tal vez se reunirá y dirá: "Este pasaje no
no se relacionan con el consentimiento de la estimación general, que se puede poseer, y es así, en realidad,
por muchos de los no regenerados. Pero hace referencia al consentimiento de una aprobación particular,
que es el acto peculiar del Espíritu regenerador ". Tal objetor debe saber que
aquellas cosas que se expresan con confianza sin ningún intento de prueba, pueden, con igual
libertad, ser rechazado sin ofrecer la menor razón. La cosa en s, sin embargo, muestra
el contrario; pues, consentir a la ley que es buena, no es aprobar en particular una escritura
que ha sido prescrito por la ley; porque este consentimiento de aprobación particular no puede
Consiste en la perpetración de un hecho especialmente desaprobado. Pero la comisión
de tal acto concuerda bien con el consentimiento del que trata aquí el apóstol.
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Verso diecisiete

Verso diecisiete
1. Ya no él mismo perpetra este mal, sino que lo hace el pecado que habita en él,
dedujo un segundo consejero. 2. De este versículo se extraen dos argumentos en contra
opinión, ambas refutadas: el primer argumento y una respuesta. 3. El segundo ar-
comentario y respuesta. 4. Un argumento de este versículo a favor de la opinión verdadera. 5. En el
palabra habitar, o habitar, de acuerdo con su significado y el uso de la Escritura, con
citas de Zanchius, Bucer, Peter Martyr y Musculus. 1. De los versículos anteriores
Se deduce otro consectary, por el cual este hombre transfiere al pecado toda la culpa de este asunto.
ter - no excusarse, que esté lejos de él, porque la ley ha sido dada y escrita en
su corazón, que "sus pensamientos pueden acusar o disculparse mutuamente, pero para señalar su
condición servil bajo el dominio del pecado. En este consectario, por tanto, nada puede ser
contenido que no está de acuerdo con un hombre que está bajo la ley. Si fuera de otra manera, el
consagrado contendría más de lo que se fueron en el local, que, se ha
demostró, concuerda extremadamente bien con un hombre que está bajo la ley. 2. Pero veamos el
palabras del consagrado: "Ahora bien, ya no soy yo el que lo hace, sino el pecado que habita en mí",
es decir, el pecado que habita en mí, hace esto ". De estas palabras, la parte opuesta parece capaz
de obtener dos argumentos en apoyo de la opinión que afirma que el apóstol está aquí
tratando sobre un hombre regenerado y uno que está bajo la gracia. El primero de estos argumentos
es de este tipo: - "No se puede decir de los hombres no regenerados cuando pecan, que lo hacen
no lo cometen ellos mismos, sino que es cometido por el pecado que habita en ellos. Pero esto es
dijo más apropiadamente acerca de los regenerados: Por lo tanto, el hombre de quien el apóstol
aquí trata, "no es un hombre no regenerado, sino uno que está regenerado". Respondedor. El antecedente
debe ser examinado; porque, cuando se concede o se niega, también se concede la consecuencia
o negado. (1.) Es evidente que no se puede afirmar simplemente con respecto a cualquier hombre,
su condición puede ser que él mismo cometa el pecado que comete; porque esto es
una contradicción en el adjunto; y el apóstol declara que este hombre "hace lo malo". Por lo tanto,
Si esto se puede decir con verdad, la expresión debe entenderse relativamente y en un cierto
el respeto. Pero esta relación o respeto debe basarse en el hombre mismo que
perpetra el delito, o en la perpetración misma. (i.) Si este respeto se funda en el
hombre mismo, debe ser explicado y enunciado así en general: "El pecado que este hombre
se compromete, hace lo que es; y no lo hace, ya que él es tal. "(ii.) Si el respeto
fundarse en la perpetración y la realización del pecado, entonces debe ser tomado del
relación variada de causas del mismo tipo con el efecto. Pero en este pasaje, el apóstol es
tratando sobre la causa eficiente del pecado, que aquí se permite que sea doble: el hombre, y
pecado morando en él, pero como puede decirse que esto se efectúa por el pecado que mora en él, y no por
el hombre. Por tanto, este efecto debe tomarse de la distribución de la causa eficiente,
por el cual se distribuye en lo que es primario y principal, y lo que es
aria y menos principal. (2.) De ninguna manera puede ser dicho por quien se inspira con un sincero

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Verso diecisiete

amor a la verdad, que este doble respeto es aplicable only a un hombre que es regenerado y
puesto bajo la gracia, pero que no pertenece en absoluto a un hombre puesto bajo la ley o
no está de acuerdo en lo más mínimo con él. Porque como este respeto o relacin es doble en la regeneracin
erado, A causa de la imperfección de la regeneración en esta vida, y los restos de "la
anciano, "según el cual se puede decir acerca de un hombre regenerado, que" como
él está regenerado hace esto, y como no está regenerado no lo hace o no lo hace
perfectamente; "así, igualmente, en un hombre bajo la ley, el respeto es doble debido a la
entrada de la ley; porque es "carnal" y "siervo del pecado", y está bajo la ley, es decir,
"consiente a la ley que es buena", cuyo consentimiento no es ni de la carne ni de acuerdo
a la carne, es decir, no es de naturaleza depravada. Por tanto, puede decirse de un
hombre bajo la ley, que comete pecado, no como está bajo la ley, ni como consiente a
la ley que es buena, pero como él es carnal y siervo del pecado. (3.) El segundo respeto
(según el cual el efecto, que simplemente ha procedido de dos causas concurrentes, es
quitado de uno de ellos y atribuido al otro) parece ocupar el lugar principal en este
pasaje, como también en este dicho del apóstol, "Trabajé más abundantemente que ellos
todos; pero no yo, sino la gracia de Dios que estaba conmigo "( 1 Cor. XV. 10.) Porque es bien conocido
ser una práctica muy general para atribuir el efecto al principal y al primario de dos
las causas de la renta, quitando al mismo tiempo el mismo efecto a la causa secundaria; especialmente
si por algún medio, ya sea más allá de la naturaleza, o contra la voluntad y por la fuerza del superior
porque, el secundario se ha llevado a la eficiencia. Así, un embajador que
maneja la causa de su príncipe, no se dice que él mismo actúe, sino su príncipe, que hace uso de
sus servicios. Así, mucho más apropiado, si un sirviente, que está oprimido por un tiránico
Señor, hace algo en contra de su propia voluntad por orden y por la compulsión de
su señor, no se dirá que él mismo haga esto, sino su señor que tiene el dominio sobre él.
Y es de lo más manifiesto, para todo aquel que mire estas palabras del apóstol con
ojos intactos, que transmiten este significado; como se desprende del epíteto que es
atribuido al pecado, el autor de este mal, y por el cual se denota el dominio del pecado,
es decir, "el pecado que habita en mí lo hace". (4.) No es de extrañar que "no lo hace,
pero el pecado lo hace; "porque" cuando vino la ley, el pecado revivió y murió "( Rom. 7: 9).) Por lo tanto,
la causa de las acciones es lo que vive y no lo que está muerto. Es evidente, entonces, que
la primera parte del antecedente en este argumento es falsa, y por esta razón la segunda parte
no es recíproco; por lo tanto, la conclusión no se puede deducir de él por una buena consecuencia,
cuya consecuencia concluye [que el apóstol está tratando aquí] acerca de un hombre regenerado, para
la exclusión de los no regenerados, 3. El segundo argumento se extrae de los adverbios de
tiempo, "ahora" y "no más", que se usan en este versículo; y de la cual se concluye
así elaborado a favor de la misma opinión: "Estos adverbios tienen respecto al tiempo anterior;
pero el tiempo antecedente es el tiempo en que el hombre no fue regenerado. Como si hubiera
dijo: Anteriormente, cuando aún no estaba regenerado, cometí pecado; pero ahora ya no lo hago

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esto, porque soy regenerado. Por tanto, es evidente que este tiempo presente, que es
significada por el adverbio "ahora", debe entenderse con respecto al estado de regeneración,
ya que no se puede decir acerca de un hombre no regenerado, que "aunque antes cometió
pecado, no lo comete más. "Respuesta. - Concedo que es una gran verdad, que estos adverbios denotan
relación con el tiempo antecedente, y que de hecho el pasaje se explica así cómodamente:
De hecho, antes perpetraba el mal, pero ahora ya no lo hago. Pero niego que el tiempo
el antecedente abarca todo el estado antes de las regeneraciones; para el estado de no regeneración, o
lo que es anterior a la regeneración, lo distingue nuestro autor, el apóstol mismo, en
otro doble estado: antes o sin la ley, y bajo la ley, como se expresa en
el noveno versículo de este mismo capítulo. Y el tiempo antecedente, en referencia al cual se dice
"ahora" y "no más", comprende el estado sin ley; pero el tiempo presente
por los dos adverbios] comprende el estado bajo la ley. Como si hubiera dicho: "Antes, cuando
Estuve sin la ley, cometí pecado, pero ahora, cuando estoy bajo la ley, ya no
lo cometo, pero el pecado que habita en mí ". Esto está al unísono con lo que se dice en el versículo noveno:
"Porque yo vivía sin la ley una vez", o antes; "pero cuando vino el mandamiento, el pecado
revivió, y yo morí ". Porque, mientras" vivía sin la ley ", cometió el mal sin
cualquier desgana de la mente o de la voluntad. Por lo tanto, en ese momento hizo el mal; pero ahora, siendo colocado
bajo la ley, indudablemente comete pecado, pero lo hace contra su conciencia y no
sin resistencia de parte de su voluntad. Por tanto, la causa y la culpabilidad del pecado deben
atribuirse, no tanto al hombre mismo, como al impulso violento del pecado. 4. Hasta ahora hemos
he percibido, que este versículo no contiene nada que pueda dar apoyo a lo contrario
opinión. Veamos además si no se puede sacar un argumento de él para establecer
la verdad de la otra opinión, que declara que debe entenderse sobre un
hombre no regenerado y sometido a la ley: El apóstol dice que "el pecado habita
en este hombre. "Pero el pecado no habita en los que son regenerados. Por lo tanto, el apóstol es
no, en este pasaje, tratando sobre los regenerados o aquellos que están bajo la gracia, sino
sobre los no regenerados y los que están bajo la ley. Una de las premisas de este silogismo
está en el texto: el otro debe ser demostrado por nosotros. De hecho, soy consciente de que esto parece
maravilloso para aquellos que están acostumbrados a la distinción del pecado, por la cual una clase es llamada
gobernar o gobernar, y otro recibe la denominación de pecado que existe dentro de nosotros, o de
morando y habitando el pecado, y que suponen que el primero de estos epítetos es peculiar
a los no regenerados y estos últimos a los regenerados. Pero si alguien requiere una prueba de esto
distinción, quienes deben darla mostrarán cierto grado de vacilación. Pero no es un tipo
del pecado reinando o reinando, y otro que existe dentro y no reina, y no es el primero
peculiar a los no regenerados, y estos últimos a los regenerados? ¿Quién puede negar, cuando el
Las Escrituras afirman que hay en nosotros los restos del pecado y del anciano mientras
sobrevivir en esta vida mortal? Pero, ¿qué hombre, familiarizado con las Escrituras, distinguirá
que reina por morar o habitar el pecado, y considerará que el pecado que mora en nosotros es el mismo

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Verso diecisiete

como el pecado que existe dentro? De hecho, el pecado que habita en nosotros es pecado que reina, y el que reina es que habita en nosotros,
y por tanto el pecado no habita en los regenerados, porque no domina ni gobierna en
ellos. Demuestro la primera parte de esto, tanto desde el significado mismo de la palabra para habitar
o habitar, y del uso familiar de las Escrituras. 5. En cuanto al significado de
La palabra, observa Zanquio, en su tratado Sobre los atributos de Dios, "no se dice que Dios
habita en los impíos, pero él habita en los piadosos. Porque, ¿qué es habitar en cualquier lugar? No lo es
simplemente para estar allí, ya que la gente está en posadas y lugares de entretenimiento durante los viajes; pero
es reinar y tener el dominio a su gusto como si estuviera en su propia residencia "(Lib. 2, cap.
6, búsqueda. 3.) Sobre Efesios. iii. 17, el mismo Zanquio dice: "En esta proposición, Cristo habita en
tu corazón por la fe, la palabra morar es indudablemente metafóricamente; la metáfora es
tomado, no de aquellas personas que, como inquilinos o huéspedes, y como extraños o viajeros, permanecen
por una temporada en la casa o posada de otro; pero es tomado de los amos de familia,
quienes, en sus propias viviendas, viven en libertad, trabajan, gobiernan la familia y ejercen
dominio. "Bucer observa, en el mismo pasaje que es el tema de nuestra meditación," Él
dice que esta fuerza o poder destructivo habita en él, es decir, lo ocupa por completo y
tiene el dominio, como es la costumbre de los que están en su propia casa, en su propio
vivienda y domicilio. El apóstol Pablo, y toda la Escritura, frecuentemente emplean esta metáfora
de habitar o residir; y por ello suelen significar el dominio y el cierto
presencia, casi perpetuamente, de lo que se dice que habita. "Y este es uno de sus sub-
observaciones posteriores: "Cuando, de esta manera, el pecado reside en nosotros, lo hace completa y más poderosamente
nos asedia y ejerce dominio ". Pedro Mártir dice, en Romanos viii. 9, " La metáfora
de habitación, o morar, se toma de esta circunstancia: que los que habitan una casa,
no sólo lo ocupan, sino que también gobiernan en él y ordenan [todas las cosas en él] a su propia elección ".
la observación adjunta es de Musculus sobre este pasaje: "Y que evidentemente pueda expresar
esta tiranía y violencia del pecado, él no dice: "El pecado existe en mí", sino "El pecado habita en mí".
Porque por la palabra habitar o habitar, muestra que el dominio del pecado es completo en él;
y ese pecado, por así decirlo, ha fijado su asiento o ha establecido su residencia en él. El mal reina en
ningún lugar con mayor poder que el lugar donde ha fijado su asiento; eso es lo que vemos
en el caso de los tiranos. Así, de manera contraria, se dice que Dios habitó en medio de
los hijos de Israel; porque entre ninguna otra gente declaró su bondad con tal
fuerte evidencia, como lo hizo entre ellos, de acuerdo con esta expresión del salmista:
no ha hecho así con ninguna nación. (cxlvii, 20) En este sentido, la palabra habitar o habitar,
se usa con mucha frecuencia en las Escrituras. Por tanto, cuando el apóstol quiso declarar el poder
y tiranía del pecado en él, dijo que moraba en él, como en su propio domicilio, y así
reinó plenamente ". Calvino, en sus Institutos, dice (lib. iv, cap. 6, sec. 11,) que estamos circuncidados
en Cristo, con una circuncisión no hecha por manos, habiendo dejado a un lado el cuerpo del pecado que
habitó en nuestra carne; lo que él llama la circuncisión de Cristo. (2.) Lo que he dicho, de acuerdo
La relación con Bucero, sobre el uso de las Escrituras, se desprende de los siguientes pasajes: "Mi

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Padre y yo vendremos a él, y haremos nuestra morada con él "( Juan xiv. 23.) "Pero si el
Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos, habita en ti, el que levantó a Cristo de
los muertos también vivificarán vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros ". (ROM.
viii. 11.) "Porque sois templo del Dios viviente; como Dios ha dicho, habitaré en ellos, y
camina en ellos; y yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. "( 2 Cor. VI. 16. )" Que
Cristo puede habitar en vuestros corazones por la fe ".Efes. iii. 17. ) "Cuando llamo a la memoria
fe no fingida que está en ti, que habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre
Eunice; y, estoy persuadido, en ti también. "( 2 Tes. I. 5. )" Lo bueno que fue
confiado a ti, guarda por el Espíritu Santo que mora en nosotros. "(I, 14.)" ¿Pensáis
que la Escritura dice en vano: El Espíritu que habita en nosotros codicia la envidia? (Santiago iv. 5. )
"Sin embargo, según su promesa, esperamos cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales
mora la justicia? ( 2 Ped. Iii. 13. ) "No has negado mi fe, incluso en aquellos días
donde Antipas fue mi fiel mártir, quien fue asesinado entre ustedes donde habita Satanás ".
( Apocalipsis ii.13.) Según este uso, se dice que los santos son "una habitación de Dios por
el Espíritu. "( Efesios ii. 22. ) Se manifiesta, por lo tanto, del significado de la palabra y
su uso más frecuente en las Sagradas Escrituras, que el pecado que habita en nosotros es exactamente el mismo que
pecado reinante. Pero ahora es fácil, igualmente, demostrar la segunda premisa en el silogismo,
(p. 53,) que es, "El pecado no habita en los que son regenerados". Porque [según el
pasajes de la Escritura citados en el párrafo anterior] el Espíritu Santo habita en ellos.
También Cristo habita en sus corazones por fe; y se dice que son "una habitación de Dios
por el Espíritu; "por tanto, el pecado no habita en ellos; porque ningún hombre puede ser habitado
tanto por Dios como por el pecado al mismo tiempo; y cuando Cristo haya "vencido al hombre fuerte
armado ", lo ata de pies y manos y lo echa fuera, y así ocupa su casa y
habita en él. El pecado no habita en aquellos que están "muertos al pecado" y "en quienes Cristo vive".
Pero los regenerados "no viven en el pecado", sino que están "muertos" ( Rom. Vi. 2).) y en ellos Cristo
habita y vive; ( Gálatas ii.20) por lo tanto, el pecado no habita en los regenerados. Deja que los dos
los pasajes adjuntos de la Escritura deben compararse juntos: "Ahora bien, ya no soy yo quien lo hace,
pero el pecado que habita en mí: "(ROM. vii. 17) "Vivo, pero ya no yo, sino que Cristo vive en mí".
( Gálatas ii.20.) Mediante esta comparación podremos demostrar de la manera más completa que en este versículo
el apóstol no ha estado hablando de sí mismo, sino que se ha encargado de personificar
el carácter de un hombre que vive para pecar, y en quien el pecado vive, habita y opera. Pero todavia
no se sigue de esto, que no hay pecado en el regenerado; porque ya ha sido mostrado,
que estar en cualquier lugar, y habitar allí, tener el dominio y reinar, son dos diferentes
cosas diferentes.

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LOS VERSÍCULOS OCTAVO Y XIX

LOS VERSÍCULOS OCTAVO Y XIX


1. "En este hombre (es decir, en su carne) no mora el bien", etc. 2. Un argumento a favor
la opinión contraria se propone en el versículo dieciocho: la respuesta. 3. Una respuesta
y su réplica. 4. Otra respuesta y su dúplica. 5. Un argumento de las mismas palabras
a favor de la opinión verdadera. 6. La segunda parte del verso dieciocho, "La voluntad está presente
con este hombre, pero cómo hacer lo que es bueno, no lo encuentra ". 7. Un argumento a favor
la opinión contraria de la segunda parte de este versículo: la respuesta, con distinciones
entre cada tipo de voluntad y no, con extractos de San Agustín, Zanquio y
Bucer. 8. Un argumento para la opinión verdadera, de los versículos dieciocho y diecinueve: el
prueba de la proposición principal, que es la única que puede cuestionarse. 9. Una objeción y
la respuesta. 10. Otra respuesta y su réplica: no solo algunas otras cosas, sino también
los que preceden a las cosas, que son salvadores, tienen un lugar en algunos de los no regenerados, con
extractos en confirmación de San Agustín y referencias a Calvino, Beza y Zanquio.
11. Las diferentes denominaciones por las que las Escrituras distinguen a los que están bajo
restricción a través de la ley, de aquellos que son renovados o regenerados por la gracia del
evangelio. 1. Consideremos ahora el versículo 18, en el que sigue el apóstol
hasta la misma interpretación de una causa y la prueba de ella. La traducción de la causa es: "Porque yo
sabe que en mí (es decir, en mi carne) no mora el bien;
La cosa se significa, como por lo siguiente: "Soy carnal". Porque es carnal, en quien nada bueno
mora. La prueba está contenida en estas palabras: "Porque el querer está presente en mí; pero cómo
realizar lo que es bueno, no lo encuentro ". 2. De esta interpretación de la causa, algunas personas
han instituido un argumento para sustentar su opinión, en los siguientes términos: "En
este hombre, de quien el apóstol está tratando, son la carne, y alguna otra cosa
distinto o diferente de la carne; de lo contrario, el apóstol no se habría corregido a sí mismo
diciendo: En mí, es decir, en mi carne. "Pero en las personas no regeneradas, no hay nada más que
la carne; Por lo tanto, el hombre de quien trata el apóstol aquí, es una persona regenerada.
Respondedor. Concedo que "en este hombre hay algo diferente o distinto de la carne";
porque esto se ve en la corrección apostólica. Pero niego que "en personas no regeneradas
no es nada más que la carne "- en esas personas no regeneradas, digo, que están bajo la
derecho, y sobre quiénes estamos involucrados en esta controversia. Aduzco este motivo de la justicia
de mi negación; porque en los hombres que están bajo la ley hay una mente que conoce alguna verdad
concerniente a Dios y "lo que de Dios se conoce" (ROM. yo. 18,19 ) que tiene un
conocimiento de lo que es justo e injusto, y cuyos "pensamientos acusa o excusa a uno
otro, "(ii, 1-15,) que sabe que la complacencia de los deseos carnales es pecaminosa, (vii, 7) que
dice que "los hombres no deben robar ni cometer adulterio", (2, 21, 22) & c., & c. Para algunos de los
no regenerado, también se le atribuye alguna iluminación del Espíritu Santo, (Heb. vi. 4, ) un "saber-
repisa del Señor y Salvador Jesucristo ", un" conocimiento del camino de la justicia "(2
Mascota. 2, 20,21 ) algún conocimiento de la voluntad del Señor, (Lucas xii. 47, ) el don de profecía,

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& c., & c. (1 Cor. 13.) Ese hombre que es lo suficientemente audaz para dar estilo a cosas como estas "la carne",
inflige una señal de daño a Dios y su Espíritu. Y de hecho cómo, bajo la denominación de "el
carne "puede comprenderse lo que acusa de pecado, convence a los hombres de pecado y obliga a
ellos para liberación buscar? Hay, entonces, en los hombres que están bajo la ley, "la carne y
algo al lado de la carne, "eso es una mente imbuida de un conocimiento de la ley y consentimiento
diciéndole que es bueno; y en algunas personas no regeneradas hay al lado de la carne, una mente
iluminado por el conocimiento del evangelio. Pero a la "otra cosa que es distinta de la
carne, "el apóstol, en este capítulo, no da el título del Espíritu, sino el de la mente.
La observación de Musculus sobre este pasaje es la siguiente: "Mira con qué cautela el apóstol
de nuevo emplea la palabra morar. No dice: "Sé que en mí no hay nada bueno"; paraca,
¿De dónde podría aprobar de otro modo las cosas buenas y detestar las malas, consintiendo
a 'la ley de Dios, que es santa, justa y buena', si no tuviera nada bueno en sí mismo?
Pero él dice: 'Sé que en mí no mora el bien'; es decir, no reina en mi, no
no posee el dominio, ya que se ha apoderado del pecado para sí mismo, y puesto que la voluntad
desea lo que es bueno, aunque no es gratis, sino débil y restringido, soportando la
poder de un tirano ". 3. Pero alguien responda aquí:" No sólo hay algo diferente de
la carne atribuida a este hombre, pero también se atribuye la morada o residencia del bien
a lo que es diferente de la carne; porque, de lo contrario, la parte del versículo en la que el
el apóstol se corrige a sí mismo, no habría sido necesario; pero en un hombre no regenerado, o
quien está sujeto a la ley, no hay nada en lo que pueda residir el bien. Por lo tanto, esta es una
regenerar al hombre ", etc. Dúplica. Aunque concedo la primera de estas premisas, niego la
segundo que afirma: "En un hombre no regenerado, o uno que está bajo la ley, hay
nada en lo que el bien pueda morar o residir ". Porque en la mente de tal hombre
cosa buena, es decir, algo de verdad y conocimiento de la ley. Los signos de habitación o residencia.
son las obras que este conocimiento y verdad en la mente despliegan o revelan. Por ejemplo, un
conciencia no sólo acusando a un hombre de pecado, sino también convenciéndolo de ello: la liberación de
una sentencia de condenación contra el hombre mismo - la promulgación de buenas leyes - cuidado
atención a la disciplina pública, el castigo de los delitos, la defensa del bien
gente - desesperación de obtener justicia por la ley y por obras legales el impulso
necesidad de desear la liberación y buscarla. Estas obras, de hecho, son signos más ciertos
de la ley que habita y reina en la mente de un hombre como se ha descrito. En este
punto, ruego, que nadie condene como herejía lo que aún no ha oído,
o no suficientemente considerado. Porque no afirmo que el bien habita y reina en un hombre bajo
la ley, o en cualquiera de los no regenerados. Para reinar en la mente y, simplemente, reinar en el
hombre, no son lo mismo. Porque, si este conocimiento fuera simplemente para habitar y reinar en
el hombre, este mismo hombre entonces viviría de una manera agradable a su conocimiento, la resistencia
de la carne repelida por aquello que simplemente obtendría el primer y principal lugar
en un hombre. Si alguien considera de cerca esta interpretación de la causa y la acomoda a

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el diseño del apóstol, comprenderá que la corrección apostólica era necesaria


y produce para este propósito, que, a pesar de la presencia de algo bueno
en la mente de un hombre que está bajo la ley, se podría dar una causa adecuada y adecuada
por qué, en un hombre como éste, "los movimientos del pecado" florecen y obran toda concupiscencia; cual
La causa es esta: En la carne de este hombre no mora el bien. Porque si algo bueno habitara en
su carne, entonces no solo sabría y querría lo que es bueno, sino que también lo completaría en
operación real, sus pasiones o deseos siendo domesticados y sometidos, y sujetos a la ley
de Dios. En referencia a esto, Tomás de Aquino lo observa acertadamente en este mismo pasaje.
sabio— "Y por esto, se pone de manifiesto que lo bueno [o bendición] de la gracia
no habite en la carne; porque si habitara en la carne, como tengo la facultad de querer que
que es bueno por la gracia que habita en mi mente, entonces debo perfeccionar
o cumplir lo que es bueno mediante la gracia que mora en mi mente ". 4. Pero alguien
objetará: "En las Escrituras, todo el hombre no regenerado es llamado carne.
él también es carne. (Gen. vi. 3.) Lo que nace del pescado, es carne. ( Juan iii. 6. ) "
RESPUESTA. - Primero. Este modo de hablar es metonímico, y la palabra carnal "carne" se usa
en lugar de carnal, por un uso peculiar de los hebreos, que emplean lo abstracto para
Creta. Esto es claramente señalado por Beza, en el pasaje que acabamos de citar, (Juan iii, 6,) en el que
observa: "Aquí se pone carne por carnal, ya que, entre los hebreos, los apelativos son frecuentemente
empleados como adjetivos. Esta era también una práctica entre los griegos y romanos, como en el
palabras, kaqarma & c. En segundo lugar. Aunque se inste a la palabra carne, en abstracto,
el hombre entero puede llamarse carne, pero no todo el hombre; para la mente que condena
el pecado y la ley justifica, no es carne. Pero esta misma mente puede en cierto grado llamarse
carnal, porque está en un hombre que es carnal, y porque la carne, que lucha contra el
mente, lleva al hombre entero cautivo a la ley del pecado, y por este medio tiene la
dominio en ese hombre. 5. Pero a partir de estas observaciones se puede construir un argumento en
confirmación del verdadero sentimiento, de la siguiente manera: En la carne de un regenerado
el hombre habita lo bueno; por lo tanto, el hombre de quien el apóstol habla es
no regenerado. Pruebo la proposición por el efecto apropiado del Espíritu que mora en mí; paraca
el Espíritu Santo crucifica la carne con sus afectos y deseos, mortifica la carne y su
obras, somete la carne a sí mismo, y debilita el cuerpo de la carne del pecado: y él per-
forma todas estas operaciones por su morada. Por tanto, el bien habita en la carne de un
hombre enojado. La suposición está en el texto mismo; por tanto, la conclusión se deriva de ello. 6.
Examinemos ahora la prueba de la afirmación: que en la carne de este hombre "no habita
bueno ". Esto está contenido en las palabras adjuntas:" Porque el querer está presente en mí; pero
cómo realizar lo que es bueno, no lo encuentro ". De una comparación de la pregunta
probado, y el argumento producido para probarlo, es evidente que el argumento está contenido
en estas palabras: "Porque no encuentro hacer lo que es bueno", es decir, no alcanzo el
desempeño de lo que es bueno. Esta prueba se toma del efecto; porque como, desde el interior

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morar en la carne de lo que es bueno, seguiría la ejecución del bien; entonces, desde
"nada bueno habitando en la carne", surge la imposibilidad de realizar lo que es
bueno. Porque estas palabras, "porque la voluntad está presente en mí", se emplean a través de una comparación
de cosas que difieren; que era necesario en este lugar, porque la prueba iba a ser cumplida
al hombre de quien se refería el apóstol: Y esta es la forma en que
la prueba se acomoda - "El querer está ciertamente presente" con un hombre que está bajo la ley; pero
el mismo hombre "no encuentra hacer lo que es bueno", porque es carnal. De esto
es evidente que "él es carnal" y que "en su carne no mora el bien". Si es bueno
cosa residía en su carne, en ese caso restringiría la fuerza fuerte y los deseos del
carne, y evitar que puedan obstaculizar la realización del bien que podría
será. Pero que toda la prueba se expresa en el siguiente silogismo: En la carne de aquel que
tiene el poder de querer, pero quien "no encuentra para realizar lo que es bueno", no habita
Buena cosa; Pero el hombre a quien se refiere el apóstol, tiene ciertamente el poder de querer,
pero "no encuentra hacer lo bueno"; por tanto, en la carne de un hombre como
esto, "no habita el bien". No será negado por nadie que esté en el menor grado
familiarizado con la lógica, y que ha considerado con precisión el verso dieciocho, que esto es
el silogismo del apóstol. Pero de esta proposición puedo concluir la proposición de
el silogismo que ya he aducido para confirmar mi opinión, y que es: "En
la carne de un hombre regenerado mora algo bueno, "por este argumento," Porque un
generar el hombre encuentra para realizar lo que es bueno. "Porque lo contrario sería una consecuencia
de cosas contrarias. Para que esto pueda aparecer con mayor claridad, veamos ahora esta proposición,
con otros que se deducen de él por inversión. La proposición es: "Ningún hombre que sea
incapaz de hacer lo bueno, tiene algo bueno en su carne ";
por lo tanto, por inversión, "Ningún hombre que tiene lo bueno en su carne, es incapaz de
de realizar lo que es bueno ". A esto, equivale lo siguiente:" Todo hombre que tiene alguna
el bien habitando en su carne, es capaz de realizar el bien; de hecho es capaz,
porque tiene buena morada dentro de él ", por lo tanto, por simple inversión en una necesidad y
materia recíproca, "Todo aquel que es capaz de hacer el bien, tiene buena morada
en su carne. "Este es el mayor, de lo que supongo," Pero un hombre regenerado puede realizar
lo bueno "( Filipenses 2.) "Por tanto, el hombre regenerado tiene buena morada en su carne";
que era el mayor de los silogismos que había aducido anteriormente. 7. Pero los defensores de
la opinión contraria parece pensar que, a partir de esta prueba, son capaces, para la confirmación
de su propia opinión, para deducir un argumento, que enmarcan así: Él es un regenerado
hombre, en quien querer lo bueno está presente; pero querer lo bueno, es
presente con este hombre; Por tanto, este hombre está regenerado. Respondedor. Antes de responder a cada parte
de este silogismo, debo eliminar la ambigüedad que hay en esta frase, "querer lo que
es bueno ", o el equívoco en la palabra" querer ". Porque es cierto que hay dos clases
de esta voluntad o voluntad; puesto que aquí se afirma de un mismo hombre, que está ocupado

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tanto en querer como en no querer lo que es bueno, concerniente a un mismo objeto;
al quererlo, como él [simplemente] lo quiere, pero al no quererlo porque no lo realiza; porque esto es
la razón por la que no lo hace, porque no lo quiere, aunque [actúa así]
con una voluntad que es, por así decirlo, esclava del pecado y obligada a no querer [lo que es
bueno]. Una vez más, él está ocupado tanto en no querer como en querer lo que es malo en
uno y el mismo objeto, al no quererlo, como no lo quiere y lo odia, al quererlo,
como él hace la misma [maldad]; porque no lo haría, a menos que lo quisiera, aunque
[Él actúa así] con una voluntad impelida a la voluntad por el pecado que habita en él. San Agustín
da su testimonio de las expresiones que he empleado aquí, en sus Retracciones. (Lib.
Yo, gorra. 13.) Las observaciones de Bucero sobre este pasaje son: "Por eso sucedió que David hizo,
no sólo lo que quiso, sino también lo que no quiso. Hizo lo que quiso
no, de hecho, no cuando cometió la ofensa, sino cuando la consideración de lo divino
la ley aún permanecía, y cuando fue restaurada. Hizo lo que quiso, justo en el momento
cuando realmente concluyó y determinó sobre la mujer presentada a su vista. Entonces
Peter, "& c. (Fol. 368.) Zanchius, también, en su libro, On the Works of Redemption, ob-
sirve— "Esta fue sin duda la razón por la que Pedro negó a Cristo, porque así lo quiso
hacer, aunque no de plena voluntad, ni voluntariamente lo negó "(Lib. I, cap. 3, fol. 25).
Por tanto, dado que es imposible que haya un solo género de volición y
nolición, o un modo de querer y no querer, por el cual un hombre quiere el bien y hace
no quiere el mismo bien, y por el cual no quiere el mal y quiere el mismo mal; esta
frase, "querer lo que es bueno" y "no querer lo que es malo", debe tener un doble
significado, que ahora trataremos de explicar. (1.) Porque cada volición y cada
nolition sigue el juicio del hombre con respecto a la cosa presentada como un objeto, cada
de ellos, por tanto, también es diferente según la diversidad de la sentencia. Pero el
el juicio mismo, con referencia a su causa, es doble: porque o procede de la mente
y la razón aprueba la ley que es buena, y tiene en alta estima el bien que la ley
prescribir, y odia el mal que prohíbe; o, procede de los sentidos y afectos,
y (como la expresión es) del conocimiento sensible, o lo que se deriva de los sentidos,
y que aprueba lo que es útil, agradable y deleitable, aunque esté prohibido;
pero que desaprueba lo que es dañino, inútil y desagradable, aunque sea
escrito. El primero de estos se llama "'el juicio de estimación general", el último "el
juicio de aprobación u operación particular ". Por lo tanto, una volición es del juicio
de estimación general; el otro es del juicio de aprobación particular, y por lo tanto
se convierte en una nolición. Por esta razón, la voluntad que sigue al juicio de estimación general
La ación quiere lo que prescribe la ley y no lo que la ley prohíbe. Pero
la misma voluntad, cuando sigue el juicio de aprobación particular, la voluntad deliciosa
o mal útil que la ley prohíbe, y no el bien molesto y dañino
que prescribe la ley. (2.) Esta distinción, cuando se considera con respecto a uno y el

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mismo objeto contemplado de diversas formas, se ilustrará aún más. Por ese objeto
que se presenta al testamento, se considera bajo una forma general, o bajo una que
es particular. Así, el adulterio se considera en general a menudo en particular; Considerado en
general, el adulterio es condenado por la razón como un mal y como lo que ha sido prohibido
por la ley; considerado en particular, se aprueba, por el conocimiento que se deriva de
los sentidos, como algo bueno y delicioso. Bucer, al tratar este tema, en su
comentarios sobre el mismo versículo, dice: "Pero hay en el hombre una voluntad doble: una, aquella por la cual
consiente la ley, otra, aquella por la que hace lo que detesta. El que sigue
el conocimiento de la ley por la que se sabe que es bueno; El otro sigue el conocimiento
que se deriva de los sentidos, y que se refiere a las cosas presentes. "(3.) Esta volición
y la nolición también se puede distinguir de otra manera. Hay una voluntad y
nolición que sigue al juicio final formado sobre el objeto; y otra volición
y nolición que sigue no al último sino al juicio anterior. En referencia a la
el primero de estos, la volición se referirá al bien; en referencia a este último, la volición será
con respecto al mal que se le opone, y al contrario. Lo mismo ocurre con la nolición.
Y con respecto al primero, será volición; con respecto a este último, será nolición,
concerniente al mismo objeto, y al contrario. Pero la volición y la nolición que siguen
no el juicio final, no puede ser tan simple y absolutamente llamado "volición" y "nolición",
como velicidad y nolicidad. Aquellos, sin embargo, que siguen al juicio final, son simples y
Absolutamente llamado volición y nolición eficaz, cuyo efecto tiene éxito. (4.) Tomás
Santo Tomás de Aquino, sobre este mismo pasaje de Romanos 7, dice, que la primera no es una voluntad plena, la última
es un testamento completo. Pero consideremos esta misma distinción tal como se emplea en
Dios. Porque se dice que Dios quiere algunas cosas con aprobación como buenas en sí mismas, pero
otras cosas con eficacia, como simplemente conducentes a su gloria. Ahora debemos considerar el
tipo de voluntad y falta de lo que el apóstol está tratando aquí. El esta tratando, no sobre
la voluntad y la nolición de la aprobación particular, sino sobre las de estimación general, no
sobre la volición y la nolición que se ocupan de un objeto considerado en
particular, pero con respecto a uno generalmente considerado, no sobre la volición y la nolición
que siguen al juicio final, sino sobre los que siguen al juicio anterior, no
acerca de la volición simple, absoluta y completa, pero acerca de lo que es incompleto y que
más bien merece ser llamado velicidad. "Por el bien que quiere, no lo hace; pero el mal
lo que no quisiera, que lo hace ". Si deseaba el bien prescrito por la ley, con la voluntad
aprobación particular, que sigue al juicio final, entonces también realizaría la
bien que así había querido. Si, de la misma manera, no quiere el mal prohibido por
la ley, entonces se abstendría de ella. Esto se explica, de manera sabia y prolija,
por Bucer en este pasaje. (1.) Paso ahora especialmente a cada parte del silogismo, en el que
la Proposición Mayor me parece reprobable por dos razones: (1.) Porque "para
lo que es bueno ", que es aquí el tema del argumento del apóstol, no es peculiar

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para regenerar; porque también pertenece a los no regenerados, por ejemplo, a los que son
bajo la ley, y que tienen en sí mismos todas aquellas cosas que Dios usualmente efectúa por
ley; (2.) Porque, incluso cuando se usa en ese otro sentido, [según sea aplicable al regenerado,]
no contiene una definición completa de un hombre regenerado; para un hombre regenerado no solo quiere
lo que es bueno, pero también lo hace; porque "es Dios quien obra en" los regenerados
"tanto el querer como el hacer". ( Filipenses II. 13. ) Y "Dios ha preparado buenas obras", para que la regeneración
erate "podría caminar en ellos"; o, "los creó en Cristo Jesús para buenas obras".
( Efesios ii. 10.) Son "nuevas criaturas"; ( 2 Cor. V. 17 ) están dotados de esa "fe que
obra por amor "( Gálatas v. 6) ya ellos se les atribuye la observancia, o "mantenimiento de la
mandamientos de Dios; "( 1 Cor. Vii. 19; ) ellos" hacen la voluntad de Dios de corazón; "(Efes.
vi. 6 ) "han obedecido de corazón la forma de doctrina a la que fueron entregados". (ROM.
vi. 17) etc, & c. De estas observaciones, es evidente que la partícula "sólo" debe agregarse
a la proposición; porque cuando esto se agrega, a primera vista, traicionará la falsedad y
insuficiencia de la proposición de esta manera: "Es un hombre regenerado, con quien sólo
querer lo bueno está presente ". (2.) Al supuesto, respondo que se propone en
una forma mutilada. Por esto, "la voluntad está presente en mí", no es la oración completa del
apóstol; pero es una parte separada de otra. sin el cual no es consistente. por
este es un solo axioma discreto: "La voluntad está presente en mí; pero cómo realizar lo que
es bueno, no lo encuentro ". Pero nada se puede concluir sólidamente de un pasaje de
planteado en una forma que está mutilada. Añado que, cuando esta última parte de la frase del apóstol
se omite, el lector tiene dudas sobre el tipo de volición y nolición que es
aquí el tema de la investigación. Pero cuando la omisión proviene del texto de la
apóstol, significa claramente que el tema de discusión es la volición ineficaz y la de
estimación general, pero, como ya se ha observado, este tipo de volición no es peculiar
al regenerarse. Pero la suposición puede simplemente negarse, ya que no ha sido construido
del contexto del apóstol. Porque San Pablo no atribuye al hombre de quien
trata, que quiere lo bueno y no quiere lo malo, sino que quiere
hace lo malo, y no lo bueno, a lo que atribuye,
se agrega algo equivalente a una descripción: "Lo que no quiero" y "lo que
Yo lo haría ". Esta descripción se agrega en acomodación al estado del hombre sobre quien
el apóstol está tratando, y es requerido por el método de investigación demostrativa. por
había decidido producir la causa apropiada y recíproca, por qué el hombre sobre quien
está tratando "no se encuentra lo que es bueno"; y por lo tanto todas las demás causas
debían ser eliminados, entre los cuales estaban la noción del bien y la voluntad del mal, también
ignorancia de lo bueno y lo malo, etc. Así, en esa otra disyuntiva
axioma, "querer está presente en mí; pero no encuentro cómo realizar lo que es bueno", el
cosa principal que se atribuye al hombre de quien se trata el apóstol, o que
lo que se predica acerca de él, es que "no se encuentra para realizar lo que es bueno";

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para cuya ilustración, se produce ese atributo diferente, "la voluntad de hecho está presente
conmigo. "Este es un comentario que debe ser observado diligentemente por todos los que se dedican a
pregunta acerca de la manera ms correcta en que este pasaje tan difcil
entendido. 8. Pero las observaciones precedentes ponen de manifiesto que una conclusión contraria puede
extraído de estos dos versículos de la siguiente manera: No es un hombre regenerado, con
a quién querer está realmente presente, pero no para realizar, y quién no realiza el bien
lo que quisiera, pero quien comete el mal que no haría; (esto es de la descripción
de la regeneración y sus partes; ) Pero el querer está presente con este hombre, pero no el realizar; y
el mismo hombre no realiza el bien que quisiera, sino que comete el mal que
no lo haría; Por lo tanto, el hombre de quien se trata el apóstol, no está regenerado. El as-
la suposición está en el texto del apóstol; la proposición sola, por tanto, queda por probar.
La regeneración no solo ilumina la mente y conforma la voluntad, sino que también refrena
y regula los afectos, y dirige a los miembros externos e internos a la obediencia
a la ley divina. No es el que quiere, sino el que hace la voluntad del Padre, que
entra en el reino de los cielos. (Compañero. vii. 21.) Y, al cierre del mismo capítulo,
se llama hombre sabio o prudente "que hace los dichos de Cristo", no el que sólo quiere
ellos. Consulte lo ya señalado en la negación de la proposición en que
silogismo que se produjo para el establecimiento de la opinión contraria; Y esos
las personas que cumplen la voluntad de la carne en sus deseos, no son regeneradas; Pero este hombre cumple
la voluntad de la carne; Por lo tanto, no está regenerado. Pero estos [atributos] concuerdan muy bien
con prudencia con un hombre que está bajo la ley: querer el bien y no querer el mal, como
estar de acuerdo con quien "consiente en la ley que es bueno", pero no hacer lo que es bueno
y hacer el mal, como estar de acuerdo con quien es "carnal y siervo del pecado". 9. Pero quizás
alguien respondedor aquí: "A este hombre no se le quita simplemente la realización de ese
lo que es bueno, pero la terminación de la misma, es decir, la ejecución perfecta de la misma, una vista de la
asunto que tiene la sanción de San Agustín, quien da esta explicación de la palabra ".
Respondedor. Omitiendo toda referencia a la forma en que coinciden la opinión de estas personas
con el de San Agustín, que examinaremos más adelante, afirmo que se trata de un mero
evasión. Porque el verbo griego katergazomai no significa hacer nada a la perfección, sino
simplemente hacer, realizar, despachar, como es muy evidente en el verbo poiw "hacer", que
sigue, y de esta palabra en sí como se usa en el versículo quince, donde, de acuerdo con su
opinión, este verbo no puede significar finalización o ejecución perfecta, para los regenerados,
a quienes, como ellos lo entienden, se aplica esta cláusula en el versículo quince, no
realiza lo que es malo. Consúltense aquellos pasajes de las Sagradas Escrituras en los que
esta palabra aparece, y su verdadero significado se entiende fácilmente por el uso de las Escrituras. añado
que, en este sentido, "la terminación", es decir, "la perfecta ejecución" de lo bueno,
No se le puede quitar al hombre regenerado más que el "querer" de lo bueno.
Porque mientras los regenerados continúan en este estado de mortalidad, no "quieren perfectamente" que

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lo que es bueno. 10. Pero alguien insistirá más en que "querer el bien" y "no querer el mal",
en qué modo y en qué sentido se tomen estas expresiones, es "algo bueno"; y eso,
a un hombre no regenerado no se le puede atribuir nada en absoluto que pueda llamarse BUENO, sin
trayendo continuamente la gracia y el Espíritu Santo. A esto respondo, ya hemos entendido
la calidad y la cantidad de esta "cosa buena". Pero estoy deseando que me den pruebas de
yo, que nada en absoluto que sea bueno puede atribuirse a un hombre no regenerado, de lo que
descripción cualquiera que sea. Según el juicio que formé, las Escrituras
en ningún pasaje, afirme abiertamente esto; tampoco creo que, por buena consecuencia de ellos,
se puede afirmar. Pero la afirmación contraria puede demostrarse de manera más evidente: "La verdad"
que se menciona en Romanos i. 18,es bueno, en oposición a "injusticia"; pero
esta "verdad" está en algunas personas no regeneradas. "La obra de la ley", que se menciona en
Romanos ii. 15, es algo bueno; pero está: escrito en los corazones "de los paganos, y eso por Dios.
"El gusto del don celestial, de la buena palabra de Dios y de los poderes del mundo para
ven, "(Heb. vi. 4,5,) es bueno; y sin embargo está en lo no regenerado. "Haber escapado de las contaminaciones
del mundo mediante el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, y haber conocido
el camino de la justicia "2 mascotas. ii. 20,21) son cosas buenas; sin embargo, pertenecen a los no regenerados
erate. "Para recibir la palabra de Dios con gozo" (Compañero. xiii. 20, es bueno; y pertenece a la
no regenerado. Y, en general, todos aquellos dones del Espíritu Santo que son para la edificación
de la iglesia, y que se atribuyen a varios de los réprobos, son cosas buenas. (1 Cor.
12 y 13.) Reconocerse pecadores, llorar y lamentarse por
las transgresiones personales y buscar la liberación del pecado son cosas buenas; y pertenecen
para algunos que no han sido regenerados. No, ningún hombre puede ser partícipe de la regeneración, a menos que
previamente ha tenido dentro de él cosas como estas. De estos pasajes, es evidente
que no se puede decir con verdad, que nada bueno puede atribuirse a los no regenerados,
qué clase de hombres, sean quienes sean. Si alguien respondió: "Pero estas cosas buenas no guardan
en su naturaleza, tampoco son como deben ser "Reconozco la justicia de la
Observación. Sin embargo, algunos de ellos son necesariamente anteriores a los de naturaleza salvífica;
además, ellos mismos están ahorrando hasta cierto punto. Aquello que aún no ha llegado a
el punto al que apunta, no pierde inmediatamente el nombre de "algo bueno".
El miedo al castigo y el miedo servil no son el miedo y el miedo que se
los hijos de Dios; sin embargo, son, mientras tanto, contados por San Agustín entre los
cosas buenas que preceden a la conversión. En su decimotercer sermón sobre estas palabras del
apóstol, no he vuelto a recibir el espíritu de servidumbre por temor, (ROM. viii. 15 ) él dice,
"¿Cuál es esta palabra otra vez? Es la manera en que este maestro de escuela más problemático
aterroriza. ¿Cuál es esta palabra de nuevo? Es como habéis recibido el espíritu de servidumbre en el monte Sinaí.
Algún hombre dirá: El espíritu de esclavitud es uno, el espíritu de libertad es otro. Si vas
no es lo mismo, el apóstol no volvería a usar la palabra. Por tanto, el espíritu [en ambos casos]
es el mismo; pero, en un caso, está sobre tablas de piedra con miedo, en el otro, está sobre la carne

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tablas del corazón en el amor ", etc. En un pasaje posterior él dice:" Por lo tanto, ahora estás
no con miedo, sino con amor, para que seáis hijos y no siervos. Por ese hombre cuya razon
porque todavía le va bien es su temor al castigo, y quien no ama a Dios, todavía no está entre
los hijos de Dios. Sin embargo, mi deseo es que pueda seguir temiendo el castigo.
El miedo es siervo, el amor es hombre libre; y, si podemos expresarnos así, el miedo es el
siervo del amor. Por tanto, para que el diablo no se apodere del corazón, que este siervo tenga
la precedencia en ella, y preservar un lugar dentro para su Señor y Maestro, quien pronto
llegar. Haz esto, actúa así, incluso por temor al castigo, si aún no puedes hacerlo desde
amor a la justicia. El amo vendrá y el siervo se irá; porque cuando
el amor se perfecciona, echa fuera el temor ". Calvino también incluye el temor inicial entre las cosas buenas;
y Beza, por el significado que le atribuyen Calvino y él mismo, hace que sea preliminar
a la regeneración, como ya hemos percibido. Pero estas cosas, y otras, (si las hay
hay,) se atribuyen a los no regenerados, sin ningún daño a la gracia y el Santo
Espíritu; porque se cree que están, en aquellos en quienes se encuentran, a través de la operación
de la gracia y del Espíritu Santo. Porque hay ciertos actos que preceden a la conversión, y
proceden del Espíritu Santo, que prepara la voluntad; como dice Zanchius, en su
Sentencia sobre el primer y segundo tomo de las objeciones y respuestas de Pezelius, que
el juicio se adjunta al segundo tomo. Consulte igualmente lo que hemos citado en un
página de Beza contra Tilman. Heshusius. 11. ¿Qué hombre hay que posea sino un
conocimiento moderado de los asuntos teológicos, y no sabe que el Espíritu Santo
emplea la predicación de la palabra en este orden, para que primero pueda convencernos de pecado,
ley, de cuya equidad y rectitud convence la mente, puede acusarnos de ser
repugnante a la condenación, puede poner ante nuestros ojos nuestra propia impotencia y debilidad
ness - puede enseñarnos que es imposible ser justificado por la ley, (ROM. iii. 19-21) -
para obligarnos a huir a Cristo, utilizando "la ley como maestro de escuela, para guiarnos por el
mano a Cristo, "que es" el fin de la ley para justicia a todo aquel que cree "?
( Gálatas ii. 16-21; iii, 1-29.) En esta cuenta, también, los no regenerados reciben ciertos nombres o
denominaciones, en las Escrituras: Se les llama pecadores, ya que se distinguen
de los justos que se jactaban de su justicia, que los pecadores Cristo
vino a llamar, laboriosos y cargados, a quienes Cristo vino a brindar refrigerio y
descanso: enfermos y débiles, y aquellos que necesitan la ayuda de un médico, para que puedan ser
distinguido de aquellos que se suponían que estaban "completos" y que no necesitaban los servicios
de un Médico, pobre y necesitado, a quien Cristo vino a predicar el evangelio, cautivos y
prisioneros en prisión, que reconocen su triste condición, ya quienes Cristo vino a liberar
er - contrito de espíritu y de corazón quebrantado, a quien Cristo vino a vendar, etc. En segundo lugar.
Cumplidos estos efectos por la ley, el mismo Espíritu comienza a usar la predicación de
el evangelio, mediante el cual manifiesta y revela a Cristo, infunde fe, une a los creyentes
en un solo cuerpo con Cristo, los lleva a una participación de las bendiciones de Cristo, que,

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LOS VERSÍCULOS OCTAVO Y XIX

de los pecados solicitados y obtenidos a través de su nombre, pueden comenzar a


vive en él y de él. En este sentido, igualmente, las mismas personas se distinguen
por algunas otras denominaciones en las Escrituras. Se les llama creyentes, justificados, redimidos,
personas santificadas, regeneradas y liberadas, injertadas en Cristo, concorporadas con él,
huesos de sus huesos, carne de su carne, etc. De este orden, parece que algunos actos del
El Espíritu Santo se ocupa de los que no han sido regenerados, pero que van a nacer.
de nuevo, y que algunas operaciones surgen de ellos en la mente de aquellos que aún no
generar, pero que van a nacer de nuevo. Pero no intento determinar si estos son
las operaciones del Espíritu como Él es el regenerador. Lo sé, en Romanos viii. 15-17, la
El apóstol distingue entre el espíritu de adopción y el espíritu de servidumbre. Yo sé eso,
en 2 Corintios iii. 6-11, distingue entre el ministerio de la ley y el de la muerte,
y la ministración del evangelio y del Espíritu. Sé que el apóstol dijo, cuando estaba
escribiendo a los Gálatas, que el Espíritu no se recibe por las obras de la ley, sino por las
fe en el evangelio de Cristo. Y creo que debemos hacer una distinción entre los
Espíritu mientras prepara un templo para sí mismo, y el mismo Espíritu que habita en ese templo
cuando es santificado. Sin embargo, no estoy dispuesto a luchar con seriedad sobre este
punto - si estos actos y operaciones pueden atribuirse al Espíritu, el regenerador,
no cuando regenera, sino when prepare los corazones de los hombres para admitir la eficiencia de la regeneración.
eración y renovación. Por lo tanto, creo que una vez quedó claro en general que esta opinión no es
contumel al Espíritu Santo, ni puede quitar del Espíritu nada que esté en
tributo a Él en las Escrituras; pero que solo indica el orden según el cual
el Espíritu Santo dispone y distribuye sus actos. No estoy seguro de si, por el contrario,
no sea contundente para el Espíritu de adopción que habita en los corazones de los regenerados,
si se dice que efectúa en ellos una volición de esta descripción de la que no se sigue ningún efecto, pero
que fracasa o se vuelve defectuoso en el mismo intento, siendo conquistado por la tiranía del pecado
que habita dentro - y esto en oposición a la declaración en 1 Juan IV. 4,"Mayor es
El que está en ti, que el que está en el mundo. "Tampoco creo que fluya como consecuencia
de esto, que en Romanos vii. 18,19, el sujeto bajo investigación es un hombre enfrentado bajo
gracia; porque una cosa es sentir o percibir algún efecto de preparar la gracia; y es otro
estar bajo la gracia, o ser gobernado, guiado e influenciado por la gracia.

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VERSO EL VIGÉSIMO
VERSO EL VIGÉSIMO
Si hace lo que no haría, entonces ya no es él quien lo hace, sino el pecado que
habita en él. Ya hemos tomado en consideración el versículo veinte. Pero yo aqui
recordar brevemente al lector, que en este pasaje, igualmente, se descubre manifiestamente la verdad
de nuestra exposición que se ha aducido; porque, en este versículo, dice, tanto que lo hace
lo que no quiere, y sin embargo, no lo hace él mismo, sino el pecado que habita en él. Él
por tanto, lo hace y no lo hace; porque lo hace como un sirviente que está bajo coacción
por su amo, y quien no ejecuta su propia voluntad tanto como la de su amo, aunque
también es suyo, de lo contrario no lo haría; porque consiente la voluntad de su amo
antes de realizarlo, porque lo hace sin coacción ni fuerza; porque la voluntad no puede ser
forzado.

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VERSO EL VIGÉSIMO PRIMERO

VERSO EL VIGÉSIMO PRIMERO


Encuentra que, donde haría el bien, el mal está presente en él. El vigésimo primer verso
contiene una conclusión de lo anterior, acomodada al propósito del apóstol
sobre lo que trata aquí. Porque, por la circunstancia de que este hombre supiera que "para
la voluntad está presente con él "pero no para realizarla, concluye, que" cuando haría el bien,
el mal está presente en él ". Pero debe observarse que, en el versículo dieciocho, el apóstol
emplea la misma frase acerca de la voluntad, como usa aquí sobre el mal; y así dice, que
tanto el querer el bien como el querer el mal, están presentes con él o yacen cerca de él. Y como "querer
lo bueno está presente en él "por su inclinación por la ley, y por su
mente que lo aprueba como "justo y bueno", por lo que "querer el mal también está presente en él"
por cierta ley del pecado, es decir, por la fuerza y tiranía del pecado, asumiendo para sí el
poder, y usurpando el derecho o jurisdicción sobre este hombre. Ahora debemos considerar
si la esencia y la adyacencia de cada uno (si puedo emplear tal palabra) tienen el mismo poder;
o si el uno prevalece sobre el otro, y cuál de ellos es el que adquiere este ascenso
ancy. Es evidente que los dos no son igualmente potentes, pero que uno prevalece sobre el
otro, y que, de hecho, "el mal está presente" de una manera más poderosa y vehemente:
obtiene y prevalece en un hombre, a través del comando, instigación e impulso de que él
se para actuar y dejar de actuar encuentra. Pero deseo verlo explicado de las Escrituras,
cómo una afirmación como ésta puede hacerse con la verdad acerca de un hombre regenerado que está
puesto bajo la gracia; porque, en cada pasaje, los registros sagrados me parecen afirmar lo contrario.

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VERSÍCULOS VIGÉSIMO SEGUNDO Y VIGÉSIMO TERCERO

VERSÍCULOS VIGÉSIMO SEGUNDO Y VIGÉSIMO TERCERO


1. ÉL se deleita en la ley de Dios, o encuentra una especie de engaño, deleite en ella, después de la
hombre interior; pero ve otra ley en sus miembros, luchando contra la ley de su mente,
&C. 2. Un argumento, del versículo veintidós, a favor de la opinión contraria. 3. Una respuesta
a la PROPOSICIÓN en este argumento. El hombre interior significa la MENTE, como el
HACIA AFUERA El hombre significa el CUERPO. (1.) Esto se muestra a partir de la etimología de la palabra,
y del uso de las Escrituras, especialmente en 2 Corintios iv. dieciséis,y en Efes. iii. 16,17.
(2.) Las pruebas de esto se dan ampliamente en los antiguos padres cristianos. (3.) Similar
las pruebas se derivan de los teólogos modernos 4. El significado de la frase, "para deleitarse en el
ley de Dios según el hombre interior ". 5. Una respuesta a la suposición, que se muestra
propuesto en forma mutilada, por la omisión de las cosas que se mencionan en el
vigésimo tercer verso. 6. Un argumento, del versículo veintitrés, a favor de la opinión contraria.
(1.) Una respuesta a la proposición que contiene. (2.) Y al supuesto. 7. Irrefutable
argumento deducido de estos dos versos. (1.) A la refutación de la opinión contraria.
(2.) Al del verdadero, que en un principio se propone de manera amplia,
y luego en forma abreviada. (3.) La proposición se prueba por tres razones, que
se confirma contra todas las objeciones. (4.) Está probado por las Escrituras, que, en el conflicto
contra el pecado, los regenerados suelen obtener la conquista 8. Una consideración especial del texto,
Galón. v. 16-18, y una colación con este pasaje. 9. Una objeción y una respuesta. 10.
Una objeción a la tercera razón y una respuesta. 11. Una consideración de Isaías lxiv. 10. 1. En el
En los versículos veintidós y veintitrés se aduce una explicación más clara y una prueba de la
conclusión que se había sacado en el versículo veintiuno, y que concuerda con la misma
tema que el apóstol se había propuesto en esta parte para su investigación. Pero la prueba
está, propiamente, contenido en el versículo vigésimo tercero; porque ese verso se corresponde con estos
palabras, "Cuando quiero hacer el bien, el mal está presente en mí", una afirmación que iba a ser
bien. La prueba se toma del efecto del mal que está presente en el hombre, y
es la guerra contra la ley de su mente, la victoria obtenida sobre él, y, después de tal
victoria, cautiverio del hombre a la ley del pecado. El versículo vigésimo segundo hace referencia a
estas palabras, "Cuando haría el bien"; y contiene una explicación más amplia de este
dispuesto, por la siguiente causa adecuada, y una ilustración del versículo de cosas diversas
y disyuntivo. Pero en estos dos versículos hay un axioma, que es apropiadamente
llamado axioma discreto o disyuntivo; como se desprende del uso de la partícula, de "pero",
en el versículo veintitrés, que es el pariente de los hombres, aunque este último se omite en el
vigésimo tercer verso. También es evidente por la forma misma de oposición. El antecedente
y la parte menos principal de este axioma está contenida en el versículo vigésimo segundo; el consecuente
y parte principal, en el vigésimo tercero. Porque el antecedente se emplea para la ilustración.
del consecuente, como es muy manifiesto en todos los axiomas. Así, como en muchos casos similares, "yo
a la verdad os bautizaréis en agua para arrepentimiento; pero el que viene después de mí, bautizará

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VERSÍCULOS VIGÉSIMO SEGUNDO Y VIGÉSIMO TERCERO

ustedes con el Espíritu Santo y con vida "( Mateo ii. 11.) "Aunque perezca nuestro hombre exterior,
el hombre interior se renueva de día en día. "( 2 Cor. 4:16.) Para las partículas, sin embargo,
ya que, cuando, & c., denotan la parte anterior y menos principal del axioma; mientras que la
partículas, pero, sin embargo, entonces, etc., denotan la parte consecuente y principal. "Para deleitarse con
ley de Dios, "o" encontrar una especie de condensación en ella "," después del hombre interior ", es la causa
que el querer está presente con este hombre. "El mal que está presente en él" es "la ley del pecado
en sus miembros. "El efecto por el cual se prueba la presencia de este mal, está contenido en
estas palabras: "En guerra contra la ley de mi mente, y llevándome cautivo al
ley del pecado que está en mis miembros. "He considerado apropiado ofrecer estas observaciones a
ayudar a formar un juicio correcto sobre un axioma discreto o disyuntivo, para que nadie deba
separar una parte de la otra, y debería contabilizar el principal menos como principal
uno. Veamos ahora además qué conclusión se puede sacar de estos dos versículos, en prueba
de una opinión o de la otra. 2. Aquellos que tienen sentimientos contrarios a los míos, dibujan
la siguiente conclusión, del versículo 22, para el establecimiento de su punto de vista
del tema: El que se deleita en la ley de Dios según el hombre interior, es regenerado y
puesto bajo la gracia; Pero este hombre de quien el apóstol trata se deleita en la ley de
Dios según el hombre interior; Por tanto, este hombre es regenerado y puesto bajo la gracia. Ellos
Supongamos que, en la proposición, tienen un doble fundamento para su opinión: (1.)
Porque a esta persona se le atribuye "el hombre interior". (2.) Porque ese mismo individuo es
dijo "para deleitarse en la ley de Dios según el hombre interior? Porque, dicen, estos dos adjuntos
puede pertenecer a regenerar personas solas. El Primero está de acuerdo con ellos sólo porque, en el
Escrituras, "el hombre interior" tiene el mismo significado que el de "el hombre nuevo y el
generar; "el Segundo, porque se declara acerca de los piadosos, que" meditan en
la ley del Señor, y que en ella se deleitan día y noche? 3. A la propuesta,
responder, primero, que el hombre interior no es el mismo que el hombre nuevo o el regenerado, ni
de la etimología de la palabra, o del uso de la Escritura; y el hombre interior no es
peculiar de los regenerados, pero que también pertenece a los no regenerados. En segundo lugar, que para
deleitarse en la ley de Dios, o, más bien, encontrar una especie de condensación en la ley de Dios después
el hombre interior, no es una propiedad peculiar de los regenerados y de aquellos que están colocados
bajo la gracia, sino que pertenece a un hombre sometido a la ley. (1.) Con respecto a la
Primero, digo, de la etimología del epíteto, se le llama el hombre interior, relativamente y
opuesto al hombre exterior. Porque hay dos hombres en el mismo individuo, el que existe
dentro del otro, y el que tiene al otro primero dentro de sí mismo. El primero de ellos es el
el hombre oculto del corazón, ( 1 Pedro iii. 4, ) el segundo es el hombre exterior del cuerpo; la
el primero es el que habita o habita, el segundo, el que está habitado; el primero se calcula
o adaptada a las bendiciones invisibles e incorpóreas, las últimas, a las terrenales y
visible; el primero es inmortal, el segundo es mortal y está sujeto a muerte. En estas dos palabras
no se produce una sola sílaba que pueda dar ni siquiera el menor indicio de regeneración, y

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VERSÍCULOS VIGÉSIMO SEGUNDO Y VIGÉSIMO TERCERO

de la novedad que surge de la regeneración. Pero estos tres epítetos, el hombre interior, el
Generar el Hombre, y el hombre nuevo, mantiene el siguiente orden entre ellos, que el
las palabras mismas indican una primera vista. El hombre interior denota el sujeto,
el hombre regenerado denota el acto del Espíritu Santo que regenera; y el hombre nuevo
denota la cualidad que existe en el hombre interior a través del acto de regeneración. (2.) El
El sentido y el uso de la Escritura no son adversos a este significado, sino que, por el contrario, son
muy consecuente con él. Esto será evidente a partir de una consideración diligente de esos pasajes.
en el que se hace mención del "hombre interior". Uno de ellos es el texto que estamos discutiendo;
el segundo es 2 Corintios iv. dieciséis; y el tercero esEfes. iii. 16,17. Tomemos ahora
en consideración los dos últimos pasajes. 2 CORINTIOS IV, 16. El primero de los dos es
así expresado: "por lo cual no desmayamos; pero aunque nuestro hombre exterior perece,
el hombre interior se renueva de día en día. "De este versículo mismo, muestro que el interior y el
el hombre exterior no se toma en este pasaje por el nuevo y el viejo; pero que el interior
hombre debe entenderse como aquello que es incorpóreo y habitante, así denominado de
el interior del hombre, es decir, su mente o alma; y que el hombre exterior está aquí tomado por
lo que es corpóreo e inhibido, así denominado del cuerpo, la parte exterior de
hombre. Esto lo muestro, Primero. Porque, si el hombre exterior y el interior fueron tomados por
el viejo y el nuevo hombre, entonces este modo disyuntivo de hablar no podría alcanzarse en este verso.
Porque estos dos siguientes no podrían entonces distinguirse de la manera entre sí:
"Aunque nuestro viejo perezca, el nuevo se renueva de día en día"; para [como se indica]
son necesariamente coherentes y consecuentes entre sí; porque sea lo que sea
alejado del viejo, se agrega mucho al nuevo. Lo absurdo de tal distinción
La afirmación será aún más manifiesta, si se propone lo mismo: "Aunque nuestro viejo
ser crucificado, destruido y enterrado, pero el nuevo hombre resucita, es vivificado o vivificado,
y se renueva aún más y más ". Y," Aunque dejamos a un lado nuestra antigua vejez,
hacer cada vez mayor competencia en la novedad de vida. "Que cualquiera que le plazca rinda
ridículo al emplear el siguiente lenguaje: "Aunque este joven desaprende y
deja a un lado su ignorancia, pero cada día adquiere mayor competencia en el conocimiento de las
"En segundo lugar. El consuelo que produce el apóstol, en oposición a esas opresiones
y angustias a las que están sometidos los santos mientras permanezcan en este mundo, consiste en
las siguientes palabras: "El hombre interior se renueva de día en día"; y no en estos ", aunque
nuestro hombre exterior perezca ". Esto se muestra por el modo de hablar adoptado por el apóstol, en
diciendo que esta misma "muerte del hombre exterior", que se efectúa a través de las opresiones
y angustias, es aquello contra lo cual el consuelo, comprendido en las siguientes palabras,
es producido por el apóstol. La persona afligida dice: "Pero nuestro hombre exterior está pereciendo".
El apóstol le responde: "No te entristezcas por esto, porque nuestro hombre interior ha sido renovado
día a día, en cuya renovación consiste nuestra salvación. Porque no debemos tener en cuenta
bendiciones externas y visibles, que conducen a la vida del hombre externo; porque ellos

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VERSÍCULOS VIGÉSIMO SEGUNDO Y VIGÉSIMO TERCERO

son susceptibles de morir. Pero debemos estimar y considerar altamente las cosas internas e invisibles,
que pertenecen a la vida del hombre interior; porque estos son eternos, y nunca
perecer ". Pero si, con esta palabra," el hombre exterior "fuera entendido como" el anciano ", entonces
el apóstol debe haberlo producido en lugar de consolación, de la siguiente manera:
"No te lamentes de estar sujeto a muchas aflicciones y opresiones, porque esas son las
mismas cosas por las que perece tu anciano, y por las que el hombre interior es más
"Pero que la muerte del hombre exterior, y la del hombre viejo, no son el
mismo, se desprende de esta circunstancia, que el primero de ellos va en contra de la naturaleza misma
del hombre y el bien de la vida natural, pero que este último está en contra de la naturaleza depravada, y es
contrario a la vida de pecado en el hombre. En tercer lugar. De la palabra "renovada" se desprende que "el
el hombre interior "es objeto de renovación o renovación, y del acto del Espíritu Santo.
confesar de hecho, que puede decirse correctamente: "El hombre nuevo se renueva cada día más y
más, "tanto porque es necesario que esta novedad, que ha sido producida en un hombre por
el acto del Espíritu regenerador, debe incrementarse y aumentarse día a día, y porque
los restos del anciano deberían ser quitados gradualmente y debilitados aún más y
más. Pero incluso en este caso el sujeto es el hombre interior, que se llama nuevo desde la novedad
que ahora comienza a efectuarse en él por el Espíritu regenerador; para el tema de aumentar
y la renovación progresiva, y la de comenzar la renovación, son lo mismo. Pero el
sujeto de una renovación incipiente o que comienza no es el hombre nuevo (porque no es llamado nuevo
antes del acto de renovación, y antes de la calidad impresa por ese acto), pero es la
hombre de la sala. Por tanto, aunque se diga que el nuevo hombre ha sido renovado (frase que no
consciente que las Escrituras emplean,) sin embargo, el sujeto es el hombre interior, cuyo sujeto puede
Recibe el apelativo del nuevo hombre de la calidad impresionado. Como decimos que un blanco
el hombre se vuelve más blanco cada día, la blancura se comunica a un hombre blanco no como él es
blanco, pero como es un hombre al que todavía le quedan algunas tonalidades oscuras, y que todavía no ha
alcanzado el grado de blancura que desea. En consonancia con este punto de vista, la
Las mismas Escrituras usan estas palabras: "Renuévate en el espíritu de tu mente, y vístete
el nuevo hombre, que según Dios ha sido creado en justicia y verdadera santidad "( Efesios IV.
23,24. ) En este pasaje, el tema de la renovación se llama "el espíritu de nuestra mente", es decir, el
el hombre interior, o la mente; y "el hombre nuevo", en el mismo pasaje, no es el sujeto mismo,
pero es la cualidad que el sujeto debe inducir: esta cualidad se llama allí
verdadera santidad. "He dicho que no estoy muy seguro de si las Escrituras usan
esta frase en cualquier pasaje: he sentido esta vacilación a causa de Col. iii. 10, en el que
parece estar tan usado; el apóstol dijo, "y os habéis revestido del nuevo hombre, que es renovado
en conocimiento según la imagen de Aquel que lo creó. "Pero será obvio para todos
quienes consideran el pasaje con diligencia, que estas palabras, "que se renueva", o ton ana-
kainoumenon debe unirse con lo que precede, "y os habéis revestido del nuevo hombre", que
es "lo que es renovado", o "lo renovado", "en conocimiento", etc., para ser una descripción
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VERSÍCULOS VIGÉSIMO SEGUNDO Y VIGÉSIMO TERCERO

del hombre nuevo, no un atributo nuevo de este hombre nuevo. Pero a esta crtica no hay gran im-
se adjunta portancia; y he dicho, no niego que el hombre nuevo se renueva cada vez más y
más. Lo mismo se manifiesta en el resto de este pasaje. (2 Cor. iv. 16. ) Porque, "el
hombre exterior, "(16,)" vaso de barro ", (7,)" nuestro cuerpo ", (10,)" nuestra carne mortal ", (11,) son
todos los términos sinónimos; como también están "turbados", "perplejos", "perseguidos", "
el cuerpo la muerte del Señor Jesús, "entregado a muerte" y "pereciendo". Esto puede ser
muy claro para el investigador estudioso de la verdad, que comparará lo anterior
y los siguientes versos con el 16. EFESIOS III, 16,17. El último de los dos pasajes
se expresa así: "Que os conceda, según las riquezas de su gloria, ser
fortalecido con poder por su Espíritu en el interior del hombre; para que Cristo more en vuestros corazones
por la fe. "De estos versículos, es claro, que por el hombre interior se denota el tema acerca de
que el Espíritu Santo está ocupado en su acto y operación; y esta operación está aquí denominada
inactó "una corroboración" o "un ser fortalecido". Esto también se desprende del sinónimo
mencionado en el siguiente versículo, "para que Cristo more en vuestros corazones por la fe"; Para el
corazón, "y" el hombre interior ", se toman de la misma cosa. En esta visión del sujeto soy
apoyado por el muy erudito Zanchius, que escribe de la siguiente manera sobre este
pasaje: "Hemos afirmado, y de 2 Corintios IV. 16, hemos demostrado, que por
el término hombre interior se significa la parte principal del hombre, es decir, la mente, que consiste
del entendimiento y la voluntad, y que generalmente se denota con la palabra corazón, en la que
florecen los afectos o pasiones; como, por el contrario, con el término hombre exterior, ningún otro
puede entenderse que la parte corporal del hombre, que crece, posee sentidos, lo
conmoción ", etc. Y en un pasaje posterior, dice:" Por lo tanto, por esta partícula, en el interior
el hombre, enseña el apóstol, que como don de fuerza o de fuerza, así también las otras virtudes
del Espíritu, no tienen su asiento en la parte vegetativa o en crecimiento del hombre, sino en su mente,
corazón, espíritu ", etc. (2.) Porque no sólo algunas personas sostienen con certeza que" el
hombre interior "es lo mismo con el hombre nuevo y regenerado, desde el cual se aventuran a
afirmar, "que sólo el regenerado posee al hombre interior"; pero porque esto también se insta como
artículo de fe, veamos, pues, qué gran parte de los teólogos del cristianismo
iglesia aquí entendida por el epíteto, "el hombre interior".

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LOS ANTIGUOS PADRES CLEMENT DE ALEJANDRIA.

LOS ANTIGUOS PADRES CLEMENT DE ALEJANDRIA.


El apóstol le da dos denominaciones al hombre: su persona y su mente. (Strom. Lib.
3, fol. 194.) TERTULIANO "PERO", dice el apóstol, "aunque nuestro hombre exterior sea destruido",
es decir, la carne, por la fuerza de las persecuciones, "pero el hombre interior se renueva de día en día",
es decir, la mente, por la esperanza de las promesas. (Contra los gnósticos, cap. 15.) Teniendo,
Por lo tanto, obtuvo los dos hombres mencionados por el apóstol: el hombre interior, es decir, el
mente, y el hombre exterior, es decir, la carne; los herejes de hecho han adjudicado la salvación
a la mente, es decir, al hombre interior, pero destrucción a la carne, es decir, al exterior
hombre; porque esta grabado2 Corintios iv. 16, "porque aunque perezca nuestro hombre exterior", etc.
(Sobre la resurrección del Cuerpo, cap. 40.) Desde afuera, guerras que vencen al cuerpo;
interiormente, el miedo que aflige a la mente. Entonces, "aunque nuestro hombre exterior perezca", pereciendo
no debe entenderse como perder nuestra resurrección, sino como sostener la aflicción; y esto, sin pecado
el hombre interior. Por lo tanto, será parte de ambos ser glorificados juntos, así como
ser compañeros de sufrimiento. (lbid.) Porque aunque el apóstol llama a la carne "vaso de barro", que
manda ser tratado con honor; sin embargo, también es llamado, por el mismo apóstol, "el exterior
hombre ", es decir, la arcilla que primero fue impresa y grabada bajo el título de hombre, no
de una copa, de una espada o de cualquier vasija; porque fue llamado "un recipiente" debido a su capacidad
ciudad, que sostiene y contiene la mente. Pero esta carne se llama "hombre", de la comunidad de
naturaleza, que la convierte no en un instrumento de operaciones, sino en un ministro o asistente (Ibid.
gorra. 16.) AMBROSO. "Porque me deleito en la ley de Dios según el hombre interior". él dice que su
la mente se deleita en las cosas que son entregadas por la ley; y así es el hombre interior.
(En ROM. vii. 22. ) "Aunque nuestro hombre exterior se pierda, el hombre interior se renueva de día
de día. "La carne perece o se consume por las aflicciones, azotes, hambre, sed, frío y
desnudez; pero la mente se renueva con la esperanza de una recompensa futura, porque está purificada
por tribulaciones incesantes. Porque la mente se aprovecha en las aflicciones y no perece; de modo que
cuando ocurren tentaciones adicionales, hace avances diarios en dignidad; porque esto
"perecer" es beneficioso también para el cuerpo por su inmortalidad a través de la excelencia de la
mente. (Sobre 2 Corintios 4,16.) "Me deleito en la ley de Dios según el hombre interior". Nuestra
el hombre interior es aquello que fue hecho a imagen y semejanza de Dios; el hombre exterior
es lo que se formó y formó a partir de arcilla. Por tanto, como hay dos hombres, hay
igualmente un curso de conducta doble: uno es el del hombre interior, el otro el del
hombre exterior. Y, de hecho, la mayoría de los actos del hombre interior se extienden al hombre exterior.
Como la castidad del hombre interior pasa también a la castidad del cuerpo. Para el que es
ignorante del adulterio del corazón, tampoco conoce el adulterio del cuerpo,
&C. Es, por tanto, la circuncisión del hombre interior; porque el que está circuncidado tiene
despojado de los atractivos de toda su carne, como su prepucio, para estar en el Espíritu,
y no en la carne; y para que en el Espíritu pueda mortificar las obras de su cuerpo, etc., etc.
Cuando nuestro hombre interior está en la carne, está en el prepucio. (Carta 77, a Constancio.)

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LOS ANTIGUOS PADRES CLEMENT DE ALEJANDRIA.

ALBAHACA EL GRANDE "Hagamos al hombre a nuestra imagen". Él se refiere al hombre interior,


cuando dice: "Hagamos al hombre", etc., etc. Escuche al apóstol, que dice: "Aunque nuestro
el hombre exterior perece, pero el interior se renueva de día en día. "¿Cómo sé yo que los dos
¿Hombres? Uno de ellos es evidente; el otro se esconde en el que aparece, es lo invisible,
el hombre interior. Entonces tenemos un hombre dentro de nosotros; y somos dobles; y lo que se dice es muy
cierto, que estamos hacia adentro. (Homilía décima, sobre los seis días de la Creación.) "Tus manos han hecho
a mí, y me formó. "Dios hizo al hombre interior y formó al hombre exterior.
"el modelado" pertenece al barro; pero "el hacer" pertenece a lo que es después de su propio
imagen. Por tanto, lo que fue formado es la carne, pero lo que fue hecho es
la mente. (Ibid. Homilía 11.) Dado que, en efecto, hay dos hombres, como declara el apóstol, el
uno hacia afuera y el otro hacia adentro, también debemos, de la misma manera, recibir la edad en ambos,
según aquel a quien contemplamos, y según aquel a quien entendemos en secreto.
(Discurso sobre el comienzo de los Proverbios de Salomón.) CIRILO DE ALEJANDRÍA "Pero
Aunque perece nuestro hombre exterior, el interior no obstante se renueva de día en día. "Si alguno,
por tanto, dice que nuestro hombre interior habita en el hombre exterior, repite un importante
verdad; sin embargo, por este motivo no parecerá dividir la unidad del hombre. (En la encarnación,
del Hijo unigénito, cap. 12.) MACARIUS La verdadera muerte consiste en el corazón, y es
escondido, cuando nuestro hombre interior está muerto. Por tanto, si alguien ha pasado de muerte a
la vida oculta, en realidad vive para siempre y no muere más, etc., etc. El pecado actúa secretamente sobre
el hombre interior y la mente, y comienza un conflicto con los pensamientos. (Homilía 15.)
Los miembros del alma son muchos: como la mente, la conciencia, la voluntad, los pensamientos.
que acusan o defienden. Pero todos estos se han reunido en una sola razón; todavía
son los miembros del alma. Pero el alma es única, es decir, el hombre interior. (Homilía
7.) "El hombre interior" y "el alma" se toman por lo mismo, en su 27ª Homilía.
CRISOSTOM "Pero aunque perezca nuestro hombre exterior", etc. ¿Cómo perece? Mientras es
golpeado con azotes, es ahuyentado y soporta innumerables masculinos. "Sin embargo, el hombre interior es
renovada día a día. "¿Cómo se renueva? Por fe, esperanza y presteza, para que tenga la
coraje para oponerse a los machos. Porque, cuantos más masculinos soporta el, mayor
es la esperanza que alberga el hombre interior, y más brillante y resplandeciente
convertido, como el oro que es examinado o probado por mucho fuego. (Sobre 2 Corintios 4,16.) Dejar
Veamos ahora lo que dice uno que está por encima de muchos: AGUSTÍN Pero quién, excepto
el loco más grande, dirá que en el cuerpo somos, o seremos después, como Dios, que
La semejanza, por tanto, existe en el hombre interior "que se renueva en el conocimiento de Dios,
según la imagen del que lo creado "(Tom. 2, Epist. 6.) Por esta gracia, la justicia es
escrito en el hombre interior, renovado, que la transgresión había destruido. (Sobre el
El espíritu y la letra, cap. 27.) Como lo llamó el hombre interior al entrar en este
mundo, porque el hombre exterior es corpóreo como lo es este mundo. (Sobre los deméritos y la negligencia
sion of Sin, lib.1, cap. 25; Tom. 7.) Como los ojos del cuerpo no reciben ayuda de la luz, eso

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LOS ANTIGUOS PADRES CLEMENT DE ALEJANDRIA.

pueden apartarse de él con los párpados cerrados y girados en otra dirección, pero en orden
para ver, son asistidos por la luz, (y esto no se puede hacer en absoluto, a menos que la luz preste su
ayuda), así Dios, que es la luz del hombre interior, ayuda a la somnolencia de nuestra mente, que
podemos realizar algo que es bueno, no de acuerdo con nuestra justicia, sino de acuerdo con
a la suya. (Ibid. Lib. 2, cap. 5.) Si, en la mente misma, que es "el hombre interior", perfecto
novedad fueron formadas en el bautismo, el apóstol no declararía: "Aunque nuestro hombre exterior
perecer, sin embargo, el hombre interior se renueva de día en día. "(Ibid. Cap. 7.) Como ese árbol de la vida fue
colocado en el Paraíso corpóreo, por lo que esta sabiduría está en el Paraíso espiritual, el primero de
que proporcionan vigor vital a los sentidos del hombre exterior, el último a los del interior
hombre, sin ningún cambio de tiempo para peor. (Ibid. Cap. 21.) He aquí, entonces, de cuántos
cosas que ignoramos, no sólo las pasadas, sino también las presentes,
respecto a nuestra naturaleza, y no solo en referencia al cuerpo, sino también yo, en referencia a la
hombre interior; sin embargo, no somos comparados con las bestias. (Tom. 7. Sobre el alma y su origen, lib.
4, cap. 8.) Porque la cosa es el pie mismo, el cuerpo o el hombre que cojea
con un pie cojo; sin embargo, el hombre no puede evitar un pie cojo, a menos que lo sane. Esto puede
también se haga en el interior del hombre, pero debe ser por la gracia de Dios por medio de Jesucristo.
(Sobre la perfección contra Celestio, fol. I, letra f.) Así también la mente es cosa del interior
hombre, el robo es un acto, la avaricia es un vicio, es decir, una cualidad, según la cual la mente es
maldad, incluso cuando no hace nada por lo que pueda prestar algún servicio a la avaricia o el robo.
(Ibid.) Aparte del hombre interior y exterior, no percibo realmente que el apóstol
hace otro interior del hombre interior, es decir, lo más interior del hombre entero. (Sobre el
La mente y sus orígenes, lib. 4, cap. 4.) Confiesa en el mismo pasaje, que la mente es la
el hombre interior al cuerpo, pero niega que el espíritu sea el hombre interior a la mente. Algunos
Las personas también han hecho esta suposición, que ahora el hombre interior fue hecho, pero el cuerpo
del hombre después, cuando la Escritura dice: "Y formó Dios al hombre del polvo del
tierra ". (Tom. 3. Sobre Génesis según la carta, l. 3, c. 22.) El apóstol Pablo desea
"el hombre interior" para ser entendido por el espíritu de la mente, "el hombre exterior" en el cuerpo
y esta vida mortal. Sin embargo, a veces se lee en sus epístolas que no ha llamado a ambos
estos juntos "dos hombres", pero un hombre entero que Dios hizo, es decir, ambos lo que es
el hombre interior y lo exterior. Pero él no lo hace según el suyo
imagen, excepto en lo que es interior, no sólo lo incorpóreo, sino también
lo que es racional y lo que no está dentro de las bestias. (Tom. 6. Contra Fausto el maniqueo,
lib. 24, cap. 1.) He aquí, Dios también es proclamado, por el mismo apóstol, como el primero de los
hombre exterior. "Pero ahora Dios ha puesto los miembros, cada uno en el cuerpo, como quiso
él. "(Ibid.) El apóstol dice que" el anciano "no es más que el viejo [curso de]
vida, que está en pecado, y en la que los hombres viven según el primer Adán, de quien
declara: "El pecado muerte entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, y así pasó la.
sobre todos los hombres, por cuanto todos pecaron. "Por lo tanto, todo ese hombre, tanto en su

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y parte interior; ha envejecido a causa del pecado, y es condenado al castigo de


mortalidad, etc. (Ibid.) Y por lo tanto, por tal cruz, el cuerpo del pecado es vaciado, para que podamos
"no entreguemos ahora nuestros miembros al pecado como instrumentos de injusticia"; porque este interior
también el hombre, si realmente se renueva de día en día, ciertamente es viejo antes de ser renovado. Para eso
es un acto interior del que el apóstol habla así: "Quítate el hombre viejo, y vístete el nuevo
hombre. "(Tom. 3. Sobre la Trinidad, lib. 4, cap. 3.) Pero ahora la muerte de la carne de nuestro Señor
pertenece al ejemplo de la muerte de nuestro hombre exterior, etc. Y la resurrección del
Se que el cuerpo del Señor pertenece encuentra al ejemplo de la resurrección de nuestro
hombre. "(Ibid.) Vamos ahora, veamos dónde está eso que tiene algún parecido con el
multas del hombre, tanto por fuera como por dentro; porque, lo que sea que tengamos en la mente en
común con las bestias, se dice correctamente que todavía pertenece al hombre exterior; Porque no solo
¿Será el cuerpo considerado como "el hombre exterior", pero igualmente ciertas cosas unidas a su
vida, mediante la cual las articulaciones del cuerpo y todos los sentidos florecen y crecen, y con la que
está preparado para entrar en las cosas exteriores. Cuando las imágenes de estas percepciones, infijadas
en la memoria, son revisados por el recuerdo, el asunto sigue siendo una transacción que pertenece
al hombre exterior. Y en todas estas cosas no estamos a gran distancia del ganado, excepto
que en la forma de nuestro cuerpo no estamos inclinados hacia abajo, sino erguidos. (Sobre la Trinidad,
lib. 12, cap. 1.) Mientras asciende, por lo tanto, hacia adentro en ciertos grados de consideración.
a través de las partes de la mente, a partir de esto comienza a ocurrirnos otra cosa, que no es
común a nosotros con las bestias; de allí nace la razón, que el hombre interior
puede no ser conocido. (Ibíd. Cap. 8.) Tanto los creyentes como los incrédulos conocen bien
la naturaleza del hombre, cuya parte exterior, es decir, el cuerpo, han aprendido las luces del
cuerpo; pero han aprendido la parte interior, es decir, la mente, dentro de sí mismos. (Ibíd. Lib.
13, cap. 1.) Además, las Escrituras nos lo dan fe en esto que, cuando estas dos cosas también
se juntan y el hombre vive, y cuando de igual manera le otorgan a cada uno de ellos la
denominación de hombre, llamando a la mente "el hombre interior", pero al cuerpo "el hombre exterior", como
aunque eran dos hombres, mientras que ambos juntos son un solo hombre. (Tom. 5. En el
Ciudad de Dios, lib. 13, cap. 24. Ver también lib. 11, cap. 27 y 3.) Como este mundo exterior y visible
nutre y contiene al hombre exterior, de modo que el mundo invisible contiene al hombre interior.
(Tom. 8. Sobre el primer salmo.) El que cree en Él, come y se engorda invisiblemente, porque
también ha nacido de nuevo de forma invisible. El infante está dentro, el nuevo hombre está dentro; donde joven
y se plantan vides tiernas, se llenan y se sacian. (Sobre John, tratado 26.)
TEOFILACTO Además, "el hombre exterior", es decir, el cuerpo, "perece". ¿Cómo es esto?
Mientras se golpea con rayas, mientras se conduce. "Pero el hombre interior", es decir, el
espíritu y la mente, "se renueva". ¿Por qué medios? Cuando espera bien y actúa libremente, como
aunque sufriendo y regocijándose a causa de Dios. (En2 Corintios iv. 16. ) VIGILIUS Deja
nos advierte espiritualmente de las expresiones espirituales del apóstol, mediante las cuales testifica, que él
ha visto y tocado la palabra de Dios, no con sus ojos y manos corporales, sino con la

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miembros del hombre interior. (Contra Eutychus, lib. 4.) PROCOPIUS OF GAZA La sustancia
del hombre, si consideras su hombre interior, es esta imagen de Dios; si tomas su hombre exterior
en consideración, su sustancia será la tierra, o el polvo de la tierra. Sin embargo, uno y
el mismo es el hombre en la composición que se completa de ambos. (En Génesis,
gorra. 1.) BERNARD Como el hombre exterior es reconocido por su rostro, también lo es el interior
hombre señalado por su voluntad. (Sermón 3, Día de la Ascensión.) LEO EL GRANDE Cuando el
el hombre exterior está levemente afligido, el hombre interior se reconforta; y retirándose corpóreo
plenitud de la carne, que la mente se fortalezca con delicias espirituales. (Sermón 4, en
Quadragesima Sunday.) GREGORY NAZIANZEN Pero en esto, nuestra naturaleza, todos los cuidados deben-
guarda al hombre interior del corazón, y todo deseo se dirige a él. (Disculpa por su huida).
GREGORY NYSSEN Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza. Dios habla asi
respetando al hombre interior. "Pero", dirás, "estás dando una disertación sobre la razón.
Muéstranos al hombre a imagen de Dios. ¿Es la razón el hombre? "Escuche al apóstol: Aunque su
El hombre exterior perece, pero el interior se renueva de día en día. ¿Por qué medios? Soy dueño de eso
El hombre es doble, uno que se ve, otro que se oculta, y el que se ve hace
no percibir. Tenemos, por tanto, un hombre interior, y en cierto grado somos dobles. Para mi
soy ese hombre que es interior; pero yo no soy las cosas de afuera; pero son míos.
Tampoco soy la mano, sino la razón que está en la mente; pero la mano es parte de
el hombre exterior. (Sobre Génesis, i, 26.) Así, cuando el hombre interior, a quien Dios denomina
el corazón, ha limpiado la suciedad oxidada que, a causa de su sed depravada, había crecido
arriba con su forma; una vez más recuperará la semejanza [de Dios] con su original y
forma principal, cuando llegará a ser bueno. (Sobre las Bienaventuranzas.) (3.) DIVINOS MODERNOS
Veamos ahora las opiniones de ciertos teólogos de nuestra época y profesión religiosa, en
el hombre interior. CALVIN Aunque los réprobos no avanzan tan lejos con los hijos de
Dios, como, después de la abatimiento de la carne, renovarse en el hombre interior y florecer
otra vez. (Instit. Lib. 2, cap. 7, sec. 9.) Pero los réprobos están aterrorizados, no porque su
mente se conmueve o se ve afectado, pero debido a que, como por una brida puesta sobre ellos, se abstienen menos de
trabajo exterior, y refrenar interiormente su propia depravación, que de otro modo habrían
cobertizo en el extranjero. (Ibid. Sec. 10.) Además, dado que ya hemos establecido un régimen doble
en el hombre, y como ya hemos dicho en otro lugar, bastante del otro, que se coloca en
la mente, o el hombre interior, y que se refiere a la vida eterna, etc. (Ibíd. Lib. 4, cap.
20, sec. 1.) Aunque la gloria de Dios resplandezca en el hombre exterior, sin embargo, el asiento apropiado
indudablemente está en la mente. (Ibid. Lib. I, cap. 15, secc. 3.) Algunas personas perversamente y
confundir torpemente al hombre exterior con el anciano. Para el anciano, de quien
el apóstol trata en Romanos vi. 6, es algo muy diferente. En el réprobo, también, el
el hombre exterior perece, pero sin compensación compensatoria alguna. (En2 Corintios
iv. 16. ) BEZA - Se renueva, es decir, adquiere nueva fuerza, no sea que el hombre exterior, que es
sostenido por la fuerza del hombre interior, debe romperse cuando es asaltado con fresco

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masculinos, por lo cual, el apóstol dijo, en el versículo 12, "Entonces, la muerte obra en nosotros".
(Sobre 2 Corintios 4,16.) BUCER En las personas santas, igualmente, hay dos hombres, un interior
y uno exterior. San Pablo dice: "Aunque perezca nuestro hombre exterior, sin embargo el hombre interior
se renueva de día en día. "Así como, por tanto, el hombre es doble, así también son su juicio y
su voluntad doble, un hecho que nuestro Señor mismo no se avergonzó de confesar, cuando dijo
a su Padre, "pero no se haga mi voluntad, sino la tuya". Al decir esto, "no lo que quiero,
pero lo que quieras, hágase ", indudablemente mostró que quería lo que el Padre
querido y sin embargo, al mismo tiempo, reconoce que esta era su voluntad: "Quita esta copa
de mí ". Nuestro Señor, por tanto, reconoce la existencia dentro de sí de dos voluntades, una
de los cuales aparentemente discrepaba del otro. (Sobre Romanos 5. Fol. 261.) FRANCISCO
JUNIO El hombre exterior oye la palabra de Dios exteriormente, pero el interior la escucha.
interiormente. (Sobre las tres verdades, lib. 3, cap. 2. fol. 182.) Pero entonces, como en la administración eclesiástica
istración, no sólo el hombre interior está informado en el conocimiento de Dios, sino como ayudas y
Los servicios también son buscados por el hombre exterior, en tanto que los signos externos de la comunión
de los santos son necesarios para alimentar y promover la comunión interior, en esta causa, igualmente,
reconocemos que Dios ha delegado su autoridad al magistrado. (Sobre Eclesiástico. Lib.
3, cap. 5.) PISCADOR El hombre exterior, es decir, el cuerpo, como antes lo había llamado.
El hombre interior, es decir, el alma o la mente. (Sobre 2 Corintios 4,16.) LA IGLESIA DE
HOLANDA Cuando, en verdad, del corazón depravado y del hombre interior, los malos frutos
proceda, una consecuencia necesaria de esto es que el que desea jactarse de ser
pura, debe demostrar la verdad de su afirmación mediante una aprobación espontánea de los mandatos
de Cristo, y por una obediencia voluntaria a ellos. (Un panfleto, en el que dan una razón para
la excomunión de Koolhaes. Fol. 93.) JOHN DRIEDO El hombre interior es el racional
Mente desplegada en sus poderes, que nunca perece. Pero el cuerpo, adornado con sus sentidos,
es llamado "el hombre exterior", o "nuestro hombre que es exterior y corruptible", como el apóstol
dice en 2 Corintios iv. dieciséis,"Aunque perece nuestro hombre exterior, el interior se renueva
día a día ". De nuevo, dice en Romanos 7, 22,"Me deleito en la ley de Dios después de lo interno
hombre. "(Sobre la gracia y el libre albedrío. Fol. 262.) El apóstol Pablo con frecuencia no comprende
lo mismo por "el anciano" y por "el hombre exterior", ni ha significado lo mismo
cosa por "el hombre nuevo" y por "el hombre interior"; pero en el hombre interior se encuentran ambos
viejo y nuevo. Porque, en la mente, la vejez de este tipo se forma al mismo tiempo que
novedad. En él, la semejanza es celestial o terrenal, es decir, una voluntad carnal, viva
según el sentimiento apasionante del pecado, o la voluntad espiritual, viviendo según el Espíritu de Dios.
(Ibid.) Soy consciente de que los teólogos de nuestra profesión con frecuencia toman "el hombre interior" por
el regenerado y este nuevo hombre; pero entonces no considera al "hombre interior", excepto
con una cierta cualidad infundida en ella por el Espíritu Santo y Regenerador, con cuya cualidad,
cuando se considera al hombre interior, se le llama correctamente regenerado y hombre nuevo.
Si alguien insiste en que la designación misma de "el hombre interior" posee, por sí misma, tan grande

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un valor con esos teólogos como lo hacen los títulos de "el regenerado" y "el nuevo hombre", desearé
demostrar, con argumentos seguros y estables, que el significado adoptado por esos teólogos
es conforme a la verdad. 4. Acerquémonos ahora al otro fundamento, que es que este
el hombre, a quien se le atribuye que "se deleita en la ley de Dios", es regenerado; y eso
este atributo no puede coincidir con nadie más que con una persona regenerada. Para que podamos aclarar
resolver este asunto de manera satisfactoria, debemos ver qué se entiende por esta frase, "para deleitar
en la ley de Dios; "o" sentir un deleite conjunto con la ley de Dios ", como parece el griego
el texto es susceptible de ser traducido, y como lo tiene una versión antigua; para el verbo sunhdomai
parece significar el placer mutuo que subsiste entre este hombre y la ley, y por
que no solo este hombre siente un deleite conjunto en la ley, sino que la ley también siente un deleite similar
en él. "Siento un deleite conjunto con la ley de Dios", es decir, me deleito con la ley: lo mismo
Me agradan las cosas como agradan a la ley. Esta interpretación puede ilustrarse
y confirmado por una comparación de frases similares, que ocurren con frecuencia en otros pasajes
del Nuevo Testamento; Sunagwnisasqai moi "que luche conmigo en sus oraciones
a Dios por mí "—Sunanapauswmai umin" para que pueda descansar contigo, (ROM. xv. 30,32 )
- Sunhqlhsan moi "aquellas mujeres que trabajaron conmigo en el evangelio" ( Fil. Iv. 3) -
Summarturei tw pneumati umwn "el Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que
son los hijos de Dios "( Rom. viii. 16 ) , de lo cual San Crisóstomo no
explica, "Siento un deleite conjunto con la ley", con esta paráfrasis, "doy mi consentimiento a la ley de que
se aplica bien, ya que la ley, a cambio, también me asiente, que es algo bueno que un hombre
voluntad de hacerlo ". Toma esta explicación de la frase del texto mismo, lo que
interpretación no sólo puede obtenerse, sino que también debe emplearse en este pasaje, ya que
no hay otro en toda la Escritura en el que se use esta misma frase. Si alguien
desea darle el mismo significado a la frase que a la que se usa en el Salmo i. 2, "Pero
su deleite está en la ley del Señor; "el que dice esto, sepa que le incumbe
él para producir pruebas de su afirmación. Esto no se le exige irrazonablemente, porque
los antecedentes y las consecuencias que se atribuyen al hombre que se denota en
el primer salmo y descrito como bendecido, no solo son muy diferentes de esas cosas
que se atribuyen al hombre a quien ahora estamos tratando, pero igualmente son bastante contrarias
a ellos. Concediendo, sin embargo, esto por el bien de la argumentación, pero de ninguna manera absolutamente
concediéndolo, (lo que estoy lejos de hacer), debemos observar, que este hombre [en Romanos vii.
22] se dice, no simplemente "deleitarse en la ley de Dios", o "sentir un deleite conjunto con la ley
de Dios ", pero lo hace con restricción y relativamente, es decir" según el hombre interior ".
Esta restricción da a entender que "el hombre interior" no ha obtenido la preeminencia en este
hombre, pero que es más débil que la carne; ya que este último es el que le impide ser
capaz, en funcionamiento y en realidad, de ejecutar la ley, a la que consiente y en la que
luces. El que compare el siguiente versículo con éste, percibirá que la causa de ese
La restricción es la que aquí hemos asignado. Porque en el versículo subsiguiente, (el 23)

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no se dice: "Pero veo otra ley en mis miembros, según la cual no me deleito en
la ley de Dios, "tal como debería haber sido la oposición, por esa restricción, el apóstol
sólo deseaba atribuir este "deleite" al hombre según una parte de él, y tomar
según la otra parte de él. Pero dado que el apóstol no solo toma este "deleite-
"de la otra parte de él, pero también lo atribuye al poder de luchar contra
ese hombre interior y venciendo a él, es evidente que la restricción se ha agregado a
este relato - - para mostrar que, en el hombre que ahora es el tema de discusión, "el interior
el hombre "no tiene el dominio, sino que es, de hecho, el inferior. Que el que desee contradecir
estas observaciones, muéstranos, en cualquier pasaje en el que las personas regeneradas sean objeto de
investigación, una restricción similar empleada y aducida con otro propósito. A partir de estos
observaciones, por lo tanto, parece que la proposición se niega merecidamente. Nos deja
ahora preste atención a la suposición. 5. Digo que el supuesto se propone de forma mutilada,
como lo fue anteriormente en el argumento elaborado a partir del versículo dieciocho. Porque con eso, el
apóstol se une al siguiente versículo, de tal manera que el versículo vigésimo tercero puede ser el
parte principal de un axioma compuesto y discreto, empleado con el propósito de probar
lo que pretendía el apóstol. Pero lo que ahora se coloca en el supuesto, es menos principal
parte, conduciendo a la ilustración de la otra por separación. De esto se sigue que el
La conclusión no puede deducirse de las premisas, porque la proposición carece de
verdad, la asunción mutilada y la conclusión misma, más allá del propósito del apóstol
y contrario a su diseño. 6. Veamos si se puede sacar algo más del
verso vigésimo tercero para la demostración de la opinión contraria. El hombre que tiene dentro
él, además de la ley de sus miembros, la ley de su mente, que es contraria a la otra, es
un hombre regenerado. Tal hombre es el mencionado en este pasaje; Por lo tanto, es un
hombre enojado. (1.) Los defensores de la opinión contraria creen la proposición en este silogismo
para ser verdad, porque "la ley de la mente" se opone a "la ley de los miembros", como consiente
a la ley de Dios, una cualidad que suponen pertenece sólo a los regenerados. Esto, ellos
pensar, se confirma por la circunstancia de que el mismo apóstol llama expresamente a un
mente, en Col. ii. 18,"una mente carnal", que también llama en Romanos viii. 7,"el carnal
mente. "Pero la proposición no puede ser apoyada por estos pasajes; porque es simplemente falsa, y
los argumentos que se presentan en prueba de ello son inapropiados. Para algunos de los
regenerar también, (es decir, a los que están bajo la ley, que tienen algún conocimiento de la
derecho, que tienen pensamientos acusándolos o excusándolos, y que saben que la concupiscencia
es pecado,) pertenece algo al lado de "la ley de los miembros", "una mente carnal", y una que
es "carnal", que es opuesto y repugnante a estos: Y esta es "la obra de la ley escrita
en sus corazones; "que no es" la ley de los miembros "," una mente carnal ", ni una que es
"carnal", pero contiende con ellos. Por una conciencia o conciencia del bien y del mal,
que obliga a un hombre, aunque en vano, al bien, y lo disuade del mal, se opone directamente
a "la ley de los miembros" que impulsa al mal, y "a los afectos carnales que no pueden ser

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sujeta a la ley de Dios. "Porque esta conciencia consiente a la ley de Dios, y es el instrumento
de la misma ley incluso en un hombre no regenerado para acusarlo y condenarlo. Podemos,
por lo tanto, se le permitirá negar esa proposición y exigir pruebas más fuertes para ella. (2.)
Con respecto al supuesto, podemos decir lo mismo que dijimos sobre el supuesto en el
silogismo anterior, que no está completamente propuesto, como debería haber sido, y omite aquellos
cosas que estaban unidas en el texto del apóstol. Pero esas cosas son de tal
descripción, ya que, cuando se agrega al supuesto, señalará fácilmente la falsedad de la propuesta
ition; es decir, tal es la oposición en este hombre entre esta ley de los miembros y esa
de la mente, que el primero no sólo "lucha contra" el segundo, sino que también obtiene la
búsqueda en la lucha; es decir, "lleva al hombre cautivo bajo la ley del pecado". A partir de estos
Observaciones también es evidente que no se pueden derivar buenas consecuencias de la suposición.
7. Pero intentemos ahora, si no se puede deducir algo de estos dos versículos para el
establecimiento de nuestra opinión. De hecho, me atrae que pueda deducir de ellos un
argumento vencible para la refutación de la opinión contraria, y para la confirmación de
mío. (1.) El argumento en refutación de la opinión contraria se puede enunciar a continuación
Manera baja: La ley de la mente que lucha contra la ley de los miembros, es conquistada.
por la ley de los miembros, de modo que el hombre "es llevado cautivo a la ley del pecado que
está en sus miembros; "(como ocurre en este mismo pasaje;) Pero la ley del Espíritu de vida en
Cristo Jesús, al luchar contra la ley de los miembros, vence a estos últimos; de modo que
libera al hombre, que había sido llevado cautivo bajo la ley del pecado, de la ley
del pecado y la muerte: ( Rom. viii. 2. ) Por tanto, la ley del Espíritu no es la ley de la mente;
ni la ley de la mente es la ley del Espíritu. Esto es evidente por simple inversión,
y de este mismo silogismo, las premisas se trasponen, como para la suposición de
tomar el lugar de la proposición, y viceversa: y, por lo tanto, la palabra "mente" no se usa
en este pasaje para "el Espíritu". Este argumento es irrefutable. Que el que desee
demostrando lo contrario, haga el experimento y verá que éste es el resultado. Pero es
fuerza peculiar se entenderá más correctamente hacia el final de esta investigación, en
que se explica con más detalle todo el asunto que aquí trata el apóstol.
(2.) Para la confirmación de mi propia opinión, deduzco el siguiente argumento de estos
versos: Ese hombre, que se deleita en la ley de Dios según el hombre interior, pero que,
con la ley de su mente en guerra contra la ley de sus miembros, no solo no puede prevalecer
contra este último, pero también es conquistado por él y llevado al cautiverio bajo la ley de
pecado, mientras que la ley de su mente lucha infructuosamente contra él, es un hombre no regenerado, y
puesto, no bajo la gracia, sino bajo la ley; Pero aunque este hombre se deleita en la ley de Dios
según el hombre interior, y aunque con la ley de su mente lucha contra la ley de Su
miembros; sin embargo, no solo es incapaz de prevalecer contra la ley de sus miembros, sino que es
igualmente llevado cautivo bajo la ley del pecado por la ley de sus miembros, la ley de
su mente mantiene una contienda fuerte pero inútil; Por lo tanto, el hombre [descrito] en este

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el pasaje no ha sido regenerado y puesto, no bajo la gracia, sino bajo la ley; O, para decir el ar-
gumento en una forma más breve, omitiendo todo lo que sea posible omitir: ese hombre en quien el
la ley de los miembros libra la guerra contra la ley de la mente, ya que, cuando esta última es superada,
o al menos mientras ofrece una vana resistencia, llevar al hombre mismo al cautiverio bajo la
ley del pecado, no ha sido regenerada y puesta bajo la ley; Pero en este hombre, sobre quien el
apóstol está tratando, la ley de los miembros hace guerra con la ley de la mente, como, cuando
este último es superado, o al menos mientras ofrece una vana resistencia, para llevar al hombre mismo
en cautiverio bajo la ley del pecado; Por lo tanto, este hombre no está regenerado y se encuentra bajo
la Ley. (3.) La verdad de la proposición se basa en estas tres razones: I. Porque un regenerado
El hombre no sólo con la ley de su mente hace la guerra contra la ley de sus miembros, sino que
hace esto principalmente con la ley del Espíritu, es decir, con la fuerza y el poder del Santo
Espíritu; porque está dicho en Gal. v. 17: "La carne desea contra el Espíritu, y el Espíritu contra
la carne. "II. Porque muy diferente es el resultado de esa contienda que, por la fuerza y
poder del Espíritu, o por "la ley del Espíritu", sostiene un hombre regenerado contra la ley
de los miembros y contra la carne. Porque la ley del Espíritu siempre obtiene la victoria,
excepto cuando el hombre deja de emplearlo en la batalla y de defenderse
con él contra las tentaciones invasoras de la carne, Satanás y el mundo. III. Porque es
no es un atributo de un hombre regenerado, de uno que está bajo la gracia, para ser llevado a
cautiverio bajo la ley del pecado; sino que, más bien, es suyo el que se le atribuye en el segundo
versículo del capítulo siguiente: "La ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me hizo
libre de la ley del pecado y de la muerte. "Porque cuando antes fue puesto bajo la ley, fue
en cautiverio bajo la fuerza y el poder del pecado. Ahora confirmaré estas razones en contra
las objeciones que se hacen, o que se pueden hacer, contra ellos. Contra el primero puede ser
objetó: "Dado que 'la ley de la mente' y 'la ley del Espíritu' son una, están en este
argumento sin habilidad distinguido; ambos porque nadie se enciende contra la ley del
miembros excepto por la ley del Espíritu, o por la fuerza y el poder del Espíritu Santo;
y por tanto la ley de la mente es la ley del Espíritu. "A esto respondo, ya ha sido
demostró que la ley de la mente y la ley del Espíritu no son lo mismo, y que la
La conciencia también hace la guerra contra la ley de los miembros en aquellos hombres que están bajo el
ley. Contra la segunda razón se puede objetar: "Incluso los regenerados 'ofenden
en muchas cosas '. (Santiago iii. 2. ) No hay en la tierra 'no hay hombre que no peque'. ( 1 Reyes VIII. 46. )
El regenerado no puede decir con verdad 'que no tiene pecado'. ( 1 Juan i. 8.) "Con otros obje-
ciones similares en su importancia. A estos, les respondo, que reconozco de todo corazón todas estas cosas,
pero que no percibo cómo por medio de ellos se puede debilitar la segunda razón. por
estas expresiones no se repugnan entre sí: "En muchas cosas los regenerados ofenden",
y "Los regenerados generalmente obtienen la victoria en la contienda contra el pecado", es decir, cuando
utilizan los brazos que les proporciona el Espíritu Santo. (4.), cualquiera dice: "En
En esta contienda, los regenerados son con mayor frecuencia los conquistados que los conquistadores,

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pedirle que explique cómo entonces se puede declarar sobre los regenerados, "que ellos
andar no según la carne, sino según el Espíritu; "porque," ser conquistado "es" cumplir los deseos
de la carne; "y el que suele hacer esto," camina según la carne ". Pero muchos pasajes de
Las Escrituras enseñan que esta contienda, que los regenerados mantienen contra el pecado por la fuerza
y el poder del Espíritu Santo, generalmente tiene una terminación feliz y exitosa; "paraca
todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que vence
el mundo, incluso nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree a Jesús?
ser Hijo de Dios "( 1 Juan v. 4,5 ) . " Someteos, pues, a Dios; resistir al diablo,
y huirá de ti. "( Santiago 4: 7.) Mayor es el que está en ti, que el que está en el
mundo. "( 1 Juan 4.) "Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis resistir
las artimañas del diablo. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que seáis
capaz de resistir en el día malo, y habiendo hecho todo, estar firme. "( Efesios vi. 11,13. )" Puedo
haz todas las cosas en Cristo que me fortalece "( Filipenses 4:13 )". Todas las cosas son posibles
al que cree. "( Marcos ix. 23. ) Esta verdad también se prueba, por varios ejemplos, a través de
todo hebreos 11. "Y al que puede hacer todas las cosas más abundantemente
que pidamos o pensemos, según el poder que obra en nosotros, a él sea la gloria ", etc.
( Efesios iii. 20,21.) "Ahora al que puede impedirte caer", "y presentar
tú, impecable, ante la presencia de su gloria con gran gozo, al único sabio Dios nuestro
Salvador sea la gloria ", etc. ( Judas 24, 25.) "Los que son del Espíritu, se preocupan por las cosas de
el espíritu. Si por el Espíritu mortificáis las obras de la carne, viviréis. No, en
todas estas cosas somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó "( Rom. viii. 5,13)., 37.)
Por muchos otros pasajes de las Escrituras, esto también puede probarse. GÁLATAS v, 16-1 8. Pero
ahora consideremos Galón. v. 16-18, y comparémoslo con Romanos vii. 22,23 , el pasaje
actualmente bajo investigación, que también puede resultar claramente, de tal consideración y
En comparación, que el resultado de la contienda entre el Espíritu y la carne es generalmente este:
el Espritu se aparta del combate al vencedor de la carne, especialmente porque, en este
capítulo a los romanos, percibimos que se describe y describe un problema o resultado totalmente contrario
ploró. El pasaje puede traducirse así: "Esto, pues, digo: Andad en el Espíritu y cumplid
no aquello que desea la carne ", o" no satisfaceréis los deseos de la carne ".
la carne desea contra el Espíritu, y el Espíritu contra la carne; y estos son contrarios a los
uno al otro; para que no hagáis las cosas que queréis. Pero si sois guiados por el Espíritu,
¿No estáis bajo la ley? La exhortación del apóstol ocurre en el versículo dieciséis; y,
debido a la ambigüedad de la palabra griega, se puede leer de dos maneras diferentes, "cumplir
no "o" no cumpliréis ". Si se adopta la primera traducción, entonces la exhortación consiste
de dos partes, de las cuales una enseña lo que debe hacerse y la otra lo que debe ser
omitido es decir, debemos andar en el Espíritu, y los deseos de la carne no deben cumplirse ".
Pero si la cláusula se traduce de la segunda manera, entonces el versículo dieciséis contiene un
exhortación en estas palabras: "Andad en el Espíritu"; y un consectario adjunto a la exhortación

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en estas palabras: "Y no cumpliréis los deseos o concupiscencias de la carne". El último modo de
leer el pasaje parece ser más agradable a la mente del apóstol; porque él había
En el versículo decimotercero, exhortó a los gálatas a no abusar de su libertad cristiana por
libertinaje carnal y lascivia. Pero ahora, en el versículo dieciséis, produce un
remedio, mediante el cual podrá refrenar y frenar los asaltos y el poder de la
carne, y es decir, si caminan en el Espritu, entonces suceder que no
satisface los deseos de la carne. En el verso diecisiete se agrega una razón, que se deduce de
la contrariedad o contienda que subsiste entre la carne y el Espíritu, y
el final o el resultado de este concurso. (1.) La contrariedad o concurso se describe en estos
palabras: "Porque la carne desea contra el Espíritu, y el Espíritu contra la carne". A partir del cual
Es manifiesta la necesidad tanto de la exhortación, de no abusar de su libertad cristiana a la carnalidad
libertinaje, y no satisfacer los deseos de la carne; y del remedio, por el cual solo el
las concupiscencias de la carne pueden ser reprimidas y refrenadas, y esto es: "si andan en el Espíritu,
que desea contra la carne. "Porque es de esta enemistad y contrariedad que subsiste
entre la carne y el Espíritu que se extrae la conclusión: "Si camináis en el Espíritu,
no satisfará los deseos de la carne. ”De esto también es manifiesto, que este último modo de
la traducción se adapta mejor al significado del apóstol. (2.) El final o resultado de este
concurso se describe con estas palabras: "Y estos son contrarios el uno al otro, que vosotros
no puedes hacer las cosas que quisieras. "He dicho que el final o el tema del concurso es
aquí descrito; porque algunas personas suponen que se señala su origen, y no su fin,
en este pasaje. (i.) Pero la partícula, en "eso", que es usado por el apóstol, significa el fin
o intención, y no el resultado o problema; y esta interpretación es totalmente conforme a la
mente del apóstol. "Porque el Espíritu desea contra la carne" para esto ", para que podamos
no hagamos las cosas "que codiciamos según la carne, y" que queremos ", la
secuencia de la cual es, "si andamos en el Espíritu, no cumpliremos los deseos de la carne".
Y, por el contrario, ya que "la carne también codicia contra el Espíritu" para este fin ", que
no podemos hacer las cosas que deseamos según el Espíritu ", se sigue que si andamos
en la carne o según la carne, no satisfaceremos los deseos del Espíritu. Pero esto
la interpretación es conforme al alcance o diseño del apóstol, "para que no hagáis lo que
todo lo que quisieras según la carne. "(ii.) Si afirmamos que el resultado o el problema es significativo aquí
fido, entonces el significado será igualmente doble. Porque será posible que sea de la siguiente manera:
"La carne y el Espíritu son contrarios el uno al otro, de modo que no podéis hacer esas cosas
que según el Espíritu quisieras ". También puede ser esto:" Para que no puedas hacer estas
cosas que, según la carne quisieras. "Es decir, este concurso obtiene los siguientes
resultado, "que no podéis hacer las cosas que queréis según el Espíritu"; o, "que vosotros
no puede hacer aquellas cosas que, según la carne, quisierais. "Pero veamos cuál de
Estos dos significados es el más adecuado: En verdad, el último de ellos lo es. No es solo mas
Adecuado, pero igualmente necesario, si el apóstol trata aquí sobre el problema o el resultado. Esta

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Será aún más evidente por lo absurdo de la amonestación, si se explica el pasaje


en el otro sentido: el apóstol advierte a los gálatas, "andar en el Espíritu, y no
cumplir los deseos de la carne; "(porque ahora retendremos esta traducción de la última cláusula, como
lo que es más consensuado con el significado que explica el pasaje sobre
este problema o resultado;) y la persuasión a esto será entonces: "Porque la carne y el Espíritu son
contrario el uno al otro, por este resultado, que no podéis hacer aquellas cosas que, de acuerdo con
al Espíritu, querrías ". Esto, en verdad, no es para exhortar, sino para disuadir y
advirtiendo del resultado lamentable. Además, la razón misma requiere, de acuerdo con la lógica científica
uso, que lo propuesto se extraiga en la conclusión; de lo contrario las partes de
la conexión se romperá. Pero la proposición era esta: "Andad en el Espíritu, y
no satisfará los deseos de la carne ", o era esto:" Andad en el Espíritu, y no cumpláis la
deseos de la carne. "Estoy deseoso de que se me demuestre por qué medios esta propuesta
La idea se puede concluir a partir del versículo dieciocho entendido sobre el tema o resultado, por
que la carne impide a los gálatas hacer lo que, según el Espíritu,
haría. Pero ya se ha demostrado que cada una de estas proposiciones puede concluirse justamente
del pasaje, cuando se entiende que se relaciona con el fin o la intención del conflicto, no,
cuando también se entiende como una referencia al asunto o resultado cuando el Espíritu es el vencedor. Eso
Es evidente, por lo tanto, no solo que este es el final o diseño del concurso que está aquí
mencionado por la concupiscencia del Espritu, pero que tambin es su resultado o resultado de la
fuerza y poder del Espritu, que, cuando la carne es subyugada, el Espritu sale como
el conquistador; y que el hombre que, por el Espíritu, hace guerra contra la carne, y que
camina en el Espíritu, no satisface los deseos de la carne. De estos se infiere un consectario
en el versículo dieciocho: "Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley"; es decir, si tu
andad en el Espíritu, si bajo la dirección del Espíritu contenéis contra los deseos de la carne,
y contender para no cumplirlos, de estas circunstancias seguramente puede concluir
que no estáis bajo la ley. En este consectario, vemos que las frases, "estar bajo el
ley, "y" no satisfacer los deseos de la carne ", se oponen entre sí; porque el último de ellos
es descriptivo del efecto apropiado de la guía del Espíritu. Por tanto, las frases "para
estar bajo la ley "y" para satisfacer los deseos de la carne ", son consensuales y de la misma
importar. Pero esto es precisamente lo que se afirma en Romanos vi. 14 : "Porque el pecado no tendrá
dominio sobre ti; porque no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia. ”De esto, es evidente,
que prevalece el dominio del pecado, que es la causa por la cual se cumplen los deseos de la carne
en aquellas personas que están bajo la ley. Pero dado que el dominio del pecado no se
los que están bajo la gracia, (y, de hecho, por este motivo, porque están bajo la gracia),
Por lo tanto, es evidente que estas frases, "estar bajo la gracia" y "ser guiado por el Espíritu", son
consensuado, no, que son exactamente lo mismo. Porque el efecto de cada uno de ellos es uno y
igualmente, y esto es, para evitar que el pecado tenga dominio sobre un hombre, y para impedir que el hombre
satisfacer los deseos de la carne, que también se explica con gran detalle en Romanos 8 , en un

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manera agradable a lo que se establece brevemente en este versículo diecisiete, es decir, "El
El espíritu es contrario a la carne para este propósito: que los hombres no pueden hacer aquellas cosas que,
según la carne, lo harían. "Pero, de Romanos 7 es muy claro, que el resultado de
esa contienda es diferente de la que el apóstol está tratando aquí: Porque, en ese
capítulo, el hombre hace lo que, según la carne, haría, y no hace lo que se le dice
será tras el hombre interior; la ley de Dios, la ley de la mente y el hombre interior, en vano
intentando refrenar el poder del pecado y obstaculizar los deseos de la carne, porque todos estos
[por más que se esfuercen] se debilitan a través de la carne. 9. Si alguien insiste en esto como objeción,
"Sucede igualmente a los mejores de los regenerados, que no hacen las cosas que, según
al Espíritu, lo harían, pero que satisfagan los deseos de la carne; "Yo asiento perfectamente a la
La verdad de esto, si se hace la adición pequeña, que "esto a veces le pasa a los regenerados".
Porque si tal es su práctica general, ahora no caminan en el Espíritu; aunque esto es un
propiedad de la regeneración. Digo, que Romanos 7 no describe lo que a veces sucede
el piadoso, y que contiene una descripción del estado de ese hombre acerca del cual el apstol
¿Hay trato, es decir, de un hombre que está bajo la ley, antes de ser guiado por la guía de
gracia, y se rige por los movimientos del Espíritu Santo. Esto lo confirma el pasaje
en Gal. v. 16-18. Entonces respondo, un caso como este no ocurre por la circunstancia de
el Espritu, que durante mucho tiempo ha mantenido una dura competencia con los deseos del
carne, finalmente conquistada y cediendo por impotencia o debilidad:
Sucede, porque el hombre es superado por la tentación y vencido, antes de que
comienza a oponerle los brazos del Espíritu y de la gracia; o, en el progreso del conflicto,
tira de sus manos esos brazos que, al principio, empezó a usar; o el
ya no los usa, habiendo comenzado la batalla en el Espíritu, sino terminando en la carne. En no
de otra manera que así puede suceder, que la carne, el mundo y Satanás pueden vencernos;
porque "mayor es el que está en nosotros, que el que está en el mundo" como ya se ha señalado
en varios pasajes. Sin ignominia manifiesta y con contundencia derramada sobre la gracia divina
y en el Espíritu de Cristo, no se puede asignar otra causa por el cual los piadosos y los que
son puestos bajo la gracia, a veces deben ser conquistados por la carne, el mundo y Satanás;
porque o el Espíritu que está en nosotros no es el más fuerte de los dos; o, mientras luchas y luchas
contra la carne, vence. ¿Y cómo puede suceder que Aquel que ha
Conquistó la carne cuando aún estaba en toda su fuerza, y así nos ha sometido a Él mismo,
no debería poder obtener la victoria sobre la carne cuando está crucificada y muerta en el cuerpo
de Cristo? 10. A la tercera razón se objeta: "Incluso los regenerados pueden, en cierto grado,
y relativamente se dice que están cautivos bajo el pecado, es decir, en la medida en que aún no son completamente regener-
sintieron dentro de sí mismos los movimientos de la carne codiciosa contra el Espíritu,
que no se liberan por completo mientras continúan en este cuerpo mortal.
el antecedente, pero niego la consecuencia; porque hasta ahora las escrituras atribuyen el
detención de los regenerados como cautivos bajo el pecado, a la imperfección de la regeneración y

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a los restos de la carne, que se dice que con respecto a esta misma regeneración
liberados del yugo y la esclavitud del pecado y de la tiranía del diablo. "Los restos de
el pecado sobrevive en los regenerados ", y" los regenerados son detenidos como cautivos por los restos
del pecado ", son afirmaciones contradictorias: porque el primero de los dos es una muestra del pecado conquistado
y vencer; el segundo atribuye la victoria y el triunfo al pecado. Después que el Espíritu Santo ha
comenzó la mortificación y muerte del pecado, ¿cuál es el acto del mismo Espíritu respecto a
¿Pecado? Sin duda, es la persecución de los restos del pecado, para que Él pueda someter y extinguir.
guíelos hasta que ya no existan; "y cuando se busca su lugar, ya no es para
ser encontrado ", como San Agustín ha observado elegantemente, al tratar este asunto en un pasaje
de sus obras. Pero la causa de que se tenga una opinión como ésta es porque "la liberación
del pecado "y" la esclavitud bajo su poder tiránico "," un ser liberado de las cadenas de Satanás "
y "cautiverio bajo su tiranía", se contabilizan como si podría coincidir, ya que el
frase es, en grados remisos, y se reúnen en un tema, de la misma manera que
el color del blanco y el del negro se juntan en verde, y el calor y el frío se juntan
en tibieza. Sin embargo, este asunto se encuentra en una situación muy diferente; porque la libertad no puede
consistir en la más mínima porción de servidumbre o cautiverio; aunque puede trabajar bajo
grandes dificultades para resistir a sus enemigos asaltantes, y aunque ocasionalmente puede salir de
el conflicto con algo así como una derrota. Pero si el asunto estaba en la relación de símiles
que se han aducido, sin embargo, incluso entonces no podría decirse: "Este hombre está parcialmente libre de
pecado, y en parte su esclavo y cautivo; "pero entonces surgiría una necesidad para la existencia de un
tercera cosa de estos dos, que podría obtener el nombre de "un médium entre los ex-
tremes ", que no pertenecen ni a esto ni a aquello. Pero estoy deseoso de ver algún pasaje de
Escritura aducida, donde se dice sobre los regenerados y sobre aquellos que son colocados
bajo la gracia, que se atribuye al hombre de quien el apóstol está tratando, o lo que es
equivalente a él. ISAÍAS LXIV, 6 11. Pero se produce un pasaje del profeta Isaías a
probar que las personas piadosas y los que están bajo la gracia son, por la ley de su
miembros, llevados cautivos bajo la ley del pecado. El grado de corrección con tal
se hace una afirmación, será muy evidente a partir de una comparación de los dos pasajes. Ese
en Isaías (lxiv, 6) dice: "Pero todos como somos cosa inmunda, y toda nuestra justicia es como
trapos sucios; y todos nos marchitamos como una hoja; y nuestras iniquidades, como el viento, nos llevaron ".
El pasaje de Romanos (vii, 23) ahora bajo investigación es el siguiente. "Pero veo otra ley en
mis miembros, guerreando contra la ley de mi mente, y llevándome cautivo al
ley del pecado que está en mis miembros. "Acerquémonos ahora e instituyamos una comparación.
El tema del primero de estos pasajes es, el cautiverio por el cual los hijos de Israel fueron llevados
al destierro a causa de sus pecados; el tema de este último es, cautiverio bajo el pecado;
por lo tanto, esto es pasar a un género diferente, contrario al método observado en cada
discusión aprobada. En el primero de estos pasajes, el tema son los castigos que
que la gente sufrió merecidamente a causa de los pecados reales que cometido

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contra Dios; pero, en el segundo, el sujeto es la causa de donde surge que el hombre que
consiente la ley de Dios, y quien, con la ley de su mente, hace la guerra contra la ley
de sus miembros, es conquistado y vencido, de modo que realmente comete un pecado, al que
es instigado e impulsado por el pecado que habita en él. Por tanto, el último pasaje trata
sobre la CAUSA del pecado actual, y la primera sobre los CASTIGOS de los pecados actuales.
Por esta frase, "Todos nos marchitamos como una hoja, y nuestras iniquidades, como el viento, nos han llevado
lejos ", no significa que esos hombres fueron impulsados a algún tipo de pecado a través de la
alabó los deseos de la carne, como por un viento vehemente, o que se derritieron, por así decirlo, en
pecados; pero significa que, debido a pecados reales, que se distinguen por el apelativo
de "nuestras iniquidades", fueron arrojados al destierro como por un viento, y fueron esparcidos
como hojas. Comparemos este pasaje con el primer Salmo, en el que declaraciones similares
se hacen ciones acerca de los malvados. Consulte a nuestros intérpretes de la Sagrada Escritura, como Calvino,
Musculus, Gualther, etc., y será evidente, incluso con respecto a las cosas que preceden
que la totalidad de este pasaje es citado inadecuadamente por muchas personas para probar lo que son
deseoso de establecer. Para una explicación más clara y obvia de este asunto debemos
Observe, que hay un doble cautiverio bajo la tiranía del pecado: el de nuestro
origen primordial de Adán, según el cual todos nacemos "hijos de ira" y el
siervos del pecado; el otro, el de nuestro propio acto particular, cuando, por transgresiones reales,
nos sujetamos y nos atamos aún más al pecado, y nos ocupamos en su servicio. Algunas personas
Esta doble servidumbre ha sido tipificada alegóricamente por los egipcios y los babilonios.
cautiverios nian. Porque los israelitas, en sus padres, entraron en Egipto; y mientras está allí, después
Con el paso de los años, comenzó a ser oprimidos ya ser seleccionados siervos. La misma gente,
a causa de sus pecados, fueron llevados, por la violencia de sus enemigos, al cautiverio en
Babilonia. Pero el cautiverio de que trata aquí el apóstol, es posterior al primer
de estos dos tipos; por la ley de los miembros, que tenemos desde nuestro origen primitivo,
hacer la guerra con la ley de la mente, cuando esta última es superada, trae a un hombre que está bajo
la ley en cautiverio a la ley del pecado, ese mismo hombre que anteriormente fue concebido en pecado
y nacido en iniquidad. Y, para expresar el todo en una palabra, el que nació en pecado y
originalmente bajo cautiverio a ella, es llevado cautivo bajo la ley del pecado por medio de
pecados reales. De estas observaciones, por lo tanto, es evidente que la proposición de nuestro
El silogismo es cierto y se mantiene firme frente a todas estas objeciones. La suposición se mantiene
en el mismo texto del apóstol, de donde se sigue la conclusión, que el hombre de quien
el apóstol trata en este pasaje, es un hombre no regenerado, y no puesto bajo la gracia, sino
bajo la ley.

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VERSO VIGÉSIMO CUARTO

VERSO VIGÉSIMO CUARTO


La lamentable exclamación: ¡Miserable de mí! - una lectura doble del mismo. 2.
El cuerpo de la muerte es el cuerpo del pecado. 3. Por cuatro razones se prueba que el cuerpo de la muerte
no es nuestro cuerpo mortal. 4. Esto lo confirma los testimonios de San Agustín y Epi-
phanius. 5. Un argumento a favor de la opinión verdadera. 6. Otro argumento a su favor.
1. De la condición de este hombre, considerado con precisión por él mismo, se sigue la
lamentable lamento y exclamación: "¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de
¿El cuerpo de esta muerte, o de este cuerpo de muerte? "De esto, se ofrece una explicación doble.
derivado, según el doble sentido de las palabras: "del cuerpo de esta muerte",
o "de este cuerpo de muerte", que algunas personas interpretan por "este cuerpo mortal que llevamos
con nosotros, "y otros, por" ese cuerpo de pecado que tiene el dominio en un hombre que es
bajo la ley, y que lo hace responsable de la muerte ". La última interpretación, sin embargo,
es más agradable tanto a la frase como al contexto; para el pronombre, toutou no debes
referirse a Swmatov "el cuerpo", pero a Qanatou "muerte", con lo que se
unido; y la cláusula debe traducirse así: "¿Quién me librará del cuerpo de
esta muerte, "[que es el pecado no sólo que existe dentro de mí, sino que habita y reina]? como es
expresado en los versos 17 y 20. 2. Porque el apóstol atribuye un cuerpo al pecado en el sexto
versículo del sexto capítulo de esta epístola: "Nuestro anciano es crucificado con él, que El Cuerpo
del pecado puede ser destruido ", cuya destrucción es seguida por una liberación del
servidumbre del pecado, como se expresa en el mismo versículo. La frase también aparece en Col. ii. 11 : "En
despojándose del Cuerpo de los pecados de la carne por la circuncisión de Cristo.
De acuerdo con este modo de leerlo, el significado de la exclamación es: "¿Quién entregará
me de esta tiranía del pecado, que, reinando en mí y habitando en mi carne, me trae
cautivo y someiéndome a sí mismo, me trae una muerte segura? "3. Algunas otras personas
son urgentes sobre una traducción diferente, y dan este significado a las palabras, "¿Quién
librarme de este cuerpo mortal? ”Es decir, como dice el apóstol en otro pasaje,“ deseo
ser disuelto, y estar con Cristo ". Pero este significado no concuerda con la exclamación,
(1.) A causa de la construcción, que declara que el pronombre, toutou "esto", debe
no se refiere al cuerpo, sino a la muerte. (2.) Porque los versículos anteriores no permiten
este significado para ser entretenido. Por la fuerza y la tiranía del pecado, que habita en este hombre, y
impulsarlo a cumplir sus deseos, es el tema que trata aquí el apóstol. Pero
"la liberación" que se busca ardientemente en este versículo 24, en oposición a "la cautividad"
que es el tema del verso. (3.) A causa de la acción de gracias que se adjunta a
que no debe estar sujeto a un deseo que no se cumplió entonces [si el
significado de la frase eran, este cuerpo mortal]. (4.) Porque la gracia de Cristo no es simplemente
para librarnos de este cuerpo mortal, pero para liberarnos del cuerpo del pecado y de su dominio.
Es cierto, en efecto, que, a través del bendito analusin "disolución" o "partida", para lo cual
estamos esperando en la fe y la esperanza de Cristo, se nos concede el descanso de todas nuestras labores, y

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del conflicto de las concupiscencias con las que nos atacan interiormente. Pero en este pasaje el apóstol
trata, no sobre el conflicto y el impulso de las concupiscencias que existen dentro de nosotros, sino sobre el
la satisfacción de esas concupiscencias mediante ese impulso al que "la ley de la mente" se opone en vano.
4. San Agustín es uno de mis partidarios, quien dice, en su tratado Sobre la naturaleza y la gracia (cap.
53,) "Los santos ciertamente no oran para ser liberados de la sustancia del cuerpo,
que es bueno, pero de vicios carnales; del cual ningún hombre es librado sin la gracia de
el salvador, ni en el momento de su partida del cuerpo, cuando muere. "No es ningún daño para
mi interpretación, que San Agustín dice aquí, que, según su interpretación, "Santos
o las personas santas oran por la liberación de los vicios carnales ", etc., sólo señalo lo que él entendió.
apoyó "¿el cuerpo de la muerte? Sobre la perfección de la justicia, contra Celestio, San Agustín
también dice: "Una cosa es, por tanto, partir de este cuerpo, que el último día del
la vida presente obliga a todos los hombres a hacer; pero otra cosa es ser liberado del cuerpo de
esta muerte, que sólo la gracia divina, por medio de Jesucristo, imparte a sus santos y creyentes?
Epifanio, Sobre la 64a herejía, (lib. 2, tom. I,) de Metodio, dice: "Por tanto, oh
Aglaofon, no llama a este cuerpo muerte, sino pecado que habita en el cuerpo a travs del
concupiscencia de la carne, y de la cual Dios lo libró con su venida? 5. Por tanto, desde
el versículo 24, cuando se entiende correctamente, defiendo así el establecimiento de mi propio
opinión: Aquellos hombres que están bajo la gracia no son miserables; Pero este hombre es un desgraciado;
Por tanto, este hombre no está bajo la gracia. La suposición está en el texto, y por tanto se coloca
más allá de toda controversia. En referencia a la proposición, tal vez alguien dirá: "Hombres,
colocados bajo la gracia, hijo en parte bendecidos y en parte desdichados; benditos, ya que son regenerados
y partícipes de la gracia de Cristo, miserables, ya que todavía tienen dentro de sí los restos
del pecado, con el cual deben mantener una guerra constante. Este es un signo seguro de felicidad.
que aún no es completo y perfecto ". Confieso que, mientras los regenerados continúan como extranjeros
en esta vida mortal, no alcanzan una felicidad plena, completa en todas sus partes, y
Perfecto. Pero no recuerdo haber leído nunca [en las Escrituras] que son, en este ac-
contar, llama "miserables" con respecto a la "vida espiritual que viven por la fe del Hijo
de Dios ", aunque, en referencia a esta vida natural," son los más miserables de todos los hombres "( 1 Cor.
xv. 19.) Lo contrario a esto puede demostrarse fácilmente en las Escrituras: "Bienaventurados los pobres
en espíritu - los que lloran - que tienen hambre y sed de justicia ", etc. ( Mateo v. 3-12 ) .
"Pero," alguien responderá, "¿No es miserable contender con los restos del pecado, ser
azotado por el mensajero de Satanás, a veces para ser vencido y gravemente herido? "
Sin duda es deseable que esto no fuera necesario, que nunca ocurriera, que
podría ser liberado del mensajero de Satanás; pero los contendientes, y los que son así
abofeteado, no puede ser llamado "miserable" debido a esa contienda y abofeteo. Pero es
miserable en verdad, para ser vencido; sin embargo, tampoco se les llama "miserables", quienes, aunque
ser conquistado a veces, obtener más frecuentemente la victoria sobre el mundo, el pecado y Satanás.
6. El que desee ser liberado del cuerpo de esta muerte, es decir, del dominio

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y la tiranía del pecado, no está bajo la gracia, sino bajo la ley. Pero este hombre desea ser
liberado del dominio y la tiranía del pecado; por lo tanto, este hombre no está bajo
gracia, pero bajo la ley. La proposición es verdadera, porque regeneran a los hombres ya los que
están bajo la gracia, están libres de la servidumbre y la tiranía del pecado, no de hecho perfectamente
libres, pero hasta el punto de hacer imposible que se diga que están bajo el dominio
y servidumbre del pecado, si la persona que habla de ellos desea hablar en
de acuerdo con las Escrituras. Pero ya se ha demostrado que este hombre desea
ser liberado del cuerpo de pecado que habita y reina dentro de él; por lo tanto, la conclusión
sion sigue regular.
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VERSO VIGÉSIMO QUINTO

VERSO VIGÉSIMO QUINTO


1. Varias lecturas de la primera cláusula, de los antiguos padres. 2. En la última cláusula,
se dice que este hombre "sirve a la ley de Dios con su mente, pero con su carne, la ley del pecado". 3.
"Servir a Dios" y "servir a la ley de Dios" no son lo mismo. 4. Los diversos tipos
de derecho mencionado en este capítulo, con un diagrama, y la explicación del mismo. 5. De esto
versículo nada se puede obtener en la confirmación de la opinión contraria. 1. San Crisóstomo
lee la primera parte de este versículo así: "Doy gracias", etc., que es también la lectura de Teofia.
lact. Esta es la lectura de San Ambrosio: "La gracia de Dios por Jesucristo". San Jerónimo,
también, contra Pelagio, adopta la misma lectura. San Agustín traduce la cláusula así: "Por
la gracia de Dios por medio de Jesucristo. ”(Discurso 5. Sobre las Palabras del Apóstol. Tom.
10.) Epifanio lo traduce, "La gracia de Dios por medio de Jesucristo". (De Metodio
contra Orígenes, Herejía 64. Lib. 2, tom. 1.) Pero esta cláusula contiene una acción de gracias, en la que
San Pablo agradece a Dios que él, en su propia persona, ha sido liberado de este cuerpo
del pecado, sobre el que había estado tratando, y del cual era responsable ese hombre cuyo carácter
entonces estaba personificando. En esto, la acción de gracias está contenida, por implicación, una respuesta a
la exclamación interrogativa anterior; es decir, "La gracia de Dios librará a este hombre
del cuerpo de esta muerte, del cual no pudo ser librado por la ley. "Esto es directamente
y explicado abiertamente por algunas copias del original griego, en el que se lee así este versículo:
"La gracia de Dios, mediante nuestro Señor Jesucristo", es decir, "Esta gracia me librará, o
el hombre cuyo carácter he estado personificando, del cuerpo de esta muerte "—una cosa
que era el propósito principal del apóstol probar en esta investigación. 2. En este último
parte del mismo verso, es algo parecido a una breve recapitulación de todo lo que había sido
hablado anteriormente, en el que el estado del hombre de quien el apóstol está tratando aquí,
se define brevemente y se describe en las siguientes palabras: "Entonces, con la mente, yo mismo
sirva la ley de Dios; pero con la carne, la ley del pecado ". En la explicación correcta de estos
frases, radica una clave importante para la clara exposición y dilucidación de todo el asunto;
estas frases deben, por tanto, ser sometidas a un examen diligente. 3. Aquellas personas que
interpretar este pasaje como relativo a un hombre regenerado ya uno puesto bajo la gracia, son
deseoso de insinuar, con estas frases, que San Pablo, en la medida en que fue regenerado, "sirvió
Dios, "pero en la medida en que no fue regenerado, y todavía en parte carnal," sirvió al pecado ".
también tome "la mente" en la aceptación de la porción regenerada del hombre, y "la carne"
por esa porción de él que aún no ha sido regenerada; y suponen que "para servir a la ley
de Dios "es lo mismo que" servir a Dios ", y que" servir a la ley del pecado "es lo mismo
cosa como "servir al pecado". Pero no puede ninguna de estas suposiciones ser probada por este texto o por
otros pasajes de la Escritura. (1.) Porque el apóstol no está acostumbrado a otorgar al hombre, como él
es regenerar, el epíteto de "la mente", pero el de "el Espíritu". Y esto lo hace por un
razón justa; porque "la mente" es el sujeto de la regeneración, "el Espíritu Santo" es el efector de
ella, de la comunión con quien surge una participación también con su nombre. Junto al

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mente "se atribuye a la carne:" Envanecido en vano por su mente carnal "( Col. ii. 18. ) El
se dice que los gentiles "caminaron en la vanidad de su mente". (Efes. ii. 17.) Los idólatras hijo
"entregado a una mente reprobada"; (ROM. yo. 28; ) y el apóstol mencionó "hombres corruptos
mentes "( 1 Tes. VI. 5; 2 Tim. iii. 8. ) (2.) Pero que" servir a Dios "no es lo mismo que" servir
la ley de Dios ", y" servir al pecado "no es lo mismo que" servir a la ley del pecado ", es evidente,
Primero. De la diferencia de las propias palabras. Porque es muy probable que diferentes
las frases denotan un significado diferente. Si alguien niega esto, la prueba de su cargo es incumbencia.
empeñado en sí mismo. En segundo lugar. De las palabras de Cristo, que negó la posibilidad de que cualquier hombre
sirviendo a dos amos, Dios y Mammon, Dios y el pecado. Si alguien dice que "es posible que
Esto debe hacerse en un sentido diferente, es decir, para servir a Dios con la mente y para servir al pecado.
con la carne ", respondo que, con una distinción tan insignificante como ésta, la afirmación general de
Cristo es evadido, en gran detrimento de la piedad y el culto divino, y que una puerta ancha
así se abrirá para libertinos y pseudo-nicodemitas. Pero alguien dirá: "El
El apóstol afirma expresamente esto, lo cual yo niego, y mi negación será apoyada por las frases
ellos mismos, cuando se explican correctamente, como pronto lo serán; porque este hombre sirve al pecado, y no
Dios. En tercer lugar. Del uso perpetuo de las Escrituras, que no están acostumbrados a
Emplee estas restricciones cuando se diga que cualquier hombre sirve a Dios o al pecado. Por qué,
puesto que se emplean en este pasaje, es sumamente probable que no sea lo mismo
significados por estas diferentes frases. 4. Pero el tema mismo, sobre el cual el apóstol aquí
golosinas, cuando se colocan claramente ante los ojos, pueden revelarnos el verdadero significado de estos
frases; para que el hombre que lo inspeccione con ojos honestos y con ojos deseosos de
vestirse y averiguar la verdad solo, puede tener algo con lo que satisfacerse. los
El apóstol, por tanto, mencionado aquí cuatro leyes. (1.) La ley de Dios. (2.) La ley de
pecado. (3.) La ley de la mente. (4.) La ley de los miembros. Se oponen el uno al otro
y acordar juntos de la siguiente manera: "La ley de Dios" y "la ley del pecado" son directamente
opuesto; como también lo son "la ley de la mente" y "la de los miembros". "La ley de Dios",
y "la ley de la mente" coinciden; al igual que "la ley del pecado" y "la ley del
miembros. De esto se sigue que "la ley de Dios" y "la ley de los miembros" se incluyen
directamente opuesto; como también lo son "la ley del pecado" y "la de la mente". Pero sera posible
para hacer estas cosas más inteligibles mediante el diagrama adjunto: "La ley de Dios" y "el
ley del pecado, "obtener en este lugar la principal dignidad". La ley de la mente "y" la del
miembros "se colocan como sirvientas o asistentes de ellos, prestando el debido servicio a sus
superiores; porque "la mente se deleita en la ley de Dios", y "la ley de los miembros trae un
el hombre en cautiverio a la ley del pecado. "(ROM. vii. 22,23.) Teniendo en cuenta estas cosas, procedo
a la explicación. El apóstol aquí establece dos señores, que son completamente contrarios a
el uno al otro, y directamente opuestos, Dios y el pecado - el primero de ellos, el legítimo señor; la
ltimo, un tirano y, por medios violentos, usurpando el dominio sobre el hombre, por culpa
el hombre mismo, y por el justo juicio de Dios. Ambos imponen una ley al hombre. Dios

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VERSO VIGÉSIMO QUINTO

impone su ley, para que el hombre le obedezca en las cosas que prescribe; y el pecado impone
su ley, que el hombre pueda obedecerla en "sus concupiscencias", que propone por una cierta ley de su
propio. El primero se llama "la ley de Dios"; la última, "la ley del pecado". Por el primero, Dios
se esfuerza por llevar al hombre, que está sometido a la ley, a que le obedezca; por el
En segundo lugar, el pecado se esfuerza e intenta, con toda clase de violencia, obligar al hombre a obedecerle.
Por su ley, Dios prescribe las cosas que son "santas, justas y buenas"; por su ley, el pecado
propone aquellas cosas que son útiles, agradables y agradables a la carne. Ahora ambos
ellos, Dios y el pecado, tienen en este hombre que está bajo la ley algo que favorece su
varias causas y propósitos, y que asiente a cada una de estas leyes. Dios tiene la mente, o
"la ley de la mente"; el pecado tiene la carne, o el. ley de la carne, o "de los miembros". los
mente, consintiendo la ley de Dios, que "es santa, justa y buena"; la carne, asentiendo
a la ley del pecado, que es útil, agradable y agradable; "la ley de la mente", que es la
conocimiento de la ley divina y asentimiento a ella; "la ley de los miembros", que es un
clinación y propensión hacia aquellas cosas que son útiles, agradables y agradables para
la carne, es decir, hacia estos objetos mundanos, terrenales y visibles. En el verso 23 de
En este capítulo, se dice que estas dos leyes son antisrateuomenoi "hacer la guerra juntas", como
soldado, que estn en el campo de batalla, y se alinean en orden hostil unos contra otros, que
un ejército puede vencer a lo que se le opone y puede obtener la victoria para su
señor y general. "La ley de la mente" lucha por "la ley de Dios" y "la ley del
miembros "marchan bajo el estandarte de" la ley del pecado "; el primero, que, después de haber
conquistado la carne y la ley de los miembros, puede someter al hombre a la
ley de Dios, con este diseño: que el hombre pueda servir a Dios; este último, que, después de haber superado
la ley de la mente, puede sentenciar al hombre a la servidumbre, y "llevarlo cautivo a la
ley del pecado ", con este designio: que el hombre pueda servir al pecado. El conflicto entre estos dos conceptos
atender fiestas, se trata del hombre, a quien Dios quiere someter a sí mismo; y
el pecado se entrega ansiosamente al mismo deseo. El primero de ellos le prescribe su propia ley; la
este último también prescribe su ley; y ambos emplean sus propias fuerzas militares, que ellos
tener individualmente en el hombre, cada uno para obtener la victoria por sí mismo. De estas explicaciones
ahora lo que significan las frases; "Con la mente de servir a la ley de Dios", es, con
una mente que consiente a la ley de Dios, para realizar sus servicios militares a esa ley, para el
propósito de sujetar al hombre a Dios; "Con la carne, para servir a la ley del pecado", es
con la carne asentiendo a los deseos del pecado, para prestar sus servicios militares a la ley del pecado,
para llevar al hombre cautivo a esa ley y sujetarlo al pecado. El fin, por tanto,
o la intención de la batalla es que el hombre pueda ser sometido a la ley
de Dios, o de la ley del pecado; es decir, para que pueda andar según la carne o según
ing a la mente. El acto que tiende a este fin es la guerra, que es de hecho real.
hostilidad y encuentro hostil entre las partes; pero también es el empleo de
persuasión hacia el hombre, sin cuyo asentimiento ninguna de las partes puede obtener este su fin. los

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VERSO VIGÉSIMO QUINTO


mente adversa a la carne, persuade a la voluntad del hombre de hacer lo que es santo, justo y
bueno, y rechazar lo que es simplemente delicioso. La carne, repugnante a la mente, persuadir
la misma voluntad humana de dejar de lado y despreciar lo que es santo, justo, bueno y
abrazar lo que es capaz de proporcionar placer y utilidad presentes. El efecto
Produce por la mente en la voluntad, es la voluntad del bien y el odio del mal; el efecto
que la carne produce en la misma voluntad, es la voluntad del mal y la nolición del bien.
Este es un cambio de voluntad, primero a una de las partes y luego a la otra. Pero el problema o el resultado
declara cuál de las partes de este hombre ha producido el efecto más fuerte y poderoso.
Pero este es el resultado del conflicto, [como se describe en el versículo veintitrés,] el no per-
formación del bien, la no omisión del mal, una muestra de la impotencia de la mente, que
ordenó que se hiciera el bien, y prohibió la comisión del mal, que aprobó la
desempeño del bien, pero desaprobado de la perpetración del mal; y es la comisión
de lo malo, la omisión de lo bueno, la cautividad del hombre bajo la ley del pecado, claramente
demostrando que, en este hombre, el partido del pecado y de la carne es el más poderoso de los
dos, la ley de la mente luchando infructuosamente contra ella. La causa de este resultado es la debilidad
de la ley, que ha sido debilitada por la carne, (ROM. viii. 3, ) y la fuerza y pertina-
cio poder de la carne en este hombre, cuyo efecto es que el hombre no camina
según la ley sino según la carne, y no marcha según la ley de
la mente, pero de acuerdo con los miembros. Pero si a este conflicto se le suma un
fuerza del Espíritu de Cristo, que no escribe la letra de la ley en tablas de piedra, sino
imprime el amor y el temor de Dios en las tablas carnales del corazón; entonces se nos permite
no solo para esperar un resultado diferente, sino que también nos es dado con seguridad para obtener un éxito
problema. Esto lo indica el apóstol enRomanos viii. 2: "Porque la ley del Espíritu de vida en
Cristo Jesús me ha hecho árbol de la ley del pecado y de la muerte. "Porque sucede, por
gracias al poder de este Espíritu, que el hombre, que previamente había sido
cautiverio a la ley del pecado, "es liberado de él, y" ya no camina tras la carne, sino después
el Espíritu; "es decir, en su vida, sigue el movimiento, la influencia y la guía del
Espíritu Santo, cuyo movimiento, influencia y guía ofrecer al mismo fin que el de
que la ley de Dios, y la ley de la mente, se esforzaron por guiar al hombre, pero con un
energía no es igual; como no poder completar su intento, debido al obstáculo
de la ley del pecado y de los miembros. Esta es también la causa por la que se dice que este hombre camina
no según la ley de la mente, sino según el Espíritu, [una frase frecuentemente empleada
utilizado por el apóstol en Romanos 8 ,] y "ser guiados por el Espíritu, y no estar bajo la
ley, "( Gálatas v. 18. ) No porque el hombre que vive según el Espíritu, no
vivan de acuerdo con la ley de Dios; sino porque el Espíritu de Cristo, y no la ley, es el
porque el hombre regula su vida según la ley de Dios. Porque la ley sabe como
mandar, pero no puede permitirse ninguna ayuda, una doctrina que San Agustín con frecuencia
inculca. 5. A partir de estas observaciones, ahora puede resultar evidente que incluso a partir de este (25º)

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VERSO VIGÉSIMO QUINTO

verso, nada puede aducirse en prueba de la opinión contraria; pero que la opinion que
explica que el pasaje se refiere a un hombre sometido a la ley, también lo establece este versículo.
Porque este hombre, como está bajo la ley, "con su mente sirve a la ley de Dios"; pero como es
carnal, "con su carne sirve a la ley del pecado", y la sirve para entrar en
cautiverio a la ley del pecado; su mente y conciencia luchan en vano contra ella. Ni es de
el menor servicio para el establecimiento de la otra opinión, que el apóstol dice, "yo mismo";
porque él había usado previamente la palabra "yo" en muchos casos en este capítulo, incluso cuando él
dijo: "El pecado produjo en mí toda clase de concupiscencia"; (versículo 8) "porque viví", o estaba vivo,
"sin la ley una vez; pero cuando vino el mandamiento, morí"; (9) "Encontré el
mandamiento de muerte para mí "(10;)" El pecado, tomando ocasión por el mandamiento, exige
me recibe, y por ella me mató "(11) y otros pasajes. Pero el pronombre, autov [en nuestro
Versión en inglés, traducida como "yo mismo"], que es un complemento del pronombre "yo", indica que
este pronombre "yo" debe referirse a la persona sobre la que había estado previamente.
Porque es el [pronombre] demostrativo del antecedente más cercano; como si hubiera dicho "yo
soy aquel de quien ya he estado hablando. Esto es igualmente evidente, porque él
concluye de los versículos anteriores, que el hombre cuyo carácter tomó sobre sí mismo para
personate, (la prudencia de [aquel que estaba bajo la influencia de] el Espíritu Santo requiriendo
tal personificación,) "con su mente sirve a la ley de Dios, pero con su carne la ley del pecado".
Tomen en consideración aquellas cosas que, en su epístola, los apóstoles escriben con
cerciorándose de sí mismo, y que se comparen con los detalles de la descripción aquí dada;
y entonces parecerá claramente que el apóstol, en este pasaje, de ninguna manera estaba tratando
sobre sí mismo, tal como era en ese momento. III. RECAPITULACIÓN 1. Qué pertenece claramente
al hombre descrito en este capítulo, tanto como él está bajo la ley, como es carnal y el
esclavo del pecado. 2. El estado inconsistente de un hombre que está bajo la ley. 3. La forma en que
Dios lleva al pecador a la penitencia, la fe en Cristo y la obediencia de la fe. 4. Esta representación
de la misma confirmada por San Agustín y Musculus - Hasta qué punto es este el trabajo del
Espíritu regenerador. 5. A esto se objeta que así se establece un triple estado del hombre: A
responder a esta objeción. 1. Pero ahora, si no es desagradable, recoja todas estas cosas,
y en una forma compendiosa ser exhibidos ante los ojos, para que de una sola mirada puedan ser
examinados, y se formó un juicio sobre ellos.

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EL HOMBRE SOBRE EL QUE EL APÓSTOL ESTÁ TRATANDO AQUÍ, HAGA LEJOS DE LO QUE ESTÁ:
DEBAJO…

EL HOMBRE SOBRE EL QUE EL APÓSTOL ESTÁ TRATANDO AQUÍ, HAZ LEJOS


TAL COMO ES: BAJO LA LEY.
No permite, o no aprueba, lo que hace; Él quiere en verdad lo que es
bueno; Odia el mal; Consiente en la ley de Dios que es buena; Él tiene [en él] querer
lo que es bueno; Ya no es él quien hace el mal; Él verdaderamente se deleita en la ley de Dios
después del hombre interior; De acuerdo con la ley de su mente, él hace la guerra con la ley de su mente.
miembros; Esto le hace exclamar: ¿Quién me librará con su mente?
sirve a la ley de Dios; EL CARNAL Y EL ESCLAVO DEL PECADO. Hace lo que le permite
no, o que desaprueba. Pero no hace lo bueno. Y sin embargo, hace lo que
es malvado. Sin embargo, hace lo que no haría. Pero el mal presente en él, encuentra y encuentra
no [cómo] realizar lo que es bueno. Pero el mal es el pecado que habita en él. Pero
tiene otra ley en sus miembros. Pero la ley de sus miembros hace guerra contra la ley
de su mente, para llevar al hombre cautivo a la ley del pecado. De esta miseria, y
el cuerpo de esta muerte? Pero con su carne sirve a la ley del pecado. Las cosas que son así
opuestos entre sí no deben disociarse, mientras que se atribuyen al hombre sobre
a quien trata el apóstol aquí; pero ambos deben estar unidos y atribuidos continuamente
un él. Porque esto es requerido por la analogía del sujeto mismo que está bajo la ley y el
dominio del pecado - como está bajo la ley, los detalles enumerados en la primera columna
le pertenecen a él, ya que está bajo el dominio del pecado, los de la segunda columna son su
tributos. Pero el modo en que el apóstol une estas cosas entre sí, y atribuye
a este hombre en forma conjunta, es la de una enunciación disyuntiva. Esto está indicado
por el uso frecuente de la partícula, de la cual es el pospositivo del hombre mismo, o lo
lo sigue mediatamente. El uno sin el otro no completa una oración; pero
hombres "de hecho, de verdad" denota que algo seguirá, y de "pero, sin embargo, entonces", ese algo
ha precedido, a la que debe unirse a la primera o la última parte de la oración.
Esta observación debe observarse diligentemente al considerar Romanos 7, como debe igualmente
lo siguiente: que ambas partes no son del mismo orden y dignidad, pero que la última
cláusula [en la que de se usa como la palabra de conexión] es la principal y principal, para cuya
explicación, ilustración y ampliación, la primera cláusula [en la que aparece el hombre] es
engañado como una proposición, o la primera parte de una oración, es para su interpretación o conclusión
parte. Por tanto, estos últimos datos [que se insertan aquí en la segunda columna]
incluye a la explicación y prueba más amplia de la causa justa, por lo que
un hombre que está bajo la ley no puede resistir el pecado, pero el pecado tiene dominio sobre él. Pero el
los detalles anteriores [enumerados en la primera columna] pertenecen o conducen a la excusa de
la ley, no sea que se le pueda atribuir justamente la culpa de este crimen. De todas las cosas
unidos, se puede sacar la conclusión de que el hombre de quien el apóstol es
tratamiento, debe, a causa de la carne predominante y del pecado que habita en su carne, ser
aún contado en el número de personas carnales. Pero, debido a que está bajo la ley,

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EL HOMBRE SOBRE EL QUE EL APÓSTOL ESTÁ TRATANDO AQUÍ, HAGA LEJOS DE LO QUE ESTÁ:
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en virtud de ella que ha efectuado en él todo lo que suele efectuar la ley al transferir
y conduciendo al hombre como pecador a la gracia de Cristo, debe, [casi a cualquier hora], rápidamente
ser quitado del número de personas carnales y puesto en estado de gracia; en el cual
estado superior, ya no se verá obligado a luchar, bajo los auspicios y
la guía de la ley, contra los vigorosos y animados "movimientos de los pecados"; pero, por el poder de
gracia y bajo la guía e influencia del Espíritu Santo, él luchará contra su
inclinaciones crucificadas y mortificadas, hasta que las supere, cuando están casi muertas
y enterrado, una completa victoria. 2. El hombre que reflexionará sobre este estado inconsistente, si
Puedo llamarlo así, lo percibiré fácilmente, que las cosas que el apóstol ha escrito aquí,
debe ser referido a este estado. Porque, con diligencia y como deliberadamente, ejerce cautela sobre
él mismo no debe emplear la palabra "Espíritu" en ningún pasaje en su descripción de este estado; todavía
esta palabra, cuyo uso evita con tanto cuidado, es la que emplea en casi
cada versículo del próximo capítulo ( Rom.8) y que es tan familiar para este apóstol en todos sus
epístolas, como para parecer perpetuamente ante sus ojos y su mente, especialmente cuando está
tratando sobre los regenerados y su deber para con Dios y su prójimo, y también cuando él
trata sobre la contienda que los piadosos todavía tienen con la carne y los restos del pecado. los
Una consideración cuidadosa de este asunto único y debe causar dudas en las mentes.
de aquellos que interpretan esta porción de la Sagrada Escritura como aplicable a las personas regeneradas y
que están bajo la gracia, si sólo están animados con un sincero deseo de comprobar
la verdad, y aman la verdad por sí misma, incluso cuando no está de acuerdo con sus
opiniones preconcebidas. 3. También deseo que todos los hombres consideren seriamente cómo Dios dirige
a la fe, en su Hijo, ya la obediencia de la fe, y qué medios utiliza para convertir a un
pecador. Sabemos que Dios emplea su santa palabra para producir este efecto; sabemos que esto
la palabra consta de dos partes esenciales e integrales, la ley y el evangelio; sabemos, también, que
la ley debe ser predicada primero al pecador, para que la comprenda y apruebe, para que
puede explorar y examinar su vida por ella cuando sea conocido y aprobado, que, cuando tal experiencia
completada, puede reconocerse pecador, y por sus deméritos,
merecedor de condenación, para que se lamente y se entristezca a causa del pecado, y pueda
lo detesta, para que se comprenda que tiene una urgente necesidad de un libertador, y que
puede ser instigado y obligado a buscarlo. A un hombre así preparado por la ley,
la gracia del evangelio debe ser anunciada, la cual, being manifestada a la mente por el
Espíritu Santo, y por el mismo Espíritu sellado en el corazón, produce fe dentro de nosotros, por la cual
estamos unidos a Cristo; para que, teniendo comunión con él, obtengamos la remisión de
peca en su nombre, y puede extraer de él el poder vivificante de su Espíritu. Por este avivamiento
poder, la carne se mortifica con sus afectos y deseos, y regenerados a un nuevo
vida, en la que no solo queremos o resolvemos producir los frutos de la gratitud a Dios, sino que
son igualmente capaces de darlos a luz, y de hecho lo hacen por este mismo Espíritu, "que obra
en nosotros tanto el querer como el hacer. "Que alguien me describa ahora de las Escrituras el

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EL HOMBRE SOBRE EL QUE EL APÓSTOL ESTÁ TRATANDO AQUÍ, HAGA LEJOS DE LO QUE ESTÁ:
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efectos propios que fluyen de la predicación de la ley, en la mente de aquellos a quienes Dios
ha decretado convertirse a una vida mejor; e instantáneamente le presentaré a un hombre, como él
quien nos es descrito por el apóstol, bajo su propia persona, en este capítulo, ( Rom.7 ). "Pero
¿Son estos efectos por la predicación de la ley producidos en este hombre, sin la gracia
de Cristo, y la operación del Espíritu Santo? "¿Qué hombre puede tener la audacia de afirmar
esto, a menos que sea uno de los principales defensores de la doctrina pelagiana, quien, por la predicación
de la ley (el Espíritu Santo bendiciendo tal predicación y cooperando con ella) es
para huir a la gracia de Cristo, no está instantáneamente, o inmediatamente, bajo la gracia o bajo la influencia,
guía y gobierno del Espíritu. Porque, "la ley es nuestro maestro de escuela [para llevarnos] a
Cristo. "( Gálatas iii. 24.) "Cristo es el fin de la ley para justicia a todo aquel que ha
cree. "(ROM. X. 4. ) "Por la ley es el conocimiento del pecado". (iii, 20.) 4. San Agustín, cuando
tratando sobre el uso de la ley, dice en su Réplica a las dos epístolas de los pelagianos a
Bonifacio, "La ley, como maestro de escuela, conduce y conduce al hombre a esta gracia de Dios, por
aterrorizándolo por sus transgresiones de la ley, para que algo le sea conferido
sobre él que no fue capaz de otorgar. "Y en un pasaje posterior," No, por lo tanto,
invalidamos la ley por medio de la fe, pero nosotros establecemos la ley que, al aterrorizar a los hombres,
ellos a la fe. Por lo tanto, 'porque la ley obra la ira', que la gracia pueda otorgar,
hombre que está así aterrorizado y vuelto a cumplir la justicia de la ley, la misericordia de
Dios por Jesucristo nuestro Señor, que es la sabiduría de Dios, y de quien es
escrito: En su lengua lleva la ley y la misericordia. Ley, por la que puede aterrorizar - Misericordia, por
que puede brindar alivio; ley por un siervo - misericordia, por sí mismo ", etc., etc. (Lib. 4, cap. 5.)
Consúltese también a san Agustín, en su tratado sobre la corrupción y la gracia, en la primera
capítulo del que habla así apropiadamente al asunto en discusión: "El Señor
Él mismo no sólo nos ha mostrado de qué mal podemos apartarnos, y qué bien podemos
realizar, que sólo la letra de la ley puede mostrar; pero también nos ayuda, para que podamos
apártate del mal y haz el bien, lo cual nadie puede hacer sin el Espíritu de gracia. Si
Si falta esta gracia, la ley está presente para este propósito: traernos culpables y matar
nosotros, por lo cual el apóstol dice: La letra mata, pero el Espíritu vivifica. (2 Cor.
iii. 6.) El, por tanto, que utiliza legítimamente la ley, aprende en ella el mal y el bien; y no confiando
en sus propias fuerzas, huye a la gracia, con cuya ayuda cesa del mal y hace el bien.
Pero ¿qué hombre así huye a la gracia, excepto cuando sus pasos son dirigidos por el Señor, y él
se deleita en su camino? (Salmo xxxvii. 23.) Y por esto también, el acto de desear la asistencia
de la gracia es el principio de la gracia ". Consulte también el capítulo quinto del mismo tratado, en
en el cual aparece el siguiente pasaje: "No estás dispuesto a que te señalen tus faltas.
No estás dispuesto a que se enamoren de ellos ya que sientas un dolor útil, que
puede inducirle a buscar un médico. No desees que te muestren a ti mismo,
que cuando percibe su propia deformidad [mental] puede ser muy importuno por un
reforma de ti mismo, y puede suplicarle a Dios que no te permitir permanecer en esta

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EL HOMBRE SOBRE EL QUE EL APÓSTOL ESTÁ TRATANDO AQUÍ, HAGA LEJOS DE LO QUE ESTÁ:
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y condición deformada ". Y en el capítulo sexto, dice:" Por lo tanto, dejemos que el
ser reprendido el origen, que una voluntad de regeneracin puede surgir del dolor
consecuencia de tal reprensión; sin embargo, si el que es así castigado es hijo de la promesa, que,
cuando el ruido de la corrección suene hacia afuera y se escuchen los golpes del látigo,
Dios puede obrar interiormente en él también a voluntad mediante su inspiración secreta ". Musculus dice, en su
Lugares comunes, en el capítulo Sobre las leyes, (fol. 124,) "La ley me hace no sólo comprender
estar de pie, pero igualmente con angustia y remordimiento de conciencia de sentir y experimentar ese pecado
está en mi. El efecto apropiado de la ley es que nos convence de ser inexcusablemente culpables de pecado,
nos somete a la maldición y nos condena ( Gálatas 3,) y cuando nos afecta profundamente
el dolor del pecado y la condenación, nos vuelve ansiosos y fervientes en nuestros deseos por la
gracia de Dios. De ahí surge la del apóstol, que es objeto de su investigación en
Romanos 7 , y al exclama final: ¡Miserable de mí! quien debe
librarme del cuerpo de esta muerte?
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LA GRACIA DE DIOS A TRAVÉS DE JESUCRISTO.

LA GRACIA DE DIOS A TRAVÉS DE JESUCRISTO ".


"Pero, ¿es ésta, por tanto, obra del Espíritu regenerador?" Con respecto al FIN, yo
confiesa que lo es; pero con respecto al EFECTO en sí, no me atrevo a hacer ninguna afirmación. por
mortificación y vivificación, que, como partes integrales, contienen la totalidad de la regeneración,
se completan en nosotros con nuestra participación de la muerte y resurrección de Cristo. ( Rom. 6. )
En Romanos viii. 15, el apóstol distingue entre "el Espíritu de esclavitud del temor" y
"el Espíritu de adopción". Muchas personas denominan al primero de estos, "un espíritu legal", y
el último "el Espíritu del evangelio de Cristo". Por tanto, hago el servicio del Espíritu de
la esclavitud precede a la del Espíritu de adopción, aunque ambos ofrecen un mismo diseño.
Por tanto, parece que esta mi explicación del séptimo capítulo no es contraria a la
verdadera doctrina acerca de la ley y su uso, y la necesidad de la gracia de Cristo; pero
que los doctores de la iglesia, que dan una interpretación diferente de ella, no han reflexionado
sobre este asunto cuando entraron en una explicación del capítulo. Porque, como ellos enseñan,
de las Escrituras, lo mismo que supongo que el apóstol aquí para hacer el tema
de su investigación, no nos diferenciamos unos de otros en nuestra opinión de las doctrinas, sino sólo
en esta sola circunstancia, que no creen que este pasaje se relacione con el jefe de
trígono, que, afirmo, se trata profesamente en él: Sin embargo, en esta opinión, no estoy solo,
pero tengo muchos otros conmigo, como veremos más adelante. 5. Alguien puede objetar aquí,
"que por esto, mi explicación, se establece un estado triple del hombre, cuando las Escrituras
reconocer pero un estado doble; y que se presentan tres clases de hombres, cuando no
Las Escrituras conocen más de dos, es decir, el estado de regeneración y lo que
preceden a la regeneración, creyentes e incrédulos, hombres regenerados y no regenerados ", etc.
A esto respondo: (1.) que en mi explicación no se obtuvieron tres estados consistentes de los hombres,
tampoco hay tres clases de hombres distintos y perfectamente opuestos; pero que enseña como
cuánto tiene el poder de efectuar la ley en un hombre, y cómo el mismo individuo se ve obligado
por la ley para huir a la gracia de Cristo. (2.) Digo que el estado del hombre descrito en este
capítulo no es coherente, sino más bien un grado o paso de uno a otro, de
un estado de impiedad e infidelidad a un estado de regeneración y gracia, desde el antiguo estado en
Adán al nuevo estado en Cristo. Según este grado o escalón, el hombre se denomina
por algunas personas renacientes, [o en el artículo de nacer de nuevo]. Y, de verdad, la distancia
de uno de estos estados del otro es demasiado grande, para que un hombre pueda pasar de
uno al otro sin algunos pasos intermedios. (3.) Niego que haya algo de absurdo en
establecer un triple estado de hombre, teniendo en cuenta los diferentes tiempos; es decir, un estado
antes o sin la ley, uno bajo la ley y otro bajo la gracia. Para el apostólico
Las Escrituras mencionan ese estado triple en los dos capítulos que ahora estamos considerando:
ación, y en Romanos 6 y 7, y Gálatas 4 y 5. San Agustín dice, en su libro, La
Exposición de ciertas proposiciones en la Epístola a los Romanos, (Cap. 3) "Por lo tanto,
distinguir las cuatro condiciones del hombre, en eso ANTES de la ley, BAJO la ley, bajo

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LA GRACIA DE DIOS A TRAVÉS DE JESUCRISTO.

gracia y paz. En el estado ante la ley, seguimos los deseos de la carne; bajo la
ley, somos arrastrados con ellos; bajo la gracia, no seguimos esos deseos, ni somos atraídos
por ellos; en paz, no hay codicia de la carne. Ante la ley, por tanto, no peleamos;
bajo la ley, luchamos ", etc., etc. Consulte también a Bucero, en su comentario sobre este pasaje.
Porque él pone a un hombre triple, (1.) un profano que aún no cree en Dios, (2.)
un hombre santo que ama a Dios, pero que es débil para prevalecer contra el pecado, y (3.) por último, un hombre
provisto de una porción más fuerte del Espíritu de Cristo, de modo que él sea capaz, no sólo de reprimir
y condenar la carne, pero igualmente vivir, en realidad, la vida de Dios, con placer, y
con diligencia confirmada y perpetua. Dejemos, por tanto, que todo su comentario sobre
este pasaje sea leído detenidamente, y parecerá que, con respecto a la sustancia del asunto,
la diferencia es muy pequeña entre su explicación y la que he dado ahora.
Esto también lo siguiente probaré claramente en el capítulo, mediante pasajes citados del mismo
comentario. Pero veamos si las Escrituras mismas, en muchos lugares, no proponen
tres clases de hombres, y nos dan una descripción de un estado triple. En Rev. iii. 15,16, algunos
las personas se describen como no calientes ni frías, sino tibias. Cristo dice que vino
no llamar al arrepentimiento a "los justos", es decir, a los que se estiman a sí mismos como tales,
pero "pecadores", es decir, aquellos que se poseían a sí mismos, o que, en su predicación, poseerían
ellos mismos para ser de esa descripción. (Compañero. ix. 13.) Cristo llama a sí mismo a los que están
cansados, cansados, cargados y oprimidos por la carga de sus pecados ( Mateo xi. 28 ) , pero
aleja de él a los orgullosos y engreídos de arrogancia a causa de
su propia justicia. ( Lucas xviii.9.) "Jesús les dijo: Si fuereis ciegos, deberíais
no tener pecado; pero ahora decís: Vemos; por tanto, vuestro pecado permanece. "( Juan IX. 41. ) En el
parábola del fariseo y el publicano, se nos insinúa una descripción triple de
hombres: uno en el fariseo, dos en el publicano, uno antes de su justificación, el
otro después de él. Pero, ¿quién puede enumerar todos los casos similares? De hecho, tal enumeración
es innecesario. Es bastante sorprendente que, a medida que se llenan los libros de nuestros teólogos
con tales distinciones, no se les ocurrió cuando meditaban en este pasaje,
en el que este asunto [de las diferentes condiciones o estados del hombre] se trata profesamente. IV.

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LA CONEXIÓN ENTRE LOS CAPÍTULOS SÉPTIMO Y OCTAVO

LA CONEXIÓN ENTRE EL SÉPTIMO Y EL OCTAVO


Capítulos
La verdad de la interpretación del capítulo séptimo, como ha sido deducida hasta ahora por
el autor, se demuestra a partir de algunos de los primeros versículos del capítulo octavo cuando se compara
con los que les preceden. 2. El primer verso. 3. El segundo verso y una explicación
de las frases utilizadas en él. 4. El tercer verso. Una comparación de la primera parte con
Romanos vii. 5y 14, y de la última parte con el sexto versículo del mismo capítulo. 5.
El cuarto versículo, y una comparación con él. Romanos vii. 4. Una recapitulación parafrástica
de las cosas que se enseñan en los primeros cuatro versículos del capítulo octavo, y su
conexión con el capítulo anterior. 1. Pero ahora se me puede permitir confirmar este mi
interpretación de algunos de los primeros versículos del capítulo siguiente, siempre que sean
comparados suavemente con los del capítulo séptimo. 2. Porque, en el primer verso, una conclusión es
inferido de los versículos del capítulo anterior, lo cual es agradable y acomodado al
diseño principal propuesto por el apóstol a lo largo de toda esta epístola. Las palabras hijo
estos: "Por lo tanto, ahora no hay condenación para los que están en Cristo Jesús, que caminan
no según la carne, sino según el Espíritu. "Que este versículo contiene una conclusión, es evidente por
la partícula ilativa "por lo tanto", y de hecho una conclusión no deducida de la parte anterior
del ltimo versculo del captulo sptimo, sino de toda la investigacin, que consiste en
estas dos partes: "Los hombres no obtienen la justicia y el poder para vencer el pecado y vivir en
una manera santa, por medio de la ley de la naturaleza o la de Moisés; pero, por la fe
del evangelio de Jesucristo, esas mismas bendiciones se otorgan gratuitamente a quienes
no trabajéis, sino creed en Cristo. "Pero estas dos cosas, la JUSTIFICACIÓN que consiste en
la remisión de los pecados, y el Espíritu de santidad mediante el cual los creyentes pueden vencer
pecado y vivir de manera santa, son partes del pacto de gracia en el que Dios ha
entró con nosotros en Cristo: "Pondré mis leyes en sus mentes, y las escribiré en sus corazones,
&C.; porque tendré misericordia de sus injusticias, y sus pecados y sus iniquidades
no recuerdes más ".Heb. viii. 10,12.) Por lo tanto, cuando el apóstol había procedido tan lejos
con la prueba de esta tesis, (habiendo tratado en los primeros cinco capítulos sobre justicia y
remisión de los pecados, y en los capítulos sexto y séptimo, sobre el poder de vencer el pecado y
vivir de una manera santa), ahora infiere esta conclusión: "Por lo tanto, ahora no hay condena
nación a los que están en Cristo Jesús, que no andan según la carne, sino según el Espíritu ".
El énfasis de la conclusión está en estas palabras: "¿Quiénes están en Cristo Jesús, los que caminan, no
según la carne, pero según el Espíritu, "con exclusión de los que están bajo la ley, y por
que está preparado para una condenación segura, como personas fuera de Cristo, y sujeto a
el dominio del pecado - como si el apóstol hubiera dicho: "De todas estas cosas, por lo tanto, es evidente
que la condenación se cierne sobre todos los que están bajo la ley, porque
cumplir la ley, ni pueden cumplirla; pero esa libertad de condenación concedida
sólo a los que están en Cristo y andan según el Espíritu. "Pero que el énfasis

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LA CONEXIÓN ENTRE LOS CAPÍTULOS SÉPTIMO Y OCTAVO

miente en estas palabras: "Los que están en Cristo Jesús", con exclusión de los demás, es evidente,
(1.) Por el hecho de que esta misma parte se repite. aunque en otras palabras, ¿Cuál es tu hijo estas,
"que andan en el Espíritu". (2.) Porque la exclusión de otras personas se coloca abiertamente en
la repetición, "que no andan en la carne". (3.) A partir del tema, en sí mismo, del apóstol
investigación, que es esta: "El evangelio y no la ley, es poder de Dios para salvación
a los que creen y no trabajan ". Por tanto, para que la conclusión sea correcta
estanque con la proposición, debe leerse y entenderse con la oposición aquí
Produce. (4.) De otras conclusiones de esta epístola, inferidas en casos similares: "por lo tanto,
llegamos a la conclusión de que el hombre es justificado por la fe sin las obras de la ley "(ROM. iii. 28) además,
en el versículo veintisiete del mismo capítulo, "Donde está la jactancia, entonces, es excluido.
que ley ¿Por el de las obras? No; sino por la ley de la fe. "" Pero también para nosotros fue escrito,
a quien será imputado, "es decir, a los que" creen en Aquel que levantó a Jesús nuestro
Señor de los muertos ". (Iv, 24) Y parece que estas cosas se dicen en oposición, a
la completa exclusión de otro opuesto, así: "Pero al que no trabaja, pero cree
al que justifica al impío, su fe le es contada por justicia "(iv, 5).
La promesa no le fue hecha a Abraham por la ley, sino por la justicia de la fe ".
(13.) "Habéis muerto a la ley, para que os casarais con Cristo". (vii, 4.) Como, como-
sabiamente, en el pasaje que estamos considerando, "Por lo tanto, ahora no hay ninguna condena
a los que están en Cristo Jesús, que no andan según la carne, sino según el Espíritu,
estas observaciones, es evidente que las palabras según la carne, pero según el Espíritu, "no pertenecen
a la descripción del sujeto o del atributo de la conclusión anterior, como si
fueron descritos quienes están en Cristo, pero que son el consecuente o el antecedente
sí mismo de la misma conclusión, aunque enunciado en una forma algo diferente. Esto es
igualmente evidente por las mismas palabras; para el pronombre toiv "aquellos", que es propiamente sub-
serviente a este asunto, no se utiliza en esta cláusula. 3. Lo mismo se enseña en el segundo
versículo, en el que estas dos cosas se unen, "la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús", que
hacer referencia a estas dos cosas en el versículo anterior, "Aquellos en Cristo Jesús", y
andando en el Espíritu ". Pero examinemos el versículo mismo, que dice así:" Porque la ley de
el Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte ".
comparamos este versículo con el que lo precedió, debemos dar una explicación preliminar
de las frases utilizadas en él. "La ley del Espíritu" se llama, por tanto, derecho, poder y
la fuerza o virtud del Espíritu Santo; porque el apóstol continúa en el modo de hablar que
que había adoptado previamente en el capítulo séptimo, donde atribuye una ley al pecado, a la
mente y para los miembros, es decir, el poder y la fuerza de mandar e impulsar. los
El Espíritu es aquí llamado "de vida", es decir, "el Espíritu vivificante", por una frase familiar para el
Hebreos, que emplean los casos genitivos de sustantivos en lugar de adjetivos; como "la ciudad de
Dios, "el hombre de Dios", "el Dios de justicia", etc. Pero el Espíritu es designado así en oposición
ition o distinción a la ley de la letra, o la letra de la ley, que es débil para el trabajo

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de vivificación, y no sabe nada más que matar, según este pasaje, "La letra
mata, pero el Espíritu da vida "( 2 Cor. iii. 6) y de acuerdo con esto: "porque si hubiera habido
una ley dada que podría haber dado vida, en verdad la justicia debería haber sido por la ley ".
( Gálatas iii 21.) Pero se dice que esta "ley del Espíritu de vida" está "en Cristo Jesús", no porque
es solo en la persona de Cristo Jesús, pero porque se puede obtener solo en Jesucristo;
según esta declaración: "Los creyentes reciben el Espíritu, no por las obras de la ley, sino
por el oír con fe. "( Gálatas iii. 2,5. ) Esta frase," en Cristo ", se usa muy a menudo en el mismo
manera en los escritos apostólicos. Pero que la frase debe recibir en este sentido también en
el presente pasaje, es manifiesto, (1.) Desde el alcance o diseño del apóstol, que es
Enseñar que no por la ley, sino por la gracia de Cristo, los creyentes obtienen justicia.
y el Espíritu Santo, por cuyo poder pueden ser capacitados para tener dominio sobre el pecado, y
para entregar a sus instrumentos de justicia a Dios. (2.) De comparar esto
pasaje con el primer verso. Porque "a los que están en Cristo Jesús" se les atribuye la libertad
de la condenación, porque "el Espíritu vivificante en Cristo Jesús los ha liberado de
la ley del pecado y de la muerte ". (3.) Porque este" Espíritu vivificante "no" libra de la ley
del pecado y de la muerte, "a menos que se comunique" a los que están en Cristo Jesús ".
a este "Espíritu de vida" se le atribuye que "libera a los que están en Cristo Jesús del
ley del pecado y la muerte; "es decir, del poder y la tiranía del pecado que reina y mata por
medios de la ley. Esta liberación o emancipación se opone a "el cautiverio al
ley del pecado ", de la cual se hace mención en Romanos 7, 23,y al "cuerpo de la muerte" que
se menciona en el versículo veinticuatro. De esta "ley del pecado" y de este "cuerpo de
muerte, "un hombre que está bajo la ley no puede ser librado ni por la ley de Moisés,
ni por "la ley de la mente" que "consiente a la ley de Dios". Pero de esto también es
demostró admirablemente la conclusión deducida en el primer verso de los que precedieron
[en el capítulo séptimo]. Porque "la liberación de la ley del pecado y de la muerte" se opone a
"condenación"; y, por tanto, cuando se establece el primero, se elimina el segundo.
Esta liberación se atribuye "a los que están en Cristo Jesús" y "a los que andan conforme a
al Espíritu ", de lo que se sigue que son liberados de la condenación.
razón por la cual esta liberación se atribuye a ese sujeto, surge de la causa de la liberación,
es decir, el Espíritu vivificante, cuyo Espíritu, tal como existe en Cristo y debe obtenerse en él,
también está en "los que están en Cristo Jesús". Por tanto, no es nada maravilloso que este
El Espírituce su propia fuerza y eficacia en aquellas personas que ejercen en las que habita; y
puesto que esta fuerza o virtud le es tan peculiar, que no la tiene en común con la ley de
Moisés, se sigue de esto, que sólo aquellos "que están en Cristo Jesús" y son participantes de
su Espíritu, o que los que, estando en Cristo Jesús, son partícipes de su Espíritu, sean liberados
de condenación, mientras que los que están bajo la ley permanecen bajo condenación, como
siendo los que son vencidos por "la ley de los miembros", y han sido "traídos a
cautiverio bajo la ley del pecado, "ninguna resistencia exitosa ofrecida por" la ley del

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LA CONEXIÓN ENTRE LOS CAPÍTULOS SÉPTIMO Y OCTAVO

mente "que" consiente la ley de Dios ". Ya hemos dicho que, a partir de una comparación
de este versículo con el versículo 23 del capítulo anterior, un argumento incontestable
es deducible en prueba - que, en los dos versículos ahora especificados, el apóstol no está tratando acerca de
el mismo hombre; pero que, en el versículo veintitrés del capítulo séptimo, trata sobre un
hombre que está bajo la ley, y en este segundo versículo, acerca del que está bajo la gracia; porque
el hombre descrito en el primero de estos versículos es "llevado cautivo bajo la ley de
pecado y muerte ", y esto por" la ley de los miembros "," la ley de la mente ", ofrenda infructuosa
resistencia; pero el hombre que se menciona en el segundo versículo, por el poder del vivificante
Espíritu, que ha obtenido en Cristo Jesús, es "liberado de la misma ley del pecado y
Muerte. "4. Consideremos el tercer versículo, en el que la misma cosa puede aparecer aún más
claramente para nosotros; porque en él se explica la causa de por qué los hombres que están bajo la ley, no pueden ser
liberados del dominio y la condenación del pecado; pero se demuestra que esto se obtiene
para ellos y efectuado por Cristo. Pero la causa es esta, porque la liberación de la ley de
el pecado y la muerte, o la libertad de la condenacin, no podran obtenerse excepto por la condenacin
nación de pecado, es decir, excepto que el pecado había sido previamente despojado del derecho [asumido] que
poseía, y de su poder que ejercía sobre los hombres que estaban sujetos a ella. Pero
poseía el derecho y el poder de ejercer dominio y de matar. Pero el pecado no puede ser
despojado de su derecho y privado de su poder por la ley; porque la ley se volvió "débil,
a través de la carne, "por la realización de un servicio tan arduo. Cuando Dios vio este estado
de las cosas, y no quiso que la desdichada raza de los hombres fuera perpetuamente detenida
la tiranía y la condenación del pecado, "envió a su propio Hijo en semejanza de carne de pecado,
y ciertamente por el pecado ", es decir, por destruirlo, y condenó al pecado en la carne de su Hijo,
quien llevó el pecado en su propio cuerpo [en el madero] y le quitó esa autoridad sobre nosotros
que poseía, y debilitó sus poderes. De estas observaciones parece que este pasaje,
que hasta ahora ha sido considerado de gran dificultad, es sencillo y claro, siempre que
cada parte de ella se disponga correctamente, de la siguiente manera: "Porque Dios, habiendo enviado a los suyos
Hijo en semejanza de carne de pecado y por el pecado, condenó al pecado en la carne; que era una cosa
imposible a la ley, porque fue debilitado por la carne. "Porque" lo que la ley
¿No pudo hacer "es" la condenación del pecado en la carne? ' Por tanto, es manifiesto que este versículo
explica brevemente toda la causa por la cual el pecado reina hasta la muerte sobre los hombres que están bajo la ley,
y por qué no posee ni la autoridad ni el poder de reinar sobre "los que están en
Cristo Jesús "y bajo la gracia. Esto puede mostrarse brevemente al comparar esas cosas
lo que se había dicho anteriormente, con este verso. Para estas palabras, "lo que era imposible de
la ley porque fue debilitada por la carne ", de acuerdo con la siguiente declaración, contenida
en el quinto verso del capítulo anterior: "Cuando estábamos en la carne, los movimientos de cantar,
que están por la ley, obraron en nuestros miembros; "y con estas palabras en el decimocuarto
verso: "Sabemos que la ley es espiritual, pero yo soy carnal"; también están de acuerdo con la decimoctava
versículo: "Yo sé que en mí, [esto es, en mi carne], no mora el bien". Pero estas palabras

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LA CONEXIÓN ENTRE LOS CAPÍTULOS SÉPTIMO Y OCTAVO

"Dios, en la carne de su Hijo, condenó el pecado", concuerda con lo dicho en el sexto versículo
el capítulo anterior: "Pero ahora somos librados de la ley, el estar muerto en que
fueron retenidos; "es decir, el pecado siendo condenado que nos tenía atados y en sujeción a él. Pero,
En este pasaje, la causa se explica más completamente, que en la carne de Cristo tal condenación
se efectuó la acción. 5. De estas observaciones se deduce el significado del cuarto verso,
claramente de acuerdo con los que le precedieron. Es esto, después de que sucedió, que el pecado fue
condenado en la carne del Hijo de Dios, el derecho o la autoridad de la ley se completó
y consumado en los que están en Cristo Jesús y andan en el Espíritu; de modo que
ya no están bajo la dirección y el gobierno de la ley, sino bajo la dirección
de Aquel que nos ha librado del pecado y nos ha reclamado para su propio pueblo. Esto es
claramente expresado por el apóstol, en el versículo cuarto del capítulo anterior, con estas palabras:
"También vosotros habéis muerto a la ley en el cuerpo de Cristo, para que os casarais con una
otro, al que resucitó de los muertos, para que llevemos fruto para Dios ".
Porque estas frases concuerdan entre sí: "Habéis muerto a la ley" y "el derecho o
la autoridad de la ley se cumple o se completa en usted. "Y," en el cuerpo de Cristo se ha hecho
muerto a la ley, "es lo mismo que" el pecado fue condenado en la carne de Cristo, que el
derecho o autoridad de la ley puede cumplirse en nosotros ". Pero cuando el derecho de la ley se
completado y consumado por la condenacin del pecado que se efectu en la carne de
Cristo, pertenecemos o estamos casados con otro, es decir, el derecho se transfiere de la ley al
Cristo, para que ya no estemos bajo la ley, sino bajo Cristo, y vivamos bajo la gracia
y la guía de su Espíritu. Por estas palabras, "para que el derecho o la autoridad de la ley
o puede cumplirse en nosotros, "no debe entenderse como si, cuando el pecado hubiera sido condenado en
la carne de Cristo, el derecho o la autoridad de la ley aún estaba por completarse; pero eso despues
la condenación del pecado en la carne de Cristo, el derecho de la ley se cumplió realmente.
Varias formas de habla, similares a ésta, se usan de esta manera en las Escrituras. Por ejemplo:
"Todo esto fue hecho para que se cumpliera lo dicho por el Señor por medio del profeta:
( Mateo i. 22 ) "Vino y habitó en una ciudad llamada Nazaret, para que se cumpliera lo que
fue dicho por los profetas, Él será llamado Nazareno. "(ii, 23.)" Él vino y habitó en
Capernaum, que está sobre la costa del mar, en los límites de Zabulón y Neftalí, que
se podría cumplir lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: La tierra de Zabulón,
y la tierra de Nepthalim, etc., luz les brotó a los que estaban sentados en la región y sombra
de la muerte. "(iv, 13-16.)" Echó fuera los espíritus con su palabra, y sanó a todos los que estaban enfermos,
para que se cumpliera lo que dijo el profeta Isaías, cuando dijo:
enfermedades ", etc. (viii, 16,17.) Véase también Mateo xii. 17; xiii, 35; xxvi, 56. En todos estos ejemplos,
la frase, "para que se cumpla", evidentemente significa que la predicción se cumplió realmente
por los actos que se mencionan en los diversos pasajes. Esto también se significa con una frase
diferente al anterior, en Matt. xxvii. 9,"Entonces se cumplió lo dicho
por el profeta Jeremías. También es lícito cambiar el modo de hablar en este versículo (Rom.

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LA CONEXIÓN ENTRE LOS CAPÍTULOS SÉPTIMO Y OCTAVO

viii, 4,) en otro exactamente del mismo significado: "Entonces se cumplió el derecho o autoridad
de la ley en nosotros ". Además de estos, consulte Mateo xxvii. 35; Lucas xxi. 22; Juan xiii. 18; xvii,
12; xviii, 9; e innumerables otros pasajes. A partir de esta explicación, es evidente que este
parte de las Sagradas Escrituras ( Rom. VIII , 1-4 ) es simple y clara, sin embargo, sin esta inter-
interpretación, está envuelto con mucha oscuridad, como casi todos los intérpretes han confesado,
mientras han trabajado duro para explicarlo. Ahora, con permiso, comprimiremos todos estos
comentarios en una pequeña brújula, y recapitularlos brevemente; lo que he adelantado será entonces
se vuelven mucho más evidentes. Hagámoslo de la siguiente manera: "Ya que, por lo tanto, tenemos
ya visto, que los hombres bajo la ley están cautivos bajo el dominio y la tiranía de
pecado, podemos fácilmente concluir de esto, que sólo aquellos que están en Cristo Jesús, y que caminan
según el Espíritu y no según la carne, están libres de toda condenación; porque la ley, la
derecho, el poder, la fuerza o virtud del Espíritu vivificante, que es y puede obtenerse en
Jesucristo solo ha liberado a personas de esta descripción de la ley, el poder y
esta fuerza del pecado y la muerte, del imperio y dominio del pecado, y de su condenación.
Cristo Jesús podía hacer esto legalmente por su Espíritu, como siendo la persona en cuya carne estaba el pecado.
condenado, que ya no tiene derecho, ni puede tenerlo, sobre los que son de Cristo;
en cuya carne, en verdad, fue enviado por su Padre, porque esto mismo era imposible de
la ley, debilitada como estaba por la carne. Y así ha sucedido que el derecho
de la ley, que tenía sobre nosotros cuando todavía estábamos bajo la ley, se completa o se cumple
en personas de esta descripción, que se han convertido en pueblo de Cristo por la fe, que
en el futuro pueda vivir, ser influenciado y gobernado por su gracia y de acuerdo con la guía
del Espíritu Santo. De estas cosas ciertamente podemos concluir que el pecado no puede tener
dominio sobre ellos, y por lo tanto, que sean capaces de ceder los instrumentos a sus miembros
de justicia a Dios, como aquellos que han sido trasladados de la muerte del pecado a la vida
del Espíritu. "Pero estos temas el apóstol prosigue hasta el versículo dieciséis de este octavo
capítulo, de una manera acomodada al mismo alcance o diseño que hemos señalado hasta ahora
afuera; y parece siempre consciente de la exhortación que había dado en Romanos vi,
12,13; de la razón conjunta en la que desciende a la larga investigación subsiguiente.
Estas observaciones, sin embargo, pueden ser suficientes, no sea que seamos demasiado estrictos al demostrar un asunto.
que es tan sencillo y claro.

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SEGUNDA PARTE

SEGUNDA PARTE

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I. LA OPINIÓN QUE DEBE SER CORROBORADA POR TESTIMONIOS

I. LA OPINIÓN QUE DEBE SER CORROBORADA POR TESTIMONIOS


Esta opinión, que explica Romanos 7, como relacionado no con un hombre bajo la gracia, sino con
al que está sometido a la ley, y al que aún no ha sido regenerado por el Espíritu de
Cristo, nunca fue condenado todavía en la iglesia de Cristo, como herético, pero siempre ha tenido
algunos defensores entre los doctores de la iglesia. Ahora nos acercaremos a la segunda parte.
de nuestra proposición, que hemos juzgado correcto tratar con el propósito de hacerla
Para todos los hombres es evidente que la opinión que defiendo no es de reciente crecimiento, ni tampoco
fabricado por mi cerebro, ni tomado prestado de algún hereje, pero que es muy antiguo,
y aprobada por gran parte de los doctores de la iglesia primitiva, y que, además, tiene
nunca ha sido rechazado hasta ahora, por aquellos que han dado una interpretación diferente al pasaje,
como para inducirlos a juzgarlo digno de ser marcado con la marca negra de la herejía.

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II. EL MÁS ANTIGUO Y RESPETABLE DE LOS PADRES CRISTIANOS


APROBAR ...

II. EL MÁS ANTIGUO Y MÁS RESPETABLE DEL CRISTIANO


LOS PADRES APRUEBAN LA INTERPRETACIÓN QUE DAMOS A
ESTE CAPÍTULO
Ireneo. 2. Tertuliano. 3. Orígenes. 4. Cipriano. 5. Crisóstomo. 6. Basilio el Grande. 7.
Theodouret. 8. Cirilo. 9. Macario el egipcio. 10. Damasceno. 11. Teofilacto. 12. Am-
brose. 13. Jerome. 1. IRENAEUS Irenaeus cita así parte de este capítulo en lib. 3, cap. xx,
"Por esto, pues, el que por la virgen es Emmanuel, Dios con nosotros, el Señor
él mismo, es el signo de nuestra salvación; porque él fue el Señor que los salvó, como por
ellos mismos, no poseían los medios para ser salvos. Por esto también, cuando St.
Pablo está mostrando la debilidad del hombre, dice, yo sé que en mí (es decir, en mi carne)
no habita en nada bueno, dando a entender que la bendición de la salvación no es nuestra, sino
de Dios. Y de nuevo, ¡oh miserable de mí, que me librará del cuerpo de
esta muerte? Luego infiere un libertador, la gracia de Jesucristo nuestro Señor ". En esta cita,
[cuando se refiere a la declaración de San Pablo,] no dice, "un hombre regenerado", "un creyente",
o cristiano ", sino simplemente" un hombre ", bajo cuya denominación, ni las Escrituras ni el
los padres están acostumbrados a hablar de alguien que es cristiano, creyente y regenerado.
2. TERTULLIAN Porque aunque negó que en su carne morara algo bueno,
según la ley de la letra en la que se fueron; pero según la ley del Espíritu,
con el que nos conecta, nos libera de la debilidad de la carne. Él dice: "Por la ley
del Espíritu de vida te ha librado de la ley del pecado y de la muerte ".
parece disputar por parte del judaísmo, sin embargo, nos dirige la integridad y plenitud de
instrucciones, por cuenta de las cuales, trabajando "en la ley mediante la carne, Dios envió a su
propio Hijo en semejanza de carne de pecado, y por el pecado, condenó al pecado en la carne "(Sobre la castidad,
gorra. 17.) En esta oración, Tertuliano afirma abiertamente, que el pasaje debe ser explicado
sobre "un hombre que está bajo la ley de la letra". Tampoco es una gran objeción si alguna
uno afirma, que este libro fue escrito por él mientras estaba en una herejía; porque en este punto él
no era herético, y la opinión, es evidente, se había obtenido entonces, de que este capítulo era
para ser entendido de esta manera. 3. ORIGEN Pero con respecto a lo que dice, "pero yo soy
carnal, vendido al pecado ", en esta ocasión, como maestro de la iglesia, se encarga de
la personificación del débil, por lo que también ha dicho en otro pasaje, "al
débil me hice también como débil ". Por lo tanto, en este pasaje, San Pablo se hace" un hombre carnal y
vendidos bajo el pecado, "a los débiles, (es decir, a los carnales), y vendidos bajo
pecado, y él habla las cosas que es su práctica pronunciar con el pretexto de
excusa o acusación. Hablando, por tanto, como en su persona, dice, "pero yo soy carnal,
vendido bajo el pecado, "es decir, viviendo según la carne, y reducido, [como siervo] por compra,
al poder del pecado, la lujuria y la concupiscencia; "porque lo que hago, no lo permito", etc. Y el
(esto es, Pablo el hombre carnal) aquí dice, "ahora entonces ya no soy yo el que lo hace, sino el pecado que
habita en mí ". Pero en otros pasajes, Pablo el hombre espiritual dice:" Trabajé más

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II. EL MÁS ANTIGUO Y RESPETABLE DE LOS PADRES CRISTIANOS


APROBAR ...

más abundantemente que todos ellos, pero no yo, sino la gracia de Dios que fue conmigo ".
así atribuye sus labores, no a sí mismo, sino a la gracia de Dios que obró en él;
así el hombre carnal atribuye las malas obras, no a sí mismo, sino al pecado que habita y
obra en él. En esta cuenta él dice, "ahora entonces ya no soy yo quien lo hace, sino el pecado que
habita en mí; porque en mí (es decir, en mi carne) no mora el bien.
no habites todavía en él, ni en su cuerpo, sino en el templo del Espíritu Santo. Sin embargo, este
hombre cuyo carácter se personifica no es en todos los aspectos contrario a las cosas buenas, pero en
con propósito y voluntad comienza a buscar cosas buenas. Pero aún no puede obtener tales cosas
en la realidad y en las obras. Porque hay una cierta debilidad de este tipo en aquellos que reciben la
comienzos de la conversión, que cuando verdaderamente quieran instantáneamente hacer todo lo que es bueno,
el efecto no sigue inmediatamente a la voluntad. (EnRomanos 7. ) 4. CHIPRE Al tratar
sobre la contienda entre la carne y el Espritu, en su sexto Discurso sobre el
La oración, así como en su folleto Sobre el celibato del clero, Cipriano no cita
Romanos 7, pero cita a Gal. v. 17, "La carne desea contra el Espíritu, y el Espíritu contra
la carne ", etc. Pero que él entendió Romanos 7, para relacionarse no solo con la morada del pecado,
sino también a su dominio, es evidente en su Prólogo sobre las Obras Cardinales de
Cristo, en el que, entre otras observaciones, ocurre lo siguiente: - "Si no sé quién es
que inscribió esta ley en mis miembros para que, con tan violenta dominación, oprima
Espíritu, y para que la naturaleza mejor y más digna sucumba ante lo peor, debo
soportarlo pacientemente si no entiendo al Operador Todopoderoso del universo ".
en un pasaje posterior del mismo prólogo: Es difícil entender por qué este
ley del pecado, en este y en individuos similares, oprime la ley de justicia, y
por tanto, la razón débil y enervada cae tan miserablemente cuando es capaz de mantenerse; especialmente
cuando este defecto depende de la sentencia de condenación, y la antigua transgresión ha
obtuve este castigo inevitable ". 5. CRISOSTOMO Al tratar profesamente sobre este
porción de la Sagrada Escritura y explicándola, en su comentario sobre Romanos 7, Crisóstomo, después
confirmando lo que había adelantado en los versículos precedentes, se expresa en el siguiente
manera: Por lo tanto, Pablo agregó esta afirmación, "pero yo soy carnal, vendido al pecado". Así
describiendo a un hombre que vive bajo la ley y ante ella. Por lo tanto, el pecado mismo es adverso a
la ley de la naturaleza. Porque esto es lo que dice: "Peleando contra la ley de mi mente". También
impone a la ley de la naturaleza una contienda y una guerra universales, cuando luego redacta
en la batalla se alinean las fuerzas del pecado. Porque la ley mosaica fue finalmente añadida más allá de lo necesario
sary. Pero, aunque la ley anterior enseña en verdad las cosas que deben hacerse, y
aunque este último se une para ensalzarlos; sin embargo, ni el uno ni el otro han realizado
cualquier ejecución en esta batalla contra el pecado. Tan grande es la tiranía del pecado, tan maravillosamente prevaleciente
y superando! Esto también lo insinúa San Pablo, cuando, después de anunciar el conflicto
del pecado opuesto y predominante, dice: "Pero veo otra ley en mis miembros, en guerra
contra la ley de mi mente, y llevándome cautivo a la ley del pecado ".

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II. EL MÁS ANTIGUO Y RESPETABLE DE LOS PADRES CRISTIANOS


APROBAR ...

no decir simplemente "conquistarme", sino "hacerme cautivo de la ley del pecado". Ninguno
dice, "llevándome cautivo al impulso de la carne o de la naturaleza carnal", pero
"llevándome cautivo a la ley del pecado", es decir, a la tiranía y al poder del pecado. O
¡Miserable de mí! ¿Quién me librará del cuerpo de esta muerte? Estas aqui
he aquí cuán asombrosamente grande es la tiranía de la maldad, y cómo también vence a la
mente que "encuentra una condensación o un deleite conjunto en la ley de Dios"? Porque él dice: "Es
no es que alguien diga que aborrezco la ley de Dios "o que sea reacio a ella, y sea llevado cautivo
pecar. Porque "encuentro una condecoración en la ley, la consiento y huyo a ella". Sin embargo, no fue
capaz de salvarlo cuando huyó hacia él. Pero Cristo lo ha salvado, cuando huía, de ella.
Aquí reconoce la gran excelencia de la gracia. Y en su comentario sobreRomanos
viii. 9, dice: Después de que el pecado ha sido destruido, esta difícil guerra termina por la gracia
del Espíritu Santo, a través del cual la contienda ahora se nos hace fácil. Por esta gracia primero
Nos corona [como vencedores] y luego nos lleva a la batalla a la que asisten honorablemente numerosos
Fuerzas auxiliares. 6. BASILO EL GRANDE Pero ahora aduciremos lo que ha dicho en otro
pasaje, al presentar la misma doctrina, de una manera mucho más objetiva: "Porque nosotros
sepa que la ley es espiritual; pero yo soy carnal, vendido al pecado. Por lo que hago lo permito
no ", etc. Y, prosiguiendo esta especulación en más detalles, es imposible para él
quien está cautivo del pecado para servir al Señor, manifiestamente nos señala a nuestro Libertador
de esta tiranía, mientras dice: "¡Miserable de mí, yo soy el que me librará de
este cuerpo de muerte, doy gracias a Dios por Jesucristo nuestro Señor ", etc. (Sobre el bautismo,
lib. 1 fol. 409.) Es, por tanto, muy necesario, tanto por las cosas ya relatadas, como por
otros de un tipo similar, (si no hemos recibido la bendición de Dios en vano,) que seamos
primero librado del poder del diablo, que conduce al hombre que está detenido en cautiverio
por el pecado a [la comisión de] aquellos hombres que no quiso, y luego, habiendo negado todos
cosas presentes, y nuestro propio yo, y habiendo dejado todo sentimiento afín por esta vida, que
vengan los discípulos del Señor, como él mismo ha dicho: "Si alguno quiere venir a mí, niegue
él mismo ", etc. (Ibid.) Esto es lo que debe saber el que se siente atraído por el pecado de mala gana, que él
está gobernado por otro pecado preexistente en sí mismo, que si sirve voluntariamente, con respecto
a otras cosas lo lleva incluso a las que no quiere. Como se dice en Romanos
7, "Porque sabemos que la ley es espiritual; pero yo soy carnal, vendido al pecado", etc., citado hasta ahora
como el versículo diecisiete, "pero el pecado que habita en mí" (Resumen de la moral, suma 23, cap.
Yo, fol. 477.) El espíritu o mente, que es portadora paciente del dominio de los afectos
o inclinaciones, no les permiten ser libres para [hacer] las cosas que quiere,
según la especulación del apóstol ya relatada, quien dijo, "pero yo soy carnal, vendido
bajo el pecado. Por lo que quisiera, no lo hago; pero lo que odio, eso hago 1. "(Compendio de
Preguntas explicadas, Quest. 16, fol. 563.) "Ahora bien, ya no soy yo quien lo hace, sino el pecado que
mora en mí, "Dios mismo permite que incluso esto nos suceda para nuestro bien, si por algún medio
la mente, a través de aquellas cosas que sufre de mala gana, puede llegar a comprender

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el que tiene dominio sobre él; y si, sabiendo a sí mismo, que sirve de mala gana al pecado,
recuperarse de la trampa del diablo y buscar la misericordia de Dios que está preparada para recibir
los que son legítimamente penitentes. (Ibid.) 7. THEODORETO Pero yo soy carnal. El presenta
un hombre ante [ha obtenido] la gracia, que está acosado por movimientos y perturbaciones mentales.
Porque él denomina carnal al hombre que aún no ha obtenido la gracia espiritual. (Sobre Romanos
7.) Por lo que quisiera, no lo hago; pero lo que odio, eso hace 1. La ley tiene un hermoso efecto
cosa, es decir, enseña lo que es malo e induce a odiarlo en la mente. Pero estas palabras
"No quisiera" y "odio", significan debilidad y no necesidad. Porque no pecamos, por ser
impulsado por la necesidad o por alguna fuerza; pero, atraídos por el placer, hacemos esas cosas
que aborrecemos como hechos perversos y abominables. (Ibid.) Me deleito en la ley de Dios después de la
hombre interior. Ha llamado a la mente "el hombre interior" (Ibid.) Pero veo otra ley en mi
miembros, guerreros, etc. Otorga al pecado el apelativo de "la ley del pecado". Ejerce su
operación cuando las perturbaciones corporales de la mente están en movimiento vivo; pero, a cuenta
de esa supina con que la mente se ha investido desde el principio, es incapaz
para contenerlos. Aunque la mente ha desechado su propia libertad, tiene suficiente paciencia
para servirles. Pero aunque la mente les sirve así, odia la servidumbre; y elogia
el que presenta acusación contra la servidumbre. Después de que el apóstol hubo discurrido sobre todos
estos temas, para que pudiera mostrar qué tipo de personas éramos antes de la gracia y nuestra condición
después de la gracia, y habiendo asumido la personificación de aquellos que, antes de la gracia,
asediado y rodeado por el pecado; por lo tanto, como si estaba completamente rodeado
por una masa de enemigos, y llevado al cautiverio y obligado a convertirse en un esclavo, y
al no ver ayuda de ningún otro lugar, gime y se lamenta con tristeza; él muestra esa ayuda
no podía permitírselo la ley, y grita: "¡Miserable de mí!" (Ibid.) Allí
por tanto, ahora no hay condena, etc. Porque las perturbaciones de nuestra mente no superan
nosotros que ahora no estamos dispuestos, porque hemos aceptado la gracia del Espíritu divino. (En
Romanos 8.) Por la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús, etc. Como llamó al pecado "la ley de
pecado ", así llama al Espíritu vivificante" la ley del Espíritu ". Él dice que la gracia de este
El Espíritu, por la fe en Jesucristo, te ha dotado de una doble libertad; porque no tiene
Sólo ha roto el poder del pecado, pero también ha destruido la tiranía de la. (Ibíd.) 8. CYRIL
Porque lo que la ley no pudo hacer, siendo débil por la carne, etc. Por tanto, cuando
el unigénito se hizo hombre por nosotros, la ley del pecado fue abolida en la carne; y
nuestros asuntos fueron traídos de nuevo para que puedan regresar a su primer origen. Para la muerte,
prevalecían la corrupción, los placeres y otras concupiscencias, las cuales, teniendo como asistente la corrupción,
cometido depredaciones en la mente débil y enferma. (Contra Julian, lib. 3, fol. 184.) Así que
entonces con la mente yo mismo sirvo a la ley de Dios, pero con la carne, la ley del pecado. Allí
Por tanto, ahora no hay condenación para los que están en Cristo Jesús, etc., citando toda la
pasaje hasta el versículo 5. Porque la carne y el espíritu luchan manifiestamente contra el
el otro; es decir, la prudencia carnal y los movimientos de las concupiscencias innatas luchan contra el poder de

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II. EL MÁS ANTIGUO Y RESPETABLE DE LOS PADRES CRISTIANOS


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vida según el Espíritu. Aunque la ley divina nos insta a que debemos elegir el
bueno, pero nace el deseo de la carne, hacia lo contrario. Pero ahora eso es
desatado lo que estorba, y la ley del pecado se debilita; pero la ley del Espritu ha prevenido
vailed. ¿Por qué motivo, "Porque Dios envió a su propio Hijo en semejanza de carne de pecado,
para condenar el pecado en la carne. "Ahora bien, ¿de qué manera no fue la encarnación de
la Palabra sumamente útil, Porque incluso "nuestro pecado aquí es condenado en la carne". Pero si el
La Palabra no se había hecho carne, nuestros asuntos se hubieran quedado sin ninguna enmienda,
y ahora deberíamos estar sirviendo en la carne a la ley del pecado, sin que nadie la haya abolido en
nos. (Sobre la verdadera fe, a las reinas, lib. I, fol. 283.) Confesamos, por lo tanto, que, por Adam's
transgresión personal de la ley, la sustancia humana se ha corrompido; y que, por
los placeres de la carne, y esos movimientos que son tan agradables para nuestra naturaleza, nuestro entendimiento
estar de pie es oprimido como por el dominio de un tirano. Por lo que fue necesario para nuestro
salvación, que son peregrinos en la tierra, para que la PALABRA DE DIOS se haga hombre, y
debería tomar la carne humana sobre sí mismo como si fuera suya, entregada a la corrupción,
y enfermizo por los encantos del placer; y que, como es la vida de todos, debe
destruir su corrupción, pero refrenar sus movimientos innatos, es decir, los que
nos precipitamos a los vicios y placeres; porque de esta manera era necesario que las infracciones
sea mortificado en nuestra carne. Pero recordamos que el bendito Pablo denomina a la voluptuosa
movimientos que se plantan dentro de nosotros, "la ley del pecado". Por tanto, debido a que la carne humana se hizo
una propiedad de la PALABRA, ahora ha dejado de ceder a la corrupción. Y porque el sabia
sin pecado, como Dios que lo unió a sí mismo, y, como ya he dicho, que hizo [humano
naturaleza] una propiedad [de la PALABRA], ha dejado de estar enferma de vicios y placeres.
Tampoco el unigénito Hijo de Dios hizo esto para sí mismo (porque él es el Verbo
que siempre existe), pero sin duda lo hizo por nosotros. Porque si somos igualmente llevados a la capital
tividad a través de la transgresión de la ley de Adán, por lo tanto, las bendiciones que están en Cristo
descenderá sobre nosotros, y que son la incorrupción y la destrucción de los pecados. (Primera Epístola
a Successus.) 9. MACARIUS EL EGIPCIO Adán habiendo transgredido el mandato
de Dios, y habiendo obedecido a la serpiente impía, se vendió al diablo; y así la maldad
invirtió su mente, esa excelente criatura, que Dios había formado a su propia imagen, como
el apóstol también dice: "Habiendo saqueado principados y potestades, y triunfado sobre
ellos en su cruz. "Porque el Señor vino por este motivo, para poder expulsarlos, [el princi-
cipalidades y poderes,] y podría recibir su propia casa y su propio templo, que es
HOMBRE. La mente, por lo tanto, se llama "el cuerpo de las tinieblas y de la maldad", siempre que
tiene dentro de sí la oscuridad del pecado; porque vive allí en un mundo perverso de oscuridad,
y hay detenido cautivo. Como Pablo igualmente, al darle el apelativo de "el cuerpo
del pecado y la muerte, "dice" para que el cuerpo del pecado sea destruido ". Y de nuevo," ¿Quién
líbrame del cuerpo de esta muerte? "Al contrario, la mente que ha creído en Dios,
ha sido liberado del pecado mortificado de una vida de tinieblas y ha recibido la luz de

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el Espíritu Santo como su vida; vivir en el que, desde ese momento, persevera; porque esta ahi
gobernado por la luz divina. (Homilía 1.) De aquí se desprende que Macario entendió
este pasaje, refiriéndose a un hombre que fue sometido al espíritu de las tinieblas, el esclavo de
pecado, y cautivo de Satanás, y quien, no estando todavía muerto al pecado, no ha recibido la luz
del Espíritu Santo, es decir, que aún no ha sido regenerado por el Espíritu de Cristo. 10. DAMAS-
CENUS En el cuarto libro de su fe ortodoxa, (cap.23), explica este asunto muy
satisfactoriamente; por tanto, no se considerará fastidioso si transcribimos con mayor detenimiento
su opinión en sus propias palabras, tal como las ha expresado su traductor latino: La ley
de Dios, cuando viene a nuestra mente, la atrae hacia sí y estimula nuestra conciencia. Pero
nuestra conciencia también se llama "la Ley de nuestra mente". Pero la sugerencia del diablo, es decir,
la ley del pecado, cuando llega a los miembros de la carne, también se compromete, a través de la
carne, para nosotros. Porque, una vez que hayamos transgredido voluntariamente la ley de Dios, y hayamos admitido
ted la sugerencia del diablo, le hemos concedido la entrada, siendo llevado cautivo
por nosotros mismos al pecado: De donde nuestro cuerpo es rápidamente conducido a cometer pecado. Por lo tanto,
Se dice que el olor y el sentimiento del pecado son inherentes a nuestro cuerpo, es decir, la lujuria y el placer.
del cuerpo, "la ley en los miembros de nuestra carne". Por lo tanto, "la ley de la mente", es decir,
la conciencia, siente una especie de condensación en la ley de Dios, es decir, en el mandamiento
lo que realmente quiere. Pero "la ley del pecado", es decir, la sugerencia a través. la ley que está en
los miembros, es decir, la concupiscencia, la inclinación y el movimiento del cuerpo, por medio de
de la parte irracional del alma también "guerrea contra la ley de mi mente", es decir, mi conciencia,
y me lleva, consintiendo la ley de Dios y no cumpliéndola, pero sin desear el pecado, en
cautiverio, según la contradicción a través de la tentación del placer y la lujuria del
cuerpo, y la parte bruta del alma que está desprovista de razón, como he dicho antes,
me hace errar y me persuade a servir al pecado. "Pero lo que era imposible para la ley, en ese
la ley fue debilitada por la carne, Dios, enviando a su propio Hijo en la semejanza de
la carne del pecado, "(porque asumió la carne, pero de ninguna manera el pecado)" condenó el pecado en la carne,
para que la justicia de la ley se cumpla en nosotros, que no andamos según la carne, sino
según el Espíritu ". Porque" el Espíritu lucha con nuestra flaqueza "y da fuerza a" la ley
de la mente "en nuestras almas, contra" la ley que está en nuestros miembros ". 11. TEOFILACTO
Él dice: "Soy carnal", es decir, la naturaleza humana universalmente, tanto esa parte de ella en existencia
antes de la promulgación de la ley, y que en el momento de la promulgación de la ley, había
multitud de pasiones asociados a él. Porque no solo nos convertimos en mortales a través del
transgresión de la ley, pero la naturaleza humana, siendo "vendida al pecado", recibe igualmente corruptos
inclinaciones, siendo evidentemente sometido a la autoridad y el dominio del pecado, de modo que
no puede levantar la cabeza. (Sobre Romanos 7. ) Esta debilidad, por lo tanto, la ley no pudo curar,
aunque dictaba lo que debería hacerse, pero cuando Cristo vino, lo sanó. Entonces esto es
el alcance o diseño de aquellas cosas que el apóstol ha dicho, o dirá todavía, para mostrar que
La naturaleza humana ha soportado aquellas cosas que son inmedicables y que no pueden ser restauradas.

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a la solidez por cualquier otro que no sea sea por Cristo, y solo por él. (ibid.) ¡Oh miserable que yo
¡a.m! ¿Quién me librará del cuerpo de esta muerte? La ley de la naturaleza no pudo, la
la ley escrita no podía; pero la tiranía del pecado los venció a ambos. De donde, por tanto,
es la esperanza de salvación, etc. (Ibid.) Doy gracias a Dios por medio de Jesucristo. Porque tiene
realizó aquellas cosas que la ley no podía hacer. Porque me ha librado de
debilidad del cuerpo, inspirándole fuerza y consuelo, para que ya no sea
presionado por la tiranía del pecado. 12. AMBROSE Ya sea San Ambrosio o alguna otra persona,
fue el autor o el interpolador de esos Comentarios a la Epístola a los Romanos,
que generalmente pasan bajo su nombre, las siguientes son algunas de sus observaciones sobre el séptimo
Capítulo: Que está vendido al pecado, es que deriva su origen de Adán, quien primero pecó,
y por su propia transgresión se hizo sujeto al pecado, como dice Isaías, "Porque tu
Iniquidades os habéis vendido a vosotros mismos "(1, 1). Porque Adán se vendió primero a sí mismo; y por este acto, todos sus
la semilla fue sujeta al pecado. Por tanto, el hombre está demasiado lleno de debilidad para observar los preceptos de
la ley, a menos que sea fortalecido por ayudas divinas. De ahí surge lo que dice: "La ley
es espiritual, pero yo soy carnal ", etc., es decir, la ley es fuerte, justa e impecable; pero el hombre
es frágil y subyugado por la ofensa de su progenitor, que no puede usar su poder
en cuanto a rendir obediencia a la ley. Por tanto, debe huir a la misericordia de Dios,
para evitar la severidad de la ley y ser exonerado de sus transgresiones,
puede, con respecto a otras cosas, resistir a su enemigo bajo el favor del cielo. Pero para realizar
lo bueno no lo encuentro. Por tanto, lo que ordena la ley agrada a
él, y su voluntad es hacerlo; pero, para completarla, faltan el poder y la virtud;
porque está tan oprimido por el poder del pecado, que no puede ir a donde quisiera; ninguno
¿Es capaz de contradecir, porque otro es el señor y amo de su poder? (Ibíd.) Que él
puede ensalzar la gracia de Dios, el apóstol expone estas palabras, sobre los grandes males
del cual ha librado al hombre; para que pueda señalar qué materiales destructivos deriva
de Adán, pero qué bendiciones por medio de Cristo se han obtenido para aquel a quien la ley
no podía ni socorrer ni aliviar. (Ibíd.) Que se lea detenidamente [el resto del] pasaje.
13. Jerónimo Hemos pecado, y hemos cometido iniquidad, y hemos hecho maldad, y
se han rebelado, etc. Indudablemente los tres niños hebreos no he pecado, ni tampoco
los de esa edad [responsable] cuando fueron llevados a Babilonia, para ser castigados por
sus vicios. Por lo tanto, como aquí hablan en la persona de su nación en general, debemos
leer y aplicar ese pasaje del apóstol, "porque lo que quiero, no hago", etc. (EnDaniel
9.)

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III. LA OPINIÓN DE ST. AGUSTÍN

III. LA OPINIÓN DE ST. AGUSTÍN


Citas de sus escritos. 2. Estos pasajes confirman la interpretación del autor.
Se objeta que San Agustín luego dio una explicación diferente y se retractó de su
opinión anterior; a esto la respuesta es, parece que su interpretación de este capítulo fue libre
de cualquier cambio de este tipo. 3. Lo que San Agustín se retractó correctamente se muestra mediante citas.
de sus escritos. 4. Su modestia en la explicación de este capítulo. El entiende esto
pasaje para referirse, no a los pecados reales, sino a los movimientos internos de la concupiscencia. 1. Pero deja
nos acerquemos a San Agustín, y veamos cuál era su opinión sobre este pasaje, ya que
mi opinión está cargada y oprimida con el peso de su autoridad: si entonces hago lo que
No quisiera, doy mi consentimiento a la ley de que es bueno. De hecho, la ley está suficientemente defendida
de toda criminalidad. Pero debemos estar en guardia para evitar que nadie suponga que,
con estas palabras se nos quita el libre ejercicio o elección de la voluntad; lo cual no es
el hecho. Por ahora se describe a un hombre puesto bajo la ley, antes [de la llegada de] la gracia.
(Exposición de ciertas proposiciones de la Epístola a los Romanos, cap. 7.) Pero veo otra
ley en mis miembros, combatiendo contra la ley de mi mente, etc. Él llama a eso "la ley del pecado"
por el cual está atado todo el que está enredado en el hábito o la naturaleza de la carne. Él dice
que esto lucha contra "la ley de la mente" y "la lleva cautiva a la ley del pecado".
De aquí se entiende que se describe al hombre que aún no está bajo la gracia. Porque, si el
El hábito carnal o la naturaleza eran solo para mantener una guerra, y no para llevar al cautiverio, allí
no sería condenación. Porque en esto consiste la condenación: que obedezcamos y sirvamos
deseos carnales y corruptos. Pero, si tales deseos todavía existen y no todos desaparecen, sin embargo, en este
Si no les obedecemos, no somos llevados cautivos y ahora estamos
bajo la gracia, de la que habla cuando clama por la ayuda del Libertador, que
esto podría ser posible a través de la gracia, del amor, que el miedo no pudo hacer a través del
ley. Porque ha dicho: "¡Miserable de mí! ¿Quién me librará del cuerpo de este
muerte ", y agregó," la gracia de Dios por medio de Jesucristo nuestro Señor ".
describir al hombre puesto bajo la gracia, que es el tercer grado de esos cuatro en los que hemos
distinguida humanidad. (Ibid.) Pero no estar todavía contento con la investigación y explicación pasadas
ación, no sea que, con demasiada negligencia, hubiera pasado por alto cualquier cosa en ella ( Rom.7 ,) todavía tengo
examinó con más cautela y atención las mismas palabras del apóstol, y el tenor
de sus significados. Porque no consideraría usted apropiado preguntar tales cosas, si la manera
en las que pueden entenderse fueron fáciles y sin dificultades. Porque, desde el pasaje
en el que está escrito: "¿Qué, pues, diremos? ¿Es pecado la ley? Dios no lo quiera", a eso en
que el apóstol dice: "Encuentro, pues, una ley que, cuando quiera hacer el bien", etc., y creo que
en cuanto al versículo en el que se dice: "¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de
el cuerpo de esta muerte, la gracia de Dios por medio de Jesucristo nuestro Señor ", me desees
para dilucidar o resolver la cuestión primero a partir de estos pasajes, en los que el apóstol parece
me transfiguró a sí mismo, un hombre sometido a la ley, con las palabras

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III. LA OPINIÓN DE ST. AGUSTÍN

habla desde su propia persona. (A Simplicianus, obispo de la Iglesia de Milán).


Es evidente, PRIMERO, que la iglesia en ese período no había prescrito nada definido sobre
el significado de este pasaje: Para Simplicianus, el obispo de Milán, de hecho, oficiaba en
la misma Iglesia en la que San Ambrosio había desempeñado anteriormente las funciones episcopales,
no habría solicitado seriamente la opinión de San Agustín, si la opinión
mantenerse en relación con lo prescrito. En segundo lugar. Después de que San Agustín hubiera
considerado el asunto, declara abiertamente, que todo el pasaje debe entenderse como
refiriéndose a un hombre bajo la ley. "Porque", dice, "estuve sin la ley una vez". Por esto él
muestra claramente que no estaba hablando correctamente en su propia persona, sino generalmente en el
persona del "anciano". (Ibid.) Posteriormente se une a la causa de por qué es así, y dice: "Por
sabemos que la ley es espiritual, pero yo soy carnal ", en lo que muestra que la ley no puede
ser realizado excepto por personas espirituales, que no llegan a serlo sin la ayuda de la gracia.
(Ibid.) De hecho, cuando había dicho: "pero yo soy carnal", también subjunto el tipo de carnal
hombre que era. Porque incluso aquellos que ahora están bajo la gracia y que ahora son redimidos
por la sangre de Cristo, y nacidos de nuevo por la fe, son llamados "carnales" después de cierto
conducta; a quien el mismo apóstol dice: "Y yo, hermanos, no podría hablaros como a
espiritual, sino como carnal ", etc. (1 Cor. iii. 1.) Pero ese hombre que todavía está bajo la ley y
no bajo la gracia, es tan carnal que aún no ha nacido de nuevo del pecado, sino que ha sido vendido bajo
la ley por el pecado; porque el precio del placer mortal abarca esa dulzura con la que un hombre
se engaña y se deleita en actuar incluso en contra de la ley, ya que el placer es mayor en
proporcional a su ilegalidad, etc. "Consiente, por tanto, a la ley de Dios", ya que
ya que no hace lo que prohíbe, sino principalmente al no querer lo que hace. Por no ser
pero liberado por la gracia, es conquistado [por el pecado], aunque por la ley es consciente
que está actuando incorrectamente y es reacio. Pero con respecto a lo que sigue, donde
él dice: "Ahora bien, ya no soy yo el que lo hace, sino el pecado que habita en mí"; Not him,
Por tanto, dilo, porque no consiente en pecar, aunque consiente en la ley.
desaprobando el pecado que comete. Pero sigue hablando en la persona de un hombre
puesto bajo la ley, que todavía no está bajo la gracia, y que en verdad está atraído por el reinado
concupiscencia y por la engañosa dulzura del pecado prohibido, para perpetrar el mal, aunque,
a través de su conocimiento de la ley, desaprueba en parte tales malas acciones. Pero esta es la
por lo que dice: "Ya no soy yo quien lo hace", porque, vencido, lo hace, ya que
lo hacen los malos deseos, a cuyo poder conquistador cede. Pero la gracia no le causa
más tiempo para ceder, y fortalece la mente del hombre contra los deseos, de los cuales
apóstol ahora está a punto de tratar. (Ibíd.) VEA TAMBIÉN LO QUE SIGUE INMEDIATAMENTE A ESTO
COTIZACIÓN. "La voluntad está presente conmigo". Dice esto con respecto a la facilidad. Para qué
puede ser más fácil para un hombre sometido a la ley que desear el bien y hacer
lo que es malo, etc. (Ibid.) Pero todo esto se dice con el propósito de mostrar al hombre, mientras que
pero un cautivo, que no debe presumir de su propia fuerza o poder. Por esta cuenta él

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III. LA OPINIÓN DE ST. AGUSTÍN

reprendió a los judíos por jactarse orgullosamente de las obras de la ley, cuando se sintieron atraídos
por concupiscencia a todo lo que fuera ilícito, aunque la ley de la que se jactaban declaraba
"No codiciarás", ni te complacerás en la concupiscencia. Por lo tanto, un hombre conquistado,
condenado y cautivado, debe declarar humildemente - un hombre que, después de haber recibido la
ley, no es como quien vive según la ley, sino que es un transgresor de ella, debe
exclama humildemente: "¡Miserable de mí!", etc. (Ibid.) 2. Ese hombre que comparará
estos pasajes de San Agustín con mis argumentos sobre Romanos 7, percibirá
que estamos totalmente de acuerdo en el sentimiento y que suscribo esta opinión de San Agustín.
De estos extractos, también parece que nada, en ese período, había sido prescrito por
la iglesia con respecto a esta parte de los escritos apostólicos, pero nada hacia esa parte
especialmente, que debía entenderse acerca de un hombre que es regenerado y colocado bajo
gracia. Pero aquí me encuentro con esta objeción: "San Agustín, en los años siguientes, dio una
explicación diferente a este capítulo, es decir, como aplicable a un hombre regenerado colocado
bajo la gracia, como lo ha hecho en el 43, 45 y 47 de sus discursos On Time, y en
varios otros pasajes. "Confieso, que el hecho fue como se dice aquí; y luego
examinar esos pasajes; percibiremos cuánto pueden contribuir a
el establecimiento de la opinión que se opone a la mía. "Pero", dicen los mismos objetores, "St.
Agustín se retractó y condenó esa misma opinión que había explicado por primera vez en su
tratado, titulado Una exposición de ciertas proposiciones en la Epístola a los Romanos, y
en su libro dirigido a Simplicianus, obispo de Milán; su puede autoridad, por tanto, no ser
aducido en confirmación de esa opinión. "A esto podría responder, Primero, del hecho de St.
Agustín primero tuvo la misma opinión sobre este pasaje que yo, y luego
diferente, es evidente que ninguna de estas opiniones había sido considerada por la iglesia
a la luz de una doctrina católica o universalmente admitida. En segundo lugar. Es posible que St.
Agustín pudo, al principio, haber tenido una opinión más correcta que la que él
posteriormente sostuvo, especialmente cuando, en el primer instante, siguió su propio juicio,
que se formó a partir de una inspección precisa de todo el capítulo, y de una diligente
comparación de diferentes sentimientos sobre el tema; pero luego fue influenciado por el
autoridad de ciertos intérpretes de las sagradas escrituras, como nos informa en sus retracciones, (lib. I, cap.
23,) aunque agrega, que había considerado con mucha diligencia el tema; porque no lo hizo
considerarlo sin algo de ese prejuicio que había absorbido de la autoridad de aquellos
expositores. 3. Pero aunque podría dar esas respuestas preliminares, la respuesta que
da es esto: San Agustín nunca confió ni condenó la opinión por la que había
descrito este capítulo como aplicable a un hombre sometido a la ley; pero el solo se retractó
esta parte de su primera opinión "Estas palabras no deben ser recibidas como pronunciadas en la persona de
el apóstol mismo, que entonces era espiritual, pero en el de un puesto hombre bajo la ley y
todavía no bajo la gracia. "Porque él había hecho dos afirmaciones, Primero, que este capítulo debe ser entendido
estaba relacionado con un hombre sometido a la ley. En segundo lugar, que tampoco debe entenderse

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III. LA OPINIÓN DE ST. AGUSTÍN

como relacionado con un hombre puesto bajo la gracia, ni como relacionado con el apóstol mismo que era entonces
espiritual. La primera de estas afirmaciones nunca fue retractada por San Agustín; el ultimo el
se ha retractado, como le parecerá más claramente a cualquiera que examine el pasaje, que
No será ningún problema transcribir en esta ocasión, ya que las obras de este padre no están en el
manos de todos. En el primer libro de sus "Retracciones" (cap. 23), dice: "Mientras aún estaba
sacerdote, sucedió que entre nosotros se leyó la Epístola del apóstol a los Romanos que
en ese momento estaban juntos en Cartago, y mis hermanos me preguntaron acerca de algunos
pasajes en ella, a los cuales, when hube dado las respuestas adecuadas como pude, fue el deseo de
hermanos míos, que lo que dije sobre este tema se escribiera, en lugar de decirlo
de manera extemporánea; cuando en este punto accedí a su solicitud, otra
Se agregó el libro a mi Opuscula. En ese libro digo, 'Pero cuando el apóstol afirma, Porque nosotros
sepa que la ley es espiritual; pero yo soy carnal, vendido al pecado, se muestra de una manera suficiente
cientemente claro, que es imposible que la ley sea cumplida por ninguna persona, excepto por aquellos
que son espirituales, y han sido hechos por la gracia de Dios '. Esto no deseaba ser recibido
en la persona del apóstol, que en ese momento era espiritual, pero en la de un hombre puesto bajo
la ley, y que aún no estaba bajo la gracia. Porque esa fue la manera en que entendí por primera vez
estas palabras; que luego consideré con más diligencia, después de haber examinado las
producciones de ciertos comentaristas de los oráculos divinos, cuya autoridad me conmovió;
y percibí eso, cuando dice porque sabemos que la ley es espiritual; pero yo soy carnal,
vendido bajo el pecado, las palabras también pueden entenderse como una referencia al mismo apóstol. Esta
Me he mostrado, con toda la diligencia que he podido, en los libros que he escrito últimamente
contra los pelagianos. "En este libro, por lo tanto, he dicho que, con las palabras pero soy carnal,
vendido bajo el pecado, a lo largo del resto del capítulo hasta el versículo en el que dice, oh miserable
hombre que soy! se describe a un hombre que todavía está bajo la ley, pero que todavía no está bajo la gracia,
¿Quién quiere hacer el bien, pero quién, conquistado por los deseos de la carne, lo hace?
que es el mal. Del dominio de esta concupiscencia el hombre no es liberado, excepto por
la gracia de Dios por Jesucristo nuestro Señor, por el don del Espíritu Santo, por quien
El amor que se difunde o derrama en nuestros corazones, vence todos los deseos de la carne, que
no podemos consentir esos deseos de hacer el mal, sino que podemos hacer el bien. Por esto, en
hecho, es ahora revocada la herejía pelagiana, que no admitirá que el amor por el que
vivir una vida buena y piadosa es de Dios para nosotros, pero eso afirma que es de nosotros mismos. "Pero en
esos libros que hemos publicado contra los pelagianos, hemos demostrado que las palabras
del apóstol en Romanos 7 , se entienden mejor como los de un hombre espiritual que ahora está
puesto bajo la gracia a causa del cuerpo de carne que aún no es espiritual, pero que
así sea en la resurrección de los muertos, ya causa de la concupiscencia carnal misma, con
que los santos mantienen tal conflicto, no consintiendo para mal, como para no estar sin
sus movimientos opuestos en esta vida que aún resisten. Pero los santos no tendrán tal momento
ciones al mal en ese mundo en el que la muerte será devorada por la victoria. Por lo tanto, al actuar

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cuenta de esta concupiscencia y de aquellos movimientos a los que se da tal resistencia cuando
puede estar todavía en nosotros, [o como sufre todavía estar en nosotros,] toda persona santa que ahora está colocada
bajo la gracia puedo pronunciar todas esas palabras que he dicho aquí son las expresiones de un hombre
que aún no está bajo la gracia, sino bajo la ley. Para mostrar esto, requeriría mucho
hora; y he mencionado el lugar donde lo he. "(Ibid.)" De los libros que he
escribió cuando un obispo, los dos primeros estaban dirigidos a Simplicianus, obispo de la iglesia de
Milan, que fue sucesor del beato Ambrosio, en ellos discutí diversas cuestiones.
Dos de las cuestiones que traté en el primer libro, fueron desde la Epístola de San Pablo a la
Romanos. El primero de ellos fue sobre lo que está escrito en vii, 7 - ¿Qué diremos entonces? Es el
ley del pecado? ¡Dios no lo quiera! - hasta el versículo 25 en el que se dice: ¿Quién me librará de
el cuerpo de esta muerte? La gracia de Dios mediante Jesucristo nuestro Señor. En ese libro, tengo
expuso estas palabras del apóstol: La ley es espiritual, pero yo soy carnal, y el otro
Expresiones por las cuales se muestra que la carne contiende contra el Espíritu. En ella he explicado
ellos de tal manera que se describen a un hombre que todavía está bajo la ley, pero
aún no puesto bajo la gracia. Pasó mucho tiempo después, antes de discernir que ellos
también podrían ser las palabras de un hombre espiritual, y esto con una mayor apariencia de probabilidad ".
(Retractaciones, lib. 2, cap. 1.) 4. Estos son los pasajes transcritos con precisión verbal, en
que San Agustín se retracta de la opinión que había explicado anteriormente, de la que
Es evidente que ni rechazó su opinión anterior, ni la condenó por falsedad, error
o herejía; pero que sólo dijo: "Este pasaje de los escritos del apóstol también puede entenderse
refiriéndose a un hombre que es regenerado, espiritual y puesto bajo la gracia, y esto
mejor y con más probabilidad que con respecto a un hombre sometido a la ley; "pecado embargo, dados
que esta [su primera] opinión se opone a la herejía pelagiana. Pero las mismas palabras que él
que emplea en sus Retractaciones, enséñanos, que este capítulo de los escritos apostólicos puede
ser entendido con respecto a un hombre que está sometido a la ley, pero [según su última
juicio] no tan bien, y con menos probabilidad. Vemos, por tanto, que la modestia de S.
Agustín estaba a una inmensa distancia de la vehemencia de quienes afirman que "este
parte de las Sagradas Escrituras debe entenderse acerca de un hombre que está bajo la gracia, ni puede
de cualquier modo se explica como una referencia a un hombre sometido a la ley sin incurrir en
acusado de herejía pelagiana. "Que el lector examine, si le place, las obras de San Au-
Agustín, (Tom.10,) con respecto a las palabras del apóstol, (Sermón 5, sobre Romanos 7,fol.
59, col. 3,) "Háblame, santo apóstol, de ti mismo, cuando nadie dude de que eres
hablando de ti mismo ". Y en el mismo sermón, (col. 4,), 'Si, por tanto, digo que el apóstol
habla de sí mismo, no lo afirmo. "Pero es impropio para este último, que sea una explicación
ación o retractación de San Agustín, a ser instados por quienes rechazan la causa de este
cambio, por el cual, declara abiertamente, se sintió movido a suponer que este pasaje
Asimismo, se explicará en referencia a un hombre bajo la gracia, y esto mucho mejor y con
mayor probabilidad. Dice que la causa fue porque percibió que este hombre

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III. LA OPINIÓN DE ST. AGUSTÍN

podría ser llamado "carnal" debido al cuerpo de carne que aún no es espiritual, y porque
todavía tiene dentro de sí los deseos de la carne, aunque no los consiente. Esto es
también la opinión de los expositores a quienes San Agustín dice seguir. Pero nuestros teólogos
que se me oponen en Romanos 7 , no explique ese capítulo de esta manera, ya que,
- querer lo que es bueno, es no desear no codiciar o entregarse a deseos ilícitos, y hacer
el mal es la lujuria; pero lo explican, realmente para hacer o cometer lo que es malo. La autoridad,
por lo tanto, de San Agustín no debe ser producido por ellos; porque, como veremos después
demostrar más claramente, su juicio fue este: Si este capítulo se explica como una referencia
a los pecados actuales, no se puede explicar con respecto a un hombre regenerado. Pero si se explica
respecto a un hombre regenerado, debe entenderse necesariamente sólo en lo que respeta a la
movimientos de concupiscencia o lujuria. Por tanto, tengo a San Agustín en su primera opinión, plenamente
estando de acuerdo conmigo, y en su último no difiriendo mucho de mí; pero los que se oponen
para mí, San Agustín se opone y se opone a ellos en sus dos opiniones. IV.

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SIGLOS
Venerable Beda. 2. San Paulino. 3. Nicholas De Lyra. 4. Brillo ordinario. 5. Interlineal
Brillo. 6. Hugh el cardenal. 7. Tomás de Aquino, quien piensa que Romanos vii. 14,tal vez
explica de ambas formas, pero se refiere a su aplicación a un hombre regenerado. 8. Él es de opinión,
que los versículos 17 y 18 sólo pueden ser considerados por una construcción forzada para relacionarse con un
hombre bajo pecado. Se examinan y responden sus razones para adelantar esta última afirmación. 9.
Abreviatura de los comentarios que Tomás ha dado sobre estos dos versículos; con un
conclusión deducida de ellos, que puede entenderse apropiadamente que se relacionan con un
hombre bajo la ley, pero no más que de una manera forzada a un hombre bajo la gracia. 1. VENER-
ABLE BEDE Porque sabemos que la ley es espiritual, pero yo soy carnal. Quizás, por tanto, es
alguna otra persona, o tal vez a ti mismo. O eres la persona o yo soy. Por tanto, si
sea uno de nosotros, escuchémoslo como si se tratara de sí mismo, y despojémonos de
sentimientos de ira, corrijámonos. Pero si es él, [el apóstol,] no entendamos así
lo que ha dicho: "Lo que quiero, eso no lo hago; pero lo que odio, eso lo hago yo". (EnRomanos 7.)
Por tanto, por haber rogado tres veces al Señor, que le quitaran esta espina
él; y porque el que fue, no escuchado según sus deseos, fue escuchado según
lo que fue para su curación; quizás no habla de una manera impropia
cuando dice: La ley es espiritual, pero yo soy carnal. ”(Ibid.) 2. SAN PAULINUS Y yo soy
perfectamente consciente de que este hombre bendito prefiere emplear mi debilidad; y, lamentando
En cuanto a mis aflicciones, clama, en lugar de mí, "¡Miserable de mí!" (Segundo
Epístola a Severus Sulpicius, sacerdote de Tours.) 3. NICHOLAS DE LYRA Porque sabemos que
la ley es espiritual y coloca a los hombres en el orden correcto para seguir la instigación del Espíritu o
de la razón. (Sobre Romanos 7. ) Pero yo soy carnal, es decir, sigo el impulso de la carne o de
sensualidad; y el apóstol habla, como se dijo antes, en la persona del ser humano caído
raza, en la que hay más personas que siguen el impulso de la sensualidad que el de
razón. Después del hombre interior que está de acuerdo con los dictados naturales de la razón; porque
la razón se llama "el hombre interior" y la sensualidad "el hombre exterior". Oh miserable que
¡Yo soy! En este pasaje, en consecuencia, pide ser liberado, hablando en la persona de todos
humanidad, "¡Miserable de mí!" a través de la corrupción de la naturaleza. Entonces, con el
mente, sirvo a la ley de Dios, es decir, según la inclinación de la razón. Pero con el
carne, la ley del pecado siguiendo la inclinación de la carne. 4. BRILLO ORDINARIO "Párr
sabemos que la ley es espiritual ", etc., citado al final del capítulo. No es perfectamente
claro si estas cosas se entienden mejor como habladas en su propia persona, o en la de
toda la humanidad. (Sobre Romanos 7.) 5. BRILLO INTERLINEAL Pero soy carnal incapaz de resistir
la corrupción de mi mente o el diablo. (EnRomanos 7.) Vendido bajo pecado en mi primer padre,
para que pueda estar realmente bajo pecado como siervo. Ahora entonces ya no soy yo quien lo hace bajo la ley
antes de los tiempos de gracia. El mal está presente en mí con mi razón; está cerca de mi interior

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hombre. Veo otra ley, el combustible o la llama, que reina. Luchando contra la ley de mi mente,
la ley y mi razón unidas en una. Llevándome al cautiverio por consentimiento
y trabajar, porque se rige por el hábito o la costumbre. A la ley del pecado, por el pecado es la ley, porque
porque tiene el dominio. La gracia de Dios, no que la ley, ni mis propios poderes, sino que
la gracia de Dios libera. Entonces, con la mente el hombre racional e interior, teniendo como
antes, combustible. 6. ABRAZO EL CARDENAL Porque sabemos que la ley es espiritual. Este es el
tercera parte del capítulo, en el que muestra, que las cosas que fueron mandado en
la ley de Moisés, no se puede cumplir sin la ley del Espíritu, es decir, sin la gracia. Pero
Soy carnal, es decir, frágil y débil para resistir al diablo y la lujuria de la carne. Por lo que haría
según la razón, es decir, lo apruebo. pero lo que detesto es el mal. Pero de esto se infiere
que quiere la ley espiritual, mediante la cual puede hacer lo que quiera según la razón.
Por tanto, ahora no hay condena. Las cosas anteriores han sido expuestas
sobre el cautiverio del pecado mortal bajo el cual el hombre vivía carnalmente, y sobre
el cautiverio del pecado venial del hombre que está en gracia; y que la ley del Espíritu, o
gracia, libera del cautiverio de la muerte; y hace esta inferencia: "Hay, por tanto,
ahora no hay condenación ", es decir, no hay pecado mortal por el cual haya condenación. 7. THOMAS
AQUINAS Pero yo soy carnal. Él muestra la condición del hombre: Y esta expresión puede
exponerse de dos maneras. De alguna manera, que el apóstol está hablando en la persona de un hombre
que está en pecado. Y San Agustín lo expone así en el capítulo 83 de sus Preguntas. Pero,
luego, en su libro contra Juliano, lo expone, para que se entienda al apóstol
hablar en su propia persona, es decir, de un hombre sometido a la gracia. Procedamos, por tanto,
al declarar qué tipo de palabras son estas, y las que las siguen, y cómo pueden
ser expuesto de manera diferente de cualquier manera, aunque el segundo modo de exposición es el
mejor. (Sobre Romanos 7.) Soy plenamente consciente de que el mismo Tomás ha marcado dos pasajes
en este capítulo, que afirma que es imposible de explicar con respecto a un no regenerado
hombre excepto por una interpretación distorsionada. Pero compensará nuestro trabajo si inspeccionamos esos
pasajes, y examine las razones que llevaron a Tomás a mantener este sentimiento. El primero
El pasaje es el versículo 17: "Ahora, pues, ya no soy yo el que lo hace, sino el pecado que habita en mí".
El segundo pasaje es el versículo 18: "Porque yo sé que en mí (es decir, en mi carne) habita
nada bueno ". (1.) Dice" que el primero de estos pasajes no puede, excepto por un
interpretación, entenderse acerca de un hombre que está bajo pecado; porque el mismo pecador
perpetra ese estruendo, mientras que él es uno que, según la parte principal de sí mismo, es decir,
según su razón y su mente, consiente en la perpetración del pecado. Pero esto debe apropiadamente
atribuirse a un hombre, lo que le pertenece según lo que es hombre; pero es un hombre por
su mente y su razón ". Pero yo respondo: Primero, se dice, no sólo con respecto a un hombre que es
bajo el pecado, que no comete pecado sino con su mente y razón, que dictan,
que el pecado está prohibido por la ley, que sin embargo son conquistados por los deseos de la carne, y
por el consentimiento de la voluntad, pero también se dice respecto a los regenerados ya los que son

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bajo la gracia; porque estas personas en realidad no cometen pecado excepto con una mente que es
conquistado, y por consentimiento de la voluntad; y, por tanto, es un vano intento de estar deseoso
para distinguir, de esta manera, entre el que está bajo pecado y el que está bajo la gracia.
En segundo lugar. Niego que todos los que están bajo pecado cometan iniquidad con el consentimiento de su
mente, es decir, sin ninguna resistencia de conciencia. Porque cuando esas personas que están bajo
la ley, el pecado, lo hacen en contra de la conciencia y con una mente reticente, porque
son vencidos por la tiranía del pecado y la concupiscencia carnal. En tercer lugar. Aunque el asunto
fueron realmente como él lo ha dicho, sin embargo, no se deduciría que no pueda decirse de este hombre por
cualquier interpretación, excepto una distorsionada: "Ya no es él quien comete este pecado, sino que es
pecado. "Una razón es producida por el mismo Tomás; porque el hombre hace esto a través del movimiento
y compulsión de pecado que habita en él y tiene dominio. Pero los efectos suelen ser
adscrito a las causas principales; por tanto, este versículo puede entenderse, sin ninguna dis-
significado torturado, relacionarse con un hombre que está bajo la ley. Si alguno, según sentencia
de San Agustín, declara: "No se puede atribuir a un hombre que realmente da su consentimiento
pecar, que no lo comete él mismo, sino que peca, y, por tanto, su perpetración debe
ser entendido como relacionado no con el consentimiento al mal y la comisión del mismo, sino con la concu-
piscencia o deseo maligno, y por lo tanto este acto pertenece a un hombre bajo la gracia ", a esta objeción,
responda que niego el antecedente, como he observado anteriormente; pero te confieso que si es
entendido sólo con respecto a la concupiscencia, y no al consentimiento al pecado y
perpetración real de la misma, la expresión contenida en este verso no puede de ninguna manera, no
incluso distorsionadamente, se emplean en relación con un hombre que está bajo la ley y bajo el pecado. (2.)
Tomás dice "que el último de estos pasajes, el versículo 18, no se puede explicar, excepto
de manera distorsionada, concerniente a un hombre bajo pecado, a causa de la corrección que es
agregado, y que era innecesario aducir si el discurso era sobre un hombre bajo
pecado, como alguien que no tiene nada bueno ni en su carne ni en su mente. A esto,
Respondo que el antecedente es falso; porque ya hemos probado, en las observaciones sobre este
Versículo 18, que, en la mente de un hombre que está bajo la ley, algo bueno existe y habita,
como Tomás emplea aquí la palabra morar - no, que también reina y tiene el dominio,
como debe recibirse la palabra. Por tanto, la ignorancia de Tomás sobre este
materia, le hizo pensar y escribir así. 9. Pero dejemos que todo el comentario de Thomas sobre
lea este pasaje, y entonces parecerá que todas estas cosas en los dos versículos
ser explicado de la manera más sencilla acerca de un hombre bajo la ley, pero con mucha perseverancia
versión y contorsión sobre un hombre regenerado que está bajo la gracia, muestro esto en
de la siguiente manera breve, habiendo unido, en un compendio resumen, los
cosas que ha tratado con mayor prolijidad, como cualquiera puede percibir al referirse a
sus páginas: "Si el hombre o la razón es llamado carnal o carnal porque es atacado por el
carne - si hacer significa lo mismo que lujuria o desear - si querer el bien y no querer el mal, será
tomado por una completa voluntad y nolición, que continúan en la elección o elección de un

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operación particular; - pero si cometer el mal y no el bien, debe entenderse según


a un acto incompleto, que consiste sólo en el apetito sensitivo, que no llega tan lejos
el consentimiento de la razón, si este cautiverio se produce únicamente por el movimiento de la concupiscencia, si
sea deseable la liberación del cuerpo de esta muerte, para que la corrupción del cuerpo sea
totalmente eliminado, entonces la expresión en este pasaje de la Escritura debe entenderse como
acerca de un hombre justo y regenerado, que está bajo la gracia. "Pero si este hombre o la razón
llamado carnal o carnal porque está en sujeción a la carne, consintiendo esas cosas
a lo que es instigado por la carne, si hacer es lo mismo que ejecutar por operación real
eración - si querer lo bueno, y no querer lo malo, se toma en la aceptación
de una volición y nolición incompletas, por las cuales los hombres harán el bien en general y no
qué es el mal, y si no hacen ninguno de estos en particular; - pero si cometer el mal y no
hacer el bien, entenderse según un acto completo, que se ejerce en la operación externa
a través del consentimiento de la razón, si este cautiverio se produce a través del consentimiento y la operación
o haciendo, y, por último, si se desea o se pide la liberación del cuerpo de esta muerte, que el
la corrupción del cuerpo puede no tener dominio sobre la mente, llevándola a cometer pecado,
entonces las expresiones en este pasaje deben entenderse con respecto a un hombre que es un pecador,
y que está sometido a la ley ". Pero sumemos ahora: un hombre que es atacado por el
la carne, sin embargo, quien la vence en el conflicto, no se llama carnal o carnal; pero esta denominación
se otorga al hombre que, al dar su consentimiento, es sometido a la carne.
El apóstol trata aquí de una volición y una nolición que son incompletas e imperfectas,
y sobre la perpetración real del mal y la omisión del bien, y no solo sobre la
acto o movimiento de lujuria o deseo; (porque esto lo declara el asunto mismo, porque el hombre
quiere y no quiere, por lo tanto la volición es imperfecta.) Este cautiverio no está en el movimiento
de la concupiscencia solamente, pero es por consentimiento y operación; por la concupiscencia misma,
o la ley de los miembros, lleva a un hombre en cautiverio a través de la guerra contra
la ley de la mente; y la liberación que se requiere es de la corrupción del
cuerpo, para que no tenga dominio sobre la mente, y no para que sea totalmente removida;
porque el apóstol presenta una acción de gracias a Dios por haber obtenido lo que había deseado.
Por lo tanto, este pasaje debe entenderse, no sobre un hombre bajo la gracia, sino sobre un
quién está bajo la ley; no sobre un hombre que ya ha sido restaurado por la gracia, sino sobre uno que
aún no se ha restaurado. Nuestra propuesta está tomada de Tomás de Aquino. Hemos agregado el
suposición del texto mismo.

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V. LOS TESTIMONIOS FAVORABLES DE DIVINOS MÁS RECIENTES

V. LOS TESTIMONIOS FAVORABLES DE LOS MÁS RECIENTES


Divinos

es bueno y aborrezco el mal. Querer, está presente conmigo. Con la mente, yo mismo sirvo al
ley de Dios ". Estos, sin duda, no son los rasgos de un hombre malvado o profano, y de un
que aún no se acerca a Dios; pero son los de un hombre santo que ama a Dios y
que tiembla ante sus palabras. Porque Dios nos rescata en cierto grado de esa muerte en la que
todos nacemos. Primero, nos permite, durante algún tiempo, vivir en la ignorancia, sin tener en cuenta su
juicios. En este período, "el pecado está muerto", etc. Pero cuando a Dios le agrada terminar esta
ignorancia, él envía su ley, y nos hace ver que es "santa, justa y buena".
De ahí surge necesariamente que "damos nuestro consentimiento a la ley", que haremos lo que recomienda,
y que aborrecemos las cosas que condena. Pero si el Espritu de Cristo
no nos brinden un socorro poderoso, este amor de Dios y el consentimiento a su ley siguen siendo
débil, y la fuerza del pecado que todavía está dentro de nosotros prevalece con tanta fuerza, que, a través de la
corrección y dominio de la ley, las concupiscencias depravadas se inflaman más, y
ocasionalmente lo hacen, no sólo por la lujuria o el deseo, sino también por comprometerse realmente, lo que
nosotros mismos detestamos y descuidamos aquellas cosas que no somos capaces de hacer de otra manera.
sabio que aprobar y querer. Pero estas cosas provocan el pavor del juicio divino
aumentar dentro de nosotros, por lo que estamos completamente desconcertados y privados de sensación. Todos
estos efectos son producidos por la ley, pero por la corrupción de nuestra naturaleza depravada;
y es la condición del período ahora mencionado, que el apóstol describe en sí mismo
en el presente capítulo. Pero mientras Dios, que es el Padre de misericordias, resuelve más plenamente
impartirse a nosotros, y se confiesa más generosamente para conferir el Espíritu de su Hijo
nosotros, por esto, su Espíritu, reprime y subyuga ese poder del pecado que de otra manera nos impulsa
contra la ley y la autoridad, en todo lo que podamos consentir a la ley misma; él implanta
dentro de nosotros un juicio verdadero acerca de las cosas, y un amor sólido, [honesto, por lo que es
rectos y honrados, de modo que ahora, con placer y con un firme y perpetuo
inclinación o propósito, vivimos la vida de Dios. Esta condición de pueblo santo se describe
por el apóstol en el capítulo siguiente, en el que declara que "la ley del Espíritu de
la vida en Cristo Jesús lo había liberado de la ley del pecado y de la muerte "(Rom. VIII, 2.) Como,
por lo tanto, el apóstol en este lugar comienza a declarar lo que la ley, por sí misma, efectúa en santo
personas, y de esto comienza a elogiarlo cuando es tan extremadamente beneficioso, sin embargo, afirma
que no puede hacer a un hombre justo delante de Dios, sino que lo lleva a Cristo, el único que puede
justificar. Y él presenta en este lugar, y señala, la condición de un hombre de Dios,
que es la de la edad media de los santos, en la que la ley ya se conoce,
pero aún no está completamente inscrito en el corazón; es decir, cuando la mente del hombre consiente la ley
de Dios, pero el apetito de la naturaleza todavía ofrece resistencia e impulsa a actuar en oposición a
los preceptos de la ley. Repito, en esta condición, el apóstol se ha propuesto

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V. LOS TESTIMONIOS FAVORABLES DE DIVINOS MÁS RECIENTES

un ejemplo, para que pudiera señalar en sí mismo qué poder poseía la ley, y cómo todos
Las cosas son muerte, hasta que el Espíritu de Cristo obtienen mayor influencia dentro de nosotros. Pero San Pablo
Todavía no contuvo con su naturaleza de la manera que se describe en este pasaje, porque
poco después declara que "la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús lo había hecho
libre de la ley del pecado y de la muerte, "y que por el Espíritu de Cristo", la justicia
de la ley ahora se cumplía en él, ya que andaba, no según la carne, sino según el Espíritu ".
(En Romanos 7.) 7. WOLFGANG MUSCULUS La ley, en verdad, tiene justicia y jus-
tificación, ordenando las cosas que son justas. Pero es imposible que deba
tener algo por lo que justificar; porque es obstaculizado e ineficaz a través de la carne,
es decir, por las inclinaciones corruptas y depravadas de la carne, a través de las cuales viene
pasar que un hombre carnal y esclavo del pecado es incapaz de obedecer esos mandamientos
que son santos, justos y buenos. (Lugares comunes en el capítulo sobre las leyes, bajo el
título de El poder y la eficacia de la ley.) Decimos que el poder y la eficacia de la ley,
que se llama "la letra", es doble. El uno es lo que produce por sí mismo, y
puede llamarse adecuado. El otro es impropio, que no trae de sí mismo, pero que
actúa mediante la corrupción de nuestra carne. La primera es adecuada, porque produce la
conocimiento del pecado. Sobre este tema, el apóstol habla así: "Yo no había conocido el pecado sino por el
ley; porque no conocí la concupiscencia si la ley no dijera: No codiciarás "( Rom. 7 ).
También dice: "Por la ley es el conocimiento del pecado". (iii, 20.) (Ibid.) Luego no sólo
habla del "conocimiento del pecado", que consiste en el entendimiento, pero también habla
principalmente sobre ese conocimiento que se recibe mediante un vivo sentimiento del pecado en nuestra carne;
es decir, la ley me hace no sólo comprender, sino también con mordaz remordimiento de
conciencia para sentir y experimentar que el pecado está dentro de mí. Es correcto, porque convence
que somos inexcusablemente culpables de pecado, nos somete y nos condena a la maldición (Gal.
10,) y, a través de un sentimiento de pecado, y cuando nos aterroriza la condenación, nos pone ansiosos,
y deseoso de la gracia de Dios. De ahí surge lo que es el tema de la intuición del apóstol.
vestigio es Romanos 7, cuando por fin grita: "¡Miserable de mí! ¿Quién
líbrame del cuerpo de esta muerte? La gracia de Dios por medio de Jesucristo. "(Ibid.) Después
el apóstol, en Romanos 7, ha disputado sobre el poder y la eficacia de la ley, que funciona
en hombres carnales y naturales, hablando en el próximo capítulo de la gracia del Espíritu Santo, que
es otorgado a los que creen en Cristo, él se une: "por la ley del Espíritu de vida en
Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte ", etc., bajo el título de
Ley del Espíritu.) San Pablo entiende que "la ley del pecado" es el poder y la tiranía del pecado.
reinando en nuestra carne, por lo cual somos violentamente arrastrados e impulsados a cometer pecado. "Los
La ley de la muerte "es aquella por la cual los pecadores son juzgados a muerte eterna. Por lo tanto" la ley de
el Espíritu de vida "no sólo produce este efecto en nosotros, que no somos condenados por
de la imputación de justicia que es por la fe en Cristo; pero igualmente se extinguió
guíe el poder del pecado en nosotros, para que el pecado ya no reine en nosotros, sino la fuerza y
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V. LOS TESTIMONIOS FAVORABLES DE DIVINOS MÁS RECIENTES

gracia de Cristo, y que ya no sirvamos al pecado, sino a la justicia, ni seamos odiosos


muerte, pero desafiado y reclamado por la vida verdadera. (Ibid.) Para una explicación más lúcida
de este asunto, debemos observar los tres grados de los santos, por los cuales son divinamente
conducido a la perfección de la piedad: El primero es de aquellos que se asemejan a hombres borrachos, y que,
habiendo adormecido durante algún tiempo todo juicio y toda buena inclinación, vivir en pecados,
la ley de Dios aún no había producido su efecto en ellos; el segundo grado es de aquellos que,
de cualquier manera que hayan regresado a sí mismos, el juicio de su razón
ahora iluminado, y sus inclinaciones cambiadas, desean lo que es bueno, y así
consentir la ley de Dios y deleitarse en ella, y realmente aborrecer lo que es malo; pero la tiranía
del pecado que aún prevalece, se sienten atraídos de mala gana por las cosas malas; y, por tanto, el bien de
lo que aprueban, y lo que desean y, quieren no cumplen; pero el mal que
odian y evitan, perpetran, aunque sus conciencias exclamen contra ello, y aunque
El Juicio de Sus Mentes dicta algo muy diferente, etc. A Este Segundo Grado Dębe
Refiérase a aquellas cosas de las que San Pablo trata aquí en su propio ejemplo. El tercer grado
es de los que han sido rescatados a la libertad de la justicia, después de haber
el Espíritu, subyugó y venció el poder y la maldad del pecado, que ahora no
obedecer la ley del pecado, pero la ley del Espíritu que reina en sus miembros y posee la
doble facultad de querer y hacer. Acerca de este grado, el apóstol tratará en la siguiente
capítulo. (Comentario sobre Romanos 7.) Doy gracias a Dios por Jesucristo nuestro Señor. Una más
giro maravilloso y repentino de los afectos. Se había deplorado a sí mismo justo antes como un
desdichado y cautivo, y casi de inmediato le devuelve las gracias agradecido. Delaware
Esto, percibimos que San Pablo ahora usa su propia persona, no la que sostenía cuando
escribió estas cosas, pero lo que había representado anteriormente. (Ibíd.) Hay, por tanto,
ahora no hay condena. Como había descrito previamente la condición del hombre que estaba
viviendo en un espíritu legal, por lo que ahora describe y señala la condición de quien está investido
con el Espíritu evangélico. (Sobre Romanos 8.) El mutuo y unánime acuerdo de la
testigos que he presentado aquí, según mi juicio, liberarán muy fácilmente
mi opinión de toda conjetura y sospecha de novedad.

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TERCERA PARTE

TERCERA PARTE

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I. ESTA OPINIÓN NO ES HERÉTICA NI ALIADA A NINGUNA HERESÍA

I. ESTA OPINIÓN NO ES HERÉTICA NI ALIADA A NINGUNA HERESÍA


En esta tercera parte se contienen dos cosas: la primera es un negativo, que este, mi inter-
pretación de Romanos 7 no es favorable a la herejía pelagiana. Los principales dogmas del
Las herejías pelagianas se relatan desde San Agustín. 2. Se prueba por inducción y por com-
parison que esta interpretación no está de acuerdo con ninguno de estos dogmas. 3. Dos réplicas al
contrario. Una respuesta al primero de ellos, que todo lo bueno no debe ser quitado de
el regenerar. 4. Una respuesta al segundo. La verdad debe ser confirmada y la falsedad
reacondicionado, con argumentos sólidos. 5. De San Agustín se prueba que la doctrina que se refiere
a la necesidad de la gracia de Cristo, ya la imposibilidad de la ley para la conquista
pecado, fue considerado por los antiguos como de mucha más importancia que lo que prueba
las perpetuas imperfecciones del regenerado en esta vida. 6. A esto, los padres de la
El Concilio de Cartago parece dar su asentimiento, en su epístola al Papa Inocencio. Tesis. - No
La herejía, ni la de Pelagio ni ninguna otra, puede derivarse o confirmarse de esta opinión.
Pero esta opinión es, de la manera más obvia, adversa al pelagianismo y proporciona una señal
y profesó la refutación de su gran y principal falsedad. 1. Esta tesis contiene dos
partes. La primera es que esta opinión no es herética ni está aliada a la herejía. El segundo
que es directamente contraria a la herejía pelagiana, y la refuta manifiestamente. Con respecto a
la Primera de estas partes, porque consiste en una negación, los que mantienen la afirmativa
debe destruirlo por la prueba de lo contrario. Estoy deseoso, por tanto, de saber de ellos
qué herejía es la que defiende y favorece esta opinión. Sin duda anunciarán
será el de Pelagio. Pero necesito una prueba del punto particular en el que existe el
menor acuerdo entre esta opinión y el pelagianismo. Sin embargo, demostremos ex abundanti,
que esta opinión no es favorable al pelagianismo. Los siguientes jefes de doctrina son los
que San Agustín ha establecido en su libro sobre herejías y su hipognosticón, como
anhelo de pelagianismo: (i.) Si Adán había pecado, o no había pecado, él habría
murió. (ii.) El pecado de Adán no perjudicó a nadie excepto a sí mismo; y por lo tanto, (iii.)
Los niños pequeños no contraen el pecado original de Adán; ni perecerán de la vida
eterna, si se apartan de la vida presente sin el sacramento del bautismo. (iv.) Lujuria o
la concupiscencia en el hombre es un bien natural; ni hay nada en él de lo que el hombre pueda
avergonzarse. (v.) Por su libre albedrío, como per se, el hombre es suficiente para sí mismo, y es capaz de
quiere lo bueno, y para cumplir o perfeccionar lo que quiere. O incluso, por los méritos de
obras, Dios concede gracia a todos. (vi.) La vida de los justos o los justos en esta vida
no tiene pecado alguno; y de estas personas, la iglesia de Cristo en este estado de
la mortalidad es completa, que puede ser completamente sin mancha ni arruga. (vii.) Pelagio,
estar obligado a confesar la gracia, dice que es un don conferido en la creación, es la predicación
de la ley, y la iluminación de la mente, para conocer las cosas que son buenas y las
que son malos, así como la remisión de los pecados si alguno ha pecado, excluyendo de este
[definición de gracia] amor y el don y la asistencia del Espíritu Santo, sin el cual, él

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dice, el bien que se conoce se puede realizar, aunque reconoce que esta gracia
También se ha dado con este propósito: que la cosa sea más fácil de hacer, lo que
De hecho, puede hacerse de otra manera por el poder de la naturaleza, pero aún con mayor dificultad. 2. Estos
son los principales dogmas de la herejía pelagiana, a los que otros, si los hay, pueden
ser referido. Pero ninguno de estos dogmas es patrocinado por la opinión que explicaRomanos
7, según sea aplicable a un hombre sometido a la ley, y en la forma en que hemos explicado
y como San Agustín lo ha declarado en su libro titulado "La exposición de ciertos Pro-
posiciones de la epístola a los Romanos ", y en su primer libro a Simplicianus.
ser probado así por inducción: (i.) Nuestra opinión profesa abiertamente que el pecado es el único y único
causa meritoria de muerte, y ese hombre no habría muerto si no hubiera pecado. (ii.) Por
la comisión del pecado, Adán se corrompió a sí mismo ya toda su posteridad, y los
odioso a la ira de Dios. (iii.) Todos los que nacen de la manera ordinaria de Adán,
contrae de él el pecado original y la pena de muerte eterna. Nuestra opinión establece esto
como base de una explicación adicional; porque este pecado original se llama, en Romanos 7 , "el
pecado, "" el pecado sumamente pecaminoso "," el pecado que mora en nosotros "," el pecado que es adyacente al hombre,
o presente con él ", o" el mal que está presente con un hombre y "la ley en los miembros".
(iv.) Nuestra opinión declara abiertamente que la concupiscencia, bajo la cual también se comprende
la lujuria, es un mal. (v.) El quinto de los dogmas pelagianos enumerados es refutado declaradamente por
nuestra opinión; para, enRomanos 7, el apóstol enseña, según nuestra opinión, que el
El hombre no puede querer el bien, a menos que esté sujeto a la ley, ya menos que el espíritu legal tenga
produjo esta voluntad en él por la ley; y aunque quiera el bien, sin embargo no
medios a través del libre albedrío, aunque sea impulsado y asistido por la ley para ser capaz
de realizar esa misma cosa. Pero también enseña que la gracia de Cristo, es decir, el don de
el Espíritu Santo y del amor, es absolutamente necesario para este propósito, que la gracia no se
estibado según los méritos (que no son nada en absoluto) pero es puramente gratuito. (vi.) El
sexto de los dogmas enumerados de Pelagio no es enseñado ni refutado por nuestra opinión,
porque sostiene que Romanos 7 no trata sobre los regenerados. Pero, en el medio
tiempo, los mecenas y defensores de nuestra opinión no niegan que lo que se dice respecto a la
imperfección de los creyentes en la vida presente, es verdad. (vii.) El séptimo de los enumerados
los dogmas de Pelagio son refutados por nuestra opinión; porque no sólo concede, que el bien puede con diferentes
Difícilmente lo hará el hombre que está bajo la ley, y que aún no está bajo la gracia; pero
También niega sin reservas que sea posible para un hombre así resistir el pecado por cualquier medio y
para realizar lo que es bueno. 3. Pero tal vez alguien se unirá y diga "Tu interpretación
de este capítulo es favorable al pelagianismo, por dos razones. Primero, porque atribuye
algo bueno para un hombre que aún no ha sido regenerado y puesto bajo la gracia. En segundo lugar,
porque le quita a la iglesia un pasaje de la Escritura, al que está acostumbrada
para probar la imperfección del regenerado en la vida presente, y el conflicto que es
mantenida entre la carne y el Espíritu mientras el hombre viva sobre la tierra ".

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A la primera de estas objeciones, respondo que debemos ver, primero, qué clase de bien es que
nuestra interpretación se atribuye a un hombre no regenerado. Porque es cierto que todo bien,
de cualquier tipo que sea, no debe ser quitado por completo de un hombre no regenerado
y uno que aún no está bajo la gracia; porque el conocimiento de la verdad,ROM. yo.
18,19 ,) la obra de la ley escrita en su corazón, sus pensamientos acusando o excusando a uno
otro, el discernimiento de lo que es justo e injusto, (ii, 15,18,) el conocimiento del pecado, el dolor
a causa del pecado, ansiedad de conciencia, deseo de liberación, etc., (vii, 7,9,13,24) son todos
cosas buenas y, sin embargo, se atribuyen a un hombre no regenerado. En segundo lugar. Debemos
Sepa que esta, nuestra opinión, que explica Romanos 7 como relacionado con un hombre bajo la ley,
no saca estas cosas buenas del depósito de la naturaleza, pero las deduce
de la operación del Espíritu, que emplea la predicación de la ley y la bendice. En tercer lugar.
También debemos considerar que este no fue un tema de controversia entre la iglesia y
los pelagianos: "Que algo bueno se le atribuya a un hombre no regenerado que todavía no ha
bajo la gracia, pero que está bajo la ley; ¿O no? "Pero la pregunta entre ellos
fue "¿Se puede atribuir algo bueno al hombre, sin la gracia y su operación?" Él
quien recibe alguna operación de gracia no está instantáneamente bajo la gracia ni se regenera; por gracia
prepara para sí la voluntad del hombre, para que more en ella. Grace llama a la puerta de nuestro
corazones; pero lo que tiene ocasión de llamar aún no reside en el corazón ni tiene la
dominio, aunque puede llamar para hacer que la puerta se le abra a causa de su
persuasión. Pero hemos tratado con frecuencia temas similares a este en la primera parte de este
nuestro tratado. 4. Con respecto a la Segunda de estas objeciones, respondo: Primera. Este pasaje de
La Sagrada Escritura no fue producida por la iglesia, en sus primeros días, para establecer el imperio
fección de los regenerados en esta vida, y el conflicto entre la carne y el Espíritu tales
como lo que se mantiene en personas regeneradas; porque ya hemos demostrado que la mayoría
Antiguo de los padres cristianos no prof Romanos 7 en referencia a los regenerados, o
los que están bajo la gracia; aunque posteriormente empezó a ser empleado por algunos
teólogos, para establecer este dogma. En segundo lugar. Es una argumentación inconsecuente decir que "el
opinión por el cual algún pasaje se explica de otra manera que por la mayoría, es más, que
ha sido citado por la propia iglesia para destruir alguna herejía, es por lo tanto o puede ser juzgado
estar aliado con la herejía, porque le quita a la iglesia un pasaje que ha sido usualmente
empleado para probar una verdadera doctrina y para refutar una herejía. "Porque si esto no es inconsecuente
razonamiento, apenas habrá uno de nuestros teólogos que no sea así merecidamente juzgado
estar aliado de una herejía u otra, ya veces incluso de una muy enorme. Por tal
una ley [de la crítica] como ésta, los luteranos llaman a Calvino "un ario", porque abiertamente
confiesa en sus escritos que "muchos pasajes de la Escritura, que han sido
iglesia antigua (tanto griega como latina) para establecer la doctrina de la trinidad, no
tributo en lo más mínimo a ese propósito ", y porque les da una interpretación tan diferente
ación. En tercer lugar. No se acumulará ningún perjuicio para la iglesia por la eliminación de este pasaje, de

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el apoyo de la imperfección del regenerado en esta vida, ya que está dotada de un


número (que es suficientemente copioso) de otros pasajes para probar la misma doctrina, y
para debilitar al contrario. Esto lo demuestra abundantemente San Agustín, cuando se
profesamente trata sobre la Perfección de la Justicia en esta vida en oposición a Coeles-
tius. Por cuartos. Debemos examinar bien y calidad por qué pasajes de la Escritura, y por
qué argumentos, la verdad puede ser probada y la falsedad refutada, no sea que, si son débiles y menos válidos,
y en cierto grado dudosos, se aducen pasajes y argumentos, las esperanzas de los herejes
deben ser elevados, después de haber demolido baluartes tan débiles como esos, y deben
supongamos que es posible refutar y refutar el argumento restante [más adecuado y válido]
comentarios sobre el mismo tema. Porque ese hombre no inflige daño menor a la verdad que lo sustenta
arriba por argumentos débiles; y las reglas del arte nos enseñan, que una conclusión necesaria debe ser
verificado o probado por los argumentos necesarios; para la conclusión, sigue que parte [de un sillo-
gism] que es el más débil. Pero ya se ha demostrado que esta porción de la Escritura ha
no ha estado exento de controversia incluso entre los comentaristas católicos de la Sagrada Escritura
tures. En quinto lugar. De qué manera este capítulo, así explicado según mi mente,
puede que no pueda servir a la iglesia para probar la imperfección de los regenerados en el presente
vida, sin embargo, le sirve para la confirmación de otra doctrina, y una de una importancia mucho mayor
portancia, contra los pelagianos, es decir, la necesidad de la gracia de cristo. y el incap-
capacidad de la ley para vencer o evitar el pecado, y para ordenar o dirigir la vida de un hombre de acuerdo con
a su regla. 5. Pero podemos descubrir, a partir de varios pasajes de los escritos de San Agustín,
la gran diferencia que la iglesia antigua ponía entre la necesidad del primero de los
dos cuestiones o doctrinas, [especificadas en el párrafo anterior] y la última. Para en
postura: Pero en lo que Pelagio argumenta contra los que dicen: "¿Y quién no estaría dispuesto?
estar sin pecado, si esto fuera puesto en poder del hombre? ", de hecho, discute correctamente, que
por esta misma pregunta reconocen que no es imposible, porque o muchas personas o todas
los hombres desean estar sin pecado. Pero que Pelagio sólo confiese [de qué fuente esto es posible,
y la paz se establece instantáneamente. Porque su origen es la gracia de Dios a través de Jesús.
Cristo, etc. (Sobre la naturaleza y la gracia, contra los pelagianos, cap. 59.) Puede algunos haber
Entre los cristianos verdaderos y piadosos, la pregunta de si alguna vez ha existido en este mundo, es ahora,
o puede serlo cualquier hombre que viva con tanta rectitud como para no tener pecado alguno. Sin embargo
Sin duda, carece de entendimiento quien tiene alguna duda sobre si es posible
hombre sin pecado después de esta vida. Pero no deseo participar en un concurso sobre este
pregunta. Aunque me parece que en ningún otro sentido se puede entender lo que está escrito
en los Salmos, y en pasajes similares, si los hay: "A tus ojos ningún viviente
ser justificado; "(cxliii, 2) sin embargo, puede demostrarse que incluso estas expresiones pueden entenderse mejor
estaba en otro sentido, y esa justicia incluso perfecta y completa, a la que no
puede haber adición una, ayer estaba en un individuo, mientras vivía en el cuerpo, está en él para-
día, y estará en él mañana mientras todavía hay muchas más personas, que, mientras

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no duden que es necesario que digan de verdad, incluso hasta el último día de [su continuidad
en] esta vida, "Perdónanos nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden", pero
están firmemente persuadidos de que su esperanza en Cristo y en sus promesas es real, cierta y firme,
sin embargo, de ninguna manera, excepto con la ayuda de la gracia, del salvador, Cristo el crucificado, y por el
don de su Espíritu. No sé si ese hombre puede contarse correctamente en el número
de cristianos de cualquier descripción, que niega que cualquier persona alcance el mayor
completa perfección, o que algunos lleguen a cualquier grado de competencia en la verdadera piedad
y justicia. (Ibid. Cap. 60.) Además, aunque me inclino más a creer que
no es ahora, no ha sido ni será nadie que sea perfecto con una pureza como esta;
y, sin embargo, cuando se defiende y se supone, que hay, ha habido o habrá un perfecto
hombre, hasta donde puedo formarme un juicio, los que sostienen esta opinión no
errar perniciosamente, etc. Pero esas personas deben ser resistidas de la manera más enérgica y vehemente,
que suponen que es posible cumplir o perfeccionar la justicia de la voluntad humana,
por su propio poder, sin la ayuda de Dios, o apuntándolo para hacer alguna habilidad. (En
el Espíritu y la Letra, cap. 2.) Consultar igualmente su tratado Sobre la naturaleza y la gracia, cap.
42, 43, 58 y 63; en el que dice brevemente: "No hay ninguna duda, o no una gran pregunta, qué
el hombre se perfecciona, o el tiempo. cuando llegue a serlo, siempre y cuando no haya duda de que
es imposible que esto se haga sin la gracia de Cristo ". Véase también su tratado Sobre el
Demérito y remisión del pecado, lib. 2, gorra. 6,14; y lib. 3, cap. 13. 6. Pero para que
Puede saber que esta ha sido la opinión no solo de San Agustín, sino también de la iglesia.
universal, escuchemos a los obispos reunidos en el Concilio de Cartago, que
escribe de la siguiente manera al Papa Inocencio: "Pero de qué manera esta pregunta
se vuelve, porque aunque un hombre no se encuentra en esta vida sin pecado, sin embargo, se puede decir que
sea posible por la adopción de la gracia y del Espíritu de Dios; y que [tal perfección] pueda
Para lograrlo, debemos instar a los más importunos intentos y hacer nuestro mejor esfuerzo. Quien-
alguna vez se engaña en este punto, debe ser tolerado. No es una impiedad diabólica, pero es una
error humano, para afirmar que debe ser perseguido y deseado MÁS diligentemente, aunque
no puede mostrar lo que afirma; porque cree que es posible hacer lo que es
indudablemente loable a la voluntad ". Por tanto, percibimos que Romanos 7, cuando se explica ac-
Según mi opinión, es útil para la iglesia al establecer una doctrina de mucho mayor
importancia que la que se declara desde la otra opinión. "Pero", alguien dirá,
"Es posible establecer ambas doctrinas, [la imperfección y la perfección de la
regenerar,] De esa opinión que explica el capítulo como relativo a un hombre que está bajo
gracia. Respondo, concediendo esto, pero niego que sea posible establecer ambos de manera directa;
porque, una doctrina, la de la imperfección del regenerado en esta vida, será directamente probada
de este pasaje, y el otro se deducirá de él por consecuencia. Pero es un asunto
de mucha importancia, ya sea que una doctrina sea confirmada por un pasaje de la Escritura
explicado y de acuerdo con la intención de las Escrituras, o si se deduce de

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ellos por la deducción de una consecuencia. Porque algunos pasajes de la Escritura son como ciertos
asientos, de los cuales deben resolver las controversias; y los que son de este tipo
Suelen emplearse de forma muy estable y segura para la decisión de controversias. II.

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NUESTRA OPINIÓN SE OPONE DIRECTAMENTE A LA HEREJÍA PELAGIANA

NUESTRA OPINIÓN SE OPONE DIRECTAMENTE A LA HEREJÍA PELAGIANA


LO Segundo contenido en esta tercera parte es una afirmación, que nuestra interpretación
Delaware Romanos 7 es supuestamente adverso a la herejía pelagiana. 2. Esto se prueba por el hecho,
que el dogma principal de esa herejía es supuestamente refutado a través de esta misma interpretación
ación. 3. En algunos pasajes de sus obras, que aquí se citan, San Agustín confiesa con
suficiente claridad de que esto es cierto. 4. Objeción y respuesta. 5. Otro Objec-
ción - que Prosper Dysidaeus, el Samosatenian, explica este capítulo de la misma manera.
Respuesta: ningún hereje se equivoca en todos los puntos. Los jesuitas, esos mirmidones del papa,
Explique este capítulo refiriéndose a un hombre puesto bajo la gracia. 6. Una tercera objeción: que su
interpretación difiere de las confesiones de las iglesias reformadas, que han sido
enmarcado y establecido por la sangre de los mártires. Respuesta: ningún artículo de ninguna confesión es
contrario a esta interpretación: Nadie jamás derramó su sangre por la interpretación contraria.
Numerosos mártires ni siquiera fueron interrogados sobre este artículo sobre la perfección de
justicia. 1. Paso ahora a la segunda parte de la tesis, en la que dije que este capítulo,
cuando se explica como refiriéndose a un hombre que está sujeto a la ley, es directa y
trary a la herejía pelagiana. Aunque ya he probado esto en parte, con motivo de
respondiendo a la objeción anterior, sin embargo, ahora enseñaré con mayor extensión y
confírmelo. 2. Acabamos de ver que el artículo de la herejía pelagiana, que de ninguna manera es
sea la última o la menor, es aquella en la que se afirma que un hombre puede por su propia
el libre albedrío, como por sí solo suficiente para él, para cumplir el precepto de Dios,
construido en la doctrina de la ley, para ser capaz de saber lo que debe realizar
y qué omitir. Parece que este dogma no sólo está firmemente refutado, sino que también es
arrancado como de raíz y extirpado, de acuerdo con el mismo diseño y propósito de
el apóstol, por medio de este capítulo, cuando se entiende que se refiere a un hombre bajo el
ley. Esto es evidente por la oposición del dogma al contexto del apóstol. los
El primero dice: "El hombre, instruido por la enseñanza de la ley, es capaz, por los poderes de su
el libre albedrío solo, para vencer el pecado y obedecer la ley de Dios. "Pero el apóstol declara que
esto no puede realizar por los poderes del libre albedrío y de la ley. él dice, "el pecado no tendrá
dominio sobre ti; porque no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia "(ROM. vi. 14,) a partir del cual
Es evidente que, si estuvieran bajo la ley, el pecado debería tener dominio sobre ellos - un
consecuencia sobre la que trata más copiosamente en el capítulo séptimo. Dados de Pelagio:
"El hombre puede, sin la gracia de Cristo, e instruido únicamente por la enseñanza de la ley,
para realizar el bien que quiere, a través de su libre albedrío, y para omitir el mal que hace
no querrá; "pero el apóstol declara que este hombre" consiente en verdad que la ley es buena,
pero que para hacer lo bueno no lo encuentra en sí mismo; omite el bien que quiere,
y hace el mal que no quiere. ”Por lo tanto, la doctrina del apóstol es,
pendiente de su consecuencia, directamente repugnante al dogma pelagiano, y esto, de hecho,
por el alcance y el fin que el apóstol se había propuesto en el mismo capítulo.

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Pero, a partir de pasajes de esta descripción, las herejías están mucho más poderosamente condenadas y destruidas.
troyed, que son de pasajes acomodados a su refutación más allá del alcance
e intención del escritor, aunque esto también se haga de acuerdo con el significado correcto de
los mismos pasajes. 3. El mismo San Agustín confiesa que, cuando se explica este capítulo
en referencia a un hombre sujeto a la ley, es adverso a la herejía pelagiana: "Pero", dice Pelagio,
"¿Por qué habría de exclamar así, ¿quién ahora estoy bautizado en Cristo? Que hagan tal exclamación:
ación que aún no han percibido tal beneficio, y qué expresiones el apóstol transfirió
a sí mismo, si es que lo dicen ellos? Pero esta defensa de la naturaleza no les permite
a gritar con esta voz. Porque la naturaleza no existe en los bautizados; y, en esos
quienes no están bautizados, la naturaleza no tiene existencia. O, si se concede que la naturaleza sea viciada incluso en
bautizados, de modo que exclaman, no sin razón suficiente: ¡Oh miserable que
¡Yo soy! ¿Quién me librará del cuerpo de esta muerte? - y si se les proporciona socorro
en lo que sigue inmediatamente, La gracia de Dios por Jesucristo nuestro Señor, que se
Ahora se concede finalmente que la naturaleza humana requiere la ayuda de un médico. (Sobre la naturaleza
y Grace, gorra. 54.) De estas observaciones se desprende, según la mente de San Au-
Agustina, que este pasaje, incluso cuando se entiende en referencia a un hombre natural,
constructivo a ese dogma de Pelagio, en el que afirma que el hombre natural es capaz, por la
poderes de la naturaleza, para ejecutar la ley de Dios. Así también en un pasaje sobre el que tenemos
ya hice algunas observaciones de sus retractaciones, lib. Yo, gorra. 23, San Agustín abiertamente
afirma que este capítulo, cuando se explica como relacionado con un hombre bajo la ley, refuta la
Herejía pelagiana. Estas son sus palabras: "Con esto, en efecto, ahora se anula la herejía pelagiana,
que no admitirá que el amor, por el cual vivimos vidas buenas y piadosas, es de Dios para nosotros,
pero eso afirma que es de nosotros mismos. "Además, si podemos obtener de ellos incluso esta admisión
sión, que aquellos que aún no están bautizados imploran la ayuda de la gracia del salvador, esto ciertamente
no es poca cosa contra esa falsa defensa de la naturaleza, como suficiente para sí misma, y de
el poder del libre albedrío. Porque no se basta a sí mismo el que dice: ¡Miserable!
¡a.m! ¿Quién me librará? o bien debe decirse que posee plena libertad, que todavía requiere
ser liberado. (Sobre la naturaleza y la gracia, cap. 55.) Pero en este punto, debido a que
han emprendido la consideración de estas cosas, el apóstol comienza a presentar su propia
persona, y hablar como si se tratara de sí mismo. En este pasaje los pelagianos no quieren
que el apóstol mismo debe ser entendido, pero afirmar que se ha transferido a sí mismo
otro hombre que aún está sometido a la ley y no ha sido liberado por gracia, en el cual
pasaje deben admitir "que por la ley nadie es justificado". como el mismo
apóstol ha declarado en otra parte de sus escritos, pero que la ley es de fuerza para el
conocimiento del pecado y la transgresión de la ley misma; que, después de que el pecado ha sido conocido y
aumentada, la gracia puede ser requerida por la fe. (Contra las dos epístolas de los pelagianos
a Bonifacio, lib. Yo, gorra. 8) 4. "Pero", dirá algún hombre, "los pelagianos han interpretado que
capítulo aplicable a un hombre no regenerado, no sin una buena razón. Ellos un-

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Sin duda sabía que tal interpretación era particularmente favorable a sus sentimientos.
que defendieron contra la iglesia ". A esto respondo: Primero. Ya se ha mostrado,
tanto en realidad, como por el testimonio de San Agustín, que este capítulo, incluso cuando se entiende
como aplicable a un hombre bajo la ley, y aún no regenerado, es adverso al Pelagiano
doctrina. En segundo lugar. Puede haber sucedido que los pelagianos supusieron que el capítulo
explicarse en referencia a un hombre sometido a la ley, y no bajo la gracia, sin ningún
consideración de la controversia en la que estaban comprometidos con los ortodoxos. En tercer lugar.
No puede favorecer los sentimientos de los pelagianos que se diga en este capítulo que el apóstol
estar tratando con un hombre bajo la ley; pero esto podría ser favorable, que adujeron tal
una descripción de un hombre que está bajo la ley, ya que sabían que se acomodó para fortalecer
sus sentimientos. Porque decían que "un hombre bajo esta ley es aquel que, por el poder y el instinto
de la naturaleza (que no fue corrompida en Adán) es capaz de querer lo que es bueno, y no
voluntad lo que es malo; pero quien, por un hábito depravado, estaba tan obligado al servicio del pecado, como
en realidad, y en realidad no pudo realizar el bien que haría ", etc. Este falso
descripción del hombre también podría cumplirse, no negando que el tema de este capítulo es
un hombre bajo la ley, sino refutando esa descripción. Porque los herejes no son heréticos en todos
temas y en cada punto; y es su práctica habitual mezclar cosas verdaderas con esas
que son falsas, y con frecuencia sobre fundamentos verdaderos para erigir una superestructura de falsedades, yo
repetirlo, sobre verdaderos fundamentos, que por algún artificio o por violencia manifiesta se pervierte
al sustento de falsedades. 5. Se objeta, además, "Es imposible que esta opinión no
ser herético o aliado a la herejía, cuando vemos a un Prosper Dysidaeus. un samosateniano, que
está profundamente contaminado por una multitud de herejías, interpretando Romanos 7 en referencia a un hombre
que todavía no está bajo la gracia, sino bajo la ley, lo que sin duda no habría hecho,
si no hubiera entendido que a través de él tenía un poderoso apoyo para sus propias herejías ".
RESPUESTA. - Esta objeción es verdaderamente ridícula, como si quien es un hereje debiera errar en todo
cosas, y no puede decir nada que sea verdad, o si él dice alguna verdad, toda ella debe
referirse a la confirmación de su herejía. Incluso los peores herejes, en algunos
artículos, tenían los mismos sentimientos que los de la iglesia. Es un hecho bien conocido que el
antiguos herejes se esforzaron, y de hecho estaban acostumbrados, a interpretar muchos pasajes de
Escritura contra los ortodoxos, de tal manera que no pueden dañar sus varias herejías.
Sin embargo, estos mismos pasajes son, incluso en la actualidad, explicados por nuestros teólogos contra
el sentido de los antiguos ortodoxos, y de acuerdo con la interpretación de esos herejes.
Pero esas personas no deben, por esta razón, ser denominadas "las favoritas de las herejías".
Pero estoy deseoso de que me demuestre la afinidad de mi explicación de Romanos
7 tiene con el arianismo o el samosatenianismo. Si la misma persona, que es aria o
Samosatenian, es igualmente serio acerca de la perfección de la justicia en esta vida, él
negar que este capítulo deba entenderse como relacionado con los regenerados, no como él
un Samosatenian o un Ario, pero como él es un Pelagiano o un seguidor de Celestius. Si es permitido

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razonar de esta manera, entonces la opinin que explica este captulo refirindose a un hombre
bajo la gracia, ella misma trabajará bajo grandes prejuicios, por el hecho de que generalmente es tan
interpretado por los jesuitas, y por sus líderes, que son los enemigos jurados de la iglesia de
Cristo, y de la verdad, y, al mismo tiempo, los más capaces servidores de la iglesia papista,
es decir, de una iglesia idólatra, tiránica y muy contaminada con innumerables
herejías. Lejos, entonces, con un modo de argumentación como éste, sobre la explicación de
cualquier porción de la Escritura! Que nunca proceda de la mente o los labios de esas personas
quienes, con buena conciencia, han emprendido la defensa de la verdad. Quien no per-
Creemos que argumentos de este tipo se emplean con el propósito de avergonzar e inquietar
las mentes de oyentes ignorantes e inexpertos; que, cegado por cierto miedo y
estupor, es posible que no puedan formarse un juicio sobre la verdad, no, que no se atrevan
tocar el asunto en controversia, a través de un vano temor a la herejía! Artificios como estos
son notorios; y todos los hombres sabios y moderados los conocidos. Ni ellos
capaz de resultar perjudicial para cualquier persona, excepto para los ignorantes y simples, o para
aquellos que se han decidido espontáneamente a incurrir en el error. Porque hemos demostrado que
Este capítulo ha sido entendido en el mismo sentido en que lo interpretamos, por muchos médicos de
la iglesia, quienes se declararon y demostraron ser los más eminentes adversarios de
Arianismo, Samosatenianismo y otras herejías, y los más enérgicos acusados de la
verdadera doctrina acerca del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Dios misericordioso! What
amplia y amplia llanura se abre aquí para aquellas personas que se sientan complacidas en arrojar
los más capaces y eficientes afirmadores de la doctrina católica en el campo de los herejes, bajo
este pretexto, que interpretan ciertos pasajes de la Escritura que generalmente se han aducido
para la refutación de la herejía, de tal manera que no permite a otras personas atacar las herejías
con esos pasajes así interpretados. 6. Por último. Esta, mi explicación se carga con otra
objeción - que "difiere de las confesiones de todas las iglesias reformadas en Europa, por
el establecimiento del cual tal multitud de mártires han derramado su sangre. "Este argumento
Asimismo, afirmo, se emplea, no para enseñar la verdad, sino para inflamar y cegar las mentes.
de quienes la escuchan, por la indignación que conciben. Porque lo niego, en
cualquier confesión, ya sea la de los franceses, los holandeses, los suizos, los saboya, los ingleses, los
Escocesa, bohemia o luterana, o de cualquier otra, existe una sola
artículo que es contrario a esta interpretación, o que está en lo más mínimo debilitado por esta interpretación-
ación de Romanos 7 . De hecho, es posible que haya sucedido que alguna parte de este capítulo
se ha utilizado en alguna confesión para el establecimiento de una doctrina que no puede
afirmado a partir de él, a menos que se explique como relacionado con un hombre regenerado que está bajo la gracia.
Pero, ¿cómo milita esta circunstancia contra quien aprueba la misma doctrina,
y la defiende de manera seria y precisa, aduciendo varios otros pasajes de
Escritura en su apoyo, Tal hombre afirma esto solo: que la verdadera doctrina, en cuya
defensa que ha sido citada, no está suficientemente bien defendida por este pasaje de la Sagrada Escritura. Y

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¿Qué hombre alguna vez derramó su sangre, o se vio obligado a derramarla, porque él opinaba que
Este capítulo debe explicarse en referencia a un hombre regenerado, y no a un hombre que
está bajo la ley? Hablo con libertad, y declaro francamente que, mientras escucho tales
razones, apenas puedo gobernar y contenerme de gritar abiertamente, a través de
dolor, que Dios tuviera misericordia de los que enseñan estas cosas, y pusiera en
ellos una mente buena y una conciencia sincera, no sea que, mientras se precipita contra la conciencia,
finalmente reciben el debido castigo por el demérito de la ignorancia maligna, o que él
estaba encantado de obstaculizar sus intentos, o al menos, que los haría abortar,
no sea que dañen la verdad que ha sido divinamente manifestada, y la iglesia de
¡Cristo! Porque no puedo dar una construcción más suave a tales expresiones, cuando proceden
de hombres dotados de conocimiento y entendimiento. Todos esos asuntos contenidos
en las confesiones no son igualmente necesarias. Todos los detalles de cualquier confesión no son
reafirmado por la sangre de los que son arrastrados a la hoguera no por todo ese
confesión, pero debido a una parte de ella. Y sabemos que muchas millas de mártires
han sellado la verdad del evangelio con su sangre, quienes nunca fueron cuestionados con respecto a
este artículo de la perfección o imperfección de la justicia, y que nunca gastó
pensamientos sobre ello. Me refiero ahora a esta pregunta: "¿Son los que, por medio de Cristo, son justificados
santificado, capaz en esta vida de cumplir la ley de Dios sin defecto alguno, mediante la asistencia
de Cristo y del Espíritu de gracia? "Porque todos los cristianos están bien seguros de que, sin el
gracia de Cristo, no pueden hacer ningún bien. Por tanto, el uso de este tipo
El argumento debe ser dejado de lado por aquellos que son buenos y concienzudos investigadores de la
verdad, y que se esfuerzan por preservarla cuando sea descubierta.
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CUARTA PARTE

CUARTA PARTE

LA OPINIÓN OPUESTA NO ES APROBADA POR NINGUNO DE LOS ANTIGUOS


DOCTORES DE LA IGLESIA
LOS antiguos que han interpretado este capítulo como relacionado con un hombre bajo la gracia, y
los modernos que le dan una interpretación similar, difieren materialmente entre sí;
porque, por el bien que el apóstol dice que quiere y no quiere, y por el mal que
dice que no quiere y lo hace, los antiguos comprenden sólo el no-entregarse a la concupiscencia,
y la complacencia en ella; mientras que los modernos entienden el BIEN y el MAL realmente realizado.
2. Que tal era la opinión de los antiguos lo muestra las citas de Epifanio, Au-
Agustina, Beda y Tomás de Aquino. 3. La diferencia entre estas dos explicaciones diversas
del bien y del mal es tan grande, a juicio de los antiguos, que, según ambas explicaciones
aciones, no pueden estar de acuerdo con un hombre regenerado. Esto se prueba con citas de Agustín,
Beda, Tomás de Aquino y Hugo el cardenal. Tesis. - El significado que el mayor
parte de nuestros teólogos modernos atribuyen al apóstol en este capítulo, no está aprobado por ninguno de los
los antiguos doctores de la iglesia, ni siquiera el mismo Agustín; pero para muchos de ellos,
fue repudiado y rechazado. En esta tesis, no afirmo que ninguno de los médicos antiguos
ha interpretado este capítulo como relacionado con un hombre que es regenerado y puesto bajo la gracia;
porque ya he confesado que San Agustín y algunos otros le dan esa interpretación.
Pero afirmo que la interpretación de nuestros teólogos difiere de la explicación de aquellos
clientes en un momento de gran momento; y tan grande es esta diferencia, que, excepto por una fuerza
construcción y un significado contrario a la mente de esos viejos autores, la
los modernos son incapaces de confirmar su opinión sobre este tema con la autoridad de los antiguos.
Creo que esto se demostrará con suficiente exactitud si se demuestra que las cosas que
que el apóstol atribuye a este hombre, son recibidos por nuestros teólogos en una aceptación muy diferente
de aquello en lo que fueron entendidos por aquellos entre los antiguos que explicaron la
capítulo relacionado con un hombre bajo la gracia. De hecho, los modernos lo reciben en un sentido hasta ahora
diferente y en desacuerdo con esta explicación de algunos de los antiguos, que estos mismos antiguos
han tenido la opinión de que estos atributos, cuando se recibe de acuerdo con su
construcción por nuestros teólogos, no esté de acuerdo con un hombre que está regenerado y bajo la gracia,
sino con uno que está sometido a la ley. La verdad de esta afirmación procederé ahora
para señalar de la siguiente manera: Aquel Bien que el apóstol dice que en verdad quiere pero
no, y ese MAL que, dice, no quiere y sin embargo lo hace, son interpretados por la mayoría
de nuestros teólogos como refiriéndose al BIEN Y MAL REAL. Y explican el mal por
ese mismo hecho que se comete, con el consentimiento de la voluntad, por la lujuria del
carne contra la concupiscencia del Espíritu; de la misma manera, explican lo BUENO por ese mismo
acto que un hombre realmente desea o desea hacer según el Espíritu, pero que hace
no realizar realmente, siendo obstaculizado por la lujuria de la carne. deja que los comentarios de nuestro

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CUARTA PARTE

los teólogos sean examinados, y de inmediato será evidente que esta es su interpretación de la
capítulo; y esto lo declaran abiertamente quienes, en este tema, se me oponen en
opinión. Pero cuando San Agustín y todos aquellos antiguos a quienes tuve la oportunidad
de leer detenidamente, interprete este capítulo como una referencia a un hombre que es regenerado y colocado bajo
gracia, afirman que el mal que el apóstol dice que no querría, pero que hizo, es la lujuria o el deseo;
pero interpretan el BIEN que él dice que haría, pero no lo hizo, al no tener lujuria ni codicia;
sin embargo, hacen una distinción entre estos dos, codiciar y perseguir sus deseos, y no
codicia y no perseguir sus concupiscencias. De una manera casi similar, el apóstol Santiago,
nota esta diferencia en su epístola, i, 14, xv, "Pero todo hombre es tentado, cuando es atraído
lejos de su propia lujuria, y seducido. Entonces, cuando la concupiscencia ha concebido, engendra pecado ",
es decir, pecado actual; "y el pecado, cuando es consumado, trae muerte". Que este era el
significado de los antiguos, se prueba por 1. EPIFANIO Porque, lo que se dice, "Lo que hago
No permito, pero lo que detesto hacer, "no debe recibirse en relación con el mal que
hemos realizado y completado, pero sobre lo que sólo hemos pensado.
(Herejía 64, contra Orígenes, lib. 2, tom. 2.) De lo contrario, ¿cómo debería haberlo hecho el apóstol?
hizo principalmente el mal que le desagradaba, pero no el bien que le agradaba, si
no hablado de pensamientos extraños, que ocasionalmente hemos pensado, y no estamos dispuestos a
ellos, sin saber de qué causa surgen? (Ibid.) Porque este bien es perfecto, no solo para
abstenerse de hacer, pero también de pensar; y el bien no se hace lo que queremos, sino
el mal que no queremos. (Ibid.) Por tanto, esto se coloca dentro de nosotros: querer, que haremos
No pienses en estas cosas. Sin embargo, esto no está dentro de nosotros: lograr nuestro fin, que sean
dispersos para no volver de nuevo a nuestras mentes, sino sólo para que en algún grado podamos usar
o no usarlos, como es el sentimiento en el pasaje siguiente: "Por el bien de que
¿No lo haría? "porque no quiero pensar en las cosas que me lastiman, porque esto es un buen
y empleo inmaculado, y desprovisto de reproche, según el dicho común,
[en referencia a otro asunto.] "un cuadrado puede formarse en la mente o en las manos,
sin ninguna culpa. "Por lo tanto", el bien que quisiera, no lo hago; pero el mal que yo haría
no, eso hago; "No quiero pensar, y sin embargo pienso en aquellas cosas que no quiero" (Ibid.)
un pasaje posterior, al refutar a quienes interpretaron este pasaje como descriptivo de
los hechos realizados por el mismo apóstol, sus palabras son: Pero ahora, si alguien se aventura a disputar
estas palabras objetando, "El apóstol nos enseña esto, con estas palabras: Por el bien de que yo
lo haría, no lo hago; pero el mal que no quiero, que hago para que no sean referidos
sólo a que pensemos en el mal en nuestras mentes del que somos reacios y que evitamos, pero
lo mismo que a nuestro hacer y ejecutar el mal ", por lo tanto, pedimos al hombre que
razona así, si lo que dice es correcto, para explicarnos cuál era ese mal que, aunque
el apóstol odiaba y no quería hacer, pero lo hizo. O, por el contrario, que nos informe lo que
bueno aquello que deseaba mucho hacer, pero que no podía hacer, etc.
(Ibíd.) Consulte la parte restante de este pasaje. 2. AGUSTÍN Y sigue: "Yo

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CUARTA PARTE

encontrar entonces una ley, que cuando quiero hacer el bien, el mal está presente en mí; es decir, encuentro una ley para
esté dentro de mí cuando quiera hacer el bien que la ley quiere; porque "el mal está presente", no
con la ley misma que dice: "No codiciarás" ni codiciarás, pero "el mal está presente en mí",
porque yo también deseo de mala gana. (Sobre el matrimonio y la concupiscencia, cap. 30, diez, 7.)
"el cuerpo de esta muerte", por tanto, se entiende que pertenece, que "otra ley en los miembros
hace la guerra en verdad contra la ley de la mente; "mientras que la carne desea contra el Espíritu,
aunque no subyuga la mente, porque el Espíritu también desea contra la carne; y
por lo tanto, aunque la ley del pecado en sí misma mantiene alguna parte de la carne en cautiverio, por lo que puede
resistir la ley de la mente, sin embargo, no reina en nuestro cuerpo, aunque sea mortal, si lo hacemos
no obedecerla en sus concupiscencias (Ibid. cap. 31.) Pero el apóstol subjunta esta expresión: "Entonces,
entonces, con la mente yo mismo sirvo a la ley de Dios; sino con la carne, la ley del pecado, "que
debe entenderse de esta manera: "Con mi mente sirvo a la ley de Dios, al no consentir
a la ley del pecado; pero con la carne, sirvo a la ley del pecado teniendo deseos de pecar, a los cuales,
aunque no doy mi consentimiento, no estoy totalmente libre de ellos ". (Ibid.) O tal vez
tenemos miedo de las palabras que siguen: "Por lo que hago, no lo permito; por lo que quisiera
que yo no; pero lo que odio, eso hace 1. "¿Tenemos miedo de que, por estas palabras, alguien
debería sospechar que el apóstol consintió en la concupiscencia de la carne para las malas obras, pero
debemos tomar en consideración lo que el apóstol inmediatamente subjunta: "Si, entonces,
Hago lo que no quiero, doy mi consentimiento a la ley de que es bueno ". Porque él aquí dice que él
consiente a la ley más que a la concupiscencia de la carne porque concede a esta
más tarde la denominación de "pecado". Por lo tanto, dijo que lo hace y no lo hace con un
clinación de consentimiento y satisfacción, pero con el movimiento mismo de lujuria o codicia. Por lo tanto,
por lo tanto, dice: "Doy mi consentimiento a la ley de que es buena". "Doy mi consentimiento", porque quiero lo que sea
no quiere. Luego dice: "Ya no soy yo el que lo hace, sino el pecado que habita en
"¿Qué significa esto -" Ahora bien "- excepto que él está ahora bajo la gracia, que ha
librado el deleite de la voluntad de consentir con lujuria, ni la otra parte de
la cláusula mejor entendida: "No soy más yo el que lo hace", que no lo hace ahora
consiente en "entregar sus miembros al pecado como instrumentos de iniquidad". Porque si ambos codician,
y consiente, y realiza, ¿cómo es que "ya no es el que lo hace", aunque está afligido por su
hacerlo, y gime penosamente por haber sido conquistado? (Contra los dos
Epístolas de los pelagianos, cap. 10.) Porque esto es "hacer lo que es bueno", que un hombre hace
no te dejes llevar por la concupiscencia o la lujuria. Pero este bien es imperfecto cuando el hombre desea, aunque
no consiente en la concupiscencia del mal. (Ibid.) Y de estas cosas luego
concluye: "Entonces, con la mente, yo mismo sirvo a la ley de Dios, pero con la carne, la
ley del pecado, "es decir," con la carne, la ley del pecado "complaciéndose en la concupiscencia", pero con
la mente, la ley de Dios "al no consentir tal concupiscencia. (Ibid.) No dice,
cómo hacer o realizar, sino "cómo realizar o completar lo que es bueno"; porque a
realizar o hacer lo que es bueno, es, no ir tras las concupiscencias; pero para cumplir o perfeccionar lo que es

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bueno, no es codiciar ni entregarse a la concupiscencia. Eso, por tanto, lo que se dice
Gálatas, (v, 16,) "no cumpliréis ni perfeccionaréis los deseos de la carne", se dice acerca de un
objeto en este pasaje de la epístola a los Romanos: "pero cómo cumplir o perfeccionar lo que
es bueno, no lo encuentro ". Porque esos deseos no se perfeccionan ni se satisfacen en el mal, cuando el asentimiento
de nuestra voluntad no se les añade; ni nuestra voluntad se perfecciona o se cumple en el bien, mientras el
El movimiento de esos deseos continúa, aunque no damos nuestro consentimiento a tal movimiento. Pero este conflicto
en la que incluso los bautizados luchan como en agonía, cuando "la carne desea contra
el Espíritu, y el Espíritu contra la carne, "en la cual el Espíritu también hace o realiza un bien
trabajar, al no consentir en la concupiscencia maligna; pero no cumple ni perfecciona tal obra,
porque no consumir ni quita esos malos deseos o concupiscencias. La carne, igualmente, no
o realiza un mal deseo; pero no la cumple ni la perfecciona, porque el Espíritu no consiente
a él, la carne tampoco llega hasta las obras condenadas. Este conflicto, por tanto,
no es la de los judíos ni de ninguna otra descripción de los hombres, pero evidentemente es
el de los creyentes cristianos, y de aquellos que viven bien y trabajan duro en este concurso,
como lo muestra brevemente el apóstol, en Romanos vii. 25,donde dice, "entonces, con la mente, yo
yo mismo sirvo a la ley de Dios; pero con la carne la ley del pecado ". (Contra Juliano el Pelagiano,
lib. Yo, gorra. 26.) No estés dispuesto, por tanto, a hacer lo que no estás dispuesto a sufrir; y
No digas que te atraemos a las buenas obras, sobre las cuales citamos al apóstol al declarar así
él mismo: "Porque sé que en mí (es decir, en mi carne) no mora el bien". Pues aunque
"no perfeccionan ni realizan el bien que quisieran" al no entregarse a la concupiscencia;
sin embargo, hacen o actúan bien al no perseguir sus concupiscencias. (Ibíd. Lib. 5, cap. 5.) Sea lejos de
nosotros, por tanto, para afirmar lo que pretendes, que afirmamos que "el apóstol dijo estas palabras
como si deseara ser comprendido por ellos, que estaba en el acto de fornicación,
luchando con fuerza contra ella, mientras se dejaba llevar por la mano de un pestífero voluptuoso
"cuando el apóstol mismo dice: Ya no soy yo el que lo hago, mostrando así que los deseos de
la carne obraba sólo un impulso libidinoso sin consentimiento al pecado. (Ibid. Lib. 6. cap
11.) También se abstiene de todo mal el que tiene un pecado que no padece.
reinar dentro de él, y en quien secretamente se arrastra un pensamiento reprensible que él hace
no permitirá llegar al final [previsto] de una escritura o ejecución. Pero es una cosa que no
tener pecado, y otra es no obedecer sus deseos o concupiscencias. una cosa es cumplir lo que
se ordena, "No codiciarás ni codiciarás", y es otra al menos, mediante un cierto intento
en abstinencia, hacer lo que también está escrito: "No seguirás tus concupiscencias". Sin embargo es
Es imposible que sepamos cualquiera de estas cosas correctamente, sin la gracia del Salvador. UN
hacer o realizar justicia, por lo tanto, en la verdadera adoración de Dios, es luchar por un
conflicto contra el mal interior de la concupiscencia, y en absoluto tener, perfeccionar o cumplir
lo que es su opuesto. Porque el que lucha, todavía no solo corre un gran peligro, sino que también está
veces herido, aunque no completamente abatido. Pero el que no tiene adversario, se regocija en
paz y tranquilidad plenas. También se dice con toda verdad que no tiene pecado, en quien ningún pecado

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habita, pero no el que, absteniéndose de una obra mala, dice: "Ya no soy yo el que hago
pero el pecado que habita en mí "(Sobre la naturaleza y la gracia, cap. 62). Por lo tanto, el apóstol" no
lo que no quisiera ", porque no quiere codiciar ni entregarse a la concupiscencia, y sin embargo
él desea; por lo tanto, "hace lo que no quiere". ¿Esa concupiscencia maligna atrajo la
apóstol en sujeción a la concupiscencia para cometer fornicación? Lejos de ahi. No dejes tal
un pensamiento como este surge en nuestros corazones. Luchó con fuerza y no fue sometido. Pero porque
no estaba dispuesto a tener esto contra lo que estaba luchando, por lo tanto, dijo:
lo que no quisiera; "No estoy dispuesto a entregarme a la concupiscencia y, sin embargo, deseo.
"Hago lo que no quiero", pero no consiento la concupiscencia. Porque de lo contrario él
no habría dicho: "No satisfaceréis los deseos de la carne", si él mismo los cumpliera.
(A tiempo, Sermón 55, tom. 10.) ¿Cómo realizo lo que es bueno y no lo perfecto?
es bueno, hago o realizo el bien, cuando no doy mi consentimiento a la concupiscencia del mal; pero yo no
perfecciona o cumple lo bueno, sin abstenerse del todo de la concupiscencia. De nuevo, por tanto,
¿Cómo hace mi enemigo lo que es malo y no perfecciona lo que es malo? Lo hace o
realiza el mal, porque mueve un mal deseo; y no perfecciona lo malo, porque
no me lleva al mal. (Ibid.) "Con la mente, yo mismo sirvo a la ley de Dios", por no
consentir, "pero con la carne, la ley del pecado", al no entregarse a la concupiscencia. (Ibídem.)
De ahí también esta expresión, "hago lo que no quiero"; "porque la carne desea contra el
Espíritu "y no estoy dispuesto a que tenga lujuria. Considero un gran asunto si no consiento,
porque deseo abstenerme de ello; por lo tanto, "hago lo que no quiero". Porque quiero que la carne
No codicies contra el Espíritu, y no puedo; esto es lo que he dicho, "hago lo que quisiera
no ". (Sermón 13, sobre las Palabras del Apóstol.) Si, por lo tanto," la carne codicia contra
el Espíritu ", que en esto mismo no hagas lo que quisieras, porque no quieres darte el gusto
en concupiscencia y no son capaces, [de abstenerse de tal indulgencia,] al menos mantener tu voluntad
en la gracia del Señor y perseverar con su ayuda. Repite ante él lo que
han cantado: "Dirige mis pasos conforme a tu palabra, y no se enseñoree de la iniquidad
sobre mí. "Salmo cxix. 133.) ¿Qué es esto, "No se enseñoree de mí ninguna iniquidad"?
Escuche al apóstol: "No reine el pecado en tu cuerpo mortal". ¿Qué es este reinante "Por
obedeciendo en sus concupiscencias. "No ha dicho: No tengas malos deseos. Porque ¿cómo no he
malos deseos "en este cuerpo mortal", en el cual "la carne desea contra el Espíritu, y el Espíritu
contra la carne "? Esta cosa, por lo tanto," No reine el pecado ", etc. (Ibid.) 3. VENERABLE
BEDE Pero si es él mismo (es decir, el apóstol), no entendamos así lo que ha
dijo: "Lo que quisiera, no lo hago, pero lo que odio, lo hago"; como si quisiera ser casto y
sin embargo, era un adúltero, o deseaba ser misericordioso y era cruel, o deseaba ser piadoso y estaba
impío. Pero ¿qué debemos entender? No voy a permitirme la concupiscencia y, sin embargo,
déjese llevar. (Sobre Romanos 7.) Aunque no consiento a la concupiscencia, y aunque
no sigas mis concupiscencias, pero aún me entrego a la concupiscencia. (Ibid.) ¿Qué es lo que odio?
Darse el capricho de la concupiscencia: odio darme el gusto de la concupiscencia y, sin embargo, lo hago desde mi

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carne y no de mi mente. (Ibid.) Pero lo que hago es entregarme a la concupiscencia, no


dar su consentimiento; para que nadie busque ahora en el apóstol un ejemplo de pecado,
y dar un mal ejemplo. "Lo que haría, no lo hago". ¿Por qué dice la ley? "Debes
no deseo ni codicia. "Y no deseo lujuria, y sin embargo deseo lujuria, aunque no cedo a mi
consiento a la concupiscencia, y aunque no la persigo. Porque ofrezco resistencia, me aparto
mi mente, le doy una negación a los instrumentos, reprimo a mis miembros; y sin embargo eso esta hecho
dentro de mí que no quiero. Lo que la ley tampoco quiere, yo no lo hago con la ley. What
no lo haría, yo no lo haría. Por lo tanto, "doy mi consentimiento a la ley". Estoy en la carne, estoy en
la mente; pero estoy más en la mente que en la carne. Porque, cuando estoy en la mente,
estoy en lo que gobierna; porque la mente gobierna; la carne está gobernada. Y estoy mas en
aquello por lo que gobierno o gobierno, que en aquello por lo que soy gobernado. Por eso, yo gobierno más
en la mente. (Ibid.) 4. THOMAS AQUINAS La voluntad está presente conmigo, es decir, para mí que
ahora estoy recuperado por gracia. Es a travs de la operacin de la gracia divina, por la cual
no solo lo que es bueno, sino que también hago algo que es bueno, porque ofrezco
resistencia a la concupiscencia, y bajo la guía del Espíritu, actúo contra ella. Pero lo hago
no encontrar en mi poder la manera en que puedo realizar lo que es bueno, es decir, en
para excluir por completo la concupiscencia. (Sobre Romanos 7.) 3. Pero estas dos explicaciones de
esos atributos son, a juicio de los mismos antiguos que han explicado este capítulo
como relacionado con un hombre regenerado, tan diverso y disidente, que las mismas cosas no pueden
de acuerdo con un hombre regenerado de acuerdo con estas dos explicaciones; no, eso, de acuerdo con
la primera de estas explicaciones, pueden estar de acuerdo con un hombre regenerado, pero de acuerdo con el
en segundo lugar, sólo pueden estar de acuerdo con un hombre que está bajo pecado y bajo la ley. Esto lo haré ahora
proceder a probar los testimonios de aquellos antiguos mismos: 1. AGUSTÍN Para
no se entiende mejor esto: "No soy más yo el que lo hago", que no
consiente "en entregar sus miembros al pecado como instrumentos de injusticia". Porque si ambos
desea, y consiente, y lo hace, ¿cómo es que "no más el que lo hace", aunque se entristece de que
lo hace, y gime dolorosamente al ser conquistado (Contra las dos epístolas del Pela-
gians, lib. Yo, gorra. 10.) Sobre dos de estos tres pasajes que hemos discutido antes, y que
decir: "Pero yo soy carnal, vendido al pecado:" Y este es el tercero: "- llevándome cautivo a
la ley del pecado que está en mis miembros. "A causa de los tres, el apóstol puede parecer
para describir al que todavía vive bajo la ley, y aún no está bajo la gracia. Pero como nosotros
Ya he expuesto a los dos primeros para que se hablen en referencia a la carne que
aún es corruptible, por lo que este tercer pasaje también puede entenderse; como si dijera que yo estaba
llevado cautivo por la carne no por la mente, por el movimiento no por consentimiento; y que eso
por tanto me llevó cautivo, porque en mi carne misma no hay otro que nuestro
naturaleza común [pecaminosa]. (Ibid.) Es espiritual porque vive de acuerdo con el Espíritu; pero
sin embargo, por parte de la carne mortal, el mismo hombre es espiritual y carnal. He aquí lo espiritual
hombre: "Con la mente yo mismo sirvo a la ley de Dios". He aquí el hombre carnal: "Pero con la

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carne yo sirvo a la ley del pecado. "¿Es, entonces, este mismo hombre espiritual y carnal?
así que, mientras sea un habitante de la tierra. Quienquiera que sea, no se sorrenda si cede
y consiente a cualquier concupiscencia, ya que o cree que son buenos para
satisfaciendo el exceso libidinoso, o sin duda los ve ahora tan malvados, que sin embargo por
cediendo a ellos tú consientes, y sigues a donde ellos conducen, y perpetras esos
cosas que sugieran perversamente; eres enteramente carnal, quienquiera que seas que
correspondencia con esta descripción: eres totalmente carnal. Pero si en verdad quieres
lo que la ley prohíbe cuando dice: "No codicias", pero si también observas
esa otra cosa que la ley también dice: "No seguirás tus concupiscencias", en tu mente
eres espiritual, y en tu carne carnal. Porque una cosa es no codiciar o no entregarse a
concupiscencia; y otra, no perseguir sus concupiscencias. La no indulgencia en la concupis-
cence es propiedad de quien es completamente perfecto; no seguir sus concupiscencias, es la de uno
que está luchando, comprometido en una lucha y trabajando. Permítaseme, igualmente, agregar
lo que la cosa en sí requiere, que también es propiedad de quien no camina tras su
lujurias; es propiedad de un hombre que conquista y vence. Para el primero de estos
[la no indulgencia en la concupiscencia] se obtiene mediante la batalla, la lucha y el trabajo,
pero no hasta que se haya asegurado la victoria. (Sobre las palabras del Apóstol, Sermón 5).
Es evidente, por tanto, de la mente de San Agustín, que, si este capítulo se explica como
relativo al consentimiento ya la perpetración real del mal, de ninguna manera puede entenderse
acerca de un hombre regenerado, pero acerca de un hombre que está bajo la ley, y "es
carnal ", como él mismo se expresa. 2. BEDE VENERABLE Sabemos que la ley es espiritual.
Hay, por tanto, quizás, algún otro; probablemente eres el hombre; o eres él, o
Yo soy. Si, pues, es alguno de nosotros, escuchémosle de sí mismo y, sin ofendernos,
corrijámonos. Pero si es él mismo (es decir, el apóstol), no entendamos así
lo que ha dicho: "Lo que quisiera, no lo hago; pero lo que odio, lo hago"; como si fuera
su voluntad de ser casto y, sin embargo, era un adúltero, o de ser misericordioso y, sin embargo, cruel, o de
sé piadoso y, sin embargo, impío. Pero, ¿qué debemos entender? Mi voluntad es no permitirme
concupiscencia; y sin embargo me entrego a ello. (Sobre Romanos 7.) 3. THOMAS AQUINAS De todos
Estos escritores, Tomás de Aquino coloca claramente las dos explicaciones en oposición a
El uno al otro; y declara que las cosas que están en este capítulo atribuidas por el apóstol
al hombre de quien se trata, según una de estas explicaciones coinciden con un
regenerar al hombre, pero, según el otro, están de acuerdo con un hombre que está bajo pecado: Hombre,
por tanto, se dice que es carnal, porque su razón es carnal. Se le llama "carnal" por dos razones:
Sobre el Primero, porque cuando la razón consiente en aquellas cosas a las que es instigada por
la carne, es sometida a la carne, según la declaración en 1
Corintios iii. 3: "Porque, habida cuenta de que hay entre vosotros envidia, contienda y disensiones,
¿No sois carnales? ”De esta manera, también se entiende acerca de un hombre que aún no ha sido restaurado por la gracia.
En el segundo relato, se dice que la razón es carnal por la circunstancia de ser atacada

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por la carne; de acuerdo con esa declaración en Gal. v. 17,"La carne desea contra el Espíritu".
Y, de esta manera, se entiende que incluso la razón de un hombre que está bajo la gracia
mar carnal. Pero ambas carnalidades proceden del pecado, etc. Por eso dice: "Para lo que
No entiendo "[o" no permitir "], es decir, que debe realizar. Esto puede
ser entendido de dos maneras: En el modo UNO, puede entenderse concerniente a quien
está sujeto al pecado, quien sabe en general que el pecado no debe ser cometido, sin embargo, siendo
conquistado, por sugerencia del diablo, o por pasión, o por la inclinación de un perverso
hábito, lo comete y, por tanto, se dice que realiza lo que entiende que no debe
realizarlo, haciéndolo en contra de su conciencia, como se dice en Lucas xii. 47,"Ese sirviente,
quien conoció la voluntad de su señor, y no hizo según su voluntad, merecidamente será golpeado con
muchas rayas. "En el otro modo, puede entenderse con respecto a quien se coloca en
gracia, que en verdad hace lo malo; no de hecho ejecutándolo en funcionamiento o con un
mente consentida, pero sólo permitiéndose la concupiscencia de acuerdo con el sentimiento del
apetito sensual. Y esa concupiscencia se debe a la razón y al entendimiento,
porque precede a su juicio, en este enfoque del cual tal operación real es
obstaculizado, & c. Primero, por lo tanto, dice, en referencia a la omisión del bien, "para el bien
que es mi voluntad hacer, no lo hago ". Esto de hecho puede entenderse, en un modo, acerca de un
hombre que está bajo el pecado; y, por tanto, lo que dice en este lugar, "acepto", debe
recibido según un acto completo, que se ejerce externamente, mediante el consentimiento de
razón. Pero cuando dice: "Es mi voluntad", no debe entenderse realmente en referencia a
una voluntad completa que es preceptiva de una obra u operación, pero en referencia a una cierta in-
voluntad completa, por la cual los hombres, en general, lo que es bueno, como también tienen en general
un juicio correcto sobre una cosa; y tal voluntad se corrompe en particular porque
no hace lo que entiende en general que debe hacerse y lo que quiere hacer.
Pero según se entienda con respecto a un hombre recuperado por gracia, debemos, en
por el contrario, entiende por esto que él dice: "Es mi voluntad", una voluntad completa que continúa
en la elección o elección de una operación en particular, eso por lo que él dice, "Yo
hacer ", puede entenderse un acto incompleto que consiste sólo en el apetito sensual, y
no se extiende al consentimiento de la razón. Para un hombre que está bajo la gracia, la voluntad de hecho
para preservar su mente de las concupiscencias corruptas; pero no realiza este bien, debido a la
movimientos desordenados de concupiscencia que se elevan en su apetito sensual. Similar a ésto
es lo que dice en Galón. v. 17, "para que no hagáis lo que queréis". En segundo lugar, él
se une, en referencia a la perpetración del mal, "Pero el mal que aborrezco, eso lo hago". Si esto
ser entendido en verdad acerca de un hombre que es un pecador, entonces por esto que se dice: "Odio",
Se entiende un cierto odio imperfecto, según el cual todo hombre odia naturalmente el mal.
Pero por esto que dice, "yo hago", se entiende un acto perfeccionado por la ejecución de una obra.
según el consentimiento de la razón; porque ese odio en general se quita en un particular
que es elegible por la inclinación de un hábito o pasión. Pero si se entiende por

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refiriéndose a un hombre puesto bajo la gracia, entonces por lo que dice: "Acepto", es, por el contrario,
entendido un acto imperfecto, que consiste únicamente en la concupiscencia de la apariencia sensual
chiquita; y por esto que él dice: "Odio", se entiende un odio perfecto, por el cual cualquiera
persevera en el aborrecimiento del mal, hasta la reprobación final del mismo, etc. Pero la ley del pecado
lleva a un hombre al cautiverio de dos maneras: por un modo, por consentimiento y operación,
cautiva a un hombre pecador; por el otro modo, cautiva a un hombre colocado bajo
gracia, con respecto al movimiento de la concupiscencia. La gracia libera del cuerpo de este
muerte de dos maneras: por el modo UNO, para que la corrupción del cuerpo no tenga la
dominio sobre la mente, llevándola a la cima del pecado; por el otro modo, que la corrupción
del cuerpo puede eliminarse por completo. Por tanto, con respecto a la Primera, pertenece a la
pecador para decir: "La gracia me ha librado del cuerpo de esta muerte, es decir, ha librado
del pecado, al cual fue conducida mi alma por la corrupción del cuerpo. "Pero del pecado
un justo ya ha sido entregado; por tanto, le corresponde decir: "La gracia
de Dios me ha librado del cuerpo de esta muerte, es decir, para que no haya en mi
cuerpo la corrupción del pecado o de la muerte ", que ocurrió en la resurrección.
cuando dice "entonces con la mente yo mismo sirvo a la ley de Dios", etc., infiere una conclusión
sión, que se infiere de acuerdo con estas dos exposiciones con premisas, de diferentes maneras, de
las premisas. Pues, de acuerdo con la exposición de las palabras precedentes en la persona de un
pecador, la conclusión debe inferirse así: "Se ha dicho que la gracia de Dios ha
me liberó del cuerpo de esta muerte, para que no sea llevado por él al pecado. Por lo tanto,
ya que ahora seré libre, con la mente sirvo a la ley de Dios; pero con la carne sirvo al
ley del pecado, que en verdad permanece en la carne con respecto al combustible, por el cual la carne codicia
contra el Espíritu ". Pero si las palabras anteriores se entienden [como proceden] de la persona
de un hombre justo, entonces la conclusión debe inferirse así: "La gracia de Dios mediante
Jesucristo me ha librado del cuerpo de esta muerte; es decir, para que la corrupción
del pecado y de la muerte puede que no haya en mí ". 4. HUGH THE CARDINAL Hay, por lo tanto, ahora
sin condenación. Las palabras anteriores han sido expuestas sobre el cautiverio de
pecado mortal, bajo el cual el hombre vivía carnalmente; y sobre el cautiverio de venial
pecado, del hombre que está en gracia. Pero da el apelativo de "pecado mortal" a lo que es
ejercitado en la operación misma, y "venial" a lo que consiste en el acto y movimiento de
codiciar o entregarse a la concupiscencia, sin el consentimiento de la voluntad.

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PARTE QUINTA

PARTE QUINTA

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I. LA OPINIÓN OPUESTA ES PERJUDICIAL PARA LA GRACIA Y PERJUDICIAL PARA EL BIEN


MORALIDAD…

I. LA OPINIÓN OPUESTA ES PERJUDICIAL PARA LA GRACIA Y DOLOR PARA


BUENA MORAL
Primero se demuestra que la interpretación de Romanos 7 , que prevalece en la actualidad.
es perjudicial para la gracia, atribuyéndole menos de lo que es apropiado. (1.) El concurso que se describe
en ese capítulo, no se puede atribuir al Espíritu Santo morando en un hombre, sin manifestar
contumamente al Espíritu Santo. (2.) Una objeción y respuesta. 2. En segundo lugar, se demuestra que el
la interpretación moderna es perjudicial para las buenas costumbres; porque atrae junto con él, como un con-
secuencia, que un hombre se halaga y se anima a sí mismo en sus pecados, siempre que
los comete con una conciencia reacia. Esto se ilustra en algunos casos. 3. Es
igualmente confirmado por San Agustín y por el Venerable Beda. Tesis. - La opinión que
afirma que este capítulo trata sobre un hombre que es regenerado y puesto bajo la gracia; y
que también interpreta el bien que este hombre quiere y no hace, y el mal que
no lo haría, pero lo hace, como referencia al bien y al mal reales; es perjudicial para la gracia y hostil
a la buena moral. 1. Que esta opinión moderna es perjudicial para la gracia divina, lo demuestro en
de la siguiente manera: una injuria es infligida a la gracia, no solo por el que atribuye a
naturaleza o al libre albedrío lo que pertenece a la gracia, es decir, habiéndolo quitado de la gracia;
pero igualmente por el que le atribuye menos de lo que le corresponde, y de lo que realmente debe atribuirse
a la gracia. En el último de estos modos, esta opinión moderna es enemiga de la gracia: porque atribuye
menos de lo que, según las Escrituras, debería atribuirse a la gracia. Las Escrituras atribuyen
a la gracia divina, que, en el regenerado, obra no sólo el querer sino también el hacer; ( Filipenses ii.
13) que, por su poder, nuestro anciano es crucificado y el cuerpo del pecado es destruido o enervado,
para que de ahora en adelante no lo obedezcamos en sus concupiscencias; que, por gracia, la regeneración
están muertos al pecado, y resucitan para caminar en una vida nueva, en la cual
No sirven al pecado sino a Dios, ni entregan sus miembros como instrumentos de injusticia.
justicia al pecado, pero como instrumentos de justicia a Dios; (ROM. vi. 2-13 ) que, a través de
la eficacia del Espíritu, mortifican las del cuerpo; (viii, 13) y que la gracia no
sólo suministra al regenerado la fuerza para resistir al mundo, a Satanás ya la carne, pero, igualmente,
poder para obtener la victoria sobre ellos. (Efes. vi. 11-18; Santiago iv. 4-8; 1 Juan IV. 4; v, 4; &C.,
& c.) Pero esta opinión moderna atribuye a la gracia, que su único efecto en el regenerado es
voluntad y no hacer, que es demasiado débil para crucificar al anciano, para destruir el cuerpo del pecado, o
para conquistar la carne, el mundo y Satanás. Para el hombre regenerado, según esta opinión,
se dice que obedece al pecado en sus concupiscencias y camina según los deseos de la carne; aunque se dice que
hacer esto, obligado por la violencia del pecado, en oposición a la conciencia, y con un renuente
será. Porque la interpretación y la adición alteran el modo de obediencia por el cual los hombres obedecen
pecado; no niega la obediencia misma. Esta fue también la causa por la que San Agustín interpretó
el capítulo en referencia a la concupiscencia; porque percibió que si lo interpreba sobre
pecados reales, estaría infligiendo un daño a la gracia. (1.) Deseo que sea
hizo el tema de una consideración diligente, y que debería ser frecuente y deliberadamente

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reflexionó, si el concurso que se dice que se describe en este capítulo puede atribuirse
al Espíritu Santo que mora en nosotros, sin manifestar contumedad y deshonra a la gracia de
Cristo y de su Espritu, si esto se establece como tema de la contienda, que el hombre obra
de la voluntad de la carne, no de la concupiscencia del Espíritu. Este es el resultado de la batalla,
que es establecido por aquellos que interpretan el capítulo sobre el bien y el mal reales. UN
Cualquiera que lea atentamente el pasaje, de hecho parecerá evidente que tal competencia

É
no se puede atribuir al Espíritu Santo sin una enorme desgracia para Él. Porque, ¿qué es?
Se dice que es una contienda y una guerra entre "la ley de la mente", es decir, la Santa
Espíritu que habita en el interior y "la ley de los miembros"; y la victoria está asignada a la ley
de los miembros contra la ley de la mente; porque lleva al hombre, como cautivo, a la
ley del pecado, el Espíritu Santo, que habita en vano resistiendo y combatiendo contra él. Debajo
En estas circunstancias, ¿no se representa al Espíritu Santo como mucho más débil que la ley?
en los miembros, es decir, que la concupiscencia de la carne y el pecado que habita en nosotros, El hombre que niega
esto, negará que el sol brille cuando se le vea en todo su esplendor meridiano. Por,
en este lugar, no se hace mención de su entrega o entrega espontánea, de desistir de
el combate, o el desecho de sus armas, que hemos declarado ser la causa por la cual
el que comienza a luchar en el Espíritu es conquistado por la carne. Pero ninguna mención de tales cir-
Aquí se pueden hacer situaciones; porque se dice que es una batalla, y una guerra no entre
"la ley de los miembros" y un hombre que usa "la ley de la mente", pero estar entre "el
ley de la mente "y" la ley de los miembros "; a cuya ley de la mente el desechar
de sus armas no se puede atribuir, porque él mismo está involucrado en la batalla y no por poder.
Tampoco se puede atribuir el desistimiento del combate a la ley de la mente antes de que
realmente ha sido conquistado y superado. Mucho menos se puede atribuir una rendición espontánea
a ella, porque esto de ninguna manera puede ocurrir entre estos dos combatientes. Porque "la ley del
mente "debe necesariamente perder su vida, y dejar de tener cualquier existencia, antes de que voluntaria y
se rinde espontáneamente a la carne rebelde. (2.) Alguien, sin embargo, puede responder: "Este es un
metafórica de hablar o discurso, ya través de una Prosopopoeia, una persona y el
las propiedades de una persona se atribuyen a la ley de la mente ya la de los miembros. Pero,
correctamente y sin ningún tropo o figura, se dice que este hombre lucha consigo mismo; eso es el
el hombre, al ser regenerado, lucha consigo mismo, ya que no está regenerado ". Mi respuesta a esto es:
no hay nada que impida que la cosa se haga de la manera ahora especificada; paraca
El hombre regenerado, como tal, lucha en el poder y la fuerza de la gracia y el Espíritu de
Cristo. Por tanto, si mientras lucha es vencido, la gracia y el Espíritu de Cristo son
vencer, lo cual sería un hecho más ignominioso para la gracia y el Espíritu de Cristo. Pero si
ser conquistado mientras estaba en un estado de no resistencia, y no durante el conflicto, sino
ha arrojado sus armas o ha desistido del combate, entonces este no es el caso que
es el tema de la presente investigación; porque, en el caso señalado por el apóstol, el hombre es
hecho prisionero durante el combate real, no después de que haya dejado de ser beligerante; porque

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el efecto y la realización de esta puesta en cautiverio se une al acto de librar


guerra y eso de hecho inmediatamente. Pero estos dos estn debidamente unidos, y en un
manera que sea de acuerdo con la naturaleza de las partes que luchan entre sí, si "la ley de
la mente, "es decir, la conciencia, convencida de la equidad y justicia de la ley, se diga
lidiar con "la ley de los miembros"; porque el primero es conquistado luchando y en
en medio del conflicto, porque es demasiado débil para ser capaz de resistir
petuosidad del choque contra "la ley de los miembros", es decir, los deseos de la carne y la
deseos del pecado, aunque se esfuerza fervientemente por eliminar, con cada esfuerzo y con todas sus
poderes, la palma de la victoria del campo de batalla. 2. Pero de hecho enseña que este
la opinión es enemiga y dañina para las buenas costumbres. Porque nada se puede imaginar más nocivo
a la verdadera moralidad que afirmar que "es propiedad del regenerado no hacer el bien
que quisieran, y hacer el mal que no harían; "porque de ello se sigue necesariamente
de esto que aquellas personas se adulan en sus pecados, quienes, mientras pecan, sienten que
lo hacen con una conciencia reticente y una voluntad que ofrecía cierta resistencia. Para ellos
concluyen ser regenerados de esta circunstancia, porque no es uno de los
propiedades de los no regenerados para hacer el mal que no harían, y para omitir la realización
ance del bien que quisieran; los no regenerados son aquellos que omiten el bien, y
perpetrar el mal, con pleno consentimiento de la voluntad y sin ninguna resistencia. Yo verdaderamente y
afirmo sagradamente que esto, en más de un caso, ha caído dentro del rango de mi ex-
periencia: Cuando he advertido a ciertas personas que tengan cierto grado de cautela
ellos mismos y para protegerse contra la comisión de alguna maldad que sabían
prohibida por la ley, han respondido "que de hecho era su voluntad abstenerse, pero
que deben declarar, con el apóstol, que somos incapaces de realizar el bien que quisiéramos ".
"Hablo la verdad en Cristo y no miento, dándome testimonio también mi conciencia en el Santo
Ghost ", que recibió esta misma respuesta de un determinado individuo, no después de haber
perpetró el crimen, pero cuando previamente fue amonestado a no cometerlo. Yo soy también
conoció a una dama, que al ser amonestada y acusada de un hecho que ella
sabía que había perpetrado contra la ley de Dios y su propia conciencia, respondió fríamente
"que como ella había hecho ese acto con una voluntad reacia y no con un consentimiento pleno, en esto ella
Experimentó algo similar a lo que el apóstol Pablo soportó cuando dijo: El mal que
No quisiera, eso es lo que hago. "He conocido tanto a hombres como a mujeres, jóvenes y ancianos, que,
cuando he explicado este capítulo séptimo de la epístola a los Romanos en el sentido en que
Lo defiendo en este tratado, me han confesado abiertamente "que siempre viene
sostuvieron la opinión de que, si realmente habían incluido algún mal con una mente reacia,
o había omitido la realización de algún bien cuando su conciencia exclamó contra tal
omisión, no era necesario que se preocuparan mucho por el asunto o se lamentaran profundamente
él, ya que se consideraban a sí mismos en este respecto similares a San Pablo. "Estas personas,
por tanto, me han devuelto las gracias de todo corazón, como han declarado, porque, según mi interpretación,

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ación, les había librado de esa falsa opinión. 3. Pero, para que no parezca que yo solo
hacer esta afirmación y, sin ningún testigo o partidario, declarar que "la opinión que
interpreta este capítulo como una referencia al bien y al mal real, es adverso a las buenas costumbres y
a la piedad ", veamos ahora qué juicio se han formado algunos de los antiguos sobre este asunto.
AGUSTÍN Al analizar estas palabras del apóstol: "por el bien que quisiera,
no haga; pero el mal que no quiero, eso lo hago ", este padre hace las siguientes observaciones:
Tan a menudo como las palabras divinas que se acaban de recitar de la epístola del apóstol
Pablo, es de temer que, cuando se entienden incorrectamente, proporcionen un
ocasión para los hombres que buscan uno; porque se inclinan a cometer pecado,
y con dificultad se refrenan. Por tanto, cuando hayan oído al apóstol declarar:
"Porque el bien que quiero, no lo hago; pero el mal que aborrezco, eso hago", cometen mal;
y, como disgustados consigo mismos porque así hacen el mal, suponen que
se asemeja al apóstol, quien dijo: "Por el bien que quisiera, no lo hago; pero el mal que quisiera
no, que yo hago. "Porque este pasaje a veces se lee, y en la actualidad nos impone la necesidad
de amonestación, que, cuando los hombres lo toman en una mala aceptación, fuente la comida saludable
en veneno. (0n Time, Sermons 43 a 45, tom. 10.) Pero no sea que, en esta batalla, estas divinas palabras
cuando se leen debe parecer, para aquellos que no los entienden bien, como el
trompeta del ejército enemigo y no de nuestras propias filas, por las que podemos ser incitados,
y no por el que seamos conquistados, presten atención, les suplico, hermanos míos, y,
ustedes que están en el concurso, compitan valientemente. Porque, ustedes que aún no han comenzado el combate,
no entendé lo que digo; pero ustedes que ahora están contendiendo, comprenderán fácilmente mi
sentido. Hablo abiertamente; tus palabras estarán en silencio. Recuerde, en primer lugar, lo que
El apóstol ha escrito a los Gálatas, de los cuales este pasaje puede ser bien explicado; paraca,
hablando a los creyentes que han sido bautizados, dice, hablándoles como a aquellos a quienes
todos los pecados han sido remitidos en la fuente sagrada; pero hablándoles como a los que todavía están
luchando, él dice, "Esto digo entonces: Andad en el Espíritu y no cumpliréis los deseos del
carne. "No ha dicho: No haréis ni cumpliréis, pero no cumpliréis ni perfeccionaréis.
¿Por qué dice esto? Él procede a decir "porque la carne desea contra el Espíritu, y el
Espíritu contra la carne; porque estos son contrarios, el uno al otro, para que no hagáis el
cosas que quisieras. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. "Si sois guiados por
el Espíritu: ¿Qué es "ser guiados por el Espíritu"? Para consentir al Espíritu de Dios que manda,
y no a la carne que desea. Sin embargo, desea, se resiste y quiere algo, y tú
más astuto que no. Persevera en no querer [lo que la carne quiere]. Y sin embargo, tu deseo por Dios
debe ser de esta descripción, para que no haya ninguna concupiscencia a la que puedas resistir.
Considere lo que he dicho. Lo repito: Tu petición a Dios sea de este tipo, que no
concupiscencia todo lo que pueda quedar que sea necesario que usted resista. Para ti
resistir; y, al no consentir, vence; pero es mucho mejor no tener enemigos
que conquistar uno. Llegará el momento en que ese enemigo no tendrá existencia. Aplicar

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tu mente a las notas de triunfo, y ver si será "Oh muerte, ¿dónde está tu contienda?" Va a
no sea "Oh muerte, ¿dónde está tu aguijón?" Buscarás su lugar y no lo encontrarás. (Ibídem.)
En un pasaje posterior del mismo tratado, al explicar aún más claramente el significado
del apóstol, para que sus palabras no resulten dañinas para quienes buscan ocasión, San Agustín
escribe de la siguiente manera: El apóstol, por tanto, no hace lo que quisiera, porque
no desea codiciar ni entregarse a la concupiscencia; sin embargo, desea; por eso hace el mal que
no quiere. ¿Acaso esta concupiscencia maligna llevó al apóstol a someterse a la lujuria por la fornica?
cion? De ninguna manera. No dejes que pensamientos como estos surjan en tu corazón. El contendió contra
eso; no fue sometido. Pero como no quiso, y tena esto contra lo que poda
por lo tanto, dijo: "Lo que quiero, no lo hago"; No quiero codiciar, ni complacerme
concupiscencia, y sin embargo deseo. "Por tanto, lo que quiero, no lo hago"; pero aun así consiento
no a la concupiscencia. Porque, de lo contrario, no habría dicho: "No satisfaceréis los deseos
de la carne: "si él mismo las cumplió. Pero él ha puesto para ti, ante tus ojos, el
combate en el que estuvo involucrado, para que no tengas miedo por lo tuyo. Por,
Si el bendito apóstol no hubiera dicho esto, cuando hayas percibido la concupiscencia en movimiento
dentro de tus miembros a los que no quisiste dar tu consentimiento, ya que has cumplido
Si lo percibes en movimiento, tal vez puedas desesperarte por ti mismo y decir: si
pertenecía a Dios, no debería tener tales movimientos. Mire al apóstol comprometido en la
batalla, y no estés dispuesto a llenarte de desesperación. Él dice: "Pero veo otra ley en mi
miembros, luchando contra la ley de mi mente; y porque no estoy dispuesto a que deba
porque es mi propia carne, yo mismo soy la persona, es una parte de mí mismo: "lo que
Lo haría, no lo hago; pero el mal que aborrezco, lo hago "porque deseo. Por lo tanto, el bien
lo que hago al no dar mi consentimiento a mi concupiscencia maligna, la realizo, pero no perfecciono
eso. Y la concupiscencia, que es mi enemiga, hace el mal y no lo perfecciona. En que
¿Cómo lo hago bien y no lo perfecciono? Hago el bien cuando no consiento el mal
concupiscencia, pero no perfecciono el bien para no complacer la menor concupiscencia. Otra vez
por tanto, ¿de qué manera mi enemigo realiza el mal y no el mal perfecto? Realiza el mal,
porque pone en movimiento los malos deseos. No perfecciona el mal, porque no me atrae
(Ibid.) BEDE VENERABLE Pero lo que hago o realizo es codiciar, no
consentimiento a la lujuria; no sea que alguien busque ahora en el apóstol un ejemplo para sí mismo, y
él mismo debería permitir uno malo. "Lo que quisiera, no lo hago". Porque lo que dice la ley,
"No codiciarás". Y no es mi voluntad codiciar, y sin embargo codiciar, aunque no doy mi consentimiento
a mi lujuria, y aunque no la persigo. (Sobre Romanos 7. ) II.

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DIVERSAS OBJECIONES EN FAVOR DE LA INTERPRETACIÓN COMÚN CONTESTADA

DIVERSAS OBJECIONES A FAVOR DE LA INTERPRETACIÓN COMÚN


CONTESTADA
Una objeción a la interpretación común; es posible que este sea el significado de
Romanos 7, "que los regenerados no realizan con tanta frecuencia y tan perfectamente lo que es bueno,
y omiten lo que es malo como quieran ". Respuesta: La glosa es contraria al texto, porque esta
El capítulo describe el estado continuo del hombre de quien trata. 2. La forma en
que hubiera hablado San Pablo, si hubiera querido transmitir el significado que generalmente
obtiene, y esto de conformidad con el estilo y modos de hablar que suele adoptar
en otros pasajes al escribir sobre sí mismo. Un argumento contra lo generalmente recibido
opinión, tomada de las cosas que se han dicho previamente, y que están aquí
reducido a la forma de un silogismo. 3. Otra objeción a favor de la inter-
pretación, y esto en dos miembros. Una respuesta al primer miembro. Una respuesta al segundo
"que cuando los regenerados pecan, pecan de mala gana". Cada lucha interior contra el pecado
no es una señal de que el hombre está regenerado. 4. Otra objeción y respuesta. Observaciones sobre
un testamento completo e incompleto. El regenerado no será, con una voluntad completa, más bueno
de lo que realizan, ni perpetran más mal del que quieren. 5. Cada uno de nosotros debe instituir
un examen serio de sí mismo y de todos los movimientos de su voluntad. 1. Pero alguien dirá:
en defensa de esta opinión moderna y para borrar esta doble mancha,
interpretación, no se inflige ningún daño a la gracia divina, y no se hace daño a las buenas costumbres ".
Algún otro hombre, poseedor de una vehemencia aún mayor en defender la opinión que él
una vez que haya concebido, traerá contra mí la acusación de calumnia, [y dirá:] "Es un pozo
hecho conocido que los que dan esta interpretación al capítulo, no quitan del
regenerar la realización de todo el bien real y la omisión de lo que es malo, y
en consecuencia, [la obra de] la gracia de la regeneración; pero esto es todo lo que afirman: A veces,
es más, muy a menudo, aquellos hombres que son regenerados por el Espíritu de Cristo hacen el mal que.
no harían, y, con mucha más frecuencia, omitirían o no realizarían el bien que
haría; y las mismas personas regeneradas nunca realizan tan perfectamente el bien que hacen
como quieran realizarlo, y nunca omiten el mal tan perfectamente como quisieran omitirlo. Pero
ninguna de estas afirmaciones puede ser negada por aquellos que reconocen la imperfección de
justicia en esta vida, y que consideren con precisión los ejemplos del santísimo
mortales que se describen en las Sagradas Escrituras ". Respondo, este subterfugio no ofrece ninguna defensa
o excusa para la explicación moderna de Romanos 7. Porque, (como es la frase,) en este caso
la glosa es contraria al texto. Porque ese capítulo no trata sobre lo que ocasionalmente
le ocurre al hombre que es objeto de discusión, pero sobre lo que en general y para la mayoría
parte suele pasarle; y contiene una descripción del estado continuo
del hombre de quien trata. Esto es declarado abiertamente por las propias palabras y por
el modo de hablar empleado. El apóstol dice: "El bien que quisiera, no lo hago; pero el
mal que no quisiera, que hago. "Esto se dice sin ninguna distinción o contracción del
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dicho general para que se entienda especialmente como si a veces no hiciera el bien
que él haría, y algunas veces hizo el mal que no quiso, o como si
veces se abstuvo del mal que odia, y realizó el bien que quería. Pero
el apóstol enuncia simple e indefinidamente sobre el detestado mal que perpetra
y en cuanto al bien que quiso que no lo haga. Pero si esta indefinida
enunciación significa "que el bien que se ha querido se realiza con mayor frecuencia
formada que omitida, y que el mal detestado ha sido evitado con más frecuencia que
cometido ", que necesariamente debe ser afirmado por quienes explican el capítulo en referencia
a un hombre regenerado, porque un hombre regenerado no camina según la carne, sino según
al Espíritu - entonces digo, el apóstol no supo enunciar su propio significado. por
los enunciados indefinidos poseer la misma fuerza que los universales, o se aproximan
lo más cerca posible de ellos; enuncian, respecto a los objetos, aquellos atributos que son
en cada uno de ellos y en todo momento, o más habitualmente y según el más relevante
parte. Así se dice de los cretenses que son unos mentirosos. ( Tit. I. 12. ) Los atenienses
se dice que son ligeros y frívolos, y que se complacen en "escuchar algo nuevo"; y el
A los cartagineses se les llama pérfidos. Las Escrituras hablan así, que los judíos han sido
rechazado a causa de la mayor parte, (porque "Dios no desecha a su pueblo a quien
"") y que los gentiles fueron recibidos en su lugar. Porque se les dio poder, y
un mandato ordenado a los apóstoles, de predicar el evangelio a todas las naciones, y la mayoría de ellos
Hace mucho que se han convertido a Cristo, o todavía se convertirán. Ni en este
capítulo es el apóstol tratando acerca de una actuación perfecta y, en todos los aspectos, completa
del bien y la omisión del mal, sino simplemente sobre la ejecución del uno y la omisión
del otro. Porque dice que el hombre comete el mal, pero no perfectamente, si es regenerado;
de lo contrario, pecaría con toda su voluntad. Pero esto se tratará posteriormente en
mayor longitud. 2. Pero si San Pablo pretendía en este capítulo transmitir un significado como los
intérpretes que le atribuyen, entonces debe haber hablado de la siguiente manera, si fue
deseoso de decir algo, de acuerdo con él mismo: "Sabemos que la ley es espiritual, y
requiere de nosotros una obediencia perfecta en todas sus partes, y continua sin interrupción
o interrupción. Pero todavía no he conquistado la carne, todavía no tengo una
dominio sobre el pecado, ni he quebrantado ni sometido tanto los deseos de la carne como para
poder realizar esa perfecta e ininterrumpida obediencia a la ley. Por eso de vez en cuando
me sucede que hago el mal que no quiero, y omito el bien que quiero; No,
Percibo que nunca hago lo bueno con tanta perfección y tanto celo como
está en mi voluntad de realizar; ni he omitido el mal con la perfección que he deseado.
Porque en ambos casos, incluso mientras hago lo que es bueno y omito lo que es malo, siento
la concupiscencia de la carne luchando y resistiendo; y me considero tener exper-
he experimentado un éxito admirable si salgo victorioso del combate, es decir, si hago lo que
el Espíritu desea, y no lo que la carne desea ".

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adecuado al sentido que atribuyen al apóstol, y éste es propiamente el índice y


intérprete de ese significado. Pero muchos pasajes de la Escritura, en los que el apóstol trata
sobre sí mismo, enséñanos que debería haber hablado así, si hubiera dicho cosas que eran
coherente consigo mismo: "Porque no soy consciente de nada; sin embargo, no
fied. "( 1 Cor. Iv. 4.) "Por lo tanto, corro así, no tan inciertamente; por lo tanto, hago mi parte como un
batant, no como quien golpea el aire; pero golpeo y mantengo mi cuerpo debajo, y traigo
en sujeción; no sea que por cualquier medio, cuando haya predicado a otros, yo mismo
convertido en réprobo "(vi, 26,27)". Sed imitadores de mí, como yo también lo soy de Cristo "(xi, 1).
"- No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven, porque
las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas ".2 Cor.
iv. 18. ) "- Sin ofender en nada, para que no se culpe al ministerio, sino en todo
aprobándonos como ministros de Dios, con mucha paciencia ", etc. (vi, 3-10)".
la ley estoy muerta a la ley, para que yo viva para Dios. Estoy crucificado con Cristo; sin embargo
Yo vivo; pero no yo, sino que Cristo vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por
la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó a sí mismo por mí. "( Gal. Ii. 19, 20. )" Pero
No permita Dios que me gloríe, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien
el mundo es crucificado para mí, y yo para el mundo. "(vi, 14.) Muchos otros pasajes de un
se podría citar una importación similar. Dado que, por tanto, esta interpretación no concuerda con la
capítulo, no puede, por esta opinión, ser excusado de los dos delitos que se objetan
contra él, [como perjudicial para la gracia divina y nocivo para las buenas costumbres]. Por lo que yo
persisto en preferir la misma acusación, y declaro: La opinión que atribuye a un
regenerar al hombre "que generalmente hace el mal que no haría, y que
omite el bien que él quisiera, "es perjudicial para la gracia de la regeneración y dañino
a la buena moral; Pero la opinión que explica Romanos 7 como refiriéndose a un hombre regenerado,
atribuye estas cosas a quien está regenerado; Por tanto, esta opinión es perjudicial para el
gracia de la regeneración y dañino para la buena moral. La luz de la proposición principal es tan
genial como para no requerir prueba ni ilustración. El menor está en el texto. Porque, como ya lo ha hecho
mostrado, al hombre de quien el apóstol está tratando se le atribuye, que él más
probablemente comete lo malo y omite lo bueno; por lo tanto, la conclusión propiamente
sigue. Parece, por tanto, que no he puesto esta objeción por calumnia a la
opinión que se opone a la mía; y puedo afirmar sagradamente, ahora, que antes del acto
de tomar la pluma en mis manos, había hecho un voto ante Dios de que [en la discusión de
este tema] No me permitiría calumniar. Por tanto, aunque la objeción era falsa,
en ese caso se me habría escapado por ignorancia y no por malicia. 3.
Alguien, sin embargo, que esté deseoso de guardar y retener pertinazmente la tesis que
una vez establecido, respondé here: "Que se conceda, que esta explicación es deficiente
en las cosas que el apóstol atribuye a este hombre; que se conceda igualmente, que el
la interpretación producida por otras personas no es adecuada para el pasaje; sin embargo no se vuelve

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perjudicial para las buenas costumbres, ni se inflige ningún daño a la gracia a través de esta opinión,
siempre que se exceptúe el todo junto, como equitativamente debería ser, y que una parte
no separarse de otro; esto también se concede, que, aunque esta interpretación sea
inadecuado para Romanos 7, sin embargo, está de acuerdo con el resto de las Escrituras y con la analogía
de fe. ”(1.) Para que no parezca demasiado rígido, estoy dispuesto a conceder al primero de estos;
sobre esto último veremos algo más. Porque reconozco que la opinión de San Agustín,
que interpreta el capítulo como relativo sólo al acto y movimiento de la concupiscencia, ni
demuestra ser perjudicial para la gracia, ni perjudicial para las buenas costumbres, aunque explica la
pasaje sobre un hombre regenerado. Pero digo que, despus de haber sido impresionado e inculcado
en la mente de los oyentes o lectores que el apóstol está tratando acerca de un hombre regenerado
en Romanos 7, no está en nuestro poder impedir que tales personas comprendan el resto de
esas cosas que se atribuyen a este hombre de una manera diferente a la que
debe entenderse, es decir, de recibirlos en una aceptacin que no es agradable
al texto y diseño del apóstol, y como no se reciben cuando se explican
como relacionado con un hombre que está bajo pecado y bajo la ley, especialmente cuando la inclinación es
persuasivo a tal interpretación, y cuando la concupiscencia de la carne da un
impulso similar. Esto, como ya he dicho, lo ha hecho mucha gente, y
ciertamente no sin culpa atribuida a la opinión misma, aunque "toda ella sea recibida
Juntos. "Porque esto no es lo único declarado por esa opinión", El regenerado a veces
cometer pecado; y nunca realizó perfectamente lo que es bueno, y omiten lo que es malo, mientras
continuar en la vida presente "; pero esto también se agrega:" Es una propiedad del regenerado,
cometer pecado no con el pleno consentimiento de la voluntad, y mientras esté en el acto de pecar, no
pecado; desde el pecado no regenerado con pleno consentimiento de la voluntad, y sin ninguna reticencia
por su parte. "Aquellas personas que deseen excusarse por este capítulo, y que, aunque
comprometido en el pecado, siente alguna resistencia de la voluntad y remordimiento de conciencia en el acto de pecar,
concluir de la afirmación anterior, que no cometen pecado con el pleno consentimiento del
voluntad, y, por lo tanto, que el mismo hecho de que hayan cometido el pecado es un signo de su
Generacion. Una conclusión como ésta es una vez perjudicial para la gracia y contraria a las buenas costumbres.
(i.) Es perjudicial para la gracia, porque establece eso, como un signo de regeneración, que es igual
común a los regenerados y no regenerados, es decir, a los que están bajo la ley.
(ii.) Es contrario a la buena moral, porque el pecado no es evitado tanto por el hombre que
sostiene una opinión como ésta, ni su perpetración produce profundo dolor en quien
es su autor, porque por la modalidad del hecho todavía concluye que es regenerado. (2.)
Pero consideremos ahora si las cosas que se han aducido para liberar su
opinión de este doble cargo criminal, ser conforme al resto de las Escrituras
ya la analogía de la fe, o no. Confieso que es una gran verdad que, si bien el
regenerados pasan sus vidas en este cuerpo mortal, ni realizan perfectamente lo que es bueno,
ni omitas el mal. Pero agrego que, mientras que en la vida presente, nunca hizo perfectamente lo que

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es bueno, o aborreces perfectamente lo malo. También confieso que incluso los mejores regenerados
ofenden en muchas cosas, ya incluso pecan, haciendo lo malo y omitiendo lo que es
es bueno; porque los regenerados no siempre actúan desde el principio de regeneración. Pero yo niego
que, cuando pecan, lo hacen de mala gana, aunque lo hagan con una lucha en su
mente y conciencia. Porque, mientras continuaba la contienda y la lucha entre la mente y
la carne, por mucho que pueden eliminar el mal al que la carne los incita, y
el bien del que los deshojó; sin embargo, no proceden a la escritura en sí
excepto cuando la batalla termina, la mente o la conciencia se vence, y después de la voluntad
ha cedido el consentimiento a la carne, aunque tal consentimiento no sea sin el agudo remordimiento de
conciencia. Entonces niego que se pueda concluir de esta oposición de la mente que él
es un hombre regenerado que peca de esta manera. Porque, como hemos demostrado con frecuencia anteriormente, la
La comisión del pecado con una mente y una conciencia reticentes pertenece a muchos de los no regenerados.
Además, como también hemos enseñado anteriormente, esa resistencia que precedió inmediatamente al
perpetración del pecado, no fue del Espíritu Santo que regeneró y habitó, sino de
la mente que estaba convencida de la justicia y equidad de la ley. Por la vida del
la conciencia continúa; y de su vida, la acción y el movimiento permanecen, cuando el Espíritu Santo es
o se ha ido por completo, o está tan apenado que no hace ningún movimiento y actúa por el obstáculo
del pecado. Es un hecho bien conocido que el alma en el hombre que es vegetativo, realiza la primera
y los últimos oficios de la vida, mientras que el alma racional cesa sus operaciones como en el caso del lun-
áticos y maníacos, y el alma sensible desiste de actuar en personas letárgicas. Yo deseo
estas observaciones para recibir una consideración diligente; porque tienen una gran tendencia a inducir
un hombre para entrar en un examen serio y seguro respecto a sí mismo, para alcanzar una correcta
conocimiento del estado de la regeneración, y para distinguir diligentemente entre éste y el
Estado ANTES de la ley, y principalmente entre éste y el BAJO la ley. 4. Sin embargo, alguna persona
se reunirá aquí y, con el fin de excusar o defender su opinión, dirá: "No puede
negar que los regenerados harás más bien de lo que realmente realizan, y perpetrarán
más mal que ellos. "Mi respuesta es, esto, cuando se entiende correctamente, se puede conceder;
porque está expresado con cierta ambigüedad. "Querer y no querer esto", puede entenderse
concerniente a una volición y nolición completa o incompleta, (para usar las palabras de
Tomás de Aquino), aunque en un sentido un poco diferente. (1.) Doy la denominación de un completo
voluntad a lo que se lleva a un objeto particular que se considera particularmente, aprobando
o desaprobar ese objeto de acuerdo con la prescripción o dirección del juicio final
de la razón que se forma al respecto. (2.) Doy la denominación de testamento incompleto
a lo que se lleva hacia el mismo objeto generalmente considerado, aprobando o desaprobando
probarlo de acuerdo con la prescripción o dirección no del juicio final de la razón
que se forma en torno a él. El primero de estos, que en verdad está completo, puede llamarse
simplemente una volición y una nolición. Pero este último, que es incompleto, se expresa de otra manera
por las palabras, deseo y anhelo, y debería llamarse vellcity más que voluntad. Teniendo

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basado en estas cosas, ahora digo, no se puede afirmar con la verdad, "que un hombre regenerado
quiere más bien con una voluntad completa de lo que realmente realiza ", a menos que sin ninguna falta
propio, se verá obstaculizado por la necesidad o por alguna fuerza mayor, o "que realmente no
más mal que su voluntad. "Porque no lo hace por coacción. Un comerciante que,
para evitar un naufragio, arroja sus pesadas balas al mar, realiza voluntariamente
ese acto, habiendo seguido este último juicio de su razón, que es mejor para sus fardos de
bienes para ser destruidos, que él mismo perezca con ellos. Así, con un completo (hago
No digamos con plena) voluntad, David deseó su relación adúltera con Betsabé. De buena gana,
y con total voluntad, Pedro negó a Cristo. Pero si esto se entiende sobre un
voluntad incompleta, entonces concedo que se puede decir "que la voluntad regenerada de realizar más bien
de lo que realmente ejecutan, y omitir más mal del que omiten ". Esto, sin embargo, no es un
propiedad exclusiva del regenerado; porque pertenece a todos los que están así bajo la ley,
que en ellos la ley ha cumplido todas sus funciones, y (el Espíritu Santo la emplea para
este fin) en ellos ha producido todos aquellos efectos que es posible y habitual para el
ley para producir. Tanto los regenerados como los que están bajo la ley, podrían hacerlo,
que no había en ellos una fuerza y eficacia tan vasta del pecado que aún existía y reinaba en
ellos; y desearía que no fueron solicitados e impelidos a cometer malas acciones
la cupiscencia y la tentación del pecado; no, también podrían querer que no codiciaran o
embotado en la concupiscencia; pero aquellos actos malvados a los que son solicitados por el pecado que
en ellos, o habita en ellos y reina, no realizan, excepto a través de la intervención
del consentimiento de la voluntad que ha sido obtenido por esta tentación del pecado. Porque la lujuria no
engendra el pecado, a menos que haya concebido; pero concibe por el consentimiento de la voluntad
tanquam ex marito. Pero mientras la voluntad permanezca en estado de suspenso, sin inclinarse a
parte, mientras no se produce ningún acto, como vemos en un justo equilibrio, o verdaderas escalas, de las cuales
ninguna de las partes oscila hacia arriba o hacia abajo antes de que una de ellas reciban una adhesión de
peso que deprime esa escala y eleva la opuesta. Todo movimiento se reclina o
depende del reposo como de una base. Por tanto, la voluntad no se mueve hacia la parte del pecado a menos que
al aceptar su tentación. 5. Estas observaciones son sumamente sencillas y capaces de
siendo plenamente confirmado por la experiencia misma, si alguien sólo reflexiona con precisión dentro de
él mismo todos los movimientos de su propia voluntad. Pero la mayor parte de nosotros evita este deber; para ello
no se puede realizar sin [inducir] dolor y enfermedad mental, que ningún hombre
se trae sobre sí mismo. Pero de ninguna manera es probable que el pecado obtenga una
consentimiento de la voluntad de ese hombre que generalmente está bien instruido en la justicia y
injusticia de acciones, antes de que haya dejado de sentir pena o arrepentimiento: Por tanto,
La diferencia entre un hombre regenerado y un hombre no regenerado no debe colocarse en este
particular cuando ambos cometen pecado. Porque, en ese hecho particular, igualmente ceden ante
la tentación del pecado, ambos pecan por el mismo principio de naturaleza depravada, y en
En ambos casos la resistencia es una y la misma cuando se perpetra el pecado, es decir, en el

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DIVERSAS OBJECIONES EN FAVOR DE LA INTERPRETACIÓN COMÚN CONTESTADA

parte de la mente y la conciencia condenada por la justicia o la injusticia del hecho. Por si
si el Espíritu mismo fuera de esa resistencia, entonces el pecado no se perpetraría en el mismo acto. "Es
Entonces no hay diferencia entre los regenerados y los no regenerados, cuando se comprometen
pecado? "Para no negar esto, digo que tal diferencia debe
pasajes sencillos de las Sagradas Escrituras; de lo contrario, ese hombre se engañará a sí mismo a su gran
peligro, que sigue alguna otra regla de juzgar.
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LA CONCLUSIÓN AN Examen y comparación de cada una de las tres Interpretaciones ...

LA CONCLUSIÓN AN Examen y comparación de cada uno de


las tres Interpretaciones de este capítulo.

La PRIMERA, que es la última de las dos opiniones abrazadas por San Agustín, y que
interpreta este capítulo sobre un hombre bajo la gracia, tiene varias desventajas: (1.) en el
significado de la palabra CARNAL, y el de la frase, "vendido bajo pecado". (2.) En la explicación
ación del mal que, dice el apóstol, hizo; y del bien que omitió. (3 en
la explicación de la palabra Hacer o REALIZAR. (4.) En la interpretación de "habitar
pecado ". (5.) En la explicación de" la ley de la mente ". (6.) Al explicar el cautiverio del hombre
bajo la ley del pecado. (7.) En el significado distorsionado que se le da a la exclamación votiva. (8.) Es
asignar a un hombre regenerado una doble servidumbre, y al interpretar "la mente" por "la
espíritu. "Estos ocho inconvenientes son suficientes para inducir un rechazo de esta Primera Interpretación
ación. 2. El SEGUNDO, que es el de los teólogos modernos, y que también explica el capítulo
sobre un hombre bajo gracia, además de los inconvenientes que tiene en común
con el Primero, también tiene algunos que le son propios. (1.) Al decir, ¿qué permanentemente
Pertenece al estado continuo de este hombre, a veces solo le sucede a él. (2.) Al dar
una explicación precipitada de "realizar lo que es bueno". (3.) Al afirmar que el regenerado
comete pecado de mala gana. (4.) Al predicar cosas contradictorias acerca de este hombre. (5.)
Al predicar con restricción aquellas cosas concernientes a los regenerados, que las Escrituras
simplemente atribuírselos. 3. La TERCERA, que es la primera opinión de San Agustín, así como
el de Arminio, y que entiende este capítulo como relativo a un hombre que está bajo la
ley, es clara y clara, y no está en desacuerdo tampoco con la fraseología apostólica
o con otros pasajes de la Escritura; este hecho se vuelve obvio incluso desde esta circunstancia
postura - que se dice que este hombre está "puesto bajo la ley" y "bajo el dominio
del pecado. "4. Este tratado se cierra con un discurso de Arminio a sus hermanos en el ministerio,
en el que el autor se ofrece a ser examinado, con una seria súplica para ellos
amonestarlo, de manera fraternal, si se ha equivocado; pero para ceder su asentimiento a la verdad,
si ha escrito en esta obra cosas que están de acuerdo con las Escrituras y con
el significado del apóstol. Comparemos ahora brevemente estas tres exposiciones de Romanos
VII, PRIMERO, el que San Agustín dio poco antes de su muerte; En segundo lugar, lo que
enseñó en sus primeros años, que es igualmente mi interpretación, y la de muchos médicos de la
iglesia primitiva, como ya he probado, y la de algunos incluso entre nuestros propios teólogos;
y, POR ÚLTIMO, la exposición de aquellas personas que asienten a San Agustín en este particular-
que en común con él lo explican como relacionado con un hombre regenerado, pero que disienten
de él en otro particular: que interpretan el BIEN y el MAL, no como relacionados con
el acto de CONCUPISCENCIA, sino como una referencia al BIEN Y MAL REAL. 1. Que St.
Agustín podría interpretar este capítulo como relacionado con un hombre regenerado y un
puesto bajo la gracia, (que supuso le sería útil en sus disputas con

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los pelagianos,) se vio obligado a poner una construcción forzada en la fraseología apostólica,
e interpretar muchas cosas en oposición al significado expreso y la intención del
apóstol. (1.) Ha interpretado que un hombre carnal se refiere a uno que aún lo soporta.
carne mortal, que todavía no se ha hecho espiritual en la carne, y que todavía tiene y siente dentro
él mismo los deseos de la carne. Pero acerca de la primera de estas dos descripciones de hombres, el apóstol
no trata aquí: está, por tanto, bastante más allá del propósito; y le suplico a San Agustín
para señalarme un solo pasaje de la Escritura, en el que los regenerados son llamadas carnales
porque todavía tienen dentro de sí los deseos de la carne. Si se les llama espirituales en el
Escrituras, "porque por el Espíritu mortifican las obras de la carne" y no van tras
deseos carnales, pero anden según el Espíritu, entonces, en verdad, no pueden ser llamadas carnales de
el hecho de que todavía tengan esos deseos. Pueden ser llamados "aquellos que no son perfectamente
espirituales "a causa de la presencia de deseos pecaminosos; pero de ninguna manera pueden ser llamadas
carnal, porque el dominio del pecado les es quitado. De manera similar fue
bajo la necesidad de distorsionar otro atributo de este hombre, vendido bajo el pecado, cuando este
frase significa propiamente "uno que es esclavo del pecado y que sirve al pecado", ya sea que
esto voluntariamente sin ninguna resistencia de conciencia, o en oposición a su mente y hasta ahora
a regañadientes. No nos está permitido enmarcar insignificantes distinciones y, de acuerdo con ella,
atribuir a las personas ciertas palabras, que las Escrituras no emplean, en ese sentido, y
que no se suelen atribuir a esas personas en las sagradas escrituras. (2.) Luego interpreta el mal
lo que el apóstol dice que hizo, con la palabra codiciar o complacer en la concupiscencia; y el
bien que dice que omitió, con la palabra no codiciar, una aplicación sumamente absurda y distorsionada
¡Ación de esos términos! Primero. Porque las palabras, Katergazesqai, Prassein y Poiein "hacer",
no puede tener el mismo significado que concupisco, "codiciar". Al menos, que yo sepa, el
Las Escrituras no tienen en ningún pasaje, explicado "la lujuria" por ninguna de esas tres palabras. Y St. Au-
el mismo Agustín, en la definición de pecado, al distinguir entre estas cosas, dice: "El pecado
es todo lo que se dice, hace, y codicia o desea contra la ley de Dios. "Bucero,
en su "Comentario sobre Romanos 7 , "dice," Algunas personas recibieron los tres verbos aquí traducidos
'hacer' en la aceptación, 'codiciar', pero ese no es el modo de hablar de San Pablo. Él entiende
por la palabra, el acto mismo que se comete efectivamente por impulso de la concupiscencia,
en oposición a lo que dicta la ley, y que la mente, consintiendo a esa ley,
aprueba. Concupitio, 'lujuria' o desear, es en realidad un acto interno de concupiscencia en el
mente, que se entrega a tal concupiscencia. Pero estos verbos 'hacer' en este capítulo no
significa un acto interno de lujuria, pero, propiamente, el acto externo de hacer aquellas cosas que
han sido codiciados o deseados. "(Fol. 369.) En segundo lugar". Se dice que el pecado hace este mal, y, por el
perpetración del mal, para matar al hombre mismo. "El pecado no lo mata por concupis-
cence. Santiago habla así: "Entonces, cuando la concupiscencia ha concebido, engendra pecado; y el pecado,
cuando está terminado [o completar por la acción], trae la muerte. "(i, 15.) Pero mata al
el hombre a través del pecado actual. Esto lo declara el apóstol en el quinto versículo de este mismo capítulo:

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cuando él dice, "porque cuando estábamos en la carne, los movimientos del pecado, que eran por la ley,
obra en nuestros miembros para llevar a cabo fruto de muerte. "Estoy hablando ahora, no de acuerdo con
el rigor de la ley, pero según la gracia del evangelio en Jesucristo. En tercer lugar. los
el mal y el bien, el primero de los cuales, dice, perpetra, pero el segundo omite, son
tan opuestos entre sí, que el mal es lo que está prohibido por una ley prohibitiva, cuya ley es
generalmente propuesto por un negativo; pero bueno es lo que manda una ley preceptiva, que
suele proponerse de forma afirmativa. Un pecado es perpetrado contra una ley prohibitiva por
comisión, pero contra una ley preceptiva por omisión. Por eso se les llama pecados
de omisión y de comisión. Si se observa una ley prohibitiva, se dice que se omite el mal,
pero si se observa una ley preceptiva, se dice que se realiza el bien. Ahora, a la lujuria y no a
la lujuria, no se oponen entre sí. Porque aunque la lujuria esté prohibida por un prohibitivo
ley, pero no la codicia no está ordenada por una ley preceptiva; tampoco puede ser comandado por
tal ley; porque no codiciar consiste en una negativa o en la omisión de un acto; pero por omisión,
se comete un delito contra una ley preceptiva. Pero, por la omisión de la concupiscencia,
no se comete ningún delito contra una ley positiva o preceptiva, pero se cumple una ley prohibitiva;
y por la obediencia, que consiste en no codiciar, no se realiza el bien, pero se omite el mal.
Para que podamos señalar este absurdo [de la exposición de San Agustín], invertiremos en el
de la siguiente manera lo que ha dicho el apóstol: "El bien que quiero, lo hago", es decir, no
lujuria; "pero el mal que no quiero, no lo hago", es decir, no codicio. Porque no quiero codiciar
y no deseo; No tengo lujuria, y no deseo. Por tanto, en este caso, el mismo acto es
la realización del bien y la omisión del mal: un completo absurdo. Y eso se llama
la ejecución de una acción buena que es la omisión de una mala, ¡un absurdo igual!
Oh Agustín, ¿dónde estaba tu perspicacia habitual? Perdone la expresión; por un bien
El filósofo no siempre es un filósofo, y nuestro propio Homero a veces asiente con la cabeza.
Por cuartos. Es un modo de expresión ilógico decir: "Quiero codiciar" y "No quiero codiciar".
porque la concupiscencia real es anterior a la volición y la nolición, y el acto de concupiscencia
no depende de la elección o determinación de la voluntad. De acuerdo con el trillado y
dicho, "los primeros movimientos no están en nuestro poder, a menos que sean ocasionados por algún acto de
la voluntad ", como se expresan los escolásticos. Pero debemos decir:" No podría desear no codiciar ",
es decir, "podría desear estar libre del impulso de la concupiscencia". Y esta es una expresión
de deseo, sin tender ni salir hacia la realización u omisión de nuestro acto, sino
exigiendo seriamente el acto de otra persona para nuestra liberación de ese mal que impulsa
nos a un acto malo, y que nos impide realizar un acto bueno - aprobamos el acto bueno y
desaprobar el malo. (3.) Se siente obligado, al exponer lo que el apóstol
dice en el versículo 18, "Pero hacer lo bueno no encuentro", para interpretarlo por
"completando lo bueno", es decir, "no encuentro perfectamente hacer lo bueno", como es evidente
de los pasajes que hemos citado de San Agustín. Esta interpretación es absurda,
distorsionado y contradictorio con los sentimientos y el significado del autor; por Primero. los

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palabra, Katergazesqai no significa "perfeccionar", es decir, "perfectamente para hacer cualquier cosa"; pero
significa "operar, realizar, efectuar o hacer", ya que esta palabra se usa más comúnmente,
no para "hacer cualquier cosa perfectamente", sino para "producir un efecto". Mis observaciones sobre esto
el punto son evidentes en el texto mismo; porque la misma palabra griega se emplea en la primera cláusula
del versículo 15, cuando el apóstol dice: "Porque lo que hago, no lo permito", pero no
realizar perfectamente el mal que desaprueba. También se utiliza en la última cláusula de la
Versículo 20, "Ahora bien, ya no soy yo el que lo hace, sino el pecado que habita en mí". Pero el pecado lo hace
no perpetra perfectamente el mal en este hombre, especialmente si es regenerado, como San Agustín
supone; y él mismo dice abiertamente lo contrario a esto, como se desprende de los pasajes
que ya hemos citado en la cuarta parte de este tratado. En segundo lugar. Los sinónimos de
este verbo que se usa promiscuamente en el capítulo séptimo, prassein y poiein prueban
la misma cosa. Porque el apóstol dice que hace y realiza el mal que no quería,
(versículos 15, 16, 19), sin embargo, no realiza perfectamente ese mal; esto es obvio por lo que él
agrega, "que yo no haría". Por tanto, no lo realiza con el pleno consentimiento de su voluntad. por
esto lo confiesa San Agustín, cuando explica el pasaje sobre los regenerados; pero
no lo hace con pleno consentimiento de la voluntad, es decir, no lo hace perfectamente. En tercer lugar. "Los
BUENO que el apóstol quisiera, pero que no hace "(19,) es, según San Agustín,
no a la lujuria. Pero, ¿cómo es que el apóstol realmente hace este "bien", [al quererlo, pero no
perfeccionarlo, Por lo tanto, una doble omisión de la concupiscencia debe ser establecida [por aquellos
que adoptan la argumentación de San Agustín,] uno, bajo el término hacer, se llama un imperfecto
omisión; el otro, bajo la palabra completar, recibe el apelativo de perfecto. Acuerdo-
Según el sentido de San Agustín, el apóstol dice en este versículo (19,) "No quiero codiciar, y esto
bien lo hago, pero no lo perfecciono ". De esta observación, el absurdo que he
mencionado es el más manifiesto. Por cuartos. Se atribuye más bien a la voluntad de este hombre, que
a su capacidad y poderes o eficacia. Pero la perfecta volición del bien no se atribuye a
su voluntad, tampoco se le puede atribuir. Por tanto, desde su capacidad y eficacia no solo se puede
el perfecto desempeño del bien sea quitado, pero el desempeño imperfecto es igualmente
quitado de ellos. Es decir, se niega respetar a este hombre, no solo que perfeccione
bueno, pero que incluso lo realiza. Por tanto, este pasaje no debe entenderse
cerning la perfección, es decir, la perfecta realización del bien. (4.) Se vio obligado a interpretar
"pecado que habita o habita dentro de mí", por "pecado que existe dentro", y para crear una distinción
entre él y "el pecado reina y ejerce dominio sobre un hombre", mientras que la frase,
"morando dentro de mí", denota dominio, y el poder pleno y supremo de Aquel que es el
residente, como hemos mostrado anteriormente en su lugar apropiado. Pero es evidente que reina el pecado
en este hombre; porque comete ese pecado en él que él mismo no querría, y lo aleja
como cautivo bajo su poder. (5.) Tenía la necesidad de interpretar "la ley del
mente "por" la ley del Espíritu ", aunque en contradicción con la gran contrariedad que subsiste
entre el atributo que se da a "la ley de la mente" y el que se atribuye a

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"la ley del Espíritu". Porque, en Romanos vii. 23, se dice que "la ley de la mente" ha sido superada
en combate por "la ley de los miembros", de cuyo evento, el hombre "es llevado cautivo
a la ley del pecado ". Y en Romanos viii. 2,Se dice que "la ley del Espíritu" hace al hombre "libre
de la ley del pecado y la muerte; "es decir, es más fuerte y superior en el conflicto contra" el
ley de los miembros; "y, cuando este último es conquistado y vencido," la ley del Espíritu "
libera al hombre del cautiverio al que había sido llevado por la fuerza de "la ley
de los miembros ". (6.) San Agustín se vio obligado a pervertir la frase," cautiverio al
ley del pecado ", y para darle el significado de nuestro estado primigenio en Adán, de quien somos
nacido corrupto y bajo el cautiverio del pecado y Satanás, cuando, en este pasaje, el apóstol es
no tratando sobre ese cautiverio, sino sobre otro, que se produce de él, es decir, por "la ley
de los miembros "que hemos contraído de Adán, en guerra contra" la ley del
mente, "venciéndola, y llevando al hombre, por sus propios actos, bajo cautiverio a la ley del pecado.
Porque tenemos el primer cautiverio originalmente de Adán, pero traemos el último sobre
nosotros mismos por nuestro propio acto. Incluso si el discurso del apóstol se hubiera referido a nuestra primitiva
estado, sin embargo, porque los regenerados han recibido la remisión de los pecados y están dotados con la
espíritu de la gracia de Cristo, no se puede decir que estén cautivos del pecado. Porque, aunque el
el combustible no se ha extinguido, pero el poder de mandar y de someternos a sí mismo,
es quitado del pecado por el poder de la regeneración. (7.) Se le obliga a torturar al votivo
exclamación en el versículo 24, a un deseo diferente de aquel en el que el apóstol está aquí
tratando, y con el cual la acción de gracias en el versículo 25 no corresponde. Porque, en
Este pasaje, San Pablo trata sobre el deseo por el cual el hombre pide ser liberado de
el dominio del pecado, que él llama "cuerpo de muerte"; y San Agustín es obligado [por
el esquema de interpretación que había adoptado] para explicar en referencia al deseo de
que desea ser liberado de este cuerpo mortal, y cuando ese evento ocurra, él
ser libre de inmediato de la concupiscencia del pecado. Una acción de gracias, sin embargo, parece [en este caso]
ser sometido de la forma más imprevista al deseo votivo, antes del fruto de lo que
se dice que es deseado; sin embargo, esto se hace en este pasaje, según la interpretación de S.
Agustín. (8.) Por último, San Agustín se ve obligado a asignar una doble servidumbre a un regenerado
el hombre, uno, como sirve a Dios, el otro, como sirve al pecado; y esto en contradicción con
la declaración puede expresar de Cristo: "Ningún hombre servir a dos señores al mismo tiempo". Se objeta,
"que en un aspecto diferente, y según sus diferentes partes, se dice que el hombre sirve a Dios,
y servir al pecado; "pero esta observación no quita esta opinión de la mancha con la que está
aspersado. (i.) Debido a que las Escrituras no están familiarizadas con esa distinción, cuando
hablando de personas regeneradas; que se produce un pasaje en contrario. (ii.) Porque,
si aun la carne lucha contra el Espíritu o la mente por la lujuria; sin embargo, un hombre no se puede decir,
únicamente a causa de esta resistencia y guerra, "con su carne para servir" al pecado, o "la ley de
pecado; "porque, con San Agustín, estas dos son las mismas cosas. Él también está obligado a usar
la palabra "la mente" para la parte regenerada del hombre, para el hombre en la medida en que es regenerado,

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en oposición al uso y fraseología de las Escrituras, como hemos explicado en la primera parte de
este tratado. Estas me parecen las razones más equitativas para rechazar la última opinión de
San Agustín, y por apelar de él cuando dormía a San Agustín en su momento de vigilia.
mentos. No tengo ninguna duda de que también habría abandonado esta su segunda opinión, si hubiera
tomó en consideración los argumentos que ahora se aducen, especialmente cuando había
percibió que la explicación de todo el capítulo era tan adecuada y apropiada, e imposible
ser arrebatado en cualquier momento por los pelagianos por probar su doctrina. 2. Nuestros teólogos han
caído en algunos de estos errores de los que hemos acusado la opinión de San Agustín,
como las siguientes: Se ven obligados a interpretar "ser carnal" y "ser vendido al pecado",
de una manera muy diferente a la que permite el significado del apóstol; ellos llaman
"el pecado que habita en el hombre", "el pecado que existe en el interior", distinguiéndolo así del pecado reinante;
afirman que "la ley de la mente" significa "la ley del Espíritu"; explican de forma corrupta
manera la exclamación votiva; y, por último, atribuyen una doble servidumbre a un regenerado
hombre. Además de estos errores, caen en otros que son peculiares de su interpretación.
ación, pero que no están de acuerdo ni con el significado del apóstol en este capítulo, ni con
el resto de las Escrituras, porque, (1.) Están obligados a interpretar lo que, según
el significado del apóstol, pertenece al estado continuo de este hombre, como si
sólo ocasionalmente, en contradicción con la fraseología expresa del apóstol, que dice:
"El bien que quiero, no lo hago; pero el mal que no quiero, eso hago". Esta fraseología
de ninguna manera está de acuerdo con el significado con el que se dice ocasionalmente
para perpetrar el mal y hacer el bien, como ya lo hemos puesto de manifiesto. (2.) Hijo
bajo la necesidad de interpretar la frase, "El bien que quisiera, no lo hago" por "lo hago
no es bueno en la perfección en la que debería ", o" no hago tanto bien como es mi voluntad
hacer; "sin embargo, ninguna de estas explicaciones está de acuerdo con el significado del apóstol, como hemos
visto anteriormente. (3.) Afirman ampliamente, que si bien los regenerados en realidad están cometiendo
pecado, no están dispuestos a cometer pecado en el mismo acto de pecar, en oposición a la totalidad
de las Escrituras ya la naturaleza del pecado mismo, que, si no es voluntario, cesa
ser pecado. (4.) Se ven obligados a decir cosas contradictorias sobre este hombre. Porque toman
lejos del pecado, que existe dentro de él, el dominio sobre él; y sin embargo atribuyen a
es una habitación o morada, y le atribuyen tal fuerza y eficacia, que perpetra
el mal mismo en el hombre en oposición a su voluntad, y lo lleva cautivo a la ley de
pecado. Estos son los efectos más indudables del pecado que reina y ejerce dominio. (5.)
Por último, como hay muchos pasajes de la Escritura, que atribuyen al regenerado el dispuesto
del bien, un deleite en la ley de Dios y cosas análogas, se ven obligados a
interpretar esos pasajes por esta partícula restrictiva, "después del hombre interior", mientras que, en el resto
de las Escrituras, tales atributos se atribuyen simplemente a un hombre regenerado, porque tienen
el predominio en él. Pero no es necesario, en este momento, repetir todas esas cosas
que hemos escrito antes y probado en contra de esa opinión. 3. Pero la opinión que yo

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me he comprometido a explicar, es simple y claro, sin necesidad de colocar nada


a la fraseología del apóstol, o para chocar contra cualquier otra parte de la Sagrada Escritura. Esta
puede ser percibido a simple vista, por aquel que ponga sus ojos en estas dos cosas, que
el hombre que es objeto de la presente investigación, se dice que se coloca bajo el
dominio del pecado y bajo la ley, es decir, aquel en quien la ley ha cumplido su
oficina entera. (1.) Porque, puesto que está bajo el dominio del pecado, las siguientes afirmaciones
están correctamente y sin ninguna contorsión sobre él: "está vendido al pecado;
hace lo que no quiere y omite lo que quiere; el pecado habita en l, y en su
la carne no habita el bien; no puede lograr el desempeño de lo bueno; él
no hace lo que es bueno, pero perpetra el mal; el mal está presente con él; la
la ley de sus miembros hace la guerra a la ley de su mente y la vence, y hace que el
el hombre cautivo bajo la ley del pecado que tiene en sus miembros; y, estando así enredado
y atado, es detenido por el cuerpo de esta muerte, (es decir, por el cuerpo del pecado) y
requerido con su carne para servir a la ley del pecado. "(2) Pero, como se dice que fue puesto bajo el
derecho, las siguientes afirmaciones le pertenecen correctamente y sin ninguna contorsión: "Él
no permite (no aprueba) lo que hace; quiere lo que no quiere, y
no quiere lo que hace; consiente en la ley de Dios que es buena; ya no es el
quien comete el mal; tiene buena morada en su mente; el bien que quiere no lo hace, pero
el mal que no quiere, lo hace; se deleita en la ley de Dios según el hombre interior;
con la ley de su mente hace la guerra contra la ley de sus miembros; él es extremadamente
deseoso de liberación; y con su mente sirve a la ley de Dios. "No, estos dos se unieron
clases de atributos, unidos como están íntimamente, en el texto del apóstol, no pueden pertenecer
a cualquier otro hombre que a éste, puesto que está sometido a la ley, y al mismo tiempo
dominio del pecado. Lejos de que estas dos relaciones no pueden pertenecer a la vez a
el mismo hombre, que el que está bajo la ley sufre necesariamente el dominio del pecado, que
es decir, la ley es demasiado débil para poder liberar y liberar al pecador de la tiranía del pecado.
Este es el tema que trata el apóstol a lo largo de todo este capítulo, y
lo señala en la persona de ese hombre que está sometido a la ley en el modo más
cellent de todos, es decir, uno en quien la ley ha cumplido no solo una parte de su oficio,
que no servía para el propósito que él tenía en vista), pero en quien la ley había cumplido
todos sus oficios y actos; porque esto fue requerido por la necesidad de la causa sobre la cual el
el apóstol estaba tratando; porque "la debilidad de la ley" no podía enseñarse con el ejemplo
del que no tenía dentro de sí todas las cosas que habitualmente efectúa la ley.
Porque los sabios siempre pudieron haber objetado que algunas otras personas han hecho aún más
Progreso mediante el poder y la eficacia de la ley. Si esta observación, así como muchas
otros, debe ser considerado con diligencia, será de gran potencia para efectuar una persuasión de que el
El presente capítulo debe entenderse como relativo a un hombre que está sujeto a la ley. Y me siento
completamente persuadido dentro de mí, que si puntos de vista similares a estos hubieran entrado en la mente de

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LA CONCLUSIÓN AN Examen y comparación de cada una de las tres Interpretaciones ...

nuestros expositores, cuando explicaron esta porción de la Escritura, indudablemente habrían


interpretado de esta manera; porque tal era su piedad y su saber, que no puedo traer
yo mismo para sentir cualquier otra persuasión que esta sobre ellos. Pero sucede con frecuencia
que el miedo a caer en el error o la herejía, si algún pasaje se explica de una manera diferente
de lo que generalmente se recibe, obstaculiza a aquellos que están bajo la influencia de tal miedo de
aventurarse con más diligencia a inspeccionar dicho pasaje ya considerar si no puede
ser explicado de manera apropiada y agradable a la analogía de la fe, incluso por ese modo que
se dice que es favorable a la herejía. Creo igualmente que esta interpretación mía es rechazada
por muchas personas que nunca han pensado en el modo en que las Escrituras definen
ese hombre que afirmo ser descrito en este capítulo. Si se hubieran esforzado seriamente
para determinar este punto, seguramente habrían descubierto que todas estas cosas pueden ser
más cómodamente explicado acerca de un hombre que está bajo la ley. Agregaré, como el
resultado de mi propia experiencia, que he encontrado multitudes que no sólo no han considerado
con suficiente diligencia, pero que tampoco han mostrado ningún deseo de considerar, lo que estos
nombres y epítetos significan apropiadamente, y cómo deben distinguirse con precisión de
entre ellos: el hombre natural, el hombre carnal, el hombre exterior, el anciano, el sensual
el hombre, el hombre terrenal, el hombre mundano; también, el hombre espiritual, el hombre celestial, el interior
El Hombre, el hombre nuevo, el hombre iluminado, el hombre regenerado, etc. Las Mismas Personas también
no han manifestado ninguna inclinación a distinguir de manera precisa y adecuada
entre los actos y las operaciones del espíritu, al hacer uso de la ley, y cuando
practicando el evangelio - cuando se prepara un hogar o una morada para él, y cuando en realidad el
habitante de su propio templo - de su iluminación, regeneración y sellado - de su traer
hombres a Cristo, uniéndolos a Cristo y comunicándoles los beneficios de Cristo, de
su funcionamiento, cooperación, entusiasmo, ayuda, asistencia y confirmación o fortalecimiento, y
de sus hábitos de infundir y producir buenas acciones. Todas estas cosas me parecen de tal
una descripción de que si alguna persona, sin tener en cuenta estos asuntos, intentara
una explicación seria y sólida de aquellas cosas que el apóstol trata en este capítulo,
Su conducta me parecería la de un hombre que debería esforzarse por construir un
edificio grande y espléndido sin piedras ni cal. 4. Estas observaciones las ofrezco, con un sincero
y mente sincera, a esos hombres piadosos y eruditos, ya esos eminentes siervos de Cristo,
mis amados hermanos en Cristo y colaboradores en la obra del Señor, quien siempre debe
recibir de mí todo el debido honor y deferencia, ser leído, conocido, juzgado y aprobado
o desaprobado; y les pido y más sinceramente les suplico una sola cosa, en el
nombre de nuestro salvador común, que, si descubren que he escrito algo, en
el tratado anterior, que es contrario a la analogía de la fe o contrario a la
sentido y significado del apóstol, ellos me amonestarán, enseñarán e instruirán al respecto en un
manera fraternal. Si encuentran un asunto de este tipo, testifico ante Dios que no solo prestaré
escucha atenta y paciente a sus amonestaciones, enseñanzas e instrucciones, pero

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LA CONCLUSIÓN AN Examen y comparación de cada una de las tres Interpretaciones ...

también les otorgará el pleno cumplimiento. También protesto que si, en el presente caso, cualquier cosa
de esta descripción se me han escapado (porque todos lo sabemos, pero en parte) los considero como
no escrito y como no hablado. Pero si perciben que estas mismas cosas son agradables
al resto de las Escrituras y conforme a la mente del apóstol, entonces puedo ser perfecto
obligado a pedir e rogarles que le concedan un lugar a la verdad, así dijo
en la iglesia de Cristo, que es columna y baluarte de la verdad. Me comprometo solemnemente,
que no hay motivo para que tengan miedo de disturbios, disputas, disensiones o
ocasiones de tan grandes masculinos, en la iglesia cristiana, deben surgir de tal examen
y conferencia. Tendrán que discutir el tema con alguien que sepa en parte cómo
distinguir entre aquellas doctrinas que son simplemente necesarias y fundamentales, y aquellas
que no tienen en ellos una necesidad igual, sino que son como las partes de una superestructura levantada
sobre un fundamento, quien, junto a la necesidad de la verdad, piensa que todas las cosas deben cederse
a la paz de las iglesias, que pueden, con caridad cristiana, soportar a los que difieren
de él, siempre que no intenten "tener dominio sobre la fe de otros
hijos ", que no está deseoso con una apresurada oficio de molestar al público ni a su
propias admisiones, o las de otras personas, que se han confiado entre sí para el
en aras de una conferencia mutua, pero quién sabe cómo retenerlos fielmente, y tiene habilidad
suficiente para dar vueltas en su mente durante nueve largos años, según el antiguo proverbio,
"Un día es discípulo de otro; nuestras meditaciones posteriores son más sabias y precisas que
nuestros primeros; todos los días envejecemos y, sin embargo, estamos aprendiendo muchas cosas "Por último, tendrán
discutir el tema con alguien que puede estar en un error, pero que no puede ser un hereje, y cuyo
seguramente no será uno. Conferencias amistosas, fraternales y plácidas de esta descripción
instituida entre profesores de la misma fe y de la misma religión, no son sólo
útil, pero igualmente necesario para las iglesias de Cristo, para la investigación adicional de la
verdad, por retenerla firmemente cuando se descubre, y por defenderla con valentía contra los adversarios.
De estas amistosas conferencias podemos descubrir la verdad, ya que no se realizan
por el deseo de victoria, o por defender algún tema que antes había sido
concebido y adoptado. Pero de esos otros, que no son tanto conferencias cristianas,
como altercados vehementes, amargos y vejatorios, y que percibimos como agitados por el
seguidores y defensores de diferentes profesiones religiosas, en general, el resultado de que
está comprendido en el refrán vulgar, "La verdad se pierde en medio de sus disputas". Tal
El problema no es motivo de sorpresa cuando el método y las circunstancias del altercado
declaro muy a menudo que todo el asunto se emprendió al principio, y luego
procesado, sin espíritu de verdad, caridad y paz; y que, como condición necesaria
secuencia, ha sido conducida a una triste catástrofe, muy lamentable para las iglesias de
Cristo. Y que nadie se persuada apresuradamente a sí mismo, que mientras la iglesia [visible] sea
un peregrino en este mundo, y tendrá, en medio de ella, torpe, débil y malvado
personas, ella mantendrá la doctrina de Cristo tan correctamente que no requiera aún más

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LA CONCLUSIÓN AN Examen y comparación de cada una de las tres Interpretaciones ...

investigación de la verdad de las Escrituras, que son la fuente inagotable de la divina


sabiduría, como para poder prescindir del examen de los dogmas que se construyen
como una superestructura sobre el fundamento de las Escrituras, y para no estar bajo el más mínimo
cidad de confirmar y defender la doctrina cristiana, por la fuerza y el peso de sólidos
argumentos, contra antiguas herejías que han sido pulidas con un nuevo método, y
contra las herejías novedosas que surgen a diario y se hacen cada vez más frecuentes. Es
No es un acto de arrogancia emprender un ejercicio y empleo como este, pero es un
acto de piedad verdadera y sólida hacia Dios, que manda y prescribe que, como "un dispensario
que nos ha sido encomendada la verdad del evangelio, "debemos" despertar los dones de Dios que
están en nosotros ", para estudiar y esforzarse por aumentar los talentos que se han concedido divinamente a
nosotros, y, con una conciencia pura y en el temor del Señor, cumplir con los deberes de este
sagrado ministerio, para la santificación de su nombre, la edificación y edificación de la
iglesia de Cristo, ya la demolición y extirpación del reino de Satanás y de
Anticristo, que el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo se compromete a conceder a
nosotros, por y por causa de su Hijo unigénito, y en el poder y eficacia de su
Espíritu. Amén. FIN DE LA DISERTACIÓN SOBRE LOS ROMANOS.

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CARTA DIRIGIDA A HIPPOLYTUS COLLIBUS, Embajador de los más


ilustre…
CARTA DIRIGIDA A HIPPOLYTUS COLLIBUS, Embajador de
el Príncipe más ilustre, El elector Palatino, Federico IV, A los Siete
Provincias Holandesas Unidas: POR LA REV. JAMES ARMINIUS, DD DE
AGUAS ABUNDANTES EN HOLANDA Un eminente profesor de sagrada teología,
Asimismo, DETERMINADOS ARTÍCULOS Para ser sometidos a un examen diligente,
porque ha surgido alguna controversia sobre ellos entre los profesores de la
religión reformada: en la que Arminio declara más plenamente sus sentimientos sobre
los principales artículos de la doctrina cristiana.

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Contenido

• Dirección al lector

• Una carta dirigida a Hippolytus A Collibus

• La divinidad del Hijo de Dios

• La Providencia de Dios

• La predestinación divina
• Gracia y libre albedrío
• Justificación

• Ciertos artículos examinados y pesados diligentemente

• Sobre las Escrituras y las tradiciones humanas

• Por decreto de Dios

• Sobre la providencia de Dios

• Sobre el pecado original

• Sobre Cristo

• Sobre la regeneración y la regeneración

• Sobre las buenas obras de los creyentes

• Sobre la Magistratura

• Una carta sobre el pecado contra el Espíritu Santo

• La carta

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Carta al lector

BENÉVOLO LECTOR, no puede ser una cuestión de secreto para usted, cuán variada, incierta
Son contundentes y prodigiosos los rumores que han circulado por Holanda, Alemania,
y Gran Bretaña, sobre James Arminius, profesor de teología; y de que manera
(No me detengo a discutir con cuánto celo) algunas personas acusan a este hombre de cisma y
otros de herejía, algunos lo acusan del crimen de pelagianismo y otros lo tildan de
la mancha negra del socinianismo, mientras que todos lo execran como la plaga de los reformados
iglesias. Por este motivo, aquellas personas que sienten aprecio por la memoria de este sabio
hombre, y que, no sin una buena razón, están deseosos de mantener su reputación y
carácter, y de defenderlo de esas atroces imputaciones y virulentas calumnias,
Últimamente él publicó algunas de sus elucubraciones eruditas, pulidas con la mayor
cuidado. Los han puesto así al alcance del público, que el lector, que está ansioso
en la búsqueda de la verdad, puede formarse más fácil y felizmente su juicio sobre la estación
que Arminio tiene derecho a mantener entre la posteridad, no a partir de rumores falaces y
criminales de los malévolos, sino de documentos auténticos, como de los ingenuos
confesión misma del acusado hablando abiertamente en su propia causa y respondiendo suavemente a
los delitos que se le imputan. Con este objeto a la vista, los amigos de
Arminio ha publicado, como tratados separados, su "Modest Examination of a Panmphlet,
escrito hace algunos años por ese muy erudito Divino, William Perkins, sobre la predestinación:
que se agrega, un análisis del capítulo noveno de la Epístola a los Romanos, "y su
"Disertación sobre el verdadero y genuino sentido del séptimo capítulo de la Epístola a la
Romanos ". Pero estas dos obras no son suficientes ni satisfactorias para muchas disposiciones
que son entrometidos o que se entregan a conjeturas, ya otros hombres eminentes que abundan en
agria astucia de juicio; porque no abrazan ni el todo ni el jefe
de las desconcertantes dificultades de James Arminius. Algunos de los que asistieron a su academia
conferencias religiosas, afirman que frecuentemente pronunció paradojas novedosas y asombrosas sobre otros
puntos de la doctrina ortodoxa [que están contenidos en las dos obras recién mencionadas].
Otras personas relatan, como un gran secreto, que Arminio dirigió "Una carta" a Hipólito a
Collibus, en el que revela más plenamente sus propios sentimientos pestíferos; y que "CIERTAS
LOS ARTÍCULOS "se distribuyen de manera privada, en la cual, al tratar sobre varios de los
jefes principales de la teología ortodoxa, introducen sus propios dogmas venenosos. En este estado de
asuntos, se nos puede permitir brindar alguna ayuda a una persona ausente, no, a alguien que
está muerto, y para ofrecer una respuesta a las acusaciones y crímenes que ahora hemos especificado,
por la evidencia de testigos dignos de crédito, y por la publicación de la misma
documentos que, por tanto, tenemos el reto de presentar. Quizás, por este medio, seremos
capaz de quitar esas siniestras insinuaciones y sospechas. Al menos, cumpliremos los deseos
de varias personas, y pondrá fin a las ansiedades de varias mentes que hasta ahora
estado en un estado de suspenso. Acepte, pues, sincero lector, de esa "Carta" sobre la que tanto
Se han distribuido muchos informes, y que estaba dirigido a Hippolytus a Collibus,

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carta al lector

Embajador de Prince Frederick 4, Electar Palatine. Aceptar, igualmente, de aquellos


"ARTÍCULOS" que deben ser examinados y meditados con diligencia, y que nos dan la
sentimientos de Arminio sobre el Dios Uno y Trino, Los Atributos de Dios, la Deidad
del Hijo, la predestinación y la divina providencia, el pecado original, el libre albedrío, la gracia de Dios,
Cristo y su satisfacción, justificación, fe y arrepentimiento, regeneración, el bautismo
de Infantes, la Cena del Señor y Sobre la Magistratura. Considerar con precisión y juzgar con franqueza
cualquier cosa que él creyera necesario ser enmendada o completada en el
doctrina de las iglesias reformadas. La escritura de este hombre no requiere elogios
de mí, o de cualquier otra persona: no hay necesidad de hiedra en este caso, para estos pro
ducciones asegurarán la aprobación.
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UNA CARTA, POR LA REV. JAMES ARMINIUS, DD & c. &C. A SU EXCELENCIA,


LA…

UNA CARTA, POR LA REV. JAMES ARMINIUS, DD & c. &C. UN SU


EXCELENCIA, EL NOBLE SEÑOR, HIPPOLITO COLIBUS,
EMBAJADOR, DEL PRÍNCIPE MÁS ILUSTRE, EL ELECTOR
PALATINE, A LAS SIETE PROVINCIAS HOLANDESAS UNIDAS, JAMES
ARMINIUS DESEA SALUD Y ÉXITO MÁS NO NUESTRO SEÑOR:
Cuando recientemente fui admitido a una conversación contigo, tuviste la amabilidad de intimar
para mí los informes que usted entendió se distribuido en Heidelberg acerca de mi
doxy en ciertos artículos de nuestra fe; y me diste esta información, no solo que tu
usted mismo podría escuchar de mí personalmente toda la verdad sobre el asunto, pero, mucho más,
que, por la intervención de sus buenos oficios, las sospechas que me conciernen, que han
concebido y propagado de manera tan poco elegante, podría ser eliminado de la mente de
otras personas, ya que este es un curso que la verdad requiere. Me esforcé en esa entrevista,
con diligencia y seriedad para cumplir con su solicitud complaciente, y devolviendo un
respuesta franca y abierta a cada una de las preguntas que propone su excelencia, inmediatamente
comprobar mis sentimientos acerca de esos varios artículos. Porque, además de estar atado
para hacer esto, por mi deber como hombre cristiano, y especialmente como un divino, tal curso de conducta
me fue exigido por la gran franqueza, condescendencia y benevolencia que usted
exhibido hacia mí. Pero mi explicación fue tan agradable para su excelencia, (que yo
atribuirme a un acto de la divina Benignidad hacia mí, como para induciros, en esa ocasión, a
Creo que es un requisito que esas proposiciones mías se comprometan por escrito y
transmitido a usted, no sólo con el propósito de ser así habilitado con mayor certeza y
firmemente para formar su propio juicio sobre el asunto cuando haya reflexionado con madurez sobre
sino también con el diseño de comunicar mis respuestas escritas a otros, para que puedan
refuta la calumnia y reivindica mi inocencia. Habiendo seguido el consejo de tu
prudencia, y confiando firmemente en la misma esperanza, accedo ahora a sus nuevos deseos, en este
carta; y le ruego a su excelencia que tenga la bondad de examinar su contenido con la
la misma franqueza y ecuanimidad que mostró cuando escuchó su discurso. A no ser que
mi mente me engaña mucho, su excelencia encontrará en esta carta lo que no sólo
poder borrar, pero también completamente erradicar, toda sospecha injusta sobre
yo, de la mente de esos buenos hombres que saben que cada uno es el mejor intérprete de
sus propios sentimientos, y que se le debe dar el mayor mérito a aquel que sagrada y en
la presencia de Dios, da testimonio de su propio significado. Los artículos de doctrina sobre
que su excelencia hizo preguntas, fueron, según mi memoria, las siguientes:
la Divinidad del Hijo de Dios, la Providencia, la Divina Predestinación, la Gracia y el Libre Albedrío,
y Justificación. Además de estos, preguntaste sobre las cosas que concernían a nuestras opiniones,
en respuesta a los interrogatorios de los Estados de Holanda, sobre el modo de tenencia
el sínodo propuesto. Pero como estos últimos se relacionan con el hombre más eminente, el Apocalipsis Juan
Uytenbogard, ministro de la iglesia en La Haya, tanto como a mí, los dejo para ser

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UNA CARTA, POR LA REV. JAMES ARMINIUS, DD & c. &C. A SU EXCELENCIA,


LA…

explicado por él, cuya residencia es mucho más cercana a la de su excelencia. Con respecto
a todos estos artículos doctrinales, declaro con confianza que nunca he enseñado nada, tampoco
en la iglesia o en la universidad, lo que contraviene las escrituras sagradas, que debe ser
con nosotros la única regla de pensar y hablar, o que se opone a la Confesión holandesa
de Fe, o al Catecismo de Heidelberg, que son nuestros formularios de consentimiento más estrictos. En
Prueba de esta afirmación podría presentar, como testimonios más claros e incuestionables, la
tesis que he compuesto sobre estos varios artículos, y que han sido discutidas como
Disputas públicas en la universidad; pero como esas tesis no están completamente preparadas para
cada uno, y puede ser transmitido con dificultad, ahora trataré sobre cada uno de ellos especialmente,
en la medida en que lo concibo necesario.

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LA DIVINIDAD DEL HIJO DE DIOS.

LA DIVINIDAD DEL HIJO DE DIOS.


En cuanto a la divinidad del Hijo de Dios, he enseñado, y sigo enseñando, que el Padre
nunca ha estado sin su Palabra y su Espíritu, pero que la Palabra y el Espíritu no deben
ser considerado en el Padre bajo la noción de propiedades, como sabiduría, bondad, justicia,
o poder, sino bajo el de personas realmente existentes, a quienes pertenecen ser, vivir, des-
comprender, querer, ser capaz y hacer o actuar, todos los cuales, cuando se unen, son indicaciones
y pruebas de una persona, sino que son tan en el Padre como para ser también del Padre, en un
cierto orden de origen, no por colateralidad, para ser referidos al Padre, y que ellos
son del Padre, ni por creación ni por decisión, sino por un maravilloso e inexplicable
emanación interna replicable, que, con respecto al Hijo, la iglesia antigua
eración, pero con respecto al Espíritu Santo, se denominó espiración o respiración, un término
requerido por el mismo [etimón de la] palabra espíritu. Pero sobre esta respiración no me interpongo
mi juicio - si es del Padre y del Hijo, como expresan los padres latinos
ellos mismos, o del Padre a través del Hijo, como los padres griegos prefieren definirlo,
porque este asunto, lo confieso, supera con creces mi capacidad. Si, sobre cualquier tema, debemos pensar
y hablar con sobriedad, en mi opinión, debe ser sobre esto. Ya que estos son mis sentimientos
sobre la divinidad del Hijo de Dios, no podría existir ninguna razón por la que, en este punto, deba soportar
los ejes de la calumnia. Sin embargo, esta calumnia se fabricó primero y se difundió por todo el
Alemania por alguien en quien tal conducta fue sumamente indecorosa; porque el era mi
alumno, y debería recibir abstenido de ese curso, habiendo sido enseñado por su propio doloroso
experiencia de que poseía una memoria desdichada o de crédito dudoso; para el
previamente había sido condenado por una calumnia similar, y había confesado abiertamente su culpa antes
yo, y pidió mi perdón. Pero, como supe de cierto manuscrito que fue
transmitido a Leyden desde Alemania, y que el mismo joven había entregado a la
Teólogos de Heidelberg, tomó la base de su calumnia de aquellas cosas que yo había
enseñado públicamente acerca de la economía de nuestra salvación, administrada por el Padre
por el Hijo y el Espíritu Santo. En la explicación de esta economía, había dicho "que
Debemos tener una atención diligente a este orden, que las Escrituras en cada parte más
observar con atención; y que debemos considerar claramente qué cosas se atribuyen como peculiares
al Padre en este asunto, qué al Hijo y qué al Espíritu Santo ". Después de esto, algunos
otras personas aprovecharon una ocasión diferente para la misma calumnia, de haber dicho
que el Hijo de Dios no fue correctamente llamado Autoqeon "verdadero Dios", en el mismo sentido en
que esa palabra significa "Dios de sí mismo". Esta audaz inclinación por calumniar
fue promovido por la circunstancia de haber explicado de otra manera, cierta
pasajes del Antiguo y Nuevo Testamento, que generalmente se han aducido para establecer la
Consustancialidad o coesencialidad de la trinidad. Pero puedo con facilidad en un momento mostrar,
de los libros del Antiguo y Nuevo Testamento mismos, de toda la antigüedad, y
de los sentimientos de la iglesia antigua, tanto griega como latina, así como de los testimonios

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Página 337

LA DIVINIDAD DEL HIJO DE DIOS.


dinero de nuestros propios teólogos, que nada se puede deducir de esos supuestos malinterpretados
pasajes, que es con la menor apariencia de probabilidad, adverso al sonido y ortodoxo
fe. En su hábil defensa de Calvino, contra el tratado de Hunnius, titulado "Calvino judaizando",
el erudito Paraeus ha enseñado que esta última ocasión fue aprovechada en vano; y el tiene
me liberó de la necesidad de este servicio. Dedicar algún tiempo a refutar la primera
la calumnia, que hizo circular el joven estudiante, no compensaría mis molestias. Aquellos
que saben que el Padre en el Hijo reconcilió consigo al mundo y administra
la palabra de reconciliación por medio del Espíritu, sabed, igualmente, que, en la dispensación de
salvación, debe considerarse un orden entre las personas de la Trinidad, y sus atributos
no deben ser confundidos, a menos que estén deseosos de caer en la herejía de los Patripas-
sionistas. Respetando la segunda ocasión, que se refiere a la palabra Autoqeon "mismo Dios",
hay que emprender una respuesta algo más laboriosa, porque no hay pocas personas
que tienen una opinión contraria y, sin embargo, nuestra iglesia no considera que tales personas tengan
sentimientos erróneos sobre la trinidad. Esta es la manera en que proponen sus
doctrina. "Porque la esencia del Padre y del Hijo es una, y porque tiene su
origen de nadie, por lo tanto, a este respecto, el Hijo se denomina correctamente Autoqeon
es decir, Dios de sí mismo ". Pero yo respondo:" La esencia del Hijo no es de nadie, o es de
él mismo, "no es lo mismo que" el Hijo es de sí mismo, o de nadie ". Porque, hablar en un
de manera adecuada y formal, el Hijo no es una esencia, sino que tiene su esencia por un cierto
modo Uparxewv de ser o existencia. Vuelven a unir - "El Hijo puede ser considerado en dos
respeta, "como él es el Hijo, y como él es Dios. Como él es el Hijo, él es del Padre, y ha
su esencia del Padre. Pero como es Dios, tiene su esencia de sí mismo o de ninguna
uno. "Pero la última de estas expresiones es la más correcta; porque para tener su esencia de
él mismo implica una contradicción. Respondo, admito esta distinción; pero se extiende mucho
más de lo permitido. Porque como es Dios, tiene la esencia divina. Como es el Hijo,
lo tiene del Padre. Es decir, por la palabra "Dios" se significa, generalmente, aquello que tiene la
esencia divina sin ningún modo determinado de subsistencia. Pero, por la palabra "el Hijo", se significa
cierto modo de tener la esencia divina, que es a través de la comunicación desde el
Padre, es decir, de generación en generación. Tomen en consideración estos ternarios dobles,
que se oponen entre sí, en una serie, Tener Deidad - SER Dios Tener Deidad
del Padre - SER el Hijo No tener Deidad de nadie - SER el Padre Y
Será evidente que entre ellos se corresponda mutuamente, así: "para
tener Deidad, "y" ser Dios "-" tener Deidad del Padre ", y" ser el Hijo "-"
no tener Deidad de nadie ", y" ser el Padre "- son consensuales, aunque bajo la
la palabra "Padre", como afirmativa, no significa que no tiene su esencia de nadie; paraca
esto se significa con la palabra "ingenitus, nacido interiormente, que se atribuye al Padre,
aunque no con rigor, sino sólo para significar que el Padre no tiene su esencia por el
modo de generación. Pero la palabra "PADRE" por su propia fuerza y significado es concluyente

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LA DIVINIDAD DEL HIJO DE DIOS.

sobre este punto: Porque donde se establece el orden, es necesario que se parta de
alguna primera persona o cosa, de lo contrario habrá confusión avanzando hasta el infinito
itum. Pero, con respecto al origen, el que es el primero en este orden no tiene su origen de nadie;
el que es el segundo, tiene su origen del primero; el que es el tercero tiene su origen de
el primero y el segundo, o del primero al segundo. ¿No era este el estado real?
de la cuestión; Habría una Colateralidad, que haría tantos Dioses como hubiera
personas en garantía depositadas; ya que la Unidad de la Deidad en la Trinidad se defiende contra
los Anti-trinitarios únicamente por la relación de origen y de orden según el origen. Pero
que evidentemente pueda parecer eran los sentimientos de la antigüedad sobre este asunto, voy a
aquí aducen de los antiguos padres, tanto de la iglesia griega como de la latina, algunos pasajes
que son aplicables a este tema. ALBAHACA EL GRANDE Según la costumbre de las causas
a las cosas que proceden de ellos, decimos que el Padre tiene precedencia antes que el Hijo.
(Ever. Lib. 1.) - porque el Hijo tiene su fuente del Padre. Según esto, el Padre
es el mayor, como causa y fuente. Por lo cual también nuestro Señor ha dicho: "Mi Padre es
más grande que yo ", es decir, porque Él es el Padre. Pero, ¿qué otro significado puede
"PADRE" tiene, que la causa y el principio de Aquel que es engendrado de Él?
(Ibid.) El Padre es la raíz y la fuente del Hijo y del Espíritu Santo. (Discurso
contra los Sabelianos y Arrio.) Cuando he dicho "una esencia", no entiendo dos
[personas] distinguidas de una, pero el Hijo subsistiendo de la fuente del Padre, no
el Padre y el Hijo de una esencia superior. Porque no los llamamos "hermanos", sino que
confiesa que son "el PADRE y el HIJO". Pero la esencia es identidad, porque el Hijo es
del Padre, no hecho por mandato, sino engendrado de la naturaleza; no dividido del
Padre, pero mientras permanece perfecto, vuelve a reflejar perfectamente la luz. Pero que tu
Es posible que no pueda acusar estas afirmaciones nuestras contra nosotros como un crimen, y no sea que usted diga:
"Predica dos dioses; anuncia una multitud de deidades"; no hay dos dioses, ni
¿Hay dos padres? El que produce dos fuentes originales, predica dos dioses. (Ibíd.) El
El camino del conocimiento de Dios es, por un Espíritu, a través de un Hijo, a un Padre. Y, en el
contrario, la bondad natural, la santificación natural y la dignidad real se transmiten de
el Padre, por el Hijo unigénito, al Espíritu. Así confesamos las personas [en
la Deidad] y, al mismo tiempo, no se socava la piadosa doctrina de la unidad. (En
el Espíritu Santo, cap. 18.) GREGORY NAZIANZEN LA esencia es común e igual a
el Hijo con el Padre, aunque el Hijo lo tiene del Padre. (Cuarto Discurso sobre
Teología.) ¿Cómo es posible que una misma cosa sea más grande que ella y sin embargo igual a sí misma?
Por tanto, ¿no es evidente que la palabra "mayor", que se atribuye al Padre en referencia
al Hijo, debe remitirse a CAUSA; pero la palabra "igual", que se atribuye al Hijo,
en cuanto a su igualdad con el Padre, ¿debe referirse a la Naturaleza? (Ibid.) De hecho, puede ser realmente
dijo, pero no tan honorablemente, que "con respecto a la humanidad, el Padre es
mayor que el Hijo: "Porque, ¿qué hay de maravilloso en que Dios sea más grande que el hombre? (Ibíd.)

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LA DIVINIDAD DEL HIJO DE DIOS.

AMBROSO Aunque Cristo nos ha redimido, "todas las cosas son de Dios", porque de él
es toda la paternidad. Por tanto, es necesario que la persona del Padre tenga el antecedente
ence. (En2 Corintios v. 18. ) Consulte también sus observaciones sobre1 Corintios 15 . AGUSTÍN
SI lo que engendra es la fuente original de lo que es engendrado, el Padre es la fuente
del Hijo, porque lo engendra. (Sobre la Trinidad, lib. 5, cap. 14.) No dijo "quién
el Padre enviará de mí ", como dijo," a quien enviaré del Padre ", es decir, claramente
mostrando al Padre como la fuente de toda la Deidad. (Ibid. Lib. 4, Cap. 10.) - Por lo tanto
esto se dijo acerca del Padre: "Él hace las obras"; porque de El tambien es el
origen de las obras, de las cuales las personas cooperantes [en la Deidad] tienen su existencia:
Porque tanto el Hijo es nacido de él, como el Espíritu Santo procede principalmente de él, de
a quien nace el Hijo, y con quien el mismo Espíritu es común con el Hijo. (Ídem,
tom. 10, fol. 11, col. 1.) De hecho, Dios el Padre no es Dios de otro Dios; pero Dios el
Hijo es Dios de Dios Padre. Pero el Hijo es tanto del Padre como el Padre es
de nadie. (Contra Maximino, Lib. 3, cap. 23, col. 2.) HILARIO No hay Dios que sea
eterno y sin principio, y quién es Dios para ese Dios de quien son todas las cosas. Pero
el Padre es Dios para el Hijo; porque de él nació Dios. (Lib. 4, fol. 60.) La confesión
de la verdadera fe es, Dios es tan nacido de Dios, como la luz es de la luz, que, sin detrimento
a sí mismo, ofrece su propia naturaleza de sí mismo, para que pueda otorgar lo que tiene, y que
puede tener lo que otorga, etc. (Lib. 6, fol 87.) Se desprende de estos pasajes, según
a los sentimientos de la iglesia antigua, que el Hijo, como es Dios, es del Padre,
porque ha recibido su Deidad, según la cual se le llama "Dios", al nacer de
el padre; aunque el nombre de Dios no indica este modo de ser o existencia. Delaware
estas citas, también es evidente que, debido a que el Padre es la fuente del Hijo, y de
el Espíritu Santo, se le llama la fuente de toda la Deidad; no porque Dios tenga
principio o fuente, sino porque la Deidad es comunicada por el Padre al Hijo y
El espíritu santo. Por tanto, esto no es una expresión correcta: "El Hijo de Dios
como él es Dios, no es de nadie; y, con respecto a su esencia, es de él mismo o de ninguna
uno. "Porque el que ha recibido su esencia al nacer del Padre, es del Padre
con respecto a su esencia. Considero, por tanto, que quien desee pensar y hablar
con la antigüedad ortodoxa, debería abstenerse de estos métodos de expresión; porque, por
adoptarlos, convertirse en los patrones de las herejías opuestas de los triteístas,
y los sabelianos. Examine el prefacio de los Diálogos de San Atanasio sobre la Trinidad, por
Theodoure Beza; que disculpa a Calvino diciendo que no rid tan solícitamente la
diferencia entre las dos frases - "Él es el Hijo per se, a través de sí mismo" y "Él es
el Hijo a se, de sí mismo. "Si alguno desea saber de mí algo más adelante
En este punto, no me negaré a mantener una plácida conferencia con él ni por escrito ni por
conversacion. Paso ahora a los otros temas, en cuya discusión consultaré
brevedad.

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LA PROVIDENCIA DE DIOS

LA PROVIDENCIA DE DIOS
Mis sentimientos respecto a la providencia de Dios son estos: Está presente y preside
terminado, todas las cosas; y todas las cosas, según sus esencias, cantidades, cualidades, relaciones,
acciones, pasiones, lugares, tiempos, estaciones y hábitos, están sujetos a su gobernanza, conservación
ción y dirección. No exceptúo ni las cosas particulares, sublunares, viles ni contingentes, ni
incluso el libre albedrío de los hombres o de los ángeles, sea bueno o malo: y, lo que es más, no
quitar del gobierno de la divina providencia incluso los pecados mismos, ya sea que
tomemos en consideración su inicio, su progreso o su terminación. 1.
Con respecto al comienzo del pecado, atribuyo los siguientes actos a la providencia de Dios:
Primero. Permiso, y eso no ocioso, sino que ha unido en él cuatro actos positivos: (1.) El
preservación de la criatura según su esencia, vida y capacidad. (2.) Cuidado, no sea que un mayor
o se oponga a un poder igual. (3.) La ofrenda de un objeto contra el cual el pecado
se comprometerá. (4.) La concesión destinada a su concurrencia, que, por razón de
la dependencia de una segunda de la primera causa, es una concurrencia necesaria. En segundo lugar. los
administración de argumentos y ocasiones, solicitando la perpetración del pecado. En tercer lugar.
La determinación de lugar, tiempo, forma y circunstancias similares. Por cuartos. El im-
mediar la concurrencia misma de Dios con el acto del pecado. 2. Con respecto al progreso del pecado,
Atribuyo también los siguientes cuatro actos al gobierno divino: El primero es la dirección
del pecado que ya ha comenzado, a cierto objeto, en el que la criatura ofensora o ha
no ha apuntado, o no ha apuntado absolutamente. El segundo acto es la dirección del pecado hasta el final.
que Dios mismo quiere, ya sea que la criatura tenga o no la intención de ese fin, no, aunque
tiene la intención de otro fin totalmente opuesto. El tercer acto es la prescripción y la determinación.
del tiempo durante el cual desea o permite que el pecado perdure. El cuarto acto es la definición
de su magnitud, por la cual se ponen límites al pecado, para que no aumente y asuma
mayor fuerza. El conjunto de estos actos, tanto los relativos al inicio como a la
progreso del pecado, lo considero claramente en referencia al acto mismo, ya la anomia o
transgresión de la ley, curso que, a mi juicio, es necesario y útil.
3. Por último, con respecto al FIN y COMPLETACIÓN del pecado, atribuyo a la divina providencia
ya sea castigo por severidad o remisión por gracia; que están ocupados sobre
pecado, en referencia a que es pecado y que es una transgresión, de la ley. Pero yo más soli-
citar a evitar dos causas de ofensa: que no se proponga a Dios como autor del pecado, y
que su libertad no sea quitada a la voluntad humana. Estos son dos puntos que, si los hay
Si uno sabe cómo evitar, no pensará en ningún acto que yo no haga en ese caso con mucho gusto.
permitir ser adscrito a la providencia de Dios, siempre que se tenga una consideración justa a la divina
preeminencia. Pero he dado una explicación más amplia de estos mis sentimientos, en el
tesis que fueron dos veces disputadas públicamente sobre el mismo tema en la universidad. En este
Por tanto, declaro que estoy muy sorprendido, y no sin razón, de mi
siendo asperjado con esta calumnia - - que tengo opiniones corruptas respecto a la providencia

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LA PROVIDENCIA DE DIOS

de Dios. Si es permisible permitirse conjeturas, creo que esta calumnia tuvo su origen en la
hecho de negar que, con respecto al decreto de Dios, Adán necesariamente pecó, una
afirmación que todavía niego constantemente, y creo que es una que no debería ser tolerada, a menos que
la palabra "obligatoriamente" debe ser recibida en la aceptación de "infaliblemente", como es por algunas personas;
aunque este cambio no concuerda con la etimología de las dos palabras; porque, la necesidad es un
afecto del ser, pero la infalibilidad es un afecto de la mente. Sin embargo, aguanto fácilmente el uso de
la primera de estas palabras, proporcionó esos dos inconvenientes a los que he aludido recientemente
ser fielmente evitado.
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PREDESTINACIÓN DIVINA

PREDESTINACIÓN DIVINA
Con respecto al artículo de predestinación, mis sentimientos al respecto son los siguientes:
Es un decreto eterno y misericordioso de Dios en Cristo, por el cual él determina justificar y
adoptar a los creyentes y dotarlos de la vida eterna, pero para condenar a los incrédulos y
personas penitentes; como he explicado en las tesis sobre el mismo tema, que fueron públicamente
disputado, y en el cual, nadie encontró nada para ser reprendido como falso o falso. Solamente
Algunas personas opinaron que esas tesis no contenían todas las cosas que
pertenecen a este decreto; es más, que la predestinación sobre la que hay mayor controversia
versy en este momento, no es objeto de investigación en esas tesis. De hecho, lo confieso;
porque consideré que era el mejor curso discutir ese decreto de predestinación que es el
fundamento del cristianismo, de nuestra salvación y de la seguridad de la salvación, y sobre
que el apóstol trata en los capítulos octavo y noveno de la epístola a los Romanos, y
en el primer capítulo de eso a los Efesios, pero un decreto como el que he descrito allí es
no aquello por lo cual Dios resuelve salvar a algunas personas en particular, y, para que él pueda hacer esto,
resuelve dotarlos de fe, pero condenar a los demás y no dotarlos de
fe. Sin embargo, muchas personas declaran que este es el tipo de predestinación en la que el apóstol
trata en los pasajes recién citados. Pero niego lo que afirman. Concedo que hay un cierto
eterno decreto de Dios, según el cual administra los medios necesarios para la fe y
salvación, y esto lo hace de tal manera que sabe que se adapta a la justicia, que
es, a su misericordia y su severidad. Pero sobre este decreto, creo que nada más es necesario para
sea conocido, que la fe es el mero don de la misericordia de Dios; y esa incredulidad es
en parte para atribuirse a la culpa y la maldad de los hombres, y en parte a la justa venganza
de Dios, que abandona, ciega y endce a los pecadores. Pero en cuanto a esa predestinación por
que Dios ha decretado salvar y dotar de fe a algunas personas en particular, pero para
condenar a otros y no dotarlos de fe, tan variados son los sentimientos, entretenidos incluso
por los teólogos de nuestra profesión, que esta misma diversidad de opiniones declara fácilmente la dificultad
con lo cual es posible determinar cualquier cosa con respecto a ella. Porque mientras algunos proponen,
como objeto de predestinación generalmente considerado, es decir, de elección y reprobación,
hombre como pecador y caído en Adán, otros lo abandonan, el hombre considerado como creado y
colocado "en puris naturalibus". Algunos de ellos consideran que este objeto es, el hombre por ser creado,
o, como algunos de ellos lo expresan, el hombre como salvable y condenable, como capaz de ser creado
y de caer. Otros de ellos ponen el objeto de elección y reprobación, que ellos
denominan No elección y Preterición, hombre considerado en común y absolutamente; pero
depositan el objeto de reprobación, al que otorgan el apelativo de Predam-
nación y reprobación afirmativa, hombre pecador y culpable en Adán. Por último, algunos de ellos
Supongamos que el objeto debe considerarse enteramente en común, el hombre aún por crear,
como creado y como caído. Soy consciente de que cuando esta diversidad de opiniones se ofrece como ob-
rechazo, es habitual respondedor que, en el fondo del asunto, hay un acuerdo total,
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PREDESTINACIÓN DIVINA

aunque existe alguna diferencia en las circunstancias. Pero estaría en mi poder probar
que las opiniones precedentes difieren mucho en muchas de las cosas que conducen a la misma
materia y sustancia de este tipo de predestinación; pero el consentimiento o acuerdo existe
no es nada excepto en la mente de aquellos que tienen tales sentimientos, y que están preparados
para soportar a quienes disienten de ellos hasta donde se extienden estos puntos. Tal modo de
consentimiento como éste, [del cual ellos mismos son los patrocinadores,] es de la más alta necesidad en el
Iglesia cristiana - ya que, sin ella, la paz de ninguna manera se puede preservar. Deseo que yo también
pude experimentar de ellos cualquier sentimiento tan benévolo hacia mí y mi sentimiento
mentos. En esa especie de predestinación sobre la que he tratado, no defino nada que sea
no igualmente aprobado por todos. En este punto, solo, difiero: no me atrevo con la conciencia segura
Mantener afirmativamente cualquiera de las opiniones anteriores. También estoy dispuesto a dar un
razón de este escrúpulo de conciencia cuando sea exigido por necesidad, y pueda ser
hecho de manera adecuada.

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GRACIA Y LIBRE ALBEDRÍO

GRACIA Y LIBRE ALBEDRÍO


Con respecto a la gracia y el libre albedrío, esto es lo que enseño de acuerdo con las Escrituras y or-
consentimiento todoxo: el libre albedrío es incapaz de comenzar o perfeccionar ningún bien verdadero y espiritual, sin
gracia. Para que no se me diga, como Pelagio, que practique el engaño con respecto a la palabra
"gracia", quiero decir con eso que es la gracia de Cristo y que pertenece a la regeneración. yo
afirmar, por tanto, que esta gracia es simple y absolutamente necesario para la iluminación de
la mente, el debido orden de los afectos y la inclinación de la voluntad a lo que es
bueno. Es esta gracia la que opera sobre la mente, los afectos y la voluntad; que infunde
buenos pensamientos en la mente, inspira buenos deseos en las acciones y doblega la voluntad para
Lleva a cabo buenos pensamientos y buenos deseos. Esta gracia va antes, acompaña,
y sigue; excita, ayuda, opera si queremos y coopera para que no sea en vano. Eso
evita las tentaciones, ayuda y concede socorro en medio de las tentaciones, sostiene al hombre
contra la carne, el mundo y Satanás, y en esta gran contienda concede al hombre el disfrute
de la victoria. Resucita a los vencidos y caídos, establece y
les proporciona nuevas fuerzas y los vuelve más cautelosos. Esta gracia comienza
la salvación, la promueve, la perfecciona y la consuma. Confieso que la mente de un natural
y el hombre carnal es oscuro y oscuro, que sus afectos son corruptos y desordenados, que su
la voluntad es terca y desobediente, y que el hombre mismo está muerto en pecados. Y le agrego a esto
- ese maestro obtiene mi mayor aprobación quien atribuye tanto como sea posible a adivinar
gracia, siempre que él defienda la causa de la gracia, como para no infligir daño a la justicia de
Dios, y no quitar el libre albedrío a lo que es malo. No percibo lo que puede ser
más requerido de mí. Que sólo sea señalado, y consentiré dárselo, o lo haré
muestra que no debo dar tal asentimiento. Por tanto, tampoco percibo con qué
justicia puedo ser calumniado en este punto, ya que he explicado estos mis sentimientos, con
suficiente claridad, en las tesis sobre el libre albedrío que fueron públicamente disputadas en la universidad.

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JUSTIFICACIÓN

JUSTIFICACIÓN
El último artículo es sobre la justificación, sobre el cual estos son mis sentimientos: Fe y fe
solamente, (aunque no hay fe sola sin obras,) se imputa por justicia. Por esto
solos somos justificados ante Dios, absueltos de nuestros pecados, y somos contados, declarados
y declarado justo por Dios, quien libra su juicio desde el trono de la gracia. hago
No entrar en la cuestión de ser la justicia activa y pasiva de Cristo, o la de
su muerte y su vida. Sobre este tema, camino en libertad: digo "Cristo ha sido hecho de
Dios para mí justicia "-" por mí fue hecho pecado, para que por la fe, yo sea el
justicia de Dios en él. "Ni tampoco me niego a consultar con mis hermanos sobre esta cuestión,
siempre que dicha conferencia se lleve a cabo sin amargura y sin una opinión
cesidad, [que la opinión parcial de cualquiera debe ser recibida en general,] de la que apenas
puede producirse cualquier otro resultado que la existencia de distracción y de una mayor efervescencia
en la mente de los hombres, especialmente si esta discusión debe ocurrir entre los que están calientes
controversialistas, y demasiado vehemente en su celo. Pero algunas personas me acusan de esto como
un crimen - que digo que el acto mismo de fe, es decir, creerse a sí mismo, es imputado por justicia,
y eso en un sentido propio, y no por una metonimia. Reconozco este cargo, ya que tengo el
apóstol San Pablo, en Romanos 4 , y en otros pasajes, como mi precursor en el uso de esta frase.
Pero la conclusión que extraen de esta afirmación, a saber, "que Cristo y su
la justicia están excluidos de nuestra justificación, y que nuestra justificación se atribuye así
a la dignidad de nuestra fe, "de ninguna manera concedo que sea posible para ellos deducir
de mis sentimientos. Porque la palabra "imputar" significa que la fe no es la justicia misma,
sino que en misericordia es contado por justicia; por cuya circunstancia se toma toda dignidad
lejos de la fe, excepto lo que es a través de la estimación amable condescendiente de
Dios. Pero esta misericordiosa condescendencia y estimación no es sin Cristo, sino en referencia
a Cristo, en Cristo, y por causa de Cristo, a quien Dios ha designado como propiciación
por la fe en su sangre. Afirmo, por tanto, que la fe nos es imputada por justicia,
a causa de Cristo y su justicia. En esta enunciación, la fe es objeto de imputación.
ción; pero Cristo y su obediencia son la causa impetratoria [procuradora] o meritoria de
justificación. Cristo y su obediencia son el objeto de nuestra fe, pero no el objeto de la justificación.
ficación o imputación divina, como si Dios nos imputara a Cristo y su justicia por
justicia. Esto no puede ser posible, ya que la obediencia de Cristo es la justicia misma,
tomado de acuerdo con el más severo rigor de la ley. Pero no niego que la obediencia de
Cristo nos es imputado; es decir, que se contabilice o se contabilice por nosotros y para nuestro beneficio,
porque esta misma cosa - que Dios considera que la justicia de Cristo ha sido cumplida
formado para nosotros y para nuestro beneficio - es la causa por la que Dios nos imputa por justicia
nuestra fe, que tiene a Cristo y su justicia por objeto y fundamento, y por qué
nos justifica por fe, por fe o por fe. Si alguien señala un error en este
mi opinión, reconoceré con gusto, porque es posible que me equivoque, pero no estoy dispuesto a hacerlo.

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JUSTIFICACIÓN

sé un hereje. Los precedentes, por lo que recuerdo, son los artículos que su excelencia
me lo mencionó, con mis explicaciones de ellos producidas desde la sinceridad de mente; Y Como
así sinceramente, deseo que sean contados por todos los que los vean. Este favor me gustaría poder
obtener de mis hermanos, que están asociados conmigo en el Señor por la profesión de la
misma religión, que al menos creerían que tengo algún sentimiento de conciencia hacia
Dios. Y este favor debería ser fácilmente concedido por ellos, por la caridad de Cristo, si
deseosos de estudiar su disposición y naturaleza. ¿De qué servicio me puede una disensión
ser que se emprende simplemente a través de un humor temerario de la mente, o un cisma creado en
la iglesia de Cristo, de la cual, por la gracia de Dios y de Cristo, profeso ser un
¿Miembro? Si mis hermanos suponen que me siento incitado a tal empresa por ambición
o avaricia, sinceramente declaro en el Señor, que no me conocen. Pero puedo confesar que yo
Estoy tan libre del último de estos vicios, como para no haberme sentido nunca, en ninguna ocasión, con
incluso la más tentadora de sus trampas, aunque podría estar en mi poder excusar o paliar
con un pretexto u otro. En cuanto a la ambición, no la poseo, salvo que
honorable que me impulsa a este servicio - a investigar con toda sinceridad en el
Sagradas Escrituras para la verdad divina, y suavemente y sin contradicción para declararla cuando
encontrado, sin recetárselo a nadie, o esforzándose por obtener el consentimiento, mucho menos a través de
un deseo de "tener dominio sobre la fe de los demás", sino con el propósito de ganar
algunas almas para Cristo, para que yo le sea de grato olor y obtenga una aprobación
reputación en la iglesia de los santos. Este buen nombre espero obtener por la gracia de
Cristo, después de un largo período de paciencia; aunque ahora sea un oprobio para mis hermanos,
y "hecho como la inmundicia del mundo y el vástago de todas las cosas" para aquellos que conmigo
adorar e invocar a un solo Dios el Padre, y un solo Señor Jesucristo, en un solo espíritu y con
la misma fe, y que tienen la misma esperanza conmigo de obtener la herencia celestial
por la gracia de nuestro Señor Jesucristo. Espero que el Señor me conceda que ellos
y puedo reunirme mansamente en su gran nombre e instituir una conferencia cristiana
sobre las cosas que pertenecen a la religión. Oh, que la luz de ese sagrado y feliz
el día brille rápidamente sobre mí. En esa asamblea, me comprometo, por la gracia de Dios, a
manifestar tal moderación de mente, y tal amor por la verdad y la paz, como debiera merecidamente
ser requerido y esperado de un siervo de Cristo Jesús. Mientras tanto [hasta esta asamblea
puede ser convocado], que mis hermanos mismos permanezcan quietos y me configure estar quieto,
para que yo esté en paz y no los moleste ni les cause malestar. Si entretienen
otros pensamientos acerca de mí, que instituyan una acción [eclesiástica] contra mí; voy a
No rehuir ni evadir la autoridad de un juez competente, ni perderé mis reconocimientos.
al no aparecer. Si se supone que las mentes de los que me escuchan están preocupadas
a mi favor, a distancia, por alguna sutileza política que muestro, y que el asunto es
tan manejado con astucia, como hace que mis hermanos no consideren aconsejable acusar
ante los jueces, ni por considerarlo suficientemente seguro encomendar a mi cuidado el joven

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JUSTIFICACIÓN

estudiantes; y por tanto, que la mancha negra que me he merecido debe ser puesta en mi
reputación, para que mis alumnos y oyentes se asusten; por lo tanto, no sea que el resultado de
esto debería ser que el aplazamiento de tal conferencia produzca cierto peligro, he aquí
Me ofrezco ahora para poder, en compañía de ellos, dirigirme, solicitar e rogar a aquellos
altos personajes que están investidos con el poder de emitir una citación para una convención
de este tipo, o de concederlo, para no permitirnos más seguir en esta angustia y
inquietud de la mente, pero ellos mismos para aplicar un remedio rápido, o permitir que se aplique
por otros, pero aún por su orden y bajo su dirección. No me negaré a colocarme
ante cualquier asamblea, ya sea que esté compuesta por todos los ministros de nuestro
Holanda, o de algunas que serán convocadas de cada una de las siete provincias, o incluso de todas las
ministros de Holanda y Frisia Occidental, provincia a la que pertenece nuestra universidad de Leyden,
o de algunos ministros a ser seleccionados entre ellos, siempre que se tramite todo el asunto
bajo el conocimiento de nuestros magistrados legítimos. Tampoco evito ni temo la presencia de
eruditos, que pueden ser invitados de otros países, siempre que estén presentes en la
conferencia sobre condiciones de equidad, y sujeto a las mismas leyes bajo las cuales
debe ser colocado. Para expresar todo el asunto de una vez, que se convoque una convención,
compuesto por muchos miembros o por pocos, siempre que se brinde alguna brillante esperanza de éxito
[para ellos], una esperanza, lo repito, que podré, con argumentos sólidos, resultar indigente
de buena base. Mírame, este día, no, esta misma hora, preparado y listo para entrar
en ello. Porque estoy cansado de estar todos los días esparcido por la sucia escoria de nuevas calumnias, y
afligido por la carga de la necesidad de librarme de ellos. En esta parte de
mi conducta, sin duda soy diferente de los herejes, que han evitado a los eclesiásticos
asambleas, o han gestionado los asuntos para poder confiar en el número de sus
tainers, y esperar una cierta victoria. Pero he terminado. Porque he ocupado tu atención
honorable señor, suficiente tiempo; y he hecho una invasión grave
sobre esos valiosos momentos que habrías dedicado a asuntos de mayor importancia.
Su excelencia tendrá la condescendencia de perdonar la libertad que me he tomado para
Dirijo esta carta a usted, ya que me ha sido extorsionada por un grado de necesidad, y no
desdeñar brindarme su patrocinio y protección, en la medida en que la verdad divina y la
la paz y la concordia de la iglesia cristiana le permitirán dar fe. Rezo y suplico
Dios Todopoderoso anhela preservar tu excelencia en seguridad, para investirte aún más con el
espíritu de sabiduría y prudencia, por medio del cual podrá desempeñar los deberes del
embajada que le ha sido impuesta, y así satisfacer los deseos de los más ilustres
príncipe, el elector palatino. Y, despus de que haya cumplido felizmente con esos deberes, que
benigna y gentilmente concederte un próspero regreso a tu propio país y
parientes. Así reza el más devoto servidor de Su Excelencia,
JAMES ARMINIUS, profesor de teología en la Universidad de Leyden. LEYDEN, abril
5, 1608 FIN DE LA CARTA A HIPPOLITO A COLIBUS

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DETERMINADOS ARTÍCULOS QUE DEBEN SER EXAMINADOS Y PESADOS DILIGENTEMENTE. PORQUE


CONTROVERSIA DE ALGUNA ...

DETERMINADOS ARTÍCULOS QUE DEBEN SER EXAMINADOS DILIGENTEMENTE Y


PESA. PORQUE HA SURGIDO ALGUNA CONTROVERSIA
SOBRE ELLOS ENTRE LOS QUE PROFESAN
LA RELIGIÓN REFORMADA

Estos artículos se niegan en parte o se afirman de manera decisiva, y en parte


negado o afirmado de una manera dubitativa, cada uno de los métodos significados por ciertos indicios
signos activos que se añaden a los diferentes artículos. YO EN EL
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ESCRITURAS Y TRADICIONES HUMANAS

ESCRITURAS Y TRADICIONES HUMANAS


La regla de la verdad teológica no es doble, una primaria y otra secundaria; pero
es una y sencilla, la Sagrada Escritura. 2. Las Escrituras son la regla de toda verdad divina,
de sí mismos, en sí mismos y por sí mismos; y es una afirmación imprudente, "que
son de hecho la regla, pero sólo cuando se entienden de acuerdo con el significado de la confesión
sión de las iglesias holandesas, o when se explica por la interpretación de Heidelberg
Catecismo ". 3. Ningún escrito compuesto por hombres - por un hombre, por pocos hombres o por muchos -
(con la excepción de las Sagradas Escrituras) es axiopison "acreditable en sí mismo", o
autopison "por sí misma merece una credibilidad implícita" y, por lo tanto, no está exenta de una
examen que debe instituirse por medio de las Escrituras. 4. Es una afirmación irreflexiva, "que
La Confesión y el Catecismo son cuestionados cuando son sometidos a examen.
"porque nunca han sido puestos más allá del riesgo de ser puestos en duda, ni pueden
estén así colocados. 5. Es tiránico y papista unir las conciencias de los hombres con
escritos, y para impedir que sean sometidos a un examen legítimo, bajo lo que
pretexto cualquiera que sea la conducta tiránica que se adopte.
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II. SOBRE DIOS CONSIDERADO SEGÚN SU NATURALEZA

II. SOBRE DIOS CONSIDERADO SEGÚN SU NATURALEZA


DIOS es bueno por una necesidad natural e interna, no libremente; cuya última palabra es estúpidamente
explicado por los términos "sin restricciones" y "no servilmente". 2. Dios conoce de antemano las cosas futuras
a través de la infinidad de su esencia, ya través de la perfección preeminente de su comprensión
posición y presciencia, no como él quiso o decretó que necesariamente debían hacerse,
aunque no los conocería de antemano a menos que serán futuros, y no futuros futuros
a menos que Dios hubiera decretado realizarlos o permitirlos. 3. Dios ama la justicia
y sus criaturas, sin embargo ama la justicia más que las criaturas, de las cuales, dos
Las consecuencias siguen: 4. La Primera, que Dios no odia a su criatura, excepto a causa de
del pecado. 5. El segundo, que Dios no ama absolutamente a ninguna criatura para vivir eternamente, excepto cuando
considerado como justo, ya sea por justicia legal o evangélica. 6. La voluntad de Dios es
tanto correcta como útilmente distinguido en lo que es antecedente, y lo que es
siguiente. 7. La distinción de la voluntad de Dios en lo que es secreto o de su bien.
el placer, y lo que se revela o significa, no puede soportar un examen rígido. 8. Punitivo
la justicia y la misericordia no son ni pueden ser "las únicas causas motrices" o finales de la primera
decreto, o de su primera operación. 9. Dios es bendecido en sí mismo y en el conocimiento de los suyos.
perfección. Por tanto, no le falta nada, ni necesita la demostración
de cualquiera de sus propiedades por operaciones externas: Sin embargo, si hace esto, es evidente que lo hace
de su puro y libre albedrío; aunque, en esta declaración [de cualquiera de sus propiedades] una cierta
el orden debe observarse de acuerdo con las diversas salidas o "salidas" de su bondad,
y según lo prescrito por su sabiduría y justicia.

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III. SOBRE DIOS, CONSIDERADO SEGÚN LA RELACIÓN ENTRE EL


PERSONAS EN ...

III. SOBRE DIOS, CONSIDERADO SEGÚN LA RELACIÓN ENTRE


LAS PERSONAS EN LA TRINIDAD
El Hijo de Dios no es llamado por los padres antiguos "Dios de sí mismo", y este es un
expresión peligrosa. Porque, Autoqeov [así interpretado, Dios de sí mismo,] propiamente
significa que el Hijo no tiene la esencia divina de otro - Pero es por una catacresis,
o indebidamente, que la esencia que tiene el Hijo no es de otro; porque la relación
del sujeto es así cambiado: porque "el Hijo" y "la esencia divina" difieren en relación. 2.
La esencia divina es comunicada al Hijo por el Padre, y esto propia y verdaderamente.
Por lo tanto, se afirma torpemente "que la esencia divina se dice propiamente
común al Hijo y al Padre, pero se dice incorrectamente que se comunica: "Porque
no es común a ambos excepto en referencia a su comunicación. 3. El Hijo de Dios
se llama correctamente Autoqeov "verdadero Dios", ya que esta palabra se recibe para lo que es Dios mismo,
verdaderamente Dios. Pero es erróneamente designado por ese epíteto, en la medida en que significa que ha
una esencia no comunicada por el Padre, pero que tiene una en común con el Padre. 4.
"El Hijo de Dios, en cuanto a su esencia, es de sí mismo", es una expresión ambigua,
y, por ello, peligroso. Tampoco se elimina la ambigüedad al decir "El Hijo,
con respecto a su esencia absoluta, o su esencia absolutamente considerada, es de él mismo ".
Además, estos modos de hablar no solo son novedosos, sino que también son mera parloteo. 5. Lo divino
las personas no son trowoi uparxewv o modos de ser o de existir, o modos de lo divino
esencia; Porque son cosas con el modo de ser o de existir. 6. Las personas divinas son
distinguido por una distinción real, no por el grado y modo de la cosa. 7. A. persona es
una subsistencia individual en sí misma, no una propiedad característica, ni un principio individual;
aunque no sea un individuo, ni una persona, sin una propiedad característica o sin
un principio individual. 8. CONSULTAS. - ¿No es útil que se considera la Trinidad, tanto
como existe en la naturaleza misma, según la relación coesencial de las personas divinas, y
como ha sido manifestado en la economía de la salvación, para ser realizado por Dios el
Padre, en Cristo, por el Espíritu Santo? ¿Y no acaso la primera de estas consideraciones
pertenecen a la religión universalmente, ya lo que le fue prescrito a Adán, según
¿La Ley? Pero la última consideración pertenece propiamente al evangelio de Jesucristo, pero no
excluyendo lo que mencionó como perteneciente a todas las religiones universalmente, y por lo tanto
a lo que es cristiano.

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IV. SOBRE EL DECRETO DE DIOS

IV. SOBRE EL DECRETO DE DIOS


Los decretos de Dios son los actos extrínsecos de Dios, aunque son internos y, por lo tanto,
hecho por el libre albedrío de Dios, sin ninguna necesidad absoluta. Sin embargo, un decreto parece requerir
la suposición de otro, en razón de cierta idoneidad de equidad; como el decreto sobre
la creación de una criatura racional, y el decreto relativo a la salvación o condenación
[de esa criatura] con la condición de obediencia o desobediencia. El acto de la criatura
también, cuando Dios lo considera desde la eternidad, a veces puede ser la ocasión, ya veces
la causa externa de hacer algún decreto; y esto puede ser tan caro que sin
tal acto [de la criatura] el decreto no se haría ni podría hacerse. 2. CONSULTA. - Lata
el acto de la criatura impone a Dios la necesidad de hacer algún decreto, y de hecho un decreto
de un tipo particular y no otro, y esto no solo de acuerdo con algún acto a realizar
respetando a la criatura y su acto, pero también de acuerdo con un cierto modo por el cual ese acto
debe cumplirse? 3. Uno y el mismo en número es la voluntad por la cual Dios decreta
algo y decide hacer o permitirlo, y por el cual hace o permite el
cosa que decretó. 4. Acerca de un objeto que es uno y el mismo, y uniformemente con-
consideradas, no puede haber dos decretos de Dios, ni dos voliciones, ni en la realidad ni de acuerdo con
a cualquier apariencia de una voluntad contraria, como a la voluntad de salvar al hombre en condiciones, y sin embargo
querer precisamente y absolutamente condenarlo. 5. Un decreto en sí mismo no impone ninguna necesidad.
en cualquier cosa o evento. Pero si existe alguna necesidad por decreto de Dios, existe por
la intervención del poder divino, y de hecho cuando lo juzga apropiado para emplear su
poder irresistible para realizar lo que ha decretado. 6. Por lo tanto, no se dice correctamente:
voluntad de Dios es la necesidad de las cosas ". 7. Tampoco es una expresión justa:" Todas las cosas suceden
necesariamente con respecto al decreto divino ". 8. Como muchos decretos distintos son concebidos por
nosotros, y necesariamente debe ser concebido; ya que hay objetos de los que Dios se ocupa en
decreto, o como hay axiomas por los cuales esos decretos son enunciados. 9. Aunque todos los
los decretos de Dios se han hecho desde la eternidad, pero un cierto orden de prioridad y posterioridad
deben establecerse, según su naturaleza, y la relación mutua entre ellos.

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SOBRE LA PREDESTINACIÓN A LA SALVACIÓN Y LA CONDENACIÓN CONSIDERADA EN EL


MÁS ALTA ...

SOBRE LA PREDESTINACIÓN A LA SALVACIÓN Y LA CONDENACIÓN


CONSIDERADO EN EL GRADO MÁS ALTO
El primero en el orden de los decretos divinos no es el de la predestinación, por el cual Dios
predestinado a multas sobrenaturales, y por el cual resolvió salvar y condenar,
declarar su misericordia y su justicia punitiva, y para ilustrar la gloria de su gracia salvadora, y
de su sabiduría y poder que se corresponda con la gracia más gratuita. 2. El objeto de pre
Destino a fines sobrenaturales, a la salvación y la muerte, a la demostración de la misericordia
y la justicia punitiva, o de la gracia salvadora, la sabiduría y el poder más gratuito de Dios, es
criaturas racionales indefinidamente conocidas de antemano, y capaces de salvación, de condenación, de
creación, caída, reparación o recuperación. 3. Tampoco el tema es parte
criaturas particulares de entre las que se consideran de esta manera. 4. La diferencia
entre los vasos para honrar y los para deshonrar, es decir, de misericordia y de ira, no
pertenecen al adorno o perfección del universo o de la casa de Dios. 5. La entrada
del pecado en el mundo no pertenece a la belleza del universo. 6. Creación en el
El estado recto de justicia original no es un medio para ejecutar el decreto de predestinación.
ación, o de elección, o de reprobación. 7. Es horrible afirmar que "el camino de la reprobación
es la creación en el estado recto de la justicia original; "(Gomarus, en sus Tesis sobre Pre-
destino;) y en esta misma afirmación se proponen dos voliciones contrarias de Dios
cerning una y la misma cosa. 8. Es una afirmación horrible, que "Dios ha predestinado
quiso a todos los hombres, no sólo a la condenación, sino también a las causas de la condenación ".
(Beza, vol. I, fol. 417.) 9. Es una afirmación horrible, que "los hombres están predestinados a la eterna
muerte por la voluntad o elección desnuda de Dios, sin ningún demérito de su parte "(Calvino, Inst.
l. Yo, c. 2, 3.) 10. Esta, también, es una afirmación horrible: "Algunos entre los hombres han sido creados
para vida eterna, y otros para muerte eterna ". 11. No es una expresión feliz que
"La preparación para la destrucción no se refiere a otra cosa que al secreto
consejo de Dios. "12. El permiso para la caída [de Adán] en el pecado, no es el medio para ejecutar
el decreto de predestinación, o de elección, o de reprobación. 13. Es una afirmación absurda,
que "los deméritos de los réprobos son los medios subordinados de llevarlos adelante a
destrucción destinada ". 14. Es una afirmación falsa, que" la causa eficiente y suficiente y
materia de predestinación se encuentran así en los reprobados. "15. Los elegidos no son
llamadas "vasos de misericordia" en la relación de los medios al fin, sino porque la misericordia es la única
causa conmovedora, por el cual se hace el decreto mismo de predestinación para salvación. 16. No pequeño
Se inflige daño a Cristo como mediador, cuando se le llama "la causa subordinada del destino
salvación. "17. La predestinación de los ángeles y de los hombres difiere tanto entre sí, que
ninguna propiedad de Dios puede anteponerse a ambos a menos que sea recibida de forma ambigua
aceptación.

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SOBRE LA CREACIÓN, Y PRINCIPALMENTE LA DEL HOMBRE

SOBRE LA CREACIÓN, Y PRINCIPALMENTE LA DEL HOMBRE


La creación de cosas de la nada es el primero de todos los actos externos de Dios; ni
¿Es posible que algún acto sea anterior a éste, o concebido como anterior a él? y el decreto
acerca de la creación es el primero de todos los decretos de Dios; porque las propiedades de acuerdo
a los que realiza y opera todas las cosas, son, en el primer impulso de su naturaleza, y en
su primera salida, ocupada por la nihilidad o nada, cuando esas propiedades se soportan, ad extra,
"hacia fuera". 2. Dios ha formado dos criaturas racionales y capaces de cosas divinas; Uno de
ellos es puramente espiritual e invisible, y [esa es la clase de] ángeles; pero el OTRO es
en parte corporales y en parte espirituales, visibles e invisibles, y [esa es la clase de] hombres; y
la perfección de este universo viendo haber requerido la formación de estas dos [clases
de] criaturas. 3. CONSULTA. - ¿No se convirtió en la multiforme sabiduría de Dios, y no fue
adecuado a la diferencia por la cual estas dos criaturas racionales se distinguían en el
misma creación, que, en el modo y circunstancias de impartir vida eterna a los ángeles y
para los hombres, podría actuar de manera diferente con el primero de lo que adopta hacia
¿Este último? Parece que podría hacerlo. 4. Pero dos métodos generales pueden ser mentalmente
concebido por nosotros, UNO de los cuales es mediante la estricta observancia de la ley establecida, sin
esperanza de perdón si se cometiera alguna transgresión; pero el OTRO es por la negligencia
de los pecados, aunque una ley conforme a su naturaleza también debe ser prescrita por un
decreto imperioso a los hombres, con quienes no era la voluntad de Dios tratar de manera estricta
y con el mayor rigor; y se les iba a exigir obediencia sin
promesa o perdón. 5. La imagen y semejanza de Dios, después de la cual fue creado el hombre, pertenece
en parte a la naturaleza misma del hombre, de modo que, sin ella, el hombre no puede ser hombre; pero en parte consiste
en las cosas que conciernen a las cosas sobrenaturales, celestiales y espirituales. La primera clase
comprende el entendimiento, los afectos y la voluntad, que es libre; pero este último, el
conocimiento de Dios y de las cosas divinas, justicia, verdadera santidad, etc. 6. Con respecto a
esencia y objetos adecuados, la fe por el cual Adán creyó en Dios no es lo mismo que
aquello por lo que creyó en Dios después de la promesa hecha acerca de la Simiente Bendita, y
no es lo mismo que aquello por lo que creemos en el evangelio de Cristo. 7. Sin hacer nada malo
a Dios, a Adán ya la verdad misma, se puede decir que en su estado primitivo Adán
ni llegar ni poseyó una capacidad próxima de comprender, creer o realizar
hacer cualquier cosa que pueda ser necesaria para ser entendida, creída o realizada
por él, en cualquier estado al que le fue posible llegar, ya sea por su
esfuerzos o por el don de Dios, aunque debe haber tenido una capacidad remota, de lo contrario
algo esencial todavía habría sido creado dentro del hombre mismo. 8. La libertad
de la voluntad consiste en esto: cuando se obtuvieron todos los requisitos para querer o no querer,
el hombre es todavía indiferente a querer o no querer, querer esto en lugar de aquello. Esta indiferencia
es eliminado por la determinación anterior, por la que la voluntad se circunscribe y absolutamente
determinado a una u otra parte de la contradicción o contrariedad; y este pre

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SOBRE LA CREACIÓN, Y PRINCIPALMENTE LA DEL HOMBRE

La determinación, por tanto, no consiste en la libertad de la voluntad, que no requiere


sólo la capacidad libre, pero también el uso de árboles en el ejercicio mismo de la misma. 9. La necesidad interna es tan
rebelde a la libertad como lo es la necesidad externa; es más, la necesidad externa no necesita actuar
excepto por la intervención de lo interno. 10. Adán poseía o tenía listo
y preparado para él, gracia suficiente, ya sea habitual o asistencial, para obedecer la
orden que le imponían, tanto la orden que era simbólica y ceremonial, como
lo que era moral.
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SOBRE EL DOMINIO DE DIOS SOBRE LAS CRIATURAS Y PRINCIPALMENTE SOBRE EL HOMBRE

SOBRE EL DOMINIO DE DIOS SOBRE LAS CRIATURAS, Y PRINCIPALMENTE


SOBRE EL HOMBRE
El dominio de Dios sobre las criaturas se basa en la comunicación del bien que
les ha concedido: Y como este bien no es infinito, ni el dominio mismo
infinito. Pero ese dominio es infinito según el cual puede ser lícito y apropiado para
Dios para dar sus mandamientos a la criatura, para imponerle todas sus obras, para usarlo en
todas aquellas cosas que su omnipotencia pudiera mandar e imponer
él, y contratar sus servicios o atención. 2. Por tanto, el dominio de Dios no
extenderse hasta el punto de poder infligir la muerte eterna a una criatura racional, o destinar
él hasta la muerte eterna, sin los deméritos de la criatura misma. 3. Es, por tanto, falsamente
afirmó, que "aunque Dios destinó y creó para la destrucción cualquier criatura (indefinidamente
considerado) sin ninguna consideración del pecado como la causa meritoria, sin embargo, no puede ser ac-
acusado de injusticia, porque posee un derecho absoluto de dominio sobre ellos ". (Gomar
Tesis sobre la predestinación.) 4. Otra afirmación falsa es esta: "A la luz de la GLORIA
comprender con qué derecho Dios puede condenar a una persona inocente, o que no ha merecido
condenación, como por la luz de la GRACIA ahora entendemos por qué derecho Dios salva indignamente
y hombres pecadores; sin embargo, este derecho no lo comprendemos a la luz de la naturaleza "(Luther On the
Servidumbre de la Voluntad.) 5. Pero aún más falsa es la siguiente afirmación: "El hombre está obligado a
aceptar esta voluntad de Dios, es más, dar gracias a Dios por haberlo hecho un instrumento
de la gloria divina, que se manifiesta mediante la ira y el poder en su eterna destrucción ". 6.
Dios puede hacer de él todo lo que quiera. Pero él no quiere, ni puede querer, para
hacer de lo que es suyo todo lo que le sea posible hacer de acuerdo con su infinito
y poder absoluto.
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SOBRE LA PROVIDENCIA DE DIOS 1

SOBRE LA PROVIDENCIA DE DIOS 1


. La providencia de Dios está subordinada a la creación; y es, por tanto, necesario que
no debe chocar contra la creación, lo que would, si inhibiera u obstaculizara la
uso del libre albedrío en el hombre, o debería negarle al hombre su necesaria concurrencia, o debería dirigir
hombre a otro fin, oa la destrucción, que a lo que está de acuerdo con la condición y
estado en el que fue creado; es decir, si la providencia de Dios gobierna y gobierna así
hombre que necesariamente debe volverse corrupto, a fin de que Dios pueda manifestar su propia
gloria, tanto de justicia como de misericordia, por el pecado del hombre, según su consejo eterno.
2. Pertenece a la providencia de Dios actuar y permitir; que dos cosas se confunden
cuando el permiso se convierte en acción con este pretexto, que no puede estar inactivo o sin empleo
engañado. 3. La providencia divina no determina el libre albedrío de una parte de una contradicción.
o contrariedad, es decir, por una determinación que preceda a la propia voluntad real; bajo otro
circunstancias la concurrencia de la voluntad misma con la voluntad es la causa concomitante,
y así determina la voluntad con la volición misma, por un acto que no es anterior sino
simultánea, como se expresan los escolásticos. 4. El permiso de Dios por el cual él
permite que alguien caiga en el pecado no se define correctamente como "la sustracción o el retiro
de la gracia divina, por la cual, mientras Dios ejecuta los decretos de su voluntad mediante su
criaturas, o no revela a la criatura su propia voluntad con la que quiere que el malvado
trabajo por hacer, o no doblega la voluntad del hombre para obedecer la voluntad divina en esa acción.
"(Ursinus On Providence, tom. I, fol. 178.)

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SOBRE LA PREDESTINACIÓN, CONSIDERADA EN EL PRIMER ESTADO DEL HOMBRE

SOBRE LA PREDESTINACIÓN, CONSIDERADA EN EL PRIMER ESTADO DEL HOMBRE


No es una afirmación verdadera, que "de los hombres considerados in puris naturalibus, (ya sea sin
cosas sobrenaturales o con ellas, Dios ha determinado, por decreto de elección, elevar
a la felicidad sobrenatural de algunos hombres en particular, sino a dejar a otros en la naturaleza ". 2. Y es precipitadamente
afirmó que "pertenece a la relación o analogía del universo, que algunos hombres se coloquen
a la derecha y otros a la izquierda, incluso como requiere el método del maestro Constructor, que
algunas piedras se colocarán en el lado izquierdo, y otras en el derecho, de una casa que va a ser
construido. "3. El permiso por el cual Dios permite que algunos hombres se desvíen y pierdan el
fin sobrenatural, imprudentemente se subordina a esta predestinación; porque pertenece a
providencia para conducir y conducir a una criatura racional a la felicidad sobrenatural de una manera
que es agradable a la naturaleza de esa criatura. 4. El permiso, también, por el cual Dios
permitido que nuestros primeros padres cayeran en pecado, se dice precipitadamente que está subordinado a esta predestinación.
ación.

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SOBRE LA CAUSA DEL PECADO UNIVERSALMENTE


SOBRE LA CAUSA DEL PECADO UNIVERSALMENTE
Aunque el pecado no puede ser cometido por nadie excepto por una criatura racional, y, por lo tanto,
deja de ser pecado por esta misma circunstancia si la causa se le atribuye a Dios; sin embargo parece
posible, mediante cuatro argumentos, imponer esta acusación a nuestros teólogos. "Se sigue de su
doctrina de que Dios es el autor del pecado. "2. Primera razón. - Porque enseñan eso," sin
previsión del pecado, Dios absolutamente determinado a declarar su propia gloria a través de la justicia punitiva
y misericordia, en la salvación de algunos hombres y en la condenación de otros ". O, como otros de
ellos afirman, "Dios resolvió ilustrar su propia gloria mediante la demostración de la gracia salvadora,
sabiduría, ira, habilidad y el poder más libre, en la salvación de algunos hombres en particular, y
en la condenación eterna de otros; que ni se puede ni se ha hecho sin
la entrada del pecado en el mundo. "3. Segunda razón. - Porque enseñan" que, en orden
Para alcanzar ese fin principal y supremo, Dios ordenó que el hombre pecara y se convirtiera en
corrupto, por lo cual Dios podría abrirse camino para la ejecución de este decreto ".
4. Tercera razón. - Porque enseñan "que Dios ha negado al hombre o se ha retirado
del hombre, antes de pecar, gracia necesaria y suficiente para evitar el pecado; "que es equivalente
a esto, como si Dios hubiera impuesto una ley al hombre que era simplemente imposible de cumplir
u observado por su propia naturaleza. 5. Cuarta razón. - Porque atribuyen a Dios algunos actos,
en parte externa, en parte mediata y en parte inmediata, que, una vez establecida, el hombre
no pudo hacer otra cosa que cometer pecado por necesidad de un consecuente y antecedente
a la cosa misma, que quita por completo toda libertad; sin embargo, sin esta libertad, un hombre no puede
ser considerado, o contado, como culpable de la comisión del pecado. 6. Una quinta razón. -
Se pueden agregar testimonios de la misma descripción en los que nuestros teólogos afirman, en expreso
palabras, que "el réprobo no puede escapar de la necesidad de pecar, especialmente porque este tipo
por necesidad se inyecta mediante el nombramiento de Dios "(Institutos Calvino, Lib. 2, 23.)

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DE LA CAIDA DE ADÁN

DE LA CAIDA DE ADÁN
Adán pudo continuar en la bondad y abstenerse de pecar, y esto en realidad
y en referencia a la cuestión, y no sólo por la capacidad de no actuar en
relato de algún decreto anterior de Dios, o más bien no es posible llevar a un acto
decreto anterior. 2. Adán pecó libre y voluntariamente, sin ninguna necesidad, ya sea en
ternal o externo. 3. Adán no cayó por decreto de Dios, ni por ser
ordenados a caer ni por deserción, sino por el mero permiso de Dios, que es
subordinada a ninguna predestinación ni a la salvación ni a la muerte, sino que pertenece
a la providencia en cuanto se distingue de la predestinación. 4. Adán no
caer necesariamente, ya sea con respecto a un decreto, nombramiento, deserción o permiso, de
que es evidente qué tipo de juicio debe formarse con respecto a las expresiones de
la siguiente descripción: 5. "Confieso, en verdad, que por la voluntad de Dios todos los hijos de Adán
han caído en esta condición miserable en la que están atados y atados ". (Calvino
Instituto, lib. 3, cap. 23.) 6. "Niegan, expresamente, la existencia de este hecho - - que
fue decretado por Dios que Adán pereciera por su propia deserción. "7." Dios sabía de antemano lo que
resultado que el hombre debería, llegó a ser así lo ordenó por su decreto. "8." Dios no sólo previó
la caída del primer hombre, pero por su propia voluntad lo ordenó ".

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SOBRE EL PECADO ORIGINAL

SOBRE EL PECADO ORIGINAL


El pecado original no es el pecado actual por el cual Adán transgredió la ley concerniente al
árbol del conocimiento del bien y del mal, y por el cual todos hemos sido constituidos
pecadores y convertidos en repugnantes o sujetos a muerte y condenación. 2. CONSULTAS. - Es
pecado original solo la ausencia o falta de justicia original y de santidad primordial,
con una inclinación a cometer el pecado, que también antes existía en el hombre, aunque era
no tan vehemente ni tan desordenado como ahora, a causa del favor perdido de Dios, su
maldición, y la pérdida de ese bien por el que esa inclinación se redujo al orden? O
¿Es cierto hábito infundido (o ingreso adquirido) contrario a la justicia y la santidad,
después de haber cometido ese pecado, 3. ¿El pecado original vuelve a los hombres detestables ante la ira?
de Dios, cuando han sido previamente constituidos pecadores a causa del pecado actual de
Adán, ¿y condenado a muerte? 4. Adán, considerado en este estado, después del pecado.
y antes de la restauración, no estaba obligado a la vez al castigo y la obediencia, sino only a
castigo.
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SOBRE LA PREDESTINACIÓN DEL HOMBRE CONSIDERADA EN PARTE EN SU ESTADO PRIMITIVO,


Y…

SOBRE LA PREDESTINACIÓN DEL HOMBRE CONSIDERADA PARCIALMENTE EN SU


ESTADO PRIMEVAL, Y PARCIALMENTE EN EL OTOÑO
Se afirma precipitadamente que "el asunto de la predestinación, como se opone a la reprobación,
¿Es el hombre en común o absolutamente, si se tiene en cuenta el preordenamiento del fin? pero si miras
tener los medios para el fin, es el hombre a punto de perecer por sí mismo y culpable en
Adán. "(Trelcatii Institut., Lib. 2. Sobre la predestinación.) 2. Con igual infelicidad se afirma
que "una reprobación es negativa o pasiva, otra afirmativa o activa - que la primera
es anterior a todas las cosas y causas en las cosas conocidas y consideradas de antemano, o que surgirán de
cosas; y que este acto es respectivo del pecado, y se llama predamnation. "3. Puede convertirse en
un tema de discusión de qué manera las siguientes cosas pueden decirse de manera agradable a este
doctrina: "La causa impulsiva de esta predestinación es la inclinación benevolente del
voluntad de Dios en Cristo; y la predestinación es un acto eterno de Dios, por el cual resuelve
haz en Cristo algunas criaturas partícipes de su gracia y gloria ". 4. Esta es una afirmación estúpida:
"La justa deserción de Dios, por la cual no confiere gracia a un reprobado, y
que pertenece a la predestinación ya su ejecución, es la exploración o el juicio ".
tampoco se puede conciliar con las expresiones del párrafo anterior.
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SOBRE LA PREDESTINACIÓN CONSIDERADA DESPUÉS DE LA CAÍDA

SOBRE LA PREDESTINACIÓN CONSIDERADA DESPUÉS DE LA CAÍDA


CONSULTAS. - De la raza humana caída, o de la masa de corrupción y perdición
¿Ha elegido Dios absolutamente a algunos hombres en particular para la vida, y ha reprobado absolutamente
otros a la muerte, sin ninguna consideración del bien de uno o del mal del otro?
Y de un decreto justo, que es a la vez amable y severo, ¿existe una condición tan necesaria
como esto en el objeto que Dios está a punto de elegir y salvar, o reprobar y condenar?
2. ¿Hay algún hombre condenado a muerte eterna, únicamente por el pecado de Adán? 3. ¿Son esos
que son así los elegidos necesariamente salvados a causa de la eficacia de la gracia, que ha sido
destinada a ellos sólo para que no puedan hacer otra cosa que asentir, ya que es ir-
resistible, 4. ¿Son aquellos que son así los réprobos necesariamente condenados, porque o no
les ha sido destinada la gracia, o no suficiente, para que la asienten y crean,
5. O más bien, según San Agustín, ¿Son los que son así los elegidos sin duda salvos,
porque Dios decretó emplear la gracia sobre ellos, ya que sabía que era adecuado y congruente que
podrían ser persuadidos y salvados; aunque si se tiene en cuenta la eficacia interna de la gracia,
no pueden ser adelantados ni beneficiados por ella, 6. ¿Son los que así han sido reprobados
ciertamente condenados, porque Dios no les aplica la gracia que sabe que es adecuada y
congruentes, aunque mientras tanto se les proporciona la gracia suficiente para que puedan
poder dar su consentimiento y salvarse,
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SOBRE LOS DECRETOS DE DIOS RELATIVOS A LA SALVACIÓN DE LOS PECADORES,


CONFORME…

SOBRE LOS DECRETOS DE DIOS RELATIVOS A LA SALVACIÓN DE


HOMBRES PECADORES, SEGÚN SU PROPIO SENTIDO
El primer decreto relativo a la salvación de los pecadores, como aquel por el cual Dios resuelve
nombrar a su Hijo Jesucristo como salvador, mediador, redentor, sumo sacerdote y uno que
puede expiar los pecados, por el mérito de su propia obediencia puede recuperar la salvación perdida y dispensar
por su eficacia. 2. El SEGUNDO DECRETO es aquel por el cual Dios resuelve recibir en
favorecer a los que se arrepienten y creen, ya salvar en Cristo, por causa de Cristo y por
Cristo, los que perseveran, pero para dejar bajo el pecado y la ira a los impenitentes y
incrédulos, y condenarlos como ajenos a Cristo. 3. El TERCER DECRETO es que
por el cual Dios resuelve administrar los medios necesarios para el arrepentimiento y la fe,
suficiente y eficaz. Y esta administración está dirigida de acuerdo con la sabiduría de
Dios, por el que sabe lo que conviene o conviene a la misericordia y la severidad; también es ac-
conforme a su justicia, por la cual está preparado para seguir y ejecutar [las instrucciones]
de su sabiduría. 4. De sol se sigue un CUARTO DECRETO, relativo a la salvación de
estas personas en particular, y la condenación de aquellos. Esto descansa o depende de la presciencia
y previsión de Dios, por la cual conoció de antemano desde toda la eternidad lo que los hombres
tal administración, cree con la ayuda de la gracia preventiva o precedente, y perseverará
con la ayuda de la gracia posterior o posterior, y que no creyera ni perseverara. 5.
Por lo tanto, se dice que Dios "conoce a los que son suyos"; y el número de los que van a
ser salvo, y de los que han de ser condenados, es cierto y fijo, y el quod y el qui,
[la sustancia y las partes que la componen,] o, como es la frase de las escuelas,
tanto material como formalmente. 6. El segundo decreto [descrito en el § 2] es la predestinación a
la salvación, que es el fundamento del cristianismo, la salvación y la seguridad de la salvación;
también es el asunto del evangelio y la sustancia de la doctrina enseñada por los apóstoles.
7. Pero esa predestinación por la cual se dice que Dios decretó salvar criaturas particulares
y personas y dotarlos de fe, no es el fundamento del cristianismo, de la salvación
ni de la seguridad de la salvación.

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EN CRISTO

EN CRISTO
CONSULTAS. - Después de la entrada del pecado en el mundo, no hubo otro remedio para
la expiación del pecado, o de dar satisfacción a Dios, que por la muerte del Hijo
de Dios, 2. ¿Tenía la naturaleza humana en Cristo cualquier otra cosa que la sustancia sola, inmediatamente
del LOGOS, es decir, sin la intervención del Espíritu Santo, 3. Tener la santa conciencia
aceptación de Cristo por el Espíritu Santo, y su nacimiento de la Virgen María, esta tendencia
- para cubrir la corrupción de nuestra naturaleza para que no llegue a la vista de Dios, 4. ¿
la vida santa de Cristo, en la cual cumplió toda justicia según lo prescrito por
la ley moral sobre el amor de Dios y del prójimo, conduce sólo a este propósito
- para que Cristo sea un Sumo Sacerdote puro e inocente y una víctima incontaminada, pero
¿No fue igualmente sabio para este propósito - que esta justicia [de la vida santa de Cristo] pueda
sea nuestra justicia ante Dios, y por este medio realizada por él para nosotros, es decir, en nuestro
nombre y en nuestro lugar, 5. Haga las cosas que Cristo sufrió antes de ser colocado
ante el tribunal de Pilato, concurrir con los que luego soportó, para la purga
¿El alejamiento y la expiación de los pecados, y la redención y la reconciliación de los pecadores con Dios? 6.
¿Fue la oblación por la cual Cristo se ofreció al Padre como víctima por el pecado, así
en la cruz que no se ha ofrecido a sí mismo y su sangre a su Padre Celestial, 7. ¿No es
la oblación por la cual Cristo se presenta a su Padre celestial rociado con su
propia sangre, acto perpetuo y continuo, ¿de la que descansa o depende la intercesión? 8. Es
no la redención que ha sido obtenida por la sangre de Cristo, común a todo hombre
en particular, según el amor y el cariño de Dios con el que dio a su Hijo por la
mundo, sin embargo, de acuerdo con el decreto perentorio sobre la salvación de los creyentes
solo, pertenece solo a algunos hombres?

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Ó Ó
SOBRE LA VOCACIÓN DE LOS PECADORES A LA COMUNIÓN CON CRISTO YA UNA
PARTICIPACIÓN…

SOBRE LA VOCACIÓN DE LOS PECADORES A LA COMUNIÓN CON CRISTO, Y


UNA PARTICIPACIÓN DE SUS BENEFICIOS
El hombre pecador, después de la perpetración del pecado, tiene un conocimiento de la ley suficiente
por acusarlo, condenarlo y condenarlo; y este conocimiento en sí mismo es capaz de ser
empleado por Dios cuando lo llama a Cristo, para que, a través de él, pueda obligar al hombre a arrepentirse
y huir a cristo. 2. Un hombre no regenerado es capaz de omitir más obras externas malas
de lo que omite, y puede realizar más obras externas que han sido ordenadas por Dios
de lo que realmente realiza; es decir, le es posible gobernar sus incentivos para abstenerse
de otra y mejor manera que la que los gobierna; aunque si fuera
para hacerlo, no merecería nada con ese hecho. 3. La distribución de la vocación en internos
y externo, no es la distribución de un género en su especie, o de un todo en sus partes.
4. La vocación interna se concede incluso a quienes no cumplen con la convocatoria. 5. Todo unre-
generar que las personas tengan libre albedrío y la capacidad de resistir al Espíritu Santo, de rechazar
la gracia ofrecida de Dios, de despreciar el consejo de Dios contra ellos mismos, de rechazar
aceptar el evangelio de la gracia, y no abrirse al que llama a la puerta del corazón;
y estas cosas realmente pueden hacer, sin ninguna diferencia entre los elegidos y los réprobos.
6. A quienquiera que Dios llame, lo llama en serio, con una voluntad deseosa de su arrepentimiento.
y salvación. Tampoco hay voluntad de Dios acerca de aquellos a quienes él llama
como considerado uniformemente, es decir, afirmativa o negativamente contrario a este
será. 7. Dios no está obligado a emplear todos los modos que le sean posibles para la salvación.
de todos los hombres. Ha realizado su parte, cuando ha empleado uno o más de estos
posibles medios de ahorro. 8. "Que el hombre sea declarado imperdonable", no es el
fin próximo, ni lo que Dios pretendía, a la vocación divina cuando se
hecho y no ha sido rechazado. 9. La doctrina que se manifiesta solo con el propósito
de hacer inexcusables a quienes la escuchan, no puede hacerlos inexcusables ni por derecho
o por eficacia. 10. El derecho de Dios - por el cual puede exigir fe en Cristo de aquellos
que no posee la capacidad de creer en él, ya quien se niega a otorgar
la gracia que es necesaria y suficiente para creer, sin ningún demérito por cuenta
de la gracia rechazada - no descansa ni depende del hecho de que Dios le dio a Adán, en su
estado primitivo, y en él a todos los hombres, la capacidad de creer en Cristo. 11. El derecho de
Dios, por el cual puede condenar a los que rechazan el evangelio de la gracia, y por el cual acepta
condena a los desobedientes - no descansa ni depende de este hecho, que todos los hombres tienen,
por su propia culpa, perdieron la capacidad de creer que recibieron en Adán. 12. Suficiente
la gracia debe necesariamente ser puesta; sin embargo, esta gracia suficiente, por culpa de él para
a quien se le concede, no [siempre] obtiene su efecto. Si el hecho fuera de otro modo, la justicia
de Dios no se puede defender en su condena a los que no creen. 13. La eficacia
de la gracia salvadora no es consistente con ese omnipotente acto de Dios, por el cual él tan interiormente
actúa en el corazón y la mente del hombre, que aquel en quien se imprime ese acto no puede hacer otra cosa

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Página 367

SOBRE LA VOCACIÓN DE LOS PECADORES A LA COMUNIÓN CON CRISTO YA UNA


PARTICIPACIÓN…

que consentir a Dios que lo llama; o, que es lo mismo, la gracia no es un irresistible


fuerza. 14. CONSULTA. - ¿Se distinguen correctamente la gracia eficaz y suficiente según
a una vocación congruente o adecuada e incongruente, por lo que se puede llamar
gracia eficaz, que Dios emplea de acuerdo con su propósito de salvar absolutamente a algunos
hombre en particular, ya que él sabe que es congruente o adecuado que este hombre sea
y persuadido a la obediencia; y para que se pueda llamar gracia suficiente la que emplea,
no con tal propósito, aunque, por su amor general hacia toda la humanidad, algunos se ven afectados
¿O movido por ella, de quién, por decreto perentorio, había decidido no tener misericordia? 15.
La eficacia que se distingue de la eficiencia misma no parece diferir en absoluto de
suficiencia. 16. Aquellos que son obedientes a la vocación o llamado de Dios, dan libremente su consentimiento.
a la gracia; sin embargo, previamente están excitados, impulsados, atraídos y asistidos por la gracia; y en el
En el mismo momento en que asienten, poseer la capacidad de no asentir. 17.
En el mismo comienzo de su conversión, el hombre se comporta de una manera puramente pasiva.
conducta; es decir, aunque por un acto vital, es decir, sintiendo, tiene una percepción de la gracia
que lo llama, sin embargo, no puede hacer otra cosa que recibirlo y sentirlo. Pero, cuando siente gracia
afectando o inclinando su mente y corazón, lo asiente libremente, de modo que pueda al mismo tiempo
hora de negar su asentimiento.

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DE PENITENCIA

DE PENITENCIA
La doctrina concerniente al arrepentimiento no es legal sino evangélica; es decir, pertenece a
el evangelio y no a la ley, aunque la ley solicita e impulsa al arrepentimiento. 2. El
conocimiento o confesión de pecados, dolor a causa del pecado y deseo de liberación, con
una resolución para evitar el pecado, agradan a Dios como el comienzo mismo de la conversión. 3 es
decoro, estas cosas no son la mortificación misma de la carne o del pecado, sino
necesariamente lo precede. 4. El arrepentimiento es anterior a la fe en Cristo; pero es posterior a esa fe
por el cual creemos que Dios está dispuesto a recibir en su favor al pecador arrepentido. 5.
CONSULTAS. - ¿Se llama propiamente legal el arrepentimiento de Judas? 6. ¿Fue la penitencia o el arrepentimiento?
ance de los habitantes de Tiro y Sidón, de los cuales Cristo habla en Mat. xi. 21,disimulado
y arrepentimiento fingido o verdadero?
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EN LA FE

EN LA FE
La fe que justifica no es aquello por lo que alguien cree que sus pecados le son remitidos
por amor a Cristo; porque la última fe sigue a la justificación misma o la remisión de los pecados, que
es el efecto de justificar la fe. 2. La fe que justifica no es aquello por lo que uno se cree a sí mismo
ser elegido. 3. No todos los hombres están obligados a creerse elegidos. 4. El conocimiento
y la fe por la cual alguien sabe y cree que está en posesión de la fe, es anterior por
naturaleza a ese conocimiento y fe por los cuales cualquiera se conoce y se cree
elegido. 5. A partir de estas observaciones, puede formarse algún juicio con respecto a lo que es
a veces afirmó: "Una persona creyente y elegida está obligada a creer que ha sido elegida". 6.
La fe que justifica es aquello por lo cual los hombres creen en Jesucristo, como en el salvador de aquellos
versalmente que creen, y de cada uno de ellos en particular, incluso el salvador de aquel que, por
Cristo, cree en Dios, que justifica al impío. 7. La fe evangélica y salvadora es de tal
inmensa excelencia como para exceder la naturaleza entera del hombre, y todo su entendimiento, incluso que
de Adán, cuando se coloca en un estado de inocencia. 8. Dios no puede por derecho exigir la fe en Cristo.
de aquel hombre a quien, por voluntad absoluta, ha reprobado, o sin consideración
de cualquier pecado, o como caído en Adán; por lo tanto, no era su voluntad que Cristo fuera del
la menor ventaja para este hombre; o, más bien, quiso que Cristo no le aprovechara. 9. Fe
es un don misericordioso y gratuito de Dios, concedido según la administración del
medios necesarios para conducir al fin, es decir, según una administración como la
la justicia de Dios exige, ya sea hacia el lado de la misericordia o hacia el de la severidad. Es un
don que no se otorga de acuerdo con la voluntad absoluta de salvar a algunos hombres en particular; paraca
es una condición requerida en el objeto a ser guardado, y de hecho es una condición antes de que sea
los medios para obtener la salvación. 10. La fe salvadora es la de los elegidos de Dios; no es el
la fe de todos los hombres, de los perversos y malvados, no de los que rechazan la palabra de gracia, y
se considera indignos de la vida eterna, no de los que resisten al Espíritu Santo, no de
los que rechazan el consejo de Dios contra ellos mismos, ni los que no han sido
ordenado a la vida eterna. Nadie cree en Cristo a menos que haya sido previamente
y preparado, al prevenir o preceder la gracia, para recibir la vida eterna con esa condición en
que Dios quiere otorgar, de acuerdo con el siguiente pasaje de la Escritura: "Si alguno
hará su voluntad, conocerá si la doctrina es de Dios o si hablo de
yo mismo "( Juan vii. 17.)

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SOBRE LA REGENERACIÓN Y EL REGENERADO

SOBRE LA REGENERACIÓN Y EL REGENERADO


El tema próximo de la regeneración, que se efectúa en la vida presente por el Espíritu
de Cristo, es la mente y los afectos del hombre, o la voluntad considerada según el
modo de naturaleza, no la voluntad considerada según el modo de libertad. No es el cuerpo
del hombre, aunque el hombre, cuando se renueva por la regeneración a través de su mente y sentimientos, en realidad
quiere de buena manera y funciona bien a través de los instrumentos del cuerpo. 2. Aunque
la regeneración no se perfecciona en un momento, sino mediante ciertos pasos e intervalos; sin embargo, tan pronto
como siempre se perfecciona de acuerdo con su esencia, es decir, a través de la renovación de la mente
y afectos, hace al hombre espiritual, y capaz de resistir el pecado mediante la asistencia
gracia de Dios. Por eso, también, del Espíritu, que en él predomina, se le llama espiritual
y no carnal, aunque todavía tiene dentro de sí la carne codiciosa contra el Espíritu. Para asados
dos, un hombre carnal y un hombre espiritual, se denominan así en oposición, y según
[lo que hay en cada uno de ellos] el partido más poderoso, imperante o predominante. 3. El
regenerados son capaces de realizar más bien verdadero, y de lo que agrada a Dios, que
realmente realizar, y omitir más maldad de la que omiten; y, por tanto, si no realiza
y omiten lo que deben hacer, que no debe ser adscrito a ningún decreto de Dios o ineficacia
de la gracia divina, pero debe atribuirse a la negligencia de los mismos regenerados. 4.
El que afirma que "es posible que los regenerados, por la gracia de Cristo, perfectamente
para cumplir la ley en la vida presente, "no es un pelagiano, ni inflige ningún daño a la gracia
de Dios, ni establece la justificación por las obras. 5. Los regenerados son capaces de com
mitigar el pecado deliberadamente y en oposición a sus conciencias, y
conciencias, a través del pecado, como para escuchar nada de ellos excepto la sentencia de condenación.
6. Los regenerados son capaces de contristar al Espíritu Santo por sus pecados, de modo que, por un tiempo,
hasta que ellos mismos se hagan volver al arrepentimiento, él no ejerce su poder
y eficacia en ellos. 7. Algunos de los regenerados realmente así pecan, por lo tanto destruyen su
ciencia, y así contristamos al Espíritu Santo. 8. Si David hubiera muerto en el mismo momento en que
si hubiera pecado contra Urías por adulterio y asesinato, habría sido condenado a
muerte eterna. 9. Dios verdaderamente odia los pecados de los regenerados y de los elegidos de Dios, y de hecho
tanto más, cuanto que los que así pecan han recibido más beneficios de Dios, y un
mayor poder de resistencia al pecado. 10. Hay distinciones por las cuales se dice que un hombre peca con
una voluntad plena, o con una voluntad que no es plena - totalmente para destruir la conciencia, o no totalmente, sino sólo
en parte, y al pecado según su parte no regenerada. Cuando se emplean estas distinciones
en el sentido en que algunas personas los usan, son nocivos para la piedad y nocivos para
buena moral.

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SOBRE LA PERSEVERANCIA DE LOS SANTOS

SOBRE LA PERSEVERANCIA DE LOS SANTOS


CONSULTAS. - ¿Es posible que los verdaderos creyentes se aparten total y finalmente? 2. Haga algo
¿De ellos, en realidad, caen total y finalmente de la fe? 3. La opinión que niega "que
los verdaderos creyentes y las personas regeneradas son capaces de apartarse o de hecho caen
lejos de la fe total y finalmente, "nunca, desde los mismos tiempos de los apóstoles
hasta el día de hoy, considerado por la iglesia como una doctrina católica. Tampoco tiene lo que
afirma que lo contrario siempre ha sido considerado como una opinión herética; no, lo que lo afirma
posible que los creyentes se aparten de la fe, siempre ha tenido más partidarios en el
iglesia de Cristo, que la que niega su posibilidad de que realmente ocurra.
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SOBRE LA SEGURIDAD DE LA SALVACIÓN

SOBRE LA SEGURIDAD DE LA SALVACIÓN


CONSULTAS. - ¿Es posible que cualquier creyente, sin una revelación especial, esté seguro
o seguro de que no decaerá ni se apartará de la fe, 2. ¿Son los que tienen fe,
¿Están obligados a creer que no se alejarán de la fe? 3. La afirmativa de cualquiera de
estas preguntas nunca fueron contadas en la iglesia de Cristo como una doctrina católica; y el
la negación de cualquiera de ellos nunca ha sido juzgada por la iglesia universal como una herejía. 4. El
persuasión mediante la cual cualquier creyente se persuade a sí mismo de que es imposible para él
rechazar la fe, o que, al menos, no se alejará de la fe, no conduce
tanto al consuelo contra la desesperación o contra la duda adversa a la fe y
esperanza, ya que contribuyó a la seguridad, algo directamente opuesto a ese miedo más saludable con
que se nos ha ordenado que llevemos a cabo nuestra salvación, y que es sumamente necesario en
esta escena de tentaciones. 5. Quien opina que es posible que se niegue a
la fe, y quien, por lo tanto, teme que decaiga, no está desprovisto de lo necesario
consuelo, ni por eso está atormentado por la ansiedad de la mente. Para que sea suficiente
inspirar consuelo y excluir la ansiedad, cuando sabe que se alejará del
fe sin la fuerza de Satanás, del pecado o del mundo, y sin ninguna inclinación o
debilidad de su propia carne, a menos que voluntariamente y por su propia voluntad, ceda a la tentación,
y descuidar su salvación de manera consciente.

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SOBRE LA JUSTIFICACIÓN DEL HOMBRE COMO PECADOR, PERO AÚN CREYENTE, ANTES
DIOS

SOBRE LA JUSTIFICACIÓN DEL HOMBRE COMO PECADOR, PERO AÚN CREYENTE,


ANTE DIOS
CONSULTAS. - ¿Era posible satisfacer la justicia de Dios a menos que la ley fuera
igualmente satisfecho, 2. ¿Es la satisfacción que se ha dado en Cristo a la justicia de
Dios, el mismo que se rindió a la ley por medio de Cristo? 3. Hacer justicia legal y
el del evangelio difiere en esencia? O es la esencia de ambos la misma, es decir, la
materia - la obediencia realizada a Dios, y la forma universal - la conformidad necesaria
a la ley? 4. ¿Hay tres partes de la justicia de Cristo por las cuales los creyentes son
constituido justo? ¿Es el primero de ellos la santidad de la naturaleza de Cristo, que es
justicia habitual nominada? ¿Es el segundo aquellos sufrimientos que, desde la infancia hasta
en el momento de su muerte, sostuvo por nuestra cuenta, y es esto denominado su pasivo
obediencia, o la de su muerte? ¿Es el tercero el más perfecto, no, el más que perfecto?
cumplimiento de la ley moral (añádase también la ley ceremonial) a través de la totalidad de su
vida hasta el período de su muerte; y es esto denominado su obediencia activa, o la de su
¿Vida? 5. ¿No fueron los actos de esa obediencia que Cristo realizó y por los cuales somos
justificado, impuesto sobre él según el mandato peculiar del Padre, y según
a un pacto o pacto peculiar celebrado entre él y el Padre, en el que él
prescribió y estipuló esos actos de obediencia, con la adición de una promesa de que él
debe obtener la redención eterna para ellos, [la raza humana] y debe ver su simiente, a quien
esta obediencia debe justificar por su conocimiento, es decir, por la fe en él, 6. Para
¿A cuál de los oficios de Cristo pertenecen esos actos de obediencia, 7. ¿Es la justicia de
¿Cristo la justicia de un creyente o de una persona elegida, antes de que Dios se la impute?
8. ¿Le atribuye Dios esta justicia antes de justificarlo por la fe? 9. O
que es lo mismo, es el objeto del que Dios se ocupa en el acto de la justificación,
una persona elegida, injusto en verdad en sí mismo, pero justo en Cristo, su cabeza; para que el
lo considera justo porque ya es justo en Cristo, es decir, porque el castigo
el pago debido a él ha sido pagado y soportado por él en su fianza y cabeza, o porque
¿Ha realizado así la obediencia que le correspondía? 10. Tiene una persona elegida
realmente soportó el castigo en Cristo y realizó la obediencia, o sólo en la estimación divina
ación o ajuste de cuentas! Y es esta estimacin divina, por la cual se considera que la persona elegida
¿Han soportado el castigo y realizado la obediencia, un acto que prece a la justificación? 11.
¿No precede el acto de aceptación por el cual Dios aceptó la obediencia de su Hijo?
la oblación por la cual, a través del evangelio, ofrece a su Hijo por justicia, 12. ¿Es el ac-
imputación aceptada de la justicia de Cristo, la justificación misma, o un preliminar a la jus-
tificación? 13. ¿No es el acto de aprehensión, por el cual la fe aprende a Cristo ya sus
justicia, o Cristo por justicia, antes de la justificación misma? 14. Si este acto [de ap-
prehensión] sea anterior a la justificación, ¿cómo es la fe la causa instrumental de nuestra justificación?
es decir, a la vez la causa instrumental de la aprehensión que prece a la justificación,

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SOBRE LA JUSTIFICACIÓN DEL HOMBRE COMO PECADOR, PERO AÚN CREYENTE, ANTES
DIOS

y de la justificación misma que sucede a esta aprehensión, 15. O, ¿No aprehende la fe


¿Cristo ofrecido por justicia, antes de que la fe sea imputada por justicia? 16. En este
enunciación, "la fe es imputada al creyente por justicia", es la palabra "fe" para ser
debidamente recibido como el acto instrumental por el cual Cristo ha sido aprehendido por derecho
eousness? ¿O debe ser recibido indebidamente, es decir, por una metonimia, por el objeto mismo
que fe aprehende? 17. ¿Es esta frase, "la fe se recibe relativa e instrumentalmente",
¿Lo mismo que "por la palabra Fe se significa, a través de una metonimia, el objeto mismo de la fe"?
18. O, ¿es lo mismo decir "somos justificados por la fe correlativamente, y como es un instrumento
acto mental, por el cual aprehendemos a Cristo por justicia "como decimos" somos justificados por
obediencia o justicia "? 19. ¿Puede decirse correctamente que la justicia de Cristo es
¿Graciosamente imputado por justicia, o ser contado graciosamente por justicia? 20.
Cuando el apóstol se expresa de esta manera: "La fe se imputa a la justicia",
¿No debe entenderse esto con respecto a la imputación que se hace, no según
deuda, pero según la gracia? 21. Que aquello de lo que somos partícipes por la fe,
¿O por fe, ser llamado el efecto instrumental de la fe? 22. Cuando Dios ha decretado justificar
nadie por gracia y misericordia, sino el que cree en Cristo y, por tanto, por
la predicación del evangelio, requiere fe en Cristo de quien desea ser justificado,
¿No se puede decir "cuando Dios juzga misericordiosamente de acuerdo con el evangelio, está ocupado
acerca de la fe, como acerca de una condición, que es requerida y realizada por el que aparece
ante el trono de la gracia para ser juzgados y justificados "? 23. Si se puede afirmar esto, ¿qué crimen
¿Hay en decir "mediante la aceptación gratuita y llena de gracia [de Dios] se cuenta la fe
por la justicia por causa de la obediencia de Cristo "? 24. ¿Es" si la obra de hombres que
nacieron de nuevo fueron perfectos, podrían ser justificados por ellos, aunque pueden haber perpetuado
calificó muchas obras malas cuando [o antes] obtienen la remisión de ellas "una afirmación correcta
cion?

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SOBRE LAS BUENAS OBRAS DE LOS CREYENTES

SOBRE LAS BUENAS OBRAS DE LOS CREYENTES


CONSULTAS. - ¿Se dice verdaderamente, con respecto a las buenas obras de los creyentes "son inmundos
como un paño menstrual ", y esta confesión:" Todos como somos una cosa inmunda, y todos
nuestra justicia es como trapo de inmundicia ", etc., (Es un. lxiv. 6,) pertenecen a esas obras? 2. En que
¿Tiene sentido decir correctamente "Los creyentes pecan mortalmente en cada una de sus buenas obras"? 3. Haz el
Las buenas obras de los creyentes entran en el juicio de Dios solo en la medida en que son testimonios.
de la fe; o de la misma manera en la medida en que han sido prescritos por Dios, y sancionados y honrados
con la promesa de una recompensa, aunque esta recompensa no se les conceda excepto
"de gracia" unida a la misericordia, y por causa de Cristo, a quien Dios ha designado y puesto
como propiciación mediante la fe en su sangre, y, por tanto, con referencia a la fe en
¿Cristo?
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EN ORACION

EN ORACION
CONSULTAS. - ¿La oración, o la invocación de Dios, tiene relación sólo con la realización?
culto a su honor? ¿O también tiene la relación de medios necesarios para
obtener lo que se pide - significa, de hecho, que Dios previó que se emplearía
antes de que él decidiera absolutamente otorgar la bendición al peticionario, 2. ¿Es la fe con
que debemos orar, esa fe por el cual el que ora cree con seguridad que
obtener lo que pide? ¿O es esa fe por la que seguramente está persuadido, que está pidiendo
según la voluntad de Dios, y esté lo que pide, siempre que Dios sepa que
conduce a su gloria ya la salvación del peticionario?
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SOBRE LOS LACTANTES DE CREYENTES CUANDO SON OFRECIDOS PARA EL BAUTISMO

SOBRE LOS LACTANTES DE CREYENTES CUANDO SE LOS OFRECEN POR


BAUTISMO
CONSULTA. - Cuando los hijos de los creyentes se ofrecen para el bautismo, ¿se considera
como "hijos de ira", o como hijos de Dios y de la gracia? Y si se considera
en ambos sentidos, ¿esta relación es según el mismo tiempo o según diferentes tiempos?
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EN LA CENA DEL SEÑOR

EN LA CENA DEL SEÑOR


CONSULTA. - No es el próximo y más adecuado, y, por tanto, el inmediato
final de la Cena del Señor, tanto como se instituyó al principio y como se usa ahora, la memoria,
o conmemoración, o anuncio de la muerte del señor, y esto con acción de gracias por la
don de Dios, al entregar a su Hijo a la muerte por nosotros, y al dar su carne para ser comido
y beber su sangre por la fe en él?
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SOBRE MAGISTRADO

SOBRE MAGISTRADO
El magistrado jefe no se denomina correctamente político o laico, porque los
los epítetos se oponen al poder eclesiástico y espiritual. 2. En las manos y en el
disposición del magistrado jefe se coloca, bajo Dios, el poder supremo y soberano de
cuidar y proveer a sus súbditos, y de gobernarlos, con respecto a los animales y
vida espiritual. 3. El cuidado de la religión ha sido encomendado por Dios al magistrado principal,
más que a los sacerdotes ya las personas eclesiásticas. 4. Está en el poder del magistrado
promulgar leyes concernientes a la política civil y eclesiástica, pero no a menos que esas personas hayan sido
preguntado y consultado quiénes son los mejores versados en asuntos espirituales y quiénes son
diseñado para enseñar a la iglesia. 5. Es deber del magistrado preservar y defender
el ministerio eclesiástico - nombrar a los ministros de la palabra de Dios, después de que hayan
se sometieron a un examen legal ante un presbiterio, para asegurar de que
deber - exigir un relato de su ministerio - amonestar e incitar a aquellos entre ellos
que son negligentes - para otorgar recompensas a los ministros que presiden bien sus rebaños,
y remover a los que son pertinazmente negligentes, o que traen un escándalo a la iglesia.
6. También para invocar consejos, sean generales, nacionales o provinciales; por su propia autoridad para
presidir como moderador de la asamblea, ya sea en persona o por medio de diputados idóneos para el debate
cobrando tal oficina. 7. CONSULTA - ¿Es útil para convenciones o asambleas eclesiásticas,
que las presidan aquellas personas cuyo interés sea que los asuntos de religión e iglesia
la disciplina debe ser tratada de esta manera y no de aquella? 8. Para la descarga de
estos deberes, el magistrado debe comprender los misterios de la religión que son absolutamente
necesario para la salvación de los hombres; porque en esta parte [de su alto cargo] no puede depender
y confiar en la conciencia de otra persona. 9. El magistrado cristiano tanto
preside las asambleas eclesiásticas en las que está presente y pronuncia un decisivo
y sentencia definitiva, o tiene derecho a dictar sentencia decisiva y definitiva.

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SOBRE LA IGLESIA DE ROMA

SOBRE LA IGLESIA DE ROMA


CONSULTAS. - ¿Debe hacerse una diferencia entre la corte de Roma, (es decir, la
pontífice, los cardenales y los demás sirvientes jurados y satélites de su reino) y el
Iglesia que se denomina Romish? 2. ¿Pueden esas personas de ninguna manera ser llamadas "el
iglesia de Cristo ", quien, habiendo sido engañado por el pontífice romano, lo considera como el
sucesor de San Pedro y cabeza de la iglesia? 3. ¿Ha enviado Dios una carta de divorcio a
esas personas, de modo que no las reconoce en absoluto como suyas, como tampoco lo hace
¿Mahometanos y judíos?

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Carta a Uytenbogard

CARTA SOBRE EL PECADO CONTRA EL ESPÍRITU SANTO A JUAN UYTENBOG-


ARD, SU HERMANO MÁS QUERIDO Y PECULIARMENTE AMADO EN CRISTO, JAMES
É
ARMINIO DESEA SALUD Y SU BIENESTAR A TRAVÉS DE CRISTO
Más amigable de la humanidad: Como pretendes predicar pronto ante los miembros de tu
iglesia sobre El pecado contra el Espritu Santo, usted solicita que le revele mi meditacin
reflexiones y reflexiones sobre ese tema, sobre el que también me habías pedido previamente mi opinión;
pero en ese momento, no estaba en mi poder cumplir con su solicitud; porque yo no había formado
concepción distinta en mi mente con respecto a ella, ni mis sentimientos sobre ella han alcanzado todavía
a cualquier persuasión segura y completa. Pero mis ligeras cavilaciones y meditaciones, no siento ninguna
deseo de negártelo, ni would my deber negárselo a alguien a quien
Hace tiempo que transfirieron la lucha plenaria de exigir e incluso mandar cualquier cosa.
de mi parte. Tampoco me dejaré seducir de este deseo de obedecerte por ningún falso
vergüenza rústica, aunque sé que mis contemplaciones sobre esta cuestión son tales
No puedo satisfacerte, ya que, de hecho, no están muy aprobados por mí. Porque, de que tipo
sean lo que sean, soy consciente de que merecen obtener alguna excusa, ya que son
planteando esa pregunta, que apenas una de mayor dificultad puede encontrarse en todo el
La Escritura, como testifica San Agustín cuando profesamente trata sobre este tema, (tom.19,
fol. 9,) en su explicación de Matt. xii. 31,32. Además, espero y me siento plenamente convencido de que
pulirás de tal manera estas, mis notas toscas, que luego las carreras de ti no
sólo con interés, pero también otros que podrán cumplir por completo mis deseos. Pero yo
no examinaré en la actualidad lo que San Agustín ha escrito sobre el mismo pasaje, cuando
escribiendo sobre este pecado; ni lo que se encuentra sobre este tema en los escritos de otros autores,
ya sea entre los antiguos o en nuestro propio tiempo, no sea que sea innecesariamente prolijo, especialmente
cialmente como usted mismo está muy bien equipado con sus obras, y está listo para hacer
la necesaria indagación sobre sus sentimientos. Te transcribiré mis propias meditaciones,
no en el orden que conviene a la naturaleza de la cosa en sí (porque ¿cómo es posible
hacer esto, cuando no lo conozco completamente?) pero en el orden en que es posible
que observe en la confusión de varios pensamientos. No será inútil, en primer lugar,
para añadir a esta investigación aquellos pasajes de la Escritura en los que se hace mención de este
pecado, o en el que al menos parece estar hecho. "Por tanto, os digo que toda clase de pecado
y la blasfemia será perdonada a los hombres; pero la blasfemia contra el Espíritu Santo
no sea perdonado a los hombres. Y cualquiera que hable contra el Hijo del Hombre, será olvidado.
le dio; pero a cualquiera que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado,
ni en este mundo ni en el venidero. ( Mateo xii. 31,32. ) "De cierto os digo que todos
Los pecados serán perdonados a los hijos de los hombres, y las blasfemias con que se
blasfemar; pero el que blasfema contra el Espíritu Santo, nunca tiene perdón, sino
está en peligro de condenación eterna. "( Marcos iii. 28,29. )" Y cualquiera que diga una palabra
contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que blasfema contra el

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Carta a Uytenbogard

Espíritu Santo, no será perdonado ". (Lucas xii. 10.) Hay, además, dos pasajes en el
epístola a los Hebreos, la primera en el capítulo sexto, la otra en el décimo, que
parece posible referirse a este tema sin mayor perjuicio. "Porque es imposible
para aquellos que una vez fueron iluminados, y han probado el don celestial, y fueron hechos
participantes del Espíritu Santo, y han gustado la buena palabra de Dios y los poderes del
el mundo venidero, si se apartan, para renovarlos nuevamente al arrepentimiento; viendo que crucifican
a sí mismos el Hijo de Dios de nuevo, y lo avergüenzan abiertamente? (Heb. vi. 4-6. ) "El que
despreció la ley de Moisés, murió sin misericordia bajo dos o tres testigos; de cuanto más dolorido
castigo, supongamos, será considerado digno de quien ha pisoteado al Hijo
de Dios, y ha contado la sangre del pacto con el cual fue santificado, un profano
cosa, y ha hecho reproche al Espíritu de gracia? "(x, 28,29.) A bandejas se puede añadir un
pasaje de la primera epístola de San Juan: "Si alguno ve a su hermano pecar un pecado que no es
muerte, pedirá, y le dará vida por los que no pecan hasta muerte. Hay un pecado
hasta la muerte: ¿no digo que orará por él? "( 1 Juan v. 16.) Dejemos que el siguiente pasaje
También, de la epístola a los Hebreos, debe agregarse, por el bien de la explicación, no porque
trata exactamente del mismo tema: "Porque si la palabra dicha por los ángeles fuera firme, y
La transgresión y la desobediencia recibieron una justa recompensa, ¿cómo escaparemos?
si descuidamos una salvación tan grande, que al principio comenzó a ser hablada por el Señor, y fue
confirmado a nosotros por los que le oyeron, Dios también dándoles testimonio, ambos con señales
y prodigios, y con diversos milagros y dones del Espíritu Santo, según su
¿Será? "(Heb. ii. 2-4.) A sol, se sume otro pasaje de los Hechos de los Apóstoles:
“Vosotros tercos e incircuncisos de corazón y de oídos, siempre resistís al Espíritu Santo.
Como hicieron vuestros padres, así haced vosotros "( Hechos vii.51 .) Pero sobre las mismas personas, se dijo, en un
capítulo anterior, "Y no could resistir la sabiduría y el Espíritu por los cuales
Stephen habló. "(VI, 10.)" Y todos los que estaban sentados en el concilio mirándolo fijamente, vieron su
rostro como si hubiera sido el rostro de un ángel "(vi, 15.) Uní estos pasajes por ninguna otra razón
que pueda ser capaz de contemplarlos todos juntos de una sola mirada, y pueda dirigir mi
pensamientos según ellos. Y, primero, debemos ver las denominaciones que recibe el pecado
sobre lo que estamos tratando aquí. Los evangelistas Mateo, Marcos y Lucas lo llaman "el
blasfemia del Espíritu ", o" la blasfemia contra el Espíritu Santo ". En el sexto capítulo de
la epístola a los Hebreos, se llama "un prolapso" o "apostar", y en el capítulo décimo
de la misma epístola, se le llama "derramado sobre el Espíritu de gracia", o "un hacer a pesar de
al Espíritu de gracia ". Podría añadir, del sexto capítulo," la crucificación del Hijo
de Dios ", y" el ponerlo en abierta vergüenza "; y desde el décimo," el pisar bajo
pie del Hijo de Dios ", y" la profanación de la sangre del pacto ", a menos que fueron
susceptible de ser referido a alguna otra cosa, que luego discutiremos. En 1 Juan
v. 16, se designa como "pecado de muerte". El pecado que se describe enHebreos ii. 2-4 , es
denominada "un descuido de la salvación que fue anunciada por primera vez por Cristo y su

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Carta a Uytenbogard

apóstoles ", y confirmado por Dios con testimonios infalibles. En Hechos vii. 51,se llama "un
resistir del Espíritu Santo. "Se nos permite así emplear estos pasajes, porque un
la investigación se instituye en el género del pecado. Aquel contra quien se comete el pecado, es
diseñado por San Mateo, Marcos y Lucas, "el Espíritu Santo"; y, en Hebreos 10, el es llamado
el "Espíritu de gracia"; por esta adición del epíteto "de gracia" al Espíritu, parece ser intimidado
que la persona del mismo Espritu Santo no es tanto objeto de consideracin en
este pasaje, como un acto de gracia suyo. Los mismos evangelistas hacen una distinción entre
este pecado y aquel contra "el Hijo del Hombre", mientras que en Hebreos 6 y 10, se dice el mismo pecado
para redundar en la ignominia del Hijo de Dios y de su sangre, dos declaraciones que
debe reconciliarse después, porque cada uno de ellos es verdadero. Pero cuando los hombres que cometen esto
el pecado se describe en Hebreos 6, como "aquellos que alguna vez fueron iluminados y han probado
ese don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, y han probado lo bueno
palabra de Dios, y los poderes del mundo venidero, "en Hebreos 2, se dice que la salvación tiene
les ha sido anunciada y confirmada por testimonios indudables. EnHechos 6, se atribuye
a ellos que "no pudieron resistir la sabiduría y el Espíritu con los que habló Esteban",
y que "vio su rostro como el de un ángel". A partir de estos detalles, parece apropiado
Recoger por qué causa fueron impulsados cometieron este pecado. Además, se atribuye
a este pecado de Mateo, Marcos y Lucas, que es irremisible, o no debe ser perdonado; por St.
John que es de muerte. Lo mismo se afirma enHebreos 6 , pero, como me parece,
está en la causa; porque se dice que es imposible que quien ha "caído así sea
renovados de nuevo para arrepentimiento ". En Hebreos 10, en la aplicación de la comparación, este
se dice que el pecado merece un castigo más severo que el desprecio de la ley de Moisés; y
Al comienzo del mismo pasaje, la certeza del castigo está indicada por estos
palabras: "Murió sin piedad", que parece estar también en la antapodosis, la repetición
tición o resumen. EnHebreos 2 , se dice que el que descuida esta salvación "pasó un
recompensa de recompensa ". Además, la causa por el cual ese pecado es irremisible, hasta la muerte, y por qué
el hombre que así peca no puede ser renovado para arrepentimiento, parece Hebreos
6, en los siguientes términos: "- viendo que crucifican para sí mismos al Hijo de Dios de nuevo, y
ponerlo en una vergüenza abierta ". Y en Hebreos 10, en las siguientes palabras: "- que ha pisado
bajo los pies del Hijo de Dios, y ha contado la sangre del pacto con el cual fue
santificado, cosa impía ". Porque no me parece que estas expresiones puedan colocarse
colateralmente con apartarse y hacer a pesar del Espíritu de gracia; pero creo que deben
ser puestos en subordinación entre ellos. Por último, en Hebreos 2 a 10, se instituye un
comparación entre este pecado y la violación y el desprecio de la ley de Moisés; paraca
esto también es digno de consideración, para que podamos determinar correctamente con respecto a la
tipo de pecado. De esta comparación de parece que el pecado del que tratan esos pasajes,
no se comete contra la ley de Moisés. Pero a partir de la contextura de aquellas cosas que
preceder, y de una comparación de los que siguen, debe tomarse la ocasión a través de

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Carta a Uytenbogard

que Cristo, en los evangelistas, San Pablo en la epístola a los Hebreos, y San Juan en su
primera epístola, mencionó este pecado. Comencemos ahora una investigación sobre los asuntos
que son considerados en este pecado, siguiendo, en la medida de lo posible, la guía de
esos pasajes que hemos establecido como premisa y antepuesto a esta nuestra disquisición. Pero para mi
parece posible, más cómodamente circunscribirlos dentro de los siguientes límites:
En primer lugar, entremos en una discusión sobre el género o tipo de este pecado; (2.) su
objeto y modo; (3.) los que cometen el pecado; (4.) la causa impulsora; (5.) el final de
este pecado; (6.) los grados de este pecado; (7.) el atributo peculiar de este pecado - su irremisibilidad
o imperdonable, y su causa. A estos subiremos las otras tres preguntas,
que mencionas en tu carta. (1.) ¿Puede este pecado ser conocido por el juicio humano, y
que son las marcas (2.) ¿Son exclusivamente quienes se consideran que han perpetrado esta
pecado, ser considerado culpable de él o no, (3.) ¿No es esta distinción entre el pecado
contra el Hijo del Hombre, y que contra el Espíritu Santo, acepta a la confirmación de
la verdad de la personalidad del Espíritu Santo? 1. Con respecto al género o especie, es un
tema de mucho pesar que una discusión al respecto sea un asunto de gran dificultad. Para ello es
produjo de ninguna otra fuente que la demasiado grande fertilidad del pecado, y su deducción y
rivación en varias especies; sin embargo, no es necesario referirse a todas las distribuciones y distinciones
ciones de pecado hasta este punto; debemos descender cómodamente en aquellos grados que pueden traer
nosotros hasta este tipo de pecado. Para hacer esto, debemos comenzar con lo que es el
más alto. El pecado, por tanto, es la transgresión de la ley divina, cualquiera que sea la descripción que
la ley puede ser; porque estamos tratando sobre un pecado de este tipo. Una transgresión de la ley es
especial, en contra de uno o más de los preceptos de la ley; o es universal, contra el todo
y toda la ley, que se llama un rechazo y derogación de la ley, y una deserción de
que es tanto contra lo que está ordenado o prohibido en la ley, como contra él
quien lo ordenó directamente, por desprecio hacia Él. Este tipo de pecado, supongo, es significativo
nificado en el Antiguo Testamento por la frase, pecar con mano alta o elevada; por la moral
La ley consiste en un prefacio que está contenido en estas palabras: "Yo soy el Señor tu Dios, que
te sacó de la tierra de Egipto ", etc., y de una enumeración de los preceptos. O
el prefacio mismo es rechazado y Dios directamente despreciado, o se comete pecado contra el prefacio
conceptos, ninguno de los cuales de hecho ser violado sin traer la ignominia a la divina Majestad
y derramando desprecio sobre Dios. Pero todo pecado no proviene del desprecio por Dios. David
cometido adulterio, que puede ser reducido o consecuentemente referido a una
de Dios, y se resolvió a ello; pero no cometió ese pecado por desprecio a Dios.
La ley de Dios es ahora doble: la de las obras y la de la fe; o, los preceptos de
las leyes son de dos clases: algunas, de la ley propiamente dicha, y otras del evangelio. Pero
este pecado del que estamos tratando no es del tipo de los que se cometen contra
la ley de Dios, ya sea una transgresión especial o universal y una apostasía de la
ley. Esto es evidente porHebreos x. 28,29; porque este pecado se compara con la violación

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o abrogación de la ley de Moisés, como un pecado mayor con uno menor. También es evidente por
Hebreos ii. 2-4. Este pecado también se llama "hacer afrenta al Espíritu de gracia", que no es
el de la ley, sino el Espíritu de Cristo y de su evangelio. Es fácil percibir lo mismo
en los evangelistas; porque, en el evangelio de San Mateo, Cristo dice, "pero si por el Espíritu de Dios arrojo
demonios, entonces el reino de Dios ha llegado a vosotros. "(xii, 28.) Este pecado, por lo tanto, es
cometido contra el Espíritu que testifica que ha llegado el reino de Dios; y, en esto
cuenta, no se comete contra la ley de Dios, sino contra el evangelio de Jesucristo.
Lo mismo puede resultar evidente a partir de Hebreos 6 , en el que el apóstol trata sobre
un apartarse de los dones que allí se enumeran, y que son los dones del
evangelio de Cristo. También se dice que Cristo "será crucificado de nuevo y puesto en abierta vergüenza" por este
"alejándose"; y, en Hebreos 10 , se dice que es "pisoteado" y "la sangre de
se dice que el pacto está profanado. "Todos estos son pecados cometidos, no contra la ley, sino
contra el evangelio de Cristo. De estas observaciones se desprende que aquellas personas que
afirmar que este pecado se comete contra la verdad reconocida acerca de Dios, y
en cuanto a Su voluntad y obras, no he enseñado acerca de ella con suficiente claridad; ellos
debería estar unido "contra la verdad del evangelio". Pero los mandamientos del evangelio
son dos: el de la fe en Cristo y el de la conversión a Dios. En cuanto a la fe es
manifiesto. Acerca de la conversión, indaguemos ahora; porque como la aversión a Dios es producida por
pecado, la ley acusa al que es así o se aparta, y lo condena a maldecir,
sin esperanzas de perdón; pero el evangelio requiere conversión y promete perdón.
Por tanto, la conversión a Dios es un mandato evangélico y no legal. Pero impenitencia
se opone a la conversión a Dios; y esto, cuando es definitivo, condena a un hombre por
decreto imperioso de Dios, es decir, por lo que es evangélico. Esta impenitencia final,
sin embargo, no se puede llamar "el pecado contra el Espíritu Santo", que es el tema sobre el que
ahora estamos tratando. Porque (1.) la impenitencia final es común a todos los que han de ser
demned; mientras que el pecado contra el Espíritu Santo se aplica a ciertas personas, o, más bien, a muy
pocos. (2.) La impenitencia final no se comete excepto en el período final de la vida; pero este pecado
es perpetrado mientras aún está corriendo el espacio de la vida. Esto es evidente en 1 Juan v. 16 :
"Hay un pecado de muerte; no digo que ore por él". (3.) Respecto a quien
comete el pecado hasta la muerte se dice que "le es imposible ser renovado de nuevo para
arrepentimiento ", pero esta sería una expresión inútil con respecto a quien finalmente fue impenitente;
porque es bien sabido que todas las esperanzas de perdón terminan con el breve curso del presente
vida. (4.) Respecto al pecado contra el Espíritu Santo, se afirma que "no será perdonado,
ni en este mundo ni en el venidero; es decir, nunca será perdonado.
Es innecesario hacer tal afirmación sobre la impenitencia final. Este pecado, por tanto,
es una transgresión del precepto que manda la fe en Jesucristo. Pero como la doctrina
en cuanto a la fe en Jesucristo, no solo es completa, sino que también consta de ciertas partes; desde
esto puede suponerse una diferencia en la transgresión, que uno es universal, el otro especial.

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Lo universal es aquello por lo que Cristo es simplemente rechazado y rechazado, y que puede recibir
la denominación general de "infidelidad" o "incredulidad". Lo especial es aquello por lo que Cristo no es
universalmente rechazado, pero simplemente no es aceptado como ha sido manifestado en su palabra; y
esto se llama "herejía", término que se emplea con respecto a aquellos que, después de haber
fe confesada en Cristo, no conserva sus doctrinas enteras e inmaculadas, sino corrompelas.
Pero el pecado del que nos ocupamos no radica en esta transgresión especial. Pertenece,
por tanto, a la transgresión universal de este precepto de la fe en Cristo; si
infidelidad o incredulidad. No todo es incredulidad, de las cuales hay varios tipos. (1.) La infidelidad
de los que no han oído nada acerca de Cristo; pero tales personas no cometen el pecado
contra el Espíritu Santo. (2.) El de aquellas personas que han oído hablar de Cristo, pero
no él entendido; ( Mateo xiii. 19; ) ni el pecado contra el Espíritu Santo se adhiere a
estos hombres. (3.) La incredulidad de aquellos que han entendido, pero que ciertamente no han sido
persuadidos y convencidos en su conciencia respecto a la verdad de las cosas entendidas;
pero estas personas no son culpables del pecado contra el Espíritu Santo. (4.) El de esos hombres
quienes, convencidos en su conciencia de que Jesús es el Cristo, por su infidelidad todavía
rechazarlo; y, según mi juicio, a esta clase de personas pertenece el pecado contra
el Espíritu Santo, del que estamos tratando ahora. Por tanto, el género o clase es una repulsión
y rechazo de Cristo en oposición a la conciencia. No es una mera abnegación o repudio;
porque esa es la parte de él que ha hecho previamente una profesión. No es una opugnacion
o ataque; porque eso pertenece a un mayor progreso, [en el pecado], como veremos después.
Pero vale la pena observar que en realidad es una y la misma cosa, ya sea
llamado "un rechazo de Cristo", o "un rechazo de la verdad acerca de Cristo", proporcionó una
El rechazo debe entenderse, y no un rechazo particular en una doctrina o más. 2. Permítanos
ahora ven al objeto. Se dice que el objeto de este pecado es una persona contra quien la ofensa
se comete, ya sea que esa persona sea Dios, o el mismo mortal ofensor, o su prójimo.
Pero debemos tener en cuenta no solo el objeto, sino también su modo, que el
los escolásticos denominan "la razón formal". Este modo, cuando se agrega al objeto, causa
este último debe ser apropiado, adecuado y peculiar o adecuado. Una superficie es un objeto de vista, pero
es uno que está coloreado. Se comete una ofensa contra Dios por ingratitud, pero es
contra él por haber merecido mejores beneficios de nuestra parte. También pecamos contra Dios al desobedecer
cia y desprecio, como contra él mandando, prohibiendo, prometiendo, amenazando,
castigar, corregir, etc. La apostasía se comete contra Dios, pero es contra él cuando
reconocido como Dios, ya cuya Deidad y nombre el que se aparta se ha dedicado
por juramento. Pero, en este lugar, el objeto del pecado del que estamos tratando es Jesucristo,
y él de inmediato. Ésta es la razón por la que agrego la palabra "inmediatamente", porque quien
rechaza al Hijo, rechaza también al Padre. El modo de la razón formal se ha manifestado y
probado, [para el hombre que comete este pecado,] es más, se ha conocido que es el Mesías y
Redentor del mundo. Esto es evidente porHebreos vi. 6,en el que los que así "caen

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"Se dice que" crucificaron de nuevo al Hijo de Dios y lo pusieron a un


vergüenza ". También es evidente en Hebreos x. 29, en el que se dice que tales personas" pisan
pie del Hijo de Dios, y considerar la sangre del pacto como cosa impía ".
más evidente de las palabras de los fariseos, que dijeron: "Él echa fuera demonios por Beelzebub,
el príncipe de los demonios ", que así relata San Marcos:" Porque decían, tiene un impuro
espíritu, "si por estas palabras cometieron este pecado, o no; porque contienen la ocasión
en el que Cristo comenzó a hablar sobre el pecado contra el Espíritu Santo. Pero debido a que este modo
está de acuerdo con el objeto a través de algún acto de gracia, que procede principal e inmediatamente
del Espíritu Santo o del Espíritu de gracia; por esta razón este pecado se llama "el pecado contra
el Espíritu Santo "o contra" el Espíritu de gracia ", porque la ofensa se comete contra
ese acto del Espíritu Santo, ya sea despreciando el acto, o tratándolo también con ignominia.
Pero ese acto del Espíritu es el acto de testificar acerca de Cristo y la venida de su
Reino; un acto no solo suficiente para probar que Jesús es el Cristo; pero también eficaz, y
convenciendo con seguridad la mente y la conciencia de aquel a quien se comunica el testimonio
nicado acerca de Cristo; cuya operación y efecto completo, en la mente del hombre,
son un conocimiento seguro y la persuasión de esta verdad, que "Jesús es el Cristo, el Hijo de
Dios. "Pero de este pecado el Espíritu Santo no es el objeto, porque no está dirigido contra su persona.
Esto es evidente desde el final del testimonio y el objeto; para el final de este testimonio
es Cristo. Pero el objeto de este pecado cometido contra el testimonio, y el objeto de la
testificación en sí, son uno y lo mismo. Y el final del testimonio no es que el Santo
Espíritu, sino que Jesús sea reconocido y aceptado por el Hijo de Dios y por el Ungido
del Señor. Esto lo declara Cristo con las siguientes palabras: "Si por el Espíritu de Dios arrojo
demonios, entonces el reino de Dios ha llegado a vosotros. También conduce al mismo propósito
que, no el Espíritu de Cristo, sino Cristo mismo en y por el Espíritu, realizó
los milagros. A partir de esto, parece que la realización de milagros sirve para probar la verdad.
de la predicación de Cristo acerca de sí mismo. A partir de estas observaciones, creo que podemos
resolver la dificultad que reside en las palabras de Cristo, que distingue este "pecado del
Espíritu Santo "del" pecado contra el Hijo del Hombre ", y quien declara que el primero es irrelevante.
misible o imperdonable, pero que este último es capaz de perdonar. Por el pecado contra
el Hijo del Hombre, sin este testimonio del Espíritu, es remitido a muchos hombres; y parece
De toda esta discusión, no se tiene tanto en cuenta a la persona en contra
a quien ha cometido el pecado, en cuanto al acto de testificar procedente del Espíritu Santo,
contra quien se perpetra el pecado. Con respecto al acto, por lo tanto, se dice que es perpetuo
contra el Espíritu Santo, no contra el Hijo del Hombre, sino, con respecto al objeto,
contra el Hijo del Hombre, pero que se conoce por el acto de testificar. Dado que, entonces, el respeto es
tuvo más bien al acto que al objeto, en este sentido este pecado es llamado por Cristo "el pecado
contra el Espíritu Santo ", y se distingue del pecado que se comete contra Cristo
sin ninguna consideración de este modo y razón formal. Sé que hay entre los

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padres de aquellos que entienden el apelativo de "Hijo del Hombre" a través de una duplicación o réplica
flexión, para significar a Jesús como el Hijo del Hombre, y el epíteto, "Hijo de Dios", para significar
Jesús como el Hijo de Dios. También, considera que, cuando un pecado cometido contra Jesús
como es el Hijo del Hombre, la ofensa es otra y menor que cuando es pecado contra él.
como el Hijo de Dios. Pero tal consideración no tiene lugar aquí; para el testimonio del
El Espíritu Santo conduce a este fin: que la persona que a veces se denomina Hijo
del Hombre y, a veces, del Hijo de Dios, sea recibido como el verdadero y único Mesías. Sin embargo, si alguno
desearía referir esta consideración de algunos de los antiguos padres al punto
bajo discusión, podrá decir que se comete un pecado contra el Hijo del Hombre cuando
Jesús no es reconocido como el Hijo de Dios, pero que se ha cometido un pecado contra el Hijo de Dios.
Dios, cuando ya ha sido probado, por testimonios indudables, que es el Hijo de Dios.
Las expresiones del evangelista "Cualquiera que hable una palabra contra el Hijo del Hombre,
le será perdonado, "sirven para favorecer esta consideración, como también lo los de la Epístola a
los hebreos, "crucificando para sí mismos al Hijo de Dios", y los que han "hollado
pie el Hijo de Dios ", es decir, Jesús, quien, por" la iluminación "del Espíritu Santo,
previamente contado como "el Hijo de Dios". Porque es manifiesto de las Escrituras
que era necesario creer este atributo acerca de Jesús de Nazaret, que él era el
Cristo, el Hijo de Dios, el Salvador y Redentor del mundo, etc. y como el objeto y
los actos ocupados sobre ella tienen una relación mutua de modo que desde un objeto adecuado podemos
determinar sobre el acto, ya partir de un acto podemos llegar a una conclusión sobre el
objeto adecuado, nos parece posible concluir, de los actos que el apóstol
enumera en hebreos 6, y 10, que aquellas personas que pecado así contra Jesús,
no solo lo reconoció como el Hijo de Dios, sino que también pecó contra él como contra el
Hijo de Dios a quien tanto reconocido. Porque, se dice que nadie "crucifica al Hijo de Dios
de nuevo ", y" pisotearlo ", excepto que el hombre que lo reconoce como el Hijo
de Dios, y quien peca contra él bajo esa consideración. Por ejemplo, el estadounidense
No se puede decir que los indios "pisotearon el evangelio de Cristo" cuando pisotearon
bajo sus pies, y arrojaron al fuego, el pequeño volumen de los cuatro evangelios, que fue
les mostraban los españoles, quienes, con jactancia, les presentaban como el
verdadero evangelio. 3. Pasemos ahora a la descripción de las personas que cometen este pecado,
es decir, tal como se nos definen según las Escrituras. Pero, en general, hijo
aquellos que, mediante el testimonio del Espíritu Santo en su mente y conciencia, son
convencido de esta verdad: que Jesús, el hijo de María, es Cristo, el Dios de Dios. Sin embargo, estos
las personas pueden diferir entre sí, y en realidad difieren; porque, después de haber sido
convencidos de esta verdad, o rechazan inmediatamente a Cristo, sin presentarle nunca sus nombres
estar inscrito entre sus seguidores; o, habiendo abrazado y profesado a Cristo por un tiempo,
se apartan de él y se apartan. De la primera de estas dos clases eran los fariseos, si,
en el momento en que dijeron que "Cristo echó fuera demonios a través de Belcebú", estaban

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convencidos en sus conciencias de que tal expulsión de los demonios era verdaderamente obra del Santo
Espíritu, como Cristo había establecido su argumento: "Si por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios,
¿A quién los expulsan tus hijos? "De la segunda clase, son aquellos de quienes se hace mención
en Hebreos 6 y 10. Porque aquellos que abrazan a Cristo incluso con una fe temporal, hacen esto
mediante la iluminación del Espíritu Santo; porque "nadie puede decir que Jesús es el Señor,
excepto por el Espíritu Santo ". ( 1 Cor. XII. 3. ) A estas personas se les ha concedido un" gusto de
el don celestial, de la buena palabra de Dios y de los poderes del mundo venidero; "porque el
testimonio del Espíritu Santo acerca de Jesucristo, el Hijo de Dios, cuando está impresionado con
una persuasión total en la mente, no puede ser seguida por ningún otro efecto que la excitación de la alegría
y gozo en el corazón del que profesa a Cristo, como el mismo Cristo declara en Mateo
xiii. 20, "Pero el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra,
y en seguida lo recibe con gozo ", y como él también declara, en Juan v. 35, sobre aquellos que
"Estuvieron dispuestos por un tiempo a regocijarnos a la luz de Juan el Bautista". Pero sobre este tema
consulte los Institutos de Calvino. (Lib. 3, cap. 2, sec. 11.) Con respecto a lo que se agrega enHeb. vi.
5, que las mismas personas "fueron hechas participantes del Espíritu Santo", esto puede entenderse
relacionarse con esos dones extraordinarios del Espíritu Santo que en ese período florecieron en
la Iglesia. Esto también se declara en Heb. ii. 4 : "Dios también les dio testimonio, tanto
con señales y prodigios, y con diversos milagros y dones del Espíritu Santo, según
a su propia voluntad ". En estas personas se produce esa abnegación o renuncia a Cristo que, en
Hebreos 6 , se denomina "un apartamiento", es decir, de la verdad que han reconocido.
repisa, y de la confesión del nombre de Cristo que han hecho. Sobre esto
renuncia a sí mismo, Cristo trata de manera general en Lucas xii. 9,uniéndose a eso
pasaje de un modo especial en el hecho particular que ahora estamos discutiendo, y dice:
"Cualquiera que diga una palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero a
al que blasfeme contra el Espíritu Santo, no le será perdonado ". A este género de
la nunciación es obra de Pedro; pero es distinto y difiere mucho de esta especie,
como será muy evidente en el próximo miembro que estamos considerando. Por lo tanto,
el pecado contra el Espíritu Santo se distingue según el modo de causas eficientes, de
que ya hemos aducido una distinción. 4. De ello se desprende que ahora iniciamos una investigación
en la causa de este pecado. La causa de todo pecado se representa exclusivamente como ignorancia,
debilidad o malicia. Ignorancia, no negativa, sino privativa del conocimiento que debe
estar dentro y, por tanto, ignorancia de la ley. Debilidad, demasiado débil para resistir vehementemente
pasión y tentación, y las seducciones que impulsan a los hombres a pecar. Malicia, por la cual cualquier
uno consciente y voluntariamente, siendo indudablemente atraído por alguna tentación, pero que puede ser
fácilmente resistido por la voluntad, y que la voluntad es capaz de vencer fácilmente, es inducido al pecado.
Aunque la ignorancia y la enfermedad no son directa e inmediatamente las causas del pecado,
son causas a través del modo de prohibir la ausencia - la ignorancia, a través del modo de la
ausencia del conocimiento y la razón correctos, que podrían obstaculizar el pecado instruyendo

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la voluntad - enfermedad, a través de la modalidad de la ausencia de fuerza y capacidad, que


podría impedir el pecado al confirmar y fortalecer la voluntad. Por tanto, si deseamos
Exactamente para examinar este asunto, el testamento es la causa adecuada, adecuada e inmediata de
pecado, y tiene dos motivos e incentivos para pecar, uno interno y el otro externo.
Lo interno, que reside en el hombre mismo, es el amor a sí mismo y una concupiscencia o lujuria.
después de las cosas temporales, o de las bendiciones que son visibles. El motivo externo es un objeto
moviendo el apetito o el deseo; cuentos objetos son honores, riquezas, placeres, vida, salud y
solidez, amigos, patria y cosas similares, los contrarios a los que el hombre odia y
los odia, y les tiene miedo, si se los imagina inminentes sobre él. Pero estos
los motivos no mueven la voluntad con tanta eficacia que la voluntad se mueva necesariamente; porque, en esto
caso, la voluntad sería excusable del pecado; pero mueven la voluntad a través del modo de
persuasión y seducción. Pero ahora, cuando, por amor a sí mismo y el deseo de algunos
bien aparente, (en el que se incluye evitar o odiar un mal aparente), el hombre es
licitado o tentado a algún acto, que de hecho está prohibido, pero que él no sabe que es
pecaminosa, entonces se dice que la voluntad, siguiendo el apetito y la razn errnea, peca por
norance. Pero cuando, por los mismos motivos, se ve tentado a realizar un acto que sabe
sea pecado, entonces la voluntad, siguiendo el apetito, peca a sabiendas; pero si tal pecado es
cometido por enfermedad o por malicia, debe decidirse principalmente por la necesidad
de ese bien que el hombre persigue, y de la profunda atrocidad del mal que
él evita. Sobre este punto, también debe formarse un juicio a partir de la vehemencia del apetito
o pasión, así como de la inclinación hacia la persona que parece querer obstaculizar
la realización o el cumplimiento del deseo, (una circunstancia que no en todas las ocasiones
ocurrir, pero que por cierta razón pensé que debe agregarse en este lugar,) donde una dis-
la criminalización del modo por el cual se esfuerza por obstaculizar, se considera
si es bueno, lícito y ordenado, o si es malo, ilícito y prohibido.
Apliquemos ahora estas observaciones a nuestro propósito. Pablo persiguió a la iglesia de Cristo, pero
lo hizo ignorantemente, inflamado por un celo y un deseo demasiado grandes por la ley, como muchos de los
los judíos también crucificaron a Cristo, ignorando que él era el Señor de la gloria; de lo contrario ellos
se habría abstenido de cometer un crimen tan nefasto. Por esos hombres, por tanto, el pecado de
que estamos tratando no se comprometió. Pedro negó a Cristo su Señor, a quien sabía
sea el verdadero Mesías y el Ungido del Señor, y su conocimiento de esto fue obtenido
a través de una revelación inmediata del Padre; pero su conducta procedía de un deseo
de la vida y el miedo a la muerte, sentimientos que pueden atacar incluso a los más valientes de la humanidad. Él hizo
por tanto, por enfermedad. Por miedo al destierro, prescripción, condena
a las minas o al encarcelamiento perpetuo, algunas personas se han alejado de una confesión
del nombre de Cristo; y debe considerar que han pecado por enfermedad.
Para recuperar la dignidad de la espada, el cinto oficial, etc., que el emperador había
amenazado con quitarles a menos que abjuraran de Cristo, algunos de los primeros cristianos

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retuvo todos sus honores a costa de negar a Cristo; Sin embargo, incluso estos deben decirse
haber pecado por enfermedad. Algún individuo, después de haber sido atormentado con vehemencia, afligió
fligido, herido y despojado de sus bienes por un príncipe cristiano, o por un pueblo cristiano,
estalla en apasionadas expresiones de blasfemia contra Dios y Cristo; sin embargo, debe
Se considerará que ha actuado así a través de la ira y espantosa conmoción del espíritu. Pero si
las personas en los casos anteriores debían agregar, a esto su pecado, el odio contra Cristo
Él mismo y su doctrina, según mi juicio, no estarían lejos de cometer
el pecado contra el Espíritu Santo. Para expresar y concluir el todo en una palabra, afirmo
que este pecado contra el Espíritu Santo se comete propiamente por malicia. Entiendo,
aquí, la malicia de dos tipos: la que no ofrece resistencia a la concupiscencia o
deseo, cuando eso se puede hacer fácilmente, sin muchos inconvenientes; el otro, por el cual
El mismo Cristo es odiado, ya sea porque se esfuerza, por sus preceptos, en obstaculizar la comple-
ción o cumplimiento del deseo ilícito; o porque el goce de ese deseo ilícito es
no permitido, a causa de su causa y nombre. Ambos tipos de esta malicia estaban en aquellos
Judíos con quienes Cristo tuvo la transacción que se menciona en Mateo 12 . Pero ellos
no parecen entonces haber estado completamente convencidos en sus conciencias, que Jesús era el Cristo
y el Mesías prometido. Agreguemos, por tanto, a las otras partes de la definición de este
pecado, que se comete por malicia y odio contra Cristo, o por odio a
Cristo y de la verdad acerca de él. Este odio creo que se incluye en las palabras empleadas
por el apóstol en Hebreos 6 y 10; para tales personas se dice que "crucificarse a sí mismos
el Hijo de Dios de nuevo y lo avergüenza abiertamente, para pisotear al Hijo de Dios,
considerar la sangre del pacto como algo impío, y hacer desprecio al Espíritu de
gracia. "Supongo que con estas palabras se significan, no los resultados que suceden a aquellos que,
más allá de la expectativa, se apartan o declinan de Cristo por su pecado; pero los actos que,
de sí mismos, y por su propia naturaleza están aliados a su pecado, y que tienen una afinidad
con, y son consecuencias del mismo pecado, no sin el propósito fijo de aquellos por
a quien está comprometido. 5. A esta causa, uniremos cómodamente un fin; para ellos
correspondencias, en su mayor parte, entre ellos, y en cierto sentido están de acuerdo con cada
otro. El final, por tanto, es doble. Uno es la obtención y el disfrute de una
el bien paterno deseado; la otra es la culminación del odio y el rechazo
de Cristo y de su verdad reconocida, que Calvino ha enunciado con estas palabras: "-
para este propósito, que puedan resistir. "Por esta misma circunstancia, se significa la malicia de
el hombre que así peca, el cual, no contento con obtener el bien aparente a través del
acto de pecado, se deleita incluso con el acto mismo del pecado como con su fin o intención. Esto es un
señal cierta, que la voluntad de este hombre no ha sido impulsada por la inclinación o la pasión de
perpetrar este crimen, pero que ha seguido libremente la inclinación, y ha agregado de su
poseer esta otra cosa - el odio contra Cristo, del cual, se puede decir que este odio
cansinamente voluntario y, por tanto, derivado de la malicia. Porque como se atribuye el apetito o el deseo

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a la facultad concupiscible, la enfermedad al irascible y la ignorancia a la razón o al espíritu,


así se atribuye la malicia a la voluntad. Pero a partir de estas cosas, consideradas de esta manera, parece
el pecado contra el Espíritu Santo puede definirse así: "El pecado contra el Espíritu Santo es el
Rechazo y rechazo de Jesucristo a través de determinada malicia y odio contra Cristo,
quien, mediante el testimonio del Espíritu Santo, sin duda ha sido reconocido por el Hijo
de Dios (o, lo que es lo mismo, el rechazo y el rechazo de la reconocida
verdad del evangelio,) contra la conciencia y cometidos con este propósito: que el pecador
puede satisfacer y gratificar su deseo del bien aparente que de ninguna manera es necesario, y
puede rechazar a Cristo ". 6. Sujemos estas observaciones acerca de los devotos de este pecado.
Los siguientes grados de este pecado, me parece posible establecer en un cómodo
manera: El primero es el rechazo y el rechazo de Cristo reconocido, o de los reconocidos
verdad del evangelio. Este grado es universal y primario; y se mantiene bien bajo cada
circunstancia, ya sea que el que rechaza y rechaza a Cristo por un tiempo ha profesado
ser discípulo de Cristo, o no - un punto que ya hemos discutido en el tercer
cabeza. El segundo grado es la blasfemia contra Cristo, el Hijo de Dios, y contra los acusados.
verdad reconocida del evangelio. El tercero es el asalto y la persecución de Cristo, ya sea
en su propia persona o en la de sus miembros, o la extirpación de la verdad reconocida.
Puede agregarse un cuarto grado, a partir de la diferencia entre el objeto y el acto por el cual
ese objeto se demuestra y se manifiesta; y esto es una blasfemia contra el Espíritu mismo,
o contra el acto del Espíritu Santo. Por. quien llama a Cristo "bebedor de vino", "amigo de
publicanos y pecadores "," un engañador y falso profeta ", mientras que él reconoce que es el Hijo de
Dios, peca de manera diferente a Aquel que dice que esas operaciones milagrosas de
el Espíritu Santo fueron realizados por Beelzebub y fueron diabólicos. 7. Ya hemos llegado
en la séptima división, que se relaciona con el adjunto o atributo peculiar de este pecado, es decir,
es irremisible o imperdonable, y la causa por la que es, por tanto, incapaz de ser
friso. Este pecado se llama "pecado de muerte", no en el sentido en que todos los pecados merecen la muerte.
eternos, y que, sin embargo, son remitidos a muchas personas, ya que han creído en
Cristo y están convertidos a Dios, pero porque nadie que haya cometido este pecado contra
el Espritu Santo, o quien lo cometer en el futuro, ha tenido en ningn momento la felicidad, ni
lo tiene, de escapar de la muerte eterna. Se llama "irremisible", no de la misma manera que
aquello en lo que la incredulidad y la impenitencia final son imperdonables, por este decreto de Dios:
"El que no cree en el Hijo de Dios, es condenado", y "A menos que os arrepintáis y seáis
convertidos, todos pereceréis igualmente ", etc. Porque estas son condiciones, sin las cuales el pecado es
perdonado a nadie. Pero se llama "imperdonable" en este sentido, que, una vez que ha sido
perpetrado, el pecador nunca obtiene la remisión de Dios, y nunca puede obtenerla, a través de
el estatuto y decreto definitivo y perentorio de Dios, aunque el infractor deba
vivir muchas edades después. Pero la causa próxima e inmediata por la que este pecado no es perdonado
capaz, me parece que está comprendido en estas palabras del apóstol en la epístola a la

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Hebreos: "Es imposible que los que así se aparten, sean renovados de nuevo para
pentancia ". La eficacia de esta causa procede del decreto perpetuo e inmutable de
Dios con respecto al no perdón de los pecados sin arrepentimiento. Pero la mente no puede descansar
aquí; porque además se pregunta: "¿Por qué es imposible que aquellos que así pecan sean renovados
al arrepentimiento? "La solución de esta pregunta, como me parece, debe tomarse en parte
de las causas de este "renovar de nuevo para el arrepentimiento", y en parte de la atrocidad
de este pecado, como lo describe el apóstol en Hebreos 6 y 10. De una recopilación de estos pasajes,
será manifiesto por qué los que así pecan "no pueden a ser renovados para el volver arrepentimiento". (1.) Deja
Tratemos de nuevo las causas de esta renovación. La renovación de nuevo al arrepentimiento parece proceder
de la misericordia o gracia de Dios en Cristo, por la intercesión de Cristo, por
la operación del Espíritu Santo, o el Espíritu de gracia. Pero esta misericordia de Dios, intercesión
de Cristo, y la operacin del Espritu Santo, no son infinitas, es decir, no operan
según la omnipotencia infinita de Dios y de Cristo, y de su Espíritu; pero son cir-
circunscrita por un cierto modo de equidad y voluntad de Dios, de Cristo y del Espíritu de
Dios. Esto es evidente en pasajes particulares de la Escritura. En cuanto a la misericordia de Dios,
"Dios tiene misericordia del que él quiere; y al que quiere, endurece". Sobre
la intercesión de Cristo: "No ruego por el mundo". Sobre el funcionamiento del Santo
Espíritu, "a quien el mundo no puede recibir". (2.) Consideremos ahora la atrocidad de este
pecado de la descripción de este apóstol, que dice, los que así pecan, "se crucifican a sí mismos
el Hijo de Dios de nuevo, y lo avergüenza abiertamente; pisotean al Hijo de Dios,
Consideren la sangre del pacto como cosa impía, y hagan escarnio al Espíritu de gracia ".
Pero considero estos actos tan negros y diabólicos, que debemos afirmar, la misericordia de Dios
en Cristo no está circunscrito por límites de ningún tipo, la intercesión de Cristo se concluye
dentro de ningún espacio, y el Espíritu de gracia no puede ser obstaculizado por malicia, si Dios no niega
su misericordia para con tales personas, si Cristo intercede por ellas, y si el Espíritu de gracia no es
disuadido de ellos para no ejercer sobre ellos su graciosa eficacia. Tenga en cuenta
la diferencia entre el pecado que se comete contra la ley de Dios y el
el evangelio y la gracia de Dios en Cristo; y reflexionar cuánto más atroz es rechazar
el remedio de la enfermedad que caer en la enfermedad misma! Para alejar de sus oyentes
su desesperación por el perdón, les dice San Pedro, después de haber sido convictos del pecado que
cometido contra Cristo: "Ahora, hermanos, sé que por ignorancia habéis hecho
"( Hechos iii. 17. ) San Pablo dice a los Corintios," Porque si lo hubieran conocido, no
crucificaron al Señor de la gloria ".1 Cor. ii. 8. ) También dice, con respecto a sí mismo, "pero yo ob-
misericordia tenida, porque lo hice ignorantemente en incredulidad. "(1 Tim. yo. 13.) Cristo, al colgar
en la Cruz, y como las Escrituras lo expresan en Isaías liii. 12, mientras intercede por
los transgresores, dijeron: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen". ( Lucas xxiii.
34.) Las Escrituras declaran, respetando al Espíritu Santo, que él es capaz no sólo de ser
afligido,Efes. iv. 30,) pero también de estar molesto, ( Isa. lxiii. 10, ) y de ser apagado.

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Carta a Uytenbogard

( 1 Tesalonicenses v.19.) Quienes respondan a esta descripción y crucifiquen a Cristo


reconocido por ellos como el Hijo de Dios, y que pisotean su sangre, esa sangre
por el cual Dios ha redimido a la iglesia para sí mismo, que es el precio de la redención,
que nada es más precioso, y sólo por el que la alianza gratuita entre
Dios y los hombres son confirmados y establecidos, quienes, contra su conciencia, tratan al Santo
Espíritu con el mayor desprecio y deshonra, y que pecan tan gravemente contra él que
ningún pecado puede igualar esto en atrocidad; se sigue que, para la gente de esta clase, es justa y
negado equitativamente que sean renovados nuevamente al arrepentimiento, a menos que nos despojemos completamente de Dios
de justicia, y quitar de su libre albedrío la administración de la misericordia divina. Cuando tenemos
hecho esto, y han atribuido la dispensación de la salvación a la infinidad de la misericordia divina
o bondad solamente, los fundamentos mismos de la religión son entonces derribados, y por este medio,
la vida eterna está asignada a todos los hombres universalmente, e incluso a los demonios. Si alguien supone
que las afirmaciones que se hacen en Hebreos 6 y 10, pertenecen sólo a aquellos que, después
su abierta profesión de cristianismo, recaerá y caerá, hágale saber que contumely
y el oprobio es derramado sobre "el Espíritu de gracia", por aquellos que nunca han hecho una profesión
del cristianismo, y que estas palabras - "para renovarlos de nuevo para el arrepentimiento", y "el
sangre por la cual fue santificado, "parecen pertenecer propiamente a aquellos que no han
hizo una profesión, y que las partes restantes de la descripción pertenecen a toda la orden
de los que pecan contra el Espíritu Santo. Habiendo considerado los asuntos anteriores en este
De manera apresurada y ligera, procedamos ahora a investigar esas tres preguntas que
propuesto. I. Con respecto al primero, creo que se puede saber cuándo alguien ha cometido
este pecado; porque, si esto hubiera sido imposible, Juan no nos hubiera prohibido orar por
ese hombre. Porque debemos orar por todos aquellos a quienes, incluso con la más mínima apariencia de
probabilidad, se ha manifestado la misericordia de Dios, por quien la intercesin de Cristo
preparado, ya quien no se le ha negado la gracia del Espíritu Santo. La antigua
iglesia formó un juicio similar, cuando ella no sólo consideró inapropiado orar por
Julian, el apóstata, pero también oró contra él. Pero, según mi juicio,
una indicación del conocimiento de este pecado es proporcionada por los actos de parte de aquellos que cometen
eso. El primer acto es la profesión del nombre de Cristo que no es forzada ni afectado,
pero voluntario; el segundo es el rechazo de Cristo y el abandono de toda profesión.
Si a estos dos actos se la blasfemia, la agrega oposición, etc., el juicio sobre este pecado
se hace aún más evidente. De estas observaciones, es manifiesto que el juicio del hombre
puede formarse sólo con respecto a aquellas personas que, en algún momento u otro, han hecho un
abierta profesión de cristianismo, y luego han recaído y caído. Porque es im-
posible que sepamos, excepto a través de [un acto de] revelación divina, qué efectos
La ficación del Espíritu Santo ha producido en las mentes de que rechazan a Cristo antes de
hacer una profesión abierta de él y de su religión. Esto parece ser insinuado por San Juan,
cuando dice: "Si alguno ve a su hermano", es decir, uno que ha hecho una profesión abierta

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Carta a Uytenbogard

de la fe en Cristo, "el pecado, pecado que no es para muerte, pedirá, y le dará vida";
y parece repetirse inmediatamente sobre el principio general, "Hay un pecado en
muerte, "que, si un hermano comete, no digo que rezará por ella". Deja que toda la historia
concerniente a Juliano, el apóstata, se tomará en consideración, y se hará manifiesto
que el juicio de la iglesia en esa época se basaba en los dos actos que hemos
enumerado - el primero es la profesión pública del cristianismo, y el segundo el acto
de deserción, blasfemia y persecución. II. La segunda pregunta es: "Ten a Caín, Saulo,
Judas, Julián, Francis Spira, etc., ¿perpetraron este crimen? ”En cuanto a esto, digo, sin
cualquier prejuicio al juicio de aquellos que tienen otros sentimientos y quizás más correctos
sobre el tema, me parece que Caín no perpetró este crimen. Por esto, poco probable
Creo que la razón puede ser traducida: Porque no pecó contra la gracia por odio a ella, sino
por celos perversos de la gracia, y por envidia de su hermano, porque Abel
había obtenido esa gracia que le fue negada, cometió delito de fratricidio.
En cuanto a la desesperación que se le atribuye, sabemos que los intérpretes difieren en sus
opiniones; y aunque haya perdido la esperanza de la misericordia de Dios, no se puede concluir
por esto que había cometido el pecado que estamos tratando; porque la desesperación es también un
consecuencia de otros pecados, y no siempre, creo, un acompañante de este pecado. El pecado de Saulo
estaba en contra de David como un tipo de Cristo, a quien perseguía en oposición a su conciencia;
pero lo cometió con esta intención: que luego pudiera preservar el reino
seguro e intacto para él y su posteridad. Pero como es otra cosa contra la que pecar
el tipo de Cristo, que pecar contra el mismo Cristo, (porque Saulo era muy probablemente ignorante
de David como tal), y como no se apartó por completo de la religión judía,
Me tiene el aire de probabilidad de que Saúl no cometiera el pecado contra el Espíritu Santo.
Mi opinión es diferente respecto a Judas Iscariote; porque creo que pecó contra el Santo
Fantasma, y esto por las dos indicaciones que hemos establecido anteriormente. Porque como vivio
tres años enteros en una conversación familiar con Cristo, escuché sus discursos, vi sus milagros,
Él mismo fue enviado con sus compañeros discípulos a predicar el evangelio, y hasta ahora
iluminado por el Espritu Santo como para ser capaz de ejecutar ese oficio, y realmente
sus deberes, y habiendo sido hecho partícipe del Espíritu Santo, él mismo realizó un espejo
acles, echar fuera demonios, sanar a los enfermos y resucitar a los muertos en el nombre de Cristo, no puede
sigue siendo una cuestión de incertidumbre que seguramente e indudablemente reconoció su
maestro, Jesucristo, como el verdadero Mesías e Hijo de Dios. Sin embargo, no solo desertó
a quien había reconocido así, pero también lo entregó a sus enemigos, que buscaban
para darle muerte; y lo hizo no por debilidad o alguna necesidad excusable, sino
simplemente por malicia y puro odio a Cristo. Esto es evidente a partir de la historia de la
Evangelistas, que relatan que, en el momento en que se vertió el "precioso ungüento"
sobre la cabeza de Cristo, Judas partió y fue a los principales sacerdotes, y negoció con ellos
respecto a la recompensa de su traición, conducta que indudablemente adoptó para

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Carta a Uytenbogard

vengarse de Cristo por la prdida de los trescientos peniques, por los cuales el ungüento
podrían haber sido vendidos, y que le fueron quitados con el permiso de Cristo. A esto
Debe agregarse que las Escrituras lo cuentan entre aquellos contra quienes David, el tipo
de Cristo, pronunció anteriormente las solicitudes que las que San Pedro enumera en ese
pasaje, ( Hechos i. 2,) como habiendo tenido su realización en Judas. Entretengo un similar
opinión respecto a Julián el apóstata, a quien considero que ha completado cada rama
de este pecado a través de la malicia consumada y la enemistad más amarga contra Cristo. Para el
abandonó el cristianismo, derramó infinidad de contumes sobre Cristo y persiguió a los cristianos
personas y la verdad cristiana de diversas maneras, es más, por todos los métodos que fue posible
para que él la idee. También atribuyó los milagros de Cristo más al diablo que al Hijo
de Dios, razón por la cual la iglesia, en esos primeros días, oró contra él y ella
Dios escuchó y respondió las oraciones. Con respecto a Francis Spira, sería con
gran renuencia a que me aventurara a declararlo culpable del pecado contra el santo
Fantasma. Al contrario, me inclino a la opinión contraria respecto a él, y en esto sigo
el juicio de algunos sabios de la época actual, que no sólo lo absuelven de la
culpable de ser acusado de este pecado, pero que tampoco lo excluyen de la
perdón de sus pecados. Porque (1.) no negó a Cristo mismo, sino que se negó a hacer tal
confesión de Cristo como desaprobaban los papistas. (2.) No evitó esta confesión protestante
sión por malicia y odio a la verdad conocida por él, pero por debilidad y también
intenso deseo de un bien que le parecía necesario en cierto grado; porque temía
la incautación forzosa y la pérdida de sus bienes, sin los cuales supuso que era completamente
posible para él ganarse la vida para él y su familia. (3.) En las mismas agonías de su
desesperación, hizo mención frecuente y honorable no sólo de cristo, sino también de su
verdad que había profesado. (4.) Que los que estaban a su alrededor le preguntaran si deseaba
Que Dios le conceda el perdón por esa ofensa e imprima la seguridad de ella en su mente,
él respondió, que no había nada de lo que estaba más deseoso, es más, que lo deseaba
podría ser comprado incluso por los mayores tormentos. La compra, sin embargo, sabía que
ser una imposibilidad - que nadie pueda suponer que, por este su deseo, infligió un daño
sobre la sangre de Cristo. (5.) Amonestaba diligente y seriamente a quienes lo visitaban
a aplicar a la mortificación de la carne, a renunciar a las cosas buenas del
la vida presente, y también despreciar la vida misma si se abandona la causa de Cristo y de la verdad,
no sea que, habiendo seguido su ejemplo, se precipiten al mismo abismo de desesperación y
condenación. Todos estos detalles [en Su caso] sirvieron como alicientes para muchas personas [en
los estados venecianos] para retirarse de la iglesia papal y unirse con el
iglesia evangélica o reformada; ya algunos de los que han entrado en esta unión, les
sirvieron como motivos para perseverar en su profesión. III. Con respecto a la tercera pregunta,
Respondo que este pecado no se comete directamente contra el Espíritu Santo mismo, sino que
es perpetrado primaria, adecuada e inmediatamente contra su acto de gracia. Sin embargo, esto

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para la desgracia y contumedad del mismo Espritu Santo, que se diga que es blasfemo
phemed y ser tratado con ignominia por este pecado; y eso no accidentalmente, sino per se,
de sí mismo. Pero creo que de esto, por buena consecuencia, se puede deducir que el Espíritu Santo
no es una propiedad, virtud o poder en Dios, generalmente considerado por nosotros bajo la modalidad de
calidad, sino que es algo vivo, inteligente, dispuesto y actuando, distinto del
Padre e Hijo; sobre el cual los hombres están acostumbrados a otorgar el apelativo de "una persona".
Para mí, esto parece posible probarlo con muchos argumentos. (l.) Porque se distingue
en oposición al Hijo, lo cual no debería hacerse, si fuera una virtud o un poder no sub-
que el Padre le comunicó a Cristo, mediante el cual podía realizar milagros, como
a través de un principio del que tiene el dominio y el poder de su propio acto, y no
a través de un principio que en sí mismo posee tal dominio y poder. (2.) Porque se dice
que los hombres pecan contra el Espíritu Santo, y se dice que se blasfema contra el Espíritu,
y es tratado con desprecio y desprecio. Estas frases no me parecen indicar el
en ser del Espíritu Santo dentro de Dios y Cristo, pero la existencia y subsistencia del
Espíritu Santo; especialmente porque este pecado se distingue del pecado contra el Hijo del Hombre, que
no debería hacerse si este pecado se hubiera perpetrado contra un acto del poder que existe
dentro de Cristo y es empleado por él, y no contra el acto de los poderosos y operativos
El mismo Espíritu Santo; porque como hay actos que pertenecen a personas, (aunque operan
a través de alguna propiedad natural propia), así también hay pasiones pertenecientes a personas.
Si alguno rechaza la bondadosa invitación de Dios al arrepentimiento, se dice que ese pecado
mitificado contra un acto de la misericordia de Dios; y, de esta manera, se dice que el que ha pecado
pecar contra la misericordia de Dios, pero para que, por este mismo acto, el pecado se cometa correctamente
contra Dios, quien es, él mismo, el autor de esta amable invitación según su
misericordia gratuita. Tampoco se puede decir que no se niegue a pecar contra la misericordia de Dios.
pecado contra Dios, pero contra su misericordia; como el que peca contra el acto de gracia del Santo
Espíritu, se dice, en este pasaje, (Compañero. xii. 31,32 ) al pecado, no contra el Hijo del Hombre, contra
El espíritu santo. IV. A estas tres preguntas podría agregarse una CUARTA: "¿Puede el mero
pensando en la perpetración de este pecado, y la seria deliberación sobre su comisión,
venir bajo la denominación del pecado mismo, y recibir tal denominación, en el mismo
como se le llama asesino que está enojado con su hermano, y como se dice que ese hombre
cometió adulterio en su corazón quien ha mirado a la esposa de su vecino para codiciar
ella? "Yo respondo, que esto no me parece ser el pecado en sí mismo; porque, mientras esta deliberación
continúa, mientras tanto florece en ese hombre la eficacia del Espíritu Santo empleada para
ese pecado, hasta que él finalmente y absolutamente concluye acerca de la comisión de este pecado, habiendo
despreció y rechazó la resistencia ofrecida por el Espíritu Santo. Se sigue tal conclusión
por el pecado en ese mismo momento, con respecto al rechazo y rechazo de Cristo, no con
con respecto a los otros devotos enumerados, que el hombre produce en sus propias oportunidades,

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Carta a Uytenbogard

incluso si su malicia y odio a Cristo no dejaran de impulsarlo a completar esos


grados. Amsterdam 3 de marzo de 1599.
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Página 399

Índices

Índices
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Página 400

Índice de referencias bíblicas

Índice de referencias bíblicas

Génesis
201 116 117
1 Reyes
226 187
Salmos
223 291 243
Isaías
157 67 382 382 364 212
Jeremías
32
Daniel
261
Mateo
251 213 234 206 170 246 357 170 246 380 251 370 370 386 370 370 386 375 207 378 108 117
251 252
marca
370 370 227
Luke
378 371 190 192 199 294 246 252 382
John
201 117 378 358 187 187 246 252 198 181
Hechos
385 382 372 371 372 21
Romanos
207 199 278 199 278 237 169 170 190 207 208 248 334 116 222 190 245 245 171 198 297 171
221 187 229 282 187 187 205 187 187 204 254 256 256 256 256 257 258 230 230 241 243 244
260 262 264 265 267 268 268 268 268 269 273 273 273 274 276 277 277 277 277 278 278 280
282 284 284 285 291 292 293 297 301 302 302 304 305 305 310 247 247 266 273 195 150 187
187 187 268 150 150 150 198 150 209 150 209 150 150 150 217 222 223 227 237 150 227 237
249 313 150 150 290 258 229 239 242 274 252 225 239 313 239 172 184 227 224 197 172 184
257 198 227 185 207 245 209 223 170 243 223 223
1 Corintios
186 382 186 184 186 187 263 184 186 293 304 117 205 192 207 378 200 192 170 46 328 195
234 47
2 Corintios
243 249 209 187 171 212 213 214 216 216 217 217 218 220 221 222 222 222 304 205 328 198
389

Página 401

Índice de referencias bíblicas

Gálatas
170 208 304 171 198 198 304 244 249 249 32 249 243 245 205 190 212 227 230 190 256 226
294 294 187 239 185
Efesios
171 205 237 198 212 214 197 198 212 214 227 227 190 171 215 215 382 205 227 297 227
filipenses
202 171 205 297 223 227
Colosenses
171 233 224 237 171 171 215
1 Tesalonicenses
383 237
2 Tesalonicenses
198 237
1 timoteo
382
Titus
152 303 152 152
Hebreos
372 372 372 371 371 374 378 372 372 372 372 374 377 378 378 380 382 383 170 207 199 371
170 207 378 375 247 247 372 372 372 374 373 373 376 227 154
James
226 297 198 227
1 Pedro
156 213 21
2 Pedro
199 187 170 207 192 170 207 198 199 199
1 Juan
157 226 209 227 297 227 227 371 371 374
Judas
227 227
Revelación
198 246 246 170 170

390

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