Der. Internacional
Der. Internacional
Der. Internacional
Pese a que las formas en el Tratado fueron inobjetables a la firma del tratado,
surgió una importante cuestión referida al territorio comprendido entre los
paralelos 23 y 24. En efecto, el artículo 2° establece que “…quedan reconocidos
de dominio absoluto y perpetuo de Chile los territorios ocupados por éste en
virtud del artículo 2° del Pacto de Tregua de 4 de abril de 1884” .
Inmediatamente fue advertido que no se mencionaba expresamente el territorio
comprendido entre los mencionados paralelos, aunque se indicaba que el
tratado se refería al “dominio absoluto y perpetuo de Chile los territorios
ocupados por éste…”. Esto fue resuelto a menos de dos meses de la suscripción
del Tratado. Recientemente se expuso nuevamente la cuestión, como un punto
que podría favorecía a Bolivia en la recuperación de ese territorio,
presuntamente no cedido a Chile por el Tratado de 1904. Quizá por falta de
difusión se desconocía que hubo una posterior aclaración. En efecto, el 15 de
noviembre de 1904, en el Acta Aclaratoria del Tratado de Paz y Amistad entre
Chile y Bolivia, suscrita en Santiago por el Ministro de Relaciones Exteriores de
Chile, don Luis A. Vergara y el Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario
de Bolivia en Chile, don Alberto Gutiérrez, se recoge lo expuesto por el
representante boliviano, en sentido de que “…debidamente autorizado por su
Gobierno, no tenía inconveniente para hacer la declaración pedida por el señor
Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, esto es, que el Gobierno de Bolivia
reconoce el dominio absoluto y perpetuo de Chile en el territorio situado entre
los paralelos 23 y 24 de latitud meridional, desde el mar hasta el actual deslinde
con la República Argentina”. En realidad, de no darse la aclaración, Bolivia quizá
hubiera podido jurídicamente, pero siempre en el campo teórico reclamar
soberanía sobre el territorio mencionado, aunque hubiera supuesto una
solución de continuidad del territorio chileno, sin conexión con Bolivia.
“…sabido es de todos los que conocen los recursos de mi país –Chile–, que su
poder ofensivo se ha centuplicado en los últimos veinte años”.
“No podemos esperar más (la cesión territorial en favor de Chile). El Gobierno y
el pueblo de Chile consideran que han esperado con paciencia”.
Nada más claro que lo anterior que es históricamente cierto, que prueba que la
usurpación se consolidó bajo amenazas chilenas para obtener la suscripción de
un tratado. Hay, aun, otros elementos, que la historia recoge como pruebas de
la brutal conducta internacional del Chile de ese tiempo. Consecuentemente,
resulta claro que el Tratado de Paz y Amistad suscrito entre Bolivia y Chile el 20
de octubre de 1904, fue producto de la conquista territorial por la fuerza y de
las amenazas. En suma hubo claros vicios del consentimiento.
La Demanda Boliviana
La Corte citó estos argumentos jurídicos que planteó Bolivia: 1. Los acuerdos
bilaterales; 2. Las declaraciones y otros actos unilaterales de Chile; 3. La
aquiescencia; 4. El Stoppel, 5. Las expectativas legítimas; 6. El párrafo 3 del
artículo 2 de la carta de la ONU; 7. Las resoluciones de la Asamblea General de
la OEA y 8. El alcance jurídico de los instrumentos de los actos y elementos de
conducta considerados de manera acumulativa, según ANF.
Los jueces estipulan, en este punto, que las posiciones de Chile "no indican la
existencia de una obligación a negociar" y que "Bolivia no probó que modificara
su posición en detrimento suyo o en beneficio de Chile en base a las tomas de
posición" de los chilenos.
Para Bolivia, las declaraciones sucesivas de Chile a lo largo de los años crearon
unas expectativas legítimas de recobrar un acceso soberano, un principio que
ya habrían utilizado tribunales de arbitraje en asuntos relativos a la protección
de las inversiones.
5 Años
Bolivia demandó a Chile ante la Corte de La Haya en 2013 para que el Tribunal
lo obligara a negociar la restitución de la salida soberana al mar y tras cinco
años del proceso se conoció el fallo, adverso para el país.