Bion, Grupos, Psicosis, Pensamiento (Resumen) PDF
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GRUPOS
E L IN D IV ID U O Y E L G R U P O
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20 GRUPOS
una hora diaria de entrenam iento físico y ser m iem bros de uno o
más grupos destinados al estudio de un oficio. D e acuerdo con los
intereses que surgieran, los individuos podían form ar nuevos gru-
pos p ara el desarrollo de una actividad particular. Se realizaban reu -
niones diarias de todos los pacientes, personal encargado de ellos
y directores, para la discusión de los program as, problem as creados
y disposiciones a tom ar. Este último punto del program a fue el p ri-
m er paso para la organización de sem inarios terapéuticos.
Los resultados de esta experiencia, en la que com enzaron a m a-
nifestarse algunas características de los grupos en su relación con
las tareas planeadas, pusieron en evidencia la necesidad de un exa-
men más exhaustivo de la estructura e interacción dinámica dentro
de los grupos.
Más adelante, en la Tavistock Clinic, de L ondres, Bion se ocu-
pó del tratam iento de pequeños grupos que le fueron encom enda-
dos como terapeuta. Con el propósito específico de ayudar a escla-
recer las tensiones que surgían en los mismos, y con una técnica
que consistía en la descripción de las situaciones creadas en el gru-
po que parecían oponerse a la realización de la tarea propuesta, ela-
boró algunas hipótesis acerca de los com plejos fenóm enos grupales
que se ofrecían a su observación.
Los hechos que en prim er térm ino llam aron su atención en el
trabajo con diversos grupos se relacionaban con la conducta de sus
integrantes en el contexto grupal y el clima em ocional allí desarro-
llado. Los grupos reunidos para realizar una tarea específica evi-
denciaban actitudes y desarrollaban m étodos que no parecían con-
ducentes al logro del objetivo propuesto. E sto se m anifestaba por
una falta de riqueza intelectual en las conversaciones desarrolladas
durante las sesiones, con disminución del juicio crítico y p ertu rb a-
ciones en la conducta racional de los integrantes. E sta form a de p ro -
ceder no concordaba, por lo general, con la inteligencia y habilidad
de sus integrantes fuera de la situación grupal. La solución de los
problem as dentro del grupo no era llevada a la práctica con m éto-
dos adecuados a la realidad.
Las situaciones creadas en los grupos estaban intensam ente car-
gadas de em oción. Estas em ociones ejercían una poderosa influen-
cia sobre los integrantes y parecían orientar la actividad del grupo,
sin que sus m iem bros se apercibieran de ello. E l terap euta partici-
paba de este clima em ocional intenso y muchas veces caótico al que
todos los integrantes contribuían parcial o totalm ente. El grupo no
parecía dispuesto a exam inar estas situaciones.
E n muchas oportunidades el grupo parecía funcionar como una
22 GRUPOS
M E N T A L ID A D G R U P A L -C U L T U R A D E L G R U PO
SU PU ESTO S BÁSICOS
G R U P O D E SU PU E ST O BÁ SIC O
G R U PO D E T R A B A JO
G R U PO E S P E C IA L IZ A D O D E T R A B A JO
A fin de dar respuesta a estas dos preguntas {destino de los supuestos básicos
no operativos y tenacidad de emociones de supuesto básico), Bion propone postular
la existencia de fenómenos «protomentales».
Este concepto trasciende la experiencia pero Bion lo considera necesario para
exponer sus ideas.
El estado o actividad protomental no puede ser caracterizado ni como psíquico
ni como físico; cuando evoluciona da lugar a fenómenos psíquicos o físicos. Es un
sistema donde lo psíquico y lo físico se hallan indiferenciados; es una matriz de la
que surgen los fenómenos.
De esta matriz (sistema protomental) parten las emociones propias de un su-
puesto básico, que en determinado momento y tenazmente domina la vida mental
del grupo. Los supuestos básicos no operativos quedan confinados en el sistema pro-
tomental.
Estos niveles protomentales son los que dan origen a las enfermedades de grupo.
En síntesis, la matriz de las enfermedades debe buscarse en: 1) la relación del
individuo con un determinado supuesto básico, ya sea que trate de preservarlo o
que luche contra él, y 2) en las etapas protomentales de los otros supuestos básicos
no operativos o activos en ese momento.
Ambos conceptos, el de sistema protomental y las teorías de los supuestos bá-
sicos, pueden ser usados a fin de proveer un nuevo enfoque de las enfermedades fí-
sicas. Recordemos que los sistemas protomentales (pmA, pmD, pmF) forman una
base o matriz de los grupos y que al evolucionar aparecerán, ya sea como fenóme-
nos psíquicos vinculados al supuesto básico activo o como fenómenos físicos. Clasi-
ficar las enfermedades físicas llamadas también psicosomáticas por su origen en un
determinado sistema protomental conjuntamente con la estructura emocional aso-
ciada, es abrir una perspectiva de investigación en medicina psicosomática que des-
borda los conceptos psicosomáticos actuales, otorgando a la enfermedad física una
dimensión grupal todavía no explorada.
Asimismo, el campo de aplicación del concepto de sistema protomental puede
ser continuado en forma especulativa en la esfera del dinero y su uso. Bion parte
de la idea de que el valor del dinero no tiene sólo un origen comercial derivado del
valor de los objetos y de la necesidad de intercambio, sino que es posible detectar
un origen grupal vinculado a un supuesto básico particular, evolucionado del siste-
ma protomental.
La moneda no habría nacido por la necesidad de trueque sino que, por el con-
trario, el comercio en su necesitada búsqueda de un valor aceptado grupalmente, en-
contró en la moneda un elemento que era utilizado por los grupos como, por ejem-
plo, el «precio de la novia» y también como medio de compensar a un grupo por la
pérdida de uno de sus miembros.
La idea no es suscribir el uso de moneda o las fluctuaciones monetarias a nin-
GRUPOS 33
C A M B IO C A T A ST R Ó FIC O
EL M ÍSTICO Y E L G R U PO
ferentem ente el térm ino místico para referirse a los individuos ex-
cepcionales en cualquier cam po, sea éste el científico, el religioso,
el artístico u otro. Utiliza la palabra Establishment (térm ino actual-
m ente en boga que designa a las personas que ejercen el poder y
la responsabilidad en el Estado o en otras instituciones) para deno-
tar todo aquello que, por extensión, ejerce estas funciones en la p er-
sonalidad o en el grupo.
El místico o genio, portador de una idea nueva, es siempre dis-
ruptivo para el grupo; el Establishment trata de proteger al grupo
de esta disrupción. El problem a planteado por la relación entre el
místico-genio y la institución tiene una configuración emocional que
se repite a lo largo de la historia en form as muy variadas. El mís-
tico necesita del Establishment, y éste del místico-genio; el grupo
institucionalizado (grupo de trabajo) es tan esencial al desarrollo
del individuo como éste lo es al prim ero.
El místico-genio puede presentarse ante el grupo como revo-
lucionario, o sostener, por el contrario, que está en un todo de
acuerdo con las leyes que rigen el grupo. Puede ser creativo o ni-
hilista, y seguram ente será considerado, en algún m om ento, o por
una parte del grupo, como tal. D e hecho, todo genio, místico o m e-
sías es ambas cosas, ya que la naturaleza de sus contribuciones será
seguram ente destructiva de ciertas leyes, convenciones, cultura o
coherencia de algún grupo, o de un subgrupo dentro de un grupo.
La fuerza disruptiva del místico-genio queda lim itada por el medio
de comunicación en el que se vehiculiza su m ensaje; y dependerá
del lenguaje de logro su cualidad creativa y prom otora de cambios.
El Establishment tiene como una de sus funciones lograr una ade-
cuada contención y representación de la idea nueva, creativa o ge-
nial, lim itando en p arte su poder disruptivo y al mismo tiem po ha-
ciéndola accesible a los m iembros del grupo que no son geniales.
El lector puede encontrar múltiples ejem plos de estas configuracio-
nes en campos tan variados como la historia de las religiones, el des-
cubrim iento del psicoanálisis y su institucionalización, los descubri-
mientos en ciencia, etcétera.
La relación entre el místico-genio y el grupo puede pertenecer
a una de tres categorías. Puede ser comensal, simbiótica o parasi-
taria. En la relación comensal, el místico-genio y el grupo coexisten
sin afectarse m utuam ente; no hay confrontación ni cambio, aunque
éste puede producirse en cuanto la relación se modifique. E n la re-
lación simbiótica hay confrontación que, en último térm ino, será be-
neficiosa para ambos: las ideas del místico-genio son analizadas y
tenidas en cuenta, sus contribuciones generan hostilidad o benevo-
36 GRUPOS
PSICOSIS
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38 PSICOSIS
EL IN D IV ID U O Y LA PSICOSIS
P E R SO N A L ID A D PSIC Ó TIC A
tam bién la relación con una m adre que ha sido incapaz de realizar
su función de recibir, contener y modificar las violentas emociones
proyectadas por el niño6.
PENSAMIENTO
1 S. Freud (1911), «Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psíqui-
co», en Sigmund Freud. Obras completas, vol. XII, Buenos Aires, Amorrortu edi-
tores, 1976.
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54 PENSAMIENTO
O R IG E N Y N A T U R A L E Z A D E L PEN SA R . T E O R ÍA
D E LAS FU N C IO N ES
Bion reform uló las teorías existentes acerca del proceso del
pensar postulando concepciones originales a partir de la considera-
ción del «pensar» como una función de la personalidad que surge
de la interacción de una variedad de factores. Para poder desarro-
llar su hipótesis propuso una «teoría de las funciones», que, articu-
lada con la utilización de m odelos, puede ser aplicada a situaciones
analíticas de muy diversa índole, otorgando una m ayor flexibilidad
a la teoría y a la práctica psicoanalíticas. Bion usa los térm inos «fun-
ción» y «factor» para definir características de las funciones de la
personalidad, sin el sentido estricto con que estos térm inos son uti-
lizados en las m atem áticas o en la lógica simbólica (ver cap. I). T an-
to la teoría de las funciones como la de la «función alfa» en parti-
cular deben ser consideradas como instrum entos de la labor psicoa-
nalítica que perm iten que el analista pueda trabajar sin la necesi-
dad de proponer prem aturam ente teorías nuevas.
El área de investigación en la que se aplica el concepto de «fun-
ción alfa» (intencionalm ente desprovisto de significado) incluye los
procesos de pensam iento tal como se m anifiestan en sus productos
finales, sean gestos, palabras o form ulaciones más complejas. La
teoría de la función alfa incluye las hipótesis (factores) que expli-
can cómo se producen estos procesos, y es aplicada al estudio y com-
prensión de la capacidad de pensar y de los trastornos del pensa-
miento. D urante la práctica clínica, el terapeuta puede observar las
diferentes funciones que están en juego en la conducta verbal y no
verbal de su paciente y deducir los factores que participan en cada
una de ellas. Los «factores» son elem entos que form an parte de una
56 PENSAMIENTO
IM PO R TA N C IA D E LOS M O D ELO S EN LA T E O R ÍA
Y TÉC N IC A PSIC O A N A L ÍT IC A S. SU A PL IC A C IÓ N
EN L A T E O R ÍA D EL PEN SA M IEN TO
U N A T E O R ÍA D E L PEN SA M IEN T O ,
«A PA R A T O P A R A PEN SA R LOS PEN SA M IEN TO S»,
M O D ELO S C O N T IN E N T E-C O N T EN ID O E
IN T E R A C C IÓ N D IN Á M IC A E N T R E LAS PO SICIO N ES
E SQ U IZ O -P A R A N O ID E Y D E PR E SIV A
LA TAB LA
Hipó-
tesis Nota- Aten- Inda-
V Acción
defi- ción ción gación
nitoria
1 2 3 4 5 6 ...n.
A
Elementos Al A2 A6
beta
B
Elementos B1 B2 B3 B4 B5 B6 ...B n
alfa
C
Pensamientos
oníricos,
C1 C2 C3 C4 C5 C6 ...C n
sueños, mitos
D DI D2 D3 D4 D5 D6 ...D n
Pre-concepción
E El E2 E3 E4 E5 E6 ...E n
Concepción
F F1 F2 F3 F4 F5 F6 ...Fn
Concepto
G
Sistema deduc- G2
tivo científico
H
Cálculo
algebraico
PENSAMIENTO 67
Se pueden considerar las dos prim eras hileras del eje vertical
en form a conjunta: los elem entos beta y los elem entos alfa están
destinados a denotar niveles distintos de pensam iento. No son ob-
servables en la clínica; son térm inos teóricos útiles para pensar o h a-
blar acerca de los distintos fenómenos. Los elem entos beta son pri-
mitivos y no representan pensam ientos sino cosas-en-sí-mismas
(K ant). No hay en ellos diferenciación entre animado e inanim ado,
sujeto y objeto, mundo interno y m undo externo, símbolo y sim-
bolizado. A dem ás, como están saturados, no pueden ser usados
como preconcepciones. Sólo pueden ser evacuados a través de la
identificación proyectiva. Los elem entos alfa, resultado de la ope-
ración de la función alfa sobre las im presiones sensoriales y las ex-
periencias emocionales, pueden ser almacenados como pensam ien-
tos incipientes. Posibilitan al individuo que tenga sueños sobre la
base de lo que Freud llamó «pensamientos oníricos». La hilera C
representa los fenóm enos com puestos por pensam ientos oníricos,
imágenes visuales, sueños, alucinaciones y todas aquellas ideas com -
binadas en una forma narrativa, como pueden ser los mitos priva-
dos y públicos. La hilera D es la de la preconcepción; corresponde
a un estado m ental de expectativa adaptado para recibir un restrin-
gido m argen de fenómenos. U n ejem plo podría ser la expectativa
del lactante por el pecho. Si tal estado se integra con una experien-
cia de realización con un predom inio de muchos elem entos senso-
perceptivos, surge como consecuencia la concepción que ocupa la
hilera E. El concepto que define y caracteriza a la hilera F se deri-
va de la concepción por un proceso de abstracción que la ha libe-
rado de aquellos elem entos senso-perceptivos. R epresenta una ca-
tegoría para enunciados ya existentes como por ejemplo las teorías
psicoanalíticas, teorías científicas generales, leyes de la naturaleza,
etc. La hilera G está representada por los sistemas deductivos cien-
tíficos. Se trata de una combinación de conceptos e hipótesis o sis-
temas de hipótesis vinculados entre sí en una relación lógica. Final-
m ente, en la hilera H encontram os el cálculo algebraico, según el
cual varios signos pueden ser agrupados de acuerdo con ciertas re-
glas de combinación como ocurre en las m atem áticas. Todas las hi-
leras, exceptuando la prim era, representan categorías de enuncia-
dos que no están saturados, o sea que se encuentran capacitados
para acumular significado. Las últimas hileras (G y H) no tienen m a-
yor referente en la práctica analítica.
En cuanto al eje horizontal, referido a los usos posibles de las
distintas categorías expuestas más arriba, presentan una prim era co-
lumna llam ada hipótesis definitoria. Tiende a ligar los hechos que
PENSAMIENTO 69
5 En un trabajo titulado «La Tabla», escrito en 1971 en Los Ángeles, Bion se-
ñala que tanto la hilera C como la columna 2 merecerían una extensión y hasta la
formación de una tabla propia.
La columna 2 fue pensada originalmente por Bion para proveer una serie de
categorías para enunciados reconocidos como falsos, tanto por el analizado como
por el analista. Un ejemplo en este sentido puede ser el enunciado «mañana te es-
pero a la salida del sol». Pero en la práctica clínica se hizo evidente la necesidad de
considerar el problema planteado por la mentira. Es útil distinguir entre enunciados
falsos y mentirosos. Las formulaciones falsas se relacionan con la inadecuación del
70 PENSAMIENTO