Robert Lee
Robert Lee
Robert Lee
Tomado de https://youtu.be/EiJxiTm3pe0
Contrario a la gnatología clásica (mecanicista y antinatural), a la oclusión
ortodóncica (morfológica y estática) y a la oclusión atricional (“normal” de muestras
de sujetos prehistóricos o de tribus indígenas), en 1990 el Dr. Robert Lee con el
Modelo Bioestético le dió a la odontología parámetros biológicos (naturales y
duraderos) en cuanto anatomía y función oclusal de muestras poblaciones
actuales urbanas, siendo un gran avance en rehabilitación oclusal. El Dr. Ronald
H. Roth insatisfecho inicialmente con los resultados oclusales en denticiones
naturales de la oclusión ortodóncica y luego gnatológica clásica; aplicó el Modelo
Bioestético en ortodoncia con los resultados que todos conocemos. Ya han
pasado más de 40 años de todo esto, pese a que la Bioestética aún se
promociona como una “filosofía” moderna.
Hasta acá todo suena muy bonito y los que me conocen dirán: al fin Daniel fue
“convencido” por la gnatología y/o bioestética y ahora se va a dedicar a
“recomendar” articuladores. Esperen un segundo, hay DOS COSAS a tener en
cuenta.
¿Fue Robert Lee el único odontólogo que se percató de todo eso? Claro que no,
¡Existe OTRO (entre otros) estudio similar! Este fue realizado por el Dr.
Beniamino Volpato y cols. docentes de la Unidad de Prostodoncia del
Departamento de Ciencias Orales y Maxilofaciales de la Universidad de Roma La
Sapienzia, en Roma, Italia con el objetivo de confirmar los requerimientos
estructurales para mantener la integridad dental a edades avanzadas en muestras
de poblaciones de sujetos modernos urbanos.
Estudiaron 23 sujetos (9 hombres, 14 mujeres) con una media de 79 de años de
edad que poseían las siguientes condiciones (criterios de selección/ variables: 1)
todos sus dientes en boca, 2) sin movilidad dental 3) buena movilidad mandibular,
3) sin rehabilitaciones protésicas 4) sin síntomas de disfunción articular y 5) con
músculos tónicos.
COMO DATO A TOMAR EN CUENTA las oclusiones longevas con buena función
de muestras de poblaciones modernas urbanas, pueden existir piezas dentales sin
desgaste con guía anterior y/o piezas dentales con desgaste y función de grupo.
Ahora bien estos modelos biológicos son muy bonitos, pero son promedios de
muestras seleccionadas con buena armonía esqueletal, buen desarrollo óseo y
función óptima (y estética), resultado de una construcción teórica de “ideal”. ¿Son
los sujetos que tratamos en ortodoncia/ortopedia/cirugía? ¿O tratamos sujetos con
desbalance esqueletal, mal desarrollo óseo de arcadas y disfunciones (función
adaptada) labio linguales y musculo articulares? A ver, si todo esto anduviera bien
la posibilidad de maloclusión sería mínima, ¿o no? Esta es la frustración que vive
la especialidad ortodóncica, querer aplicar los promedios ideales de sujetos
seleccionados armónicos en los que no lo son de un modo dogmático
estandarizado. Si no hojeen los libros de Richard McLaughlin o las distintas
publicaciones de Lawrence Andrews, ¿cuánta malformación-desbalance
craneafacial y “disfunción” poseen las Clases III esqueletales que nos muestran
resueltas sólo con ortodoncia? Debemos tener en cuenta que, si bien los objetivos
ortodóncicos son compatibles con los modelos biológicos ideales, algunos casos
pueden responder mejor apartándose del ideal. Es lo mismo que hace la
rehabilitación oral, es una FALACIA que solo la ortodoncia “compensa”, sino
revisen cualquier libro de rehabilitación protésica sobre todo lo que ha escrito el
mismísimo Robert Lee. Se sugiere que el lector recuerde los famosos conceptos
de oclusión ideal, normal, fisiológica, patológica y terapéutica; discusión
netamente académica, es decir poco útil para los odontólogos de consultorio que
tenemos la necesidad de actuar en pacientes reales, aunque esto no es una
justificación de vale todo.
Existe un modelo clásico de normalidad y salud, con aquello que es más frecuente
en la población como normal-sano y un modelo moderno de normalidad, según la
decisión médica de actuar teniendo en cuenta tres criterios que son signos y
síntomas asociados a patologías, características que en un futuro desarrollarán
patología y posibilidad terapéutica. Cada uno de estos criterios tiene ventajas y
desventajas, pueden ser contradictorios entre sí y poseen diferentes tipos de
“evidencia” respaldatoria. Cuando hablamos de salud se debería citar el criterio
utilizado y su evidencia.
Ahora bien, ¿qué enfermedades supuestamente son las que evitamos con una
oclusión biológica ideal? La Odontología Bioestética afirma que mediante
rehabilitación oclusal puede prevenir o tratar de modo temprano la disfunción de
ATM (las otras ventajas tienen un tratamiento similar y por razones de espacio
sólo tomaré esta). Esto es muy importante ya que las enfermedades no siempre
dan signos y síntomas en sus inicios y pude haber características en el sujeto que
lo predispongan a enfermar en el futuro. Esperar a que un sujeto enferme tiene
consecuencias desastrosas.
Las características que predisponen a patología en el futuro se llaman factores de
riesgo. Todos estamos expuestos a riesgos, por lo que desde este punto de vista
todos seríamos considerados anormales-enfermos, lo que es absolutamente irreal.
Por ende es importante definir primero si ese riesgo existe y segundo si es grande,
entre otras cosas, para tomar medidas terapéuticas al respecto, de lo contrario
estaríamos haciendo sobretratamientos con gastos y efectos secundarios
innecesarios. Ese riesgo se determina con evidencia epidemiológica de riesgo y
no con “evidencia” fisiopatológica, reportes de casos u opiniones. Como
DESVENTAJA los factores de riesgo se determinan cumpliendo con criterios
científicos epidemiológicos establecidos, que son en parte subjetivos, cosa que ha
sido muy criticada. Los profesionales clínicos suelen criticar su naturaleza
estadística, observación altamente aislada ya que hay varios criterios para
considerar un factor de riesgo y no solo su magnitud. Opiniones muy aventuradas
sugieren que estos criterios esconden intereses económicos oscuros ya que su
aplicación aislada y estricta complica que una característica sea considerada
factor de riesgo de una enfermedad. Los criterios para evaluar un riesgo deberían
interpretarse más que nada como una guía, sobre todo teniendo en cuenta que
con frecuencia es imposible llevar adelante estudios ideales al respecto. De
cualquier modo si estemos o no de acuerdo con los factores de riesgo, en la
actualidad se toman políticas de intervención (tratamientos) sobre los mismos.
Los datos sugieren que la oclusión no es un factor de riesgo principal, aunque esto
no significa que la influencia de la maloclusión en la disfunción de ATM sea cero
como ha llevado a pensar a muchos entusiastas de las evidencias o como señalan
los gnatólogos. Lo que estos datos sugieren, a mi parecer, es que hay muchos
factores a tener en cuenta (de ahí que es una patología multifactorial) y que la
maloclusión posee un rol secundario, contrario al pensamiento clásico que
cualquier variación de una “oclusión ideal” era “causa principal” de disfunción de
ATM una vez quebrada la capacidad adaptativa. La maloclusión a la que se hace
referencia es inestabilidad ortopédica significativa asociada a cambios
propioceptivos agudos y sobrecarga y el rol secundario es que se desarrollaría en
sujetos susceptibles con otros factores de riesgo. Actualmente se sospecha que
estas características oclusales son una consecuencia de la disfunción de ATM o
parte del desbalance craneofacial. ¿Cómo diablos sería esto? Por ejemplo en un
sujeto dólicofacial hiperlaxo con desplazamiento discal anterior con reducción
detectamos un contacto prematuro. Razonando de modo mecanicista clásico,
pensamos que este contacto produjo la distracción condilar por el efecto de
fulcrum dental y la distracción condilar distiende ligamentos y descomprime el
espacio articular, lo que en conjunto provoca el desplazamiento discal.
Y es muy probable que sea al revés, en un razonamiento biológico multifactorial,
la hiperlaxitud y morfología articular de un dólicofacial producen el desplazamiento
discal y como consecuencia se provoca un contacto prematuro. Otras opiniones
sugieren que las prematureidades son parte de las características del desbalance
craneofacial de un dólicofacial, junto con su crecimiento rotacional posterior, la
baja potencia muscular, la tendencia a funciones de tejidos blandos alteradas, la
hiperlaxitud, etc.
CONCLUSIÓN.
RESPALDO