La Comunicación Verbal Cómo Hablar en Público

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Capítulo

Catorce
La comunicación verbal:
cómo hablar en público
Sumario
La organización de la presentación
Orador a escena: cómo dar un discurso con confianza
Un discurso informativo e inspirador
Hablar para persuadir
Referencias
Mapa conceptual
Comunicación en acción

Objetivos de aprendizaje
En función de la lectura y estudio de los contenidos de este capítulo,
el alumno será capaz de:
• Saber organizar un discurso. Elaborar una introducción y una conclusión eficaz. Conocer la
manera de realización de un diagrama como último paso de preparación de la exposición.
• Conocer las claves para dar un discurso con confianza. Definir el miedo escénico y conocer
diferentes posibilidades para superarlo. Analizar las principales formas de presentación y
conocer los principales aspectos para realizar una puesta en escena con éxito.
• Visualizar los diferentes tipos de credibilidad y entender las razones por las que es tan
importante. Analizar los principales tipos de discursos informativos y las ocasiones más
habituales para realizar un discurso.
• Distinguir y definir los discursos persuasivos, así como conocer las opciones más comunes
de organizarlos.
410 Capítulo 14 la comunicación verbal: cómo hablar en público

Oratoria La oratoria es una parte de la retórica (cuyo desarrollo histórico como ciencia
arte de hablar con se trató en el capítulo uno) que consiste en el arte de hablar con elocuencia, es
elocuencia, es decir, decir, utilizando la eficacia que tienen la palabra y los gestos para convencer, con-
utilizando la eficacia
que tienen la pala- mover y persuadir y que se concreta en discursos, conferencias, exposiciones, etc.
bra y los gestos para Se considera que nació en Siracusa (Sicilia) y se desarrolló fundamentalmente en
convencer, conmover Grecia, donde fue considerada un instrumento para alcanzar prestigio y poder
y persuadir y que se
político. Isócrates creó una famosa escuela de oratoria en Atenas que tenía un
concreta en discur-
sos, conferencias o concepto más amplio y patriótico de la misión del orador, que debía ser un hom-
exposiciones. bre instruido y movido por altos ideales éticos a fin de garantizar el progreso
del Estado. De Grecia la oratoria pasó a la república romana, donde Marco Tu-
lio Cicerón (106-43 a.C.) la perfeccionó. Sus discursos y tratados de oratoria nos
han llegado casi completos. Durante el imperio, sin embargo, la oratoria entró
en crisis habida cuenta de su poca utilidad política en un entorno dominado por
el emperador, aunque todavía se encontraron grandes expertos en ese arte como
Marco Fabio Quintiliano; los doce libros de su “Institutio oratoria” (año 95 d.C.)
se consideran la cumbre en cuanto a la teoría del género.
En nuestra sociedad existen continuas oportunidades de hablar en público.
Esto hace, hoy día, del dominio de la oratoria una herramienta imprescindible
de trabajo y relación. Es una habilidad importante ya que permite destacarnos,
potenciar la autoestima o influir sobre otras personas.
El discurso hay que interpretarlo, hay que enfatizar, entusiasmar, motivar,
convencer, persuadir, etc. La intervención tiene que ir encaminada a captar (y
mantener) la atención del público y a facilitar la comprensión del mensaje. Es
necesario tener una meta clara, una presentación organizada que lleve al público
hacia esa meta, y un claro entendimiento de la situación. Es necesario analizar
a la audiencia, planear la presentación, organizar la información y practicar el
discurso.
El orador tiene que cuidar el ritmo de su intervención, tratando de mante-
ner la emoción y la atención del público durante toda la intervención, evitando
atravesar por momentos de gran intensidad, seguidos por momentos de esca-
so interés (se arriesgaría a perder la atención de la audiencia). La persona que
interviene tiene que ser muy consciente de que además de utilizar un lenguaje
verbal (lo que dice, cómo lo dice, vocabulario empleado, entonación, volumen
de voz, énfasis, etc.), utiliza también un lenguaje corporal que el público capta
con igual claridad (gestos, movimientos, expresiones, posturas, posición en el
estrado, etcétera).
Hablar en público es una capacidad que se puede cultivar. Casi cualquier
persona con el adiestramiento adecuado es capaz de hacer un buen papel en este
terreno (Vallejo Nájera, 2004). Un discurso bien estructurado, con las palabras
adecuadas, entonación y acentuación oportunas, es algo que se puede aprender.
la organización de la presentación 411

Muchas veces los grandes discursos de buenos oradores son el resultado de


largos años de práctica.
La intención en este capítulo es proporcionar los conocimientos necesarios para
preparar y pronunciar discursos efectivos, utilizar los recursos necesarios para el
desarrollo de las habilidades comunicativas y resolver adecuadamente la mayoría
de situaciones que se pueden plantear antes, durante y después de una presentación.
En el presente capítulo se analizarán además los diferentes tipos de discursos y
se muestra la forma más adecuada para enfrentarnos a cada uno de ellos.

La organización de la presentación

El público
Conocer a la audiencia nos permite adoptar nuestro discurso a sus caracterís-
ticas. Siempre que sea posible debemos solicitar información para conocer su
perfil, características y peculiaridades: número de asistentes, intereses, objeti-
vos, tipo de asistencia (voluntaria, obligatoria o casual), etc. Una audiencia, por
otra parte, formada por personas con idéntica profesión es muy diferente que
otra a la que acuden personas de distintas ramas (estudiantes, entrada libre...).
Muchos de estos datos pueden ayudarnos a preparar y a adaptar la exposición
(Ballenato, 2006). Nos permite adoptar decisiones acerca de los contenidos de
nuestro discurso, el léxico más o menos técnico o elevado, la selección de ejem-
plos e ilustraciones, anécdotas, etc. Incluso es posible anticipar las preguntas
que nos pueden formular, y preparar, en consecuencia, las respuestas adecuadas
(Puchol, 2006).

La estructura general
Por tradición, las presentaciones o discursos se organizan alrededor de una es-
tructura de tres partes, a saber: introducción, cuerpo o desarrollo y conclusión. Un
antiguo axioma sobre el tema afirma algo así: “un discurso debe transmitir a tu
público lo que le vas a decir (introducción), lo que le dices (cuerpo) y finalmen-
te comunicarle lo que le acabas de mencionar (conclusión)”. Cada una de estas
partes es necesaria y cada una tiene una función diferente. La introducción es la
oportunidad que tiene el orador para captar la atención del público y darle una
razón sólida para escuchar con atención. El cuerpo es la sustancia de la presen-
tación y se utiliza para lograr los objetivos del discurso, ya que es la porción
más larga y detallada. Es necesario organizarla con cuidado para que el público
pueda seguir y entender el contenido. Finalmente, la conclusión es la última
oportunidad del orador para impresionar al público y hacer que recuerden el
412 Capítulo 14 la comunicación verbal: cómo hablar en público

discurso. Por lo general, la introducción y la conclusión deben abarcar aproxi-


madamente del 10 al 15 por ciento de la presentación y el cuerpo debe ser del 85
al 90 por ciento. La mayoría de los oradores encuentra útil preparar primero el
cuerpo del discurso y después trabajar en la introducción y en la conclusión.

El cuerpo del discurso


Maneras de or- Maneras de organizar el cuerpo
ganizar el cuerpo Los principales puntos del discurso deben fluir suavemente en forma lógica para
del discurso
que el público pueda entender, en todo momento durante la presentación, dónde
Cronológica, narra-
tiva, espacial, temá- ha estado el orador, dónde se encuentra ahora y a dónde se dirige. Hay siete
tica, comparativa, maneras tradicionales para organizar el cuerpo del discurso: cronológica, na-
con base en causa y rrativa, espacial, temática, comparativa, con base en causa y efecto, y con base
efecto, y con base en
problema y solución.
en problema y solución. Hasta cierto punto, la elección de la estrategia depende-
rá del tema de tu discurso. Por ejemplo, un análisis de las ventajas de los autos
eléctricos no llevará a una organización cronológica sino a una comparativa.
Pero muchos temas se prestarán para el uso de una, dos o más estructuras. Para
familiarizarse con estos diferentes tipos de estructuras, describiremos cada uno
de ellos a continuación:
La estructuración cronológica organiza el discurso alrededor de etapas o se-
cuencias de tiempo. Se puede usar el tiempo de muchas maneras, como por
ejemplo, en los discursos acerca de la historia de una persona, lugar o evento.
Un discurso acerca de la historia de la universidad, el descubrimiento de la elec-
tricidad o el desarrollo de la computadora, puede organizarse en torno a eventos
cronológicos clave. Los discursos que explican un proceso o secuencia también
se pueden organizar cronológicamente. Un discurso de proceso descubre cómo
realizar o hacer algo al enumerar los pasos esenciales del proceso en orden
temporal, del primero al último.
La estructuración narrativa organiza el discurso alrededor de una o más his-
torias. Usualmente se cuenta una historia en orden cronológico con un inicio,
una parte media y un final. Con frecuencia se incluye algún dilema o conflicto
que se resuelve al final. Los escritores de ficción utilizan estructuras narrativas
en novelas e historias cortas. De manera similar, un discurso puede lograr un
objetivo específico con el recuento detallado de un único incidente o una serie de
historias. Algunas veces los oradores utilizan historias personales como cuerpo
de sus presentaciones. Los oradores que hablan de temas como, por ejemplo, un
desorden alimenticio, pueden organizar su presentación alrededor de sus pro-
pias experiencias con el descubrimiento, lucha y tratamiento del problema.
La estructuración espacial organiza el discurso alrededor de relaciones básicas
con el contexto espacial, como cerca y lejos, arriba y abajo, izquierda y derecha,
la organización de la presentación 413

o este y oeste. Una presentación sobre Hawai, por ejemplo, puede organizarse
alrededor de las cinco principales islas del estado. Muchas veces resulta benefi-
cioso utilizar alguna ayuda visual que muestre las relaciones espaciales y que le
ayude al público a seguir la estructura del discurso.
La estructuración temática organiza el discurso alrededor de clases o catego-
rías. Los temas que no se adaptan con facilidad a otras formas de organización
muchas veces pueden beneficiarse de una estructura temática. La mayoría de los
temas sugerirán una clasificación natural que divida el tema de forma lógica. Un
discurso sobre el baile, por ejemplo, se puede organizar alrededor de tres estilos
distintos (jazz, ballet y baile moderno).
Otra forma de organizar la presentación consiste en comparar o contrastar
los diferentes aspectos del tema. Una estructura comparativa de discurso organi-
za la información alrededor de aspectos similares o diferentes. Un orador puede
comparar y contrastar dos computadoras como Macintosh y PC, la experiencia
de vivir dentro de un campus universitario o en un piso compartido, o ver una
obra en el escenario o una película basada en el mismo guión. Para comparar
elementos, el orador debe seleccionar dos o más aspectos distintivos de compa-
ración o características que resalten las similitudes o diferencias.
La estructuración con base en causa y efecto divide el discurso en las causas de
algunos fenómenos y los efectos que resultan de ellos. Un orador que informa al
público, por ejemplo, acerca de una enfermedad, puede hablar sobre sus causas
y efectos. Un orador que se refiere a los problemas sociales de las áreas urbanas
puede hablar de las causas de la pobreza y los efectos del problema.
La estructura del discurso con base en problema y solución organiza la infor-
mación alrededor de uno o más problemas y una o más soluciones para esos
problemas. Un orador puede hablar acerca de los problemas de la violencia do-
méstica y sus posibles soluciones, o el problema de la apatía de los votantes y
cómo resolverlo.

Desarrollar y sustentar las principales ideas del discurso


Una vez que los oradores han organizado sus principales puntos de una manera
lógica, deben desarrollar cada idea con recursos de apoyo que extiendan las
ideas y añadan detalle a los conceptos centrales. La estructura básica del discur-
so es como el esqueleto en el cuerpo humano: es el marco que sostiene toda la
presentación. Los recursos de apoyo actúan como el tejido muscular que propor-
ciona detalle, textura y fuerza al cuerpo. Sin un esqueleto, el músculo del cuerpo
sería inútil; sin músculos, el esqueleto no se podría mover. De forma similar, sin
una estructura coherente de discurso, las ideas de soporte no tendrían sentido:
sin un desarrollo correcto de cada uno de los puntos principales, la estructura
estaría vacía y no tendría significado. Una presentación eficaz proporciona el
suficiente soporte para ser creíble e interesante sin sobresaturar a los oyentes
414 Capítulo 14 la comunicación verbal: cómo hablar en público

Diferentes for- con contenidos redundantes o poco familiares. Hay muchas formas diferentes
mas de soporte de soporte para los oradores: testimonios, ejemplos, analogías, estadísticas, ex-
para el orador
plicaciones y definiciones.
testimonios, ejem-
plos, analogías,
El testimonio es una opinión que apoya una idea. El testimonio de alguien
estadísticas, explica- que tiene credibilidad puede proporcionar soporte poderoso a una idea. El tes-
ciones y definiciones. timonio de personas desconocidas o con intereses particulares muchas veces es
cuestionable. El testimonio debe ser objetivo, de personas expertas, si es posible
de fuentes que el público conozca, elocuentes, bien fundamentados y limitados a
un fragmento corto y dirigido al tema central.
Los ejemplos en un discurso son ilustraciones o historias que explican un
punto particular. Hay tres clases de ejemplos: breve, extendido e hipotético. Un
ejemplo breve es una ilustración familiar para el público que por tanto requiere
muy poco detalle. Con frecuencia, los ejemplos breves se usan uno tras otro para
realzar su efecto. Un ejemplo extendido es una ilustración única que se repite con
mayor detalle y contexto. Un ejemplo hipotético es una ilustración que no es real,
sino imaginaria. A menudo son concisos y el público los comprende con facili-
dad. Los ejemplos añaden textura e interés al discurso, pero deben proporcionar
suficiente detalle para involucrar al público en la historia, asegurarse que apo-
yan al tema principal y que sean relevantes para la historia. Deben identificarse
los ejemplos hipotéticos como imaginarios o irreales.
Las analogías comparan o contrastan dos cosas. En general, un concepto u
objeto desconocido se compara con algo que el público ya conoce o entiende.
Existen dos clases de analogías: literal o figurativa. Una analogía literal compa-
ra dos conceptos, objetos, personas o lugares que son inherentemente similares
entre sí, esto es, ambos provienen de la misma clase o categoría. Por ejem-
plo, puedes comparar el tamaño de dos objetos que son similares. Un orador
puede decir, “Irlanda es la mitad de grande que Florida” (ambas extensiones
de tierra). Una analogía figurativa compara dos conceptos, objetos, personas o
lugares desde diferentes clases o categorías. Porque las cosas que se comparan
son inherentemente distintas, una analogía figurativa es una clase de metáfora.
Deben evitarse las analogías complejas que pueden generar tantas diferencias
como similitudes y asegurarse que el público reconozca la parte familiar de la
analogía.
Las estadísticas son representaciones numéricas que se usan para calificar
ideas o conceptos. Las estadísticas son populares entre los oradores porque pue-
den resumir y aclarar brevemente los conceptos. Las estadísticas tienen credibi-
lidad inherente y el público muchas veces cree que los “números” son evidencia
irrefutable. Esto no siempre es así, porque las estadísticas se pueden manipular
tan fácilmente como cualquier otro tipo de información y utilizar para informar
incorrectamente al público. No obstante, las que se calculan de forma legítima
la organización de la presentación 415

pueden tener autoridad y ser útiles. Demasiadas estadísticas pueden aburrir y


confundir al público, se deben redondear las cifras siempre que no se distorsione
su significado global. Asimismo, debe informarse sobre la fuente de donde se
obtienen los datos e interpretarlas para el público ya que éste, en general, nece-
sita aclaración de las cifras que se citan. Cuando sea posible, las estadísticas de-
ben ser visuales a través de gráficas o diagramas. Los soportes visuales ayudan
al público a asimilar los números con facilidad.
Las explicaciones y definiciones se utilizan para describir y definir los puntos
principales de un discurso. Una explicación aclara un concepto o idea al identi-
ficar su fuente, explicar cómo funciona, o relacionarla con otros conceptos. Las
explicaciones son especialmente útiles en discursos informativos, como cuando
se aclara por qué se pasteuriza la leche o cómo se relacionan las tasas de interés
con la inflación. Las explicaciones también se usan con frecuencia en discursos
persuasivos, pues a menudo dan el fundamento para que el público acepte un
punto de vista o el argumento de un orador.
Los oradores usan una definición para establecer el significado de palabras
o conceptos. Se deben definir los términos importantes, la jerga técnica y otras
palabras que el público puede no conocer. Debe mantenerse la simpleza en ex-
plicaciones o definiciones con palabras que el público conozca e ilustrarlas con
ejemplos u otro recurso que apoye o refuerce el significado del concepto.

Utilización de transiciones dentro del cuerpo del discurso


El cuerpo del discurso requiere transiciones para conectar los diversos aspectos
que incluye. Las transiciones son puentes verbales que pueden mover un discur-
so de un punto o idea a la siguiente. Pueden ser muy breves o muy largas y abar-
car varias oraciones. Cuando son apropiadas ayudan al público a ver la relación
entre las diferentes partes de un discurso. Pueden ser de dos clases: señales, que
actúan como guía o hilo conductor de discurso, le indican al público dónde se
encuentra y hacia dónde se dirige el discurso o como resumen interno que revisa
los conceptos o ideas para recordarle al público los puntos más importantes y
mover el discurso al siguiente aspecto importante a tratar.

Iniciación y finalización: introducción y conclusión eficaz


La introducción de un discurso es como el aperitivo en una comida elegante; debe
ser interesante, dejar al público con deseos de más, y prepararlo para el primer
plato. Una introducción eficaz tiene cuatro objetivos:
• Captar y mantener la atención del público.
• Establecer el objetivo del discurso y permitir visualizar los principales
puntos.
416 Capítulo 14 la comunicación verbal: cómo hablar en público

• Establecer la credibilidad del orador.


• Dar al público una razón para escuchar el discurso.
Estas metas no se excluyen entre sí y a veces pueden lograrse de manera com-
plementaria. Una introducción debe captar y mantener una adecuada atención
del público. Esto significa lograr que los pensamientos del público se enfoquen
en el tema del discurso. Cuando la atención no es la adecuada, el público se dis-
trae y aleja su atención del tema. La atención del público debe ganarse tan rápido
como sea posible durante el discurso mediante un efectivo paso de atención.
El paso de atención es un intento explícito del orador para ganar el interés del
público y debe ser la primera acción o serie de acciones en la introducción. Hay
varias formas diferentes de lograrlo.
Una anécdota es una breve historia que ilustra algún aspecto de un tema. Las
historias en primera persona son especialmente eficaces y muchas veces estable-
cen tu credibilidad y también ganan la atención del público.
Una cita repite las palabras de otra persona atribuyéndole el crédito. Para ga-
nar la atención del público debe “ser llamativa” o brillante y hacer que el público
piense acerca del tema del discurso.
Un comentario provocativo es una declaración contundente que hace que el
público piense acerca del tema.
Las estadísticas interesantes pueden capturar la atención del público y concen-
trar sus pensamientos en el discurso. Una estadística que se utiliza en la intro-
ducción debe ser lo suficientemente sencilla para que el público la comprenda
con facilidad y debe ser obvia su conexión con el tema.
Finalmente, un orador puede hacer uso del humor para iniciar un discurso.
El público, por lo general, aprecia el sentido del humor en un orador y con fre-
cuencia escucha con atención.
La atención debe mantenerse a lo largo de todo el discurso, en el caso de que
se pierda el orador debe reaccionar cambiando el tono, enfatizando, contando
una anécdota, proyectando una transparencia, formulando una pregunta o in-
cluso haciendo una pausa (si la intervención va a ser larga).
Por otra parte, el objetivo del discurso debe ser claro para el público desde
el principio. Algunas veces los oradores novatos organizan un discurso como
una novela de suspense y ocultan su objetivo hasta el final. Esta estrategia rara
vez funciona, y con frecuencia desconcierta y confunde al público. Un objetivo
explícito y claro en la introducción ayuda al público a anticipar y recordar el
contenido del discurso. En la introducción los oradores deben expresar de mane-
ra sencilla el objetivo específico. De esta forma un orador le indica a su público
qué esperar de los puntos principales de la presentación.
Una introducción eficaz debe establecer la credibilidad del orador. La cre-
dibilidad es la percepción del público sobre la habilidad, carácter y buena volun-
la organización de la presentación 417

tad de quien habla. La habilidad se refiere a la competencia y destreza que tiene


sobre el tema de su presentación. El carácter, por lo general, se define como la
veracidad del orador, y su buena voluntad es el grado hasta el que se preocupa
por el público. Si la gente percibe que el orador es creíble, estará motivada a
escucharlo. La credibilidad, al igual que la atención, debe establecerse y man- Credibilidad
tenerse a lo largo de la presentación. Para lograrla es importante mencionar la percepción del
el conocimiento y experiencia sobre el tema, establecer la credibilidad de las público sobre la
habilidad, carácter
fuentes y evitar pedir disculpas: los oradores no deben hacer referencia a su y buena voluntad del
nerviosismo, inexperiencia o temores durante la introducción. Finalmente, se orador.
debe cuidar la brevedad y relevancia de la introducción. Si es demasiado larga,
provoca la hostilidad del público, y si resulta claramente irrelevante afecta a la
credibilidad del orador que comentaremos más adelante.
Finalmente, la introducción debe dar al público una razón o motivo para
escuchar. Muchos públicos van a un discurso con una evidente pregunta implí-
cita: ¿Por qué debo escuchar esta presentación? Los oradores deben contestar
esta pregunta lo antes posible. Pueden exponer la manera en que el discurso le
ahorrará dinero al público, le ayudará con un problema común, o hará que sus
miembros sean mejores personas. Un comentario como: “Sé que la mayoría de
ustedes, al igual que yo, cuentan con un presupuesto acotado para la universidad,
y una de las principales ventajas de la Isla del Padre Sur es su bajo costo”, es muy
probable que motive al público a escuchar. Si el tema no afecta de inmediato al
público, el orador debe indicar alguna importancia futura. Por ejemplo, en un
discurso sobre seguros de vida a estudiantes, se les debe dar un motivo para
escuchar: “Sé que la mayoría de los estudiantes universitarios no piensan en
los seguros de vida y en que posiblemente mueran. Pero el seguro de vida es
una inversión sabia para el futuro, y adquirirlo ahora es mucho más barato que
cuando se tengan más años.”

Finalización con una conclusión eficaz


La conclusión del discurso es la última oportunidad para los oradores de im-
pactar al público y debe llevar a la presentación a un fin que aporte algo valioso
y eficaz. La conclusión del discurso debe resumir los puntos clave y reforzar el
objetivo de la presentación con un cierre decisivo (Gregory, 2002; Spang, 2005).
Según ya se comentó, la introducción debe “mencionar al público lo que se le
quiere decir”, el cuerpo debe “decírselo” y la conclusión debe “recordarle lo que
ya se le mencionó”. Aunque esto puede parecer redundante para los oradores
novatos, decir lo que ya se mencionó es una función importante de la conclusión.
Repetirle al público los puntos clave del discurso les ayudará a recordarlos des-
pués que el discurso termine. El resumen debe ser breve. No hay necesidad de
repetir toda la información del desarrollo de la presentación. Los resúmenes más
eficaces simplemente le recuerdan al público los puntos principales del cuerpo.
418 Capítulo 14 la comunicación verbal: cómo hablar en público

La función más importante de la conclusión es reforzar el objetivo del dis-


curso de una forma fácil de recordar. Cualquiera que sea el cierre que el orador
elija, debe ser convincente. Los maestros de oratoria muchas veces dicen que el
discurso debe terminar con un estruendo, no con un lamento.
Aquí hay algunos consejos y recordatorios adicionales para desarrollar una
conclusión eficaz. La conclusión debe promover un tono que se mantenga con
el resto de la presentación. Si el discurso fue serio, una conclusión frívola hará
trivial la idea central. Se debe evitar pedir disculpas o excusarte por el discur-
so. Tales disculpas reducen credibilidad. No se deben abrir nuevas áreas de
discusión. Introducir nuevos temas en la conclusión hace que el público se lleve
consigo dudas en vez de llevarse las ideas centrales que se trató de transmitir.
Además, se debe ser relevante. Demasiadas bromas sin importancia en la in-
troducción distraen al público y un comentario fuera del tema en la conclusión
confundirá a los oyentes acerca del objetivo del discurso. Se debe tener muy
presente, al ofrecer los propios argumentos y, sobre todo, el argumento final,
el más impactante, que es especialmente importante que no se corra en este
momento. Se debe hablar con firmeza y seguridad y en ningún caso bajando la
mirada (Pino, 2000). Y por supuesto, no se debe terminar el discurso más de
una vez. Al público no le gusta que le digan “en conclusión” tres o cuatro veces.
Se puede perder en gran medida la credibilidad si se informa de que se está a
punto de finalizar cuando no es cierto.
Un relato de Mark Twain recoge la historia de un misionero que, con voz
potente y palabras sencillas, denunciaba en la calle el sufrimiento de la pobla-
ción de color. Entre su auditorio, se encontraba otro hombre que al comienzo
del relato pensó darle cincuenta centavos, conmovido ante las trágicas historias
del misionero. Al poco tiempo, decidió darle un dólar, luego dos, luego cinco…
Estuvo incluso a punto de llorar… Pero como el misionero no paraba de hablar,
empezó a aburrirse, pensó que cinco dólares eran demasiados, volvió a los dos, y
al final cuando terminó el discurso, le dejó únicamente diez centavos. Por tanto,
nunca se debe prolongar el final del discurso. Ni tampoco al finalizar utilizar
expresiones como “ya está” o “ahora sí he acabado”. Muy mal se estará haciendo
si la carencia o el contenido del discurso o incluso el gesto o el movimiento no
informan de que el discurso ha llegado a su final. Una vez finalizado, se deberá
permanecer durante unos instantes firme, mirando al auditorio, como los toreros
examinan el tendido una vez que el toro se ha derrumbado tras una estocada
ejemplar. Dependiendo de la ocasión, se buscará el aplauso. Una vez conseguido, se
abandonará la tribuna mirando siempre al frente (Pino, 2000).
Por tanto, debemos diseñar la conclusión, de manera que el público pueda
recordarla con facilidad y que logre impregnar el aire y la memoria con una
agradable impresión. Por tanto, las palabras finales deben estar cuidadosamente
pensadas (Merayo, 2001).
orador a escena: cómo dar un discurso con confianza 419

Última fase de la preparación: los diagramas


Un diagrama es una sinopsis concisa que muestra la estructura y forma en que
se relacionan las ideas y conceptos del discurso. Preparar un diagrama ayuda
a aprender y a recordar el contenido del discurso para desarrollarlo de forma
clara, sistemática y con el objetivo de que el público lo comprenda.
Hay tres formas de organizar el diagrama: por temas, por oraciones comple- Formas de orga-
tas y por conceptos clave. Cada una de ellas es útil en distintos momentos de la nizar el diagrama:
preparación de la presentación. por temas, por ora-
ciones completas, y
El diagrama de temas consiste en frases cortas para resumir los puntos prin- por conceptos clave.
cipales de tu presentación.
El diagrama de oraciones completas, incluye como su propio nombre indica,
oraciones completas y puntuación estándar, como puntos, comas y signos de
interrogación, para delinear la información.
El diagrama de conceptos clave utiliza sólo unos cuantos conceptos clave de
cada oración para hacerlo fácilmente legible.
Como ayuda a la creación de un diagrama es interesante en la mayoría de las
situaciones destacar los puntos principales que son las ideas más importantes que
se deben comunicar al público y aquellas que llevan directamente al objetivo
específico del discurso, así como los puntos secundarios, que son las ideas que am-
plían o desarrollan los puntos principales. Al echar un vistazo a un diagrama se
debe ver con facilidad los puntos principales y los secundarios menos relevantes
según su distribución en el diagrama.

Orador a escena:
cómo dar un discurso con confianza
Miedo y ansiedad
La mayoría de los oradores sienten algo de ansiedad cuando se preparan para
dar un discurso (Sprague y Stuart, 2000), o el llamado miedo escénico que pue-
de denominarse como el temor a hablar o aparecer en público (Studer, 2004).
Puede presentarse en el momento mismo de la comunicación o simplemente al
pensar en la próxima ocasión. Este sentimiento puede ser fuerte o débil, pero se
suele sentir cierto grado de ansiedad cuando se presenta un discurso.
La mayoría de las personas puede manejar el miedo a hablar en público
(Sprague y Stuart, 2000). Desde luego, los oradores experimentados aprenden
a utilizarlo para añadir energía a su presentación. La experiencia ayuda a los
oradores a lidiar con la ansiedad porque conforme más hablan, más cómodos
se sienten.
420 Capítulo 14 la comunicación verbal: cómo hablar en público

Los síntomas del miedo resultan bastante familiares: dolor en la boca del
estómago, pulso acelerado, temblor o vibración, manos frías y húmedas, tensión
en las cuerdas vocales y falta de memoria (Sprague y Stuart, 2000).
Una manera de controlar el miedo a hablar en público es practicar técnicas
de relajación y visualización (Ayres, Heuett y Sonandre, 1998). Los oradores
experimentados han aprendido que un poco de ejercicio los libera de su nervio-
sismo. Si no hay oportunidad de caminar o de hacer un poco de ejercicio ligero,
puede uno relajarse en el propio asiento inhalando profundamente y dejando
escapar el aire lentamente, concentrándose en relajar el cuello, hombros y es-
palda, áreas que se tensan con frecuencia durante la presentación. Relajarse días
y horas antes de la presentación puede tener efectos duraderos.
Otra técnica para controlar los nervios de la comunicación es la de visuali-
zación (Ayres y Heuett, 1997). La visualización implica reemplazar los pensa-
mientos e imágenes negativos por otros positivos, pensando, por ejemplo que, al
estar bien preparado, al público le va a agradar el discurso, o visualizando la
habitación e imaginarse al público aplaudiendo tus ideas con entusiasmo.
Otro aspecto importante para reducir el miedo es tomar el control de la pre-
sentación; algunos miedos característicos de los oradores como olvidaré lo que
debo decir, o donde me quedé, o es posible que me bloquee o me quede en blanco, pueden
evitarse con una buena preparación del discurso, practicándolo varias veces en voz
alta aclarando todas las ideas, con un esquema preparado a conciencia, un análisis
cuidadoso del público y planteando la introducción con mayor cuidado que el resto
del discurso, ya que la aprensión es con frecuencia mayor al comenzar. También es
importante conocer antes de la presentación el lugar en el que se va a hablar, y fa-
miliarizarse con él ayudará a reducir el miedo en el momento de la intervención.
Finalmente, no hay que olvidar que los nervios son perfectamente normales.
Son el modo en que el cuerpo avisa que está a punto de hacer algo especial y que,
como consecuencia, tendremos que estar al máximo o por lo menos por encima
del nivel normal de concentración. El hecho de tener nervios y que éstos estén
bajo control, mejora la calidad de lo que se dice y cómo se dice. Es poco frecuen-
te hacer algo mucho peor el día de la presentación que en ensayos anteriores.
La cantidad justa de presión, bien entendida, extraerá lo mejor del orador. Y
por supuesto, no es bueno intentar combatir los nervios convenciéndose a uno
mismo de que la presentación “no importa”, sólo se conseguirá transmitir esa
impresión a la audiencia (Manchester, 2004).

La importancia de la primera impresión


La primera impresión es un proceso de percepción de una persona por otra, que
transcurre en muy poco tiempo. Habitualmente no somos del todo conscientes
ni de la emisión ni de la recepción de las informaciones que la configuran.
orador a escena: cómo dar un discurso con confianza 421

¿Por qué es tan importante este momento inicial? Porque es cuando la aten-
ción de la audiencia está naturalmente elevada y atenta. La primera impresión
cuenta a estos efectos y sólo se tiene una vez. Es importante tener presente
que nunca se tiene una segunda oportunidad de dar una buena primera impresión. Al
comenzar, tenemos aproximadamente tres minutos de presentación para conse-
guir la atención de la gente y construir el entendimiento que asegure la empatía
entre nosotros y nuestro público. En esos primeros minutos, la audiencia nos
mide y clasifica. Están decidiendo si les gustamos y si vale la pena escuchar. Si
perdemos su atención en este momento crucial, será más difícil lograrlo durante
el resto del discurso.
La primera impresión que recibirá el auditorio de nosotros será la que se des-
prenda de nuestra imagen externa, que hemos de procurar que sea positiva. Para
ello es recomendable que se tengan en cuenta los siguientes aspectos: la llegada
no se debe exagerar pero una buena entrada establece en uno mismo la confian-
za y la habilidad para hacer el trabajo, caminar con confianza (nunca bajar la
cabeza), creer firmemente en que el público va a estar interesado en lo que les
vas a contar, tener confianza en que se va a desarrollar la presentación con éxito
y reflejar en todo momento energía y buena postura. Antes de empezar a hablar
es recomendable entrar en contacto visual con el público mirando a los ojos de
los asistentes. A continuación, las primeras palabras deben ser pronunciadas
en un tono claro y fuerte. Comenzando el discurso despacio y enfatizando lo
que sea más importante. Finalmente, la indumentaria tiene el poder de mejorar
decididamente la percepción positiva de la imagen. Aunque depende mucho de
cada situación, generalmente una tendencia clásica favorecerá la imagen positi-
va. Los accesorios podrán dar el aspecto más formal o informal. Es importante
no utilizar colores en ningún caso llamativos, esto provocará un oyente tenso,
nervioso e incómodo. Sin embargo, los colores cálidos implican cooperación y
alto grado de actividad de grupo.
Es necesario, por tanto, cuidar mucho los primeros instantes. Practicar an-
tes hasta que se consiga un cierto nivel de seguridad. Estos primeros minutos
pueden ayudar a abrir a la audiencia hacia el orador, de forma que el resultado
final sea óptimo. De la misma forma, un buen comienzo influirá positivamente
en la seguridad del orador en el resto del discurso. Crear una buena primera
impresión contribuirá en buena parte al éxito final.
Algunos autores comparan aprender a hablar en público con aprender a con-
ducir. Es necesario convencerse de que es posible. Desde luego, es necesaria
una explicación inicial de cómo arrancar, dónde está el freno, cuándo es preciso
acelerar, etc. Todo esto se aprende relativamente pronto y luego, ya con la licen-
cia de conducir, es necesario practicar cuanto más mejor. Como sucede con el
conductor experto, el buen orador se va haciendo con la práctica: cuanto más se
ejercite, mejor se pasa y más útil va a resultar el aprendizaje. Por otro lado, no
422 Capítulo 14 la comunicación verbal: cómo hablar en público

hay que olvidarse que ni el mejor conductor está libre de averías, los que tienen
entereza, persisten, y se encuentran con que, de pronto, de un día para otro, sin
saber cómo ni por qué, han hecho un gran progreso. Súbitamente han adquirido
naturalidad, fuerza y confianza en sus discursos. Pero ahora bien, el arte de la
comunicación requiere tiempo. No hay nada más perjudicial para aprender a
comunicar que tener prisa. Cuando se aprende a hablar en público las prisas no
son buenas consejeras porque, habitualmente, los frutos no se recogen ensegui-
da. Por eso es preciso perseverar (Merayo, 2001).

Formas de presentación del discurso


Formas de presen- Hay cuatro formas principales de presentar un discurso: apoyándose en un ma-
tar un discurso nuscrito, de memoria, improvisando y desarrollando conceptos clave. Cada cla-
apoyándose en un se de presentación puede utilizarse con eficacia en situaciones particulares.
manuscrito, de me-
moria, improvisando
Cuando una presentación se apoya en un manuscrito, el orador lee un
y desarrollando guión escrito palabra por palabra. Las presentaciones manuscritas se utilizan
conceptos clave. cuando es necesario articular las palabras exactas, cuando es posible que el
discurso se publique en forma escrita o cuando la duración de la presentación
está cronometrada. Cuando se lee un manuscrito no se puede mantener contacto
visual con el público, lo que puede afectarlo y darle una excusa para no escuchar.
Algunos oradores, al igual que los actores, pueden aprender a leer con expre-
sión e interés. Sin embargo, hablar a partir de un manuscrito es una acción que
requiere de gran habilidad y, por lo general, no es aconsejable para oradores
principiantes. Si se debe dar un discurso a partir de un manuscrito, conviene
recordar algunas sencillas sugerencias: practicar para poder leer con fluidez,
pronunciar los nombres y las palabras correctamente y decir cada palabra con
claridad, leer la presentación en voz alta varias veces lo que permitirá tener un
breve contacto visual con el público mientras se lee. Al aproximarse a una pala-
bra o una sección conocida del manuscrito, mirar al público mientras se termina
la oración de memoria. Se debe leer más despacio de lo que se habla y pensar en
el significado de las palabras y oraciones mientras se lee.
En las presentaciones memorizadas, el orador escribe el discurso, memo-
riza el contenido y lo presenta palabra por palabra sin usar notas. Una presenta-
ción memorizada permite precisión en las palabras y contacto visual constante
con el público. En la oratoria de las antiguas Grecia y Roma, la memorización
era el método preferido de presentación. Las presentaciones memorizadas, aho-
ra poco frecuentes, aún se utilizan en algunas circunstancias. Para hablar de
memoria se necesita mucha habilidad y práctica. El orador que presenta un dis-
curso memorizado una y otra vez, como lo hace un vendedor, puede comenzar
a sonar insípido y plano. Para presentar un discurso de memoria, hay que darse
el tiempo suficiente para aprenderlo y practicarlo en voz alta de principio a fin
orador a escena: cómo dar un discurso con confianza 423

en un lugar sin sentirse cohibido. Se debe memorizar y practicar el discurso di-


vidido por segmentos: aprenderse la introducción y practicarla hasta que salga
con naturalidad, después el siguiente segmento y añadirlo a la presentación y
continuar con el mismo proceso hasta completar el discurso sin errores.
Improvisar un discurso es darlo sin demasiada o nada de preparación. Esto
sucede con frecuencia cuando se le pide a un orador que diga algo en forma
inesperada en una reunión o en una ceremonia. Un discurso improvisado, por
lo general, carece de estructura y detalle; mientras que son eficaces para pre-
sentaciones muy cortas, como brindis y celebraciones, son menos eficaces que
los discursos de mayor duración. Podemos citar algunos consejos básicos para
hablar improvisadamente:
Tomar el tiempo que se pueda, por pequeño que sea, para organizar las ideas. In-
cluso en la situación más espontánea, por lo general hay un momento para pre-
pararse y hacer un breve esquema de las ideas y organizar los pensamientos
alrededor de las estructuras que ya comentamos.
Evitar pausas vocales. Las pausas vocales son sonidos que los oradores hacen
mientras se detienen a pensar en lo que van a decir a continuación. Muchos oradores
llenan este silencio con palabras como “este”, “¿sí?”, y “ah”, “um” y “uh”. Todas éstas
distraen al público y son un problema común en las presentaciones improvisadas.
Ser conciso. Las situaciones para hablar más espontáneas requieren pensa-
mientos breves, bien organizados, convincentes y directos.
Los discursos que desarrollan conceptos clave comprenden el uso de un
diagrama de palabras clave. El orador puede establecer un excelente contacto
visual mientras usa éste para apoyar su memoria durante la presentación. Estos
discursos son el mejor tipo de presentación en la mayoría de las situaciones
porque construye conexiones con el público, permiten flexibilidad al responder
a la retroalimentación de los asistentes y deja que el orador ajuste la extensión
de la intervención.

Palabras claras y aptas para conversar


Las palabras tienen un gran potencial tanto en la buena como en la mala co-
municación. Muchas veces las diferencias entre un discurso exitoso y uno que
no logra su objetivo se deben a las palabras que usan los oradores. En una
gran encuesta nacional en Estados Unidos se preguntó a líderes de negocio, em-
pleados de gobierno, maestros y a otros que con frecuencia dan presentaciones
profesionales, cuáles eran las destrezas más importantes para hablar en público.
En segundo lugar se mencionó “elegir las palabras adecuadas” justo después de
“mantener al público interesado” (Engleberg, 2002). Como sugiere esta encues-
ta, un discurso tendrá éxito si las palabras que se utilizan en la presentación son
claras y motivan al público a entender o a creer.
424 Capítulo 14 la comunicación verbal: cómo hablar en público

Ser claro y breve


Todas las palabras tienen un significado, pero algunas son más específicas o
tienen significados más concretos que otras. Los oradores deben seleccionar
aquellas que sean lo más precisas y específicas para evitar abstracciones y fra-
ses largas que el público no pueda entender con facilidad. Pueden utilizarse
palabras que evocan imágenes, metáforas y comparaciones, pero deben evitarse
palabras trilladas que se utilizan con tanta frecuencia que han perdido su vivaci-
dad. Frases como “el tiempo vuela”, “más lento que una tortuga” o “fresco como
una lechuga” muestran muy poca imaginación al público.
No siempre el emisor y el receptor entienden lo mismo por ésta o aquella
palabra o expresión. A veces resulta difícil encontrar un lenguaje común. Sin
embargo, sólo en ese ámbito común es posible un verdadero entendimiento. El
orador está obligado a adaptar su lenguaje al público. Utilizar palabras extran-
jeras o técnicas únicamente si son realmente necesarias, y siempre insertarlas
en un contexto en que resulten comprensibles (Studer, 2004).
Por otro lado, hay un consejo que carece de excepciones: ser breve, que no
significa hablar poco tiempo, quiere decir no introducir en el discurso frases
innecesarias (Vallejo-Nájera, 2004).

Conversar
Al público le gustan los oradores que hablan “con ellos” en lugar de “a ellos”.
Las palabras del orador crean una relación sincera y confiable con el público en
presentaciones interactivas que invitan al público a escuchar y a sentirse como
iguales. Una presentación de este tipo conecta al público con el orador y su
mensaje. Se pueden utilizar palabras que incluyan al público, como “nosotros” y
“nuestro”, o pronombres personales como “ella”, “nosotros” y “ellos”, o utilizar
preguntas retóricas que son aquellas que se quiere que la audiencia piense, pero
no que conteste, como por ejemplo, “¿A cuántos de ustedes les gustaría pagar
menos renta?”, así como utilizar verbos activos: en lugar de decir, “el gato estaba
durmiendo”, decir “el gato dormía”. Por otro lado, se debe transmitir simpatía
o poder de irradiación afectiva, que se maneja en gran medida con la voluntad,
y amabilidad que fundamentalmente consiste en estar pendiente de los demás y
no sólo de sí mismo.

Aspectos de la presentación
Los oradores tienen muchos recursos de apoyo para presentar un discurso. En-
tre ellos están su voz, manos, expresiones faciales, y recursos de apoyo como
gráficos, cuadros, computadora, etc., que deben trabajar en conjunto para lograr
el objetivo del discurso. A continuación se comentarán distintos aspectos de las
presentaciones y cómo los oradores pueden utilizarlos de manera eficaz.
orador a escena: cómo dar un discurso con confianza 425

La voz es la herramienta más importante para presentar un discurso: da


vida a las presentaciones. Una buena vocalización depende del volumen y la
claridad. Primero, es vital que se proyecte la voz para que el público pueda escu-
char correctamente. La claridad es cuestión de la pronunciación, que consiste en
decir las palabras de acuerdo a los estándares establecidos y de la articulación
que es la producción física de sonidos y redunda en pronunciar las palabras
claramente.
Existen tres cualidades de vocalización que se pueden utilizar en la presen-
tación: velocidad, volumen e inflexión. Un buen presentador cambia cada una de
estas cualidades a lo largo del discurso.
La velocidad se refiere a lo rápido que se habla. Al variarla se puede añadir
significado a las palabras. Por ejemplo, si se habla rápido se puede aumentar el
sentido de urgencia o emoción. Al hablar despacio se comunica la necesidad de
que se escuche con cuidado.
El volumen se refiere a lo fuerte que se habla. Hablar en voz baja puede llevar
a la audiencia a que escuche con atención, en tanto que hacerlo en voz alta puede
comunicar excitación, enojo u otra emoción fuerte.
La inflexión es el énfasis en la vocalización de cada palabra. La inflexión se
utiliza para recalcar diferentes significados de palabras o frases.
Una de las claves para hacer una buena presentación consiste en variar la
velocidad, el volumen y la inflexión, a lo que con frecuencia se denomina matices
de vocalización. Un discurso es como una buena sinfonía, en la que el orador crea
picos y valles que evolucionan hasta un crescendo.
Finalmente, se deben de utilizar los gestos y posturas adecuadas. Una
buena postura para hablar permite respirar con mayor facilidad y proyectar
la voz en forma más clara. Una buena postura consiste en colocar ambos pies
firmes sobre el suelo con el peso del cuerpo distribuido equitativamente entre
ambos. El cuerpo y hombros deben estar rectos con el centro de la habitación
para que se puedan ver diferentes porciones del público. La cabeza debe estar
levantada para poder establecer contacto visual, y las manos deben colgar en
forma natural a los lados del podio o sobre éste. El público quiere ver al ora-
dor, no al podio, detrás del que a veces se esconde el orador. Las manos deben
estar libres de objetos para que se puedan utilizar para gesticular y animar las
ideas. No se debe jugar con el pelo, lentes, apuntes u otros objetos, ni poner las
manos en los bolsillos. La postura de las manos es una parte importante de la
presentación.
Las expresiones faciales ayudan a establecer un estado de ánimo y un tono
para el discurso, así que deben ser coherentes con su contenido. Por ejemplo, si
la presentación es humorística y ligera, se debe parecer contento. Por el con-
trario, si el discurso es serio, se debe transmitir preocupación. La parte más
426 Capítulo 14 la comunicación verbal: cómo hablar en público

importante de los gestos faciales es el contacto visual, esto es, mirar al público.
Se recomienda hacerlo entre el 80 y el 90 por ciento del tiempo en que se habla.
Incluso el más tímido orador puede aprender a establecer un buen contacto vi-
sual. Cuando se mire al público, no se debe quedar viendo fijamente a nadie. En
lugar de eso, mirar a todos y mover la cabeza lentamente de un lado a otro, esta-
bleciendo contacto visual con alguien antes de moverse a la siguiente persona. Las
notas de apoyo deben también permitir sostener contacto visual aunque se miren
de cuando en cuando. La mejor forma de hacerlo es con un esquema de palabras
clave, esquema que no debe ser más del 10 o 15 por ciento del discurso total.
Una regla de oro del orador es la naturalidad. El orador no debe imitar a
otros ni representar ningún papel. Se debe ser uno mismo, si se quiere mejora-
do, pero manteniendo la propia identidad (Vallejo-Nájera, 2004). El aprendizaje
de las técnicas de comunicación oral pasa por sortear los obstáculos que impi-
den la naturalidad (Merayo, 2001).

Uso de recursos de apoyo en presentaciones


Los recursos de apoyo en presentaciones son los soportes visuales o auditi-
vos que los oradores utilizan para desarrollar sus discursos y ayudar al público
a comprender el concepto de las ideas. Hay un número ilimitado de posibles
recursos de apoyo para discursos: de apoyo auditivo, como música en cinta, gra-
baciones de radio, efectos de sonido; de apoyo con proyecciones como transparen-
cias, fotografías digitales, páginas de Internet; de opoyo visual o mapas, como
personas, modelos, cuadros, ilustraciones, gráficos, dibujos; mediante el uso de
computadoras, como el popular Power Point de Microsoft.
El uso de recursos de apoyo en presentaciones puede enriquecerlas mucho.
En general, aumentan la atención del público, mantienen el interés en el tema y
hacen que el público recuerde más información cuando el discurso termina. Sin
embargo, si se usan inadecuadamente, pueden distraer la atención del público.
Aquí hay algunas sugerencias sencillas para hacer un uso eficaz de los recursos
de apoyo en presentaciones:
• Utilizar recursos de apoyo que agreguen contenido al discurso, no domi-
narlo.
• Usar recursos de apoyo cuando correspondan con el contenido del dis-
curso y quitarlos cuando no.
• Mantener la sencillez en los recursos de apoyo y presentar sólo aquellos
detalles que resulten esenciales.
• Explicar los recursos de apoyo al público, no asumiendo que son autoex-
plicativos.
• Practicar el discurso con los recursos de apoyo.
orador a escena: cómo dar un discurso con confianza 427

• No olvidar el contacto visual con el público cuando se está usando un


soporte de apoyo. Hablarle al público, no al apoyo.
• Conocer bien el programa cuando se utiliza computadora. La credibili-
dad puede verse dañada si se muestra cierta ignorancia de aquél.
• Resistirse a las presunciones tecnológicas y no quedarse atrapado en las
diversas fuentes y gráficas de la presentación de una computadora y ol-
vidarnos del propósito del discurso.
• Mantener la atención del público en el orador durante la presentación
con computadora.
• Prepararse para hacer una presentación sin computadora en el caso de
que haya problemas técnicos, llevando copias en papel para usarlas en
una emergencia, pero sobre todo, no entrar en pánico. Simplemente ex-
plicar al público lo que sucede y continuar con el discurso como si no se
necesitara la computadora.

Elaboración de una presentación creíble


La motivación para escuchar, comprender a otros y comunicarse con ellos de-
pende en gran parte de cómo se les juzgue. Como se dijo anteriormente, cuan-
do se percibe a la gente como creíble, con experiencia, carácter fuerte y buena
voluntad, el público se siente más motivado a escuchar. De la misma manera,
cuando se está realizando una presentación, es más probable que las palabras se
entiendan y acepten si el público considera que el orador goza de credibilidad.
Para ello, una persona debe poseer conocimientos suficientes, buena voluntad y
confiabilidad. Esta última constituye un aspecto crítico de la credibilidad, y el
nivel de confianza que se tiene en lo que dice otra persona subyace en toda la
comunicación. Se fundamenta la confiabilidad en muchas cosas, como el pasado
de la persona, los logros curriculares que el orador parece tener, o algo atractivo
que el orador afirme.
Hay muchas maneras de construir y evaluar la credibilidad. Todas son im-
portantes para oradores y receptores y, una vez que se pierden, son difíciles de
recuperar. A continuación se introducen tres tipos de credibilidad: inicial, deri-
vada y permanente, y el carisma personal.
La credibilidad inicial puede ser poderosa porque le da al orador una ventaja
para ganar la atención y la confianza del público. Cualquier cosa que se añada
a la impresión positiva que se tiene de un orador a su entrada es importante.
Como se comentó en el apartado de “importancia de la primera impresión”, la
manera en que un orador se presenta al público también puede beneficiar o da-
ñar la credibilidad inicial.
La credibilidad derivada se refiere a aquella que se consigue por el contenido
del mensaje y la manera en que se le presenta. Las ideas que se fundamentan y
428 Capítulo 14 la comunicación verbal: cómo hablar en público

se exponen correcta y claramente hacen mucho por la credibilidad del orador.


Los redactores profesionales de discursos dedican un promedio de 40 horas a
preparar un discurso de veinte minutos, o dos horas por cada minuto que se
habla (Gray, 1999). La credibilidad derivada es especialmente relevante para los
oradores que no tienen nivel o reconocimiento entre su público.
La impresión que da el orador con base en su reputación y su presentación
pueden alcanzar una credibilidad permanente, o una impresión de credibilidad
que perdura en el público. Aunque a veces gusta separar la personalidad de las
personas de aquello que dicen, ambas cosas están entrelazadas. Agradan los in-
dividuos que son enérgicos, amistosos, honorables, asertivos y empáticos, pero
también agradan aquellos que se preocupan por los demás. No se confía en la
gente que prioriza sus propios intereses, como los vendedores por teléfono. La
credibilidad parte de creer y tener confianza.
Carisma El carisma es la capacidad de un orador en influir en los demás en situaciones
Capacidad de un específicas a través del dinamismo, atractivo y visión personal. Los oradores
orador en influir en carismáticos gozan de gran credibilidad y gozan de una relación especial con el
los demás en situa-
ciones específicas
público que se funda en una necesidad o en una crisis social. Algunos individuos
a través del dina- aparentan tener tanta credibilidad que no importa lo que dicen o cómo se ven,
mismo, atractivo y la gente les creerá y les seguirá. Los estudiosos han dedicado bastante tiempo
visión personal. y esfuerzo a intentar comprender esa “chispa adicional” que parece caracterizar
a algunos oradores o personajes públicos. El carisma, como la credibilidad, no
es una cantidad de algo o una cualidad que puede aprenderse o practicarse.
Puede ser más fácil de reconocer que de cultivar. Sin embargo, hay formas de
construir el propio carisma y de utilizarlo con fines nobles, ya sea para ayudar
a los demás, para proporcionar liderazgo, o motivar a la gente hacia el cambio
positivo. El carisma depende del contexto, del mensaje y de la presentación, y la
personalidad del orador necesita brillar a través de todos estos elementos. As-
pectos como la sociabilidad, competencia, extroversión, compostura y carácter
son, asimismo, influyentes.

Un discurso informativo e inspirador

Discursos informativos
Es posiblemente el tipo más común de presentación. Consiste en proporcionar
información de tal manera que se vuelva particularmente interesante y útil para
el público. Hay muchos tipos de discursos informativos, cuyas características a
menudo se mezclan en una presentación dada. Nos centraremos en las cuatro
maneras más comunes de informar a un público: a través de los discursos des-
criptivos, demostrativos, explicativos y narrativos.
un discurso informativo e inspirador 429

Los discursos descriptivos pueden considerarse los más directos. Propor-


cionan detalles respecto a un objeto o a un concepto, así como aquellos que le
dan vida a las ideas y a los objetos. Los mejores discursos descriptivos no sola-
mente suministran información precisa y concreta, sino que también le ayudan
a los receptores a formar conexiones emocionales con objetos o ideas.
Los discursos demostrativos informan explicándole al público cómo hacer
algo. A menudo este tipo de discurso es más sencillo para los oradores noveles,
porque cuando se demuestra físicamente una habilidad o se trabaja con un re-
curso de apoyo en una presentación, éstos se sienten más cómodos frente al pú-
blico y tienen un objeto en el cual centrarse durante su exposición. El discurso
de demostración necesita incluir más que instrucciones verbales. Los receptores
también deben presenciar el proceso en acción, entender que se sienta partícipe
y, si es posible, intentar la actividad ellos mismos.
Los discursos explicativos enseñan algo o aclaran un acontecimiento o un
desarrollo. Para explicar algo correctamente, se necesita comprender el tema lo
bastante bien como para analizarlo en partes y explicar esto en palabras y con
una secuencia o estructura que tu público pueda comprender. El problema de
sobrecarga de información es muy común cuando el orador sabe mucho sobre
un tema y tiene dificultades para escoger qué aspectos resaltarle a sus recepto-
res. Se debe iniciar el discurso teniendo en cuenta el nivel de conocimiento en
el público.
En general, los discursos explicativos se basan fuertemente en el aspecto “pen-
sante” del público, y puede ser difícil incorporarles “sentimiento” y “acción”. Como
otros tipos de presentaciones informativas, los discursos explicativos son mejores
cuando le dan al público distintas maneras de comprender la información.
Los discursos narrativos utilizan un relato ampliado para proporcionar in-
formación. Una narración puede ser una manera especialmente buena de atrapar
las emociones del público, aunque es menos eficaz para transmitir una cantidad
significativa de información nueva. Algunas empresas han comenzado a utili-
zar narraciones para anunciar sus productos. Este tipo de discurso informativo
debe transmitir un mensaje claro, para que se relacione directamente con la
narración y para que sea relevante para el público.
No importa de qué tipo de discurso informativo se trate, en todos los casos
se aplican las reglas básicas para prepararlo, organizarlo y presentarlo que se
indicaron en apartados anteriores.

Hablar en ocasiones especiales


Cada cultura o grupo tiene sus propios rituales que le exigen a sus miembros
hablar siguiendo un patrón. Aunque estas ocasiones especiales son parte de
nuestras vidas, rara vez se considera cómo manejarlas como comunicadores has-
430 Capítulo 14 la comunicación verbal: cómo hablar en público

ta que se está en una situación en la que hay que enfrentarse a una de ellas. Existen
al menos cinco tipos básicos de discursos para ocasiones especiales: el de presenta-
ción, el de aceptación, el de homenaje, el posterior a una cena y el de inspiración.
Un discurso de presentación permite una exposición pública de una deter-
minada información acerca del orador clave. Cuando varios oradores se presentan
en un mismo programa se introduce brevemente a cada uno de ellos como una
transición de una persona a la otra. En cada una de estas situaciones, un dis-
curso de presentación debe facilitar la meta prioritaria del orador principal al
establecer el tono y las expectativas de la situación. Cuando se presente a un
orador, deben seguirse los consejos siguientes:
Ser breve. Los discursos de presentación deben ser de entre uno y tres minu-
tos de largo. La mayoría de las introducciones pueden hacerse exitosamente en
un minuto. Mientras más importante sea la ocasión y el orador, más larga debe
ser la presentación. Las introducciones de cuatro o cinco minutos son demasia-
do largas incluso en las ocasiones importantes.
Relacionar al orador con el tema y con el público. Las tres preguntas que se debe
responderle al público son: ¿quién es el orador?, ¿cuál es su tema? y ¿por qué el
público debe escuchar?
Hacer que el público se centre en el orador y no en el que presenta. Se deben evitar
clichés tales como “nuestro orador no necesita presentación alguna”, “tengo el
placer de presentarles a”, o “sin decir más”. Hay que ser original y fresco o el
público puede distraerse incluso antes de que el orador principal comience a
hablar. Se debe mencionar el nombre propio y su relación con el orador o con el
evento. Se puede hablar desarrollando conceptos clave y usar un diagrama de
palabras importantes que ayuden a recordar datos e información, pero no leer-
las, así como establecer un contacto visual con el público y demostrar entusias-
mo por el orador. Asimismo, se deberá ser sincero. Se pueden exagerar en cierta
medida las virtudes del orador, pero nunca inventarlas. Lo pueden descubrir
parte de los oyentes y el presentador se desacreditará.
El discurso de aceptación es una declaración breve que se hace cuando
se recibe un premio, un regalo o un honor especial. Los mejores discursos de
aceptación cumplen con las siguientes funciones:
Reconocer los apoyos recibidos. Los discursos de aceptación son lugares impor-
tantes para dar las gracias a las personas de las que se han recibido apoyos. Se
puede aprovechar la oportunidad para utilizar las habilidades de comunicación
y devolverle algo a las personas que han dado un reconocimiento.
Honrar la ocasión. Los discursos de aceptación también honran la ocasión al
mencionar los valores por los que se otorga el premio. Se debe explicar cómo se
espera ser un ejemplo de las cualidades que el premio pretende honrar, o cómo
respetar los logros de otros que recibieron el premio antes.
un discurso informativo e inspirador 431

Algunos discursos de aceptación se destacan por su sinceridad y por su con-


tribución al objetivo general de la ocasión sin ser engorrosos o autoindulgentes.
El discurso de homenaje. Son semejantes a las introducciones y presenta-
ciones de premios porque honran a los individuos y a sus logros. En lugar de
preparar el camino para otro orador, se trata de discursos “independientes” que
reconocen eventos especiales, celebran logros y honran los valores perdurables
que ejemplifican los individuos. En un discurso de homenaje tales cualidades se
destacan y se les añade un elemento humano, como una anécdota personal, para
que los miembros del público puedan realmente apreciar y honrar al sujeto del
discurso.
Brindis. Es el discurso de homenaje más común. Es uno de los pocos que
deben memorizarse. Debe ser breve, inspirado y parafraseado cuidadosamente.
Los mejores brindis son los discursos en los que se rinde homenaje; se refieren
a la ocasión, honran a un individuo y dejan al público con el ánimo adecuado
para el evento.
Palabras de despedida o conmemoración de muerte. Tiene dos objetivos: honrar
a los muertos y confortar a los vivos. En la reseña que hizo en The Wall Street
Journal de un libro de homenajes de este tipo, David Shribman (1997) escribió
que “un homenaje conmemorativo bien escrito acerca de la vida, no de la muerte,
es como una vida bien vivida: informa, enriquece y ennoblece a aquellos que nos
dejaron atrás”. Además de conferirles honor, crean una conexión emocional con
el público que a menudo mezclan el dolor y la pena con el lenguaje poético y la
inspiración.
En los buenos discursos de tributo se puede combinar la conmemoración de
un evento con el reconocimiento de un individuo en particular y la creación de
un ánimo que levante al público.
Un cuarto tipo de discurso para una ocasión especial es el discurso para
después de una cena, el cual se aleja mucho de la seriedad de un tributo, aun-
que también puede reconocer los logros de un individuo o de un grupo. El
discurso para después de una cena entretiene o ilumina en forma divertida. Pue-
de darse en cualquier comida; a algunos grupos que se reúnen a mediodía les
gusta terminar la comida con un discurso que los deje pensando, pero también
contentos. Como un buen discurso de narración, debe tener una idea central
que transmitir, pero el lenguaje, el ritmo y el estilo deben ser atractivos para el
público que se sienta en las mesas, a terminar una comida, a participar en una
conversación casual y, posiblemente, a adormecerse. Los discursos que se dan
después de una cena generalmente tratan de equilibrar el sentido del humor y
la seriedad. Un reto especialmente difícil para el orador en este caso es encon-
trar cómo utilizar el sentido del humor de manera chistosa y adecuada para el
público al mismo tiempo.
432 Capítulo 14 la comunicación verbal: cómo hablar en público

El discurso de inspiración busca motivar a los receptores y despertar sus


pasiones. Se escuchan discursos de inspiración en las reuniones de personal, en
los retiros, en las pláticas para levantarle el ánimo a los equipos deportivos, y
en los que marcan el tono en algunas conferencias. En los buenos discursos de
inspiración se hace una conexión con el público y se utiliza un estilo particular-
mente entusiasta al hablar. Los discursos que inspiran deben alimentarse de los va-
lores compartidos con el público, crear energía y pasión, y demostrar el propio
compromiso del orador con los valores que defiende.
Los discursos de apertura comúnmente fallan cuando se trata de alcanzar
las metas de los discursos de inspiración. Sin embargo, si se elaboran de manera
adecuada pueden tener un impacto duradero.

Comunicación responsable: una buena persona hablando bien


Para ser un orador responsable, competente, que involucra a su público, se nece-
sita prepararse con cuidado y practicar a conciencia con los intereses del público
en mente. Familiarizarse con las diversas estrategias y responsabilidades éticas
que intervienen en la planificación, organización y presentación de discursos
públicos. Sin embargo, un orador responsable tiene que hacer mucho más que
usar estas estrategias de manera eficaz; también debe responder a las necesida-
des del público, ya sea que su meta sea informar, persuadir o entretener. Sobre
todo deben recordarse los siguientes criterios cuando sea importante el conoci-
miento del público o los sentimientos que acompañan a la ocasión.
Tratar al público con cuidado y respeto. En épocas de tensión o de celebración,
hay que pensar de qué maneras se puede inspirar a los demás. Cuando se desee
dar las gracias se puede decir unas cuantas palabras de tributo. Pero sobre todo
se debe ser sincero. En situaciones como éstas, se desarrollan habilidades y se
crean interacciones competentes y responsables para hablar. Las habilidades
que se desarrollan en las presentaciones informativas y cuando se habla en oca-
siones especiales ayudan a ser más crítico y a participar con mayor eficacia y
responsabilidad en la vida profesional y social.
Usar el sentido del humor en forma adecuada. Cuando se utiliza de manera ade-
cuada, el sentido del humor puede captar la atención del público, favorecer un
ambiente de buen humor o ayudar al orador a llegar a una conclusión. El sentido
del humor debe ser relevante, breve y disfrutable. Se deben tener presentes los
siguientes consejos:
Evitar ridiculizar a individuos o a grupos. El humor a costa de los demás le
puede parecer chistoso a unas cuantas personas, pero es más probable que ofen-
da. Un poco de humor contra uno mismo a menudo es apreciado.
Alejarse de las bromas fuertes. Los chistes sobre temas prohibidos tales como
las funciones corporales rara vez añaden nada a la sustancia del discurso y, al
Hablar para persuadir 433

igual que cuando se ridiculiza a los demás, pueden insultar al público y dañar la
credibilidad del orador.
Utilizar material que sea fresco y variado. Los chistes, los cuentos y las bromas
funcionan bien si se adaptan al objetivo del discurso, y si son nuevos para el pú-
blico. Como cualquier tipo de material de apoyo, se utiliza en distintas formas
a lo largo del discurso. Hay que resistirse a incluir solamente un tipo de humor
en todo el discurso.

Hablar para persuadir


La mayoría de las intervenciones orales en grupos o en lugares públicos buscan
informar o persuadir a los demás.
En el capítulo ocho, “Comunicación persuasiva”, ya se analizaron los aspec-
tos de los mensajes cuyo objetivo es modificar la conducta del receptor. Los dis-
cursos persuasivos comparten muchas características con los informativos. El
objetivo principal de estos últimos es transmitir conocimientos, pero no olvide-
mos que el orador debe convencer al público a que escuche. Hablar para persua-
dir implica a su vez un elemento de información. De la misma manera en que los
discursos informativos deben influir en el público, los persuasivos incluyen un
elemento de información. Los oradores persuasivos a menudo necesitan educar
a sus oyentes, pero su principal objetivo es modificar sus actitudes, creencias y,
en lo posible, sus conductas.
La estructura general de estos discursos no ha de diferir de los estándares
generales descritos anteriormente. Cada uno de los tipos de discursos informa-
tivos (descripción, demostración, explicación y narración) pueden trasladarse a
un discurso persuasivo. Señalaremos aquí, únicamente, algunas singularidades
de estos discursos.

Discursos persuasivos
Los siguientes tipos de discursos persuasivos intentan influir en el público para
que acepte las actitudes o creencias del orador: discursos de refuerzo, de con-
vencimiento y pro-acción. Los primeros buscan reforzar las actitudes y las
creencias preexistentes. Los segundos impulsan a los oyentes a que acepten he-
chos discutibles, a que evalúen creencias o a que apoyen acciones. Los terceros
piden acciones y se sustentan en el apoyo que el orador se ha ganado para mover
al público a actuar de determinada manera.
Una de las primeras decisiones que hay que tomar para planear un discur-
so persuasivo es qué tipo de juicio será más adecuado para la tesis de la pre-
434 Capítulo 14 la comunicación verbal: cómo hablar en público

sentación: ante hechos (impulsar a los oyentes a aceptar hechos discutibles), de


valor (cuando se pide al orador que haga un juicio o evaluación), o sobre gestión
(adelantando argumentos sobre algo que deberíamos hacer). Una vez centrado
en uno de éstos, es necesario elaborar los argumentos que lo apoyen y todo el
desarrollo del discurso según se indicó en este mismo capítulo y en el citado de
comunicación persuasiva. A menudo, los discursos de refuerzo utilizan como
forma de organización estructuras temáticas o cronológicas. Las estructuras
de causa y efecto o problema y solución, muchas veces son adecuadas para lo-
grar que los discursos convenzan. Una de las organizaciones más comunes para
discursos pro-acción es la secuencia motivada, que desarrolló Alan Monroe en
la década de los treinta como una estructura de discurso persuasivo diseñada
para mover a los públicos a emprender una acción inmediata (Monroe, 1935). La
secuencia motivada resulta especialmente útil para discursos que piden actuar,
porque añade el paso de alentar la conducta del público.
Discurso El discurso persuasivo que emplea una secuencia motivada tiene cinco eta-
persuasivo pas: atención, necesidad, satisfacción, visualización y acción. En la práctica, la
Emplea una se- secuencia motivada se parece a esto:
cuencia motivada y
tiene cinco etapas: 1. Atención. Como se analizó anteriormente, la primera tarea de un buen dis-
atención, necesidad, curso es llamar la atención del público, introduciendo el tema del discurso de
satisfacción, visuali-
zación y acción.
tal manera que despierte el interés y motive al público a escuchar más.
2. Necesidad. Dependiendo de las creencias y actitudes existentes en el público,
ésta puede ser la sección más importante del discurso. Este paso responde a
la pregunta “¿por qué debe importarme?” Se debe demostrar que el proble-
ma que se está abordando afecta personalmente al público y tiene enormes
implicaciones.
3. Satisfacción. Una vez creada la necesidad de encontrar una solución, debe
satisfacerse con un plan que resuelva el problema, explicando, además, cómo
puede ponerse en práctica.
4. Visualización. Este paso exige creatividad. Se ha de mostrar al público cómo
se beneficiaría y qué pasaría si no lo adopta.
5. Acción. Para este momento ya se debe haber creado el deseo en el público y
hay que decirle exactamente qué se quiere que haga, ya sea firmar una solici-
tud, escribir una carta, invertir su dinero o dar su tiempo voluntariamente.
Se debe usar la secuencia motivada con el mismo cuidado y con la misma
consideración que en cualquiera de las estructuras del discurso que se identifi-
caron en los apartados anteriores.
Cuando se le utiliza de manera equivocada, el discurso persuasivo cierta-
mente puede ser engañoso y manipulador. Por ejemplo, la mayoría de nosotros
teme comprar un automóvil. Después de todo, algunas de las formas más de-
sagradables de persuasión se identifican con los vendedores de automóviles. Los
Hablar para persuadir 435

políticos y los abogados también están generalmente al final de las listas de la Y sobre todo, a ha-
gente en la que se confía, pues estas profesiones a menudo se relacionan con la blar en público se
aprende… hablando,
manipulación, el halago, la súplica y la aplicación de presiones de manera que a no leyendo ni, inclu-
veces otros resultan afectados. En su peor expresión, la persuasión se convierte so, escuchando.
en propaganda, en la que mensajes emocionales y distorsionados llevan a una (Galguera Álvarez,
conclusión simplista, en lugar de a una meditada (Pratkanis, 1992). La buena 1999)
persuasión no se relaciona con esto. Los oradores que entienden los puntos de
vista de su público e incorporan sus ideas a una solución compartida son quienes
elaboran las presentaciones más persuasivas.
436 Capítulo 14 la comunicación verbal: cómo hablar en público

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Vallejo-Nájera, J. A. (2004), Aprender a hablar en público hoy, 35a. ed., Planeta, Barcelona.
Mapa conceptual 437

Mapa conceptual

público Introducción

organización Estructura
Cuerpo o desarrollo
general

Diagramas Conclusión

por manuscrito

Memorizada
Formas de
DISCuRSo presentación
Improvisada

por conceptos clave

la voz

Gestos y posturas corporales


aspectos de la
presentación
Expresiones faciales

Soportes visuales o auditivos

Descriptivo

Demostrativo
Informativo
Explicativo

Narrativo

De esfuerzo

persuasivo Convencimiento

pro-acción
Comunicación en acción

D el Dominio De la palabra hablaDa ,


a la libertaD De pensamiento
Ángel Ignacio Lafuente Zorrilla

1. ¿Hablar es comunicar? 2. Palabra y poder


He de partir de la experiencia acumulada, a lo largo El desconocimiento craso del sencillo arte de la pa-
de más de cuatro décadas, enseñando técnicas de co- labra, y la mitificación de sus elementales técnicas,
municación oral a cientos de miles de alumnos. Por obedecen a que todo poder teme al libre pensamien-
tanto, se percibirá, por encima de claves netamen- to que indefectiblemente conquistaría el pueblo si
te científicas, la praxis diaria que arroja resultados se le dotara del dominio de la palabra; porque, en
contundentes. el mismo instante, rompería el pensamiento único
La experiencia matriz de la teoría sustentada y saltaría sobre lo “políticamente correcto”. Torpe
radica en constatar que el dominio de la palabra ha- poder, pues sólo los ciudadanos de pensamiento libre
blada conduce a la libertad de pensamiento; o, sim- construyen democracia, cooperación y equipo.
plemente, a la libertad. El tan manoseado principio según el cual “El
No me refiero a cualquier dominio de la palabra, orador nace, no se hace”, representa la formulación
sino al que se ejercita con absoluto placer escénico; de un error descomunal.
es decir, con autonomía individual, ajena por com- Carece de sentido enseñar a intervenir, sin des-
pleto al juicio que pueda merecer ante terceros. velar el proceso de generación de la palabra como
Parece necesario conectar “dominio de la palabra” creación deslumbrante de la inteligencia del hombre;
con “comunicación”, porque no se trata de realidades y sin dotar al individuo de las bases que sustenten,
idénticas, ya que se puede dominar la palabra, y en toda circunstancia y frente a cualquier público,
no comunicar; o comunicar con deficiencia. Ciño el una personalidad imbatible: único medio de acabar
significado de “comunicación” a la transferencia de con el limitante y universal terror escénico. La ra-
contenidos desde el emisor al receptor. zón radica en que, sólo de una personalidad consis-
Pero, a la hora de formar a tan numerosos y tente, brota la palabra que arrastra y convence.
diferentes colectivos en este arte imprescindible, no 3. Formación para la palabra
se puede partir de bases que exijan el conocimiento La capacitación para el dominio de la palabra ha-
previo de otras teorías —psicológicas, sobre todo—, blada —en público, en privado y ante los medios de
pues surgirían aplazamientos o abandono de la tarea comunicación social—, constituiría el primer paso
por parte de muchos; sobre todo si nos referimos a en todos los procesos de formación, pues se trata de
tantos profesionales sujetos a una dinámica que les la herramienta imprescindible para el trabajo y para
impide dedicar tiempo al reciclaje. las relaciones. En cualquier situación, el que sabe co-
Reconocer la palabra como encarnación del municarse, aventaja a los demás: la imagen propia, y
mundo interior, carece de duda. Pero la ejecución de la de la empresa que se representa, se ponen en juego
tal teoría choca con múltiples factores que reducen o a la hora de tomar la palabra.
anulan toda eficacia: la falta de aceptación del propio Si admitimos que el capital superior en la empre-
yo; el sometimiento al criterio o parecer ajenos; y el sa es el capital humano, no podemos negar que, sólo
desconocimiento de la esencia, finalidad y condicio- desde la exposición libre de las ideas, genera riqueza
nes de la palabra hablada; las torpes pedagogías que el trabajador. Y que únicamente el individuo seguro
desvinculan palabra y pensamiento; la formulación de sí mismo es capaz de entrar en diálogo.
de la palabra y las condiciones del ámbito interno del La ausencia generalizada de las técnicas de co-
individuo; el autoconcepto y el habla. municación oral en los planes de estudio, incluidos

438
los universitarios, castra la capacidad de comunica- relaciones; como pasión también por construir un
ción, y empobrece al individuo y a la sociedad. Ca- mundo digno de ser habitado.
bezas atestadas de conocimientos, pero de lengua La máxima autoestima, que posibilita la libertad
torpe, llenan las empresas, los despachos profesio- de palabra y de pensamiento, actúa como elemento
nales, las cátedras universitarias, los parlamentos y transformador de climas laborales y sociales; como di-
los púlpitos. namizador de la motivación-compromiso; como base
Lo que procede de más adentro del individuo es del incremento de la productividad; y como genera-
“la palabra”, como superior revelación del espíritu dora de valor y de crecimiento rentables, con impac-
del hombre: palabra que encadena a los interlocuto- to cierto en la cuenta de resultados.
res en una tarea común. El descubrimiento del “tú” lo El presente siglo pide conversación, en vez de
efectúa la palabra; sin ella, un solitario “yo” marcaría confrontación; diálogo, en lugar de monólogo. Para
siderales distancias con “lo otro”, frío, impersonal. la vida y para el ejercicio profesional, donde no haya
De alguna manera, nos educamos para comuni- palabras, pónganse palabras... y se encontrarán
carnos. Incluso la clarificación de las propias ideas palabras.
se produce mediante su verbalización, porque la pa-
labra y el concepto se comportan como continente y
contenido. Más aún, el cumplimiento del ideal deon-
tológico de “decir lo que sentimos y sentir lo que Epílogo
decimos”, se frustra sin el dominio de la palabra.
La nueva sociedad no puede prescindir del ta- La comunicación eficaz ha de sustentarse en “tres gran-
lante pedagógico con que el individuo ha de colabo- des intereses vivos”: el amor a uno mismo, la solidaridad
rar, desde su limitada pero real posibilidad, a mover con los receptores, y el apasionamiento por el mensaje. Si
la pesada rueda de la historia. Vivir supone asumir falla cualquiera de estas tres profundas adhesiones, quie-
riesgos, ensayar y probar, soportar la duda, inter- bra la transmisión. Es decir, se hablará, se generará rui-
pretar dignamente: papeles, todos ellos, que cumple do inútil; pero no se comunicará.
la palabra.
La palabra habita en el centro de un nuevo hu-
manismo que asume la educación como ley de todas Angel Ignacio Lafuente Zorrilla

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