CIDH, Responsabilidad Por Homicidio de Activista Sindical

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COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS, Informe anual de

1999, Informe Nº 62/99, CASO 11.540 COLOMBIA 13 de abril de 1999, en


https://www.cidh.oas.org/annualrep/98span/Fondo/Colombia%2011.540.htm,
(Consultado el 8 de noviembre de 2006).

Hechos

El señor Santos Mendivelso Coconubo --maestro y activista sindical-- recibía constantes


amenazas contra su vida. Dichas amenazas habrían sido realizadas por organizaciones
paramilitares y miembros del Ejército colombiano, como represalia por los supuestos
vínculos del señor Mendivelso con una organización armada disidente.

3. Según surge de la información aportada por el peticionario y corroborada o no


controvertida por el Estado, el 5 de abril de 1991 Santos Mendivelso Coconubo fue
baleado y ejecutado sumariamente por hombres vestidos de campesinos en el pueblo de
Turmequé, Departamento de Boyacá. El asesinato fue perpetrado en el momento en que
el señor Mendivelso se dirigía a pie desde su vivienda hasta la escuela donde estaba
empleado como maestro. Los agresores escaparon en una camioneta pickup roja.

4. El 7 de mayo de 1991 se radicó la investigación penal correspondiente ante el Juzgado


231 de Instrucción Criminal. El 27 de junio de 1994 se inició una investigación por
homicidio con base en el testimonio de Valentín Montañez González, un civil
informante de la Policía que confesó su complicidad en el asesinato e identificó a los
agentes de la Policía Nacional que habían planificado y llevado a cabo la ejecución.

Decisión

El derecho a la vida

27. La información y las pruebas aportadas por el peticionario señalan que miembros de
la Policía Nacional planificaron y llevaron a cabo la ejecución extrajudicial del señor
Santos Mendivelso Coconubo en Turmequé, Boyacá, el 5 de abril de 1991. Las pruebas
indican que el motivo de la ejecución fue la supuesta conexión entre la víctima y el
Ejército de Liberación Nacional. Esta conclusión se basa en el testimonio de un
informante policial, Valentín Montañez González, quien confesó su participación en el
delito, así como en el testimonio de otros testigos que corroboran lo declarado por el
informante. Ese testimonio es compatible con otros elementos que constan en el
expediente del trámite que se ha llevado a cabo ante la Comisión.

28. Durante la sustanciación del trámite, el Estado se abstuvo de controvertir las


alegaciones y las pruebas presentadas por el peticionario.

29. El artículo 4 de la Convención Americana establece que "toda persona tiene derecho
a que se respete su vida y que nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente".

30. La Comisión ha establecido que agentes de la Policía ejecutaron a Santos


Mendivelso Coconubo el 5 de abril de 1991. No existen en este caso indicios de que la
muerte de la víctima se hubiese producido en circunstancias que hubiesen justificado el
accionar de los agentes del Estado. El Estado no ha formulado argumentos de ese
género, y tampoco surgen del expediente del caso.

31. Por lo tanto, con base en las consideraciones de hecho y de derecho que preceden y a
las pruebas que constan en el expediente, la Comisión concluye que el 5 de abril de 1991
agentes del Estado privaron arbitrariamente de su vida al señor Mendivelso Coconubo
en violación del derecho consagrado en el artículo 4 de la Convención Americana.
B. El derecho a la integridad personal

32. El peticionario alega que en el presente caso se ha violado el derecho a la integridad


personal consagrado en el artículo 5 de la Convención Americana. Los incisos 1 y 2 de
esta disposición establecen:

Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral.

Nadie debe ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.
Toda persona privada de libertad será tratada con el respeto debido a la dignidad
inherente al ser humano.

33. Más allá de la enunciación de la supuesta violación de esta disposición, la Comisión


no ha encontrado que surjan del expediente elementos de hecho o de derecho que
sustenten la conclusión de que el señor Mendivelso Coconubo fuera torturado o sujeto a
tratos crueles, inhumanos o degradantes antes de su muerte. Por lo tanto, no se verifica
violación del artículo 5 de la Convención Americana.

C. Derecho a la protección judicial

34. El peticionario alega que en el presente caso se ha violado el derecho a la protección


judicial según ha sido establecido en los artículos 8 y 25 de la Convención Americana.
El artículo 25 establece:

1. Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro recurso
efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen
sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución, la ley o la presente
Convención, aun cuando tal violación sea cometida por personas que actúen en ejercicio
de sus funciones oficiales.

2. Los Estados partes se comprometen:

a. a garantizar que la autoridad competente prevista por el sistema legal del Estado
decidirá sobre los derechos de toda persona que interponga tal recurso;

b. a desarrollar posibilidades de recurso judicial, y

c. a garantizar el cumplimiento, por las autoridades competentes, de toda decisión en que


se haya estimado procedente el recurso.

El artículo 25 contempla la obligación general del Estado de proporcionar a todas las


personas bajo su jurisdicción un recurso judicial eficaz frente a la violación de sus
derechos fundamentales, incorporando el principio de la eficacia de los instrumentos o
mecanismos procesales. Según ha señalado la Corte:

Los Estados partes se obligan a suministrar recursos judiciales efectivos a las víctimas
de violación de los derechos humanos (art. 25), recursos que deben ser sustanciados de
conformidad con las reglas del debido proceso legal (art. 8.1), todo ello dentro de la
obligación general a cargo de los mismos Estados, de garantizar el libre y pleno ejercicio
de los derechos reconocidos por la Convención a toda persona que se encuentre bajo su
jurisdicción (art.1).

35. En los casos en los cuales la violación de un derecho protegido tiene como
consecuencia la comisión de un ilícito penal en el ámbito del derecho interno, las
víctimas o sus familiares tienen derecho a que un tribunal penal ordinario determine la
identidad de los responsables, los juzgue e imponga las sanciones correspondientes. No
cabe duda que estos casos requieren de la sustanciación de un proceso penal que incluya
una investigación y sanciones penales, así como la posibilidad de ejercer la acción civil
indemnizatoria. Los familiares del señor Mendivelso Coconubo no tuvieron acceso a un
recurso de ese tipo.

36. En este caso, sin embargo, el proceso penal iniciado en el ámbito interno no avanzó a
ritmo razonable hacia el juzgamiento y la sanción de los responsables por el asesinato
del señor Mendivelso. En 1994, un informante civil, Valentín Montañez González, que
había tomado parte en el asesinato del señor Mendivelso, fue declarado culpable y
sentenciado a más de cinco años de prisión por su participación en el delito. No obstante,
a principios de 1995 el Consejo Superior de la Judicatura transfirió la causa seguida
contra los miembros de la Policía Nacional a la justicia militar.

37. Por su naturaleza y estructura, la jurisdicción penal militar no satisface los requisitos
de independencia e imparcialidad establecidos en el artículo 8 de la Convención
Americana. La Comisión se ha pronunciado con anterioridad sobre la idoneidad de los
tribunales militares para examinar casos que involucran violaciones de los derechos
humanos, respecto de lo cual ha expresado:

Los tribunales militares no garantizan la vigencia del derecho a obtener justicia, ya que
carecen de independencia, que es un requisito básico para la existencia de este derecho.
Además, en las sentencias que han dictado han puesto de manifiesto pronunciada
parcialidad, pues con frecuencia se han abstenido de imponer sanciones a los miembros
de las fuerzas de seguridad que, probadamente, han participado en graves violaciones de
derechos humanos.

38. Además, la Corte Constitucional de Colombia ha establecido que:

Para que el sistema de justicia penal militar pueda ser competente con respecto a un
delito debe existir desde el comienzo un vínculo evidente entre el delito y las actividades
propias del servicio militar. En otras palabras, el acto punible debe constituir un exceso
o un abuso de poder que tenga lugar en el contexto de una actividad directamente
vinculada con una función legítima de las fuerzas armadas. El nexo entre el acto
delictivo y la actividad vinculada con el servicio militar se rompe cuando el delito es
extremadamente grave, como ocurre con los delitos contra la humanidad. En esas
circunstancias, el caso debe ser remitido al sistema de justicia civil.

39. La ejecución sumaria de una persona sospechosa de mantener vínculos con una
organización armada disidente no puede ser considerada como una función legítima de
la Policía Nacional colombiana. Por lo tanto, el mero hecho de que un tribunal militar
haya asumido jurisdicción impidió el acceso a la protección judicial consagrada en los
artículos 8 y 25.

40. Además de la investigación penal militar, los hechos de este caso fueron examinados
en sendos procesos en la jurisdicción disciplinaria y contencioso-administrativa. Dichas
jurisdicciones, sin embargo no brindan vías adecuadas para juzgar las violaciones
aducidas.

41. El 11 de junio de 1996 la Procuraduría Delegada para la Policía Judicial y


Administrativa decretó que la acción disciplinaria dirigida contra los oficiales de la
policía involucrados había prescrito debido a demoras en la sustanciación de los
procedimientos, y el 28 de febrero de 1997 decretó el "archivo definitivo" del
expediente. El Estado no alegó la posibilidad de la reapertura de este proceso que, en
todo caso, debe darse por agotado.

42. Además del hecho de que en este caso no resultó efectivo, un proceso de este tipo no
constituye un recurso adecuado con relación a la muerte violenta de una persona a
manos de agentes de la policía. Un caso como el presente requiere la imposición de una
sanción de tipo penal y no la mera determinación de una sanción disciplinaria.

43. En cuanto al proceso contencioso-administrativo --que aún se encuentra pendiente--


lla Comisión ha establecido en casos similares al presente que este tipo de proceso
constituye exclusivamente un mecanismo de supervisión de la actividad administrativa
del Estado encaminado a obtener indemnización por los daños y perjuicios causados por
el abuso de autoridad. En general, este proceso no constituye un mecanismo adecuado
para reparar casos de violaciones a los derechos humanos, por lo cual no es necesario
que sea agotado en un caso como el presente. Toda vez que no se llegue a determinación
alguna respecto de la violación de derechos fundamentales, la mera indemnización por
daños no constituye un recurso adecuado.

(…)

VIII. CONCLUSIONES

59. La Comisión, con base en las consideraciones de hecho y de derecho antes expuestas
y a la luz de las observaciones al Informe 50/98 ratifica sus conclusiones en el sentido de
que el Estado es responsable por la violación del derecho a la vida (artículo 4) y la
protección judicial (artículos 8 y 25) en conjunción con la obligación de garantizar los
derechos protegidos en la Convención, según se establece en el artículo 1(1), en
perjuicio del señor Mendivelso Coconubo.

IX. RECOMENDACIONES

1. adopte las medidas necesarias para que la justicia ordinaria emprenda una
investigación seria, imparcial y eficaz con el fin de juzgar y sancionar a los responsables
de los hechos detallados en el presente informe;

2. adopte las medidas necesarias para reparar a los familiares de la víctima por las
violaciones encontradas, incluyendo el pago de una justa indemnización.

3. adopte las medidas necesarias para que en el futuro los responsables por hechos de
naturaleza similar a los examinados en el presente informe sean juzgados por la justicia
ordinaria, conforme a la doctrina desarrollada por la Corte Constitucional colombiana y
por esta Comisión.

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