Artículo Científico Marta Sánchez

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UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL

DE LOS LLANOS OCCIDENTALES


“EZEQUIEL ZAMORA”
VICERRECTORADO DE PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO SOCIAL
VPDS- BARINAS
DOCTORADO EN CIENCIAS SOCIALES

Docente: Dra. Lisbeth Guerra


Electiva III:
Enfoques Socio Políticos Postmodernos

PEDAGOGÍA DEL AMOR COMO FUNDAMENTO DE LA EDUCACIÓN EMOCIONAL


EN LA SOCIEDAD ACTUAL

RESUMEN

La universidad en la actualidad enfrenta retos con la finalidad de lograr una educación


contextualizada y con pertinencia social, de acuerdo con las necesidades de la sociedad actual en
el marco de la pandemia por COVID-19. El propósito del presente artículo es interpretar algunos
sustentos teóricos de la pedagogía del amor como fundamento de la educación emocional en la
sociedad actual. Se realizó un estudio bajo un enfoque documental con una revisión bibliográfica,
esta constituye una fase de la investigación desarrollada en la Universidad Bolivariana de
Venezuela, en el estado Barinas, en el periodo 2020-2021. Las reflexiones finales precisan la
pedagogía del amor como una teoría en cuya base se encuentran procesos interacción social, que
permiten la comprensión mutua entre los actores socioeducativos; la educación emocional como
un proceso emancipador y transformador de la realidad social; la teoría de la acción comunicativa
y la teoría de la acción dialógica son los cimientos de los procesos comunicaciones para el
abordaje e intervención de la realidad; la sociedad actual asediada por la pandemia por COVID-
19, demanda reconceptualizar el sistema sociocultural desde lo social y lo político, para dar
atención a las condiciones humanas desde las categorías: individualidad, tiempo/espacio,
emancipación, trabajo y comunidad.

Palabras claves: Pedagogía, amor, Pedagogía del Amor, educación emocional, sociedad actual.

PEDAGOGY OF LOVE AS A FOUNDATION OF EMOTIONAL EDUCATION IN


TODAY'S SOCIETY

ABSTRACT

The university currently faces challenges in order to achieve a contextualized education with
social relevance, in accordance with the needs of today's society in the framework of the COVID-
19 pandemic. The purpose of this article is to interpret some theoretical supports of the pedagogy
Autora: Marta Elena Sánchez Martínez. Doctora en Ciencias Pedagógicas, Directora del Eje
Geopolítico Territorial Guerrillero Maisanta UBV, correo electrónico:
msanchez.martaelena@gmail.com.
of love as the foundation of emotional education in today's society. A study was carried out under
a documentary approach with a bibliographic review, this constitutes a phase of the research
developed at the Bolivarian University of Venezuela, in the state of Barinas, in the period 2020-
2021. The final reflections specify the pedagogy of love as a theory based on social interaction
processes, which allow mutual understanding between socio-educational actors; emotional
education as an emancipatory and transforming process of social reality; the theory of
communicative action and the theory of dialogic action are the foundations of the communication
processes for the approach and intervention of reality; The current society besieged by the
COVID-19 pandemic, demands to reconceptualize the sociocultural system from the social and
the political, to give attention to human conditions from the categories: individuality, time /
space, emancipation, work and community.
Keywords: Pedagogy, love, Pedagogy of Love, emotional education, current society.

Introducción
En el devenir histórico la sociedad ha creado una relación directa con la educación, como
base del desarrollo de las naciones, mediante su accionar en los diferentes ámbitos (histórico,
social, político, económico, científico, tecnológico y cultural). Por tanto, el encargo social de la
educación surge de las necesidades de progreso de las naciones, de allí que, se constituyen en un
espacio de formación para el pensamiento crítico y las potencialidades del ser humano, es decir
centran sus funciones en la formación integral de los ciudadanos, a partir de procesos
pedagógicos centrados en todas las esferas de la personalidad, con el fin de dar atención a los
aspectos físicos, cognitivos, afectivos, ético-políticos y espirituales.
La sociedad actual demanda una educación orientada a educar un ser homo solidarius, es
decir, formar un individuo capaz de transformar la realidad a partir de su accionar de manera
constante. Efectivamente, “Las instituciones de educación superior albergan el talento y la
creatividad que el mundo necesita para construir un futuro más inclusivo, resistente y sostenible”
(UNESCO/Instituto Internacional para la Educación Superior en América Latina y el Caribe/
IESALC, 2020, p. 6). En este sentido, en la actualidad con la finalidad de enfrentar los retos del
siglo XXI las instituciones de educación superior (IES), centran sus objetivos en la formación de
profesionales en correspondencia con las necesidades de la sociedad actual.
Desde la perspectiva planteada, se proyecta el estudio de la pedagogía del amor como
fundamento de la educación emocional en la sociedad actual, entendida ésta, como una propuesta
social implica establecer nuevos horizontes desde la interacción social de los actores
socioeducativos, con el propósito de desarrollar la dimensión emocional como experiencia
intersubjetiva que favorece la práctica comunicativa en la praxis pedagógica, con énfasis en la
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transformación de la realidad. Al respecto, Habermas (1992) señala “La racionalidad inmanente a
la práctica comunicativa abarca un espectro más amplio. Remite a diversas formas de
argumentación como a otras tantas posibilidades de proseguir la acción comunicativa con medios
reflexivos” (p. 26). En este este estudio se considera la acción comunicativa, porque brinda
ilimitadas posibilidades de interacción dialógica; esto amerita tomar en cuenta la teoría de la
acción comunicativa de Habermas (1992) y la teoría de la acción dialógica de Freire (1990).
En el sentido antes indicado, el estudio de la pedagogía del amor como fundamento de la
educación emocional en la sociedad actual, involucra el conocimiento de la realidad social, con la
finalidad de dar respuesta a los intereses de los actores socioeducativos y sociocomunitarios,
quienes aspiran la construcción de conocimientos en el marco de una educación contextualizada y
con pertinencia social para lograr transformar la realidad. En este sentido, Habermas (1992)
propone una aproximación entre el sujeto y el objeto de estudio mediado por el acto
comunicativo, con la finalidad de construir el conocimiento a partir de la experiencia humana y
las dinámicas constitutivas de esta experiencia en la realidad social. En este sentido, “Es
relevante señalar la dimensión social de la comunicación en estos tiempos de pandemia, ya que es
una necesidad humana mantener vínculos con otras personas, interactuar, socializar, entrar en
contacto, relacionarse, compartir, poner en común” (Montalva, 2020, p. 70). El estudio planteado
considera la interacción y comunicación como conceptos interdependientes fundamentales en el
desarrollo de los procesos educativos.
A partir de los planteamientos antes mencionados, con la finalidad de determinar un
marco epistémico, en este estudio se define la pedagogía del amor como una teoría que considera
las diferencias y potencialidades individuales para promover la comprensión y la tolerancia, con
la intencionalidad de generar la interacción social, la comunicación dialógica con la finalidad de
descubrir necesidades y capacidades, favorece el aprendizaje social a partir de los errores y logros
(De Zubiría, 2004; Ortiz, 2006; Passos, 2014 y Pérez, 2014). El afecto está implícito en la
disciplina formativa, permite asumir las obligaciones educativas de manera responsable y
desarrollar las actividades de forma sistémica, de esta manera los estudiantes se esfuerzan y
dedican tiempo a sus estudios, en consecuencia, estas acciones reciben crítica constantes desde la
visión humanista de los docentes. Asimismo, se define la educación emocional como un proceso
educativo permanente en todos los niveles educativos, con la finalidad de desarrollar las
competencias emocionales para atender múltiples situaciones de emocionalidad, con el propósito
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de establecer estrategias de regulación y adquirir competencias de afrontamiento (Bisquerra,
2003 y 2006; Bisquerra y Pérez, 2012).
Para contextualizar el estudio a la realidad actual, es importante mencionar, durante los
años 2020 y 2021 la pandemia del COVID-19 causó una grave crisis con impacto psicológico en
la comunidad educativa y la sociedad en general. El cierre de las instituciones educativas en
todos los niveles, el distanciamiento social, el fallecimiento de familiares, la pérdida del empleo y
la privación de los métodos de aprendizaje convencionales han generado estrés, presión y
ansiedad, especialmente entre los docentes, el alumnado y sus familias (UNESCO, 2020a). A
nivel mundial, la situación generada es particularmente preocupante en el nivel universitario, los
estudiantes en este período enfrentan condiciones adversar. En este sentido, “El aislamiento que
va inevitablemente asociado al confinamiento tendrá efectos en términos de equilibrio
socioemocional que dejarán huella, en particular, en aquellos estudiantes con problemáticas
preexistentes en este dominio” (UNESCO IESALC, 2020, p. 16). Actualmente la sociedad está
asediada por el COVID-19, en consecuencia, todos en todos los sistemas educativos, se mantiene
medidas de bioseguridad con el fin de evitar posibles contagios, esto ha expuesto a los
estudiantes a situaciones de incertidumbres que impactan en la dimensión emocional.
En el contexto planteado, en la Universidad Bolivariana de Venezuela en el estado
Barinas, en los períodos educativos de los años 2020-2021, se observó el uso de pedagogías
tradicionales que dificultan el desarrollo de una educación contextualiza y con pertinencia social;
asimismo, escasamente aplican estrategias afectivas, heurísticas y comunicacionales en la
resolución de problemas, con la intención de transformar la realidad de la crisis emocional en la
comunidad educativa y la sociedad en general. Evidentemente, es necesario la transformación de
la educación, con el fin de formar ciudadanos sensibles y solidarios para superar la
incertidumbre, la violencia, la injusticia social, la exclusión y la apatía generada durante el
aislamiento social por la pandemia del COVID-19.
El contexto de esta investigación es la Universidad Bolivariana de Venezuela en el estado
Barinas, se aborda la realidad de la comunidad universitaria vinculada al desarrollo de las
funciones de la docencia, porque tanto los docentes, estudiantes, familias y comunidad en general
pueden proporcionar percepciones de la realidad que permitan la argumentación científica.
Asimismo, los resultados en el orden ético y político, están presente al comprender la realidad,
mediante técnicas para el análisis de los hallazgos (Lyotard, 2000). A partir de los aportes de
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Habermas, (1990) se busca repensar la educación a nivel universitario en el marco de la crisis
emocional generada por la pandémica del COVID-19, se ubica el problema en una dimensión
ontología transformadora de la autonomía del docente y el estudiante, con la intención de
coadyuvar en el reconocimiento de los meta-relatos entorno a la relación docente-estudiante, con
la finalidad de contraponer una nueva visión sobre esta relación desde el amor. Desde esta
perspectiva, surge la interrogante ¿cómo contribuir con la educación desde la pedagogía del amor
en la Universidad Bolivariana de Venezuela en el marco de la crisis emocional generada por la
pandemia del Covid-19?
El propósito del presente artículo es interpretar algunos fundamentos teóricos de la
pedagogía del amor como fundamento de la educación emocional en la sociedad actual. Para ello,
se realizó una revisión documental sobre la definición de pedagogía del amor y educación
emocional; se interpretaron la teoría de la acción comunicativa de Habermas (1981) y la teoría de
la acción dialógica de Freire (1990) como sustentos de la investigación; y se caracterizó la
sociedad actual en el marco de la crisis social generada por la pandemia del COVID-19.

FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA

Desde una visión holística, es insoslayable profundizar en las categorías planteadas en la


arquitectura conceptual del título de este artículo. Al respecto, para López, Esteva, Rosés,
Chávez, Valera, Ruiz y otros (2002): “Las categorías no son conceptos estáticos sino que
constituyen un sistema dinámico (insertado) en un momento específico del desarrollo… tanto de
la sociedad y de la ciencia en este caso pedagógica” (p. 53). Éste planteamiento, es significativo
porque establece la importancia de concepciones relacionadas con el objeto de estudio, como área
del saber educativo demanda reflexiones e interpretaciones de acuerdo con el contexto histórico y
sociocultural.
Pedagogía del Amor
Con la finalidad de construir una aproximación teórica a la pedagogía del amor como
fundamento de la educación emocional en la sociedad actual, es necesario determinar la
concepción de pedagogía del amor como categorías fundamentales. Por tanto primero se aborda
la noción de pedagogía, según Picardos, (2005) “…en la antigua Grecia, al igual que todas las
ciencias primero se realizó la acción educativa y después nació la pedagogía para tratar de
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recopilar datos sobre el hecho educativo, clasificarlos, estudiarlos, sistematizarlos y concluir una
serie de principios normativos” (p. 287). En el Diccionario de la Real Academia, (2013)
etimológicamente pedagogía proviene del griego”paidos” significa niño y “gogia” se refiere a
llevar o conducir. Con el fin de superar la etimología de éste término, se abordan interpretaciones
de diversos autores, con fin, de comprender la pedagogía como ciencia de la educación y como
disciplina de las ciencias sociales.
En este contexto epistémico, la pedagogía para Lemus, (1969) cumple con las principales
características que debe tener una ciencia, es decir, tiene un objeto propio de investigación, como
es la formación y estudia la educación como fenómeno sociocultural, se ciñe a un conjunto de
principios reguladores y categorías; constituye un sistema y usa métodos científicos como la
observación y experimentación.
En el marco interpretativo de esta investigación, al enfocar la pedagogía como ciencia,
implica la integración de concepciones y posturas, es allí, donde subsisten las bases
epistemológicas para sustentar la mirada de esta categoría de acuerdo con la naturaleza del
presente estudio. Se suscribe la importancia de la connotación científica desde una visión
integral, porque permite concebir la pedagogía como la ciencia de la educación orientada al
estudio de la formación en la totalidad de la vida humana, en un contexto social y cultural-
histórico, regulada mediante un conjunto de normas.
Por su parte, Ander-Egg, (2004) define pedagogía como “…un conjunto de actividades
cuya esencia es investigar problemas” (p. 87). Lo anterior, lleva a resalta en la perspectiva
epistemológica de la pedagogía, se supera la visión etimológica del término y la integra al
carácter científico, por tanto, se enfoca como el sistema de acciones desarrolladas en el proceso
educativo, a partir de procedimientos y métodos de forma lógica, coherente y sistémica,
posibilitando el estudio de los problemas educativos en el ámbito de la formación.
En el marco de la disertación, Rodríguez, Ponce, Pibaque, Solorzano, Macías, Vélez, y
Cañarte, (2019) definen pedagogía: “… como una ciencia con una función integradora del resto
de las ciencias de la educación y de otros saberes, como la didáctica y la organización escolar…
se hace cada vez más evidente la necesidad de profundizar en su sistema categorial…” (p.35).
Estos planteamientos expresan la necesidad de profundizar en su sistema categorial, en la lógica y
coherencia de la pedagogía como ciencias de la educación y la vinculación la práctica
pedagógica donde se desarrolla la formación.
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En el contexto de este estudio, también es pertinente reflexionar sobre el término amor;
esto implica considerar la situación gnoseológica. El amor para Husserl, (1997) es una
disposición duradera y un hábito práctico permanente. Según Sánchez, (2015) en los análisis
husserlianos, se vislumbra en el amor dos características esenciales: como revelador de la
individualidad personal y este constituye un elemento fundante de la comunidad ética. Husserl
asume el amor como el bien mayor (summum bonum). Con base a estos señalamientos, se puede
afirmar efectivamente, el amor confiere a los sujetos la capacidad de revelar su individualidad y a
la vez de contribuye en la ética, por tanto, orienta todo el desarrollo de la subjetividad en función
de sus propios propósitos y de los demás. La relación subjetividad entre el sujeto y el amor,
deviene en conocimiento que puede ser apreciado en las experiencias o vivencias. En el mismo
orden de ideas, Fromm, (1996) señala: “…el amor a sí mismo esta inseparablemente ligado al
amor a cualquier otro ser” (p. 63). Para dar amor primero hay que desarrollar el amor por uno
mismo. El docente al tener conciencia de la transcendencia del amor como cualidad esencial del
ser humano, lo convierte en eje dinamizador en su actuación pedagógica.
También Fromm, (ob.cit.) destaca: “En todo individuo capaz de amar a los demás se
encontrará una actitud de amor así mismo” (p. 63). El individuo al cultivar el amor hacia las
demás personas desarrolla la capacidad de tratarse con afectividad. El reconocimiento a las
demás personas y la autovaloración favorece el desarrollo tanto en el ámbito personal como
profesional, al realizar este proceso aprende a aceptarse, amarse y amar a las demás personas de
su entorno socio-educativo. Cuando el docente tiene la capacidad de amarse a sí mismo, estará
más capacitado para amar a sus estudiantes; porque no basta con disponer del saber disciplinar y
pedagógico, también debe tener calidad profesional, es insoslayable la efectividad tanto en el
conocimiento como en la praxis.
Asimismo, para el mencionado autor: “El amor es un arte, y como tal, necesita un proceso
de aprendizaje, tanto en lo teórico como en lo práctico (p. 26). A partir de los aportes de Fromm,
Parrado, (2013) considera en la integración del amor en la educación, dos (2) categorías
esenciales, como son: la ciencia y el arte. En el estudio del amor desde la ciencia, el
conocimiento como componente principal aporta un conjunto de teorías que justifican su
significado científico. Para interpretar la importancia del amor y el conocimiento, es pertinente
mencionar a De Zubiría, (1999) quien afirma: “…nadie ama sin atravesar al otro con su
conocimiento” (p. 33). Este autor enfatiza en el rol pedagógico del docente, quien desde el amor
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debe asumir la intencionalidad de brindar estrategias para que los estudiantes construyan
conocimientos y saberes, mediante interacciones sociales afectivas con base la ética desarrollar
una percepción positiva hacia los demás. De esa manera, tanto los docentes como los estudiantes
logran reconocer su cosmovisión, es decir cómo piensan, sienten y actúan.
Con base a los planteamientos de De Zubiría, (ob.cit.) la interpretación del amor desde la
ciencia requiere del estudio de teorías de la percepción. Los procesos perceptivos ayudan el
docente a conocer, reconocer e interpretar cualidades, necesidades, intereses y objetivos
comunes, estos procesos favorecen el acercamiento afectivo, a su vez, posibilitan determinar
situaciones, acciones o actitudes que afectan a los estudiantes.
Ahora bien, hechas tales acotaciones en un intento explicativo acerca del conocimiento
como componente principal en la argumentación del amor como ciencia, es importante resaltar
que al referirse al conocimiento se vincula con la ciencia, esto propicia tanto en el docente como
en el estudiante la búsqueda, indagación e investigación, para descubrir, conocer y experimentar
a través de los conocimientos aportados por los avances científicos de cada área de aprendizaje.
La segunda categoría planteada por Parrado, (ob.cit.) es el arte; al respecto Fromm,
(ob.cit.) enfatiza “La práctica de cualquier arte tiene ciertos requisitos generales, independientes
por completo de que el arte en cuestión sea la carpintería, la medicina o el arte de amar” (p. 105).
Ahora bien, la etimología de la palabra pedagogía implica el arte de enseñar, por ello, en la
práctica el amor puede asumirse como la habilidad del docente para estudiar el proceso de
reconocimiento de los estudiantes a través de acciones y expresiones afectivas.
También, en esta investigación es significativo el planteamiento de Fromm, (ob.cit.)
referido a: “la meta de educar en el amor, es la de enseñar a los demás a expresarse honestamente
mientras actúan con responsabilidad” (p.6). Por tanto, el amor conduce al docente actuar con
afectividad y reciprocidad comprensiva para lograr el acercamiento a los estudiantes, con la
finalidad de inculcar valores fundamentales como es la honestidad que la expresión de sus ideas o
sentimientos y la actuación responsable en cualquier contexto.
Desde la concepción de Maturana, (1987): “…la palabra amor es la emoción que
constituye y conserva la vida social” (p. 56), precisa el amor como la emoción que determina la
influencia emotiva en las acciones, se convierte en un espacio de interacciones constantes
enfocadas en la convivencia. En este sentido, considera las interacciones sociales como un factor
determinante para generar amor exponentemente. Por ello, se considera el soporte emocional de
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lo social. En la presente investigación, se asume el amor como un elemento clave en la
interacción docente-estudiante porque propicia el desarrollo de acciones cargadas de emotividad;
se constituye en un elemento indispensable en la mediación del aprendizaje.
A decir, Maturana, (ob. cit.) la emoción define al ser humana más que la razón, desde la
perspectiva biológica las emociones son aptitudes orgánicas dinamizadoras, presentes en todas
las acciones, es decir los individuos actúan desde su emocionalidad. También, es pertinente la
idea del autor en cuanto a: “El amor es el dominio de aquellas conductas relacionales a través de
las cuales otro surge como otro legítimo en coexistencia con uno mismo bajo cualquier
circunstancia…” (p. 45). Desde la perspectiva del autor, el amor direcciona la actuación tanto del
docente como de los estudiantes. Este fundamento sirve de base al presente estudio porque
orienta hacia el tratamiento de la pedagogía del amor en la actuación docente, implica el
reconocimiento del otro como acción inexorable en el fortalecimiento de la convivencia armónica
en la comunidad educativa y en la sociedad en general. Por consiguiente, insta a al respecto,
tolerancia y aceptación de las diferencias individuales que caracterizan la actuación de cada
estudiante.
En el contexto del estudio de la pedagogía del amor como fundamento de la educación
emocional en la sociedad actual, ha sido denominada con diversos términos, tales como: del
afecto, de la afectividad, de la ternura, de la esperanza, del deseo, de la autonomía, entre otras; en
este artículo se consideran contenidos con la misma base ontológica y epistemológica. En este
orden de ideas, De Zubiría, (2004) define la pedagogía afectiva como una concepción teórica,
tiene la finalidad educativa de formar adultos felices, para que logren desarrollarse de manera
equilibrada la dimensión intrapersonal y la interpersonal, asimismo, favorece la socialización del
individuo. Se vislumbra la pedagogía del amor como una teoría que tiene la intencionalidad
educativa de desarrollar integralmente a los estudiantes, a través de la afectividad alcanza una
educación centrada tanto en los aspectos cognitivos como los socio-afectivos, en la esfera
intrapersonal aborda el amor propio del estudiante, en la área interpersonal se enfoca en el amor
por las demás personas y desde el punto de vista social se centra en el amor por el conocimiento.
La pedagogía del amor según Ortiz, (2006): “… se le ha denominado educación de los
afectos…orientada hacia la satisfacción de las necesidades educacionales de individuos y
organizaciones, para la creación y el intercambio… de servicios educacionales generales de
utilidades sociales y felicidad de los estudiantes…” (p. 23). A la luz de la interpretación de estas
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palabras, se entiende esta pedagogía como la educación afectiva, cuyo propósito es dar atención
socioafectiva a las necesidades educativas de los estudiantes y docentes, crear e intercambiar
actividades con el fin de generar conocimientos con significado social, a su vez favorecer la
formación de sujetos felices a partir del amor como principal componte de esta teoría educativa.
La definición de pedagogía del amor, según Pérez, (2014): “…es reconocimiento de
diferencias, capacidad para comprender y tolerar, para dialogar y llegar a acuerdos, para soñar y
reír, para enfrentar la adversidad y aprender de las derrotas y de los fracasos, tanto como de los
aciertos y los éxitos” (p.32). Se entiende la pedagogía del amor como la acción enfocada en las
diferencias y potencialidades individuales, orientada a promover la comprensión y la tolerancia,
con la intencionalidad de generar la comunicación dialógica con la finalidad de descubrir
necesidades y capacidades, a la vez favorecer el aprendizaje social a partir de los errores y logros.
En palabras de Passos, (2014) la pedagogía del amor es: “…una forma de pensar en la
educación; de escribirla como experiencia de vida…formación del estudiante a través de este
evento pedagógico, consiste en crecer desde dentro, en y para la libertad personal… expresión
humana, conceptual, cultural e intelectual” (p.1). Se define la pedagogía del amor como una
manera de abordar la educación a partir de la práctica, enfoca la intencionalidad del acto
pedagógico a partir del valor de la libertad; implica todas las esferas de la personalidad del
estudiante, a través de la interacción social se logra un aprendizaje significativo, basado en el
autoconocimiento de sus potencialidades, intereses y necesidades.
La pedagogía del amor, desde los intereses, convicciones y objetivos comunes, propicia
resultados significativos, responde tanto las exigencias de los docentes como las expectativas de
los estudiantes. Por tanto, en la actualidad como la educación surge desde el hogar de acuerdo
con Villegas (2021) “implementemos el discurso de la pedagogía del amor en nuestras familias,
dando importancia a cada individuo que habita en nuestros hogares, escuchando con respeto sus
ideas y críticas, para formar ciudadanas y ciudadanos tolerantes y afectuosos” (p. 1). Es
importante señalar la pedagogía del amor en estos tiempos de pandemia, es una necesidad tanto
en el sistema educativo formal como en la familia, con la finalidad de lograr mantener la unidad
entre lo cognitivo y lo afectivo. En este sentido “Para abordar y contrarrestar la ansiedad social,
la convulsión emocional y la atemorizante inseguridad que ha desatado el COVID-19, es urgente
que las familias y las comunidades desarrollen habilidades vitales de adaptación y resiliencia
emocional” (UNESCO, 2020b, p. 2).
Autora: Marta Elena Sánchez Martínez. Doctora en Ciencias Pedagógicas, Directora del Eje
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Educación Emocional
En este estudio, es fundamental abordar el origen de la educación emocional a partir de
los aportes de Piaget (1896-1980), quien estudio ampliamente el desarrollo cognitivo del niño y
la inteligencia; de acuerdo con Fernández, Fernández y Peralta, (2020) “Piaget sostiene que toda
conducta se presenta como una adaptación o readaptación y constituye un intercambio entre el
mundo exterior y el sujeto” (p. 11). Según Piaget la conducta supone dos aspectos esenciales y
estrechamente interdependientes: el afectivo y el cognoscitivo. Se vislumbra el abordaje de la
afectividad y el conocimiento como dimensiones estrechamente vinculadas; todo instinto humano
se refleja en comportamientos complejos, a partir de la relación que se establece entre diversos
elementos desconocidos, esto genera las primeras emociones relacionadas con el sistema
fisiológico del niño, porque él percibe sus primeras apreciaciones de su cuerpo y del contexto.
En relación a la afectividad Claparéde, (1873-1940) citado en Piaget (1972) señala: “los
sentimientos asignan un objetivo a la conducta, en tanto que la inteligencia se limita a
proporcionar los medios” (p.15) Se infiere que los sentimientos rigen la conducta confiriendo un
valor a sus intenciones, en consecuencia se puede cambiar el propósito de la acción. Es
importante aclarar, Piaget (2005) no profundiza en sus estudios lo emocional, sin embargo,
considera los mecanismos cognitivos en coexistencia con elementos afectivos. Sin embargo, en
sus estudios se evidencia la dimensión afectiva en el aprendizaje, asimismo, afirma que los
afectos estimulan en los sujetos el aprendizaje o contrariamente pueden imposibilitar el aprender.
En este sentido, sostiene “la afectividad interviene en las operaciones de la inteligencia, que las
estimula o las perturba, que es causa de aceleraciones o de retrasos en el desarrollo intelectual”
(Piaget, 2005, p. 17). A la luz de estas ideas, el aprendizaje se construye con base a acciones
derivadas de la dimensión afectiva y cognitiva, de modo simultáneo y paralelo, es decir, en el
conocimiento de los objetos se desarrollan procesos cognitivos y afectivos relacionados
recíprocamente.
Una definición concreta de educación emocional, es la propuesta por Bisquerra, (2003)
quien la precisa como “una innovación educativa que se justifica en las necesidades sociales. La
finalidad es el desarrollo de competencias emocionales que contribuyan a un mejor bienestar
personal y social” (p.8). En este sentido, la educación emocional busca dar atención a aquellas
necesidades sociales insuficientemente abordadas en la educación formal, por tanto, se centra en

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la consolidación de las competencias emocionales con el fin de favorecer la seguridad
socioafectiva tanto a nivel personal como social.
De igual manera, Bisquerra y Pérez (2012), definen esta Educación Emocional como “es
un proceso educativo, continuo y permanente, que pretende potenciar el desarrollo de las
competencias emocionales como elemento esencial del desarrollo humano, con objeto de
capacitarle para la vida y con la finalidad de aumentar el bienestar personal y social” (p.1). Se
prioriza el desarrollo humano como producto de la implementación de este tipos de educación; de
allí que, es fundamental en la praxis docente a nivel universitario favorecer su aplicación en cada
una de las funciones sustantivas, es decir, en la docencia, recreación y producción de saberes
(investigación) y vinculación socio-comunitaria, con la finalidad de lograr el desarrollo integral
de los estudiantes; a través de actividades brindar la oportunidad de alcanzar las capacidades y
habilidades que permiten el accionar en diferentes ámbitos de la sociedad.
Asimismo, la educación emocional para Bisquerra, (2006) “es una forma de prevención
primaria inespecífica. Entendemos como tal la adquisición de competencias que se pueden aplicar
a una multiplicidad de situaciones, tales como la prevención del consumo de drogas, prevención
del estrés, la ansiedad, la depresión, la violencia” (p. 159). En el contexto social actual, el
desarrollo de esta educación permitirá dar atención a docentes, estudiantes, familia y comunidad
en general, con el propósito de abordar situaciones cargadas de emocionalidad negativa ante los
embates de la pandemia del COVID-19.
Para Bisquerra, (2006) “La prevención primaria inespecífica pretende minimizar la
vulnerabilidad de la persona a determinadas disfunciones (estrés, depresión, impulsividad,
agresividad, etc.) o prevenir su ocurrencia” (p. 159). La implementación de la educación
emocional ante la situación social actual generada por la pandemia del Covid-19, propiciará la
atención de la incertidumbre en la sociedad, porque situaciones cotidianas ahora posiblemente
están cargadas de emocionalidad negativa, expresada en miedo, rabia, desconcierto y
frustración. La educación en casa lleva a replantearla para que permita tanto a docentes, padres y
representantes apoyar el aprendizaje en los estudiantes a través del dominio de lo cognitivo y
emocional.  
Desde la perspectiva planteada, en el estudio de la pedagogía del amor como fundamento
de la educación emocional en la sociedad actual, es pertinente considerar los principales
contenidos de la educación emocional, planteados por Bisquerra, (2006), como son: concepto de
Autora: Marta Elena Sánchez Martínez. Doctora en Ciencias Pedagógicas, Directora del Eje
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emoción; fenómenos afectivos: emoción, sentimiento, afecto, estado de ánimo, perturbaciones
emocionales; tipos de emociones: emociones positivas y negativas, emociones básicas y
derivadas, emociones ambiguas, emociones estéticas; conocer las características de las emociones
principales: miedo, ira, ansiedad, tristeza, vergüenza, aversión, alegría, amor, humor, felicidad;
identificar las causas de que llevan a sentir estas emociones; establecer estrategias de regulación:
adquirir competencias de afrontamiento. Estos contenidos se deben abordar para comprender la
incidencia de la educación emocional en el desarrollo humano personal y social.
El concepto de emoción es multidimensional porque se representa a una variedad de
estados, para Bisquerra (2003) “es un estado complejo del organismo caracterizado por una
excitación o una perturbación que predispone a una respuesta organizada. Las emociones se
generan como respuesta a un acontecimiento externo o interno” (p.12). Las emociones se
corresponden con la expresión generada en el organismo humano como respuesta a una situación
que incide de manera positiva o negativa, en consecuencia, se proceden ante la presencia de un
estímulo externo o interno. Asimismo, Chóliz (2005) define la emoción como “una experiencia
afectiva en cierta medida agradable o desagradable, que supone una cualidad fenomenológica
característica y que compromete tres sistemas de respuesta: cognitivo-subjetivo, conductual-
expresivo y fisiológico-adaptativo” (p.4). Este autor relaciona las emociones con la dimensión
afectiva, a partir de un sistema de respuesta involucran todas las esferas de la personalidad, por
tanto, el sujeto reacciona de forma positiva o negativa.
En palabras de Revee (2010) “las emociones son fenómenos subjetivos, fisiológicos,
funcionales y expresivos de corta duración que nos preparan a reaccionar en forma adaptativa a
los sucesos importantes de nuestras vidas” (p.7). Para Gondim y Estramiana (2010) “son el
reflejo de estados afectivos personales y colectivos, influyen en las relaciones interpersonales y
grupales y expresan nuestras reacciones ante los valores, costumbres y normas sociales que dan
cuenta de las diferencias culturales” (p. 33). Los autores incluyen la interacción social y la
identidad cultural como elementos fundamentales en las emociones a nivel personal y grupal,
generadas por situaciones afectivas.
Desde la visión de Maureira y Sánchez (2011), las emociones son “disposiciones
funcionales para generar cambios de posiciones de un segmento o el total de un organismo que se
identifican como desplazamiento en relación con el entorno” (p.183). Esta definición integra el
cambio en los individuos como producto de las emociones, por tanto, se puede relacionar con la
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predisposición a la acción para aprender. En este sentido, según Maturana (1992) “La emoción
que funda lo social como la emoción que constituye el dominio de acciones en el que el otro es
aceptado como un legítimo otro en la convivencia, es el amor” agrega “no es la razón la que nos
lleva a la acción sino la emoción” (p. 21). Evidentemente, el amor tiene un carácter social, este
permite el reconocimiento y la aceptación del otro. Las emociones como elemento activador del
aprendizaje, juegan un papel fundamental en la educación actualmente, con el fin de dar atención
a las situaciones de emocionalidad en el docente, estudiante, familia y comunidad en general.
Teorías que sustentan la Investigación
La pedagogía del amor como fundamento de la educación emocional en la sociedad
actual, demanda la implementación de un marco teórico como fundamento de su dimensión
comunicativa. La visión del estudiante universitario como una persona adulta, involucra acciones
de interacción social con base a su capacidades cognitivas, afectivas y sociales como sujeto capaz
de aprender y actuar, por esta razón se consideran como fundamentos esenciales la Teoría de la
Acción Comunicativa de Habermas y la Teoría de la Acción Dialógica de Freire.
Con el fin de fundamentar la dimensión comunicativa de la pedagogía del amor como
fundamento de la educación emocional en la sociedad actual, es pertinente abordar la Teoría de la
Acción Comunicativa de Habermas (1981), aunque esta no es una teoría sobre la educación si no
una teoría sobre el orden social que abarca cuestiones como la ética, la democracia y la política,
por tanto, contiene elementos teóricos fundamentales en una teoría para la educación (Gómez y
Peñaloza, 2014).
La Teoría de la Acción Comunicativa se centra en las interacciones generadas entre los
individuos que integran la sociedad, a través del lenguaje como medio para la comunicación con
las demás personas. Habermas (1981) entiende por acción comunicativa:
…la interacción de al menos dos sujetos capaces de lenguaje y de acción que (ya sea
con medios verbales o con medios extraverbales) entabla una relación interpersonal.
Los actores buscan entenderse sobre una situación acción para poder así coordinar de
común acuerdo sus planes de acción y con ello sus acciones (p. 124).
De esta cita se pueden resaltar algunas categorías fundamentales de esta teoría como son:
interacción, lenguaje y de acción, en consecuencia, en el estudio de la transversalidad de la
pedagogía del amor como acción sociopolítica en la educación popular, la acción comunicativa
permite constituir la base para la comprensión de los individuos en la realidad abordada y a la vez
propicia el acercamiento incide en su mundo de la vida.

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El concepto de mundo de la vida desarrollado en la Teoría de la Acción Comunicativa,
para Habermas, (1981) es un “horizonte en el que los agentes comunicativos se mueven «ya
siempre» (…) delimitado en un conjunto por el cambio estructural de la sociedad” (p. 576). Este
concepto es propuesto por el autor en la construcción de la racionalidad comunicativa; en ésta,
establece la interacción entre lo objetivo, lo social y lo subjetivo. El elemento objetivo es lo real,
abarca la totalidad, donde se puede enunciar con criterios de la verdad, a partir de esta es viable
conocer, defender una tradición y reconstruir el saber cultural; el elemento social, deviene de las
relaciones interpersonales legítimamente reguladas en la sociedad con base a la rectitud y
moralidad pretende una estabilización en las relaciones de los grupos y el elemento subjetivo,
representa las propias vivencias personales, en donde están los modelos mentales, poseen un
pretensión de veracidad de acuerdo con la percepción de cada individuo y forman su
personalidad. De igual manera, en la acción comunicativa Habermas, (1987) plantea “Si partimos
de la utilización comunicativa del saber proposicional en actos de habla, estamos tomando una
predecisión a favor de un concepto de racionalidad más amplio y que enlaza con la vieja idea del
logos” p. 27). La acción comunicativa propone un sistema categorial y unos postulados generales
a partir del uso del lenguaje, los actos de habla se constituyen en el medio para estructurar las
acciones intencionadas de las personas a través de la argumentación racional.
El estudio de la pedagogía del amor como fundamento de la educación emocional en la
sociedad actual, es esencial fundamentarlo desde la teoría de la acción dialógica de Freire, donde
el abordaje de la pregunta se enmarca en el diálogo. En este sentido, según Velasco y De
González, (2008) Freire basa su método educativo en la pedagogía de la pregunta, donde el
estudiante asume un rol protagónico para trasformar el contexto social, el fenómeno de estudio
forma parte del campo problemático de la praxis educativa y el método no es preestablecido,
surge del accionar docente conjuntamente con los estudiantes en la construcción de
conocimientos con pertinencia social. En esta investigación se asume que la pregunta forma parte
de la configuración del aprendizaje, pues el docente con capacidad recurre a la interrogante con el
fin de generar el acto de conocimiento y el acercamiento con los estudiantes. La pregunta
coadyuva a la problematización, se supera así, la pedagogía tradicional donde el docente emite
respuestas antes de interactuar con sus estudiantes, respuestas tendientes a oscurecer la realidad
de dominación docente-estudiante.

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En palabras de Freire (2004): “Enseñar exige libertad y autoridad” (p. 47), agrega “…es
disponibilidad para el diálogo; es saber escuchar; es querer bien a los estudiantes” (p. 48). A la
luz de estos planteamientos, la comunicación juega un papel preponderante en la práctica
docente, coadyuva el desarrollo de procesos dialógicos con el objetivo de impulsar el
pensamiento emancipador. Estos procesos requieren de ambientes de aprendizajes basados en la
afectividad, respeto, escucha activa y disciplina formativa.
A partir del modelo de Freire, el docente puede orientar al estudiante al logro de la
autorregulación del aprendizaje y la autonomía cognitiva. De acuerdo con Velasco y De
González (ob. cit.), para lograr el pensamiento emancipador el docente debe contextualizar el
proceso educativo, con la finalidad de promover la participación activa de los estudiantes en la
realidad social. Por lo anterior, se genera el intercambio de conocimientos y saberes a través de la
comunicación dialógica, que a su vez posibilita el debate y la confrontación de ideas; de esta
manera se desarrolla el pensamiento reflexivo y crítico. En resumen, en el abordaje de la
pedagogía del amor como fundamento de la educación emocional en la sociedad actual, es
fundamental la teoría dialógica de Freire en el abordaje de la afectividad, es esencial que los
actores socioeducativos aprendan a dialogar, escuchar y preguntar de forma espontánea; para que
se constituyan en un ejemplo a seguir en la sociedad.
La Sociedad Posmoderna Asediada por la Pandemia por el COVID-19
La crisis social como producto de la pandemia del COVID-19, ha producido una situación
histórica inédita, en consecuencia, la sociedad se enfrenta a un desafío civilizatorio sin
precedentes. Los fundamentos de la posmodernidad por primera vez experimentan con el
coronavirus la primera pandemia global. Este fenómeno genera la necesidad de repensar el
sistema sociocultural actual, porque implica transformaciones a las instituciones y estructuras
organizativas de las sociedades actuales. De acuerdo con Vitaller, Luquet y Marques dos Santos
(2020):
Esta epidemia, por sus características diferentes a la de sus antecesoras del siglo XXI
(AH1N1, Ébola, SARS), altera los fundamentos y bases sociales del sistema, ya que
trastoca lo rutinario, exige el aislamiento de la mayoría de los habitantes y la
paralización de un sector significativo de la economía (p. 2).

El aislamiento social como medida de prevención contra el COVID-19, afecta a todos los
ámbitos de la sociedad, por tanto, afecta a la educación y las relaciones sociales. En
consecuencia, perturba los fundamentos y bases sociales del sistema sociocultural actual, esto ha
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causado diversas situaciones cargadas de emocionalidad. En este sentido, según Ortega (2021)
“es inevitable no colegir que la humanidad ha tenido que reconocer que la rancia naturaleza,
inconquistable, cambiante, inaprehensible, se ha confrontado con la fragilidad y vulnerabilidad
que entraña la existencia humana” (p. 276). La crisis actual ha impactado el sentido de la
existencia en la sociedad posmoderna, mostrando la existencia humana sensible y débil antes los
embates de esta epidemia.
En el estudio de la pedagogía del amor como fundamento de la educación emocional en la
sociedad actual, se reflexiona sobre la pandemia del COVID-19, como vivencia que impacta el
sentido de la existencia del ser humano en la sociedad posmoderna, a partir del pensamiento de
Butler (2010), quien sostiene “Hablar de ‘ontología’ a este respecto no es reivindicar una
descripción de estructuras fundamentales del ser distintas de cualquier otra organización social o
política. Antes, al contrario, ninguno de estos términos existe fuera de su organización e
interpretación políticas” (p. 15). La pandemia del COVID-19, requiere una interpretación desde
lo social y lo político, porque afecta a la sociedad en general, por tanto, la ciudadanía amerita
atención desde lo educativo para hacer frente a los embates en todo el sistema sociocultural.
Para Butler (2006) “Venimos al mundo necesitados de una hospitalidad y esta condición
vulnerable no puede eludirse, no puede ser superada” (p. 44). Indudablemente, la sociedad actual
requiere fortalecer las relaciones sociales, por consiguiente, la educación debe propiciar el
encuentro entre docentes, estudiantes, familia y comunidad, con el fin de abordar situaciones
comunes caracterizadas por la angustia, el miedo o la frustración; por tanto, se requiere de la
educación emocional como experiencia dialógica que demanda el encuentro entre los sujetos e
implica la humanización.
Con el fin de profundizar sobre las condiciones humanas en la sociedad actual se abordan
los aportes de Bauman (2003) en cuanto a individualidad, tiempo/espacio, emancipación, trabajo
y comunidad. En cuanto a la individualidad, la relaciona con la noción de pluralidad. Enfoca la
individualidad como un factor esencial en el acontecer histórico de la sociedad líquida; realiza
proyecciones sobre el comportamiento social de los grupos de individuos caracterizados por su
diversidad. Retomando el ideario de Marx sobre el efecto de las clases dominantes, el autor
señala “tienden a ser las ideas dominantes (…) separaron lo plausible de lo implausible, lo
racional de lo irracional, lo sensato de lo insensato, y determinaron y circunscribieron el rango de
alternativas que debían limitar la trayectoria de la vida humana (p. 61). Desde esta perspectiva, la
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individualidad es generada por la fluidez de una sociedad que se ha mantenido bajo el dominio
del sistema capitalista, es decir desde un poder hegemónico. Los cambios experimentados por el
capitalismo permiten la potencialización de la individualidad de cada sujeto en la sociedad.
En el marco de la pandemia del COVID-19, según Preciado (2020) el sujeto no socializa, es
absolutamente individuo, es decir, prevalece la individualidad, asimismo, al llevar una máscara
prácticamente no tiene rostro, es decir pierde la identidad. Por ello, la pedagogía del amor como
fundamento de la educación emocional, aspira el acercamiento con el otro como proceso de
socialización que permite el reconocimiento, aceptación y seguridad socio afectiva a partir de la
unidad dialéctica entre lo cognitivo y lo afectivo.
En el ideario Bauman, (2003) la categoría de espacio/tiempo es una dimensión cultural y
filosófica, en este sentido, enfatiza la necesidad de tener presente que la mayoría de los hábitos
aprendidos para enfrentar la vida han perdido toda utilidad y sentido. Esta categoría se puede
recrear en la situación actual generada por la pandemia del COVID-19, donde los sujetos buscan
olvidar lo vivido y sienten incertidumbre hacia el futuro. De acuerdo con el autor la memoria del
pasado y la confianza en el futuro han sido, hasta ahora, los dos pilares de sustento de los puentes
morales entre lo transitorio y lo duradero, entre la mortalidad humana y la inmortalidad de los
logros humanos y entre la asunción de responsabilidad y la preferencia por vivir el momento.
Indudablemente, la sociedad actual requiere una reconfiguración estructural, es necesario
reconstruir el espacio y el tiempo educativo tanto en el ámbito institucional como en el familiar.
La educación en este momento histórico, demanda la revisión del valor de su espacio/tiempo
como dimensión cultural y filosófica, porque son tiempos diversos e incluso divergentes
(Bauman, 2007). Se considera viable a partir de la pedagogía del amor como fundamento de la
educación emocional, resignificar el espacio y el tiempo de estudio en diversos escenarios
educativos y familiares.
Respecto a la emancipación Bauman, (ob, cit.) explica como la liberación carece de un
sustento de masas. El autor desarrolla dos conceptos fundamentales para alcanzar esta liberación,
la libertad subjetiva y libertad objetiva. El concepto de la libertad subjetiva la expone desde la
necesidad de los individuos por vivir en esclavitud sintiéndose libres y por lo tanto no sienten la
necesidad de liberarse. El segundo concepto de libertad objetiva se fundamenta en que los
individuos les disgustan la idea de ser libres y bajo la presencia de los sufrimientos de la
liberación rechazan la idea de emancipación. En este sentido, la pedagogía del amor como
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fundamento de la educación emocional, busca la reconceptualización de la emancipación, como
proceso fundamental en la superación de situaciones adversas generadas por la pandemia del
COVID-19, el estudiante ha de transformase en un ser capaz de regular y enfrentar la
emocionalidad que limita su actuación como un ser social.
El trabajo como categoría de las condiciones humanas ha experimentado una
transformación en las sociedades modernas. Para Bauman, (ob. cit.) las sociedades pasaron de ser
productores a consumidores. En la crisis actual, el trabajo del docente se ha experimentado
cambios significativos, la infección docente-estudiante pasó de una relación directa a una relación
a través de medios tecnológicos, en consecuencia, el uso masivo de los medios de información y
tecnológicos convierte tanto al docente como al estudiante en un usuario/consumidor de los
medios de la educación virtual, transformado el ejercicio de la profesión docente. En la nueva
realidad, la interacción social demanda expresiones afectivas que generen una atmosfera de
seguridad y confianza, con el fin de enfrentar los retos de la educación.
En relación a la categoría comunidad, según Bauman, (ob, cit.) como continuación al
problema de identidad en las sociedades modernas, la comunidad liquida se caracteriza por el
“reacondicionamiento, la renovación, el reciclaje, la puesta en punto y la reconstitución
imparables, compulsivas y obsesivas de formas y estilos de vida” (17-18). En ese sentido, en la
actualidad la sociedad demanda la reconstrucción de la comunidad como un proyecto social para
garantizar la igualdad y los recursos, con el fin de atender los derechos humanos en el contexto
de la pandemia del Covid-19. En la nueva realidad, la comunidad educativa, la familia y la
sociedad exigen las mismas condiciones de igualdad y equidad educativa.

MATERIALES Y METODOS

Las orientaciones metodológicas de esta investigación muestran la forma en que se


realizó, es el cómo del estudio. Al respecto, Balestrini (2006), la define como “La instancia
referida a los métodos, las diversas reglas, registros, técnicas y protocolos con los cuales una
teoría y un método calculan las magnitudes de lo real” (p. 114). Al definir la metodología se
eligen los procedimientos a seguir, los cuales deben ser coherentes, con la finalidad de garantizar
el éxito de la investigación a partir del cumplimiento del objetivo planteado.

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La investigación se enmarca en la modalidad cualitativa, al respecto Hurtado y Toro,
(2010) afirman: “Su racionalidad se constituye a través de la experiencia hermenéutica buscando
el sentido y significado dentro de una historicidad específica, interpretativa y comprensiva” (p.
73). En ese sentido, el diseño de la investigación en un primer momento se apoya en el proceso
de documentación o revisión bibliográfica, llevado a cabo al inicio del estudio, por tanto, la
documentación constituye una fase de la investigación. En el presente artículo la revisión teórica
o estado del arte se construyó a partir de diferentes documentos, con el propósito de presentar la
información de mayor relevancia en el campo de estudio.

RESULTADOS

La pedagogía en los estudios de Lemus (1969); Ander-Egg, (2004); Picardos (2004);


Rodríguez, Ponce y Pibaque (2019); Husserl (1997), se devela como una ciencia social y
educativa, que integra las ciencias de la educación y otros saberes; tiene características
específicas, principios reguladores, categorías, su objeto de investigación es la formación y la
educación como fenómeno socio-cultural; coadyuva a identificar a través de la observación y la
experimentación el hecho educativo, con el propósito de estudiar, sistematizar y normalizar la
educación.
El amor en el pensamiento de Husserl (1997); Maturana (1987); Fromm, (1996); De
Zubiría (1999); Parrado (2013), se determina como una cualidad emocional inherente a los seres
humanos, confiere rasgos distintivos a la personalidad y es cimiento de la ética en la sociedad,
por tanto, ayuda a establecer y mantener la vida social; influye en el desarrollo de la subjetividad
desde el interés individual y colectivo, genera conocimiento a partir de experiencias o vivencias.
Desde la perspectiva de las ciencias sociales y de la educación, el amor como construcción
sociocultural propicia la capacidad de actuar con responsabilidad hacia sí mismo y hacia los
demás, por tanto, demanda un proceso de aprendizaje teórico-práctico de las teorías de la
percepción que confieren su significado científico.
La pedagogía del amor en los estudios de De Zubiría (2004); Ortiz (2006); Pérez (2014);
Passos (2014), determina como una teoría socioeducativa, enfoca el acto pedagógico desde el
afecto, la afectividad, la ternura, la esperanza, el deseo y la autonomía. Favorece la unidad de los
aspectos cognitivos y afectivos, esto genera atención a las necesidades individuales y del
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colectivo; cuyo objetivo es formar dentro, en y para la libertad personal; a través de la
comprensión, la tolerancia, el diálogo, la convivencia armónica y la felicidad lograr el desarrollo
equilibrado de la dimensión intrapersonal, conceptual, cultural e intelectual del estudiante, que
coadyuve en la transformación social.
En los aportes Piaget, (1972) y Claparéde, (1873-1940) citado en Piaget, (ob. cit), se
vislumbran el origen de la educación emocional, al relacionar la afectividad y el conocimiento;
Piaget establece que todo instinto humano se refleja en comportamientos complejos, por tanto los
sentimientos asignan un objetivo a la conducta y la inteligencia se limita a proporcionar los
medios, estos sentimientos rigen la conducta dando un valor a sus intenciones, por consiguiente,
se puede cambiar el propósito de la acción; como resultado el aprendizaje se construye con base a
acciones derivadas de la dimensión afectiva y cognitiva.
En las definiciones de Bisquerra, (2003 y 2006); Bisquerra y Pérez (2012), se devela que
la educación emocional es un proceso educativo, continúo y permanente, busca el desarrollo de
las competencias emocionales para dar atención a múltiples situaciones, tales como la prevención
del consumo de drogas, prevención del estrés, ansiedad, depresión, violencia, impulsividad,
agresividad, con el fin de establecer estrategias de regulación y adquirir competencias de
afrontamiento.
En los aportes de Bisquerra (2003) Chóliz (2005) Revee (2010) Gondim y Estramiana
(2010) Maureira y Sánchez (2011), se evidencian las emociones como un estado complejo del
organismo o fenómenos subjetivos, fisiológicos, funcionales y expresivos que reacciona en forma
adaptativa a los sucesos importantes de nuestras vidas a partir de una experiencia afectiva en
cierta medida agradable o desagradable; compromete tres sistemas de respuesta: cognitivo-
subjetivo, conductual-expresivo y fisiológico-adaptativo; permite el desplazamiento en relación
con el entorno, donde el amor tiene carácter social, por tanto, ayuda al reconocimiento y
aceptación del otro.
En los estudios de Habermas (1981 y 1990), se vislumbra la acción comunicativa como la
interacción bidireccional en dos o más sujetos a través del lenguaje y el accionar en el
establecimiento de relación interpersonal, con el fin de comprender y consensuar acciones; sus
categorías principales es la interacción, el lenguaje y la acción. A partir del concepto de mundo
propone construir la racionalidad comunicativa, donde establece la interacción entre lo objetivo,

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lo social y lo subjetivo; los actos de habla se constituyen en el medio para estructurar las acciones
intencionadas de las personas a través de la argumentación racional.
En el ideario de Freire (1972), se revela en la acción dialógica el abordaje de la pregunta
enmarcada en el diálogo, por tanto, el estudiante asume un rol protagónico y conjuntamente con
el docente problematiza en la práctica educativa, donde pone en práctica tanto la razón, como la
pasión, los sentimientos, los deseos y el amor como el principio esencial del aprendizaje, con el
fin construir conocimientos con pertinencia social que contribuyan en la trasformación del
contexto social.
Los aportes de Butler (2006 y 2010); Vitaller y otros (2020); y Ortega (2021), develan la
necesidad de repensar desde lo social y lo político el sistema sociocultural actual en la sociedad
posmoderna asediada por la pandemia por el COVID-19, porque esta crisis ha expuesto la
sensibilidad y débil de la existencia humana antes los embates de esta epidemia. Asimismo, se
determina que es esencial considerar el abordaje de las condiciones humanas en la sociedad
actual partir de las categorías: individualidad, tiempo/espacio, emancipación, trabajo y
comunidad propuestas por Bauman (2003 y 2006).
La expresión del sujeto desde la individualidad, dado que ha dejado de socializar, además,
tiende a perder la identidad social, en consecuencia, la situación actual demanda repensar el
sistema sociocultural, porque se requiere transformar las instituciones y estructuras organizativas
de las sociedades actuales, porque están cargadas de emocionalidad negativa, develando la
fragilidad y vulnerabilidad que entraña la existencia humana, por tanto, se requiere una
interpretación desde lo social y lo político, porque afecta a la sociedad en general; donde la
educación propicie el encuentro social con el fin de abordar situaciones comunes que generan
angustia, miedo o frustración. En cuanto a la categoría de espacio/tiempo como dimensión
cultural y filosófica. Se requiere resignificadar en los diversos escenarios educativos y familiares.
Asimismo, la reconceptualización de la emancipación, como proceso fundamental en la
superación de situaciones adversas generadas por la pandemia del COVID-19. Es insoslayable la
revisión de la categoría trabajo, como base de la caracterización de las condiciones laborales del
docente, esto podrá generar una atmosfera de seguridad y confianza, como elemento necesario
para enfrentar los retos de la educación. La categoría comunidad es fundamental su abordaje para
determinar las condiciones de igualdad y equidad educativa.

Autora: Marta Elena Sánchez Martínez. Doctora en Ciencias Pedagógicas, Directora del Eje
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CONCLUSIONES

La pedagogía se define como una ciencia integradora, en lo social y educativo, se sustenta


en un sistema categorial, con principios, cuyo objeto de estudio se centra en la formación y
educación como fenómeno socio-cultural, en consecuencia, emerge de la experiencia, es decir,
proviene de las vivencias, por tanto, está conformada por rasgos distintivos de las
intencionalidades educativas en la actuación pedagógica de los docentes. Se vislumbra que el
amor tiene dos características esenciales: como revelador de la individualidad personal y como
elemento esencial de la comunidad ética, por tanto, propicia la capacidad de actuar con
responsabilidad hacia sí mismo y hacia los demás.
La pedagogía del amor como una teoría socioeducativa centra su accionar en la
afectividad desde el enfoque humanista, considera al docente como un ser biopsicosocial con
potencialidades y necesidades, que requiere de aceptación y visibilizacion, atención cognitiva y
afectiva, con la finalidad de lograr la formación de ciudadanos con ideas fundamentadas en la
libertad personal, mediante expresiones de afecto que permiten el desarrollo de la dimensión
emocional, cognitiva, social y cultural para impulsar la transformación de la realidad.
La educación emocional tiene su origen en relación establecida entre afectividad y
conocimiento, por tanto, los sentimientos influyen directamente en la conducta, en consecuencia,
en el aprendizaje se da la unidad entre la dimensión afectiva y la cognitiva. Por consiguiente, se
define como un proceso educativo implementado de forma continua y permanente, con el
objetivo de desarrollar competencias emocionales en los estudiantes para que logren el desarrollo
de estrategias de autorregulación y enfrentar diversas situaciones tanto positivas como negativas.
En este sentido, las emociones regulan la reacción ante estas situaciones mediante los sistemas
cognitivo-subjetivo, conductual-expresivo y fisiológico-adaptativo, donde juega un papel
preponderante el amor como categoría social.
La Teoría de la Acción Comunicativa de Habermas y la Teoría de la Acción Dialógica de
Freire, contribuyen en la interacción socioeducativa mediante la comunicación dialógica; en la
educación la comunicación dialógica juega un papel fundamental en la socialización a través de
la interacción, el lenguaje y la acción, propicia el rol activo y protagónico del estudiante, implica
vivencias enriquecedoras porque favorece el compartir e intercambio de conocimientos

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significativos y con pertinencia social en un contexto sociocultural que contribuye en la
construcción de saberes y conocimientos para la transformación personal y de la comunidad.
La sociedad posmoderna asediada por la pandemia por el COVID-19, demanda
reconceptualizar el sistema sociocultural actual desde lo social y lo político, con el fin de dar
atención a las condiciones humanas partir de las categorías: individualidad, tiempo/espacio,
emancipación, trabajo y comunidad. En la categoría individualidad es necesario revisar el tránsito
de lo individual a la socialización del individuo a través del encuentro social, con el fin de
abordar situaciones comunes que generan angustia, miedo o frustración; la categoría de
espacio/tiempo como dimensión cultural y filosófica, se necesita resignificadar en los diversos
escenarios educativos y familiares. La categoría emancipación exige la reconceptualización como
proceso esencial en las acciones para superar la crisis generada por la pandemia del COVID-19.
En la categoría trabajo se precisa su revisión con el fin de caracterizar las condiciones laborales y
brindar atención socioafectiva. La categoría comunidad requiere su revisión con el objetivo de
determinar condiciones de igualdad y equidad educativa.

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Autora: Marta Elena Sánchez Martínez. Doctora en Ciencias Pedagógicas, Directora del Eje
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msanchez.martaelena@gmail.com.

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