La Metafísica en Aristóteles

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La metafísica en Aristóteles

Enrique Medina Miranda


Historia de la filosofía griega clásica

Todos los hombres tienen por naturaleza el deseo de saber". Con estas
palabras se inicia el libro primero de la Metafísica de Aristóteles.
Ese deseo de saber termina en la adquisición de la sabiduría que consiste,
para Aristóteles, en el conocimiento de las causas y los principios del ser.

La preocupación metafísica de Aristóteles es a la vez crítica, con respecto a la


de Platón, y constructiva, puesto que se propone una nueva sistematización Y
la razón es que la vista, mejor que los otros sentidos, nos da a conocer los
objetos, y nos descubre entre ellos gran número de diferencias 1.

En cambio platón afirmaba que las causas metafísicas del mundo sensible.
Éstas últimas se hallan más allá de lo humano, subsisten en otro plano, en otra
esfera, si se quiere, en el mundo de las ideas. Y es imitando o copiando los
modelos inmateriales (o ideas), pues, como el mundo físico ha sido constituido
por parte del Demiurgo. De este modo, la realidad suprasensible formada por
las ideas es la causa última de todo lo que existe y percibimos. Desde las
estrellas a los átomos, cualquier objeto físico o proceso mental tiene su
procedencia en el mundo de las ideas.

Ese conocimiento es el objeto de la metafísica, de la ciencia de las primeras


causas y principios del ser, el conocimiento del ser "en cuanto ser", el
conocimiento de la causa última de la naturaleza y de la realidad. La Metafísica
es para Aristóteles una ciencia que no investiga zonas particulares del ente,
sino que estudia el ente general.

Aunque Aristóteles no reduce la filosofía a la física, ya que afirma la existencia


de seres no sensibles (esencias), sí renuncia al carácter trascendente y
separado de las ideas, ya que éstas, en última instancia, deben explicar los
1
Aristóteles, Metafísica, libro I, pp., 6, Ed, Porrua
acontecimientos y seres del mundo en que vivimos, si se quiere construir una
ciencia que nos corresponda y no sólo una idea de la ciencia.

Esto tiene unas implicaciones muy profundas para platón en nuestro


entendimiento del mundo. Necesitamos una explicación suprasensible de lo
existente porque la física, la ciencia, no nos puede dar respuesta a todo; las
causas físicas definen y esclarecer el ámbito natural, pero ¿cómo explicar una
causa no física? Por ejemplo, si nos hallamos en lo alto de una montaña
podremos inferir que han sido nuestras piernas y brazos, el cuerpo, quien nos
ha llevado hasta allí. Sabremos el cómo, pero no el por qué. La causa de estar
allí radicará en algo muy diferente (nuestra voluntad, un rescate, un trabajo9

Así, Platón diferencia y dispone de dos planos de ser, separados pero


conectados; la realidad material que percibimos es el efecto de una causa no
material. Estos dos planos son el fenoménico, el plano visible, de los sentidos,
y el inteligible, accesible tan sólo por la mente. Ambos planos permiten explicar
y analizar toda acción, toda causa, lo cual es un paso adelante en relación a las
tesis monistas de Parménides y Heráclito y su confrontación.

Los animales reciben de la naturaleza la facultad de conocer por los sentidos.


Pero este conocimiento en unos no produce la memoria; al paso que en otros
la produce. Y así los primeros son simplemente inteligentes; y los otros son
más capaces de aprender que los que no tienen la facultad de acordarse. La
inteligencia, sin la capacidad de aprender, es patrimonio de los que no tienen la
facultad de percibir los sonidos, por ejemplo, la abeja 2, y los demás animales
que puedan hallarse en el mismo caso.

La capacidad de aprender se encuentra en todos aquellos que reúnen a la


memoria el sentido del oído3. Mientras que los demás animales viven reducidos
a las impresiones sensibles4 o a los recuerdos, y apenas se elevan a la

2
JAEGER, Werner, Aristóteles. Bases para la historia de su desarrollo intelectual, Ed Fondo
Cultura Económica,
3
MARTINO, Eutimio, Aristóteles. El alma y la comparación, Ed,Gredos,
4
ARISTOTELES, Metafísica, Ed. Iberia,
experiencia, el género humano tiene, para conducirse, el arte y el
razonamiento.

El concepto de ente para Aristóteles, corresponde, pues, a la sustancia


primera, es decir, el ser concreto, individual, independiente. La sustancia es
aquello que ni se predica de un sujeto ni está en un sujeto. Es el último sujeto
de predicación y el fundamento del ser de los accidentes.

La sustancia responde, pues, a una forma de la mente, como un último sustrato


predicacional. Pero (la sustancia es algo más que una mera forma mental); el
ser también es mirado con arreglo al esquema formal de la predicación, ese es
el camino ontológico. La experiencia nos da dos clases de ser:: el que sólo
existe si se apoya en otro el accidente, y el ser que existe en sí mismo, con una
cierta subsistencia propia; es el propio y esencial ser, es la sustancia. Al
hallarse los accidentes en la sustancia ésta será lo permanente frente a lo
variable, lo inteligible y nouménico frente a lo aparencial y fenoménico.

Todo esto, sin embargo, no nos explica aún el origen y fundamento de este
existir independiente. El ser en sí no equivale a un ser por sí. La distinción
entre el accidente y la sustancia no responde a la consideración del
fundamento último del ser, sino a la consideración de la forma de existir del
mismo ser.

Esta distinción la mantiene Aristóteles como evidente por sí misma. Si nuestro


lenguaje y nuestro pensamiento nos llevan a admitir este sustrato es porque,
con plena evidencia, en eso mismo están en consonancia con el ser y la
estructura del ser. Espíritu y ser se corresponde.

Lo que pretende con la metafísica es llegar a saber "de los principios y de las
causas primeras". Aborda los temas de la metafísica en lo que él llama
"filosofía primera", ciencia que considera el ser en cuanto ser. Por ocuparse de
las primeras y verdaderas causas, puede ser considerada igualmente ciencia
de lo divino.
Aristóteles rechaza la teoría platónica de las Ideas separadas de los entes de
este mundo. Lo verdaderamente existente no son los "reflejos" de las Ideas,
sino los entes individuales, captados por la inteligencia y en los que reside el
aspecto universal. En todo ser se da la sustancia y el accidente (cualidad que
no existe en sí misma sino en la sustancia). Las sustancias sensibles se hallan
constituidas por dos principios: materia, que dice de qué está hecha una cosa,
y forma, disposición o estructura de la misma.

La teoría de las ideas tampoco cumple su función explicativa de la realidad,


porque ellas, en su eternidad inmóvil son incapaces de explicar la existencia
del movimiento y del cambio de los seres, y mucho menos, de ser causa de
ellos. Efectivamente, al platonismo se le presenta el siguiente problema: si las
ideas son eternas e inmóviles, cómo dan razón de los cambios y movimientos a
los que están sometidos los seres de este mundo, sobre todo teniendo en
cuenta que éste mundo nuestro no es más que una copia

Las ideas, supuso Platón en una de sus muchas revisiones de esta teoría,
están jerarquizadas entre sí. Forman una especie de pirámide en cuya cima se
halla la idea del Bien, la idea Suprema.

Toda idea verdadera participa del Bien, y este supone la causa y la


comprensión de todas ellas. Hay tantas ideas como realidades distintas hay en
el mundo sensible; por esto, toda idea mental propia, concepto o pensamiento,
ya sea moral, estético, matemático o filosófico, así como todo cuerpo u objeto,
presentan su contrapartida en el mundo suprasensible.

No obstante, las ideas platónicas son mucho más 'reales' que aquello a lo que
nosotros denominamos como tal, porque aquellas son la causa y la posibilidad
del mundo físico. Aquellas existen por sí mismas, independientes, pero este no
tendría lugar sin ellas, es dependiente directo de su existencia

La teoría de las Ideas de Platón supone, por una parte, una superación
completa del escepticismo de los sofistas, porque se propone la existencia de
un conocimiento verdadero, al que podemos acceder inteligiblemente. Y, por
otra, una abolición del relativismo ético de Protágoras, pues también existen
nociones morales universales. Asimismo, esta teoría sugiere la posibilidad de
construir un estado perfecto, de modo que la política pueda participar de la
excelencia del mundo suprasensible.

Aristóteles asegura que es imposible que las esencias de las cosas estén
separadas de las cosas mismas5.

Por ello, las esencias (que otorgan la necesidad y permanencia que lo sensible
no posee) deben ser inmanentes a las cosas mismas si queremos reconocerlas
como tales y que cumplan su función: determinar a las cosas a ser esto o lo
otro. Si las ideas se encontraran separadas no podrían determinar a las cosas
de ninguna manera, por ser trascendentes a ellas. Además, los conceptos
platónicos de imitación y participación tampoco explican realmente nada y
añaden mayor confusión al asunto.

Para explicar el cambio se vale de las nociones de acto y potencia,


determinaciones primeras del ser. Ahora bien, con estas dos nociones
sabemos cómo suceden los cambios o movimientos, pero no sabemos por qué.
Esto lo conocemos mediante las razones o causas del cambio, que Aristóteles
concretiza en cuatro: causa material, causa formal, causa eficiente y causa
final.
En los hombres la experiencia proviene de la memoria. En efecto, muchos
recuerdos de una misma cosa constituyen una experiencia. Pero la experiencia
al parecer se asimila casi a la ciencia y al arte. El arte comienza, cuando de un
gran número de nociones suministradas por la experiencia, se forma una sola
concepción general que se aplica a todos los casos semejantes.

En la práctica la experiencia no parece diferir del arte, y se observa que hasta


los mismos que sólo tienen experiencia consiguen mejor su objeto que los que
poseen la teoría sin la experiencia. Esto consiste en que la experiencia es el
conocimiento de las cosas particulares, y el arte, por lo contrario, el de lo
general Ahora bien, todos los actos, todos los hechos se dan en lo particular.
5
URMENETA, Fermín. Introducción a la metafísica de Aristóteles, Ed. Rauter,
Porque no es al hombre enfermo es el que cura al medico, sino
accidentalmente,

Luego si alguno posee la teoría sin la experiencia, y conociendo lo general


ignora lo particular en él contenido, errará muchas veces en el tratamiento de la
enfermedad. En consecuencia, lo que se trata de curar es al individuo. Sin
embargo, el conocimiento y la inteligencia, según la opinión común, son más
bien patrimonio del arte que de la experiencia, y los hombres de arte pasan por
ser más sabios que los hombres de experiencia, porque la sabiduría está en
todos los hombres en razón de su saber. El motivo de esto es que los unos
conocen la causa, y los otros la ignoran.

Aristóteles no se separa del todo de su maestro: al igual que Platón, admitirá la


existencia de seres no sensibles, las esencias, pero esta vez inmanentes
(inoculadas) dentro de las cosas singulares como su "forma" para formar, junto
con la materia, un compuesto unitario: la sustancia.

En ello consiste la teoría hilemórfica de Aristóteles: introducir el mundo ideal


platónico dentro de nuestro propio mundo, como un elemento de éste, sin que
perdamos nuestra unidad. Esto tiene la ventaja de que podemos hacer ciencia
de lo que es inmutable y universal sin perdernos en las alturas 6: solo hay
ciencia de las esencias, pero éstas se encuentran en las cosas mismas: lo
universal se halla sub-sumido en lo particular en un vínculo íntimo que nos
permite la unidad del hombre con la naturaleza y el privilegio de su
conocimiento.

Ahora bien: Aristóteles no se queda en la sustancia primera, avanza un paso


más y se pregunta “qué es aquello que hace que la sustancia primera sea lo
que es”. En otras palabras: viene como a suponer una esencia de la esencia. El
individuo Sócrates, es el fundamento, como sustancia, de todos los fenómenos
vinculados a él. Pero ¿qué es propiamente esta misma sustancia Sócrates?
Responde: Sócrates es hombre. Es decir, viene a entender ahora lo que es

6
MARTINO, Eutimio, Aristóteles. El alma y la comparación, Ed,Gredos
Sócrates desde lo general, desde la especie. Esto universal y específico
constituye su ser esencial: es la sustancia segunda

Y esta sustancia es para Aristóteles, en cuanto a la naturaleza o según la


naturaleza, algo anterior o más conocido. Aparece de nuevo una idea
fundamental: “el universal se declara más importante que el singular” 7, ya que
el individuo, ahora, ha de ser entendido desde el universal. Aristóteles no se ha
desprendido aún de todo el platonismo. Si bien es cierto que introduce en
contra de Platón la sustancia primera como ser primariamente tal, también es
cierto que luego pone el fundamento de ella en la sustancia segunda y vuelve a
ser platónico.

Detrás de todos los fenómenos está siempre, como alma del acontecer, la
forma. Con ello reincidimos de nuevo en el "eidos" platónico. De hecho, en
efecto, es éste el papel que desempeña la forma aristotélica, pues la forma
determina la esencia, tanto en el orden lógico como en el ontológico. Es el ser
auténticamente tal. Y también para Aristóteles son eternas les formas. Solo
que, para él, la forma es inmanente al ser corporal, no separado del mundo
visible. De esta forma, la realidad del mundo no esta ya en la idea; es la idea le
que está ya en el mundo.

La forma no aparece en su universalidad descarnada, sino en su concreta e


individual realización. La que actúa en el mundo no es la sustancia segunda
como en Platón, sino la sustancia primera. Aunque la forma tenga en sí el
principio de la actividad, no la ejercita sino en virtud de su real vinculación al
espacio y al tiempo.

Al establecer la Metafísica como la ciencia que contempla el "Ente en cuanto


ente", Aristóteles quiere significar con esto el conocimiento del ser en cuanto tal
y, conocer el ser en cuanto tal puede significar tres cosas un tanto diferentes:
en primer lugar, la noción abstracta de ser, concebida en sí misma y con sus
propiedades inherentes, tales como por ejemplo, la auto identidad y la

7
resistencia a la contradicción. Así es como entendido, por lo tanto el ente sería
el objeto formal de la Metafísica.

Aristóteles acaba de sentar las bases de la Metafísica como aquella ciencia


que estudia el Ente en cuanto que ente, no se separa en este descubrimiento
sino que añade un imperativo de carácter universal, pues, afirma que todos los
seres se parecen por su común relación de dependencia con respecto a una
naturaleza única, y no dependiente.

Sin embargo, después de haber afirmado esta universal analogía, lo más


importante hubiera sido deducirla de su principio. Ahora bien, al negarse a
fundar como lo hace Platón sobre las relaciones matemáticas lo que hay de
inteligible en la cualidad, al aislar, como lo hace, la forma y el acto sin cuidarse
de establecer la transición sino la astrológica entre lo inteligible y lo sensible, el
cualitativismo de Aristóteles hace desaparecer toda posibilidad de representar
la existencia de las cosas sensibles, su jerarquía de perfección y su devenir,
aunque lo haga de manera distinta que en los términos del empirismo puro.

Por consiguiente, tenemos que la Metafísica se ocupa del ser 8, y, lo estudia


ante todo en la categoría de substancia , no es la de ser accidental, que no es
objeto de ciencia, ni lo estudia tampoco en su aspecto de verdadero, puesto
que la verdad o falsedad existen sólo en el juicio y no en las cosas.

Después de haber establecido que la Metafísica, es una ciencia perfectamente


unitaria, Aristóteles se apresura en señalar un rasgo fundamental de la
Metafísica, pues, si la Filosofía tiene tantas partes cuales son las substancias,
entonces, habrá, necesariamente, una Filosofía primera -Metafísica- y otra,
Filosofía segunda, o más propiamente, Filosofías segundas (lo que hoy día, en
cierta manera, llamaríamos ciencias particulares), que están subordinas a
aquélla

Ahora bien, no todo lo aparente es verdadero, porque, aunque la sensación no


sea falsa (al menos la del objeto propio), la fantasía no se identifica con la
8
ARISTÓTELES, Metafísica libro, IV Ed, porrua
sensación, y, si sólo existe lo sensible, no existiría nada si no existieran los
seres animados, pues no habría sensación, ya que, además de la sensación,
existe algo anterior a ella y obviamente este algo será el sujeto que produce tal
o cual sensación, pues, por naturaleza es anterior lo que mueve que aquello
que es movido. Pienso, que con esto, Aristóteles, no está haciendo otra cosa
que demostrar, una vez más, la contingencia del mundo sensible y, por ello, su
sometimiento al cambio, es decir, todas las cosas sensibles, están sometidas al
movimiento.

En efecto, no se puede decir que son verdaderas simultáneamente


afirmaciones opuestas, puesto que irremediablemente uno de los contrarios es
privación de sustancia, y la privación es la negación de algo.

Además, si no hubiese verdad o mentira dentro de los términos de una


contradicción no habría cambio "pues se cambia desde lo no bueno hacia lo
bueno o desde esto hacia lo no bueno", por el contrario, si se dice que todo es
verdad o mentira, todo será bueno o no bueno, por ejemplo, y, esta conclusión
no puede ser aceptada por nuestro entendimiento.

En último término hay que determinar qué significa lo verdadero y lo falso, y, lo


verdadero, no es otra cosa que negar lo falso, por tanto, sólo una de las dos
partes de la contradicción será falsa y la otra verdadera.
Para terminar, Aristóteles vuelve a hacer mención a ese Motor inmóvil que
siempre mueve todas las cosas y que, a su vez, no es movido por nada.

Bibliografía

1. Aristóteles, Metafísica, libro I, pp., 6, Ed, Porrua


2. JAEGER, Werner, Aristóteles. Bases para la historia de su desarrollo
intelectual, Ed Fondo Cultura Económica
3. MARTINO, Eutimio, Aristóteles. El alma y la comparación, Ed,Gredos
4. ARISTOTELES, Metafísica, Ed. Iberia
5. URMENETA, Fermín. Introducción a la metafísica de Aristóteles,
Ed. Rauter
6. ARISTÓTELES, Metafísica libro, IV Ed, porrua

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