RODRÍGUEZ RUIZ, DANIELA DEL CARMEN. Evangelium Vitae
RODRÍGUEZ RUIZ, DANIELA DEL CARMEN. Evangelium Vitae
RODRÍGUEZ RUIZ, DANIELA DEL CARMEN. Evangelium Vitae
EVANGELIUM VITAE:
CAPÍTULO I
Han aparecido entre nosotros cada dia mas formas nuevas, crueles e
inhumanas de destrucción, dotadas de potencial mortífero enorme y creciente,
que configuran la cultura de la muerte vista desde la iglesia. Solo dios es el
encargado de la vida, desde su comienzo hasta su final, por lo tanto, nadie puede
atribuirse el derecho de matar de un modo directo a otro ser humano inocente. La
vida humana tiene un carácter sagrado e invaluable, en el que se refleja la obra
creada por el Señor. Matar a un ser humano en el que está presente la imagen de
Dios es un pecado particularmente grave.
La intención de estas palabras escritas por Juan Pablo II, es el de ser una
confirmación precisa y firme del valor de la vida humana y de su carácter
invaluable, pero al mismo tiempo, es una llamada de esperanza, a defender,
respetar, amar y servir a la vida. Casi todo el libro está lleno de pasajes del génesis
que no hacen ver el interrogatorio que le hace dios a Caín luego de haber matado
a Abel, en este deja bien claro que no fue Dios quien hizo la muerte, ni se recrea
tampoco en la destrucción de los vivientes, sino todo lo contrario fue creado todo
para la vida, pero la muerte entra de un modo violento a través de la historia de
estos dos hermanos.
En un mundo tan descontrolado como en el que estamos viviendo hoy, el
cristiano fácilmente puede contagiarse de esta atmósfera que tan dañada ha
dejado a nuestra sociedad, y caer en el circulo vicioso en el que, perdiendo el
sentido de dios, se tiende a perder el sentido del hombre, de su dignidad y de su
vida. Solo delante de dios el hombre puede reconocer su pecado, y percibir toda
su gravedad.
Continúan recitando que el ser humano debe ser respetado y tratado como
persona desde el instante de su concepción y, por eso, a partir de ese momento
se le deberían reconocer sus derechos como persona, también se dice que el uso
de fetos y embriones humanos como objeto de experimentación constituye un
delito en consideración a su dignidad de seres humanos. Se habla también de las
técnicas de diagnóstico prenatal, que son moralmente licitas cuando están
exentas de riesgos desproporcionados para el niño o la madre, y están orientadas
a posibilitar una terapia precoz o favorecer una aceptación del niño por nacer.
Otro tema de suma importancia que se toca en este capítulo del Evangelium
es el de la eutanasia, que se entiende como la acción de voluntariamente causar
la muerte. El hombre, rechazando u olvidando su relación fundamental con Dios,
cree ser crítico y norma de sí mismo y piensa tener el derecho de pedir incluso a
la sociedad que le garantice posibilidades y modos de decidir sobre la propia vida
en plena y total autonomía.
Aquí se explica que existe la obligación moral de curarse y hacerse curar,
pero esta obligación se debe valorar según las situaciones concretas; es decir,
hay que examinar si los medios terapéuticos a disposición son objetivamente
proporcionados a las perspectivas de mejoría. La eutanasia es una grave violación
a la ley de Dios, en cuanto a la eliminación deliberada y moralmente inaceptable
de una persona humana.
En este capítulo se resume más que todo en el eclipse actual del sentido de
Dios y del hombre, el libertinaje que este puede tener que atentan contra la vida
de todos en general por las causas ya dichas anteriormente. Es una defensa de
la vida humana en todos sus aspectos. Confirmando así que todo ser humano
tiene un valor inviolable es en la cual Jesucristo llama a todos a escoger la vida
por encima de la muerte.