2 El Increíble Cerebro Adolescente y La Educación
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Iliana Tamara Cibrián Llanderal , Marcos Adrián Pérez Hernández
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Instituto de Neuroetología, Universidad Veracruzana
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Doctorado en Neuroetología, Instituto de Neuroetología, Universidad Veracruzana
Resumen
El cerebro humano pasa por un largo período de desarrollo. Si bien el cerebro cambia
desde la gestación y durante la niñez, existen cambios muy importantes durante la
adolescencia, etapa en la que los cerebros son más capaces de cambiar que los adultos
y, a diferencia de los niños, los adolescentes tienen una mayor capacidad para moldear
el desarrollo del cerebro. Las mayores habilidades de procesamiento de información y
la sensibilidad social durante la adolescencia también hacen que este sea un momento
de mayor capacidad para interactuar el mundo social, el cual es muy complejo. El artículo
describe estos cambios cerebrales y cómo los entornos educativos pueden fomentar el
desarrollo del cerebro y optimizar los entornos de aprendizaje durante la adolescencia.
Abstract
The human brain goes through a long period of development. Although the brain changes
from gestation and during childhood, there are important changes during adolescence, a stage
in which brains are more capable of change than adults, and, unlike children, adolescents
have a greater capacity to shape brain development. Increased information processing skills
and social sensitivity during adolescence also make this a time of increased ability to interact
with the social world, which is very complex. The article describes these brain changes and
how educational settings can foster brain development and optimize learning environments
during adolescence.
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Año I, Núm. 2. Aprendizaje y cerebro: miradas desde la innovación, marzo 2023.
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Introducción
Hasta la década de los ochentas, la adolescencia se consideraba poco más que un período
transitorio antes de la edad adulta, se le atribuía únicamente a las hormonas y factores
sociales externos. Investigaciones en los años posteriores han demostrado lo contrario,
la adolescencia es el período de la vida que a menudo comienza con cambios en el
cuerpo relacionados con la pubertad, pero el cerebro también está cambiando durante
este tiempo y continúa cambiando incluso después de que terminamos la adolescencia,
prácticamente hasta pasados los 20 años (Mills, Goddings, Herting, Meuwese, Blakemore,
Crone, Dahl, et al., 2016). Estos cambios en el cerebro se reflejan en los cambios en el
comportamiento que, a menudo, podemos ver durante la adolescencia, como el deseo
de explorar, formar nuevas relaciones y navegar en nuestro cambiante mundo social.
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Es así que, los estudios de imágenes cerebrales han demostrado que el cerebro se
reorganiza en la adolescencia. Debido a que nuestros cerebros están cambiando
tanto, nuestras experiencias en la adolescencia pueden ayudar a dar forma a la
organización del cerebro. Al participar en ciertos patrones de comportamiento, estamos
fortaleciendo ciertos patrones de actividad cerebral, esto hace posibles saltos en el
desarrollo intelectual y emocional durante la adolescencia (Lenroot y Giedd, 2006).
Por otra parte, los comportamientos típicos que vemos durante la adolescencia, como pensar
en otras personas y tomar decisiones, se relacionan con ciertos patrones de actividad cerebral
entre regiones funcionalmente conectadas en el cerebro. No todos los adolescentes tienen
la misma organización cerebral, y no todos se involucran en los comportamientos típicos,
la forma en que los individuos difieren en sus patrones de actividad cerebral puede relacionarse
con diferencias en el comportamiento. La comprensión de estas diferencias puede ayudar a
los adultos a decidir cuándo intervenir. El alejamiento de una niña de 15 años de los gustos
de sus padres en cuanto a ropa, música o política puede ser una fuente de consternación
para mamá y papá, pero no indica una conducta desadaptada o un riesgo en la salud mental.
La propensión de los adolescentes de 16 años a andar en patineta sin casco o a aceptar
desafíos arriesgados de amigos no es trivial, pero es más probable que sea una manifestación
de pensamiento a corto plazo y presión de grupo que un deseo de lastimarse. Sin embargo,
otras acciones exploratorias y agresivas pueden ser señales de alerta, saber más sobre
el cerebro adolescente nos ayudará a todos a aprender a separar el comportamiento
inusual que es apropiado para la edad del que podría indicar una enfermedad.
Tal conciencia podría ayudar a la sociedad a reducir las tasas de adicción adolescente,
enfermedades de transmisión sexual, accidentes automovilísticos, embarazos no
deseados, deserción escolar, etc.
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que envuelve y aísla el axón que es una prolongación que se extiende desde el cuerpo de
la neurona y que está en contacto con células nerviosas, por la cual viajan los impulsos
nerviosos (Spear, 2013). La mielinización (formación de esta capa de grasa) tiene lugar
desde la niñez hasta la edad adulta y acelera significativamente la conducción de los impulsos
nerviosos entre las neuronas. Aunque la mielinización comienza temprano en la vida y
continúa hasta la edad adulta, su producción aumenta notablemente durante la adolescencia
lo que acelera el flujo de información a través de regiones distantes y magnifica su impacto.
Los axones mielinizados transmiten señales hasta 100 veces más rápido que los no
mielinizados (Markham y Greenough, 2004).
La mielinización también acelera el procesamiento de información del cerebro al ayudar
a que los axones se recuperen rápidamente después de dispararse para que estén listos
para enviar otro mensaje. Un tiempo de recuperación más rápido permite un aumento de
hasta 30 veces en la frecuencia con la que una neurona determinada puede transmitir
información. Investigaciones recientes están revelando otro papel más matizado para la
mielina. Las neuronas integran información de otras neuronas, pero solo se activan para
transmitirla si la entrada supera un determinado umbral eléctrico. Si la neurona dispara, esa
acción inicia una serie de cambios moleculares que fortalecen las sinapsis entre esa neurona
y las neuronas de entrada.
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y de comunicación, además de ver los proyectos desde diferentes perspectivas.
De manera tradicional, las mesas y las sillas en salón de clases se encuentran distribuidas
en largas filas rectas, lo que puede ocasionar que los estudiantes se sientan socialmente
aislados, ya que sólo pueden ver a los compañeros de clase desde atrás o de lado.
Este tipo de disposición de los escritorios y las sillas se puede cambiar para acoger la
colaboración y el aprendizaje. Una de las disposiciones que funcionan para mejorar el entorno
del aula es experimentar con nuevos arreglos como son los círculos pequeños. Además de
respetar la motivación social inherente a la adolescencia, la reorganización del mobiliario del
salón de clases puede ayudar con la ansiedad social, porque podría ser más fácil acercarse y
hablar con otros estudiantes del grupo (Mills y Anandakumar, 2020).
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caminos para obtener la respuesta correcta, probar diferentes estrategias de estudio. Al
escribir, por ejemplo, los estudiantes crean primero y luego editan. En matemáticas, los
estudiantes intentan resolver problemas ya sea que sientan que están listos para hacerlo
o no, luego revisan esos problemas para ver si podrían haber hecho algo diferente.
Referencias
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