Novela
Novela
Novela
Características
Las características que permiten diferenciar una novela de otro género literario son las siguientes:
Aquí radica la diferencia con el cuento y el relato. Existe una zona difusa entre cuento y novela que no es
posible separar en forma tajante. A veces se utiliza el término nouvelle o novela corta para designar los
textos que parecen demasiado cortos para ser novela y demasiado largos para ser cuento; pero esto no
significa que haya un tercer género (por el contrario, duplicaría el problema porque entonces habría dos
límites para definir en lugar de uno).
Finalidad
Dependiendo del objeto de la narración puede tener dos fines muy específicos
Difundir las vivencias, inquietudes y las ideas del autor con la finalidad de influir alguna
manera en la sociedad a la cual va dirigida.
Difundir costumbres, forma de vida y las aspiraciones de un grupo social determinado.
Elementos esenciales
La acción: Es la narrativa de los acontecimientos que suceden en la historia:
La introducción: Es la parte inicial de la narrativa donde se anuncia el tema e inicia el
desarrollo de los conflictos o presenta a los personajes con sus características físicas y
psicológicas. Además, describe el ambiente.
El nudo: Es la parte central de la narrativa donde se enlazan los conflictos o acciones
para alcanzar un punto máximo.
El desenlace: Esta es considerada como la parte final, debido a que los conflictos o
acciones de la narrativa después de haber alcanzado un punto máximo desencadenan
acciones que pueden ser feliz o infeliz, lo que dependerá del objeto planteado en la
narrativa.
Los personajes: son los que desarrollan la acción:
Los personajes principales: Son los protagonistas, los que conducen las acciones, y la
narrativa se desenvolverá alrededor de los mismos.
Los personajes secundarios: Son los que apuntalan la historia de los personajes
principales con sus propias historias.
Los personajes de relleno, fugaces o terciarios: Son todos aquellos que aparecen en la
narrativa con una función poco importante, y desaparecen.
El ambiente: Es el lugar donde se mueven los personajes. Estos pueden ser:
Físico: Todos los elementos que componen la escena, por ejemplo: casa, río, ciudad.
Social: Creencias, formas de vidas, pensamientos de una época o de una sociedad.
Emocional: Presentan los estados de ánimo, las angustias, los sentimientos que rodean
a los personajes.
Forma expresiva
La narración: Esta forma de expresión es predominante en la novela donde esta puede ser:
Narración en primera persona: Cuando el personaje narra su propia la historia (el
protagonista es el narrador).
Narración en tercera persona: El narrador cuenta el relato (narrador omnisciente).
La descripción: Es una expresión utilizada para describir los aspectos físicos y psicológicos
de los personajes.
El diálogo: Forma de expresión para que los personajes se comuniquen entre sí.
Se refleja el lenguaje propio de quienes hablan de acuerdo a su edad, sexo, educación, nivel social y
emotivo.
Tipología
La novela es el reino de la libertad de contenido y de forma. Es un género proteico que presenta a lo largo
de la historia múltiples formas y puntos de vista.
Para clasificar este género ha de tenerse en cuenta que existen diversos criterios, empleados por las distintas
tipologías propuestas:
Por la forma:
autobiográfica
epistolar
dialogada
ligera
novela corta o novella
novela polifónica
novela de aprendizaje o Bildungsroman
metanovela
Hay que añadir a esta lista otras tipologías que toman como criterio el estilo de la obra y entonces se habla
de:
realista
novela naturalista
existencial
Roman courtois
psicológica
novela de tesis: Es la que da más importancia a las intenciones del autor, generalmente
ideológicas, que a la narración. Muy cultivada en el siglo XIX, especialmente por Fernán
Caballero y el Padre Coloma
novela testimonio
Desde finales del periodo victoriano hasta la actualidad, algunas de estas variedades se han convertido en
auténticos subgéneros (ciencia ficción, novela rosa) muy populares, aunque a menudo ignorados por los
críticos y los académicos; en tiempos recientes, las mejores novelas de ciertos subgéneros han empezado a
ser reconocidas como literatura seria.
Historia
La novela es el más tardío de todos los géneros literarios. Aunque tiene precedentes en la Edad Antigua, no
logró implantarse sino hasta la Edad Media.
Precedentes
Existe toda una tradición de largos relatos narrativos en verso, propios de tradiciones orales, como la
sumeria (Epopeya de Gilgamesh) y la hindú (Ramaiana y Majabhárata).
Estos relatos épicos en verso se dieron igualmente en Grecia (Homero) y Roma (Virgilio). Es aquí donde se
encuentran las primeras ficciones en prosa, tanto en su modalidad satírica (con El Satiricón de Petronio, las
increíbles historias de Luciano de Samosata y la obra protopicaresca de Apuleyo El Asno de Oro). Dos
géneros aparecen en la época helenística que se retomarían en el Renacimiento y están en el origen de la
novela moderna: la novela bizantina (Heliodoro de Émesa) y la novela pastoril (Dafnis y Cloe, de Longo).
Edad Media
La Novela de Genji (Genji Monogatari), de Murasaki Shikibu, es una obra clásica de la literatura japonesa
y está considerada como una de las novelas más antiguas de la historia.
En Occidente, en los siglos XI y XII, surgieron los romances, que eran largas narraciones de ficción en
verso, que se llamaron así por estar escritos en lengua romance. Se dedicaron especialmente a temas
histórico-legendarios, en torno a personajes como el Cid o el ciclo artúrico.
En el Siglo XIII, el mallorquín Ramon Llull escribe las primeras novelas modernas occidentales:
Blanquerna y Félix o libro de las maravillas, así como otros relatos breves en prosa como el Libro de las
bestias.
En los siglos XIV y XV surgieron los primeros romances en prosa: largas narraciones sobre los mismos
temas caballerescos, solo que evitando el verso rimado. Aquí se encuentra el origen de los libros de
caballerías. En China se escriben dos de las cuatro novelas clásicas chinas, el Romance de los Tres Reinos
(1330) de Luo Guanzhong y la primera versión de A la orilla del
agua de Shi Nai'an.
A finales del siglo XV surge en España la novela sentimental, como última derivación de las
convencionales teorías provenzales del amor cortés. La obra fundamental del género fue la Cárcel de amor
(1492) de Diego de San Pedro.2
El cambio de un siglo a otro estuvo dominado por los libros de caballerías. En Valencia, este tipo de prosa
novelesca se difundió al idioma valenciano, con obras como Tirante el Blanco "Tirant lo Blanc" de Joanot
Martorell (1460-1464) o la novela anónima Curial e Güelfa (mediados del Siglo XV). La obra más
representativa del género fue el Amadís de Gaula (1508). Este género siguió cultivándose el siglo siguiente,
con dos ciclos de novelas: los Amadises y los Palmerines.2
Edad Moderna
Siglo XVI
La difusión de la imprenta incrementó la comercialización de las novelas y los romances, aunque los libros
impresos eran caros. La alfabetización fue más rápida en cuanto a la lectura que en cuanto a la escritura.
Todo el siglo estuvo dominado por el subgénero de la novela pastoril, que situaba el asunto amoroso en un
entorno bucólico. Puede considerarse iniciada con La Arcadia (1502), de Jacopo Sannazaro y se expandió
a otros idiomas, como el portugués (Menina y moza, 1554, de Bernardim Ribeiro) o el inglés (La Arcadia,
1580, de Sidney).
No obstante, a mediados de siglo, se produjo un cambio de ideas hacia un mayor realismo, superando en
este punto las novelas pastoriles y caballerescas. Así se advierte en el Gargantúa y Pantagruel de François
Rabelais y en la Vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades (1554), origen esta última de
la novela picaresca. En Oriente se escriben dos de las cuatro novelas clásicas chinas, la segunda versión de
A la orilla del agua (1573) de Shi Nai'an y Luo Guanzhong, y Viaje al Oeste (1590), atribuida a Wu
Cheng'en.
Siglo XVII
La novela moderna, como técnica y género literario está en el siglo
XVII en la lengua española, siendo su mejor ejemplo Don Quijote de
la Mancha (1605) de Miguel de Cervantes. Se considera como la
primera novela moderna del mundo, ya que innova respecto a los
modelos clásicos de la literatura grecorromana como lo eran la
epopeya o la crónica. Incorpora ya una estructura episódica según un
propósito fijo premeditadamente unitario. Se inició como una sátira
del Amadis, que había hecho que Don Quijote perdiera la cabeza. Los
defensores del Amadís criticaron la sátira porque apenas podía
enseñar algo: Don Quijote ni ofrecía un héroe al que emular ni
satisfacía con bellos diálogos; todo lo que podía ofrecer es hacer burla
de los ideales nobles. Don Quijote fue la primera obra auténticamente
anti-romance de este periodo; gracias a su forma que desmitifica la
tradición caballeresca y cortés, representa la primera obra literaria que
se puede clasificar como novela.
Retrato de Miguel de Cervantes
Saavedra, por Juan de Jáuregui.
Con posterioridad al Quijote, Cervantes publicó las Novelas
ejemplares (1613). Por «novela» se entendía en el siglo XVII la
narración breve intermedia entre el cuento y la novela extensa, o sea
3
lo que hoy llamamos novela corta. Las Novelas ejemplares de Cervantes son originales, no siguen
modelos italianos, y frente a la crítica al Quijote, que se decía que no enseñaba nada, pretendían ofrecer un
comportamiento moral, una alternativa a los modelos heroico y satírico. No obstante, siguió suscitando
críticas: Cervantes hablaba de adulterio, celos y crimen. Si estas historias proporcionaban ejemplo de algo,
era de acciones inmorales. Los defensores de la "novela" respondieron que sus historias proporcionaban
buenos y malos ejemplos. El lector podía aún sentir compasión y simpatía con las víctimas de los crímenes
y las intrigas, si se narraban ejemplos de maldad.
Surgió entonces como respuesta a estas novelas dudosas un romance más noble y elevado, con incursiones
al mundo bucólico, siendo La Astrea (1607-27) de Honoré d'Urfé, la más famosa. Se criticaron estos
romances por su falta de realismo, a lo que sus defensores replicaban que se trataba en realidad de "novelas
en clave" (roman à clef), en los que, de forma encubierta, se hacía referencia a personajes del mundo real.
Esta es la línea que siguió Madeleine de Scudéry, con tramas ambientadas en el mundo antiguo, pero cuyo
contenido estaba tomado de la vida real, siendo sus personajes, en realidad, sus amigos de los círculos
literarios de París.
Veinte años más tarde, Madame de La Fayette dio el paso decisivo, siendo su obra más conocida La
princesa de Clèves (1678), en la que tomaba la técnica de la novela española, pero la adaptaba al gusto
francés: en lugar de orgullosos españoles que se batían en duelo para vengar su reputación, reflejaba
detalladamente los motivos de sus personajes y el comportamiento humano. Era una "novela" sobre una
virtuosa dama, que tuvo la oportunidad de arriesgarse en un amor ilícito y no solo resistió a la tentación,
sino que acrecentó su infelicidad confesando sus sentimientos a su marido. La melancolía que su historia
creaba era enteramente nueva y sensacional.
A finales del siglo XVII se escribieron y divulgaron, sobre todo por Francia, Alemania y Gran Bretaña,
novelitas francesas que cultivaban el escándalo. Los autores sostenían que las historias eran verdaderas y no
se narraban para escandalizar, sino para proporcionar lecciones morales. Para probarlo, ponían nombres
ficticios a sus personajes y contaban las historias como si fueran novelas. También surgieron colecciones de
cartas, que incluían estas historietas, y que llevaron al desarrollo de la novela epistolar.
Es entonces cuando aparecen las primeras "novelas" originales en inglés, gracias a Aphra Behn y William
Congreve.
Siglo XVIII
Si alguna vez la historia de un hombre particular en el mundo merecía que se hiciese pública,
y que se aceptase al ser publicada, el editor de este relato cree que será esta.
(...) El editor cree que es una justa historia de hechos; no hay ninguna apariencia de
ficción en ella...[1] (http://www.pierre-marteau.com/editions/1719-robinson-crusoe/p-iii.html)
Esta obra ya advertía en su cubierta que no se trataba de una novela ni de un romance, sino de una historia.
Sin embargo, el diseño de página recordaba demasiado al "romance nuevo" con el que Fénelon se había
hecho famoso. Y ciertamente, tal como se entendía el término en aquella época, esta obra es cualquier cosa
menos una novela. No era una historia corta, ni se centraba en la intriga, ni se contaba en beneficio de un
final bien cortado. Tampoco es Crusoe el antihéroe de un romance satírico, a pesar de hablar en primera
persona del singular y haber tropezado con toda clase de miserias. Crusoe no invita realmente a la risa
(aunque los lectores con gusto sabrán, por supuesto, entender como humor sus proclamas acerca de ser un
hombre real). No es el autor real, sino el fingido el que es serio, la vida le ha arrastrado a las más románticas
aventuras: ha caído en las garras de los piratas y sobrevivido durante años en una isla desierta. Es más, lo
ha hecho con un heroísmo ejemplar, siendo como era un mero marinero de York. No se puede culpar a los
lectores que la leyeron como un romance, tan lleno está el texto de pura imaginación. Defoe y su editor
sabían que todo lo que se decía resultaba totalmente increíble, y, sin embargo, afirmaban que era cierto (o,
que si no lo era, seguía mereciendo la pena leerlo como una buena alegoría).
La publicación de Robinson Crusoe, sin embargo, no condujo directamente a la reforma del mercado de
mediados del dieciocho. Se publicó como historia dudosa, por lo que entraban en el juego escandaloso del
mercado del XVIII.
Poco después aparecieron Los viajes de Gulliver (1726), sátira de Jonathan Swift, cruel y despiadada frente
al optimismo que emana de Robinson Crusoe y su confianza en la capacidad del hombre para
sobreponerse.
Cambió el diseño de las portadas: las nuevas novelas no pretendieron vender ficciones al tiempo que
amenazaban con revelar secretos reales. Ni aparecían como falsas "historias verdaderas". El nuevo título ya
indicaría que la obra era de ficción, e indicaba cómo debía tratarlas el público. Pamela, de Samuel
Richardson (1740) fue uno de los títulos que introdujo un nuevo formato de título, con su fórmula [...], o
[...] ofreciendo un ejemplo: "Pamela, o la virtud recompensada - Ahora publicada por primera vez para
cultivar los principios de la virtud y la religión en las mentes de los jóvenes de ambos sexos, una narrativa
que tiene el fundamento en la verdad y la naturaleza; y al mismo tiempo entretiene agradablemente". Así
dice el título, y deja claro que es una obra creada por un artista que pretende lograr un efecto determinado,
pero para ser discutido por el público crítico. Décadas más tarde, las novelas ya no necesitaron ser más que
novelas: ficción. Richardson fue el primer novelista que unió a la forma sentimental una intención
moralizadora, a través de personajes bastante ingenuos. Semejante candor se ve en El vicario de Wakefield,
de Oliver Goldsmith (1766).
Mayor realismo tiene la obra de Henry Fielding, que es influido tanto por Don Quijote como por la
picaresca española. Su obra más conocida es Tom Jones (1749).
En la segunda mitad de siglo se afianzó la crítica literaria, un discurso crítico y externo sobre la poesía y la
ficción. Se abrió con ella la interacción entre participantes separados: los novelistas escribirían para ser
criticados y el público observaría la interacción entre la crítica y los autores. La nueva crítica de finales del
siglo XVIII implicaba un cambio, al establecer un mercado de obras merecedoras de ser discutidas,
mientras que el resto del mercado continuaría existiendo, pero perdería la mayor parte de su atractivo
público. Como resultado, el mercado se dividió en un campo inferior
de ficción popular y una producción literaria crítica. Solo las obras
privilegiadas podían discutirse como obras creadas por un artista que
quería que el público discutiera esto y no otra historia.
La ilustración francesa utilizó la novela como instrumento de religión en las mentes de los jóvenes de
ambos sexos, una narración que tiene
expresión de ideas filosóficas. Así, Voltaire, escribió el cuento satírico
el fundamento en la verdad y la
Cándido o El optimismo (1759), contra el optimismo de ciertos
naturaleza; y al mismo tiempo entretiene
pensadores. Poco después, sería Rousseau el que reflejaría su
agradablemente..."
entusiasmo por la naturaleza y la libertad en la novela sentimental
Julia o la nueva Eloísa (1761) y en la larga novela pedagógica Emilio
(1762).
La novela sentimental se manifiesta en Alemania con Las cuitas del joven Werther, de Johann Wolfgang
von Goethe (1774), se situó a la encabezada del nuevo movimiento, y forjó tal sentimiento de compasión y
comprensión que muchos estaban preparados a seguir a Werther en su suicidio. En esta época también se
hizo popular Bernardin de Saint-Pierre, con su novela Pablo y Virginia (1787), que narra el amor
desgraciado entre dos adolescentes en una isla tropical.
En China se escribe al acabar el siglo la última de las cuatro novelas clásicas, el Sueño de las mansiones
rojas, también llamada Sueño en el pabellón rojo (1792) de Cao Xueqin.
Edad Contemporánea
Siglo XIX
A finales del siglo XVIII aparecen unas novelas cargadas de un sentimentalismo melancólico que abren el
período romántico que se desarrolla plenamente en el siglo XIX con la aparición de la novela histórica,
psicológica, poética y social. El género alcanza su perfección técnica con el realismo y el naturalismo. Es
en esta época en la que la novela alcanza su madurez como género. Su forma y su estética ya no cambiaron
más hasta el siglo XX: su división en capítulos, la utilización del pasado narrativo y de un narrador
omnisciente.
Uno de los primeros exponentes de la novela en este siglo es la novela gótica. Desde comienzos del siglo
XVII la novela había sido un género realista contrario al romance y su desmesurada fantasía. Se había
tornado después hacia el escándalo y por esto había sufrido su primera reforma en el siglo XVIII. Con el
tiempo, la ficción se convirtió en el campo más honorable de la literatura. Este desarrollo culminó en una
ola de novelas de fantasía en el tránsito hacia el siglo XIX, en las que se acentuó la sensibilidad y se
convirtió a las mujeres en sus protagonistas. Es el nacimiento de la novela gótica. El clásico de la novela
gótica es Los misterios de Udolfo (1794), en la que, como en otras novelas del género, la noción de lo
sublime (teoría estética del siglo XVIII) es crucial. Los elementos sobrenaturales también son básicos en
estas y la susceptibilidad que sus heroínas mostraban hacia ellos acabó convirtiéndose en una exagerada
hipersensibilidad que fue parodiada por Jane Austen con La abadía de Northanger (1803). La novela de
Jane Austen introdujo un estilo diferente de escritura, la "comedia de costumbres". Sus novelas a menudo
son no solo cómicas, sino también mordazmente críticas de la cultura restrictiva y rural de principios del
siglo XIX. Su novela más conocida es Orgullo y prejuicio (1811).
Las obras de Jean Paul y E.T.A. Hoffmann están dominadas por la imaginación, pero conservaron la
estética heteróclita del siglo XVIII, de Laurence Sterne y de la novela gótica.
Por otro lado está la novela realista, que se caracteriza por la verosimilitud de las intrigas, que a menudo
están inspiradas por hechos reales, y también por la riqueza de las descripciones y de la psicología de los
personajes. La voluntad de construir un mundo novelístico a la vez coherente y completo vio su
culminación con La Comedia humana de Honoré de Balzac, así como con las obras de Flaubert y
Maupassant y acabó evolucionando hacia el naturalismo de Zola y hacia la novela psicológica.
En Inglaterra encontramos autores como Charles Dickens, William Makepeace Thackeray, George Eliot y
Anthony Trollope, en Portugal, Eça de Queiroz y en Francia a Octave Mirbeau, los cuales tratan de
presentar una "imagen global" de toda la sociedad. En Alemania y en Austria, se impone el estilo
Biedermeier, una novela realista con rasgos moralistas (Adalbert Stifter).
Este es el gran siglo de la literatura rusa, que dio numerosas obras maestras al género novelístico,
especialmente en el estilo realista: Anna Karénina de León Tolstói (1873-1877), Padres e hijos de Iván
Turguénev (1862), Oblómov de Iván Goncharov (1858). También la obra novelística de Fiódor
Dostoyevski como, por ejemplo, la novela Los hermanos Karamázov puede por ciertos aspectos ser
relacionada con este movimiento.
Es en el siglo XIX cuando el mercado de la novela se separa en "alta" y "baja" producción. La nueva
producción superior puede verse en términos de tradiciones nacionales, a medida que el género novelístico
reemplazaba a la poesía como medio de expresión privilegiado de la conciencia nacional, es decir, se
buscaba la creación de un corpus de literaturas nacionales. Pueden citarse como ejemplo La letra escarlata
de Nathaniel Hawthorne (Estados Unidos, 1850), Eugenio Oneguin de Aleksandr Pushkin (Rusia, 1823-
1831), Soy un gato de Natsume Sôseki (Japón, 1905), Memorias póstumas de Blas Cubas de Machado de
Assis (Brasil, 1881) o La muerte de Alexandros Papadiamantis (Grecia, 1903).
La producción inferior se organizaba más bien en géneros por un esquema que se deriva del espectro de
géneros de los siglos XVII y XVIII, aunque vio el nacimiento de dos nuevos géneros novelísticos
populares: la novela policiaca con Wilkie Collins y Edgar Allan Poe y la novela de ciencia-ficción con Julio
Verne y H. G. Wells.
Con la separación en la producción la novela probó que era un medio para una comunicación tanto íntima
(las novelas pueden leerse privadamente mientras que las obras de teatro son siempre un acontecimiento
público) como públicamente (las novelas se publican y así se convierten en algo que afecta al público, si no
a la nación, y sus intereses vitales), un medio de un punto de vista personal que puede abarcar el mundo.
Nuevas formas de interacción entre los autores y el público reflejaban estos desarrollos: los autores hacían
lecturas públicas, recibían premios prestigiosos, ofrecían entrevistas en los medios de comunicación y
actuaban como la conciencia de su nación. Este concepto del novelista como una figura pública apareció a
lo largo del siglo XIX.
Siglo XX
El inicio del siglo XX trajo consigo cambios que afectarían a la vida diaria de las personas y también de la
novela. El nacimiento del psicoanálisis, la lógica de Wittgenstein y Russell, del relativismo y los avances de
la lingüística provocan que la técnica narrativa intente también adecuarse a una nueva era. Las vanguardias
en las artes plásticas y la conmoción de las dos guerras mundiales, también tienen un gran peso en la forma
de la novela del siglo XX. Por otro lado, la producción de novelas y de los autores que se dedican a ellas
vio en este siglo un crecimiento tal, y se ha manifestado en tan variadas vertientes que cualquier intento de
clasificación será sesgado.
Una de las primeras características que pueden apreciarse en la novela moderna es la influencia del
psicoanálisis. Hacia finales del siglo XIX, numerosas novelas buscaban desarrollar un análisis psicológico
de sus personajes. Algunos ejemplos son las novelas tardías de Maupassant, Romain Rolland, Paul
Bourget, Colette o D.H. Lawrence. La intriga, las descripciones de lugares y, en menor medida, el estudio
social, pasaron a un segundo plano. Henry James introdujo un aspecto suplementario que se tornaría central
en el estudio de la historia de la novela: el estilo se convierte en el mejor medio para reflejar el universo
psicológico de los personajes. El deseo de aproximarse más a la vida interior de estos hace que se desarrolle
la técnica del monólogo interior, como ejemplifican El teniente Güstel, de Arthur Schnitzler (1901), Las
olas de Virginia Woolf (1931), y el Ulises de James Joyce (1922).
Por otro lado, en el siglo XX también se manifiesta una vuelta al realismo con la novela vienesa, con la que
se buscaba recuperar el proyecto realista de Balzac de construir una novela polifónica que reflejara todos
los aspectos de una época. Así, encontramos obras como El hombre sin cualidades de Robert Musil
(publicado póstumamente en 1943) y Los Sonámbulos de Hermann Broch (1928-1931). Estas dos novelas
integran largos pasajes de reflexiones y comentarios filosóficos que esclarecen la dimensión alegórica de la
obra. En la tercera parte de Los sonámbulos, Broch alarga el horizonte de la novela mediante la
yuxtaposición de diferentes estilos: narrativa, reflexión, autobiografía, etcétera.
Podemos encontrar también esta ambición realista en otras novelas vienesas de la época, como las obras de:
(Arthur Schnitzler, Heimito von Doderer, Joseph Roth) y con más frecuencia en otros autores en lengua
alemana como Thomas Mann, que analiza los grandes problemas de nuestro tiempo, fundamentalmente la
guerra y la crisis espiritual en Europa con obras como La montaña mágica, y también Alfred Döblin o
Elias Canetti, o el francés Roger Martin du Gard en Les Thibault (1922-1929) y el americano John Dos
Passos, en su trilogía U.S.A. (1930-1936).
La entrada del modernismo y el humanismo en la filosofía occidental, así como la conmoción causada por
dos guerras mundiales consecutivas provocaron un cambio radical en la novela. Las historias se tornaron
más personales, más irreales o más formales. El escritor se encuentra con un dilema fundamental, escribir,
por un lado, de manera objetiva, y por el otro transmitir una experiencia personal y subjetiva. Es por esto
que la novela de principios del siglo XX se ve dominada por la angustia y la duda. La novela existencialista
de la que se considera a Søren Kierkegaard como su precursor inmediato con novelas como Diario de un
seductor es un claro ejemplo de esto.
Otro de los aspectos novedosos de la literatura de comienzos de siglo es la novela corta caracterizada por
una imaginación sombría y grotesca, como es el caso de las novelas de Franz Kafka, también de corte
existencialista, como El proceso o La metamorfosis.
Especialmente en los años 1930 podemos encontrar diversas novelas de corte existencialista. Estas novelas
son narradas en primera persona, como si fuera un diario, y los temas que más aparecen son la angustia, la
soledad, la búsqueda de un sentido para la existencia y la dificultad comunicativa. Estos autores son
generalmente herederos del estilo de Dostoievski, y su obra más representativa es La náusea de Jean-Paul
Sartre. Otros autores existencialistas notables son Albert Camus, cuyo estilo minimalista le sitúa en un
contraste directo con Sartre, Knut Hamsun, Louis-Ferdinand Céline, Dino Buzzati, Cesare Pavese y la
novela absurdista de Boris Vian. La novela japonesa de después de la guerra también comparte similitudes
con el existencialismo, como puede apreciarse en autores como Yukio Mishima, Yasunari Kawabata, Kōbō
Abe o Kenzaburō Ōe.
También en el siglo XX, aparece la distopía o antiutopía. En estas novelas la dimensión política es esencial,
y describen un mundo dejado a la arbitrariedad de una dictadura. Entre las obras más notables se
encuentran El proceso de Franz Kafka, 1984 de George Orwell, Un mundo feliz de Aldous Huxley, y
Nosotros de Yevgeni Zamiatin.
Boom latinoamericano
También después de la Segunda Guerra Mundial se desarrolla el llamado boom latinoamericano con
exponentes notables y talentosos, situación que se presenta en los años 1960 y alcanza su apogeo en la
década de los 1970 y principios de los 1980. Entre estos se puede citar a Julio Cortázar y su obra Rayuela
(1963); Gabriel García Márquez, colombiano, cuyo libro más conocido es Cien años de soledad (1967) y
de quien el género más destacado es el llamado realismo mágico; Mario Vargas Llosa, peruano, autor de La
ciudad y los perros, Pantaleón y las visitadoras o La tía Julia y el escribidor; Carlos Fuentes, autor de La
región más transparente, Aura, La muerte de Artemio Cruz, entre otros libros; y José Donoso, cuyas obras
más destacadas son El lugar sin límites y El obsceno pájaro de la noche, entre otros autores.
Véase también
Historia de la novela
Literatura
Ficción
Relato
Cuento
Novela corta
Romance (narración)
Novela bizantina
Teatro y drama
Poesía
NaNoWriMo
Referencias
1. Real Academia Española (ed.). http://buscon.rae.es/draeI/SrvltObtenerHtml?
IDLEMA=78281&NEDIC=Si (http://buscon.rae.es/draeI/SrvltObtenerHtml?IDLEMA=78281&
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2. García López, J.
3. García López, J. p. 158
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Enlaces externos
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