Revista de Avance. 30-8-1927
Revista de Avance. 30-8-1927
Revista de Avance. 30-8-1927
revista-'-avance
A P A R T A D O 2228. COMPOSTFXA 78
editores
martíca^ano/dífranchco
ichajojorsc mañachjuan
maiiiiellojoé-z-tallet-
Acogida a la franquicia postal e inscrita como correspondencia de segunda clase,
<D % %
245
teran", y la celebración alcanza, por lo menos, ñala Borges. Bay trazas de que lo nrnmo ha
un valor educativo. Esto, más que un sentido de ocurritie a Goya, ú al^ún golpe de azar im-
hiperestésico de nuestro deber "racial", nos previsible nt lo «vita. Y ñ» embargo, i qué
anima a pedir que se vaya enfocando ya la busna oportunidad sería, para la nueva direc-
atención sobre el próximo centenario de Goya. tiva de la Asociación de Pintores y Escultores
En Cuba, el gra/n aragonés no pasa de tener y para la nueva gente de la Academia de San
una gloria puramente nominal. A Murülo al Alejandro, de demostrar que, en efecto, sien-
menos se le conoce por las oleografías de la ten hondamente sus lealtades clásicas! Porque
Virgen arrobada, con los querubes y la ser- a Goya, ya no cabe imputarle tan francamente
piente a los pies. Pero Goya fué "humano, como a Góngora el haber sido ancestro respon-
demasiado humano", y truhán como pocos, sable de estas herejías nuestras de hoy!
para que los caballeros y los frailes de la Me- "1927" sí puede asegurar que hará lo suyo,
trópoli tuvieran a bien, antaño, importarnos modestamente, para honrar la memoria de
su prestigio. Todarvia hace unos días, ¿no es- aquel tabernario gran señor de la pintura. Con
cribió aquí un cura español acerca de la falta lo cual demostraremos una vez más qu^ nues-
de "honestidad" en el arte de don Frasco? tro "modernismo" no nos cierra contra todo
Menos mal que, siquiera, no llegó a negar su lo antiguo, sino sontra todo lo antigua que ya
arte, aunque lo sacara no tiene nada que de-
como ejemplo contra cirnos, porque nunca
"el sexualismo en pe- suipo decir mucho..
riodos de celo rabio-
so" de algún desnudo UNA ESCUELA DE
criollo y moderno. Se PERIODISMO. — Se
nos presenta, pues, pretende instituir una
una oportunidad de Escuela de PeriodÁs-
dar a conocer quién mo.
fué ese 8r. Francisco ¿Qué finalidad per-
de Gaya y Lucientes a sigue? ¿Adscripta a
quien se alude vacía- cuál de las ramas de
mente de vez en cuan- nuestra enseñanza es-
Por Ramón Loy.
do en las propagan- tará esa escuela? ¿Qué
das de las tómbolas de caridad o en los discur- disciplinas se cursarán en ella?
sos académicos de recepción. El problema está Desde luego, una Escuela de Periodismo ha
en determinar si es posible darle a la celebra- de tender necesariamente a formar periodis-
ción educativa del Centenario algo más que tas moral e intelectualmente dotados para su
una trascendencia minoritaria, de corrillo se- misión. En este sentido, el proyecto es digno
lecto. A juzgar por lo acaecido con Góngora, de loa. Entre nosotros el periodismo es hoy una
anticiparíamos que no, que no es hacedero. organización heterogénea, más bien una "des-
Fuera de dos o tres artículos de periodistas organización." Con el mirlo blanco del verda-
atentos, la efeméride gongorina hubiera pasado dero periodista se codean el correveidile, el
completamente inadvertida, a no ser por la agente de negocios y el plumífero advenedizo.
conferencia de Ichaso con que esta revista con- Claro es que una escuela de periodistas no con-
memoró el acontecimiento. Por lo demás, ni la tará con medios idóneos para hacer que todos
Correspondiente de la Real Academia Espa- sus graduados sean periodistas decentes; pero
ñola, que parece haberse dormido sobre sus es innegable que mucho se depurará la clase
flamantes diplomas, ni la nacional Academia el día en que para desempeñar una plata en
de Artes y Letras, ni la Universidad estimaron un periódico sea necesario poseer determinadot
pertinente darse por enteradas de que habían conocimientos profesionales.
pasado los 99 años de olvido tolerable que se-
(Coutinúa en la pág.
246
EL ¿M O SM E fi T O
ADIE, con preocttipaeión I)OF las batallas das, el dominador común •,—-no entendemos.
N ideológicas y estétkas—crueatas bata-
llas en que la sangre laaaa con lentitud per-
Las esearamuzas libradas hasta ahora, dan
muestra de lo que ha de ser desde hoy la pug-
versa—^puede dejar de advertir la signifiea- na. Los defensores del ne varietur, salvo ex-
eión € interés del momenU cubano. cepciones contadísimas, se han encastillado en
Nuestro beatífico quietismo, la criolla ruti- la burla vacua y con frecuencia incivil, cuan-
na, ese " m i r a r do no en consi-
en choteo" las derado n e s de
corrientes q u e conmovedor sim-
ínquie t a a a l plismo. Han sur-
mundo, han sido gido de sus es-
s u p l a t a d o » en condites, donde
los últimos tiem- dormitaban a la
jKXS por inteli- sombra del con-
gente curiosidad formismo crio-
y—al fin!—por llo, el clérigo es-
apasionada pug- peso de cuerpo y
na entre lo que de entendimien-
viene y lo que to, que pide de
quiere quedarse. los guardadores
Si cupiese al- del orden y de
guna duda sobre la honesta socie-
la i n m inencla d a d cristiana,
del combate defi- castigo ejemplar
nitivo, ibastaria para los nuevos
señalar algunos heréticos y fue-
síntonuia indis- go inquisitorial
cutibles. S ería y ¡purificaxlor pa-
prueba plena ob- ra la obra vitan-
servar la organi- da ; el escritor, a
zación precipita- quien la indolen-
da <k los repre- cia dejó eu La-
sentativos de lo martine y la fal-
viejo, sus esfuer- ta de voluntad
zos heroicos por en reportero,
unirse en u n a que advierte a
última trinche- su clientela—la-
ra ; la actitud de m e n taíblemente
Por Víctor Manuel.
transacción ladi- numerosa — la
na de los "viejos verdes del a r t e " , prontos a inconsistencia de un arte que no puede cali-
vestir el ropaje a la moda, olvidando que la brarse en el tranvía ni mientras se "sacrifica"
calentura no está en la ropa; la apelación an- un vals romántico: el poeta que a vueltas de
gustiosa al sentidc común y al aplatis© dfe ' ' to- "cocinar" el mismo asunto con in^edientes
da la esíMla social" y sobre eso y antes que ya desechados, toma por testigo de su valer al
todo ©so, flotando sobre estas aguas estanca- vulgo culto, que aplaude la musiquilla fácil del
247
consonante esperado y agradece que se le prive va 'más allá de la línea y del verso que ponen
de complicaciones y honduras innecesarias; el espanto en los campamentos académicos.
pintor que, ante la corriente auténticamente Sería pueril sostener, como han hecho al-
nueva pide contenido trascente y sinceridad gunos, que la " f a t a l i d a d " del arte nuevo, su
plena, levanta las pueriles banderas de la "'be- condición de "precipitado" de nuestro tiem-
Ueza única" y de la "belleza eterna." po, queda evidenciada por la universalidad
que su cultivo va adquiriendo. Países tributa-
Hasta hoy hemos oído en la lejanía la tem-
rios de lo europeo, toda nueva postura esté-
pestad. El viento renovador iparece ya ciclón
tica e ideológica que adopta París, inquieta
insular. Como hace un siglo—noche de capas
más o menos efímeramente nuestras repúbli-
españolas y chalecos rojos en el Teatro Fran-
cas miméticas. Y el nuevo credo va intere-
cais—^los que sufren la espantable sensación de
sando a todas las minorías, no como moda
que la tierra les huye de los pies, gritan a
destinada a una vida breve, ni como nueva
nombre de la cordura y de lo estableciólo. Los
manera de agradar al público que paga lo
que se ai)ericiben para la batalla de Hernani
que está a sus precarios alcances comprensi-
limpian el coraje.
vos, sino como concepción nueva de la vida
Pero, el romanticismo llegó a nosotros en misma en cuanto ésta es sustentáculo de toda
la somnolencia de una colonia demasiado aten- abra de honda y durable influencia.
ta a bocoyes y negradas y fué, además, algo La juventud, que ha acogido con tan gran
que se nos entró muy hecho a la medida por entusiasmo la nueva verdad, ha de revestirse
la puerta de la enmohecida comprensión. En desde hoy de serenidad y perspicacia, nó sólo
amibiente lejano lo absorbieron, por lo común, para descubrir en el enemigo la maniobra ha-
nuestras más presentables mediocridades y bilidosa, sino para rechazar la legión de los
salvo algunos casos de auténtica virtualidad, que, sin tener nada que decir ni dentro de la
de aquella revulsión patética, sólo se nos aco- nueva forma ni dentro de la forma vieja, se
modó como una casa propia, lo artificialmen- apropian de la flamante retórica—^ya hay re-
te declamatorio y el lagrimeo inacabable. tórica vanguardista—tomando para su obra
Existen razones para creer que alcanzaremos insincera lo que hay en toda nueva manera,
más alto rango en esta revolución novísima. por alta y trascendente que sea, de externo
Su mayor significado constituye su fuerza y circunstancial.
esencial. Sin entrar por las escabrosas y hoy Felicitémosnos con todas las potencias del
transitadas veredas del contenido h u m a n o alma de que el gran momento sea llegado.
en la nueva labor, y sin sustanciar si su ma- Apercibámosnos para que pronto nos enorgu-
nifestación obedece a causas de decadencia o llezca si no una literatura y una plástica ori-
a causas de fuerte vitalidad, e* innegable qae ginalmente nuevas y esencialmente cubanas,
responde a una actitud sincerísima, a una al menos, un honrado aporte de elementos ver-
necesidad eapiritual de los tiempos que vivi- náculos a las modalidades actuales y una mar-
mos. E n el "nuevo espíritu" hay algo más cha que nos ponga rápidamente al compás con
trascendente que lo que penetran muchos de las verdaderas vanguardias de más afortuna-
sus afortunados cultivadores y su intención das latitudes.
U A N M R N E O
"We are Bot foreigners «nougli in our own Iios "modos" de belleza cambian. El "mo-
suiroundings." do" de atacar esos "modos" es eterno. He
OHSISTOPH£B Ii«>BI.EY. aquí la fórmula invariable: "No entiendo".
248
'J>OESIA %^UEVA EN CUBA
Con "El trompo de siete colores" se reveló Bernardo Ortiz de Montellano como una de las sensibili-
dades mexicanas más nuténlicarnente orientadas por los nuevos derroteros líricos. Ahora se nos
muestra, en estas finas observaciones sobre nuestra lírica actual, poseedor de original perspi-
cacia crítica.
O R T I Z D E M O N T E L L A N O
B
249
SO<BRE UNcA LOCOmOTORcA
A la "Revista de Occidente", la gran publicación de Ortega y Oasset, debemos, con "El Buen Vien-
to", el conocimiento, en amplios sectores, de Máximo Bentempelli. De "XJlises", la fina Revista me-
xicana de Salvador Novo y Xavier VülaurnUia, tomamos el cuento que sigue, lleno de la intensa y
fuerte modernidad característica en el autor de "La donna de miei sogni".
250
que iba a enloquecer, y no pudiendo hablar, muerte a su fin. La relación entre vida y muer-
busqué un acto en que absorberme que me sa- te no es una relación de tiempo.
cudiera de nuevo. Abrí la puerta a la boca de Me contenté con preguntar:
la bestia, esquivé las lenguas de fuego que vo- —¿Entonces?
laban hacia mí, volví 'a echar adentro brillan- Se inclinó sobre el lado derecho, apoyándose
tes cubos de carbón con la pala, y el maqui- sobre el borde de la máquina como para ver
nista dijo: mejor el camino al frente; después se volvió
—i Bravo! hacia mí con una sonrisa que me pareció ma-
Su voz me desencantó. No me acordé de ver ligna.i La ocultó rápidamente y dijo:
si en tomo mío se había resentido también el ^He aquí: Usted, como todos, recorre un
paisaje. Mientras me levantaiba de las llamas, camino, el camino de su vida. Bueno. Pero
satisfecho y vanidoso, me preguntó: tamóién allí está la muerte; no la muerte en
general; no una muerte, sino su muerte en
—¿ No tiene miedo ?
particular, la suya que, nacida del mismo par-
—¿Miedo de qué?
to con usted, desde ese día sigue a su lado,
—Miedo de morir.
prevenida, muy cerca, pongamos: a cien pasos,
un camino perfectamente paralelo al que usted
No, respondí muy sinceramente.—Cuando recorre viviendo. Por eso en cualquier momen-
tenía veinte años me parecía posible morir de to de su vida, usted ha estado igualmente cer-
un día a otro, y tenía miedo. Ahora creo estar ca de su muerte: a cien pasos.
muy lejos de la muerte. —Lo que usted me dice—observé—es muy
Como él no me respondía, para no cortar consolador. Yo estudié en' la escuela que dos
la conversación, agregué una cousideración paralelas no se juntan nunca; por lo tanto, no
trivial: encontraré jamás mi muerte. Evidentemente,
—Por lo contrario, es evidente que estaba soy inmortal, por fuerza.
más lejos de la muerte entonces que hoy, pues- Me mdró con el relámpago de aquella risa
to que han pasado tantos años. del principio. Después continuó:
__Falso—replicó.—En cualquier momento, Un momento, usted es inmortal si quiere,
desde la hora en que se nace hasta la últi'P.a, no por fuerza. Es Ud. quien hace su vida, es
el hombre está siempre igualmente cerca de la Ud. quien debe andar derecho; Ud., su fuerza;
muerte. es decir: su voluntad. Si sabe mantenerse siem-
Ante esta salida, permanecí primero descon- pre en el camino recto, el camino de su vida
certado; luego, rápida y muy bastamente perínanecerá siempre paralelo al de su muerte,
observé: y sólo morirá Ud. en el infinito. Pero si se
—Es verdad, un accidente... cansa o se distrae un momento, entonces hace
—¡ Qué accidente!—me interrumpió. En la Ud. un ángulo, un pequeño ángulo. Seguro no
lo nota en ese momento. Y aunque vuelva a
vida no hay accidentes.
tomar fuerza y a poner atención y ya no se
Yo esperaba; él continuó:
incline más, el mal está hecho: después de un
—Creéis todos que la vida es como una ca-
tiemipo más o menos largo (según el ángulo)
lle: "el camino de la vida", que en cierto mo-
va Ud. a desembocar al camino de su muerte,
mento o desipués de algún tiempo termina. jNo
que estaba a pocos pasos y al que ahora se
es cierto ? Creyendo esto, pensáis naturalmen-
junta. Se entiende que si se da cuenta a tiem-
te que, en general, un hombre está más cenca
po y salta al otro lado, puede evitarse.
de la muerte cuando tiene cincuenta años que
cuando tiene veinte, i, No 1 Se lo diré más claro. ^He aquí por qué a los veinte años estaba
Usted, como todos, cree que se trata única- tan desconfiado y como cansado.
mente de saber o no saber cuándo se morirá. Cierto. Estaba Ud. entonce muy cerca,
Nada de eso. No hay un camino de la vida ni, había Ud. hecho ángulo. Se ve que antes del
una vez pasado el tiempo para recorrerlo, la momento fatal dio Ud. el salto a la izquierda.
251
—¿ Por qué a la izquierda ? ¿ El camino de jecerse regularmente. Vea Ud. si no ha sido
la muerte está, pues, a la derecha, a la derecha una ibarbaridad.
de todos? —Enorme—^dije yo, que ya había resuelto
—Tengo una impresión—respondió el ma- darle de ahí en adelante la razón en todos los
quinista después de una pausa—; pero segu- puntos. Miré alderredor para encontrar una
ramente no sé decirle por qué. Puede que des- diistracción de aquellos pensamientos abruma-
varíe. Además, no tiene importancia. Lo in- dores. Y el hombre, que parecía no verme, dijo
teresante es que esté Ud. convencido de mi con una especie de impaciencia:
teoría; mejor dicho, de mi descubrimiento. —i, Por qué mira el manómetro ? Funciona
—¿Descubrimiento? No estoy convencido, con toda regularidad.
absolutamente. Creí que —No miraba el manó-
fuesen pláticas para dis- metro. Me preguntaba
traer lo largo del camino. cómo podría hacerse pa-
—A este camino no se ra saltar a la izquierda
le distrae, señor. cuando le coge a una una
Me arrepentí de mis pulmonía u otra enfer-
palabras. Pero, de pron- medad,
to, pareció sumergirse en —Ud. me hace objecio-
no sé qué otros pensa- nes demasiado bastas. Ya
mientos. Por fin, súbita- le he explicado que no
mente, dio dos o tres gol- hay aecidentes...
pes violentos contra una —Explicado, precisa-
palanca, por lo que la lo- mente, no.
comotora vibró como si —Del mismo modo, no
se dispusiera a dar un hay enfermedades. Di-
salto. Me asusté: go : enfermedades físi-
—¿Qué hace? cas. Las llamadas enfer-
—Nada. Me da ira medades son el efecto de
pensar en la estupidez momentáneas distraccio-
de los hombres. Han que- nes o cansancios de nues-
rido convertir la relación tra inteligencia; esto es,
entre la vida y la muerte de la voluntad de vivir,
en una función del tiem- que es la misma cosa,
po. Bonita necedad. ¿ Sa- j Ha observado, Ud. que
be cómo han hecho ? Han /1 hablaba de accidentes,
inventado la ' ' Carrera''. J"—"^ que aun en la misma
En la carrera sí tienen guerra mueren sólo los
razón. que tienen mucho miedo
Por Romero Arciaga.
—í En qué tienen razón ? o los que tienen dema-
—E.S evidente que un jefe dé división está siado valor ? A unos y otros, por razones opues-
aiá.s cerca do la muerte que un jefe de sección tas, les falla la mano o les tiembla la vista y
—Exacto. hacen el ángulo, ese pequeño ángulo fatal que
—^Oe este modo, por medio de la icarrera, desvía hacia la derecha.
lian inventado la juventud y la vejez como —% Insiste usted, entonces, en que la muer-
expresiones de tiempo y no como caracteres te está a la derecha ?
individuales; de allí nació el error. Ha sido —Le confieso que tengo esa impresión ine-
después de esta invención (obra del diablo, ludible.
naturalmente) cuando cada hombre ha tenido
ana edad y, en consecuencia, emipezó a enve- Aquí mi maquinista cesó de hablar. Y me
252
parecía que había terminado, que había dicho Terror fué, porque olvidando en un momen-
todo. Ahora el silencio me pesaba más que al to el otro miedo y las teorías imaginarias y el
principio; me mordía. Parecía que se hiciese só- temido camino del rumor paralelo, me embar-
lido y estrecho en torno de mí, como si la muda gó y me turbó un solo sentimiento que era
atmósfera se solidificara en hielo y me cogiera éste temor más fuerte: el sentimiento del ab-
dentro. Hasta el fuego que traslucía por las surdo de una locomotora que corre por un
comisura de la portezuela negra se había he- terreno sin rieles. Por lo cual, casi loco me
cho denso; lo mismo el vapor que escapaba a arrojé sobre el brazo del maquinista y seguro
veces de las válvulas. Entonces, más desespe- gritando me pegaba a él y apretaiba la cara
radamente que al principio, tendí mis oídos contra su espalda, para obligarlo a detener o
hacia la landa, hacia los horizontes, hacia el para no ver, no ver ya nada esperando no sé
infinito circular, para agarrar en el viento el qué desastre. La angustia me impidió medir el
germen de un sonido. tiempo transcurrido así; pudo ser un minuto
o muchos años. Hasta que, volviendo de esa
En esto, hacia el lado derecho oía despuntar suspensión de los sentidos y recobrando alguna
y como exprimirse fuera del silencio un ru- calma, me levanté dándome cuenta de que la
mor ; sospeché que existía desde hacía ya tiem- carrera había disminuido mucho y que había
po, pero que no lo había advertido: sonido im- en torno un accidentado paisaje crepuscular
preciso, pero continuo, que seguro no se deja- con casas, muchas casas, girón de ciudad; una
ría atrapar; débil, implacable, casi un susurro calle de la que veía a izquierda y derecha inte-
o un murmullo, como un correr paralelo, co- riores de habitaciones humanas con luces en-
rrer de ruedas, que probablemente crecía. De eendida=i sobre mesas tranquilas y rostros de
repente, encontré de nuevo voz y movimiento, mujeres asomándose a cerrar las puertas. Des-
y agarrando un brazo al maquinista, clamé: pués entró el tren bajo un techo clamoroso y
—A la izquierda, por caridad; un poco a la nos detuvimos.
izquierda...
Súbitamente sentí helarme, porque un nuevo El maquinista brincó fuera. Debido a que
pensamiento me hirió en la frente y, sudando bajo el gran techo las luces eran confusas y se
y casi desmayado, casi sin voz, me sentí que mezclaban con zonas de tinieblas, no compren-
ecía: dí donde estábamos; además, me sentía anm-'-
—Oh, los rieles. No se puede: aquí se va dado. El me invitó:
por rieles. —Baje. Hemos llegado.
En esto, el maquinista, teniendo las manos Bajé y le pregunté:
en las palancas, torció hacia mí todb el busto —¿Adonde?
y me mostró una cara iluminada y sonriente. —A cualquier parte—respondió.
Asómese—dijo—; mire el camino delante Estaba atónito de la violencia de la carrera;
de la máquina. pero pregunté aún:
Con qué deconfianza me levanté, y, asomán- —^Perdone; de cualquier modo, i su tren qué
dome lo más que se podía fuera del pretil de
cosa es?
hierro, -miré la llanura sobre la cual corríamos Sacudió los hombres respondiendo:
a toda velooidad.
—jiQué quiere que sea? Sólo un tren como
Con violento y nuevo espanto vi que no ha-
todos los trenes.
bía rieles.
M X M O B O N E M E
253
MARTI; POETA NUEVO
Vor %AUL %0A GARCÍA
254
Angustias continentales son las que le de- La visión de la vida a través de un prisma
terminan a escribir versos, meses más tar- puramente plástico alcanza en la poesía de
de. Fué aquel trágico invierno, " e n que por Martí sorprendentes cristalizaciones. Y al
ignorancia, o por fe fanática, o por miedo, desborde inagotable de color y luz se aunan,
o por cortesía, se reunieron en Washington como en milagrosa concreción, la riqueza ver-
los pueblos hispanoamericanos." Visionario bal y la soltura en el procedimiento. Tampo-
y, por ende, dotado de intuición histórica, co le es ajeno el don sintético. Aprisiona en
pudo trasponer Martí los umbrales del ma- el fraseo de un poema las fragancias opali-
ñ a n a y vio a nuestra América indígena nas del poniente.
g e n u f l e x a miserablemente ante el coloso Y en cuatro versos hace que reviente —
del Norte: veinte pueblos libres trocados— granada luminosa, — el día:
por la penetración eco- El clarín solo, en el monte,
nómica y la discordia in- canta al primer arrebol;
testina,— en veinte pue- la gasa del horizonte
blos esclavos. E incapaz prende, de un aliento, el
de resistir —él que se [sol.
debía a la América, pues Fué el impenetrable
de ella era hijo,— tan Mallarmé quien introdu-
dantesco panorama se fué jo en la literatura " l a
a refugiar " a l monte" y imagen como resorte de
en sublime "comunión la emoción fragante y de
con la naturaleza" escri- la visión inesperada".
bió versos pequeños, co- Puesto en práctica el
pas con música, exalta- precepto por los ajenjo-
ciones verbales, alardes sos concurrentes a lo*
imaginativos, sueños de Martes de la calle Roma,
amor, paisajes psíquicos. ahora más que nunca se
Y recogidos luego en mi- hacen los jjoemas a base
núsculo volumen forma- de imágenes, de construc-
ron su colección de Ver- ciones mentales que care-
sos sencillos. cen de significación y
Esencialmente nuevos sentido para el academi-
son los Versos sencillos. zante y el burgués. En
Por Rafael Blanco. su época fué Martí el pri-
Cualquier poeta de van-
Logró singularísimos acier-
guardia puede firmarlos como propios sin trai- mer imaginífico
tos, de los cuales se valió posteriormente, con
cionar sus ideales estéticos, por muy avanza-
gran éxito, Rubén Darío. Y llevó sus atrevi-
dos que éstos sean. Adviértense en ellos —a
mientos hasta lo inadmisible:
excepción de la rima,— todos los ingredien-
tes que se emplean en el laboratorio gigantes- En cuanto llega a esta angustia
co de la poesía nueva. Nada falta: ni la sin- rompe el muerto a maldecir:
ceridad artística ni la metaforización constan- le amanso el cráneo: lo acuesto:
te. Abundan los contrastes ideológicos, las si- acuesto el muerto a dormir.
tuaciones anímicas. Y no son raras las alego-
rías, ni los simbolismos trascendentes: Bien dice el camarada Fernández de Cas-
tro en su notable antología " L a poesía mo-
Duermo en mi cama de roca
derna en Cuba" que en el postulado martia-
mi sueño dulce y profundo;
no "todo está dicho ya, pero las cosas cada
roza una abeja mi boca
y crece en mi cuerpo el mundo. (Continúa en la pág. 269).
255
P o E T ciA S C a4 T oAí'^t^E S "DE HOY
PERE CUJLANYA : poeta extrarw, cazador constante de VENTURA CASSOL: escritor, dramaturgo y poeta C" •>" que actualmente se halla desterrado en Bélgica en ALFONS MASERAS: poeta y escritor catalán cuyo li-
nuevos motivos sentimentales e ideológicos, Inteteclualmen- virtud de sa directa intervención en los últimos aconte''f ""'os políticos ocurridos en Cataluña. El poema CA- bro LA LLANTIA ENCESA, recientemente publicado,
te sensitivo, cu\)o único libro VOLUPTAT, lo ha colo- BELLERAS, de su libro AMFORAS, cuya segunda 0^'^°" acaba de ver la luz en Barcelona, es una prueba de
ha sido un nuevo exponente de su gran sensibilidad y
cado, de un salto, a la altura de los más grandes poetas su fuerte Ji novedosa manera de trovar.
refinado talento. Su prosa rica y su estilo repujado, así
catalanes. En breve publicará VIXIT, elegía, Ji BRA-
SAS, poemas de amor. De dificil, casi imposible, traduc- como la factura realista y la trama fuerte de sus obras, lo
ción, sus poesías b'ansplanladas al castellano pierden en C a b el^l eras han Aec/ij uno de los escritores más leídos en la Cataluña
¿ron parle su oiiginalidad y su fuerza, viniéndoles a que- del día. Entre sus mejores novelas merecen citarse: ED-
dar de su reconcentrada esencia apenas un evocador perfu- ¡Oh, cabellera afelpada pues contrit*''*vivía Cada vez la veo mejor
de la noche en la pavura, MON, LA FI D-UN IDILI, L'ADOLESCENT, IL-
me. Del volumen citado son las poesías DANZARINAS de Jesús puesto en la cruz, la tragedia * " Señor.
toda ungida e impregnada enmarañada y oscura DARIBAL, A LA DERIVA... Como cuentista ha que-
y A LA AUSENTE. de soledad, y sin luz! Sin embargW^'' su memoria, esparciendo su terror.
dado definida su personalidad en CONTES A L'AT-
de Jesús CfWncado
oscurecías l*r'8toria, y siento que rumorosa ZAR, CONTES FATIDICS, FIGURES D-ARCILA...
Las Danzarinas Tú que dulce y recogida
pareces compadecida cabellera d« P®<¡ado. se me va acercando, cual
Su obra poética es menos numerosa; pero más pulida.
ala de un ave sombrosa
del triste crucificado
Que tenebros^^y sombría que sólo me anuncia mal. DELIRIUM, EGLOGUES, seguido del POEMA DELS
Con gracia veiiuslna y luminosa y en un rincón apartado
como la del y'^sto era CAMINS y LA LLANTIA ENCESA, forman una tri-
danzan, los pies en sedas verdes presos, te ocultas toda la vida, y a la genW ("joninovía,
ten piedad del ansia mía. De ella quiero huir, y así
ágiles como el a u r a que el perfume volando tu <"[°ellera. con a m a r g u r a lo intento. logía de verdadera selección espiritual. De LA LLANTIA
de su pelo de lluvia roza suelto. Olvido sólo quisiera
A Dios me encomiendo, y ENCESA es el soneto que sigue, el cual simbólicamente
de aquella otra cabellera Arrepentido )' doliente ¡divino estremecimiento!
Las rosas de sus senos tiemblan eastiis cierra el aludido volumen, con su nota de humana dulzura
que rae obsede noche y día- me empezab**,castigar. la siento dentro de mí.
y los hilos de brisa de las vestes Negra y entenebrecida,, ¡Ah, quién rt^iera olvidar y estoico reconocimiento.
abren, y entonces la riente gracia perfumada fuertemente, aquella hórrifa serpiente!
Y me consuela esperar
surge, cual inmortal licor ardiente ondeaba conmovida que de la muerte al momento
La luz resplandecería
y nos incendia dentro y nos sacude
su desnudez de llama y AQ serpiente.
como una hirsuta serpiente.
de nuevo eS-r^ celda mía se pueda mi alma librar
(le esa imagen de tormento.
La Lámpara encendida
y su nocturl'f fulgor
Mi juventud, anhelante muy pronto *"6lgazaría
de un deseo que atormente, la tiniebla d" Señor. Gozando de aquella umbría ¡Consúmete! ¡Arde aún lámpara acobardada
QA la ausencia al duelo de cada instante
la seguía impenitente.
que se torna amable y pía,
de mi infeliz espíritu! E n el hondo negror
¡Oh, mi cS* tan austera, toda piedad y cuidado,
violada con ^ ¿ despecho aterciopelada y pura, n a d a será mentira, n i será cierto n a d a
Pálida ausencia, sabor La ciudad toda bullía por aquella ^P^Uena cabellera de negrura
de vacío, que estremecer con tumultuoso clamor que nunca o'r'da mi pecho! de Jesús Crucificado. cuando al eterno soplo se apague tu temblor.
me haces. ¡Qué lejos de mí
todo lo encuentro! No más Enonces todo goce y belleza extinguidos
el recuerdo de mi anhelo y muda la voz trémula de alegría y dolor,
me incendia de una ilusión
y. CARNER RIBALTA, que no debe confunJi& =on JOSÉ CARNER, el más grande J) complejo de los poe- ni el tiempo ni el espacio podrán ser y a medidos
cual lluvia de claridad
tas catalanes actuales, ha adquirido \)a notoriedad f* Cataluña, a pesar de su homónimo. Su poesía está impreg-
que se esparce por mi cielo y la luz que fué t u y a volverá a ser negror.
nada de ese lirismo nebuloso y sensitivo a que "x " acostumbrado los poetas ingleses, que CARNER RIBAL-
deshaciendo su negror.
TA ha estudiado ji traducido. Su libro ACORAMW^TO I OAUDIS (CONGOJAS Y ALEGRÍAS), es rico de
No temas más la mano que un día ha de a p a g a r t e
Pero vuelves prontamente sensibilidad Ji de matices. Además de poeta, CA¡Tr^R RIBALTA es ensayista, J) las letras catalanas le deben
al dulce instante inclemente un concienzudo trabajo sobre los poetas de la re*f"^'°n rusa y la traducción de CITHANJALI, de RABIN- pues es la mano misma que otrora te encendió
y a r r a n c a s del más allá, DRANATH TACORE. í
y en el vacío, inútil, al fin ha de colgarte.
celosa, mi alma que
toda al olvido t e daba. Dulcemente consúmete en tu dulce agonía
Y vuelves a estremecerme SM e t a m\ó r f O s i s
y otra vez lo vuelvo a hallar h a t a el postrer fulgor de tu destello, no
todo lejano de m í . . . ! Pues que bella y no obstante cruel t ^ haré como a la ninfa hizo P a n : menos bello y glorioso que brilló el primer día.
no te quieres doblar a mi amor, siete flautas de caña te haré,
pues que tienes la gracia de aquel
cervatillo de ágil temblor, Y así podré
-^ hablar -^
pues que púber, la rosa del pié cual tu boca chiquita, y podré
256 y las trenzas belleza t e dan, claridades sonoras cantar. 257
T cA ^ T cA L O
Para Alfonso Hernández Cata.
STABA condenado a vivir su,' vida en mayor escándalo. El niño puso el berrido en
E constantes ascensos y descensos físicos. el quinto piso, que era el más alto de la casa.
Trabajaba en un almacén de confecciones, y La mamá sibiló imputaciones de "zoquetería
su ministerio—agrave de responsabilidades mer- peninsular" y habló de retirar la cuenta. Hu-
cantiles—era la maniobra del elevador. bo que darle explicaciones. Y a Baltasar, el
Le habían asignado a ese servicio como úl- recomendado itinerante, se le llamó a la ofici-
timo recurso. Desde que entrara en " l a casa", na, se le hizo historia de sus torpezas y des-
a empellones cordiales de u n paisano, olímpi- afueros, se le invitó a retirarse para la delibe-
camente retirado de la ración de sentencia y se
gerencia al empíreo de le llamó después para es-
su aldea, el muchacho cucharla :
había recorrido todos los " E s la última oportu-
departamentos "sin dar nidad que le damos. Us-
resultado." Era muy es- ted no Siirve para la tien-
caso de luces naturales da. Vamos a ver si sirve
—ijrutote, honrado, di- para manejar uno de los
recto, sensual. En el De- elevadores."
partamento de Telas, tu- Y sirvió. Llevaba ya
vo un percance con una dos años en la faena.
jamona robusta, que le Había desarrollado una
sorprendió inclinándose t é c n i c a insuperable.
abusivamente s o b r e el ¡ Con qué soberbia dis-
rnotsrador para atiabarle plicencia m e j o ral'a el
la vertiente del escote. aparato! Lo detenía, de
En el Departamento de una sola vez, al filo mis-
Joyería, confundió una mo de cada piso, con pre-
vez lamentablemente dos cisión matemática. En-
grados de imitación, ven- tre sus dos manos, había
diendo por el precio dé logrado una perfecta y
los burdos un brazalete s i multánea disociación
de deslumbrante nove- de voluntades: mientras
dad. Destrozó un bibelot la izquierda descorría,
en el Departamento de Por García Cabrera. con diligente soltura, la
Regalos y dejó a Pierrot reja plegadiza de segu-
ridiculamente arrodillado, con cítara y todo, ridad, la derecha hacía girar la palanca mo-
a los pies de una Colombina hecha añicos. Y, triz y ascendía luego a darle un golpecito bre-
en fin, en el Departamento de Artículos para ve y suficiente al botoncillo del indicador eléc-
Niños, tan frecuentado por todas las mamas trico. Era un juego de infinita elegancia; y
de celo gallináceo y por todas las abuelas de Baltasar ponía siempre en él, ante la mirada
irascible ternura, le pegó cierta vez un mo- distraída y algunas veces admirativa del pa-
quete disimulado a un nene imposible, que se saje efímero, esa mezcla de deliberación y de
había tomado la libertad de montarse en un descuido que constituye la genuína maestría.
velocípedo todavía v i r g e n . . . Aquel fué el La orgullosa conciencia que tenía de su des-
258
treza compensábale de las desventajas de su Así cumplió durante dos años, con entera
función. Había que rezar inacabablemente, a satisfacción de " l a casa", que veía ya defini-
cada carga humana, la larga letanía avisadora tivamente resuelto el problema del apadrinado.
de las especialidades de cada piso—"Vestidos También él era feliz. ¿Qué importaba que el
y Sombreros... Ropa I n t e r i o r . . . Artículos resto de la dependencia, en las horas de asueto,
para n i ñ o s . . . Mantelería y Ropa de C a m a . . . se burlara de su función subalterna? Baltasar
Cretonas y D a m a s c o s . . . " Y, al principio, poseía los rudimentos de una filosofía energé-
Baltasar, que era algo tartamudo, incurría en tica, aunque humilde: cada cual no estaba
promiscuidades verbales que le obligaban a las obligado a hacer más que lo que podía, y si lo
más patéticas rectificaciones, entre las sonri- que podía lo hacía muy bien, valía tanto como
sas compasivas o burlonas de la clientela. No el que más. Animado por esta conviocióm, no
era cosa fácil aquel hilván solemne de surti- se quedaba manso ni pasivo ante las jácaras.
dos; pero la repetición constante, unas qui- Devolvía la sátira con la sátira, a su manera
nientas veces al día, crió hábito, engendró per- aldeana y elemental. Les reprochaba a "los de
fección; y hasta le sirvió a Baltasar de ejer- mostrador" su zalamería, su encorvamiento,
cicio terapéutico para su tartamudez, como su afeminada técnica. El, siquiera, tenía un
los guijarros a Demóstenes. trabajo independiente y viril: ¡era " j e f e "
Vencida esa dificultad primeriza, hiciéron- dentro de su '' departamento " ! Y como no as-
se sentir las más .permanentes, derivadas de piraba a ser dueño, tampoco reconocía servi-
la temperatura y del continuo estar en pie. dumbre.
En verano sobre todo, los tres metros casi . . . Pero ahora había acaecido algo trascen-
cúbicos de atmósfera dentro de la movible dental. Frente a la estación del elevador, en el
jaula de acero, se hacían irrespirables. Bal- piso bajo, estaba el Departamento de Abani-
tasar se asfixiaba, todo rojo y húmedo, den- cos. Lo atendían un joven pálido, de pelo en-
tro de su prestigiosa guerrera de -dril kaki, vaselinado, una muchacha rubianca y pecosa,
cuyo tieso cuello le anillaba el pescuezo. ¡ Có- otra velluda y gordezuela. Ninguno de los tres
mo odiaba él los días de gran venta, las es- había herido particularmente la imaginación
pectaculares "Ventas especiales", tan pingües de Baltasar, que se aeostumibrara a mirarlos,
para la casa! Una multitud cargada de pa- en las pausas de su labor, con la misma indi-
quetes y codiciosa de " g a n g a s " se atropella- ferencia con que miraba a las estanterías leja-
ba entonces dentro de los elevadores, apre- nas, o a las escenas versallescas y japonesas d(;
tándose hasta la congestión. Baltasar perdía los abanicos expuestos sobre el mostrador. Su
su aire solemne y tenía que renunciar a man- selvático instinto sensual, que le había ocasio-
tener sus distancias, su área de autoridad, su nado el incidente de marras con la solterona
radio polémico junto a la palanca. Cuarenta de amplio escote, dormitaba, pues, durante laa
o cincuenta suelas y tacones de diverso cali- horas de faena. Apenas si algunas veces, en
bre se ensañaban contra los amplios y aris- la excusión ascendente o descendente a lo lar-
tudos remates de su propia humanidad. El go de los pisos, se alebrestaba momentánea-
hacinamiento era angusticso. La gente ja- mente con el furtivo atisbo de alguna de las
deaba, labios con nuca, pechos contra espal- muchachas que trabajaban en los departamen-
das. Había instantes, antes de la "arranca- tos superiores. Pero en seguida su concien?ia
d a " , en que parecía que el ascensor iba a es- se solidarizaba de nuevo con la función del
tallar como una santabánbara. Menos mal que aparato, como si fuera la propia conciencia
en seguida sobrevenía el alivio del ascenso mecánica de éste.
raudo, con su tibia brisa artificial. A medida ¿ Por qué se fué la muchacha gordezuela de
que el elevador se iba descargando en los pi- los a/banicosí No lo supo. El hecho importan-
sos, Baltasar respiraba mejor, y hacía cosecha te es que una mañana apareció, substituyén-
de optimismo y de resignación para el siguien- dola detrás del mostrador, Ella—abrileña, rít-
te viaje. mica, pulposa—^maravillosamente sonrosada de
259
to, al borde ya del piso superior, para
escrudiñar bien la cañadita de nácar
del escote, el declive inmaculado de la
nuca, el perfilillo de las pestañas! Y
cuando la plataforma del segundo piso
interceptaiba brutalmente la visión, és-
ta se prolongaba imaginativamente,
tan vivida, que parecía que la imagen
ueleitosa subiera con él, en el mirífico
elevador de la fantasía.
Boriwtaba, entre tanto, su letanía
de surtidos—'' Vestidos y Sombreros...
liopa Interior... Artículos para Ni-
ños...—; pero en un lenguaje sordo y
confuso, viciado por un retorno inad-
vertido de su primitiva tartamudez...
ü n día, una señora protestó:
"Hijo, ¿qué dice usted? ¡No se le
entiende una palabra!
Por García Cabrera. tíaltasar tuvo una sacudida. Poco
faltó para que, atraída la palanca con
los rubores del aprendizaje. Tenía los ojos de el sobresalto, no se alterase peligrosamente la
un azul bucólico, como el liumó mañanero de marcha del elevador. La señora se quedó ru-
las cldmeneas aldeanas, y los labios henchidos miando sus protestas, anunciando que "ha-
se le separaban de continuo, descubriendo el blaría en la oficina"... Aquel día, después
hilillo fúlgido de los dientes menudos. El del cierre, Baltasar fué amonestado. Tartamu-
cuerpo perñlaiba un juego espléndido de on- deó unas excusas, humildemente. La alta ge-
dulaciones misteriosas detrás del mostrador. rencia se sonrió detrás de los burós una son-
Cuando alzaba los brazos desnudos para des- risa recíproca; pero insistió en la advertencia
plegar los abanicos, dorábasele un velloncillo y le conminó a que acabara de desatarse la
inefable en la cuencia de las axilas. lengua. "Hasta para ser mozo de elevador
Baltasar se quedó atónito. Tuvo, en segui- había que saber hablar."
da, un presentimiento de su perdición, y quiso Compungido, herido en lo más profundo de
imponerse a sí mismo desde el primer instan- su suficiencia técnica, Baltasar no durmió en
te, someter su instinto a estrecha vigilancia, a
toda la noche. La gesticulación consejera de
heroica disciplina. Durante un día entero se
Bermúdez, el dueño, se le confundió en la
abstuvo de mirar. Clavaba los ojos en el techo
representación mental con las imágenes de-
de metal, en la palanca, en la firma de ' ' Otis
liciosas de la Musa de los Abanicos. Al día
Elevator C o . " . . . Se demoraba por los pisos
siguiente se levantó dispuesto a sacrificios he-
superiores... Pero la misma inhibición espoleo
roicos. Puesto que era imposible no mirar, se
el apetito. Y claudicó al fin, entregándose vo-
libraría discretamente a la contemplación de
luptuosamente a la contemplación de los cir-
la amada,—discretamente, es decir, del modo
cenianos encantos. ¡ Con qué voraz ahinco tras-
más disimulado, más alerta posible. ¡ No iba a
pasaba entonces su mirada el estrecho enreja-
echar a perder su carrera impecable de dos
do, en la primera jornada del ascenso, para
tener de su Cinosura una multiplicidad de años!
perspectivas, desde todos los ángulos visuales! Castigada así por la voluntad, su primigenia
¡ Como se agudizaba el atisbo desde lo más al- apetencia se fué alquitarando, refinándose,
260
amansándose hasta convertirse en una dulce la perspectiva de una fuga de curvas armonio-
y platónica fascinación. La joven de los atba- sas. El, galeote de su galera de acero, quedaba
nicos le sorprendió muchas veces mirándola allí uncido y atento al trasiego final de la de-
embobado, con una líquida delectación en los pendencia. De poder hablarle, tampoco se hu-
ojos redondos. En aquellas sorpresas de su biera atrevido a hacerlo. Tenía miedo: miedo
arrobamiento, a Baltasar se le encendían las de su inexperiencia, de su extranjería, de .su
mejillas, bajo las cuales empezaba a apuntar tartamudez, del "no" sofocado de risa, que hu-
la pelusa de la primera barba, y desviaba la i';iera derribado la endeble esperanza, tron-
mirada con turbio disimulo. Eva, sin embargo, chando para siempre la yedra de la cointein-
no se llamaba a engaño. Su íntimo menospre- plación.
Una tarde, cuando más embebido csta';a en
cio hacia el obvio adoraidor se traducía—con
ella, el encargado del piso,—especie de monitor
femenil inconsecuencia—en finos, calculados
ambulante—le dio un toquecito en el hombro:
énfasis de la morbidez y de la línea. Aparen-
" L e vengo observando. Usted no hace más
tando no percibir el homenaje silencioso, de-
que mirar. Le han sonado tres veces el timbre
positaba sus coqueterías en el buzón de la cu-
llamándole desde arriba, i Está ido, o qué 1
riosidad masculina, como otras tantas misivas Estalló una carcajada. Limpia, fresca, salta-
sin destinatario... Y él la advinaba entonces, rina, como un chorro de agua c'ara. Era de
más que la veía, trenzándose las manos a la Eva. El encargado la miró severamente. Bal-
ospalda para dejar bien destacado el busto tasar, aturdido, cerró de un golpe la puerta
agudo, o aechando el aire con las caderas al plegadiza, rozando ligeramente el brazo del
pasar brevemente por detrás del mostrador. encargado, a quien se le cayeron al suelo los
Baltasar sufría el sufrimiento de las ambi- lentes en el esguince instintivo para proteger-
ciones sin esperanza, el suplicio tantálico de se. El ascensor subió como alma que lleva el
diablo—el pobre diablo encogido de Baltasar—
mirar, mirar, mirar, sin acceso posible. Cuando
y (bajó de nuevo al rato, cargado de señoras
terminaba la jomada, las muchachas eran las
de semblante frun'cido.
primeras en salir. Ella tomaba su bolsita, es-
condida en la estantería, se empolvaba, espon- "Baltasar, te llaman de la oficina. Me han
jábase los labios ante el espejo para el beso del dicho que me encargue del elevador."
rouge, se encajaba el bonetito, y salía,—sin una Le liquidaron el sueldo del mes.
sonrisa, sin la dádiva de una mirada; llenando Eran $13.13.
O B G E M Ñ C H
¿Qué pienso del arte moderno?... Lo he venido practicando durante setenta años—^replicó
con una deliciosa sonrisa Bemard Shaw—; pero, hablando en serio, supongo Que debe de haber
algo bueno en él. Tengo la impresión de que muclios ineptos lo están usando para encubrir sus
limitaciones. Pero fíjese en Matisse, por ejemplo; por la seguridad y beUeza de su línea, conoz-
co que el hombre pudiera dibujar al modo académico, si quisiera. Confesaré que, ai principio,
sus obras me parecían extrañas; pero las he contemplado ya tanto, que ahora veo su beUeza sin
permitir que la aparente extravagancia interfiera con mi apreciación de la parte que me gusta...
No creo que ss haya llegado todavía a la meta; pero todo gran movimiento tiene sus procursores.
No importa que se trate do religión o de arte. Oózanne, Van Gogh, Matisse pueden no ser más
que profetas o Bautistas.
Pero lo que hay que admitir, quiérase o no, es esto: contemple con suficiente frecuencia es-
tos cuadros modernos, téngalos Vd. en su casa, y ellos le harán sentir que la obra de sus predece-
sores es roma, opaca, monótona y sin vida."
(De una entrevista por S. J. Woolf en el "New York Times").
261
T%AT>UCCIONES T>EL CHICHO
También Cristóbal Morley es un valor que hay que conocer en la nueva literatura — por nueva, en-
tendemos más acá de Harethorne, ele Emerson, de Bret Harte — norteamericana. Morley es una
especie de Chesterton epicúreo y sin dogmas. Es, como el inglés, gordo y eupéptieo; fino y ágil por
dentro. Fuma del rubio de Virginia en pipa; va a Francia todos los veranos, y es un mandarín jo-
vial e'irónico, elegante y pulido, sobre las rudas letras del Norte.
ST0P-8H0RT
262
UX MOTE
EL POTE
MEDITACIÓN DE UN BALNEARIO
263
i
EFLEJOS, por Xavier ViUaurrutia. Editorial
R "Cultura". México. 1926.
Aunque esta breve colección de poemas es de 1926,
l'cio la nota dominante en ViUaurrutia es, burla
burlando, un eco de " m e l a n c o l í a sin t r i s t e z a " , de
pi'eocupación trascendente:
nos llegó ahora, a v a l a d a por el prestigio flamante
¿Por qué la vida se complica
(le " U l i s e s " , la sensitiva revista hermana, que Vi-
como el vuelo de esa golondrina
Uaurrutia, el poeta, y Salvador Novo, el ensayista,
que burla toda la geometría?
editan en México. Pero ¿qué importaba, después
de todo, la fecha de " E e f l e j o s " ? Estos poemas, E s t a alianza del sentido plástico y visual de la
pulcramente trabajados, herméticos —para que no realidad con la percepción de sus parentescos emo-
se escape su fina esencia de emoción captada— son cionales, de sus posibles mensajes anímicos, es casi
do ahora, son de siempre. Su lectura nos ha djedo constante en ViUaurrutia, y le sirve a menudo p a r a
—ya el poeta lo sabe, por las privadas letras— expresar con elegante y sutil sobriedad su anlielí
toda una semana de horas exquisitamente difíci- de mudanza serena, de inquietud tranquila,
les. No los hizo ViUaurrutia p a r a los papelitos de
para ver la tarde de siempre
almanaque. N i para los abanicos. N i p a r a las ve-
con otra mirada,
ladas " c u l t u r a l e s " . En rigor, no los hizo para na-
p a r a ver la mirada de siempre
da líi p a r a n a d i e : se le escaparon, como p u r a s reac-
con d i s t i n t a tarde.
ciones de su sensibilidad temblorosa. Son poemas
adjetivos —jno los llama ya el poeta " R e f l e j o s " , , Y en esa contemplación, espiritualmente activa y
—en que se representan las cosas, no según la mentalmente transformadora, ¡cómo descubre y
imagen que nos viene de ellas, sino como el poeta corpoveiza l;i sensación de las cosas! ¡Con qué en-
las siente proyectarse en las aguas traslúcidas y trañable precisión las describe o las sugiere!
palpitantes de su sensibilidad. 4Y qué es, en fui
Me fugaría al pueblo
de cuentas, toda poesía verdadera, sino eso: una
p a r a que el domingo
percepción fugaz de los dobles de las cosas, una
fuera detrás del tren
resonancia humana a los rumores de fuera. ViUau-
persigiéndome,
rrutia no alude a los hechos mondos sino cuando
resultan expresivos de una tonalidad interior: Hay, dice, eji KU alquimia del tedio dominguero; o de su
por ejemplo, codicia de renovación en su alma y cielo nocturno do A n á h u a c :
Cielo iiiereíblo
Por eso las nubes se exprimen tan estrellado y azul
y por eso crugen los muebles como en la carta astronómica;
y por oso se inclinan los cuadros.
o del sentir el tren que pasa en la noche:
Nunca es plástico sino a condición de trocar en " . . . e l corazón se apresura
s.'guida su visión en pirueta de melancólico humo- o, quien sabe, se detiene
rismo —humorismo responsable, que no es sólo jue- oyendo el silbido que
go, que no es sólo travesura y diversión: Humo- raya largo de punta
iisino, en fin: en la pizarra y nos deja
¡Calor! Sin embargo, da p e n a un calofrío de infancia;
beberse la " n a t u r a l e z a m u e r t a " o de los tranvías, " C a s a s que corren locas —de in-
que lian dejado dentro del vaso. cendio, huyendo,— de sí m i s m a s " . . . . Gran busca-
264
dor —y hallador— de imágenes inéditas y de emo- hemos constituido «n asociación p a r a fomentar y di-
ciones inaccesibles, Villaurrutia me parece uno de fundir esa c u l t u r a " , se dice abinitio,—Anotar, pues,
los poetas nuevos más genuínos de esta hora ame- que se t r a t a de una " a s o c i a c i ó n " , cosa que y a re-
ricana.—J. m. viste cierta g r a v e d a d y que resulta particularmente
t
significativa en v i r t u d de la notoria repugnancia del
X ^ U r S T S U C d O N saVEBJOB. EN CXTBA E N KL grupo habanero a toda organización formal. E s t a no
siempre es una g a r a n t í a de cohesión ni de fecundi-
P B I M E B OUABTO D E S i a i X ) D E VXDA S E P U -
dad y, en cambio, suele restar agilidad, alegría, sen-
B U C A N A , por Joaquín Uerena.—Este libro es una
tido de la propia iniciativa y de la responsabilidad
denunciación serena, valerosa y enérgica de nues-
propia. Y no traeríamos esto a colación a q u í si uo
t r a bochornosa incuria a n t e el problema de la en-
fuese porque se nos antoja que esa preferencia, ese
señanza superior. El a u t o r ocupa un alto puesto
prurito de seriedad un poco solemne, se denuncia en
burocrático en el sector administrativo de la I n s -
el primer número de la Revista de que nos ocupa-
trucción Pública. Es, pues, un hombre que sabe lo
mos. Su formato y presentación, con ser muy pon-
poco que se ha hecho y lo mucho que se ha dejado
derados, resultan también un poco ponderosos. Y de
do hacer. Además, lo dice sin remilgos, si bien
un tradicionalismo, de una parsimonia a u s t e r a que
se escuda t r a s una dedicatoria de su obra y una nos recuerdan demasiado a la ilustre ' ' Cuba Contem-
ilimitada confianza en las promesas e intenciones p o r á n e a " . j N o cree el Grupo de M a t a n z a s que ya ha
renovadoras que actualmente cunden. Como casi llegado la hora de renovar los clichés? Más sustan-
todas las obras denunciatorias, carece de g r a n va- cialmente; lo que echamos de menos, a primera vista,
lor sustantivo. Su crítica es ovbia: cae más den- en el esfuerzo admirable de nuestros amigos es esto:
tro de la categoría de la elemental censura. Pero J u v e n t u d . j Y el contenido? E n este número hay una
tiene algunas apreciaciones agudas acerca de las divulgación certera, acaso excesivamente esquemá-
deficiencias del P l a n Varona, que rige hoy nues- tica, de Medardo Vitier sobre " T e n d e n c i a s del So-
t r a enseñanza. Ese plan, que nos xxarece desatinado, c i a l i s m o " ; del Dr. Filomeno Rodríguez y del doctor
a juicio del señor Llerena, soslayó el verdadero Prudencio Bacelo, sendas conferencias u n p o c o . . .
problema educativo de nuestra nacionalidad inci- doctorales; otra más del Dr. Diego Vicente Tejera,
piente, problema que " n o era en el fondo cuestión sobre " L a s circunstoncias a g r a v a n t e s y las ideas
de algunos aparatos más en laboratorios y gabine- m o d e r n a s " , nutrida de doctrina y segura de juicio,
tes, de asignaturas suprimidas o agregadas, de al- si bien de prosa harto forense, fiscal; y, en fin, un
teraciones en la terminología, de profesores cam- ensayo final, boieeador y pulcramente escrito, como
biados . . . " , sino ' ' de transformación p r o f u n d a ' ' , todo lo suyo, de Fiernando Lies, que se ocupa, muy
" d e c r e a c i ó n " . No precisa el autor muy clara- oportunamente por cierto, de " I n d i v i d u a l i s m o , So-
mente cómo debió haberse procurado esa transfor- cialismo y Comunismo." ¡Lástima grande que esto,
mación; se contenta con indicar el sentido nacio- t a n aclarador, no llegue—como seguramente no ha
nalista, de educación social, en que debió orientar- de llegar—a los sectores oficiales en que los dedos
se. Nuestra Universidad, dice, no ha respondido a ae han vuelto huéspedes indeseables de dos meses
las necesidades de nuestra j u v e n t u d colectiva. H a acá! P a r a resumir: todo este primer número de la
funcionado en abstracto, según se la c o n c i b i ó . . . B>. del G. M. de M. es " c o s a s e r i a " . Lo único que
Citoríamos, si tuviésemos espacio, numerosas apre- tenemos que reprocharle es que resulta, en conjunto,
ciaciones sumamente certeras de este libro bien demasiado seria. Y el reproche tiene su importancia.
concebido, cuidadosamente escrito y oportunamen- U n a de las razones porque la cultura ha sido siempre
te publicado. Léanlo quienes quieran enterarse mirada en Cuba con desgano es que no se ha sabido
bien de la b i r r i a que ha sido hasta a h o r a nuestro comunicar gracia y amenidad a sus manifestaciones
sistema general de enseñanza superior. más genuínas. Los mejores, han escrito siempre en
un tono de exotérica severidad, con ceño inexora-
ble. Nos parece que esto no es necesario. Se puede
BEVISTA D E L GRUPO MINOEISTA D E MATAN-
bajar a lo más hondo con cierto gracia deportiva o
ZAS.—En el Interior por lo' menos, el minorismo va
circense (véase el último tomo de " E l Especta-
dejando de ser ' ' u n estado de á n i m o ' ' , como lo cali-
d o r " , de Ortega y Gassiet). 4 No sería conveniente,
ficó el propio denominador oficial del movimiento.
pues, que introdujésemos un poco de buen humor y
P r u e b a de ello es que ahora nos llega, cuidadosamen-
de agilidad juveniles en estas faenas de ilumina-
te editado, el primer número de la publicación cuyo
ción? Obreros de la cultura, trabajemos cantando.
título encabeza esta nota. E s una recopilación de las
Sonriendo, a l menos. Por lo demás, parabienes al
conferencias pronunciadas por el grupo yucayense
Grupo Minorista de Matanzas, que está desautori-
en sus primeros cinco meses de vida. Al frente de
zando nuestra sonrisa irónica a n t e aquello de " l a
ellas aparece el manifiesto con que el Grupo señaló
Atenas c u b a n a , " Así, sí.—j. m.
su advenimiento y definió sus intenciones. " . . . non
.g cg og
265
c A L M A ' N ^ A q U E
UNA CONFEEENCIA DEL quiere en cierta medida el
MAESTRO S A N J U A N . — compromiso de perseverar
Los técnicos acabados de eu la calidad. Juzgadores
un a r t e cualquiera, suelen de aquí y de fuera de aquí
ser pésimos explanadores y elogiaron merecidamente la
juzgadores del a r t e que cul- nueva factura y el nuevo
tivan. A lo sumo, a t i n a n a contenido del Suplemento
explicar los cómos de su s e g ú n vino apareciendo
propia manera; pero cuan- hasta hace un mes. Un gran
do se asoman a los predios periódico se ponía a tono
ajenos, se led nubla la visión. Tal vez ello se deba estético e ideológico los más finos gustos y enten-
a que en toda devoción artística hay mucho —ine- dimientos actuales. No era simplemente cuestión
vitablemente— de fanatismo; fe en el credo pro- de ismos ni de preferencias doctrinales. Era, senci-
pio, intolerancia hacia el de los demás. Lo cierto llamente, un aire de modernidad; y cierta pulcri-
es que no hay nadie que desbarre t a n t o hablando tud, y cierto espíritu alerta, y cierto rigor estima-
del panorama de escuelas y tendencias en un arte tivo. Hoy, todo eso ha desaparecido. Los últimos
dado como el profesional de ese arte mismo. Na- números del Suplemento, especialmente los del 31
die sabe menos de P i n t a r a que un pintor; de Mú- de Julio y 7 de Agosto, estaban llenos de poco
sica, que un m ú s i c o . . . El Maestro Sanjuán Nor- más o menos, de concesiones, de indulgencias: en
te^ es una rara excepción a esa regla notoria. Es- una palabra, de mal gusto. ¿No volverá por sus
cribe y habla de música con sosegado equilibrio fueros el Decano, t a n inteligentemente dirigido por
de simpatías y de rigores. su doble—o triple!—jefatura?
266
por la v a r i a crítica de fuertes mentalidades con- mas de selección. Poseer hoy un libro cubano de la
tinentales, es un vigoroso paradigma de lírica au- época colonial es lujo que sólo pueden permitirse
tóctona. los ciudadanos de bolsa apoplética; adquirir un ejem-
Este libro de Peralta, a más del valor intrínseco plar de Saco o de Várela, y aún de autores vivos
<l«e su aporte supone p a r a la actual poesía ameri- como Varona o Montero, es empresa seria en alto
cana, tiene otro inestimable: su resonancia en los grado. Poseer la colección de las obras de Martí
sectores del a r t e , de la crítica, aun de l a política. —¡vergüenza!—cosa imposible.
Algo más que una estética se ha postulado: el L a Editorial ha comenzado con raro acierto su
" a n d i n i s m o " , nuevo sentido de la vida surameri- labor, designando Director Literario de las Edicio-
«ana, nueva visión, apreciación y valorización de nes Cubanas, a Fernando Ortiz, t a n conocedor de
las cosas y de los hombres, nuevas reacciones ideo- nuestras letras coloniales, t a n avisado en todo lo
lógicas, sensoriales, simplemente humanas, en fin. característicamente criollo, pero, t a n alerta, a un
Ved cómo un escritor puneño —Federico Moré — tiempo mismo, a las modalidades y exigencias del
nos t r a z a en pocas palabras un postulado de anr- espíritu actual. Nadie tan preparado como nuestro
dinismo: polígrafo para distinguir entre lo clásico y lo sim-
" S u r a m é r i c a tiene en sus Andes el supremo sím- plemente viejo, nadie tan sabedor de que, las obras
bolo de la más estupenda unidad. El andinismo es animadas de un sincero y alto espíritu son siempre
la fuerza de la inspiración, algo así nuevas y, p a r a cierto linaje de al-
como el espíritu de Dios sobre las mas, siempre interesantes. Pero, se-
aguas. Andinista sabe ser el conti- ría oportuno hacer esta p r e g u n t a :
nentalismo del continente andino. ¿se v a n a dar a la posibilidad eco-
E L N U E S T R O S A N D E S suene en nómica de todos, obras de fácil
nuestros oídos como el M A E E NOS- venta o un repertorio cuidadosa-
T E U M suena p a r a los latinos que mente diapuesto, de obras que aun-
medran en las orillas del Medite- que de interés limitado, deben eá-
rráneo ' ' . t a r en la Biblioteca de todo hom-
Pluralidad de firmas amigas--las bre de letras cubano y asequibles
de E s t e b a n Pavletich, Serafín Del- siempre al extranjero que quiera
mar, Magda Portal, Alberto Gui ahondar en nuestro pasado? ¿Por
l l é n . . . — imprimen carácter a las qué la Editorial no comienza por
páginas del Boletín. Y en uno de darnos las Obras Completas de J o -
los números se inserta un poema sé M a r t í ? La utilidad mercantil
— " M é x i c o " —de nuestra Mari correría pareja con el beneficio in-
Blanca Sabas Aloma. telectual. j S c d u d a de ello? He
i Por qué no se reciben más en la aquí un d a t o concluyente: No hace
H a b a n a estos boletines púnenos? más de dos años que Alberto Ghi-
Seria buena su difusión p a r a raldo comenzó en Madrid la publi-
ejemplo de t a n t a j u v e n t u d nuestra cación de las Obras de nuestro
aletargada, perezosa, anémica, de- gran libertador. Por razones que
mandando a gritos nuevas vita- ignoramos sólo vieron la luz seis
minas. tomos de los diez y seis anunciados.
Búsquese hoy, en nuestras librerías
I.A EDITORIAL " C U I í T U B A " . — o en las españolas, un ejemplar de
L a poderosa empresa librera pro- Por Gropper. los tomos editados jjor G'hiraldo.
p i e t a r i a de ' ' C e r v a n t e s " y " L a Toda gestión será inútil. El último
Moderna P o e s í a " , anuncia con bombos y platillos libro ha sido ya vendido.
la edición de respetable número de obras cubanas Puede el Dr. F e r n a n d o Ortiz prestar a la cultura
cubana un servicio más y en verdad eminente, ha-
de autores desaparecidos. E l propósito no puede ser . , -1,1 i T Í -X 1 I ^
. '• ciendo posible la diíusión por el mundo—por nuestra
más digno
parte de losdeque
aplauso
entre ynosotros,
de cuidadosa
tienenatención
cura de pal-
ot América
mirado y especialmente—de
desconocido M a r t ílas
. - obras de nuestro ad-
M. V.
N o es el Individuo elegido el que constituye cuando no represente más que una botella, si
la anécdota, sino la manera en que se la trans- la m a t e r i a que lo acondiciona carece de cali-
cribe plásticameate. La verdadera anécdota dad, si la transposición es inferior al ob-
se encnentra en la técnica, cuando ésta es in- jeto.
suficiente. Es anecdótico todo cuadro, aún André LHOTE.
267
" F a l t a de sentido crí- psk'y^^l^l^jL'W.WW El arte no puede ser ni
tico que también so acu- nunca lo ha sido, enfer-
sa en suponer admira- mizo, débil, torpe y feo.
bles los pueriles esper- Eso no es más que la
pentos del pintor Diego ciega caricatura de la
Rivera.'' impotencia, que no pu-
C. Villalobos Domín- diendo dar la sensación
guez, comen t a n d o de vigor, de vida y de
' 'Indoiogía'', de José fueraia, produce esos en-
Vasconcelos, en 1» gendros desgarbados y
Revista "Nosotros", ridiculos que expresan
de Buenos Alies. admirablemente la con-
cepción enfermiza y dé-
bil de todos los fraca-
" E l verdadero nacio- sados y vencidos de im-
nalismo, no el ridículo potencia, sin alma ni
y carnavalesco nacionalismo al uso que cae en éx- valor para darnos la única y exacta impresión de
tasis ante un sombrero charro o una enagua de cas- arte."
tor, ante los monigotes infantiles de Diego Rivera Tomás Serrando Outiérrez, discurriendo sobre
y sus víctimas y ante la prosa y el verso estrafala- la obra del señor Presidente de la A. de P. y E.
en "El País".
rio de la legión estridente."
* * *
El orador Don Querido Moheno, en el "Diario " E s e movimiento epiléptico de los novísimos
de la Marina". "inspirados" y "creadores" en el campo del arte,
* * * tiene varios nombres: "ultramodernismo", " d a -
daísmo", "ultraísmo", "vanguardismo", etc.; pe-
" E l Hombre está formado ro, en lo esencial, el caso patológico o psiquiátrico
a base de verdades es uno solo, caracterizado por la exaltación o la hi-
de Física y de Química, perestesia de lo absurdo y lo extravagante y por la
por una " L e y F a t a l " ; vanidad y la osadía de la impotencia disfrazada
no hay nada que no tenga de genio. Los flamantes portaliras, portapinceles
por causa consecuente y otros instrumentos de arte, procuran impresionar
a tal efecto, exacto por la obscuridad de sus conceptos y por lai estri-
una razón causal. dencia de sus tonos, acaso con la esperanza de que
pueda reptirso, respecto del arte verdadero y eter-
La noche es la variante no, el milagro de aquellas trompetas bíblicas que
del soleado día; lograron con sus notas superagudas, derribar las
la muerte es de la vida murallas de Jericó... y romperles el tímpano a
otra razón fatal; cuantos las oyeran; pero la música agria, incohe-
el lioy es del mañana rente y arítmica de estos " g e n i o s " "posbellum",
la suma consecuente sólo impresiona y arranca aplausos a los " s n o b s " ,
y el Hombre el "quare-cáusam" maniáticos de la última moda, aunque sea sobera-
ide su inocente mal." namente ridículo, y gente que presume de saber de
todo sin comprender nada.
Estrofas de " L a Ley Fatal", poema del sefior
Amlana O^imez, calificado de "filosófico" por " L o que algunos llaman "poesía a c t u a l " o " d e
el señor Félix Callejas en su sección de "El ahora", y otros, "poesía de vanguardia", abunda
Mundo". en partos malogrados o abortos como los citados a
continuación, a manera de ejemplo."
* * * Ducazcal, en "Bohemia".
' ' Rodríguez Morcy en esa Presidencia es una ple- Estos tiempos que ahora vivimos corresponden a
la resurrección del inocente. Producen esta trans-
na garantía de acierto y una seguridad absoluta de formación, nuestro progreso material y espiritual,
que se acabaron todos los torpes desaciertos y las que da reHeve singular a nuestra personalidad his-
ridículos ignorancias disfrazadas de vanguardismos tórica y el prestigio que ganan en el mundo los prin-
y de adefesios de caballitos de queques. cipios de justicia, de confraternidad, que intentan
establecer la paz entre todos los pueblos.
" E l arte no puede ser más que uno, bello, gran-
El Presidente Leiguia, del Perú, en su discurso
de y vigoroso, pudiéramos decir " m a c h o " , para último ante el Cuerpo Diplomático residente en
sintetizar una idea de su poder y de su grandeza. Lima.
268
' D I R E C T R I C E S aptitud polémica, su integridad moral? No;
(Continuación do la pág. 246) generalmente el periodista es un instrumento
Entendemos, sin embargo, que un paso pre- más de la empresa, sin aplicaciones determina-
vio a toda tentativa de escolarizar el periodis- das; lo mismo servirá hoy para hacer una cró-
mo, ha de ser garantizar la posibilid<id de exi- nica política, que mañana para figurar como
gir, por vías casi coercitivas, a> las empresas, la testafero, corredor o agente en una operación
designación de periodistas graduados para la financiera.
redacción de sus periódicos. Este es el proble- Predominando un criterio de esta naturale-
ma fundamental; porque no son, como ordina- za, formados los periódicos sin otra finalidad
riamente se cree, los periodistas los principa- que la del lucro, dirigidos por simples "bus-
les culpables de la corrupción del periodismo, siness men" que sólo mantienen el periódico
sino las empresas. Más aún, el día que las em- como escalón de altas posiciones en la esfera
presas periodísticas se den cuenta de que un de la' economía o de la política, es natural que
periódico no es una agencia de negocios ni una se lle'nen las redacciones de periodistas impro-
lonja de contrataciones mercantiles, al obrero visados, entes sin preparación intelectual ni
del periodismo no le quedará otro remedio que envergadura ética para el oficio; pero por esas
regenerarse moral e intelectualmente, y enton- mismas razones más fáciles a la mendacidad,
ces habrá que cerrar por inútil la pretendida al "chantage" y al soborno.
escuela. ¿Qué es, actualmente y salvo excepciones,
La cuestión del periodista—cada día más un periódico entre nosotrosf
pavorosa para el verdadero periodista y para Un negocio como otro cualquiera.
el lector inteligente de periódicos—es una cues- ¿Qué debiera ser?
tión de competencia, como la de cualquier otro Un negocio, sí; pero además un sustentáculo
obrero manual o intelectual. Aquél que reúna de doctrinas, un órgano de ideas, un vocero
mejores condiciones de eficacia y pericia; aquél de la opinión.
que rinda una labor más considerable cuanti- ¿ Se logrará con la implantación de una Es-
tativa o cualitativamente, será en todo caso el cuela de Periodismo que el concepto del perio-
preferido. Ahora bien, ¿ quién mide esta com- dismo recobre su prístina pureza?
petencia: un periodista experto, un editor de Cuando esto se nos garantice, será oportuni-
larga experiencia? No; las más de las veces un dad de discurrir sobre las disciplinas a cursar
"parvenú," del periodismo, que ha mercado, en la proyectada escuela; tarea más delicada
por capricho o por negocio, un periódico, con de lo que pudiera parecer, pues la carrera del
dinero habida no se sabe cómo. Y ¿con arreglo periodista, por la misma índole de las funcio-
a qué criterio se determina la competencia del nes periodísticas, se resiste más que ninguna
periodista? ¿Se aprecian su talento, su inven- otra a la limitación escolástica y lo mismo po-
tiva, su perspicacia, sus dotes inquisitivas, su drá ser la más fácil como\ la más difícil.
269
®®®®®®'®®/®®®©®®®® ® ® ® ® ® ® ® •®®/®®®®,®®®/®'
((
192 7 >»
ANUNCIANTES!
NO SIEMPRE ES EL NUMERO DE LA TIRADA LO QUE IMPORTA!... SI SU
PRODUCfTO ES PARA GENTE DE CALIDAD, LO QUE A VD. LE INTERESA
ES QUE LO LEA UN PUBLICO QUE SEPA AQUILATAR... ANUNCÍESE EN
"1927"!... ESTA REVISTA CIRCULA ENTRE UN PUBLICO DE SELECCIÓN,
EN CUBA Y FUERA DE CUBA...
NO OLVIDE QUE CADA NUMERO TIENE VARIOS LECTORES.
®®®/a®/®®® ® ® ® ® ® ® ^ ® ® ®/®®® ®®®® ®
270
Arellano y Mendoza
Ingenieros y
Arquitectos.
Contratistas
CURSILLOS UNIVERSITARIOS
CONFERENCIAS de DIVULGACIÓN
INSCRIPCIONES:
Agua Mineral ' U COTORRA'^
Única clasificada por la Secretaría de Sanidad
como de Primera Categoría, por ser de manantial
DR. FERNANDO ORTIZ de roca serpentina.
Botellón puesto en su casa: 50 centavos.
San Ignacio, 40.
Pedidos: 1-2736 y A'2568
LIBROS Recomendamos:
LIBERACIÓN
de Juan Marinello.
"Revista Bimestre Cubana"
$ 1.00 PUBLICACIÓN DE LA "SOCIEDAD ECO-
— NOMICA DE AMIGOS DEL P A Í S " . —
LA P O E S Í A M O D E R N A EN CUBA
SOCIAL"
por Feliiá Lisazo Director: CONRADO W. MASSAOUEE
y
EL MEJOR MAGAZINE ESCRITO EN
J. A. Fernández de Castro.
ESPAÑOL.
$ 1.00
4.— - • • — * * • •