Dieguez Antonio - El Método Científico Existe
Dieguez Antonio - El Método Científico Existe
Dieguez Antonio - El Método Científico Existe
Entre los filósofos de la ciencia es ya cosa bien establecida que El Método Científico, así con
mayúsculas y en singular, no existe. Esto sorprende mucho todavía a algunos amigos de ciencias
sociales con los que hablo, porque las ciencias sociales, a diferencia de las naturales, siguen
obsesionadas con la cuestión del Método.
C
omo nos enseñó Paul que no se considere como algo defi-
Feyerabend (un filósofo nitorio de la ciencia. No hay que ol-
que tiene más cosas que vidar que sistematicidad y rigor tam-
enseñar de lo que gene- bién puede haber fuera de ella (por
ralmente se cree), las ejemplo, en la filosofía o en la juris-
ciencias son muy dispares, de modo prudencia), ni que la sistematicidad y
que no tiene demasiado sentido ha- el rigor por sí solos no hacen que algo
blar de la ciencia en general. La filo- sea científico. Mario Bunge lo mostró
sofía de la ciencia posterior le ha dado con un bonito ejemplo: elaboró una
la razón en esto, y desde principios de pequeña teoría axiomática sobre los
los noventa del pasado siglo, en con- fantasmas para hacer ver que, si al-
creto desde el libro de Philip Kitcher guien se empeña, puede darle apa-
‘El avance de la ciencia’, publicado en riencia de cientificidad a casi cual-
1993, no ha vuelto a aparecer una gran quier cosa.
obra ofreciendo una nueva visión me-
todológica de la ciencia en general o Muchos métodos
una narrativa global sobre el cambio
de teorías y el progreso científico. Lo Sin embargo, y de nuevo Feyera-
que ha ocurrido es que han prolifera- bend tiene razón, esto no significa
do las filosofías de ciencias particula- que en la ciencia no haya métodos,
res (filosofía de la física, de la biolo- Feyerabend les venía a sino que hay muchos, dependiendo de
gía, de la economía, de la psicología, decir a popperianos y cada disciplina, y que son revisables
etc.) y estudios sobre aspectos metodo- y cambian con el tiempo y con el con-
lógicos concretos (diseño experimen- positivistas que dejaran de texto. El dadaísmo epistemológico que
tal, procedimientos estadísticos, etc.).
Por otra parte, si se quisieran en-
buscar normas universales él promovió no es más que un plura-
lismo metodológico. Su famoso “todo
tresacar ciertas reglas metodológicas vale” (‘anything goes’) ha sido habi-
comunes a todas las ciencias, como suelen hacer todavía al- tualmente malinterpretado. Feyerabend no quiere decir con
gunos manuales científicos en el capítulo introductorio, o bien eso que en la ciencia cuela sin problemas cualquier cosa, que
se estarían ofreciendo reglas demasiado triviales y generales si alguien envía un artículo sobre vudú a una revista de físi-
que no sirven para nada a la hora de entrar en un laboratorio, ca, se lo publican. Él era físico y sabía perfectamente que esas
o se estarían exigiendo cosas que no toda ciencia puede cum- cosas no pasan. El “todo vale” era una ‘reductio’ contra los ra-
plir, al menos de una forma relevante. Esas supuestas reglas
metodológicas científicas generales (observación, formulación
de hipótesis, contrastación empírica de hipótesis por medio de
predicciones, revisión de las hipótesis a la luz de la evidencia
empírica), no serían exclusivas de la ciencia. Por ejemplo, son
las mismas reglas que se emplean en la vida cotidiana para re-
solver numerosos problemas.
Podría replicarse que, aunque se empleen en la vida coti-
diana, en la ciencia se usan con mucha mayor sistematicidad y
rigor, y ciertamente habría que estar de acuerdo en eso. ¿Diría-
mos entonces que lo que caracteriza a la ciencia es la sistema-
ticidad y el rigor en el uso de procedimientos que también son
empleados fuera de la ciencia? Bueno, podría hacerse, mientras
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