La Fertirrigación en España
La Fertirrigación en España
La Fertirrigación en España
Fertirrigación significa literalmente aplicación simultánea del agua de riego y los fertilizantes.
Riego localizado es la aplicación del riego en zonas concretas en torno a las plantas,
normalmente bajo presión y a elevada frecuencia, humedeciendo solamente una parte del
volumen del suelo (bulbo húmedo) donde se ve fomentado el desarrollo radicular. Los sistemas
de riego localizado son fundamentalmente microaspersión, microtubo, cintas perforadas,
mangueras de doble cámara, escupido, barboteo, exudación y goteo, este último es el más
extendido y popular y va siempre unido al concepto de fertirrigación, por lo que se usa un
término u otro indistintamente para referirnos a una misma técnica de cultivo.
Según datos de 1991, la superficie mundial fertirrigada ocupaba una extensión aproximada de
1.800.000 ha, lo que representa un incremento superior al 300% respecto a 10 años atrás.
EE.UU es de largo, el país con mayor superficie fertirrigada, con una extensión que en la
actualidad debe estar cercana a las 900.000 ha, España es el segundo país con mayor
implantación de esta técnica, y cuenta en la actualidad con una extensión superior a las
200.000 ha de cultivo bajo fertirrigación. Países como Australia, Sudáfrica, Israel, Italia, Egipto
y Méjico, también rondan o superan las 100.000 ha con riego localizado. Israel es la nación con
un mayor porcentaje de riego localizado frente al total de superficie de regadío (más del 50%),
mientras que en nuestro país, este porcentaje alcanza un valor cercano al 6%.
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En el perfil de humedad del bulbo húmedo se aprecian tres fases, una zona de transmisión,
encharcada y que interesa minimizar por los posibles problemas de asfixia radicular que pueda
plantear. Una zona de humedecimiento, donde el agua fluye en la dirección de mínima
resistencia y se mantiene la presencia de aire lo que favorece de desarrollo radicular, esta zona
debe tener unas dimensiones acordes con el tamaño y profundidad de enraizamiento
específicos del cultivo. Y en tercer lugar un frente de humectación donde se compensa la
humedad del bulbo con la humedad original del suelo antes del riego.
Se pretenden unas condiciones constantes de baja tensión del agua en el suelo, lo que se
consigue con una aplicación frecuente de agua a las dosis adecuadas. Para no producir un
déficit nutricional en la planta por lavado de nutrientes del perfil del suelo, se realiza una
aplicación simultánea de los nutrientes esenciales disueltos. Bajo estas condiciones, los
nutrientes presentan un grado de aprovechamiento muy superior al de sistemas tradicionales,
siempre que se suministren en la dosis y equilibrio adecuados, al mostrar mayor movilidad y
una distribución más homogénea en el entorno radicular.
Los sistemas de riego localizado permiten el uso de aguas de riego que por su calidad serían
inutilizables bajo sistemas de riego convencionales, ahora bien, debe quedar claro que el uso
de aguas de riego de elevado contenido salino implica la necesidad de aportes adicionales que
eviten la acumulación progresiva de sales en el bulbo húmedo desplazándolas hacia el frente
de humectación y paralelamente se necesita un mayor suministro de nutrientes para
compensar las unidades fertilizantes desplazadas junto a las sales nocivas y para contrarrestar
los efectos fitotóxicos de ciertos iones (sodio y cloruros, principalmente).
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Las principales ventajas que se consiguen mediante la automatización de estos procesos son:
-Mayor eficacia del riego: mejor aprovechamiento del agua al controlar dosis y frecuencia de
riego.
-Ahorro de mano de obra: si bien es cierto que se hace necesario un mayor nivel de
cualificación del personal, así como labores de control y vigilancia de equipos e instalaciones.
-Facilita el registro de datos: con lo que se dispone de una completa y permanente información
de lo que acontece en la instalación y de los procesos ejecutados.
B. Por demanda: actúa de acuerdo con los procesos evapotranspirativos que sufre el cultivo,
siempre y cuando esté bien diseñado el proceso de riego y fertilización, presenta la gran
ventaja de que los riegos se efectúan cuando las necesidades fisiológicas del cultivo así lo
requieren, con lo que se asegura un óptimo estado de nutrición hídrica y mineral del cultivo,
uniforme a lo largo del tiempo y en cierta medida independiente de factores microclimáticos, a
la vez que se ahorra agua y fertilizantes. Dentro del riego por demanda encontramos distintos
sensores o controladores que lo gobiernan, los de uso más generalizado son:
B1. Tensiómetros: miden el potencial hídrico del suelo, accionan el inicio del riego por debajo
de un umbral de presión de succión (cb) preestablecido.
B3. Sondas de radiación: miden el nivel de radiación solar (W/m2) que resulta proporcional al
consumo hídrico del cultivo, accionan el riego a partir de umbrales prefijados de radiación
acumulada. Son aplicables tanto a cultivos en suelo como hidropónicos.
B4. Evaporímetros: miden los niveles de evaporación de cubetas con agua, accionando el riego
según la evapotranspiración que sufre el cultivo. Aplicables a cultivos en y sin suelo.
C. Avisos y alarmas de otros parámetros de control del proceso de fertirrigación como son
avisos y/o detención de la dosificación o del riego ante valores extremos previamente fijados de
pH o C.E., bajo nivel en tanques de fertilizantes o cubas de mezcla, etc.
1. Elementos eléctricos:
A. De caudales y presiones:
A1. Caudalímetros o contadores volumétricos: tipo Woltmann (de hélice axial o de hélice
vertical), rotámetro o flotámetro, proporcional, electromagnético, por ultrasonidos.
B2. Dispositivos de control y medidas del potencial hídrico del suelo y planta: tensiómetros y
electrotensiómetros, lisímetros, sonda de neutrones, medidores electrónicos de humedad del
suelo, psicrómetros foliares, termómetros de infrarrojos, medidores de la microvariación del
grosor de órganos.
B3. Dispositivos de control y medida del nivel salino y la fertilización: sondas de succión, PH-
metros, conductímetros, electrodos selectivos de iones.
-Controlador plurifactorial.
Los sistemas de riego localizado permiten el uso de aguas de riego que por su calidad
serían inutilizables bajo sistemas de riego convencionales
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Según las características más generalizadas en el mercado, estos equipos constan de una
unidad dosificadora múltiple, con sistemas de inyección proporcionales, o sea con bombas
dosificadoras o inyectores venturi (sistema proporcional siempre que el caudal se mantenga
constante), sustituyendo al clásico tanque abonador (sistema no proporcional); normalmente
con 4 tanques para la separación de los fertilizantes, más uno para aporte de ácido (o base en
su caso), aunque pueden verse ampliados hasta 8 tanques más ácido.
El equipo debe ser flexible para adaptarse a las características de cualquier explotación, más
aún, a cada parcela (sector de riego) que la componga. Debe tener la posibilidad de ejecutar
procesos paralelos de quimigación, realización de riegos sin aporte de fertilizantes y contemplar
un completo sistema de seguridad basado en una serie de alarmas de anomalías y dispositivos
antiaverías que paralicen o regulen determinados procesos, alarmas de alta y baja presión,
retardos de arranque y paro para evitar sobrepresiones y golpes de ariete, alarmas de C. E. y
pH mínimos y máximos, controladores de nivel, protecciones eléctricas, filtros de seguridad en
todas las líneas, etc. Además el equipo debe autocorregir las dosificaciones de fertilizantes y
ácidos para que el sistema sea preciso, fiable y en cierta medida autónomo.
Del mismo modo, estos equipos han de ser abiertos, es decir, capaces de incorporar cualquier
nuevo avance que se logre en su gama, para que no queden obsoletos en poco tiempo, dada la
enorme evolución que sufren en la actualidad los software de aplicación y los propios equipos.
Deben tener la posibilidad de actuar sobre un elevado número de sectores de riego, así como
registrar todo tipo de datos referentes al proceso de fertirrigación, caudales de riego y drenaje
(cultivos sin suelo), parámetros climáticos que nos permitan elaborar un correcto diseño del
fertirriego (temperatura, humedad relativa, radiación, velocidad y dirección del viento),
almacenamiento de datos relativos a cada conexión de riego (hora de inicio y fin, pH, C.E.,
temperatura) y al consumo de agua y fertilizantes, etc.
Una programación basada en todos estos factores sólo es posible mediante sofisticados
computadores de fertirriego que incorporan a las funciones ya mencionadas, la capacidad de
recibir señales de campo y de los diferentes dispositivos de la instalación, procesar y analizar
los datos y ejecutar el proceso de fertirrigación, reprogramándolo si fuese necesario.
Parte del futuro inmediato de los sistemas de fertirrigación pasa por este tipo de matices, es
decir, por el diseño de automatismos y equipos sencillos, adaptados a casos concretos y que
no resulten económicamente gravosos para el agricultor, para a partir de aquí ir mejorando la
instalación en base al convencimiento de que son sistemas económicamente ventajosos.
La planta mantiene mejor sus condiciones óptimas de nutrición hídrica y mineral, cuando se
fertirriga un mayor número de veces a tiempos cortos que pocas veces con elevados
volúmenes. En cultivos en suelo, el ideal sería utilizar el mismo como un sustrato hidropónico,
aportando siempre solución nutritiva (agua + fertilizantes), a pequeñas dosis y con elevada
frecuencia, incluso varias veces al día si se dispone de los equipos automáticos de fertirrigación
adecuados.