Bolaños (2015) - Amazonía Sin Voces

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PINZA

RAPIMAGEN / CARATULA PETRO PERU / TIRA


Amazonas
Ruta Milenaria II
El curso de los ríos, los pueblos y sus territorios

Aldo Bolaños
Compilador
Ediciones Copé
Amazonas Ruta Milenaria II
Aldo Bolaños Baldassari, Compilador
Lima, Petróleos del Perú, 2015, 456 pp., 26.5 x 18.5 cm.

© Ediciones Copé
Petróleos del Perú-Petroperú SA
Departamento Relaciones Corporativas
Avenida Enrique Canaval Moreyra 150, Lima 27, Perú
Teléfono (511) 614-5000, anexos 11220 y 11224
www.petroperu.com.pe
cope@petroperu.com.pe

Este libro no podrá ser reproducido, ni total ni parcialmente, sin


previo permiso escrito del editor. Todos los derechos reservados.

Coordinación de diseño y contenido: Observatorio Andino del Paisaje (OAP)


Corrección de estilo: Trivia Comunicación Creativa EIRL
Diagramación de interiores: Blanca Peirano
Diseño de portada: Rosa Tokumura Tokumura

ISBN del título: 978-612-4202-22-3


Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú
N.º 2015-10103

Impreso en Rapimagen SA
RUC: 20291735241
Av. Arica 552, of. 112 - Breña

Lima, julio de 2015


Amazonía sin voces:
Pueblos indígenas y afroamazónicos

Aldo Bolaños Baldassari1

Pedro Cieza de León, soldado y cronista español, en su obra “Crónica del Perú” pu-
blicada en 1553, describe en pocas palabras porqué a los conquistadores españoles les
fue más fácil conquistar a los Incas que vivían en los Andes que a aquellos pueblos
que vivían en el bosque:

CAPÍTULO XIII De la descripción de la provincia de Popayán.


Mas hay otra causa muy mayor, la cual es que todas estas provincias y regiones son muy
fértiles, y a una parte y a otra hay grandes espesuras de montañas, de cañaverales y de
otras malezas. Y como los españoles los aprietan, queman las casas en que moran, que
son de madera y paja, y vanse una legua de allí o dos o lo que quieren, y en tres o cuatro
días hacen una casa, y en otros tantos siembran la cantidad de maíz que quieren, y cogen
dentro de cuatro meses.Y si allí también los van a buscar, dejado aquel sitio van adelante o
vuelven atrás, y a donde quiera que van o están hallan qué comer y tierra fértil y aparejada
y dispuesta para darles fruto; y por esto sirven cuando quieren y es en su mano la guerra o
la paz, y nunca les falta de comer. Los del Perú sirven bien y son domables porque tienen
más razón que éstos y porque todos fueron sujetos por los reyes ingas, a los cuales dieron
tributo, sirviéndoles siempre, y con aquella condición nascían; y si no lo querían hacer,
la necesidad los constreñía a ello, porque la tierra del Perú toda es despoblada, llena de
montañas y sierras y campos nevados.Y si se salían de sus pueblos y valles a estos desiertos
no podían vivir, ni la tierra da fruto ni hay otro lugar que lo dé que los mismos valles y
provincias suyas; de manera que por no morir, sin ninguno poder vivir, han de servir y no
desamparar sus tierras, que es bastante causa y buena razón para declarar la duda susodicha.

En este capítulo se presenta la Amazonía como la madre de una cultura indígena


milenaria cuyos hijos directos, aún viven aislados en los bosques, entre los ríos. Pero
se presenta, además, como la madre por adopción de los esclavos africanos, portadores
de una cultura ancestral y milenaria que, huyendo de las cadenas, llegaron a la selva
amazónica buscando escondite y aislamiento, estableciéndose allí bajo sus propios
patrones de tradición cultural, hasta hoy.

Muchas de las voces milenarias en las rutas amazónicas no son suficientemente


escuchadas y conocidas. Un grupo de esas voces corresponde a aquellos pueblos

1. Arqueólogo. Observatorio Andino del Paisaje. aldofernando@yahoo.com.


Amazonas: Ruta Milenaria II

indígenas originarios amazónicos que se encuentran en situación de aislamiento,


sufriendo atentados y amenazas de desaparición que ponen en riesgo su continuidad
genética. Son voces del silencio, a veces voluntario, por ser elección de un modo
de vida libre en el bosque; y a veces obligado, como guardar silencio para no ser
descubiertos por las fieras, por la necesidad de no llamar la atención, de no ver
alteradas sus tradicionales formas de vida, su libertad y su paisaje natural por otras
formas de sociedad que desde hace 500 años, literalmente, los tienen rodeados.
No puede haber una propuesta de desarrollo a partir del patrimonio cultural y del
paisaje como la que pretende esta obra, que deje de lado la presencia, el valor y la
importancia de los pueblos en aislamiento y contacto inicial y su reconocimiento
cultural.

Este libro quiere colaborar en la difusión de esta problemática no suficientemente


visibilizada ni comprendida y, peor aún, muchas veces negada, pero que es fundamental
para articular una propuesta del Amazonas como ruta milenaria, y como proyecto. Por
eso, antes que todo, es necesario dar a conocer el nivel existente de reconocimien-
to cultural de los pueblos en aislamiento y contacto inicial por parte de los países
amazónicos. Más aún, considerando que se trata de grupos que son el resultado de
la resistencia indígena a una colonización materializada por los mismos estados que
hoy les reconocen sus derechos.

No hay, al momento, una declaración conjunta de los países amazónicos, lo sufi-


cientemente fuerte y vital, de reconocimiento cultural de los pueblos indígenas como
herederos milenarios de su territorio, de su paisaje y de su patrimonio entendidos
integralmente (sociedad – bosque – río). Una declaración de este tipo, es un punto
de partida para elevar el rango social de estos pueblos socialmente desprotegidos,
olvidados o percibidos como “atrasados” o “salvajes”.Y, si bien hay avances muy con-
cretos en la aplicación de los derechos de los pueblos indígenas en aislamiento -por
ejemplo, la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica – OTCA, tiene un
grupo de discusión permanente y desarrolla acciones conjuntas al respecto con todos
los países amazónicos- no hay aún un declaración explícita, simbólica y práctica del
carácter milenario de los derechos ancestrales del conjunto de los pueblos indígenas
amazónicos (integrados, contactados, en contacto inicial, en aislamiento).

No debemos olvidar, además, que muchas familias indígenas también andan en


las ciudades, en el aislamiento que la exclusión social les plantea, adonde han tenido
que finalmente refugiarse ante la pérdida de sus territorios y recursos (Por ejemplo,
la comunidad Shipibo-Coniba, exiliada en Lima en la zona de Canta-Gallo) . Por
desgracia, los indígenas aún hoy son percibidos y representados socialmente como
“salvajes” o “arcaicos” de modo despectivo o, en otros casos, como seres curiosos y de
menor rango social. Se contrapone a ello el supuesto mayor “desarrollo” y “moderni-
dad” de los pobladores urbanos, especialmente cuando hay que explotar los recursos

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amazónicos en beneficio de otros. Una declaración conjunta, contribuirá y será una


señal clara contra la exclusión y racismo a que están sometidos los herederos de las
rutas amazónicas milenarias y que han sufrido, como en las guerras, el desplazamiento
forzado de sus colectividades.

Los grupos indígenas en aislamiento y contacto inicial concentran la historia de


la Amazonía y son, finalmente, producto de ella. Se trata de grupos que desde mile-
nios vivieron autónomamente en el bosque y que luego de haber tenido algún tipo
de contacto con los colonizadores occidentales, contactos generalmente violentos y
crueles, de usurpación del territorio, de sus recursos y de agresión a sus costumbres, se
cobijaron a zonas alejadas del bosque para su supervivencia y resistencia. En ese devenir,
han debido reconstruir y reinventar sus territorios; los desplazamientos forzados han
dejado lejos, en el espacio y en el tiempo, los lugares sagrados, los senderos rituales
con arte rupestre, los lugares curativos y los lugares del origen de los ancestros. El
gran bosque limitado a los ríos y pequeños caños, no dejan de ser su dominio general
y más allá de las coordenadas donde se desenvuelvan, estos siempre serán elementos
principales de su territorialidad.

Las ocupaciones producidas inicialmente por el establecimiento de las misiones


religiosas coloniales, fueron un inicio de las transformaciones territoriales. Pronto, las
peleas por territorios entre Portugal y España, ambas, esclavizando y exterminando a
las poblaciones indígenas por un lado, y por otro, creando misiones de evangelización
en poblaciones diezmadas por las enfermedades, las batallas y la persecución perma-
nente. Los conflictos limítrofes fueron el escenario de profundas transformaciones
territoriales que dividirán los territorios y las gentes que los habitaban, aislándose unas
de otras y desplazándose forzadamente hacia un lado u otro de las nuevas fronteras.
Luego de la etapa colonial, aparecería la explotación del caucho la cual atravesaría
las fronteras, principalmente con el famoso J.C. Arana, con el genocidio indígena ya
conocido que las empresas de su propiedad, y otras, provocaron con su anuencia y la
de muchos políticos locales, regionales, nacionales e internacionales.

Nos interesa dar a conocer las propuestas de la CIDH para el respeto de los derechos
humanos de los grupos en aislamiento, pues consideramos que el reconocimiento de
sus derechos culturales pasa por una problemática que afecta, critica y contrapone, a
la propia base del sistema capitalista neoliberal con la continuidad cultural de estos
pueblos.

Según la CIDH2 en la Amazonía y el Chaco viven la mayor cantidad de pueblos

2. Pueblos indígenas en aislamiento voluntario y contacto inicial en las Américas: recomendaciones para
el pleno respeto a sus derechos humanos. OEA/Ser.L/V/II., Doc. 47/13, 30 diciembre 2013.

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indígenas originarios en aislamiento en el mundo, se calculan más de 200 y una pobla-


ción posible de 10000 personas repartidas entre Brasil, Perú y Bolivia principalmente,
pero también en Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú y Venezuela y con indicios de
su presencia en Guyana y Surinam.

Según el referido informe:

“(…) habitan en las zonas más remotas y de difícil acceso de Sudamérica, en la selva ama-
zónica y la región del Gran Chaco. Entre los pueblos en aislamiento o contacto inicial
identificados en la región se encuentran los Akuntsu, Awá-Guajá, Gavião, Hi Merimã,
Janinawá, Japá, Jururei, Kaiapó, Kanoe, Katawixi, Korubo, Kulina, Masco, Mashco Piro,
Makú, Nambikuara, Pano, Pirititi, Tupi Kawahiv, Waiãmpi, Zo’é, Zuruahã, en Brasil; los
Abijira,Amahuaca,Arabela,Ashánika, Cacataibo, Caquinte, Curanjeño, Iñapari, scobaquebu
(Remo), Isconahua, Iquito, Kapanahua, Kirineri, Korubo, Maraktoa, Marubo, Mashco Piro,
astanahua, Matis, Matsés, Matsigenka, Mayoruna, Murunahua-Chitonahua, Nanti, Pana-
nujuri, Pano, haranahua,Taushiro,Waorani,Yaminahua,Yine y Zápara en Perú; los Araona,
Ayoreo (Ayoréode), Baure, Cavinefio, Chacobo, Esse Ejja, Guarasug’we, Machineri, More,
Mosetene, M’bya Yuki, Pacahuara,Tapiete,Toromona,T’simanes (Chimanes), Sirionó, Uru
Chipaya, Uru Iruito, Uru del Lago Poopo, Uru Murato, aminahua,Yora,Yuracaré y Yuqui
(Yuki) en Bolivia; los Tagaeri,Taromenane y Waorani en Ecuador; grupos el pueblo Ayoreo
y los Mby’á en Paraguay; los Hoti, Piaroa y Yanomami en Venezuela; los Nükak (Makú),
y los Yuri, Arojes o Carabayos en Colombia, entre otros no identificados.” (op. cit., p. 7)

Según la CIDH las principales causas de presión a los pueblos en aislamiento


voluntario son (op. cit, p. 45): el contacto, las presiones sobre sus tierras y territorios,
la extracción de recursos naturales, los contagios y otras enfermedades, las agresiones
directas, los proyectos turísticos y el narcotráfico. Se puede resumir del siguiente modo:

En el caso del contacto los perjuicios son graves y se dan a dos niveles, el impacto
físico, que tiene que ver con la ausencia de defensas biológicas de las poblaciones
indígenas a las enfermedades de los pueblos occidentales y por otro lado, los impactos
en las costumbres y formas de vida tradicionales cuando, producto de los contactos,
se trata de “civilizar” a personas que supuestamente se encontrarían en un estado
“arcaico” por el hecho de ser indígenas. Las consecuencias pueden tener también
secuencias psicosociales de desadaptación a ambos mundos.

Las presiones sobre sus tierras y territorios, se manifiesta de diversos modos. En


primer lugar, los territorios de estos pueblos demarcados por las áreas de reserva
especial en los países amazónicos se estrechan cada día. A lo que se suma la imposibi-
lidad de controlar el acceso a las reservas por extraños y curiosos; reservas que no se
adaptan a patrones tradicionales viéndose obligados a salir de ellas para buscar recur-
sos; la construcción de carreteras mal planificadas a pesar de ser iniciativas estatales e

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internacionales (IIRSA); las actividades contaminantes de los ríos, las prospecciones


y exploraciones sísmicas con fuerte contaminación sónica que suele espantar y alterar
a la fauna del lugar, entre otros tipos de factores de presión sobre el territorio.

La extracción legal e ilegal de recursos naturales de forma intensiva y extensiva de


los cuales dependen para su supervivencia y el goce de sus derechos. La extracción de
hidrocarburos al superponerse los lotes petroleros con las reservas de estos pueblos los
pone en riesgo de contacto y desaparición; la minería, especialmente la ilegal, que es
la de mayor impacto y daño; el desmonte del bosque para la instalación de campos
agroindustriales ligados a la soja y la ganadería y la extracción de maderas en áreas
de reserva ponen en peligro la supervivencia de los grupos en aislamiento. La CIDH
considera que “(…) la relación de los pueblos indígenas en aislamiento voluntario
y contacto inicial con el medio ambiente y sus recursos naturales es tan integral y
completa que la lógica señalada por la Corte Interamericana se extiende a todos los
elementos de su entorno, ya que son necesarios para su supervivencia y desarrollo
físico, cultural, y espiritual y para la continuidad de su estilo de vida.”(op. cit., 55).

Según la CIDH, la transmisión de enfermedades es una de las amenazas más


graves a la supervivencia física derivada del contacto, siendo las principales la gripe,
tos ferina, hepatitis, malaria, tuberculosis, influenza, neumonía, sarampión, rubéola,
varicela, polio, y otras enfermedades diarreicas y gastrointestinales. A esto se suma las
deficiencias alimenticias y los cambios en la dieta producidos por el contacto además
de los efectos sociales y de relaciones en las comunidades y aldeas (op. cit.).

Las agresiones directas se refieren a ataques de terceros a instancias de madere-


ros ilegales u otros personajes que ingresan a los territorios reservados. Igualmente
ocurren también enfrentamientos entre grupos indígenas contactados y grupos en
aislamiento o ataques de grupos no contactados a los comuneros o personal de em-
presas extractivas formales (op. cit.).

La presencia del turismo en los territorios reservados para los grupos en aislamiento
convirtió a los indígenas en aislamiento en un “recurso turístico”. De acuerdo con
la CIDH “(…) el Relator Especial de Naciones Unidas ha considerado al turismo
como una de las causas que tiene a los pueblos en aislamiento “al borde de lo que
algunos califican de genocidio” (op. cit. 77) Incluye en este rubro el turismo ecológico
en áreas de reserva, la presencia de aventureros y exploradores, periodistas en busca
de noticias espectaculares para la venta de imágenes a los medios de comunicación.

El último tipo de amenaza descrito por la CIDH, es el referido al narcotráfico.


Este flagelo no solo contamina con desechos los ríos y bosques sino que, además,
supone amenazas, ataques directos y el establecimiento de contacto con los pueblos
aislados, tanto por los narcotraficantes como con los agentes estatales, con todas las
implicancias que esto significa.
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Otras voces, por el contrario, no de indígenas amazónicos sino de quilomberos,


afrodescendientes tratan de ser escuchadas para el respeto de sus derechos sobre el
territorio ancestral. La Amazonía albergó secretamente también a los pueblos afro-
descendientes que huyeron de la condición de esclavos internándose en los bosques
amazónicos del Brasil; allí, sintiéndose seguros buscaron continuar con sus milenarias
costumbres africanas, desarrolladas desde los lejanos orígenes humanos. Se internaron
en el bosque para poder desarrollar una vida escondida, pobre, pero con autodeter-
minación. A partir de la conquista europea de América, hasta la época del caucho,
se generaron muchos lugares de refugio, adonde los indígenas huían de la crueldad
y el abuso de los conquistadores, de los aventureros, de los misioneros impíos, de los
comerciantes de esclavos y pieles, de los rifles de los caucheros y de sus capataces
barbadenses (también afrodescendientes) y de las enfermedades de los occidentales.

Estos afrodescendientes (hoy afroamazónicos) escapados, de los cuales algunos so-


breviven aún, en zonas inaccesibles del bosque, fundaron asentamientos que llegaron a
tener un importante número de población y a los que llamaron quilombos, conocidos
en otras partes de Latinoamérica como palenques. En ellos se podían concentrar hasta
quince mil personas, como el quilombo de Palmares, entre las cuales se podían integrar
también colonos e indígenas en la misma condición pero en cantidad bastante menor.

De la mayoría de estos quilombos hoy se conoce de ellos más por las referencias
etnohistóricas y por lo que se ha venido en llamar la “arqueología del quilombo”3.
En estos quilombos se reproducían las formas de vida que sus habitantes tenían en
el África, se pasaban las costumbres de generación en generación, se producían pipas
y vasijas de cerámica que repetían las formas y características originales mezcladas
con las de aquellas de uso común de origen europeo. Inclusive en los quilombos se
recuperaba las condiciones de realeza de aquellos reyes y personajes de estatus que lo
perdieron en el proceso de secuestro y migración forzada para llegar en condiciones
de esclavos a América. Los quilombos, tal como los palenques, podían tener sus “re-
yes” replicando la organización que tenían en su tierra natal antes de ser secuestrados
como esclavos. El caso más famoso es el mencionado Quilombo de Palmares, en Brasil,
Estado de Alagoas, en las que su Rey Zumbi, gobernó por mucho tiempo dentro de
los casi 100 años de existencia y resistencia del asentamiento. El gobierno brasileño
debió emplear un ejército de seis mil hombres para poder avasallar la rebeldía de los
primeros afroamericanos.

El capítulo presenta cuatro interesantes artículos con los que queremos llamar la

3. Ana Mª Mansilla Castaño Dpto. Prehistoria UCM Patrimonio afroamericano en Brasil: arqueología de
los quilombos. En: Arqueoweb, Número 2-2 - septiembre de 2000.

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Aldo Bolaños Baldassari

atención acerca de algunos, solamente, de los temas involucrados; dos de ellos nos
aproximan a la problemática de los pueblos indígenas originarios en aislamiento
voluntario y contacto inicial.

El primer artículo, sobre el tema es un brillante trabajo de Vincent Brackelaire,


actualizado para la presente edición. Se trata de un investigador, promotor y testigo
directo de los esfuerzos de los últimos años para la protección de los pueblos indí-
genas suramericanos. Nos presenta una visión general de los avances internacionales
en relación con las problemáticas de los pueblos en aislamiento y en contacto inicial.
El artículo hace un recuento de las situaciones en cada país y de las problemáticas
específicas. Describe las acciones llevadas adelante por los países amazónicos desde
el 2005 con el “Primer Encuentro Internacional sobre Pueblos Aislados”, cuando la
mayoría de estos pueblos se encontraban “abandonados a su suerte”, hasta las últimas
acciones y acuerdos firmados entre Perú y Brasil para atender el problema de los pue-
blos en aislamiento voluntario y en contacto inicial en la zona de frontera o el apoyo
de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica – OTCA como “espacio
de diálogo para fortalecer el intercambio y la cooperación entre los gobiernos”. Sin
embargo, a pesar del apoyo creciente y el fortalecimiento de la voluntad política en
los países, el autor verifica dificultades como la complejidad de las tareas “binacionales
de protección transfronteriza”, los “desencuentros inter-institucionales” junto a una
débil institucionalidad operativa. Verifica una especie de doble realidad, entre una
legislación cada vez más avanzada a nivel filosófico y jurídico versus la incapacidad o
el desinterés de los estados para aplicarlas y hacer cumplir las leyes en un contexto de
cambio climático y de penetración cada vez más intensa de las empresas extractivas
con la venia de los mismos estados.

El siguiente escrito es la transcripción de una entrevista hecha por Carlos Andrés


Vera a la señora Alicia Cahuia, líder indígena perteneciente al grupo Taromenane. Esta
conversación está publicada en Youtube y da voz a un grupo indígena. Se incluye acá
porque nos permite comprender la presión a la que están sujetos sus territorios y sus
relaciones con grupos en aislamiento voluntario. Esta entrevista transmite el latido
indígena ante los conflictos del presente. Ella nos relata cómo se siente parte del río
y del bosque, cómo se organizan, cuáles son sus expectativas y nos relata también la
manera en que ellos viven los conflictos originados por la defensa de sus territorios
ancestrales. Es una de las voces que debemos escuchar con más atención.

Por su parte, el artículo de Libardo Herreño trata de cómo ha evolucionado el


concepto de territorio indígena en Colombia, desde los ámbitos político y legal,
aproximándonos a las dinámicas internas en un país con un conflicto armado vio-
lento en plena actividad y que, en general, ha afectado de modo intenso y grave
a los pueblos indígenas. Herreño discute el territorio indígena como un derecho
humano desde la experiencia jurídico legal colombiana, pero que por lo amplio de

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Amazonas: Ruta Milenaria II

sus postulados es aplicable a la discusión de la problemática continental general. El


autor plantea que la continuidad de los grupos ancestrales no depende solo del terri-
torio sino también de soluciones integrales en los planos social, cultural, ambiental y
económico. Nos da pistas acerca de lo ancestral como parte del derecho común, del
que se labra en la relación cotidiana entre la sociedad, los individuos y la naturaleza.
Incluye en su reflexión la situación de los pueblos afroamazónicos, también ancestrales,
milenarios, pero desplazados forzadamente desde su continente originario. El autor
presenta, además, de forma vinculada la problemática indígena junto con la de los
afrodescendientes colombianos, ambos sujetos a la misma situación de ser pueblos sin
territorios y seriamente amenazados en su continuidad cultural e incluso, en el caso
indígena, su supervivencia física. Invita a reflexionar acerca del concepto de territorio
como producto de una construcción social que en el caso de los pueblos indígenas
en aislamiento y contacto inicial y de los pueblos afrodescendientes en la Amazonía,
implican la relación entre el derecho cultural y el derecho al territorio como parte
de una misma realidad.

Eliana Teles Rodrigues y Rosa Elena Acevedo Marin, en tanto, estudian las estra-
tegias y formas de reproducción de un grupo autodenominado cimarrón en el río
Gurupá, Isla Marajó, en el estuario del Amazonas, norte de Brasil. El trabajo permite
reflexionar acerca de la continuidad cultural de este grupo afroamazónico que, en
parte, es el reflejo de los mismos procesos que otros grupos podrían estar viviendo.
Las autoras dan cuenta de las luchas para el reconocimiento de sus derechos sobre el
territorio que habitan. Actualmente este territorio está sometido a nuevas prácticas
de explotación de los recursos y deben adaptarse a estas nuevas formas otra vez, pues
fueron desplazados forzadamente desde su tierra original hasta el Gurupá en 1970. Se
trata de un proceso de reterritorialización que ha implicado el desarrollo de renovadas
formas y reglas de exploración y explotación de los recursos del nuevo territorio, la
producción de los bienes materiales necesarios para la continuidad y reproducción
simbólica de sus costumbres ancestrales. El artículo plantea de qué modo la territo-
rialidad específica de este grupo es producto de la historia de su ocupación y cómo
este se convierte en el espacio simbólico de sus luchas en contra de los terratenientes
agroindustriales que buscan cada día apropiarse de sus tierras, en un contexto en que
el acceso a los recursos naturales es cada vez más limitado por los intereses de los em-
presarios y por el mayor control a sus actividades de subsistencia por las instituciones
públicas ligadas al medio ambiente, sin que estas medidas de control estén relacionadas
con perspectivas de interculturalidad. A esto se suman los cambios medioambientales
que reducen la oferta de recursos. Es alrededor de estas luchas que los pueblos cima-
rrones encuentran la identidad y continuidad de su cultura.

Ricardo Scoles Cano investiga los conocimientos etnobotánicos en la comunidad


negra de Itacoã, una comunidad cimarrona del río Guamá, en el estuario del Amazonas.
Su artículo explica cómo las comunidades afroamazónicas han construido su territorio

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Aldo Bolaños Baldassari

a partir del desarrollo de formas de conocimiento del medio ambiente aprovechando


los recursos racionalmente para la subsistencia. Se presenta la gran cantidad de especies
vegetales parte del conocimiento común y curativo de una gran cantidad de especies
y de la inmensa variedad de usos medicinales y aplicaciones fitoterapéuticas. Presenta
el conocimiento de la naturaleza y la sabiduría popular, canalizada por las mujeres
y las personas más ancianas. Scoles plantea que “(…) La comunidad negra de Itacoã
es ejemplo relevante del extenso conocimiento de la medicina natural y la riqueza
fitoterapéutica que se extiende por toda la región amazónica rural, y es resultado
tanto de un histórico bagaje cultural y socioambiental como fruto de una estrategia
de supervivencia ante las carencias sociales”.

El estudio se desarrolla desde la perspectiva de las formas de “transmisión interge-


neracional y oral del saber tradicional”. Sin embargo, no olvida enfocar que el uso y
continuidad de las plantas medicinales obedece a la ausencia marcada de servicios de
salud adecuados, médicos y medicinas, hospitales y postas, equipos y, en general, de
servicios básicos. Es muy interesante la identificación de especies vegetales de pro-
cedencia africana “(…)-ek hecgi ‘babosa’ o aloe (Aloe vera L.), algodón (Gossypium
arboreum L.),‘anador’ o coleo [Coleus barbatus (Andrews) Benth], pirarucu (Bryophy-
llum calycinum Salisb.), y ‘catinga de mulata’ (Aeolanthus suaveolens L.), a excepción
de esta última, todas ellas cultivadas en la localidad de estudio”. Estas especies nos
hablan de la continuación de los conocimientos ancestrales traídos desde África y que
probablemente, queda la pregunta abierta, corresponden a conocimientos milenarios
compartidos con la sabiduría de la medicina tradicional indígena. Por último, Scoles
ofrece una visión de la forma en que una comunidad afrodescendiente construye su
propio territorio desde el saber, desde el riquísimo conocimiento que adquiere en
su nuevo ambiente natural de las plantas medicinales, hecho tal vez facilitado por ser
pueblos que venían de un medio ambiente similar, aplicando las formas culturales
ancestrales que trajeron sus antecesores desde África.

El artículo de Christian Frenopoulo nos cuenta la historia de las iglesias del ayahuas-
ca en el Brasil a las cuales considera como (…) “un fenómeno único en la religiosidad
amazónica”. Nos presenta la forma en que esta preparación de raíces amazónicas con
cualidades alucinógenas, se integra en la formación de las “iglesias” en Brasil. El autor
analiza las tres iglesias principales: Santo Daime, La Barquinha y la Unión Vegetal. El
autor nos da un ejemplo claro de la forma en que las tradiciones ancestrales de los
pueblos indígenas sufren profundas transformaciones a partir de la intensificación de
los procesos de urbanización e industrialización de la Amazonía en Brasil.

El Ayahuasca, usado por los pueblos indígenas como parte de sus ritos, con una
función social totalmente distinta a sus usos originales. De la bebida relacionada ori-
ginalmente a la ritualización de las actividades tradicionales de los grupos indígenas
originarios (caza, pesca, agricultura, ciclos vitales, territorio y paisaje) mediando con

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Amazonas: Ruta Milenaria II

los seres de la naturaleza, se transforma en un elemento relacionado al curanderismo


donde aún, conservando muchos de sus elementos originales se funde con una serie de
ideas de la religión católica, para finalmente terminar usado en iglesias independientes.
Iglesias que, además, están profundamente relacionadas a los grupos afroamazónicos
que dan continuidad a su milenariedad africana en la América amazónica tomando
y transformando a sus propios códigos elementos de la cultura indígena. En el fon-
do, el análisis del uso introspectivo del Ayahuasca que de modo brillante nos brinda
Frenopoulo, muestra la convivencia entre dos grupos humanos milenarios, indígenas
y africanos, adaptándose y continuando vigentes en medio de un desenfrenado de-
sarrollo urbano tal como nos muestra este capítulo del libro.

Para finalizar, son muchos los pueblos originarios amazónicos que están actualmente
en aislamiento voluntario y contacto inicial, muchas las temáticas que encierran e
implican y muchos los pueblos por mencionar, como para pretender abarcar todo el
abanico en este capítulo. Se trata de grupos que ante las duras condiciones originadas
tanto en la época de la colonia como posteriormente con la entrada de los cauche-
ros decidieron internarse en el bosque como mecanismo de defensa ante la invasión
de los nuevos conquistadores. Estos pueblos, indígenas y afroamazónicos, herederos
directos de formas sociales milenarias, se ven hoy día en territorios en los cuales la
presión de la “civilización” afecta su posibilidad de autodeterminación, tomando
de sus recursos naturales y aislándolos de los territorios y paisajes que son parte de
su hábitat fundamental. Los artículos presentados apuntan a vislumbrar soluciones
conjuntas de los países a fin de garantizar los derechos ancestrales. Como ya se ha
dicho, uno de estos aportes debe ser la declaración explícita de los pueblos indígenas
amazónicos y afroamazónicos por igual, como pueblos milenarios y a los pueblos en
aislamiento y contacto inicial dentro de un tratamiento especial con planes de respeto
de sus derechos sobre su territorio, su paisaje y su patrimonio más intensos que los
actualmente existentes.

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