Certamen 1 (Emilio Cisternas Cuevas)

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 7

Departamento de Geografía

Universidad de Concepción
Geografía Humana
Certamen 1
Estudiante: Emilio Cisternas Cuevas
1. Objetivo y normas generales
Este certamen de lectura busca reflexionar y relacionar los conceptos y habilidades que el curso de
Geografía Humana propone a la formación interdisciplinaria de las Ciencias Sociales, siendo esta
una evaluación de cierre de proceso.
El certamen puede realizarse en tres modalidades: individual, parejas y grupos de tres personas. Es
requisito que los grupos aquí formados sean los mismos que ya se establecieron en anteriores
evaluaciones. Si procedieran cambios de formación deberán señalarse en el documento o vía
mensajería de CANVAS (al subir el documento).
La entrega del control será a través del buzón de tareas dispuesto para ello en CANVAS. Cada
persona o agrupación deberán subir solo una vez el documento.
La fecha de entrega será el viernes 7 de enero de 2022 hasta las 23.59.59, inclusive (hora del Chile
Central). En el sílabo del curso podrán revisar las situaciones que proceden al retraso y no entrega
del control.
2. Instrucciones
Uno de los temas del curso ha sido la globalización y las formas en que se miran las categorías de la
Geografía. Territorio, lugar, paisaje y región, por señalar las claves de este año, aparecieron en el
debate eleccionario tanto a nivel local como regional y nacional. Ante ello, no nos queda otra que
mirarlo desde nuestra ventana.
En consideración a estos elementos, se propone construir un ensayo breve, con un máximo de 3000
palabras, en donde se trabaje el rol o incidencia de alguna de estas categorías en un mundo
globalizado pospandémico, con un casi incontrolable cambio climático y donde el ser humano se ha
disociado de la naturaleza al punto de ponerse fuera de ella.
El rol de un ensayo no es lanzar basura con una pala y ya. Se requiere de al menos tres pasos:
- Construir un relato de entrada que sitúe a la o él lector en el marco de las reflexiones.
- Definir un concepto o caso ordenador referido a un concepto. Por ejemplo, cuando se habla de
descentralización y más poder a las regiones ¿qué es una región?; cuando se habla de las zonas de
sacrificio y conflictos territoriales ¿qué es un territorio?
- Los ensayos no tienen conclusiones, tienen agendas de tareas. Al cerrar no coloquen conjuntos de
frases, más bien atiendan a lo que se abre con la reflexión. Si viene una nueva mirada respecto a la
seguridad hídrica, cuáles serían los puntos de encuentro entre comunidades y agentes estatales o
privados.
Tres mil palabras es lo máximo, sin contar la bibliografía. Lo mínimo son 1500. Si presentan menos
del mínimo, excluyendo las referencias bibliográficas, se descontará puntaje.

Voltaire Alvarado Peterson


voalvarad@udec.cl
Departamento de Geografía
Universidad de Concepción
3. Evaluación
A continuación, se encuentra la rúbrica con la que se evaluará este ensayo. Revisarla antes de
entregar el manuscrito es de responsabilidad exclusiva de cada persona o grupo.

Indicador Ausente Logrado Logrado


parcialmente
El ensayo elaborado es
coherente con el propósito del
requerimiento correspondiente
El ensayo considera los
elementos conceptuales
revisados en el curso
La estructura del ensayo
completa el panorama que se
traza al inicio
El ensayo manifiesta un perfil
interdisciplinario frente al
tema planteado
El ensayo se entrega en
condiciones óptimas de
redacción, ortografía y normas
homogéneas de estilo
Parcial
Total 20 puntos
(60% de
exigencia)

Concepto
Ausente: el indicador no se presenta (0 punto).
Logrado parcialmente: el indicador se presenta de manera parcial, sin alcanzar la completitud de lo
requerido (2 puntos).
Logrado: el indicador se expresa de forma contundente en el producto entregado (4 puntos).

Certamen 1 
El proceso regionalizador chileno en el marco de la globalización post-pandémica:
resignificación, empoderamiento y nuevas tareas para las ciencias sociales
1. Introducción 

Voltaire Alvarado Peterson


voalvarad@udec.cl
Departamento de Geografía
Universidad de Concepción
Desde hace varias décadas, la humanidad ha presenciado un feroz proceso de
aniquilación del espacio por el tiempo (Harvey, 2018) sustentado en la innovación
tecnológica, la distribución global de las cadenas de valor y los principios neoliberales de
desregulación, liberalización y privatización (Madhok, 2021), factores todos orientados a la
meta última —y absoluta— del incremento del beneficio económico.
No obstante, esto se ha hecho sobre bases endebles que, con la llegada de la crisis
producto de la expansión de coronavirus, han quedado expuestas, evidenciando
dolorosamente los inconvenientes de la globalización tal y como la hemos experimentado
hasta ahora, así como la necesidad de replantearla (DW Documental, 2021).
En este contexto, el espacio, tan afanosamente menospreciado, readquiere su valor no-
económico en la medida que se lo reconoce como una matriz mediante la cual vincular
procesos de escala global —des-globalización, re-globalización— con los de escala local.
Así, en este ensayo me propongo examinar los nexos entre el fenómeno de la
globalización —en su estado actual e histórico— y el proceso regionalizador chileno.
Particularmente, destaco la dimensión de empoderamiento ciudadano que el mismo
implica, así como sus potencialidades para el desarrollo.

2. Desarrollo 
2.1 Globalización y región: Perspectivas clásicas
La globalización, de manera general, puede entenderse como un proceso
multidimensional —pues trasciende lo estrictamente económico, involucrando fenómenos
políticos, sociales y culturales— de escala planetaria cuyo rasgo distintivo es la ampliación
y profundización de los lazos de interconexión e interdependencia entre agentes de todo
tipo —estados, empresas, entre otros— (Requelme & Suarez, 2020).
En su etapa actual, la globalización se origina alrededor de la década de 1980, con el
ascenso político y académico de la ideología de mercado posterior a la crisis del
keynesianismo (Madhok, 2021). Finalizada la guerra fría, el proceso se vigoriza, y sus
adherentes hablan del mismo como el camino recto para que los nuevos actores globales
puedan incrementar sus riquezas y acceder a nuevas oportunidades.
Los principios básicos de la globalización, en esta etapa, son: i. La única responsabilidad
de las empresas es maximizar sus utilidades, ii. Producto de lo anterior, todo medio es lícito
en la persecución de la eficiencia y sus consecuentes beneficios. Los efectos sobre la
sociedad son daños colaterales, iii. El gobierno debería, en lo posible, no intervenir en los
asuntos económicos (Madhok, 2021). O sea, en la triple relación entre Estado, sociedad y
economía, hay un foco desmesurado sobre esta última.
Por último, considérese también que la globalización, como proceso, está plagado de
asimetrías, ya que su significación y sus efectos varían según el momento y lugar en que
esté ocurriendo lo que, por demás, nos lleva a una de sus consecuencias más conocidas: el
incremento paulatino de la desigualdad y la profundización de distintas formas de
dependencia —comercial, financiera, productiva, tecnológica— (Requelme & Suarez,
2020). De ese modo, se aprecian las inequidades en el acceso a los beneficios de la
globalización, así como en la vulnerabilidad ante sus riesgos.
Ahora, habiendo más o menos delimitado aquello en lo que consiste la globalización —
en su acepción común—, queda hacer lo propio con la categoría geográfica central de este
trabajo: la región.
En su definición clásica —que es la que, al momento de bosquejar y establecer la
división territorial aún vigente se utilizaba, durante el período 1960-1970—, la región

Voltaire Alvarado Peterson


voalvarad@udec.cl
Departamento de Geografía
Universidad de Concepción
denota un conjunto o agrupación artificial de diversos seres adaptados a una existencia
común en transformación continua (Ramírez, 2007). Es un dispositivo teórico que permite
reconocer tanto las heterogeneidades como las homogeneidades presentes dentro de una
unidad espacial determinada.
Esta forma de entender la región, si bien tenía raíces tanto humanistas como positivistas,
hacia la década de 1950 eran estas últimas las que habían obtenido preponderancia, por lo
que el tratamiento de esta categoría había tendido a la matematización —por ejemplo, las
teorías de los hexágonos o de los polos— y a su deshumanización —el foco no está tanto
sobre la agencia humana como sobre la idea de traslaciones espaciotemporales— (Ramírez,
2007). En esta versión, la categoría región funge, ante todo, como un instrumento para la
intervención estatal en aras de promover el desarrollo económico y la modernidad.
Sobre esta específica forma de entender la región, los gobiernos chilenos de las décadas
de 1960 y 1970, empezando por Jorge Alessandri y terminando con Augusto Pinochet y la
Ley 575 del año 1974, buscaron imponer una idea de planificación territorial racionalizada
que permitiese la integración e interrelación de las zonas productivas en torno a la capital
—centralismo— (Valenzuela & Rojas, 2017). O sea, se efectúa un proceso artificial —sin
sustento histórico ni social— de creación de regiones con la finalidad de aumentar la
producción y dinamizar la actividad económica al liberalizarla.
Es un proceso tecnocrático, por cuanto sobrevalora los factores económicos y de
macroplanificación (Valenzuela & Rojas, 2017). Es un proceso ilegítimo, por cuanto se
realiza e impone autoritariamente —fuera de los cánones de la democracia—,
menospreciando las identidades y relaciones locales y, por lo mismo, generando un
armatoste carente de proyecto colectivo y cohesión social.
Una muestra relativamente matizada —no tan estrictamente positivista— del
funcionamiento de la categoría región durante estos años es la ofrecida por la versión
allendista del proceso regionalizador. Como señalan Valenzuela y Rojas (2017), la
regionalización promovida durante este gobierno, sin ceder en sus ideas de planificación
‘desde arriba’, tuvo una preocupación por lo social y la participación ciudadana. Lo anterior
se plasmó en productos interesantes, como la colección Nosotros los chilenos —serie Así
trabajo yo—, publicada por la empresa editora nacional Quimantú en la que se describe el
oficio de camaronero del siguiente modo:
Un ejército de hombres marcha desde una zona periférica hasta los centros habitados
de la ciudad de Concepción. […] Suman quinientos. […] Sus lugares de trabajo son
lejanos y desolados: vegas, sitios eriazos, charcos, lodazales. Todas aquellas tierras
anegadas por las lluvias implacables del sur, en donde los camarones acostumbran
instalar sus cuevas. […] Como en otros oficios en que el hombre debe enfrentarse a la
naturaleza solo con la ayuda de sus fuerzas, la vida del camaronero es una aventura.
(Gordon, 1971, pp. 10, 14)
Si interpretamos esta cita en su contexto y desde la categoría de región utilizada en el
mismo, se ve cómo, si bien menos violenta que en otros planteamientos, hay una idea de
especialización productiva atravesando el texto —la región subalterna hace trabajos
manuales no-industriales, la capital, en cambio, es foco de modernidad—. También, en
contraposición al positivismo imperante en el pensamiento geográfico regional del
momento, hay una valoración por los elementos humanos —su fenomenología, sus paisajes
— específica del marco socialista en que este proyecto regionalizador fue planteado y que,
ciertamente, contrasta con los demás —especialmente el llevado a cabo por el régimen
dictatorial—.

Voltaire Alvarado Peterson


voalvarad@udec.cl
Departamento de Geografía
Universidad de Concepción
Entonces, cerrando esta sección, nótese que, entre la acepción clásica de la categoría
geográfica ‘región’ y la etapa más reciente del proceso globalización —posibilitada por la
innovación tecnológica y organizacional y fundamentada en la ideología de mercado—
existe una clara coincidencia.

2.2 Nuevas circunstancias, nuevas concepciones: El proceso regionalizador en el


marco de la globalización post-pandémica
Aunque la globalización clásica —o hiper-globalización— estaba en desaceleración
desde antes, la crisis provocada por la expansión del coronavirus, manifiesta como
interrupción de las cadenas de suministro, presión sobre las arcas fiscales, inflación y
pauperización de las condiciones de vida de miles de personas (DW Documental, 2021), ha
puesto en evidencia, como ningún otro evento, las debilidades estructurales del sistema
mundial vigente (Requelme & Suarez, 2020).
Durante esta crisis, la hiper-globalización ha causado daños graves no solo a las
economías de las naciones —recesión producto de la excesiva dependencia hacia países
como China e India—, sino también a su tejido político —emergencia de populismos,
inestabilidad— y social —empobrecimiento, desigualdad, inseguridad— (Madhok, 2021).
En consecuencia, se ha reconocido la necesidad de equilibrar la relación entre Estado,
economía y sociedad, por lo que es esperable que el futuro de la globalización tienda a: i.
Relocalizar la producción fuera de núcleos como China e India —des-globalización—.
Mas, ello no tanto con la idea de un retorno al país de origen —debido al aumento en los
costos— como sí de diversificación de los proveedores —re-globalización— (DW
Documental, 2021). En esencia, se apunta a robustecer las cadenas globales de valor, ii.
Fortalecer los mecanismos de coordinación/cooperación mundial, así como a revalorizar el
rol del Estado y las ventajas de la asociatividad público-privada (Requelme & Suarez,
2020). Es esperable que, de aquí en más, gobiernos y empresas empiecen a considerar no
solo a la racionalidad económica en su toma de decisiones, sino también criterios
estratégicos, lo cual comprende la ampliación de sus responsabilidades (Madhok, 2021).
Por ejemplo, que las empresas deslocalizadas incrementen su vinculación y retribución
hacia las comunidades locales que las acogen, todo lo cual, ciertamente, expresa una
ruptura en el ‘hierro’ de la ideología de mercado más ortodoxa.
Esta nueva situación global, como en el pasado, expresa notorias afinidades con las
transformaciones recientes en el significado de la categoría región y, sobre todo, en el
itinerario que el proceso de regionalización ha tomado en el contexto chileno.
En el primer caso, en ruptura con el enfoque clásico —sobre todo en su articulación
positivista—, la reflexión geográfica regional actual deja de entender a esta categoría como
un instrumento para la intervención —exógeno, estrictamente artificial— y, en cambio, la
plantea como una parte integrante de los espacios y agentes en que se la reconoce (Ramírez,
2005). O sea, se ha pasado desde una categorización meso —entre lo global y lo local— a
una de carácter micro que abre a la región como un lugar de encuentros, abierto, móvil y
cambiante sustentado en los procesos y/o relaciones establecidas entre los agentes y su
espacio antes que en criterios economicistas y de planificación.
De manera práctica, los reclamos regionalizadores en Chile, desde inicios de la década
del 2000 hasta hoy, han apuntado precisamente a un proceso regionalizador sustentado en
estas bases. Como Valenzuela y Rojas (2017) constataron, el reclamo actual por ser región
se sustenta en criterios como la existencia de un pasado histórico en la organización
territorial chilena y resentimiento hacia las capitales regionales —y su concentración de los

Voltaire Alvarado Peterson


voalvarad@udec.cl
Departamento de Geografía
Universidad de Concepción
recursos políticos y económicos—, siendo la existencia de una matriz socioproductiva
capaz de sustentar el reclamo solo una dimensión más del mismo.
La regionalización, en este contexto, es ante todo un reclamo ante un orden de cosas
percibido como ilegítimo e ineficiente al cual heterogéneos actores —civiles,
institucionales, económicos, etcétera— plantan resistencia, en busca de una mayor
autonomía y empoderamiento (Valenzuela & Rojas, 2017).
En este último respecto, Jordi (2009) señala que la participación de las comunidades
locales en la proyección, planificación y puesta en efecto de su desarrollo es fundamental
pues, indiferentemente de lo eficacia en el cumplimiento de sus labores que exprese una
institucionalidad determinada —que no es el caso chileno—, esta nunca podrá aprehender y
realizar a cabalidad las necesidades y deseos de un grupo situado. El ‘capital cognitivo’
resultante de la experiencia cotidiana e histórica de habitar un espacio —en nuestro caso,
una región— es, entonces, un elemento a considerar. Sintéticamente, el desarrollo no puede
venir desde arriba y pasar por encima de las identidades, relaciones y comunidades locales,
por el contrario, debe hacerse a partir y junto a las mismas.
Así, como en el caso anterior, se observan las coincidencias entre la regionalización
chilena más reciente y los cambios en el paradigma de la globalización —atenuación de la
ideología de mercado, reconocimiento y valoración de los contextos locales, entre otros—,
lo que da cuenta de la reconfiguración histórica de dicho vínculo.

3. Cierre 
La globalización post-pandémica y el reclamo chileno por la regionalización —y, más o
menos directamente, la descentralización y la democratización— son procesos de diferente
escala pero, ciertamente, vinculados en su desarrollo. El tránsito desde una idea
economicista y verticalista del mundo hacia un horizonte más amplio, en el que lo social y
lo político son también variables significativas en la relación, es una manifestación
concurrente de las transformaciones en el nexo global-local —su dialéctica macro, su
fenomenología micro—.
Ahora bien, la agenda no ha hecho sino abrirse, especialmente para los profesionales de
las ciencias sociales. Como se señaló hacia el final del desarrollo, la agencia humana —
ciudadana, sobre todo— es un elemento clave en la dinámica de este nexo entre situaciones
globales y locales, por lo que el desarrollo de la investigación científico social habrá de
atender a esta necesidad de integrar a las comunidades en la generación de conocimiento y,
sobre todo, de proyectos.
Epistemologías como las contenidas en los planteamientos de Donna Haraway —
conocimiento situado— o Bruno Latour —actor-network theory—, así como propuestas
metodológicas como la investigación-acción participativa en sociología, o la cartografía
participativa en geografía son, entonces, basamentos sobre los cuales plantear la agenda y
labor científico social futura.
  
Referencias 
DW Documental. (17 de marzo de 2021).  Incidente Corona - Cómo la pandemia cambia la
globalización [Archivo de video]. Youtube. https://www.youtube.com/watch?
v=iFLNSQbv3rU&ab_channel=DWDocumental 
Gordon, A. (1971). Los camaroneros de Concepción y Arauco. En A. Alcalde (Ed.), Así
trabajo yo (t. I, pp. 9-27). Empresa Editora Nacional Quimantú. http://www.socialismo-
chileno.org/PS/quimantu/Nosotros/02.Nosotros.los.chilenos..pdf 
Voltaire Alvarado Peterson
voalvarad@udec.cl
Departamento de Geografía
Universidad de Concepción
Harvey, D. (2018). La condición de la posmodernidad: Investigación sobre los orígenes del
cambio cultural. Amorrortu editores.
Jori, G. (2009). El cambio climático como problema y el diálogo social como
solución. Investigaciones Geográficas, (48), 125-
160. https://doi.org/10.14198/INGEO2009.48.05 
Madhok, A. (2021). Globalization, de-globalization, and re-
globalization: Some historical context and the impact of the COVID pandemic. BRQ
Business Research Quarterly, 24(3), 199–
203. https://doi.org/10.1177/23409444211008904 
Ramírez, R. (2007). La geografía regional: tradiciones y perspectivas
contemporáneas. Investigaciones geográficas, (64), 116-
133. http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-
46112007000300008&lng=es&tlng=es 
Requelme, F. y Suarez, J. (2020). Globalización post Covid-19: Efectos sociopolíticos y
económicos del fenómeno. Sur Academia,  7 (14). 74 – 88. 
Valenzuela, E. & Rojas, P. (2017) La movilización por ser región en Chile: Rebelión
provincial contra la regionalización autoritaria, 2000-2015. Revista Enfoques: Ciencia
Política y Administración Pública, 15, (26), 113-
135. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=96052974006 

Voltaire Alvarado Peterson


voalvarad@udec.cl

También podría gustarte