Teoria Situación de Enunciación 2

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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA MADRE Y MAESTRA

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES, HUMANIDADES Y ARTES


ESCUELA DE LENGUAS
DEPARTAMENTO DE ESPAÑOL

Español I

SITUACION DE ENUNCIACION II

Elementos para la construcción discursiva

Para poner en escena la situación de enunciación que implica las fuerzas enunciativas,
todo locutor/autor intencional toma decisiones y hace una serie de escogencias en relación con:

a) El género discursivo (pedagógico, publicitario, jurídico, religioso), el propósito (para enseñar,


persuadir, hacer querer, manipular, hacer actuar), el léxico más apropiado (común, familiar,
especializado).

b) La organización composicional sintáctica y semántica pertinente (simple, compleja,


reiterativa)

c) El tono expresivo y el registro de lengua (amistoso, solemne, lejano, rebuscado, formal,


oficial, informal, familiar, vulgar)

d) Las formas de manifestación de la relación con el lector (focalizada en el YO (elocutivo),


focalizada en el TU (alocutivo), focalizada en el objeto (delocutivo) o combinación de las
anteriores.

e) Lo dicho, el dominio o discurso referido (un relato, sobre una disciplina, una opinión, una
idea, sobre lo que otro dijo).

f) Los modos de organización discursiva o secuencias textuales pertinentes: expositivo,


narrativo, argumentativo, descriptivo.

g) Las formas de organización retórica estructural más convenientes: en forma de comparación y


contraste, o de problema-solución, o de causa-efecto, o de seriación o fases, o de ventajas,
inconvenientes y remedios posibles, etc. Tales condiciones se cumplen solamente si los
interlocutores toman conciencia de la situación de enunciación en la que se encuentran o
pretenden crear, la cual está en relación con:

a) El reconocimiento del género discursivo, el tipo de relaciones sociales y contratos discursivos


que se establecen en el género y los rituales propios de la situación de enunciación específica.
b) La identificación de un punto de vista y un propósito: la posición de la voz del enunciador o
rol asumido con respecto a la posición o voz que le asigna al enunciatario y a la voz de Lo dicho
o el discurso ajeno.

c) La definición de un estilo en el marco de la actividad enunciativa social en la que se


encuentran.

d) La personalidad y el estado de ánimo.

La identificación del género discursivo

Uno de los aspectos que el lector identifica al leer es el género discursivo al que
pertenece el texto. La pertenencia a un género es lo que explica casi todo lo que ocurre en un
texto. El modo de plantear el comienzo y el cierre, el tema a tratar, los modos de incluir la
palabra de otros, el registro más o menos formal, y hasta la sintaxis y el léxico empleado, entre
otros.

La noción de género discursivo, tal como fue definida por M. Bajtin, identifica una regularidad
en el uso del lenguaje: este no es azaroso ni está librado a la voluntad del hablante, y por lo tanto
no es imprevisible, sino por el contrario está pautado por la esfera de la actividad humana que
éste esté desplegando.

Bajtin sostiene que "la voluntad discursiva de un hablante se plasma siempre en un género, el
cual es producto de una praxis social específica." Para él, las distintas esferas de la actividad
humana producen enunciados relativamente estables, a los que denomina géneros discursivos.
Los géneros son infinitos –existen tantos como esferas de la actividad humana- e históricos –
existen, se transforman o dejan de existir de acuerdo a las transformaciones de la práctica social
en que se sustentan. Son ejemplos de géneros discursivos la crónica periodística, el ensayo, la
demanda judicial, la publicidad gráfica, la exposición oral didáctica, la nota de divulgación
científica, la novela, etc.

Los elementos constitutivos de los géneros son el tema, la estructura y el estilo, por lo que el uso
de un género determinado impone al hablante restricciones temáticas, estilísticas y
composicionales, a las que debe adecuarse para lograr un uso eficaz del lenguaje.

¿Cómo y cuándo aprende el hablante las características propias de cada género? Las aprende en
la medida en que se enfrenta con ellos y necesita leerlos y producirlos. Pero mientras hay una
gran cantidad de géneros que frecuentamos desde nuestra infancia, que aprendemos
espontáneamente a medida que aprendemos a hablar (como la conversación familiar, por
ejemplo), hay otros que –o bien por su grado de complejidad, o bien por la falta de conocimiento
y entrenamiento que tenemos en ellos- requieren a veces de una reflexión y de un aprendizaje
guiado. Es el caso de los denominados géneros académicos, que son las producciones
discursivas propias del ámbito universitario (ensayos, artículos científicos de especialización,
ponencias a congreso, parciales, monografías, informes, entre muchos otros).
El conocimiento de las características propias de los géneros académicos es muy útil para encarar
con mayor preparación las prácticas de lectura y escritura universitarias.

Arnoux, E. y otros (2002). La lectura y la escritura en la universidad. Editorial Universitaria de Buenos


Aires.

La presencia de enunciadores múltiples: la polifonía

Es común que el hablante no produzca un discurso enteramente original cada vez. Al


contrario, lo usual es retomar la palabra de otros, explícitamente o no. Ocurre que cualquier
enunciado se relaciona con enunciados ajenos. Como ha señalado el lingüista ruso Bajtin, “todo
hablante es por sí mismo un contestatario, en mayor o menor medida, él no es el primer
hablante que ha interrumpido por primera vez el eterno silencio del universo (…) sino que
cuenta con la presencia de ciertos enunciados anteriores, suyos o ajenos, con los cuales su
enunciado establece toda suerte de relaciones (se apoya en ellos, polemiza con ellos, los
reproduce o simplemente los supone conocidos por su oyente”. (Bajtin, 1982). Con múltiples
mecanismos podemos emplear la palabra de otro para identificarnos con ella o para
distanciarnos.
El término polifonía recubre las variadas formas que adopta la interacción de voces
dentro de una secuencia discursiva o de un enunciado. La situación de diálogo que toda
producción verbal supone, su orientación hacia el otro, aparece siempre con mayor o menor
grado de explicitación en el tejido textual. Pero también en éste, y de múltiples maneras, está
presente lo ya dicho, los otros textos, así como las diversas voces sociales con sus peculiares
registros.
Esas otras voces pueden introducirse a través de los llamados enunciados referidos,
los cuales se presentan bajo la forma de Discurso Directo o Discurso Indirecto, en los cuales
se recurre a citas textuales o reformuladas. Pero además, como señala Bajtin, los enunciados
son portadores de ecos apenas perceptibles de otras voces, aluden a discursos ajenos de modo
semioculto o implícito. Este juego intertextual apela, particularmente en sus formas menos
explícitas, a la competencia cultural e ideológica de los receptores, que les permite percibirlo.

Los enunciados referidos

Las gramáticas reconocen dos formas de incluir la palabra del otro en el propio discurso:
el estilo directo y el estilo indirecto.

Discurso Directo

En el Estilo Directo, las fronteras entre el discurso citante y el citado son nítidas. En
los textos escritos está a menudo marcada por los dos puntos, comillas, guiones o bastardillas,
y en los enunciados orales, por rasgos suprasegmentales como juntura o tono. El discurso
citado conserva, además, las marcas de suenunciación, como los pronombres personales y las
referencias témporo-espaciales.

El estilo directo produce un efecto de fidelidad al original, la ilusión de reproducir


textualmente las palabras del otro. Es tan usado por el periodismo y en la conversación
cotidiana porque su finalidad es presentar los hechos “tal cual” ocurrieron, buscando dar la
impresión de objetividad. Sin embargo es importante tener en cuenta que, aunque en menor
medida que en el estilo indirecto, también en el directo la palabra del otro está sujeta a una
manipulación que se manifiesta en el nuevo entorno verbal en el que aparece.

Discurso Indirecto

En el Estilo Indirecto el discurso citado pierde su autonomía, se subordina


sintácticamente al discurso citante, que borra las huellas de la otra enunciación. Esto se
manifiesta en la desaparición de los dos puntos y comillas, en la aparición de algún
subordinante (que, si, u otro), en los cambios de pronombres personales, de espacio y tiempo,
en los tiempos verbales, entre otros. El que cita, en este caso, ya no reproduce exactamente la
palabra del otro, sino que la reformula. Esa reformulación puede ser más o menos fiel a las
palabras tal como fueron dichas originalmente, pero siempre habrá algún grado de
manipulación que borre o destaque las marcas del discurso del otro según los intereses del que
cita.
El discurso indirecto, en la medida en que no conserva la materialidad del enunciado,
supone una interpretación del discurso del otro, una versión del mismo, y da lugar a síntesis o
despliegues según los casos. Al hacerse cargo del discurso citado, al integrarlo al suyo, el
hablante se muestra poniendo de manifiesto sus posiciones ideológicas o afectivas. Por eso es
siempre interesante comprara las distintas formas de referir en estilo directo e indirecto el
mismo enunciado.

Bibliografía

De Barros Romalho, Marcelo. Enunciación: algunas consideraciones. ( on line). Citado jueves


17 de Agosto de 2006. Disponible en la World Web:
http//www.hispanista.com.br/revista/enunciacion.pdf

Lozano, Jorge y otros. ( 1997). Análisis del discurso. Hacia una semiótica de la interacción
textual. Madrid. Cátedra

Martínez, María Cristina. (2004). Estrategias de lectura y escritura de textos. Perspectivas


teóricas y talleres. Cali. Cátedra UNESCO para la lectura y la escritura. Universidad de Valle.

Martínez, María Cristina. (2005). Didáctica del discurso. Cátedra UNESCO. Cali, Universidad
del Valle.

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