La Pregunta Histerica
La Pregunta Histerica
La Pregunta Histerica
Dice Lacan, es la prevalencia de la Gestalt fálica la que fuerza a la mujer a tomar el rodeo de la
identificación al padre y a seguir, por ende, durante un tiempo, los mismos caminos que el varón.
El acceso de la mujer al Complejo de Edipo, su identificación imaginaria se hace pasando por el
padre, exactamente al igual que el varón, debido a la prevalencia de la forma imaginaria del falo.
Ésta está tomada como elemento simbólico central del Edipo, el falo es un símbolo que no tiene
correspondiente ni equivalente. La que está en juego es una disimetría en el significante, unos de
los sexos necesita tomar como base de identificación la imagen del Otro. Donde no hay material
simbólico, hay obstáculo. El sexo femenino tiene un carácter de ausencia, de vacío, de agujero
que se hace presente como menos deseable que el sexo masculino.
La pregunta está vinculada a la relación del sujeto con el significante en su conjunto, con aquello
que el significante pueda representar.
En el apartado II, dice, parecería que lo simbólico es lo que nos brinda todo el sistema del mundo
porque el hombre tiene palabras conoce las cosas, y el número de cosas que conoce
corresponde al número de cosas que puede nombrar. La realización de la posición sexual en el
ser humano está vinculada a la prueba de la travesía de una relación fundamentalmente
simbolizada, la del Edipo. Que entraña una posición que evidencia el sujeto, la hace desear el
objeto del Otro.
La función del hombre en la mujer esta simbolizado en tanto es literalmente es arrancado del
dominio de lo imaginario para ser situado en el dominio de lo simbólico. Es que se realiza toda
posición sexual normal acabada. La realización genital está sometida a la simbolización, que el
hombre se virilice, que la mujer acepte verdaderamente su función femenina.
En este entrecruzamiento entre lo imaginario y lo simbólico, yace la fuente de la función esencial
que desempeña el Yo en la estructuración de la neurosis.
Cuando Dora se pregunta ¿Qué es una mujer? intenta simbolizar el órgano femenino en tanto tal
su identificación al hombre, portador del pene, le es un medio para aproximarse a esa definición
que se le escapa. El pene le sirve como instrumento imaginario para aprender lo que no logra
simbolizar (no logra simbolizar porque no se encuentra correspondiente en el orden imaginario).
Volverse mujer y preguntarse qué es una mujer, son dos cosas diferentes. Se pregunta porque no
llega a serlo, y hasta cierto punto preguntarse es lo contrario de llegar a serlo. Cuando su
pregunta cobra forma bajo el aspecto de la histeria, le es muy fácil a la mujer hacerlo por la vía
más corta: vía la identificación al padre. Es decir, que en la mujer para poder responderse que es
ser una mujer tiene que identificarse al padre (identificación viril) y es por este rodeo que la mujer
histérica va a poder responderse a la pregunta de que es una mujer.
Lacan dice que el histérico y la histérica se hacen la misma pregunta, ambas atañen a la posición
femenina. Se trata de la pregunta de la procreación en el caso del histérico, y dice Lacan, que
nada explica, en lo simbólico, la creación, nada explica que un ser muera para que otros nazcan.
Hay algo inasimilable al significante. La pregunta sobre la muerte es otro modo de creación
neurótica, es el modo de la neurosis obsesiva. Es decir, que toda neurosis esencialmente bajo
una pregunta y estas preguntas están en relación a aquello de lo que no se cuentan con los
significantes para poder responderlas.