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QUEJOSA: (NOMBRE)

JUICIO DE AMPARO INDIRECTO

ESCRITO INICIAL

C. JUEZ DE DISTRITO EN TURNO


EN MATERIA ADMINISTRATIVA
EN LA CIUDAD DE MÉXICO.
Presente

(NOMBRE), por mi propio derecho, con el debido respeto


comparezco a exponer y señalar:

A. Como domicilio para oír y recibir todo tipo de notificaciones el


ubicado en (DOMICILIO).

B. Autorizo en los términos más amplios del artículo 12 de la Ley de


Amparo a los licenciados en derecho (NOMBRES ABOGADOS), con
cédulas profesionales números (NUMEROS DE CÉDULAS),
respectivamente, manifestando que las cédulas mencionadas están
debidamente registradas en el sistema que el Consejo de la Judicatura
Federal ha establecido para tal efecto. Asimismo, autorizo para oír
notificaciones e imponerse de los autos a los CC. (NOMBRES
AUTORIZADOS).

C. Que por medio del presente ocurso, con fundamento en los


artículos 1, 103, fracción I, y 107 de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos; 1, 107 al 158 y demás relativos y
aplicables de la Ley de Amparo en vigor, ocurro a solicitar el AMPARO
Y PROTECCIÓN DE LA JUSTICIA FEDERAL, en contra de los actos
reclamados y autoridades responsables que adelante se detallan, los

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cuales conculcan de manera directa derechos fundamentales previstos
en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en
perjuicio de la quejosa.

D. Para efecto de dar cumplimiento al imperativo consagrado en el


artículo 108 de la ley de amparo, manifiesto lo siguiente.

I. NOMBRE Y DOMICILIO DE LA QUEJOSA Y DE QUIEN


PROMUEVE EN SU NOMBRE:

Lo es (NOMBRE) y como se estableció anteriormente, solicito que en


el presente juicio de amparo, las notificaciones a la quejosa se
practiquen en el domicilio ubicado en (DOMICILIO).

II. NOMBRE Y DOMICILIO DEL TERCERO INTERESADO:

A nuestro leal saber y entender no existe tercero interesado en el


presente juicio.

III. AUTORIDADES RESPONSABLES:

Tienen tal carácter las siguientes:

1. LA ASAMBLEA LEGISLATIVA DE LA CIUDAD DE MÉXICO

2. EL JEFE DE GOBIERNO DE LA CIUDAD DE MÉXICO.

3. LA SECRETARIA DE GOBIERNO DE LA CIUDAD DE MÉXICO.

4. EL SECRETARIO DE MOVILIDAD DE LA CIUDAD DE MÉXICO.

5. LA SECRETARIA DE MEDIO AMBIENTE DE LA CIUDAD DE


MÉXICO.

6. EL SECRETARIO DE OBRAS Y SERVICIOS DE LA CIUDAD DE


MÉXICO.

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7. ELSECRETARIO DE SEGURIDAD PÚBLICA DE LA CIUDAD DE
MÉXICO.

8. El SECRETARIO DE FINANZAS DE LA CIUDAD DE MÉXICO.

9. INTELTRÁFICO, S.A. DE C.V.

Para llevar a cabo emplazamiento al presente juicio, todas las


autoridades señaladas, pueden ser notificadas en sus recintos
oficiales.

Por lo que hace a INTELTRÁFICO, S.A. DE C.V., debe decirse que es


una sociedad mercantil parte en el contrato administrativo
SSP/BE/S/355/2015, que en términos de lo dispuesto por el párrafo
segundo de la fracción II del artículo 5º de la Ley de Amparo, realiza
actos equivalentes a los de una autoridad, que afectan derechos de la
quejosa, estando previstos los actos de molestia en el Reglamento de
Tránsito del Distrito Federal, pudiendo ser notificada en Av. Inglaterra
2968, Arcos Sur, Guadalajara, Jalisco, C.P. 44150.

Quedando salva la posición de la quejosa en cuanto a la oposición a la


realización de los actos realizados por INTELTRÁFICO, S.A. DE C.V.,
como se expone en la presente demanda.

Asimismo, esta quejosa se reserva el derecho de señalar a otros


particulares que hayan ejecutado actos análagos a la autoridad y que
se desprendan de los informes justificados que rindan las autoridades
aquí señaladas como responsables.

IV. ACTOS QUE DE CADA AUTORIDAD SE RECLAMAN.

 De la ASAMBLEA LEGISLATIVA DE LA CIUDAD DE MÉXICO,


reclamo:

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a. La OMISIÓN de considerar, revisar, auditar, fiscalizar e incluir
tanto en la Ley de Ingresos, en el Presupuesto de Egresos, así
como en la Cuenta Pública relativa, los ingresos públicos
derivados del contrato SSP/BE/S/355/2015, celebrado con la
empresa INTELTRÁFICO, S.A. DE C.V.

b. La OMISIÓN de asignar la totalidad de ingresos derivados del


cobro de resoluciones administrativas derivadas de procesos
relativos a funciones de Policía y Buen Gobierno en la Ciudad de
México, conforme al Estatuto de Gobierno del Distrito Federal,
en provecho de los gastos públicos.

c. La OMISIÓN de proveer al efectivo acceso al servicio público


de verificación vehicular, tolerando el establecimiento de
obstáculos e impedimentos para su realización, en contravención
del artículo 17 del referido Estatuto.

 Del JEFE DE GOBIERNO DE LA CIUDAD DE MÉXICO,


reclamo:

a. La aprobación y firma de RESOLUCIONES Y NORMAS


ADMINISTRATIVAS tendientes a dar tratamiento de
MULTAS a ingresos parafiscales, cuyo destino no es sufragar
gastos públicos, lo cual sucede asimilando ingresos que se
comparten con particulares a créditos fiscales, incluyendo en
el reclamo, la emisión de disposiciones reglamentarias
tendientes a forzar el cobro de las resoluciones que los
prevén, dándoles apariencia de sanciones administrativas.

b. La ELIMINACIÓN de elementos, humanos y materiales,


incluyendo vehículos policiacos, para ejercer las funciones de
policía y buen gobierno, sustituyéndolos por operarios,

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equipos e implementos electrónicos operados, mantenidos o
puestos a su disposición por empresas privadas. Incluyendo,
la implementación de mecanismos electrónicos o tecnológicos
no comprendidos ni debidamente regulados o certificados en
ley.

c. La ficticia o simulada HOMOLOGACIÓN de documentos


privados, como si fueran oficiales, a sabiendas de que no
consta a servidor público alguno el surtimiento de eventos que
ocasionen la aplicación del Reglamento de Tránsito del
Distrito Federal.

d. El USO DE PLATAFORMAS ELECTRÓNICAS que


producen de manera mecánica resoluciones con apariencia
de sanciones, a partir de acervos y bases de datos, cuyo
cobro se opera amagando con impedir el uso de vehículos,
ello mediante la negativa al acceso al servicio público de
verificación vehicular de emisiones de contaminantes.

e. El tenor de los ARTÍCULOS 61, 62, 63 y 64 del Reglamento


de Tránsito del Distrito Federal, en su carácter de
heteroaplicativos, con motivo de la multa señalada como acto
reclamado en el presente escrito, en cuanto a la pretensión de
delegación de facultades y atribuciones que integran la
Seguridad Pública en particulares, pactando con ellos rentas
parafiscales, en violación al Estatuto de Gobierno del Distrito
Federal, cuyo cobro se realiza condicionando el servicio
público de verificación vehicular.

f. La NEGATIVA DE ACCESO AL SERVICIO PÚBLICO,


empleando la obstaculización de la verificación vehicular,
como amago o presión, para exigir el pago de resoluciones
derivadas del contrato aludido en favor de particulares con los

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que se ha asociado el Gobierno Capitalino para la prestación
de servicios públicos.

g. Todas las consecuencias mediatas o inmediatas, directas o


indirectas como resultado de los actos anteriores.

 Del SECRETARIO DEL MEDIO AMBIENTE DEL DE LA


CIUDAD DE MÉXICO, reclamo:

a. La NEGATIVA DE ACCESO AL SERVICIO PÚBLICO,


empleando la obstaculización de la verificación vehicular, como
amago o presión, para exigir el pago de resoluciones derivadas
del contrato aludido, por medio de disposiciones administrativas
emitidas en contravención del artículo 17 del Estatuto de
Gobierno del Distrito Federal.

b. Todas las consecuencias mediatas o inmediatas, directas o


indirectas como resultado de los actos anteriores.

 Del SECRETARIO DE SEGURIDAD PÚBLICA DE LA CIUDAD


DE MÉXICO, reclamo:

a. La aprobación y firma de RESOLUCIONES Y NORMAS


ADMINISTRATIVAS tendientes a dar tratamiento de
MULTAS a ingresos parafiscales, cuyo destino no es sufragar
gastos públicos, asimilando tales resoluciones a créditos
fiscales, cuyo objetivo es la generación de ingresos a
compartir con particulares. Así como el uso de documentos y
bases de datos no oficiales, ni elaborados por funcionario o
servidor competente en la gestión y emisión de tales
resoluciones, incluyendo, la participación que, por conducto
de sus auxiliares, le corresponda en la emisión y entrega del
formato número (NUMERO DE FORMATO DE LA MULTA),

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detallado en el apartado correspondiente a los antecedentes
de la presente demanda.

b. La SUSCRIPCIÓN DEL CONTRATO o la autorización,


acuerdo u orden, para firmarlos, consistentes en el empleo de
mecanismos irregulares para obtener imágenes vehiculares,
con el objetivo de utilizarlos en procedimientos administrativos
sancionatorios, a cambio de un porcentaje por cada
denominada “multa”. Incluyendo la delegación e intromisión
de particulares en actividades, gestiones y funciones de
policía y buen gobierno no delegables, ni concesibles. Nos
referimos específicamente al contrato administrativo no.
SSP/BE/S/355/2015 con sus respectivos adenda y anexos
aclaratorios, mismos documentos que se adjuntan al presente
escrito en copia simple, mismos que deberán ser reconocidos
por la autoridad responsable en su informe con justificación.

c. La ELIMINACIÓN de elementos humanos y vehículos


policiacos, para ejercer las funciones de policía y buen
gobierno, sustituyéndolos por operarios, equipos e
implementos electrónicos operados, mantenidos o puestos a
su disposición por empresas privadas.

d. El USO DE PLATAFORMAS ELECTRÓNICAS que


producen de manera mecánica sanciones, a partir de acervos
y bases de datos, cuyo cobro se opera amagando con impedir
el uso de vehículos, mediante la negativa al acceso al servicio
público de verificación vehicular de emisiones de
contaminantes.

e. Las INSTRUCCIONES, ACUERDOS y/o RESOLUCIONES


por las que se ordena, indica o autoriza a sus dependientes

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jerárquicos y auxiliares a llevar al cabo, actos y omisiones
tendientes a implementar la acciones antes reclamadas, y

f. Todas las consecuencias mediatas o inmediatas, directas o


indirectas como resultado de los actos anteriores.

 Del SECRETARIO DE FINANZAS DE LA CIUDAD DE MÉXICO,


reclamo:

a. La INDEBIDA ASIGNACIÓN del carácter y calidad de multas


a ingresos extraordinarios no presupuestados, ni asignados
por la Asamblea Legislativa, cuyo destino es la repartición con
empresas particulares, derivando recursos que no han sido
ingresados conforme a derechos al Erario de la Ciudad,
eludiendo su posterior asignación, mediante inclusión en el
Presupuesto de Egresos respectivo, generando rentas ajenas
al Estatuto de Gobierno del Distrito Federal.

b. La IRREGULAR COBRANZA por medio y procedimiento


correspondiente a créditos fiscales, tratándose de ingresos
parafiscales cuyo cobro beneficia a particulares, sin que se
destinen tales sumas a sufragar gastos públicos, sino
pactando repartición previa a la incorporación a la Caja Única
del Erario.

c. La INDEBIDA INCORPORACIÓN en los sistemas


correspondientes a créditos fiscales, a ingresos parafiscales
extraordinarios, no asignados por la Asamblea Legislativa,
compartibles con particulares, y su recolección por la vía
establecida para cobros tributarios.

d. La INDEBIDA ENTREGA a particulares de sumas que


constituyen ingresos de la Ciudad de México, sin la previa
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integración a la Caja Única del Gobierno de la Ciudad, sin la
previa revisión, auditoría y cuenta pública, previstos en las
disposiciones aplicables.

e. El REGISTRO PARALELO de ingresos de la Ciudad de


México, diversos a los reportados y considerados en la Ley de
Ingresos de cada ejercicio fiscal.

f. Todas las consecuencias mediatas o inmediatas, directas o


indirectas como resultado de los actos anteriores.

 DE LA SECRETARIA DE GOBIERNO, EL SECRETARIO DE


MOVILIDAD, LA SECRETARIA DE MEDIO AMBIENTE Y EL
SECRETARIO DE OBRAS Y SERVICIOS, todas dependientes
del Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, reclamo:

a. Los ACUERDOS, CIRCULARES e INSTRUCCIONES girados


o que se giren para la realización de los cobros, compartición
de ingresos y obstrucción a la verificación vehicular, materia
de impugnación.

b. Todas las consecuencias mediatas o inmediatas, directas o


indirectas como resultado de los actos anteriores.

 De INTELTRÁFICO, S.A. DE C.V., reclamo:

a. Los ACTOS relativos a la captura de imágenes realizada en


vialidades de la Ciudad de México, sin contar con concesión,
permiso, ni autorización administrativa alguna, para la
prestación de servicios públicos que integran y forman parte
de la función de policía y buen gobierno a cargo del Jefe de
Gobierno de la Ciudad de México y sus auxiliares.

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b. El INDEBIDO ACCESO A DATOS PERSONALES de la
quejosa, mediante el no autorizado uso de bases de datos
en poder de las autoridades del gobierno de la ciudad, sin
contar con acto habilitante que le permita fungir como
auxiliar de la administración pública local.

c. La IRREGULAR ENTREGA DE FORMATOS,


DISPERSIÓN, supuestamente emitidos por instancias de
autoridad administrativa dependientes del Secretario de
Seguridad Pública, llevando al cabo dicha entrega sin
observar formalidades que permitan identificar al sujeto al
que pretende entregar tales formatos.

d. El COBRO DE SUMAS, a cargo de ingresos públicos no


autorizados en la Ley de Ingresos, ni autorizados en el
Presupuesto de Egresos, ambos de la Ciudad de México.

e. La suscripción del CONTRATO, SSP/BE/S/355/2015, acto


ultra vires, que excede su objeto social, al incluir acciones
de carácter administrativo, cuyo ejercicio demandan la
existencia de acto administrativo habilitante para el
ejercicio de funciones de derecho público.

TODAS ELLAS VIOLACIONES DIRECTAS A PRECEPTOS


CONSTITUCIONALES, QUE NO SON REMEDIABLES, NI
SUSCEPTIBLES DE SUSPENSIÓN MEDIANTE RECURSO
ADMINISTRATIVO PREVISTO EN LA LEGISLACIÓN LOCAL.

Las menciones hechas al Distrito Federal, deben entenderse hechas a


la Ciudad de México, atento a la reforma constitucional relativa.

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Hacemos expresa reserva para precisar el término o concepto sea
FOTOMULTA o CINEMÓMETRO, al momento en que las autoridades
responsables entreguen la información que permita identificar la forma
en que obtuvo las imágenes contenidas en los formatos, siendo que
por el momento se utilizará el término FOTOMULTA.

V. ANTECEDENTES

(El presente formato sólo puede ser empleado en el primer acto


de aplicación, esto es, 1ª multa, lo dicho a continuación debe SER
VERDADERO, dado que es una declaración ante autoridad judicial
bajo protesta de decir verdad, siendo acreedor a sanción quien no
se conduzca con verdad. El plazo de presentación es de quince
días hábiles a partir de la fecha en que se comunique al afectado
la multa.)

BAJO PROTESTA DE DECIR VERDAD, manifiesto que los hechos y


abstenciones que se narran a continuación, que constituyen
antecedentes de los reclamados y fundamento de los conceptos de
violación, son ciertos, y son los siguientes:

1.- (NOMBRE) es propietario del vehículo que ostenta la placa


(PLACAS), por lo que se encuentra y ha encontrado en posesión, uso,
goce y disfrute de tal vehículo durante el plazo en el que equipos
pertenecientes a particulares, “determinaron” el cobro de una suma en
concepto de “multa” respecto de la cual supuestamente, tienen
derecho a participación, a virtud del contrato SSP/BE/S/355/2015 u
otro análogo. La propiedad de la referida unidad vehicular se acredita
con la factura correspondiente, así como con la tarjeta de circulación
emitida por el gobierno de esta ciudad, cuyas copias simples se
adjuntan al presente como ANEXOS UNO Y DOS, siendo que ambas
son y pueden ser cotejadas con los registros oficiales que llevan las

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autoridades responsables, siendo objeto tal afirmación del informe de
ley que rindan las mismas.

2.-Por la vía postal, se recibió en el domicilio ubicado en (DOMICILIO


DONDE SE RECIBIÓ LA MULTA), en esta Ciudad, una pieza, que
clara y notoriamente ostenta un sello de fecha (FECHA DEL SELLO
DEL FORMATO), con los datos (NUMERO DE FORMATO DE LA
MULTA) supuestamente de fecha (FECHA DE LA MULTA).

Notificación que se impugna en los términos del presente escrito.

En el presente escrito nos podremos referir a dicho formato


simplemente como la RESOLUCIÓN IMPUGNADA, la “sanción” o la
“multa”.

En ella se alega que la supuesta “multa” fue determinada


mecánicamente por sistemas electrónicos sin observar, ni seguir
puntualmente el debido proceso de ley por el monto de (NUMERO DE
VECES DE LA UNIDAD DE CUENTA QUE DICE LA MULTA) veces la
Unidad de Cuenta de la Ciudad de México, diciendo que era
innecesario motivar dicha multa porque esta era la mínima establecida
en el Reglamento de Tránsito, siendo que no existe tal excepción al
principio de motivación de los actos administrativos.

Se anexa en ORIGINAL, el formato a que se refiere el presente


apartado como ANEXO TRES.

3. Tengo conocimiento de por instrucciones y disposiciones giradas


por el Gobierno de la Ciudad de México, no se practica, ni se brinda
ACCESO a los particulares al SERVICIO PÚBLICO DE
VERIFICACIÓN VEHICULAR si en los registros que al efecto llevan
las autoridades no aparece el vehículo en cuestión “libre” de cobros

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derivados o asociados a las FOTOMULTAS, del cual, se dice, derivan
montos que dicho particular exige, previamente a que se realice la
verificación vehicular, ello, también se dice, al tenor de lo indicado por
el artículo 63 del Reglamento de Tránsito del Distrito Federal.

PREVIO Y ESPECIAL

INCONSTITUCIONALIDAD DEL ARTÍCULO 61 DEL REGLAMENTO


DE TRANSITO DEL DISTRITO FEDERAL.

El artículo 61del Reglamento de Tránsito del Distrito Federal señala:

Artículo 61.- Las infracciones a este Reglamento que sean detectadas


a través de equipos y sistemas tecnológicos, serán impuestas por el
agente que se encuentre asignado para ello, lo cual se hará constar en
boletas seriadas autorizadas por Seguridad Pública.

Adicionalmente a lo indicado en el artículo 60, las boletas señalarán:

I. Tecnología utilizada para captar la comisión de la infracción y el


lugar en que se encontraba el equipo tecnológico al momento de
ser detectada la infracción cometida; y

II. Formato expedido por el propio instrumento tecnológico que


captó la infracción o copia de la imagen y/o sonidos y su
trascripción en su caso, con la confirmación de que los
elementos corresponden en forma auténtica y sin alteración de
ningún tipo a lo captado por el instrumento tecnológico utilizado.

La información obtenida con equipos y sistemas tecnológicos, con base


en la cual se determine la imposición de la sanción, hará prueba plena
en términos de lo que dispone el artículo 34 de la Ley que Regula el
Uso de Tecnología para la Seguridad Pública del Distrito Federal.

Es el caso que resulta de explorado derecho que la norma


reglamentaria no puede ir más allá del precepto legal que reglamenta,
y por tanto, no puede contener, referir o comprender situaciones o
hipótesis jurídicas, ajenas a la norma legal que se pretende
reglamentar, ello en atención al principio de legalidad. Resultando de
explorado derecho que resulta contrario al principio de legalidad, y por
tanto, contrario a la Carta Fundamental, la inclusión de asuntos o

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alcances no comprendidos en el precepto legal supuestamente
materia de reglamentación.

Como se demostrará en el presente procedimiento el Jefe de Gobierno


de la Ciudad de México, por la vía reglamentaria pretendió extender
ordenamiento relativo a la Seguridad Pública a acciones y operaciones
llevadas al cabo por particulares, con sustento en un “contrato” que
supone la intromisión de esos particulares en funciones de policía y
buen gobierno, que no son susceptibles de ser delegadas,
concesionadas, ni mucho menos asignables a particulares, quienes,
además, pretenden hacer suyos porcentajes de ingresos parafiscales,
que no han sido sujetos a los requisitos de incorporación a la arcas
públicas, ni han sido materia de auditoría gubernamental, ni mucho
menos han sido objeto de cuenta pública. Erogaciones que no son, ni
han sido autorizadas conforme al Estatuto de Gobierno del Distrito
Federal, como erogaciones susceptibles de ser entregadas a
particulares, violentando los principios más elementales del gasto
público previstos en materia de gasto público conforme a dicho
ordenamiento.

En efecto, es el caso que el Reglamento de Tránsito impugnado


pretende otorgar la calidad de “prueba”, conferida por el artículo 29 de
la Ley que Regula el Uso de Tecnología para la Seguridad Pública del
Distrito Federal (LRUTSPDF), a documentos de origen mercantil,
producidos por particulares, siendo que tal ordenamiento tiene un
ámbito material que por supuesto no abarca actividades ejecutadas
por empresas privadas, ya que si bien es cierto el ordenamiento regula
y norma FUNCIONES GUBERNAMENTALES en materia de
seguridad pública, ello no supone que mediante contrato se pueda
habilitar a particulares a formar parte de acciones de gobierno.

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Es así, que resulta cuestionable que, por contrato, se pretenda dotar
de oficialidad a las acciones llevadas al cabo por una empresa
mercantil que sin contar con acto administrativo habilitante o de
admisión como auxiliar de la administración pública local, ha sido
privilegiada de manera inconstitucional para participar en las acciones
públicas que involucran la detección de infracciones a normas de
policía y buen gobierno, incluyendo la captura de imágenes y
procesamiento de las mismas para el efecto de imposición de
sanciones administrativas, siendo que tal empresa carece de
condiciones jurídicas que le permitan participar, en condición oficial, en
procedimientos administrativos tramitados fuera de juicio, siendo el
caso que el referido dispositivo legal señala que:

Artículo 29.- La información obtenida con equipos o sistemas tecnológicos obtenida en términos
de esta Ley, constituye un medio de prueba en los procedimientos ministeriales y judiciales; de
Justicia para Adolescentes; y, administrativos, seguidos en forma de juicio, establecidos en la
normativa del Distrito Federal, con los que tenga relación.

De tal forma que, por la vía reglamentaria, no es posible extender la


calidad de prueba a tales imágenes, si la ley no lo autoriza
expresamente, ya que la producción de constancias oponibles a
tercero, supone la intervención de autoridad dotada de competencia,
particularmente, para ejercerla en actividades de policía y buen
gobierno, a quien ineludiblemente les debe aplicar el concepto
preservación de la CADENA DE CUSTODIA, concepto que tutela que
los intervinientes y participantes en el procedimiento administrativo
estén sometidos al debido proceso, gozando de competencia regulada
y normada, acorde a las formalidades esenciales de procedimiento.

La sujeción a la preservación de la CADENA DE CUSTODIA permite a


los documentos emitidos por autoridad administrativa ser reputados
como constancias oficiales capaces de ser empleadas en la fase
administrativa de evaluación e imposición de sanciones, siendo que tal
fase constituye procedimiento administrativo a cargo de la autoridad, el
cual se vicia y pervierte, si la comprobación de los supuestos hechos
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que surten hipótesis de infracción, han sido afirmados, comprobados
y/o supuestamente acreditados solo mediante el dicho de un
particular, a través del uso o empleo de equipos de su propiedad,
ajenos a mecánica oficial de comprobación. Perversión que se agrava
si el particular dicente se encuentra en conflicto de interés, ya que de
la irregular imposición de la sanción le deriva algún beneficio o
provecho de carácter económico.

Es claro que no resulta aplicable tal precepto a procesos en los que no


interviene una autoridad que evalúe, ni constate la generación de las
constancias relativas, siendo el caso que también resulta de explorado
derecho que las excepciones son de interpretación estricta, por lo que
tal dispositivo sólo aplica a:

a) Procedimientos ministeriales y judiciales,


b) De Justicia para Adolescentes, y
c) Procedimientos Administrativos seguidos en forma de juicio.

Siendo así no pueden ser empleadas las imágenes producidas por


particular, al amparo de un contrato, en la fase administrativa para la
emisión de sanciones, ni en procedimientos unilaterales de orden
administrativo, que tengan como objetivo el imponer o fijar una
supuesta “multa”, más aún, cuando no existe la participación del
afectado, a quien no se le ha dado audiencia, ni oportunidad de probar
y alegar en contra de las imágenes obtenidas por tecnologías no
controladas por el Gobierno de la Ciudad de México.

Tal atropello se da a pesar de que el artículo de referencia remite a


una Ley que privilegia el concepto de CADENA DE CUSTODIA y de
REFUTABILIDAD de constancias recabadas electrónicamente,
procesos que no son observados, por los particulares, ni en la especie
aplicados por la Secretaría de Seguridad Pública, ni se trata de

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hipótesis normativas contempladas en dicho ordenamiento, el cual
regula la prestación de un servicio público, encomendado
exclusivamente a servidores y funcionario públicos que ejercen
cargos, empleos o comisiones oficiales al tenor de un nombramiento.

El proceso mecánico que siguió la Secretaría de Seguridad Pública


para emitir las RESOLUCIONES IMPUGNADAS no es ninguno de los
referidos, por lo que el procedimiento seguido para la emisión de las
RESOLUCIONES IMPUGNADAS, resulta ajeno completamente a las
hipótesis normativas contenidas por referencia en el artículo 29 ya
citado.

En efecto, para que resultara aplicable el artículo 29 de la LRUTSPDF


se precisa que la información fuera obtenida conforme a esa Ley, y
para los objetivos de seguridad pública, en procedimientos
jurisdiccionales relacionados con la misma, pero en todo caso, sólo
aplica en aquellos casos en los que existe constancia de la
confiabilidad y certidumbre del mecanismo empleado, ello, precisa
-como supuesto previo- la debida preservación de la CADENA DE
CUSTODIA. La acreditación de ley, como lo indica el artículo 33 del
ordenamiento que nos ocupa debió haber sucedido antes de la
emisión de las RESOLUCIONES IMPUGNADAS y dando oportunidad
al agraviado de probar en contra de una imputación no oficial. Se
insiste, ello debe suceder antes de emitir las RESOLUCIONES
IMPUGNADAS, ya que se trata de un señalamiento formulado por un
particular, que empleando equipos de su propiedad, alega la
existencia de un evento que le resulta provechos económicamente,
generando, de suyo, disputabilidad de lo afirmado.

Artículo 33.- Los medios de prueba obtenidos con equipos o sistemas tecnológicos por la
Secretaría, podrán valorarse en un procedimiento ministerial o judicial; de Justicia para
Adolescentes; o, administrativos, seguidos en forma de juicio, establecidos en la normativa del
Distrito Federal, cuando reúnan los requisitos siguientes:

I. Se obtengan con estricto apego a los requisitos exigidos en la presente Ley; y

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II. Se acompañen de un escrito de autentificación de la Secretaría que obtuvo la
información, que deberá contener:

a) Descripción de las circunstancias de tiempo, modo y lugar en las que se obtuvo la


información, especificando la tecnología utilizada y circunstancias particulares del proceso
de obtención relevantes para la debida valoración e interpretación de la prueba, así como
del o los servidores públicos que la recabaron, sus cargos y adscripciones;

b) Descripción detallada de los elementos visuales o de otra índole que se aprecian en la


información obtenida con los equipos o sistemas tecnológicos así como transcripción de las
partes inteligibles de los elementos sonoros contenidos en la misma.

c) Copia certificada de la Cadena de Custodia de la información obtenida;

d) Señalar expresamente que la información remitida no sufrió modificación alguna, sea por
medio físico o tecnológico, que altere sus elementos visuales, sonoros o de otra índole; y

e) Firma del servidor público autorizado para ello por acuerdo del Titular de la Secretaría,
mismo que debe ser publicado en la Gaceta Oficial del Distrito.

A continuación, el artículo 34 remata eliminando y contradiciendo la


calidad de “prueba plena”, colocando a las imágenes obtenidas por
medios tecnológicos como prueba JURIS TANTUM, dado que puede
probarse en contrario y así indica el dispositivo en comentario:

Artículo 34.- La información obtenida con equipos y sistemas tecnológicos a que hace referencia
esta Ley hará prueba plena, salvo el caso en que, durante el transcurso del procedimiento
correspondiente, se acredite que fue obtenida en contravención de alguna de las
disposiciones de la presente Ley. En todo caso el juzgador apreciará el resultado de
las pruebas de refutabilidad a que haya sido sometida para determinar su
alcance probatorio.

El valor de la prueba tendrá alcance pleno sólo en cuanto a los hechos y circunstancias
objetivos que se desprendan de la probanza obtenida por la Secretaría con el uso de equipos
o sistemas tecnológicos; para todas las demás circunstancias, su alcance será indiciario.

Siendo así, y suponiendo sin conceder que el Jefe de Gobierno


pudiera comprender, por la vía reglamentaria, la detección de
infracciones administrativas dentro del ámbito material de la
LRUTSPDF, el particular ha sido agraviado, ya que al iniciar
procedimiento administrativo -esto es antes de la imposición de la
multa- la Secretaría de Seguridad Pública debió dar audiencia al
gobernado, dado que se trata de la simple imputación hecha o
formulada por un particular con conflicto de interés, proveyendo al
particular de todos y cada uno de los elementos y requisitos

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comprendidos en el artículo 33 de tal ordenamiento, lo cual en la
especie no sucedió.

Ello es así, dado que la empresa, hoy señalada como autoridad


responsable, no cuenta con acto administrativo que brinde a sus
productos de carácter oficial, sino que se trata de documentos
producidos conforme a su objeto social, teniendo alcance meramente
mercantil, sin que sus operarios cuenten con nombramiento que les
permita el ejercicio de atribución administrativa alguna.

Es claro que tal alegato supone que el Jefe de Gobierno ha


pretendido ceder, delegar y/o concesionar actividades que dice
considerar de Seguridad Pública, en particulares, lo cual no es
compatible con el Estatuto de Gobierno del Distrito Federal,
haciéndolo con el objetivo de compartir beneficios económicos que
derivan del ejercicio de funciones de gobierno. Así es, el incorrecto
fundamento con el cual se pretende apoyar el uso de implementos
tecnológicos tiene como sustento la actuación de la autoridad en
funciones propias y exclusivas de gobierno, por lo que no puede
extenderse -por la vía reglamentaria- dicho régimen a actividades que
son realizadas por particulares en “alcance de su objeto social”. La
CADENA DE CUSTODIA resulta principio propio de la funciones
normadas por ley, siendo que el espectro regulado, esto es, la
Seguridad Pública, no puede llevarse al cabo, ni mucho menos,
encargarse, ni aun parcialmente, a los particulares, y menos,
mediante contrato.

Es así que conforme a la abusiva interpretación contenida en el


artículo 61, el Jefe de Gobierno ha pretendido conferir a particulares
funciones de Seguridad Pública, como lo es la detección de imágenes
que supuestamente constatan la comisión de infracciones
administrativas, a las que pretende privilegiar de manera arbitraria con

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la aplicación del impugnado artículo 61. Sin que exista fundamento
alguno para ello, ni título jurídico que lo permita, siendo el contrato
señalado insuficiente e inhábil, para extender la esfera de particulares
a participar en actividades propias del sector público.

De estar comprendidas las funciones de detección y captura de


imágenes en las funciones de Seguridad Pública, el Gobierno de la
Ciudad de México estaría confiando tales funciones indelegables, en
empresas privadas, y de no ser así, el precepto en cuestión resulta
abiertamente inconstitucional, al pretender extender a un particular el
trato de ley, que entraña la investidura de autoridad, por la vía
reglamentaria, en exceso y abuso de lo señalado por el legislativo
local.

No puede considerarse definitivo el resultado del proceso de


prestación de servicios comerciales, sin previamente sujetarles al
examen de REFUTABILIDAD, poniendo a disposición del afectado
todos y cada uno de los elementos que aseguren y comprueben la
debida PRESERVACIÓN DE LA CADENA DE CUSTODIA y la
legítima obtención de las imágenes hoy cuestionadas, así como la
confiabilidad, y certificación de regular y técnica operación de
instrumentos de medición operados por particulares de manera
interesada, a partir de una expectativa de ingreso, que aumenta o
disminuye atendiendo a su mero dicho.

Más aun, suponiendo sin conceder su aplicación, debió la Secretaría


de Seguridad Pública, aportar previamente a imponer la sanción, los
elementos relativos a la tecnología empleada entre otros, que
permitirían al gobernado, controvertir e impugnar la confiabilidad del
mecanismo, de forma que el juzgador se encuentre en condición de
apreciar el RESULTADO de los procedimientos de REFUTABILIDAD,
sin embargo los formatos, incluso son insuficientes para considerar

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que se hubiera acatado lo dispuesto en los preceptos que regulan las
heterodoxas “sanciones”.

Ello, por supuesto, supone el acceso a la revisión pericial de los


implementos empleados por un particular, que se pretenden oficializar
mediante una “HOMOLOGACIÓN” no prevista en ley, por parte de un
agente de autoridad asignado, a quien no le constan, ni le pueden
constar: 1) La Confiabilidad Técnica de los Equipos, 2) La inexistencia
de manipulación por parte de los operarios, y 3) La preservación y no
alteración de las imágenes, dado que la CADENA DE CUSTODIA no
puede iniciar en acción de particulares, por lo que no se puede
preservar, lo que no existe.

Resulta además claro que el Jefe de Gobierno de la Ciudad de


México, no puede reglamentar la LRUTSPDF, ampliando supuestos
relativos a la imposición de sanciones y mucho menos en provecho de
particulares, concediendo privilegios y prebendas, que entrañan la
afectación de la comunidad, al confiar etapas y fases de actividades
de policía y buen gobierno, a una sola empresa o grupo de
empresas con las que se pretende compartir ganancias, eludiendo el
proceso de ingreso-egreso público. La cual fuera seleccionada sin
atender a criterios establecidos en norma legal alguna.

En efecto, ello supone el otorgamiento de una prebenda o privilegio


exclusivo, de manera contraria al artículo 28 constitucional, el cual
indica en la parte relevante que:

En consecuencia, la ley castigará severamente, y las autoridades perseguirán con


eficacia, toda concentración o acaparamiento en una o pocas manos de artículos de consumo
necesario y que tenga por objeto obtener el alza de los precios; todo acuerdo, procedimiento o
combinación de los productores, industriales, comerciantes o empresarios de servicios, que de
cualquier manera hagan, para evitar la libre concurrencia o la competencia entre sí o para obligar a
los consumidores a pagar precios exagerados y, en general, todo lo que constituya una
ventaja exclusiva indebida a favor de una o varias personas determinadas y con
perjuicio del público en general o de alguna clase social.

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Al margen de la condición de prebenda y privilegio, basada en criterios
establecidos de manera discrecional y subjetiva, respecto de un
servicio auxiliar que se otorga mediante contrato, y no mediante acto
habilitante, es el caso que se pretende reglamentar una actividad no
normada por la Asamblea Legislativa.

Es claro que el lucrativo negocio, que en forma exclusiva, excluyente,


y sin transparencia alguna llevó al cabo el Gobierno de la Ciudad para
“encomendar” a un particular la realización de una etapa o fase de
actividades de policía y buen gobierno, es una acción contraria a
nuestra Carta Fundamental. El cual no debe ser soportado por los
particulares, a quienes se trata de esquilmar, sometiéndolos al dicho
de particulares que se sustenta únicamente en equipos que instalan,
operan y manipulan a su libre arbitrio.

Ese privilegio, instrumentado mediante “contrato” brinda irregular


acceso a etapas y fases de servicios gubernamentales exclusivos
de policía y buen gobierno, resulta agravado por dos elementos, el
primero, el asegurar la rentabilidad del contrato mediante el inusitado
mecanismo garante de cobro, implementado a través de impedir la
verificación vehicular a quienes sean seleccionados por el prestador
de servicios para cubrir “multas”, negando el acceso a un servicio
público, en contravención del Estatuto de Gobierno del Distrito
Federal, así como por un segundo elemento, que consiste en afectar a
la colectividad, estableciendo obstáculos para la prestación de un
servicio público establecido para propiciar mejores condiciones
ambientales en la ciudad, por lo que el condicionamiento subordina el
control de emisiones al pago de rentas otorgadas graciosamente por el
Gobierno Capitalino a un particular seleccionado sin sustento en ley
que prevea ese tipo de servicio.

Como se apreciará más adelante, existe una evidente contradicción


por parte del Jefe de Gobierno, ya que estaría reconociendo el estar
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confiriendo a particulares, por la vía reglamentaria, actividades,
acciones y procedimientos de SEGURIDAD PÚBLICA, que no son
concesibles, ni permisibles, ni mucho menos materia de
contratos administrativos, para así otorgarles condición privilegiada
a las imágenes obtenidas por los particulares, pero, simultáneamente,
refutando el haber delegado funciones privativas del sector público a
particulares, a pesar de que “contrata” de manera remunerada a
particulares para la realización de un servicio que -de suyo- resulta
integrante del servicio público de SEGURIDAD PÚBLICA, siendo
consecuencia de ese contrato el abandono en manos de particulares
la CADENA DE CUSTODIA, y pactando, a espaldas de la Asamblea
Legislativa, que se comparten y reparten ingresos derivados de
supuestas “multas”, a las que artificialmente da apariencia de créditos
fiscales, pero que no destina a los gastos públicos.

El objeto del contrato resulta contrario a normas de orden público,


siendo que su vinculación con el servicio público, lejos de brindarle
condición oficial a las imágenes producidas con arreglo a ese contrato,
constituye obstáculo para la ejecución de funciones exclusivas de la
autoridad por parte de particulares, siendo que tales empresas operan
a través de operarios carentes de nombramiento y de acto
administrativo que permita la explotación de un servicio público
integrante del proceso de seguridad público, reservado al gobierno
capitalino.

De forma que en la imposición de sanciones administrativas la


Secretaría de Seguridad Pública no puede, fuera de procedimiento
judicial o ministerial, emplear tales imágenes como prueba, sin haber
escuchado al particular y sin que medie la intervención de instancia
ministerial o judicial o al menos de instancia administrativa que
desahogue procedimientos en términos jurisdiccionales.

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Tales imágenes no son confiables, ni irrefutables, y no proceden de la
acción de la autoridad, resulta una mera simulación la intervención
mecánica, desinformada y despegada de la realidad, la llevada al cabo
por agentes de autoridad asignados, que artificialmente homologan.
por orden administrativa, hechos, circunstancias y condiciones, que no
les constan, ni les pueden constar, ya que la revisión de escritorio que
llevan al cabo se inicia bajo una inadmisible petición de principio,
otorgando confiabilidad a las imágenes producidas conforme a un
contrato y no conforme a las leyes aplicables a las instancias de
autoridad a quienes se ha confiado el servicio público de seguridad
pública.

En efecto, al rendir su informe las autoridades responsables, en


términos del artículo 117 de la Ley de Amparo, deberán
acompañar al mismo, todas las constancias correspondientes,
para acreditar que cumplieran a cabalidad lo señalado por el artículo
33 de la LRUTSPDF, en caso claro, de que se resuelvan a invocar el
referido artículo 61 del Reglamento de Tránsito, dando oportunidad a
la quejosa para rebatir, contradecir y probar en contra de la
confiabilidad de las supuestas pruebas tecnológicas, y rebatir la
salvaguarda de la CADENA DE CUSTODIA, gozando de la
oportunidad de rebatir ante su Señoría y REFUTAR, en términos de tal
ordenamiento, lo indebidamente homologado.

CONTRARIEDAD DEL ARTÍCULO 63 DEL REGLAMENTO DE


TRÁNSITO DEL DISTRITO FEDERAL CON EL ARTÍCULO 17 DEL
ESTATUTO DE GOBIERNO DEL DISTRITO FEDERAL.

El artículo 63 del referido Reglamento dispone:

Artículo 63.- La Secretaría del Medio Ambiente del Distrito Federal


podrá expedir las disposiciones necesarias para que los Centros de
Verificación Vehicular del Distrito Federal constaten que no existen

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adeudos por multas derivadas de infracciones al presente Reglamento,
previamente a que se inicien las pruebas correspondientes al
procedimiento de verificación vehicular

Cuando por otra parte, los servicios públicos son derecho de los
gobernados en la Ciudad de México, al tenor de lo dispuesto por el
artículo 17 del Estatuto de Gobierno del Distrito Federal que dispone:

ARTÍCULO 17.- Los habitantes del Distrito Federal, en los términos y


condiciones que las leyes establezcan, tienen derecho a:

I. …..

II. La prestación de los servicios públicos;

Por lo que un simple reglamento, sin contar con apoyo en ley, es


insuficiente e inoperante para privar de tal derecho a los titulares de tal
derecho. Siendo que la mecánica prevista en el reglamento es motivo
de agravio que, también será expuesto y analizado en los Conceptos
de Violación contenidos en el presente escrito.

Los recursos administrativos contenidos en la legislación de la


Ciudad de México, se refieren a actos propiamente
administrativos, y no al cobro de ganancias derivadas de un
contrato celebrado con particulares, por lo que tales recursos
administrativos, son inhábiles y ajenos a analizar, valorar y
purgar los atropellos a derechos fundamentales desconocidos
mediante el desvío de poder en el que han incurrido las
responsables. Las violaciones directas a la Constitución
perpetradas por dichas autoridades no son remediables bajo tales
recursos, previstos para actos propiamente administrativos y no
a la maquinada deformación de la función pública prevista
reglamentariamente por el Jefe de Gobierno capitalino, integrada
por una sucesión de actos y omisiones, que constituyen un
proceso construido para vulnerar derechos fundamentales de los
gobernados, el cual no es materia de recurso administrativo
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alguno, por lo que en términos de la Ley de Amparo, se acude
ante su Señoría.

VI. PRECEPTOS DE DERECHOS HUMANOS O GARANTÍAS


VIOLADAS.

Se violentan en agravio de la quejosa, los artículos 14, 16, 22 y 28 de


la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como
los diversos 8, 24 y 25 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, por lo que se expresan los siguientes:

VII. CONCEPTOS DE VIOLACIÓN

PRIMERO.- SANCIONES BASADAS EN DOCUMENTOS


PRODUCIDOS POR UN PARTICULAR QUE CARECE DE FE
PÚBLICA.

Todo acto de autoridad, particularmente aquellos que entrañan una


molestia al particular, deben observar formalidades que aseguren la
intervención, participación y desempeño de funcionarios o servidores
públicos dotados de competencia, la cual se establece en ley, y no
en un contrato.

La FUNCIÓN de POLICÍA y BUEN GOBIERNO, se despliega


mediante diversas acciones administrativas que constituyen
SERVICIO PÚBLICO. Ello es, la acción de vigilar y velar por el
cumplimiento de las normas administrativas de convivencia social
queda confiada a servidores públicos que componen e integran la
administración pública, incluida por supuesto la fase inicial del
procedimiento sancionatorio, que abarca y comprende la
constatación del evento que surta la hipótesis normativa que
resultara motivo de sanción administrativa.

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La Seguridad Pública es el más primario y elemental deber del
Estado, y se encuentra confiado a servidores y funcionarios públicos,
quienes deben observar normas de actuación y debido proceso
manteniendo la finalidad pública en sus márgenes, a efecto de no
propiciar que la exigencia de las normas que relativas a dicha función
gubernamental se traduzca en fuero o coto exclusivo de
determinadas personas o corporaciones, y menos, que tales
funciones se perviertan o desvíen para sustentar privilegios
económicos a un grupúsculo de personajes cercanos a la autoridad.

Las personas que ejercen funciones establecidas en ley


administrativa, deben de contar con un nombramiento que ampare el
cargo, puesto o comisión, que les habilite para ejercer funciones en
provecho de la colectividad, gozando al efecto de atribuciones
privativas de la autoridad, la cuales deben ejercerse de manera
objetiva, imparcial y neutral. Resultando que los servidores y
funcionarios públicos deben regir su actuación manteniéndola
apegada a formalidades y mecanismos de fiscalización y supervisión
que impiden el desvío o el abuso de poder: La operación de las
corporaciones mercantiles no gozan de acreditada confiabilidad, al no
estar sujetas a tales mecanismos de ley, ni ser sujetas de procesos
de inspección, vigilancia y fiscalización administrativa.

En tales atribuciones se comprenden la detección o comprobación de


supuestas infracciones a reglamentos administrativos, sin que tales
acciones gubernamentales puedan considerarse incluidas en el
objeto social de una corporación mercantil, cuya finalidad
preponderante es el lucro comercial y no la observancia de la ley.

Sobre el particular resulta relevante destacar el criterio judicial


siguiente:

Época: Novena Época


Registro: 177794
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Aislada

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Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo XXII, Julio de 2005
Materia(s): Administrativa
Tesis: XV.4o.8 A
Página: 1538

SERVICIO PÚBLICO. SUS NOTAS CARACTERÍSTICAS.

Aunque la doctrina no ha llegado a un consenso respecto del concepto de servicio público, de las
definiciones más aceptadas es factible obtener las siguientes notas características: 1. El servicio
público debe consistir en una actividad prestacional, es decir, una actividad que tiende a otorgar
a otros una ventaja, un bien, un beneficio, etcétera, de cualquier naturaleza y, por lo tanto, varía
el ingreso de quien la recibe o disminuye los gastos en que pudiera incurrir en el supuesto de no
recibirlo. 2. Esta actividad es asumida por la administración pública de manera expresa y
concreta, lo que significa que es reservada en exclusiva en cuanto a la dirección y organización a
un órgano estatal y que el ejercicio de esa actividad requiere de autorización previa del Estado
expresada con un acto de autoridad. En este sentido, las actividades en las que se permite la
concurrencia de particulares sin esta previa autorización no son servicios públicos. 3. La
administración pública realiza la actividad de servicio público en forma directa o indirecta, es
decir, valiéndose de la concesión, aunque la legislación mexicana no es consistente en la
denominación que otorga a esta figura jurídica, puesto que en algunas leyes administrativas se
emplea el término autorización, cuando se refiere a la prestación de un servicio público. 4. El

servicio público siempre debe tender a la satisfacción del interés general. 5 . El servicio
público se presta conforme a un régimen de derecho público, especial y
propio que lo particulariza e identifica frente a otras actividades
administrativas y cuyas características son su generalidad, uniformidad, continuidad,
regularidad, obligatoriedad y subordinación a la administración pública. Por lo tanto,
no puede estar sujeto a un régimen de derecho privado en cuanto a su
prestación.

CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO DEL DÉCIMO QUINTO CIRCUITO.

Amparo directo 341/2004. Transportes Imperiales, S. de R.L. de C.V. 21 de abril de 2005.


Mayoría de votos; unanimidad en relación con el tema contenido en esta tesis. Disidente:
Faustino Cervantes León. Ponente: Inocencio del Prado Morales. Secretario: Juan Manuel
Serratos García.

En tal virtud, resulta CONTRADICTORIO e INCONGRUENTE que la


actividad que nos ocupa pretenda ser incorporada al régimen
privilegiado, propio y exclusivo de la Seguridad Pública, cuando al
mismo tiempo se sostiene que la actividad realizada por la empresa
privada es susceptible de ser realizada en ejecución de contrato

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celebrado con una corporación mercantil, sin contar que ésta cuente
con acto administrativo habilitante para ampliar su esfera de
actividades, ni de cualquiera otro que le permita incursionar en la
prestación de un servicio auxiliar de la autoridad gubernamental.

Un contrato resulta título inhábil, insuficiente e inoperante para


ampliar la esfera de acción del particular, ya que un contrato, no
integra, ni asimila a una corporación pública a la condición de auxiliar
de la administración pública, ni mucho menos le analoga a la
situación de autoridad, siendo tal condición impedimento para que le
resulte aplicable el ordenamiento que establece mecanismos
excepcionales en favor de la autoridad, como lo es la producción de
constancias oficiales mediante implementos tecnológicos, ya que tal
privilegio excepcional se otorga a la autoridad en función a los
mecanismos de control a los que está sujeta.

Si bien es cierto el acto habilitante cambia su nombre según la norma


que establece el acto admisión en favor del particular para prestar
servicios que están vedados a la generalidad de empresas
mercantiles, es el caso que debe acreditarse el cumplimiento mínimo
de requisitos de solvencia técnica, moral y económica para prestar un
servicio que originariamente está encomendado a la administración
pública, pero sobre todo, tal acto de admisión o de ampliación de
esfera jurídica debe estar precisamente previsto en ley, dado que
la autoridad administrativa no puede incorporar caprichosamente a
particulares a integrarse al procedimiento administrativo si la ley
específicamente así no lo establece.

De forma que no puede tratarse de una actividad que forma parte


de la función gubernamental Seguridad Pública y al mismo
tiempo no precisar de acto administrativo habilitante para
realizarla, y menos aún, puede encargarse a una empresa mercantil
la realización de actos administrativos que supone la intervención de
autoridad en ejercicio de atribuciones propias de la gestión oficial, sin
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que los operarios de la corporación mercantil estén en condición de
prestar servicios a una auxiliar a la administración pública con motivo
de la simple celebración del contrato, el cual no es fuente de
nombramientos, ni de atribuciones que permitan ejercer funciones
reservadas a la autoridad.

Es así, que la actividad de una empresa mercantil, que despliega o


desempeña los actos previstos en su objeto social, no puede
encargarse de funciones o actividades propias o previstas en leyes
administrativas, en materia de policía y buen gobierno, por lo que es
INCOMPATIBLE su condición mercantil con la realización de
acciones que pretenden derivar en la generación de constancias
oficiales de infracción a normas administrativas.

Es INCONGRUENTE sostener simultáneamente que la obtención de


imágenes se hace al tenor de preceptos legales de orden
administrativo, la LRUTSPDF, que regula actividades exclusivas de
policía y buen gobierno, al tiempo de decir que para ejecutar el
servicio sólo se precisa de un “contrato”, y no de una concesión,
licencia o permiso administrativo, ya que no existe norma jurídica que
permita tal dualidad.

Al no gozar de acto habilitante o de incorporación como auxiliar de la


administración pública local, es el caso que los servicios que presta
la empresa comercial, son y sólo pueden ser y tener carácter
mercantil, mismo que corresponde a los documentos que produzca el
prestador de servicios contratado y no habilitado
administrativamente.

Es así que la actividad comercial e interesada de los particulares no


está comprendida, ni es normada por las leyes que regulan y norman
el uso de implementos técnicos para cumplir con un SERVICIO
PÚBLICO, como lo es la SEGURIDAD PÚBLICA, sin que puedan
integrarse en la actividad mercantil –acotada por un “objeto social”-

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mecanismos que suplan o sustituyan a las instancias de autoridad,
por lo que en todo caso, como sucede en otras latitudes, las
instancias administrativas intervienen y deben intervenir de principio
a fin, en el procedimiento de verificación de la supuesta infracción y
la consecuente imposición de la sanción, resultando que la
observancia de las formalidades esenciales de procedimiento que
son exigibles a la autoridad administrativa, constituye un derecho
fundamental del gobernado, mismo que no aplica y es ajeno a la
empresa mercantil, que –supuestamente- detecta la existencia de
faltas administrativas sin apegarse al debido proceso, siendo
inoperante e improcedente que un servidor público SIMULE,
mediante un proceso de homologación, la validación de las imágenes
obtenidas de instrumentos de operación particular, ya que sabe y
admite, que ellas no provienen de servidor público alguno, ni de
entidad dotada de fe pública, resultando que esa SIMULACIÓN
ADMINISTRATIVA resulta contraria a las formalidades esenciales de
procedimiento.

Así, el reglamento, reconoce y admite el desvío de poder, al ordenar


al “agente asignado” la imposición de la irregular y heterodoxa
“multa”, admitiéndose que el funcionario que emite el acto
administrativo carece de intervención directa en la comprobación del
supuesto de infracción, dando un trato inaceptable a un documento
de generado por un particular, con ánimo de provecho mercantil.

Las nociones de imparcialidad, objetividad, neutralidad, y sobre todo,


debido proceso, son ajenas a la operación comercial de la empresa
contratada, por lo que no puede originar procedimiento
administrativo, ni producir constancias fidedignas para tal propósito.

Al efecto, debe decirse que la única y supuesta fuente de la


intromisión particular en el SERVICIO PÚBLICO DE POLICÍA Y
BUEN GOBIERNO, dicen las autoridades responsables, es un
“contrato”, lo cual es contrario a nuestra Carta Fundamental, ya que
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en términos de las leyes invocadas en las supuestas multas, las
actividades involucradas forman parte de la SEGURIDAD PÚBLICA,
que no son objeto de concesión, ni acto habilitante a particulares, son
exclusivas del sector público, no existiendo ordenamiento legal que
permita que la actividad contratada interfiera con la prestación del
servicio público en cuestión, y al efecto, nuestra Constitución dispone
en la parte relevante del artículo 28 Constitucional que:

La sujeción a regímenes de servicio público se apegará a lo dispuesto por la Constitución y sólo


podrá llevarse a cabo mediante ley.

En tal virtud, la “encomienda” de capturar imágenes con el objetivo


de constatar supuestas imágenes que “acrediten” la comisión de una
infracción a normas administrativas NO PUEDE DERIVAR DE
CONTRATO, sino que, por ser actividad de POLICÍA y BUEN
GOBIERNO, debe y SOLO PUEDE DERIVAR DE LEY, siendo el
caso que la indebida encomienda no está autorizada a ninguna de
las autoridades responsables.

O se trata de acciones materia de un contrato suscrito en el alcance


del objeto social de la empresa, o bien, se trata de un servicio público
normado por la ley tecnológica aplicable a la seguridad pública, pero
no es posible cumplir con ambas condiciones simultáneamente.

Todo procedimiento administrativo que pretenda infligir un acto de


molestia al gobernado, debe contar con la intervención de agentes de
autoridad, brindándole audiencia y respeto a los derechos sustantivos
y adjetivos que la norma que rija el procedimiento establezca para
velar por la objetividad, imparcialidad y neutralidad, y sin que el dicho
de otro particular, tenga o pueda tener preferencia o prevalencia
respecto del que corresponda al afectado, siendo por tanto, contrario
a la más elemental lógica de igualdad, pero sobre todo, a la
confección de un acto administrativo, que el origen del procedimiento
se base en el dicho de un particular, empresa mercantil, que, además
de no ser imparcial, ni objetiva, ni neutral, dado que le asiste interés
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en el cobro del sanciones, no cuenta con acto administrativo
habilitante, ni nombramiento alguno, y peor aún, que se pretenda
hacer pasar como producto de la acción de servidores públicos,
cuando se ha admitido y reconocido que es una mera SIMULACIÓN,
al sólo mediar la homologación de la imputación, misma que además
resulta rentable para el particular contratado.

Tomada cuenta de la RESERVA PREVIA Y ESPECIAL, debe


decirse respecto de las RESOLUCIONES IMPUGANDAS que a
diferencia de lo que sucede en los estados de derecho, donde son
agentes policiacos quienes DIRECTAMENTE operan mecanismo
técnicos de medición, siendo responsables de la calibración, en el
presente caso, no existe la intervención de agentes policiacos, ni de
servidores públicos que operen, dirijan, calibren, revisen y supervisen
la operación de mecanismos que, de manera “automática”, producen
imágenes que carecen de la calidad de ser documentos públicos.

Ello sin perjuicio de que se opere y articule una simulación que


refrenda y homologa lo actuado por particulares, dando por
“buenas” las imágenes obtenidas por medio de equipos que
particulares ponen a disposición de la Secretaría de Seguridad
Pública, sin que exista capacitación normada de los operadores de
los equipos, dejándose a empleados del particular la gestión pública.

Aparatos que no resultan instrumentos de medición oficial, y cuyos


resultados son ampliamente controvertibles, dependiendo de su
origen, fabricante, modelo y tecnología. Ello lo confirma y corrobora
en materia local la LRUTSPDF, la cual sólo es atendida
superficialmente pero desacatada de fondo. Siendo de destacar que
la presunción de confiabilidad prevista en ese ordenamiento es
acotada y limitada, y no puede, ni debe extenderse a la actuación
comercial de particulares.

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El Jefe de Gobierno, pasó por alto en el inconstitucional reglamento
la condición de REFUTABILIDAD de las imágenes producidas
mercantilmente con base en un contrato, sin la directa intervención y
operación de funcionarios públicos que gocen de nombramiento,
admitiendo que las formalidades de procedimiento son suplidas por
un mecanismo que subvierte los derechos fundamentales,
operándose una SIMULACIÓN que trata de convertir en oficial, lo
que es un documento privado sin validez oficial alguna.

Tal situación deriva evidentemente en la condición de DOCUMENTO


PRIVADO de las fotografías e imágenes obtenidas por el instrumento
de referencia. Ello es así, ya que no existe sustento legal o jurídico
para considerar que las imágenes de referencia tengan la calidad de
ser documentos oficiales. Las reproducciones obtenidas por un
instrumento de operación electrónica y/o mecánica, ajeno a la
operación y supervisión por instancia de autoridad, determina que
tales imágenes carezcan de certificación o legalización alguna,
siendo imágenes absolutamente controvertibles, no sólo en
cuanto a la supuesta velocidad que en ello se imputa, sino en cuanto
a la fecha y lugar en que supuestamente fueran obtenidas.

Tales imágenes no son documentos oficiales, ni públicos, en los que


se puedan sustentar actos de autoridad, careciendo la Asamblea
Legislativa local de capacidad para regular o emitir normas
relativas a instrumentos de medición, incluyendo los de
velocidad; incapacidad que se extiende al Jefe de Gobierno, quien
carece de facultades para reglamentar disposiciones legales
inexistentes. Vicio que se suma a la imposible delegación a
particulares de funciones de policía y buen gobierno, como lo es la
imposición de “multas”, y más, si se trata del desarrollo e
implementación de un mecanismo heterodoxo para generar ingresos
parafiscales, no destinados a cubrir gastos públicos, lo cual sucede a
espaldas de la citada Asamblea Legislativa.

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Es pues el caso que no existe instancia de autoridad que cuente con
facultades para otorgar certificación de calibración; de no
manipulación, y de no alteración o acceso por parte de terceros,
siendo el aparato de marras objeto de acceso por parte de cualquier
operador, esté autorizado o no para ello. Su operación y
funcionamiento obra en contratos y no en disposición legal oponible a
los gobernados.

Los alcances y efectos de las imágenes por ellos obtenidos no están


previstos en ley, debiendo, por el principio de reserva de ley, estar
contenidos en ella todo acto, efecto o consecuencia que implique
molestia, limitación o exacción en agravio del gobernado. Ello a pesar
que de manera inconstitucional el Jefe de Gobierno pretenda delegar
funciones de Seguridad Pública en particulares por la vía
reglamentaria.

En el presente caso, es evidente que por la falta de medidas de


certificación y de procedimientos de ley que eviten el libre acceso a
particulares, derivan en la absoluta falta de confianza objetiva, neutral
e imparcial en provecho de mecanismos fotográficos que carecen de
regulación, los cuales son operados por particulares que reciben
provecho o ventaja económica derivada de los resultados de la
operación del mecanismo.

Los vicios regulatorios de tales mecanismos ocasionan que las


imágenes por ellas obtenidas sean un MERO INDICIO, por lo que
resultan inhábiles para ser consideradas constancias oficiales, ello,
como se ha dicho, porque no existe precepto legal que les confiera a
los negativos, impresiones o respaldo de los archivos producidos por
tales aparatos, la condición de documentos oficiales, mucho menos,
el carácter de prueba plena. No existe certificación o calibración
oficial constante en acervo público previo y transparente. En todo
caso, debe brindarse a la quejosa las constancias relativas a la
CADENA DE CUSTODIA y abrir el proceso a refutabilidad, para
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que el juzgador valore los resultados de tal objeción, proceso que
debe llevarse por la vía contenciosa administrativa, siendo la
autoridad parte del procedimiento, junto con el particular imputante.

Al ser producto de un servicio mercantil, tales imágenes no son


hábiles para ser parte del procedimiento administrativo sancionatorio,
sino de uno contradictorio y adversarial, teniendo como extremos a
dos particulares.

De igual manera, no existe posibilidad de verificar que la certificación


o revisión de la correcta calibración, corresponda a la etapa en la que
la imagen supuestamente haya sido obtenida, colocando a los
particulares en una clara situación de incertidumbre que se traduce
en provecho económico de quienes operan el mecanismo.

Es claro que el Gobierno de la Ciudad de México carece de


facultades para emitir normas aplicables a la medición, ya que las
facultades corresponden al Gobierno Federal, siendo el caso de que
no existe una NOM, norma oficial mexicana, que permita considerar
como confiable y no alterable a los instrumentos empleados para
obtener las imágenes, los cuales dieron ocasión a las
RESOLUCIONES IMPUGNADAS, particularmente para medir
velocidad en perjuicio de terceros, y en beneficio de otros privados,
estando limitados a ser aparatos de alcances estadísticos.

Al no existir NORMA OFICIAL MEXICANA, el aparato empleado es


un aparato inviable para producir constancias oficiales y no confiable
para expresar la medición de velocidad alguna, por lo que representa
un MERO INDICIO que no asegura, ni prueba la existencia de
conducta que pudiera ser considerada como violatoria de norma
alguna, siendo insuficiente, inoperante e inconducente para
sancionar a la quejosa.

En tal virtud, las autoridades responsables no pueden, ni deben emitir


una resolución de “multa”, sino un señalamiento administrativo
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formulado por un particular, a cargo de otro particular, que debe
quedar sujeto a un proceso contradictorio, en el que se deduzcan los
derechos de ambas partes, concediendo igualdad a los particulares y
observando las formalidades esenciales de procedimiento.

Más aún, si la autoridad anula la fase de emplazamiento, formalidad


esencial de procedimiento, al “encargar” a un particular, que lleve al
cabo “notificaciones” que escapan a su objeto social, ya que la
notificación es también un acto de procedimiento que no es
delegable a particulares, en términos del Estatuto de Gobierno del
Distrito Federal, ni de las Leyes que de él emanan.

Los formatos apócrifos que maneja la empresa privada, y remite por


vía postal, NO SON, ni CONSTITUYEN notificación, ni cumplen con
requerimientos mínimos exigibles a una notificación, ya que incluso
no son tramitados, por instancia de autoridad, siendo que el
agotamiento de fases procesales no es materia de contratos, ni se
incluye en el objeto social de empresas mercantiles.

De forma que el particular queda en completa indefensión al ser el


aparato en cuestión alterable, manipulable y materia de abuso, y
desconfiable la imputación de una supuesta fecha, velocidad o lugar,
insistiendo en que la obtención de las imágenes, la asignación de
fecha y de lugar, así como la supuesta velocidad es completamente
ajena a la intervención de funcionario o servidor público dotado de
atribuciones para hacerlo, redundando en la imposición de “multas”
tras la acción de particulares no dotados de competencia legal para
imputar la supuesta infracción de normas administrativas. Lo que,
como se ha dicho es una SIMULACIÓN admitida por las autoridades
responsables.

De igual modo, queda inerme por la pretensión de emplazamiento


practicado por instancia carente de competencia para la realización
de tal acto de procedimiento.

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La obtención, procesamiento y clasificación de las imágenes aludidas
no se encuentra normada en ley, ni existe autoridad dotada de
atribuciones sobre el particular. Siendo que un reglamento es
insuficiente para establecer supuestos normativos que puedan
derivar en consecuencias negativas para los particulares,
especialmente, si pasa por omitir la intervención de instancias
administrativas y de policía, para constatar la existencia de las
supuestas faltas, resultando improcedente que se regule por la vía
administrativa la intromisión de particulares en el desempeño de
funciones de policía y buen gobierno.

Es así que la referencia a DOCUMENTOS PRIVADOS obtenidos


mediante un proceso completamente ajeno a las formalidades
esenciales de procedimiento, resulta inhábil e insuficiente para
asignar una determinada conducta al particular, siendo además
inoperante como prueba o elemento de convicción para que -de
manera automática y mecánica- se impute una sanción al particular,
especialmente dado que el particular -ajeno a la autoridad- cuenta
con un incentivo perverso para beneficiarse económicamente de la
imposición de la multa, ya que como se podrá apreciar en el contrato
celebrado con el particular, la empresa INTELTRÁFICO, S.A. DE
C.V. recibe un 44.8% de las “multas” que se paguen por concepto
de infracciones por exceso de velocidad, estando toda afirmación o
imputación hecha por INTELTRÁFICO, S.A. DE C.V. afectada por
conflicto de interés, siendo inadmisible en procedimiento
administrativo.

El pago de tal porcentaje anula toda posibilidad de


IMPARCIALIDAD, NEUTRALIDAD Y OBJETIVIDAD, exigible a
instancia encargada de constatar o acreditar la ocurrencia de un
evento de naturaleza infractora.

La interacción de empresas privadas y de servidores públicos, ajenos


al control vehicular y de tránsito, no se encuentra regulada en
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disposición legal alguna, entrañando vicios de debido proceso, ya
que de manera indirecta pretende dar condición de oficial a la
actividad de particulares que no se encuentran sujetos al escrutinio y
control de legalidad, otorgándose -de manera indebida- a un
comerciante, los beneficios de cobro privilegiado por la vía fiscal,
para la obtención de cuestionables ganancias, derivadas de la
intromisión en una actividad reservada al Estado, en este caso, la
Ciudad de México.

Es evidente como el defectuoso procedimiento tiene el efecto de


extender competencia exclusiva de la autoridad a particulares,
mezclando la acción de particulares con servidores públicos,
contaminando el proceso de determinación de “sanciones”. Se coloca
en completo estado de INSEGURIDAD JURÍDICA al particular, al
tornar la imputación de un particular en dicho de una autoridad que
no es propietario del equipo empleado, no es responsable de su
operación y mantenimiento, y menos de su calibración y correcto
desempeño.

Resulta un abuso y un claro exceso por parte de la autoridad


administrativa el alcance que pretende dar a un implemento
fotográfico que no es objeto de una NORMA OFICIAL MEXICANA
relativa a instrumentos de velocidad oponibles a terceros, siendo
que los resultados de tal implemento sólo deben y pueden ser de
naturaleza estadística e indiciaria, sin que puedan ser usados en
contra de los gobernados, por carecer de elementos que permitan
asegurar la confiabilidad, objetividad, no alterabilidad,
neutralidad y eficiencia, que les permita integrarse al debido
proceso.

Es por ello que la pretensión de las responsables de dar a tales


mecanismos no oficiales, ni confiables, el uso sustitutivo de agentes
de autoridad, violenta la Carta Fundamental, la cual en la parte
conducente de los artículos 14 y 16 señala:
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Artículo 14. A ninguna ley se dará efecto retroactivo en perjuicio de persona alguna.

Nadie podrá ser privado de la libertad o de sus propiedades, posesiones o derechos,


sino mediante juicio seguido ante los tribunales previamente establecidos, en el
que se cumplan las formalidades esenciales del procedimiento y conforme a las Leyes
expedidas con anterioridad al hecho.

Artículo 16. Nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o
posesiones, sino en virtud de mandamiento escrito de la autoridad competente , que
funde y motive la causa legal del procedimiento.

En la especie es claro que no existió la intervención de agentes o


instancias de autoridad, dotados de competencia para dar
certidumbre a la existencia de la supuesta infracción, sin perjuicio de
una simulación que refrenda y homologa lo actuado por particulares,
dando por buenas las imágenes obtenidas por medio de equipos que
particulares ponen a disposición de la Secretaría de Seguridad
Pública.

Las RESOLUCIONES IMPUGNADAS son completamente ajenas al


debido proceso, ya que su construcción se encuentra basada en la
operación y actividad privada, parcial e interesada, carente de
mecanismos que aseguren la confiabilidad de: a) la correcta
operación del instrumento; b) la no alteración selectiva; c) la
ausencia de fallas técnicas; d) el veraz señalamiento de fecha y
velocidad, y e) lugar de obtención, así como de todos aquellos
elementos que de manera arbitraria se le asignan a la imagen
proporcionada por un particular, quien obtiene o pretende obtener un
provecho económico de la imposición de una sanción pecuniaria.

De forma que es claro que al no tratarse de medidores de velocidad


operados directamente por un agente dotado de competencia y
atribuciones para tal efecto, sino simplemente homologados por éste,
no se produce una imagen apegada a las formalidades esenciales de
procedimiento, dado que se obtuvieron mediante la operación de un
aparato colocado, supuestamente, de manera fija, sin que el mismo
cuente con condiciones de certificación en su calibración, siendo

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absolutamente accesibles a los operarios de empresas particulares
que operan, de manera interesada, en lo económico, tales vías.

Ello es, la imagen no fue obtenida en condiciones que permitan


asegurar la fecha, condiciones y modo en que se obtuvo, ni el
mecanismo fue sometido a un proceso de revisión de correcta e
inalterable operación. El documento es claramente NO OFICIAL.

La naturaleza INDICIARIA, REFUTABLE Y OBJETABLE se


contiene en los ordenamientos de la Ciudad de México, aplicable a
toda imagen obtenida por medios tecnológicos, ello, tratándose de
las obtenidas por servidores públicos con nombramiento, peor aún,
resulta la precariedad de aquellas imágenes obtenidas bajo un
contrato mercantil, ajeno a la función de seguridad pública.

Es así que existe una petición de principio o base que vicia y afecta
la determinación y emisión de las RESOLUCIONES IMPUGNADAS
dado que se basan en imágenes no obtenidas por agente policiaco o
servidor público dotado de atribuciones en la materia, sino que se
trata de DOCUMENTOS PRIVADOS carentes de fe pública en
cuanto a las supuestas FECHA, VELOCIDAD y UBICACIÓN.

En tal virtud la autoridad administrativa admite y reconoce que el


procedimiento administrativo que precede a la imposición de la multa
corresponde a la acción de particulares y medios que carecen de fe
pública, además de ser objetables en cuanto a su calibración,
correcta operación y no alteración.

En efecto, los particulares no pueden ser investidos con atribuciones


privativas de los agentes de autoridad, siendo que tales particulares
son incapaces de emitir constancias que gocen de fe pública, siendo
los productos de los instrumentos por ellos operados causantes de
DOCUMENTOS PRIVADOS y sus afirmaciones carentes de fe
pública, agravado ello, por la circunstancia de que redunda un
beneficio económico en la exacción e imposición de sanciones.
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Es claro que las funciones de policía y buen gobierno, incluidas la de
tránsito, son INDELEGABLES y NO CONCESIONABLES, como
más adelante se expondrá.

Es por eso claro que las RESOLUCIONES IMPUGNADAS:

 Se basaron en documentos privados producidos por


particulares interesados en la imposición de las multas
referidas y por tanto con evidente conflicto de interés.

 Tales imágenes no son confiables en cuanto a la fecha,


velocidad y ubicación, ya que no hay norma que les asigne la
calidad de ser constancias oficiales.

 El aparato cuestionado carece de norma oficial de calibración,


no fue certificado oficialmente, no existe constancia de sellado
que impida su alteración, es operado discrecionalmente por
personas que carecen de facultades en materia de imposición
de sanciones y de verificación de normas oficiales.

 No existe parte o reporte que conste y haya sido formalizado


por autoridad competente en la materia, en el lugar de los
hechos y con conocimiento directo de las circunstancias
alegadas por una empresa mercantil, carente de actos
habilitantes de orden administrativo, para entrometerse en
acciones gubernamentales.

 El Reglamento impugnado prevé y reconoce la existencia de


una SIMULACIÓN o FICCIÓN, mediante la cual, desde un
escritorio se pretende homologar o transformar en público,
oficial y administrativo, un producto mercantil derivado de un
contrato no previsto en la legislación aplicable.
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De la lectura del contrato se puede apreciar que las “ganancias”
provocadas, inducidas o generadas con motivo de la operación de
equipos de propiedad y operación particular, carecen de las
características que les permitan ser asimiladas a créditos tributarios,
siendo el caso que el artículo 21, fracción IV, de la Constitución de
los Estados Unidos Mexicanos es clara, y señala que:

Artículo 31. Son obligaciones de los mexicanos:

I. a IV.- ………………………..

IV. Contribuir para los gastos públicos, así de la Federación, como de los Estados, de la
Ciudad de México y del Municipio en que residan, de la manera proporcional y
equitativa que dispongan las leyes.

Por lo que las supuestas multas, al no estar destinadas a cubrir los


gastos públicos, eludiendo los mecanismos de incorporación al erario
local, para su posterior aplicación vía el Presupuesto de Egresos
correspondiente, carecen de condición tributaria, no siendo por tanto
beneficiarias del título “multa”, ya que son prestaciones a compartir
con particulares, que no están sujetas al procedimiento fiscal, por lo
que en todo caso deben ser reclamadas por la vía judicial o
contenciosa administrativa.

Se trata de ganancias mercantiles que el Gobierno de la Ciudad


pretende acopiar mediante la encubierta e ilegal “delegación” de
funciones privativas y exclusivas de la autoridad.

Por otra parte debe decirse que al tratarse de DOCUMENTOS


PRIVADOS, estos no pueden, ni son objeto de NOTIFICACIÓN,
siendo violatorio del debido proceso que las autoridades
responsables pretendan encomendar CONTRACTUALMENTE la
entrega de los formatos de multa, sin observar las formalidades
esenciales de procedimiento que establecen los artículos 14 y 16
constitucionales, resultando que la entrega en domicilio de la quejosa

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no es, ni constituye NOTIFICACIÓN válida de resolución
administrativa alguna.

Es por ello, que el tenor de los artículos 62 y 64 del Reglamento de


Tránsito del Distrito Federal, se vulneran los derechos fundamentales
de la quejosa, dado que se pretende infligirle un acto de molestia,
esto es, un cobro, pretendiendo eludir la diligencia que permita dotar
de CERTEZA y SEGURIDAD JURÍDICA al gobernado, dejando, por
contrato, que la empresa lleve al cabo otro acto administrativo
privativo de la autoridad, y esto, la NOTIFICACIÓN del acto
administrativo.

El alcance y extensión de los artículos 62 y 64 del Reglamento de


Tránsito del Distrito Federal, violenta los más elementales principios
del debido proceso, tal y como se aprecia en la JURISPRUDENCIA y
el criterio judicial siguiente:

Época: Novena Época


Registro: 177244
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito

Tipo de Tesis: Jurisprudencia


Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo XXII, Septiembre de 2005
Materia(s): Administrativa
Tesis: VI.3o.A. J/48
Página: 1316

NOTIFICACIONES POR CORREO CERTIFICADO CON ACUSE DE RECIBO EN


EL JUICIO FISCAL. REQUISITOS QUE DEBEN COLMAR PARA QUE GOCEN
DE EFICACIA LEGAL.

Para que las notificaciones, que en términos del artículo 134, fracción I, del Código Fiscal de la
Federación sean hechas por correo certificado con acuse de recibo, tengan eficacia jurídica, es
necesario que se ajusten a lo establecido en los artículos 27, 42, 59, fracción I y 61, fracción I, de la

Ley del Servicio Postal Mexicano , es decir, que la correspondencia registrada


sea entregada únicamente al destinatario, o a su representante legal , y
en su domicilio, así como que recibida por cualquiera de esas dos personas
sea recabada en un documento especial la firma de recepción, que se
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entregará a su vez al remitente como constancia. De igual modo, habrán de
asentarse los datos mínimos en el acuse que permitan conocer el acto
administrativo que se notifica al contribuyente, verbigracia, el número de
control del oficio o de la resolución notificada, o bien, el que corresponde al
crédito fiscal, ya que ese aspecto, por sentido común, deviene de obligada
trascendencia para la certeza jurídica del particular, esto es, ya que sólo de
esa manera puede garantizarse, de la mejor forma posible, que la pieza
postal sea del conocimiento del destinatario y que existan medios para
autentificar la legalidad de ese acto procesal . Entonces, debe tomarse en cuenta,
dado el específico tratamiento de esta forma de comunicación, que es ineludible la debida
identificación del acto administrativo que se notifica, pues en tratándose del correo certificado no
hay obligación de razonar otros hechos, como pudiera ser el previo citatorio o el acta
circunstanciada; de ahí que al menos deben anotarse los datos que permitan saber a ciencia cierta

de qué se trata el acto que se le participa al particular; aceptar una conclusión contraria
significaría que se aportara cualquier acuse de recibo por correo certificado
en el que no estuviera identificado el acto administrativo que se notifica para
sostener la legalidad de esta última actuación, lo que dejaría en un estado de
indefensión e incertidumbre al contribuyente y propiciaría que la autoridad
actuara con arbitrariedad, al quedar a su voluntad el decidir unilateralmente
cuál fue el documento notificado.

TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA ADMINISTRATIVA DEL SEXTO CIRCUITO.

Amparo directo 43/2003. Sud Chemie de México, S.A. de C.V. 27 de febrero de 2003.
Unanimidad de votos. Ponente: Manuel Rojas Fonseca. Secretario: Jorge Arturo Porras Gutiérrez.
Amparo directo 98/2003. Juan Carlos Bortolotti Roldán. 3 de abril de 2003. Unanimidad de votos.
Ponente: Jaime Raúl Oropeza García. Secretario: Salvador Morales Moreno.

Amparo directo 344/2004. Roberto Hernández García, representante legal de Banco Santander
Mexicano, S.A. 9 de diciembre de 2004. Unanimidad de votos. Ponente: Jaime Raúl Oropeza
García. Secretario: Alejandro Ramos García.
Amparo directo 7/2005. Inmobiliaria AICA, S.A. de C.V. 27 de enero de 2005. Unanimidad de
votos. Ponente: Manuel Rojas Fonseca. Secretario: Raúl Andrade Osorio.
Revisión fiscal 115/2005. Administrador Local Jurídico de Puebla Norte. 7 de julio de 2005.
Unanimidad de votos. Ponente: Ma. del Pilar Núñez González. Secretaria: Margarita Márquez
Méndez.

Época: Décima Época


Registro: 2007188
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación

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Libro 9, Agosto de 2014, Tomo III
Materia(s): Administrativa
Tesis: II.3o.A.160 A (10a.)
Página: 1857

NOTIFICACIONES POR CORREO CERTIFICADO CON ACUSE DE RECIBO


EN EL JUICIO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO FEDERAL. REQUISITOS
PARA SU LEGALIDAD.

De la interpretación sistemática de los artículos 66 y 67 de la Ley Federal de Procedimiento


Contencioso Administrativo; 305 y 309 del Código Federal de Procedimientos Civiles, de
aplicación supletoria; 42 de la Ley del Servicio Postal Mexicano; 1o., 3o., 6o., 7o., 10, 15, 16, 17,
25 y 31 a 33 del Reglamento para la Operación del Organismo Servicio Postal Mexicano, se
colige que para la legalidad de las notificaciones practicadas por correo certificado con acuse de
recibo, es necesario que los administrados promoventes en juicio contencioso no señalen
domicilio para oír y recibir notificaciones en el lugar del juicio o en sus áreas conurbadas -
supuesto en el cual deberán practicarse las notificaciones personalmente, en congruencia, por
analogía, con la jurisprudencia 1a./J. 43/2010-, sino que dicho señalamiento se haga fuera de
dicho lugar del juicio pero en el territorio nacional; si no fuera el caso de que las notificaciones
deban practicarse personalmente o por lista, el actuario deberá levantar razón en la que asiente
qué tipo de notificación practicará y, si fuera el caso, se enviará la notificación por correo
certificado con acuse de recibo y, una vez devuelta la constancia de acuse, ésta deberá
agregarse inmediatamente a los autos como constancia; por otro lado, en lo relativo a las
formalidades que debe observar el Servicio Postal Mexicano para la validez de dicha notificación,

el artículo 42 mencionado señala que el acuse consistirá en recabar la firma del


destinatario en documento especial para entregarlo directamente al
remitente, y si no se logra recabar, se procederá conforme a las
disposiciones reglamentarias, donde se establece que una notificación por
correo con acuse de recibo, ya sea de envíos o de correspondencia
registrados, es una modalidad postal que deberá solicitarse en el momento
del depósito y consiste en recabar, en documento especial, la firma de
recepción del directamente destinatario y si esto no fuera posible,
entonces la entrega se hará al representante, razonando el servidor postal
el porqué conoce dicho carácter asentando la calidad del receptor. Entregada
la pieza, se devolverá la constancia al remitente; en caso de que, por causas ajenas al
organismo, no pueda recabarse la firma del directamente destinatario o su representante o exista
negativa a firmar la constancia o no se encuentre en el domicilio a las personas indicadas, la
pieza permanecerá durante diez días en la oficina postal, contados a partir del aviso por escrito
que se haga para que pasen a recogerla, y si dicho destinatario o su representante no acude,
entonces la pieza se devolverá al remitente; por lo anterior, si las formalidades descritas no
constan en autos y se controvierte la legalidad de la notificación relativa, deberá decretarse su
nulidad por violar el artículo 14 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

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TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA ADMINISTRATIVA DEL SEGUNDO
CIRCUITO.

Amparo en revisión 187/2011. Desarrollo Programado, S.A. de C.V. 16 de agosto de 2012.


Unanimidad de votos. Ponente: Emmanuel G. Rosales Guerrero. Secretaria: Claudia Rodríguez
Villaverde.

Nota: La tesis de jurisprudencia 1a./J. 43/2010 citada, aparece publicada en el Semanario


Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XXXI, junio de 2010, página 67, con
el rubro: "DOMICILIO PARA RECIBIR NOTIFICACIONES PERSONALES EN EL AMPARO. EL
QUEJOSO, TERCERO PERJUDICADO O PERSONA EXTRAÑA AL JUICIO, PUEDEN
SEÑALARLO EN LA ZONA METROPOLITANA O CONURBADA AL MUNICIPIO O CIUDAD
DONDE EL JUEZ O TRIBUNAL QUE CONOZCA DEL ASUNTO TENGA SU LUGAR DE
RESIDENCIA."

SEGUNDO.- INDEBIDA FUNDAMENTACIÓN Y AUSENTE


MOTIVACIÓN, FALTA DE CERTEZA EN LAS CONDICIONES DE
MODO, TIEMPO Y LUGAR.

Dada la evidente existencia de conflicto de interés que concurre en


quienes operan los mecanismos no oficiales de obtención de
imágenes vehiculares, es el caso que puede decirse que NO EXISTE
CONSTANCIA OFICIAL, que confirme o señale que el vehículo con
placas (PLACAS) hubiera excedido la velocidad permitida, ya que
no se acredita de manera fehaciente la HORA, FECHA, LUGAR o
VIALIDAD en que ello sucediera, siendo todo INDICIO manipulable
procedente de mecanismos que carecen de confiabilidad para
sustentar las RESOLUCIONES IMPUGNADAS. Es así, que el propio
Reglamento indica que la autoridad emisora carece de elementos y
datos para imponer la sanción, al no contar con intervención directa,
ni al haber presenciado los eventos que supuestamente constituyen
materia de infracción. El sujeto denominado “agente asignado” es un
mero simulador establecido en disposición reglamentaria, sin contar
asidero en ley alguna.

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La imagen se produjo como detonante del acto de molestia y en su
emisión, no participó autoridad competente, resultando irregular todo
lo que con base en esa imagen se actúe.

La simple existencia de una norma reglamentaria que establezca una


“multa” por exceso de velocidad, no supone que invocándola se
motive la aplicación de la misma, por lo que su mecánica inclusión en
las resoluciones con apariencia de multa, no cumplen el deber
exigido por los artículos 14 y 16 constitucionales, debiendo concurrir
la intervención del funcionario competente y no la articulación de
bases de datos que de manera automática imponen multas,
resultando irrelevante la existencia de imágenes a las que se les
atribuye, de manera electrónica, lugar, fecha y supuesta velocidad,
insistiendo en que la existencia de conflicto de interés anula toda
confiabilidad en la programación del aparato.

En efecto, la posible homologación expedida por algún servidor


público que de manera remota y automática pretendiera validar la
obtención de las imágenes, está sujeta a proceso de
REFUTABILIDAD ante su Señoría.

Es claro que la fecha y lugar, son completamente alterables, sin que


exista precepto legal alguno o certificación de autoridad competente,
respecto a la ubicación y correcta operación del mecanismo de
obtención de imágenes vehiculares, sin que la autoridad federal haya
otorgado a tales mecanismos su certificación para ser instrumentos
de medición.

Lo dicho por el “agente asignado” de suyo es inhábil para acreditar


nada.

Menos aún se puede confiar en una supuesta velocidad, ya que no


existe calibración, ni certificación de que el instrumento empleado
pueda efectuar mediciones de forma confiable y oponible a terceros.
Resultando adverso a los intereses de la empresa contratada la
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inexistencia de “violaciones de velocidad” por lo que unilateral y
caprichosamente puede asignar, velocidades, lugares, horas y
demás pormenores que aseguren rentabilidad a su contrato.

Es claro pues que no sólo los particulares, sino que también el


Gobierno de la Ciudad de México, carece de competencia prevista en
ley para dotar de certificación y de registro oficial a instrumentos de
medición como el que se emplea para la obtención de las
heterodoxas imágenes con las que el Gobierno, y algunos
particulares que le prestan servicios, se pretenden beneficiar
económicamente.

Es por ello que los heterodoxos mecanismos pudieran o pueden


tener la capacidad de aportar información estadística, pero son
completamente inhábiles para sustituir a un agente de tránsito o
vehicular, que actúe DIRECTAMENTE en la vía pública. Son por
tanto inoperantes para dar noticia cierta e incontrovertible del
lugar, fecha, velocidad o vialidad en las que las imágenes se
hubieren obtenido.

En este sentido, es clara la ilegalidad de la supuesta “multa”, dado


que no existe funcionario o servidor público, dotado de competencia
a virtud de ley, que pueda dar calidad de constancias oficiales a las
imágenes obtenidas por un instrumento no calibrado, ni mucho
menos que pueda certificar la velocidad que se aprecie en la imagen,
y menos, sin contar con una pericial confiable, así como sin brindar al
particular la oportunidad de aportar la pericial de su intención.

En efecto, la noción de FORMALIDADES ESENCIALES DE


PROCEDIMIENTO es completamente ajena a la autoridad
administrativa en la Ciudad de México, ya que con instrumentos no
oficiales de medición pretende imputar una conducta sancionable, sin
dar ocasión al particular para acreditar la alta alterabilidad y

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descalibración de la que son objeto los instrumentos como los que
emplearon, como si se tratara de instrumentos confiables.

Lejos de probar nada las constancias producidas, de manera


interesada y parcial, por la empresa contratada, es el caso que se
trata de documentos tachados de inoperancia dado su origen.

En la especie es claro que la velocidad no puede ser apreciada en


una fotografía y la OPINIÓN que existiera por parte de algún servidor
público “homologador”, es ampliamente objetable, dado que existen
múltiples elementos y condiciones a considerar, correspondiendo
sólo a la autoridad competente la valoración casuística de la
supuesta conducta. Es por ello que nuestra Constitución consagra el
derecho de audiencia, a efecto de que el particular no sea afectado
por la acción irreflexiva de la autoridad administrativa, debiendo la
autoridad judicial constatar el respeto a las formalidades de
procedimiento, que en la especie, estuvieron ausentes.

De forma que al no constar fehacientemente las condiciones de


MODO, TIEMPO y LUGAR, se privó al particular de elementos
necesarios para interponer su defensa y de agotar los derechos que
la Carta Fundamental y las Convenciones Internacionales prevén en
su favor, para la defensa de sus intereses.

Siendo de insistir que el alcance de los recursos administrativos


previstos en el ordenamiento local, son inhábiles e insuficientes para
someter al escrutinio y revisión, las deficiencias de debido proceso,
teniendo un limitadísimo alcance, que se refiere sólo a actos
puramente administrativos, cuando lo que agravia al particular es la
mecánica completa confeccionada por el Jefe de Gobierno, que esta
evidentemente construida para integrar a un particular a la prestación
del servicio público de seguridad pública, dotándole de prebenda y
privilegio exclusivo, en contravención a nuestra Carta Fundamental,
al tiempo de asumir confiabilidad en un servicio que, de suyo, escapa

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a las posibilidades de gobierno alguno, como lo es delegar acciones,
fase y etapas propias de la seguridad pública.

Es por ello, que el heterodoxo mecanismo de crear ganancias


compartibles por la vía mercantil, eludiendo el proceso de ingreso-
gasto público, constituye violación directa a nuestra Constitución, ya
que vulnera protección y tutela de derechos consagrados en ella, que
superan y rebasan el alcance de recursos administrativos, mediante
el otorgamiento de un privilegio contrario a las normas de orden
público que rigen la prestación de servicios públicos en la Ciudad de
México.

Es pues claro que obtenida la imagen, que no es sino un mero


INDICIO, debió dar oportunidad al particular para controvertirla en
condiciones de igualdad, con el particular imputante, y después, de
contar con facultades para ello, la autoridad -de acreditarse
indudablemente la comisión de la infracción- proceder a emitir una
resolución que, respetando las formalidades esenciales de
procedimiento determine sanción, sin que ella pueda ser cobrada por
la vía del amago, negando el acceso a servicios públicos, como el de
verificación vehicular.

Es por ello, que sin la intervención de autoridad competente, resulta


ilegal el concluir, sin la expresión fehaciente de los medios,
mecanismos o técnica empleada, que se alcanzó o no una
determinada velocidad, como también lo es acudir a un medio no
oficial de medición que carece de certificación oficial alguna. Peor
aún, si se hace sin dar al particular la oportunidad de rebatir y
acreditar la naturaleza controvertible del mecanismo empleado y el
evidente conflicto de interés que concurre en el procedimiento.

Asimismo, cabe recalcar que la apócrifa boleta de infracción


entregada por mecanismos ajenos al debido proceso, carece de los
más elementales requisitos legales impuestos por el mismo

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Reglamento de Tránsito del Distrito Federal, siendo que no puede
considerarse como notificación, lo que ninguna ley autoriza a
considerar como tal, ya que los reglamentos no pueden subvertir las
formalidades esenciales de procedimiento, las que invariablemente
deben constar el Ley.

El artículo 61 impugnado, en todo caso requiere que en la boleta


se asentara la tecnología utilizada para captar la comisión de la
infracción, sin que eso ocurra en la especie, dado que la simple
referencia de que se hizo uso de “equipos tecnológicos para registrar
infracciones administrativas al Reglamento de Tránsito del Distrito
Federal” no califica como una descripción de la tecnología
utilizada.

De manera que aun suponiendo sin conceder que se declarara


constitucional el artículo 61 recién citado, las resoluciones
impugnadas no se apegarían a los requisitos de ese artículo. Ya que
el “agente asignado”, por su evidente inconexión con los hechos y
situación concreta, carece de elementos para describir lo que
desconoce, como lo es la inefable tecnología empleada por el socio
del Gobierno capitalino.

Además, resulta poco creíble lo asentado en las resoluciones, en el


sentido de que, según estas, todos los agentes se encontraban
realizando sus servicios encomendados en los lugares donde se
registraron las infracciones, supuestamente, haciendo uso de los
equipos tecnológicos, ya que de ser así, no sería precisa la
intervención de la empresa contratada, imponiéndose al particular la
multa en ese momento, lo cual resulta completamente una ficción de
acuerdo con lo que consta en el contrato administrativo exhibido a su
Señoría, puesto que en él se dice que los encargados de operar
los dispositivos serán los particulares y no así los agentes.

ANEXO ÚNICO

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“La solución deberá tener las siguientes características:

…..

 Automatizado, sin la presencia de un policía de tránsito, hasta el momento de la emisión


de la boleta de infracción.

De manera que se refuta en todos los casos dicha aseveración de los


agentes y se pide que en los informes con justificación se especifique
cuál de los dos escenarios es cierto, si los agentes directamente
operan los radares como se dice en la boleta o si es la empresa
INTELTRÁFICO, S.A. DE C.V. la que los opera tal y como se
establece en el contrato administrativo en comento.

De ser el caso de que INTELTRÁFICO, S.A. DE C.V. no sea quien


opere los equipos, se indique que en tal virtud, no corresponde a tal
empresa el cobro de cantidad alguna en agravio del Erario Capitalino,
por el evidente incumplimiento de contrato.

Es claro que la quejosa ha sido víctima de la interacción de bases de


datos y de programación de los implementos informáticos que los
particulares ponen a disposición remunerada e interesada del
Gobierno de la Ciudad de México. En tal proceder automatizado está
ausente el debido proceso.

Es así, que INTELTRÁFICO, S.A. DE C.V. ha accedido a DATOS


PERSONALES de la quejosa, y con ello, el resto de las autoridades
responsables han violentado el segundo párrafo del artículo 16
constitucional con relación al artículo 6 de la Carta Fundamental, el
cual indica que:

Toda persona tiene derecho a la protección de sus datos personales , al


acceso, rectificación y cancelación de los mismos, así como a manifestar su oposición, en los
términos que fije la ley, la cual establecerá los supuestos de excepción a los principios que rijan el
tratamiento de datos, por razones de seguridad nacional, disposiciones de orden público, seguridad
y salud públicas o para proteger los derechos de terceros.

Nuevamente el Jefe de Gobierno es INCONGRUENTE, ya que


pretende cubrir cantidades enormes a la prestadora de servicios, que
se obligaron a operar los equipos, usando para tal efecto recursos
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humanos de la Ciudad de México, liberando a la empresa de la
obligación de operar los equipos, que causan la inexplicable entrega
de la mitad de los ingresos percibidos por esa vía.

Como se analizará más adelante las gabelas impuestas y cobradas


en provecho parcial de particulares, no son, ni pueden tener el
carácter de multas, al ser gabelas parafiscales, originadas en un
contrato y no destinadas a sufragar gastos públicos. Es esa
deficiente naturaleza, espurio origen y carácter elusivo de la
Asamblea Legislativa, lo que determina que no se siga procedimiento
fiscal para su cobro, por no compartir naturaleza fiscal, ya que en
realidad constituyen heterodoxo ingreso parafiscal.

El empleo de mecanismos técnicos no asume, ni sustituye la


presunción de validez de la acción realizada por servidores investidos
de competencia, siendo aparatos de alcance limitado y de
confiabilidad cuestionable y cuestionada. Al particular asisten
derechos de proceso que debieron observarse.

La confección de sanciones, con apariencia de multa, deriva de un


acuerdo con particulares, cuya cobranza se implementa imaginando
que los aparatos, no certificados, ni confiables, suplantan a la
autoridad policiaca. Su naturaleza cuestionable determinó la
construcción de un mecanismo que pretende asumirles como
créditos fiscales, aunque no compartan esa naturaleza.

TERCERO.- CONDICIONAMIENTO DE PROCEDIMIENTOS


AMBIENTALES DE ORDEN PÚBLICO. INCONSTITUCIONALIDAD
DEL ARTÍCULO 63.

El ilegal artículo 63 del Reglamento de Tránsito del Distrito Federal,


dispone:

Artículo 63.- La Secretaría del Medio Ambiente del Distrito Federal podrá
expedir las disposiciones necesarias para que los Centros de Verificación
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Vehicular del Distrito Federal constaten que no existen adeudos por multas
derivadas de infracciones al presente Reglamento, previamente a que se
inicien las pruebas correspondientes al procedimiento de verificación
vehicular.

Sin embargo, es innegable que el proceso de verificación vehicular


es acorde a un mecanismo de interés social y de orden público, el
cual se lleva al cabo en beneficio de la colectividad y no del Gobierno
de la Ciudad de México, ni en lo particular de la quejosa, por lo que
no puede ser obstaculizado, impedido, ni mucho menos obstruido por
las instancias de autoridad, siendo tal exigibilidad extensible a los
concesionarios o permisionarios de los centros de revisión
denominados “VERIFICENTROS”.

El derecho a los servicios públicos como se ha expresado, se


encuentra fundado en el artículo 17 del Estatuto de Gobierno del
Distrito Federal, siendo que conforme al mismo, sólo la Ley puede
establecer, requisitos, condiciones o limitaciones al acceso a tal
servicio público.

Es así, que la obtención de ganancias mercantiles por parte de


INTELTRÁFICO, S.A. DE C.V. no puede, ni debe contar con una
garantía, que suponga amagar a la ciudadanía, con el
impedimento, obstaculización y obstrucción de acceso a un
servicio público, establecido en beneficio de la colectividad,
como lo es la verificación vehicular.

De forma que la mecánica elegida por la autoridad administrativa


para evitar el cumplimiento de las formalidades esenciales de
procedimiento y exigir el pago de ingresos parafiscales viciados, lejos
de ser válida, constituye una violación adicional, ya que resulta en
una agresión, un amago y un atropello llevado al cabo por parte del
Gobierno de la Ciudad de México, en directo perjuicio de la
colectividad, llevada al cabo, por la vía de hechos, por conducto de
su concesionario o permisionario el “VERIFICENTRO”.
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Ese proceder rescata vicios dictatoriales ya superados, y proscritos
por el artículo 22 de nuestra Constitución, que en la parte alusiva
indica:

Artículo 22. Quedan prohibidas las penas de muerte, de mutilación, de infamia, la marca, los
azotes, los palos, el tormento de cualquier especie, la multa excesiva, la confiscación de
bienes y cualesquiera otras penas inusitadas y trascendentales. Toda pena deberá ser
proporcional al delito que sancione y al bien jurídico afectado.

Es de afirmarse que es el improcedente impedimento a verificar


vehículos que sean objeto del mecanismo de ganancias articulado
por el Gobierno de la Ciudad de México, no se encuentra
contemplado en ordenamiento legal alguno, ya que se traduce en
perjuicio de una actividad de orden público, como lo es la verificación
vehicular.

Ya que el procedimiento de verificación vehicular es de naturaleza


periódica, es claro que EXISTE INMINENCIA de que la quejosa sea
afectada por la autoridad responsable, ante la inusitada prevención
contenida en el artículo 63 del Reglamento impugnado. El
agravamiento de las medidas unilaterales y arbitrarias en materia de
tránsito, impulsadas en obsequio de intereses privados, es originado
por la necesaria cobranza fuera de procedimiento, al existir vicios
claros de cobranza. La insostenible calidad tributaria del cobro, haría
difícil, sino imposible, que por la vía económica coactiva tales
“multas” fueran cobradas.

Al haberse creado una fuente adicional y alterna de ingresos, al


margen del Estatuto de Gobierno, mediante la imaginación o
sospecha de infracciones de tránsito, en combinación y composición
con particulares, se construyó una mecánica paralela de cobro. Sin
embargo al ser esta contraria al documento fundamental de la Ciudad
de México, debe quedar conminada la autoridad a evitar la
obstrucción y obstaculización de procedimientos ambientales de
orden público, con el objetivo de cobrar “multas” que imputa y exige
en contravención al debido proceso de ley, o al menos, estar a las
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resultas del juicio de amparo, para imponer dicha molestia al
particular.

En efecto, la autoridad no está facultada y por el contrario está


impedida para obstaculizar y evitar, directamente, o por conducto de
sus concesionarios y/o permisionarios, que el particular cumpla con
normas de orden público o interés social, como lo son los
procedimientos de verificación ambiental, resultando un agravio, el
hecho de que se condicione la revisión vehicular de ley al pago de
las supuestas “multas”.

Lo anterior se corrobora con la siguiente JURISPRUDENCIA:

Época: Novena Época


Registro: 165649
Instancia: Segunda Sala
Tipo de Tesis: Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo XXX, Diciembre de 2009
Materia(s): Constitucional, Administrativa
Tesis: 2a./J. 193/2009
Página: 316

VERIFICACIÓN VEHICULAR OBLIGATORIA EN EL DISTRITO


FEDERAL. EL NUMERAL III.8 DEL CAPÍTULO 3 DE LOS
PROGRAMAS RELATIVOS AL SEGUNDO SEMESTRE DE LOS
AÑOS 2006 Y 2007, VIOLA LAS GARANTÍAS DE LEGALIDAD Y
SEGURIDAD JURÍDICA. El indicado numeral de los Programas de
Verificación Vehicular Obligatoria para el segundo semestre de los
años 2006 y 2007, publicados en la Gaceta Oficial del Distrito Federal
el 30 de junio de 2006 y el 29 de junio de 2007, respectivamente, al
establecer que la verificación de los vehículos automotores
matriculados en el Distrito Federal está sujeta al pago del impuesto
sobre tenencia de vehículos, viola las garantías de legalidad y
seguridad jurídica contenidas en el artículo 16 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, pues al condicionar la
obtención de la verificación vehicular y su correspondiente
holograma al pago del mencionado impuesto, rebasa la finalidad
perseguida por el Programa referido, consistente en prevenir,
controlar y reducir las emisiones de contaminantes provenientes de
vehículos automotores en circulación, no advirtiéndose razón objetiva
que justifique su exigencia, para asegurar una calidad de aire
satisfactoria para la salud y el bienestar de la población.
Contradicción de tesis 164/2009. Entre las sustentadas por los Tribunales
Colegiados Séptimo, Tercero, Noveno y Décimo Quinto, todos en Materia
Administrativa del Primer Circuito. 28 de octubre de 2009. Mayoría de tres votos.
Disidentes: Genaro David Góngora Pimentel y José Fernando Franco González
Salas. Ponente: Mariano Azuela Güitrón. Secretaria: Amalia Tecona Silva.

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Tesis de jurisprudencia 193/2009. Aprobada por la Segunda Sala de este Alto
Tribunal, en sesión privada del cuatro de noviembre de dos mil nueve.

En lugar de negar acceso al servicio público de verificación, la


autoridad administrativa debió acudir al proceso contencioso
administrativo, o al fiscal, si lo que decía se adeudaba tenía carácter
contributivo; sin embargo, consciente de su abuso, acudió a construir
un obstáculo que, sin sustento en ley, forzará por vías de hecho su
pago, condicionándose la prestación del servicio público. Abusando
así de un servicio concesionado (la verificación), para pretender
asegurar cobranza en favor de un particular, violentando nuevamente
el artículo 28 constitucional, ya que impide se lleve al cabo la
verificación vehicular si no se cumple el capricho de pagar multas
que aseguren la rentabilidad de INTELTRÁFICO, S.A. DE C.V.

Es claro que la autoridad carece de atribuciones para


CONDICIONAR la prestación de un servicio de naturaleza pública, y
para CONDICIONAR al particular para cumplir con normas de orden
social, y más, si ello es un medio comisivo para imponer una sanción
inusitada, como lo es la privación del uso o empleo de su vehículo, al
negarse la realización de verificación, mezclando normas
ambientales con el cobro de “multas”, por supuesto exceso de
velocidad, que no obstante estar viciadas, compartirá con empresas
privadas.

En efecto, se violenta el artículo 24 de la Convención Americana


sobre Derechos Humanos, al violentar el principio de igualdad para
acceder a un servicio público, empleando como concepto de
discriminación haber sido seleccionado por INTELTRÁFICO, S.A. DE
C.V. como fuente de rentabilidad del contrato celebrado con las
autoridades capitalinas. Siendo el mecanismo de garantía de
rentabilidad incompatible con el artículo 17 del Estatuto de Gobierno
del Distrito Federal. La prebenda es insostenible en nuestro marco
constitucional.
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En efecto, es claro que las formalidades esenciales del procedimiento
son completamente vulneradas por el esquema reglamentario creado
a modo por el gobierno local para generar ganancias que se puedan
compartir con particulares, ya que la autoridad administrativa
encomienda a ciertos comerciantes, facultades de policía y buen
gobierno, quienes en lugar de obtener provechos por venta,
instalación, mantenimiento de aparatos de captura de imágenes, se
les asigna una indebida regalía, o gabela, consistente en una
participación por cada “multa” cobrada, estableciendo un incentivo
para imaginar “multas” ya que de lo contrario el contrato es
incosteable, y, para ello, anula y hace nugatorio todo el debido
proceso, dado que para asegurar tal atropello, la autoridad
administrativa amaga con impedir el uso de bienes y posesiones de
la quejosa, como lo es el vehículo automotor que emplea en el
desarrollo de la actividad e industria a la que ha decidido dedicarse,
lo que sucede negándole el acceso al servicio público consistente en
el procedimiento de verificación vehicular. Siendo que la privación de
uso y empleo de esa posesión, se hace fuera de juicio y sin seguir
formalidades esenciales de procedimiento.

Así es, a sabiendas del cúmulo de deficiencias y vicios que tiene el


heterodoxo ingreso parafiscal, así como de los diversos en los que
incurre para atropellar las garantías y derechos fundamentales de los
gobernados, crea un método alejado a la ley para forzar el pago de
dichas “multas”, prohibido por nuestra Constitución, mediante la
amenaza de PRIVAR del USO y EMPLEO de bienes y posesiones
de la quejosa.

Así se atropella la utilización de bienes al particular, si éste no acude


a pagar las ilegales “multas”, sin que sean observadas las
formalidades esenciales de procedimiento a que tiene derecho el
particular. Tal esquema -anulatorio del estado de derecho- debe ser
combatido y proscrito, ya que por la vía reglamentaria, el gobierno

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local pretende anular la efectividad de los medios de
impugnación y hacer nugatorio del efectivo derecho de acceso a
la justicia.

Ello lo hace el Jefe de Gobierno, a sabiendas y a pesar de lo


dispuesto por el artículo 17 del Estatuto de Gobierno del Distrito
Federal que señala:

ARTÍCULO 17.- Los habitantes del Distrito Federal, en los términos y


condiciones que las leyes establezcan, tienen derecho a:
I. …..

II. La prestación de los servicios públicos;

Tal mecanismo es contrario a derecho, ya que como se ha dicho la


autoridad ha acudido al uso de procedimientos que no gozan de
certidumbre ni de confiabilidad, operados por particulares interesados
en la operación de los mismos.

Atento a la enorme cantidad de vicios legales de procedimiento,


deciden obviar el debido proceso, dictando las RESOLUCIONES
IMPUGNADAS y estableciendo una pena inusitada en contra del
particular, ello es, se le privará del uso del vehículo si no se procede
al inmediato pago de la ilegal “multa”, pretendiendo forzar una
renuncia a derechos fundamentales, incluidos los de acceso efectivo
a la justicia, y el acceso al servicio de verificación vehicular. Ello es,
una fórmula inaceptable de hacer efectivas sus resoluciones
atropellando el debido proceso.

Como se ha dicho, lo asentado por la autoridad administrativa en la


boleta de infracción no constituye sino MERO INDICIO, pendiente de
controvertir por dos particulares, ya que al momento del uso del
dispositivo no media la intervención de agentes de tránsito, ni partes
o informes provistos por autoridad investida de fe pública. Siendo
claro que no existe la presunción de veracidad que asiste a la
actividad administrativa. Los mecanismos no oficiales de obtención
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de imágenes, no son sustitutivos de la intervención de agentes de la
autoridad, siendo mecanismos alterables y no certificados para hacer
constar la velocidad, ni para probar supuestos excesos.

En tal virtud el particular debió ser OIDO antes de emitir las


RESOLUCIONES IMPUGNADAS, ya que se trata de la imputación
de un particular, recibiendo una notificación de la imputación que le
hace otro particular, señalamiento que debe desahogarse en
procedimiento contradictorio. Tale resoluciones están viciadas, no
sólo por estar basadas en dichos de particulares, sino en imágenes
que no dan noticia incontrovertible de velocidad, fecha o ubicación,
así como por estar ausente la intervención de autoridades dotadas
de competencia.

El empleo de mecanismos técnicos no configura la presunción de


validez, propia de la acción realizada por servidores investidos de
competencia, siendo aparatos de alcance limitado y de confiabilidad
cuestionable y cuestionada. Al particular asisten derechos de proceso
que debieron observarse.

A tal efecto dispone nuestra Constitución:

Artículo 16. Nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o
posesiones, sino en virtud de mandamiento escrito de la autoridad competente, que funde y motive
la causa legal del procedimiento.

En el presente caso, el particular no sólo es molestado por


resoluciones crípticas y opacas, sino que aparte se le amaga con la
privación del uso de su vehículo, al negársele por la vía
reglamentaria el proceso de verificación de emisiones.

La confección de sanciones, con apariencia de multa, deriva de un


acuerdo con particulares, cuya cobranza se implementa imaginando
que los aparatos no certificados, ni confiables, suplantan a la
autoridad policiaca. Su naturaleza cuestionable determinó la
construcción de un mecanismo que pretende asumirles como
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créditos fiscales, aunque no compartan esa naturaleza y en
consecuencia deban ser cobradas mediante amenazas proscritas por
nuestra Carta Magna y en el Estatuto de Gobierno.

Debe advertirse además que el Jefe de Gobierno no puede


reglamentar una norma que no se ha expedido por parte de la
Asamblea Legislativa, la que ha sido OMISA en normar la
intervención de empresa privadas para obtener FOTOMULTAS
como parte de “servicios de seguridad”. Tal facultad corresponde a la
Asamblea y no al Jefe de Gobierno.

ARTÍCULO 42.- La Asamblea Legislativa tiene facultades para:


…….
XIII. Normar la protección civil; justicia cívica sobre faltas de policía y buen
gobierno; los servicios de seguridad prestados por empresas privadas; la
prevención y la readaptación social; la salud; la asistencia social; y la previsión
social.

Sin embargo es claro que tal fracción se refiere a la prestación de


servicios de seguridad privada, dado que las empresas privadas, no
pueden, ni deben interferir, ni mucho menos entrometerse en
funciones de SEGURIDAD PÚBLICA. Por ello, no se invoca en las
mal denominadas multas, ningún precepto legal alusivo a la regulación
emitida por parte de la Asamblea Legislativa de los servicios que
heterodoxamente presta INTELTRÁFICO, S.A. DE C.V.

CUARTO.- SANCIONES QUE CARECEN DE NATURALEZA DE


CRÉDITOS FISCALES.

Es el caso que las cantidades que se pretenden cobrar por parte de


la autoridad no están destinadas a la prestación de servicios
públicos, ni a cubrir gastos públicos, dado que se trata de un negocio
cuyo destinatario es -en UN 44.8%- un particular, el cual carece de
acto administrativo habilitante para intervenir y entrometerse en la

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función pública de Seguridad Pública, siendo que esta función es
exclusiva del estado y no resulta delegable.

Así es, nuestra Constitución es clara en cuanto a que los mexicanos


deben cubrir las contribuciones que se destinan a sufragar los gastos
públicos, pero no así a pagar por la vía fiscal sumas que deban ser
compartidas con particulares. El artículo 31, fracción IV de la Carta
Fundamental, es claro, y sólo tiene la obligación tributaria los
mexicanos en lo que respecta a cubrir los gastos públicos, y no, para
compartir con empresas mercantiles.

No debe confundirse el pago de contraprestaciones contractuales


previstas en el Presupuesto de Egresos correspondiente a
consecuencia de contratos licitados por la autoridad, que cuentan
con partidas específicas, con el presente caso, que supone la
entrega o compartición de ingresos que no son asignados
presupuestalmente, ni mediando el proceso parlamentario ante la
Asamblea Legislativa. Así es, los anticipos o contraprestaciones
derivados del contrato suscrito entre el Gobierno local y un particular,
a consecuencia de licitación o servicio contemplado por los
ordenamientos de adquisición y prestación de servicios,
considerados en el Presupuesto, resultan cuestiones diametralmente
distintas a la compartición de ingresos parafiscales irregulares, ya
que estos eluden la normativa pública en materia de finanzas
públicas.

En este caso, el Gobierno de la Ciudad de México, sin pasar por la


Asamblea Legislativa, comparte o reparte sumas que provienen de
particulares, y cuya exacción o cobro se da por la opinión, actividad o
documentación producida por un particular. Tales sumas no son
asignadas o distribuidas con la intervención de la Asamblea
Legislativa, constituyendo un cobro construido y determinado,
unilateralmente por el particular, en colaboración o combinación con
la autoridad administrativa, es decir, no está cobrada con la
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intervención o anuencia, ni mucho menos aprobación de la instancia
legislativa, siendo un ingreso que no se destina en su totalidad a los
gastos públicos, y por tanto no siendo un ingreso tributario, sino uno
de naturaleza extrapresupuestaria, y por tanto, parafiscal.

El destino del ingreso asignado por contrato, hace imposible la


naturaleza fiscal, particularmente de “multa”, por lo que se trata de un
ingreso anómalo, cuya mecánica coactiva de cobro además vulnera
derechos fundamentales básicos.

Al no ser un crédito fiscal, no puede, ni debe ser tratada como una


“multa” por la infracción de normas de tránsito, sino que es una
gabela impuesta, una exacción cobrada por quien opera los equipos
tecnológicos quien comparte con la autoridad feudal una cantidad
que impone de manera arbitraria, unilateral y sesgada. No se basa en
el costo de operación y mantenimiento de los equipos colocados,
sino que hacen de la seguridad pública, un negocio, cuya dimensión
se determina discrecionalmente por el particular en provecho de sí
mismo, a través de la selección caprichosa de imágenes o
FOTOMULTAS. Tal mecanismo, lejos de ser novedoso, fue
ampliamente empleado en la edad media, por autócratas en el uso
de puentes y vialidades. Al desaparecer los señores feudales, con la
llegada del constitucionalismo, importaron la desaparición del
mecanismo que hoy rescata el Jefe de Gobierno.

Así es, la autoridad del Gobierno Local ha determinado la existencia


de ingresos para-fiscales o no controlados por la Asamblea
Legislativa, de forma que tales ingresos para-fiscales no pueden, ni
deben tener la calidad de contribuciones fiscales, comprendidas por
el precepto constitucional, por estar destinados a ser repartidos con
particulares, y por tanto, tampoco deben ser considerados como
“multas”.

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Ello es corroborado por el hecho de que no se acude a la vía
económica coactiva de orden fiscal, sino a una vía de hecho,
mediando amagos y presiones, al negar el acceso a servicios
públicos como fórmula para eludir el cumplimiento de formalidades
esenciales de procedimiento.

La naturaleza periódica de la revisión de emisión de contaminantes


sujeta ineludiblemente al gobernado al atropello, presionándose la no
impugnación como parte de la mecánica maquinada por la autoridad
del Gobierno de la Ciudad de México, para cobrar forzadamente las
“multas”, mismas que arbitrariamente confecciona un particular.

Al margen de la evidente ilegalidad e inconstitucionalidad de la


existencia de ingresos parafiscales a ser compartidos con
particulares, eludiendo su aplicación, directa e inmediata, a los
gastos públicos, omitiendo la intervención directa de la Asamblea
Legislativa, es el caso que tales ingresos, no pueden ser
considerados como multas ya que los mismos no se destinan a los
gastos públicos, siendo improcedente todo lo actuado por el
Gobierno local, debiendo incluso sustentar, en su oportunidad, la
“devolución” del pago de lo indebido, producto de un viciado
mecanismo afectado por notorios conflictos de interés y basado en
constancias no oficiales, que privaron a la autoridad competente de
participar en el procedimiento de su programación y gasto.

Es el caso que las “multas” deben, conforme al Estatuto, ingresar


inmediatamente al Erario Capitalino, para posterior asignación en el
Presupuesto a sufragar gastos públicos, incluidos los honorarios o
contraprestaciones derivados de contratos celebrados por el
Gobierno Capitalino, con particulares, sin embargo, por esta vía se
elude el proceso de fiscalización e intervención de la Asamblea
Legislativa, pero tal vicio ocasiona que se haga imposible su
incorporación a los mecanismos fiscales de cobranza.

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Es pues el caso que se ha comprometido un porcentaje cercano al 50
por ciento de los ingresos derivados de la operación de las empresas
dedicadas a la obtención de las conocidas como FOTOMULTAS, sin la
participación de la Asamblea Legislativa, y sin que se reflejen, ni
autoricen tales compromisos en el Presupuesto correspondiente. Al
efecto debe recordarse lo que dispone el artículo 73 del referido
Estatuto.

ARTÍCULO 73.- La participación del Distrito Federal en la coordinación


metropolitana, se sujetará a las siguientes bases:

I. Tratándose de la aportación de recursos materiales, humanos y financieros,


sólo se contraerán compromisos hasta por los montos autorizados por la
Asamblea Legislativa, en el presupuesto de egresos del ejercicio
correspondiente;

…..

Es de afirmarse y se afirma que tal compromiso de ingresos públicos


del Erario Local, debieron ser sancionados por la Asamblea Legislativa
dado que el Estatuto Orgánico así lo establece en su artículo 94, que
en la parte relevante indica:

ARTÍCULO 94.- El Distrito Federal manejará, con sujeción a las disposiciones


legales aplicables, su hacienda pública, misma que se compondrá de las
contribuciones que la Asamblea Legislativa establezca, mediante ley, así como
de los rendimientos de los bienes que le pertenezcan y en general de cualquier
otro ingreso que en derecho le corresponda.

La mecánica seguida determina que se trate de ingresos parafiscales


que no deben, ni pueden ser cobrados por la vía tributaria, ni deben
ser consideradas multas, siendo un ingreso convenido y distribuido al
margen del Estatuto de Gobierno del Distrito Federal. Su cobro no está
autorizado por la instancia competente, siendo ilegal su exigencia.

La naturaleza de estos ingresos extraordinarios, debe ser analizada


por instancias jurisdiccionales antes de su cobro al gobernado, por lo
que el destino de las cantidades así obtenidas, no deben ser
mezcladas con los ingresos fiscales, debiendo prohibirse toda
mecánica de cobro por la vía de hecho, como lo es la negativa de
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acceso a servicio público. Siendo que el Estatuto es claro en señalar
que el gobernado tiene derecho al servicio público, incluido el de
verificación vehicular, y que sólo la Ley puede establecer limitantes a
tal acceso.

La discutible y opinable constitucionalidad, lejos de propiciar cobro en


calidad de crédito fiscal, resulta indicativo de su no exigibilidad sin
que la autoridad agote, previamente, el proceso administrativo, con la
intervención equitativa de dos particulares, y su posterior escrutinio
constitucional.

QUINTO.- POLICIA Y BUEN GOBIERNO, INDELEGABLES Y NO


CONCESIBLES.

Como su Señoría lo puede apreciar, en su desenfrenado esfuerzo


por privatizar los bienes y servicios públicos de los capitalinos, el
Gobierno de la Ciudad de México ha pasado por alto que la
imposición de sanciones no es materia de colaboración
administrativa, no es concesible, ni es materia de licencia, contratos o
permisos administrativos. Que los ingresos públicos derivados de la
gestión pública no son objeto de entrega a particulares, sin la previa
asignación presupuestaria sancionada por la Asamblea Legislativa.

Siendo que la fase inicial del procedimiento administrativo, esto es la


comprobación del evento considerado como falta, demanda la
existencia de servidor público que goce de nombramiento o de
persona que sea titular de acto administrativo de incorporación o
habilitación, es el caso que la empresa INTELTRÁFICO, S.A. DE
C.V. lleva al cabo los actos contratados en el ámbito estrictamente
mercantil, en el alcance de su objeto social, situación que le impide
emitir constancias para efectos de procedimiento administrativo,
siendo ultra vires de su capacidad meramente comercial, llevar al

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cabo acciones que por su naturaleza pública escapan a la mera
mercantilidad. Siendo inoperante la pretendida purga de vicio por
conducto del funcionario homologador.

Como se ha señalado, se ha generado una fuente de ingresos no


fiscalizable, ni integrable al Presupuesto de Egresos, que por su
opacidad brinda una vía inagotable de abusos, dado que por su
construcción carece de los pesos y contrapesos propios de la gestión
pública.

En efecto, mediante la utilización de instrumentos no certificables, ni


certificados, se brinda a particulares, la medieval capacidad de
establecer puestos de control y revisión en vías públicas, dotándole
de una irregular capacidad de constatar faltas administrativas, las
cuales determinan al capricho del operador privado, oficializándose
por un homologador que opera una ficción o simulación, con el
objetivo de producir ingresos parafiscales que se comparten sin la
intervención de la Asamblea Legislativa.

Ante la imprevisión legal de tal mecanismo se acude a cobrar tales


ganancias por vías de hecho, las cuales incluyen la negativa de
acceso a servicios públicos como lo es la verificación ambiental (a
través del inconstitucional artículo 63 del Reglamento de Tránsito del
Distrito Federal, que no reglamenta precepto legal alguno) que
permite en los hechos amagar al gobernado con la privación de uso y
empleo de bienes y posesiones.

El control vehicular de velocidad es una actividad de orden


público PRIVATIVA DE LA AUTORIDAD, que forma parte de la
función Seguridad Pública exclusiva del gobierno, siendo que, como
sucede en otros países, es realizado desde los vehículos policiacos.

En las vías como el Segundo Piso, resulta claro que tales vehículos
son inexistentes, así como que los puestos en que se ubican
caprichosamente los equipos de la empresa, no existen condiciones
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para la ubicación segura y eficiente de elementos policiacos, ya que
son sostenidos de barandillas o postes.

En efecto, el Jefe de Gobierno se encuentra en abierta contradicción


e incongruencia, al sostener que los procedimientos relativos a la
“captación de imágenes” se encuentran comprendidos en la
definición de SEGURIDAD PÚBLICA, pero, a modo, también el Jefe
de Gobierno pretende sostener que no está delegando en
particulares funciones propias de la SEGURIDAD PÚBLICA mediante
un simple contrato, funciones que son propias y exclusivas del
gobierno de la ciudad.

El Gobierno de la Ciudad de México está impedido para hacer


partícipe a particulares de las actividades que entrañan funciones
básicas de autoridad, como lo es la determinación de la infracción de
normas de tránsito, así como la preparación del parte policiaco de
lugar, condiciones de modo y tiempo en que un evento constituye la
supuesta infracción.

 Se reconoce en el Reglamento impugnado que el impositor de


la “sanción” es “asignado” administrativamente, en suplantación
de los operadores pactados contractualmente con
INTELTRÁFICO, S.A. DE C.V. Estas actividades que
conforman un servicio público resultan de interés social y no
son materia de delegación, ni de concesión, ni de ningún otro
acto administrativo que permita su realización por colaboración.

 Tampoco puede el Ejecutivo Local repartir o distribuir los


ingresos o sanciones de naturaleza pública que cobre en
ejercicio de funciones de policía y buen gobierno, ya que los
ingresos de la ciudad derivados de acciones de gobierno,
pertenecen al Erario Capitalino y son competencia de la
Asamblea Legislativa.

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 Un contrato resulta inoperante, impertinente e inconducente a
extender, delegar o entregar funciones privativas de policía y
buen gobierno, que deben ser ejercidas directamente por
agentes policiacos y otras instancias de autoridad a las que la
ley otorga competencia.

 En efecto, la constatación de la hipótesis normativa que


suponga el surtimiento de hipótesis que derive en la aplicación
de una sanción, como lo es una multa, no puede ser confiada a
un particular, ya que al carecer de nombramiento y/o de acto
habilitante estaría realizando una acción reservada a la
autoridad.

Menos aún, si el particular se encuentra afectado por conflictos de


interés, al resultar beneficiado de una mayor cantidad de imputación
de sanciones, al NO SER IMPARCIAL, OBJETIVA y NEUTRAL la
intervención o participación de la empresa contratada, resulta
insostenible toda presunción de veracidad de las imágenes
producidas por él, e imposible calificarle de prueba privilegiada.

Es pues el caso que todo el mecanismo y procedimiento seguido por


el Gobierno local se encuentra viciado, resultando contrario a los
DERECHOS FUNDAMENTALES de los gobernados, particularmente
atropellando los derechos de audiencia, legalidad, competencia,
acceso a los servicios públicos, trato no discriminatorio, e incurriendo
en la imposición de penas inusitadas.

El origen de tales atropellos a los DERECHOS FUNDAMENTALES


resulta de la mezcla de las actividades públicas, con aquellas que
pueden ser materia del objeto social de una empresa mercantil, no
estando las acciones de policía y buen gobierno incluidas en el
acervo de posibilidades delegables del Gobierno local.

Así es, los aparatos fotográficos no son medios sustitutivos de la


intervención directa de la autoridad administrativa para constatar la
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existencia de la infracción, más si tales mecanismos no son
certificables, o no han sido certificados en cuanto a su confiabilidad, y
mucho menos si son operados por particulares. No encontrándose en
el acervo legal de los “agentes asignados” la homologación de actos
mercantiles o privados, para hacerlos públicos, ni el reglamento
impugnado está sustentado en precepto legal que permita conferir
facultades que permitan a los agentes la realización tal
“homologación”.

La existencia de una imagen, que no es sino un documento privado,


no puede determinar la imposición de una sanción, y ésta no puede
ser considerada multa, si no está destinada a sufragar los gastos
públicos.

Tal imagen es materia de apreciación pericial, por lo que el particular


operador de los irregulares medios electrónicos debe acreditar el
correcto uso de los mecanismos, así como la idoneidad de los
controles públicos de fecha, calibración de velocidad, ubicación y
demás pormenores, dado que existe un incentivo perverso para que
se suscite un aumento de las sanciones privadas en contra de los
conductores. La baja o inexistencia de faltas administrativas
tornaría el contrato en incosteable, debiendo en ese caso
inducirse un nivel de multas que permita forzar la rentabilidad
del inusitado contrato. Tal hecho anula toda posibilidad de
otorgar condición de prueba privilegiada a las FOTOMULTAS.

Se llegó al absurdo de pactar un mínimo de infracciones, para dotar


de un aforo o rentabilidad inducida al contrato de marras.

Para ello, debe mediar la intervención de una instancia imparcial y


neutral como lo es un agente de tránsito, y autoridades dotadas de
competencia para controlar, supervisar y dar seguimiento al
funcionamiento de los mecanismos de obtención de imágenes, así
como la existencia de una NOM, que permita considerar a tales

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implementos instrumentos de medición oponibles a terceros, dando
sus condiciones de mantenimiento y periodicidad de revisión,
identificación de ubicación y de no alterabilidad.

La autoridad en caso de presenciar el evento, debe y no sólo puede,


proceder a la imposición directa de la multa al conductor, sin que
puedan existir elementos que perjudiquen la inmediatez del proceso
de vigilancia del tránsito vehicular, introduciendo factores que
vulneran el debido proceso encomendado a los agentes dotados de
competencia.

En efecto, se hace expresa reserva para ampliar, hasta que se


pongan a disposición de la quejosa, de manera completa y
pormenorizada, los términos en que -de manera ilegal e indebida- se
ha extendido a favor de particulares intervención para participar en
procedimientos administrativos que derivan en la imposición de
sanciones, con la agravante de que tales particulares resultan
beneficiarios de diversas formas de la operación, funcionamiento y
mantenimiento de tales aparatos.

Ello sin perjuicio de que se haya obtenido acceso a una versión del
contrato en comento, pues no será hasta que esa autoridad
responsable aporte el expediente administrativo relativo a dicha ilegal
encomienda de facultades y/o participación en funciones privativas,
cuando esta quejosa tenga conocimiento íntegro de los términos y
condiciones en los que se opera la inusitada mecánica de “sanciones
administrativas”.

Por lo que la ampliación quedará sujeta a la completa e íntegra


aportación de la información en la que la autoridad del Gobierno de la
Ciudad de México ha “delegado”, contratado o cuasi-concesionado
funciones esenciales de policía u buen gobierno, eludiendo el control
y asignación presupuestaria de la Asamblea Legislativa.

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El destino inusitado del ingreso repartible con particulares, supone
que antes de entrañar privación pecuniaria al gobernado, debe ser
analizado y pasado por el escrutinio judicial, sin que se aplique el
mecanismo de presión contrario al Estatuto de Gobierno.

La irresponsable ausencia de agentes y vehículos policiacos no debe


paliarse, ni mucho menos sustituirse con la negociación de beneficios
a favor de empresarios en la detección de supuestas infracciones a
normas de policía y buen gobierno, y menos aún, desdibujando la
frontera de facultades que corresponden a la autoridad, privatizando
acciones que corresponden a la autoridad; la existencia de elementos
tecnológicos, sólo resulta en auxilio de las instancias de autoridad y
no en suplencia de las mismas.

La mecánica predatoria de las formalidades esenciales de


procedimiento queda clara y patente en la articulación de las bases
de datos y automaticidad de un proceso de renta extra-fiscal,
operado con el apoyo de negativa de acceso a servicios públicos,
como lo es la verificación vehicular.

VIII. SUSPENSIÓN DE LOS ACTOS RECLAMADOS

ÚNICO. En el presente caso, es de solicitarse y se solicita que se


suspenda la INMINENTE APLICACIÓN del artículo 63 del
Reglamento de Tránsito impugnado y no se niegue a la quejosa el
acceso a la verificación vehicular, lo que de manera inmediata
entraña la materialización del procedimiento irregular de cobro de
multas, contrario a la Carta Fundamental y al Estatuto de Gobierno del
Distrito Federal, dado que el cobro forzado de ingresos parafiscales no
es acorde al interés público, ni está previsto en ley de orden público,
evitando así que, mediante el amago de PRIVARLE el USO y
EMPLEO de bienes y posesiones con los que cuenta la quejosa, se le
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orille, obligue o conmine a renunciar o hacer nugatoria la existencia de
los medios de impugnación a los que tiene derecho.

La existencia del artículo 17 del Estatuto de Gobierno del Distrito


Federal, y la finalidad de la verificación vehicular, son base y sustento
suficiente de la APARIENCIA DEL BUEN DERECHO, previsto en la
fracción X del artículo 107 constitucional.

De forma que con la SUPENSIÓN se evitará la materialización del


atropello inductor del cobro forzado, ya que su cobro tiene como
objetivo hacer irrelevante el resultado del presente juicio de amparo,
dado que, una vez agotado el presente procedimiento no se puede
reponer a la quejosa en el uso y goce privado del vehículo que posee.

Con el cobro previo y forzado reglamentariamente, y en desacato del


Estatuto de Gobierno, se causarían daños irreversibles y de difícil
reparación que vulnerarían de manera directa los derechos
fundamentales protegidos y tutelados por los artículos 14, 16, 22 y 28
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
afectando con tal amago además a la Sociedad, puesto que se
impide que el particular cumpla con normas de orden público o
interés social, como lo son los procedimientos de verificación
ambiental.

En efecto, LA SUSPENSIÓN DE LA NEGATIVA DE ACCESO A UN


SERVICIO PÚBLICO, lejos de ser contraria al interés público, es
acorde al mismo, ya que supone que se lleve al cabo la verificación
vehicular que tiene como objetivo propiciar condiciones de mejor
ambiente a la colectividad, siendo que en nada afecta al interés
público que el particular verifique su vehículo, siendo que por el
contrario, se evita que un amago, que carece de fundamento legal

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alguno, y es establecido en abierta oposición al documento
fundamental de la Ciudad de México, tenga eficacia.

Al efecto, se insiste que el derecho expreso del particular gobernado al


acceso al servicio público de verificación emana directamente del
Estatuto de Gobierno del Distrito Federal, que en su artículo 17
establece ese irrenunciable y no limitable derecho, que se pretende
negar por las responsables violentando dicho Estatuto, por lo que su
veda es contraria a normas de orden público y al interés social.

La oportuna suspensión de ese acto reclamado, que es inminente,


tutela y preserva el goce del derecho fundamental ahí establecido, el
cual es agraviado por una mera disposición reglamentaria. Siendo el
caso que cualquier oposición a dicha suspensión por parte de las
autoridades responsables, entraña la violación al indicado precepto
Estatutario. El dispositivo en cita señala:

ARTÍCULO 17.- Los habitantes del Distrito Federal, en los términos y


condiciones que las leyes establezcan, tienen derecho a:

I. …..

II. La prestación de los servicios públicos;

Así es, atenta contra los derechos fundamentales de la quejosa y de la


Sociedad, el hecho de que se le prive de cumplir con los
procedimientos de verificación ambiental, especialmente cuando tal
obstáculo se erige para forzar el cobro que asegure la rentabilidad a
un particular de un contrato celebrado con el Gobierno Capitalino, en
contravención de los dispuesto por el segundo párrafo del artículo 28
constitucional, en ejecución o implementación de una inusitada
mecánica de cobro de ilegales ingresos parafiscales, no siendo
exigibles tales cobros que ahora se reclaman, máxime que aún no
existe un pronunciamiento del Poder Judicial de la Federación sobre la
constitucionalidad de las heterodoxas “MULTAS” y demás ACTOS
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que ahora reclaman, puesto que de lo contrario se haría inefectivo el
medio de defensa constitucional, sin importar el sentido o resultado del
mismo.

Siendo aplicable a lo anterior la siguiente jurisprudencia:

Época: Novena Época


Registro: 165649
Instancia: Segunda Sala
Tipo de Tesis: Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo XXX, Diciembre de 2009
Materia(s): Constitucional, Administrativa
Tesis: 2a./J. 193/2009
Página: 316

VERIFICACIÓN VEHICULAR OBLIGATORIA EN EL DISTRITO


FEDERAL. EL NUMERAL III.8 DEL CAPÍTULO 3 DE LOS
PROGRAMAS RELATIVOS AL SEGUNDO SEMESTRE DE LOS
AÑOS 2006 Y 2007, VIOLA LAS GARANTÍAS DE LEGALIDAD Y
SEGURIDAD JURÍDICA. El indicado numeral de los Programas de
Verificación Vehicular Obligatoria para el segundo semestre de los
años 2006 y 2007, publicados en la Gaceta Oficial del Distrito Federal
el 30 de junio de 2006 y el 29 de junio de 2007, respectivamente, al
establecer que la verificación de los vehículos automotores
matriculados en el Distrito Federal está sujeta al pago del impuesto
sobre tenencia de vehículos, viola las garantías de legalidad y
seguridad jurídica contenidas en el artículo 16 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, pues al condicionar la
obtención de la verificación vehicular y su correspondiente
holograma al pago del mencionado impuesto, rebasa la finalidad
perseguida por el Programa referido, consistente en prevenir,
controlar y reducir las emisiones de contaminantes provenientes de
vehículos automotores en circulación, no advirtiéndose razón objetiva
que justifique su exigencia, para asegurar una calidad de aire
satisfactoria para la salud y el bienestar de la población.
Contradicción de tesis 164/2009. Entre las sustentadas por los Tribunales
Colegiados Séptimo, Tercero, Noveno y Décimo Quinto, todos en Materia
Administrativa del Primer Circuito. 28 de octubre de 2009. Mayoría de tres votos.
Disidentes: Genaro David Góngora Pimentel y José Fernando Franco González
Salas. Ponente: Mariano Azuela Güitrón. Secretaria: Amalia Tecona Silva.

Tesis de jurisprudencia 193/2009. Aprobada por la Segunda Sala de este Alto


Tribunal, en sesión privada del cuatro de noviembre de dos mil nueve.

La facultad para suspender la ejecución o aplicación de los actos


reclamados está conferida a su Señoría al tenor de lo dispuesto por el
artículo 128 de la Ley de Amparo, no surtiéndose ninguna de las
fracciones del artículo 129, por lo que es innegable que su Señoría
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tiene la capacidad constitucional de preservar la materia del juicio de
amparo y evitar que se causen daños severos e irreparables al
ejercicio de los derechos fundamentales de la quejosa, colocándola en
un estado de desventaja e incertidumbre jurídica.

Asimismo, la suspensión, lejos de impedir que se observen leyes de


orden público o interés social, tendría el efecto de preservar la
observancia de la Constitución Política que nos rige y del Estatuto de
Gobierno del Distrito Federal, particularmente en cuanto al
acatamiento de los procedimientos ambientales que interesan a la
Sociedad; la materia de amparo; la efectividad del medio de
impugnación, y se haría prevalecer el texto de normas que prevén
derechos fundamentales, incluida la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos y el referido Estatuto.

Por último, toda vez que la verificación vehicular es una función que
fue delegada por la Secretaría de Medio Ambiente a particulares, los
cuales no son parte del presente juicio y que en consiguiente no
estarán en posibilidades de enterarse del alcance de la posible
concesión de suspensión y es a través de estos que las autoridades
responsables obstaculizan la verificación vehicular, como amago o
presión, para exigir el pago de las resoluciones derivadas del contrato.
En consecuencia, se solicita a su Señoría que requiera, en términos
de lo dispuesto por los artículos 149 y 158 de la Ley de Amparo, al
Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, así como a su auxiliar, la
Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México, que ordenen a
los particulares encargados de llevar a cabo la verificación vehicular
que tomen las medidas pertinentes para el cumplimiento estricto de lo
establecido en la posible resolución suspensional.

Por lo antes expuesto y fundado, de Usted C. Juez de Distrito solicito:

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PRIMERO. Tener al suscrito presentando -en tiempo y forma-
demanda de garantías, solicitando el amparo y protección de la
Justicia Federal, en contra de los actos y autoridades señaladas en
este escrito.

SEGUNDO. Tener por autorizados a las personas indicadas y el


domicilio que se señalan en el proemio del presente escrito en los
términos ahí referidos.

TERCERO. Se admita a trámite esta demanda, ordenando su


substanciación, en los términos de ley.

CUARTO. A efecto de contar con elementos para la defensa de los


derechos de la quejosa, solicito se permita a las diversas personas
autorizadas por la quejosa, que puedan consultar y tomar fotografías
de parte o la totalidad del expediente citado al rubro (en todos los
tomos, cuadernos e incidentes que lo compongan), ya sea mediante el
uso de scanner, de cámara fotográfica, de lectores láser u otro medio
electrónico de reproducción portátil, ello como permite la circular
12/2009 de dieciocho de marzo de dos mil nueve, suscrita por el
Secretario Ejecutivo del Pleno del Consejo de la Judicatura Federal así
como el criterio con número de registro 167640; emitido por los
Tribunales Colegiados de Circuito y publicado en el Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta; Tomo XXIX, Marzo de 2009, Tesis:
I.3o.C.725 C; Página: 2847, bajo el rubro “REPRODUCCIÓN
ELECTRÓNICA DE ACTUACIONES JUDICIALES. LAS PARTES
PUEDEN RECIBIR AUTORIZACIÓN AUNQUE NO EXISTA
REGULACIÓN EXPRESA EN LA LEY DE AMPARO NI EN SU LEY
SUPLETORIA”.

QUINTO. Se conceda la suspensión provisional y en su momento la


definitiva, dado que de otra forma se causarían daños irreversibles

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a la quejosa, toda vez que agotado el procedimiento no se le puede
reponer el uso y goce privado de sus posesiones, haciendo nugatorio
el medio de impugnación, y que el otorgamiento de la suspensión no
vulnera el interés social, ni contraviene disposiciones de orden público,
siendo que tal solicitud se apega estrictamente a lo señalado por la
fracción X del artículo 107 constitucional, en relación con los artículos
128 y 129 de la Ley de Amparo y al artículo 17 del Estatuto de
Gobierno del Distrito Federal.

SEXTO. Seguidos de los trámites de Ley, conceder al quejoso el


AMPARO Y PROTECCIÓN DE LA JUSTICIA DE LA UNIÓN, contra
los actos y omisiones reclamados a las autoridades del Gobierno de la
Ciudad de México con relación a la “sanciones” asimiladas
indebidamente a créditos fiscales, en los términos, alcances y
extensión señalados en el apartado relativo.

SÉPTIMO.- Se requiera, en términos de lo dispuesto en el artículo 117


de la Ley de Amparo, a las autoridades responsables, la exhibición de
todas las constancias relativas, al tiempo de rendir el informe de ley,
incluyendo las relativas a la suscripción del contrato
SSP/BE/S/355/2015.

PROTESTO LO NECESARIO
Ciudad de México, a la fecha de su presentación.

(NOMBRE)

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