VILLEGAS, Juan. para Un Modelo de Historia Del Teatro
VILLEGAS, Juan. para Un Modelo de Historia Del Teatro
VILLEGAS, Juan. para Un Modelo de Historia Del Teatro
PQ
7082
.D7
V56
1997
Ediciones de GESTOS
Colección Teoría 1
Sobre el autor:
PARA UN MODELO DE
Ediciones de GESTOS
Colección Teoría 1
1997
© 1997 Juan Villegas
All Rights Reserved
ISBN 0-9656914-0-3
Published by GESTOS
Irvine, California
Printed by
McNaughton & Gunn, Inc.
Saline, Michigan
https://archive.org/details/paraunmodelodehiOOOOvill
INDICE
Introducción 1 \
Capítulo 1
LA RENOVACION DE LOS ESTUDIOS SOBRE
EL TEATRO HISPANICO 17
Capítulo 2
FUNDAMENTOS TEORICOS 39
L- Los supuestos 39
2 - El concepto de ideología 40
3. - El discurso crítico/ el discurso teatral 41
4. - La deshistorización del discurso crítico 42
a) La deshistorización como universalidad 43
b) El caso de España. Las editoriales españolas 43
c) Las teorías del teatro y las editoriales 44
d) La universidad 46
e) Las categorías universalistas 46
f) El realismo y el antirrealismo en España 48
g) El sistema generacional 49
5. - Contextualización del discurso teatral 51
a) La Hiedra de Villaurrutia 52
b) Petra Regalada de Antonio Gala 53
c) El autor como productor de significados 54
d) El texto como espectáculo. El espectador 55
e) La diversidad de las contextualidades 56
f) La sala de espectáculos 58
6. - La pluralidad de los discursos teatrales 59
Capítulo 3
MODELOS ESPECIFICOS PARA DISCURSOS
ESPECIFICOS
65
1. - La liberación del discurso crítico 65
2. - La propuesta de Fernández Retamar 66
3. - Un modelo específico para el discurso femenino 67
4. - La renovación del discurso crítico europeizante 69
5. - La especificidad del estar en el mundo del hispano¬
americano. 73
6. - La consecuencia política y cultural de los modelos
específicos 76
Capítulo 4:
TIPOS DE DISCURSOS CRITICOS:
LA DESCODIFICACION IDEOLOGICA 79
Capítulo 5:
TIPOS DE DISCURSOS CRITICOS EN RELACION
CON EL PODER 99
Capítulo 7:
MARGINALIDAD Y DISCURSOS TEATRALES
MARGINALES 135
Capítulo 8:
UN MODELO DE PERIODIZACION
PARA LA HISTORIA DEL TEATRO 151
Palabras finales
La aporía de la escritura de las historias del teatro 203
Sobre este libro:
9
10 Juan Villegas
11
12 Juan Villegas
3.- Asumir la especificidad del objeto —en este caso "teatro" o "texto
teatral"— y las consecuencias de esa especificidad, dentro del contexto
hispánico. Esta posición implica —por ejemplo, entre otros factores—
aceptar la importancia del destinatario y las variedades del mismo como
elemento integral del texto y factor condicionante de los estudios sobre
el mismo. Supone, a la vez, toda una serie de estudios que, prácticamente,
no se han realizado, ya sea en lo que se refiere a los públicos reales o po¬
tenciales, las compañías teatrales o los espacios teatrales en que las
obras se representaron, si es que alguna vez fueron puestas en escena.
Aunque me referiré posteriormente a este tema, vale la pena destacar que
en muchas ocasiones el "público" mencionado por los críticos no es sino
la opinión personal del crítico que autoriza sus gustos y reacciones como
opinión o reacciones de los espectadores. Esta posición conlleva, además,
reconocer la "representación" frente a un público como definidor de lo
teatral. Este vendría a ser el caso de una historia del teatro en la cual el
tipo de destinatario debería constituir un elemento determinante del
modelo de periodización.
4.- En la representación teatral de un texto, su éxito o fracaso, su fugaci¬
dad o permanencia en la historia literaria, no interviene sólo la supuesta
"calidad estética" de un texto sino una serie de tensiones en su interre¬
lación con las instituciones o las fuerzas que se disputan el poder. Esta
perspectiva obliga a reconsiderar los llamados "grandes" textos del teatro
y a reconstruir la historia desde una perspectiva diferente. ¿Elasta qué
punto, por ejemplo, los llamados textos "clásicos" del teatro hispanoa¬
mericano fueron seleccionados por su contribución o dependencia con
respecto al grupo en el poder cultural o político en un determinado
momento? Desde otro ángulo, hasta qué punto aquellos textos margi¬
nados deben su marginalidad a su discrepancia con ese poder cultural o
político. Los discursos teatrales pueden encontrarse en distinta relación
de dependencia o presencia con respecto a los factores que ejercen el
poder dentro de una formación social o a lo largo de la historia. La
lectura de los textos, por lo tanto, tiene que realizarse dentro de la
resonancia de esta tensión de fuerzas sociales en un determinado momen-
14 Juan Villegas
to histórico.4
Componente esencial de esta perspectiva es aceptar el discurso teatral
como una actividad discursiva cuyo mensaje supone una contextualidad
inmediata, es decir, un mensaje cuyo descifrador ideal o potencial per¬
tenece a la circunstancia inmediata del acto comunicativo.
5. - Necesidad de utilizar las tendencias del discurso crítico hegemó-
nico que justifican o sustentan la evidenciación de las diferencias y la
especificidad de los discursos marginales, subyugados o desplazados y
proyectar esos planteamientos a los textos teatrales latinoamericanos.
Dentro de estas tendencias se hace necesario destacar aquellas que
cuestionan la validez de los supuestos del discurso crítico hegemónico.
Esta estrategia nunca debe ser considerada la fundamental ni definitoria,
sino sólo contribuyente parcial. Asignarle excesiva importancia llevaría
a percibir la realidad teatral con anteojeras que forzaría a ver sólo
fragmentos o parcialidades de la misma.
6. - Describir, analizar e interpretar los discursos metateatrales, tanto
de autores como de grupos teatrales dentro del contexto histórico social
y su relación de dependencia o independencia con respecto a los discur¬
sos teóricos o metateatrales no hispánicos. Esta descripción ha de permitir
tanto aprehender con claridad los códigos estéticos, culturales, teatrales,
ideológicos, sustentadores de los diversos discursos teatrales, desde la
perspectiva del por qué, para qué, para quién y en qué condiciones fueron
los textos producidos originalmente. El entender estos discursos
metateatrales es esencial a la historia del teatro. Sin embargo, han sido
escasamente estudiados, con excepciones parciales y nunca muy en
profundidad en relación a ciertos movimientos o sectores, los cuales han
sido cubiertos limitadamente y sin integrarlos en relación a sus emisores
y destinatarios y sus relaciones con los discursos metateatrales de las
llamadas metrópolis culturales o teatrales.
7. - Analizar el sustrato ideológico de los diversos discursos críticos,
sus transformaciones y las relaciones entre esas transformaciones y los
17
18
Juan Villegas
(Buenos Aires: Editorial Galerna, 1987). Frank Dauster llevó a cabo un análisis
crítico de varias posiciones actuales en Perfil generacional del teatro
hispanoamericano (1894-1924) (Ottawa, Cañada: Girol Books, 1993). Dauster
discute algunos de los planteamientos de la primera edición de este libro.
Para un modelo de historia del teatro 19
As everyone knows, literary study in the past few years has under-
gone a sudden, almost universal tum away from theory in the
sense of an orientation toward language as such and has made a
corresponding tum toward history, culture, society, politics,
institutions, class and gender conditions, the social context, the
material base in the sense of institutionalization, conditions of
production, technology, distribution, and consumption of "cultural
products," among other products. (283)
Todo esto, sin embargo, no había ejercido una gran influencia cultural
en los países latinoamericanos en el plano de los estudios de teoría
literaria. La explicación de este fenómeno podría conducir al análisis,
nunca realizado, de la ausencia o presencia de los estudios teóricos en los
Departamentos de Español en los Estados Unidos y su falta de vínculo
con los Departamentos de Inglés o Teoría literaria. Por otro lado, es
posible que las teorías dominantes en los Departamentos de Inglés desde
hace treinta años tuvieran poco que ofrecer, técnica e ideológicamente,
a los teóricos y practicantes latinoamericanos. Habría que considerar,
además, la influencia de los emigrados españoles de la Guerra Civil en
algunos importantes departamentos de Español en los Estados Unidos,
quienes trajeron a estos departamentos las corrientes lingüísticas y
teóricas dominantes en ciertos grupos culturales españoles, tales como
la estilística y la lingüística idealista. Algo semejante sucedió, por ejem¬
plo, en Argentina, donde el Instituto de Filología se orientó en esta misma
dirección. Las publicaciones de Vossler y Leo Spitzer fueron de enorme
influencia en el desarrollo de los métodos de interpretación estilística en
gran parte de Hispanoamérica.
En el mejor de los casos, la presencia de algunos teóricos nortea¬
mericanos ha sido vista como continuación, ampliación o complemento
de teóricos alemanes. Tal es, creemos, el "descubrimiento" de Rhetoric
of Fiction de Booth, el cual se trabajó como un complemento de los
planteamientos de Kayser con respecto al narrador en Interpretación y
análisis de la obra literaria o su ensayo "Origen y crisis de la novela
moderna."9
Recientemente, sin embargo, esta ausencia ha cambiado radicalmente
con la incorporación de investigadores europeos en el espacio académico
norteamericano y la transformación de las orientaciones teóricas hacia
el nuevo historicismo, el des construccionismo o la crítica cultural. Estas
tendencias se relacionan o tienden a ampliar o legitimizar a nivel inter¬
nacional orientaciones teóricas más relacionadas con los intereses socio-
culturales de los investigadores latinoamericanos.
El predominio de un modelo para la lectura de los textos latinoa-
10 Algunas de las ideas de esta sección fueron parte del ensayo "Utilización y
refuncionalidad del discurso crítico hegemónico: el caso del teatro
latinoamericano." Texte. Kontexte. Strukturen (Tübingen: Gunter Narr Verlag
Tubingen, 1987).
Para un modelo de historia del teatro 29
The criticism that aróse out of this process separated and ideal-
ized the dramatic text at the expense of the performance context
and its social history: the drama became an object of /iterary
study. Rather than understanding the theater as a succession of
historical distinct manifestations of specific socio-aesthetic Sys¬
tems of representation, the academic criticism that appeared at the
end ofthe nineteenth century and in the twentieth century could
assert, according to one of its early leaders, that the drama con-
tained properties "common to all civilized men" and that examin-
ing the situation of the performance or the attitude of the spectator
would distract the reader from his task of elucidating the essential
aspects of the play. (5)
Para el caso del teatro hispánico, y en el fondo para todos los discur¬
sos literarios y culturales, se hace necesario volver a entender e insistir
en el concepto de la historia como "a succession of historical distinct
Para un modelo de historia del teatro 31
siguiente modo:
17 Estas ideas y las citas son, según explica Neglia, una síntesis de los
planteamientos de Carlos Solórzano.
Para un modelo de historia del teatro 35
a remitir a fuerzas del mal ahistóricas a los factores determinantes del mal
particular en el infortunio de algunos de los protagonistas. Un caso
sugerente es la interpretación de Barranca abajo como una versión del
King Lear de Shakespeare, la cual diluye la significación social de este
texto y, supuestamente, lo coloca a la altura de los grandes textos de
Occidente.19 Consideramos que los estudios de contextualidad deben
estar dirigidos a mostrar las diferencias más que las semejanzas, la
utilización más que la imitación.
Por ello, algunos aspectos de las teorías sobre los "actos de lenguaje"
se constituyen en fundamentos para nuestra propuesta. Algunas de las
tendencias contemporáneas de crítica y semiótica consideran los textos
literarios como actos lingüísticos e insisten en la necesidad de entender
su contexto, por cuanto las funciones perlocutorias e ilocutorias (función
performativa) son tan importantes como la función locutoria. Las
propuestas de Austin enfatizan el texto como acto performativo en una
situación particular.20 La comprensión de los deícticos dentro de una
situación comunicativa específica llega a ser esencial para la decodifi-
cación del texto. Las funciones ilocutoria y perlocutoria exigen entender
el contexto histórico en el cual el texto fue presentado —el contexto en
el cual el acto lingüístico fue realizado—y su potencial destinatario como
elementos importantes para develar el mensaje y descodificar el código
utilizado. La situación particular y específica de la representación del
texto latinoamericano llega a ser esencial para comprender el texto. Todo
intento de sacarlo de la situación comunicativa —su contexto— está
destinado a deformar el significado e imponer el sistema de valores y
códigos del lector-crítico.21 Así volvemos nuevamente a la imprescin
20 Ver Mary Louise Pratt, Toward a Speech Act Theory of Literary Discourse
(Bloomington: Indiana University Press, 1977).
Simó, "La literatura signo ideológico: la ideologización del texto literario." (176-
226).
FUNDAMENTOS TEORICOS
1Los supuestos
39
40 Juan Villegas
y la descontextualización teatral.3
6 Uno de los muchos aspectos que falta estudiar dentro del tema de este libro es
la influencia de las editoriales en la formación del pensamiento crítico y, a la
vez, las raíces económicas o institucionales de las casas editoras.
9 Henri Gouhier. La esencia del teatro (Buenos Aires: Ediciones del Carro de
Tespis, 1956), La obra teatral (Buenos Aires: EUDEBA, 1958).
13 Muestra del interés de las editoriales argentinas por la teoría del teatro son los
varios libros de Editorial Galerna dedicados al tema.
Para un modelo de historia del teatro 47
innegable.15
15 Sobre esto ver los numerosos estudios sobre la teoría de la dependencia con
respecto a las producciones culturales latinoamericanas. Este aspecto ha sido
menos estudiado en relación a España.
una vez más, nuevos modelos para el el estudio del teatro español e
hispanoamericano. Esta renovación ha de conllevar la historización del
discurso teatral y la revelación de los códigos ideológicos que sustentan
el discurso crítico en sus diversos niveles y manifestaciones.
Sobre La Hiedra veáse Grínor Rojo, Los orígenes del teatro hispano¬
americano contemporáneo, especialmente, 164-179.
Para un modelo de historia del teatro 53
sociedad actual (Caracas: Monte Avila Editores, 1968), El teatro de Jean Genet
(Caracas: Monte Avila Editores, 1968), "La sociología de la literatura: situación
actual y problemas de método," en Sociología de la creación literaria (Buenos
Aires: Ediciones Nueva Visión, 1971), "Revolución y democracia" en Sociología
y revolución. Teoría y Praxis (México: Grijalbo, 1973), Marxismo y ciencias
humanas (Buenos Aires: Morrortu Editores, 1975) Ver también: Goldmann,
Escarpit, Hauser y otros. Literatura y sociedad (Buenos Aires: Centro Editor de
América Latina, 1971).
región (Andean Indian), but to relegate his works to the realm of purely
realistic indigenous drama would be to negate their conspicuous artistic
and thematic universality." (93)
Obsérvese en este último párrafo, por ejemplo, la antítesis "purely
realistic indigenous"/ "conspiscuous artistic and thematic universality,"
en la cual, obviamente, se asigna el valor positivo al segundo, mientras
que el primero sólo puede alcanzar valor cuando llega a ser el segundo.
La pregunta es si es posible, o conveniente, hacer el primer con el fin de
llegar al segundo. Por supuesto no negamos la significación ni la im¬
portancia de las lecturas desde la perspectiva de la cultura o el discurso
teatral europeo. Tampoco negamos la validez de los análisis estruc-
turalistas o psicoanalíticos que tanto abundan. Lo que postulamos es que
esas lecturas tienen una validez limitada y contribuyen a deshistorizar los
textos, lo que tiene como consecuencia el "leerlos," el "descifrarlos," con
sistemas inadecuados, sistemas elaborados dentro de otros contextos
sociales y estéticos. Corresponde a una nueva imposición del poder
cultural hegemónico. Creemos que la tarea del intelectual con respecto
a las producciones artísticas latinoamericanas y españolas debe ser
precisamente lo contrario: la historización e ideologización de los textos
y revelación del sustrato ideológico del discurso crítico que se auto-
califica de científico, objetivo y sustentado en valores universales. Los
procedimientos técnicos corresponden al código estético y cultural
predominante o dominante dentro de un sector social y cultural. Su
importancia radica en su tributariedad en cuanto la comunicación de una
toma de posición y la comunicación de un mensaje a un público histórico,
un mensaje implícito o explícito cuya validez o vigencia no hay que
buscarla fuera de su circunstancia histórica particular.
Juan Antonio Hormigón ha planteado un concepto de teatro que
aprehende una buena dimensión de los supuestos que hemos asumido en
esta investigación, aunque su desarrollo y sus intereses son diferentes de
los nuestros.28 Hormigón afirma:
***
29 El título del pequeño libro de Bernardo Canal Feijóo, Una teoría teatral
argentina (Buenos Aires: Editorial Ariadna, 1956) pareciera referirse a las
historias de las teorías teatrales en Argentina. Sin embargo se limita a un
interesante comentario de la teoría del teatro de Juan Bautista Alberdi.
Capítulo 3.
MODELOS ESPECIFICOS
PARA DISCURSOS ESPECIFICOS
65
Juan Villegas
66
4 En aquellos años leí varias ponencias en esta dirección, dos de ellas fueron
incluidas en mi libro Estudios sobre poesía chilena (Santiago: Editorial
Nascimento, 1980). La primera síntesis del planteamiento la hice en el ensayo
"Poesía femenina y valor literario," 82-94. Amplié la perspectiva y el tratamiento
del tema en El discurso lírico de la mujer en Chile durante el período 1975-1990
(Santiago de Chile: Editorial Mosquito, 1993).
Para un modelo de historia del teatro 69
79
80 Juan Villegas
2 Citamos por Teatro del oprimido. Teoría y práctica (México, Editorial Nueva
Imagen, 1980).
Para un modelo de historia del teatro 83
go" de un teórico con los llamados "grandes textos" del pasado es una
utilización de los mismos, una reutilización funcional a los principios y
los códigos del emisor de la nueva teoría. En este texto de Ortega habría
que observar, por ejemplo, que su intención es definir el teatro buscando
lo universal, la continuidad dentro de la apariencia de variedad:
afirma:
6 Sobre las teorías del teatro colectivo, ver los ensayos recopilados por Francisco
Garzón Céspedes, El teatro latinoamericano de creación colectiva ( La Habana,
Cuba: Centro de Investigaciones Literarias, Casa de Las Américas, 1978). Un
buen intento de sistematización de las teorías de La Candelaria es el de Gerardo
Luzuriaga, "El proceso de creación teatral según el modelo de La Candelaria,"
GESTOS, 2, (Noviembre, 1986): 75-85. Sobre el mismo tema es fundamental
90 Juan Villegas
Santiago García, Teoría y práctica del teatro (Bogotá: Ediciones CEIS, 1983).
7 Los principales textos teóricos de Sastre con respecto al teatro son la serie de
ensayos, declaraciones y proclamas que fueron incluidas en la edición de
Cargamento de sueños. Prólogo patético. Asalto nocturno (Madrid: Taurus
Ediciones, 1964) y, de modo sistemático. Drama y sociedad (Madrid: Taurus,
1956), Anatomía del realismo (Barcelona: Seix Barral, 1974, 2a ed). La
revolución y la crítica de la cultura (Barcelona: Ediciones Grijalbo, 1970).
Véase Michele Pallotini, La saggistica di Alfonso Sastre: teoría letteraria e
materialismo dialettico (1950-1980) (Milano: F. Angelí, 1983).
12 Lina lista bastante completa de los textos en que Buero Vallejo expone su
pensamiento puede encontrarse en la bibliografía "Otros escritos" incluida en
Estudios sobre Buero Vallejo, volumen editado por Mariano de Paco (Murcia:
Universidad de Murcia, 1984)
13 Una buena colección en este sentido es el volumen editado por Klaus Portl,
Reflexiones sobre el nuevo teatro español (Tubingen: Max Niemeyer Verlag,
1986)
94 Juan Villegas
que Margarita nos reveló el universo dramático de García Lorca, que nos
sorprendió, nos maravilló y nos conquistó para su estética."(5)
El poder del discurso crítico hegemónico y su influencia para las
posibilidades de éxito o fracaso de un texto teatral han forzado a muchos
autores a recurrir a un discurso metateatral discrepante con respecto a
su propio discurso teatral. Es decir, mientras su texto teatral implica una
toma de posición con respecto a una situación social o política particu¬
larizada sus declaraciones tienden a afirmar una validez "universal" o no
limitada. Naturalmente, los matices surgen del grado de compromiso del
autor con una determinada ideología o las condiciones históricas y
sociales.
Un volumen parcialmente útil en este sentido es Teatro chileno
actual16 en el cual se incluyen una serie de afirmaciones de varios auto¬
res, cuya selección en sí ya es sugerente: Jorge Díaz, Alejandro Sieve-
king, Luis Alberto Heiremans, Sergio Vodanovic, Molleto, Gabriela
Roepke, Femando Debessa, Isidora Aguirre, José Ricardo Morales. Con
excepción de Morales, todos ellos son aproximadamente de una misma
edad, aunque con evidentes diferencias ideológicas. El análisis del
discurso de estos autores bien puede constituirse en un indicio del
proceso ideológico en Chile a mediados de la década de los sesenta.
Jorge Díaz, por ejemplo, afirma: "he asumido el papel de iracundo
profeta o consejero moralizante o anatomopatólogo social;... he produ¬
cido, a pesar mío, chispazos de verdad, en que se hallaba algo del dolor
y densidad del hombre verdadero." (269)
Femando Debessa sigue una línea semejante en el supuesto de la
existencia de un ser humano ahistórico: "explorar el ser humano frente
a sus conflictos individuales y sociales."(76) Y luego, da la respuesta:
99
100 Juan Villegas
Pese a esta posible relación con los textos producidos por grupos "no
profesionales" en Argentina no hay ningún intento de demostrar con
textos argentinos o latinoamericanos las teorías propuestas o resumidas.
La Teoría del teatro de Castagnino es un excelente libro. El autor
manifiesta estar al tanto de la tradición dramática y de los estudios
contemporáneos sobre aspectos teóricos. Pero, una vez más es la refle¬
xión sobre la reflexión de pensadores no latinoamericanos sin referencia
ni al contexto del público —al cual se le da una gran importancia teórica.
Por ello, resulta interesante desde la perspectiva de la tradición cul¬
tural universitaria nacional y el predominio de cierta orientación ideológi¬
ca, mi libro La interpretación de la obra dramática, publicado en 1971.
Visto desde el presente evidencia aspectos reveladores de las corrientes
ideológicas hegemónicas en la década de los sesenta, las que entraron en
agresiva conflictividad con las que aspiraban a la hegemonía cuando los
grupos de izquierda reunidos dentro de la Unidad Popular alcanzaron el
106 Juan Villegas
la existencia." (14)
Algunos rasgos de La interpretación de la obra dramática (1971)
corresponden totalmente a este ideal: la elaboración teórica se sustenta
y dialoga con los llamados "textos clásicos" de la teoría de occidente, los
textos teatrales utilizados para demostrar los planteamientos teóricos son
de la tradición grecoLatina, ingleses, franceses, italianos, alemanes o
españoles. Es decir, se fundaba en lo que Martínez llamaba la "tradición
del espíritu" y que los sectores de la burguesía nacional consideraban
como la "verdadera" cultura. La misma Interpretación, sin embargo,
parece hacerse eco tímido del movimiento ideológico con énfasis en la
lectura sociológica de los textos que llevarían a la universidad los
movimientos de izquierda, al indicar hacia el final del volumen el carác¬
ter parcial del análisis estructural y genérico propuesto y la necesidad de
completar ese análisis con la inserción del texto dentro de su contextuali-
dad social:
9 Las citas fueron tomadas por Beatriz Rizk de Emir Rodríguez Monegal,
Narradores de esta America. Ver nota 11, p. 51, de El nuevo teatro
latinoamericano.
Para un modelo de historia del teatro 109
117
118 Juan Villegas
son, en gran parte válidas para los discursos teatrales. Por lo tanto, en la
primera sección de este capítulo nos referimos sólo a algunos rasgos
específicos de cada categoría proyectada al discurso teatral. Hemos
apuntado en los primeros capítulos, por ejemplo, las diferencias con
respecto a los destinatarios de los discursos teatrales y los discursos críti¬
cos y las diferentes intencionalidades de los emisores de los mismos. Pese
a ciertas semejanzas y a la similitud de nombres, ello no significa, sin
embargo, que sean exactamente equivalentes. Hemos apuntado al princi¬
pio de este libro que tanto las características de los discursos críticos y
de los discursos teatrales en sí como sus emisores o destinatarios son del
todo diferentes.
Ver, por ejemplo, Emilio Cotarelo y Mori, Estudios sobre el arte escénico en
España. María Ladvenant y Quirante, primera dama de los teatros de la corte
(Madrid: Casa Editorial Bailly y Bailliere, 1911)
11 Ver los ensayos de Griselda Gámbaro "¿Es posible y deseable una dramaturgia
específicamente femenina?,"y Sandra M. Cypess, "La dramaturgia femenina y
su contexto social," ambos en Latín American Theater Review, 13/2 (Summer
1980)
Para un modelo de historia del teatro 127
guardia teatral europea. Sin embargo, fue rechazado por el público y los
practicantes del discurso crítico en España y desconocido fuera de Espa¬
ña. De este modo, en términos generales, podría afirmarse que se
constituyó en un tipo de discurso marginal, en el cual el destinatario
potencial lo constituía una minoría. Con los años, no obstante, al parecer
ha perdido este carácter marginal para pasar a formar parte del discurso
teatral hegemónico a nivel internacional, por cuanto la mayor parte de
los críticos sancionan o proclaman sus grandes valores.
Francisco Ruiz Ramón, en el ensayo anteriormente citado ("Apuntes
sobre el teatro español de la transición"), hace notar que una de las tareas
que se asignó a la renovación del teatro español al término de la dictadura
y la censura fue lo que llama la "operación rescate" la cual consistía en
actualizar "los viejos textos marginados," entre los cuales figuraban algu¬
nos de Valle Inclán y García Lorca: "estrenar en el nuevo presente
intencional o realmente democrático algunos de los grandes textos
dramáticos anteriores a la guerra civil de 1936..." (95) El mismo autor,
sin embargo, recuerda el fracaso de estos intentos dentro de la sociedad
española del momento: "la respuesta del público fue bastante tibia en
cuanto a asistencia se refiere, traduciéndose en pérdidas económicas para
los empresarios." (95)
Este "actualizar" implica toda la problematicidad teatral e ideológica
de la utilización de textos de un contexto y su utilización significativa
dentro de otro contexto, utilización que necesariamente requiere de la
deformación o silenciación de lo significativo en el pasado para que
adquiera presencia significativa en el presente. Prescindiendo de este
problema, que discutiremos en otra ocasión, nos interesa apuntar que lo
que se da en este ejemplo es un intento de transformar en hegemónico
para un tipo de espectador, ciertos textos que eran marginales dentro de
su contexto teatral, cultural e ideológico. La intención de los productores,
entonces, de transformar en hegemónicos ciertos discursos teatrales
marginales fracasa por la no transformación o inadecuada transformación
de los receptores.
Los códigos estéticos del público hegemónico explica gran parte de
la marginalidad de formas teatrales emergentes en un determinado
momento histórico. Tal es el caso del llamado "teatro independiente" en
los tiempos de la dictadura franquista en España, el que sin el apoyo del
Estado ni instituciones que lo financiaran de modo permanente tuvo que
128 Juan Villegas
zarlos.
Tomemos el ejemplo de los llamados "clásicos." Nuestro primer
supuesto es que la categoría de clásico no es esencial, inherente, a un
texto sino que es una categoría histórica que le asigna el emisor del
discurso crítico cuando ese texto es representativo de una modalidad, de
un modo de existencia o de un modo de representación artística, signi¬
ficativa para el presente o para la interpretación de la historia del grupo
social productor del discurso. Por lo tanto, tanto las categorías de clásico
o desplazado son dos instancias posibles de un mismo texto o de una
serie de textos. Junto con el análisis mismo de los textos, hay que analizar
cuáles son los factores no textuales condicionantes o determinantes de
estos estados. Los ejemplos citados de los intentos de representación de
García Lorca y Valle Inclán poco después de la muerte de Franco, junto
con la convicción de su valor estético y teatral, implicaba la reafirmación
de los textos censurados por el sistema político en desgracia y la implícita
continuidad con los tiempos de la República. Hace falta, realmente, un
estudio diacrónico de las causas contextúales de la emergencia o
desaparición de ciertos textos, autores o tendencias como las
"representativas" o clásicas dentro del pasado teatral español o del pasado
teatral latinoamericano. En el caso de España, por ejemplo, valdría la
pena señalar que Calderón de la Barca no siempre fue considerado un
clásico, que en parte su renacer emergió de los románticos alemanes.
En el caso de la España contemporánea, se ha dado el interesante
fenómeno de que pese a los cambios políticos y las nuevas expectativas
de los productores teatrales o del discurso crítico, no se ha producido en
la práctica teatral cotidiana el desplazamiento de las modalidades del
período inmediatamente anterior. Por el contrario, ha habido tendencia
a continuar con los patrones realistas o variantes de los mismos, hasta el
extremo que el "realismo" se ha constituido en la norma, a la cual seguir
o desviarse. Por otro lado, aunque no es del caso discutir las razones
históricas y culturales en este momento, el teatro español de los años
cincuenta más innovador, en vez de volverse a las formas no realistas
—tales como el surrealismo, el teatro del absurdo— recurrió a variantes
del "realismo," especialmente en su versión norteamericana.
En América Latina, podría decirse que los llamados "innovadores"
teatrales han logrado su propósito de imponer las formas no realistas
como modelos para los "grandes textos" originando de este modo el
130 Juan Villegas
Gran parte de los textos que aspiran a una utilización práctica inme¬
diata, ya sea por confesión explícita de los autores o los productores o
por los códigos empleados, tiende a ser eliminado de las historias del
discurso crítico hegemónico. El único modo como se le permite pasar a
formar parte de la historia, si esta posibilidad existe, es interpretarlo
desde una perspectiva "universalista." Es decir, si los productores del
discurso crítico hegemónico le asignan una validez general, más allá de
la intencionalidad inicial o el mensaje originario es sustituido por un
mensaje sin la connotación dentro del contexto inmediato de su produc¬
ción. Nos hemos referido a este aspecto —desde una perspectiva dife¬
rente— al describir lo que hemos llamado la deshistorización y desideo-
logización del discurso teatral.
MARGINALIDAD
Y DISCURSOS TEATRALES MARGINALES
135
136 Juan Villegas
Este cambio daría por resultado un ser social que dejaría de ser contem¬
plador de la realidad y los problemas para llegar a ser un revolucionario
acostumbrado a tomar parte en la acción, en las decisiones y en los
senderos a seguir. Este teatro, dentro de las condiciones actuales de
Hispanoamérica necesariamente se constituye en un teatro marginal.
Las transformaciones políticas en América Latina, el esfuerzo o las
posibilidades de algunos grupos por formar parte de la historia de sus
respectivos países o, de otros, por incorporarlos como aliados de sus
propósitos políticos ha llevado, en diversas instancias y con distintos gra¬
dos de éxito, a asignar importancia a los textos teatrales producidos por
sectores de la marginalidad. La conciencia política de que es imposible
conseguir la transformación social sin contar con la activa participación
de los sectores marginales —campesinos, lumpen, proletariado, "despo¬
seídos," etc— ha conducido a transformaciones tanto de las estructuras
y prácticas teatrales como de las áreas de interés de los discursos críticos.
El enorme interés despertado por el llamado "teatro colectivo" en gran
parte proviene de su asociación con el rechazo del teatro "tradicional" de
la burguesía y la dirección del mismo hacia otros sectores sociales.
Naturalmente la selección del grupo o los grupos marginales repre¬
sentativos de los intereses de los grupos productores ha variado en los
distintos momentos históricos. El interés por los sectores obreros es un
fenómeno de los últimos cientocincuenta años en el mundo de occidente
y, en Hispanoamérica, sólo desde fines del siglo pasado y comienzos del
presente, dependiendo de las zonas geográficas y el desarrollo del
industrialismo en dichos espacios geográficos.
Las producciones teatrales producidas por los obreros y destinadas
a los sectores obreros, por ejemplo, generalmente ha sido un discurso
teatral marginal. No obstante, la valoración o reconocimiento de las
mismas ha experimentado las variantes de apreciación en relación con
los cambios de posiciones de los sectores productores del discurso crítico
con los sectores obreros.
En el caso del teatro chileno, por ejemplo, el teatro obrero práctica¬
mente no ha sido estudiado y, en muchos casos, ni siquiera registrado.
Aún más, es difícil conseguir los textos, los que no han sido publicados
o cuyas publicaciones en pequeñas tiradas por editoriales secundarias
han, simplemente, desaparecido. Los críticos de orientación marxista en
los años sesenta hicieron un esfuerzo por afirmar su existencia, validar
Para un modelo de historia del teatro 137
En las dos últimas décadas del siglo pasado, las industrias extracti¬
vas se convierten en la principal fuente de riquezas para el país.
En su tomo, grandes masas asalariadas comienzan a conformar
un nuevo estrato social: el proletariado. Y esta nueva clase en su
enfrentamiento con el capital, buscará como es lógico, expresarse
cultural, literaria, y por ende, teatralmente. A partir de aquel
entonces también, surgen las formas primeras de asociación, las
sociedades mutualistas, que cumplen una labor societaria en tomo
a ciertas necesidades, sin tener un contenido combatiente. Pero,
en el campo cultural, crea formas de entretención y recreo; surgen
3 Madrid: Ediciones Michay, 1985. Obsérvese que esta editorial está asociada a
la revista Araucaria, órgano del Partido Comunista.
Para un modelo de historia del teatro 141
8 Ver Teresa Gisbert, Teatro virreinal en Bolivia (La Paz: Dirección Nacional
de Informaciones de la Presidencia de la República, 1962); W. Oscar Muñoz
Cadima, Teatro boliviano contemporáneo (La Paz, Bolivia: Casa Municipal de
la Cultura "Franz Tamayo," 1981); Mario T. Soria, Teatro boliviano en el siglo
XX (La Paz: Editorial Casa Municipal de la Cultura "Franz Tamayo," 1980)
Para un modelo de historia del teatro 147
Robert J. Morris y Lee A. Daniel, " The Black in the Hispanic American
Theater," The American Hispanist (March, 1976): 4-6,
Sobre este tema, ver Femando Ortiz. Los bailes y el teatro de los negros en el
folklore de Cuba (La Habana, Cuba: Editorial Letras Cubanas, 1985)
UN MODELO DE PERIODIZACION
PARA LA HISTORIA DEL TEATRO LATINOAMERICANO
Como hemos indicado en el capítulo inicial, hay que hacer notar que
en las historias del teatro hispánico que circulan generalmente no hay o
hay poca consideración de aspectos tales como el destinatario potencial
de los textos teatrales, el público real, los teatros en que las obras han
sido representadas, la interrelación ideológica entre el productor de los
textos y sus potenciales destinatarios. Aceptar este postulado significa
reconsiderar la historia del teatro hispánico.1
Esto no quiere decir que no haya referencias en dichas historias al
público. Por el contrario, tanto los críticos como los autores han apuntado
a la importancia del público o han postulado que los rasgos de las obras
se explican por el público, como hemos comentado en varias ocasiones
en este libro. Las observaciones van desde las afirmaciones de Lope de
Vega en el Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo, en el cual,
según su autor, todas las características de la "comedia" se justifican en
función del "vulgo."
Diez Borque, por ejemplo, hace notar: "El teatro será la forma
privilegiada de esta literatura dirigida al gran público y en cuanto tal se
impondrá como misión fundamental la defensa de los valores de la
monarquía, exaltando hasta la deformación mítica los atributos y fun¬
ciones del Rey, tal y como corresponde a una literatura de propaganda
1 Entre los muchos estudios necesarios para una investigación cabal del teatro
latinoamericano faltan aquellos referentes a los espectadores o el público teatral,
tanto en el pasado como en el presente, especialmente estudios de carácter
empírico. Un interesante y sugestivo trabajo es el de María de la Luz Hurtado
y María Elena Moreno, El público del teatro independiente (Santiago:
CENECA, 1982)
151
152 Juan Villegas
7 Desde esta perspectiva, sería muy útil aplicar a la "interpretación" del teatro los
planteamientos de Daniel Prieto Castillo, Discurso autoritario y comunicación
alternativa (México: Premiá Editora, 1984). Hace notar, por ejemplo: "Todo
proceso de comunicación está inserto en una formación social, entendiendo por
ésta los modos de producción específicos y las relaciones sociales e producción,
a que dan lugar en un determinado país." (26)
156 Juan Villegas
dad vigente. Por lo tanto, cualquier texto puede llegar a ser teatral
si su enunciación se articula de acuerdo con tales códigos, ya que
la teatralidad es menos un conjunto de rasgos implícitos en una
obra, inherentes a un mensaje verbal, que un consenso socio-
cultural establecido convencionalmente sobre determinadas pro-
duciones literarias.9
táticos, ya sea por clases sociales u otros factores generales. Por el contra¬
rio, nos parece que su descripción debe ser histórica y ha de implicar
necesariamente su dinamismo y la interrelación dialéctica entre los varios
grupos productores y receptores de teatro en una determinada instancia
histórica. Los grupos humanos conformadores de categorías de
productores o espectadores potenciales no están condicionados por el
nacimiento o el origen social, sino por una combinación de factores, entre
los cuales figuran en un lugar preeminente los instrumentos de cultura
o de adoctrinamiento cultural como factores condicionantes de primera
importancia.14 Tanto los grupos productores como los grupos
potencialmente receptores de los textos teatrales han ido cambiando en
América Latina de acuerdo con las transformaciones históricas. Posible¬
mente, el primer teatro hispánico en América Latina fue el producido por
los sacerdotes, cuyo destinatario no era el español, culto o inculto, de la
época sino que los indígenas. El teatro de los Franciscanos constituía en
ese momento histórico el discurso teatral hegemónico dirigido a un sector
social culturalmente marginal.15 Los textos teatrales de los comienzos
de la Independencia, en cambio, son producidos por los sectores "li¬
berales" cultos y dirigidos a individuos del mismo grupo social y cultural.
SSPM->DM1: obreros
SSPM-> DM2: campesinos
SSPM->DM3: lumpen
SSPM-> DM4: mujeres
SSPM-> DM5: niños
Por otra parte, hace notar que el teatro popular es un teatro político
en el que incluye a aquel "que subordina todo valor estético, el arte
mismo, a la política. Arte igual herramienta de la política contingente."
(9) Finalmente sintetiza su concepción de teatro popular:
173
174 Juan Villegas
2 Sobre el teatro chileno de este período ver especialmente Grínor Rojo, Muerte
y resurrección del teatro chileno 1973-1983 (Madrid: Michay, 1985), Catherine
Boyle, Chilean Theater, 1973-1985 (Fairleigh Dickinson University Press:
London and Toronto, 1992)
Para un modelo de historia del teatro 175
4 Sobre este período del teatro chileno, ver: María de la Luz Hurtado. "Teatro y
sociedad chilena. La dramaturgia de la renovación universitaria entre 1950 y
1970." Apuntes. Num. 94 (1986);
176 Juan Villegas
5 Grínor Rojo se refiere a este período de la historia del teatro chileno en Muerte
y resurrección del teatro chileno, 1973-1983 y en el ensayo "Chilean Theatre
from 1957 to 1987," Theatre Journal, vol. 41, num. 4 (December 1989): 524-
537
Para un modelo de historia del teatro 145
8 Ver Teresa Gisbert, Teatro virreinal en Bolivia (La Paz: Dirección Nacional
de Informaciones de la Presidencia de la República, 1962); W. Oscar Muñoz
Cadima, Teatro boliviano contemporáneo (La Paz, Bolivia: Casa Municipal de
la Cultura Franz Tamayo, 1981); Mario T. Soria, Teatro boliviano en el siglo
XX (La Paz: Editorial Casa Municipal de la Cultura "Franz Tamayo," 1980)
Para un modelo de historia deI teatro 147
10 Robert J. Morris y Lee A. Daniel, " The Black in the Hispanic American
Theater," The American Hispanist (March, 1976): 4-6.
Sobre este tema, ver Femando Ortiz. Los bailes y el teatro de los negros en el
folklore de Cuba (La Habana, Cuba: Editorial Letras Cubanas, 1985)
UN MODELO DE PERIODIZACION
PARA LA HISTORIA DEL TEATRO LATINOAMERICANO
Como hemos indicado en el capítulo inicial, hay que hacer notar que
en las historias del teatro hispánico que circulan generalmente no hay o
hay poca consideración de aspectos tales como el destinatario potencial
de los textos teatrales, el público real, los teatros en que las obras han
sido representadas, la interrelación ideológica entre el productor de los
textos y sus potenciales destinatarios. Aceptar este postulado significa
reconsiderar la historia del teatro hispánico.1
Esto no quiere decir que no haya referencias en dichas historias al
público. Por el contrario, tanto los críticos como los autores han apuntado
a la importancia del público o han postulado que los rasgos de las obras
se explican por el público, como hemos comentado en varias ocasiones
en este libro. Las observaciones van desde las afirmaciones de Lope de
Vega en el Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo, en el cual,
según su autor, todas las características de la "comedia" se justifican en
función del "vulgo."
Diez Borque, por ejemplo, hace notar: "El teatro será la forma
privilegiada de esta literatura dirigida al gran público y en cuanto tal se
impondrá como misión fundamental la defensa de los valores de la
monarquía, exaltando hasta la deformación mítica los atributos y fun¬
ciones del Rey, tal y como corresponde a una literatura de propaganda
1 Entre los muchos estudios necesarios para una investigación cabal del teatro
latinoamericano faltan aquellos referentes a los espectadores o el público teatral,
tanto en el pasado como en el presente, especialmente estudios de carácter
empírico. Un interesante y sugestivo trabajo es el de María de la Luz Hurtado
y María Elena Moreno, El público del teatro independiente (Santiago:
CENECA, 1982)
151
152 Juan Villegas
7 Desde esta perspectiva, sería muy útil aplicar a la "interpretación" del teatro los
planteamientos de Daniel Prieto Castillo, Discurso autoritario y comunicación
alternativa (México: Premiá Editora, 1984). Hace notar, por ejemplo: "Todo
proceso de comunicación está inserto en una formación social, entendiendo por
ésta los modos de producción específicos y las relaciones sociales e producción,
a que dan lugar en un determinado país." (26)
156 Juan Villegas
dad vigente. Por lo tanto, cualquier texto puede llegar a ser teatral
si su enunciación se articula de acuerdo con tales códigos, ya que
la teatralidad es menos un conjunto de rasgos implícitos en una
obra, inherentes a un mensaje verbal, que un consenso socio-
cultural establecido convencionalmente sobre determinadas pro-
duciones literarias.9
táticos, ya sea por clases sociales u otros factores generales. Por el contra¬
rio, nos parece que su descripción debe ser histórica y ha de implicar
necesariamente su dinamismo y la interrelación dialéctica entre los varios
grupos productores y receptores de teatro en una determinada instancia
histórica. Los grupos humanos conformadores de categorías de
productores o espectadores potenciales no están condicionados por el
nacimiento o el origen social, sino por una combinación de factores, entre
los cuales figuran en un lugar preeminente los instrumentos de cultura
o de adoctrinamiento cultural como factores condicionantes de primera
importancia.14 Tanto los grupos productores como los grupos
potencialmente receptores de los textos teatrales han ido cambiando en
América Latina de acuerdo con las transformaciones históricas. Posible¬
mente, el primer teatro hispánico en América Latina fue el producido por
los sacerdotes, cuyo destinatario no era el español, culto o inculto, de la
época sino que los indígenas. El teatro de los Franciscanos constituía en
ese momento histórico el discurso teatral hegemónico dirigido a un sector
social culturalmente marginal.15 Los textos teatrales de los comienzos
de la Independencia, en cambio, son producidos por los sectores "li¬
berales" cultos y dirigidos a individuos del mismo grupo social y cultural.
SSPH-> DM 1: obreros
SSPH-> DM2: campesinos
SSPH-> DM3: lumpen
SSPH—-> DMn: otras posibilidades
SSPM->DM1: obreros
SSPM-> DM2: campesinos
SSPM->DM3: lumpen
SSPM——> DM4: mujeres
SSPM-> DM5: niños
Por otra parte, hace notar que el teatro popular es un teatro político
en el que incluye a aquel "que subordina todo valor estético, el arte
mismo, a la política. Arte igual herramienta de la política contingente."
(9) Finalmente sintetiza su concepción de teatro popular:
173
174 Juan Villegas
2 Sobre el teatro chileno de este período ver especialmente Grínor Rojo, Muerte
y resurrección del teatro chileno 1973-1983 (Madrid: Michay, 1985), Catherine
Boyle, Chilean Theater, 1973-1985 (Fairieigh Dickinson University Press:
London and Toronto, 1992)
Para un modelo de historia del teatro 175
4 Sobre este período del teatro chileno, ver: María de la Luz Hurtado. "Teatro y
sociedad chilena. La dramaturgia de la renovación universitaria entre 1950 y
1970." Apuntes. Num. 94 (1986);
176 Juan Villegas
6 Grínor Rojo se refiere a este período de la historia del teatro chileno en Muerte
y resurrección del teatro chileno, 1973-1983 y en el ensayo "Chilean Theatre
from 1957 to 1987," Theatre Journal, vol. 41, num. 4 (December 1989): 524-
537
Para un modelo de historia del teatro 177
12 Esta visión fue reforzada por varios programas de televisión en los años
anteriores en que se enfatizaban los bailes y canciones de Chiloé. He
desarrollado las variantes de interpretación de esta obra de Requena en "María
Asunción Requena: éxito teatral e historia literaria" en Latín American Theater
Review, 28/ 2 ( Spring 1995): 19-38
crear una amplia red comunicativa que les permite a los chilenos
expresarse en distintos espacios públicos. La función crítica del
teatro adquiere entonces un valor relativo. (106)
15 Hay varios textos de autores importantes dentro de este tipo. Uno de ellos es
Un oscuro vuelo compartido de Jorge Díaz, estrenado también por el Teatro de
la U.C.
22 Juan Andrés Piña considera que se hace un teatro que se aleja del realismo
"para proponer una dramaturgia expresionista y absurda." ("Estrenos. Absurdo
y surrealismo," Hoy, 8 al 14 de noviembre de 1978. No. 76, p. 45)
Para un modelo de historia del teatro 187
una constante línea de oposición con obras como Hojas de Parra, presen¬
ta Bienaventurados los pobres. Una pena y un cariño y La República
de Jauja. El grupo del Taller de Investigación Teatral, dirigido por Raúl
Osorio —profesor de la Escuela de Teatro de la Universidad Católica—
con participación de estudiantes y egresados de la misma Escuela,
representó obras como Los payasos de la esperanza y Tres Marías y una
Rosa. El grupo Imagen, creado en 1974 por Gustavo Meza/Tennyson
Ferrada, comienza con obras europeas modernas, pero luego insiste en
obras chilenas como Te llamabas Rosicler de Luis Rivano, Las tres mil
palomas y un loro Andrés Pizarro, y El último tren, de Meza e Imagen.
El grupo Aleph, el cual salió del país con el golpe militar, reaparece en
1979 con una creación colectiva: Mijito Rica, la que es prohibida después
del estreno. El Teatro de Comediantes, surgido en 1978, estrenó Las del
otro lado del río y Testimonios sobre las muertes de Sabina de Juan
Radrigán. Esta última —que hemos comentado desde otro punto de vista
en el capítulo anterior— evidencia la preocupación economicista del
período y parece apoyar los sistemas de valores propiciados por la libre
empresa y la ética del trabajo. Desde el punto de vista social, no es clara
la visión de mundo en el sentido que se puedan precisar las causas socia¬
les del infortunio. Por una parte, los personajes depositan sus esperanzas
de "felicidad" en ciertas mínimas comodidades materiales, especialmente
al comienzo del texto. Rafael, como se informa al final más evidentemen¬
te, perdió el trabajo —y no pudo recuperarlo— por haber robado. No fue
echado del trabajo por la injusticia del sistema social o económico, lo que
hubiera dado otro sentido al personaje y al texto. Esto lo que le obligó
a vivir del "comercio." Hay en él a la vez una gran irresponsabilidad, lo
que lo lleva al fracaso. Sabina en cambio tiene una serie de virtudes de
la mujer trabajadora, responsable. En realidad, tiene las virtudes de la
mujer triunfadora de la burguesía y excelente representante de un siste¬
ma empresarial. A la vez, tiene profundidad interior y conciencia, luci¬
dez. El fracaso no se debe al sistema económico ni al espíritu de empresa
de Sabina. Ello viene del parte injusto. Evidencia la injusticia del mundo
y la existencia de un sistema social injusto e incomprensible, con sus
ciegos agentes de la autoridad. Esta dimensión casi fantasmagórica de
las fuerzas de la autoridad es lo que puede dar sentido de denuncia del
sistema en el poder.
188 Juan Villegas
32 En 1987, Isidora Aguirre era una escritora que estaba en la noticia. En los
periódicos se anunciaban que se repondría La Pérgola de las Flores, y se
estrenaban dos de sus adaptaciones de textos clásicos: Señor Presidente de
Asturias y El Lazarillo de Tormes. Además, gana el Premio de Teatro de La Casa
de las Américas con su Retablo de Yumbel (editada por Ediciones LAR, Concep¬
ción). Texto de fuerte contenido de denuncia del régimen. También estrenó la
obra infantil Don Anacleto Avaro el 22 de agosto, 1987. Sin embargo, la mayor
cantidad de comentarios se referían a la aparición de su novela.
194 Juan Villegas
33 Sobre este texto, ver la revista Apuntes, num. 98 (Otoño Invierno 1989) en la
cual se incluye el texto y lo que llaman un "Reportaje a La Negra Ester.
196 Juan Villegas
a una de las vertientes "populistas" del teatro del momento, cuyas raíces
teatrales e ideológicas se relacionan con el teatro alternativo de los
sectores hegemónicos que hemos mencionado previamente. La Negra
Ester utiliza códigos teatrales y culturales utilizados y puestos de moda
por tendencias teatrales europeas del momento, en las cuales se combinan
códigos de teatro de calle, del circo, de canciones populares y folklóricas
con una visión ingenua, sentimentalista y simplificadora de los sectores
populares y, aún más específicamente, de los prostíbulos. La estereotipa-
ción de personajes les quita el dramatismo y los hace divertidos.
***
35 Una excelente fuente de materiales y textos sobre este período del teatro
chileno es el de Elba Andrade y Walter Fuentes, Teatro y dictadura en Chile.
Antología crítica ( Editorial Documentas: Santiago, Chile, 1994) Incluye textos
e información sobre los autores.
PALABRAS FINALES
203
204 Juan Villegas
ISBN 0-9656914-0-3