Relaciones Toxicas

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BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA

TALLER DE INVESTIGACIÓN EN PSICOLOGÍA

PROF: MANUEL MARTÍNEZ CAMARILLO

PROYECTO DE INVESTIGACIÓN

GÉNESIS GABRIELA HERRERA FRANCO.


YAQUELIN FUENTES MUÑOZ.
TALLER DE INVESTIGACIÓN EN PSICOLOGÍA.

Nombre de la investigación: “LAS RELACIONES TÓXICAS EN PAREJAS


JÓVENES DE LA FACULTAD DE MEDICINA DE LA BUAP Y LOS FACTORES
QUE INFLUYEN EN ELLAS “

Introducción

El presente documento aborda la temática sobre las relaciones tóxicas en


las parejas jóvenes. El interés hacía esta temática se establece en primer
lugar, por la motivación personal hacia las características y factores que
envuelven las relaciones de pareja, especialmente referidas a la población
joven; y en segundo lugar, la curiosidad de saber hasta que punto el
concepto que cada individuo tiene de amor romántico influye en el
comportamiento que tiene en pareja y conocer hasta que punto las
relaciones de pareja son saludables y cuándo dejan de serlo.

Hoy en día, cada ves más, las parejas jóvenes experimentan conductas
disfuncionales en su relación, por lo que se están viendo incrementadas las
relaciones tóxicas, se ha comprobado la importancia otorgada en nuestro
entorno al modelo del amor romántico, la aceptación de los mitos al respecto
y, al mismo tiempo, esta teóricamente establecido el papel de dichos mitos
en el mantenimiento de las relaciones tóxicas de pareja.

Es común que cuándo se analizan los discursos de chicas y chicos


referentes a las características de sus noviazgos, los mitos románticos
sobresalen de manera constante incluso cuando no se plantean preguntas al
respecto: los celos como señal de amor, amar es sufrir, la creencia en la
media naranja, la esperanza del cambio por amor, son algunos ejemplos. Sin
embargo, si tuviéramos que definir con un solo mito las relaciones de
noviazgo tanto de ellas como de ellos, los celos serían, sin duda alguna, el
más representativo y el que pareciera indicar que la misma sociedad ya lo
considera normal en una relación a la cuál ellos denominan sana.
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

El presente trabajo de investigación con enfoque mixto, aborda la temática de


estudio sobre las Relaciones Tóxicas en las Parejas Jóvenes. El interés hacia esta
temática se establece en primer lugar, por nuestra motivación personal hacia las
características y factores que envuelven todas y cada una de las relaciones de
pareja, especialmente, referidas a la población joven del estado de Puebla; y, en
segundo lugar, la curiosidad de conocer hasta qué punto, las relaciones de pareja
que nos rodean, y que aparentemente son saludables, lo son.

La conducta de las parejas jóvenes en la actualidad ronda en la “Toxicidad” y


estas relaciones tóxicas pueden culminar en violencia de pareja. En México se
estima que el 76% de parejas en noviazgo enfrenta violencia física o verbal y gran
parte es atribuida a conductas aprendidas con los padres o el entorno social, lo
cuál impacta en el ánimo y el desarrollo de la personalidad de los jóvenes,
constituyendo un problema grave y complejo.

En nuestra sociedad, crecemos rodeados de un contexto cultural que determina


una serie de patrones de comportamiento que vamos aprendiendo e interiorizando
a lo largo de nuestro desarrollo. La sociedad nos inculca cómo deben ser las
familias, cómo debe ser nuestra relación con otras personas e incluso cómo
debemos ser nosotros mismos.

El descubrimiento de la existencia de los roles de género y de los mitos del amor


romántico, desvela cómo éstos nos afectan en nuestra vida emocional.
Consideramos que es importante profundizar en el tema de las relaciones tóxicas
en jóvenes por diversas razones. En primer lugar, la juventud como etapa del
desarrollo es fundamental para la formación completa del individuo. En esta fase
se adquieren conocimientos y se asientan los valores que la persona mantendrá a
lo largo de su vida adulta. Conocer los fenómenos por los que pasa esta población
en sus relaciones, resulta básico para plantearnos una estrategia de prevención,
tanto para los propios jóvenes de la actualidad como para los adultos que serán el
día de mañana.

Gran parte de la problemática asociada con la violencia en las parejas jóvenes se


relaciona con los daños que genera. Se ha encontrado que la violencia repercute
en los integrantes de la pareja al generar lesiones físicas, afectaciones
psicológicas o sexuales. La organización mundial de la salud en su estudio
violencia contra la mujer indica que la violencia vivida en las relaciones de pareja
jóvenes está ocasionando en ellos bajos índices de tolerancia a la frustración y
problemas como el rompimiento de reglas, las conductas agresivas, la ansiedad,
la depresión y las quejas somáticas. Lo anterior indica que las conductas
relacionales agresivas, violentas y de maltrato son comportamientos nocivos y
dañinos que afectan las relaciones de pareja y perjudican los procesos de
desarrollo individual que atraviesan los jóvenes.

HIPÓTESIS

Los jóvenes de la facultad de Medicina de la BUAP que tienen una idea


distorsionada del amor romántico pueden llegar a tener comportamientos
disfuncionales en la pareja y formar parte de relaciones tóxicas.

OBJETIVO GENERAL:

Conocer la situación actual que presentan las parejas jóvenes de la Facultad de


Medicina de la BUAP, así como los principales comportamientos que se presentan
en una relación tóxica.

Objetivos Específicos.

 Investigar si la idea del amor romántico promueve en cierta manera,


que los jóvenes de la Facultad de Medicina de la BUAP se involucren
en relaciones tóxicas.
 Describir los elementos y factores que se ven involucrados en una
relación tóxica en parejas jóvenes de la Facultad de Medicina de la
BUAP.
 Determinar si los jóvenes de la Facultad de Medicina de la BUAP que
presentan en sus relaciones comportamientos como celos, control y
dependencia se encuentran dentro de una relación tóxica.
 Investigar técnicas de prevención para que los jóvenes de la Facultad
de Medicina de la BUAP no se involucren o se alejen a tiempo de
relaciones tóxicas.

Preguntas de Investigación

 ¿A qué se le considera una relación tóxica?


 ¿Qué concepto tienen del amor los jóvenes de la Facultad de
Medicina de la Buap?
 ¿Cuál es la idea que tienen los jóvenes de la Facultad de
Medicina de la BUAP de las relaciones tóxicas?
 ¿Qué porcentaje de jóvenes de la Facultad de Medicina de la
BUAP está o ha estado involucrado en una relación tóxica?

Metodología

Decidimos elegir la ruta de investigación mixta ya que este tema es muy extenso,
y se puede abordar desde distintos enfoques. Desde el punto de vista cualitativo
queremos conocer el fenómeno de vivir en una relación “tóxica”, además de tomar
en cuenta las distintas realidades y el subjetivismo de cada individuo. Desde el
punto de vista cuantitativo queremos conocer cuántas personas han estado
inmersas en una relación denominada como relación tóxica.
Para esta investigación la técnica que usaremos será la entrevista, ya que permite
una conversación cara a cara, permite captar una dimensión de la realidad social,
permite que la plática sea flexible y que facilite la interacción y la comunicación y
así crear un ambiente de confianza para que la entrevistada o el entrevistado
puedan expresar sentimientos y vivencias, de una forma cómoda.

Población
Jóvenes de la Facultad de Medicina de la Buap de entre 18 y 24 años de edad.

Muestra
80 alumnos del Turno Vespertino de entre 18 y 24 años de la Facultad de
Medicina de la Buap.

Viabilidad.
Nuestra investigación sobre las relaciones tóxicas en parejas jóvenes de la
Facultad de Medicina de la Buap, es viable ya que se cuenta con suficiente
información de diversas fuentes que avalan la actualidad y la realidad de dicha
investigación, se cuenta con los recursos financieros necesarios para realizar
dicha investigación, se tiene al alcance la población seleccionada y la posibilidad
de realizar el estudio en ella.

Marco Teórico
Amor y sus componentes.
“El amor es una de las más intensas y deseables de las emociones humanas. Las
personas pueden mentir, engañar y aún matar en su nombre y desear la muerte
cuando lo pierden. El amor puede abrumar a cualquiera a cualquier edad”
(Sternberg, R. 1989).
Según Sternberg, R (1989) el amor podía ser entendido como un triángulo, cuyos
vértices representan los tres componentes del amor: intimidad, pasión, y decisión
y compromiso. Teniendo en cuenta la presencia o ausencia de cada componente,
se obtendrán distintos tipos de amor que se mencionan más adelante.
1. La intimidad: “es el sentimiento de cercanía, afecto y unión hacia el otro, sin
que exista la pasión o el deseo de compromiso a largo plazo. Está relacionada con
los sentimientos de proximidad, conexión y vinculación que promueven una
relación.” Este componente se desarrolla de forma gradual a medida que pasa el
tiempo tiene mayor presencia.
2. La pasión: “es en gran medida la expresión de deseos y necesidades, tales
como necesidades de autoestima, sumisión y satisfacción sexual” (Sternberg, R.
1989, pág. 42). La pasión suele tener mayor presencia en el comienzo de las
relaciones y posteriormente decrecer hasta que se estabiliza.
3. La decisión y el compromiso: “consiste en dos aspectos. El aspecto a corto
plazo es la decisión de amar a otra persona, mientras que el de largo plazo es el
compromiso por mantener ese amor” (Sternberg, R. 1989, pág. 42). Este
componente crece lentamente para luego estabilizarse, dependiendo de los costes
y beneficios que suponga para las personas continuar con la relación, puesto que
si la relación no es buena pueden llevarla a término, con lo cual no habría ningún
tipo de compromiso.

Tipos de amor según la teoría triangular del amor.


En este apartado nos basaremos en la siguiente bibliografía Romo, J. (2014).
Inteligencia emocional y productividad
La teoría triangular del amor expone que, según la presencia o ausencia de los
tres componentes del amor, en la relación habrá un tipo de amor u otro. Según
esta teoría hay siete combinaciones posibles (Figura 1)

1. El cariño: es el tipo de amor resultante de la presencia de la intimidad sin el


resto de los componentes. Este tipo de amor caracteriza a las verdaderas
amistades, se trata de un vínculo que establecen las personas entre ellas, en
ausencia de la pasión y la decisión-compromiso compromiso y la pasión.
2. El amor insensato o encaprichamiento: la pasión es el único componente
presente en este tipo de amor. Suele ser el tipo de amor presente en relaciones
cortas y superficiales, vividas con una gran intensidad, o al inicio de una relación.
3. El amor vacío: tiene como componente principal la decisión compromiso, en
este caso la pareja no experimenta ni intimidad ni pasión, un ejemplo de este tipo
de amor son los matrimonios por conveniencia.
4. El amor romántico o enamoramiento: tiene lugar cuando predominan los
componentes de intimidad y pasión, pero no el de compromiso. Por lo que las
parejas están unidas emocionalmente y físicamente.
5. El amor fatuo o vano: se caracteriza por la presencia de la pasión y el
compromiso, pero no de intimidad. En este caso el compromiso está promovido
por la pasión sin la influencia estabilizante de la intimidad. Un ejemplo de este tipo
de amor son las “bodas relámpago”.
6. El amor compañero o sociable: tiene de base la intimidad y la decisión
compromiso, pero no está presente el componente de la pasión. Este tipo de amor
tiene lugar en las relaciones duraderas, por ejemplo, los matrimonios, en las que
se ha perdido el deseo y la excitación, pero ambos disfrutan de la compañía mutua
y los tres componentes confluyen, este tipo de amor representa la relación ideal,
enfatiza la importancia de traducir los sentimientos y diferentes componentes del
amor en acciones.
Este equilibrio puede no ser permanente, “la importancia de traducir los
componentes del amor en acciones”, puesto que si un amor no se expresa
correctamente puede llegar a su fin, o transformarse, por ejemplo, en amor
compañero. La ausencia de componentes da lugar al no-amor, este tipo de amor
caracteriza varias relaciones personales, las cuales son meras interacciones
personales, como, por ejemplo, saludar a la guardia de seguridad, pues aun
habiendo relación no existen ninguno de los componentes del amor.

Constitución de la relación de pareja desde el desarrollo del sujeto.


La educación desempeña una función importante con respecto a la sociedad en la
que se encuentra, ya que ofrece recursos personales y sociales adecuados para
adaptarse a un entorno en constante cambio (Candela, M. I. y García, R. 2010). El
papel fundamental que ejerce la educación se puede corroborar en las teorías más
elaboradas sobre Aprendizaje Social y el Desarrollo socio cultural, en las que se
destaca, según Salas, M. L. y Vielma, E. (2000) la educación como una de las
fuentes más importantes para el desarrollo de la especie humana, al privilegiar los
vínculos entre los factores sociales, culturales e históricos y su incidencia sobre el
desarrollo intrapsíquico. Es decir, la educación tiene la función principal de
establecer nexos de unión entre las diferentes dimensiones sociales y personales,
ya sean biosociales, cognitivas y psicosociales.
En el crecimiento progresivo, que se inicia en la primera infancia, se crearán unas
bases-estructuras mentales establecidas por el contacto con otras personas, las
cuales, estarán reguladas por los fundamentos biológicos del desarrollo y el
impacto de los factores madurativos (Salas, M. L. y Vielma, E. 2000). Una vez que
el niño llega a la etapa adolescente, caracterizado por la exaltación de las
emociones en donde se crean múltiples conflictos, vinculados a aspectos como los
cambios fisiológicos y hormonales, el desarrollo del súper yo, o la propia
identificación (Carretero, M. 1985). Para mantener el equilibrio, la figura parental
ha de aportar un apoyo seguro con el que se produzca una buena transición a la
adolescencia. Durante este ciclo, y a medida que el chico/a crezca, se irá
desprendiendo progresivamente de sus padres como soporte emocional y se
refugiará en sus iguales; es decir, aparece un nuevo contexto social donde el
adolescente se siente seguro. En este momento, sus iguales remplazarán
progresivamente a los padres como figuras de referencia y apoyo emocional, pero
no serán del todo olvidados ya que los padres ocupan para ellos una posición
privilegia (Iborra, A., Tomás, J. M., Serra, E. y Zácares, J. J. 2009). Por lo tanto,
estos autores quieren destacar que es importante establecer una buena relación
afectivo-emocional por parte de los padres, estando estos implicados en su
proceso educativo y social, para que sus hijos formen relaciones sociales
saludables, y que, de ellas, puedan cimentar su personalidad y autoestima. Esta
fase de transformación en el adolescente trae consigo uno de los cambios que
determinarán las nuevas relaciones sociales, provenientes de los nuevos procesos
fisiológicos y hormonales, que serán los sentimientos de tipo psicosexuales, tales
como el deseo, la atracción, el enamoramiento y el amor (Soriano, S. 2017). Será
aquí cuando comiencen sus primeras relaciones de pareja y, por lo tanto, algunas
de sus conductas sexuales. Esta nueva experiencia sentimental supondrá un gran
desgaste físico y emocional para los adolescentes debido a la alteración afectivo-
cognitiva característica de este periodo, lo que provocará que estas primeras
relaciones sean temporales y emocionalmente muy intensas. No obstante, puede
haber excepciones en las que estas primeras relaciones funcionen, y, por
consiguiente, estén marcadas por otro tipo de características relacionadas con el
sentimiento de propia estima, conocimiento de sí mismo, desarrollo de una
identidad estable en pareja, basada en nuevos valores y roles, así como el
compromiso y el vínculo entre ambos, etc. (Soriano, S. 2017). La complejidad que
conlleva la generación de las relaciones de pareja implica, cuidar a los jóvenes
desde su estancia en la educación formal y, también, desde sus hogares para
guiarles hacia una buena gestión de sus emociones, ya que es en la adolescencia
cuando viven cambios drásticos de sentimientos y emociones, y además, es en
este momento, cuando deben aprender la realidad que hay detrás de todas esas
manifestaciones, otorgándoles las herramientas necesarias para que ellos mismos
las sepan administrar en función de sus propias vivencias en relaciones
interpersonales (Candela, M. I. y García, R. 2010).

Mitos, estereotipos del amor romántico y su importanc ia en la socialización.

Este apartado está basado en el artículo “Los mitos de un amor romántico”.


Los mitos y los estereotipos son en sí una interpretación errónea de la realidad,
pero aun así influyen en la manera de pensar y actuar de las personas, pues no
son identificados como algo irreal, sino como una realidad, a medida que
crecemos los vamos incluyendo en nuestra forma de ver el mundo gracias al
proceso de socialización. Por ejemplo, las diferencias biológicas que hacen
diferentes a hombres y mujeres, han marcado las formas de comportarse de cada
género en la sociedad (un hombre al ser más grande es el que debe proteger a la
mujer), este hecho ha abierto con el paso del tiempo la brecha entre hombres y
mujeres puesto que las diferencias en su sexo se han traducido en diferencias
sociales entre lo masculino y lo femenino.
Esos mitos y estereotipos transmiten valores que pueden provocar una profecía
auto cumplida, pues los agentes de socialización pueden influir de una manera
diferente en cada persona, dependiendo de lo que se espere de ella, y sobre todo
del género al que pertenezca. Por ejemplo, unos padres que esperan tener una
hija pueden desear, por ejemplo, que cuando sea mayor se convierta en una gran
pintora, o bien que se case y tenga hijos. En el primer caso, seguramente
animaran más a su hija para que pinte y le regalaran acuarelas. En el segundo
caso, verá películas donde muestran como la mujer siempre encuentra a su
“media naranja” y son felices para siempre. Además, suele “su media naranja”, ser
más fuerte que ella, él logra solucionar algún gran problema que tuviese, y ella se
enamora perdidamente de su “salvador”. Esto sucede en cualquier película en que
se plantea una situación amorosa, ya sea una comedia romántica o una película
de súper héroes. Estos estereotipos sexistas son imágenes mentales que, por lo
general refuerzan a las niñas cualidades como la pasividad, estar al servicio de los
demás, la sensibilidad y la sumisión. Por el contrario, a los niños se les refuerza la
autonomía, la independencia y la libertad, puesto que son quienes solucionan las
situaciones difíciles sin depender de nadie. Todo ello va a repercutir en la forma en
la que se relaciona cada género. Hay estudios que demuestran que las mujeres,
debido a su rol de género tienen mayor dificultad para clasificar como
comportamientos disfuncionales el control y los celos de su pareja.
Es muy importante darse cuenta de la influencia de los comportamientos que
creemos que van asociados al género, lo cual los hace inmutables (muy
resistentes al cambio) como, por ejemplo, “los chicos son más celosos y
posesivos, es normal que sienta celos”, “todos los chicos son así, por lo que hay
cosas que voy a tener que soportar sí o sí”, esta creencia tiene la consecuencia de
que posiblemente las personas acepten comportamientos disfuncionales, por el
hecho de creer que las mujeres y los hombres deben comportarse así por el hecho
de pertenecer a un género u otro.
Las creencias y los estereotipos influyen en las relaciones que tenemos los seres
humanos, ya que están basadas en la idea que tenemos sobre cómo deben ser, lo
que es normal en una relación y lo que no. Dicha idea se forma en nuestra
sociedad a partir de lo socialmente aceptado.
Para finalizar este apartado, y dado nuestro particular interés por el tema en el
marco de esta investigación, recogemos las ideas que aparecen como más
características de lo que el amor romántico implicaría para los miembros de la
pareja, según resume Graciela Ferreira (1995, pp. 179-180):
• Entrega total a la otra persona.
• Hacer de la otra persona lo único y fundamental de la existencia.
• Vivir experiencias muy intensas de felicidad o de sufrimiento.
• Depender de la otra persona y adaptarse a ella, postergando lo propio.
• Perdonar y justificar todo en nombre del amor.
• Consagrarse al bienestar de la otra persona.
• Estar todo el tiempo con la otra persona.
• Pensar que es imposible volver a amar con esa intensidad.
• Sentir que nada vale tanto como esa relación.
• Desesperar ante la sola idea de que la persona amada se vaya.
• Pensar todo el tiempo en la otra persona, hasta el punto de no poder trabajar,
estudiar, comer, dormir o prestar atención a otras personas menos importantes.
• Prestar atención y vigilar cualquier señal de altibajos en el interés o el amor de la
otra persona.
• Idealizar a la otra persona no aceptando que pueda tener algún defecto.
• Sentir que cualquier sacrificio es positivo si se hace por amor a la otra persona.
• Tener anhelos de ayudar y apoyar a la otra persona sin esperar reciprocidad ni
gratitud.
• Lograr la unión más íntima y definitiva.
• Hacer todo junto a la otra persona, compartirlo todo, tener los mismos gustos y
apetencias.
Obviamente estamos frente a un conjunto de ideas y creencias irracionales y
mitos, frente a un modelo de conducta imposible de seguir y, por tanto, que
fácilmente desembocará en desengaños y frustraciones.

RELACIONES TÓXICAS.

Estas relaciones tóxicas se definen como el deterioro paulatino de una persona a


través de la presencia de una serie de factores que alteran una relación (Andrade,
J. J., Castro, D. P., Giraldo, L. A. y Martínez, L. M. 2013). Este tipo de relaciones
evita el crecimiento individual y se exaltan los problemas que cada persona posea,
inhibiendo la libertad de expresión psicoafectiva en las que se ven afectadas las
emociones, las conductas y las cogniciones. (González, Z. 2018).
Estas relaciones se derivan de comportamientos relacionados con los hábitos de
cada miembro, la dificultad de resolver conflictos, la falta de comunicación
asertiva, los celos, la infidelidad, la falta de respeto por la opinión del otro y
discusiones por la necesidad de mantener un vínculo propio como pareja
(González, Z. 2018).

En algunos casos, las relaciones tóxicas son consideradas el paso previo a una
relación con violencia de género, en otros una relación sana con problemas.
También hay veces que se considera que la violencia de género está dentro de las
relaciones tóxicas (Andrade, J. J., Castro, D. P., Giraldo, L. A. y Martínez, L. M.
2013). Las relaciones tóxicas son relaciones con comportamientos disfuncionales,
entendidos como aquellos que no permiten, o cohíben el crecimiento individual,
inhiben la expresión psicoafectiva, afectando así a las emociones, conductas y
cogniciones de las personas que forman parte de la relación (Andrade, J. J.,
Castro, D. P., Giraldo, L. A. y Martínez, L. M. 2013), estos comportamientos
conllevan cierta toxicidad puesto que los seres humanos somos animales sociales
y necesitamos establecer vínculos con las personas que nos rodean.
Normalmente en estas relaciones las personas que la conforman experimentan
sentimientos de malestar la mayor parte del tiempo, pudiendo ser conscientes de
ellos, pero siendo incapaces de dejar de formar parte de la relación. También se
caracterizan por la incapacidad de las personas de promover un cambio real en la
relación hacia un modelo más sano, aun siendo conscientes de la disfuncionalidad
de ésta, debido a que existe dependencia emocional de una o de las dos personas
que la conforman. Estas relaciones se mantienen, por lo general, porque la pareja
tiene la idea de poder llegar a tener una relación ideal, basada en la estabilidad
emocional y comportamientos
Para conocer cómo se producen las relaciones tóxicas en los jóvenes y qué
factores y estrategias influyen en ellas, primeramente, se debe estudiar en
profundidad los elementos y factores que intervienen en una relación tóxica,
mismos que mencionaremos a continuación:

Elementos de una relación tóxica: factores de riesgo, durabilidad y protección.

Es importante analizar los factores que provocan o que evitan este tipo de
relaciones, y los que hacen que la situación dure un mayor o menor rango de
tiempo.

Los factores de riesgo son elementos y/o situaciones personales y


ambientales que pueden provocar efectos nocivos en contra de una
persona, pero su presencia no tiene porqué por que ESTA ES LA CUARTA
VEZ QUE NO CORRIGEN llevar a una situación problemática, solo hacen
más probable que ésta tenga lugar (Andrade, J. J., Castro, D. P., Giraldo, L. A.
y Martínez, L. M. 2013).

Los factores de riesgo provienen de que cuando se forma una pareja “intervienen
distintos esquemas mentales de comportamiento y distorsiones cognitivas
adquiridas en el entorno familiar del sujeto y son reforzadas por el ambiente social”
(Andrade, J. J., Castro, D. P., Giraldo, L. A. y Martínez, L. M. 2013, pág. 3), es
decir, que la relación se basa en las vivencias previas de cada persona, dichas
vivencias pueden suponer un factor de riesgo o no, puesto que una vivencia o
comportamiento no conlleva intrínsecamente que el factor de riesgo cause una
relación tóxica.
A continuación, presentaremos su clasificación:
1) Factores de riesgo individuales.

En primer lugar, los esquemas mentales de comportamiento y distorsiones


cognitivas del individuo, los cuales son adquiridos desde el comienzo del proceso
de socialización, actúan a modo de factores de riesgo y se destacan los
siguientes:
- Celos se deben en su mayoría a la falta de autoestima de la persona, los celos
son en sí la falta de confianza dado que el hecho de que la otra persona fiel le
parece irreal al individuo, puesto que en la mayoría de los casos piensa que su
pareja podría estar con alguien mejor, debido a concepción que tiene de sí mismo.
Los celos no se basan en el hecho real de que la persona esté siendo infiel, ya
que cuando se confirma que la pareja es infiel, las personas no sienten celos sino
enfado o cualquier otro tipo de emoción. Es importante tener claro que no sentir
celos no es amar menos a la otra persona, al contrario de lo que dice el mito de
los celos, “si siente celos es que le importas”, pues en una relación sana las
personas saben lo que “valen” y confían en la otra persona. Los celos son más
bien un indicador de baja autoestima, el cual es uno de los factores de riesgo más
importantes (Andrade, J. J., Castro, D. P., Giraldo, L. A. y Martínez, L. M. 2013).

- Dificultades para solucionar conflictos, es un factor de riesgo debido a que en


ocasiones los métodos de algunas personas para solucionar cualquier tipo de
conflicto o diferencia se basan en la discusión, lo que puede conllevar a que en
una relación las personas recurran a este método de manera repetitiva,
apareciendo sentimientos de malestar. Otro método puede ser que el individuo
rehúya cualquier tipo de confrontación y acepte todo lo que la otra persona
proponga, teniendo las mismas consecuencias a largo plazo que las discusiones,
o incluso más graves (Andrade, J. J., Castro, D. P., Giraldo, L. A. y Martínez, L. M.
2013).

- No tener respeto por la opinión de los demás. Este factor puede causar
dificultades en las relaciones, ya que el individuo entiende que solo su opinión es
válida y no tiene en cuenta las opiniones de la otra persona, es importante el
respeto hacia uno mismo, pero también hacia los demás. Esta falta de respeto por
la opinión del otro puede provocar dificultades a la hora de comprender al otro
(Andrade, J. J., Castro, D. P., Giraldo, L. A. y Martínez, L. M. 2013).
- Que el individuo tenga duelos no elaborados puede suponer un factor de riesgo
debido a que al no saber superar correctamente un duelo el miedo a terminar una
relación puede ser mayor (Andrade, J. J., Castro, D. P., Giraldo, L. A. y Martínez,
L. M. 2013).

- Existe un factor que es casi determinante que es el de vincularse mediante


estilos de apego inseguro. Este tipo de apego se basa en la inseguridad de la
persona y en la dependencia a otras personas, llegando a no ser capaz de percibir
las necesidades propias y los límites de la individualidad, pudiendo sentir una
fuerte necesidad de dominar y controlar a la pareja o someterse para conservar la
relación. Este factor aparece desde la socialización temprana (Andrade, J. J.,
Castro, D. P., Giraldo, L. A. y Martínez, L. M. 2013).

- La baja empatía está unida a la falta de respeto y comprensión de las opiniones y


comportamientos de las otras personas, el ser humano cuando no entiende un
comportamiento suele tender a imponer el suyo propio o a someterse (Andrade, J.
J., Castro, D. P., Giraldo, L. A. y Martínez, L. M. 2013).

- Una alta impulsividad puede suponer un factor de riesgo dado que la


impulsividad que los lleva, en algunos casos, para ser aceptados y aceptadas, los
lleva a conductas muy disruptivas, para ellos y ellas, como puede ser el tema de
los consumos y como pueden ser muchas conductas que estamos viendo en la
actualidad, conductas como las de mantener relaciones tóxicas, aunque sean
nocivas para ellos mismos (Andrade, J. J., Castro, D. P., Giraldo, L. A. y Martínez,
L. M. 2013).

- Tener en el ideario propio de cómo deben ser las relaciones de pareja los mitos
del amor romántico, este factor está influido por el entorno y que ya se ha
mencionado anteriormente, el problema de este tipo de relaciones es que van bajo
el estandarte del amor romántico en donde todo está permitido (Andrade, J. J.,
Castro, D. P., Giraldo, L. A. y Martínez, L. M. 2013).
- Tener predisposición para desarrollar dependencia al uso de drogas y alcohol
puede implicar un factor de riesgo de comportamientos de dependencia a niveles
relacionales (Andrade, J. J., Castro, D. P., Giraldo, L. A. y Martínez, L. M. 2013).

Por otro lado, tenemos los factores de riesgo de la pareja, puesto que no solo es
una persona la que forma parte de los comportamientos disfuncionales, sino dos,
aunque algunos de ellos se den de forma unidireccional y otros
bidireccionalmente, existe un emisor de los comportamientos y un receptor. Estos
factores de riesgo son haber sido emisor o receptor de comportamientos
disfuncionales en relaciones anteriores, que no perciba como negativo el
desequilibrio de poder en la pareja ya sea porque normalmente tiene una figura
dominante y está cómodo en ella o, por el contrario, tiene una figura sumisa y
estar habituado a la conflictividad como método para resolver los problemas, tanto
en relaciones anteriores como en la vida diaria (Andrade, J. J., Castro, D. P.,
Giraldo, L. A. y Martínez, L. M. 2013).

Factores de riesgo del entorno.


Respecto a los factores de riesgo que influyen a la persona desde su entorno,
podemos diferenciar varios ámbitos el familiar, el amical y el socio-comunitario.
Como se ha expuesto anteriormente la familia es la primera unidad en la cual una
persona socializa por lo que es importante analizar los factores de riesgo que
podrían surgir de esta unidad. Hay familias en las cuales los menores aprenden
desde pequeños estilos de apego inseguro, lo cual puede repercutir claramente en
la manera en la que se relacionan, profesionales en el tema indican que las
relaciones tóxicas se inician desde esa desprotección, si yo no me siento a gusto,
no me siento bien, porque no he podido tener un desarrollo favorable en ese
aspecto, pues obviamente tengo más posibilidades de caer en relaciones de
control, de dependencia, de abuso. Asimismo, tienen una influencia negativa las
relaciones familiares distantes, tanto como factor de riesgo como de durabilidad.
Haber sido testigos de relaciones tóxicas en la familia, aunque hayan tenido
vínculos de apego seguro con sus familiares más cercanos, también puede
repercutir en las personas. (Andrade, J. J., Castro, D. P., Giraldo, L. A. y Martínez,
L. M. 2013).

El ámbito amical es muy importante pues es del grupo de iguales del que el
adolescente recibe más influencia, puesto es en el cual comparte sus dificultades
y experiencias, aprende los roles sexuales y lo que es normal y lo que no, por
tanto, si en su grupo de iguales las demás personas forman parte de relaciones
tóxicas es mucho más probable que él adolescente normalice este tipo de
relaciones. (Andrade, J. J., Castro, D. P., Giraldo, L. A. y Martínez, L. M. 2013).

Por último, el ámbito socio-comunitario en el que se desarrollan las personas


puede ser muy relevante, puesto es del que va a recibir las ideas de cómo debe
ser una relación, del cual provienen los mitos del amor romántico que se ha
tratado a lo largo de este trabajo. Como podemos observar todo lo que percibe
una persona desde que comienza su proceso de socialización influye en cómo va
a relacionarse con los demás, por ello en una posible propuesta de intervención
habría que centrarse mayoritariamente en la infancia, debido a que es importante
solucionar los problemas antes de que estos tengan consecuencias más graves
(Andrade, J. J., Castro, D. P., Giraldo, L. A. y Martínez, L. M. 2013).

Factores de durabilidad.
Hay elementos de los factores de riesgo que si siguen presentes a lo largo de las
relaciones tóxicas hacen que duren más tiempo, a éstos se les denominan
factores de durabilidad, los cuales son los siguientes:
Dependencia de las personas que forman parte de la relación, “pienso que
duramos porque yo era incapaz de dejarle, creo que él me necesitaba a mí porque
le daba estabilidad y tranquilidad, pienso que él no sabía estar solo” es lo que
mencionan algunos jóvenes otro caso “pero tampoco tenía la fuerza de dejar a la
única persona (González, Z. 2018).

La autoestima es un factor muy importante en la duración de este tipo de


relaciones, pues forma parte principal de que una persona se encuentre dentro de
una relación disfuncional (González, Z. 2018), más adelante se tratará este punto
con mayor detenimiento.
La desatención o los problemas familiares influye en el tipo de relaciones que
tienen los jóvenes, algunas palabras que escuchamos de ellos son “simplemente
no quería estar solo y quería escapar un poco de la situación que tenía familiar y
demás “o “la relación familiar se volvió muy incómoda y dejé de sentirme apoyada
(…) por ello durante mucho tiempo sentía que el único apoyo real que tenía era él
o ella (González, Z. 2018).
Por otro lado, estas parejas se mantienen no solo por la dependencia o la baja
autoestima, sino por la existencia de un vínculo afectivo, dado que no podemos
olvidar que forman parte de una relación de pareja porque tienen sentimientos de
amor, ya sea un amor pasional o un enamoramiento (González, Z. 2018).
Factores de protección.
Se trata de elementos que sirven para proteger a la persona de una relación tóxica
o que promueven su fin, por lo general se trata de los factores de riesgo en
positivo o de su ausencia, por ejemplo:
- Un buen nivel de autoestima, puesto que si una baja autoestima es un factor que
influye en la pertenencia a una relación tóxica, una alta autoestima la evita o hace
que llegue a su fin, un ejemplo de esto es “mi autoestima subió” (Cuetos, G., De la
Villa, M., García, A. y Sirvent, C. 2017).

- Haber desarrollado un estilo de apego seguro, pues como hemos expuesto


anteriormente los estilos de apego que las personas aprenden a lo largo de su
proceso de socialización van a ser determinantes a la hora de crear vínculos
interpersonales “va a depender de si hemos tenido un entorno con figuras de
apego seguro en nuestra infancia, eso contribuirá a que tengamos más seguridad
y unos cimientos más estables para poder afrontar las diferentes
relaciones”(Cuetos, G., De la Villa, M., García, A. y Sirvent, C. 2017).
-La sociabilidad, que es el positivo del aislamiento social, como expone la
profesional “algo que ayuda a las chicas y a los chicos, es tener diferentes grupos,
diferentes entornos, (…) me va a ayudar, porque veo cómo se comportan chicos y
chicas en diferentes entornos” (Cuetos, G., De la Villa, M., García, A. y Sirvent, C.
2017).

Problemáticas derivadas de los sentimientos y actitudes negativas en la pareja.

El conflicto personal que sufren las víctimas ante las relaciones tóxicas se ven
potenciadas por las actitudes que sus parejas infunden sobre ellas. Las más
destacadas son: la dependencia emocional, el control, los celos y la manipulación.
La dependencia emocional, según González, Z. (2018), establece una relación
interpersonal entre dos personas dentro de una relación afectiva caracterizada por
la necesidad excesiva de afecto, de aprobación, sumisión o subordinación. Se
caracteriza por mantener relaciones asimétricas y en la que se hace lo imposible
por evitar el fin de la relación.
Por su parte, el control supone la eliminación de cualquier forma de independencia
y autonomía por parte de uno de los miembros de la pareja sobre el otro. Conlleva
el control de uno sobre la sumisión del otro, caracterizado por conductas como:
saber dónde está la pareja en todo momento, qué hace, con quién está, se critica
la indumentaria y/o apariencia, etc. Este comportamiento termina por aislar a la
pareja de su círculo social más cercano como son sus amigos, familiares,
compañeros de clase o trabajo. Implica una actitud de acoso controlando cada
movimiento de la pareja en todo momento y buscando explicaciones sobre cada
una de sus acciones.
En lo que respecta a los celos están caracterizados por la sensación que presenta
una persona cuando siente amenazada su relación. Generalmente, están
enfocados en agentes externos, lo que provoca reacciones emocionales intensas
de envidia. Suelen verse producidos por la intrusión de terceras personas en la
relación, pero, además, pueden aparecer ante determinados agentes del ámbito
familiar, social o laboral. Esta amenaza sería uno los principales motivos por los
que se produce la violencia en la pareja (González, Z. 2018).
Por último, la manipulación (Cuetos, G., De la Villa, M., García, A. y Sirvent, C.
2017). podría ser una consecuencia directa de los tres factores que se han
mencionado (dependencia emocional, celos y control). De esta manera, se
entiende la manipulación como la modificación de los sentimientos reales de un
miembro de la pareja, derivados de la falta de autoestima, frente al excesivo
control por parte del otro miembro. La dependencia emocional que la caracteriza
crearía una adicción explicada en términos psicológicos con la intención de
disminuir el sufrimiento ante los abusos.

Principales razones por las que los jóvenes no pueden terminar con una
relación tóxica.
Siguiendo con todo lo mencionado anteriormente y pese a la posible disparidad de
motivos por la particularidad de cada relación, existen puntos de explicación
comunes: la baja autoestima, creer que la persona es la solución a nuestros
problemas , considerarse una víctima en la relación, la dependencia emocional, el
miedo a quedarse solo o el miedo a lo que está por venir, la urgencia de muestras
de cariño, no contar con el apoyo de la familia, estar acompañado a cualquier
precio, la necesidad imperiosa de cumplir algún rol social (Molina, C.2014).
Veamos las más importantes de estas razones:
Baja autoestima
La baja autoestima es una de las razones que explica la vivencia de una relación
tóxica al nivel que sea, dado que “se tiene la idea de que no podemos estar sin
esa persona porque ella es la que ha estado ahí para ayudarnos en todo” (Molina,
C. 2014). En otras palabras, la incapacidad de hacer frente a situaciones
mundanas o problemas de más gravedad, o más exactamente, la percepción de
incapacidad de sobrellevar estas situaciones puede desembocar en el
aferramiento a una pareja que las resuelva. Aronne relaciona la baja autoestima y
el apego a una relación considerando que “si nuestras creencias están basadas en
sentir que no somos merecedores de la atención, el respeto o el amor de otra
persona, quien aparezca será considerado nuestra tabla de salvación, a la que
nos aferraremos con uñas y dientes, porque sin esta persona ¿quién nos querrá?
¿Quién nos cuidará?” (Aronne, E. 2009). Es decir, si una persona no se quiere a sí
misma, proyectará ese sentimiento y pensará que nadie podrá quererla.
En el caso específico de una relación tóxica, las consecuencias de la baja
autoestima podrían explicar el apego enfermizo que se traduce en no acabar con
la relación, aunque este aporte mucho más mal que bien. Como explica Aronne,
ante cualquier señal de afecto se suelen justificar conductas que son todo lo
contrario al amor sano.

Prevención de relaciones tóxicas de pareja: estrategias.

En este apartado veremos las estrategias necesarias para prevenir y atender a


los comportamientos y conductas derivadas de las relaciones tóxicas en parejas
jóvenes. Para ello, se ahondará en la importancia de la educación y la pedagogía
como la forma más respetuosa de intervención y como principales estrategias de
prevención para la violencia y las relaciones tóxicas.
En primer lugar, hablaremos de la importancia de la educación, el ámbito
educativo posee la capacidad de erradicar, prevenir e intervenir ante las
desigualdades provocadas por la violencia de género, así como los
comportamientos o conductas que definen las relaciones tóxicas. Si bien, la
educación, desde los niveles iniciales como son educación infantil y primaria,
hasta los más altos, como podría ser la educación superior, están cargados de
modelos disciplinares y de comportamiento que condicionan y modelan la
identidad de cada individuo que pasa por ella, estas conductas determinarán las
relaciones sociales y de apego que se establezcan a largo plazo (Díaz, J. 2003).
Por tanto, la educación es considerada una de las armas más poderosas que las
personas poseen para establecer y entender todos los aspectos que dan lugar a la
vida, además, es por ello, por lo que es la estrategia principal para hacer frente a
todos las problemáticas de la sociedad (Candela, M. I. y García, R. 2010). Por
consiguiente, desde el ámbito formal de la educación, ésta no puede basarse
únicamente en la transmisión de conocimientos y saberes, sino que tiene que
formar parte de una responsabilidad social que permita vivir mejor y ayude a
enfocar el futuro de cada una de las personas (Sánchez, G. 2008). En definitiva,
es un error querer separar la educación de la vida ya que se encuentran
estrechamente relacionadas (Candela, M. I. y García, R. 2010).
Se debe entender la educación como parte imprescindible por y para la vida, por lo
que es importante destacar que existen cuatro pilares que todas las personas
deben adquirir para aprender a vivir en sociedad. Estos cuatro pilares, según
Delors, J. (1997), son: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir y
aprender a ser. Desde la perspectiva que nos atañe, en torno a las relaciones de
pareja, se quieren destacar los pilares de aprender a ser y aprender a vivir, los
cuales, son fundamentales como base de la educación contemporánea en la que
nos encontramos.
Nuestro ser se construye en base a las interacciones con uno mismo y con los
demás (Soriano, S. 2017). Por tanto, esa convivencia crea conflictos. Es por ello,
por lo que, la educación, debe asumir unos valores como la libertad, la igualdad y
el respeto para conseguir el bienestar social. La educación en valores es
fundamental desde una perspectiva pedagógica, la cual desarrolla un pensamiento
democrático proporcionado por la dimensión moral de la persona y su
consolidación respecto a las responsabilidades que estas implican. En definitiva,
promoviendo el civismo desde la educación, se asimilarán las estrategias
necesarias para conocer y comprender las normas que regulan la sociedad, así
como la adquisición de valores y actitudes que permitan a las personas formar
parte de ella (Candela, M. I. y García, R. 2010). De esta forma, se encaminará el
futuro de la sociedad hacia su propio bienestar.
Instrumento

Mujer_____. Hombre _______. Edad. _________

1.- ¿Conoce el término de relación tóxica?

Si________. No_______.

2. ¿Considera que este tipo de relaciones son un problema actual?

Si_________. No________.

3. ¿Considera que está o ha estado involucrado en este tipo de relaciones?

Si___________. No________.

A continuación, se presentan varias frases que reflejan diferentes actitudes sobre las relaciones de
pareja. Para cada frase, señale hasta qué punto está de acuerdo o en desacuerdo con ella.
Siempre que sea posible, RESPONDA A ESTAS PREGUNTAS PENSANDO EN SU PAREJA. Si
actualmente no tiene pareja, piense en la más reciente; y si nunca ha tenido pareja, responda
pensando como cree que seria si la tuviera.

Completamente Mas bien en Ni de acuerdo Más bien Totalmente


en desacuerdo desacuerdo (2) ni en de de
(1) desacuerdo. acuerdo. acuerdo.
(3) (4) (5)
Cuando mi
pareja no me
hace caso me
siento fatal.
Cuando estoy
enamorado/a
me cuesta
concentrarme
en algo o
alguien que
no sea mi
pareja.
Prefiero sufrir
yo antes de
que sufra mi
pareja.

Mi felicidad
depende de la
felicidad de
mi pareja.

El amor es
ciego.

Estoy
generalmente
dispuesto/a a
sacrificar mis
deseos para
que mi pareja
pueda realizar
los suyos.

Le tengo que
pedir permiso
a mi pareja
para salir sin
el o ella.
Mi pareja
tiene derecho
a escoger mi
circulo social y
con quien me
relaciono.
Una persona
es celosa
porque se
preocupa por
ti y te quiere.
Debo de dejar
de realizar
actividades
que le
molesten a mi
pareja.
Debo decirle a
mi pareja
cuánto dinero
percibo.
Los gritos e
insultos de mi
pareja se
pueden
perdonar
siempre que
haya amor
verdadero.

Considero que
mi pareja es
mi
complemento.
El amor
verdadero lo
puede todo.

.
Conclusiones
Como hemos plasmado a lo largo del trabajo creer en mitos como, por ejemplo, el
de la necesidad de una media naranja para sentirse completos, o de que hay que
compartirlo absolutamente todo con la pareja y si estás enamorado no puedes
sentir atracción por otras personas, puede llevar a comportamientos disfuncionales
de dependencia emocional, control y celos. Dado que, aunque los seres humanos
seamos seres sociales, no necesitamos una pareja perfecta para sentirnos
completos, no va de la mano sentir amor por una persona y querer compartirlo
todo, y formar parte de una pareja no excluye sentir atracción por otras personas.
En consecuencia, consideramos que los posibles factores de riesgo, durabilidad y
protección, tanto del individuo como del contexto como, por ejemplo, haber sido
testigo de cómo personas del entorno cercano tenían relaciones tóxicas, supone a
su vez, un factor de riesgo, pues es el tipo de relaciones que el adolescente
aprende. Un factor de durabilidad, pues normaliza los comportamientos
disfuncionales al pensar que es algo que le sucede a todo el mundo. Y un factor
de protección, dado que los adolescentes que veían cómo ese tipo de
comportamientos eran nocivos para alguien de su grupo de iguales, aprendían lo
que querían y lo que no para si mismos en una relación de pareja. Además, he
determinado que las relaciones tóxicas son un tipo a parte de las relaciones sanas
y relaciones de violencia de género. Puesto que cuando en una relación sana
comienza a haber comportamientos disfuncionales de manera continua ésta
evoluciona a relación tóxica o directamente a relación con violencia de género.
Para finalizar, recalcar la importancia de un proceso de socialización en el que se
promuevan los factores de protección, todo comienza desde la infancia, si los
niños tienen vínculos de apegos seguros, aprenden a relacionarse de forma
adecuada y a respetar a los demás tendrán claro que hay cuestiones que deben
negociarse en las relaciones, no imponiéndose sobre la pareja, y que hay otras
que no son negociables.
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