El Romanticismo

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El romanticismo

Durante el siglo XVIII, bajo la hegemonía de la filosofía


racionalista y los avances científicos y tecnológicos, los artistas europeos
adecuaron sus producciones a los mandatos de la filosofía iluminista que
privilegiaba la observación, la experimentación y el pensamiento lógico
(“iluminador”) como forma de conocer y comprender la realidad. El arte
domina en este siglo, llamado Neoclasicismo, fue prudente, equilibrado y
estuvo al servicio de la difusión de las ideas iluministas.
Con el estallido de la Revolución Francesa de 1789, se diseminó por
Europa la necesidad de una ruptura del orden social tradicionalmente
dominado por la nobleza y el clero. Comenzó
entonces la búsqueda de un nuevo orden
basado en los ideales democráticos de
libertad, igualdad y fraternidad entre los
seres humanos.
Así como la Revolución Francesa
sacudió las viejas estructuras políticas y
sociales, una nueva revolución se llevó a
cabo en el campo cultural contra los
dominios de la razón. Una furia anti-
racionalista atravesó Europa para liberarla de las formas simétricas y
armónicas que imperaban en las artes plásticas y del excesivo didactismo
de novelas y obras teatrales.
Esta importante transformación cultural llevó el nombre de
Romanticismo porque realizó una puesta en valor de las lenguas populares
derivadas de latín, denominadas lenguas romance, en oposición al uso del
propio latín como lengua cultural de la élite educada.
Las manifestaciones estéticas renovadoras se iniciaron en Alemania
con el movimiento del Sturm und Drang (significa 'tormenta e inquietud')
liderado por Johann Goethe y su popular novela Las desventuras del joven
Wherter (1774), continuaron en Inglaterra con la poesía de Samuel
Coleridge (Lyric Ballads, 1798) y de Lord Byron (El corsario, 1814) y se
impusieron en Francia con el estreno teatral de Hernani (1830) de Víctor
Hugo.

Los dos aspectos del Romanticismo

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La literatura hispanoamericana desarrolló simultáneamente las dos
temáticas, en apariencia antitéticas, del Romanticismo europeo: un arte
individualista, de evasión, y un arte socialista, de compromiso.
• La evasión. Ésta fue la influencia más temprana. Generalmente, se
convirtió en sinónimo exclusivo de "romanticismo". Sus rasgos generales
más salientes fueron:
a) Los paisajes solitarios (brumosos, otoñales, crepusculares,
nocturnos), en los que el individuo proyectaba sus sentimientos de
melancolía, angustia, desesperación.
b) La subjetividad del yo, que confiesa los des-bordes de sus
sentimientos y de su fantasía, no controlados por la razón.
c) El alejamiento (de un presente y de un ambiente adversos), por
medio de la creación estética, hacia pasados remotos o hacia lugares
exóticos.
d) La valoración de las sociedades y de las naturalezas primitivas.
e) El genio en rebelión con las reglas en vigencia, cuya obra surge a
partir de fuerzas inconscientes
(que se manifiestan en los sueños,
en los delirios, en la locura, y que
están ligadas al espíritu de la
comunidad).
• El compromiso. Esta línea
romántica llegará más
tardíamente, a través de la
literatura francesa, puesto que
fue en Francia donde se desarrolló a partir de 1830 y de la revolución que
puso fin a la Restauración. Sus características más importantes fueron:
a) La obra literaria no se agotaba en el goce estético ni en el
desborde de los sentimientos.
b) La obra literaria se entendió como un arma de combate y como
un instrumento de difusión de ideales sociales y políticos.
c) El creador fue, a la vez, un hombre público que actuó
políticamente. Su yo individual se transformó en un yo social identificado
con su patria y con la humanidad entera.

Paisajes y pasiones

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El Romanticismo instaló una visión subjetiva, una manera íntima de
percibir la naturaleza y de experimentar sentimientos que no habían sido
expresados hasta el momento.
Las sinfonías, las óperas, las pinturas, las esculturas, el teatro y la
literatura
presentaron innumerables tempestades,
erupciones volcánicas y naufragios para mostrar que
la naturaleza aún tenía fuerzas que el hombre no era
capaz de controlar
También incorporaron la seducción de los
paisajes exóticos (poco conocidos para los europeos)
del norte de África y del Oriente islámico. Víctor
Hugo en el «Prefacio» a su drama Cromwell (1827),
verdadero manifiesto de la estética romántica,
sostuvo que el arte debía «obrar como la naturaleza
y mezclar en sus creaciones, pero sin confundirlas,
la sombra y la luz, lo grotesco y lo sublime, el cuerpo
y el alma, la bestia y el espíritu».
Estas obras exaltaban los amores y los odios,
los deseos y los miedos, todas las pasiones que habían sido excluidas del
arte mesurado y racionalista del siglo XVIII. Entre ellas, la pasión por la
historia y por la política fueron favoritas. El nacionalismo y el liberalismo
entusiasmaron a los artistas románticos, comprometidos con las luchas
sociales y políticas de su tiempo.

El tópico civilización y barbarie

El origen del término barbarie es muy antiguo: surgió en la Antigua


Grecia como un modo de nombrar a los extranjeros cuya lengua (al no ser
griega) se escuchaba como un «bar, bar»: un balbuceo incomprensible.
Varios siglos después, los romanos la usaron para designar a los pueblos
germanos del Norte de Europa que forzaron las fronteras del Imperio
Romano de Occidente en las “invasiones bárbaras”.
En el siglo XVII, el vocablo civilización se empieza a usar para
designar la cultura de la ciudad (civis: 'ciudadano': cultos: 'civilización').
mientras que el ámbito rural se percibe como primitivo, carente de
cultura.

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En el siglo XVIII, con el arribo del Iluminismo, el concepto de
civilización se resignifica como sinónimo de luz (pensamiento lógico y
racional), civilidad. urbanidad, orden y progreso: por oposición a la
barbarie que remitía a oscuridad, salvajismo, anarquía y atraso.
A partir de entonces, estos términos se asocian para formar un par
conceptual antagónico y constituirse en una fórmula efectiva para
explicar fenómenos históricos y sociales.

Unitarios salvajes y federales bárbaros

En el siglo XIX, en el Río de la Plata, la fórmula civilización y


barbarie le sirvió al joven sanjuanino Domingo Faustino Sarmiento,
escritor romántico para explicar las dificultades que atravesaba nuestra
joven nación a partir de la independencia de 1810.
Exiliado en Valparaíso
(Chile) comenzó a utilizar esta
fórmula en artículos periodísticos
que publicó en el diario El
progreso a partir de 1845 y que
rápidamente reunió en forma de
libro con el título de Civilización y
Barbarie Vida de Juan Facundo
Quiroga, aspecto físico,
costumbres y hábitos de la
República Argentina. En este
texto, el tópico europeo de oposición entre lo civilizado y lo bárbaro
permitió organizar nuevos pares de opuestos: Buenos Aires / las
provincias, la ciudad / el desierto (la pampa), Europa / América, Mayo / el
Virreinato, progreso / estancamiento, libre comercio / monopolio, colonos
europeos / gauchos.
El crítico literario Pablo Ansolabehere sostiene que la lucha
encarnizada entre unitarios y federales por el poder también fue una
«guerra de palabras», una disputa verbal. «Bárbaros» fue la acusación
lanzada por Sarmiento contra sus enemigos políticos, al cruzar malherido
la cordillera rumbo al exilio. En el texto sarmientino de 1845, «bárbaros»
son los indios (porque, según Sarmiento, este grupo social traba el
progreso americano), los gauchos (porque los caudillos regionales —como
el riojano Juan Facundo Quiroga—y sus montoneras son feudales y

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anárquicas) y, finalmente, los federales y su líder, Juan Manuel de Rosas,
acusado de ser un tirano conservador del orden colonial, feudal y
cristiano.
Frente a este uso unitario del calificativo «bárbaros», Rosas
respondió sistemáticamente con el de «salvajes». En sus actos de
gobierno y discursos oficiales, «salvajes» fue el atributo preferido para
denostar a sus opositores cultos, ateos y liberales: «los salvajes
unitarios». Esta confrontación entre «salvajes» y «bárbaros» resultó ser
altamente productiva en el campo literario argentino: generó una
abundante corriente de novelas, poemas, relatos y obras teatrales que
llegaron hasta nuestros días.

La Generación del 37

En la ciudad de Buenos Aires, en 1837, se formó una agrupación de


intelectuales conocida también como el
Salón Literario. Sus miembros, jóvenes
universitarios, se reunían en la
trastienda de la Librería Argentina,
propiedad de Marcos Sastre, estudiante
de derecho y pintura.
En esos encuentros, se hablaba de
literatura, de música, de arte se partían
lecturas, se intercambiaban escritos y se
debatían las tendencias políticas y
filosóficas del Romanticismo europeo.
Participaban de las tertulias personalidades como Miguel Cané, padre del
autor de Juvenilia, Juan Bautista Alberdi, Juan María Gutiérrez, Esteban
Echeverría y Vicente Fidel Lopez, entre muchos otros.
A estos jóvenes se los conoce como Generación del 37 porque tenían
rasgos identitarios comunes. Además de tener edades cercanas, de haber
crecido en las décadas siguientes a la Revolución de Mayo, pertenecían a
familias criollas prósperas, se habían educado en la Universidad de Buenos
Aires y habían tenido la posibilidad de completar su educación en Europa.
Todos adherían a las ideas republicanas y liberales y consideraban a
estética romántica como una herramienta para afianzar la independencia
cultural y crear una literatura nacional.

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En 1838, los mismos jóvenes fundaron la «Asociación de Mayo»,
pero el gobierno federal, cada vez menos
tolerante con sus prédicas y sus miembros, los
persiguió y debieron exiliarse. Muchos de
ellos se instalaron en Montevideo, otros en
Santiago de Chile o Río de Janeiro, y desde
esos lugares continuaron polemizando y
escribiendo.

Te invito a observar este


video de Canal Encuentro para
conocer las características de la
Generación del 37

https://youtu.be/Ob_zDi3fmo8

El Salón Literario

Marcos Sastre ofreció un salón de su librería para que allí se


efectuaran las reuniones de uno de estos grupos de lectura y discusión.
La sesión inaugural se realizó en junio de 1837. A ella fue invitado el
políglota napolitano Pedro de Angelis, representante de Rosas. Los
discursos inaugurales (leídos por Marcos Sastre, Juan María Gutiérrez y
Juan Bautista Alberdi) permiten conocer los conceptos básicos que
cohesionaron al grupo:
• Necesidad de reflexionar sobre los acontecimientos políticos del
pasado para actuar sobre el presente.
• Retomo a los ideales de la Revolución de Mayo, de la que se
consideraban hijos y sucesores.
• Creación de una literatura nacional, unida al medio geográfico y
social, que atendiera "al fondo más que a la forma del pensamiento, a la
idea más que al estilo, a la belleza útil más que a la belleza en sí" (Alberdi);
que "armonice con la virgen y grandiosa naturaleza americana"
(Echeverría). Los modelos literarios serán los ofrecidos por el
Romanticismo europeo.

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• Propuesta de un divorcio con respecto a los modelos li españoles
y a la tutela académica. literarios
• Defensa de la libertad en el empleo de la lengua, aceptando las
variantes regionales del español americano.

Esteban Echeverría, un hombre del 37

Echeverría escribió El matadero entre 1838 y 1840, en los años


previos a su exilio en Montevideo, pero no lo
publicó. Veinte años después del
fallecimiento de su autor, en 1871, el texto
fue rescatado entre sus escritos privados
por su amigo Juan María Gutiérrez, quien lo
dio a conocer cuando Rosas ya era un anciano
derrotado y exiliado en Inglaterra.
Paradójicamente, estas desconocidas
páginas de Echeverría son aquellas que lo
consagraron corno el autor del primer
cuento de temática nacional de la literatura argentina.

Esteban Echeverría nació en Buenos Aires en 1805. Fue el escritor


que introdujo el Romanticismo en el Rio de la Plata y es considerado el
fundador de la cultura moderna de la Argentina. Fue becado a estudiar a
Francia, y fue allí donde se empapo de la atmosfera intelectual parisina y
tomó conocimiento del cambio propuesto por el Romanticismo. Cuando
llegó a Buenos Aires escribió poesía y publicó Los consuelos (1834), primer
libro escrito por un argentino y publicado en Buenos Aires, que lo consagró
entre sus contemporáneos. Además, encabezó la nueva generación de
intelectuales, orientando las reuniones del Salón Literario y fundando la
Asociación de Mayo. En 1837 apareció una de sus obras más logradas: La
cautiva, poema narrativo de tema indianista en el que presenta al indio
como un ser bestial. Por problemas políticos se refugió en una estancia, en
donde escribió "El Matadero", cuento de gran vigor y perfección que no
publicó en vida. Luego se exilió en Montevideo, como muchos otros
intelectuales que huían de Rosas, en donde escribió en 1844 Manual de
enseñanza moral, Dogma socialista (1846), entre otros escritos de índole
política y poética. Enfermo de tuberculosis, muri6 en 1851 en Montevideo.

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La declaración de la independencia de España en 1816 derivó en un
período que no estuvo caracterizado por la paz política y el bienestar
económico. En lugar de alinearse tras un objetivo común, los grupos
políticos existentes profundizaron sus diferencias. El país buscaba una
identidad y prueba de ello fue la indefinición de su hombre, ya que hasta
1860 se alternaban el de Provincias Unidas del Rio de la Plata, el de
Confederación Argentina y el de República Argentina.
En ese marco, se Conforma un sistema político de oposición binaria
entre dos facciones: la de los unitarios y la de los federales. Para los
unitarios debía existir un poder central al cual estuvieran subordinados
todos los distintos estratos gubernamentales, al mismo tiempo que debía
contarse con una legislación unificada para todo el territorio. En tanto
que, para los federales, el país debía organizarse como resultado de una
asociación voluntaria entre las distintas provincias, y ellas debían
delegarle al gobierno nacional algunas facultades. De esta manera, las
provincias, al amparo de sus caudillos, enfrentaron la hegemonía porteña.
Promediaba la década de 1830 y el país aún no contaba con un
gobierno nacional ni con una constitución que lo rigiera. La provincia de
Buenos Aires estaba enfrentada con el interior y esto generaba un vacío
de poder. Cierta position consideraba que la mejor opción para salir de un
momento como ese consistía en poner la situación en manos de don Juan
Manuel de Rosas, un acaudalado terrateniente del Partido Federal, que
había sido gobernador de la provincia de Buenos Aires entre 1829 y 1832.
En 1835, Rosas fue proclamado gobernador nuevamente, con facultades
extraordinarias y con la suma del poder público, lo que significaba que se
concentraban en él las decisiones de los poderes ejecutivo, legislativo y
judicial. Ese segundo mandato de Rosas estuvo caracterizado por una
marcada intolerancia hacia los unitarios; los lemas usados para encabezar
los documentos públicos eran "Federación o muerte" y "Mueran los
salvajes unitarios". Los empleados públicos y los militares estaban
obligados a usar un distintivo color punzo como muestra de su adhesión al
régimen, y una orden no escrita hizo que también fuera obligatorio su use
para todos los ciudadanos. Los opositores, entre los que se destacaban
algunos intelectuales, como Sarmiento, Echeverría, Juan B. Alberdi y
Miguel Cané, debieron exiliarse para salvar sus vidas. Echeverría encontró
refugio en una estancia en Lujan, donde se supone que escribió "El
Matadero", hasta que en 1840 partió hacia Uruguay. Para algunos, Rosas
fue un dictador; para otros, fue un defensor de la soberanía nacional por

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su actuación contra los ataques de Francia e Inglaterra que se produjeron
durante su segundo gobierno. Lo cierto es que se trata de una figura tan
significativa como polémica de la historia argentina.

Leemos la obra completa: El matadero de Esteban


Echeverría. (disponible en un pdf)

Distintas visiones sobre El matadero

El matadero es un texto que, al igual que el Facundo de Sarmiento,


presenta una hibridez genérica que ha promovido numerosos debates.
Para algunos especialistas en el tema, es un cuadro de costumbres
porque ofrece una descripción minuciosa del matadero del Alto, de la
faena de las reses, de los trabajadores y sus
procederes. Otros, más interesados en la
construcción de la ficción, consideran que se trata
de un cuento (aunque para muchos no responde al
desarrollo narrativo secuencial y lineal de tal
género). Para los que privilegian su contenido político,
El matadero es una alegoría del unitarismo liberal,
por la cual el matadero es una representación
simbólica de la Argentina, un modelo de país
ganadero carnívoro, y bárbaro. Dentro de esa
alegoría, el Juez del matadero representaría a Rosas y el Matasiete, a su
brazo armado; la Mazorca y la «chusma» son una alegoría de los habitantes
cegados por su adhesión irracional al régimen federal.

En este video encontrarás el análisis de la


obra y el contexto de producción.

https://youtu.be/7XgmkESINdk

¿Cuadro de costumbres o cuento realista?

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Este relato no encuadra de manera precisa en ninguna clasificación.
Por eso es adecuado analizar los
elementos que lo asocian tanto al cuadro
de costumbres como al realismo. El
cuadro de costumbres contemporáneas
es un género de trama básicamente
descriptiva, que sugiere una valoración
por parte del autor. En "El Matadero" se
reconoce en la descripción minuciosa del
lugar y de su vida cotidiana, con sus
hábitos (tirarse sangre, apartar los perros, etcétera), y los personajes
tipo de la época (las achuradoras, el juez del matadero, los carniceros, los
negros, los mulatos y los muchachones), con los que empieza el relato. Sin
embargo, Echeverría no se queda en la mera descripción, sino que hace
una lectura de la realidad mucho más amplia y propone una denuncia
política y social del gobierno de Rosas, al mismo tiempo que proyecta una
crítica a la dicotomía tradicional entre unitarios y federales, lo cual
excede al costumbrismo. Lo novedoso de este relato va a residir en que
se deja atrás el cuadro de costumbres por la actitud realista con que
presenta la historia. Por más que el Realismo como género recién
empezaba a surgir en ese mismo momento en Europa y todavía no estaban
definidos los lineamientos estéticos de esa tipología, Echeverría anunció
el Realismo en el Río de la Plata. No puede decirse que "El Matadero" sea
exclusivamente un cuento realista, dado que el Realismo aún no se había
desarrollado como género, pero los elementos realistas que presenta son
una de sus principales características.

Estos elementos se relacionan con que el relato parte de una


observación regional, argentina y americana, y describe un sector de la
realidad, aunque con cierta mirada idealizada europeizante acerca de qué
es lo americano.

Lectura y análisis de fuentes

Realismo y costumbrismo. Un cuento de "costumbres" tiene algo de


realista en su origen: exige una observación de la realidad y propone un
enjuiciamiento. Pero no trata “toda” la realidad, como es propio del
Realismo, sino una de sus parcelas; y el juicio se ejercita desde una

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personalidad que difiere o concuerda con lo observado, y lo rechaza o lo
acepta por sensibilidad, no por sistema. De este modo, "el costumbrismo"
es restringido y personal, mientras que el Realismo es amplio y objetivo.
"El Matadero" comienza con el tono y el ritmo costumbristas: "A pesar de
que la mía es historia, no la empezaré por el arca de Noé y la genealogía
de sus ascendientes...". Y, poco a poco, el relato se va internando en aguas
menos tranquilas. Ya no se trata de peculiaridades más o menos
pintorescas ("estuvo quince días el Matadero de la Convalecencia sin ver
una sola cabeza vacuna, y que en uno o dos, todos los bueyes de quinteros
y aguateros se consumieron en el abasto de la ciudad"), sino de hábitos
que comprometen al hombre y, por lo tanto, al mundo entero. Ya instalados
en lo realista, plano de seriedad en que la ironía no cuenta y el detalle se
profundiza, observamos que lo realista tiene un fundamental alcance
descriptivo dentro del cual la ironía y el enjuiciamiento costumbristas, así
como el detalle realista objetivo, conducen a una idea de crónica. Como si
el autor, aunque confiesa lo contrario, quisiera hacer historia. Pero luego,
sobre la última parte del relato, comienza una acción dramática entre
personajes antagónicos. En este momento, cuando el autor se interna en
la acción, o sea en el conflicto, se produce un deslizamiento hacia la toma
de partido y con ella una escisión muy grande entre realidad considerada
y punto de vista del observador.

Noé Jitrik, "Esteban Echeverría", en La historia de la literatura


argentina, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1979.
(Fragmento.)

Responde:

El cuento de Echeverría, ¿es un cuadro de costumbres o un cuento


realista? Justifiquen su respuesta con ejemplos textuales.

La fiesta de la sangre y el lodo

En la primera parte de El matadero predomina la descripción del


festivo juego sangriento entre lo animal y lo humano: las mujeres que se
pelean con los perros por las achuras es un ejemplo de ello.

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La segunda parte, de acelerado ritmo narrativo, cuenta el episodio
de la fuga del toro y la muerte del niño. Se da un entrelazamiento fatal
entre lo animal y lo humano que opera como anticipo del segmento
narrativo final: la tortura y muerte del joven unitario. Aquí el ritmo
narrativo se ralentiza para transmitir el horror de la escena en la que el
caballero es animalizado: «Deguéllalo —Matasiete quiso sacar las
pistolas.— Degüéllalo como al toro».

Novedades de época

En el relato de Echeverría resulta notable el uso de la ironía -


procedimiento retórico por el cual se da a entender lo contrario de lo que
se dice— para criticar la represión retrógrada y autoritaria de la Iglesia
sobre los ciudadanos. Echeverría utiliza también este recurso para
construir una imagen negativa de los federales, acusándolos de cobardes
(«Qué nobleza de alma, iQué bravura en los federales!»).
Otro rasgo que caracteriza a El matadero, novedoso para la época,
es el registro de la oralidad de los trabajadores del matadero: la
incorporación del voceo de los americanismos referidos a la carne y de
expresiones vulgares, que Echeverría incorporó por primera vez a la
literatura argentina.
Los analistas destacan la vitalidad del texto y sus variables ritmos
narrativos, como también la fusión de la estética romántica del exceso y
el feísmo con la capacidad de observación de lo cotidiano que Echeverría
lleva a cabo. Se trata de una intuición formidable del Realismo y del
Naturalismo literarios, tendencias
estéticas que aún no se habían desarrollado
en Europa.

En estos dos videos


encontrarás más información
sobre el análisis de la obra.

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https://youtu.be/unR8SvehwHg https://youtu.be/wRLS_7lp3rw

El narrador de "El Matadero"

El narrador es la voz ficcional que cuenta las acciones de un relato.


En el cuento de Echeverría, si bien se reconoce un narrador protagonista,
en general, los críticos literarios señalan que es un cuento claramente
conformado por dos partes: la primera se caracteriza por ser más
descriptiva, al mismo tiempo que presenta los hechos observados con
cierta distancia; la segunda parte presenta una mayor acción y es
decisivamente más narrativa. En ambas partes se reconoce la presencia
de un único narrador, pero que plantea dos contundentes y diferentes
actitudes enunciativas: en una aparece un narrador irónico y en la
siguiente, un narrador que denuncia.
En la primera parte, el narrador describe con ironía y sarcasmo
todo lo referido a las costumbres locales, que le son profundamente

desagradables, no solo por el hecho en sí


de describir un matadero que ha estado quince días sin carne a causa de
una inundación, y está marcado por el hambre y la miseria de sus
personajes junto a la matanza de los animales, sino también por lo que ese
ámbito representa: la federación rosista. En las observaciones que plantea
el narrador en esta primera parte se hacen evidentes las referencias al
Restaurador. No solo aparece la descripción de esa situación, sino que
también aparece la voz de quien juzga, evalúa los hechos y se indigna. En
la ironía une la voz del que informa y describe un hecho junto al que
polemiza y critica.

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A partir de la aparición del unitario, es decir, en la segunda parte,
el tono y el estilo se hacen realzativos y contrastan en gran medida con el
realismo descriptivo de la primera parte. En esta parte, el narrador deja
de lado la ironía para denunciar el accionar de los federales, con la
intención de que sus palabras se conviertan en un alegato contra la
barbarie que se evidenciaba en determinados ámbitos de la sociedad de
su época.

La estructura narrativa

Las narraciones literarias presentan una estructura común, la


estructura narrativa, y se construyen alrededor de un conflicto. La
secuencia de acciones más general o abarcadora se corresponde con tres
momentos: situación inicial, conflicto, y resolución, desenlace o situación
final.
La situación inicial consiste en la presentación de ciertos
personajes ubicados en un tiempo y lugar determinados. Estos elementos
suelen presentarse en una situación de equilibrio. A medida que avanza la
narración, ese estado de equilibrio se rompe por algo que afecta y altera
el orden establecido: el conflicto narrativo. A partir de esta aparición se
desarrolla la acción hasta que el conflicto o problema tenga una resolución,
ya sea positiva o negativa. Una vez resuelto el conflicto, se vuelve a un
nuevo estado de equilibrio o situación final.
En muchos cuentos sucede que cuando se resuelve un conflicto se
presenta uno nuevo, de modo que entre la situación inicial y la situación
final, los protagonistas deberán superar varios conflictos. Cada aparición
y resolución de conflicto se denomina episodio.
En cuanto a la estructura narrativa, se puede señalar que "El
Matadero" plantea en el matadero.
• Situación inicial: Inundación, cuaresma y la chusma en el
siguiente esquema:
• 1.a Complicación: aparición del toro.
• Resolución: muerte brutal.
• 2.a Complicación: aparición del unitario.
• Resolución: muerte brutal.
• Situación final: comentario y reflexión del narrador.

La paradoja

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Es una figura retórica que manifiesta de un modo impreciso o vago
un contenido sorprendente, por ser contrario a lo esperado. En el caso del
cuento de Echeverría sucede algo muy interesante ya que se presenta una
situación paradójica en el plano estético, como señala Noé Jitrik. Este
crítico remarca que todo el sector de la narración dedicado a presentar
lo bárbaro, salvaje, despreciable, brutal e inhumano es vital, apasionado,
vigoroso, preciso y muy potente. Es decir, todo lo que concierne a los
federales y la chusma. De esta manera, lo realista aparece de una forma
dramática y hasta trágica, y estéticamente se mantiene como válido y
perdurable.
En cambio, todo el sector del relato que hace referencia al unitario,
y en él, todo el mundo de valores por los que luchaba Echeverría, es poco
convincente, artificial, superficial, mental, previsible, inconsistente y
débil; estéticamente se presenta como olvidable y descolorido.
En esto reside la paradoja, pareciera que el mundo al que pertenece
y defiende Echeverría es opacado y desdibujado por ese otro mundo,
rechazado y despreciado por el autor, pero vital y perdurable en la
memoria de los lectores. Esta falta de síntesis reside posiblemente en una
-ambigua relación con la realidad, como si se apreciara más de lo que se
confiesa un orden que conceptualmente se rechaza. y como si no se
aceptara realmente un conjunto de valores que conceptualmente se
aprecia", como sostiene Jitrik. Si la intención del cuento apostaba a que
perdurasen las palabras reflexivas y moralistas finales del narrador y las
explicaciones afectadas del unitario es el habla de la chusma, y de los
federales lo que se mantuvo vivo y perdurable en el cuento. Además, es
necesario destacar que en este cuento es la primera vez que aparece
reproducida la forma de hablar popular que, a pesar de que fue presentada
con la intención de dejar en evidencia su brutalidad, trascendió con su
vitalismo y capacidad expresiva.

Actividades

 Señalen las dos partes que se reconocen en "El Matadero".


 Reconozcan y subrayen dos ironías con las que el narrador critique
al Restaurador y dos en las que polemice con la Iglesia.

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 Identifiquen en el cuento de Echeverría el habla de la chusma y el
discurso monolítico del unitario.

Para analizar la lectura

1. Reflexionen y respondan las siguientes preguntas. a. ¿Qué tipo


de narrador consideran que tiene el relato? ¿Qué punto de vista adopta?
b. ¿Cómo se presenta el tópico civilización/ barbarie en el texto de
Echeverría?
2. Rastreen en El matadero algunos ejemplos de la relación que
hay entre lo animal y lo humano. Explíquenlos.

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