El Romanticismo
El Romanticismo
El Romanticismo
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La literatura hispanoamericana desarrolló simultáneamente las dos
temáticas, en apariencia antitéticas, del Romanticismo europeo: un arte
individualista, de evasión, y un arte socialista, de compromiso.
• La evasión. Ésta fue la influencia más temprana. Generalmente, se
convirtió en sinónimo exclusivo de "romanticismo". Sus rasgos generales
más salientes fueron:
a) Los paisajes solitarios (brumosos, otoñales, crepusculares,
nocturnos), en los que el individuo proyectaba sus sentimientos de
melancolía, angustia, desesperación.
b) La subjetividad del yo, que confiesa los des-bordes de sus
sentimientos y de su fantasía, no controlados por la razón.
c) El alejamiento (de un presente y de un ambiente adversos), por
medio de la creación estética, hacia pasados remotos o hacia lugares
exóticos.
d) La valoración de las sociedades y de las naturalezas primitivas.
e) El genio en rebelión con las reglas en vigencia, cuya obra surge a
partir de fuerzas inconscientes
(que se manifiestan en los sueños,
en los delirios, en la locura, y que
están ligadas al espíritu de la
comunidad).
• El compromiso. Esta línea
romántica llegará más
tardíamente, a través de la
literatura francesa, puesto que
fue en Francia donde se desarrolló a partir de 1830 y de la revolución que
puso fin a la Restauración. Sus características más importantes fueron:
a) La obra literaria no se agotaba en el goce estético ni en el
desborde de los sentimientos.
b) La obra literaria se entendió como un arma de combate y como
un instrumento de difusión de ideales sociales y políticos.
c) El creador fue, a la vez, un hombre público que actuó
políticamente. Su yo individual se transformó en un yo social identificado
con su patria y con la humanidad entera.
Paisajes y pasiones
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El Romanticismo instaló una visión subjetiva, una manera íntima de
percibir la naturaleza y de experimentar sentimientos que no habían sido
expresados hasta el momento.
Las sinfonías, las óperas, las pinturas, las esculturas, el teatro y la
literatura
presentaron innumerables tempestades,
erupciones volcánicas y naufragios para mostrar que
la naturaleza aún tenía fuerzas que el hombre no era
capaz de controlar
También incorporaron la seducción de los
paisajes exóticos (poco conocidos para los europeos)
del norte de África y del Oriente islámico. Víctor
Hugo en el «Prefacio» a su drama Cromwell (1827),
verdadero manifiesto de la estética romántica,
sostuvo que el arte debía «obrar como la naturaleza
y mezclar en sus creaciones, pero sin confundirlas,
la sombra y la luz, lo grotesco y lo sublime, el cuerpo
y el alma, la bestia y el espíritu».
Estas obras exaltaban los amores y los odios,
los deseos y los miedos, todas las pasiones que habían sido excluidas del
arte mesurado y racionalista del siglo XVIII. Entre ellas, la pasión por la
historia y por la política fueron favoritas. El nacionalismo y el liberalismo
entusiasmaron a los artistas románticos, comprometidos con las luchas
sociales y políticas de su tiempo.
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En el siglo XVIII, con el arribo del Iluminismo, el concepto de
civilización se resignifica como sinónimo de luz (pensamiento lógico y
racional), civilidad. urbanidad, orden y progreso: por oposición a la
barbarie que remitía a oscuridad, salvajismo, anarquía y atraso.
A partir de entonces, estos términos se asocian para formar un par
conceptual antagónico y constituirse en una fórmula efectiva para
explicar fenómenos históricos y sociales.
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anárquicas) y, finalmente, los federales y su líder, Juan Manuel de Rosas,
acusado de ser un tirano conservador del orden colonial, feudal y
cristiano.
Frente a este uso unitario del calificativo «bárbaros», Rosas
respondió sistemáticamente con el de «salvajes». En sus actos de
gobierno y discursos oficiales, «salvajes» fue el atributo preferido para
denostar a sus opositores cultos, ateos y liberales: «los salvajes
unitarios». Esta confrontación entre «salvajes» y «bárbaros» resultó ser
altamente productiva en el campo literario argentino: generó una
abundante corriente de novelas, poemas, relatos y obras teatrales que
llegaron hasta nuestros días.
La Generación del 37
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En 1838, los mismos jóvenes fundaron la «Asociación de Mayo»,
pero el gobierno federal, cada vez menos
tolerante con sus prédicas y sus miembros, los
persiguió y debieron exiliarse. Muchos de
ellos se instalaron en Montevideo, otros en
Santiago de Chile o Río de Janeiro, y desde
esos lugares continuaron polemizando y
escribiendo.
https://youtu.be/Ob_zDi3fmo8
El Salón Literario
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• Propuesta de un divorcio con respecto a los modelos li españoles
y a la tutela académica. literarios
• Defensa de la libertad en el empleo de la lengua, aceptando las
variantes regionales del español americano.
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La declaración de la independencia de España en 1816 derivó en un
período que no estuvo caracterizado por la paz política y el bienestar
económico. En lugar de alinearse tras un objetivo común, los grupos
políticos existentes profundizaron sus diferencias. El país buscaba una
identidad y prueba de ello fue la indefinición de su hombre, ya que hasta
1860 se alternaban el de Provincias Unidas del Rio de la Plata, el de
Confederación Argentina y el de República Argentina.
En ese marco, se Conforma un sistema político de oposición binaria
entre dos facciones: la de los unitarios y la de los federales. Para los
unitarios debía existir un poder central al cual estuvieran subordinados
todos los distintos estratos gubernamentales, al mismo tiempo que debía
contarse con una legislación unificada para todo el territorio. En tanto
que, para los federales, el país debía organizarse como resultado de una
asociación voluntaria entre las distintas provincias, y ellas debían
delegarle al gobierno nacional algunas facultades. De esta manera, las
provincias, al amparo de sus caudillos, enfrentaron la hegemonía porteña.
Promediaba la década de 1830 y el país aún no contaba con un
gobierno nacional ni con una constitución que lo rigiera. La provincia de
Buenos Aires estaba enfrentada con el interior y esto generaba un vacío
de poder. Cierta position consideraba que la mejor opción para salir de un
momento como ese consistía en poner la situación en manos de don Juan
Manuel de Rosas, un acaudalado terrateniente del Partido Federal, que
había sido gobernador de la provincia de Buenos Aires entre 1829 y 1832.
En 1835, Rosas fue proclamado gobernador nuevamente, con facultades
extraordinarias y con la suma del poder público, lo que significaba que se
concentraban en él las decisiones de los poderes ejecutivo, legislativo y
judicial. Ese segundo mandato de Rosas estuvo caracterizado por una
marcada intolerancia hacia los unitarios; los lemas usados para encabezar
los documentos públicos eran "Federación o muerte" y "Mueran los
salvajes unitarios". Los empleados públicos y los militares estaban
obligados a usar un distintivo color punzo como muestra de su adhesión al
régimen, y una orden no escrita hizo que también fuera obligatorio su use
para todos los ciudadanos. Los opositores, entre los que se destacaban
algunos intelectuales, como Sarmiento, Echeverría, Juan B. Alberdi y
Miguel Cané, debieron exiliarse para salvar sus vidas. Echeverría encontró
refugio en una estancia en Lujan, donde se supone que escribió "El
Matadero", hasta que en 1840 partió hacia Uruguay. Para algunos, Rosas
fue un dictador; para otros, fue un defensor de la soberanía nacional por
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su actuación contra los ataques de Francia e Inglaterra que se produjeron
durante su segundo gobierno. Lo cierto es que se trata de una figura tan
significativa como polémica de la historia argentina.
https://youtu.be/7XgmkESINdk
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Este relato no encuadra de manera precisa en ninguna clasificación.
Por eso es adecuado analizar los
elementos que lo asocian tanto al cuadro
de costumbres como al realismo. El
cuadro de costumbres contemporáneas
es un género de trama básicamente
descriptiva, que sugiere una valoración
por parte del autor. En "El Matadero" se
reconoce en la descripción minuciosa del
lugar y de su vida cotidiana, con sus
hábitos (tirarse sangre, apartar los perros, etcétera), y los personajes
tipo de la época (las achuradoras, el juez del matadero, los carniceros, los
negros, los mulatos y los muchachones), con los que empieza el relato. Sin
embargo, Echeverría no se queda en la mera descripción, sino que hace
una lectura de la realidad mucho más amplia y propone una denuncia
política y social del gobierno de Rosas, al mismo tiempo que proyecta una
crítica a la dicotomía tradicional entre unitarios y federales, lo cual
excede al costumbrismo. Lo novedoso de este relato va a residir en que
se deja atrás el cuadro de costumbres por la actitud realista con que
presenta la historia. Por más que el Realismo como género recién
empezaba a surgir en ese mismo momento en Europa y todavía no estaban
definidos los lineamientos estéticos de esa tipología, Echeverría anunció
el Realismo en el Río de la Plata. No puede decirse que "El Matadero" sea
exclusivamente un cuento realista, dado que el Realismo aún no se había
desarrollado como género, pero los elementos realistas que presenta son
una de sus principales características.
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personalidad que difiere o concuerda con lo observado, y lo rechaza o lo
acepta por sensibilidad, no por sistema. De este modo, "el costumbrismo"
es restringido y personal, mientras que el Realismo es amplio y objetivo.
"El Matadero" comienza con el tono y el ritmo costumbristas: "A pesar de
que la mía es historia, no la empezaré por el arca de Noé y la genealogía
de sus ascendientes...". Y, poco a poco, el relato se va internando en aguas
menos tranquilas. Ya no se trata de peculiaridades más o menos
pintorescas ("estuvo quince días el Matadero de la Convalecencia sin ver
una sola cabeza vacuna, y que en uno o dos, todos los bueyes de quinteros
y aguateros se consumieron en el abasto de la ciudad"), sino de hábitos
que comprometen al hombre y, por lo tanto, al mundo entero. Ya instalados
en lo realista, plano de seriedad en que la ironía no cuenta y el detalle se
profundiza, observamos que lo realista tiene un fundamental alcance
descriptivo dentro del cual la ironía y el enjuiciamiento costumbristas, así
como el detalle realista objetivo, conducen a una idea de crónica. Como si
el autor, aunque confiesa lo contrario, quisiera hacer historia. Pero luego,
sobre la última parte del relato, comienza una acción dramática entre
personajes antagónicos. En este momento, cuando el autor se interna en
la acción, o sea en el conflicto, se produce un deslizamiento hacia la toma
de partido y con ella una escisión muy grande entre realidad considerada
y punto de vista del observador.
Responde:
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La segunda parte, de acelerado ritmo narrativo, cuenta el episodio
de la fuga del toro y la muerte del niño. Se da un entrelazamiento fatal
entre lo animal y lo humano que opera como anticipo del segmento
narrativo final: la tortura y muerte del joven unitario. Aquí el ritmo
narrativo se ralentiza para transmitir el horror de la escena en la que el
caballero es animalizado: «Deguéllalo —Matasiete quiso sacar las
pistolas.— Degüéllalo como al toro».
Novedades de época
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https://youtu.be/unR8SvehwHg https://youtu.be/wRLS_7lp3rw
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A partir de la aparición del unitario, es decir, en la segunda parte,
el tono y el estilo se hacen realzativos y contrastan en gran medida con el
realismo descriptivo de la primera parte. En esta parte, el narrador deja
de lado la ironía para denunciar el accionar de los federales, con la
intención de que sus palabras se conviertan en un alegato contra la
barbarie que se evidenciaba en determinados ámbitos de la sociedad de
su época.
La estructura narrativa
La paradoja
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Es una figura retórica que manifiesta de un modo impreciso o vago
un contenido sorprendente, por ser contrario a lo esperado. En el caso del
cuento de Echeverría sucede algo muy interesante ya que se presenta una
situación paradójica en el plano estético, como señala Noé Jitrik. Este
crítico remarca que todo el sector de la narración dedicado a presentar
lo bárbaro, salvaje, despreciable, brutal e inhumano es vital, apasionado,
vigoroso, preciso y muy potente. Es decir, todo lo que concierne a los
federales y la chusma. De esta manera, lo realista aparece de una forma
dramática y hasta trágica, y estéticamente se mantiene como válido y
perdurable.
En cambio, todo el sector del relato que hace referencia al unitario,
y en él, todo el mundo de valores por los que luchaba Echeverría, es poco
convincente, artificial, superficial, mental, previsible, inconsistente y
débil; estéticamente se presenta como olvidable y descolorido.
En esto reside la paradoja, pareciera que el mundo al que pertenece
y defiende Echeverría es opacado y desdibujado por ese otro mundo,
rechazado y despreciado por el autor, pero vital y perdurable en la
memoria de los lectores. Esta falta de síntesis reside posiblemente en una
-ambigua relación con la realidad, como si se apreciara más de lo que se
confiesa un orden que conceptualmente se rechaza. y como si no se
aceptara realmente un conjunto de valores que conceptualmente se
aprecia", como sostiene Jitrik. Si la intención del cuento apostaba a que
perdurasen las palabras reflexivas y moralistas finales del narrador y las
explicaciones afectadas del unitario es el habla de la chusma, y de los
federales lo que se mantuvo vivo y perdurable en el cuento. Además, es
necesario destacar que en este cuento es la primera vez que aparece
reproducida la forma de hablar popular que, a pesar de que fue presentada
con la intención de dejar en evidencia su brutalidad, trascendió con su
vitalismo y capacidad expresiva.
Actividades
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Identifiquen en el cuento de Echeverría el habla de la chusma y el
discurso monolítico del unitario.
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