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Inflamación y ácidos grasos omega-3 y

omega-6: impacto sobre diferentes


patologías e importancia del balance
adecuado de estos nutrientes en la dieta

Trabajo final de Máster en Nutrición y Salud

Autor: Patricio González De Coss


Directora: Perla Kaliman, Ph.D.

1ro de julio del 2016

1
Índice
1. RESUMEN / ABSTRACT ...................................................................................... 3
2. INTRODUCCIÓN ................................................................................................... 4
3. HIPOTESIS / OBJETIVOS .................................................................................... 5
4. METODOLOGIA .................................................................................................... 6
5. RESULTADOS ...................................................................................................... 6
6. DISCUSIÓN ......................................................................................................... 21
7. CONCLUSIONES ................................................................................................ 24
8. BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................... 25

2
1-Resumen/Abstract

Resumen

Los ácidos grasos poliinsaturados (AGP) omega-3 (n-3) y omega-6 (n-6) son los precursores de
los eicosanoides, moléculas que fungen como mediadores de la respuesta inflamatoria.
Aquellos derivados de la familia n-6 en general son pro-inflamatorios, y los de la familia n-3
anti-inflamatorios. Se analizaron estudios recientes sobre los efectos de la suplementación de
AGP n-3, principalmente, en diversos estados patológicos que cursan o son consecuencia de la
inflamación anormal, así mismo, se buscó información sobre las consecuencias de modificar la
proporción n-6/n-3 de la dieta en estas mismas patologías. Según la información obtenida, en
general la suplementación de AGP n-3 parece ser poco efectiva en reducir la morbimortalidad
en enfermedades isquémicas, las recaídas en enfermedades inflamatorias del intestino y la
progresión de la demencia en diversas enfermedades neurodegenerativas. Notablemente, la
suplementación de n-3 por >3 meses a dosis altas parece ser efectiva en la reducción del dolor,
inflamación articular y otros parámetros de actividad en diversas enfermedades reumatológicas.
La disminución de la proporción n-6/n-3 de la dieta por debajo de 4/1 parece conllevar
beneficios como reducción de la mortalidad en enfermedades cardiovasculares, y de la
sintomatología en enfermedades reumatológicas.

Abstract

Polyunsaturated fatty acids (PUFA) from the omega-3 (n-3) and omega-6 (n-6) lines are the
precursors to eicosanoids, which are molecules that modulate the inflammatory response.
Those that originate from the n-6 line are mostly pro-inflammatory, in contrast to those derived
from the n-3 line, which mainly have an anti-inflammatory effect. The present work focuses on
reviewing recent research about n-3 PUFA supplementation in different diseases that involve
abnormal inflammation, either as a consequence of, or during the course of the disease.
Likewise, consequences of modifying the n-6/n-3 proportion of PUFA intake in these diseases
was reviewed. According to the reviewed information, n-3 PUFA supplementation appears to be
ineffective in reducing morbidity and mortality in isquemic diseases, relapses in inflammatory
bowel diseases, and the progression of dementia in different neurodegenerative diseases.
Notably, n-3 PUFA supplementation for >3 months at a high dosage appears to be effective in
reducing pain, joint inflammation and other disease parameters in some rheumatic diseases,
including rheumatoid arthritis. Modifying the n-6/n-3 PUFA intake proportion below 4/1 appears

3
to be effective in reducing mortality in cardiovascular diseases and the symptoms of rheumatic
diseases.

2- Introducción

La inflamación es un mecanismo desencadenado por nuestro sistema inmune en respuesta a


ciertas agresiones, y tiene funciones esenciales como el proteger al organismo frente a agentes
infecciosos, en el caso de infecciones, y el renovar tejidos dañados, en el caso de lesiones. La
inflamación está también involucrada directa o indirectamente en la fisiopatología de un sinfín
de enfermedades de prácticamente todos los órganos; las enfermedades reumatológicas, como
la osteoartritis, artritis reumatoide o las espondiloartropatías, en donde la inflamación anormal y
constante de ciertos tejidos es en si la enfermedad. Gran parte de las enfermedades
cardiovasculares son consecuencia de la arterioesclerosis, que a su vez es una inflamación de
bajo grado de las arterias. Enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de
Alzheimer, en donde la inflamación está involucrada en el depósito de β-amiloide en el tejido
cerebral. Enfermedades gastrointestinales, como la colitis ulcerativa y la enfermedad de Crohn,
donde hay una inflamación anormal de porciones del intestino. Casos como estos se pueden
enumerar de prácticamente todos los órganos del cuerpo [1-4].

Los ácidos grasos poliinsaturados (AGP) de la familia omega-3 (ácido alfa-linolénico, ácido
docosahexaenóico y ácido eicosapentaenóico) y omega-6 (ácido linoleico y ácido
araquidónico, principalmente) constituyen una familia de nutrientes de gran importancia para el
ser humano (hasta esenciales, en el caso del ácido alfa-linolénico y el linoleico), que están
involucrados directamente en la generación de la respuesta inflamatoria. Metabólicamente
hablando, los AGP omega-3 (n-3) en general participan en vías metabólicas que tienen como
producto final agentes anti-inflamatorios y otros con actividad “neutra”. Por el lado contrario, los
AGP omega-6 (n-6) en general participan en vías metabólicas que terminan en la síntesis de
agentes pro-inflamatorios. Los AGP n-6 se transforman en acido araquidónico (AA), que a su
vez deriva en una familia de metabolitos pro-inflamatorios, como la prostaglandina E-2 (PGE2),
que son los que finalmente ejercen el efecto neto pro-inflamatorio de los AGP n-6 [5].

Uno de los aspectos más interesantes del metabolismo de estos nutrientes es que ambas
familias de AGP, n-3 y n-6, compiten por las mismas enzimas para avanzar en sus respectivas
rutas metabólicas, estas enzimas son las ciclooxigenasas (COX) y lipooxigenasas (LOX), lo
cual tiene implicaciones sobre la respuesta inflamatoria: al existir una concentración tisular de

4
AGP n-3 elevada, se inhibe la transformación de ácido araquidónico derivado de los AGP n-6
en sus metabolitos activos pro-inflamatorios (y vice-versa) [5,6].

En la dieta promedio del hombre moderno existe una gran discrepancia en la relación de AGP
n-6 y n-3 que se ingieren a través de los alimentos. Si bien, no se conoce a ciencia cierta cuál
es la relación óptima, se habla de que nuestros antepasados sobrevivían con una dieta que
contenía una proporción n-6/n-3 de 1-4:1, en contraste con la dieta promedio del hombre
occidental actual, en donde usualmente asciende a más de 15:1. Considerando lo anterior, son
obvias las interrogantes que surgen: ¿Puede la sobreabundancia de AGP n-6 aunada al pobre
aporte de AGP n-3 en la dieta del hombre moderno estar relacionada con el aumento de la
prevalencia de enfermedades crónicas que se ha dado a nivel mundial en las últimas
décadas?, ¿Tendrá un impacto positivo el modificar la dieta, procurando mejorar la proporción
n-6/n-3 en personas que sufren de enfermedades en donde la inflamación juega un rol central
sobre la actividad de las mismas? [1, 3]

Muchos de los estudios relacionados con el tema se centran únicamente en la suplementación


de AGP n-3 en los individuos del grupo experimental, lo comparan con un grupo placebo y
llegan a conclusiones sin siquiera tomar en cuenta la dieta que llevaban estos individuos. Se le
debe de dar más relevancia a la dieta y a la proporción n-6/n-3 de la dieta: basta con conocer el
metabolismo de estas moléculas para saber porque los efectos positivos que se buscan con la
suplementación de n-3 podrían verse mermados si en los tejidos del individuo hay una gran
concentración de n-6 [1-8].

3- Hipótesis / objetivos

El objetivo general del presente trabajo será analizar a través de una revisión bibliográfica el
impacto de los AGP n-3 y n-6 y su proporción relativa en la dieta sobre diferentes estados
patológicos y no patológicos

Los objetivos específicos incluyen:

 Explicar el metabolismo de los AGP n-3 y n-6 y sus funciones fisiológicas.


 Explicar porque un balance ideal de AGP n-6/n-3 confiere beneficios en la salud al ser
humano.
 Realizar un estudio comparativo de los diseños experimentales de estudios sobre los
efectos de la suplementación de n-3. Identificar los más adecuados desde el punto de
vista metabólico.

5
 Buscar y señalar los alimentos y actitudes en torno a la alimentación responsables del
desequilibrio n-6/n-3.
 Proponer que alimentos debe incluir y excluir una dieta encaminada a mejorar la
relación n-6/n-3.
 Hipótesis
o Una relación de AGP n-6/n-3 menor modifica positivamente marcadores
bioquímicos implicados en la patogénesis de diversas enfermedades.
o Una relación de AGP n-6/n-3 menor tiene un impacto positivo sobre la actividad,
sintomatología y/o evolución de diversas enfermedades.
o La industrialización de los alimentos y el cambio en las actitudes en torno a la
alimentación son responsables del aumento en la desproporción n-6/n-3.
 Impacto
o Sobre la población general y profesionales de la salud: los resultados de esta
revisión permitirán extraer conclusiones con un potencial importante sobre la
prevención y/o evolución de ciertas enfermedades, basado en el mantenimiento
un balance de AGP n-6/n-3 adecuado. Asimismo, este trabajo podrá servir de
guía hacia cambios saludables en la alimentación.
o Sobre la comunidad científica: el trabajo fomentará a que cuando se realicen
estudios en donde se busque algún efecto sobre la salud de estos AGP, se le dé
importancia al balance n-6/n-3 y no solo a la suplementación.

4- Metodología

Metodología: Búsqueda de artículos científicos relevantes en las principales bases de datos de


salud: PubMed, Cochrane Library, EMBASE
Palabras clave: Ácidos grasos poliinsaturados omega-3 y omega-6, inflamación
Fuentes de información: Artículos científicos recientes

5- Resultados

5.1 Metabolismo de los ácidos grasos poliinsaturados omega-3 y omega-6

5.1.1 Clasificación de los diferentes tipos de AGP, estructura molecular, vías metabólicas
y enzimáticas.

Los ácidos grasos son lípidos compuestos por una cadena que contiene un número variable de
átomos de carbono e hidrógeno que siempre culmina por un lado en un grupo ácido (-COOH) y

6
en el otro lado en uno metilo (-CH3) [5]. Existes diversas clasificaciones, algunas más simples
que otras, siendo una de las más conocidas la que los clasifica como ácidos grasos saturados
(AGS), monoinsaturados (AGM) o poliinsaturados (AGP), dependiendo del número de dobles
enlaces que contenga la molécula (0, 1, o 2 o más, respectivamente). El presente trabajo se
centra en los AGP, más específicamente en los AGP de cadena larga de las familias omega-3
(n-3) y omega-6 (n-6). Esta nomenclatura se obtiene en base a la posición del primer doble
enlace de la molécula contando los átomos de carbono a partir del carbono del grupo metilo
terminal (denominado carbono “n” o “ω”), por lo tanto, los AGP n-3 tienen el primer doble
enlace en el carbono número 3, y los AGP n-6 en el carbono número 6. Usualmente se utilizan
el número de átomos de carbono contenidos en la cadena del AGP seguido por el número de
dobles enlaces y por la ubicación del primero de ellos para discriminar a los AGP individuales
entre sí; así cuando decimos “20:5 n-3” (ácido eicosapentaenóico), estamos hablando de un
AGP con una cadena de 20 átomos de carbono y 5 dobles enlaces, estando el primero de ellos
ubicado en el tercer carbono de la cadena, contando a partir del grupo metilo terminal.

Ácido eicosapentaenóico 20:5 n-3

#3 #4 #6 #7 #9 #10 #12 #13 #15 #16 #18 #19


H3C
COOH
Carbono “n” #2 #5 #8 #11 #14 #17 #20
/ “ω” / #1

Ácido araquidónico 20:4 n-6

#3 #4 #6 #7 #9 #10 #12 #13 #15 #16 #18 #19


H3C
COOH
Carbono “n” #2 #5 #8 #11 #14 #17 #20
/ “ω” / #1
Fig. 1 Representación esquemática de la estructura de un AGP n-3 (ácido eicosapentaenóico) y un
AGP n-6 (ácido araquidónico). Elaborado con datos de [5].

Ácidos grasos poliinsaturados n-3 Ácidos grasos poliinsaturados n-6


Nombre común Lípido Nombre común Lípido
Ácido alfa-linolénico (ALA) 18:3 n-3 Ácido linoleico (AL) 18:2 n−6
Ácido eicosapentaenóico (EPA) 20:5 n-3 Acido gamma-linolénico 18:3 n−6
Ácido docosapentaenóico 22:5 n−3 Ácido dihomo-γ-linolénico 20:3 n−6
Ácido docosahexaenóico (DHA) 22:6 n−3 Ácido araquidónico (AA) 20:4 n−6

Tabla 1 Nombres comunes y lipídicos de los ácidos grasos poliinsaturados más relevantes n-3 y n-6.
Elaborado con datos de [1].
7
De entre todos los AGP, solo el ALA y el AL constituyen nutrientes estrictamente esenciales
para el humano [7], ya que sirven de sustrato a todos los otros miembros de las familias n-6 y n-
3 (figura 2). Las enzimas Δ 5-desaturasa y Δ 6-desaturasa son las responsables, junto con
otras, de catalizar las reacciones que convierten al ALA en EPA y DHA, y al AL en AA, que son
los intermediarios clave en el metabolismo de los AGP n-3 y n-6, respectivamente. Las
ciclooxigenasas (COX-1 y COX-2) y lipooxigenasas (LOX) son las enzimas compartidas por
ambas familias de AGP que catalizan las reacciones que convierten a los intermediarios n-3 y
n-6 en sus metabolitos activos, denominados eicosanoides (fig. 2) [1, 8]. Las reacciones de
elongación y desaturación son poco eficientes en el humano, y en el caso del metabolismo de
los AGP n-3, se estima que solo el 8–20% y 0.5–9% del ALA es convertido en EPA y DHA,
respectivamente [9, 10].

Ácido linoleico (AL) Ácido α-linolénico (ALA)


18:2 n-6 18:3 n-3
Δ-6-desaturasa

Ácido γ-linolénico Ácido estearidónico


Prostaglandinas 18:3 n-6 18:4 n-3
Elongasa
de serie 2 Prostaglandinas
Ácido dihomo-γ-linolénico Ácido eicosatetraenóico de serie 3
20:3 n-6 20:4 n-3
Tromboxanos Δ-5-desaturasa
COX COX
de serie 2 Tromboxanos
Ácido araquidónico (AA) Ácido eicosapentaenóico de serie 3
Leucotrienos 20:4 n-6 (EPA) 20:5 n-3 Leucotrienos
LOX Elongasa
de serie 4 LOX de serie 5
Ácido docosatetraenoico Ácido docosapentaenóico
Resolvinas, 22:4 n-6 22:5 n-3 Resolvinas,
lipoxinas Elongasa lipoxinas
Ácido tetracosatetraenóico Ácido tetracosapentaenóico
24:4 n-6 24:5 n-3
Δ-6-desaturasa
Ácido tetracosapentaenóico Ácido tetracosahexaenóico Resolvinas,
24:5 n-6 24:6 n-6 protectinas
β-Oxidación

Ácido docosapentaenóico Ácido docosahexaenóico (DHA)


22:5 n-6 22:6 n−3
Fig. 2 Metabolismo de los AGP n-3 y n-6. Se muestran los intermediarios, enzimas involucradas y
algunos de los metabolitos activos de cada familia. Elaborado con datos de [1, 8].

8
5.1.2 Metabolitos activos de los AGP n-3 y n-6: efectos sobre el organismo, y modulación
de la respuesta inflamatoria.

Los eicosanoides son lípidos biológicamente activos producto del metabolismo de los AGP n-3
y n-6. Aquellos derivados del EPA y DHA (n-3) ejercen un efecto neto que va de “neutro” a anti-
inflamatorio, en contraste con aquellos derivados del AA (n-6), que ejercen un efecto neto pro-
inflamatorio junto con otros efectos que pueden ser considerados como “indeseables” en el
organismo, a pesar del importante rol que juegan en el mantenimiento de la homeostasis al ser
cruciales para iniciar y finalizar la respuesta inflamatoria adecuadamente [1].

Entre los eicosanoides derivados del AA se encuentran las prostaglandinas de la serie 2 (PGD2,
PGE2, PGF2 y PGI2), que tienen efectos tanto pro- como anti-inflamatorios, aunque los primeros
son por mucho los más prominentes. La PGD2 es un agonista de los receptores DP1 en los
neutrófilos, facilitando la adhesión de los mismos [6], además la PGD2 promueve la
broncoconstricción y es liberada en grandes cantidades por los mastocitos en individuos con
asma. La PGE2 es la substancia responsable de inducir la fiebre, induce la sensación de dolor
al activar los nociceptores, y promueve la síntesis de interleucina 6 (IL-6), un potente agente
pro-inflamatorio, aunque de forma paradójica también inhibe la secreción de factor de necrosis
tumoral (TNF-α) por parte de células mononucleares. Otro atributo PGE2 es su capacidad para
inducir a la enzima COX-2, que a su vez aumenta la síntesis de PGE2 y otras prostaglandinas.
La PGI2 induce la sensación de dolor, y ejerce un efecto anti-agregante sobre las plaquetas.
Los tromboxanos de la serie 2 (TXA2 y TXB2), otros derivados del AA, son potentes promotores
de la vasoconstricción, agregación plaquetaria y broncoconstricción. Los leucotrienos de la
serie 4 (LTA4, LTB4, LTC4, LTD4, LTE4), juegan un rol en la inmunidad. LTB4 promueve la
quimiotaxis, la producción de especies reactivas de oxígeno y de citosinas pro-inflamatorias por
parte de los leucocitos, incluyendo al TNF-α. LTC4, LTD4, LTE4 incrementan la permeabilidad
vascular [1, 5, 8 ].

Entre eicosanoides derivados del EPA encontramos a las prostaglandinas de la serie 3 (PGD3,
PGE3, PGF3 y PGI3), que al igual que los derivados del AA ejercen efectos tanto pro- como anti-
inflamatorios, con la particularidad de que suelen ser muy ineficientes en ejercer los primeros.
La PGD3 es al igual que PGD2 se une a los receptores DP1 de los neutrófilos, pero en contraste
con este, la PGD3 no modifica la adhesión de los mismos [6]. La PGE3 inhibe la secreción de
TNF-α por células mononucleares, y junto con PGI3 ejercen un efecto anti-inflamatorio [2]. Los
tromboxanos de la serie 3 (TXA3 y TXB3) son también sintetizados a partir del EPA, y sus
efectos son insignificantes, en contraste con los de la serie 2, que tienen efectos potentes a

9
nivel de los vasos sanguíneos (ya descritos). Los leucotrienos de la serie 5 (LTA5, LTB5, LTC5,
LTD5, LTE5) son similares en cuanto a efectos, pero no en potencia a los de la serie 4: por
ejemplo, se estima que el LTB5 tiene un potencia 10-30 veces menor a la del LTB4 como
promotor de la quimiotaxis [5].

Por último tenemos a las resolvinas sintetizadas principalmente a partir del EPA y DHA, y a las
protectinas, sintetizadas de forma exclusiva a partir del DHA. Estos agentes han demostrado
poseer actividad anti-inflamatoria, destacando en ambos grupos su habilidad para prevenir la
infiltración de neutrofilos en sitios con inflamación, y para disminuir la síntesis de ciertas
citosinas pro-inflamatorias, como la interleucina 1 (IL-1). Las protectinas además regulan la
síntesis de TNF-α e IL-1 e inhiben la apoptosis, y muestran gran actividad en el tejido nervioso,
en donde se conocen como “neuroprotectinas” [6].

5.1.3 Interacción entre los AGP n-3 y n-6, consecuencias metabólicas de una
modificación en la proporción n-6/n-3.

El metabolismo de los AGP n-3 y n-6 se encuentra íntimamente entrelazado entre sí: desde el
hecho de que los intermediarios de ambas familias son en casi todos los casos sustratos para
las mismas enzimas (desaturasas, elongasas), por la forma en que compiten por las enzimas
para la síntesis de sus metabolitos activos (ciclooxigenasas, lipooxigenasas) y finalmente por el
hecho de que sus metabolitos activos poseen efectos antagónicos entre sí y/o compiten por los
mismos receptores para ejercerlos. Las enzimas Δ-5-desaturasa y Δ-6-desaturasa se
comportan de forma distinta al variar la proporción n-6/n-3, teniendo mayor afinidad por el ALA
y sus derivados cuando la proporción n6/n-3 es <4/1, y mayor afinidad por el AL y sus
derivados n-6 cuando es más elevada. El AA tiende a concentrarse en la membrana de ciertas
células, como los leucocitos, eritrocitos, plaquetas y hepatocitos, lo cual se puede mitigar
aumentando la concentración tisular de EPA y DHA [1, 8].

Una disminución de la proporción de AGP n-6/n-3 presentes en los tejidos tenderá a disminuir
la síntesis de eicosanoides pro-inflamatorios derivados del AA, mientras que el aumento de
dicha proporción disminuirá la síntesis de eicosanoides anti-inflamatorios derivados del EPA y
DHA [8].

5.2 Modulación de la inflamación por AGP n-3 y n-6 en diversos estados patológicos.

5.2.1 Estadísticas de diversas enfermedades que cursan con un componente


inflamatorio importante

10
La incidencia y prevalencia de enfermedades crónico-degenerativas ha ido en aumento con el
paso de los años. En el desarrollo de estas enfermedades casi siempre podemos encontrar un
componente inflamatorio, siendo en muchas de ellas parte de la enfermedad (ej.
enfermedades reumatológicas e inflamatorias) o parte de la causa (ej. enfermedades
isquémicas). La ateroesclerosis, una condición en la que existe un estado de inflamación de
bajo grado continua en la pared arterial, es la causa subyacente de las enfermedades
isquémicas del corazón, que suelen ser la principal causa de mortalidad en países
desarrollados, y recientemente en países en vías de desarrollo también, debido a la transición
demográfica [1, 11]. En la diabetes mellitus existe un estado de ateroesclerosis acelerada,
debido a la disfunción endotelial secundaria a la hiperglicemia, por lo que en estos pacientes la
mortalidad por enfermedades isquémicas del corazón se encuentra elevada [12].

Las enfermedades reumatológicas comprenden un grupo de enfermedades que se caracterizan


por la inflamación anormal y excesiva de ciertos tejidos (característicamente las articulaciones),
que suele ser crónica y dolorosa, y que culmina en muchos casos en discapacidad y aumento
en la mortalidad. La artritis reumatoide es la enfermedad reumatológica más destacable, y tiene
una prevalencia de entre 0.5% y 1% en la población adulta en países desarrollados. Estudios
llevados a cabo en el estado de Minnesota, en Estados Unidos revelaron que la incidencia de
artritis reumatoide disminuyó de forma importante en gran parte del siglo pasado, pero
comenzó a aumentar de nuevo a mediados de la década de los noventa hasta el 2007 [13, 14].
La forma juvenil de la artritis reumatoide tiene una incidencia de entre 11 a 14 nuevos casos
por 100,000 niños [14]. La osteoartritis es otra enfermedad que causa el desgaste de las
articulaciones, y es común en adultos mayores. En un cohorte realizado en personas mayores
de 45 años en una comunidad de Estados Unidos, se precisó que el riesgo de desarrollar
osteoartritis en al menos una rodilla era de 44.7%, afectando 2 a 3 veces más a personas con
sobrepeso [14, 15]. Estos datos confirman a la osteoartritis como una de las enfermedades
reumatológicas más comunes. El lupus eritematoso sistémico ha triplicado su incidencia en los
Estados Unidos en las últimas décadas, pasando de una incidencia de 1.51 por 100,000
habitantes en el periodo de 1950-1979 a 5.56 por 100,000 habitantes en el periodo de 1980-
1992 [13]. Un estudio reporta que la incidencia de la artritis psoriatica ha aumentado de 3.6 por
100,000 habitantes en el periodo de 1970-1979 a 9.8 por 100,000 habitantes entre 1990 y el
2000. Por último, la espondilitis anquilosante es una enfermedad con un gran componente
genético, y su incidencia varía de una región del mundo a otra, y según estudios se ha
mantenido estable en las últimas décadas. Tiene una prevalencia que varía del 0.036% al

11
0.15%, y según un estudio estadounidense realizado entre 1935-1989, la incidencia fue de 7.3
por 100,000 habitantes [14].

Las enfermedades inflamatorias intestinales comprenden un grupo de enfermedades crónicas


entre las cuales destacan la enfermedad de Crohn (EC) y la colitis ulcerosa (CU). La incidencia
anual más alta de la EC en Europa alcanza la cifra de 12.7 por 100,000 habitantes, mientras
que la incidencia de CU en la misma región es de hasta 24.3 por 100,00, según estudios. En
Norteamérica se reportó una incidencia anual de hasta 20.2 por 100,000 habitantes para la EC,
mientras que para la CU fue de hasta 19.2 por 100,000 habitantes. En Asia y el medio oriente
la incidencia anual es más baja, habiéndose reportado en torno a los 5 por 100,000 para la EC,
y 6.3 por 100,000 habitantes para la CU. Este grupo de enfermedades está aumentando su
incidencia y prevalencia al paso de los años, y están afectando a poblaciones cada vez más
jóvenes [16, 17].

Región Incidencia Prevalencia (1930-2008)


(expresada en personas-año, 1930-2008)
EC CU EC CU
Europa 0.3-12.7/100,000 0.6-24.3/100,000 0.6-322/100,000 4.9-505/100,000
Norteamérica 0-20.2/100,000 0-19/100,000 16.7-318.5/100,000 37.5-248.6/100,000
Asia y Medio 0.04-5/100,000 0.1-6.3/100,000 0.88-67.9/100,000 4.9-168.3/100,000
Oriente
Tabla 2 Incidencia y prevalencia por regiones de la EC y CU. Con información de estudios realizados
entre 1930 y el 2008. Elaborada con datos de [17].

5.2.2 Efectos de los AGP n-3 y n-6 y de su proporción en personas sanas y sobre la
fisiopatología de diversas enfermedades relevantes.

La proporción de los AGP n-6/n-3 en el organismo tiene el potencial de afectar el componente


inflamatorio de enfermedades que aquejan al hombre moderno, y se ha estudiado su rol en la
prevención de las enfermedades ha sido estudiado desde que se descubrió que los
esquimales, una población que lleva una dieta muy rica en AGP n-3 gozaban de una esperanza
de vida prolongada y baja mortalidad por males cardiovasculares [18]. En cuanto a las
enfermedades cardiovasculares, específicamente aquellas derivadas de la ateroesclerosis,
como el infarto agudo al miocardio (IAM), una proporción de AGP n-6/n-3 menor favorece la
síntesis de los eicosanoides derivados de los AGP n-3, lo cual disminuye la síntesis de sus
contrapartes derivadas de los AGP n-6, como la PGE-2, TXA2. Estos últimos son potentes
agentes pro-inflamatorios y activadores de la agregación plaquetaria, que es lo que a final de
cuentas forma el coagulo que culmina en la oclusión arterial y en el IAM [7]. Una proporción n-

12
6/n-3 de 4/1 se asoció con una disminución de la mortalidad secundaria a enfermedades
cardiovasculares en un 70% [3]. El rol de estas moléculas en la patogénesis del IAM es tan
relevante, que organizaciones como la American Heart Association recomiendan la
administración rutinaria de dosis profilácticas de aspirina, un antiinflamatorio no-esteroideo
(AINE) inhibidor de las enzimas COX-1 y COX-2 que transforman al AA en sus metabolitos
activos, en pacientes con alto riesgo de presentar de presentar algún evento cardiovascular
(como aquellos con ateroesclerosis avanzada) o aquellos con algún evento cardiovascular
previo. Esta recomendación está fundada en una gama de estudios que se han realizado que
demuestran la eficiencia de la administración de aspirina a dosis bajas en estos pacientes para
disminuir la morbilidad y mortalidad secundaria a estas condiciones [19].

Los AINEs son el grupo de fármacos más utilizados en el mundo, estimándose que a diario
más de 30 millones de personas los utilizan. Las personas que sufren de enfermedades
reumatológicas los toman de forma crónica para disminuir su sintomatología, sobre todo el
dolor e inflamación articular [20]. En algunas de estas enfermedades, como en el caso de la
espondilitis anquilosante, hay algunos estudios que señalan que los AINEs no solo alivian la
sintomatología asociada, sino que modifican la progresión de la enfermedad, previniendo o
retardando la aparición de formaciones óseas en la columna vertebral [21]. Una proporción n-
6/n-3 disminuida minimiza la conversión de AA en sus metabolitos activos, por la saturación de
la COX-1 y COX-2 por los AGP n-3, lo cual según algunos estudios, consigue un efecto similar
a la administración de AINEs en pacientes con artritis reumatoide pero sin los efectos adversos
como la toxicidad gastrointestinal y renal [20, 21]. Un estudio comparó la suplementación de EPA
y DHA en forma de aceite de pescado por 3 meses en dos grupos de pacientes que sufrían de
artritis reumatoide, y se les dio seguimiento por 8 meses. Los del primer grupo fueron sujetos a
una dieta “anti-inflamatoria” (con una ingesta muy reducida de AA) y los del otro llevaron a cabo
una dieta occidental “normal”, además ambos grupos se sub-dividieron en un grupo placebo y
otro que recibía el suplemento. Se encontró que los pacientes del grupo que recibía aceite de
pescado + dieta “anti-inflamatoria” tuvieron una mejora muy considerable en el número de
articulaciones inflamadas y dolorosas en 34% y 28%, respectivamente, mientras que en el
grupo de pacientes que recibían el aceite de pescado y llevaban una dieta “normal” esta
reducción fue de tan solo 22% y 11%. Pero lo interesante es que en los pacientes que recibían
placebo y llevaban una dieta “anti-inflamatoria”, se observó una reducción del 14% en el
número de articulaciones inflamadas y dolorosas. Al finalizar el estudio se encontraron niveles
más bajos de eicosanoides pro-inflamatorios en los pacientes que seguían la dieta “anti-
inflamatoria” [22]. Se ha señalado que una proporción n-6/n-3 de menor a 3 disminuye la

13
inflamación en estos pacientes [3]. En cuanto a la osteoartritis, un estudio encontró que hay una
asociación positiva entre los niveles séricos de AA y la presencia de sinovitis en la rodilla,
mientras que a la vez se observó una disminución en la perdida de cartílago articular en
aquellos con niveles altos de DHA [23].

Los eicosanoides derivados del AA parecen jugar un rol central en la patogénesis de las
enfermedades inflamatorias intestinales, y forman parte de los agentes pro-inflamatorios que se
encuentran con abundancia en biopsias de la mucosa intestinal de estos pacientes. Entre estas
moléculas destaca el LTB4, que favorece el reclutamiento de leucocitos a la mucosa [1]. Una
revisión sistémica asocio la ingesta alta de AGP n-6 con un aumento en el riesgo de desarrollar
EC y CU [24].

5.2.3 Efectos de la suplementación de AGP n-3 y n-6 en diversas patologías

Los suplementos de AGP n-3 usualmente se encuentran en la forma de aceite de pescado, que
es alto en EPA y DHA. Loa efectos de la suplementación de AGP n-3 más estudiados son
aquellos que inciden sobre el riesgo cardiovascular. De estos, el que tiene mayor evidencia a
favor (específicamente hablando de la suplementación EPA + DHA) es la habilidad que los
AGP n-6 tienen para disminuir los niveles séricos de triglicéridos; en Estados Unidos, el EPA y
DHA están en conjunto aprobados como fármaco para el tratamiento de la hipertrigliceridemia
[25]
. Otros efectos benéficos que se le han atribuido a la suplementación de AGP n-3 incluyen la
disminución de la síntesis hepática de VLDL, disminución de la presión arterial en reposo,
disminución en la frecuencia de arritmias, disminución en la frecuencia cardiaca, disminución
de la síntesis de TXA2 Y LTB4 (efecto anti-trombótico), sin embargo, la evidencia es mixta en
muchos de estos casos [26]. Estudios recientes, incluyendo un metaanálisis analizaron los
efectos de la suplementación de AGP n-3 en la prevención de complicaciones y disminución de
la mortalidad en pacientes con enfermedad coronaria del corazón, y ambos encontraron que la
suplementación de AGP n-3 no ejercía un efecto protector, a pesar de que en muchos casos se
observó la disminución marcadores séricos asociados con efectos negativos como los
triglicéridos, VLDL y LDL [27, 28]. La suplementación de EPA y DHA, sobre todo en dosis altas,
puede aumentar los tiempos de coagulación, lo cual puede desencadenar hemorragias en
personas susceptibles [26], aunque en general se consideran seguros. Una revisión sistemática
que investigo los efectos adversos de la suplementación de ≤1.86 de EPA + DHA (en la forma
de aceite de pescado) en personas mayores a 60 años no encontró que evidencia de que
produjeran efectos adversos severos, y llego a la conclusión de que la suplementación de EPA

14
y DHA a esta dosis parece ser segura y los efectos adversos, de aparecer, aparentan ser leves
o moderados [29].

Los efectos de la suplementación de AGP n-6 para disminuir la morbilidad y mortalidad


cardiovascular es un tema controversial en la comunidad científica, ya que se le atribuyen
efectos paradójicos [30]. Hay algo de evidencia de que un consumo elevado de AGP n-6 no
eleva la morbimortalidad cardiovascular, en estudios en donde se elevó el consumo de AA no
se encontró una relación de ello con la morbimortalidad, mientras que otros estudios en donde
se elevó el consumo de AL encontraron que niveles séricos altos del mismo se asociaban con
un efecto cardioprotector [30]. Por otro lado, un metaanálisis encontró que el reemplazar grasas
y aceites con alto contenido en AGS por sus equivalentes altos en AGP n-6
(predominantemente AL) aumento la mortalidad por todas las causas [31]. La suplementación de
AA ha sido poco estudiada en humanos. Un estudio en ratas en las que se les inducia artritis y
se suplementaban con AA concluyo que si bien, se aumentaron los niveles de AA en los tejidos
de manera proporcional a la dosis, los niveles de PGE2 y la severidad de la enfermedad no
parecieron modificarse [32].

En las enfermedades reumatológicas se estudia la suplementación de AGP n-3 por sus efectos
atenuantes sobre la inflamación. Un metaanálisis encontró evidencia de que la suplementación
de AGP n-3 en dosis >2.7g/día por más de 3 meses reducía el consumo de AINE en pacientes
diagnosticados con artritis reumatoide de forma significativa. En algunos pacientes se reportó
además una disminución en el número de articulaciones dolorosas e inflamadas y en la rigidez
[33]
matutina, aunque estos efectos no fueron estadísticamente significativos . Otro metaanálisis
evaluó estudios en los que se administraban AGP n-3 en pacientes con artritis reumatoide, y
encontró evidencia de que la suplementación con AGP n-3 disminuía el dolor articular en estos
pacientes cuando se administraban por más de 3 meses, en dosis que iban desde los 1.7g de
AGP n-3 [34].

En pacientes con lupus eritematoso sistémico, un metaanálisis evaluó la administración de


4.5g/día de AGP n-3 (2.25g de EPA y 2.25g de DHA) por un periodo de 6 meses. Los
resultados fueron una mejoría en la evaluación de calidad de vida de los pacientes, una
disminución en la fatiga y de marcadores inflamatorios como la velocidad de sedimentación
globular y los niveles circulantes de IL-12 [35].

Respecto a la osteoartritis y la suplementación de AGP n-3, hay pocos estudios publicados, y la


evidencia de su efectividad en humanos es mixta [36]. En estudios en animales con osteoartritis

15
generalmente se ha establecido a la suplementación de AGP n-3 como efectiva en la mejora de
signos clínicos y marcadores de actividad de la enfermedad. En uno de ellos se analizó la
suplementación de 68.9 mg/kg/día de EPA + DHA en perros, y se encontró una disminución
considerable en los signos clínicos de la enfermedad, sobre todo en torno a los 3 meses de
haber comenzado la suplementación [37, 38]. El análisis bioquímico mostró que los niveles
séricos de AA disminuyeron rápidamente en los perros que eran suplementados, pero no en los
del grupo control [37]. Un estudio que utilizó modelos osteoartríticos de conejillos de india,
encontró que una dieta alta en AGP n-3 por un periodo de 10 a 30 semanas mejoraba de forma
notable signos y marcadores de actividad de la enfermedad, volviéndolos en algunos casos
comparables con aquellos del grupo control. El mismo estudio no pudo encontrar efectos
negativos relevantes en los conejillos de india sanos que fueron sujetos a una dieta alta en
AGP n-3 [38]. En pacientes con espondilitis anquilosante, la suplementación de AGP n-3 ha sido
poco estudiada. Uno de los pocos estudios al respecto encontró que la suplementación de AGP
n-3 a dosis >4.55g/día disminuyen significativamente la actividad de la enfermedad en
pacientes previamente diagnosticados [39].

Un metaanálisis que estudio la efectividad de la suplementación de AGP n-3 para inducir o


mantener periodos más largos de remisión en pacientes que sufrían de enfermedad
inflamatoria intestinal (CU y EC) concluyo que la evidencia actual apunta a que esta
suplementación es inefectiva para inducir o mantener la remisión en estos pacientes, lo cual fue
decepcionante ya que estudios en donde se estudiaban los efectos de los AGP n-3 sobre la
enfermedad inflamatoria intestinal en modelos animales y en tejidos aislados fueron muy
prometedores [40]. Según este mismo estudio, a inefectividad de la suplementación de AGP n-3
fue más marcada en la CU, en la EC si parecía haber algunos beneficios en los grupos de
pacientes sujetos a la suplementación, pero estos fueron solo marginalmente significativos. Un
metaanálisis más reciente que evaluó específicamente la efectividad de la suplementación de
aceite de pescado en pacientes con EC llego a una conclusión similar que el estudio
anteriormente mencionado [41]. En ninguno de los estudios evaluados por los metaanálisis se
encontraron efectos adversos serios secundarios a la suplementación de AGP n-3.

Un metaanálisis reciente analizó los efectos de la suplementación de AGP n-3 en la demencia,


y no encontró evidencia que justifique su uso en demencia por enfermedad de Alzhemier,
demencia vascular o demencia por enfermedad de Parkinson, ya que no retrasaba la
progresión de la misma, ni mejoraba la función cognitiva en estos pacientes cuando se
comparaba con la administración de placebo [42]. Otro metaanálisis que reviso múltiples

16
estudios de cohorte previos en donde se estudiaba la relación del consumo de AGP n-3 con la
incidencia de demencia y enfermedad de Alzheimer no encontró evidencia estadísticamente
significativa de que la suplementación fuera efectiva en disminuir la incidencia de demencia y
enfermedad de Alzheimer, aunque por otro lado si se relacionó al consumo elevado de pescado
con un riesgo menor de desarrollar enfermedad de Alzheimer [43].

5.3 AGP n-6 y n-3 y alimentación.

5.3.1 Cambios de la proporción de AGP n-6/n-3 en la dieta a través del tiempo

Estudios epidemiológicos y antropológicos indican que el ser humano evolucionó a base de


una dieta en donde la proporción de AGP n-6/n/3 era cercana o menor a 1. Con el
descubrimiento de la agricultura y con la consecuente modificación a la dieta, sin embargo, esta
proporción comenzó a sufrir cambios, pero no fue hasta la revolución industrial, y más
notoriamente durante el siglo XX que ocurrió una rápida modificación que culminó con la
proporción n-6/n-3 actual que alcanza cifras de hasta 20/1 en ciertas poblaciones del mundo
occidental [2, 44].

Según estimaciones, la dieta del hombre paleolítico, que vivió 2, 000,000 a 10,000 años antes,
obtenía entre el 30-39% de las calorías diarias de las grasas. Si bien, no se puede determinar
si eran más sanos o no que el hombre actual, la diferencia en su dieta respecto a la del hombre
actual es importante. En su dieta, los AGP proveían entre el 8,6–15,2% de las calorías diarias,
las cuales provenían de forma predominante del ALA, que aportaba un 3.7 – 4.7% de las
mismas. El AL proveía un 2,3 – 3,6% de las calorías. El porcentaje restante provenía de AGP
de cadena larga, que incluyen al EPA, DHA y al AA. De forma interesante, la proporción de
AGP de cadena larga n-6/n-3 (AA / EPA+DHA) era similar a la actual, aunque su consumo
diario era mucho mayor [44].

5.3.2 AGP n-6 y n-3 en la dieta: Alimentos con alto contenido de AGP, características de
los AGP contenidos en ellos y estadísticas sobre su consumo

Hoy en día se consumen más alimentos ricos en AGP n-6 que nunca, lo cual ha movido el
balance n-6/n-3 cada vez más a favor del primero [1-3]. Los alimentos que comúnmente
podemos encontrar en la dieta moderna con mayor contenido de AGP son por mucho los
aceites vegetales (tabla 3). En otros alimentos como las grasas y los frutos secos también
podemos encontrar cantidades altas de AGP (tablas 4, 5). Las carnes y otros alimentos de

17
origen animal proveen AGP n-6 y n-3 que normalmente no se encuentran en cantidades
apreciables en los de origen vegetal, como el AA, EPA y DHA (tablas 6, 7).

Aceite de AGS AGM AGP AL ALA


totales totales totales
Algodón 25.9 17.8 51.9 51.5 0.4
Cacahuate 10.7 71.1 18.2 18.2 -
Canola 6.4 63.3 28.1 18.6 9.1
Cártamo 9.3 11.6 79.2 79 0.2
Cártamo alto 7.5 75.2 12.8 12.7 0.1
monoinsaturado
Coco 92.1 6.2 1.6 1.6 -
Girasol 9.4 28.3 62.4 62.2 0.2
Girasol alto 9.9 83.7 3.8 3.6 -
monoinsaturado
Linaza 9 18.4 68 14.3 53.4
Maíz 13.0 27.6 54.7 53.2 1.2
Palma 81.5 11.4 1.6 1.6 -
Oliva 19.4 68.2 18.0 16.4 1.6
Soya 15.7 22.8 57.7 50.4 6.8

Tabla 3 Aceites vegetales, cantidad del nutriente expresada en g/100g. Elaborado con datos de United
States Department of Agriculture - National Nutrient Database y [1, 45]

Alimento AGS T. AGM T. AGP T. AL AA ALA


Manteca de 39.2 45.1 12.2 10.1 1.1 1.0
cerdo
Mantequilla 34.3 15.9 2.1 1.24 - 0.8
Margarina 8.8 – 20.4 16.4 – 46.7 9.3 – 26.7 5.0 – 25.1 - 0.8 – 6.8
Manteca 17.4 – 91.3 29.6 – 73.7 0.4 – 38.0 5.0 – 35.0 - 0.0 – 2.4
vegetal
Mayonesa 3.3 - 10.8 4.5 - 18.0 4.0 - 45.5 3.7 – 40.6 - 0.3 – 5.0

Tabla 4 Grasas vegetales y animales, cantidad de nutrientes expresadas en g/100g. Elaborado


con datos de USGA-NND y [1, 45]

18
Alimento Grasas T. AGS T. AGM AGP T. AL ALA Proteína Fibra
T.
Almendras 50.6 3.9 32.2 12.2 12.2 0 21.3 8.8
Avellana 60.8 4.5 45.7 7.9 7.8 0.09 15.0 10.4
Cacahuate* 49.2 6.8 24.4 15.6 15.6 0 25.8 8.5
Macadamia 75.8 12.1 58.9 1.5 1.3 0.21 7.9 6.0
Nuez 65.2 6.1 8.9 47.2 38.1 9.08 15.2 6.4
Nuez de 66.4 15.1 24.5 20.6 20.05 0.05 14.3 8.5
Brasil**
Nuez de la 46.4 9.2 27.3 7.8 7.7 0.15 18.2 5.9
India
Nuez 72.0 6.8 40.8 21.6 20.6 1.0 9.2 8.4
pacana
Piñón** 68.4 4.9 18.8 34.1 33.2 0.16 13.7 3.7
Pistacho 44.4 5.4 23.3 13.5 13.2 0.25 20.6 9.0
Tabla 5 Frutos secos, cantidad de nutrientes expresadas en g/100g [1, 46]
*Se clasifica también como una legumbre **Desecado

Alimento AL AA ALA EPA DHA


Atún 0.3 0.3 0.3 0.1 0.2
Camarón 0.1 - - 0.1 0.1
Salmón 0.4 0.3 0.2 - 0.6 0.3 – 0.9 1.1
Tilapia 0.1 - - - 0.1
Trucha 0.1 - 0.2 0.2 0.5

Tabla 6 Pescados y mariscos, cantidades de nutrientes expresadas en g/100g. Elaborado con


datos de USGA-NND y [1]

Alimento AL* AA* ALA* EPA* DHA*


Carne de 0.3 – 0.8 0.1 - - -
cerdo
Carne de res 0.3 0.1 - - -
Leche 0.2 - - - -
Huevo 1.6 0.2 - - 0.1
Pollo 0.3 – 2.0 0.1 - - -
Tabla 7 Carnes y otros alimentos de origen animal, cantidades de nutrientes expresadas en g/100g.
Elaborado con datos de USGA- NND
*Las cantidades aquí mostradas son altamente variables y dependen de una multitud de factores, como la técnica analítica
utilizada y el tipo de alimentación que llevaba a cabo el animal.

En los países europeos las grasas suelen proveer >35% de las calorías diarias. Según una
revisión sistémica que analizó los patrones de alimentación en Europa, en esta región los AGP

19
en total proveen en promedio entre un 3.9 - 11.3% de las calorías totales de la dieta, siendo las
principales fuentes de AGP los aceites y otras grasas vegetales y animales, que representan un
12 – 64% de la ingesta diaria de AGP, seguidos por las carnes y derivados, que lo hacen en un
11 - 25%, y finalmente los cereales y derivados, que a su vez contribuyen entre un 6 – 25% de
los AGP de la dieta [47, 48].

Continente Grasas (total) AGS T. AGM T. AGP T.


África 13.1 – 50.7 4.1 – 25.4 4.7 – 16.4 4.0 – 5.9
América 25.7 – 37.2 7.4 – 12.2 7.2 – 14.3 4.4 – 7.1
Asia 11.1 – 35.6 3.1 – 10.6 3.5 – 12.6 3.3 – 11.3
Australia 32.5 – 35.0 12.7 – 15.0 11.8 – 12.0 5.0
Europa 28.5 – 46.2 8.9 – 16.5 10.9 – 22.3 4.0 – 8.5

Tabla 8 Consumo promedio de grasas por continente, expresado en gramos/día. Tabla tomada de [48].

El consumo de AL suele estar muy por encima del de ALA en todos los países occidentales en
donde el consumo del primero suele es en promedio de 11-18g/día, y el del segundo de tan
solo 1.2-1.8g/día. El consumo de AA aparenta ser muy constante en los países occidentales,
rondando 0.16 – 0.23g/día en hombres, y 0.12 – 0.2g/día en mujeres, respectivamente [18]. Un
estudio que evaluó el consumo de AGP en distintos países, encontró que en Estados Unidos el
aporte calórico diario de AL fue en promedio 9 veces mayor que el de ALA. Así mismo, en
Austria fue 11 veces mayor, en Francia 10 veces mayor, y en Reino Unido 8 veces mayor [48].
Este mismo estudio encontró que solo Japón, Corea del Sur y Noruega tenían un consumo de
AGP n-3 >0.4g/día. Para el consumo de EPA + DHA se encontró que la mayoría de los países
evaluados se tenía un consumo de ambos nutrientes de alrededor de 0.2g/día, exceptuando
Corea del Sur y Francia, en donde su consumo se ubicaba ligeramente por encima y por
debajo de 0.4g/día, respectivamente, además de Noruega y Japón, en donde el consumo
promedio ascendió a alrededor de 0.8g/día y 1.05g/día, respectivamente, siendo los países con
más alto consumo de EPA + DHA. China fue el país con el menor consumo de estos nutrientes,
rondando los 0.03g/día en promedio, mientras que en países como Alemania y Estados Unidos
se reportó un consumo de tan solo 0.21 – 0.31g/día en promedio [18].

Entre grupos específicos, es destacable que los esquimales llevan una dieta muy alta en AGP
n-3, alcanzando según estimaciones hasta 14g/día. Por otro lado, se estima que los
vegetarianos consumen tan solo 30mg de DHA al día [18].

20
6- Discusión

Queda claro que desde el punto de vista bioquímico los AGP n-3 y n-6 inciden de forma
importante sobre la respuesta inflamatoria, teniendo estos últimos un efecto por lo general pro-
inflamatorio, a diferencia de los primeros que ejercen un efecto neto anti-inflamatorio en el
organismo, por sus efectos antagónicos y por inhibición competitiva de la producción de
metabolitos n-6 [1-8]. El efecto modulador de la inflamación es ejercido por los eicosanoides y
otras moléculas derivadas del metabolismo de los AGP n-3 y n-6, por lo que lo esperado
entonces es que aumentando la presencia de AGP n-3 en el organismo se obtenga un efecto
antiinflamatorio que sea beneficioso sobre todo en personas que sufren de enfermedades en
donde la inflamación juega un rol central. Sin embargo, la mayoría de los estudios al respecto
han tenido resultados mixtos, a tal grado que en algunos casos se contradicen entre sí [26, 30, 31].
Se debe analizar la metodología de dichos estudios, ya que se pueden estar pasando por alto
datos importantes, como el que existen diferentes tipos de AGP en nuestra dieta que se
comportan de forma muy distinta respecto a las otras moléculas de la misma familia: el ritmo de
conversión de ALA en EPA y DHA (y posteriormente en sus metabolitos activos) es ineficiente
en el ser humano, y si tomamos en cuenta las estimaciones de conversión de ALA en EPA y
DHA [9, 10], entonces estamos hablando de que cada 10 unidades de ALA de la dieta equivalen
de forma efectiva a aproximadamente 0.8 – 2 de EPA, y 0.05 – 0.9 de DHA. Entonces puede
surgir un caso en donde se busca evaluar si la suplementación de AGP n-3 tiene un beneficio
sobre cierta patología, y los resultados de un estudio en donde se suplementa ALA y otro en
donde se suplementa EPA serán muy diferentes.

Ya que el AL debe pasar por las mismas reacciones de desaturación y elongación que el ALA
para ser transformado en AA, su conversión es también poco eficiente. Sin embargo, el AL
suele estar presente en cantidades mucho más elevadas que el ALA en la dieta [2, 3], y se sabe
que las desaturasas aumentan su afinidad por el AL cuando la proporción n-6/n-3 de la dieta es
>4/1 [1, 8]. Muchos alimentos comunes contienen AL en cantidades elevadas: una sola ración de
15g del aceite vegetal promedio suele contener varias veces más AL que el ALA que se
consume en todo un día, y la mayoría de los alimentos que contienen cantidades razonables de
ALA suelen ser también altos en AL (tablas 3 – 7).

En las últimas décadas, la incidencia y prevalencia de enfermedades crónicas (incluyendo a las


enfermedades inflamatorias) ha ido en aumento [1, 12, 14, 17]. La esperanza de vida de igual forma
ha ido aumentando, pero ¿a qué se debe que ciertas enfermedades como la artritis reumatoide,
el lupus eritematoso sistémico, artritis psoriatica o las enfermedades inflamatorias intestinales

21
hayan duplicado o inclusive triplicado su incidencia en las últimas 3 a 4 décadas? El aumento
en la esperanza de vida es un proceso lento que no corresponde con el aumento explosivo en
la incidencia de estas enfermedades. Un cambio en los hábitos dietéticos constituye el principal
sospechoso de que esto haya ocurrido [2], a mediados del siglo XX hubo un aumento en el
consumo de AGP, a expensas de los AGP n-6, lo cual pudiera estar relacionado con el
aumento en la incidencia de enfermedades inflamatorias. Si los hábitos dietéticos, a través del
desequilibrio n-6/n-3, están involucrados o no en el aumento en la incidencia de estas
enfermedades es un tema que requiere ser estudiado meticulosamente.

Con los datos anteriores, en dietas en donde se busca un efecto terapéutico de la


administración de AGP n-3 (específicamente un efecto anti-inflamatorio), se debe procurar
limitar la ingesta de AL y AA, y aumentar la ingesta de AGP n-3 en forma de EPA y DHA (de
preferencia EPA, que es el intermediario a partir del cual se derivan la mayor variedad de
eicosanoides antiinflamatorias (fig. 2). Esto se puede lograr siendo selectivo con los alimentos
de la dieta, principalmente optando por aceites vegetales con bajo contenido de AL (y de AGS,
debido a los conocidos efectos negativos sobre el sistema cardiovascular que conlleva su
consumo). El aceite de olive, el de girasol alto monoinsaturado y el de cártamo alto
monoinsaturado son algunos de los aceites vegetales con menor contenido de AL y también
bajos en AGS (tabla 3). El EPA se puede obtener de alimentos de origen marino,
principalmente de aquellos pertenecientes al grupo de pescados azules, como el salmón (tabla
6), por lo que se ha de aumentar el consumo de estos alimentos. Las margarinas suelen ser
altas en AL, y se debe limitar su consumo si se busca reducir la ingesta de AGP n-6 (tabla 4).
En cuanto a los frutos secos, el único que es bajo en AL es la macadamia, aunque también es
el más alto en AGS (tabla 5). El que tiene la relación AL/ALA más óptima es la nuez
(aproximadamente 4/1), aunque es también el fruto seco con el mayor contenido de AL. En
general los frutos secos constituyen una excelente fuente de fibra, proteína vegetal además de
ser ricos en antioxidantes, por lo que se debe considerar el costo-beneficio de limitar su
consumo antes de emitir una recomendación al respecto [46].

El modificar la proporción n-6/n-3 mediante la dieta o suplementación de AGP n-3 mostro


mayor beneficio en las enfermedades reumatológicas, demostrando en general un efecto
similar a la administración de AINE, como la disminución en el dolor e inflamación articular. En
las enfermedades cardiovasculares resulta intrigante que a pesar de que la suplementación de
AGP n-3 parece disminuir la presión arterial, la presentación de arritmias, nivel de triglicéridos
séricos y otros elementos que se asocian con la progresión de estas enfermedades, esto no se

22
refleja en una disminución en la morbimortalidad. Un estudio encontró que la modificación de la
proporción n-6/n-3 por debajo de 4/1 si se relacionó con una disminución en la morbimortalidad
[3]
, pero al ser un tema poco estudiado se debe investigar más al respecto. En las
enfermedades inflamatorias del intestino sucede algo similar, y en la demencia por múltiples
causas no se encontró beneficio alguno por la suplementación de AGP n-3. En teoría todo
parece indicar que el la suplementación de AGP n-3 sería un excelente adyuvante en el
tratamiento de estos pacientes, pero en la práctica los resultados han sido en su mayor parte
decepcionantes, no encontrándose efectos lo suficientemente significativos para recomendar
[26-28, 36, 40-42]
su uso . Pero, ¿por qué suelen difieren los datos obtenidos de estudios en modelos
animales con aquellos obtenidos a partir de estudios en humanos? Un caso específico que se
evaluó fue el de la suplementación de AGP n-3 en la osteoartritis: en estudios realizados en
perros y conejillos de india osteoartríticos [37, 38] se obtuvo una excelente respuesta a la
suplementación, y por otra parte, los resultados de estudios similares en humanos fueron
decepcionantes [36]. Un aspecto de los estudios en animales que difiere de aquellos realizados
en humanos es que en los primeros se tiene un control total sobre la dieta del animal, cosa que
es casi imposible de lograr en estudios en humanos. Por tanto, la dieta de los individuos
estudiados pudiera ser un factor que interfiera con los resultados que se están buscando en
estos estudios, y los nutrientes responsables de ello son probablemente los AGP n-6. El hecho
de que se requiera de dosis altas dosis de AGP n-3 o restricción de la ingesta de AGP n-6 para
que se aprecie un efecto anti-inflamatorio, parece reafirmar la idea de que en el organismo los
AGP n-6 actúan como contrapeso a los AGP n-3 [34, 35, 39]. El que los efectos deseables de esta
suplementación no sean aparentes hasta varios meses después de haberse iniciado la
suplementación puede ser debido a que el AA debe ser desplazado de la membrana de las
células que lo almacenan por el EPA para que se pueda inclinar la producción de eicosanoides
a favor de aquellos derivados de los AGP n-3 [1, 8]. Se han estudiado los efectos de una dieta
baja en AA, y en el caso de la osteoartritis, por ejemplo se encontró una mejoría significativa en
el dolor e inflamación articular, lo cual no se vio con la suplementación simple de AGP n-3 [23,
36]
.

No cabe duda de que una dieta saludable debe incluir tanto AGP n-3 como n-6, pero ¿cuál es
la ingesta diaria ideal de cada familia de nutrientes? Hay pocos datos sobre los efectos a largo
plazo de una dieta alta en AGP n-6 o viceversa, y si bien, debe seguirse estudiando el tema
antes de emitir recomendaciones precisas, es una realidad que actualmente la dieta occidental
promedio es muy elevada en AGP n-6 y deficiente en n-3, y la proporción n-6/n-3 ha ido
aumentando con el paso del tiempo, especialmente durante la segunda mitad del siglo pasado

23
[2]
. Por tanto, la recomendación más sensible según lo evaluado por este estudio es la de
disminuir la proporción n-6/n-3 de la dieta actual, sobre todo en personas que sufren de
enfermedades inflamatorias, en quienes una proporción n-6/n-3 menor puede conllevar efectos
terapéuticos. Sin embargo, es importante no olvidar que algunos alimentos con menor
contenido de AGP n-6 y/o mayor contenido de AGP n-3 pueden ser también más altos en el
contenido de AGS, o menores en el de proteína, fibra o ciertos micronutrientes (tablas 3-7).

7- Conclusiones / Recomendaciones

- Los AGP n-3 y n-6 comparten vías metabólicas y enzimáticas, e interactúan entre sí no solo
por los efectos antagónicos de sus metabolitos, sino porque sus intermediarios fungen como
sustrato para las mismas enzimas.
- El ser humano no puede convertir el n-3 de origen vegetal o ALA en sus metabolitos activos
de forma eficaz, por lo que se debe optar por obtener los AGP n-3 de la dieta en forma de EPA
y DHA cuando sea posible, siendo el EPA el que mayor efecto antiinflamatorio tiene ya que dé
el derivan directamente los eicosanoides. Para ello se debe aumentar el consumo de pescado
azul, aunque para llegar a las cantidades de ingesta diarias que se evalúan en algunos de los
estudios expuestos en el presente trabajo, probablemente se tendrá que recurrir a los
suplementos de EPA + DHA. Las personas que llevan a cabo una dieta estrictamente
vegetariana tendrán que elevar, en lo posible, su ingesta de ALA.
- El AL suele encontrarse en cantidades muy altas en la dieta occidental promedio, y su
consumo elevado parece desviar la producción de eicosanoides en favor de aquellos derivados
de los AGP n-6. Limitar la ingesta de AL es por tanto el paso más importante para disminuir la
proporción n-6/n-3 de la dieta.
- El disminuir la proporción n-6/n-3 de la dieta parece potenciar los efectos de la
suplementación de AGP n-3, y sería interesante que se evaluaran en conjunto en las patologías
para las cuales la suplementación de AGP n-3 por sí misma no conllevo cambios significativos
positivos en la morbimortaliad u otros parámetros evaluados.

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