La Base de La Conducta Cristiana
La Base de La Conducta Cristiana
La Base de La Conducta Cristiana
Todavía algo más: El cuerpo del cristiano ha sido comprado por Dios mismo
(6:6), rescatado del poder esclavizante del pecado gracias a la muerte de
Cristo, por tanto, ya no es su posesión, sino que pertenece plenamente al
Señor (1 Co. 6:13) y es instrumento para alabanza de Dios (1 Co. 6:20).
σωματα υμων θυσιαν ζωσαν αγιαν La entrega del cuerpo, esto es, de la
persona, reviste un aspecto sacrificial.
La entrega corporal a Dios es el sacrificio de los cristianos. Sin embargo el
término 8ucríav, sacrificio, no expresa aquí la acción sacrificial, como en otros
lugares, sino el objeto de sacrificio ( cf. Fil. 4: 18), es decir, los cuerpos. La
entrega del cuerpo en sacrificio es la respuesta de fe del creyente a Dios. Así lo
expresa la demanda de Jesús: "Se fiel hasta la muerte" (Ap. 2: 1 O). De otra
manera, Dios no se conforma con sacrificios, no quiere las ofrendas, sino al
donante en plenitud, todo él.
Por eso es un "sacrificio vivo". Literalmente una ofrenda viviente. El
compromiso sacrificial del creyente que se entrega plenamente y sin reservas a
Dios.
En la mente de Pablo estaba, probablemente, el sacrificio del holocausto del
Antiguo Testamento. Esto concuerda con la demanda del discipulado, que
exige la renuncia a todo incluyendo la propia vida (Le. 14:26, 27, 33).
Son sacrificios vivos a causa de la nueva vida que hay en el salvo, en contraste
con lo que era antes de su salvación "muertos en pecados" (Ef. 2:5).
Son también vivos porque se ofrecen con la vida, en lugar de con la muerte de
la víctima.
Además lo son también porque la fuerza que actúa orientando la acción no
corresponde a la vieja vida, sino a la nueva en Cristo (6:11, 13), impulsada por
el Espíritu Santo (8:11), el Espíritu vitalizador del Dios vivo (9:26; 2 Co. 6: 16; 1
Ts. 1 :9).
Por la misma razón además de vivo es también un sacrificio santo. El creyente
ha sido separado para Dios, lo que constituye una santificación, a causa de la
acción santificante de Dios, y convierte al cristiano en un santo, esto es,
separado para Él.
Con ese propósito fue salvo (6:18). La vida de cada cristiano ha sido comprada
por Dios mismo para que sea Suya (1 Co. 6:20). Él ha pagado un alto precio
para formar un pueblo santo para Sí (1 P. 1: 18-20).
El creyente ha sido separado para Dios por el Espíritu, por lo que sus acciones
proceden de un santo (1 P. 1 :2). El sacrificio es santo porque se produce al
impulso del Espíritu Santo.
También el sacrificio al que se nos exhorta es θυσιαν a sacrificio ζωσαν
viviendo αγιαν santo ευαρεστον bien agradable), acepto o agradable a Dios.
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Nadie que se detenga delante de la Cruz puede ser como era antes.
Posiblemente un buen resumen a este versículo sean las palabras del poeta
evangélico Mariano San León Herrera:
¡Que amor tan inmenso Señor en ti he visto!
¡Que amor me revela tu hondo sufrir!
¿Quién puede su vista posar en tu leño
Y luego insensible su ruta seguir?
2- No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la
renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál
sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
και μη συσχηματιζεσθε τω αιωνι τουτω αλλα μεταμορφουσθε τη ανακαινωσει
του νοος υμων εις το δοκιμαζειν υμας τι το θελημα του θεου το αγαθον και
ευαρεστον και τελειον
El texto griego comienza con la conjunción y, que no aparece en algunas
versiones dándole continuidad a la vez que vinculación con lo que antecede. Al
creyente se le exhorta, primero a ofrecerse en sacrificio viviente y en segundo
lugar a no conformarse al mundo. Pablo expresa la demanda mediante el uso
de dos imperativos correlativos.
Los cristianos no deben conformarse o comprometerse con el esquema propio
del presente siglo, esto es, del mundo, sino que deben transformarse,
haciendo de su modo de pensar, propio de la mente renovada, su estilo propio
de vida.
La primera demanda tiene que ver con no adoptar el esquema, la apariencia, la
forma del mundo. Para ello utiliza el verbo συσχηματιζεσθαι estar
amoldándose, conformarse, amoldarse, adoptar la forma, compuesto por la
preposición, con, forma, de ahí conformarse.
Para Pablo, las palabras esquema y, forma, denotan no tanto la forma o figura
externa de una realidad interna o del ser interno, sino la forma o figura en que
el ser mismo se manifiesta.
Pablo usa el verbo para definir la forma propia en que se manifiesta un
mundano, esto es, aquel que adopta el esquema del mundo. Adoptar la forma
como si de un molde se tratara, en cuya figura, el molde es el mundo y el
hombre adopta esa forma.
La transformación exige dejar de vivir al estilo del mundo, con sus criterios y
actitudes.
Debe entenderse bien que Dios no pide que el cristiano salga del mundo,
aislándose en solitario. El mismo lo dijo en oración al Padre: "No ruego que los
quites del mundo, sino que los guardes del mal'', literalmente del malo o del
maligno (Jn. 17:15). Tampoco exige que se huya de los mundanos: "Os he
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escrito por carta, que no os juntéis con los fornicarios; no absolutamente con
los fornicarios de este mundo, o con los avaros, o con los ladrones, o con los
idólatras; pues en tal caso os sería necesario salir del mundo" (l Co. 5:9-10).
Los cristianos somos enviados al mundo con un mensaje, el del evangelio, y
con la misión de brillar como luminarias(Fil. 2: 15). La idea de aislarse del
mundo no corresponde con el cumplimiento de la misión. Jesús da ejemplo de
esa relación; Él estuvo en el mundo, compartía con las gentes del mundo, se
sentaba en la mesa de publicanos y pecadores, estaba en actos sociales, como
era una boda, pero, en ninguna manera se conformó al mundo, en la expresión
de su tiempo.
El mundo es una esfera de orden controlado y regido por Satanás.
Cristo llamó al diablo, en tres ocasiones, "príncipe de este mundo" (Jn. 12:31;
14:30; 16: 11 ). El sistema del mundo ha sido ordenado por Satanás para llevar
a cabo su propósito, que tiene que ver con el desarrollo de una esfera de
mentira y muerte (Jn. 8:44).
El sistema del mundo comprende a los gobiernos humanos, que están bajo
Satanás, su control, influencia y poder (Dn. 10: 13-20; Mt. 4:8-9; Le. 4:5- 6).
Mediante las leyes de los hombres, Satanás realiza acciones de rebeldía contra
la voluntad de Dios.
Los gobiernos permiten la inmoralidad, legalizan el pecado en múltiples
formas, son codiciosos, etc. El programa satánico para el gobierno del mundo
es colocar a un hombre en el lugar de Dios (2. Ts. 2:3-4).
El mundo tiene sus propios pasatiempos (1 Jn. 2: 15). Las "cosas del mundo"
son utilizadas por Satanás para realizar acciones pecaminosas (1 Jn. 2: 16).
Las gentes no regeneradas y los cristianos mundanos acuden a las cosas del
mundo para usarlas como un anestésico que amortigüe las penas de una vida
vacía y carente del poder de Dios.
El mundo tiene su propia espiritualidad (2 Ti. 3:5), consistente, entre otras
cosas, por un culto formalista pero carente de espiritualidad, con corazones
que viven al margen de Dios (Is. 29:13).
Es el culto propio de aquellos que viven pendientes de la religión pero no están
disfrutando de una completa comunión con Dios.
Las formas y tradiciones sustituyen a la libertad en el Espíritu, estructurando el
culto y controlándolo conforme a lo que siempre se hizo.
En ocasiones Satanás introduce también las falsas doctrinas, por sus propios
predicadores, que proclaman la religión de los demonios (1 Ti. 4: 1 ). La religión
del mundo es una apostasía, alejándose de la obediencia a la doctrina de Dios.
La religión del mundo procura, en ocasiones, un trato riguroso para dar la
apariencia de piedad (Col. 2:20-23).
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