AFE Francisca Vergara 2019
AFE Francisca Vergara 2019
AFE Francisca Vergara 2019
Profesor Guía:
Dr. Claudio Zamorano Díaz
ii
INDICE
I.- INTRODUCCIÓN ................................................................................................................................. 1
1.- Comprensión del fenómeno de las autoagresiones e intervenciones .................. 6
II.- MARCO TEÓRICO ............................................................................................................................ 9
1.- Autoagresiones y terapia familiar ........................................................................................... 9
2.- Autocortes y terapia sistémica en Chile ........................................................................... 11
3.- Premisas en Bateson ................................................................................................................ 15
III.- METODOLOGIA: EL ESTUDIO DE CASO ÚNICO ....................................................... 19
IV.- EL CASO CLÍNICO DE SAMANTA ...................................................................................... 22
1.- Samanta, su familia y las autoagresiones. ..................................................................... 22
2.- La premisa de la violencia. ..................................................................................................... 25
3.- El silencio: la premisa del corte. .......................................................................................... 29
4.- Descubriendo caminos............................................................................................................. 35
V.- REFLEXIONES FINALES ........................................................................................................... 41
VI.- REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ..................................................................................... 46
VII.- ANEXOS ........................................................................................................................................... 56
Anexo 1................................................................................................................................................... 56
Anexo 2................................................................................................................................................... 62
Anexo 3.................................................................................................................................................109
iii
I.- INTRODUCCIÓN
1
2
tiene que ver con que el tratamiento habitual con el que se compara SHIFT tiene
una aproximación más flexible y personalización del tratamiento, para conocer las
características particulares de los jóvenes y sus familias, lo que pudo ser una
fortaleza del tratamiento habitual, lo que podría ser recogido para las próximas
investigaciones en esta área. Destacan además que de todas formas el foco en la
terapia familiar es consistente con evidencia de que el involucramiento familiar
contribuye al tratamiento en terapias psicológicas para autoagresiones. Queda
entonces abierta la pregunta a la manera de ampliar lo que las investigaciones
internacionales han podido proponer hasta ahora, manteniendo el interés en el
trabajo con la familia.
Desde una perspectiva cualitativa en ésta área, Miner et. al. (2016) plantean
críticas respecto al abordaje del fenómeno de las autoagresiones a través de
terapias enfocadas en el comportamiento. Explican que si bien esto es la regla en
las investigaciones actuales, no se considera que la existencia de este
comportamiento puede ser una manifestación de problemas estructurales de la
familia. Destacan que estas intervenciones resultan útiles en el corto plazo, pero
que la efectividad a largo plazo no está aún demostrada. Proponen un enfoque
terapéutico que se dirija a la función de las autoagresiones en el contexto familiar,
promoviendo un cambio de perspectiva de los clínicos desde lo individual y
comportamental a una terapia familiar que considere problemas estructurales.
También existen publicaciones internacionales de enfoque cualitativo respecto a
terapia familiar en adolescentes con autoagresiones, que plantean trabajar
relacionando la culpa, la vergüenza y la regulación emocional (Amoss, Lynch y
Bratley, 2016). Rogers y Schmidt (2016) plantean que un entendimiento
interaccional de las emociones puede ser usado terapéuticamente en jóvenes que
buscan la regulación emocional a través de las autoagresiones, comprendiendo
que en estos casos las autoagresiones cumplen función de conexión relacional
con sus familiares. Kissil (2011) propone abordar las autoagresiones en
11
internalizando en sus miembros una visión del mundo, a través de una red de
premisas. Así la familia entrega una base desde la cual relacionarse con el mundo
y con el otro. Se refieren a las premisas familiares como aquello que engloba a la
familia misma, configurando sus relaciones, acciones, narrativas. En su trabajo
proponen una pauta de observación de premisas familiares, definiendo ciertas
características que puedan permitir reconocer éstas en los procesos de
intervención con familias. Dentro de las características describen que la premisa
familiar debe relacionar al menos dos elementos del contexto o de la historia que
se traducen en alguna implicancia, que su mecanismo de operación es tanto
consciente como no consciente, que engloba una serie de acciones, que es
compartida por al menos dos miembros de la familia, que aparece en los relatos
más de una vez (independiente de quién lo diga), que tiene mayor complejidad
que una creencia, que está formulada como una motivación o limitación respecto
de algunos comportamientos. De Castro et.al., (2017) explican que dentro de la
literatura quizás no se hace habitualmente referencia al concepto de „premisas
familiares‟, sino que más bien se propone el término de mito familiar, que presenta
algunas diferencias. Describen que, si bien el término „mito‟ se refiere a una serie
de convicciones compartida por todos los miembros de una familia determinada,
constituyendo identidad, por otra parte es un concepto que está limitado a la
lealtad desplegada por parte del grupo familiar en relación a una historia. Explican
que el mito permite mantener un cierto equilibrio al interior del sistema. En
contraposición, exponen que otros autores refutan esta idea, ya que plantean una
cierta posibilidad de cambio en la historia. Bagarozzi y Anderson (1989) señalan
que: “los mitos personales o familiares, al igual que los culturales y sociales,
muestran un alto grado de plasticidad. Se modifican, pero sin que quien los vive
sea consciente de ello” (en Boscolo y Bertrando, 1996, p. 209). En tanto es
circunscrito, el mito puede tener menos complejidad, pero sí permanencia en el
tiempo. Coincide con la premisa además en la característica que también operan,
simultáneamente, en un nivel consciente y en un nivel que no es consciente. De
18
Castro et.al. (2017) señalan: “Las premisas familiares entonces permiten además
justificar o sustentar las decisiones, conductas, creencias y actitudes de algunos
de los miembros de la familia, se encuentran ligadas a pautas culturales, que dan
sentido a la experiencia” (p. 7). Estos autores describen también que las premisas
pueden entregar un modelo de „ser una familia‟, dictando pautas respecto a cómo
deberían enfrentar los problemas y cómo interactuar internamente en el sistema
familiar.
pareja tiene dos hijos, Ignacio y Tomás. Los sobrinos de Samanta son muy
queridos por ella, mantiene una relación cercana con ellos.
Figura 1, Genograma.
Samanta refiere que la primera vez que se cortó fue a los 10 años, que era
“para aliviarse”. Existía una dinámica de violencia en las relaciones familiares de
larga data, lo que la angustiaba. También desde esa edad fue victima de acoso
24
escolar, refiere “me decían gorda, fea”. En ese tiempo no se cortaba de manera
repetida, sólo lo hizo en algunas ocasiones. Al principio se rasguñaba y luego
inició cortes en antebrazos con un sacapuntas. Durante el 2016, comenzó a
hacerlo cada vez que se sentía angustiada porque “cortarme los brazos me
calmaba”. También empezó a autoagredirse en las piernas y en el abdomen. Ese
año fue un periodo de mucho conflicto familiar, tanto por que se entera que existe
una hija de su padre fuera del matrimonio, como por que devela abuso sexual por
parte de su abuelo paterno. En ese año realiza dos intoxicaciones
medicamentosas con ideación suicida. Refiere que también se cortó en esos
episodios, pero que “esos cortes eran distintos, más profundos”. En un principio
aparecen las autoagresiones como una forma de controlar la angustia, pero se
transforman en una manera de aproximarse a la muerte en momentos en que se
siente sobrepasada.
y abuso sexual. (Zhang et. al., 2015; Miner et. al., 2016). Este entramado se
constituye como una experiencia de sufrimiento complejo compuesto por diversas
experiencias de violencia interpersonal, que para ser intervenido requiere de la
profundización en la comprensión del fenómeno a través de alguna teoría. En este
caso, el trabajar con las premisas desde el concepto de Bateson, posibilita el
buscar un significado que aúne la conflictiva de la violencia en esta familia. El unir
a través del significado permite tener una visión más profunda de las relaciones.
Bateson (1979) destaca la importancia de comprender la conducta a través de la
relación: “Así como la visión binocular ofrece la posibilidad de un nuevo orden de
información (acerca de la profundidad), así también la comprensión de la conducta
a través de la relación ofrece un nuevo tipo lógico de aprendizaje” (p. 119).
Durante la primera etapa del proceso terapéutico, era difícil abordar el caso,
poder entrar en él. Como se describió, lo que dominaba era la violencia. Esto
volvía las interacciones muy caóticas y perpetuaba el conflicto. Esta forma de
relación es la que daba la sensación de un circuito cerrado, en que si no
funcionabas por medio de la violencia, no eras parte. Esto dio un giro en la sexta
sesión del proceso, en que sucedió un hito. Samanta asiste a sesión, posterior a
un episodio de autocortes en antebrazo derecho. Se había cortado con un
sacapuntas en el baño del colegio, una de sus compañeras la vio y le contó a su
madre, que la esperaba a la salida.
soportar la violencia del corte, y el silencio. Existía una relación entre el corte y el
silencio que era importante respetar. Pensé que en ella se alojaba una razón
profunda que la hacía soportar la violencia y el silencio. A medida que avanzó la
sesión ella pudo expresar, con dificultad, pero en palabras, lo que sentía. Afirmaba
que había muchas cosas de ella que no le gustaban, cuestionando tanto su cuerpo
como sus capacidades. Durante las sesiones que siguieron, se fue mostrando lo
que no podía ser visto en la primera etapa.
cercano con sus abuelos paternos, no pudo quebrar esa relación de confianza
entre sus padres y sus abuelos, y mantuvo silencio. Éste muestra que se está ante
algo significativo para la familia y por lo tanto a tratar con cuidado. Bateson y
Bateson (1987) describen esto de la siguiente forma: “[Existen] muchas
circunstancias en que la conciencia es indeseable y en que el silencio es oro, de
suerte que el secreto puede utilizarse como un indicador que nos dice que nos
estamos aproximando a terreno santo” (pp. 88-89).
En la familia existía la premisa de que hay temas que deben callarse porque
comunicar presenta la amenaza de quiebre en el sistema. Esto se presenta tanto
en el silencio de Samanta en relación al abuso, como también en el resto de los
famliares al enterarse del abuso. Éstos no dijeron nada, “como si no hubiese
pasado” dice Samanta. Además esto aparece en otras situaciones familiares de
conflicto, por ejemplo en el padre se presenta en su silencio respecto a que había
sido infiel y tenía una hija fuera del matrimonio. En relación a esto, también se
presenta cuando la madre sospecha de la infidelidad del padre. Hace participar a
Samanta „en secreto‟ de una estrategia para salir de su duda. La madre le saca „a
escondidas‟ el celular a su marido y le cuenta a Samanta que ha encontrado
mensajes de otra mujer. De esta forma es que Samanta se entera finalmente de
que tiene una media hermana por parte de padre, también ese año 2016,
provocando mayor tensión en ella. Así se va mostrando una manera de operar de
esta premisa del silencio. Esta permite que se mantenga cierta información en
secreto para cuidar un equilibrio frágil, pero que evita el quiebre de cierta
configuración en el sistema. A esto se refieren Bateson y Bateson (1987) cuando
señalan que la no comunicación de ciertas ideas es necesaria si se pretende
mantener lo sagrado: “La comunicación es indeseable […] porque la comunicación
de alguna manera altera la naturaleza de las ideas.” (p. 88). Rober, Walravens y
Versteynen (2012) apoyan esta idea al referirse al impacto que puede producir lo
que contiene el secreto familiar: “en los secretos familiares, la información que se
33
Además con la madre (y en menor medida con el padre, que asiste menos)
se va trabajando respecto a la culpa que sienten por hacer vivir a Samanta en la
violencia, y por las distintas situaciones de conflicto y engaños a los que la habían
expuesto. Samanta al comenzar a expresar en palabras sus emociones, recalca
las situaciones en que ha sentido rabia por los conflictos familiares.
36
Así como en un momento fui testigo de los cortes en sus antebrazos, los
cuales se abría en sesión mostrándome su angustia y poniéndome a prueba, en
esta etapa fui testigo de emociones completamente diferentes. En la última fase
de intervención, llegó un día a sesión con un perro cachorro que necesitaba cuidar
y me pide si era posible entrar con él al box de atención.
37
lo que implica sufrir situaciones traumáticas como las vividas por Samanta dentro
de su familia.
Las limitaciones de este estudio tienen que ver con lo particular del caso.
No he realizado un trabajo que permita hacer una generalización estadísticas
respecto de los casos de autocortes en adolescentes. Es una experiencia
particular, en la que pudo ser útil esta manera de abordaje. Además el realizar el
45
La proyección de este trabajo tiene que ver con pensar una nueva forma de
captar y trabajar este fenómeno tan complejo de los autocortes en la adolescencia.
Los autocortes están multideterminados, y por ende pueden contener múltiples
significados. Este trabajo invita a indagar y trabajar sobre los significados que
estén involucrados en estos casos, proponiendo centrar el trabajo terapéutico en
los significados y no en la conducta de autocortarse.
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VII.- ANEXOS
Anexo 1
I. INFORMACIÓN
de las sesiones puede ser grabada en audio. En cualquier caso, usted podrá
interrumpir la grabación en cualquier momento, y retomarla cuando quiera.
___________________________ ____________________________
Este documento se firma en dos ejemplares, quedando una copia en cada parte.
59
I. INFORMACIÓN
___________________________ ________________________________
Firma Participante Firma Investigadora Responsable
Este documento se firma en dos ejemplares, quedando una copia en cada parte.
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Anexo 2
Sesión N°15.
Fecha: 4/7/2017
Asisten a sesión: Samanta (S), su Madre (M) y Terapeuta (T)
T: Ya, chiquillas. Entonces, hoy día yo tengo interés en que conversemos de tres
aspectos en particular, ¿ya? Porque han pasado muchas cosas en este proceso,
han habido momentos malos, tristes, ¿no es cierto? Han habido momentos de
rabia también, mucha rabia. Ha habido momentos muy felices también.
M: Sí.
podido, a través del tiempo, de esta instancia que hemos estado acá, lo he podido
aprender y ya yo, como le digo, me doy unas vueltas. Ya, si ella, de repente, toma
su…
S: El karaoke.
T: Pero parece que hay momentos y momentos, momentos que son para eso y
otros momentos que son para tomar un poquito de distancia. ¿Qué te parece a ti
lo que dice tu, la señora Elizabeth, tu mamá? ¿Lo ves parecido? Esto que dice ella
del abismo, de los momentos en cómo ella se aproximaba antes, que parece que
siempre se aproximaba y ahora dice que parece que en este camino a veces se
aproxima, a veces se aleja y eso, las dos cosas son igual de útiles, parece. Ya,
¿qué opinas tú?
S: No sé.
T: ¿O cómo has visto tú a tu mamá? Porque ella habló de cómo te veía a ti.
Quizás tú, en este periodo, también la has visto a ella en esto mismo que ella
cuenta, de acercarse, de alejarse, del abismo o no abismo.
T: No sé pu‟, quizás cómo te sientes con lo que dice tu mamá del abismo, por
ejemplo. ¿Qué opinas de ese concepto del abismo?
T: Ya…
T: Un momento de soledad.
S: Sí.
T: Ya. ¿Pudo en algún momento ser así tan malo como un abismo para ti? ¿Como
tan así, tan alejado de la gente, del cariño, de la ayuda?
S: Sí.
S: Sí, porque a veces cerraba los ojos y sentía como que me caía, así.
T: O sea, algo había como de esa sensación de abismo que tu mamá lograba,
lograba percibir.
S: Sí.
T: Y qué bonito eso, porque, en el fondo, a veces sin comunicarse con palabras,
pensando en esto que yo les pregunto de la comunicación, sin comunicarse con
66
palabras, tú comunicabas algo, con tu lejanía quizás, con este intento de soledad,
y la mamá también sin palabras percibía eso.
M: Sí, yo, con un gesto, con una mirada, con una actitud, yo me doy cuenta
inmediatamente que a ella le está pasando algo. Yo le digo: “yo te di el ser y yo sé
que es así, yo sé que tú estás pasando por algo”. Entonces, yo me doy cuenta y
trato de animarla, trato de estimularla, de decirle que yo estoy aquí, que yo estoy
para apoyarla ante cualquier situación.
T: Y este, Samanta, este abismo o soledad, entre comillas, que la mamá lo llamó
abismo, tú lo llamaste más soledad, pero es como una combinación, ¿tiene,
entonces, algún aspecto positivo para ti?
S: Sí.
S: Sí.
T: Usted ve también que esa soledad a veces, no siempre, obviamente que hay
momentos y momentos, pero ¿podría tener algún aspecto positivo también?
T: Claro.
M: Por eso, como le digo, yo permito que ella esté un rato en ese abismo, en esa
instancia de que ella requiere esa soledad, como para tomar fuerza y salir a flote.
Y yo la saco, la saco de ese abismo con cualquier situación, que el perro, que
“vamos adonde tu tía”, que “vamos a comprar”, que “hagamos esto, hagamos esto
otro”, y yo logro sacarla.
T: A mí me gusta igual esa combinación de que hay momentos para sacar del
abismo o de la soledad, pero hay momentos también para permitir la soledad,
¿ya? Yo creo que es importante y eso ha sido importante para Samanta para
sentirse también ella más capaz de contener, de pensar, de reflexionar sobre sí
misma. Yo creo que la combinación de la compañía, pero también la combinación
de tiempo para poder pensarse a sí misma ha generado esta doble comunicación,
de cierta manera, ¿ya? ¿Hay alguna persona en la familia que también se
comunique parecido? En el fondo, con gestos, no necesariamente con palabras,
¿o hay algo especial de los otros miembros de la familia también que podría verse
reflejado en esto?
M: No, yo creo que no, que yo soy… No sé, no sé si seré demasiado, podría ser
vanidosa, a lo mejor, pero yo creo que es la única que ha logrado captar todas
esas situaciones, de verdad. Porque yo puedo salir un momento y vuelvo y me he
dado cuenta que ella ha hecho algo negativo hacia su persona. Y nadie más,
porque mi esposo, él está en su mundo, mi hijo viene. Entonces, yo considero que
soy la única.
T: Y cuando a usted, por ejemplo, cuando a usted le pasa algo, cuando usted
quiere comunicar algo, ¿le ha pasado como a la Samanta que ha necesitado usted
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también estar sola de momento? ¿Ha tenido esos momentos de soledad para
usted también? Como…
M: No.
M: No, yo, yo lloro, yo lloro mucho. Pero lo hago a escondidas igual. O de repente,
la Samanta me ve y me dice: “ya, mamá, ya, si ya va a pasar”. Y yo respiro
profundo y digo: “ya, hasta aquí no más”. Pero procuro sí, cuando estoy sola,
cuando nadie me vea a mi alrededor, o sea, cuando nadie esté cerca de mí,
procuro llorar, pensar todo lo que me está sucediendo. Y ya, digo: “ya basta”. Pero
eso me ayuda a mí también a salir a flote, en el desahogarme de alguna manera.
M: Claro.
S: Lo de mi abuelo.
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T: Ya.
T: Complicaciones, claro.
M: Claro.
T: En ese sentido.
T: Y en general, les ha pasado con otro tipo de cosas, otras situaciones en que
también, como que “mejor se guarda el secreto por aquí”, o entre estos dos
miembros de la familia, los otros mejor que no sepan. ¿Les pasa eso también con
otros temas a veces?
S: Sí. No sé.
M: Sí.
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T: ¿Ya?
T: Ya.
T: Claro, y me imagino que la Samanta también tiene sus cosas propias que
tampoco le anda contando a todos.
T: Ella.
S: Yo soy pájaro.
T: Claro.
M: Sí.
M: No po‟, ahora la Samanta igual trata de comunicar un poco más lo que ella
siente. Antes no, porque antes era su mundo y nadie podía penetrar en ese
mundo. Pero ahora ella trata de hablar un poco más de lo que le está pasando y
no solamente conmigo, sino que lo habla con sus tías, que igual le dan mucha
confianza y la estimulan a que hable para que así ella se sienta más aliviada, en
realidad.
T: Oye, ¿y resulta eso, Samanta? ¿O es creencia de tus tías, no más? Eso de que
cuando uno habla un poquito, no todo todo, pero conversa un poco más, comunica
un poco más…
S: Sí.
72
S: Sí.
S: O sea, es que igual como que, no sé, por ejemplo, el sábado salimos. Fuimos
donde mi tía Rosa* porque estaba de cumpleaños una prima.
T: ¿Ya?
S: Y fue como, o sea, es que, no es que no quisiera estar ahí, es que no me sentía
parte de eso. Me sentía fuera de eso.
M: Se aísla y ahí uno tiene que estar, yo le decía: “¿la pasa algo, hija?”.
T: ¿Qué es lo que pasaba que no te sentías parte? ¿Algo en particular era o era
como que no compartes tanto con esas personas? Que no hay tanta confianza
quizás como hay, por ejemplo, con tu papá, con tu mamá, no sé.
T: Era un poco raro, como, buena onda esta ahí, pero no como para compartir así
mucho, contar de todo.
S: No.
T: Ya. Y usted, ¿qué cree? ¿Por qué será que antes la Samanta necesitaba…
Porque, si bien ahora, en el fondo, todos los adolescentes necesitan un espacio
73
para ellos, ¿ya? Eso es súper habitual de la adolescencia, ¿no es cierto? Como de
encontrar un espacio para uno mismo porque uno mismo también está
pensándose, como empezar a adquirir su propia personalidad, las cosas que le
gustan, ¿no es cierto? Las que no. ¿Por qué cree usted que antes la Samanta
había cosas que no podía decir?
T: Claro, y tampoco es sano mostrar todo todo lo que uno siente. Nadie anda por
el mundo: “oye, ¡yo me ando sintiendo súper mal por si acaso! ¡Que todos sepan,
me siento muy mal!”. Claro, hay un límite, ¿no es cierto? De eso. En la caricatura,
hice la caricatura, pero nadie muestra todo el tiempo lo que siente, pero, por lo
menos, mostrarlo y que no sea castigado. A veces las personas dicen, ven a
alguien llorando, “no, no, no llore, no llore”, no sé qué. Y es como, oye, pero hay
que tener un espacio para llorar también, ¿no es cierto? Así como usted dice: “voy
a llorar a escondidas”. Bueno, sí, puede llorar a escondidas si le es cómodo.
También puede llorar acompañada si la Samanta quiere o la Samanta puede llorar
con usted. Así como uno comparte la alegría, ¿no es cierto? Cuando está con
otras personas que quiere, también uno puede compartir la rabia. O sea, la rabia
en sí misma no es mala, ¿ya? Y eso como que yo quiero, algo que quede dando
vueltas, ¿no es cierto? Que es un poco algo que hemos ido conversando en otros
momentos. Es súper comprensible que usted haya tenido rabia después de las
cosas que han ido pasando en la historia familiar, en las situaciones que han
vivido. Es supernormal que la Samanta haya y tenga mucha rabia, con algunas
74
cosas, en algunas situaciones. Es poder expresar esa rabia de una manera que no
nos haga daño a nosotros mismos, ¿ya? Tener un espacio para y ese espacio es
difícil de crear a veces, porque la rabia no es algo muy aceptado. La gente la mira
así como: “anda rabiosa, ¡uy! Anda con la regla”, para mujeres, “anda con la
regla”. Hay una serie de prejuicios en relación a la rabia, sobre todo para las
mujeres. A veces las mujeres no tenemos la posibilidad de decir que estamos
enrabiadas porque al tiro: “no, andai con la regla. No, no se qué”.
M: Claro.
T: “Te falta pololo”, así, ¿no es cierto? Y no, como que en el fondo --
M: Eh…
S: Eh…
T: Es que es difícil porque es ponerse igual en algo que es muy abstracto, que es
como, en el fondo, la expresión de las emociones. A mí me da la sensación de
que, yo, si ustedes me preguntan a mí, yo podría poner un primer momento
cuando yo las conocí que era muy caótico.
M: Demasiado.
T: Como que había mucha expresión de emociones, pero, en el fondo, la rabia que
es súper comprensible o el enojo estaba súper desbordado. Y en el fondo, para
poder tener una diferencia con alguien, la única manera de comunicar esa
diferencia, de expresarla, era la violencia. No había otra alternativa, como: “ah,
tengo una diferencia con este”, y pum, violencia. No había como un punto medio,
como decir: “tengo una diferencia contigo, de esto no estoy de acuerdo, de esto sí
estoy de acuerdo”, o “ya, me amurro y me quedo solo ya”, o etc. ¿Me entienden?
Como que, no sé piensan ustedes, cómo lo ven.
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S: Sí po‟.
M: Pero no, si igual uno… Yo trato, cuando ella se pone demasiado violenta, yo
también respiro. Me doy mi tiempo y vuelvo nuevamente como al ataque, por así
decirlo, a conversarlo.
T: Y cuando a usted le pasa, cuando usted se desregula, por ejemplo, como que
se le pasa la mano o empieza también con la violencia usted, en el fondo, hacia
otros, hacia su marido, hacia Samanta, etcétera, no sé…
M: Yo, yo ahora…
T: O en ese momento, ¿siente algo? ¿Al principio sentía una cosa y ahora siente
otra? ¿O trata, no sé?
M: No, trato mucho de, de calmarme, respirar igual y ahora he dicho: “debo cerrar
la boca”. Trato así como de, ya cuando me siento demasiado con rabia, digo: “no”.
Digo: “señor, por favor, cierra mi boca”. Porque no quiero, no quiero lastimar y no
quiero lastimarme más yo.
M: No, antes yo decía todo lo que tenía que decir y hasta, de repente, con
violencia.
T: ¿Física, en el fondo?
M: Física. Entonces, ahora, este último tiempo, le pido a dios, porque yo soy muy
creyente, le pido a dios que cierre mi boca y que me dé la fuerza para tratar de
calmarme y buscar otros medios. Entonces creo que lo he logrado. Ayer me
desbordé un poquito porque igual se portó un poco mal ella…
M: Está el esfuerzo.
T: Antes como que no pasaba por el pensamiento. De ahí yo siento que pasa por
racionalizarlo, por pensarlo. Tú, Samanta, ¿qué piensas? ¿Cómo te veías antes?
¿Regulando alguna emoción? ¿Se te salían las emociones? ¿Se te escapan
todavía? ¿Las andai persiguiendo?
S: ¡Sí!
T: Hasta qué punto, ¿hay un antes y un después, un poco, aunque sea? ¿O hay
una meta más a futuro? ¿Cómo lo ves tú? Tu mamá dice que ella piensa en esto
de pensar las cosas y cerrar la boca un poco, no sé qué. Quizás para ti es un poco
diferente, no sé.
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S: Yo digo: “lo mando todo a la mierda”, y pongo música a todo volumen. Eso.
T: Ya, como que te hai empezado… Tu mamá es como a través del silencio y tú
eres a través como de la música. Me da la sensación como de que está ahí como,
ya, muda muda y también que da un tiempo para pensar, ¿no es cierto? Tú era
como conectarte con la música y desconectarte de eso otro…
S: Sí.
S: Casi igual.
S: Casi igual.
T: Sí, pero habían otras cosas que pasaban también. Cuando llegaba una
emoción demasiado fuerte, ¿qué pasaba antes?
S: No me podía controlar.
T: Por ejemplo. Y yo, un poco hemos ido como conversando, ¿no es cierto? Vas a
volver a sentirte enrabiada o como: “¡Oh! Esto me superó”, porque es normal en la
vida sentir eso.
S: Sí.
T: Imagínate, tu mamá es bastante más grande que tú, es tu mamá, mal que mal,
es abuela, y también tiene sus momentos en que no logra mantener el control,
dice: “¡Ay! Esto se me va a escapar”. Cada una, tú te conectas a la música, ella se
conecta a su propio silencio, ¿no es cierto? Pero no es algo que te va a dejar de
pasar, a eso voy. Y yo tampoco lo miraría como malo, porque a veces uno, lo
mismo que hablábamos de la rabia antes. Uno mira el momento de descontento
con algo o de frustración con algo, ¿cierto? Una emoción que nos invade como
que fuera negativo porque siempre uno tiene que sentirse bien. ¡Y es muy falso
eso! ¿No es cierto?
M: Nos dañan.
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T: Que nos dañan. Entonces, las ganas de descargar eso tienen todo el derecho a
tenerlas, ¿ya? En el fondo, no se sientan mal porque en un momento se
descontrolan, entre comillas.
M: Nos dañe.
T: …me esté contrariando tanto, ¿ya? Quizás esa persona no lo hace a propósito,
hay muchas posibilidades. Pero lo que nos está haciendo mal, nos está haciendo
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mal. No hay que desconocer eso. Eso puede volver a pasar, puede seguir
pasando en las relaciones que tienen ahora, en futuras relaciones, etc. Pero poder
tomarlo y dejarlo en algún lugar, ¿ya? Han tenido, han visto herramientas, han
pensado en tomar distancia, tener tiempo, conectarse con la música, volver a
pensarlo. Pero no quiero que se sientan mal por sentirse mal, eso es lo que quiero
transmitir. Porque hay gente que se vuelve a sentir mal y dice: “¡Pucha! Todo lo
que viví y ahora me vuelvo a sentir mal”. Oye, si está bien sentirse mal, aceptar
eso, ¿ya? Pero que --
T: Exacto, no es un cuento de hadas, ¿no es cierto? Yo creo que las dos lo han
aprendido muy tempranamente ustedes en su propia historia familiar, en sus
propias dificultades, tú en tu propia vida, en tus propias dificultades desde
temprana edad, en el fondo, siendo adolescente, ¿no es cierto? Siendo niña y eso
no tiene algo negativo per se, sino que es… Que no se vuelva contra nosotros,
que se vuelva un aprendizaje para decir “ya, la próxima vez me va a volver a
pasar, me va a volver a venir esa sensación horrible, pero voy a decir ya, no va a
terminar en un combo”, ¿no es cierto? Porque a veces puede terminar en un
combo y al final ustedes se han dado cuenta cómo el combo nos vuelve a la
violencia y nos vuelve, como que nunca termina, nunca termina. Y el parar a
veces, nos tenemos que aguantar en ese momento, no es anular ese pensamiento
o ese sentimiento, ¿ya? Quizás ese no es el momento para poder pensarlo. Como
le pasó a la Samanta, que hubo muchos momentos de cortes, de intoxicaciones
con medicamentos, no era el momento para poder hablar de lo que había vivido.
No era el momento, no estaba preparada todavía. Quizá ella sentía que no estaba
su mamá preparada para escuchar eso, algo duro, etc., o la familia, para
enfrentarlo. No fue el momento y después hubo otro momento para hablar, para
decir la verdad, etc. Y de a poco han habido otros momentos para decir otras
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cosas, ¿ya? Nadie dice que esas sensaciones de pena, de tristeza que han vivido,
no van a volver. Van a volver a aparecer, pero van a tener otra mirada para poder
enfrentarlas, de cierta manera. ¿Ya? Es como una mirada nueva de algo que ya
es conocido, que no se nos desborde, que no se nos escape por los poros, por
decirlo así. Yo también veo esa trayectoria en ustedes, hay un camino. Ahora, el
camino no se termina acá. El camino sigue porque quizás ahora no van a estar
todas las semanas en terapia, pero ya tienen ciertas herramientas para manejar
eso y verlo distinto la próxima vez, ¿no es cierto?
M: Sí.
T: Otra cosa que yo creo que es importante y que no hemos hablado tanto es lo
que tiene que ver con relación al cuerpo, ¿ya? Yo creo que parte de las cosas que
tienen que ver con el cuerpo fue lo que permitió que Samanta estuviera acá y que
nosotros nos conociéramos y que tuviéramos este proceso de pensar estas cosas
en conjunto, ¿ya? Si el cuerpo de la Samanta no hubiera hablado, a través de,
primero, adelgazar, tener estas conductas que tenían que ver con la restricción de
los alimentos, ¿no es cierto? Si no hubieran aparecido los cortes, las heridas, hay
cosas que no hubieran podido ser destapadas. A veces uno ve eso como algo
negativo, ¿no es cierto? Porque, pucha, se cortó, pucha, comía menos, adelgazó
en ese tiempo. Pero fue el cuerpo un poco el que habló…
forma en cómo expresar cosas a través del cuerpo, cómo uno debería, ver cómo
debería verse el cuerpo. Hay muchos prejuicios en nuestra sociedad de cómo
tiene que verse el cuerpo de una mujer…
M: Sí.
T: ¿No es cierto?
M: Demasiado.
T: Demasiado.
M: Tiene que ser demasiado, o sea, como súper esbelta para verse bien para los
demás, porque ni siquiera para uno. Uno tiene que hacer cosas para los demás…
T: Claro.
T: Exacto, vivimos en una sociedad muy prejuiciosa. ¿Qué opinas tú, Samanta,
como de ese tema? ¿También como tu mamá?
S: También, sí.
T: ¿Tú crees que tu generación, por ejemplo, hay algo especial con eso del cuerpo
igual?
S: Sí.
T: Antes era como la señorita con la faldita, con no sé qué, con los aritos…
M: Sí.
T: Ya.
S: …que, por ejemplo, algunas niñas ocupen pantalones hasta aquí, no sé, que
muestren mucho su cuerpo, no sé.
T: Ya.
S: …y hay niñas pequeñas que andan ocupando cosas que no son para ellas.
T: Claro. Como que también hay un límite, como que demasiado mostrar el cuerpo
tampoco sería como lo bueno.
S: Sí.
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T: Y para ustedes en la familia, ¿hay alguna relación particular con el cuerpo? Por
ejemplo, que el cuerpo tiene que verse de alguna forma, que el cuerpo muestra
cosas, dice cosas. Porque en el fondo, un primer momento, lo que llamó la
atención harto de Samanta no era, no se sabía mucho, pero lo primero que llamó
la atención lo quiso consultar al principio, ni siquiera acá, al COSAM, por ejemplo,
fue el cuerpo.
M: Claro, porque ella empezó a, bueno, lo primero que empezó con unos
pequeños cortes, después empezó a no querer comer, a vomitar lo que ingería.
Entonces eso fue preocupante para mí.
M: Algo así.
S: La mayoría de mis tías se cuidan bien su imagen, les gusta ser limpias.
M: Vestirse* bien.
T: ¿Y algo como en relación a la delgadez, por ejemplo? O cuán gordito hay que
ser, cuán flaquita hay que ser, si es distinto para el hombre o para la mujer.
M: No.
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M: En realidad --
M: Claro.
T: Ya.
M: Sí.
M: Sí, porque yo cuando estuve más, cuando yo estuve delgada, porque cuando
yo llegué acá estuve súper delgada y todos a mí me decían que yo estaba
enferma…
T: En la casa.
T: Familiar.
M: …social.
T: También, ya.
M: Sí pasa…
T: ¿O es más con las mujeres que andan preguntando que no sé qué? Que si…
Ah, es con los dos.
M: Sí.
M: Sí.
T: O sea, es una cuestión de la familia. Hay que estar con sus trutros, buenos
trutros. Hay que estar bien alimentada, por así decirlo. ¿Y de dónde creen ustedes
que vendrá eso? Como de la familia más, ¿de los abuelos? ¿Como tradición
familiar? Porque no todas las familias --
M: Sí.
T: ¿Sí?
M: Sí. Es que todos en mi familia son como un poquito gruesos, o sea, son
grandes y fortachones.
T: Gruesecitos, ya. Oye, y, por ejemplo, tú, Samanta, en relación, si uno hace una
trayectoria de cuando empezaste el proceso terapéutico, por ejemplo, en el
COSAM, después acá y ahora, en el fondo, en relación con tu propio cuerpo,
¿puedes hacer como una trayectoria, como algo que has pensado, que has
sentido o que has manifestado con tu cuerpo distinto? O de la imagen corporal.
T: Claro, o algo que mostrabas con el cuerpo que ya no tuviste que mostrar con el
cuerpo, o algo que te decía el resto de tu cuerpo, algo que tú veías de tu cuerpo,
alguna, como, concepto. No sé po‟, algo que hayas sentido, algún prejuicio, algo
que hayas vivido tú…
T: ¿Antes? ¿Sí?
S: Sí.
S: No, de mí.
T: Viene de ti. Ya, todavía hay como unas dudas respecto a cómo tiene que ser la
imagen, el cuerpo…
S: Sí.
S: Sí.
T: Ya, ¿y será por algo en especial? ¿Hay algo en el cuerpo que haya pasado?
¿Hay algo en otro, en otra parte de ti o algo que haya salido por otra parte? Como
que, ¿cómo ha sido ese proceso de cambio? ¿Por qué antes más y ahora menos,
o antes mucho más y ahora menos?
S: Sí.
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S: Sí.
T: Ya, no sé si lo puedes decir en tus palabras, como para acordarme bien, porque
no me acuerdo cómo me lo decías. No sé si hay un ejemplo o algo que puedas
como --
T: ¿Sí?
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T: Hasta que explota, ya. Y cuando explota, ¿es como bien? ¿Mal? ¿Calma?
¿Rabia? ¿Angustia? ¿Qué cosa?
S: Se va todo.
S: Sí, igual.
T: ¿Y hay otras maneras de sacar eso? ¿Como de explotar un globo que no sea el
corte, en el fondo?
S: Aquí está.
M: Escribiendo.
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T: ¿No lo puedo leer en voz alta? Pero si lo compartimos con tu mamá y no sale
de aquí, ¿no?
S: Ya.
T: ¿Está bien?
S: Ya.
T: ¿Sí? Ya. “Alone*. Un día más en el que tengo que sonreír como si nada. Tengo
que salir de este abismo…”, estaba el abismo, ¿ve? No era tan mentira. “…en el
que me encuentro metida. Por la chucha, ya no entiendo esta weá. Esto de cada
mañana querer salir corriendo como si nada. Pero creo que eso nadie lo entiende,
nadie lo siente. Tengo una tormenta aquí en mi pecho y mis sentimientos ya
están…”
S: “Muertos”.
T: “Muertos”.
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S: Muerto, muerto.
T: “Muerto. No puedo resistir tanta maldad, eso que ni siquiera sonrío de verdad.
Na puedo más”…
S: Un volcán.
S: Sí.
T: Ya. “Coro: Perdón, mamá y papá. Solo quiero estar sola de una vez ya. Aunque
trate, no lo entienden. Soy solo una flor marchita por siempre, sola y para
siempre”.
T: Ah, es que es el coro. “El colegio es mi perdición. Dicen que voy bien, aunque
no ven lo de adentro. Psicólogos y psiquiatras dicen que estoy mejor, pero
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¿sabes? Nunca me he sentido tan peor. Mi ansiedad por las noches, mi cuerpo la
desconoce, pues la anorexia me consumía y ahora una ballena me…”
S: “Convertiría”.
T: “Convertiría. No puedo más. Una pregunta y una respuesta. Siento que debo
estar alerta por si un paco me trae muerta”. ¿Y por qué te ríes?
S: Porque no sé…
S: ¡Sí! Parece.
S: Sí tiene, pero…
T: ¿Ah?
S: Es un rap.
S: Sí.
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M: Sí.
T: Ya. Qué, así si uno podría hacer un resumen, la letra dice harto, ¿no es cierto?
Hay harto contenido y hay una mezcla, no sé si me permites interpretarlo…
S: Sí, sí.
T: Una mezcla como de pasado, presente y futuro, como que no es todo el tiempo
presente, me da la sensación.
S: Sí.
T: Ya, ¿me puedes explicar un poquito más? ¿Como un resumen, entre comillas?
S: No, no sé.
S: Sí.
T: Y hay cosas en las que, bueno, hay cosas súper textuales. Hay cosas, crees tú,
que todavía no son suficientes, por decirlo así, ¿no es cierto?
S: Mmm.
M: Sí, sí.
T: …muy duras y muy tristes que nadie puede negar que te han pasado y que te
pueden seguir afectando. Hay días y días, por decirlo así.
S: Sí.
T: Hay días muy tristes, hay días de mucha conexión con esa pena, con esa
tristeza. Y a mí me resulta muy lindo y me alegra mucho, irónicamente, porque
uno dice: “pucha, es una canción triste”, pero a mí me alegra mucho, me alegra
mucho que tú puedas poner ese sufrimiento en una canción. Yo de verdad te
felicito porque eso muestra también el aprendizaje que tú has ido teniendo de ti
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misma, de reconocer: “no soy perfecta. Hay cosas en las que todavía dudo de mí.
Todavía no sé si mi cuerpo corresponde o no corresponde a lo que yo quiero.
Todavía no sé si le fallé a mis papás, ojalá que me perdonen”, y, por otro lado, “no,
si no me entienden nada” o “puede que sí me entiendan en una parte”, ¿no es
cierto? Qué bueno que puedas pensar esas cosas, que las puedas poner en algún
lugar como una canción, por ejemplo, que las puedas transmitir a tu mamá. Tu
mamá, por lo que veo, ya conocía la canción.
M: Sí.
S: Sí.
S: ¡Sí!
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S: ¡Sí!
S: Nada, relajada.
S: Sí.
T: En su llanto, por ejemplo, cuando ella necesita estar un poquito más sola o
cuando necesita estar más contigo y como: “¡Ay! Por favor, Samanta, ¡quédate
conmigo!”.
S: Sí.
T: Claro.
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T: Exacto.
T: No, y es una canción que tiene un título, que tiene un sentido, que transmite
algo que le permite sacar, ¿no es cierto? Y es muy bueno que esto pueda darse
de esta manera, en el fondo, ¿ya? Que pueda darse de una manera armónica,
que podamos… en el fondo, nadie puede borrar las cosas difíciles que han
pasado, nadie lo puede borrar. Yo no voy a pretender hacerlo tampoco, ¿no es
cierto? Ustedes tampoco deberían pretender hacerlo. Esas cosas no se van a
borrar --
T: Pero sí se puede aprender a vivir con ellas y se pueden sacar frutos bonitos
incluso de eso mismo. Yo creo que hay mucha unión familiar, así como ha habido
divisiones, también ha habido unión y eso es muy bonito de ver, ¿ya?
Independiente que ustedes han sido las protagonistas acá, yo sé que el papá
también ha estado muy presente.
M: Sí.
relaciones que habían no podían sostener esta canción. No la podían tolerar. Era
como: “¡No! ¡No!”, ¡caos! ¿No es cierto?
M: Sí.
S: ¡Por China!
M: Sí.
S: Sí.
M: Sí.
T: …porque vuelve de alguna otra manera, porque hay un proceso judicial, porque
hay situaciones, de repente un conflicto nuevo. No solo en relación a lo que pasó
con el abuelo, sino también los conflictos de familia, las peleas físicas antes,
¿cierto? Las cosas que, las desconfianzas, no sé qué. Pero las relaciones que se
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han ido creando ahora permiten sostener este comunicado, esta puesta en claro
de: “mira, hay esto que está pasando, hay esto difícil”, y todo, pero se va a ir
enfrentando en conjunto. Yo creo que ese es un valor que nadie les regaló, eso se
lo construyeron ustedes, ¿ya? Yo he participado, he estado con ustedes, etcétera,
pero ustedes son los que están sosteniendo este “Alone”, mal pronunciado, ¿ya?
Esta soledad, ¿ya? Y es muy bonito que se llame “soledad” porque hablamos
mucho de la soledad hoy día, ¿ya? O sea, la soledad que usted necesita por
momentos, la soledad que la Samanta necesita por momentos. Me imagino que
todos los otros miembros también necesitan soledad por momentos, que no es
una soledad mala, es una soledad que está permitiendo también en otros
momentos reunirse. Como que no existe una cosa sin la otra, por decirlo así, ¿ya?
M: Sí.
T: Asumir que los procesos han sido complicados, pero que han sido tal cual, un
proceso, una trayectoria. Yo creo que hoy día hemos visto el camino de varios
puntos que yo destacaría, porque son los que a mí… Yo los escogí, en el fondo,
porque siento que reflejan muy bien la comunicación, esta cuestión de regular los
afectos y lo que tiene que ver con el cuerpo muestra muy bien el camino que han
recorrido y que claramente van a seguir recorriendo, independiente, porque yo no
estaba ahí en la pieza de la Samanta escribiendo la canción con la Samanta, ¿no
es cierto? Y no estaba ahí con la Samanta y con la mamá: “mire, mire la canción.
Oye, pero, tranquila, tranquila, no se preocupe”. ¡No! ¿No es cierto?
T: Exacto.
T: Hay cosas de la vida a las que uno les tiene mucho miedo. Qué bueno que uno
les pueda seguir teniendo miedo, pero que también poder aceptarlas porque es
parte de la vida también. Y entender que a veces el riesgo está, que las cosas
pueden pasar, que pueden ser complejas, pero que se pueden ir enfrentando en
conjunto, ¿ya? Eso pues, chiquillas. No sé qué quieren decir más. Yo estoy súper
contenta, de verdad. Como que me quedo bien… Ah, sí, eso les voy a pasar. Dos
cosas, una es lo formal, que es esta, la epicrisis, que es el resumen de la
hospitalización. Es cortito. Después cuando veamos la cosa de la, cuando haga la
investigación y todo eso, va a ser otra cosa grande y todo, más distinto. Esto es un
resumen porque formalmente todos los pacientes tienen que irse con un resumen
de su hospitalización y le saqué varias copias.
M: Ya.
T: ¿Y las firmé todas o no? Sí, las firmé todas. Una para que ustedes guarden
porque si alguna vez necesitan justo un cambio de médico, qué sé yo, no sé,
necesitan tener la historia y también para que entreguen allá a la psicóloga,
psiquiatra, etcétera, que va a atender a la Samanta y que está allá atendiendo en
Quinta Normal. Mañana tienen hora, ¿cierto?
M: Mañana.
T: Que tengan sus documentos porque: “oh, ya, ¿dónde estuvo? Ah, ya. Estuvo
ahí, pasó esto, esto y esto, tales medicamentos, tales áreas de psicoterapia que
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se fueron abarcando”, etcétera. ¿Ya? De todas maneras, se los paso a las dos.
Entonces, para que lo tengan, una copia es para ustedes y la otra la entregan allá,
una a la psiquiatra y otra a la psicóloga, ¿ya?
M: Muy bien.
M: Ya.
T: O sea, por todos lados llega la información, ¿ya? Ustedes saben que allá les
van a preguntar igual cosas de nuevo, obvio. Porque ellos como que las vieron a
fin del año pasado, con el caos máximo, y llegaron ahora y como que se perdieron
estos capítulos allá. Necesitan también reactualizar y también uno, en distintos
momentos de la vida, ve distintas las cosas.
M: Sí.
S: ¡Ah!
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S: ¡Mira, es de Totoro!
S: ¡Ah!
T: Para las canciones… Con mucho amor, ¿ya? Para que quede, ahí queda un
puente, ¿ve? Yo no voy a faltar en todo momento, ahí voy a estar también.
T: Y yo tengo las pantuflas. ¡Casi me saco una foto con mis pantuflas el otro día!
Dije: “le voy a llevar una foto. Ah, no, ya no le voy a llevar una foto porque ya me
dio vergüenza”. Pero me las pongo todos los días.
M: Ya, gracias.
T: No les saqué una foto, soy lo peor. Perdóname. ¡Perdóname! Pero les saqué
una foto abajo del póster, pero como que no… A ver, espérate, a ver… ¿Dónde
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está la foto? Puede ser acá. Les saqué una foto debajo del póster. Mira, no lo
están mirando, pero están justo debajo porque lo habían visto recién. Mira, ahí
está el póster y ahí están los chiquillos. La idea era que estuvieran saludando. Es
que la Samanta les dejó un mensaje arriba a los chiquillos.
M: Ah, ya.
S: Ya.
T: Sí, yo también las voy a echar de menos. Ya, pero pueden venir a saludar,
recorrer.
S: Ah, ya. Ah, ya. Quería dejarle un poema a usted. Pero es como de… Cosas que
he hecho. No sé, no sé cuál dejar.
T: Lo que usted quiera pues, señorita, si tiene… A la fuerza, no. A la fuerza no hay
cariño, como dicen.
S: No.
S: Pero tiene…
M: Sí.
S: Sí.
T: ¡Ah! Sí lo tengo.
M: Terminado en 219.
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T: Sí, sí, acá está. Sí, acá está, 997585219, ya, por cualquier cosa. Bueno las
despido afuera.
M: Gracias.
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Anexo 3