CLARO QUE FUE MI HERMANO Y EL CURA ... - Geocities
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TABLA DE CONTENIDO
0. INTRODUCCIÓN .................................................................................................................. 4
0. INTRODUCCIÓN
Acerca de la validación del texto de tesis podemos decir lo siguiente: para una mejor
comprensión del transcurso histórico nacional debemos recurrir cada vez más al
estudio de los acontecimientos narrados por los documentos y protagonistas locales.
La propuesta macro-histórica de carácter nacional propone una linealidad que agota
sus contenidos narrativos y/o explicativos al verse conformada con realidades
específicas. Así mismo el poco interés que generaba hasta hace algunos años la
búsqueda de documentación y estudio en las pequeñas localidades dejó
permanentes vacíos en las propuestas que intentaban determinar una historia del
país.
En camino hacia una especificad que hiciera posible la realización explosiva de este
trabajo definimos el tema y el tiempo, esfuerzo que denominamos la época de
conservatización del municipio, 1900-1930, periodo que corresponde, en parte, con
el que la historiografía colombiana ha llamado la República Conservadora. La
riqueza temática de la investigación se reconoce en los agentes de dicha
conservatización: una constitución, un sistema ideológico-educativo y su práctica
pedagógica, una Iglesia Católica y sus sacerdotes, unos particulares intereses
comunales... La definición del tema resultó de una síntesis elaborada por el
investigador basada en documentos y testimonios que prueban, que antes de la
mencionada hegemonía conservadora, existió una marcada influencia de políticas y
personajes liberales. El paralelismo planteado entre acontecimientos de carácter
nacional y la conservatización del municipio se convierte en el principal eje temporal,
crítico y analítico de esta tesis. ¿Cuando?, ¿porque? y ¿como? se conservatizó el
pueblo de Manta, son las preguntas que presentan unas voces que hablan en
acuerdo con cierta valoración del recuerdo y sus significantes, de lo que fue un
proceso de adecuación partidista en la conciencia de los mantunos.
Para consolidar los criterios de análisis crítico e histórico de los poderes discursivos
-los protagonistas históricos- involucrados y confrontados en esta investigación, la
norma, los hechos y sus intérpretes, nos remitimos a lo propuesto por De Certeau,
Foucault y Morey en sus libros, La escritura de la Historia (1965), El Orden del
Discurso (1970) y Lectura de Foucault (1983).
El capítulo final deja constancia del estado y la función que consideramos debe
tener esta monografía de tesis, básicamente anunciada como un inicio documental
para la continuación indagatoria, comprensiva y comentadora de otras historias que
nos hablen de Manta.
Este texto de tesis solo fue posible imaginarlo, trabajarlo y escribirlo con la ayuda de
personas que no podemos recordar en ningún orden de importancia, todos forman
parte de una misma y valiosísima intervención.
A los mantunos, los informantes, los maestros Jorge Morales, Enrique Mendoza
(q.e.p.d), Fernan González y María Victoria Uribe; a los amigos Darío Prieto, Julián
Díaz, Greta A. Friedemann y María Teresa Rodríguez; a mis padres. A todos
muchas gracias.
En mayo de 1989 visitamos Manta con los historiadores Beatriz Castro y Julián
Vargas con el fin de encontrar indicios testimoniares acerca del general liberal
Daniel Aldana (1634 - 1911. Ver capítulo 5) de quien mis acompañantes pensaban
realizar un trabajo biográfico. Con ellos inicié el ordenamiento de mis propósitos
investigativos. Mis intenciones se modificaban constantemente. Pensé en proyectos
de carácter histórico que dieran cuenta desde la Manta Colonial hasta hoy día;
imaginé un trabajo basado en los primeros años republicanos del municipio, en la
coyuntura de su fundación "las Reformas Borbónicas" en Manta y la época de la
"Violencia” etc. Todas las ideas eran interesantes pero ningún tema adquiría un
patrón definitivo.
Siendo que mi interés real era el pueblo y las infinitas proyecciones que lo recuerdan
y definen, y teniendo en cuenta la riqueza testimonial con que contaba, consideré
Las entrevistas hechas para el trabajo de campo y otras de sondeo para esta
investigación se hicieron con hombres y mujeres mayores de 50 años pensando que
con ellos lograría una mayor cobertura temporal. En esas prolongadas
conversaciones, que inicialmente no tuvieron ningún control temporal o temático, la
memoria de los informantes iniciaba sus recuerdos con la figura del General liberal
Daniel Aldana ("el hombre mas importante que ha dado este pueblo"), su marcada
influencia en los destinos políticos del pueblo, el particular enfrentamiento con los
liberales después de su derrota en La Guerra de los Mil Días, el relevante
protagonismo otorgado al cura Jeremías Rodríguez y las múltiples congregaciones
organizadas por él para la "buena educación cristiana": Las hijas "solteras" de María,
Los "solteros" de San Luís Gonzaga. Las Capitanas veredales; las maldiciones a
liberales y la persecución a los hijos naturales..., fueron la base de la definición
temática (Ver capítulo 5).
Ya en este punto, con una anticipada preparación teórica, el trabajo de campo y una
selección de las fuentes, fue posible precisar los más necesarios parámetros
organizadores para el desarrollo de la investigación. Un lugar: Manta; un tema, la
conservatización del municipio; un tiempo aproximado: 1900 - 1930; un marco
histórico político e ideológico que nos sirviera de referente generador del proceso de
cambio: La República Conservadora. Unos agentes normativos y programáticos
expresados a través de un sistema educativo, una práctica pedagógica, unas
normas y sus intérpretes.
De todas las formas de aproximación histórica hubo una que fue determinante en la
iniciación y conformación final de nuestro trabajo, esa fue: la tradición oral como eje
temático y expositivo de un particular periodo de la historia de Manta. Esta definición
inicial nos condujo a la precisión de una serie de aspectos relacionales que nos
facilitaran la introducción en la memoria colectiva de los mantunos. Para lograrlo, fue
indispensable permanecer durante cinco (5) meses en el pueblo (enero-mayo de
1990) y estrechar aun más mis vínculos con sus habitantes. A pesar de ser oriundo
del municipio y tener el acceso directo garantizado el propósito de las nuevas
conversaciones exigía una diferente disposición (esta vez serian los informantes
mas que los paisanos) en acuerdo con los objetivos del trabajo. Los aspectos más
importantes de esta adecuación se dieron de la siguiente manera:
Fue necesario, en cada una de las entrevistas, hacer una extensa presentación de
los objetivos del trabajo tratando, siempre, de despojarlo de algún interés interventor
o que afectara negativamente "la seguridad" de los informantes. El contacto se
despejaba al considerar su aporte, mutua e insistentemente en las conversaciones,
como portador de una verdad "que a la gente de ahora no le interesa" y que si lo
escribíamos, en parte, podría trasmitirse como una lección "para que no se olvide
quienes somos" y así se eviten "muchos sufrimientos" (como la violencia partidista) y
mal entendidos que se han padecido debido al incompleto conocimiento del ¿Cómo
paso? un evento -el recuerdo- que para el investigador es elemento que enriquece
la construcción del texto.
campos de análisis. Y aunque hayamos llegado “fuera del tiempo", dicho de otro
modo, que nuestra escritura sea contemporánea, se ha localizado un punto de fuga
(la introducción en la escritura histórica) a partir de la cual podemos, como
científicos sociales, hablar de una historia particular. "Mientras la investigación es
interminable, el texto debe tener un fin... (De Certeau 1985: 110).
Este marco incluye una argumentación que respalda nuestra práctica metodológica,
dicha argumentación proviene, principalmente, de experiencias previas
desarrolladas por la Micro-historia o historia local y que ya fueron ampliamente
referidas en el texto del proyecto de tesis.
La ampliación de una base documental que nos aproxime cada vez mas al
conocimiento del pueblo de Manta, sin que se nos anticipe como ignorado,
fortalecerá, indiscutiblemente, los criterios de complementación y definición que
hablen de nuestro transcurso histórico, ya sea como totalidad (la nacionalidad) o
como parcialidades temáticas, en lo social, lo político, lo religioso etc. El inicio de tal
validación está en la base documental y testimonial que aquí presentamos, o sea,
en la revelación de las fuentes.
Para este autor la imagen representa una forma de "colonización del cuerpo [objeto]
por el discurso del poder, la escritura conquistadora, que va a utilizar al Nuevo
Mundo como una página en blanco (salvaje) donde escribirá su querer." (De Certeau
1985: 11-12). Esta imagen y su explicación categórica nos insinúa un acto de
imposición brutal y compulsivo que pretende escribir una única historia, la
occidental. Lo que se diga y escriba de ese cuerpo "descubierto", será, el mismo
cuerpo. En nuestro caso, lo que se va a escribir sobre Manta comprende el peligro
de la síntesis, pero es precisamente la escena citada por De Certeau la que nos
inspira una nueva relación con "el cuerpo". Será él, en su coincidencia y
contradicción, quien imponga los límites y el movimiento de las palabras con las
cuales se anunciará. El sustento final nos compromete en un pacto para la
construcción conjunta en el recuerdo y comentario de una época.
- El intercambio ritual: "... el ritual define la calificación que deben poseer los
individuos que hablan ( y que, en el juego de un dialogo, de la interrogación,
de la recitación, deben ocupar tal posición y formular tal tipo de enunciados);
define los gestos, los comportamientos, las circunstancias, y todo el conjunto
de signos que deben acompañar el discurso; fija finalmente la eficacia
supuesta o impuesta de las palabras, su efecto sobre aquellos a los cuales se
dirigen, los límites de su valor coactivo....Pertenencia a un grupo o "sociedad''
discursiva, un gremio, una comunidad." (Foucault: 1973: 34).
La intención no es conducir el texto a una validación por si mismo, sino que este sea
considerado como una exposición en "el reconocimiento de otras vidas”, como un
proceso de aprendizaje donde la labor de campo viene a ser el regulador y
modificador primario de nuestro discurso histórico.
Manta forma parte del Valle de Tenza que incluye municipios como Machetá,
Tibirita, Guateque, Tenza, Somondoco y otros. Tiene una extensión geográfica de
ciento cinco (105) kilómetros cuadrados y está conformado por dieciocho (18)
veredas y un corregimiento (Ver mapas 1 y 2). Su territorio es casi totalmente
quebrado y se reparte en curvas de nivel que van desde 1000 a 3400 msnm. El
60.78% de su área se encuentra en el piso térmico frió, 32.29% en el piso térmico
templado y el 3.92% son paramos. Los ríos Aguacía y Salitre son sus mayor es
cauces.
Las entidades oficiales, DANE e IGAC, hacen breves descripciones más o menos en
el siguiente orden de ideas: ubicación geo-espacial, límites, clima, suelos, orografía,
datos poblacionales cuantitativos; destacan algunos datos de la producción
agropecuaria, no se refieren a aspectos de tipo socio-cultural. En todo caso, esta
última labor no es de su competencia.
En Colombia durante el siglo XIX los intentos político-ideológicos por conformar una
unidad nacional encontraron, generalmente, una respuesta militar. La evidencia
historiográfica insiste que se debió al no fácil reto que pretendía la articulación del
nuevo modelo republicano. El historiador Álvaro Tirado Mejia inicia una exposición
sobre el tema, de la siguiente forma:
La administración educativa dejó de ser una actividad directa del Estado. Esta
autonomía fue traducida en una nueva institución, la Dirección Nacional de
Instrucción Publica, equivalente al rango de Ministerio.
Es así como la magnitud del proyecto radical no se llevó a cabo según las
intenciones iniciales de sus promotores, el modelo ilustrado que se habían
propuesto encontró una fuerte oposición en la iglesia y los políticos defensores de
un orden centralista. Sus argumentos en contra fueron, básicamente: el caos social,
familiar e individual derivado de la no presencia obligatoria de una moral y disciplina
católica, el desorden administrativo político y militar consecuencia de un Estado
disperso, débil y tolerante. Esto significó para los Radicales su entrega ideológica y
militar, hasta que lentamente asume el poder un antiguo liberal, ahora jefe de una
alianza bipartidista, Rafael Núñez en 1884, con la consigna "Regeneración política o
catástrofe" (Jaramillo 198: 233)
Según Renan Silva, el nuevo sistema disciplinario que incluye una amplia gama,
como veremos mas adelante, de estrategias de estímulo y castigo legales y
extralegales, buscaba, a través de la reiteración de sus contenidos, la práctica e
hipervaloración memorística “constante y multiplicada, hacerse sentir a cada
A partir de una visión conjunta de los autores tratados, Jaramillo, Silva y Helg se
puede decir que luego de las reformas citadas y su variada práctica, el país vivió una
relativa estabilidad educativa en el nivel legislativo. Nuevas propuestas se expusieron
ya a mediados de los años veinte siendo estas, principalmente: el retorno de un
espacio para la educación laica, la modernización y democratización masiva de la
educación como preámbulo programático de los gobiernos liberales posteriores a
1930. Finalmente podemos decir que el proceso de adecuación social al marco
ideológico conservador cubrió también el orden familiar y que este, a su vez, fue
confrontado con las exigencias de la Iglesia Católica. El matrimonio, las
prescripciones morales y la educación de los hijos se convirtieron en destacados
objetos del renaciente modelo socializador.
De acuerdo con los esquemas ideológicos partidistas tenemos que el intento liberal
por establecer un Estado laico, federal y con ideas libre-cambistas, 1863-1880, inicio
su fracaso ante la persistente oposición proveniente de los dirigentes políticos que
favorecían un Estado centralizado, proteccionista y apegado a un orden social
cristiano. Estos últimos, los Conservadores, redactaron su triunfo en la Constitución
de 1886:
A pesar de los altos costos socio-económicos derivados de la guerra de los Mil Días,
incluida la entrega de Panamá a los intereses norteamericanos, el proyecto político
de 1886 no se alteró substancialmente. La presidencia del general conservador
Rafael Reyes, 1904 1909, fue claramente centralista, defensora y copatrocinadora de
una sociedad inspirada en La Religión Católica Apostólica y Romana. Para ésta
fecha ya se había firmado un concordato con la Santa Sede (1887 y ampliado en
1892) en el que se le entregaba a la Iglesia gran parte del control y la vigilancia civil:
guía educativa en universidades, colegios y escuelas, manejo y posesión de los
cementerios, registros de nacimiento, matrimonios y defunciones, "...privilegiando los
actos eclesiásticos sobre los civiles." (Tirado Mejía 1986; 179). La presencia de La
Iglesia se intensificó en buena parte del país convirtiéndose en el principal agente y
garante ideológico del nuevo modelo estatal. La República Unitaria Conservadora.
El eje argumental gira en torno al marco político, educativo y religioso que generó un
altísimo nivel de confrontación entre los miembros de la comunidad permitiendo el
fortalecimiento por un lado, y la adecuación y entrega social por otro, a un sistema
referencial que le permitió a los informantes hablar del pueblo, de "lo que pasó". El
sentido terminante está asociado a la caracterización de una invocación por la
identidad y la pertenencia, como hemos dicho en otros apartes el "yo soy de aquí".
Ahora, precisemos algunos elementos vitales para el esquema expositivo que hemos
anunciado:
En este pueblo como en muchos otros, el espacio de confrontación creado por las
ideologías partidistas liberal y conservadora, en sus diversas tendencias, posibilito un
marco referencial de pertenencia donde se expresaban, concluían y continuaban un
sin numero de conflictos cotidianos. Los robos menores, las medianías, los hechos
familiares enfrentados, las pequeñas alianzas (compadres, socios, padrinazgos, etc.),
las ceremonias religiosas, la escuela, hallaban adecuadas definiciones, síntesis
mentales que sin importar su fidelidad con los textos políticos enriquecían la verdad
argumental, violenta y contradictoria de los opuestos comunales.
Exceptuando lo dispuesto por el general José María Obando en 1853 que dictó la
separación de los poderes de la Iglesia, - y que después significó la expulsión de las
comunidades religiosas en septiembre de 1861 durante el gobierno del general
Tomás Cipriano de Mosquera, quien dictó además un decreto que autorizó "la
desamortización de bienes de manos muertas" (expropiación y venta de los bienes
materiales de la iglesia) - la historia colombiana es un destacado ejemplo del
acuerdo, en la mayoría de los casos, entre la Iglesia y el Estado para gobernar. La
justificación y argumento negociador de los líderes políticos de la época siempre nos
conduce al reconocimiento del poder interventor de la Iglesia. Los mantunos
encontraron en ella la resolución y afianzamiento de sus contradicciones mundanas.
La forma reiterada y obligatoria del discurso católico hizo de él un integrante vital del
carácter nacional con riquísimas variaciones en los diferentes contextos regionales.
Reiterando nuestro compromiso teórico, debemos tener en cuenta que los agentes
para la conservatización del pueblo de Manta disponían de un complejo orden
discursivo (una constitución y sus normas, una teología, un sistema educativo) que
legitimaba sus actos, una voluntad de verdad que, arrogante, responde todas las
preguntas. Los agentes en cuestión son representantes de la Iglesia y el Estado que
en diferentes niveles de integración con la comunidad hablan de lo que nos hemos
preguntado: porqué y cómo se conservatizó Manta. Lo anterior nos permite identificar
el compromiso documental, el lugar social y el comentario que nos recuerda el
periodo de análisis.
Esta versión paradisíaca del deber ser de la escuela integra, en un primer nivel de
socialización primaria formal e institucionalizada, un propósito de adecuación al
Estado cristiano. Quienes no se incluyan en este orden "estarán perdidos", además,
su participación en esta exigencia educativa será considerada como resocialización,
significando y valorando el espacio que servirá para la integración de los "nuevos
hombres".
En el año de 1912 Manta contaba, de acuerdo con cifras del Censo General de la
República de Colombia, con 10.658 habitantes, 4.941 hombres y 5.717 mujeres. Sin
precisar la población disponible para la educación primaria, Manta tenía cuatro
escuelas, una urbana y tres veredales (Manta Grande Abajo, Madrid y El Palmar),
con capacidad aproximada de 200 alumnos. (Informe del Director General de
Instrucción Pública de Cundinamarca: 1914, 6-15)
Un programa modelo para las escuelas rurales fue presentado por el decreto 491 de
la siguiente manera:
"...lo que más nos cargaban - y eso era todo el tiempo - era religión y
urbanidad... que'l vestido, que los zapatos, el peinado, las manos... El
catecismo del padre Astete... las oraciones por la mañana, antes y
después de salir a los recreos... y se remataba en la casa con un rosario
antes de acostarse." (J.G. Casette Nº 7 min. 23-30).
El aseo, aprendido como urbanidad, creemos, significó la disposición del cuerpo para
con una práctica espiritual e intelectual que correspondía a los propósitos de los
programas establecidos. La limpieza que enfatizaba el despojo de las enfermedades,
los piojos, los zotes, las niguas y las pulgas, favorecía el acceso a una pedagogía
virtuosa y cristiana a través de un "intercambio ritual" que, con previa definición de
los comportamientos permitidos, consolida y recrea un lugar para el ejercicio de la
práctica social cristiana. El objetivo inmediato y de obligatorio cumplimiento
argumentaba que la enseñanza de la higiene y prevención de enfermedades como
una positiva presentación social que integraba los intereses institucionalizados (un
sistema educativo) con una mayor eficiencia en las prácticas pedagógicas (una
urbanidad) para lograr imponer, en últimas, un acuerdo comunitario. De éste ideal
acuerdo se marginaban los hijos de personajes pudientes que eran enviados a
realizar sus estudios en otros lugares, los niños que por solicitud de sus padres
permanecían en el hogar como mano de obra disponible y los hijos de familias
liberales que por oposición de los padres al régimen conservador pagaban maestros
particulares. Un caso especial lo constituyen los hijos naturales o bastardos, "nacidos
en familias de liberales", que eran rechazados por el cura y los maestros, pero que,
en caso de ser aceptados pagaban el precio del rechazo y la exclusión.
Otro aspecto generalizado por los testimonios supone un acuerdo entre maestros,
padres y cura, que favorecía el castigo sin otra salida fuera de la identidad con la
obediencia. Un caso de extremo rigor para la educación cristiana fue narrado de la
siguiente manera:
"E.P. juzgaba que mandar sus hijas a la escuela les traería un mal, mejor
dicho, evitaba el contacto de sus hijas con otros niños. En su casa les
enseñó la aritmética y a leer y escribir en imprenta y no en manuscrito
para que no pudieran enviarse cartas con los novios." (M.B. Casette N°
14. min. 23-30)
El nombramiento del cura Jeremías Rodríguez como párroco de Manta coincide con
la realización de la Conferencia Episcopal de 1913 en la cual se les otorgaban a los
sacerdotes amplios poderes de intervención social y política de obligatorio
cumplimiento en la parroquia. El padre Jeremías Rodríguez encuadra dentro de lo
que C. Abel llama:
[Los curas que]..." argumentaban que cualquier rechazo a toda o parte de las
doctrinas ideológicas de la Iglesia era rebeldía y pintaban cuadros aterradores del
enemigo satánico, dramatizando la disputa en términos de una lucha entre el Bien y
el Mal. El pulpito lo convirtieron en un instrumento para inducir el pánico y reclutar
seguidores armados. Es imposible calcular el impacto recibido por las comunidades
campesinas aisladas, donde nunca se había evocado la posibilidad de acuerdos
sociales alternos." (Abel 1987,27)
Jeremías Rodríguez significó para Manta una activa e intensa divulgación del dogma
católico, un referente religioso y político para la conservatización del municipio. Al
parecer de los testimonios sin excepción, una personalidad inagotable que movilizó
intensamente todo su predicamento. Si nos permitimos usar un tecnicismo es posible
hablar de él como "efecto multiplicador" y convincente del discurso gobiernista
cristiano.
En una congregación se reunían los mas destacados miembros cristianos del pueblo
y las veredas; su organización era establecida por el cura, el alcalde y los padres de
familia, la intención primaria era de carácter misional y de divulgación evangélica, en
ellas se clasificaban los miembros de la comunidad por sexo, edad y estado civil
sujetos siempre a la tutela de la familla cristiana. De estos grupos dependían la
organización y promoción de un sinnúmero de ceremonias: misas, procesiones,
homenajes, Te Deums, ritos de paso (sacramentos: la comunión, confirmaciones,
matrimonios...), retiros y evangelizaciones.
comer nada, desde el campo sin probar alimento, nos repicaban tanto
que ni siquiera podíamos tomar agua... hasta tres o cuatro horas de
camino.... habían muchos que se desmayaban en el atrio de la iglesia."
(C. B. Casette Nº 17: min. 23-30).
Los testimonios dan cuenta de una iniciación temprana en rutinas de oración. Desde
los tres años los niños participaban de rosarios familiares y se creaba en ellos la
expectativa del deber sabido, un horario y la disposición del cuerpo (el aseo, el
vestido blanco o negro, la formación circular alrededor de los estandartes, "ver
siempre la imagen y no al público", el ritmo responsorial etc.). Lo más destacado de
este tipo de acciones era el agotamiento físico de los niños: la renuncia por sueño, el
desvanecimiento o la falta de atención era castigada con pellizcos, palmadas,
sacudones, roció de agua en la cara etc. Una informante recuerda como su abuela
disponía de un totumo especial donde recogía el agua para mantenerlos despiertos
en los rosarios.
"...contribuir por todos los medios a la formación de las jovencitas de hoy con el
objeto de preparar para la sociedad religiosa y civil de mañana valientes esposas y
madres de familia." (Marín, 1953:149).
En esta congregación se agrupaban las mujeres solteras. Una presidenta elegida por
el padre Rodríguez lideraba a las capitanas veredales que a su vez organizaban y
controlaban a las "socias” [sic] de su comunidad. El párroco elegía a la soltera más
destacada por su reconocida virtuosidad. Las cualidades exigidas son recordadas
como: "... una mujer casta, cumplidora de su deber, que no fuera rebelde con sus
padres, buena voz y perfecta en la oración." (C. B. Casette m 17 min. 32-43).
"La presidenta que manejaba a las capitanas era señalada por el cura, ella tenía,
muchos privilegios... hacer guardar [cumplir] las líneas de la moral, la ubicación de
las socias en las proseciones, la enseñanza de cantos y oraciones, la escogencia de
las amistades, el ingreso y el retiro de las solteras" ( C. B. Casette N217. min. 45-50)
Todas las integrantes se vestían de azul claro, una blusa y un manto blanco.
Alrededor y ligado a una cinta igualmente azul se sostenía un medallón de la
Inmaculada Concepción. La disposición en las procesiones era encabezaba por la
presidenta quien portaba el estandarte de la Virgen, era seguida por las capitanas
que guiaban a "sus socias" ordenadas en forma circular pendientes de un cinto que
descendía de una vara central.
Formar parte de las hijas de María le concedía a sus "socias" el prestigio necesario
para ser consideradas como buenas hijas y excelentes candidatas para el
matrimonio. Los informantes varones cuentan como para escoger esposa se
indagaba primero por las Hijas de María disponibles.
en muchos casos también contaba la venia del padre Rodríguez. La Hija de María
que se apartara de sus votos era inmediatamente negada y se le apartaba
formalmente de los grupos de ceremonia.
"Una vez, vea.... la presidenta tuvo en la congregación una mujer de
quien se hablo había tenido un aborto..., ella se llamaba X. Y. y cuando la
X. Y., que era la capitana de la vereda de Cabrera salió con el pabellón,
ninguna hija de María quiso caminar..., y fueron hasta donde la
presidenta y le dijeron: "Señorita, si usted no saca a esa mujer de la
procesión nosotros hacemos huelga y no caminamos." La presidenta tuvo
que aceptar y retirar a X. Y..., el escándalo terminó en la de los Z. hasta
donde le tocó ir al mismo padre Jeremías." (C. B. Casette Nº 17: min. 52-
60).
Era deber de todas las congregantes actuar como Ángeles Custodios de las
jovencitas recién salidas de la escuela y que todavía vivían con sus padres,
"…habéis de protegerlas de la vorágine tempestuosa del mundo." (Marín, 1953 149).
Un impresionante ejemplo de acatamiento por la castidad y el "secreto del cuerpo" es
traído por una de nuestras informantes de la siguiente manera:
"Ella era Hija de María, se llamaba Y. Y., ella era huérfana de padre y la
recogió el papá abuelo... le infundieron tanto la virtud de la pureza que
quiso ser virgen toda su vida… luego el papá abuelo la comprometió en
matrimonio con un hombre, que casados, ella prefería dormir en la
huerta..., en las exigencias del esposo y el abuelo para que durmiera con
él en el mismo cuarto, ella prefirió ahorcarse, en un Chizo [especie
arbustiva] que estaba en una loma, se colgó de un lazo, primero arregló
su cuerpo, sujetó sus faldas a las piernas para que el aire no las moviera
y no se le viera nada…, en un sombrero dejo la camándula y
escapularios. Ella entendió que eso estaba mal y por eso separó todas
las imágenes de su cuerpo…, ya ve, lo prefirió así antes que entregársele
al marido". (C. B. Casette Nº 17 min. 30-37).
Partícipes de una misma dinámica organizacional, los solteros de San Luís Gonzaga
formaban grupos veredales que deberían caracterizarse, formalmente por:
Los hermanos se reunían para la celebración del día del Santo (21 de Junio), vestían
de pantalón negro y camisa blanca, se realizaba una misa y procesión comunal, en la
que a diferencia de la Hijas de María, los solteros no portaban ningún pabellón,
llevaban únicamente el estandarte de la imagen y se disponían de cuatro en fondo. A
ellos correspondía una misa obligatoria todos los primeros domingos de cada mes "...
para recordarles sus deberes."
Esta era una fecha para la ceremonia y la misa obligatoria. Los Hermanos del
Sagrado Corazón llevaban en todas las ceremonias un cinto rojo alrededor del cuello
unido a la imagen del Santísimo. El cura les insistía en los sermones que deberían
ser indeclinables vigilantes, en la familia, de la moral y la fe cristiana. Se exigía
severidad para con la esposa y los hijos destacando los deberes de obediencia y
trabajo.
A las casadas correspondía una misa obligatoria todos los segundos domingos de
cada mes, la mayoría de las señoras se acercaban al pueblo desde el día anterior
para adelantar las confesiones.
376 "Así es que entre cristianos toda unión marital que no tenga
carácter de sacramento aun cuando se haga en fuerza de de leyes
civiles, no es otra cosa que un torpe concubinato...
"... como le van a creer esas estupideces al cura, cuando tengan ustedes
que llevar todos esos hijos al colegio y tengan que pagar la matricula,
¿van los curas a rebajársela así tengan 20 o 30 hijos?" (M. B. Casette Nº
1 min. 43-50)
Hay en los informantes acuerdos generales que nos permiten decir lo siguiente: el
padre Jeremías, durante los 17 años que estuvo en Manta, desempeñó tan eficiente
labor, que todos lo recuerdan, al menos en una ocasión visitando la familia,
indagando por el comportamiento de los niños y esporádicamente solicitándolos
como candidatos al seminario. Los comisarios y capitanes veredales informaban
continuamente lo que sucedía en sus zonas de vigilancia: los renegados, las parejas
que vivían sin casarse, los borrachos, los hombres y las mujeres que se prestaban a
relaciones inmorales, de las personas que no colaboraban en las limosnas o de los
"diezmos y primicias" y hasta del estado de las cosechas. Este extenso mapa le
permitió al cura una amplia visual de la comunidad y le posibilitó un preciso
señalamiento, desde el pulpito, de "los no integrados", que con nombres propios eran
citados a consultas privadas en la casa cural. Alguien nos dijo: "…fue tanta la lucha
del Padre Jeremías que recuerdo que solo quedaban unas cinco parejas de
amancebados cuando él se fue". Sin importar la precisión numérica del testimonio es
relevante la exactitud que se impone en la mención.
Las parejas que se oponían al matrimonio católico, sus hijos, y los niños que no
nacían bajo la protección del sacramento y que por alguna razón no salían del pueblo
debían someterse a las decisiones del cura.
Mas adelante veremos cómo la muerte o migración de los personajes liberales mas
influyentes dejó en el pueblo a un buen número de sus seguidores, trabajadores o
compadres, sin ningún apoyo ideológico, moral o institucional. Rendirse ante el poder
del cura era como sobrevivir sin perder la familia y el trabajo acumulado.
"En el tiempo del cura J. R. yo era pequeña y estaba en la escuela, habían muchas
mogolas, todas hijas naturales, era mucho lo que se burlaban de ellas... Mi mamá era
supremamente escrupulosa y no nos dejaba juntar con las tales magolas, estaba
totalmente prohibido... eran hijas de mujeres de mala índole... se sentaban bien atrás
y vivían obligadas a estar solas, me acuerdo de:... [Se citan cuatro nombres, dos de
ellas hermanas] (A. C. Casette Nº 4 min. 12 - 23).
El eje temático y analítico que promueve esta monografía de tesis deriva de lo que
hemos llamado la época de conservatización del municipio de Manta. En ese sentido
es necesario presentar, históricamente, los planteamientos que nos condujeron a
exponer y explicar el mencionado cambio de mentalidad partidista.
Sin la dimensión de Aldana, las voces testimoniales nos traen una serie de nombres
y situaciones que comprometen al pueblo, desde mediados del siglo XIX hasta
principios del siglo XX, con una actitud solidariamente liberal: Arcadio León, José
Montenegro, Pedro Medellín, Agustín Torres, Ramón Guerrero, César Méndez y
muchos otros en franca mayoría con respecto de los personajes conservadores
citados. Los hombres liberales son recordados como educados, sobrios y a quienes
se les concedía un serio respeto "... a ellos los sirvientes les dician amos". El pueblo
es recordado como laico donde lo conservador estaba representado en una pequeña
iglesia, algunas imágenes y una pocas famillas.
"El pueblo era liberal, ¡claro!, si acaso estaba Don Pacho Almonacid
como conservador. Aldana era dueño de todo Madrid y tenía otra
hacienda en El palmar. Precisamente fue mi hermano Joaquín [alcalde
del pueblo a comienzos de siglo] ayudado del cura Rodríguez, un cura
muy político, quienes conservatizaron al municipio" (A. M. P. Casette.
Nº 3, min. 34-43).
Sin entrar en las complejidades de este proceso reformador, veamos cual fue la
relación que se estableció entre Núñez y Aldana: el presidente del Estado Soberano
de Cundinamarca le ofreció a Núñez, desde su primer gobierno, el respaldo militar y
político que el presidente solicitara, aparentemente, sin otro propósito que conservar
el amplio poder electoral, económico y militar que el general mantenía en
Cundinamarca. Sin declararse como Independiente, el general Aldana trató siempre
de conservar unidas a las mayorías cundinamarquesas que para esta época se
alejaban cada vez más de las manos radicales. Los acuerdos con Núñez precipitaron
un atentado contra la vida del general el 17 de septiembre de 1887 en las calles de
Bogotá, del cual salio con vida. Los responsables fueron relacionados con una
organización denominada como "Salud Pública" integrada por liberales radicales que
en la clandestinidad instigaban a Núñez y sus acompañantes como traidores a los
intereses del partido.
La posición de Aldana fue siempre tan prudente y ambigua que hasta último
momento liberales y conservadores lo consideraron como un personaje de cuidado.
Previendo que su principal interés estaba en controlar el territorio de Cundinamarca.
Núñez decidió lo siguiente:
A pesar de que siempre se esperó una reacción militar del general éste se sometió a
las nuevas disposiciones y se cuenta que en los últimos años de su vida se retiró a
su pueblo natal: "Nuestro amigo Aldana está en Manta, bajando chirimoyas con el
bastón que le regaló el doctor Núñez." (Otero Muñoz, 1951:278). En todo caso, el
poder reclutador de Aldana es certificado por Máximo Nieto cuando narra la
movilización que lideró Núñez en 1885 para detener a los revolucionarios liberales de
Santander que llegaron a las inmediaciones de la sabana de Bogotá. En esa ocasión
Aldana ofreció al presidente un ejército de 4800 hombres reclutados en la mayoría de
pueblos cundinamarqueses, especialmente en la zona del Valle de Tenza y la región
del Guavio:
Estos ejércitos jamás se enfrentaron, pero fue precisamente el frente conformado por
Núñez y Aldana lo que impidió la posible batalla. De acuerdo con los textos de Otero
Muñoz, Nieto y Lievano Aguirre, bases de esta síntesis historiográfica, se concluye
que Aldana cedió a las insinuaciones de Núñez convencido de que esto lo retribuiría
con un alto cargo en el gobierno, hecho que en ningún momento Núñez dispuso. El
cargo mas destacado que ocupó Aldana, en ese tiempo, fue el de primer designado
del presidente José Eusebio Otalora quien entraba a sustituir al fallecido Francisco
Javier Zaldúa que había sido elegido para el periodo 1882-1884, entre el 7 de febrero
de 1883 y el 31 de mayo de 1884, fecha en la que Núñez inicia su último gobierno el
cual es apoyado por las fuerzas aldanistas.
Son variadas las referencias hechas por los autores citados con respecto a la
maquinaria electoral impuesta por Aldana en Cundinamarca. Las elecciones eran
todas colegiadas y se ratificaban a través de funcionarios públicos como alcaldes y
jurados que siempre estuvieron bajo la tutela del general, siendo sus mayorías
indiscutibles hasta finales de siglo de acuerdo con los biógrafos de Núñez. En sus
últimos años de vida, una preocupación rondó al general Aldana y esta fue la
constante denuncia que se hacia de enfrentamientos entre alcaldes liberales y curas
en sus pueblos de influencia; a este respecto el general acogió las sugerencias del
conservador Independiente Máximo Nieto, que narradas por él mismo dicen:
Esta corriente conciliatoria pactada por Aldana con los conservadores fue la que
posibilitó que en Manta surgieran, según algunos testimonios lo cuentan, pactos
fructíferos entre alcaldes y curas (Piñeros y Rodríguez) que favorecieron y crearon
los espacios mínimos de acción, una juridicidad, para que fuese exitoso el
mencionado proceso de conservatización.
Siendo imposible precisar las fechas, con respecto al tiempo en que sucedieron los
siguientes acontecimientos que vamos a transcribir, es conveniente dar como
referente la guerra de los Mil Días, un contexto de altísima confrontación entre los
liberales y conservadores de Manta. El inicio de esta fase histórica del pueblo no fue
precisamente determinada por el consenso y la adecuación inmediata al régimen
conservador. Reforzada por lo expuesto en los subtítulos anteriores, el marco político
e ideológico que facilitó dicho proceso, se enfrentó a poderes ya consolidados. A
este respecto, un primer testimonio nos introduce en este acuerdo primario que se
persiguió, desde la administración pública, y que permitió una floreciente relación
entre el cura y el alcalde, al menos en la época de nuestra preocupación:
"Mi hermano fue alcalde en una época [José Joaquín Piñeros, 1905-
1913 aproximadamente], en que el pueblo era muy libera…, en una
ocasión mi hermano le intimidó prisión a un señor J. M. , bajo la
acusación de asesinato, él era de los liberales..., fue en el sitio de las
Puertas [ubicado a unos 600 mts del pueblo]..., el pueblo se le vino
encima y en esa carrera el único que lo pudo salvar fue el cura
Rodríguez, que si no fuera por él, lo matan..., una puñalada le
alcanzaron a dar, pero no fue tan grave. A mi hermano le costo mucho
trabajo gobernar..., la casa de nosotros quedaba en un barranco al pie
de la iglesia y desde donde fueran nos echaban bala, a la casa y a la
El informante agrega que las cosas se colocaron de su lado hasta cuando fue
enviado al pueblo la policía conservadora "... fue un capitán Herrera el que nos
entregó el mando" (Idem:). También se recuerda que en el pueblo solo había dos
casas (Cs, y Ts.) conservadoras a las que no dejaban de hostigar e intimidar "a bala".
Otros testimonios nos hablan de ejércitos liberales que combatieron en la guerra de
los mil días y que en su transito por el pueblo tomaban la iglesia (una pequeña capilla
en contraste con la imponente iglesia de hoy día, construida a partir de 1940 y
terminada en 1953) como campamento y habitaban en ella por varios días
"...llegaban y se posesionaban, andaban con unas que llamaban Juaneras y
armaban de eso un burlesco". Son reiteradas las versiones de violaciones, golpizas y
asaltos en los caminos. Los asesinatos se daban de forma esporádica y son
contados con frialdad.
Por otra parte nos cuentan que en algunas ocasiones los liberales organizaban sus
propias ceremonias veredales hasta donde iban los conservadores y " las disolvían a
palo. "La presión que el cura ejercía desde el pulpito hacia los liberales tuvo una
fundamentación legal ampliamente excluyente y cubierta de privilegios que
estrecharon el desplazamiento físico y social de los habitantes de ciertas veredas. "...
hay unas que siempre han sido liberales". (Ver mapas N° 4 y 5). Algunas de las
estrategias discursivas, impositivas y legitimas, en manos del cura, que condujeron la
adecuación partidista y, en si, los parámetros del ordenamiento social, ideales y que
son contados, que ganaron en relevancia y prestigio para la época en cuestión,
provienen de programas para el ejercicio del poder que fueron implementados de la
siguiente forma:
"Don C.C. en un día de mercado..., vio que por la plaza se movía O.O.
[Un conservador con el que acostumbraban a tener altercados por
asuntos políticos]..., O.O. alcanzó a ver cómo Don C.C. sacaba el
revolver y se lanzó a esconderse en una de la tiendas, pero la mala
suerte dio que al mismo tiempo salía una joven [congregante de las
Hijas de María] y el tiro la cogió por la nuca y le salio por la frente. Que
yo sepa Don C.C. no estuvo ni un día en la cárcel..." (P.P.S. Casette Nº
5 min. 30-37)
cocinera salía con peinilla y mi papá decía: afuera no tocar pero el que
pase de la puerta ahí queda...
Los informantes insisten que el pueblo, sobre todo en las veredas más pobres,
después de la estadía del cura Rodríguez y todo lo que implicó la constancia del
ordenamiento ritual cristiano, las garantías para el control y la vigilancia social que
ofreció el modelo, se hicieron conservadoras. Con tanta seguridad se menciona este
hecho que algunos dicen recordar que los liberales [después del cura Rodríguez],
nunca han sido más de cuatrocientos (400) mientras que los conservadores siempre
superan los dos mil (2000).
En 1930 fue elegido presidente el liberal Enrique Olaya Herrera, personaje oriundo
del vecino municipio de Guateque, hecho que por sus resultados electorales fortalece
nuestro argumento acerca de la conservatización del municipio, los datos son los
siguientes:
Fuente: DANE. Boletín mensual de estadística. Números 268-269 Nov - Dic. 1973.
"... eran hombres distinguidos, eran respetados por los vecinos y se les
solicitaba mucho para solucionar cualquier problema, si alguno de ellos
se hacía presente no había necesidad de ir ante el juez... eran los de la
sabiduría y el buen juicio... como asesores." (C.B. En anotaciones de
campo).
El potencial negociador propio o adquirido por los liberales en una pequeña parte del
territorio mantuno, permitió que se establecieran áreas diferenciales que marcan un
permanente contraste en los criterios de identidad municipal y que significan el
establecimiento de un sector de la población dominante que encuentra en su
opuesto, y viceversa, la fuente primaria para narrarse a si mismo y a los otros. En los
testimonios la convivencia cotidiana de los opuestos da saltos valorativos con
respecto al territorio, a su historia y a la moral (explicita e implícita) que enriquecen
intensamente el discurso cuando de habla de "lo que paso". El mundo relacional
basado en esta diferencia, a pesar de la impunidad, establece en la memoria, topes
de identidad inquebrantables que ya vemos sugeridos en el contenido de este
trabajo.
"Mi papá era liberal..., sino hubiera sido por mi mamá que era de familia
conservadora [Doña M. era oriunda de Guasca - Cundinamarca]..., ella
tenía un hermano cura y fue él quien convenció a la familia de comprar
la casa del pueblo, es la casa grande que hoy es Don D.D..., ahí yo me
acuerdo chiquito de las pedreras que nos armaban." (A.M.P Casette Nº
3 min. 45-50). [El testimonio corresponde a un hermano del alcalde
conservador de principios de siglo y aliado del cura Rodríguez]
En el escenario del recuerdo las voces no dejan sin mención algún triunfo de la
Iglesia y su ejército de fieles. En 1941 llegó a Manta el padre Benjamín Iregui
Moreno, quien asociado con "las familias mas prestigiosas del pueblo" y la mayoría
de creyentes emprendieron, en pleno gobierno liberal, la construcción de una
magnífica catedral que desborda en suntuosidad a la antigua capilla.
Muchos de los actuales habitantes del pueblo cuentan como ellos o sus padres
aportaron los recursos necesarios para la compra de una puerta, alguna de las
campanas, un arco, un confesionario, los materiales del altar, el reloj, o en general
algún componente de la estructura. Este aporte se valoraba inscribiendo el nombre
del donante en la porción de iglesia de la cual era benefactor. La sensación final
inspira la identidad con un cuerpo magnifico y sobrenatural al que solo acceden los
hombres con un "sabido y reconocido conocimiento de Cristo."
El acuerdo inicial que inspiró la tesis se conformó en los recuerdos contados por los
informantes en las primeras conversaciones. Ellos marcaban ciertas tendencias y
regularidades que no abandonaban patrones protagónicos, propios o atribuidos y un
orden referencial que siempre asoció los acontecimientos y sus elementos históricos
a un marco coherente y continuo que interpretamos como fin positivo y que insiste en
hablar de "lo que pasó". El afán fue siempre por saberse portador de un conocimiento
memorístico e interpretativo que actúa como definidor de un hecho cumplido: "somos
así".
Nuestro trabajo tiene que ser necesariamente leído por los mantunos, su lectura nos
insinuará diferentes comentarios y precisiones que inspiraran una nueva y más
exhaustiva búsqueda. Una copia permanecerá en la Casa de la Cultura del pueblo y
se hará lo posible por revelar los resultados finales a todos los involucrados en esta
construcción conjunta.