Bioetica
Bioetica
Bioetica
Introducción
La ética asistencial es una de las claves de la calidad, ya que obliga a los profesionales a una reflexión
sobre los valores del ser humano, la dignidad y el respeto por las personas que tienen unos
problemas que van más allá del ámbito sanitario, es decir sobrepasa la dimensión psicosocial e
implica a todo el equipo en la labor de cohesión y coordinación para hacer posible el respeto, la
tolerancia, la solidaridad entre muchos de los mínimos exigibles a cualquier sujeto con
responsabilidad sobre terceros.
En los últimos años se han desarrollado metodologías y modelos bioéticos para generar una forma
adecuada y correcta de actuación, que orienta y dirige la atención de personas enfermas.
El profesor Diego Gracia Guillén y otros autores establecen la necesidad de generar un proceso
bioético:
Principio universal y absoluto de consideración y respeto por la vida humana sea cual sea su
condición y naturaleza.
Actuar con los principios fundamentales bioéticos que si bien han sido considerados
universales no son absolutos y admite diferentes perspectivas.
Valorar cada caso de forma específica e individual para ajustar las actuaciones a las
necesidades y requerimientos legales sin que se vean perjudicados ni los profesionales ni los
residentes.
1. Principios de bioética
Etimológicamente la palabra ética procede del vocablo griego Ethos, que significa carácter o modo
de ser de una persona que difiere discretamente del concepto de moral, procedente del vocablo
latino mos – moris: costumbres y caracteres de las personas en una población, comunidad o grupo.
La ética como disciplina filosófica estudia el bien y el mal y sus relaciones con la moral y el
comportamiento humano, o las respuestas que se dan, ante hechos que calificamos de buenos o
malos de acuerdo con un sistema personal de valores y que no tienen relación con las normas y
leyes que amparan a la sociedad, sino con lo que cada uno percibe y siente.
Las Leyes (El contrato social), así como las normas de una sociedad permiten la convivencia dentro
de la diversidad, y las personas deben acatarlas, aunque no estén de acuerdo con ellas.
La ética incorpora elementos como los valores, las costumbres, normas sociales, creencias, que
generan en una persona un criterio, una manera de pensar, opinar y decidir con relación a los otros;
la ética también establece otros elementos que compete a los seres humanos en el sentido de poder
percibir lo bueno o lo malo desde la perspectiva personal, familiar o social, lo cual le infiere un
carácter neutro y de reflexión en cualquiera de los casos como disciplina filosófica que estudia el
bien y el mal y sus relaciones con la moral y el comportamiento humano. En general, la ética,
pretende ofrecer una perspectiva de lo humano dentro de lo social, como se entienden los
comportamientos o las respuestas ante situaciones que calificamos de buenas o malas de acuerdo
con un sistema personal de valores con relación a las normas y leyes que amparan a la sociedad y
permite la convivencia dentro de la diversidad.
Las ciencias de la salud, especialmente, son sensibles a momentos en los que pueden establecerse
conflictos éticos debido a la interacción de persona (profesional) y usuario (paciente) y la forma en la
que cada uno reconoce lo que está bien o está mal, lo aceptado de lo no aceptado.
Estos dos principios han sido exigidos, a lo largo de los años, a los médicos en ejercicio y, a partir de
finales del siglo XIX, se ha hecho extensivo su cumplimiento a todos los profesionales de las ciencias
de la salud.
“La reflexión y acción ética sobre la vida en sus diversas manifestaciones, por ello no sólo tiene por
objeto la vida humana, sino también la vida animal y vegetal y el discurso ecológico en su conjunto
que afecta a cualquier ser vivo”.
Actualmente la bioética plantea discusión y debate sobre diferentes aspectos en los que se
cuestiona la idoneidad moral de un acto como es la ingeniería genética, las técnicas de reproducción
asistida, la eugenesia, el aborto, el suicidio, la eutanasia, la huelga de hambre, el cuidado de las
enfermedades incurables, la experimentación con seres vivos, los trasplantes de órganos, la relación
personal sanitario – paciente, la confidencialidad de los pacientes con enfermedades transmisibles,
la pena de muerte, la guerra…
Se plantea la concepción de la persona entendida como entidad jurídica, física y psíquica, como
interlocutor válido y capaz de decidir sobre sí mismo, del que no puede desentenderse la ciencia
crítica, el derecho y la moral adaptada a la sociedad en la que nos encontramos.
Las ciencias de la salud, involucran a los profesionales sanitarios en actuaciones con exigencia
bioética en el ejercicio de su profesión, y pretenden obtener resultados directos como:
El derecho a una calidad de vida en cualquiera de los casos del estado de salud y el derecho a una
muerte digna cuando esta no puede evitarse; en todos estos casos la actividad sanitaria, médica o de
enfermería, cobra su sentido y su legitimidad social.
1.2. Principios de la bioética Los principios de la bioética consisten en reglas no jurídicas, que dan
argumentos y permiten resolver las diversas situaciones que crean un conflicto debido a las
diferencias en las creencias, valores, costumbres, moral de una persona frente a la de otra, siendo
una el profesional sanitario y otra el paciente/familia/sociedad.
El debate sobre los principios de la bioética se inicia en el año 1974, cuando el Congreso de los
Estados Unidos crea la Comisión Nacional para la Protección de los Sujetos Humanos de
Investigación Biomédica y del Comportamiento, para identificar los principios éticos básicos que
deben regir la investigación con seres humanos en la medicina y las ciencias de la conducta.
“la obligación de respetar los valores y opciones personales de cada individuo en aquellas decisiones
básicas que le atañen vitalmente”.
Supone el derecho incluso a equivocarse a la hora de hacer uno mismo su propia elección.
El principio de autonomía tiene un carácter imperativo y debe respetarse como norma legislativa,
excepto cuando se dan situaciones en que las personas puedan no ser autónomas o presenten una
autonomía disminuida (personas en estado vegetativo, con daño cerebral, etc.), en cuyo caso será
necesario justificar por qué no existe autonomía o por qué ésta se encuentra disminuida, en el que
se deriva este derecho a los representantes legales.
“La conformidad libre, voluntaria y consciente de un paciente, manifestada en el pleno uso de sus
facultades después de recibir la información adecuada, para que tenga lugar una actuación que
afecta a su salud”.
El consentimiento informado puede ser revocado por el usuario en cualquier momento, excepto en
situaciones en las que la persona tengo algún problema con su capacidad para decidir, la ley
establece tres supuestos:
“La obligación de actuar siempre en beneficio de otros, promoviendo sus legítimos intereses y
suprimiendo prejuicios”
El profesional se obliga a promover el mejor interés de las personas asistidas, al poseer una
formación y conocimientos de los que éstas carecen, por lo que se sabe (y, por tanto, se decide) lo
más conveniente en base a criterios científico - técnicos.
Se refiere a la obligación de prevenir o aliviar el daño, en función del mayor beneficio posible
procurando el bienestar y la mayor calidad de vida de la persona enferma.
Los elementos que se incluyen en este principio son todos los que implican una acción de beneficio
que haga o fomente el bien, prevenga o contrarreste el mal o daño; adicionalmente, todos los que
implican la omisión o la ausencia de actos que pudiesen ocasionar un daño o perjuicio.
Este principio es uno de los más antiguos en la medicina hipocrática: Primum non nocere, y debe
realizarse antes de decidir cual es el tratamiento más beneficioso, porque en este acto se descarta
de antemano lo que no beneficia o interesa a la persona.
“No hacer nada cuyo resultado no sea beneficioso para el paciente bien porque los resultados no se
aseguran, o porque va en contra de los principios y valores de la persona a la que va dirigido” “Deber
de abstenerse intencionadamente de realizar acciones que puedan causar daño o perjudicar a otros”
Para poder hacer un buen juicio del resultado, los profesionales deben:
“Equilibrio en el intercambio entre dos o más miembros de la sociedad, es decir ser capaz de tratar
a dos personas como igual sin tener en cuenta las características diferenciales como la raza, el
género, la religión, etc.”
Este principio está relacionado con la norma moral de dar a cada uno lo que necesita, de la cual se
derivan diversas obligaciones, como:
Realizar una adecuada distribución de los recursos entre los que los requieren.
Proveer a cada paciente de un adecuado nivel de atención, y disponer de los recursos
indispensables para garantizar una apropiada atención de salud.
Saber priorizar entre la necesidad, los requerimientos y las obligaciones y derechos.
El principio de justicia puede desdoblarse en dos: un principio formal (tratar igual a los iguales y
desigual a los desiguales) y un principio material (determinar las características relevantes para la
distribución de los recursos sanitarios: necesidades personales, mérito, capacidad económica,
esfuerzo personal, etc.).
Hablamos de utilización racional de los recursos (beneficios, bienes, y servicios); es decir, distribuir
los recursos de acuerdo con las necesidades y disponibilidades en los términos de eficiencia y
eficacia, aspectos que se tendrán en cuenta cuando la actuación compromete actuar con uno antes
que en otro no por razones ideológicas, racistas, u homófobas, sino por supervivencia, beneficio
social y rentabilidad de recursos,
Primar quien más lo necesite (triage en una catástrofe, criterios de inclusión para un
programa de trasplante, distribución de medicamentos escasos como las vacunas, priorizar
en una lista de espera o un traslado por criterios de supervivencia o gravedad…)
La justicia social representa lo justo desde el punto de vista legal, de acuerdo a los criterios que
establece la ley en cuanto a prioridad o derecho a una prestación determinada. Tratar a cada
uno como corresponda, con la finalidad de disminuir las situaciones de desigualdad (ideológica,
social, cultural, económica, etc.).
Asistencia urgente, derecho a una ayuda social, derecho a prestaciones farmacéuticas,
derecho de asistencia jurídica, etc.
La aplicación del concepto de ética de mínimos y máximos con respecto a la bioética hace referencia
a las condiciones y comportamientos de los profesionales ante un acto terapéutico, en el que debe
tener en cuenta las características del paciente, su modo de vida, sus posibilidades terapéuticas
reales y su deseos con respecto a la calidad de vida que quiere tener, es un acto de reflexión,
valoración y toma de decisiones, en el que primero consideraremos aspectos mínimos como la
justicia y la no maleficencia (ética de mínimos) y posteriormente realizaremos la reflexión sobre la
beneficencia y la autonomía.
La ética de mínimos que todo profesional debe realizar en un acto terapéutico, se realiza
teniendo en cuenta al paciente, pero sin la participación del mismo y corresponde a los
principios de Justicia y No maleficencia. ES EL PROFESIONAL EL QUE DEBE ACTUAR DE
ACUERDO A LA LEGALIDAD Y LOS CRITERIOS CIENTÍFICO – TÉCNICOS.
La Ética de máximos, por su parte hace referencia al bien y máximo beneficio y la
autorrealización personal, y la capacidad para conseguir una propuesta personal de mejora
de vida, por ello se relaciona con los principios bioéticos de Beneficencia y Autonomía. EL
PROFESIONAL OFERTA LA TERAPÉUTICA QUE CONSIDERA MEJOR, PERO ES EL PACIENTE
QUIEN DECIDE SI LA ACEPTA O SE PACTA CONDICIONES AL RESPECTO.
Todas las acciones y actividades que implican al ser humano plantean diversos puntos de vista y por
tanto discusiones que pueden afectar a la moral y la ética e incluso obliga a un posicionamiento
legislativo al respecto. Los llamados dilemas éticos, afectan especialmente a cuestiones que tiene
que ver con el derecho a la vida y/o la muerte, a la integridad, a la información, etc.; pero sobre todo
a la dignidad humana.
Los dilemas éticos se producen cuando se existe un conflicto de valores morales para lo que no hay
una respuesta correcta o incorrecta, sino perspectivas distintas. Es una situación para lo que existe
más de una solución válida y refleja posiciones y/o argumentos diferentes.
Cuando hay legislación con respecto a un dilema ético, éste sigue planteando dudas con respecto a
lo personal, pero profesionalmente el cumplimiento de la Ley está por encima de la valoración
moral, aunque algunas legislaciones permiten la “objeción de conciencia”, lo cual da margen al
profesional para no participar o realizar actos en contra de su moral.
En cualquiera de los casos, el elemento clave, para la solución de conflictos éticos, es el diálogo y el
consenso, para articular y en lo posible resolver los dilemas causados por la ciencia y la tecnología en
el ámbito de la medicina, de la biología y de las relaciones del hombre con los demás seres vivos.
Muchos de los dilemas éticos, están regulados por Ley, pero no están exentos de discusión y
diferentes posicionamientos sociales.
Conflictos éticos
1.4 La eutanasia.
La eutanasia es producir la muerte por causas tales como la piedad, la compasión hacia la persona
sometida a dolores y padecimientos.
La eutanasia, es una palabra que deriva de sus raíces griegas que significan “el bien morir”
(eu=bueno, Thanatos=muerte) y la cual se ha definido como “la conducta intencionalmente dirigida
a terminar con la vida de una persona que tiene una enfermedad grave e irreversible, por compasión
o por razones médicas”;
En general se debería entender la eutanasia, como un acto de muerte con el consentimiento de una
persona que ya no quiere vivir porque no soporta su forma de vida, y ella misma no puede
producirse la muerte (suicidio), por incapacidad
Los supuestos en los que un ciudadano puede acogerse a la eutanasia activa o al suicidio asistido
son:
En ambos casos, hay que solicitar la prestación de ayuda a morir por escrito, que será verificado por
un médico colegiado y autorizado, que se cumplen los requisitos necesarios, realizando con el
paciente (persona con capacidad de decisión), «un proceso deliberativo sobre su diagnóstico,
posibilidades terapéuticas y resultados esperables, así como posibles cuidados paliativos».
Tras una segunda solicitud por escrito, habrá una segunda deliberación que, tras veinticuatro horas,
culminará con la decisión final del paciente.
En caso afirmativo, el médico principal deberá presentar el caso a otro colega, que también deberá
validar las condiciones.
Todavía, antes de recibir la eutanasia una «comisión de garantía y evaluación» recibirá el caso en un
máximo de tres días y tendrá una semana más para dar su resolución.
Tipos de eutanasia
Desde el punto de vista de la bioética, es interesante los debates que provoca situaciones o
comportamientos sanitarios terapéuticos como la ortotanasia o distanasia.
No se inicia una medida terapéutica porque no se considera que va a tener resultados. La muerte se
produce como consecuencia de la enfermedad en tiempo y forma fisiológica, sin adelantos ni
retrasos.
Se piensa que es legal aquella conducta que intenta acortar el dolor y sufrimiento del paciente sin
acortar la vida, lo que desde el punto de vista ético y jurídico es del todo acorde con la legislación, es
el concepto de ("no RCP").. También se piensa que es legal retirar aquel tratamiento que se ve es
innecesario.
La Distanasia es legal porque son decisiones terapéuticas que en principio son consentidas por el
paciente o familia, pero se plantea la cuestión ética, en cuanto a la información y asesoramiento
sanitario al respecto.
La Ley 4/2017, de 9 de marzo, de Derechos y Garantías de las Personas en el Proceso de Morir, regula
el derecho a la información, a la dignidad, a la autonomía para decidir y derecho a reclamar una
sedación paliativa para aliviar el dolor y sufrimiento en el momento de la muerte, no es eutanasia, es
sedar a la persona para hacer mejor el momento de la muerte que va a ser natural
Cacotanasia, que significa “mala muerte”. Es un tipo de eutanasia que se impone sin el
consentimiento y/o en contra de la voluntad del afectado, la cacotanasia es considerada
inmoral, ilegal y rompe con toda consideración ética, ya que atenta en contra de la vida y este es
un derecho fundamental que no debe ser violado por agentes externos.
Podemos hablar de cacotanasia cuando se pretende realizar una eutanasia sin consentimiento del
afectado y con medidas que pudieran suponer atentar contra la dignidad o con agresión inadecuada,
como dejar de dar de comer o beber, provocar lesiones por caídas, e incluso puede considerarse
cacotanasia, la muerte producida por fármacos, en ancianos, cuando se realiza con dolo, es decir
conociendo el resultado; y aunque esta medida pueda ser considerada aceptada por familiares y
algunos sanitarios, no entra dentro del derecho a la eutanasia propiamente dicho y está penada por
Ley.
Con relación a la autonomía de las personas a decidir sobre su vida, la Ley 41/2002, de 14 de
noviembre, básica reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia
de información y documentación clínica (en adelante, Ley de autonomía del paciente) en su artículo
11 incorpora plenamente a nuestro ordenamiento jurídico las instrucciones previas, que es
denominado testamento vital o documento de voluntades anticipadas o de instrucciones previas.
Las voluntades anticipadas, se refiere al documento con registro público (realizado ante notario), en
el cual una persona mayor de edad y en plenas facultades mentales, manifiesta anticipadamente su
voluntad, con objeto de que ésta se cumpla en el momento que no sea capaz de expresarse
personalmente, sobre los cuidados y el tratamiento de su salud o, una vez llegado el fallecimiento,
sobre el destino de su cuerpo o de sus órganos
Es importante destacar que debe existir una situación de inconsciencia o disminución significativa y
verificada de sus facultades mentales, y por tanto autonomía, para la aplicación del testamento vital.
Para que sea siempre efectivo, este documento deberá incorporarse al Registro de instrucciones
previas correspondiente de cada Comunidad autónoma y siempre que exista patologías previas
susceptibles de producir una situación referida (enfermedad terminal, por ejemplo), incluir en la
historia clínica para facilitar el proceso, y efectuar su revocación o modificación, si la persona en
última instancia así lo desea.
En 1967 Lewis Kutner, abogado norteamericano y partidario de la eutanasia, fue el creador del
primer documento de testamento vital.
La primera aparición normativa a nivel nacional se produce gracias al Convenio relativo a los
derechos humanos y biomedicina celebrado en Oviedo el 4 de abril de 1997 y ratificado por España
mediante Instrumento de 23 de junio de 1999.
- Una persona mayor de edad, capaz y libre, manifiesta anticipadamente su voluntad, con objeto de
que ésta se cumpla en el momento en que llegue a situaciones en cuyas circunstancias no sea capaz
de expresarlos personalmente, sobre los cuidados y el tratamiento de su salud o, una vez llegado el
fallecimiento, sobre el destino de su cuerpo o de los órganos de este.
- El otorgante del documento puede designar, además, un representante para que, llegado el caso,
sirva como interlocutor suyo con el médico o el equipo sanitario para procurar el cumplimiento de
las instrucciones previas.
- Cada servicio de salud regulará el procedimiento adecuado para que, llegado el caso, se garantice
el cumplimiento de las instrucciones previas de cada persona, que deberán constar siempre por
escrito.
- No serán aplicadas las instrucciones previas contrarias al ordenamiento jurídico, a la «lex artis», ni
las que no se correspondan con el supuesto de hecho que el interesado haya previsto en el
momento de manifestarlas.
- En la historia clínica del paciente quedará constancia razonada de las anotaciones relacionadas con
estas previsiones.
- Las instrucciones previas podrán revocarse libremente en cualquier momento dejando constancia
por escrito.
1.6 El aborto.
Se trata de establecer el derecho a la vida del no nato, frente el derecho de la mujer a decidir sobre
su cuerpo. No se incluyen en este delito aquellos intentos que en sí no deben producir el resultado,
como el aborto sobre el feto muerto o no viable.
Los tipos de abortos que son penados independientemente de los supuestos admitidos por la
legislación vigente son aquéllos realizados sin el consentimiento de la mujer, en el que se actúa bien
mediante coacciones, o en aquellos casos en el que el consentimiento se obtiene mediante
violencias, amenazas o engaño, por lo que el consentimiento ya no es válido.
La legislación con respecto al aborto en España se rige por la Ley Orgánica 2/2010 de salud sexual y
reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo, que entró en vigor el 5 de julio de 2010.
Esta ley sufrió una modificación con Ley orgánica 11/2015 de 21 de septiembre con respecto a las
menores de edad (18 años) y su decisión de abortar por la que se requiere la voluntad de la menor y
el consentimiento de sus padres o tutores legales.
La ley actual del aborto es una ley de tiempos, garantiza la interrupción voluntaria del embarazo
siempre y cuando se realice por un médico/a especialista, ya sea en un centro sanitario público o
uno privado acreditado hasta la 14 semana para todas las mujeres mayores de 18 años sea cual sea
la causa. No será autorizados abortos si no cumple las excepciones o supuestos recogidos en la ley
Tipos de aborto:
− Aborto terapéutico, es inducido por razones terapéuticas de la madre ya que de continuar con el
embarazo corre seriamente peligro su vida; debe entenderse que no hay viabilidad para el feto.
También se denominan del mismo modo aquellos abortos que se practican ante la presencia de
alteraciones o enfermedades graves del feto que imposibilitan su supervivencia o su desarrollo
normativo.
− Aborto eugenésico: Cuando se decide para evitar el nacimiento porque se han detectado
malformaciones cromosómicas, compatibles con la vida pero que van a generar unas deficiencias
físicas/psíquicas o ambas. Por ejemplo, cuando se detecta un síndrome de Down.
− Aborto legal. Cualquier tipo de embarazo que cumple la normativa legal vigente en tipología y
plazos.
La sedación paliativa terminal es la disminución deliberada del nivel de conciencia del enfermo
mediante la administración de los fármacos apropiados con el objetivo de evitar un sufrimiento
intenso causado por uno o más síntomas refractarios ante una enfermedad incurable, avanzada e
irreversible, con un pronóstico de vida limitado a semanas o meses. Puede ser continua o
intermitente y su profundidad se gradúa buscando el nivel de sedación mínimo que logre el alivio
sintomático.
Es imprescindible:
En este sentido, la eugenesia conceptúa el hecho de aplicar intervenciones genéticas con el fin de
manipular las leyes biológicas de la herencia para perfeccionar o modificar la especie humana. La
eugenesia supone una intervención en los rasgos hereditarios para ayudar al nacimiento de
personas más sanas y con mayor inteligencia o evitar enfermedades hereditarias, en cualquiera de
los casos supone un dilema ético, con un importante debate a nivel científico, moral y legal.
Comités de bioética.
Los comités de bioética son organismos consultores y asesores, multidisciplinar, que se convocan
para realizar un abordaje sistémico y de forma continuada de la dimensión ética de las ciencias de la
salud en general, las políticas sanitarias, la innovación tecnocientífica y las ciencias biológicas en
general. No tiene poder ejecutivo, solo es consultivo y de asesoramiento.
El Comité de Bioética de España fue creado por la Ley 14/2007, de 3 de julio, de Investigación
Biomédica (BOE 4 de julio) como un "órgano colegiado, independiente y de carácter consultivo, que
desarrollará sus funciones, con plena transparencia, sobre materias relacionadas con las
implicaciones éticas y sociales de la Biomedicina y Ciencias de la Salud". El Comité quedó constituido
el 22 de octubre de 2008 y está adscrito al Ministerio de Sanidad.
Tiene la misión de emitir informes, propuestas y recomendaciones para los poderes públicos de
ámbito estatal y autonómico sobre materias relacionadas con las implicaciones éticas y sociales de la
Biomedicina y Ciencias de la Salud. Asimismo, se le asignan las funciones de establecer los principios
generales para la elaboración de códigos de buenas prácticas de investigación científica y la de
representar a España en los foros y organismos supranacionales e internacionales implicados en la
bioética.
Nace como una obligación de los profesionales con el fin de proteger el derecho a la intimidad
personal y familiar de la persona, recogido en la Constitución y en la Ley General de Sanidad LGS
(art. 10.3).
Dicho deber, queda reflejado como hemos dicho en los Códigos Deontológicos, y en los cuales
vienen establecidas las cláusulas generales del secreto y las causas que permiten romper dicho
secreto, pero es importante conocer a quién afecta e implica directamente e indirectamente (qué es
considerado como secreto profesional y qué flujos de comunicación pueden cursar dicha
Información).
El Art. 199.1, Código Penal regula el caso en que de quien revelare secretos ajenos de los
que tiene conocimiento por razón de su oficio, será castigado con la pena de prisión de uno
a tres años y multa de seis a doce meses. (Hace referencia a pinches, mantenimiento,
personal de limpieza…)
El Art. 199.2, Código Penal establece que el profesional (Personal sanitario, administrativo,
etc..) que, con incumplimiento de su obligación de sigilo o reserva, divulgue los secretos de
otra persona, será castigado con la pena de prisión de uno a cuatro años, multa de doce a
veinticuatro meses e inhabilitación especial para dicha profesión por tiempo de dos a seis
años.
Arts. 413 al 418 del Código Penal: “Infidelidad a la custodia de documentos y de la violación
de secretos” (dirigido a funcionarios).
Art. 442 del Código Penal: cuando la revelación de información o secretos se hace con ánimo
de lucro, que le diferencia de la situación anterior.
El Convenio de Oviedo, al regular los derechos de los pacientes, recoge el derecho a la intimidad, a
la existencia de un documento clínico que recoja los datos clínicos y por lo tanto la confidencialidad
de estos.
El secreto profesional tiene una condición moral y otra jurídica, la moral consiste en guardar el
hecho conocido cuando éste pueda producir daños o resultados injustos sobre la persona si se viola
el secreto. La jurídica consiste en la obligación del profesional a guardar secreto porque existe
norma jurídica al respecto en la legislación vigente.
Están sometidas a secreto profesional todas aquellas personas que por su profesión prestan unos
recursos o son confidentes necesarios. El secreto profesional es el compromiso que adopta el
personal sanitario de no desvelar las confidencias y datos clínicos referidos a los pacientes.
Hay que partir que el secreto profesional surge como una obligación del profesional implicado en la
atención sanitaria a personas, ya que, es lógico, existe un derecho correlativo de la persona a su
intimidad; derecho, hay que recordar, está recogido en nuestra Constitución en su artículo 18,
consiste en la obligación de no revelar aquellos datos conocidos en relación a un determinado
proceso asistencial, tanto durante su fase de diagnóstico como en su fase de tratamiento.
La legislación establece que, como regla general, queden separados los datos asistenciales de los
datos que describen la identidad del paciente y que el acceso a los datos y documentos quede
limitado estrictamente a los fines específicos del caso.
3.3 Los tipos de secreto profesional
Se plantea hasta cuándo está vigente dicho secreto. La legislación no ha establecido plazo ninguno
que permita decir cuándo se extingue, es más, se regula en la legislación española que aún en el caso
de que el paciente haya fallecido, los centros sanitarios sólo facilitarán la historia clínica a las
personas vinculadas a él, por razones familiares o de hecho, salvo que el fallecido así lo hubiera
prohibido expresamente.
Ahonda la ley al afirmar que no se dará información que afecte a la intimidad del fallecido y aún en
el caso de que un tercero quiera acceder a la historia clínica motivado por un riesgo para su salud se
limitará a los datos estrictamente pertinentes
Hay que deducir que, incluso una vez fallecido el paciente, se mantiene este deber de secreto y no
se extingue en ningún caso en el tiempo.