(No) ... Es La Comunicación, Es La Política
(No) ... Es La Comunicación, Es La Política
(No) ... Es La Comunicación, Es La Política
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(NO)... ES LA COMUNICACIÓN, ES LA POLÍTICA
MUJERES DE LA COMUNICACIÓN
MÉXICO
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Editoras:
CLAUDIA Magallanes Blanco y PAOLA Ricaurte Quijano
Autoras:
YÁSNAYA E. Aguilar Gil, ALMA ROSA Alva de la Selva, CLAUDIA
Benassini, ALEIDA Calleja, CARMEN Castillo Rocha, INÉS Cornejo
Portugal, DELIA Crovi Druetta, CELIA del Palacio Montiel, ANA LIDIA
M. Domínguez Ruiz, FÁTIMA Fernández Christlieb, DORISMILDA
Flores-Márquez, LUZ MARÍA Garay Cruz, SILVIA Gutiérrez Vidrio,
NOHEMÍ Lugo, MARÍA ELENA Meneses, PATRICIA Ortega Ramírez,
MA. DEL CARMEN de la Peza Casares, MARICELA Portillo, MARTA
Rizo García, CRISTINA Romo Gil, MARÍA ANTONIETA Rebeil
Corella, AIMÉE Vega Montiel, MARGARITA Zires.
Corrección de estilo:
Claudia Magallanes Blanco y Fernanda Suárez
Revisión editorial:
Daniela Bohórquez
Ciudad:
Ciudad de México, 2022
Diseño:
Nelson Mora Murcia
Impresión:
Contramarea editorial
Producción:
Programa de medios y comunicación de la Friedrich Ebert Stiftung
para América Latina y El Caribe https://fescomunica.fes.de/
ISBN 978-958-8677-59-0
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(NO)... ES LA COMUNICACIÓN, ES LA POLÍTICA
[ CONTENIDO ]
CLAUDIA BENASSINI
ENTRE LA CULTURA MEDIÁTICA Y LA CULTURA DIGITAL..................................................................................................................... 35
ALEIDA CALLEJA
LA COMUNICACIÓN PARA LA CONSTRUCCIÓN DE SOCIEDADES MÁS EQUITATIVAS Y JUSTAS........................................ 45
DORISMILDA FLORES-MÁRQUEZ
HIJA DE UNA ÉPOCA: INVESTIGAR LA COMUNICACIÓN DESDE LA ESPERANZA...................................................................105
3
NOHEMÍ LUGO
LA RUTA NO LINEAL A LA INVESTIGACIÓN EN AUTISMO. UNA AUTOBIOGRAFÍA SOBRE VOCACIONES,
COMUNICACIÓN Y MATERNIDAD..................................................................................................................................................................135
MARICELA PORTILLO
UNA APUESTA ÉTICO-POLÍTICO-ACADÉMICA PARA COMPRENDER LOS UNIVERSOS JUVENILES. POR DAPHNE
BELTRÁN.....................................................................................................................................................................................................................185
MARGARITA ZIRES
HACIA UN EJERCICIO DE REFLEXIVIDAD....................................................................................................................................................235
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CLAUDIA Magallanes Blanco1 y PAOLA Ricaurte Quijano2
1.
Claudia Magallanes Blanco es profesora investigadora del Departamento de
Humanidades de la Universidad Iberoamericana Puebla, miembro del Sistema Nacional
de Investigadores, nivel 2, del CONACYT. Es co-editora de la serie de libros editada
por Routledge, Media and Communication Activism. The Empowerment Practices of
Social Movements. Co-coordinadora del grupo temático en Comunicación para el
Cambio Social de ALAIC e integrante de la sección de Comunicación Comunitaria y
Medios Alternativos de IAMCR.
2.
Paola Ricaurte Quinjano es profesora asociada del Departamento de Medios y
Cultura Digital del Tecnológico de Monterrey, profesora asociada del Berkman Klein
Center for Internet & Society de la Universidad de Harvard y co-fundadora de la red
Tierra Común. Coordina el nodo de América Latina y El Caribe de la Red Feminista
de Investigación en Inteligencia Artificial, f<A+i>r.
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contenidos en el texto. Cuando invitamos a las autoras a participar propiciamos la
reflexión en torno a tres temas transversales. El primero es la comunicación misma:
¿Cómo entiendes la comunicación, desde dónde la has mirado, estudiado? El segundo
tema transversal es el género: ¿Cómo tu experiencia de vida y profesional como mujer
ha influido en la forma en que miras o entiendes la comunicación? El tercer tema es el
de los fenómenos sociales que enfrentamos en México: ¿Qué problema o fenómeno
debemos abordar desde la comunicación? A partir de los capítulos enviados emergió
un cuarto tema transversal, el de la historia del campo de estudio de la comunicación
en el país y los desafíos que enfrenta en la actualidad.
Varios de los capítulos narran el inicio de los estudios de la comunicación en México
en la década de 1970, cuando la Universidad Iberoamericana Ciudad de México
fundó la primera licenciatura en comunicación en el país. Posteriormente, el Instituto
Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), universidad jesuita junto
con la IBERO, llevó el campo a la ciudad de Guadalajara donde dio pie a un nodo
importante para la formación de académicas e investigadoras que se ha mantenido
a lo largo de los años. Otra sede que contribuyó a la creación y consolidación de
programas de estudios en comunicación fue la Universidad Autónoma Metropolitana-
Xochimilco, donde convergieron académicas y académicos del cono sur quienes
abonaron a la formación de docentes y a la construcción de una mirada sobre los
estudios de la comunicación.
El campo académico no se observa solamente en la creación de programas de
estudio en instituciones de educación superior. Como lo demuestran las trayectorias
de diversas autoras, la institucionalización e internacionalización del campo desde
la enseñanza y la investigación en México se ha dado tanto en las universidades
como en asociaciones profesionales nacionales e internacionales. Varias de las
mujeres en este libro fueron fundadoras de estas asociaciones, han tenido o tienen
actualmente roles de liderazgo en ellas. Espacios como la Asociación Mexicana de
Investigadores de la Comunicación (AMIC) o el Consejo Nacional para la Enseñanza
y la Investigación de las Ciencias de la Comunicación (CONEICC) a nivel nacional, o
la Federación Latinoamericana de Facultades de Comunicación Social (FELAFACS),
la Asociación Latinoamericana de Investigadores de la Comunicación (ALAIC) y
la International Association for Media and Communication Research (IAMCR) son
lugares de aprendizaje y de compartencia, donde se crean relaciones profesionales y
personales que dan continuidad al trabajo académico y a los afectos.
El libro evidencia la intersección de la vida profesional, con la personal y la familiar.
Los capítulos incluyen anécdotas, recuerdos, datos y análisis que dan cuenta de los
procesos para la creación de estudios de grado y posgrado, de asociaciones, así como
de políticas públicas, programas gubernamentales y proyectos de investigación. En su
conjunto, ofrece un recorrido histórico y un mapa extenso de los distintos ámbitos de
la comunicación y de lo comunicativo desde las mujeres, donde lo personal es político
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(NO)... ES LA COMUNICACIÓN, ES LA POLÍTICA
COMUNICACIÓN
Este libro evidencia que la comunicación es diversa, rica y compleja. Se manifiesta
de distintas formas y se apoya en herramientas técnicas y tecnológicas para expandir
su alcance. Derivado de los aportes de las autoras entendemos la comunicación
como un fenómeno sociocultural que se da entre sujetos sociales en interlocución en
diversos planos de interacción. La comunicación sucede en tanto que relación, en la
interacción entre agentes humanos y no humanos (aunque nos falta mirar más allá de
lo humano con mayor detenimiento). Esta interacción posibilita la construcción social
de sentidos a partir de la escucha, lo aural, lo visual, lo textual, de las emociones, el
cuerpo, lo interpersonal y lo intersubjetivo, lo intercultural, la creatividad, el diálogo y
lo colectivo. Las dimensiones de la interacción sociocultural abarcan diversos sujetos
sociales, desde individuos, comunidades, organizaciones hasta instituciones. Algunos
sujetos sociales se conforman como comunidades de encuentro efímero, mientras
otras son comunidades de identidad con continuidad histórica y geográfica.
Las formaciones disciplinares de las autoras abarcan, además de la comunicación, el
periodismo, la psicología, antropología, sociología, filosofía, lingüística, semiología,
historia, literatura o estudios sobre Mesoamérica y Latinoamérica. Desde estos ámbitos
del conocimiento se teje un abordaje transdisciplinar para el análisis y la enseñanza
de la comunicación. Las autoras nos muestran en sus investigaciones perspectivas
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desde la descolonialidad, la crítica al imperialismo cultural, la interculturalidad
o la economía política. Analizan fenómenos relacionados con la racialización, la
diversidad, la soberanía, los derechos, la autonomía, o el género. En las páginas
de este libro hay también contribuciones a la democracia, la justicia y el cambio
social, así como ejemplos de incidencia política desde organismos públicos para la
regulación de las telecomunicaciones, el ejercicio de los derechos y su garantía.
GÉNERO
El género es un elemento clave de este libro. No son autoras que trabajen necesariamente
el tema de género en sus investigaciones, sino autoras que desde su posicionalidad como
mujeres hacen aportes al campo y reflexionan críticamente sobre esta experiencia.
Su condición de género las lleva a escribir sobre algunas dificultades en el ejercicio
profesional al tener dobles y triples jornadas laborales combinando el trabajo con el
hogar y la crianza o el cuidado. También el género ha marcado la capacidad de gestionar
lo privado y lo público simultáneamente llevando incluso a momentos de decisión entre
carrera y familia. Las autoras destacan que sus familias, especialmente sus hijas e hijos,
son parte sustantiva de su ejercicio profesional, de la elección de temas de investigación
o la construcción de miradas sobre los fenómenos de estudio. Reflexionan también sobre
sus roles como hijas, madres, hermanas y compañeras y entretejen lo personal con lo
profesional en sus relatos, como en la vida misma.
Para algunas, trabajar en medios de comunicación ha implicado grandes retos y
consideran que están en desventaja en este ámbito por ser mujeres. Mientras en
las instancias públicas gubernamentales es donde más experimentan discriminación,
descalificación e incluso agresiones. En las universidades y las instituciones académicas
hay diversas experiencias. Hay quienes nunca han enfrentado situaciones que les
hagan sentir discriminadas o agredidas por ser mujeres, mientras otras sí consideran a
la academia como sexista porque, por ejemplo, tiene ciertos ámbitos profesionales y
“temas de hombres” como el periodismo, las corresponsalías, las telecomunicaciones
o la innovación tecnológica, y otros “de mujeres” como la niñez, las revistas femeninas
o las emociones.
Es interesante mencionar que las mujeres que en la década de 1970 iniciaron la
construcción del campo en México buscaban hacer visible el trabajo femenino
en diversas instituciones y por diversos canales. Estaban ejerciendo formas de
autodeterminación aunque fuera al margen de organizaciones formales, desde la
praxis se luchó por espacios de reconocimiento, por el acceso a derechos, en contra
de abusos y la discriminación. Sus experiencias e historias personales las llevaron a
actuar en favor de la equidad de género como principio, a fomentar los liderazgos
femeninos, a llevar el feminismo a las aulas y a espacios de convivencia y a fomentar
el trabajo con otras mujeres.
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(NO)... ES LA COMUNICACIÓN, ES LA POLÍTICA
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entrevistas comentadas. Del conjunto de sentipensares de estas páginas emergieron
algunos desafíos que enfrenta el campo académico de la comunicación. Podemos
vislumbrar ausencias o carencias en cuanto a temas o sujetos para el análisis, como
las élites, las relaciones entre la especie humana y otras especies, las discapacidades,
las exclusiones, o los embates contra la academia que atentan contra la autonomía,
la libertad de pensamiento y de expresión. Otro desafío es hacer visibles los aportes
de la comunicación a otros campos de estudio, así como crear puentes con otras
epistemologías y saberes, tanto indígenas, como afrodescendientes, campesinas o de
los movimientos sociales. Es necesario tender puentes con el Sur Global para conocer
y comprender el pensamiento africano o del sureste asiático, así como de pueblos y
grupos marginados, a la vez que fortalecer las dimensiones teórica, epistemológica y
metodológica del campo académico de la comunicación desde América Latina.
Mujeres pioneras e hijas generacionales, todas hacemos el campo. Las diferencias
generacionales en este volumen muestran lo que hemos avanzado, las formas en
que enfrentamos los retos de cada época, no solo en los cambios en las agendas de
investigación, los temas de docencia o a las experiencias de vida, sino también en
las posibilidades y los desafíos para hacer academia. Las primeras generaciones de
comunicólogas lograron ubicarse en instituciones universitarias sólidas para construir
sus carreras académicas. En la actualidad, las condiciones cada vez más precarias e
inciertas dentro de las instituciones educativas tanto privadas como públicas hacen
más difícil la construcción de carreras académicas y mucho más si se está lejos de
las urbes que centralizan los recursos. Es necesario mover la mirada de la Ciudad de
México y prestar atención a la comunicación que se investiga y enseña en los estados
(en este libro hay autoras que hablan desde Guadalajara, Puebla, Yucatán, Oaxaca y
Veracruz) y sobre la que trabajan mujeres indígenas (para este volumen entrevistamos
a la lingüista Yásnaya Aguilar) o afromexicanas (ausentes en este volumen).
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(NO)... ES LA COMUNICACIÓN, ES LA POLÍTICA
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en tres ámbitos: el discurso político y periodístico, las representaciones sociales y
las emociones. La autora ha buscado hacer de la comunicación una herramienta
que contribuya a la democracia, la justicia social y el cambio social. Nohemí Lugo
nos comparte cómo entrelaza la vida con la academia. Desde su experiencia de
maternidad nos invita a entender la discapacidad como diversidad, mirarla como
objeto de estudio, pero también como postura epistémica. Como investigadora
ha indagado sobre las formas de llevar la lógica transmedia a la educación y cómo
promover el alfabetismo mediático mediante la creación y la cultura digital. Marion
Reimers recuerda la vida y enseñanzas de María Elena Meneses (+), periodista y
corresponsal que llegó a la academia para conciliar su carrera profesional con su
vida personal. Reimers nos acerca a la periodista, la docente y la autora que enfatizó
la importancia de que quienes ejercen el periodismo pudieran trabajar en diversas
plataformas, con distintas herramientas y usando nuevas narrativas. Por su parte,
Laura Martínez Aguila escribe sobre Patricia Ortega Ramírez quien ha trabajado
sobre los medios públicos para discutir la relación entre comunicación y democracia.
Ha indagado sobre la influencia que tienen los trabajadores y sindicatos de la radio
y la televisión en México y sobre la legislación en materia de medios en México
con miras a avanzar hacia la existencia de medios públicos. María del Carmen de
la Peza Casares hace un recorrido por sus labores como docente, investigadora y
gestora institucional y un recuento de su interés por la comunicación y lo político. Su
principal interés ha sido explicar mecanismos de dominación y subversión ideológica
y las condiciones de posibilidad de transformación social analizando relaciones en
conflicto (de clase, raza, género, generación).
Daphne Beltrán escribe sobre Maricela Portillo y su interés por cómo la juventud
construye su opinión política a nivel individual, comunicativo y mediático. Portillo
hace una apuesta política por el reconocimiento de la agencia de las y los jóvenes
como sujetos de comunicación enfocándose en el ciberactivismo como forma de
acción colectiva. Marta Rizo García reflexiona sobre la comunicación intercultural
e interpersonal; es decir, la comunicación como interacción donde el cuerpo y las
emociones tienen un papel relevante en la construcción de sentidos compartidos.
Discute también la comunicación intersubjetiva como un ejercicio de uso de lenguajes
para construir un espacio común en colectividad. Las contribuciones de Cristina
Romo Gil (+), son recuperadas por Alondra Barba Ramírez desde su experiencia
personal y a través de testimonios de personas allegadas a Cristina en vida. Destaca
su labor para impulsar el crecimiento de la comunicación como ámbito académico,
la descentralización de la agenda del derecho a la comunicación, los derechos de las
audiencias y sobre todo sus estudios sobre la radio. Marisol Tello Rodríguez escribe
sobre María Antonieta Rebeil Corella a partir de cuatro dimensiones conceptuales:
la comunicación para la transformación social; la ampliación del concepto de
comunicación organizacional; la conceptualización de la comunicación integral
mirada desde el humanismo y la sociología y la ética de la comunicación. Aimée Vega
12 INTRODUCCIÓN
(NO)... ES LA COMUNICACIÓN, ES LA POLÍTICA
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14 INTRODUCCIÓN
MUJERES DE LA COMUNICACIÓN MÉXICO ]
Yásnaya Elena Aguilar Gil es escritora, traductora, activista y lingüista mixe. Es nativa
de Ayutla, comunidad de la Sierra Norte de Oaxaca. Cursó estudios de licenciatura
en Lengua y Literaturas Hispánicas y de maestría en Lingüística en la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM). Forma parte del Colegio Mixe (COLMIX),
colectivo de investigadores mixes con enfoque comunitario, dedicados a la
investigación y difusión de la cultura mixe. A lo largo de su trayectoria ha luchado por
la recuperación y defensa de las lenguas indígenas, principalmente, sobre su lengua
materna: el ayuujk. Ha pugnado por los derechos lingüísticos y culturales. Así como
también, luchado por recuperar, propiciar y practicar sistemas de autogestión desde
lo comunitario que nos permitan imaginar futuros autonómicos.
En el marco del proyecto Mujeres de la Comunicación México, sus aportes son
fundamentales para comprender cómo enfrentan los pueblos originarios en México los
múltiples y estructurales embates históricos frente al Estado. De igual modo, los aportes
de Yásnaya Aguilar son ecos de utopía para estar y pensar con el territorio, con miras
a construir tecnologías otras desde los márgenes y en resistencia hacia el capitalismo.
3.
Yásnaya Elena Aguilar Gil (Ayutla Mixe, 1981) forma parte del COLMIX, un colectivo
de jóvenes mixes que realiza actividades de investigación y difusión de la lengua,
historia y cultura mixe. Estudió Lengua y Literaturas Hispánicas y cursó la Maestría
en Lingüística en la UNAM. Ha colaborado en diversos proyectos sobre divulgación
de la diversidad lingüística, desarrollo de contenidos gramaticales para materiales
educativos en lenguas indígenas y proyectos de documentación y atención a lenguas
en riesgo de desaparición. Se ha involucrado en el desarrollo de material escrito
en mixe y en la creacion de lectores mixehablantes y otras lenguas indígenas. Se
ha involucrado en el activismo para la defensa de los derechos lingüísticos de los
hablantes de lenguas indígenas, en el uso de las lenguas indígenas en el mundo
virtual y en la traducción literaria. Correo: yaselena@gmail.com
4.
Cursó estudios de licenciatura en Artes Plásticas en la Universidad de las Américas
Puebla. Actualmente cursa la Maestría en Comunicación y Cambio Social en la
Universidad Iberoamericana Puebla. Correo: fer.suol9@gmail.com
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COMUNICACIÓN
A forma de preámbulo contextual es relevante acentuar lo que apunta Federico
Navarrete (2020) sobre Yásnaya Aguilar, al decir que su pensamiento muestra que
la lingüística es política, “la relación entre el español y las trescientas sesenta y cinco
lenguas o más, pertenecientes a sesenta y ocho sistemas lingüísticos de México, es
una parte clave de la historia de la construcción del Estado nación y el racismo y
la violencia que la acompañaron” (p.12). Asimismo, Aguilar Gil, en su Conferencia
Magistral Lengua como Territorio Cognitivo y Nuevas Tecnologías (2022), ha señalado
que dentro de las narrativas que conforma la identidad nacional, el monolingüismo
ha sido un elemento clave, de forma que toda aquella lengua que fuera diferente a la
oficial, propuesta por el Estado, ha sido sistemáticamente combatida. Las amenazas
a las lenguas indígenas, sus pérdidas y los procesos a través de los cuales se produce
su extinción, en el caso de México, tiene que ver con los mecanismos coloniales y de
racialización de lo indígena. De igual forma, plantea que actualmente se considera
a la globalización y al avance en tecnologías de información y comunicación (TIC)
como una amenaza a la diversidad lingüística, sin embargo, ella considera que a
partir de las TIC se pueden generar otro tipo de procesos que ayuden a recuperar y
defender las lenguas indígenas.
Yásnaya Aguilar tiene una presencia activa en las redes sociodigitales, recurrentemente
se puede leer su pensamiento en múltiples formatos y plataformas: Facebook, Twitter,
Instagram, sus columnas en los medios Este País, El País y la revista Gatopardo, entre
otras plataformas. Su perspectiva sobre comunicación hace converger la reflexión
y defensa sobre la diversidad lingüística y cultural, lo político de los medios de
comunicación y la apuesta por otras tecnologías digitales basadas en la colaboración.
Fernanda Suárez (FS): Desde tu experiencia, tu trabajo académico y de activista,
¿cómo entiendes la comunicación, desde donde la has mirado, estudiado y defendido?
Yásnaya Aguilar: Yo creo que primero tendríamos que ver que los espacios
para la comunicación están regulados por un marco legal, y este marco legal
es bastante proclive a privilegiar los espacios del Estado y lo que puede tener
con el mercado. Entonces, en ese sentido ya hay una falta de equilibrio en
los espacios que se dan a iniciativas de comunicación que están fuera de ese
espectro, y en eso estamos los pueblos indígenas y las lenguas indígenas.
Entonces, es un contexto que tiene ya bastante los dados marcados. Pero a
pesar de ello, hay iniciativas y procesos que siempre están privilegiando la
comunicación desde un enfoque comunitario y desde otras lenguas.
comerciales. Dentro del contexto del territorio mexicano, es una propuesta radical,
ya que históricamente los gobiernos se han inclinado a favorecer y promover los
intereses de los grandes consorcios.
Al comprender a los medios de comunicación desde su enfoque comunitario y
desde otras lenguas nos sitúa desde su potencia social y hace emerger la interrogante
sobre la producción de los mismos. Aguilar Gil (2020) ha reflexionado sobre la
tecnología y la producción de conocimiento desde la perspectiva de la comunidad,
las tradiciones y la lengua ayuujk. Teniendo en cuenta el trabajo colaborativo llevado
a cabo a través del apoyo mutuo, el cual tiene precedentes históricos. Este adquiere
diferentes nombres de acuerdo al territorio y los integrantes del pueblo que lo llevan
a cabo: tequío, faena, kol, o minga, son algunas de las palabras que significan trabajo
colaborativo para diferentes pueblos que habitan el continente (párr.4). Al retomar
esta forma de trabajo y organización social, una de sus propuestas conceptuales son
las tequiologías.
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Situándonos desde las TIC, al hacer el ejercicio de rastrear los devenires de los medios
de comunicación se llega a la veta histórica del periódico y las revistas como medios
precedentes a las actuales plataformas y redes sociodigitales, a través de las cuales
ahora se ejerce el derecho a la comunicación de múltiples formas. En su artículo
¿Periódicos y revistas en lenguas indígenas?, La prensa dentro de la comunicación
indígena del 2013, retomado en su libro, Ää: Manifiestos sobre la diversidad lingüística
(2020), reconoce algunos procesos de la apropiación de los medios de comunicación,
como la radio y lo audiovisual, por parte de las comunidades como herramientas
clave en el ejercicio de su autonomía. Resalta la dificultad que enfrenta la lengua
en su modalidad escrita ante la apropiación de los periódicos y revistas, pues, esta
apropiación conlleva la necesidad de generar público lector en lenguas indígenas.
Antes de concluir, apunta que “un camino a seguir se está trazando desde el internet:
cada vez hay más páginas que utilizan la escritura en lenguas indígenas para comunicar
y para utilizar como herramienta” (ibid p.145).
En la apropiación de los entornos digitales a través de las lenguas indígenas, Aguilar
Gil, invita a conocer el proyecto colaborativo, del navegador Firefox, llamado
Mozilla Nativo del 2008, donde cualquier persona hablante de una lengua indígena
podía formar parte de forma voluntaria para realizar traducciones de contenidos
digitales, cada integrante dedicaba la cantidad de tiempo que deseaba y no existía
delimitaciones de actividades y jerarquías (ibid p.147). Este proyecto ha usado
como base el software libre. Yásnaya Aguilar retoma las palabras de Rodrigo Pérez,
traductor zapoteco participante en el proyecto, él comenta que “resulta fundamental
utilizar software libre en el proceso de impulsar la presencia de las lenguas mexicanas
en el ciberespacio pues, a diferencia del software privativo, el libre permite hacer
modificaciones, está hecho de forma colaborativa e impulsa un acceso democrático
y justo a las nuevas tecnologías de la información” (ibid p.148).
FS: ¿Para ti, por qué es necesario pensar una internet donde haya mucho más
contenido en lenguas indígenas?, ¿qué necesitamos para que sea una realidad que
haya más diversidad lingüística en el internet?
Pensar los entornos digitales como espacios que puedan reflejar y recuperar la
diversidad lingüística es clave para construir otro tipo de tecnologías e internet, que
no beneficien a las empresas, sino a las personas que lo producen y utilizan para
GÉNERO
En el capítulo La sangre, la lengua y el apellido. Mujeres indígenas y Estados nacionales,
Aguilar Gil (2018), aborda su relación e incomodidad con dos conceptos: indígena y
feminismo. Anteriormente, ha expuesto la discusión sobre la categoría indígena como
concepto político que produce la otredad desde los parámetros del Estado (Aguilar
Gil, 2017). Desde su remembranza retoma las conversaciones con su abuela para
identificarse en primera instancia como mixe y en segundo momento para politizar
la categoría indígena:
Al reconocer su condición de mujer, Aguilar Gil piensa con y desde los aportes de
la escritora kaqchikel Aura Cumes para problematizar la imbricación patriarcal y
colonial operantes en las relaciones de desigualdad. Siguiendo los aportes de Cumes,
acentúa cómo operan las relaciones de algunas mujeres blancas occidentales que se
alejan de las mujeres indígenas y se acercan a los hombres blancos, esto se establece
por lo que Cumes nombra como un pacto racial (ibid pp.29-30). Lo que, a su vez,
lleva a Aguilar Gil a confrontar algunas narrativas del feminismo occidental, las cuales
mantienen que la opresión de las mujeres indígenas es por parte de las sociedades
indígenas (ibid p.39). Yásnaya Aguilar nos invita a reflexionar desde parámetros y
situaciones concretas, en oposición a un pensamiento que abstrae y generaliza, ella
se identifica culturalmente como mujer mixe y políticamente como mujer indígena
mixe” (ibid p.32). Problematiza también la relación que se ha establecido entre
las mujeres y la preservación de la cultura, puntualmente sobre la transmisión de
la lengua. “La resistencia lingüística se ha articulado desde las mujeres en muchos
casos, pero no es responsabilidad exclusivamente de ellas mantener la vitalidad de
las lenguas indígenas” (ibid pp.36-37). Su afirmación reconoce la resistencia desde
las mujeres en la transmisión de la lengua y al mismo tiempo incita a comprender la
resistencia en la transmisión de la lengua y la cultura más allá de la feminización de
las mismas.
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FS: ¿Cómo tu experiencia profesional como mujer mixe ha influido en la
forma en la que entiendes la comunicación y la lucha por los derechos
lingüísticos y culturales?
Yásnaya Aguilar: Pues yo creo que por el hecho de poder articularme con
otras personas que están trabajando estos temas o que se relacionan con
ellos, yo creo que esa es la parte. Lo demás, lo he aprendido más bien en mi
comunidad. Desde que soy pequeña he estado viendo la participación de las
mujeres en las asambleas. Desde pequeña mi abuela me llevó. Ella me crió,
entonces ha sido fundamental en el proceso, desde la crianza. Entonces creo
que ha sido como un asunto orgánico, más natural, con todos los retos que
eso supone.
DESAFÍOS SOCIALES
A partir de una crítica a la razón occidental, que separa al hombre de la naturaleza para
después controlarla, dominarla y explotarla, Aguilar Gil (2022), sitúa su pensamiento
desde una cosmovisión en la que lo humano y la naturaleza son entendidas desde una
relación construida a través de lazos de interdependencia y correlación. Siguiendo
sus planteamientos de la lengua como un territorio cognitivo, es relevante retomar
cuando plantea pensar la producción de una tecnología que no opere desde un
extractivismo del territorio de otras comunidades. El traslape entre la lengua como
un territorio cognitivo y la defensa del territorio reflejan la complejidad de su
pensamiento y hacen evidente los lazos de interdependencia entre ambos. En sus
palabras, “lo lingüístico empapa todo, no solo es un instrumento de comunicación”.
Al atacar una lengua es una acción que recae sobre el instrumento cognitivo de
determinado grupo social, por lo tanto, es una acción de despojo del instrumento
de pensamiento a través de “sistemáticas violaciones de los derechos lingüísticos”.
Lo que la lleva a afirmar que hay una “relación muy fuerte entre la autonomía, el
territorio y la lengua”. Ha establecido que a mayor autonomía tiene un pueblo,
mayor fortalecimiento de su lengua es posible, esto es fundamental al subrayar que
los procesos de autonomía articulan políticas educativas, de salud, electorales y
culturales. Siguiendo su propuesta, plantea que nuestra relación con los entornos
está caracterizada por cómo los clasificamos a partir de la lengua que hablamos, pues,
la lengua vehicula, en otras palabras; “la lengua no necesita un espacio para ocurrir,
más bien hace que ocurra todo”.
FS: Frente a esto, ¿qué acciones y políticas necesitamos para garantizar que
la tecnología sea vista desde sus posibilidades sociales?
Yásnaya Aguilar: Yo creo que más que políticas, porque no veo que vayan
a venir desde arriba dado que el Estado está diseñado para proteger la
propiedad privada, van a venir desde las iniciativas comunitarias que han
estado ahí en resistencia.
En torno a las resistencias, Yásnaya Aguilar (2019) ha señalado tres formas en las que
pueden operar, las cuales ocurren de forma compleja y en ocasiones simultáneas. Estas
son: la resistencia frontal, la resistencia insospechada y la resistencia como inclusión.
“Las resistencias políticas, culturales, lingüísticas o de cualquier tipo se pueden llevar
a cabo por confrontación, por acato aparente o por infiltración, pero es verdad que
nunca han sido de un solo modo y que son complejas, se tejen y se ejercen al mismo
tiempo de formas contradictorias, dinámicas, creativas y muchas veces inconscientes.
Nuestra existencia como pueblos indígenas ya es resistir” (p.27). En palabras de Aguilar
Gil, una iniciativa que está resistiendo es la red de las radios comunitarias.
Uno de los aspectos, a mi consideración, más potentes del pensamiento de Yásnaya
Aguilar es que no cae en esencialismos y respuestas simples causales, asumiendo
las contradicciones del momento social y político en el que estamos. Aun estando
dentro del capitalismo podemos situarnos desde los márgenes y proponer desde ahí;
resistiendo a partir de luchas anticapitalista e incluso hacer ejercicios de imaginación
política que nos invite a pensar en un “mundo postcapitalista tequiológico” (2022).
La producción de la tecnología capitalista, que amenaza la defensa del territorio, por
medio de la cual obtienen beneficios un grupo reducido de personas, es una de las
problemáticas actuales que ocurren de múltiples maneras en diferentes territorios.
El proyecto El tema (2021) en el que participó Aguilar Gil, es una serie documental
que muestra la privatización y dificultad al acceso del agua, el deterioro de la calidad
del aire, el impacto de la industria del carbón en los cuerpos de los trabajadores y
sus familias, la extracción de hidrocarburos, los efectos de la industria del petróleo y
su inviabilidad actual, los alimentos vacíos de nutrientes, los océanos contaminados
y sus arrecifes deteriorados. Los capítulos tienen en común la impronta voraz de
megaproyectos sustentados en una lógica antropocena. El tema fue realizado en el
marco de la emergencia sanitaria por la COVID-19. Dentro de los primeros meses de
la pandemia, Aguilar Gil (2020) argumentó, a través de un relato familiar, diferentes
formas en las que se podía hacer frente al virus. Nos recuerda que “el bien individual
no se opone al bien colectivo, el bien individual depende del bien colectivo” (p.17).
De modo que, la emergencia sanitaria hizo que se evidenciara aún más la crisis
ambiental, recordándonos que la forma en la que nos relacionamos con la naturaleza y
el territorio tiene efectos directos en nuestros cuerpos, pues, estamos correlacionados
con ella. Su argumento se reitera y fortalece en cada uno de los episodios de El tema.
21
FS:¿Nos puedes contar sobre El tema?
Yásnaya Aguilar: Fue una iniciativa para tratar de comunicar que la crisis
climática es algo que ya está sucediendo, que no solo está en los polos o algo
lejano, sino que tiene efectos cotidianos sobre la vida en este territorio que
se llama México, y es estructural.
Referencias
Aguilar, Y. (2020). Una propuesta modesta para salvar al mundo. https://restofworld.org/2020/tecnologia-
tequio-cambio-climatico/ (Consultado el 25 de febrero de 2022)
Aguilar, Y. (2018). La sangre, la lengua y el apellido. Mujeres indígenas y Estados nacionales. En Tsunami,
edición de Gabriela Jáuregui. México. Sexto Piso.
Aguilar, Y. (2017). Ëets atom. Algunos apuntes sobre identidad indígena. Revista de la Universidad de
México. https://www.revistadelauniversidad.mx/articles/f20fc5ef-75e2-44d0-8d5b-a84b2a87b7e3/eets-
atom-algunos-apuntes-sobre-la-identidad-indigena (Consultado el 18 de febrero de 2022)
Aguilar, Y. (2019). Resistencia. Una breve radiografía. Revista de la Universidad de México. https://www.
revistadelauniversidad.mx/articles/80ee3de7-f0fc-4a8d-a97e-c97d32c0beb6/resistencia (Consultado el 20
de febrero de 2022)
Aguilar, Y. (2020). Ää: Manifiestos sobre la diversidad lingüística. México, Almaída.
La Corriente del Golfo (2021). El Tema. https://lacorrientedelgolfo.net/proyecto/el-tema/ (Consultado el 24
de enero de 2022)
Aguilar, Y. (2022). Lengua como Territorio Cognitivo y Nuevas Tecnologías. Conferencia Primer Encuentro
Regional de la Red Feminista de Investigación en Inteligencia Artificial (f<A+i>r) Hub de América Latina
y el Caribe.
Aguilar, Y. (2020). Jëën pä´äm o la enfermedad del fuego. En Capitalismo y Pandemia. 16 ensayos
publicados entre el 21 de marzo y el 16 de abril de 2020 (No incluidos en la “Sopa de Wuhan”). Filosofía
libre. https://kehuelga.net/IMG/pdf/Capitalismo-y-Pandemia.pdf (Consultado el 1 de marzo de 2022)
Navarrete, F. (2020). Prólogo. En Ää: Manifiestos sobre la diversidad lingüística. México, Almaída.
Recurso de apoyo
https://www.youtube.com/watch?app=desktop&v=fsy1sFjpqs0
5.
A MANERA DE INTRODUCCIÓN
Escribo este texto con mucho entusiasmo sin saber muy bien su naturaleza. Pienso
que puede ser una entrevista comentada, o bien, una biografía con testimonios
de primera voz; pensar en biografías me remite a las que estaba acostumbrada a
leer, las cuales eran historias de vida de genios, héroes o políticos que lograron lo
6.
Profesora-investigadora en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
Doctora en Ciencias Políticas y Sociales (Orientación Comunicación) por la UNAM.
Investigadora Nacional por el SNI-CONACYT (Nivel II). Ex Presidenta de la Asociación
Mexicana de Investigadores de la Comunicación (AMIC). Líneas de investigación:
Sociedad de la Información, Brecha Digital, Régimen legal de la radiodifusión y las
telecomunicaciones, Desarrollo de los medios de comunicación en México. Autora
de “Radio e ideología” (1985), “Brecha e inclusión digital en México. Hacia una
propuesta de políticas públicas” (2012), “Telecomunicaciones y TIC en México”
(2015), “Monitorear la Sociedad de la Información: el Indicador Cualitativo Capital
Informacional” (2018) y “Ciudadanía Digital ¿Qué ciudadanía?” (2022). Coautora de
“Y se hizo la radio. Los primeros días de la radio en México” (2001), “Los medios
electrónicos y la Sociedad de la Información” (2011); “La Ley Televisa y la lucha
por el poder en México” (2010). Ha dirigido varios proyectos de investigación.
Cuenta con ensayos y capítulos de libros en diversas obras y publicaciones sobre
Comunicación. Asimismo, ha colaborado en diversos diarios nacionales (“Excélsior”,
“El Financiero” y “La Jornada”) y revistas especializadas con trabajos sobre los
temas mencionados. Colaboró en la revista “Proceso”, con temas sobre la televisión
en el país. Actualmente desarrolla el proyecto “Post-Internet. Perspectivas para
México”. Correo: ar.alva@politicas.unam.mx
7.
Comunicóloga por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Actualmente estudia la Maestría
en Estudios de la Mujer en la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco
(UAM-X) con el tema de la dimensión emocional en la protesta feminista digital.
Correo: deyaniramorales.comunicacion@gmail.com
23
impensable, sí, todos ellos varones. Frente a esa situación, elijo a manera de herejía
contra las normas escriturales y patriarcales, escribir una contrabiografía como señala
Marián López, aquella que me permita comprender el pasado, a través de la vida de
quien vivió en él y situarme en los procesos significativos elegidos por Alma Rosa,
centrarme en sus deseos e inquietudes. Además de agregar el vínculo afectivo que
existe entre nosotras, pues no sólo fue mi profesora, sino también mi directora de
tesis en la licenciatura, mujer de la cual me siento muy orgullosa sobre quien escribir,
ya que ahora, más allá de ser la investigadora que me acompañó en los caminos
de la academia, es mi amiga y colega. Entre charlas de café y sonrisas compartidas,
platicamos sobre este proyecto editorial de Mujeres en la Comunicación. Me siento
honrada que me haya invitado a participar para escribir sobre su trayectoria.
Alma Rosa Alva de la Selva es una investigadora y comunicóloga mexicana que es
pionera en el análisis y la comprensión de las telecomunicaciones en México. Prueba
de ello está en su trayectoria académica, que da cuenta de un interés genuino
por adentrarse en el desarrollo de los medios de comunicación. En un primer
momento, por la radio y sus aspectos ideológicos (tesis de licenciatura), después por
la televisión en México (tesis de maestría) y finalmente por las telecomunicaciones
y la sociedad de la información (tesis de doctorado). Es importante destacar que su
alma máter fue la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en donde no
sólo realizó sus estudios, sino que actualmente es profesora titular “C” en el Centro
de Estudios en Ciencias de la Comunicación (CEEC) de la Facultad de Ciencias
Políticas y Sociales (FCPyS).
Alva de la Selva es autora y coautora de libros como Radio e ideología (1985),
Perfiles del cuadrante: experiencias de la radio en México (1989), La Ley Televisa y la
Lucha por el Poder en México (2009) Brecha e inclusión digital en México: hacia una
propuesta de políticas públicas (2012), Telecomunicaciones y TIC en México (2015),
entre otras publicaciones. Actualmente, trabaja en el análisis de la Ciudadanía
Digital y el post-internet.
En cuanto a su recorrido profesional, Alva de la Selva ha trabajado como reportera,
redactora, locutora y articulista en medios como Radio Fórmula, Revista de Revistas,
Diario La Jornada, Diario El Financiero, Revista Mexicana de la Comunicación, Revista
Proceso y Revista Zócalo. Fue presidenta de la Asociación Mexicana de Investigadores
de la Comunicación (AMIC) durante el periodo 1993-1995; actualmente es miembro
de la misma agrupación. Desde el 2019 a la fecha es Miembro del Consejo Consultivo
de Radio UNAM y TV UNAM, también es representante por la FCPyS en el Consejo
Universitario de la UNAM.
En su trayectoria como investigadora ha liderado tres proyectos de Investigación e
Innovación Tecnológica (el más reciente, con el tema “Post-Internet: Perspectivas
para México”) y dos más en el campo de la Innovación y Mejoramiento de la
Cuando yo tenía nueve años empecé a hacer una revista por cuenta propia.
Además, tenía mi diario, lo empecé como a los 7 años. No tengo ningún
ejemplar de esa revista, por desgracia, pero recuerdo que yo la dividí en
dos columnas y tenía su titular, no me acuerdo cómo se llamaba, pero tenía
siempre una gráfica al frente que yo iluminaba, y luego venían los textos, era
25
de cuatro páginas y luego era de ocho. Lo que yo ponía ahí era lo que pasaba
a mi alrededor. Nada más era pasar la puerta de mi casa y ver muchos niños,
muchas personas, y de todo eso yo escribía.
Se podría decir que el periodismo nunca soltó a Alva de la Selva, su inquietud por
la vida, por narrar lo acontecido en su día a día fue la que la llevó a materializar su
pasión a través de una carrera profesional. Ella nos comenta que, en sus inicios, no
reconocían al periodismo como profesión, sino como oficio; a nivel profesional, era
de un estatuto menor. Mas dicha situación no menoscabó su interés por la profesión
y fue durante los setenta que entró a la carrera de periodismo en la Facultad de
Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Expresa que entrar a esa casa de estudios
ha sido una de las mayores alegrías en su vida. De esa etapa recuerda con entusiasmo
haber tenido una formación de primera con Miguel Ángel Granados Chapa, Susana
González Reyna, Gustavo Sáinz, Hugo Gutiérrez Vega, entre otros profesionales del
periodismo. Sin duda, la carrera reafirmó la convicción que tenía desde su infancia.
Fiel a esa tenacidad por escribir, Alva de la Selva tuvo su primer trabajo en el
Instituto de Antropología e Historia donde realizó artículos de divulgación científica
que requerían el uso de lenguaje especializado, situación que la llevó a investigar
sobre esos temas. También fue correctora de estilo de las publicaciones de la FCPyS.
Durante la carrera hizo su servicio social en Radio Fórmula, colaboró en el área de
redacción en la División de Noticias, pero también como reportera. Alva de la Selva
nos cuenta que estar en la radio y ser mujer era una doble desventaja.
pero yo estaba fascinada. Y yo decía: “¡hasta me pagan por hacer esto!” Pero
viví muchas cosas, estar en Los Pinos, ser mujer, estar en el medio de los
electrónicos. Ahí se tenía la doble desventaja, estar en un medio radiofónico
que era de segundo nivel, como la radio y luego ser mujer.
Alma Rosa tuvo sus pininos en la radio como locutora también en Radio Fórmula,
para ello tuvo que aprobar un examen para conseguir la licencia. Sus intereses en la
radio eran políticos y sociales, aunque entre risas nos cuenta que en algún momento
tuvo que entrevistar al cantante Diego Verdaguer y hacer un spot publicitario de
un shampoo.
Fue difícil porque era un verdadero examen. Era, primero, armar un noticiario
de radio o de televisión con los periódicos del día y te daban los anuncios,
hasta los “comerciales” te daban. Otra prueba, la más difícil, era improvisar
sobre un tema. Para esto, el noticiario te lo grababan y se lo llevaban para su
revisión. Lo de la improvisación también la grababan, y luego era el examen
de pronunciación de palabras extranjeras, el otro era de marco legal, te
preguntaban sobre los artículos de la Ley Federal de Radio y Televisión. Al
final conseguí la aprobación y me dieron el nivel A de la licencia de locutor.
El contexto político que enmarcó esa etapa de su vida en la prensa y a la radio fue el
supuesto golpe de Estado durante el fin del sexenio de Luis Echeverría en el que hubo
mucha desestabilización política.
27
Lo busqué en la Facultad de Filosofía, donde tenía su Taller de Cuento y llegaba
con su bombín, su capa negra y su bastón. Fui a buscarlo ahí y no lo pesqué.
Entonces fui a la Facultad y les dije que si alguien podía contactarlo, no me
quisieron dar su teléfono ni nada. Entonces fui de nuevo y me dijeron que
había autorizado que me dieran el teléfono de su casa y hasta su dirección.
Le llamé y me citó al otro día en su casa. Me citó a las 10 de la mañana en
su casa en la colonia Cuauhtémoc. Llegué yo ahí con mis preguntas, en la
ingenuidad total, porque él era alguien que te “comía” la entrevista. Me
habló de cómo empezó, de cómo no tenía títulos académicos... Bueno, pasé
la prueba porque llevé la entrevista y fue portada. Entonces cuando quedé
en el periódico, literalmente estaba yo brincando de entusiasmo en la calle…
A partir de eso me pidieron otras entrevistas, entrevisté a Rodolfo Usigli, a
Nancy Cárdenas productora de teatro y cineasta y otros más.
Ilustración 2. Fotografía tomada por Alma Rosa de su primer reportaje en Revista de Revistas
También trabajó en Revista de Revistas, publicación que surgió en los años 20´s y que
se ha hecho célebre porque es de las más antiguas de México, ahí Alva de la Selva
publicó su primer reportaje, el cual fue acerca del Mercado de Sonora ubicado en la
Ciudad de México, famoso por vender herbolaria y artículos de magia. Lo recuerda
como un acontecimiento muy divertido en su vida porque tuvo que hacerse pasar por
compradora que buscaba velas para conseguir trabajo. Ese fue su primer reportaje de
noventa y nueve que se publicaron semana con semana en esa revista.
Estuve en El Financiero, ahí escribí no sólo de radio, sino más amplio, porque se
amplió el campo disciplinario, despuntaba la Comunicación Organizacional,
entonces empecé a escribir de ese tema, porque de eso empecé a dar clases
en Acatlán. Empecé a escribir ahí sobre las llamadas nuevas tecnologías, el
telefax, llevé un diplomado de nuevas tecnologías en la Ibero con ayuda de
El Financiero. Entonces así estaba yo, con un pie en el periodismo y con el
otro en la academia. Descubrí que la academia es como el periodismo, te
29
piden todo. El periodismo es muy demandante, te da muchísimo, pero igual
te exige muchísimo y la academia también es igual. Entonces hubo un tiempo
que entré un poco en conflicto porque el periodismo es mi origen y siempre
quiero estar con eso.
SU VISIÓN DE LA COMUNICACIÓN
A partir de esta carrera tan sólida y llena de experiencias no sólo profesionales,
sino también de vida, Alma Rosa se ha posicionado como una de las teóricas de la
Comunicación y las telecomunicaciones más destacadas del país. Sus contribuciones a
las Ciencias Sociales a partir del desarrollo de los medios han sido pieza clave, incluso
en la toma de decisiones estatales a partir de su participación activa como ciudadana
y consultora en la Reforma Integral de la Ley Federal de Radio y Televisión en México.
Su compromiso ético y político en su campo de estudio la ha llevado a tener una
comprensión de la Comunicación que va más allá de la fascinación tecnológica.
agregó y visibilizó brechas que ya estaban; ahondó brechas que ya existían porque
dejó ver que aquellos que no tenían alfabetización digital suficiente, ni equipamiento,
quedaron más marginados”.
Frente a esta situación Alma Rosa comenta que ella se abrió paso en temas que eran
estudiados por hombres, por ejemplo, el ámbito de las telecomunicaciones.
En esa ponencia Elena Poniatowska decía que las mujeres tenemos una
sensibilidad diferente temáticamente, que nos llaman la atención otros temas
que a los hombres no. Le doy la razón en parte, pero en otras cosas pues yo
veo que, será que se trata de temas que se cruzan con las llamadas ciencias
formales, en el campo en el que yo estoy en el de innovación tecnológica
involucra a las telecomunicaciones y ése es un tema en parte técnico, y
entonces he visto que ahí habemos muy pocas mujeres, y entonces yo me
he involucrado con ese tema, pero como es un poco técnico somos pocas
las que andamos ahí. Por eso digo que ha cambiado el panorama de la
31
comunicación, sí y no, en el periodismo claro que sí, la actual subdirectora de
El Sol de México es mujer, la directora de La jornada es mujer, y así podríamos
seguir. En radio ya hay muchas mujeres.
Yo diría que algo que se tiene que explorar mucho son las interacciones
comunicativas, cómo van a ser los procesos de comunicación con los nuevos
dispositivos que vienen con ese mundo digital, cómo van a ser las interacciones y
luego cómo resolver también que sean interacciones que apunten a un mundo
mejor, casi desde la utopía. Porque ahora lo que hemos estado padeciendo
es la polarización, los mensajes de odio, el consumismo y yo creo que este
mundo, esta etapa que estamos viviendo por la pandemia, es una prueba de
fuego para el modelo civilizatorio, y para poder sobrevivir tendríamos que
mejorar en muchas cosas, por ejemplo, apuntar a la soberanía tecnológica
como un estadio en donde las comunidades puedan tener su propio servidor,
servicios digitales al alcance de todos, que la gente pueda desarrollarse, pueda
vivir en una nueva sociedad, que la desigualdad sea menor.
Finalmente, y con muy pocas ganas de terminar este texto, señalo que Alma Rosa no
solo es una prestigiosa académica, sino que también tiene un espíritu hacker. Alva
de la Selva nos incita a descubrir la utopía, a habitar la rebeldía frente a los grandes
discursos capitalistas, a sentipensar la Comunicación más allá de lo impensable.
Es una visión utópica, pero como dice alguien a quien yo admiro mucho y no
es alguien de la academia: Joan Manuel Serrat, cantautor cuya música que
Referencias
Alva de la Selva, Alma Rosa (1985). Radio e ideología, México, Editorial El Caballito.
Alva de la Selva, Alma Rosa (1989). Perfiles del cuadrante: experiencias de la radio en México, México,
Editorial Trillas (coautoría).
Alva de la Selva, Alma Rosa (2009). La Ley Televisa y la Lucha por el Poder en México (coautoría), México,
Senado de la República.
Alva de la Selva, Alma Rosa (2012). Brecha e inclusión digital en México: hacia una propuesta de políticas
públicas, México, FCPyS, UNAM.
Alva de la Selva, Alma Rosa (2015). Telecomunicaciones y TIC en México, Salamanca, España, Editorial
Comunicación Social.
Alva de la Selva, Monitorear la Sociedad de la Información y el Conocimiento. Propuesta de Indicadores
Cualitativos. El ‘Capital Informacional’”, México, FCPyS, UNAM, 2019.
Ginzburg, Natalia (2002). Las pequeñas virtudes, Barcelona, Editorial Acantilado.
López Fernández-Cao, Marián (2014) “Aplicando metodologías feministas para analizar la creación:
propuestas en educación artística desde la experiencia de las mujeres”, Dossiers feministes, pp. 31-55
33
34
MUJERES DE LA COMUNICACIÓN MÉXICO ]
CLAUDIA Benassini 8
PUNTOS DE PARTIDA
Estudié Ciencias y Técnicas de la Información en la Universidad Iberoamericana. Las
razones son similares a las argumentadas por las primeras veinte generaciones de
alumnos de las cuarenta que han tomado clase conmigo: el enorme atractivo que
desde niña ejercieron los medios de comunicación en mi percepción del entorno que
me rodeaba. Dos medios fueron fundamentales: la prensa y la televisión. Hojeaba
el primero con alguna frecuencia y normalmente a escondidas y comencé a leerlo
más adelante. Siempre me pareció importante el contacto con los acontecimientos
aunque sin preferencia por alguna sección, ni siquiera los muñequitos dominicales.
Y, aunque en mi casa había pocas revistas mi papá fue lector de Siempre cuando la
dirigía José Pagés Llergo-, las encontraba en otros espacios: desde el salón de belleza
hasta las casas de mis abuelas; revistas femeninas como Kena y La familia; cuando
empecé a trabajar compraba las revistas que me gustaban: Life, Paris Match y otras.
Siempre encontré a la televisión como un medio fascinante: la veía como una
reproducción del cine, pero en casa y con la opción de cambiar de canal, aunque no
siempre me gustaban las opciones. Me tocó pasar de los bulbos a los transistores y
el color al blanco y negro; pasaba frente a ella largas horas con la familia o haciendo
tareas, indirectamente, me convertí en testigo de la evolución del medio y sus
8.
Profesora investigadora, Facultad Mexicana de Arquitectura, DIseño y
Comunicación, Universidad La Salle Ciudad de México. Líder del Grupo de
Investigación, Desarrollo e Innovación sobre “Alfabetización digital, transmedialidad
y gestión del conocimiento”. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores nivel 1.
Investiga las manifestaciones multimodales de los productos de la cultura mediática
y la digital. Actualmente trabaja en un Laboratorio de Alfabetización Mediática para
los estudiantes de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación de la Universidad
la Salle. Correo: claudia.benassini@lasalle.mx
35
contenidos. Desde entonces tuve predilección por el entretenimiento, sobre todo las
series norteamericanas –como Misión imposible y Patrulla Juvenil– y las telenovelas:
recuerdo especialmente los 400 capítulos de Simplemente María, que desde su
llegada a México cautivó a las audiencias. El ambiente universitario me hizo voltear
hacia la información, aunque entonces ocupó un lugar secundario en mis intereses
igual que el deporte.
Mis primeras percepciones sobre la prensa y la televisión no me fueron de mucha
utilidad durante mi estancia en la Universidad, salvo para mostrarme la importancia
de romper con el sentido común que caracteriza a las grandes audiencias de la
comunicación mediática y como punto de partida para generar conocimiento con
otras miras. Sin embargo, me apenaba comentar abiertamente mi interés por el
entretenimiento como función importante de la televisión, considerando que mis
compañeros hablaban de la importancia de la política, la economía y la cultura.
Encontré en los modelos del proceso comunicativo –entonces prioritarios en la
enseñanza de la comunicación– un primer paso para romper con el sentido. Saber
que el trinomio emisor–mensaje–recepción podía complejizarse de distintas formas
en sus intentos para describir atinadamente la comunicación me resultó atrayente.
De esta primera etapa extraigo mi Interés por la prensa y la televisión, mi Interés por
colaborar en los medios impresos, mis acercamientos a la comunicación de masas y
la lectura de dos autores con los que volví a reunirme años después: Norbert Wiener
y Marshall McLuhan.
BIFURCACIONES
El periodismo y la televisión, Norbert Wiener y Marshall McLuhan tuvieron que
esperar para incorporase nuevamente a mi trabajo académico. Antes de terminar la
licenciatura comencé a pensar seriamente en la docencia como vocación; después
de todo me resultaba familiar: mi abuela materna había sido maestra y sus dos hijos
siguieron este camino. El principal obstáculo era mi preparación: aunque en ese
tiempo abundaban los maestros únicamente con licenciatura –muchos ni siquiera la
tenían terminada– no me sentía lo suficientemente equipada como para dar clase.
Esta percepción fue generacional: la docencia nos resultaba atractiva, pero sentíamos
que nos faltaban elementos para pararnos frente a un grupo y disertar sobre la gama
de opciones que ofrecen las materias en este caso relacionadas con la comunicación.
Fui becaria del CONACYT por dos años para cursar una maestría con alto grado de
exigencia: reprobar una materia implicaba quedar fuera del programa y las bajas
calificaciones podían condicionar la permanencia.
Durante este tiempo me relacioné formalmente con las ciencias sociales: los
seminarios me acercaron a una variedad de opciones para analizar e interpretar la
realidad. El trabajo de tesis implicaba mostrar los conocimientos adquiridos y, en
37
de antologías para la enseñanza de la comunicación. Participé con dos tomos de
las Teorías de la Comunicación en Estados Unidos y en Europa (1987), cuyo proceso
de selección de autores y lecturas me llevó nuevamente al estudio y a la revisión de
materiales. Recuerdo con gusto la revisión detallada del Journal of Communication
aunque después sabría su relevancia en el campo de la comunicación. Las antologías
circularon dentro y fuera de la Universidad Iberoamericana y hasta la fecha siguen
utilizándose para la enseñanza de la teoría. Me da un enorme gusto encontrarme a
colegas y amigos que me hablan de esos libros como si estuvieran recién salidos de la
editorial. Fue mi primera incursión en la industria editorial.
Un año antes Jaime Septién, profesor de la UIA, me invitó a colaborar en la “Pantalla
Casera”: un proyecto que encabezaba en el periódico Unomásuno para escribir sobre
la televisión. En ese momento se trataba de uno de los periódicos más influyentes
desde diversos puntos de vista. Tres años después fue vendido y su director, Manuel
Becerra Acosta, se fue a vivir a España; con ello pretendía ocultarse el apoyo del
medio al proyecto cardenista y una revancha del salinismo. Me retiré junto con
muchos colaboradores del proyecto, que continúo activo durante algunos años.
Volver a colaborar activamente en los medios me tomó tiempo. Pero en esa etapa
se concretaron otros proyectos. En 1988 me invitaron a participar en el proyecto La
televisión en América Latina: sistematización documental, promovido por la Federación
Latinoamericana de Asociaciones de Facultades de Comunicación Social (FELAFACS).
Volví a la investigación documental –como tres años antes para las antologías– para
rastrear un aproximado de 200 publicaciones especializadas generadas en México
sobre la televisión. Nuevamente se abrió un espacio de exploración que agradecí
por dos razones: por la incorporación de estos conocimientos a mi bagaje sobre la
televisión y por el contacto con amigos y colegas durante una reunión celebrada en
Cali, Colombia en abril de 1988. Asimismo, en 1990 fui invitada a realizar el primer
seguimiento de egresados de comunicación de la UIA. Fue una gran experiencia
en todos sentidos, ya que el tema cobró relevancia nacional y latinoamericana: en
1994 fui nombrada coordinadora nacional del equipo mexicano que participaría en
el proyecto Campos profesionales y mercados laborales del comunicador, auspiciado
por la FELAFACS y la Fundación Konrad Adenauer. De nueva cuenta se abrió un
importante espacio para aportar a un tema de trascendencia y para reunirme con
amigos y colegas de México y Latinoamérica. En ese momento realicé además mi
primera etnografía digital sobre la formación de grupos de aficionados a las telenovelas
latinoamericanas. En esa época se incorporó a mi acervo un libro que desde entonces
me ha acompañado en muchos análisis y reflexiones: La construcción social de la
realidad, de Peter Berger y Thomas Luckmann.
39
de investigadores, publicado en revistas especializadas y capítulos de libros además
de volver a la divulgación en la revista Zócalo, en donde socializo estos asuntos con
los lectores.
La forma en que la dialéctica información-desinformación ha evolucionado sobre todo
en los ambientes digitales es compleja y multifactorial. Coincide con una disminución
en la lectura de periódicos y una búsqueda de las versiones más acordes con la mirada
personal. Las llamadas cámaras de eco y filtros burbuja son fenómenos que atrapan a
los individuos en su visión del mundo y les impiden ir más allá de él. Si multiplicamos
esta conducta por los millones de usuarios que cotidianamente reproducen
información porque está de acuerdo con su punto de vista independientemente de
su veracidad, tendremos una primera aproximación a la dimensión del problema.
Pero esta primera aproximación se multiplica por la creciente necesidad de compartir
todo con todos sin discriminar, sin verificar los orígenes y veracidad de lo que llega
a nosotros por vía de los contactos. Y vuelve a multiplicarse si a las notas falsas
generadas por medios tradicionales y digitales les aumentamos las de autoría de
los usuarios, las ilustraciones, los memes, las teorías conspiratorias y los discursos
de odio. Los resultados se traducen en las innumerables maneras de imbricación
entre la información y la desinformación que se han convertido en una de las líneas
prioritarias de mi agenda de investigación. Como se verá en la bibliografía adjunta,
durante los últimos años mi interés por el tema se ha concentrado en la pandemia por
Covid-19 y sus implicaciones en la dialéctica información-desinformación.
Por otra parte, en el marco de la cultura digital también he dado continuidad a los
proyectos iniciados con anterioridad. Como muchos de mis colegas y amigos, me
inicié en las plataformas de streaming por la diversidad de su oferta. Pero de manera
casi paralela han sido punta de lanza para continuar y abrir nuevas preguntas sobre el
papel de las series en la construcción de las identidades, su imbricación en los procesos
de mediatización, la evolución de las estrategias narrativas a la transmedialidad, y con
la organización de comunidades de aficionados más allá de las fronteras geográficas.
La multiplicación de los espacios a través de los que circulan estas narrativas y el
éxito de sus contenidos ha refrendado mi hipótesis inicial sobre la importancia del
entretenimiento en la oferta mediática de los individuos, además de la relevancia de
la información arriba esbozada: ya no como comunicación masiva, sino como cultura
mediática. Mi incursión en el ámbito de las narrativas ofertadas por las plataformas
de streaming también ha encontrado el terreno para continuar con la perspectiva
semiótica. Ahora estoy en la multimodalidad: la caracterización del signo como
producto social y su función en la construcción de los modos comunicativos se ha
convertido en una opción para el análisis de las narrativas y su compleja imbricación
con los procesos arriba citados.
41
conduzca a la denuncia y al abandono. Un trabajo que visualizamos a largo plazo y
con muchas generaciones de estudiantes.
Asimismo, como parte de la alfabetización hemos incluido el análisis de las narrativas
también arriba esbozado. Como en las redes socio-digitales, encontramos en los
salones de clase un ambiente propicio para socializar las inquietudes derivadas de
la exposición a los contenidos, sobre todo vía streaming: los conflictos interculturales
en The Chair o en Poco ortodoxa, las diferencias entre estereotipos e inclusiones en
las series juveniles como Élite, el ejercicio de la violencia en El juego del calamar, o la
presencia del post-feminismo en Madre solo hay dos. Todo sale del aula y se traduce
en análisis de las prácticas discursivas y diseño de instrumentos para acercarse a las
mediaciones e hipermediaciones entre estos contenidos y sus audiencias. Espero que
durante este año el Laboratorio de Alfabetización Mediática cobre presencia en la
Universidad La Salle y que se convierta en un espacio de encuentro entre los colegas
que comparten inquietudes similares.
CONCLUSIÓN
Los apartados previos muestran mis miradas sobre la comunicación, primero desde
la academia, pero también desde los espacios que me permiten compartir mis
inquietudes sobre diversos problemas sociales y esbozar propuestas al respecto.
Esta última mirada ha estado presente en mi actividad docente desde el principio:
en muchos sentidos mis alumnos me han mostrado el camino y la orientación que
le doy a mis líneas temáticas. Creo que tengo diferencias con otras Mujeres de la
comunicación, sobre todo quienes desde los inicios de su trayectoria han visto con
claridad el camino que recorren. Yo más bien he intentado dotarle cierta congruencia
a las preocupaciones que han orientado mi trayectoria académica, misma que espero
culminar con la puesta en marcha del Laboratorio de Alfabetización Mediática. De
aquí también mi interés en socializar algunas de mis publicaciones más recientes,
esperando que puedan ilustrar la maduración de mis preocupaciones y hacia dónde
se encamina mi trayectoria.
Una última reflexión se refiere a mi condición de género. Ser mujer no ha significado
un obstáculo en mi trayectoria académica, aunque sí ha marcado la forma en que he
desarrollado mis actividades y mis prioridades profesionales. La familia es el centro y
el origen de todo: me casé con Carlos y él fue un pilar en mi formación y una guía en
mis recorridos. Junto con Priscila y Carlos le dieron sentido a mi carrera académica
convirtiéndose en fieles interlocutores. Eso no quiere decir que no sea capaz de
mirar, sentir rabia y solidarizarme ante las discriminaciones de que han sido objeto
mis alumnas en la construcción de su trayectoria profesional. Es a través de ellas que
he comprendido el sentido de la sororidad y su puesta en práctica desde diversas
trincheras como la mía: la vida académica.
Referencias
Benassini, Claudia “Contribución de las redes sociales a la transmedialidad de las series”, Global Media
Journal México, Vol. 15, núm. 29, 20189
Benassini, Claudia “Propuesta de semantización territorial de Facebook para el estudio de la sociabilidad
en línea”, en Revista Virtualis, Vol. 10, núm. 19, 201910
Benassini, Claudia “Propuesta de análisis de las representaciones globales de las series televisivas desde la
óptica de la comunicación transcultural”, en Razón y Palabra, Vol. 23, núm. 104, 201911
Benassini, Claudia “La mediatización de la información en el contexto del Covid-19: análisis de las huellas
mediáticas en una comunidad de Facebook”, en Hidalgo Toledo, Jorge Alberto y García González, Janet
(Ed.) Comunicación y salud en la era digital, memorias del XXX Encuentro Nacional de Investigadores de la
Comunicación, 2020, Edit. Ría
Benassini, Claudia “Memes de Internet: multimodalidad, intertextualidad e Interdiscursividad en tiempos
de Covid-19”, en Revista Virtualis, Vol. 11, núm. 21, 202012
Benassini, Claudia “Exploración sobre la construcción del conocimiento del Covid-19 en un mundo
social a través de la etnografía onlife”, en Flores-Márquez, Dorismilda y González Reyes, Rodrigo (Ed.) La
imaginación metodológica: coordenadas, rutas y apuestas para el estudio de la cultura digital, 2021, Ed.
Tintable
Benassini, Claudia “Análisis del discurso multimodal post-feminista en la serie Madre solo hay dos:
imbricación local-transnacional-comunicación transcultural”, en Series: International Journal of TV Serial
Narratives, Vol. 7, núm, 2, 202113
Benassini, Claudia “Street Food Latinoamérica: contribución de Netflix a la construcción de los imaginarios
cosmopolitas y transnacionales”, Global Media Journal México, vol. 18, núm. 35, Julio-Diciembre de 2021 14
Benassini, Claudia, conversación con las alumnas de Ciencias de la Comunicación de la Universidad La
Salle, febrero 202215
Recursos de apoyo
9
https://gmjmexico.uanl.mx/index.php/GMJ_EI/article/view/344
10
https://www.revistavirtualis.mx/index.php/virtualis/article/view/307/334
11
https://www.revistarazonypalabra.org/index.php/ryp/article/view/1375
12
https://www.revistavirtualis.mx/index.php/virtualis/article/view/353/389
13
https://series.unibo.it/article/view/13313
14
https://gmjmexico.uanl.mx/index.php/GMJ_EI/article/view/452
15
https://www.youtube.com/watch?v=OsQCsxeJBVg
43
44
MUJERES DE LA COMUNICACIÓN MÉXICO ]
ALEIDA Calleja16
LA COMUNICACIÓN PARA LA
CONSTRUCCIÓN DE SOCIEDADES
MÁS EQUITATIVAS Y JUSTAS
COMUNICACIÓN
¿Cómo entiendes la comunicación, desde dónde la has mirado, entendido, estudiado?
Fue hasta que me fui a vivir y trabajar con las comunidades indígenas de la Sierra
Norte de Puebla que entendí el sentido de la comunicación para la construcción de
sociedades más justas y equitativas. Ni bien había terminado la universidad me fui a
16.
Directora del Instituto Mexicano de la Radio (IMER) desde el 2019 a la
fecha. Es Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad
Iberoamericana, Campus Golfo Centro en Puebla (1993) y Maestra en Democracia
y Derechos Humanos por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales
FLACSO-México (2016), ambos grados obtenidos con excelencia académica.
Investigadora y coordinadora de Advocacy del Observatorio Latinoamericano de
Regulación, Medios y Convergencia (OBSERVACOM). Ex integrante del Consejo
Consultivo del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT). Comunicadora
Social y analista de Medios de Comunicación. Ha sido presidenta de la
Asociación Mexicana de Derecho a la Información (AMEDI) y de la Asociación
Civil Comunicación Comunitaria A.C., Docente en la Universidad Internacional
de la Mujer en Hamburgo, Alemania. Fue becaria en la Fundación Ashoka.
También fue miembro del Consejo Ciudadano del Instituto Mexicano de la Radio
(IMER), del consejo Consultivo de Oxfam México y del Consejo Consultivo de
la Organización Internacional Freedom Expression Exchange de Canadá (IFEX).
Coautora de diversos libros entre los que se encuentran “No más medios a
medias, Participación Ciudadana en la revisión Integral de la legislación a medios
electrónicos” y “Con permiso. La radio comunitaria en México”. Ha participado
como articulista en revistas especializadas en el análisis de medios en México y en
otros países de América Latina y Europa. Conferencista y especialista en temas de
libertad de expresión, derecho a la información, marcos legales de radiodifusión
y estándares internacionales en América Latina, Estados Unidos, Canadá, Europa,
África y Asia. Correo: aleida.calleja@gmail.com
45
esa región del estado, sintiendo que era la oportunidad que había esperado mucho
tiempo para aplicar mis conocimientos, para cumplir con aquella encomienda que mi
padre nos repitió durante mucho tiempo: se estudia no para tener una mejor posición
social sino para ayudar a los demás, a las personas en desventaja. Viniendo de una
familia de luchadores sociales, ese bagaje me empujaba con una visión romántica.
Esa visión se reforzó por el momento social de México, era el año de 1994 y había
nacido a la luz pública el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en
Chiapas con una narrativa y una capacidad de comunicación que alimentó mi propio
imaginario en la ilusión de que por fin se daban las condiciones para poder cambiar
al país. Ya había caminado muchas de las comunidades que supuestamente iba a
cubrir la radio indigenista que teníamos como encomienda abrir, todas ellas en una
extrema pobreza, explotadas por un puñado de mestizos que detentaban el poder
político y administrativo.
El racismo, la discriminación, la exclusión de la gente indígena eran lo cotidiano, la
mayor parte trabajaba en las fincas de café, con jornadas extenuantes que iban de
las 7 de la mañana a las 5 de la tarde por un pago mínimo, familias completas tenían
que trabajar para apenas completar para comer en la semana. Esa explotación daba
un amplio margen de ganancias a los dueños de las fincas y sus procesadoras de café.
Me recuerdo muy bien de aquella frase que le gritaban las mujeres a sus parejas
“pareces hombre de calzón y no de razón”, en referencia a los indígenas que vestían
calzón de manta, una de tantas frases que reflejaba nítidamente el racismo imperante.
Fue en ese periodo que tomé un mayor sentido del papel que jugaba la información
para la demanda y el ejercicio de derechos, para empoderar a las personas.
La información es poder, y es totalmente cierto. Alguna vez en una comunidad alejada
en la Sierra Norte de Puebla, un indígena me dijo que ni él, ni ningún indígena podría
ser alguna vez presidente municipal, que era muy difícil, cuando le pregunte porqué,
la respuesta fue increíble: la familia que mantenía el poder político y económico de
la región –por ser acaparadores de café–, que se traspasaban la presidencia municipal
entre ellos mismos en cada elección, les habían dicho que ser presidente municipal
era muy caro, pues se tenía que pagar mensualmente la cantidad de 20 mil pesos, por
eso la gente pobre no podría nunca ejercer ese cargo. En una comunidad donde no
llegan los periódicos, la televisión o la radio, donde la mayor parte de la población es
analfabeta y monolingüe, con la escuela más cercana a dos horas de recorrido a pie,
la información se antojaba como un lujo que no podían darse.
Junto con el equipo que se había conformado para abrir la radio, gestionada por lo
que era en aquel entonces el Instituto Nacional Indigenista, apuramos en lo que más
se podía su apertura, sin embargo, los gobiernos estatal y federal empezaron a ver
con recelo el comienzo de las transmisiones, había un cierto temor de que pudiera
suceder lo que en Chiapas con el EZLN que el día de su presentación pública el
primero de enero de 1994 tomaron una emisora en Ocosingo y otra en Las Margaritas
para dar a conocer su mensaje de inicio de la guerra con el gobierno mexicano.
Fue así como nos enviaron emisarios desde la Ciudad de México para darnos un
control para poder cancelar las transmisiones en caso de que se tomara la radio por
grupos insurgentes. Después nos impidieron empezar transmisiones porque había
comenzado el proceso electoral, había ocurrido ya el magnicidio del candidato
a la presidencia de la República Luis Donaldo Colosio, y no se quería que nada
empañara la campaña de quien lo sustituyera, Ernesto Zedillo Ponce de León. Fue
hasta que pasaron esas elecciones federales que se nos dio luz verde para comenzar
las transmisiones.
El comienzo de las transmisiones en lenguas indígenas, así como la apertura de
micrófonos a organizaciones de base y civiles generó mucha expectativa entre las
comunidades y la participación fue fluida y grande, estaban interesadas en hablar
de aquel impulso que dio el zapatismo a la llamada autonomía de los pueblos
y comunidades indígenas, lo que provocaba frecuentes visitas del Centro de
Investigaciones para la Seguridad Nacional (CISEN) a las instalaciones de las emisoras
para preguntarme sobre la situación en la región, se dirigían directamente a mí, ya
que en ese entonces había sido nombrada directora de la estación. Tanto era el
resquemor hacia el movimiento, que una vez que hicimos un foro sobre el tema en
la radio, policías rodearon las instalaciones temiendo alguna insurrección. Vaya que
había temor.
Vivir y trabajar con las comunidades en la sierra fue una experiencia que marcó
totalmente mi rumbo profesional y personal, ellas me reeducaron y me abrieron un
mundo que no tenía idea que existía en mi país, en mis diferentes etapas educativas
siempre vimos al indio muerto, nunca al vivo. Ahí descubrí a plenitud el llamado
México profundo, como atinadamente nombró Bonfil Batalla a esas realidades de
brutal desigualdad. Una desigualdad que, sin embargo, no abarca a todos por igual,
pues la condición de ser mujer es aún más profunda, esa nos tocaba a todas y peor
aún a las niñas y mujeres indígenas.
Una de las primeras barreras con las que tuve que lidiar era mi propia condición de
ser mujer, joven y viviendo sola (sin un hombre que me protegiera pues), así que
de manera permanente tenía que demostrar que tenía la capacidad de hacer las
cosas como cualquier hombre y lidiar con acosadores abiertos y sutiles, así como la
permanente sonrisa burlona que decía abiertamente: “a ver si puedes”.
Conocer las colectivas y organizaciones de mujeres fue mi entrada al llamado
feminismo rural, muchas de ellas mal vistas y discriminadas porque “alborotaban” a
otras mujeres, viviendo exclusión en el mundo de los mestizos y el suyo propio, en
ese limbo lo que quedaba era la solidaridad, la construcción de redes y fuerzas, esa
fue una experiencia que me forjó en las batallas por venir.
47
Aún recuerdo como a las locutoras les reclamaban en las comunidades por hablar
de las desigualdades entre hombres y mujeres, pues se metían en asuntos privados,
o el reclamo de aquellos colegas antropólogos que acusaban al feminismo rural de
introducir nociones que afectaban el tejido comunitario.
En aquellos años el movimiento de la radio comunitaria en América Latina tenía un
buen impulso a través de la Asociación Mundial Comunitarias (AMARC), en el marco
de los 500 años de resistencia indígena, negra y popular (en sustitución de lo que el
oficialismo llamaba la celebración de los 500 años del descubrimiento de América),
realizó su V Asamblea Mundial en Oaxtepec México en 1992. Ahí descubrí un
movimiento social que me conmovió, había radios comunitarias de Australia, Estados
Unidos, Bolivia, Alemania, cada una de ellas con diversas experiencias y aportaciones
a la comunicación. A partir de ahí supe que a eso me quería dedicar.
El reconocimiento de las radios comunitarias no era tema únicamente de acceso
a la cultura o cuestiones étnicas, sino un tema del derecho a ejercer la libertad de
expresión. En ese tiempo el tema se llevó a la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos y por primera vez se logró que la relatoría de libertad de expresión hiciera
el 1er Informe temático sobre libertad de expresión y pobreza. En él se hizo el primer
gran planteamiento sobre las radios comunitarias que querían el reconocimiento para
no seguir siendo perseguidas por el Estado mexicano, para transmitir libremente.
En el 2000, el movimiento social de las radios comunitarias contaba con el respaldo
de organismos internacionales ante los que se había denunciado la falta de garantías
del derecho a la libertad de expresión, lo que abrió la posibilidad de cambiar la Ley
Federal de Radio y Televisión17 (LFRyT) para que las radios comunitarias pudieran ser
reconocidas. Situación que puso al gobierno mexicano en una encrucijada, por un
lado, los defensores de los derechos y, por otro lado, la industria privada de la radio y
televisión que veía amenazados sus privilegios y el fin de su visión patrimonialista de
las frecuencias, como si les pertenecieran a ellos, a ese sector y no a la misma nación.
Afortunadamente, el sector cultural ayudó a legitimar a las radios comunitarias
ante la opinión pública nacional, entre ellos se encontraba: Elena Poniatowska,
Carlos Monsiváis, Francisco Toledo, Carlos Fuentes, Granados Chapa, importantes
personalidades de la intelectualidad y el periodismo, cantidad de personalidades,
que lograron visibilizar al movimiento. Fue una pelea larga con grandes desventajas
frente a actores de poder económico y político, pero finalmente logramos las primeras
autorizaciones en 2004, a partir de entonces se sentó un precedente que derivó más
tarde en el reconocimiento de los medios comunitarios e indígenas en la constitución
en el 2013.
GÉNERO
¿Cómo tu experiencia de vida y profesional como mujer ha influido en la forma en que
miras o entiendes la comunicación?
Sin duda la experiencia vivida en la Sierra Norte de Puebla y en general con las
emisoras indigenistas, marcó mi camino hacia las radios comunitarias, para enmarcar
un movimiento desde un enfoque de derechos más amplio, no se trataba solamente
de hacer valer derechos lingüísticos o culturales, sino también de reivindicar dos
derechos centrales del juego democrático: el derecho a la información y la libertad
de expresión, dos derechos que algunos grupos estudiosos de la comunicación
denominan ahora como el derecho a la comunicación, concepto debatible con
el cual no concuerdo del todo, debido a mi formación legalista que no encuentra
jurisprudencia nacional o internacional que le de sustento.
Liderar un movimiento que peleaba por el reconocimiento frente al Estado en mi
condición de ser mujer me implicó descalificaciones externas e internas, desde
pretender que no entendía las cuestiones técnicas de la radiodifusión hasta tener que
soportar el mote de “la amazona”, el mundo de la radiodifusión se caracteriza por
ser dominado por hombres (especialmente en la industria) en donde puede sentirse
claramente el pacto patriarcal, en las reuniones donde tenía que compartir mesas con
el sector comercial de concesionarios, casi siempre era la única mujer.
Quizá el momento de más agresión que tuve por ser mujer, fue cuando el entonces
subprocurador de Derechos Humanos, Atención a Víctimas y Servicios a la Comunidad
en la Procuraduría General de la República, ante las demandas por el esclarecimiento
del asesinato de Felícitas Martínez y Teresa Bautista, locutoras indígenas triquis de
la radio comunitaria “La voz que rompe el silencio” en San Juan Copala, Oaxaca,
en 2008, me acusó de ser enemiga del Estado frente una misión internacional de
periodistas, para después agregar que no diría más porque era ¡mujer!
Pero ese pacto patriarcal también lo pude ver dentro del propio movimiento, cuando las
compañeras de las radios denunciaron el acoso laboral o acoso sexual, los integrantes
de las mesas de trabajo de los órganos colegiados (mayoritariamente integrados por
hombres) se resistían a tomar los casos con el debido proceso, argumentando –bueno,
es que puede haber malas interpretaciones, etc.–, con todo y el liderazgo que pudiera
tener en ese momento, era más válida la palabra de los acosadores que de las víctimas.
49
las redes sociodigitales y la convergencia tecnológica que abría un mundo donde
inicialmente creíamos abría la más alta capacidad de libertad de información y de
expresión, ha resultado ser un proceso que amplió las brechas de desigualdad. La
diferencia entre el acceso a esas tecnologías y no tenerlo nos lleva a subordinaciones
indeseadas en la escala social, política y económica, algo que se hizo mucho más
evidente durante la pandemia de la COVID-19.
La educación formal fue una de esas evidencias, cuando las infancias y las juventudes
tuvieron que tomar clases a distancia, fue evidente que muchas de ellas no tenían
acceso a internet, o existía una sola computadora para varios integrantes de la familia
o simplemente no había saldo suficiente para estar todo el tiempo en clase. Aún
cuando se integró la radio y la televisión pública también fue evidente que no tenían la
suficiente cobertura geográfica para llegar a todos los rincones del país, consecuencia
de un Estado que siempre priorizó al modelo comercial de radiodifusión, manteniendo
a los medios públicos casi siempre al margen.
La escasa alfabetización digital entre la población ha sido un caldo de cultivo para
la amplísima propagación de noticias falsas y desinformación, que van minando la
convivencia social y la calidad democrática, generando polarización, prejuicios y
traslada la violencia off line a la violencia en línea. Esta misma violencia se recrudece
especialmente hacia los grupos en situación de vulnerabilidad, a minorías y tan no
minorías como las mujeres. Los discursos de odio, los micro y macro machismos se
reproducen de una manera alarmante hacia las mujeres, sin que exista un debate
abierto con todas las instancias estatales y organismos multilaterales para afrontar
este fenómeno.
En este panorama del avance tecnológico, los temas, problemas y agendas se
ampliaron, pero también se hicieron más complejos y complicados en casi todos sus
ámbitos, pero me resulta esperanzador que las nuevas generaciones, especialmente
de mujeres, reivindiquen sus derechos informativos desde una perspectiva más
abierta y más liberada de las ataduras que imponen los roles de género, de clase,
entre otros; reconociendo las múltiples interseccionalidades que nos hacen ser y estar
en este mundo.
SOBRE MÍ Y CÓMO
FUI AL BAILE
18.
Docente e investigadora en la Universidad Autónoma de Yucatán adscrita a la
Licenciatura en Comunicación Social. Es licenciada en Psicología, maestra en Ciencias
Antropológicas y doctora en Filosofía en el área de Estudios Mesoamericanos. Sus
intereses son diversos. Ha investigado la violencia en las escuelas, la comunicación
en el Teatro Regional Yucateco y los procesos sociales del pueblo maya yucateco.
Actualmente investiga de manera participativa con la mirada de la Comunicación
para el Cambio Social. Entre sus libros publicados se encuentran: Comunicación
y Desarrollo en la Agenda Latinoamericana del Siglo XXI; La comunicación en
escena, investigaciones sobre el teatro visto desde la comunicación; Construcciones
simbólicas sobre el ser joven y la vida feliz; Recordando a Mayapán y a sus personas;
Pasado y fortaleza del pueblo maya. Correo: ccastillo@correo.uady.mx
51
fueron grandes, y ya egresadas debíamos comenzar a subsanarlos. Entonces, no sé si
como ahora, era fácil observar que la vida profesional caminaba un poco lejos de lo
prometido por la formación universitaria.
Al egresar, sentía que no sabía nada, y que no entendía nada, así que se me ocurrió
solicitar hacer prácticas extracurriculares en una institución pública que luego me
abrió las puertas para trabajar como psicóloga aplicando pruebas psicológicas a niños
preescolares de bajos recursos, para ponerles alguna etiqueta y luego canalizarlos
para recibir atención especializada en instalaciones alejadas varios kilómetros de
sus hogares con un consecuente costo social y económico para las familias, a veces
demasiado alto. Afortunadamente ese modelo cambió. Lo más terrible era que
ello implicaba hacerles creer que esos niños tenían “un problema”, cuando detrás
estaban la pobreza, marginación, desnutrición, violencia, y otros tantos problemas
que giraban alrededor de esos pequeños, es decir, el problema no era realmente
suyo, sino de la sociedad que los acogía. El mayor aprendizaje de aquella experiencia
ingrata, fue el darme cuenta de la insuficiencia de una sola disciplina y en particular
de mi formación profesional, para resolver problemas complejos como la prevención
del rezago escolar.
Luego fui madre de Gerardo y Abril, y mi vida tomó otra ruta. Ahí fue donde sí
encontré utilidad a mi formación profesional, para comenzar, darme cuenta de que
quizá lo más importante en la crianza de un niño es tener a mano a un adulto atento,
cuidadoso y amoroso que lo acompañe. Fue así como renuncié al trabajo remunerado
fuera de casa.
A finales de 1997, por cuestiones familiares, después de haber vivido más de dos años
en Memphis, Tennessee, mudamos nuestra residencia a la ciudad de Mérida, y por
gusto, más que por otra cosa, me inscribí en la Maestría en Ciencias Antropológicas.
Como a muchos otros visitantes de Yucatán, me interesaba conocer de cerca al pueblo
maya. Efectivamente, comencé a conocer al pueblo maya y también a Raquel, a
Lupita, a Mónica, a Roxana; mis amigas.
En esa maestría aprendí, muchas cosas y desaprendí otras. Mirar desde lo social
permitió dejar de lado el conductismo y el objetivismo. Dejé de pensar que un
psicólogo debe hacer que las personas se “adapten” a su realidad, una realidad que
regularmente es opresiva y frecuentemente cruel; nadie tiene por qué adaptarse a
ello. Cuando miras los problemas en gran angular, el conductismo parece perverso.
Aprendí que hay contextos sociales en los que un niño debe aprender primero a
defenderse, a ocultar su miedo y frecuentemente a mentir; solo así puede poder
sobrevivir en un contexto que sistemáticamente lo agrede; entonces, leer o escribir
pueden ser aprendizajes menos importantes.
Las personas-sujetos-objetos de estudio que podían analizarse desde una ventana
de Gesell y cuyo comportamiento debía ser cuantificado, pasaron a ser personas
APRENDER A ESCUCHAR
Carlos Lenkersdorf convivió durante 30 años con maya-tojolabales y escribió varios
libros en los que compartió para el norte global, lo que aprendió en su estancia en
esas comunidades olvidadas de Chiapas. Mi favorito es un capítulo de su libro Filosofar
en clave tojolabal que habla sobre la educación. En él se expone la experiencia de
Lenkersdorf cuando, ante la tarea de enseñar a un grupo de hombres jóvenes que le
demandaba un examen, se sorprendió de que, en lugar de afrontar la tarea de manera
individual, se organizaron para resolver el problema entre todos. Esto, le explicaron, es
la forma habitual de resolver los conflictos en las comunidades, bajo la consideración de
que «10 cabezas piensan mejor que una y 20 ojos miran mejor que 2». Lejos de tomar
53
la actitud habitual de un docente de obligar a que los alumnos obedezcan ciegamente
su pensamiento, Lenkersdorf fue una persona que sabía escuchar y escuchó a los
pueblos originarios de Chiapas y luego nos enseñó a otras, otros occidentales lo que
eso significa.
Aquí hago un paréntesis para señalar que es notable cómo la filosofía y la praxis
de vida de los pueblos mayas han sido transformadoras de conciencias a niveles
nacionales e internacionales. La condición ha sido el saber escuchar. Así lo fue
para el berlinés Carlos Lenkersdorf, así lo fue para el guanajuatense Samuel Ruíz
García, así lo fue para el tamaulipeco Sebastián Guillén. Y así diciendo, los pueblos
mayas transformaron profundamente, las prácticas y los corazones de los integrantes
de las Fuerzas de Liberación Nacional migrados a Chiapas, fundadores del EZLN.
Revisar las historias de vida de personajes como esos, hacen visible la posibilidad
de transformarnos y reconstruirnos desde la perspectiva de pueblos originarios, en
comunión con otras, otros; dejando atrás la deformación que ha dejado la imposición
cultural de la modernidad en los seres occidentales.
55
de ser un ejercicio informativo (independientemente de que exista, o no, información
en ello); si damos un abrazo no es para luego preguntar sobre el significado de ese
abrazo, es, simplemente, para abrazar; aunque, más allá, observadores externos
interesados o científicos sociales, puedan atribuir múltiples significados al mismo;
después de todo, el ser humano del mundo moderno parece requerir de esas
múltiples significaciones para aquietar su cognición.
En el énfasis por codificar cualquier información, el mundo digital ha evidenciado
cómo es posible traducir una gran cantidad de expresiones a códigos binarios,
pero ha mostrado sus límites; y en investigación en comunicación, la apuesta
por la información ha llevado a intentar encontrar esos códigos sensibles en
expresiones artísticas como la danza y el teatro, y... ¿para qué? De tales búsquedas,
frecuentemente, la anhelada semiosis resulta vacua. En conversaciones con tesistas
que deciden desencriptar analíticamente el cine, por ejemplo, es común escuchar
una vez terminada la disección de su objeto de conocimiento, llegan a perder el gusto
por lo que había sido su gran pasión, como si hubiesen transformado un ente vivo en
un cadáver. Ni qué decir de cuando se intenta buscar la semiosis de la danza.
Varela y Maturana escriben que aquella idea de la comunicación como transmisión
de información:
El sentido de lo que aquí se plantea, implica el reto de construir una mirada diferente
de aquello a lo que estamos acostumbrados. Dejar de ver información y comenzar
a ver acoplamientos, o más allá de ello, ver historias de acoplamientos, y entonces
considerar que lo que informativamente se pone en común, frecuentemente no
llega a alterar lo que ya estaba estructuralmente acoplado, sino se acomoda en ello;
así observando, resulta consecuente que nunca hayan funcionado las “estrategias
comunicativas” para la prevención del embarazo adolescente o los intentos de
persuadir hacia el abandono del tabaquismo o el cuidado de la diabetes, en tanto nada
de ello tiene que ver con la comunicación. Es con los acoplamientos estructurales,
con lo que sí podemos llamar el baile de la vida.
57
La violencia de género es una entre las dolorosas expresiones del país de los
desaparecidos, y la problemática relativa a este tema implica cuestiones educativas,
económicas, políticas, culturales, sociales, y así diciendo. Mucho nos hemos
entercado en pensar que la información es la repuesta, en que educar es informar y
que comunicar-educar es mover información. Esa perspectiva no ha dado suficientes
resultados; México sigue siendo un país doliente. Se sigue pensando en que uno tiene
que trabajar con comunidades empobrecidas cuando los que están verdaderamente
mal son los enfermos de avaricia y corrupción, y con ellos pocas veces se trabaja.
A veces pienso que, quizás, el foco de la comunicación para el cambio social ha
estado del lado equivocado; hemos estado trabajando, principalmente, con
quienes nos sentimos más cómodos. Este énfasis no ha cambiado los acoplamientos
estructurales cuando se trata de pobreza, clasismo, violencia, ecocidio, sexismo,
racismo, marginación, etc., pero nadie queremos trabajar con los capitalistas, avaros
y corruptos; es maravilloso, en cambio, compartir el mundo con las personas sencillas
y amorosas que abundan en las comunidades; eso nos place.
Pero más allá de ello, me parece que la multiplicidad de modelos para explicar
los fenómenos sociales es una esperanza; mirar más y desde muchos ángulos.
Esto implica quitar centralidad al modelo de comunicación como transmisión de
información y comenzar a generar preguntas desde otros lugares; dejar de intentar
los callejones sin salida. En este sentido, la tríada comunicación-educación-cultura
me parece prometedora.
En fin, algunas elaboraciones que expongo para concluir este auto-relato son: que
el sistema-mundo en el que yo crecí y que aún permea la vida en este planeta es un
sistema que corrompe el espíritu humano, y pienso que es imprescindible cambiarlo
si es que pretendemos seguir habitando este planeta, no obstante, este sistema no es
monolítico ni omnipresente pues existen espacios donde la vida florece a pesar de él.
Un ejemplo del cual tenemos mucho que aprender nosotros los occidentoides es el
de los pueblos originarios. Yo particularmente me siento profundamente agradecida
con las personas portadoras de la cultura maya que han tenido la disposición de
enseñarme un poco de su mirada, así como de contarme sus dolores. Veo en su
forma de habitar el mundo muchas cosas que es importante aprender y conservar.
Yo como muchas otras, soy mujer que lucha y he vivido en mí la violencia estructural
que desprecia lo femenino, este sistema me despojó de una hermana que encontré
en mi caminar y no voy a dejar de luchar por la justicia y la libertad que merecemos
como mujeres que somos. Pienso que ampliar el estudio de la comunicación hacia la
escucha tanto de otras disciplinas como de otras realidades puede ser una herramienta
que nos ayude a construir los mundos que deseamos habitar donde se pueda ejercer
cabalmente el derecho a la vida.
Referencias
Mead, George (1973 [1934]). Espíritu, persona y sociedad. Desde el punto de vista del conductismo social.
Barcelona: Paidós.
Segato, Rita (2003). Las estructuras elementales de la violencia. Ensayos sobre género entre la antropología,
el psicoanálisis y los Derechos Humanos. Prometeo: Universidad Nacional de Quilmes.
Maturana, Humberto y Varela, Francisco (2009). El árbol de conocimiento: las bases biológicas del
entendimiento humano. Santiago de Chile: Universitaria.
Wallerstein, Inmanuel (2007). Geopolítica y Geocultura. Ensayos sobre el moderno sistema mundial.
Barcelona: Kairos.
59
60
MUJERES DE LA COMUNICACIÓN MÉXICO ]
LA COMUNICACIÓN EN DIÁLOGO
CON OTRAS DISCIPLINAS
Por Luz Mariana Rangel Grimaldo20
19.
Doctora en Ciencias Políticas y Sociales por la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM), maestra en Comunicación por la Universidad Iberoamericana (UIA)
y socióloga por la Universidad Católica del Perú. Actualmente es Profesora Titular
“C” del Departamento de Ciencias de la Comunicación de la División de Ciencias de
la Comunicación y Diseño en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Unidad
Cuajimalpa. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) Nivel III. Sus
principales líneas de investigación son la comunicación intercultural, la migración,
educación y la salud en zonas indígenas y campesinas. Correo: icornejo@dccd.mx
20.
Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM). Egresada de la beca Prensa y Democracia (Prende) de la Universidad
Iberoamericana (UIA) en Periodismo de Datos. Actualmente es editora-reportera en
Reporte Índigo. Fue ayudante de investigador en el Sistema Nacional de Investigadores
(SNI) desde 2016. Busca especializarse en periodismo con perspectiva de género y en
la cobertura de violencias hacia las mujeres. Correo: luzgrimaldy@gmail.com
61
Lo que tenemos que hacer es tirar abajo las fronteras, trabajar entre todos, desde el
otro y junto con el otro. Hoy, no creo necesario discutir lo que es la comunicación
o su núcleo básico; lo que sí me parece importante es reconocer los avances a los
que se ha llegado en los últimos cuarenta años frente a los distintos fenómenos que
nos asombran. La comunicación tiene una capacidad de renovarse y de movimiento
que es más evidente que otras disciplinas y, según sea el reto que se presente, es
posible que demos una respuesta mucho más eficaz. Me parece que las ciencias de la
comunicación son unas ciencias veloces ante una realidad en constante reto y sorpresa.
Desde luego, en esta ciencia social ningún fenómeno es privativo, sobre todo
cuando la vida cotidiana está llena de actos comunicativos tales como el consumo
no sólo mercantil, sino simbólico en Santa Fe, tema de la tesis de doctorado de
Cornejo Portugal intitulada El centro comercial como objeto cultural,21 que en 2007
se publicó como el libro El lugar de los encuentros: comunicación y cultura en un
centro comercial. Pero la comunicación por sí misma no basta e Inés Cornejo Portugal
insiste en la necesidad de construir puentes de ida y vuelta con otras disciplinas para
entender hechos de múltiples dimensiones.
“¿Cómo puedo entender una práctica si no está inmersa en un contexto? Precisamente
en ese punto de frontera donde nos tocamos con las otras disciplinas. Si no estoy
inmersa en esta discusión transdisciplinar, estoy mirándome al ombligo, casi como una
reflexión monodisciplinar que no colabora para entender un hecho social de múltiples
dimensiones. Entonces, me he ubicado en los límites, en el filo de la cuchilla, en los
claroscuros entre una ciencia y otra, en fragmentos de disciplinas como sociología,
comunicación, educación y antropología que proveen de acervos de conocimientos
pertinentes para enfrentar diversos problemas de investigación”, expresa.
Desde hace más de una década, la investigadora ha colaborado con autoras y autores
que transgreden sus propias áreas de conocimiento y vinculan sus trayectorias a través
de encuentros académicos convocados por instituciones nacionales e internacionales.
En el caso de la doctora Inés Cornejo Portugal, sus principales líneas de estudio son la
comunicación intercultural, la migración y la salud en zonas indígenas como la Ruta
Puuc, una región al sur de la península de Yucatán con población mayahablante22.
Prueba de estas colaboraciones son trabajos como La “otra” ruta maya: migración
y salud, financiada por el Programa de Investigación en Migración y Salud (PIMSA)
de la Universidad de California, Estados Unidos en el periodo 2008-2009, y entre
2011 y 2012 el “Documental sonoro como factor de registro, promoción y acceso
a información básica sobre atención a la salud entre mayas yucatecos”, promovido
por el Programa de Investigación Interdisciplinaria de la Universidad Autónoma
Recursos de apoyo
21.
http://132.248.9.195/pd2005/0602121/Index.html
22.
https://matices.cua.uam.mx/
63
La docente manifiesta un compromiso con las y los estudiantes para desarrollar la
metodología horizontal desde que planeen una investigación. “Como sabemos
nuestras realidades están lejos de la igualdad y la democracia, y, en la gravedad de
nuestros días, pese a las innovaciones comunicativas, existe un agudo horizonte de
fisuras que merece estudiarse con una nueva escucha, una nueva confianza pedagógica
en un ámbito que hoy aparece menos delimitado por la irrupción de las tecnologías
donde desconocemos hasta dónde puede llegar nuestra palabra. Hay que inventar,
afinar, replantearse los instrumentos con los que acostumbrábamos desarrollar nuestro
trabajo. Por otro lado, ha sido para mí muy importante poderme insertar de manera
oblicua a un cotidiano al cual no se tenía acceso y eso me parece que es un campo
por desarrollarse, para conseguir una relación educativa mucho más abarcadora y
compleja. Yo, como docente, con las y los estudiantes debo parar. Hay que detenerse
y hay que discutirlo. Debido a la pandemia, esta es la primera vez en la historia que
los maestros estamos dentro de las casas de manera regular y necesitamos, entonces,
innovadores acuerdos en nuestra relación de enseñanza-aprendizaje pues estamos
accediendo a aspectos que nos estaban antes vedados”, reflexiona.
26.
http://dccd.cua.uam.mx/repositorio/libros.php?libro=CornejoPortugal-Projimos
al otro, quien, de acuerdo con mis nociones metodológicas aprendidas, debió expresar
su pertenencia étnica mixteca sin mayor dificultad27.
La doctora en Ciencias Políticas y Sociales señala que las y los científicos sociales
han ocupado cierta jerarquía privilegiada legitimada por sus saberes académicos
institucionalizados. No obstante, como investigadora en ciernes, rigurosamente
apliqué cuestionarios, construí variables, adjudiqué atributos, elaboré frecuencias,
hice promedios, calculé desviación media y estándar y, finalmente, redacté
conclusiones. ¿Todos estos datos empíricos cabalmente construidos me permitieron
establecer algún tipo de relación equitativa con la audiencia mixteca de la radio
indigenista? Hoy en día no sólo lo cuestiono; además desconfío de la jerarquía y los
saberes del analista social elaborados en tales circunstancias28.
Desde su llegada a México, la investigadora nacida en Lima empezó con sus trabajos
sobre la emisora “La Voz de la Mixteca” en Tlaxiaco, Oaxaca. A finales de la década
de los ochenta participó en la entonces Subdirección de Radio del Instituto Nacional
Indigenista (INI), cuya vivencia fue publicada en 2002 como Apuntes para una historia
de la radio indigenista en México. Cornejo Portugal sostiene que el medio radiofónico
en zonas rurales era una temática soslayada históricamente por las investigaciones en
comunicación; por ello, decidió tomarlo como objeto de estudio y como sujeto, al
otro: el indígena radioescucha.
“Hay una cosa fundamental, este famoso sistema de lugares. ¿No tengo la obligación,
en términos de compromiso político, de hacer un desplazamiento de mi lugar
consagrado, reconocido por un papel que dice que tengo título académico, para
la construcción de saberes junto con el otro?”, cuestiona en entrevista sobre la
asimetría investigador-investigado. Es por eso que Inés Cornejo Portugal se suscribe
a la metodología horizontal que propone Sarah Corona. En la última década,
la horizontalidad ha influido en Latinoamérica, ya que mediante esta apuesta
metodológica no sólo se hace investigación, sino que se produce conocimiento
conjunto, entre pares, porque parte de una igualdad discursiva. “Este desplazamiento
de lugar es un elemento fundamental para construir los episodios de horizontalidad
de los cuales ya he hablado en otros textos”, precisa.
Una de estas publicaciones es Horizontalidad. Hacia una crítica de la metodología29
de 2020, en la cual Inés Cornejo Portugal y Mario Rufer fueron editores. Desde la
introducción, ambos plantean la necesidad de igualar los términos del diálogo entre
27.
Cornejo Portugal, Inés; Giebeler, Cornelia. “Misivas prácticas de investigación
como proemio a la metodología horizontal” en Prójimos. Prácticas de investigación
desde la horizontalidad. UAM-Cuajimalpa 2019. Ciudad de México.
28.
Ídem
29.
https://www.clacso.org/horizontalidad-hacia-una-critica-de-la-metodologia/
65
voces científicas y no académicas para crear preguntas y respuestas diversas con el
otro, en lugar de reproducir las mismas narrativas hegemónicas. Cornejo Portugal
advierte que la horizontalidad no es rectilínea, sino que es posible girar hacia atrás y
hacia adelante y, con el tiempo, cambiar de dirección. “Se trata de la simultaneidad
del vínculo que se construye en diálogo entre todos los participantes. Pero las personas
cambian y se inclinan a un lado o el otro dependiendo de los acervos que nos conforman
como personas singulares en contextos culturales muchas veces disímiles”, señala.
En ese sentido, la integrante del SNI plantea dos ejes para entender la comunicación:
la co-labor y el pronunciamiento. Ambos promueven la horizontalidad no como un
mito igualitario del consenso romántico o condescendiente, sino del reconocimiento
de la otredad. “Cuando pienso en co-labor, pienso en esta relación, en el vínculo
que se construye entre varios y se puede hacer a través de la mediación de un objeto,
ya sea una computadora, un celular. Esta co-labor está inserta en un sistema donde
hay desigualdad, que es un elemento que tamiza todo. Si nosotros pensamos en
comunicación y en co-labor, cuando hablamos de conflictos sociales, de racismo, de
una sociedad heteropatriarcal, podemos entender que en estas relaciones hay una
situación de injusticia. Eso sería lo primero, reconocer las diferencias”, acota.
La co-labor en la comunicación es también tratar de neutralizar las desigualdades
de los sujetos sociales como interlocutores en distintos planos de interacción. En
“Politizar la escucha. Genealogía metódica desde América Latina”, el capítulo con el
que Cornejo Portugal participa en el libro mencionado enfatiza en que la escucha y el
silencio son componentes esenciales de una interacción dialógica que puede generar
episodios de horizontalidad y colaboración.
Me inclino a aceptar que el pensamiento de cada pueblo es legítimo, coincido
con las múltiples formas de hablar y dialogar con los demás saberes, suscribo la
impostergable necesidad de investigar con “el otro” sin ejercer violencia teórica o
epistémica y asumo al continente de América Latina como un lugar de enunciación
y producción de conocimientos y saberes válidos. Hoy, más que nunca, es necesario
motivar el entendimiento mutuo a partir de la escucha, tal como hace más de cinco
décadas lo promovieron aquellos teólogos que apostaron por una praxis liberadora.
Asimismo, abro la interrogante de cómo investigar y colaborar junto con “el otro”
para comprender y analizar procesos que transcurren, que están aconteciendo
en el momento (violencias racistas, pandemia), pues quizá la horizontalidad y la
reciprocidad nos provean de respuestas30.
Para escuchar hay que guardar silencio. Pero ¿qué pasa cuando aún en el plano de
lo audible hay saberes que históricamente han sido silenciados? Es ahí donde entra
Cornejo Portugal, Inés, et. al. Horizontalidad. Hacia una crítica de la metodología.
30.
67
más fuerte en esa pista que es la comunicación. Forjemos nuevas interrogantes para
abordar y construir conocimiento en conjunto, unos y otros saldremos beneficiados
al investigar desde la horizontalidad y la equidad, descolocándonos del lugar
hegemónico asignado por las instituciones académicas”, invita.
Referencias
Cornejo Portugal, Inés. Apuntes para una historia en la radio indigenista en México. Fundación Manuel
Buendía 2002. Ciudad de México.
Cornejo Portugal, Inés. El lugar de los encuentros. Comunicación y cultura en un centro comercial.
Universidad Iberoamericana 2007. Ciudad de México.
Cornejo Portugal, Inés, et. al. Horizontalidad. Hacia una crítica de la metodología. CLACSO 2020. Buenos
Aires.
Cornejo Portugal, Inés. Giebeler, Cornelia. (coordinadoras). Prójimos. Prácticas de investigación desde la
horizontalidad. UAM-Cuajimalpa 2019. Ciudad de México.
Cornejo Portugal, Inés. Guadarrama Rico, Luis Alfonso. (coordinadores). Culturas en comunicación: entre la
vocación intercultural y las tecnologías de información. Tintable 2013. Ciudad de México.
Cornejo Portugal, Inés. Guerrero, Manuel Alejandro. Investigar la comunicación en el México de hoy.
Universidad Iberoamericana 2011. Ciudad de México.
Cornejo Portugal, Inés. (coordinadora). Juventud rural y migración mayahablante. Acechar, observar e
indagar sobre una temática emergente. UAM-Cuajimalpa 2016. Ciudad de México.
El centro comercial como objeto cultural, tesis que para obtener el grado de doctor en Ciencias de la
Comunicación, presenta Inés María de los Ángeles Cornejo Portugal. UNAM 2005. Ciudad de México.
Freire, Paulo. La importancia de leer y el proceso de liberación. Siglo XXI 2004. Estado de México.
UN REGISTRO (PERSONAL) DE
LA EVOLUCIÓN DEL CAMPO
DE LA COMUNICACIÓN
31.
Licenciada en Periodismo y Ciencias de la Información, Universidad Católica
Argentina. Maestra en Comunicación y Doctora en Estudios Latinoamericanos,
Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, México. Profesora e investigadora
de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM (1979-2018). Investigadora
Nacional Nivel 3, Sistema Nacional de Investigadores, Consejo Nacional de Ciencia
y Tecnología, CONACYT (1995-2018). Presidenta de la Asociación Latinoamericana
de Investigadores de la Comunicación de 2014 a 2018. Líneas de investigación:
Comunicación y Educación. Jóvenes y cultura digital. Apropiación tecnológica.
Correo: crovidelia@gmail.com
69
Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO encomendó, luego de algunos acuerdos,
al Centro Internacional de Estudios Superiores de Periodismo para América Latina,
hoy Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación (CIESPAL). Con
sede en Quito, Ecuador, fue creado en 1959 mediante un convenio tripartido entre
UNESCO, el Gobierno de Ecuador y la Universidad Central de ese país. CIESPAL nace
con la aspiración de convertirse en paradigma para la formación de periodistas y la
actualización de profesores del campo, también como administrador y proveedor de
la escasa bibliografía que existía entonces sobre el tema. Este modelo educativo, que
reflejaba la mirada estadounidense acerca de la práctica periodística y sus alcances,
se recostó en una perspectiva funcionalista desde la que multiplicó el concepto de la
actividad, sus análisis e investigaciones.
En retrospectiva, es posible afirmar que la tarea unificadora de CIESPAL tuvo una
doble respuesta: sumisión y rebeldía. Junto con un buen número de profesores de
esta carrera que recibían actualización en Quito, el pensamiento crítico de América
Latina fue un signo en la formación profesional en periodismo. La región se abrió a
otros modelos de formación (a veces producto de otras colonizaciones), acercándose
más a una postura crítica que llevaría a identificar a los procesos comunicativos como
intercambios de sentido que van más allá de las comunicaciones mediáticas. Como
consecuencia, en los lazos originales entre periodismo y comunicación, está también
el punto de arranque de una perspectiva crítica en la investigación que produciría
algunas de las aportaciones más importantes al campo desde esta región, como la
comunicación alternativa y la economía política de la comunicación.
71
El tercer elemento que me parece necesario destacar, es que aún tenemos un
pendiente, histórico y conceptual: deslindar las aportaciones que se han realizado
desde nuestro propio campo de las realizadas desde otras disciplinas que le dieron
fibra y visibilidad. O dicho de otro modo, identificar en este período fundacional
los estudios que son producto de nuestro campo, deslindando pero sin segregar, las
investigaciones realizadas por quienes estudiaron periodismo, técnicas de información,
comunicación colectiva, o como quiera que se haya llamado la carrera; de los estudios
desplegados por quienes provienen de otras áreas de conocimiento. La propuesta no
busca conspirar contra la multi o transdisciplina, sino cotejar perspectivas y valorar los
trabajos del propio campo con miras a fortalecer nuestra identidad, delimitar mejor
al objeto de estudio y fortalecer conceptualizaciones originales. En suma y en un
segundo orden de ideas, identificar el desplazamiento de algunos temas de estudio
propios de la comunicación, hacia explicaciones de otras áreas de conocimiento.
Estos primeros años de docencia e investigación a mi juicio se pueden cerrar en
los 80, con el cambio del modelo político económico vigente hacia la globalización
neoliberal. Con la nueva propuesta inicia otro ciclo que traería transformaciones
en la educación, la investigación y la divulgación del saber de todas las áreas de
conocimiento, incluida la comunicación.
73
A finales de los 70 y principios de los 80 se asienta la importancia de los posgrados,
multiplicados en maestrías, diplomados, unos pocos doctorados y muchos cursos
de especialización. Surgen programas de becas para estudiantes y financiamientos
para proyectos de investigación que dieron consistencia a estudios sobre los temas
históricos y coyunturales. Inicia así la institucionalización de la enseñanza de posgrado
y la investigación de la comunicación.
También en esos años se crean asociaciones de investigadores nacionales e
internacionales, que van a dar cohesión al campo y se van a transformar en canales de
divulgación excelsos, si los miramos desde la posibilidad de escuchar y ser escuchados
por pares. Las asociaciones contribuyeron a cuajar tanto investigaciones locales o
internacionales, como memorias, libros, revistas científicas, entre otros canales que
ayudaron de manera destacada a nuestra identidad comunicacional y a conocernos
mejor. También ayudan a develar el trabajo femenino.
Desde esos tiempos hasta el presente, es posible hablar de una multiplicación de temas
que han convertido a la agenda de investigación en comunicación en un asunto tan
dinámico como vasto. Muchas veces he tenido la sensación de que no acabamos (si
es que esto fuera posible) de estudiar un tema y ya estamos abordando otros muchos.
Los grupos de investigación que se han formado en asociaciones de investigadores
hablan de esta pulverización y a la vez intersección de temáticas comunicativas.
A partir de los 80 y hasta el presente he transitado por muchos temas de investigación.
Destaco, nuevamente, el vínculo comunicación-educación modificado por propuestas
de UNESCO a finales del siglo pasado. El espíritu de ese cambio, condensado en la
Declaración mundial sobre la educación superior en el siglo XXI: visión y acción
(1998), fue acercar la educación superior a los sistemas productivos y de servicios,
fomentar el uso de tecnologías e imbuir a la enseñanza de un sentido permanente
de actualización que nos acompaña hasta ahora. Esta educación para toda la vida
daría lugar a innumerables cursos de actualización, muchos de los cuales establecen
un puente con la comunicación, empleando recursos digitales y transformándose en
temas de interés para la investigación.
También esta sería la década de la expansión social de la tecnología digital, que
personalmente venía analizando desde un par de lustros atrás, en docencia e
investigaciones puntuales. De a poco, y con algunas incursiones imprescindibles
en la economía política, fui centrándome en los procesos de digitalización y en
la sociedad de la información y el conocimiento propuesta a finales del siglo XX.
Con financiamientos de la Universidad Nacional Autónoma de México, a la que
me había incorporado en 1979 al llegar a México, así como de otras instituciones
como el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, CONACYT, fui robusteciendo
la investigación empírica para conocer cómo se iba transformando el proceso
comunicativo con los nuevos recursos digitales.
Mi propio desarrollo académico refleja, en este sentido, el camino seguido por los
estudios de comunicación: descriptivos primero, interpretativos luego, colaborativos
entre distintas instituciones y colegas más tarde, cerrando con estudios empíricos para
conocer, en la voz de sus protagonistas, los cambios experimentados en el siglo XXI.
En este periodo la investigación empírica sobre los temas que son parte de mi historia
personal (comunicación, educación, tecnologías, jóvenes), me llevaron a indagar
acerca de la apropiación tecnológica, entendida como transformación cultural, a la
que me he dedicado en los últimos años.
Al preguntarme cuáles han sido mis principales contribuciones al campo de
conocimiento de la comunicación, sin duda me respondo que el vínculo
comunicación-educación. Pero aclaro que no ha sido una aproximación estática,
todo lo contrario. El dinamismo de este encuentro fue permanente, incluso desde
sus orígenes, nutrido por dos disciplinas de historias muy diferentes: mientras la
educación había sido construida a lo largo de varios siglos, la comunicación estaba
en sus albores conceptuales. Ha sido además, un encuentro mediado por tecnologías
que al principio fueron apoyos visuales con diapositivas o laminillas, hasta llegar al
presente con plataformas en las que se despliega la educación digital a distancia.
El tercer actor de este vínculo, la tecnología, me ha demandado observar (sobre todo
desde la última década del siglo XX) las innovaciones tecnológicas, sus repercusiones
sociales y los procesos de apropiación que generan. Lo actual, debido a la pandemia
y el confinamiento, es revisar con cuidado el proceso de plataformización ponderado
por algunos y criticado por muchos, debido a que encierra notables incertidumbres
para la comunicación educativa futura.
Comunicación-educación-tecnologías han establecido un vínculo en movimiento,
tanto por los recursos que se emplean como por su lugar social. Mi acercamiento
también fue dinámico y aunque persisten los ejes teóricos planteados desde el
principio, nutridos en la búsqueda de una comunicación horizontal y dialógica, fue
necesario actualizarlos con base en los nuevos elementos que van surgiendo.
AUTODETERMINACIÓN Y EMPODERAMIENTO
Ante la pregunta que formulé en párrafos anteriores sobre el lugar de “las madres” de
la investigación en comunicación, considero que analizar su lugar en la producción
académica de los inicios del campo en América Latina, es impreciso y hasta injusto.
La participación de antaño no puede medirse con los parámetros actuales, menos
aún ponderar sus dimensiones. Sólo puedo afirmar que ha habido una evolución
positiva hacia un mayor reconocimiento de esa producción soterrada.
En este punto de mi relato, como mujer académica pienso que me tocó vivir un largo
periodo de autodeterminación femenina o empoderamiento sujeto a los cánones de
75
esos tiempos (70 y parte de los 80, sobre todo). En ese trayecto me encontré tanto
con quienes lo construían, como quienes declinaban. Entonces, los reclamos por
el derecho a expresarse, o al trabajo en algunos casos, no estaban planteados con
la racionalidad ni la organización actuales. Hubo renunciamientos voluntarios, tal
vez acoplamiento a los tiempos que se vivían, o quienes optaron por trabajar a la
sombra de destacados investigadores. También están las que decidieron pronunciar
su propia palabra, entre las que me coloco. Me sumo a estas últimas y lo hago con
la fortuna de haber participado en varias ocasiones a lo largo de mi vida profesional,
en equipos de trabajo dirigidos por mujeres que producían conocimiento, hacían
escuchar sus voces y compartían sus pensamientos. En Extensión Universitaria en la
Universidad Nacional de Rosario; en el ICASE en Panamá; en la Facultad de Ciencias
Políticas y Sociales de la UNAM; en TV UNAM, en Actividades Deportivas también
de la UNAM; en la Secretaría de Educación Pública así como en las incontables
veces que ofrecí cursos, conferencias, o participé en otras actividades académicas en
universidades de los estados o provincias.
En cada una de ellas encontré la razón e inspiración para colocar en el lugar correcto
mis aportaciones, mi pensamiento y mis expresiones orales o escritas ligadas al campo
de la comunicación. Por eso insisto: en esas primeras décadas no hubo una disputa
organizada para lograr el reconocimiento de la labor femenina, sólo empoderamiento
y autodeterminación. No dudo que habrá caminos más azarosos que el mío, pero
tampoco dudo que esa actitud de colocarse en el lugar esperado, decir y argumentar,
ha alimentado reclamos posteriores, correspondientes a otros tiempos, otros recursos
y otras narrativas.
Estamos viviendo ahora y por fortuna, un periodo en el se busca visibilizar el trabajo
de las investigadoras pioneras en materia de comunicación. Este libro es prueba de
ello. No obstante, creo que aún tenemos una deuda: reivindicar a la mujer maestra,
mujer docente, formadora de generaciones de universitarios que vieron en ellas, no
madres como se ha querido interpretar, sino profesionales y académicas. Es un tema
poco analizado, estamos contando la historia de quienes investigamos, pero poco se
dice de quienes enseñamos. Necesitamos también un relato acerca de las pioneras
en la enseñanza de la comunicación.
Se le atribuye a Aristóteles32 una frase que dice: para deshacer un nudo es necesario
antes saber cómo está hecho. Es posible que el nudo de la comunicación sea todavía
32.
Aristóteles ha estado presente en la comunicación por su esquema emisor-
mensaje-receptor, básico en las primeras décadas, y como tal, parte de nuestro nudo
original. Luis Ramiro Beltrán (1981) dice adiós a Aristóteles en un destacado artículo
escrito en 1979, originalmente en inglés, a pedido de la Comisión Internacional para
el Estudio de los Problemas de la Comunicación de UNESCO. Vale la pena conocerlo
porque ayuda a desentrañar nuestra propias ligaduras.
77
Como expliqué desde el inicio, esta narrativa es personal, sesgada y carente de
objetividad. Cada uno cuenta su propia historia desde su particular punto de vista.
Y no hay manera de hacerlo de otro modo: sólo el protagonista vive su propia vida.
En este cierre de este relato personal quiero citar a un autor, creador de relatos
inolvidables y reconocidos por todos. Él que antes que cineasta intentó los caminos
de la literatura, en un cuento de su juventud escribió:
Referencias
Beltrán, L. R. (1981). Adiós a Aristóteles: la comunicación “horizontal”. Comunicación y Sociedad. Nº 6,
septiembre, 1981. Ed. Cortéz. Sao Paulo, p. 5-35.
Crovi, D. y R. Trejo (Coodinadores) (2018). Tejiendo nuestra historia. Investigación de la comunicación en
América Latina. UNAM. México.
MacBride, S. (1980). Un solo mundo. Voces múltiples. Comunicación e información en nuestro tiempo. FCE
y UNESCO. París.
UNESCO (1998). Conferencia mundial de educación superior. Educación superior en el siglo XXI. Visión y
acción. https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000116345_spa
DE LA HISTORIA A LA COMUNICACIÓN/
DE LA COMUNICACIÓN A LA
HISTORIA DESDE LOS MÁRGENES
33.
Investigadora de la Universidad Veracruzana en sabático. Coordinó el Observatorio
de libertad de expresión y violencia contra periodistas de la Universidad de
Guadalajara. Líneas de investigación: violencia contra periodistas, prensa y poder a
nivel subnacional, historia y narrativa histórica. Correo: celiadelp@yahoo.com.mx
79
Antes de concluir la carrera y sin abandonarla, ingresé como asistente de investigación
en la única dependencia que se dedicaba a esa actividad en el campo de las ciencias
sociales y humanidades en aquel entonces en la UdeG: el Instituto de Estudios
Sociales. De inmediato me interesé, con la guía de quien había sido mi profesor y
después mi marido, Wolfgang Vogt, en la literatura del siglo XIX en Guadalajara, en
particular, las primeras revistas literarias de la región.
Mi tesis de licenciatura versó sobre la primera generación romántica de Guadalajara,
esa juventud liberal reformista que publicó la revista El Ensayo Literario en 1852. Ese
fue también uno de mis primeros libros publicados. Cabe señalar que la tesis, así
como los últimos dos años de la licenciatura, los concluí mientras maternaba a mi
único hijo. Tuve ayuda de mi madre y de mis sobrinas, a quienes debo agradecer su
tiempo y su dedicación, ya que, sin ellas, hubiera sido muy difícil para mí continuar
estudiando, produciendo, escribiendo. Nunca pensé en renunciar a mi carrera, por
más que el patrón de maternidad de aquellos años fuera el de tiempo completo. Con
los monstruos de la culpa atenazándome, seguí adelante.
Estuve varios años trabajando como asistente de investigación y posteriormente
como investigadora del Instituto, siempre dedicada a la indagación histórica de las
publicaciones periódicas. Surgieron así artículos académicos, así como artículos
periodísticos sobre cultura jalisciense del siglo XIX en el suplemento cultural que
publicaba los domingos El Informador. También publiqué mi primer trabajo en
coautoría con Wolfgang Vogt sobre las revistas, periódicos y la literatura de Guadalajara
durante la revolución mexicana.
Con esa experiencia previa, entendí que para analizar de mejor manera esas
publicaciones, necesitaba otras herramientas; por ello no cursé la maestría en letras,
que hubiera sido el camino natural para mí. En cambio, formé parte de la generación
pionera de la maestría en sociología de la Universidad de Guadalajara. De entre sus
cuatro líneas de investigación, elegí comunicación. Esa decisión fue determinante
para mi futura carrera académica.
El seminario especializado se impartía en el recién creado Centro de Estudios e
Investigación de la Comunicación –CEIC–, y estuvo a cargo de cinco maestros de lujo.
Recién graduados de posgrados en el extranjero, unos jovencísimos; Enrique Sánchez
Ruíz y Pablo Arredondo eran el alma del Centro y del seminario de maestría. También
estuvieron en las discusiones Gilberto Fregoso, Francisco Aceves y Raúl Fuentes, quien
fue mi director de tesis. Esta vez hice un análisis más complejo sobre el paso de la prensa
artesanal del siglo XIX a la prensa industrial del siglo XX, de un diario llamado La Gaceta
de Guadalajara, a partir del modelo teórico de Manuel Martín Serrano y de la economía
política de la comunicación. Ese fue mi segundo libro publicado como autora única.
Visto retrospectivamente, es curioso que los profesores de ese seminario de
especialización y la planta de investigadores del CEIC fueran en ese momento todos
varones. Mientras que las cinco alumnas pioneras éramos todas mujeres. Cuatro de
ellas seguimos una carrera académica en comunicación o sociología. Tres de ellas nos
integramos más tarde o más temprano al CEIC/DECS.
Para ese momento, ya estaba divorciada y me hacía cargo de mi hijo: nunca olvido la
anécdota que comparto con mis estudiantes sobre cómo sentaba a mi criatura a ver
caricaturas mientras yo realizaba mis lecturas sobre los efectos de la televisión en los
niños. Tocaba preparar exposiciones y fichas de lectura en el auto, mientras mi hijo
tomaba clases de futbol, de natación o la actividad extracurricular en turno. Debo
decir que conté con mucha ayuda: el padre de mi hijo, mi madre, mis sobrinas, mis
amigas, madres de compañeros del colegio… ¿Qué hubiera hecho sin ese apoyo?
Aún así, la culpa por el “abandono”, por no hacer suficiente, por no hacer comida
rica, por no hacer más, siempre me ha acompañado.
No había en ese entonces en Guadalajara un doctorado donde pudiera seguir mi
formación al concluir la maestría. No me atreví a viajar sola con mi hijo al extranjero,
y dejarlo era absolutamente impensable para mí. Me fui a la ciudad de México y
cursé el doctorado en historia en la UNAM, con una beca CONACYT y el apoyo de
mi centro de trabajo. Mi hermano me prestó su casa y mi hijo tuvo la oportunidad de
seguir sus estudios en el Franco Mexicano, donde los había iniciado en Guadalajara.
Mejor, imposible.
¿Por qué elegí ese programa doctoral? Es verdad que seguía buscando herramientas
para entender mejor las publicaciones del siglo XIX y la historia parecía la ruta
inevitable, por más que me diera un poco de miedo, porque no sabía cómo iba
a lograr integrar lo que ya había aprendido, con la historia. Me interesaba mucho,
sin duda. Pero también estaba consciente que era lo que podía hacer, lo que mejor
respondía a mis necesidades no solo académicas, sino económicas y vitales. Se hace
lo que se quiere dentro de lo que es factible. No me arrepiento.
El ambiciosísimo proyecto que propuse: “Historia general de la prensa en Guadalajara,
siglos XIX a mitad del XX”, se fue convirtiendo en algo mucho más realista. Mi comité
tutorial me fue guiando en la dirección correcta: Álvaro Matute, Miguel Soto y Brian
Connaughton me brindaron apoyo, bibliografía, sugerencias, para que aquel proyecto
se convirtiera en un análisis de los periódicos en Guadalajara durante la Primera
República Federal.
Casi al final de los cursos, las circunstancias cambiaron un poco: la Ciudad de México
se volvió más complicada para mí: me robaron el auto afuera de la Biblioteca Nacional,
con todas mis fichas, con libros subrayados y anotados y hasta materiales prestados.
Eso, entre otras cosas, me decidió a continuar con mi investigación en Xalapa e
iniciar ahí una historia de la prensa en Veracruz, dado que no se había realizado
prácticamente ninguna investigación reciente sobre el tema. Estuve en el Instituto
de Investigaciones Histórico-Sociales de la Universidad Veracruzana, formando la
81
hemeroteca histórica de ese estado. La mayor parte de los materiales del siglo XIX se
había perdido debido al clima y a la desidia de algunas autoridades.
Gracias al apoyo del entonces director del Instituto, Leopoldo Alafita, se emprendió
el proyecto de microfilmación de periódicos de la Hemeroteca Nacional, del Archivo
General de la Nación, del entonces archivo de CONDUMEX y el Archivo Municipal
de Orizaba. La hemeroteca histórica se concluyó más tarde, gracias al proyecto
de CONACYT que me fue otorgado, y con el cual pude microfilmar los acervos
veracruzanos del siglo XIX de la Biblioteca Pública de la Universidad de Guadalajara
y otros archivos más pequeños. En Xalapa tuve contacto con otros académicos, entre
ellos, Alberto Olvera, quien al conocer mi proyecto de tesis doctoral, sugirió la lectura
de Habermas y de Fernando Escalante, que resultaron definitivas para mi trabajo.
La tesis se convirtió en un análisis de los inicios de la opinión pública política en la
prensa de Guadalajara. Así pude terminar y luego publicar mi libro La Disputa por las
conciencias, los inicios de la prensa en Guadalajara (1808-1835).
A mi regreso a la Universidad de Guadalajara, inicié mis actividades de investigación
en el Departamento de Estudios de la Comunicación Social (DECS), que en realidad
era el nuevo nombre del viejo CEIC, tras la reforma universitaria. Me aceptaron con
cariño, aunque siempre vieron un poco ajeno mi objeto de estudio. La historia de la
prensa era, digamos, una mera introducción a lo que debería ser un análisis de los
medios actuales.
Ya me había ocurrido lo contrario, mientras cursaba el doctorado: los historiadores
me decían que procurara hacer un trabajo más apegado a la historia, un relato bien
contado y bien explicado sobre las causas y contexto de la publicación de periódicos,
poniendo énfasis en los actores y en los hechos históricos. Que me dejara de teorías
de la comunicación, ya que “lo único científico de las ciencias de la comunicación era
el micrófono”. Sabía que mi objeto de estudio estaba a caballo entre dos disciplinas
y aquello, en esos años, no era bien visto. Produje varios artículos donde hablé de la
dificultad de abordar un objeto de estudio desde los márgenes. Y en los márgenes me
he movido desde entonces.
Por fortuna la situación cambió pronto: el detonador fue un congreso de ALAIC donde
presenté mis investigaciones en el Grupo de Trabajo de Historia de la Comunicación
que entonces presidía el profesor José Marques de Melo. Ahí entendí que la historia
de la prensa no era una deformación profesional mía que apenas cabría en un
departamento de historia o en uno de comunicación, y que había muchos otros
colegas en América Latina que estaban intentando la legitimación de ese subcampo
de estudios.
Con el apoyo de la universidad, convoqué a varios investigadores de América Latina
y México que estaban interesados en la historia de la prensa y formamos la Red de
Historiadores de la Prensa en Iberoamérica en 1999. Algunos miembros fundadores
fueron Josep Lluis Gómez Mompart (Cataluña), Patricio Bernedo (Chile), Isabel Lustosa
(Brasil), Laura Llull (Argentina) y varios colegas mexicanos como Carlos Sánchez Silva,
Francisco José Ruíz Cervantes (Oaxaca), Sarelly Martínez Mendoza (Chiapas), Blanca
Aguilar Plata, Miguel Ángel Castro, Martha Celis de la Cruz, Laurence Coudart,
Mariana Ozuna (Ciudad de México), Adriana Pineda Soto (Michoacán) y Federico
de la Torre (Guadalajara). En los siguientes once años que presidí la Red, más de 400
miembros se unieron a ella y se realizaron siete encuentros, seis de ellos nacionales
y uno internacional. Publicamos cinco libros y siete catálogos hemerográficos
de los estados. Me siento muy orgullosa de decir que, gracias a estas labores de
investigación y difusión, en el Sistema Nacional de Investigadores tuvieron que abrir
una subdisciplina en historia, que se llama “historia de la prensa”.
Un resultado inesperado de la fusión entre historia y literatura, fue la carrera literaria
que inicié en 2008 con la publicación de mi primera novela histórica, que justamente
abordó el tema de mi tesis de licenciatura: los jóvenes románticos de Guadalajara en
el siglo XIX. De ahí en adelante, el rigor histórico, la disciplina aprendidos, fueron
fundamentales para desarrollar las siguientes novelas que intentan hacer visibles a las
mujeres injustamente olvidadas del pasado. No puedo negar que esa faceta de mi
trabajo me llena de gozo y satisfacción y que en muchos momentos ha influido a mi
trabajo académico. ¿Cómo separarlo todo? No puedo, sencillamente.
La vida me llevó por otros derroteros después de trabajar varios años sobre la historia
de las publicaciones en las regiones de México. Poco a poco sentí que estábamos
repitiendo, dando vuelta en círculos y yo no veía cómo darle un giro a esas
investigaciones. También a nivel personal, sufrí algunas transformaciones: me casé con
un investigador de la Universidad Veracruzana a quien había conocido en mi estancia
allá. Finalmente accedí a pedir sabáticos, licencias, etc. Hasta que finalmente renuncié
a mi plaza de la Universidad de Guadalajara y me establecí en Xalapa.
Al inicio, tuve labores de gestión como Directora General Editorial de la Universidad
Veracruzana y en 2009, por fin se realizó el proyecto que yo había estado fomentando
desde tiempo atrás: el que se pensó como doctorado interinstitucional en Estudios
de la Cultura y la Comunicación que compartirían la Universidad de Guadalajara y la
Universidad Veracruzana (mis dos casas académicas, mis dos corazones), terminó siendo
el Centro de Estudios de la Cultura y la Comunicación de la Universidad Veracruzana.
Fui la coordinadora fundadora por ocho años, en los cuales se consolidaron las líneas
de investigación, se creó un cuerpo académico, se echó a andar una maestría y se
inició la publicación de la revista académica Balajú. Este Centro alberga actualmente
dos posgrados incorporados al PNPC de Conacyt en nivel consolidado (la Maestría
en Estudios de la Cultura y la Comunicación y la Especialización en Promoción de
la Lectura) y a diez investigadores de alto nivel, seis de los cuales son miembros del
Sistema Nacional de Investigadores. Lamentablemente entrañables amigos y colegas
83
buscaron otros horizontes, pero su apoyo inicial jamás será olvidado. Con la fundación
de este Centro, se abrió el campo hasta entonces inexistente en la Universidad: la
investigación en comunicación.
Ahí incursioné en otra línea de investigación muy distinta. La historia de la prensa
quedó atrás ante la violencia imparable contra los periodistas en Veracruz durante
el sexenio de Javier Duarte de Ochoa (2010-2016). Me sorprendió mucho que en
los centros de investigación en ciencias sociales existentes en la universidad (o en
Veracruz) nadie se hubiera interesado en el tema y que las tesis de grado y posgrado
tampoco se ocuparan del caso. Consideré que era una responsabilidad de los
académicos el analizar por qué en el lapso de unos cuantos años, estaban matando
a una cantidad inimaginable de periodistas en Veracruz (el número de periodistas
asesinados en seis años según mi seguimiento, es de 25).
Con todo y mi falta de experiencia en el tema, me lancé a hacerlo. Mis colegas del
Instituto de investigaciones Histórico-Sociales estaban trabajando en un diagnóstico
de la violencia en Veracruz y ya habían dejado de lado, por no considerarlo un tema
relevante, a los medios de comunicación. Me pareció inadmisible y les pedí que me
incorporaran al equipo. De esa manera, muerta de miedo, me enfrenté por primera
vez a periodistas vivos (solo me había ocupado hasta entonces de los del siglo XIX)
para entrevistarlos y a periódicos contemporáneos para analizarlos. Con el apoyo de
los colegas (así, en masculino) de la universidad y de amigas queridas como Gabriela
Gómez y Guadalupe H. Mar, pude concluir esa primera indagación. Luego tuve la
oportunidad de aprender de académicos y académicas de muchos otros lugares.
No ha sido una tarea fácil. Viví –y en parte sigo viviendo- la frustración ante lo terrible
de la violencia y sus efectos en las familias de las víctimas y en la sociedad toda que
vivió durante esos años en un ambiente ominoso, donde muchas palabras no podían
ser siquiera pronunciadas en voz alta. ¿Por qué matan a los periodistas? ¿Quién los
mata? ¿Cómo se representa la violencia en los medios veracruzanos? ¿Cómo se ejerció
la censura y se recurrió a la autocensura para salvar la vida? Esas fueron algunas de las
preguntas que me hice entonces y que me sigo haciendo todavía.
En el estado que aún hoy es el más peligroso para ejercer el periodismo, en el país
en que hoy es el más letal para la prensa, hacerse estas preguntas es una tarea
ardua e ingrata. No pude llegar a conclusiones ni a respuestas claras. Cada vez que
pensaba que la tarea estaba concluida, un nuevo asesinato venía a derrumbar todas
las certezas. ¿Cuál es nuestra tarea ante tanto dolor? ¿Cuál es nuestra obligación
ante tanto silencio? Lo único que me queda claro hasta ahora es que no bastan las
hipótesis facilonas concebidas en un cubículo lejano, las cifras que suponen que un
periodista es igual a otro periodista y que las causas de las agresiones son las mismas
en todas partes.
Poco a poco han ido surgiendo más académicos interesados en el tema en México.
Como parte de un proyecto financiado por CONACYT que concluí en 2018, reuní
a varios de ellos para reflexionar en torno a la violencia contra periodistas en las
regiones de México. Como mencioné más arriba, una de las constantes en mi carrera
académica es que me gusta analizar los fenómenos desde los márgenes. Las fronteras
me intrigan y sé que lo que ocurre en el centro no debe extenderse a todo un país.
Desde “la provincia” miro y lo que se ve desde ahí es complejo y apasionante. En
2021 me otorgaron una beca en el CALAS (Centro María Sybila Merian de Estudios
Latinoamericanos Avanzados) financiado por el gobierno alemán y una de cuyas
sedes está en la Universidad de Guadalajara. Eso me permitió ampliar el horizonte y
pensar en los periodistas de frontera en entornos de precariedad en diversos lugares
de América Latina.
Ahora, como proyecto de sabático, he podido volver a mi amada Guadalajara, ya
que, en el seno de la Universidad, me han invitado a presidir el Observatorio sobre
libertad de expresión y violencia contra periodistas. Considero este proyecto como
una oportunidad única de aunar la investigación académica a la difusión y denuncia
de las violencias ejercidas contra periodistas y articular los esfuerzos de periodistas y
universidades para profesionalizar, defender, proteger a los comunicadores. Sostengo
que es una tarea insoslayable de la universidad pública denunciar los ataques a la
libertad de expresión y contribuir a apoyar a las víctimas.
PALABRAS FINALES
Nunca he sido buena para obedecer las reglas, nunca he querido seguir pasivamente
un solo camino, estar “para siempre” en un lugar me da claustrofobia y me llena de
angustia. Tal vez por eso no soy de ninguno: chilanga de nacimiento, duranguense por
herencia, tapatía por adopción y decisión, veracruzana de corazón y compromiso.
Tal vez por eso he terminado por habitar con afecto la enorme, confortable, generosa
casa de la comunicación (¿sigue la discusión si disciplina, conjunto de disciplinas,
campo…?) donde cabemos hasta los más rebeldes (sobre todo, los más rebeldes);
donde se aprecia la innovación, los puntos de vista disidentes y se abraza la mirada
desde los márgenes.
He sido increíblemente afortunada: en una época donde el acoso y la misoginia
estaban naturalizados, yo tuve maestros, colegas, alumnos, parejas, editores, jefes
(varones), que me apoyaron y respetaron siempre; mentiría si dijera algo distinto. Si
alguno quiso dañarme, por fortuna no me di cuenta. Ese apoyo de quienes entonces
ejercían el poder (mayor o menor) en la academia fue fundamental para mi carrera y
lo agradezco de corazón.
85
A riesgo de sonar políticamente incorrecta, y con el deseo de no romantizar una
sororidad apenas incipiente en la academia, debo decir que tuve también muchas
colegas –mujeres– en las que encontré sangrienta rivalidad y de las que recibí (y
sigo recibiendo) constantes agresiones por debajo y por arriba de la mesa. A las
otras, a las muchas mujeres –maestras, amigas queridas, colegas solidarias, alumnas,
editoras, jefas, familiares cercanas–, sin cuyo apoyo jamás habría llegado hasta aquí,
mi agradecimiento eterno. Ellas saben quiénes son.
LA DIMENSIÓN SENSORIAL DE LA
COMUNICACIÓN
ITINERARIOS DE INVESTIGACIÓN SOBRE
SONIDO, COMUNICACIÓN Y CULTURA
He pasado poco más de veinte años de mi vida dedicada al estudio social del sonido.
En mis inicios, este era un campo de investigación poco transitado en México, de
manera que tuve que recorrerlo a tientas y en soledad casi la mitad del camino. La
otra mitad es una historia de encuentros, redes de trabajo y fértiles intercambios. Este
texto narra parte de la ruta andada, teniendo como hilo conductor la búsqueda del
diálogo entre mis dos disciplinas formativas: las Ciencias de la Comunicación y la
Antropología. Si me veo en la necesidad de “buscar” es porque durante mucho tiempo
me asumí como antropóloga y rara vez pensaba en los asuntos de la comunicación.
Tiempo después, comprendí que este aparente alejamiento tenía que ver con la
dificultad de ubicar mi objeto de estudio en los marcos disciplinarios con los que
me había formado inicialmente, pero que la comunicación siempre había sido una
preocupación latente en mis reflexiones sobre la dimensión sensorial de la cultura.
34.
Coordinadora de la Maestría en Comunicación y Cambio Social-Ibero Puebla, de
la Red de estudios sobre el sonido y la escucha y del diplomado De lo audible a lo
aural: el giro sonoro en las ciencias sociales. Doctora en Ciencias Antropológicas
por la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa. Cuenta con dos estancias
de investigación en Francia, una en el Centro de Investigación sobre el Espacio
Sonoro y los Ambientes Urbanos (CRESSON) y otra en Centro de Investigación
en Etnomusicología de la Universidad de Nanterre. Ha publicado e impartido
conferencias nacionales e internacionales sobre antropología sonora, ruido y cultura
urbana, violencia acústica, socioantropología de los sentidos e historia de las
sensibilidades. Es autora de La sonoridad de la cultura. Cholula: una experiencia
sonora de la ciudad, uno de los trabajos pioneros sobre estudios sonoros en América
Latina. Correo: unalaid@hotmail.com
87
Mi interés formal por el mundo del oído comienza con la radio, aunque, en
retrospectiva, mi relación con este sentido es de larga data y encuentro muchos
elementos sonoros anclados a mi biografía personal. Incursioné en la práctica
radiofónica siendo estudiante de Ciencias de la Comunicación en la Universidad de
las Américas-Puebla. Entre la escritura de guiones y las horas de cabina descubrí la
capacidad creadora de mundos que tiene el sonido, y la complicidad de la imaginación
para reconstruir historias apenas con los fragmentos que pueden ser recogidos por el
oído, y tramar y conjeturar con ellos. Solía pasar las tardes sintonizando estaciones de
radio con un walkman por el puro placer de escuchar y siempre preferí deambular
por la amplitud modulada por su textura. Esta afición comenzó en la adolescencia,
cuando llegó a mis manos una radio de onda corta con la que pasaba las noches
buscando estaciones lejanas. Me gustaba hacer girar la bobina y ajustar la antena
hasta captar una señal –como si atrapara las voces que vagan por el espacio– y luego
oírlas alejarse hasta perderse en la estática atmosférica.
La imagen de las voces vagabundas es un objeto de interés sociológico recurrente
en mi trabajo. La primera vez que reparé en ello fue a raíz de la observación de
los sistemas de altavoces utilizados en algunas poblaciones del Valle Puebla-Tlaxcala
como medios de comunicación local, para difundir mensajes de interés colectivo
por efecto de la amplificación. Imagino la megafonía como una radio hecha a la
medida de una comunidad, donde las voces no suenan en un aparato sino en un
espacio común. Pienso en el poder de la voz que se propaga sobre un territorio, en
la particular manera de escuchar de una sociedad que gestiona las relaciones de esta
manera y en las prácticas que surgen de una socialización donde los asuntos comunes
se tratan a viva voz. Muchos años después volví sobre esta imagen a propósito de mi
trabajo sobre el pregón y la historia de la publicidad vocal.
Este tipo de reflexiones que interpelan a la comunicación desde el campo de la
cultura me aproximaron a la antropología, ciencia en cuyo saber busqué subsanar lo
que consideré como limitaciones de mi formación como comunicóloga. En los años
noventa, las llamadas Ciencias de la Comunicación estuvieron abocadas al estudio
de los medios y su relación con la cultura de masas, la difusión y la persuasión,
además del consabido interés en el análisis del discurso y la comunicación dialógica.
Este enfoque relegaba el estudio de otros fenómenos menos espectaculares que
la comunicación masiva, pero igualmente importantes y complejos, como los que
conciernen a las relaciones en copresencia, esas que se tejen cara a cara y que en
realidad implican al cuerpo entero en el acto comunicativo.
Ingresé a la Escuela Nacional de Antropología e Historia para cursar mis estudios de
maestría con un proyecto sobre sistemas comunitarios de megafonía, mismo que
nunca se llevó a cabo. Mientras buscaba altavoces en Cholula, me encontré con un
paisaje habitado por muchos otros sonidos significativos que apelaban a la identidad
sensible del lugar, y quise estudiar esta sonoridad en su conjunto. Una de las cosas
que escuché de manera recurrente durante este periodo formativo es que uno se
vuelve antropólogo cuando adquiere la “mirada antropológica”, es decir, una manera
de problematizar el mundo desde la óptica formada por esta disciplina. Muchos años
después, a raíz de mi aproximación a la historia de las sensibilidades, comprendí
que apelar a la mirada como vehículo de conocimiento no es una asociación
fortuita. Basta con observar las muchas metáforas de origen escópico utilizadas en el
lenguaje científico –revisar, atisbar, vislumbrar, evidencia, punto de vista, perspectiva
y esquema, entre otras–, para darse cuenta de que la tradición epistémica de
Occidente ha tendido a privilegiar la vista en detrimento de otros sentidos como vías
de conocimiento.
En consideración a que mi incipiente objeto de estudio eran los sonidos de la ciudad,
me pareció razonable preguntarme por el oído antropológico. Con la consigna de
escuchar la cultura, en el año 2002 comencé a hacer trabajo de campo. Este es
el único periodo de mi trayectoria como investigadora en el que he recurrido a la
grabación de paisajes sonoros. Grabé muchas horas de mis andares por Cholula pero
nunca supe qué hacer con los registros, no me parecía relevante archivar sonidos
ni hacer postales de escenas representativas de la ciudad. ¿Qué debía hacer con
aquellos sonidos que tantas veces había escuchado antes?, ¿cómo convertir mi
experiencia en materia de investigación y al sonido en dato?, ¿cómo articular esa
sonoridad con los asuntos de la cultura? Para responder estas preguntas fue necesario
reaprender a escuchar, es decir, abandonar la práctica impasible que se forja con el
hábito y, a través de un proceso de reaprendizaje sensorial, ejercitar una escucha
atenta al entorno. Esta habilidad se convirtió en una de mis principales herramientas
de trabajo y también en un problema de la vida diaria por el hecho de estar siempre
con el oído alerta.
El primer sonido que se me reveló como materia socialmente significativa fueron las
campanas, hecho esperado tratándose de un lugar que ostenta el título de ciudad
sagrada. Las campanas siempre habían estado ahí; sin embargo, ahora las reconocía
siendo parte de un sistema de comunicación que articulaba una compleja trama
relacional en torno a su sonido: la identidad y la memoria colectiva, la organización
política y religiosa, la vida cotidiana y el ritmo social. Así como las campanas, encontré
otros sonidos y busqué en ellos rastros y articulaciones con el mundo humanamente
construido y socialmente practicado. De esto trata La sonoridad de la cultura. Cholula:
una experiencia sonora de la ciudad –nombre de mi tesis de maestría y también de
mi primer libro–, de usar el oído como herramienta metodológica y al sonido como
objeto de estudio y reflexión en el proceso de producción de saberes sociológicos.
Una constante en mi trayectoria como investigadora ha sido que, al término de un
proyecto, siempre me queda la sensación de haber dejado cabos sueltos, es decir,
temas que no se abordaron con el debido rigor, bien porque implicaban alejarse del
problema original de estudio o porque en ese momento no alcancé a comprender
89
su relevancia, pero que se quedaron resonando y llegaron a convertirse en proyectos
maduros de investigación. Así pasó con el ruido. Durante mi trabajo de campo en
Cholula recogí varios testimonios de personas, la mayoría no originarias de la ciudad,
que se referían con molestia al estrépito festivo y para quienes las campanas, los
bailes y las numerosas procesiones eran ruido y nada más. Esta percepción difería
mucho de aquella de la población con la que había trabajado, para quien se trataba
sonoridades cotidianas; y de la mía propia, que las encontraba fascinantes como
objeto de investigación. Pienso que me convertí en antropóloga en el momento en
que logré problematizar esta divergencia de percepciones como un asunto que no se
dirime en la física del sonido, sino en el terreno de los parámetros estéticos forjados
por la cultura. De esta manera, sin todavía saberlo, adscribía mi trabajo a la corriente
del giro sensorial de la investigación contemporánea, una de cuyas premisas es superar
el abordaje biologicista de los sentidos y entenderlos en su dimensión sociocultural35.
Fue en el año 2007, con mi ingreso al programa de doctorado en Ciencias Antropológicas
de la Universidad Autónoma Metropolitana, que me aboqué al estudio del ruido,
y desde entonces he tratado este fenómeno de manera recurrente en diversos
momentos. Como comunicóloga había aprendido que el ruido es uno de los elementos
del proceso de comunicación cuya función es perturbar la transmisión efectiva de un
mensaje; un sonido ininteligible, indeseado y desagradable, generalmente tildado
de desecho. Esta noción, más cercana a la indefinición por aludir a todo y a nada al
mismo tiempo, resultaba insuficiente para explicar la complejidad del fenómeno que
había observado en Cholula, y que durante mi proceso de readaptación a la Ciudad
de México –lugar en el que nací y al que volvía después de vivir 15 años fuera– había
adquirido nuevas dimensiones.
La Ciudad de México me sorprendió con su magnitud, sus contrastes y su estruendo,
cualidades que me parecían tan aturdidoras como fascinantes, y quise entenderla
desde su sonoridad. Esta elección no solo tuvo que ver con mi interés en el sonido,
sino con que el ruido comenzó a hacer mella en mi vida hasta tornarse un problema
serio. Pienso que convertir al ruido en objeto de estudio fue una manera de lidiar
con mi aflicción, haciendo de las horas aciagas productivos periodos de trabajo de
campo. Una de mis búsquedas estuvo guiada por la idea de que mi experiencia
con el ruido estaba condicionada por una diversidad de factores personales,
situacionales y contextuales, y que por lo tanto no era única. Es decir, había quienes
sufrían al ruido tanto o más que yo, pero también quienes vivían la ciudad de otra
manera y tenían una percepción distinta de su sonoridad. El problema de la escucha
socialmente diferenciada y la participación de la percepción en la construcción
del ruido como categoría analítica fue una de las líneas de investigación que siguió
Recursos de apoyo
https://www.youtube.com/watch?v=DD9FwSlsbKg&t=5s
35.
esta tesis, y sobre la que he vuelto una y otra vez a propósito del condicionamiento
cultural del trabajo sensorial36.
Más que caracterizar el paisaje sonoro de una ciudad ruidosa, me interesaba el
aspecto vinculante del sonido. Mientras recogía testimonios sobre los conflictos en
la vivienda colectiva, me di cuenta de que el ruido formaba parte de una compleja
trama relacional, no solo como resultado de la vigorosa dinámica de una metrópoli
y de las formas particulares de habitar la Ciudad de México, sino como elemento
propiciatorio de relaciones vecinales. Los vecinos se conocían por sus emisiones y a
veces solo a través de ellas, sin nunca haberse visto. Estos sonidos que se colaban por
los linderos compartidos de la vivienda eran reminiscencias de la vida de los otros, y la
gente aprendía a vivir con muchos de ellos, incorporándolos a su propia cotidianidad.
Sin embargo, otras sonoridades percibidas como molestas o inconvenientes, llegaban
a convertirse en objeto de conflicto porque suponían diferencias irreconciliables que
dificultaban la vida común.
Fue a raíz de la escucha intramuros y de la vecindad sonora que me interesé en el
conocimiento sensible, una relación estructurada a partir de los vínculos que se tejen
entre próximos por mediación del sonido y la escucha, y que crea entre unos y otros
una vía primordial de comunicación, si entendemos este proceso en su acepción más
simple, es decir, como manera de contacto37. Desde entonces, pienso al sonido y a la
escucha como una díada inseparable que sintetiza el carácter relacional del sentido
del oído. La función comunicativa de los sentidos corporales fue otro de los ejes de
mi tesis y una de las vertientes de investigación que aún sigo explorando, a partir de
la reflexión sobre la manera en que los diversos canales sensoriales condicionan los
modos de conocimiento.
Uno de los aprendizajes adquiridos durante mi estudio sobre los conflictos mediados
por ruido, es que detrás de ellos y de su mala resolución se encuentra la negativa
de la gente a escuchar al otro y negociar el bien común. Pienso en la escucha como
una habilidad social estrechamente relacionada con el desarrollo del sentido de
la empatía, en tanto que ponerse en el lugar del otro supone, en principio, una
disposición a escuchar, a tender el oído como quien tiende una mano como señal de
apertura y acogida. También pienso que esta habilidad está bastante desestimada en
el mundo moderno –civilizado y occidental– y que otros modos de escucha, y por lo
tanto de relacionarse, son posibles.
A lo largo de mi trayectoria como investigadora de fenómenos socioacústicos en
distintos contextos, he aprendido que la escucha no es una elaboración unívoca sino
diversa y dependiente de múltiples factores, y he asumido la variabilidad de las formas
36.
https://www.facebook.com/icsyh/videos/584628802667785
37.
https://www.youtube.com/watch?v=Cta7sIq7mN4
91
de escuchar como objeto de estudio. Este hecho emplaza mi proyecto en el giro aural
de los estudios sonoros –de auris, oreja–, corriente que propone una aproximación
descentrada del sonido como índice y del oído como mero mecanismo receptor, para
volcarse sobre los procesos de significación sonora38. Me he interesado particularmente
en la construcción cultural de la escucha, es decir, las maneras de sentir adquiridas
por socialización, sometidas a la acción reguladora de la cultura y reproducidas por
las instituciones sociales; y en la conformación de las culturas auditivas, fenómeno
que se evidencia en los modos comunes de utilizar el sentido del oído y de significar
las sensaciones en el seno de una colectividad.
Mi más reciente objeto de investigación es el grito. Llegué a él a propósito del
concepto de violencia acústica con el que venía trabajando desde que investigaba
al ruido, entendido como una forma de agresión que se vale de la potencia sonora
para dañar al cuerpo, y del control del sonido y el silencio como ejercicio de poder.
Mi primer tratamiento del grito fue precisamente en carácter de desecho vocal y de
artefacto disciplinario al servicio de diversas pedagogías violentas. Sin embargo, la
violencia característica de esta singular expresión vocal –en el sentido etimológico del
término latino violentus, que significa “abundancia de fuerza”– me llevó a descubrir
que la potencia acústica no solo es una fuerza destructora sino también constructiva,
y que otros usos de la voz gritada son posibles. Fue así como me embarqué en la
escritura de un libro sobre las ideas y las prácticas del grito humano a lo largo de la
historia y entre diversas culturas.
Una de las cosas más fascinantes de este trabajo fue haber hallado en el grito, la
encarnación vocal del horrísono, el sinsentido y la anticomunicación, una fuente
cuasi inagotable de estudio y reflexión. Aprendí que el grito es energía y, por lo tanto,
un recurso susceptible de ser manipulado, controlado, reprimido y aprovechado con
múltiples fines. Que la fuerza de esta vocalización no solo radica en su potencia sino
en su intensidad afectiva, capaz de comunicar los estados de ánimo con la misma
efectividad del gesto. Que la voz elevada por lo alto tiene el poder de organizar la
vida colectiva. Que gritar en conjunto refuerza los lazos de comunidad por vía de las
sensaciones y los afectos compartidos. Que es posible deslindar a la voz de la palabra
y aún así vehicular sonoridades significativas.
Con el grito volví a la voz39, ese fenómeno que tanto me había cautivado en mis días
de radio, pero ahora como un objeto de estudio analizado a la luz de diversos saberes
acumulados a lo largo del tiempo y de problemáticas más complejas en torno a la
relación entre el sonido y la cultura. Este trabajo marca mi inserción en la corriente de
los estudios de la vocalidad y con ello un amplio campo de investigación socioacústica
se perfila. La voz, ese lazo sonoro primigenio, es una gran ausente en los estudios
38.
https://www.youtube.com/watch?v=dEMNELq-P84&t=463s
39.
https://www.youtube.com/watch?v=zm7fVY5p6XI
93
94
MUJERES DE LA COMUNICACIÓN MÉXICO ]
DESENREDANDO LA MADEJA
COMUNICACIONAL
Toda una vida. Literalmente una vida entera para darle continuidad a las puntas de
la madeja que han desembocado en la esencia de la comunicación. Percepciones
de mujer que entró y salió de parámetros que difícilmente compartió. Final de
una madeja, casi desenredada, que anhela desparramar hallazgos más allá de sus
territorios conocidos.
40.
Licenciada en Comunicación. Doctora en Sociología. Fue presidenta de AMIC,
directora general de TV UNAM, estuvo al frente de la dirección general de
comunicación social gubernamental a nivel federal. Autora de varios libros sobre
los medios en México. A partir de 2007 se dedicó a investigar sobre temas de
comunicación intersubjetiva. Tras de 45 años de trabajar como académica de tiempo
completo se jubiló en la UNAM. Correo: fatima@unam.mx
95
Quiero dar con esa comunicación plena con lo que soy, con lo que somos. La vida me
ha dado la oportunidad de transitar por caminos que fortalecieron y dieron alimento
a esa inquietud. Décadas de exploración por rutas occidentales y también orientales,
por técnicas de autoconocimiento de lo más variadas, por los autores más disímbolos.
Los párrafos que siguen no son literarios, quieren comunicar logros precisos y también
dar cuenta de senderos fallidos en varios ámbitos de la comunicación.
MI PRIMERA UNIVERSIDAD
Los estudios universitarios que cursé al salir del bachillerato se dieron en aquel
extraordinario plan de estudios de la carrera de comunicación, diseñado por los
jesuitas de la Iberoamericana en los años sesenta. Técnica y espíritu perfectamente
amalgamados. Tecnología de punta en los laboratorios de televisión y autores de
trascendencia real y deslumbrante en algunas clases.
En 1970, al inicio del tercer año de la carrera, cayó en mis manos un escrito que
resultó ser piedra angular en mi desarrollo intelectual de aquella época. Un médico
español dedicado a la neuropsiquiatría, formulaba una pregunta fundacional: ¿cómo
escapar de la paradoja contradictoria de la necesidad de una real comunicación en
un entorno mediático? Resolver este enigma fue mi consigna interior. El autor era
Carlos Castillo del Pino y el título de su texto es: La Incomunicación.
En la primera página de su capítulo inicial me había regalado un mapa profesional.
Presentaba siete áreas para estudiar la comunicación. A partir de ese momento todos
los teóricos conocidos y desconocidos caían en una u otra categoría. Lo mejor era
el cuerpo de aquel libro. La inquietud central del autor apuntaba a la necesidad de
cada ser humano por expresar lo que subyace en su interior, con la barrera siempre
presente de la realidad percibida por los otros. Ni más ni menos. Tocaba el corazón
de lo que más me interesaba. Eso implicaba dos consecuencias incomunicativas: el
aislamiento y la extrañación de la propia consciencia. Había hallado una punta de mi
madeja existencial.
La Ibero me regaló a otro autor de los que perduran por la hondura y vastedad
de su obra: Teilhard de Chardin, quien en El Corazón de la Materia me dejó otra
pregunta que aún subsiste: “¿Cómo es que al mirar a mi alrededor y completamente
embriagado aún por lo que he percibido, encuentro que soy casi el único de mi
especie en haber visto…? ¿y sobre todo, cómo es que…me encuentro tan incapaz
de transmitir con mis actos, y por tanto de comunicar eficazmente a los demás la
maravillosa unidad en la que me siento sumido?” El tema de lo incomunicable ante
lo que nos deja sin aliento. Después de las clases del filósofo Miguel Manzur, quien
fue explicando las líneas generales de este autor, comencé a explorar la obra entera.
Tuve otros maestros que dejaron huella. Uno de ellos era hijo del exilio español.
Su nombre: Francisco Carmona Nenclares, quien de joven había sido anarquista y
leninista para luego volverse fan de Ortega y Gasset. Era amante de la esencia de
cualquier fenómeno especialmente del ser y sus posibilidades de comunicación. Al
mismo tiempo le daba clases particulares a otro de nuestros maestros de periodismo:
Julio Scherer García, quien en esos años era director de Excélsior y que en clase,
seguido nos decía: no se equivoquen, la comunicación solo se da entre iguales.
Escuchar a ambos hablar de Heidegger era tener dos puntos de vista sobre verdades
esenciales no siempre comunicables. Inolvidable su legado.
El saldo de esa primera universidad fue una maravilla. Salí de ahí para colocar estas
inquietudes comunicativas en la base de mi futura actividad. No dejé de preguntarme:
¿Cuál es la ruta para que la complejidad de lo tangible y lo intangible quede dominada
y también comunicada?
97
decidimos organizarnos formalmente y creamos, en 1979, la Asociación Mexicana
de Investigadores de la Comunicación AMIC, la cual, 40 años después, subsiste llena
de vida. Me tocó ser la primera presidenta. En el grupo fundador y entre los primeros
miembros no hubo nunca obstáculos de género.
Ser mujer y moverme en ámbitos universitarios jamás significó un problema, ni
siquiera cuando el rector Sarukhán me invitó a dirigir TV UNAM. La gran mayoría de
los más de trescientos trabajadores eran hombres. Tuve momentos rudos y conflictos
con el sindicato, pero todo resultó atravesable. Donde sí percibí la discriminación del
macho mexicano fue en una secretaría del gobierno federal, en la cual fungí como
directora general. Tropecé con un subsecretario que me sacaba de las decisiones
políticas importantes para ponerse de acuerdo solo con funcionarios varones, pero
eso sí, cuando quería algo bien organizado, coherente, con un propósito claro y
mucha calidad, entonces nos pedía ayuda a sus directoras. Tengo por ahí una foto que
las mujeres milenials tendrían que ver para creer. La imagen es el final de una reunión
de trabajo multitudinaria con un secretario de estado, misma que yo organicé y dirigí
durante un día entero. Aparezco rodeada de decenas de hombres, no hay mujeres.
Ese día me prometí no participar, nunca más, en un evento donde únicamente
hubiera hombres. De ahí en adelante me resultó clarísimo que la equidad de género
es fundamental para que la vida fluya, para que las decisiones aterricen con dignidad
y sentido, para que se genere un mínimo de empatía y calidez.
Ahí, en ese tipo de reuniones que me tocaban con mucha frecuencia me percaté
en carne propia de las tácticas patriarcales. Ahí capté claramente tantos resortes del
feminismo que yo no había comprendido, esos parámetros no los había hecho míos
antes. No tuve un padre limitante. Ligeramente discriminador sí, pero desbancado
o bastante anulado por la mujer libre, autodeterminada e implacable que tuve por
madre. De ella aprendí a moverme en el mundo masculino sin ninguna dificultad,
cuidando siempre que los argumentos y la decisión fueran precisos.
No todo fue descomplicado con una mamá bióloga, quien además había hecho
una maestría, cosa que no se usaba en esos tiempos entre las mujeres mexicanas.
Tampoco era generalizado que tuvieran diez hijos, siete hombres y tres mujeres,
de los cuales fui la primogénita y por ende la designada para tareas maternales a
destiempo. Esto marcó inevitablemente mi propia maternidad. Cuando yo tenía ocho
años éramos ocho hermanos. Mi adiestramiento en cuidado de niños era firme y
evidente. No soñaba, como algunas de mis amigas, con ser mamá porque ya lo había
sido prematuramente. Tuve el tino de casarme con un hijo único que siempre había
soñado en tener hermanitos. Visiones distintas. Hice un pacto con él de no hablar de
embarazos por un buen tiempo. Varios años después brotó, sin presiones, el deseo de
ser mamá. Lo fui como pude, lejos de los modelos conocidos, no sin complicaciones,
pero con un vínculo amoroso que hasta el día de hoy me ha mantenido consciente
de la fuerza y la responsabilidad de engendrar vida.
99
LOS GRANDES LATINOAMERICANOS DE LA COMUNICACIÓN
Por haber sido presidenta de AMIC y por mis publicaciones en periódicos y en
revistas especializadas me invitaron a numerosas reuniones internacionales. Tuve la
suerte de coincidir con maestros que tenían un horizonte mil veces más amplio que
el mío. En los años en que la Asociación Latinoamericana de Investigadores de la
Comunicación cobraba forma, coincidí con Jesús Martín Barbero de quien siempre
recibí impulsos para romper esquemas y traspasar límites. Su texto “De los Medios
a las Mediaciones” me mostró la necesidad de articular el estudio de los medios
con las prácticas comunicativas y los movimientos sociales. Nunca me cansaré de
agradecerle su generosidad para despejarme dudas, en persona, a vuelta de correo
o electrónicamente. La digitalización e inmediatez de los mensajes ha cohesionado,
sin lugar a dudas, la amistad con quienes físicamente se hallan lejos. Precisamente
sobre el mundo digital Jesús Martín vio claramente que internet no es un medio
más, sino otra cultura que trae consigo cambios en el sentido colectivo. Lo que hoy
vivimos desestabiliza lo escrito y desarrolla hábitos de oralidad e imagen. Este magno
investigador, que hizo de Colombia su patria, se fue para siempre en junio de 2021.
Con el intenso filósofo venezolano de la comunicación, Antonio Pasquali, tendí
un puente que duró décadas. Lo conocí en Caracas, en 1980, en una reunión de
IAMCR o AIERI, la asociación internacional de investigación de la comunicación. Los
colegas latinoamericanos buscábamos que la siguiente conferencia, a desarrollarse
en París, llevara por título Comunicación y Democracia. Lo logramos y el gremio
latinoamericano se consolidó. Mi relación con Pasquali se mantuvo en el terreno de
lo político-filosófico durante décadas. En el año de 2007, en una sesión de AMIC,
en la Ciudad Universitaria de la UNAM, nuestros intereses anteriores dieron un giro.
Expresé mi desencanto por ciertos temas tradicionales y él me alentó a darle forma
a esa inquietud. Gracias a él aterricé el terremoto interno que traía. Dio lugar a
un nuevo grupo de investigación cuyo eje fue la comunicación intersubjetiva. Lo
coordinamos Marta Rizo y yo durante más de una década. Lo último que supe de él
fue que su dolor por Venezuela fue a aplacarlo a Cataluña, donde murió en 2019.
No puedo concluir la mención de los comunicólogos de América Latina sin detenerme
en los aportes que nos trajo el exilio. En México vivieron, por una larga temporada,
Héctor Schmucler de Argentina y Rafo Roncagliolo de Perú. Ambos se volcaron en
resaltar las realidades comunicativas que trascienden las historias locales. En lo personal
ampliaron mi visión de los entornos mediáticos y tecnológicos entreverados con las
vidas personales de nuestros países. Aprendí a mirar la génesis de los fenómenos
comunicacionales vernáculos y su sincronía con lo global.
101
en Washington y tuvimos una sesión de trabajo impactante en la Universidad de
Linköping en Suecia, donde opera un programa de investigación de un instituto
nacional para el estudio de ageing and later life, cuyas siglas son NISAL. Ese grupo
de investigadores me dejó no solo con la boca abierta, sino que me obligó a calcular
los obstáculos que deberíamos remontar en la UNAM para acercarnos, un poco al
menos, a la calidad de esas investigaciones, pero sobre todo para establecer puentes
comunicacionales muy limpios y claros como los que observamos ahí.
Al volver de esa experiencia, durante semanas confronté lo que tenía delante, mis
años de vida transcurridos, mis más de cuatro décadas de tiempo completo en la
UNAM. Me pregunté, sin coartadas, si me sentía la mujer maravilla como para poder
erradicar un vicio generalizado que atenta contra la comunicación interdisciplinaria:
el del individualismo personal e institucional con que operan muchos de nuestros
centros de investigación. La respuesta fue: se trata de una cuestión estructural y tu
vida ya está muy corrida, sé humilde, para ti, a estas alturas, es un sendero fallido.
Poco tiempo después me jubilé con ese proyecto de comunicación interdisciplinaria
en el corazón.
103
espacio, lo cual significa la voluntad de ocupar el mismo lugar de la persona o la
cosa amada. Esto sería la “A” del triángulo. La “R” o realidad es el acuerdo sobre lo
que es, se trata de alcanzar un grado de duplicación entre causa y efecto. Estos dos
vértices del triángulo desembocan en el superior o la comunicación, misma que va
más allá de lo que emite la causa para lograr un efecto duplicable con certeza. Ir más
allá significa alcanzar la no-forma del ser, el abandono consciente de la materialidad.
Niveles de comunicación nunca antes estudiados con maestro alguno.
Este mismo autor me dio la explicación, buscada desde principio de los años noventa,
acerca de las experiencias fuera del cuerpo. En aquel entonces había dedicado 31
días a una meditación de nombre Vipassana, con la técnica dejada en el viejo reino
de Siam por el buda histórico. Monjes tailandeses la habían mantenido intocada.
Siguiendo sus instrucciones, al pie de la letra, hubo un momento en que viví una
especie de black out estando totalmente despierta. Por años me pregunté qué había
sucedido y no hallaba respuesta. Leyendo y sobre todo practicando lo que Hubbard
encontró, capté lo sucedido. Él le llama procedimiento de apertura por duplicación
y lo que produce es una separación del tiempo, momento a momento, de modo que
se genera una acción de la energía en el espacio que da lugar a la dualidad onda-
partícula, como le llama la mecánica cuántica. Este principio permite estar dentro o
fuera del cuerpo. Lo increíble es que la tecnología para lograrlo está compilada, solo
hay que cumplir requisitos para acceder a ella.
Lo anterior, sin teoría cuántica y sin tecnología paso a paso es lo que les sucede a los
místicos de altura o a los físicos que jugaban a la filosofía experimental como Blas
Pascal. Únicamente habiéndolo experimentado se comprende el fenómeno. No hay
esfuerzo del lenguaje ni de la razón que logre comunicarlo. Se trata de la forma de
comunicación más alta que podemos alcanzar, creo yo. Esta es mi apuesta para el
último trecho de mi vida: dar con esa comunicación ontológica superior.
DORISMILDA Flores-Márquez41
Cuando era niña, alguien me regaló un radio rojo de plástico, tenía una pantalla –de
adorno, por cierto– y un micrófono. Solía tomar una revista Proceso de mi papá y
jugaba a leer las noticias. En aquel tiempo era un juego. Aquella niña que fui no
tenía claro que años después estudiaría Comunicación, pasaría fugazmente por los
medios y terminaría danto un viraje hacia la investigación y la docencia, pero quizás
el primer indicio de interés por comunicar ya estaba ahí. En estas páginas busco
reconstruir mi propia trayectoria académica en el campo de la comunicación, no
tengo claro cuándo y cómo comenzó esta, pero sí sé que se ha ido tejiendo en torno
41.
Es profesora-investigadora en la Universidad De La Salle Bajío. Sus líneas de
investigación son comunicación y cultura digital, cambio social y género. Correo:
dfloresm@delasalle.edu.mx.
105
a decisiones, inspiraciones, experiencias, relaciones y condiciones. Hace poco Mark
Carrigan publicó en su blog una entrada sobre la biografía intelectual, decía él que:
Coincido con eso. Reconozco que en el principio no tenía mucha claridad sobre mis
líneas de interés, pero mirar atrás me ha permitido identificar ciertas continuidades
entre distintos proyectos de investigación e intervención, así como cuestionarme
sobre el futuro.
Si bien este es un ejercicio que ya me había visto tentada a hacer, la invitación de
Claudia Magallanes Blanco y Paola Ricaurte Quijano me llevó a concretar. Las dos
saben lo mucho que me sorprendió estar en “la lista”. Como les dije entonces, no es
que piense que mi trabajo carezca de relevancia, pero escribir sobre mi trayectoria
cuando esta es relativamente corta provoca una sensación extraña, como de haber
sido considerada antes de tiempo. Sobra decir que celebro la iniciativa de nombrar a
las mujeres del campo de la comunicación y visibilizar las aportaciones de las pioneras,
las “madres fundadoras”, así como de las hijas que llegamos después. Me asumo como
una de esas hijas, no me tocó picar piedra como a aquellas que abrieron el campo, los
desafíos que ha vivido mi generación son otros. Entiendo que estos textos de mujeres
de diferentes generaciones pueden leerse a partir de la relación entre la biografía y la
historia, de la que hablaba Mills (2000) en The sociological imagination.
Como anticipa el primer epígrafe, en este capítulo hablo de mí y de mi pasado desde
la persona que soy ahora. Escribo esto mientras subo al cuarto piso, empecé el capítulo
antes de cumplir 40 años y lo terminé tres semanas después. Es un buen momento
para mirar atrás y encontrar sentido a la serie de cosas que me han traído hasta
aquí. Soy profesora investigadora de tiempo completo –o repleto, ya no sé–. Como
profesora, llevo materias de investigación, métodos cualitativos e interculturalidad.
Como investigadora, mi trabajo se ha centrado en las reconfiguraciones de lo público
en la era global, a partir del estudio de las prácticas de comunicación / cultura digital y
comunicación para el cambio social. Hay dos líneas de las que he aprendido mucho:
la comunicación intercultural y los estudios de género. Nada de esto era claro al
principio, pero cada pieza del rompecabezas encaja perfectamente ahora y sé que
hay otras piezas que se sumarán en los próximos años.
107
pública, así que creamos nuestro propio espacio, el Colegio de Estudios Sociales
de Aguascalientes. En el principio éramos nueve historiadores, dos politólogos y yo;
después hubo más gente. Fueron buenos años, hicimos muchas cosas. Con el tiempo
nos fuimos a otras ciudades. En fin, en aquel espacio, investigué sobre inclusión digital
y sobre las prácticas de comunicación digital en relación con la experiencia urbana,
este último proyecto regresaba a las preguntas por la participación, lo público y las
redes sociodigitales.
En 2011 regresé al ITESO, como estudiante del Doctorado en Estudios Científico-
Sociales, en la línea de Comunicación, Cultura y Sociedad. Ahí mi formación se nutrió
de otras disciplinas, como la ciencia política, la economía y la sociología, sobre todo
esta última. Mi tesis sobre la expresión pública de los activistas en internet me llevó
a explorar las nociones de espacio público y esfera pública, en relación con internet.
Sostenía –y sostengo– que las reconfiguraciones de lo público, relacionadas con las
redes, no son algo abstracto, sino que se observan en prácticas de expresión pública.
Disfruté mucho ese tiempo. Me entusiasmaban los seminarios y la investigación, pero
también la comunidad académica. Por un lado, fue maravillosa la camaradería con
los compañeros, que hasta instituimos los viernes de etnografía gastronómica, para
ir a convivir. Por otro lado, fue fundamental el acompañamiento de mi directora de
tesis, María Martha Collignon, que sostiene un interesante equilibrio entre ser muy
abierta para motivar a que una encuentre su camino, pero también mantiene un
nivel de exigencia muy fuerte. Este acompañamiento tuvo otras presencias, Rossana
Reguillo y Elizabeth Prado, que fueron parte de mi comité tutorial en el ITESO, así
como Geoffrey Pleyers, que se incorporó como co-director en el último año, cuando
hice una estancia de investigación doctoral con él en la Université Catholique de
Louvain y la École des Hautes Études en Sciences Sociales.
Al terminar el doctorado volvió a aparecer el fantasma de la precariedad laboral. Mis
horas “por asignatura, interina” se redujeron a raíz de cambios institucionales varios
meses antes de que me titulara y estuviera en condiciones de competir por una plaza
en otro lado. Fue una etapa muy complicada, en la que me estaba cuestionando
si valía la pena seguir apostando por la vida académica. En algún Encuentro AMIC
llegué a decir que mi generación iba, como en El Señor de los Anillos, caminando
hacia Mordor. Hubo una noche que no podía parar de llorar y apareció mágicamente
Edgar Gómez Cruz, desde el otro lado del Pacífico, a hablarme del valor que tenía
como investigadora. Nunca se lo he dicho, pero en cierto modo evitó que tirara todo
por la borda. No es que yo dudara de mis capacidades, pero no veía condiciones
para seguir. En ese tiempo se abrieron las oportunidades y en breve me integré
como profesora investigadora de tiempo completo en una universidad, aunque he
de decir que no es la constante, las condiciones para hacer vida académica van
siendo más complicadas para las generaciones más jóvenes, e incluso para quienes
ya estamos dentro.
109
productos comunicativos de las candidatas: publicidad electoral, cobertura mediática,
redes sociodigitales. En términos prácticos, ese trabajo derivó en lineamientos para
las siguientes elecciones locales. Más allá de eso, para mí fue la oportunidad de
aprender sobre las desigualdades de género. No es que antes no las conociera, pero
haber vivido en una burbuja, donde me fui empoderando desde chiquita –o me
fueron empoderando mi mamá y mi papá– me hizo ciega durante muchos años a las
situaciones que viven otras mujeres. Ese análisis me permitió conectar puntos entre
lo que había vivido, lo que había aprendido, lo que me tocó escuchar –y malamente
juzgar– cuando era reportera y lo que empezaba a ver acá. Fue como tener una
sacudida y descubrir un compromiso mayor, desde mi condición de privilegio.
A raíz de eso, participo activamente en el Observatorio de Participación Política de
las Mujeres en el Estado de Guanajuato y he colaborado con otras iniciativas. Sin
embargo, he de confesar que más de una vez me he sentido impotente cuando no he
sabido cómo ayudar a una excompañera o no he encontrado el modo de hacer algo
más. He de encontrar las respuestas en el futuro.
La vida académica ha ido más allá de mi trabajo como investigadora y docente, hay
dos asociaciones que me han permitido encontrar cierto sentido de comunidad: la
Asociación Mexicana de Investigadores de la Comunicación (AMIC) y la International
Association for Media and Communication Research (IAMCR).
Empecé a participar como ponente en la AMIC en 2008 y poco a poco fue creciendo
mi involucramiento. María Elena Meneses (qepd) fue quien me empujó a participar
de una manera más activa. En 2015 me invitó a relevarla en la co-coordinación del
Grupo de Investigación 1, Nuevas Tecnologías, Internet y Sociedad de la Información.
En otros momentos me invitó al Comité Ejecutivo, siempre le dije que no, pero en
2021, cuando me terminé postulando para la presidencia, la imaginé diciendo: “¿no
que no?” Más de una vez, cuando debo resolver algo en la AMIC me he sorprendido
preguntándome qué me habría dicho María Elena.
Como dije hace tiempo en la presentación del dossier de homenaje póstumo que
publicó Virtualis:
la recuerdo, como una investigadora seria, como alguien con gran calidad
humana y, sobre todo, como alguien que, más allá de todo, era capaz de
reírse de sí misma. (Flores-Márquez, 2019, párr. 14)
Communication offers the most generic resource for raising and addressing
all these questions – in specialized sciences, public media, and in the
interchange between public, private, and professional communications.
Communication configures society. Communication also prefigures society,
111
addressing what is not (yet), what could be, and what ought (not) to be
done. Communication supports great leaps of the individual imagination
and grand collective projects. Communication articulates alternatives and
choices. Communication represents the capability of humans to jointly
consider whether and how things could be different. Human communication
constitutes a window of opportunity between chance and necessity. (p. 3)
Estas prácticas son puestas en marcha por bloggers, ciudadanos, activistas, migrantes,
mujeres políticas y más. En otras palabras, me he enfocado en ver lo que hacen
quienes no son parte de las élites y no suelen tener espacios ganados, para alzar la
voz, ejercer su derecho a la libertad de expresión y desafiar un estado de cosas, lo
cual abre la posibilidad a la transformación. Por lo mismo, metodológicamente he
optado casi siempre por la etnografía, para comprender el mundo desde la mirada
de las/los actores.
En el principio fui exageradamente optimista sobre el rol que los medios digitales
juegan en la expresión pública y, de manera más amplia, en la reconfiguración de
lo público. No lo soy tanto ahora, ya que los años más recientes nos han dejado ver
dinámicas muy densas de polarización y desinformación, en las cuales intervienen
distintos actores algorítmicos, que han dado lugar a otros desafíos prácticos y
analíticos. Ahí es donde nuestro trabajo se vuelve más relevante.
Excesivamente idealista y como sea, eso quiero, que mi trabajo sirva para algo,
aunque sea pequeño, en la sociedad. Quizá sueno como cuando Hermione Granger
dice “I’m hoping to do some good in the world”, pero quizá también por eso me
han apodado como ella. Espero volver a escribir algo como esto en muchos años y
encontrar que lo logré.
NOTAS FINALES
Ninguna trayectoria académica se construye en el vacío, ni se debe solo a la persona
de la que se habla. Lo poco o lo mucho que he hecho siempre está vinculado con
alguien, con mis profesores, colegas, estudiantes, tesistas y becarias, pero también
con mi familia, amistades y parejas, que a veces están en ambos lados y otras veces
no hace falta –quienes me conocen saben que la crítica más dura a mi borrador
de tesis doctoral, la tuve de mi madre, que no es académica, pero me soltó de
golpe que no había respondido claramente la pregunta de investigación–. Asumo
las decisiones que he tomado y sus consecuencias, pero tengo muy claro que en
ellas nunca he estado sola, siempre existe alguien que inspira, alguien que apoya,
alguien que acompaña, incluso alguien que se opone y estorba. Y todo se enmarca
en condiciones sociohistóricas.
En la universidad aprendí a hacer investigación, pero al hacer investigación con
activistas aprendí a volver a ver el mundo con esperanza, incluso cuando todo
parezca oscuro y terrible.
Referencias
Carrigan, M. (2021, diciembre 11). What do you do? Intellectual biography as self-constitution. https://
markcarrigan.net/2021/12/11/what-do-you-do-intellectual-biography-as-self-constitution/
Craig, R.T. (2005). How we talk about we talk: Communication theory in the public interest. Journal of
Communication, 55(4), 659-667.
Flores-Márquez, D. (2019). Imaginar un mundo mejor. La expresión pública de los activistas en internet.
ITESO.
Fuentes Navarro, R. & Luna Cortés, C. E. (1984). La comunicación como fenómeno sociocultural. En F.
Fernández Christlieb & M. Yépez Hernández (coord). Comunicación y teoría social (pp.97-108). UNAM.
Fuentes Navarro, R. (2000). Perspectivas socioculturales postdisciplinarias en la investigación en
comunicación. En Orozco Gómez, G. (ed). Lo viejo y lo nuevo. Investigar la comunicación en el siglo XXI
(pp. 17-31). Ediciones La Torre.
Jensen, K.B. (2021). A theory of communication and justice. Routledge.
Mills, W. (2000). The sociological imagination. Oxford University Press.
Reguero, N. (2008). Jesús Martín-Barbero propone nuevas formas de investigar la comunicación y la
cultura. http://www.processocom.org/2008/06/19/jesus-martin-barbero-propone-nuevas-formas-de-
investigarla-comunicacion-y-la-cultura/
Reguillo, R. (2010). De los estudios culturales a la perspectiva sociocultural (documento de trabajo).
ITESO.
113
114
MUJERES DE LA COMUNICACIÓN MÉXICO ]
Conocí a Luz María Garay Cruz hace poco más de 20 años cuando fui su estudiante
de la licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la Facultad de Ciencias Políticas
42.
Doctora en Ciencias Políticas y Sociales con orientación en comunicación, por la
FCPyS de la UNAM Se ha especializado en temas relacionados con la comunicación
educativa desde hace más de 25 años. Ha participado en numerosos congresos
y seminarios que atienden temáticas sobre la comunicación, la educación y
las tecnologías digitales. Líneas de investigación: Apropiaciones tecnológicas,
tecnologías digitales y activismo, alfabetizaciones digitales y mujeres. Desde
2007 y a la fecha, se desempeña como profesora-investigadora de la Universidad
Pedagógica Nacional- Ajusco en el área académica de Tecnologías de Información
y Modelos Educativos Alternativos. Actualmente funge como responsable del
Doctorado en Política de los Procesos Socioeducativos de la UPN. Coordinadora del
Seminario permanente de Alfabetizaciones Digitales Críticas en el cual participan
investigadores de distintas universidades del país. Miembro del Sistema Nacional de
Investigadores Nivel 2. Correo: lgaray@upn.mx
43.
Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Facultad de Ciencias Políticas y
Sociales de la UNAM. Maestra en Ciencias Sociales por la Facultad Latinoamericana
de Ciencias Sociales (FLACSO) sede académica México. Candidata a Doctora en
Ciencias Polìticas y Sociales con orientación en Sociología por la UNAM. Docente a
nivel licenciatura y posgrado con 16 años de experiencia en la FCPyS de la UNAM y
la Universidad Simón Bolívar, institución donde desde 2012 se encuentra al frente
de la Coordinación de Investigación y desde 2014 coordina además la Maestría en
Comunicación para la Acción Política y Social. Desde el año 2012 es editora de la
Revista Investigación Universitaria Multidisciplinaria de la USBMéxico. Desde el año
2020, coordina a nivel nacional el Grupo de Trabajo Cuerpos Académicos Colegiados
y Grupos de Investigación de la Comisión de Investigación FIMPESSus líneas de
investigación son: medios de comunicación y cultura; migración, identidades y
transnacionalismo; latinos en Estados Unidos. Con productos derivados de ellas,
ha participado en congresos nacionales e internacionales en países como México,
Estados Unidos, Chile y Suecia. Ha participado en la coordinación de trabajos en
foros y seminarios en el IC2 Institute de la Universidad de Texas en Austin y el Global
Research Forum on Diaspora and Transnationalism (GRFDT), New Delhi, India, Migrant
Forum in Asia (MFA), Manila, Philippines y el Centro de Investigaciones sobre América
del Norte (CISAN) , la Latin American Studies Association y el Instituto de Estudios
Latinoamericanos de la University of South Florida. Correo: adjanitp@gmail.com
115
y Sociales de la UNAM. La claridad y entusiasmo al impartir sus clases hicieron
que rápidamente mi interés en las teorías de la comunicación se incrementara
sustancialmente y las incorporara como pieza central de mi formación académica y
hoy como parte de mi labor docente y de investigación.
Tras un año de ser su estudiante, me incorporé a su equipo de profesoras adjuntas,
espacio que compartimos por cinco años. De manera paralela, me invitó a
colaborar con ella como asistente de investigación en varios proyectos, dirigió mis
tesis de licenciatura y maestría, y hemos comenzado a colaborar en actividades
interinstitucionales. En todos los espacios en los que hemos coincidido, siempre ha
tenido la disposición para compartir sus conocimientos en un entorno respetuoso,
abierto al diálogo y a nuevas propuestas.
De Marilú aprendí cómo se debe impartir una clase en la que los estudiantes
encuentren sentido a aquello que se discute en el aula, cómo debe desarrollarse una
investigación con la más alta rigurosidad metodológica e incluso la forma en que debe
dirigirse una tesis siempre permitiendo que la o el sustentante explore su creatividad
y presente sus propuestas.
En este tiempo que he sido testigo de su consolidación como investigadora, no sólo
hemos compartido espacios académicos, sino que, además, hemos construido una
amistad que nos ha transformado en familia.
De todas las enseñanzas que me ha brindado hay una que siempre tengo presente
desde la licenciatura y procuro llevar a la práctica: Ver lo que nadie ve, leer lo que nadie
lee y escuchar lo que nadie escucha: ahí surgen las grandes ideas, pues como señalan
Strauss y Corbin (2002) lo que buscamos al investigar es un equilibrio entre ciencia y
creatividad, pues aun cuando los procedimientos metodológicos otorgan rigurosidad
al proceso de investigación, si realmente queremos realizar un aporte desde nuestra
trinchera para cambiar al mundo, debemos ser capaces de explorar y explotar esas
nuevas ideas, aventurarnos a implementar nuevas estrategias, abordajes y métodos.
Una de sus pasiones es dar clase, compartir espacios de aprendizaje conjunto con
jóvenes estudiantes de licenciatura y posgrado. Su trayectoria como profesora de
teorías de la comunicación inició hace más de 25 años en la FCPyS de la UNAM, y
desde entonces numerosas generaciones de jóvenes universitarios han pasado por
sus aulas. En 2007 ingresó como profesora investigadora de Tiempo Completo en
la Universidad Pedagógica Nacional (UPN-Ajusco) dentro del Área Académica de
Tecnologías de Información y Modelos Educativos Alternativos. Fue en ese espacio
académico en donde comenzó a desarrollar con mayor dedicación su labor como
investigadora en el campo de la Comunicación y la Educación.
116 VER LO QUE NADIE VE, LEER LO QUE NADIE LEE Y ESCUCHAR LO QUE NADIE ESCUCHA
(NO)... ES LA COMUNICACIÓN, ES LA POLÍTICA
EL BINOMIO COMUNICACIÓN-EDUCACIÓN
COMO MEDIO PARA ALCANZAR EL CAMBIO SOCIAL.
Autores como Austin (1962), Habermas (2008) y Thompson (1998), entre otros
más, han anticipado que comunicar implica siempre la realización de una acción,
elemento que Marilú Garay ha incorporado a su trayectoria académica por más de 25
años, en los que ha reconocido el enorme potencial que la comunicación, los medios
de comunicación colectiva y las tecnologías de información y comunicación tienen
para lograr transformar el entorno en el cual los actores se sitúan, siempre y cuando se
reconozca la capacidad de agencia con la que cuentan y los elementos contextuales
de los que se rodean.
En cada uno de sus proyectos se puede encontrar una apertura constante al
aprendizaje, misma que se ve reflejada en la evolución de sus líneas de investigación
y en el permanente diálogo interdisciplinario establecido entre el campo de la
comunicación y el de la educación, pues es en esta última que se encuentra su gran
apuesta para lograr cambiar, al menos un poco, el mundo.
Su trayectoria profesional y de investigación incluye, en diferentes niveles y escenarios,
los procesos de alfabetización para y con los medios, desde la producción de televisión
educativa hasta el uso de tecnologías de información y comunicación, así como de las
redes socio digitales durante la fase de Educación Remota de Emergencia provocada
por la pandemia de COVID-19 en el año 2020. Estas líneas de trabajo, la llevaron a
coordinar los grupos de investigación de Comunicación y Educación en ALAIC (2010-
2016) y de AMIC, asociación que presidió entre 2011 y 2013.
Al centrar su productividad académica en la alfabetización mediática, análoga y digital,
de la que toman parte los diferentes actores del proceso educativo, la Dra. Garay
reconoce que la educación, al igual que la comunicación, adquiere vida y evoluciona
a partir del encuentro e interacción de los agentes que forman parte de ella.
Los primeros productos académicos que publicó se centraron en el rol de los docentes
en sistemas a distancia, las competencias digitales con las que contaban y los retos
que en esta materia enfrentaban, ante estudiantes con altos niveles de apropiación
tecnológica, al menos para cuestiones lúdicas y recreativas44.
En la literatura sobre el tema, presenta una mirada crítica a la incorporación de las
TIC en el aula, destacando que por sí solas no cambiarán radicalmente los sistemas
educativos ni los procesos de aprendizaje, pues el uso de dichas tecnologías enfrenta
a los agentes a nuevos retos y problemáticas como la brecha digital y la profundización
de desigualdades sociales. Además de abordar la imperante necesidad de generar
Recurso de apoyo
44.
https://www.youtube.com/watch?v=7wrUqqWVn6c
117
pedagogías exprofeso para la incorporación de las tecnologías al aula y no sólo verlas
como una herramienta para trasladar las cátedras presenciales a modalidades a
distancia y/o impartirlas con tecnologías sin un diseño didáctico-pedagógico de por
medio. Cabe señalar que en sus trabajos existe de manera constante un énfasis en lo
comunicativo, considerando que el diálogo es clave en los procesos educativos.
En esta línea destaca su tesis doctoral donde analizó la formación y la práctica de los
tutores en sistemas de educación a distancia a nivel universitario (Garay Cruz, 2006),
el capítulo Los retos de la educación a distancia y la formación de tutores (Garay Cruz
L. M., 2009), así como el diagnóstico sobre Acceso, uso y apropiación de las TIC entre
los docentes de la UPN (Garay Cruz, 2010).
En lo que refiere a los jóvenes estudiantes universitarios, los estudios de Garay se han
centrado en identificar la percepción que tienen de las TIC como parte de sus procesos
educativos, los usos para el aprendizaje y los procesos de comunicación entre pares;
también se ha interesado por analizar los hábitos de consumo de contenidos digitales
informativos y de entretenimiento de los jóvenes y el desarrollo de sus habilidades
digitales críticas. Estos temas la llevaron a desarrollar trabajos relacionados con los
usos e interacciones de los jóvenes universitarios en las Redes Sociales Digitales.
En los últimos cinco años su trabajo se ha focalizado en analizar las trayectorias
tecnológicas de jóvenes universitarios activistas y la gestión de escenarios digitales
para la acción social y el activismo.
Es en este punto donde quizá podamos encontrar una de las mayores aportaciones que
realiza al campo de la comunicación y al de la educación, pues la literatura existente
en la materia suele concentrarse en delinear las habilidades digitales que desarrollan
los universitarios a partir del uso y apropiación de las redes, así como su aplicación
a su formación universitaria, mientras que su propuesta visibiliza acciones colectivas
que han derivado de esa convergencia entre comunicación tecnológica, educación
y alfabetización digital con lo que no sólo pone el foco de atención en líneas de
investigación emergentes, sino que además enfatiza nuevamente la capacidad de
agencia que tienen los actores que se insertan en un mundo hipermediatizado y que
están desarrollando procesos de apropiación digital claves para el cambio social.
Un elemento por destacar es que, aunque sus proyectos de investigación se centren
en analizar a uno de los actores del proceso educativo, siempre el acercamiento
teórico-metodológico contempla la situación de comunicación donde dicho proceso
tiene lugar, incluyendo dentro de sus categorías analíticas la relación que establecen
con los pares, otros actores, las estructuras institucionales y contextuales, lo cual le ha
permitido tener resultados integrales del fenómeno estudiado.
Para finalizar este apartado, es importante destacar que uno de los grandes aciertos
que tiene Luz María Garay en su trayectoria académica, es que con sus investigaciones
118 VER LO QUE NADIE VE, LEER LO QUE NADIE LEE Y ESCUCHAR LO QUE NADIE ESCUCHA
(NO)... ES LA COMUNICACIÓN, ES LA POLÍTICA
ha logrado enfatizar aquellos elementos que han sido poco explorados, viendo lo
que pocos han visto, ha logrado identificar patrones de acceso, uso y apropiación
de medios análogos y digitales, así como de las líneas que de ello han derivado,
pues está convencida de que sólo al reconocer y detectar necesidades, se podrán
proponer estrategias que brinden soluciones funcionales e implementando acciones
que coadyuven a mejorar las condiciones de vida que los agentes visibilizan a través
de las redes y medios utilizados.
119
coordinadora de posgrado en ambos espacios, secretaría académica de licenciatura
en una universidad pública, así como la presidencia de la Asociación Mexicana de
Investigadores en Comunicación.
El trabajo arduo y cotidiano, su liderazgo natural y la capacidad de gestión con la que
cuenta, le ha permitido ocupar los puestos señalados, mismos que ha desempeñado
siempre con una visión de respeto por sus pares independientemente del género y en
sus equipos de trabajo se ha rodeado de mujeres con las que ha logrado conformar
equipos de trabajo sólidos y propositivos. Esto no sería posible sin la concepción
que tiene sobre la comunicación, misma que entiende como un proceso que, ante
todo, pone en común objetivos que se cumplirán gracias a los saberes y talentos de
los miembros del equipo, así como al diálogo permanente que les permitirá tomar
acuerdos para así alcanzar las metas propuestas.
Es así que Luz María Garay ha puesto en práctica el sentido comunitario que
ofrece el proceso comunicativo a través de su participación en distintas redes de
conocimiento como la Red temática de literacidad digital en la Universidad y la Red
Mexicana de Estudios de Movimientos Sociales, además de coordinar los Grupos
de Investigación de Comunicación y Educación de la Asociación Latinoamericana
de Investigadores de la Comunicación (ALAIC) y de la Asociación Mexicana de
Investigadores de la Comunicación (AMIC), donde como se ha anticipado ocupó la
presidencia de 2011 a 2013.
Uno de sus proyectos más recientes fue la creación en 2017 del Seminario permanente
de Alfabetizaciones Digitales en la UPN-Ajusco. En este seminario participan
investigadoras (es) de distintas Instituciones de Educación Superior. De este trabajo
colegiado, han resultado diferentes producciones académicas donde ha impulsado el
trabajo de noveles investigadoras e investigadores, lo cual refleja el interés de Marilú
Garay de establecer y promover el diálogo con pares académicos, hombres y mujeres,
con quienes logra tomar acuerdos para poder llevar adelante diferentes proyectos.
Estableciendo también en el camino un diálogo interdisciplinario donde se reconoce
las aportaciones de cada área y de quienes conforman sus equipos de trabajo45.
Finalmente, es importante destacar que en su productividad académica, se resalta la
imperante necesidad de superar las desigualdades de género, elemento que podrá
atenuarse y en un futuro desaparecer sólo cuando se reconozca al otro con el que
se interactúa como un agente igual a nosotros, con capacidad de reflexión y acción,
con el que se podrán tomar acuerdos a partir del diálogo permanente. Es así, que en
todas sus investigaciones se puede notar que la Dra. Garay logra establecer procesos
45.
https://www.youtube.com/watch?v=M6AVlj9BJ7M
120 VER LO QUE NADIE VE, LEER LO QUE NADIE LEE Y ESCUCHAR LO QUE NADIE ESCUCHA
(NO)... ES LA COMUNICACIÓN, ES LA POLÍTICA
• Diagnósticos que permitan conocer los saberes tecnológicos con los que los
docentes cuentan a fin de lograr diseñar programas de formación docentes
adecuados a las necesidades detectadas.
• Análisis de las concepciones que la comunidad docente tiene sobre las
Tecnologías de Información y Comunicación, con alcance nacional y regional.
• Implementación de programas de formación del cuerpo docente para desarrollar
herramientas que les permita detectar los capitales culturales y alfabetización
digital de los estudiantes, para así poder incorporarlos a las prácticas educativas.
Por otra parte, la coyuntura del COVID19, deberá explorar los siguientes temas de
investigación:
121
• Uso de redes socio digitales en el terreno educativo durante la pandemia de 2020.
• Usos de plataformas tecnológicas durante la Educación Remota de Emergencia.
• Profundización de brechas tecnológicas ante el periodo de Educación Remota
de Emergencia.
• Diagnóstico de capacitación recibida para enfrentar la ERE, estudios comparativos
entre Instituciones de Educación Públicas y Privadas.
• El rol de los padres de familia en la formación de los estudiantes de educación
básica ante la Educación Remota de Emergencia.
• Profundización de desigualdades sociales y educativas derivadas de la
brecha digital durante la pandemia.
Estos temas reafirman la apuesta que Marilú Garay hace en la educación como
trinchera para poder cambiar la realidad social, misma que ha logrado transmitir a
quienes nos ha formado en la docencia y en la investigación. Hablo por varios de
nosotros, que reconocemos en ella un referente permanente en nuestras trayectorias
profesionales, donde siempre, con su ejemplo, nos invita a seguir aprendiendo y
a encontrar nuevas líneas de investigación que nos muevan de nuestros espacios
seguros, que nos reten y permitan dejar una aportación a los grupos que comparten
sus historias y a nuestros estudiantes. Por ello siempre estaremos muy agradecidos
con ella, siempre recordando que para encontrar las grandes ideas debemos ver lo
que nadie ve, leer lo que nadie lee y escuchar lo que nadie escucha.
Referencias
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122 VER LO QUE NADIE VE, LEER LO QUE NADIE LEE Y ESCUCHAR LO QUE NADIE ESCUCHA
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123
124
MUJERES DE LA COMUNICACIÓN MÉXICO ]
LA COMUNICACIÓN DESDE LA
MIRADA DEL ANÁLISIS DEL DISCURSO
46.
Doctora en Sociología por la Universidad Nacional Autónoma de México. Profesora-
Investigadora en el Departamento de Educación y Comunicación de la División de
Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad
Xochimilco. Correo: sgvidrio@hotmail.com.
125
de interacción que implica el proceso de producción de discursos y el de su
interpretación. El concepto de discurso refiere al uso del lenguaje relacionado con
la formación cultural, social y política determinadas por sus interacciones dentro de
la sociedad. Los discursos, así, emanan de interacciones sociales compartidas entre
los grupos sociales y de las estructuras y condiciones en que son producidos, por
ejemplo, en los medios.
En las investigaciones que he realizado y en los artículos que he publicado me he
propuesto mostrar que el análisis del discurso (AD) es un acercamiento teórico-
metodológica fértil para la enseñanza y la investigación en el campo de la comunicación
dado que permite proporcionar una explicación más sistemática y explícita de las
estructuras de los mensajes de los medios, de los mecanismos de construcción del
sentido social y las condiciones en que son producidos dichos mensajes. El análisis del
discurso puede reconocerse hoy como un acercamiento científico a los usos sociales
del lenguaje humano y, por extensión, al de otros lenguajes creados por el hombre
(Gutiérrez, 2000), reconoce que todos los productos simbólicos o discursos son
producidos, transmitidos y recibidos en contextos específicos y no son plenamente
interpretables sin la incorporación integral del análisis de tales contextos. Los discursos
casi siempre se producen y se reciben en el seno de una o más instituciones sociales
que determinan tanto el contenido como la forma del mensaje y la recepción de este;
de igual manera el medio técnico de transmisión influye de manera importante tanto
en la producción como en la recepción de los discursos; existen diferencias entre la
comunicación cara a cara, la televisiva o la digital (cf. Thompson, 1993).
Una de las ventajas de este acercamiento discursivo es que, relacionando el discurso
con el contexto de emisión, circulación y de recepción, el investigador puede
llegar a una interpretación más profunda de algunos fenómenos políticos, sociales y
comunicacionales. Por ejemplo, en lugar de limitarse a la descripción de políticas y
programas, el análisis del discurso permite descubrir los valores y las representaciones
de la realidad social en el discurso público. El análisis del discurso posibilita lograr un
nivel de interpretación más profunda de los intercambios comunicativos en el que el
sujeto de la enunciación construye el mundo como objeto y, a la vez, se construye
a sí mismo.
Algunos analistas del discurso se han interesado en el estudio de la comunicación en
general y más específicamente sobre el análisis de ciertos medios, y han propuesto
diferentes aproximaciones teóricas y metodológicas para su estudio. Entre ellas se pueden
citar la corriente del Análisis Crítico del Discurso (ACD) encabezada por Ten van Dijk,
Norman Fairclough(, Ruth Wodak el análisis semiolingüístico de Patrick Charaudeau y la
propuesta de análisis multimodal de Gunther Kress y Theo Van Leeuwen.
Si bien los aportes de van Dijk y de Charaudeau han sido significativos para
los estudios que he realizado. Un texto que tuvo una marcada influencia en mis
127
análisis de la producción discursiva de algunos exmandatarios estadounidenses:
Ronald Reagan (Gutiérrez, 2005), George Bush (Gutiérrez, 2003b) Donald Trump
(Gutiérrez, 2020). Una de las razones por las cuales me he centrado en la producción
discursiva de estos políticos tiene que ver con las repercusiones que sus discursos han
tenido en países como Nicaragua, México y en el caso de Bush a nivel mundial.
El discurso periodístico es otro tipo de producción discursiva que he analizado. Los
medios de comunicación masiva desempeñan un papel central en la configuración
de la cultura moderna, ya que son los mediadores necesarios y omnipresentes entre el
acontecer social y los individuos. Gran parte de nuestro conocimiento social y político
y de nuestras opiniones provienen de las informaciones que vemos y leemos cada
día. Es por ello que me interesó diseñar una propuesta metodológica que puede ser
de utilidad para el análisis de textos periodísticos (Gutiérrez, 2010); su particularidad
es que agrupa en un sólo esquema analítico diferentes niveles de análisis: la
reconstrucción de las condiciones de producción del discurso, el análisis del nivel no
lingüístico, nivel discursivo y la interpretación, los cuales que serían necesarios para
una mayor comprensión de la construcción del sentido en dicho género. También
en colaboración Miquel Rodrigo-Alsina y Pilar Medina (2016) abordé el tema del
papel social del periodismo en momentos de crisis; como caso de estudio retomamos
el tratamiento del suceso de Ayotzinapa en dos diarios mexicanos. Analizamos las
editoriales publicadas sobre la desaparición de los 43 alumnos de la normal de
Ayotzinapa durante los seis meses posteriores al acontecimiento a través del método
de análisis argumentativo de Jean-Blaise Grize. Ubicamos el diferente abordaje del
mismo suceso en categorías como tema seleccionado, preconstruidos culturales,
señalamiento de fuentes o enunciados valorativos y a propósito de estas diferencias,
en el texto incluimos una reflexión sobre las funciones del periodismo social.
Otra de mis líneas de investigación tiene que ver con el estudio de las
representaciones sociales. La representación social es una forma de conocimiento
“socialmente elaborado y compartido, que tiene un objetivo práctico y concurrente
a la construcción de una realidad común de un conjunto social” (Jodelet, 1989:36).
En la construcción de este conocimiento intervienen nuestras experiencias, pero
también las informaciones, conocimientos, y modelos de pensamiento que recibimos
y transmitimos a través de la tradición, la educación y la comunicación social. De
ahí la importancia del papel que juega la comunicación social en la construcción y
transmisión de esos saberes construidos en común. Son varias las temáticas que he
investigado en relación con este campo de estudio. Me he interesado en la relación
representaciones sociales y afectividad (Gutiérrez, 2013, 2020b), en los aspectos
metodológicos, de ahí que haya diseñado una propuesta metodológica para su
estudio desde una perspectiva discursiva (Gutiérrez, 2007a); de igual manera me he
129
GÉNERO, COMUNICACIÓN Y DISCURSO
El hecho de ser mujer y analista del discurso me ha hecho más consiente de las
desigualdades existentes entre géneros. Para captar dicha desigualdad el análisis del
discurso también ha sido una herramienta teórico-metodológica de gran utilidad dado
que, a mi parecer, el análisis de discurso de género tiene como propósito cuestionar
las prácticas sexistas y androcentristas que se producen y se reproducen a través del
discurso en diferentes contextos, así como proponer estrategias para la eliminación
de la discriminación de género.
Parto de asumir que en el uso del lenguaje “los comportamientos y las actitudes
machistas y discriminatorias sustentan, producen y reproducen el sistema de
discriminación patriarcal” (Morales y González, 2007, p. 444), por lo cual considero
importante reconocer que en el discurso la ideología, los valores, la cultura, los
modelos de representación, condicionan, determinan, la manera en que las personas
deben comportarse, actuar, hablar y escribir.
Asimismo, en este proceso de desigualdades y discriminación, el lenguaje juega un
papel fundamental, ya que el discurso (en sus diferentes modalidades) reproduce el
sistema de dominación, lo legitima, a través del sexismo lingüístico y el sexismo social.
Esto me ha hecho reconocer que el sistema patriarcal “establece pautas discursivas,
lingüísticas, de actuación, y, el uso concreto del lenguaje en contextos situacionales
determinados, a su vez, contribuye con producción y reproducción de este sistema
de dominación” (Morales, y González, 2007, p. 444).
Desde mi perspectiva el análisis del discurso de género se focaliza en hacer evidente
la desigualdad social de las mujeres en una diversidad de prácticas comunicativas que
llevan a cabo en su vida cotidiana. Para ello ha sido relevante adoptar una perspectiva
de género histórica, interdisciplinaria y situada (Castañeda, 2016) para el estudio,
la comprensión, la explicación y la interpretación de fenómenos sociales, políticos,
culturales e históricos que sustentan la desigualdad que afecta a las mujeres.
En mi labor docente, la perspectiva de género también ha jugado un papel importante
y se ha hecho cada vez más patente en las investigaciones que mis alumnos(as) de
comunicación social han desarrollado en sus tesis de grado. Esta preocupación se ha
visto reflejada en la elección de temas sensibles a la desigualdad, la discriminación, la
estigmatización por cuestiones de género; por ejemplo, la identidad de las personas
transexuales, la prostitución masculina, la expresión del afecto entre lesbianas, el rito de
la virginidad y práctica del “robo”, los procesos de estigmatización de las movilizaciones
feministas, la discriminación múltiple hacia las mujeres en las redes sociodigitales.
Para el estudio de las problemáticas relacionadas con el género y la desigualdad
social, me parece relevante incorporar el concepto de interseccionalidad introducido
por Kimberlé Crenshaw (1989), el cual permite identificar las desiguales del poder y/o
131
ampliado y ahora contemple los nuevos formatos que surgen y circulan en la Web 2.0
(Gutiérrez, 2020a). Actualmente el lenguaje digital es polisintético e integrador (pone
en juego diversos lenguajes de la comunicación); se caracteriza por la multimodalidad
(Kress y van Leeuwen), entendida como integración de diferentes recursos semióticos
(imágenes, videos, audios); tiende a la coloquialidad y adopta los rasgos propios
de los espacios digitales: la interactividad, la convergencia, la reticularidad y la
hipertextualidad (Scolari).
Otra problemática que actualmente constituye un desafío es el estudio del discurso
que circula en las plataformas digitales. Al respecto considero de suma importancia
estudiar el fenómeno de la desinformación. En la actualidad estamos enfrentando
fenómenos comunicativos en el que los conceptos de posverdad, desinformación y
noticias falsas aparecen de manera reiterada. En el contexto de la desinformación,
las falsas noticias se transmiten no sólo por el desconocimiento o ambigüedad de
la situación, sino también por la existencia de ciertas tensiones emocionales. La
incertidumbre, el confinamiento social, el cúmulo de noticias falsas y desconcertantes
pueden provocar mayor angustia y niveles altos de estrés, así como su capacidad
para disfrutar de la vida. Por tanto, dada su efectividad social, y su capacidad para
generar reacciones y comportamientos algunos esperados, pero otros no, es necesario
estudiar la apelación a las emociones en la circulación de este tipo de pseudonoticias.
La difusión de noticias falsas es peligrosa, en todos los sentidos, y más cuando se
trata de asuntos tan relevantes como contagios por enfermedades, como la pandemia
que estamos viviendo. Esta problemática me llevó a estudiar la desinformación que
ha circulado sobre el coronavirus (Covid-19) en las redes digitales y relacionarlo con
otra de mis líneas de investigación, el estudio de las emociones (Gutiérrez, 2021a);
en particular me ha interesado es analizar es el papel que juegan las emociones en la
creación de una atmósfera de tensión e incertidumbre y cómo la activación de dichos
estados emocionales lleva a quienes las reciben a actuar de una cierta manera. Me
parece necesario detectar cómo se apela a los miedos, creencias, prejuicios de la
gente y cómo estos son explotados en la difusión de noticias falsas fundamentalmente
en las redes sociodigitales y vincularlos con sus contextos sociales y políticos.
Al respecto, considero que el estudio de los discursos con una importante carga
emocional que circulan en los medios de comunicación constituye un gran reto,
ya que estos generan, reproducen y difunden emociones en torno a problemáticas
que atañen a un amplio público Esto ha hecho evidente la necesidad de abordar la
apropiación y reinterpretación de narrativas que circulan en los medios tradicionales
y digitales, así como las emociones a las que se apela dado que estas tienen el poder
de congregar las diferentes subjetividades de los ciudadanos en torno a ciertos temas
que resultan fundamentales para una vida pública.
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NOHEMÍ Lugo47
LA RUTA NO LINEAL A LA
INVESTIGACIÓN EN AUTISMO
Una autobiografía sobre vocaciones, comunicación y maternidad.
Escribo este texto cinco años después de concluir un doctorado. Soy joven
investigadora, pero comunicóloga y docente con experiencia. Esta es una historia de
cómo se entrelaza la vida con la academia y sobre cómo me convertí en lo que hoy
me define: ser una madre investigadora. Es una trama de madurez.
47.
Doctora en Comunicación por la Universidad Pompeu Fabra, Maestra en
literatura hispánica por Western Michigan University y. Licenciada en Ciencias de
la Comunicación por el Tecnológico de Monterrey. Es profesora investigadora del
Depto. De medios y cultura digital del Tecnológico de Monterrey Campus Querétaro
y profesora y asesora de la Maestría en Humanidades Digitales y el Doctorado en
Estudios Humanísticos de los Campus Monterrey y Ciudad de México en la misma
institución. Su investigación se enfoca en la intersección de narrativa digital,
cultura digital y comunicación interactiva. Le interesa el diseño de proyectos que
fomenten la inclusión, la salud y la educación, especialmente de la población con
autismo. Entre sus publicaciones más relevantes se encuentran los libros: Relato
digital, continuidad y rompimiento en la narrativa (2012), Transmedia Learning for
Preverbal Children with Autism (2020) y (El viaje) de las narrativas transmedia al
diseño de experiencias de aprendizaje transmedia (2022). Es coautora del Learning
Management System Aprendiz y cuenta con 20 años de experiencia docente en
universidades de México y Estados Unidos. Correos: nlugo@tec.mx y nohemilugo.
aprendiz@gmail.com
135
temprano después de dos semestres estudiando una licenciatura en negocios. Durante
seis meses fui voluntaria en una zona marginada de Mérida. Conocí un México que
desconocía hasta ese momento a nivel experiencial: desigualdad, violencia, pobreza
en diferentes grados. A la vez, al ser voluntaria experimenté un profundo sentido de
vida individual, la diversidad y la generosidad de una población con una herencia
maya, así como el poder de transformación de una comunidad humanista, honesta
y respetuosa.
Regresé a Querétaro. Quería una carrera centrada en las personas, contribuir en
reducir desigualdades sociales o educativas, no lo sabía con certeza de qué manera,
pero necesitaba un espacio creativo, posibilidad y agencia.
Después de mis entrevistas en las facultades de Derecho, Pedagogía, y Psicología fue
evidente: tenía que ser comunicóloga. En realidad, siempre lo había sido. Lo primero
que compré a los ocho años con mis ahorros fue una cámara fotográfica, escribí
prosa, poesía y autobiografía desde los doce años y en mi mente adolescente se
gestaron mis propios videoclips de canciones de Luis Miguel. Sin embargo, pertenecer
a una familia de comerciantes por mi lado paterno, funcionó como una autocensura
vocacional. Requerí de este viaje para encontrar y abrazar lo que quería ser.
Hasta el día de hoy, ese voluntariado ha marcado el tipo de investigación que
hago. He conservado el interés en problemáticas educativas y sociales. Me interesa
promover la equidad. Para mi tesis doctoral, estuve tentada a investigar Lost o
alguna de mis otras series favoritas, soy seriéfila. Sin embargo, preferí hacer una
tesis exploratoria sobre cómo la lógica transmedia podría llevarse a la educación, y
cómo promover la alfabetización en medios de los estudiantes a través de crear y
validar su cultura digital.
Mis trabajos de investigación están llenos de modelos que tratan de mejorar y cambiar.
Se basan en validar a las personas, su cultura, sus prácticas y/o sus propuestas para
transformar: Diseño de narrativas transmedia para la transalbetización (2016), Juegos
de Realidad Alternativa para la educación cívica. Elementos de diseño, narrativa, juego
y discurso (Lugo y Melón, 2016); Immersive Journalism Design Within a Transmedia
Space (2018); Design Process of an Alternate Reality Game (ARG) as a Strategy to
Foster Social Support and Well-being of Mothers of Children with ASD (Lugo, Melón,
2019); Transmedia Learning for Preverbal Children with Autism. Taking Advantage of
Digital Culture and Devices (2020).
Esta inclinación muestra otras herencias: la ingeniería de mi padre, la creatividad
y artesanía de mi madre y mi abuela, la profunda empatía que ella me enseñó; la
necesidad de diseñar y confeccionar. Esta es la herencia más amplia: vivir entre telas,
agujas e hilos.
137
Entre la población con autismo, los niños “no verbales” son quienes tienen menores
posibilidades de participar en cualquier esfera social y son los más vulnerables.
“No verbal” no es solo un adjetivo descriptivo para indicar que alguien no puede
físicamente hablar. Implica que se es incapaz de comunicarse y se ha convertido en
una clasificación que hasta 2013 se describía como de “bajo funcionamiento” en los
grupos de diagnóstico (Lugo, 2020, p. 19).
Enseñar español me permitió entender y validar la experiencia de Andrés como
principiante de la lengua, intuir que para él, hablar requiere igual o más esfuerzo que
una segunda lengua, no asumir que por no hablar la lengua hablada no entiende;
valorar que el lenguaje es receptivo y no solo productivo; que la comunicación no
verbal, es en todos los casos la mejor comunicación y comprender que es un acto de
dos en lugar de asumir a un niño “incapaz”.
En mi reciente libro Transmedia Learning for Preverbal Children with Autism, Taking
Advantage of Digital Culture and Devices (2020) sustituyo “no verbal” por preverbal.
Tomé la idea de Daniel Comín, padre de un joven con autismo, activista que inició
uno de los proyectos más emblemáticos para la comunidad de habla hispana: Autismo
Diario. Él a su vez, la ha tomado de otras fuentes.
Llamarlos preverbales, tiene un significado más en esta obra: implica que sus
habilidades de comunicación están en proceso y evolución. Como madre, me interesa
evitar adjetivos que nieguen las posibilidades y potencial para comunicar, así como
sus estrategias actuales para hacerlo. (Lugo, 2020, p. 34).
Este interés en los múltiples lenguajes para comunicarse y la concepción intuitiva de
que el proceso de adquisición de lengua en el autismo está a medio camino entre
la lengua materna y extranjera, en parte dio lugar al capítulo 2 de la obra, el cual se
titula Los niños con condiciones del espectro autista como usuarios y participantes: los
dispositivos móviles para la alfabetización y el aprendizaje.
El futuro de dicho capítulo es un modelo de aplicaciones basado en un estudio
cualitativo, experiencias de usuario, un marco interdisciplinario de comunicación
alternativa, comunicación interactiva y aprendizaje de lengua extranjera. Solo está
como prototipo en mi mente, notas y en mi tablet.
Así es mi investigación. No es un camino lineal. Se nutre de las experiencias de
vida, de diversas intersecciones, de experiencias del pasado y del presente, de
indignaciones que requieren catalizarse a través de la creatividad, de los modelos
que se perfeccionan, adaptan o avanzan, y de vocaciones que se van y … vuelven.
139
principios de diseño e innovación en el campo 2) Lo cultural, lo que los usuarios
hacen en, con y a través de las plataformas, así como la relación entre ambas esferas.
Siempre le agradeceré a Carlos Scolari (mi director de tesis) que me hiciera notar que
para una tesis en la intersección transmedia & educación debía salir de la burbuja
del nivel universitario para el trabajo de campo. Carlos me presentó a Elena, una
profesora de Instituto muy apasionada que lo había buscado por su interés en la
141
A nivel epistémico y metodológico, mi tesis representó mi inclinación hacia los
estudios cualitativos. Viniendo de la práctica, la etnografía, en su intersección con el
diseño fueron naturales; al igual que una postura hacia la teoría fundamentada más
que como método solamente, como visión.
INVESTIGACIÓN EN COMUNICACIÓN,
MATERNIDAD Y DISCAPACIDAD EN SEGUNDA
PERSONA COMO EXPERIENCIA DE VIDA
Hasta ahora no les he dicho más de Andrés.
Tiene 12 años. Le fascinan las pasas, los arándanos y el amaranto; comer ensalada
con aceite de oliva y vinagre balsámico, las sopas y caldos picantes o de sabores
fuertes como el jengibre. A veces anda por ahí masticando una hoja de cilantro o
perejil, que robó del refrigerador.
Se entretiene viendo videos de sonidos suaves y para niños en YouTube. Se mueve
todo el tiempo, le molestan mucho las demandas o algo que requiera concentrarse…
Es feliz al caminar por lugares naturales y silenciosos recogiendo hojas y ramitas.
Sufre mucho al bajar una resbaladilla, al escuchar un perro o las voces agudas de niños
pequeños, un gato, la licuadora o un taladro. Hace constantemente un movimiento
de rodillo con sus manos y emite sonidos que parecen extraños a la mayoría. Grita
mucho, ríe por largo tiempo sin razón aparente. Se emociona al ver o sentir el agua,
su comida favorita o una salida, y a veces, también tiene reacciones desreguladas y
muy intensas para manifestar su enojo que son lo más triste o el reto más difícil de mi
maternidad en el ámbito personal.
Andrés requiere cuidado permanente. En la calle porque puede correr con la
velocidad de una gacela y lo hace con la inocencia de cuando tenía 3 años. Es una
de las situaciones más peligrosas y año con año veo noticias sobre niños con autismo
que debido a esto ponen en peligro su vida.
En la casa, Andrés come, sabe ir al baño, vestirse, pero para todo ello necesita
acompañamiento y asistencia. Si permanece solo pueden probar o ingerir algo peligroso,
decorar la pared con pasta de dientes o vaciar el café en grano al piso para disfrutar su
olor, comerlo con sus manos o deshacer una pluma y terminar lleno de tinta. El llamado
desorden de desintegración sensorial, no está en el diagnóstico de autismo, pero la
mayoría de las personas dentro del espectro lo tienen. Esta forma de percibir el mundo
y las necesidades que le da son lo que más influye en cómo vive Andrés.
Cuidar y educar a Andrés tiene el encanto y el vínculo de la época de amamantar o
de los primeros años. Cuidar y educar a Andrés representa el mismo nivel de desgaste
de los primeros años. Una muy querida amiga, mamá de una adolescente dentro del
espectro también, dice –Tengo mi pequeña apéndice–.
EL AUTISMO Y LA DISCAPACIDAD:
DE LA EXPERIENCIA DE VIDA AL OBJETO DE ESTUDIO
Mi investigación en autismo fue, primero, documental e instrumental a la vez. Andrés
había sido diagnosticado poco antes de comenzar mi doctorado. Cuando algún
médico o terapeuta hacía alguna afirmación que me inquietaba o me frustraba por
falta de comprensión o estrategias, buscaba artículos en revistas indexadas, recientes,
comparaba. Hacía una revisión de literatura. No conocía madres de niños con
autismo. Cuando lo hice comprendí la diferencia y valor del conocimiento situado.
El autismo se convirtió en objeto de estudio casi de manera casual. Fue un “cruce de
cables”. Sucedió cuando recién había terminado de escribir mi tesis doctoral. En el
plano de la investigación, después de una tesis tan intensiva, quería explorar y abrir;
en la metodología quería expandirme, seguir aprendiendo. Y, ahora lo veo, a nivel
teórico quería profundizar. Escribí en ese tiempo dos textos muy diversos: Immersive
Journalism Design within a Transmedia Space (2018) y la Representación del autismo en
las narrativas de fanfiction.net (Lugo, Melón y Castillo, 2017) uno, un trabajo individual,
el otro colectivo, pero tenían puntos en común: la interdisciplinariedad, una relación
con la empatía y la ética. Por primera vez, como marco, la comunicación empezó a
ser insuficiente. ¿Por qué? Como investigadora, la tesis como trabajo intelectual había
hecho su proceso y me había transformado. Como madre, mis cuestionamientos e
indignación con la exclusión, iba en aumento conforme Andrés crecía. Diversas
madres coinciden en que el primer gran problema a enfrentar socialmente se da
cuando los niños tienen seis años. (Lugo y Melón, 2019). En el Kínder la tolerancia
parece garantizada. En cuanto hay mediciones y hay que enseñar a leer y sumar, no.
La exclusión educativa comienza en la primaria. Intentar educar a nuestros hijos, se
vuelve un peregrinar interminable.
Los modelos sociales y de derechos humanos de la discapacidad, son la respuesta
cuando una empieza a indignarse por las desigualdades, derechos no garantizados y
exclusiones continuas para su hijo y su familia. Sin embargo, cuando me enfrentaba
con un conflicto con un directivo de escuela, un vecino me decía una letanía porque mi
hijo gritaba, enfrentaba alguna mirada sumamente despectiva o un comentario hiriente
en un parque, notaba un problema de fondo, más allá de cuestiones sociológicas.
Detrás de afirmaciones o actitudes se escondían pensamientos sobre el valor de una
persona con discapacidad. Aquí había algo muy profundo: ¿qué nos hace humanos y
valiosos? Veo que me iba intrigando qué pasa por la mente de una persona para excluir
a alguien de tan universal categoría, y por qué, ni siquiera lo nota.
143
intersección entre estudios del fan y estudios de la discapacidad para estudiar dicha
representación. Fue un trabajo con dos de mis mejores amigas que brindaron sus
saberes y avances en investigación, métodos; innovación, técnica y creatividad. Es
en el campo de la comunicación, un texto original. Con base en métodos digitales
llegamos a la selección de una de las historias con más lecturas en la plataforma.
En ella, Harry Potter tiene autismo y podemos ver su propia transformación, la de
su mentor y la de Hogwarts. El autor o autora nunca respondió mi mensaje para
entrevistarle. Pero sé que conoce el autismo de cerca, se notaba en cómo lo encarnaba
Harry Potter. En ese artículo revisamos ochocientos comentarios de lectores y lectoras.
Notamos, que al menos en ese ejercicio textual y los comentarios que generó había
una representación más justa, las personas dentro del espectro se veían reflejadas, se
negociaba el sentido, había diálogo al respecto.
En Transmedia Learning for Preverbal Children with Autism (2020) continué con el
tema de la representación y su influencia en el aprendizaje bajo la hipótesis de que
los constructos e imágenes de lo que significa la discapacidad condicionan la toma de
decisiones educativas, entre otras, de familiares, cuidadoras y cuidadores, terapeutas
y profesores.
El primer capítulo recoge la hermosa exploración que va del dolor al gozo de
preguntarse: ¿Qué nos hace humanos y valiosos como tal? Muchos discursos
prevalentes apuntan a nuestra productividad, inteligencia en un sentido moderno
y racionalista, a la autonomía, al éxito, en un sentido capitalista, a lo individual más
que a lo grupal. Quienes relatan la historia social del autismo (en Lugo, 2020) revelan
violaciones gravísimas a los derechos humanos, que llegaron a incluir la eutanasia de
niños de cinco años en los años treinta y cuarenta del siglo pasado y, situaciones de
abandono y maltrato hasta los años ochenta. Sin embargo, las noticias nos dicen que
esto continúa.
Para mí, son las perspectivas humanísticas, éticas y filosóficas las que dan respuestas
profundas sobre el ser y orientaciones de cómo deberíamos construir la inclusión.
Pienso en autores como Eva Kittay (2011) quien, desde una visión anclada a la
ética del cuidado y con base en su experiencia como madre de una joven con
parálisis cerebral que prácticamente no podría vivir sin cuidados de otros cuestiona
conceptos como la autonomía y la justicia como sinónimos de realización, felicidad
o desarrollo, para hacer notar que hay personas con discapacidades severas para
quienes las leyes o acciones afirmativas no significan independencia y autonomía.
Otras autoras como Winance (2016) recupera los aportes de Kittay, reconoce la
aportación de un modelo social de la discapacidad que dio voz a la comunidad que
la experimenta, pero que opone un cuerpo habilitado contra un cuerpo que no lo
es, y de esta manera, construye un solo tipo de subjetividad basada enteramente en
autonomía e independencia.
145
considerados restringidos y con un impacto negativo en el desarrollo de las personas
con autismo, para validarlos y proponer conectarlos con el aprendizaje en pro, sí de
la apertura, pero de un desarrollo respetuoso y que reconozca y valore el derecho
a los pasatiempos e intereses que les hacen felices. Aquí el ángulo de los estudios
del fan es esencial, porque los fans también han sido juzgados negativamente por
sus intereses y preferencias intensivas. Expongo el caso Emi, un joven de, ahora
quince años, quien ama su tablet y Disney. Canta canciones de Disney con Spotify,
anota a mano los enlaces de Youtube para no perderlos, dibuja a sus personajes
favoritos, hace lo que en fanfiction se conoce como crossovers: dibujos con personas
de diferentes ficciones; realiza animaciones cuadro por cuadro haciendo screenshots,
monta escenas con muñecos y las fotografía, dibuja a lápiz, con mouse, y, a mano en la
tablet. Ve escenas de frustración cuando se siente así e imita diálogos de los Increíbles
para bromear a su hermana María. Todo esto es resultado de su autoaprendizaje y la
guía de su familia.
Estudié sus prácticas de fan por seis meses de la mano de Eli y cómo esto le han permitido
darle sentido al mundo y tener una vocación. Termino el capítulo proponiendo
estrategias para conectar intereses a aprendizaje. Este, el capítulo favorito de mi
colega, lector crítico y nutritivo, y amigo, Diego Zavala. También es el mío.
Este espíritu de incluir las prácticas y saberes de la comunidad con autismo guía
también una investigación y proyecto de cursos de narrativa colectiva, aprendizaje
entre pares y divulgación de la ciencia en el que realizamos dos grupos de enfoque
con madres para saber cuáles eran sus principales problemáticas a lo largo del
crecimiento de sus hijos, y cuáles sus estrategias para enfrentarlo, pero también para
mantener la propia salud mental. (Lugo y Melón, 2019). Esto nos interesa porque las
madres de niños con discapacidad tenemos índices significativamente más altos o
propensión, a tener ansiedad, depresión y retos de salud mental. (Varios autores en
Lugo y Melón, 2019).
Con base en ello, realizamos un curso prototipo para madres que hayan recibido el
diagnóstico recientemente. En la metodología de aprendizaje se intenta validar los
saberes que vienen de la experiencia a la par que los de ciencia reciente que provenga
de métodos y aproximaciones teóricas éticas hacia la experiencia de la discapacidad.
Se trata de indagar si esos espacios en línea podrían funcionar como comunidades de
práctica con más vínculos, apoyo social y cuidado que los qué hay en grupos masivos
en redes como Facebook. Es un proyecto en pausa por la pandemia.
Transmedia Learning… como obra completa parte de un capítulo sobre a
representación del autismo y el aprendizaje, establece una postura ética hacia el
diseño para la discapacidad, explora con dos casos etnográficos las prácticas de
cultura digital de dos niños y sus madres, cierra con una propuesta basada en estudios
de autismo, cultura digital, tecnología educativa y transmedialidad para educar a los
niños con discapacidad, soñando una inclusión social y no solo educativa. Defino el
aprendizaje transmedia como el que:
147
a que mis estudiantes pongan sobre la mesa sus propias diversidades y las conviertan
en objeto de estudio, es lo que más sentido y paz me proporciona. No es la esfera
social ni de la política pública, sino la de la persona. La de cada tesista o alumna o
alumno que resignifica o comprende la experiencia de la discapacidad de su primo o
hermana, o bien, hace un ejercicio de reconocimiento aún sin haber experimentado
la discapacidad de cerca.
Mi investigación ha sido un recurso para conciliar mis roles de madre e investigadora;
para intentar que mi obra le aporte algo a mi hijo y a otras personas como él. Ha
partido de una necesidad personal y en la esfera familiar, la de situar el autismo en mi
vida y comprender; ha madurado para ir de la empatía por otras madres de niños con
autismo, hasta avanzar, espero, al reconocimiento (Honnet) concepto que introdujo a
mi vida las conversaciones y obra de Conni y (Castillo-González, 2018), y que estoy
en proceso de comprender tanto a nivel teórico como experiencial.
Mi investigación en autismo ha sido ejercicio colectivo, de solidaridad, de empatía,
encuentro y compañía con otras mujeres. Las mamás de niños con autismo que han
apoyado mi investigación, en especial Eli, y, mis amigas académicas como María
Elena Melón y Conni Castillo.
Está incompleta como investigación - acción, por lo pronto y no sé cuál es su futuro.
Es honesta.
• Las prácticas de cultura digital de las personas con discapacidad, sus brechas,
aportaciones, saberes e intersecciones.
• Las falsas curas que circulan sin censura en los grupos y que no circularían
en espacios abiertos, blogs o periódicos digitales. Muchos familiares se acercan
primero a grupos y creen en otros padres porque dan crédito a la experiencia.
Esto, que puede ser un gran recurso de apoyo social y tener un rol terapéutico
para las familias y de creación de saberes colectivos tiene un doble filo. Hay niños
hoy mismo que están recibiendo curas y tratamientos validados por la experiencia
y creencias de otros padres y que pueden ser perjudiciales.
• Es necesario un estudio crítico y cultural de los métodos y marcos para producir
tecnologías e interfaces de asistencia y educativas para la discapacidad.
Recursos de apoyo
- https://educared.fundaciontelefonica.com.pe/educacion-mediatica/podcast-
neurodiversidad/
- https://www.youtube.com/watch?v=zXvot5VLNaU&t=4s
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En la película Mil veces buenas noches la actriz francesa Juliette Binoche interpreta a
Rebecca, una fotoperiodista dedicada a documentar conflictos armados y guerras que
se debate entre su convicción profesional y su vida personal y familiar. La sinopsis que
acompaña al tráiler de la película cierra diciendo que Rebecca debe optar entre “su
trabajo o su familia, y la elección parece obvia”. Independientemente de la intención
de captar nuestra atención y que nos enganchemos con la historia (por cierto, vale
la pena verla), es ineludible centrarnos en la elección de palabras para esta frase. ¿Es
obvia la elección? ¿Debe éste ser un tema tan claro para las mujeres? La investigadora
Dorismilda Flores-Márquez comparte la referencia haciendo hincapié en lo mucho
que le recordó a una de las mujeres que marcó, con avasalladora lucidez, el ejercicio
y el estudio del periodismo en México y América Latina, así como a quienes tuvimos
la fortuna de cruzar camino con ella.
48.
María Elena Meneses (1961-2018) fue profesora en el Tecnológico de Monterrey
en donde coordinó la Cátedra Sociedad de la información. Perteneció al Sistema
Nacional de Investigadores Nivel II. Fue periodista de televisión y Doctora en Ciencias
Políticas y Sociales por la UNAM.
49.
Es una de las figuras más destacadas del periodismo deportivo en México y en 2019
se convirtió en la primera mujer en actuar como comentarista de la final de la UEFA
Champions League y en 2015 en la primera mujer mexicana en ser nominada a un
Emmy deportivo por la Academia de Televisión de Estados Unidos. Durante 15 años
formó parte de la cadena de televisión Fox Sports cubriendo los eventos deportivos
más importantes del orbe. Actualmente funge como analista y periodista en la
cadena TNT Sports cubriendo la UEFA Champions League. Es maestra en periodismo
por la Universidad Di Tella y el Diario La Nación de Argentina. Reimers también ha
escrito artículos en The New York Times y su primer libro, “¡Juega como niña!”
fue publicado el 16 de abril de 2021. En mayo de 2021, Marion Reimers se unió al
grupo de inversionistas minoritarios del equipo Washington Spirit de la Liga Nacional
de Fútbol Femenil de Estados Unidos. Es cofundadora y presidenta de VERSUS,
una organización no gubernamental sin fines de lucro cuyo objetivo es combatir
la discriminación por motivos de género, clase y raza, con el fin de mejorar el
contenido del periodismo deportivo. Recientemente fue nombrada Embajadora de
buena voluntad de ONU Mujeres. Correo: marion.reimers@gmail.com
151
Al igual que Rebecca, María Elena Meneses también tuvo que elegir entre su familia
y su profesión en el campo. Producto de las desigualdades de la época, la exitosa
periodista decidió transformarse en ilustre académica a fin de conciliar su vida
personal con sus ambiciones profesionales. Queda muy claro que es esta una de las
asignaturas pendientes más urgentes en el periodismo y en múltiples otros frentes.
Las mujeres todavía debemos elegir, o mejor dicho, nos vemos obligadas a renunciar
a un aspecto de nuestras vidas en aras de gozar en plenitud otro, que muchas veces
se contrapone.
La elección de María Elena Meneses fue motivada por una mejora en su calidad de
vida, al margen de las desigualdades, y le significó un “cambio de banqueta” como
lo retrata Flores-Márquez quien ahora –al igual que su colega– ocupa el cargo de
Presidenta de la Asociación Mexicana de Investigadores de la Comunicación (AMIC).
“Nunca dejó de ser periodista”, añade.
No son pocas las ocasiones en que hemos escuchado la frase “encuentra un trabajo
que te apasione y no tendrás que trabajar un día en tu vida”. Lejos de la romantización
de la explotación que pueda significar, son tal vez pocas las profesiones en las que las
personas son requeridas a ser su trabajo de manera constante. Son muchas menos las
personas que efectivamente son incapaces de dejar de ser permanentemente aquello
a lo que se dedican. No se quitan nunca el uniforme, son profesionales de tiempo
completo, da la impresión de que nacieron para verse y manejarse así. Además de
lo excepcional que llegó a ser en todos los aspectos de su vida profesional, María
Elena Meneses se distinguió también por esto último. Nunca dejó de ser periodista,
ni siquiera en una conversación informal o en una charla de café.
Su atuendo, “siempre elegante y lista como si fuera a salir a cuadro en cualquier
instante” como lo señala su ex-alumno y periodista Javier Risco, hasta su caminar
y su entonación son ejemplos prístinos de cómo vivía –en la forma más literal de la
expresión– la profesión que tanto amaba. Su caminar incluso le significó que Ricardo
Flores, su amigo y colega de muchos años, la apodara “Torera”. Quien fuera su
camarógrafo durante tantos años confiesa, mediante una carta: “Me apenó cuando
se enteró que le puse el mote de ‘Torera’, solo que a ella le causó gran risa, aunque
no creo haberle explicado el motivo de esta expresión. Al observar sus movimientos y
ademanes al andar parecía partir plaza, como realzando su seguridad y su confianza.”
Porfirio Patiño es otro ex colega de Meneses, se refiere a ella de manera afectuosa, y
recuerda su paso por la redacción de Univisión luego de haber sido su jefe y productor
durante sus años en la cadena. Aficionado a los toros, agrega que “la apodaban
‘Torera’ pero más bien yo pensaba en ella como matadora y le decía: ‘No hay día en
que no cortes una oreja’ porque no había cobertura en que no estuviera puntual y
adelantada en las agendas”. Adelantada es la palabra que más se repite entre quienes
hablan sobre ella en términos profesionales.
Esta expresión ilustra de manera nítida su análisis y visión con respecto al futuro
de los medios de comunicación, la tecnología, las redes sociales y lo que ella
puntualmente supo anticipar. Su libro Periodismo Convergente: tecnología, medios
y periodistas sintetiza a cabalidad lo que tantas veces vaticinó en conversaciones,
clases y conferencias: los periodistas nos vimos en la necesidad de cambiar nuestra
aproximación a nuestra labor y convertirnos en profesionales que pudieran trabajar
en una variedad de plataformas con diversas herramientas tecnológicas y con gran
flexibilidad para adaptarnos a nuevas narrativas.
Quizás existan quienes, al no haber tenido cercanía con ella o con el periodismo,
puedan pensar que estos recuerdos se encuentran teñidos de subjetividad o que
la memoria –a veces tan engañosa consejera– puede inclinarnos hacia un recuento
fallido. Afortunadamente ella misma se encargó de brindar ejemplos a racimos para
darle cimientos sólidos a la construcción de este recuento colectivo.
La muerte de Saddam Hussein en 2006 significó un punto de inflexión y así se lo
hizo saber a su colega Porfirio Patiño en su momento para después incorporarlo en
los cursos de actualización periodística que impartía en diversas redacciones. En el
lejano 2006, María Elena supo que el acceso a la información como consecuencia
del desarrollo tecnológico tan acelerado, significaría lógicamente un efecto dominó
que impactaría directamente la manera de llegar a las audiencias pero también la
necesidad de verificar información e incorporar estas posibilidades a la profesión.
La imagen de Hussein siendo ahorcado dio la vuelta al mundo y, sin saber quién la
había grabado o de dónde venía, devino en un cambio sustancial de la concepción
del ejercicio periodístico y sus posibilidades. Su mirada respecto de acontecimientos
como éste y el potencial impacto que tendrían, no solamente en el trabajo periodístico
sino en la vida de las personas, la llevaron a ser una voz destacada en el mundo
académico. “Fue visionaria en sus ejes de investigación, siempre iba un paso adelante y
entendió rápidamente la transformación del mundo”, señala la Doctora Paola Ricaurte,
investigadora y profesora del Tecnológico de Monterrey, institución en la que conoció
a quien también amistosamente se le llamaba Marmenes. También puntualiza: “Ella
podía vincular distintos ámbitos y pensar de manera transversal. Pensó en cambios
importantes a nivel social y tecnológico y en que, como consecuencia, requerirían
regulaciones en torno a cuáles serían las políticas públicas más adecuadas para ello”.
Siempre amparada por datos duros y una rigurosa investigación, en sus clases gustaba
también de citar a grandes referentes a fin de darle una perspectiva humana a la
frialdad de los números, los hechos y la teoría. Es insoslayable mencionar en ese caso
a Ryszard Kapuscinski quien afirmó que “para ser buen periodista hay que ser buena
persona”. Esta directriz no únicamente era algo que transmitía en las impecables, claras
y directas clases y apoyos con los que maravillaba en su labor como profesora, sino
también lo supo aplicar a otras áreas. María Elena afirmaba que la labor periodística
153
debía buscar generar un cambio, incidir de manera directa en la vida de las personas
dado que “la información no nos pertenece, es un bien público y como tal la hemos
de tratar” como mencionó con seriedad en alguna clase que dictó. La Dra. Dorismilda
Flores-Márquez explica que, en 2013, época en la que se debatía acaloradamente la
Reforma en Telecomunicaciones en México “supo vincular su posición en la AMIC
con la gestión y búsqueda de diálogo con legisladores”. Su voz en el debate público
fue siempre aguda, inteligente y “con un compromiso, ética y visión apartidistas”
como menciona Porfirio Patiño, quien añade que en la época en la que ejerció como
corresponsal “era difícil mantenerse alejado de la agenda gubernamental”.
En tiempos en los que la polarización es causa y consecuencia de la posverdad son
cada vez más escasas las voces que escuchan antes de opinar y que encuentran cómo
enhebrar la aguja de la prudencia, la inteligencia y el bien común en medio de las
tendencias de odio y violencia que nos rodean. Episodios como el asalto al Capitolio,
la insurrección en redes o cómo comunicarnos en el metaverso habrían sido temas
en la agenda de Meneses y así lo menciona Javier Risco: “falta su mirada crítica, la de
una persona que encuentre los grises en un ambiente tan polarizado en el que reinan
las estridencias por encima de la razón.”
En épocas en las que el periodismo se inclina más hacia una tendencia de discusión
que de investigación y análisis, María Elena supo también mediar entre el mundo digital
y el físico. No era inusual que le subrayara a su alumnado la importancia de ejercer
la profesión con el mismo rigor, sin importar la plataforma ni las herramientas. Miguel
Carrillo recuerda que, durante sus años como corresponsal, Meneses armaba carpetas
con recortes de periódicos y datos relevantes sobre diversas temáticas que podrían ir
surgiendo en sus asignaciones como reportera. Posteriormente aplicó en el mundo digital
y académico esa capacidad de mirar con lupa la información. Contaba que uno de
sus excompañeros en las trincheras de la reportería le decía: “Nosotros aquí andamos
ensuciándonos y tú que andas ya en plan académico siempre estás muy perfumada”.
María Elena dejó de ejercer el periodismo en las redacciones para dedicarse a la
vida académica, pero en realidad nunca dejó de ser reportera, de acercarse con
envidiable curiosidad y mirada clínica a los acontecimientos que marcaban tendencia
y cambiaban el curso de la historia.
Fueron justamente esos atributos –entre muchos otros– los que la hicieron marcar a
una generación de jóvenes en una época en la que ser periodista era, y sigue siendo,
una actividad de alto riesgo. Otro de los tantos exalumnos a los que inspiró, Carlos
Brito, menciona que parte de su legado tiene que ver con haber sido alguien que “se
maravilla con presenciar la historia, atestiguar de primera mano los acontecimientos
que cambian al mundo”. Luego de graduarse de la carrera de periodismo, Brito se
dedicó a trabajar con la organización R3D que se dedica a la defensa de los derechos
humanos en la esfera digital, aunque su compromiso no se ceñía nada más a ello.
155
de parte de su profesora, cuenta Zermeño. No obstante, confiesa también que el
haber sido alumna de Meneses daba “algo así como un sello de calidad instantáneo”,
en lo que denomina hoy es un homenaje constante a su profesora.
Rafael Castillo, productor regional para la agencia AP (Associated Press) para la mesa
de video de Latinoamérica, obtuvo la beca de carrera del Tecnológico de Monterrey
cuando Meneses era directora de la Licenciatura en Medios de Información (LMI)
o “Periodismo”, como se le conocía en los pasillos. “María Elena era una realista y
alguien que te decía las cosas muy claras sobre lo que son las instituciones”, recuerda
quien fuera uno de sus alumnos destacados, resaltando que logró transmitir que
la profesión podía ser ingrata, pero era más importante aquello que la inspiraba a
llevarla a cabo. En aquel entonces la carrera se decantaba más hacia el trabajo por
escrito y en redacciones y Castillo resalta que la sagacidad de Marmenes logró acercar
a una parte del alumnado a otras áreas de su profesión.
Mi vida cambió por completo gracias a ella, me abrió oportunidades a las que de
otra manera no hubiera accedido. También te orillaba a ver las cosas desde otra
perspectiva. Lograba obligarte a salir sin hacer todo desde una redacción y fue
ella quien me llevó a hacer televisión y video cuando muchos de nosotros tal vez
pensábamos que solamente nos íbamos a dedicar a escribir.
El entendimiento de estas necesidades y saber que eventualmente la profesión le
exigiría a quienes la ejercen la facultad de saber trabajar de manera transversal
en diversas plataformas le significó alimentar un espíritu de curiosidad por nuevas
tecnologías y foros.
Supo anticiparse a la importancia de las redes sociales y también predecir, con
quirúrgica precisión y cruda honestidad, la tendencia hacia lo performático más que lo
informativo en el ejercicio público de la profesión que tanto amó. “La nota no somos
nosotros aunque salgamos en tele”, fue una de sus tantas enseñanzas persistentes,
valiosas y precisas. Comenta Rafael Castillo que, a su parecer, esto es visible para
quienes tuvieron la fortuna de escucharla y aprender de ella. “Muchas personas a las
que tocó tomaron un camino serio en el periodismo, están en posiciones privilegiadas
de informar y no deja de asombrarme cómo permeó el estándar ético de María Elena
en las personas a las que enseñó”, menciona. Sin embargo, no hay oficio que sirva si
el acercamiento es únicamente aquel que existe detrás de la comodidad de la teoría,
de la filosofía y lejos de la aplicación. Ahí es en donde también radica una de sus
grandes valías, como afirma Jésica Zermeño quien agradece que “nos haya enseñado
a ser prácticos y no pretenciosos”. Añade su colega Carrillo que “no desperdiciaba
un espacio, a cada instante en televisión le sacaba todo el jugo posible, incluyendo
en sus notas la mayor cantidad de información mediante un admirable ejercicio
de síntesis”. El uso de las palabras trascendía, sin embargo, su dimensión práctica
adquirió para ella un aspecto paradigmático y filosófico. “El asunto de la ética es muy
sencillo de resolver”, recuerda haberla escuchado decir Carlos Brito, “siempre habla
como si tus palabras fueran a aparecer en un titular y antes de ello piensa si esas
palabras quisieras que aparecieran en un titular”.
Tal vez fue por ello que no se asumió abiertamente como feminista previamente,
condicionada también por el Zeitgeist y sus propias experiencias. “Me llamaba la
atención que, aunque no lo dijera de manera explícita, (en la práctica) buscaba
liderazgos femeninos y empujaba a otras mujeres, por ejemplo, al interior de la
misma AMIC”, señala Dorismilda Flores-Márquez.
Paola Ricaurte cuenta que incluso para lo adelantada que era ella, la lucha por la
equidad de género se convirtió en una temática que llegó –tal vez– de forma un
poco tardía a su vida. “No nos sentíamos avanzadas en esa reflexión como para
nombrarnos o ser activas pensadoras en esa dimensión. Es parte de la formación
que tuvimos desde el punto de vista teórico. Se hablaba de la lucha de clases, de las
diferencias en ese sentido, pero no se hablaba tanto de las diferencias sustanciales
que marcan las desigualdades de género”, confiesa.
Supo enfrentar un doble desafío al ser una de las pocas mexicanas que en ese momento
eran encomendadas con la responsabilidad de ser corresponsal y a ello se sumaba
el ejercer como mujer una profesión históricamente llevada a cabo por hombres.
Como menciona la heredera de su cargo, Jésica Zermeño, “si ella no hubiera estado
ahí tal vez yo no hubiera entrado”. Somos muchas las mujeres que le debemos a
María Elena la posibilidad de ser periodistas en posiciones de privilegio gracias a
su labor y a que como consecuencia de ella, se normalizara nuestra presencia en
dichas posiciones. María Elena no hablaba de las desigualdades que enfrentó y para
quienes la conocimos, es tal vez una deuda pendiente el haberle preguntado más
al respecto. Aunque para hacerlo tal vez nos hacía falta ser visionarias como ella,
para así haber podido anticipar una conversación más viva e importante que nunca.
“La dimensión del género ha permeado a niveles más cercanos y no estaba tanto al
alcance y amplitud en la discusión académica”, como menciona Paola Ricaurte.
Una de las últimas iniciativas de las que formó parte giró precisamente en torno a tejer
redes de sororidad y vinculación entre mujeres en la comunicación. Como parte de
la iniciativa Conectadas luchó por la promoción de liderazgos femeninos y la igualdad
de género en los diversos frentes abiertos que a la fecha nos atañen como sociedad
y como gremio. Verla dejar atrás eso que tal vez podría interpretarse como timidez y
abrirse a formar parte de la nueva conversación fue inspirador, gratificante y motivador.
Al preguntarle a varias personas entrevistadas qué le agradecen a Marmenes, Paola
Ricaurte sonríe y menciona –entre muchas otras cosas– que “esa lección de ser
consistente, de siempre estar buscando cómo responder a la realidad con lo que es
más necesario de ti”, forma parte importante de su legado. Tal vez en estos momentos
157
algo que es necesario de nosotros sea trabajar en un aspecto que Javier Risco destaca
en sus agradecimientos. “Era muy notoria su relación con las nuevas generaciones,
no únicamente en términos de las tendencias, sino también de sus preocupaciones”,
señala el joven periodista. ¿Cuáles son esas preocupaciones? Hace falta asomarse a las
tendencias mundiales y locales para entender que nuestro sentido de comunidad, de
vocación y de asombro deben estar más que nunca al servicio de las conversaciones
urgentes. Estas últimas están encabezadas por la igualdad de género y la inclusión.
“Comencé algo de lo cual no puedo alejarme” son las palabras de Rebecca en Mil Veces
Buenas Noches, y son tal vez las que marcan a quienes la conocimos y a quienes nos
marcó su perseverancia, pasión y rigor. Comenzó algo de lo cual ahora no podemos
alejarnos, algo que nos trasciende y que es más grande que nosotros. En el ejercicio
de “tejer a esas múltiples María Elenas”, como lo denominó Paola Ricaurte, es ese tal
vez el rasgo más claro que las une a todas. Nos contagiaron, nos incentivaron y nos
llevaron a comenzar algo de lo cual ahora no podemos alejarnos. Gracias, María Elena.
Estoy segura que desde donde estés harías en estos momentos un chiste de esos que
decías sin reírte, porque estabas siempre tan a cuadro que en este reportaje del que
eres protagonista probablemente te hubiera incomodado ser la nota.
Recursos de apoyo
- https://www.youtube.com/watch?v=9_Xii89HWjk
-https://www.scielo.org.mx/scielo.php?pid=S0188-
25032018000200415&script=sci_arttext
EL CAMINO HACIA LA
COMUNICACIÓN PÚBLICA
Por Laura Martínez Aguila51
50.
Patricia Ortega Ramírez es profesora e investigadora en el Departamento de Educación
y Comunicación de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco.
Doctora en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM, es autora de La otra televisión
Por qué no tenemos televisión pública (2006) y Trabajadores de la Radio y la Televisión
en México: Los Sindicatos STIRT y SITATYR (1998). Ha coordinado, entre otros libros,
Nueva Reglas. Viejos problemas (2019) y #RadiosComunitarias. Participación ciudadana
sin límites (2020) ambos junto con Jerónimo Repoll. Además ha publicado diversos
artículos especializados sobre comunicación en libros y revistas científicas nacionales e
internacionales. Entre sus líneas de investigación están: Sistemas mediáticos y políticas
de comunicación, Medios públicos, estado y sociedad y Observatorios ciudadanos y
buenas prácticas de comunicación. En 2020 Radio Educación le otorgó el reconocimiento
José Vasconcelos por sus aportaciones de investigación al tema de medios públicos. Ha
participado en los consejos consultivos y de programación en varios medios públicos.
En 2014 el Senado de la República la designó miembro del primer consejo ciudadano
del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano, cargo que desempeñó hasta
2017. Forma parte del Consejo Científico de la Asociación Mexicana de Investigadores
de la Comunicación y de los Consejos Consultivos de la Asociación Mexicana de
Defensorías de Audiencias y de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información,
en esta última participa también en el Consejo Directivo. Es miembro del Instituto de
Estudios para la Transición Democrática y de Conectadas, Mujeres por más Mujeres.
Correo: ortegapat@gmail.com
51.
Licenciada y maestra por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM,
actual defensora de audiencias del IMER. Integrante de los Comités Directivos (2021-
2024) en: Asociación Mexicana de Defensorías de Audiencias (AMDA); Asociación
Mexicana del Derecho a la Información (AMEDI) y de la Organización Interamericana
de Defensoras y Defensores de Audiencias (OID). Líneas de investigación: regulación
de medios, derechos de las audiencias, comunicación pública y derecho a la
información. Correo: laumartag@gmail.com. Un agradecimiento total a la Dra.
Patricia Ortega por la confianza en la elaboración de este capítulo dedicado a sus
contribuciones en el campo de la comunicación pública en México y por la absoluta
disponibilidad de compartir los testimonios, anécdotas, artículos y libros.
159
Patricia Ortega Ramírez, académica, investigadora, doctora en Ciencias Políticas y
Sociales por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y coordinadora
del Grupo de Trabajo de Medios Públicos en la Asociación Mexicana de Investigadores
de la Comunicación (AMIC) ha sido justamente una de las plumas referenciales en el
estudio de los medios de comunicación y de sus relaciones con el Estado y la sociedad.
Se ha mantenido firme en la convicción de documentar el poder económico y político
que ha alcanzado la industria de los medios electrónicos de comunicación y cómo los
intereses comerciales de estos han interferido en la orientación de políticas públicas
y en los cambios jurídicos que inciden en el ejercicio de la comunicación. Como ella
misma ha dicho, el contexto político y social del México de finales de los setentas
y de la década de los ochenta fue decisivo en su formación y ejercicio profesional,
inspirada en las palabras del escritor y filósofo José Ortega y Gasset: “Yo soy yo y mi
circunstancia, si no la salvo a ella no me salvo yo”, la investigadora ha escrito:
No tiene sentido hablar de las claves de mi desarrollo sin explicar el contexto social y
político en el que me formé y en el que he interactuado. A finales de la década de los
años setenta la democratización de la sociedad mexicana avanzaba poco a poco y el
periodismo independiente se abría paso entre el extendido oficialismo de los medios
audiovisuales y el servilismo de los diarios mexicanos. Exigir al Estado condiciones
para garantizar el derecho a la libertad de expresión y el derecho a la información
fueron desde entonces las demandas recurrentes de jóvenes e intelectuales que
buscaban afianzar derechos sociales y garantías individuales (2018).
Antes que nada, está su pasión por el cine, la cual expresó primero como estudiante
desde la perspectiva documental underground que mostrase la vida urbana a la
sombra de la Ciudad de México; más tarde lo hizo como investigadora documentando
el desarrollo histórico de la industria cinematográfica y las políticas de Estado, tarea
que realizó en 1986 como parte de un proyecto colectivo más amplio de diagnóstico
de la comunicación en México. Se considera una gran consumidora de contenidos
audiovisuales, principalmente de películas y series, pues siempre hay mucho que
explorar en la diversidad de narrativas pero, sobre todo es un buen entretenimiento.
Los medios públicos en México obtuvieron su reconocimiento jurídico hasta
abril de 2013 con la reforma constitucional en materia de telecomunicaciones y
radiodifusión, junto con la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión (LFTR)
de 2014. Lejos de considerar que con la reforma quedaba resuelta la definición
institucional de los medios públicos, Patricia Ortega ha mantenido la atención puesta
en el cumplimiento de las atribuciones, responsabilidades y herramientas que la
LFTyR y, por ende, el Estado mexicano, otorgan a los medios públicos. Antes de la
consumación de dicha reforma, Ortega escribió:
Sin embargo, los aportes de Patricia Ortega a la comunicación no se inician con el tema
de los medios públicos ni con su texto nodal La otra televisión. Por qué no tenemos
televisión pública de 2006. De hecho, antes de preguntar las cuestiones clave sobre
los medios públicos comenzó con el análisis de temas que ella misma denomina
“marginales” porque han sido poco estudiados en el campo de la comunicación.
Durante el segundo lustro de la década de los ochenta y en los primeros años de los
noventa, mientras en la Universidad Autónoma Metropolitana, plantel Xochimilco, su
alma máter, predominaba la línea del análisis del discurso y la semiótica, ella se dedicó
a indagar quiénes eran los trabajadores de la radio y la televisión en México, cómo
estaban organizados, cuáles eran sus perfiles profesionales, su ideología, sus alianzas
y de qué manera el gremio influía en la orientación de los medios donde laboraban.
Su primer libro está dedicado a los trabajadores sindicalizados de la radio y la
televisión, en el cual hace una revisión histórica del desarrollo de las organizaciones
laborales desde la década de los años treinta, cuando se conforma la industria de la
radio en México, hasta 1990. En este texto, Ortega ya deja ver un rasgo característico
de sus aportes: la reconstrucción del contexto político, económico y social para
situar en el presente las relaciones de poder en la industria nacional de medios de
comunicación. Simultáneo a estas aportaciones, el texto de Patricia Ortega también
devela y adelanta una condición causal para comprender la eventual respuesta a
la ausencia de medios públicos mexicanos: “entre los empresarios de la televisión
comercial siempre ha habido la idea de que el Estado no debería de tener medios de
comunicación” (Ortega, 1997). Esta pauta anticipa la vereda hacia la necesidad de
tener medios de comunicación públicos. Sin embargo, esto se dificulta pues como
ella misma dice fueron los empresarios de la radiodifusión, con auspicio del Estado,
quienes definieron el desarrollo de la industria.
Desde los inicios de la industria de la radio en nuestro país, la participación del
Estado básicamente se ha dado en el terreno administrativo y jurídico. Los intentos
del gobierno por tener sus propias emisoras han sido siempre endebles [...] En el
aspecto jurídico el Estado tampoco ha ganado terreno frente a los concesionarios de
la radio y la televisión (Ortega, 1997).
En entrevistas realizadas a diversos trabajadores y líderes de las principales
organizaciones sindicales de la industria de la radio y la televisión como el Sindicato
de Trabajadores de la Industria de Radio y Televisión (STIRT) y Sindicato Industrial
de Trabajadores y Artistas de Televisión y Radio (SITATyR), así como de otros gremios
que coinciden en la industria como los músicos y los actores, Ortega da testimonio
161
de cómo se fue profesionalizando el gremio de la radiodifusión. Aporta también una
mirada crítica sobre cómo los intereses económicos generaron prácticas y rutinas
de producción que repercutieron en el quehacer de la comunicación de masas. De
manera simultánea a los cambios en la industria tales como la concentración de la
propiedad y la consolidación del monopolio de la televisión, se modificaron también
las condiciones laborales y las organizaciones sindicales.
Conforme se fueron incrementando las empresas de radio y posteriormente con
el desarrollo de la televisión, los sindicatos se fueron multiplicando y competían
entre sí en el ámbito laboral, como a su vez también lo hacían las empresas de
comunicación. Sin embargo, en la medida en que se unificaban los intereses de
los empresarios y se monopolizaba la industria, los sindicatos también se fueron
fusionando (Ortega, 1997).
En ese trabajo resaltan los datos inéditos y las fuentes de primera mano que explican
cómo las empresas de comunicación reprodujeron estructuras comunes del poder
político, tales como la cultura clientelar y las prácticas corporativistas frente a la lucha
sindical. Durante décadas los principales líderes de los trabajadores sindicalizados
fueron senadores y diputados por parte del PRI, partido que gobernó en el país por
más 70 años consecutivos. En otras palabras, se trataba de una de las manifestaciones
de la estrecha relación entre medios de comunicación y poderes del Estado. La
investigadora concluye que a pesar de la fuerza que podría alcanzar la organización
de los trabajadores de las empresas más influyentes de la comunicación audiovisual,
difícilmente éstos alzarían la voz en contra sus empleadores. La identidad que se llegó
a forjar entre el gremio y las empresas parecía, en ocasiones, inquebrantable.
La trayectoria de Patricia Ortega para llevar sus aportaciones al campo de la
comunicación no se forja por accidente. Desde su época de estudiante en la licenciatura
de Comunicación Social en la UAM-X supo que su vocación era la investigación.
Observar a profundidad, no perder de vista el detalle y menos el contexto, cuestionar
aquello que se da por sentado, indagar, leer, debatir, intercambiar ideas, analizar,
interpretar datos y escribir es como se camina hacia la investigación. El conjunto de
estas tareas, afirma, “alimenta el sentido crítico y reflexivo pero también propositivo”
Realizó el servicio social en la Coordinación de Comunicación Social de la Presidencia
de la República durante el sexenio de José López Portillo, más tarde fue contratada
como asistente de investigación. El proyecto titulado Bases Estratégicas para la
Construcción de un Sistema Nacional de Comunicación Social, coordinado por Sergio
Caletti y Beatriz Solís reunió a un grupo de investigadores que venían principalmente
de la UAM, la UNAM y la AMIC. Como ella misma apunta este fue un periodo de
mucho aprendizaje, pues tuvo acceso a la información y a la discusión de temas que
no había en otro lado. En ese tiempo se integró a la AMIC donde se relacionó con
investigadores como Fátima Fernández, Cristina Romo, Beatriz Solís, Enrique Sánchez
Ruiz y Raúl Trejo Delarbre, entre otros. Patricia Ortega reconoce que este fue un
espacio muy significativo en su formación como investigadora y cuenta que una de
las razones que motivó su quehacer académico fue el interés para comprender a la
comunicación como un derecho. “He pretendido estudiar a los medios pero, además,
contribuir a crear condiciones para un mejor ejercicio de ese derecho” (Ortega, 2018).
Posterior a su primer empleo como asistente de investigación y tras su paso temporal
por la UNAM, Patricia Ortega se incorpora como profesora investigadora de tiempo
completo a la Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco en 1984. Desde
entonces ha logrado articular la docencia, que imparte tanto en la licenciatura de
Comunicación Social como en el posgrado, con su incansable labor investigativa. En
su trabajo se distinguen al menos cuatro líneas de investigación: a) Comunicación y
democracia; b) Movimiento sindical y trabajadores de los medios de comunicación c)
Televisión, Estado y políticas públicas; d) Medios públicos y Ciudadanía.
163
principio poco equitativo y plural. No es posible garantizar el interés social en un país
donde ha sido constante la ausencia de voluntad del Poder Ejecutivo para cambiar las
condiciones de desigualdad en cuanto al acceso y la concentración en la propiedad
de los medios, y donde ha prevalecido la negligencia del Legislativo para legislar en
materia de comunicación. (Ortega, 2005)
Las preocupaciones de Ortega continúan siendo vigentes, pese a referirse a un
momento concreto de la situación política del país. La configuración de relaciones entre
el poder económico y los poderes del Estado responsables de hacer posible el derecho
a la información ha encontrado complicidades para no alcanzar las condiciones que
garanticen ese derecho humano para toda la sociedad mexicana y sí, por el contrario,
para los empresarios de la industria de medios. Esto quedó demostrado con la
aprobación de la llamada “Ley Televisa” al final del sexenio de Vicente Fox.
Desde la creación de la Ley Federal de Radio y Televisión en 1960 hasta las reformas
aprobadas en 2006 con la “Ley Televisa”, se mantuvo un vacío respecto a la radiodifusión
de servicio público […]. Por otro lado, la “Ley Televisa” conservó el término “medios
oficiales”. A este concepto se asocia una variedad de medios que no persiguen fines
de lucro y que por sus funciones educativas, culturales o de servicio a la comunidad
no deberían considerarse como oficiales sino, al contrario, la ley debería garantizar su
autonomía con respecto al control gubernamental” (Ortega, 2009).
No obstante, la gran interrogante a la que buscó responder Patricia Ortega ante ese
vacío de voluntad política por parte de representantes de los poderes del Estado
consistió en cuestionar ¿qué es lo público?, y junto con ello enfrentar el vacío
conceptual y jurídico, pero también cultural de lo que implica diferenciar a la
comunicación pública de la estatal, sobre todo, de la gubernamental.
Es en52 medio de ese contexto cuando nos encontramos de frente al texto al cual
esperábamos llegar. La otra televisión. Por qué no tenemos televisión pública, un libro
que ha sido básico para el debate y la reflexión entre académicos y estudiantes, desde
2006 a la fecha.
Ortega lanza una pregunta sencilla, no obstante crucial, para evidenciar lo
abiertamente obvio del ecosistema de medios mexicano: la prevalencia dominante
y concentrada de medios comerciales, la cooptación gubernamental de la televisión
de Estado alimentada por el vacío en la legislación mexicana que no reconocía la
comunicación pública de radiodifusión.
Recursos de apoyo
https://www.youtube.com/watch?v=ReZIUwaTy5w
52.
165
su obra: “un verdadero sistema de comunicación democrático requiere de una
pluralidad de medios capaz de representar la multiplicidad de opiniones de prácticas
culturales y gustos de sociedades complejas y multiculturales así como políticamente
plurales” (Ortega, 2006).
Con estos argumentos Patricia Ortega se sumó a las voces que señalaron los retrocesos
planteados por la “Ley Televisa”, en la medida que privilegiaba un mayor control
del espacio radioeléctrico en manos de unas cuantas empresas privadas; es decir,
favorecía aún más la concentración de la industria. En su texto “Los olvidados. Ley
Televisa y medios públicos”, la académica analiza las reformas y explica que se
trata de una ley cuyos “cambios normativos eran contrarios a cualquier principio
de equidad y pluralidad” (Ortega, 2009). Sin embargo, también reconoce que uno
de los efectos positivos que tuvo la discusión de esa ley fue reavivar el interés de la
sociedad mexicana por el tema de los medios públicos.
Por primera vez, medios estatales como Canal 11, Canal 22, Radio Educación, la Red
de Televisoras y Radiodifusoras Educativas y Culturales y el Instituto Mexicano de
la Radio tuvieron una participación pública destacada en la revisión de sus propias
funciones, así como en el debate sobre las condiciones del marco jurídico (2009).
Patricia Ortega también se ha dedicado a la investigación de la situación de la
televisión pública en América Latina (2010). Al mismo tiempo se ha introducido en
la reflexión sobre la calidad en los contenidos de televisión y ha elaborado criterios
que le permitan acercarse a una definición del concepto o al menos explicar qué se
entiende por calidad cuando se relaciona con la televisión; así diferenció la calidad
social de la calidad estética y técnica. Dos textos recogen las primeras aproximaciones
al tema: “Calidad e instrumentos deontológicos en la televisión pública” (2008) y
“Comunicación y Calidad. Una relación mediada por el mercado” (2010).
53.
https://www.youtube.com/watch?v=eRH7tBq5CDg
Esos consejos no son electos directamente por los ciudadanos pero están obligados a
rendir cuentas y promover la participación de la sociedad. Otro acierto es la creación
del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano (SPR), un organismo
descentralizado, no sectorizado y sin fines de lucro que pretendía incrementar el
acceso de los ciudadanos a la comunicación pública a nivel nacional. El SPR tiene
su propia ley y goza de mejores condiciones para salvaguardar su autonomía, a
diferencia de otras instituciones mediáticas del gobierno federal y de los gobiernos
de los estados. Sin embargo, concluye la autora que a pesar de las cualidades que
la ley le ha otorgado para que esta institución amplíe su relación con la sociedad
y desarrolle sus funciones con mayor autonomía política no ha logrado alejarse de
prácticas oficialistas ni ha afianzado su presencia social (2020). Por otro lado, Ortega
señala que la creación de las defensorías de audiencias y la formación de un órgano
regulador autónomo son otros avances significativos de las reformas ya mencionadas.
167
compromiso y la responsabilidad de la sociedad para apropiarse del servicio público,
las instituciones mediáticas no pueden defenderse con eficacia de las presiones,
discriminaciones y negligencias por parte de los poderes políticos y de los intereses
del mercado, que históricamente han buscado marginar tanto a la sociedad, como a
los medios públicos del debate de los temas de interés social.
Ortega tuvo la oportunidad de comprobar las posibilidades que los consejos
ciudadanos tienen para desarrollar las tareas que la ley les ha encomendado. En 2014
fue nombrada por el Senado de la República miembro del Consejo Ciudadano del
SPR por un periodo de tres años. Como consejera, junto con los otros ocho miembros
del organismo ciudadano, contribuyó a la elaboración de los criterios para garantizar
la independencia editorial del nuevo organismo y las reglas para asegurar la expresión
de las diversidades ideológicas, culturales y étnicas, además de su reglamento, entre
otras tareas.
Patricia Ortega explica que “lo ciudadano no tiene un valor intrínseco que por
sí mismo contribuya a la gestión y avance de la democracia” (2016). Si bien otro
fundamento de la comunicación pública está en ser más cercana a la ciudadanía y a
sus audiencias, es necesario tomar en cuenta que:
En este tema, uno de los desafíos que actualmente tiene la academia, pero también
los medios públicos, es evaluar por qué no han funcionado cabalmente las estructuras
ciudadanas. Para Patricia Ortega es necesario estudiar la conformación de los medios
públicos para volver a plantear interrogantes que ya se dan por contestadas. Hasta
ahora –de acuerdo con la investigadora– se les sigue definiendo por lo que deben
ser, no por lo que son o han hecho, ni por los retrocesos que han enfrentado.
¿Qué significa que deben ser plurales? ¿Cuál es el alcance de ese término? ¿Cómo
responderlo sin frases hechas especialmente en un contexto donde se carece de una
cultura de lo público?
54.
https://www.youtube.com/watch?v=Cbmgbrgs9zw
169
dignidad de las mujeres y que generan violencia y discriminación. Generar espacios
donde las estructuras favorezcan que las mujeres impulsen cambios y se destaquen
sus aportes significativos.
Sus esfuerzos para incidir en esta lucha los ha encaminado hacia la investigación (Vega
& Ortega, 2013) pero también hacia la acción social en las organizaciones en las que
participa con el fin de que la realidad de las mujeres en medios de comunicación
se transforme; cambiar el escenario en donde hasta 2011 las mujeres conformaban
menos del 30% del personal y menos del 8% de los lugares en las juntas de gobierno
y, de cara a estos retos estructurales en la toma de decisiones, se rompa con la falsa
mirada neutral de la perspectiva masculina, la cual reproduce injusticias, jerarquías
de poder político y asimetrías que impactan en la práctica comunicativa por el
mero hecho de que, como apunta la propia Ortega (2018), “los medios masivos
de comunicación tienen mucho por hacer en la promoción de una cultura de la
igualdad, la inclusión, el respeto y la diversidad”.
El avance hacia la profundización en los debates sobre el terreno de lo público en la
comunicación se ha fortalecido en las convicciones de Patricia Ortega a lo largo de
su trayectoria como investigadora. Insistir, ahora más que nunca, en medios públicos
no gubernamentales que contribuyan al desarrollo de una sociedad civil informada,
reflexiva y crítica. Hoy, en cualquiera de las plataformas en la que operen, estos
medios deben ser ese espacio público de lo visible, pero también de lo accesible.
Referencias
Ortega, P. (1997). Trabajadores de la radio y la televisión en México: los sindicatos STIRT Y SITATYR, UAM
Xochimilco, Cuadernos del TICOM nueva época
Ortega, P. (2005). Medios de Estado, una transición incompleta en Solís, B. (coord.), Retos y perspectivas
de la comunicación en el marco de la Reforma del Estado, Fundación Konrad Adenauer, A.C.
Ortega, P. (2006). La otra televisión. Por qué no tenemos televisión pública. UAM Xochimilco y editorial e
Ortega, P. (2008). “Calidad e instrumentos deontológico en la televisión pública” en Bienvenido L. (coord.),
Transformar la televisión, otra TV es posible, Comunicación Social. Ediciones y Publicaciones, Sevilla, España
Ortega, P. (2009). Los Olvidados. La “Ley Televisa” y medios públicos en Alva de la Selva, A., Esteinou, J.
(coords). La “Ley Televisa” y la lucha por el poder en México, UAM Xochimilco, Colección Teoría y Análisis
Ortega, P. (2010). “La televisión pública en América Latina” en Díaz B. y Fernández J. (eds.): Comunicación,
Convergencia e integración en América Latina, Editorial AMELA, Valencia, España
Ortega, P. (2010) “Comunicación y calidad, una relación mediada por el mercado” en Andión M., McPhail
E. y Ortega P. (coords.): Comunicación y educación: Enfoques Alternativos, Porrúa, México
Ortega, P. (2011). “Una ruta metodológica para el estudio de la televisión de servicio público” en Cornejo,
I., Guerrero, M. (coords.) Investigar la comunicación en el México de hoy. Universidad Iberoamericana
Ortega, P. (2014, noviembre). “Alcance y Limitaciones del Sistema Público de Radiodifusión del Estado
Mexicano”. Recuperado de: https://www.observacom.org/alcance-y-limitaciones-del-sistema-publico-de-
radiodifusion-del-estado-mexicano/
Ortega, P. (2016). “Medios públicos o medios gubernamentales. La construcción del servicio público en
México.” en Ortega, P., Repoll, J. (Coords.), Nuevas reglas, ¿viejos problemas? UAM Xochimilco
Ortega, P. (2018). “Estudio para saber, me informo para decidir” en Conectadas: Mujeres conectando
mujeres. Ed. Universidad de Guadalajara, México
Ortega, P. (2020). “Medios públicos: no sin sociedad. Avances y limitaciones en su regulación” en Gómez,
R. (coord.) A seis años de la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión. Análisis y propuestas.
Tintable
Ortega, P. (2021). “Medios públicos federales y la “cuarta transformación”. ¿Avances o retrocesos del
valor de lo público en los medios de comunicación?” En Juárez, J. (coord.). Ensayos sobre comunicación
gubernamental en la cuarta transformación: ¿cambio o continuidad?, UNAM – CEICH
Vega, A., Ortega, P. (2013). “Mexico: Structural Challenges for Women in News Media” en Byrely, C., The
Palgrave International Handbook of Women and Journalism, Palgrave Macmillan
171
172
MUJERES DE LA COMUNICACIÓN MÉXICO ]
MI TRAYECTORIA EN EL CAMPO
DE LA COMUNICACIÓN EN MÉXICO
Y AMÉRICA LATINA
55.
Profesora Distinguida de la UAM-X, Miembro del Sistema Nacional de Investigadores
Nivel III. Correo: cdelapeza@gmail.com
56.
Sin duda me siento halagada, pero no soy madre más que de mis dos hijas. La
expresión “madres de la comunicación” me resulta tan extraña que sirve para
ironizar el hábito del patriarcado de legitimar un campo de estudios -que de otro
modo sería huérfano o bastardo- atribuyéndole un padre. Una estrategia que, de
acuerdo con la teoría de los campos de Bourdieu (1987), no sólo se legitima el
campo, también legitima al sujeto -o sujetos- que pretenden controlar la entrada y
la salida de este al erigirse en “patriarcas” y por lo tanto “origen” del sentido, del
saber, del campo específico.
57.
Opción que me daba menos vergüenza que la alternativa de pedirle a alguna
colega (alumna o exalumna) que escribiera sobre mí. Jamás he considerado a mis
alumnos y alumnas como discípulos sino como interlocutores en el proceso dialógico
de enseñanza/aprendizaje, un proceso de ida y vuelta en el que yo he aprendido
más de lo que haya podido “enseñarles”. Tampoco me considero “fundadora” de
ningún discurso, en términos de Foucault (2002).
58.
Un lugar de enunciación coherente con mi punto de vista sobre el carácter siempre
colectivo de la construcción de los saberes científico-académicos.
173
Considero que el conjunto de trayectorias personales de les, las y los actores (académicos
y profesionales) que participamos en el campo de la comunicación, permite la
reconstrucción del entramado complejo que dio lugar a la emergencia de un campo
de saber, hecho de encuentros azarosos, posiciones políticas encontradas, discusiones
apasionadas, tensiones externas e internas, caminos distintos, a veces opuestos, un
trabajo colectivo que tuvo lugar en condiciones socio históricas determinadas.
Concibo mi experiencia como un nudo en una red (Barthes, 1987), que además del
valor que tiene para mí, mis amigos, familiares y seres queridos, pueda contribuir a
la reconstrucción de una cartografía del campo de estudios de la comunicación en
el sur global (particularmente en México y América Latina). Las voces y trayectorias
personales de quienes participamos en la creación de programas de estudio de
licenciatura y posgrado, revistas, investigaciones individuales y colectivas, dan
cuenta del entramado complejo y a veces azaroso que dio lugar a la existencia de
nuestro campo de estudio. Incluir las voces de las mujeres, permite ver la historia
de la comunicación desde un lugar de inscripción distinto al de los hombres, un
lugar desde el cual nos hemos pensado a nosotras mismas, pensamos e intentamos
comprender e imaginar los mundos posibles que nos incluyan a todes.
El texto que presento a continuación intenta responder a las tres preguntas, sin
duda pertinentes, planteadas por las organizadoras del proyecto: la forma en que
se fue transformando mi punto de vista en torno a los estudios de comunicación, su
pertinencia para comprender el mundo en que vivimos y la búsqueda de mejores
condiciones de vida para todes, como horizonte de sentido. Desde la enunciación en
primera persona del singular, haré el relato de mi trayectoria académica e institucional
en sus estrechas articulaciones con mi vida personal y con el contexto sociopolítico
en que ha tenido lugar.
59.
La fábrica de Celanese, después de 72 años de trabajo continuo cerró sus puertas
la noche del 31 de octubre de 2019. A pesar de la presencia de La Celanese y la
Nestlé, dos empresas trasnacionales por todos esos años en el pueblo no mejoraron
significativamente las condiciones de vida de la población. Ocotlán es hoy una
ciudad más contaminada y no por ello más rica que antes de su industrialización.
Una ciudad arrasada por la modernidad y los estragos de un capitalismo extractivo
y depredador.
Vivíamos a las orillas del pueblo en donde empezaba el llano, frente al pantano (hoy
la Ciénaga) y a un lado de la Nestlé. La puerta de la entrada de la casa estaba siempre
abierta y podíamos salir a la calle a jugar con los vecinos. El tren pasaba a una cuadra y
el lechero, montado a caballo, entregaba la leche recién ordeñada todas las mañanas.
En ese tiempo no había llegado la televisión al pueblo y las opciones de estudio para
las mujeres concluían en la Secundaria60, razón por la cual, en octubre de 1959 nos
mudamos a la Ciudad de México. Ingresé al Colegio del Sagrado Corazón, un colegio
de monjas, en donde cursé la Primaria, la Secundaria y la Preparatoria.
Tuve el privilegio de crecer y formarme en el momento de la emergencia de los
movimientos estudiantiles del 68 tanto en México como en el mundo y de los procesos
revolucionarios latinoamericanos, en diálogo con la iglesia post conciliar y la teología
de la liberación, proyectos políticos ideológicos de transformación social con los que
tuve contacto en el colegio y posteriormente en la Universidad Iberoamericana.
En 1970 ingresé a la Licenciatura de Ciencias y Técnicas de la Información (CTI) de la
Universidad Iberoamericana61. Un programa novedoso creado en 1960 con el objetivo
de formar comunicadores “cultos”, con una visión humanística y técnica para atender
las necesidades del campo profesional emergente de los medios de comunicación de
masas. Mi formación universitaria, más allá de las materias estudiadas, fue un espacio
de reflexión crítica sobre los acontecimientos en curso. Recuerdo especialmente el
miedo y la indignación que experimenté y compartí con mis compañeros y compañeras
por la represión de la manifestación estudiantil del 10 de junio de 1971, perpetrada
por el cuerpo de granaderos durante el gobierno de Luis Echeverría. También recuerdo
la experiencia intelectual que significó participar como oyente en la Semana de la
Comunicación organizada en 1972 por Fátima Fernández Christlieb62 –presidenta en
turno de la Sociedad de Alumnos de CTI- en dónde conocí a Armand Mattelart63 que
en aquel momento era director del CEREN y participaba activamente en el gobierno
de la Unidad Popular de Salvador Allende. Los estudiantes de CTI que habíamos
conocido el proyecto chileno a través de Mattelart, vivimos con consternación el
golpe militar perpetrado por Augusto Pinochet el 11 de septiembre de 1973 y vivimos
con entusiasmo colectivo la renuncia del Presidente estadounidense Richard Nixon
60.
Ocotlán cuenta hoy con la Unidad La Ciénaga de la Universidad de Guadalajara.
61.
Ver De la Peza (2021).
62.
Profesora Investigadora de Comunicación de la UNAM, fundadora de la AMIC
en 1979 y primera presidenta. Co-fundadora del periódico la Jornada y personaje
central en la conformación del campo de la comunicación en México y en la lucha
por la libertad de expresión, la democracia y autonomía de los medios.
63.
Codirector con Héctor Schmucler de la Revista Comunicación y Cultura, ambos
pioneros de la perspectiva crítica de la comunicación de América Latina, cuya
incidencia en la conformación del campo académico de la comunicación en México
fue sustantiva.
175
como consecuencia del escándalo de Watergate el 8 de agosto de 1974. De todos
estos acontecimientos, tuvimos noticia por el testimonio directo de los actores en
el primer caso, por la información escasa y tendenciosa de la prensa y los medios
electrónicos de comunicación en el segundo y por la transmisión en vivo a través de la
televisión del último. Con nuestra generación (1970-1974) se inauguró la especialidad
de Investigación de la Comunicación, en ella impartieron clases Joseph Rota,64 desde
la perspectiva de investigación funcionalista, y Carin Koreman,65 con un curso de
semiótica y análisis del discurso, dos personajes que resultaron claves, por razones
muy distintas, en mi desarrollo académico y de investigación.
MI TRAYECTORIA EN LA UAM-X
Llegué a la UAM a los 23 años, recién egresada de la licenciatura de CTI de la Ibero,
con muy poca formación en la perspectiva crítica latinoamericana de comunicación
y mucho entusiasmo. Gracias al modelo colaborativo de enseñanza aprendida de la
UAM-X y la llegada de los académicos latinoamericanos exiliados, que tenían más
experiencia que yo, me fui formando en el trabajo de docencia-investigación en
el aula, a la par que mis alumnos, muchos de ellos profesores normalistas mayores
que yo. Esta forma de trabajo y discusión colegiada entre docentes y alumnos me
marcó para siempre: hasta el día de hoy no puedo concebir el proceso de enseñanza
aprendizaje sino como diálogo horizontal66 con los alumnos, los sujetos de mis
investigaciones y una modalidad ético-política en mi trabajo de gestión universitaria.
Echando una mirada retrospectiva a mi trayectoria académica y profesional puedo
decir que me he desempeñado en tres ámbitos distintos y complementarios: la
docencia, la investigación y la gestión institucional; actividades necesarias ante el
proceso de institucionalización de la UAM, la conformación del campo de estudios
de la comunicación en México y América Latina, y el desarrollo incipiente de la
64.
Con quien aprendí las herramientas de la investigación funcionalista y participé
en un proyecto sobre la influencia de la violencia televisiva en niños de primaria
de la que derivó mi tesis denominada “Influencia de cuatro tipos de programas,
con dos grados de intensidad de violencia, transmitidos por la televisión, sobre
las actitudes de niños de dos escuelas primarias del Distrito Federal” México: UIA,
1977. Desde entonces me interesé por los estudios de los efectos de los medios de
comunicación y comprendí las limitaciones de la perspectiva causal y unidireccional
del funcionalismo.
65.
Carin Koreman nos contrató a cinco compañeros como asistentes de investigación
en el Centro de Estudios Educativos A. C.
66.
Desde la década de los 70 he trabajado en distintos proyectos de investigación
con Sarah Corona y desde 2012 participo en el grupo de trabajo sobre metodologías
horizontales de investigación impulsado por ella y actualmente participo en la red
de Investigación Construcción Horizontal del Conocimiento de Calas http://www.
calas.lat/es/investigacion/america-latina-en-la-sociedad-global-de-conocimiento/
investigadores--demo
67.
Me refiero a los movimientos estudiantiles, las revoluciones de América Latina,
el fin del Estado Benefactor y el advenimiento del modelo económico neoliberal;
la caída del bloque socialista, el fin de la guerra fría y el ascenso del capitalismo
en un mundo unipolar; la crisis de paradigmas en el ámbito de las ciencias sociales
y las humanidades; la expansión de las TIC y la emergencia de nuevos sujetos y
movimientos sociales, entre otros.
68.
Margarita de Haene, Lourdes Rodríguez, José Antonio Ugalde, Javier Solórzano
y yo.
69.
Beatriz Solis –segunda coordinadora de la Licenciatura de Comunicación de
la UAM-X, segunda presidenta de la AMIC, fundadora y primera presidenta de la
AMEDI y personaje clave en la lucha por una legislación de los MMC que garantice la
democratización de las comunicaciones en el país y profesora distinguida de la UAM,
Carli Durand, Javier Esteinou y Marco Julio Linares, entre otros.
70.
Por azares del destino, Héctor Schmucler llegó a México justo cuando Michel y
Armand Matelart estaban en la UAM asesorando al equipo de jóvenes que estábamos
diseñando la licenciatura de Comunicación que nos habría gustado estudiar y para
la cual aún no estábamos formados. Gracias a ese encuentro fortuito, Héctor
Schmucler ingresó como profesor a la UAM-X y el cuerpo de jóvenes profesores
fuimos sus primeros alumnos mexicanos.
71.
Todo ello, gracias a la política de asilo del Estado Mexicano. Hoy sabemos su
naturaleza contradictoria, pues mientras ofrecía asilo político a los exiliados de Chile
y Argentina, reprimía, desaparecía y asesinaba a los integrantes de movimientos
sociales de izquierda en México (Castellanos, 2007)
177
Héctor Schmucler, como coordinador de la Licenciatura de Comunicación, fue
clave en la consolidación del proyecto de comunicación de la UAM y en mi propia
formación. Además del impulso y coordinación de seminarios de formación de
profesores,72 durante su gestión se realizaron actividades de vinculación para ampliar
nuestro campo de estudio. Cabe destacar el I Encuentro Latinoamericano de la
Enseñanza de la Comunicación en América Latina, donde participaron importantes
académicos de la región.73 La Revista Comunicación y Cultura74, un espacio de
discusión académica y política de los temas y problemas de comunicación en la
región se publicó en la UAM-X bajo su dirección, tras sufrir dos exilios.75 Esta etapa
fue sustantiva en mi formación como docente e investigadora.
Desde mi ingreso, tuve el privilegio de participar activamente en el proceso de
creación, gestación e institucionalización de la UAM-X ocupando distintos cargos de
gestión universitaria. Entre 1974-1980 participé en el equipo de diseño del plan y
los programas de estudios de la Licenciatura de Comunicación. En la década de
los años 80 fui coordinadora de la Licenciatura de Comunicación en dos ocasiones
(1980) y (1983-1987), un período de crisis estructural -económica, política y social- a
nivel global que nos obligó a la auto-crítica de los enfoques teóricos y perspectivas
de análisis, así como a la reestructuración de las formas de organización del trabajo
académico. Incluso implicó la remodelación de los talleres de comunicación y el
apuntalamiento de todas las instalaciones de la universidad, a causa del terremoto
de 1985.
En octubre de 1987 fui nombrada jefa del Departamento de Educación y Comunicación.
En los cuatro años de mi gestión impulsé la creación de dos revistas, cuatro programas
de estudio y el área “Investigación Básica y Transdisciplinaria en Ciencias Sociales”.
La revista Tramas. Subjetividad y procesos sociales (publicada desde 1990 hasta la
fecha) y Versión. Estudios de Comunicación y política (Publicada desde 1991 hasta
72.
Se incorporaron a la UAM-X Ana María Netol, Mabel Piccini, Raymundo Mier, Antonio
Paoli y Margarita Zires, entre otras profesoras y profesores.
73.
Armand y Michel Mattelart, Mabel Piccini quienes habían trabajado juntos en el
CEREN en Chile, Ana María Nettol, Emilio de Ipola, Rafael Roncagliolo y Jesús Martín
Barbero. Entre las y los académicos mexicanos más jovenes estaban Sarah Corona,
Raymundo Mier, Javier Esteinou, Beatriz Solis, Javier Solórzano, Margarita Zires y
yo misma..
74.
Publicación pionera en el campo de la comunicación en América Latina
75.
El primer número de Comunicación y Cultura fue publicado en Chile en 1973; los
números dos y tres (1974) y cuatro (1975) en la Argentina. A partir del número cinco
(1978) hasta el número catorce y último (1985) se publicaron en México y dejo de
publicarse debido a su retorno a la Argentina en 1983 y un giro en su trabajo hacia
los temas de la memoria, de relevancia fundamental en aquel momento de retorno
del país a la democracia.
76.
La Revista Versión fue creada para dar continuidad al espacio de discusión
abierto por Comunicación y Cultura, papel que cumplió durante varios años.
Lamentablemente, no resistió los cambios en política editorial, tanto internos
como externos, que favorecieron la edición puramente digital, la representatividad
democrática y la rotación de los miembros de los comités editoriales por encima de
cierta permanencia de los grupos con trayectoria de trabajo colectivo.
77.
Con la participación de Mabel Piccini, Raymundo Mier, Margarita Zires, Alicia
Poloniato, Josefina Vilar y yo misma, con la asesoría de Noé Jitrik.
78.
Ana Amado, Alicia Entel, Sergio Caletti, Nicolás Casullo y Damián Loretti de la
UBA; Héctor Schmucler, Vanina Papalini de UNC, Sarah Corona de la UdeG; Mónica
Cejas (COLMEX) Raymundo Mier, Beatriz Solis, Margarita Zires (UAM-X).
79.
Guiomar Rovira, Lilia Rebeca Rodríguez Torres, Cecilia Pernacetti y Miriam Bautista
de (UAM-X); Yissel Arce y Mario Rufer (COLMEX)
80.
La Universidad de Buenos Aires (UBA) y la Universidad Nacional de Córdoba (UNC)
81.
La Universidad de Guadalajara (UdeG), El Colegio de México (COLMEX) y La
Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco (UAM-X)
179
(De la Peza, 2008 y 2009b), múltiples artículos y ponencias y se constituyó el cuerpo
académico “Nación cuestionada y acción Política”, un espacio de investigación
y discusión colectiva, dando lugar a nuevas líneas de investigación, programas
de estudio, de difusión y extensión universitaria y múltiples publicaciones.82 Un
compromiso constante en mi trayectoria académica ha sido la creación de los
espacios institucionales y las condiciones necesarias para que el trabajo colectivo y la
proyección individual sean posibles.
MI TRABAJO DE INVESTIGACIÓN
Los temas y las preguntas que han guiado mi trabajo de investigación se han ido
transformando en la relación dialéctica entre la vida cotidiana, la realidad social,
los hallazgos de mi investigación y el diálogo académico con estudiantes y colegas.
El fracaso de los movimientos revolucionarios en América Latina y del, así llamado,
socialismo real dejó claro que el cambio de la estructura económica no conlleva una
transformación mecánica e inmediata de la cultura y de la sociedad. Los cambios
ideológicos, políticos y culturales son procesos complejos de muy larga duración y no
se logran a partir del voluntarismo de las vanguardias conformadas por unos cuantos.
El objetivo teórico conceptual en el que se inscribe mi trabajo ha sido comprender
y explicar los mecanismos de dominación/subversión ideológica; entendidos como
procesos de producción social de sentido (De la Peza (1993), y las condiciones
de posibilidad de transformación social en una formación sociohistóricamente
determinada. Particularmente, me interesan las relaciones conflictivas de los sujetos
−de clase, raza, género y generación− entre sí y con los poderes constituidos.
Para abordar la comunicación como proceso de construcción social del sentido partí
tanto de la crítica de los estudios de recepción de orientación funcionalista (De la
Peza 2006), como de los estudios de la ideología dominante de orientación marxista.
Me interesaba cambiar la pregunta: ¿qué hacen los aparatos de poder del Estado con
los sujetos?, por: ¿qué hacen los sujetos con los discursos del poder emitidos no sólo
a través de los medios de comunicación, sino de las distintas instituciones como la
familia, la escuela, las instituciones laborales, etcétera?
82.
Mónica Cejas impulso la creación del Doctorado de Estudios Feministas de la
UAM-X del que fue la primera coordinadora; Mario Rufer (como coordinador) Frida
Gorbach y Yissel Arce impulsaron la creación del Doctorado en Humanidades y el
área de Estudios Culturales y Crítica poscolonial en el que participo actualmente.
Reyna Sánchez y Guiomar Rovira se integraron a la plata docente de la maestría y el
área de Comunicación y Política del Doctorado en Ciencias Sociales de las que han
sido destacadas profesoras y coordinadoras e impulsaron con Margarita Zires la línea
de investigación de Comunicación y Movimientos Sociales.
83.
Con Sarah Corona y Margarita Zires realizamos un trabajo de investigación sobre
la relación entre poder y resistencia en la construcción de la ideología en niños y
niñas a través del juego simbólico.
84.
Tema de mi tesis de PhD realizada en la Universidad de Loughborough UK, (1992-
1998) bajo la dirección de Graham Murdock.
181
porque su cursilería me da risa, su misoginia me parece deplorable y no me gusta
comprobar que mi subjetividad tiene su marca85.
En ese sentido, lo que me interesó en ese trabajo era construir una distancia crítica
frente al bolero y frente a la cultura amorosa que vehicula, así como contribuir a su
destrucción como instrumento de sometimiento de las mujeres y de los hombres a un
modelo de relación “deplorable”. Asimismo, me interesaba indagar las posibilidades
de agencia que ofrece el bolero para hacer un uso distinto de él y recuperar su
potencialidad “subversiva” y crítica, si acaso la tiene.
El primer interés académico-personal por hacer del rock un tema de investigación
propio −además de las demandas de asesoría de los alumnos−, fue la simpatía por el
estilo grotesco de algunas canciones contestatarias, como “Frijolero”, de Molotov y el
inmenso rechazo que me produjeron las canciones misóginas y sexistas de la banda;
pero sobre todo, lo que me impresionó fue ver a muchas mujeres disfrutar de esas
canciones al escucharlas y repetirlas cantando entusiasmadas. Sin embargo, el tema
del rock se lo debo principalmente al contacto personal con las nuevas generaciones.
A pesar de haber nacido en la década de 1950 y crecido con el rock, nunca había
sido particularmente rockera, hasta que me sentí interpelada por mis hijas, sus amigos
y amigas, y por mis alumnas y alumnos.
El libro El rock mexicano: un espacio en disputa es un tributo a los jóvenes que han
sido para mí los interlocutores más exigentes y un punto de contacto insustituible
con la actualidad. Con ellas y ellos participé en tocadas y conciertos, escuché música
en sus fiestas y en la radio, compartí discos y me dieron lecciones de cómo escuchar
música para no salir enloquecida o expulsada por ella cuando me resultaba ajena e
incomprensible. Me enseñaron también a comprender, apreciar y disfrutar el rock
en vivo. Aprendí los códigos de interacción y el respeto que tienen por los otros
cuando bailan slam: esa ola formada por cuerpos individuales que se movían en
conjunto y que se desviaban para no atropellar a la mujer de “edad avanzada” que
yo representaba en medio de ellos, cuando realizaba el trabajo de campo.
El proyecto de investigación sobre Políticas de la lengua en México que me encuentro
realizando en la actualidad se refiere a la relación conflictiva que tenemos las y los
mexicanos con el español (De la Peza y Rodríguez Torres 2011, 2014). Mi interés por el
tema surgió de mi propia relación con la escritura y mi experiencia de más de 40 años
de trabajo docente en la UAM-X en donde tomé conciencia de las dificultades que
tenemos las y los mexicanos para apropiarnos de la lengua como forma de expresión
Los seminarios Poder, Subjetividad y Género y Las figuras del deseo impartidos
85.
Referencias
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España: Paidós.
Bourdieu, Pierre; (1988) El campo intelectual, un mundo aparte. En Cosas dichas. Argentina: Gedisa.
Castellanos, Laura (2007). México Armado (1943-1981). México: ERA
De la Peza, Ma. del Carmen (1983) La inscripción de los poderes en el juego infantil. En Comunicación y
Cultura. No. 10 pp 137-150
De la Peza, Ma. del Carmen (1991) Consideraciones sobre la enseñanza y la investigación en México. El caso
183
de la UAM-X. En Las profesiones en México No. 5 Ciencias de la Comunicación. México: UAM-X. pp 15-24
De la Peza, Ma. del Carmen (1993) La lectura interminable. Una aproximación a los estudios de recepción.
En Versión. Estudios de Comunicación y Política No. 3 pp 57-82
De la Peza, Ma. del Carmen. (2001) El bolero y la educación sentimental en México. México: Miguel Ángel
Porrúa/UAM-X.
De la Peza, Ma. del Carmen (2006) Las trampas de los estudios de recepción y opinión pública en F. Saintout
y N. Ferrante (comps.) ¿Y la recepción? Balance crítico sobre los estudios sobre el público. Argentina: La
Crujía.
De la Peza, Ma. del Carmen (Coord) (2008). Comunidad y desacuerdo. Comunicación, poder y nuevos
sujetos de la política. México: Fundación Manuel Buendía/UAM-X
De la Peza, María del Carmen, El sistema modular. Una visión crítica en Perez Llanas y Sancen Contreras
(Coords.) (2009a) Creación y recreación del sistema modular de la UAM-X. México: UAM-X.
De la Peza, María del Carmen (Coord). (2009b) Memoria(s) y política. Experiencia, poeticas y construcciones
de nación. Argentina: Prometeo-UAM-X.
De la Peza, M. y Rodríguez Torres, L. (2011) Políticas de la lengua en México: del plurilingüismo y la
multiculturalidad al monolingüismo en Nuñez Delgado, M. y Rienda, J. (Coords) La investigación en
didáctica de la lengua y la literatura: situación actual y perspectivas de futuro. España: Sociedad de
Didáctica de la Lengua.
De la Peza, Ma., Rodríguez Torres, L., Hernández, I., & Rubio, R. (2014). Evaluación de competencias de
lectoescritura en alumnos de primer ingreso a la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco. México:
Argumentos, 27 (74), pp. 117-149.
De la Peza, María del Carmen, (2014) El rock mexicano. Un espacio en disputa. México: Tintable/UAM-X
De la Peza, Ma del Carmen, (2016) El cantinflismo como síntoma. Pensar la nación desde sus márgenes en
De la Peza y Rufer, Nación y Estudios Culturales. Debates desde la Poscolonialidad. México: Itaca/UAM-X
De la Peza, Ma. del Carmen (2020) Interpelaciones de las metodologías horizontales para pensar las
condiciones de posibilidad de una ciencia mexicana. En Cornejo I. y Rufer M. Horizontalidad hacia una
crítica de la metodología. Calas/CLACSO
De la Peza, Ma. del Carmen (2021); Prólogo: La Universidad Iberoamericana: historia, tradición e influencia
en los estudios de comunicación. En M. Vaca y M. A. Guerrero (Eds.) La comunicación y sus guerras teóricas.
Introducción a las teorías de la comunicación y los medios Volumen II. Tradiciones de pensamiento y
escuelas. New York: Peter Lang. Pp XIII-XVIII.
Foucault, Michel (2002) El orden del discurso. España: Tusquets.
MARICELA Portillo86
86.
Académica de tiempo completo del Departamento de Comunicación de la Universidad
Iberoamericana. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI 2). Sus líneas
de investigación giran en torno al estudio de las juventudes, la comunicación y la
política. Sus análisis más recientes tratan los activismos juveniles globales, estudios
de juventud y uso de redes sociales. Correo: maricela.portillo@ibero.mx
87.
Doctoranda del programa de Estudios Críticos de Género de la Universidad
Iberoamericana. Sus líneas de investigación tienen que ver con los diálogos teórico-
prácticos entre los feminismos, el conocimiento y las tecnologías desde una visión
crítica de género. Está interesada en las comunidades feministas de cultura libre en
México. Correo: bfdaphne@gmail.com
185
(Portillo, 2004, p. 313). Estas dimensiones son fundantes en sus proyectos, en sus
reflexiones y en las mentorías que permiten que el alumnado conduzca a buen puerto
sus investigaciones. Por ello comienzo hablando del “telón de fondo” y ubicándola
allí, en los aspectos que podrían ser los más importantes de su historia y los que,
considero, fungieron como catalizadores de su interés por las juventudes mexicanas.
Nació en 1971 en la Ciudad de México, hija de una profesora de primaria y un
empleado del sector privado, su niñez transcurrió como la de cualquier otra niña
que se preocupa por cumplir con los deberes en casa y obtener buenas notas en la
escuela. Un convulso 89 que comenzó a anunciar el cambio de siglo y el fin de una
era marcada por la latencia de ataques bélicos de dimensiones globales, es el suceso
que enmarca su ingreso a la educación universitaria donde “encontró otros modos de
vivir, nuevas maneras de construirse individualmente y de participar colectivamente”
(Portillo, 2004, p. 12).
La supuesta bonanza económica del salinismo, la firma del Tratado de Libre Comercio
de América del Norte (TLCAN) y la consecuente irrupción del Ejército Zapatista
de Liberación Nacional (EZLN) a la esfera política nacional e internacional fueron
sucesos por los cuales comenzó a preguntarse sobre las formas en que coyunturas
similares podrían impactar en su historia de vida y en la de su generación88 y también
en el sentido contrario. Me gustaría aquí anotar que su pensamiento podría ser
representado así, con un movimiento pendular89.
¿Hacia dónde va México con el gobierno actual?, ¿cuál es el papel de las juventudes?,
¿cómo y a partir de qué elementos se transforman las percepciones sobre ciertos asuntos
88.
La generación para Portillo “es una categoría de análisis que permite situar a
los jóvenes en su contexto espacio temporal e identificar las formas en que se
relacionan con los adultos (generación que les antecede), con los grandes temas
(agenda pública) y con los acontecimientos que los marcan generacionalmente.
Constituyen una generación a partir de ciertos elementos que les son comunes, pero
ese sentido de pertenencia, no los hace ser iguales. Las diferencias vienen marcadas
por otros elementos estructurales (por ejemplo, la clase social o el nivel educativo).
Comparten además de la coetaneidad, la contemporaneidad. Pero sus respuestas o
formas de ver el mundo y actuar, varían de acuerdo con la posición que guardan en
el espacio social” (Portillo, 2015, p. 4).
89.
El acompañamiento que brinda a sus tesistas se caracteriza por lanzar invitaciones
a atreverse, ir, salir, indagar, preguntar y después regresar al escritorio, organizar
y si hace falta volver, pero nunca dejarte en el olvido, llevarte a todos lados, a
cada entrevista, a cada visita, a cada texto, es aquí cuando investigar se convierte
en una experiencia de vida, en sus propias palabras “asumir el reto de pensar
estas problemáticas es una manera de ejercer responsabilidad intelectual que, en
tanto investigadores, tenemos como agentes de cambio”(Portillo, 2004, p. 395).
Los retornos en su método no son fracasos sino caminos intrincados que requieren
entregarte a la curiosidad sin temor, nada que se aleje más de la búsqueda de
conocimientos rápidos y desechables en el que podría apoyarse el sistema de
acreditación y estandarización de la educación universitaria.
de interés público? Son algunas de las preguntas que ha buscado responder a partir
de los estudios de la comunicación desde una perspectiva sociocultural que abreva
fundamentalmente de las propuestas de teóricos como Carles Feixa, Rossana Reguillo,
Guillermo Orozco, Jesús Martín-Barbero, quienes fueron vitales en su formación. La
opinión pública, la opinión política y las juventudes comienzan a adquirir un papel
central no solo en sus investigaciones sino también en sus decisiones de vida.
Después de realizar una Maestría en Comunicación en la Universidad Iberoamericana,
en 1998 decidió matricularse en el Doctorado en Comunicación Audiovisual de
la Universidad Autónoma de Barcelona, este ingreso coincide además con la tan
ansiada alternancia partidaria en el país. Una democratización muy a la mexicana se
cristaliza después de más de siete décadas de partido único, cuando el Partido Acción
Nacional (PAN) con Vicente Fox al frente, llega a la silla presidencial el 2 de julio del
año 2000 y es el momento en el que la opinión pública y los procesos comunicativos
que la componen dan un giro, de acuerdo con la autora, es además en este escenario
en el que su interés por las juventudes toma más fuerza y se articula en función de la
variable de la opinión política.
Para responder a la pregunta sobre cómo es que la juventud construye su opinión
política elabora un esquema analítico que asegura una relevancia recíproca y no
excluyente de las dimensiones individual, comunicativa y mediática. ¿Por qué resulta
tan importante este aspecto en su propuesta? Porque en el sustrato de esta decisión,
hay una apuesta epistemológica que comienza a romper la base de los mutuos
excluyentes que hasta nuestros días sigue permeando gran parte de las producciones
académicas en las ciencias sociales, en las humanidades e incluso en la filosofía.
Elige un camino de los estudios en comunicación en el que los actores sociales y la
esfera subjetiva es observable en los sueños, los deseos, los recuerdos y las anécdotas,
variables que fungen como “el telón de fondo” que provee movimiento a los actores
sociales. Para la autora, si bien las juventudes son socializadas y hasta cierto punto
determinadas por cierta cultura política, pueden modificarla a través del impulso de
un proceso de cambio político.
En una de sus investigaciones más tempranas, su tesis doctoral, ya es visible un ímpetu
por problematizar las totalizaciones y determinismos. El considerar una hipótesis
multifactorial que rompe con las oposiciones sujeto/sociedad significa la oportunidad
para cuestionar la sombra del pensamiento occidental moderno que se funda en
mutuos excluyentes como público/privado, naturaleza/cultura, universal/particular,
político/cotidiano, hombre/mujer, y aquí es donde se halla además una apuesta
política que bien podría explicarse a partir de Silvia Gil cuando menciona que:
187
Unidad, Sujeto, Universalidad, Presencia, Individuo… Estas nociones se erigen
sobre un edificio metafísico que ha sido cuestionado por la teoría feminista y
otras corrientes filosóficas contemporáneas [filosofía del deseo, filosofía de la
diferencia, filosofía postestructuralista, etc.] (Gil, 2018, p. 241).
90.
Sobre esto Portillo dialoga en el capítulo titulado Imágenes culturales de
los jóvenes en las pantallas que forma parte del libro Comunicación y cultura:
Perspectivas para la reconfiguración de identidades, nuevas disputas por el poder,
consumos e industrias culturales en tiempos de convergencia digital publicado en
2020 por la Universidad Iberoamericana.
91.
Aquí resulta interesante que la coordinadora del libro rescate a Carles Feixa en
su texto introductorio, quien además dirigió la tesis doctoral de Maricela Portillo. Lo
que retoma es la visión sobre las juventudes de Feixa. Ella menciona que de acuerdo
con el antropólogo, si bien la juventud tiene bases biológicas que la diferencian de
la adultez, lo que toma relevancia desde estos enfoques, es la construcción cultural
que hay detrás de la vida en sociedad.
189
Portillo, los discursos mediáticos sobre la juventud se articulan en dos polos: por un
lado, las personas jóvenes volcadas al éxito en la mayoría de los casos, económico; y
por otro lado, la criminalización de las juventudes marginadas con narrativas dirigidas
al uso de drogas, violencia y delincuencia. Para la autora la obediencia y el consumo
son el imperativo, y la mirada adultocéntrica les convierten en sujetos de sospecha y
desconfianza. Las industrias mediáticas siguen utilizando tipos ideales de juventud que
les convierten en objeto pero nunca en sujetos de la comunicación.
En 2006 Portillo publicó un artículo, un diálogo entre las nociones de identidad,
ciudad y juventudes. Aquí no está hablando de cualquier metrópoli, sino que
comienza a delinear su interés en la Ciudad de México, donde ha habitado la mayor
parte de su vida. Entre las trayectorias de los cientos de vagones que se deslizan por
las venas subterráneas de la urbe, define una de sus variables investigativas, en este
lugar que procura encuentros y desencuentros; “luchas y desigualdades; tránsito y
atropellamiento; orden y contradicciones; el lugar y no lugar” (Portillo, 2006, p. 220).
Es interesante que aún en la negación para la autora siempre queda la duda sobre
lo que puede emerger, en medio del caos, en lo que hay en esa pequeña línea que
dibuja lo público y lo privado. Mira a través de las sensibilidades, de las prácticas, de
las éticas y las estéticas de las culturas nómadas, conformadas por sujetos que transitan
congregados en torno a códigos, valores e intereses comunes y que transforman su
desencanto en otros modos de estar cuyo fin último es justo eso, el estar.
Por otro lado, las propuestas de Maricela Portillo superan las tendencias tecnofílicas
y tecnofóbicas en torno al análisis del uso de Tecnologías de la Información y
Comunicación (TICs) en general y en específico el uso de redes sociodigitales como
catalizadores de las protestas juveniles en el inicio de la segunda década de este
siglo. A través de los relatos de las juventudes se acerca a la forma en la que el
ciberactivismo encuentra nuevas vías de acción colectiva que no acaban en la red,
sino que inician ahí. Se apoya en el trabajo de Javier Toret y Guiomar Rovira92,
perspectiva que postula una superación de las nociones de acceso y apropiación de
la Web 2.0 para indagar en la capacidad organizativa de los sujetos que confluyen en
los espacios virtuales y físicos, las calles. “Los espacios se desbordan y aparecen no
contrapuestos, sino complementarios” (Portillo, 2015, p. 3).
Por otro lado, los esfuerzos institucionales que ha emprendido Portillo desde distintos
frentes han impactado de manera positiva el desarrollo de la investigación en
comunicación en México en diversos sentidos, primero para generar una comunidad
dialógica que se encuentre a través de sus publicaciones y propuestas teórico-
metodológicas, ejemplo de esto es el libro La investigación de la comunicación en
México. Un panorama a través de las regiones a través del siglo XXI. El proyecto fue
Recursos de apoyo
https://www.youtube.com/watch?v=1foWEJjep6w
92.
Como hemos podido ver, su gestión institucional se teje con sus perspectivas teórico-
metodológicas en las que los estudios culturales y una mirada crítica han sido
fundamentales. En conjunto, Portillo privilegia una perspectiva iberoamericanista
sobre el abordaje de lo juvenil que pone en el centro del debate las subjetividades,
las prácticas y los contextos para pensar el sujeto joven históricamente situado, lo cual
se entreteje en términos históricos y vitales con las formas en las que Portillo arriba al
mundo de los activismos feministas.
191
Derechos Humanos, medioambientales, así como a la pandemia que sigue vigente
después de más de dos años del primer caso de Wuhan; se cuestiona principalmente
por cómo impactará en las acciones colectivas pero también en las subjetividades y en
la preocupación juvenil por la construcción de un futuro mejor. Desde hace más de 10
años ha documentado lo que sucedió a partir de 2012 en México en lo que respecta
a las trayectorias de decenas de activistas incluidas mujeres feministas de la Ciudad de
México, es aquí cuando su trabajo comienza a tener resonancia con los feminismos.
El artículo Efectos de la pandemia por la Covid-19 en las movilizaciones feministas de
la Ciudad de México que tuve la oportunidad de escribir con ella, es el resultado de
un esfuerzo por presentar algunos avances de un proyecto más amplio y que sigue en
curso, titulado Generación, Subjetividad Política y Activismo, en el escenario posterior
al #YoSoy132. El trabajo etnográfico y de entrevistas en profundidad se inició en la
Marcha por el Día Internacional de la Mujer del año 2020 y se dio continuidad a
distancia. Luego de procesar los datos empíricos llegamos a una serie de conclusiones
en las que destacó el agotamiento que representa ser activista física, mental, económica
y emocionalmente, situación que se agravó con la pandemia. También destaca en los
resultados que las posibilidades de organización están marcadas por acontecimientos
generacionales comunes como lo que sucedió en Ayotzinapa, el 19-S y el Yo Soy 13293
94
, entre otros. Es en este momento cuando es más visible un interés por investigar
desde su apuesta comunicativa los caminos de las activistas feministas que hoy por hoy
inundan las calles de la Ciudad de México con una agenda que en conjunto, exige el
respeto a los Derechos Humanos de las mujeres.
93.
Ayotzinapa: La desaparición forzada de Iguala perpetrada en 2014 fue una serie de
sucesos de violencia ocurridos durante el 26 y 27 de septiembre en Guerrero. Policías
municipales, policías estatales y militares atacaron a estudiantes de la Escuela
Normal Rural de Ayotzinapa. Nueve personas fueron asesinadas, doce personas
resultaron heridas y hasta el día de hoy, 40 estudiantes siguen desaparecidos.
19-S: El 19 de septiembre de 2017 un sismo de magnitud 7.1 Mw provocó el
colapso de miles de inmuebles en estados del centro y sureste del país, más de
300 personas perdieron la vida. Este hecho fue coyuntural en cuanto a la respuesta
juvenil y ciudadana, utilizaron el #19S en redes sociales para difundir información
sobre personas desaparecidas y para cubrir las necesidades específicas en cada
derrumbe como medicamentos, alimentos y equipo de rescate. Cientos de personas
lograron organizarse en brigadas y grupos de rescate a partir de este hashtag.
Yo Soy 132: El 11 de mayo de 2012 el entonces candidato presidencial, Enrique
Peña Nieto, visitó la Universidad Iberoamericana campus Ciudad de México para
presentar su plataforma política. Al final de su ponencia, un grupo de estudiantes lo
interpeló por su actuación como gobernador estatal durante un operativo policial en
Atenco, en Estado de México, donde se cometieron graves violaciones a los Derechos
Humanos. Asesores del candidato denostaron la protesta argumentando que quienes
se manifestaron no eran estudiantes, lo que derivó en el video “131 estudiantes de
la Ibero responden”. Este suceso desató la emergencia del #YoSoy132 y con ello su
articulación como un movimiento ciudadano con impacto nacional que rechazó en
principio, la imposición mediática del candidato.
94.
https://www.youtube.com/watch?v=KkqgtSbtNSA
Desde otro ángulo, lo que más me interesa destacar aquí son los espacios comunes
que Portillo impulsa, ya que si bien inician en lo institucional, siempre están marcados
por lazos que van mucho más lejos de las aulas. Es complejo conocer a mentoras que
estén interesadas en construir espacios horizontales, donde exista la posibilidad de
proponer y de cuestionar las lógicas acartonadas que están impresas en el ámbito
universitario y en la investigación académica, sin embargo, Maricela Portillo es una
de ellas. Me parece interesante observar esto desde el concepto de generación que
propone, si bien puede haber rasgos que se conviertan en barreras e imposibilidad de
diálogo, su apertura y sororidad marca las relaciones que establece con colegas, con
otras investigadoras y también con sus alumnas. Ella lo enuncia así:
Hay tres palabras con las cuales al menos cuatro de sus alumnas caracterizan el
acercamiento con Maricela: la primera es cuidado, la segunda es confianza y la tercera es
ética. Desde mi punto de vista, tener clara la necesidad que tiene la academia de reflexionar
sobre sí misma desde una perspectiva feminista, pasa justamente por las relaciones que
allí se generan, es un espacio social que puede funcionar a partir de valores patriarcales
y alineados a un régimen económico que desvaloriza la vida en todas sus dimensiones
o por el otro lado, puede ser el lugar idóneo para la constitución de comunidades de
aprendizaje colectivo, en las que se respecte el libre desarrollo de las personas, sus
subjetividades, inquietudes y sueños e incluso sus activadores de desmovilización; lo
que encontramos en la tutoría de Portillo es un acompañamiento integral en el que el
síndrome de la impostora, las inseguridades y la lógica de competencia, pierden terreno.
Quizá de esto se trate vincular el activismo con la academia, el llevar el feminismo a
las aulas y a nuestros espacios de trabajo con otras mujeres y posiblemente esto sea
resultado también de la Primavera Violeta que vimos florecer en 201695.
En un libro memorable para la investigación feminista96 Maribel Ríos Everardo
hace un recorrido epistemológico sobre los principales rasgos del positivismo, de la
https://www.youtube.com/watch?v=S0RWL9q2SbA
95.
96.
Me refiero al libro Investigación feminista: epistemología, metodología y
representaciones sociales compilado por Norma, Blazquez Graf, Fátima Flores
Palacios y Maribel Ríos Everardo, y donde escriben una decena de mujeres,
investigadoras y académicas como resultado de un evento llamado Seminario
de Actualización Docente del Programa de Investigación Feminista del Centro
de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH) de la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Fue publicado en 2012.
193
hermenéutica, de la fenomenología, de la teoría crítica y finalmente del punto de
vista-metodología feminista. En forma de manual propone una serie de lineamientos
para hacer investigación cualitativa desde una perspectiva de género, son diez y entre
los que me interesa destacar están el considerar la parcialidad consciente, esto con el
objetivo de crear una distancia dialéctica entre la persona que investiga y la persona
investigada; el otro es modificar el conocimiento del espectador que contempla por
una participación activa en las emociones y movimientos de emancipación de las
mujeres; el último es colectivizar las experiencias para superar el individualismo y
la competitividad. Las tres propuestas resuenan con el trabajo de Portillo, el cual
ha convertido en una trinchera de lucha y en punto de encuentro para las nuevas
generaciones de investigadoras.
97.
https://www.youtube.com/watch?v=kcVEjMxkUPo
* Agradezco a Mireya Márquez, Citlali P. Luque, Stephanie Morón, Diana Juárez y Juan Manuel
Ávalos por sus aportaciones durante la redacción de este capítulo.
Referencias
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sociales. Clacso.
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Rodríguez Bolufé, O. (2020). Subjetividad y representación de las nuevas generaciones en México: delante
y detrás del espejo. Universidad Iberoamericana.
197
ha dedicado más de 20 años al estudio académico de la comunicación. Y mi trabajo
lo he desarrollado, sobre todo, aquí, en México.
Dicho esto, que me parecía importante aclarar, estoy en condiciones de escribir unas
páginas de autorreflexión sobre mi trayectoria en el campo de la comunicación en
México. Para ello, he dividido el texto en los tres ejes que se nos han solicitado. Así,
en un primer momento, trato de dar respuesta a cómo comprendo la comunicación,
desde qué enfoques, a partir de qué conceptos, con base en qué autoras y autores,
etc.; el segundo eje lo dedico a compartir algunas reflexiones sobre qué significa
ser mujer (y académica) en México; y en la última parte de este breve texto planteo
algunos de los desafíos que, según mi opinión y mi propia experiencia, enfrenta
actualmente –y con miras al futuro– el estudio de la comunicación en nuestro país.
99.
Algunas de mis publicaciones en las que se pueden encontrar estas reflexiones
son las siguientes: (2006) “Aportaciones de la psicología social a la ciencia de la
comunicación”, en revista Intexto, Núm. 14, 2006-1. Universidade Federal do Rio
Grande do Sul (UFRGS), Brasil. Disponible en http://www.intexto.ufrgs.br/; (2006)
“La interacción y la comunicación desde los enfoques de la Psicología Social y la
Sociología Fenomenológica. Breve exploración teórica”. Anàlisi. Quaderns de
Comunicació i Cultura, núm. 33, 2006, pp. 45-62. Departament de Periodisme i
Ciències de la Comunicació, Universitat Autònoma de Barcelona, Barcelona (España).
Disponible en https://ddd.uab.cat/record/12830; (2006) “La psicología social como
fuente teórica de la comunicología. Breves reflexiones para explorar un espacio
conceptual común”. En Andamios. Revista de Investigación Social, Volumen 3, Núm. 5,
diciembre 2006. Colegio de Humanidades y Ciencias Sociales. Universidad Autónoma
de la Ciudad de México, pp. 163-184. (2008) Exploración conceptual de la psicología
social y la sociología fenomenológica en la construcción de la Comunicología. Repaso
histórico y perspectivas hacia el futuro”, en Razón y Palabra, Núm. 61, marzo-abril
de 2008. Disponible en http://www.razonypalabra.org.mx/n61/mrizo.html; (2008)
“La Sociología Fenomenológica como fuente científica histórica de una Comunicología
posible”, en Galindo, Jesús (Coord.) (2008) Comunicación, ciencia e historia. Fuentes
científicas históricas hacia una comunicología posible, McGraw-Hill Interamericana,
Madrid, pp. 43-107; (2008) “La Psicología Social como fuente científica histórica de
una Comunicología posible”, en Galindo, Jesús (Coord.) (2008) Comunicación, ciencia
e historia. Fuentes científicas históricas hacia una comunicología posible, McGraw-
Hill Interamericana, Madrid, pp. 289-342.
199
la comunicación), la comunidad (para que exista sentido de comunidad es necesaria
la interacción y comunicación entre los miembros del grupo), la persuasión (no
podemos persuadir sin comunicar con eficacia lo que deseamos comunicar) y la
cognición (los seres humanos construimos conocimiento con base en las relaciones
de comunicación que establecemos con otras personas y con nuestro entorno). Por su
parte, el campo de la sociología fenomenológica, desde el cual he seguido trabajando
hasta la actualidad (ahora ya con aproximaciones teóricas y empíricas a la relación
entre cuerpo, comunicación y emociones), me pareció muy sugerente para definir
la comunicación a partir de su relación con la subjetividad; desde este enfoque,
la subjetividad está inevitablemente presente en cualquier acto de comunicación,
pues este parte de las perspectivas divergentes de los participantes en el acto; así,
sin interacción no existen los sujetos sociales, dado que la construcción de sentidos
compartidos sobre la realidad social requiere, inevitablemente, de la interacción.
Estos intereses teóricos, primero desarrollados desde el Grupo hacia una Comunicología
Posible y posteriormente continuados de forma individual, tuvieron un momento crucial
en el año 2007, cuando fui invitada por la Dra. Fátima Fernández Christlieb (académica
de la UNAM y “madre fundadora” de los estudios de la comunicación en México,
así la considero yo) a co-coordinar el Grupo de Investigación (GI) “Comunicación
Intersubjetiva” de la Asociación Mexicana de Investigadores de la Comunicación
(AMIC). Era el último Grupo que se creaba en esos momentos, y Fátima y yo estuvimos
muy entusiasmadas en la labor de coordinar ese grupo, sentar sus bases y propuestas de
acción100, convocar a personas interesadas y generar materiales académicos colectivos,
etc. Fueron muchos años de aprendizaje continuo en el Grupo, primero con la Dra.
Fernández Christlieb, después con el Dr. Marco Antonio Millán Campuzano. Los
tres realizamos varios proyectos en común, publicamos algunos textos colectivos101
y dialogamos mucho. Lo más rico de todo el proceso es el diálogo, el proceso, más
100.
Los primeros lineamientos y fundamentos del Grupo se publicaron en el
siguiente texto: Fernández Christlieb, Fátima y Rizo García, Marta (2009).
“Comunicación, intersubjetividad y sentido. Apuntes iniciales para el impulso de la
línea de investigación sobre comunicación intersubjetiva”, en Vega Montiel, Aimée
(coordinadora) (2009) La comunicación en México. Una agenda de investigación,
UNAM-UJAT-UABC-AMIC, México, pp. 315-329.
101.
Fernández Christlieb, Fátima y Rizo García, Marta (coords. (2009) Nosotros y los
otros: la comunicación humana como fundamento de la vida social, Editoras los
Miércoles S.A. de C.V., México; Fernández Christlieb, Fátima; Millán Campuzano,
Marco y Rizo García, Marta (2013) La comunicación humana en tiempos de lo digital,
UAM-C, Editorial Juan Pablos y AMIC, México; Fernández Christlieb, Fátima; Millán
Campuzano, Marco y Rizo García, Marta (2017) “Epistemología de la Comunicación
Intersubjetiva: aproximaciones sociológicas, filosóficas e interdisciplinarias”,
MatriZes, Vol. 11, núm. 1, enero-abril 2017, pp. 127-147. Programa de Posgrado en
Comunicación, Universidad de Sao Paulo (Brasil). En línea, disponible en https://
www.revistas.usp.br/matrizes/article/download/122894/127919
que los propios productos. En el marco del grupo, nos propusimos como primera
meta distinguir lo interpersonal de lo intersubjetivo, así como discutir los fundamentos
teóricos de esta noción, y trabajamos a partir de los aportes de la filosofía y la sociología
interpretativa, fundamentalmente. En algunos de los proyectos conjuntos, definimos
la comunicación intersubjetiva como “un ejercicio teórico concreto y deliberado de
usos del lenguaje, en el que los individuos capaces de reconocerse mutuamente han
aceptado –en libertad– construir un espacio común apropiado a la mejor vida posible
en colectividad”. (Millán Campuzano, 2013: 77), y como “la base para la construcción
de los significados sociales, orientada al entendimiento y la comprensión e, idealmente,
posibilitadora de los consensos necesarios que permitirían, en último término, un tejido
social democrático basado en argumentos racionales propios de hombres libres que
actúan por el bien colectivo”. (Rizo García, 2013: 115). Mi labor en la coordinación
del GI concluyó en 2020, y en esos momentos, con Marco Millán, tomó la estafeta
la Dra. Alejandra Patricia Gómez Cabrera102, a quien tuve el placer de apoyar en su
formación doctoral en el Doctorado en Ciencias Políticas y Sociales en la UNAM.
Mis intereses académicos han continuado no sólo con inquietudes intelectuales sino
también con acciones institucionales. Me refiero, fundamentalmente, a mi labor
desde agosto de 2018 como vicecoordinadora del Grupo de Trabajo GT 9 de la
Asociación Latinoamericana de Investigadores de la Comunicación (ALAIC), que lleva
por nombre “Teoría y Metodología de la investigación en comunicación”. Desde
este lugar, más allá de apoyar en la coordinación y organización de los Congresos
bianuales de la asociación, hemos impulsado con la Dra. Eva da Porta (Coordinadora)
y el Dr. Vilso Junior Santi (Vicecoordinador) algunos ejercicios colectivos en favor del
fortalecimiento de la dimensión teórica, epistemológica y metodológica del campo
académico de la comunicación en la región latinoamericana.
Para concluir este apartado, me gustaría enunciar muy brevemente mis últimas
reflexiones sobre la comunicación. A raíz de mis intereses anteriores sobre la
teoría de la comunicación, y sobre la fundamentación teórica de la comunicación
interpersonal e intersubjetiva, apareció el tema del cuerpo y las emociones de forma
muy clara. Primero, quizás, los pasé de largo y no profundicé en ellos. Pero ya
era demasiado evidente su importancia como para dejarlos de lado. Mis primeras
incursiones al tema tuvieron lugar en el marco de un grupo de investigación, llamado
“Cuerpo y Subjetividad”, formado por académicas de filosofía, ciencia política y
comunicación, de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México en los años
102.
El último producto colectivo del GI en el que he participado fue coordinado,
precisamente, por Alejandra Patricia Gómez Cabrera. Se trata del siguiente
libro: Gómez Cabrera, Alejandra Patricia (coord.) (2020) Autoconocimiento e
intersubjetividad: pilares de la comunicación humana, UNAM, México, en el
que publico un capítulo titulado “Comunicación intersubjetiva. ¿Cómo y por qué
investigarla?” (pp. 23-49).
201
2014 y 2015. Así, desde hace unos cinco o seis años he incursionado en este campo
de la sociología de las emociones y de los estudios del cuerpo, y me siento muy bien
en este espacio, pues me da más herramientas teóricas y conceptuales para seguir
pensando la comunicación que me interesa, la orientada al encuentro, al diálogo
interpersonal e intersubjetivo. En este terreno, he publicado ya algunos trabajos103,
y debo decir que ha sido muy motivante para mí seguir estudiando ahora desde
lugares teóricos y empíricos nuevos: por ejemplo, mis reflexiones sobre el cuerpo
y la comunicación me han llevado necesariamente a revisar también el enfoque
de género, y con ello, a considerar la importancia del feminismo en los estudios de
comunicación. Parece una espiral que no termina nunca: un tema me lleva a otro,
este otro a otro más, y así al infinito. No pierdo el foco comunicacional, pero cada
vez tengo más claro que no puedo comprender la comunicación sin adentrarme
en estos otros campos de estudio que ponen su acento en el género, los afectos y
las corporalidades. No puedo aún afirmar muchas cosas sobre este tema, diría que
apenas soy una aprendiz, y me encanta decirlo así: nunca dejo de aprender, me
gusta el estudio, me apasiona leer cosas nuevas, acercarme a mis intereses desde
otros lugares. En este camino estoy ahora.
203
Universidad Autónoma de la Ciudad de México: Estudios Culturales en Comunicación
y Cultura y Poder. En el primer caso, he planteado la preocupación de que en las
unidades temáticas planteadas en el curso no aparezca prácticamente ninguna mujer,
ni tampoco en la bibliografía básica del curso, que tiene el objetivo de introducir a
los estudiantes en la importancia de la escuela de los estudios culturales (británicos
y latinoamericanos) en el campo de la comunicación. En el caso de Cultura y Poder,
del mismo modo he cuestionado por qué el tema se aborda de forma casi exclusiva
desde una mirada masculina, con Michel Foucault en el centro. En ambos casos, y
sobre todo en el segundo, bajo el principio de la libertad de cátedra, he incorporado
la teoría feminista para referirme, por ejemplo, a la construcción estereotipada de las
mujeres en los medios de comunicación, a la cosificación del cuerpo de las mujeres
como clara manifestación de poder en el sistema en el que vivimos, o al feminicidio
como manifestación extrema de la violencia machista sobre nuestros cuerpos.
Lo personal es político. Lo personal es académico. Inicié este apartado tratando de
reflexionar en torno a qué significa ser mujer en México, cómo vivo México siendo
mujer, e inevitablemente la reflexión me llevó a plantear algunas acciones muy
específicas desde mi trinchera: las aulas. Como ya dije, no soy experta en temas de
feminismo y apenas me estoy formando. Ser mujer y académica en México no es
fácil, y exige estar siempre formándonos y demostrando a los demás que hacemos
aportaciones a nuestro campo de conocimiento.
Una última reflexión al respecto: en los últimos años he vivido una especie de
aislamiento y soledad en el mundo académico. No lo expongo a modo de drama, ni
mucho menos. Sólo lo comento porque esta sensación me ha llevado, cada vez más,
a necesitar tejer redes de trabajo con mujeres, y con el afecto de por medio. Dicho de
otra manera, me siento más cómoda trabajando con las personas con quienes tengo
algún vínculo afectivo más allá de la academia. Y aunque esto pueda parecer poco
académico, creo que es importante mencionarlo sin miedo. Y justo, escribo estas
líneas, más de veinte años de haber llegado a México y a punto de volar a Barcelona,
a pasar una temporada larga: el destino es claro, el tiempo es indefinido, pues no sé
qué me va a deparar la vida por allá. Lo que sí que sé es que México es mi país, y que
soy y seguiré siendo una académica catalana-mexicana, sea desde México o desde
tierras catalanas. Me motiva mucho hacer este movimiento justo ahora, y estoy segura
de que desde Barcelona tendré otras percepciones de la comunicación, me nutriré
de colegas de allá, conoceré a nuevas personas, estableceré vínculos académicos y
afectivos. Todo eso y más. Pero con México en mi vida, sin lugar a duda. Seguramente
comprobaré que la academia es un espacio patriarcal aquí y allá, y la experiencia
ameritará regresar a las reflexiones que vierto hoy en este texto.
205
206
MUJERES DE LA COMUNICACIÓN MÉXICO ]
104.
Cristina Romo Gil (1944-2019). Maestra en Comunicación por el ITESO, institución
en donde fue investigadora, profesora emérita y docente por 40 años. Especialista en
los estudios de la radiodifusión, tema del que escribió númerosos textos académicos
y de divulgación, entre estos, “La “Otra radio. Voces débiles, voces de esperanza”
(1990), co editado por el Instituto Mexicano de la Radio y la Fundación Buendía
A.C., investigación pionera que expuso los vacíos legales del sistema normativo de la
radio mexicana. Su férreo compromiso en el estudio y enseñanza de la Comunicación
y los medios de comunciación, la impulsó a vincularse y presidir organizaciones
de investigación y la sociedad civil como el Consejo Nacional para la Enseñanza
y la Investigación en Ciencias de la Comunicación (CONEICC); la Federación
Latinoamericana de Facultades de Comunicación Social (FELAFACS); y la Asociación
Mexicana de Derecho a la Información Capítulo Jalisco, entre otras. Es la profesora
Romo, un legado de reflexión y acción ciudadana para que los y las comunicadoras
de este país entiendan, concenticen y hagan valer los derechos ciudadanos a la
información, comunicación y libertad de expresión.
105.
Maestra en Comunicación y Cambio Social por la Universidad Iberoamericana
Puebla y licenciada en Ciencias de la Comunicación por el ITESO. Su campo de estudio
y colaboración se orientan a la educación intercultural y popular; la comunicación
propia de los pueblos originarios; así como las transiciones generaciones de los y las
jóvenes indígenas. Su incersión en el contexto y la cultura wixárika le ha permitido
centrar su mirada en los procesos de apropiación tecnológica y autorepresentación
de las nuevas generaciones wixáritaari. Sus últimas publicaciones: “Comunicación
propia y apropiada de jóvenes wixáritaari en redes sociales digitales” Revista
Mediaciones Universidad Uniminuto Colombia, y en co-autoría “Jóvenes wixáritari:
retos en la conservación de su cultura”, del Suplemento La Jornada del Campo,
abordan como ejes transversales las transiciones y tensiones que los y las jóvenes
wixáritaari viven de la mano a los procesos de migración, escolarización y
globalización. Correo: alondrabarba22@gmail.com
207
Mi memoria, un poco vaga, recuerda que hace 15 años, respondía la segunda vuelta
del examen final de Derecho a la Comunicación, materia impartida por la Mtra.
Cristina Romo Gil, en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente,
ITESO, en Guadalajara Jalisco. Me recuerdo nerviosa cuando la vi mirándome frente
a mi mesa y decir: “¡tienes la respuesta en las narices!”. Colocó su dedo índice en mi
nariz y lo recorrió hasta las notas de mi libreta, apenada, reparé el mal curso de mi
respuesta, mientras la profesora me lanzaba una mueca que me permitió finalmente
sonreír. Esto fue lo primero que vino a mi mente al enterarme de su fallecimiento
en las vísperas de la Noche Buena de 2019; sorprendida ante lamentable noticia,
comparto por primera vez aquel recuerdo. Sin duda mi anécdota es menor frente
a los múltiples homenajes y reconocimientos motivados por su persona, trayectoria
y luchas, encabezados por instancias públicas, privadas y civiles. En todas ellas, su
familia, amigos, colegas y estudiantes, la siguen acompañando con emotivas palabras
y anécdotas, agradecimiento y admiración.
Escribir sobre la profesora Romo, no es cosa menor dada su trayectoria y legado
en los estudios de la Comunicación en México y América Latina. El norte de este
texto, lo construí gracias a la charla concedida por el Dr. Bernardo Masini, amigo,
colega y exalumno de la Mtra. Cristina Romo. También acudí a la revisión de su
bibliografía, entrevistas y vastas reseñas escritas a lo largo de su carrera. Es importante
mencionarlo, porque esta invitación me permitió reconocer que aprendí, de una
de las pioneras de mi campo de estudios, quien, acompañada de otros hombres y
mujeres del gremio, “impulsó el crecimiento de la comunicación como un ámbito
académicamente pertinente” (B. Masini, comunicación personal, 2021). Es decir,
desde su egreso en 1966 de Ciencias y Técnicas de Información en la Universidad
Iberoamericana, Ciudad de México –institución educativa donde comenzaron los
estudios de la Comunicación en el país– (ibidem), forjó su trabajo académico y
activista del estudio y desarrollo de la radio, “la enseñanza e investigación de la
comunicación y la democratización del sistema de medios de difusión; además de su
incansable empeño por el buen uso de la palabra” (Bernal, 2020, p.1).
208 PIONERA EN LOS ESTUDIOS Y LAS LUCHAS POR LA DEMOCRATIZACIÓN DE LOS MEDIOS EN MÉXICO
(NO)... ES LA COMUNICACIÓN, ES LA POLÍTICA
209
En consecuencia, el diseño de las instituciones y leyes que regulan, promocionan
y supervisan su uso, –de la radio y, demás medios de comunicación masiva–, en
México, permiten que un reducido grupo de empresarios amasen fortunas (ibidem,
p.4), a cambio de respaldar a políticos, partidos y gobiernos en el poder.
A través de sus estudios, la profesora Romo, lanzó una férrea crítica a la ya derogada
Ley Federal de Radio y Televisión (1960), por solo otorgar concesiones a las radios
comerciales, y a las que no se les obligaba, mayor responsabilidad social en la
creación y emisión de sus contenidos. Romo (1990), lamentaba “la pobre utilización
de la radio, en cuanto a medio de comunicación, información, educación, cultura
y entretenimiento social” (p.6), sostuvo, que las Otras radios106, las cuales eran solo
permisionadas, habían sido reglamentadas para impedir su sobrevivencia, desarrollo
e independencia, a pesar de ser las únicas con la posibilidad de que la radio no fuera
solo un vehículo mercantil (ibidem, pp.6 y 4).
Para Romo (1997), la clave de la comunicación desde el lenguaje radiofónico ocurría
cuando la palabra, la música y los sonidos, permitían “convocar un diálogo creativo
entre personas capaces de significar lo común” (p.65); en libertad de escucha,
palabra, sentimiento e ideas. Aquello, era imposible porque estaba simplificado por
locutores improvisados y estaciones difusoras de música comercial (ibidem, p.66),
sujetas a sus anunciantes.
210 PIONERA EN LOS ESTUDIOS Y LAS LUCHAS POR LA DEMOCRATIZACIÓN DE LOS MEDIOS EN MÉXICO
(NO)... ES LA COMUNICACIÓN, ES LA POLÍTICA
211
En Jalisco, en 1993 fue la primera presidenta del Consejo Consultivo del Sistema
Jalisciense de Radio y Televisión, así como consejera ciudadana de la Comisión Estatal
de Derechos Humanos en Jalisco (Masini, 2021).
Por su enunciada trayectoria, en el 2001, fue convocada a ser parte del grupo fundador
de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información, AMEDI. Este organismo de la
sociedad civil describe Solís (2019), proponía elevar la discusión pública y promoción
de una cultura democrática y acción política al ejercicio pleno por la libertad de
expresión y el derecho a la información, la reforma de medios, y una nueva relación
Estado, medios y sociedad (pp.18-20). También, “garantizar el respeto al libre ejercicio
profesional del informador y facilitar su acceso a fuentes de información, especialmente
la información de la gestión pública” (Romo, 2019, p.31).
Los antecedentes de prestigio y autoridad de la AMEDI permitieron a la profesora
Romo, especialistas y profesionales de la comunicación, legisladores y funcionarios
públicos, constituir el Capítulo Jalisco en 2008; del que fue presidenta del 2008
al 2010. Desde la constitución de la AMEDI Capítulo Jalisco, se abordaron temas
advirtieron urgentes. Romo (2019), apuntó se convirtieron en los y las observadores
y evaluadores del organismo garante de transparencia e información pública del
estado107, denunciantes del Gobierno estatal por favorecer a empresarios privados
de medios con dinero público y pugnaron por visibilizar la inseguridad del quehacer
periodístico. De la mano a lo anterior, motivaron la promulgación de proyectos de
ley federales y locales para garantizar el derecho de las audiencias a contenidos
diversos desde un marco de libertad, pluralidad y responsabilidad, el acceso total a
las telecomunicaciones y la eliminación de los monopolios (pp.33-34).
107.
Instituto de Transparencia, Información Pública y Protección de Datos Personales
del Estado de Jalisco, (ITEI).
212 PIONERA EN LOS ESTUDIOS Y LAS LUCHAS POR LA DEMOCRATIZACIÓN DE LOS MEDIOS EN MÉXICO
(NO)... ES LA COMUNICACIÓN, ES LA POLÍTICA
Para el Dr. Masini, –miembro activo de la AMEDI, Capítulo Jalisco–, la lucha de décadas
y muchas personas, ha logrado la formulación de buenas leyes, pero continúan sin
asentarse mecanismos que garanticen el derecho y acceso a la información. Recuerda
que la profesora Cristina, junto a sus pares del Capítulo Jalisco, apostaban por una
mayor alfabetización mediática a la ciudadanía, es decir, “hacer que las leyes cobren
vida en el ejercicio ciudadano de consumo crítico de medios, de consultas de
información a los entes públicos, y de interlocución constante con los legisladores
representantes” (B. Masini, comunicación personal, 2021). La alfabetización
mediática es la continuidad de su docencia en lo respectivo a la legislación de medios
y su trabajo en la AMEDI, Jalisco. Para Cristina Romo, la alfabetización mediática
representa, contar con la información suficiente para hacer del conocimiento una
herramienta para ser una ciudadanía más involucrada, y fue por lo que bregó toda su
vida, su razón ulterior.
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cristina-romo-un-testimonio-personal/
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213
214
MUJERES DE LA COMUNICACIÓN MÉXICO ]
Escribir sobre el legado de una académica, es prácticamente imposible sin dar una
mirada primero a la mujer, pues el pensamiento académico puede interpretarse sólo
cuando comprendemos su esencia como persona. Escribir de María Antonieta Rebeil
Corella es sin duda mencionar a una de las mujeres que han marcado una pauta y
un claro legado en el campo de la Comunicación. Mujer íntegra, de pensamiento
profundo y reflexivo, quien con su carácter sonorense ha sabido formar parte de un
grupo de académicas e investigadoras que han llevado a México al plano internacional
en el ámbito de la Comunicación.
108.
Estudió la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación en el ITESO Universidad
Jesuita en Guadalajara, Jalisco, México. Obtuvo el grado de Maestría en Educación y
Desarrollo por la Universidad de Stanford en EUA. Es Doctora en Ciencias Sociales por la
Universidad Iberoamericana, Ciudad de México. Llevó a cabo estudios de Posdoctorado
en la Universidad de Málaga, España. Cuenta con experiencia laboral en la SEP en donde
coordinó la Evaluación del Sistema Nacional de Telesecundaria. Entre 1985 hasta 2002
laboró en la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, en donde se desempeñó
como profesora-investigadora y Coordinadora del Posgrado en Comunicación. Desde
2003 se incorporó a la Universidad Anáhuac México en done fundó el del Centro de
Investigación para la Comunicación Aplicada (CICA) dedicado a la producción de
conocimiento científico y a la elaboración de propuestas para la transformación de la
sociedad. Fue su Directora hasta 2018. En 2009 fundó el Doctorado en Comunicación
Aplicada. Desde 2007 fue Investigadora del Sistema Nacional S N I del CONACYT
logrando en 2014 obtener Nivel 2. En la Asociación Mexicana de Investigadores de la
Comunicación (AMIC) fue Coordinadora de Investigación y Vice Presidenta. Sus trabajos
han sido publicados en español, portugués e inglés. Actualmente continua con sus
labores de docencia, asesoría y de producción científica. Correo: antonietarebeil@
hotmail.com
109.
Dra. Marisol Tello Rodríguez. Licenciada en Ciencias de la Comunicación y
Maestra en Filosofía por la Universidad Anáhuac Mayab. Doctora en Investigación
de la Comunicación en la Universidad Anáhuac México campus norte.
Consultora empresarial para el área de Comunicación Corporativa, Relaciones Públicas
y Servicio al Cliente. Docente de diversas instituciones de educación superior en
licenciatura y posgrado. Investigadora adscrita al CICA. Colabora en la Universidad
Anáhuac Mayab como Vicerrectora Académica. marisol.tello@anahuac.mx
215
Mejor conocida por quienes le aprecian como Nonó y que pocos saben que es
un mote que su querida tía Laura le asentó desde pequeña y que responde a esa
personalidad inquieta y buscadora del conocimiento que desde sus primeros años le
caracterizó. Aquellas llamadas de atención de la infancia en casa que eran resueltas
con un “no, no” y que hicieron a su cariñosa tía encontrar lo que hasta el día de
hoy es su nombre de cariño, no impidieron jamás que María Antonieta aplacara su
carácter, sino todo lo contrario, la hicieron buscar más allá de las respuestas obvias y
perfilar a la investigadora que todos conocemos hoy.
Su familia marcaría, sin lugar a duda, la ruta de su camino profesional. Como ella
misma describe:
acompañados de momentos de vida que hacen la esencia de lo que para esta mujer
académica – investigadora se han convertido en su manera de servir a la sociedad.
217
Esta aportación resulta muy relevante ya que se trataba de una mirada nueva y
diferenciadora con el trabajo que se realizaba desde hacía años. La mirada rebasaba
el propio trabajo metodológico de búsqueda del conocimiento intentando moverse
más al espacio de contribuir a una comprensión y una transformación de la realidad
social, poniendo el foco en la ética y el humanismo. “Establecer una agenda para
atraer y promover personas que fuesen relevantes en este esfuerzo de construcción y
que estuvieran dispuestas al trabajo en equipo en torno a proyectos de investigación”
(Rebeil, 2022)
Nuevamente la doctora Rebeil aportaba una mirada nueva y volvía a trabajar desde
esa característica que le distingue de buscar el trabajo en conjunto y permitiendo el
crecimiento de otras personas, para construir un espacio en donde la comunicación
estuviera directamente vinculada con las realidades económicas, políticas y sociales
de nuestro país y que fueran proyectadas al ámbito internacional.
Los esfuerzos de esta aportación no se acotan únicamente al CICA, sino que abrieron
espacios para colaborar de manera vinculada con organismos internacionales que
desde años atrás impulsan la investigación en comunicación como lo son: la Federación
Latinoamericana de Facultades de Comunicación Social (FELAFACS), la Asociación
Latinoamericana de Investigadores de la Comunicación (ALAIC), el Consejo Nacional
para la Enseñanza y la Investigación de las Ciencias de la Comunicación (CONEICC)
y la Asociación Mexicana de Investigadores de la Comunicación (AMIC), Consejo
Latinoamericano de Acreditación de la Enseñanza en Periodismo (CLAEP).
Esta visión buscaba no únicamente generar un Centro en donde investigadores
produjeran conocimiento, sino más bien forjar investigaciones conjuntas que
mediante la comunicación aplicada tratarán de ubicar problemáticas que requirieran
una transformación social en el ámbito nacional e internacional. Para esto, la doctora
Rebeil visualizó la necesidad de una organización colectiva, generando así en el 2008
en el marco del Congreso de la Red Internacional de Investigación y Consultoría
en Comunicación (RIICC) que daba pie a que diversos centros de investigación
unieran esfuerzos que se concretaron en Encuentros Internacionales de Centros
de Investigación en Comunicación y que a nivel internacional han permitido la
producción de investigaciones y publicaciones orientadas desde esta perspectiva.
Es así como, partiendo de los trabajos seminales de Paulo Freire en 1972 y de
Robert Craig en 1999 la reflexión de la académica se acercó al entendimiento
de la comunicación de masas distanciándose del concepto convencional que la
identificaba únicamente como un proceso de transmisión y recepción de mensajes.
Esta perspectiva abordada por María Antonieta, junto con las voces de muchos
otros académicos permite establecer a la comunicación como un sistema ético,
legal, económico, político, social, cultural, tecnológico y ecológico que permita
potenciar a la organización en todos sus niveles y dimensiones de comunicación que
Todo esto llevaría de la mano la segunda aportación de la que damos cuenta en este
capítulo.
219
Una vida sin duda marcada desde la infancia por el humanismo, por una familia
en donde la mujer era el centro del hogar y el elemento unificador. No podía
entonces entenderse una forma de concebir a las organizaciones distinta que aquella
que coincidiera con los sistemas, la ética y la unidad de todas las partes. Sin darse
cuenta María Antonieta, esa pequeña que crecía entre los ranchos de la familia iría
aprendiendo desde la infancia todo esto.
Así es como recuerda esos espacios, esos olores, esos sonidos que la forjaron como
mujer fuerte y de envergadura:
221
humana y directamente vinculada con la incidencia social que continúa vigente hasta el
día de hoy, convirtiéndose en la tarea actual en su pensamiento académico.
De esta manera, la Comunicación Integral representa una de las aportaciones más
recientes de Rebeil, misma que aún sigue en proceso de elaboración y maduración.
María Antonieta Rebeil retomando las categorías propuestas por Jesús Galindo
(2012) ha señalado que, a lo largo del desarrollo del concepto de la Comunicación
como campo de estudio y como práctica profesional se perfilan con claridad dos
aproximaciones distintas. La versión práctica que, en términos generales entiende a la
comunicación como un proceso de difusión-dominación; y a versión que parte desde
el pensamiento comunicológico que propone que la comunicación es un proceso
de interacción-colaboración. El primero de éstos (comunicación como proceso de
difusión-dominación) se ha construido predominantemente por parte de aquellos
académicos y profesionales que se dedican al estudio y aplicación de la publicidad,
el marketing, las ventas, el lobbying, incluyendo, en algunos casos a la propaganda
política, así como a la comunicación organizacional, sobre todo en sus versiones
iniciales, así como las relaciones públicas. Esta perspectiva tiene sus cimientos en
las estrategias que son unidireccionales y en las cuales, más que motivar procesos
de comunicación propiamente, se busca informar y persuadir hacia los objetivos
deseados por la parte informante.
Rebeil, a lo largo de su trabajo profesional como autora y como profesora ha
buscado profundizar en la perspectiva que entiende a la comunicación en tanto que
interacción-colaboración. Para ello propuso un concepto: Comunicación Integral.
Este concepto abreva de las siete tradiciones teórico-científicas de la ciencia que
han contribuido a la construcción de la disciplina de la Comunicación: Retórica,
Semiológica; Fenomenológica; Cibernética, Psicología social; Sociológica-cultural;
Crítica y la Retórica (Littlejohn, 1983; Littlejohn y Foss, 2011). Así mismo, Rebeil ha
señalado a la necesidad de sumar a la Filosofía como una disciplina fundamental para
la comprensión de la Comunicación.
¿Qué entiende Rebeil como Comunicación Integral? La Comunicación Integral
tiene su foco de interés en las relaciones humanas y retoma sus propuestas de las
distintas tradiciones científico-teóricas de la Comunicación con especial énfasis
en las tradiciones Sociocultural y en la Crítica. La autora señala que pensar en
comunicación como un proceso de difusión-dominación limita todo el potencial y el
poder de la Comunicación en tanto que ciencia y en tanto que su papel fundamental
en la sociedad. Aún en los casos de quienes desean dedicarse a la publicidad o a la
propaganda política, la Comunicación es capaz de lograr cambios de gran envergadura
y profundidad con respecto al comportamiento y desarrollo humano, cuando se le
concibe en su pleno potencial.
223
investigación es para y debe servir para la transformación de la sociedad.
Esta idea central nos ha mantenido a lo largo de casi 50 años en el ejercicio
constante de la búsqueda del conocimiento en un sentido sistemático y
amplio. Pero cabe aclarar, que no del conocimiento per se, sino del
conocimiento que tiene el propósito de lograr transformaciones de procesos,
núcleos, comunidades, proyectos de la sociedad. (Rebeil, 2022)
Tiempo después este camino les llevaría a realizar juntos un estudio empírico con
estudiantes de Telesecundaria en México. Dicha población de adolescentes se exponía
doblemente a la televisión, por las mañanas para recibir sus clases de secundaria,
por las tardes a la televisión comercial para tener momentos de entretenimiento. El
estudio obtuvo resultados muy interesantes, entre otros, los sujetos de investigación
manifestaron que algunos contenidos de la televisión comercial, tales como las
telenovelas para ellos eran lecciones de cómo enfrentar los problemas en la vida,
las aspiraciones que tenían para su futuro, la imagen de la sociedad perfecta en la
cual deseaban vivir, the American way of life. De ahí la conclusión a la que llegaron
Montoya y Rebeil: la televisión comercial se iba convirtiendo en una institución
educativa y política en el contexto mexicano (Montoya y Rebeil, 1986).
Esta perspectiva es una tarea viva, que aún se construye y deconstruye para acercarse
a lo que en la mente de María Antonieta se dibuja para la propia temática y su
realidad. El pensamiento reflexivo que la distingue junto con un viaje que sería un
parteaguas para ella le harían entender esta realidad:
225
En 2016, Rebeil junto con Mercedes Cancelo y Carlos Pérez Varguez elaboran los
conceptos y proponen la creación de ocho organismos e instituciones que a partir
de su buen funcionamiento en la sociedad pueden ser los pilares para la promoción
de los derechos de las audiencias desde una visión de proyecto de Nación. Consejo
Nacional de Asociaciones de Audiencias; Canales Ciudadanos Nacionales de Radio
y Televisión Abiertas; Consejo Nacional de Autorregulación Mediática; Colegio
Nacional de Profesionales de la Comunicación Pública e Institucional; Asociación
Mexicana de Defensorías de las Audiencias; Instituto Nacional de Responsabilidad
Social Mediática; Instituto Nacional Corregulador; Federación Internacional de
Corregulación de Medios (Pp. 318-334). Con este trabajo de 2016 Rebeil y colegas
señalan posibles vías de acciones concretas que hagan viable una transformación de
los espacios de comunicación y cultura colectiva hacia una sociedad con mayores
niveles de eticidad y democracia.
Habría de modo reciente una mayor influencia para la sonorense, la de aquellos que
al paso de los años dieron el sentido a su vida y en los que se encuentran y convergen
la académica – investigadora, mujer, sin duda, pero sobre todo madre:
Dos personas más han sido fuentes para la madurez, el aprendizaje emocional
y en general, sobre la vida misma. Ana Lucía y Alberto, nuestros hijos. No
hay forma más eficiente para poner los pies en la tierra y tener que aprender
a amar, suscitar talentos en nosotros mismos (que pensábamos inexistentes),
buscar las mejores formas de conducción en libertad y de entrega, que la
crianza y educación de los seres humanos que nos son entregados para
fomentar la vida, la salud, la formación hasta que son capaces de volar por
sí mismos. Y qué decir de una tercera hija, Alicia Valcarce Leonisio, quien
llegó a la vida de mi hijo para complementar su personalidad y darme el
regalo de tener ahora tres hijos y mis nietos. (Rebeil, 2022)
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227
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México. Pp. 303-336.
COMUNICACIÓN
¿Cómo la entiendes, desde dónde la has mirado, entendido, estudiado?
Entiendo la comunicación como un derecho humano que garantiza el ejercicio
de otros derechos. En la línea que estableció el Informe MacBride desde 1980, he
enfocado mi análisis desde la perspectiva del derecho a comunicar, asumiéndolo
como un prerequisito para la existencia de otros derechos humanos que, en su
conjunto, garanticen la dignidad de todas las personas sobre la base de los principios
de libertad, igualdad, solidaridad, inclusión, diversidad, universalidad y participación.
Este enfoque lo desarrollé en el marco de mi formación en la teoría crítica feminista.
Adoptar esta mirada, me ha dado la posibilidad de reconocer los efectos negativos
derivados de la desigualdad prevaleciente en el ejercicio del derecho humano
a comunicar; desigualdad originada en la opresión de las mujeres en la sociedad.
En este marco, y siguiendo a Margaret Gallagher en su intervención durante la
Conferencia de la IAMCR de 2009 en México –conferencia que por cierto tuvo
como título “Comunicación y Derechos Humanos”–, la teoría crítica feminista ha
posibilitado a los estudios en comunicación identificar el doble desafío que enfrentan
las mujeres cuando entramos en el terreno de los derechos comunicativos: su derecho
a la información, a la libertad de expresión y a ser escuchadas, frecuentemente son
violentados por el hecho de ser mujeres. Como ella lo advertía, cualquier discusión
en torno a la comunicación como un derecho humano, debe incorporar de forma
explícita la discusión sobre los derechos comunicativos de las mujeres desde una
perspectiva feminista, lo que sin embargo no sucede.
110.
Investigadora Titular C de Tiempo Completo, Centro de Investigaciones
Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM. Líneas de investigación:
Feminismo y Comunicación; Derechos Humanos de las Mujeres; Violencia contra
las Mujeres. Correo: aimeevegamx@yahoo.com.mx
229
Como Gallagher lo establecía, esto es en parte debido a la falta de conocimiento
sobre la teoría feminista por parte de la mayor parte de la comunidad científica de
comunicación; y en consecuencia por las confusiones que derivan de este hecho.
Un ejemplo contemporáneo de ello lo constituye el hecho de que, como advierte la
filósofa Amelia Valcárcel, hoy en día resulta conveniente asumirse como feminista,
lo cual no significa que en realidad se sea. El no serlo, es decir, el no contar con
una formación teórica, metodológica y epistemológica en feminismo, deriva en
confusiones como el hecho de que hayan colegas que a través de actividades de
difusión y publicaciones promuevan prácticas contrarias a los derechos humanos de
las mujeres, como el ‘sexting seguro’, particularmente entre las jóvenes y adolescentes,
en nombre de la ‘libertad sexual’, sin considerar que, en el patriarcado, las mujeres
no estamos seguras, y sin considerar tampoco que este discurso proviene de grupos
que se benefician de la explotación sexual de las mujeres.
La investigación feminista en comunicación ha sido vista durante varias décadas como
parte de los temas ‘light’ de nuestro campo, lo que a las especialistas en esta agenda
nos confunde pues durante muchos años hemos discutido sobre el poder, los derechos,
la democracia, la economía política, los marcos legales y las políticas públicas, en
relación con la comunicación y la información. Discutir estas problemáticas desde un
enfoque diferente, ha sido la pauta para estereotipar la investigación feminista como
‘soft’ (Gallagher, 2008), lo que ha resultado en su marginación de la investigación
en comunicación (aunque, como lo he señalado, eso hasta años recientes, en los
que una visión distorsionada del feminismo y de lo que es hacer investigación en
feminismo y comunicación, se ha masificado).
Estos ejemplos reflejan la cultura institucional androcéntrica que ha dominado en
nuestras comunidades académicas, y que se caracteriza por la existencia de una
estructura jerárquica de poder, “con reglas y referentes androcéntricos que favorecen
la discriminación por prejuicios, roles y estereotipos de género” (Blazquez y Bustos,
2013: 147).
En este punto, ¿cuáles son las consecuencias de la segregación de la investigación
feminista en el campo de la comunicación? Primero, que ello fomenta la desigualdad
social, pues las brechas de conocimiento en torno a cómo los sectores de la
comunicación y la información afectan a las mujeres, se agudizan. Pero también
afecta la propia vida académica, es decir, lo que se enseña en las aulas, el tipo de
investigación que se hace, lo que se discute en las comunidades científicas y la calidad
de la aportación que se hace a la sociedad. Cuando las feministas son marginadas de
los rankings académicos y de las instituciones, las preguntas de investigación que ellas
harían dejan de ser hechas, lo que constituye un déficit para la sociedad.
Es esta la razón que explica mi enfoque feminista sobre el derecho humano a
comunicar.
GÉNERO
¿Cómo tu experiencia de vida y profesional como mujer ha influido en la forma en que
miras o entiendes la comunicación?
Soy Investigadora de la UNAM, especialista en Feminismo y Comunicación. Mi
interés por ser investigadora en feminismo y comunicación inició en la licenciatura
de la FCPyS de la UNAM, donde mis cursos y mi incorporación al primer monitoreo
electoral de medios de comunicación que se llevó a cabo en México, en la elección
presidencial de 1994, coordinado por Alianza Cívica y la Academia Mexicana de
Derechos Humanos –monitoreo que por su relevancia, sentó la base para que el INE
incorporara el monitoreo de medios como una de sus tareas centrales–, me mostraron
el sentido social de la investigación académica.
En esta ruta, fue que llegué a la investigación feminista en comunicación. Una vez
habiendo identificado las estrategias empleadas por los medios de comunicación
para interpelar a las audiencias en contextos electorales, guiada por la pregunta sobre
la influencia de esos contenidos en la participación política de las mujeres, inicié mis
estudios de maestría en la UNAM. Posteriormente, el Máster y el Doctorado en la
Universidad Autónoma de Barcelona, fueron el marco para profundizar en la relación
entre teoría crítica feminista y comunicación.
En 2006, gané el concurso de oposición como investigadora de Tiempo Completo
en el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de
la UNAM. Lo hice con un proyecto de investigación sobre la representación de la
violencia contra las mujeres y las niñas en la agenda mediática, que además me dio
la oportunidad de incorporarme al equipo liderado por la Dra. Marcela Lagarde,
entonces Diputada Federal, que realizó la primera investigación nacional sobre
violencia feminicida. Una de las dimensiones del análisis, se centraba en la cobertura
informativa de los feminicidios en el país. Esta fue una experiencia que me demostró
el carácter social de la investigación académica y la necesidad de incorporar a los
medios y las tecnologías de información en los marcos normativos y políticas públicas
de derechos humanos de las mujeres.
En un siguiente proyecto, en diálogo con los estudios culturales, analicé la influencia
de los contenidos en la representación que las audiencias tienen de la violencia
contra las mujeres y de sus derechos humanos. Los resultados demostraron que los
medios juegan un papel clave en las nociones y perspectivas que la ciudadanía tiene
de estos temas.
Guiada por las preguntas ¿Quiénes son?, ¿dónde están?, ¿cuántas son?, en cruce
con la economía política, di el siguiente paso, que consistió en analizar el acceso y
participación de las mujeres en los sectores de radio, televisión –públicos y privados– y
prensa en México. Los datos obtenidos, me permitieron corroborar que la desigualdad
231
de género en los medios de comunicación tiene un carácter estructural, pues la
marginación de las mujeres se replica en todos ellos. De la mano de esta investigación,
me enfoqué en la experiencia de mujeres que han alcanzado puestos de toma de
decisión en radiodifusión, telecomunicaciones y TIC, en México y el mundo. Encontré
que se relacionan con el poder de una manera distinta que sus pares hombres, debido
al hecho de ser mujeres, lo que las vuelve excepcionales en un mundo masculino que
las obliga a construir estrategias para no ser marginadas de estos sectores.
Otros temas en los que he enfocado mi investigación son: políticas de comunicación
y marcos normativos, educación y alfabetización, libertad de expresión y seguridad
de periodistas, y más recientemente violencia digital.
Asumiendo un principio de la investigación feminista, que es el de influir en la sociedad,
las investigaciones que he impulsado han sido mi principal insumo para influir a
nivel jurídico y político, a nivel nacional, regional e internacional. En este marco, he
realizado contribuciones a la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión,
gracias a las cuales incorpora el principio de igualdad entre mujeres y hombres en
materias como derechos de las audiencias, medios de uso social y servicio público,
entre otras. A nivel internacional, en las Recomendaciones Acordadas por los Estados
parte de la Commission on the Status of Women de la ONU, en las correspondientes
al examen periódico del Comité CEDAW al Estado mexicano, en la reciente reforma a
la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, que incorporó
la Violencia Mediática como una de las modalidades, entre otras.
He sido presidenta de la AMIC, directora de AMEDI, integrante de Conectadas y de
la Red de Investigadoras por la Vida y la Libertad de las Mujeres, vice-presidenta de
la IAMCR. Actualmente, presido la Alianza Global de Medios y Género (GAMAG,
por sus siglas en inglés), lanzada por la UNESCO y por más de 500 organizaciones
internacionales, soy Co-coordinadora de la UNESCO UNITWIN University Network
on Gender, Media and ICT, y presidenta de la Alianza por el Derecho Humano de las
Mujeres a Comunicar, A.C. -misma que obtuvo la primera concesión de uso social
para operar la radio feminista Violeta Radio.
Mi formación feminista, definitivamente me ha enseñado las herramientas para
advertir la desigualdad de género y la opresión de las mujeres prevaleciente en los
sectores de la comunicación y la información, pero también en nuestro cambio. Ello
es causa de mi regocijo, pues muy pronto pude comprender que el sentido de la
investigación académica es impulsar la igualdad entre mujeres y hombres.
233
234
MUJERES DE LA COMUNICACIÓN MÉXICO ]
MARGARITA Zires111
HACIA UN EJERCICIO
DE REFLEXIVIDAD
235
(la prensa, la radio, el cine y la televisión) junto con los rituales y prácticas cotidianas
que traen consigo, así como los lenguajes escritos, auditivos, visuales y audiovisuales)
que conllevan; para después examinar –en las últimas décadas– el impacto de la
Internet, tanto de la Web 1.0 como de la 2.0 que ha traído consigo las redes socio-
digitales y una cultura creciente de conectividad social. Este tipo de reflexiones socio-
tecnológicas han marcado mi pensamiento, hasta la manera como he concebido
desde los ochenta la oralidad y los procesos de comunicación oral –especialmente
el fenómeno de los rumores–, un área de especialización para mí muy importante.
La oralidad, ya en ese entonces, no la consideraba una oralidad primaria, pura, sino
mediada por ciertas tecnologías comunicativas, y, más ampliamente, por la cultura de
la escritura y las culturas audiovisuales. Actualmente el fenómeno de los rumores que
me sigue apasionando, se ha transformado, debido a su circulación no sólo por las
redes sociales tradicionales, sino por las redes socio-digitales, lo cual me ha llevado
a redefinir completamente este objeto de estudio en mis investigaciones recientes,
como lo veremos más adelante.
De manera resumida, puedo decir que mi perspectiva de la comunicación se nutre sobre
todo de los siguientes campos de estudio: la antropología simbólica, la antropología
política, la filosofía política, las sociologías y distintas disciplinas del lenguaje como la
semiología, la pragmática, el análisis del discurso, el estudio de los géneros discursivos
y lo verosímil. Relato ahora parte de mi recorrido de investigación académica, en
donde espero que los aportes de estos campos de estudio se hagan visibles.
DE LA RECEPCIÓN A LA APROPIACIÓN
DE LOS ACTORES DE LOS DISCURSOS MEDIÁTICOS
Una vez en México, trabajando en la UAM X en la Carrera de Comunicación Social
hubo un desplazamiento fuerte de mi mirada: del análisis del poder de los medios
112.
“El papel de los medios de comunicación en la política cultural de la Junta
Militar Chilena” (1978) bajo el pseudónimo de Abelandia Rodríguez: Comunicación y
Cultura, Buenos Aires, 1975, No.4: 15-55.
113.
Schmucler, Héctor /Zires, Margarita, “El papel político-ideológico de los medios
de comunicación en la crisis de 1975”, Comunicación y Cultura, México, 1978, No.
5: 119-178.
237
y de sus discursos al estudio de los procesos de recepción de la televisión infantil,
entendidos como procesos múltiples de apropiación de elementos discursivos de la
televisión en la vida cotidiana del niño. Era madre de 3 niños que veían la televisión y
jugaban permanentemente. Compartía la docencia con dos colegas mujeres, madres
ellas también y amigas muy queridas: Sarah Corona y Carmen de la Peza. Las tres
teníamos la inquietud de problematizar “los estudios de los efectos” de la televisión
en la población infantil, de corte funcionalista, por un lado, y, por otro, los análisis
crítico- sociales de la ideología dominante que partían, paradójicamente ambos, de
una noción parecida del sujeto receptor: un sujeto pasivo al arbitrio y manipulación
de los medios de comunicación. Constituimos un pequeño grupo de investigación.
En una reflexión posterior sobre este trabajo, en El estudio de la comunicación desde
los actores sociales (2001)114 escribimos las tres:
114.
Corona, Sarah, De la Peza, Carmen, Zires, Margarita, “Estudiar la comunicación
desde los actores”, en: La Comunicación en la Sociedad Mexicana. Reflexiones
Temáticas, Asociación Mexicana de Investigadores de la Comunicación, México,
2001: 143-171.
115.
Zires, Margarita, “El discurso de la televisión y los juegos infantiles”, Comunicación
y Cultura, México, 1983, No. 10: 109-136
información televisiva de acuerdo con los grupos sociales a los que pertenecían los
niños y según su género. Si bien en el artículo destacó la participación del niño,
en tanto sujeto activo en el proceso de comunicación que se da en los juegos, y
subrayó la permanente elaboración y reinterpretación de los elementos discursivos
televisivos de parte de los niños, concluyó, que: “Esto no significa que el niño sea un
ser libre, transformador de los discursos televisivos, que cuestione la verticalidad de
la comunicación, que cuestione los valores implícitos en los programas televisivos, ni
que tenga la capacidad de plantear otro tipo de mensajes televisivos”.
Rescato la pertinencia de esta conclusión frente a algunas perspectivas actuales sobre
los procesos de recepción, ya que, al atacar la visión de un receptor pasivo, terminan
defendiendo una visión contraria y poco matizada de un sujeto receptor tan activo
que resulta estar libre de condicionamientos sociales.
En este libro concibo al rumor como “un producto oral, incompleto y en permanente
transformación de acuerdo con el contexto histórico y cultural en el que circula.
116.
Zires, Margarita, Del rumor al tejido cultural y saber político, Universidad
Autónoma Metropolitana –Xochimilco, 2005.
239
Debido a ello es importante reconocer sus múltiples versiones y transformaciones”.
Subrayo además su dimensión anónima, grupal o colectiva y abundo sobre las
nociones de verosimilitud e intertextualidad que están ligadas. En mi tesis de
doctorado publicada en 1997 en alemán y su versión en español en 2001, Voz,
Letra e Imagen en Interacción. El rumor de los pitufos117, analizo las distintas versiones
de este rumor que circuló en México, en todo el país, según el cual, los muñecos
y objetos con forma de pitufos cobraban vida y agredían a los niños. Dichas
versiones fueron recolectadas sobre todo a través de entrevistas grupales a niños en
3 escuelas de diferentes contextos culturales contrastantes, lo cual permitió estudiar
las versiones del rumor y las asociaciones narrativas que les otorgaban verosimilitud
o inverosimilitud. En Nezahualcóyotl, una zona marginal, –en ese momento–, lo
asumen mayoritariamente como verosímil y aparecen versiones del rumor que lo
articulan con leyendas tradicionales y religiosas de seres que se aparecen, entre otros
discursos orales y televisivos de muñecos que cobran vida. En El Pedregal de San
Ángel, zona residencial, lo rechazan en general, pero generan versiones articuladas
a mitos tecnológicos y a discursos sobre la amenaza o peligrosidad potencial del
personal doméstico, que les son verosímiles. En Valladolid, una zona de tradición
maya, los niños produjeron distintas versiones, en donde los asocian sobre todo a
las leyendas mayas más conocidas del Alux o la Xtabay, por lo que el rumor adopta
un matiz de leyenda: el pitufo como un alux. El análisis de las distintas versiones del
rumor reveló claramente diferentes regímenes de verosimilitud.
En 2005 publiqué también otros casos de estudio con un parecido enfoque: un
estudio sobre las distintas versiones del rumor del Chupacabras (una creatura que
ataca a otros animales y les chupa la sangre) realizado con una querida exalumna
Elena Ledesma; y sobre los rumores relacionados con el asesinato del candidato a la
presidencia Donaldo Colosio en 1994; asesinato que dejó grandes incertidumbres
en la población y sigue provocando rumores que cuestionan la verdad oficial. En ese
sentido, este rumor, como muchos otros, nos pone en contacto con el “no se dice”
y subraya la dimensión política de este fenómeno. En la última década y ya en un
contexto de expansión de las redes sociodigitales como Twitter he estado investigando
rumores que circulan tanto en entornos presenciales como en las redes sociodigitales
en ambientes de exacerbada inseguridad, desapariciones forzadas e involucramiento
criminal de las autoridades, lo cual me ha cimbrado personalmente. En Rumores en
redes sociales en contextos de violencia. Veracruz- agosto de 2011 (2017)118 analizo el
hashtag #verfollow, la comunidad digital que se formó a su alrededor y los rumores
117.
Zires, Margarita, Voz, Letra e Imagen en Interacción. El rumor de los pitufos,
Miguel Ángel Porrúa y UAM, 2001.
118.
Zires, Margarita, “Rumores en redes sociales en contextos de violencia. Veracruz-
agosto de 2011”, en Razón y Palabra, Enero -Marzo 2017, Vol. 21, No. 96, pp. 723-
760, ISSN: 1605-4806. http://www.redalyc.org/pdf/1995/199551160038.pdf
difundidos en este sitio que versaban sobre ataques a escuelas y secuestros de niños
de parte del crimen organizado. En el artículo fue de interés mostrar la relación, por
un lado, entre estos rumores con los múltiples modos de interpretar la violencia y
censura informativa que se estaba viviendo en Veracruz, así como con los miedos de
sus ciudadanos, y, por otro, la vinculación entre los rumores y los discursos que los
preceden y los hacen verosímiles o inverosímiles. En este texto se analiza también la
movilización política en las redes sociodigitales y múltiples organizaciones sociales que
estalló debido al encarcelamiento de dos tuiteros calificados como “ciberterroristas”,
movilización que llevó a su liberación 27 días después. Me pareció importante
denunciar en ese texto también la manera como el gobernador, autoridades estatales y
algunos medios trataron de psicologizar el fenómeno del rumor describiéndolo como
“psicosis colectiva”, como si los ciudadanos tuvieran alucinaciones, criminalizándolos
y negando el terror que estaba viviendo en Veracruz, término que usaba una periodista
profesional y valiente, asesinada en dicha entidad en esos tiempos, Regina Martínez.
Actualmente y en el contexto de la pandemia Covid 19 se han expandido a nivel
mundial todo tipo de rumores en relación con el virus, su origen, difusión, cura y
el efecto de las vacunas en todo tipo de redes sociales, lo cual me está permitiendo
un análisis antes imposible, ya que puedo capturar conversaciones digitales, tal
como se llevaron a cabo. He estado investigando diferentes rumores desde 2020 y
dirigiendo tesis de licenciatura y maestría al respecto; me interesan sobre todo los
rumores que han tenido gran impacto social y generado movilizaciones y acciones
colectivas en México. En “El coronavirus no existe”. “Los están matando”. De rumores
y lógicas de pensamiento conspiracionista en México (2021)119 investigo dos rumores:
el que niega la existencia del virus y de la enfermedad; y otro, que se deriva del
primero, el cual relata que a los pacientes “los están matando” cuando llegan a los
hospitales o centros de salud. En este trabajo concluyo que estos rumores ponen en
escena algunos de los dramas que están viviendo sectores particularmente afectados
por la pandemia y desprotegidos socioeconómicamente. Constituyen un lenguaje
para poder nombrar la incertidumbre inmensa que cimbra a la gente, así como
para denunciar la falta de información de las instituciones. Condensan el maltrato
que por décadas han sufrido los pacientes de parte de diferentes áreas del sistema
de salud y del aparato gubernamental en México, como en Ecatepec, Estado de
México. En este capítulo de libro me interesa mostrar además la forma como dichos
rumores están articulados a mensajes escritos, auditivos y audiovisuales de corte
conspiracionista que han inundado las redes sociodigitales no sólo en México, sino a
119.
Zires, Margarita, ““El coronavirus no existe”. “Los están matando”. De rumores
y lógicas de pensamiento conspiracionista en México”, en Gutiérrez Cham, Gerardo,
Herrera Lima, Susana y Kemner, Jochen, Pandemia y crisis: El Covid-19 en América
Latina, CALAS - Centro Maria Sibylla Merian de Estudios Latinoamericanos Avanzados,
Editorial Universidad de Guadalajara, Guadalajara, 2020: 377 -393.
241
nivel mundial, adjudicándole sentidos particulares a los rumores analizados y por lo
tanto a la interpretación de la pandemia e incitando a comportamientos individuales
y colectivos que van en contra de las medidas sanitarias oficiales y ponen en peligro
a la población.
Esta investigación realizada sobre todo a través de análisis de material obtenido
en las conversaciones sociodigitales me ha llevado a redefinir el rumor en su
dimensión material o significante y en relación con sus formas de propagación y
transformación actual:
120.
Zires, Margarita, “Nuevas estrategias político-religiosas. -Cuando Heidi, Walt
Disney y Marilyn Monroe hablan por la Virgen”, en: Versión, UAM Xochimilco, México,
1992, No 2: 57-94. En Internet.
243
De Virgen de Guadalupe ha pasado a nombrarse Tonantzin o Tonantzin Guadalupe
con el fin de evocar el sincretismo que encierra esta figura con las religiones indígenas y
culturas prehispánicas. Guadalupana, símbolo de convergencia cultural y político que
atraviesa las fronteras de México a Estados Unidos y regresa a México transformada
en Lupe, una mujer con una vida terrenal, sexual, madre, trabajadora, campesina,
indígena tarahumara, pintora o artista reclamando una identidad legítima.
En 2014, en el terreno de las formas religiosas más convencionales y en un ejercicio
de corte académico también estimulante, publiqué un libro La transformación de los
exvotos pictográficos guadalupanos 1848-1999124, que reúne una investigación de
corte cuantitativo y cualitativo, comunicativo y discursivo a partir de un corpus de
1094 exvotos que forman parte del Museo de la Basílica de la Virgen de Guadalupe.
El estudio me permitió verificar –entre otros– cómo la estética urbana y los lenguajes
de las nuevas tecnologías de la comunicación (prensa, historietas, publicidad, cine y
televisión) inciden en las formas de concebir, producir, pintar y redactar estas formas
votivas que sirven para agradecer o pedir milagros a las figuras religiosas. El análisis
exhibe importantes transformaciones a lo largo de estos 151 años; por ejemplo,
que el exvoto se desplaza de un género testimonial público a un género epistolar
que adopta formas más dialógicas y de enunciación íntima; y aparecen nuevas
concepciones del milagro.
245
Santo Niño de la APPO. Dicha creación la considero como un imaginario instituyente,
como una acción política e intento de autonomía de parte de los miembros del
Movimiento después de la represión social de 2006. Actualmente estoy abordando
la apropiación del símbolo guadalupano en el Movimiento de los Padres de los 43 a
través de un análisis de entrevistas a ellos y un estudio de las marchas de protesta en
forma de peregrinaciones que realizan los Padres cada 26 de diciembre a la Basílica
de la Virgen de Guadalupe.
Mis investigaciones sobre los movimientos sociales han sido resultado de un
permanente diálogo con tres amigas entrañables, Guiomar Rovira, Reyna Sánchez
y Adriana López Monjardín. En 2015 coordinamos un libro Los Movimientos
Sociales desde la Comunicación. Rupturas y Genealogías (2015)128. Punto de partida
de esta publicación fue reconocer el papel fundamental que juegan los medios de
comunicación masiva y las tecnologías de la información al silenciar, tergiversar,
criminalizar o hacer visibles las propuestas contrahegemónicas. El libro está basado
sobre todo en testimonios de los activistas. En su introducción escribimos:
128.
Rovira, Guiomar, Zires, Margarita, Sánchez, Reyna y López Monjardín, Adriana, Los
Movimientos Sociales desde la Comunicación. Rupturas y Genealogías, CONACULTA,
INAH, ENAH y Ediciones Navarra, 2015.
estrepitoso con más de 35 000 homicidios anuales hasta 2018 para mantenerse en
este mismo rango en los siguientes años de 2019, 2020 y 2021129.
En relación con las desapariciones de personas en el país, según la Comisión Nacional
de Búsqueda, en México existe una crisis que asciende a más de 93 mil personas130 y
de acuerdo con el Informe Mundial de 2022 de la organización de derechos humanos
Humans Rights Watch más de 23 mil personas han desaparecido en el gobierno
actual. Esta organización señala además que los agentes del Ministerio Público y
la policía rara vez intentan encontrar a las personas desaparecidas o identificar a
los culpables. Esto ilustra que existe casi una total impunidad: desaparecer a una
persona no tiene ningún castigo, ni consecuencia para el perpetrador. Debido a
ellos los familiares de personas desaparecidas han creado más de 130 “colectivos de
búsqueda” para investigar dichas desapariciones131. En ese mismo sentido, el Comité
contra la Desaparición Forzada de Naciones Unidas (ONU) declaró en noviembre de
2021 que existe “casi absoluta impunidad” en este rubro en México132.
En el campo de la información, hay que subrayar que desde hace años México se
encuentra inmerso en un contexto de violencia multidimensional contra periodistas,
aunado a un alto nivel de impunidad. La Red por la Libertad de Expresión Contra la
Violencia a los Comunicadores133, de cuya mesa coordinadora formo parte ha venido
alertando desde sus cimientos en 2017 sobre la situación dramática de violaciones a
la libertad de expresión y a la libertad de pensamiento que está sufriendo el país. En
un pronunciamiento de enero de 2022 de la Red retomamos la visión de Reporteros
Sin Fronteras: “México sigue siendo, año tras año, uno de los países más peligrosos y
mortíferos del mundo para los medios (…) Cuando los periodistas investigan temas
molestos para el gobierno o relacionados con el crimen organizado –especialmente a
nivel local–, sufren amenazas e intimidaciones, y pueden ser asesinados a sangre fría”.
Según Artículo 19, del año 2000 a finales de enero de 2022, 149 periodistas han
sido asesinados134. Además señala que el gobierno de Felipe Calderón reportó 48
casos durante su sexenio y el de Enrique Peña Nieto 47, lo cual ilustra un escalamiento
129.
https://www.inegi.org.mx/sistemas/olap/proyectos/bd/continuas/mortalidad/
defuncioneshom.asp?s=est&c=28820&proy=mortgral_dh Ver también el Atlas de
Homicidios de 2020 (Nájera y Osorio, 2021: 102). https://www.mucd.org.mx/
wp-content/uploads/2022/01/Atlas-de-homicidios-2020_260122.pdf consultado
07.02.2022
130.
https://www.gob.mx/cnb/acciones-y-programas/acerca-de-comision-nacional-
de-busqueda-de-personas consultado 07.02.2022
131.
https://www.hrw.org/es/world-report/2022/country-chapters/380709
consultado 07.02.2022
132.
https://www.animalpolitico.com/2021/11/impunidad-absoluta-comite-onu-
desapariciones-mexico/ consultado 07.02.2022
133..
https://www.redcontraviolenciacomunicadores.net/mesa-coordinadora/
consultado 07.02.2022
134.
https://articulo19.org/periodistasasesinados/ consultado 07.02.2022
247
fuerte de homicidios desde el año 2000. De acuerdo con la propia Secretaría de
Gobernación (SEGOB), en esta administración se han registrado 52 asesinatos a
periodistas con un nivel de 90% aproximadamente de impunidad (dado que sólo se
han dictado 5 sentencias)135, lo cual muestra que no han bajado los homicidios contra
los periodistas en el gobierno actual.
Otra problemática inquietante que ilustra el contexto general del país ha sido el
crecimiento de la presencia criminal en regiones cada vez más vastas del territorio.
“De acuerdo con la base de datos de Lantia Intelligence, en el último año y medio se
ha reportado presencia de por lo menos una organización criminal en 755 municipios
del país (30 por ciento del total)”136. Paralelo a esto asistimos a la expansión en
extensiones más amplias del país del “derecho de piso” o mecanismo de amenaza
y extorsión disimulado como pago por protección a todo tipo de comerciantes o
negocios locales, una especie de impuesto criminal. Estos fenómenos apuntan a
un control creciente territorial del crimen organizado que no se puede desligar del
contubernio o alianza del crimen organizado con autoridades en todos los niveles del
aparato gubernamental en México (a nivel local, estatal y federal) y en vinculación
con los sistemas de seguridad y justicia, de por sí deficientes en nuestro país. Esto
último ha generado que exista una impunidad altísima en nuestro país, la cual alienta,
a su vez, la misma violencia en todas sus diferentes facetas y también las ligadas al
crimen organizado, ya que no hay sanciones. Si no hay certeza de castigo difícilmente
se puede disuadir cualquier tipo de criminalidad.
Según el Índice Global de Impunidad 2020, México ocupa el lugar 60 de 69 países
estudiados. En 2017 encabezaba la lista de los países con mayor impunidad en
América. En 2020 bajó al estar al frente Honduras, pero esto no significa que el índice
observe “una mejora o una transformación significativa en el funcionamiento de los
sistemas de seguridad y justicia, así como en el respeto a los derechos humanos en el
caso mexicano” 137.
De acuerdo el Informe Mundial de 2022 de la organización mundial de derechos
humanos Humans Rights Watch: “Es habitual que las víctimas de delitos violentos y
violaciones de derechos humanos no obtengan justicia en el sistema penal. Según la
organización no gubernamental México Evalúa, apenas 5.2 % de los delitos cometidos
en México son resueltos”138.
135.
https://www.eluniversal.com.mx/nacion/alejandro-encinas-llama-cerrar-filas-
en-casos-de-periodistas-asesinados consultado 07.02.2022
136.
Eduardo Guerrero, 29.03.2021 https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/
eduardo-guerrero-gutierrez/presencia-criminal-no-control-criminal-en-755-
municipios/ consultado 07.02.2022
137..
https://www.udlap.mx/cesij/files/indices-globales/0-IGI-2020-UDLAP.pdf ver
pag 13. consultado 07.02.2022
138..
https://www.hrw.org/es/world-report/2022/country-chapters/380709
consultado 07.02.2022
https://www.rendiciondecuentas.org.mx/macrocriminalidad-impunidad-y-
140..
249
la Violencia a los Comunicadores, es importante reconocer que: “Los ataques a
la libertad de expresión son violaciones a la libertad de pensamiento, al ejercicio
democrático y atentan profundamente contra el quehacer de las universidades en su
conjunto, al sufrir también censura y silenciamiento”.
Investigar de una manera colaborativa a los movimientos de los desaparecidos que se
han multiplicado en el país por la crisis que están viviendo y visibilizar su lucha contra
la impunidad. Atrás de desapariciones de personas que han quedado impunes hay
claros indicios del funcionamiento de la macrocriminalidad en nuestro país. El caso
de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa es un caso emblemático que hasta
ahora después de más de 7 años sigue luchando contra ésta.
Termino este recorrido con una cita de Dónde situarnos para filmar Abriendo Senderos
de Justicia. La Sentencia y Comisión de Ayotzinapa (2020)141 artículo que trata de
explicar mi involucramiento en el Movimiento de los Padres de los 43 y la razón por
la que dirigí el documental arriba señalado:
La forma como estamos involucrados los investigadores, analistas y videoastas en los
temas que analizamos y documentamos se reconoce cada vez más como un elemento
esclarecedor del proceso de gestación del conocimiento social.
Referencias:
Castoriadis, Cornelius (1989). La institución imaginaria de la sociedad, Barcelona,
España, Tusquets Editores, Vol. 1 y 2.
Haraway, Donna (1988). “Situated knowledges: the science question in feminism and
the privilege of partial perspective” en Feminist Studies, 14(3), pp. 575-599.
Vázquez, Daniel. (2020). Impunidad y derechos humanos. ¿Por dónde empezar la
estrategia anti- impunidad?, México: Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM.