Construcción de Adolescencia
Construcción de Adolescencia
Construcción de Adolescencia
Teniendo en consideración las diferentes concepciones que pueden relevarse en torno
a la adolescencia —clásicas y contemporáneas—, podemos encontrar algunos rasgos
más o menos comunes a ellas, sea desde el punto vista biológico y fisiológico, en
cuanto a desarrollo físico, durante ella se alcanza la etapa final del crecimiento, con el
comienzo de la capacidad de reproducción: pudiendo decirse que la adolescencia se
extiende desde la pubertad hasta el desarrollo de la madurez reproductiva completa.
No se completa la adolescencia hasta que todas las estructuras y procesos necesarios
para la fertilización, concepción, gestación y lactancia no han terminado de madurar
(Florenzano, 1997).
Desde el modelo de «los púberes» de las sociedades primitivas sin Estado, los
«efebos» de los Estados antiguos, lo «mozos» de las sociedades campesinas
preindustriales, los «muchachos» de la primera industrialización, y los «jóvenes» de
las modernas sociedades postindustriales (Feixa, 1999:18).
La noción más general y usual del término juventud, se refiere a una franja de edad,
un período de vida, en que se completa el desarrollo físico del individuo y ocurren una
serie de transformaciones psicológicas y sociales, cuando éste abandona la infancia
para procesar su entrada en el mundo adulto. Sin embargo, la noción de juventud es
socialmente variable. La definición del tiempo de duración, de los contenidos y
significados sociales de esos procesos se modifican de sociedad en sociedad y, en la
misma sociedad, a lo largo del tiempo y a través de sus divisiones internas. Además,
es solamente en algunas formaciones sociales que la juventud se configura como un
período destacado, o sea, aparece como una categoría con visibilidad social (Abramo,
1994:1).
La juventud no es un «don» que se pierde con el tiempo, sino una condición social con
cualidades específicas que se manifiestan de diferentes maneras según las
característica históricas sociales de cada individuo (Brito, 1996). Un joven de una zona
rural no tienen la misma significación etaria que un joven de la ciudad, como tampoco
los de sectores marginados y las clases de altos ingresos económicos. Por esta razón,
no se puede establecer un criterio de edad universal que sea válido para todos los
sectores y todas las épocas: la edad se transforma sólo en un referente demográfico.
La juventud se encuentra delimitada por dos procesos: uno biológico y otro social. El
biológico sirve para establecer su diferenciación con el niño, y el social, su
diferenciación con el adulto (Allerbeck y Rosenmayr, 1979:21).
IV. Los enfoques disciplinarios y clasificatorios
V. Trayectorias de vida y condiciones juveniles
Desde esta perspectiva, la transición desde la etapa juvenil a la vida adulta, ha dejado
de ser un tipo de «trayectoria lineal», o concebida como una trayectoria de final
conocido y de manera tradicional, donde el eje de la transición fue el paso de la
educación al trabajo; donde actualmente, con mayor propiedad, este tránsito está más
vinculado a una fase imprevisible, vulnerable, de incertidumbre mayor que en las
trayectorias tradicionales o lineales, donde pueden denominarse tipos de «trayectorias
reversibles, laberínticas o yo-yo» (López, 2002; Pais, 2002a). A su vez, estos posibles
itinerarios de vida o de tránsito a la vida adulta desde la etapa juvenil, también pueden
tener finales diversos debido a la pluralidad de juventudes y condiciones juveniles
posibles de identificarse, donde hallamos, según sus resultados, «trayectorias
exitosas» o «trayectorias fallidas», dependiendo de las situaciones biográficas de los
jóvenes, donde la variable que más discriminará y será factor de predictividad, los
desempeños y credenciales educativas obtenidas por los sujetos en este tránsito hacia
la vida adulta; además de la acumulación, apropiación y transferencia diferenciada de
los capitales cultural, económico, social y simbólico (Bourdieu, 2000, 1998; Martín
Criado, 1998).