Características y Principios Del Derecho Ambiental

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Iniciación al Derecho Ambiental Eliana Ames Vega* PUCP

Naturaleza del Derecho Ambiental


Es un Derecho de naturaleza predominantemente pública pero tiene connotaciones de
derecho privado. Es público, porque es impuesto directamente por el Estado, es decir,
hay una intervención permanente y necesaria del aparato estatal para regular las
conductas humanas e imponer límites a sus actividades para no seguir deteriorando el
ambiente. Por ejemplo, interviene al aprobar el marco legislativo ambiental, al otorgar
derechos y obligaciones, al promover las inversiones públicas y privadas, al poner
límites por razones de vecindad, al velar por los derechos ambientales, al establecer
criterios y pautas en la realización de estudios, como en los Estudios de Impacto
Ambiental (EIA) o Programas de Adecuación y Manejo Ambiental (PAMA), entre otras
acciones inherentes a la función pública cuyo desacato puede ser objeto de sanciones
administrativas, civiles o penales. Además es pública porque las normas del Derecho
Ambiental están dirigidas al bienestar común de un grupo indeterminado de personas,
así como de las generaciones presentes y futuras. Como señala Martin Mateo, “sus
objetivos afectan al conjunto de la especie”. Sin embargo, como acota Jaquenod “este
carácter público no excluye el concurso del ordenamiento privado, tanto en lo que
respecta a las situaciones de vecindad como a la posible exigencia de compensaciones
y reparaciones en caso de culpa contractual”.

Características del Derecho Ambiental


Este Derecho se caracteriza por ser:

a. Preventivo, porque quiere evitar que se generen daños en los componentes del
ambiente (aire, agua o suelo) o se degraden los recursos naturales, ya que las
consecuencias para los seres vivos serían nefastas. En materia ambiental son
necesarias aquellas acciones que se anticipan a “prevenir cualquier tipo de
degradación ambiental, en lugar de limitarse a verificar, e intentar a posteriori reparar,
los daños ambientales”. Además de ser una característica del Derecho Ambiental, éste
también es un Principio Rector como se verá más adelante.

b. Interdisciplinario, porque está estrechamente relacionado con una gama de


disciplinas que abarcan otras ciencias como la Química, Biología, Ecología, Física,
Ingeniería, Antropología, Educación, entre otras, ya que necesita retroalimentarse de
estas disciplinas aunque el jurista ambiental se limite a tener acceso a informaciones
accesibles para no especialistas. Del mismo modo se encuentra cruzada
horizontalmente por otras disciplinas jurídicas como el Derecho Administrativo, Civil,
Penal, Sanitario, Internacional, etc. Y es por eso que se puede hacer referencia al
Derecho penal ambiental, Derecho civil ambiental, Derecho internacional ambiental,
etc. Este enfoque multidisciplinario requiere la interacción con profesionales abocados
a dichas ciencias o disciplinas jurídicas. Esta interdisciplinariedad se articula en un
contexto de importación de conceptos, procedimientos, metodologías, aplicándose
técnicas de un campo y adaptándolas a otros. “No podemos concebir al Derecho
Ambiental pese a su indudable substantividad, como un Derecho cerrado e
independiente, sino como una disciplina de síntesis, integradora de una serie de
aportes de otros corpus jurídicos. No hay aquí una rama del Derecho, o un árbol
propio, más bien el bosque seria la metáfora adecuada”. (Martin Mateo2003).

c. Colectivo. Porque involucra a un número indeterminado de personas. Está


orientada a proteger el derecho de las personas ubicadas en un determinado lugar y
de los que se vean involucrados de manera directa o indirecta en el marco del derecho
a disfrutar de un ambiente adecuado y equilibrado al desarrollo de sus vidas. Además
porque “los conflictos que el Derecho Ambiental aborda, enfrentan habitualmente a
amplios colectivos: Productores y consumidores, contaminadores y contaminados,
industriales entre sí, propugnadores del consumo y defensores de la calidad de vida,
entre otros”.

d. De rigurosa regulación técnica. Porque incluye prescripciones rigurosamente


técnicas que pueden determinar por ejemplo cantidad de vertidos, altura de
chimeneas, características de motores, etc. y establecer límites máximos permisibles,
estándares de calidad ambiental, entre otras exigencias técnicas que los titulares de
proyectos de inversión y los ciudadanos deben considerar antes, durante y después del
desarrollo de sus actividades.

e. Transfronterizo, integrador y globalizador . Porque la protección ambiental y


los problemas ecológicos rebasan fronteras locales, regionales, nacionales e
internacionales. En el sistema natural los diferentes elementos, fenómenos y procesos
no admiten límites administrativos. En muchos casos se requiere la suma de esfuerzos
para realizar una intervención internacional de protección, por ejemplo, a recursos
marinos, para evitar la contaminación atmosférica y el cambio climático, la protección
de las aguas continentales y marinas, etc. en la cual cada Estado debe asumir su parte
de responsabilidad.

f. Transgeneracional, porque la tutela del ambiente apunta a mejorar la calidad de


vida de la humanidad presente y a lograr el desarrollo sostenible como legado para las
futuras generaciones.
Además de esas características y a pesar de ser una rama legal relativamente joven, el
Derecho Ambiental cuenta con principios rectores que han sido adoptados por las
legislaciones internas en muchas partes del mundo, entre ellas nuestro ordenamiento
jurídico.

Los principios del Derecho Ambiental


Los principios generales del Derecho son algo más que una creación doctrinal: “Son el
fundamento del ordenamiento jurídico, son criterios orientadores en la labor
interpretativa y son fuente en caso de insuficiencia de ley y de costumbre”. Así,
aunque no se hayan determinado uniformemente estos principios en la doctrina, más
aun si algunos establecen indistintamente las características con los principios y
viceversa, consideramos a los más importantes que a la vez están establecidos en el
marco normativo peruano.

a. Principio de sostenibilidad. Se basa en el concepto de Desarrollo Sostenible y


se refiere a la necesidad de utilizar de manera racional los recursos naturales. La
palabra “sostenible” pretende ser el reflejo de una política y una estrategia de
desarrollo económico y social continuo, que no vaya en detrimento del ambiente ni de
los recursos naturales, de cuya calidad depende la satisfacción de las necesidades
actuales, sin poner en peligro la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer sus
propias necesidades. La norma jurídica ambiental debe tener la capacidad de orientar
las estrategias y acciones humanas hacia el uso sostenible del sistema natural. En ese
sentido, tiene el desafío de hacer compatible el desarrollo económico y el progreso
tecnológico e industrial con la conservación de la naturaleza, considerando valores
morales relacionados con la solidaridad. Nuestro país acoge este precepto entre los
principios de Derecho Ambiental de forma explícita en el art. V de la Ley General del
Ambiente9.

b. Principio de prevención. Este principio “es la regla de oro de la lucha por la


defensa del medio ambiente” y se encuentra establecido en la mayoría de
ordenamientos jurídicos e instrumentos internacionales ambientales, pues supone una
estrategia de acción que se traduce en preferencia por la actuación previa al deterioro
ecológico. El objetivo esencial de la legislación ambiental –como herramienta de
gestión - es “evitar que el daño ocurra y, en todo caso, anticiparse a los hechos
potencialmente nocivos, aplicando determinadas medidas destinadas a mitigar o
atenuar sus efectos. Los dos factores destructivos a que debe anticiparse y cerrarles el
paso en sus respectivas fuentes de origen, y que son las correspondientes actividades
humanas, están constituidos por la contaminación ambiental y la depredación de los
recursos naturales”. La prevención es, per se, una solución ambiental. La LGA lo
establece como uno de sus principios, en el Artículo VI del Título Preliminar.

c. Principio de Precaución (Principio Precautorio o Principio de Cautela). Esta


máxima forma parte de diferentes recomendaciones y disposiciones de documentos
internacionales, adoptada incluso por nuestra legislación, dictando que “cuando haya
peligro de daño grave o irreversible, la falta de certeza absoluta no debe utilizarse
como razón para postergar la adopción de medidas eficaces y eficientes para impedir
la degradación del ambiente” (art. VII del Título Preliminar de la Ley General del
Ambiente). A través de su aplicación se pretende alcanzar un mínimo grado de
seguridad necesario para que las actividades sean concordantes con la protección
ambiental. Constituye así una declaración de propósito para actuar con extremo
cuidado, diligencia y cautela al momento de tomar una decisión que, directa o
indirectamente, pueda repercutir de forma adversa en el ambiente. Es la propia acción
cautelosa y diligente la que enmarca y sustenta este principio, intentando prevenir
riesgos ecológicos. Representa, por tanto, una intención de prudencia ambiental y el
claro deseo de prevenir cualquier tipo de alteración sobre el medio anticipándose al
hecho dañoso. El Tribunal Constitucional señala que el “principio precautorio” se
encuentra estrechamente ligado al denominado principio de prevención dado que este
último exige la adopción de medidas de protección antes de que se produzca
realmente el deterioro al ambiente, mientras que el primero opera, más bien, ante la
amenaza de un daño a la salud o ambiente y la falta de certeza científica sobre sus
causas y efectos. Es justamente en esos casos que el principio de precaución puede
justificar una acción para prevenir el daño, tomando medidas antes de tener pruebas
de este.

d. Principio de internalización de costos. Es adoptado por la legislación


ambiental peruana y tiene como precedente inmediato al “principio contaminador–
pagador” o “quien contamina, paga” que establecía el Código del Medio Ambiente y
los Recursos Naturales (CMARN). El “principio contaminador–pagador” consistía en
optar, entre las diversas alternativas posibles de atribución de los costos de
descontaminación, por la solución en que los costos se imputen al sujeto
contaminador. Por este principio se obliga a internalizar en el precio de los productos
los costos de la prevención ambiental para evitar la generación de daños ambientales,
aunque el legislador peruano lo hace más preciso al incorporar también los costos de
vigilancia, restauración, rehabilitación, reparación, y la eventual compensación por los
riesgos y daños que se generen sobre el medio. Al mismo tiempo, puntualiza que los
impactos negativos de las actividades humanas deben ser asumidos por los propios
causantes (Ver art. VIII de la LGA). En nuestro ordenamiento, el Título Preliminar de la
Ley General del Ambiente se encarga de definir estos principios y los constituye como
orientadores de las políticas, normas e instrumentos de gestión ambiental (legislación,
planes, programas, estrategias, institucionalidad, etc.) cuyas disposiciones son de
obligatorio cumplimiento para toda persona natural o jurídica, pública o privada,
dentro del territorio nacional.

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