TEMA 49 - Resumen-Ajeno

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49.- La novela en los Siglos de Oro. El Lazarillo de Tormes.

La novela picaresca.

1. INTRODUCCIÓN............................................................................................................2
1.1. Dicotomía NARRATIVA IDEALISTA - REALISTA.................................................................... 3
1.2. El término novela ............................................................................................................... 5
2. SIGLOS DE ORO: TIPOS DE FICCIÓN NOVELESCA. ...............................................................7
2.1. Prosa Narrativa Idealista: ................................................................................................... 7
2.1.1. Novela de caballería .................................................................................................... 8
2.1.2. Novela sentimental: .................................................................................................... 9
2.1.3. Didáctica. ................................................................................................................... 10
2.1.4. Novela bizantina o de aventuras peregrinas. ............................................................ 10
2.1.5. Novela pastoril. ......................................................................................................... 11
2.1.6. La ficción morisca. ..................................................................................................... 12
2.2. Prosa Narrativa Realista.- ................................................................................................. 12
2.2.1. Diálogos del tipo de las continuaciones de La Celestina y La Lozana andaluza. ....... 12
2.2.2 La Novela Picaresca. ................................................................................................... 14
3. LA VIDA DE LAZARILLO DE TORMES Y DE SUS FORTUNAS Y ADVERSIDADES.......................... 18
3.1. Datación y Autoría. ........................................................................................................... 19
3.2. Subgénero Narrativo. ....................................................................................................... 20
3.3. Estructura ......................................................................................................................... 20
4. SIGLO XVII: PANORAMA GENERAL DE LA NOVELA. ................................................................ 24
4.1. Prosa de tipo intelectual y prosa de ficción. .................................................................... 24
4.2. La novela idealista (pastoril, morisca y bizantina). .......................................................... 25
4.3. La novela corta o cortesana. ............................................................................................ 25
4.4. El relato satírico-moral y costumbrista. ........................................................................... 26
4.5. Las novelas ejemplares. ................................................................................................... 26
4.6. El Persiles.......................................................................................................................... 27
5. CONCLUSIÓN ........................................................................................................................... 28
1. INTRODUCCIÓN.

Dentro de este tema trataremos tanto la narrativa del XVI (el


Renacimiento), como la del XVII (Barroco), por lo que debido a su
extensión y a la variedad de subgéneros narrativos que abordaremos en el
conjunto de ambos siglos nos centraremos en los hechos capitales de este
momento literario: la aparición de la novela moderna y, en particular, la
novela picaresca que comenzará con la publicación de Vida de Lazarillo de
Tormes y de sus fortunas y adversidades.

EN el XVI tampoco desmerecerá relevancia la novella italiana y el


relato lucianesco derivado de la picaresca que viene de la tradición clásica
y respaldado por el Humanismo que lo había empleado como vehículo
transmisor de ideas.

La figura de Miguel de Cervantes también se constituirá como


fundamental en este periodo de gestación, no solo por el hito que supone la
publicación de El Quijote sino por el resto de su prosa, precursora y
modelo de la narrativa moderna frente a la rama más folclórica de intrigas,
viajes y aventuras. También destacarán figuras como la de Francisco de
Quevedo que representa tanto el germen de destrucción de la novela
moderna, como la evolución hacia el cuadro de costumbres

Lo primero a destacar es que hablamos de PROSA NARRATIVA


DE FICCIÓN frente a la narrativa que es escrita en verso de siglos
anteriores, donde luego se encuadrará la novela, y que tiene como nota
principal la complejidad del tema.

Este tipo de prosa no se había desarrollado plenamente en la Edad


Media, pues sus primeros ensayos no tenían una frontera definida con
otros géneros o quedaban restringidos por los MOLDES DE LA
PROSA DIDÁCTICA.
En el XVI el CONCEPTO DE NOVELA SIGUE SIN ESTAR
CLARO: el nombre se reserva para las obras que siguen el modelo de la
NOVELLA ITALIANA, que son relatos cortos, de carácter erótico o
sentimental casi todos, y los relatos más parecidos a lo que hoy
consideramos novelas recibían otros nombres, como tratado, vida o
libro. Por eso se suele evitar el nombre de novela para referirse a los
géneros narrativos de esta época, y SE SUSTITUYE POR TÉRMINOS
COMO FICCIÓN O HISTORIA.
Las notas que caracterizan a estas formas novelescas de los siglos de
oro son:

- están escritas en PROSA,


- poseen una ORGANIZACIÓN NARRATIVA
- y poseen un contenido de INTENCIÓN FICTICIA.

El segundo gran problema que plantea la prosa de ficción es su


CLASIFICACIÓN, ya que el estado embrionario del género hace
que los narradores del Siglo de Oro NO tengan en la mayoría de los casos
una CONCIENCIA precisa DE pertenecer a una ESCUELA literaria o de
estar cultivando un género determinado. Éstos nacen a partir de la práctica
más o menos aislada, y sólo empiezan a ser percibidos como tales con
la mediación de los años, el éxito de público y la consiguiente aparición
de secuelas e imitaciones. Aun así, son excesivamente numerosas las
obras que plantean problemas de clasificación.

1.1. Dicotomía NARRATIVA IDEALISTA - REALISTA

Otro de los conceptos en los que los críticos no se ponen de acuerdo


es con la DICOTOMÍA tradicionalmente establecida entre:

- Narrativa áurea de corte IDEALISTA, la más numerosa en


producción y la más apreciada por los lectores de la época,
pertenecerían aquellos géneros de relatos ambientados en espacios
exóticos, o con situaciones y personajes claramente idealizados:

•piezas clásicas como la sentimental, la pastoril y la


bizantina.
•de origen medieval con reminiscencias clásicas como la novela
caballeresca
•y la morisca, como producto ya renacentista

- y otra REALISTA: la constituyen los libros ambientados en


espacios y situaciones más o menos familiares para el lector,
frecuentemente explorando los recodos más sórdidos de la
sociedad, con una finalidad crítica o para complacer los gustos de
un tipo de lector:
• costumbrista (género celestinesco)
• y picaresca

Durante el siglo XVI se desarrollan las IDEAS


ARISTOTÉLICAS y horacianas con la idea de la poesía
(LITERATURA en sentido actual) en tanto IMITACIÓN BASADA EN
LA FÁBULA, esto es, en LA MÍMESIS DE LA ACCIÓN.

De modo que la poesía ÉPICA ve ratificada su función como


composición narrativa de unos hechos supuestamente “históricos”. Según
Aristóteles en su Poética la verdad poética (es decir, literaria) es
superior a la verdad histórica. Es una imitación de los hechos humanos y
es una verdad filosófica, es un ejercicio noble y elevado. Esta idea
aristotélica, y también horaciana, va a permitir el desarrollo de géneros
narrativos que, desde principios del siglo XVI hasta bien entrado el siglo
XVII, van a expresarse con gran éxito de público en el “mercado editorial”
de la época.

Una idea importante para el desarrollo de la narrativa es la máxima


horaciana de la UTILIDAD Y EL DELEITE como finalidades
esenciales que toda obra literaria debe cumplir. Como consecuencia de
esto, el relato se libera de la imposición medieval de pertenecer a un
marco moral o religioso, de ser el “ejemplo” que ilustra una verdad
superior.

Las Novelas Ejemplares de Cervantes son ejemplares en tanto


modelo de novela, de discurso narrativo, aunque sí hay un fondo ético que
consiste en saber diferenciar cuándo un comportamiento es bueno o malo, y
no en definir dogmáticamente qué sentido tienen los términos de “el bien”
y “el mal”.

En otras palabras, estaríamos ante la superación definitiva del


modelo medieval de Don Juan Manuel y El Conde Lucanor donde el
elemento narrativo pertenecía a un marco superior, se trataba de una serie
de “ejemplos” que ilustraban superiores verdades morales, políticas y
religiosas, que pretendían el perfeccionamiento del hombre y la reforma de
la sociedad

Sin embargo, puede que resulte exagerado emplear el término


novela en el sentido como se usa en la actualidad, esto es, como un
género totalmente consolidado, con unas características claramente
definidas y refrendadas por una tradición y unas obras y autores como tales
aceptados.

1.2. El término novela

Para entender la novela española en los siglos de oro conviene


repasar el contexto histórico literario en que se desenvuelve esta
manifestación literaria que hoy llamamos novela.

Si entendemos novela como un entretenimiento, tenemos que


retroceder hasta el Imperio Romano. Es lo que se conoce como
NOVELA BIZANTINA, en países con fuerte personalidad y que
formaron parte de un vasto imperio. Fue un producto tardío y de época de
decadencia.

En el siglo XII, en el norte de Francia se difundieron unos relatos


con origen en verso y posterior prosificación, conocidos como roman
courtois, un primer gran escritor, CHRÉTIEN DE TROYES, y una
formas narrativas, de donde salen todos los libros artúricos a partir del s.
XII.

La Italia del siglo XIV con BOCCACCIO y sus Elegía de


Madonna Fiammetta y Decamerón, modelo de novela corta y mejor
recopilación de estos relatos. Se trata de una narrativa de carácter urbano
y con tema erótico.

Y en el XVI en ESPAÑA, con estos precedentes, unidos al auge


del humanismo y de corrientes de pensamiento como el neoplatonismo,
el erasmismo, el petrarquismo con su exaltación de una naturaleza
idealizada y del amor como sentimiento máximo favorecen el nacimiento
y expansión de nuevas formas que, además, se ven ratificadas gracias a la
existencia de auténticas obras maestras como El Lazarillo, las Novelas
Ejemplares y, por supuesto, el Quijote.

EN PRIMER LUGAR, el término procede del italiano novella


(derivado a su vez del latín nova: noticias) con el que se denomina en aquel
idioma un relato de ficción intermedio entre el cuento y el romanzo o
narración extensa. La palabra "novela" que en el castellano del siglo del
oro mantuvo su acepción original de relato breve (en este sentido la utiliza
Cervantes en el título de sus Novelas Ejemplares), posteriormente,
probablemente en el siglo XVIII, servirá para designar la narración extensa
(correspondiente al italiano romanzo y al francés roman), mientras que el
relato breve será denominado novela corta.

EN SEGUNDO LUGAR, la práctica del relato en prosa estaba


considerada por la teoría literaria, o preceptiva poética, de la época como
EPOPEYA EN PROSA, como una manifestación más de lo que entonces
se denominaba poema heroico. Tratadistas como el italiano Minturno
(Arte Poética) y Francisco Cascales (Tablas poéticas), por citar sólo dos
ejemplos de preceptistas con criterio más abierto en estas materias,
reconocían la existencia de formas épicas en prosa, pero siempre en
tanto manifestaciones de rango inferior a la épica en verso. Así,
Cascales dice que «También hallaréis poesía vulgar de la una y otra épica
manera; es a saber, en prosa y en verso». Pero más adelante, cuando se
refiere al uso de verso y prosa para la épica, afirma: «Bien es verdad que la
prosa tiene también tiempo y armonía; pero porque no la tiene baxo el rigor
de lei establecida, no se repara en ello». Esto es, ratifica la superioridad del
verso en tanto «decir suave, por lo qual entiendo el hablar en verso».

Y EN TERCER LUGAR la heterogeneidad y polimorfismo del


género durante los siglos XVI y XVII; por esto, Francisco López Estrada
(introducción al capítulo dedicado a la novela en el siglo XVI de la
Historia Crítica de la Literatura Española, tomo 2 “Siglos de Oro: El
Renacimiento”) prefiere utilizar el sintagma “FICCIÓN NOVELESCA”,
argumentando lo siguiente:«[...] este capítulo trata fundamentalmente de las
obras escritas en prosa, con una organización narrativa cuyo contenido es
de invención ficticia y que se pueden incluir en los siguientes grupos
literarios: libros de caballerías, libros de pastores, libros moriscos y libros
de aventuras peregrinas(ficción bizantina). En el marco de la prosa, que es
el marco fundamental de tales obras, el autor pudo entremeter piezas en
verso, acomodadas al curso del argumento e integradas en la unidad de la
obra; cabe que la ficción tenga alguna relación con sucesos reales, siempre
que éstos se hayan adecuado al orden, significación poética y estilo
creadores del grupo» Y eso que López Estrada no alude a la novela
picaresca, lo cual complicaría aún más esta distinción.

La PROSA NOVELESCA de los Siglos de Oro es un organismo


permeable (término empleado por ANTONIO PRIETO) donde se
entremezclan géneros, donde se hace posible que en una “novela
picaresca” como el Guzmán de Alfarache se incluya una “novela
morisca”, Historia de Ozmín y Daraja, en una edición de una “novela
pastoril” como la Diana de Montemayor (edición de 1561) se incluya la
anónima Historia del abencerraje; por no mencionar la Primera Parte del
Quijote y los relatos en ella insertados (sentimentales, pastoriles, de
cautivos...)

En fin, en este panorama de múltiples y diversas tendencias


narrativas, al que aún habría que añadir la circulación popular de la novela
corta de tipo italiano y las colecciones de anécdotas como las reunidas en
Sobremesa y alivio de caminantes (1569, en segunda edición ampliada), de
Timoneda, o los cuentos del Patrañuelo (1565), del mismo Timoneda,
aparecerán las novelas de Cervantes, y con ellas la definitiva
transformación del género narrativo, en sus oscilaciones entre dos mundos
de ficción: el real, de la experiencia probable de la vida diaria, y el ideal,
libremente imaginado, aunque también con sus reglas poéticas. La solución
al problema de las relaciones entre lo ideal y lo real se alcanza ya en el
Quijote, en su extraordinaria ilusión de experiencia humana, en su
armónica relación “entre lo poéticamente ideal y lo históricamente posible”
(en acertada afirmación de E. C. Riley).

2. SIGLOS DE ORO: TIPOS DE FICCIÓN NOVELESCA.

Precisamente, partiendo en cierto modo de esta distinción de


ANTONIO REY HAZAS, entre otros especialistas, que deslinda la
“narración idealista” de la “narración realista”, podemos establecer las
siguientes vertientes en la ficción novelesca de los Siglos del Oro.

Al ser un género híbrido, estas formas pueden acoger elementos


ajenos. Metodológicamente se puede agrupar la prosa narrativa de los
Siglos de Oro:

2.1. Prosa Narrativa Idealista:

- Novelas de caballería
- Novela sentimental
- Didáctica
- Novela de aventuras peregrinas, bizantina
- Novela morisca
- Novela cortesana
Esta división viene dada por el mundo evocado en ella: bien idealista,
idílico, en el que se tratan matices amorosos y nobles, protagonizada por
personajes de elevada categoría social o el mundo realista, ambiente social
bajo con personajes representativos.

En el s. XVI sobreviven tres géneros de origen medieval:

2.1.1. Novela de caballería

Terminada con la parodia del Quijote. La literatura caballeresca gozó de


una considerable tradición medieval, formada por diversos ciclos: materia
troyana, bretona, francesa... y por supuesto, la moda de lo artúrico
convertida en tradición legendaria europea desde La gran conquista de
Ultramar o el Libro del caballero Zifar se va fraguando un género donde
las aventuras caballerescas, el amor y la religión serán los pilares
básicos. A finales de la Edad Media, dos obras marcan la configuración
definitiva del género:

•Tirant lo Blanch, de Joanot Martorell fue escrita en catalán en 1499


y traducida en 1511. Según Cervantes, "el mejor libro del mundo,
por su estilo". De carácter verista; existe una profunda
caracterización psicológica de los personajes.

•Amadís de Gaula. La primera edición se publicó, en cinco partes, el


año 1508 en Zaragoza, aunque debió de escribirse en los últimos
años del XV. Garci Rodríguez de Montalvo parece ser solamente el
autor de la quinta y editor de las cuatro primeras. Lo fantástico es
fundamental en el Amadís (con gigantes, magos y monstruos), así
como lo didáctico, siempre orientado hacia la defensa de las virtudes
caballerescas. Fue una novela muy popular, editada treinta veces
entre 1508 y 1587.

Entre 1510 y 1512 podemos hablar de una fase de plenitud, con obras
como Las sergas de Esplandián, Florisando de Páez de Ribera y Palmerín
de Olivia y Primaleón de Juan de Porras. Se produce un viraje hacia lo
didáctico-moral y asistimos a la configuración de un héroe animado por los
nuevos ideales caballerescos (Esplandián, por ejemplo, es un caballero al
servicio de la religión cristiana).

A partir de 1514 en género entra en decadencia. Es la época de los


Amadises y los Palmerines. Destacan las obras de Feliciano de Silva:
Amadís de Grecia (1530) y las cuatro partes de la Crónica de don
Florisel de Niquea (1532-1535).
Dejando al margen la admiración de Cervantes hacia el Tirant lo
Blanch y el Amadís de Gaula así como El Quijote en tanto parodia de los
libros de caballería, Curto Herrero señala la existencia de una estructura
básica común que vendría a ser la siguiente:

PARTE PRIMERA: el caballero protagonista como:


• Héroe singular
• Enamorado
• Jefe de un grupo de caballeros
PARTE SEGUNDA: desarrollo de una batalla colectiva en la que el
protagonista aparece como:
•Caballero imprescindible para su rey o emperador
•Artífice o gran héroe de la victoria final.

2.1.2. Novela sentimental:

híbrida en el s. XVII. Es una consecuencia de las novelas de caballerías,


del otoño de la Edad Media. En Revisión de la novela sentimental, Varela
decía que era novela de caballerías en la que se habrá alterado la
estructura para hacer predominar el mundo de los sentimientos.

La obra que sirve como modelo del género es la Cárcel de Amor de


1492 de Diego de San Pedro, un libro con 22 ediciones en el siglo XVI.
Pues bien, como recuerda Antonio Prieto, la ficción sentimental del siglo
XV pervive en el XVI, a través de cuatro tendencias:

1. Lírica de cancionero
2. El tema del amor caballeresco tomado de las novelas de caballerías
3. Uso de la alegoría
4. Influencia de 2 novelitas italianas de carácter psicológico amoroso:

a. Fiammetta, Boccaccio, 1453, traducida para mayor difusión en


1497, de tono erótico.
b. Historia de Duobus Amantibus, se traduce en el 1496-97, de Eneas
Silvio Piccolomini, que después será el papa Pío II, de tono
sentimental.

Las manifestaciones más destacadas de libros sentimentales en el


siglo XVI son Queja y aviso de un caballero llamado Lucíndaro contra
Amor y una dama (1553, Juan de Segura) que sobresale por la novedad de
la forma epistolar de la narración; Repetición de amores (Luis Ramírez de
Lucena), y a comienzos del siglo XVII, Experiencias de Amor y Fortuna
(Francisco de Quintana) donde lo bizantino, lo pastoril y lo sentimental se
entremezclan.

2.1.3. Didáctica.

Erasmismo (Juan de Valdés), divulgación (Antonio de Guevara, Pedro


Mexía) y reformismo (Cristóbal de Villalón).

Con la prosa didáctica se conocerán 4 géneros fundamentales:

-Coloquios y diálogos: contraposición de pareceres.


-Epístolas: entre autor y lector, a un colectivo.
-Misceláneas: antecedente de revistas y periódicos, divulgación.
-Tratados: de lengua, sobre el hombre, la realidad, etc

Las demás formas narrativas son genuinamente renacentistas. Pero


con frecuencia sufren un rápido desgaste:

2.1.4. Novela bizantina o de aventuras peregrinas.

Su importancia en el siglo XVI es que los humanistas de la época


descubren dos obras desconocidas hasta entonces:

1-. Teágenes y Cariclea de Heliodoro (III-IV d. C) o también


conocida como las Etiópicas (se descubre en un saqueo y un soldado lo
vende a un humanista) se convertirá en el modelo de la novela bizantina y,
en particular de Los trabajos de Persiles y Segismunda de Cervantes.

2-. Leucipe y Clitofonte de Aquiles Tacio, también con gran


influencia en España y Europa.

Entre las aportaciones españolas destacan Núñez de Reinoso,


Historia de los amores de Clareo y Florisea (1552), y de Jerónimo de
Contreras, Selva de aventuras (1565). Este género después sería
ampliamente superado por Cervantes en Los trabajos de Persiles y
Segismunda y Lope de Vega con El peregrino en su patria).

Los relatos bizantinos son obras que abren las puertas a la


posibilidad de soñar otra vida más satisfactoria. Con acciones entretenidas
y un relato asequible a todo el mundo de ahí su gran éxito (Francisco
López Estrada, quien además ha señalado los lazos de unión entre el libro
pastoril y el libro bizantino). Los personajes siempre son jóvenes y
hermosos.

Además debe haber aventuras y amor; las aventuras tienen como


modelo a Homero, y están estructuradas en torno a un viaje lleno de
peripecias y peligros, donde el protagonista-enamorado un símbolo del
“hombre cristiano”, un ser desterrado y condenado a vagar por un mundo
lleno de dificultades y riesgos. De ahí que la ficción bizantina sea
considerada, por algunos estudiosos, como una manifestación típica de
la sociedad de la Contrarreforma como en La Odisea siguiendo el
esquema:

•Encuentro inicial de los enamorados.


•Separación impuesta como una larga cadena de peligros y
adversidades que los amantes deben superar. Esta sería la esencia del
“viaje”.
•El reencuentro final. El amor, la fe y demás virtudes de los
enamorados consiguen vencer todos los obstáculos.

2.1.5. Novela pastoril.

La novela estrictamente pastoril del Renacimiento se inicia en 1504


con La Arcadia del italiano Sannazaro, libro que hará fortuna durante
todo el siglo XVI. La novela pastoril no fue un género de larga vida,
aunque sí de considerable difusión.

Su primera manifestación en castellano es Los siete libros de la


Diana de Jorge de Montemayor, cuya primera edición data del año 1559.
Entre esta fecha y la de 1633, año en que Gonzalo de Saavedra publicó Los
pastores del Betis, discurre el género, al que dan relumbre literaria, por su
valía propia y el prestigio de sus autores, La Galatea de Cervantes (1585)
y La Dorotea de Lope de Vega (1598).

A lo cual habría que añadir la práctica de INTERCALAR


POEMAS LÍRICOS, otras historias paralelas como la del Abencerraje y
la hermosa Jarifa en la Diana de Montemayor a partir de la edición de
1561.

La poética que fraguó Montemayor, a diferencia de Sannazaro,


combinaba prosa y verso de manera libre, sin ningún orden prefijado de
antemano, y confería estructura novelesca unitaria al mosaico de églogas
pastoriles del italiano. Con todo, la visión del mundo era semejante, y en
gran parte coincidente con la tradición virgiliana en ambos casos.
2.1.6. La ficción morisca.

Moro en tanto síntesis idealizada del caballero y del enamorado; y del


cautivo que refleja la problemática de las guerras contra los turcos y los
famosos cautiverios en Argel (la Contrarreforma, el reinado de Felipe II, el
cautivo como símbolo de los sufrimientos del caballero cristiano, etc ).

• Obras relacionadas con el reino de Granada. Son las más


directamente relacionadas con el género y las de mayor calidad literaria.
Este grupo se dividiría a su vez en dos variantes:

- Novela fronteriza: como La historia del abencerraje y de la


hermosa Jarifa (que aparece por vez primera en el Inventario de
Villegas, 1551), ambientada en época anterior al reinado de los
Reyes Católicos.

- Novela granadina: Con argumentos correspondientes a la


época de los Reyes Católicos: Historia de Ozmín y Daraja,
incluida en la primera parte del Guzmán de Alfarache de Mateo
Alemán, y las Guerras civiles de Granada de Ginés Pérez de
Hita, 1595 (Primera Parte ambientada en la conquista de
Granada) y 1619 (Segunda Parte, la rebelión de los moriscos en
las Alpujarras).

• Novelas de la cautividad, con escenario en África. Se compusieron


mayoritariamente en el siglo XVII, aunque también se hallan producciones
de este género en el siglo XVI como El viaje de Turquía (¿1556?) atribuida
a Cristóbal de Villalón, y a Andrés Laguna, según autores; El caballero
Luzmán cautivo en Argel, incluida en la Selva de aventuras (libro VII) de
Jerónimo de Contreras, y la Historia de Timbrio y Nísida, en la Galatea
(libros II y V) de Cervantes.

2.2. Prosa Narrativa Realista.-

2.2.1. Diálogos del tipo de las continuaciones de La Celestina


y La Lozana andaluza.

“La Celestina no es sólo el título de una obra literaria, sino el de toda una familia”.
El tema, el ambiente y el estilo creados por la Tragicomedia de
Calisto y Melibea se desarrollaron ya en un conjunto de textos de la
primera mitad del XVI. El ambiente de estos textos roza o cae de lleno en
lo prostibulario. El tono es eminentemente realista, están escritos en
prosa y, por lo común, unen el retoricismo a la más puntual transcripción
del habla de la calle.

Su presencia se percibe también en la Égloga de Fileno y


Zambardo, de Juan del Encina, en la comedia Himenea, de Torres
Naharro, así como en diversas obras de Lope de Rueda y de Juan de la
Cueva.

Consideración especial merece las tres “Celestinas”, en las que la


afinidad con la obra madre es más patente:

• La primera es la Segunda comedia de la Celestina, de Feliciano de Silva.


Se publica en Medina del Campo en 1534. Tiene carácter de farsa y parodia
respecto a la obra de Rojas. Es violentamente anticlerical, motivo por el
que fue incluida en el “Índice” inquisitorial de 1559.

• La segunda es la Tercera parte de la tragicomedia de Celestina, de


Gaspar Gómez de Toledo (Medina del Campo, 1536). Pretende ser una
continuación de la de Feliciano de Silva, debido al éxito inusitado que ésta
obtuvo. Lo más interesante en ella es el ambiente, el lenguaje y los cuadros
descriptivos. Los tipos picarescos se mueven dentro de la retórica cortesana
con sus juegos y artificios.

• La tercera es la Tragicomedia de Lisandro y Roselia, Aparece en


Salamanca en 1542, anónima. El autor reacciona contra las derivaciones
del género y vuelve a la tradición primitiva. Frente a la comicidad de las
anteriores, ésta lleva el dramatismo hasta el último extremo. A diferencia
de las precedentes, esta obra ya gozó de escasa aceptación.

En definitiva, estas tres “Celestinas” han sufrido en general un


injusto desprecio y constituyen en su conjunto un cuadro muy interesante
de la sociedad contemporánea, observada desde los ambientes más
marginales, y en ellas podemos estudiar las más hondas raíces del lenguaje
popular.

Con unas características afines al género celestinesco se nos presenta


La Lozana andaluza de Francisco Delicado, novela dialogada cuyo
desenfado y carencia de prejuicios morales supera con mucho al de las
precedentes. La obra aparece en Venecia en 1528. Sus raíces hay que
buscarlas en el género celestinesco y ha sido considerada como el punto de
partida de la novela picaresca. Vilanova fue el primero en señalar que
sirve de transición entre el género celestinesco y el picaresco.
La obra posee una doble intencionalidad: divertir, lo cual resulta
evidente dado el carácter fuertemente erótico del libro y satirizar a la
Iglesia, por su riqueza y por la inmoralidad de sus sacerdotes, clientes
asiduos de las prostitutas de la ciudad. Al igual que La Celestina está en
forma dialogada (aunque no parece haber influencia entre ésta y la obra de
Delicado) y abundan en ella los detalles costumbristas: de la vida romana
en general, el retrato de las Celestinas de la ciudad (tanto desde el punto de
vista humano como profesional), sobre comida, bebida y vestimenta. Hay
en la obra un deleite en la creación literaria por sí misma que hace que el
autor hable continuamente de retrato: de la Lozana y de la sociedad en que
se mueve.

Y por último la novela picaresca que dará lugar a nuevas formas,


contribuyó a la formación de un gusto literario colectivo y a los autores les
impulsó a formar el comienzo de la novela moderna.

2.2.2 La Novela Picaresca.

Con el nombre de novela picaresca se alude a una narración surgida a


mediados del siglo XVI y cuya primera manifestación sería El Lazarillo de
Tormes (1554). En estos relatos cobra protagonismo la vida pintoresca de
los truhanes, hampones, tahúres, vagabundos, en una palabra: pícaros.
Algunos críticos dicen que este tipo de novela nació como una enérgica
reacción del realista espíritu español contra el falso idealismo
caballeresco y pastoril del Primer Renacimiento.

Otros críticos, como José Antonio Maravall, insisten en el análisis


sociológico para explicar el desarrollo del género en España. Así, en su
libro La literatura picaresca desde la historia social, afirma que la
picaresca surge en estos años del siglo XVI porque se refuerza la
estructura estamental, ante la masiva emigración de la gente del campo a
la ciudad. Los pícaros son personajes que pasan por varios amos que los
explotan, y no tienen más remedio que recurrir al engaño y otras artimañas
para sobrevivir. Que sea una sociedad aristocrática quiere decir que el
señor es ocioso y tiende a escenificar esa grandeza con grandes séquitos,
lujos y ostentación. Ante esta situación el pícaro emprende una ardua
batalla por su propia supervivencia, condenada por otra parte al fracaso y a
la derrota, ateniéndose a tres leyes:
1. Ley ecológica: El pícaro se desarrolla en la ciudad porque puede
evitar el ser reconocido.

2. Ley del gasto ostensible: El pícaro ostenta gastando dinero,


tratando de imitar a los aristócratas y nobles que pueblan la
sociedad hispana.

3. Ley de la libertad picaresca: el pícaro es un individuo que vive


en insolidaria soledad.

En cuanto al autobiografismo, que el pícaro, sea el narrador de su


propia vida, se torna una especie de VENGANZA LITERARIA hacia los
poderosos que lo han maltratado y despreciado, pues a través de su
“biografía” pícara DENUNCIA de paso los defectos y debilidades de los
poderosos a quienes sirvió de criado, por eso estas novelas son
autobiográficas y satíricas.

Américo Castro apunta la cuestión de la noción del HONOR, LA


HONRA... EL PROBLEMA DE LOS CONVERSOS EN
DEFINITIVA. El pícaro es un individuo sin honra y a través de este
antihéroe se puede denunciar los excesos de este concepto que
curiosamente en la novela picaresca siempre es definido como externo (ej.
El hidalgo del Lazarillo aparenta haber comido mediante el uso de un
palillo de dientes). Así, se somete al juicio de los lectores una de las
directrices de la sociedad española de los siglos de oro. Porque la denuncia
de la injusta limpieza de sangre también forma parte de la hipótesis de
Castro. De este modo entendida, la novela picaresca nacería como una
protesta contra esta marginación.

También otra hipótesis quiere relacionar la novela picaresca con


ciertos movimientos de REFORMA ECLESIÁSTICA (fruto del
erasmismo, entre otros, Marcel Bataillon, quien curiosamente rechaza el
presunto erasmismo del autor del El Lazarillo): la picaresca presentaría un
producto pseudoascético, pues se muestra aquello que no se debe hacer
para ser un buen cristiano.

Mientras que Maurice Molho nos muestra que la picaresca nace en


España porque en ningún otro lugar se manifestaba el principio de la honra.
Por ello, el deshonor manifestado por el pícaro sirve para desenmascarar a
los rígidos convencionalismos sociales vigentes en España.
Para Carreter y Francisco Rico la novela picaresca presenta los
siguientes rasgos:

- El protagonista narra su propia vida (autobiografismo).


- Es hijo de padres sin honra; lo declara cínicamente al comienzo del
texto.
- Se ve obligado a abandonar su hogar por la pobreza.
- Contraposición entre apariencia y realidad.
- En una parte importante de su vida, sirve a diversos amos.
- Es delincuente inducido por el hambre y, a veces, simplemente por
su natural vicioso.
- Aspira a ascender en la escala social, pero no logra salir de su estado
miserable, aunque sí evoluciona (niñez ►madurez).
- No narra nunca sucesos fantásticos (realismo).
- No hay perspectivismo.

En opinión de Francisco Rico una de las peculiaridades del género


es el “PUNTO DE VISTA” UNIDIRECCIONAL sobre la realidad. El
pícaro es un narrador que desde el presente en que está instalado relata las
peripecias de su vida (ficticia o verdadera) pero siempre desde su
perspectiva única. Esta realidad contemplada parcialmente sólo transmite lo
que ve el pícaro tal y como lo refiere en su autobiografía.

Precisamente, Francisco Rico establece la trayectoria evolutiva de la


novela picaresca:

•Primera Fase: (1599-1605). Etapa de plenitud. Guzmán de Alfarache y


Lazarillo de Tormes. Se apuntan indicios de decadencia como en El Buscón
de Quevedo, escrito en 1604 pero publicado en 1620, o La pícara Justina.
En ambas obras la estructura autobiográfica aparece muy difuminada o
deteriorada.

•Segunda Fase: (1605-1620). Momento de decadencia porque no se siguen


de cerca los modelos primitivos y se introducen innovaciones. La hija de
Celestina de Salas Barbadillo, La vida del escudero Marcos de Obregón
(Vicente Espinel) y La desordenada codicia de los bienes ajenos de Carlos
García.

•Tercera Fase: (1620-1626). Se produce un renacimiento del género. Se


vuelve a las antiguas características. La autobiografía tendrá una función
propia. Surgen segundas partes: La segunda parte del Lazarillo, Varia
fortuna del soldado Fandaro.

•Cuarta Fase: (1626-1646). Progresiva decadencia. Aparecen obras de


Alonso de Castillo Solórzano como La garduña de Sevilla, La niña de los
embustes. Se introducen entremeses en las obras. Vida y hechos de
Estebanillo González, como última manifestación del género.

El siglo XVI se cerró con una de las obras maestras de nuestra


literatura: la Primera parte de guzmán de Alfarache (1599), escrita por
Mateo Alemán, nacido en Sevilla, en 1547. Este descendiente de
conversos inspeccionó trabajos en las minas de Almadén, donde vio las
miserias de los castigados. Vivió en Madrid, y allí publica su novela, que,
siguiendo la Vida de Lazarillo de Tormes, marca el género de la novela
picaresca y la narrativa del siglo XVII

Las reflexiones morales superan en extensión a los fragmentos


narrativos. Tratan la condición humana: la honra, la riqueza, la
apariencia, con tono bíblico y estoico. Como ha señalado Moreno Báez,
en el Guzmán, tal vez por tratarse del punto de vista de un converso como
Mateo Alemán, aparece claramente definido un mensaje moralizante en
torno al concepto de pecado original y a la posibilidad de la salvación por
muy miserable o pecador que haya sido un hombre.

Por otra parte, Edmund Cross señala del personaje de Guzmán su:

• Determinismo, sobre todo hereditario.


• Evolución polimórfica: de ser un pecador innato al arrepentimiento y
redención final.
• Constante desengaño íntimo. Reflexiona continuamente sobre sí mismo,
lo que produce un desdoblamiento de personalidad, que le sirve para
definir su talante personal y evolución definitiva en cuanto personaje.

Francisco Quevedo redacta hacia 1604 su primera gran prosa: la


Historia de la vida del Buscón llamado don Pablos, exemplo de
vagamundos y espejo de tacaños. Esta novela picaresca narra cómo Pablos,
hijo de delincuentes, congenia con Diego Coronel, joven noble, a quien
sirve en el pupilaje del licenciado Cabra, pasando hambre. En la
Universidad de Alcalá sufre gamberradas estudiantiles y regresa a Segovia
al morir su padre ajusticiado. Más tarde vuelve a la Corte, mendiga hasta
que un alguacil lo lleva a prisión, de donde sale a buscar matrimonio.
Seduce a una doncella, que resulta ser prima de su antiguo amo Diego
Coronel, que lo descubre. Huye a Toledo con un grupo de cómicos y se
hace galán de monjas. Escarmentado, marcha a Sevilla, donde mata un
alguacil. Con una ninfa (prostituta) pasa a América terminando con ello
sus peripecias.

Jenaro Talens: nos dice que el sentido de los tres libros del Buscón
es el siguiente:
• La escuela de la vida, Pablos es un aprendiz de pícaro.
• Pablos observa su entorno. Pablos deja de ser un actor y queda en
segundo término. No sufre una evolución psicológica, aún siendo el núcleo
central de la obra. De esta manera muestra al lector el mundo por ojos de
Pablos e introduce un elemento pre-esperpéntico: la figura del pelele.
• En el tercero, Pablos es el actor en la vida a partir de las enseñanzas
recibidas. Culmina con el fracaso final.

Francisco Rico insiste también en el carácter aproblemático del


pelele Pablos, sobre el que Lázaro Carreter y Leo Spitzer matizan acerca
del contenido moralizante de la novela de Quevedo: el primero para negar
toda forma de didactismo en la obra; el segundo, para reconocer que el
Buscón es algo más que una simple burla, pues tiene cierta intención de
desenmascarar los vicios humanos. Finalmente, Maurice Molho nos
presenta el planteamiento de que Pablos, como protagonista dista mucho de
Lázaro o de Guzmán; la intención de Quevedo sería la de emplear los
recursos del género picaresco para escribir un libelo en contra de todo lo
que simboliza precisamente eso que se ha dado en llamar el mundo
picaresco. Es decir, se trata del punto de vista aristocrático temeroso del
avance de ciertos sectores sociales que amenazan su posición privilegiada:
la paliza que Diego Coronel ordena pegar al pícaro Pablos.

3. LA VIDA DE LAZARILLO DE TORMES Y DE SUS


FORTUNAS Y ADVERSIDADES.

El Lazarillo es un breve relato aparentemente autobiográfico de la


vida de un niño, Lázaro de Tormes, llamado así porque nació en este río
que pasa por Salamanca. Las experiencias de Lázaro desde que nace hasta
que abandona el relato son prosaicas, es decir, no tienen nada de
extraordinario. Y esto es lo sorprendente del libro porque lo ordinario de
la literatura narrativa de la época era el relato de aventuras maravillosas de
seres totalmente excepcionales también. Esto es, los libros de caballerías,
con Amadís de Gaula, modelo principal, y La Diana de Jorge de
Montemayor como el ejemplar por excelencia de la novela pastoril.
También, la novela morisca como El Abencerraje y la novela bizantina de
aventuras que dio origen a muchas novelas de aventuras como el Persiles y
Segismunda de Cervantes. El Lazarillo, por el contrario, es un relato que se
alimenta de la realidad social española del siglo XVI.

Lo novedoso del LT es el asunto tan realista y cotidiano, las


experiencias de un ser de tan baja condición social y su única preocupación
es la de vivir. La acción está desarrollada en sitios conocidos (Salamanca,
Illescas…), algo cercano se convierte en algo novelable.

3.1. Datación y Autoría.

Se convierte en la novela más conocida del siglo XVI apareciendo


en 1554 en tres ediciones separadas (Burgos, Alcalá y Amberes) pero el
reciente descubrimiento fortuito de una nueva edición en la localidad de
Barcarrota impresa también en 1554 y de una edición facsímil a cargo de la
Junta de Extremadura dará origen a nuevos análisis sobre la misma. El
hecho de que el ejemplar encontrado carezca de puntuación confirma
la hipótesis sobre el carácter no literario del Lazarillo original, era una
falsa carta enviada por un tal Lázaro de Tormes al arcipreste de San
Salvador en el que se narra como si fuera real el idilio entre la mujer
de Lázaro y el arcipreste.

De este hecho procede el principal interrogante respecto a su autoría,


¿cuándo y quién lo redactó? La fecha, en principio, parece ser cercana a
las cortes de Toledo (¿1525?) aludidas al final del Lazarillo. Todo ello no
excluye la posibilidad de que circulara alguna versión manuscrita desde
1530 aproximadamente, opinión defendida, sobre todo, por aquellos que
postulan el erasmismo del autor anónimo de la obra. Hipótesis esta última
desmentida por Marcel Bataillon y García de la Concha que prefieren
incluirla como un ejemplar de una tradición anticlerical con extensos
precedentes medievales.

El otro gran interrogante que plantea el Lazarillo es su AUTORÍA.


El hecho de que se publicara desde el principio como obra anónima no ha
impedido que ya desde el siglo XVII se barajasen los nombres de
presuntos autores cotejando ideologías de autores de la época:
erasmismo, iluminismo, desahogo de un converso, un fraile que
arremete contra los defectos morales del clero al que pertenece, desengaño
de algún humanista… La espléndida obra inició un género, la novela
picaresca; pero no es una novela ni su protagonista es un pícaro.
Lázaro es un mozo de muchos amos, como lo fue Pármeno, el criado de
Calisto, y Rampín, el de La Lozana Andaluza. Su relato es una carta que
escribe a «Vuestra Merced» porque ella se lo ha pedido; quiere saber
del «caso», y él, para contárselo desde el principio, le relata su vida hasta
entonces. Alfonso de Valdés dominaba dos géneros literarios: el diálogo y
la carta. Lázaro inserta a menudo diálogos en su relato epistolar y lo hace
magistralmente.

ROSA NAVARRO demuestra cómo el texto del Lazarillo que nos ha


llegado, en las cuatro impresiones conservadas de 1554, está mutilado; se
oculta así en parte el sentido esencial de la obra. Si la mirada no se dirige
al muchacho, a Lázaro, sino a los amos —sin nombre— que lo maltratan,
que lo matan de hambre, que estafan o que aparentan lo que no son,
aparece nítida una inteligentísima sátira erasmista. Alfonso de Valdés
fue el principal valedor de Erasmo en España. Su fecha de composición
según esta teoría estaría en torno a 1530.

En marzo de 2010 apareció en prensa que la paleógrafa MERCEDES


AGULLÓ descubrió en unos papeles de Diego Hurtado de Mendoza (nieto
del marqués de Santillana) la frase «Un legajo de correcciones hechas para
la impresión de Lazarillo y Propaladia», lo cual le llevó a escribir un libro
postulando «una hipótesis seria sobre la autoría del Lazarillo, que
fortalecida por otros hechos y circunstancias apunta sólidamente en la
dirección de don Diego».7

3.2. Subgénero Narrativo.

Según Bataillon y Molho lo que definirá al género picaresco será la


MEZCLA DE LO EPISTOLAR CON LO AUTOBIOGRÁFICO.

Lázaro Carreter señala como modelo las CARTAS-COLOQUIO


frecuentes en el Renacimiento (las Epístolas familiares de Antonio de
Guevara y las latinas del Doctor Villalobos, etc.) en las cuales la carta
sirve de marco para exponer un conjunto de materiales verdaderos o
ficticios que en ella se incluyen.
García de la Concha matiza estas dos consideraciones y propone la
autobiografía como acto exculpación ante la calumnia y elogio de uno
mismo. La carta sería sólo un pretexto, por tanto, una carta fingida o
carta contrahecha,
3.3. Estructura
Como es sabido, la novela está compuesta por un prólogo y siete
tratados o capítulos. La desigual proporción en la extensión de los tres
primeros tratados frente a los cuatro restantes que no pasan de simples
bocetos narrativos (según algunos) ha sido analizada de muy diversa forma.
En general se ha pensado que el autor no consigue crear una composición
perfectamente estructurada, porque presenta un diseño flojo y primitivo.

Incluso Lázaro Carreter sostiene la existencia de un “fallo constructivo”,


debido a la coexistencia de dos tipos de estructuras: los cuentos
folklóricos y los episodios ensartados en un marco general. Mientras
que el autor acierta en el proceso de gradación y simetría en los tres
primeros tratados; en cambio fracasa en los cuatro siguientes.

García de la Concha presenta una imagen distinta del acierto


estructural de la obra. Parte de la hipótesis de que la división en los siete
tratados y las rúbricas que los preceden pudieran deberse al primer
editor o al amanuense, y piensa que el Lazarillo se organizaría en tres
módulos ternarios, según la distribución de amos y oficios. De modo que
cada módulo constituye una fase distinta en la autobiografía del héroe

APERTURA LEY DESARROLLO CIERRE


Prólogo Ciego Fraile de CAPELLÁN( Matrimonio
trabaja como
la Merced AGUADOR)
Orígenes Clérigo Buldero Alguacil Dificultades
familiares ( trabaja de
Porquerón)

Salida hogar Escudero Maestro de Arcipreste Fortuna


panderos (trabaja de
pregonero)

El PRIMER MÓDULO lleno de simetrías perfectas que establecen


diversos lazos entre los tres primeros amos de Lázaro: CIEGO –
CLÉRIGO – HIDALGO. Hay una degradación: Ciego: Estamento más
bajo de los labradores. Clérigos: Oradores. Escudero: Miembro de los
defensores. Aparente ascenso, pero que no es verdadero. No es un
ascenso en la amplitud de la escala social, las posibilidades de los amos van
decreciendo (IRONÍA).
Al finalizar este módulo ya ha aprendido, pero aun así aprende con
el SEGUNDO MÓDULO: FRAILE – BULDERO – PINTOR.
Con el TERCER MÓDULO, el de los oficios, Lázaro consuma su
proceso de ascenso social: con el CAPELLÁN, primer escalón a la buena
vida porque por fin tiene un oficio remunerado (aguador). Con el
ALGUACIL, es un porquerón. Y finalmente, con el ARCIPRESTE se
convierte en pregonero, un oficio real.
Porque cada oficio prepara la consecución del siguiente: por su
buena garganta y artes para vender, triunfa como aguador, y le facilita que
pueda ser un buen pregonero que venda vino. El que viste jubón de fustán,
sayo de manga trenzada y capa, y lleva espada, puede ser ayudante de
alguacil. Lázaro, ayudante de alguacil y aguador con buena voz, podrá
“acompañar los que padecen persecuciones y declarar a voces sus
delictos”.
3.4. Cronología Interna

Del primer amo (Lázaro con doce o trece años) hasta el oficio de
pregonero en que cuenta como mínimo veintiún o veintidós años. Este
periodo cronológico transcurre con los amos y oficios que desempeña el
protagonista:

Primer módulo: Ciego: un año. Clérigo: casi seis meses. Hidalgo: menos
de dos meses.

Segundo módulo: Fraile de la merced: 8 días. Buldero: cerca de cuatro


meses. Pintor: ¿?

Tercer módulo: Capellán, cuatro años. Alguacil: poco tiempo. Arcipreste


finaliza la narración.

Además, contamos con una serie de referentes históricos (del


tipo efemérides) cuya finalidad es dar verosimilitud a la obra. La vida es
narrada desde un presente en 1538 o 1525.

3.5. ¿Es el Lazarillo una obra erasmista?

Marcel BATAILLON lo niega, sin embargo, los partidarios del


erasmismo del Lazarillo encuentran que el ambiente erasmista (aunque
también el iluminista) contribuyó al nacimiento del género mediante la
inclusión de algunos temas:
-La caridad: crítica constante a la falta de caridad de los personajes del
Lazarillo.

-La piedad: “Monacatus non pietas est” que expresa la falta de rigor a la
vida monástica.

Se burla del sacramento del matrimonio: Lázaro resulta ser un


cornudo; su mujer es la barragana del arcipreste.

La mayoría de los personajes son clérigos y crítica todos los


aspectos: la avaricia, la falsa castidad…

3.6 La lengua y el estilo del Lazarillo

La lengua conforma una determinada realidad en virtud del estilo. El


autor dice, en el prólogo tener un grosero estilo (“que en este grosero
estilo escribo”), pero esto se trata de un conocido recurso retórico de
“captatio benevolentiae”: mostrar cómo el artista se humilla ante el
mecenas, solicitando que el segundo (la “vuestra merced” al que se destina
aparentemente la obra) deje sus labores para “leerla”. Nuevamente tenemos
delante la cuestión de la forma epistolar del Lazarillo.

Además, por grosero estilo debemos entender un lenguaje llano,


pero no una mera transcripción de la lengua cotidiana, sino que se
convierte la lengua viva en lengua literaria. Hay un claro propósito de
sobriedad, que es una característica que define la obra.

Y es que el DOGMA HORACIANO de los tres estilos (alto, medio


y bajo) estaba fuertemente vigente en la cultura literaria del siglo XVI.
Según esta tripartición el Lazarillo pertenecería al estilo bajo para el que
estaba exigido su estructuración como comedia. Evidentemente, el autor
no compone una obra cómica (sentido teatral del término) sino una prosa
narrativa que exigía al menos estilo medio. Y para resolver el embrollo
literario en que se había metido el autor, qué mejor solución que el
recurso a la forma epistolar. Porque ello le permite la suficiente libertad
creadora para poder incluir elementos pertenecientes a la tradición
folklórica.

El recurso a cierto grado de humorismo o del eufemismo deliberado


para tratar cuestiones escabrosas como la debatida pederastia del fraile del
tratado IV (la otra hipótesis es la de que este fraile libertino enseña el inicio
sexual al protagonista) y la barraganía y adulterio de la esposa de Lázaro en
el tratado VII.

La ambigüedad premeditada para ocultar los datos que permitan


identificar al narrador: las fechas en que se desarrolla su “historia”, su
verdadero nombre, qué ha ocurrido finalmente (el Lazarillo tiene un
desenlace in media res o final abierto), etc.

Insertar expresiones y giros coloquiales del habla castellana del siglo


XVI, como sucede en el primer tratado, el del ciego.

Por todo esto, El Lazarillo es una obra pionera en el doble sentido de


que inaugura un género, la picaresca que como hemos visto perdura
durante un siglo; y en que es, tal vez, la primera novela (en el significado
contemporáneo de la palabra) compuesta en la literatura universal;
privilegio, esto último, por el que –según algunos– incluso se adelanta en
cincuenta años al Quijote.

4. SIGLO XVII: PANORAMA GENERAL DE LA NOVELA.

4.1. Prosa de tipo intelectual y prosa de ficción.

En la prosa de tipo intelectual, los diálogos y epístolas del siglo XVII


se cargan de erudición y pretenden más informar que formar. Las
dimensiones ideológicas de esta prosa se ordenan en el marco de las
preocupaciones típicas del Barroco, a menudo relacionadas con las propias
circunstancias históricas: abundan tratados sobre teoría política, el arte
del buen gobierno, el modelo del príncipe cristiano. Del ímpetu
reformista se pasa al tono de costumbrismo que reelabora técnicas
lucianescas para poner al desnudo la ridiculez y absurdo de la sociedad y
de la naturaleza humana. A la corriente lucianesca pertenecen las fantasías
morales quevedianas, la prosa de Bartolomé Leonardo de Argensola
Menipo litigante, Demócrito y Dédalo) o de Fernández de Ribera.

En lo que se refiere a la prosa de ficción, de índole narrativa, muestra


gran variedad de modalidades genéricas o subgenéricas. Algunas perviven
ya en decadencia, como los libros de caballerías y la novela pastoril,
adaptadas en ocasiones con una fisonomía propia. Lo mismo sucede con la
novela bizantina, cuyo esquema estructural podrá ponerse al servicio de las
consignas del catolicismo postridentino. Una de las claves del relato en el
siglo XVII es, sin duda, la figura de Miguel de Cervantes, cuyas
narraciones principales pertenecen a tal centuria, aun cuando La Galatea
fuese publicada en 1585.

Con Cervantes puede decirse que nace de un modo moderno de


novelar, y de sus grandes invenciones van a nutrirse en los siglos
siguientes numerosos aspectos de la novela universal.

Al lado de su obra, el desarrollo de los géneros novelísticos es


múltiple, como señala José Ignacio Ferreras (1988):

“la novelística del XVII estalla en cien direcciones diferentes, entre las que a
veces es muy difícil encontrar una tendencia definida; tal es el caso de lo que
llamaremos novela corta, que en sí no posee estructura propia, pues una novela
pastoril puede ser corta, lo mismo que una novela picaresca.”

4.2. La novela idealista (pastoril, morisca y bizantina).

Como restos de la novela anterior, o en forma de recreaciones y de


motivos insertos en otras modalidades narrativas, perviven los relatos de
tipo pastoril, morisco o bizantino. En la última etapa, la novela pastoril
toma la vía puramente estetizante, o bien se abre a la ejemplarización
religiosa. Algunos autores de novela pastoril son Gaspar Mercader (El
Prado de Valencia), Juan Arce Solórzano (Tragedias de amor) y
Bernardo Balbuena (Siglo de Oro en las selvas de Erifile).

De la novela morisca, destacan la de Mateo Alemán y las novelas de


Pérez de Hita; cercano a este campo están los relatos de cautivos. Por su
parte, la novela bizantina alcanza su cima más alta con el Persiles de
Cervantes, si bien los esquemas de las complicadas peripecias propios del
género impregnan las tramas de numerosas novelas cortesanas del siglo
XVII.

4.3. La novela corta o cortesana.

Los autores de la llamada novela corta aceptan una tradición


resumida en Cervantes y unos cánones conformados a partir de la literatura
oral, las narraciones didácticas y los modelos de la narración italiana. La
novela persigue los dos objetivos usuales de entretener y enseñar. Buena
parte de la producción española está marcada por la intención didáctica.

La acción de buena parte de estas novelas tiene generalmente


escenarios urbanos que acogen a damas y caballeros de clase social
acomodada, y que se relacionan en tramas amorosas y galantes, con
enredos diversos. Las fuentes de inspiración son variadas: todos los géneros
anteriores (libros de caballerías, patrañas de Timoneda, relatos
tradicionales, novela pastoril y bizantina,...), y los novelistas italianos, muy
traducidos en España.

La nómina de autores incluye a Alonso de Castillo Solórzano (El amor en


la venganza), Alonso de Salas Barbadillo (Don Diego de Noche),
Gonzalo de Céspedes y Meneses (Historias peregrinas y ejemplares),
María de Zayas y Sotomayor (Novelas amorosas y ejemplares) y Juan
Pérez de Montalbán (Sucesos y prodigios de amor en ocho novelas
ejemplares).

4.4. El relato satírico-moral y costumbrista.

Muestras cimeras del relato de tipo lucianesco son los Sueños de


Quevedo. Los cinco tratados que componen la obra inciden en temas
eminentemente morales, con muy acusados ribetes en algún caso de
lo que podríamos calificar de crítica social y política, en la sátira contra
válidos y poderosos, o en los comentarios de política internacional
(Génova, Venecia) del episodio de Villena en “Sueño de la Muerte”, donde
también hay precisas referencias a la caída de los validos corrompidos y
una explícita esperanza de regeneración de la vida nacional en la subida de
Felipe IV al trono, y de Olivares al valimiento.

Otras primeras muestras del género son El perro y la calentura de


Pedro de Espinosa, Hospital de incurables de Polo de Medina y, sobre
todo, El Diablo Cojuelo de Luis Vélez de Guevara, conjunto de diez
trancos fantásticos.

4.5. Las novelas ejemplares.

Se publican en 1613, aunque algunas estaban escritas con bastante


anterioridad (en el Quijote de 1605 se cita al Rinconete y Cortadillo).
Probablemente la colección se escribió en diversos momentos entre 1590 y
1612, fechas en las que Cervantes redacta también otras novelas cortas,
como las incluidas en la primera parte del Quijote (El curioso impertinente,
El capitán cautivo).

Aparte de la calificación de ejemplares y la reivindicación de la


novela en español que el autor castellano defiende, la crítica ha centrado su
mirada en una posible y válida clasificación de las once novelas. Una de las
distinciones más aceptadas es la de novelas idealizantes y novelas realistas.
Del primer tipo son las:

IDEALIZANTES REALISTAS IDEORREALISTAS


ÉNFASIS IMAGINACIÓN OBSERVACIÓN DE LA LA REALIDAD COMO
historias bizantinas, con tramas REALIDAD PUNTO DE PARTIDA DE
complicadas, viajes y naufragio, a cuadros y costumbres, espacios LO IDEAL
menudo de corte italiano cercanos y coetáneos al lector, con y no la convención literaria
ribetes irónicos y satíricos
El amante liberal El coloquio de los perros La gitanilla
La española inglesa El casamiento engañoso La ilustre fregona
Las dos doncellas Rinconete y Cortadillo El celoso extremeño
La fuerza de la sangre El celoso extremeño
La señora Cornelia

En la actualidad, se desecha la autoría cervantina de La tía fingida, relato


recogido en el manuscrito de Porras de la Cámara, primer compilador de
este corpus narrativo.

La más famosa de todas las ejemplares probablemente sea Rinconete


y Cortadillo, considerada a veces novela picaresca. Los protagonistas son
Pedro Rincón, hijo de un buldero, y Diego Cortado, hijo de un sastre
ladrón. Los dos se encuentran por azares de la vida en la venta del
Molinillo y entablan amistad. Llegan juntos a Sevilla donde ingresan en la
banda de Monipodio, organización de delincuentes que desarrolla sus
actividades en un mundo picaresco descrito con magníficos detalles por
Cervantes.

4.6. El Persiles.

Los trabajos de Persiles y Segismunda. Historia septentrional es la


última obra de Cervantes. Se publica póstuma en 1617 y conoce de
inmediato un notorio éxito. Es una novela de aventuras del género
bizantino, cuyo hilo central es la peregrinación de Periandro y Auristela,
seudónimos de los príncipes Persiles y Segismunda. Ella había sido enviada
a Tile para casarse con Magsimino, hermano mayor de Persiles, pero los
dos jóvenes protagonistas se enamoran y huyen para evitar la inmediata
boda pactada. En ese peregrinar les suceden infinidad de casos y topan con
muchos personajes, cada uno con su historia a cuestas. Tras afrontar un
periplo desde tierras septentrionales hasta la Mancha española, en el
desenlace Segismunda se instruye en la fe católica en Roma, después de
curar una enfermedad que le provocan con hechicerías, y se casa con su
amado Persiles.

En la significación de la novela hemos de definir varias claves. La


novela supone, para Juan Bautista Avalle-Arce (1973), una de las versiones
contrarreformistas del esquema bizantino, que es la base argumental de la
composición. Por otra parte, el esquema de la peregrinación, que forma
parte esencial de la novela bizantina, tiene un simbolismo igualmente
intenso en la cultura cristiana como alegoría de la vida humana. Para Riley
(1973), el Persiles representa la intención de Cervantes de unir poesía y
novela, concediendo el predominio a la verdad poética y derivando de la
síntesis entre lo poéticamente ideal y lo históricamente posible, hacia la
primacía de lo poéticamente ideal en el Persiles. En suma, se trataría de
crear una epopeya en prosa.

5. CONCLUSIÓN

Existe la necesidad de grandes obras maestras para poder


configurar lo que hoy conocemos como novela. El género ha tenido que
pasar del periodo embrionario durante la Edad Media, apoyándose en sus
modelos de la antigüedad grecolatina y en los cánones que supondrán los
trabajos de la Escuela de Traductores de Toledo, entre otras, para poder
tener un siglo XV con cierto atrevimiento en el contexto cortesano dentro
de la narrativa de ficción que aún estaba en periodo de configuración.

Con la publicación del Lazarillo en 1554 y, posteriormente, con el


Quijote la novela moderna se erigirá como género consolidado, poseedor
de sus rasgos definitorios y capaz por sí misma de desafiarse como
elemento permeable y abierto a la evolución, rasgos que, después de
todo, lo definirán.

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